Thursday, March 27, 2025

LA MINERÍA DEL LITIO ESTÁ AGOTANDO RÁPIDAMENTE LAS RESERVAS DE AGUA DE SUDAMÉRICA

Científicos de la ciudad de En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst han descubierto que los suministros de agua dulce en el llamado «triángulo de litio» en los países sudamericanos es 10 veces menor de lo que se pensaba.
Los investigadores utilizaron un modelo a medida y descubrieron que el suministro de agua dulce es 10 veces menor de lo que se pensaba, lo que pone en peligro los ecosistemas locales y las poblaciones indígenas. «El Triángulo del Litio» incluye Chile, Argentina y Bolivia, que representan más de la mitad de las reservas mundiales de este metal.
Los investigadores afirman que los modelos actuales utilizados para estimar las reservas de agua dulce disponibles y repercusiones medioambientales de la extracción de litio en estos países, presentan importantes deficiencias. El estudio, publicado en la revista Communications Earth & Environment, subraya que los modelos actuales sobrestiman las reservas de agua disponibles en más de un orden de magnitud. Se prevé que la demanda de litio se multiplique por 40 en las próximas décadas, en un contexto de cambio a gran escala hacia fuentes de energía renovables.
Según el autor principal del estudio, el catedrático de Ciencias Geofísicas David Boutte, el litio es el metal más ligero que no puede permanecer en estado sólido. У «Triángulo de litio» Este metal se encuentra principalmente en las capas de ceniza volcánica, donde entra en contacto con el agua.
Cuando llueve o nieva, la humedad se filtra a través de estas capas, transferencia de litio a las aguas subterráneas. Desde allí, fluye ladera abajo y se acumula en cuencas desérticas llanas. Allí, el litio se acumula como parte de la salmuera, que es más pesada que el agua dulce. Esto hace que entre en las bolsas de agua superficiales, donde forma lagunas estratificadas que sirven de hogar a los ecosistemas locales.
Estas lagunas suelen albergar especies vulnerables como los flamencos y también son de gran importancia para la población local. Cualquier uso excesivo del agua supone un riesgo de alterar el equilibrio ecológico.
Según el autor principal del estudio e investigador de la UMass Amherst Alexander Kirshen, 28 cuencas hidrográficas diferentes de la «triángulo del litio». Estas cuencas se encuentran en su mayoría en las zonas montañosas altas, muy áridas y remotas de la cordillera de los Andes. El área total de explotación de litio en Sudamérica es de 257.495 mil kilómetros cuadrados. En toda esta área, sólo hay unos pocos sensores y estaciones de monitoreo que pueden rastrear factores como el flujo y la precipitación.
David Boutte añade que la hidrología y el clima de la zona «El triángulo del litio» es muy difícil de comprender. Por eso, en su estudio, los investigadores se basaron en modelos hídricos mundiales para realizar la evaluación más precisa de la disponibilidad de agua y las repercusiones medioambientales de la extracción de litio en la región.
Según las dos Según los modelos de recursos hídricos mundiales utilizados, las reservas de agua dulce que fluyen hacia las cuencas del triángulo «litio» son de unos 90—230 mm anuales. Sin embargo, los investigadores llegaron a la conclusión de que este modelo sería demasiado inexacto en su estudio. Por lo tanto, construyeron su propio modelo, llamado Modelo de Disponibilidad de Agua en la Cuenca Cerrada del Litio, o LiCBWA.
«Estos sistemas no reciben mucha agua dulce nueva. El consenso general es que la cantidad de agua está sobreestimada en al menos un orden de magnitud. Y descubrimos que todas menos una de las 28 cuencas de nuestro estudio debería clasificarse como «con estrés hídrico crítico», incluso sin tener en cuenta las necesidades actuales de suministro de agua, y mucho menos las futuras», — explica David Boutte.
Según los investigadores, la cantidad real de agua dulce que fluye hacia las cuencas «triángulo de litio», oscila entre 2 y 33 mm al año. Esto también depende de cada cuenca individual, con una media de solo 11 mm al año para las 28 cuencas.
Mientras tanto, los métodos de extracción del litio también están cambiando. En lugar de la evaporación de la salmuera de litio, cada vez se utiliza más la extracción directa de este metal. En concreto, el 56% de las empresas mineras de litio utilizan la extracción directa, que requiere aún más agua. Casi un tercio de ellas utiliza 10 veces más agua que con el método de evaporación. ITC News de Australia (https://acortar.link/JFGT7R)
 
 
 
 
 
“BOLIVIA ES CASI COMO UNA VENEZUELA EN ALZA”, INDICA EXCANCILLER MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ MACKAY
 
Internacionalista asegura que la crisis en el país del altiplano se debe al empirismo de últimos gobernantes, Evo Morales y Luis Arce.
 
Expreso de Perú (https://acortar.link/Vm2z5A)
 
El exministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Rodríguez Mackay opina que el posible éxodo de bolivianos a nuestro país se trata de un acto que desnuda la gravedad de la situación en Bolivia creada por Evo Morales y el presidente Arce.
“Los dos han hecho una política ficticia en todo Bolivia, han engañado al pueblo boliviano sucesivamente, primero como aliados y luego como rivales”, señaló.
El excanciller pensó que con la salida de Morales, Bolivia iba a progresar de la mano de un especialista en economía.
“Bolivia es un país hermano, querido, con una larga tradición de integración latinoamericana que no merece dos empíricos en el poder. Creíamos que Arce, por ser economista, le iba a dar una suerte de resarcimiento económico a Bolivia y eso no ha pasado”, agregó.
Luego, precisó que el ministerio de Relaciones Exteriores debe salir a defender nuestras fronteras.
“Creo que es importante que la Cancillería peruana tome nota, y el Gobierno peruano también, del control de fronteras y la soberanía del Estado. Ya tenemos bastante con el contrabando que se viene produciendo de Bolivia hacia el Perú. Nos corresponde a nosotros tomar las medidas de seguridad que debe sopesar un espacio de zona de fronteras. La Cancillería peruana debería en el acto coordinar para que nuestra cualidad y nuestra calidad impoluta de frontera se respete y para eso hay que coordinar con el ministerio de Defensa y la Policía”, comentó.
También señaló que esto es una consecuencia de la vulnerabilidad boliviana, pues la gente en Bolivia no encuentra expectativas, no tiene alimentos ni combustibles.
“Hoy Bolivia es casi como una Venezuela en alza, donde todo se construye artificialmente. Me da mucha pena por Bolivia, tierra hermana, amiga que siempre me hace recordar a la Confederación Perú-Boliviana de la gran unidad altiplano-peruana”, añadió.
El exministro calificó como empíricos los últimos mandatos en el país altiplánico.
“Esto que está pasando en Bolivia refleja el empirismo en el poder en ese país. No se merece el pueblo boliviano lo que está viviendo. Evidentemente tenemos que comprender a los bolivianos que salen de su país. Son vecinos que viven la desilusión de un gobierno como el de Arce que no ha dado la talla y de un sátrapa de América Latina, casi como Nicolás Maduro, que se llama Evo Morales”, indicó.
Finalmente, Rodríguez Mackay hizo un llamado al gobierno de Dina Boluarte. “Tenemos que tomar las precauciones que corresponden. Por lo menos, por el amor de Dios, apliquemos políticas de fronteras para cuidar nuestra soberanía”, sentenció.
 
 
 
 
 
CONTRABANDO SIN CONTROL: LA RUTA ILEGAL ENTRE PERÚ Y BOLIVIA CERCA DEL LAGO TITICACA
 
Un pequeño pueblo en la frontera, sin oficinas de migración o puestos de aduanas, se ha convertido en un punto clave para el intercambio de productos ilegales como arroz, azúcar y combustibles
 
Infobae de Argentina (https://acortar.link/vcSneJ)
 
En la región fronteriza de Puno, el pueblo de Virupaya se ha convertido en un punto crítico del contrabando entre Perú y Bolivia. Ubicada a tan solo 215 kilómetros de La Paz y cerca de las aguas del Lago Titicaca, esta comunidad carece de un control estatal efectivo, lo que ha permitido que el contrabando crezca sin restricciones. En lugar de contar con oficinas de migración o puestos de aduanas, Virupaya es una zona desregulada por donde circulan productos bolivianos de todo tipo, desde arroz, azúcar, aceite y fideos hasta combustibles subsidiados, que llegan a Perú para ser vendidos en mercados locales a precios mucho más bajos que los productos nacionales.
Un reportaje de Latina reveló que este comercio ilegal es facilitado por la falta de controles en la frontera. Los productos bolivianos ingresan sin ningún tipo de inspección oficial, siendo descargados en depósitos de apariencia doméstica que operan como centros de acopio. A medida que los productos cruzan hacia el lado peruano, son transferidos a camiones con matrícula peruana y luego distribuidos en ciudades como Huancané, Juliaca y otros municipios cercanos. En este punto de la ruta, la venta de productos es completamente irregular. Los precios son considerablemente más bajos que en las tiendas oficiales, lo que atrae a los comerciantes locales, pero también genera un grave daño para la economía peruana, ya que los productores nacionales no pueden competir con estos precios, perjudicando a las economías locales.
El vacío de control y sus efectos en la seguridad y economía
La situación en Virupaya está lejos de ser un simple problema comercial. La falta de controles ha abierto la puerta a una economía paralela, donde los contrabandistas no solo trafican productos de consumo, sino también mercancías peligrosas. En este contexto, los contrabandistas operan sin temor a la fiscalización. Los comerciantes en Virupaya pueden vender, por ejemplo, gasolina y diésel, los cuales provienen de camiones cisterna bolivianos, y que se revenden en Perú a un precio mucho más bajo que en los grifos oficiales. Esta venta de combustible barato representa una ventaja económica para quienes se benefician del contrabando, pero a la vez afecta gravemente la economía formal y la regulación del mercado en ambos países.
Los productos alimenticios contrabandeados también son más baratos que en las tiendas de Perú, lo que genera un atractivo para los consumidores. Sin embargo, la calidad y la legalidad de estos productos no están garantizadas. En algunos comercios informales, se puede encontrar arroz a 190 soles por quintal, un precio significativamente inferior al de los mercados formales. Esta competencia desleal afecta a los comerciantes peruanos y genera una distorsión en el mercado local.
Además, la situación de violencia e inseguridad en la zona también es preocupante. La ausencia del Estado en Virupaya ha permitido que los contrabandistas operen con impunidad. Algunos informes indican que, en muchas ocasiones, las autoridades no han intervenido a pesar de las denuncias y las evidencias de tráfico de mercancías. Esto pone en evidencia que las economías ilegales no son solo un problema económico, sino también una fuente de delitos asociados, como el tráfico de drogas y el contrabando de armas, que amenazan la seguridad en la región. Las historias de personas que intentan grabar el contrabando y que son amenazadas con armas para que no documenten la actividad ilegal, son una clara muestra de los riesgos que enfrentan quienes intentan denunciar estos hechos. La falta de control y la ausencia de una estrategia estatal efectiva en Virupaya dejan a los ciudadanos vulnerables a estos peligros.
Virupaya no es un caso aislado. El fenómeno del contrabando afecta a toda la región fronteriza, extendiéndose a otras zonas de Puno y más allá. La ausencia del Estado en este territorio, como mencionan algunos testimonios de la zona, es un factor determinante para la proliferación del contrabando. Los agentes de la Policía Nacional de Perú han identificado múltiples pasos irregulares en la frontera, pero la falta de presencia aduanera y migratoria ha hecho que estos puntos se conviertan en rutas abiertas para los contrabandistas.
La situación también se ve agravada por las condiciones de pobreza que enfrentan muchas personas en la zona, lo que hace que el contrabando se perciba como una opción rentable para sobrevivir. La falta de empleo formal, sumada a la ausencia de infraestructura adecuada, ha llevado a que muchas familias dependan de este mercado informal para subsistir. Esto perpetúa un ciclo de desigualdad y criminalidad, donde las economías ilegales se han institucionalizado, favoreciendo a ciertos actores a expensas de la legalidad y la estabilidad de la economía local.
 
