Thursday, January 25, 2018

LAS MUJERES BOLIVIANAS QUE PONEN CARA A LA POLÍTICA


 
Gabriela Montaño apenas tiene tiempo. Cuando entra en la sala lo hace con paso decidido, da la mano firme y se sienta sin dudar delante de la cámara. Ha pospuesto la entrevista cuatro veces; la agenda de la presidenta de la Cámara de Diputados de Bolivia no es fácil. Pero una vez consigue encajarla, contesta todas las preguntas con tono pausado y sin mirar el reloj durante 40 minutos. Luego se despide y se va con el mismo paso firme a atender a la prensa nacional sobre la polémica del día. Es una de las caras visibles del partido del Gobierno y seguramente la mujer con más poder de Bolivia; solo tres hombres están por encima de ella.
Si Montaño es la mujer con más proyección en las filas del Gobierno, lo mismo se puede decir en la oposición de Soledad Chapetón, alcaldesa de la segunda ciudad más poblada de Bolivia. La Sole gobierna El Alto desde junio de 2015 y es, además, vicepresidenta del partido Unidad Nacional. En una mañana ha inaugurado el pavimento de una calle de uno de los distritos. A continuación, ha colaborado junto a un grupo de padres en el asfaltado de la cancha de un colegio en un barrio de la periferia que crece sin parar gracias a la afluencia de migrantes rurales del Altiplano. Asiste a los actos junto a una señora mayor que se mantiene lejos de los focos de las cámaras que siempre siguen a la alcaldesa: su madre. Hace unas semanas perdió a su padre y, sin dejar de trabajar, quiere estar junto a ella.
Como Montaño y Chapetón, cientos de mujeres se sientan en parlamentos regionales y estatales, dan discursos en mítines y promueven leyes en un país, Bolivia, que tiene desde 2014 el segundo Parlamento más paritario del mundo. Leonilda Zurita asiste a muchos eventos junto al presidente, Evo Morales. Aunque actualmente no tiene ningún cargo público, es una líder histórica de los sindicatos cocaleros. Igual que Silvia Lazarte, que ahora vive del cultivo de 50 hectáreas de soja con su familia en la región oriental del país y está retirada de la primera línea política, pero hace 11 años fue elegida presidenta de la Asamblea Constituyente, uno de los procesos democráticos más importantes de la historia del país andino.
En Bolivia, las mujeres representan el 50,6% del conjunto de las dos cámaras legislativas nacionales, lo que supone una cifra muy superior a la de la mayoría de países europeos. Solo Islandia, Suecia y Finlandia alcanzan el 40% de mujeres en sus Parlamentos y la media europea está en un 27,5%, según recopila la Unión Interparlamentaria. En España, el 39,1% de los escaños del Congreso tienen nombre de mujer.
Para muchos en las filas del Gobierno boliviano garantizar la paridad política ha sido una iniciativa del presidente, pero lo cierto es que las bolivianas se sientan en sus escaños cada día gracias a una ley electoral que obliga a los partidos a presentar listas cremallera que alternen mujeres y hombres en todos los niveles territoriales, algo inédito en el mundo.
Jimena Costa, una diputada de la oposición, señala precedentes mucho más antiguos: recuerda que el sufragio femenino existe en Bolivia desde 1953 y que la reforma electoral de 2010, la que impone listas cremallera, venía reclamándose desde los años noventa. “La democracia se ha ampliado y es más inclusiva”, afirma Katia Uriona, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, el órgano que gestiona y supervisa los procesos electorales. Todas estas mujeres que han irrumpido en la vida política “rompen un espacio que había sido tradicionalmente masculino”, dice.
A menudo, se critica el sistema de cuotas argumentando que el incremento de los números no va acompañado de un cambio cualitativo. Pero quienes forman parte de este cambio responden sin dudar. “Esta presencia cuantitativa se transforma en una presencia cualitativa que modifica agendas, que logra imponer asuntos que interesan a las mujeres, que implican la transformación real de sus vidas”, explica Montaño, la presidenta de los diputados. Durante su gestión como presidenta del Senado —entre 2012 y 2014—, la Asamblea Legislativa Plurinacional aprobó la Ley integral contra la violencia machista y la Ley contra el acoso y la violencia política, la primera del mundo de este tipo.
Pero las cuotas solo actúan en el ámbito legislativo y esta alta participación no se refleja tanto en el ejecutivo. A pesar de que Morales nombró un gabinete de ministros paritario en 2010, desde enero de este año apenas hay cuatro ministras en un Gobierno con 20 carteras. Y es una situación que se repite en otras instancias: no hay una sola gobernadora (presidenta autonómica) y existen, en los 339 municipios del país, solo 28 alcaldesas, un escaso 8% cuando hay un 51% de concejalas.
Varias expertas y políticas explican esta brecha alegando que es más difícil aplicar un sistema de cuotas en estos casos. “En los ámbitos ejecutivos hay la voluntad política, pero no hay normas tan taxativas en cuanto a paridad. En la mayoría de los casos estamos hablando de espacios unipersonales. ¿Cómo se hace paridad para la candidatura de una alcaldía que es una persona?”, se pregunta la presidenta de la Cámara de Diputados.
El activismo de las mujeres está tan arraigado que un millón de mujeres —alrededor de un tercio de las mayores de edad— están afiliadas al sindicato de mujeres más grande del país, la Bartolina Sisa, según sus propias cifras. “Antes, las mujeres ni siquiera iban a sufragar, ni siquiera tenían derecho a hacerse elegir. Ahora más bien nos eligen, nos mandan a ser autoridades”, cuenta Zurita, que fue máxima dirigente nacional de las Bartolinas.
Mucha gente señala que el hecho de que en Bolivia las mujeres estén tan implicadas en la vida política se debe al chacha-warmi, un término de la cosmovisión andina que se traduce en “hombre-mujer” y que se entiende como la complementariedad entre ambos en todos los aspectos de la vida privada y pública. Así que, por este sistema andino, si hay un líder en la comunidad, también debería haber una lideresa. Pero como muchas tradiciones, este término tiene una impronta patriarcal y feministas como la activista boliviana Julieta Paredes critican que en realidad el chacha-warmi es “un par machista de complementariedad, jerárquica y vertical; los hombres arriba y privilegiados y las mujeres abajo y subordinadas”. De hecho, muchas personas lamentan que a pesar de que exista esta paridad en algunas esferas políticas, la sociedad sigue siendo profundamente patriarcal y se conservan tasas de violencia y discriminación hacia las mujeres abrumadoras. Solo en 2016, la Fiscalía boliviana contabilizó 104 feminicidios.
Si se ha conseguido cambiar agendas, como dice Gabriela Montaño, la contrapartida más brutal de la incorporación de la mujer es la violencia y el acoso político. En 2012, una concejala de un pequeño municipio cercano a La Paz fue asesinada tras meses de sufrir acoso y violencia, durante los cuales incluso le echaron cemento en los ojos. Tras este caso, Bolivia aprobó una ley pionera para tipificar y regular este tipo de violencia, la que se ejerce a una mujer electa o designada en un cargo público. Pero no se ha conseguido acabar con esta lacra, que sufren de una forma más brutal las concejalas y alcaldesas de municipios rurales. Las diputadas tampoco se libran. Costa cuenta que han llegado a amenazarle con la seguridad de sus hijos si no abandonaba una de las comisiones políticas que integraba y da nombres y apellidos de sus acosadores, que se encuentran en las filas de su propio partido.
“Cuando preguntamos si sufren acoso y violencia política, todas (las concejalas) levantan la mano porque en algún momento sí han sufrido acoso y violencia política”, cuenta la abogada de la Asociación de Concejalas de Bolivia (Acobol), Sandra Silva. Esta asociación, que actualmente es una de las más activas en la protección de las políticas, recibió 49 denuncias que involucraban a 65 víctimas en 2016 por estos motivos. Hasta septiembre de este año recibieron otras 40 denuncias con un total de 49 víctimas de acoso político. Las acosan y denuncian para que abandonen la política y dejen su sitio a su sustituto, que siempre es un hombre, o para que no aprueben una ley, o les ocultan información para que no acudan a las reuniones o los plenos, o incluso les tapian la entrada a la alcaldía como le ocurrió a Bertha Quispe, la alcaldesa de Collana, un municipio del Altiplano.
Que haya más diputadas que diputados en el que sigue siendo en las estadísticas el país más pobre de América del Sur es, sin duda, un logro, pero no se puede tapar todas las sombras que deja esta paridad política. Queda mucho por hacer, y eso lo saben bien las mujeres que dan la cara día a día desde sus puestos políticos. Son conscientes de que es un reto que tienen por delante ellas, que ejercen los cargos actualmente, pero también toda una generación que está por venir y que tiene que conseguir tapar todos los agujeros que aún quedan y romper esos techos que más que de cristal parecen de hormigón armado y que mujeres como Gabriela Montaño o Soledad Chapetón aún no consiguieron derribar, a pesar de haber avanzado tanto. El País de España (www.elpais.com)





CÓMO INVERTIR EN EL ACTIVO REFUGIO DEL FUTURO

Capital Radio de España (www.capitalradio.es)

La demanda de litio aumenta gracias al auge de las baterías para vehículos eléctricos y con ella sube el precio del mineral de moda y también las acciones de empresas vinculadas a él. El litio se convierte así en una opción de inversión cada vez más atractiva.
“Para 2018 sin lugar a dudas se espera que esta demanda siga con una tendencia alcista y expectativas favorables. Además se está poniendo el análisis en si habrá déficit o superávit. Se espera que en unos 7 años la demanda de producción de litio se multiplique por 3 alcanzando unas 590.000 toneladas” señala Alejandro Núñez, analista de XTB, en Entre Líneas. Aunque explica que en el futuro habrá que tener en cuenta que los coches eléctricos también utilizarán otros minerales, como cobalto, niquel o aluminio, asegura que no es momento para tener miedo respecto al litio.
“También hay que tener en cuenta qué está produciendo el litio en los países emergentes, porque hemos visto que esta creciente demanda ha aumentado el precio hasta alcanzar los 14.000 dólares por tonelada en Sudamérica” explica Núñez. Comparado con otros minerales industriales se espera que su demanda crezca, ligada sobre todo a la recuperación económica en Asia y América. Por este motivo, este experto cree que su nivel de revalorización es mayor y recomienda invertir a través de empresas, donde la más destacada es Sociedad Química y Minera de Chile.
Y es que en el litio, por el momento, no se puede invertir directamente como si hacemos en el caso del oro, así que Núñez insiste en que “la mejor manera de hacerlo es a través de esos vehículos o empresas vinculadas al mineral”, lo que también ayuda diversificar la cartera “en momentos de corrección del mercado”.
Bolivia y Afganistán tienen grandes reservas de litio todavía por explotar, lo que previsiblemente dará lugar a nuevas empresas y oportunidades de inversión, en un mercado todavía dominado por Australia, Chile y Argentina. “El siglo XXI es la gran revolución tecnológica y, pro tanto, el litio va a ser el mineral que esté bajo foco de todas estas producciones y podrá convertirse en el medio o largo plazo en el nuevo activo refugio, como ahora es el oro” augura el analista de XTB.
La irrupción de los coches eléctricos ha convertido al litio en el mineral precioso del momento e iniciado una carrera contrarreloj entre países y empresas por este recurso natural. La fiebre del oro blanco ha llegado para quedarse.





LOS COCHES ELÉCTRICOS CONVIERTEN AL LITIO EN LA NUEVA MINA DE ORO

Capital Radio de España (www.capitalradio.es)
                                                     
La fiebre del oro blanco ha llegado para quedarse. La irrupción de los coches eléctricos ha convertido al litio en el mineral precioso del momento e iniciado una carrera contrarreloj entre países y empresas por este recurso natural. El litio es la nueva gasolina y lidera el mercado de las baterías para el almacenamiento de energía.
Es abundante en la naturaleza con vastas reservas en países como Australia, Chile, Argentina o Bolivia. Hasta ahora se utilizaba en numerosas aplicaciones industriales que van desde la cerámica hasta el vidrio. Ante la perspectiva de que el mercado de las baterías crezca a un ritmo del 12% anual ligado a los vehículos eléctricos, se espera alcanzar el millón de toneladas para 2030, según explica en Entre Líneas Jaime Alée, director del Centro de Innovación del Litio de la Universidad de Santiago de Chile.
El auge de la demanda ha impulsado el precio de la tonelada de policarbonato de litio hasta los 14.000 dólares desde los 7.000 dólares de media donde se situaba en los últimos cuatro años. Desde el Instituto Geológico y Minero de España, Manuel Regueiro y González-Barros asegura que muy pronto se podrían alcanzar los “20.000 dólares por tonelada” y reconoce que la posibilidad de que se geste una burbuja en torno al litio es real.
El analista de XTB, Alejandro Núñez, explica que es una de las materias primas que más revalorización tiene actualmente y ofrece cada vez más oportunidades de inversión. Si bien no se puede invertir en litio directamente, destaca alternativas atractivas para incluir en cartera como la Sociedad Química y Minera de Chile. Ligado al aumento exponencial de la demanda, Núñez asegura que el litio “podría convertirse en el activo refugio del futuro”.
Pero, ¿hay litio para tanta batería? Algunas empresas trabajan ya en materiales alternativos que, además, permiten mejorar algunos de los problemas de las baterías de ion litio, como el precio, el peso y la capacidad de almacenamiento de energía.
Es el caso de Albufera Energy Storage que apuesta por baterías de aluminio en sus baterías de alta tecnología. “El aluminio podría ser una opción muy viable dado su bajo coste, su abundancia en la corteza terrestre, su bajo peso y su gran capacidad de almacenamiento que comparado con el litio, en el mismo peso, podría almacenar cuatro veces más energía que el litio”, explica Laura Sanz Rubio, directora de Albufera E-Power.
Como todo recurso natural, el litio es finito pero estos expertos señalan que pasará mucho tiempo antes de que la escasez se convierta en un problema.






