Friday, October 17, 2014

'LUNA LLENA' EN BOLIVIA

El tercer triunfo consecutivo de Evo Morales en Bolivia no ha sorprendido a casi nadie. Pero -algo impensable hasta hace poco- es que ha irritado o molestado a muy pocos. Con el 60% de los votos, apenas cuatro puntos menos que hace cinco años, el líder indigenista ha derrotado a una oposición dividida e incapaz de presentar una alternativa creíble. Su adversario más votado, el empresario Samuel Doria, apenas ha alcanzado el 25% de los votos.
La reivindicación del 'indio'
Así se autocalificaba Evo Morales en una entrevista con este comentarista, en una entrevista realizada para el programa EN PORTADA, de Televisión Española, en 2005, cuando todavía no era ni siquiera candidato. Era entonces parlamentario y líder del MAS (Movimiento al Socialismo), un bloque político articulado en torno a la convergencia de organizaciones populares de base. Sólo le acreditaba su experiencia movilizadora como líder sindical de los pequeños productores de coca. Para sus enemigos, era un peligro, un "tapado de Chávez", un "agente de las FARC", un peligro para la convivencia nacional, una vergüenza mundial teñida de coca. "Etiquetas, descalificaciones para que no gobierne el indio", respondía Evo Morales.
El "indio" consiguió armar una candidatura, pergeñar un programa y construir una mayoría social. Ganó las elecciones. Y gobernó. La élite social y política nunca aceptó de buen grado que un hombre como Evo Morales ocupara el Palacio Quemado. Ese lugar, sede de la presidencia boliviana, estaba reservada al criollo. Oligarca o intelectual, pero criollo. Es decir, a la minoría. Más que el palacio, los 'quemados' eran sus inquilinos: de los 83 presidentes anteriores a Morales, 36 duraron menos de un año, la mayoría depuestos por un golpe militar.
Los "indios" eran considerados incapaces. Literalmente. Hasta la revolución "nacionalista" de 1952, liderada en por Víctor Paz Estensoro (otro criollo), a los indios ni siquiera se les permitía entrar en el centro de La Paz, "porque estaban sucios", como recuerdan a los periodistas extranjeros que se interesan por la historia boliviana.
Hoy en día, Evo Morales ha conseguido encarnar la dignidad triunfante de esa mayoría indígena. Sin violencia, sin dictadura. La clave de este éxito reside en su habilidad para no dejarse atrapar en un discurso redentor. Contrariamente a Chávez, ha sido pragmático sin apartarse de sus objetivos de redistribución de recursos. Algunos datos son ilustrativos. El PIB se ha triplicado en estos años hasta alcanzar los 30.000 millones de dólares en 2013, según el poco sospechoso Banco Mundial. En similar proporción ha aumentado la renta per cápita (de 1.000 a 2.800 dólares) El crecimiento económico ha mantenido una media del 5% anual (el 6,8% el año pasado). La discutida nacionalización parcial del sector energético ha proporcionado al Estado el 80 por ciento de esos recursos naturales, frente al 20 por ciento en las etapas anteriores, lo que, en términos absolutos ha supuesto quintuplicar los ingresos por exportaciones (de dos mil a diez millones de dólares). Las reservas del país alcanzan los 15.000 millones de dólares, una cifra sin precedentes.
Con este considerable capital (económico y político), Evo Morales y su dupla asistente (el vicepresidente Garcia Linares y el pragmático Ministro de Economía, Luis Alberto Arce), han sabido diseñar un ambicioso programa de redistribución, que presenta datos incontestables. Bolivia disfruta hoy de pleno empleo y los salarios más bajos se han elevado notablemente (un 20% sólo en el último año.  La pobreza se ha reducido como en ningún otro país de la región latinoamericana: de un 60% a un 45% (datos de 2011); en el caso de la 'pobreza extrema', el descenso ha sido del 37 al 18,7 por ciento. El gasto público se ha triplicado para sostener unos programas sociales de amplio alcance, que han beneficiado a una tercera parte de la población. La UNESCO acredita que Bolivia ha superado el analfabetismo.
Retos pendientes
Los críticos -rivales políticos, empresa privada, medios dominados por capital extranjero-  sostienen que este balance innegablemente positivo se ha debido en gran parte a una coyuntura económica favorable, impulsada por la demanda de materias primas, y también a las inversiones realizadas en los noventa, que arrojaron frutos en estos últimos años y, por tanto, no puede atribuirse a un mérito del actual presidente. Además,  advierten de los problemas estructurales que Morales no ha resuelto y podrían provocar tensiones muy lesivas en poco tiempo (la llamada "trampa del crecimiento").
Los escépticos con el 'modelo comunitarista' actual señalan que Bolivia sólo dispone de diez años de reservas energéticas y el Estado apenas invierte 400 millones de dólares en la exploración de nuevos yacimientos. Necesita, por tanto, capital extranjero para financiar nuevas exploraciones y el discurso antiimperialista de Evo Morales no pone fácil su obtención.
También denuncian los críticos instintos autoritarios del presidente. O su pretendido proyecto de perpetuarse en el poder, si la mayoría parlamentaria le permite cambiar la Constitución. De hecho, una interpretación polémica de las leyes le ha permitido acceder a este mandato por haber adelantado las elecciones en 2009.
Otro reproche habitual en los primeros años del gobierno del ex-sindicalista cocalero era el peso de este producto en la economía nacional, debido a la defensa cultural y emocional que Evo exhibía sin rubor. Cuando el ex-sindicalista expulsó a las agencias norteamericanas del país, se pronosticó un incremento incontrolado de la producción de la hoja mágica. En cambio, la producción de coca se ha reducido en Bolivia en los dos últimos años, según la ONU, debido a los "esfuerzos del gobierno por erradicar y racionalizar" el tamaño de las explotaciones, aunque también ha influido el agotamiento de la fertilidad de las tierras.
Aparte de las críticas de sectores conservadores o liberales, también se han producido tensiones en los movimientos populares. Las más ruidosas han sido las protestas sociales por el aumento del precio de los combustibles (2010) o por el impacto ecológico de nuevos proyectos industriales. Ante estos desafíos provenientes de su base social, Morales ha actuado con firmeza, pero también con flexibilidad, lo que ha desmentido algunos pronósticos de falta de estatura política.
En definitiva, Morales ha conjurado los augurios y ha conseguido imponerse ahora en todos los departamentos del este del país (excepto Beni), en esa zona denominada la "media luna" boliviana, que se resistió a su ascenso hace ocho años. De ahí que, para celebrar su triunfo este 12 de octubre (fecha emblemática para un combatiente anticolonialista), Evo proclamara que en Bolivia "hay luna llena". (www.nuevatribuna.es/opinion)






