Thursday, October 31, 2019

"DESPUÉS DE FIDEL Y DE CHÁVEZ, EL ENEMIGO PÚBLICO NÚMERO UNO DE EEUU ES EVO"

El candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, derrotado en la primera vuelta de las elecciones en Bolivia del 20 de octubre , aumentó la tensión política y social al anunciar que no reconocerá la auditoría sobre el escrutinio que la Organización de Estados Americanos (OEA) realizará desde este jueves 31.
El candidato opositor se plegó así a la posición de los denominados Comités Cívicos, que incluso desde antes de la primera vuelta realiza movilizaciones contra el presidente, Evo Morales, y su partido Movimiento Al Socialismo (MAS).
Las protestas se intensificaron a partir del lunes 21 luego de la interrupción momentánea del escrutinio oficial, que fue denunciado por Mesa y el resto de la oposición como evidencia del fraude.
Sin embargo, y pese a los reparos iniciales, Carlos Mesa había comprometido su apoyo a la auditoria propuesta por la OEA para zanjar la polémica sobre si era o no necesario un balotaje.
Pero tras la confirmación de que la organización comenzará este jueves 31 una auditoría con carácter vinculante y con la que el Gobierno de Evo está de acuerdo, Mesa finalmente dijo que no la respetará.
"Estamos en un momento en el que se quiere no solo desacreditar la victoria del presidente sino que han pasado a una fase golpista", dijo a Sputnik el ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana.
"No cabe la menor duda que este es un golpe financiado por EEUU. Han aprendido a mover muy bien sus fichas, especialmente para sostener toda una narrativa contra el Gobierno, para articular a los actores y con mucho financiamiento para desplazarse territorialmente", denunció Quintana.
Consultado sobre los objetivos que persiguen estas movilizaciones, el entrevistado dijo que básicamente son dos.
Por un lado "quebrar este proceso de transformación liderado por un indígena", que permitió que Bolivia se desarrollara y creciera al mismo tiempo de incluir socialmente a millones de desplazados históricos, "sin seguir las fórmulas tradicionales de los Gobiernos neoliberales tutelados por el Fondo Monetario".
"El otro objetivo que hay en este golpe es contener el efecto dominó de caída de los gobiernos neoliberales en la región, los aliados de Washington", resumió Quintana.
El ministro también destacó que Morales tiene "un discurso antiimperialista inclaudicable", lo cual lo ha convertido "después de Fidel y de Chávez, en el enemigo público número uno de Washington". Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)





El rival de Evo Morales rechazó por "unilateral" el acuerdo con el organismo regional
                                                                                                                                                                             
EN BOLIVIA LA OEA AUDITARÁ LAS ELECCIONES SIN EL OPOSITOR MESA

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
                                                                 
El convenio para la realización de la auditoría será firmado en las próximas horas con el titular del organismo regional, Luis Almagro, y contempla la participación de observadores de México, Paraguay y España, según detalló a la prensa el canciller Pary, quien puntualizó que 30 expertos auditores de la OEA dilucidarán si hubo irregularidades en el proceso electoral ante las denuncias de fraude de la oposición.
Pary había celebrado que "Comunidad Ciudadana y el señor Carlos Mesa hayan aceptado que se realice esta auditoría, y también los resultados que se vayan a obtener". Sin embargo, el expresidente y quien quedó en segundo lugar en las elecciones, a décimas de obtener la posibilidad del ballottage, volvió a retroceder sobre sus zigzagueantes pasos y en un comunicado partidario descartó al mediodía el aval a la auditoría por considerar que fue "acordada unilateralmente entre el MAS y la OEA"
Los vaivenes de Mesa dilataron varios días las negociaciones en torno a la auditoría, a la que expresamente el vicepresidente Álvaro García Linera y el ministro de Comunicación Manuel Canelas le habían pedido que accediera. Las sugerencias de su entorno fueron ganando terreno ayer y en horas de la noche adelantó: "Creemos que la auditoría de la OEA demostrará de manera inequívoca el fraude en las elecciones". Sin embargo, Mesa hoy se manifestó en sentido contrario y reiteró que "exigimos respeto a la voluntad expresada en las urnas, que fue vulnerada en un cómputo fraudulento".
En este contexto se prevén choques en las ciudades más convulsionadas, como La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, entre trabajadores convocados por sindicatos y organizaciones sociales, y los cabildantes convocados por los comités cívicos -opositores más radicalizados- a rechazar la auditoría y pedir la anulación de los comicios y la destitución del presidente Morales.
En tanto, Bolivia sigue semiparalizada, sacudida por protestas, bloqueos e incidentes desde hace diez días, cuando se proyectó la reelección de Evo Morales en primera vuelta. Con menor ímpetu se cumple la tercera jornada del paro cívico convocado por la CONADE -Coordinadora Nacional de la Democracia-, medida de fuerza que se ha reducido a ciudades neurálgicas pero que se agrava por piquetes en rutas interdepartamentales.
Los avances para concretar la auditoría a partir de mañana, han abierto en parte este compás de espera para el gobierno en medio de un constante clima de sabotaje. La momentánea desmovilización de los bloqueadores también se explica por el desgaste propio de los sectores de clase media y media alta, no acostumbrados a este tipo de estrategias sostenidas en el tiempo. También influye la constatación de que hay más actores no tan deseables detrás de las acciones de desestabilización -como el titular del Comité Cívico Pro Santa Cruz, Fernando Camacho, quien no pudo bajar del avión en El Alto porque lo esperaba una concentración de mineros-, que han incitado a enfrentamientos violentos y acciones directas contra militantes, gremialistas y campesinos.
Los cortes de calles comienzan más tarde, terminan más temprano y se concentran en accesos y puentes que, en algunos casos, son desbloqueados por vecinos perjudicados o por los transportistas de minibuses que se las ingenian para asegurar la circulación. También van relajándose otras formas de reclamo como los cacerolazos nocturnos. La población comienza a hartarse de una situación que la tiene de rehén. El comercio informal y los mercados, que son un motor económico fundamental, ya sufren las consecuencias y el gobierno habla de pérdidas varias veces millonarios.
La mentada pacificación es paulatina y puede resultar engañosa, pero se evidencia una normalización incluso en zonas residenciales como el sur de La Paz, donde se concentran una incipiente burguesía y hasta nuevos ricos, donde el odio hacia Evo Morales es recalcitrante y donde surgieron estos días cientos de barricadas, ahora bajo la consigna de "anulación por fraude". En esos barrios puede verse que, entre bloqueadores y bajo el tendido del teleférico, han vuelto los jardineros que emprolijan los ligustros de negocios, edificios y casonas.





BOLIVIA: LA DEMOCRACIA DEFENDIDA EN LAS CALLES

Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)
                                                                                            
Miles de manifestantes bajaron de la ciudad de El Alto a La Paz para respaldar a Evo Morales y defender el resultado obtenido el pasado 20 de octubre. Denuncian el intento de golpe de Estado que, afirman, debe frenarse con la defensa activa en las calles.
La democracia en Bolivia se defiende en las urnas y en las calles. Esa certeza acompaña a quienes conforman el denominado proceso de cambio, que el 20 de octubre pasado obtuvo una nueva victoria presidencial. Las elecciones ratificaron por cuarta vez consecutiva a Evo Morales a la cabeza del Gobierno. 
Y las calles, el espacio público, han pasado a ser un espacio central de la disputa, de la demostración de fuerzas. Esto se ha manifestado con gran dimensión en las principales ciudades del país donde se enfrentan los dos bloques políticos y sociales: el que lidera Morales, y el que está conformado por dos dirigentes de la oposición, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho.
La Paz es una expresión de esa disputa: por un lado, los sectores de oposición que se han manifestado en los días recientes con bloqueos y movilizaciones, y por el otro las fuerzas populares que respaldan a Morales y pelean por mantener en pie el proceso de cambio ante las amenazas de golpe de Estado que no disminuyen. 
Así el miércoles 30 de octubre fue el escenario de la mayor demostración de fuerzas de los movimientos que defienden el proyecto político en curso. La movilización, que inició en la ciudad de El Alto, bajó hasta La Paz marcada por columnas de mineros, movimientos indígenas, coordinadoras barriales, juntas vecinales, vecinos de la ciudad que se acercaron a mostrar su apoyo. 
"Evo no estás solo carajo", fue la principal consigna que acompañó el recorrido que zigzagueó por las calles bajo los aplausos de los defensores del proceso de cambio, así como bajo gritos contrarios por parte de quienes sostienen que ha existido fraude el 20 de octubre.
¿Por qué apoyan a Evo?
"Soy un ciudadano de Bolivia que viene a apoyar el proceso, un gobierno de los pobres que ha triunfado en las urnas y eso se tiene que respetar, la derecha está desesperada de que no cumplió su objetivo", dijo un hombre que se acercó a la movilización para apoyar "al Gobierno que ha dado todo por nosotros". 
"Es una gran decepción de que no se acepte el voto del pueblo boliviano, el voto del área rural y el voto del pueblo alteño, hemos votado y ha ganado el MAS [partido Movimiento al Socialismo] por 56% de los votos, pedimos que respeten nuestro voto, vamos a hacerlo respetar", expresó por su parte Sandro Ramírez, expresidente de la Federación de Juntas Vecinales de la ciudad de El Alto, que agrupa más de mil urbanizaciones donde viven cerca de un millón de habitantes.
Ramírez se refirió a su vez a la necesidad no solamente de defender el voto, la victoria, sino un modelo de país en construcción: "somos un país que da oportunidades, un país productivo, tenemos grandes metas que vamos a lograr, Bolivia va a ser la referente de industrialización, de la tecnología".
La movilización se dio mientras se conocía el anuncio de Carlos Mesa, quien perdió ante Evo Morales por más del 10%, de no aceptar la auditoría propuesta por el Gobierno y para la cual vendrá una delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA)
"No entendemos al señor Mesa, antes de las elecciones hablaba de fraude, entramos a las elecciones y dice que hay fraude y que quiere segunda vuelta, pero ahora ya no quiere segunda vuelta, ni auditoría, lo que quiere es que se anulen las elecciones", sostuvo Ramírez.
La declaración de Mesa se unió a la postura de Camacho, quien la noche del lunes 28 de octubre afirmó que no aceptaría auditoría de las elecciones y amenazó con continuar aumentando la presión contra el Gobierno. La hoja de ruta del golpe de Estado se mantiene, al igual que la auditoría que comienza este jueves 31 de octubre con el acompañamiento de la OEA. 
En este contexto se espera que la dinámica de movilizaciones se mantenga y continúe en ascenso. Tomar las calles y las carreteras para defender derechos no es algo nuevo para quienes respaldan a Evo Morales: así se gestó el proceso de cambio en los años 80, 90, hasta el 2005 cuando Morales ganó las elecciones por primera vez.





