Tuesday, September 02, 2025

BOLIVIA LE DA UN NOCAUT AL SOCIALISMO: ¿EL INICIO DE UN EFECTO DOMINÓ EN AMÉRICA LATINA?

Está claro que ninguna elección funciona como una simple suma o resta de votos. Pero en este caso, podemos suponer que, aunque no todo el voto nulo correspondía al apoyo de la candidatura de Evo o a quien él recomendara, muchos más votos perdieron los candidatos de izquierda por su vergonzosa incapacidad para unirse y defender las conquistas sociales del pueblo boliviano de los últimos 20 años.

 La desmotivación la generaron no solo los múltiples errores de los gobiernos del MAS ni el desastroso manejo que las autoridades le dieron a la crisis económica presente, sino la inexistencia de un proyecto revolucionario en el partido, sobre todo después de tanto tiempo en el poder y con la confianza popular que se le entregó en las elecciones de octubre del 2020, cuando Luis Arce ganó con más del 55 % de los votos.

Cuanto más hondo se analice esta crónica de muerte anunciada, menos argumentos quedan para justificar el autogol (ya que a Evo le gusta tanto el fútbol) de la izquierda boliviana. Temo que no será solo para un periodo hasta las elecciones próximas, sino por mucho más tiempo, ya que la historia reciente nos demuestra que cuando en América Latina la derecha recupera el poder, moverla después de ese lugar resulta ser cada vez más difícil.


Evo Morales y su partido socialista han recibido un golpe histórico en las más recientes elecciones presidenciales en Bolivia.
Tras casi 20 años de dominación política, corrupción y estatismo de la peor escuela, el MAS terminó con un solo escaño en el legislativo.
Se trata de un nocaut histórico, ya que, por primera vez desde hace décadas, la segunda vuelta del 19 de octubre enfrentará no a izquierdistas, sino a Rodrigo Paz Pereira, de la centroderecha, y el conservador Jorge Tuto Quiroga —ambos independientes del MAS— en una competencia que deja al caudillismo socialista fuera del ring.
De autoproclamado salvador indígena a imitar el populismo bolivariano
Evo Morales emergió en el 2006 como el salvador indígena (financiado por Hugo Chávez y protegido por Fidel Castro), con promesas de justicia social y la nacionalización de recursos.
Sin embargo, imitaba los gestos populistas de Chávez —desde helicópteros hasta estadios—, y mientras su pueblo malamente sobrevivía, él levantaba un palacio presidencial de 34 millones de dólares, con jacuzzi y saunas.
Bolivia terminó hundida en corrupción, gasto público descontrolado y empresas estatales que no rindieron. En 2019, tras acusaciones de fraude electoral confirmadas por la OEA, Morales huyó a México como un líder derrotado. Su intento de regreso sembró caos con acusaciones corrupción, tráfico humano y violencia política.
El mito socialista terminó con la usual redistribución de miseria, corrupción y desesperanza
Una vez más, el mito socialista terminó con la usual redistribución de miseria, corrupción y desesperanza por todo el país.
Sin embargo, ahora Bolivia tiene la oportunidad de sumarse a Argentina, El Salvador, Ecuador y Paraguay —todos enfocados en la libre empresa, seguridad, responsabilidad fiscal y reducción del tamaño del estado.
Milei ha implementado una desregulación radical de la economía (El Economista en español); Bukele logró una tasa de homicidios histórica de apenas 1.9 por cada 100,000 habitantes, la más baja del hemisferio (Infobae, Wikipedia); Noboa avanzó con reformas que atraen inversión extranjera y Pena ha logrado establecer una economía de libre mercado con bajas tasas impositivas para atraer las inversiones a largo plazo.
Desmontando el mito de la inevitabilidad socialista
El efecto domino de las elecciones bolivianas también desmorona el mito de la inevitabilidad socialista. Y cada derrota los socialistas en las urnas reduce su atractivo y hace que otros regímenes autoritarios como Cuba Venezuela y Colombia pongas sus barbas en remojo.
Imaginen un corredor de economía de libre mercado y estabilidad para inversiones entre Argentina, Paraguay y Bolivia, donde el Mercosur podría dejar de ser un club de estatistas para convertirse en un foco facilitador del desarrollo económico (Americas Quarterly) y de competencia para atraer inversores, turistas y empresarios nómadas.
El mensaje de las urnas en Bolivia resuena muy claro en los fallidos bastiones comunistas que han destruido América Latina por décadas.
Ciudadanos cansados de pobreza, economías desastrosas y represión
La propaganda castrista y chavista está quedando hueca frente a ciudadanos cansados de pobreza, economías desastrosas y represión.
¿Y EEUU? Claro, mira con interés: una Bolivia libre puede revitalizar el comercio regional y reducir la injerencia de China y Rusia. Pero el verdadero motor del cambio es sudamericano, no estadounidense.
Es cierto que Bolivia tiene desafíos enormes: reconstruir la economía, combatir corrupción, revitalizar turismo, minería y agricultura. Las soluciones no serán de la noche a la mañana, pero algo cambió: el debate ya no es entre estatismo y libertad, sino entre versiones de libertades orientadas al mercado. Eso es histórico.
Aviso contundente a los caudillos de izquierda
Este resultado boliviano no es solo la caída de Morales. Es un aviso contundente a los caudillos de izquierda: el socialismo encontró su límite electoral. Y representa una chispa de esperanza para millones de latinoamericanos que han vivido bajo gobiernos que prometen igualdad y entregan miseria.
¿Consejo sano para los dictadores comunistas en América Latina? Hagan sus maletas y prepárense para decir “Adiós Lola, y saludos a las muchachitas”. (https://n9.cl/ub3bb8)
 
 
 
 
 
BOLIVIA, ¿FIN DE CICLO?
 
Pese al evidente giro a la derecha, las últimas elecciones bolivianas no modificaron la estructura de tercios electorales que viene de 2005. Pero el MAS, que conserva su núcleo duro, sufrió una gran pérdida de credibilidad en el histórico «tercio en disputa».
 
Revista Jacobin Lat. (https://n9.cl/kjcuyx)
 
