Friday, November 15, 2019

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN BOLIVIA?


Una economía cuya productividad general no alcanza para competir en el mercado mundial, depende de commodities: soja, petróleo, gas, cobre. El súper ciclo de estas mercancías especiales se cerró hace unos pocos años, y lo que durante una larga década sostuvo experiencias aparentemente exitosas, se desplomó. La Bolivia de Evo Morales y el Chile de Sebastián Piñera parecían estar exentos de esta tendencia, hasta ahora. Mientras la riqueza excepcional que proveían los commodities fluyó generosamente, el poder político, sin importar su signo ideológico, se mantuvo firmemente asentado en una muy amplia coalición de fuerzas sociales que reunía incluso a los que se habían enfrentado durante todos los '90.
Gracias a ese flujo, Evo construyó un poder muy centralizado y personal a partir de su base original en la burguesía cocalera, la cooptación de cuanto movimiento social anduviera suelto, fuera de base étnica o sindical, y de la alianza con la vieja burguesía "blanca" santacruceña y la emergente burguesía aymara. A medida que las contradicciones empezaron a acumularse, esa base se fragmentó y comenzó a reunirse en un polo opositor. En ese mismo momento, Evo comenzó a preparar un cambio de régimen político que le permitiera perpetuarse. La reforma constitucional, el plebiscito y, finalmente, la autorización judicial para presentarse por un cuarto mandato con la excusa de los "derechos humanos", fueron jalones de lo que tranquilamente podría llamarse "auto-golpe", coronado con el fraude en las últimas elecciones.
A partir de allí, comenzó a gestarse un movimiento popular contrario al fraude protagonizado por las bases electorales de Mesa, el candidato opositor más votado (pequeña burguesía y asalariados acomodados urbanos), sectores indígenas, incluso de las regiones aymaras, molestos por la manipulación masista, la postergación sine die de muchas demandas y modificaciones cosméticas que no alteraron demasiado su realidad material, buena parte del movimiento obrero opositor a Morales, en particular, mineros del sur del país, pero que incluyen a la dirección de la COB, y, por supuesto, la poderosa burguesía agraria de la Media Luna, en particular, de Santa Cruz. Fue esta última, a falta de una dirección popular o de izquierda, la que tomó el comando de las principales acciones, que provocaron el desgaste político agudo de Morales. El aislamiento se completa cuando las FFAA "sugieren" su renuncia, en momentos que esta ya estaba decidida.
Evo no cae víctima de un golpe de Estado sino de una insurrección popular aprovechada por la derecha santacruceña. En esa insurrección participan muchas fuerzas, incluyendo gobiernos extranjeros. Se genera un vacío de poder que es aprovechado por la derecha. Las FF.AA. no participaron del proceso. Su renuncia ya estaba decidida (al punto de que Evo no las acusa del hecho).
El escenario actual es complejo. El gobierno de Jeanine Áñez es muy débil, concentrado sobre todo en apoyos santacruceños. No tiene legalidad alguna y el congreso es controlado por el MAS. Si resiste, por ahora, es por la debilidad paralela del masismo, cuyas fuerzas se concentran en el sector cocalero de Cochabamba y en una parte de El Alto. Tiene también seguidores en las FF.AA., desde un grupo de generales arribistas como Kaliman (a quién el masismo llegó a pedirle que asumiera la presidencia, derrocando a Áñez, demostrando, otra vez, que la "sugerencia" no habilita la tesis del "golpe militar" contra Evo) hasta una base extensa entre los suboficiales. El grupo de oficiales, mayoritario, de características "profesionalistas", opuestos a los arribistas como Kaliman, que escalan puestos gracias a sus vínculos con el masismo, está detrás de Añez y son, por ahora, su única carta a la hora de reprimir a la oposición masista. La división de las FF.AA. armadas (que se completa con un grupo de viejos anti-comunistas más cercano ideológicamente a Camacho) las inhabilita para jugar un papel independiente en la coyuntura, desmintiendo, una vez más, la tesis del "golpe". Como sea, ambos, Áñez y el masismo, buscan ahora un acuerdo, que incluya el reconocimiento de la presidenta, la pronta llamada a elecciones y la posibilidad de la participación de Evo en las mismas, así como el fin de las represalias contra ex funcionarios.
Por fuera de este cuadro queda un desdibujado Mesa y un vasto pero poco articulado conjunto de "ni con Evo ni con Mesa-Camacho". Entre ellos se encuentra la COB, los mineros del sur, un sector indigenista de El Alto y muchos pequeños grupos a lo largo y a lo ancho del país. Está por verse si esta tercera posición puede articularse y dar batalla. Si no, los viejos aliados (el MAS y la "derecha" santacruceña) llegarán a un acuerdo y se repartirán el poder. Ya lo han hecho en el pasado. http://www.telam.com.ar/notas/201911/408918-que-esta-pasando-en-bolivia.html





FRANCISCO SÁNCHEZ: "LA OPOSICIÓN BOLIVIANA VA A TENER EL PODER DEL ESTADO, NO DEL PAÍS"

El director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca analiza quién es quién en la crisis de Bolivia. "Bolivia es un país profundamente dividido. Son cientos de años de fragmentación que no se van a solucionar en un periodo corto de tiempo"

RTVE de España (www.rtve.es)
                                                                    
El director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, Francisco Sánchez, analiza para RTVE quién es quién en la crisis de Bolivia, que ha puesto en primer plano a figuras populares y a otras prácticamente desconocidas hasta el momento, y evalúa las posibilidades de regreso del partido de Evo Morales, y del propio expresidente en el exilio.
Pregunta.- Hagamos un breve perfil de cada uno de los actores en esta disputa en Bolivia. En primer lugar, Carlos Mesa.
Respuesta.- Carlos Mesa es un expresidente de la República de Bolivia. Fue el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, asumió después de la guerra del gas y tuvo enfrente la dura oposición de Evo Morales y su movimiento. En este momento, como vemos, ha desaparecido del escenario porque su reivindicación era que se repitiesen las elecciones.
P.- Jeanine Áñez, que ha asumido la presidencia del país sin el quórum del Congreso…
R.-  Jeanine Áñez es fruto de esta nueva política con nuevos personajes de la política latinoamericana. Muchos de ellos provienen de la televisión. Son personas conocidas en la zona, con un perfil conservador. En el caso de Jeanine, era senadora por el departamento de Beni, y ahora se ha convertido en una actriz protagonista, aunque, de hecho, es una actriz secundaria en este momento.
P.- Luis Fernando Camacho, el líder de los movimientos cívicos contrarios a Morales…
R.- Luis Fernando Camacho es el resultado de esta polarización que vemos en Bolivia, donde tenemos a dos grandes sectores que se están oponiendo. En escenarios de polarización siempre aparecen los extremos. Es el caso de Camacho, que es fruto de la división étnica y regional del país. Como se ha visto, él no engaña: es un personaje profundamente conservador que reivindica un orden clásico, asentado en los valores religiosos y en el patriarcalismo.
P.- Del lado del hasta ahora oficialismo, con la salida de Morales y el resto de altos cargos, ¿cómo queda su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS)?
R.- El MAS mantiene su capacidad de movilización. Es un partido que ha logrado penetrar en la sociedad y tiene fuerza social. Sin embargo, el MAS tiene problemas para dar continuidad al proyecto más allá de Evo Morales y la prueba es el intento que hicieron de conseguir la reelección de Evo jugando todas las cartas posibles. Yo veo que, en el contexto actual, con la cúpula del partido desparecida de la escena debido a la conflictividad, es muy difícil que, por lo pronto, aparezca otra figura. A pesar de esto, creo que el MAS seguirá siendo un actor protagonista en la política boliviana.
P.- ¿Tiene el MAS un líder alternativo a Evo Morales?
R.- Posiblemente tengan un candidato que aparezca. Hay varias personas, pero no creo que sea alguien con la suficiente capacidad para ganar unas elecciones polarizadas, como van a ser las siguientes.
P.- A partir de la situación actual, ¿cree usted que la oposición conseguirá consolidarse en el poder o, por el contrario, que se abre un periodo más o menos prolongado de inestabilidad?
R.- Creo que la oposición va a ser capaz de consolidar el control del Estado, pero no del país y el poder. Bolivia es un país profundamente dividido. Son cientos de años de división y fragmentación que no se van a solucionar en un periodo corto de tiempo. El gobierno de Morales ha sido la visibilización de esa Bolivia que no estaba presente. Lo que vemos con Camacho y su gente es el resurgimiento de todos esos que se han sentido marginados en el proyecto político que tenía Evo Morales. Como he dicho, son los extremos los que han entrado en escena, y se enfrentan. Desde ese punto de vista, ¿cuándo se consolidará el poder? Cuando nuevamente tengamos un proyecto de integración. Eso, ahora mismo, no existe en Bolivia, ni tampoco hay ningún actor que lo pueda llevar adelante.
P.- ¿Puede Evo Morales regresar a Bolivia?
R.- En el momento en que desaparezcan las causas judiciales que tiene abiertas, posiblemente sí. También es posible el escenario del martirio. Pensemos en el caso de Leopoldo López.





Un centro de investigación de EE.UU. desmiente el documento del organismo

EL FRAUDE DE LA OEA PARA EL GOLPE EN BOLIVIA

Cómo se contruyó el relato que dio base al derrocamiento y proscripción de Evo Morales. Un documento del prestigioso CEPR, que tiene dos premios Nobel en su Junta Consultiva, demuele las conclusiones que alimentaron al discurso golpista.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
                                                                                        
“Declarar es muy fácil, probar y comprobar es lo difícil”, fue la frase con que Fernando del Rincón, periodista de CNN, abrió su programa destinado a hablar del “fraude” en las elecciones bolivianas. Pese a todos sus esfuerzos, él tampoco lo logró. Declaró mucho y probó poco y nada.
Algo parecido le pasó a la Organización de Estados Americanos (OEA). Dedicada desde la noche misma de las elecciones a darle argumentos a la oposición golpista --sembrando sospechas sobre el recuento de votos y hablando de “un inexplicable cambio de tendencia”--, se cuidó sin embargo de utilizar la palabra “fraude”, que no figuró en ninguna de sus declaraciones.
El único que rompió la consigna fue nada menos que el secretario general del organismo, el uruguayo Luis Almagro, expulsado del Frente Amplio por impulsar la intervención militar en Venezuela, quien aseguró el martes en la sesión extraordinaria de la OEA que “en Bolivia hubo un golpe de Estado el 20 de octubre cuando Evo Morales cometió fraude electoral”.
Más allá del uso de la palabra “fraude”, los documentos de la OEA fueron la columna vertebral sobre la que se construyó el relato que habilitó el golpe de estado en Bolivia. La validez de sus conclusiones quedó severamente cuestionada cuando el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) dio a conocer su trabajo ¿Qué sucedió en el recuento de votos de las elecciones de Bolivia de 2019? El papel de la Misión de Observación Electoral de la OEA , que demuele las apresuradas conclusiones del documento apadrinado por Almagro.
El CEPR es un prestigioso centro de investigación con base en Washington, fundado por los economistas Dean Baker y Mark Weisbrot. Su Junta Consultiva incluye a dos premios Nobel de Economía como Robert Solow y Joseph Stiglitz.
El relato de la OEA
Todo el relato de la OEA se basó en la interrupción por casi 24 horas del escrutinio provisorio (llamado Transmisión de los Resultados Electorales Preliminares, TREP) cuando ya estaban cargadas el 83,85% de las actas.
El sistema electoral boliviano prevé que será declarado ganador el candidato que supere el 50% de los votos o el que, con más del 40%, aventaje por 10 puntos a su inmediato competidor. Cuando el conteo rápido fue interrumpido, Evo Morales había pasado el 45,7% del total y le llevaba 7,87% a Carlos Mesa, el otro candidato con aspiraciones.
Cuando se retomó el conteo rápido y se llegó al 95,63% de las actas, el resultado fue de 46,86% para el presidente y 36,32 para el opositor, con más de 10 puntos de diferencia. Finalmente, en el escrutinio oficial, el oficialismo llegó al 47,08%, un 10,5% por encima de Mesa. En otras palabras, Evo había sido reelegido sin necesidad de recurrir a un ballottage.
El principal argumento de la OEA para reclamar que se repitan las elecciones fue “el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares [del conteo rápido]”. Sin embargo, sostiene el informe del CEPR, “la misión no proporcionó evidencia sustentando estas declaraciones que sugieren que el conteo rápido podría ser incorrecto o ‘difícil de explicar’”.
El conteo rápido y el oficial
Los investigadores del Centro estadunidense muestran que la mayor parte de los señalamientos de la OEA se hacen sobre el escrutinio provisorio y no sobre el oficial, que se inició poco después y no se interrumpió en ningún momento.
El conteo rápido se realiza en base a fotografías de las actas y su única función es responder a la ansiedad de los medios y la población con resultados creíbles a pocas horas de terminada la votación. (Dicho sea de paso, la propia OEA recomendó que se haga.) Pero esos resultados no tienen ningún valor legal.
En Bolivia, el único cómputo vinculante es el oficial, confeccionado por los Tribunales Electorales en base a las actas verdaderas. Eso explica por qué, en la noche de las elecciones, grupos coordinados de opositores atacaron, y en varios casos incendiaron, algunos de los locales donde se llevaba a cabo el recuento oficial, obligando a trasladar el lugar de trabajo de las autoridades electorales. Esas “mudanzas” serían utilizadas después por la OEA para cuestionar el funcionamiento del escrutinio.
El estudio de CEPR muestra también que, contrariamente a lo sugerido por la oposición, los dos escrutinios confluyeron en un resultado muy similar. “Al final, el conteo oficial, que es legalmente vinculante y completamente transparente, coincidió estrechamente con los resultados del conteo rápido”, explicó Guillaume Long, uno de los investigadores.
El cambio de tendencia
Lo que explica el “cambio de tendencia” que tanto preocupó a la OEA no es otra cosa que el fuerte contraste entre el voto ciudadano y el voto rural. Las preferencias en los centros urbanos, donde crece la participación de los sectores medios y altos, es menos favorable a Evo Morales que en los territorios campesinos, el área pobre de la que él mismo proviene. Lógicamente, las actas de las urnas ciudadanas llegan a los centros electorales antes de las que provienen de los apartados sectores rurales. De allí surge la consistencia de la tendencia proyectada desde el comienzo mismo del conteo, que muestra la paulatina y permanente ampliación de la diferencia entre Morales y Mesa, hasta llegar al 10,5 final.
No conformes con esas proyecciones, los expertos del CEPR realizaron más de 500 simulaciones en base a los resultados informados con el 83,85% de las actas, cuando se interrumpió el conteo rápido, y concluyeron que el triunfo de Evo Morales por más de 10 puntos no sólo era posible sino altamente probable.
Del fraude a la inconstitucionalidad
Todos estos datos explican por qué poco a poco se fue abandonando el argumento del “fraude” en el escrutinio de los votos, para resucitar con más fuerza la “inconstitucionalidad” de la participación del Presidente aymara en las elecciones. Cabe recordar que Evo Morales perdió en 2016 por estrecho margen un prebliscito sobre la posibilidad de habilitar su candidatura para un nuevo periodo. Y que finalmente logró en 2017 un fallo del Tribunal Supremo que le dio luz verde a sus aspiraciones.
Más allá de las opiniones que merezcan esas dos iniciativas del presidente depuesto, actualmente no pueden tener la menor relevancia. El fallo que lo habilitó fue aceptado tanto por la oposición interna, que legalizó las elecciones al presentarse, como por los organismos internacionales que ahora aparecen al frente del cuestionamiento, como la OEA, que le dio pleno respaldo en mayo de 2018. “Decir que Evo Morales no puede participar sería absolutamente discriminatorio”, proclamó por aquellos días el propio Luis Almagro.
Pero los vientos cambiaron. Una de las pocas definiciones de la autoproclamada presidenta provisoria de Bolivia, Jeanine Áñez, fue justamente anunciar su decisión de anular ese fallo del Tribunal Constitucional. 
Si lo hace, quedaría expuesto el principal objetivo del Golpe: la proscripción de Evo Morales, de la misma forma que la destitución de Dilma Rousseff y la prisión de Lula da Silva tuvieron el objetivo de proscribir al primer presidente obrero de la historia de Brasil.
¿Serían democráticas unas elecciones con el principal candidato proscripto, aunque acaba de obtener nada menos que el 47 por ciento de los votos? Los argentinos están calificados para opinar al respecto, después de todo algo muy parecido se vivió después del golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón y lo proscribió por décadas.
Algunos datos más que interesantes para seguir leyendo
1. Antonio Costas, el vicepresidente del Tribunal Electoral que con su renuncia abonó buena parte de las denuncias periodísticas sobre el supuesto “fraude”, aseguró a los medios que quisieron escucharlo que su disgusto fue con la “innecesaria” suspensión del conteo rápido. Y reveló que ésta se produjo por una alerta de ataque informático, pero que el “alboroto” técnico y la “impericia” del Tribunal, no cambiaron de ninguna manera la veracidad de los resultados.
2. Según la ley boliviana, una vez que los jurados electorales firman el acta de recuento de una mesa, el día de las elecciones, los votos físicos ya no tienen valor, puesto que en ningún caso se ha de volver a contarlos. Si un acta recibe observaciones, se vuelve a votar en la mesa a la que esta corresponde. Así que nadie se preocupa demasiado por conservar con cuidado los votos. Eso explica por qué pasaron al olvido los videos de denuncia, que se viralizaron en las redes y los medios en la noche de las elecciones, donde jóvenes exaltados mostraban papeletas y urnas como “prueba” del fraude, mientras sus compañeros les prendían fuego.
3. Declaraciones de Evo Morales al diario español El País desde México: “El golpe de Estado empezó el 21 de octubre, después de las elecciones, con la falsa acusación de que había fraude. Ahora me doy cuenta de que la denuncia es el verdadero fraude. Durante dos semanas, se va intensificando y el golpe se consuma cuando la policía se amotina y pasa a ser golpista. Pedimos un diálogo con los cuatro partidos que tienen representación parlamentaria. Para evitar muertos y heridos, yo digo que no haya segunda vuelta sino elecciones y sin Evo candidato, con nuevos miembros del tribunal electoral. Y siguieron agrediendo. Hasta que renuncié, no había muertos de bala. Después, van cuatro o cinco.
En la madrugada del domingo, la OEA ya tenía listo el informe preliminar haciendo ver que había habido fraude. El compromiso era otro, porque nos habían dicho que no lo tendrían listo entero hasta el 12 y nos pidieron hasta el 13, es decir, hasta hoy. Yo pedí que me contactaran con el secretario general, Luis Almagro, a las tres o cuatro de la mañana, pero no quiso. Hablé con su jefe de Gabinete, Gonzalo Koncke, le dije que con ese informe iban a incendiar el país, que iba a haber muertos. Dicen que gané, pero no con claridad, entonces, debería haber segunda vuelta, pero no, quieren nuevas elecciones. Es una decisión política. Ahora dicen que hicimos un autogolpe. Luis Almagro espera instrucciones del Gobierno de Estados Unidos, así se puede entender. Yo tenía cierta esperanza en la OEA. Le dijimos que hicieran la auditoría, estaba convencido de que no hubo fraude. Nunca en la vida me ha gustado hacer algo ilegal. El tema de fondo es que no aceptan el voto indígena. Después del primer informe, el TREP, ganaba con el 7% pero faltaba el voto rural, el voto indígena. Dije que íbamos a ganar. Rechazan el voto indígena, es regresar a tiempos del pasado, a tiempos de la colonia.”