 
 
 
 
CRISIS EN BOLIVIA PROVOCARÍA ÉXODO: SIN ALIMENTOS NI COMBUSTIBLES EMIGRARÍAN A PERÚ
 
Excanciller Javier González-Olaechea indica que el Gobierno debe ver normativa para que exista un buen filtro de los extranjeros que ingresan al Perú a fin de no repetir el caso de Venezuela.
 
Expreso de Perú (https://acortar.link/E10v7z)
 
La crisis en Bolivia está cada día más insoportable. Los vecinos del altiplano casi ya no tienen alimentos ni combustibles y a diario la crisis se agrava sin que el gobierno de Luis Arce pueda encontrarle solución, por lo que una vez más se aproximaría un estallido social.
Esta situación ha generado protestas en diversas regiones de Bolivia, lo cual refleja el descontento popular, tanto es así que ayer se inició una huelga de trabajadores de la salud y solo se atienden los servicios de emergencia.
“Nos estamos muriendo de hambre”, gritaban los bolivianos durante su última marcha de protesta en La Paz y Sucre, principalmente.
Es por eso que si en agosto de este año, fecha en que se realizarán las elecciones, no asume un nuevo mandatario que resuelva esta situación, se podría provocar un éxodo cercano al millón de bolivianos cruzando las fronteras de Perú, Paraguay y Chile, procurando una mejor calidad de vida tal como ha sucedido en los últimos años con los ciudadanos venezolanos que se encuentran radicando en el Perú.
Alvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos de Bolivia, declaró a un portal que esto puede ser una realidad no necesariamente inmediata, sino en el año 2029 cuando Bolivia ya no tenga nada que ofrecerle al mundo, ni gas.
 
 
 
 
 
DESAGUADERO: ALERTAN AFECTACIÓN EN PUNO POR LA CRISIS EN BOLIVIA
 
En la zona, la afluencia de personas se redujo de maneras significativa y, con ello, también el dinamismo del comercio. Se reporta la escasez de productos claves.
 
Gestión de Perú (https://acortar.link/LFKy0J)
 
En la frontera entre Perú y Bolivia, en la ciudad de Desaguadero, en la parte nacional, se reportan que familias vienen siendo afectadas por la crisis económica boliviana.
Un enlace de Canal N dio cuenta que en dicho lugar la afluencia se personas se redujo de maneras significativa y, con ello, también el dinamismo del comercio. Se reporta la escasez de productos claves.
“[La crisis en Bolivia] afecta porque ya no hay dólares, se redujo el stock de combustibles y, con las movilizaciones, se agudiza la crisis”, comentó el presidente de la multicomunal de Desaguadero, Pablo Sarmiento.
La situación en suelo boliviano también llevó a impulsar la migración hacia territorio peruano. “Efectivamente, así es. Día a día, los hermanos bolivianos ingresan a diferentes departamentos del Perú”, refirió.
Una comerciante dedicada al tipo de cambio también informó que el valor del boliviano (moneda de Bolivia) retrocedió respecto al dólar y el sol peruano. Esto generó la ausencia de dólares en la zona, ante la imposibilidad de conseguirlo.
El tipo de cambio observado fue de S/ 0.303 por cada boliviano. Sarmiento, al cambiar S/50 en una casa, obtuvo solo 165 bolivianos.
El vocero de la zona, además, informó que está prohibido el ingreso a Bolivia de aceite, entre otros productos alimentarios básicos. El resguardo está a cargo de personal militar.
De otro lado, Sarmiento solicitó declarar a Desaguadero en estado de emergencia debido a la crisis que vive el sector agricultor y ganadero por las lluvias. “[Las fuertes lluvias] nos han llevado a la quiebra”, subrayó.
 
 
 
 
 
MÁS DE 3 MIL EXTRANJEROS FUERON DETENIDOS POR LA POLICÍA AL INTENTAR INGRESAR ILEGALMENTE A PERÚ DESDE BOLIVIA A TRAVÉS DEL LAGO TITICACA
 
La falta de combustible y el control militar en el país vecino impulsó a cientos de ciudadanos a cruzar ilegalmente a nuestro país en busca de alimentos y productos básicos
 
Infobae de Argentina (https://lc.cx/sFJwu-)
 
En los últimos días, la Policía Nacional del Perú (PNP) detuvo a aproximadamente 3 mil ciudadanos bolivianos que intentaban ingresar ilegalmente al país a través del Lago Titicaca. La situación se intensificó en la frontera con Bolivia, particularmente en Desaguadero, donde los controles migratorios han sido reforzados para contener el flujo irregular de personas. Según informó el noticiero 24 Horas, las autoridades peruanas vienen tomando medidas adicionales para enfrentar este fenómeno.
En el puente internacional de Desaguadero, indicó que Migraciones ordenó un aumento en los puestos de control con el fin de verificar el ingreso de ciudadanos extranjeros. Asimismo, informó que una de las actividades más comunes de los bolivianos en Perú es el comercio en ferias y mercados, desde donde trasladan productos hacia Bolivia. La policía ha intensificado la vigilancia en puntos clave del Lago Titicaca, ante la posibilidad de que grupos de extranjeros intenten evadir los controles fronterizos mediante rutas no autorizadas.
El control policial y migratorio opera con normalidad, aunque se anunció operativos para reforzar los puestos de vigilancia. Debido a la crisis en Bolivia, muchos ciudadanos buscan en Perú alternativas para adquirir productos esenciales. Sin embargo, en la zona fronteriza, la situación se complicó por la presencia de militares bolivianos, quienes restringen el ingreso de alimentos a su país.
Las autoridades peruanas informaron que los controles migratorios seguirán reforzándose. En el puente de Desaguadero, un equipo de 16 efectivos de la Policía Nacional realiza controles de identidad y operativos rutinarios. Además, se idéntifico que en la Isla de Amantaní, otro punto fronterizo en el Lago Titicaca, los agentes han intervenido a un gran número de ciudadanos que intentaban ingresar al país de manera irregular.
Impacto de la crisis en Bolivia
El contexto en Bolivia generó un aumento en los intentos de ingreso irregular a Perú. La crisis de desabastecimiento de combustibles mantiene paralizados sectores como el transporte y la producción agropecuaria. Según informes oficiales, el país consume más de 7 millones de litros de diésel al día, pero la producción local no cubre la demanda. Alrededor del 85% del diésel y el 56% de la gasolina consumida en Bolivia es importado. No obstante, la falta de dólares para financiar estas compras generó un colapso en el suministro, derivando en largas filas en las estaciones de servicio y limitando la operatividad del transporte.
Las restricciones de combustible impactó directamente en la economía boliviana, afectando la distribución de bienes básicos y generando protestas en diversas regiones. En el pasado, el gobierno boliviano ha recurrido a Perú, Chile y Paraguay para abastecerse de diésel. Sin embargo, las importaciones no lograron cubrir la demanda total del país.
Contrabando y economía informal en la frontera
Virupaya, la nueva ruta del contrabando Perú - Bolivia: comerciantes venden productos bolivianos a peruanos
La crisis boliviana también ha fortalecido el comercio informal en la frontera con Perú. En la región de Puno, el contrabando de productos esenciales se intensificó. El pueblo de Virupaya, ubicado a 215 kilómetros de La Paz, se conirtió en un punto clave para el tráfico de mercancías. Según un reportaje de Latina, la falta de controles en esta zona permite que alimentos, combustibles y otros productos sean trasladados sin restricción a territorio peruano.
La ausencia de oficinas de migración y aduanas en Virupaya facilita el comercio ilegal. Los productos bolivianos son descargados en almacenes improvisados y posteriormente transportados a ciudades como Juliaca y Huancané. Esta práctica afecta la economía local, ya que los comerciantes peruanos no pueden competir con los precios del contrabando. Las autoridades han identificado múltiples rutas informales utilizadas para este comercio, pero la falta de infraestructura y personal dificulta su control.
El contrabando también responde a la situación socioeconómica en la frontera. La falta de empleo formal llevó a muchas personas a depender del comercio irregular. En regiones como Puno, esta actividad es vista como una alternativa viable ante la ausencia de oportunidades laborales.
La Policía Nacional ha intensificado la vigilancia en los pasos irregulares, pero la extensión de la frontera y la demanda de productos en ambos países complican la situación. A medida que la crisis en Bolivia continúa, las autoridades peruanas se mantienen en alerta para evitar que el flujo de ingreso irregular incremente la presión sobre los controles migratorios en la frontera sur del país.
 
 
 
 
 
ESTO ES TODO LO QUE PUEDES COMPRAR CON 100 DÓLARES EN BOLIVIA, EN MEDIO DE CRISIS POR ESCASEZ Y POSIBLE OLA MIGRATORIA
 
La crisis económica en Bolivia ha llevado a una drástica disminución del poder adquisitivo de los ciudadanos, con inflación alta y escasez de divisas.
 
La República de Perú (https://acortar.link/QC3fiH)
 
En medio de una crisis económica en Bolivia que combina inflación alta, escasez de divisas y combustibles, el poder adquisitivo de los bolivianos se ha visto fuertemente afectado. Esta situación plantea una pregunta clave: ¿qué se puede adquirir actualmente con 100 dólares en el país sureño?
El país atraviesa una de sus etapas económicas más críticas en más de una década. La falta de dólares, el alza generalizada de precios y la presión sobre la canasta básica configuran un escenario que, de acuerdo con expertos y datos oficiales, podría derivar en una nueva ola migratoria.
¿Cuántos bolivianos son 100 dólares en Bolivia actualmente?
El tipo de cambio oficial se mantiene en 6,96 bolivianos por dólar, según el Banco Central de Bolivia. Esto significa que 100 dólares equivalen a 696 bolivianos si se accede al mercado formal. Sin embargo, la falta de divisas ha impulsado la aparición de un mercado paralelo, donde el dólar se cotiza a un precio más elevado, aunque no existen cifras públicas verificadas sobre su valor exacto al margen del sistema bancario.
La escasez de dólares también ha llevado a medidas extraordinarias. Por ejemplo, la empresa estatal YPFB comenzó a usar criptomonedas para pagar importaciones de combustibles, ante la imposibilidad de acceder a divisas suficientes en el sistema tradicional. Esta medida refleja el nivel de presión que enfrenta el país para sostener su funcionamiento económico básico.
¿Qué se puede adquirir con 100 dólares en Bolivia?
Con 696 bolivianos, el equivalente oficial de 100 dólares, una persona puede acceder a ciertos productos básicos. Sin embargo, el valor real de esa suma ha disminuido significativamente debido a la inflación. Según un análisis del economista Fernando Romero —presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija—, Bolivia alcanzó en febrero de 2025 una inflación interanual del 13,22 %, la tercera más alta de Sudamérica. A continuación, algunos precios estimados de alimentos y servicios esenciales:
•          Arroz: 1 quintal (46 kg) cuesta 60 bolivianos en ferias estatales
•          Pollo entero: disponible en ferias a 40 bolivianos por unidad
•          Carne de res: el precio al consumidor es de 42 a 43 bolivianos por kilo, según declaró el viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva
•          Papa y verduras: han registrado alzas notables por la escasez de combustible, lo que encarece el transporte desde zonas rurales
Además, el costo promedio de un pasaje en transporte público es de 2 bolivianos. Los productos de higiene personal (papel higiénico, jabón, pasta dental) superan los 40 bolivianos en total. Sin embargo, el acceso a combustibles como la gasolina está restringido por el desabastecimiento, lo que ha generado filas de hasta seis horas en algunas regiones.
¿La situación económica podría impulsar una ola migratoria?
El deterioro económico no solo afecta el consumo interno, sino que también está generando inquietud social. Aunque no se han reportado cifras oficiales sobre un aumento masivo de salidas del país, medios especializados y analistas advierten que podría iniciarse una ola migratoria, especialmente desde regiones rurales afectadas por la falta de combustible y el alza del costo de vida.
La producción agrícola también enfrenta dificultades. En Santa Cruz, los productores de soya alertaron sobre pérdidas significativas por la falta de diésel para las cosechadoras, lo que agrava la situación económica del campo y podría tener un impacto directo en el empleo rural y el abastecimiento de alimentos básicos.
 
