Monday, April 03, 2006

EL RECLAMO BOLIVIANO: UNA DURA PRUEBA PARA BACHELET

Las distintas alternativas que por más de un siglo se han planteado para poner fin a la mediterraneidad del vecino país

UN MAR DE SOLUCIONES PARA BOLIVIA

Convertido en un tema de Estado para Bolivia y en un permanente foco de controversia para Chile, la demanda de La Paz de salir al Pacífico ha llevado a la aparición de numerosas y diversas vías de solución. Algunas no han pasado de ser simples ideas. Otras, por el contrario, se tradujeron en extensas, pero frustradas negociaciones, como Charaña. Pese a ser disímiles, las propuestas se pueden agrupar en cuatro fórmulas: el intercambio de un corredor, la cesión de un enclave marítimo en el norte, la soberanía compartida de un puerto chileno, y la entrega de una zona en comodato. Las propuestas no sólo han venido de los involucrados, Santiago, La Paz y Lima. También de terceros países como EEUU, que en 1926 planteó que Chile y Perú dieran a perpetuidad a Bolivia sus derechos sobre Tacna y Arica. Este último terminal sería declarado puerto libre.

La Tercera de Chile (www.latercera.cl)

ENCLAVE COSTERO
Supone la entrega soberana de un territorio de la costa chilena correspondiente a las regiones de Tarapacá o Antofagasta, a cambio de una compensación para Chile. En 1968, el entonces canciller Gabriel Valdés y su homólogo boliviano iniciaron reservadas gestiones para propiciar la fórmula de un "enclave costero" con soberanía compartida asociada a una industria petroquímica tripartita entre Chile, Perú y Bolivia, alimentada con crudo boliviano.
La alternativa reflotó en 1987, bajo el gobierno militar y la administración boliviana de Víctor Paz Estenssoro. En ese año el gobierno uruguayo ofreció su cooperación para buscar una salida a la mediterraneidad en lo que se conoció como "enfoque fresco". En un encuentro entre los cancilleres de ambos países, en Montevideo, en abril de ese año, Bolivia retomó la idea de un corredor, pero agregó como alternativa la entrega de un enclave. La proposición altiplánica comprendía la cesión de una franja contigua a la Línea de la Concordia, de ancho variable, pero de una superficie de unos 2.830 kilómetros cuadrados, es decir, inferior en 85 kilómetros a lo que contemplaba Charaña. Como alternativa al corredor planteaba tres opciones de enclaves: de la caleta Camarones hasta Pisagua; de Tocopilla hasta Cobija; y de la caleta Michilla hasta Mejillones (ver mapa). Todo se paralizó tras la filtración de las tratativas a la prensa. Ante la reacción negativa de la opinión pública en Chile, el entonces almirante José Toribio Merino negó que hubiese una negociación y echó por la borda todo eventual acuerdo con Bolivia.
Esta opción, en todo caso, se trata de una compleja fórmula que internacionalmente no ha sido siempre exitosa, pues suele generar controversias y disputas entre los países involucrados. Además, requiere establecer un corredor de comunicación -carreteras, líneas férreas- para evitar que el enclave soberano se convierta en un territorio inconexo con el resto de la geografía boliviana. De ahí que algunos lo consideren como una forma poco viable.
EL RECURRENTE CORREDOR SOBERANO Y LA FRUSTRACIÓN DE CHARAÑA
Consiste en intercambiar con Bolivia un faja de territorio que corra paralela a al límite con Perú, con continuidad desde la frontera hasta el mar, a cambio de una compensación territorial para Chile.
Aunque la idea de "un corredor al Pacífico" fue analizada en los gobiernos de Domingo Santa María, Germán Riesco, Jorge Montt, Federico Errázuriz Echaurren, y Gabriel González Videla fue sólo durante las administraciones de Hugo Banzer y Augusto Pinochet, en 1975, que estuvo a punto de materializarse, bajo lo que se conoció como la fórmula de Charaña. En esa ocasión las negociaciones apuntaron a entregar a Bolivia una franja continua y soberana semejante a un trapecio: más ancho en la frontera de Visviri y más angosto hacia el mar, de menos de siete kilómetros de frente a costa, que dejaba al ferrocarril Arica-La Paz y el aeropuerto en territorio boliviano. No obstante, no se alcanzaron a definir elementos, como el status militar de la zona, los espacios marítimos y el canje territorial que Augusto Pinochet exigió como elemento esencial de la negociación.
Al ser consultado a Perú, tal como exigía el Tratado de 1929, este gobierno envió una contrapropuesta que modificaba lo que Chile y Bolivia habían conversado. El planteamiento chileno, que contemplaba la internacionalización del puerto de Arica bajo una administración entre Chile, Bolivia y Perú, fue rechazado por el régimen militar, pues implicaba perder su soberanía sobre Arica establecida en 1929. Esto llevó al fracaso de las negociaciones y el posterior rompimiento de las relaciones entre Santiago y La Paz en marzo de 1978.
Aunque esta fórmula ha estado varias veces en la mesa y podría traer inherentes beneficios geopolíticos a Chile al desprenderse de su frontera con Perú -vecino con el que la relación ha sido siempre conflictiva y que en los últimos años ha buscado redefinir sus límites marítimos- es muy compleja de acordar, por el histórico rechazo de la cancillería limeña.
Perú se ha opuesto a una salida soberana para Bolivia por la Primera Región, por la "irrenunciable" pretensión de recuperar alguna vez el Morro, el puerto y la ciudad de Arica.
Los bolivianos también tienen cuestionamientos a esta fórmula, pues consideran que el territorio en que se produciría la "salida al mar" -en el caso de Charaña era entre el Río Lluta y el sur del paso de Chacalluta- corresponde a un terreno litoral llano, sin profundidades de calado, con playas de piedrillas carentes de las características favorables para la instalación de un puerto. Ello conllevaría a altísimos costos de implementación de un eventual puerto para Bolivia, lo que podría no tener sentido, considerando las libertades de tránsito y mercaderías con que ya cuenta este país, en virtud del tratado de 1904.
PUERTO CON SOBERANÍA COMPARTIDA
Aunque había sido considerada una mera contrapropuesta peruana para debilitar las negociaciones de Charaña en 1976, esta fórmula fue reflotada el año 2000 como una forma de salvar la profunda crisis económica de Arica. El camino era convertir la ciudad en un puerto internacional con soberanía compartida, lo que de paso permitiría dar solución a la demanda marítima boliviana. Uno de los impulsores de esta idea fue el entonces senador Sergio Bitar.
La idea de un puerto con soberanía compartida fue defendida, además, por Evo Morales cuando el 2003, como diputado del MAS, participó en el encuentro de la Unión Interparlamentaria que se realizó en Chile. Ahí afirmó que debería existir "algún puerto que permita que estos tres países tengan que compartir esa soberanía para la exportación de cualquier recurso natural, como el gas".
Esta alternativa, no obstante, es una de las más inviables ante ojos chilenos, pues supone una serie de problemas geopolíticos, considerando los intereses que aún mantiene en Arica tanto Perú como Bolivia. A ello se suma los inherentes problemas de seguridad, terrorismo y narcotráfico derivados de la dificultad de ejercer el control de un territorio y un espacio marítimo cuya soberanía debería ser ejercida por tres países. También juega en contra la opinión desfavorable de la población de Arica.
LA FÓRMULA DEL COMODATO
En el 2001, bajo la gestión de Ricardo Lagos y Jorge Quiroga, Chile y Bolivia comenzaron a afinar una fórmula que permitía a este segundo país exportar sus millonarias reservas de gas y recuperar de paso su "cualidad marítima".
El acuerdo suponía que Chile cedería en comodato -sin entrega de soberanía- una franja de tierra en la costa de la Segunda Región, de entre 400 y 600 hectáreas, que sería administrada por el gobierno boliviano, por entre 50 y 99 años, y que se regiría por las leyes tributarias y laborales bolivianas. Hasta allí, mediante un gasoducto, llegaría el gas boliviano.
La zona del comodato debía tener un puerto (los bolivianos se inclinaban por Patillos, a 60 kilómetros al sur de Iquique), una planta de licuefacción y otra petroquímica para que el vecino país pudiera exportar sus reservas a California a través de barcos metaneros.
El acuerdo finalmente no prosperó, pues Quiroga decidió que fuese su sucesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, quien zanjara el tema. Este, sin embargo, no encontró sustento político para dar luz verde al millonario proyecto, que involucraba unos US$ 1.500 millones, siendo obligado a dimitir en medio de violentas protestas del pueblo boliviano ante la posibilidad de que el gas se sacara por Chile.




CASIMIRA RODRÍGUEZ, SECRETARIA DE JUSTICIA:

LA "NANA" QUE LLEGÓ A SER MINISTRA

Pese a formar parte de la élite del poder en Bolivia, esta mujer quechua no cambió su forma de vida. Sigue usando el atuendo indígena y mantiene su misma residencia, la Federación de Empleadas del Hogar, que comparte con otras dos compañeras y donde duerme en un sillón cama que arma cada noche.

El Mercurio de Chile (www.emol.com)

En Bolivia, como dicen sus habitantes, "la plata manda". Y mientras los pocos afortunados de la alta sociedad pa-sean despreocupados en sus cuatro por cuatro y gozan de privilegios impensados para la mayoría de los bolivianos, casi el 80% de la población no gana más de $30 mil pesos al mes, el sueldo mínimo, y vive en condiciones austeras.
Al caminar por las empinadas calles de La Paz es común ver a mujeres indígenas, las cholas, cargando a sus hijos que, pese al frío altiplánico, andan descalzos. Pero también es normal encontrarse con figuras que deambulan por la plaza Murillo con la cara cubierta.
Son los limpiabotas, niños de entre 8 y 14 años que cobran 35 pesos chilenos por hacer su trabajo y que usan pasamontañas. No se esconden por ser delincuentes. Como ellos mismos explican, lo hacen porque van a la escuela y no quieren que sus propios compañeros y profesores los reconozcan en ese trabajo. "Nos molestarían", dicen.
En ese mismo ambiente de pobreza y discriminación vivió toda una vida Casimira Rodríguez, la actual ministra de Justicia del Presidente Evo Morales.
Casimira debió cargar desde niña con el estigma de la miseria, con su condición de indígena quechua y con una vida completa dedicada a trabajar como empleada doméstica, en un país donde todo esto te convierte, literalmente, en nadie.
Hoy, tras varios años de lucha sindical, esta mujer de 39 años está al otro lado. Y, aunque reconoce que parte de su vida se transformó con el nombramiento que la convirtió en autoridad, su personalidad sencilla no cambió.
Casimira viste el atuendo indígena típico y está peinada con dos largas trenzas color azabache. Tiene una voz suave y una sonrisa tímida.
Fácilmente podría ser confundida con una de las tantas cholas que pasean por La Paz, si no fuera porque una edecán vestida de policía la acompaña en cada paso y porque la mayoría de sus traslados no son de a pie, como lo hizo toda su vida, sino en un automóvil que le puso el gobierno.
Pero Casimira decidió no cambiar. Y por eso aún vive en la sede de la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar en La Paz, que comparte con otras dos compañeras también empleadas domésticas.Marcada por la historia
Casimira nació en la comunidad quechua San Vicente, en la provincia de Mizque, en Cochabamba.Según cuenta, su niñez la pasó en los cerros, ayudando a su familia con la siembra del maíz y el cuidado de las ovejas. En ese tiempo tenía nueve hermanos, pero cuatro de ellos murieron siendo niños por falta de alimentación. Hasta los siete años sólo habló quechua y no escribía. Entonces entró a una escuela donde aprendió español. Allí cursó sólo hasta cuarto básico.
La falta de recursos para comprar materiales y uniformes la obligó a abandonar el estudio y prepararse para una vida de trabajo que partió a los trece años.
Una familia acomodada llegó a la localidad indígena para reclutar sirvientas y ella fue elegida.
Dos años trabajó como empleada puertas adentro por US$ 25 al mes, unos $ 15 mil, con días que partían a las 6:00 AM y que no acababan hasta las once de la noche atendiendo a las 15 personas que vivían en la casa, de lunes a domingo.
Se fue de allí sólo para entrar a otra casa, donde estuvo diez años más.
Y aunque no olvida la discriminación que sufrió, recuerda a esos patrones con cariño. Especialmente, porque le daban tres horas de salida cada domingo, tiempo que Casimira aprovechó para entrar al mundo sindical.
Algunos años después y exactamente un 30 de marzo "fue mi liberación", dice.
Ese día dejó de trabajar puertas adentro y retomó sus estudios hasta sacar cuarto medio.
La actividad sindical creció y ella fue pilar fundamental de la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia, desde donde luchó por conseguir una ley que fijara horarios, vacaciones y un sueldo mínimo para las empleadas domésticas.
Allí conoció a Evo Morales, quien lideraba otra batalla: la defensa de los cocaleros.
Aunque nunca militó en el Movimiento Al Socialismo (MAS), el nuevo Presidente de Bolivia la eligió para formar parte de su gabinete y nada menos que para la rama de Justicia.
Casimira sabe que no tiene formación profesional, pero eso no la atemoriza, dice.
"Puedo hacerlo bien, la justicia no sólo es para quienes tienen estudios. Nosotros los quechuas sabemos administrar sin gastar de más. Además, yo conozco muy bien las injusticias que vive la gente más pobre en Bolivia", dice.
Aunque se muestra segura, en privado se esfuerza en aprender. Según cuentan cercanos, es normal verla a las nueve o diez de la noche instalada en su despacho estudiando, asesorada por abogados.Su timidez ya le ha jugado en contra, al igual que su falta de dominio del idioma español. En sus últimos discursos ha cometido errores graves, porque le cuesta leerlos, dicen cercanos.
En eso también quiere prepararse.
A Casimira las ganas no le faltan. Especialmente porque desde el ministerio que comanda quiere cumplir varios "sueños" que generen mayor igualdad y que permitan a la gente común volver a mirar la justicia como una esperanza.
Entre los proyectos de ley que prepara, está uno que protegerá a los hijos naturales y otro que buscará dar más transparencia al sistema judicial.
La ministra sabe que enfrenta críticas, pero cree que gran parte de ellas vienen desde personas acomodadas que sienten como una "ofensa" que una mujer, quechua y empleada doméstica, esté en el poder. Ella, dice, seguirá luchando.