GOLPE EN BOLIVIA, EL ZORRO CUIDANDO LAS GALLINAS
                                                                                                                 
"A lo largo de las últimas 48 horas se han dado a conocer tres informes que cuestionan en profundidad y detalle el papel de la OEA en el golpe de estado en curso en Bolivia"
"La OEA -o su secretario general Luis Almagro- omite que de sus propios informes no se desprende una sola prueba definitiva que demuestre el fraude"

Cuarto Poder de España (www.cuartopoder.es)
                                                        
A lo largo de las últimas 48h se han dado a conocer tres informes que cuestionan en profundidad y detalle el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el golpe de estado en curso en Bolivia. A estas alturas del desarrollo de los acontecimientos y al margen de que se esté a favor o en contra del mismo ya nadie pone en cuestión que este organismo internacional y en particular su Secretario General, Luis Almagro, han tenido un papel definitivo en el desarrollo del mismo.
Efectivamente, veamos sucintamente cómo se desarrollaron los acontecimientos para entender por qué esta percepción está tan extendida. En primer lugar es imperativo comenzar por conocer algunos datos clave sobre la Organización de Estados Americanos para poner en contexto al actor sujeto de este análisis.
La OEA es una organización paradójica. Es paradójica porque no es una organización compuesta por iguales. El impulso para su constitución -su precursora la Unión Internacional de Repúblicas Americanas se crea en Washington- y el liderazgo ha correspondido a EEUU desde su creación. No en vano su composición, que excluye a Cuba, nos dice más sobre su orientación política que su declaración formal de intenciones: fortalecer la paz, seguridad y consolidar la democracia y promover los derechos humanos en América.
Sobre la cuestión que más polariza la región latinoamericana en este momento, Venezuela, la OEA ha actuado con contundencia y claridad a favor de una de las partes, aceptando a un emisario de J. Guaidó en representación del país caribeño en su máximo órgano de discusión y llegando a proponer en boca de su Secretario General, Luis Almagro, la solución militar extranjera como una posible “solución” al conflicto político.
Este es el actor, invitado como observador al proceso electoral en Bolivia, que el 23 de octubre, tres días después de cerradas las urnas, y ante las protestas ejecutadas por una oposición que enarbolaba la bandera del fraude, decide emitir un informe en el que admitiendo la victoria de Morales, recomienda la celebración de una segunda vuelta. Textualmente: “En estos momentos, con 96,78% de las actas computadas en el conteo definitivo, marca una diferencia de 9,48% entre los binomios más votados. Lo que de mantenerse significaría una segunda vuelta. En caso de que concluido el cómputo el margen de diferencia sea superior al 10%, es estadísticamente razonable concluir que será por un porcentaje ínfimo. Debido al contexto y las problemáticas evidenciadas en este proceso electoral, continuaría siendo una mejor opción convocar a una segunda vuelta”.
Es decir, en aquel momento la OEA se veía obligada a admitir: 1) que no había tenido lugar un fraude, 2) que al 96,78% la ventaja de Evo Morales era de 9,48% sobre su inmediato seguidor y 3) que era estadísticamente razonable concluir una victoria aunque fuera por un porcentaje ínfimo. A poco que se conozca la distribución geográfica del voto en Bolivia habría podido concluirse que era más que probable que se diera dicha victoria ya que restaban por computarse precisamente las actas de las zonas rurales, allí donde Evo Morales ha tenido porcentaje de apoyo superiores al 70% incluso en el referéndum de 2016 que perdió.
¿Qué estaba recomendando la OEA entonces? Sencillamente recomendaba que el gobierno de Evo Morales se saltara la Constitución boliviana “debido al contexto”. Inaudito, pero cierto. En lugar de llamar al cumplimiento de la Constitución la OEA llamaba a desconocerla para favorecer una segunda vuelta que atendiera los deseos de los que ya en aquel entonces calentaban la placenta del golpe de estado.
Pero la cosa no queda aquí. Si hay un acto definitorio en el éxito de la ejecución del golpe este sin duda es el informe preliminar de la auditoria del proceso electoral que la OEA publica el 10 de noviembre, en el clímax de la protesta opositora. Este informe sería instantáneamente amplificado por los medios de comunicación opositores y por una campaña en redes sociales construida a tal efecto.
El informe, así como la presentación del mismo del Secretario General de la OEA Luís Almagro en el Consejo Permanente del organismo, estaba destinado a instalar una idea: "Evo Morales impulsó un fraude electoral en Bolivia".
El desarrollo de los acontecimientos que siguieron a la publicación del informe es conocido: pronunciamiento militar y policial, juramentación de Camacho en el palacio de Gobierno, asunción de una senadora opositora como Presidenta al margen del procedimiento constitucional recogido en el artículo 169.1, prohibición de acceso a los diputados y senadores electos del MAS a las sedes parlamentarias y, por supuesto, reconocimiento de la nueva Presidenta por parte de Donald J. Trump y Juan Guaidó.
¿Qué decía y en qué se basaba para decirlo el informe de la OEA, “Análisis de Integridad Electoral Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia 20 de octubre de 2019 - HALLAZGOS PRELIMINARES INFORME A LA SECRETARÍA GENERAL" ?
Veamos con detalle las tres acusaciones fundamentales a tenor de los análisis realizados por Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), el Center for Economic and Policy Research (CEPR) y el realizado por Walter Mebane, del Institute for Social Research de la Universidad de Michigan:
1) La carga de datos en el sistema de conteo rápido se paró en el 80%:
El informe de la OEA denuncia la interrupción del conteo TREP en la jornada del 20-O. Sobre este aspecto es relevante remitirse al informe electoral realizado por el CEPR que sobre este asunto recuerda: “El compromiso asumido por el TSE boliviano fue publicar resultados PROVISORIOS basados en el TREP con al menos 80% de las actas trasmitidas. A las 19.40 horas, momento en que se detuvo la publicación de resultados se informó con el 83,85% de las actas verificadas. Este desempeño del TREP es similar a los antecedentes en procesos electorales bolivianos: En el referéndum constitucional de 2016, el TSE procesó el 81.2% de los resultados, en las elecciones judiciales de 2017, una Misión de Expertos Electorales de la OEA elogió el desempeño del sistema de conteo rápido boliviano por publicar los resultados al 80% a alrededor de las 9:30 p.m.”
Por otro lado efectivamente, los puntos 1 al 5 del informe de la OEA se refieren a la infraestructura de procesado y carga de la información. Sin embargo obvia el informe que esta tarea estaba a cargo de la empresa contratista, Neotec. El papel de esta empresa es a todas luces crucial y llama la atención que la OEA omita el análisis de su participación, siendo el eslabón de la cadena tecnológica que tenía el control, conocimiento, capacidad y acceso a todo el proceso tecnológico de ejecución del TREP. En este punto la OEA apunta a la falta de ortodoxia en el procedimiento pero en ningún momento aporta prueba alguna de que se cometiera fraude. Por cierto, todo sea dicho, Neotec es propiedad de Marcel Guzmán de Rojas, que no oculta en redes sociales su apoyo a la oposición a Evo Morales.
Si como de la lectura de su propio informe se acredita las conclusiones de la OEA en este primer punto señalan que el TREP adoleció de mala praxis, pero no de fraude, resulta extraño que no se señale a la empresa contratista como fuente de las malas prácticas y que no se de como explicación de estas la conclusión más sencilla y lógica: la empresa -en el mejor de los casos- no estaba capacitada y tenía la solvencia suficiente para realizar el TREP. También sorprende que el informe la OEA obvie que -como señala el informe del CEPR- la práctica habitual, anunciada y acordada entre las partes incluía el compromiso del conteo TREP solo hasta el 80% y finalmente, más extraño aún resulta que a la vista de esta evidente incapacidad de la empresa contratista el informe de la OEA no avale la interrupción del TREP, como medida precautoria ante las consecuentes dudas sobre la solvencia (por incapacidad técnica) de la información electoral vertida en dicho sistema.
2) Sobre el análisis de una supuesta falsificación de firmas
El análisis de la OEA observa única y exclusivamente 333 actas de las 34.555, y entre estas objeta 78, es decir un 0,22% del total. Pero, y esta es la clave, estas 333 actas NO son una muestra aleatoria del conjunto de actas sino todo lo contrario, constituyen una muestra sesgada por su selección: son actas seleccionadas por la oposición. Nada se dice sobre el proceso de selección de las actas, un comportamiento del auditor ajeno a los protocolos y manuales de observación de la propia OEA, que establecen la representatividad como condición sine qua non de cualquier muestra. Y esto sin entrar a preguntarnos, ¿de donde salen esas actas que selecciona la oposición?, ¿podrían estar ahí para justificar un llamado al fraude?.
3) Sobre el análisis de supuestas tendencias anormales en el TREP
La OEA apunta en este epígrafe que en la carga final del proceso de conteo las actas tienen un claro sesgo a favor de Morales, algo que no habría sucedido en la primera parte del proceso de conteo. Sin embargo cualquier observador conocedor de la realidad político territorial de Bolivia podría concluir con facilidad que este dato solo confirmaría lo evidente, a saber, que en las zonas cargadas a última hora de la noche, las zonas rurales, los apoyos de Morales son muy superiores -siempre lo han sido- a los recibidos en las zonas cargadas a primera hora de la noche, las urbanas. Por poner un paralelismo con nuestro país: es como si se dejaran las actas de Cataluña para el final del conteo y se objetara el cómputo final por el repunte de ERC respecto a la tendencia en el resto del país. Sencillamente absurdo.
Efectivamente, a pesar de que en las zonas rurales de Cochabamba y Oruro que quedaban por cargarse en el sistema todas las encuestas daban una ventaja superior al 65% en favor de Morales, la OEA concluye: “En el último 5% del cómputo, 290,402 votos fueron contabilizados. De estos, Morales ganó 175,670, es decir un 60.5% de los votos, mientras Mesa obtuvo solamente 69,199 votos es decir un 23,8%. En otras palabras, en el último 5% de votación, Morales incrementa el promedio de votación en un 15% comparado con el 95% anterior”, atreviéndose a constatar valorativamente y sosteniendo la carga de la acusación de fraude en el hecho de que según ellos: “Este comportamiento es muy inusual”.
Sin embargo, dada la extrema responsabilidad de la tarea encomendada, la OEA podría y debería haber proyectado a los colegios que faltaban por escrutarse los resultados hasta entonces contados en cada zona electoral y de haberlo hecho habría podido concluir que no solo no era inusual el resultado sino todo lo contrario, consistente estadísticamente, tal y como ha demostrado el profesor Mebane del ISR. Si, como efectivamente también ha hecho el CEPR, hubiera realizado dicha operación, el resultado que habría obtenido es una diferencia de 10,09%, lo cual es lógico ya que las zonas de mayor peso electoral del MAS-IPSP eran las que estaban menos avanzadas en el cómputo. Este resultado de hecho es consistente con el que finalmente se obtuvo del cómputo oficial que también conocía la OEA. En palabras del CEPR: “Las principales conclusiones del CEPR son que el recuento de votos oficiales legalmente vinculantes no se detuvo durante ningún período significativo y la tendencia en los resultados en el recuento oficial es muy similar a la tendencia en los resultados de la trasmisión rápida (TREP). Los resultados del TREP no fueron difíciles de justificar ni “inusuales”, sino que a brecha entre Morales y Mesa se amplió constantemente a medida que avanzaba el proceso de conteo. Los resultados parciales del conteo rápido antes de la interrupción predicen un resultado que es extremadamente cercano a los resultados finales.”
Voy concluyendo. A la vista de la lectura de las actuaciones, informes y declaraciones de la OEA en el caso boliviano resulta evidente a los ojos de cualquier observador imparcial que la OEA -o su secretario general Luís Almagro- retorció los datos para inducir una deducción falsa, a saber, que el apoyo a Morales a final de la noche era superior al 10% respecto a su contrincante por causas fraudulentas y no por un conteo que no había considerado la dinámica política natural que se da entre el rural y el urbano en Bolivia. La OEA -o su secretario general Luis Almagro- ocultó que esto no habría sido posible sin la connivencia de la empresa que cargó los datos del TREP.
La OEA -o su secretario general Luis Almagro- omite que de sus propios informes no se desprende una sola prueba definitiva que demuestre el fraude. La OEA -o su secretario general Luis Almagro- elude considerar la posibilidad de que se haya intentando falsear actas para justificar el llamado al fraude. La OEA -o su secretario general Luis Almagro- evita informar de que el muestreo de las actas sobre las que se realizó escrutinio de firmas no es un muestreo estadísticamente representativo y que la muestra se ha escogido obviando los procedimientos recogidos en sus propios manuales de observación electoral. La OEA -o su secretario general Luis Almagro- ya sea intencionalmente o por falta de solvencia y capacidad, obvia en todo su informe la realidad objetiva del país analizado, y el efecto de distorsión en la carga de datos del ámbito rural y urbano.
Estos son los hechos, saquen ustedes sus conclusiones.





