Tuesday, July 02, 2024

JAVIER MILEI BUSCA DINAMITAR LAS RELACIONES BILATERALES CON BRASIL Y BOLIVIA

El presidente ultra argentino no acudirá a la cumbre de Mercosur, donde debía coincidir con Lula da Silva, y acusa a Luis Arce de provocar un “autogolpe” 

El presidente de Argentina, Javier Milei, insiste en dinamitar las relaciones con sus vecinos. Ya lo hizo con el colombiano Gustavo Petro. Ahora ha escalado en su pelea personal con su pares de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, y Bolivia, Luis Arce. Al primero lo llamó hace tiempo “corrupto” y “comunista”. Lula da Silva le exigió un pedido de disculpas por decir “tonterías” y el ultraderechista respondió ausentándose de la cumbre de presidentes de Mercosur que se celebrará en Asunción el lunes próximo. Para dejar claro que no tiene intenciones de concordia, viajará el fin de semana a Brasil para participar de un evento de la extrema derecha brasileña junto con el expresidente Jair Bolsonaro, enemigo declarado de Lula. A Arce, en tanto, lo acusó de difundir una “falsa denuncia de golpe de Estado”, por la asonada militar del miércoles pasado, y de encabezar un “gobierno socialista” que pone “en peligro la democracia boliviana”.
En poco más de seis meses de Gobierno, Milei ha realizado siete viajes al exterior, todo un récord para un presidente argentino. Pero ninguno de ellos fue una visita de Estado o incluyó países que sean relevantes para las relaciones bilaterales. El ultraderechista rompió incluso con la costumbre de realizar como presidente el primer viaje del mandato a Brasil, con quien Argentina integra Mercosur, el mercado común que también tiene entre sus socios a Paraguay y Uruguay.
En la cancillería brasileña prefieren bajar el tono de la pelea personal entre Milei y Lula. No consideran un desplante que el argentino no esté en Asunción con sus pares de Mercosur y destacan que la mala relación entre los presidentes no ha afectado, al menos hasta ahora, el funcionamiento del bloque. “Lula y Milei no se hablan, pero tampoco han dado instrucciones para que no lo hagan los equipos de trabajo de ambas cancillerías”, dice una fuente de Itamaraty, que recuerda que el funcionamiento es similar al que tuvieron cuando estaban Bolsonaro en Brasilia y el peronista Alberto Fernández en Buenos Aires. “Las relaciones bilaterales tienen musculatura suficiente para aguantar un periodo en que no haya buen dialogo presidencial, hay ámbitos donde las cosas caminan solas”, agrega.
Pese a los insultos de Milei contra Lula, el argentino se encargó de que nada más ganar las elecciones su actual canciller, Diana Mondino, volara a Brasilia para calmar las aguas diplomáticas. Después regresó en visita oficial. Y cuando el mes pasado el Gobierno de Lula pidió al del país vecino información sobre unos bolsonaristas prófugos de la justicia este envió la información en pocos días. En Itamaraty recuerdan además que llevó menos de 24 horas resolver un problema con el pago de un cargamento de gas que Brasil envió de urgencia a Argentina para evitar cortes de suministro en medio de una inesperada ola de frío.
Las tiranteces actuales entre los jefes de Estado de ambos países son, pese a todo, más intensas que las protagonizadas por Bolsonaro y Fernández, —también antagonistas ideológicos— pero aquella tampoco fue una relación fluida. El antiguo militar brasileño no felicitó a su homólogo argentino cuando este ganó las elecciones en 2019 y se dieron su primer apretón de manos en un G20. Pero, como buena parte de sus mandatos coincidieron con la pandemia y el confinamiento, fue menos evidente que la relación entre los presidentes era conflictiva.
Ahora, previo a la cumbre de Mercosur en Asunción, el clan Bolsonaro ha organizado para el próximo fin de semana la convención anual de la ultraderecha brasileña. Y, según ha revelado en X Eduardo Bolsonaro, diputado y el enlace de la familia con el resto de la internacional populista de ultraderecha, Milei estará en persona para dar una conferencia y mantener una reunión bilateral con Jair Bolsonaro. También está prevista la intervención del chileno José Antonio Kast, que fue candidato presidencial, junto a los principales diputados bolsonaristas.
El encuentro ultra se celebra bajo el paraguas de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), una organización estadounidense que propicia cumbres entre los principales líderes internacionales de la derecha más radical. Ese domingo es, además, una fecha señalada para la ultraderecha del mundo porque Francia celebra la segunda vuelta de las legislativas y los sondeos apuntan a que el partido de Marine Le Pen, vencedor de la primera vuelta, puede culminar su triunfo.
La convención brasileña será en Balneario Cambouriú, una ciudad playera del estado sureño de Santa Catariana, en el Brasil más bolsonarista.
La ausencia de Milei en la cumbre de Mercosur y su presencia en Camboriú un día antes encaja en la doctrina del ultra para las relaciones exteriores. “Milei ve un mundo de líderes, héroes y emprendedores a los que le va bien a pesar de que el Estado les pone trabas”, dice Federico Merke, catedrático en Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés. “Por eso no le molesta encontrarse con los líderes amigos de otro país y no ver a los presidentes. Eso no le genera ruido, y arma su propia red trasnacional con libertarios de todo el mundo”, explica. Ese manejo heterodoxo aplica también a Brasil, en parte alimentada por lo que Merke considera una pérdida de relevancia mutua entre países. “En un escenario donde Brasil se proponía como líder regional, tener a Argentina en la mesa era importante. Pero no lo es tanto cuando, como hoy, se propone como un líder más global. Los intereses compartidos disminuyeron ya desde antes de Milei y Brasil depende menos de Argentina. Hay una degradación de la relación donde los gestos de Milei importan cada vez menos”, dice Merke.
El secretario de relaciones internacionales de Pro, el partido del expresidente Mauricio Macri, Fulvio Pompeo, opina que, pese a todo, el ultraderechista no ha tomado una buena decisión al ausentarse de la cumbre de Mercosur. “Es una pérdida de oportunidad para Argentina y para Milei. Podría expresar su visión ante los pares de la región. Inclusive para poner en discusión lo cerrado y paralizado que esta Mercosur”, dice.
Escalada con Bolivia
Bolivia había quedado hasta ahora fuera del radar acusador de Milei. Pero este domingo, la Casa Rosada publicó un comunicado de la Oficina de la Presidencia donde daba por buena la versión de que en La Paz hubo un “autogolpe” perpetrado por Arce, como promueve la derecha boliviana y también el expresidente Evo Morales. El Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) contestó con el llamado a consultas de su embajador en Buenos Aires, Ramiro Tapia, y un pedido de explicaciones al argentino acreditado en La Paz, Marcelo Adrián Massoni. La canciller boliviana, María Nela Prada, consideró “inamistosas y temerarias” las declaraciones de la Casa Rosada, informa Fernando Molina, desde La Paz.
“Lamentamos que intereses políticos internos y externos, que ya participaron activamente en el 2019 en la ruptura del orden constitucional, incluso a través del envío de municiones, una vez más intenten amenazar la estabilidad y la institucionalidad del Estado Plurinacional”, dijo el Gobierno boliviano. Se trató de una referencia a la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, que en 2021 fue imputada, junto con el expresidente Mauricio Macri, por supuestamente haber enviado armamento a Bolivia en 2019 para apoyar al Gobierno de Jeanine Añez, considerado de facto por la actual administración boliviana.
Será responsabilidad de la canciller de Milei, Diana Mondino, recoger una vez más los platos rotos que esparce el presidente. Desde su oficina adelantaron que, por el momento, no hay planes replicar la represalia de Bolivia. El País de España (https://acortar.link/ZgDtHo)
 
 
 
 
 
MILEI SE RADICALIZA CONTRA BRASIL Y BOLIVIA BAJO LA PREMISA DE QUE TRUMP GANARÁ LAS ELECCIONES
 
El Periódico de España (https://acortar.link/tJugsf)
 