El cónsul de Bolivia, Ricardo Días, aseguró que los argentinos que residen o viajan al país vecino gozan de educación pública gratuita, aunque todavía no pueden brindar un buen servicio de salud ni siquiera para los propios bolivianos.

FM 89.9 de Argentina (www.fm899.com.ar)

Luego de las reiteradas quejas de argentinos que residen o viajan a Bolivia, a quienes se les imponen distintas trabas para acceder al servicio de salud, educación y hasta para comprar combustible, el cónsul de Bolivia en Salta, Ricardo Díaz, aseguró que el trato hacia los argentinos no es discriminatorio y aclaró algunos temas al respecto.
Recordó que cuando se decidió cobrar el combustible a precio internacional lo hicieron con la finalidad de reducir el contrabando de ese producto que significaba un problema importante para Bolivia. Dijo que tal medida no sólo fue aplicada a los argentinos sino también a turistas provenientes de Chile, Brasil y países vecinos.
Sostuvo que si bien esta decisión permitió reducir el contrabando, Bolivia está pagando un costo político por ello, ya que los turistas que llegan a ese país se molestan porque consideran que se fijan precios discriminatorios para ellos.
A esto, se sumaron otros reclamos como la negativa de brindarle alguna factura por la compra en las estaciones de servicio, por lo que la Agencia Nacional de Hidrocarburos de ese país dispuso un 0-800 gratuito para recibir los reclamos y darle fin a este inconveniente.
Díaz remarcó que por lo menos en el consulado de Salta no recibieron ninguna denuncia de este tipo para que ellos pudieran intervenir antes las autoridades bolivianas.
Respecto a la salud pública dijo que la misma es gratuita, aunque aclaró que ni siquiera los propios bolivianos tienen acceso a un servicio de calidad, por lo que el Gobierno boliviano trabaja para revertir esta situación.
En cuanto a la educación pública, Díaz remarcó que la misma también es gratuita siempre que el extranjero cumpla trámites previos y cuente con el documento de residente y otros papeles que sí tienen un costo.





KLAUS BARBIE, EL NAZI TRANQUILO

El jefe de la Gestapo en Lyon, ‘El carnicero’ es condenado a cadena perpetua por crímenes contra la Humanidad. Responsable de más de 4000 asesinatos y del envío a campos de concentración de 7500 personas se declara inocente : ‘Yo tengo la conciencia tranquila’.

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.com)
                                                                                                   
El nazi Klaus Barbie (1913-1991), conocido como el Carnicero de Lyon, jefe de la Gestapo en esta ciudad francesa, es detenido en Bolivia. En febrero será trasladado al fuerte de Montcluc, Francia, para ser juzgado como autor de los crímenes cometidos por fuerzas alemanas bajo su mando en la Segunda Guerra Mundial.
Barbie burló a la justicia durante años. La tenacidad del matrimonio Klasfeld y la astucia del reportero Ladislas de Hoyos consiguieron desenmascararle. Juzgado por torturar y asesinar a miles de judíos y a miembros de la resistencia francesa, fue condenado a cadena perpetua por crímenes contra la Humanidad.
‘Yo no soy Barbie’, declaraba Klaus Altman durante una entrevista retransmitida por el primer canal de la televisión francesa el 9 de febrero de 1972. Negaba así el Carnicero de Lyon su verdadera identidad, confirmada por las autoridades alemanas y el juez de Múnich. ‘Yo nunca he estado en Lyon’. ‘No, no he pertenecido nunca a la Gestapo’. El entrevistado se mostraba rotundo y veraz, impasible incluso ante la visión de Jean Moulin, jefe de la resistencia francesa al que había torturado y dado muerte con sus propias manos en 1942: ‘No conozco a este hombre, no lo he visto nunca’… ‘ Yo tengo mi conciencia tranquila . Al ser interpelado por el entrevistador sobre la posibilidad de contestar en francés, el presunto nazi afirma en alemán desconocer dicha lengua; pero Barbie dominaba el idioma, que hablaba sin apenas acento.
Cuatro víctimas del Carnicero desfilan ante él. Entre ellos se halla Raymond Aubrac, torturado por Barbie y por entonces alto funcionario de la FAO en Roma. Todos confirman el asombroso parecido existente entre Altman y Barbie, pero la duda es inevitable. Solo una mujer, Simone LaGrange, torturada por el entonces nazi cuando solo tenía 13 años es contundente: “¡Si hay que ir a Bolivia a demostrarlo, yo iré!’.
Durante su cargo como jefe de la Gestapo durante la ocupación alemana en Lyon, Barbie fue responsable de más de 4.000 asesinatos y del envío a campos de concentración de 7.500 personas. Entre las atrocidades cometidas por este integrante de las SS laureado por Himmler destacaban la deportación de 44 niños judíos, exterminados en Auschwitz, y la tortura y asesinato con sus propias manos del principal jefe de la resistencia francesa, Jean Moulin.
El entrevistador que ponía sobre la cuerda floja a Barbie era Ladislao de Hoyos, un abanderado del periodismo de investigación. El reportero visionario le tendió unas fotos y Altman las cogió, dejando allí sus huellas dactilares. El dirigente nazi, huido en 1948, había sido identificado al fin. Todo había empezado un año antes cuando Hoyos, políglota y buen conocedor del terreno, acompañó al matrimonio Klasfeld, Beata y Serge, el más célebre dúo de cazadores nazis, a Sudamérica a la búsqueda y captura de Barbie. Allí dieron con Altman en una prisión de La Paz. Al ser increpado en francés contestó en esta lengua, que antes había negado desconocer, defendiéndose con un ‘je ne suis pas un saint’.
La tenacidad del matrimonio cazanazis había dado sus frutos. Los Klasfeld informaron a las autoridades alemanas del paradero de Barbie, que finalizada la Segunda Guerra Mundial salvado por los servicios estadounidenses, había trabajado para la antecesora de la CIA que conocía perfectamente su pasado y las ratlines, se hallaba en Bolivia desde donde animaba a grupos nazis y colaboraba estrechamente con sus gobiernos militares en golpes de Estado e interrogatorios con torturas.
El reportaje televisado relanzó las investigaciones oficiales, destapando que Barbie había sido agente anticomunista de la CIA, traficante de armas y de drogas para distintas dictaduras sudamericanas y participante del acoso y muerte del Che Guevara en Bolivia en 1967.
Un día después el Comité Internacional de la Cruz Roja desenmascara definitivamente a Barbie. Klaus Altman y Klaus Barbie son una misma persona. Uno de sus portavoces asegura que Barbie viajó a Sudamérica en 1951 provisto de documentación que le fue facilitada por dicho organismo. En sus archivos se guarda un duplicado de dicho salvoconducto que lo prueba.
El juicio, celebrado en Lyon acapara la atención internacional. Barbie es c ondenado a cadena perpetua, pese a los esfuerzos de su brillante abogado, por crímenes contra la Humanidad. Le salva de la pena capital únicamente que ésta ya había sido derogada en Francia.
Muere 8 años después a los 78 años, víctima de la leucemia.
El Carnicero de Lyon pasaba a engrosar la lista de los esbirros de Hitler fallecidos tras recibir un justo, aunque tardío, castigo.





LOS 'CHOLETS' Y SU LENGUAJE MILENARIO

El Siglo de Durango de México (www.elsiglodedurango.com.mx)
                                                                            
En el último medio siglo, El Alto recibió una abundante migración indígena de la provincia boliviana y allí, en consonancia con el gobierno de Evo Morales, surgió una clase acomodada del pueblo aimaro (amerindios de la región del lago Titicaca) que ha hecho de Freddy su gurú arquitectónico.
El de Freddy Mamani es un estilo que despierta recelos, tanto que adjetivos usuales para describirlo son estrafalario y esquizofrénico. En todo caso, el suyo es un lenguaje arquitectónico que expresa una identidad andina.
El proyectista boliviano ha declarado en varias ocasiones que en su labor retoma aspectos de una cultura ancestral. Con esa información, no deberían resultar tan llamativos ni el colorido atronador ni la geometría a destajo depositadas en sus creaciones. Cosas que distinguieron a los pueblos originarios en ese viejo mundo llamado desde hace unos siglos América fueron la precisión de sus construcciones y el manejo del color en sus artesanías.
El boom de Mamani se ha concentrado en un polo de desarrollo adjunto a la capital del país, La Paz, una ciudad llamada El Alto.
En el último medio siglo, El Alto recibió una abundante migración indígena de la provincia boliviana y allí, en consonancia con el gobierno de Evo Morales, surgió una clase acomodada del pueblo aimaro (amerindios de la región del lago Titicaca) que ha hecho de Freddy su gurú arquitectónico.
El Alto es la ciudad más joven de Bolivia. En la segunda mitad del siglo pasado comenzó su transformación. El impulso de la migración indígena ha hecho que, hoy día, sea la urbe más poblada del país con casi 2 millones de habitantes.
En 2005, Mamani comenzó a diseñar y construir y, como efecto colateral, a llamar la atención de especialistas, turistas y medios de comunicación.
La visión geométrica y los colores chillones son señas de identidad del arquitecto de la élite aimara en Bolivia que busca, a través del arte de los materiales, hacer palpable el renacimiento cultural y económico del pueblo indígena.
CHOLET
El término 'cholo' es utilizado para designar al indígena de la zona del altiplano boliviano; también se aplica a la persona que se traslada del campo a la ciudad y realiza el proceso de mudar sus costumbres de origen a la cultura y modernidad de la urbe.
Ese vocablo se fusiona con el de 'chalet' para nombrar a las piezas más notorias del proyectista andino (cabe aclarar que esa denominación no es de su completo agrado): cholets.
Son inmuebles multifuncionales de varios niveles dotados con espacios específicos para actividades comerciales, salón de fiestas, alguna cancha deportiva o piscina, departamentos y el chalet en el que viven los dueños del lugar.
Las decenas de edificaciones de este tipo ejecutadas por Mamani en El Alto se han convertido en una especie de ruta turística de la ciudad.
A pesar de las críticas y el recelo que causa, el dosier de Freddy contiene más de una centena de fachadas. La mayor parte se concentran en El Alto, pero su fama se ha extendido por América Latina, y en países como Brasil o Perú ya ha echado raíces inmuebles.
Sus edificios suelen albergar una paleta de colores extraída de expresiones tradicionales, cosas como los aguayos, tejido andino usado por las mujeres para cargar a los niños a la espalda.
El objetivo del profesional de los materiales no es menor: generar expresiones arquitectónicas indígenas contemporáneas. En el camino se ha encontrado con el rechazo de un sector de la academia, en la occidental forma de ver la arquitectura no encaja la 'esquizofrénica' propuesta de Mamani.
EDUCACIÓN
Cuando era niño, su padre lo llevada de la mano a los sitios en los que trabajaba como albañil. Así aprendió ese oficio; comenzó a ejercerlo a los 15 años de edad. Sin embargo, obrar de ese modo no era lo suyo. Se puso a estudiar por las noches y realizó cursos de ingeniería y de arquitectura.
La formación peculiar del andino se percibe de buena manera en su método de trabajo: cuando ejecuta algún encargo no se encierra con sus planos en una oficina; el ordenador portátil no es su principal herramienta; a él se le da más la supervisión a ras de suelo. A veces basta con papel y lápiz o bien le da por exponer frente a un muro, a pie de obra, lo que ha de conseguirse.
Los espacios destinados a portar elementos de la tradición aimara son decorados con mucho vidrio, policarbonato y lámparas traídas de China que son armadas pieza a pieza. La demanda de diseños ha sido tal que el proyectista ha llegado a tener hasta 200 trabajadores a su cargo.
Los partidarios de Mamani perciben un ejercicio de la vocación en la que son claros los destellos de la arquitectura neobarroca; los detractores no observan sino a un promotor del mal gusto cuando no de soluciones feas para problemas innecesarios.
A Freddy, confiesa, lo que le interesa es construir puentes, auditorios y museos. Al menos una parte de ese deseo se cumplió cuando le fue encomendada la tarea de realizar una de las plantas del museo más grande de Bolivia, dedicado a Evo Morales y construido en Orinoca, pueblo natal del presidente.
COHERENCIA
Tiene una vida bastante activa en materia de trabajo colectivo; suele invitar a “los amigos dedicados a la construcción” a cursos sobre color y su aplicación en interiores y exteriores, esto a través de la asociación Arquitectura Andina.
Uno de sus motivos es seguir transformando El Alto mediante una arquitectura con identidad y color: con los cholets va por ese camino, incluso sus detractores reconocen que está cambiando el paisaje urbano de la ciudad y que su labor es evidencia del empoderamiento de la nueva burguesía aymara.
El despliegue de Mamani se caracteriza por la fusión de rectángulos, círculos, monolitos, la cruz andina y la iconografía tahuanacota. Vale decir que los motivos decorativos pueden pasar con facilidad por psicodelia. No obstante, hay coincidencia en que se trata de una arquitectura original y netamente boiliviana.
Los colores vivos, los espejos en las fachadas y las exuberantes lámparas colgantes consiguen un efecto sobrecogedor. Las construcciones están encaminadas a aportar en la obtención de una ciudad coherente con sus orígenes y su cultura, un Tihuanaco moderno.
IDENTIDAD
Freddy nació en una pequeña comunidad aimara llamada Catavi. Confiesa que en su concepción del oficio arquitectónico influyó mucho una visita a Tiahuanaco, antigua ciudad preincaica situada a 70 kilómetro de La Paz, el sitio arqueológico más importante de Bolivia.
Quedó impresionado por las formas a tal grado que se dedicó a estudiarlas, a realizar una descomposición y estilización de las formas andinas.
La cultura milenaria de su lugar de origen se convirtió en su venero, también ha extraído ideas de la música, de las danzas tradicionales, de las artesanías, de la fauna local.
Esos elementos de larga relación con el pueblo amerindio son mezclados con atributos modernos, con lo que piden los clientes.
El proyectista se ha quejado de que en la universidad forman arquitectos con una óptica muy rígida en la que lo mejor es lo minimalista y el uso del color no tiene cabida. La cultura aimara, sin embargo, dice otra cosa.
Su cromático ejercicio está influido por la simbología de la tradición, por ejemplo, Mamani suele utilizar la cruz andina o chacana, que representa: un puente al mundo celeste, la síntesis de la cosmovisión andina y un concepto astronómico ligado a las estaciones del año. La cruz es la forma abreviada de apelar a la unidad de la diversidad, de subrayar la existencia de componentes en permanente tensión de correspondencia, destinados a complementarse y a ejercer influencia uno sobre otro.
A propósito de la aparición de obras de arquitectura neoandina en otras ciudades de Bolivia, Mamani ha dicho a medios internacionales que respeta y apoya a quienes siguen su camino. Es natural, afirma, que su estilo aparezca allí donde un hermano de la cultura milenaria está presente.