Lo ocurrido el 17 de agosto en Bolivia no puede entenderse sin considerar la profunda crisis del MAS, el principal partido del país, que compitió fragmentado en tres vertientes y con su líder más influyente, Evo Morales, excluido del proceso. Grosso modo, los resultados reflejan un giro a la derecha y también que el voto nulo/blanco se ubicó en segundo lugar, representando una forma de acción política colectiva, especialmente entre comunidades campesinas. Lejos de ser una expresión amorfa, este voto nulo encarna una deliberación orgánica que ha caracterizado al evismo durante dos décadas.
De todos modos, los votos nulos y blancos son una opción política pero no generan representación estatal, por eso la Asamblea Legislativa Plurinacional aparece dominada por una abrumadora mayoría entre las viejas derechas y la emergente derecha populista.
La Bolivia de los tres tercios
La división en tercios refleja una constante histórica del comportamiento electoral boliviano desde 2005. El primer tercio corresponde al voto duro del MAS, articulado en torno al bloque indígena-campesino y popular urbano. Su antagonista es el segundo tercio representado por la derecha neoliberal tradicional, sostenida por sectores de clase media acomodada y por el aparato mediático empresarial. El tercer tercio —el «tercio en disputa»— ha sido históricamente un segmento más flotante, compuesto por sectores populares urbanos, trabajadores informales y jóvenes en ascenso social. Durante dos décadas, la mayoría de este último se articuló con el MAS, permitiéndole victorias en primera vuelta. Sin embargo, en 2025, esta franja ha sido capitalizada en gran parte por una derecha populista emergente, encabezada por el binomio Rodrigo Paz /Edman Lara, lo que marca tendencias a un giro ideológico en una parte considerable de los votantes.
La sorpresiva victoria del binomio Paz/Lara
Rodrigo Paz forma parte desde hace tiempo de las camarillas de políticos profesionales de derecha. Su carrera política es, en gran medida, una herencia de su padre, el expresidente Jaime Paz Zamora, por lo demás, carece de atributos que lo distingan por mérito propio. Sin respaldo empresarial, permaneció durante años en segunda fila. Su mayor acierto hasta ahora ha sido elegir como compañero de fórmula a Edman Lara, un ex capitán de policía que se volvió viral mucho antes de las elecciones gracias a sus videos denunciando la corrupción dentro de su institución. Lara es, en efecto, el verdadero vencedor de la primera vuelta.
La población está padeciendo un país donde los precios de los productos básicos suben cada semana, escasea el combustible y se acumulan denuncias de corrupción involucrando al presidente Arce. La corrupción estatal junto a la especulación y el contrabando de combustible por parte de empresas privadas, ha generado escenas de camiones esperando con desesperación su turno en los surtidores. A ello se suma una red de extorsión armada por la banca privada, con complicidad de los «entes reguladores» estatales, que custodia los dólares como señores feudales sus tierras y los venden a comerciantes medianos y pequeños a precios arbitrarios. Todo esto ha ido preparando el terreno para la irrupción de interpeladores contingentes, como Lara, un hombre que grita contra la corrupción y promete «acabarla en 15 días», reuniendo audiencias dispuestas a escucharlo, aplaudirlo y votarlo.
Las generaciones jóvenes de comerciantes minoristas, choferes de minibús, trabajadoras precarizadas y albañiles, difícilmente se reconocen como destinatarios de una protección efectiva por parte de los servicios públicos. En la práctica, el único derecho realmente universalizado por el Estado Plurinacional ha sido la educación primaria. Otros derechos fundamentales, como el acceso a la salud o a una vivienda digna, continúan siendo promesas lejanas para amplios sectores populares.
Para estos grupos, el Estado no representa una garantía de bienestar, sino apenas un gestor del llamado «movimiento económico»: una dinámica de consumo popular que permite la subsistencia de pequeños emprendimientos individuales y familiares. Esta función, más que redistributiva, es tolerada como mecanismo de supervivencia. En síntesis, el poder político aparece deslegitimado no sólo por su incapacidad para enfrentar la crisis económica, sino por su disposición a lucrar con ella a través de redes de corrupción que profundizan el malestar social.
La vieja y conocida derecha neoliberal ha querido aprovechar el momento dosificando su estado de histeria. Imitando con gestos caricaturescos el fenómeno Milei en Argentina, promete privatizarlo todo como revancha por los veinte años de «socialismo» que, según su relato, llevaron a Bolivia al colapso. Sin embargo, más allá de su base social tradicional, le cuesta ser creíble. Sus candidatos arrastran largos historiales como benefactores de los ricos, operadores de intereses estadounidenses y representantes de empresas transnacionales. Por eso, su discurso no logra conectar con amplias franjas del mundo popular, que reciben de la derecha clásica un tufo persistente de elitismo y racismo apenas disimulado.
De igual forma, todas las fracciones del ex MAS han perdido legitimidad en ese mismo tercio flotante que antes le daba rotundas victorias en las urnas. Se suele atribuir esta pérdida a dos causas principales: la crisis económica y las profundas divisiones internas. Ambas están estrechamente entrelazadas, configurando en el MAS un conservadurismo político que ha paralizado cualquier intento de renovación.
El único candidato de la izquierda que aparecía con alguna posibilidad, Andrónico Rodríguez, condujo una campaña electoral conservadora en sentido estricto. Habló de «cuidar» las conquistas del proceso, y por temor a provocar una «guerra sucia» por parte de la derecha, evitó levantar consignas que plantearan reformas creíbles. Su campaña, timorata por diseño —no por juventud ni falta de recursos—, no logró despertar entusiasmo ni impedir que la maquinaria comunicacional de la derecha lo atacara con virulencia.
Por su parte, Evo Morales, marginado mediante maniobras turbias del gobierno de Luis Arce y del poder judicial, optó por llamar al voto nulo. Con ello confirmó que entre su objetivo de imponerse como «el único candidato del pueblo» y los medios para lograrlo no existen puentes. Los números lo ratifican como el líder popular más influyente y le permiten a su vez regodearse del fracaso de sus ex compañeros «traidores». Sin embargo, ese capital simbólico no se ha traducido en avances concretos respecto a una política, un programa o una estrategia capaces de rearticular una voluntad mayoritaria con proyección estatal.
Una de las lecciones clave de todo esto es que las manifestaciones del malestar económico nunca son meramente «condiciones objetivas». El descontento frente a la crisis es producido y moldeado por la lucha política. En esa disputa por el sentido, la derecha ha logrado avanzar significativamente mediante un relato que culpa al «modelo económico masista» y al «socialismo» de todos los males. Ha instalado una narrativa que presenta la crisis como consecuencia directa de la intervención estatal, ocultando las dinámicas estructurales —como la dependencia externa y la concentración del excedente en manos privadas— que la preceden y profundizan.
La izquierda, en cambio, no ha conseguido articular un relato antagónico coherente. Se ha limitado a advertir los peligros del retorno de la derecha neoliberal al poder, lo que ha servido para desprestigiar a los políticos de la vieja derecha, pero no para posicionarse como una alternativa creíble de solución. Ese vacío político ha sido ocupado, al menos coyunturalmente, por el fenómeno populista de derecha encarnado en el ex capitán Lara, cuya irrupción expresa tanto el agotamiento del relato del MAS como las limitaciones de la derecha señorial. La izquierda debe mostrar que la crisis actual es resultado del retroceso del Estado en la apropiación del excedente social, y expresar esa crítica en un programa renovado de reformas económicas. Un programa que no se limite a paliar los síntomas del colapso, sino que apunte a transformar las condiciones materiales de vida, haciendo efectivamente mejor la existencia cotidiana de las mayorías.
No es la «crisis del modelo económico», es la dependencia
Las reformas neoliberales de los años ochenta profundizaron la primarización de la economía boliviana, orientada hacia la exportación de materias primas, y debilitaron su ya frágil industria nacional, que abastecía el mercado interno. Como resultado, creció la importación de mercancías. El sector comercial, antes monopolizado por élites de apellidos extranjeros, se diversificó progresivamente, incorporando a sectores populares. Sin embargo, durante los veinte años de neoliberalismo (1985–2005), el dogma de la contracción monetaria limitó la expansión del mercado interno, restringiendo el crecimiento de ese nuevo circuito popular ligado al comercio.
El verdadero auge comercial llegó con la gestión del MAS, sobre todo en el período 2008 a 2015. La mayor captación del excedente generado por la exportación de gas permitió una expansión inédita de la inversión pública, ensanchando la economía boliviana como nunca antes. Pero esta expansión no estuvo acompañada por un fortalecimiento de la producción interna capaz de abastecer el consumo nacional. Por ello, gran parte del excedente volvió a salir del país mediante la importación de mercancías, con todo lo que implica importar en un país mediterráneo.
Como señalan los clásicos de la Teoría Marxista de la Dependencia, el ciclo del capital en países como Bolivia se caracteriza por la separación estructural entre los procesos de producción y circulación de mercancías. Mientras la producción se orienta a la exportación (gas, minerales, soya, ganado), la circulación interna se basa en el intercambio de bienes importados. El llamado «modelo económico del MAS» no rompió —ni siquiera de forma tendencial— con este patrón dependiente; más bien lo reprodujo en escala ampliada.
A ello se suma un agravante: ante la debacle de la producción de hidrocarburos, el excedente exportado comenzó a ser capturado crecientemente por la empresa privada, que lo consume de forma improductiva y cuya carga financiera recae sobre el Estado. Esta variable —que teóricamente debió ser regulada por el gobierno del MAS— fue dejada a la deriva. La ruina de la administración económica que permitió a la derecha derrotar ideológicamente al MAS tiene sus raíces en este proceso material de dependencia. Aquí se constituye además la base del poder económico de las clases dominantes bolivianas —agroindustriales y financieras, principalmente— profundamente antinacionales, las cuales parasitan la renta nacional mientras fugan sus dólares a paraísos fiscales.
Qué esperar de la segunda vuelta
El análisis expuesto permite pensar en una alta probabilidad de la victoria en segunda vuelta del binomio Paz/Lara. No obstante, la derecha mejor organizada —cuyo candidato más votado, Tuto Quiroga, quedó en tercer lugar detrás de Paz y del nulo/blanco— está articulando un esquema de poder que le permitirá controlar el próximo gobierno, independientemente de quién gane el balotaje. Los políticos profesionales operan con el respaldo del poder económico cruceño y de la ultraderecha internacional, para consolidar un «gobierno de acuerdos y consensos»: es decir, un gobierno firme en la aplicación del ajuste económico contra la población, en la concesión de beneficios a la banca y agroindustria, en la apertura a la inversión extranjera para la entrega de recursos naturales. Rodrigo Paz, probable futuro presidente, no muestra el menor reparo en transitar ese camino.
Sin embargo, esta operación del poder concentrado está enfrentando un escollo inesperado: el «capitán» Lara. Su estilo histriónico, dirigido a audiencias populares, ha comenzado a irritar a los comandantes del bloque derechista, que han lanzado una campaña comunicacional para reprochar sus «malas formas» y asociarlo al masismo —esa entidad demonizada que creían haber sepultado con el resultado electoral. Lara, enamorado de su propia popularidad, se resiste a abandonar el atrevimiento. Cada vez que toma un micrófono o aparece en TikTok, reafirma que no se entregará a los «viejos políticos». Sus declaraciones refuerzan su magnetismo popular, generando un bucle de legitimación que, sin embargo, tiene límites objetivos.
Como es evidente, llegará el momento en que Lara descubra que hacer política no consiste únicamente en cosechar aplausos ni likes en redes sociales. Las correlaciones de fuerza reales imponen límites a la bravuconería y a la venta de ilusiones. Más allá de su viralidad digital, Lara carece de estructura partidaria, de organizaciones de base que lo respalden, y —a decir verdad— tampoco parece tener una idea clara de lo que implica ser vicepresidente del Estado. Su interpelación a las masas, aunque ruidosa, no ha logrado articular un conjunto mínimamente coherente de demandas económicas, políticas y sociales. Es un discurso de contenido moralizador y hasta reaccionario, pero amorfo.
En la espiral de sus alocuciones, ha prometido aumentos sustantivos a los subsidios sociales para escolares y ancianos, mientras el bloque con el que gobernará prepara políticas empobrecedoras. Ha jurado que será implacable con la corrupción, incluso denunciando a su propio presidente si fuera necesario, mientras la coalición gobernante se frota las manos ante las oportunidades de latrocinio y desfalco estatal. Con el énfasis de un ilusionista, Lara ha sentenciado: «Si los defraudo, cuélguenme», olvidando que en Bolivia defraudar es fácil y ser colgado es una metáfora que roza lo literal.
¿Qué se ha cerrado y qué sigue abierto?
Bolivia ya no tiene partido hegemónico de izquierda y las elecciones han arrojado una relación de fuerzas políticas donde la derecha controla los tres poderes del Estado. Esta correlación, empero, no sólo no se corresponde con la que existe entre las fuerzas sociales, sino que el candidato más votado, Rodrigo Paz, no hizo campaña a favor del programa que quiere aplicar. Su voto viene de sectores vulnerables, los más afectados si se aplican planes como los del FMI. En esa medida, las elecciones no han resuelto nada, la crisis sigue su curso y su desenlace sigue abierto. La izquierda tiene una oportunidad si entiende que no basta con resistir los embates de la derecha y propone un horizonte creíble a las masas. Para resolver este enigma, la izquierda tiene mucho que aprender de los últimos 20 años y está urgida a evitar los errores todavía persistentes que amenazan su existencia como fuerza con arraigo popular.
           