Los efectos del primer debate entre el presidente Joe Biden y su oponente en las elecciones del 5 de noviembre, Donald Trump, no solo se sienten en el partido demócrata. Por razones de sintonía política pero, también, a la luz de las predicciones derivadas de la confrontación televisiva, el ultraderechista argentino Javier Milei, el mismo que se considera una celebridad mundial, ha decidido jugar todas sus fichas a favor del candidato republicano.
Para ponerse a tono con sus anhelos, participará en la ciudad brasileña de Camboriú, en el estado de Santa Catarina, de un evento de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). Milei tuvo su primer y entusiasta encuentro con Trump en una reunión precedente de la CPAC en Washington, en febrero pasado. Con su viaje a Brasil, el presidente argentino provoca un doble desaire. El anarco capitalista decidió recurrir a su manual de estilo y, al igual que lo ocurrido cuando viajó a Madrid para participar de un acto de Vox, en mayo pasado, redoblando allí sus ataques al jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, esta vez se verá con el expresidente Jair Bolsonaro después de haber intercambiado filosos mensajes con el actual mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.
A Milei no le falta audacia para ejercer la provocación. Esta jugada, se señaló en Buenos Aires, no es ajena a una sensación de la ultraderecha argentina y regional de que la victoria de Trump en las urnas está más cerca que antes. El extertuliano televisivo se propone hacer acto de presencia en la CPAC y encontrarse con el excapitán retirado, a quien había invitado a su toma de posesión, en diciembre pasado, en momento que el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) le reclama a Argentina que no proteja a decenas de bolsonaristas que son buscados por la justicia por su participación en el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. Los conjurados atravesaron la frontera meses atrás.
Mejor Bolsonaro que Lula
Milei ha resuelto subir la apuesta de su disputa con Lula al elegir a la CPAC en vez de la cumbre del Mercosur, la zona de libre comercio que lideran Argentina y Brasil e integran además Uruguay y Paraguay, y que se reunirá el viernes en el último de esos países. El portavoz presidencial, Manuel Adorni, explicó que Milei no viajará por "cuestiones de agenda" y para no "sobrecargar" sus actividades.
Un modo irónico de explicar que ha preferido encontrarse con Bolsonaro y no con Lula después de haberlo llamado una vez más "corrupto y comunista". El presidente argentino se negó a una retractación e hizo una vez más suyo el lenguaje de Bolsonaro.
"Las cosas que dije son ciertas. ¿Cuáles son los problemas? ¿Que le dije corrupto? ¿Y acaso no estuvo preso por corrupto? ¿Y que le dije, comunista? ¿Y acaso no es comunista? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad? ¿O estamos tan enfermos de corrección política que a la izquierda no se le puede decir nada?".
Jugada peligrosa
Lula había evitado saludarse con Milei en la reciente cumbre del G7. "Creo que él debe pedirle disculpas a Brasil y a mí. Dijo muchas tonterías. Sólo quiero que él pida disculpas. Yo quiero a Argentina, es un país que me gusta mucho, es un país muy importante para Brasil, y Brasil es muy importante para Argentina. No es un presidente de la república quien va a crear cizaña entre Brasil y Argentina", dijo posteriormente "Es una discusión tan chiquita; parece una discusión de criaturas, de preadolescentes. Es el mismo mecanismo de (Gustavo) Petro, de Sánchez", respondió de inmediato el anarco capitalista.
Argentina y Brasil parecían haber entrado en una etapa de convivencia forzada desprovista de agresiones retóricas después de que la Administración de Lula contribuyera a que su principal socio comercial resolviera una emergencia energética. La ministra de Exteriores, Diana Mondino, publicó en su cuenta en X un corazón para representar el agradecimiento. Las fricciones bilaterales se han incrementado. El giro no sorprende a los brasileños.
De acuerdo con el diario paulista 'Folha', "ministros y miembros del Gobierno de Lula ya están calculando lo que podría ocurrir si Donald Trump, y no Joe Biden, gana las elecciones estadounidenses de noviembre". El primer impacto de retorno del magnate a la Casa Blanca se sentiría en los vínculos con Argentina. "Tenderían a empeorar". Brasil cree que Trump ayudaría a un Milei necesitado de dólares para materializar su programa radical.
El especialista en política internacional Juan Gabriel Tokatlian considera que la ultraderecha argentina "se ha separado de algunas de las líneas históricas de la diplomacia" en el terreno bilateral y multilateral, "ha impuesto un marcado personalismo en el manejo de los posicionamientos mundiales y regionales", y, además, "ha confundido, en ocasiones, el interés personal con el interés nacional".
Pensamiento reaccionario
En un artículo publicado en el portal 'Cenital', Tokatlian sostiene que en los dichos y los actos de la era Milei "se despliegan de manera contundente tanto el retorno a la idea del choque de las civilizaciones, como el papel de la religión y del pensamiento reaccionario en la política exterior". Un nuevo Gobierno de Trump reforzaría esta manera de entender el mundo.
Claro que una escalada con Lula, quien ya había tenido su propio corto circuito con Elon Musk, un promotor de la figura de Milei, podría, sin embargo, costar muy caro a Buenos Aires. En virtud de su sociedad política y comercial, ambos países tienen un acuerdo de comercio administrado en materia de automoción que permite complementar la producción de los dos países. Según el portal 'La Política Online', Brasil presiona para ponerlo entre paréntesis, una decisión que "podría destruir a la industria nacional".
 
 
 
 
 
EXCANCILLER DE EVO MORALES PONE EN DUDA EL GOLPE EN BOLIVIA Y ABRE UN DEBATE EN LA IZQUIERDA REGIONAL
 
Fernando Huanacuni Mamani aseguró a la diaria que “hay más preguntas que respuestas” y que el pueblo boliviano se merece una “profunda investigación”; desde el Frente Amplio uruguayo consideran que “la versión de autogolpe es absurda”.
 
La Diaria de Uruguay (https://acortar.link/TstRPl)
 
La denuncia de golpe de Estado realizada por el presidente boliviano Luis Arce ha generado una fuerte crisis política en Bolivia luego de que el exmandatario Evo Morales (2006-2019), líder del Movimiento al Socialismo (MAS), calificara de “autogolpe” el alzamiento militar encabezado por el destituido jefe militar, Juan José Zúñiga.
La grave acusación del exmandatario con el que Arce se encuentra enfrentado dentro del MAS apuntó directamente contra el presidente boliviano al que acusó de organizar una estrategia para levantar la popularidad de su gobierno. “Luis Arce engañó y mintió al pueblo boliviano y al mundo. Es lamentable que se use un tema tan sensible como la denuncia de un golpe”, señaló Morales y pidió “una investigación completa e independiente que demuestre la verdad de este hecho”.
La denuncia de Morales encendió un nuevo enfrentamiento entre ambos líderes, disparó múltiples interrogantes sobre lo acontecido y dividió las aguas incluso entre sectores de la izquierda regional.
la diaria dialogó con el exministro de Relaciones Exteriores de Bolivia Fernando Huanacuni Mamani, quien ratificó las dudas planteadas por Evo Morales y pidió una urgente investigación para dar respuestas claras al pueblo boliviano y a la comunidad internacional. Mientras que el referente de asuntos internacionales del Frente Amplio, Martín Clavijo, dijo a este medio que lo ocurrido en Bolivia es “muy preocupante” y que la versión de autogolpe “es absurda”.
¿Dónde estaba esta seguridad?
El excanciller boliviano dijo a la diaria que a medida que pasan los días “hay muchas interrogantes que surgen después de analizar con la cabeza fría” lo ocurrido, por lo que consideró necesaria “una investigación profunda y minuciosa”.
“Nosotros hemos trabajado en el nivel central de gobierno y sabemos lo que es el tema de seguridad y del movimiento de las tropas [...] la Policía tiene desplegado por todo el territorio nacional y ellos saben lo que está ocurriendo en cualquier movimiento que ocurra en nuestro país y mucho más aún movimientos inusuales, como son de tanques o del Ejército. Es decir, hay un mecanismo de control del Estado que prácticamente está informando todo lo que sucede en nuestro territorio nacional y especialmente en la ciudad de La Paz, en lo que constituye el Palacio de Gobierno, la Casa Grande del Pueblo, la plaza Principal, la plaza Murillo. Entonces, nuestra primera pregunta es ¿dónde estaba esta seguridad?”, interrogó.
El exministro explicó que todas las imágenes que se revisaron muestran que “no está la seguridad policial”, por lo que se preguntó “dónde se encontraba en ese momento la Policía”. “Esto es algo que la población merece saber”, agregó.
“Nosotros, que tenemos la experiencia de los golpes de Estado anteriores, sabemos perfectamente que los golpistas nunca dialogan, simplemente operan con la violencia que caracteriza a estos hechos. Entonces, ¿cómo puede ser que veamos videos de Lucho Arce dialogando con el general Zúñiga? ¿Están dialogando, están acordando? Ese nivel de golpe de Estado no lo conocemos, porque son procedimientos generalmente violentos, donde no se dialoga absolutamente nada, simplemente se operativiza”, agregó.
Sumando dudas a lo acontecido, Huanacuni planteó otra pregunta: “¿Cómo es que el ministro de Gobierno tiene la posibilidad de pasearse en la plaza Bolillo y golpear los tanques con tanta facilidad y no hay ninguna reacción de la Policía Militar del Ejército? También eso nos deja mucho que pensar sobre qué está ocurriendo”.
“Luego en las imágenes que ahora observamos vemos que el ministro de Gobierno y algunos militares se miran y se sonríen como cualquier otra conversación social en medio de, entre comillas, esa tensión donde están hablando el general Zúñiga con Lucho Arce”, ironizó.
El pueblo “en pánico”
Huanacuni remarcó la necesidad de una minuciosa investigación para saber qué pasó realmente, “porque se puso en esos momentos en zozobra, tensión y miedo a la población”.
“Nosotros en Bolivia estamos sufriendo una crisis económica severa y el poco dinero que posee el pueblo lo compró en alimentos pensando que esto era algo serio, que esto iba a llevar mucho tiempo. Compraron víveres, alimentos de sobra. Pusieron en alta tensión a la sociedad boliviana. Por eso se merece una investigación profunda para dilucidar qué realmente pasó en estos momentos”, añadió.
Para el exjerarca boliviano, “hasta el momento todos los detalles parecieran conducir definitivamente a que fue un autogolpe”.
La otra visión
Pese a las dudas planteadas por Evo Morales y su excanciller sobre el golpe de Estado contra el gobierno de Luis Arce, en la izquierda uruguaya se respalda al presidente boliviano.
Clavijo señaló que lo que ocurrió en Bolivia es “preocupante” y aseguró que “no hay dudas” de que hubo un intento de golpe cívico-militar que falló porque a última hora algunos sectores de los militares renunciaron a hacerlo.
“La versión de autogolpe es absurda. ¿Quién daría un golpe planificado con un presidente para luego ir preso? ¿Quién daría un golpe planificado con un presidente destruyendo su reputación y su carrera militar y exponiendo a su familia? No tiene lógica esa versión. Es parte de la campaña de debilitamiento de legitimidad del gobierno y creación de ambiente de crisis política”, reflexionó.
Clavijo consideró que la visión de los golpistas confluye “indirectamente” con la de Evo Morales. “Lo que querían conformar era un gobierno cívico-militar donde después se llamara a elecciones anticipadas, una posición que hoy en día indirectamente confluye con la posición que tiene Evo Morales [...] ya a esta altura con una obsesión por llegar otra vez al poder cuando la Constitución no se lo permite, es una cosa que tiene además al MAS dividido, y un enfrentamiento abierto entre Evo y el presidente Arce”, afirmó.
Esta situación “dificulta al MAS” cuando falta menos de un año para las elecciones presidenciales, advirtió. “Sin duda hay que hacer un llamado a la unidad, por lo menos a que alguien con suficiente poder de escucha regional pueda sentarlos tanto a Arce como a Evo y de alguna manera sentar bases de acuerdos y de negociación porque en esto se va el futuro de la izquierda en Bolivia, y paralelamente la derecha aprovecha esta situación, generando candidaturas potentes. Va a ser una elección muy complicada la del próximo año”, reflexionó.
Consideró que “nadie puede discutir el liderazgo de Morales ni las transformaciones que hizo en Bolivia”. “Pero [Morales] debería estar jugando otro rol en el MAS, un rol de liderazgo obviamente, pero formando otros dirigentes políticos con posibilidades de disputar el gobierno o de continuarlo. Es necesario que la izquierda boliviana apueste al diálogo en la interna del MAS, más allá de diferencias, y construir una fórmula de consenso para las próximas elecciones presidenciales. La unidad de la izquierda debe primar ante cualquier proyecto político personal”, agregó.
“Milei, el enemigo de los pueblos”
La denuncia de un supuesto “autogolpe” en Bolivia tuvo repercusión más allá de las fronteras bolivianas ya que el gobierno de Javier Milei aseguró contar con información de inteligencia que confirma esa teoría. Las palabras del mandatario argentino merecieron el enérgico rechazo de Evo Morales, quien consideró que Milei es el "enemigo de los pueblos" ya que busca destruir a los movimientos populares a nivel regional.
"No permitiremos que voces que solamente tienen como objetivo destruir a los movimientos populares de la región tengan algo que decir sobre nuestros asuntos. Por más diferencias que tengamos con el actual gobierno, no perdemos de vista que Milei es un enemigo de los pueblos", afirmó Morales en X.
En el mismo sentido se expresó Huanacuni, quien señaló que el gobierno argentino está haciendo una "intromisión e injerencia en asuntos que serán resueltos por los bolivianos”. Huanacuni expresó que Argentina pretende “atacar” a Bolivia y “sobrepasar” su soberanía institucional y aseguró que Milei podría estar respondiendo a intereses de estados externos, como es el caso de Estados Unidos.
“El análisis del gobierno de Milei parte de que es de extrema derecha. Obviamente no va a opinar algo bueno de lo que sucede en mi país, que en general tenemos un lineamiento distinto a lo que es el proceso libertario que están llevando ellos. Entonces yo pienso que su opinión simplemente va en coincidencia con la hegemonía de Estados Unidos de la que nosotros queremos salir”, agregó.
 