LA OEA CON EVO, COMO PINOCHET CON ALLENDE
                                                                                                                             
La sucesión de aquellos episodios de la tragedia chilena parecen reflejarse hoy, con extraña similitud, en el golpe que sufre Bolivia. Y es que, como Pinochet hiciera con Allende, el presidente Evo Morales, exiliado en México, ha señalado la traición de la OEA para marcar los tiempos del golpe.

Salto Diario de España (www.elsaltodiario.com)
                                           
Como ha narrado el jurista valenciano Joan Garcés, asesor personal y amigo de Salvador Allende, el domingo 9 de septiembre de 1973 el presidente chileno se reunió con el comandante en jefe del Ejército chileno, Augusto Pinochet, y el general Orlando Urbina en su residencia de Tomás Moro. Ahí, les anunció que en las próximas horas convocaría a la ciudadanía a un plebiscito para resolver el conflicto entre el poder ejecutivo y el legislativo, con el fin también de apaciguar las tensiones que vivía el país y los rumores de golpe de Estado; golpe que llevaban promoviendo los Estados Unidos de Nixon y Kissinger desde la victoria electoral de Allende, como lo demuestra el asesinato del general René Schneider en 1970.
En aquella reunión, Pinochet le confesó a Allende que confiaba en que aquel gesto resolviera la situación y se comprometió a mantener el orden constitucional y atajar cualquier atisbo de insurrección en el Ejército. Apenas unas horas más tarde, de regreso en su casa para el cumpleaños de su hija, Pinochet se comprometía con el golpe que se daría dos días más tarde y sellaba con su firma su participación en él; golpe al que se dice que aún no estaba ligado. Sin embargo, otras versiones han mantenido que en la misma reunión con Allende, y al conocer los planes de la convocatoria para el plebiscito, Pinochet le pidió al presidente que retrasara el anuncio hasta el martes, ya que el lunes tenía otros compromisos en su agenda que no podía cambiar, a lo que Allende no puso inconveniente. Por supuesto, como es conocido, el plebiscito, que debía anunciarse en un acto público en la Universidad Técnica del Estado, no llegó a ser convocado: el martes era 11 de septiembre y esa mañana temprano había comenzado el golpe militar que bombardearía La Moneda y conduciría a Allende a la muerte.
La sucesión de aquellos episodios de la tragedia chilena parecen reflejarse hoy, con extraña similitud, en el golpe que sufre Bolivia. Y es que, como Pinochet hiciera con Allende, el presidente Evo Morales, exiliado en México, ha señalado la traición de la OEA para marcar los tiempos del golpe. Así, en rueda de prensa el miércoles 13 de noviembre, indicó que “la Cancillería [boliviana] acordó con la OEA entregar el informe oficial [de la auditoría sobre las elecciones] el día 12 y ellos pidieron que fuera el 13. Sorpresivamente, el domingo nos informó el personal de Luis Almagro que iban a publicarlo”.
El domingo 10 de noviembre, sorprendido por el movimiento de la OEA, Evo convocaba nuevas elecciones, sin percatarse de que aquel informe era sólo una etapa más para desencadenar la intervención del Ejército, con el fin de obligarle a dimitir a cambio de frenar un baño de sangre. Así, el presidente Evo concluía desde México que “la OEA tomó una decisión política y no técnica ni jurídica”.
Sin embargo, ahí no concluyen las sospechas que se ciernen sobre el papel que ha jugado la OEA en este golpe. Como ha señalado el periodista mexicano Luis Hernández Navarro en La Jornada:
“La OEA desempeñó un papel clave en la preparación y legitimación del golpe. Envió a Bolivia como jefe de la misión al mexicano Arturo Espinosa, un furibundo enemigo de Evo Morales. El funcionario se vio obligado a renunciar ante su absoluta falta de imparcialidad. Finalmente, el organismo presentó un informe preliminar sobre los comicios, basado en una muestra de tan sólo 333 actas, de un total de 34.555. Allí señala que encontró irregularidades (que van desde una tachadura hasta una firma) en 23% de esas actas. Sin embargo, no se tentó el corazón para llamar a realizar nuevas elecciones”.
(Algo que, cabría añadir, sí hizo el presidente Evo.) 
Pero no se acaban ahí las suspicacias sobre el propio contenido del informe de la OEA y sus conclusiones. El lunes 11, el bioinformático, docente e investigador argentino Rodrigo Quiroga publica un elaborado estudio donde detalla una serie de análisis sobre la posibilidad de manipulación de los resultados electorales y, por tanto, sobre el presunto fraude en los comicios del pasado 20 de octubre en Bolivia; fraude sobre el que supuestamente se fundamentan las protestas detrás del golpe de Estado. Entre la minuciosa información que reúne, Quiroga destaca que, a partir de su propia investigación, al “mirar la distribución de votos a cada partido, por mesa, según el porcentaje de participación”:
1. “Los votos del MAS [el partido del presidente Evo] [ofrecen] una distribución normal, [que] denota la polarización regional de la elección”.
2. Es cierto que “hay posibles irregularidades con algunas mesas”, siendo éstas “al menos 588”, correspondiendo a un total de 95.955 votos, las que habría que revisar. Sin embargo, reemplazando “esas mesas por promedios para cada provincia” se pone en evidencia que “no hay ningún indicio de fraude masivo”.
3. Quiroga concluye así que “la victoria de Evo es incuestionable”, pero que “la diferencia de 10 sí está en duda”.
El mismo 11 de noviembre aparece otro informe del Center for Economic and Policy Research (CEPR) aún más revelador, cuya publicación fue acompañada por diversas entrevistas a uno de sus autores en diferentes medios. En el documento se destaca que: 
1. Tanto las averiguaciones como las conclusiones del informe preliminar de OEA son de dudoso valor, y se explica que la misma OEA recomendó el uso del sistema rápido de recuento (TREP) y acordó con el Gobierno boliviano detenerlo para informar de nuevo una vez las actas escrutadas estuviera alrededor del 80%, como así se hizo, lo que desmonta toda sospecha sobre el cacareado “apagón informático” durante el recuento. Del mismo modo, se señala que de nuevo la OEA exigió reanudar el TREP, algo que también se hizo.
4. Además, el informe indica que, a pesar de que el TREP no tiene validez legal, el informe de OEA dedica el 90% de su contenido a la fragilidad del sistema informático del TREP.
5. Se subraya también que el informe de la OEA, además de no mostrar irregularidades masivas, expresa que es “difícil de explicar” que en los últimos 5% de los votos contabilizados Morales sacara un 60%”, mientras para el CEPR ese dato es razonable, ya que estos votos proceden de regiones con un fuerte apoyo histórico hacia el MAS.
6. El documento destaca entre sus conclusiones que “la politización de un proceso normalmente independiente parece inevitable cuando la OEA saca conclusiones infundadas sobre la validez de un acto electoral”, y que esto supone “una grave violación a la confianza pública, algo incluso más peligroso en el contexto de una polarización política aguda y con la violencia política postelectoral que ha ocurrido en Bolivia”. Por ello, el CEPR sugiere a la OEA que retire “sus insostenibles alegaciones” y que tome “medidas para asegurar la neutralidad en procesos de observación electoral por parte de la OEA en el futuro”.
El 13 de noviembre, otro informe sale a la luz, esta vez bajo la autoría de Walter Mebane, profesor de ciencias políticas y estadística y experto internacional en fraudes electorales, que encuentra irregularidades en 274 mesas.
El profesor Mebane expone en su análisis que, “aún eliminando todos los votos “fraudulentos”, el MAS tiene un margen de más del 10% sobre [el partido opositor] CC”. La conclusión es, por tanto aún más contundente que el estudio de Quiroga, ya que, como señala éste al compartirlo, Mebane “utiliza una versión más nueva de los resultados con el 100% de las mesas cargadas”, mientras Quiroga utilizó una con el 96% que no contaba los votos desde el extranjero. “Al sumar éstos [últimos], ni siquiera al descontar las mesas “raras” al MAS, la diferencia cae por debajo del 10%”.
En definitiva, y de acuerdo con las investigaciones tanto de Rodrigo Quiroga como de Walter Mebane y el CEPR, queda claro que fue la propia OEA la que primero recomendó el sistema TREP y los tiempos para detenerlo y reanudarlo; después promovió los rumores de fraude sobre un recuento sin validez ni legal ni concluyente; y, por último, una vez desatado el alzamiento cívico-político-policial, maniobró por medio de engaños para desacreditar la victoria de Evo sin base técnica alguna, abriendo la puerta al golpe militar definitivo.
Hay que destacar, a modo de conclusión, que más de un 60% del presupuesto de la OEA corre a cargo de Estados Unidos, que la fundó en 1948 como extensión de la doctrina Monroe y parte del ideario “panamericanista”; eufemismo éste construido para evitar un lenguaje imperialista más explícito. No es la primera vez, ni será la última, que la OEA actúa de acuerdo a los intereses de quien paga y manda en ella, como ya lo hizo y lo sigue haciendo en Cuba o Venezuela. Por eso mismo, no es de extrañar que poco a poco comiencen a destaparse audios y otras pruebas que implican a senadores como Marco Rubio, Bob Menéndez o Ted Cruz, entre otros, en los planes de los golpistas bolivianos, en connivencia con la OEA, contra Evo.
Del mismo modo que la nacionalización del cobre chileno condenó a Allende ante el capital depredador de Estados Unidos, Bolivia observa hoy cómo la mayor reserva de litio del mundo —como ha señalado el historiador Vijay Prashad, fundamental en la transformación energética global— juega un papel fundamental en la política interna del país y en la lucha por su soberanía. La OEA ha actuado con Evo como hiciera Pinochet con Allende: ante el anuncio de un plebiscito o unas elecciones, ha traicionado su palabra para movilizar las fuerzas golpistas. Se trata, como siempre, de colocar al frente del país a dirigentes serviles dispuestos a implementar políticas neoliberales de despojo y entregar los recursos nacionales a cambio de cualquier mísera prebenda que engorde su vanidad. Sin embargo, a diferencia de Allende tras el golpe de Chile, Evo sigue vivo gracias a México. Es, por tanto, de esperar que “mucho más temprano que tarde” el presidente indígena regresará libre a su país para seguir construyendo una sociedad mejor. La lucha sigue.





BOLIVIA: EXCANCILLER DE EVO MORALES SE NIEGA A RENUNCIAR Y ASEGURA NO HUBO FRAUDE EN ELECCIONES

Diego Pary está en Nicaragua desde donde señaló que continuará “con las tareas que me corresponden de Ministro de Relaciones Exteriores” de Bolivia, a pesar que la presidente interina Jeanine Áñez lo reemplazó.

Perú 21 (www.peru21.pe)
                                                                                         
El excanciller de Bolivia, Diego Pary, afirmó este jueves en Nicaragua que no renuncia a su cargo como representante del país sudamericano, y negó un fraude en las elecciones generales del 20 de octubre, que causó una crisis que obligó a la renuncia del expresidente Evo Morales.
“Por mi compromiso con la democracia, con el pueblo y la Constitución continuaré con las tareas que me corresponden de Ministro de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia del Gobierno Constitucional”, dijo Pary, en su cuenta en la red social Twitter.
Pary se confirmó en su cargo a pesar de que ayer la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, lo reemplazó por la nueva canciller Karen Longaric.
El Gobierno de Nicaragua, que considera a Pary como el canciller oficial de Bolivia, sostuvo que la presencia del boliviano en su territorio forma parte de una gira por varios países.
Este mismo jueves Pary aseguro a medios del Gobierno de Nicaragua que “no se ha podido comprobar la existencia de este fraude que ellos mencionan”.
El excanciller contradijo así una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) al proceso electoral detectó "serias irregularidades" y recomendó realizar nuevos comicios.
“Todo lo que se ha manejado no es más que un argumento más para el Golpe. El tema de la auditoría de la OEA, si bien nosotros lo aceptamos, lo aceptamos en la convicción de que la OEA podría haber hecho un trabajo profesional”, agregó.
Evo Morales y su gabinete de Gobierno ha sostenido que las protestas masivas que dieron lugar a su renuncia son en realidad un “golpe de Estado”.
Pary calificó de “quebrantamiento de la democracia”, la interrupción de un Gobierno que llevaba más de 13 años en el poder, y reclamaba vencedor de unas elecciones que le garantizarían un cuarto mandato consecutivo.
También aseguró que la salida de Evo Morales “responde a una lucha de clases”. “Nosotros tenemos conciencia de que en este momento tenemos un gran respaldo popular, de los sectores, campesinos, indígenas, obreros, profesionales, empresarios patriotas están en este momento con nosotros, con el presidente Evo Morales, están apoyando el retorno del presidente”, agregó.
El exdiplomático además se refirió a la posición de la Policía Nacional de Bolivia, que junto a las Fuerzas Armadas pidió la renuncia de Morales.
“El Gobierno le fue quitando esos espacios y eso molestó a la Policía. La Policía ya tenía una serie de situaciones de enfrentamiento con el Gobierno nacional, y aprovechó el mejor momento para apoyar el golpe y poder derrocar a este Gobierno”, indicó.
Pary se encuentra en Nicaragua desde ayer miércoles, pero el Gobierno no ha brindado información sobre la agenda del excanciller.
Actualmente Nicaragua sufre una sangrienta crisis, que en casi 19 meses ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derecho Humanos, que responsabiliza al Ejecutivo de la violencia y de crímenes “de lesa humanidad”.
Al igual que Evo Morales, Ortega recurrió a una interpretación de la Constitución para poder aspirar a reelecciones sucesivas, y luego ganar la presidencia en dos ocasiones, bajo acusaciones de fraude.





EL NUEVO GOBIERNO ULTRACONSERVADOR DE BOLIVIA BUSCA ENTERRAR LA HERENCIA DE MORALES

En el Gabinete interino se sientan políticos como Arturo Murillo, que anunció "la cacería" de un rival. El titular de Presidencia trata de rebajar el tono y anuncia un intento de diálogo con el MAS.

El País de España (www.elpais.com)
                                                                                                       
