En
los últimos tres meses se han registrado al menos 11 homicidios relacionados al
tráfico de drogas, la mayoría en Santa Cruz de la Sierra Las
noticias de homicidios donde se emplean decenas de tiros, extradiciones de
líderes de carteles internacionales y secuestros de empresarios alertan sobre
un año excepcionalmente violento en Bolivia. A pesar de ser reconocido como
productor de cocaína desde los setenta, el país ha sido siempre un lugar de
tránsito y sin guerras entre organizaciones criminales. Una tranquilidad que se
ha visto amenazada por la creciente presencia de capos, sobre todo brasileños,
atraídos por un sistema judicial débil y corrupto.
Desde
agosto y lo que va de septiembre, se han registrado al menos 11 asesinatos y
tres secuestros que la Policía vincula con “ajustes de cuentas”. Dos hombres
con antecedentes por tráfico de drogas y estafa recibieron 100 disparos el 21
de agosto a manos de sicarios en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. En la
misma urbe, más temprano este año, fue acribillado por “encapuchados” un
coronel de la Policía, acusado también de narcotráfico. La situación ha
alcanzado el plano diplomático con la descertificación de Bolivia, el pasado
martes, por parte de Estados Unidos en la lucha contra las sustancias
controladas, junto a países como Colombia y Venezuela, debido al
“incumplimiento de sus compromisos antidrogas”.
La
decisión se basó en el Informe 2025 sobre la Estrategia Internacional de
Control de Narcóticos, que concluye que Bolivia produce entre 200 y 300
toneladas de cocaína al año, aproximadamente el 15 % de la
producción mundial. El documento señala
como origen las 33.000 hectáreas de hoja
de coca que se cultivaron en 2024, superando las 22.000 permitidas. Un número
aún lejano al de Perú
(casi 90.000) o Colombia (253.000). El Gobierno boliviano criticó
en un comunicado la política de Washington, acusándola
de comportarse “como juez unilateral, cuando es uno de los principales centros
de consumo y tráfico”.
Pocos
días después del anuncio de la descertificación, la Fuerza Especial de Lucha
Contra el Narcotráfico (Felcn) respondió que, a lo largo del año, había
desmantelado 241 fábricas de droga, incautado 30 toneladas de estupefacientes y
expulsado a 40 extranjeros vinculados al narcotráfico. El ministro de Gobierno,
Roberto Ríos, negó la existencia de estructuras criminales que dominen
territorios y operen con violencia sistemática en Bolivia. Sin embargo, admitió
que sí hay un intento de sus cabezas para operar desde el país.
La
red brasileña Globo publicó un reportaje a inicios de este mes indicando que
“el traficante más buscado de Brasil y número uno del grupo criminal Primer
Comando de la Capital (PCC), Sérgio Luiz de Freitas Filho”, vive desde hace una
década en Santa Cruz. Radicaba en la misma ciudad su compañero de organización
Marcos Roberto de Almeida, alias Tuta, entregado a las autoridades brasileñas
en mayo pasado. También era vecino cruceño el delincuente más notorio de
Uruguay y fundador del Primer Cártel Uruguayo (PCU), Sebastián Marset, quien
huyó del país en 2023 como resultado de un defectuoso operativo policial. La
fiscalía brasileña identificó en un reporte de junio a 146 miembros del PCC en
Bolivia, entre privados de libertad (75) y en libertad (71).
Pero
Bolivia no solo ha estado en la mira de los altos mandos de las mafias
sudamericanas. Los cadáveres de tres personas de nacionalidad serbia y
macedonia, posteriormente identificadas como parte de redes de narcotráfico,
fueron encontrados en agosto en un departamento de Santa Cruz. Medios
internacionales, como La Nación de Argentina, hablan de una “guerra librada en
Bolivia entre la mafia de los Balcanes”. El exfiscal antidrogas de Santa Cruz,
que ejerció su cargo en la primera década de los 2000, Joadel Bravo, aseguró a
EL PAÍS que la presencia de jefes delincuenciales internacionales en el país es
un fenómeno reciente. “Si usted hace una reseña de hace 10, 20 años, no
encontrará un solo narcotraficante de importancia aprehendido (...). En los
seis años que estuve como fiscal, incautamos apenas 500 kilos de droga”.
Las
razones por las que Bolivia se ha vuelto un punto atractivo para criminales
perseguidos tienen que ver con la complacencia del sistema judicial, según el
abogado penalista y criminólogo Cristian Sánchez. “La influencia política ha
perforado la independencia del sistema de justicia y establecido una relación
clientelar entre jueces y políticos. El primero le permite ejercer violencia
política contra sus adversarios, y el otro obvia acciones ilegales que le
generan riqueza”. El último índice de Estado de Derecho del World Justice
Project, publicado en junio, señala a Bolivia como la nación más corrupta de la
región y la segunda a nivel global.
Los
datos se respaldan con los recientes escándalos en los que se han visto
envueltas autoridades designadas para erradicar el tráfico de estupefacientes.
El exdirector de la Felcn, Maximiliano Dávila, fue extraditado a Estados Unidos
en diciembre, acusado de exportar cocaína a ese país. El mismo cargo tuvo René
Sanabria, enviado en enero a la cárcel de San Pedro de La Paz por lavado de
activos.
Se
suma la escasa presencia del Estado en zonas fronterizas —principalmente con
Brasil y Chile—, lo que ofrece un abanico de beneficios para los criminales.
Como respuesta, el Gobierno boliviano ha firmado recientes acuerdos con
autoridades brasileñas y argentinas para reforzar el control y la vigilancia
migratoria en esas zonas.
Para
Bravo, ese es el camino correcto, pero llega tarde. Como medidas inmediatas,
pide la negociación de las penas de los microtraficantes para llegar a las
cabezas, la descentralización de la Policía desde el Estado central a los
municipios, y cámaras de seguridad corporales que deben portar los gendarmes
para evitar hechos de corrupción. Además, solicita la colaboración de fuerzas
de seguridad internacionales para establecer un plan coordinado. Esta última
medida parece que, tarde o temprano, sucederá, ya que los dos candidatos que
pelearán por la presidencia el 19 de octubre, Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, han
resaltado la necesidad de reforzar las instituciones policiales en el país,
principalmente con apoyo internacional.
Quiroga
es más enfático en señalar al expresidente Morales como fomentador del
narcotráfico, al ser líder de los productores de coca de la región del Chapare,
donde gran parte se destina a su procesamiento químico para la producción de
cocaína. Cuando fue jefe de Estado entre 2001 y 2002, Quiroga ya emprendió una
guerra contra este grupo de cosechadores, apoyado por la Administración para el
Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), con sangrientos resultados. El
País de España (https://n9.cl/pnj76n)
BOLIVIA:
¿EN LA SENDA DEL PROGRESO?
Cuando
los pobladores de un país salen de la pobreza dejan de respaldar proyectos como
el socialismo populista Siglo XXI.
El
País de Colombia (https://n9.cl/mmotxu)
Las
elecciones presidenciales celebradas en Bolivia confirman el cambio
experimentado por el tablero político de aquel país. Rodrigo Paz, candidato de
la Democracia Cristiana (PDC), recibió el 32 % de los votos; Jorge Quiroga de
la Alianza Libre el 27 % y Eduardo Del Castillo, exministro vinculado al
gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), apenas llegó a un magro 3,17 %. Al
no haber llegado ninguno de los aspirantes a la mitad más uno de los sufragios,
los dos de mayor votación se disputarán la presidencia en una segunda vuelta.
El
desastre electoral de la izquierda gobernante puede atribuirse a dos factores.
El primero tiene que ver con la fractura del partido de gobierno dividido entre
los simpatizantes de Luis Arce, el actual mandatario, y los del expresidente
Evo Morales. Este personaje quiso presentar su candidatura, pero su renovado
propósito electoral se frustró porque en Bolivia no se permite la reelección y
el gobierno canceló la personería de su partido Frente para la Victoria.
Tras
salir del juego electoral, Evo optó por radicalizarse llamando a la abstención
y prometiendo batallar en las calles si la derecha ganase las elecciones. Tal
actitud produjo la respuesta del candidato Jorge Quiroga, quien no tuvo
inconveniente al expresar que de ser él el vencedor procederá al
encarcelamiento de Morales.
El
otro factor que afecta los planes electorales del MAS (Movimiento al
Socialismo), es la pérdida de respaldo entre las comunidades indígenas de la
zona andina, que en buena proporción pertenecen a la etnia aimara.
Paradójicamente, estos sectores que acumularon riqueza y mejoraron su calidad
de vida gracias a las políticas de ascenso social aplicadas por Evo Morales
durante su gobierno, ahora entregan sus afectos al partido Demócrata Cristiano.
