Wednesday, July 03, 2024

¿QUÉ TIENE QUE VER EL LITIO CON EL GOLPE (¿AUTOGOLPE?) DE ESTADO EN BOLIVIA?

La semana pasada, un episodio que involucró a un grupo de militares bolivianos interpelando al presidente Luis Arce levantó una serie de interpretaciones. Mientras desde aliados del partido de gobierno, el expresidente Evo Morales entre ellos, calificó la acción como autogolpe, el propio Arce lo niega: dice que fue un golpe y que detrás hay intereses extranjeros por las extensas reservas de litio del país andino. 

El miércoles de la semana pasada una importante crisis política se abrió en Bolivia, cuando un grupo de militares encabezado por el comandante general del ejército Juan José Zúñiga acometió un acto de tintes violentos: vehículos blindados chocaron contra las puertas del palacio de gobierno de Bolivia en reclamo de “restaurar la democracia y liberar a nuestros prisioneros políticos”.
Después de varias horas de incertidumbre y de una sonada acción liderada por el presidente Luis Arce, que increpó a Zuñiga frente a decenas de periodistas, todo pareció remitirse a un fallido intento de golpe de estado.
Pasado ya varios días, sin embargo, diferentes tipos de sospechas pueblan las mesas de los analistas que tratan de clarificar lo sucedido en Bolivia.
Por ejemplo, la que ha sugerido el expresidente y actual adversario dentro del partido de gobierno, el Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales. Morales ha denunciado, citando información de una fuente militar aunque sin ofrecer pruebas, que el presidente Arce montó un autogolpe para fortalecer su figura.
En tanto, al respecto, Arce sostuvo que Evo, inhabilitado legalmente para presentarse a nuevas elecciones presidenciales, quiere ser candidato “a como dé lugar”.
Un matiz debe agregarse: el propio Zúñiga, ahora detenido, ha declarado que el intento de golpe fue obra de Arce y que lo hizo para subir sus niveles de popularidad, lo que el presidente ha negado.
¿El litio detrás de todo?
Más allá de las disputas internas en el país, ha vuelto a aparecer un elemento, el litio, en otra situación de inestabilidad política. El mismo presidente boliviano lo ha expresado repetidamente en posteriores entrevistas a la asonada militar de la pasada semana.
“Está claro que hay intereses extranjeros y nacionales que están buscando, de alguna manera, hacerse del poder en Bolivia -dijo en una entrevista concedida al diario español El País, publicada el pasado domingo-. Esos intereses buscan nuestros recursos naturales. Bolivia es la principal reserva mundial de litio, tiene además tierras raras que son lo que hoy necesita el planeta”.
El tema del litio apareció detrás de la crisis política de noviembre de 2019, cuando, luego de varios días de protestas callejeras en todo el país, el entonces presidente Evo Morales debió renunciar acusado de haber cometido  en las elecciones presidenciales realizadas el mes anterior fraude electoral, de acuerdo a un informe de la Organización de Estado Americanos (OEA) y a otro en el mismo sentido de la Unión Europea (UE).
Morales denunció que, lo que él en aquel entonces denominó un golpe, fue orquestado por el interés estadounidense por los recursos naturales, sobre todo el litio.
A posteriori, alimentó esa teoría que el empresario Elon Musk, el consejero delegado de Tesla, contestará en la red X, en julio de 2020, a un comentario sobre el anterior episodio sobre la renuncia de Morales con estas palabras” “¡Le daremos un golpe a quien queramos!”.
También la acrecentó en marzo del año pasado la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses, cuando dijo, refiriéndose a la región latinoamericana en general, que el 60% del litio del mundo está en el triángulo que conforman Argentina, Bolivia y Chile.
“Esta región es importante”, puntualizó y agregó: “es de gran importancia para nuestra seguridad nacional y necesitamos intensificar nuestro juego”.
Tanto la declaración de Musk, que puede ser interpretada en el fragor de una discusión propia de las redes sociales, como la declaración de la militar estadounidense, en rigor un análisis geopolítico que no ha demostrado materializarse en acciones políticas concretas, no parecen ser pruebas suficientes de los intereses extranjeros señalados por el presidente Arce.
Sí debe recordarse que en décadas pasadas, la injerencia política de EE. UU. jugó un papel relevante en la inestabilidad democrática de la región latinoamericana.
Política de estado
¿Cuánto litio hay en Bolivia? Se estima que posee alrededor del 23% de las reservas mundiales de litio. Actualmente, el país impulsa la industrialización del litio con dos tecnologías, la tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL), y la tecnología de evaporación. En el primer caso, las tasas de recuperación de carbonato de litio alcanzan entre un 80% y un 90%; mientras que la tecnología de evaporación puede recuperar entre un 30% y un 40% de los recursos de los salares.
En mayo pasado, se informó desde el gobierno boliviano que la instalación de las plantas industriales de producción de carbonato de litio con tecnología ED se realizará con inversión extranjera directa “por cuenta y riesgo” propia.
Lo concreto, es que desde que las reservas de litio bolivianas se revelarán como importantes en el contexto del desarrollo tecnológico del almacenamiento de energía, Bolivia ha intentado su explotación dentro del paraguas de estrictas políticas de estado que hasta ahora, y pese a numerosos proyectos anunciados, no han conseguido cristalizar en ninguno de resultados visibles, por ejemplo:
 • Alemania: La empresa alemana ACI Systems ha estado involucrada en un proyecto conjunto con la empresa estatal boliviana Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). Sin embargo, este acuerdo enfrentó dificultades y controversias políticas y fue cancelado en 2019.
 • China: Varias empresas chinas, como TBEA Group, han mostrado interés en invertir en la industria del litio en Bolivia. En 2019, se firmó un acuerdo con TBEA Group para la exploración y explotación de litio, aunque la implementación de estos acuerdos ha sido lenta. El año pasado, CATL anunció una inversión de 1.400 millones de dólares en dos plantas industriales de litio.
 • Rusia: La empresa rusa Uranium One, una subsidiaria de la corporación estatal rusa Rosatom, ha explorado oportunidades en Bolivia para la extracción de litio y otros minerales estratégicos. El año pasado anunció la construcción de un complejo industrial para la extracción y producción de carbonato de litio en el departamento Potosí.
 • Corea del Sur: Empresas surcoreanas, como Posco, también han intentado participar en proyectos de litio. Sin embargo, al igual que otras empresas, han enfrentado desafíos regulatorios y políticos.
 • Francia: La empresa francesa Eramet firmó un acuerdo para explorar y desarrollar litio, pero este proyecto no ha avanzado significativamente.
  India: La compañía Altmin anunció en noviembre pasado• la construcción de una planta piloto de materiales activos para fabricar baterías de ion litio en la localidad de La Palca, municipio de Yocalla, en Potosí, que -se asegura en un comunicado oficial- luego pasará a propiedad de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) a título gratuito, como resultado de un convenio suscrito entre ambas empresas. PV Magazine de México (https://acortar.link/eAJKxI)
 
 
 
 
 
BOLIVIA O EL MANUAL DEL GOLPISTA BANANERO: TRAGEDIA, DESPUÉS COMEDIA Y AHORA PURO CIRCO
 
La escenificación del levantamiento se va a seguir repitiendo mientras la comunidad internacional siga cayendo en la trampa. Y la comunidad va a seguir comprando estos 'espejitos de colores' porque no sabe, no puede o no quiere enfrentar al chavismo en su propio juego
 
VOZ EU de España (https://acortar.link/aB65cC)
 
El miércoles pasado el mundo vivió un déjà vu; militares y tanques avanzando por una plaza principal latinoamericana, acercándose a una Sede Presidencial en lo que parecía una comedia de enredos, una caricatura de cualquier república bananera de los años 70. Las penosas escenas provenían de Bolivia, donde el presidente Luis Arce viralizaba su dramático llamamiento al mundo libre para que lo apoye frente a un golpe de Estado que estaba sucediendo en su país. El evento era por demás confuso, tanto que entre las filas de militares se veían carritos de helado, gente tomando fotos y los reporteros entrevistaban al líder sublevado como quien charla con un actor en la alfombra roja. El golpe tuvo todos los condimentos de una escenificación, incluyendo su duración. Fue corto, muy corto, apenas si le alcanzó al protagonista, el excomandante de las Fuerzas Armadas Juan José Zúñiga, para apersonarse en el Palacio Presidencial y tener una bizarra discusión cara a cara con el presidente Arce. Frente a frente, Arce y Zúñiga, viejos e íntimos amigos, intercambiaron unas líneas muy medidas y ampliamente televisadas. El presidente dijo: “Soy su capitán y le ordeno que retire a sus soldados. No permitiré esta insubordinación” y el insubordinado junto a sus insubordinaditos emprendieron la retirada sin más. Fin de la historia.
Si esto suena como un mal guion, mucho peor es lo que vino después. Zúñiga, un militar sin méritos para su cargo y cuya oratoria era equiparable a la de un niño beodo, había sido removido de su cargo pocas horas antes, por razones que no están del todo claras. Luego de sus 15 minutos de fama, Zúñiga, que se había ido tranquilamente de la escena, fue arrestado y puesto bajo custodia policial. Minutos más tarde, Arce anunciaba a los nuevos jefes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea que, por esas casualidades de la vida, ya estaban listos y acicalados, e incluso tenían preparadas unas palabras alusivas a su asunción. El recién nombrado jefe del ejército, José Wilson Sánchez, dijo que "nadie quiere las imágenes que estamos viendo en las calles" que estaban “manchando el uniforme” y acto seguido ordenó a todos los movilizados que regresen a sus unidades. El relato del golpe de Estado se desmoronaba a pasos agigantados, cayendo en una pendiente acelerada de ridículo cuando el general arrestado concluyó la farsa diciendo ante decenas de cámaras que todo había sido un plan de Arce: “El presidente me dijo: 'La situación es muy jodida, muy crítica. Es necesario preparar algo para elevar mi popularidad'”.
En el escaso tiempo que duraron los acontecimientos de la tarde de este miércoles, los líderes del partido gobernante, Movimiento Al Socialismo (MAS), se despacharon con mensajes de apoyo a las instituciones y repudio al golpe denunciado por el presidente Arce. No quisieron ser menos y también representantes de la oposición política como Jeanine Áñez, Luis Fernando Camacho, Carlos Mesa o Jorge Quiroga se pronunciaron contra y llamaron a "defender la democracia" y vencer al MAS en las urnas en 2025. Y por supuesto que mandatarios y políticos de toda la región y el mundo siguieron al coro de indignados acríticos defensores de una democracia llena de presos políticos, degradación institucional y corrupciones a granel. Nada importaba, parecía una carrera para ver quién posteaba antes y más fuerte su corrección política acrítica. Pero cuando a la historieta mal guionada y peor actuada del presidente Arce se le notaron las costuras, fue el propio Evo Morales, mentor e inventor de Arce, quien denunció: “El presidente Luis Arce engañó y mintió al pueblo boliviano y al mundo. Es lamentable que se use un tema tan sensible como la denuncia de un golpe. Frente a esa realidad, debo pedir disculpas a la comunidad internacional por la alarma generada y agradecer por su solidaridad con nuestro país. Es importante que una investigación completa e independiente demuestre la verdad de este hecho.”
La triquiñuela golpista había sido expuesta por unos pocos analistas, periodistas y políticos, pero con el correr de la horas ya era vox populi y era evidente que la comunidad internacional había sido estafada. Resulta notable cómo el mundo aún conserva el trauma de los golpes militares de la Guerra Fría, cuando estos no tienen lugar hace décadas, y sin embargo no saben reconocer la forma en la que los tiranuelos tercermundistas usan este recurso para legitimarse, victimizarse y cobrar centralidad. Chávez, Castillo y el propio Evo Morales han recurrido a esta herramienta de las formas más evidentes y burdas. Son como la fábula del Pastorcito mentiroso, sólo que en este caso la consecuencia aleccionadora nunca llega. El mundo es más necio y abombado que estos ridículos autócratas bananeros.
La cuestión es que Morales y Arce están en una disputa de poder dentro del mismo espacio político. La oposición está encarcelada, amenazada y desarticulada. La puja no es por modelos políticos, sino por quién se sienta en el trono; y ambos personajes buscan apoyo para sí mismos y la desgracia para su antiguo aliado. Esa reyerta ha paralizado al Gobierno, incapaz de hacer frente a la creciente debacle económica y social. La escenificación del levantamiento se va a seguir repitiendo mientras la comunidad internacional siga cayendo en la trampa. Y la comunidad va a seguir comprando estos espejitos de colores porque no sabe, no puede o no quiere enfrentar al chavismo en su propio juego. Si un personaje tan bizarro como Zúñiga puede engañar al elenco estable de indignados mundiales, es porque los líderes del mundo no tienen el criterio o la valentía de llamar a las cosas por su nombre. Son todos esclavos del relato de la izquierda más estúpida y delirante.
La herramienta del autogolpe fue la forma en la que una clase política chata, ridícula, inmoral e incapaz encontró para resolver las tensiones que se han estado gestando en Bolivia durante los últimos años. Los bolivianos han estado sufriendo un marcado cambio respecto de la década anterior si se tiene en cuenta que, en los años de crecimiento de los precios de las commodities, cuando el socialismo del Siglo XXI se instaló en el continente, la economía del país creció notoriamente. Pero al ciclo de crecimiento le siguió el abismo de la crisis y las dictatoriales medidas anticovid terminaron por arruinar la economía boliviana. Arce había sido ministro de Finanzas durante esa época de fuerte crecimiento, bajo las órdenes del presidente Evo Morales y fue Morales quien lo apadrinó, como Rafael Correa tuteló a Lenin Moreno o Cristina Kirchner a Alberto Fernández. El chavismo no brilla por su originalidad y a veces los títeres quieren tener vida propia. Al asumir la presidencia en 2020, Arce se encontró con un país social y económicamente agotado, luchando por prevalecer en una interna en la que su exjefe tiene mucho poder residual. Con esta desesperación como telón de fondo, el presidente Arce ha quedado expuesto en una maniobra burda de victimización express que sólo convenció a los convencidos y amplió aun más las tensiones políticas.
La legisladora boliviana Luciana Campero Chávez señaló que el supuesto golpe de Estado fue una "intención de Arce para mejorar su imagen" por la crisis económica. "Es realmente vergonzoso hasta dónde puede llevar el Gobierno del MAS a toda la ciudadanía boliviana", expresó. “Después de analizar la situación desde cerca, hemos visto que esto fue un show montado por Luis Arce, fue un intento de autogolpe muy blando. Con esto quedó muy evidenciado la intención de Arce de mejorar su imagen, la cual estaba en caída por la crisis económica que estamos viviendo en mi país. El comandante Zúñiga responde única y exclusivamente al señor Luis Arce Catacora. Esto se viene preparando hace una semana, desde que tenemos la presencia de 80 militares venezolanos en el país que han ingresado a Bolivia sin el permiso de la Asamblea Legislativa Plurinacional, es decir, el Parlamento”
Campero Chávez se lamentó que la maniobra hubiera alarmado a ciudadanos y políticos de la región y refuerza su denuncia diciendo: “Además, el comandante fue quien se entregó a la policía, enfrente de los medios de comunicación”. Y cita las declaraciones del mismísimo José Zúñiga: “El domingo, el presidente me dijo que la situación está muy jodida y que esta semana va a ser crítica. Es necesario prepararse para levantar mi popularidad”. Ante la pregunta de por qué Zúñiga aceptaría el pedido de Arce a riesgo de ir preso, la diputada contesta que el militar “era el número 47 de todo su curso militar, o sea, no tenía la condición ni siquiera para asumir como comandante general del Ejército de Bolivia. Nunca un número 47 llega a ser el comandante general del Ejército, eso ha sido un favor emitido por el Gobierno de Arce. En segundo lugar, lastimosamente todo en Bolivia es prebenda”.
La legisladora sospecha que el trato era que Zúñiga pudiera escapar del país y que Arce no ha cumplido esa parte, porque “cuando Zúñiga se retira con los militares de la plaza, el auto en el que él se encontraba iba a 5 kilómetros por hora, o sea, una persona caminaba más rápido que el vehículo. Además no iba ni un solo policía detrás del vehículo, ¿qué clase de golpe de Estado ha sido este? Fue todo tan bizarro y tan raro que el presidente lo encara, pero sin protección de los policías, cuando hay miles de puertas por donde los policías hubieran podido entrar a Palacio Quemado”.
Por su parte, el analista político y periodista Emilio Martínez Cardona sostuvo: “Esto pareció una escenificación, una guionización. Al final de la función, que duró más o menos lo mismo que una película larga, el general Zúñiga confesó lo que muchos olfateábamos desde un rato antes: que lo sucedido había contado con un puntapié inicial dado por el propio presidente Arce, quien le habría pedido unas noches atrás 'mover a los blindados, hacer algo para levantar la popularidad'”. Martínez Cardona asegura que “es muy posible que Zúñiga haya sobreactuado o extralimitado su rol, o que no supiera que el final de la comedia incluía su sacrificio civil. Ahora, Arce tiene servida una nueva narrativa que le ayudará a cambiar, al menos temporalmente, el eje de la discusión nacional, de la crisis económica cada vez más aguda a la tesis de un Gobierno defensor de la democracia que, a diferencia del Gobierno de Evo Morales, “no huyó ante el golpe”.
Bolivia ha tenido decenas de intentos de golpe y conflictos políticos y sociales alrededor de los sucesivos gobiernos desde su independencia. Se trata de un mecanismo repetitivo que no se ha detenido con los años. Evo Morales protagonizó uno al postularse inconstitucionalmente para un tercer mandato, que desató protestas multitudinarias que causaron 36 muertes y que llevaron a Morales a renunciar y huir del país amparado por gobiernos afines. El Gobierno interino de Jeanine Áñez luego fue acusado de golpista por el MAS de Morales que la encarceló injustamente. Arce, el sucesor puesto a dedo por Morales, ha encarcelado a la disidencia sin piedad, como buen alumno del socialismo chavista que lo situó en el poder. Pero ahora Evo quiere regresar y Arce no está dispuesto a irse, esta es la batalla campal por la carrera presidencial de 2025, que desató la pantomima que el mundo presenció el pasado miércoles.
Las consecuencias son graves, tal como señala Emilio Martínez Cardona: “El asunto puede tener consecuencias negativas hacia el resto del sistema político, teniendo en cuenta que, cuando las tanquetas cruzaban la Plaza Murillo, el general Zúñiga habló de 'liberar a los presos políticos como Añez y Camacho,' la expresidente y el gobernador encarcelados, en lo que podría haber sido un intento de sindicarlos o vincularlos al movimiento militar. Si esto no activa nuevas persecuciones judiciales contra opositores, seguro que sí será usado para descalificar cualquier amague de protestas políticas o simplemente sectoriales, a las que se achacará de golpistas o desestabilizadoras”. La jugada puede parecer de manual, pero aun cuando está cada vez más degradada, sigue funcionando. El manual del golpista bananero fue tragedia, después comedia, y ahora es puro circo.
 