¿QUÉ HA PASADO EN BOLIVIA A CASI DOS SEMANAS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES?
                                                                        
En la próxima jornada se inicia la auditoría integral de los comicios que han sido tildados de fraudulentos por el candidato opositor Carlos Mesa, quien ha llamado a bloqueos y paro en algunas ciudades.

RT de Rusia (www.actualidad.rt.com)
                                                                    
Casi dos semanas después de las elecciones generales en Bolivia, donde resultó reelecto Evo Morales, algunas fichas del juego democrático se han movido ante los señalamientos de supuestas irregularidades en el proceso.
El Gobierno, que ofreció permitir una verificación de los resultados, ha sellado un acuerdo con la Organización de Estados Americanos (OEA) para llevarla a cabo a partir de este jueves, a pesar de la negativa del excandidato presidencial Carlos Mesa.
En las calles se mantienen las tensiones entre quienes han bloqueado algunas zonas en varias provincias alegando "fraude" y pidiendo repetición de elecciones, y los que piden respetar los resultados y su derecho al libre tránsito. Además, hay un llamado a paro, por parte de la oposición, que ha dejado pérdidas millonarias y ha afectado incluso a quienes no han querido adherirse.
Hasta el momento se han contabilizado más de cien heridos en hechos de violencia que el Gobierno atribuye a los llamados realizados por Mesa, como parte de un "plan golpista". En respuesta, el excandidato ha negado su responsabilidad y ha situado las agresiones del lado oficial.

Acuerdo sobre auditoría

Diez días después de haberse llevado a cabo los comicios, el Gobierno y la Secretaría general de OEA firmaron un acuerdo que comprometió al país andino a permitir que se realice una auditoría integral de los resultados, a partir de este jueves.
El en documento, La Paz acordó garantizar "todas las facilidades para el cumplimiento adecuado de la auditoría al cómputo oficial de los votos, así como la verificación de las actas, los aspectos estadísticos, la cadena de custodia, todo en conformidad con las normas". 
Dos días después de realizadas las elecciones generales, el canciller boliviano, Diego Pary, informó que había solicitado a la OEA una verificación de "todo el proceso de cómputo oficial de los votos de las elecciones", mediante una carta enviada al secretario general de esa organización, Luis Almagro, para que conformara una comisión al respecto.
Por su parte, Mesa manifestó en un comunicado su desacuerdo con la auditoría, a la que considera "inconsulta" y "unilateral", y advirtió que su posición era "invariable" desde el día de los comicios, cuando arrojó sus dudas sobre la transparencia del sistema electoral.
Las peticiones de Mesa se han modificado con el paso de los días. En un inicio pidió que se llevara a cabo una segunda vuelta, en rechazo a los resultados preliminares que daban la victoria a Evo Morales, y luego dijo que solo aceptaría una auditoría vinculante si el mandatario desconocía los resultados del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Las dudas de las OEA

Tras el ofrecimiento inicial de Bolivia, el Consejo Permanente OEA se reunió la jornada siguiente para debatir sobre el informe preliminar de la Misión de Observación Electoral (MOE), que cuestionaba las elecciones en el país andino y recomendaba realizar una segunda vuelta por las supuestas irregularidades halladas.
En este encuentro, los representantes de Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, EE.UU. y Ecuador manifestaron su desacuerdo con los resultados preliminares de las elecciones en Bolivia.
Entre las voces divergentes estaban los representantes de Bolivia, de México y de Nicaragua, que recordaron que el proceso no había finalizado y pidieron respeto por la soberanía del país andino y sus instituciones. Un día después, se presentó ante el Consejo el canciller boliviano.

¿Qué había pedido Mesa?

El expresidente opositor había manifestado su desconfianza en el proceso electoral boliviano antes y después de emitir su voto el domingo, y acusó TSE de ser "un brazo operativo del Gobierno".
Al día siguiente, calificó como "fraude escandaloso" y "vergüenza para el país" los resultados no definitivos que arrojó la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) y convocó a los bolivianos a defender sus votos en las calles en "una batalla democrática".
El señalamiento de Mesa se debe a la suspensión de la transmisión de la TREP cuando el conteo había alcanzado 83,7 % del total, la noche del domingo. Según estos resultados previos y no vinculantes, como han explicado las autoridades bolivianas, Morales iría a una segunda vuelta.
Tras reanudarse el escrutinio, reflejado en la página del cómputo electoral, la tarde del lunes, el propio organismo difundió el resultado preliminar dando como ganador a Morales sin balotaje.

Bloqueos

Apenas se conocieron las cifras preliminares, grupos de choque atacaron e incendiaron las sedes de los tribunales electorales en las provincias de Beni, Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca y Potosí. El Gobierno ha responsabilizado a Mesa de estos hechos y él lo ha negado.
En algunas zonas de esas provincias, quienes apoyan a Mesa han realizado bloqueos y barricadas en las vías citadinas, aduciendo que existe "fraude", recoge La Razón.
En respuesta, sectores campesinos e indígenas que respaldan a Morales han tratado de retirar las barricadas, han obstruido algunas las carreteras interdepartamentales y se han movilizado en defensa de los resultados de los comicios.
Ante la escalada de agresiones que se ha extendido por más de una semana, la Organización de las Naciones Unidas ha pedido la pacificación "urgente" en Bolivia.

Violencia y heridos

Esta situación ha generado tensiones y confrontaciones entre quienes obstruyen las vías y los que exigen su derecho al libre tránsito y al trabajo. 
En algunas zonas de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz se han registrado hechos de violencia que han causado heridos. En la capital, en las inmediaciones de la 'Casa Grande del Pueblo', sede del Gobierno, se ha iniciado una vigilia por parte de los seguidores de Morales, además de marchas.
El Gobierno ha responsabilizado a "grupos de choque" opositores de llevar a cabo agresiones en contra de la ciudadanía con la finalidad de generar desestabilización, a través de la violencia. Por su parte, la oposición señala al partido oficialista de propiciar estos hechos.
Además de los bloqueos, los sectores opositores han acatado el llamado a paro hecho por Mesa, lo que ha generado pérdidas diarias de unos 20 millones de dólares en la provincia de Santa Cruz, bastión opositor, donde los bloqueos y la violencia se ha radicalizado, según datos de la vicepresidencia.
Hasta ahora, según datos de la Defensoría del Pueblo, hay 139 personas heridas, entre ellas cinco por arma de fuego.

¿Por qué hubo una pausa?

Según el sistema electoral boliviano, hay dos mecanismos de conteo que funcionan de manera paralela: la TREP y el Recuento Oficial de los Votos.
Los resultados que arroja la TREP son técnicos y no vinculantes, a diferencia del cómputo oficial. La pausa que se realizó entre el domingo y el lunes se debe a que está establecido que el conteo rápido solo puede llegar hasta 80 %, aproximadamente. Ese tope es consecuencia del voto rural, cuyos datos no pueden transmitirse de inmediato, en vista de que en muchos lugares no hay acceso cercano a internet.
Ante el cuestionamiento que generó la pausa que hubo durante la transmisión de resultados preliminares, al llegar a 83,74% de los votos computados en el TREP, tras un reunión en la que participó la OEA, en el TSE se sugirió seguir transmitiendo los datos, por lo que así se hizo.
Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS), obtuvo el 47,08% de los votos, mientras que Mesa, del partido conservador Comunidad Ciudadana, logró el 36,51%. Dado el margen de más de 10 puntos porcentuales, que representan 648.439 votos, el mandatario logró la victoria sin necesidad de realizar una segunda vuelta.
En estos comicios, en los 342 municipios que hay en Bolivia, el MAS ganó en 289, lo que equivale a más de 85 % del total.
En cuanto a la Asamblea Legislativa Plurinacional, el partido de Gobierno obtuvo 21 representantes ante la cámara de senadores, que está compuesta por 36 escaños, por lo que también posee mayoría absoluta.
En la cámara de diputados, conformada por 130 legisladores, el movimiento oficial obtuvo 68 curules, lo que le otorga nuevamente la mayoría absoluta.
Finalmente, y a pesar de la oposición férrea de Mesa y de la confianza del Gobierno en la transparencia del árbitro electoral, habrá que esperar la revisión de los resultados por parte de la OEA, que en un inicio pedía ir a segunda vuelta, para saber qué nueva pieza del tablero político se mueve.