La etapa de sucesión de Evo Morales en Bolivia comienza en medio de una profunda, aparentemente insanable, quiebra política y social. La recién designada presidenta interina, Jeanine Áñez, nombró el miércoles un Gabinete, aún incompleto, de nítido corte conservador en el que destacan férreos opositores al exmandatario. Prometió “pacificar” el país y convocar elecciones cuanto antes, pero no puso fecha. Arturo Murillo, el ministro de Gobierno, responsable de las políticas de seguridad, se estrenó, sin embargo, con una amenaza a un exministro de Morales: “Vamos a ir a la cacería de Juan Ramón Quintana”.
La representante del Movimiento Demócrata Social (MDS), que asumió el cargo sin contar con el apoyo de la mayoría del Parlamento, aseguró en la toma de posesión de sus primeros 11 ministros que el equipo encargado de la transición “incluye a personas conocedoras y especializadas y en su mayoría de perfil técnico”. Áñez, que se ha garantizado el control de la Policía y de los militares con el relevo de la cúpula de las Fuerzas Armadas, mantuvo que su meta es “recuperar la institucionalidad y el orden democrático”.
“Este va a ser un mandato de estricto orden provisional”, prometió. “La labor principal de nuestra gestión de Gobierno será restaurar la paz social, realizar elecciones libres y transparentes en el plazo más breve posible y traspasar el Gobierno a quienes los bolivianos elijan con plena legalidad y legitimidad democrática”, agregó.
Ella y todos los dirigentes que se opusieron a Morales llevan tres días negando que la dimisión del primer presidente indígena del país sea fruto de un golpe de Estado, aunque su salida se produjo después de un pronunciamiento del jefe del Ejército, que lanzó la “sugerencia” de que Morales dejara el cargo. Con todo, desde el Palacio de Gobierno Áñez arremetió contra el exmandatario, asilado en México, y lo calificó de “caudillo”.
El más polémico de los halcones de su equipo es Arturo Murillo, senador muy cercano a Óscar Ortiz, el candidato del MDS en las elecciones del 20 de octubre. Murillo es ministro de Gobierno y sus primeras palabras fueron una amenaza a los “sediciosos” y en particular a Juan Ramón Quintana, el exministro de la Presidencia, a quien las nuevas autoridades consideran el cerebro detrás de las fuertes movilizaciones en El Alto y de los bloqueos de caminos. “Que comiencen a correr”, dijo Murillo, que quiere “cazar” a Quintana, porque “es un animal que se alimenta de la sangre del pueblo”. "Vamos a hacer que la ley caiga con el más fuerte peso, que se cumpla a cabalidad, vamos a reunirnos con el señor fiscal general y le vamos a decir que apoye la patria, que apoye al pueblo de Bolivia", continuó. "Este no va a ser un ministerio de persecución, para nada, este va a ser un ministerio que va a ayudar a la gente y va a buscar seguridad, pero aquel que trate de hacer sedición, a partir de mañana que se cuide".
Este político de Cochabamba es conocido por sus arremetidas extremas en contra del Movimiento al Socialismo (MAS) y también en contra de las causas progresistas, el movimiento feminista o la despenalización del aborto. “Si quieren, suicídense, pero no maten a otros”, dijo en una ocasión en referencia a las defensoras de la interrupción del embarazo. Murillo mezcló también sus intereses privados en las primeras declaraciones y denunció que, durante la caída del Gobierno, los cocaleros del MAS quemaron el hotel que tiene en el Chapare, haciendo huir a su hermana y a los hijos menores de esta.
Ante una cruz y la Biblia
Jerjes Justiniano, nuevo ministro de la Presidencia, trató este jueves de rebajar el tono y anunció un intento de diálogo con el Movimiento al Socialismo, cuya viabilidad aún está en el aire. Para favorecer el clima de negociación con ese partido, que teme una persecución, prometió que no habrá "caza de brujas". El MAS, partido de gobierno durante los últimos 14 años, rechazó apoyar la designación de Áñez, senadora elegida en las filas de la oposición y vicepresidenta segunda del Senado. Esta asumió la presidencia porque las demás autoridades de la línea de sucesión previstas en la Constitución habían dimitido. Sin embargo, la presidenta del Senado, la socialista Adriana Salvatierra, reivindicó seguir todavía en el cargo porque el Parlamento no debatió ni ratificó su renuncia.
Áñez tuvo de su parte el respaldo de los poderes fácticos, empezando por el Ejército y el Tribunal Constitucional, que interpreta que el trámite de la sucesión no tenía por qué obtener el visto bueno de la mayoría del Senado.
En su Gabinete sentará también a Roxana Lizárraga, la nueva ministra de Comunicación, una periodista que se hizo popular acusando al Gobierno de Morales de vínculos con el narcotráfico, con Cuba y Venezuela. Comenzó su gestión diciendo que el Gobierno aplicará “todo el peso de la ley” en contra de quienes lo desestabilicen, y que los medios aliados del MAS deben “cambiar de línea” editorial.
La nueva canciller, Karen Longaric, es diplomática de carrera, acérrima crítica de la política exterior del anterior Ejecutivo. En su discurso de posesión, señaló que Bolivia estuvo bajo ataque de la “delincuencia internacional” e insistió en que Morales no fue derrocado por un golpe de Estado.
Más moderados son los ministros de Economía, Servicios Públicos, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, todos ellos dirigentes de MDS, el partido de la presidenta, que tiene como líder histórico a Rubén Costas, el gobernador de Santa Cruz.
Luis Fernando Camacho, el dirigente cívico de esta misma región que lideró la protesta contra Evo Morales, se ha visto compensado hasta ahora con dos ministerios, el de la Presidencia y el de Defensa, en los que figuran dos de sus más estrechos colaboradores. Se espera que Marco Pumari, el líder del comité cívico de Potosí, la ciudad que destacó por su radicalidad y por aportar grupos indígenas a la rebelión contra el expresidente, sea favorecido también con alguna de las carteras que todavía falta designar.
Todos los ministros juraron ante una gran cruz y una Biblia, en cumplimiento de la promesa de la “resistencia pacífica a la dictadura” de “devolver a Dios al Palacio de Gobierno”.





VLADIMIR PUTIN DIJO QUE BOLIVIA ESTÁ “AL BORDE DEL CAOS” Y QUE HAY UN VACÍO DE PODER: “ME RECUERDA A LIBIA”
                                                                    
Luego de que su gobierno reconociera a Jeanine Áñez como “líder del país”, el mandatario ruso manifestó en Brasilia su preocupación por la crisis.

Infobae de Argentina www.infobae.com)

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el jueves que Bolivia está al borde del caos y que existe un vacío de poder después de que el presidente Evo Morales renunció bajo presión de opositores y de las Fuerzas Armadas el domingo.
Hablando a periodistas en Brasilia durante una cumbre de los países BRICS, Putin agregó que esperaba que quien sea que asuma el poder en Bolivia continúe cooperando con Moscú.
“No hay poder en Bolivia. Me recuerda a Libia. No hay una intervención directa desde fuera, pero el país está al borde de un caos”, afirmó el mandatario ruso ante la pregunta de un periodista.
“Confiamos en que, sea quien sea el que llegue al poder en Bolivia, se mantenga el interés por desarrollar las relaciones con Rusia. Por nuestra parte, estamos dispuestos a cooperar con las autoridades que recibirán un mandato legítimo del pueblo de este país”, precisó.
Putin se refirió también al contexto general de protestas e inestabilidad que atraviesa América Latina. “Confiamos en que al final triunfe el sentido común y la comprensión de los intereses de la población, y que la responsabilidad por la situación de los ciudadanos prevalezca sobre las ambiciones personales, políticas o partidistas”.
El Gobierno de Rusia había reconocido más temprano a Jeanine Áñez como “nueva líder” de Bolivia. Lo hizo a través de declaraciones del vicecanciller Serguéi Riabkov, quien evitó hablar de presidenta y sostuvo que en Moscú perciben “lo que precedió al cambio de poder como acciones que en realidad equivalen a un golpe de Estado".
“Nos dimos cuenta de que, cuando fue nombrada para este cargo, no había quórum pleno en el Parlamento, por lo que vemos aquí algunos puntos que, por supuesto, tenemos en cuenta. Pero está claro que será percibida como la líder de Bolivia hasta que la cuestión de un nuevo presidente se resuelva a través de elecciones”, expresó Riabkov. Los medios estatales rusos califican la declaración como un reconocimiento.
Ante un grupo de periodistas, el diplomático agregó: “Percibimos todo lo que precedió al cambio de poder como acciones que en realidad equivalen a un golpe de Estado. Esto nos recuerda una vez más que ciertas fuerzas utilizan métodos que van más allá de las normas legales para resolver sus propios problemas políticos".
En las últimas horas, Colombia y Guatemala reconocieron a Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia. La decisión de los Ejecutivos de Iván Duque y Jimmy Morales se sumó a la de los gobiernos de Estados Unidos, Brasil y Reino Unido.





EVO MORALES: “NO ME ARREPIENTO" DE HABER QUERIDO UN CUARTO MANDATO

En una entrevista con el diario “El Universal” de México, donde se encuentra asilado desde que renunció al poder, el expresidente de Bolivia dice haber sido víctima de una confabulación para orquestar un “golpe de Estado” fincado en el racismo

El Comercio de Perú (www.elcomercio.pe)
                                                                                                             
Evo Morales no se arrepiente de haber buscado tener un cuarto mandato, pues asegura que esperaba gobernar 20 años, hasta el año 2025, ya que en esa fecha emblemática del Bicentenario de la fundación de Bolivia habría completado el ciclo de la transformación política y económica del país.
Asilado en México desde el martes pasado, Morales considera que no fueron la protesta social ni los señalamientos de irregularidades electorales los que originaron su salida de la presidencia y del país, sino una confabulación para orquestar un “golpe de Estado” fincado en el racismo.
En entrevista con el diario mexicano “El Universal”, el hoy expresidente rechaza los señalamientos de fraude electoral y dice que su renuncia al cargo no fue por cobardía, sino para evitar el derramamiento de sangre en Bolivia; resalta que hasta el pasado domingo que dimitió no se había registrado ninguna muerte por herida de bala y que, tres días después, van ya 10 muertos.
El mandatario obligado a renunciar asegura que está listo para regresar a Bolivia de inmediato si la Asamblea de su país no acepta la renuncia que presentó el pasado domingo al cargo. Volvería, sostiene, con el fin de pacificar al país y organizar nuevas elecciones en las que él está dispuesto a no ser candidato.
Morales culpa al gobierno de Estados Unidos de estar detrás del “golpe” que lo sacó de la presidencia y dice que todas las muertes que se originen en Bolivia por la crisis que generó su salida del poder son responsabilidad de la Organización de Estados Americanos a la que acusa de haber aportado al “golpe de Estado”.
—Usted ha sido admirado por haber logrado muchos cambios en Bolivia, por haber tenido un crecimiento económico muy satisfactorio, por haber llevado un gobierno de igualdad a su país. Sin embargo, sus críticos señalan como un error el que haya querido permanecer otro periodo en el poder. ¿Fue un error haber competido para el nuevo periodo?
Después de 13 años, casi 14 años, ganamos en la primera vuelta, la derecha nos roba el triunfo. En la primera candidatura a la presidencia en el 2002 [cuando fue declarado ganador Gonzalo Sánchez de Lozada] no he perdido, me la han robado; en esta última candidatura tampoco he perdido, me la han robado y ganamos en la primera vuelta. En el 2002 me expulsaron del Congreso, ahora con este conflicto, me expulsaron de Bolivia. Cuando me expulsaron del Congreso tenía apenas cuatro diputados, he vuelto con 27. Ahora que me expulsan de Bolivia por razones políticas regresaremos con millones y millones: estoy convencido porque el pueblo está movilizado frente al golpe de Estado.
No me arrepiento, no, porque ganamos elecciones en la primera vuelta: no como antes, con más de 50%, 60%, pero también quiero decirles que ahora algunos que votaron por la derecha o por otros están arrepentidos. Como he permanecido tanto me acusan de dictadura… pero ahora el pueblo está viendo una dictadura.
El domingo que renuncié, he renunciado para que no agredieran a mis hermanos, a mis hermanas… quemaron un día antes de mi renuncia la casa de mi hermana, el día que estaba renunciando saquearon mi casa: ese es el racismo, han sembrado racismo, es mal visto ser indígena.
—¿Ve entonces un golpe de Estado apuntalado en el racismo?
Totalmente racismo. Acaban de informarme personas cercanas en la nación que la [proclamada presidenta interina Jeanine Áñez] golpista está gobernando con tanques y helicópteros, metiendo bala por aquí, por allá, hasta el día domingo ni un muerto y hasta ayer, 10 muertos, eso es dictadura.
Les hacen gritar “Evo Cabrón”. Hacen odiar a gente campesina, indígena, originaria, a los más humildes, odio, racismo; usan la Biblia contra la familia, para mí la Biblia es algo sagrado que nos da valores; oran para hacer odiar, rezan para hacer discriminar, usan el Cristo para marginar, para humillar al pueblo.
Yo soy católico y en nuestra Constitución no hay iglesia de primera o de segunda, somos un Estado laico; antes solamente era reconocida la religión católica; ahora no.
Pese a esa situación usan la Biblia contra el más humilde, aquí se repite la historia de los tiempos de la Colonia donde algunos obispos llegaron con la Biblia, te sacaban la Biblia y disparan.
—¿Cuánto tiempo cree que debió permanecer en Bolivia como presidente para haber consolidado por completo su modelo?
Yo creo que habría bastado hasta el Bicentenario (en el 2025), con cinco años más estaba consolidado el crecimiento económico, la integración de Bolivia y la universalización de los distintos programas sociales. Esa es la idea de Bolivia con desarrollo, con igualdad social, con integración, con un tema de industrialización.
—Y las fuerzas que mueven ese golpe... ¿usted las identifica, son internas, pero también con apoyos externos?
Sí, estamos convencidos de eso; desde el momento en que el [gobierno actual] ha sido reconocido primero por Estados Unidos y después por Inglaterra. Esto que está pasando es como en Venezuela, pero ahora en Bolivia.
—¿Ve la mano de Washington en esto?
Viene desde ahí, por supuesto.
—Pero la Organización de Estados Americanos (OEA) asegura que hubo irregularidades en la elección, que se trató de un fraude. Y usted mismo, al renunciar, podría pensarse que hay un reconocimiento implícito de que fue una elección fallida. ¿Qué opina de eso?
Yo tenía todavía confianza en la OEA, pero ahora he visto de cerca cómo no solo aportó al golpe de Estado: el día domingo en la madrugada hablé con su jefe porque me informaron que ya había un informe preliminar [sobre los comicios] y eso alimentó al golpe de Estado.
La OEA es, en parte, responsable de los muertos que está habiendo en Bolivia. Yo se lo dije a su representante: “No haga eso, con eso va a incendiar Bolivia” y le advertí que quería que lo supiera Luis Almagro [secretario general de la OEA]. Yo le dije: contácteme con Luis Almagro, no quiso, solo dijo “voy a consultar”; no consultó nada y después sacó su informe.
Yo no pediría que hagan fraude, no haría eso jamás, vengo de las familias más humildes, las familias indígenas; mis padres me enseñaron valores, me enseñaron a nunca mentir, no miento; jamás robar.
Quiero que sepan que cuando era niño mi padre me dijo: “Nunca se roba”, si algún día no tiene [dinero], mejor diga présteme, y si sabe que no va a poder devolver el préstamo mejor decir “regáleme, ayúdeme” que robar.
—¿Cuál es su plan, su estrategia para regresar y continuar con su modelo?
Mi renuncia está en la Asamblea, si la Asamblea rechaza mi renuncia, qué bueno, y en este momento me siento capaz para pacificar a Bolivia. La pacificación no va a llegar con bala, con arma como se está haciendo. La pacificación llega a Bolivia con diálogo, con la participación de las Naciones Unidas, la Iglesia católica, con los países voluntarios como mediadores.
—¿Pero su idea sería regresar a terminar su periodo, a organizar un nuevo proceso electoral?
Yo acabo mi mandato, garantizamos las elecciones con un nuevo proceso electoral, pero para eso primero hay que pacificar Bolivia.
—¿Y sin Evo como candidato?
Sí. Sabe, cuando llegué a la presidencia yo dije: 5 años, estaba contento, feliz; he estado 13 años con nueve meses y 18 días. Récord histórico en Bolivia, primer presidente indígena sin formación académica, con mucha conciencia social, con mucho compromiso con la patria.
Nunca quiero que nuevamente vean niños como Evitos en Bolivia, ese es mi deseo y hemos logrado mucho: 3 millones de bolivianos han pasado a la clase media en nuestra gestión, de 10 millones de habitantes que tenemos en Bolivia. ¿Entonces cómo termina esta obra? Por ahora es terminar mi gestión; después, claro, los militantes continuarán.
—¿En cuánto tiempo se ve de regreso en Bolivia?
Depende. Por mí, si aporta a la pacificación, mañana mismo, porque me duele que haya tantos muertos, me duele que las fuerzas armadas que he equipado tanto, que ahora tienen 25 helicópteros, ahora abusan del pueblo, no lo comparto. Les digo a los nuevos comandantes: no se manchen con la sangre del pueblo, no usen el que equipo de las fuerzas armadas contra el pueblo, eso es para defender la patria; se equivocan los generales, los comandantes. Pero sé que son los comandantes y generales y no la tropa.
—Pero el tema de la Asamblea pidiendo que regrese, sinceramente se ve complicado. ¿Cree que le pidan que vuelva?
La bancada (Movimiento al Socialismo, el partido de Evo) está unida, felicito a la bancada que está unida. Si rechazan mi renuncia, tengo que volver para estar con el pueblo, para luchar contra la dictadura, contra el golpe de Estado. Repito, yo renuncié para que no se ofendieran, pero es peor ahora.
—¿Y regresaría aun a costa de su seguridad?
Es más importante estar con el pueblo y quiero estar con mi pueblo. Vengo de esas bases, de esas grandes luchas, tantas detenciones, torturas, tantos confinamientos, no tengo miedo. Me da más miedo que con algún pretexto maltraten a mi gente.
—¿Cuál es su visión acerca de la manera de gobernar del presidente Andrés Manuel López Obrador, que en muchos aspectos tiene tintes similares a los que usted impulsó en Bolivia?
No quiero tanto comentar. Los que tenemos asilo político o diplomático no tenemos mucho que comentar. Yo tengo mucho respeto, mucha admiración al presidente López Obrador. Lo conocí cuando era candidato, hice seguimiento por algunos periódicos desde Bolivia y no quisiera inmiscuirme en temas internos de nuestra querida patria como es México.
—Hablemos entonces en general, hubo un triunfo de la izquierda en Argentina, ha habido avances en la izquierda de América Latina, el propio presidente López Obrador es un representante de izquierda. ¿Usted considera que Latinoamérica va hacia ese camino?
El resurgimiento de las izquierdas en América Latina, yo tengo mucha esperanza de que un día tengamos como en los mejores momentos, con [el expresidente brasileños Luiz Inácio] Lula [da Silva], con [el fallecido exmandatario venezolano Hugo] Chávez; con [el matrimonio presidencial argentino Néstor y Cristina] Kirchner; con [el expresidente ecuatoriano Rafael] Correa; con [el exmandatario uruguayo José] Mujica. Cómo nos hace falta un grupo de líderes de América Latina, con [el fallecido expresidente cubano] Fidel Castro, que tanto soñábamos la integración de toda América Latina y el Caribe. Tengo mucha esperanza de un día llegar como aquellos tiempos con tantos líderes políticos con mucha definición ideológica.