El cambio de preferencias es tan grande que en la ciudad de El Alto, principal
asentamiento de la burguesía indígena emprendedora y exitosa, un 60 % de los
electores se decantaron por el candidato de ese partido.
Los
integrantes de esta pujante población, principalmente pertenecientes a la etnia
Aimara, reciben el nombre de Qamiris palabra quechua que significa propietario
de posición acomodada. El secreto de sus logros radica en un modelo de
emprendimiento empresarial comercial que aplica prácticas como el trabajo
arduo, la competencia entre iguales, el servicio a la comunidad y la guarda de
las tradiciones ancestrales. Además, propenden por la libertad económica y una
gobernanza que propicie la iniciativa privada.
Al
observar las dinámicas políticas y productivas registradas entre las
comunidades aimaras de Bolivia, surge la comparación con la suerte
experimentada por nuestros compatriotas indígenas. Pareciera que allá se han
creado condiciones para que emerja el inmenso potencial proveniente de sus
valores, sus hábitos, su cosmovisión, mientras aquí los politiqueros y
gobiernos como el actual se han limitado a utilizarlos, servirse de ellos y
entregarles recursos que frecuentemente quedan en manos de su dirigencia.
Aquellos
gobiernos y politiqueros temen que los necesitados superen sus carencias y
dificultades, porque como lo expresaran el mexicano Andrés Manuel López Obrador
y otros exponentes de la misma esfera ideológica, cuando los pobladores de un
país salen de la pobreza dejan de respaldar proyectos como el socialismo
populista Siglo XXI.
A
BOLIVIA SE LE ACABA EL TIEMPO PARA FRENAR LA CONTAMINACIÓN DEL ‘TITICACA’, MUY
PRONTO SERÁ TÉCNICAMENTE IMPOSIBLE REVERTIR LA SITUACIÓN
_*ECONOTICIAS
DE ESPAÑA*_
La
contaminación en el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, situado a
más de 3800 metros, cuya propiedad y responsabilidad de gestión es compartida
entre Bolivia y Perú, ha avanzado a tal punto, que en sus zonas menos profundas
la pesca es casi inexistente a causa de la extrema contaminación que padece.
Estas
circunstancias han provocado la migración de pobladores por la degradación de
los ecosistemas circundantes, que se ve agudizada por el cambio climático y
según los expertos esta es una situación tan grave, que es posible que ya no se
pueda revertir.
Titicaca:
el lago más alto del mundo
Bolivia
no puede esperar más de diez años sin frenar el avance de la contaminación en
la parte menor del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo situado a
3.809 metros de altitud que comparte con Perú, bajo el riesgo de que una
degradación mayor de sus aguas sea técnicamente imposible de revertir.
La
urgencia es hacerlo lo más rápido posible y evitar que la contaminación
continúe, no vamos a poder esperar más que una década, dijo Xavier Lazzaro,
investigador ambiental de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT).
Lazzaro
presentó el estudio ‘Propuestas para salvar el lago Titicaca’, que hace énfasis
en la degradación del lago menor, la parte menos profunda y más vulnerable del
espejo de agua, de alrededor de 2.000 kilómetros cuadrados, que está separado
por el estrecho de Tiquina de los restantes 6.000 kilómetros cuadrados del lago
mayor, el sector más profundo.
El
punto sensible es la bahía de Cohana, en la que desemboca el río Katari, que a
su vez aglutina los afluentes que atraviesan la ciudad de El Alto, vecina de La
Paz, la segunda ciudad más poblada del país, con cerca de un millón de
habitantes.
El
río Katari arrastra en sus aguas los residuos humanos, industriales y mineros
que genera El Alto y las poblaciones circundantes, que han llegado lago adentro
con signos de oscurecimiento del agua, aparición de algas, merma de peces y la
resina que se acumula en el fondo y afecta a los totorales. No todo el lago
está en riesgo, sino la franja litoral del lago donde hay actividades humanas,
ciudades grandes, actividad agrícola, ganadería, industrias, minas, todo eso
contribuye al deterioro ambiental, precisó.
Se
acaba el tiempo para el Titicaca
Lazzaro
mencionó que El Alto ha crecido sin control, con industrias dispersas que
lanzan sus desechos a los ríos, sin que todas esas sustancias puedan ser
tratadas por la única planta especial que solo tiene condiciones para tratar el
fósforo e hidrógeno. Lo más importante es atacar la fuente, el fósforo, eso hay
que evitar que llegue al lago de cualquier manera posible, remarcó.
El
investigador hizo énfasis en la importancia que se culminen las 14 plantas de
tratamiento que complementarán el trabajo de la estación principal, a las que
se podrían sumar miniplantas del tamaño de los contenedores que se utilizan en
los barcos, que son móviles y podrían desplazarse según las necesidades.
También
mencionó la posibilidad de construir un gran canal antes de que el agua
contaminada llegue al lago y que sea reconducida a plantas de tratamiento,
además de la creación de lagunas poco profundas para plantar totorales que
filtren la contaminación.
No
tenemos mucho tiempo, si más tiempo se espera, más costoso va a ser el
tratamiento y va a llegar un momento en que va a ser técnicamente imposible
actuar, remarcó. Otro elemento que resaltó es evitar que El Alto se siga
expandiendo en dirección al lago Titicaca, por lo que propuso la elaboración de
una planificación para controlar la expansión de dicha ciudad.
Asimismo,
planteó el modelo de un turismo responsable en el que los visitantes sean
capaces de aportar económicamente para la manutención y cuidado del lago, el
Titicaca es considerado un sitio sagrado para las comunidades indígenas
aledañas. Lazzaro citó casos exitosos de los lagos Lemán (Suiza) y Paranoá
(Brasil), que lograron recuperarse después de algunas décadas, tras la
implementación de acciones correctivas de mitigación ambiental.
Este
lago es un espacio considerado por los indígenas como sagrado, por los que el
turismo, si bien está permitido, debería ser altamente responsable y ayudar
económicamente a la recuperación del mismo que, según los científicos, debe ser
objeto de acciones regenerativas perentorias.
CONTAMINACIÓN
EN EL LAGO TITICACA PROVOCA MIGRACIÓN Y PÉRDIDA DE PESCA
El
‘lago menor’, la parte más vulnerable del Titicaca entre Bolivia y Perú, sufre
sequías, residuos urbanos e impacto minero que ponen en riesgo a comunidades
enteras.
El
Mundo San Salvador (https://n9.cl/y8n07)
La
contaminación en el lago Titicaca, el cuerpo de agua navegable más alto del
mundo compartido por Bolivia y Perú, ha alcanzado niveles alarmantes. En sus
zonas menos profundas la pesca prácticamente ha desaparecido, lo que impulsa la
migración de habitantes ante la degradación de los ecosistemas, agravada por el
cambio climático.
La
parte más afectada es el denominado lago menor, ubicado al sudeste con unos
2,000 kilómetros cuadrados, separado del lago mayor —de más de 6,000 kilómetros
cuadrados— por el estrecho de Tiquina. En algunas áreas de este sector, la
profundidad no supera los 50 centímetros, como ocurre en la bahía de Cohana,
debido a la sequía de los últimos años.
Cohana
se ha convertido en el punto crítico, ya que allí desemboca el río Katari, que
arrastra aguas residuales e industriales de la ciudad de El Alto, con cerca de
un millón de habitantes, además de la vecina Viacha.
“La
vida en el lago está triste, se están perdiendo los peces, los totorales están
quemados, el agua es turbia”, lamentó a EFE Oscar Limachi, líder indígena de
Quehuaya. También advirtió que “por causa de la contaminación hay mucha
migración”, ya que la pesca dejó de ser el sustento de las familias.
Antes
era común ver pescadores capturando especies nativas como el karachi o el
mauri, pero hoy la actividad ha desaparecido. El agua es oscura, pestilente y
en la superficie se acumula vegetación en descomposición, mientras en el fondo
se forma una sustancia negra que también daña la totora, utilizada para
alimentar ganado y elaborar artesanías.
De
acuerdo con Xavier Lazzaro, investigador de la Autoridad Binacional del Lago
Titicaca (ALT), la principal causa de la degradación es la actividad humana:
vertidos urbanos, residuos industriales y minería. El fósforo de los
detergentes alimenta microalgas que al morir generan pérdida de oxígeno y
sulfuro de hidrógeno, un compuesto que “tiene el poder de matar peces, ranas y
aves”.
La
isla Sicuya, la más pequeña del Titicaca con menos de 300 habitantes, refleja
este deterioro. Su población estudiantil se redujo drásticamente y muchas casas
están abandonadas.
“No
hay pescado por aquí, esa contaminación ha hecho perder los peces (…) antes el
agua era transparente, hace 15 años era linda”, recordó Santiago Quispe,
autoridad local.