 
 
 
 
GOLPE DE ESTADO O AUTOGOLPES DE GOBIERNOS DE IZQUIERDA
 
El resultado de lo ocurrido en Bolivia les dio a los débiles presidentes de izquierda en América Latina la certeza de que estos autogolpes de estado les pueden servir para protegerse en sus frágiles gobiernos
 
Revista Semana de Colombia (https://acortar.link/FruU5B)
 
Lo ocurrido la semana pasada en Bolivia parecía la grabación de una película con un guion previamente planificado por la izquierda latinoamericana, con los protagonistas totalmente definidos. Es difícil creer que un comandante de las fuerzas militares, el hoy destituido general Núñez, acompañado de un reducido número de soldados, ejecutara un golpe de Estado.
Primero, derribaron las puertas para entrar al palacio de gobierno, y una vez adentro, el jefe de Estado y la mayoría de sus ministros salieron a recibirlos e increparon al general por su decisión de tumbar un gobierno constitucional.
Acto seguido, sin ningún tipo de resistencia, el general golpista se retiró y dio una breve declaración totalmente incoherente sobre las razones del golpe militar, argumentando que ya había acordado con el presidente que no ocurriría. Coincidentemente, los tres militares de la nueva cúpula ya estaban dentro de la casa de gobierno y fueron investidos en sus nuevas funciones.
Mientras tanto, el actor principal de esta película fue supuestamente detenido junto con su segundo por intento de golpe militar, después de denunciar que se trataba de un autogolpe previamente acordado debido a la debilidad del gobierno y su presidente. Hasta aquí se cumplió el guion del capítulo Bolivia.
Miremos el contexto de lo que sigue en el guion que pasará en Sudamérica en los próximos meses, lo que me lleva a pensar que este golpe de Estado en Bolivia fue un autogolpe y una estrategia de la izquierda que en esta región del mundo ha venido perdiendo mucha fortaleza y credibilidad.
A menos de un mes de las elecciones en Venezuela, salvo un hecho delincuencial por parte del gobierno actual de robarse las elecciones, el gobierno bolivariano de Chávez y Maduro llegará a su fin. A esto se suma la probable llegada del expresidente Trump al gobierno de los Estados Unidos a finales de año.
Los gobiernos aliados y miembros del Foro de São Paulo, ante un nuevo escenario político, enfrentarán situaciones muy difíciles en las relaciones con el gobierno estadounidense y los demás países del continente americano. Este cambio afectará a los presidentes de Brasil, Colombia, Nicaragua, México, Bolivia y otros, ya que su estrategia en el Foro de São Paulo podría llegar a su fin.
Pero volvamos al guion del golpe de Estado en Bolivia. Es claro y contundente que esto es toda una estrategia para medir la reacción de la región ante un golpe de Estado (autogolpe). Recuerden que las primeras reacciones de solidaridad con el presidente Alves de Bolivia provinieron de los gobiernos de izquierda en el continente, entre ellos nuestro presidente Gustavo Petro.
El resultado de lo ocurrido en Bolivia les dio a los débiles presidentes de izquierda en América Latina la certeza de que estos autogolpes de estado les pueden servir para protegerse en sus frágiles gobiernos, donde han debilitado a sus fuerzas militares para que actúen como tontos útiles cuando sea necesario repetir el guion de Bolivia.
Seguramente, el guion continuará en las elecciones de Venezuela el próximo 28 de julio. Si las elecciones son transparentes, el gobierno de Maduro llegará a su fin. Aquí es donde sus aliados del Foro de São Paulo buscarán proteger al dictador, probablemente siguiendo la estrategia de los golpes de Estado como en Bolivia. Se espera que Maduro, con el respaldo de sus fuerzas militares lideradas por el general Padrino, planifique un autogolpe si pierde las elecciones y el nuevo gobierno no garantiza inmunidad judicial y protección personal.
Entre la pérdida de las elecciones y la posesión del nuevo gobierno, la oposición, liderada por Gonzales y María Corina, podría enfrentar un autogolpe en Venezuela, implantando un gobierno de facto encabezado por el general Padrino, posiblemente bajo la sombra de Diosdado Cabello. Esto forzaría una negociación en la que se exigiría amnistía total para Maduro y sus aliados. Si no se les garantiza esta amnistía, no entregarían el poder al gobierno legítimamente elegido por el pueblo venezolano.
Esta presión estaría respaldada por los países aliados de Maduro y sus gobernantes, como España, Colombia, Cuba, Brasil, Nicaragua, Bolivia y México, que actuarían como garantes de la negociación con los militares golpistas. El objetivo sería restablecer la democracia y permitir la posesión de Gonzales como presidente constitucional de la República Bolivariana, asegurando garantías de amnistía judicial y protección para Maduro y sus aliados, ya sea en Venezuela o en cualquiera de los países amigos del régimen. Además, se protegerían sus grandes patrimonios acumulados durante más de 20 años de gobierno.
Pero lo que sí deben tener muy claro Bolivia y seguramente Venezuela es que esta estrategia, aunque pueda darles resultados temporales, tendrá consecuencias graves a mediano y largo plazo para cualquier democracia. Un “autogolpe de estado” es una acción en la que un gobierno o líder en el poder, en lugar de ceder el control tras perder las elecciones, asume poderes extraordinarios y disuelve instituciones democráticas para mantener su mando.
En el caso específico de Nicolás Maduro, quien está muy consciente del contexto político, social y económico que se vive actualmente en Venezuela, sabe que un autogolpe tras perder las elecciones del 28 de julio le generará consecuencias como:
Estrategia de Control: Maduro podría considerar un autogolpe como la única manera de mantenerse en el poder y llegar a un acuerdo con el gobierno electo. Si no se logra una negociación de transición del poder, podría tomar medidas drásticas como disolver el parlamento e instaurar un gobierno aún más autoritario con el apoyo de los militares, quienes han sido sus aliados.
Alianzas con las Fuerzas Armadas: En los últimos meses, Maduro ha reforzado sus alianzas con las fuerzas armadas, cruciales para establecer un autogolpe. Si tiene el apoyo total de los militares sin generar fracturas internas, podría evitar una confrontación interna peligrosa y el fracaso del autogolpe.
Pérdida de Legitimidad: Perder las elecciones y luego perpetrar un autogolpe podría hacer que Maduro pierda aún más legitimidad, un aspecto crucial que ha sostenido su régimen basado en la percepción de elecciones legítimas durante los últimos 20 años. Aunque Maduro podría mantener el poder a corto plazo mediante un autogolpe, la sostenibilidad a largo plazo es imposible. Utilizaría este tiempo para arreglar su situación judicial y la de sus aliados antes de entregar el poder.
Para la estabilidad y el bienestar del país, un autogolpe solo agravaría la situación, socavando aún más las instituciones democráticas y perpetuando la crisis en Venezuela.
Por eso, el famoso guion del golpe de Estado en Bolivia o autogolpe fue la puerta de entrada o el laboratorio para uno que podría ocurrir en Venezuela si Maduro pierde las elecciones, como parece que va a suceder, o en cualquier país de América gobernado por miembros del Foro de São Paulo.
 
 
 
 
 
¿POR QUÉ NO HAY DÓLARES EN BOLIVIA?
 
La escasez de dólares en el país sudamericano tensiona al clima social y al mercado cambiario. Distintos sectores se muestran golpeados por la situación con la moneda americana. Trasfondo, motivos y consecuencias de un problema trascendental…
 
Revista Fortuna de México (https://acortar.link/CJq7tT)
 
Cualquier comerciante, cualquier importador y transportista boliviano ha detectado el mismo problema: en Bolivia no hay dólares. El ciudadano común y corriente ya ha denunciado en más de una ocasión la restricción en el acceso a dólares por parte de los bancos. Este contexto se ha intensificado en las últimas semanas y en Bolivia la tensión escala a niveles sociales y cambiarios, por lo que las autoridades tendrán que tomar medidas de inmediato.
La falta de dólares está atrofiando la actividad económica del país. El economista boliviano, Antonio Saravia, dialogó con CNN en Español y dio un profundo análisis por esta crisis: “Los dólares no están en Bolivia porque el Gobierno se los malgastó. Es la razón simple y sencilla. Para que la gente entienda, en 2014 Bolivia tenía 15 mil millones de dólares en reservas internacionales, récord histórico para el país. Hoy en día tenemos 1700 millones. El Gobierno se devoró el 90 por ciento de las reservas…”.
En esa misma línea, Saravia detalló: “De los 1700 millones que hay en reserva, solamente 200 millones son divisas, el resto es oro que no se puede usar. Esos 200 millones de dólares no alcanzan ni para una semana de importaciones porque en Bolivia se destinan 1000 millones en importaciones mensuales”.
“¿Por qué se acabaron los dólares?”, es la pregunta que se hacen todos los ciudadanos bolivianos. La respuesta es porque los últimos mandatarios bolivianos gastaron más de lo que ingresaron, lo que provoca 11 años de déficit fiscal. El ritmo es elevado y ese déficit lleva a comerse las reservas de Bolivia.
Otro punto fundamental para entender esto es la caída de la venta de gas. La industria del gas era un pilar para la economía de Bolivia ya que tenía yacimientos importantes pero no se siguió expandiendo. Bolivia era el vendedor principal de gas para Argentina y parte de Brasil. Además, el precio del gas han caído de forma importante y por ende, dejaron de entrar dólares frescos a Bolivia.
La situación de Bolivia lleva mucho tiempo de maduración y ha nacido un dólar paralelo. El dólar oficial tiene un precio de 6,90 pero el punto es que nadie lo consigue a ese precio por lo que el dólar blue se dispara a casi 9 pesos bolivianos. Toda esta situación ha provocado que los bancos hayan cerrado filas y aquella persona que tenía en depósitos en dólares, posiblemente no los vaya a poder tener ya que la entidad no se los dará.
El problema se ha agigantado en los ámbitos de farmacéuticos y principalmente en combustibles, recordando que Bolivia cada año se gasta mil 700 millones de dólares en subsidios a los hidrocarburos. Actualmente, el litro de gasolina cuesta 0,60 centavos de dólar cuando ya debería costar tres o cuatro dólares. En cierto punto, gran parte del déficit de dólares se debe a la subvención que el Estado le otorga a las empresas que importan diésel y la gasolina.
“El país tiene que eliminar el déficit fiscal, el gasto es lo que produce todo esto. El país tendrá que ajustarse el cinturón, con medidas duras. Bolivia tiene la gasolina más barata del mundo porque está subsidiada. Eso cuesta muchos dólares por ende hay que dejarla de subsidiarla. Y bajar el empleo público. Hay 70 empresas públicas que no funcionan y el 85 por ciento son con déficit. Hay que dejar de gastar”, sentenció Saravia en su análisis sobre esta Bolivia que se hunde cada vez un poco más.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: UN DEFAULT ANUNCIADO
 
 
Alguna vez alabada como un milagro económico, la economía más pobre de América del Sur ha ido cayendo cada vez más profundamente en una crisis financiera. Si bien evitó un golpe de estado en junio, al país se le está acabando el tiempo y las opciones para evitar el default.
 
