Wednesday, November 19, 2025

BOLIVIA, OTRO PAÍS QUE ACABÓ LA IZQUIERDA

Este país es un ejemplo claro del lastre dejado por parte de un gobierno populista de izquierda, quien gobernó dos décadas (20 años), y quien se sostuvo agradando a su pueblo exprimiendo sus recursos naturales, para mantener precios y subsidios estatales ficticios, sin pensar en el futuro, dejando al país en total ruina y sumido en la corrupción. Este país junto con Venezuela son claras muestras de como terminan los países ingenuos, que votaron por populistas que prometieron cambios y bonanzas.

 
Bolivia, uno de nuestros países vecinos, inicia una nueva etapa política con la llegada de Rodrigo Paz, senador del centrista Partido Demócrata Cristiano, quien ha obtenido la presidencia con un 55% de los votos, rompiendo veinte años de hegemonía del partido socialista liderado por Evo Morales. Este resultado marca un giro histórico en un país sumido en una grave crisis económica, energética y social.
El país enfrenta una crisis energética sin precedentes, con la producción de gas desplomada y la necesidad urgente de importar combustibles. La economía boliviana muestra signos preocupantes: reservas internacionales en mínimos históricos, inflación elevada, un sector público con gran deuda y un sistema burocrático ineficiente. El modelo socialista de los últimos años resultó insostenible, basado en un Estado paternalista que subsidiaba gasolina y otros bienes sin un respaldo financiero sostenible, lo que llevó al agotamiento de sus principales recursos naturales.
La caída de las reservas internacionales, que para 2024 se limitaban a solo 1900 millones de dólares líquidos, refleja esta realidad alarmante. El nuevo presidente, Rodrigo Paz, hereda un país con infraestructuras deterioradas y un Estado paralizado, además de una creciente desconfianza social y un gasto público descontrolado.
Su reto es monumental: desmantelar la burocracia populista y desactivar los subsidios que han distorsionado la economía, mientras se mantiene el delicado equilibrio social para evitar conflictos. Para ello, apuesta por un giro hacia la atracción de inversión extranjera sin condiciones ideológicas, una modernización energética que incluya el desarrollo del litio -uno de los recursos más estratégicos del país- y una apertura internacional que permita sacar a Bolivia del aislamiento causado por dos décadas de gobiernos de izquierda.
El litio, conocido como “oro blanco”, representa una esperanza clave. Paz prevé revisar los contratos firmados con empresas chinas y rusas para hacer más rentable y transparente su explotación, buscando que esta industria aporte significativamente al desarrollo económico nacional. Sin embargo, la gestión del litio exige rapidez y habilidad para no poner en riesgo la ya frágil estabilidad del país. En política exterior, el presidente se distancia del eje Cuba-Venezuela-Nicaragua y busca fortalecer nexos con Estados Unidos, que anunció el envío de embajadores después de 17 años de ausencia, y mantener relaciones pragmáticas con China y Rusia.
Este cambio apunta a favorecer la llegada de capitales necesarios para la reactivación económica. No obstante, la izquierda continúa con influencia en sectores clave como los cocaleros y sindicatos, y el vicepresidente, proveniente de esas filas, representa un factor de incertidumbre para el proyecto reformista. La gran pregunta sobre la mesa es si Paz podrá romper el modelo rentista basado en subsidios y gasto estatal excesivo sin desatar una crisis social y política que comprometa su mandato.
En conclusión, Bolivia enfrenta una encrucijada crítica. La transición hacia un modelo de desarrollo sostenible, con políticas económicas prudentes y foco en sus recursos naturales estratégicos, es indispensable para superar la crisis. Rodrigo Paz, con su visión "capitalista para todos", tiene la misión de estabilizar la economía, atraer inversión y modernizar el país, mientras equilibra las demandas sociales en un contexto político polarizado y con grandes desafíos estructurales por resolver. Este nuevo capítulo boliviano requiere no solo medidas económicas profundas, sino también visión política y capacidad de diálogo para reconciliar al país y encaminarlo hacia un desarrollo equitativo y sostenible.
Este país es un ejemplo claro del lastre dejado por parte de un gobierno populista de izquierda, quien gobernó dos décadas (20 años), y quien se sostuvo agradando a su pueblo exprimiendo sus recursos naturales, para mantener precios y subsidios estatales ficticios, sin pensar en el futuro, dejando al país en total ruina y sumido en la corrupción. Este país junto con Venezuela son claras muestras de como terminan los países ingenuos, que votaron por populistas que prometieron cambios y bonanzas. Colombia va por ese camino, sino despierta y reacciona ante Petro, un líder desquiciado y mal ser humano. Ojalá abramos los ojos y no repitamos la historia. Diario Nuevo Siglo de Colombia (https://n9.cl/abp523)
 
 
 
 
 
COCAÍNA Y SOBERANÍA: ¿QUIÉN DEFINE EL FUTURO DE COLOMBIA Y BOLIVIA?
 
La disputa por las 3.000 toneladas de cocaína y la revisión del estatus de la hoja de coca exponen un choque profundo entre soberanías nacionales y las métricas de la ONU.
 
News Digitales de Argentina (https://n9.cl/lztrv)
 
La controversia desatada por la estimación de 3.000 toneladas de cocaína potencial en Colombia reconfiguró el tablero regional de la política antidrogas. El Gobierno colombiano cuestionó la metodología de la ONU por considerar que exagera la capacidad productiva del país y distorsiona los resultados recientes en reducción de cultivos y acciones operativas. En paralelo, surgió un debate más amplio sobre la capacidad de los organismos multilaterales para medir fenómenos ilícitos complejos sin generar lecturas que afecten la legitimidad política de los Estados que monitorean.
En este escenario, el caso de Bolivia volvió a adquirir centralidad. La revisión crítica solicitada por La Paz sobre la clasificación internacional de la hoja de coca confronta directamente la lógica prohibicionista que domina los tratados desde mediados del siglo XX. Para Bolivia, mantener la coca en listas de fiscalización estricta es un error histórico que no distingue entre usos tradicionales y procesamiento ilícito, y que termina castigando prácticas culturales andinas sin un sustento técnico actualizado.
Disputas sobre las métricas globales
La coincidencia entre ambos países reside en la pugna por las metodologías de medición. Colombia rechaza que la ONU proyecte incrementos productivos con base en supuestos sobre eficiencia criminal, mientras Bolivia denuncia que los informes de cultivos sobredimensionan la relación entre hoja natural y cocaína. Ambos gobiernos señalan que estas cifras, al ser tomadas como referencia por socios internacionales, influyen en cooperación, financiamiento y reputación exterior, generando tensiones que trascienden lo técnico.
La discusión también apunta a los modelos alternativos de regulación. Colombia impulsa una estrategia centrada en desarrollo rural y sustitución voluntaria, en vez de priorizar la erradicación forzada. Bolivia, por su parte, enfatiza el control comunitario y la defensa de los usos tradicionales de la coca. Estas visiones contrastan con los parámetros uniformes de la ONU, que buscan estandarizar criterios en un ámbito marcado por profundas diferencias culturales, territoriales y socioeconómicas.
Impacto regional y posibles reajustes
Las tensiones abiertas sugieren un escenario donde América Latina podría ganar protagonismo en la discusión global sobre drogas. La convergencia entre los reclamos de Colombia y Bolivia impulsa un llamado a revisar metodologías, actualizar categorías y reconocer que la economía cocalera no puede ser entendida sin considerar territorialidad, cultura y desigualdad rural. En este sentido, el desafío radica en compatibilizar soberanía nacional con mecanismos multilaterales que buscan uniformidad en un terreno donde la diversidad es estructural.
De fondo, estas controversias reflejan la disputa por el poder de definir la narrativa sobre la coca y la cocaína. Mientras los Estados buscan afirmar su capacidad de control, la ONU defiende métricas que considera esenciales para la cooperación internacional. El resultado es un equilibrio inestable donde cada cifra adquiere peso político, y donde cualquier ajuste metodológico puede modificar la percepción global sobre la región. El debate, lejos de concluir, abre un ciclo de renegociaciones en el que Colombia y Bolivia buscan un asiento más influyente.
 
 
 
 
 
DESDE ILO ADVIERTEN OFENSIVA CHILENA QUE BUSCA CONECTAR BRASIL Y BOLIVIA
 
Radio UNO de Perú (https://n9.cl/qxui5r)
 
El empresario Carlos Mello Nalvarte, vicepresidente de Unidos por Ilo, alerta sobre la ofensiva chilena que busca conectar Brasil y Bolivia directamente con el Puerto de Arica, destacando que Ilo es el puerto ideal según estudios recientes.
El Puerto de Arica, en Chile, ha tomado la iniciativa en la carrera por consolidar el Corredor Bioceánico Central al anunciar oficialmente un foro empresarial clave que se realizará el 26, 27 y 28 de noviembre. Este encuentro, impulsado por el comité de desarrollo productivo regional y el gobierno regional de Arica y Parinacota, junto con la Empresa Portuaria de Arica, busca formalizar alianzas logísticas y conectar los estados brasileros de Rondônia y Mato Grosso con Arica a través de un corredor ferroviario.
Carlos Mello Nalvarte, empresario tacneño residente en Ilo y vicepresidente de la Asociación Civil Unidos por Ilo, confirmó a Radio Uno que esta propuesta chilena es esencialmente el mismo planteamiento que sustenta la propuesta del Puerto de Ilo para el desarrollo portuario en el sur del Perú.
El eje de la propuesta chilena es la conexión ferroviaria. A diferencia de las carreteras, el transporte ferroviario ofrece mayor seguridad y bajos costos para la mercancía, lo que incrementaría la competitividad. Arica posee una ventaja inmediata: ya cuenta con el ferrocarril Arica-La Paz.
Si Bolivia logra conectar sus líneas férreas de Oriente con las de Occidente, su zona productiva, especialmente Santa Cruz, donde se está generando nueva carga, quedaría enlazada directamente a Arica. Mello Nalvarte señaló que este escenario posiciona a Arica con una ventaja sobre Ilo.
El mismo planteamiento chileno está dentro de los márgenes del corredor central de Sudamérica, que abarca desde Arica hasta Matarani.
A pesar de la ofensiva chilena, el empresario peruano aseguró que la propuesta de Ilo se mantiene fuerte y cuenta con estudios económicos, técnicos, ambientales y sociales, tanto de Perú como de Bolivia.
 
 
 
 
 
OPINIÓN. DE LO IDEOLÓGICO A LO PRAGMÁTICO: SE MUEVE EL PÉNDULO EN BOLIVIA
 
El gobierno de Rodrigo Paz deberá transformar la política boliviana. Esto implica, antes que nada, una ruptura con las políticas desarrolladas durante 20 años
 
Diario Las Américas de EEUU (https://n9.cl/c0fo3)
 
En Bolivia, el péndulo se ha movido de forma atenuada de lo ideológico a lo pragmático. Las nuevas etiquetas de Rodrigo Paz y su partido (PDC) son: capitalismo para todos, en lo económico; descentralización del poder hacia las regiones, en lo político institucional; nueva relación con Estados Unidos, en las externalidades; idea de patria, en lo simbólico; y centro derecha, para efectos ideológicos. Estas señales del nuevo presidente avizoran una transformación de las políticas, no necesariamente de la política, tras 20 años de gobierno de izquierda estatista y una crisis de combustibles monumental.
Durante el gobierno de Jaime Paz Zamora (1989-1993), padre de Rodrigo Paz, se consolidó el modelo neoliberal inaugurado en 1985, se otorgó mayor apertura al mercado y se desincentivó la intervención estatal directa. En 2025, con el slogan de “capitalismo para todos”, Rodrigo Paz pretende incentivar el acceso al mercado formal a los sectores informales mediante créditos con mejores condiciones y reducir impuestos y aranceles a los sectores formales. 30 años después, otro Paz vuelve a apostar por la fuerza del mercado.
La descentralización del poder hacia las regiones es una de sus propuestas centrales. La idea de 50/50, es una propuesta de unidad y corresponsabilidad para construir acuerdos con todas las autoridades autonómicas del país: gobernaciones, alcaldías y universidades. El propio Rodrigo Paz ha afirmado: “no me importa de qué partido sea. Quiero responder a este 50/50: veamos salud, educación, seguridad ciudadana”. Esta es, sin duda, una de sus propuestas más radicales de transformación del régimen plurinacional, que dejó un sistema extremadamente centralista.
La idea de “patria” fue protagónica durante la campaña
El valor simbólico de la idea de patria en la narrativa del nuevo gobierno es un recurso de poder emocional para persuadir de que representa la unidad. Todo agente de poder necesita una etiqueta para proyectar una imagen de posición hacia los ciudadanos. Es una manera de marcar el cambio de época: la idea de patria tiene más potencial de unificar que el actual Estado Plurinacional como idea vigente. Y es que la política es una lucha por asignar valores y el nuevo gobierno lo sabe.
Con respecto a las relaciones internacionales, el horizonte de Paz es desarrollar una nueva relación entre Bolivia y Estados Unidos. Por otro lado, el nuevo presidente se ha distanciado de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba, quienes no estuvieron invitados a su asunción presidencial. Y es que tiene como horizonte al norte capitalista y con ese objetivo está enviando nuevas coordenadas al mundo.
Bolivia da un giro hacia el centro derecha
Rodrigo Paz considera que Bolivia requiere equilibrios y consensos y el centro es un amplio espectro que contiene razonabilidad, equilibrio de pros y contras, y moderación. Estas nuevas coordenadas se basan en dos pilares: dar prioridad a la fuerza del mercado y manifestar abiertamente su fe cristiana. Si bien durante su campaña Paz mantuvo una narrativa más cercana a la izquierda, tras ganar las elecciones se ha ido acercando más a la derecha del espectro político. Paz está mostrando más empatía con los emprendedores productivos (pequeños, medianos y grandes) y menos afinidad ideológica con las organizaciones sociales que fueron cooptadas por el MAS durante 20 años y quienes defienden las políticas sociales estatistas.
El nuevo gobierno promete transformar las políticas, no la política, y por ello es probable que se enfoque en el cambio de normas y reglas para corregir la situación económica heredada del gobierno saliente, pero no necesariamente transformar las condiciones ideológicas e institucionales estructurales. Ahora bien, para el cambio de las políticas tiene que generar acuerdos mínimos en la asamblea legislativa para lo cual depende de la segunda fuerza política (LIBRE) que lidera Tuto Quiroga, -quien ya dijo que no le impondrá condiciones al nuevo gobierno-, y consolidar su alianza con la tercera fuerza política parlamentaria (UNIDAD) que dirige Samuel Doria Medina. Además, Paz tendrá que contener o neutralizar a organizaciones sociales como la Central Obrera Boliviana, que ya ha enviado señales de desacuerdo con algunas propuestas pro mercado de Rodrigo Paz.
En conclusión, el péndulo se ha trasladado de lo ideológico a lo pragmático porque la situación socioeconómica lo demanda. El nuevo gobierno está condicionado estructuralmente por las reglas de juego plurinacionales. Pero puede llegar a moldear un nuevo pensamiento político y tomar decisiones que incentiven la fuerza del mercado y desincentiven el capitalismo de Estado, que ha limitado el desarrollo empresarial y la consecuente generación de bienes y servicios para los ciudadanos.
Para ello, el gobierno de Rodrigo Paz deberá transformar la política boliviana. Esto implica, antes que nada, una ruptura con las políticas desarrolladas durante 20 años: antiimperialismo, modelo económico estatista, socialismo del siglo XXI, proceso de cambio y revolución cultural, las cuales no han permitido constituir un Estado eficaz. Luego, generar una nueva narrativa alternativa, que viabilice las aspiraciones de la mayoría de los bolivianos.
Este es un buen momento para empezar a cambiar la mentalidad política de los bolivianos. Es tiempo de más políticos eficaces y menos actores sociales ideológicos.
 
