Tuesday, August 19, 2025

BOLIVIA ENTIERRA LA ERA MORALES Y SE LIBERA DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

 

Bolivia cerró este domingo, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, una de las páginas más largas y determinantes de su historia reciente. Por primera vez en dos décadas, la izquierda ha quedado fuera de la contienda por la presidencia. El Movimiento al Socialismo (MAS), que bajo el liderazgo de Evo Morales inauguró en 2006 un ciclo político marcado por la expansión del Estado, la redistribución de la renta y un inédito protagonismo de los sectores indígenas y campesinos, ha quedado relegado prácticamente a la irrelevancia electoral. El resultado de las elecciones del 17 de agosto representa una derrota que no es coyuntural, sino estructural: la izquierda boliviana se asoma al abismo después de 20 años de hegemonía.
El derrumbe no se explica sólo por el desgaste natural de un partido que ha gobernado demasiado tiempo. El MAS pagó el precio de sus divisiones internas, del enfrentamiento entre “evistas” y “arcistas”, de la obstinación de Morales por tratar de regresar al poder y de la falta de renovación real en sus cuadros. El voto nulo, alentado por el propio expresidente como protesta contra su inhabilitación, alcanzó casi una quinta parte de las papeletas y debilitó aún más al que se consideraba su delfín, Andrónico Rodríguez, quien apenas logró un 8% de apoyo. Al final, el MAS quedó reducido a un actor secundario sin representación significativa en diputados ni senadores.
El vacío ha sido ocupado por dos viejos conocidos. Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, se situó en cabeza con un discurso centrista y modernizador que capturó la frustración de amplias capas de la población, incluso en bastiones tradicionalmente afines al MAS como El Alto. Lo acompañará en la segunda vuelta el expresidente Jorge Tuto Quiroga, representante de la derecha más extrema, que busca capitalizar el hartazgo con las fórmulas estatistas. Ambos simbolizan, con sus diferencias, el fin de un ciclo y el inicio de otro marcado por el giro hacia el centro y la derecha, o en el caso de Quiroga la extrema derecha.
Ese viraje no se entiende sin el telón de fondo económico. Bolivia vive hoy una crisis severa, con inflación de dos dígitos, reservas internacionales en mínimos históricos y escasez de divisas. Las recetas de subsidios y control estatal, que durante años sirvieron para sostener la popularidad del MAS, se han vuelto insostenibles. El descontento social no es político, es sobre todo económico. Terreno fértil para candidaturas que prometen estabilidad, apertura al capital privado y un cambio de rumbo en las relaciones con los organismos internacionales.
El caso boliviano encaja en una tendencia más amplia en la región. Tras la ola progresista que marcó el inicio del siglo, varios países de América Latina viven un retorno a liderazgos conservadores o liberales, con matices nacionales. Argentina, Ecuador y ahora Bolivia se inscriben en esta secuencia que, aunque no siempre responde a la misma lógica, comparte un denominador común: el desgaste de proyectos progresistas que no lograron renovar su legitimidad después de largos años de poder.
La izquierda boliviana se enfrenta ahora a un dilema existencial. Para sobrevivir, deberá recomponerse desde la oposición, redefinir su programa y aceptar que Evo Morales se ha convertido en el principal obstáculo para su supervivencia. El MAS fue durante años la herramienta que canalizó las demandas de amplias mayorías históricamente excluidas del poder; hoy corre el riesgo de convertirse en un recuerdo incapaz de articular una alternativa viable. El País de España (https://n9.cl/a4uok)
 
 
 
 
 
 
EDITORIAL. YA NO MAS
 
El modelo político y económico instaurado por Evo Morales en Bolivia se desplomó.
 
El Comercio de Perú (https://n9.cl/2fa7y)
 
Las elecciones generales celebradas este domingo en Bolivia supusieron la confirmación de una noticia que, considerada desde cierto punto de vista, es más importante que la de la definición de los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta en octubre, Rodrigo Paz y Jorge Quiroga. Esa noticia es que, tras 20 años de haber accedido al poder de la mano del dirigente cocalero Evo Morales y permanecido en él casi ininterrumpidamente por medios no siempre legítimos, el Movimiento al Socialismo (MAS) ha sido vapuleado por los votantes de nuestro vecino del sur. Más allá de los devaneos de Morales acerca del voto nulo, el rechazo a las consecuencias del modelo político y económico que él instaló en el país dos décadas atrás ha sido abrumador. Mientras Paz (un senador de centroderecha) cosechó más del 32% de los sufragios, y el expresidente (de derecha también) Quiroga, el 27%, el postulante por el MAS, Eduardo del Castillo, quedó sexto con el 3% de los votos. Ni siquiera el promocionado “disidente” del oficialismo, Andrónico Rodríguez, consiguió un resultado decoroso: llegó cuarto, con algo más del 8%.
Lo ocurrido tiene entre sus causas ciertamente la guerra sin cuartel entre el actual mandatario boliviano, Luis Arce, y su antiguo mentor, el propio Evo Morales. Pero la más importante es sin duda la debacle económica en la que los sucesivos gobiernos de esos dos personajes sumieron a la nación del altiplano. Con su política de nacionalizaciones y subsidios, el MAS ha generado una inflación interanual del 25%, ha agotado prácticamente las reservas en dólares y se está quedando sin gas, otrora su producto de exportación más importante. Desencantados y hartos del discurso populista, los bolivianos parecerían haber dicho: ya no MAS… Y es claro que este gesto de hastío alcanza a todo el llamado “socialismo del siglo XXI”, que ya había sido castigado en Ecuador, y que solo se mantiene en el poder en Venezuela y Nicaragua por la vía del dolo electoral. En esos dos países, como se sabe, lo que existe son dictaduras. "Diario El Comercio. Todos los derechos reservados."
La segunda vuelta determinará quién encabezará la costosa marcha atrás de las políticas y timos constitucionales que empezaron con la llegada del dirigente cocalero al Palacio Quemado, pero la partida de defunción del modelo fue expedida este domingo. Esperemos que los epígonos locales de los ruidosos aventureros que hoy enfrentan las consecuencias de su irresponsabilidad populista estén tomando nota de lo sucedido.
 
 
 
 
 
EL DRAMA BOLIVIANO, DE MAS A MENOS
 
La Diaria de Uruguay (https://n9.cl/qlbo9)
 
El domingo, los resultados de la elección boliviana pusieron fin al predominio del Movimiento al Socialismo (MAS) durante la mayor parte de este siglo, desde la victoria de Evo Morales en 2005. Fueron tres presidencias sucesivas de este y una de Luis Arce, interrumpidas menos de un año por el gobierno de facto que encabezó Jeanine Áñez. El 19 de octubre habrá una segunda vuelta entre el centroderechista Rodrigo Paz y el derechista Jorge Quiroga.
El gobierno de Áñez, instalado con violencia y revanchismo, terminó con una victoria electoral del MAS en 2020, aunque antes del derrocamiento de Morales había duros cuestionamientos a sus políticas y a su obstinación en postularse para un nuevo mandato. Arce ganó en primera vuelta, con un fuerte respaldo superior al 55% y mayoría parlamentaria propia. Sin embargo, cinco años después, es uno de los presidentes con menor aprobación de América Latina y su candidato, Eduardo del Castillo, apenas superó el 3% de los votos el domingo.
Esto se debió en buena medida, sin duda, a la grave crisis económica que sufre Bolivia, pero también al proceso de enfrentamientos internos y fragmentación, en el período de gobierno que termina, del movimiento social y político que había gestado y respaldado al MAS.
Luces y sombras
Las presidencias de Morales dejaron un saldo netamente positivo en términos de crecimiento del producto, redistribución y democratización, con grandes avances en infraestructura, educación, salud y derechos indígenas, pese a la enorme fuga de capitales y al hostigamiento derechista desde la rica región de la “media luna” oriental. Hubo un muy buen manejo de la macroeconomía, encabezado por Arce desde 2006, pero también un cuantioso flujo de dinero proveniente de prácticas extractivas, sobre todo en el sector del gas natural. Este fue intervenido por la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, en asociación con empresas privadas extranjeras que vieron reducida su participación en los beneficios.
El proceso fue paradójico. En el pueblo boliviano hay una profunda herida histórica por la pérdida de sus riquezas desde la época colonial, y antes de que el MAS llegara al gobierno nacional la retórica contra el “saqueo” se convirtió por momentos en oposición a la idea de exportar recursos naturales. Sin embargo, el “milagro económico” de Bolivia tuvo esa base no renovable, sin que se consiguiera reconfigurar la matriz productiva, hasta que varios factores se sumaron para que el auge se convirtiera en crisis.
Cayeron los precios internacionales de las materias primas, los yacimientos argentinos en Vaca Muerta eliminaron gradualmente la necesidad de importar (revirtiendo incluso el flujo, con exportaciones de Argentina a Brasil que utilizan gasoductos bolivianos) y, para peor, el volumen de reservas manejado por especialistas parece haber sido muy exagerado.
En los últimos años, la prospección de yacimientos no ha dado resultado, muchos estiman ahora que no hay más y Bolivia se volvió importadora de combustibles. Todo lo antedicho ha consumido divisas estatales, los dólares escasean, su cotización sube junto con el riesgo país y es difícil el acceso al crédito. El avance del agronegocio no contrapesa las dificultades y falta mucho para saber si las esperanzas de una nueva bonanza extractivista con el litio tienen fundamento.
Ama sua, ama llulla, ama quilla
La máxima indígena del subtítulo (“no robes, no mientas, no seas flojo”) se vio incumplida en casos de corrupción, despilfarro e incompetencia que contribuyeron a la crisis, pero esta se habría producido sin ellos. De todos modos, un oficialismo unido podría haber ganado las elecciones del domingo o por lo menos haber atenuado las consecuencias de la derrota.
Morales va a cumplir 66 años en octubre y gobernó casi 14. Se ganó un lugar destacado en la historia, pero quiso más. No son santos sus principales lugartenientes de antaño a quienes hoy llama “traidores”, pero era suya la responsabilidad mayor, como abanderado de un movimiento de cambio social que tiene viejas raíces y sobrados motivos. Hace tiempo que inició una deriva hacia el clientelismo, la tolerancia ante los ilícitos o la complicidad con ellos, la ambición desbocada y la persecución autoritaria a opositores y disidentes.
El expresidente promovió ahora el voto anulado, que fue la tercera opción, con más de 19%, y en un país donde el sufragio es obligatorio resulta difícil evaluar cómo se repartió ese alto porcentaje entre quienes siguen alineados con Morales y quienes están meramente decepcionados. Él sigue recluido en su bastión del Chapare, con una orden de captura incumplida por el gobierno de Arce para evitar confrontaciones imprevisibles, pero parece poco probable que el ganador de la segunda vuelta tenga la misma actitud.
De cualquier forma, la cuestión principal no es qué hará Morales, y confundir su futuro personal con el de las causas que lo han tenido como líder es, precisamente, un error que cometió y que no debería repetirse.
 
 
 
 
 
BOLIVIA SE LIBERA DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI; VENEZUELA, QUE TIENE A MADURO Y AL CARTEL DE LOS SOLES, DEBE ESPERAR
 
Primicias de Ecuador (https://n9.cl/ialj0)
 