 
 
 
 
BOLIVIA: EL SUICIDIO DEL MAS
 
Diario Panorama de Argentina (https://n9.cl/2ecl6)
 
Para la segunda vuelta del 19 de octubre quedaron los dos candidatos de la derecha: Rodrigo Paz (con 32,06 % de votos), del Partido Demócrata Cristiano, del "centro", lo que en Latinoamérica suele representar a la derecha; y Jorge Quiroga (26,7 %), de la Alianza Libre, de la "derecha", que en realidad representa a la ultraderecha. Es casi seguro que el próximo presidente boliviano será Paz, porque el electorado de la izquierda que esta vez decidió regalar el poder a la derecha, votará "por el mal menor".
La izquierda, o más bien, los que se autodenominan así, en los últimos años estuvieron divididos en dos bandos irreconciliables dentro del partido MAS (Movimiento al Socialismo), representados por su líder histórico y expresidente Evo Morales y el actual presidente de la nación, el economista Luis Arce.
En vísperas de las elecciones, la izquierda boliviana, en vez de unirse, se dividió en tres, generando así un resultado desastroso: el 8,59 % de votos para Andrónico Rodríguez, el candidato de la Alianza Popular (que salió del MAS); el 3,17 % para Eduardo Castillo (del MAS); y como a Evo Morales se le impidió legalmente la participación en los comicios, él llamó al voto nulo para invalidar las elecciones y este voto llegó al 19,87 %. Con el simple ejercicio matemático de sumar estos números nos da un resultado total del 31,63 %, lo que garantizaba a la izquierda boliviana su participación en la segunda vuelta electoral y una posibilidad de victoria.
Está claro que ninguna elección funciona como una simple suma o resta de votos. Pero en este caso, podemos suponer que, aunque no todo el voto nulo correspondía al apoyo de la candidatura de Evo o a quien él recomendara, muchos más votos perdieron los candidatos de izquierda por su vergonzosa incapacidad para unirse y defender las conquistas sociales del pueblo boliviano de los últimos 20 años. La desmotivación la generaron no solo los múltiples errores de los gobiernos del MAS ni el desastroso manejo que las autoridades le dieron a la crisis económica presente, sino la inexistencia de un proyecto revolucionario en el partido, sobre todo después de tanto tiempo en el poder y con la confianza popular que se le entregó en las elecciones de octubre del 2020, cuando Luis Arce ganó con más del 55 % de los votos.
Cuanto más hondo se analice esta crónica de muerte anunciada, menos argumentos quedan para justificar el autogol (ya que a Evo le gusta tanto el fútbol) de la izquierda boliviana. Temo que no será solo para un periodo hasta las elecciones próximas, sino por mucho más tiempo, ya que la historia reciente nos demuestra que cuando en América Latina la derecha recupera el poder, moverla después de ese lugar resulta ser cada vez más difícil.
Casi inmediatamente después de la publicación de los primeros resultados de estos comicios, el exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera opinó en el periódico mexicano La Jornada: "…  Por un lado, un mediocre economista que está por casualidad como presidente y que creyó que podía desplazar al líder carismático indígena (Evo) proscribiéndolo electoralmente. Por otro, el líder que, en su ocaso, ya no puede ganar elecciones, pero sin cuyo apoyo tampoco se gana, y que se venga ayudando a destruir la economía sin comprender que en esta hecatombe también se está demoliendo su propia obra. El resultado final de este miserable fratricidio es la derrota temporal de un proyecto histórico y, como siempre, el sufrimiento de los humildes, que nunca fueron tomados en cuenta por los dos hermanos embriagados de estrategias personales…".
Varios medios occidentales presentaron el análisis del proceso electoral boliviano alrededor de la lucha que existe por el control del litio en la región y sus intereses, ya que se reconoce el ansia mundial por este recurso estratégico. Su discurso es que hay un enfrentamiento para apoderarse de dicho mineral, entre EE.UU. y China-Rusia. Propongo mirar esta situación desde otro ángulo, el del pueblo boliviano y sus intereses.
Según un informe del Servicio Geológico de EE.UU., Bolivia tiene más litio que cualquier otro país del mundo, 23 millones de toneladas; unas dos toneladas de litio por cada habitante. Creo que es evidente que esta enorme riqueza debería servir para el desarrollo y la soberanía del país y, sobre todo, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos bolivianos. Lamentablemente, en los últimos 20 años de gobiernos del MAS, esto no sucedió. Hubo muchos discursos, promesas y declaraciones. Hoy, ante el fracaso, solo tenemos más explicaciones y excusas, del por qué este, un gobierno del pueblo, que realmente fue capaz de hacer tan importantes e históricos cambios, no pudo aprovechar la principal riqueza mineral de su país.
Alguien dirá que ya no importa. Creo que en realidad importa cada vez más, porque en esta dura lección no se trata solo de Bolivia. En el espejo de Bolivia podemos ver las nuevas estrategias coloniales del mismo Occidente de siempre, que hace más de tres siglos con los mismos fines vaciaba el Cerro Rico de Potosí, llenando de plata al "mundo civilizado" y dejando a los mineros indios morir de silicosis.
Ahora todos los partidarios y defensores del gobierno de izquierda en Bolivia hablarán de errores, falta de profesionalismo y mala gestión del recurso, que impidió el desarrollo de la industria, que hubiera podido cambiar la historia del país. Puede ser cierto, pero no lo es todo. No me cabe duda que, mientras los dirigentes del MAS peleaban entre ellos por el poder y por su lugar en la historia, miles de pequeños oportunistas de todo tipo ingresaban al partido para no quedarse fuera del festín. Los enemigos externos e internos en las comunidades indígenas del Altiplano, dentro del Congreso y en la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianas hacían su trabajo para impedir que el proyecto prosperara. El litio debía mantenerse reservado para cuando volvieran sus dueños norteamericanos.
Los proyectos chinos y rusos no son de beneficencia, son negocios capitalistas, pero a gran diferencia de los inversionistas occidentales, jamás condicionaron sus inversiones a temas políticos o sociales, sino que se trataba de negocios entre iguales, con la necesidad de un beneficio mutuo. Seguramente era bonito escuchar los discursos irresponsables de muchos, de que el litio es boliviano y en vez de materia prima Bolivia exportará solo productos altamente tecnológicos de litio. La demagogia, multiplicada con ignorancia, logró el objetivo: un año de producción de litio boliviano ahora equivale a unos tres o cuatro días de producción chilena, teniendo Bolivia mucha más cantidad de recursos naturales.
Varios especialistas bolivianos, desde hace tiempo, comentaban que la oposición a los negocios con las empresas chinas y rusas en la región de Potosí, el centro neurálgico de la industria de litio, despertaba sospechas. Entrevistado por el canal de televisión latinoamericano teleSUR, el experto boliviano en estrategia militar Samuel Montaño señaló: "Es extraño que sectores opositores y cívicos de Potosí rechacen estos proyectos, pero no cuestionen a las trasnacionales estadounidenses que ya operan en Chile y Argentina… En Chile se promovió la participación europea en el litio para desplazar a China. Aquí se repite el guion”.
Y es que hablar tanto del litio en esta coyuntura me parece fundamental, porque es un buen ejemplo de lo que pasó con el proyecto revolucionario del MAS, que tantas esperanzas despertó y no solo en Bolivia. Una gran oportunidad histórica carcomida por dentro por todas las pequeñeces humanas de los líderes que no supieron hacerse cargo del gran proceso que iniciaron. No quiero que suene a un réquiem, habrá otros análisis, miradas críticas y honestas y muchas luchas nuevas. Lo más importante que podemos hacer con nuestra historia es aprender de ella.
Incluso, si hubiera resultado lo del proyecto con la producción de litio, incluso si el partido MAS no se hubiera dividido, si no existiera la crisis económica de ahora… igual, creo que al proceso revolucionario boliviano le faltó lo más esencial e importante: la intención de construir al Hombre Nuevo, ese a quien toda la vida buscó un guerrillero argentino, cubano, latinoamericano, mundial, caído en Bolivia. Ese Hombre Nuevo sin el cual ninguna revolución es revolución, porque sin él no tiene sentido ningún éxito económico o político.
 