Editorial

LOS NUEVOS CAUDILLOS DE AMÉRICA LATINA

The New York Times de EEUU (www.nytimes.com)
                                      
Evo Morales, el presidente populista de Bolivia, le dedicó su rotunda reelección el domingo al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. Las políticas socialistas y la retórica anti-estadounidense de Chávez han repercutido sobremanera en el continente, en especial en Bolivia y Ecuador.
La mayoría de países latinoamericanos convocan elecciones creíbles de manera habitual, aunque los valores democráticos de la región han sido amenazados en años recientes por golpes de estado e irregularidades electorales. Sin embargo, la dinámica más preocupante es que los discípulos de Chávez también parecen estar emulando su resistencia a ceder el poder.
Morales, quien fue elegido por primera vez en 2006, habrá tenido la presidencia más larga en la historia de su nación, cuando este nuevo mandato concluya en 2020. Con un amplio apoyo popular, una oposición débil y, posiblemente, suficientes aliados en la rama legislativa, muchos esperan que Morales intente quedarse en el poder más tiempo, bien sea mediante una reforma constitucional o un referendo. El líder dijo durante una entrevista reciente que no pretende buscar un nuevo mandato, pero sus comentarios no fueron categóricos. En Ecuador, el Presidente Rafael Correa le pidió a la Asamblea Nacional que reformara la Constitución para autorizar la reelección indefinida para todos los cargos electorales. Diplomáticos y analistas en la región dicen que algunos líderes centroamericanos podrían tomar acciones similares.
Colombia estuvo a punto de seguir el mismo rumbo durante el fin del mandato del Presidente Álvaro Uribe Vélez en 2010. Luego de haber reformado la Constitución en 2006 para obtener un segundo mandato, los aliados del exmandatario intentaron proporcionarle un tercer período. La Corte Constitucional, sensatamente, bloqueó la iniciativa.
Es fácil entender por qué muchos bolivianos quisieran que Morales, el primer presidente boliviano de origen indígena, permaneciera en el poder. Durante su presidencia, la economía del país, uno de los menos desarrollados de la región, ha crecido a buen ritmo. La desigualdad ha disminuido y la pobreza extrema se ha reducido de manera considerable. También le ha dado un período de relativa estabilidad política a una nación andina con una turbulenta historia.
Los mandatos largos, o indefinidos, no son saludables para la región. Genera preocupación que las democracias más sólidas del continente no expresen su oposición al respecto. Los líderes latinoamericanos que han permanecido en el poder durante períodos largos han debilitado instituciones independientes y asumido mayor control sobre los medios de información. Los mandatos extensos les han permitido cultivar aliados en entidades electorales y judiciales. También han podido usar las herramientas del Gobierno para comprar la lealtad de comunidades que los hacen elegir una y otra vez.
El ejemplo más alarmante de este fenómeno es Venezuela, donde Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, han gobernado de manera autoritaria y déspota. La dinámica regional ha sido nefasta para los intereses de Estados Unidos en la región. En Venezuela, Bolivia y Ecuador, la nueva generación de caudillos ha tomado una posición antagónica frente a Washington, limitando la cooperación en temas de desarrollo, defensa y esfuerzos contra el narcotráfico. Esto ha sido contraproducente para iniciativas de comercio y cooperación de seguridad.
Morales podría asegurar que Bolivia continúe una trayectoria positiva si sigue invirtiendo en programas sociales y en infraestructura. Su legado sería más admirable si él, o los legisladores, decidieran que su nuevo mandato debiera ser el último.