LOS PECADOS DE EVO

Noticiero Digital de Venezuela (www.noticierodigital.com)

Evo Morales intenta violentar la soberanía popular expresada en las elecciones del 20 de octubre, tal como lo hizo con el resultado del referendo de febrero de 2016 cuando la mayoría de los bolivianos le dijeron No a la reelección indefinida. Ese pronunciamiento era vinculante y obligatorio para el mandatario. En esa ocasión, Morales presionó al Tribunal Constitucional para que declarara con lugar la solicitud presentada por un grupo de sus partidarios quienes señalaban que el gobernante había perdido la consulta por un margen muy estrecho -51% contra 49%- y que tenía todo el derecho como ser humano a ser reelecto Presidente cuantas veces quisiera.
El Tribunal Constitucional, en un acto insólito de abyección, invocó la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José, para darles la razón a los simpatizantes del caudillo. Dictaminó que de aceptarse los resultados de la consulta se violarían los “derechos humanos” del gobernante. Sin más trámites, lo habilitó para presentarse como candidato en los comicios de 2019. La decisión favoreció también a Álvaro García, su eterno vicepresidente.
El exabrupto del Tribunal no se detuvo allí: sin ningún tipo de reforma previa declaró inconstitucional el artículo 168 de la Constitución, que limitaba la cantidad de períodos que Morales podía ser Presidente. Los magistrados no se anduvieron con rodeos. Se entregaron en brazos del gamonal sin pudor.
A partir del dictamen del Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral autorizó la inscripción de Morales como aspirante a la presidencia de la República. Todo esto ocurrió después que el cacique había declarado que acataría sin chistar la opinión expresada en el referendo y se iría “feliz” del Palacio de Gobierno, si perdía la consulta. Toda una farsa para esconder la inmensa presión que luego desató sobre las instituciones.
En esta oportunidad a Morales le ha sido más difícil torcer la voluntad de la gente. Carlos Mesa, el principal candidato opositor en las elecciones presidenciales, asumió la conducción de la lucha. Denunció el escandaloso fraude que Evo intenta perpetrar. El autócrata ordenó detener el conteo rápido cuando los cómputos lo desfavorecían. Veinticuatro horas después, el mismo conteo, que había dejado de ser ‘rápido’, le dio una ventaja apreciable y definitiva. La adulteración fue legitimada por el Tribunal Electoral, organismo que lo declaró Presidente en la primera vuelta, a pesar de que la diferencia con relación a Mesa fue sólo de 0.57% por encima del 10% exigido por la Constitución, y luego de un episodio tan sospechoso y cuestionable como fue detener la información sobre el conteo rápido.
La respuesta de Mesa consistió en movilizar sus partidarios e insistir en que será Presidente o irá preso. Ahora no se trata, como en 2017, de la defensa difusa de un referendo popular que pertenecía a todos los bolivianos, pero en realidad no pertenecía a ninguna persona o fracción particular. En la actualidad, el afectado tiene nombre y apellido. Evo Morales cree que porque es de ascendencia indígena y posee arraigo popular en los estratos pobres de la población, puede perpetrar toda clase de abusos. En esta oportunidad se enfrenta con un adversario que también cuenta con apoyo de masas y está dispuesto a confrontar el proyecto hegemónico, el ventajismo y la corrupción representados por el señor Morales.
Debido a la presión interna e internacional, Evo se ha visto obligado a aceptar una auditoria internacional de las elecciones del 20 de octubre. En ella podrían participar la OEA, la Unión Europea y otros países. Morales dice que los resultados que arroje esa investigación serán vinculantes y obligatorios para él. Sin embargo, ya se sabe lo que estas palabras significan para el mandatario boliviano, acostumbrado a hacer durante trece años lo que le place.
Derrotar las andanzas del autócrata resulta crucial para quienes consideramos que la salida a la crisis nuestra debe ser pacífica, democrática y electoral. En Bolivia, de nuevo, se busca aplicar el modelo cubano usado en Venezuela: valerse de las elecciones como fachada para crear la ficción de democracia y participación; actuar convencidos de que los comicios se ganan por las buenas o por las malas, pues los revolucionarios no conquistan mayorías legítimas, sino que se imponen por la vía del control de la fuerza y la manipulación de las instituciones.
En Venezuela, se libra una batalla sin cuartel para derrotar, en las filas de la oposición, el escepticismo con relación a los procesos comiciales y por recuperar la confianza en que a través del voto es posible impulsar los cambios que la sociedad exige, salir de la dictadura y construir una nación próspera y equitativa.
Todavía está muy cerca en la memoria de la gente la dolorosa experiencia de las elecciones de la Asamblea Nacional, en 2015, cuando el régimen amputó las competencias fundamentales del Parlamento. Nos toca lidiar con esa inmensa frustración, y con el prejuicio de que quien confíe en la transparencia del voto, es porque todavía cree en la cigüeña. La agresión de Morales a la soberanía popular contribuye a reforzar la desconfianza de nuestros escépticos. Las instituciones democráticas del continente deben obligarlo a ir a una segunda vuelta supervisada y confiable.
A Evo no puede permitírsele que siga pecando contra el voto. Los demócratas salimos afectados.





BOLIVIA: UN RECORDATORIO PARA AMÉRICA LATINA

La crisis boliviana nos previene sobre lo fácil que resulta alterar los resultados de las elecciones en pleno siglo XXI.

El Salvador (www.elsalvador.com)
                                                                          
Las deslucidas elecciones en Bolivia nos recuerdan tres requisitos fundamentales para el cabal funcionamiento de la democracia: la importancia estratégica de la observación electoral, las consecuencias que produce la falta de credibilidad de los organismos electorales y la necesidad de una sociedad civil comprometida con el Estado de derecho.
En su informe preliminar, la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) recomendó la celebración de una segunda vuelta.
Fundamentó su iniciativa en las irregularidades detectadas en el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP). El cambio de los porcentajes de votos asignados por el TREP a los dos principales candidatos entre la noche del evento y el día siguiente, con una interrupción de por medio, caldeó los ánimos de la oposición que vio disminuida su ventaja y prácticamente anulada la posibilidad de un balotaje. La OEA desempeñó un papel protagónico llamando a la calma a los ciudadanos. También exigió a la autoridad electoral que expusiera las razones por las que se detuvo el conteo preliminar por casi 24 horas.
La OEA conoció sobre la molestia de distintos partidos políticos por la inequidad de la competencia. Evo Morales, presidente y candidato a la reelección, utilizó fondos públicos para realizar campaña a su favor. Lo hizo promocionando inauguraciones de obras y programas a pesar que la ley electoral prohíbe la emisión de propaganda gubernamental en los últimos 30 días de la contienda. El “ventajismo oficial” juega a favor del aspirante de gobierno porque le permite persuadir a los votantes mostrándoles los supuestos logros de su administración y pidiéndoles la continuidad en el cargo.
El Secretario General del organismo hemisférico, Luis Almagro, aceptó la solicitud del gobierno boliviano para realizar un análisis de integridad electoral. Se trata de una especie de auditoría en la que se verificarán, entre otros aspectos, los cómputos y datos estadísticos de los resultados. La OEA ha solicitado que sus conclusiones sean de carácter vinculante, es decir, de obligatorio cumplimiento.
Por otra parte, el árbitro electoral no cumplió sus funciones en forma imparcial. Las decisiones que tomaron sus integrantes debilitaron la institucionalidad electoral. Un año antes de la elección, según el informe de la OEA, renunciaron la presidenta, el vicepresidente y un vocal del TSE, lo mismo que varios funcionarios técnicos del tribunal, algunos de ellos con puestos de dirección y amplia experiencia. La salida voluntaria del vocal del TSE, Antonio José Iván Costas, dos días después de la elección, señalando como motivo de su separación “la desatinada decisión de la sala del TSE de suspender la publicación de los resultados del TREP” confirmó la denuncia de la OEA acerca de la inestabilidad provocada por el organismo electoral y el incremento de los niveles de desconfianza.
La autoridad electoral ejerce un papel de primer orden en todo proceso comicial. Le corresponde organizar la competencia, vigilar el comportamiento de los contendientes y aplicar las sanciones en caso de violaciones al orden jurídico. Tiene que garantizar el ejercicio libre y secreto del sufragio a los electores y promover condiciones de igualdad entre los candidatos. Si retrasa la impartición de justicia o interpreta la ley orientado por motivaciones partidarias anula la voluntad ciudadana y contamina la legitimidad de las elecciones.
En 2016 los bolivianos rechazaron las pretensiones reeleccionistas de Evo Morales. El 51.3% votó en contra de las aspiraciones del gobernante para buscar un segundo mandato. Ante la catástrofe de ese mecanismo de democracia directa, Morales recurrió al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), una instancia claramente inclinada hacia los intereses del oficialismo, que terminó resolviendo a su favor. La misma historia ocurrió en Nicaragua y Honduras. El TCP estableció que “no existía impedimento legal a la participación del presidente en la elección”. La participación de la sociedad civil organizada como garante de la separación de poderes es fundamental. Su reclamo en favor del correcto funcionamiento del sistema político toma aún mayor relevancia cuando los que detentan el poder quieren ignorar los límites legales con la excusa que representan un obstáculo para resolver los problemas de la gente.
La crisis boliviana nos previene sobre lo fácil que resulta alterar los resultados de las elecciones en pleno siglo XXI. La combinación de un organismo electoral cuya independencia se encuentra en entredicho, la manipulación de los mecanismos informáticos encargados de procesar los resultados, la inequidad de la disputa electoral y el secuestro de las entidades públicas obligadas por Constitución a controlar a sus pares en otros Órganos del Estado, facilita los fraudes electorales. La última palabra la tiene la población. Solo la presión ciudadana puede detener las ansias autoritarias de quienes quieren permanecer en el poder aún en contra de lo que dictan las urnas.