Los
comunarios temen que la situación empeore por la actividad minera en la
cordillera, donde se lavan minerales como oro. Hasta ahora, los proyectos
estatales de tratamiento de aguas residuales han resultado insuficientes, con
retrasos en la modernización de plantas y poca eficacia en las acciones de
mitigación ambiental, según advierten estudios de organizaciones privadas como
Fundación Tierra.
LOS
FORWARDS DE ORO DE BOLIVIA COMPRAN TIEMPO PERO ATAN AL PRÓXIMO GOBIERNO
Latinoamerican
Post de EEUU (https://n9.cl/ci6z27)
Bolivia
ha convertido el oro en oxígeno financiero, recaudando casi mil millones de
dólares mediante forwards y coberturas para evitar un default. La jugada alivia
la crisis actual, pero carga al próximo gobierno con entregas, riesgos legales
y sombras ambientales.
En
un año con escasez de divisas y reservas menguantes, Bolivia recurrió a su
activo más antiguo: el oro. El banco central firmó discretamente contratos a
futuro, intercambiando promesas de lingotes mañana por dólares hoy. Entre mayo
y agosto, operaciones sobre más de cinco toneladas de oro generaron casi 600
millones de dólares. Ventas anteriores elevaron la cuenta a unos 916 millones
por 8,4 toneladas, según analistas.
El
impacto fue inmediato. Las reservas subieron a unos 2.900 millones, lo
suficiente para tranquilizar a los mercados de que se cumplirían los pagos de
bonos y se evitaría la cesación de pagos. Para un gobierno con arcas vacías, la
matemática funcionaba: vender tiempo, no solo metal. Pero todos los contratos
vencen en 2025. Quien gane el próximo balotaje heredará un calendario marcado
no en billetes, sino en barras: entregas que deberán cumplirse sin importar
oscilaciones de precios, fallas de producción o vaivenes políticos.
Por
ahora, la estrategia ha postergado el ajuste. El costo real se medirá cuando
los lingotes salgan de las bóvedas y los dólares ya gastados sean solo un
recuerdo.
Dentro
del manual “oro por dólares”
El
mecanismo es engañosamente simple. El banco central compra oro local en
bolivianos, lo refina y luego firma contratos a futuro con contrapartes
globales. El banco recibe efectivo por adelantado, comprometiéndose a entregar
los lingotes un año después. Los funcionarios insisten en que el Estado retiene
la propiedad legal durante la vigencia de los contratos, presentándolos como
coberturas y no como ventas definitivas. Un “plan de acumulación de reservas”
debería garantizar oro suficiente para el día de liquidación.
La
lógica es clara. Los exportadores demandan dólares, los combustibles se pagan
en dólares y los bonistas esperan intereses en dólares. Con ingresos flojos de
soya, gas y minería, el oro es uno de los pocos activos líquidos convertibles a
gran escala. Los forwards resultan menos estigmatizantes que una liquidación
directa: preservan la apariencia de reservas mientras proveen liquidez.
Pero
el corrimiento temporal es riesgoso. Las entregas exigen producción estable,
refinación predecible y logística fluida. Si algo falla, la próxima
administración enfrentará obligaciones sin sustituto inmediato. En términos
financieros, Bolivia ha traído el colchón de mañana al balance de hoy,
apostando a que el crecimiento o nuevo financiamiento tapen el hueco más
adelante.
Ley,
política y el umbral de 22 toneladas
El
resguardo legal es una norma que obliga al banco central a mantener al menos 22
toneladas de oro. Ese piso buscaba impedir que una crisis vaciara las bóvedas.
Críticos sostienen que los contratos a futuro eluden la regla al comprometer
oro sin vulnerar formalmente el umbral. Los defensores replican que, sin esos
acuerdos, el país ya habría enfrentado impagos y un posible default.
La
disputa saltó a la campaña. Los candidatos opositores califican la estrategia
de hipotecar el patrimonio nacional. Uno incluso amenazó con acciones legales
si se viola el piso legal, comparando los acuerdos con empeñar las joyas de la
familia. Para los votantes, el tema cristaliza una decisión más amplia:
continuidad de la gestión económica del MAS o un giro conservador con promesas
de austeridad.
Quien
gane en noviembre enfrentará vencimientos de lingotes en cuestión de meses.
Para cumplirlos, la nueva administración deberá acelerar el “plan de
acumulación” con oferta doméstica suficiente o buscar financiamiento fresco en
el exterior. Ambos caminos conllevan costos: más minería intensifica
preocupaciones ambientales, mientras que más deuda irrita a nacionalistas y
empeora los ratios fiscales.
Costos
ambientales y la factura del mañana
Detrás
de las cifras se esconde un paisaje erosionado por la extracción. Gran parte
del oro boliviano proviene de la minería artesanal en cuencas amazónicas.
Campamentos informales usan mercurio, arrasan bosques y ocupan territorios
indígenas. Tener como comprador asegurado al banco central incentiva la
producción, estabiliza precios pero también aumenta la presión sobre
ecosistemas frágiles. Grupos ambientales advierten que monetizar el oro a esta
escala sin trazabilidad estricta es financiar daños a largo plazo a cambio de
liquidez inmediata.
La
transparencia es otro eslabón débil. El banco central publica toneladas e
ingresos en dólares, pero no revela contrapartes, condiciones de cobertura ni
detalles del plan de acumulación. Los mercados toleran opacidad en tiempos
favorables. Pero cuando se acercan las entregas, el silencio genera
sospechas—tanto en rivales políticos internos como en inversionistas externos.
Por
ahora, la estrategia ha comprado tiempo. Los bonos están al día, las reservas
lucen más sólidas y el gobierno puede mostrar cifras que tranquilizan a los
mercados. Pero el próximo año vencen los contratos. El éxito dependerá de si
los lingotes están listos, el piso de 22 toneladas se mantiene intacto y la
supervisión ambiental se pone al día con la demanda.
Bolivia
se está prestando tiempo de su propia bóveda. Si ese respiro se aprovecha para
reconstruir crecimiento, credibilidad y diversificación, los forwards de oro
parecerán astutos. Si no, el oro saldrá, los dólares ya estarán gastados y la
factura—financiera, política y ecológica—llegará.
AMÉRICA
LATINA DESCERTIFICADA: EL FRACASO REGIONAL Y EL NARCOESTADO VENEZOLANO
Países
como Bolivia, Perú, Colombia y Costa Rica enfrentan una escalada en los
cultivos ilegales y la pérdida de control estatal ante mafias y carteles. En
Venezuela, el Cartel de los Soles controla el Estado
Infobae
de Argentina (https://n9.cl/53zer)
La
descertificación de Bolivia, Perú, Colombia, Costa Rica y Venezuela en materia
de lucha contra las drogas no es un trámite diplomático menor: es la prueba de
que Latinoamérica está perdiendo la guerra contra el narcotráfico. No todos los
países enfrentan el mismo escenario, pero las cifras muestran que el desgarrón
institucional no es solo culpa de la dejadez o del subdesarrollo, sino, en
algunos casos, de la complicidad directa.
Bolivia
es uno de los casos más emblemáticos. El informe de 2023 de la UNODC reporta
que los cultivos de hoja de coca en Bolivia se elevaron a 31.000 hectáreas, un
incremento del 4 % frente al año anterior. Se estima que solo se permite
legalmente cultivar hasta 22.000 hectáreas, para usos medicinales, rituales o
consumo tradicional.
Perú,
un país que parecía tener a raya el problema, no queda exento del desastre: en
2022 reportó una producción récord de cocaína, con unas 2.757 toneladas
estimadas, un aumento aproximado del 20 % respecto al año anterior. En este
país, los cultivos ilegales resurgen, la erradicación muchas veces es tardía o
insuficiente, y el Estado sigue ausente en territorios remotos donde el
narcotráfico suplanta presencia institucional.
Colombia
ha tenido un retroceso brutal. Ha visto un salto alarmante: en 2023 alcanzó las
253.000 hectáreas de hoja de coca cultivadas, la cifra más alta en más de dos
décadas. Esa expansión se traduce en mayor producción potencial de cocaína,
mayor degradación ambiental, mayor control territorial por mafias y
disidencias. Las incautaciones han subido, pero no al ritmo necesario para
frenar la maquinaria criminal que ya opera como Estado paralelo en vastas
regiones.
En
Costa Rica, aunque no hay cifras de cultivo comparables (porque no es país
productor de hoja de coca), los reportes de agencias internacionales y locales
coinciden en que el país se ha convertido en corredor estratégico: rutas
marítimas vulnerables, puertos poco controlados, coastlines desprotegidas,
recursos institucionales débiles para la interdicción. En resumen: una de las
democracias más sanas de la región se ha transformado en un punto de tránsito
libre para buena parte de la cocaína que sale de Suramérica hacia
Centroamérica, Norteamérica y Europa.