Lula habló ante miles de seguidores en San Pablo tras la polémica condena
                                                                                                                                       
“NO PUEDEN APRESAR EL SUEÑO DE LIBERTAD”

El ex mandatario brasileño repudió el fallo y dijo: “Tengo que decirle a la elite brasileña, esperen porque vamos a volver”. Su defensor Zanin habló de “guerra jurídica” y no descartó llevar la causa a una Corte internacional.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
                                                                        
“Tengo que decirle a la elite brasileña, esperen porque vamos a volver” avisó ayer Lula horas después que una cámara de apelaciones de la sureña Porto Alegre lo condenó en el contexto de un “pacto entre el Poder Judicial y los medios para acabar con el PT”.
“El pueblo fue condenado” denunció ante miles de seguidores en la Plaza da República, en el centro de San Pablo. 
“Ellos pueden apresar a Lula pero no pueden apresar el sueño de libertad ni la esperanza”.
Vestía una remera negra y su voz sonaba cansada al pronunciar el tercer discurso en menos de 24 horas: el primero había sido el martes ante unas 70 mil personas en Porto Alegre y el segundo en la mañana de ayer en el Sindicato de Metalúrgicos de San Bernardo do Campo, en el cordón industrial paulista.
Según rumores no quiso permanecer en la capital “gaúcha” para evitar que los magistrados del (Tribunal Regional Federal 4)TRF-4 se sintieran presionados.
“Fui condenado por un maldito departamento que no tengo, ahora que me condenaron que me den el departamento”. 
En tiempo record, menos de seis meses cuando lo habitual es demorar más de un año, el TRF-4 analizó y ratificó la sentencia de Sergio Moro. Para el magistrado de primera instancia de Curitiba y mentor de la causa Lava Jato, la constructora OAS coimeó al imputado con un inmueble en la popular ciudad balnearia de Guarujá.
Al caer la noche en San Pablo, el aspecto del ex presidente era el de un hombre dispuesto a seguir dando pelea: en esa misma plaza se realizaron las movilizaciones en demanda de “Elecciones Directas Ya” en los primeros años 80, que fueron los últimos de la dictadura.
No se puede descartar que la celeridad de los camaristas fue para anticipar la proscripción de un Lula al cual las encuestas sitúan como favorito a vencer en los comicios del 7 de octubre. Y si su curva de crecimiento sigue avanzando como en los últimos meses, podría ser electo sin necesidad de ir a un ballottage.
“Yo ya fui presidente, llevo años en la política pero ante esta provocación quiero volver a serlo”.
Antes de hacer uso de la palabra el hincha de Corinthians y ex tornero mecánico Lula observó con atención el discurso de un dirigente sindical.
“Con Lula ganamos uno a cero en las elecciones de 2002, dos cero en 2006, tres cero y cuatro cero con Dilma, ellos le tienen miedo del cinco cero que se viene este año en las elecciones, ellos le escapan a Lula como el diablo a la cruz”.
Los cánticos del público, donde había un importante número de sindicalistas, denotaban bronca contra “burgueses” y “patrones”.
Al contrario de lo que ocurría en la Plaza de la República, en la financiera Avenida Paulista se concentraba el Movimiento Brasil Libre (MBL) para festejar una eventual prisión del ex gobernante.
Tan exultantes como el ultraderechista MBL estaban los operadores de la Bolsa de Valores de San Pablo que cerró sus operaciones con un alza record del 3,72 %.
En la Plaza de la República había globos de la Central Unica de Trabajadores y banderas del PT superpuestas con las del MST.
Ante la agresión judicial, las fuerzas populares y progresistas archivaron sus disputas para agruparse y fortalecer el “Frente Brasil Popular” surgido antes del golpe contra Dilma Rousseff.
“Yo nunca mi hice ilusiones con el resultado de este juzgamiento” comentó al realizar un balance de un fallo sorprendentemente duro.
El TRF-4 de Porto Alegre exhibió su espíritu de cuerpo judicial al avalar la condena de Sergio Moro. Y no sólo eso. Podría afirmarse que los camaristas fueron más moristas que el propio Moro dado que aumentaron la condena inicial de 9 años y seis meses a 12 años y un mes. Lo hicieron pese a reconocer la inexistencia de pruebas materiales que demuestren que el líder del PT es el dueño del departamento.
El instructor el caso, Joao Pedro Gerban, planteó que no es necesario contar con una prueba contundente y basó parte de su voto en la confesión Leo Pinheiro, uno de los propietarios de la constructora OAS. El empresario delator fue premiado por el TRF-4 con la reducción de su condena gracias a lo cual cual puede recuperar la libertad.
Con esta resolución unánime se redujo el margen de maniobra de los abogados de Lula, quienes tendrán menos opciones para presentar apelaciones.
Si el resultado en el TRF-4 hubiera sido de 2 votos a 1 habría un menú más amplio de cuestionamientos. 
Cuánto más se tarde en llegar al Supremo Tribunal Federal mejor para Lula y la presentación formal de su candidatura el 15 de agosto con vistas a las elecciones del 7 de octubre en las que se proyecta como favorito con una intención de votos cercana al 40 por ciento, más del doble de su principal perseguidor, el capitán retirado Jair Bolsonaro.
Suenan tambores de guerra política en un Brasil posdemocrático cuyo presidente, Michel Temer, dijo ayer en el Foro Económico de Davos que gobierna un país donde impera la “normalidad” institucional (ver página 12).
Con este fallo el TRF-4 anunció que buena parte de la corporación judicial hará lo que esté a su alcance para impedir la candidatura del jefe petista. 
En sus discursos exaltantes de la moral y despreciativos hacia la política los camaristas no dejaron dudas sobre su determinación de actuar al margen de la ley para proscribir al favorito en las elecciones.
Cristiano Zanin, defensor de Lula, afirmó que la cámara portoalegrense “reforzó hoy que este proceso es parte de la guerra jurídica contra Lula para tornar inviable o perjudicar su actuación política....esta situación tiene un componente político muy fuerte”.
Zanin no descartó llevar la causa a una corte internacional durante una conferencia de prensa que ofreció junto al abogado australiano Joeffrey Robertson, que denunció los atropellos de Moro y las violaciones de las garantías de Lula ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
También estaba José Roberto Batocchio, otro integrante de la defensa, quien equiparó el “verde oliva” de los militares que gobernaron durante la dictadura con el “negro de las togas” de los magistrados que persiguen a Lula, y propuso que en Brasil se institucionalice el juicio a los magistrados, algo que ya ocurría en la Roma antigua, aseguró.





ANÁLISIS
                                                                                                     
EL FUTURO DE LULA SIGUE SIENDO UNA PÁGINA EN BLANCO PARA BRASIL
                                                                                       
Ahora que la justicia parece haber condenado al expresidente brasileño a su muerte política, podría hacer el milagro de resucitar con un proyecto nuevo para la izquierda

El País de España (www.elpais.com)

La ciudad de Porto Alegre, que ya fue célebre en el mundo por experiencias de vanguardia realizadas por el Partido de los Trabajadores, desde el Presupuesto Participativo, basado en la democracia directa, al Foro Social Mundial, que reunió a miles de participantes de todo el globo, se convirtió por dos veces en una pesadilla para Lula y para su partido.
En Porto Alegre, cuna del Partido de los Trabajadores, su líder acaba de ser condenado a 12 años de cárcel en régimen cerrado por un tribunal de segunda instancia, lo que muy probablemente le impedirá presentarse a las elecciones presidenciales. Y en esta ciudad, hace ahora 13 años, en 2005, tuvo lugar con motivo del Foro Social Mundial, la primera ruptura de Lula con la izquierda de su partido.
Fue en aquella fecha cuando a Lula, que abrió el Foro ante 10.000 militantes junto con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo abuchearon por primera vez los suyos, mientras aplaudían al líder bolivariano, tras haber anunciado el brasileño que dejaba el foro de Porto Alegre para ir a participar en el Foro Económico de Davos. El de la sureña ciudad brasileña había nacido, justamente, como contrapunto de izquierdas al de los banqueros y capitalistas mundiales. Lula quiso hacer un puente entre las dos experiencias. No se lo perdonaron.
A Lula, entonces, la izquierda de su partido lo acusaba de haber abandonado la reforma agraria y la lucha del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra, para abrazar la linea neoliberal económica de las élites. Desde aquel día, en que el líder del PT tuvo que escuchar “¡Chávez, sí, Lula, no!”, sus relaciones con la izquierda más radical de su partido se fueron enfriando. Lula gobernó del brazo de las élites económicas y de los medios de comunicación que lo convirtieron en un ídolo mundial.
Lula supo jugar siempre con dos barajas, la del neoliberalismo y la de su apoyo a los movimientos sociales de izquierdas, pero en Brasil y en el mundo era más aplaudido y mimado por los poderes fácticos que por las izquierdas.
Ironías de la vida, el transcurso de los hechos ha querido que Lula, 13 años después, según él, perseguido por los jueces, y de nuevo en Porto Alegre, confesase que las élites lo habían abandonado. Las llamó “perversas”, y a la prensa “cobarde y traidora”. Era un Lula desilusionado con aquellos poderes que durante años lo habían encumbrado, un Lula que habló al corazón de los que en ese momento lo arroparon con su apoyo, aquella misma izquierda que en el lejano 2005 lo había condenado.
Y además había otra ironía, el juicio coincidía con una nueva edición del foro de Davos. Mientras Lula, en su discurso dolorido con la izquierda, les decía a los suyos que seguiría luchando “hasta la muerte” para “devolver la dignidad perdida” a los brasileños en manos de la derecha que le ha abandonado, las agencias de noticias publicaban que en Davos, el presidente Temer y su ministro de Economía, Henrique Meirelles, anunciaban que Brasil, después de haber sufrido con el Gobierno de Dilma la mayor recesión de su historia, “estaba volviendo a crecer”, y que los inversores extranjeros estaban deseosos de volver al país.
Lula, después de su experiencia de colaboración con las élites y la derecha que hoy gobierna Brasil y que nada ha hecho para salvarle de su condena por corrupción, mientras los corruptos de la derecha siguen en libertad, se ve obligado a echarse en manos de aquella izquierda que lo acusaba de haberla abandonado.
De ironía en ironía, es posible que Lula ahora, con su innegable genio político y si la condena le impide disputar las elecciones, sea llamado a crear lo que él ya había anticipado en su discurso de Porto Alegre: la unión de las izquierdas, basada no en un líder, sino “en un programa común”.
Dicen que Lula es como el ave fénix que acaba siempre resurgiendo de sus cenizas. Hoy, que la justicia parece haberle condenado a la muerte política, podría hacer el milagro de resucitar con un proyecto nuevo para la izquierda que, nueva ironía de la vida, sin él, libre o en la cárcel, difícilmente recuperaría el lugar que le corresponde en el escenario político. Una izquierda social, no sectaria, hoy más necesaria que nunca como contrapunto a las fuerzas de la derecha conservadora que no dejará de envalentonarse ante el Lula caído.
El futuro de Lula es hoy, a pesar de su condena, una página en blanco para Brasil.