Opinión:

LA REFUNDACIÓN DE BOLIVIA

El Mostrador de Chile (www.elmostrador.cl)

En la literatura constitucional se ha acuñado una interesante distinción entre dos momentos que podrían identificarse en la vida democrática de un país. Los primeros momentos, llamados constitucionales, son aquellos en los que el pueblo, movilizado como un todo, actúa con racionalidad y quietud delineando los que serán las condiciones políticas, sociales, jurídicas y, por qué no, económicas de esa comunidad. Esos momentos, por la trascendencia y carga de trabajo que involucran –a fin de cuentas es preciso movilizar a todo el pueblo- son escasos y se verifican en condiciones sociales determinadas. La historia nos ha enseñado que, las más de las veces, en condiciones de ‘agitación social’. Los segundos momentos, los políticos, son más comunes. Se verifican día a día en las decisiones que el Gobierno y el Parlamento llevan adelante y se suele señalar que en ellos las decisiones que se adoptan son fruto de la pasión, la inquietud y hasta la rabia de la actividad política.
Por lo mismo esta teoría insiste en que los momentos constitucionales no son irrelevantes, sino que son los más importantes pues fijan los carriles por sobre los cuales se desplazarán las decisiones políticas. Las decisiones racionales sujetan y limitan las pasiones desatadas de los segundos. Esta distinción se construye sobre la base de asimilar el comportamiento colectivo de una comunidad al comportamiento individual de Ulises. Ulises, en su momento de calma y racionalidad (constitucional), decide atarse al mástil y dar la orden a sus marineros de que tapen sus oídos con cera. Así, evitaría que éstos oyeran el canto de las sirenas y que obedecieran a sus órdenes que, con la pasión desatada, les requeriría dirigirse a ellas (políticos). ¿Pero qué es lo verdaderamente relevante de esta distinción? Lo que en verdad resulta relevante, más que las bases sobre la cual se construye –no libre de críticas- es que llama la atención sobre la importancia de los momentos en que una comunidad se autodefine. La Constitución, a fin de cuentas, es justamente la forma en que se expresa ese autogobierno. Las decisiones relativas a la organización política, jurídica y social de esa comunidad se plasman en el texto que, no en vano, se ubica en la cúspide del ordenamiento jurídico. Por ello la legitimidad de una Constitución sí importa. Y reformas más, reformas menos, ella carga con el peso de la legitimidad con que fue creada. Chile carece de una Constitución legítima. Su Constitución no es fruto de la autodefinición de la comunidad chilena, sino del trabajo de comisiones y, finalmente, de la propia pluma de quienes se encontraban ilegítimamente en el poder. El mismo Pinochet dirigió notas, de su puño y letra, donde aportaba “ideas que consider(aba) básicas para plasmar los criterios políticos institucionales que guían al gobierno”.
Bolivia pretende ubicarse al costado contrario del chileno. En calma y quietud –pese a la historia que indica que estos cambios ocurren solo en condiciones de agitación social- y por medio de la manifestación de la voluntad popular, el pueblo boliviano quiere autodefinirse como comunidad política. En agosto próximo Bolivia elegirá a más de 250 representantes que se encargarán de entregar a Bolivia un nuevo texto constitucional. Una idea que varias agrupaciones de la sociedad civil chilena han propuesto, pero que ha recibido solo evasivas.
Quizá un ejercicio tremendamente complejo y laborioso, como el que comienza Bolivia, no altere en nada el texto mismo de la Constitución. Pero la legitimidad que desde entonces podrá exhibir aquella nos permitirá decir que, en verdad, esa es la Constitución chilena. Las condiciones sociales que Chile exhibe, al parecer, son propicias para intentar la movilización del pueblo a una nueva autodefinición, una que se haga desde “abajo hacia arriba”, como funcionan las democracias.



Opinión:

NO HAY QUE DESMAYAR NI RETROCEDER

La Tercera de Chile (www.latercera.cl)

Tenemos la impresión de que nada es más frágil que los vínculos entre Bolivia y Chile, porque parecen tan delicados y sensibles como el juego de los palitos chinos, donde el cuidado tiene que ser extremo, el tacto muy sutil, para no mover mal la pieza y perder. Y en nuestro juego a alguien siempre le ha fallado el pulso o le ha pegado una patada al tablero. De la guerra perdida, de una vida vecinal amarga, de una paz que nos llevó a una amistad distante -aunque en el fondo hay tanta relación familiar y humana entre ambas naciones-, estamos en los últimos tiempos tratando de construir algo nuevo que parece surgir. Da la impresión de que bolivianos y chilenos hemos decidido arreglar los temas que nos separan y ya no vivir de espaldas.
Mencionamos esto porque desde hace menos de un año, unos y otros hemos dado algunos pasos de acercamiento que han estado bien encaminados. Pero sabemos que luego de esas aproximaciones se tiene que ir perfilando algo importante sobre el mar, porque ignorarlo no tendría sentido. En el caso de Chile, la espera no es ningún problema y cree que es lo más aconsejable. En el caso de Bolivia, existe un apuro evidente para abordar la cuestión marítima, porque, claro, ha esperado muchísimos años y las presiones internas que tienen todos los gobiernos son poco menos que insoportables.
Es por esa circunstancia que en los últimos días se han venido produciendo algunas declaraciones en Bolivia, excesivamente optimistas sin duda, además de ingenuas, en sentido de que habría que reanudar relaciones diplomáticas con Santiago a la brevedad, siempre que Chile garantice que se buscará un arreglo satisfactorio para su salida soberana al Pacífico. Esto no ha sido bien recibido por el nuevo gobierno de La Moneda, porque seguramente lo ha sorprendido, y el canciller Foxley ha expresado que con Bolivia se está trabajando en una agenda sin exclusiones, gradual, que no debería empezar por la "hipótesis máxima", es decir, por discutir la cuestión marítima.
Si el Presidente Evo Morales fue invitado a la transmisión del mando de la señora Michelle Bachelet sin tener relaciones diplomáticas establecidas, como se invitó a don Ricardo Lagos a La Paz; si hubo un recibimiento cálido de las autoridades y una inédita manifestación de ciudadanos chilenos que pedían mar para Bolivia; si un senador de la derecha chilena, además de marino, afirma que es importante darle una solución al encierro boliviano; entonces la idea de restablecer relaciones a nivel de embajadas para solucionar la mediterraneidad explotó.
En estas circunstancias -se sabe muy bien- el anuncio de un restablecimiento de relaciones diplomáticas se debe hacer de común acuerdo entre las partes. Tiene que ser algo simultáneo, como aconteció en 1975, cuando en Charaña, los presidentes de Bolivia y Chile decidieron reanudar relaciones con la condición de tratar, fundamentalmente, el retorno de Bolivia al mar. Eso no sucedió ahora y, peor, produjo una serie de declaraciones de uno y otro lado que no han aportado nada positivo.
Si se van a restablecer relaciones diplomáticas para romperlas después, mejor es que sigamos como estamos, en un buen nivel consular. Estas relaciones consulares nos están permitiendo negociar algunos temas importantes, mantener contactos periódicos, firmar acuerdos y hasta recibir a jefes de Estado del otro país. Solamente cuando se vea posible abordar el diferendo marítimo de manera amplia y convencida, habría que decidirse por la normalización de las relaciones.
Ahora aparecen anuncios de convocar a la OEA, de invitar a La Paz a José Miguel Insulza, de firmar un nuevo tratado con Chile, y hasta una declaración de Morales que libera al ejército chileno de la invasión al litoral boliviano en 1879 y se la atribuye al imperialismo británico, haciendo pie en la añeja tesis que manejaba la izquierda de los años 70. Y se habla de que ha llegado la hora de la "diplomacia de los pueblos". Así no vamos a prosperar porque la "diplomacia de los pueblos" no existe. Es un eslogan más. Con todo, lo peor en estos momentos sería desmayar y retroceder lo avanzado. Por Manfredo Kempff Suárez, Escritor, diplomatico y ex viceministro de Relaciones Exteriores de Bolivia




Desde Bolivia

EL MENSAJE DE PETROBRÁS

La intervención del Estado en la fijación se debe también a la necesidad que tiene el país de impedir precios tramposos, esto es, destinados a evadir los impuestos o a incrementar las ganancias corporativas con gas boliviano artificialmente rebajado.

La Nación de Chile (www.lanacion.cl/prontus_noticias)

Fernando Molina Monasterios

Petrobras acaba de anunciar que suspenderá sus inversiones en Bolivia, mientras no se aclare la situación del sector petrolero del país. Se trata de un golpe fuerte, porque se suponía que la empresa brasileña era la única que hacía buenas migas con el Gobierno de Evo Morales. El vicepresidente García Linera incluso la había excluido de la nacionalización que supuestamente está en marcha. Sin embargo, las negociaciones con esta compañía quedaron suspendidas en febrero y hasta ahora no han podido reanudarse, principalmente porque Petrobras no encuentra un interlocutor oficial.
Recordemos que la industria petrolera boliviana se halla sujeta a una ley de hidrocarburos cuya orientación principal es redistribuir la renta del crudo, de modo que el Estado se beneficie más. Esta norma introdujo mecanismos para poder fijar los precios internos de los combustibles, pero no los valores de exportación de gas, los cuales siguen librados, al menos en teoría, al juego de la oferta y la demanda. Ahora el Gobierno quiere controlar estos precios, de una manera que Petrobras considera errónea. En opinión de esta compañía, no se puede imponer precios “internacionales” como los que ha anunciado el ministro de Hidrocarburos en un mercado que, como el del gas, solamente forma precios regionales.
La diferencia no es académica. Mientras el precio de un millón de metros cúbicos de gas en Estados Unidos puede ser de ocho, 10 y algunas veces más de 12 dólares, en Sudamérica no supera los cuatro dólares. De modo que si el Gobierno se saliera con la suya y fijara un precio mínimo de exportación que, ambicionando los niveles norteamericanos, fuera mayor que el del mercado regional, Petrobras saldría perdiendo por doble partida: en primer lugar, por la presión que tal hecho ejercería sobre el contrato de exportación a Brasil, que desde hace tiempo el Presidente Morales ha prometido mejorar. Y, en segundo lugar, porque implicaría para todas las petroleras el pago de regalías e impuestos sobre un precio mayor al que efectivamente cobrarían.
Sin embargo, hay que decir que no sólo el MAS, sino también el jefe de la oposición, Jorge Quiroga, prometieron mejorar los precios a los que se vende el gas boliviano a Brasil y Argentina. La intervención del Estado en la fijación se debe también a la necesidad que tiene el país de impedir precios tramposos, esto es, destinados a evadir los impuestos o a incrementar las ganancias corporativas con gas boliviano artificialmente rebajado.
Sin embargo, la nueva normativa hidrocarburífera tiene unos alcances exagerados y una inspiración poco visionaria. Su propósito subyacente es tomar revancha de las empresas petroleras y de las elites que están vinculadas a ellas y las defienden, antes que corregir realmente los defectos de la legislación de los años noventa.
Por ejemplo, concede al Estado la mitad de la producción de cada campo, incluso de aquellos que son muy pequeños o caros para poder sostener esta alícuota. O quita a las empresas el derecho a comercializar por su cuenta los hidrocarburos, cuya propiedad se ha restituido absolutamente al Estado. De esta forma, las convierte en empresas de servicios que trabajan por cuenta de YPFB, algo que hasta ahora no se ha aplicado, pero que Petrobras y sus iguales rechazan enérgicamente.
En suma, la transnacional brasileña ha despertado a los optimistas del sueño de que la nacionalización del Gobierno -que en realidad es la suspensión de la mayor parte de los privilegios adquiridos por las petroleras en los últimos años- sería una operación muy sencilla. Quizá no llegue a ser imposible como en cambio pronosticaron los pesimistas, pero, eso sí, de fácil no tendrá nada.




Las razones del antichilenismo peruano

EL ENEMIGO DEL SUR

Chile, para los peruanos, no es más que el resentido recuerdo de que perdió bastante más que fronteras y riquezas: perdió oportunidades históricas que rara vez se vuelven a dar. Pese a lo que muchos piensan, la rivalidad histórica siempre ha sido entre Chile y Perú y no con Bolivia. ¿Será que nos envidian, nos temen, estamos en deuda, o que esta historia simplemente no tiene fin?

La Tercera de Chile (www.quepasa.cl)