BOLIVIA, ¿EN EL PUNTO SIN RETORNO?

Revista América Economía (www.americaeconomia.com)

Ya es una semana de incertidumbre, y contrariamente a lo que se pensaba en un principio, el paro general, las huelgas, protestas y bloqueos en el país se han fortalecido notablemente conforme pasan los días, a la vez que Morales ha amenazado con cercar ciudades y dejar sin provisión de agua a La Paz, “a ver si aguantan.” Bolivia ha perdido su seguridad jurídica por completo.
¿Hasta dónde están dispuestos a llegar quienes se refugian en la tan desafortunada vieja frase de Víctor Paz Estenssoro “en este país pasa todo y nunca pasa nada,” para finalmente convencerse de que el país está sumido en un problema extraordinariamente serio?
Pero poco o nada se está diciendo de la economía y el deterioro que puede haber alcanzado, y esto lo saben los principales responsables de la política económica. De hecho, no se actualiza al menos 10 cifras clave de la economía a estas alturas del año en el que al menos tendría que empezar a conocerse los nuevos lineamientos del PGE 2020 en el Parlamento, pero destaco la ausencia sobre todo de un par de ellas: el nivel de reservas en el BCB y el estado de los depósitos en el sistema financiero.
Por la manera en que se han ido dando las cosas durante las últimas dos semanas, las reservas podrían estar rondando los US$6.200 millones. En el entretanto, la pregunta clave sobre cuál es el nivel óptimo de reservas solamente para sostener el actual tipo de cambio, sigue sin ser respondida.
Igualmente, a pesar de que, curiosamente, no ha habido un solo rumor de corrida siquiera, nada permite asegurar que no se haya registrado una salida muy importante de depósitos del sistema, y una huida paulatina y natural hacia el dólar. 
Ya habíamos adelantado algo sobre esto. Sin embargo, por la manera en que la situación se complica casi cada hora que pasa, si la economía finalmente se termina precipitando, no será nada extraño ver, además de la pérdida de la seguridad jurídica, algunas de las siguientes figuras, cuando no todas juntas:
Devaluación
Inflación de dos dígitos
Tarifazos (incluyendo gasolinazo)
Impuestazos
Controles de precios
Cepos cambiarios y de depósitos
Controles a las exportaciones
Dólar paralelo
Dobles bandas cambiarias
Desabastecimiento 
Yo jamás me atreví a decir que Bolivia iba camino a ser una Venezuela (dije que sería como la Argentina de los últimos años de los K o el Ecuador de Correa), pero sí que me encargué de advertir que no había garantía alguna para que así no fuera. Pues, lamentablemente, el desenlace parece ser muy claro, al menos por ahora, pero que tampoco sirva de pretexto para quedarte con la duda de si pudiste haber iniciado a tiempo la estructuración internacional de tu patrimonio para protegerlo.
Ahora bien, ¿es esta la peor situación posible? Para Irving Kahn, uno de los mejores inversores de todos los tiempos, "los inversores no tienen motivos para sentirse pesimistas o temerosos, los grandes value investors están encantados de que los mercados caigan", pero hay que estar preparado para entonces.





UNA LAMENTABLE POSTURA DE MÉXICO Y EL PRESIDENTE ELECTO DE ARGENTINA

Informe 21 de España (www.informe21.com)
                                   
Andrés Oppenheimer. ¡Qué verguenza! El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, se pusieron del lado de Cuba y Venezuela al apresurarse a aceptar la dudosa victoria electoral del gobernante boliviano Evo Morales, que según una misión de observación internacional de 92 miembros pudo haber sido fraudulenta.
En caso de que no hayan seguido el caso boliviano de cerca, Morales se postuló para un cuarto mandato en las elecciones del 20 de octubre, a pesar de que su propia Constitución originalmente le prohibía servir más de dos mandatos consecutivos. Pero lo que sucedió durante el proceso de conteo de votos el 20 de octubre fue igual de escandaloso.
A las 8 p.m. de la noche, el tribunal electoral controlado por Morales emitió una declaración que mostraba que, con el 83 por ciento de los votos contados, Morales no estaba obteniendo la diferencia del 10 por ciento de ventaja que necesitaba para evitar una segunda vuelta. En Bolivia era vox populi que a Morales le hubiera costado ganar una segunda vuelta, porque la mayoría de la media docena de candidatos de la oposición se habrían unido contra él.
Pero el sistema de conteo de votos misteriosamente se cayó poco después de las 8 de la noche, y no hubo nuevos resultados durante las siguientes 23 horas. Cuando se anunciaron los nuevos resultados al día siguiente, Morales había revertido misteriosamente la tendencia, y ahora estaba cerca de ganar en la primera ronda.
Horas después, Morales se proclamó ganador en la primera vuelta, ante el asombro de los observadores internacionales.
La misión de observación electoral de 92 expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) que supervisó la votación por invitación de Morales emitió un comunicado manifestando su “profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados” tras la interrupción del conteo.
La misión electoral de la OEA concluyó que la victoria de Morales era dudosa y que la mejor opción sería convocar una segunda vuelta electoral. Estados Unidos, la Unión Europea y las democracias más grandes de América Latina, incluido Brasil, apoyaron la recomendación de la OEA de realizar una segunda vuelta electoral. Solo las dictaduras de Cuba y Venezuela aceptaron de inmediato la “victoria electoral” de Morales.
El principal candidato opositor Carlos Mesa denunció un fraude masivo, y la oposición inició un paro nacional. Morales reaccionó ofreciendo a la OEA realizar una auditoría de la votación, pero Mesa me dijo en una entrevista que la oferta de Morales era “retórica y demagógica”, porque venía con varias condiciones diseñadas para ganar tiempo y hacerla inútil.
Entre otras cosas, el régimen de Bolivia dijo que las recomendaciones finales de una auditoría de la OEA no podían ser vinculantes.
El 28 de octubre, un día después de las elecciones presidenciales de Argentina, el presidente electo Fernández dio su bendición oficial a la cuestionable reelección de Morales. En un tuit, Fernández agradeció a Morales “por tu amistad” y le envió “mis felicitaciones por tu triunfo electoral”.
El presidente de México, López Obrador tuiteó poco después que había felicitado telefónicamente a Fernández y a Morales, “quienes triunfaron en elecciones libres y democráticas en sus países”.
Fernández ha anunciado que su primer viaje al extranjero como presidente electo será a México, y que será un aliado cercano de López Obrador en asuntos de política exterior.
La postura de López Obrador y Fernández sobre Bolivia es preocupante. ¿Cómo llegaron a la conclusión de que Morales ganó una elección democrática, cuando la misión de 92 expertos de la OEA dictaminó lo contrario?
¿Por qué se apresuraron a ponerse del lado de Cuba y Venezuela y felicitar a Morales, sin esperar un recuento de votos o una segunda vuelta electoral?
El apoyo de ambos a la dudosa elección de Morales es un mal presagio para Argentina, México y América Latina. Si México y el gobierno entrante de Argentina no defienden la democracia en el exterior, crearán un precedente peligroso para no respetarla en sus propios países.