Y
luego está Venezuela, donde la descertificación adquiere una dimensión
distinta: ya no se trata de incumplimiento o incapacidad, sino de captura del
Estado por redes criminales. A diferencia de los otros casos, aquí el
narcotráfico no solo se combate desde afuera: se combate desde adentro. El
Cártel de los Soles no es un laboratorio de conspiraciones: es la articulación
de altos mandos de la dictadura con las peores redes criminales del planeta.
El
Cartel de los Soles no es solo un grupo de crimen organizado es también un
Estado en sí mismo, que ha convertido a Venezuela en el epicentro mundial del
tráfico de drogas. Por eso, la justicia de Estados Unidos acusó a Nicolás
Maduro de liderar esta red criminal y declaró al Cártel de los Soles como
organización terrorista global. Ecuador, bajo el mandato de Daniel Noboa, ha
dicho lo mismo: que ese cartel es una amenaza concreta para la soberanía
regional y la integridad democrática. En las últimas semanas, Paraguay,
Argentina, Perú y República Dominicana han adoptado decretos y resoluciones que
lo declaran grupo terrorista, criminal transnacional, y han advertido sus
efectos desestabilizadores. Cada declaración de este tipo estrecha el cerco
diplomático y judicial, confirma lo que muchos sospechaban: Venezuela no tolera
el narcotráfico… lo administra desde su centro de poder.
Estas
designaciones tienen peso práctico: implican sanciones, congelamientos de
activos, limitaciones a transacciones internacionales, y despiertan cooperación
judicial y de inteligencia. Pero más allá de sanciones, lo que está en juego es
la legitimidad del Estado, la confianza pública, la posibilidad de restablecer
la gobernanza. Si un país es visto como actor estatal criminal, no basta con
destituir placas policiales ni intercambiar comunicados: hay que desmontar
redes, arrestar responsables, expropiar bienes ilícitos, recuperar los poderes
públicos invadidos por grupos armados y corruptos.
La
descertificación, entonces, no puede leerse en clave puramente técnica. Es un
retrato crudo, político de una región que está perdiendo la batalla frente al
crimen organizado. Es el diagnóstico de que Venezuela se ha transformado ya no
simplemente en punto de paso del narcotráfico, sino en sistema de gobierno
basado en la ilegalidad. Mientras Bolivia, Perú, Colombia y Costa Rica
enfrentan desafíos serios, Venezuela encarna un riesgo existencial para América
Latina: la normalización del narcoestado.
Si
América Latina no se levanta con acciones conjuntas —inteligencia compartida,
sanciones coordinadas, cooperación militar y judicial— estaremos entregados al
poder paralelo que mina la democracia, corroe la institucionalidad y pone en
jaque la soberanía misma de los Estados. No podemos permitir que la
descertificación quede como un trofeo retórico; debe ser el punto de partida
para la ofensiva más amplia contra el crimen organizado estatal. La salida de
Maduro es la única forma de abrir un nuevo capítulo de democracia, seguridad y
legalidad para el hemisferio.
PAGOS
CON USDT GANAN TERRENO EN BOLIVIA MIENTRAS GRANDES EMPRESAS SE SUMAN
Los
pagos en USDT en Bolivia ganan terreno a medida que Toyota, Yamaha y BYD
adoptan monedas estables para mantener el comercio en movimiento durante la
escasez de dólares en el país.
Con
Informanía de España (https://n9.cl/2ht8d)
Toyota,
Yamaha y BYD ya aceptan pagos en Tether (USDT) en Bolivia, informó
Cointelegraph. La medida surge a raíz de la escasez de dólares estadounidenses
en el país, que ha dificultado a empresas y clientes realizar transacciones con
normalidad.
Se
trata de un cambio de gran relevancia: por primera vez, marcas globales en
Bolivia recurren a stablecoins para mantener las ventas en marcha en un sistema
financiero bajo presión.
Por
qué Bolivia enfrenta una escasez de dólares
Desde
hace meses, Bolivia no cuenta con suficientes dólares. Los bancos no logran
satisfacer la demanda y los tipos de cambio siguen subiendo. Tanto particulares
como empresas que dependen de la divisa tienen problemas para importar bienes,
pagar a proveedores o incluso ahorrar.
Empresas
como Toyota, Yamaha y BYD dependen de las importaciones de autos y
motocicletas. Al no poder acceder a dólares, se enfrentan a retrasos y mayores
costos. Con los pagos en USDT pueden seguir operando, mientras los clientes
disponen de una vía práctica para pagar.
Cómo
ayuda USDT a empresas y consumidores
USDT
es una stablecoin vinculada al valor del dólar estadounidense, lo que significa
que mantiene una paridad cercana a un dólar. Esto genera más confianza que
otras criptomonedas sujetas a alta volatilidad.
Para
las empresas en Bolivia, USDT ofrece tres ventajas principales:
• Pagos más rápidos: el dinero se
transfiere de inmediato sin demoras bancarias.
• Acceso más sencillo: cualquiera con
una wallet cripto puede enviar o recibir pagos.
• Precios estables: las compañías evitan
los riesgos derivados de la escasez de efectivo y de los tipos de cambio en
alza.
Para
los clientes, pagar en USDT simplifica la compra de bienes de alto valor como
autos o motocicletas. Ya no necesitan preocuparse por conseguir dólares escasos
ni pagar sobreprecios en el mercado paralelo.
El
creciente uso de stablecoins en América Latina
Bolivia
no es el único país que recurre a esta solución. En toda América Latina, cada
vez más personas usan stablecoins cuando las monedas locales o los dólares son
difíciles de conseguir.
En
Argentina, la gente compra USDT para proteger sus ahorros de la inflación. En
Venezuela, las stablecoins se utilizan sobre todo para compras cotidianas
debido a la pérdida de valor de la moneda local.
La
diferencia en Bolivia es que ahora son grandes empresas globales las que
lideran el movimiento. Con Toyota, Yamaha y BYD aceptando pagos en stablecoins,
estas dejan de ser un recurso limitado para dar el salto a la economía general.
Preguntas
sobre la regulación
El
nuevo sistema resulta útil, pero también genera dudas. Bolivia ha mostrado
cautela con las criptomonedas en el pasado. Las autoridades deberán decidir
cómo regular los pagos con stablecoins sin bloquear sus beneficios.
Las
empresas, por su parte, necesitarán normas claras sobre impuestos e informes
contables. El uso de stablecoins en el comercio diario es todavía reciente, por
lo que las compañías tendrán que buscar formas de mantener la transparencia
cumpliendo al mismo tiempo con los estándares internacionales.
Un
nuevo capítulo para los pagos en Bolivia
Para
los consumidores bolivianos, este cambio puede hacer la vida más sencilla.
Ahora podrán comprar vehículos sin preocuparse por conseguir dólares escasos.
Para las empresas, significa mantener ventas e importaciones sin depender de
que los bancos liberen efectivo.
Los
pagos en USDT en Bolivia son más que una solución temporal. Demuestran cómo el
dinero digital puede resolver problemas reales. Si la experiencia resulta
positiva, otros países con dificultades similares podrían seguir el mismo
camino.
Las
stablecoins muestran así que no son solo instrumentos de inversión, sino
también un puente en tiempos de presión financiera, capaces de ayudar a las
personas a continuar con su vida diaria.
SCOUTS
MULEÑOS REGRESAN DE BOLIVIA TRAS SU VOLUNTARIADO CON PALLIRI
El
Noreste Digital de España (https://n9.cl/ffatl)
Catorce
jóvenes muleños integrantes del Grupo Scout Balate han pasado parte sus
vacaciones estivales participando en un voluntariado de cooperación
internacional desplazándose e integrándose en las labores de ayuda humanitaria
que la Fundación Palliri mantiene desde hace varias décadas en El Alto de
Bolivia de manos del también muleño Cristóbal Gil que, mediante proyectos
educativos, sanitarios y de integración social centrados en los niños,
contribuye a la mejora de centenares de familias bolivianas.
«Bolivia
2025» empezó a gestarse en el seno del grupo scout muleño desde hace varios
años en una estrecha colaboración y coordinación constante con Palliri y,
aunque en 2015 se desarrollara una primera fase con la visita a Bolivia de
cinco scouts muleños, ha sido en esta ocasión cuando la propuesta ha contado
con un proyecto organizado en el tiempo y nos cuentan que no ha sido sólo un
viaje más, sino que esto, «acaba de empezar».
Bajo
el lema «Los valores del escultismo como punto de encuentro entre jóvenes de
España y Bolivia», el proyecto incluía actividades educativas, talleres con
menores y cooperación en proyectos de desarrollo comunitario.