LA OPORTUNIDAD PERDIDA EN BOLIVIA

14 y Medio de Cuba (www.14ymedio.com)
                                                                                       
Por Oscar Ortiz.- Los 12 años de gobierno de Evo Morales representan la gran oportunidad perdida de la historia del desarrollo social y económico de Bolivia. En estos 12 años, el Gobierno ha administrado más de 240 mil millones de dólares y al finalizar este tercer mandato, en enero de 2020, habrá superado los 300 mil millones de dólares. Sin embargo, los problemas estructurales de nuestra economía siguen sin resolverse y seguimos tan rezagados como antes ante los países latinoamericanos.
Un modelo estatista, que ha desinstitucionalizado la gestión pública y eliminado las licitaciones de las normas de contratación del sector público para las empresas y entidades del nivel central, provoca constantemente escándalos de corrupción, y despilfarro de los recursos públicos.
Qué nos queda hoy, 12 años después, o qué quedará el 2020, 14 años, cuando ya se hayan gastado 300 mil millones de dólares. Muy poco, sobre todo carreteras, la mayoría con costos altísimos que permiten presumir sobreprecios y una serie de empresas públicas que son verdaderos elefantes blancos.
En lo social, los avances han sido mínimos. La mayor parte de las mejoras en los índices responde a la ilusión de los promedios estadísticos o a la gestión de los niveles subnacionales. La salud fue totalmente desatendida, incluso se deshicieron de esta responsabilidad, transfiriéndola, sin recursos, a municipios y gobernaciones. En 12 años, este Gobierno no fue capaz de invertir cuatro millones en instalar un solo acelerador lineal. La educación no se queda atrás en el abandono. Sólo les importó la ideologización de nuestros niños y jóvenes. La educación pública no prepara adecuadamente a la juventud boliviana para competir en una economía cada vez más exigente y globalizada.
En lo productivo, no supimos sembrar los ingresos extraordinarios que recibimos durante 10 años de precios altos del gas, los minerales y la soya. La economía no se diversificó y hoy es aún más dependiente de las materias primas.
En cuanto a los hidrocarburos, en 2006 habían cerca de 15 trillones de pies cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés) de reservas de gas, hoy no sabemos cuántos quedan porque el Gobierno se niega a certificar las reservas, pero expertos estiman que actualmente no habrían más de 5 TCF de reservas recuperables, con lo que el país no tiene seguridad energética garantizada.
La minería quizás sea el sector que va a quedar más atrasado al finalizar la gestión de Evo Morales. Los proyectos grandes se están agotando y no existe ni siquiera perspectivas de exploración para reemplazarlos. A pesar de que se ha definido como lema gubernamental convertir a Bolivia en el corazón energético de Sudamérica y que ya se compraron, sin licitación, turbinas de generación termoeléctrica, por un valor que supera los 1.200 millones, aún no se ha cerrado un solo contrato de exportación de electricidad.
La industria manufacturera ha quedado muy disminuida, después de que por razones políticas se perdieran los mercados de confecciones, muebles, marroquinería y joyería. La industria agroalimentaria sufrió durante 10 años la prohibición de sus exportaciones y aún sufre una grave inseguridad jurídica sobre el derecho propietario de la tierra, además de las limitaciones legales para acceder a la tecnología genética, por lo que su crecimiento ha sido mínimo en superficie y volumen.
El modelo de crecimiento basado en el consumo ha producido en su mayor parte empleo informal y hoy más del 70% de los bolivianos trabaja en la informalidad, con toda la precariedad e inseguridad que esto implica.
Por su parte, la economía fiscal está siendo sostenida artificialmente por cálculos políticos/electorales. El déficit proyectado para 2018 ya supera los 3.000 millones de dólares y la capacidad de endeudarnos mediante bonos en el exterior, consumir las reservas internacionales, los ahorros de los Sistemas Integrales de Pensiones o confiscar recursos a gobernaciones y municipios llegará a su fin en el corto plazo. El país se encamina a una grave crisis de insostenibilidad de las finanzas públicas.
Algunos se tranquilizan pensando que no somos Venezuela o que aún no estamos en crisis, malas noticias: la fiesta se acabó y si no se cambian las políticas corremos el riesgo de que sigamos tranquilos hasta que se nos acabe la gasolina del avión en que volamos y, en ese momento, la realidad será muy dura, especialmente para los sectores más vulnerables.





AMÉRICA LATINA: ¿FIN DE UNA EDAD DE ORO?

Después de su participación en el coloquio internacional que coordinamos en junio pasado sobre “Gobiernos progresistas y postneolibneralismo en América Latina: ¿el fin de una edad de oro?” en la Universidad de Grenoble (Francia) |1|, nos pareció interesante volver sobre la coyuntura latino-americana e internacional con los sociólogos Edgardo Lander (Venezuela) y Miriam Lang (Ecuador). Tanto ella como él tienen una aguda mirada crítica, y muy a menudo a contrapelo sobre el panorama actual, ambos han participado activamente en los últimos años de los debates sobre el primer balance de los gobiernos progresistas del periodo 1998-2015, en particular desde la Fundación Rosa Luxemburgo de Quito en el caso de Miriam y desde el Transnational Institute para Edgardo. Es así que se han adentrado y han escrito sobre temáticas como la problemática del desarrollo y del Estado, el neocolonialismo y el extractivismo, de las izquierdas y de los movimientos, e igualmente han abordado la dificultad de pensar los caminos de la emancipación en momentos en que la humanidad atraviesa una profunda crisis civilizatoria y ecosistémica, retos que significa –entre otros- volver a inventar la izquierda y el (eco)socialismo en el siglo XXI.

CADTM de Bélgica (www.cadtm.org)
                                                                                         