CHILE DISTRAE LO QUE OCURRE EN BOLIVIA

Expreso de Perú (www.expreso.com.pe)
                                                                            
Es interesante hoy leer y escuchar a algunos respetados comentaristas políticos y económicos de izquierda –tanto dentro como fuera del Perú– ocupados con ‘el caos del modelo’ en Chile, mientras la catástrofe en Venezuela inspiró –en los casi veinte años de hegemonía del socialismo chavista– tibias evaluaciones, páginas en blanco o hasta incómodos silencios.
Estas preferencias analíticas parecen intentar otra vez rescatar, a grandes líneas y pese a todo, la virtud ‘redistribuidora’ del socialismo igualitarista por un lado, y acusar, por otro, a la ‘injusta desigualdad’ del contexto chileno. Contexto en el que, según múltiples y serias evidencias, la pobreza y hasta la desigualdad mermaron de manera considerable. Incluso durante todos los gobiernos concertacionistas [Aylwin, Frei, Lagos]pre-Bachelet I, II y la Nueva Mayoría.
Sobre ello, lo que debe ser difícil es explicar cómo no estamos viendo chilenos huyendo de su país como sí sucede con millones de venezolanos. Complicado.
A estas alturas, pues, es posible considerar que las tensiones internas y antisistémicas en nuestro vecino del sur han sido en gran parte incubadas y finalmente encendidas para intentar ‘equiparar’ dos realidades socioeconómicas realmente distintas. Mientras en paralelo se marketeó pacientemente al ‘modelo boliviano’ –ahí donde la economía ‘sí crece’– como el norte a seguir: la famosa y ‘nueva’ tercera vía en Sudamérica.
El detalle de no menor importancia en los conflictos nacionales que se están jugando en tableros múltiples, es que laestimulada ‘crisis’ chilena –más política e ideológica que económica, como se intentó en Ecuador–, está sirviendo para distraer a la opinión pública latinoamericana de lo que ocurre hoy en Bolivia. Un megafraude electoral al que el castrochavismo podía recurrir si los resultados le eran adversos para mantener en el poder a uno de sus franquiciados, Evo Morales.
Así, con el eco de la prensa latinoamericana izquierdista, las protestas en Chile se han elevado a la categoría del principal problema regional. Ya hasta Piñera es presentado como el ‘nuevo’ Pinochet; mientras Venezuela parece instalarse como uno de los países ‘más estables’ de la región. La audacia de este desplazamiento de las atenciones es sorprendente.
Anotábamos en este espacio que el negado –e ‘inexistente’– castrochavismo ha logrado expandir hacia otros países el alcance del conflicto que amenazaba por derrumbarlo. Más si prosperaba una suerte de intervenciónmilitar internacional para remover a Maduro. Con agilidad desplazaron los epicentros de tensión hacia los países que se les contraponen. Y es que no hay estrategia más devastadora en la política que el desplazamiento de conflictos. En este tipo de confrontaciones la infiltración, la exportación de agitadores –incluyendo al lumpen– y la aplicación previa de sondeos lentos prosediciosos sondeterminantes.
Si adoptamos la cautela que tendría el ‘décimo hombre’, no resulta inadecuado afirmar que en cada país se está apostando por juegos distintos. No es un solo tablero de ajedrez. Son múltiples. En cada territorio las tácticas se van reactualizando, pero la estrategia es la misma: el proceso revolucionario. Una proyección ya no necesariamente vía las armas y los uniformes guevaristas –con excepción de las arengas–, pero sí por la intimidación y un dosificado terror urbano con objetivos políticos [los incendios parecen ser ahora el pico alto de esta ‘conflictividad social’ transnacional]. Y en contextos de democracias bobas e inadvertidas, la apuesta por el voto popular suficientemente adoctrinado es altamente rentable. Es decir, la ‘ventana táctica’ de la que Chávez fue un insuperable maestro.
Chile parece ser instrumentalizado como una enorme cortina de humo para no observar que hoy en Bolivia la dictadura evista reprime con violencia a los bolivianos que rechazaron no solo la postulación reeleccionista e ilegal de Morales, sino además el descomunal fraude perpetrado el 20 de octubre. Se veía venir. Y tanto La Habana como Caracas –y Moscú– necesitan conservar ese poder a toda costa. Sin duda han celebran también el retorno del kirchnerismo en Argentina. Un viejo socio funcional.
Es posible que mientras se insista en desestimar imprudentemente esta dinámica de la política subterránea regional –que tiene años de registro y de avance–, una de las amenazas más serias yarticuladas contra las libertades en nuestro continente seguirá empoderándose.





BOLIVIA SE PREPARA PARA CONVERTIRSE EN UN "CAMPO DE BATALLA, UN VIETNAM"

Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)

El proceso de cambio liderado por Evo Morales en Bolivia enfrenta nuevos peligros ante las protestas de la oposición que rechazan el resultado de las elecciones. Para comprender qué sucede, Sputnik entrevistó a Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia, quien anticipa que vendrán batallas muy duras.
"Lo que estamos viendo es la ruta del golpe que se está desencadenando de manera intensa y a distintas velocidades en todo el territorio nacional", afirma Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia en Bolivia. Responde a la entrevista desde la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno, donde están desplegadas delegaciones de los movimientos indígenas, mineros, del partido Movimiento al Socialismo (MAS), entre otros.
Las claves de lo que podría suceder estaban desde antes de las elecciones del 20 de octubre que le dieron la victoria presidencial a Evo Morales: "el fraude es una coartada que fue instalada hace bastante tiempo en los medios de comunicación, las redes, a través de los opinadores contratados, organizaciones no gubernamentales con financiamiento extranjero, la Iglesia católica alineada con la derecha", explica Quintana.
A su juicio, la matriz de fraude fue "un montaje intensivo que se logró irradiar en la sociedad antes del evento electoral". Se trató de una serie de pasos diseñados y desencadenados según cada momento.
"Han pasado a una fase golpista pretextando el fraude, pidiendo que se vaya a una segunda vuelta, luego que se anulen las elecciones, desconociendo la victoria del presidente, diciendo elecciones nuevas, y seguramente van a seguir en la secuencia con el desconocimiento del Gobierno del presidente Evo", afirma el ministro.
Quintana habla de un "guión" montado para dar un golpe contra Morales, que ganó su cuarto mandato consecutivo. ¿Quiénes están detrás y a la cabeza de este intento?
Los actores nacionales y la geografía del golpe
El proceso de desestabilización tiene varios actores nacionales. Por un lado, está la primera fuerza de oposición, con la candidatura de Carlos Mesa, "que no es una fuerza política cohesionada, no es un partido, es una agregación de movimientos espasmódicos de la sociedad como son los jóvenes especialmente y la clase media y alta", explica Quintana.
Otro actor son los Comités Cívicos, "que se han convertido en los instrumentos operadores del golpe, son los que tratan de cargar legitimidad a este proceso de desestabilización". Uno de los dirigentes más reconocidos de los Comités es Luis Fernando Camacho, quien pide la anulación de las elecciones.
Junto con esos dos actores, están lo que Quintana define como los "grupos de choque", que "están organizados y financiados a través de los Comités Cívicos, son como los núcleos más duros, reclutados desde el lumpen, con drogadictos, expresidiarios, hasta plataformas ciudadanas".
Esos grupos actuaron, por ejemplo, en la quema de sedes del Tribunal Supremo Electoral o durante el 22 de octubre en la ciudad de Cochabamba, atacando a quienes se manifestaban a favor de Evo Morales.
Existen más piezas, como la Iglesia católica y organizaciones no gubernamentales "que son como hongos que están operando en el financiamiento", observa el ministro de Presidencia. Vehiculizan de conjunto un discurso "no solamente del fraude sino racista, excluyente, muy duro, violento, intolerante".
No es la primera vez que el proceso de cambio boliviano se enfrenta a una escalada golpista. Sucedió entre 2007 y 2008. En aquella oportunidad la ofensiva estaba concentrada en el oriente del país, especialmente en Santa Cruz y zonas cercanas, como Beni, Pando y una parte de Tarija. Hoy, en cambio, "está discurriendo entre dos extremos, en el occidente La Paz, y en el oriente Santa Cruz, con sus satélites que abonan a la desestabilización de acuerdo a la cercanía con Santa Cruz o La Paz".
El objetivo, esta vez, es "quebrar institucionalmente el orden en La Paz". Quintana resalta la importancia de la capital: "si la quiebras el resto del país cae como dominó, por eso los Comités Cívicos están trasladando una gran parte de sus fuerzas más violentas, sus núcleos más temerarios a La Paz para asediar al Gobierno".
El cuadro se ha modificado. Quienes diseñaron este nuevo ataque cambiaron elementos. "Los norteamericanos aprendieron mucho estos años y hoy día lo están aplicando", remarca el ministro.
El factor norteamericano
"No cabe la menor duda que es un golpe financiado por los Estados Unidos (EEUU), han aprendido a mover muy bien sus fichas, especialmente para sostener toda una narrativa contra el Gobierno, articular a los actores con mucho financiamiento, desplazarse territorialmente y tener como contraparte todo un polo mediático desde el exterior vehiculizado por la Organización de Estados Americanos (OEA)", afirma Quintana.
Para entender el rol estadounidense es necesario verlo en perspectiva geopolítica, explica. Los objetivos que persigue son dos: "en primer lugar, quebrar este proceso de transformación, esta revolución democrática, cultural, liderada por un indígena que ha institucionalizado un modelo de desarrollo, estabilidad, crecimiento".
En segundo lugar, el objetivo es el de "contener el efecto dominó de los gobiernos neoliberales en la región, porque hoy día la crisis del modelo capitalista está haciendo agua principalmente en los países peones del FMI", señala. Es el caso, por ejemplo, de Ecuador, Chile y Argentina, que han visto masivas impugnaciones al orden neoliberal.
En ese contexto "Bolivia aparece como un actor regional fundamental para seguir evitando este efecto de caída de los aliados de Washington en un contexto de desquiciamiento, pérdida de control de los países de la región", considera el ministro.
EEUU tiene además por objetivos desmantelar tres grandes proyectos de desarrollo. El primero es el proyecto de vertebración interoceánica entre el pacífico y el atlántico, "que es un corredor estratégico para el comercio global y Bolivia lidera esa construcción".
El segundo es lo que Quintana llama "potencia geoenergética" boliviana. El proyecto es el de lograr "un Estado autosuficiente energéticamente, con dominio estatal sobre su potencial, y con capacidad de vender toda su potencialidad a los países de la región". 
El tercero se refiere al "gran proyecto de desarrollo tecnológico-científico vinculado al litio", un material estratégico en el área de la producción, la medicina y la energía. Ese proyecto en marcha de desarrollo nacional ocurre en alianza con capitales extranjeros, como chinos y rusos. 
EEUU tiene así una disputa en su "dominio geoenergético de la región", y Bolivia, con el Gobierno de Evo Morales, es una pieza clave. Ese escenario hace prever a Quintana un escenario de "guerra de alta intensidad para el mediano plazo", una estrategia que se debe a que, como afirma, "es muy difícil quebrar el proceso de cambio de la noche a la mañana".
Las fortalezas del proceso de cambio
"Aquí hay una acumulación política de los movimientos sociales que están dispuestos a pelear", destaca Quintana. Se trata de lo que denomina como un "Gobierno de los movimientos sociales", lo que constituye una de las fortalezas centrales del proceso en marcha.
Esos actores políticos, sociales, sujetos históricos, que eran antes excluidos del orden dominante, "hoy convergen hacia un Estado plurinacional que los reconoce, incorpora, les da la posibilidad de definir futuro, no son actores, convidados de piedra, sino que son motores energizantes de un proceso dialéctico político dinámico".
Junto a esa fortaleza se encuentra la de la figura de Evo Morales como presidente indígena que posee "liderazgo, estatura moral, política y es un factor gravitante", resalta el ministro.
Quintana se refiere también a la estabilidad económica y las respuestas hacia las necesidades sociales de los sectores más humildes. Uno de los objetivos es "que en el 2025 podamos reparar todos los daños del colonialismo interno, cancelando las deudas sociales como la extrema pobreza". Por último, destaca lo que denomina como "una fuerza ideológica muy fuerte que se nutre de ideales antiimperialistas, anticapitalistas, anticoloniales".
Esta conjunción de fortalezas obliga a la estrategia norteamericana a actualizar sus métodos de desestabilización, ante lo cual Quintana prevé un escenario complejo: "Bolivia se va a convertir en un gran campo de batalla, un Vietnam moderno porque aquí las organizaciones sociales han encontrado un horizonte para reafirmar su autonomía, soberanía, identidad".
¿Qué hacer?
La respuesta debe transcurrir sobre dos carriles: "ocupación de calle y credibilidad". Esto significa por un lado "recuperar la iniciativa en la calle", así como "el desafío a transparentar el sistema de cómputo que eso le otorgaría legitimidad al Gobierno", explica Quintana.
Esas dos variables ya fueron puestas en marcha. Por un lado, los movimientos comenzaron a desplegarse en varias partes del país —como frente a la sede de Gobierno— y el Gobierno anunció que hará una auditoría de la cual participarán representantes de la OEA.
"Va a ser una dura batalla, una batalla campal frente a la virulencia mentirosa de los medios, las redes. Es una guerra de dimensiones muy complejas, desconocidas, que nos va a exigir muchísimo agudizar el pensamiento, la estrategia de autodefensa de este proyecto", concluye el ministro de la Presidencia. 