 
 
 
 
AMÉRICA LATINA: DE EXPORTAR MINERALES A CREAR INDUSTRIA
 
Chile, Argentina, México y Bolivia son hoy proveedores clave de litio, tierras raras y otros minerales estratégicos
 
Comercio Tv de EEUU (https://n9.cl/erarfc)
 
En Buenos días Wall Street, el espacio de análisis económico de Comercio TV, la conversación giró hacia el futuro de la energía y el liderazgo femenino con Marta Alonso Pelegrín: 25+ años en energía, renovables en LATAM y creadora de Walk The Talk®. La entrevista abordó tres ejes centrales: el rol de América Latina en los minerales críticos, el auge de los data centers y la importancia de incorporar a las mujeres como protagonistas de la transición energética y digital.
Alonso subrayó que países como Chile, Argentina, México y Bolivia son hoy proveedores clave de litio, tierras raras y otros minerales estratégicos. Pero advirtió que el reto es ir más allá de la mera extracción: “El desafío es ser capaces de generar la transformación, no solamente convertirnos en países que exportamos el mineral”. Para ella, la región debe apostar por “planes industriales asociados” que generen empleo y riqueza local.
También recalcó que la transición energética no puede limitarse a exportar recursos: “Todo aquello que tiene relación con la transición energética no puede ser solo en sí mismo un elemento de exportación si no tiene alrededor una industria asociada que genere empleo y crecimiento económico”.
Data centers, energía y oportunidades para la región
El auge de los data centers en América Latina, especialmente en Chile, abre una nueva ventana de desarrollo. Alonso explicó que se trata de grandes consumidores de electricidad: “La demanda de energía en los data centers está siendo muy interesante y se están convirtiendo en clientes muy importantes de aquellas utilities y fondos de inversión”. Bien planificados, estos proyectos pueden acelerar las renovables y consolidar nuevos negocios energéticos en la región.
Al mismo tiempo, destacó el papel del almacenamiento como tecnología clave para estabilizar sistemas con alta presencia de energía solar y eólica, avanzando hacia proyectos de baterías y soluciones híbridas.
Liderazgo femenino y Walk The Talk®
En sectores tradicionalmente masculinizados como la energía y la minería, Alonso remarcó que “la transición energética nunca va a ser sin las mujeres”. Desde Walk The Talk®, impulsa programas de formación para ejecutivas del sector energético en países como Chile, México, Colombia, España y China, con un objetivo claro: más mujeres liderando con competencias sólidas.
Para ella, una líder necesita cuatro pilares: “competencias técnicas, visión, determinación y capacidad de inspirar”. Y añadió: “Cuando hablamos desde el alma conectamos”, defendiendo un liderazgo auténtico que genere impacto real en los resultados de las organizaciones.
Más allá de la tecnología, su mensaje final apuntó a que la verdadera transformación energética en América Latina solo será sostenible si combina innovación, valor agregado, reducción de la pobreza energética y un liderazgo diverso que incluya plenamente el talento de las mujeres.
 
 
 
 
 
INCAUTACIÓN DE ORO PONE A PARAGUAY COMO PRINCIPAL RUTA DE CONTRABANDO
 
Los lingotes de metal precioso incautados en el Aeropuerto Silvio Pettirossi no fueron extraídos de nuestro país, debido a alto nivel de refinación que presentan. Habrían ingresado de Argentina o Bolivia.
 
Ultima Hora de Paraguay (https://n9.cl/yr83af)
 
El procedimiento que reportó la incautación de 22 lingotes de oro de 24 kilates, valuados en unos 3 millones de dólares, cuando estaban por ser enviados por encomienda a Panamá desde el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi despertó varias aristas investigativas. Una de ellas pone al territorio paraguayo como una de las principales rutas de contrabando del metal precioso.
Esto, debido a informaciones importantes en la pesquisa que revela que los 22 lingotes de oro no fueron extraídos de la zona de Paso Yobái, Departamento de Guairá, tal como se sospechaba inicialmente, sino que habría ingresado al país de manera clandestina desde la Argentina o Bolivia para luego ser enviado al mencionado país de Centroamérica.
Al respecto, Mauricio Bejarano, viceministro de Minas y Energía, informó que nuestro país ni cuenta con la capacidad industrial para producir lingotes de oro con el nivel de refinación tal como las barras incautados días atrás en la terminal aérea de Luque. “Este oro (incautado) en particular tenemos una cuasi certeza que no es de Paso Yobái”, afirmó Bejarano en contacto con Radio Monumental 1080 AM.
Además, ahondó que los lingotes incautados cuentan con características técnicas que superan la capacidad instalada en el país.
Según los avances en la investigación realizada por agentes policiales del Departamento contra el Crimen Organizado, existen datos importantes que ponen al territorio paraguayo como una de las principales rutas de tráfico de alto valor, debido a los recurrentes envíos de carga por encomiendas que fueron enviados por los investigados.
Sobre el punto, el viceministro resaltó que “anualmente o mensualmente se extraían 3 kilos que se exportaban, pero el año pasado tuvimos 50 kilos mes promedio y este año estamos 30 kilos mes (oro en Paso Yobái)”, lo que representa un número bastante inferior en comparación a lo incautado.
El procedimiento que logró la incautación en el aeropuerto Silvio Pettirossi es un logro importante, pero también expone falencias graves en el control. Esto, teniendo en cuenta que revela un esquema clandestino que operaba con comodidad y evidencia que el oro circula en Paraguay con más sigilo que vigilancia.
Los investigadores del caso afirman que las diligencias son incipientes en la causa, pero se podría dar con una estructura de tráfico de oro grande instalada por años.
La línea investigativa apunta a una red grande
La investigación se concentra en los tres detenidos, uno de ellos guardia de seguridad del Aeropuerto, sus movimientos y los envíos previos. Sin embargo, el núcleo del caso está en determinar quién es el dueño del oro, cómo ingresó el metal al país, la manera en qué se traslada y quién lo recibe en el extranjero. Los viajes reiterados de los mismos pasajeros.
Paraguay, según los indicios, estaría siendo utilizado como corredor para el traslado de oro refinado proveniente de países vecinos. Esto implica riesgos para los sistemas de control aduanero y para el régimen de prevención de lavado de dinero. Los avances requerirán coordinación con autoridades de Argentina, Bolivia y Panamá.

Tuesday, November 18, 2025

CORRUPCIÓN EN BOLIVIA: LO QUE HA ENCONTRADO RODRIGO PAZ CON APENAS UNA SEMANA EN EL PODER

El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, reveló que durante los 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) ocurrió un robo a las arcas del Estado que superaría los 15000 millones de dólares según estimaciones iniciales de su Administración. En sus más recientes declaraciones, aseveró que, si bien «hay que certificarlo», la situación ya no se trata «de un tema político», sino de lo que padecerá el país producto de la corrupción socialista. «Nos han robado parte del futuro de la patria, unos cuantos ladrones”, dijo el mandatario.
Basta comparar la cifra con los principales indicadores de la economía del país sudamericano. El monto es equivalente a cerca de un tercio del PIB nominal de Bolivia, que en 2024 fue de 49670 millones de dólares, según el Ministerio de Economía. Peor aún, los millones robados durante los 20 años de masismo casi quintuplican los 3226 millones de dólares en reservas internacionales netas calculadas en octubre de este año, de acuerdo con el Banco Central de Bolivia (BCB).
El Gobierno de Rodrigo Paz hace este hallazgo con apenas una semana en el poder. Días antes, había adelantado que en su gabinete encontraron «una cloaca» administrativa en ministerios e instituciones. Ahora, el monto mencionado producto de la corrupción del socialismo en Bolivia esclarece un poco más qué hay detrás de la profunda crisis económica que azota el país. Luego de los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce los ciudadanos padecen una inflación que alcanzó 10 % a fines de 2024 (el nivel más alto en una década), sin mencionar la escasez de alimentos, de combustible y la depreciación de la moneda frente al dólar.
«Nos toca mirar adelante»
No hay mayores detalles sobre los más de 15000 millones de dólares que habrían sido robados producto de la corrupción en Bolivia. Sin embargo, no era difícil estimar un desfalco de tal magnitud teniendo en cuenta la situación del país. El actual ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, también lo había adelantado. «El gobierno está recibiendo una economía devastada», dijo.
«Lo que nos han dejado en los últimos 20 años son problemas, desinstitucionalización, desabastecimiento, iliquidez y podría continuar, pero está claro que lo que nos toca a nosotros es mirar hacia adelante», señaló el ministro hace menos de cinco días.
Es la consecuencia del discurso populista de Evo Morales, prolongado por Luis Arce. Además, sus programas sociales para supuestamente proteger a la población de la pobreza solo elevaron el gasto público, mientras que el déficit se financió mediante emisión monetaria. Algunos de estos bonos tomaron forma bajo los programas conocidos como Juancito Pinto (para incrementar la asistencia escolar) o Juana Azurduy (dirigido a mujeres embarazadas y madres con hijos en etapa de lactancia). Ambos fueron pilares de la política social del masismo, pero solo dejaron profundos daños a la economía y una población que continúa siendo pobre.
Comienzan a llegar préstamos internacionales
En el sector de hidrocarburos, clave para la economía del país, también hubo hallazgos. «Se ha descubierto un hilo conductor de una mafia», dijo el mandatario para referirse a la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), relacionadas con el grave desabastecimiento de combustible.
Ante estas urgencias halladas por el nuevo Gobierno de Bolivia, una de las primera acciones de Rodrigo Paz fue viajar a Estados Unidos, donde se reunió con funcionarios de la Administración Trump, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI). En las últimas horas, el Directorio de CAF, banco de desarrollo de América Latina y el Caribe, aprobó un préstamo de hasta 550 millones de dólares.
Mientras tanto, tal como menciona el ministro de la Presidencia, José Luis Lupo, se encargarán de «revisar hasta el último rincón del Estado boliviano para que la gente sepa lo que ha sucedido». Panam Post de Panamá (https://n9.cl/xv0qs)
 
 
 
 
 
BOLIVIA. EL UNIFORME Y LA PATRIA HERIDA
 
Insurgencia Magisterial (https://n9.cl/l00tv)
 
En Bolivia el poder vuelve a jurar rodeado de símbolos que dividen más que unen. El vicepresidente Edmand Lara, ex capitán de la policía, ha decidido asumir su cargo vestido con uniforme de gala, y este no es un detalle menor.
En un país donde las heridas entre militares, pueblos originarios y movimientos sociales siguen abiertas, ese uniforme no representa solo una trayectoria personal sino un mensaje político. El gesto resume un clima que atraviesa buena parte del continente, donde las botas vuelven a sonar más fuerte que las palabras.
Lara sabe lo que hace.
Conoce el peso del símbolo y la historia de los uniformes en Bolivia. El país ha vivido golpes, dictaduras y masacres en nombre del orden. Por eso, aparecer con una chaqueta verde y condecoraciones no es una simple elección estética y sí es una declaración de fuerza en un tiempo donde la legitimidad política se mide más por la capacidad de control que por la confianza ciudadana.
El mensaje detrás del traje
Bolivia no está bien, pero las botas a través de su historia no han arreglado a Bolivia. Los índices de pobreza suben, la minería se estanca, las exportaciones de gas se reducen y el descontento social se expande desde El Alto hasta Santa Cruz. La economía informal sostiene a más del 70% de la población.
El racismo, la corrupción y el desencanto con la política son parte del paisaje diario. En ese contexto, un vicepresidente vestido de militar es un recordatorio de quién tiene realmente el poder y el mensaje es claro. El poder no está en el voto sino en la disciplina, no en la palabra sino en la orden.
Para los pueblos indígenas que protagonizaron la historia reciente del país, esa imagen es un retroceso. Evoca las décadas en que las comunidades eran tratadas como amenaza interna. El uniforme que hoy luce Lara se parece demasiado al que entraba a las minas, a las aldeas y a las universidades con balas y no con diálogo. El poder que no escucha vuelve a uniformarse.
Un país en disputa
Bolivia es un país fracturado. La tensión entre regiones, entre clases, entre visiones de país, ha regresado con fuerza. El nuevo gobierno intenta mostrarse como moderado y pragmático, pero el tono del vicepresidente indica otra dirección. El discurso del orden se impone sobre el de la inclusión. La democracia vuelve a tener miedo de sus propios ciudadanos. En este escenario, Estados Unidos observa…
Trump tiene una visión clara del hemisferio. En su mapa geopolítico, Bolivia no es un socio ni un aliado: es una ficha. Un territorio con litio, gas y reservas de agua. Un país pequeño en poder militar pero grande en recursos estratégicos.
La imagen de un vicepresidente uniformado no pasa inadvertida en Washington. Habla de control interno, de estabilidad autoritaria y de un posible alineamiento con la agenda de seguridad continental que posiblemente busca frenar la influencia de China y Rusia en América del Sur.
La guerra invisible
La nueva política de seguridad en Bolivia se disfraza de modernización institucional. Pero detrás de ese discurso asoma la vieja doctrina del enemigo interno. Lara jura su cargo con uniforme porque necesita representar poder, porque el país carece de rumbo económico y porque el gobierno necesita mostrar firmeza ante una población agotada. No hay política social sin autoridad, repite el discurso oficial, pero en Bolivia esa frase tiene historia de sangre.
El verdadero desafío del nuevo gobierno no será mantener el orden sino reconstruir la confianza. Las comunidades originarias, los sindicatos mineros y los jóvenes urbanos no quieren guerra, quieren oportunidades. El riesgo es que el gobierno confunda silencio con paz. Los uniformes imponen silencio, pero no generan justicia. Cada vez que la autoridad decide vestirse de guerra, el pueblo recuerda que la democracia también puede morir de uniformidad.
El poder de la forma
Un uniforme no se elige al azar. Es una piel política. Lara se viste de verde olivo para mostrar que el poder civil puede mimetizarse con el poder armado. Para muchos ciudadanos ese gesto significa orgullo y disciplina. Para otros es una advertencia. En sociedades heridas por la violencia, la forma es fondo.
Y cuando el fondo es la incertidumbre, los símbolos se vuelven más peligrosos que las palabras. El nuevo gobierno tiene la oportunidad de demostrar que su promesa de estabilidad no significa represión. Pero la señal inaugural no es alentadora. Bolivia necesita modernidad, transparencia, educación y soberanía tecnológica, no un desfile militar en el Palacio Quemado.
El país requiere un liderazgo civil capaz de unir a una nación cansada de ser laboratorio de poder ajeno. El uniforme de Lara no simboliza unidad, sino mando.
Entre el pasado y el futuro
Los pueblos que han sufrido represión no olvidan los colores de quien los oprimió. Por eso, un vicepresidente vestido de militar no representa renovación sino nostalgia autoritaria. Bolivia tiene derecho a reinventarse, pero no bajo el peso de las botas. Cada generación debe elegir qué imagen quiere dejarle a la siguiente.
Si la primera imagen de un nuevo gobierno es un uniforme, la democracia comienza coja. El mundo mira con atención. Trump y los halcones de Washington ven en ese uniforme una señal de orden. Los pueblos latinoamericanos lo miran como una advertencia. El continente sabe lo que viene cuando los civiles se disfrazan de soldados. Bolivia puede resistir otra crisis económica, pero no otra crisis moral. La democracia no necesita uniforme, necesita conciencia.
Y la verdadera patria no se viste de guerra, se viste de pueblo…
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ BUSCA EL MODELO BUKELE PARA REFORMAR EL SISTEMA CARCELARIO
 
El Diario de Argentina (https://n9.cl/0zksn)
 
El presidente electo conversó con Nayib Bukele y adelantó cooperación para modernizar cárceles y fortalecer la seguridad interna.
El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, confirmó que mantuvo una comunicación con el mandatario salvadoreño Nayib Bukele, a quien pidió colaboración para una reforma profunda del sistema penitenciario boliviano. La experiencia de El Salvador —donde el endurecimiento del régimen carcelario se convirtió en emblema internacional— es vista por Paz como un modelo replicable.
Según explicó, Bukele expresó su disposición a apoyar y su intención de asistir a la transmisión de mando el próximo 8 de noviembre, o enviar una delegación de alto nivel si su agenda no se lo permite.
Paz aseguró que la prioridad será transformar cárceles en espacios seguros y eficientes, evitando que continúen funcionando como centros donde se fortalecen estructuras criminales. La cooperación internacional será parte de su estrategia para modernizar el sistema penitenciario y combatir el crimen organizado.
 