EVO MEJOR QUE NICOLÁS Y CRISTINA

De haber elecciones hoy en Venezuela, Nicolás Maduro sufriría una derrota abrumadora. También Cristina Fernández sería arrasada en las urnas por una oposición unificada. Sin embargo, Evo Morales acaba de batir récords en Bolivia y en la región con el triunfo que le da un tercer mandato.

El País de Uruguay (www.elpais.com.uy)
                                                
La razón de semejante diferencia está en la economía. Venezuela tiene una inflación que ronda el 60% y un calamitoso desabastecimiento de productos, con la moneda nacional en constante caída libre. En Argentina, la inflación anual ya alcanza el 40%, la moneda lleva años debilitándose y, por primera vez en la historia, el país tiene recesión en tiempo de vacas gordas.
En cambio en Bolivia el precio del dólar cae, la inflación es baja, las inversiones crecen y el país accede al crédito internacional a precios irrisorios.
La clave está en el Ministerio de Economía. Chávez hizo declinar a PDVSA utilizándola para financiar la construcción de su liderazgo a nivel regional, al tiempo que ideologizaba hasta el absurdo el manejo de la economía. Y el kirchnerismo expulsó buenos ministros de Economía como Lavagna, Peirano y Lousteau, reemplazando el pragmatismo por una paradójica concepción ortodoxa de la heterodoxia.
Por el contrario, desde el primer día de su primera gestión, Evo Morales ha mantenido en el cargo a Luis Arce, un economista muy inteligente y preparado, que ha manejado responsablemente la multiplicación de los ingresos que el Estado tuvo a partir de los precios internacionales de los hidrocarburos y la nacionalización de esa materia prima. Con ese ministro de Economía, el gobierno pudo administrar grandes planes sociales sin caer en desequilibrios fiscales.
Mientras Maduro se muestra incapaz de revertir la decadencia económica iniciada por Chávez y Cristina apuesta la suerte del país a los ideologismos de un keynesiano que deforma las ideas de Keynes, Evo Morales mantuvo el radicalismo en el discurso pero sostuvo el pragmatismo de Luis Arce en el Ministerio de Economía, logrando el superávit de las cuentas públicas que permite el crecimiento sostenido, con baja inflación.
Nadie hubiera imaginado años atrás que países ricos de la región pedirían préstamos a Bolivia. Eso es lo que está ocurriendo en la actualidad, según lo afirmó el presidente boliviano.