La decisión de los bolivianos de poner fin a 20 años de Socialismo del Siglo XXI, al escoger a dos candidatos de la derecha para que disputen la Presidencia de la República, en una segunda vuelta electoral, hizo estallar de alegría a ese país empobrecido, que celebró entrar en una nueva etapa de su vida democrática.
El desplome del Movimiento al Socialismo (MAS) refleja el rechazo masivo a quienes estuvieron en el poder desde 2006, primero con Evo Morales, que cambió la Constitución para reelegirse dos veces; y con Luis Arce que no se atrevió a participar, nuevamente, por el enorme descontento social de un pueblo que sufre la escasez de todo, incluso de dólares; la caída de las reservas internacionales, la lucha política fratricida en las alturas, y la corrupción de los ministros y familiares del propio presidente.
El severo castigo de los bolivianos en las urnas ha hecho recordar que, un año atrás, en julio de 2024, los venezolanos hicieron lo mismo con Nicolás Maduro, a quien derrotaron en las urnas, de forma contundente, para deshacerse del socialismo, y eligieron a Edmundo González Urrutia, con más del 80%, pero el dictador se atornilló al poder, se burló de su propio pueblo y no entregó la Presidencia al legitimo ganador.
El mundo conoce, hoy, que Maduro no solo sojuzga a su pueblo, sino que estaría envuelto en el crimen organizado, tal como aseguró, días atrás, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, al anunciar que su Gobierno se ha incautado bienes de Nicolás Maduro por USD 700 millones, en mansiones en República Dominicana y La Florida; una granja de caballos, aviones, nueve vehículos de alta gama; millones en efectivo y joyas.
Bondi dijo que lo de Maduro “no es diferente a la mafia”; y el secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó que “el de Maduro no es un gobierno, sino una organización criminal”.
El Departamento estadounidense antidroga se ha incautado, hasta el momento, de treinta toneladas de cocaína vinculadas a Maduro y sus asociados, de las que seis toneladas se relacionan al propio Maduro”, dijo la fiscal.
Y hay más.
Estados Unidos acusa a Maduro de colaborar con organizaciones delictivas como el Tren de Aragua venezolano -al que en febrero catalogaron como organización terrorista-, y al cartel mexicano de Sinaloa que introduce drogas a su país.
El Departamento de Estado aseguró que, “durante más de una década, Maduro ha sido un líder del Cartel de los Soles (organización declarada terrorista) que es responsable del tráfico de drogas a Estados Unidos”.
Está claro que la Casa Blanca ha puesto Maduro en la mira, por lo que la fiscal Bondi aseguró que “no escapará a la justicia”. Y porque Estados Unidos subió a USD 50 millones la recompensa por su detención.
Lo que no se sabe ni se sospecha es cómo lo lograrán. Pero hay señales.
Días atrás, el presidente Trump ordenó al Pentágono utilizar las fuerzas armadas para combatir a los carteles de la droga en el extranjero. La orden, según The New York Times, proporciona una base oficial para emprender operaciones militares directas en territorio extranjero y sus aguas territoriales.
Casi de inmediato, un barco de guerra equipado con misiles, un submarino nuclear y aviones de reconocimiento P8 Poseidón; buques y apoyo aéreo y más de cuatro mil infantes de marina fueron desplegados en aguas del Caribe, hecho que preocupó a Venezuela y México.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reaccionó y habló de colaboración para detener el tráfico de drogas, pero subrayó que hay que respetar la autodeterminación de los pueblos y rechazar el intervencionismo.
La pregunta es ¿hasta dónde llegará Estados Unidos para frenar a Maduro? ¿Qué harán los demás países? ¿Alguien sabe qué viene ahora?
La semana pasada -y no debe ser solo coincidencia- el presidente Noboa declaró como “grupo terrorista” al Cartel de los Soles, “por constituir una amenaza para la población nacional, el orden constituido, la soberanía e integridad del Estado”. Y ordenó al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) analizar la incidencia de este grupo terrorista en las organizaciones criminales identificados a la fecha en Ecuador.
Casi al mismo tiempo, en Cartagena de Indias, el senador republicano Bernie Moreno, que visitaba Colombia, dijo que no tolerarán que inflija daño a Estados Unidos, sino que lo tratarán como Estados Unidos siempre ha tratado a los terroristas.
Y sobre Maduro pronosticó: “No lo veo en el cargo más allá de finales de año”.
El objetivo parece claro. Estados Unidos quiere fuera del poder a Nicolás Maduro; por eso, nadie entiende por qué la misma administración de Donald Trump reactivó la polémica licencia que permite a Chevron operar en Venezuela, que da oxigeno económico al régimen chavista.
Claro que hubo una operación en la que diez ciudadanos estadounidenses fueron liberados por Caracas, a cambio de la deportación de 252 venezolanos desde un centro de detención en El Salvador. Pero igual despierta dudas.
La victoria de la oposición en Bolivia que, por decisión del propio pueblo, ha liberado al país del Socialismo del Siglo XXI, ha despertado entusiasmo en el hemisferio, y al pueblo venezolano le habrá llenado de ilusión, pero también de coraje porque ellos derrotaron a Maduro en las urnas, el año anterior y, aun así, no han podido liberarse de su dictadura ni del cartel de los Soles.
¿Cuánto más deberán esperar?
 
 
 
 
 
BOLIVIA ROMPE LA HEGEMONÍA AUTORITARIA Y CLIENTELISTA
 
Castigando a quienes abusaron del poder y dejaron la economía en ruinas
 
El Montonero de Perú (https://n9.cl/o22y7j)
 
El panorama en Bolivia dio un vuelco inesperado. La derrota electoral del Movimiento al Socialismo (MAS), con 3,2% de los votos, marca el fin de dos décadas de dominio y la pérdida de legitimidad de un proyecto sostenido con un asistencialismo que arruinó al país. Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, se impuso en la primera vuelta con 31,6%, relegando a Jorge “Tuto” Quiroga con 27,1% y Samuel Doria Medina con 19,5%. Aunque en octubre enfrentarán una segunda vuelta, los resultados confirman que la democracia boliviana optó por la alternancia, castigando a quienes abusaron del poder y dejaron la economía en ruinas.
El MAS vivió una primera etapa de bonanza gracias al gas natural, con un crecimiento de 4 a 5% anual. Pero la falta de inversión en nuevas exploraciones agotó el recurso con un deterioro progresivo. En 2024 el PIB creció apenas 0,7%, la inflación se disparó a 25%. La escasez de divisas y crisis cambiaria agravaron la economía con el dólar oficial fijo en 6,96 bolivianos y el doble en el mercado paralelo. La producción de gas cayó de 1.600 millones de metros cúbicos a 900. Con reservas agotadas y déficit fiscal creciente, el modelo basado en subsidios y renta gasífera se fue desmoronando.
El MAS fue causa y símbolo del colapso. Evo Morales consolidó un populismo expansivo comprando lealtades con subsidios financiados por los hidrocarburos. La corrupción, vínculos con el narcotráfico y afán de perpetuarse en el poder deterioraron su imagen. Luis Arce, delfín de Evo, prolongó las políticas de gasto sin respaldo, profundizando la crisis. Morales, impedido de participar en la contienda, enfrentó a Arce llamando a votar nulo, logrando19%, pero su tiempo político ha terminado.
El escenario electoral ofreció 7 alianzas políticas, representando la candidatura de 41 partidos políticos y el MAS en solitario. En medio de la dispersión, las fuerzas opositoras supieron articular alianzas. Esa madurez permitió que tres líderes logren concentrar casi el 80 % de la representación legislativa en ambas cámaras. Dos alianzas menores quedaron fuera al no superar la valla del 3%, y el MAS, otrora dominante, sobrevivió por décimas. El mapa político se reconfiguró con coaliciones que entendieron que la unidad es indispensable para enfrentar la crisis.
Los tres líderes que dominarán el Congreso comparten un diagnóstico común: estabilizar la economía, atraer inversión en hidrocarburos y litio, recuperando la confianza en las instituciones. Rodrigo Paz se proyecta como centrista renovador, anticorrupción y pragmático, abierto a acuerdos internacionales. Quiroga defiende un giro liberal clásico: ajuste fiscal, apertura de mercados, alineamiento con Estados Unidos y organismos multilaterales. Doria Medina, empresario de larga trayectoria, propone un camino gradualista: diversificación productiva, apoyo a la industria, renegociación del gas y el litio sin medidas de shock. Estilos distintos, pero el consenso es disciplina y acuerdos amplios para salir de la crisis.
La lección es contundente. Bolivia mostró que la democracia puede renovarse incluso tras dos décadas de hegemonía autoritaria y clientelista. El populismo, sin renta para sostenerse, solo genera corrupción, pobreza y fragmentación. La madurez política se expresó en partidos que dejaron de lado la dispersión para formar alianzas viables y asegurar gobernabilidad. Para Perú, con cuarenta candidaturas atomizando el escenario, el mensaje es claro: la democracia no se sostiene en la dispersión, sino en la capacidad de construir consensos que devuelvan estabilidad y dirección al Estado.
 
 
 
 
 
EL FIN POLÍTICO DE EVO MORALES
 
El Arsenal de México (https://n9.cl/33sdy)
 
El populismo de izquierda duró dos décadas en Bolivia. O, al menos, se dio una pausa, tras caer el domingo, en las urnas, el movimiento castrochavista de Evo Morales. En Argentina, el populismo también tomó una pausa, tras 20 años de kirchnerismo.
Sin embargo, al igual que en Argentina, en Bolivia el populismo deja una manzana envenenada: la población habituada a recibir subsidios, becas y programas clientelares para vender el voto, con el atractivo rótulo de “programas sociales”.
Los candidatos opositores Rodrigo Paz y Jorge Quiroga disputarán la presidencia en la segunda vuelta electoral (como Milei en Argentina) cambiarán el modelo económico castrochavista que, en 20 años, se quedó sin dinero para seguir comprado el voto.
Aunque anda prófugo, acusado de abusos sexuales y corrupción, Morales advirtió que sería candidato de nuevo: “No me vengan con que la ley es la ley”. Con el cambio de régimen, tendrá que escapar de Bolivia. Puede instalarse en México, donde tiene CURP.
Tras ser perseguido en Bolivia por robarse las elecciones de 2019, Morales fue rescatado por un avión militar que envió el entonces presidente López Obrador. En México recibió asilo político y le fue concedido el CURP.
En aquellas elecciones, Morales iba abajo al cierre de las casillas, pero tiró el sistema de conteo y, al día siguiente, apareció delante y se declaró ganador. El órgano electoral comprobó que el proceso había sido fraudulento.
Antes, había impuesto con baños de sangre que la Constitución boliviana le permitiera reelegirse una sola vez después de su primer periodo (2006-2010). Podía postularse en 2009 y (de triunfar) gobernar solo hasta 2014.
Pero, en febrero de 2016, perdió 51 por ciento contra 49, un referéndum que hizo para poder reelegirse hasta 2025. Pese a perder, obligó a la Corte a desconocer el resultado y, el 20 de octubre, realizó otra vez elecciones.
Para la 4T es un aliado incómodo. López Obrador reservó su expediente como asilado político, bajo los siguientes:
–Revela nombres de personajes, organizaciones y acciones en el ámbito internacional contenidos en estos documentos afectaría las relaciones bilaterales en materia de cooperación, economía, seguridad que tiene México con diversos países.
–El actual escenario global en el que se perciben conflictos internacionales entre potencias con capacidad nuclear hace inminente un incremento de las tareas de investigación y análisis de servicios extranjeros en todo el mundo, incluyendo México.
Además, el exministro boliviano Arturo Murillo está preso en EU por narcotráfico, con información que vincula al largo gobierno de Morales con el puente aéreo entre Bolivia y el cártel venezolano de Los Soles, al que EU liga con el dictador Nicolás Maduro.
Hoy, Morales es lumbre para la 4T. Dejó de ser “Evo, hermano ya eres mexicano”.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: EL CENTRO-DERECHA LIQUIDA DOS DÉCADAS DE ‘EVISMO’
 
Capital Madrid de España (https://n9.cl/k4ndln)
 
Bolivia abre un nuevo ca¬pí¬tulo en su his¬toria po¬lí¬tica con un triunfo de los can¬di¬datos de la de¬recha en las pre¬si¬den¬ciales que marca el de¬rrumbe de dos dé¬cadas de ‘revolución bo¬li-va¬riana’ en el país. En unos co¬mi¬cios mar¬cados por la mayor crisis eco¬nó¬mica en 40 años, los opo¬si¬tores Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano, cen¬tro-¬de¬re¬cha) y Jorge ‘Tuto’ Quiroga (Alianza Libre, con¬ser¬va¬dor) se dispu¬tarán la pre¬si¬dencia en se¬gunda vuelta en oc¬tubre
Ha sido necesario noquear por completo al izquierdista MAS, que venía dominando la vida política. de un paçís sumido en una crisis económica sin precedentes Los comicios dejan, además, otra sorpresa: el líder de Unidad, el empresario Samuel Doria Medina, que lideraba los sondeos desde el principio se ha visto rebasado a última hora por el otro líder centrista.
Los últimos datos provisionales de las presidenciales, celebradas el pasado domingo, indican que Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, se impuso a última hora a todos sus rivales (32,1% del voto), por delante del expresidente derechista Quiroga (27%), con el que competirá por el sillón presidencial, y dejó fuera de competición a Doria Medina (19,9% del voto), que encabezó las encuestas durante toda la campaña electoral. Y lo ha hecho gracias a su mayor captación de voto en La Paz y en numerosos núcleos fuertes del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS).
Las elecciones, tras la que Doria Medina se ha apresurado a expresar su apoyo a Paz, se han visto marcadas, por la fragmentación tanto de la derecha como de la izquierda, la inhabilitación del expresidente Morales y la retirada de un noqueado presidente Luis Arce (MAS), heredero y más tarde rival del líder indigenista Evo.
El triunfo de la derecha y el giro previsto a políticas económicas liberales y pro-mercado, además, hace prever un período de mayor respaldo y confianza por parte de los inversores españoles e internacionales a la economía del país que lleva inmerso varios años en un enorme malestar social, con niveles históricos de inflación; depreciación de la moneda; desabastecimiento de alimentos y de combustible y una grave crisis energética. Bolivia crecerá sólo el 1,8% este año, según la Cepal, tasa que el Fondo Monetario Internacional rebaja al 1,1%, y se situará en la cola regional. Bolivia es uno de los países de Latinoamérica con menor presencia española, aunque España fue en 2023 tercer inversor.
Presencia española, decisiva
Allí están BBVA, Cobra, Elecnor, Acciona, Mapfre, Repsol, Amadeus, Sacyr, Técnicas Reunidas, Monsanto, Clerph, Tubacero, Amadeus y Mazam. Bajo el mandato del MAS algunas compañías españolas experimentaron choques y conflictos, como las expropiaciones sufridas por Repsol, REE (hoy Redeia), Iberdrola y Aena-Abertis. Con sólo 247 millones en 2024, Bolivia está entre los países que menos IED capta en Sudamérica, pese a poseer un gran potencial en los cada vez más demandados minerales críticos.
Bolivia necesita atraer más IED para diversificar la economía y mejorar la situación, pero no está en el mejor momento. El interés de las empresas españolas se ha enfriado en los últimos años. El último informe ‘Panorama de la inversión española en Iberoamérica’ de IE University, ya indicó que Bolivia era uno de los mercados donde las firmas españolas se limitarían a mantener inversión en 2025: crisis, inestabilidad política, roces Arce-Evo, fallida asonada militar de 2024 contra Luis Arce; un modelo estatista e imposibilidad de asociaciones público-privadas fiables forjan un panorama que dificulta, traba o desanima la llegada de la inversión.
Una dura derrota pero mereceida
Tanto el MAS como el resto de candidatos de la izquierda han sufrido una penalización de gran calibre en estas elecciones: el senador Andrónico Rodríguez, figura en alza de la izquierda solo logró el 8,11% del voto, mientras que el aspirante del MAS, Eduardo del Castillo, apenas obtuvo el 3,14%. Es además, la primera ocasión en que la Presidencia se dirimirá en segunda vuelta, tras los las incontestables mayorías de Evo Morales y luego de Luis Arce en el pasado. El resultado entraña la salida de la izquierda del poder tras dos décadas de gobiernos de Evo Morales (2006-2019) y de Luis Arce, quien entregará el mando presidencial el próximo 8 de noviembre al ganador de la segunda vuelta.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de madre española, Rodrigo Paz nació en Santiago de Compostela en 1967 y vivió su niñez en varios países debido a que sus padres fueron perseguidos durante los gobiernos militares. Quiroga, por su parte, fue vicepresidente de Bolivia entre 1997 y 2001, año en que asumió la Presidencia por sucesión constitucional tras la renuncia del entonces mandatario Hugo Banzer.
Según los expertos, los resultados sorpresa de Paz obedecen en buena medida a su candidato a vicepresidente, Edmand Lara, un ‘outsider’ que ha logrado representar el voto antisistema y captar voto popular entre los ex votantes de MAS y los que tenían dudas sobre Andrónico Rodríguez. El binomio Paz-Lara ha atraído, por otro lado, a votantes de Doria Medina y del otro candidato de la derecha, Manfred Reyes, al lograr posicionarse en el centro y lejos de la polarización a ojos de los ciudadanos.
 