 
 
 
 
BOLIVIA CONFIRMA REGRESO DE LA DEA DESPUÉS DE CASI 20 AÑOS Y COCALEROS FIELES A EVO MORALES SE DESESPERAN
 
Expreso de Perú (https://n9.cl/een0fo)
 
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) regresará a Bolivia después de ser expulsada en 2008 durante el régimen de Evo Morales. La decisión, una de las primeras medidas del presidente Rodrigo Paz, fue anunciada por el ministro de Gobierno, Marco Antonio Oviedo, quien destacó que la lucha contra el narcotráfico “no es de una sola nación” y requiere cooperación internacional.
Oviedo centró la atención en el trópico de Cochabamba, conocido como el Chapare, principal zona productora de coca del país y bastión político de Morales. Los cocaleros de la región advirtieron que no permitirán la instalación de la agencia estadounidense, reactivando tensiones históricas por el control de la producción de la hoja.
El anuncio se da en un contexto de creciente violencia vinculada al crimen organizado y en el marco de la reactivación de las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Estados Unidos tras la llegada de Paz al poder. El viceministro de Sustancias Controladas, Ernesto Justiniano, aseguró que la presencia de la DEA se concretará “lo antes posible” y que su apoyo será principalmente tecnológico, logístico y de capacitación.
La DEA cooperó con Bolivia desde la década de 1970, intensificando su presencia en los años ochenta y noventa en plena “guerra contra las drogas”. En aquel periodo, la producción de coca en el Chapare aumentó significativamente. Oviedo sostiene que toda la coca producida en esa región tiene fines ilícitos, a diferencia de la cultivada en Los Yungas, considerada de “uso legal”.
Cocaleros desesperados
Los habitantes del Chapare, especialmente agricultores, recuerdan con recelo la etapa de intervención directa de la DEA. El dirigente cocalero Aquilardo Caricari reiteró el miércoles que no permitirán “ninguna base militar” y pidió que, si la DEA vuelve, se ubique en la frontera. Morales respaldó esa postura y recordó que la Constitución prohíbe que fuerzas extranjeras operen libremente en el país.
El retorno de la DEA también reavivó el conflicto político entre Morales y el Gobierno. El expresidente acusó a Paz de incumplir promesas electorales y criticó las tensiones internas entre el presidente y el vicepresidente Edman Lara, quien durante la campaña había rechazado el regreso de la agencia antidroga. Oviedo respondió que Morales “intenta desestabilizar desde el primer día”, mientras que Jaime Paz, padre del presidente, declaró que el exmandatario “está buscando que lo carneen”, comentario que Morales usó para movilizar a su base de cara a las elecciones municipales.
En paralelo, el Gobierno anunció que impulsará alternativas económicas para reemplazar los cultivos de coca en el Chapare. Oviedo propuso desarrollar actividades turísticas y programas productivos más rentables para los campesinos. La idea recuerda los antiguos planes de erradicación compensada, que fracasaron porque ninguna actividad igualó la rentabilidad de la coca, cosechable hasta cuatro veces al año.
 
 
 
 
 
PANAMÁ-BOLIVIA: UN MUNDO DE OPORTUNIDADES
 
El Nacional de Venezuela (https://n9.cl/lnh92w)
 
No es la primera vez que escribo de Panamá y su privilegiada situación en la nueva historia económica latinoamericana, dadas sus cifras en comercio, banca, transporte, etc.
Panamá y América del Sur son, prácticamente, una unidad económica absolutamente innegable. Más aún ahora que Panamá ingresa a Mercosur, el mercado suramericano de más de 300 millones de personas.
En ese contexto urge reconstruir relaciones entre Bolivia y Panamá, hasta la fecha limitadas. Ambos países pueden ser nuevos socios de oportunidades para lograr índices de crecimiento en diversas áreas. Más aún ahora que Bolivia se yergue con nuevo liderazgo para volver a abrirse al mundo, luego de 19 años de ostracismo/oscurantismo.
Panamá, como hub financiero y logístico de América Latina con un PIB proyectado en crecimiento del 4-5% anual hasta 2030 (proyecciones del Banco Mundial), ofrece ventajas complementarias a Bolivia, cuya economía enfrenta recesión luego de 19 años de socialismo (-0,5% en 2025). Pero las oportunidades son excepcionales.
Para 2026-2030, las posibilidades radican en impulsar que los privados de ambos países conformen iniciativas tipo joint ventures que, por ejemplo, se involucren en nuevas perspectivas de la naciente industria del litio boliviano y el Canal de Panamá como puente para Bolivia hacia Asia y Europa.
Resta discutir posibilidades para 2026-2030: en comercio bilateral, reducción arancelaria, valor agregado a la agroindustria y minerales y perspectivas para negocios compartidos en su afamado Centro Bancario Internacional, resaltando iniciativas fintech y bonos verdes, por ejemplo.
Una robusta alianza entre empresarios inversionistas de Panamá y Bolivia en el marco del Mercosur puede gatillar una estructuración de bonos verdes bilaterales (me atrevo a decir que en un quinquenio entre 400/500 millones de dólares podrían financiar 500 MW solares/eólicos). Son sólo ejemplos. Y me quedo corto ante la inmensidad de proyectos conjuntos entre privados de ambos países.
Antes de asumir la Presidencia de Bolivia, el presidente electo Rodrigo Paz elogió el modelo económico de Panamá, que será una “pieza importante” en la nueva buena etapa de desarrollo que vivirá el país suramericano.
Vuelvo a repetir hasta el cansancio la frase del exprimer ministro de Israel: “Cuando no hay nada, puedes hacerlo todo”. Estamos, entonces, ad portas de hacer todo, y todo bien.
 
 
 
 
 
DIOSDADO CABELLO: NOSOTROS NO NOS METEMOS EN LOS ASUNTOS INTERNOS DE BOLIVIA
 
Fuser News de Venezuela (https://n9.cl/3xm7j)
 
El secretario general del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello Rondón, reiteró una vez más que el Gobierno bolivariano no se mete en los asuntos internos de otras naciones.
“Nosotros no nos metemos en los asuntos internos de Bolivia, quién ganó, cómo ganaron, eso es cosa de ellos”, expresó al ser consultado sobre la opinión que merece la posición del nuevo mandatario del país andino, Rodrigo Paz, quien declaró que “mantendrá relaciones abiertas con Venezuela pese algunas diferencias”.
Durante la rueda de prensa semanal de la tolda roja, Cabello recordó que tampoco el Estado venezolano opina sobre la consulta presentada por el Ejecutivo ecuatoriano sobre la instalación de bases militares estadounidense, propuesta que fue rechazada por con más del 60% de los votos.
“Lo aplaudimos, mientras menos imperialismo norteamericano estos pueblos serán más libres y más sanos, mucho más sanos, menos amenazas”, aseveró.
Enfatizó que Venezuela mantiene una diplomacia de paz como lo ha dicho el presidente Nicolás Maduro, que es quien dirige las relaciones internacionales del país. “Tenemos relaciones con algunos países que algunas veces no lanzan piedra, pero tienen sus embajadas aquí”.
Recordó que Venezuela está a la orden para ayudar ante cualquier situación difícil. “Nosotros no tenemos ningún tipo de complejo”, acotó.
 
 
 
 
 
DÍA 707: LATINOAMÉRICA Y EL RUMBO PERDIDO
 
Hace más de 50 años que la región no encuentra un rumbo, y al fracaso de la derecha le sucede el fracaso de la izquierda. Mientras, una porción cada vez más grande de la sociedad empieza a desafectarse de la política y cada vez le interesa menos participar.
 
Perfil Noticias de Argentina (https://n9.cl/vpzylb)
 
Este domingo las elecciones de Chile dejaron un resultado esperado. Una primacía mínima, todavía menor a la esperada, de la izquierda progresista de Jeannette Jara con 27% por sobre la extrema derecha, representada por el candidato José Antonio Kast, con el 24%. En tercer lugar se ubicó el candidato Franco Parisi con 19,5%, un economista que se postula como el líder del Partido de la Gente, un espacio de centro pragmático y anti-ideológico que no se inclina a llamar a votar por ninguno de los dos candidatos en el balotaje. Los siguieron el ultraderechista Johannes Kaiser y la centroderechista Evelyn Matthei.
El resultado de las elecciones generales en el país vecino hace que la segunda vuelta sea un desafío casi imposible para la candidata progresista Jara, dirigente del Partido Comunista y bastante más sencilla para el representante de la derecha Kast. De confirmarse este escenario, Chile viviría un nuevo cambio de rumbo de su política tras el fin de una presidencia del progresismo. Este cambio de frente es una constante en la región, hace tiempo que Latinoamérica no encuentra un rumbo, proyectos antagónicos se suceden sin parar de impugnar las políticas que heredó del anterior gobierno.
Con una tendencia actual al giro hacia la derecha ya con Argentina, Ecuador y Paraguay, recientemente Bolivia, ahora Chile y pronto probablemente Perú. Se suma la posibilidad de que suceda alguna culminación violenta del régimen no democrático de Venezuela. Quedan Gustavo Petro en Colombia y Lula da Silva en Brasil, además de Yamandú Orsi en Uruguay, pero los dos primeros enfrentan elecciones en meses. El primero lo hará en poco más de un año, y el segundo tiene posibilidades de que la derecha también pueda salir triunfante allí. Pero como analizaremos, el problema no sería la alternancia, lo que es deseable y virtuoso en una democracia, sino el grado en que se produce y la imposibilidad de síntesis en cada giro cada vez más extremo a la derecha.
Al largo cuarto de siglo neoliberal que empezó a mediados de los setenta con los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en el centro del mundo y las dictaduras militares en Latinoamérica, le siguió un ciclo de gobiernos de centro izquierda populista en el comienzo del siglo XXI que duró poco más de una década y tuvo como máximos exponentes a Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Lula en Brasil y Pepe Mujica en Uruguay. Frente a estos hubo un breve interregno derechista con Mauricio Macri en nuestro país, Lacalle Pou en Uruguay, Jair Bolsonaro en Brasil, Sebastián Piñera en Chile y el golpe de Jeanine Áñez en Bolivia. Como un péndulo, la ola volvió hacia el progresismo con Lula salido de la cárcel y puesto nuevamente en la presidencia como uno de sus símbolos y las rebeliones populares de Chile y Colombia que decantaron en los gobiernos de Gabriel Boric y Petro respectivamente.
Hace más de 50 años que la región no encuentra un rumbo, y al fracaso de la derecha le sucede el fracaso de la izquierda. Una hegemonía imposible que requiere más de fanáticos para sostenerse cada bando que de ciudadanos críticos que puedan sopesar los aciertos y errores de cada bando para impulsar una alternativa superadora. No es que no haya intentos por fusionar lo mejor de cada enfoque, es que la sociedad no los elige y las identidades políticas siguen más o menos centradas en distintas caras de expresiones del progresismo y la derecha autoimpugnantes.
La figura del péndulo es interesante porque a la larga década progresista de principios del siglo XXI, la sobrevino una derecha más moderada con gobiernos como el macrismo en Argentina o el de Michel Temer en Brasil. Pero vamos tras la Cordillera. Luego de restaurado el progresismo, la respuesta por derecha fue más extrema y esas expresiones de ultraderecha generalmente se comen a los espacios de derecha republicana más tradicional.
Además, cada vez hay menos contacto entre los diferentes lados de la grieta. Para Bolsonaro había que "fusilar a toda la petralhada”, refiriéndose a la militancia del PT. Al mismo tiempo, Javier Milei asocia al kirchnerismo con una suerte de virus mental. Del otro lado también se ve con paternalismo y superioridad moral a los votantes de la extrema derecha. Ninguno de los bandos entiende las buenas razones que tiene el otro para apoyar al candidato que apoya. Los políticos y la mayoría de los medios de comunicación se adaptan a esta realidad y nadie busca hablarle al conjunto.
Entonces, se construyen narrativas paralelas que no se tocan en ningún punto y no buscan ninguna síntesis. Ante cada hecho de la realidad, se escuchan diferentes políticos y se ven diferentes canales de televisión que terminan narrando países distintos. Se separan amigos, se rompen familias y todo termina catectizado con uno u otro lado de la grieta. Sin embargo, una porción cada vez más grande de la sociedad empieza a desafectarse de la política y cada vez le interesa menos participar. De hecho, en las elecciones de Chile tuvieron que hacerlas obligatorias para mantener niveles aceptables de participación. En el fondo, las razones materiales de este corsi y recorsi de la política regional tiene que ver con la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos, las transformaciones de un capitalismo cada vez más desigual al que no le aparecen alternativas sistémicas.
A principios del siglo XXI, el crecimiento de China generó una alta demanda de materias primas, por lo que su precio internacional subió sideralmente. Esto hizo que países que enfrentaban reclamos de su poblaciones por sus pobres condiciones de vida causadas por años de atraso productivo, tuvieran divisas para resolver estas demandas con dádivas estatales. Estos gobiernos populistas simplemente subsidiaron sus economías sin industrializarlas. Claramente hay excepciones, como el Brasil de Lula con un planteo más desarrollista. No por nada, Brasil es socio fundador de los BRICS, los países emergentes alternativos a Estados Unidos que más se desarrollaron en el siglo XXI. Este distanciamiento de Estados Unidos, gracias al margen de maniobra que había generado el crecimiento de China y la compra de materias primas a los países de la región posibilitó la autoafirmación simbólica de los gobiernos de centro izquierda de la región.
El rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ocurrió durante la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, en noviembre de 2005, y representó un punto de inflexión político en el continente. Aunque la cumbre se convocó para discutir la "creación de trabajo para enfrentar la pobreza", el tema central era la reactivación de las negociaciones del ALCA, un proyecto liderado por Estados Unidos desde 1994 que buscaba crear la zona de libre comercio más grande del mundo. El contexto era el del "giro a la izquierda" en América Latina, con líderes como Néstor Kirchner en Argentina, Lula en Brasil y Chávez en Venezuela, promoviendo modelos económicos y de integración regional alternativos al Consenso de Washington. Esto generó un fuerte bloque de países escépticos y opuestos al libre comercio sin condiciones.
Dentro de la cumbre, el debate se polarizó entre el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que buscaba fijar una fecha para reanudar las negociaciones, y el bloque del "No" al ALCA, liderado por Argentina, Brasil y Venezuela. El anfitrión, Kirchner, adoptó una postura firme, argumentando que no era viable discutir el libre comercio sin abordar primero las profundas asimetrías económicas entre las naciones y sin ofrecer soluciones concretas a la pobreza y el desempleo.
Por su parte, Lula, aunque más pragmático, exigió un acceso real al mercado estadounidense y la eliminación de los subsidios agrícolas de EE. UU. que afectaban a los productores latinoamericanos. La voz más confrontacional fue la de Chávez, quien no solo rechazó el ALCA, sino que propuso activamente el modelo alternativo de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), enfocado en la cooperación y la solidaridad regional.
El enfrentamiento se resolvió en la madrugada del 5 de noviembre con la constatación de la falta total de consenso. Aunque 19 países estaban a favor de seguir negociando el ALCA, el bloque de países del Mercosur más Venezuela lo impidió. La cumbre concluyó sin un acuerdo para avanzar con el tratado, lo que significó su abandono político y su virtual sentencia de muerte.
De manera paralela a la cumbre oficial, Chávez, junto a figuras populares como Diego Maradona, lideró una "Cumbre de los Pueblos" o "Contracumbre" masiva en un estadio, donde simbólicamente declaró el "sepelio del ALCA", afirmando que el proyecto había sido enterrado en Mar del Plata por la voluntad popular. El documento final de la cumbre oficial reflejó el profundo disenso al dividir el texto en dos párrafos para mostrar las distintas posiciones sobre el ALCA. Mar del Plata 2005 se convirtió así en el símbolo del fracaso de la visión de integración de Estados Unidos en la región.
Volviendo al planteo general, cuando China empezó a crecer a tasas más módicas, los precios de las commodities bajaron y estos gobiernos solo se quedaron con relato progresista, pero sin poder subsidiar el consumo. Además, también fueron encontrados culpables de amplios hechos de corrupción que en combinación con los desastres económicos terminaron generando que la centro derecha los desaloje del poder con planteos más racionales y pragmáticos.
Sin embargo, estos gobiernos intentaron hacer reformas y se toparon con las resistencias de la población que aún tenían frescos los recuerdos del neoliberalismo que les había prometido que con las reformas laborales, previsionales y las privatizaciones iban a estar mejor y eso finalmente no ocurrió. Al fracaso estruendoso de la década progresista le sobrevino un rápido fiasco de la centro derecha.
El progresismo volvió, pero las condiciones económicas que lo vieron nacer a principios de siglo ya no estaban. Además, la población ya no estaba en las calles y el establishment no consideraba que fueran necesarios para contener la situación social. En ese sentido, sobrevino un populismo sin concesiones, sin caja y solo con discurso. Este defraudó rápidamente a la población y sobrevino candidatos de extrema derecha que se plantean una ruptura con todos los valores del progresismo y con una narrativa de éxito inmediato producto de medidas radicales lograron seducir a la sociedad.
No todo fueron errores en las diferentes experiencias. El progresismo incorporó a millones de personas a la educación formal, generó avances en materia de derechos civiles y generó importantes avances en materia de cobertura de salud en la población. La derecha visibilizó el problema del equilibrio fiscal y la estabilidad macroeconómica necesaria para el funcionamiento de un país. Sin embargo, ambos espacios son percibidos como una elección inconcebible para el bando contrario y en definitiva, un fracaso para la mayoría de la sociedad.
El filósofo italiano Giambattista Vico, en su obra "Principios de Ciencia Nueva", explicó la historia de las naciones a través de un ciclo continuo y eterno, no como un progreso lineal, sino como un movimiento de corsi (Ascenso) y ricorsi (Retroceso). El Corso representa el desarrollo y la evolución de una civilización a lo largo de tres edades sucesivas.
La primera es la Edad de los Dioses, una etapa primitiva regida por el temor a lo divino y la teocracia, donde las leyes se basan en la religión. Le sigue la Edad de los Héroes, caracterizada por la aparición de la aristocracia, que domina a la plebe con leyes basadas en la fuerza y el linaje. Finalmente, el Corso culmina en la Edad de los Hombres, el punto álgido de la civilización, donde prevalecen la razón, la conciencia y el derecho civil, dando lugar a la democracia o la monarquía constitucional. Sin embargo, Vico postuló que este estado de máxima racionalidad es inherentemente inestable. El ricorso es el ciclo inevitable de decadencia y retroceso que se produce cuando la civilización de la Edad de los Hombres se corrompe.
La razón excesiva y el individualismo llevan a la moralidad a la decadencia y al caos político. La nación o civilización se disuelve en luchas internas y tiranía, regresando eventualmente a una nueva barbarie similar a la etapa inicial, donde el ciclo debe comenzar de nuevo. Así, el ricorso es el mecanismo que garantiza la perpetuidad de la historia, haciendo que cada civilización reviva un ciclo similar de ascenso y caída.
¿Estaremos en América Latina en una suerte de larga agonía de la Edad de los Hombres? ¿Hasta dónde deberemos descender para empezar de nuevo nuestro corsi?
El libro "Cuentos Chinos: El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina" de Andrés Oppenheimer (2005) aborda la pregunta clave de por qué América Latina se ha estancado en el desarrollo mientras países de Asia y Europa del Este avanzan rápidamente.
La tesis central de Oppenheimer es que el éxito o fracaso de un país no depende de si su gobierno es de derecha, centro o izquierda, sino de su capacidad para atraer capitales y generar riqueza a través del conocimiento y la certidumbre jurídica. La consigna es que no hay países de derecha o izquierda, sino países que atraen capitales y países que los ahuyentan.
El título hace referencia a las "mentiras" o excusas populistas que, según el autor, utilizan muchos líderes de la región para justificar el subdesarrollo, en lugar de implementar las reformas necesarias. Oppenheimer critica que América Latina sigue mirando al pasado, obsesionada con los viejos estereotipos del populismo, como el antinorteamericanismo o creer que la riqueza natural (petróleo, minerales) es suficiente para el progreso. Mientras tanto, naciones como China, Corea del Sur o Irlanda, invierten masivamente en educación, ciencia, tecnología e innovación, entendiendo que la riqueza del siglo XXI es el conocimiento.
En el contexto de los gobiernos de centro izquierda de Latinoamérica de la época (analizando casos como Kirchner en Argentina, Lula en Brasil o Chávez en Venezuela, aunque este último más a la izquierda), el libro argumenta que muchos de estos líderes caen en la trampa de los discursos populistas y la obsesión con la soberanía económica sin foco en la competitividad global o la productividad.
Oppenheimer concluye que la región está frenada por su falta de visión de futuro y su incapacidad para hacer de la educación de calidad y el desarrollo tecnológico las prioridades nacionales. La esperanza de América Latina reside en adoptar esta obsesión por el conocimiento y dejar atrás los "cuentos chinos" ideológicos que la mantienen rezagada.
Si el discurso religioso que trataba de resolver los problemas de las sociedades con sacrificios y ritos fue dejado atrás, el discurso ideológico que le asigna una explicación simplista a la realidad todavía sigue en su auge. No hay contrastación empírica ni dato que haga tambalear las verdades ideológicas. La política pragmática que se sirve de varias teorías para superar los problemas históricos de la región aún no ha encontrado su fortaleza en la región aunque sobrevive en algunas provincias y localidades.
Así como en la segunda mitad del siglo XX los vaivenes de Latinoamérica estuvieron signados por la guerra fría con la ex Unión Soviética, en el siglo XXI lo es la guerra comercial con China, tanto en las primeras décadas como gran comprador y generador de exportaciones a Latinoamérica como en esta última década con el regreso de Estados Unidos tratando de reducir su presencia.