 
 
 
 
LO QUE PASA EN BOLIVIA
 
Página 12 de Argentina (https://acortar.link/lLLglM)
 
Se sabe que no hay encono más feroz que el que puede haber entre dos ex amigos. También suele decirse que las guerras comienzan mucho antes del primer tiro. Y como todo tiene su génesis, vamos a comenzar por ahí para intentar entender que está pasando, que no es tan fácil como la dicotomía mediática y tuitera con la que Movimiento al Socialismo entretiene a sus adversarios.
Tras algo mas de veinte años de acuerdos, el 7 de febrero del 2009 surge por votación popular una de las demandas más fuertes del pueblo boliviano y promesa de campaña de Evo Morales: la nueva constitución política del estado. Entre sus muchos artículos, hay dos que sobresalen: jamás se podrán privatizar los bienes estatales ni los recursos naturales, y por otro lado, los jueces serán elegidos por votación y mandato popular cada seis años.
Luego de la puesta en marcha de la nueva constitución, los recursos naturales fueron nacionalizados, y se crearon empresas estatales permitiendo que las ganancias fueran reinvertidas en el país. Ambas decisiones dieron lugar a una nunca vista movilidad ascendente, y previendo esto, al intento de golpe de estado del año 2008, que fue derrotado por un gobierno tan sólido como sus bases populares, amalgamadas rígidamente bajo la conducción del presidente Evo Morales, y de una bancada política sólida e indivisible, que ostentaba más de dos tercios en ambas cámaras del congreso. Épocas en las que no se jugaba con las instituciones democráticas, que fueron garantía de funcionamiento de la vida ciudadana.
El golpe de estado de 2019 dio lugar a todo tipo de desastres al que el MAS, obviamente, no fue ajeno. Allí se generaron heridas, traiciones, reclamos y resentimientos varios, que lejos de resolverse, se consolidaron tras las elecciones con que fue superado el golpe.
A los primeros meses de haber asumido nuevamente el MAS en el gobierno, se comenzaron a ver los quiebres que (para cualquiera que quisiera ver) auguraban una guerra interna. Las declaraciones de funcionarios tanto designados como electos, dejaban ver que el antes solido e indivisible Movimiento al Socialismo, acabaría en el estéril “Arcismo versus Evismo”, abriendo la puerta al lugar donde todo lo malo puede suceder. La pelea entre el líder natural del movimiento y el presidente del estado plurinacional pasó de rumores de reuniones ásperas a los titulares de las noticias haciendo honor a la frase de Tomas Borge: “En la política hay buenos y malos, pero cuando comienza la guerra todos nos volvemos locos”. Y así comenzó a caerse el mundo.
En Bolivia se habla hace tiempo de acuerdos que no se cumplieron, de organigramas que no se respetaron y de personal gubernamental que está bajo el manto que la mayoría de los bolivianos usan para casi todo en la vida: el de la duda. Este mal germen casi congénito hace que hoy Bolivia camine sobre arenas movedizas donde nadie cree en nadie, mientras muchos festejan los memes que quedaron tras el 26 de junio pasado evitando que se vea el riesgo real.
Lo cierto es que según mandato de la constitución, el año pasado debería haber habido la pre selección que daba lugar a las elecciones que culminan con el cambio de jueces. La falta de acuerdos del Movimiento al Socialismo fue una traba infranqueable y no sucedió. No hubo elección de jueces y tras una martingala inexplicable, fuera de toda ley, representantes del gobierno boliviano dejaron sospechar que Evo Morales estaba proscripto y no podría presentarse a las próximas elecciones.
Sobre la base de la desconfianza ronda la suposición de que el gobierno boliviano tiene que ver con este retraso que pretende trabar la candidatura de Morales, ya que tampoco se hizo nada cuando el 25 de junio el general Zuñiga declaró públicamente que las fuerzas armadas impedirían que Evo Morales fuera candidato, y amenazó al gobierno, sin reacción ninguna por parte del poder ejecutivo.
El año pasado tras una convocatoria para ocupar noventa y seis cargos, se presentaron mas de cuatrocientos postulantes. Quienes quedaron afuera trabaron la preselección con demandas antes las salas constitucionales, y entre dimes y diretes el máximo órgano judicial decidió que no habiendo cumplido los plazos, las elecciones a jueces se pasarían para el año 2026. O sea, se auto prorrogaron, y esto dio lugar a que voceros del gobierno dijeran (sin razón aparente) que Evo Morales sería proscripto, porque una semana antes el máximo tribunal había hecho referencia a la “reelección indefinida” en otro caso y sin que viniera a cuento.
Hasta hoy el Tribunal Supremo Electoral no se ha pronunciado sobre el tema.
Todo esto es ni mas ni menos que la falta de acuerdo al interior del Movimiento al Socialismo que, quebrado y en guerra pública no hace mas que agregar presión a una situación que parece no aceptar un milímetro más de nada. Pero todo indica que va a seguir, para solaz de una oposición que no tiene ninguna representatividad pero a la que este enfrentamiento la divierte tanto como le sirve, y claro que no termina aquí. porque (y acá comienza algo de claridad) cuando en octubre pasado Evo Morales llamó al MAS a un congreso, este no fue reconocido por el Tribunal Supremo Electoral, el mismo tribunal que no quiso supervisar el “congreso paralelo” convocado por el presidente Arce, pero que tuvo que dar por válido por orden de los jueces auto prorrogados de la sala constitucional de La Paz.
Hasta aquí son movimientos de gato escaldado que por distintas razones y con distintas armas pugnan por el poder y deja por el camino a un pueblo que luchó por tierra y territorio, que luchó por asamblea constituyente, que batalló la nacionalización de los recursos naturales, que guerreó contra el golpe de estado del 2008, que sufrió el golpe del 2019, velando de a ocultas a sus muertos y escondiéndose para no ser parte de los mil quinientos presos sin causa, y los más de mil exiliados. Nadie supuso que esta riña de gallos se llevaría todo. Nadie imaginó que una lección tan ruda, tan dramática, tan traumática, y tan cercana en el tiempo no sería aprendida, y que esta guerra interna pero sin cuartel tendría a los bolivianos y bolivianas en un hilo de aliento y atravesaría las fronteras exponiendo ante el mundo el miserable e incompresible espectáculo, producto de unos desacuerdos que bien podrían haberse resuelto con un poco de humildad e inteligencia. Pero no. Tan encarnizados como enfocados están en su cuestión que dejaron al enemigo la cancha libre para ese globo de ensayo del 26 de junio.
Y todavía no hemos visto casi nada.
 