 
 
 
 
BOLIVIA ROMPE CON EL CICLO DE EVO MORALES Y REPLANTEA SU RUMBO POLÍTICO
 
Eje 21 de Colombia (https://n9.cl/ekf73)
 
Las elecciones presidenciales celebradas el 17 de agosto en Bolivia marcaron un logro histórico: por primera vez en dos décadas, el Movimiento al Socialismo (MAS) quedó relegado a la irrelevancia electoral. Lo que comenzó en 2006 con Evo Morales como un experimento de transformación política —con expansión del Estado, redistribución de la riqueza y un inédito protagonismo indígena— terminó en un desplome que revela más que un simple cambio coyuntural. Se trata del cierre de un ciclo hegemónico y del inicio de una nueva etapa en la que la derecha y el centro asumen la conducción del país.
La caída del MAS no puede interpretarse solo como un desgaste natural tras 20 años en el poder. El derrumbe obedece a una combinación de fracturas internas, errores estratégicos y un liderazgo que se volvió tóxico. Morales, que buscó volver a la presidencia pese a estar inhabilitado, alentó un voto nulo que terminó devorando a su propio partido. La pugna entre “evistas” y “arcistas” fracturó la estructura, mientras la ausencia de renovación generacional hizo evidente que el MAS vivía anclado en un pasado glorioso que ya no conecta con las nuevas demandas sociales. Andrónico Rodríguez, considerado heredero político del expresidente, apenas logró un 8% de los votos, confirmando que el partido ya no tiene figuras con arrastre nacional.
El vacío de poder fue rápidamente ocupado por dos rostros conocidos: Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga. Paz, con un discurso centrista, pragmático y modernizador, logró conectar con un electorado urbano y desencantado, incluso en plazas históricamente leales al MAS como El Alto. Quiroga, en cambio, representa la derecha más conservadora, con un mensaje de ruptura radical con el estatismo y una promesa de reinserción plena de Bolivia en los mercados internacionales. El duelo de segunda vuelta entre ambos no solo simboliza el fin del ciclo morenista, sino también la consolidación de un escenario político donde el progresismo pierde peso y el centro-derecha redefine el proyecto nacional.
El telón de fondo económico es ineludible. Bolivia enfrenta hoy una tormenta perfecta: inflación de dos dígitos, reservas internacionales en su nivel más bajo en décadas y escasez de divisas que ha paralizado sectores productivos. El modelo económico del MAS, basado en subsidios, control estatal y dependencia del gas, se agotó. Durante años, esas políticas le garantizaron popularidad y estabilidad social; hoy, en cambio, son percibidas como un obstáculo para superar la crisis. La ciudadanía votó menos por ideología que por necesidad: el mensaje es claro, se buscan soluciones pragmáticas a problemas urgentes.
El viraje boliviano se inscribe en una tendencia regional más amplia. La ola progresista que dominó América Latina a inicios del siglo XXI está en retroceso. Argentina, Ecuador y ahora Bolivia evidencian un desplazamiento hacia liderazgos conservadores o liberales, aunque con particularidades en cada país. El denominador común es el mismo: proyectos progresistas que, tras años de hegemonía, perdieron legitimidad, se desgastaron en luchas internas y se desconectaron de las urgencias sociales. La caída del MAS no es una excepción, sino una pieza más de un reacomodo político en el continente.
El desafío para la izquierda boliviana es existencial. El MAS fue durante años el vehículo político de las mayorías históricamente excluidas, especialmente indígenas y campesinas. Pero su identidad quedó atrapada en el caudillismo de Evo Morales, hoy convertido más en obstáculo que en referente. Para reconstruirse, deberá pasar por una autocrítica profunda: aceptar que la concentración de poder en Morales debilitó la pluralidad interna, redefinir un proyecto programático y ofrecer liderazgos nuevos. De lo contrario, corre el riesgo de convertirse en un recuerdo, incapaz de articular el malestar social que todavía persiste en amplias franjas del país.
Bolivia se enfrenta, entonces, a un nuevo ciclo político cargado de incertidumbres. El giro hacia el centro y la derecha responde a un clamor por estabilidad y soluciones económicas, pero está por verse si esas promesas podrán materializarse en un contexto de fragilidad fiscal y presión social. Lo que parece claro es que la era del MAS ha quedado atrás: dos décadas que transformaron el país, pero que terminaron en fractura, desgaste y derrota. El futuro inmediato ya no se escribirá en clave morenista, sino en el pulso entre un centro que promete modernización y una derecha que ofrece ruptura. La pregunta es si ese cambio representará un verdadero proyecto nacional o solo un relevo de élites en un país que sigue buscando un horizonte estable.
 
 
 
 
 
EL SOCIALISMO EN BOLIVIA ALCANZÓ EL 12% EN LAS URNAS, QUEDÓ SEPULTADO
 
KCH Comunicación de Ecuador (https://n9.cl/88m0t)
 
Paúl Coca analista político boliviano en diálogo con KCH FM Radio y KCH TV indicó que las elecciones realizadas este domingo 17 de agosto en Bolivia fueron en completa calma es decir con normalidad, cabe indicar que Bolivia está en una crisis económica, social, jurídica, ambiental, moral, una crisis estructural terrible, producto de 20 años de gobierno del movimiento al socialismo, donde se hizo creer a la población que había una estabilidad sino más bien gastos, despilfarros desmesurados de todos os recursos públicos, por ejemplo en la época de Evo Morales se construye un estadio para capacidad de 60000 personas en un pueblito donde vivían 1000 o 2000 personas en vez de hospitales o escuelas.
Coca mencionó que todo ese despilfarro pasó factura a la generación presente y este 2025 en Bolivia no hay trabajo, hay una crisis no existen los dólares y si se encuentra un billete de cien dólares en Bolivia a lo mejor es un milagro y con ese panorama y un gobierno socialista abusivo con la población que muestre soberbia en todos los sentidos yante todo esto la población se cansó tanto es así que los candidatos del oficialismo hasta ayer no le favorecieron en nada, en Bolivia hay una razón evidente es decir que no se pueda decir lo contrario todo está marcado por la crisis del socialismo que no conduce a nada positivo. La victoria de Rodrigo Paz si fue sorpresiva, pero hay segunda vuelta, el socialismo en Bolivia alcanzó el 12% en las urnas, cabe indicar que el Movimiento al Socialismo MAS gastó tanto recurso del que tiene porque así es el modelo, ahora bien el nuevo presidente tendrá que encarar muchas falencias complejas en Bolivia y que no será fácil de inmediato los cambios. Todas las medidas de ajustes en materia económica que vaya a realizar el nuevo gobernante en segunda vuelta y primera vez que lo hay vamos a estar en esa situación importante en todo sentido, Bolivia tiene 11 millones y medio de habitantes de los cuales 7 millones son los electores habilitados para sufragar , cabe indicar que los candidatos socialistas no alcanzaron ni el 10% quedaron sepultados y el candidato favorito en las encuestas quedó tercero.
En Bolivia según el analista político Paúl Coca la gente está en las calles buscando trabajo y comida y el que tiene trabajo da gracias a Dios, a todos los santos de acuerdo a su religión o a la divina providencia en ese nivel estamos en Bolivia  un país que tiene un déficit fiscal enorme dinero que recauda de igual manera lo gasta es el país con menor inversión extranjera con menor seguridad con mayor migración de bolivianos a otros países, una de las propuestas de los candidatos es recortar el tamaño del Estado suprimiendo ministerios, el candidato Tuto Quiroga ha dicho que se tiene que poner orden en los ministerios si se tiene  que cerrar se los cierra, si se despide a funcionarios hay que hacerlos porque en Bolivia hay empresas estatales hasta de papas fritas , mientras que el candidato Rodrigo Paz que ha sido más conciliador, no ha propuesto cambios radicales.
 
 
 
 
 
EL MAS DE BOLIVIA Y SU CAÍDA, LECCIONES PARA MORENA
 
Para Morena, si hoy posee una intención de voto superior a 50% (...), hacer las cosas equivocadamente puede ser costoso
 
El Universal de México (https://n9.cl/0tikm)
 
El Movimiento al Socialismo (MAS) es el partido de izquierda que gobernó Bolivia desde 2006 hasta la profunda crisis política de 2019, para luego otra vez de 2020 a la fecha.
En las elecciones que participó durante dos décadas siempre fue el partido más votado, con un porcentaje superior a 60% del total de los sufragios. Esto hasta el pasado domingo, cuando se fue al sexto lugar en las votaciones, con apenas 3.15% de los votos. Siendo derrotada la izquierda —en un país extremadamente pobre y con una importante población indígena— por dos candidatos de derecha, entre quienes se disputará la presidencia. ¿Qué le pasó al MAS? ¿Qué lecciones hay en esto para Morena?
Hay varias razones para explicar el declive del MAS, entre ellas: i) la insistencia de Evo Morales por mantenerse en el poder y extender sus mandatos por varias vías de facto; ii) una seria crisis económica que provocó un déficit fiscal de 10%; iii) una inflación de 25% y reservas internacionales prácticamente agotadas; iv) el uso de jueces a modo —electos por votación popular desde 2009— para realizar persecuciones políticas y mantener al MAS artificialmente en el poder y sin competencia política.
Pero lo que más hundió al MAS fueron las fracturas internas en el partido. En particular, el choque entre Luis Arce, el actual presidente, y Evo Morales, el líder moral. Entre ellos se dividió el partido. Luego, el partido oficialista del MAS y su candidato, Eduardo Castillo, se hundieron al último lugar. De hecho, Evo Morales ayer reconoció el resultado de la primera vuelta electoral y acusó que el resultado era “un voto de castigo a la traición [interna] a la corrupción”.
¿Qué aprendizaje hay para Morena? Lo primero es que el tener jueces electos por el pueblo no es garantía de que se perciba una justicia honesta y cercana a la gente. Los abusos de la clase política bolivariana, usando a los jueces electos popularmente —por cierto, el primer país que lo hizo en América— acabó afectando y dañando la legitimidad en sus instituciones.
Segundo, programas de apoyo social sin una base económica firme se acaban desgastando y afectando a la población más vulnerable. Tercero y más importante, el hundimiento del MAS y de la izquierda boliviana no se debió a la oposición, sino a los excesos y pleitos internos en el oficialismo.
Para Morena, si hoy posee una intención de voto superior a 50% y la Presidenta de la República tiene una aprobación de 70%, hacer las cosas equivocadamente puede ser costoso en lo electoral. Sin importar la base social que tenga.
Desde luego, el principal activo que tiene hoy Morena es la Presidenta, una mujer que está dando resultados a pesar de las adversidades que heredó y de los vendavales que llegan del extranjero. Pero, sobre todo, es un activo, pues no se le conocen excesos en su vida, negocios empresariales y mucho menos nexos con el crimen organizado.
Sin embargo, muchos de los más relevantes miembros de Morena, incluyendo familiares del expresidente, han estado involucrados en varios chismes-escándalos que dañan la base fundacional del partido. Morena debería aprender de las lecciones que dejó Bolivia el fin de semana: utilizar jueces electos popularmente para ayudar a un partido político acaba afectando la credibilidad con el electorado. Pero, sobre todo, el dividirse en la lucha por el poder es el camino más seguro para perder elecciones. Aunque también, seguir unidos, siendo Morena una mezcla tan amorfa de corrientes y personas, es un reto. Morena no la tiene fácil. En Bolivia hay varias lecciones para ellos.
Cambiando de tema: Según fuentes bien informadas, más instituciones financieras mexicanas —todas pequeñas— estarían por ser investigadas y señaladas por el gobierno de Estados Unidos. Tal y como fue el caso de Vector, CIBanco e Intercam. Esperemos que, con los cambios de directivos en la Unidad de Inteligencia Financiera, Estados Unidos deje el señalamiento unilateral para avanzar en la coordinación binacional y cerrar el sistema financiero al uso de fuentes criminales y terroristas.
 