 
 
 
 
BOLIVIA LE DICE NO A PETROPERÚ: YPFB REVOCA ADJUDICACIÓN CON ESTATAL PERUANA Y ASIGNA CONTRATO A BOTRADING
 
En medio de la crisis energética que daña al país altiplánico, una denuncia por presuntos amaños de corrupción ha alcanzado a la empresa pública de combustibles, cuyo presidente ha esgrimido que los recursos asignados para la importación son insuficientes para satisfacer la demanda interna
 
Infobae de Argentina (https://lc.cx/gQHjMt)
 
En un contexto de crisis energética y escasez de combustibles en Bolivia, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha sido objeto de controversia tras anular un contrato previamente adjudicado a Petroperú -un habitual abastecedor del mercado boliviano- y reasignarlo a la empresa Botrading SA con un incremento del 32% en los costos. Según documentos obtenidos por el medio boliviano Brújula Digital, esta decisión ha generado un sobrecosto de 97.000 dólares y ha desatado cuestionamientos sobre la transparencia en los procesos de contratación de la estatal petrolera.
El 18 de septiembre de 2024, YPFB adjudicó a Petroperú un contrato para el suministro de hidrocarburos líquidos a un precio de 149,35 dólares por metro cúbico. Sin embargo, apenas ocho días después, el 26 de septiembre, la gerente de contrataciones de YPFB, Cinthia Pedraza, emitió una resolución administrativa que anulaba el proceso, argumentando errores en las especificaciones técnicas de la invitación. Menos de un mes después, el contrato fue reasignado a Botrading SA, esta vez a un precio de 198 dólares por metro cúbico, lo que representa un aumento significativo en comparación con la oferta inicial de Petroperú.
YPFB, Petroperú y Botrading: denuncias de sobreprecios
La empresa Botrading SA no es ajena a la polémica. Según reportó Brújula Digital, en 2023 se revelaron presuntos sobreprecios en operaciones de importación de crudo y diésel realizadas a través de esta compañía. En dos transacciones específicas, YPFB habría pagado 6,47 millones de dólares adicionales debido a que las adquisiciones se realizaron mediante Botrading en lugar de hacerlo directamente. Estas denuncias han generado sospechas sobre posibles irregularidades y corrupción en los procesos de contratación.
El diputado de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Alarcón, ha sido uno de los principales críticos de la gestión de YPFB en este caso. Alarcón solicitó la renuncia del presidente de la estatal petrolera, Armin Dorgathen, y propuso la creación de una comisión legislativa para investigar las presuntas irregularidades. Según el legislador, las explicaciones ofrecidas por Dorgathen sobre la anulación del contrato con Petroperú y la posterior adjudicación a Botrading han sido inconsistentes.
Contradicciones en las justificaciones de YPFB
 El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, declaró en el canal estatal BTV que la anulación del contrato con Petroperú se debió a que la empresa no presentó los documentos necesarios a tiempo para formalizar el acuerdo. Sin embargo, esta versión contradice la resolución administrativa emitida por Cinthia Pedraza, la cual señala que la anulación se realizó debido a errores en las especificaciones técnicas de la invitación, una responsabilidad atribuida directamente a YPFB.
Según los documentos obtenidos por Brújula Digital, la resolución administrativa GCC 147/2024 establece que el proceso de contratación fue anulado “hasta el vicio más antiguo, es decir, hasta la elaboración de las especificaciones técnicas”. Este argumento pone en duda la versión de Dorgathen y refuerza las críticas sobre la falta de claridad en la gestión de la estatal petrolera.
Crisis energética en Bolivia y aumento de las importaciones
La controversia en torno a YPFB se produce en un momento crítico para Bolivia, que enfrenta una severa escasez de combustibles. Esta situación ha provocado largas filas en las estaciones de servicio, protestas de transportistas y medidas de emergencia por parte del gobierno, como la reducción de horarios laborales y la implementación de clases virtuales. Sin embargo, estas acciones han sido calificadas como insuficientes por sindicatos y sectores de la oposición.
El aumento de la dependencia de las importaciones de hidrocarburos ha agravado la crisis económica del país. Según datos oficiales, Bolivia destinó 1.500 millones de dólares a la importación de combustibles en 2019, cifra que se incrementó a 3.300 millones en 2024. Se estima que en 2025 el país necesitará aproximadamente 2.900 millones de dólares, equivalentes a 56 millones semanales, para cubrir la demanda de diésel y gasolina.
De estatal a estatal: implicaciones políticas y económicas tras el destape de Botrading
El caso de Botrading y la gestión de YPFB han generado un clima de inestabilidad política y económica en Bolivia. Además de las denuncias de sobreprecios, el medio argentino La Letra P reportó en 2023 que Botrading estaría vinculada a un presunto esquema de corrupción que involucraría a la familia del presidente Luis Arce y al grupo empresarial Valdivia, propietario del diario Los Tiempos de Cochabamba. Aunque estas acusaciones no han sido confirmadas, han contribuido a aumentar la presión sobre el gobierno y la estatal petrolera.
El diputado Carlos Alarcón ha señalado que las inconsistencias en las declaraciones de Armin Dorgathen y la falta de transparencia en los procesos de contratación de YPFB son motivos suficientes para exigir su destitución. Asimismo, ha pedido que se investigue a fondo el vínculo entre YPFB y Botrading, una empresa que inicialmente fue presentada como privada, pero que posteriormente se confirmó como una entidad pública dependiente de la estatal boliviana.
 
 
 
 
 
EL INCOMPRENSIBLE MINISTERIO DE BOLIVIA AL QUE ESPAÑA DESTINA DINERO PÚBLICO
 
Pablo Cambronero ha sido quien ha desvelado la realidad del dinero público que llega a los 290.000 euros
 
EDA Tv News de España (https://acortar.link/zSg1GA)
 
En Bolivia, existe un ministerio con un nombre que no deja indiferente a nadie: el Ministerio de Cultura, Descolonización y Despatriarcalización. Este organismo, que ha generado polémica, recibe un flujo constante de fondos públicos provenientes de España. Todo a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Ha sido Pablo Cambronero quien ha destapado la cifra de ayudas que llegan desde España a ese ministerio. En las imágenes que él mismo ha compartido se pueden ver cuatro cantidades entre 2023 y 2024. La suma alcanza los 290.000 euros.
La AECID es el principal ente gestor de la cooperación española y canaliza recursos destinados a promover el desarrollo en diferentes regiones del mundo. Especialmente en América Latina.
En el caso de Bolivia, estos fondos tienen como objetivo apoyar proyectos culturales, educativos y sociales. Sin embargo, la asignación de dinero a un ministerio con una denominación tan peculiar ha despertado dudas y críticas.
Una polémica sobre por qué España destina dinero a ese Ministerio y ponen en duda su verdadera utilidad y destino de estos recursos.
El Ministerio de Cultura, Descolonización y Despatriarcalización de Bolivia fue creado con la intención de impulsar políticas que fortalezcan la identidad indígena. También para que promuevan la igualdad de género. Bajo el concepto de “descolonización”, busca reivindicar las tradiciones y valores ancestrales de los pueblos originarios.
Mientras que la “despatriarcalización” se centra en eliminar estructuras de poder basadas en la supremacía masculina.
Si bien estos objetivos pueden ser considerados loables por algunos sectores. Otros critican que el ministerio funcione más como un instrumento ideológico que como una entidad con impacto real en la sociedad boliviana. En ese sentido, se cuestiona que los fondos españoles estén siendo utilizados para financiar políticas.
Unas que podrían tener un sesgo ideológico en lugar de destinarse a áreas prioritarias como la educación, la salud o el desarrollo económico.
Desde su creación, este ministerio ha impulsado diversas iniciativas. Entre ellas la implementación de programas de revalorización de la cultura indígena, la inclusión de nuevas narrativas históricas. Y también campañas para erradicar el 'machismo' en la sociedad boliviana.
Sin embargo, no está exento de polémicas. Algunos críticos argumentan que en lugar de generar una verdadera inclusión, sus acciones pueden fomentar divisiones en la sociedad.
Por otro lado, la AECID ha defendido su cooperación con Bolivia. Ha asegurado que los fondos entregados buscan promover la diversidad cultural y la equidad de género.
Aun así, la falta de transparencia en el uso de estos recursos sigue siendo un punto de debate. Y más, cuando se trata de un país con múltiples necesidades estructurales.
 
 

 
 
IRÁN EXPANDE SU PRESENCIA EN AMÉRICA LATINA CON UN ACUERDO MINERO DE TIERRAS RARAS EN BOLIVIA
 
Revista Escenario Mundial (https://acortar.link/zxE3R3)
 
Irán y Bolivia han iniciado negociaciones para establecer un acuerdo de cooperación en la exploración y explotación de tierras raras, un paso que fortalece la presencia de Teherán en América Latina y refuerza sus lazos económicos en la región. El anuncio fue realizado por el viceministro de Minerales Tecnológicos de Bolivia, Ismael Charly Rodríguez, quien confirmó que las conversaciones comenzaron el 13 de marzo durante una reunión con el embajador iraní Bahram Sharabeddin y representantes de los sectores mineros de ambos países.
El acuerdo propuesto incluye investigación científica conjunta, cooperación técnica e inversión iraní en proyectos mineros bolivianos. Bolivia ha identificado dos principales yacimientos de tierras raras: uno en Palca, Cochabamba, que abarca 16.000 hectáreas, y otro en Cerro Manomó, Santa Cruz, con una extensión de 12.500 hectáreas. Estos depósitos contienen minerales estratégicos como neodimio, europio y lantano, esenciales para tecnologías avanzadas, incluidas las baterías de vehículos eléctricos y equipos médicos.
El mercado global de tierras raras supera los 10.000 millones de dólares, con China controlando aproximadamente el 80% del suministro. Bolivia busca romper con esta dependencia industrializando sus recursos en lugar de exportar materias primas sin procesar. En este contexto, el apoyo tecnológico y financiero de Irán podría ser clave para el desarrollo de la industria minera boliviana.
Por su parte, Irán enfrenta severas sanciones occidentales y ha intensificado sus alianzas económicas bajo el marco de la cooperación Sur-Sur. El acuerdo con Bolivia no solo le permite diversificar sus relaciones comerciales, sino también expandir su influencia en una región donde mantiene vínculos históricos con gobiernos de orientación izquierdista. Según informó Rodríguez, la delegación iraní propuso participar en proyectos mineros bolivianos mediante inversión conjunta y ofreció cubrir los costos relacionados con la exploración y el mapeo geológico, una tarea actualmente a cargo del Servicio Geológico Minero (Sergeomín).
Este acuerdo también incluye la transferencia de tecnología y la posibilidad de compensar los servicios iraníes con beneficios estratégicos para ambas naciones. Sin embargo, el proceso ha generado críticas respecto a la falta de transparencia en las negociaciones y las preocupaciones ambientales relacionadas con la extracción de tierras raras, ya que su procesamiento produce residuos tóxicos que Bolivia no está equipada para gestionar de manera segura.
Además de los riesgos ambientales, existen inquietudes sobre las implicancias geopolíticas de la colaboración con Irán. Figuras como la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, han expresado su preocupación por posibles vínculos con la Fuerza Quds, una rama de élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, especialmente debido al incremento reciente de ciudadanos iraníes en Bolivia. Estos antecedentes han generado alarma en Estados Unidos y en otros países de la región que observan con cautela el fortalecimiento de la relación entre La Paz y Teherán.
La relación entre Bolivia e Irán tiene raíces en el gobierno de Evo Morales, quien estableció alianzas estratégicas con Teherán desde 2006. Aunque estos lazos se enfriaron durante el gobierno interino de Jeanine Áñez (2019-2020), se reactivaron con la llegada al poder de Luis Arce. En julio de 2023, ambos países firmaron un acuerdo en Teherán que incluyó la venta de equipo militar y el entrenamiento de personal boliviano, aunque los detalles específicos del pacto no se han divulgado.
 