El
grupo regresaba a España a finales de agosto después de pasar allí cuatro
semanas y volver a la realidad del día a día. Desde este semanario tuvimos la
suerte de poder pasar una tarde con ellos y que nos contaran sus experiencias
personales, el trabajo desarrollado allí y cómo había sido volver a enfrentar
la realidad una vez en casa.
El
encuentro, que comenzó como una entrevista grupal con algunos de los
participantes, pasó a ser un viaje hasta El Alto de Bolivia, donde cada
historia y cada vivencia narrada por estos jóvenes muleños se describía como
una película en tiempo real en la que las escenas iban sucediéndose y
transportándote a miles de kilómetros de distancia.
Lo
primero que nos llamó la atención fue que, aunque el proyecto era realizar
labores de voluntariado y ayudar a familias desfavorecidas de El Alto, han sido
ellos, los jóvenes de Mula, quienes más han recibido, quienes se sienten
privilegiados de haber podido estar allí y quienes mantienen en sus retinas la
alegría y el agradecimiento de los niños bolivianos en cada pequeño gesto que
tenían con ellos. Cómo valoran lo poco que tienen, cómo acogen ese detalle y,
por supuesto, cómo se ayudan entre iguales y se vuelcan en socorrer a aquel que
necesita algo.
En
las miradas de estos catorce jóvenes de Mula sigue estando la ilusión de todo
lo que han aprendido y recibido y no se cansan en repetir que van a volver,
alguno de ellos incluso tiene claro que su próximo viaje a Bolivia ya está
fijado.
Nos
cuentan que todavía sienten el frío y el mal de altura de los primeros días y,
como enseguida se habituaron a regatear en sus compras, a utilizar el
transporte público y sentirse integrados en el ritmo habitual del país.
Hablamos de la arquitectura, de las casas de fachada ostentosa y que tienen el
interior sin terminar de construir, también de la falta de electrodomésticos,
algo tan cotidiano como un frigorífico, un fogón para cocinar, y cómo esto les
lleva a hacer más vida al aire libre y al uso de los puestos ambulantes que
ocupan la esquina de cada calle, calles que no están asfaltadas, donde no hay
señales de tráfico y donde opera la ley del más rápido.
«Mi
primera impresión al llegar fue que no iba a ser capaz de estar allí porque
pensé que la situación me iba a superar, sobre todo cuando tuviera que estar
con los niños, pero, ni mucho menos, nos transmitieron un cariño especial desde
el principio». Explican que los niños están acostumbrados a los voluntarios que
llegan de todas partes del mundo pero, «¡imagina catorce de golpe!, fue
impresionante cuando nos vieron llegar». «La primera noche lloramos todos, pero
realmente nos dimos cuenta enseguida que allí sólo se respira felicidad».
Los
jóvenes muleños llevaron hasta Bolivia el proyecto de desarrollar junto a los
niños y jóvenes aquellas habilidades que practican en España como un taller de
higiene bucodental, de defensa personal, de manualidades, sensorial, de baile,
música o de ocio y juegos en la Casa de Cooperantes de la Fundación Palliri.
Allí pudieron disfrutar, además, de la feria mensual que realizan para integrar
a las familias en las actividades de los niños, conocer la granja escuela donde
realizan un campamento anual. En el
campamento estuvieron trabajando instalando sistemas de riego para el arbolado
y, no fue fácil, porque algo tan habitual como una manguera había que ir a buscarla a otro lugar a varias horas de
distancia, por unas carreteras muy difíciles de atravesar pero, eso sí, guiados
por cualquier vecino al que preguntaran.
El
grupo de voluntarios estaba formado por diez jóvenes y cuatro adultos,
quienes explican que no dudaron en
ningún momento en hacer un viaje tan largo y tan complicado con chicos tan
jóvenes. «Se han volcado en trabajar, se han divertido y se traen una
experiencia que no van a olvidar. Desde pequeños han formado parte del grupo
scout, hemos vivido muchísimos momentos juntos a lo largo de los años y
sabíamos que iban a dar lo mejor de sí, gracias al aprendizaje y los valores
adquiridos, y, aunque alguno ya tuvimos la oportunidad de visitar El Alto en
ese primer viaje en 2015, este nos ha vuelto a marcar y a dejar unas
sensaciones indescriptibles, de hecho, ya se está pensando en un nuevo proyecto
Bolivia para 2030».
Pero
no ha sido fácil llegar a Bolivia. Detrás de este viaje hubo mucho trabajo,
tanto de coordinación directo con la Fundación Palliri para poder aplicar los
talleres previstos allí, como las actividades realizadas en los últimos años
para conseguir financiación a través de la venta de camisetas,
representaciones, exposiciones y llamadas a la puerta de todas las
instituciones que han colaborado con este proyecto: ayuntamientos, comunidad
autónoma, institutos, universidad, asociaciones e incluso empresas privadas.
Ya
en casa se han dado cuenta de la suerte que tienen. «Qué fácil es conseguir
cualquier cosa que necesitemos sólo yendo al supermercado». Además, explican,
«no sirve que intentemos llevarles allí la cultura europea, puedes ayudarles,
pero adaptándote a su forma de ser y de vivir. Nosotros hemos hecho muy poco
allí pero sí hemos aprendido que la Fundación funciona y que esa esperanza, ese
rayo de luz que es Palliri, ojala pudiera estar presente en más partes del
mundo».
Cuando
les preguntamos a cuántos de aquellos niños se hubieran traído en la maleta, la
respuesta es unánime: «a todos».
BOLIVIA
PUSO PRIMERA Y EMPEZÓ SU OPERATIVO PARA TRAER AL NUEVO PAPA
Seis
obispos de Bolivia se reunieron en Roma con el Papa León XIV y lo invitaron a
realizar una visita pastoral al país. El encuentro incluyó una misa con la
comunidad boliviana en Italia y será seguido por un viaje a Alemania para
fortalecer vínculos eclesiásticos.
Que
Pasa Salta de Argentina (https://n9.cl/49yeg)
El
sábado 20 de septiembre, una delegación de seis obispos bolivianos encabezada
por monseñor Aurelio Pesoa Ribera, presidente de la Conferencia Episcopal
Boliviana, fue recibida en audiencia por el Papa León XIV en Roma.
Durante
el encuentro, los prelados transmitieron el saludo de la Iglesia en Bolivia y
extendieron una invitación formal para que el Sumo Pontífice visite el país en
el futuro. También expusieron sus preocupaciones pastorales y reafirmaron el
compromiso con la misión evangelizadora en la región.
Celebración
con la comunidad boliviana en Roma
Como
parte de su agenda, los obispos celebraron una misa en la iglesia del Sagrado
Corazón, junto a la comunidad boliviana residente en Roma. Esta actividad marcó
el cierre de la visita oficial a la Santa Sede.
Tras
su paso por Roma, la delegación episcopal continuará su viaje en Alemania,
donde visitará las diócesis de Tréveris y Hildesheim. El objetivo será
estrechar lazos eclesiásticos y avanzar en la cooperación pastoral.
EL
FUTURO DE LA ENERGÍA VERDE ENTRE HIDRÓGENO Y LITIO
Pressenza
de Italia (https://n9.cl/c887a)
El
siglo XX fue gobernado por el petróleo. Guerras, dictaduras, imperios y
corporaciones crecieron a su sombra. El siglo XXI ya tiene nuevos dueños en
disputa. El litio y el hidrógeno aparecen como las llaves de la transición
energética que promete salvar al planeta del colapso climático. La paradoja es
brutal. Lo que se presenta como energía limpia arrastra consigo las mismas
viejas tensiones de poder, de saqueo y de desigualdad.
El
cambio climático obliga a reducir emisiones de forma urgente. La Agencia
Internacional de Energía advierte que para 2030 se deben triplicar las energías
renovables y multiplicar por seis la producción de minerales críticos. Cada
panel solar, cada batería, cada electrolizador depende de materias primas que
no están repartidas de manera equitativa. Mientras el norte industrializado
diseña estrategias de descarbonización, el sur global vuelve a entregar su
subsuelo y su agua.
El
litio, concentrado en un puñado de países, y el hidrógeno verde, que necesita
territorios con sol y viento abundante, se han convertido en nuevas fronteras
del capital. Desde los salares andinos hasta los desiertos africanos, desde las
costas de Chile hasta las refinerías de Alemania y Japón, se dibuja un mapa de
proyectos que prometen inversiones millonarias y también impactos
irreversibles.
La
pregunta es inevitable. ¿La transición energética será una oportunidad de
justicia global o un nuevo capítulo del colonialismo disfrazado de verde? La
respuesta marcará no solo el futuro de la energía, sino el destino de la
humanidad en las próximas décadas.
El
litio y la fiebre del triángulo sudamericano
El
triángulo del litio formado por Chile, Argentina y Bolivia concentra casi el 60
% de las reservas conocidas del planeta. En estos salares de altura, donde la
tierra se confunde con espejos de agua salada, se libra una batalla silenciosa
que definirá la movilidad eléctrica y la transición energética global. Lo que
antes fue territorio olvidado hoy es codiciado por corporaciones, gobiernos y
fondos de inversión.