 
 
 
 
PAZ MILET TRAS ELECCIONES EN BOLIVIA: "EL MAS COMO PROYECTO, EN LA PRÁCTICA, YA NO SEGUIRÍA SUPERVIVIENDO"
 
La académica del IEI señaló que Evo Morales intentará capitalizar que obtuvo más votación que el oficialismo a través de los nulos, y destacó que los candidatos que pasaron a segunda vuelta consideran un "nuevo escenario de acercamiento con Chile".
 
Radio U de Chile (https://n9.cl/3iq6v)
 
Bolivia vivió este domingo la primera vuelta de sus elecciones presidenciales. El resultado de las urnas dio como ganadores al senador Rodrigo Paz Pereira y al ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga, ambos ligados a la centroderecha, sepultando así las aspiraciones del oficialismo y la izquierda después de dos décadas al mando del país.
En conversación con la primera edición de Radioanálisis, la académica del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de nuestra Casa de Estudios, Paz Milet, indicó que dicha debacle para el oficialismo -representado actualmente por el MAS- expresó “un descontento con la situación actual de crisis, muy importante, que está viviendo Bolivia. Una crisis económica, pero también una erosión del modelo que ha guiado durante los últimos 20 años Bolivia a través del MAS”.
Profundizando en esto último, Milet señaló que se trata de “un partido que ha tenido decisiones importante en los últimos años, la pelea Arce-Morales, el debilitamiento de un proyecto y eso se hizo evidente en esta elección donde pasaron a segunda vuelta las opciones de centroderecha, más de derecha como Tuto Quiroga y el bloque oficialista tuvo una votación muy mermada, y los principales candidatos ligados con Arce o que en algún momento estuvieron vinculados con Evo Morales obtuvieron una muy escasa votación”.
Sobre el futuro de este bloque, la académica sostuvo que “el MAS como proyecto en la práctica ya no seguiría superviviendo pero sí creo que hay que tener presente en un escenario futuro, por ejemplo, figuras como Andrónico Rodríguez. Andrónico, actual presidente del Senado, que se distanció de Morales, no fue acompañado por el MAS, pero él puede ser una carta futura, o sea la izquierda en estos momentos quedó lesionada con la elección de ayer, pero no se niega la posibilidad de que a futuro pueda jugar un rol fundamental en Bolivia”.
Consultada por la imprecisión de los sondeos, que semanas previas advertían que el empresario Samuel Doria Medina pasaría al segundo balotaje, la analista apuntó a dificultades de éste tipo de encuestas de recoger a los sectores más apartados. “Sí se veía que iba incrementando la votación de Rodrigo Paz en las últimas consultas, pero no hay que olvidar que se mostraba a Doria con un 20%, primero Tuto Quiroga con más de 24%, pero había un porcentaje de indecisos muy amplio y de voto nulo y blanco. Eso alcanzaba el 30%, entonces sin duda Rodrigo Paz rescató más el voto de los sectores más apartados. No hay que olvidar que él ha jugado un rol fundamental, por ejemplo, en una zona como Tarija y eso se vio ayer en la votación: el no rescate de esa Bolivia profunda que fue la que finalmente propició la victoria de Rodrigo Paz”, relevó.
Respecto a Evo Morales y su estrategia, Milet indicó que, “en la práctica, ahora va a capitalizar que a través del voto nulo sacó una mayor votación que el propio MAS y que sus opositores de izquierda, y eso va a ser la fuerza política que él va a manifestar para posicionarse internamente en Bolivia, pero no hay que olvidar que enfrenta procesos judiciales en contra y que está, de alguna manera, sitiado en el Chapare (trópico boliviano). No ha podido salir de ahí”.
“Creo que va a buscar rearticularse en torno a este voto nulo, una estrategia que sin duda tuvo resultados positivos para él. Porque no logró ser el candidato del MAS ni gestionar una fuerza política que tuviera legitimidad para presentarse en las elecciones, pero puede capitalizar que logró una mayor votación que el propio oficialismo”, señaló.
En relación a cómo un próximo mandato podría proyectar gobernabilidad, la académica destacó varios puntos. “Primero, Samuel Doria ha dado su apoyo a Rodrigo Paz, por lo que la única forma de gobernar va a ser a través de alianzas. En este momento, la gestación de alianzas es garantía de una gobernabilidad. Por otro lado, claramente el que tiene más proyección es Paz porque no hay que olvidar que Tuto Quiroga ya se ha presentado en otras oportunidades y tiene un techo, una votación que se plantea podría haber alcanzado ya en una primera vuelta”.
“El otro escenario es que, sin duda, han logrado una representación en el Congreso que va a ser muy importante de manejar, evitar los tránsfugas. Generar un bloque unido en el Congreso para la centroderecha es fundamental. El tercer punto que se cuestiona mucho es que la segunda vuelta es el 19 de octubre, y recién el presidente asumiría en noviembre. Dada la situación interna en Bolivia, lo que se plantea es que el futuro mandatario debería acelerar ese proceso de transición porque la situación, al ser crítica, podría generar cuadros de inestabilidad. Entonces, como tercer punto, se plantea la necesidad de presionar al gobierno actual para una transición más temprana”, detalló.
Por último, relativo a la relación con nuestro país, la analista destacó que “hay un elemento coincidente, que es el acercamiento con Chile. Tanto así, que Rodrigo Paz, en El Alto, planteó la posibilidad de consolidar esa zona como un puerto seco y propiciar el acercamiento con nuestro país a través del restablecimiento de relaciones diplomáticas, así que eso es algo que vamos a tener muy en cuenta: que ambos candidatos están considerando la posibilidad de plantear un nuevo escenario de acercamiento con Chile”.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: TROPIEZO PREVISIBLE
 
Solo la unidad permite resistir los embates de la derecha divisionista
 
Granma de Cuba (https://n9.cl/hsmg7)
 
El ascenso de la derecha boliviana en las elecciones del pasado fin de semana estuvo marcado tanto por la situación económica y social del país como por los tropiezos de una izquierda que, en los últimos tiempos, se ha desgastado en disputas internas dentro de la más importante de las agrupaciones políticas, el Movimiento al Socialismo (MAS), que había llegado a la cima desde el año 2006, con un extraordinario apoyo popular.
Este domingo, el centroderechista Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, obtuvo el 32,8 % de los votos en la primera vuelta por la Presidencia de Bolivia, y disputará una segunda vuelta contra el derechista liberal y expresidente Jorge Quiroga, quien obtuvo el 26,4 %.
Esto quiere decir que entre ambos contendientes se decidirá, el venidero 19 de octubre, quién será el nuevo mandatario boliviano y qué peso tendrán las agrupaciones que lo han nominado, en el presente y futuro del país.
A la izquierda, mientras tanto, le queda la autocrítica, el replanteo de estrategias, y la convicción de que todo lo que vaya contra la unidad de las fuerzas progresistas solo conduce a la fractura de sus agrupaciones.
En Bolivia, como ha ocurrido en otros países de Sudamérica, cuando la izquierda ha estado en el poder, la falta de unidad y desacuerdos internos se han unido a factores económicos y sociales, colapsando la continuidad. La inflación, la baja de precios de las materias primas, son ejemplos de cómo ha disminuido la capacidad productiva, impactada también por los prolongados años de pandemia y la emigración de una importante cantidad de fuerza productiva, todo lo cual ha mellado el desarrollo de proyectos sociales que han quedado inconclusos.
Y es que la unidad no puede quedarse en el llamado o en la consigna, sino reflejarse en principios que la sustenten y en valores que se defiendan a toda costa.
Solo la unidad permite resistir los embates de una derecha que, si algo sabe hacer, es aprovechar las brechas divisionistas de sus adversarios, y a través de promesas, que luego no se hacen realidad, convencer a una parte del electorado que vive la incertidumbre de a quién favorecer con el voto.
La izquierda debe hacer uso de la autocrítica como arma política para ser ejemplo ante sus seguidores. Solo así pudieran tener explicaciones convincentes las más notorias derrotas electorales de la izquierda en el continente.
Es muy complicado poder explicar de otra forma cómo en Argentina llegó a la Casa Rosada, con el voto de una buena parte de la población, un Javier Milei, acompañado con una motosierra que, aseguró muchísimas veces, usaría para talar al Estado y a sus instituciones sociales, y llevar al país al modelo neoliberal ya practicado en los años de Mauricio Macri.
¿Qué le ha faltado a esas izquierdas que ya han estado en el poder y construían proyectos en beneficio de su pueblo y, a la hora del voto, no obtuvieron los suficientes para dar continuidad a esa obra?
La izquierda latinoamericana debe pasar a una ofensiva en la ética y en los principios y valores que la sustentan, de manera que sus bases se vean representadas, no como actores pasivos, sino como componentes básicos para proyectar y consolidar conquistas.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: DEMOCRACIA VIVA
 
Bolivia ingresa en una nueva etapa política tras dos décadas de gobiernos del MAS
 
Excélsior de México (https://n9.cl/o7dyc4)
 
La democracia verdadera es impredecible. La secrecía del voto garantiza que los electores decidan de manera libre y, en muchas ocasiones, sorpresiva. El resultado de la elección presidencial del domingo en Bolivia nos recuerda que, a pesar de los nubarrones, la democracia sigue viva y funcionando. Habrá alternancia política y, a pesar de sus enormes problemas, la nación sudamericana logró procesar sus diferencias de manera pacífica.
De manera inesperada, el candidato del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ganó la primera vuelta con 32% de los votos. Jorge Tuto Quiroga quedó segundo con 27%. El resultado dejó fuera a Samuel Doria Medina, quien obtuvo 20%, a pesar de haber liderado las encuestas durante la campaña. Andrónico Rodríguez, el candidato oficialista de la izquierda, quedó en un lejano cuarto lugar con sólo 8% de los sufragios.
Con este resultado, Bolivia ingresa en una nueva etapa política tras dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), encabezado por su fundador, Evo Morales. El líder cocalero hizo una campaña intensa por el voto nulo. 19% del electorado, casi 1.2 millones de sufragios, votó en esa dirección atizando el conflicto entre Morales y Arce por el control de la izquierda. El MAS, controlado por Arce, obtuvo 3.15% de los votos, justo en el mínimo necesario para salvar su registro partidario.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, reconoció los resultados: “Como Gobierno Nacional hemos extremado todos los esfuerzos para, a pesar de los permanentes ataques internos y externos de sabotear el proceso electoral, garantizar un proceso electoral pacífico y transparente. ¡Hemos cumplido!”.
En medio de la debacle, el candidato de izquierda Andrónico Rodríguez cargó con dureza contra su exmentor, Evo Morales. “Lamentablemente, para algunos dirigentes y líderes del movimiento popular fueron prioritarios sus propios caprichos, orgullos y falsas acusaciones”, escribió en X el aún presidente de la Cámara de Senadores.
Fiel a su retórica, Evo Morales acusó a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a la Unión Europea (UE) de ser cómplices de su exclusión en las elecciones generales. Decenas de sus fans desplegaron un operativo de seguridad durante la elección para protegerlo de que se ejecutara una orden de aprehensión, que se mantiene vigente en su contra.
No podemos olvidar que, desde su primer gobierno en 2006, Morales ha acumulado, al menos, cinco acusaciones de abuso sexual a menores en su contra en Bolivia, además de dos acusaciones similares por las que es investigado en Argentina, donde permaneció 11 meses exiliado. Además, suma dos órdenes de aprehensión, acusado por estupro, trata y tráfico de menores, y ninguna ha sido ejecutada.
BALANCE
Tal y como lo mencionó el jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA, el colombiano Juan Fernando Cristo, el pueblo boliviano de manera ejemplar actuó cívicamente acudiendo masivamente a las urnas. Fiel a su tradición de fortalecimiento de la democracia, la misión de la OEA se presentó nuevamente en el país con 87 observadores. De igual manera, la Unión Europea garantizó con su presencia un proceso ampliamente observado por la comunidad internacional.
Nada es para siempre. El resultado es una muestra de que la alternancia es una garantía contra el autoritarismo y el populismo. Para muestra un botón: en la Cámara de Diputados, el MAS consiguió, hasta el momento, sólo un legislador de 130. En el Senado, de los 21 asientos que puso en juego, no renovó ninguno y quedó sin representación. La baraja está abierta. Será hasta 19 de octubre cuando sabremos quién gobernará Bolivia. En tanto, la democracia en esa nación sigue viva. Ésa es una gran noticia.
 