Latin Finance (https://acortar.link/hxCiCp)
 
Bolivia se tambalea al borde de una crisis financiera, lo que genera alarmas de que pueda incumplir sus deudas. ¿Podrá evitar tal destino? Probablemente no. Pero es posible que esto no suceda de inmediato. Como escribió Ernest Hemingway en su novela The Sun Also Rises, la quiebra ocurre de dos maneras. “Poco a poco y luego de repente”. Los problemas de Bolivia comenzaron hace una década cuando los ingresos por exportaciones de gas natural comenzaron a disminuir.
Antes de eso, las cosas iban bien para la nación más pobre de América del Sur. La economía de Bolivia creció en promedio un 5% entre 2006 y 2015, según datos del Fondo Monetario Internacional, mientras el presidente izquierdista del país, Evo Morales, invertía los ingresos de la industria energética nacionalizada en infraestructura y gasto social. La tasa de pobreza cayó más del 40%, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas, lo que llevó a que este período fuera ampliamente considerado como un milagro económico. Cuando la inflación golpeó durante la pandemia de COVID-19, un tipo de cambio fijo, subsidios a los combustibles y límites a las exportaciones de alimentos protegieron en gran medida a los bolivianos del aumento de precios.
Pero el modelo no ha demostrado ser sostenible. “Morales hizo un buen trabajo en la lucha contra la pobreza, pero tomó atajos”, dice Edwin Gutiérrez, jefe de deuda soberana de mercados emergentes de Abrdn, con sede en el Reino Unido. Después de la nacionalización en 2006, la inversión en exploración de petróleo y gas colapsó, lo que provocó una disminución de las reservas y luego de la producción. Las exportaciones de gas a Argentina y Brasil –sus únicos dos mercados de exportación– han caído de más de 1.600 millones de pies cúbicos por día en 2015 a 1.100 millones en 2022, según la consultora energética Wood Mackenzie, con sede en el Reino Unido. Las reservas probadas de gas, que alguna vez fueron las segundas más grandes de América del Sur detrás de Venezuela, cayeron tres cuartas partes durante el mismo período. Después de enfrentarse a demasiados desempolvadores, los operadores han recortado el gasto, especialmente en campos maduros. "Nuestros análisis indican que las tasas de declive de los campos de Bolivia se están acelerando", dice Amanda Bandeira, analista de investigación de Wood Mackenzie. Caída de la producción Producción de petróleo y gas natural de Bolivia, 1990 a marzo de 2024 Fuente: Instituto Nacional de Estadística Con retraso, el gobierno ha discutido la mejora de las condiciones para estimular la perforación.
Pero podría ser demasiado tarde. Después de importantes hallazgos de gas, Argentina y Brasil ya no son clientes tan interesados. Argentina está acelerando el desarrollo del gigantesco depósito de gas de esquisto de Vaca Muerta, que promete hacer al país en gran medida autosuficiente tan pronto como este año con el potencial de convertirse en un exportador global. Incluso han comenzado conversaciones para utilizar la capacidad inactiva del gasoducto a través de Bolivia para exportar gas de Vaca Muerta a Brasil. Dado el creciente consumo de gas en Bolivia, Wood Mackenzie estima que el país podría convertirse en importador de gas a finales de esta década.
UN DOBLE GOLPE
La crisis en la industria energética representa un doble golpe para las finanzas de Bolivia, señala Álvaro Ríos, consultor energético en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. A medida que las exportaciones se desplomen, el gobierno tendrá menos fondos para subsidiar las importaciones de combustibles que se estima cuestan alrededor del 10% del PIB, según un estudio reciente de los economistas Mauricio Medinaceli y Marcelo Velázquez del Instituto de Estudios Avanzados de Desarrollo de La Paz. “Es un agujero negro”, advierte Ríos.
La respuesta de Morales a la disminución de la producción de gas es el litio, cuyo uso en baterías para hacer funcionar automóviles y maquinaria eléctricos o para almacenar energía producida por plantas solares y eólicas promete hacerlo vital para la transición hacia emisiones netas cero de dióxido de carbono en 2050. Bolivia, el gigante Salar de Uyuni y otras salinas, tiene algunos de los mayores recursos de litio del mundo, pero su potencial sigue en gran medida sin explotar. "No tienen dinero, pero tienen algo que todo el mundo quiere", señala Gutiérrez.
La industria del litio de Bolivia está al menos una década por detrás de sus vecinos Argentina y Chile. La nueva planta de la empresa estatal de litio de Bolivia, YLB, está casi lista, pero los retrasos durante la pandemia dañaron las gigantescas piscinas de evaporación necesarias para refinar la salmuera. Se espera que la producción de este año alcance las 3.000 toneladas métricas, mucho menos que las más de 200.000 toneladas por año en el vecino Chile. Se necesitarán otros tres años e inversiones importantes para alcanzar una capacidad de 15.000 toneladas, dice Héctor Córdova, ex viceministro de Minería. Una ley que facilita la inversión privada no ha logrado avanzar. Mientras tanto, los precios del carbonato de litio se han desplomado de más de 80.000 dólares la tonelada a finales de 2022 a alrededor de 12.000 dólares la tonelada este año, lo que limita las ganancias potenciales para las finanzas públicas y genera preocupaciones de que se haya perdido otro barco hacia la recuperación. LUCHAS POLÍTICAS
Mientras los problemas fiscales han empeorado, los políticos han estado disputando el poder. El violento derrocamiento de Morales en noviembre de 2019 después de unas elecciones cuestionables condujo a un gobierno interino conservador, cuyos líderes ahora están en prisión después de que el exministro de Finanzas de Morales, Luis Arce, fuera elegido exactamente un año después. La elección de Arce despertó algunas esperanzas de un regreso a los buenos tiempos, dado que se le acredita como el autor del milagro económico bajo Morales, quien asumió el poder en 2006. Pero desde que asumió el poder, Arce y su exjefe han estado enfrentados. principalmente sobre si Morales debería postularse nuevamente, dejando al partido gobernante Movimiento al Socialismo aparentemente irremediablemente dividido. La violencia política amenazó con estallar nuevamente el 26 de junio cuando Arce frustró un aparente intento de Juan José Zúñiga, comandante general de las Fuerzas Armadas, de derrocar su gobierno. Un vehículo militar blindado embistió la entrada del palacio presidencial en La Paz luego de que los soldados tomaran el control de la Plaza Murillo. Esta disminución gradual de las fortunas provocó un ascenso más rápido hacia la bancarrota el año pasado, con las reservas internacionales cayendo por debajo de los 2.000 millones de dólares después de alcanzar un máximo de 15.100 millones de dólares hace una década, según datos del banco central. La noticia desató el pánico sobre el acceso a los dólares, con cientos de personas haciendo cola frente al banco central en La Paz para cambiar la moneda que pudieran. El gobierno detuvo la crisis aprobando una legislación que permitía al banco central comprar oro a los productores locales, pero no antes de que colapsara uno de los bancos más grandes del país, el Banco Fassil, el primero en hacerlo en una generación. Desde que se aprobó la legislación sobre el oro en mayo de 2023, el banco central ha comprado casi nueve toneladas de oro en el país, más de la mitad de las cuales se compró este año. Impulsadas por el aumento de los precios del oro, las reservas internacionales brutas se situaron en 1.900 millones de dólares a finales de abril, frente a un mínimo de 1,65 millones de dólares en octubre de 2023, según el banco central. Arce, un economista capacitado que asumió el cargo en noviembre de 2020, astutamente llegó a un acuerdo con líderes empresariales, incluida la reducción de las barreras al comercio exterior y la emisión de un nuevo billete del banco central denominado en dólares estadounidenses. El presidente también reprogramó las deudas para que las obligaciones del servicio de la deuda durante el resto de su mandato de cinco años sean extremadamente bajas. Los pagos de cupones de los dos eurobonos pendientes ascienden a sólo 54 millones de dólares este año y 100 millones de dólares en 2025. Dado que el principio no vence hasta después de las elecciones presidenciales a finales de 2025, algunos inversores se han animado, impulsando los precios de los bonos. En enero, Barclays recomendó comprar bonos bolivianos con la esperanza de que el gobierno pudiera salir adelante durante los próximos dos años. Pero otros tienen menos confianza.
"Están en una posición muy vulnerable y cada dólar cuenta para ellos", señala Pilar Navarro, analista de la firma de inversión EMFI Securities, con sede en Londres. Aunque las reservas internacionales se han estabilizado, la ponderación del oro significa que son menos líquidas que el efectivo. De las ocho toneladas compradas desde mayo del año pasado, menos de tres se han agregado a las reservas certificadas depositadas en bancos internacionales. Casi la mitad aún debe ser refinada. "Cuando uno confía en este modelo de tener que comprar oro, refinarlo y venderlo, podría tener problemas de tiempo", dice Christopher Dychala, director asociado para deuda soberana de Fitch Ratings en Nueva York. Fitch recortó las calificaciones de Bolivia a CCC en enero de este año, lo que sugiere un posible incumplimiento. Moody's Investors Service hizo lo mismo en abril. Mientras tanto, las exportaciones agrícolas y minerales también han caído.
EN BUSCA DE UN NUEVO MILAGRO
El gobierno debería recaudar fácilmente los fondos necesarios recortando algunos subsidios u otros gastos. Pero con el partido gobernante dividido, carece de votos para impulsar un ajuste. La lucha política incluso ha bloqueado préstamos de prestamistas multilaterales por valor de hasta 3.500 millones de dólares, según el banco central. En cambio, el gobierno ha tratado de equilibrar el presupuesto escatimando en importaciones vitales, desencadenando mercados negros de dólares, combustibles y medicinas que están avivando la inflación y las protestas. “Llegarán a un punto en el que dirán: ‘¿Importamos medicinas y gasolina o pagamos deudas?’ dice Ricardo Penfold, gestor de cartera de Seaport Global Holdings en Nueva York.
Pero la gran pregunta es qué sucederá en 2026, cuando venza el principal de sus bonos. Con Arce y Morales en desacuerdo y los líderes de la oposición en la cárcel, hasta el momento no hay ningún candidato presidencial que prometa el tipo de ajuste fiscal radical necesario para evitar el default. Si Bolivia no puede pagar, un ajuste probablemente será doloroso. Aunque se podría persuadir a los inversionistas occidentales para que aceptaran un recorte significativo para un país tan pobre y volátil como Bolivia, los prestamistas chinos han mostrado menos flexibilidad con los morosos. Quizás esa sea la razón por la que Arce viajó a Rusia a principios de junio, donde se reunió con el presidente de ese país, Vladimir Putin, para discutir oportunidades de inversión y comercio, incluido el suministro a Bolivia del combustible que tanto necesita. "El default significa devaluación y recesión, y los vulnerables sufrirán", dice Gutiérrez de Abrdán. Las autoridades bolivianas podrían ayudar tomando medidas para mitigar el impacto de la crisis venidera. Pero por ahora, parecen estar rezando por otro milagro de Arce –o la ayuda de un paria global como Rusia.
 
 
 
 
 
BOLIVIA EN LA ENCRUCIJADA. UN PAÍS DIFÍCIL DE GOBERNAR
 
La Hora Digital de España (https://acortar.link/2b9mMA)
 