¿Por qué tanto odio?
En política internacional no sirve de mucho ponerse beato. Hay que ser realista y reconocerlo: nuestros pueblos y sus líderes puede que en momentos de verídica o fingida hermandad continental se juren amor eterno con brindis y abrazos en banquetes o al pie de monumentos. No por ello, sin embargo, dejan de detestarse lo suficiente como para desembocar, de tanto en tanto, en guerras. A veces éstas se ganan o se pierden, aunque suele ocurrir también, como en nuestro caso con el Perú, que los motivos de desconfianza siguen ahí, suspendidos, amenazantes, a punto de volver a estallar.
Desde principios del siglo XIX hemos hecho la guerra al Perú tres veces: cuando luchamos contra el Virreinato por nuestra independencia, liderados por San Martín; cuando nos enfrentamos a la Confederación Perú-Boliviana en la década de 1830, guerra que Portales denominó nuestra "segunda Independencia"; y durante la Guerra del Pacífico o del Salitre, entre 1879 y 1884. Por supuesto, nosotros los chilenos estamos convencidos de que en estas tres conflagraciones vencimos a los peruanos si es que no los liberamos: la primera vez de los españoles, y la segunda del despotismo del general Santa Cruz.
Para los peruanos, en cambio, el asunto no es tan claro. A la hora de celebrar y homenajear, Bolívar y Sucre les pueden resultar más convenientes que San Martín o Cochrane; a O´Higgins, quien quiso a Perú, lo vinieron a conocer sólo cuando sus malagradecidos compatriotas se deshicieron de él. Y si bien Perú pudo volverse un Estado republicano -no precisamente una bendición para los peruanos-, es evidente que el fin del Virreinato fue una victoria relativa, un duro revés como poder continental del que aún no se recuperan. La derrota de la Confederación, por su parte, significó sepultar el más serio intento para revivir el Virreinato y la eliminación del modernizador quizá más progresista que gobernara Perú y Bolivia durante el siglo XIX: Andrés de Santa Cruz. Por último, la derrota en la Guerra del 79, amén de una humillación infligida por una otrora Colonia virreinal, implicó una mutilación de territorios, para peor, riquísimos en minerales. Si no que lo desmientan los chilenos que hemos gozado de las mayores riquezas históricas, salitre y cobre, este último hasta el día de hoy, inimaginables en nuestro único, auténtico e indesmentible terruño vital, el valle central.
A ello agreguémosle el hecho de que tropas chilenas entraron en Lima tres veces. "La prolongada ocupación de la capital y de buena parte del país (en la Guerra del 79) ocasionaron cuantiosas pérdidas materiales y humanas: las primeras por los continuos saqueos y cuotas exigidas por las fuerzas chilenas de ocupación (se recuerdan las expediciones de saqueo del contralmirante Patricio Lynch a la costa norte del Perú), y las segundas originadas en las actividades de la resistencia urbana o rural. La industria azucarera, que había florecido en la costa norte peruana, fue destruida en su mayor parte, así como otras actividades agropecuarias. La Biblioteca Nacional fue saqueada y sus libros vendidos en baratillo o llevados a Chile. Los laboratorios universitarios y las instalaciones varias de la propia ciudad de Lima fueron asimismo emigrados. Todo ello elevó notoriamente los costos de la guerra. Cuando el ejército chileno desocupó el Perú dejó atrás un país arrasado por el vandalismo. Otros efectos más duraderos en la vida del país se refieren a la deuda externa impaga; a la constitución de un consorcio exterior que administrara (el Contrato Grace), la postración larguísima de la economía del Perú. Después de la guerra, el Perú quedó sumido en la crisis más grave de su historia", sintetiza, dolidamente, el historiador peruano Franklin Pease, el paso chileno por su país.
Nuestra respuesta a algunas de estas acusaciones ha sido débil. Un botón de muestra. Cuando el director de la Biblioteca Nacional, Ricardo Palma, autor de Tradiciones peruanas, le pidió al presidente Domingo Santa María que le devolvieran los libros robados, éste le respondió: "Mi estimado amigo: No se ha equivocado Ud., al creer que tendría buena voluntad para devolver a la biblioteca de Lima los libros que de ahí pudieron sacarse en un momento de ardor bélico, siempre que esos libros pudiera haberlos, y reunirlos, sin desarmar las bibliotecas en que pudieran encontrarse catalogados. Según mis investigaciones, son pocos los de esta especie; pues la mayor parte se han perdido de aduana en aduana, o de oficina en oficina, ya que en aquel tiempo, más que a los libros, se hacía caricias a las armas. A Dios gracias, los tiempos bonancibles vuelven, y Ud. dejará de andar con una espada al cinto, y volverá a tomar la pluma para escribir como siempre, sabrosos y bien aliñados artículos". La invitación que hace Santa María a Palma de que siga escribiendo, y no leyendo, deja entrever cierta incomodidad, entre confesa impotencia y un dejo de apenas velada impaciencia ante tan inoportuna solicitud. Estamos hablando de la entonces principal biblioteca de Sudamérica, de 56 mil volúmenes y 800 manuscritos (de los que sólo se encontraron 738 ejemplares que se salvaron del despojo). También de monumentos, que hoy adornan ciudades como Santiago y Talca, mobiliario, obras de arte, platería, y un sinfín más de otros objetos abusivamente calificados de botín de guerra. Uno puede considerar atendible, quizás, que el Huáscar no sea devuelto; después de todo, una vez apresado devino en un buque de guerra chileno y en él murieron muchos compatriotas. La guerra es cruel, pero hay abusos que se cometen sin justificación alguna.
El problema de fondo
Claramente el problema no es estrictamente de "fronteras más acá o más allá". Concordemos que a éstas nunca se las ha podido definir adecuadamente luego de la debacle que siguió al colapso del imperio español. En su mayoría correspondían a límites jurisdiccionales y administrativos que sirvieron poco o nada para regular situaciones y realidades posteriores de índole muy distinta.
Ello explica la nebulosa territorial predominante hasta que el desarrollo industrial creó una demanda inédita por ciertos recursos y se produjo la presión de capitales y fuerza de trabajo chilena en posesiones tradicionalmente bolivianas y peruanas. Lo cual no desmiente, sin embargo, que Chile como país, y no mera iniciativa empresarial privada, haya tenido aspiraciones sobre estos territorios ya antes. En efecto, previo a la Guerra del 79 -cuando se revierte la política chilena sostenida hasta ese entonces, contraria a la posibilidad de que los países sudamericanos sufrieran desmembramientos territoriales- se contempló la idea de que Bolivia tomara control de Tacna y Arica, facilitando de esa forma la penetración y expansión de intereses chilenos en el norte boliviano.
Que, al final, Bolivia terminara estrangulada, sin salida al mar, se debe en no poca medida a que siempre nos ha convenido mantener una zona de tope que amortigüe nuestro distanciamiento geográfico del Perú. A la incapacidad de Bolivia de desarrollar económicamente estos territorios, amén de su carácter supuestamente más andino, y su tradicional "salida" y comercio a través del Río de la Plata, se sumará su notable ineptitud militar durante la última de las guerras, lo cual le significó quedar tempranamente desplazada. El punto clave en todo esto es que la rivalidad histórica siempre ha sido entre Chile y Perú y no con Bolivia. Podrá sonar un tanto duro -la política internacional es cruel-, pero la existencia de Bolivia como entidad estatal ha venido a ser un útil expediente geopolítico para Chile a fin de neutralizar al Perú.
Vista así, la historia que está en juego comienza mucho antes del siglo XIX. De hecho, se remonta al comienzo mismo de nuestras "relaciones peligrosas", a los tiempos de la temprana conquista proyectada desde el Perú si hemos de ser precisos. Almagro sacrifica su cuota de ganancias abandonando el Cuzco y emprendiendo una aventura hacia el sur, a la postre, infeliz. Almagro pensó que el "Perú" con que los españoles venían soñando desde Panamá, se ubicaba mucho más al sur. El problema es que apostó mal, como lo confirmarían Valdivia y sus consiguientes capitanes. Chile resultaría ser no rico sino miserable, y jamás habría de suplir dicha pobreza con mano de obra indígena sumisa. Arauco terminó por impedir inmisericordemente esto último, y desde entonces Chile se convirtió en el Perú "que no fue". El retorno de Almagro y "los de Chile" al Cuzco, desde luego, generó la brutal primera guerra civil en el país del norte, primera desestabilización entre muchas generadas "desde fuera". Con posterioridad, Valdivia, también, habría de ir desde Chile al Perú, a fin de prestar su genio militar (en la batalla de Sexahuaman a favor de La Gasca y el poder real), pero sin querer o poder profitar a causa de los conflictos locales peruanos. La tentación de "tomarse" el Perú es siempre una posibilidad, pero el intento, invariablemente, fracasa o arroja réditos a media. San Martín, Cochrane, Bolívar y las subsiguientes fuerzas de ocupación chilena a lo largo del siglo XIX, abandonaron el Perú, todos frustrados.
El Perú, mirado desde acá, siempre ha sido ingobernable, faccioso, una sociedad que en sus momentos más esplendorosos sólo ha sido posible dirigirlo cortesanamente. Los incas y la administración española siguen siendo imbatibles. En efecto, una vez que se vuelve estado republicano, el país pasa a ser un haz de conflictos irresolutos derivados de múltiples intereses locales y foráneos, incapaces de aglutinar a sus clases dirigentes, como también a sus distintas culturas y capas étnicas que mantienen hasta el día de hoy un sordo entendimiento mutuo; conflictos que, además, rápidamente se militarizan, lo cual no ayuda a nadie.
Chile, objetivamente hablando -hasta los peruanos lo reconocen-, en cambio, es un país que ha podido compensar sus debilidades: su falta de recursos, su magra población y su provincianismo periférico. Se transformó, ya avanzada la Colonia, en granero del Perú, y aunque no pudo aprovechar un virtual monopolio a su favor al ser una posesión subordinada políticamente al Virreinato, la inestabilidad y falta de cohesión peruana a partir de la Independencia tornó la situación en altamente ventajosa para nosotros.
Portales planteaba en 1836 el asunto como un problema entre un posible "Estado-nación emergente, con carácter" versus "las fuerzas heredadas de un coloniaje anacrónico, cansadas pero aún poderosas": "La Confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América. Por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización trataría de ejercer en el Pacífico, arrebatándonoslo; por el mayor número también de gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculada a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menor carácter que los chilenos; por todas estas razones, la Confederación ahogaría a Chile antes de muy poco. Debemos dominar para siempre en el Pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre. Las fuerzas militares chilenas vencerán por su espíritu nacional...".
Eso fue lo que ocurrió en ambas guerras. Chile había logrado forjar una elite dirigente compacta, con alto sentido público. Supo aprovechar bien su pequeño tamaño, se organizó políticamente y se armó. Nuestros triunfos hicieron patente la debilidad comparativa, aunque inicialmente ventajosa, del Perú. La aniquilación sucesiva de este potencial mal manejado humilló al orgulloso país del norte, a sus cuadros dirigentes, e impidió de ahí en adelante que dicho país se convirtiera en un Estado nación equivalente al vecino del sur. Chile, para los peruanos, no es más que el resentido recuerdo de que perdió bastante más que fronteras y riquezas.
Perdió oportunidades históricas que rara vez se vuelven a dar.
¿Alguna salida?
De lo que estamos hablando es de un fino equilibrio que desde el siglo XIX ha tendido a favorecer a Chile. Donde se equivoca Portales y el liderazgo chileno, es que nada en historia es para siempre. Hace rato que no somos la potencia indiscutible del Pacífico, siga o no habiendo un Perú, y Bolivia no haya vuelto todavía a tener acceso soberano al mar. Los tiempos cambian. Los equilibrios, al igual que las políticas nacionales, suponen actualizaciones periódicas. En un mundo globalizado, ¿cabe seguir pensando en estados nacionales? ¿No será que visiones continentales, como las de San Martín, quien quiso terminar con el poderío español pero no con la unidad virreinal peruana en alianza con la rioplatense, pueden volver a cobrar vigencia? Por cierto, visiones de esa índole chocan irremediablemente con las de un "norte" más allá del Perú. El desafío es de nuestros políticos. Si los mapas, en esta parte del mundo, se dibujan y redibujan, por qué no exigir lo mismo también de las mentes de quienes nos gobiernan, aquí y allá




Análisis:

LATINOAMÉRICA: ENTRE LA IZQUIERDA Y EL POPULISMO

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.es)

El 28 de enero, en el acto final del Foro Social Mundial celebrado en Caracas, Hugo Chávez tomó prestado el más emblemático grito de batalla del Che Guevara - "Crear dos, tres, muchos Vietnam"- y proclamó que la tarea actual de los revolucionarios de América Latina era "crear dos, tres, muchas Bolivias". En aquel ambiente tapizado de banderas rojas la proclama del presidente venezolano refrendó el resurgir de la izquierda en América Latina.
¿Cuál de todas las izquierdas del amplio espectro político es la que predomina? Aún no se sabe, pero sí es seguro que el furor por una izquierda que en 1990 había recibido un sepelio de tercera parece dominar el escenario latinoamericano. Con la excepción de Chávez, los gobiernos de izquierda son ortodoxos en su política económica, sin vestigios de proyectos populistas que en los años sesenta impulsaban el gasto estatal, con inflación y desempleo. Evo Morales es aún una incógnita, Humala una amenaza, López Obrador un misterio.
La izquierda latinoamericana no es homogénea. Gustavo Gorriti, codirector del diario limeño La República,señala que hay mayor afinidad entre el socialista chileno Ricardo Lagos y el derechista mexicano Vicente Fox que entre Lagos y Chávez. "Poco hay de común, más allá de programas fronterizos, coqueteos petroleros y alguna gárgara retórica, entre Lula y Chávez", afirma.
Quince años después del consenso de Washington, que fijaba el progreso de América en la economía de mercado, la democracia y el alineamiento con Estados Unidos, una ola de desencanto empujó el péndulo hacia la izquierda y hacia candidatos populistas antisistema. Gobiernos de izquierda - con todos sus matices- pueblan hoy el mapa del continente: Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Chile. Se habla de probables victorias electorales este año en México y Nicaragua, así como de un ascenso protagónico de los movimientos sociales y populares en la mayoría de los países del continente.
Al peruano Ollanta Humala (ex coronel que dirigió una asonada militar de opereta contra Fujimori), primero en las encuestas para ganar el día 9 de abril la primera vuelta de las presidenciales, nadie se atreve a identificarlo con la izquierda. Su discurso es cercano al populismo nacionalista, con tintes racistas. Más de 420 millones de latinoamericanos estrenarán este año presidente. Las encuestas y previsiones señalan que los candidatos de izquierda o que representan a partidos progresistas están a la cabeza de las preferencias. Los comicios van a cambiar el rostro de América Latina al imponerse una izquierda que tiene un tinte de resistencia nacional. Evo Morales, Néstor Kirchner, Michelle Bachelet, Lula da Silva o Tabaré Vázquez son los rostros de la nueva realidad latinoamericana.
La victoria de Morales, el repunte electoral de Ollanta Humala y la ventaja en las encuestas del mexicano Andrés Manuel López Obrador son signos de que las propuestas de Chávez cobran aliento, hasta el punto de que ya se habla de una "internacional populista".




VIVIANNE BLANLOT, MINISTRA DE DEFENSA:

"LA PAZ NUNCA ESTÁ GARANTIZADA"

En las mismas oficinas que ocupara Michelle Bachelet, la economista se pone al día en los temas de Defensa. Aunque optimista respecto de las relaciones con los vecinos, admite que -junto con la energía- es uno de los problemas más serios que deberá afrontar este gobierno.

El Mercurio de Chile (www.emol.com)