 
 
 
 
NO MAS
 
Tras 20 años de hegemonía, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales dejará el poder tras una aplastante derrota electoral.
 
Gestión de Perú (https://n9.cl/to82n)
 
Luego de que Evo Morales ganara la elección del 2005 para convertirse por primera vez en presidente de Bolivia, nuestro vecino altiplánico vivió otros tres procesos electorales en los que el líder del Movimiento al Socialismo (MAS) fue reelegido con resultados contundentes (más del 50%): en el 2009, 2014 y 2019. Y si bien su postulación en el 2014 fue cuestionada por inconstitucional, y la elección del 2019 recibió serias acusaciones de fraude –incluso la misión de la OEA afirmó que hubo “manipulación y parcialidad”–, la victoria de Luis Arce como representante alterno del MAS en la primera vuelta del 2020 parecía sugerir que el partido lograría mantenerse en el poder tras el retiro (no voluntario) de Morales.
En las elecciones presidenciales del último domingo, sin embargo, el candidato oficial del MAS, el exministro de Gobierno Eduardo del Castillo, logró apenas un 3.1% de los votos. Mientras tanto, dos candidatos más cercanos a la derecha, pasaron a lo que será la primera segunda vuelta en la historia de Bolivia. El senador opositor Rodrigo Paz quedó primero con el 32% de los votos, seguido por el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga con 26.8%. Cabe recordar, que Quiroga fue vicepresidente de Hugo Banzer y, tras la renuncia de este último en el 2001, asumió el Gobierno boliviano hasta agosto del 2002.
La confirmación de que el MAS tendrá que dejar el poder democráticamente es, sin duda, una buena noticia, pues implica una oportunidad para que Bolivia emprenda reformas necesarias que habían sido postergadas. Entre ellas, el aspecto del modelo económico que, tras cuatro lustros de Gobierno socialista, no solo no ha dado los frutos esperados y prometidos, sino que ha dejado al país altiplánico en una situación sumamente compleja: sin reservas internacionales, muy dependiente de subsidios difíciles de costear y con una alta inflación; al punto de que hoy muchos bolivianos ahorran en soles peruanos.
En lo que respecta a las relaciones con el Perú, por otro lado, se trata también de una oportunidad para mejorar el lado diplomático y, sobre todo, la coordinación entre ambos países, que enfrentan retos comunes muy serios, como la minería ilegal, el narcotráfico y el contrabando.
Dicho esto, el futuro de nuestro vecino sigue siendo incierto. Si bien la salida del MAS representa una oportunidad, si esta no se utiliza con prudencia y no se logran resultados concretos y tangibles, podría volver a surgir un líder populista que lleve nuevamente a Bolivia por un rumbo incierto. La victoria en primera vuelta de Arce en el 2020, por ejemplo, se explica en parte por el alto rechazo que generó el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez, quien actualmente cumple una condena de diez años de prisión y enfrenta varios procesos adicionales. Solo queda esperar lo mejor.
 
 
 
 
 
LA IZQUIERDA SE BATE EN RETIRADA EN BOLIVIA Y LATINOAMÉRICA PIERDE A UNO DE SUS ÚLTIMOS REFERENTES EN PLENO AUGE ULTRA
 
Dos candidatos "antimasistas" irán a segunda vuelta en octubre tras los resultados de este domingo y contarán con mayoría absoluta en el cámara legislativa para cambiar la Constitución.
 
Público de España (https://n9.cl/12f8a)
 
Por primera vez en más de dos décadas Bolivia no estará gobernada por el Movimiento al Socialismo (MAS). El que fuera el partido hegemónico de Bolivia y un ejemplo para las fuerzas progresistas de toda América Latina –aglutinando en su seno a sindicatos, organizaciones indígenas y campesinas– ha quedado disuelto en una maraña de disputas internas.
La debacle electoral no solo supone la salida de la presidencia, sino que otorga a las derechas bolivianas una supermayoría en Congreso y Senado con la que podrían modificar la constitución. Además, Bolivia saldrá del eje de gobiernos progresistas y abandonará las estrategias de integración regional que compartía con Venezuela y Cuba. 
Las elecciones generales del pasado domingo 17 de agosto marcaron el fin de una era en el país andino. Dos candidatos de la derecha boliviana, ambos declarados "antimasistas", se enfrentarán en la segunda vuelta del próximo 16 de octubre: Rodrigo Paz Pereira (32,14%), senador e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, y Jorge “Tuto” Quiroga (26,81%), quien gobernó Bolivia entre 2001 y 2002.
La tercera posición fue para el empresario multimillonario Samuel Doria Medina (19,86%), durante semanas favorito en las encuestas, quien ya ha anunciado su apoyo a Paz Pereira de cara a la segunda vuelta.
Debacle de la izquierda boliviana 
Las disputas internas en el MAS han llevado a que la izquierda boliviana acudiese a las urnas con tres posturas opuestas: dos candidaturas presidenciales diferentes y un llamamiento al voto nulo.
El expresidente Evo Morales (2006-2019) llevó hasta las últimas consecuencias su pulso con Luis Arce, su sucesor en la presidencia y el que fuera su ministro de Economía. El choque fracturó al MAS e hizo que Evo fundase su propio partido con visos a presentarse estas elecciones generales. No obstante, la inhabilitación electoral que pesa sobre el exmandatario impidió su candidatura. Evo no respaldó a ningún otro aspirante y llamó al voto nulo. Una opción escogida por el 19,38% de los bolivianos y que no supera el número de votos obtenidos por Paz Pereira y "Tuto" Quiroga. 
Por su parte, el sector afín al presidente Luis Arce (2020-2025) impulsó la candidatura del impopular ministro de Gobierno, Carlos del Castillo, quien, lastrado por la crisis económica que sufre el país, ha obtenido un pírrico 3,16% del voto.
Finalmente, Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y exdiscípulo de Evo Morales lanzó su propia candidatura esperando captar el voto masista. No fue así. Solo el 8,22% de los electores votaron por él.
La suma de estos tres resultados apenas suma 1.800.000 votos. Una cifra alejada de los 3.400.000 votos con los que se impuso Luis Arce en 2020, o los 2.900.000 cosechados por Evo Morales en 2019. Es sin duda el peor resultado de la izquierda boliviana desde hace dos décadas 
¿Dónde se han ido ese más de un millón y medio de votos en cinco años? La abstención se ha mantenido en un discreto 11%, en línea con los cuatro procesos electorales, por lo que al menos un parte significativa del voto masista habría migrado a otras candidaturas en un contexto de fragmentación y disputas internas.
Evo Morales afirmó a través de sus redes sociales que los bolivianos "votamos pero no elegimos", y aseguró que "el pueblo dio un mensaje inequívoco a quienes se corrompieron en el ejercicio político y traicionaron a los más humildes".
En un mensaje aséptico, el presidente Luis Arce se felicitó a "cada boliviana y boliviano que hoy acudió a las urnas para ejercer su derecho" pero evitó valorar los resultados de su candidatura o la salida de la izquierda del poder.
Segunda vuelta en octubre
De cara a la segunda vuelta electoral el senador Paz Pereira parte como claro favorito. Su candidatura ganó peso en las últimas semanas de campaña electoral con un discurso “regenerador”, pese a su dilatada trayectoria política, y una proyección mediática muy cuidada.
Paz Pereira, de 58 años, era candidato antimasista más joven en un país donde el 40% del censo electoral tiene entre 18 y 30 años. Su candidatura se reivindica como "centrista" y "renovadora" pese a haber militado en media docena de partidos y haber concurrido a las elecciones con el apoyo instrumental el Partido Demócrata Cristiano (PDC), una formación opositora al MAS e históricamente vinculada a la derecha. 
El también exalcalde de Tarija se mueve bien en redes sociales y ha explotado el discurso de ser un padre de familia calmado, frente a la histriónica derecha tradicional, y formado, pues cursó estudios superiores en Estados Unidos. Una expresión modernizada y serena de la élite económica y política boliviana: su padre y su tío-abuelo ya fueron presidentes del país.
Frente a él, Jorge "Tuto" Quiroga, proveniente de una acaudalada familia de Cochabamba, y un viejo conocido de la política boliviana. Fue la mano derecha del militar y expresidente Hugo Banzer, a quien sucedió en el cargo durante un año (2001-02) tras su renuncia. Quiroga lideró el partido conservador Acción Democrática Nacionalista (ADN) y en su candidatura confluyen los sectores de la derecha tradicional boliviana.
Ambos candidatos se han mostrado críticos con las dos décadas de gobierno del MAS y han apostado por recortes de gasto público para combatir la inflación y el estancamiento económico. Difieren, eso sí, en las formas y la profundidad. “Tuto” Quiroga se ha mostrado mucho más vehemente en su programa asegurando que está dispuesto a usar "motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentre" frente a la “gastadera".
Trascendencia dentro y fuera de Bolivia
La derrota del MAS es la derrota de uno de los últimos proyectos políticos que alumbró la ola de gobiernos progresistas a principios del s.XXI. La caída de Bolivia es tremendamente simbólica para una región en convulsión que también sufre el auge de la extrema derecha.
Pero más allá del símbolo, Bolivia también verá una transformación profunda en su política exterior. Es más que previsible que ambos candidatos salgan de la ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, la iniciativa de integración regional impulsada por Hugo Chávez), se acerquen a la administración Trump y rompan o enfríen sus relaciones con Venezuela y Cuba.
Además, la debacle de la izquierda otorga una supermayoría a las distintas expresiones de la derecha boliviana en el Congreso y el Senado. E independientemente de la elección presidencial, el país andino experimentará fuertes cambios legislativos e incluso podría darse un nuevo proceso constitucional que acabe con la Carta Magna que aprobó Evo Morales en 2009.
 
 
 
 
 
BOLIVIA Y EL DESENCANTO QUE HIZO TRIUNFAR A UN "OUTSIDER"
 
La derrota de la otrora hegemónica izquierda en Bolivia fue tan brutal como anticipada. Pero la derecha tampoco tuvo un triunfo aplastante. Analistas explican a DW lo que ocurrió y lo que le espera al país.
 
DW de Alemania (https://n9.cl/sbfnz)
 