BOLIVIA, A UN PASO DE LA REBELIÓN

La Razón de España (www.larazon.es)

“Lo que estamos viendo es la ruta del golpe que se está desencadenando de manera intensa y a distintas velocidades en todo el territorio nacional”, responde Quintana desde la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno, donde estaban desplegadas este miércoles delegaciones de los movimientos indígenas, mineros, del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), entre otros.
“Las claves de lo que podría suceder estaban desde antes de las elecciones del 20 de octubre que le dieron la victoria presidencial a Evo Morales. El fraude es una coartada que fue instalada hace bastante tiempo en los medios de comunicación, las redes, a través de los opinadores contratados, organizaciones no gubernamentales con financiamiento extranjero, la Iglesia católica alineada con la derecha”, explica Quintana. Esos grupos actuaron, por ejemplo, en la quema de sedes del Tribunal Supremo Electoral o durante el 22 de octubre en la ciudad de Cochabamba, atacando a quienes se manifestaban a favor de Evo Morales.
No es la primera vez que el proceso de cambio boliviano se enfrenta a una escalada de violencia. Sucedió entre 2007 y 2008. En aquella oportunidad la ofensiva estaba concentrada en el oriente del país, especialmente en Santa Cruz y zonas cercanas, como Beni, Pando y una parte de Tarija. Hoy, en cambio, está discurriendo sobre todo entre dos extremos, en el occidente La Paz, y en el oriente Santa Cruz, aunque también hay algunos incidentes en Cochabamba.
Por su parte Carlos Mesa, candidato de Comunidad Ciudadana, rechazó la invitación de Morales a participar en la auditoría de los votos de las pasadas elecciones que dieron la reelección al mandatario indígena. “Nosotros no aceptamos la auditoría en los actuales términos, pactados unilateralmente”, ha dicho Mesa, ex presidente y ex vicepresidente que en los últimos comicios compitió por la plataforma opositora Comunidad Ciudadana, en un comunicado.
Mesa ha recriminado que el partido gobernante, el Movimiento Al Socialismo (MAS), y la OEA no han consultado “ni al país” ni a la oposición. Así, ha señalado como condiciones para que la oposición acepte la auditoría que el Gobierno acceda a “desconocer” los resultados oficiales ya anunciados y “la necesaria participación de la sociedad civil”.
“Nosotros nos debemos a los más de dos millones de electores que nos respaldaron y reconocemos las posiciones de instituciones, sectores cívicos y movimientos sociales que plantean la anulación de las elecciones y manifiestan su desconfianza acerca de la auditoría pactada entre la OEA y el MAS”, ha afirmado.
A este respecto, ha subrayado que su posición es “invariable” desde la misma jornada electoral: “Exigimos el respeto de la voluntad popular expresada en las urnas”. En su opinión, “esa voluntad se burló en un cómputo fraudulento, tal como reconoció la Misión de Observación Electoral (MOE) de OEA, la Unión Europa y países amigos”. Además, ha denunciado que “el fraude ejecutado por el MAS y su empeño en desconocer la voluntad popular han generado una espiral de violencia de consecuencias que podrían resultar irreparables”.
“El ataque de grupos organizados del Gobierno a los ciudadanos, la instrucción de cercar ciudades, bloquear las carreteras, cortar el suministro de agua, decenas de heridos y sangre derramada en nuestras calles son el resultado de la ambición sin límites de Evo Morales y (del vicepresidente) Álvaro García Linera”, ha apuntado.
En este contexto, Mesa ha indicado que mantendrá “los mecanismos de coordinación con todos quienes luchan por el respeto al voto popular y la democracia para concertar las mejores salidas a esta crisis política, buscando siempre preservar la paz y evitando la violencia fratricida”, informa Ep.
El partido Comunidad Ciudadana junto a grupos de la extrema derecha desconocieron los resultados de la elección popular que favoreció a Morales, con el 47,08% de los votos en primera vuelta.





EVO MORALES CORRE EL RIESGO DE CONVERTIR BOLIVIA EN OTRA DICTADURA COMO LA DE MADURO
                                                                                                                           

Al Navío de España (www.alnavio.com)
                                                          