 
 
 
INTENTO GOLPISTA EN BOLIVIA
 
El Sol de México (https://acortar.link/FIylU9)
 
El 26 de Junio 2024 es una fecha que marca un hito en la historia democrática del Estado Plurinacional de Bolivia, por el intento de golpe de Estado, encabezado por el ex Ministro de la Defensa General Juan José Zúñiga y el ex Comandante de la Armada Juan Arnez Salvador. Hecho condenable, que nos recuerda las luchas políticas y sociales vividas en centro y sur américa en los años setenta y ochenta con la imposición de las dictaduras militares, el plan cóndor, el intervencionismo y la sangre derramada de miles de personas.
La Democracia latinoamericana ha costado sangre, migración, muertes, luchas sociales, separación de familias, desapariciones, muertes extrajudiciales y crímenes de lesa humanidad. Sin lugar a duda este hecho marca una señal de alarma para la estabilidad democrática y el Estado de derecho, que tantos años y esfuerzo le ha costado a cada uno de los Estados de América latina mantener, institucionalizar y reforzar. No es un hecho aislado, como podría pensarse al ocurrir en el cono sur, por el contrario, la democracia nos atañe a todos.
Al ver la imagen de una tanqueta golpeando la puerta del Palacio de Gobierno en Bolivia, vemos una postal de la violación a las estructuras del poder y a las normas constitucionales que mantienen y resguardan la Democracia y la paz social.
El gobierno del presidente Luis Arce Catacora llego al poder por vía democrática con el partido Movimiento al socialismo (MAS), anteriormente Evo Morales también llego con este partido al poder. Y no queda duda que fue por preferencia cívica demostrada en el ejercicio democrático del voto.
No queda duda que esta intentona golpista fue una apuesta militar, dirigida por altos mandos militares y una facción del ejercito que están en desacuerdo con el gobierno actual. Ya que este ataque golpista, fue condenado por diferentes actores políticos, incluso los partidos opositores y figuras frontales de oposición como la expresidenta Janine Áñez, que condenaron públicamente el hecho.
El rompimiento del orden constitucional por la fuerza que se intentó en Bolivia, ha fortalecido el poder del presidente Arce, ya que tiene el respaldo de la ciudadanía, de diferentes sectores y de actores internacionales. El presidente Luis Arce ha quedado como un presidente capaz de unir al pueblo, de enfrentar a los opositores y de llegar a consensos. Situación que le es de ayuda de cara a las próximas elecciones donde desea reelegirse y donde enfrentara al expresidente Evo Morales, en las internas de su partido.
Por lo pronto las investigaciones siguen en curso y al momento van 21 aprehendidos según información ofrecida en conferencia de prensa por parte del ministro de gobierno boliviano, Carlos Eduardo del Castillo.
 
 
 
 
 
BOLIVIA EN LA ENCRUCIJADA
 
En el año 2020, en Bolivia, luego del golpe de Estado que sacudió al país en 2019, las elecciones no lograron cerrar las heridas que se abrieron. La crisis continúa dividiendo al país, incluso al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS)
 
Diario La Red (https://acortar.link/p82Niy)
 
El golpe del año 2019 provocó una crisis en la estructura estatal, con fuerzas policiales y militares enfrentándose al gobierno de Evo Morales. A pesar de que se restableció la democracia y el MAS obtuvo la victoria en 2020, las divisiones persisten.
La tensión entre Evo Morales y Luis Arce es un microcosmos de las complejidades inherentes a los movimientos políticos en evolución. En esta tensión se reflejan complejidades de diferentes factores, dentro de los cuales uno de ellos es el de liderazgo y sucesión, pero más allá está la diversidad interna del MAS, una coalición diversa, que abarca movimientos indígenas, sindicatos, organizaciones campesinas y sectores urbanos.
Esta diversidad aunque enriquece el debate interno, también generar conflictos y dificulta la toma de decisiones. De lo anterior se desprende que el MAS, que surgió de los movimientos sociales, al llegar al poder ha tenido que equilibrar sus demandas con las exigencias de la gobernabilidad.
La presidencia de Evo Morales fue un período de transformación importante para Bolivia, marcado por el empoderamiento indígena, la nacionalización de recursos y la reducción de la pobreza. Como señala el intelectual boliviano Álvaro García Linera, "El proceso de cambio liderado por Evo Morales no fue solo un cambio de gobierno, sino un cambio de época". Sin embargo, su legado estuvo truncado por el golpe de Estado del 2019, trayendo como resultado una erosión gradual de las instituciones democráticas. Este contexto histórico es crucial para comprender la dinámica actual.
La salida de Morales en 2019, instigada por los intereses de EE. UU. en la región, fue aprovechada por fuerzas conservadoras para revertir muchas de sus políticas. La victoria de Luis Arce en 2020 representó un rechazo a este retroceso, pero también marcó diferencias dentro del MAS. Arce, aunque leal a Morales, buscaba forjar su propio camino, priorizando la estabilidad económica y la reconciliación nacional. Como resultado el MAS se muestra actualmente fraccionado entre las dos tendencia que cada uno de ellos representa.
Esta división también se ha extendido a las organizaciones populares como la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la cual ahora cuenta con dos directivas nacionales.
La ruptura en la CSUTCB refleja la incapacidad del Estado boliviano para integrar la participación activa de organizaciones populares en las tomas de decisiones del Estado y más allá de la cooptación clientelar.
Las acusaciones recientes de Morales contra Arce revelan divisiones más profundas. Morales, ahora posicionado como una figura de la "vieja guardia", tiene reservas, porque ve una disposición de Arce a comprometerse con los oponentes políticos para adoptar un enfoque más moderado. Arce, por su parte, ve a Morales como una figura divisiva cuyo estilo de liderazgo podría poner en peligro la estabilidad política.
Esta tensión no es simplemente una lucha de poder personal. Refleja diferentes visiones para el futuro del MAS y de Bolivia. Morales representa un ala más radical, defendiendo la movilización de base y una agenda más asertiva. Arce encarna un enfoque más pragmático, buscando construir coaliciones y asegurar el progreso gradual. Como señala el politólogo argentino Atilio Borón, "La tensión entre Morales y Arce es un reflejo de la tensión clásica entre la lógica de la revolución y la lógica de la gobernabilidad".
La lucha interna del MAS tiene implicaciones que van más allá de Bolivia. Sirve como un estudio de caso sobre los desafíos que enfrentan los movimientos progresistas en todo el mundo. ¿Cómo equilibran la continuidad con la renovación? ¿Cómo navegan las diferencias ideológicas sin fracturar su base? ¿Cómo mantienen la relevancia en un panorama político en constante cambio?
Para Bolivia, el resultado de esta lucha podría determinar la trayectoria del país en los próximos años. Un MAS dividido podría abrir la puerta al resurgimiento de las fuerzas conservadoras, poniendo en peligro los logros sociales y económicos de la última década. Un MAS unido, aunque ideológicamente diverso, podría consolidar su posición como la fuerza política dominante, capaz de abordar los apremiantes desafíos que enfrenta el país.
En última instancia, la tensión entre Morales y Arce es un recordatorio de que la política es un proceso dinámico, marcado por el conflicto, el compromiso y la búsqueda constante de equilibrio. El futuro de Bolivia, y quizás el futuro de los movimientos progresistas en todo el mundo, depende de cómo se desarrolle esta lucha.
El movimiento popular, tan crucial en la historia de Bolivia, está encontrando obstáculos para avanzar más allá de la resistencia y las demandas inmediatas.
Tanto Morales como Arce deben buscar dirimir las diferencias para consolidar el proceso de consolidación progresista que se inició hace años en Bolivia. Ambos deben entender que el enemigo no es ninguno de ellos, el enemigo es otro. Como señala el intelectual brasileño Emir Sader, "La unidad de la izquierda es la condición necesaria para derrotar a la derecha y avanzar en la construcción de un proyecto alternativo".
En Bolivia, es imperativo abordar nuevas agendas políticas de unidad, que atiendan temas fundamentales como la educación, la salud, la justicia, los derechos democráticos y la participación de las organizaciones populares en las tomas de decisiones del Estado. La sumisión a disputas políticas dentro del MAS, solo conducirán a más divisiones y a la derrota.
 