El Estado Plurinacional de Bolivia es un país del centro de Sudamericana, que cuenta con unos doce millones de personas para habitar sobre un territorio de algo más de un millón de kilómetros cuadrados que se distribuyen mayormente entre áridas regiones andinas y feraces selvas amazónicas, pero que carece de costas marítimas.
Su PBI per capita es de U$S 4.014, lo que ubica a Bolivia en el puesto 120 de los 180 países medidos por Naciones Unidas y el Índice de desarrollo Humano es de 0,698 lo que lo sitúa en el puesto 122. Sin embargo, el país cuenta con importantes reservas de gas y litio.
Bolivia suele ser noticia mundial por su historial de recurrentes problemas de gobernabilidad, sus vínculos con el narcotráfico (el país es uno de los mayores productores de hojas de coca) y el crimen organizado.
Bolivia es el país que más golpes de Estado e intentos de golpe ha tenido en el mundo. En sus doscientos años de historia independiente (1825), el país andino contabiliza 190 asomadas militares y rebeliones civiles que en algunos casos derrocaron gobiernos. Bolivia ha tenido un nuevo gobierno cada veintiséis meses y medio. Tan solo desde 1950, el país registra veinticuatro golpes de Estado. Esa cifra incluye onde golpes exitosos, definidos como los que permitieron a sus protagonistas controlar, el poder al menos durante una semana y trece intentos fallidos.
La década de 1970, fue la más afectada por el golpismo militar con ocho asonadas militares exitosas o frustradas.
La seguidilla de golpes de Estado protagonizadas por militares se interrumpió tras el inicio del gobierno constitucional de Hernán Siles Suazo, en 1982. Sin embargo, la gobernabilidad no mejoró en Bolivia.
Tres presidentes se vieron imposibilitados de completar sus mandatos constitucionales por violentos movimientos cívicos de protesta acompañados de cortes de rutas y movilizaciones indígenas.
El segundo mandato de Gonzalo “el Goñi” Sánchez de Lozada del Movimiento Nacionalista Revolucionario (2002 – 2003) terminó prematuramente tras la denominada “guerra del gas”. Su vicepresidente Carlos “Tuto” Mesa Gisbert (2003 – 2005) tampoco pudo concluir su mandato por presiones de las agrupaciones indigenistas y cocaleros.
El 10 de noviembre de 2019, Evo Morales debió renunciar y huir a México y Argentina, tras la asonada civil en protesta por la intención del presidente de asumir en un tercer mandato vedado por la constitución boliviana.
La asonada del 25 de junio
En un confuso episodio, aún no debidamente aclarado, el miércoles 26 de julio, en horas de la tarde, un grupo de militares conducidos por el comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, se movilizaron en sus vehículos blindados, hacia el centro de la ciudad de La Paz e irrumpieron en la sede del gobierno, el Palacio Quemado, en lo que el presidente Luis Arce insiste a denominar un intento de golpe de Estado.
El general Zúñiga declaró que el objetivo del movimiento era restablecer la democracia y liberar a los presos políticos, en especial a la expresidente Jeanine Áñez y el exgobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.
Tras una breve discusión entre Zúñiga y Arce, los militares que nunca intentaron arrestar a ningún miembro del gobierno, ocupar edificios públicos o tomar posiciones defensivas, alrededor de las 17.00 hs. se replegaron a sus cuarteles sin que se produjeron incidentes.
El presidente Arce, destituyó al general Zúñiga y lo relevó del mando nombrando a otro general en ese cargo. Después de las 19.00 hs., un total de 21 militares golpistas (varios de ellos oficiales de inteligencia del Ejército) fueron arrestados y la fiscalía inició investigaciones en su contra por los delitos de terrorismo y alzamiento contra la seguridad pública.
Insólitamente, al ser arrestado Zúñiga declaró a la prensa que el presidente Arce le habría solicitado que sacara los vehículos blindados a la calle para ganar popularidad debido a la crítica situación económica. Según una encuesta confiable, en ese entonces, la popularidad del presidente Arce era de tan solo el 18%.
Lógicamente, el primer mandatario boliviano negó la veracidad de los dichos del general golpista.
El acontecimiento permanece rodeado de misterio. Sin embargo, para la oposición el hecho se trató de un autogolpe.
Para tratar de comprender mejor que esta pasando en Bolivia debemos analizar más detenidamente la situación económica y política del país del altiplano.
Bolivia en crisis
El país del Altiplano enfrentada desde al menos dos años una doble crisis política y económica.
La crisis política se origina por un conflicto de liderazgo dentro del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
El MAS fue creado, en 1997, por el entonces líder cocalero aymará Evo Morales y ha gobernado Bolivia desde 2006, con un breve interregno entre octubre de 2019 a octubre de 2020.
Evo Morales gobernó ininterrumpidamente desde 2006 y 2019 en que intentó un nuevo mandato vedado por la constitución del país y terminó eyectado del gobierno y del país.
Imposibilitado de ser candidato, Evo debió delegar la candidatura en su exministro de Economía, quien lo acompañó durante todos sus años en el gobierno: Luis Arce, quien se impuso cómodamente en los comicios de 2020 con el 55% de los votos.
Se suponía que Arce haría un gobierno de transición, debía crear las condiciones para el retorno de Evo a la presidencia, eliminado las trabas legales y luego renunciar para llevar adelante nuevos comicios. Pero, Arce tenía otras ideas.
Entonces se repitió el tradicional conflicto entre el dueño de los votos y su delegado en el gobierno. Tal como ocurrió entre Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, en Colombia; Rafael Correa y Lenin Moreno en Ecuador y Cristina Kirchner y Alberto Fernández en Argentina.
Evo intentó controlar al gobierno desde el llano utilizando su poder dentro del MAS, pero pronto entró en conflicto con los deseos de independencia de Arce.
Arce son solo evito despejar el camino para el retorno a la presidencia de Evo sino que comenzó a trabajar para su reelección en 2025.
La confrontación entre ambos dirigentes, primero larvada y luego abierta, dividió al gobierno y al partido oficial. Las diferencias entre Evo Morales y Luis Arce no son ni ideológicas, ni políticas, provienen solo del choque de ambiciones personales entre ambos.
Evo bloqueó las iniciativas de ley del gobierno en el Congreso y terminó por expulsar a Arce del Movimiento al Socialismo. Actualmente, la Asamblea Legislativa, que es mayoritariamente opositora, está paralizada por intervención del órgano judicial y desde hace seis meses no hay sesiones plenas. Esto no detuvo al presidente que insiste en dar la batalla electoral el año próximo.
Los números rojos de la economía
El llamado “socialismo del siglo XXI” ha cosechado un gran éxito en destruir la economía de los países donde se lo aplicó: de Venezuela a la Argentina. En Venezuela destruyó la próspera industria petrolera y llevó al país a tener la mayor inflación del mundo. En Argentina, la economía populista y dirigista de los Kirchner destruyó los precios relativos, dilapidó las reservas internacionales, aumento el gato fiscal con subsidios desmesurados y generalizó la corrupción gubernamental dejando al país al borde de la hiperinflación.
En Bolivia, el MAS y Evo Morales destruyeron, por falta de inversiones, la capacidad exportadora de la industria gasífera y desaprovecho el auge de los precios internacionales de las materias primas (2012 – 2014) en empresas públicas deficitarias, construcciones o proyectos fantasmas y con sobreprecios.
En mayo de 2006, Evo Morales tomó por asalto toda la cadena productiva, en un momento en que los precios internacionales de hidrocarburos, y por ende del gas, habían alcanzado cotizaciones inéditas. Por lo cual, Morales pudo contar con una enorme fuente de recursos que dilapidó en construcciones inservibles, como la Villa Olímpica en Cochabamba y en comprar conciencias de empresarios, políticos y periodistas que instalaron el mito del “mar de gas”.
Ese modelo de gasto irracional empezó a evidenciar signos de agotamiento a fines de 2014. Pero Evo Morales no estaba dispuesto a modificar su política dispendiosa para no afectar a su “milagro boliviano”.
La política económica populista insistió en estimular el consumo bajando los tipos de interés y tomando créditos internos para financiar al gasto público. Con la gran cantidad de dinero circulante los precios de los bienes comenzaron a escalar. Pero, el gobierno se negó a reconocer el incremento de la inflación y prefirió hablar de “auge” de consumo. La suba de precios de mayo de 2023 a mayo de este año da el 3,52. Sin embargo, en lo que va de 2024, el alza de inflación hasta mayo acumula 1,95%. La falta de dólares y combustible encarecen el precio de los bienes de importación, los bienes intermedios e insumos industriales y el comercio se realiza en el mercado paralelo (en negro) y se traslada a los precios, haciendo que las mediciones oficiales de inflación sean erradas.
Pronto la crisis económica fue inocultable por la falta de dólares y combustible.
Según informes del Banco Central de Bolivia las reservas internacionales pasaron de U$S 15.122 millones de dólares, en 2014, a U$S 1.790 en abril de 2024.
Los dólares de la reserva se consumieron en dispendiosos programas sociales y subsidios para la compra de combustibles, que Bolivia debe importar y pagar en dólares a precios internacionales.
Bolivia es importador de insumos y bienes de capital en casi un 80% por lo cual esta muy afectado por la falta de dólares.
La crisis se fue potenciando porque mientras los ingresos por exportaciones de gas disminuían el gasto se mantuvo constante. El déficit fiscal alcanza al 10% del PBI boliviano.
Pero, como el populismo carece de soluciones para este tipo de situaciones críticas, Luis Arce, que, como dijimos, fue el ministro de Economía de Evo Morales durante trece años recurrió a la vieja y fracasada receta de aplicar precios máximos a ciertos productos e incrementar los impuestos al sector productivo (Bolivia tiene trece precios distintos para el dólar).
Desde 2011, el tipo de cambio oficial es de 6,96 pesos bolivianos por dólar. Pero el dólar paralelo o “blue” (como en Argentina) está cerca de los 10 bolivianos.
El gobierno no pudo terminar con las largas colas frente a los surtidores de combustible y en las puertas de los bancos para adquirir dólares.
La economía boliviana es informal en un 80%. La mayoría del comercio se alimenta de productos ingresados por con contrabando, es decir que opera dolarizada y depende de la disponibilidad de dólares, que hoy escasean para seguir funcionando.
También el transporte, tanto de pasajeros como de carga, depende de la disponibilidad de combustible que hoy es sumamente escasa, generando la abierta protesta de las cámaras empresariales y sindicales.
Estas dos crisis paralelas y simultáneas (política y económica) se retroalimentan, afectan la popularidad del presidente y son generadoras de hechos disruptivos como la extraña asonada militar del miércoles pasado.
A modo de síntesis
El gobierno boliviano atraviesa por una seria crisis económica y política que afectan a la gobernabilidad del país y hacen dudar si podrá llegar al recambio constitucional de 2025.
Por otra parte, los comicios del año próximo podrían generar un escenario donde el electorado se divida en tres sectores: partidarios de Evo Morales y el MAS; los seguidores del presidente Luis Arce y los opositores a ambos candidatos que podrían conformar una alianza para impulsar a un candidato común (como el expresidente Carlos “Tuto” Mesa) que desplace la socialismo del siglo XXI del Palacio Quemado.
En este escenario, el próximo gobierno boliviano será débil legislativamente y tendrá que enfrentar el desafío de negociar con los partidos con representación parlamentaria la forma de tomar medidas impopulares que permitan sacar a Bolivia de la actual crisis económica.
 
 
 
 
 
RUIDO DE SABLES EN MEDIO DE LA CRISIS DE ESTADO
 
Vientos del Sur de Argentina (https://acortar.link/kIGJNL)
 
El fallido intento de golpe de Estado encabezado por el general Zúñiga expresa no sólo la pulsión intervencionista de unas Fuerzas Armadas que siguen pensándose como salvadoras de la Patria sino también la profunda crisis económica y política que atraviesan Bolivia y el MAS.
Ante la ausencia de una clase dominante unificada y fuerte y la consiguiente debilidad de las representaciones políticas que surgen para servirla, el ejército boliviano se ha forjado -con mucho asesoramiento de Estados Unidos- como el representante político de la oligarquía. Se trata de un arquetipo colectivo que fue clave durante el siglo XX, cuando las fuerzas armadas dirimían, a través de la violencia, el empate histórico entre el movimiento obrero-popular y las clases poseedoras.
Cuando Evo Morales ingresó a la presidencia en aquel lejano 2005, prometió descolonizar el ejército, impuso los símbolos indígenas en las ceremonias militares, pero, como el mismo lo comprobó brutalmente el 2019, estuvo lejos de erradicar el espíritu de casta, señorial, racista y golpista de la oficialidad. La aparición del general Juan José Zúñiga como “salvador de la patria” revive esa vieja pulsión de los militares bolivianos de irrumpir en el escenario político para resolver con métodos gangsteriles lo que el imperialismo y sus socios nativos no pueden lograr con los incómodos medios democráticos.
Crisis política
Una crisis política manifiesta su peligrosidad a medida que operan fuerzas centrífugas desde el núcleo mismo del Estado. Si uno o más aparatos del Estado colisionan entre sí, la situación está poniendo en cuestión la existencia misma del régimen político que sustentó, hasta la víspera, su unidad. Todo indica que Bolivia está procesando una crisis política cada vez más agudizada.
Para empezar, gracias a una maniobra totalmente ilegal, las autoridades del aparato de justicia decidieron alargar sus mandatos, que fenecieron constitucionalmente el 1 de enero de este año. Cada vez que la Asamblea Legislativa ejerció su potestad de suspender del cargo a los magistrados y convocar a elecciones, las camarillas del Poder Judicial recurrieron a medidas inverosímiles para escamotear los mandatos del Poder Legislativo que, en teoría, es el primer órgano del Estado.
Al mismo tiempo, hay una profunda crisis al nivel de la representación política, principalmente porque el más importante partido político del país, el Movimiento Al Socialismo, está en una pugna enconada y aparentemente irreversible. Tal es la ferocidad de las disputas, que varios dirigentes medios del evismo (Evo Morales fue el primer político en alertar sobre el peligro golpista) le hacen coro al libreto derechista de caracterizar el peligroso atentado político perpetrado por el general Zuñiga como un “simulacro del gobierno”. A ello se añade que la misma Asamblea Legislativa dejó de tener plenarias hace 6 meses. La razón es que el oficialismo, es decir la fracción del MAS del presidente Luis Arce, constituye una impotente minoría frente a una oposición que viene actuando de forma unificada alrededor del evismo.
Ahora estamos seguros de agregar el último ingrediente de la crisis política. La frustrada asonada militar comandada por el general Zúñiga deja claro que las acciones del alto mando militar en 2019, cuando los generales consagraron el golpe pidiendo la renuncia del presidente del Estado, no fueron hechos que se resolvieron gracias a un mero soborno de los conspiradores derechistas cívicos y empresariales, sino que denotan una deliberación y acción política autónomas de los uniformados.
Precaria situación económica
No es ningún secreto que la pieza clave del modelo de acumulación que sostuvo la gobernabilidad y popularidad del “proceso de cambio” dirigido por el MAS, fue el excedente económico otorgado por la renta hidrocarburífera. Ahora que ese excedente se redujo drásticamente, las piezas que sostienen al modelo empiezan a tambalearse. Hasta ahora, el principal problema fiscal es el enorme peso que tiene la subvención de hidrocarburos (Bolivia importa gasolina y diésel) para el presupuesto, cuyas inversiones son esenciales para mantener el dinamismo del mercado interno.
El gobierno de Arce ya demostró no tener ningún plan serio para resolver el problema, al menos a corto plazo, y Evo Morales endureció sus críticas a la incompetencia del Ejecutivo sin ofrecer ninguna alternativa. La derecha mediática y partidaria, por su parte, apunta sus tiros contra la intervención del Estado en la economía para procurar revivir fetiches neoliberales como “la inversión extranjera” o la “libertad del mercado”.
Un cuartelazo no es un golpe, pero…
Cuando la tarde del 26 de junio un par de regimientos de la policía militar y algunas tanquetas llegaron hasta plaza Murillo, consiguieron un primer efecto exitoso de todo golpe que es provocar un estado de shock en la sociedad. Fracasaron, no obstante, en el objetivo subsecuente: no lograron respaldo en corrientes de opinión de masas. Los mismos medios de comunicación de derecha, que fueron clave para el golpe del 2019, abordaron la noticia con la misma perplejidad con la que su audiencia seguía los acontecimientos. Todo el arco derechista de la política, incluyendo a detenidos como Jeanine Añez o Luis Fernando Camacho, repudiaron la intentona del general Zúñiga, usando, llamativamente, el mismo guion.
Si a nivel propagandístico el putsch de Zuñiga fue un fiasco, lo fue también en su operativo militar. Cuando el general se encontraba a puertas del Palacio de Gobierno montado en una tanqueta, tardó en cruzar el umbral simbólico del poder porque, según la prensa, se encontraba todavía en medio de llamadas telefónicas, quien sabe si dando explicaciones o esperando vanamente que sus cómplices cumplieran lo acordado. Pese a saberse solo, Zúñiga dio una breve conferencia de prensa para pronunciar el rancio y manido discurso de la sedición militar, planteando que venía a salvar al país. Un par de horas después, Luis Arce destituyó a los tres comandantes de las Fuerzas Armadas y las tropas que acompañaron al inefable ex comandante abandonaron la plaza Murillo, siendo los militares hostilizados y correteados por las personas que se habían concentrado para resistir el golpe.
Zúñiga fue arrestado para las 18 del mismo miércoles 26 y acusado penalmente por sedición. Habló con los medios al momento de ser trasladado ante un juez y dio un giro completo a sus peroratas de hace un par de horas, señalando que, en realidad, todos sus actos habían sido coordinados con el presidente Arce para levantar su popularidad. Minutos después, volvió a cambiar de versión, según trascendidos de sus declaraciones ante el juez, sosteniendo que su plan de insubordinación había fracasado porque no todos los mandos militares involucrados habían cumplido el rol que previamente se había dispuesto.
“Fue show…”
Una vez rehabilitada de su asombro, la derecha mediática está haciendo esfuerzos por convencer al pueblo de que la fracasada asonada golpista puede reducirse a un show político del gobierno, con el fin de “legitimarse”.
Hasta ahora, son 17 los militares golpistas aprehendidos y el ministro de Defensa ya hizo saber que en la planificación del putsch estuvieron involucrados militares jubilados, un sector políticamente muy activo en Bolivia, que cuenta con “analistas” que ahora mismo están hablando del “show del autogolpe” y que tomaron roles protagónicos en la agitación que echó inconstitucionalmente a Evo del gobierno en 2019.
Políticamente, el discurso de “autogolpe” y “simulacro de golpe” es muy útil para la derecha, no sólo porque procura salvar de responsabilidades a elementos muy importante del Ejército involucrados en la sedición, sino porque prepara el terreno, inundando de memes las redes sociales en los cuales se ridiculiza el “sainete del golpe”, para asestar a futuro un movimiento de mano más certero contra el movimiento de masas y el régimen democrático, que, aunque cada vez mas deteriorado, constituye un mejor escenario para la lucha popular que la dictadura de capitalismo salvaje que anhela la reacción.
Responsabilidades políticas
El escenario de crisis de Estado y precariedad económicas no son suficientes para explicar la gravedad de lo que pasó en Bolivia el 26 de junio. Es preciso delinear las responsabilidades políticas. En primer lugar, para nadie es desconocido hasta donde puede llegar la oposición de derecha (políticos profesionales y medios de comunicación) en su afán de echar al MAS del gobierno y cambiar, con la fuerza del Estado, las correlaciones de fuerza entre las clases dominantes y el movimiento de masas. Si el gobierno de Arce asume con un mínimo de seriedad las investigaciones del golpe fallido, hallará varios niveles de responsabilidad dentro y fuera de las Fuerzas Armadas.
En segundo lugar, no hay ningún indicio que la pugna política entre las fracciones arcista y evista del MAS cobre algún nivel de altura política, como la situación exige. Pese a que Evo Morales durante la jornada de la asonada militar se posicionó claramente contra los preparativos de golpe, todo indica que esa postura no tiene mayor influencia en los posicionamientos políticos de su bloque. Durante las horas siguientes a la aventura militar, los voceros del evismo siguieron difundiendo la vulgaridad del “simulacro” de golpe por parte del gobierno, mostrando que su forma de hacer política se reduce a resguardar su próxima candidatura. Cuando el mundo empieza y termina en los intereses inmediatos, es porque la política se convirtió en un juego miserable.
Nada mejor puede decirse del arcismo, en tanto promotor activo de que la camarilla judicial se prorrogue ilegalmente. Después de instrumentalizar los intereses mafiosos de los magistrados, el gobierno no debería sorprenderse si termina como víctima de la libertad de acción que le garantizó al aparato judicial. En lo que respecta al ejército, si Arce cree que el mero relevo de los comandantes de las FFAA impedirá nuevas asonadas golpistas, está declarando indignamente su debilidad, en un signo de impotencia que mal puede ser disimulada con actitudes pusilánimes ante sus futuros verdugos.
 