BOLIVIA: UN TRIUNFO CON ALCANCE REGIONAL

Radio U de Chile (www.radio.uchile.cl)
                                                            
“Patria sí, colonia no” fueron las palabras que reflejan no sólo el sentimiento de Evo Morales Ayma tras el arrollador triunfo que lo vuelve a situar al frente de Palacio Quemado en Bolivia, para el período 2015-2020, sino que la visión de un país que está sirviendo de modelo político y económico,  para un continente con desafíos de envergadura y lograr así la satisfacción de su población.
Con un 60% de los votos,  Evo se alzó con el primer lugar en una victoria que nunca estuvo en duda y que según las propias palabras del reelecto mandatario boliviano, debatían en estas elecciones dos modelos de desarrollo: la privatización y la nacionalización. Evo Morales  no olvidó a la hora del triunfo a dos dirigentes de los cuales reconoce una amplia influencia: el fallecido Comandante Hugo Chávez Frías de Venezuela y Fidel Castro Ruz , veterano Comandante cubano, cuyo legado permanece inalterable. Además, dedicó  la victoria “a todos los pueblos en América Latina y el mundo, que luchan contra el capitalismo y contra el imperialismo” señalando con ello que esta elección tenía alcances más allá de la mediterránea nación andina.
Efectivamente, la victoria de Evo Morales tiene un alcance regional,  pues implica consolidar procesos de cambio en gran parte de los países latinoamericanos,  donde se están definiendo gobiernos y modelos de desarrollo distintos. Tal es el caso de Brasil y Uruguay, que resultan fundamentales a la hora de consolidar,  a su vez, procesos de integración tanto en el ámbito político, energético como económico en esta parte del mundo. Al asumir su tercer mandato, en enero del 2015, Evo Morales se convertirá en el presidente que más tiempo ha gobernado en la nación andina desde la creación de Bolivia el año 1825, consolidando de esta forma la democracia representativa en un país acostumbrado a asonadas, manejos gubernamentales de la derecha y la expoliación permanente de sus recursos naturales con la complicidad de la clase política, económica y empresarial, que antes de Evo y su gobierno solían desviar las riquezas a una minoría de la población o simplemente en oficinas de multinacionales ancladas fuera de las fronteras de Bolivia.
El triunfo de la dupla Evo Morales – Álvaro García Linera consolida un proceso de cambios que se inició el año 2005 cuando el MAS accede por primera vez a la primera magistratura de Bolivia, mostrando en estos años,  que el famoso desgaste del cual suelen hablar los analistas políticos no es real cuando quien gobierna lo hace en virtud del beneficio social. Con medidas tomadas en el ámbito de la distribución de las riquezas, de reestructurar las relaciones sociales dando preeminencia a la participación de aquellas capas sociales postergadas durante décadas, el gobierno masista permitió bajar los índices de pobreza extrema de un 38 a un 18%, que es el resultado de políticas sociales impulsadas por Evo con una política macroeconómica fuerte y con proyección, apuntalada por la riqueza energética puesta al servicio de un proyecto-país.
En ese plano, el Bono Juancito Pinto, el Bono Juana Azurduy, la denominada Renta Dignidad,  han sido expresiones concretas de un dinero bien utilizado en provecho de la población, que ha garantizado protección al sector de la tercera edad y evitando  también la deserción escolar, realzando de ese modo la importancia de la educación en el plano de fortalecer a la población, bajo el convencimiento que una sociedad con acceso a los medios de comunicación, a los canales educativos gubernamentales, a la posibilidad de estar inmersos en el proceso de cambios que vive Bolivia, es un pueblo que daría su apoyo a un gobierno,  que ha cumplido gran parte de las metas propuestas. Ese es un plus de enorme importancia a la hora del recuento de votos: elevar la dignidad de una población y otorgar las posibilidades que permitan crecer individual y socialmente.