 
 
 
 
BOLIVIA EN UNA CALDERA
 
El Tribuno de Argentina (https://acortar.link/PNGh6R)
 
El intento de golpe de Estado denunciado por el presidente Luis Arce refleja la compleja situación por la que está atravesando Bolivia. Aunque el levantamiento militar fue controlado horas más tarde -y el general rebelde Juan José Zúñiga fue detenido-, los bolivianos viven horas de incertidumbre.
El episodio, mucho más parecido a un golpe que la extraña renuncia de Evo Morales, cinco años atrás, fue repudiado por todos los sectores político y es una muestra de la creciente tensión en la que está sumida Bolivia.
Lucha política entre Luis Arce y Evo Morales. Esta vez, la arremetida del general Zúñiga fue antecedida por una creciente pelea de poder entre el expresidente Evo Morales y su sucesor, Luis Arce. Esto ha provocado una división del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido gobernante.
La grieta quedó de manifiesto en septiembre de 2023, cuando Morales anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2025, desafiando abiertamente a Arce, de quien se espera que busque la reelección. Además, Morales vuelve a desafiar al texto constitucional que ordena que ningún presidente puede gobernar por dos períodos. En diciembre pasado, el Tribunal Constitucional Plurinacional anuló la reelección presidencial indefinida en el país andino, revocando una sentencia de 2017 que había habilitado la eternización de los mandatos ignorando el texto constitucional y el referéndum que había rechazado la eternización de los mandatos. En 2019, la reelección fraudulenta de Morales fue rechazada por una movilización masiva que obligó al caudillo plurinacional a renunciar.
El exmandatario acusó al gobierno de intentar frenar su candidatura. Y ha amenazado con que habrá una "convulsión" en Bolivia si es que lo inhabilitan.
La pugna política se ha trasladado al Congreso, donde Arce perdió la mayoría debido a la escisión del MAS. Los parlamentarios afines a Morales acordaron con la oposición para bloquear decisiones del Ejecutivo alterar la gobernabilidad.
Todo esto ha generado que desde el gobierno se acuse a Morales de provocar un "escenario de crisis estructural en el país" con el fin de "acortar" el mandato de Arce.
Deterioro del "milagro económico" El confuso golpe ocurre en un momento económicamente muy complejo para Bolivia. Bloqueos de carreteras y manifestaciones han tomado fuerza en los últimos meses debido al deterioro de su economía que, paradójicamente, ha destacado dentro de América Latina en la última década debido a su rápido crecimiento, estabilidad y capacidad para contener la inflación. Algunos le llamaron, incluso, "el milagro económico boliviano".
Pero este modelo mostró sus grietas en marzo de 2023 cuando se evidenció una grave escasez de dólares y comenzaron a aparecer en las calles largas colas de ciudadanos que intentaban conseguir la divisa. La crisis se explica, en parte, por la caída en el nivel de producción de gas natural que le dio cuantiosos ingresos al país luego de que en 2006 Evo Morales decretara la nacionalización de los hidrocarburos. En forma paralela, disminuyeron considerablemente las reservas internacionales. Según los informes del Banco Central, estas pasaron de US$15.122 millones en 2014 a US$1.796 millones en abril de 2024 (fecha en que se publicó el último informe).
Descontento: Comerciantes y transportistas han realizado manifestaciones y bloqueos viales en distintas ciudades del país. Mientras que una multitud de vendedores ambulantes han marchado hasta La Paz denunciando la escasez de dólares y combustibles.
La tensión generada por estos episodios también ha golpeado la popularidad de Arce, quien ha bajado en aprobación, según las encuestas. Su gran desafío, coinciden los analistas, es resolver los problemas económicos, lo que no deja de ser paradójico para quien los expertos califican como el "padre del modelo económico" vigente en el país.
 
 
 
 
 
 
SE FRACTURA LA IZQUIERDA: MADURO ACABA DE TRAICIONAR A EVO MORALES
 
La Cancillería del régimen de Nicolás Maduro rechazó el comunicado del Gobierno argentino en el que Javier Milei repudia "la falsa denuncia de golpe de Estado" en Bolivia, que coincide con la hipótesis planteada por Evo Morales. De esta manera, el chavismo fija posición en la guerra interna por el poder en el MAS, poniéndose del lado de Luis Arce y señalando a su antiguo aliado boliviano de estar "alimentando una narrativa creada por la derecha latinoamericana"
 
Panam Post de Panamá (https://acortar.link/15VaR1)
 
La guerra interna en el gobernante partido Movimiento al Socialismo (MAS) no solo ha fracturado a la izquierda en Bolivia sino también las alianzas que se habían cohesionado en torno al Foro de Sao Paulo en la región. El supuesto intento de golpe de Estado denunciado el pasado miércoles por el presidente boliviano remarcó las fisuras y sacó a flote distanciamientos impensados hasta hace poco. Fue así como este lunes el régimen de Nicolás Maduro fijó posición a favor de Luis Arce, dándole la espalda a su antiguo aliado Evo Morales.
En un apresurado comunicado de la Cancillería venezolana con el que se pretendió atacar una vez más al gobierno argentino de Javier Milei, la dictadura chavista terminó tomando partido en esta guerra interna por el poder en Bolivia. “La República Bolivariana de Venezuela rechaza de manera categórica el repugnante comunicado de Javier Milei, emitido este 30 de junio, donde pretende desconocer el intento de golpe de Estado en Bolivia, alimentando una narrativa creada por la derecha latinoamericana, que intenta lavarle la cara a los criminales que trataron de derrocar al legítimo presidente Luis Arce”.
Se trató de un extraño episodio durante el cual el pasado miércoles un grupo de militares dirigidos por el excomandante del Ejército, Juan José Zúñiga, derribó con un tanque la puerta del palacio presidencial y tomó la plaza Murillo, en la sede del Ejecutivo, pero el levantamiento fue breve y los efectivos que se rebelaron se retiraron luego de que Arce juramentara al nuevo alto mando militar, terminando todo con la detención de Zúñiga. Al momento hubo un contundente repudio de la comunidad internacional frente a este presunto intento de ruptura del orden constitucional, al que incluso se sumó el exmandatario Evo Morales, a pesar de las marcadas diferencias con su sucesor. Sin embargo, pronto se pusieron sobre la mesa las dudas sobre la veracidad del suceso.
La hipótesis de que pudo tratarse de un autogolpe para levantar la popularidad de Luis Arce no solo la planteó un férreo opositor como ha sido el exministro de Gobierno de Bolivia, Carlos Sánchez Berzaín. Evo Morales se retractó de su opinión inicial, coincidiendo con la tesis de quien ha sido también uno de sus mayores críticos. “El presidente Luis Arce engañó y mintió al pueblo boliviano y al mundo. Es lamentable que se use un tema tan sensible como la denuncia de un golpe. Frente a esa realidad, debo pedir disculpas a la comunidad internacional por la alarma generada y agradecer por su solidaridad con nuestro país”, dijo el exmandatario boliviano este domingo.
Maduro traiciona a Evo Morales por atacar a Milei
La posición asumida por el Gobierno argentino coincide con lo planteado por Morales. “La Oficina del Presidente repudia la falsa denuncia de golpe de Estado realizada por el gobierno de Bolivia el día miércoles 26 de junio”. A esto agrega el comunicado oficial del despacho de Javier Milei que “el relato difundido era poco creíble y los argumentos no encajaban con el contexto sociopolítico del país latinoamericano”.
Como respuesta, el Gobierno de Luis Arce convocó al embajador argentino en La Paz para expresar su “enérgico rechazo” a estas declaraciones, que la Casa Rosada calificó como una “descripción de los hechos”, aclarando que mantiene una posición “cautelosa” con Bolivia. Por su parte, Evo Morales condenó la “intromisión” de Argentina aunque mantiene su postura al respecto, la cual, curiosamente, coincide con lo que expone la Administración de Milei, que para el régimen de Maduro es una “narrativa creada por la derecha”. Esto quiere decir que para el heredero del chavismo, su antiguo aliado boliviano habría cruzado la acera ideológica.
Hasta el momento, Morales no ha reaccionado al comunicado de la Cancillería de Maduro, que no solo constituye un espaldarazo diplomático al gobierno de Luis Arce, sino que además califica como falsa la hipótesis del exmandatario que históricamente ha sido uno de los más cercanos aliados del chavismo y lo califica como parte de “la derecha latinoamericana”, lo que muestra una clara fractura de la izquierda en la región, difícil de conciliar por los momentos, al menos en Bolivia.
 
 
 
 
 
GOLPES FALSOS Y DICTADURAS VERDADERAS: CASOS DE BOLIVIA, CUBA, VENEZUELA Y NICARAGUA
 
Las dictaduras del siglo XXI jamás han sido víctimas de un golpe de Estado; al contrario, son ellas las que han golpeado y aplastado las instituciones, las leyes, los derechos humanos y las libertades más esenciales de sus ciudadanos
 
Panam Post de Panamá (https://acortar.link/oZU0qA)
 
En Bolivia jamás hubo un golpe de Estado. Todo fue un golpe publicitario. Una estrategia manufacturada y prefabricada para justificar la represión, victimizar al agresor y reactivar a una base de fanáticos en torno a un líder inepto, corrupto e impopular.
El golpe anunciado por el presidente Luis Arce es histórico. Sin muertos, sin heridos, sin desapariciones forzadas y sin destrucción masiva de edificios públicos. Una puesta en escena poco creíble en un país donde el principal represor es el Estado gobernado por el MAS (Movimiento al Socialismo).
En 2008 Evo Morales también se inventó su propio autogolpe. En esos días eran protestas cívicas en Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Todo fue una excusa perfecta para que el régimen cocalero de Evo Morales aumentara la represión y su estadía en el poder.
En 2019 Evo Morales realizó un fraude monumental para intentar reelegirse por cuarta ocasión. La Constitución lo prohibía, un referendo también, pero nada lo detuvo. En las urnas también perdió y quiso hacer fraude, finalmente se inventó un golpe para justificar su manipulación al conteo.
En 2018 el pueblo de Nicaragua se rebeló contra Daniel Ortega y su tiranía familiar. El dictador respondió con sangre y fuego. Ortega dijo que era un golpe fallido orquestado por “el imperio”. La cuartada le ayudó a endurecer la represión y cimentar su dinastía.
En Venezuela Hugo Chávez usó y abusó de golpes, autogolpes y atentados. Estas artimañas le valieron para desaparecer a opositores, someter a aliados, doblegar a militares y aniquilar a competidores desleales. Los asesores cubanos fueron fundamentales.
Desde 2013 Nicolás Maduro ha denunciado 30 planes para asesinarlo y varios golpes fallidos. La estrategia ha servido para movilizar a las bases del partido y exiliar a 8 millones de venezolanos que no encuentran presente ni futuro en ese país.
En 2021, la dictadura de Raúl Castro reprimió con brutalidad las protestas de “Patria y Vida”. Más de 1100 personas encarceladas en una puerta giratoria de arrestos interminables. Cuba ha legalizado la pena de muerte y la eliminación de ciudadanía.
Doble rasero
La izquierda radical se niega a reclamar justicia por los 1600 presos políticos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Argumentan que esto es injerencia en temas internos soberanos. En el caso de Bolivia fueron rápidos para pronunciarse y condenar el golpe publicitario.
Los derechos humanos y la democracia están secuestrados por un profundo sesgo ideológico en América Latina. Muy pocos países se atreven a alzar la bandera de libertad y justicia en todo el hemisferio. Esta es la razón por la que los dictadores siguen atornillados al poder.
Las dictaduras del siglo XXI jamás han sido víctimas de un golpe de Estado; al contrario, son ellas las que han golpeado y aplastado las instituciones, las leyes, los derechos humanos y las libertades más esenciales de sus ciudadanos. Ese golpe es real y todavía sigue impune.
 