EVO MORALES NO ADMITIÓ NINGUNA RESPONSABILIDAD EN LA CRISIS EN BOLIVIA

El ex mandatario indígena afirmó que su principal error fue “derrotar a los opositores” en varias elecciones consecutivas. Además aseguró que nunca pretendió aferrarse al poder pero que una vez al frente del país comprendió que su labor dependía “del pueblo”, lo que lo llevó a aceptar sucesivas candidaturas.

Infobae de Argentina (www.infobae.com)

El ex gobernante boliviano Evo Morales reconoció el jueves que pudo cometer “errores”, pero no asumió ninguna responsabilidad en la crisis que lo llevó a renunciar a la presidencia tras los polémicos comicios del pasado 20 de octubre, que han convulsionado al país sudamericano.
“Responsabilidades, nada. Pueden ser errores, somos seres humanos, pero jamás he pensado hacer daño al pueblo boliviano”, dijo Morales en una entrevista con la cadena Televisa en México, país al que llegó el martes como asilado político.
El ex mandatario indígena afirmó que su principal error fue “derrotar a los opositores” en varias elecciones consecutivas y que “para nada” habría hecho algo distinto durante sus tres períodos de gobierno.
Aseguró que nunca pretendió aferrarse al poder pero que una vez al frente del país comprendió que su labor dependía “del pueblo”, lo que lo llevó a aceptar sucesivas candidaturas.
“No se trata de eternizarse, por mí en cinco años quería irme a mi casa (...) ese es mi deseo, pero el pueblo me pide continuar”, afirmó Morales.
Tras la renuncia y exilio de Morales, Bolivia ha quedado al mando de la senadora opositora Jeanine Áñez, que se proclamó el martes presidenta interina del país y busca pacificarlo tras los graves disturbios generados luego de las elecciones del mes pasado, plagadas de irregularidades, según una misión de auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Morales explicó que el otro factor clave para insistir con la presidencia era mantener la “continuidad” de su programa social y económico a mediano y largo plazo.
Al respecto, Morales destacó sus logros, entre ellos la reducción de la pobreza, “que impresiona a todo mundo”, así como el haber logrado que la economía boliviana sea la de mayor crecimiento en Sudamérica durante seis de sus 13 años de gestión.
“Mucho depende del programa, un programa del pueblo y no un programa impuesto por el imperio”, destacó el ex mandatario.
Insistió además en que sus “pecados” son el hecho de ser indígena y el haber implementado programas de apoyo a los más humildes, los cuales son rechazados por un grupo oligárquico de “familias racistas, fascistas”, que apuestan además por la privatización de la economía.
“Vuelve el racismo, vuelve el odio, no puedo creer el usar la Biblia contra la familia”, dijo Morales sobre el grupo que, según él, forzó su salida del poder.
El ex mandatario dijo además que “por ahora” no se ve nuevamente como presidente de Bolivia pues el país está “en la etapa de recuperar la democracia, de derrotar a la dictadura”.





LOS NUEVE RESPONSABLES DEL GOLPE EN BOLIVIA

Un golpe de Estado jamás está constituido por un hecho aislado. No existe un momento puntual que pueda ser definido como el generador definitivo de una ruptura democrática. Cualquier golpe es un proceso acumulativo en el que el “marco” es fundamental para crear las condiciones necesarias y suficientes que garanticen su efectividad. La erosión de legitimidad del objetivo a derrocar se hace por múltiples vías que abonan un campo en el que luego las acciones destituyentes procuran ser presentadas como democráticas.

Telesur de Venezuela (www.telesurtv.net)

Por el carácter multidimensional del proceso golpista, nunca podríamos afirmar que existe un único responsable. Siempre hay muchos actores que participan en esta tarea, desde quién acaba asumiendo la Presidencia pos golpe hasta aquel que inicia una campaña de desgaste con una fake news.
En Bolivia, el golpe de Estado contra la democracia, con el objetivo de deponer a Evo Morales como presidente, también contó con muchos participes, cada cual en su justa condición; unos como colaboradores y otros como cómplices; los hubo más pasivos o más activos; algunos planificaron desde el inicio y otros se fueron sumando a medida que se fueron desarrollando los acontecimientos.
He aquí un recuento breve, pero preciso, de quiénes fueron todos los corresponsables del golpe de Estado en Bolivia, con nombres y apellidos:
1. El fascismo de los comités cívicos 
Especialmente el de Santa Cruz. Este movimiento político, tan violento como racista, no es nuevo, sino que viene desde el principio de la gestión de Evo Morales, porque jamás aceptaron que un representante indígena y campesino fuera quien tuviera el mandato popular para gobernar el país. Lo intentaron muchas veces, con muchos representantes diferentes y, esta vez, el turno fue de Luis Fernando Camacho, quien no se presentó a elecciones, quien no tiene ningún voto, pero decidió que la violencia y el terror eran las armas para alcanzar el objetivo: derrocar a Evo y acabar con el Estado de Derecho y orden constitucional del país.
2. La oposición partidaria que sí se presentó a las elecciones 
Fundamentalmente, Carlos Mesa, principal contrincante de Evo Morales, derrotado en las últimas elecciones, fue clave en todo este proceso golpista, desconociendo resultados por anticipado y declarando fraude mucho antes que se produjeran las elecciones. El mismo día de los comicios salió a anunciar que había segunda vuelta sin que se culminara el recuento de votos. Luego de las elecciones, mantuvo constantemente una postura silenciosa, cómplice, ante la violencia desatada por los comités cívicos, reacomodándose al nuevo eje político golpista sin exigir que se frenara.
3. La actual Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA)
Siempre presente cada vez que existe un proceso de desestabilización antidemocrático. Esta vez lo hizo de forma directa, participando en el proceso electoral. Primero, fue con el informe preliminar de la misión electoral, que sin base alguna, anunció que era “recomendable una segunda vuelta”. Segundo, con un informe preliminar de la auditoría lleno de debilidades, sesgado y parcial, sin rigor, y centrado en su mayoría en criticar al sistema provisorio de transmisión de datos (no vinculante). Y es que a la hora de analizar las actas oficiales, las reales, únicamente logró demostrar irregularidades en 78 actas de un total de 34.555, lo que supone el 0,22%. De hecho, la muestra seleccionada, en sus propias palabras escritas en el informe, no obedece a criterios estadísticos sino que eligieron los casos allá donde el partido oficialista había obtenido muchos votos. El informe está plagado de adjetivos y adverbios con tono valorativo y discrecional (“comportamiento inusual”, “presumiblemente”) demostrando su incompetencia en cuanto a rigor e imparcialidad.
4. El Gobierno de los Estados Unidos
Otro infaltable: como siempre, tras cada golpe, reaparece precipitadamente reconociendo al nuevo presidente autoproclamado. Aunque esta vez, desde inicios de este año, diferentes autoridades del Departamento de Estado -por ejemplo, Kimberly Breier- ya habían declarado que el proceso electoral boliviano estaba repleto de irregularidades, usando incluso el término de “potencial fraude”; además, plantearon más de una vez que se debía de estudiar el desconocimiento de los resultados que de la cita electoral se desprendieran.
5. La policía
Es la segunda vez que lo hace. En el año 2008 se amotinó y desconoció al presidente Evo, provocando inseguridad ciudadana y desestabilización política y social. No prosperó en ese entonces, pero ahora lo repitió en un momento de gran caos y estado de terror provocado por el movimiento fascista en las calles. Fue un actor clave en la última fase del golpe de Estado.
6. Las Fuerzas Armadas
Seguramente este es el actor más difícil de descifrar en este golpe. Actuó en forma muy particular: hasta el último momento no se pronunció ante la grave situación. En primer lugar, cuando todo comenzaba a estar al límite, emitieron un comunicado escueto pero con un párrafo último muy ambiguo. Después, en uno de los momentos de mayor tensión, se mantuvieron en silencio hasta que, al final, salieron a pedir la renuncia del presidente Evo. Es muy probable que al interior hubiera división, y todavía la haya. Las Fuerzas Armadas tuvieron varias horas de desconcierto, sin querer aprovecharse del vacío institucional de poder existente, y en ningún momento asumieron el control de las riendas del país. Sin embargo, esto no les exime de responsabilidad porque se fueron acoplando al tsunami golpista. A partir de ahora veremos qué ocurre porque la partida aún no está cerrada en cuanto a su papel en los próximos días y semanas. Hasta el momento, la autoproclamada presidenta ha cambiado al comandante de las Fuerzas Armadas, lo cual quiere decir que no se fía del anterior ni de la ascendencia de éste sobre otros mandos intermedios.
7. Ciertos medios de comunicación
Jamás pueden faltar en cada golpe. Son claves para construir el marco de referencia antes, durante y después. Uno de los principales responsables en esta tarea en Bolivia es Página Siete. Un ejemplo es suficiente para demostrar cuál fue su forma de generar el máximo nivel de zozobra: desde la noche de las elecciones hasta 48 horas después, sostuvo en su portal como entrada principal el resultado de una encuestadora privada, Viaciencia, que daba sólo 4 puntos a favor de Evo para instalar la idea del fraude a pesar que ya había sido publicado oficialmente el cómputo preliminar y definitivo. Este medio siempre fue el máximo exponente del marco del fraude, antes y después, defendiendo el desconocimiento de los resultados desde el inicio y saliendo rápidamente a avalar la transición no democrática. Además, hay otros actores involucrados. No podemos obviar el rol del “periodista” Carlos Valverde, quién en la previa del referéndum del 2016, fue responsable de la campaña sucia en base al “caso Zapata”, orientada a erosionar la imagen de Evo Morales.
8. Los actores económicos
Los grandes empresarios del país se enriquecieron mucho en el ciclo largo de bonanza económica. Es por ello que esta vez no está tan claro que este golpe de Estado tenga su raíz en su posición en contra del modelo económico boliviano. El eje explicativo central de este golpe definitivamente reside en el racismo que posee una clase boliviana que no acepta a lo indígena, esencia de un Estado Plurinacional. Sin embargo, los grandes grupos económicos del país tampoco están ajenos a esta cuota de desprecio por todo lo que tenga que ver con lo indígena. Es por ello que, seguramente, buena parte de los grandes empresarios del país hayan estado dubitativos entre aceptar la dirección indígena que le garantiza un proyecto económico estable y altamente rentable para ellos, o participar en este golpe a favor de dirigentes que sólo saben ser violentos en las calles.
9. Los oportunistas de siempre
No falta el títere de turno que siempre quiere la foto como presidente, aunque sea en condición de autoproclamado. Esta vez este papel, a lo Guaidó, lo desempeña la opositora Jeanine Áñez, que obtuvo algo menos de 50.000 votos para alcanzar su banca de senadora. De todas formas, lo que es seguro es que ella, a pesar que se auto promulgue y algunos otros lo repitan, jamás será la Presidenta del país.





BOLIVIA: “EVO SE TUVO QUE IR PARA QUE NO LO MATEN JUNTO A ÁLVARO GARCÍA LINERA”

El destacado periodista y director de Resumen Latinoamericano, Carlos Aznárez, dialogó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm), sobre los efectos que traerá el golpe de estado en Bolivia para los países de la región.

Real Politik de Argentina (www.realpolitik.com.ar)

Sobre el asunto, comentó que “lamentablemente ya se veía venir, el gobierno boliviano venía demostrando que se había hecho la gran hazaña de poner a un país de pie y sacarlo de ese pozo histórico, convertirlo en una de las economías más importantes del continente y con grandes posibilidades de seguir evolucionando. Precisamente por esos avances y por todo lo que incluyó el proceso de inclusión de los sectores más humildes como los indígenas, como nadie lo había hecho antes, fueron las razones por la cual el imperialismo puso desde hace bastante tiempo a Bolivia en la mira de un posible derrocamiento”.
Asimismo, el cronista comentó que, como en todo proceso popular y revolucionario como el que impulsó Evo en Bolivia, hay errores: "Pero Evo Morales no se va por sus errores, se va por sus aciertos. Son cientos de aciertos los que les revolvieron el estómago a los mandatarios norteamericanos, a estos y a los anteriores, para determinar que Bolivia tenía que seguir el mismo camino que en otros procesos progresistas latinoamericanos”.
En otro aspecto, Carlos recordó que las tierras de Evo tienen uno de los “mayores niveles de producción de litio, y hoy el litio es oro para muchas empresas trasnacionales. O sea, hay ambición de quedarse con Bolivia”.
Posteriormente el periodista se refirió a la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), y cuestionó el accionar del gobierno boliviano: “Creo que pecaron de ingenuidad y le abrieron la puerta a este organismo nefasto, que jugó el papel de la víbora venenosa. Luis Almagro llegó hace unos meses y simuló defender la legalidad de los comicios. ‘Se enojó’ con los que ahora dan el golpe, y ahora apuró la auditoría para dar la luz verde a un golpe policial, militar, cívico, con la excusa de que hubo fraude, cuando todo el mundo sabe de que no hubo fraude, se ganó por diez puntos”.
Más adelante, analizó que “el imperio está viendo que sus políticas de ajuste neoliberales, capitalistas salvajes, están siendo contestadas con el hartazgo de los pueblos. En algunos lados, como en Chile, Ecuador, Puerto Rico, Perú, por la vía de la rebelión popular. Y por otro lado, por la vía de las elecciones como el caso de Argentina”.
Por otra parte, Aznárez analizó: “El pueblo boliviano puede llegar a tomar en sus manos cualquier vía posible para su lucha, incluida la lucha armada. Porque cuando se cierran las puertas de las maneras que se cierran en Bolivia, donde el supremacismo trumpeano blanco le corta el pelo a los indígenas como hacían los conquistadores españoles, los hace arrodillar, los humilla, les pintan la cabeza de rojo, como hicieron con la alcaldesa de Vinto; entran a la biblioteca de Álvarez García Linera y le queman 30 mil volúmenes. Esos nos son hermanos bolivianos, esos son facistas”.
“En Argentina ganó las elecciones el proyecto nacional y popular", pero de acuerdo a la visión de Aznárez, “Alberto y Cristina estarán condicionados, rodeados por Bolivia, Brasil y también por Uruguay. Trump ya lo dijo: ‘Este es un mensaje directo para Venezuela, Nicaragua y Cuba. Dentro de poco va a agregar a Alberto Fernández”. 





"NOS ESTAMOS LLENANDO DE GUAIDÓS EN AMÉRICA LATINA": ERNESTO SAMPER
                                                                                                             
El expresidente colombiano aseguró que la nueva Presidencia interina en Bolivia es ilegítima, tras un "golpe de Estado" a Evo Morales.