Monday, November 17, 2025

ASÍ SERÁ EL TREN QUE TRANSFORMARÁ EL COMERCIO EN AMÉRICA LATINA: UNIRÁ CINCO PAÍSES Y CONECTARÁ EL ATLÁNTICO CON EL PACÍFICO

El trazado principal pasará por las ciudades de Campo Grande (Brasil), Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y La Paz, para luego cruzar hacia Desaguadero y finalmente llegar al puerto peruano de Ilo. Con esta conexión, los países podrán transportar productos agrícolas, minerales e industriales de un océano a otro en menos de 10 días, una reducción significativa respecto a los 30 días promedio que demora el comercio marítimo.

América Latina se prepara para uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de su historia: el Tren Bioceánico de Integración, una vía ferroviaria que busca unir el océano Atlántico con el Pacífico atravesando cinco países del continente.
La iniciativa promete revolucionar el comercio regional, reducir costos logísticos y fortalecer los lazos económicos entre Brasil, Bolivia, Perú, Paraguay y Argentina.
El megaproyecto, impulsado principalmente por Bolivia y Brasil, pretende convertirse en una alternativa eficiente al transporte marítimo, permitiendo que las exportaciones sudamericanas lleguen a Asia y Europa en menos tiempo y con menores costos.
Un corredor ferroviario que atravesará el corazón de Sudamérica
El Tren Bioceánico de Integración recorrerá más de 3.700 kilómetros desde el puerto de Santos (Brasil), en el Atlántico, hasta el puerto de Ilo (Perú), sobre el Pacífico. En su trayecto atravesará el territorio boliviano, con ramales que se extenderán hacia Argentina y Paraguay, integrando así el Cono Sur en una misma red ferroviaria.
El trazado principal pasará por las ciudades de Campo Grande (Brasil), Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y La Paz, para luego cruzar hacia Desaguadero y finalmente llegar al puerto peruano de Ilo. Con esta conexión, los países podrán transportar productos agrícolas, minerales e industriales de un océano a otro en menos de 10 días, una reducción significativa respecto a los 30 días promedio que demora el comercio marítimo.
Objetivos y beneficios del Tren Bioceánico
El proyecto tiene como objetivo impulsar la integración económica de América del Sur, reducir los costos logísticos del comercio exterior y potenciar el desarrollo de las regiones interiores, muchas de las cuales permanecen aisladas de los grandes centros portuarios.
Entre sus principales beneficios se destacan:
1.         Menor tiempo de transporte entre Asia y América del Sur.
2.         Aumento de la competitividad de los productos regionales.
3.         Generación de empleo durante la construcción y operación del tren.
4.         Desarrollo económico local en las zonas rurales atravesadas por la vía.
5.         Promoción del turismo y la conectividad entre los países del bloque.
Una inversión millonaria con interés internacional
El costo estimado del Tren Bioceánico supera los 10.000 millones de dólares, y ha despertado el interés de potencias como China y Alemania, que han ofrecido apoyo técnico y financiero.
Mientras China busca fortalecer sus rutas comerciales hacia América Latina, Alemania ha mostrado disposición a aportar tecnología ferroviaria avanzada y experiencia en grandes obras de infraestructura.
El financiamiento se encuentra en evaluación, y los gobiernos participantes analizan distintas modalidades de cooperación público-privada para concretar el proyecto sin comprometer la estabilidad fiscal de los países involucrados.
Bolivia, eje central del megaproyecto
Bolivia ocupa un papel clave en el trazado, ya que su territorio servirá de conexión natural entre Brasil y Perú. Para el país, el proyecto representa una oportunidad histórica: recuperar su acceso estratégico al mar mediante una infraestructura que le permita participar activamente en el comercio internacional.
El Gobierno boliviano ha liderado las gestiones diplomáticas para garantizar la viabilidad técnica y ambiental del tren, y mantiene reuniones periódicas con los demás países involucrados para coordinar la planificación de obras.
Estado actual y próximos pasos
Aunque el proyecto se encuentra en fase de planificación, en 2025 los gobiernos de Bolivia, Brasil y Perú retomaron los estudios de factibilidad técnica y ambiental. El objetivo es iniciar la primera etapa del corredor en los próximos años, priorizando los tramos que presentan mayor viabilidad económica y logística.
Los países participantes también buscan la cooperación de organismos internacionales y bancos de desarrollo para asegurar el financiamiento y la supervisión de la obra.
 
 
 
 
 
BOLIVIA CERRÓ EL CAMBIO, COMIENZA LA RESTAURACIÓN
 
Insurgencia Magisterial (https://n9.cl/llt64)
 
El eslogan «Dios, Patria, Familia», utilizado con frecuencia por el fascista Benito Mussolini, marcó el inicio del gobierno de Rodrigo Paz, con el que se espera el comienzo de la llamada restauración del sistema que había dominado Bolivia desde su fundación y que se creyó superado desde 2005.
Paz ganó la primera vuelta de las elecciones generales el 17 de agosto pasado con 1.717.532 votos (32.06%) y se impuso en la segunda vuelta —la primera en la historia de Bolivia— con 3.519.534 votos (54.96%).
En su discurso el nuevo presidente advirtió que, para «ordenar la casa», “no serán decisiones fáciles”, porque el país no puede continuar con el despilfarro. Paz afirmó que “la platita tiene que ser para hospitales, para colegios, para el trabajo y no para la farra de políticos”.
“No podemos mentir, y se lo digo con contundencia, a los dos presidentes de los últimos 20 años de este régimen. El malgasto de 60.000 millones de dólares del gas y tener una deuda de más de 40.000 millones de dólares interna y externa no fue algo correcto. Nos traicionaron, y la traición se paga en Bolivia, porque es el costo que tienen los más humildes”, dijo.
Según el mandatario, “la corrupción se volvió sistema y la mentira, política de Estado”.
Paz cuestionó la falta de resultados en la administración de los recursos naturales y lanzó una interpelación directa: “¿Dónde está el mar de gas? ¿Dónde está el litio? ¿Evo, dónde está el litio? ¿Arce, dónde está el gas?”
La policía como actor principal
Hasta ahora, en todos los actos oficiales el centro de los eventos lo ocupaban los militares, considerados defensores de la soberanía nacional. Esta vez, los militares no estuvieron presentes en la toma de mando y su lugar fue reemplazado por policías con características militarizadas.
Paz fue posesionado en el nuevo edificio de la Asamblea Plurinacional por Edmundo Lara, el excapitán de Policía que asistió al acto con un uniforme de la institución de la que fue dado de baja, según él, por denunciar corrupción. Lara se convirtió así en el primer vicepresidente en asumir su cargo con uniforme en 61 años. El último fue René Barrientos Ortuño, en 1964, quien después lideró el golpe que destituyó al entonces presidente Víctor Paz, tío abuelo del actual mandatario.
La Asociación Nacional de Suboficiales y Sargentos emitió un comunicado en el que expresó: «Hoy históricamente somos honrados y representados al haber logrado en justas electorales tan alta investidura, por lo que le brindamos nuestro apoyo incondicional y beneplácito a su decisión de asistir al acto de su posesión vistiendo el uniforme M10 de gala».
En su discurso de posesión Lara insistió varias veces en el tema del uniforme.
La biblia regresa al Palacio
La toma de posesión marcó el retorno de la Biblia al palacio de gobierno, una demanda de los sectores de derecha en Bolivia, a pesar de que la Constitución Política define al Estado como laico. El artículo 4 del texto fundamental precisa que “el Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones” y agrega que “es independiente de la religión”.
Bajo este mandato constitucional, el Estado laico boliviano debería abandonar sus tradicionales ropajes católicos, y no es admisible, en teoría, escolta militar en procesiones, ministros comulgando en actos oficiales, crucifijos y biblias en los juramentos de autoridades o acceso privilegiado de obispos a salones presidenciales.
Sin embargo, legisladores de Santa Cruz y La Paz pidieron la reposición de la Biblia y del crucifijo para el juramento en la primera sesión preparatoria de la Cámara de Diputados. Aunque un legislador de Beni cuestionó la decisión por contravenir la naturaleza laica del Estado, desde la directiva ad hoc de la Cámara Baja se explicó que la medida obedeció a una votación del pleno.
Dime con quién andas…
La posesión marca un cambio en la orientación política de Bolivia hacia la derecha. Uno de los invitados de honor a la transmisión de mando en La Paz fue el mandatario argentino, Javier Milei, quien mantuvo una amena reunión con Paz, intercambiaron presentes y se comprometieron a retomar una agenda común.
Mientras tanto, el vicepresidente Lara envió un saludo especial al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, considerado de ultraderecha por sus posturas en seguridad ciudadana, contrapesos democráticos y conservadurismo social.
En Latinoamérica versiones del eslogan «dios, patria y familia» fueron y todavía son utilizados por líderes de extrema derecha como Jair Bolsonar, Javier Mile, Nayib Bukele y el candidato presidencial de la derecha chilena José Antinio Kast.
La omisión indígena
En sus discursos de posesión, ni Paz ni Lara se refirieron en ningún momento a los pueblos indígenas, que según el último censo representan más del 42% de la población boliviana.
En el lenguaje de las señales, Lara fue el más explícito. No solo por su uniforme de policía en la posesión —aunque dijo que sería la última vez que lo usaba—, sino también por un saco de estilo colonial con el que recibió sus credenciales como vicepresidente electo.
Los cambios simbólicos: el reloj y la wiphala
El reloj del sur, instalado en la Plaza Murillo durante el gobierno de Evo Morales, no era solo un artefacto mecánico. Era un símbolo que al invertir el sentido de las agujas, rompía con la noción eurocéntrica del tiempo lineal. Ese reloj representaba un acto de rebeldía epistemológica: un gesto que decía que el Sur también podía marcar su propio tiempo, el pachakuti, el tiempo cíclico de las culturas originarias.
A pocas horas de la posesión de Paz ese reloj se convirtió en un reloj común; se ha producido un acto simbólico de restauración del orden. El Sur vuelve a girar hacia el Norte. Desde la filosofía política, este cambio puede leerse como un acto de resignificación involutiva: se abandona la idea de un tiempo plural para retornar al tiempo único del capitalismo global.
En el acto de posesión no se vio la wiphala, bandera de los pueblos aymara y quechua convertida en emblema nacional según la Constitución de 2009. La bandera fue retirada de la fachada del palacio de gobierno horas antes de la toma de posesión de Paz.
Vuelve el embajador de USA y también la DEA
Luego de una reunión con el presidente Rodrigo Paz, el subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Christopher Landau, anunció que La Paz y Washington repondrán embajadores, nivel de relación que se interrumpió en 2008.
“Vamos a restablecer las relaciones a nivel de embajador, como siempre debería de ser. Ha sido muy insólito que no hayamos tenido embajadores en nuestras capitales. Creo que eso es un paso muy importante y espero que podamos anunciar embajadores ya muy pronto”, aseguró Landau en un español fluido.
Bolivia y Estados Unidos no cuentan con embajadores desde el 12 de septiembre de 2008, cuando el Gobierno boliviano declaró persona no grata al embajador Philip Goldberg por una supuesta injerencia en asuntos internos.
En la misma conferencia, el presidente Paz afirmó que no solo la Administración para el Control de Drogas (DEA), sino “todos los organismos que garanticen la seguridad de los bolivianos pueden llegar al país”. La DEA fue expulsada en 2008, acusada de conspirar contra el gobierno.
Landau también señaló que “Bolivia es un país que puede beneficiarse de inversión extranjera”. Al respecto, el presidente Paz recordó que de los $us 115.000 millones de inversión extranjera que llegó a la región en 2024, Bolivia solo captó $us 240 millones. “Somos una isla en el mundo. Nadie invierte en Bolivia, nadie cree en Bolivia”, lamentó.
Arce se fue por la puerta de atrás
En la víspera, Luis Arce y David Choquehuanca, ex presidente y ex vicepresidente, cerraron un ciclo histórico de casi 20 años. Habían sido elegidos por abrumadora mayoría en 2020, pero parecieron salir por la puerta trasera dejando como recuerdo el hecho de haber generado las condiciones para el fin del proceso del cambio y el inicio de la “restauración”.
Vendrá un nuevo ciclo para la izquierda para “volver a ganar las calles” lo que permitirá, en el futuro, el retorno al gobierno, dijo Arce, quien se va agobiado por denuncias de corrupción sobre su familia.
“Estamos contentos de haber cumplido con nuestros jilata (David Choquehuanca) estos cinco años que marcan, en realidad, no un final, sino el inicio de la lucha de todos y cada uno, del pueblo boliviano que va a volver a ganar las calles para volver a entrar aquí a la Casa Grande”, dijo.
 