 
 
 
 
BOLIVIA Y EL TRIUNFO DEMOCRÁTICO
 
Diario Los Andes de Argentina (https://n9.cl/lbvk2)
 
Bolivia vivió el pasado 17 de agosto una jornada electoral que marcará un antes y un después en su historia política. Tras casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), los resultados oficiales presentados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmaron un inédito escenario: una segunda vuelta entre dos candidatos opositores, Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge “Tuto” Quiroga Ramírez, de la alianza Libre. El país entra así en un nuevo ciclo político, cuyo mayor valor radica en la demostración de que la democracia boliviana ha logrado preservar la alternabilidad en el poder y un desarrollo pacífico del proceso, a pesar de las tensiones que dominaron el ambiente en los últimos años.
El resultado tiene múltiples lecturas. Por un lado, el MAS, que gobierna Bolivia desde la llegada de Evo Morales en 2006, sufrió un retroceso sin precedentes: apenas obtuvo dos diputados y quedó sin representación en el Senado. Su candidato, Eduardo del Castillo, consiguió un escaso 3,17 % de los votos, apenas lo suficiente para mantener la personalidad jurídica del partido. Se trata de un golpe político que refleja no solo el desgaste natural tras años de gobierno, sino también la fractura interna entre Morales y el presidente saliente, Luis Arce, cuyo enfrentamiento debilitó a la izquierda oficialista hasta el extremo.
Por otro lado, el balotaje del 19 de octubre reunirá a dos líderes de centro y centroderecha con visiones distintas, pero que comparten un compromiso común con la democracia y con la necesidad de estabilizar un país que atraviesa una de las crisis económicas más profundas de su historia reciente. Rodrigo Paz, con 32,06 % de los votos, llega como el candidato mejor posicionado, mientras que Quiroga, ex presidente entre 2001 y 2002, lo sigue con 26,70 %. Ninguno tiene asegurada la victoria: el desenlace dependerá de las alianzas que logren tejer con fuerzas como la de Samuel Doria Medina, que obtuvo un 19,69 %, o con los bloques menores que alcanzaron representación legislativa.
Este escenario de pluralidad, aunque desafiante, puede ser leído como un signo saludable. Por primera vez en mucho tiempo, ningún partido controla la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa. Ello obliga al diálogo, la construcción de consensos y el ejercicio de una política más transparente, menos concentrada en caudillos y más atenta a las necesidades de la ciudadanía. En una democracia madura, la alternabilidad en el poder no es una amenaza, sino una garantía de renovación.
El proceso electoral también dejó enseñanzas sobre la participación ciudadana. Aunque los votos nulos y blancos alcanzaron un inusual 22,37 %, la concurrencia masiva a las urnas demuestra que los bolivianos siguen confiando en la vía democrática para expresar su voluntad. El presidente del TSE, Óscar Hassenteufel, agradeció la presencia de misiones internacionales de observación electoral de la Unión Europea y la OEA, lo que otorgó legitimidad y transparencia al proceso. Que el país haya llegado a esta instancia sin mayores episodios de violencia, pese a la intensa polarización previa, es en sí mismo un triunfo de la institucionalidad.
No debe minimizarse el simbolismo de este momento. Bolivia es un país acostumbrado a los sobresaltos políticos, los quiebres institucionales y los ciclos de confrontación. Hoy, sin embargo, ha demostrado que puede conducir un cambio de ciclo de manera pacífica. El encuentro entre Rodrigo Paz y el presidente Arce para hablar de una transición ordenada, es una señal alentadora. Aunque Quiroga decidió no asistir, su postura crítica también forma parte de un debate democrático que enriquece la pluralidad de voces.
Queda claro que los próximos meses no estarán exentos de dificultades. La crisis económica, marcada por inflación, déficit fiscal y desempleo, será la prueba más dura para el próximo presidente. Además, la fragmentación política obligará a pactos legislativos que no siempre serán fáciles de alcanzar. Pero lo esencial es que Bolivia tiene hoy la oportunidad de abrir paso a una etapa donde la negociación y el respeto al adversario se conviertan en norma.
La alternabilidad es una condición para que la sociedad boliviana pueda respirar nuevos aires. Incluso en medio de la polarización, la democracia se sostiene cuando los ciudadanos creen en ella.
Hoy Bolivia escribe una nueva página de su historia. Quien resulte vencedor en el balotaje tendrá la responsabilidad de gobernar no solo para sus electores, sino para todo un país que anhela estabilidad, desarrollo y justicia.
Desde aquí, deseamos lo mejor a Bolivia en esta nueva etapa. Que la madurez cívica demostrada en las urnas sea el pilar de una democracia cada vez más sólida, inclusiva y respetuosa.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: GATOPARDISMO ANDINO CARIBEÑO
 
El régimen tiene capturada a Bolivia desde el 2003. El cuartel general de esta organización criminal se encuentra en La Habana. Ergo, el país no es más que un satélite en su franquicia delictiva. ¿Se percató que ninguno de los dictadores del socialismo del siglo XXI manifestó preocupación por lo sucedido el 17 de agosto? La respuesta es fácil, saben que no pasó nada.
 