Una muestra del cambio de estas elecciones se observa también  en el mapa electoral con un crecimiento en los porcentajes de adhesión de Evo en ocho de los 9 departamentos de este país. Con un triunfo en el otrora Departamento opositor (y hasta con acciones destinadas a tratar de desmembrar la nación boliviana) como es el caso de Santa Cruz donde Evo logró el 50% de los votos, en comparación al 4%  obtenido el año 2005 pero, donde el gobierno debe observar también, con preocupación, que así como se aumentó en Departamentos tradicionalmente opositores, también se disminuyó el porcentaje de adhesión en los departamentos altiplánicos,  donde suele radicar el núcleo duro del apoyo a las políticas del MAS.
Igual preocupación hay que tener en cuenta,  a la hora del análisis más fino, con una  derecha boliviana que sigue manteniendo un apoyo electoral que se sitúa en el 30%, que no genera más daño por el enorme caudal de votos conseguido por el MAS y su propia dispersión como oposición  pero que es un llamado de alerta a estudiar de qué manera se logra una sociedad aún más inclusiva,  con sectores que ideológicamente parecen estar atrapados por un discurso a contrapelo de las propias necesidades del pueblo boliviano.
El periodista y ex Ministro de Hidrocarburos del primer gobierno de Evo Morales, el analista Andrés Soliz Rada señala, que con el triunfo de Evo se demuestra una política social acertada “con la inclusión social del pueblo indo mestizo, la que completó avances significativos logrados por el MNR con la Reforma Agraria y el Voto Universal y por CONDEPA… otro de los aciertos de Evo y que avalan el por qué de su triunfo reside en haber impulsado proyectos estratégicos que los capitales privados no estaban dispuestos a ejecutar. Es el caso de la petroquímica, por ejemplo, al que se suma el anuncio de avanzar en la instalación de un reactor nuclear. Lo anterior ha requerido, como condición previa, rescatar al Banco Central de manos del FMI, que impedía que nuestras reservas internacionales sean usadas para desarrollar al país. No menos importante ha sido su capacidad para derrotar a la Nación Camba, que postulaba el separatismo, así como al ultra indigenismo de las ONG, que pretendía disgregarnos en 36 inexistentes naciones”
Lo mencionado respecto al indigenismo extremo ha sido un elemento tratado con suma inteligencia por Evo y su gobierno, evitando de esa forma el doble juego de ese indigenismo a ultranza, que dentro de sus diferencias de cosmovisión se unía en los fines con la derecha reaccionaria boliviana, que ha buscado, en el plano de su intereses, fragmentar a Bolivia en una supuesta y artificial Nación Camba situada en la media luna oriental con los Departamento de  Pando, Beni, Tarija y  Santa Cruz (es decir de blancos,  en este imaginario artificioso y  racista) y un país Colla (indígena) con los restante cinco Departamentos en que está dividió el país andino.
Para Soliz Rada “felizmente, el indigenismo a ultranza ha sido detenido, aunque existen resabios de enfrentamientos entre pueblos, comunidades, alcaldías, cantones, cooperativas y núcleos interculturales. Evo habla cada vez con más frecuencia de unidad nacional y este es el camino que debemos seguir. El reordenamiento de la justicia pasa por fijar los límites de la justicia comunitaria, en cuyo nombre aún  se habla de chicotazos y se cometen avasallamientos en minas y propiedades agrarias”. Tarea fundamental, para esta nueva etapa del mandato dado a Evo Morales y Alvaro García Linera.
La victoria del MAS, es también el premio a una forma de hacer política distinta a la que se venía haciendo en Bolivia. Es una conquista para las posiciones latinoamericanistas,  donde los esfuerzos de unidad y comunión de intereses han implicado aunar esfuerzos entre gobiernos con lazos muy fuertes: Ecuador, Brasil, Venezuela, Uruguay y Argentina. Entre ellos y los organismos de unión en le plan o político y económico que se han creado, permiten un marco de actuación conjunta en el plano internacional, que le ha dado otro sello a nuestro continente y ha signado a esta parte del mundo con otro valor. Ese, es también uno de los resultados de la victoria de Evo Morales Ayma en las presidenciales del 12 de octubre.