Cuando Michelle Bachelet la llamó para ofrecerle un ministerio, no se sorprendió. "Pero -recuerda- me dijo 'te quiero en algo distinto a lo que has hecho siempre. Quiero que estés en el cargo en que estuve yo al final'. Me quedé muda. Algo absolutamente inesperado. Y en un tono como dudando le dije '¿por qué yo ahí?'. Me dió sus razones. Y le contesté 'estoy disponible'".
Las razones de la Presidenta eran que la conocía, que era bien firme y que podía manejar los temas de Defensa. Vivianne Blanlot no cree que haya influido su relación con la familia militar: hija de militar retirado; sobrina y ahijada del almirante Blanlot, muerto siendo procesado por violaciones a los DD.HH.; nieta de general de Ejército; su primer marido fue un FACH en retiro, con el cual tuvo a su hija Alejandra. De él la niña heredó la enfermedad que la tuvo a las puertas de la muerte y que salvó gracias a un trasplante de corazón.
Experta en energía y medio ambiente, se reconoce de carácter fuerte. Y hasta inflexible cuando hay que serlo, como lo demostró al frente de Conama y de la Comisión de Energía.
-Tengo, o tenía, fama de dura y de distante. Pero yo no mando, propongo. Y si tengo que decidir sobre la opinión de otro, lo haré. No me tiembla la mano para tomar decisiones. Eso tiene que ver con ser seria.Confía que no le habría gustado estar en medio ambiente y que en energía habría sido más de lo mismo. "Estoy contenta aquí", dice en lo alto de la Torre Diego Portales.
Frente a las FF.AA.
-¿Diría que las FF.AA. de hoy son unas nuevas FF.AA.?
-Sí. Las de hoy son una nuevas FF.AA. Son las viejas FF.AA., de antes del gobierno militar, modernizadas. Han vuelto a un rol netamente militar, dejando de lado las incursiones en lo político que, yo creo, a la mayoría de las FF.AA. les incomodaba.
-El nombramiento del subsecretario Vergara, ¿fue una audacia de la Presidenta?
-Creo que fue un poquito audaz en el sentido de que requirió coraje. Pero no fue una audacia irresponsable: ella sabía que tenía aceptación de parte de la FACH.
-Para usted, que él haya sido sandinista ¿es como una condecoración?
-Toda nuestra generación tuvo vidas con muchas vueltas. No lo critico, tampoco lo considero una condecoración. Luchó contra un dictador terrible, como Somoza, y eso es lo positivo.
-¿Significa que, en determinados casos, usted aprueba la lucha armada?
-Bueno, nosotros conquistamos nuestra independencia con lucha armada. No repruebo la lucha armada en algunas circunstancias.
La buena vecindad
-Analistas chilenos coinciden en que los problemas más graves que se le presentarán a este Gobierno serán energía y Bolivia.
-Coincido en que uno de los problemas más serios que tenemos, desde el punto de vista estratégico, económico e incluso desde el punto de vista de la defensa, es el energético. El tema de Bolivia, más allá de todas las declaraciones, es un tema que como país nos conviene tratar de resolver.Y no me cabe duda de que haremos todos los esfuerzos para tratar de resolverlos, porque queremos tener buena vecindad con Bolivia.
-Para Bolivia, la única manera de resolverlos es darles una salida soberana al mar.
-Esa es la única forma que plantea Bolivia en este momento, pero no necesariamente puede ser la única. Podríamos buscar otras formas. En una conversación tranquila con el gobierno y el pueblo boliviano podríamos encontrar otras formas de resolverles su acceso al mar. Esa es una conversación compleja para los dos países, que hay que hacer pausadamente.
-Teniendo tanta costa, ¿sería muy espantoso cederles un par de kilómetros?
-No creo que sería espantoso, pero pienso que Bolivia necesita un acceso económico real al mar y que los ciudadanos bolivianos puedan vacacionar cerca del mar, vivir cerca del mar y hacer todos sus negocios en el Pacífico. Esas cosas hay que lograrlas. Que haya un 60% de chilenos que piensan que no hay que entregarles salida al mar es porque no han pensado en opciones que no nos afectan negativamente ni en los beneficios que tendríamos con buenas relaciones con Bolivia.
-¿A cambio de gas?
-A cambio de un buen comercio.
-Chile dice que se trata de un tema bilateral...
-Así es. Y aún más, desde el punto de vista de posibilidad de éxito de darle salida al mar, es más fácil si lo mantenemos como un tema bilateral que internacional. Es distinto si pensamos una solución, la presentamos a los ciudadanos y el país toma una decisión.
-De sus palabras se infiere que el actual Gobierno está dispuesto a darle una salida al mar a Bolivia...
-Yo creo que el gobierno está dispuesto a buscar una salida al mar, pero eso no quiere decir que esté dispuesto a entregar soberanía. Lo más complicado es el tema de la soberanía.
-El tema no es bilateral sino trilateral; Perú tiene la última palabra.
-Claro. Perú no acepta que se discutan territorios que fueron de ellos.
-Eso figura en el Tratado de 1929.
-El tema es cómo logramos que Perú tenga una actitud proactiva y propositiva para que podamos resolver el problema.
-A su juicio, ¿los Tratados son intangibles?
-Los Tratados son Tratados, los compromisos son compromisos y no se rompen. Sólo se pueden tocar con acuerdo de las partes, no en forma unilateral.
-En cuanto al reclamo de Perú por la delimitación marítima...
-No le reconocemos validez jurídica respecto a que pretendan cambiar un Tratado. Desde nuestro punto de vista, no hay cambio en la delimitación. Existe una voluntad aparente del gobierno peruano de discutir ese tema, pero nosotros no estamos disponibles para discutir el tema en este momento. Hay un Tratado que involucra a varios países sudamericanos y es absurdo que un país pretenda, unilateralmente, cambiar las reglas; no tiene ninguna viabilidad.
-¿Insistirán en la extradición de Apablaza -acusado del asesinato de Jaime Guzmán- desde Argentina?
-Tenemos que insistir. Debe ser juzgado en Chile.
-Militares uruguayos dicen que si no se rechaza la extradición de militares involucrados en el caso Berríos, se dañará su soberanía.
-Pensar que la soberanía de cualquier país es amenazada por sistemas judiciales en democracia... No. Es comprensible que militares uruguayos se resistan a que militares suyos, en servicio activo incluso, sean juzgados en otro país. Es una reacción humana, pero no tienen razón.
DEFINICIONES:Las prioridades
-Modernización del M. de Defensa.
-Hay proyectos, algunos en el Congreso, otros en elaboración. Al tiempo que se está tratando que las FF.AA. trabajen en forma conjunta, seguimos teniendo una subsecretaría por rama. La propuesta es una Subsecretaría de Defensa.
-Modernización de la carrera militar.
-Que la carrera pueda alargarse y que haya una carrera corta que les permita retirarse antes.-Reforma previsional de las FF.AA.
-Actualmente se retiran a los 48 o 50 años lo que produce que el fisco gaste más en personal en retiro que en actividad. Hay una serie de beneficios que no tienen los otros sistemas previsionales y que lo encarecen. Por ejemplo, las hijas solteras siguen teniendo toda su vida la pensión del padre. Eso hay que eliminarlo.-Crear un Ministerio de Seguridad.
-Hay que trabajar bien ese proyecto porque la separación de funciones entre Interior y el Ministerio de Seguridad Pública hay que hacerlo con cirugía fina.
-Ley del Cobre.
-Hay que asegurar que haya un sistema de financiamiento que garantice que se hagan proyectos de largo plazo, sin problemas financieros.
-Servicio militar.
-Crecientemente voluntario. Entre 5 y 10 años más tendremos un Ejército totalmente profesional
-Tropas chilenas en Haití.
-Es necesario mantenerlas hasta que ONU establezca que Haití está en condiciones de no necesitar apoyo militar. La misión nuestra en la isla es una presencia fundamentalmente pacificadora.
¿MILITARIZACIÓN?:Gasto en Defensa
-¿No es excesivo que Chile invierta en Defensa el 2% del PGB?
-Eso incluye todo el costo de las FF.AA., no sólo armamento.
-¿Necesitamos Scorpenes, gastar 100 millones de dólares en cien tanques Leopard 2 alemanes de segunda mano...?
-Sí, es un proceso de renovación tecnológica. Una gran cantidad de tanques se van a dar de baja.
-¿Y para qué se necesita armamento?
-Por ejemplo, ¿sabe cuántos tanques tiene Perú? Nosotros, en total 300; ellos 800 o 900. Chile tiene un gasto en armamento equilibrado con la mayor parte de los países similares en tamaño y las fronteras que tenemos.-¿Ve amenazada la paz de Chile con sus vecinos?
-Miremos el mundo y démonos cuenta de que la paz ¡nunca! está garantizada. La probabilidad de que se inicie un conflicto en nuestro continente puede ser muy baja, pero nunca puede ser cero. Hay que preservar la paz, y en eso hacemos grandes esfuerzos. La probabilidad de un conflicto para Chile es bajísima.



Inmigración ilegal en la ciudad de Buenos Aires: luego del trágico incendio en el barrio de Caballito

DICEN QUE ESCLAVIZAN A 4000 BOLIVIANOS

La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)

Es un dato alarmante, que surge tras la muerte de seis extranjeros ilegales durante un incendio registrado el jueves último en un taller textil de Caballito: en la ciudad, hay unos 4000 bolivianos que son reducidos a esclavitud en por lo menos 1600 talleres y fábricas situados en distintos barrios de la Capital. Además, otros 11.000 inmigrantes de ese país trabajan en negro o tienen una condición laboral que no está clara ante las leyes.
El dato fue confiado a LA NACION por el ministro porteño de Producción, Enrique Rodríguez, que afirmó que esas cifras son el resultado de un análisis realizado por su área en las últimas 72 horas.
El funcionario dirigirá hoy una serie de inspecciones sorpresa por lo menos en 270 talleres textiles. En esos operativos se buscará a extranjeros sin documentación, que serán derivados a centros de contención donde se tratará de encontrar una solución para su ilegalidad.
"En el fin de semana, a raíz de lo ocurrido en Caballito, algunos empresarios se han comunicado para ver cómo pueden solucionar el problema con la mano de obra extranjera, que en muchos casos se trata de inmigrantes ilegales. Calculamos que de los 1600 talleres, donde hay mano de obra boliviana, unos 160 son fábricas textiles clandestinas", dijo Rodríguez a LA NACION.
Según el funcionario, de los 15.000 bolivianos que trabajan en los talleres, unos 4000 son utilizados como mano de obra esclava; otros 6000 cobran en negro y el resto tiene una situación laboral irregular.
"Muchos bolivianos provienen del campo y aquí son explotados. Nosotros queremos regularizar la situación, así que, tras censar los talleres, los propietarios tendrán 15 días para poner todo en regla; si no, serán cerrados", aseguró el ministro. "Sabemos -añadió- que a este tipo de talleres se los mimetiza con casas de familia y que están manejados por mafias que contratan a los trabajadores en la frontera, los traen y los tienen absolutamente atemorizados."
Lanzan operativos
Los operativos comenzarán a las 10.30 y además participarán los responsables de Producción, personal de la Policía Federal, de la AFIP, de Migraciones, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, del Ministerio de Derechos Humanos porteño y de la cartera de Trabajo.
Anoche, una fuente del Ministerio de Gobierno de la ciudad, a cargo de Diego Gorgal, dijo a LA NACION que desde agosto último hasta ahora se clausuraron 180 talleres. "Más de la mitad de las fábricas textiles cerradas reabrieron en menos de tres días. La mayoría reabrió en casas o galpones de la zona", señaló el informante. La fuente dijo, además, que luego de trascender la noticia de la muerte de los seis bolivianos en Caballito, la cartera de Gobierno recibió 43 llamadas telefónicas de vecinos que denunciaron la existencia de presuntos talleres textiles clandestinos.
Durante el fin de semana, el jefe del gobierno porteño, Jorge Telerman, se reunió con la secretaria de Trabajo, Noemí Rial; el jefe de la Policía Federal, Néstor Valleca; el director de Migraciones, Ricardo Rodríguez, y el subdirector de la AFIP, Marcelo Costa, para discutir estrategias para erradicar los talleres clandestinos en la Capital. "El plan es atacar por todos los frentes de la administración a este tipo de prácticas", dijo Telerman a la agencia Télam.
Ayer, un vocero del Ministerio del Interior dijo que la policía se encargará de comprobar si los inmigrantes ilegales tienen antecedentes penales. "La idea es tratar de blanquear su situación, no de expulsarlos", comentó el informante.
En diciembre último, LA NACION había participado de un operativo de control y clausura de talleres textiles clandestinos en distintas zonas de la ciudad. Por aquel entonces, el gobierno porteño clausuró 17 talleres de los 58 inspeccionados y reveló las condiciones denigrantes en las que trabajan los extranjeros ilegales. Suciedad, hacinamiento y manejo de sustancias tóxicas fue el ambiente que se repitió durante los operativos. En las casas y galpones donde funcionaban estas fábricas clandestinas, decenas de trabajadores eran explotados donde apenas cobran entre 30 centavos y 1,40 pesos por prenda terminada, en extensas jornadas laborales que nunca bajan de las diez horas.
El cónsul adjunto de Bolivia, Albaro Gonzales Quint, dijo a Télam que la servidumbre laboral es "una práctica utilizada sistemáticamente" y que "en algunos talleres trabajan niños de 12 a 14 años y viven varias familias, con sus niños, en un solo ambiente, en el que trabajan casi todo el día".
Unos 15.000 bolivianos
 Ese es el número total de inmigrantes que, en su mayoría, trabajaría en negro, unos 4000 serían mano de obra esclava en los 1600 talleres textiles que son investigados hoy en la ciudad.
Se hicieron 180 clausuras
 Esa es la cifra de talleres cerrados desde agosto último. Sin embargo, en menos de 72 horas más de la mitad reabrió sus puertas.
Se harán 270 inspecciones
 El gobierno porteño realizará hoy la inspección de unos 270 talleres en la ciudad. Participará en el operativo, entre otros, el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Más denuncias vecinales
 Entre el viernes último y anteayer, se registraron 43 denuncias de porteños, que alertaron a las autoridades sobre la existencia de talleres presuntamente ilegales.




BRASIL DICE QUE QUIERE BUEN DIÁLOGO CON BOLIVIA Y ESPERA A MORALES

La Nación de Paraguay www.lanacion.com.py)
Pocas antes de la esperada llegada del presidente de Bolivia, Evo Morales, a Belo Horizonte para participar en la Asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y reunirse con autoridades brasileñas, tres prominentes funcionarios del gobierno de Lula hicieron un esfuerzo por bajar las presiones.
"Nosotros no queremos discutir el tema petrolero por la prensa", dijo a periodistas el asesor especial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobre temas internacionales, Marco Aurelio García.
El funcionario tiene programado un "desayuno de trabajo" el lunes con Morales para abordar la agenda energética bilateral.
El ministro de Energía de Morales, Andrés Soliz Rada, acusó recientemente a Brasil de pretender tratar a Bolivia como "una neocolonia" y afirmó que las petroleras extranjeras podrían marcharse si no les convienen las nuevas condiciones impuestas por la próxima nacionalización de la industria de los hidrocarburos.
García argumentó que las negociaciones bilaterales son complejas e "involucran el interés nacional de ambos países" y la integración latinoamericana.
"Si hubo uso de adjetivos en esta discusión, no fue de nuestra parte. Queremos mantener un lenguaje correcto y que responda a las buenas relaciones entre Brasil y Bolivia", dijo.
Las discusiones están detenidas por falta de interlocutores del lado boliviano, según Petrobrás.
Hoy el presidente de la empresa, José Sergio Gabrielli, ratificó que sus nuevos proyectos de inversión en Bolivia están paralizados, aunque dijo confiar en que se reanudarán.
"Petrobrás está haciendo todos los esfuerzos para aumentar la producción de gas en Brasil, pero hoy la situación es que Bolivia es proveedora de la mitad de la oferta de gas en Brasil", dijo.
Pero Petrobrás produce, distribuye, refina y transporta gas de Bolivia para Brasil y es la principal fuente de ingresos fiscales y por exportaciones en ese país, destacó.
"En este momento nosotros estamos creyendo en la reapertura del diálogo y continuaremos insistiendo en una solución negociada", dijo en el marco de la 47 Asamblea del BID, en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais.
"No sé que va a suceder en Bolivia, pero sabemos que en caso de problemas de suministro de gas en Bolivia, tendremos un problema en el mercado brasileño de gas", reconoció.
Bolivia quiere un importante ajuste de los precios del gas que vende a Brasil a 3,2 dólares por millón de BTU (medida energética internacional) y a ello condiciona el aumento de la producción que su vecino necesita para satisfacer la creciente demanda interna.
Un gasoducto de 3.200 kilómetros de longitud transporta hasta 30 millones de metros cúbicos de gas por día para Brasil.
Petrobrás planeaba aumentar en otros 30 millones de metros cúbicos más el consumo de gas boliviano, e invertir en una planta petroquímica en la frontera. Ambos proyectos están ahora paralizados.
"No estamos deseosos, pero tenemos que discutir la posibilidad" de un aumento de precios, dijo Gabrielli.
A cambio Petrobrás quiere negociar "la garantía" de suministro a largo plazo e inversiones en la cadena de la industria del gas en Bolivia.
La ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff, coordinadora del gabinete de Lula, dijo que el ministro de Minas y Energía, Silas Rondeu, está intermediando entre Petrobrás y el gobierno "del compañero Evo Morales".
"Gabrielli tiene el derecho de manifestarse sin que haya ninguna disminución de la importancia que damos a eso", dijo en defensa del presidente de Petrobras, calificado por la prensa como "la carne de cañón" al dar la cara pública en estas arduas negociaciones.
Retractación
El presidente de Bolivia, Evo Morales, se retractó de las insinuaciones que hizo contra EEUU por su supuesta responsabilidad en los atentados que hace dos semanas causaron dos muertos y once heridos en La Paz, informaron hoy fuentes oficiales.
"Ya no tenemos duda", dijo el socialista Morales después de cenar el sábado con el embajador estadounidense, David Greenlee, en la residencia presidencial, situada en el selecto barrio de San Jorge de la capital administrativa boliviana, según unas declaraciones grabadas difundidas hoy por la Presidencia.
El gobernante agregó que, "con la información de primera mano" proporcionada por la legación diplomática de EEUU, que agradeció públicamente, "hay una mayor claridad" de que no existe relación entre el gobierno de Washington y las explosiones, dijo.
Por su parte, Greenlee agradeció la invitación de Morales a la cena y expresó su satisfacción porque se aclarara el malentendido.
"No quiero hablar de limar asperezas, pero la información ha hecho poner en contexto lo que ha pasado y el presidente tiene otra apreciación de lo que pasó", manifestó en las mismas declaraciones.
Entre la noche del 21 y la madrugada del 22 de marzo pasados, dos bombas explotaron en sendos hoteles de La Paz en un lapso de unas seis horas, causando conmoción en la opinión pública nacional.
A la mañana siguiente, la policía detuvo al ciudadano estadounidense Lestat Claudius De Orleans y Montevideo y a la uruguaya Alda Ribeiro como presuntos autores de los crímenes.
Horas después, y cuando aún no se conocían los resultados de las investigaciones, Morales insinuó en un acto público en la ciudad oriental de Santa Cruz que Estados Unidos enviaba terroristas a su país, postura que volvió a reiterar el martes pasado en una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros.
Pese a las graves acusaciones del mandatario socialista, Greenlee dijo tras reunirse con él que las relaciones bilaterales "son normales, de respeto mutuo".
"Nosotros respetamos siempre la soberanía y la dignidad de Bolivia y estamos seguros de que el presidente respeta nuestra dignidad", afirmó el diplomático, que anunció que Washington seguirá apoyando a Bolivia en las distintas áreas en las que cooperan.