Colombia Com. (www.colombia.com)

El expresidente de Colombia y exsecretario general de la Unasur Ernesto Samper aseguró que en Bolivia hubo "un golpe de Estado" y lamentó que Latinoamérica se esté "llenando de Guaidós" al referirse al reconocimiento que hacen gobiernos a presidentes que no han sido elegidos en las urnas.
"En Bolivia lo que hubo fue un golpe de Estado", dijo Samper a periodistas en Bogotá al referirse a lo sucedido con Evo Morales, quien dejó el poder el domingo en medio de una grave crisis política.
Samper explicó que cuando la policía se repliega a los cuarteles a pesar de que existían manifestaciones en las calles y las fuerzas armadas declaren su neutralidad, "sencillamente le quitan el respaldo como fuerza pública al presidente".
"El presidente Evo Morales en un acto de generosidad (lo que hizo) fue renunciar para evitar que hubiera una guerra civil en Bolivia", añadió.
El expresidente de Unasur aseguró que en consecuencia "todo acto derivado de este golpe de Estado tiene que ser considerado como un acto ilegítimo".
¿Otra Guaidó?
El pasado 13 de noviembre, el Gobierno colombiano, encabezado por el presidente Iván Duque, reconoció a Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia, luego de que fuera proclamada jefa de Estado tras la renuncia de Morales.
"Es el reconocimiento de unos Estados de una presidenta que es otro Guaidó, nos estamos llenando de Guaidós aquí en América Latina, presidentes accidentales, todos por el simple reconocimiento de gobiernos de derecha, ese no es el camino que necesitamos", aseguró.
Las relaciones entre Colombia y Venezuela han pasado por varios períodos de tirantez desde la llegada al poder del chavismo en 1999, y este año Iván Duque fue uno de los primeros mandatarios regionales en reconocer al líder del Parlamento, Juan Guaidó, como presidente encargado de Venezuela.
Por ello, Samper enfatizó que "los presidentes se hacen y se legitiman en las democracias, no en los salones diplomáticos".




PRENSA EN ALEMÁN: MORALES PROVOCÓ LAS CONDICIONES PARA UN GOLPE EN BOLIVIA
                                                                                                       
Así ve la prensa germanoparlante la crisis en Bolivia. ¿Fue la dimisión de Evo Morales producto de un golpe de Estado? ¿Qué papel jugó la figura de Luis Fernando Camacho? ¿Cuán legítima es la toma de posesión de Áñez?

DW de Alemania (www.dw.com/es)
                                                                                             
Bolivia es un país profundamente dividido, sostiene el rotativo Tages-Anzeiger, de Alemania: "Al hablar ahora de un golpe de Estado, Morales no se equivoca. Pero él mismo produjo las condiciones para ese golpe. Es tiempo de confesárselo a sí mismo y de tranquilizar a sus seguidores para facilitar una transición pacífica en Bolivia. Sin embargo, y ese es el problema, la oposición tampoco tiene interés alguno en una situación ordenada. Ya en los días antes de su dimisión, los opositores rechazaron cualquier tipo de oferta de diálogo. Que Morales diera vía libre a nuevas elecciones, el domingo (10.11.2019), no fue suficiente para ellos. El presidente debía irse de inmediato. No pareció importarle a nadie que así se creara un vacío de poder. (…). Luego de más de una década de estabilidad política, Bolivia es ahora un país profundamente dividido.”
Un verdadero golpe se ve de otro modo, opina el matutino suizo Neue Zürcher Zeitung: "¿Fue la dimisión de Evo Morales verdaderamente un golpe? El presidente boliviano renunció el domingo, luego de que el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Williams Kaliman, le sugiriera retirarse del cargo. (…) Morales y sus seguidores, así como la izquierda latinoamericana, reaccionaron rápidamente calificando la dimisión de golpe militar. En vista de la larga serie de golpes de Estado en América Latina, es comprensible que una intromisión de los militares activara inmediatamente las señales de alarma. En ese sentido, habría que observar el caso detenidamente y, de ser necesario, exigir que se tomen medidas en consecuencia. Pero es de resaltar que el argumento del golpe proviene exclusivamente de la izquierda, y que, justamente desde ese lado, apenas se escuchen críticas acerca del fraude electoral cometido por Evo Morales. ¿Es falsa la sospecha de que a la izquierda le preocupa más el restablecimiento del poder de Morales que el retorno a la democracia de Bolivia?”
Hombres prescindibles, titula el periódico alemán Tageszeitung: "Dos países, dos partidos de izquierda y dos hombres que parecían imprescindibles (...) o creían que lo eran. Aunque ambos, el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el expresidente de Brasil, Lula da Silva, están en situaciones totalmente diferentes. Lula, cuyo solo encarcelamiento hizo posible la victoria electoral del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, acaba de ser liberado de prisión y es celebrado frenéticamente por sus seguidores. (…) Evo Morales tenía buenas perspectivas de entrar en la historia, no solo como el primer presidente indígena de Bolivia, sino también como el que logró enormes progresos en cuanto a estabilidad económica y proveyó a Bolivia de una buena, progresiva y democrática Constitución. Pero, al aferrarse al poder, demolió todos sus logros.  A Lula, en Brasil, no se le puede reprochar eso. Sin embargo, el problema del PT brasilero es que no hay sucesores políticos. Cuanto más se venere mesiánicamente a Lula, más posibilidades habrá de que llegue un Bolsonaro al poder. Una izquierda que dependa de una sola persona es fatal, y no tiene nada que ver con emancipación política. (…) Claro que existen los golpes de Estado de derecha. Pero la respuesta a ellos solo pueden darla las instituciones democráticas, no la violación de la Constitución ni el fraude electoral.”
Camacho, autoritario y timorato, dice el diario alemán Berliner Zeitung: "Fue una aparición de película. Luis Fernando Camacho, un desconocido para la mayoría de los bolivianos, voló de la lejana Santa Cruz hacia La Paz. En su equipaje, como siempre, la Biblia, un rosario y una carta a Evo Morales. Camacho, de 40 años, fuerte, de camisa arremangada y gorra con visera, quería entregarle al jefe del Gobierno boliviano una declaración de renuncia. 'Quería que Morales firmase la carta y se fuera', dijo.
Si bien Morales nunca recibió esa carta, Camacho logró su objetivo: Morales se ha ido. Y eso se debe, en parte, también a la presión que ejercieron Camacho y otros líderes, desconocidos hasta el momento, del llamado 'Comité cívico'. Camacho, hijo de un empresario, llamó la atención de los bolivianos cuando, en medio de la crisis poselectoral, le puso un ultimátum de 48 horas al presidente de Bolivia para que renunciara. (…) Camacho es algo así como la antítesis de Morales: gritón, muy de derecha, muy católico. Su discurso no es integrador, sino excluyente. (…) Cuando Carlos Mesa todavía pedía nuevas elecciones, Camacho, de sobrenombre "Macho”, ya exigía la renuncia de Morales. (…) La democracia parlamentaria no es el fuerte del líder cruceño. (…) En especial, destaca siempre su fe religiosa diciendo querer llevar 'de vuelta la Biblia al palacio presidencial'. La situación en Bolivia no será fácil.”
Adelanta tres lugares, titula el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung al referirse a Jeanine Áñez: "(...) El Congreso boliviano, con su cámara de diputados y la de senadores, no estaba en condiciones de tomar resolución alguna, y los representantes del Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales, que cuenta con la mayoría en ambas cámaras, no estaban presentes. Sin embargo, Jeanine Áñez se creyó en derecho de asumir la presidencia. (...) Áñez respetó las normas de sucesión democrática, debilitando la acusación de golpe de Estado, que pesa sobre las Fuerzas Armadas desde la dimisión de Morales. (...) Sin embargo, su asunción como presidenta conlleva una imperfección: la Constitución boliviana prescribe que el Congreso debe aprobar o rechazar la renuncia del presidente y del vicepresidente, lo cual no sucedió debido a la falta de quórum. Áñez seguirá viéndose confrontada con ese problema, ya que los diputados y senadores del MAS continuarán alejados de las sesiones parlamentarias."
Golpe en Bolivia, comenta el diario alemán Junge Welt: "También una media revolución provoca una completa contrarrevolución, incluso cuando en Bolivia no puede hablarse de una 'revolución socialista'. A Evo Morales tampoco le sirvió de nada haber renunciado en los últimos meses a una retórica antiimperialista. En enero incluso viajó a Brasil con motivo de la asunción del poder del fascista Jair Bolsonaro, y desistió de hacer críticas a los ataques de Bolsonaro a Cuba y Venezuela. (…) El imperialismo no tiene ningún tipo de agradecimiento para tales concesiones. Aunque Evo Morales estaba en la cúpula del Gobierno económicamente más exitoso de la historia de Bolivia, no entregó los recursos naturales de su país sin miramientos a las grandes multinacionales. El litio es imprescindible para la fabricación de computadoras, teléfonos móviles y automóviles eléctricos, y Bolivia posee los mayores yacimientos del mundo de ese metal.”





BOLIVIA: GERARDO MORALES FUE ACUSADO DE "PLANIFICAR EL GOLPE" CON IVANKA TRUMP

La diputada nacional boliviana del MAS Alicia Canqui Condori aseguró que "en Jujuy se ha reunido la hija de Donald Trump" con el gobernador Gerardo Morales "para planificar todo este plan que han hecho en Bolivia".

Telefe Noticias de Argentina (telefenoticias.com.ar)
                                                                                                         
"Desde el MAS sabemos que en Jujuy se ha reunido la hija de Donald Trump para planificar todo este plan que han hecho en Bolivia. Sabemos que los que han asumido ahora son títeres de Estados Unidos, que son los que van a mandar y han puesto todo", señaló a Radio Caput la diputada nacional boliviana del MAS Alicia Canqui Condori.
En ese sentido, agregó que "el golpe de Estado se da en coordinación de Estados Unidos, con el Tribunal Constitucional, el Ejército, la Policía y el Comité Cívico".
La diputada subrayó que el objetivo del MAS es "legislar, y pacificar el país".
"Queremos que se restituya el orden constitucional y trabajar en una ley corta para convocar a un Tribunal Electoral para ir a elecciones generales", explicó.
"Vamos a trabajar como corresponde. Nosotros somos electos, no nombrados, no hemos venido por ningún fraude. Vamos a tomar acciones legales. Ella pretendía cerrar el Legislativo y mandar a través de decretos. No lo vamos a permitir", concluyó.
¿FAKE NEWS?
La senadora nacional por Jujuy Silvia Giacoppo (Cambiemos) calificó como "mentira gigantesca" y "fake news" la acusación de la diputada boliviana.
Giacoppo vinculó la acusación hecha por la diputada nacional boliviana del MAS Alicia Canqui Condori con "sectores kirchneristas" y advirtió: "No nos van a quebrar con este nuevo ataque a Jujuy y a Gerardo Morales".
"Lejos de solidarizarse ante el golpe de Estado y sus terribles consecuencias para los hermanos bolivianos, lo que hacen estos sectores es crear historias con el ánimo de obtener provecho interno y profundizar la grieta existente en nuestro país", afirmó la senadora.
Tras calificar como "mentira gigantesca" y "fake news" las acusaciones, la senadora radical sostuvo que "esta campaña de agravios y mentiras contra Jujuy, busca quebrar el orden institucional" y consideró que "que queda claro que lo único que pretenden es quitar del medio todo lo que el kirchnerismo no puede tolerar". 





“SATANÁS, ¡FUERA DE BOLIVIA! ¡AHORA!”
                                                                                                                                                                            
Los comités cívicos, grupos vecinales que encabezaron las protestas contra Morales, prosperan en un clima de exaltación religiosa. Su líder es el ultracatólico Luis Fernando Camacho

El País de España (www.elpais.com)
                                                                                            
Miles de personas caminan hacia la plaza del Cristo Redentor de Santa Cruz de la Sierra ataviadas con la bandera de Bolivia. Todos esperan a Luis Fernando Camacho, el líder del sector más radical de las protestas contra el Gobierno de Evo Morales. Es casi la medianoche del pasado martes y se acaba de levantar el paro que bloqueó la segunda ciudad del país, bastión de la oposición, durante 21 días. Horas antes, la senadora derechista Jeanine Áñez se había declarado presidenta sin contar con el apoyo de la mayoría del Parlamento, aún controlado por el partido del exmandatario, el Movimiento al Socialismo (MAS). Para los adversarios del líder indígena, que renunció y está asilado en México, ya estaba todo hecho.
Junto a la estatua del Cristo, desfilan por el escenario músicos, predicadores y portavoces de los llamados comités cívicos. Se trata de las organizaciones que agrupan a gremios y asociaciones de vecinos, especialmente de los departamentos de Santa Cruz y Potosí, que presumen de haber echado a Morales, quien gobernó durante casi 14 años. La bandera que envuelve el atril transmite una idea del clima de la celebración: “Jesús gobierna Bolivia”. De repente, desde la tarima una voz improvisa un exorcismo. “Ahora atamos a Satanás... Y a todos los demonios de la brujería los atamos y los enviamos al abismo en esta hora. Establecemos un nuevo tiempo en los cielos de Bolivia. Satanás, ¡fuera de Bolivia! ¡Ahora!”.
Camacho, el presidente del Comité Pro Santa Cruz, llegó poco después acompañado de Marco Pumari, líder de una asociación equivalente en Potosí. Detrás de ellos hay grupos de vecinos y representantes locales de colegios profesionales que paralizaron las calles en un intento de demostrar su fortaleza. En Santa Cruz, buena parte de la población les hizo caso. La ciudad, que desde las elecciones del 20 de octubre fue escenario de violentos enfrentamientos entre partidarios y detractores de Morales, tenía en los últimos días un aspecto fantasmal. En cada rotonda, en cada cruce, un puesto de control inspeccionaba a los transeúntes. Casi siempre con mucha educación.
A la entrada del puente del Urubó, sobre el río Piraí, una decena de personas aguarda bajo una pequeña carpa. Junto a ellas, un gran cartel con las fotografías de Morales, su número dos, el exvicepresidente Álvaro García Linera, ministros y dirigentes del MAS. Cada hora abren el paso durante diez minutos. “Es para que la gente sepa que un paro es un paro”, dice Juan Manuel D’Arruda, de 40 años, cocinero. Su objetivo es que la población tome conciencia. En la conversación intervienen Yhomar De Sanctis, 37 años, ejecutiva de ventas, Vittorio Aloisio, empresarios de 46 y otros vecinos. “Este es un movimiento pacífico, con familias, estamos aquí parados, sin trabajar, sin ingresos ni nada”, reivindican.
Son el espejo de clases medias y acomodadas y sus posiciones contra el Gobierno derrocado están muy radicalizadas. Hablan de un "plan maquiavélico", consideran demasiado blanda o diplomática la postura de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que realizó una auditoría del proceso electoral y recomendó una repetición de los comicios. "Aquí no es la gente contra la gente, es la gente contra los masistas", resumen para describir la crisis por la que atraviesa Bolivia en referencia a los militantes del MAS. Creen que la estrategia de Morales consiste en esperar el momento oportuno en México y regresar al país. "Todo lo que están haciendo es una novela de libreto mexicano", dice una de los presentes. Rechazan, además, que las críticas se centren en Camacho, representante de la élite, ultraderechista y ultracatólico. "Pumari es indígena y es minero pero no le nombra porque si no se les cae su discurso sobre el racismo", afirman.
Al igual que en el piquete del puente del Urubó, en la sede del Comité Pro Santa Cruz, fundado hace 59 años, los interlocutores son muy amables. Mientras Camacho, su líder, seguía en La Paz, donde entró en el Palacio de Gobierno para depositar una Biblia, el encargado de la institución es el vicepresidente, el médico Rómulo Calvo. “Hemos estado acostumbrados a vivir con miedo, primero a las acciones que pudieran ser tomadas en tu contra, ahora a que vuelva”, opina.
La fe como arma
Defienden ser un movimiento transversal, que va más allá de los partidos, que predica la inclusión de todos. Pero su discurso y el de sus colaboradores, que sigue el guion de las comparaciones con Cuba y con Venezuela, parece irreconciliable con el proyecto del MAS, que fue excluido del Gabinete de transición nombrado por Jeanine Áñez. Más que adversarios políticos, ellos parecen considerarse sus enemigos. ¿Y por qué Camacho fue a Palacio con una Biblia en pleno siglo XXI? Responde Mario Aguilera, otro dirigente del comité: "¿De qué otra manera puedes enfrentar desarmado, consciente y pacíficamente a un Estado de Gobierno dictatorial? Solo con fe, el arma más hermosa del ser humano".
No se conocen con exactitud los planes de Camacho. De momento, su abogado, Jerjes Justiniano, es el ministro interino de la Presidencia. El pasado martes fue aclamado al volver de La Paz por miles de seguidores. “Ya somos libres, unidos lo pudimos lograr”, enfatizó. También hizo un guiño a los indígenas exhibiendo su bandera, la wiphala. Morales les dio protagonismo, pero en los últimos años algunas comunidades no ocultaron su malestar con el Gobierno y acabaron participando en las protestas. Sin embargo, Camacho volvió, entre aplausos, a su relato: “Esta no es la Cuba de los hermanos Castro ni la Venezuela de Chávez y Maduro”. 