El opositor Carlos Mesa le dice a Evo Morales que se desproclame presidente. Que hasta que la OEA no audite los resultados, no puede renovar su mandato. Este termina el 22 de enero de 2020. Hoy parte de la comunidad internacional no reconoce el resultado de las últimas elecciones. Ni la OEA, ni la UE, ni EEUU, ni Canadá lo hacen. Así que, si Evo Morales no rectifica, podría colocar a Bolivia como una dictadura. Lo mismo que le ocurrió a Nicolás Maduro, curiosamente, este enero.
No es el clima de celebración que le hubiera gustado a Evo Morales. En Bolivia protesta la oposición, y los partidarios de Morales le defienden, dejando al país en el desorden. Mientras las democracias del planeta se niegan a reconocer las elecciones con las que Evo Morales se autoproclamó presidente.
La situación inevitablemente recuerda a Venezuela. A aquellas fraudulentas elecciones presidenciales que Nicolás Maduro ganó en mayo de 2018 y que provocaron que más de 60 países desconocieran su mandato en enero de 2019.
Un fraude electoral que mostró al mundo, esta vez de forma evidente, cómo el chavismo puso a las instituciones del Estado a su servicio para aferrarse al poder, a pesar de ser minoría. En Bolivia está pasando algo parecido.
Por todo lo anterior, el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, que es producto de aquel fraude de Maduro, observa con detenimiento lo que está ocurriendo en Bolivia. Así lo pudo saber el diario ALnavío. Y es que el equipo de Guaidó ya sitúa a Evo Morales, siempre y cuando no rectifique, en el club de las dictaduras latinoamericanas de Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel.
Curiosamente las fechas coinciden. El 22 de enero de 2020 finaliza el mandato de Evo Morales, corriendo el riesgo de no ser reconocido en adelante. Y el 23 de enero de 2019 fue cuando Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado después de que la comunidad internacional declarara ilegítimo a Maduro.
Dinamita, balas y violencia en Bolivia
Los principales departamentos de Bolivia, Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, son escenario de manifestaciones, revueltas y encontronazos entre opositores y seguidores del Movimiento Al Socialismo (MAS), que es el partido de Morales. La polarización que mostró el recuento electoral se hace evidente, aunque el mandatario se niegue a admitirlo.
Cifras oficiales informan de más de 30 heridos por estos choques. Vídeos en redes sociales muestran a personas de uno y otro bando lanzándose piedras y cócteles molotov. Muestran también cómo seguidores del MAS se toman la justicia por su mano y se lanzan a “desbloquear” las marchas.
El diario boliviano La Razón compartió imágenes de un grupo de ciudadanos “desbloqueando” una manifestación en Cochacamba este martes. Consiguieron su objetivo, pero no contentos con eso, se ensañaron contra un joven que iba en moto hasta dejarlo inconsciente en el suelo. El vehículo tampoco se libró de los violentos, ya que le prendieron fuego.
Otro reporte del diario Los Tiempos informó de la batalla campal ocurrida el lunes en Santa Cruz. Un grupo de seguidores de Morales se lanzó a “desbloquear” una marcha, detonando en encontronazo en el que hubo palos, piedras, petardos e incluso balas. Al menos cinco personas, precisó la Policía, resultaron heridas con arma de fuego.
Sin embargo, la imagen más impactante se vio en La Paz, donde sindicalistas mineros, afines a Morales, marcharon por las calles reventando cartuchos de dinamita para intimidar.
“Ustedes conocen que la democracia se ha defendido con dinamita, históricamente, no de ahora, desde la creación de esta matriz de trabajadores, del 52”, dijo el líder de Central Obrera Boliviana, Juan Carlos Huarachi, para defender el uso de explosivos.
“Hemos recuperado la democracia con dinamita, con marchas en las calles y en las carreteras y hoy estamos haciendo lo propio, vamos a defender, no queremos entrar a la confrontación sino llamamos a la paz social”, agregó.
La batalla política
Este sindicalista llama a la paz social con explosiones. Curiosa forma de reivindicarse. Quien también llama a la paz social es Evo Morales, mientras alienta a los seguidores del MAS a desbloquear marchas.
Evo Morales también denuncia la violencia. Dice que es instigada por el opositor Carlos Mesa, aunque este ha dejado claro que los paros convocados son pacíficos y que él y su equipo condenan cualquier acto de violencia.
La batalla también se libra en el terreno político. Evo Morales se autoproclamó vencedor de las elecciones tras un recuento que brilló por su falta de transparencia. Tal es así que la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, han expresado sus dudas sobre el proceso, coincidiendo en que lo mejor para el país sería una segunda vuelta.
La OEA pone sobre la mesa la opción de una auditoría del recuento. Una auditoría vinculante que abraza Evo Morales. “Si se prueba el supuesto fraude, eso determina una segunda vuelta. Desde luego que es vinculante, nada más vinculante que ello”, dijo este martes Manuel Canelas, ministro de Comunicación de Morales.
Carlos Mesa también está abierto a la auditoría. Pero advierte en entrevista con el portal Infobae: “Hasta que no haya una auditoría los resultados no pueden ser definitivos”. Es decir, Evo Morales tiene que desproclamarse presidente, porque como dice Mesa, “el mandato de Morales termina de forma absolutamente clara el 22 de enero de 2020”.
Carlos Mesa teme que Evo Morales use el recuento como “trampa” para eternizarse en el poder. Ya bastante polémica fue su participación en estas elecciones.
La Constitución de Bolivia no permitía la reelección de Morales. Entonces el mandatario sometió a referéndum una reforma constitucional para que pudiera presentarse. 51% de los bolivianos votaron que no. Dijeron no a Morales. Pero este no reconoció el resultado y lo reclamó al Tribunal Constitucional, entidad puesta en entredicho por su independencia. Finalmente, este tribunal aprobó la reforma constitucional diciendo que la reelección de un presidente “es un derecho humano”.
Evo Morales culminó el golpe de su eternización en el poder con unas elecciones puestas en duda por todo. Si no rectifica, el 22 de enero de 2020 su destino podría recordar al de Nicolás Maduro.





LAS PROTESTAS POR LA CRISIS POLÍTICA EN BOLIVIA DEJAN AL MENOS DOS MUERTOS
                                                                                                                            
Los manifestantes fallecieron en medio de un enfrentamiento entre opositores y oficialistas cerca de Santa Cruz

El País de España (www.elpais.com)
                                                          
Dos personas murieron la noche de este miércoles en Bolivia en medio de un grave enfrentamiento entre manifestantes opositores y oficialistas en la ciudad de Montero, situada a 60 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra. Son las primeras víctimas mortales de los choques que se producen diariamente en el país desde hace una semana, entre grupos que intentan mantener las ciudades paralizadas y movilizadas, para protestar por el resultado de las elecciones del 20 de octubre, y grupos que, enarbolando las banderas oficialistas, rompen e impiden los bloqueos.
Hasta ahora estas peleas han causado decenas de heridos por pedradas y golpes, algunos de ellos graves. En cambio, Mario Salvatierra, de 60 años, y Marcelo Terrazas, de 48, murieron a consecuencia de heridas de bala. Esto implica una escalada de la violencia política que convulsiona a Bolivia desde que el resultado de las elecciones fuera desconocido por el principal rival del presidente Evo Morales, Carlos Mesa, quien sostiene que hubo un “enorme fraude” y que se le arrebató la posibilidad de desempatar con Morales en una segunda vuelta.
Unas horas antes de que se conocieran la noticia de estas muertes, el ministro de Comunicación, Manuel Canelas, había llamado a la oposición a encontrar una solución política a la crisis, “antes de que pase algo de lo que todos nos arrepentiremos”. Mesa decidió rechazar la invitación gubernamental a participar de la auditoría de las elecciones que comenzará este jueves un equipo de especialistas de la Organización de Estados Americanos (OEA), en virtud de un acuerdo entre este organismo y el Gobierno boliviano. Para Mesa, los términos en los que esta auditoría se desarrollará fueron pactados unilateralmente y sin tomar en cuenta los planteamientos de la oposición. Al mismo tiempo, el excandidato culpó al Gobierno, que moviliza a sus bases en contra de los bloqueos, por el incremento de la violencia.
Una de las dos personas asesinadas, al parecer con disparos de escopeta, pertenecía al movimiento cívico. Dirigentes opositores publicaros condolencias y fuertes denuncias contra el oficialismo. La militancia de la otra persona fallecida no está confirmada. La cuestión de quiénes fueron las víctimas y quiénes los autores de los disparos adquiere ahora gran importancia en la polarizada situación boliviana. Existen otros heridos de bala en las filas progubernamentales; uno de ellos, en un vídeo, culpó por lo sucedido a los dirigentes del Comité Cívico de Santa Cruz, que están a la cabeza de la huelga más importante por la anulación de las elecciones. Su declaración mostró el peligro que se cierne sobre el país: “Balean a la gente pobre, son unos maleantes, esto no se va a quedar así”, dijo. Por su parte, el ministro de Defensa, Javier Zavaleta, afirmó que “a las familias de quienes han fallecido seguramente no les importa el bando del que eran; la pérdida de vidas es irreparable”. Para Zavaleta, la peor parte de la falta de acuerdo entre el Gobierno y la oposición es que, como resultado de ello, “hay grupos armados en las calles”.
Mientras tanto, el Gobierno está pendiente de la auditoría de la OEA. Si la verificación encontrara suficientes irregularidades, podría producirse una votación de desempate entre Morales y Mesa. La oposición considera que se trata de “un engaño” y asegura que no quiere una segunda vuelta, sino una nueva elección general. Incluso, algunos dirigentes reclaman la renuncia inmediata del Gobierno. 
Pero la posición de Comunidad Ciudadana, la coalición de Mesa, sobre la auditoría ha sido incierta: el propio expresidente la aceptó de forma implícita, pero su número dos, Gustavo Pedraza, desmintió que la aprobaran como una salida a la crisis actual. El vicepresidente del Gobierno de Morales, Álvaro García Linera, pidió públicamente este martes por la mañana al “candidato perdedor”, Mesa, sumarse al proceso de revisión. Horas después, este preguntó, también a través de la prensa, si dicha auditoría sería “vinculante”. Es decir, si podría cambiar los resultados oficiales del Tribunal Electoral. El ministro de Comunicación respondió afirmativamente. 
El informe de la misión electoral centra sus críticas en la suspensión de la transmisión de las fotografías de las actas electorales —para realizar el recuento rápido— durante 24 horas, sin que se sepa con certeza la razón, ya que existen varias explicaciones oficiales diferentes. Cuando este cómputo se suspendió, la distancia entre Morales y Mesa era de siete puntos porcentuales y, de acuerdo con la ley boliviana, debía haber una segunda vuelta. Cuando el cómputo se reanudó, en cambio, Morales superaba por un 10,12% de los votos a Mesa, justo el margen necesario para ganar en primera vuelta. La misión consideró este cambio de los datos “inexplicable” y capaz de afectar seriamente la confiabilidad de las elecciones. El oficialismo lo atribuyó al voto procedente del área rural, que siempre le ha sido favorable.
Ahora una treintena de especialistas internacionales verificarán los cómputos y evaluarán la cadena de custodia del voto y otros aspectos del proceso electoral, sobre el que se centran las acusaciones de fraude que hizo la oposición boliviana. La auditoría de la OEA se realizará mientras continúan las protestas. 