 
 
 
 
LA PELEA ENTRE ARCE Y MORALES SE AGUDIZA EN BOLIVIA
 
La Hora de Ecuador (https://acortar.link/UnBkQe)
 
Muchos sectores sociales en Bolivia esperaban un «pacto de unidad» entre el presidente Luis Arce y el exmandatario y líder del oficialismo, Evo Morales, después del «intento de golpe de Estado» la semana pasada. Sin embargo, la pelea y el intercambio de palabras entre ambos se ha agudizado en los últimos días con fuertes acusaciones de «autogolpe» y de «fascismo».
El 30 de junio de 2024, el expresidente Morales en su programa dominical de la radio cocalera Kawsachún, acusó al Gobierno de Arce de provocar un «autogolpe» y agregó que sospecha que la movilización militar «fue planificada» por el presidente, para mejorar su prestigio y luego «victimizarse con lágrimas de cocodrilo».
Por su parte, el mandatario confesó que llamó a Morales cuando vio los tanques del alzamiento comandado por el destituido comandante general Juan José Zuñiga, para prevenirlo del «intento de golpe de Estado» porque lo consideraba su «compañero».
Sin embargo, después dijo que las diferencias con Morales son «claras» porque no están de acuerdo en cómo se maneja el liderazgo del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
Y en la víspera, Arce le contestó a Morales a través de sus redes sociales, «Evo Morales, ¡no te equivoques una vez más! Claramente lo que ocurrió el 26 de junio fue un Golpe Fallido en Bolivia ¡No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido!».
 
 
 
 
 
GOLPES FALSOS Y DICTADURAS VERDADERAS: EL CASO DE BOLIVIA, CUBA, VENEZUELA Y NICARAGUA
 
Las dictaduras del Siglo XXI jamás han sido víctimas de un golpe de estado, al contrario, son ellas las que han golpeado y aplastado las instituciones, las leyes, los derechos humanos y las libertades más esenciales de sus ciudadanos.
 
El Economista de México (https://acortar.link/D0nx0u  https://acortar.link/abfSo0 )
 
En Bolivia jamás hubo un golpe de Estado. Todo fue un golpe publicitario. Una estrategia manufacturada y prefabricada para justificar la represión, victimizar al agresor y reactivar a una base de fanáticos en torno a un líder inepto, corrupto e impopular.
El golpe anunciado por el presidente Luis Arce es histórico. Sin muertos, sin heridos, sin desapariciones forzadas y sin destrucción masiva de edificios públicos. Una puesta en escena poco creíble en un país donde el principal represor es el estado gobernado por el MAS (Movimiento al Socialismo).
En 2008 Evo Morales también se inventó su propio autogolpe. En esos días eran protestas cívicas en Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Todo fue una excusa perfecta para que el régimen cocalero de Evo Morales aumentara la represión y su estadía en el poder.
En 2019 Evo Morales realizó un fraude monumental para intentar reelegirse por cuarta ocasión. La Constitución lo prohibía, un referendo también, pero nada lo detuvo. En las urnas también perdió y quiso hacer fraude, finalmente se inventó un golpe para justificar su manipulación al conteo.
En 2018 el pueblo de Nicaragua se rebeló contra Ortega y su tiranía familiar. El dictador respondió con sangre y fuego. Ortega dijo que era un golpe fallido orquestado por “el imperio”. La cuartada le ayudó a endurecer la represión y cimentar su dinastía.
En Venezuela Hugo Chávez usó y abusó de golpes, autogolpes y atentados. Estas artimañas le valieron para desaparecer a opositores, someter a aliados, doblegar a militares y aniquilar a competidores desleales. Los asesores cubanos fueron fundamentales.
Desde 2013 Nicolás Maduro ha denunciado 30 planes para asesinarlo y varios golpes fallidos. La estrategia ha servido para movilizar a las bases del partido y exiliar a 8 millones de venezolanos que no encuentran presente ni futuro en ese país.
En 2021, la dictadura de Raúl Castro reprimió con brutalidad las protestas de Patria y Vida. Más de 1,100 personas encarceladas en una puerta giratoria de arrestos interminables. Cuba ha legalizado la pena de muerte y la eliminación de ciudadanía.
Doble rasero. La izquierda radical se niega reclamar justicia por los 1,600 presos políticos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Argumentan que esto es injerencia en temas internos soberanos. En el caso de Bolivia fueron rápidos para pronunciarse y condenar el golpe publicitario.
Los derechos humanos y la democracia están secuestrados por un profundo sesgo ideológico en América Latina. Muy pocos países se atreven a alzar la bandera de libertad y justicia en todo el hemisferio. Esta es la razón por la que los dictadores siguen atornillados al poder.
Las dictaduras del Siglo XXI jamás han sido víctimas de un golpe de estado, al contrario, son ellas las que han golpeado y aplastado las instituciones, las leyes, los derechos humanos y las libertades más esenciales de sus ciudadanos. Ese golpe es real y todavía sigue impune.
 
 
 
 
 
BOLIVIA Y EL GOLPE FALLIDO
 
Insurgencia Magisterial (https://acortar.link/1yB5uK)
 
Un intento de golpe de Estado ha sacudido a Bolivia, cuando aún las heridas del golpe de 2019 siguen pendiendo de la realidad, y en un contexto en el que la proximidad de las elecciones presidenciales pone de manifiesto el interés de los grupos políticos, siendo que el presidente actual, Luis Arce, enfrenta la oposición de algunos sectores sociales y ha marcado distancia del ex presidente Evo Morales, quien busca regresar al poder.
Los sucesos del pasado 26 de junio -que aún deben ser analizados con profundidad-, parecieran un episodio de realismo mágico latinoamericano, pues la imagen del presidente Arce confrontando cara a cara al otrora comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, a la distancia se juzgaría más como un regaño que como la disputa por el poder. Pero, lejos de la fantasía, el intento de golpe de Estado fue anunciado de forma velada por el comandante golpista unos días antes, cuando en una entrevista declaró que el Gobierno de Arce era débil y que si Evo Morales se postulaba para presidente él mismo (Zúñiga) lo arrestaría, siendo esto una injerencia del militar en temas de política cuya responsabilidad no recae en las fuerzas armadas. El golpe no es sorpresa, pero quedan cabos por atar en un entramado global de avance neofascista, que si bien aún no alcanza orquestar del todo su ofensiva, sí deja ver su naturaleza a plena luz.
El fracaso del golpe ha llevado ahora a diversas fuerzas políticas y medios de comunicación a comentar la posibilidad de un “autogolpe”, teoría iniciada por las declaraciones de Zúñiga, quien expresó que recibió la orden de realizar dichas acciones por parte del presidente Arce, quien, según el militar, “le pidió sacar a los blindados”, pues estaría buscando elevar su imagen y fortalecer su Gobierno. Una teoría que únicamente incrementa la confusión y puede llevar a extremos en los que sólo el neofascismo sacaría ventaja, y como sustento de contraposición sirvan las palabras de la golpista acusada de terrorismo y hoy encarcelada, Jeanine Áñez, ex presidenta de facto, quien en sus redes sociales dijo: “Repudio total a movilización de militares en Plaza Murillo pretendiendo destruir el orden constitucional, el MAS con Arce y Evo deben irse a través del voto el año 2025. Los bolivianos defenderemos la democracia”. Es decir, la ex golpista responsable de matanzas en zonas rurales y urbanas de Bolivia y quien fue la figura púbica central de la destitución de Evo Morales a través de un sangriento golpe de Estado, ahora dijo “defender la democracia” mientras buscó responsabilizar al MAS, Arce y Evo de lo que estaba aconteciendo. O sea, expresó lo que ya detenido dijera Zúñiga tras su fracaso. Y ojo, Zúñiga buscaba liberar a Jeanine Áñez y a Luis Fernando Camacho, ex gobernador de la provincia de Santa Cruz, una de las zonas donde mayor violencia golpista se vivió contra el pueblo boliviano en 2019.
Todo lo anterior ¿es una casualidad?, difícilmente. Los sectores neofascistas han buscado capitalizar las diferencias al interior del MAS y el descontento ante el Gobierno de Arce, pero en el fondo, al igual que en 2019, su interés no es la democracia, sino la búsqueda de implantar un régimen ultraconservador que facilite la extracción de litio a las trasnacionales y al imperialismo estadounidense, que, sin casualidad, durante estos sucesos se declaró “al pendiente”, pero ¿qué postura tendría el imperio si el golpe de Estado prosperaba y más sectores de militares se hubieran sumado?, tristemente no estaríamos hablando de conspiraciones políticas, sino de matanzas contra el pueblo boliviano y la democracia.
Mucho queda por analizar, el golpe de Estado fue detenido por el Gobierno y el pueblo boliviano que se movilizó, y a nivel internacional fue denunciado por gobiernos de la región, incluso la OEA lo desestimó, pero creer que ahí quedó sería un grave error, en un contexto ya dicho; el neofascismo avanza en el mundo y no debemos cerrar los ojos.
 
 
 
 
UN GOLPE DE ESTADO PARA LA DESESTABILIZACIÓN Y ELECCIONES ANTICIPADAS FORZADAS
 
Resumen Latinoamericana Org. (https://acortar.link/ZxrE5R)
 