 
 
 
 
CÓNSUL HONORARIO DE VIETNAM EN BOLIVIA RESALTA VIGENCIA DE LA REUNIFICACIÓN NACIONAL
 
El 30 de abril de 1975 es un momento histórico no solo del pueblo vietnamita, sino también de todas las naciones emergentes del mundo, afirmó Miguel Ángel Pérez Peña, cónsul honorario de Vietnam en Bolivia, en una entrevista concedida la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) con motivo del 50 aniversario de la liberación de Sur y la reunificación nacional.
 
Vietnam Plus News (https://acortar.link/ymYLCs)
 
El 30 de abril de 1975 es un momento histórico no solo del pueblo vietnamita, sino también de todas las naciones emergentes del mundo, afirmó Miguel Ángel Pérez Peña, cónsul honorario de Vietnam en Bolivia, en una entrevista concedida la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) con motivo del 50 aniversario de la liberación de Sur y la reunificación nacional.
Reportero: Para Usted, cuál es el significado histórico y contemporáneo de la victoria del 30 de abril de 1975 para Vietnam y para el movimiento revolucionario mundial?
Miguel Ángel Pérez Peña: El 30 de abril de 1975 es un momento histórico no solo del pueblo vietnamita, sino también de todas las naciones emergentes del mundo, porque abrió las puertas a la reunificación de un país que había sido dividido por intereses externos y derrotó militarmente a la mayor potencia bélica de la época.
Es a partir de la toma de Saigón por parte de los combatientes del Ejército de Vietnam, que se consolidó la paz, después de una dolorosa guerra que tuvo un alto costo en vidas humanas y dejó al país destrozado por los horrores de la guerra.
En este contexto, la vitoria militar de Vietnam tuvo un impacto planetario en la mentalidad de los jóvenes y la sociedad en su conjunto que entendieron que sí existían posibilidades de vencer a la injusticia y el orden colonial.
El liderazgo tanto político como militar fue un elemento central que permitió al pueblo de Vietnam mantenerse unido y movilizado para obtener sus objetivos políticos y militares. Por esta razón, es que en la historia de la humanidad se tiene un lugar reservado para el presidente Ho Chi Minh y para el General Vo Nguyen Giap.
Reportero: ¿Cómo evalúa Usted la transformación de Vietnam después de 50 años de unificación?, ¿Cuáles son los factores que conforman el potencial y la posición de Vietnam hoy?
Miguel Ángel Pérez Peña: Vietnam es hoy, un actor central en el concierto de las naciones. Posee una economía vigorosa que ha venido creciendo pese a las dificultades que el mundo ha enfrentado, como la pandemia de la Covid-19.
Además, es hoy una puerta de entrada para el vasto mercado de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), un bloque económico constituido por 10 naciones del sudeste asiático y que tiene más de 600 millones de personas y que es ahora la sexta economía más grande del mundo.
Su economía diversificada y en expansión le ha permitido ser uno de los destinos más importantes de la inversión extranjera directa, disminuir los índices de pobreza y crecer permanentemente en su comercio exterior.
Hoy día, existen datos que enorgullecen no solo a Vietnam sino también a todos los que admiramos este gran país. Por ejemplo, es el segundo mayor exportador de café en el mundo, es uno de los mayores productores de teléfonos inteligentes a nivel global. Las prendas de vestir como ropas y calzados son exportadas desde Vietnam para casi todos los países del mundo.
Reportero: ¿Se conocen en Bolivia sobre las luchas del pueblo vietnamita contra las invasiones extranjeras? ¿Cómo fue el movimiento de solidaridad del pueblo latinoamericano hacia Vietnam durante la pasada lucha del pueblo vietnamita contra la invasión extranjera?
Miguel Ángel Pérez Peña: El pueblo de Bolivia y particularmente la juventud, al igual que el resto de las naciones de Latinoamérica expresaron permanentemente su solidaridad con las luchas del pueblo vietnamita, primero por obtener su independencia y luego para condenar la agresión bélica que sufrió.
Fueron distintivas las acciones de los jóvenes estudiantes y universitarios de la década de los años setenta por movilizarse en solidaridad con Vietnam y reclamando el fin de la invasión.
También, el movimiento obrero organizado, fue otro actor importante para difundir en la sociedad boliviana las acciones de solidaridad con la lucha del pueblo de Vietnam.
Es importante recordar que al finalizar la década de los años sesenta ocurrieron en Latinoamérica y Bolivia hechos de gran impacto social y político, como fue el surgimiento de movimientos guerrilleros, que en el caso de Bolivia estuvo liderado por el Che Guevara. Estos movimientos junto con las movilizaciones contra las dictaduras militares que se habían instalado plenamente en casi todos los países del continente para los años setenta, contribuyeron de manera significativa a desarrollar acciones de solidaridad colectiva con la lucha del pueblo vietnamita.
Reportero: ¿Cómo valora Usted las perspectivas de las relaciones entre Vietnam y Bolivia?
Miguel Ángel Pérez Peña: En el año 1987 Bolivia y Vietnam establecieron relaciones diplomáticas y desde esa fecha hasta el presente, las relaciones entre ambas naciones han registrado un acercamiento sostenido.
En septiembre de 2012 ambos países suscribieron un acuerdo de exención de visados para pasaportes diplomáticos y oficiales y establecieron un mecanismo de consultas políticas, con el propósito de intercambiar criterios e identificar áreas de cooperación mutua.
Nuestros dos países comparten muchas semejanzas en la historia y en la vía de desarrollo nacional, así como en su política exterior, por lo que las relaciones entre los dos países continuarán desarrollándose de forma estable.
Existe una alta expectativa que se incremente el comercio bilateral, tanto para los productos bolivianos que son fundamentalmente derivados de la soya, cueros y maderas, mientras que para Vietnam sus potenciales exportaciones hacia Bolivia se sitúan en el área de productos electrónicos, calzados deportivos y productos manufacturados.
El pasado 27 de enero de 2025, el embajador acreditado ante el Estado Plurinacional de Bolivia, Dr. Bui Van Nghi presentó sus cartas credenciales al presidente de la nación andina, Luis Arce Catacora.
En esta oportunidad, el diplomático manifestó que los vínculos de amistad y cooperación tradicionales entre los dos países continuarán desarrollándose de manera positiva, sobre todo en la diplomacia política y en la cooperación comercial.
 
 
 
 
 
¿QUÉ IMPIDE A BOLIVIA PROHIBIR EL MATRIMONIO INFANTIL?
 
En Bolivia, una norma que fijaría en 18 años sin excepciones la edad mínima para matrimonios y uniones de hecho se ha trabado en el Senado.
 
DW de Alemania (https://lc.cx/Oyhjdu)
 
Cada año, 15 millones de niñas se casan o unen en el mundo antes de cumplir 18 años. Seis millones de ellas son latinoamericanas. En Bolivia, "la situación es alarmante", asegura a DW Miguel Becerra, asesor nacional de género de la organización Plan International en el país.
Desde 2014, se han registrado más de 6.000 matrimonios y uniones infantiles forzadas en Bolivia que implican a adolescentes de 16 y 17 años, según datos de la Defensoría del Pueblo y el Servicio de Registro Cívico (Serecí).
Por otra parte, un estudio realizado por la Coordinadora de la Mujer y Save the Children en 2021, da cuenta de más de 32.000 adolescentes casadas o unidas incluso antes de los 15 años.
Subregistro, invisibilización y naturalización
La mayoría de estas uniones involucran a adolescentes con hombres adultos que les duplican o triplican la edad. Y aunque las cifras disminuyen por año, esto habla más bien de una falta de registro, advierte a DW Nidya Pesántez, representante de ONU Mujeres en Bolivia.
El vacío legal en torno a las uniones no registradas las "invisibiliza o, peor aún, las naturaliza", confirma a DW la oficina de Save the Children en Bolivia, que aboga por prohibirlas sin excepciones. El problema no es solo la definición de la edad mínima, sino también la falta de regulación en torno a las uniones de hecho con niñas y adolescentes, que constituyen "uniones forzadas", insiste Save the Children.
Un proyecto de ley
En Bolivia, la edad mínima para contraer matrimonio es 18 años, pero el Código de las Familias (o Ley 603 de 2014) los avala a partir de los 16, previa autorización de padres, tutores o incluso de las Defensorías de la Niñez. La senadora Virginia Velasco, del oficialista MAS, quiere cambiar esto.
Propone elevar la edad mínima a 18 años sin excepciones y promover una estrategia de prevención y difusión sobre los efectos negativos del matrimonio infantil. Si lo logra, Bolivia se uniría a otros 15 países de América Latina y el Caribe que han aprobado leyes similares en la última década.
Sin embargo, el proyecto de ley de Velasco enfrenta resistencia en el Senado. "La norma no habla de prohibir, sino de no reconocer", precisa Pesántez, de ONU Mujeres. Pero esto tendría implicaciones económicas: impediría aplicar el derecho de familia a estas uniones e invalidaría razones financieras (herencias, por ejemplo) por las que parte de las familias y la sociedad boliviana las acepta, explica.
¿Por qué se traba la propuesta?
Las uniones tempranas en Bolivia "están fuertemente arraigadas en normas culturales y de género que históricamente han condicionado el rol de la mujer. En muchas comunidades, las niñas son vistas como futuras esposas y madres, con una responsabilidad centrada en el hogar y el cuidado familiar", explica Becerra, de Plan International.
Pesántez describe un "alto nivel de machismo", que naturaliza que las adolescentes pueden casarse si están "en edad de tener hijos". A eso se suman uniones forzadas para ocultar abusos sexuales y embarazos adolescentes, o para transferir la responsabilidad económica de la niña a otro adulto, coinciden los expertos. Y mencionan casos documentados de niñas cambiadas por bienes como ganado o terrenos.
Además, en el Senado boliviano se ha argumentado que casarse a los 16 años es un derecho comparable al derecho al voto a los 16 años y al trabajo a los 14, también vigentes en Bolivia. "Una mala comprensión de los derechos humanos", porque un derecho humano debe contribuir al ejercicio de otros derechos y no limitarlos, sostiene Pesántez.
"El problema es gravísimo", indica la representante de ONU Mujeres en Bolivia. Y destaca dos factores esenciales para el sostenimiento y la profundización de la violencia contra las mujeres: las uniones a temprana edad y los bajos niveles de instrucción. Como una serpiente que se muerde la cola, "las uniones a temprana edad son un elemento que impacta en los bajos niveles de instrucción", resume.
En el Senado boliviano, se ha esgrimido también el ejemplo individual de una senadora casada a temprana edad a la que le fue "bien". Pero, contra esa autorreferencia, los datos muestran otra realidad: las adolescentes casadas a temprana edad corren mayor riesgo de sufrir violencia y vivir en pobreza, con menor acceso a la educación y a trabajos bien remunerados, asegura Pesántez.
Legislar, prevenir, educar
"Existe una falta de comprensión sobre el impacto real de los matrimonios infantiles, lo que impide reconocer que esta práctica no es una cuestión cultural, sino una forma de violencia que perpetúa ciclos de abuso, embarazos adolescentes y limita el futuro de miles de niñas", observa Becerra, de Plan International en Bolivia.
Por ahora, el debate de la nueva norma se ha retrasado en el Senado, para evitar su inminente rechazo. Plan International participa, junto a otras organizaciones de la sociedad civil, en mesas técnicas de trabajo con los legisladores, para brindarles evidencias sobre "la gravedad del problema y la urgencia de avanzar con medidas que protejan los derechos de niñas y adolescentes", confirma su experto a DW.
Entre estas medidas, además del cambio legislativo, expertos y organizaciones subrayan la necesidad de seguir trabajando con un enfoque integral que incluya la investigación del tema, campañas de sensibilización para el cambio de estereotipos,  mecanismos de prevención, atención y protección de víctimas, educación integral en sexualidad y hasta recursos económicos en los presupuestos municipales para cerrar brechas de género.
"Una sociedad que no vela por el bienestar pleno e integral de sus niños, niñas, adolescentes", insiste la representante de ONU Mujeres en Bolivia, "es una sociedad que no puede desarrollarse".
 