"Sorpresa” fue la palabra más usada por los analistas consultados por DW al comentar los resultados de las elecciones en Bolivia del domingo (17.08.2025). Un día electoral relativamente pacífico, un conteo fluido y rápido, y un ganador inesperado en primera vuelta: el candidato centrista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Esas son las primeras impresiones que destacan los expertos.
Juan Carlos Núñez, sociólogo y director de la Fundación Jubileo, elogia el trabajo de las autoridades electorales en entrevista con DW: "Hubo una participación ciudadana que se caracterizó este último tiempo por una desconfianza en el proceso y mucha incertidumbre por lo que iba acontecer. Pero el adecuado manejo de la jornada electoral por parte del Tribunal Electoral permitió superar esos temores.”
Algo que también destaca Lily Peñaranda, politóloga de la Universidad Católica Boliviana San Pablo. "En las anteriores elecciones, el conteo fue interrumpido o tardó semanas. Esta vez lo tuvimos en horas y lo pudimos seguir en vivo. Es un cambio grande y positivo”, destaca la experta.
Ambos coinciden en que así se refuerza la confianza en el proceso democrático y se alejan los peligros de conflictos postelectorales violentos como los de 2019.
Voto castigo para la izquierda
Lo que sobresale en estos resultados electorales, que abren la puerta a un balotaje en Bolivia entre el centrista de filiación demócrata cristiana Rodrigo Paz, del PDC, y el expresidente derechista Jorge "Tuto” Quiroga, de Alianza Libre, es el voto castigo contra la izquierda, dice María Teresa Zegada, socióloga e investigadora del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), en entrevista con DW.
Por divisiones internas, el antes hegemónico Movimiento al Socialismo (MAS) se derrumbó, y su popular pero controvertido expresidente Evo Morales no pudo volver a competir.
"El voto para la derecha supera el 60 por ciento, mientras que el MAS, en todas sus facciones, no supera el 15 por ciento”, subraya la politóloga del Centro de Estudios Superiores y Universitarios.
"El masismo está en su peor momento de crisis, resquebrajado, con tendencias irreconciliables en varios casos, que los ha llevado a este desgaste”, considera Núñez.
Para Peñaranda, la derrota es "resultado de la crisis económica, la inflación, las colas para cargar gasolina, y de una política económica que no ha sido ajustada en su momento.”
Campaña "muy efectiva" de Rodrigo Paz
Mientras que la derrota de la izquierda fue prevista por las encuestas, no fue así con el sorpresivo ganador en primera vuelta, el centrista Rodrigo Paz.
El economista, hijo del histórico líder político Jaime Paz Zamora, es considerado uno de los protagonistas del proceso democrático en el país andino. Vivió durante muchos años de su juventud en el exilio, e inició una carrera política vinculada a estructuras de centro izquierda a nivel local en la provincia de Tarija, en el sur boliviano.
"Se caracterizó por emprender una campaña casa por casa, muy efectiva, en regiones periféricas de las ciudades y también en el área rural” ha observado Zegada.
Los tres analistas destacan el importante papel del candidato a vicepresidente de Paz, el expolicía Edman Lara, que ha denunciado desde hace años la corrupción en las filas del MAS y de las fuerzas de seguridad.
"Lara fue el más popular de los candidatos a vicepresidente en las encuestas”, subraya Peñaranda, graduada en relaciones internacionales de la London School of Economics. "Paz es alcalde, pero su acompañante, el capitán Lara, es un total advenedizo en la política, y se ha ganado la simpatía de la gente diciendo que ellos son el pueblo, no se venden, no se callan. Esos son discursos que han generado bastante adhesión ciudadana”, sostiene la docente universitaria.
En opinión de Peñaranda, la sorpresa de Paz se explica por su capacidad de sumar los votos de los indecisos a último minuto: "Vienen de los que antes apoyaban al MAS, de la clase popular del Altiplano y también de una clase media desencantada de la' guerra sucia' [ataques verbales, acusaciones y descalificaciones, N. de la R.] de la vieja clase política, con Jorge  'Tuto' Quiroga y Samuel Doria Medina”, comenta.
Interrogantes en el futuro próximo
El tercero en el conteo, el empresario Samuel Doria Medina, ya anunció su apoyo a Paz en la segunda vuelta, el 19 de octubre. Eso le daría una ventaja sustancial a la formula centrista, pero aún queda mucho camino por delante, advierten los expertos.
Y ya se avizora, según expertos, una campaña de acusaciones contra Paz, basada en rumores de un "pacto” entre Paz y el impopular MAS.
Sin importar quien gane, advierte Peñaranda, quien resulte electo tendrá que asumir medidas drásticamente impopulares, como despedir funcionarios públicos, y el cierre o privatización de algunas empresas estatales.
Y allí, justamente, subyace una rendija para la izquierda y su más popular representante, Evo Morales, quien esta vez llamó a sus seguidores al voto nulo. "El voto nulo llegó al 19 por ciento, cuando históricamente era aproximadamente 13 por ciento”, dice Peñaranda. "Eso significa que Evo tiene un seis por ciento, y sigue siendo un eslabón fuerte".
 
 
 
 
 
CRISIS ECONÓMICA DE BOLIVIA INFLUYÓ EN LAS ELECCIONES DEL CONGRESO Y DE SU PRESIDENTE
 
La República de Colombia (https://n9.cl/fr0z1w)
 
Los bolivianos acudieron ayer a las urnas para elegir presidente y renovar el Congreso en un clima marcado por disturbios, escasez de bienes y la inflación más alta en más de tres décadas. Las crecientes frustraciones económicas amenazan con poner fin a la hegemonía del partido socialista, que ha gobernado casi de forma ininterrumpida desde 2006.
En esta ocasión, los votantes han puesto el foco en la economía, que lleva más de una década enfrentando serias dificultades. La caída sostenida en la producción de gas natural, principal fuente de divisas para el país, y la disminución de las reservas internacionales en dólares del Banco Central han mermado la capacidad del Estado para sostener importaciones y subsidios clave. Esto se ha traducido en escasez de productos básicos, largas colas en gasolineras y un encarecimiento generalizado que ha llevado la inflación a su ritmo más rápido desde 1991.
La crisis ha derivado también en una ola de malestar social, con protestas y bloqueos de carreteras que interrumpen el comercio interno y externo, generando presiones adicionales sobre los precios. Es un giro drástico para una economía que, hace apenas dos años, registraba una inflación más baja que la de países desarrollados como Alemania o Japón.
El nuevo presidente asumirá con un complejo tablero económico y geopolítico. Además de estabilizar los precios y recuperar la confianza interna, tendrá que lidiar con el impacto de una guerra comercial que afecta a la región y redefinir la política exterior. Esto podría implicar un acercamiento con Estados Unidos tras años de relaciones tensas. Bajo los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, Bolivia fortaleció sus lazos con Venezuela, Nicaragua, Rusia y China, mientras mantenía vínculos limitados con Washington.
 
 
 
 
 
A UN DECLIVE SIN GLORIA CONDUJO EL EGO Y EL PROTAGONISMO DE EVO MORALES Y LUIS ARCE EN BOLIVIA
 
Aporrea de Venezuela (https://n9.cl/a7mfw)
 
Se dieron los resultados de las elecciones de Bolivia a través del ente rector Tribunal Superior Electoral; dos partidos de la ultraderecha capitalizaron la votación. Rodrigo Páez alcanzó el 32%; mientras que Jorge Quiroga, expresidente de Bolivia llego a 26,81% Un tercer candidato sacó el 19,86%. Los dos primeros que lograron mayor cantidad de votos irán a una segunda vuelta el próximo 19 de octubre. Tenemos que reconocer que esta fue una votación inusual; donde el Movimiento al Socialismo (MAS), cuyo máximo dirigente era Evo Morales venia capitalizando los procesos electorales desde hace 20 años. En los partidos políticos no está lejos que salten a la palestra pública posiciones encontradas, algunas son superadas, otras explosionan las organizaciones. En este caso fue entre Luis Arce, que era el presidente de Bolivia y Evo Morales; que fue de tanta contundencia que Evo opto por llamar a votar nulo en la confrontación electoral del pasado domingo. Recordemos que Evo Morales arriba al poder hace 20 años de la mano del partido MAS, alcanzando la presidencia con la ayuda de la comunidad indígena y con la promesa de ayudar a los más vulnerables, eran momentos que se estaban instalando, en este lado del hemisferio fuerzas de izquierda: Chávez, Kirchner, Correa y Evo gana sobrado en una primera vuelta. En el 2019 arriba al poder Luis Arce, luego de un escarceo con Evo. Se inicia el gobierno, caracterizándose por una hiperinflación, un colapso energético y una falta de divisas. Luego le declararía una guerra sin cuartel a Evo y su gente; donde salieron a florecer hasta intentos de asesinato. Evo sin mediar las consecuencias, se distrajo y dedico todo su esfuerzo en enfrentar al gobierno de Arce; a sabiendas que detrás de ese boxeo de sombra, estaban los Estados Unidos, las ONG y hasta la OEA con Almagro a la cabeza. Es asi como estas dos fuerzas entran al ring de boxeo a pelear, que sin ser antagónicas por la forma de pensar, cayeron en la red del imperialismo, con tanta contundencia, que ahora dos partidos de la ultraderecha se van a disputar las elecciones. Ahora el MAS, después de haber sido una fuerza respetable en el escenario político de Bolivia, ha quedado íngrimo y solo, con un movimiento sin representación en todas las instituciones, una exigua representación en las dos Cámaras y un pueblo indígena que habían remontado la cuesta de la exclusión y la marginalidad, ahora se volcaran de nuevo hacia el ostracismo.
Jorge Quiroga, por ejemplo, no esconde para nada su aversión a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Ha dicho que lo primero que va hacer es establecer relaciones con el gobierno genocida de Israel. En verdad, que cualquiera de los que salgan ganadores el futuro para Bolivia va a ser atroz, oscuro y de impredecibles consecuencias. Un nuevo Milei se le dibuja en el horizonte de Bolivia. El imperio le pondrá las manos al sus riquezas minerales, como el litio, plata, estaño, el zinc y el plomo. Lo que hizo Evo Morales fue un suicidio político. Los trapos sucios se lavan en casa. Diosdado ha dicho "que da tristeza, que un grupo de compañeros que se enfrentan a un enemigo histórico, no sean capaces de ponerse de acuerdo y garantizar la unidad para ese pueblo, es muy triste". Tenemos que decir que ya Evo le había pasado su tiempo. Esta confrontación pudo haberse evitado. Alvaro Garcia Linero, quien fuera vicepresidente de Bolivia (2006 – 2019) tuvo un ojo clínico para visualizar la tormenta, por alla en el año 2020 y 2021, concretamente en el enfrentamiento de Evo y Luis Arce. No tiene desperdicio como aborda esta controversia: "Un declive sin gloria es lo que paso en Bolivia; se abrió una pelea en quien le hacía más daño el uno al otro. Los compañeros de un bando, bloquean al otro en el parlamento para que el gobierno se arruine. Hay compañeros en la cárcel, simplemente por haber participado en una marcha. Evo está escondido en el trópico, si sale el gobierno lo mete preso. Mientras tanto la ultraderecha, celebra, dice que los indígenas son uno inútiles, dicen que hay que privatizar. Que hay que seguir los pasos de Milei"
 
 
 
 
 
EL MAS IMPLOSIONA Y ENTREGA EN BANDEJA EL GOBIERNO TRAS 20 AÑOS
 
El resultado de las últimas elecciones presidenciales y legislativas es catastrófico para el campo popular, el progresismo y la izquierda boliviana, en el poder desde hace dos décadas: un candidato de ultraderecha y otro de centro-derecha pasan a la segunda vuelta por la Presidencia y obtienen mayoría en ambas cámaras.
 
Revista Resumen de Chile (https://n9.cl/nbobr)
 
La oposición vuelve al poder en Bolivia y esta vez sin necesidad de un golpe de Estado, masacres y violaciones a los derechos humanos; lo hace por la vía electoral, luego del desgaste del ciclo progresista e indígena, encabezado primero por Evo Morales Ayma y continuado por Luis Arce Catacora, el cual vivió en sus últimos años de gestión una crisis de combustibles y escasez de dólares, además del público ataque de expresidente Evo Morales y sus seguidores.
Tras el golpe de Estado que impuso a Jeanine Áñez, en noviembre del 2019, el gobierno de Evo Morales y Álvaro García Linera fue derrocado y ambos líderes salieron al exilio gracias a la solidaridad del gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, el golpe dado por la derecha no tenía peso social, la credibilidad del gobierno del MAS era altísima, el país había alcanzado cifras record de crecimiento económico y disminución de la pobreza.
En los 13 años de gobierno de Evo Morales, con Luis Arce como ministro de Economía y Finanzas Públicas Bolivia redujo la extrema pobreza del 38% al 15%, dejando de ser el país más pobre de Sudamérica.
Junto con el crecimiento económico, las políticas redistributivas apuntaban a la disminución de la desigualdad social, el coeficiente de Gini pasó de 0.60 a 0.47, siendo clasificada Bolivia en el Informe Mundial de Desarrollo Humano de 2018 como un país de "desarrollo alto".
En esos años el PIB en Bolivia pasó de $9.549 (2006) a $40.288 (2018). Y el PIB per capita aumentó de $1.011 a $3.548. Mientras que el desempleo bajó de 8,1% a 4,2% y el salario mínimo de 60 dólares a 310.
Si bien Morales y García Linera huyeron, en el país quedo una resistencia contra los golpistas liderada por un antiguo líder indigenista, no adscrito al MAS: Felipe Quispe "el Malku" y otros dirigentes sociales, sindicales y políticos, como el masista Luis Arce Catacora.
Derrotados los golpistas, con Morales y García Linera en el exilio, Luis Arce en compañía de David Choquehuanca (antiguo canciller del gobierno de Evo Morales) triunfan en las elecciones presidenciales con más del 55% de los votos en primera vuelta.
Sin embargo Evo Morales, retornó del exilio y esperaba que Arce le entregara en mando, nombrar y manejar el gabinete ministerial, lo que no ocurrió.
A partir de ese momento comienza una disputa interna en el MAS entre Arce y Morales, cuestión que se acentuaría tras el intento de golpe de Estado contra el gobierno de Luis Arce de junio del 2024, donde Evo se hizo parte de un discurso para deslegitimar al Gobierno y en respaldo a las Fuerzas Armadas.
A fines de 2023 las encuestas daban al gobierno de Luis Arce índices de aprobación superiores al 50%. Habían logrado en los primeros años de gestión juzgar y encarcelar a Áñez, Luis Fernando Camacho, Marco Pumari y los golpistas de 2019; detener el desastre provocado por la pandemia del Covid-19 durante Áñez, consiguiendo vacunas y bajando las tasas de mortalidad que había superado el 7% a menos del 1%.
Los primeros años del gobierno de Luis Arce las cifras de crecimiento económico fueron récord: 6,11% en 2021, 3,61% en 2022 y 3,08% el 2023. Aquel año Bolivia tuvo tasas de desempleo del 4%, las más bajas de Sudamérica.
El año 2024, los estragos de diversos hechos climáticos, la explotación de gas en Argentina (Vaca Muerta) como un competidor duro, un contexto exterior desfavorable, pero por sobre todo el boicot y sabotaje a la economía impulsado por la derecha, a la cual también se sumaron los sectores de Evo Morales, con continuos cortes de carreteras comenzaron a impactar la economía. Aun así ese año el crecimiento igual positivo 1,31%.
No obstante, el 2025, la alianza transversal de la derecha y los sectores de Evo Morales por derrocar el gobierno se multiplicaron, los bloqueos de carreteras, incluidas las internacionales que abastecen el país, comenzaron a generar un serio problema de escasez de combustibles, se produjeron filas frente a las estaciones de servicios, a la par que comenzaba a escasear el dólar, generando todo un tema especulativo en la económica nacional que repercutían en la inflación, el desabastecimiento y el surgimiento del mercado negro de mercancías a sobreprecios.
El actuar político de Evo Morales, resulta bastante particular, acusado por la Justicia por estupro así como trata y tráfico de personas, escondido en la zona cocalera del Chapare, tras no presentarse en tribunales, levanta tras el quiebre del MAS un partido que lleva su propio nombre "Evo Pueblo" cuyo programa se llama "Evo líder de los humildes", durante su gobierno levantó estatuas suyas, intentando levantar un culto a su personalidad. Desde esa trinchera levantó la guerra al gobierno de Arce, que terminó con la destrucción del MAS y con el desgaste del gobierno.
Bolivia estaba en el centro de la disputa geopolítica internacional, especialmente por su riqueza en litio y otros minerales. Pero la inestabilidad política alimentada desde Estados Unidos y sus gobiernos títeres en la región Perú, Chile, Argentina y Paraguay la aislaron.
Fue todo un logro que Luis Arce lograra terminar su mandato y superar las intentonas golpistas. Hoy la derecha y el imperialismo contaron con un aliado en Evo Morales, pero eso no garantiza para nada que el campo popular no pueda a futuro recomponerse, sacudirse de viejos liderazgos personalistas y volver a proponerse como alternativa de gobierno.
Hoy la oposición ha arrasado en las elecciones, podrá hacer cambios políticos de todo tipo, incluido las constituciones, pero aún existe un movimiento popular que no está dispuesto a dejar perder sus conquistas, no todo son elecciones en política y la historia de Bolivia así lo ha demostrado.
 