El intento de golpe de Estado, de esta semana en Bolivia ha sacudido no sólo al país sino a todo el continente, causando sorpresa incluso en Eurasia.
Esto se debe a que el gobierno boliviano representa un camino hacia la independencia, la autodeterminación y la industrialización en el llamado patio trasero estadounidense. Muy poco después de su fracaso, surgieron voces en el país que afirmaban que en realidad se había producido un golpe de Estado autoinducido en el país. El reclamo, declarado por primera vez por el propio general golpista, afirmaba que el propio presidente Arce había inducido el acto para aumentar su popularidad.
Hablamos sobre el golpe, su fracaso, las fricciones dentro del frente popular y las razones y dimensiones de la crisis en Bolivia con Hugo Moldiz, ex ministro del Interior durante la presidencia de Evo Morales, experto en relaciones internacionales y con varios libros publicados sobre la Revolución boliviana.
Fernando Esteche. – Tras el motín liderado por el general Zúñiga, varios actores de un sector del MAS (Movimiento al Socialismo, partido político boliviano con mayoría en el parlamento que respaldó la elección del actual presidente Luis Arce) y el propio golpista denunciaron un auto- golpe inducido. ¿Cuál es tu reflexión sobre el tema?
Hugo Moldiz. – Hasta ahora son 17 entre los militares activos, militares pasivos y algunos civiles que han sido detenidos en menos de 24 horas por su participación en el golpe fallido. Las investigaciones conducen hasta ahora a ubicar el origen de planificación del golpe en mayo de este año, y a identificar algunos actores, sobre todo del servicio pasivo, que tuvieron participación en el golpe de 2019 contra Evo Morales y que tienen alguna relación muy activa con la Embajada de los Estados Unidos.
Ahora, hay tres elementos para considerar sobre las declaraciones del general Zúñiga, el ex comandante del ejército, cuando estaba en Plaza Murillo. Uno; pidiendo la liberación de los presos políticos, Jeanine Áñez, Fernando Camacho y otros. Dos; declarando contra la democracia boliviana, de que no había democracia, que había malestar. Tres; señalando que la gente del pueblo estaba en sus casas, que lo que empezaba a moverse hacia la Plaza Murillo no era el pueblo, sino bandas masistas. Cuatro; podríamos decir el quiebre.
Zúñiga revela que el golpe no prosperó porque la policía no se incorporó a pesar de un acuerdo preliminar y que otras unidades motorizadas del ejército no llegaron hacia Plaza Murillo tal como estaba acordado.
Así que hay varios elementos que conducen a desmontar la falsa hipótesis del autogolpe. Lo que pasa es que hay que entender que quienes hoy hablan de autogolpe fueron los primeros, estuvieron más bien horas antes expresando su rechazo al intento de golpe de Estado, su llamado a defender la democracia. Pero cuando se dieron cuenta de que el golpe no iba a triunfar, y que de ahí iba a salir fortalecido Luis Arce, por lo menos en un corto o mediano plazo, dependerá de cómo procesa esta victoria, pues habrán pasado a la hipótesis del autogolpe. de desacreditar y afectar ese nivel de fortaleza con la que ha salido Luis Arce de este intento de golpe.
FE – Podría describir la situación socioeconómica del país, ¿cuáles son los problemas que enfrenta?
HM – entonces factores externos, Bolivia tiene esos factores externos que están influyendo sobre la economía boliviana, a la que se suman los efectos del gobierno de facto, de un año de gobierno de facto donde prácticamente no se hizo inversión pública y luego la disminución drástica de la producción y los volúmenes de exportación de gas a Brasil y a la Argentina que eran la principal fuente de ingresos del país, así que combinando factores externos, factores internos, evidentemente Bolivia debería estar en una crisis económica muy profunda, alta hiperinflación, un gran crecimiento del desempleo, en fin, felizmente eso no ha sucedido.
Inflación controlada, es la primera o la segunda economía en América Latina con menos inflación, el desempleo más bien ha disminuido un poco y los niveles de pobreza también han disminuido en relación incluso hasta antes del 2019 con el golpe de estado, es decir, que los efectos del modelo económico han dado resultados, más bien el modelo económico ha demostrado ser bueno tanto para momentos de bonanza como para momentos de dificultades como las que se están enfrentando. Ahora, en ese contexto dos son los problemas a resolver, uno el tema de la poca disponibilidad de dólares y segundo el desabastecimiento de diésel y gasolina. Esto último está en vías de solución luego de la visita del presidente Arce a Vladimir Putin, un encuentro bilateral por la cual Rusia está colaborando, Rusia como miembro de la OPEP, está colaborando para que Bolivia pueda resolver el tema de la gasolina y el diésel.
El tema de los dólares es más complicado, hay un proceso de especulación, la agroindustria que creció mucho durante el gobierno de Evo, no meten ni saca dólares a través del Banco Central y ciertamente pues eso en momentos en que había mucha plata no se notaba, pero en momentos en que hay una disminución de los ingresos por la exportación de gas ya se nota mucho, así que ahí hay un tema a resolver más la especulación que está haciendo la banca y la agroindustria que por fuera están prácticamente subastando los dólares que hay en el país, están subastando al mejor postor en una clara expresión no sólo de entre comillas liberalización económica sino que además de eso de especulación y lo hacen fuera del país.
FE – La asonada de Zuñiga pretende naturalizar cierta inestabilidad institucional, esta inestabilidad ¿cómo se manifiesta más allá de la asonada, en los distintos poderes y en la gobernabilidad?
HM – Bolivia está enfrentando unas dificultades económicas que creo que es demasiado prematuro y políticamente intencionado señalar que es una crisis, por lo menos entendiendo crisis como algo estructural. Tiene dificultades derivadas de causas externas, internas en las causas externas, y está clarísimo los efectos de la pospandemia que en mayor o menor medida han golpeado las economías del mundo, particularmente América Latina, crecimiento del desempleo, altas tarifas.
Coinciden en objetivos, sobre todo entre la facción Evista y la facción de ultraderecha liderada por Fernando Camacho, que está en la cárcel por el golpe del 2019, y entonces hay una construcción política de que en el país hay una crisis estatal o por lo menos una crisis de institucionalidad que tiene que ver mucho con el tema del órgano judicial, otros países llamado poder judicial, e incluso del órgano electoral y los problemas que tiene el vicepresidente de conducir la asamblea legislativa plurinacional, porque por constitución en Bolivia el vicepresidente es el presidente nato de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Entonces, y claro, y esto se suma al tema de las Fuerzas Armadas, por lo tanto, la hipótesis es que Bolivia está trabajando en una crisis institucional cada vez más profunda y obviamente que la salida es de carácter político, lo que no se atreven a decir de manera explícita y sistemática, aunque han soltado por ahí algunas ideas, y que esta salida política implica el adelanto de elecciones, que ya no sean 2025, sino sean este año.
Así también hay que entender un poco lo que ha sucedido con el intento de golpe, que es una de las formas que se están utilizando para desestabilizar al gobierno legal y legítimamente constituido. Señalar que no se ha renovado el órgano judicial mediante voto popular, como establece la Constitución boliviana. responsabilidad del gobierno, que es un poco la narrativa que se vende dentro y fuera del país, sino por responsabilidad legislativa plurinacional que fue incapaz de ponerse de acuerdo, de consensar una ley de convocatoria y de elecciones para el año pasado, pues estos tenían que haber sido cambiados el 31 de diciembre y como eso no sucedió y como no puede haber un vacío institucional sobre todo en el campo de la justicia, en realidad en ninguno, el Tribunal Constitucional emitió un fallo o una resolución judicial por la cual todos los miembros del órgano judicial, incluido ellos mismos, se mantenían en sus funciones hasta que haya elecciones, elecciones que deberían ser este año, eso en cuanto al órgano judicial que es un poco de lo que más se habla.
En síntesis, esta asonada golpista estába siendo planteada por sectores de la derecha clásica, pero también de lo que se llama esta nueva derecha, o que políticamente se ponen en posiciones de derecha. como una expresión de una crisis, o como de una profunda crisis institucional.
FE- Con las acusaciones actuales pareciera ser muy dificultoso pensar en una unidad de los sectores populares expresados a través de Evo y Lucho… ¿es posible construir esa unidad? ¿Cuáles serían los caminos posibles? Esa Unidad ¿resolvería la amenaza electoral de las propuestas neocolonialistas?
HM –Las posibilidades de la unidad están cada vez más lejanas. Hay algunos puentes que se están estableciendo entre ambas facciones, pero todo indica que desmontar las diferencias entre una facción y otra, sobre todo con la facción de Evo, que ha empezado no solamente a desacreditar al gobierno del presidente Luis Arce, sino incluso a descalificar a los dirigentes de las organizaciones fundadoras del MAS, pues eso ha ensanchado más bien las diferencias y las ha profundizado. Sin embargo, hay dos elementos centrales que podrían dar lugar a un reencuentro en condiciones… actuales, no es que se van a caer a besos ni a abrazos, pero que pueden actuar juntas en caras a las elecciones de 2025 y con eso abrir la posibilidad de continuar con el proceso de cambio y continuar con la profundización del Estado plurinacional y el camino hacia la industrialización.
Estas dos condiciones, una es resolver las diferencias en el marco del Estatuto del MAS, eso implica que un Congreso debe ser convocado por la dirección política, que hasta ahora ante el organismo electoral es la de Evo Morales, junto y en consenso, como establece el Estatuto del MAS, en consenso con las organizaciones fundadoras, tres más importantes del país, Campesinas Interculturales y Bartolinas, que en consenso deben convocar a un Congreso, un Congreso de unidad. Eso pasa porque Evo reconozca que algunas organizaciones que él ha creado, organizaciones paralelas, no tienen ni legalidad, ni representatividad, ni legitimidad, y que por lo tanto debe estar con las tres fundadoras, organizaciones fundadoras, la Central Obrera Boliviana, que están respaldando al presidente Luis Arce. Y la segunda es una elección democrática de los candidatos. No imponerle idea o por las buenas o por las malas, sino que, de acuerdo a encuestas, o a una consulta nacional abierta o cerrada, o una combinación de ambas cosas, se pueda elegir al candidato que mejor represente y que mejores posibilidades tenga para las próximas elecciones generales.
FE – Luego de las declaraciones de la encargada de negocios norteamericana en el país, y del regreso de Arce de su viaje a Rusia, ¿podemos pensar que la posibilidad de un afianzamiento del perfil autonomista de Bolivia aceleró planes destituyentes de parte del Comando Sur?
HM –Evidentemente, Bolivia tiene recursos, litio, las reservas más grandes del mundo, y tierras raras que son de interés de los Estados Unidos, además del interés que representa su ubicación geográfica, estar en el corazón, básicamente, de Sudamérica. Y tener movimientos sociales que, aunque están golpeados desde ya antes del golpe del 2019, debido a una suerte de domesticación que se hizo desde el Estado, a pesar de eso, siguen siendo sectores sociales muy politizados y fundamentales para cualquier proceso político emancipador.
Entonces, Estados Unidos tiene concentrada su mirada en el litio, en las tierras raras y en los recursos de Bolivia y esto se ha profundizado en los últimos años. Lo que sí incomoda a Estados Unidos es que, a diferencia incluso de lo que pasó durante el gobierno de Evo Morales, Luis Arce ha estrechado relaciones con China, con Rusia y con Irán. Es algo que ciertamente le incomoda bastante a Estados Unidos y, obviamente, al Comando Sur. Y sí, hay que entender que esos planes destituyentes de Estados Unidos se han acelerado por la posición política demostrada por el gobierno de Luis Arce a través de su política exterior.
Esto se debe a que el gobierno boliviano representa un camino hacia la independencia, la autodeterminación y la industrialización en el llamado patio trasero estadounidense. Muy poco después de su fracaso, surgieron voces en el país que afirmaban que en realidad se había producido un golpe de Estado autoinducido en el país. El reclamo, declarado por primera vez por el propio general golpista, afirmaba que el propio presidente Arce había inducido el acto para aumentar su popularidad.
Hablamos sobre el golpe, su fracaso, las fricciones dentro del frente popular y las razones y dimensiones de la crisis en Bolivia con Hugo Moldiz, ex ministro del Interior durante la presidencia de Evo Morales, experto en relaciones internacionales y con varios libros publicados sobre la Revolución boliviana.
Fernando Esteche. – Tras el motín liderado por el general Zúñiga, varios actores de un sector del MAS (Movimiento al Socialismo, partido político boliviano con mayoría en el parlamento que respaldó la elección del actual presidente Luis Arce) y el propio golpista denunciaron un auto- golpe inducido. ¿Cuál es tu reflexión sobre el tema?
Hugo Moldiz. – Hasta ahora son 17 entre los militares activos, militares pasivos y algunos civiles que han sido detenidos en menos de 24 horas por su participación en el golpe fallido. Las investigaciones conducen hasta ahora a ubicar el origen de planificación del golpe en mayo de este año, y a identificar algunos actores, sobre todo del servicio pasivo, que tuvieron participación en el golpe de 2019 contra Evo Morales y que tienen alguna relación muy activa con la Embajada de los Estados Unidos.
Ahora, hay tres elementos para considerar sobre las declaraciones del general Zúñiga, el ex comandante del ejército, cuando estaba en Plaza Murillo. Uno; pidiendo la liberación de los presos políticos, Jeanine Áñez, Fernando Camacho y otros. Dos; declarando contra la democracia boliviana, de que no había democracia, que había malestar. Tres; señalando que la gente del pueblo estaba en sus casas, que lo que empezaba a moverse hacia la Plaza Murillo no era el pueblo, sino bandas masistas. Cuatro; podríamos decir el quiebre.
Zúñiga revela que el golpe no prosperó porque la policía no se incorporó a pesar de un acuerdo preliminar y que otras unidades motorizadas del ejército no llegaron hacia Plaza Murillo tal como estaba acordado.
Así que hay varios elementos que conducen a desmontar la falsa hipótesis del autogolpe. Lo que pasa es que hay que entender que quienes hoy hablan de autogolpe fueron los primeros, estuvieron más bien horas antes expresando su rechazo al intento de golpe de Estado, su llamado a defender la democracia. Pero cuando se dieron cuenta de que el golpe no iba a triunfar, y que de ahí iba a salir fortalecido Luis Arce, por lo menos en un corto o mediano plazo, dependerá de cómo procesa esta victoria, pues habrán pasado a la hipótesis del autogolpe. de desacreditar y afectar ese nivel de fortaleza con la que ha salido Luis Arce de este intento de golpe.
FE – Podría describir la situación socioeconómica del país, ¿cuáles son los problemas que enfrenta?
HM – entonces factores externos, Bolivia tiene esos factores externos que están influyendo sobre la economía boliviana, a la que se suman los efectos del gobierno de facto, de un año de gobierno de facto donde prácticamente no se hizo inversión pública y luego la disminución drástica de la producción y los volúmenes de exportación de gas a Brasil y a la Argentina que eran la principal fuente de ingresos del país, así que combinando factores externos, factores internos, evidentemente Bolivia debería estar en una crisis económica muy profunda, alta hiperinflación, un gran crecimiento del desempleo, en fin, felizmente eso no ha sucedido.
Inflación controlada, es la primera o la segunda economía en América Latina con menos inflación, el desempleo más bien ha disminuido un poco y los niveles de pobreza también han disminuido en relación incluso hasta antes del 2019 con el golpe de estado, es decir, que los efectos del modelo económico han dado resultados, más bien el modelo económico ha demostrado ser bueno tanto para momentos de bonanza como para momentos de dificultades como las que se están enfrentando. Ahora, en ese contexto dos son los problemas a resolver, uno el tema de la poca disponibilidad de dólares y segundo el desabastecimiento de diésel y gasolina. Esto último está en vías de solución luego de la visita del presidente Arce a Vladimir Putin, un encuentro bilateral por la cual Rusia está colaborando, Rusia como miembro de la OPEP, está colaborando para que Bolivia pueda resolver el tema de la gasolina y el diésel.
El tema de los dólares es más complicado, hay un proceso de especulación, la agroindustria que creció mucho durante el gobierno de Evo, no meten ni saca dólares a través del Banco Central y ciertamente pues eso en momentos en que había mucha plata no se notaba, pero en momentos en que hay una disminución de los ingresos por la exportación de gas ya se nota mucho, así que ahí hay un tema a resolver más la especulación que está haciendo la banca y la agroindustria que por fuera están prácticamente subastando los dólares que hay en el país, están subastando al mejor postor en una clara expresión no sólo de entre comillas liberalización económica sino que además de eso de especulación y lo hacen fuera del país.
FE – La asonada de Zuñiga pretende naturalizar cierta inestabilidad institucional, esta inestabilidad ¿cómo se manifiesta más allá de la asonada, en los distintos poderes y en la gobernabilidad?
HM – Bolivia está enfrentando unas dificultades económicas que creo que es demasiado prematuro y políticamente intencionado señalar que es una crisis, por lo menos entendiendo crisis como algo estructural. Tiene dificultades derivadas de causas externas, internas en las causas externas, y está clarísimo los efectos de la pospandemia que en mayor o menor medida han golpeado las economías del mundo, particularmente América Latina, crecimiento del desempleo, altas tarifas.
Coinciden en objetivos, sobre todo entre la facción Evista y la facción de ultraderecha liderada por Fernando Camacho, que está en la cárcel por el golpe del 2019, y entonces hay una construcción política de que en el país hay una crisis estatal o por lo menos una crisis de institucionalidad que tiene que ver mucho con el tema del órgano judicial, otros países llamado poder judicial, e incluso del órgano electoral y los problemas que tiene el vicepresidente de conducir la asamblea legislativa plurinacional, porque por constitución en Bolivia el vicepresidente es el presidente nato de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Entonces, y claro, y esto se suma al tema de las Fuerzas Armadas, por lo tanto, la hipótesis es que Bolivia está trabajando en una crisis institucional cada vez más profunda y obviamente que la salida es de carácter político, lo que no se atreven a decir de manera explícita y sistemática, aunque han soltado por ahí algunas ideas, y que esta salida política implica el adelanto de elecciones, que ya no sean 2025, sino sean este año.
Así también hay que entender un poco lo que ha sucedido con el intento de golpe, que es una de las formas que se están utilizando para desestabilizar al gobierno legal y legítimamente constituido. Señalar que no se ha renovado el órgano judicial mediante voto popular, como establece la Constitución boliviana. responsabilidad del gobierno, que es un poco la narrativa que se vende dentro y fuera del país, sino por responsabilidad legislativa plurinacional que fue incapaz de ponerse de acuerdo, de consensar una ley de convocatoria y de elecciones para el año pasado, pues estos tenían que haber sido cambiados el 31 de diciembre y como eso no sucedió y como no puede haber un vacío institucional sobre todo en el campo de la justicia, en realidad en ninguno, el Tribunal Constitucional emitió un fallo o una resolución judicial por la cual todos los miembros del órgano judicial, incluido ellos mismos, se mantenían en sus funciones hasta que haya elecciones, elecciones que deberían ser este año, eso en cuanto al órgano judicial que es un poco de lo que más se habla.
En síntesis, esta asonada golpista estába siendo planteada por sectores de la derecha clásica, pero también de lo que se llama esta nueva derecha, o que políticamente se ponen en posiciones de derecha. como una expresión de una crisis, o como de una profunda crisis institucional.
FE- Con las acusaciones actuales pareciera ser muy dificultoso pensar en una unidad de los sectores populares expresados a través de Evo y Lucho… ¿es posible construir esa unidad? ¿Cuáles serían los caminos posibles? Esa Unidad ¿resolvería la amenaza electoral de las propuestas neocolonialistas?
HM –Las posibilidades de la unidad están cada vez más lejanas. Hay algunos puentes que se están estableciendo entre ambas facciones, pero todo indica que desmontar las diferencias entre una facción y otra, sobre todo con la facción de Evo, que ha empezado no solamente a desacreditar al gobierno del presidente Luis Arce, sino incluso a descalificar a los dirigentes de las organizaciones fundadoras del MAS, pues eso ha ensanchado más bien las diferencias y las ha profundizado. Sin embargo, hay dos elementos centrales que podrían dar lugar a un reencuentro en condiciones… actuales, no es que se van a caer a besos ni a abrazos, pero que pueden actuar juntas en caras a las elecciones de 2025 y con eso abrir la posibilidad de continuar con el proceso de cambio y continuar con la profundización del Estado plurinacional y el camino hacia la industrialización.
Estas dos condiciones, una es resolver las diferencias en el marco del Estatuto del MAS, eso implica que un Congreso debe ser convocado por la dirección política, que hasta ahora ante el organismo electoral es la de Evo Morales, junto y en consenso, como establece el Estatuto del MAS, en consenso con las organizaciones fundadoras, tres más importantes del país, Campesinas Interculturales y Bartolinas, que en consenso deben convocar a un Congreso, un Congreso de unidad. Eso pasa porque Evo reconozca que algunas organizaciones que él ha creado, organizaciones paralelas, no tienen ni legalidad, ni representatividad, ni legitimidad, y que por lo tanto debe estar con las tres fundadoras, organizaciones fundadoras, la Central Obrera Boliviana, que están respaldando al presidente Luis Arce. Y la segunda es una elección democrática de los candidatos. No imponerle idea o por las buenas o por las malas, sino que, de acuerdo a encuestas, o a una consulta nacional abierta o cerrada, o una combinación de ambas cosas, se pueda elegir al candidato que mejor represente y que mejores posibilidades tenga para las próximas elecciones generales.
FE – Luego de las declaraciones de la encargada de negocios norteamericana en el país, y del regreso de Arce de su viaje a Rusia, ¿podemos pensar que la posibilidad de un afianzamiento del perfil autonomista de Bolivia aceleró planes destituyentes de parte del Comando Sur?
HM –Evidentemente, Bolivia tiene recursos, litio, las reservas más grandes del mundo, y tierras raras que son de interés de los Estados Unidos, además del interés que representa su ubicación geográfica, estar en el corazón, básicamente, de Sudamérica. Y tener movimientos sociales que, aunque están golpeados desde ya antes del golpe del 2019, debido a una suerte de domesticación que se hizo desde el Estado, a pesar de eso, siguen siendo sectores sociales muy politizados y fundamentales para cualquier proceso político emancipador.
Entonces, Estados Unidos tiene concentrada su mirada en el litio, en las tierras raras y en los recursos de Bolivia y esto se ha profundizado en los últimos años. Lo que sí incomoda a Estados Unidos es que, a diferencia incluso de lo que pasó durante el gobierno de Evo Morales, Luis Arce ha estrechado relaciones con China, con Rusia y con Irán. Es algo que ciertamente le incomoda bastante a Estados Unidos y, obviamente, al Comando Sur. Y sí, hay que entender que esos planes destituyentes de Estados Unidos se han acelerado por la posición política demostrada por el gobierno de Luis Arce a través de su política exterior.
FE – ¿Podes enumerar y describir algunos de los distintos acuerdos que hubo en el congreso de sectores del MAS con la oposición golpista y que atacaron la gobernabilidad y la economía? (bloquearon acuerdos comerciales o de inversiones)
HM – En noviembre del año pasado se produjo una renovación de las directivas de diputados y de senadores. La facción evista llegó a un acuerdo con Creemos y con Comunidad Ciudadana, es decir, con la ultraderecha y con el partido del señor Mesa, que es de derecha, que fueron los dos partidos que estuvieron en el golpe contra Evo Morales. Y en los nueve puntos establecían uno que es importantísimo, que es la liberación, el debido proceso a los presos políticos, es decir, lo que hacía el senador Andrónico con ese acuerdo, acuerdo sacramentado por Evo Morales, era reconocer que en Bolivia hay presos políticos. que es un concepto con el que Estados Unidos, la OEA y otros hacen injerencias hacia gobiernos revolucionarios, progresistas y de izquierda y convierten a los delincuentes comunes en presos políticos como una bandera de agitación, movilización y de presión internacional. Este acuerdo se ha traducido en un bloqueo económico hasta ahora al gobierno del presidente Arce. Hay muchas leyes económicas, entre ellas créditos, que tienen que ser aprobados por la Asamblea Legislativa y esto ha sido bloqueado.
Se han aprobado algunas leyes producto de sectores que se iban a beneficiar con su implementación, por ejemplo construcción entre carreteras entre una provincia y otra, o entre un departamento y otro, pero luego de varios meses, con lo cual evidentemente apuntaban, no sin razón, a que fuera el ejecutivo el que pagara los platos rotos, porque la gente pensaba que era el gobierno, o piensa, que es el que no quiere ejecutar tal o cual proyecto, cuando en realidad el mecanismo de financiamiento está prácticamente congelado y bloqueado en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Luego, durante varios meses, se guardaron en los archivos de la Asamblea Legislativa la ley de adhesión al MERCOSUR. No solo que se guardaron, sino que además de eso, primero lo rechazaron y recién hace no más de dos semanas se aprobaron, se aprobó la ley de adhesión al Mercosur. Entonces, hay una coordinación.
Y para el tema de las elecciones judiciales, trataron de imponer una ley que se lo impidió la bancada que trabaja con Arce, la llamada bancada arcista, básicamente para lotear de nuevo a los magistrados y locales del órgano judicial. Entonces, hay una acción conjunta, incluso una similitud de la narrativa que se utiliza contra el gobierno, gobierno corrupto, gobierno protector del narcotráfico, gobierno que atenta contra la propiedad privada. Imagínense, es decir, el movimiento al socialismo como parte de una narrativa, de una narrativa propietarista privada que se usa contra el gobierno de Luis Arce.
Yo quiero cerrar señalando cuatro o cinco aspectos que a mi juicio fueron fundamentales para derrotar el intento golpista, además de lo señalado en el primer punto.
Primero; la rápida movilización del pueblo para defender a su gobierno legal y legítimamente constituido, no sólo en La Paz, donde la gente se empezó a volcar hacia la plaza Murillo, sino además en varias partes del país donde se hicieron mitines, concentraciones y marchas de respaldo al presidente y de defensa a la democracia.
Segundo; la actitud de Luis Arce, que a pesar de que incluso le ofrecieron un helicóptero para salir de Casa Grande, que es el palacio de gobierno en Bolivia, él decidió quedarse y enfrentar a los golpistas. Bajó, incluso, hasta la puerta del Palacio Quemado, contiguo a la Casa Grande, para ordenar al general sublevado que retire a las tropas; éste le dijo que no lo iba a hacer. No se amilanó en ningún momento y ciertamente el hecho de que no se haya ido, el hecho de que no haya salido y el hecho de que lo que menos haya pensado es en renunciar, evidentemente es un valor y es una fuerza moral y política que expone el presidente Arce.
Tercero; la rápida reacción de la comunidad internacional, de gobiernos progresistas, de izquierda, incluso de otros que no son ni lo uno ni lo otro, haciendo conocer sus plenos respaldos a la democracia y al gobierno legal y legítimamente constituido, y, a ver, bueno, las organizaciones sociales que se accionaron también rápidamente convocando un bloqueo nacional de caminos y una huelga general indefinida hasta que se vaya el golpista en caso de que se hubiera consumado el golpe. En el caso de que hubieran tomado el poder político por la fuerza.
 