 
 
 
 
EL DILEMA DE LA WIPHALA EN BOLIVIA
 
Aporrea de Venezuela (https://n9.cl/i92ve)
 
El Estado Plurinacional de Bolivia está en un dilema, y así estará durante los próximos años. Dicho dilema se debe a que un sector de la sociedad boliviana está a favor de que la bandera de los pueblos indígenas, conocida por el vocablo aymara de wiphala, siga siendo un símbolo nacional, mientras que hay otro sector que está en contra.
Y esto se desprende del hecho de que, desde febrero del año 2009, hasta noviembre del año 2025, la wiphala fue izada en el Palacio Quemado, sede del gobierno nacional boliviano, y utilizada en los diferentes actos protocolares realizados en territorio de este país sudamericano, gracias precisamente a lo establecido en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia de 2009.
Sin embargo, con la llegada al poder de Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, todo comienza a cambiar. El nuevo gobierno sólo quiere ver izada la tradicional bandera tricolor, conformada por tres franjas de color rojo, amarillo y verde. La wiphala ha sido cesada en sus funciones, y en lo adelante, sólo será cargada sobre sus hombros por las comunidades indígenas de Bolivia.
Este punto de inflexión marca la confrontación entre dos visiones geopolíticas diferentes para Bolivia. Porque detrás de estos hechos relacionados con el simbolismo, están sendos proyectos y modelos de desarrollo contrapuestos, que seguramente derivarán en una intensa dinámica geopolítica, caracterizada por marchas y contramarchas, y de seguro, actividades protestatarias de calle.
Porque no hay que olvidar que Bolivia es, efectivamente, un Estado Plurinacional, donde conviven los criollos mestizos, que representan más o menos el 43 % de la población total, y más de 30 etnias que suman el 57 %, entre las que destacan los aymaras y los quechuas.
Así que, esta bandera ajedrezada multicolor, que tiene su historia y su valor cultural, conocida como wiphala, dará de que hablar durante los próximos años. Posiblemente sea izada de nuevo en el Palacio Quemado.
 
 
 
 
 
CAPITALISMO PARA TODOS
 
El capitalismo para todos será todo lo contrario al socialismo del siglo XXI.
 
Prensa Libre de Guatemala (https://n9.cl/xnmloz)
 
Conocí el Departamento de Santa Cruz en Bolivia en septiembre de 2022 por un asunto de trabajo. Me agradaron mucho el lugar, la gente y la actividad económica. En aquella ocasión me decían que en esa parte de Bolivia la ideología marxista de Evo Morales no había logrado establecerse porque la naturaleza de los ciudadanos no lo permitía ya que eran personas que defendían la vida, la familia, la libertad y la propiedad privada, y que sabían que la única forma de tener ingresos era trabajando. Santa Cruz es uno de los nueve departamentos de Bolivia, y es más que tres veces el tamaño de Guatemala, solo que con 3.1 millones de habitantes. La mayoría vive en la capital del departamento: Santa Cruz de la Sierra.
La capital de Bolivia es La Paz, que está ubicada en el departamento de La Paz. El departamento es un poco más grande que Guatemala, pero con solo tres millones de personas. En la capital está la sede del Gobierno y de los poderes Legislativo y electoral. Se encuentra a tres mil 650 metros sobre el nivel del mar. No conozco La Paz, pero entiendo que la actividad económica no es comparativa con la de Santa Cruz.
En marzo de este año fui a Santa Cruz nuevamente. Encontré un cuadro muy desagradable para los ciudadanos. Filas y filas de vehículos buscando cómo abastecerse de combustible. Horas de horas en esas filas, hasta durmiendo en los vehículos. También encontré un país sin divisas, producto de una mala gestión que Evo Morales le atribuye a su exministro y ahora expresidente Luis Arce. La falta de dólares y la falta de combustible se deben exclusivamente a un muy mal manejo de la cosa pública durante tantos años. Eso es, en resumen: presupuestos gigantes desfinanciados, corrupción, exceso de funcionarios públicos y falta de políticas públicas sensatas que los llevaran al camino de la producción y la productividad.
Bolivia tuvo elecciones presidenciales en agosto y en octubre (2a. vuelta), donde triunfó el senador Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993). El partido MAS, del cocalero Evo Morales, perdió y no solo perdió la elección presidencial, sino que prácticamente fueron eliminados del Parlamento y muchos espacios políticos. Rodrigo Paz ofreció el Capitalismo para Todos, que él mismo dice que será todo lo contrario al socialismo del siglo XXI que enarboló en su momento el exmandatario Morales. El actual presidente también ha dicho que lo que le preocupaba es el futuro de Bolivia después de los 20 años de desastre del MAS (Morales y Arce), que dejó deuda interna y externa de US$40 mil millones. El presidente Paz se está enfocando de inicio en que haya combustible en el país, porque si no se resuelve eso primero, el país no tiene movilidad. Luego viene la parte de ordenar la casa, lo cual se lleva a cabo tomando decisiones sensatas como cortar el despilfarro de los salientes y plantear las políticas públicas de desarrollo de país.
El Capitalismo para Todos que propone el presidente Paz incluye una rebaja de impuestos y aranceles, créditos baratos para emprendedores y acciones de descentralización de la inversión para que todo el país crezca. Rodrigo Paz tiene cinco años para darle un giro de 180 grados a Bolivia. Ya se le acercaron países como Estados Unidos, Israel y varios más con los que el gobierno del MAS no tenía relaciones. Él dice que Bolivia debe salir al mundo y el mundo debe llegar a Bolivia. Eso es básico. Estoy seguro de que el sector empresarial boliviano trabajará muy cerca del presidente y de su equipo para que juntos logren esos grandes propósitos.
Paz Pereira debe orientar hacia reglas claras y certeza jurídica, gestión acertada en seguridad ciudadana e infraestructura adecuada, y manejo macroeconómico sensato.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: DEL CAPITALISMO ANDINO” AL “CAPITALISMO PARA TODOS”
 
Nodal AM de Argentina (https://n9.cl/9anybj)
 