Chile
lidera la producción regional. Sus salares de Atacama y Maricunga son
explotados por SQM y Albemarle, que en 2023 exportaron más de USD 8.600
millones en carbonato e hidróxido de litio. El país posee cerca del 36 por
ciento de las reservas mundiales y su litio alimenta fábricas de baterías en
China, Corea y Estados Unidos. La política de nacionalización parcial impulsada
por el Estado busca equilibrar el control público con la necesidad de inversión
extranjera, pero el dilema es evidente: ¿será Chile exportador de materia prima
o actor en la cadena de valor?
Argentina
avanza con decenas de proyectos en Jujuy, Catamarca y Salta. Empresas como
Livent, Allkem y Ganfeng Lithium expanden operaciones que ya generan más de USD
1.200 millones en exportaciones anuales. El país, que apenas empieza a escalar,
podría convertirse en el segundo productor mundial hacia 2030 si logra
estabilizar su marco regulatorio y atraer capitales.
Bolivia,
con las mayores reservas teóricas del mundo en el Salar de Uyuni, sigue
atrapada en la paradoja. Posee la riqueza, pero carece de tecnología y socios
estratégicos. Tras décadas de promesas, apenas ha iniciado proyectos piloto
junto a empresas chinas y rusas.
El
precio internacional del litio se disparó de menos de 10.000 USD por tonelada
en 2020 a picos de más de 70.000 en 2022, antes de estabilizarse cerca de los
25.000 en 2024. Para 2030 la demanda se multiplicará por cuatro, impulsada por
los autos eléctricos y el almacenamiento energético. El triángulo sudamericano
no es solo un mapa geológico, es la nueva OPEP del siglo XXI.
África
y Australia los nuevos gigantes del litio
Mientras
Sudamérica concentra la atención mediática, en África y Australia se consolida
una producción que compite directamente con el triángulo del litio. Estos
territorios, ricos en roca dura de espodumeno, han escalado con velocidad en la
última década y hoy son piezas claves del tablero energético global.
Australia
es el líder indiscutible. Su mina de Greenbushes, en el oeste del país, es la
mayor del mundo y aporta casi el 20 % de la producción global. Junto a
proyectos en Pilbara y Mt. Marion, el país generó en 2023 exportaciones de
litio por más de USD 18.000 millones, superando incluso al cobre en ingresos.
Las compañías Pilbara Minerals y Tianqi Lithium controlan buena parte de esta
extracción, en estrecha asociación con China, que refina casi todo el material
exportado.
En
África, el potencial es más reciente pero no menos ambicioso. Zimbabue cuenta
con la mina Bikita y proyectos en Arcadia, que podrían colocarlo entre los
cinco principales productores en 2030. El Congo, conocido por su cobalto,
comienza a explorar yacimientos de litio en Katanga. Namibia se proyecta como
nuevo polo de inversiones, con proyectos de empresas australianas y chinas. La
región ofrece costos de extracción bajos y cercanía a puertos estratégicos,
pero enfrenta el riesgo de repetir la historia del saqueo mineral: riqueza
exportada, pobreza local.
La
competencia con América Latina es directa. Mientras los salares dependen de
evaporación lenta y uso intensivo de agua, las minas de roca dura permiten una
explotación más rápida y controlada. Esto acelera la oferta en un mercado donde
la demanda crece sin pausa.
Australia
y África reconfiguran el mapa. Ya no hay un triángulo único, sino un pentágono
global del litio, donde cada país busca asegurar su parte del negocio que
moverá el transporte y la energía del futuro.
Hidrógeno
verde la nueva frontera energética
El
hidrógeno verde se convirtió en la nueva promesa energética del siglo XXI.
Producido a partir de electrólisis del agua usando energías renovables, es
presentado como el combustible que permitirá descarbonizar la industria pesada,
el transporte marítimo y la aviación. La narrativa es clara: allí donde el
litio alimenta baterías, el hidrógeno moverá turbinas y fábricas enteras.
Las
cifras son elocuentes. Entre 2023 y 2025 se anunciaron proyectos de hidrógeno
verde por más de 240.000 millones de dólares a nivel global. Europa aparece
como comprador principal, comprometida a importar grandes volúmenes desde 2030
para reducir su dependencia del gas fósil. Alemania lidera con acuerdos de
compra a largo plazo y financiamiento de plantas en distintos continentes.
En
el sur global emergen los territorios con más sol y viento como protagonistas.
Chile proyecta producir el hidrógeno más barato del mundo en 2030 gracias a su
radiación solar en el desierto de Atacama y los vientos de Magallanes.
El
gobierno estima que podría exportar más de USD 30.000 millones anuales hacia
2040. Marruecos avanza con proyectos respaldados por la Unión Europea y
empresas alemanas, aprovechando su cercanía logística con Europa. Arabia
Saudita, que edificó su poder con el petróleo, invierte más de USD 5.000
millones en Neom, un megaproyecto que busca convertirlo en potencia también en
la era verde.
En
Asia, Japón se posiciona como pionero en la demanda, apostando por barcos que
transporten hidrógeno líquido desde Australia y Medio Oriente. El país ve en
este combustible una vía para reforzar su seguridad energética y reducir
emisiones.
El
hidrógeno verde promete una revolución energética, pero también expone una
realidad dura. Quien controle la producción y los corredores de exportación
tendrá en sus manos no solo un negocio millonario, sino la llave de la
industria mundial del hidrogeno
El
mapa del poder China Estados Unidos Europa
La
transición energética no es solo una carrera tecnológica, es una disputa feroz
por el control de las cadenas de valor. En el tablero global tres jugadores
concentran el poder: China, Estados Unidos y Europa. Cada uno despliega
estrategias para asegurarse que litio, hidrógeno y renovables sirvan primero a
sus propios intereses.
China
lleva una década de ventaja. Controla más del 70 % de la refinación mundial de
litio, el 80 por ciento de la producción de paneles solares y domina la
fabricación de baterías con gigantes como CATL y BYD. Su modelo combina
inversión estatal, capital privado y aseguramiento de recursos en África y
América Latina. Pekín no solo extrae, procesa. Por eso marca el ritmo de
precios y define la oferta mundial.
Estados
Unidos, consciente de su dependencia, lanzó la Inflation Reduction Act (IRA) en
2022, con subsidios que superan los USD 370.000 millones para energías limpias.
Su objetivo es atraer fábricas de baterías, incentivar el hidrógeno y
garantizar cadenas seguras lejos de China. Tesla, General Motors y Ford ya
compiten por contratos de suministro directo con productores de litio en
Sudamérica y Australia. Washington presiona también para que proyectos en
Chile, Argentina o Bolivia prioricen acuerdos con empresas norteamericanas.
Europa,
sin grandes reservas minerales, apuesta a la regulación y al financiamiento. El
Green Deal destina miles de millones a hidrógeno verde, energías renovables y
proyectos de almacenamiento. Alemania asegura contratos de importación desde
Chile, Marruecos y Namibia, consciente de que no puede depender ni de Rusia ni
de China.
Bruselas
habla de sostenibilidad, pero su dependencia tecnológica es evidente. El mapa
del poder está claro. China produce y procesa, Estados Unidos subsidia y
asegura, Europa regula y compra. La transición energética es presentada como
alianza global, pero en realidad es un pulso geopolítico por quién definirá el
futuro.
Desafíos
ambientales y sociales
La
transición energética se presenta como solución al cambio climático, pero su
lado oscuro ya golpea a territorios y comunidades. El litio y el hidrógeno
verde, pilares del futuro, arrastran conflictos ambientales y sociales que
amenazan con repetir la historia del extractivismo.
En
los salares del triángulo sudamericano, la extracción de litio requiere
evaporar millones de litros de agua salada para concentrar el mineral. En el
Salar de Atacama, en Chile, las empresas bombean más de 2.000 litros de
salmuera por segundo, alterando un ecosistema frágil donde flamencos,
comunidades indígenas y vegetación dependen de ese equilibrio hídrico.
En
Argentina, las comunidades kollas y atacamas denuncian que los proyectos
avanzan sin consulta previa, mientras el gobierno celebra las exportaciones. La
paradoja es brutal: se promete una movilidad limpia en Europa o Asia al costo
de secar el corazón del altiplano.
El
hidrógeno verde tampoco está libre de contradicciones. Para producirlo se
necesita electricidad renovable y enormes cantidades de agua dulce. En Chile,
proyectos en Magallanes y Atacama exigen construir parques eólicos y solares a
gran escala, con impacto en fauna y paisajes.
En
Marruecos, comunidades rurales temen perder acceso al agua en zonas ya áridas.