 
 
 
BOLIVIA, URRUTIA Y BIDEN 

Ultimas Noticias de Venezuela (https://acortar.link/ANjjK8)
 
La semana pasada cerró con tantos temas noticiosos que obligan a quien escribe a considerarlos a la hora de alimentar estas líneas. Y, por cierto, no se trata solamente de mencionarlos con la intención de poner al tanto a algún lector no actualizado, sino más bien de relacionar lo sucedido fuera de nuestras fronteras con lo que acontece –o pudiera manifestarse– aquí en nuestro país.
El territorio de Bolivia, país récord en golpes de Estado, frustrados y exitosos (con la intentona del general Juan José Zúñiga ya suma 39), es rico en gas natural, litio, plata, cobre, zinc, reservas de agua y otros recursos naturales. La presencia de estos elementos, más su estratégica ubicación geográfica, convierten a esta nación en blanco de todas las estrategias posibles pensadas (y ejecutadas) desde Estados Unidos para “rescatarla” de las manos de los movimientos sociales y pueblos originarios.
Es necesario recordar que los eternos excluidos llegaron al Palacio de Quemados en 2006 con el triunfo electoral de Evo Morales y que, a pesar de la Organización de Estados Americanos, es decir, de la Casa Blanca, y de los empleados de esta última, Luis Almagro y Jeannine Áñez, los campesinos, mineros, trabajadores organizados, etcétera, aún se mantienen gobernando con el actual presidente, Luis Arce.
Para acabar con el mandato popular en Bolivia, como en Venezuela, ha habido de todo un poco. Golpe de Estado de fugaz éxito y autojuramentación de la guaidocista Áñez en 2019. Intentos de secesión con tintes racistas en la llamada Media Luna durante 2008. Y, al igual que aquí, más allá de lo que se diga en cualquier discurso demagogo ofrecido en Washington o en Bruselas, el interés de hacerse con el poder político en nuestros países es, al final, uno solo: el económico. Y más claro aún: la meta de hacerse del control de los recursos naturales, tal y como lo ha dicho Laura Richardson, jefa del Comando Sur.
Y, por cierto, sí que tardó mucho el Departamento de Estado de Estados Unidos en condenar la intentona del general Zúñiga. No solamente se manifestó a destiempo, su comunicado tampoco fue tajante. Cosa rara, tal vez sus funcionarios andan en la misma onda en la que estuvo Joe Biden durante el primer debate con Donald Trump: perdido en el tiempo y en el espacio. Casualmente, en ese mismo tono de destiempo estuvo la Plataforma Unitaria Democrática de Urrutia, del candidato afiche.
 
 
 
 
 
BRASIL BUSCA LLEGAR A PUERTOS PERUANOS Y CHILENOS MEDIANTE RUTAS DE BOLIVIA
 
El País de Costa Rica (https://acortar.link/UxVG2y)
 
El Gobierno boliviano abordará con representantes de Brasil la posibilidad de que el gigante sudamericano pueda acceder a puertos peruanos y chilenos para su comercio exterior, ante la próxima visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el 9 de julio al país, confirmó este martes el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño.
«Estamos hablando del puerto de Chancay, donde se ha invertido recursos económicos de China, esta semana tenemos reunión bilateral con ministros de Estado de Brasil para ver el puente binacional entre Bolivia y Brasil, el corredor secundario que vamos a estudiar desde el municipio fronterizo de Guayaramerín y puertos peruanos», explicó, en conferencia, sobre la agenda a discutir.
El funcionario boliviano también dijo que Brasil busca acceder a puertos chilenos mediante territorio boliviano.
«También están interesados en la ruta del Mato Grosso, desde el municipio boliviano fronterizo de San Matías y puertos chilenos y peruanos. Estamos trabajando intensamente invirtiendo recursos», indicó.
La Terminal Portuaria de Chancay, a unos 30 kilómetros al norte de la ciudad de Lima, será un puerto multipropósito que movilizará carga en contenedores, carga general, carga a granel no mineral y carga rodante; convirtiéndose en un «hub regional de comercio y nodo sudamericano marítimo» hacia el Asia y Oceanía, según la descripción en el sitio web de Cosco Shipping que es la empresa impulsora del proyecto.
Bolivia busca también acceder a puertos brasileños sobre el Océano Atlántico, como alternativa a los puertos chilenos en el Pacífico que usa para su comercio exterior.
Bolivia no tiene acceso soberano a los puertos del Océano Pacífico para exportar e importar mercancías y debe recurrir a puertos chilenos y peruanos.
 
 
 
 
EL DÍA EN QUE BOLIVIA TRAICIONÓ A PERÚ EN LA GUERRA DEL PACÍFICO (Y LO PRIVÓ DE UNA POSIBLE VICTORIA)
 
La Tercera de Chile (https://acortar.link/5QKaeI)
 