Circula entre los analistas un rumor, con apariencia de cientificidad; siendo en realidad un relato calculado para brindarle al nuevo gobierno una legitimidad postiza. La invención es mediática y los analistas, como sus portavoces, tienen la misión de instalar este relato que cumple una doble función: demonizar la gestión del MAS y canonizar anticipadamente al gobierno entrante con pompa y circunstancia. Para ello, de nuevo, se trata de instalar una percepción maniquea en la opinión pública: salir del infierno hacia la redención. Por eso los analistas dictaminan y se auspicia entre líneas: “al fin el pueblo supo elegir bien”.
El MAS puede haber tenido todos los desaciertos, vicios y absurdos que se le imputan, pero lo que más prima en este relato es la exageración. Recordemos, la primera gestión del gobierno del Evo recibió un país inestable, con bajísima credibilidad institucional y una economía raquítica. Por eso el presidente limosnero admitía, y en cadena nacional, el tener que estirar la mano hasta para pagar a los maestros. Él, al igual que el actual vicepresidente, se presentó para cumplir una única función: limpiar la corrupción. Pero no supo, ni pudo, ni quiso hacerlo. Porque la corrupción es lo institucionalizado hasta como cultura política y social en un país que, sometiéndose a los principios neoliberales y la cesión de su soberanía, sólo puede hacerlo corrompiéndose hasta el tuétano (ya Andrés Soliz Rada denunció esto y el mismo poder judicial lo metió preso). Si el MAS desinstitucionalizó la justicia, no lo hizo mejor que el MNR, con la aplicación del neoliberalismo o la democracia pactada, que legalizó aquella corrupción que tanto alboroto levanta en quienes olvidan, a conveniencia, que eso proviene de mucho antes.
Y si de narcotráfico hablamos, que es una de las más insistidas denuncias contra el gobierno del MAS, hay que recordar que, después de las dictaduras de Banzer y García Meza (que tuvo siempre un fuerte respaldo de los grupos de poder camba), fue el gobierno del padre del actual presidente, Jaime Paz, el que más episodios ligados al narcotráfico tuvo; haciendo hasta leyes en favor de perdonazos a clanes familiares que hicieron fortunas en ese periodo. La comedida diligencia que hace el hijo y actual presidente Rodrigo Paz a Washington, tiene que ver con lograr el respaldo de quienes saben, con todos sus detalles, el involucramiento del gobierno del MIR con el narcotráfico. Se trata, como en la mafia, de pagar el tributo para comprar la absolución.
Tampoco se dice que, el gobierno de facto que se impuso después del golpe del 2019 (con toda la partidocracia implicada), con masacres y genocidio de por medio, desfalcó al Estado y dejó a éste y a las empresas estratégicas, con déficits de inicio. Pero de esto no se dice nada, pues los medios y sus analistas prefieren hablar de un periodo democrático, desde el 1982, sin interrupciones. En el gobierno de facto, la corrupción gozaba de total impunidad, avalado por el mismo poder judicial que ahora ya volvió a sus cauces, es decir, a servir al poder económico; y toda la desinstitucionalización se mantuvo, compartiendo con todas las instancias encargadas del orden jurídico, los beneficios de la corrupción generalizada. Resultado de ello es que, por ejemplo, hasta ahora, no prosperan los reclamos de justicia de las víctimas. Es más, los perpetradores y autores intelectuales de las masacres de Senkata y Sacaba, en tiempo récord y como a pedido exprés, son liberados para asistir al juramento presidencial, como es el caso de la Añez, la misma que firmó las “licencias para matar” a los militares.
El nuevo presidente le reclama al MAS dónde está el mar de gas y el litio. Pero se olvida, a conveniencia, que siendo senador, su labor consistía precisamente en fiscalizar al gobierno. Si desconoce aquello, ¿qué hacía un supuesto legislador y con experiencia política (viviendo de ella también por más de 30 años) sino incumplimiento de sus propias funciones? Además, más allá del maniqueísmo que ha contaminado la discusión política, hay que señalar que, de los 60.000 millones provenientes del gas, supuestamente derrochados por el MAS, la mitad de ese dinero, por razón del IDH, fue a gobernaciones y alcaldías y a las universidades (o sea, hasta Rodrigo Paz recibió una fuerte cantidad, porque Tarija gozaba de mayores regalías provenientes del gas); también se destinó a la infraestructura de transporte, carreteras que, como nunca antes, se desarrolló durante el gobierno del MAS, integrando al país.
Pero el ensañamiento contra las gestiones del Evo tiene el sesgo de alimentar el odio ya instalado en la percepción pública para, de ese modo, darle carta blanca al gobierno actual.  Entonces llegamos al asunto con el que iniciamos esta reflexión. El rumor que circula mediáticamente y que pretende mezquinamente cancelar lo logrado (por poco que sea) y, hasta en lenguaje mesiánico, anunciando una supuesta “tierra prometida” (con el mismo procedimiento evangelizador con el que se impuso el neoliberalismo), es instalar, en la opinión pública, la improvisada y peregrina idea de que “se inicia un nuevo ciclo”.
Los cándidos analistas no tienen idea siquiera de que, lo que anuncian, no es ningún “inicio” sino el continuismo del Estado inaugurado en la revolución del 52. Ya en otro texto hemos expuesto que, con la última versión del MAS, se ingresaba a la decadencia del modelo de Estado republicano, que patrocinó el movimientismo nacionalista[1]. Que el MIR, o su resto mustio, festeje su retorno al poder en la presencia del hijo de Jaime Paz Zamora, Rodrigo Paz, ya da cuenta de que, en realidad, se trata de una vuelta al pasado, ese mismo pasado contaminado por la partidocracia y la democracia pactada.
El nuevo presidente, aparte de ser hijo de Paz Zamora es también nieto de Víctor Paz, el encumbrado por la revolución del 52 (sin haber sido participe de ésta) y líder del MNR; que inicia el proceso de nacionalización de los recursos estratégicos en Bolivia (como la minería y el petróleo), la reforma agraria, el voto universal, etc.; pero también el mismo que después, en 1985, abraza el neoliberalismo e inicia la privatización de todas las funciones esenciales del Estado, privándole de soberanía y hacer que la dependencia estructural se naturalice hasta de modo legal.
El MAS tampoco pudo iniciar una proyección estatal que supere al movimientismo como cultura política. Es más, también sirvió como reciclador del MIR y, de ese modo, se preservó el carácter oligárquico-señorialista que proviene como continuidad hasta familiar desde el 52. Por ello, como nada es casual en la historia (si se sabe leer sus pliegues coyunturales), no es de extrañar que esta decadencia sea ahora absorbida por el nieto. “Nuevo ciclo” sería si el nuevo gobierno se propusiera una nueva “doctrina estatal”, asentada en lo determinante de constituir ideología nacional. Cosa que, aunque inconscientemente, sí hizo el MNR y, por eso, el movimientismo dura hasta el día de hoy.
El MAS tenía que acabar con esa cultura política, pero quedó subsumido en la peor mezcolanza de los advenedizos que, diestros en el llunq’erío (lisonjeros, zalameros y adulones), se colaron desplazando y desprestigiando al factor indígena, siendo éste el imputado de todos los dislates que se cometían en su nombre.
Nunca gobernó el indio y la presencia del Evo fue la única garantía que buscaba ese séquito para lucrar política y económicamente del “proceso de cambio”. Por eso se dice que la corrupción inicial comienza en el desconocimiento del lugar de la soberanía original. Usurpada la soberanía y el poder popular, todo lo demás sucede por inercia; cosa que ya llegó al absurdo en el retorno del MAS con Luis Arce. ¿Cómo se llega a esta situación después de que el pueblo autoconvocado recuperase la democracia el 2020 y haga posible, democráticamente, una nueva oportunidad al MAS para reencauzar el “proceso de cambio” y consolidar el Estado plurinacional y su horizonte político?
Esta pregunta no la hace ningún analista porque, fieles al guion mediático, se saltan el hecho del golpe. Sin esa referencia, toda ecuación analítica permanece atrapada en una incógnita irresoluble. Porque, además, sin la muletilla del fraude se les cae el relato del llamado “nuevo ciclo”. Para ataviar al nuevo gobierno como caído del cielo, necesitan inventarse un pasado único, bajo la supuesta tiránica presencia del MAS. Por eso, en esta impostación calculada, el continuo asedio oligárquico, que ya pretendió dar un golpe de Estado el 2008, en pleno funcionamiento de la Asamblea Constituyente, no existe para la mirada atascada de una rancia intelectualidad que, ahora ve una coyuntura histórica, como si se tratase de una “epifanía bienaventurada” (como para terminar de cerciorarnos, de una vez por todas, del perezoso oficio que ostentan arrogantemente desde los medios).
Lo que hubo, desde la caída del Goni, fue una persistente tarea de reponer la cultura política del movimientismo nacionalista, pues sin ella, dejan de tener las elites el patrimonio del Estado y el poder político. La presencia de un MIR reciclado en el propio MAS tuvo ese papel. ¿Qué es entonces lo que de continuismo hay en toda esta insistencia de reposición del Estado oligárquico-señorialista? Todo se resume en esto: impedir que lo indio se convierta en horizonte político.
Por eso el continuo énfasis que hace toda la cultura movimientista en la reivindicación de lo mestizo, que no se trata de una síntesis unificadora sino calculada. Se trata siempre de la anulación de lo indio de la identidad boliviana, la idea de nación sin presencia nacional, el argumentar contra sí mismo como programa de vida de las elites. El señorialismo de la izquierda, que en esta historia jugó, como siempre y para su desgracia, para el lado oligárquico, tiene en su juramento de superioridad, la garantía de que el indio es el único, en situación de servidumbre y obediencia –cediendo su propia voluntad de vida–, quien legitima los privilegios de la elite colonial de ser siempre clase dirigente.
Por eso el MAS también forma parte del continuismo del movimientismo nacionalista, donde lo nacional se circunscribe al proyecto dependiente-colonial de las elites. Es decir, no hay “nuevo ciclo”, sino la reposición, ahora democrática, del continuismo del modelo liberal republicano que impulsa el MNR. Modelo liberal basado en el paradigma de la desigualdad humana, es decir, en la clasificación antropológica de un humanismo selectivo y excluyente, donde el indio es aceptado a condición de que se modernice, o sea, la autonegación como forma de vida. Bajo diversas estratagemas, unas más despiadadas (como la que suscribe la oligarquía camba), otras más atenuadas (como el de la izquierda eurocéntrica), la insistencia política de las elites siempre ha creído que la contradicción a resolver es: “civilización o barbarie”.
El discurso y el proyecto que llevó al MAS al poder (y que nunca comprendió su elite dirigencial) es que aquella contradicción es aparente. Y lo único que logra es el divorcio entre lo que es verdaderamente nacional y su proyección estatal como la objetivación del universo ético del pueblo. Eso es lo que no deja dormir en paz al señorialismo que, en boca de Rodrigo Paz, se hace claro, porque su repetida evocación a Bolivia, es al país que reclaman como suyo los empresarios, a los cuales tuvo que acudir antes de asumir el mando, en el evento “Visión Bolivia 2025”, prometiéndoles todo, como también lo hizo con los gringos y los organismos internacionales, como el FMI.
Entonces, cuando repetía Bolivia, Bolivia…, en su discurso de asunción al mando, era la Bolivia que buscan repartirse los que siempre se creyeron los dueños de este país. El vicepresidente Lara, que ya es ninguneado hasta por el protocolo de este nuevo gobierno, le habla al “cholaje”, porque proviene de ellos. Y son ellos que, desde la informalidad, pasando por el pequeño empresariado y el comercio en general, sin apoyo estatal, lograron tener cierto poder económico y encuentran en Lara un portavoz. Esa es otra Bolivia (no la otra que hablaba el Mallku Felipe Quispe); la que, en un proceso de empoderamiento, es ya un factor político que puede decidir resultados electorales, como el sucedido. Pero, en este caso, el “cholaje” es un fenómeno emancipatorio, no un proyecto de liberación. Es una apuesta de inserción en el mundo ya constituido como objetividad moderno-capitalista, que hoy ya posee hasta su vocería intelectual en el q’amirismo, que es lo que dio lugar a la idea peregrina del inventor de hipótesis sietemesinas, como fue el ex vicepresidente García Linera: el “capitalismo andino”.
Esta propuesta no fue un exabrupto sino el resultado de una mirada eurocéntrica que la izquierda siempre tuvo sobre Bolivia: la inclusión en el sistema excluyente, administrada por una elite que cumpla las tareas pendientes del colonialismo, como es la capitulación del resto crítico de lo indio constituido en sujeto histórico-político. Esa subsunción, hasta paternalista, de la inclusión del excluido, que aparece como un favor que le hace el propio sistema político, es lo que la izquierda oferta al sistema, para obtener la carta de admisión en las esferas del poder existente.
Entonces, repetimos: no hay un “nuevo ciclo” sino el continuismo hasta patológico de una ideología (o falsa consciencia) compartida tanto por derecha e izquierda: lo indio como obstáculo del desarrollo. Y en esto se devela que el “capitalismo andino” era lo que definía al MAS no como un proyecto post-capitalista sino como el pináculo de los mitos eurocéntricos capitalistas. Cuando el Evo decía que “el vivir bien es que todos tengan propiedad privada”, expresaba lo mismo; por eso la yunta del intelectual y el campesino era ideal, pues ambos expresaban el credo liberal de la modernización como paradigma político, o sea, la destrucción de toda forma comunitaria de vida, para imponer la forma societal del capitalismo liberal.
Dejar de ser indios para abrazar el desarrollo capitalista y toda forma de explotación y dominación en la producción y reproducción social, económica y política. Ese proyecto promovido y extendido por el propio “gobierno del cambio”, generó la aparición y consolidación de los nuevos agenciadores y reproductores de los credos moderno-capitalistas y los convirtió en poderes corporativos con poder de negociación con el Estado; es lo que estaba produciendo el MAS con los cooperativistas mineros, cocaleros, transportistas, comerciantes aburguesados, etc. Por ello el giro en la última gestión se podía hacer pública y lo declaró el sector linerista: “el sujeto de cambio ya no es el campesino-originario sino la clase media”. Pues lo que hicieron las medidas estatales, sin revolución cultural, promoviendo una clase media que, en ese ascenso, aburguesaba su horizonte de expectativas, fue generar un nuevo colchón de reclutamiento de los prejuicios oligárquicos.
Entonces la secuencia no es casual. Es la deducción lógica de un mismo patrón. Y tiene que ver con aquello que se fue generando desde la asunción del MAS. El continuismo, como restauración constante del carácter liberal del mismo Estado, no podía sino arribar a este retroceso del horizonte de expectativas populares y esto –para desenmascarar al componente ideológico que expropió el “proceso de cambio”– fue un acto de sustitución de la soberanía política, para redirigir el Estado plurinacional a la misma orientación liberal del Estado oligárquico-señorialista.
Desde el 2006 hemos venido denunciando este asalto al poder popular que, en las “mesas de concertación” de Cochabamba del 2008, hizo posible el primer golpe de Estado al “proceso de cambio”, que casi nadie vio. En esas mesas el orden instituido se sobrepuso al poder constituyente y, de ese modo, restituyó las prerrogativas del carácter liberal del Estado, para restaurarlo aún bajo el auspicio de las banderas de los negados y excluidos de ese Estado: lo indio como horizonte político. Cuando escribimos el Pensar Bolivia, vol. II, lo subtitulamos: La reposición del Estado señorial[2], donde detallábamos ese asalto y el auspiciado –por el propio “gobierno del cambio”– aburguesamiento del “proceso de cambio”.
La impostura jacobina al interior del gobierno se autoconstituyó como elite dirigencial de un proceso que, de tener profundas raíces democráticas, fue instrumentalizado como un nuevo reposicionamiento del movimientismo que, del auspiciado mestizaje, ahora era transferido al “cholaje q’amirista”, que inclina ahora sus expectativas políticas por la actual dupla gubernamental. La inclusión en el mundo que siempre los excluyó, es ahora lo determinante para reformar el escalafón social, pero siempre dentro de las mismas reglas de juego que impone la clasificación antropológica moderna y su humanismo selectivo y excluyente, es decir, la racialización de la clasificación social. Por eso los nuevos integrantes cargan con la responsabilidad de vigilar las fronteras de admisión selectiva en la pirámide económica.
Si no hay entonces un “nuevo ciclo”, ¿Qué es lo que hay? Porque lo que se está vendiendo como “nuevo ciclo” es la idea de un recomenzar, de una redención mesiánica y hasta de un arribo a una supuesta “tierra prometida” (el racismo prevalente en la sociedad urbana, que apostaba por Tuto, la versión más inflexible en el escarmiento al atrevimiento plebeyo de querer un país entre iguales, objeta a Rodrigo Paz y, sobre todo, a su vicepresidente, esa inclinación popular que les despierta dudas de la fidelidad señorialista que exigen). Ese supuesto “nuevo ciclo”, travestido de demagogia mesiánica, también expresa un populismo o al oxímoron de un capitalismo con rostro humano, que era lo que se acurrucaba detrás de la idea del “capitalismo andino”.
Para esta izquierda eurocéntrica terraplanista (por pensar de modo lineal y no dialectico-circular), para arribar al socialismo, se debe de impulsar los factores civilizatorios del capitalismo, como son el desarrollo de las fuerzas productivas, generando la presencia fuerte de la clase proletaria como conductora de un proceso hacia el socialismo. Pero esta visión althusseriana trasnochada, jamás fue congruente con el propio Marx que, ante las críticas de los narodniki rusos, respondió que, desarrollar factores capitalistas, iba a destruir las posibilidades genuinas de la comunidad rural rusa de un salto al socialismo sin necesidad de atravesar el capitalismo.
Porque cuando Marx señala que el capitalismo es un “modo de producción”, se refiere a que es un modo de producir y reproducir la vida en general, no sólo la producción mercantil. Y lo que produce y reproduce el capitalismo, son relaciones sociales, o sea, relaciones de dominio y explotación. Y esto es lo que genera una subjetividad social acorde al liberalismo, es decir, a la producción de individuos divorciados de relaciones de pertenencia comunitaria, o sea, que sólo velan por la satisfacción de sus intereses exclusivamente particulares. Con esta clase de individuos es imposible el socialismo y peor, una forma de vida basada en relaciones comunitarias de complementariedad, reciprocidad y solidaridad, como es lo que proyecta el “vivir bien”.
El gobierno del MAS nunca se propuso un Estado acorde a ese proyecto, por eso corromperse era sólo cuestión de tiempo, porque el sistema mismo es corrupto y brinda las condiciones para que los actores se corrompan. Por eso se trataba de un continuismo que ahora sigue, pero de modo mas enfático y libre de la presencia indígena, para que la continuidad sea liderada por la elite que vuelve a la captura de lo que siempre consideró suyo y de su exclusiva incumbencia: el destino de este país.
La derecha, en estos 20 años de proyecto plurinacional estancado (por obra y gracia de los mismos que estaban llamados a impulsarlo), no puede generar ni la posibilidad de una renovación discursiva; sólo puede remitirse, incluso para negarla, a la nomenclatura política que proviene del “proceso de cambio”. Ya no puede objetarla ni librarse de ella. El discurso político ha sido atravesado por la referencia ahora señalizada como el chivo expiatorio, para el componente más fascista de la ideología oligárquico-señorialista.
El vicepresidente Edmand Lara recurrió hasta a Tupac Katari en su discurso y el presidente Rodrigo Paz hizo una vaga referencia a la Pachamama[3]. Y aunque suenen como meros atavíos impostados, sobre todo en el presidente, su vigencia retórica es innegable. Así como los analistas no pueden vivir sin mencionar al Evo y magnificar su presencia política, así la casta política necesita de él para justificarse en todo sentido. Esa patología describe su imposibilidad de destetarse del “engendro” que ellos mismos han creado. Si a Arce le costó, y no pudo, deshacerse del Evo, tampoco puede la derecha. Es un fantasma que recorre los pasillos del poder y los sueños de sus actuales inquilinos.
En ese sentido, para estas elites, económicas y políticas, ya sea de izquierda y derecha, de arriba, de abajo, del centro y adentro, el pecado que no le perdonan es hacer que el indio se ponga como un igual ante ellos y haga mejor las cosas, hasta las no bien vistas, a tal grado de hacer que esa presencia oligárquica sea ya innecesaria. Tuvieron que inventarse un monstruo para transferir en éste todas sus culpas, pero no se dieron cuenta que, para crear un monstruo, uno mismo se convierte en monstruo.
Y eso es lo que desencadenaron los medios de comunicación, haciendo que la sociedad citadina despertara sus prejuicios raciales señorialistas y apostara por cualquier cosa para salvarse del inventado desastre. Ahora creen tener una democracia repuesta y una libertad asegurada, como si hubiésemos salido del reino del terror. Este miedo generado mediáticamente, es lo que se traduce como política del odio, que es lo que asegura, para el fascismo existente, la vigencia aduanera de selectividad social y política.
Pero lo que se viene, sí representará los miedos, antes infundados, ahora amenazadoramente crecientes (por eso ya dijo Paz, que “la libertad tiene límites y condiciones”). Porque lo que se propone el nuevo gobierno, después de habernos susurrado canciones de cuna para incorporarse en nuestros sueños, no se puede realizar sin convulsionar a un país que ha hecho propio los contenidos de lo que debía ser el nuevo Estado, las conquistas sociales y los logros asimilados por el pueblo como suyos.
Las medidas que se anuncian, además del perfil del nuevo aparato ministerial empiezan a retratar un repliegue de la soberanía en favor de una injerencia abierta de los poderes fácticos, nacionales y extranjeros. La primera muestra de aquello es la presencia de ministros ligados al agronegocio y la minimización de las responsabilidades ecológicas estatales, poniendo en duda la vigencia de un Ministerio del Medio Ambiente.
El plan gubernamental ya se presume, tendrá una dinámica vertiginosa para implementar cambios que aseguren (contando además con 2/3 de la Asamblea legislativa plurinacional) el retorno más expedito al carácter neoliberal del Estado. Algo que el MAS se cuidó mucho de hacer explícito, aunque en los hechos nunca se propuso alterar ese carácter. Pero el nuevo gobierno ya no tiene nada que le impida ciertas reformas inmediatas para hacer del Estado un modelo empresarial. Para ello magnificaron el tamaño de la crisis, la ineficiencia, corrupción (que en el gobierno del padre del actual presidente superaba en creces la que produjo el MAS), para ilusionar con un bienestar que, por definición y dada la selectividad social y racial en la pirámide económica capitalista, no puede universalizarse.
Por eso, no puede haber “capitalismo para todos”, porque en la competencia generalizada, la “selección” del mercado hace que unos ganen y las mayorías pierdan. La lógica de la acumulación concéntrica jamás puede producir una democratización de la riqueza. Por eso funciona muy bien para los ricos, porque las reglas están hechas para que siempre ganen, a costa incluso de sus propios países. Ya lo dijo el nuevo ministro de economía y finanzas: “los primeros prestamos adquiridos serán para el sector privado” (lógica neoliberal: demonizan al Estado o, en palabras del propio Paz, lo califican como “Estado tranca”, pero se sirven de éste para financiar y asegurar sus negocios, aprovechar los créditos y hacer que las deudas las pague todo un país).
Por eso, ese “reformar la casa” que anuncia el presidente Paz, supone operaciones quirúrgicas que, según él mismo, no serán fáciles, pero “deben ser realizadas”. Y eso lo dice frente a las FF.AA. y les dice a ellos (y publico incluido) que no lo abandonen. O sea, lo que se viene no es nada halagüeño. Y todo ello lo hace en nombre de un no retorno al pasado (identificado éste con el MAS). Pero significa, en los hechos, un retorno al más rancio pasado de la democracia pactada y la partidocracia en plena vigencia neoliberal y que produjo la expulsión de todo ese sistema político que encarnaba la última gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada, el Goni, con el MNR. Fue la llamada “guerra del gas”. Sabiendo eso, sabe el nuevo presidente que lo que ha prometido a quienes realmente se debe, no puede sino realizarlo en el tiempo más breve posible, para invalidar el descontento social que inevitablemente ha de producir.
Lo que se viene no es nada atractivo. Un pueblo que ha pasado de la resistencia a la transformación, que ha tenido la experiencia de producir un proceso constituyente y fundar un nuevo Estado, no se cruzará de brazos viendo cómo se le arrebatan las conquistas sociales, la participación y la deliberación que aun mantiene como ese óptimo nacional de referencia del poder popular que ahora deberá activarse como resistencia estratégica.
 