Franck Gaudichaud: En el último periodo, han habido muchos debates sobre el fin de ciclo de los gobiernos progresistas y nacional-populares en América Latina, o más bien su posible reflujo y perdida de hegemonía política. ¿Qué les parece este debate? A estas alturas, ¿podemos pensar que se está superando este debate sobre fin de ciclo? Y, ¿cómo llamar la coyuntura actual de cara a la experiencia progresista 1999-2015?
Edgardo Lander: Efectivamente, este es un debate muy intenso, sobretodo en América Latina, porque se habían producido muchas expectativas sobre las posibilidades de transformación profunda en estas sociedades a partir de la victoria de Hugo Chávez en Venezuela en el año 1998. Este el punto de partida de un proceso de cambio político que llevó a que la mayoría de los gobiernos de América del Sur fuesen identificados con algo llamado progresista, o de izquierda, en alguna de sus versiones. Estas expectativas de transformaciones que condujeran a sociedades post-capitalistas plantearon severos retos, tanto por la experiencia negativa de los socialismos del siglo pasado, como por nuevas realidades como el cambio climático y los límites del planeta Tierra que era necesario enfrentar. Pensar en la transformación hoy significa necesariamente algo muy diferente a lo que significaba en el siglo pasado. Cuando el discurso del socialismo había prácticamente desaparecido de la gramática política en buena parte del mundo, reaparece en este nuevo momento histórico en América del Sur. Especialmente a partir de las luchas de los pueblos indígenas, en algunos de estos procesos parece incorporarse de una forma muy central un profundo cuestionamiento de aspectos fundamentales de lo que había sido el socialismo del siglo XX. Se hacen presentes en forma medular, en parte de los imaginarios de la transformación, temas como la pluriculturalidad, otras formas de relación con el resto de la redes de la vida, nociones de derechos de la naturaleza y concepciones del buen vivir, que apuntaban a una posibilidad de transformación que fuese capaz de dar cuenta de las limitaciones de los procesos anteriores y abrir nuevos horizontes para abordar las nuevas condiciones de la humanidad y del planeta.
FG: Entonces, estás hablando del periodo inicial, de arranque, al inicio de los años 2000, cuando se combinaron resistencias desde abajo y la creación de dinámicas sociopolíticas más o menos rupturistas y postneoliberales según los casos, que incluso lograron emeger en el plano electoral nacional gubernamental.
EL: Sí, de un período en el cual se generaron extraordinarias esperanzas de que se iniciaban transformaciones radicales de la sociedad. En los casos de Ecuador y de Bolivia, los nuevos gobiernos fueron consecuencia de procesos de acumulación de fuerzas de movimientos y organizaciones sociales en lucha contra gobiernos neoliberales. La experiencia del Levantamiento Indígena en el caso ecuatoriano y de la Guerra del Agua en Bolivia, fueron expresiones de sociedades en movimiento en las cuales sectores sociales que no eran los más típicos de la acción política de la izquierda jugaron papeles protagónicos. Se trata de una emergencia plebeya, sectores sociales antes invisibilizados, indígenas, campesinos, populares urbanos, que pasan a ocupar un lugar central en la arena política. Esto generó extraordinarias expectativas.
Sin embargo, con el tiempo fueron apareciendo severos obstáculos. A pesar de los discursos altisonantes, sectores importantes de la izquierda que tuvieron papeles de dirigencia en estos procesos de lucha no habían sometido la experiencia del socialismo del siglo XX a una reflexión suficientemente crítica. Muchas de las viejas formas de entender el liderazgo, el partido, la vanguardia, las relaciones del Estado con la sociedad, el desarrollo económico, las relaciones con el resto de la naturaleza, además del peso de las cosmovisiones eurocéntricas monoculturales y del patriarcado, se hicieron presentes en estos proyectos de cambio. Se profundizaron las históricas formas coloniales de inserción en la división internacional del trabajo y de la naturaleza. Es evidente que todo proyecto que pretenda superar el capitalismo en el mundo actual tiene necesariamente que confrontarse a los severos retos que plantea la profunda crisis civilizatoria que hoy vive la humanidad, en particular la lógica hegemónica del crecimiento sin fin de la modernidad que ha llevado a sobrepasar la capacidad de carga del planeta y está socavando las condiciones que hacen posible la reproducción de la vida.
La experiencia de los denominados gobiernos progresistas se da en momentos en que se está acelerando la globalización neoliberal y China se está convirtiendo en la fábrica del mundo y principal economía planetaria. Esto produce un salto cualitativo en la demanda y precio de los commodities: bienes energéticos, minerales y productos de la agroindustria como la soja. En estas condiciones, cada uno de los gobiernos progresistas opta por financiar las transformaciones sociales planteadas por la vía de la profundización del extractivismo depredador. Esto tiene no solo las obvias implicaciones de que la estructura productiva de estos países no es cuestionada, sino que es profundizada en términos de las formas neocoloniales de inserción en la división internacional de trabajo y la naturaleza. Acentúa igualmente el papel del Estado como receptor principal del ingreso de las rentas que se producen a través de la exportación de commodities. Con ello, más allá de lo que digan los textos constitucionales sobre la plurinacionalidad y la interculturalidad, prevalece una concepción de la transformación centrada prioritariamente en el Estado y en la identificación del Estado con el bien común. Esto conduce inevitablemente a conflictos entorno a los territorios, los derechos indígenas y campesinos, a luchas por la defensa y el acceso al agua y resistencias a la megaminería. Estas luchas populares y territoriales han sido vistas por estos gobiernos como amenazas al proyecto nacional representado, diseñado y dirigido por el Estado como representante del interés nacional. Para llevar adelante sus proyectos neo-desarrollistas, a pesar de estas resistencias, los gobiernos han recurrido a la represión y van asumiendo tendencias crecientemente autoritarias. Al definir desde el centro cuáles son las prioridades y ver como amenaza todo aquello que enfrenta a esa prioridad, se va instalando una lógica de razón del Estado que requiere socavar las resistencias.
En el caso de Bolivia y Ecuador esto condujo a cierta desmovilización de las principales organizaciones sociales, así como a divisiones promovidas desde el gobierno de los movimientos que generaron fragmentaciones de su tejido social y que fueron debilitando la energía transformadora democrática que los caracterizaba.
FG: Frente a este análisis, y en particular en cuanto a la razón de Estado, las y los militantes e intelectuales que participan en estos procesos desde los gobiernos y las filas de los partidos oficialistas progresistas afirman que, finalmente, la única manera de construir un auténtico camino postneoliberal en América Latina era recuperar el Estado primero, gracias a las movilizaciones sociales-plebeyas que desplazaron a las viejas elites partidarias y, después de contundentes victorias electorales anti-oligárquicas, desde el Estado (pero con lazos hacia los de abajo), comenzar a distribuir y a reconstituir la posibilidad de una alternativa al neoliberalismo “real”.
Miriam Lang: Antes de comenzar a abordar esto, quisiera retomar un poco lo que dice Edgardo, porque el término fin de ciclo sugiere un poco que se mira toda la región a partir de la experiencia argentina y brasileña donde efectivamente volvió la derecha. Sin embargo, la lectura más adecuada sería la de mirar cómo ha cambiado el proyecto de transformación durante los progresismos y por qué ahora de todas maneras estamos en otra coyuntura que hace 10 o 15 años, también en los países donde todavía hay progresismos en el gobierno, como Bolivia o Ecuador. Me refiero a lo que algunos llaman la transformación de los transformadores, y también a la diversidad de tendencias políticas que componen estos gobiernos, donde realmente las izquierdas transformadoras ya no son necesariamente hegemónicas. Sino que estos procesos se han convertido en proyectos de modernización exitosos de las relaciones capitalistas y de la inserción al mercado mundial.
FG: Al fin y al cabo, ustedes tienen una clara postura crítica sobre la división internacional del trabajo, los commodities, el uso del extractivismo, sobre el problema del Estado (a menudo autoritario y clientelar hasta hoy), fenómenos que, por cierto, no desaparecieron e incluso se consolidaron en varios planos con los progresismos. Pero no mencionaron aquí las bolsas familia, la importante reducción de la pobreza e incluso de la desigualdad, la incorporación de clases sociales subalternas a la política, la reconstrucción de los sistemas de servicios básicos, de salud pública, el espectacular crecimiento de las infraestructuras, etc., durante la década de la edad de oro de los progresismos. En resumen, si me hago portavoz de la lógica del vice-presidente boliviano García Linera, ustedes serian estos intelectuales críticos de cafetín |2| que Linera denuncia por no tener una real empatía hacia los sectores populares y sus condiciones de vida cotidianas. Es por lo menos un clásico de la argumentación de los progresismos y del debate actual frente a la izquierda crítica.
ML: O sea, eso depende un poco del lente con el que cada uno mira la realidad. Hay que ver, por ejemplo, en la constitución bolivariana y en la constitución ecuatoriana el proyecto de transformación delineado ahí que iba mucho más allá de la reducción de la pobreza. Todo el acumulado de las luchas sociales anteriores iba mucho más allá de un poco de distribución de la renta, Con eso yo no quiero desconocer que pueda haberse hecho más fácil el día a día de muchas personas, al menos en los años de precios altos de los hidrocarburos. Pero también hay una mirada que va más allá de las estadísticas de pobreza. Podemos decir que según la línea de pobreza, tantas personas han salido de allí y eso está perfecto; pero también podemos mirar un poco más de cerca y decir: ¿de qué tipo de pobreza estamos hablando? En América Latina prima aún la medición de pobreza por ingresos y por consumo, eso es un dato que evalúa en qué medida un hogar participa del modo de vida capitalista y, posiblemente, dice poco sobre la calidad de vida que hay en este hogar. Invisibiliza las dimensiones de las economías de subsistencia, las dimensiones de la calidad de las relaciones humanas, etc. ¿En qué medida la gente pudo expresar realmente sus necesidades acorde a su contexto? ¿En qué medida esas políticas redistributivas han fortalecido o expandido territorialmente las lógicas del mercado capitalista en países donde buena parte de la población, por la enorme diversidad cultural que existe, aún no vivía completamente bajo preceptos capitalistas?
Podríamos decir que esta diversidad de modos de vida constituía un potencial transformador importante para los horizontes de superación del capitalismo. Incluso si miramos las condiciones ecológicas del planeta, en lugar de ser etiquetadas como pobres y subdesarrolladas, muchas comunidades campesinas, indígenas, negras o urbano-populares a lo mejor hubieran podido ser vistas como ejemplo de cómo se puede consumir menos y ser satisfecho mejor. En cambio, lo que pasó es justamente lo que yo llamo el “dispositivo del subdesarrollo” |3|; en el contexto de la “erradicación de la pobreza” se les dice: su modo de vida que requiere de tan poco dinero es indigno, ustedes tienen que asemejarse a la población urbana, capitalista, consumidora, tienen que manejar dinero, y la forma de intercambio es el mercado capitalista, no hay otras formas de intercambio válidas. La llamada alfabetización financiera, que formó parte de la política progresista contra la pobreza, ayudó al capital financiero a establecer nuevos mercados de crédito para los más pobres, a unas tasas de interés muchas veces altísimas. Y la famosa inclusión al consumo suele darse en condiciones de tercera. Entonces, al final, tenemos poblaciones endeudadas por consumo, a las que se les han generado necesidades que quizás antes no tenían. O sea, depende un poco de donde una mira estos temas. Es un problema de valores y de perspectiva, de cómo queremos que vivan las generaciones futuras. No se trata solamente de democratizar el consumo, sino que la apuesta era construir un mundo que sea sostenible para al menos 5, 6, 7 generaciones más adelante, y yo tengo serias dudas si esta forma de erradicación de la pobreza ha contribuido a estos fines.
EL: En el caso venezolano, la utilización de la renta petrolera en una forma diferente de como se había utilizado históricamente tuvo enormes consecuencias durante la primera década del gobierno de Chávez. El gasto social llegó a representar algo así como el 70 por ciento del presupuesto nacional. Este gasto público en salud, educación, alimentación, vivienda y seguridad social significó efectivamente una transformación profunda en las condiciones de vida de la mayoría de la población. Venezuela que, como el resto de América Latina, ha sido históricamente un país de profundas desigualdades, no sólo redujo muy significativamente los niveles de pobreza (medidos por ingreso monetario), igualmente logró reducir la desigualdad en forma notoria. La CEPAL señaló que Venezuela llegó a ser, junto con Uruguay, uno de los dos países menos desiguales del continente. Se trata de una transformación muy importante y que se expresa en asuntos tan vitales como la reducción de la mortalidad infantil y el aumento del peso y la talla de los niños. No son de modo algunas cuestiones secundarias.
Por otra parte, esto estuvo acompañado desde el punto de vista político con procesos de organización popular de base extraordinariamente amplios en los que participaron millones de personas. Algunas de las más importantes políticas sociales fueron diseñadas de tal manera que para funcionar requerían la organización de la gente. El mejor ejemplo de esto fue la Misión Barrio Adentro, servicio primario de salud de amplia cobertura en los sectores populares de todo el país, llevado a cabo con participación prioritaria de médicos cubanos. Un programa que representó la posibilidad de otras formas de entender las políticas públicas en una forma no clientelar que exigía la participación de la gente.
Se iniciaron, con la Misión Barrio Adentro, pasos importantes en la transformación del sistema de salud en el país. Se pasa de un sistema médico que era fundamentalmente hospitalario a un régimen descentralizado con servicios primarios ubicados en los propios sectores populares. De una situación en que, por ejemplo, un niño deshidratado en un barrio de Caracas en la mitad de la noche tenía que ser trasladado, fuera del horario del transporte público, al hospital más cercano, donde tenía la familia que confrontarse a las dramáticas escenas de las salas de emergencia, se pasa a una situación en la cual el módulo de atención primaria, donde vive el médico, está a poca distancia de su casa y a la hora que sea se puede tocar la puerta y ser atendido.
Barrio Adentro fue concebido como un proyecto que para funcionar requería la participación de la comunidad. El médico por sí mismo, especialmente si se trataba de un médico cubano que no conocía ni el barrio ni la ciudad, sólo podía trabajar con apoyo de la comunidad. Esto implicaba, entre otras cosas, un censo de la comunidad, la identificación de las mujeres embarazadas, de los niños con problemas de desnutrición, los ancianos, y en general la gente con requerimientos especiales. Esto constituye una concepción de política social completamente diferente a una dádiva que viene desde arriba porque hace a la comunidad coparticipe de su funcionamiento. Había en esta dinámica una potencialidad extraordinariamente rica.
FG: Entonces ¿esta potencialidad constituyente y disruptiva del proceso se fue agotando? ¿Es lo que estás diciendo?
EL: Durante los años del proceso bolivariano no sólo no se alteró la estructura productiva del país, sino que el país se hizo más altamente dependiente de las exportaciones petroleras. Las políticas públicas dirigidas hacia los sectores populares se han caracterizado en todo momento por su carácter distributivo, con un muy limitado impulso de procesos productivos alternativos al extractivismo petrolero. Esta dependencia de los altos ingresos petroleros le impuso severos límites al proceso bolivariano |4|.
El carácter dinámico, incentivador de procesos organizativos populares de las políticas públicas, se fue agotando por diferentes razones. En primer lugar, porque no en todas las Misiones (nombre genérico de las diferentes políticas sociales), se dio la riqueza que tuvieron en algunas áreas como en los programas de alfabetización y Barrio Adentro. Pero también por el hecho de que los procesos organizativos de mayor escala que se fueron organizando, hasta llegar a los Consejos Comunales y las Comunas, fueron procesos en los cuales se produjo siempre una fuerte tensión entre las tendencias de autogobierno, autonomía, de auto-organización etc., y el hecho de que casi todos los proyectos que se podían realizar desde estas organizaciones han dependido de transferencia de recursos que vienen desde arriba, desde alguna institución del Estado. Esto ha generado una recurrente tensión entre el control político-financiero desde arriba y las posibilidades de auto-organización más autónoma. Estas tensiones operaron de forma muy diversa, dependiendo de las condiciones existentes en el lugar: de la presencia o no de liderazgos locales previos; de la existencia o no de experiencias político organizativas de la comunidad antes del proceso bolivariano; así como de las concepciones políticas de los funcionarios y militantes del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) responsables de las relaciones entre las instituciones del Estado y estas organizaciones. El hecho es que ha habido una extraordinaria dependencia de la transferencia de recursos desde el Estado. No hubo posibilidad de autonomía de la mayoría de las organizaciones populares de base porque éstas no tenían capacidad productiva propia. Cuando, con la actual crisis económica que se inicia en el año 2014, se reducen las trasferencias de recursos a estas organizaciones populares, éstas tienden a debilitarse y muchas de ellas entran en crisis. Otro factor de este debilitamiento ha sido la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) como mecanismo para la distribución de alimentos básicos altamente subsidiados a los sectores populares de la población. En la práctica, estos se han convertido en modalidades organizativas clientelares dedicadas exclusivamente a la distribución de alimentos y carentes de autonomía que tienden a reemplazar a los Consejos Comunales.