 
 
 
 
UN FALLIDO GOLPE MILITAR SELLA EL DIVORCIO MORALES-ARCE EN BOLIVIA
 
Por el contrario, la fracasada maniobra militar profundizó aún más la ruptura en el seno del oficialismo de cara a las presidenciales de 2025.
 
TVN 2 de Panamá (https://acortar.link/HrL3vj)
 
Con los tanques militares a las puertas de palacio del gobierno, el presidente de Bolivia, Luis Arce, se comunicó con Evo Morales, su antiguo aliado, para prevenirlo de un golpe en curso, pero los aires de tregua entre los dos líderes de izquierda se disiparon rápidamente.
Por el contrario, la fracasada maniobra militar profundizó aún más la ruptura en el seno del oficialismo de cara a las presidenciales de 2025, y sumió al país en la confusión, según analistas.
Morales pasó de celebrar el fracaso del alzamiento militar del pasado miércoles a señalar a Arce de haber mentido al mundo con un "autogolpe".
Una paradoja teniendo en cuenta que la izquierda en Bolivia, y en América Latina en general, ha repudiado a una sola voz los golpes militares que marcaron la historia de la región en el siglo XX.
"Esta sensación de que un enemigo externo podía unificar a las facciones del Movimiento Al Socialismo (MAS) se ha diluido", señala a la AFP María Teresa Zagada, analista de la Universidad Mayor de San Simón (estatal).
Y "lo que ha hecho este evento es poner al descubierto justamente esta enorme división", que va a marcar las elecciones que se avecinan, agrega esta experta.
"Irreconciliable"
Después de meses sin comunicación - públicamente al menos -, Arce llamó a Morales para advertirle sobre la sublevación de los comandantes de las Fuerzas Armadas, a la cabeza del jefe del Ejército, general Juan José Zúñiga. Tropas y blindados se apostaron por varias horas frente al palacio que comunica con el despacho presidencial, en el centro de La Paz.
En el momento de mayor tensión, uno de los tanques intentó derribar una de las puertas metálicas por las que finalmente ingresó Zúñiga. El presidente lo encaró en la entrada, nombró una nueva cúpula militar y los militares se replegaron. Zúñiga fue detenido junto a otros 20 militares activos, en retiro y civiles.
"Estaba claro que venían por mí, pero me quedaba claro que después iban a ir por Evo Morales", señaló Arce a propósito de la llamada a su su antiguo jefe, con quien trabajó como ministro de Economía durante sus tres mandatos (2006-2019). El exmandatario confirmó el breve contacto telefónico.
Pero sorpresivamente, casi 48 horas después de la fallida acción militar, Morales sembró dudas sobre la real intención de Zúñiga de derrocar al gobierno. Y el domingo fue más allá: "Yo pensaba que era golpe, pero ahora estoy confundido: parece autogolpe".
"Evo Morales, ¡no te equivoques más! (...) !No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido", le respondió Arce en X.
Las dudas, sin embargo, no comenzaron con Morales sino con Zúñiga. Al momento de su captura, aseguró que el presidente boliviano le pidió que preparara algo para levantar su popularidad, lo que Arce niega con vehemencia.
"Lo real es que la ruptura al interior del MAS es irreconciliable", observa Carlos Cordero, politólogo de la Universidad Católica Boliviana.
Fugaz respiro
Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, que gobernó casi 14 años gracias a las reformas constitucionales que promovió, debió salir exiliado en 2019 cuando buscaba un cuarto mandato, acosado por las protestas callejeras por un supuesto fraude electoral.
Ante la crisis, los militares le pidieron a Morales que deje el cargo. Regresó un año después para la asunción de Arce, cuya candidatura promovió. Sin embargo, gradualmente, comenzaron a distanciarse por la disputa del poder dentro del MAS.
La ruptura se consumó a finales del año pasado, cuando la justicia inhabilitó a Morales para ser candidato en 2025, alegando que la Constitución permite la reelección por dos periodos seguidos. El líder indígena, que señaló a Arce de aliarse con los jueces para sacarlo de carrera, busca revertir el fallo, mientras el ala oficialista apoya la reelección de Arce, quien todavía no ha dicho públicamente si buscará un segundo mandato.
Agobiado por las protestas por la falta de combustible y de dólares, el presidente boliviano pareció tomar aire por su aplaudida reacción ante la asonada militar, una victoria política que Morales no iba a conceder fácilmente, según analistas.
"La ventaja que pudo obtener Arce se está yendo muy rápido, pero todavía estamos en plena batalla discursiva" sobre lo que ocurrió el 26, opina la profesora Zegada.
 
 
 
 
 
LA POLÉMICA ENTRE LUIS ARCE, EVO MORALES Y GARCÍA LINERA
 
El Siglo de Chile (https://acortar.link/OM9FoH)
 
En medio de los coletazos por la asonada militar de la semana pasada en Bolivia, prosiguen las disputas entre el Presidente Luis Arce y el exmandatario Evo Morales, así como el quiebre en el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS). Se estima que esto es producto de rencillas y diferencias que venía desde antes tanto el interior del MAS como entre Arce y Morales.
Evo Morales afirmó estar “convencido” que se trató de un autogolpe propiciado por el Gobierno del Presidente Arce. “Lucho nos engañó, nos mintió, mintió a los bolivianos y al mundo entero. Será golpe o autogolpe, se debate, (pero) estoy más convencido que es un autogolpe para levantar su imagen o dejar la Presidencia a (una) Junta Militar”, afirmó el exgobernante en una asamblea de la Federación de Zonas Tradicionales de cultivo de coca.
La intención fue, dijo Evo, “tapar la mala gestión” del Gobierno y la “falta” de dólares y de combustibles. Un día antes había afirmado que él era el blanco del golpe de Estado. El dirigente dio así crédito a las afirmaciones que hizo el general Juan José Zúñiga, exjefe del ejército y protagonista de la asonada, según quien el alzamiento fue acordado con el Presidente Arce para que el Gobierno recuperara popularidad, versión que el actual mandatario, así como ministras y ministros, desmintió tajantemente a horas del episodio armado.
Días atrás en una conferencia de prensa, Evo Morales manifestó: “Qué clase de golpe será pues; empieza el golpe, ministros felices paseando en la plaza Murillo, tocando tanquetas; un golpe de Estado con cero heridos, cero disparos, cero muertos”.
Este domingo, el Presidente Luis Arce le replicó en redes sociales al exmandatario: “Evo Morales, ¡no te equivoques una vez más! Claramente lo que ocurrió el 26 de junio fue un golpe militar fallido en Bolivia”, escribió el mandatario boliviano en sus redes sociales.
Y jefe de Estado le enrostró: “¡No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido! Los responsables que buscaron tomar el poder por las armas están siendo procesados y serán juzgados, como fue el caso de los golpistas de 2019”.
En tanto, el ministro del Interior, declaró que “Evo Morales se ha convertido en un mitómano compulsivo y cree que el país gira alrededor de él, no tiene ni siquiera la dignidad de preocuparse de lo que realmente pudo haber ocurrido dentro del territorio nacional”.
En una entrevista a fines de la semana pasada, Arce había dicho que “a esta altura hay que aclarar que el Gobierno nacional, mi persona, jamás ha atacado al ex presidente Evo Morales, ahí están mis tuits, mis manifestaciones públicas. Nosotros hemos recibido el ataque de él”.
En este panorama, Álvaro García Linera, intelectual de la izquierda boliviana, ligado al MAS y que fuera vicepresidente de Evo Morales, declaró en entrevista con La Jornada de México que “dentro del bloque nacional popular hay una pérdida del horizonte estratégico, de los adversarios reales a enfrentar y un enfrascamiento en pugnas personalizadas y muy mezquinas”. Enfatizó que “ambos líderes, el estatal y el social, ambos son responsables del deterioro”.
El académico estableció que “esto hay que ubicarlo en un contexto histórico: el fin del momento hegemónico del proceso de cambios progresistas, y el inicio de una fase administrativa y fragmentada”. Un tema que cruza al proyecto del MAS, la izquierda y el progresismo en Bolivia.
En tono crítico, García Linera afirmó que el de Luis Arce “es un Gobierno malo y cada vez con mayores dificultades para llegar más o menos en pie a 2025, hay muchos síntomas de deterioro. Pero a diferencia de Evo, no creo que lo que le va mal a Lucho, le favorece a él, esa es una lectura muy instrumental y electoral y no política. Lo que le va mal a Luis nos va mal a todos, al país y al evismo”.
 