EDITORIAL: EVO DE NUEVO

Morales ha vuelto a ser elegido porque su populismo es muy efectivo.

El Comercio de Perú (www.elcomercio.pe/opinion)

“Este triunfo se lo dedico a Fidel Castro y al difunto Hugo Chávez”, dijo Evo Morales desde Palacio Quemado ante una amplia multitud luego de que las encuestas indicaran que había sido elegido presidente por tercera vez con más del 60% de los votos.
La apabullante victoria del señor Morales se explica, en gran parte, por el buen desempeño económico de Bolivia, que hoy lidera el crecimiento en América Latina. El reciente éxito económico del vecino país, no obstante, hay que analizarlo con cuidado. Esta situación se explica fundamentalmente por un manejo macroeconómico relativamente ordenado y por el coyuntural aumento del precio internacional del gas que ha disparado el crecimiento. Dicho aumento ha generado que los ingresos de las exportaciones crezcan nueve veces y que hoy la venta de gas explique más del 50% de los ingresos estatales. Ello, además, le ha permitido al gobierno implementar políticas populistas –como las del difunto Hugo Chávez– que actualmente subsidian a la tercera parte de bolivianos y que han contribuido a reducir temporalmente la pobreza.
Lamentablemente, Evo Morales no ha aprovechado los vientos favorables para implementar reformas institucionales de fondo que permitan que la inversión florezca y que las empresas se vuelvan más productivas. Nos referimos, por ejemplo, a derechos de propiedad más seguros, un sistema judicial honesto que vele por que se cumplan los contratos, una policía eficiente que brinde seguridad o infraestructura adecuada. De hecho, de los 144 países evaluados en el Reporte Global de Competitividad, Bolivia ocupa el puesto 105 en el ránking total, el 133 en sobornos a las autoridades, el 123 en crimen organizado y el 141 en número de procedimientos para iniciar un negocio, por solo citar algunas de las varias categorías en las que obtiene resultados lamentables. 
Asimismo, los programas asistencialistas de Morales que tanta popularidad le han ganado no son sostenibles en el largo plazo, pues dependen absolutamente de la coyuntura de los altos precios internacionales y no contribuyen a que los ciudadanos se vuelvan más productivos y desarrollen medios para generar su propia riqueza.
Todo eso hace que, si mañana cae el precio del gas natural, la prosperidad boliviana pueda fácilmente desaparecer. Y, en ese escenario, Evo Morales pasaría a ser parte del panteón de los líderes populistas a los que les dedicó su triunfo el domingo.
De alguna manera, la situación de Bolivia se asemeja a la del Perú con el “boom” del guano. Entre 1850 y 1870, el Perú generó excedentes fiscales por US$ 750 millones –algo sin precedentes en la historia–. Sin embargo, ese excedente fue utilizado para incrementar la burocracia, equipar al ejército e implementar proyectos de infraestructura sin ningún tipo de planeamiento, los cuales generaron un déficit fiscal. Cuando la demanda del guano cayó debido a la recesión en Europa y a la invención de nuevos fertilizantes, la economía peruana se vio severamente afectada.
La situación de Bolivia también se parece a lo que sucedió con Venezuela hace unos años. El país llanero, en ese entonces en manos de Hugo Chávez, se ufanaba de que gracias a sus programas sociales había logrado reducir la pobreza significativamente. El presidente venezolano, a raíz de esto, gozaba de una difundida popularidad. Esta pasajera prosperidad, no obstante, terminó cuando las malas políticas económicas se sumaron a un mal manejo de la empresa petrolera estatal y a que los subsidios se volvieron insostenibles. Hoy la economía venezolana es de las más desastrosas de la región.





EVO MORALES DEBE ALLANAR EL CAMINO PARA LA PRÓXIMA GENERACIÓN DE LÍDERES DE BOLIVIA

The Australian de Australia (www.theaustralian.com.au/news)
                                              