Las políticas de solidaridad y cooperación latinoamericanas han sido igualmente altamente dependientes de los ingresos petroleros. Para llevar a cabo políticas internacionales como los programas de entrega subsidiada de petróleo a países centroamericanos y del Caribe, apoyo financiero a Bolivia y Nicaragua, y otras diversas iniciativas que tomó el gobierno venezolano en el terreno latinoamericano, era necesario garantizar a corto y mediano plazo un incremento de los ingresos petroleros. Cuando Chávez fallece en el año 2013, el petróleo representa un 96 por ciento del valor total de las exportaciones, haciendo que la dependencia del país en el petróleo fuese más elevada que nunca antes.
En la historia petrolera venezolana, la primera década del siglo fue el momento en el que se dieron las mejores condiciones posibles para debatir, reflexionar y comenzar a experimentar en otras prácticas y otros futuros posibles para la sociedad venezolana más allá del petróleo. Un momento privilegiado para abordar los retos de la transición hacia una sociedad post-petrolera. Fue una coyuntura en la que Chávez contaba con un extraordinario liderazgo y legitimidad. Tenía capacidad para darle un sentido de rumbo a la sociedad venezolana y, con precios del petróleo que llegaron hasta 140 dólares por barril, existían recursos para responder a las necesidades de la población y dar, aunque fuesen iniciales, los pasos de una transición más allá del petróleo. Ocurrió todo lo contrario. Se repite en esos años la intoxicación en la abundancia, el imaginario de la Venezuela saudita que se había dado en la época del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez en la década de los setenta del siglo pasado. Nadie en Venezuela pensó que era posible que por decreto se cerrasen todos los pozos de petróleo de un día para otro. Pero las políticas gubernamentales lejos de tomar pasos, aunque fuesen tímidos e iniciales, para superar la dependencia del petróleo, lo que hicieron fue profundizar esa dependencia. En condiciones de sobreabundancia de divisas y con el fin de intentar frenar la fuga de capitales, se estableció una paridad cambiaria controlada absolutamente insostenible. De esta manera, se acentuó la llamada enfermedad holandesa que contribuyó al desmantelamiento de la capacidad productiva del país.
Las políticas distribucionistas y las iniciativas políticas del Estado lograron mejorar las condiciones de vida de la población y fomentaron el fortalecimiento de los tejidos sociales, con amplias experiencias de participación popular. Sin embargo, esto no estuvo acompañado de un proyecto de transformación de la estructura productiva del país. Esto marcó los límites del proceso bolivariano como proyecto de transformación de la sociedad venezolana. Esto quiere decir que los procesos organizativos de base amplios que han involucrado a millones de personas, estuvieron basados en la redistribución y no en la creación de nuevos procesos productivos.
FG: Ahora, siguiendo de nuevo a García Linera (pues resume a veces más inteligentemente lo que otros opinólogos, seguidores y lo que llamo yo intelectuales de palacio intentan decir y escribir en esta línea de argumentación): según el sociólogo y estatista boliviano, esta tensión entre Estado y autoorganización, entre gobierno y movimientos, entre reivindicación del buen vivir y extractivismo a corto plazo son tensiones normales y creativas de un proceso largo de transformación revolucionaria en América Latina. Para él, los críticos de la izquierda radical hacia los procesos progresistas no entienden que son tensiones necesarias y, supuestamente, quieren proclamar el socialismo por decreto.
ML: Un problema es que los gobiernos progresistas, en la medida en que sus integrantes venían de procesos de movimientos sociales y de protesta con una identidad política de izquierda, han asumido una suerte de identidad de vanguardia. Como si ellos ya supieran qué necesita la gente. De esta manera, se han perdido los espacios de interlocución real, donde la gente diversa puede proponer efectivamente. Y la participación política se ha vuelto una especie de aclamación al proyecto del ejecutivo. Ahí es donde se empobrece precisamente. Hay muchos ejemplos en la historia europea que me hacen pensar en que se trata de una dinámica inevitable, que solemos subestimar mucho. Las izquierdas que llegan a manejar los aparatos del estado finalmente están inmersas en poderosas dinámicas propias de estos aparatos y se transforman como personas, a través de los espacios nuevos en los que se mueven, porque las lógicas del cargo les brindan otras experiencias y comienzan a moldear sus horizontes políticos y su cultura también. Se transforma su subjetividad, incorporan el ejercicio del poder. Y entonces, si no hay un correctivo por parte de una sociedad organizada fuerte, que puede reclamarles, que puede corregir, protestar, y también criticar, esto tiene que desviar obligatoriamente el proyecto.
Por otro lado, no se trata tanto de criticar los tiempos en los que se cambian las cosas –porque en eso estoy de acuerdo, en que las transformaciones profundas necesitan mucho tiempo, necesitan de un cambio cultural e incluso pueden ser generaciones. Se trata de mirar la direccionalidad que toma un proyecto político de transformación– o sea, si va en la buena dirección o no, al ritmo que sea. Y allí creo que la cuestión de profundizar el extractivismo y de rematar la naturaleza de un país simplemente anula otras posibilidades de transformación a futuro. Si estamos cerrando ciertas opciones de futuro que nos importaban por cálculos más cortoplacistas, o también por dificultades que se presentan en el momento, pues no podemos decir que es una cuestión de temporalidad; es una cuestión de direccionalidad. Tú puedes mercantilizar o desmercantilizar, pero si dices primero voy a mercantilizar todo para después desmercantilizar, no me parece que hay mucha lógica; si dices: estoy desmercantilizando pero me va a tomar más tiempo, sin embargo ahí pueden ver que estoy dando pasos en la dirección indicada, estaría bien. Entonces, por ahí creo que hay una diferencia fundamental en la lectura de los procesos.
EL: En los debates críticos sobre el extractivismo uno de los asuntos que yo creo medular es ¿qué entendemos por extractivismo? Si concebimos al extractivismo solo como un modelo económico, o como dice Alvaro García Linera como “una relación técnica con la naturaleza” compatible con cualquier modelo de sociedad, se podría concluir que es necesario profundizar el extractivismo no solo para responder a las demandas sociales, sino igualmente con el fin de acumular los recursos necesarios para invertir en actividades productivas alternativas que permitan superar el extractivismo. Pero si uno entiende el extractivismo en unos términos más amplios, si entiende que el extractivismo es una forma de relación de los seres humanos con la naturaleza; que forma parte de un patrón de acumulación del capital global; que es una forma específica de inserción en el sistema capitalista mundial y en la división internacional del trabajo y de la naturaleza; si se entiende que el extractivismo genera y reproduce unas determinadas institucionalidades, unos modelos de Estado, unos patrones de comportamiento de su burocracia; si se entiende que el extractivismo genera sujetos sociales y subjetividades; que construye cultura, necesariamente se llega a otras conclusiones.
Basta con ver los cien años de extractivismo en Venezuela. Tenemos profundamente instalada una cultura de país rico, país de abundancia. Como tenemos las reservas petroleras más grandes del planeta nos merecemos que el Estado satisfaga no sólo todas nuestras necesidades, sino igualmente, nuestras aspiraciones de consumo. Nos imaginamos que es posible una sociedad con derechos, pero sin responsabilidades. Nos merecemos que la gasolina sea gratis. Estos patrones culturales, una vez firmemente arraigados en el imaginario colectivo constituyen un severo obstáculo para la posibilidad de una transformación no sólo para superar el capitalismo sino para afrontar la crisis civilizatoria que hoy vive la humanidad. Sirven estos imaginarios de abundancia material siempre creciente de sustento a concepciones economicistas/consumistas de la vida que dejan afuera una amplia gama de los asuntos fundamentales que tendríamos que confrontar hoy. Ello bloquea la posibilidad del reconocimiento de que las decisiones que se están tomando hoy tienen consecuencias a largo plazo en un sentido absolutamente divergente de lo que proclama el discurso oficial como horizonte de futuro para la sociedad venezolana.
Desde este imaginario del Dorado, de tierra de abundancia infinita, se asume como necesario, por ejemplo, la explotación minera en gran escala en el denominado Arco Minero del Orinoco. Mediante un decreto presidencial, Nicolás Maduro a comienzos del año 2016, decidió abrir 112 mil kilómetros cuadrados, un territorio del tamaño de Cuba, el 12 por ciento del territorio nacional, a las grandes empresas mineras transnacionales. Se trata de una zona que forma parte de la selva amazónica (con la importancia que ésta tiene en la regulación de los sistemas climáticos globales); una zona donde habitan diversos pueblos indígenas diferentes cuyo territorios debían haber sido demarcados de acuerdo a la Constitución del año 1999 y cuya cultura, incluso su vida, está hoy severamente amenazadas; un territorio donde están buena parte de las cuencas de los principales ríos del país; las principales fuentes de agua; un territorio de una extraordinaria diversidad biológica; un territorio donde están las represas hidroeléctricas que producen el 70 por ciento de la electricidad que se consume en el país. Todo esto está amenazado en una apertura que se ha iniciado con la convocatoria a 150 empresas transnacionales. Está concebido como una zona económica especial donde aspectos fundamentales de la Constitución y las leyes de la República, como los derechos de los pueblos indígenas y las legislaciones ambientales y laborales no tienen que cumplirse. Esto con el fin de crear las condiciones más favorables posibles para atraer la inversión extranjera. Se están así tomando decisiones que están diseñando un proyecto de país que posiblemente tenga consecuencias durante los próximos 100 años.
FG: Otro tema esencial, según mi entender, para la discusión es la problemática geopolítica, y en este caso los avances en el plano de la integración regional conectado a la evaluación de las nuevas estrategias del imperialismo y su injerencia en el continente. Muy a menudo se critica a los críticos de izquierda (sean marxistas, eco-sociales, feministas, etc.) diciendo ustedes menosprecian y no miden correctamente el impacto de la injerencia o desestabilización de los Estados Unidos, centrándose esencialmente en una crítica interna de los procesos y de los gobiernos. Es lo que afirma el sociólogo argentino Atilio Borón entre otros: varios de sus textos insisten en el hecho que hay que entender que por moderados que sean los gobiernos progresistas, abrieron una nueva ola de integración sin los EE UU y que eso representaría un paso gigantesco en la historia regional en perspectiva bolivariana. Entonces, ¿qué pensar del estado de la integración latinoamericana, cuál son los avances y limites hoy en día en este plano?
M.L: Hace diez años, realmente hubo impulsos y propuestas interesantes y esperanzadoras a nivel mundial desde América Latina, en el sentido de que se planteó la integración regional en otra dirección que la de la Unión Europea con su constitución neoliberal, sobre todo en términos de lo que fue el Banco del Sur que iba a impulsar proyectos de soberanía y sustentabilidad y no de desarrollo en términos clásicos, o con el proyecto del SUCRE. Lamentablemente no han prosperado estas iniciativas a lo largo de los 10 años, sobre todo por la resistencia de Brasil, que obviamente tiene un rol importante en la región y que se orientó más hacia sus copaíses BRICS y priorizó sus intereses de potencia mundial.
EL: Al final, Brasil estaba de acuerdo con el Banco del Sur con tal de que fuese un banco de desarrollo más…
FG: Si vemos ahora el caso de la honda crisis venezolana, tema y drama que ha polarizado mucho los intelectuales (como también la sociedad venezolana obviamente), hemos presenciado la traducción de esta polarización en torno a dos llamados internacionales. Primero el llamado que se realizó (con participación activa de Edgardo) desde Venezuela, «Llamado internacional urgente a detener la escalada de violencia en Venezuela. Mirar a Venezuela, más allá de la polarización» que ustedes firmaron y, segundo, la respuesta titulada “¿Quién acusará a los acusadores?”, que dan los miembros dela “Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad” REDH, que es una respuesta bastante hostil. Uno de los argumentos centrales de los miembros de la REDH es afirmar que la crisis de Venezuela es, según ellos, ante todo producto de una agresión imperialista y de una insurrección de la derecha neoliberal así como también de una “guerra económica”. Insisten que estamos en un contexto regional de retorno de las derechas, después del golpe en Brasil, y que eso obliga la izquierda a cerrar filas detrás de los gobiernos que enfrentan esta agresión, dejando de lado “contradicciones secundarias”. Al contrario, el llamado que firmaron ustedes dos dice: “no creemos, como afirman ciertos sectores de la izquierda latinoamericana, que hoy se trate de salir a defender a un gobierno popular anti-imperialista. Este apoyo incondicional de ciertos activistas e intelectuales no sólo revela una ceguera ideológica sino que es perjudicial, pues contribuye lamentablemente a la consolidación de un régimen autoritario”. A esta altura, como leen ese debate que significó varios otros textos e intercambios a veces claramente ofensivo de ambas partes.
ML: Hace poco una colega me decía que las miradas geopolíticas invisibilizan a los intereses y las voces de los pueblos. Y yo no sé si eso es una contradicción secundaria. A mí me parece muy deplorable la forma en la que se ha dado esta confrontación, porque más bien cerró espacios de reflexión en lugar de abrirlos. Creo que lo que necesitamos en este momento es justamente una reflexión más profunda, son espacios de debate y no de cerrazón, para poder encontrar alguna solución a la crisis venezolana. Y tengo la sensación de que mientras más lejos la gente está del proceso venezolano, más necesidad tiene de afirmar una suerte de identidad solidaria, que es más bien una suerte de reflejo anti imperialista bastante abstracto, desvinculado de lo que sucede en el día a día en Venezuela. Yo creo que las solidaridades que necesitamos construir son diferentes. No deberían girar alrededor de nosotros mismos, de nuestras necesidades de afirmar una identidad política tal como una profesión de fe, sino ser más un buscar caminos conjuntamente, entre pueblos concretos. La solidaridad debería ser con la gente realmente existente, que muchas veces no tiene los mismos intereses que un gobierno.
Y esto me lleva a una autocrítica: Recientemente regresé a Venezuela y tuve la oportunidad de conversar con algunos sectores del chavismo crítico, y sólo en este momento fue que entendí como este campo se ha transformado en los últimos años. Y lo complicado que es solidarizarse, incluso de manera crítica y diferenciada, en el escenario hiperpolarizado que existe hoy. La carta que yo firmé a lo mejor debió pensarse más, discutirse más antes de circularla, y yo misma debí tomarme más tiempo para interlocutar con los diferentes sectores del chavismo crítico antes de firmar; justamente para ser coherente con mi propio planteamiento. Aunque sigo pensando que es necesario defender la institucionalidad democrática y ciertos valores liberales, como lo hace la carta, o sea, que hay que ampliarlos y profundizarlos pero al mismo tiempo defenderlos, como resultados de luchas pasadas. Y sobre todo, pienso que una agresión exterior no puede justificar nunca los errores que se hacen al interior.
Esta polarización que se ha producido en Venezuela y en otros países también, que no permite tonos grises más allá del blanco y negro, es muy negativa y muy nociva a la transformación. Hace muy difícil solidarizarse sin causar daño por un lado o por el otro. Como feminista, también siento que la forma en la que se da todo este debate es extremadamente patriarcal, plagada de binarismos simplificadores, de lógicas bélicas y de egos que se autoalimentan, mientras lo que deberíamos hacer es construir lazos y otras formas de hacer política, es decir acompañarnos en caminos de búsqueda de alternativas.
FG: Efectivamente parece que se ha perdido cierta dialéctica del pensamiento crítico en ese debate |5|. En cuanto a la polarización en Venezuela, los defensores incondicionales de Maduro subrayan que la polarización es sobre todo entre la derecha aliada del imperialismo versus el “pueblo” y el gobierno bolivariano. Tal análisis se basa, obviamente, en elementos concretos de las coordenadas del conflicto actual, pero no deja espacio para entender las tensiones, diferenciaciones y contradicciones internas al chavismo y también dentro del campo popular.