Panam Post de Panamá (https://n9.cl/n5v1d)
 
El proceso electoral boliviano, realizado el pasado 17 de agosto, sorprendió a más de uno, pues a nivel internacional se vende como un triunfo contra el Socialismo del Siglo XXI y el fin de la izquierda en el país. Lo siento, pero no hay nada más alejado de la verdad. Veamos:
Primero, el ganador de la primera vuelta, Rodrigo Paz, es el hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, que, entre otras cosas, fue parte del gobierno de la UDP en los 80, los mismos que llevaron a Bolivia a una hiperinflación del 27000%, y en los 90 invitó a Bolivia al propio Fidel Castro. De hecho, Paz Zamora salió de su jubilación para recobrar el protagonismo en la política boliviana. Además, la gran cantidad de gente cercana a Morales que ahora aparece en las filas del Partido Demócrata Cristiano (PDC) es otro elemento de sospecha.
Segundo, la tranquilidad con la que Luis Arce Catacora y Evo Morales tomaron la victoria del PDC. No sería de extrañar que exista una ayudita de parte del régimen para montar en el poder a Rodrigo Paz, ¿razones? Impunidad y, la más peligrosa, usar a Edman Lara, candidato a vicepresidente, como comodín para el retorno de Evo al poder. De hecho, es muy llamativa la euforia mostrada por Evo Morales ante la votación, «más que de Rodrigo, del capitán Lara», según sus propias palabras. Hay un refrán que dice: «Lo que se ve no se pregunta», frase que aplica perfectamente a las simpatías que sienten los sectores cocaleros por Lara.
Tercero, los discursos incendiarios llenos de populismo muy al estilo de Hugo Chávez o Evo Morales. Obviamente, la gestión económica y la construcción de institucionalidad no aparecen, ni siquiera ligeramente mencionadas, en medio de las bravuconadas de Lara. Al respecto, Emilio Martínez, en su artículo: Un presidente fusible y un vice evista, expresa: En el poder, este presidente fusible no podrá manejar la crisis inflacionaria ni el estallido social planificado. Será un nuevo Siles Zuazo. En la circunstancia indicada, asumiría la primera magistratura el capitán Lara, la carta de Evo para retomar el poder.
Para el socialismo del Siglo XXI lo importante es sostener el régimen. Entonces, pueden crear partidos comadreja. Es decir, oposición por fuera, pero oficialismo por dentro. Alegrarse porque el MAS no tendrá representación en el congreso es mirar el árbol, pero olvidar el bosque. En todo análisis hay que separar el régimen, los partidos y el gobierno.
El régimen tiene capturada a Bolivia desde el 2003. El cuartel general de esta organización criminal se encuentra en La Habana. Ergo, el país no es más que un satélite en su franquicia delictiva. ¿Se percató que ninguno de los dictadores del socialismo del siglo XXI manifestó preocupación por lo sucedido el 17 de agosto? La respuesta es fácil, saben que no pasó nada.
Esto nos lleva a la siguiente parte, el régimen ha decidido sacrificar el Movimiento Al Socialismo para conservar el poder. Un gatopardismo con sabor andino – caribeño de cambiar todo, para que, al final, todo siga igual.
Con todo, en Bolivia la segunda vuelta se configura así: El PDC con unas propuestas irresponsables, como esa de dar créditos subsidiados. Por su parte, ‘Tuto’ Quiroga con un plan típicamente keynesiano y un gradualismo muy peligroso. Bajo esas opciones, las cosas están incluso peores que antes del 17 de agosto. Si me preguntan, dentro de todo lo malo, la alternativa de Quiroga es, por lo menos, predecible. Es decir, sabemos más o menos por donde meterá la pata.
 
 
 
 
 
NI A LA PERUANA NI A LA BOLIVIANA
 
“Más allá de si hacemos las cosas a la peruana o a la boliviana, lo importante es que perdure una real democracia”.
 
El Comercio de Perú (https://n9.cl/w62rn)
 
A propósito del ascenso en las encuestas del virtual candidato presidencial Rafael López Aliaga, sorprendentemente seguido ahora de Keiko Fujimori, abundan comentarios, aunque prematuros, respecto de que en abril del 2026 podría replicarse en el Perú el reciente resultado electoral de Bolivia: el pase a la segunda vuelta del centrista Rodrigo Paz y del derechista Jorge ‘Tuto’ Quiroga, con propuestas que han dejado fuera a la izquierda.
El Perú ya conoció en el 2016 un fenómeno similar cuando Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori pasaron a la segunda vuelta, en una oportunidad histórica de gobernabilidad para el país tirada por la borda a la hora de insistir, ambos competidores, una vez confirmado el triunfo del primero, en una confrontación radical que los llevaría a una batalla de autodestrucción acelerada. Tras la renuncia de Kuczynski en el 2018, lo sucedería su vicepresidente Martín Vizcarra, el mismo que un año después, en el 2019, disolvería el Congreso de amplia mayoría fujimorista (73 escaños).
Así terminó la expectativa del 2016 en el Perú del pase a la segunda vuelta de dos fuerzas políticas de propuestas similares. Es más, fue el comienzo de una crisis política profunda. Un año después de la disolución del Congreso de mayoría fujimorista, Vizcarra fue vacado por el nuevo Congreso elegido precisamente bajo sus fracasadas reglas de reforma política. A Vizcarra lo sucedieron Manuel Merino y Francisco Sagasti, bajo cuya convocatoria a elecciones, en el 2021, accedió al poder Pedro Castillo, pero solo hasta el 7 de diciembre del 2022, cuando fue detenido y, posteriormente, procesado por atentar contra el orden constitucional en un fallido golpe de Estado. "Diario El Comercio. Todos los derechos reservados."
No sabemos si en el Perú podremos experimentar una segunda vuelta a la boliviana, en una réplica de lo que ya vivimos en el 2016, como tampoco sabemos si la disputa entre Paz y Quiroga puede ser el comienzo de una gobernabilidad de reconstrucción de Bolivia, o el comienzo, si es que ambos competidores eligen confrontar en lugar de conciliar, de una nueva etapa oscura en el país del altiplano, como si no hubiesen aprendido la lección de 20 años de socialismo autoritario con Evo Morales.
Ni la experiencia electoral peruana ni la experiencia electoral boliviana sirven de modelo para uno y otro país. El mejor modelo será siempre el que a cada cual le dicte su Estado de derecho democrático. Bolivia ha hecho uso de ello a través de su Órgano Electoral Plurinacional, presidido impecablemente por Óscar Hassenteufel Salazar. El Jurado Nacional de Elecciones del Perú también tiene en Roberto Burneo Bermejo a un impecable presidente, no dispuesto (esperamos que así sea) a admitir ni reeditar las irregularidades que caracterizaron los procesos del 2016 y 2021.
Más allá de si hacemos las cosas a la peruana o a la boliviana, lo importante es que aquí y allá perdure una real democracia, muy lejos de las polarizaciones y confrontaciones destructivas, y más bien muy cerca de acuerdos, alianzas y concertaciones, que es lo que no hemos aprendido a hacer bien hasta hoy. "Diario El Comercio. Todos los derechos reservados."
 
 
 
 
 
CENTRISTA RODRIGO PAZ: CON "PRAGMATISMO" Y "CAPITALISMO PARA TODOS" AFRONTARÍA CRISIS EN BOLIVIA
 
Independent en Español (https://n9.cl/pss82p)
 