EL RECLAMO BOLIVIANO: UNA DURA PRUEBA PARA BACHELET

Diario Liberación de Suecia (www.liberacion.press.se)

La histórica reivindicación boliviana de una salida soberana al mar, fortalecida por el reconocido liderazgo del presidente Evo Morales, se convirtió la pasada semana en una dura prueba para la nueva política regional de Michelle Bachelet.
Morales lanzó el jueves 23, durante una masiva concentración, una poderosa ofensiva diplomática encaminada a promover una toma de conciencia internacional, y particularmente en Chile, sobre la necesidad de solucionar la justa demanda de su país.
La fecha escogida no pudo ser más significativa: la celebración del Día Internacional del Mar y el aniversario de la caída del héroe nacional Eduardo Abaroa, muerto en combate contra la invasión chilena que cercenó las costas bolivianas en 1879.
Su virtual emplazamiento a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que se reúna a fin de tratar el tema, y su pedido de apoyo a la comunidad internacional, tuvo una enorme repercusión en América Latina, y muy especialmente en los medios locales.
Morales invitó al secretario general de la OEA, el chileno Miguel Insulza, para que visite Bolivia con ese motivo, y apeló al gobierno de Santiago para que escuche la voz de su pueblo, partidario de una solución del viejo litigio.
La campaña, sin embargo, no fue bien recibida por las máximas autoridades chilenas. Bachelet, quien ha insistido en su voluntad de priorizar las relaciones con el vecindario -abandonada por gobiernos anteriores- rechazó de inmediato la convocatoria de la OEA.
La mandataria dejó claro que La Moneda no ha pensado en cambiar la posición histórica de su país de que los tratados -que consagraron la ocupación territorial de sus vecinos- son intangibles y los diferendos deben ser considerados a nivel bilateral.
«Nosotros hemos tenido una sola palabra desde el comienzo: Chile está dispuesto a un diálogo político, a una agenda de futuro, manteniendo la intangibilidad de los tratados», sostuvo la mandataria durante un acto en la sureña localidad de Talcahuano.
La gobernante aseguró que la demanda marítima boliviana «es un asunto bilateral y, por lo tanto, los diálogos tienen que ser entre los países y con una mirada de futuro». «No hemos cambiado ni hemos pensado en cambiar nuestra postura», afirmó, descartando cualquier expectativa.
En todo caso y consciente de la posición de las autoridades chilenas, Morales declaró que si bien cada país es libre de defender sus conceptos, se debe escuchar el clamor de los pueblos, que piden mar para Bolivia.«Las necesidades de los pueblos nos obligan a cambiar políticas. Acá no se trata de una posición de los gobiernos, ya que los gobiernos, Presidentes y Estados fracasaron, ahora los pueblos piden reparar ese daño histórico», afirmó Morales.
En tanto, el cónsul boliviano en Santiago, Roberto Finot, fue claro en afirmar que la proclamada voluntad chilena de dialogar sobre la base de una agenda de futuro, abierta y sin exclusiones, no logra satisfacer por si sola las expectativas de su país.
Destacó que La Moneda busca priorizar un calendario que, aunque es valorable, no va al fondo del problema. «La apertura unilateral del mercado chileno a los productos bolivianos es una cosa muy interesante, pero no toca el tema de fondo», explicó.
«No se trata simplemente de ponerle unas guindas en la torta para hacer ver que las cosas están marchando bien. No, de lo que se trata es de amasar todo el pan, meterlo al horno y después se le podrán meter todas las guindas que se quieran», dijo en referencia al tema del mar.
Para Finot «el fondo del problema es que Bolivia necesita imperativamente para su desarrollo acceder a los mercados del Pacifico para la exportación del gas». Pero hasta ahí no parece llegar la proclamada buena voluntad de la nueva mandataria chilena.




NUEVA POLÍTICA REGIONAL DE CHILE, ¿UNA OPORTUNIDAD PARA LA ARGENTINA?

Argentina es importante para Chile por el creciente comercio bilateral, por las necesidades energéticas chilenas, donde Argentina es el socio más seguro. Cómo impactan las complejas relaciones de Chile con Perú y Bolivia. Y el vínculo con el MERCOSUR

Diario Hoy de Argentina (www.diariohoy.net)

Las ventajas comparativas en la relación bilateral. Como país muy integrado a la economía mundial, pero poco relevante en recursos de poder, Chile necesita un entorno internacional estable y seguro, donde el multilatera-lismo permita negociar reglas aplicables a todos los Estados y precaverse el unilateralismo de los grandes. Para ello requiere de alianzas estratégicas, de socios permanentes con los cuales construir políticas comunes.
La presidenta de Chile, al formular su política exterior, ha puesto el acento en las relaciones bilaterales limítrofes. De los tres escenarios, Argentina, Perú y Bolivia, los dos últimos enfrentan a Chile con constantes tensiones que previsiblemente continuarán en el futuro; Argentina aparece como el socio más con-fiable, que se plasmó en la decisión de convertirlo en “el socio estratégico de Chile”.
Claves para los vínculos bilaterales
Este escenario obliga a Chile a evaluar con pragmatismo la diversidad de enfoques de sus vecinos en sus relaciones bilaterales. Pero le permite establecer líneas de acción favorables a sus objetivos de paz, estabilidad, seguridad y coope-ración subregionales, donde las relaciones con Argentina resultan fundamentales. La importancia de este vecino nace de la geografía -no sólo por la frontera, sino por los recursos naturales compartidos, la proyección antártica, etc.-, de las migraciones, la economía y el contexto geopolítico en el cual se encuentran inmersos ambos países.
Cinco fundamentos señalan la importancia de Argentina para Chile: 1) el creciente comercio bilateral, con un déficit permanente para Chile y que hace de la Argentina su principal proveedor; 2) el volumen de la inversión externa chilena en ese país, con presencia aquí de decenas de empresas chilenas; 3) las necesidades energéticas chilenas, donde Argentina es el socio potencial más seguro y confiable, por la existencia y pro-puestas de interconexiones gasíferas, petrolíferas y eléctricas; 4) las complejas relaciones de Chile con Perú y Bolivia, con quienes Argentina mantiene vínculos de cooperación y sobre los que ejerce apreciable influencia política; 5) los riesgos de un eventual aislamiento subregional, que por las condiciones de la geografía y la política regionales debe hacer meditar. La reciente visita de la Presidenta, la primera que hace a otro país, ha puesto de manifiesto con hechos lo declarado en sus propuestas.Un resultado positivo en la agenda requiere de un acertado diagnóstico sobre las relaciones bilaterales y la profundización de los progresos en el período 1990-2005. Para ello es necesario identificar las dificultades presentes, que surgen, en buena medida, de las percepciones recíprocas sobre el otro. Algunas tienen su base en antecedentes históricos, y otras son resultado de la propia dinámica chilena durante las administraciones de la Concertación.
Chile es un país que genera sentimientos encontrados. Para unos, es poco confiable; para otros, un país más de Latinoamérica con el que deberíamos estrechar vínculos, pues comparte nuestra realidad. Domina la impresión de que Chile no quiere la integración ni su inserción plena en el MERCOSUR, temas relevantes para la sociedad argentina, así como que Chile está más cerca de Estados Unidos que de los “intereses argentinos”.
Un esfuerzo por modificar positivamente preconceptos no es una tarea fácil ni de corto plazo, y requiere fomentar una imagen con acciones concretas y proyectadas en el tiempo. Pero esto sería imposible sin que mediaran cambios a través de mensajes de las fuentes que proveen imágenes, como el gobierno, la prensa, la cultura y la educación. Por ello, la reciente visita adquiere mayor relevancia.
Estrategias de política exterior
Durante los noventa, a tono con lo que ocurría en los países más importantes de América Latina
-México, Brasil y Argentina-, la política exterior chilena adoptó de manera predominante un enfoque cercano a la interdependencia, influida por el pacifismo comercial y el institucionalismo neoliberal. Se creyó posible avanzar hacia la go-bernabilidad mundial y construir un mundo más multilateral. El enfoque se proyectó a la década siguiente y fue confrontado por las realidades del poder mundial, que los recambios presidenciales en Brasil y Argentina percibieron, modificando el derrotero de sus respectivas políticas internacionales. Este fue el inicio de las diferencias en las políticas exteriores de Chile con respecto a las de Argentina y, principalmente, Brasil.
Chile proyectó ese enfoque como marco en sus relaciones vecinales. Los progresos en las relaciones con Argentina lo justificaban entonces y lo seguirán justificando en el futuro, siendo la base de la cooperación más amplia posible y en todos los campos. Pero las respuestas desde Perú estuvieron dominadas por el realismo. No ocurrió lo mismo en Bolivia, donde el mismo ha sido matizado en momentos por un pragmatismo comercial, que han planteado en su momento los presidentes Banzer, Quiroga y ahora Evo Morales. Es que la posesión de enormes reservas de gas, que necesitan salir por el Pacífico para su exportación, llevó a los gobiernos bolivianos a un “realismo comercial”.
La visión de un mundo interdependiente es funcional a la estrategia de inserción económica internacional de Chile. Un exitoso proyecto de inserción económica ha llevado a que el PBI de Chile dependa más del 80% del sector externo. El modelo de apertura, liberalización e integración al mundo registra un desempeño envidiable en términos de acuerdos de libre comercio alcanzados. Pero esta misma dinámica tendió a asilarlo de sus vecinos, donde segmentos influyentes, que comparten la filosofía de su modelo económico, han evidenciado una especie de sana envidia; una condición exitosa que, al mismo tiempo, generó reacciones adversas y animosidad. Temas como la compatibilidad entre las agendas de ALCA y MERCOSUR requerirán de esfuerzos por hacer ver compatibilidad donde otros gobiernos ven lo contrario.
Buenos vecinos
Lic. Carolina von Oertel
En los últimos doscientos años de vida independiente en la mayoría de los paí-ses del Cono Sur, las relaciones de Chile con Argentina, Perú y Bolivia se han ca-racterizado por períodos de oscilaciones. Los últimos quince años han marcado la diferencia al momento de relacionarse con los países limítrofes. El análisis de la última década del siglo XX nos muestra la relevancia que tuvo la llegada de la Concertación al gobierno de Chile (coalición conformada por los partidos: Demócrata Cristiano, Socialista, Radical y PPD); pues en los años noventa, Chile logró sus mayores entendimientos en la agenda política o de “corte histórico” con sus vecinos.
Chile interpretó su política exterior sobre la base de una coexistencia de dos agendas, que se pronunció más durante el segundo gobierno de la Concertación (1994-2000): la primera, que puso su acento en los temas de carácter limítrofe; heredada del período de conformación de los estado-nación latinoamericanos. Y la segunda con el eje en la cooperación que guarda relación con el grado de interdependencia de los países latinoamericanos.
Según uno de los cancilleres más importantes del período, y actual Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, el go-bierno democrático chileno debía mantener una política exterior coherente con el modelo de economía exportadora. Dos cuestiones merecen una clara lectura de la misma. En primer lugar, que con Argentina, luego de los acuerdos limítrofes alcanzados desde los años ‘80 y el for-talecimiento de vínculos entre gobiernos democráticos, la agenda sería sustituida por otra, que ampliaba y profundizaba los vínculos políticos y económicos hacia todas las áreas de la cooperación y la integración. En segundo lugar, que las relaciones bilaterales han sido mucho más intensas entre Chile y Bolivia que entre Chile y Perú, considerando que entre Santiago y La Paz no hay relaciones diplomáticas desde el rompimiento unilateral de Bolivia, en marzo de 1978. Pero que con Perú se dieron por saldados los problemas históricos con la firma del Acta de Ejecución en 1999 sobre los asuntos pendientes del Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario, poniendo fin a los problemas limítrofes.
Intercambios comerciales
Es indudable que en los últimos lustros los vínculos económicos entre Argentina y Chile se han intensificado notablemente. El comercio exterior, por ejemplo, se multiplicó casi por 10 en los quince años pasados, desde los 558 mi-llones de dólares en 1990 a los 5.020 en 2005.
Pero ese despliegue comercial se realizó en base a un fuerte desequilibrio favorable a la Argentina, ya que las exportaciones chilenas no acompañaron el ritmo expansivo. Nuestro país ocupa el decimosexto lugar en la lista de importaciones de Chile. El perfil de las exportaciones argentinas no es tampoco el mejor, pues se concentra en los envíos de hidrocarburos, especialmente gas, que incorpora poco valor agregado. Si bien las importaciones desde el país trasandino son más diversificadas, su magnitud baja relativiza esa ventaja. Además, el intercambio bilateral se encuentra sometido permanentemente a controversias por las restricciones que cada país le impone.
También el flujo turístico se incrementó de manera importante; aunque aquí los vaivenes en el precio del dólar a ambos lados de la cordillera fue un factor determinante para el sentido. Así, mientras duró la ilusión de la convertibilidad, era frecuente que los argentinos fueran de shopping turístico a Chile.Los empresarios chilenos se imbricaron en los ‘90 como fuertes inversores en la economía argentina, participando en algunas privatizaciones clave, como las del sector eléctrico; pero también en algunos otros sectores, como en el de grandes tiendas de comercio de bienes de consumo.
Sin embargo, el fuerte crecimiento del stock de inversiones en la primera mitad de los ‘90 se detuvo cuando empezaron las turbulencias en Argentina. Y, si bien no se observa un retiro masivo de capitales, tampoco retornó aún una dinámica como la del pasado.
Definir una estrategia
Los problemas señalados nos remiten, en el fondo, a algunos aspectos aún más complejos, que tienen que ver con las dificultades para encontrar una estrategia compartida de largo plazo. Es que, por un lado Chile puede jugar un rol importante en la redefinicion de los objetivos del MERCOSUR. Un nuevo ordenamiento territo-rial permitiría consolidar como uno de los corredores productivos y comerciales troncales al eje que une Santiago de Chile con Buenos Aires y San Pablo, y que incluye varias grandes ciudades como Mendoza, Córdoba, Rosario, Montevideo o Porto Alegre, comunicando el tráfico de bienes del Atlántico con el Pacífico.
Pero una estrategia como esa demandaría compatibilizar los programas de desarrollo económico y social del MERCOSUR, incluyendo a los países asociados, es decir, Chile y Bolivia. Implicaría, además, un fuerte programa de infraestructura y de complementación del entramado productivo. En ese sentido, las dificultades de Argentina y Brasil para “parir” un nuevo MERCOSUR se añaden a la propia ambigüedad de la política exterior chilena, que ha firmado numerosos acuerdos de librecomercio con diferentes potencias y regiones, entre los que se destaca el suscripto con los Estados Unidos.
¿Cómo compatibilizar las dos estrategias? Tal como está planteado el escenario, tal pregunta parece conducir a una tarea ciclópea, sin resultados garantizados. En todo caso, Chile deberá sumarse a la discusión sobre los problemas compartidos y analizar si su modelo productivo, amén de los problemas sociales, le garantiza una expansión indefinida.