BOLIVIANOS QUE FISCALIZARON EN JUJUY LAS ELECCIONES DE BOLIVIA DEFIENDEN SU TRANSPARENCIA

La Provincia de Argentina (www.grupolaprovincia.com)

Bolivianos residentes en Jujuy que fueron nombrados por sorteo como autoridades de mesa en las elecciones presidenciales de Bolivia expresaron hoy que el proceso democrático fue "totalmente transparente" en la provincia y pidieron "respeto a los resultados obtenidos independientemente del color político".
Así lo indicaron en una conferencia de prensa que brindaron en la sede del Consulado de Bolivia en la capital jujeña.
"Como jurados de mesas vemos necesario el poder compartir y defender cómo se han desarrollado los comicios generales", señaló Celina Vargas, quien el 20 de octubre fue jurado en la Escuela Normal Superior Juan Ignacio Gorriti, uno de los tres puntos de sufragio habilitados para unos 8.512 bolivianos residentes en Jujuy.
Vargas contó que tras recibir la notificación para ser jurado, participó "activamente" del proceso electoral y que se resolvió "con total transparencia".
"Que los paisanos bolivianos no duden de la transparencia de acá, no ha habido ningún problema, y no creo que en Bolivia haya habido corrupción como se habla porque allá hubo delegados de otros partidos políticos cuidando los votos y todos tienen una fotocopia del acto", señaló.
Al objetar las manifestaciones sobre fraude, mencionó además que en Jujuy tras el cierre de la votación "se procedió al conteo de votos a puertas abiertas, e inclusive asistieron algunos medios para tomar imagines de cómo se realizaba".
La boliviana residente en Argentina lamentó el "racismo" con el que se actúa sobre todo en la capital cruceña al señalar que había "vivido muchos años en Santa Cruz y he visto cómo se margina a los coyas".
Por otro lado, el cónsul de Bolivia en Jujuy, Nelzon Guarachi, mencionó el pedido de una "auditoría vinculante" a la OEA por parte del gobierno boliviano y a la pretensión de la oposición de que se declare nula la elección.
"Lo que hay es un golpe de estado blando por parte de la oligarquía, que además están golpeando a gente que viste de pollera o con atuendo tradicionalistas", sostuvo y remarcó que "no se quiere reconocer el voto de indígenas ni de los que viven fuera del país".
Además, retrató que se trata de "una lucha de clases" con "mineros, campesinos y obreros, que apoyan la paz social y pretenden evitar con vigilias un golpe blando, frente a la derecha boliviana, los empresarios, los latifundistas, entre otros, que promueven bloqueos en sus barrios".
De los más de 8.500 residentes bolivianos en Jujuy habilitados para sufragar un 60% acudió a las urnas, y el 90% de estos lo hizo a favor del presidente Evo Morales, detalló Guarachi.





¡CONFIRMADO!: EVO MORALES LLEGA A RÍO NEGRO

El reelecto presidente de Bolivia será parte del Congreso Plurinacional, a realizarse en la localidad de Jacobacci.

La Mañana de Argentina (www.minutoneuquen.com)

"Evo Morales estaría llegando el 17 de noviembre para el cierre del Congreso”. Con estas palabras en voz del representante de la Nación Mapuche, Ignacio Prafil, confirmó la visita del Presidente de Bolivia a Río Negro para participar del evento  Plurinacional, promovido por representantes de la región sur del Parlamento Mapuche, a celebrarse los días 16 y 17 de noviembre en la localidad de Jacobacci.
Además, según fue informado, Evo Morales podría llevar adelante algunas actividades adicionales en otras ciudades del Alto Valle, donde tiene muchos simpatizantes. Prafil comentó que estaban aguardando el resultado de las elecciones en Bolivia para confirmar la noticia, pero "como ya se hizo oficial su reelección, sigue todo como estaba previsto y Evo llegaría para el broche de oro".
En ese sentido el vocero mapuche expresó que enriquece mucho su visita a Río Negro, porque Evo Morales puede aportar toda su larga experiencia en temas relevantes como el resguardo territorial, el respeto a la lengua y el cuidado de los alimentos naturales. "Los hermanos de todos los pueblos originarios que habitamos esta Pachamama esperamos ansiosos su presencia”, agregó. 
Es oportuno traer a colación que el jefe de Estado boliviano mantiene una estrecha unión con la comunidad mapuche, en su rol de defensor permanente de los derechos de los pueblos originarios.
¡Los adherentes al mandatario, felices con la noticia de su visita a Río Negro!.





CASADO A SÁNCHEZ: “ESTO DE LA PLURINACIONALIDAD SÓLO EXISTE EN LA BOLIVIA DE EVO MORALES”
                                                                                                           
El líder del PP pide cerrar las embajadas catalanas y reactivar la ley de estabilidad para controlar las cuentas de la Generalitat

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.com)
                                                                                             
El líder del PP, Pablo Casado, aprovechó la rectificación del PSOE en su programa electoral, para incluir la plurinacionalidad que había desaparecido, para cargar contra el modelo territorial que defiende el PSOE, volviendo, dijo, “a la agenda de Zapatero de la nación de naciones, a la que no renunciará”. Casado se dirigió a Sánchez, para hacerle la misma pregunta que le hizo Patxi López en el debate de las primarias que ganó el actual presidente del Gobierno: “¿Oye, Pedro, tú sabes lo que es una nación?”. Porque el líder del PP está convencido de que lo sabe pero lo quiere ocultar, porque tiene que pagar el apoyo de los independentistas. Por eso “se inventa lo de plurinacionalidad, que no existe en ningún país europeo, sólo existe en la Bolivia de Evo Morales.”
Pablo Casado hizo estas afirmaciones en Palma de Mallorca, en un acto sobre vivienda, donde dio a conocer su plan para reactivar este sector y favorecer el acceso a la vivienda. Un discurso en las Illes Balears, que viene a cuento, subrayó el presidente del PP, dado el acuerdo que mantiene el PSOE en esta comunidad autónoma, con los soberanistas de Més.
“Me preocupa que Més sea un aliado estratégico del PSOE”, subrayó Sánchez, porque fue uno de los firmantes, la semana pasada, de un manifiesto, “con Torra, en favor de la independencia de Catalunya y de los Países catalanes”, en el que también participaron los partidos independentistas catalanes, el BNG y Bildu. Por eso, y aunque la mayor parte de su discurso sigue siendo en torno a la situación económica, Casado dedicó un apartado a este hecho: “Sánchez no puede seguir en el alambre, haciendo funambulismo”, dijo Casado, “o está con sus socios en Baleares, Catalunya, Navarra, que quieren la independencia, o pone orden en la defensa de la Constitución, el orden público, la legalidad y no oculta sus pactos para poder rascar algún voto”.
Casado defendió en Mallorca la identidad de las Illes Balears, frente a quienes las quieren incluir en los Países Catalanes, lo que no permitirá, dijo, porque “no sois el apéndice de ningún país catalán, tenéis vuestra historia, vuestra lengua, vuestra tradición propia y no pertenecéis a ninguna ingeniería social”.
El apoyo a esa plurinacionalidad que vuelve al programa del PSOE es, a juicio de Casado, fruto de la presión del PSC, y la forma de pago a los partidos independentistas que le hicieron presidente del Gobierno, de los que sigue dependiendo. Pero ahí está él para denunciarlo y que los españoles se enteren las pretensiones de Sánchez, que pone en duda “que sólo hay una nación, la española, y dentro de ella estas tierras con identidad, pero con un lazo común, que es España”. Sánchez no cree en esto, dice que hay una pluralidad de naciones “y se queda tan fresco”. y se preguntó “¿Tan cara es la factura que tiene que pagar?”. Para concluir que “necesitamos en gobierno de verdad, y no esta broma de la plurinacionalidad y la nación de naciones”.
Aprovechando el discurso sobre la plurinacionalidad, el presidente del PP hizo otro requerimiento a Pedro Sánchez, que cierre las llamadas embajadas catalanas, en aplicación de la ley de Acción Exterior, tras la sentencia del Tribunal Constitucional que declara inconstitucional la ley de Catalunya sobre este mismo asunto. Según Casado, queda claro, con la sentencia del TC, que ninguna comunidad autónoma puede tener “embajadas para hacer propaganda contra España” , luego hay que cerrarlas, dijo, como las cerró el Gobierno de Mariano Rajoy, con la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Casado achacó que se volvieran a abrir después esas mismas embajadas, a que Pedro Sánchez levantó la supervisión de las cuentas públicas catalanas, pese a deber 80.000 millones de euros al fondo de liquidez autonómica, lo que a su juicio supone una “complacencia del gobierno de España para que Catalunya mantenga abiertas estas embajadas”, otra vez en pago por el apoyo obtenido para ser presidente en la moción de censura.
Por eso, además de cerrar Diplocat, Pablo Casado pide que se vuelva a activar la ley de estabilidad presupuestaria para controlar las cuentas de la Generalitat y conocer así “quien paga la casa de Waterloo, que relación tiene con los detenidos por explosivos, quien paga los piquetes o quien impide a los alumnos entrar en la universidad, con una huelga salvaje.