En noviembre de 1879, el ejército aliado peruano-boliviano se aprestaba para efectuar una maniobra conjunta de ataque contra el ejército chileno, recién desembarcado en Pisagua. Para eso se requería una dura marcha por el desierto del presidente boliviano, general Hilarión Daza, para atacar junto al general peruano Juan Buendía. Todo parecía ir según lo planeado, pero el caudillo altiplánico nunca llegó, en uno de los episodios más insólitos del conflicto. Acá la historia de un hecho referido como retirada, una contramarcha, o una traición.
“Dos divisiones de fuerza boliviana (estarán) en Tana el 16 con 15 cañones. Adonde marche Ud. evite atacar al enemigo sin seguridad”, fue el escueto, pero elocuente telegrama que envió el presidente del Perú, general Mariano Ignacio Prado, al general Juan Buendía, al mando de las tropas peruanas en el departamento de Tarapacá. Era noviembre de 1879 y la Guerra del Pacífico se trasladó del mar hacia el desierto. A comienzos de mes, el ejército chileno había concretado un desembarco anfibio en Pisagua, separando al ejército aliado peruano-boliviano.
Buendía había logrado reunir a los dispersos de Pisagua y se había concentrado en Pozo Almonte. Pero su situación era apremiante. No contaba con los recursos para afrontar una larga campaña, y peor aún, no estaba en condiciones de recibir auxilio por el mar, tras la captura del monitor Huáscar en octubre de ese año, tras el combate de Angamos. Por ello, su situación era compleja y entre los altos mandos del ejército aliado se evaluaron las acciones a seguir.
Enterado de lo que había sucedido en Pisagua, el general Prado celebró en Tacna un consejo de guerra en que se sumó al presidente de Bolivia, el también general Hilarión Daza. Allí se acordó que se debía forzar una batalla decisiva. Por ello, se trazó un plan: una división saldría desde Tacna, avanzaría hacia el sur y atacaría a los chilenos en el cerro San Francisco, a la vez que Buendía debía avanzar subir con sus tropas desde Pozo Almonte hacia el mismo punto. Así, en un clásico movimiento de pinza, con cada división aliada atacando desde los flancos se lograría empujar al ejército chileno para obligarlo al repliegue a Pisagua y así generar las condiciones para expulsarlo de Tarapacá.
Aprobado el plan, Daza salió desde Arica el 11 de noviembre, al mando de una división de infantería y otra de caballería, además de su guardia personal, un batallón conocido como “los inmortales”, que guardaban total lealtad al caudillo boliviano. Para sus tropas había llegado el momento de entrar en acción, al llevar meses acantonados en Tacna. Eufóricos, se trasladaron en tren hasta Arica para luego seguir en una marcha a pie, hacia el sur, para enlazar con Buendía (quien ya había recibido el telegrama de Prado anunciándole la llegada de los bolivianos) y atacar juntos al ejército chileno en Tarapacá.
En el papel, el plan parecía sensato, pero las cosas se comenzaron a complicar. “Prado, conocedor del terreno desértico, aconsejó a Daza que hiciese marchar a su gente en el desierto de noche o en las horas frescas del amanecer o atardecer. Daza respondió ‘que estaba acostumbrado a conducir tropas y que el soldado boliviano podía caminar jornadas enteras, bajo cualesquiera condiciones, sin fatiga alguna’”, detalla Pablo Rodrigo Quiroz en su artículo Narrativa de una traición: relectura de lo sucedido en Camarones durante la Guerra del Pacífico.
Hilarión Daza y la traición de Bolivia a Perú
Decidido a demostrar que estaba en lo cierto, Daza quiso hacer las cosas a su modo. Pero la dura marcha por el desierto probó ser un reto formidable para su tropa. “Desde un inició se notó la improvisación, ya que no hubo la respectiva revista de armas: no todos estaban equipados, y muchos no sabían manejar un fusil. Pese a las reiteradas recomendaciones del General Prado de salir de madrugada, salieron a las 9 de la mañana. Incluso, el General Prado hizo notar varias veces la inconveniencia de que los soldados llevasen vino en vez de agua en sus cantimploras, detalle que Daza pasó por alto”, apunta Quiroz.
Pese a todo, el ejército de Daza logro llegar hasta la quebrada de Camarones el 14 de noviembre. Desde allí despachó un urgente telegrama a Prado, en que no se anduvo con rodeos. “Desierto abruma. Ejército se resiste a continuar. No hay víveres”, señaló. El presidente del Perú le respondió con un telegrama igualmente insólito. “Recibido parte del ejército; mañana estará en Agua Santa donde probablemente se dará batalla. Sea cual fuere el éxito del combate, ya que el ejército de Camarones no puede avanzar, creo conveniente, si a usted le parece, que comience a regresar a la mayor brevedad”.
Mientras, los movimientos de Daza ya habían sido detectados. El cuartel general chileno en la localidad de Dolores recibió despachos por telégrafo en que se informaba el avance del presidente boliviano junto a su división. De inmediato fue enviado el comandante José Francisco Vergara a Tana al frente de una compañía de cazadores a caballo para efectuar un reconocimiento, ante lo que creían, un inminente ataque por el flanco norte.
“Por conductos perfectamente autorizados sabe el Gobierno que es efectivo que el General Daza ha salido de Tacna con su ejército. Se han tomado todas las medidas necesarias para evitar que pueda unirse con el ejército de Iquique”, se informaba en una escueta nota publicada en esos días en el Boletín de la Guerra del Pacífico, en la capital.
En Camarones, Daza decidió dejar a su tropa y efectuar una avanzada para explorar la zona. Se hizo acompañar por una división de 140 hombres, entre algunos efectivos de su guardia personal y la caballería. Al llegar fueron avistados por la columna que dirigía Vergara. Este iba con 110 hombres, pero no le faltaba audacia y pensó en atacar. Se contuvo cuando divisó una polvareda a lo lejos y pensó que era la artillería de un ejército en marcha. Ante el riesgo de verse envuelto, decidió retirarse. Lo que no supo Vergara, es que esa polvareda, en realidad, era levantada por mulas cargadas con odres de agua.
Avistada a la caballería chilena y sin divisar a Buendía, Daza decidió devolverse a Camarones. Allí ocurrió una situación que genera controversia hasta hoy: ordenó contramarchar de regreso a Arica, lo que significaba dejar abandonado a Buendía con sus maltrechas tropas en el sur. Hay varias interpretaciones para lo sucedido. En su clásico Guerra del Pacífico, Gonzalo Bulnes ensaya la más repetida hasta ahora; la necesidad de Daza de no exponer a su ejército y a su guardia personal, que era el sostén de su poder político y militar.
“Lo mas probable es lo que escribió el jeneral don Juan José Pérez, el futuro Jefe de Estado Mayor del Ejército boliviano que cayó dignamente en la batalla de Tacna. Refiere Pérez que el Secretario General del Dictador sugirió a Daza el temor de que en la campaña sucumbiesen los Colorados, y que si tal ocurría, sus enemigos levantarían la cabeza y su autoridad desapareceria”, apunta Bulnes. Sin embargo, a este se le escapaba un detalle: Pérez era un opositor de Daza y había sido removido por este de su mando en la Legión Boliviana.
Como sea, en Bolivia eran comunes las revueltas y los golpes de estado entre caudillos de diferentes zonas del país, de hecho el mismo Daza había llegado a la presidencia de Bolivia tras deponer a Tomás Frías Ametller. La inestabilidad política era algo común en el altiplano. “Ni el general Prado ni el general Daza, presidentes de esos dos países pueden tener confianza abstracta en sus subordinados (...) Los motivos y revoluciones demasiado frecuentes en Bolivia hacen innecesario el conocimiento de los nombres de aquellos que pretendan sustituir al general Daza”, apuntaba un artículo titulado La guerra del Perú y Bolivia contra Chile, publicado en el diario Globo, de Madrid en junio de 1879.
Mientras, en el campamento chileno se confirmó rápidamente de la retirada de Hilarión Daza, lo que despejaba toda posibilidad de ataque aliado por dos frentes, el que se concentraría solo en la fuerza de Buendía que finalmente fue vencida en Dolores días después. “Por informes fidedignos se sabe que el jeneral Daza habia llegado hasta quebrada Tana con una escolta. Habia hecho regresar por falta de agua, al ejército con que salió de Arica el 10 del presente, cuyo número se estima en 8,500 hombres”, señaló el ministro de Guerra en campaña, Rafael Sotomayor, en un informe
Daza regresó hasta Arica donde se enteró de movimientos en su contra. Fue depuesto del poder y emigró a Europa. Tiempo después, acusado de traición a la patria, intentó regresar a Bolivia para defenderse, ya sin un peso en los bolsillos, pero sería asesinado cuando esperaba en Uyuni el tren hacia La Paz, en 1894. Pero esa es otra historia.
 
 
 
 
EL PUERTO DE SUDAMÉRICA QUE PERMITIRÁ A PARAGUAY TENER SALIDA AL MAR Y PODRÍA BENEFICIAR A BOLIVIA
 
Esta es una inversión clave para Paraguay, que también abre nuevas oportunidades para Bolivia. Este proyecto fortalecería la integración regional en América Latina.
 
La Republica de Perú (https://acortar.link/oqzT16)
 
Un proyecto histórico en Sudamérica está en proceso: la construcción de un puerto en Uruguay. Esta infraestructura garantizará una salida al mar para Paraguay, pero también podría convertirse en una solución para Bolivia, otro país sin litoral en el subcontinente. La inversión de US$300 millones busca potenciar la soberanía del comercio exterior paraguayo y generar una alianza estratégica en la región.
El presidente Luis Lacalle Pou ha sido un defensor ferviente de este proyecto desde 2015, cuando era senador. Según el embajador paraguayo en Uruguay, Juan Manuel Brunetti, esta iniciativa fortalecerá el comercio de Paraguay, pero también contribuirá a la estabilidad y el desarrollo económico de América Latina. Paraguay es un socio comercial significativo para Uruguay, con exportaciones que suman US$144 millones, y este puerto podría aumentar aún más esos números.
¿Cuál es el puerto de Sudamérica que permitirá a Paraguay tener salida al mar?
El puerto en cuestión se construirá en el Departamento de Soriano, Uruguay, una ubicación estratégica que permitirá a Paraguay acceder directamente al Atlántico. La obra se ejecutará en dos etapas con una inversión total de US$300 millones. Este puerto es visto como una solución a largo plazo para la salida al mar, un país que ha dependido históricamente de otros para sus exportaciones marítimas.
Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, trabajó incansablemente para hacer realidad este proyecto. Desde su tiempo como senador, ha promovido la idea de que ofrece una opción estable y confiable para que Paraguay acceda al mar. La profundidad y estabilidad de las aguas uruguayas son ventajas clave mencionadas por el mandatario del país oriental, quien subraya la importancia de esta obra para la integración regional.
El embajador paraguayo Juan Manuel Brunetti destacó que este puerto garantizará la soberanía del comercio exterior, eliminará la dependencia de terceros países y permitirá un control más directo sobre sus exportaciones. Este proyecto beneficiará a Paraguay, pero también servirá como un importante punto de conexión comercial en Sudamérica.
¿Cómo el puerto podría beneficiar a Bolivia?
Bolivia, al igual que Paraguay, es un país sin litoral que ha buscado alternativas viables para sus exportaciones marítimas. Desde la pérdida de su acceso al mar tras la guerra con Chile en 1879, Bolivia ha dependido de los puertos chilenos para su comercio exterior. Sin embargo, la construcción del puerto en Uruguay le ofrece una nueva esperanza al proporcionarle una salida alternativa al Atlántico.
El presidente del Fondo para los países de la Cuenca del Plata (Fonplata), Juan Notaro, señaló que la cooperación entre Uruguay, Paraguay y Bolivia podría fortalecer significativamente sus economías. Para la nación boliviana, el acceso a un puerto en Uruguay reduciría los costos operativos y ofrecería una ruta más directa y económica para sus exportaciones.
Además, el uso de la hidrovía Paraguay-Paraná, que conecta con el Atlántico, podría ser una solución eficiente y sostenible para Bolivia. Este canal navegable facilitaría el transporte de mercancías y promovería el desarrollo económico en la región oriental de Bolivia, que actualmente depende en gran medida de los puertos chilenos.
¿Por qué Bolivia y Paraguay no tienen acceso al mar?
Bolivia perdió su acceso al océano Pacífico tras la guerra del Pacífico con Chile en 1879, un conflicto que dejó a la nación andina sin salida al mar. Desde entonces, Bolivia ha buscado alternativas para no depender exclusivamente de los puertos chilenos. En 2018, un fallo de la Corte Internacional de Justicia en La Haya concluyó que Chile no está obligado a negociar un acceso soberano al mar para Bolivia, lo que llevó al gobierno de Evo Morales a explorar nuevas opciones.
Paraguay, por otro lado, es un país mediterráneo que ha dependido de puertos en países vecinos para sus exportaciones. La construcción del puerto en Soriano, Uruguay, representa una solución estratégica para la nación, ya que eliminaría la necesidad de depender de terceros países para acceder al mar. Esta obra servirá como un importante nodo de conexión comercial en América Latina.
 
 
 
 
 
OPINIÓN: AMÉRICA LATINA DEBE APROVECHAR SU VENTANA DE OPORTUNIDAD EN MATERIA DE MINERALES DE TRANSICIÓN
 
La región ha tenido una relación tormentosa con la minería, pero tiene la oportunidad de garantizar que los minerales en demanda traigan beneficios más amplios a la sociedad, escribe Felipe Arango García.
 
Dialogue Earth de Francia (ttps://acortar.link/d3UGFY)
 
América Latina ha tenido una relación tormentosa con la minería. Las primeras hostilidades se produjeron con la llegada de los conquistadores, que se vieron obligados a saquear oro y plata para enriquecer y sostener a la corona española.
Cuando llegó la independencia, las primeras oleadas de capital extranjero y nuevas tecnologías trajeron nuevos actores a la saga minera, algunos de los cuales terminarían destruyendo los ecosistemas y las comunidades de la región: mercurio, cianuración, dinamita y dragado de ríos.
Esta segunda etapa de la minería latinoamericana se ha prolongado durante dos siglos, a pesar de múltiples crisis. ¿Y qué nos ha aportado? Ciertamente inversiones, regalías y algo de infraestructura. Pero después de tanto tiempo, es inevitable que la minería haya tomado mucho más de lo que ha aportado a la región.
Ahora América Latina enfrenta una tercera oportunidad –quizás la última– para reconciliar la minería con la humanidad y el planeta.
Esto se presenta en forma de minerales de transición, aquellos que son indispensables tanto para la generación de energía renovable como para el funcionamiento de una economía baja en carbono: cobre, litio, níquel, cobalto, grafito y tierras raras, por nombrar algunos. Sin estos minerales no es posible la electrificación: no más paneles solares, no más turbinas eólicas, no más vehículos eléctricos.
Pero los minerales de transición se concentran en muy pocos lugares del planeta. ¿Adivina dónde?
América Latina concentra gran parte de los minerales necesarios para la transición económica y energética no sólo de la región, sino del mundo entero: el 38% de las reservas mundiales de cobre, el 52% del litio, el 22% de grafito y níquel, y el 17% de zinc, entre otros. Estos son especialmente abundantes en Chile, Bolivia, Argentina, Brasil, México y Perú.
Sin embargo, existe el riesgo de repetir la historia y regresar al eterno ciclo del extractivismo: los minerales se extraen sin importar los costos sociales y ambientales, se exportan en bruto a países que saben cómo procesarlos y transformarlos, y el país exportador recibe unos ingresos que no mejora las condiciones de vida en sus territorios.
Para transformar su historia, la región tiene múltiples ventanas de oportunidad que no pueden pasarse por alto.
Si los países se toman en serio el cumplimiento del Acuerdo de París sobre el cambio climático, el suministro actual de minerales de transición no será suficiente para electrificar las economías del mundo. Para 2040, las tecnologías de energía limpia podrían representar más del 90% de la demanda total de litio, frente a menos de un tercio en 2020. La participación de dichas tecnologías en la demanda de cobre podría duplicarse a más del 40% y alcanzar entre el 60% y el 70% de la demanda de cobalto. y la demanda de níquel, que aumentó del 15% y el 8%, respectivamente, en 2020. En otras palabras, América Latina es indispensable para el suministro global y la seguridad de la cadena de suministro.
La región es geopolíticamente benévola y no representa ninguna amenaza para las potencias globales: ni terrorismo religioso, ni tensiones nucleares, ni conflictos de soberanía impredecibles. Por lo tanto, se encuentra en una posición privilegiada para entablar relaciones comerciales saludables con todos los países ávidos de minerales de transición y para mitigar las disputas geopolíticas que podrían interrumpir su suministro.
América Latina tiene capacidad manufacturera en el sector automotriz –en Brasil, México, Argentina, Colombia y Costa Rica, entre otros– y en el procesamiento de algunos minerales. Chile y Argentina, por ejemplo, procesan respectivamente el 29% y el 10% del litio mundial. Este potencial puede aprovecharse mediante la cooperación regional para ampliar las inversiones, aumentar la capacidad industrial y tecnológica y diversificar la cadena de valor de los minerales de transición.
Este valor añadido debe ir acompañado de salvaguardias sociales para garantizar la legitimidad de la extracción de minerales de transición. Se necesitarán empleos locales formalizados, dignos remunerados y diversos: en la extracción minera, la operación de maquinaria de refino y el montaje de baterías o vehículos eléctricos, entre otros. En segundo lugar, la distribución de beneficios tendrá que ir más allá del factor salarial y traducirse en inversiones en infraestructura social y productiva a nivel local.
Los minerales de transición no están libres de emisiones, conflictos o estragos ambientales. El litio, por ejemplo, abunda en zonas áridas, como los salares de Chile y Bolivia, y debido a que requiere abundante agua para su extracción y procesamiento, puede generar un estrés hídrico considerable. De ahí la importancia de nuevas y mejores salvaguardas ambientales, mucho más sólidas que las implementadas en el pasado para la minería tradicional. Este desafío es gigantesco, pero la región no parte de cero: el Acuerdo de Escazú, considerado el primer tratado ambiental regional de América Latina, es una plataforma política y legal para proteger la biodiversidad, así como a las comunidades que la defienden.
Ningún país latinoamericano posee los minerales, el músculo financiero o la tecnología para ser una potencia en la transición energética por sí solo. Sin embargo, en conjunto, sus reservas acumuladas, su situación geopolítica, su potencial de diversificación industrial y tecnológica y su capacidad para desarrollar salvaguardias socioambientales constituyen una ventana de oportunidad para transformar su desarrollo –y el de todo el planeta.