LOS CAMBIOS ELECTORALES EN LA REGIÓN

El Comercio de Ecuador (www.elcomercio.com)

Se prevé que, una vez que se cumplan las elecciones presidenciales de este año, en América Latina habrá un mapa político que expresará mayor polarización ideológica.
Este fin de semana arrancará en América Latina una etapa de elecciones decisivas que completarán procesos políticos de igual peso a los que se llevaron a cabo en Bolivia y Chile. Casi en seguidilla, tras los comicios presidenciales en el Perú vendrán los de Colombia en mayo, los de México en julio, los de Brasil y Ecuador en octubre, los de Nicaragua en noviembre y los de Venezuela en diciembre.
A una semana de la primera vuelta electoral en Perú, las preferencias juegan a favor de Ollanta Humala, un ex militar considerado como una expresión del nacionalismo radical, por sobre la derechista Lourdes Flores. Esta polarización, que se resolverá en la segunda vuelta, marca una tendencia regional que muestra el deseo creciente del electorado de hallar soluciones a sus problemas por fuera de las viejas estructuras político-partidistas. En efecto, Humala es percibido por sus seguidores como alguien que puede solucionar los problemas de inseguridad y corrupción.
En Colombia, Álvaro Uribe tendrá un nuevo período para continuar con su lucha radical contra la guerrilla y el narcotráfico, dentro de un plan de largo plazo que cuenta con el apoyo de EE.UU. Mientras tanto, en Brasil es posible que Luiz Inacio Lula da Silva, considerado como un populista moderado, sea reelegido, aunque todavía no se ha postulado. En Venezuela se da por descontado que Hugo Chávez continuará en el poder y, en consecuencia, profundizará su campaña para buscar nuevos adeptos regionales.
En México, hasta ahora el favorito para ganar las elecciones presidenciales es el izquierdista Manuel López Obrador, mientras que en Nicaragua es posible que vuelva al poder el sandinista Daniel Ortega. En ese contexto, también es crucial lo que pase en Ecuador, pese a que hasta hoy el panorama no se aclara y las intenciones de voto se reparten entre un centrista como León Roldós y un derechista populista como Álvaro Noboa, flanqueados por candidatos que demuestran dos tendencias regionales en boga como Rafael Correa y Cynthia Viteri. Se prevé que, tras las elecciones de este año, si bien en América Latina no habrá un mapa político homogéneo, sí habrá uno que expresará mayor polarización ideológica.




CAPTURAN A ILEGALES ARMADOS

La Estrella de Iquique, Chile (www.estrellaiquique.cl)

Tres ciudadanos bolivianos armados que se encontraban en calidad de ilegales en el país fueron detenidos en un operativo conjunto de personal de Carabineros del retén de Cancosa y la tenencia de la localidad de Ujina. Los efectivos se encontraban patrullando en el sector de el Salar del Huasco cuando advirtieron que dos automóviles con el volante cambiado reparaban el neumático de uno de los móviles, situación que hizo sospechar de la procedencia de los vehículos.
Al realizar la fiscalización los funcionarios policiales pudieron percatarse que los tres sujetos, dos de ellos menores de edad, no portaban ningún tipo de documentos para permanecer en Chile.
Luego, al revisar el automóvil Toyota Carina color blanco, los carabineros encontraron una escopeta hechiza con culata de madera y un cañón de fierro de 70 centímetros de largo de 16 milímetros. Además, contaban con seis cartuchos para el arma de fuego.
De inmediato los efectivos dieron aviso a la fiscal de Pozo Almonte Tania Sironvalle, quien ordenó la detención inmediata de Demetrio Salas Chacas de 41 años de edad, quien se encontraba con su hijo menor de edad de iniciales J.S. (15) y otro adolescente de 16 años de edad de iniciales F.C.D.
El mayor de edad fue detenido por porte ilegal de arma, contrabando y por ingresar ilegalmente al país. Mientras que los dos menores fueron remitidos al Tribunal de Familia, donde se decidirá su futuro.
Cabe consignar que los dos vehículos en que se trasladaban no portaba ningún tipo de documentos.




PUTRE EN LA MIRA DE INVERSORES BOLIVIANOS

Operadores del vecino país traen a sus clientes a Parinacota, pero quieren tener mejor infraestructura para prolongar su estadía

La Estrella de Arica, Chile (www.estrellaarica.cl)

Putre se está convirtiendo en un punto de atracción para empresarios bolivianos del sector de turismo de intereses especiales.
Así lo manifestaron los integrantes de la delegación de Corfo y la Agencia de Promoción de Inversiones que la semana pasada visitaron La Paz, precisamente para tomar contacto con empresas del sector y promover tanto las inversiones en Parinacota como la formación de alianzas estratégicas con empresarios chilenos del rubro.
Luego de visitar nueve firmas, Leonel Claros, de Corfo, y Claudio Bouchette, de la Agencia de Promoción de Inversiones en Iquique, dijeron que hay gran interés entre los operadores del sector en poder lograr acuerdos con sus similares de Chile.
De acuerdo con lo que expresaron, muchos de los empresarios bolivianos que trabajan en este sector, traen actualmente a sus clientes a Parinacota, luego de visitar el lago Titicaca, las ruinas de Tiwanaku y otros sectores de interés en Bolivia.
Las razones para ello son variadas.
Una es que el altiplano boliviano, a diferencia del chileno, está muy poblado y también explotado desde el punto de vista agropecuario.
Como consecuencia, allí es difícil encontrar sectores donde observar la fauna nativa en su estado natural, lo que sí se puede hacer en varias áreas de Parinacota, algunas de tan fácil acceso como el lago Chungará y otras más apartadas, como el Salar de Surire.
Sin embargo, la mayor parte de los operadores bolivianos sólo traen a sus clientes a este lado de la frontera por el día, ya que consideran que faltan instalaciones y servicios adecuados de alto nivel en esa provincia.
Por eso están muy interesados en desarrollar facilidades hoteleras en Putre, que tiene una ubicación privilegiada para servir como centro logístico para explorar las bellezas de Parinacota.
Claros y Bouchette dijeron que al menos una empresa, con capitales bolivianos y europeos, ya tiene planes concretos para invertir en facilidades hoteleras en la localidad y que otros ven con mucho interés la posibilidad de asociarse a empresarios chilenos para desarrollar negocios conjuntos.
Enfatizaron que los operadores bolivianos del sector, al igual que a los peruanos, no ven al altiplano chileno como una competencia, sino como un complemento para su actividad, por lo que la provincia de Parinacota tiene muchas posibilidades de recibir parte del flujo turístico internacional que llega atraído por el altiplano y los restos culturales de Bolivia.
Leonel Claros recordó que el programa de atracción de inversiones en Turismo de Intereses Especiales seguirá hasta junio, por lo que desarrollarán nuevas acciones promocionales.




Movimientos sociales y gobiernos progresistas

LAS VENAS ACTUALES DE AMÉRICA LATINA

Bolivia ante Evo Morales. México, con la campaña zapatista. La Argentina de Kirchner. ¿Dónde se paran los movimientos sociales frente al progresismo que restaura el poder? ¿Esos gobiernos son un triunfo, o una derrota de los movimientos? Raquel Gutiérrez Aguilar, mexicana con vasta experiencia en Bolivia, visitó Buenos Aires para conversar de esos temas con movimientos locales. Una profunda mirada para ver al continente en su propio espejo.

Argenpress de Argentina (www.argenpress.info)