 
 
 
 
LA CAMPAÑA DE RODRIGO PAZ EN BOLIVIA: DE PUEBLO EN PUEBLO Y UN EXPOLICÍA COMO VICE
 
El candidato de centroderecha que peleará por la presidencia en una segunda vuelta apenas usa redes sociales
 
El País de España (https://n9.cl/sil138)
 
Desde el enclave aimara de Achacachi en el altiplano hasta el popular mercado de La Ramada en las llanuras de Santa Cruz de la Sierra. La sorpresiva victoria de Rodrigo Paz, que ahora disputará la presidencia de Bolivia en una segunda vuelta con el derechista radical Jorge Tuto Quiroga, no se puede explicar sin la campaña a la vieja usanza que hizo en todo el país. Mientras sus rivales acudían a foros con empresarios, participaban de encuentros en Harvard o invertían millones de bolivianos en redes sociales, Paz “compraba pasajes en bus, en avión comercial cuando se podía” para intentar ganarse, cara a cara, el apoyo de los votantes en todos los rincones del país.
“Yo conozco la Bolivia profunda; Samuel [Doria Medina, otro candidato] y Tuto, no”, decía el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) en una entrevista previa a los comicios del pasado domingo. “He recorrido más de 220 municipios, 230.000 kilómetros carreteros, he navegado ríos y he atravesado el territorio en tres oportunidades”, sostuvo entonces. Paz pisó el territorio y gastó en publicidad en redes sociales menos de 30 dólares.
Tampoco el rostro impreso de Paz inundó las calles de las ciudades ni se repartía en panfletos. Pero pasó el año nuevo andino junto con la milicia campesina de los Ponchos Rojos, a orillas del lago Titicaca. No descuidó el otro lado del país, el oriente, y lanzó su candidatura en el periférico y populoso barrio Plan 3.000 de Santa Cruz, cuando todavía intentaba postularse con su partido Primero la Gente, antes de “alquilar” las siglas del PDC.
Las primeras encuestas le otorgaban una intención de voto del 2%; escaló de a poco, apoyado en la tardía decisión en mayo de escoger como compañero de fórmula al expolicía Edman Lara, famoso por denunciar la corrupción dentro de esa institución. En uno de los últimos sondeos de opinión ya aparecía en tercer lugar y la estocada final llegó el domingo, cuando obtuvo el primer lugar con el 32% de los votos, por delante de Tuto Quiroga y Doria Medina, los favoritos.
Paz captó a líderes populares que no pertenecían a la clase política, ansiosos de participar en la esfera pública pero huérfanos de partido. Así lo interpreta el analista político alteño Guido Alejo, quien previó una irrupción del PDC antes del día del sufragio. “La habilidad de Paz es generar una sigla aglutinadora para varios actores que estaban fuera del espectro político boliviano, que querían sus propios partidos pero no lo lograron, como Lara y Edgar Morales. Ha sido un triunfo de los excluidos del sistema político”.
El capitán Lara, como es popularmente conocido, se hizo popular con sus transmisiones por TikTok, donde contaba su expulsión de la Policía tras denunciar sobornos y extorsiones de sus comandantes. Morales, jefe de campaña de Paz, es un conferencista que pregona el emprendedurismo aimara.
“Lara no tiene un gran discurso, no es un gran estadista, pero tiene un vínculo estrecho con el ámbito popular boliviano. Identifica parte de la disconformidad de la gente común. De alguna forma, ser víctima de las instituciones forma parte de lo cotidiano”, explica Alejo. El expolicía intentó lanzar su candidatura con su partido Nuevas Ideas con Libertad, pero la burocracia partidaria y los altos costos económicos se lo impidieron. Terminó entonces aceptando la oferta de Paz, no sin antes recibir críticas de sus seguidores: “Si Rodrigo Paz sigue el camino del mal, yo voy a ser el primero en denunciarlo”, les respondió Lara.
Un caso muy similar es el de Edgar Morales, actual jefe de campaña del PDC, quien le abrió camino a Paz en El Alto. La segunda urbe más poblada de Bolivia, lindante con la capital, es conocida como “la ciudad escalera” por su galopante crecimiento demográfico y su politización. Fue uno de los bastiones del Movimiento Al Socialismo (MAS) durante sus 20 años de hegemonía. Entre esos vecinos se hizo famoso Morales, un exoficial aimara del Ejército que dicta conferencias motivacionales —principalmente para jóvenes— en las que pregona el qamirismo, como se llama a la nueva burguesía aimara con alto poder adquisitivo nacida con el Movimiento al Socialismo (MAS).
Morales aparecía en televisión quejándose de los obstáculos financieros y burocráticos para formar su partido Democracia Directa. “Para ser candidato a vicepresidente me han pedido un millón de dólares. Personas como yo no entramos a la política porque no tenemos plata. La política es de millonarios y quiero cambiar eso”. Al no encontrar un techo partidario, como Lara, aceptó unirse a las filas de Paz. El discurso del PDC de activistas frustrados con la clase política aumentó.
A diferencia de sus aliados, Paz no puede alardear de ser ajeno al sistema partidario: nació bajo ese signo. Es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y hace más de 20 años inició su carrera política, sirviendo como diputado, alcalde y senador por Tarija. Sin embargo, ha pululado de partido en partido, es pragmático y no se ha identificado con ninguna ideología marcada, a diferencia de su rival Quiroga, ligado a la línea conservadora de Acción Democrática Nacionalista (ADN).
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ: EL HEREDERO POLÍTICO DE PAZ ZAMORA QUE IRRUMPE EN LA PRIMERA VUELTA DE BOLIVIA
 
El senador centrista e hijo de un expresidente ha logrado lo que pocos analistas preveían: escalar de posiciones marginales a convertirse en protagonista central de la contienda rumbo al balotaje por la presidencia.
 
Mundiario de España (https://n9.cl/2ekot)
 
La política boliviana, siempre marcada por giros inesperados, acaba de vivir una sorpresa mayúscula. Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, se ha convertido en la gran revelación de las elecciones al imponerse en la primera vuelta presidencial. Con un discurso de renovación, una campaña austera y una estrategia de cercanía con la gente, el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) ha logrado lo que pocos analistas preveían: escalar de posiciones marginales a convertirse en protagonista central de la contienda rumbo al balotaje.
Rodrigo Paz Pereira nació en Santiago de Compostela en 1966, en pleno exilio de sus padres. Su vida estuvo atravesada por la persecución política, los exilios forzados y episodios trágicos que marcaron a fuego a su familia. Su madre, Carmen Pereira, sobrevivió a un extraño accidente automovilístico en Colombia, mientras que su padre, Paz Zamora, fue el único sobreviviente de un atentado aéreo perpetrado en 1980, en plena dictadura de Luis García Meza.
Estos episodios no solo moldearon su carácter, sino que también cimentaron un fuerte compromiso con la democracia y la justicia social.
Economista de profesión, con estudios en relaciones internacionales y una maestría en Gestión Política por la American University en EE UU, Paz Pereira acumuló experiencia en distintos ámbitos antes de saltar a la arena nacional. Fue diputado, concejal y alcalde de Tarija, donde gobernó entre 2015 y 2020. Actualmente, ejerce como senador por la alianza opositora Comunidad Ciudadana, liderada por Carlos Mesa.
Una campaña modesta, pero efectiva
En un escenario donde la crisis económica domina el debate público, Paz Pereira ha planteado un modelo al que denomina “capitalismo popular”. Su propuesta busca generar una economía más inclusiva a través de créditos para pequeños emprendedores, incentivos tributarios para fortalecer la economía formal, reducción de aranceles e impuestos a productos no fabricados en Bolivia y un enfoque redistributivo que garantice que los beneficios del crecimiento lleguen a la mayoría y no a unos pocos.
Si algo diferencia a Paz Pereira de sus rivales, es la manera en que encaró su campaña. Mientras figuras como el conservador Jorge Tuto Quiroga o el socioliberal Samuel Doria Medina invirtieron miles de dólares en publicidad digital, el tarijeño apenas gastó unos 30 dólares en redes sociales. Su estrategia se basó en recorrer mercados, ferias y comunidades rurales a pie, en contacto directo con los votantes.
El rol de su compañero de fórmula, Edman Lara, un expolicía popular en redes sociales por sus denuncias contra la corrupción, fue clave para acercar el mensaje a sectores desencantados de la política tradicional.
Un voto que condensa el desencanto
Si bien hereda el peso simbólico de un apellido ligado a la recuperación democrática, también arrastra críticas hacia la vieja política. Su reto en la segunda vuelta será convencer al electorado de que encarna una renovación auténtica y no una prolongación de prácticas del pasado.
Analistas coinciden en que Paz Pereira logró captar dos grandes bolsas de electores: los descontentos con el Movimiento Al Socialismo (MAS) y aquellos que no veían en Quiroga ni en Doria Medina alternativas convincentes. Su victoria en la primera vuelta lo posiciona como un candidato de renovación generacional, capaz de tender puentes entre la tradición política y las demandas de un electorado joven y desencantado.
Rodrigo Paz Pereira llega al balotaje como la gran sorpresa de estas elecciones. Su vida marcada por la adversidad, su experiencia política y su propuesta de “capitalismo popular” lo colocan en el centro de la discusión nacional.
Sin embargo, la segunda vuelta será la verdadera prueba de fuego: allí deberá demostrar si es capaz de transformar la sorpresa en gobernabilidad efectiva y si el legado familiar que lo acompaña puede convertirse en motor de cambio o lastre político.
 