Con poco más del 60 por ciento de los votos, Morales derrotó a una oposición fragmentada. El dominio de su Movimiento Al Socialismo (MAS - Movimiento al Socialismo) en las elecciones legislativas fue igualmente impresionante, teniendo 86 de 130 escaños en la Cámara de Diputados y 25 de los 36 escaños en el Senado.
Algunos expertos convencionales ya están preguntando si las victorias de Morales y del MAS son una derrota para la democracia, señalando a la dedicación del presidente socialista de su victoria de Fidel Castro, la memoria de Hugo Chávez y la lucha continua contra el imperialismo. Este tipo de preocupaciones no dan cuenta de lo que realmente se han efectuado en Bolivia y se pierda el verdadero desafío que enfrenta la próxima presidencia de Morales.
La regla de oro para el análisis de la Bolivia contemporánea es mirar a lo que Morales realmente hace, no lo que anuncia a multitudes entusiastas de sus partidarios. Mientras que los expertos pueden haber perdido este, el negocio ha tomado claramente la lección a pecho.
Desde el inicio del gobierno de Morales, la retórica se ha calentado y hostil a los inversores extranjeros. Si bien una serie de discursos de nacionalización fueron particularmente ardiente en el caso de la industria del gas, donde los militares ocuparon las instalaciones de Petrobras gigantes petroleros de Brasil el primero de mayo de 2006, la realidad fue menos emocionante.
En efecto, Morales estaba renegociando los términos de concesión para traer más beneficios a los bolivianos y al mismo tiempo preservar el beneficio para los inversores extranjeros. Esto ha sido seguido por intentos activos para asociarse con las empresas para diversificar la economía de Bolivia, con algunos resultados notables.
A pesar de hablar de estilo Chávez de una revolución socialista, los flujos de inversión extranjera directa en Bolivia se han disparado, pasando de poco más de $ US280 millones en 2006 a $ US1 mil millones en 2012 y US $ 1.75bn año pasado.
Las sugerencias de que un Morales antidemocrática ha corrompido el sistema político boliviano para garantizar su victoria son igualmente problemático si nos fijamos en los logros de su gobierno.
Datos del Banco Mundial tiene un crecimiento del PIB de Bolivia para el año pasado en el 6,8 por ciento, frente al 5,2 por ciento de los dos años anteriores y un promedio de 4,5 por ciento a los cinco años antes de eso. Más significativa para la mayoría pobre en Bolivia, el crecimiento se ha "goteado abajo" y la tasa de pobreza se ha reducido de 34 por ciento en 2006 al 18 por ciento actual.
Del mismo modo, la deuda externa se ha desplomado de 52 por ciento del PIB en 2006 al 17 por ciento, el mismo nivel bajo se encuentra en los países ricos como Australia.
El espacio económico ofrecido por estos éxitos ha sido cuidadosamente dirigida a las políticas sociales inclusivas, como una pensión universal a nombre de cualquier boliviano que llega a la edad de 58, 50 para las mujeres con tres o más hijos y un programa de transferencia condicional de efectivo siguiendo el modelo de la Bolsa de Brasil Familia.
Sin embargo, Bolivia aún enfrenta serios desafíos. La corrupción sigue siendo un problema importante. Infraestructura está en un estado lamentable y se necesita profunda y duradera de la inversión pública para mejorar la educación y la asistencia sanitaria en todo el país.
Los críticos también se quejan de la clausura del espacio de debate político y un enfoque opresivo a las voces de la oposición, que ha sido un problema desde hace más de 30 años. Aún así, la realidad es que, por primera vez, la mayoría de los bolivianos se sienten incluidos como parte significativa de su país y creen funcionarios elegidos puede ayudar a mejorar sus vidas.
Es este último elemento que es la clave del éxito político de Morales y la fuente del mayor desafío de su presidencia en los próximos cinco años.
Una ola de protestas de la mayoría indígena del país que derrocó a dos presidentes en tres años barrió Morales a la victoria en 2006, el centro de su campaña era se necesitaba una creencia de que las grandes reformas estructurales y de actitud para incluir a los pobres y los indígenas en la sociedad si la democracia boliviana tenía una esperanza de sobrevivir.
La última serie de resultados electorales, respaldada por los fuertes logros económicos y sociales, sugieren Morales ha puesto en marcha muchos de estos cambios. El truco ahora está haciendo los avances permanente.
El problema destacado por resultado electoral de esta semana es que la unidad política de Bolivia parece ser una función del carisma personal de Morales, no una reforma de las prácticas de los partidos políticos que antes hicieron la democracia boliviana tan estable como un castillo de naipes.
Por tanto, es preocupante que Morales ha opinado recientemente que no ve ningún sucesor claro para sí mismo dentro del MAS. 2009 Constitución de Bolivia establece que un presidente puede servir sólo dos términos en el cargo, una disposición más alto tribunal del país renunció para permitir Morales tercer mandato con el argumento de que su primer mandato presidencial estaba bajo la antigua constitución.
La pregunta acuciante de la democracia boliviana ahora es si Morales ahora dedicará energética seria para fomentar el surgimiento de nuevas voces dentro del MAS y la política boliviana en general, o si va a seguir el ejemplo de sus amigos en Cuba y Venezuela y buscar más cambios en el constitución que permite la reelección perpetua?
El peligro para Bolivia no es ésta, la más reciente resultado electoral, pero que Morales va a sucumbir a los impulsos egoístas de la política de buscar la reelección en el plazo de cinco años en lugar de moverse a asumir el manto de la estadista de constructor de la nación.





EL OLOR DE LA BOLIVIA DE EVO Y ÁLVARO

Rebelión de España (www.rebelion.org)
                                                                    