Raquel Gutiérrez Aguilar es una mujer pequeña e intensa. Formada académicamente en las matemáticas y la sociología, su curriculum, sin embargo, se erige sobre las arenas movedizas de la práctica política latinoamericana. Comenzó en su México natal con los salvadoreños del FMLN en el exilio y a las 20 años continuó en Bolivia, donde fue detenida en abril del 92 bajo los cargos de alzamiento armado y otra chorrada de delitos, por integrar el Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK). En la redada, cayó junto a sus compañeros, entre los cuales estaban Felipe Quispe, líder actual del Movimiento Indígena Pachacutik-MIP, y Alvaro García Linera, flamante vicepresidente electo de Bolivia.
Raquel recién salió de la cárcel el 25 de abril de 1997, gracias a una huelga de hambre que forzó su situación judicial y a un sinfín de reclamos internacionales que presionaron por su liberación. En el 2001 regresó a México, donde vive actualmente y trabaja junto a un grupo de mujeres ex presas políticas. Es lógico entonces que su tarea actual sea la de hilvanar procesos tan diferentes entre sí como los protagonizados por los movimientos sociales mexicanos y bolivianos.
Con esta historia sobre sus espaldas prácticamente desconocida en la Argentina, Raquel llegó a Buenos Aires para compartir una ronda de charla y mate en la recuperada imprenta Chilavert, con integrantes de diferentes experiencias sociales locales. Gente del MTD de Solano, del MTD Maximiliano Kosteki de Guernica, de la Escuela Creciendo Juntos de Moreno, del Grupo de Arte Callejero, de la UTN de Avellaneda y varios sueltos de aquí y de allá la rodearon para compartir durante casi tres horas un intercambio sobre la situación de tres países distintos que comparten un mismo desafío: qué hacer de aquí en más. Los anfitriones del encuentro fueron los integrantes del Colectivo Situaciones, responsables de tejer estos lazos y sembrar estos interrogantes.
'Ganamos pero perdimos'
Raquel recién aterrizaba -literalmente- de unas jornadas realizadas en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, con movimientos indígenas e intelectuales de la Argentina, Chile, Ecuador, Guatemala, México y Bolivia. Así que con una libreta de apuntes en la mano, comenzó su crónica sobre lo que allí había procesado. Comenzó citando la frase que más le impactó, pronunciada por el dirigente de la confederación de Nacionales Indígenas de Ecuador (CONAIE), Miguel Guatemal:
'Lo que nos ha venido pasando es que triunfamos, pero perdimos; o perdimos, pero ganamos'.
El desconcierto que genera ese ganar y perder, todo junto y al mismo tiempo, fue uno de los hilos conductores de la mirada de Raquel sobre el candente proceso latinoamericano. 'Hemos ido avanzando, los movimientos sociales han logrado objetivos, logros concretos, pero dentro de esos triunfos se esconden derrotas'.
Lo dicho para explicar la emergencia social en Ecuador resuena igual en Bolivia, tras los cimbronazos que comprometieron su institucionalidad, resquebrajándola hasta abrir una grieta suficiente como para dejar colar por ella al primer presidente indígena, Evo Morales.
Luego de resumir, con variados detalles, el proceso que llevó a este desenlace, Raquel explicó en qué consiste el llamado a la Asamblea Constituyente que tiene ese gusto a derrota tan agria para los movimientos sociales que la concibieron, forjaron y lucharon por ella. Explica Raquel: la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente recompone el sistema institucional. Al autorizar solo a los partidos políticos y agrupaciones ciudadanas a participar en él, se han quedado fuera nada menos que las organizaciones sociales que le dieron sudor y sangre a este proyecto, soñado con una instancia de reformulación del pacto social, capaz de parir a una nueva Bolivia más justa e integrada. En esas mismas jornadas de La Paz, Raquel escuchó un alarido aymará (la comunidad que dio origen a todo un torbellino de revueltas) que sintetiza el momento actual:
'Nosotros que dimos el inicio a todo esto, nos vamos a quedar afuera, ladrando como perros a los muros'.Así las cosas, el debate mismo que se está cocinando a llama intensa en esta misma semana en toda Bolivia es si entrar o no en ese juego.
Entrar significa para muchas organizaciones sociales pactar con alguna de las insignias electorales autorizadas para participar de la Constituyente.
Quedarse afuera representa realizar el esfuerzo de organizar otra Constituyente y hacer visible la división dibujada desde el poder.
No hay mucho tiempo para tomar la decisión donde se juega el futuro de la tensión boliviana de los próximos tiempos: en abril es necesario oficializar las listas. Así de tirano es el cronograma electoral, por cierto una creación de un antiguo camarada de Raquel: el ahora vicepresidente Alvaro García Linera.
La estrategia del gobierno de Evo está salpicada de recursos que aquí suenan conocidos: darle aire económico y, con ello visibilidad, a organizaciones sociales menores, para empequeñecer a las más autónomas. Raquel lo caracteriza como 'un intento sistemático de Evo de apaciguar la disidencia autónoma para hacer del MAS un instrumento político consolidado', lo cual significa -entre otras cosas- que Evo no llegó al poder como el líder un partido reconocido por todos los movimientos como un espacio propio, sino como el emergente de un movimiento social que confluyó en el MAS con desconfianzas.También, y sobre todo, los movimientos tienen la percepción de que los márgenes se dificultan porque la suerte del gobierno de Evo es la de todos. 'Si a Evo le va mal, quedamos mal nosotros'. La pregunta que brota entonces es desde dónde enfrentarlo.
Luego de un intercambio sobre la situación argentina y un breve recreo para darle respiro a la invitada, Raquel dio vuelta la página y avanzó sobre la actualidad del zapatismo. El tema, por supuesto, fue La Otra Campaña, esa caravana nacional con la que el zapatismo sale a conversar con aquellos sectores sociales que estén dispuestos a hacerlo, con las condiciones que ellos fijaron en la Sexta Declaración. Se trata, simplificando, de hablar sobre qué hacer, siempre que lo que se converse sea sobre hacer otra cosa.Lo primero que cuenta Raquel es el punto de partida de esta campaña: la necesidad de salir de las comunidades, del territorio. Esta necesidad se origina en algo bien concreto: las comunidades zapatistas habían decidido cortar cualquier tipo de ayuda proveniente del Estado mexicano y esto significó un sinfín de consecuencias prácticas y graves. Entre ellas, sobrevivir con una economía de mera subsistencia. A partir de estas limitaciones y del nacimiento de luchas de resistencia en otros territorios mexicanos, el zapatismo sale a la búsqueda de apoyo y aliento para una batalla que sabe larga, pero cada vez menos solitaria. 'La Otra Campaña tiene como principal mérito visibilizar el antagonismo', resume Raquel. En un año electoral, con un Fox derritiéndose como un helado al fuego de su propia torpeza política, el horizonte anuncia la llegada de un López Obrador que con un discurso de izquierda, se acerca al poder por su capacidad para sumar por derecha.
Raquel rescata esa joya que a la resistencia latinoamericana le ha regalado el zapatismo: su noción del tiempo. La Otra Campaña es más de eso mismo: 'vamos a montarnos de un tiempo propio para armar la cartografía de los dos México'.
Por último, Raquel se atreve a un trazar un posible vínculo entre las diversas experiencias que ha relatado. Recurre entonces a una frase que ha escuchado en la Bolivia revuelta:
'Resistimos porque queremos seguir siendo lo que somos, pero luchamos porque no queremos quedarnos donde nos colocan'.
El segundo de los tres días que Raquel dedica a Buenos Aires, la charla ya es frente a un grabador y en un viejo café porteño.
Inaugurando modos de vivir
-Desde aquí, las noticias que recibimos de Bolivia son difíciles de analizar si uno recurre a la memoria larga. Es decir, a ese recuerdo de la Bolivia insurreccional de los mineros, a esta indígena. ¿Cuáles serían las grandes diferencias de estos dos momentos históricos?
-Siento que hay un proceso que es comparable con las cosas que conozco de la Argentina. El minero con cartucho de dinamita en la mano, como ejército disciplinado del capital, que podía pasar perfectamente de ser un ejército de extracción de riquezas del subsuelo a ser un ejército de combate porque las pautas de comportamiento y relacionamiento eran similares, se acabó. Porque se acabó ese mundo, ese tipo de trabajo estable, prolongado, con contrato para toda la vida. Especialmente el de las minas, con sus características particulares, porque se trataban de campamentos, es decir, de poblaciones pequeñas donde solo los trabajadores vivían y, por lo tanto, eran fácilmente convertibles en cuarteles generales a partir de los cuales se planificaban las acciones colectivas. Eso se acabó como se acabó aquí. Quedan algunos resabios, no sé si aquí, pero sí en México, donde persisten bajo otras pautas y formas de control. Entonces, ¿qué hace esa gente? Esos mineros, que son relocalizados a partir del 85, se asientan y se organizan en otros lugares, entreverándose con otros. Básicamente esos mineros van, los más al Alto, otros pocos al Chapare, a sembrar coca y otros pocos van hacia occidente. ¿Y qué ponen en práctica, qué despliegan en esos lugares? Su experiencia. Una experiencia sensible, que no es solo intelectual, sino una forma de vida. Y a partir de ella vuelven a armar sus roles sociales básicos. En todos los lugares a los que llegan, son pobladores que están inaugurando modos de vivir. Se me hace, aún considerando que Bolivia y Argentina son realidades bien distintas, que no es diferente el proceso que el que se llevó a cabo en esos territorios donde afloraron los movimientos piqueteros. Se trata de gente que ha tenido que inventar su forma de vida de nuevo, tal como retrata Raúl Zibechi en su libro ('Dispersar el poder- Los movimientos como poderes antiestatales', Editorial Tinta Limón, del cual Raquel escribió el prólogo). Y que a partir de eso se ha inventado también una nueva forma de luchar, que luego tiene mucho que ver con esa forma disciplinada con la que se enfrentaba al capital cuando era un obrero estable, cuando se decía que la forma de enfrentarlo era tomar el lugar de producción, para luego llegar a la huelga general que nos llevaría a la toma del poder y todo ese rosario de cosas que se hilvanaban a partir de esa identidad. Bueno: eso empezó a no ser así porque la gente tenía que vivir de otra manera, tenía que armar su vida, su cotidianeidad y crear otras formas de lazos con su comunidad. Así aparecen en Bolivia otras formas de lucha y de algo que yo también encuentro símil con la Argentina, aunque quizá más urbano: a partir de un gran despojo. Un despojo a partir del cual se genera un sentido común que dicta: eso ya no. ¡Eso ya no! Es un basta que está hecho del mismo material que el 'basta' zapatista. Es decir, el romper elegido. En Bolivia es muy claro. Es claro en el No a la privatización del agua, por ejemplo. Basta y punto. Y ese tejido social que lo grita se politiza de una manera diferente, en el sentido que irrumpe en el ámbito de lo público para disputar la prerrogativa de decidir, que estaba monopolizada por el gobierno neoliberal. Por supuesto que estoy tratando de trazar líneas muy generales, que van a tener el defecto de obviar la particularidad, pero me veo tratando de trazar puentes, de traducir cosas, para que se puedan entender estas experiencias.
-¿Cómo se da este proceso en el interior de las comunidades indígenas que fueron tan protagonistas de las revueltas?
-En el Altiplano se da el mismo proceso. Se trata de comunidades muy desangradas por las políticas del neoliberalismo. Por ese rollo de la libre importación que le partió el queso al mercado interno. Lo cual significó para esas comunidades quedarse sin la posibilidad de intercambiar lo poco que tenían para obtener un poco de moneda, quedándose reducidas a una economía absolutamente doméstica, pequeña, pero -a la vez- absolutamente eficiente si se tiene en cuenta que deben producir a 4.000 metros de altura. El inicio de la lucha indígena es también, el inicio de la lucha contra la Ley de Agua, y allí se funden diferentes luchas que aparecen como grandes bloqueos que terminan por botar gobiernos. Aquí es donde veo el hilo de continuidad, en la base material para la lucha. Y por eso insisto en esa formulación que citaba ayer: la gente resiste para seguir siendo lo que es y lucha para moverse del lugar en donde la han dejado colocada. Resistencia y lucha son dos caras de esa misma moneda. Dos momentos de la misma vida. Y si lo analizamos en la medida de esos grandes tiempos que tu mencionabas, se trata de esos mismo mineros y de sus hijos que tuvieron esa experiencia de lucha los que emergen en el momento de la confrontación como herramientas disponibles para la resistencia. Y no se trata tan solo de estrategias, sino de experiencia de vida en general. Esa voluntad de convertir la lucha en algo colectivo, esa voluntad de enlazamiento. Eso, el proletariado minero ya lo tenía.
Las radios y las minas
-Mencionabas ayer, al pasar, el rol que han tenido las radios comunitarias en este proceso de enlazamiento ¿cómo lo describirías?
-Eso también es algo que viene de la memoria de lucha minera. Por las vías de las radios se enlaza y crece la posibilidad de articulación del movimiento social. Las radios arman coreografías grandes, las hacen audibles. Pero hay ahí algo importante, que es la voluntad nacional que tiene estas luchas. No estatal, sino nacional. Ese sentido que le da el saber algo: 'Tengo que apelar a otros como yo, que sé que existen y por aquí, por el micrófono que le da mi voz al éter, me puedo enlazar. Lo sé, porque así eran en las minas'. Y así era, porque si bien todos los mineros pertenecían a la misma empresa, se encontraban dispersos de norte a sur, atravesando todo Bolivia. Entonces tenías un marco geográfico que ocupaba más de 1.000 kilómetros bordado de norte a sur por la cadena de emisoras mineras. Lo cual le permitía al movimiento minero moverse de forma totalmente coordinada. Y ahora mismo, las radios -desde las más exitosas hasta las más chiquitas- están enlazadas y han sido un poco el vehículo del alzamiento, apoyándose en esa voluntad de avanzar en forma unificada.
-¿De dónde nace ese espíritu de unidad?
-Una posible explicación es que Bolivia es un estado central. No está organizado ni como México ni como Argentina. Eso hace que no existan muchas mediaciones, porque tu tienes -por ejemplo- una lucha local cuyo primer interlocutor es el gobierno central. En cambio, en una organización con escalones municipales, provinciales y federales, hay más instancias donde diluir con el juego administrativo. En Bolivia, en cambio, con su organización tan centralizada, cualquier conflicto, por pequeño que sea, es una confrontación directa con el Estado central. El prefecto -que hasta esta última elección no se elegía por voto- era un persona nombrada por el Estado central. Calco de la estructura colonial. Es esa estructura estatal la que de alguna manera obliga a que la lucha se configure nacional.
Mi hija no es tu sirvienta
-Desde aquí, para muchos, la figura de Evo Morales representa un líder de los movimientos sociales y, por lo que contabas ayer, no es así percibido por los propios movimientos que están atravesando un momento de profundo desconcierto ante su llamado a la Asamblea Constituyente ¿Cómo sintetizarías ese escenario actual, teniendo en cuenta el panorama general latinoamericano donde se repite este modelo de reconstrucción del poder a partir de la apropiación de la agenda de los movimientos sociales? -El escenario de la Asamblea Constituyente significa para mi, sin ninguna duda, el diseño institucional, organizativo y político para la contención del avance de los movimientos sociales. Es una búsqueda desesperada de la cicatrización de las grietas que abrió la insurrección social. Siguiendo con la serie de metáforas que estábamos usando para trazar puentes, pensemos que entre el 98 y el 2005 hubo una serie de quiebres en todo el continente, con diferentes intensidades y formas, pero que fueron construyendo este gran desgarrón, que avanza en su profundidad, diferente en cada lugar, pero que muestra una fractura de lo que hizo el neoliberalismo: construir en cada país dos países, cuando menos. El de los despojados y el de los despojadores. En Bolivia, siento yo, la fractura es más profunda porque es la más larga en el tiempo y por las características nacionales, que como explicaba antes, ha tenido. Cuando comenzó, en el 2000 y 2001, la fractura era profunda. Estaba representada por aquel grito que representaba Felipe Quispe diciendo: 'yo me levanto porque no quiero que mi hija sea tu sirvienta'. Eso se va atenuando, pero se va expandiendo. Tanto territorialmente como socialmente. Quizá tenga ese momento alguna sintonía con esa consigna del 'piquete y la cacerola'. Ese momento donde otros segmentos sociales se suman al decir: ya no. Obviamente son los aliados que se van a ir más pronto, pero que son importantes para revelar la energía de ese corte profundo. Finalmente, para el 2005 ya estábamos frente a una convulsión generalizada de toda la nación. Y así como los países se fueron volviendo una llaga abierta a partir del 2001 o 2002, también comenzó a gestarse una voluntad de restañar eso. Y esa voluntad estabilizadora es contraria a la voluntad de los movimientos que produjeron el quiebre, pero que al mismo tiempo cayeron en un hueco del cual no supieron aún cómo salir. Gritaron 'que se vayan todos' aquí, y en otros lados gritamos otras cosas bastante similares y luego dijimos: ¿ahora qué hacemos? Y salieron líneas. Líneas que quizá están mucho más reflexionadas aquí en la Argentina. En ese sentido, lo que yo veo -si nos pensáramos como una especie de cuerpo- es que a la Argentina le ha tocado ser una especie de laboratorio de reflexión de estas nuevas líneas. Aquí están las cuestiones teóricas más interesantes acerca de la horizontalidad, aquí está la crítica más clara que yo he leído acerca de las formas de representación, aquí está todo lo relacionado a la reivindicación de lo asambleario. En otras lados nos fuimos moviendo de manera más intuitiva. Pero lo cierto es que al fin, unos y otros nos quedamos. Si bien es cierto que ustedes analizaron las líneas para que quede escrito por dónde había que ir, nadie pudo contestar qué hacemos después de pararles el coche. No pudimos contestarlo. Cada quien hizo lo que pudo, pero la pregunta aún no se resolvió. Siento que es un buen momento para volver a preguntarnos qué hacemos, porque los otros sí tuvieron un plan. Y el plan que tuvieron fue restañar el desgarrón, zurcir lo rasgado. Y lo empezaron a hacer. No me atrevo a analizar el caso de Lula, pero sí decir que ese proceso de restauración lo comenzó a hacer Kirchner, de manera muy anómala Lucio Gutiérrez en Ecuador y lo están haciendo de alguna forma Evo Morales y Alvaro García en Bolivia. Distinto, pero similar. Es cierto que no acabo de entender la figura de Kirchner, de dónde salió, por qué está haciendo lo que hace ahora, ni si hay un hilo de continuidad con lo que ha hecho antes. Me gustaría leer una biografía de él. Pero en el caso de Bolivia, es claro pensar que de un desgarrón tan brutal tuvo que salir un representante más radical y más popular.
-¿Eso representa Evo?
-Hasta hace cinco meses, Evo Morales tenía muy en claro que no podía mandarse solo, aunque se notaba que eso quería, porque él solo no era nada y porque la estructura del MAS no era nada. Era simpático a los movimientos sociales, principalmente en Cochabamba, pero no tenía más fuerza que esa: la simpatía de algunos movimientos sociales. Ahorita ha variado eso. Ahora es el presidente del país y tiene toda la estructura del Estado para construir otra cosa.
El capítulo estelar de la telenovela
-¿Esa es la tensión actual?
-Esa es la tensión que nos hace pelear con la lecturas cerradas. Con esos artefactos teóricos que nos hacen decir: bueno, aquí hay un cierre, en la elección de Kirchner hay un cierre. Y ni madre: en realidad la elección de Kirchner es un momento del tango y es el momento en el que a la chava la brincan hasta acá (hace el gesto de acostar sobre la pierna a una silueta) Pero no terminó el baile. Seguimos bailando. Esa es un poco mi pelea en Bolivia. Me niego a que no admitamos que estamos atravesando un momento gozoso. Ahorita nadie nos va a matar. Ahorita nadie nos va a meter presos. Mañana tal vez sí. Pero ahorita, marzo de 2006, no van a venir porque están ahí los que están, porque quisimos y porque pudimos. Y seguramente van a hacer alguna monada, pero ahorita vamos ganando. Estamos logrando revolucionar lo existente en un proceso que no tiene una nota final.
-Esa nota final que representaba el modelo de la toma del poder...
-De hecho tendremos que ir desembarazándonos de esos relatos bíblicos, para poder ir pensando en una historia abierta, una historia sin final, sin dirección y sin necesariedad. Es decir, tenemos que desembarazarnos de los paradigmas básicos de la modernidad. ¿Qué cuáles son? Entre otros, el de la historia lineal, progresiva y ascendente. Tendremos que aprender a trabajar sin eso, a hilar fino, aprender la incertidumbre. Y no preguntarnos: esto es un avance o un retroceso. Sino a entender que no cabe esa pregunta. -El problema es que plantearse no tomar el poder significó no volver a plantearse el tema del poder...
-Es que ese era un primer problema. Una premisa. Es decir: escribir en el primer renglón 'no podemos plantearnos estrategias como en los 70 de toma de poder para cambiar este mundo'. Premisa uno. Lo pendiente es la premisa dos. Y sigue pendiente. Sigue pendiente el problema teórico de cómo se aborda el problema del poder. Entonces, tenemos por descarte que por ahí no es el camino, pero eso no sustrae el problema del poder. El poder como relación social, como sistema de creencias y como sistema institucional y normativo. El poder es un problema. Y creo que hacia ahí vamos. Si tomamos esta historia actual de América Latina como una telenovela, nos queda por ver el capítulo estelar donde comenzamos a abordar ese problema.
La cáscara institucional
-¿La forma de organización asamblearia puede haber detenido ese debate, al transformarse en una herramienta para accionar sin necesidad de resolver el problema del poder? Es decir, se pudo seguir haciendo, aunque no se resolviera el problema del poder a otra escala.
-Es que dentro del problema del poder, en esa teoría que aún nos falta escribir, debemos incluir un acápite que se titule 'el problema del Estado'. Sobre el que ahorita lo único que es hemos dicho es: qué feo, qué feo. Y hemos trabajado en las cosas más prácticas, más del hacer. Pero hay otros problemas, como el del Estado, como el de la articulación de lo local, lo nacional y lo global, como el de otra forma de intercambio. Eso que sucedió aquí con un grupo de gente que en un determinado momento utilizó una moneda propia de intercambio...eso es un chingonería (se refiere a la experiencia del trueque) Ese es un emblema de una capacidad colectiva de intentar ir resolviendo un problema de un modo propio. Ahí se quedó, pero también ahí está como experiencia. Lo que yo veo es que frente al desgarrón del que hablabámos, ¿qué hicimos los activistas? Pues nos pusimos a analizar el desgarrón y a tratar de contribuir de todas las maneras posibles a que el desgarrón fuera lo más profundo que pudiéramos. Y creo que eso estuvo bien. Pero no alcanza. Porque el capital, las clases dominantes o lo que fuera que representa hoy al poder, también lo vieron y también empezaron a pensar como restañarlo. Y vieron que ya no podían restaurarlo de la misma manera. Entonces, trataron -creo yo- de jugar el juego de admitir una parte, para estabilizarse. Y esto pasó a través de elecciones democráticas donde ganaron los candidatos que sí esta vez pudieron ganar, pero que una vez que se metieron adentro de la cáscara institucional tratan de componerlas a cómo de lugar.
-Parecería que el viejo truco de las elecciones sigue siendo una gran instancia de restauración del poder, sobre el cual los movimientos sociales no saben qué respuesta dar.
-Es que el momento electoral - y cito ahora a Luis Tapia- es el momento de mayor irradiación de lo estatal sobre la sociedad. Ahora bien: si estamos frente a un momento de pelea de la sociedad trabajadora frente al Estado y el capital, digamos que estamos en guerra, como nos dicen los zapatistas. Y que nos conviene guiarnos por Tsu Zu. Cuando el enemigo avanza, retrocedemos; cuando el enemigo retrocede, avanzamos. Cuando el enemigo se pasma, lo ofendemos; cuando el enemigo ofende, nos protegemos. En fin: esto es una danza. Cuando hablaba con Oscar Olivera (referente de los movimientos sociales bolivianos) en plena época de campaña, le decía: vete de vacaciones, a la playa, corretea, baila, lee las novelas que nunca leíste. Es el momento de la fiesta de ellos. No nos invitaron y no queremos ir. Vámonos de vacaciones a reponer fuerzas.
-Es difícil imaginar a Oscar Olivera de vacaciones y eso es parte del problema...
-Pero es harto desgastante sufrir el proceso electoral. Porque estás harto de enojado y no importa lo que pase durante, hasta conocer el resultado.
Poker zapatista
-Otra opción es la que contabas que estaba intentado ahora el zapatismo con La Otra Campaña: crear otra instancia donde quede en evidencia quiénes no participan de esa fiesta electoral.
-Es una apuesta muy arriesgada. Y como decimos en México, los zapatistas están ahí apostando su resto, como en el póker. De hecho los zapatistas ya han ensayado las dos. En la anterior campaña no dijeron nada, se fueron de vacaciones. En esta están diciendo: hay una fiesta, nosotros hacemos otra. Y vamos a ver si podemos hacerla. Es otro modo de seguir profundizando el desagarrón. Pero hay que tener en cuenta que en México recién va a pasar lo que ya está pasando en la Argentina y lo que pareciera ser que está pasando en Bolivia. No solo porque en el horizonte asoma un López Obrador, sino porque si bien en México no se ha dado una lucha muy grande más allá del zapatismo, en estos últimos tiempos hay una lenta pero consistente rearticulación de otras resistencias.
-¿Y los partidos de izquierda qué rol están jugando en este proceso?
-¿Qué partidos de izquierda? ¡Si es que no existen! Ellos juegan sus juegos del mercado partidista, porque es todo un negocio participar de la contienda, que se cotiza en recursos concretos que les sirve para mantener los aparatos. En México, el zapatismo ha incluido a algunos partidos muy chicos, que tienen raíces en el trotzkismo, que en algún momento han participado de las elecciones, con los que han conversado durante las reuniones del Sexta y ahora les están prestando algunos recursos necesarios para poder concretar La Otra Campaña, la logística mínima para poder moverse fuera de sus comunidades. Creo, de todas formas, que hay cierta intención aún apenas esbozada del zapatismo de construir algún tipo de herramienta del tipo partidario, pero aún así la participación de estos partidos de izquierda es absolutamente marginal. En cuanto a Bolivia, ahora mismo se están escuchando bastante las voces estridentes de los partidos trotzkistas, pero se escuchan porque no están hablando los movimientos sociales. En cuanto comiencen los movimientos a decir algo, esas voces dejan de escucharse.
Cuando Kirchner habla de los genocidas
-Sin embargo, esas voces estridentes alcanzan para llenar el vacío que están dejando los movimientos sociales, por ejemplo, cuando se refieren a la continuidad del modelo. La pregunta es ¿alcanza la palabra continuidad para definir este proceso en el que gobiernos que no abandonan políticas neoliberales se apropian de discursos surgidos de los movimientos sociales?
-En Bolivia, el procesamiento del momento es muy rápido. Y eso descoloca muy rápido también. A mes y medio de asumir Evo fuimos a visitar a una comunidad, y ya nos decían allí: 'ahora no es momento de bloquear, porque este es nuestro gobierno. Es que no puede irle mal al Evo, porque de última el Evo está representando al indio, entonces no podemos hacer que le vaya mal, pero no le podemos dejar hacer lo que quiera porque va a hacer cosas contra nosotros'. Aquí si bien es diferente, siento un poco lo mismo. No es fácil decirle: 'Kirchner hijo de la chingada' cuando dice que los militares fueron unos genocidas. Te tienes que sentir reivindicado por eso, pero al mismo tiempo tú sabes que es cierto que el Kirchner lo está diciendo con su mejor cara de pingüino. Sabes que te va a mamar, que te va a dar gato por liebre. Con lo cual te deja en una situación bien difícil. Porque en la coreografía general que es un país es como si no supiésemos dónde pararnos. ¿Dónde me pongo? Es bien claro en Bolivia con el tema de la Constituyente, porque si entendemos lo electoral como el momento de mayor irradiación del Estado sobre la sociedad, la Constituyente fue concebida como el momento de mayor irradiación de lo social sobre el Estado. Y para no hacerlo, le pusieron unos diques. Ante eso ¿dónde me paro? Yo acabaría con una frase que me quedó dando vueltas y dando vueltas desde que la escuché hacer una semana en una asamblea, allá en El Alto. En un momento, se para un muchacho y dice: 'Es que el problema del gobierno es el problema del MAS. Pero el problema del poder sigue estando aquí.' A mí esa formulación me parece totalmente valedera. Nuestro problema hoy es ponernos a debatir sobre el poder, como segundo punto de aquel escrito que comienza diciendo: 'no queremos tomar este poder'.