 
 
 
 
CONFLICTUADOS POR LA COCA
 
Wola Org. (https://acortar.link/unVG64)
 
La posibilidad de cambiar la clasificación de la hoja de coca en el sistema de tratados de las Naciones Unidas sobre la fiscalización de drogas ha generado controversia entre las comunidades indígenas de los tres principales países productores y consumidores de coca: Bolivia, Colombia y Perú. Los partidarios de la revisión de la coca, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) está llevando a cabo, consideran que el cambio sería una oportunidad para reivindicar los derechos y tradiciones de los Pueblos Indígenas al poner fin a la clasificación de la coca como estupefaciente de la Lista I, en virtud de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas. Sin embargo, sobre la base de sus propias experiencias en los conflictos y las dificultades que la expansión de la coca ha implicado en partes de la región andino-amazónica, muchas comunidades indígenas tienen recelo con respecto a la iniciativa de revisión de la coca y se muestran escépticos de que este cambio pueda beneficiarlos. Algunos incluso consideran que el proceso de revisión de la coca socavará aún más los derechos y la autonomía de los Pueblos Indígenas.
En esta edición de Crónicas de la Coca trataremos las causas profundas de las opiniones divergentes con respecto a la coca y los motivos por los cuales hay quienes opinan que el proceso de revisión de la coca es peligroso. Reconocer la diversidad de experiencias históricas y contemporáneas con la coca en la región andino-amazónica es fundamental para entender estas opiniones divergentes. Abordar las preocupaciones de los Pueblos Indígenas sobre el cambio de la clasificación de la coca en el marco de los tratados de las Naciones Unidas también es fundamental a fin de que, de lograrse, este resulte beneficioso para el mayor número posible de comunidades indígenas.
Bolivia, Colombia y Perú adoptaron marcos y mecanismos jurídicos (limitados) para proteger el cultivo y la comercialización de la coca dentro de sus territorios, a fin de satisfacer la demanda local del uso tradicional de la coca, desafiando las obligaciones de prohibir el uso de la coca de conformidad con el sistema de tratados internacionales sobre estupefacientes. Estos marcos varían de un país a otro, pero uno de sus objetivos es reconocer el valor cultural de la coca para muchos de sus ciudadanos. Sin embargo, algunas de las críticas más duras de los sistemas vigentes provienen de las propias comunidades indígenas, que a menudo se sienten privadas de los beneficios que estos marcos limitados deberían aportarles. También señalan los límites, a veces difusos, entre los mercados nacionales lícitos e ilícitos, y se quejan de que sus comunidades quedan desprotegidas ante los riesgos de la expansión del cultivo de coca para la producción ilícita destinada a la exportación. Las deficiencias de los sistemas actuales contribuyen a explicar por qué muchas comunidades no creen que sus Gobiernos nacionales estén preparados para adoptar las medidas necesarias con el fin de cumplir la promesa de liberar la coca y evitar los peligros a los que temen.
Cabe destacar que no todos los habitantes nativos o Pueblos Indígenas de la cuenca andino-amazónica utilizan coca o se identifican culturalmente con la planta. No obstante, en el momento en que las Naciones Unidas adoptaron la decisión de prohibir los usos tradicionales de la coca, había pruebas suficientes de su extendido uso beneficioso y su importancia espiritual para los “indios”, el término que se utilizaba comúnmente en aquel momento para referirse a las etnias nativas que los poderes coloniales hallaron en la conquista. Pero las Naciones Unidas decidieron ignorar estas pruebas y sellaron el destino de la coca al clasificarla como un estupefaciente, junto con la cocaína. Sin embargo, en la actualidad, los derechos de los Pueblos Indígenas son una cuestión importante reconocida en grupos de trabajo y declaraciones de las Naciones Unidas, como demuestra el reciente discurso del Relator Especial sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, Francisco Cali Tzay: “Las políticas internacionales de fiscalización de estupefacientes, como la Convención Única de 1961, han tenido un efecto negativo en los derechos, la cultura, la ciencia y las prácticas de los Pueblos Indígenas. Un ejemplo clave es la hoja de coca, una planta sagrada para muchos Pueblos Indígenas que ha sido prohibida mediante su clasificación en la Lista I de la Convención Única. Estas políticas internacionales de fiscalización de drogas contradicen los derechos de los Pueblos Indígenas a la autodeterminación, al uso de sus recursos naturales, su cultura, agricultura y medicinas” .1
La decisión injustificada e injusta de clasificar a la coca como estupefaciente debería haberse corregido hace mucho tiempo. El proceso de revisión de la coca podría ayudar a lograrlo. Eliminar la prohibición de la coca y la condena de prácticas culturales andino-amazónicas milenarias ha sido desde hace mucho tiempo un reclamo de los Pueblos Indígenas y los movimientos cocaleros, especialmente de Perú y Bolivia. Esta lucha ahora ha culminado en el procedimiento de revisión formal, liderado por el Vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, con el apoyo de Colombia. Al mismo tiempo, para lograr progreso será necesario entender que la dinámica desatada por la criminalización de la coca ha convertido a la coca en un presagio de inseguridad y conflicto para muchos Pueblos Indígenas y comunidades nativas de la región andino-amazónica.
Invasión de territorios y control de los mercados de coca lícitos e ilícitos
A pesar de la condición sagrada de la coca para algunos Pueblos Indígenas y de su importancia en la identidad política de otros, la expansión del cultivo ilícito de coca en territorios indígenas está planteando una grave amenaza a la seguridad y autonomía de las comunidades que viven allí. Aunque no es un fenómeno nuevo, la expansión de la frontera de la coca en tierras indígenas ha aumentado en la región en los últimos decenios, provocando conflictos y violencia entre sus habitantes.
Estas tierras están siendo invadidas y utilizadas, sin excepción, para el cultivo de coca destinado a producir cocaína. Cada situación surge de una serie compleja de factores: el deseo de obtener tierras y la búsqueda de subsistencia económica de los campesinos y migrantes sin tierra, junto con las presiones de las medidas de erradicación de la coca, que obligan a los productores a cultivar en zonas muy remotas, ocultas de las autoridades. Es habitual que organizaciones narcotraficantes se encarguen de organizar esas invasiones territoriales con el fin de producir cocaína. Estas organizaciones suelen actuar con la protección de funcionarios del orden locales u otros actores armados. Homicidios, desapariciones, desplazamiento forzoso, amenazas de violencia, violación, acaparamiento de tierras, deforestación y minería ilegal son algunas de las atrocidades que soportan las comunidades nativas y que se llevan a cabo con impunidad casi absoluta.
De hecho, los territorios indígenas afrontan muchas amenazas a su sostenibilidad e incluso a su existencia, como consecuencia del apetito insaciable del modelo de desarrollo económico extractivista dominante, que se basa en la explotación de recursos del sur global, incluidos metales preciosos, petróleo y minerales, madera, carne y cocaína. Las dinámicas de estas industrias extractivas suelen confluir, aunque no están directamente vinculada entre sí. Por ejemplo,  es habitual recibir información de invasiones de cultivos de coca en relación con las amenazas planteadas por la minería ilegal, que ocurren en muchas de las mismas zonas de la cuenca andino-amazónica. Estos fenómenos tienen enormes impactos ambientales, pero no siempre están directamente vinculados al cultivo de coca, ni son su principal causa2.
Estas dinámicas también dejan entrever por qué muchas comunidades indígenas en la región andino-amazónica perciben a la coca como una amenaza a sus medios de subsistencia y a su seguridad, en lugar de un símbolo de su identidad y cultura que vale la pena defender. En condiciones de prohibición, el papel de la coca como materia prima para la extracción de cocaína ha tenido consecuencias terribles para los Pueblos Indígenas cuyos territorios se convierten en zonas de producción clave en la economía ilícita de la cocaína, sometiendo a las comunidades a la violencia y coerción por parte de narcotraficantes, otros grupos armados y las propias fuerzas de seguridad estatales. Al mismo tiempo, en los limitados marcos existentes que permiten el cultivo de coca para mercados locales legales, las luchas por el control político y económico de estos mercados y la función de esos organismos estatales también suelen provocar conflictos o turbulencia.
Es preciso reconocer estas realidades difíciles y a menudo brutales de lo que la coca significa hoy para muchos Pueblos Indígenas -al igual que para muchos afrodescendientes y otros productores de coca- a fin de poder aprovechar los posibles beneficios de eliminar la hoja de coca de la lista de estupefacientes de las Naciones Unidas. Entender estas realidades, y cómo se relacionan con la dinámica más general de la economía de la cocaína ilícita, que ha prosperado en condiciones de prohibición, puede contribuir a determinar los posibles logros y limitaciones de eliminar la coca de la lista de estupefacientes y, cuál sería la situación tras su eliminación.
Ideas falsas acerca de la eliminación de la coca de la lista de estupefacientes
Una declaración reciente de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), el organismo de fiscalización de drogas de Perú, en contra de la posible eliminación de la coca de la lista de estupefacientes es una ilustración útil de las ideas falsas sobre el proceso de revisión y sus posibles resultados. Vale la pena examinar la postura de DEVIDA, ya que caracteriza erróneamente lo que implicaría, de hecho, la eliminación de la coca de la lista de estupefacientes y, a la vez, ignora el papel del marco subyacente de políticas prohibicionistas en la creación y fomento sistemático de la economía mundial de la cocaína ilícita. En una audiencia pública del Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia celebrada en octubre de 2024, DEVIDA sostuvo que: “El retiro de la hoja de coca de la lista de sustancias controladas se puede convertir en un incentivo perverso que impulsa el incremento de su desvío a la producción de drogas cocaínicas, fortaleciendo como hasta hoy la dinámica del narcotráfico y el crimen organizado transnacional, con consiguiente perjuicio de poblaciones vulnerables y sus territorios, mayor deforestación y consecuencias en seguridad y alimentaria, sobre todo en pueblos originarios”3.
Sin embargo, el argumento de DEVIDA malinterpreta lo que significaría eliminar a la coca de las listas de estupefacientes de la Convención de 1961, en cuanto a los requisitos del tratado de las Naciones Unidas. La eliminación de la hoja de coca de la Lista I significaría que la coca en sí ya no estaría clasificada como un estupefaciente y podría producirse legalmente para abastecer a los mercados nacional e internacional para la fabricación de productos de coca naturales, como el té de coca, el mambe, bebidas energéticas a base de coca y suplementos alimenticios. Sin embargo, aunque se elimine a la coca de las listas de la Convención, esta seguirá estando sujeta a las disposiciones de sus artículos específicos. La coca cultivada para abastecer a los mercados legales con productos de coca naturales seguirá estando sujeta a las disposiciones de la Convención Única (artículo 26) que exige licencias para los productores y la fiscalización de organismos gubernamentales del comercio al por mayor, la importación y la exportación. El cultivo o la comercialización de la hoja de coca destinados a la producción de cocaína, o cualquier desvío del mercado legal al mercado ilegal de coca seguirá siendo ilegal. Además, el artículo 3.1 de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988 exige a las Partes que adopten las medidas que sean necesarias para tipificar como delitos penales: “El cultivo de la adormidera, el arbusto de coca o la planta de cannabis con objeto de producir estupefacientes en contra de lo dispuesto en la Convención de 1961”. Si bien esta disposición ya no se aplicará al cultivo destinado a la fabricación de productos naturales a partir de la hoja de coca -debido a que ya no serían “estupefacientes” en este caso- seguirá en vigor para el cultivo destinado a la producción de cocaína.
La afirmación de DEVIDA de que retirar a la hoja de coca de la lista de sustancias controladas se puede convertir en un “incentivo perverso” para aumentar el cultivo de coca destinado a la producción ilícita de cocaína no tiene en cuenta la otra posibilidad: que surja un mercado legal sólido de coca natural, que aumenten los incentivos para que los agricultores produzcan coca legalmente y, de ese modo, se evite, o al menos limite, su exposición a las vicisitudes y conflictos de la economía de la cocaína ilícita. La expansión de los mercados de productos naturales derivados de la coca podrían brindar a los productores de coca la oportunidad de aumentar sus ingresos y bienestar de manera legal, una posibilidad que hoy existe únicamente a muy pequeña escala. El surgimiento de mercados legales de productos naturales derivados de la coca de mayor dimensión y magnitud y más fiables de los que existen en la actualidad permitiría que los ingresos legales derivados de la coca contribuyan a disminuir la dependencia de los cocaleros de la producción para los mercados ilícitos. Para llevar esos mercados a buen término a mayor escala haría falta legislación estatal más amplia. El mayor valor de esos mercados brindaría a los Gobiernos y los productores incentivos para mejorar y fortalecer las medidas de control administrativo.