Incluso en países ricos como Alemania o Japón, la dependencia de importaciones
abre preguntas sobre la justicia ambiental: se limpian emisiones en el norte,
pero se transfieren costos al sur.
Los
conflictos sociales son inevitables si la transición no incluye participación
local y respeto ambiental. El riesgo es repetir el modelo de los combustibles
fósiles: riqueza concentrada, pobreza extendida y territorios sacrificados. La
verdadera transición no es solo tecnológica, es también política y social.
Proyecciones
2030–2050
El
futuro energético ya no se mide solo en barriles de petróleo. El litio y el
hidrógeno verde son los vectores que marcarán las próximas tres décadas. Según
la Agencia Internacional de Energía, la demanda global de litio se multiplicará
por cuatro hacia 2030 y por seis hacia 2050, impulsada por la electrificación
del transporte y el almacenamiento de energía renovable. Solo los autos
eléctricos podrían necesitar más de 3.500 GWh en baterías en 2030, cifra que
implica millones de toneladas de litio procesado cada año.
El
hidrógeno verde seguirá una curva similar. Hoy apenas representa el 0,1 por
ciento del consumo energético mundial, pero BloombergNEF proyecta que en 2050
podría cubrir hasta el 20 % de la matriz energética global, con un mercado que
superaría los USD 2,5 billones es anuales. Europa liderará la demanda, con
Alemania importando hasta el 70 % de su consumo previsto. Japón y Corea del Sur
serán compradores clave, mientras que Chile, Marruecos, Arabia Saudita y
Australia competirán por convertirse en proveedores estratégicos.
El
petróleo y el gas no desaparecerán de inmediato. La OPEP estima que seguirán
representando más del 40 % de la matriz en 2040, pero su peso relativo caerá.
La transición será desigual: mientras el norte industrializado avanza en
renovables, el sur global seguirá dependiendo de combustibles fósiles para
sostener su desarrollo.
La
concentración geopolítica es evidente. China controlará gran parte del litio y
de la cadena de baterías, Estados Unidos buscará dominar el hidrógeno y Europa
se consolidará como importador regulador. El riesgo es que la transición
energética repita la historia: un puñado de potencias decide y el resto provee
materias primas. El desafío es romper esa lógica antes de que 2050 llegue
demasiado tarde.
Litio
y hidrógeno verde en cifras comparadas
El
futuro energético se define en dos vectores complementarios pero distintos. El
litio alimenta la revolución de las baterías, que dependen de electricidad
renovable o fósil para cargarse. El hidrógeno verde, en cambio, se presenta
como combustible directo, una especie de gasolina limpia que puede mover
barcos, aviones e industrias sin necesidad de enchufes ni redes eléctricas.
Litio
(baterías) | Demanda x6 al 2050 | Precio 2024: 25.000 USD/ton Mercado 2030:
700.000 ton LCE.
Hidrógeno
verde (combustible limpio) | Hoy 0,1% de la matriz – Proyección 2050: 20%
Mercado 2050: 2,5 billones USD
El
litio representa la columna vertebral de la electrificación móvil. Cada auto
eléctrico necesita entre 40 y 80 kilos de litio en sus baterías. Su lógica es
almacenar y recargar energía, dependiendo de la generación eléctrica
disponible. El hidrógeno verde funciona distinto: se comporta como un
combustible directo, que puede usarse en turbinas, celdas de combustible y
procesos industriales, sustituyendo al petróleo y al gas. Una batería de litio
necesita recargarse con electricidad. Un tanque de hidrógeno se llena como si
fuera gasolina, pero sin carbono.
Las
inversiones muestran la diferencia. El mercado del litio se mide en millones de
toneladas y decenas de miles de millones de dólares en exportaciones. El
hidrógeno verde se proyecta en millones de toneladas de combustible limpio y
billones de dólares en ingresos. Uno es mineral estratégico. El otro es vector
energético global.
Lo
que está en juego no es solo qué tecnología ganará, sino cómo se integrarán.
Baterías y combustibles no son enemigos, son piezas distintas de un mismo
tablero. Si el litio asegura la movilidad eléctrica y el hidrógeno verde
impulsa la industria y el transporte pesado, juntos podrían cambiar el mapa
energético mundial. El dilema es si esa promesa será de todos o solo de quienes
controlen los minerales y las rutas de exportación.
El
petróleo moldeó el siglo XX con guerras, dictaduras y dependencias.
Hoy
el litio y el hidrógeno verde se presentan como la promesa de un siglo
distinto, pero la sombra de repetir los mismos errores es demasiado grande. Lo
real es evidente. Las cifras de inversiones crecen, los precios se disparan,
las corporaciones avanzan sobre salares y desiertos, y las potencias trazan
acuerdos que deciden el futuro sin consultar a quienes habitan los territorios.
El litio seca lagunas en el altiplano y el hidrógeno verde consume agua en
zonas áridas. Lo que se presenta como energía limpia arrastra costos sociales y
ambientales que ya golpean a comunidades y ecosistemas.
Pero
lo hermoso que debería ser todavía es posible. El litio podría ser la base de
una movilidad justa y sostenible, el hidrógeno verde podría desplazar al
petróleo sin dejar atrás a los pueblos. La transición energética puede ser el
mayor pacto global si se construye con cooperación, con soberanía compartida y
con respeto por la naturaleza. Lo contrario será un nuevo mapa de saqueo
disfrazado de verde, donde pocos ganan y muchos pierden.
Nosotros
no veremos el desenlace completo. Pero nuestros hijos y los hijos de sus hijos
heredarán un planeta que deberá decidir si la energía fue la chispa de nuevas
guerras o la oportunidad de una paz climática.
Que
el siglo XXI sea recordado no por la avaricia en los salares ni por las
disputas del hidrógeno, sino por haber elegido el camino de una energía justa,
limpia y universal.
EL
CASO DE LA “MISS BOLIVIA” INVOLUCRADA EN NARCOTRÁFICO “POR AMOR”, Y QUÉ TIENE
QUE VER UN PERUANO EN LA HISTORIA
La
joven boliviana Jade Callaú está implicada en Argentina en un caso de
narcotráfico que también involucra a su novio, un piloto con un pasado
criminal. Para los investigadores, un peruano sería la pieza clave en la red
criminal
El
Comercio de Perú (https://n9.cl/x61sy)
En
enero de este año, la exreina de belleza boliviana Jade Isabela Callaú Barriga,
de 21 años, fue detenida en Argentina tras el hallazgo de unos 350 kilos de
cocaína en una avioneta que aterrizó de emergencia en un campo de la provincia
de Entre Ríos. Ocho meses después, el caso volvió a cobrar notoriedad luego de
que en los últimos días se informara que la policía está buscando a un peruano
señalado de ser una “pieza relevante” de la estructura criminal.
De
acuerdo con el diario argentino Clarin, Jade está detenida en el penal de
Ezeiza, acusada de tráfico de drogas, y podría enfrentar una pena de entre 4 y
15 años de prisión. El pasado 22 de enero, una avioneta tipo Cessna 210, con
matrícula boliviana adulterada, descendió de manera imprevista en la zona rural
de Holt Ibicuy, supuestamente por falta de combustible.
Entonces,
los vecinos alertaron a las autoridades. Cuando la policía llegó e inspeccionó
la avioneta, encontró 10 bultos que contenían cocaína por un valor aproximado
de 2,3 millones de dólares en territorio argentino.
Junto
a Callaú fue detenido el piloto brasileño Carlos Costas Díaz, de 52 años y
quien sería su novio.
Clarin
informó que en una de sus declaraciones Callaú dijo que fue obligada a
acompañar a su novio a “visitar a un conocido”.
La
historia de Jade Callaú
Jade
Callaú nació en San Borja, Bolivia. Hace unos años fue coronada Miss Ganadera
en su pueblo. También ganó Miss FexpoBorja, certamen que la lanzó a la
popularidad en redes sociales, pues compartía su rutina, viajes y mostraba su
ambición por el dinero e imagen, informó Clarín. Sin embargo, ella es más
conocida con el apodo de “Miss Bolivia”, aunque nunca ganó ese certamen.
Clarín
entrevistó a su madre, Patricia, quien contó que Jade estudiaba psicología y
vivía con su hermana en una ciudad universitaria. También dijo que cuidaba
mucho de su imagen y apariencia debido a su trabajo como modelo.
Patricia
habló de la relación que tenía su hija con el brasileño Carlos Costas Díaz.
“Mi
hija se fue a estudiar psicología a Trinidad, otra ciudad, y yo, estando en San
Borja, perdí su día a día. Cuando me enteré que estaban juntos otra vez, por
teléfono, le dije de todo, no lo podía entender cómo no se daba cuenta de lo
que todos veíamos. Pero como dije, estaba cegada por él, no creo que por amor,
sino por ciertos privilegios. Estoy segura de que él le daba plata y le hacía
regalos, con lo cual la manejaba como una marioneta", aseguró a Clarín.