 
 
 
 
ENFRENTAMIENTOS ENTRE PRESIDENTES Y EX PRESIDENTES DEL MISMO PARTIDO EN AMÉRICA LATINA
 
N Com. de Santo Domingo (https://acortar.link/utputA)
 
En América Latina cederle el poder a un compañero de partido, hasta el momento ha sido sinónimo de confrontación y división partidaria, situación que por lo regular debilita a los gobiernos.
El último capítulo que ha vivido la región ha sido el enfrentamiento en Bolivia del presidente Luis Arce con el líder del oficialismo, Evo Morales, por la candidatura presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS) para las elecciones presidenciales del 2025.
Las diferencias han sido tan álgidas que Morales ha calificado como una mentira el intento de golpe de Estado del pasado miércoles y acusó a Arce de haber engañado y mentido al pueblo boliviano y al mundo.
Lo vivido en Bolivia, ha ocurrido en otras naciones como Argentina durante el gobierno de Alberto Fernández y su antecesora, quien fue su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El punto máximo de su enfrentamiento fue que Cristina Fernández tuvo que recordarle en una carta pública que fue ella quien lo postuló como candidato a la Casa Rosada en 2019.
En Ecuador, Lenin Moreno llegó al poder cargado sobre la popularidad del presidente Rafael Correa. Al término de su mandato Correa manifestó que dejaba “la mesa servida”, pero Lenín declaró que había heredado una compleja situación económica con una deuda que ascendía a los US$41.000 millones y tomar decisiones que económicamente erróneas.
“Todo lo cínico, desleal y mediocre será efímero”, llegó a decir Correa en sus redes sociales, poco antes de que Moreno, le acusara de espiarle en su despacho presidencial con micrófonos y cámaras ocultas.
En Colombia, Juan Manuel Santos fue ministro de Defensa durante los gobiernos de Álvaro Uribe, sin embargo, luego de comenzar a gobernar se distanció mucho de los pensamientos de Uribe, posiciones por las que se ganó fuertes críticas de su antecesor.
Uribe criticó con mucha acidez el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela y el gobierno de Hugo Chávez, a quien calificaba como dictador, asi como el marco legal para la paz, ampliamente criticado por Uribe debido a que, a su juicio, la paz permitiría que terroristas ascendieran a cargos públicos, en un futuro.
Aquí en el país, durante el gobierno de Danilo Medina (2012-2020), se vivieron las tensiones con su antecesor Leonel Fernández por la nominación presidencial, primero para las elecciones de 2016 y luego para 2020. Fernández se opuso a la modificación constitucional de 2015 que habilitó a Medina para los comicios del año siguiente y movilizó a multitudes frente al Congreso Nacional para impedir que se reformara nuevamente, y habilitar a Danilo Medina para 2020.
Luego del regreso de la democracia, la primera transición entre miembros del mismo partido ocurrió en 1982 cuando Salvador Jorge Blanco llegó al poder, por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con la promesa de rescatar moralmente al país.
“Estamos recibiendo el Estado dominicano en plena quiebra material y también moral” dijo durante la juramentación en la Asamblea Nacional. Le tocó recibir el poder de Jacobo Majluta, ya que su antecesor se había suicidado poco mas de un mes como consecuencia de una profunda depresión.
 
 
 
 
 
REFORMA JUDICIAL: EL ESPEJO BOLIVIANO
 
Con un poder judicial sometido estructuralmente al poder ejecutivo y a los electores, todo proceso judicial nace bajo sospecha. Los buenos de hoy serán los malos del mañana. La única seguridad jurídica en Bolivia hoy deviene de estar o no en el bloque gobernante.
 
Animal Político de México (https://acortar.link/3weeK2)
 
El pasado miércoles 26 de junio pudimos ver por la televisión escenas de una tentativa de golpe de Estado en Bolivia. Afortunadamente quedó en tentativa, pero el pasaje sirve para ilustrar los riesgos que se corren cuando se involucran las urnas en la conformación del poder judicial. Veamos.
En 2011, y tras una reforma constitucional impulsada por Evo Morales, se llevan a cabo las primeras elecciones judiciales en Bolivia. Sucedieron dos cosas: los perfiles de los aspirantes estaban claramente vinculados a alguna fuerza política, y el pueblo despreció masivamente la oferta de participar en la elección de jueces. Pero no sólo eso, comenzó una debacle en la credibilidad del poder judicial.
En 2015, y tras haber triunfado en las elecciones presidenciales, Evo Morales decide convocar un referéndum para consultarle a la población si podría presentarse a una nueva reelección. El 21 de febrero de 2016, el electorado resuelve que no se debe presentar. Hasta aquí, todo parece desarrollarse en clave democrática.
Empero, en el año 2017, el presidente Morales hace una consulta al poder judicial sobre la validez del referéndum, alegando que se violentaba su derecho humano a la participación política, y el poder judicial resuelve que, en efecto, la voluntad mayoritaria del electorado boliviano atentaba contra el derecho humano de Evo; millones de votantes fueron invalidados para no afectar el derecho humano de una persona. Ahí se empezó a incubar una crisis política que parece no haber terminado.
Pues bien, en 2019 se lleva a cabo la elección presidencial, con Evo en la boleta, y se genera una crisis que obliga al presidente en funciones dimitir y abandonar el país. ¿Qué hizo el poder judicial? Alinearse con los nuevos poderosos. Así, las órdenes de aprehensión, los arrestos, la persecución judicial cambió de bando. Los perseguidos de ayer son los persecutores de hoy.
Tras la salida de Evo, llega al gobierno de manera interina Jeanine Áñez Chávez, se convocan a nuevas elecciones y en ellas gana Luis Arce, el presidente actual. ¿Y qué hace el poder judicial? Lo mismo. Arresta a la expresidenta Añez y a muchos de sus colaboradores. Así llegamos a la tentativa de golpe de pasado miércoles.
El general golpista, cuando da a conocer su pliego petitorio en una conferencia de prensa “banquetera”, además de prometer la restauración de la democracia y la refundación de la política, hace un llamado a la liberación de los presos políticos. Y acaso en ese punto no le falte razón. Con un poder judicial sometido estructuralmente al poder ejecutivo y a los electores, todo proceso judicial nace bajo sospecha. Los buenos de hoy serán los malos del mañana. La única seguridad jurídica en Bolivia hoy deviene de estar o no en el bloque gobernante.
Esa, me parece, es la consecuencia de tener al cuerpo de juzgadores vinculados a los electores. Su compromiso es con ellos, y el vaivén que ello conlleva, no con el derecho; en cambio contar con un cuerpo profesionalizado de juzgadores lo que nos garantiza es que su compromiso será con la congruencia y solvencia de sus sentencias.
Los jueces electos pueden llegar a ser más empáticos con las mayorías cambiantes, pero no necesariamente con la doctrina del derecho. Son justamente los estudiosos del derecho quienes han ampliado las fronteras de la justicia. Ojalá nos sepamos ver en el espejo boliviano y enderecemos la reforma del poder judicial por la senda de la sensatez.
 
 
 
 
 
BOLIVIA HOY: RIQUEZA MINERA Y FANTASMAS DEL PASADO
 
Rebelión de España (https://acortar.link/oQ2Jea)
 