 
 
 
 
ES NECESARIO SUPERAR LA ANTIPOLÍTICA EN BOLIVIA
 
Acá es válida una interrogante: ¿Cuáles son las consecuencias de esa actitud antipolítica?
 
Panam Post de Panamá (https://n9.cl/blzkhx)
 
A finales de septiembre, durante un almuerzo familiar, uno de mis sobrinos me preguntó: «¿Qué crees que vaya a suceder después de las elecciones de octubre?». De manera inmediata, su mamá salió a cortar el diálogo con la frase: «En la mesa no se habla de política. No molestes a tu tío». Como soy un convencido de la soberanía familiar, opté por no contradecir a mi prima.
Episodios como el de arriba descritos, son más comunes de lo que parecen. No se limitan, exclusivamente, a los eventos familiares, sino que es casi una generalidad, incluso en medios académicos. Sin embargo, esa actitud antipolítica es muy peligrosa, pues deja a las naciones indefensas ante quienes están dispuestos a usar la política para concentrar poder, aventureros inescrupulosos, diría el gran Friedrich Hayek.
Acá es válida una interrogante: ¿Cuáles son las consecuencias de esa actitud antipolítica?
El profesor de Relaciones Internacionales, Angelo Codevilla (+), en su libro: El carácter de las naciones, explica que las Ciencias Sociales parten de dos premisas contrarias: unas de la idea de Rousseau sobre la bondad natural del hombre; otras asumen la versión opuesta, en la cual se habla de que el hombre es malo por naturaleza, ergo, su capacidad de hacer el mal debe limitarse.
Las consecuencias son directas: si creemos en la bondad natural del ser humano, pues, no pondremos límites ni barreras al poder. Empero, si estamos seguros que el hombre puede ser capaz de cometer las mayores miserias, por lógica, limitaremos con todos los mecanismos posibles el ejercicio del poder.
Codevilla concluye que la antipolítica es un resultado directo de asumir la tesis de Rousseau, puesto que, si mis mandatarios son buenos, no tiene ningún sentido preocuparme por aquello que hagan.
No obstante, la realidad nos recuerda que los seres humanos somos capaces de las mayores maldades y que descuidarnos de eso nos trae terribles consecuencias, veamos:
A inicios del nuevo milenio, Bolivia y Chile no distaban mucho en el Ranking de libertad económica de la Fundación Heritage. Penosamente, en octubre del 2003, Bolivia sufrió un golpe de Estado y, con eso, ingresó a la franquicia delictiva del Socialismo del Siglo XXI.
Triste fue la suerte de quienes anunciamos el camino que estábamos tomando con la agenda de octubre y el sometimiento a la dictadura cubana. Todavía recuerdo que un profesor de Derecho Internacional, cuando cursaba mi segunda carrera universitaria, me dijo: «usted no superó la Guerra Fría. Sigue viendo muertos vivientes», o la burla que recibimos con un grupo de amigos en nuestro programa de TV. Años después, entendí que las universidades son rousseaunianas, por eso es que son la gran fábrica de socialistas del mundo. Pero eso es tema para otro artículo.
Ahora el país tiene más de 60 % de pobres, problemas de abastecimiento de carburantes, escasez de dólares, inflación de dos dígitos y una total ausencia de institucionalidad democrática. Nuestras familias y nuestros patrimonios fueron mermados en dos décadas de castrochavismo.
Hoy el peligro es mayor, se llama globalismo. Un proyecto que no se limita a controlar al ser humano, sino a rediseñarlo en función de una visión impuesta por una élite plutocrática. Al respecto, Agustín Laje, en su libro Globalismo, explica:
La antropología que subyace a la Agenda 2030 es una en la que el hombre no tiene familia. La figura del padre no aparece ni una sola vez, ni en los objetivos, ni en las metas ni en la resolución. La figura del hijo o de la hija, tampoco. La palabra «madre» se emplea una sola vez, pero para referirse a la «Madre Tierra». En lo que respecta a la palabra «familia», aparece una sola vez en un contexto de poca importancia, y su derivado «familiar» aparece dos veces como «planificación familiar». En suma, el hombre de la Agenda 2030 no tiene familia, no tiene patria ni tiene Dios; así, carece de una identidad fuerte, de la que puedan surgir energías políticas y morales, además de una voluntad férrea de autodeterminación.
Ahora entiende que, aunque usted no se meta a la política, la política igual se va a meter en su familia, su patrimonio y hasta en su cama. Superar la antipolítica es el primer camino para tener naciones libres.
 
 
 
 
 
PEDIRÁN PENA MÁXIMA, DE 30 AÑOS, PARA EL PADRE JUANJO, EXCURA URUGUAYO ACUSADO DE ABUSAR DE NIÑOS EN BOLIVIA
 
Capturado en Salto por Interpol después de 17 años, el excura Juan José Sant’Anna aguarda su destino en la cárcel. En los próximos días se definirá si se concreta la extradición a Bolivia, donde enfrenta un juicio por abusar de 30 niños.
 
El País de Uruguay (https://n9.cl/o362r)
 