En lugar de considerar que retirar a la coca de la lista de estupefacientes aumentaría la producción de cocaína, como afirma DEVIDA, se debería tomar en serio su potencial para generar fuentes de ingresos importantes, legales y mayormente nuevas para los Pueblos Indígenas y otras comunidades que cultivan coca en la región. Para ello será necesario poner en marcha mecanismos para impedir que las élites empresariales desconectadas de las tradiciones y realidades de los Pueblos Indígenas andino-amazónicos se apropien del comercio internacional incipiente de productos naturales derivados de la coca. La experiencia internacional del cannabis legalmente regulado hasta ahora demuestra que esas protecciones no pueden darse por sentadas, sino que deben crearse y aplicarse intencionalmente. El desafío que ello implica no ha de subestimarse, pero los posibles beneficios de un comercio internacional de productos naturales de coca legalmente regulado y debidamente protegido debería incentivar a Gobiernos, productores y organismos internacionales a aprovechar la oportunidad que puede surgir de retirar a la coca de la lista de estupefacientes.
La oposición de DEVIDA a eliminar a la coca de la lista de estupefacientes tampoco tiene en cuenta otro gran beneficio posible de un mercado de coca legal más sólido en relación con el consumo de cocaína. Permitir el ingreso de un estimulante más suave en el mercado internacional podría hacer que algunos consumidores abandonen los productos concentrados más peligrosos que caracterizan a los mercados ilegales de cocaína contemporáneos.
Por último, los temores expresados por DEVIDA no tienen en cuenta el hecho evidente de que los mercados ilegales de cocaína han sido dinámicos, resilientes y lucrativos durante decenios, a pesar de que la cocaína figura en la Lista I de la Convención Única de 1961. La reciente expansión mundial de los mercados de cocaína ilegal ha ocurrido dentro del marco consagrado en el régimen de tratados de las Naciones Unidas sobre estupefacientes, un hecho que pone de manifiesto las fallas sistémicas del enfoque prohibicionista. Ello no cambia el motivo para retirar a la coca de la Lista I, sino que demuestra que el temor de que ello generaría una economía de la cocaína descontrolada es infundado. En las condiciones artificialmente lucrativas creadas por el régimen prohibicionista de tratados de las Naciones Unidas sobre estupefacientes, los mercados de cocaína ya han crecido de manera exponencial. Es posible que un mercado bien regulado de productos de coca legales no haga gran mella en el mercado mundial de cocaína, pero tampoco debería considerarse que contribuye a su crecimiento, sino todo lo contrario.
Resulta irónico, entonces, que lo que DEVIDA llama temor de lo que ocurrirá si se retira a la coca de la lista de estupefacientes es, de hecho, la realidad de “que todo siga igual”, el statu quo de hoy en día ya genera la terrible situación que afrontan los Pueblos Indígenas debido al alcance del comercio mundial de cocaína impulsado por el marco normativo prohibicionista.  Aunque retirar la coca de la lista de estupefacientes en sí no cambiará la dinámica fundamental en la que se basa la industria ilícita de la cocaína, cambiar el estatus de la coca en las listas de los tratados sobre estupefacientes podría generar nuevas fuentes importantes de medios de subsistencia legales basados en el reconocimiento de los usos beneficiosos de la hoja de coca, que se han ocultado y negado durante mucho tiempo en un contexto de criminalización y estigmatización injustas.
Los mercados de coca y de cocaína
La revisión tardía de las Naciones Unidas del estatus de la hoja de coca en el régimen de tratados sobre estupefacientes ocurre en un momento en que el cultivo de coca está aumentando para abastecer a un mercado mundial de cocaína en auge y para compensar el aumento exponencial de las incautaciones de cocaína a nivel mundial (véase el gráfico). El aumento del cultivo de coca ha coincidido con la disminución de los precios que se paga a los productores, lo cual ha provocado una disminución de los ingresos de subsistencia ya ínfimos de familias que dependen de la coca como cultivo comercial. Mientras que los traficantes de cocaína responden a la presión ejercida por las fuerzas del orden mediante el aumento de la producción, el desarrollo de nuevas rutas y la reafirmación del control de territorio estratégico, se está cultivando coca fuera de las tierras andino-amazónicas habituales, y ahora su cultivo es habitual en Honduras, Guatemala y México4. Colombia sigue siendo por lejos el país con el mayor volumen de cultivo de coca y producción de cocaína, así como un número récord de incautaciones de cocaína, mientras que el cultivo de coca también está trascendiendo las fronteras colombianas y se ha extendido a Venezuela y Ecuador.
La disminución de los precios pagados a los agricultores podría contribuir a enlentecer y detener la expansión de la coca. Sin embargo, en muchos territorios indígenas ya se están sintiendo los efectos adversos, especialmente en las llanuras de las regiones de la cuenca amazónica en Perú, Bolivia y Colombia. La mayoría de estas “invasiones” de coca son parte de la continua ampliación de la frontera agrícola, mientras que otras han ocurrido en lo profundo de la selva. Algunas tienen lugar en territorios indígenas donde la coca es parte de la vida diaria, pero otras ocurren en lugares donde los habitantes indígenas no son consumidores de coca.
Los tres países tienen una relación histórica con la coca que precede el nacimiento del comercio internacional de cocaína. Como se describió anteriormente, aunque la revisión que se está llevando a cabo provocara el retiro de la coca de la lista de estupefacientes, la producción y el tráfico de cocaína seguirán siendo actividades ilícitas. Conocer el modo en que los vínculos actuales entre la coca y la cocaína generan conflicto y dificultades para muchas comunidades indígenas es fundamental para entender el motivo por el cual algunas personas se muestran reticentes a la revisión de la coca y su posible cambio de estatus en los tratados de las Naciones Unidas sobre estupefacientes. Al mismo tiempo, la coca ocupa un lugar central en la espiritualidad y modos de vida de muchos Pueblos Indígenas, que no consideran que la mercantilización de la hoja de coca que supuestamente ocasionaría su retiro de la Lista I sea un aspecto necesariamente positivo. Estas preocupaciones están relacionadas con la importancia, mencionada anteriormente, de asegurar que existan mecanismos para impedir que empresas o élites desconectadas de las tradiciones y realidades de los Pueblos Indígenas andino-amazónicos acaparen el comercio de productos naturales derivados de la coca. En términos más amplios, estas preocupaciones subrayan que la revisión de la coca debe llevarse a cabo de conformidad con el derecho de los Pueblos Indígenas al consentimiento libre, previo e informado antes de adoptar toda medida legislativa o administrativa que los pueda afectar. Como afirmó el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, Francisco Cali Tzay: “Es fundamental que las políticas internacionales de fiscalización de drogas evolucionen de modo que respeten los derechos internacionales de los Pueblos Indígenas, como los establecidos en la Declaración de las Naciones Unidas. También es necesario asegurar la participación activa y la consulta de representantes de los Pueblos Indígenas en estos procesos. Ello implica la consulta previa y el respeto del derecho al uso de la hoja de coca de conformidad con su visión del mundo” .5
Conclusiones
La revisión de la clasificación de la hoja de coca en el sistema de tratados de las Naciones Unidas sobre estupefacientes mediante el proceso de revisión crítica de la OMS, actualmente en curso, no afectará el estatus de la coca cultivada para producir cocaína ilícita, que los países siguen obligados a fiscalizar. Aun así, a varios Pueblos Indígenas de las regiones andino-amazónicas les preocupa que el retiro de la coca de la lista de “estupefacientes” de las Naciones Unidas podría provocar un aumento de la expansión problemática de la coca a otros territorios, socavando su autonomía y provocando conflictos. En el anexo figuran ejemplos detallados de la invasión de la coca ilegal en territorios indígenas6. Estas preocupaciones, sumadas a las deficiencias de los marcos jurídicos nacionales y los conflictos por el control de los mercados locales existentes, demuestran la falta de confianza de los Pueblos Indígenas y las comunidades tradicionalmente productoras de coca en el compromiso y la capacidad de sus Gobiernos de asegurar la protección de sus tierras, culturas y medios de subsistencia.
Las promesas y los peligros del proceso de revisión de la coca se discutieron extensamente en una serie de consultas comunitarias celebradas en Bolivia, Colombia y Perú, convocadas por el TNI en colaboración con socios locales en los últimos seis meses. También fueron un tema de debate importante en una actividad recientemente celebrada en Perú sobre la “Sabiduría de la Hoja(enlace externo)”, organizada por la McKenna Academy. Todas estas conversaciones han servido de base para esta edición de las Crónicas de la Coca y de ellas pueden extraerse varias lecciones importantes. En primer lugar, hay necesidad y gran interés en obtener más información sobre el proceso de revisión de la OMS y sus posibles resultados y consecuencias, y muchas personas destacaron la importancia de celebrar un proceso de revisión inclusivo que ofrezca a los Pueblos Indígenas y otras comunidades productoras de coca la oportunidad de expresar sus opiniones. En segundo lugar, existen preocupaciones legítimas con respecto a las invasiones ilegales de la coca en territorios indígenas y  conflictos por el control de los mercados nacionales de coca, que deben entenderse claramente y tenerse en cuenta. Y, en tercer lugar, existe un interés común y una urgencia de explorar los mecanismos de protección para contrarrestar los riesgos de una captura empresarial y asegurar que los Pueblos Indígenas andino-amazónicos sean los beneficiarios principales de un posible mercado internacional legal de coca en el futuro.
Sin duda, el restablecimiento del buen nombre de la coca y su accesibilidad como una mercancía mundial debe beneficiar a quienes se han encargado de la supervivencia de las plantas durante los últimos siglos y han defendido incansablemente el valor intangible de la coca para la cultura y la identidad de muchos pueblos de la región. La nueva realidad que puede surgir como consecuencia del proceso de revisión en curso exigirá que los Gobiernos se aseguren de que sus mecanismos de protección del mercado local y de los derechos y territorios de los Pueblos Indígenas sean lo suficientemente sólidos, habida cuenta de la posible apertura de un mercado internacional legal de productos naturales derivados de la coca. Mejorar las protecciones jurídicas nacionales del patrimonio cultural y los conocimientos indígenas, así como el uso proactivo de mecanismos internacionales como el Protocolo de Nagoya del Convenio sobre la Diversidad Biológica o las indicaciones geográficas, serán fundamentales para obtener resultados óptimos y una participación equitativa en los beneficios. Únicamente si se adoptan mecanismos de protección adecuados, la apertura de mercados internacionales podrá servir como herramienta de desarrollo prometedora y un modo de generar ingresos para los Pueblos Indígenas andino-amazónicos y otras comunidades productoras de coca en la región.
Conflictuados sobre la coca (anexo)
Invasiones de coca en territorios indígenas
Las zonas donde se ha producido una mayor expansión del cultivo de la hoja de coca en los últimos años son aquellas ubicadas a lo largo de las fronteras de los tres principales países productores de coca en la región andina. En la llamada triple frontera de Perú, Colombia y Brasil se está cultivando coca en las cuencas de los ríos Putumayo y Yavari, y en el sur, en la frontera de Perú con el estado de Acre (Brasil). También se está cultivando coca en las fronteras de Bolivia con Perú y Brasil, y en las regiones fronterizas de Colombia con Ecuador y Venezuela. Una explicación obvia es la necesidad y capacidad de las organizaciones traficantes de cocaína de expandir su control territorial y proteger sus operaciones de las fuerzas del orden y de sus rivales. Los territorios se ven amenazados no solo por las invasiones de los cocaleros, sino también por la presión de ampliar las tierras agrícolas, la minería y la ganadería. Los Gobiernos no han podido impedirlo ni adoptar medidas para proteger estos territorios, y los actores estatales suelen ser parcialmente responsables de estos fenómenos. 
El pueblo asháninca de Perú