El Estado Plurinacional de Bolivia, con 1.098.581 Km2 y unos 12 millones de habitantes, es cuatro veces más grande que Ecuador, que tiene alrededor de 18 millones/hab. Ambos con milenarias culturas aborígenes, fueron integrados al Tahuantinsuyo Inca, cuyo imperio tuvo inicio en el lago Titicaca. En la segunda década del siglo XVI los españoles sometieron a los indígenas y en Bolivia se estableció un régimen colonial con eje en la producción de plata, saqueada del Cerro Rico de Potosí, región abastecida por las telas de los obrajes de la Audiencia de Quito, hasta las reformas borbónicas del siglo XVIII que, ante el declive minero, fomentaron la servidumbre cuasi esclava de los indígenas bolivianos, tanto como de los Andes quiteños. Durante este último siglo colonial se produjeron en Quito varias sublevaciones indígenas y en Bolivia las que encabezaron (1779 a 1781) Tomás Katari, Túpac Amaru II y Túpac Katari, de enorme repercusión en Sudamérica.
El 25 de mayo de 1809 con el pronunciamiento de Chuquisaca (La Plata), seguido de la Junta Tuitiva de La Paz el 16 de julio, aunque todavía bajo el disfraz de fidelidad al rey, se inició el proceso de independencia del Alto Perú, que en Quito comenzó con la Junta Suprema, igualmente “fidelista”, el 10 de agosto del mismo año. En 1822 Quito alcanzó su libertad y en 1824, con la batalla de Junín dirigida por Simón Bolívar, se logró la del Alto Perú, que el 6 de agosto de 1825 adoptó este nombre, cambiado el día 11 por el de República de Bolívar y el 3 de octubre con el de República de Bolivia; mientras en 1830, al separarse de la República de Colombia, su Departamento del Sur adoptó el nombre Ecuador. En Bolivia la regionalización alimentó posiciones sobre la anexión a Brasil, Argentina o Perú; pero el caudillo Andrés de Santa Cruz (origen indígena) impuso la unidad y las bases del Estado nacional, además de lograr la Confederación Perú-Boliviana (1837-1839), que proyectó la expansión comercial al Pacífico, ocasionando la guerra con Chile, que con su triunfo acabó con aquella unión. Acuerdos posteriores sobre la rica región de Atacama (nitratos de sodio, cobre, salitre y también guano en costas peruanas) no impidieron las disputas económicas, que derivaron en la Guerra del Pacífico (1879-1884) de Chile contra Perú y Bolivia, tras la cual Perú perdió una amplia región y Bolivia su salida al mar. Con el avance del siglo XX, la expansión de los Estados Unidos y los intereses imperialistas sobre la minería boliviana (especialmente estaño y petróleo) condujeron a la Guerra del Chaco (1932-1935) con Paraguay. A los problemas internacionales acompañó la inestabilidad política interna, con recurrentes cambios de gobierno, conflictos entre liberales y conservadores, golpes de Estado y el inevitable desarrollo del caudillismo militar mesiánico, por la potenciación del rol político de las fuerzas armadas ante los conflictos externos e internos.
Algunas políticas sociales avanzaron desde la década de 1920, pero fue la Revolución de 1952 la que impulsó reformas profundas como la agraria, amplios derechos laborales, nacionalización de minas, fortalecimiento del Estado y de los servicios públicos durante los primeros gobiernos de Víctor Paz Estenssoro (1952-1956; 1960-1964) y Hernán Siles Zuazo (1956-1960), bajo respaldo del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR, 1942) y la fuerte Central Obrera Boliviana (COB, 1952), de obreros, campesinos, profesionales y sectores populares. De todos modos, al comenzar los 60, Bolivia y Ecuador mantenían un cuadro del subdesarrollo alarmante, extendida miseria y atraso, que tomó en cuenta el Pacto Andino (1969) para otorgarles un “régimen especial que les permita alcanzar un ritmo más acelerado de desarrollo económico”. La Guerra Fría determinó las dictaduras militares macartistas en ambos países. La guerrilla de Ernesto Che Guevara en Bolivia (1966-1967) fracasó.  La dictadura nacionalista de Juan José Torres (1970-1971) fue derrocada y el general Hugo Banzer (1971-1978) instaló una dictadura seguidora del terrorismo militar de Estado que se generalizó en el Cono Sur, sucedida por otros gobiernos militares.
Tras esa larga historia boliviana, con unos 36 golpes de Estado (https://t.ly/pbhM6), la “democracia” pareció estabilizarse desde 1982 con la sucesión de gobiernos civiles. Pero ganó terreno el neoliberalismo, que estancó el desarrollo y estranguló toda vía de bienestar social. De modo que el presidente indígena Evo Morales (2006-2019) y en Ecuador Rafael Correa (2007-2017) marcaron un nuevo ciclo histórico, al descartar el neoliberalismo, apartarse del FMI, acoger el socialismo del siglo XXI y proclamar Estados plurinacionales mediante las Constituciones de 2008 (Ecuador) y 2009 (Bolivia), que garantizaron amplios derechos, economías de tipo social, el fortalecimiento de las capacidades estatales y la extensión de servicios de beneficio colectivo, logrando desarrollo y disminución de la pobreza, bajo un ambiente latinoamericanista identificado con otros gobiernos del primer ciclo progresista de la región. Bolivia nacionalizó varias empresas particularmente del sector petrolero y, además, fortaleció las organizaciones de trabajadores, campesinos, indígenas y populares, entre las que están: COB, Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa” (CNMCIOB-BS), Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia (CSCIOB). En América Latina Bolivia tiene la mayor población indígena (41%) del total de su población y con indudable peso político y cultural.
El nuevo rumbo del país encendió las reacciones de los viejos dueños del poder y del imperialismo. Esas fuerzas convergieron en la crisis política de noviembre 2019, provocando un golpe de Estado que obligó a la renuncia de Morales (debió asilarse en México) y la instauración del régimen de Jeanine Áñez (2019-2020), quien impuso una vía de conflictos internos y tensiones externas, junto a la persecución política y la violación de derechos humanos, como ocurrió con las masacres de Sacaba y Senkata. El ascenso presidencial de Luis Arce Catacora (2020) recuperó la vía de la democracia de tipo popular iniciada por Morales. Áñez fue juzgada y sentenciada. Pero incubó la confrontación entre “evistas” y “arcistas” al interior del Movimiento al Socialismo (MAS), alimentada por quienes anhelan la definitiva reversión del proceso “izquierdista” boliviano.
En esas condiciones el intento de golpe de Estado del pasado 26 de junio (2024) y las declaraciones de quien lo encabezó, el general Juan José Zúñiga, dejan en claro que se pretendía revivir el viejo mesianismo militar, impedir la continuidad del “socialismo” y reivindicar a los golpistas de 2019 (https://t.ly/5S5yl ; https://t.ly/3dKGy). Tras bastidores es imposible dejar de considerar las declaraciones de la comandante del Comando Sur Laura Richardson, quien ha sido clara en subrayar el “triángulo del litio” (Argentina, Bolivia, Chile) así como otros recursos latinoamericanos como asuntos de la “seguridad nacional” de los Estados Unidos (https://t.ly/gdCka). No hay bases para sostener que era un “autogolpe” de Arce o un “golpe” de Morales. Sin embargo, la pugna por el liderazgo político del proceso boliviano al interior del MAS es un riesgo histórico para mantener el camino de los cambios ya conquistados, porque son poderosas y hábiles las fuerzas que desean liquidarlo. Fueron el pueblo y sus organizaciones los que tuvieron una contundente respuesta que detuvo el golpe de Estado. Triunfo, pero con tensa calma, porque Bolivia sigue en la mira de las derechas.
 
 
 
 
 
OENEGÉS DE BRASIL, BOLIVIA Y PARAGUAY PIDEN A LA UE SALVAR EL PANTANAL DE LOS INCENDIOS
 
Infobae de Argentina (https://acortar.link/VP3ncY)
 
Varias organizaciones no gubernamentales de Brasil, Bolivia y Paraguay pidieron hoy al Parlamento Europeo que presione para que la Unión Europea ayude a salvar el Pantanal brasileño, que es el mayor humedal del planeta y se encuentra asediado por incendios sin precedentes.
"Les escribimos para solicitar su ayuda para salvar y restaurar el humedal tropical más grande del mundo, el Pantanal, que se enfrenta a incendios sin precedentes", señalan plataformas como Pantanal SOS, Instituto Ara Azul o Chalana Esperança en una carta difundida por la Fundación de Justicia Medioambiental.
Los firmantes recuerdan que en 2019 la Eurocámara contribuyó a que la UE prestara más atención "a la necesidad de hacer más para detener los incendios forestales en el Amazonas" y de cara a la nueva legislatura comunitaria piden que el Parlamento Europeo renueve ese compromiso y se fijen específicamente en el Pantanal.
Se trata de un ecosistema que alberga gran variedad de especies, muchas de ellas vulnerables o en peligro de extinción, y constituye además "un importante sumidero de carbono" y desempeña un papel "crucial en la regulación del clima en Sudamérica", además de ser el hogar de 1,2 millones de personas.
Los incendios se han cebado con ese humedal, que en 2020 perdió casi el 30 % de su bioma (comunidad ecológica caracterizada por su similitud), lo que representa una superficie cercana a la de Bélgica y que desencadenó unas emisiones de CO2 superiores a las del citado país centroeuropeo, además de acabar con la vida de 17 millones de vertebrados salvajes, señalan en la misiva.
Este mes de junio, según datos publicados esta semana por el Gobierno de Brasil, el Pantanal ha registrado 2.639 fuegos, una cifra seis veces superior al anterior récord, los 435 de junio de 2005, y 17 veces mayor a la media mensual de 154 fuegos registrada por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil desde que este organismo empezó a monitorear en 1998.
Según las organizaciones que firman la misiva, es el "resultado del cambio climático y de la conversión imprudente de tierras dentro del Pantanal y en sus alrededores".
"La deforestación dentro de la llanura de inundación está ocurriendo principalmente para intensificar la producción de ganado, impulsada por la demanda internacional de productos básicos baratos, incluidos los de la UE", lamentan.
Además, la vegetación nativa en las áreas circundantes está siendo sustituida por plantaciones de soja, en "su mayoría" para la exportación, y esto también compromete el flujo de los ríos de la zona, que son "esenciales para garantizar su equilibrio hidrológico", añaden.
El Pantalan ha perdido el 29 % de su superficie de agua en tres décadas y eventos climáticos adversos como El Niño y la Niña o la sequía extrema también están contribuyendo a generar "devastadores incendios forestales".
Por todo ello, y con vistas a la conferencia climática de la ONU COP30 que se celebrará en 2025 en la localidad brasileña de Belén, las organizaciones medioambientalistas instan a los "lideres del Parlamento Europeo a considerar qué más puede hacer la UE para ayudar a proteger y restaurar el Pantanal, y otros humedales igualmente amenazados".
En concreto, solicitan a la Eurocámara que cuando analicen las candidaturas de los aspirantes a comisarios en el nuevo Ejecutivo comunitario se aseguren de que estos reconocen "el papel indispensable de los humedales en la protección de nuestra biodiversidad y la regulación de nuestro clima" y se comprometan a su protección.
Esto incluye, añaden, la "ampliación del alcance de la regulación de la deforestación de la UE para cubrir los humedales y financiar la restauración de humedales críticos a nivel mundial, como el Pantanal".

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