El senador centrista Rodrigo Paz, quien sorprendió en la primera ronda de las elecciones en Bolivia, espera volver a contar con el voto diverso para imponerse en el balotaje del 19 de octubre.
Y de cara a esa crucial votación, afirma que con “pragmatismo" y moderación se propone encarar los problemas del país andino, en caso de cantar victoria, eliminando el subsidio a los combustibles —considerado una de las mayores cargas — aunque sin retirar el apoyo a algunos sectores sociales.
En una entrevista con The Associated Press el lunes, Paz —quien dio la sorpresa el 17 de agosto al sacar el mayor caudal de votos en las elecciones presidenciales, seguido por el expresidente y candidato conservador Jorge “Tuto” Quiroga — espera llevar a la práctica su lema de campaña de "capitalismo para todos”.
Él y su compañero de fórmula, el expolicía Edman Lara, ofrecieron una imagen relativamente nueva en una contienda sin inspiración, dominada por la misma dualidad de siempre entre el partido gobernante, el Movimiento al Socialismo (MAS), y los partidos conservadores tradicionales controlados por la élite adinerada de Bolivia.
Lara carece de experiencia política, pero alcanzó gran fama cuando fue expulsado de la policía tras denunciar a altos oficiales por corrupción en videos virales de TikTok.
Aunque el padre de Paz —el expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), radical de izquierda convertido en neoliberal— representa a la élite política que Lara ridiculiza públicamente, este congresista de base nacido en España durante el exilio de sus padres tenía poco reconocimiento nacional antes de emerger como candidato principal el mes pasado.
Paz y Lara atrajeron a votantes de todo el espectro político con una plataforma que combinaba la desregulación económica y la reducción de gastos para acabar con la escasez de combustible y la inflación galopante, con programas sociales como el aumento de las pensiones y la renta universal para las amas de casa.
El lunes, Paz prometió que su gobierno eliminaría los costosos subsidios a los combustibles en Bolivia, pero mantendría la asistencia para escolares y adultos mayores.
“No vamos a perjudicar la salud, la educación, la inseguridad ciudadana ni las prestaciones sociales”, declaró a la AP, argumentando que la eliminación de la corrupción y el despilfarro estatales restablecería el orden fiscal y permitiría al gobierno brindar una red de seguridad a los bolivianos más vulnerables.
Por ejemplo, el candidato, de 57 años, mencionó que impulsaría un fondo para respaldar a los estudiantes y adultos mayores en el pago de los servicios de transporte, para lo cual les provería de una tarjeta bancaria.
Paz no quiso, empero, profundizar o precisar montos sobre esa y otras propuestas. Tampoco fue enfático sobre su iniciativa de campaña de aumentar el pago mensual a los jubilados en más de cinco veces, hasta el equivalente a casi 300 dólares, una promesa que los críticos dicen evoca el populismo del gobernante movimiento de izquierda que dominó la política en las últimas dos décadas y al que achacan la crisis.
“No se puede llamar ‘gasto’ a la salud, ni a la educación. Eso es rentabilidad social”, planteó Paz desde su apartamento, repleto de obras de arte, en un barrio adinerado de La Paz.
Ante las criticas de que sus medidas pueden sonar populistas, él negó que se trate de un "populismo demagógico”.
“Es (populismo) democrático. Eso es otra cosa y la gran mayoría quiere ese tipo de decisiones”, acotó.
En cuanto al futuro del expresidente Morales —otro desafío que espera al futuro líder del país— Paz dijo que "como cualquier otro boliviano se le tiene que aplicar la ley... Así que lo que va a acontecer está claro, que no se va a escapar en un avión”.
Morales sigue atrincherado en su feudo del Chapare, en el centro del país, donde ha desafiado al poder y a la justicia.
Paz aseguró, por otro lado, que la administración de justicia debe cambiar. “No es el presidente el que manda a encarcelar, aunque durante 20 años era el presidente quien mandaba y acusaba a los encarcelados por voluntad presidencial”, criticó.
Paz también está apelando estos días a los sentimientos nacionalistas en política económica previo al balotaje.
El lunes, declaró que como líder del país mantendría las empresas estatales estratégicas en manos públicas, privatizando solo las empresas con pérdidas y dándole prioridad a compradores bolivianos.
Descartó, asimismo, un paquete de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque está de acuerdo en proponer una renegociación de la deuda externa.
“Creo que en principio Bolivia no requiere préstamos”, aseguró Paz, aunque abrió la posibilidad de que para el álgido tema de los hidrocarburos se va a “recurrir evidentemente a todo lo que ayude a Bolivia”.
 
 
 
 
 
PRESIDENCIABLE BOLIVIANO ESPECULA SOBRE CARABINEROS Y ROBO DE AUTOS: "¿NO SERÁN ELLOS LOS LADRONES?"
 
El democratacristiano Rodrigo Paz respondió con dureza a las críticas de un candidato UDI a diputado por Arica. "Debería preocuparse de por qué no pueden proteger su frontera y qué pasa con su policía", fustigó.
 
Radio Cooperativa de Chile (https://n9.cl/ndawp)
 
El abanderado a la presidencia de Bolivia Rodrigo Paz -favorito para ganar el balotaje del 19 de octubre ante el exmandatario Jorge "Tuto" Quiroga- lanzó una dura crítica a Carabineros de Chile.
La controversia surgió a raíz de críticas del candidato a diputado por Arica Sebastián Huerta (UDI), quien fustigó una propuesta del actual senador Paz para, supuestamente, "legalizar los autos chutos" (sin papeles) que circulan en Bolivia.
A juicio del aspirante a la Cámara Baja, esta idea "busca legalizar lo que ha sido robado" en Chile, por lo que constituye una amenaza a la seguridad nacional.
"Si Bolivia toma esa determinación, Chile debe quitarle el visado Mercosur. No podemos entregarle beneficios a un país" que persiga esta medida, agregó.
No podemos premiar a quien legaliza lo robado en nuestro país. Los robos de autos seguirán aumentando. En Bolivia el candidato presidencial Rodrigo Paz propone legalizar los autos indocumentados. Si eso ocurre, Chile debe quitarle de inmediato la visa Mercosur a Bolivia, Arica, Arica y Parinacota, Chile.
En respuesta, el presidenciable boliviano del centrista Partido Demócrata Cristiano (PDC) dijo en la radio Marítima Digital que Huerta debería preocuparse "por la policía y por los ladrones de su país, porque son los chilenos los que roban allá y traen los vehículos acá".
"Que se entere bien del porcentaje (de sustracciones): salvo algunos casos que han sido de noticia internacional -dos o tres vehículos, que ya han sido retornados (a Chile)-, debería él (Huerta) preocuparse de por qué no pueden proteger su frontera y qué pasa con su policía, los Carabineros... ¿No serán ellos los ladrones, que están robando y poniendo esos productos en Bolivia?", acusó el otrora alcalde.
"Como hay ignorancia en Bolivia en política, también hay ignorantes en Chile (...) Lo que nosotros queremos hacer es bajar el arancel de importación por debajo del 10 por ciento, cosa que cuando quieras comprarte un auto chuto o quieras comprarte un auto nuevo, el precio sea igual", sentenció Paz, que dio una cifra de "más de 250 mil autos chutos en el país". 
Debido a los dichos del candidato boliviano, Huerta exhortó al canciller, Alberto van Klaveren, a que "haga una defensa ahora y que aclare si la Cancillería está dispuesta a tolerar que se insulte a Carabineros, que se impulse una política que blanquea el delito y amenaza directamente la seguridad de las familias chilenas", consignó La Segunda.
Hace dos semanas, el senador Paz se impuso con el 32,2% de los votos en la primera vuelta presidencial, mientras que su principal contendor, Jorge "Tuto" Quiroga, de la alianza Libre obtuvo el 26,9%.
 
 
 
 
 
CRISIS MIGRATORIA: MARCO ENRÍQUEZ-OMINAMI PROPONE NEGOCIAR CON BOLIVIA Y ASEGURA QUE NO SERÍA "TAN DIFÍCIL"
 
El candidato presidencial fue entrevistado en el matinal "Buenos días a todos", donde abordó sus propuestas para llegar a La Moneda, en el contexto de las elecciones de noviembre.
 
24 Horas de Chile (https://n9.cl/kyt5b)
 
El candidato presidencial independiente Marco Enríquez-Ominami fue entrevistado en el matinal "Buenos días a todos" de TVN sobre sus propuestas para llegar a La Moneda, en el contexto de las próximas elecciones que se realizarán en noviembre de este año 2025.
En la instancia, el aspirante presidencial fue consultado sobre sus ideas en torno a la crisis migratoria y a las medidas que implementaría en caso de ser elegido como mandatario.
En este sentido, ME-O respondió que "yo creo que hay que hacer un poco lo que Trump hizo, entendió que el problema migratorio no era el muro, nunca más habló del muro, porque no funcionó. Trump para salir electo la primera hizo lo mismo que Kast, habló de una zanja y de un muro y le fue bien, pero en el segundo gobierno, ¿por qué no habló más de muros? Se dio cuenta que no funcionaba, porque estamos en un mundo en que se requiere relaciones de Estado guste o no guste".
"A mí me interesa que no entre más inmigración irregular y requiere de una relación con Bolivia distinta", planteó el candidato.
Más tarde, aseguró que su idea principal es mantener una adecuada comunicación con el gobierno Boliviano. "Un presidente está para negociar, para acordar, no renunciar y yo creo que negociar con Bolivia no es tan difícil", sostuvo.
A su juicio, no sería complejo negociar con Bolivia, puesto que -según sus palabras- este país tiene "una economía 10 veces más chica que la nuestra; el 80% del puerto de Arica existe por Bolivia; una buena parte de las pymes de Iquique dependen de Bolivia", fueron parte de sus argumentos.
 