Según el censo de la población realizado en 2017, alrededor de 6 millones de personas en Perú se identifican como pertenecientes a un pueblo indígena u originario, es decir, algo más de un cuarto de la población total. La gran mayoría se considera quechua (5,2 millones) o aymara (550.000); el resto (250.000) son habitantes originarios de la Amazonía, pertenecientes a los pueblos asháninco, awajún y shipibo, entre otros. Los departamentos de la Amazonía central de Perú, especialmente Loreto, Ucayali, Pasco, Huánuco y Madre de Dios, son regiones donde grandes extensiones de cultivo de coca han aparecido recientemente en comunidades indígenas.
La protección de estas tierras en la legislación peruana exige, en primer lugar, reconocer las necesidades de las “comunidades nativas”, en virtud del Decreto Ley N° 22175 de 1978 (principalmente pueblos indígenas amazónicos, pero también comunidades mestizas y ribereñas), o de las “comunidades campesinas”, de conformidad con la Ley N° 24656 de 1987 (principalmente comunidades quechua y aymara), y, por consiguiente, se les debe conceder títulos de propiedad de territorios comunales o territorio marcado. Según un estudio de Mongabay Latam, hay muchas comunidades que no poseen títulos de propiedad ni reconocimiento, lo cual hace más complicada la adopción de medidas de protección eficaces: tan solo en Loreto hay 417 comunidades autoidentificadas como indígenas que no tienen reconocimiento de las autoridades regionales para certificar su existencia. Lo mismo ocurre en otras regiones de Perú: Ucayali tiene 122 comunidades no reconocidas oficialmente, Pasco tiene 85, Huánuco 13 y Madre de Dios tiene 10. Ello suma un total de 647 comunidades indígenas no reconocidas en cinco regiones de la Amazonía peruana7.
El órgano de control de drogas de Perú, DEVIDA, realizó un informe especial sobre la expansión de la coca en territorios indígenas y comunidades originarias (reconocidos) en 2020, en el que se señala que casi 10.000 hectáreas -el 16 por ciento del cultivo total de coca del país- se situaba en estas áreas, un aumento del 25 por ciento en comparación con 20188. El informe de DEVIDA no distingue entre el grupos indígenas consumidores y no consumidores de coca, pero demuestra que la comunidad asháninca es, por lejos, el Pueblo Indígena amazónico más afectado en Perú, ya que contaba con 2.602 hectáreas de coca en 2020. Según el último informe de seguimiento de cultivos de coca de DEVIDA, esta tendencia se mantiene: el territorio asháninca tenía alrededor de 5.629 hectáreas de coca en 2023, es decir que duplicó con creces el territorio cultivado en comparación con 2020.9
El pueblo asháninca ocupa una gran porción de la región de la Amazonía central conocida como el VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro), donde cultiva coca en pequeñas parcelas para consumo propio, junto con otros cultivos de subsistencia. Los territorios ashánincas fueron gravemente afectados por el conflicto armado con Sendero Luminoso en las décadas de 1980 y 1990, y especialmente a partir de 2015 se han convertido en zonas críticas para los colonizadores en busca de ingresos derivados de la coca, lo cual empuja la frontera agrícola más hacia el este y hacia la cuenca amazónica. El Gobierno ignoró durante años los llamamientos del pueblo asháninco de impedir que los agricultores migrantes siguieran expandiendo el cultivo de coca. En 2019, el Gobierno llevó a cabo operaciones de erradicación forzosa que pusieron de manifiesto las divisiones internas dentro de la comunidad, dado que algunos miembros del pueblo asháninca generaban ingresos para sus familias al arrendar sus tierras a agricultores que llegaban de las zonas altoandinas. Los proyectos de desarrollo alternativo no dieron resultados, y las últimas cifras demuestran que la expansión constante de la coca continúa10.
Otro caso de aumento de la invasión de la coca en territorios indígenas se ha producido recientemente en tierras kakataibo, que se extienden a lo largo de los departamentos de Huánuco y Ucayali, en la frontera amazónica entre Perú y Brasil. Varios dirigentes murieron en enfrentamientos con recién llegados que están allí ilegalmente, y muchas comunidades viven con un miedo constante. A menudo comienza con la tala ilegal y continúa con el cultivo de coca, la construcción de instalaciones de elaboración de cocaína y pistas de aterrizaje. Las primeras invasiones comenzaron ya en 2000, pero se han acelerado desde 2017. Las autoridades locales son acusadas de facilitar la colonización dentro del territorio kakataibo y allí también algunos líderes permitieron el ingreso de personas externas que explotaron otros recursos locales, como plantaciones bananeras11.
El Territorio indígena y parque nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) en Bolivia
La vastas regiones amazónicas de Bolivia -que abarcan más del 40 por ciento del país y se extienden en partes de los departamentos de Pando, Beni, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz- están habitadas por más de 30 pueblos indígenas12. A diferencia de los Pueblos Indígenas aymara y quechua de las sierras -que en conjunto representan alrededor del 90 por ciento de la población indígena de Bolivia- muchos de los habitantes indígenas de las llanuras amazónicas no tienen una historia común de prácticas de coca tradicionales.
Las invasiones de las tierras nativas de los pueblos chimané, yuracaré y mojeño-trinitario se remontan a la década de 1970, antes de la designación formal en 1990 de Tierras Comunitarias de Origen (TCO). EN 2009, el TIPNIS, que consistía en más de un millón de hectáreas y albergaba a alrededor de 14.000 habitantes originarios, fue otorgado a las autoridades indígenas, mientras que aproximadamente 124.000 hectáreas fueron cedidas a colonizadores agrarios, en su mayoría en la sección del “Polígono 7”, en el sur del parque. Estas decisiones marcaron el comienzo del aumento de las tensiones y conflictos por la tierra y el uso de la tierra, los derechos indígenas y el extractivismo. El territorio está junto a Chapare, la región donde se comenzó a cultivar coca en la década de 1970 durante el auge de la cocaína, y donde surgió una nueva fuerza política, el Movimiento al Socialismo (MAS), bajo el liderazgo de Evo Morales, que fue presidente de Bolivia entre 2006 y 2019. Muchos nuevos habitantes del Polígono 7 son cocaleros que migraron de Chapare.
En 2011 las tensiones en torno a los planes de construir una carretera que atravesara la reserva indígena en la llanura, en la frontera entre los departamentos de Beni y Cochabamba, suscitó controversia y resistencia al programa extractivista del Gobierno del MAS. Una amplia coalición de ambientalistas, organizaciones indígenas y de otra índole lograron detener durante un tiempo los planes de construcción, pero en 2017 el Gobierno aprobó una ley para permitirla. El objetivo de la carretera es abrir acceso a los bosques para la tala y la minería y vincularlos con las regiones de llanuras relativamente vírgenes en la frontera con Brasil. Los planes para la construcción de la carretera también fracturaron la alianza entre los pueblos indígenas de la llanura y de la sierra, debido a que compiten por acceso a las mismas tierras13. La construcción de la carretera ha avanzado, se han construido algunos puentes y el proyecto sigue siendo fuente de conflictos con las comunidades indígenas.
Mientras tanto, ha continuado la apropiación de tierras indígenas para explotar madera y para la agricultura de corta y quema, seguida de la ocupación por productores organizados que cultivan coca, conocidos como interculturales. En 2016, el proyecto de seguimiento de cultivos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) realizó la última medición de coca en la zona del Polígono 7 del TIPNIS. En ese entonces, la UNODC estimó un aumento del 43 por ciento de la tierra cultivada con coca, en comparación con 2015, un incremento tres veces mayor que el promedio nacional. Ni Morales ni los Gobiernos posteriores han intentado limitar estas expansiones. En 2023, las autoridades indígenas denunciaron los “constantes avasallamientos y atropellos” perpetrados por colonizadores en más de 10 comunidades del Polígono 714. En 2024, Hernán Suárez Parada del Consejo Indígena del Sur (Conisur), el consejo local del TIPNIS en Cochabamba, explicó en una entrevista: “Los proyectos (del Gobierno) no benefician directamente a los pueblos indígenas, sino principalmente a los productores de coca que chaquean más allá de la línea roja del TIPNIS para extender sus cultivos de coca”. Informó que hace poco hubo un enfrentamiento entre productores de coca y erradicadores que tenían que entrar al Parque Nacional Isiboro Securé.  Al respecto Suárez indicó que “no solamente se tendría que reducir la producción de coca en los parques sino también dentro del CONISUR TIPNIS donde los cocaleros quieren tener más tierras y los verdaderos indígenas son contratados como peones”15.
El conflicto con respecto a la construcción de la carretera del TIPNIS provocó divisiones entre los Pueblos Indígenas con respecto a los Gobiernos del MAS. La disputa del TIPNIS también puso al descubierto los diferentes conceptos de lo que significa la condición de indígena, y se produjeron conflictos de intereses entre productores con títulos de tierra individuales (interculturales que migraron de sus tierras ancestrales a otras partes del país) y aquellos para quienes la tierra sigue siendo de propiedad y gestión colectivas como una clave de la identidad indígena. Integrantes de ambos grupos se autoidentifican como “indígenas”, pero tienen actitudes diferentes con respecto a la tierra y su significado16. Para los Pueblos Indígenas de la sierra de Bolivia, de origen aymara y quechua, la coca tiene una enorme importancia cultural, mientras que para muchos Pueblos Indígenas de la llanura, la coca ha pasado a significar una posible amenaza a sus tierras y autonomía. En zonas donde compiten por la misma tierra, esto ha generado conflictos que no tienen fácil resolución.
Territorios de los Pueblos Indígenas y coca en Colombia
Los Pueblos Indígenas de Colombia abarcan 115 comunidades reconocidas que comprenden alrededor de 2 millones de personas, según el censo del país de 2018, apenas el 4 por ciento de la población total17. La coca se cultiva en 88 de las 320 reservas indígenas reconocidas oficialmente18. La presencia de grupos armados ilegales, vinculados con diferentes actividades ilícitas, incluido el tráfico de cocaína, está provocando mucha inseguridad y socava la autogobernanza indígena. Además de las luchas para defender sus tierras de invasiones de grupos rebeldes y bandas criminales, las comunidades indígenas afrontan programas de minería y extracción de petróleo y gas promocionadas por el Gobierno. Debido a los cientos de concesiones otorgadas en territorios ancestrales, los Pueblos Indígenas suelen hallarse en la primera línea de violencia y violaciones de derechos de la tierra, y los activistas son víctimas frecuentes de acoso, intimidación y asesinatos19.
Colombia tiene la mayor incidencia de incursiones de coca en tierras indígenas y una larga historia de violaciones de derechos humanos contra dirigentes indígenas. Colombia es además el principal productor de cocaína del mundo, y el vínculo entre la planta y el comercio ilegal de cocaína ha creado un gran estigma que eclipsa su importancia cultural e histórica, que solo ha comenzado a cambiar recientemente20. Como consecuencia de ese estigma, tan solo un número relativamente pequeño de comunidades indígenas de Colombia veneran la coca y su uso diario con fines ceremoniales o medicinales para sostener la salud física y mental de sus comunidades.
Los pueblos de la Sierra Nevada en el norte del país (arhauco, aiwa, kogi) son muy conocidos por su uso ancestral de la coca. El pueblo nasa es por lejos el grupo indígena más numeroso en Colombia que tiene un fuerte patrimonio vinculado con la coca. La coca sigue siendo fundamental para la cosmovisión de los nasa, incluso cuando el cultivo de coca para el comercio de cocaína ha proliferado en su territorio. A pesar de los acuerdos de paz de Colombia, el pueblo nasa sigue sufriendo violencia constante, especialmente en el departamento de Cauca, donde vive la mayoría de su población.
Se sabe bastante menos de las tradiciones y prácticas relacionadas con la coca de los grupos indígenas de la Amazonía colombiana, que durante decenios han tenido que soportar la expansión de las plantaciones de coca en sus territorios21. Varios Pueblos Indígenas que siempre han tenido relación con la coca han apenas logrado sobrevivir, como los nukak-makú, guyabero, sikuani y tukano. Estos defensores ancestrales de la coca, que se han visto envueltos en violencia relacionada con la tierra y el acaparamiento de recursos y han sido desplazados por conflictos por el control territorial, han perdido prácticamente todas sus tierras y comunidad debido a los estragos provocados por los conflictos internos, el tráfico de cocaína y las operaciones de fiscalización de drogas. Los pueblos amazónicos huitoto y bora, que viven en el departamento de Putumayo, en la frontera con Perú, han afrontado olas de explotación desde el auge de la plantación de caucho a comienzos del siglo XX, pero han mantenido su tradición ancestral de utilizar mambe y hojas de coca molidas, en sus encuentros y reuniones.
 