ENERGÍA: HACIA UNA ESTRATEGIA LATINOAMERICANA

Argenpress de Argentina (www.argenpress.info)

Por: Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)

No porque produzca reactores, centrifugas y aceleradores de partículas atómicos, cuente con la sexta reserva mundial de uranio, sea capaz de refinarlo y pueda convertirse en exportador de tecnología y combustible nuclear, Brasil se considera al margen del problema energético, todo lo contrario.
Tampoco Argentina que, presionada por una contumaz escasez de energía, fue pionera de una política petrolera latinoamericana y precoz en el aprovechamiento de la energía atómica, intentado incluso dominar la fusión nuclear y que cuenta con tradición, recursos y capital humano, se excluye.
Viniendo de menos a más, Venezuela ha imbricado su petróleo y sus recursos y, lo más importante, su voluntad política, imaginación y capacidad de convocatoria para formular programas de integración basados en la concertación, la solidaridad, la eficiencia y la viabilidad.
Bolivia se incorpora a los proyectos y seguramente Colombia, Chile y Perú no se conformarán con mirar los toros desde la barrera. Aunque se echa de menos a México, probablemente llegue el día, a pesar de sus realidades geopolíticas, mire también al sur.
Por el otro extremo de la ecuación, desde el entorno insular, avanza y se consolida la experiencia cubana basada en una original concepción de la gestión energética que asocia la eficiencia en la producción y la distribución con la racionalidad en el consumo.
La doctrina energética cubana que, excepto la nuclear, combina la utilización de todas las formas de producción de energía, auspicia la descentralización de la generación eléctrica, introduciendo modernos, y eficientes grupos electrógenos y la racionalidad en el consumo, es un complemente y una solución. Sin renunciar a los factores subjetivos, Cuba no se ha resignado a las apelaciones a la conciencia ni al facilismo de tratar de limitar el consumo por vía de subir los precios, sino que ha desplegado un conjunto de eficaces medidas prácticas que producen resultados a muy corto plazo.
Mediante una terapia de choque contra el despilfarro y a favor de la racionalidad, ofreciendo muchos incentivos al ahorro y algunas penalizaciones al derroche, Cuba suma a los usuarios finales y mediante discretas inversiones introduce en masa equipos eléctrico-domésticos, de iluminación e incluso de fuerza, eficientes que, además de elevar el confort y la calidad de la vida, determinaron una drástica reducción del consumo.
Mientras en Europa se conoce que más del 50 por ciento del alumbrado público es ineficiente, pero no se hace nada para cambiarlo, en Cuba, por disposición estatal se sustituyen de un golpe todas las luminarias incandescentes provocando, por ese sólo concepto ahorros equivalentes a una termoeléctrica mediana. Las iniciativas de PetroSur y PetroCaribe y otras que colocan sobre nuevas bases el comercio petrolero en América Latina y el Caribe, los ejes energéticos formados a partir de acuerdos bilaterales y multilaterales, así como el estimulo a las investigaciones en torno a las energías no convencionales y la introducción de las tecnologías apropiadas, son aportes sustantivos a la definición de una estrategia energética latinoamericana. Percibidas en su conjunto y ensambladas en un proyecto de integración económica debidamente consensuado como es la Alternativa Bolivariana para las Américas, todas estas acciones y otras que seguramente se sumarán, forman la base de un programa conjunto e integral para asumir la crisis energética como un desafío y no como una tragedia.
Lo que no es viable es sentarse a esperar que Estados Unidos o Europa busquen soluciones para los países pobres. Eso no ocurrirá.
En América Latina está todo lo necesario para enfrentar la crisis energética y convertirla en una opción para el desarrollo y el progreso de nuestros pueblos. Ya hemos comenzado a andar.




EE.UU. REITERÓ VOLUNTAD DE COOPERAR A GOBIERNO DE EVO MORALES PARA SUPERAR LA CRISIS


Cena entre el presidente Evo Morales y el embajador estadounidense David Greenlee hizo que ambos gobiernos fumaran la pipa de la paz. Morales cumple su tercer mes en el poder un porcentaje récord de popularidad.

Observatorio Informativo (www.periodistasbolivia.com)
Por Adalid Cabrera Lemuz
El gobierno de Estados Unidos reiteró su disposición de cooperar con Bolivia para superar la crisis reflejada en los altos niveles de pobreza que abate a la mayoría del pueblo, pero espera que las relaciones bilaterales se lleven en un marco de respeto.Las tensiones entre los dos países, que resurgieron los pasados días a consecuencia de las declaraciones del presidente Evo Morales sobre los atentados que mataron a dos personas e hirieron a diez en La Paz comenzaron a bajar de temperatura anoche.Morales había expresado su molestia porque un estadounidense, Lestat Claudius de Orleans y Montevideo, estaba implicado en esos hechos.Exigió a la Casa Blanca que sea consecuente con sus determinaciones de luchar contra el terrorismo “y no mandar terroristas a matar a bolivianos”.Esas declaraciones provocaron molestia en el Gobierno del presidente George Bush y de sus representantes en Bolivia encabezados por el embajador David Greenlee. Esa molestia se hizo palpable con su inasistencia a varios actos oficiales a los que fue invitado.Entre plato y plato, un menú de problemasNo sucedió lo mismo anoche cuando Greenlee acudió anoche a la residencia Presidencial invitado por Morales a cenar y a aclarar una serie de asuntos que enfriaron los vínculos boliviano-norteamericanos.Al parecer todo quedó en fojas cero. Morales y Greenlee se comprometieron a continuar adelante con los planes de cooperación que presta Estados Unidos a Bolivia, evaluada en unos 180 millones de dólares anuales.Temas como el de los misiles chinos pertenecientes al Ejército boliviano que fueron desactivados en Estados Unidos, la lucha contra el narcotráfico y la erradicación de la coca, el combate al terrorismo y la ampliación de las preferencias arancelarias para las exportaciones al norte estuvieron en medio del menú servido a ambas autoridades.Reflexión y excusas presidencialesLos pasados días Morales había tomado conocimiento de que la inteligencia de Estados Unidos había cooperado a Bolivia para la detención del estadounidense terrorista y su pareja y el esclarecimiento del hecho.Eso hizo que Morales haya pedido excusas al embajador por sus declaraciones. "Después de haber recibido esta información ya no tenemos duda... más bien agradecer al Gobierno de Estados Unidos por la colaboración a la Policía para la captura de los responsables", señaló.Greenlee anotó que espera que los vínculos con Bolivia se acrecienten, como lo definió la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, en el encuentro que sostuvo con Morales el pasado 11 de marzo en Valparaíso, Chile.Enfatizó que Estados Unidos no piensa que existan asperezas con el nuevo Gobierno boliviano, al contrario resaltó la disposición de cooperarle en el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo y la lucha contra la pobreza.Aumenta popularidad de EvoSegún los analistas, Estados Unidos está conciente de la enorme popularidad que goza Morales que fue creciendo desde que asumió la Presidencia.Una encuesta realizada en marzo pasado por el instituto de investigación Apoyo, Opinión y Mercado, que fue publicado este domingo por el periódico La Razón señaló que Evo Morales registró un 80 por ciento de popularidad, un porcentaje impensable hace un año.Morales ganó las elecciones de diciembre pasado con el aproximadamente el 54 por ciento de la votación, lejos del segundo clasificado, y su partido se apresta a participar en las elecciones de Asamblea Constituyente y en el Referéndum Autonómico que se realizarán el 2 de julio.Apoyo, Opinión y Mercado destacó, además, que el gobierno de Evo Morales registró un 74 por ciento de popularidad, y 77 por ciento el vicepresidente Alvaro García Linera, considerado como el “bombero de las rabietas del Presidente”.La encuesta fue realizada a una población mostral de 1.025 personas entre los 17 y los 80 años que viven en las principales ciudades de Bolivia, La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz.Puntos a favor y en contraLos encuestados señalaron como puntos a favor del Ejecutivo la convocatoria a una Asamblea Constituyente y a un Referéndum Autonómico y la puesta en marcha de los planes de alfabetización y carnetización que cuentan con la ayuda de los gobiernos de Cuba y Venezuela.Sin embargo criticaron las permanentes apariciones del Jefe de Estado, algunas veces con afirmaciones acusatorias a algunos sectores que nunca pudo probar, como el caso de los exportadores de banana a los que sindicó de ser “mulas” del narcotráfico.Igualmente las recientes críticas que hizo al Tribunal Constitucional, a la Corte Suprema y a la designación de Salvador Romero como nuevo presidente de la Corte Nacional Electoral, por considerar que son “fichas” colocadas por los gobiernos neoliberales anteriores.Los magistrados del Tribunal Constitucional fueron colocados bajo sospecha de haber recibido sobornos para fallar contra la intervención gubernamental al LLoyd Aéreo Boliviano (LAB). Ello le valió el rechazo de la Suprema Corte que le exigió pruebas antes de emitir difamaciones.El Poder Judicial es el único que no se ha acogido al plan de austeridad impulsado por Morales con la rebaja de los sueldos de las principales autoridades del Ejecutivo y el Legislativo.Sobre Romero, el Mandatario dijo que es un hombre colocado en el cargo por el ex presidente Jorge Quiroga, líder de Poder Democrático y Social (PODEMOS) y un declarado opositor al actual Gobierno.Evo instó inclusive a Romero a renunciar al cargo a las pocas de haber asumido en sustitución de Oscar Hassenteufel, quien dimitió por “razones personales”, según dijo, pero trascendió que no gozaba de la confianza de Morales y su Gobierno.

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