ML: Hay una especie de construcción artificial de una unidad entre gobierno y pueblo, como también sucedió mucho en relación a Cuba, por ejemplo. O sea el pueblo cubano es uno solo y el que habla por el pueblo cubano es necesariamente su gobierno. Como si no hubiese relaciones de dominación y conflictos de intereses en la sociedad cubana. Entre hombres y mujeres, pero también entre Estado y sociedad, o entre negros, mestizos y blancos, o entre campo y ciudad. Desde esta perspectiva que unifica gobierno y pueblo en un solo bloque simbólico no puede nacer nada emancipatorio, realmente. Finalmente, a lo que apostamos es reducir o superar esas relaciones de dominación, si entiendo bien la tarea. En esta construcción dicotómica, de polarización, se reactualizan lógicas de guerra, que son un legado cultural que las izquierdas acarrean desde la guerra fría, y que ya en aquel momento histórico nos permitieron evitar muchos aprendizajes necesarios. Legado que tal vez fue superado parcialmente por la revuelta del ’68 con sus impactos culturales sobre las sociedades, pero está sufriendo una reactualización ahora que yo siento bastante dolorosa.
FG: Edgardo sobre las lógicas bélicas y la situación en Venezuela. ¿Cómo intentar enfrentar abajo y a la izquierda la crisis venezolana? Personalmente, no firmé ninguno de los dos llamados internacionales, porque realmente sentí que ninguno respondía a la vez a la urgencia de la situación, a la necesaria denuncia de la agresión imperialista, de la derecha y sus sectores abiertamente golpistas, y, al mismo tiempo, en la otra mano, que fuera capaz de emitir un análisis crítico abierto y claro sobre las derivas autoritarias del madurismo; pero no sólo desde la defensa formal de la Constitución de 1999, pero también desde el necesario rescate de las formas de poder popular, de las experiencias de auto-organización, del proyecto comunal que sobreviven, a pesar de todo, en los intersticios del proceso…
EL: Obviamente, ha habido una ofensiva sostenida por parte del Imperio, por parte de Estados Unidos. Desde el inicio del gobierno de Chávez existieron tentativas por parte del gobierno de Estados Unidos para socavar este proceso, tanto por razones geopolíticas como económicas. Sabemos que tanto las reservas petroleras de Venezuela, como el oro, el coltán, el uranio y demás abundantes reservas de minerales existentes en el sur del país son esenciales para Estados Unidos, ya sea para sí mismo o para limitar el acceso a éstas por parte de sus rivales globales. Desde 1999, Venezuela representó un punto de entrada para los cambios en el continente, y por eso también EE UU apoyó el golpe militar de 2002 y el paro petrolero lock-out empresarial de 2002-2003 que paralizó el país durante dos meses, con la intención expresa de derrocar al gobierno del presidente Chávez. Sabemos que grupos y partidos de la extrema derecha venezolana han contado con el asesoramiento y financiamiento permanente por parte del Departamento de Estado. El bloqueo financiero y las explícitas amenazas de intervención armada formuladas por Trump no pueden de modo alguno ser tomadas a la ligera. Ha habido igualmente injerencias importantes del uribismo y el paramilitarismo colombiano. Este tipo de agresiones hacen parte del panorama de la crisis actual en Venezuela, y nadie desde la izquierda puede eludirlo o ponerlo en un segundo plano.
Ahora el problema del proceso bolivariano es: ¿Qué es lo que queremos defender? y ¿Cómo hay que defenderlo? ¿Tenemos que defender cualquier gobierno por tener un discurso enfrentado con EE UU? O ¿tenemos que defender un proceso colectivo de carácter democrático, anticapitalista y antiimperialista, que apunte a un horizonte que responda a la profunda crisis civilizatoria que atravesamos? ¿Tenemos que defender al gobierno cada vez más autoritario de Maduro, o tenemos que defender el potencial transformador que surgió en el año 1999? Hoy para la preservación del poder para el gobierno de Maduro juegan un papel mucho más importante el clientelismo y las amenazas de cortar el acceso a los bienes básicos subsidiados (en condiciones en que para una elevada proporción de la población esta es la única forma de tener acceso a la comida), que la apelación a la participación popular. Y ahí, en el fondo, un tema del debate es ¿qué entendemos hoy por izquierda? ¿Podemos pensar la izquierda sin el cuestionamiento de lo que ha sido el socialismo del siglo pasado? Cuando fuerzas que pretendieron superar la democracia burguesa terminaron siendo regímenes autoritarios, verticales, de carácter totalitario… Hoy, en Venezuela, tenemos que preguntarnos si estamos caminando en la dirección de la profundización de la democracia o si se están cerrando las puertas a la participación directa de la gente en la orientación del destino del país.
En Venezuela, en el año 1999 se realizó una Asamblea Constituyente (AC) con altísimos grados de participación, se organizó un referéndum para decidir si se iba a realizar una AC, se eligieron los constituyentes con elevada participación, se aprobaron los resultados con una mayoría del 62% de los votos, se gastaron enormes recursos para modernizar el régimen electoral, estableciendo un sistema totalmente digitalizado, transparente y con múltiples mecanismos de control, y auditoría. Un sistema electoral confiable, prácticamente a prueba de fraude como ha sido reconocido por numerosos organismos internacionales y expertos electorales en todo el mundo. Pero, en diciembre del 2015, la oposición gana las elecciones parlamentarias con una amplia mayoría, y el gobierno se encuentra ante la disyuntiva de respetar dichos resultados electorales y permanecer fiel a la constitución del año 1999, o por el contario, hacer todo lo posible por permanecer en el poder, aunque ello implicase desconocer la voluntad de la mayoría de la población o sacrificar el sistema electoral que había conquistado tan altos niveles de legitimidad. Opta claramente por permanecer en el poder a como dé lugar.
Paso a paso se van tomando decisiones que van definiendo una deriva autoritaria. Se impide la realización del referéndum presidencial revocatorio en el año 2016, se postergan inconstitucionalmente las elecciones de gobernadores de diciembre del mismo año, se desconocen las atribuciones de la Asamblea Nacional y éstas son usurpadas entre el Tribunal Supremo de Justicia y el Poder Ejecutivo. A partir de febrero 2016 el Presidente comienza a gobernar por la vía de un estado de excepción (“emergencia económica”), violando expresamente las condiciones y límites temporales establecidos en la Constitución del año 1999. Asumiendo atribuciones que de acuerdo a la Constitución corresponden al pueblo soberano, Maduro convoca a una Asamblea Nacional Constituyente y se definen mecanismos electorales destinados a garantizar el control total de esa asamblea. Se elige una Asamblea Nacional Constituyente monocolor, sus 545 integrantes están identificados con el gobierno. Esta asamblea, una vez instalada, se autoproclama como supraconstitucional y plenipotenciaria. La mayoría de sus decisiones son adoptadas por aclamación o por unanimidad sin debate alguno. En lugar de abordar la tarea para la cual supuestamente fue elegida, la redacción de un nuevo proyecto de Constitución, comienza a tomar decisiones referidas a todos los ámbitos de los poderes públicos, destituye funcionarios, convoca elecciones en condiciones destinadas a impedir o hacer muy difícil la participación de quienes no apoyan al gobierno, aprueban lo que denomina leyes constitucionales con lo cual de hecho se produce la abolición de la Constitución del año 1999. Aprueban leyes de carácter retroactivo, como la decisión de ilegalizar a los partidos que no participaron en las elecciones de alcaldes de diciembre del 2017. Se impide la participación de candidatos de izquierda diferentes a los decididos por la cúpula del PSUV. Mientras tanto, el Consejo Nacional Electoral realiza un fraude para bloquear la elección de Andrés Velázquez como gobernador del Estado Bolívar…
Lo que está en juego aquí no es la defensa formal de la Constitución del año 1999, sino de la defensa de la democracia, no una democracia formal burguesa, sino la apertura hacia la profundización de la democracia que representó la Constitución del año 1999. Sin que se haya producido un hito único que defina una ruptura del orden constitucional democrático creado en el año 1999, como un salami, ese orden democrático constitucional viene siendo rebanado paso a paso, sucesivamente, hasta encontrarnos en la situación actual en que ya éste no es reconocible.
FG: Entonces, después de este panorama muy complejo donde los progresismos conocen reveses bruscos o graduales, donde las izquierdas críticas o radicales no logran surgir como fuerza popular masiva, donde las fuerzas electorales de recambio realmente existentes son, de momento, derechas neoliberales agresivas, hasta insurreccionales en algunos casos como Venezuela, ¿cómo pensar alternativas concretas en este fin de hegemonía de los progresismos y repunte de una neoliberalismo tardío? Desde la perspectiva del buen vivir y del ecosocialismo, desde la crítica a los límites y contradicciones de los gobiernos progresistas, desde el feminismo popular o decolonial, ¿cómo pensar utopías con perspectivas concretas para Nuestramérica?
EL: En Venezuela, la única fuente de optimismo para mí en este momento es el hecho de que ha sido tan profunda la crisis y ha golpeado de tal manera la conciencia colectiva que es posible que el encanto del petróleo, del rentismo y del Estado Mágico benefactor proveedor comience, lentamente, a disiparse. Todo el debate político izquierda-derecha en las últimas décadas ha operado al interior de los parámetros del imaginario petrolero, al interior de esta noción de Venezuela país rico, dueño de las mayores reservas petroleras del planeta. La política ha girado en torno a las demandas que diferentes sectores de la sociedad le hacen al Estado para acceder a estos recursos. Yo empiezo a ver señales, todavía lamentablemente débiles, de un reconocimiento de que no es posible seguir en ese rumbo. Comienza a asumirse que un ciclo histórico llega a su fin. La gente empieza a rascarse la cabeza, ¿y ahora qué? Yo tengo relaciones desde hace años con lo que es el proceso de organización popular más continuo y más vigoroso en Venezuela, CECOSESOLA. Es esta una red de cooperativas que operan en varios estados del centro y occidente del país que relaciona una amplia red de productores agrícolas y artesanales con consumidores urbanos, además de un estupendo centro de salud cooperativo y una cooperativa funeraria. Me ha impactado la presencia de temas como el rescate y el intercambio de semillas en las conversaciones cotidianas. El reconocimiento de un antes y un después del inicio de la actual crisis. Hace poco, cuando en alguna comunidad agrícola alguien bajaba de una población cercana se le decía acuérdate de traerme una lata de semilla de tomate. Eso era lo cotidiano. Esas eran semillas de tomates importadas, seleccionadas e hibridas que no se reproducían, no necesariamente transgénicas, pero si estériles después de la primera siembra. Con la crisis económica, ese acceso a las semillas se corta abruptamente. Se retoman prácticas campesinas ancestrales. Comienzan reuniones entre campesinos en las que se plantea ¿quién tiene semillas de qué? Semillas autóctonas que estaban solo preservadas en pequeña escala empiezan a intercambiarse, semillas de papas, semillas de tomates, etc. Se abren así nuevas posibilidades. Vamos a despertarnos de este sueño (que resultó ser una pesadilla) y pensar en la posibilidad de que estamos en otra parte, en otro país, en otras condiciones y la vida sigue pero ahora va por nuevo camino.
FG: Miriam, lo que dice Edgardo es interesante pero describe, por el momento, embriones muy pequeños de poder popular, que pueden parecer poco operativos frente a los inmensos desafíos regionales, la mundialización financiera, el caos mundial…
ML: Claro, o sea, depende un poco desde donde ves la cosa, yo creo que aquí por ejemplo en Europa, lo que toca hacer es empezar a tomar conciencia de los efectos que causa en otras partes del mundo el modo de vida de consumo intensivo que todos asumen con una naturalidad casi absoluta. Me parece que las dimensiones de la destrucción que esto ocasiona, no solamente en términos ambientales sino también de tejido social, de subjetividades, son mucho más importantes de lo que se presume en Europa, donde todo esto permanece prácticamente invisible, camuflado por entornos de consumo agradables y anestesiantes.
EL: O la creencia de que el nivel de vida del Norte no depende del extractivismo en el Sur.
ML: Algunos denominamos esto el modo de vida imperial, que asume automáticamente que los recursos naturales y el trabajo barato o esclavizado de todo el mundo son para el 20 por ciento más acomodado de la población mundial que vive en los centros capitalistas o las clases medias y altas de las sociedades periféricas. Y si es barato, qué bueno. Da la sensación de que el planeta va a colapsar ecológica y socialmente por la enorme cantidad de gadgets que se producen, que nadie necesita realmente excepto “los mercados”, por todo lo que el capitalismo sugiere como necesidades artificialmente construidas. Entonces, aquí en los centros capitalistas hay una tarea muy importante de reducir la cantidad de materia y de energía que se gasta. Por ejemplo, los movimientos alrededor del decrecimiento tienen una buena perspectiva en términos de transformación cultural, donde por los malestares con el neoliberalismo que tú mismo mencionaste antes, la gente redescubre otras dimensiones no materiales de la calidad de vida, y también la riqueza de autoproducir ropa, o miel, u otras cosas.
FG: Sí, aquí también en Francia, hay actualmente un montón de redes alternativas campesinas, experiencias colectivas autogestionadas, zonas que defender (ZAD), monedas alternativas, etc. pero son todavía muy pequeñas.
ML: Claro, son redes pequeñas por ahora, sin embargo lo importante es contagiar a más gente con estos imaginarios de bienestar diferentes, para que el cambio se haga no por la fuerza, o no por la crisis, sino por el propio deseo. Que la gente pueda sentir, experimentar en carne propia que hay otras dimensiones de buena vida que fácilmente pueden compensar el tener menos materialmente, y que un decrecimiento no tiene por qué vivirse como pérdida.
EL: No como un sacrificio de dejar de tener cosas…
FG: De hecho, aquí, se habla cada vez más de la necesaria conquista de una sobriedad feliz y austeridad voluntaria frente al despilfarro consumista, es un concepto interesante, potente, que se puede conectar al buen vivir y al ecosocialismo.
ML: Yo siento cada vez que voy a Europa que hay muchísimo malestar con este modo de vida superacelerado que prima aquí, tengo muchos amigos que se enferman, si no físicamente se enferman psicológicamente, el stress, la depresión, los burnouts, los ataques de pánico. Las dimensiones que esto adquiere se ocultan bastante sistemáticamente en los discursos dominantes que siguen asociando bienestar a crecimiento económico, y mucho más aún en lo que se percibe desde el Sur global. Visto desde América Latina, aquí en los países centrales, todo es necesariamente una maravilla. Entonces, visibilizar estos malestares y visibilizar las otras formas de vida que ya resultan de ellos, sería un paso importante. Porque en el Sur, curiosamente todo el mundo cree que es mejor vivir en la ciudad, mientras que en Alemania o en España al contrario se multiplican las comunidades ecológicas que van al campo. O sea, sería un paso para contribuir a quebrar esa hegemonía del desarrollo imitativo, que obliga al Sur a repetir todos los errores que ya se han hecho en las sociedades del Norte, como el atascar las ciudades con autos, por ejemplo. Pero algunas de ellas aquí en el Norte se están superando también desde las nuevas generaciones, como en la división del trabajo entre hombres y mujeres. Ahora, en las generaciones de la mía para abajo, el compartir las tareas del cuidado no solamente en la pareja sino más allá de la pareja, tal vez en el edificio, en la comunidad que se pueda generar en un espacio reducido de convivencia, ya se ha vuelto más normal.
Eso también es otro elemento importante, el construir comunidad contra la individualización forzada, tanto en el campo como en la ciudad. No me refiero a la comunidad entendida como el pequeño pueblo campesino, ancestral, fijado en el tiempo, sino a comunidades políticas en movimiento, que incorporan sus tareas de cuidado como unas tareas colectivas y entonces reorganizan la vida alrededor de lo que reproduce la vida, y no alrededor de lo que demandan el mercado o el capital. Y creo que habría que visibilizar todos los esfuerzos que ya se están haciendo en este sentido, donde la gente vive relativamente bien, tanto en el Norte como en el Sur. En el Sur en parte serán comunidades ancestrales, pero también hay otras de nueva creación, mientras en el Norte suelen ser recientemente constituidas. Se trata de cambiar un pensamiento único y mirar las cosas que existen, no hay que inventar todo de cero.
Por ejemplo, existe una visión de que los barrios periféricos urbanos son un infierno, en el Sur global sobre todo. Pero si vas a mirar desde más cerca, hay muchas lógicas ahí que son absolutamente anticapitalistas, la de no trabajar, la de dar prioridad a la fiesta, la de intercambios no mediados por la lógica del dinero... Tal vez no es el modelo, de todas maneras no hay ningún modelo y no debería haber, eso es muy importante recalcar. No vamos a tener, después del socialismo del siglo XX, una nueva receta única en la que vamos a inscribirnos todos y seguirla, sino más bien se trata de permitir esa diversidad de las alternativas, para que desde cada cultura y contexto puedan construirse, desde la gente que está involucrada en ellas. Los buenos vivires en plural.
También tenemos que generar una cultura de alternativas que nos permite errar, equivocarnos, aprender de los errores. Estos espacios de experimentación social donde decimos bueno vamos a intentar eso, no funciona, vamos a intentar otra cosa, pero en cohesión y sin competir, según el principio de cooperación y no de competencia. Un libro que se llama “The future of development” |6| afirma que el porcentaje de la población mundial realmente inserta en los circuitos del mercado globalizado neoliberal es apenas la mitad, y que el resto todavía está en lo que llamaríamos los márgenes. Eso da esperanzas, también quiere decir que la mitad de la población mundial está en otra cosa, más allá del modelo dominante, entonces deberíamos empezar a mirar por ahí.
FG: Muy bien, muchas gracias.