CRISIS EN BOLIVIA: “EL GRAN ERROR DE MORALES FUE NO DISEÑAR UNA SUCESIÓN. SE PUDO IR POR LA PUERTA GRANDE”
                                                           
El politólogo boliviano Eduardo Gamarra, profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de Florida, señala que la estrategia de Evo Morales es dirigir a Bolivia desde afuera. “Lo que se hizo fue un crimen electoral”, dijo a El Comercio

El Comercio de Perú (www.elcomercio.pe)
                                                                                           
La incertidumbre política en Bolivia continúa. El 22 de enero se acaban las funciones del actual Congreso, y para esa fecha ya se deben haber realizado las nuevas elecciones. Entre tanto, la presidenta interina Jeanine Áñez debe trabajar contra el tiempo para poder liderar una transición que se presume difícil, en medio de las protestas de los seguidores de Evo Morales.
El politólogo boliviano Eduardo Gamarra, profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de Florida, explica a este Diario que la designación de Áñez se hizo dentro de la Constitución y que Morales está atizando la situación.
¿Cuál va a ser la estrategia de Evo Morales desde México?
Tanto Evo Morales como Álvaro García Linera están completamente negados a reconocer que lo que hicieron en las elecciones en Bolivia fue un crimen electoral, por el que deberían ser acusados formalmente en el Ministerio Público y procesados. Así como los exmiembros de la corte electoral están siendo procesados, ellos también son pasibles a eso por ser los autores intelectuales de este fraude. Por otro lado, está el Evo que va a México y dice: "A mí me han discriminado solo porque soy indígena, me hicieron un golpe porque soy indígena”. Así que yo creo que va a tratar de lograr el gran apoyo internacional y, a la vez, quiere continuar incendiando Bolivia.
¿Su estrategia sería regresar como el salvador?
No, yo creo que su estrategia es quedarse afuera y dirigir. No hay que olvidar que él sigue siendo el secretario general de las seis federaciones de cocaleros, y los cocaleros ya le declararon la guerra al Estado boliviano. En la dimensión política, el MAS -el partido de Morales- no va a permitir que haya quórum en el Congreso, van a tratar que no se logre hacer nuevas elecciones, van a tratar de que no se pueda elegir un nuevo tribunal electoral. Es una estrategia absolutamente destructiva.
El martes no hubo quórum para sesionar, pero pese a ello la vicepresidenta del Senado se proclamó presidenta…
No se proclamó. La Constitución en el artículo 170 dice que, si renuncia el presidente, se necesita un acto del Congreso; pero si hay una vacancia, el Congreso no tiene que actuar. Morales y García Linera se fueron del país, Evo dejó vacante el cargo de presidente y se creó un vacío de poder.
¿Y la renuncia que él firma?
Deja de ser legítima cuando él se va del país. Se va del país y ya no es presidente y hay una vacancia de poder, de acuerdo a la Constitución que él mismo aprobó. Uno podría interpretar eso como abandono de su trabajo. Cuando hay una vacancia se va a la línea de sucesión, y en la línea de sucesión le tocaba a Jeanine Áñez.
No es una autoproclamación, es una interpretación de la Constitución, que además tiene la valorización del Tribunal Constitucional. Cuando uno dice que alguien se autoproclama, convalidaría la tesis de que se hizo un golpe, cuando se ha seguido el hilo constitucional. Hay una presidenta que está sustituyendo a Evo Morales hasta el 22 de enero, ese es su único mandato.
¿Cómo se va a llegar hasta el 22 de enero, la fecha en que terminan las funciones del Congreso y ya se tiene que proclamar el nuevo gobierno?
El Congreso solo está hasta el 22 de enero y hay un serio problema, porque tienen dos tareas fundamentales: elegir a un nuevo Tribunal Electoral, que se hace en conjunto con el Parlamento, y para lograr eso, el MAS tiene que tener presencia en él. Segundo, se tiene que dar la convocatoria a elecciones y realizar las elecciones, porque el 22 de enero no habría ni Congreso ni Poder Ejecutivo.
Hablemos del tema del racismo. Usted dice que el propio Morales está poniendo en su discurso que a él lo discriminan por ser indígena, pero por redes sociales se compartieron antiguos ‘tuits’ de Áñez con palabras peyorativas sobre los indígenas. En el ambiente hay una sensación de polarización con el tema del racismo en el medio…
No sé si esos tuits sean reales. En todo caso, en Bolivia hay una ley antirracismo que la aprobó el Senado y la cámara baja, y que tiene penas muy fuertes. Si ella escribió eso alguna vez, sería pasible a sanciones. De las pocas cosas que yo rescato de Evo Morales es que en las últimas dos décadas Bolivia progresó muchísimo en el tema del racismo. No es algo que mágicamente se pueda eliminar, pero la legislación es fuerte al respecto y yo creo que los políticos lo entendieron mejor que nadie. El que está atizando el tema es el propio Evo Morales porque él cree que sigue en la Bolivia del 2005, y la Bolivia del 2019 es muy diferente, por lo que él mismo hizo. Ahora hay una administración pública mucho más indígena y mestiza de la que habíamos tenido en el pasado.
Áñez también está utilizando un discurso religioso, blandiendo la Biblia…
Para mí es fundamental el Estado laico porque la separación entre Estado e Iglesia es un principio básico de un estado democrático y liberal. Pero en toda América Latina ha surgido con fuerza este movimiento pentecostal, evangélico. En las pasas elecciones, el candidato coreano Chi Hyun Chung tuvo el 8% del voto y sí es fundamentalista, presentándose con un discurso antimujer y antigay. Luis Fernando Camacho, de Santa Cruz, es un cristiano evangélico. Estos movimientos no católicos están surgiendo con fuerza en el oriente boliviano por la conexión con el gran movimiento misionero evangélico que hay en Brasil, y que tiene influencia en toda América Latina.
¿En las nuevas elecciones que se convoquen Camacho le disputará el lugar a Carlos Mesa?
Sí, porque no hay ninguna relación amistosa entre los dos, más bien es una relación muy competitiva. Yo sí creo que él probablemente sea candidato, pero los comités cívicos no son partidos, y para ser candidato tiene que estar en un partido, a menos que forme uno inmediatamente.
¿Cuál va a ser el futuro político de Evo? ¿Regresará a Bolivia?
Evo transformó Bolivia, para bien o para mal. Tiene muchos seguidores, el problema es que ni él ni Alvaro García Linera diseñaron una línea de sucesión en el MAS. Ese es el gran problema de los caudillos, y ese fue su gran error. Porque Evo podía haberse ido, pese a la corrupción y el autoritarismo, por la puerta grande. Si él hubiese elegido a un sucesor y entregaba el mando el 22 de enero, el MAS hubiera ganado la elección sin ninguna duda frente a esa oposición totalmente desorganizada.





EL INDIGENISMO INTENTA REHACERSE TRAS LA MARCHA DE EVO MORALES
                                                                                                                      
Los partidarios el expresidente se movilizan e insisten en el golpe de Estado.

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.com)
                                                                                          
Un vuelo desde Santa Cruz de la Sierra al aeropuerto de La Paz –ciudad colindante con El Alto, capital de las comunidades indígenas de etnia aimara y feudo de Evo Morales– permite comprobar las dos realidades políticas de Bolivia cuatro días después de la renuncia del ex presidente indígena.
En Santa Cruz, la ciudad entera –al parecer desde los más pobres hasta los más ricos– celebra esta semana con banderas nacionales ondeando en cada fiesta callejera la salida de Morales. Hay un respaldo incondicional al nuevo gobierno nombrado por la senadora conservadora Jeanine Áñez, expresentadora de televisión oriunda de la misma ciudad y estrechamente relacionada con el ultraconservador Luis Fernando Camacho, que lideró las movilizaciones contra Morales y ha logrado colocar a políticos de su confianza en el nuevo gabinete boliviano.
Pero en El Alto –una ciudad de casi un millón de habitantes, 600 metros más alto que la capital en la cordillera andina y accesible por teleférico– se respira miedo y rabia. Cientos de indígenas asistieron ayer a mítines convocados espontáneamente en cada esquina de la ciudad, que hace veinte años era una barriada de infraviviendas de La Paz y ahora es un municipio con su propia arquitectura, los llamado cholets –chalés de chola– de arquitectura rococó diseñados por sus dueños aimara.
“Esta señora no quiere a los campesinos; toda la gente en su gobierno tiene la cara blanca”, dijo una aimara que asistía a un mitin en el centro El Alto refiriéndose a los 11 ministros que integran el nuevo gobierno interino.
Al mediodía de ayer partió de El Alto una marcha multitudinaria integrada por miles de hombres aimara con camisetas en apoyo Morales y mujeres vestidas con faldas pollera y sombreros de alpaca prensada. Bajaron hacia la plaza Murillo, en el centro de la capital, donde se encuentra el palacio presidencial. Denunciaban un golpe de Estado y la represión a manos de la policía. Las marchas que se celebran cada tarde constituyen una protesta y un intento por corregir la exclusión de esta comunidad, tan importante para la coalición política de Morales, en la coyuntura actual y la transición hacia elecciones en dos meses. “Los periodistas están ignorando nuestras protestas y la violencia contra nosotros en El Alto, no dan información sobre lo que pasa aquí, mientras la policía ha cerrado los medios locales”, decía otra indígena. Todo indicaba que la marcha de los campesino pro Morales se enfrentaría una vez mas con los policías antidisturbios en el centro.
La policía y el gobierno acusan a los militantes del Movimiento al Socialismo (MAS) de fomentar violencia y saqueos, pero los aimara denuncian que hay delincuentes que se cuelan en las filas de las protesta anti golpe. “Son infiltrados, y si paseas por El Alto verás que los que más han sufrido saqueos somos nosotros”, dijo José Luis Quispe, uno de los líderes de la comunidad que se identifican por sus bastones dorados. “Aquí la policía ha prendido fuego a casas”, añadió. “Nos disparan y nos gasifican y los periodistas no lo ponen en la televisión”, dijo otra aimara.
Mientras el pueblo de El Alto descendía hacia La Paz a gritos de “¡Abajo los golpistas!”, los diputados del partido de Morales intentan recuperar la iniciativa política tras su inesperada renuncia. El MAS celebró sesiones paralelas en el Congreso con el fin de permitir la candidatura de Morales a las elecciones, pese a su exilio en México.
Ayer, un diputado del partido de Morales fue elegido líder de la Cámara de Representantes tras escenas confusas en las que a los representantes elegidos del MAS les fue denegada la entrada en el Congreso por policías anti disturbios. El jurista español Baltasar Garzón presentó un recurso el martes ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanas (OEA), con el fin de permitir que Morales participe en las próximas elecciones.
Áñez rechaza la participación del presidente que ganó el 45% de los votos en los comicios del pasado 20 de octubre (que, según la OEA, fueron fraudulentos). Áñez basa su rechazo a la candidatura de Morales en la prohibición constitucional de que un presidente se presente dos veces a la reelección. Morales convocó un referéndum para permitir su candidatura a la elección de octubre y, a pesar de que el 51% de los votantes rechazaron su reelección, siguió adelante con su candidatura.
Áñez insistió ayer en que el gobierno es de “perfil técnico” y “de carácter estrictamente provisional”. Pero existe la idea dentro del nuevo Gobierno integrado por diferentes partidos de la oposición a Morales de que hace falta recomponer las instituciones democráticas y realizar “un cambio de régimen para revocar las condiciones que nos habían convertido en un país totalitario”. Cualquiera que sea la verdad sobre las acusaciones de fraude en las últimas elecciones, respaldadas decisivamente por la OEA, esta descripción de los gobiernos de Morales choca con la realidad política y mediática boliviana. Lo cierto es que los medios de comunicación en Bolivia han sido opositores viscerales a la agenda de Morales.
Pese a las radicales diferencias entre el socialismo de Morales y el de Nicolás Maduro, la identificación de Bolivia durante los 13 años bajo la presidencia del líder indígena con Venezuela es una constante en el discurso de los líderes conservadores que se han hecho con el poder en menos de una semana.
A ninguno de ellos les pareció discutible que una de las primeras medidas adoptadas por la presidenta interina y sin mandato popular fuera el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente de Venezuela, una medida que tenderá puentes con Washington por primera vez en décadas. El perfil técnico de los ministros también es un termino discutible.
José Luis Parada, el nuevo ministro de Economía, es el exasesor económico de la ciudad de Santa Cruz, cuyo modelo de crecimiento y expansión inmobiliaria es más homologable a Miami que a otras ciudades bolivianas.
Los ataques a la bandera wiphala
Mientras la caída de Evo Morales se celebra con la bandera tricolor nacional –rojo, amarillo y verde– en Santa Cruz y otras ciudades, en El Alto las banderas colgadas de los balcones es la wiphala, una insignia multicolor que representa a los pueblos indígenas –el 60% de la población de Bolivia– y simboliza la plurinacionalidad del estado boliviano desde que Morales ganó su primera elección en el 2006. Entonces, el movimiento indígena, que el expresidente lideraba, quiso borrar los iconos colonialistas y racistas de la simbología nacional. Pero desde la renuncia del presidente indígena, se han producido varias escenas en las que la wiphala ha sido destruida por representantes de lo que los indígenas califican como un golpe de Estado. Aimaras entrevistadas en El Alto se mostraron asustadas por las escenas en las que policías de Santa Cruz han arrancado la wiphala de sus uniformes. “Es nuestra bandera y la insultan”, dijo una mujer aimara que paseaba delante de puestos en una calle de El Alto donde se vendían telas con los colores de la wiphala. Áñez, que en el pasado había rechazado el estado plurinacional encarnado en la constitución boliviana, apareció ayer flanqueada por las dos banderas.





LÍDER MAYA GUATEMALTECA THELMA CABRERA DENUNCIA ATROPELLO A PUEBLOS ORIGINARIOS DE BOLIVIA

Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)

La dirigente del pueblo maya mam Thelma Cabrera, primera candidata indígena a la presidencia de Guatemala, denunció el atropello contra los derechos de los pueblos originarios que tiene lugar en Bolivia, donde un golpe cívico forzó la renuncia del mandatario de la etnia aymara Evo Morales.
"Estamos en contra del golpe de Estado en Bolivia; es un atropello grande hacia los pueblos latinoamericanos con el fin de humillarnos, saquearnos y ocultar todos nuestros derechos", dijo Cabrera en una manifestación organizada por el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) frente a la Embajada de Estados Unidos en Guatemala.
Cabrera fue la cuarta candidata más votada en las presidenciales de junio pasado, que se definieron en segunda vuelta entre acusaciones de fraude denunciadas en su momento por la líder comunitaria y su partido, el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP).
En un video compartido por el Codeca en su cuenta de la red social Twitter, Cabrera dijo que lo ocurrido en Bolivia perjudica las autonomías de los pueblos originarios, les niega su identidad y el derecho a gobernar.
El MLP condenó en un comunicado a inicios de semana el golpe en Bolivia, el cual achacó a "sectores ultraconservadores, oligárquicos, religiosos, militares y políticos" articulados para derrocar al Gobierno de Morales.
Luego de varias semanas de protestas por un presunto fraude en las elecciones del 20 de octubre que daban como ganador a Morales, el presidente presentó su dimisión el pasado 10 de noviembre, tras ser presionado por las Fuerzas Armadas a renunciar.
Poco antes, la Organización de los Estados Americanos (OEA) divulgó los resultados de una auditoría de los comicios que mostró graves irregularidades, tras lo cual Morales se mostró dispuesto a convocar nuevas elecciones.
El 12 de noviembre Morales viajó a México en condición de asilado; hasta el 13 de noviembre habían fallecido 10 personas en las protestas, mientras los heridos se contaban por cientos.
La senadora opositora Jeanine Áñez, de 52 años, asumió el 12 de noviembre la Presidencia interina de Bolivia, en una sucesión sin acuerdo parlamentario aunque avalada por el Tribunal Constitucional, que abrió las puertas a unas elecciones generales a corto plazo.
"Las acciones violentas mostradas por medios de comunicación alternativos evidencian el odio, la discriminación y el racismo hacia los pueblos originarios y su dirigencia, por parte de grupos violentos y corruptos de la oposición", agrega el pronunciamiento.
La organización estimó que los acontecimientos en Bolivia demostraron que EEUU y las oligarquías locales no cederán espacios para la consolidación de gobiernos que garanticen los derechos colectivos de los sectores sociales y los pueblos originarios.
Tanto el Codeca como el MLP, cuarta fuerza política más votada en las presidenciales de junio pasado, insisten en la necesidad de convocar en Guatemala un proceso constituyente popular que sirva de base para construir un Estado Plurinacional y del Buen Vivir, tal como hizo Bolivia tras la llegada de Morales al Ejecutivo, en 2006.