Agregó
que la pareja tenía más de un año de enamorados y que “la relación era tóxica”.
“Ella
se equivocó, estaba enceguecida y atrapada en una relación sin salida, que no
podía soltar. Él es un psicópata, violento y narcotraficante que ya había
tenido una condena en Brasil, se escapó a Bolivia y se cambió la identidad. Su
verdadero nombre es Leonardo Monte Alto", explicó la madre.
El
peruano más buscado
En
cuanto a la investigación por el cargamento de droga, se ha revelado una
conexión entre Callaú Barriga y el peruano José Alberto García Nazario,
señalado de ser pieza clave de la red.
Según
el portal Infobae, la policía de Argentina ha solicitado la captura
internacional de García Nazario.
Además,
la investigación reveló que el grupo operaba bajo una modalidad sofisticada y
coordinada, en la que al menos cinco ciudadanos peruanos, un brasileño y la
exreina de belleza boliviana ejecutaban tareas de transporte, almacenaje y
distribución, indicó Infobae.
La
red red criminal abarcaba cuatro países sudamericanos: Perú, Bolivia, Argentina
y Brasil.
Durante
las investigaciones, la policía argentina detectó la existencia de un simulador
de vuelo en uno de los domicilios allanados. Según la hipótesis, este sistema
se empleaba para que los involucrados realizaran pruebas y ensayos de rutas
aéreas, buscando minimizar riesgos de intercepción, precisó Infobae.
Este
mes, durante los allanamientos realizados por la policía, se arrestó a cuatro
peruanos y a un argentino.
También
se encontró un búnker subterráneo que ocultaba 22 paquetes de cocaína, mientras
que en un departamento se hallaron 30 “ladrillos” de droga escondidos en un
mueble. Además, se confiscaron más de 7.000 dólares y 1,8 millones de pesos en
efectivo, sumas presuntamente derivadas de la comercialización de
estupefacientes, informó Infobae.
El
portal argentino explicó que las intervenciones a los teléfonos de los
arrestados condujeron a a la policía hacia José Alberto García Nazario, quien
no registra antecedentes pero fue señalado de ser “pieza relevante” de la
estructura.
‘VALE
LA PENA INTOXICARME’: BOOM DEL MERCURIO EN MÉXICO PROVOCA DAÑOS AL AMBIENTE Y
RIESGOS DE SALUD
La
minería artesanal de mercurio en México resurge como sustento económico para
miles de familias, pero expone a comunidades enteras a graves riesgos de
intoxicación y enfermedades crónicas.
El
Financiero de México (https://n9.cl/yrbcm)
En
lo profundo de las montañas de la Sierra Gorda de Querétaro resuena el eco de
los taladros, donde mineros de la región perforan roca tras roca en busca de un
elemento tan valioso como peligroso: el mercurio, uno de los metales más
tóxicos del planeta.
La
minería de mercurio, considerada una industria en declive, ha resurgido
impulsada por el alza mundial del precio del oro, lo que ha disparado la
demanda de este metal, clave en la extracción ilegal de oro en Sudamérica.
Esta
actividad representa el sustento de miles de mineros y sus familias, pero al
mismo tiempo también provoca graves daños ambientales y riesgos para la salud
de quienes se dedican a su extracción artesanal.
Paradójicamente,
los esfuerzos internacionales por prohibir la minería de mercurio han tenido un
efecto contraproducente. Y es que lejos de disminuir su extracción, han
incrementado su valor en el mercado, haciendo que sea aún más codiciado.
Quienes
se ganan la vida con esta actividad temen que la alta demanda atraiga al crimen
organizado y a los cárteles de la droga, alimentando el tráfico ilegal de este
metal pesado y dando pie a un mercado negro.
El
auge del mercurio en México: Así ha aumentado su precio
En
localidades como San Joaquín, en Querétaro, el precio del mercurio se ha
multiplicado diez veces más en los últimos 15 años, pasando de 20 dólares por
kilo en 2011 a entre 240 y 350 dólares por kilo en la actualidad.
“Los
mineros dicen, por primera vez el mercurio vale algo. Sí, vale la pena
intoxicarme porque ahora sí voy a obtener dinero”, comenta el investigador
médico Fernando Díaz Barriga en entrevista con Associated Press.
¿Cómo
se extrae el mercurio?
El
proceso de extracción es rudimentario y de alto riesgo: los mineros perforan
túneles en busca de cinabrio, el mineral que contiene mercurio. Después
transportan la roca a hornos alimentados con leña y calientan el material hasta
separar el metal, que se recoge en botellas de plástico.
Una
tonelada de roca produce apenas un kilo de mercurio, el cual puede alcanzar
hasta los mil 800 dólares en el mercado negro internacional.
México
es actualmente el segundo mayor productor mundial de mercurio, solo por detrás
de China, con una estimación de 200 toneladas anuales, de acuerdo con cifras de
Naciones Unidas.
De
la Sierra Gorda al Amazonas: el destino del mercurio mexicano
A
pesar de las restricciones impuestas por la Convención de Minamata, firmada por
México en 2017, el comercio ilícito de mercurio continúa, con envíos hacia
Perú, Bolivia y Colombia, donde se utiliza en operaciones de minería ilegal de
oro en la cuenca del Amazonas.
Apenas
en julio pasado, las autoridades peruanas incautaron un envío récord de cuatro
toneladas de mercurio, con un valor aproximado de medio millón de dólares,
escondido en sacos de grava que viajaban de México a Bolivia.
Mineros
artesanales aseguran que compradores de todo el mundo llegan a México en busca
de mercurio barato para después revenderlo en Sudamérica.
“Vienen
a comprar mercurio por 500 pesos, y después van a Perú y lo venden por 5 mil”,
denuncia Carlos Martínez, líder de una mina artesanal de San Joaquín, quien
afirma que los intermediarios —a quienes se les conoce como coyotes— obtienen
ganancias mucho mayores que los propios productores.
Intoxicación
con mercurio: el alto costo para la salud
Al
mismo tiempo que el negocio del mercurio crece, la salud de los mineros y sus
familias se deteriora silenciosamente.
La
abogada Izarelly Rosillo, quien ha documentado durante años la situación en la
zona, sufre en carne propia los efectos: un análisis de sangre reveló que tiene
niveles de mercurio 12 veces por encima del límite normal. Por esta razón,
sufre de inflamación cerebral, pérdida de audición en un oído y temblores.
“Es
una contaminación masiva que la hemos detectado en niños, mujeres, mineros y en
un montón de microorganismos y roedores”, señala Díaz-Barriga. “Están en el
sedimento, están en los árboles. O sea, el sitio está impregnado de mercurio”.
El
envenenamiento por mercurio a largo plazo también está relacionado a la
enfermedad de Parkinson. “Quedé enfermo ya de por vida”, dijo a AP Samuel
Ledesma de 75 años, quien comenzó a trabajar en las minas a los 12 años.
Síntomas
de la exposición prolongada a mercurio
Investigadores
especializados en materiales tóxicos señalan que la exposición prolongada al
mercurio puede provocar los siguientes síntomas:
• Temblores
• Daños neurológicos
• Pérdida de visión
• Pérdida de audición
• Problemas en el desarrollo de los
niños
A
ello hay que sumarle que científicos y ambientalistas advierten que este metal
puede causar la destrucción ambiental de la Reserva de la Biosfera Sierra
Gorda, una de las áreas protegidas con mayor biodiversidad de México.
Narcotráfico
y minería: el interés del CJNG en el mercurio
Un
informe de la Agencia de Investigación Ambiental sugiere que grupos criminales
como el Cártel Jalisco Nueva Generación podrían estar interesados en este
mercado. Sin embargo, los mineros niegan vínculos con el crimen organizado.
No
obstante, temen que el abandono del gobierno convierta la minería de mercurio
en un negocio controlado por narcos.
De
acuerdo con la Convención de Minamata, las minas artesanales de mercurio tienen
hasta 2032 para cerrar sus puertas, pero esto ha creado un limbo legal que ha
fomentado que más compradores recurran a México como proveedor.
En
2021, México y la ONU crearon un fondo para dar a los trabajadores recursos y
capacitación para nuevas industrias, pero aseguran que los apoyos prometidos no
han llegado. “No hemos recibido nada. Ningún trabajo alternativo iguala lo que
ganamos aquí”, lamenta Martínez.
Para
muchos mineros, no hay opción. Cerca de 3 mil personas dependen directamente de
la minería en esta zona, donde la mitad de la población vive en pobreza y se
enfrentan a la difícil decisión de migrar a Estados Unidos o trabajar en las
minas.