 
 
 
 
BOLIVIA BUSCA ESTABILIZAR SU CRISIS POLÍTICA Y ECONÓMICA CON LA REANUDACIÓN DE SESIONES LEGISLATIVAS
 
Revolución News (https://acortar.link/OBtEQI)
 
La Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia retomó sus actividades luego del acuerdo entre el presidente Luis Arce y sectores de la oposición. Este pacto busca garantizar la gobernabilidad y la realización de las elecciones generales de agosto. Aunque hubo avances en algunos proyectos, el Gobierno continúa enfrentando obstáculos en la negociación con los diferentes sectores políticos.
Durante la sesión de la Cámara de Diputados se aprobó la creación del Sistema de Transmisión y Publicación de Resultados Preliminares (TREP) para las próximas elecciones. Sin embargo, el debate se suspendió antes de tratar proyectos relacionados con financiamiento extranjero por más de 300 millones de dólares. En el Senado, la falta de quorum impidió continuar con la discusión de esta iniciativa.
El acuerdo del 18 de marzo permitió a Arce conseguir cierto respaldo de la oposición para mantener la estabilidad hasta las elecciones del 17 de agosto. No obstante, las diferencias internas y externas persisten. En 2022, el Movimiento Al Socialismo (MAS) se fracturó, dividiendo a los partidarios de Arce y a los seguidores del expresidente Evo Morales. Esta división, junto con la oposición de Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos, ha obstaculizado el tratamiento de proyectos clave.
Impacto económico y falta de financiamiento
El bloqueo legislativo ha frenado el ingreso de más de 3.000 millones de dólares en créditos internacionales destinados a proyectos productivos, como las plantas de litio en Potosí. Esta situación ha agravado la escasez de combustible y generado una crisis económica debido a la falta de divisas para importaciones.
El analista Carlos Saavedra advirtió que el Gobierno de Arce enfrenta el desafío de lograr avances graduales antes de las elecciones. Subrayó la necesidad de construir consensos políticos y resolver la incertidumbre económica.
Condiciones del ‘evismo’ y tensiones políticas
Antes de reanudar las sesiones, el sector leal a Evo Morales exigió un informe sobre el uso de 40 créditos previamente aprobados. Aunque no detallaron el monto total, esta condición refleja la tensión continua entre ambos sectores del MAS.
Saavedra señaló que el objetivo del ‘evismo’ y otros sectores opositores de generar asfixia económica puede resultar contraproducente, pues una crisis prolongada afectaría también a un futuro gobierno. Asimismo, advirtió que una falta de acceso a créditos internacionales podría conducir a un default financiero.
Crítica a la gestión de los recursos energéticos
Durante un encuentro con la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, Arce culpó a la administración de Morales por no haber invertido en la exploración de nuevos yacimientos de gas. Aseguró que la falta de previsión ha contribuido a la actual escasez de combustibles.
Por su parte, la investigadora Licy Tejada destacó que Bolivia enfrenta el fin de un ciclo de bonanza económica, agravado por la reducción de reservas monetarias internacionales. A pesar de que el combustible es subsidiado, el elevado costo de esta medida, que supera los 3.000 millones de dólares anuales, complica aún más la situación fiscal del país.
Futuro político y el dilema de la repostulación
Referentes opositores instaron a Arce a desistir de una posible candidatura para un segundo mandato. Sin embargo, el presidente no ha oficializado sus intenciones. El MAS celebrará un congreso a finales de marzo, donde podría definirse el panorama electoral.
Según Saavedra, una eventual candidatura de Arce podría fragmentar el voto de la izquierda, considerando también una posible postulación de Morales o del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez.
En un contexto de incertidumbre y polarización, el gobierno de Arce enfrenta el desafío de mantener la estabilidad política y económica, mientras busca consolidar su posición rumbo a las elecciones de agosto.
           
 
 
 
 
TERMINAL DE SICA SICA EN ARICA RECIBE CARGA PETROLERA QUE SERÁ DESTINADA A BOLIVIA
 
Vilas Radio de Chile (https://acortar.link/JPTsRT)
 
En medio de la crisis por la falta de combustible para el país altiplánico Bolivia, es que la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), ha recepcionado la llegada de dos buques con gasolina y diésel; uno el pasado lunes 24, y el segundo este miércoles 26 de marzo. La llegada ha sido en el terminal Sica Sica, ubicado en la ciudad de  Arica.
De la mano, cabe señalar que, asimismo, se programó la llegada de otros para abril y mayo, con lo que se prevé garantizar el flujo de combustibles para el mercado boliviano, según afirmó el presidente ejecutivo de YPFB, Armin Dorgathen. “Para lo que es el punto de Arica, que es lo que normalmente hacen los cálculos, tenemos 2 buques llegando: uno el 24 de marzo, otro el 26 de marzo, uno de diésel otro de gasolina y así continuamente para el mes de abril también tenemos contratados dos buques”, explicó Dorgathen en contacto con Bolivia Tv.
El titular de la estatal petrolera boliviana programó el arribo de combustibles a la terminal chilena con dos meses de anticipación, tomando en cuenta que son entre 30 y 45 días en el que un navío navega desde el punto de origen hasta Arica.
“Entonces, en febrero hemos pedido los buques para que lleguen en abril. Los buques que estamos pidiendo hoy van a llegar en mayo. Entonces ya las programaciones ya las vamos haciendo con tiempo”, afirmó Dorgathen.
En esta línea, el presidente de YPFB reiteró que el abastecimiento de combustible está garantizado, ya que es un punto de importación “más fuerte”, ya que mediante esa zona ingresan 4.300.000 litros; o sea, casi el 50% del abastecimiento que necesita Bolivia.
Dorgathen indicó que, -en función de la disponibilidad de divisas-, se va pagando por el combustible en los otros puntos de importación como, por ejemplo, Paraguay y Argentina.
BAJA EN LA CONGESTIÓN POR FALTA DE COMBUSTIBLE
El titular de YPFB informó también que, en los últimos 4 días, la estatal petrolera despachó combustibles por encima del 100% en promedio, lo que habría comenzado a mostrar una regularización y descenso en las filas.
“Ya podemos ver en las estaciones de servicio que las filas de gasolina especialmente ya son mucho menores y las filas de diésel las vamos reduciendo paulatinamente”, concluyó el ejecutivo de YPFB.
 
 
 
 
 
CRISIS DEL “VIVIR BIEN” EN BOLIVIA: RAFAEL BAUTISTA DENUNCIA LA TRAICIÓN AL PROYECTO PLURINACIONAL
 
Resumen Latinoamericano Org. (https://lc.cx/j5UcJ8)
 
El concepto del «Vivir Bien», promovido como el pilar filosófico del Estado Plurinacional de Bolivia, ha sido vacío de contenido y desvirtuado, según el reconocido filósofo boliviano Rafael Bautista. Durante su ponencia en la Escuela de Liderazgo del «Vivir Bien», organizada por la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP), Bautista lanzó una dura crítica al Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), al que acusó de traicionar los principios descoloniales y convertir el «Vivir Bien» en una mera retórica sin impacto real en las políticas públicas.
El «Vivir Bien», secuestrado por el modelo neoliberal
De acuerdo con Bautista, el MAS ha administrado el país con estructuras coloniales y neoliberales en lugar de transformarlas, manteniendo un modelo basado en el extractivismo y el crecimiento económico sin equidad social. A continuación, algunos de los puntos clave de su análisis:
1. Administración colonial en lugar de transformación
El MAS, en lugar de desmontar el Estado heredado, optó por administrar las mismas estructuras de poder, perpetuando la desigualdad y la dependencia económica de la explotación de recursos naturales.
2. De ideal revolucionario a retórica vacía
El «Vivir Bien» pasó de ser un ideal transformador a un simple eslogan, sin reflejo en políticas concretas. Se priorizó un modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico y no en la armonía con la naturaleza y el bienestar colectivo.
3. Corrupción sistémica y descomposición política
La ausencia de un horizonte político claro ha generado una corrupción endémica dentro del partido de gobierno. Según Bautista, la política en Bolivia se ha convertido en un mecanismo de ascenso social y enriquecimiento ilícito, traicionando los valores del proceso de cambio.
4. Fragmentación del MAS y pérdida de gobernabilidad
La disputa de poder entre «evistas» y «arcistas» ha fracturado el partido gobernante, debilitando su liderazgo y poniendo en riesgo la estabilidad del Estado Plurinacional.
5. Ruptura con las organizaciones sociales e indígenas
El MAS ha ignorado y reprimido a los pueblos indígenas y organizaciones sociales que lo llevaron al poder, marcando una profunda desconexión con las bases que inicialmente respaldaron el proyecto plurinacional.
6. Fracaso en la formación de una nueva burocracia
Las instituciones estatales, como la EGPP, no lograron formar cuadros políticos comprometidos con el «Vivir Bien». En su lugar, se perpetuaron las mismas estructuras administrativas coloniales y neoliberales, sin un verdadero cambio en la gestión pública.
7. Oportunidad histórica desperdiciada
Bolivia tenía el potencial de convertirse en un modelo de desarrollo basado en el «Vivir Bien», pero la corrupción y la falta de visión transformadora han dilapidado esa posibilidad.
El MAS bajo la lupa: Puntos críticos según Rafael Bautista
 «Vivir Bien», convertido en discurso vacío Continuidad del modelo colonial y neoliberal
 Corrupción estructural y uso de la política para el beneficio personal Luchas internas que debilitan el proyecto plurinacional Abandono de las demandas de las comunidades indígenas y populares Fracaso en la formación de cuadros políticos con visión transformadora Desperdicio de una oportunidad histórica para Bolivia
¿Hacia un colapso del Estado Plurinacional?
Bautista advierte que, si el Gobierno no retoma el verdadero significado del «Vivir Bien» y avanza hacia la descolonización, el Estado Plurinacional podría colapsar, sumido en la corrupción, la fragmentación política y la falta de un rumbo claro.
Para el filósofo, Bolivia necesita reconstruir un proyecto político basado en las aspiraciones de los pueblos indígenas y de las mayorías populares, lejos de las lógicas de poder que han secuestrado el «Vivir Bien».
«Si no recuperamos el horizonte político de transformación, la estructura plurinacional será solo un cascarón vacío», enfatizó Bautista.
¿Es posible rescatar el «Vivir Bien»?
La crítica de Rafael Bautista pone en evidencia la profunda crisis del proyecto plurinacional en Bolivia. Con un partido gobernante fracturado, corrupción estructural y un modelo económico basado en el extractivismo, el país enfrenta un momento crucial.
La pregunta ahora es si el MAS está dispuesto a rectificar y retomar el camino del «Vivir Bien», o si, por el contrario, seguirá administrando un sistema que ha demostrado ser insostenible. Lo que está en juego, según Bautista, no es solo un modelo político, sino el futuro mismo del Estado Plurinacional de Bolivia. 

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