BOLIVIA: LA IMPORTANCIA DE LA POLÍTICA MENOR

Cenital de Colombia (www.cenital.com)

El golpe desbarrancó la ilusión de Evo Morales de iniciar un cuarto mandato. La anterior solidez ético-ideológica del MAS se desgastó a causa de los sucesivos intentos de habilitar la reelección y de su vínculo relativo con las organizaciones sociales. Sin embargo, son estos movimientos (campesinos, indígenas, obreros, vecinales) quienes hoy tienen la llave para activar la resistencia.
Lo que existe hoy en Bolivia es un golpe de Estado articulado por el núcleo conservador de la élite regional, soportado por un tipo específico de movilización social urbana y respaldado y ultimado por la fuerza policial-militar. La eficacia y la rapidez con la que se ha consumado el traspaso de poder habilita conjeturar sobre planificación local y aval exterior, pero eso es siempre así. Allí donde el peso mediático-judicial no logra torsionar el juego democrático retorna la militarización de la política, y marca el tono de hasta dónde están dispuestos a avanzar para zanjar la balanza de una renovada guerra civil subcontinental, en la que Brasil vuelve a ser el gendarme privilegiado. Se trata, a su vez, del lugar que ocupará la región, en un muy complejo tablero de estrategias propias y subordinaciones exógenas, ante un escenario de más escala atravesado por la tensión entre el Asia en ascenso y el mundo atlántico declinante.
Hay, también, un desmoronamiento propio. Sergio Almaraz Paz, uno de los más destacados intelectuales bolivianos del siglo pasado, escribió que el golpe del '64 en Bolivia se realizó sobre lo que quedaba de la revolución del '52. Ella había encumbrado al Movimiento Nacionalista Revolucionario gracias a que los mineros derrotaron militarmente al ejército oficial, se nacionalizaron entonces las minas y se aplicó la reforma agraria, pero con el paso del tiempo fue menguando el empuje inicial. La concesión de intereses a una burguesía tremendamente débil, el rearme del ejército y Estados Unidos volviendo a ocupar un lugar destacado -que, como dato no menor, era casi el único comprador de estaño, casi único producto del país- terminaron por socavar la movilización de masas. Transcurridos 12 años ya no hubo fuerza social dispuesta a resistir el avance de la asonada militar. Una diferencia de peso con aquel momento histórico es la performance económica que puede presentar el evismo, que indudablemente posee guarismos intachables en casi todos los rubros (lo cual, también y sobre todo, llama a tomar nota una vez más de los límites de la asociación entre crecimiento económico, bienestar material y participación política). Si el tiempo del nacionalismo-popular se agotó en el '64, el tiempo de un modo de concebir lo nacional-popular parece haberse agotado ahora, pero no por la vía de la economía.
Es indiscutible que en 2008 la rebelión de la "media luna" contra Evo Morales tuvo un calibre tan amplio como la actual protesta de la reacción, con tómas y control completo de las regiones del "oriente boliviano" e intentos decididos de propiciar el caos y la guerra civil; y además la injerencia norteamericana era explícita (habían enviado al antiguo embajador de la balcánica zona de Kosovo). Sin embargo, ese mismo embajador -Philip Goldberg- fue expulsado del país y la CONALCAM -dirección conjunta de las organizaciones sociales-, tuvo una capacidad de respuesta inigualable: sitió Santa Cruz, derrotó a la élite tarijeña, se militarizó Pando, y el triunfo fue rotundo. Tras ello, la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia vio luz y el MAS hizo casi todo bien a la hora de reproducir su dominio: tuvo un peso mayor en el poder judicial, mas injerencia mediática, e incluyó de manera subordinada a las élites departamentales díscolas, en una suerte de hegemonía consumada. Hizo lo que otros gobiernos de la región, por la causa que fuera, no hicieron. Su contracara fue convertir a la gestión estatal en un bastión y limar los proyectos más radicales -por caso, menguar fuerte el avance de la reforma agraria sobre las tierra cruceñas-, ciertamente disruptivos, que formaban parte de la genética del movimiento societal.
Es cierto que todas las hegemonías envejecen. El masismo, amarrado a una cultura originaria y a la visión de la política como servicio al pueblo, había visto como nadie el caudal de capital político y simbólico que representaba sostener y ejercer una línea ética sostenida en la gestión de gobierno (paradójicamente, había percibido que no se trataba solo de economía, y que la mayoría de la población gusta reconocer valores más nobles, como el esfuerzo y la honradez de quien comanda). La fisura que generó no atender lo suficiente a la pérdida de un referéndum que preguntaba por la posibilidad de una nueva reelección del binomio presidencial, y la esperable indicación de irregularidades en el conteo electoral último, dieron paso a una caudalosa protesta que no haría más que crecer, azuzada por las élites relegadas y por las clase medias urbanas que habían perdido sus signos de distinción, necesarios al carecer de otros. Detonó entonces una avanzada revanchista que tuvo a Camacho como figura refulgente de una extraña mezcla de machismo, cristianismo, regionalismo, anticomunismo, y halló un terreno limpio para avanzar escoltado por blindados. Que la derecha sea repudiable e impresentable, como es usual, no nos quita señalar que el evismo trastabilló al interior de su fuente madre de poder y concepto horizonte clave de la política local, porque la importancia de la democracia representativa es una línea decisiva que subtiende el hoy con la rebelión campesina de 1979 cuando ella "se incorporó al acervo político o a la acumulación hegemónica de las masas".
Sin embargo, fue el predominio del MAS en la gestión estatal y la desconexión parcial con organizaciones sociales de peso, navegando entre la dispersión, la tutela y el accionar de cúpula, lo que nos puede hacer comprender por qué la Confederación Campesina, los indígenas del Oriente Boliviano, la CONAMAQ aymara, y la Central Obrera Boliviana no tuvieron los reflejos como para dimensionar lo que estaba en juego en tan solo un par de días, casi horas. En los hechos, si bien lo que venía era y es incierto, más bien nefasto, lo anterior no despertó poner el cuerpo para defenderlo, básicamente porque ya no se concebía automáticamente como propio. Este punto es central. La respuesta, ciertamente heroica, de la ciudad de el Alto y de los ponchos rojos aymaras de las comunidades paceñas, que descendieron al grito de "ahora sí, guerra civil" son el atisbo de resistencia de última hora. Desde Tupak Katari que en la hoyada paceña se espera que los aymaras desciendan desde el norte y eso seguirá siendo así, porque ya no es posible quemar la bandera aymara. Se intuía una masacre, y la policía no tardó en pedir auxilio a los mandos militares, y eso porque Bolivia -y también Ecuador-, son países donde es posible pulsear con el ejército palmo a palmo si hay un bloque popular sólido. Esta vez no se amalgamó, pero tiene vida propia.
Ciertamente, además de las miradas que hoy con razón pero con no menos insistencia enfocan en la figura de Evo Morales, no debemos olvidar que ella misma es fruto de un ciclo político que cumplió cerca de 20 años: despunta en el año 2000 con la "guerra del agua", alumbró la exigencia de nacionalización del gas y asamblea constituyente en la "guerra del gas" y fue la causa directa de que Evo estuviera en el Palacio Quemado. Significó, también, un cambio en la composición de poder elitario de Bolivia y, fundamentalmente, una transformación radical de la cultura política acerca de quienes tienen derecho a participar y dirigir los destinos del país. Una ruptura que muy difícilmente tenga vuelta atrás. Son perspectivas que acercan confianza, porque no hay dudas que los movimientos sociales campesinos, indígenas, obreros y vecinales poseen una capacidad de organización y de veto político que hoy por hoy permanece latente, y que si bien pueden verse llamados por los beneficios que pueda ofrendar el gobierno de turno, ya no van a rendirse a uno que no sea ideológica y políticamente afín, y menos si no respeta sus intereses. No es una consigna acerca de la esperanza que debemos depositar en la vida política popular, es simplemente la evidencia de que la historia de Bolivia está signada por la protesta de una sociedad civil densa y organizada, la cual no se desestructuró en los últimos años sino que experimentó lo que significa mandar en el país.
El golpe fue duro, y es verdad que sus consecuencias parecen perdurables, pese a que persista un vacío de poder que no será fácil de llenar con un porcentaje altísimo de la población que votó al evismo, y todo indica que quien venga va a tratar de hacer pie en el mar. La importancia de las calles, del subsuelo político, aunque parezca menor, es la novedad protagonista de las movilizaciones que actualmente sostienen la sinuosa guerra civil sudamericana. Más allá de la figura del golpe, de la traición, del águila del norte, de los errores estratégicos, parecería necesario pensar el vínculo entre las organizaciones de base y el gobierno, la apuesta por la democracia intensa, la importancia de la sociedad civil movilizada: ella fue el impulso del cambio, sigue firme en Bolivia y también será quien se anteponga a la dictadura cruenta que asoma del otro lado.





CAÍDA DE UN TIRANO, GOLPE DE ESTADO, FRAUDE: ¿QUÉ PASÓ EN BOLIVIA?

Radio Francia Internacional (www.rfi.fr/es)
                                          
En nuestro WhatsApp (+ 33 6 45 60 11 26), oyentes denunciaron un golpe de Estado y la injerencia extranjera mientras que otros celebran la caída de un gobernante autoritario al que acusan de corrupción y fraude. Análisis de una periodista boliviana en La Paz y un profesor boliviano en París.
El profesor Hugo José Suárez y la periodista Guadalupe Cajías argumentan por qué en Bolivia no hubo un golpe de Estado y estiman que el ex mandatario Evo Morales, asilado en México, echó a perder una carrera política que había comenzado suscitante una inmensa esperanza.
"Morales fue un gran presidente hasta el 2010. Le dio rostro a muchísimos bolivianos y a muchísimos indígenas en el continente", dice la periodista y escritora Guadalupe Cajías desde La Paz.
"La primera gran ruptura fue la represión a los indígenas más pobres en las tierras bajas dándole prioridad a la construcción de una carretera por encima también de la madre naturaleza. Luego vinieron grandes casos de corrupción", agrega.
Por su parte Hugo José Suárez, sociólogo boliviano, profesor en México en la UNAM, estima que "lo triste de toda esta historia es que Evo Morales pudo haber sido el gran padre de la patria, el presidente de la transición de la república al estado plurinacional. De hecho, en buena parte sí lo fue pero por capricho, por no poder estar a la altura de la historia, termina con un fraude a las espaldas por el que tendrá que rendir cuentas a la nación en algún momento", precisa Suárez, profesor invitado en París, en el Instituto de Altos estudios de América Latina (IHEAL).
Tuvimos asimismo informes desde Bolivia de radios asociadas a RFI: Mauricio Rodríguez de Radio Estrella en Cochabamba y Ronal Corini de Cepra Satelital en La Paz.
También escuchemos el saludo de Carlos Alberto Pérez director de radio del Instituto Colimense de Radio y Televisión 98.1 FM en Colima, Mexico, radio asociada a RFI.





SALVADO POR UNA BIBLIA EN BOLIVIA

Milenio de México (www.milenio.com)
                                                                
El pequeño libro de color azul muestra una perforación en la parte superior del lado izquierdo. Un efectivo de la policía lo llevaba en su bolsillo de la camisa al participar en un operativo antidisturbios en el municipio de Yapacani, en el departamento de Santa Cruz en Bolivia. Según informó Óscar Gutiérrez, Director Especial de Lucha Contra el Crimen, los policías fueron recibidos a balazos y con gases lacrimógenos por supuestos partidarios del ex presidente Evo Morales.
El elemento en cuestión portaba chaleco antibalas. Con todo, un proyectil atravesó la protección. Pero, “El oficial salvó su vida de milagro, gracias a la Biblia que lleva siempre”, dijo Gutiérrez. He aquí una historia de suyo interesante. La Biblia le salvó de una muerte física, y es muy probable que el cariño y estima que tiene por este libro sea resultado de la salvación de su alma. Es un hecho que tarde o temprano todos moriremos. La Biblia solo habla de dos lugares para pasar la eternidad: Cielo, o Infierno.
El primero, un lugar lleno de gozo inagotable por la presencia de Dios mismo. El segundo, un sitio de fuego inapagable que tortura permanentemente a sus moradores día y noche; ausente de consuelo y esperanza. La decisión de donde pasaremos la eternidad la tomamos cada uno mientras estamos en este mundo. Todo se reduce a lo siguiente: ¿Qué haré con Jesucristo? Rechazarle, es despreciar a Dios mismo, quien lo envió a rescatarnos mediante su sacrificio en la cruz del Calvario. Todos somos pecadores, y todos necesitamos un Salvador. Cristo demostró serlo.
Conocía los pensamientos de quienes estaban a su alrededor, multiplicó panes y peces, caminó sobre las aguas, sanó leprosos y a toda clase de enfermos; calmó tempestades, expulsó demonios, resucitó muertos, perdonó pecados. Luego, en mansedumbre, permitió que le crucificaran. De esta forma tomó nuestro lugar asumiendo nuestro juicio y castigo, a fin de reconciliarnos con Dios. Al tercer día resucitó de entre los muertos, y se presentó vivo a sus seguidores. ¿Quién más ha hecho esto? Por eso, 1ª. Juan 5.12 dice: “El que tiene a Jesucristo, tiene la vida; el que no tiene a Jesucristo, no tiene la vida”. Invítalo a morar en tu corazón.





PATRICIA BULLRICH: “EN BOLIVIA LO QUE HAY ES UNA SITUACIÓN DE ENORME PODREDUMBRE INSTITUCIONAL”

La ministra de Seguridad de la Nación se refirió al escenario que transita el Estado Plurinacional y descartó que haya tenido lugar un golpe de Estado contra la administración encabezada por Evo Morales. 

Filo News de Argentina (www.filo.news)
                                                                               
En las últimas horas se hizo de público conocimiento la falta de libertades que los equipos periodísticos que cubren el escenario que transita el Estado Plurinacional de Bolivia han transitado. 
En esta línea es que, destacando el monitoreo realizado tras el acoso a diferentes medios argentinos ubicados en la ciudad de La Paz, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se pronunció al respecto. 
“Tenemos un convenio con Bolivia y hemos mandado once miembros de la Gendarmería argentina a cuidar la Embajada. Hemos evacuado familiares”, partió por señalar, al tiempo que destacó que la Gendarmería acompañará a los equipos hasta el Aeropuerto y que, de no estar dadas las condiciones, proveerán de un avión de las Fuerza Aérea. 
Más allá de las situaciones políticas o de los lugares políticos en los que cada uno puede estar, hay que resguardar la vida y la libertad. Por suerte tenemos a la Gendarmería para que vayan a buscar a los periodistas dónde estaban”, continuó.
En esta línea fue consultada por su percepción acerca de los dichos de la ministra de Comunicaciones entrante, Roxana Lizarraga, quien en la jornada de ayer sostuvo que “aquellos periodistas, o pseudoperiodistas que esten haciendo sedición, se va a actuar conforme a la ley”. 
Al respecto, Bullrich marcó que “en la Argentina las figuras penales que impliquen a periodistas en acciones de agravio han sido extirpadas. Me preocupa pero es un momento que como ministra de Seguridad quiero ocuparme de mi materia”. 
En Bolivia lo que hay es una situación de enorme podredumbre institucional. Muchos hechos que llevaron a una situación que es difícil definirla con conceptos tradicionales”, consideró la titular de la cartera de Seguridad. 
En sintonía a la lectura del espacio político que representa y que se estima presidirá a partir del 10 de diciembre, Bullrich negó que haya tenido lugar un golpe de Estado sobre la administración encabezada por Evo Morales. 
El golpe de Estado significa una categoría donde una fuerza militar toma el poder, acá eso no pasó. Lo que sí pasó es que nadie respetó un orden institucional y lo que hoy no se vislumbra es una salida. A mi no me gustó que un militar sugiera la salida de un Presidente. Por eso no hemos reconocido a un Gobierno nuevo”, cerró.

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