 
 
 
 
IMPARABLE: VACA MUERTA YA PRODUCE MÁS DEL TRIPLE DE GAS NATURAL QUE TODA BOLIVIA
 
Los últimos registros de producción reflejaron que la formación shale aportó casi 91 millones de metros cúbicos por día. Un récord en sí mismo que marca el brutal salto productivo en comparación con el declino boliviano.
 
Río Negro de Argentina (https://n9.cl/jurog)
 
Durante casi dos décadas Argentina importó los 365 días del año gas natural desde Bolivia. Pero el acelerado desarrollo de Vaca Muerta llevó a que en estos momentos la producción del shale gas que se extrae de Neuquén más que triplique toda la producción que registran los yacimientos de Bolivia, un país en donde ya se plantea una «vuelta de la tortilla» para pasar a importar en un par de años gas argentino.
EnergíaOn realizó una comparación sobre los rendimientos en términos de producción de gas natural de Bolivia y de Vaca Muerta de los últimos años, con un resultado sorprendente. Mientras hace una década atrás el aporte del shale gas era incipiente, con apenas 600.000 metros cúbicos diarios, Bolivia tenía una producción fuerte, de 60,3 millones de metros cúbicos.
Hace tres años atrás, en 2022, el flujo de ambos puntos de comparación quedó cerca del equilibrio. Mientras la producción de gas natural de Vaca Muerta trepó hasta los 36,6 millones de metros cúbicos -tomando como dato los registros de agosto- la producción de Bolivia ya había bajado hasta los 42,1 millones de metros cúbicos diarios.
Un año después la ecuación ya se invirtió y Vaca Muerta pasó a liderar la comparación: 62,8 Mm3/d contra 39,5 Mm3/d de Bolivia.
Esa senda divergente se ha ido intensificando, mostrando Bolivia un ritmo de declino constante que cada año hace que pierda unos 4 millones de metros cúbicos diarios, mientras el gas de Vaca Muerta sigue incrementándose.
Así, el último registro disponible, correspondiente a julio, marca que Vaca Muerta aportó 90,96 millones de metros cúbicos por día, mientras la producción de Bolivia promedia los 24,33 millones de metros cúbicos diaros. Dicho esto más en claro, hoy Vaca Muerta produce más del triple de gas natural que todos los desarrollos bolivianos.
Para el exministro de Hidrocarburos de Bolivia y socio director de Gas Energy Latam, Álvaro Ríos Roca, la falta de exploración para combatir el declino en ese país llevará a que hacia 2028 el país del Altiplano deba no solo dejar en el olvido su rol de exportador de gas, sino que se convertirá en importador.
Bolivia: de exportador a importador de gas natural
«La exploración en Bolivia ha sido muy mínima, y los pocos esfuerzos han sido realizados por YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) con, yo diría, ningún éxito para reponer reservas», indicó a EnergíaON.
Y marcó que ante ese panorama «este fin de año la producción boliviana va a acabar con 26 millones de metros cúbicos día, es decir, el 50% de la demanda que necesita Bolivia y quedarían alrededor de 13 millones de metros cúbicos día para el mercado de exportación».
Ríos Roca advirtió que «en el 2028 Bolivia va a comenzar a necesitar hacer nuevas importaciones de gas porque se cruza con la oferta y vamos a tener que hacer toda una gestión, de manera que incentivemos la provisión del mercado boliviano porque la exploración tarda en el tiempo».
Pero marcó que un tema no menor estará en los precios. «Si no hacemos competitivo el transporte por Bolivia, pues no lograremos abastecimiento tampoco en el mercado boliviano. Entonces hay que trabajar esas dos ecuaciones para que lleguemos competitivamente con gas argentino al mercado brasileño y Bolivia tiene que hacer atractivas las tarifas, tenemos que reducir la tarifa de transporte para abastecer el mercado boliviano», enfatizó Ríos Roca.
El gas de Vaca Muerta a Brasil y Bolivia
A principios de este año se dieron las primeras exportaciones de gas argentino, puntualmente de Vaca Muerta, que recorrió las redes de Bolivia para llegar a clientes de Brasil, el gran mercado comprador de Sudamérica.
El exministro de Hidrocarburos de Bolivia, destacó en este sentido «los esfuerzos que está haciendo TGN –Transportadora Gas del Norte- para, contractualizar gas en Argentina con las termoeléctricas, contractualizar gas en el norte de Chile, contractualizar gas en Bolivia y contractualizar gas en el mercado brasileño».
Y sostuvo que esos avances “permitirían ampliar la capacidad modularmente del TGN -del Gasoducto Norte de Argentina- y tener a Bolivia abastecida y que se logre el tránsito de gas en esa nueva realidad del mercado regional de gas, que antes era de Bolivia, y que ahora -por las condiciones que se han dado en Bolivia, principalmente en la exploración- es un mercado que está siendo, y tiene que ser copado, por la producción argentina y por la nueva realidad de la producción en Vaca Muerta”.
           
 
 
 
 
DICTAN PRISIÓN PREVENTIVA CONTRA CINCO OFICIALES BOLIVIANOS CAPTURADOS EN CHILE POR NARCOTRÁFICO
 
Demócrata de Chile (https://n9.cl/uy6d1)
 
El Ministerio Público de Chile ha formulado cargos este lunes contra cinco policías bolivianos y un civil, también de Bolivia, arrestados la semana anterior al entrar al país por un cruce fronterizo no autorizado, acusándolos de portar armas de manera ilegal, realizar disparos sin justificación, secuestro y narcotráfico, estableciendo para ellos prisión preventiva.
Según un comunicado del organismo, la medida incluye al civil, aunque en su caso por ‘tráfico de drogas y receptación de vehículo motorizado’. Los cinco oficiales, cuatro hombres y una mujer, junto con el civil, estarán detenidos por constituir un ‘peligro para la seguridad de la sociedad’, declaró la Fiscalía, que ha establecido un período de 150 días para la investigación de los sucesos.
‘Se trata de una investigación penal, que surge de un procedimiento policial flagrante y cuyas primeras diligencias apuntan a la presunta participación de los sujetos detenidos en diversos delitos, cometidos en territorio nacional y frente a los cuales nuestro Ministerio Público está obligado a actuar, sin importar el cargo, función o nacionalidad de quien los comete’, explicó el fiscal Juan Castro Bekios después de la audiencia.
La decisión de la Fiscalía se tomó tras el hallazgo de ‘gran cantidad de armamento y municiones’ en un vehículo Nissan utilizado por los policías bolivianos para ingresar a Chile ‘por un paso no habilitado… por el sector denominado Hito Cajón’, donde interceptaron una camioneta Toyota con más de ‘499 gramos de marihuana y 73 kilos … de pasta base de cocaína’ tras disparar un número indeterminado de veces y someter a uno de los ocupantes del vehículo, a quien esposaron y dejaron recostado y descalzo sobre la nieve.
El gobierno de Bolivia ha cuestionado la detención de los cinco oficiales en Chile el pasado miércoles y ha confirmado esfuerzos diplomáticos para conseguir su liberación, declarando que estos ‘solo cumplían con su deber’, según el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Jaime Mamami. ‘Lo único que estaban haciendo era su trabajo. Estaban cumpliendo con su deber. Esperamos que en los próximos días sean liberados’, indicó en declaraciones a ‘El Deber’, mencionando que los oficiales estaban en una misión antidrogas.
 
 
 
 
 
UN SERBIO DETENIDO CON DNI ARGENTINO FALSO EXPONE LA GUERRA DE LAS MAFIAS BALCÁNICAS POR EL CONTROL DEL NARCOTRÁFICO SUDAMERICANO
 
Luka Starcevic buscaba reorganizar el tráfico de cocaína hacia Europa desde Bolivia. El conflicto entre clanes ya se cobró 60 vidas en 12 países.
 