Era un viernes luminoso, de una tranquilidad pesada; uno de esos días que parecen no estar hechos para admitir noticias radicales, de esas que cambian el rumbo una vida. Pero el pasado 26 de setiembre, un mes después de que El País publicara una investigación sobre el exsacerdote uruguayo Juan José Sant’Anna, requerido desde hace 17 años por la Justicia de Bolivia por el presunto abuso sexual de 30 niños que tenía a su cargo en un internado, la Policía tocó a su puerta.
Hasta ese momento, Sant’Anna había conseguido que el tiempo jugara a su favor. Cuando El País lo encontró en la casa de sus padres, en el barrio Palomar de la ciudad de Salto, donde se mantuvo oculto todo este tiempo, el excura caminó hasta el portón y dijo que prefería no hablar. Ya había pasado mucho tiempo, prácticamente 18 años desde que fuera denunciado, huyera para evitar el juicio y nadie viniera a detenerlo; era mejor dejar aquel episodio atrás —se excusó—, para no generar el sufrimiento de sus familiares, ni el suyo propio.
Una vez publicado, el informe fue replicado por otros medios regionales y logró eco en una Bolivia renovada, decidida a terminar con la impunidad que hasta hace muy poco tenían los religiosos señalados por cometer abusos sexuales contra los niños, niñas y adolescentes bajo su cuidado en institutos educativos, principalmente internados.
Aunque el ambiente del país andino efervecía por las recientes elecciones nacionales, el caso del padre Juanjo se coló en la agenda debido al estupor que generó que por tercera vez, a lo largo de todos estos años, un medio encontrara tan fácilmente al cura prófugo que la Justicia había olvidado argumentando que desconocía su paradero. Fue por eso que la repentina emisión de la alerta roja de Interpol ordenando su captura se vivió como un sobresalto en ambos países.
Aquel viernes primaveral, cuando la Policía tocó el timbre de la familia Sant’Anna Trindade, el excura estaba arreglando las plantas del patio. El agente le dijo que debía acompañarlo a la comisaría para tomarle una declaración. Iba a ser un trámite sencillo, nada más. Sant’Anna le pidió que le permitiera cambiarse de ropa. Pero demoraba. El agente le advirtió entonces que si venía otro patrullero la escena llamaría la atención de los vecinos. Sant’Anna aceleró el ritmo, se guardó las llaves y los documentos en el bolsillo del pantalón y antes de que saliera por la puerta lo esposaron.
Para su familia ese fue un momento dramático. Hasta el siguiente lunes, el exsacerdote no se comunicó con ellos. Sus padres, ya mayores, ignoraban qué había pasado con él, ni dónde lo tenían.
Al día siguiente de la detención, la mañana del sábado 27 de setiembre, se celebró la primera audienciadel proceso de extradición.
El juez le explicó a Sant’Anna que su causa no había prescrito debido a que, tras desoír las distintas citaciones de la justicia boliviana, en la audiencia del juicio oral del 23 de febrero de 2011 había sido declarado rebelde. La declaratoria de rebeldía es la expresa interrupción del plazo para la prescripción: es decir, detiene el reloj.
El 18 de abril de 2011, el juzgado había emitido la última de las órdenes de aprehensión del cura fugado, que quedó en el aire hasta que, casi 18 años después de los hechos, el 23 de setiembre de 2025 se reactivó.
En la audiencia, la defensa del requerido intentó evitar la cárcel. Pidió que aguardara el proceso en prisión domiciliaria, controlado mediante una tobillera.
“En 2007, cuanto estaba en Bolivia, esperó un tiempo bastante prolongado a que se resuelva la situación y luego es que viene para acá, pero siempre marcando su domicilio, que es el familiar y pasaron cuatro años hasta que (en 2011) efectivamente hubo una sentencia para someterlo a juicio”, alegó su abogado. “Siempre estuvo en su casa, viviendo con sus padres y hermanos, nunca quiso evadirse de la Justicia. Han venido personas a preguntar por él, que fue misionero, creyente, siempre dispuesto a hablar incluso con personas de la Iglesia. Se mantuvo siempre en el mismo domicilio. Es muy conocida toda la familia. Hace 18 años que está ahí: no va a irse”, insistió, sin éxito, el defensor.
Luego se refirió a la edad de los niños y adolescentes que lo denunciaron en 2007. Tenían en ese momento entre 6 y 18 años, según los testimonios recogidos. El planteo del defensor apuntó a que tal vez ya habrían superado la edad máxima que prevé la legislación boliviana para que el delito no prescriba.
En determinado momento, Sant’Anna pidió la palabra. Su intervención fue omitida del registro sonoro al que accedió El País. Desde ese día, espera en prisión preventiva a su destino.
Secreto revelado
En Salto, el secreto revelado del exsacerdote “explotó”. “Hubo mucho impacto a nivel de los medios, comentarios, gente que empezó a buscar el origen de Sant’Anna, porque había muchos que no lo conocían, otros que conocían a los padres, a sus familiares”, resumen el periodista Hugo Lemos.
Según reconstruyó El País, tras la publicación del informe y especialmente después de su detención, el pecado que habría cometido Sant’Anna se convirtió en un tema de conversación en oficinas, consultorios —dentales, jurídicos—, peluquerías, en las mesas de los bares.
Algunas personas se comunicaron con la redacción del diario, contaron que el excura solía esperar la caída del sol para salir a trotar por la costanera, y que en la noche era habitual verlo en los bares del Centro. “No es tan así eso de que se recluía”, advirtieron, molestos. Hubo también fieles que conversaron con figuras religiosas, quienes les explicaron que Sant’Anna no tuvo un vínculo con la Iglesia Católica uruguaya porque, tal como fue informado en la investigación, la Congregación Salesiana se negó a ordenarlo sacerdote tras constatar “dificultades para la vida en comunidad”. Sant’Anna renunció a la misma en 1999.
Otros, en tanto, recordaban a un joven Juan José, estudiante del Colegio Salesiano al que en la década de 1980 asistían los hijos de la clase acomodada salteña. “Era un chico tímido, solitario, ajeno a las barras de adolescentes”, aporta una fuente. Otra menciona que siempre se lo veía acompañado por un sacerdote, un hombre mayor que él.
En el barrio de la familia, en cambio, se impuso la solidaridad. Sus padres son buenos vecinos, y viéndolos tan afectados se evitaron los comentarios directos.
Entre los salesianos, Sant’Anna tampoco dejó una huella. “Como persona no era significativa para nosotros. La noticia impactó por lo terrible. Los comentarios que he recibido vienen del lado de qué bueno que hubo una reacción de la justicia boliviana”, dice Francisco Lezama, el inspector de la congregación.
Pero, a más de 2.000 kilómetros de distancia, en Bolivia, la noticia de la captura copó los medios. Todavía lo hace mientras se espera a que se concrete su extradición. Cuentan los días: eran, en principio, 40 de corrido desde la primera audiencia.
Allá algunos periodistas recordaban el caso, convertido en una leyenda negra, una muestra de la impunidad religiosa y la desidia judicial en estos delitos.
Con la curiosidad renovada, distintos periodistas consultaron a El País, querían saber cómo se veía hoy el excura de 54 años, qué tal era personalmente, ¿se parecía a un hombre común, uno de esos de los que nunca se sospecharía que fuera capaz de cometer actos tan crueles?
Nuevos detalles del caso
Dieciocho años es mucho tiempo, suficiente para que las autoridades del municipio de Tapacarí cambien una vez, dos veces y en el transcurso se diluya de la memoria colectiva lo que Sant’Anna habría hecho en el internado Ángel Gelmi, en donde se educaban y albergan 125 niños y niñas. En agosto pasado, las autoridades del municipio y las de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia dijeron a El País que no conocían el caso.
El uruguayo había llegado al departamento de Cochabamba en 2005, donde fue ordenado sacerdote en el clero secular. Hasta allá, para la ocasión, viajó su familia. Enseguida se le asignó a Sant’Anna la administración del internado de esta comunidad rural, aislada, pobre, en la que decenas de niños eran huérfanos y los que no lo eran provenían de familias en una situación de vulnerabilidad extrema.
Para avanzar en la extradición, la Justicia de Bolivia actualizó la documentación y la remitió a su par uruguaya. En esos documentos surgen detalles de la causa que hasta el momento no estaban tan afinados. El expediente Sant’Anna había sido difundido parcialmente, en especial los extractos de los crudísimos relatos de las víctimas, pero la prensa local no había tenido un acceso pleno a los hitos de la investigación, ni al desenlace de las acciones judiciales.
Allí se aclara que el 8 de noviembre de 2007, cuando finalmente la Policía, personal del Servicio Departamental de Gestión Social —que debía controlar el funcionamiento del internado, pero no concurría por falta de locomoción— y el investigador del caso fueron a citar a Sant’Anna, no lo hallaron en la residencia sacerdotal a la que había sido enviado por sus superiores, mientras el arzobispado llevaba a cabo una investigación.
Dice también que el 30 de octubre, tres días después de que una de las hermanas del instituto enviara una carta contando los hechos al Servicio Departamental de Control Social, un grupo de psicólogos constataron que Sant’Anna había agredido sexualmente a distintos internos, de entre 6 y 18 años, “y que esto habría estado ocurriendo desde hace mucho tiempo”.
Y que el día 5 de noviembre, el director del mencionado servicio presentó la denuncia ante la Fiscalía de Quillacollo. El 5 de noviembre, o sea que 20 días después de que una monja del internado encontrara a un niño llorando y este le dijera que lloraba porque el padre “lo molestaba mucho”, y que al día siguiente la hermana volviera a buscar a este niño, y él le repitiera el mismo relato, diciéndole que a él y a otros chicos, el padre Juanjo los llevaba a su habitación.
Los engañaba invitándolos a ver videos y una vez adentro cerraba la puerta con llave, se desnudaba, los desnudaba a ellos y los abusaba de diferentes maneras. En algún caso, se supo ahora, habría usado narcóticos para sedarlos. En ocasiones, se dirigía a la habitación de los niños y los seleccionaba de a dos o tres.
Repasa el documento que el padre Eugenio Coter fue convocado por el arzobispo Tito Solari como delegado para realizar las primeras investigaciones en el internado. De la entrevista realizada por las autoridades judiciales a Coter se recogió que el 29 de octubre se trasladó a Sant’Anna a la casa sacerdotal, a la que dejó de asistir el 3 de noviembre. En el medio, huyó a la casa de sus padres a Uruguay. El 16 de noviembre de 2007 se emitió la primera orden de aprehensión, el 23 lo imputaron oficialmente y el 16 de junio de 2008 se volvió a emitir una orden de detención.
Sant’Anna no le dijo a Coter desde cuando cometía el abuso deshonesto contra los niños que tenía bajo su cuidado, “pero sí asumió haberlo cometido”, dice el informe judicial. En entrevista con El País, Coter omitió esta información.
Volviendo a aquel mes de noviembre, una fuente de Salto recuerda haber visto llegar a Sant’Anna, caminando, cargando una mochila, dirigiéndose a la casa de sus padres. A esta vecina le llamó la atención verlo, porque hacía no más de un mes que había estado de visita. Otro vecino halló la noticia: se enteró de que había escapado, denunciado por abuso sexual infantil. Imprimió algunas copias y las hizo circular por el barrio.
Después pasaron los años. El asunto se fue apagando, se dejó de hablar, se convirtió en un secreto a voces para algunos pocos y se instaló el relato de que en Salto nadie sabía nada. Alguna figura eclesial, apenas, tal vez, recordaba cuando desde el Vaticano llegó la orden de dimisión en 2011. Y nada más.
El cura preso, a la espera
En la cárcel, Sant’Anna sigue una rutina. Cada día se levanta a las seis de la mañana, sale a trotar por el patio, llama a su familiares, pide que le envíen una nueva encomienda: al principio yerba y artículos de higiene; después alimentos, pero varios, para compartir con el resto de los reclusos que no reciben nada de sus familias.
Tal vez Sant’Anna no sepa que en Bolivia hay una agrupación de hombres mayores que en su niñez fueron abusados por religiosos y desde hace dos años conformaron la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes, una sociedad que se va ampliando y gana fuerza, porque en Bolivia estos casos abundan y todavía ocurren.
Tal vez no sepa tampoco que a comienzos de setiembre, unos días antes de que se pidiera su extradición, había ocurrido en Bolivia una sentencia histórica, condenando a un año de prisión a los religiosos españoles Ramón Alaix y Marcos Recolons, figuras claves de la poderosa orden jesuita Compañía de Jesús, acusados de encubrir los abusos sexuales que el fallecido padre Pica —Alfonso Pedrajas, español también—había cometido en distintos colegios de ese país entre 1972 y el 2000.
Los delitos de Pedrajas permanecieron ocultos hasta que en abril de 2023su diario fue publicado por el periódico español El País, revelando que llevaba un conteo de 85 niños víctimas, y cómo había sido protegido por sus superiores en varias ocasiones. Escribió sus nombres.
Esta noticia impactó en el corazón de Bolivia. Para mitigar el impacto social, el gobierno de aquel país prometió medidas drásticas, que finalmente naufragaron, pero en la Fiscalía se acumularon decenas de denuncias contra religiosos vivos y fallecidos. Varias de ellas fueron descartadas debido al fallecimiento de los supuestos perpetradores, o por falta de víctimas que dieran sus testimonios. Otras sí avanzan, en procesos lentos, muy lentos, que estaban afectando la confianza de las víctimas en la Justicia hasta que a principio de setiembre se logró esta condena y, unos días después, se anunció la reactivación del caso Sant’Anna. Fueron recibidas como señales claras de un cambio en la persecución de estos delitos.
Muchos de los abusos denunciados ocurrieron en internados como el que dirigía Sant’Anna en Tapacarí. En esos centros, el modus operandi era aislar a los niños de sus familias, separar a los hermanos entre sí, amenazar a las víctimas con la expulsión. La expulsión significaría una vergüenza para las familias, que además aseguraban en esos institutos la cobertura de los alimentos para sus hijos.
“Los internados y los colegios son una cantera donde estos abusadores se proveen de víctimas”, dice Edwin Alvarado, integrante del grupo de víctimas que ganó el juicio contra los encubridores, y secretario de la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes.
Alvarado está convencido que fue la reciente condena de los dos provinciales lo que “envalentonó a la Fiscalía de Cochabamba”, que presionada por el ruido que generó la prensa, revivió el caso.
“Tienen que entender que aquí hay un temor por denunciar a la Iglesia Católica. Acá los curas son diocesillos caminando por la tierra a los que la gente les perdona sus pecados, sus aberraciones, sus delitos. Esto fue siempre así”, dice Alvarado. Hay pueblos en Bolivia en los que se ha naturalizado el abuso sexual por parte de los curas, continúa Alvarado. “Se naturaliza en varias familias. El hijo mayor es cura, en otros casos hay hijos no reconocidos, pero ahora se está empezando a denunciar”.
Probablemente por el efecto causado por el caso Sant’Anna, ha llegado desde el sur del país una persona con información para presentar una nueva denuncia contra tres sacerdotes. Es un tendal que no deja de crecer.
Van por los encubridores
En Tapacarí, la memoria está volviendo. El alcalde Bernardo Mamani, que en agosto desconocía el caso, ahora lo domina. Se ha reunido con las autoridades políticas y judiciales locales, todos ellos han estudiado el expediente y unieron su voz para apoyar la petición de la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes (CBS) de recalificar el delito y pedir así la pena máxima para Sant’Anna.
En 2007, cuando fue imputado, la fiscalía le tipificó el delito de abuso deshonesto con distintos agravantes por su rol de educador y el daño psíquico generado en las víctimas. Ese delito es equivalente al que acá conocemos como atentado violento al pudor. En aquella época, no se había legislado en Bolivia el delito de violación contra niños, niñas y adolescentes, aunque sí podría habérsele estipulado el delito de violación.
Alvarado, junto a sus compañeros, analizó los testimonios de los niños y no duda que las víctimas “gritaron violación”. “En un mundo rural, campesino, de niños que apenas hablan el español, no iban a decir a los técnicos ‘me ha violado’, pero sus relatos sí lo evidencian”.
En Bolivia, el abuso deshonesto tiene una pena de seis años y la de violación de 20 que, más agravantes, pueden llegar a los 30 años. Eso buscan. En su cometido, los representantes de la CBS se reunieron con el fiscal de la causa, Jair Mérida Murillo, y con la Defensoría, quienes se habrían comprometido a solicitar la recalificación apenas comience el juicio oral. El País intentó varias veces localizar al fiscal para confirmar este dato, pero no lo consiguió.
Mientras tanto, unos días atrás, el 29 de octubre, se realizó una segunda audiencia en la que Sant’Anna se presentó con una nueva defensora, también del servicio público. La abogada señaló que la información proporcionada por Bolivia no es clara en cuanto a la edad actual de las víctimas, por eso solicitó las fechas de nacimiento de quienes brindaron los testimonios, lo que permitió abrir la causa. El fin es confirmar si, según la legislación boliviana, que difiere bastante de la local, cuentan con la edad para que el delito no prescriba. Además se pidió que se afine la fecha de vigencia de la ley procesal que dispone el caso de las prescripciones especiales.
Una vez que es notificada la Justicia de Bolivia, tiene 45 días para responder. Si no lo hace, se tiene por desistida la solicitud de extradición, explicó el juez.
La instancia duró apenas 15 minutos.
Sant’Anna escuchó en silencio.
A modo de cierre, le dijo el juez:
—En 45 días más o menos, la situación está resuelta. Cuando respondan, habrá una nueva audiencia y ahí lo debatimos con usted, su defensa y la fiscalía y tomo la decisión de si se va o no se va para Bolivia.
—Muy bien, gracias —soltó el excura, con la voz temblorosa.
Unos días atrás, la CBS visitó Tapacarí. Se reunió con las autoridades. Buscaron a alguno de los entonces niños que después de contar a las autoridades lo que les pasó, callaron. Alvarado conoce el peso de ese silencio. Él mismo calló primero por cinco años, la primera vez que fue abusado en el colegio. Se quedó, para no avergonzar a sus padres. Y después masticó la rabia, tanto dolor, por 35 años más.
Cree que encontraron a una de las víctimas. “La supimos leer, como solo las víctimas de estos delitos sabemos leernos”, dice el hombre. No sabe si se presentará al juicio. De todas formas, la cantidad y la calidad de los testimonios recogidos y custodiados por la Justicia deberían ser prueba suficiente para condenar a Sant’Anna y tal vez a algunos de sus posibles encubridores, o quienes le hubieran ayudado a huir. Esta vía de investigación fue planteada en una conferencia de prensa por el fiscal de Cochabamba, Osvaldo Tejerina.
En Tapacarí, ese pueblo cuyo nombre se traduce como “nido de hombres”, la Iglesia Católica ha ido perdiendo su poder. Dos años atrás le comunicaron al alcalde que no contaban con financiamiento y se retiraron de la administración del internado Gelmi y de otros servicios. Es el municipio el que sostiene el instituto donde se educan y alojan 80 niños. “Ya no hay monjas, ni curas allí”.
Hay menos católicos pero más evangélicos. Mientras la catedral sigue siendo concurrida los fines de semana, en el pueblo se han multiplicado los templos.
Ha cambiado el paisaje desde aquel 2005 en que llegó Sant’Anna, con 36 años. En una foto antigua, que la tenaz prensa boliviana rescató de algún archivo para ponerle rostro al villano de esta historia, luce así: la cabellera rubia, el gesto amable, la mirada celeste, vivaz. Parece un hombre confiable, el padre Juanjo; el “padrecito” que con sus dotes futbolísticos cautivó a los niños, que luego de un tiempo habrían conocido su otra cara, y cada día en el internado deseaban que no llegara la noche.
“Guardé el secreto por 40 años”
Al caso del sacerdote español Alfonso Pedrajas se le agregan varios otros denunciados, una colección terrible de abusos sexuales cometidos principalmente por religiosos extranjeros, que en algunos casos llegaban a Bolivia con antecedentes de delitos sexuales cometidos en Europa. Analizando los casos, la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes detectó que la mayor parte cometió los abusos en internados y en colegios. “Para los abusadores, una característica positiva de un internado es que el niño está lejos de sus padres: no tiene a quién quejarse. Lo segundo que hemos encontrado en todos los casos es que los abusadores aíslan al niño de su familia. Cuando vienen los padres les dicen: no tienes que venir, tienes que dejarlo crecer, no puedes estarlo visitando y ¡pam! se cortan las visitas. Tú durante cinco años terminas odiando a tus padres porque no te visitaron y más tarde te enteras que fue el director, el abusador, el que les dijo no vengan porque el niño tiene que crecer solo, tiene que reformarse. Entonces, eso incrementa su condición de vulnerabilidad, el estar alejado de tu familia, y por supuesto ser pobre. Y luego, como parte del modus operandi universal, hallamos la amenaza de expulsión. En mi caso, llegué desde un poblado como el mejor estudiante, era un orgullo para mi padre, un niño pobre llegar a un internado que va a tener todo, tres alimentos al día. Cuando fui abusado, para evitarles la vergüenza, me callé. Guardé el secreto durante 40 años”, cuenta Edwin Alvarado.
 
 
 
 
GUERRA CONTRA EL NARCOTERRORISMO: EL PARADIGMA QUE CAMBIA LA GEOPOLÍTICA
 
En el siglo XXI el narcotráfico es fuente fundamental del terrorismo de Estado para sostener las dictaduras
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/0gpsrr)
 
El narcoterrorismo es “el terrorismo vinculado con el tráfico de drogas del que obtiene su financiación” y en el siglo XXI es la forma de agresión más cruel contra los pueblos de las Américas. El narcoterrorismo ha tomado control de países en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y de estados o territorios dentro de México, Colombia y Argentina, detentando el poder y suplantando la política. En esta crisis, Estados Unidos ha establecido como elemento de su política exterior la guerra contra el narcoterrorismo, un paradigma que cambia la geopolítica en la región y el mundo.
El narcoterrorismo que en el siglo pasado describía la alianza entre el narcotráfico y grupos insurgentes o guerrilleros como las FARC, el ELN, M-19 en Colombia, Sendero Luminoso y el MRTA en Perú, y más, ha pasado en el siglo XXI a la toma del poder político y el control de gobiernos nacionales y locales. Con el salvataje que hizo en 1999 Hugo Chávez de la dictadura de Fidel Castro en Cuba, se organizó el narcoterrorismo para detentar indefinidamente el poder en Cuba y Venezuela y expandirse en el modelo cubano.
El narcotráfico es fuente de financiamiento de la dictadura de Cuba que en los 80s se estableció como el primer narcoestado de las Américas con la asociación de los Castro con los narcotraficantes Pablo Escobar de Colombia y Roberto Suarez de Bolivia. En el siglo XXI el narcotráfico es fuente fundamental del terrorismo de Estado para sostener las dictaduras y la agresión permanente a las democracias.
La geopolítica estudia “cómo se desarrolla la soberanía política sobre el espacio geográfico y las relaciones internacionales referentes a la ocupación territorial, sus límites, fronteras y recursos”.
La “guerra contra las drogas” fue un paradigma a partir del presidente Richard Nixon en 1971; el presidente Ronald Reagan “centralizó y sistematizó el ataque contra toda la cadena de drogas desde los productores a los distribuidores y usuarios, empezando a atacar el problema desde la fuente”; la política exterior de Estados Unidos se convirtió en política interamericana de guerra contra el narcotráfico en la Primera Cumbre de las Américas de 1994 con importantes resultados.
El “Plan Colombia” fue el último éxito de la guerra contra el narcotráfico, pero realidad objetiva prueba que “la lucha contra el narcotráfico fracasa cuando los narcos toman el poder” y esto fue lo que sucedió con el empoderamiento del llamado socialismo del siglo 21 —mascarón político del narcoterrorismo— que expandiendo Cuba instaló narcoestados en Venezuela con Chávez y Maduro, Ecuador con Correa, Bolivia con Morales y Arce, y Nicaragua con Ortega y Murillo.
El narcoterrorismo adquirió la condición de “sujeto de derecho internacional” con el control de gobiernos que a su vez controlaron Latinoamérica, siendo su momento de mayor poder el reconocimiento que el presidente Barack Obama otorgó al jefe del narcoterrorismo el dictador Raúl Castro en la Cumbre de las Américas de Panamá en Abril de 2015.
La expansión del narcoterrorismo se produjo además con influencia en elecciones y control de gobiernos en países democráticos por medio de financiamiento y sostenimiento de candidatos como los Kirchner en Argentina, Lugo en Paraguay, Humala en Perú, López Obrador y Sheinbaum en México, Petro en Colombia, Lula en Brasil, Castro en Honduras, y más, autores de la “ola de legitimación y pretendida legalización del narcoterrorismo” bajo narrativa del supuesto fracaso de la lucha contra el narcotráfico, la pacificación del terrorismo y la legalización de las drogas.
Los cultivos de coca ilegal y producción de cocaína en Colombia, Perú y Bolivia se incrementaron, Venezuela se convirtió en el “hub de la cocaína” con el “cartel de los soles” bajo alias de “revolución bolivariana”, y agregaron el fentanilo con México y China para atacar a EEUU y la región. Además del control narcoterrorista de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, controlan territorios en México con carteles que dominan estados completos, en Colombia con las FARC y el ELN, y en Argentina donde la prensa y estudios señalan provincias controladas o portaviones del narcotráfico.
La búsqueda de los centros de mando del narcoterrorismo conducen a las dictaduras de Cuba y Venezuela y sus satélites de Nicaragua y Bolivia, que además de ser narcoestados ejercen terrorismo interno o “terrorismo de Estado”, y donde se entrena, promueve, exporta y protege terrorismo internacional.
Estas constataciones han creado el nuevo paradigma de la “guerra contra el narcoterrorismo” en la que EEUU ejecuta la “Operación Lanza del Sur” como “misión que defiende nuestra patria, expulsa a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y protege nuestra patria de las drogas que están matando nuestra gente. El hemisferio occidental es la vecindad de EEUU y la protegeremos”. EEUU ha llamado a las democracias de las Américas a unirse mediante “sanciones financieras, asistencia en seguridad, uso de tecnologías de vigilancia, desarticular el blanqueo de capitales”.