 
 
 
 
"CAPITÁN LARA", EL EXPOLICÍA CONVERTIDO EN HÉROE POPULAR QUE BUSCA LA VICEPRESIDENCIA DE BOLIVIA
 
Independent en Español (https://n9.cl/rh1s8)
 
Siendo un policía en la ciudad boliviana de Santa Cruz, Edman Lara saltó a la fama publicando historias sobre la corrupción policial en sus cuentas de TikTok e Instagram que se volvieron virales.
Las revelaciones que hizo en 2023 le costaron el despido de la fuerza de seguridad y terminó vendiendo ropa de segunda mano.
Ahora, este boliviano de 39 años, nacido en Cochabamba, vuelve a estar en los reflectores, pero por buscar la vicepresidencia de Bolivia de la mano de Rodrigo Paz, el senador que dio la sorpresa al quedar primero en las elecciones del domingo, aunque sin los votos suficientes para imponerse.
Paz y Lara buscarán ahora convencer a los bolivianos que son la mejor opción en el balotaje del 19 de octubre.
De hecho, el mismo lunes Lara comenzó su carrera rumbo a la segunda vuelta. Acudió a El Alto, vecina a La Paz y una ciudad que por años fue considerada un bastión del expresidente Evo Morales, el primer presidente indígena del país (2006-2019).
“¡Lara, amigo, el pueblo está contigo!”, le gritaban decenas de sus partidarios que se aglomeraban para verlo y escucharlo, muchos de ellos jóvenes de origen aymara. Algunos decían que él y Paz son “el binomio del pueblo”, mientras Lara les respondía que ellos era sus “guerreros de Dios”.
El héroe popular
El expolicía es conocido popularmente en Bolivia como el “Capitán Lara” o simplemente “capitán”, un hombre dispuesto a luchar contra la corrupción en la fuerza de seguridad y en otros sectores como el Poder Judicial, y a terminar con los problemas que muchos bolivianos achacan a 20 años de gobierno del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS).
Está casado y tiene cuatro hijos. Su esposa, Diana Romero, es candidata a diputada.
Según los analistas políticos, el carisma y la humildad de Lara han logrado una conexión con muchos indecisos que en la primera vuelta electoral del domingo se inclinaron por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), la fuerza con la que compite.
Entre los simpatizantes de esa fuerza hay emprendedores, comerciantes y transportistas. La apoyan bolivianos de clase media y más humildes que anteriormente se inclinaban hacia Morales.
La dupla obtuvo 32,14% de los votos el domingo. En segundo lugar, con 26,81%, quedó la fórmula derechista encabezada por el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002) junto a Juan Pablo Velazco, que busca medidas de mayor ajuste para enderezar la economía.
Son resultados preliminares oficiales y el escrutinio definitivo se conocerá en cuatro días.
A Paz, algunos analistas también lo ven como uno de los candidatos más moderados y alejado de discursos ideológicos. Lara hizo eco de eso mismo el lunes.
"El 19 de octubre vamos a dar una señal de que no queremos más la vieja casta política de izquierda y de derecha”, dijo Lara en El Alto, mientras la gente coreaba “¡El MAS nunca más!”
Expulsado de la policía
Lara es una cara nueva entre los políticos, pero no en las redes sociales, donde se hizo muy popular.
En 2023 saltó a un primer plano después que el comandante de la región de Santa Cruz, Eric Holguín, lo tomó por el cuello e intentó llevarlo hacia las oficinas de la policía, ofuscado por las denuncias que realizaba el entonces agente contra sus pares.
La prensa captó el momento, ya que mientras Holguín daba una conferencia de prensa, Lara denunciaba al mismo tiempo presuntos hechos de corrupción. Luego fue dado de baja por supuestas “faltas graves”.
El hoy expolicía ha denunciado desde cobros irregulares por hacer trámites por parte de agentes en una unidad de tránsito hasta hechos de corrupción de jefes de la fuerza.
Algunas propuestas
Lara aseguró que si llega al gobierno luchará contra todos aquellos que desde el poder hayan hecho fortuna con recursos del Estado.
Junto a Paz promueve créditos para los jóvenes y otorgar un bono de jubilación de casi 300 dólares.
También defienden un “capitalismo para todos”, que consiste en dar créditos accesibles a jóvenes emprendedores, además de facilidades tributarias para impulsar la economía formal.
“A mi me gustó que el capitán se ha acordado de los jóvenes", dijo Dana Gutiérrez de 21 años, estudiante de gastronomía. "Necesitamos apoyo de créditos para emprender. Eso me ha gustado”.
En el evento del lunes en El Alto insistió en que velará porque si los eligen se cumplan las promesas que él y Paz han hecho en campaña.
“Yo soy la garantía", dijo Lara. "Y si Rodrígo Paz no cumple, yo lo enfrento. Yo no voy a engañar a la gente”.
 
 
 
 
 
JORGE TUTO QUIROGA: EL EXPRESIDENTE QUE BUSCA REGRESAR AL PODER PARA TRANSFORMAR BOLIVIA
 
El exmandatario se presenta como el candidato de la experiencia con una propuesta económica basada en la apertura al capital extranjero, con énfasis en recursos energéticos y en la eliminación de barreras a la inversión
 
Mundiario de España (https://n9.cl/sehfq)
 
Jorge Tuto Quiroga, expresidente de Bolivia entre 2001 y 2002, ha vuelto al primer plano político tras pasar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Con un discurso centrado en la estabilidad económica y la modernización del Estado, el candidato por la alianza Libre (Libertad y Democracia) afirma que, si logra regresar al poder, tiene asegurado un plan inmediato para obtener 12.000 millones de dólares de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. La promesa, que remite a su experiencia en el pasado, constituye el eje central de su apuesta: poner en valor su trayectoria política y técnica para estabilizar al país.
A finales de los años ochenta ingresó como asesor en la Cancillería y en pocos años escaló posiciones hasta llegar a ministro de Finanzas. Su rápido ascenso en el partido Acción Democrática Nacionalista (ADN), liderado por Hugo Banzer, lo llevó a convertirse en vicepresidente en 1997. Tras la renuncia del exdictador por motivos de salud, Quiroga asumió la presidencia en 2001, con apenas 40 años, convirtiéndose en uno de los mandatarios más jóvenes de la historia de Bolivia.
Durante su breve gestión, impulsó un plan para la exportación de gas hacia EE UU, consolidó relaciones con organismos multilaterales y fortaleció su perfil como interlocutor con el sector empresarial. Sin embargo, también fue en su mandato cuando Evo Morales fue expulsado del Parlamento, un episodio que paradójicamente sirvió de trampolín político para el líder del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Quiroga se enfrentará en la segunda vuelta del 19 de octubre con el senador Rodrigo Paz Pereira, de 57 años, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, un candidato centrista del Partido Demócrata Cristiano (PDC) que dio la sorpresa al haber ganado la primera vuelta con más del 31 % de los votos, contra el 27 % del exmandatario conservador. La diferencia de apenas cuatro puntos porcentuales forzó el balotaje, que nunca antes se había celebrado en la historia reciente del país del altiplano.
El candidato de la experiencia frente a un país en crisis
Tras dejar la presidencia, Quiroga rompió con el ADN y fundó su propio partido, Poder Democrático y Social (Podemos). En 2005, se enfrentó por primera vez a Morales en las urnas, quedando muy por detrás con un 28 % frente al 53 % del MAS. Años después, en 2014, volvió a postularse como candidato del Partido Demócrata Cristiano, sin éxito.
Su papel volvió a cobrar relevancia durante la crisis política de 2019, cuando actuó como negociador para facilitar la salida de Morales hacia México tras su renuncia, en medio de denuncias de fraude electoral y protestas masivas. Posteriormente, durante el Gobierno interino de Jeanine Áñez, fue designado delegado internacional para denunciar violaciones de derechos humanos, aunque renunció al cargo para concurrir en las elecciones de 2020. Ante la falta de apoyo, se retiró de la contienda, lo que abrió nuevamente la puerta al regreso del MAS con el presidente saliente Luis Arce.
Hoy, con 65 años, Quiroga se presenta como el candidato de la experiencia y de la gestión. Su propuesta económica gira en torno a la apertura al capital extranjero, con énfasis en el litio y en la eliminación de barreras a la inversión. Promete recortar drásticamente el gasto público, liberalizar la importación de combustibles y atraer empresas internacionales para la industrialización de recursos estratégicos.
El desafío de volver a Palacio Quemado
Con un estilo directo, ha comparado la situación boliviana con la de Argentina y ha señalado que no solo se necesita una “motosierra” como propone Javier Milei, sino también “machete, tijera y todo lo que encuentres” para ordenar el Estado.
En esta segunda vuelta, la trayectoria de Jorge Tuto Quiroga será tanto un activo como un reto. Su mensaje va de “recuperar en cinco años los 20 años perdidos”. Pero la decisión final estará en manos de los votantes, que deberán elegir entre un regreso al pasado con promesa de modernización o la búsqueda de nuevas alternativas políticas.
Nacido en Cochabamba en 1956, Quiroga estudió ingeniería industrial en la Universidad de Texas A&M y obtuvo una maestría en administración en St. Edwards University. Su carrera comenzó en la multinacional IBM, pero pronto decidió regresar a Bolivia con la idea de aportar sus conocimientos al sector público.
 
 
 
 
 
AVANZA PROYECTO DE PLANTA DE LITIO EN BOLIVIA: CONTEMPLA INVERSIÓN DE US$ 975 MILLONES DE FIRMA RUSA Y SE UBICARÍA AL SUR DEL SALAR DE UYUNI
 
El acuerdo entre Yacimientos de Litio Bolivianos y Uranium One contempla producir 14 mil toneladas anuales de carbonato de litio de alta pureza.
 
DF Sud de Chile (https://n9.cl/dm3lik)
 
En plenas elecciones presidenciales en Bolivia, la Comisión de Economía Plural de la Cámara de Diputados del país sudamericano aprobó el contrato de asociación suscrito entre la estatal Yacimiento de Litio Bolivianos (YLB) y la empresa rusa Uranium One Group, que contempla el desarrollo, construcción y operación de una planta de Extracción Directa de Litio (DLE) al sur del Salar de Uyuni.
La alianza -que aún requiere del visto bueno del pleno de la Cámara-, implica una inversión por parte de la firma rusa de US$ 975 millones y apunta a producir hasta 14.000 toneladas anuales carbonato de litio grado batería por un periodo de, al menos, 20 años.
Según informó la estatal boliviana, como resultado del contrato conjunto, se proyectan ingresos por sobre los US$ 4.000 millones por regalías, impuestos y tasas, además de la creación de 1.500 empleos directos e indirectos.
La alianza fue suscrita con la firma del gigante euroasiático en septiembre de 2024 y, una vez aprobado el contrato por las autoridades legislativas, se efectuará el estudio de factibilidad del diseño final del proyecto. Concluida dicha etapa, se realizará la consulta previa a las comunidades de la zona, requisito obligatorio para la licencia ambiental.
La iniciativa es el resultado de una convocatoria internacional lanzada en abril de 2021 por el Gobierno boliviano, mediante YLB, para seleccionar a empresas interesadas en invertir y desarrollar la cadena industrial del litio en el país.
 
 
 
 
 
EL PAÍS DE SUDAMÉRICA CATALOGADO “EL DUBÁI DEL ORO BLANCO”: POSEE UN CUARTO DEL LITIO MUNDIAL, PERO SIGUE HUNDIDO EN UNA CRISIS ECONÓMICA
Este país sudamericano posee un cuarto del litio conocido en la Tierra, pero sigue sin aprovechar su potencial por una grave crisis económica.
 
La República de Perú (https://n9.cl/fow2oc)
 
Aunque es uno de los países con mayores reservas de litio en el mundo, con más de 23 millones de toneladas en el Salar de Uyuni, Bolivia vive una inflación interanual del 25%, con reservas fiscales en niveles históricamente bajos y largas filas de ciudadanos buscando combustible o productos básicos para sus familias.
Desde 2008, el litio fue presentado como la gran oportunidad para convertir a Bolivia en un centro industrial capaz de producir baterías y vehículos eléctricos. Sin embargo, el proyecto ha quedado estancado en promesas incumplidas, contratos paralizados y una fuerte resistencia social. Hoy, el sueño del "Dubái del oro" parece más lejano que nunca, mientras el país enfrenta una profunda inestabilidad política y económica.
¿Por qué Bolivia, pese a tener enormes reservas de litio, sigue sumida en una profunda crisis económica?
Los analistas Juan Carlos Zuleta y Diego von Vacano, coinciden en que las causas del estancamiento del litio en Bolivia son diversas. Entre ellas se destacan la falta de tecnología avanzada, la escasez de personal calificado, errores técnicos en la construcción de plantas industriales, la limitada transparencia en las licitaciones y la polarización política, que ha obstaculizado la toma de decisiones. Todo esto ha impedido que el litio pase de ser una promesa a convertirse en un motor real de ingresos para el Estado.
A estos problemas se añade el aislamiento geográfico del país, que no tiene salida directa al mar para exportar sus productos, así como la persistente desconfianza de las comunidades indígenas y organizaciones medioambientales. Estos sectores alertan que los acuerdos con empresas extranjeras ponen en peligro los ecosistemas y amenazan con repetir una historia en la que los beneficios nunca alcanzan a la población local, como sucedió en el pasado con el gas y otros recursos naturales.
¿Qué papel jugaron Evo Morales y Luis Arce situación actual del litio en Bolivia?
En 2008, Evo Morales proclamó la "soberanía del litio" y apostó por un modelo estatal para la explotación de este recurso. Su objetivo era no solo producir carbonato de litio, sino también fabricar baterías y autos eléctricos bolivianos. Sin embargo, después de 13 años de gobierno y millonarias inversiones, solo se construyó una planta estatal cuya producción es tan reducida que ni siquiera se registra a nivel internacional, lo que evidenció el fracaso de este modelo.
 Cuando Luis Arce asumió la presidencia, abrió la puerta a la inversión extranjera, principalmente de empresas de China y Rusia. Sin embargo, sus esfuerzos también enfrentaron fuertes críticas. La oposición denunció la falta de transparencia en los contratos, las comunidades locales reclamaron que los acuerdos firmados no eran beneficiosos para Bolivia. Hoy, ambos líderes, que pasaron de ser aliados a rivales, se culpan mutuamente por el fracaso de lo que fue la principal apuesta económica del país.

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