El Observador de Uruguay (https://n9.cl/u7jcg)
 
Un criminal serbio que comenzó su carrera delictiva desde adolescente y se convirtió en el "embajador" de la mafia de los Balcanes en Sudamérica fue detenido el miércoles 20 de agosto en la frontera entre Paraguay y Bolivia mientras intentaba cruzar con un DNI argentino falso. La captura de Luka Starcevic, de 35 años, reveló una operación destinada a reorganizar el tráfico de cocaína tras el vacío de poder dejado por la fuga del narcotraficante uruguayo Sebastián Marset.
Starcevic se presentó ante los funcionarios de Migraciones paraguayos en el puesto fronterizo de Mayor Infante Rivarola con documentación que lo identificaba como Lisandro Emanuel Larre, ciudadano argentino. Sin embargo, su acento y las inconsistencias detectadas motivaron una verificación internacional que confirmó su verdadera identidad: se trataba de uno de los criminales más buscados de Europa, responsable de estructurar una red logística que conecta Bolivia, Brasil y Europa para el tráfico de cocaína.
El DNI que portaba, supuestamente expedido el 5 de junio de 2019, resultó ser completamente apócrifo. Fuentes de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) confirmaron al diario La Nación que no existe registro alguno de un ciudadano con ese nombre en organismos como ARCA o Anses. Las autoridades argentinas consultadas indicaron que no tenían información previa sobre actividades criminales de Starcevic en territorio nacional.
Su detención ocurrió apenas siete días después del triple asesinato registrado en Santa Cruz de la Sierra, donde fueron encontrados embalados los cuerpos de tres integrantes de la mafia balcánica. Los investigadores sospechan que Starcevic pretendía cruzar hacia Bolivia para intervenir directamente en esa crisis interna que amenaza con fragmentar su organización criminal.
El arquitecto de una guerra continental
La historia criminal de Starcevic está marcada por una ambición que desató una guerra transnacional. En 2015, este serbio asesinó a Goran Radoman, entonces líder del Clan de Kotor, no por una disputa territorial sino con el objetivo específico de tomar su lugar como representante de la mafia balcánica en Sudamérica.
El crimen fue meticulosamente planificado: Starcevic colocó un localizador GPS en el BMW de Radoman para seguir sus movimientos y ejecutarlo con más de 20 disparos de fusil AK47 en la cochera de un edificio de Belgrado. La operación respondía a una disputa por 200 kilogramos de cocaína perdidos, pero el objetivo real era eliminar a Radoman para asumir el control de sus operaciones sudamericanas.
Este asesinato desencadenó el conflicto más sangriento del crimen organizado europeo: la guerra entre los clanes Kava y Škaljari, que hasta la fecha ha dejado al menos 60 víctimas en una docena de países y se trasladó definitivamente a territorio sudamericano con los recientes crímenes bolivianos.
Tras el homicidio, Starcevic desapareció cuando un tribunal de Belgrado ordenó su captura. Su siguiente movimiento demostró una sofisticación criminal notable: simuló su propia muerte en España para borrar sus rastros mientras establecía operaciones en Brasil, según reveló el programa periodístico serbio Sluaj.
La red que conecta tres continentes
En Brasil, Starcevic no actuó como un fugitivo sino como un empresario criminal. Estableció alianzas estratégicas con el Primer Comando de la Capital (PCC) y la 'Ndrangheta italiana para crear una red logística que conecta los centros de producción de cocaína sudamericanos con los mercados europeos.
Su método era preciso: utilizaba a operadores locales para adquirir cocaína en Bolivia, la transportaba a Brasil y desde el puerto de Santos la enviaba hacia Europa con la protección de sus socios italianos. Los tres hombres asesinados el 13 de agosto en Santa Cruz —Miljan Gjeki, Vanja Miloševi y Dejanco Lazarevski— cumplían exactamente esa función: eran los compradores de cocaína que alimentaban esta cadena internacional.
El sistema funcionó hasta que Starcevic fue detenido en julio de 2020 cerca de San Pablo, portando documentación falsa que lo identificaba como Luka Maric, un ciudadano croata. En el vehículo llevaba dinero en efectivo con el que intentó sobornar a los agentes brasileños, pero esta vez las autoridades no se dejaron convencer.
Acusado de asesinar a un policía, un portero y otro narco serbio, Starcevic enfrentó una orden de prisión preventiva del Supremo Tribunal Federal (STF) desde 2021. Sin embargo, en junio de 2023 recuperó su libertad debido a un error administrativo crítico: el Departamento Penitenciario del estado de Paraná alegó que la orden del tribunal supremo no estaba registrada en el Banco Nacional de Medidas Penales y Penitenciarias, requisito técnico indispensable para ejecutar la detención.
El vacío que dejó Marset
La presencia de Starcevic en la frontera paraguayo-boliviana responde directamente a los cambios en el mapa criminal sudamericano tras la fuga de Sebastián Enrique Marset Cabrera. El narcotraficante uruguayo había funcionado como una especie de coordinador general de las operaciones de tráfico hacia Europa, y su ausencia creó un vacío que las mafias balcánicas intentan llenar.
Roberto Ríos, ministro de Gobierno boliviano, admitió públicamente esta realidad el 22 de agosto: "Es importante reconocer lo que está aconteciendo en el departamento de Santa Cruz como un intento de organizaciones criminales que quieren ingresar a territorio boliviano, y es un tema que no lo vamos a permitir".
El funcionario precisó que "tras la huida de Marset, determinadas organizaciones criminales han intentado apoderarse del territorio, entre ellas no se descarta la presencia de grupos europeos que, a través de emisarios, buscan relacionarse con la actividad del narcotráfico en nuestro país".
La escalada de violencia en Santa Cruz confirma estas sospechas. Los tres cuerpos encontrados embalados el 13 de agosto estaban listos para ser trasladados y eliminados en una zona rural del departamento cruceño, según confirmó la investigación policial boliviana. El método y la planificación del triple crimen revelan la llegada definitiva de las técnicas de eliminación típicas de la mafia balcánica a territorio sudamericano.
La conexión argentina en el entramado regional
La utilización de documentación argentina falsa por parte de Starcevic no es un caso aislado en las operaciones de la mafia balcánica. Bozidar Ratkovic, conocido como "Bozo", ya había establecido operaciones desde el puerto de Zárate con vínculos al colombiano Gabriel Jaime Londoño Rojas, responsable de cargamentos que incluían 1.650 kilogramos de cocaína incautados en Rosario.
La Operación Virtus, desarrollada en Uruguay, expuso cómo estas organizaciones utilizan las costas del Río de la Plata como punto estratégico. Un grupo integrado por montenegrinos, argentinos, uruguayos y colombianos introducía cocaína proveniente de Buenos Aires en buques de ultramar cerca de las costas de Rocha. Esta operación terminó con 18 personas detenidas, incluyendo un argentino y dos ciudadanos de Montenegro.
El alcance real de esta guerra criminal es descomunal. Actualmente hay más de 50 grandes células de traficantes balcánicos operando en toda América Latina, con cientos de mafiosos diseminados por la región. Ecuador se ha convertido en el epicentro del conflicto, concentrando el 36% de los asesinatos de narcos balcánicos en Sudamérica. Entre 2012 y 2024, ingresaron 5.536 personas desde los Balcanes a Ecuador, de las cuales el 80% fueron hombres de entre 20 y 40 años.
Los siete grupos principales que operan en la región incluyen a los albaneses Kompania Bello, Clan Farruku y Clan Lazaratit, además del Grupo Sari (Serbia), el Clan Kotor (Montenegro) y el Clan Tito y Dino (Bosnia), según el Global Initiative Against Transnational Organized Crime. Estas organizaciones han establecido alianzas estratégicas sofisticadas: el PCC brasileño les proporciona protección y logística local, mientras que la 'Ndrangheta italiana facilita la distribución en los mercados europeos, creando una red criminal que abarca tres continentes.
Starcevic fue expulsado inmediatamente de Paraguay y entregado a la Policía Federal de Brasil el 27 de agosto en el Puente Internacional de la Amistad. Los investigadores sospechan que su objetivo era reorganizar su facción tras la crisis interna evidenciada por el triple crimen de Santa Cruz, aprovechando el vacío de poder en una región que se ha convertido en el nuevo epicentro de la guerra criminal entre Europa y Sudamérica.

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