ANDALGALÁ PARTICIPARÁ DEL HOMENAJE A FRAY MAMERTO ESQUIÚ EN BOLIVIA

El profesor andalgalense Ángel Carrizo disertará sobre “El Pensamiento Americanista” y “Vida y obra de Fray Mamerto Esquiú”.

El Esquiu de Argentina (www.elesquiu.com)
                                                                                                   
Con la reactivación de la beatificación y canonización de Fray Mamerto Esquiú, la ciudad de Tarija, Bolivia le rinde un homenaje al Padre Esquiú con un encuentro donde resaltarán vida, obra y los presuntos milagros del fraile catamarqueño que falleció el 10 de enero de 1883 en la Posta El Suncho, en nuestra provincia.
Con organización de la Biblioteca y Museo Franciscano, el Centro Eclesial de Documentación, la Academia del Folklore de Tarija, la Sociedad Geográfica e Histórica, la dirección de Investigación del Centro Eclesial de Documentación (CED) y el Consejo del Folklore de América, tienen programado un homenaje a Fray Mamerto Esquiú a realizarse del 4 al 8 de febrero en Tarija, Bolivia. 
Para formar parte de este encuentro, el IV Centenario del Centro Eclesial de Documentación del Convento San Francisco invitó a nuestro mayor referente andalgalense, el profesor Ángel Ricardo Carrizo, actual director del Instituto Superior de Arte (ISA), titular del Consejo Federal del Folklore de Argentina (Coffar) y articulador Cultural del Consejo del Folklore de América (Cofam), quien disertará sobre “El Pensamiento Americanista de Fray Mamerto Esquiú”, el lunes 5 de febrero, desde las 19, en la Universidad de Tarija. 
Mientras que el miércoles 7 de febrero, desde las 19.30, en el convento de la misma localidad, Carrizo expondrá sobre la “Vida y obra de Fray Mamerto Esquiú”. 
Consultado sobre el evento al que fue convocado, el profesor destacó que no es la primera vez que participa de un encuentro sobre el fraile catamarqueño en aquel país. “Es una maravilla ver la biblioteca donde trabajaba Fray Mamerto Esquiú, donde resguardan más de 40 mil volúmenes y, hasta la actualidad se conserva intacto el despacho donde pasaba la mayor parte de su tiempo al igual que su pluma”, manifestó Carrizo.
Seguidamente, agregó que durante su estadía formará parte de diferentes actividades culturales y educativas, por lo que lleva folletería, videos y productos regionales para entregar a autoridades: “Para esta presentación llevo bastante material sobre Fray Mamerto Esquiú cuando era estudiante y sobre los franciscanos en Catamarca, además se proyectará un video sobre el fraile en nuestra provincia”. 
Programa
4 de febrero: en la mañana visita al museo y palacio. A las 19.30, participación en actividades culturales.
5 de febrero: disertación en la Universidad de Tarija, dirigida al cuerpo docente. Tema: El Pensamiento Americanista de Fray Mamerto Esquiú, a cargo del prof. Carrizo, a las 19.30.
6 de febrero: visita a la iglesia, sitios culturales, desarrollo de actividad cultural-educativa.
7 de febrero: a las 19.30, disertación en el convento franciscano, dirigida a autoridades civiles, eclesiásticas, militares, público en general. Tema: Vida y obra de Fray Mamerto Esquiú,  a cargo del representante tinogasteño. Visita a la biblioteca y lugar de trabajo del ilustre franciscano.
8 de febrero: concurrencia al topamiento de mujeres, bailes, cantos copleros, comparsas, comidas típicas.
Durante la tarde visitarán  San Lorenzo y Canasmoro con un homenaje al “Moto” Méndez, insigne figura boliviana. 






¿CONOCE EL VIRUS MACHUPO?

Diario Salud de República Dominicana (www.diariosalud.do/do)
                                                             
Al vivir en un mundo globalizado se está expuesto a gozar de muchos de beneficios que la interconexión mundial brinda, de esto se suele hablar mucho, sin embargo a veces se pasa por desapercibido que también muchas plagas, bacterias y virus oriundos de tierras lejanas pueden presentarse en este y en cualquier otro territorio.
Plagas como el caracol africano, la peste porcina africana, el cólera, el ébola, la mosca del mediterráneo y otras enfermedades han tocado la tierra dominicana y otras naciones en determinadas ocasiones. Por esta razón es prudente conocer el virus que se expondrá a continuación.
Según la Organización Panamericana de la Salud, la Fiebre Hemorrágica Boliviana es una enfermedad zoonótica, viral, también conocida como tifus negro que es producida por el virus Machupo (Miembro de la Familia Arenaviridae, Género Arenavirus del Nuevo Mundo, Complejo Tacaribe). Debido a su alta patogenicidad, el virus Machupo requiere Bioseguridad Nivel cuatro, que es el máximo posible.
¿Cómo se transmite?
-La enfermedad se transmite mediante el contacto directo con roedores o inhalación de excretas de roedores infectados.
-También es transmisible de persona a persona.
¿Cuáles son los síntomas?
-Fiebre, malestar, dolor de cabeza, muscular y articular, y sangrado, petequias en la parte superior del cuerpo y sangrados por nariz.
-Al séptimo día se suele presentar crisis hipotensivas.
-Cefaleas, mialgias y raquialgias intensas.
- Náuseas y vómitos en los primeros días de la enfermedad que se hacen más evidentes con la movilización.
¿Cómo se diagnostica?
Mediante las siguientes pruebas: Diagnostico virológico: RT-PCR. Diagnostico serológico: Determinación de IgM o determinación de IgG usando ELISA y la prueba de neutralización por reducción de placas (PRNT).
¿Cómo es el tratamiento?
El tratamiento incluye la aplicación de plasma inmune específico de pacientes convalecientes en el término de 8 días después del comienzo de la enfermedad.
¿Cómo prevenirla?
Usando medios de protección durante las labores agrícolas.
Vacunándose contra el virus Junín que ha demostrado reacción al virus Machupo y, por ende, ha sido considerada como tratamiento alternativo para la FHB.
Otros datos sobre la enfermedad
Esta enfermedad está limitada al Departamento del Beni, municipios de las provincias Iténez (Magdalena, Baures y Huacaraje) y Mamoré (Puerto Siles, San Joaquín y San Ramón) en Bolivia.
Tarda 14 días en incubarse.
Provoca que el 30% de los pacientes presentan cuadros neurológicos, estando el líquido cefalorraquídeo normal.
Suele causar alteraciones en la marcha, regularmente con andar como ebrio, con pasos cortos, inestables, oscilantes, etc.

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