“Si el Che nos escogió para continuar su revolución, será por algo”, me dice un boliviano repleto de orgullo, en La Paz. Los carros son muchos, demasiados. En particular los del servicio público. No se entiende cómo no chocan con más regularidad. Los peatones debemos calcular cómo pasar de un andén al otro sin ser atropellados. Pero a nadie parece molestar. Solo a los que no somos de aquí. Alguien dijo alguna vez que era la “Shangai latinoamericana”.
Me paro a detallar. Miro y miro por varios minutos y compruebo que ya los indígenas, gran mayoría en este país, no se bajan del andén para darle el paso a un mestizo o blanco.
Recuerdo hace dos años cuando vi en el Parlamento a las indígenas con sus polleras y sombreros. A los obreros con sus humildes, aunque muy limpias, ropas. Me impactó. Es que la cultura occidental, la “civilizada”, nos enseñó y nos acostumbró a que a ese recinto solo se va en saco y corbata. Con faldas bien cortadas y tacones.
Existe menos pobreza. Lo que quiere decir que ya muy pocos niños y ancianos piden limosna. Hace pocos años no se tenía tranquilidad para almorzar en un restaurante: ellos pasaban regularmente a pedir un trozo o dinero. Uno se sentía culpable de tener con qué comer. Lo normal era que el propietario del lugar los sacara a palos. Nunca vi otras caritas que no fueran de indígenas. Ellos, los dueños originarios de estas tierras, habían sido como la basura que estorba, y solo eran brazos para trabajar, desde que llegaron los españoles en el siglo XVI. Eso ha ido cambiando a pasos agigantados desde que Evo, el indígena, llegó al gobierno en enero 2006.
En el ambiente de la capital y de otras ciudades se siente optimismo. Claro, faltan hospitales. Y en los que se están construyendo, para atender a la mayoría faltarán médicos: Sigue siendo elitista la formación médica, como en casi todas partes del mundo. Desde las primeras luces de este gobierno, empezaron a llegar miles de médicos cubanos. Se instalaron para sanar en lugares remotos, donde apenas llegaba el sol y el aire. Miles y miles de bolivianos han descubierto que existe una isla llamada Cuba, y que esas mujeres y hombres en bata blanca los tratan como humanos.
Muchos, bastantes, ni hablar castellano saben, porque es en aimara, quechua o guaraní que se comunican. Lenguas milenarias, reconocidas hace pocos años.
En La Paz este gobierno, el del “hermano presidente”, construyó un teleférico, el “amarillo”, que es el más largo del mundo. Esta semana se inaugura el “verde”, que creo es más largo que el otro. Para los que viven allá arriba, en el municipio de El Alto, es una economía de una hora para llegar abajo, a La Paz. Solo cuesta tres bolivianos todo el trayecto, de casi 20 minutos. Es súper moderno. Al verlo, cabina tras cabina, parece una invasión de ovnis. Los paceños, los de La Paz, se sienten orgullosos.
Y ganó Evo otras elecciones. Todos lo esperaban. Fue la gran fiesta nacional. Lo más impresionante fue que arrasó en Santa Cruz, el reducto de la oposición, donde se han fraguado hasta actos terroristas, atentados contra la vida de Evo y proyectos separatistas. Allá la mayoría son blanquitos. Viendo en la tv los resultados en esa ciudad, recordé a la reina de belleza de hace tres años, más o menos. La santacruceña se atrevió a decir, en el concurso de Miss Universo, que en Bolivia no había indígenas. En esa ciudad y en Sucre, la capital original del país, la publicidad es realizada con modelos nacionales, de corte europeo.
En Santa Cruz, muchos industriales comprendieron que reinvirtiendo en la nación podrían también ganar. Con Evo se está formando una burguesía nacional, que reivindica la soberanía. Aliada del proceso de cambio. Ya sus obreros y trabajadoras no son semi-esclavos y pagan lo justo.
La prensa, la que más vende aún, la de las elites, la que sigue adorando y esperando que vuelva Estados Unidos a gobernar con ellos, tiene el mismo discurso que la de Ecuador y Venezuela. Pienso que sus millonarios propietarios ahorrarían dinero si unos pocos de sus periodistas se coordinaran para hacer los artículos, de política nacional e internacional. Sólo habría que cambiar algunos nombres y datos para ponerlos en el contexto de cada uno de esos países. Es que los textos son uniformados. El discurso es el mismo. De todas maneras los admiro por todos los malabarismos que hacen para darle otra explicación a la realidad.
Estuve revisando lo que proponía la tal oposición. Razón tuvieron los bolivianos en darle semejante paliza en votos. Bueno, es que no proponían. La base de su discurso era criticar e inventar contra Evo y Álvaro García Linera, el culto vicepresidente blanco de corazón mestizo y guerrero. Hablaban de “cambio”, de “democratizar”, de “servir a las mayorías”. Y uno no sabe si reír o quedarse dubitativo: pero, si fueron los mismos, o sus compadres, o abuelos o bisabuelos los que manejaron al país por décadas, casi siglos, como su hacienda. Tuvieron al país postrado ante el capital extranjero y las decisiones de la embajada estadounidense. Bolivia era, antes de Evo, el segundo país más pobre del continente, después de Haití. Mientras las inmensas riquezas que tiene su suelo se iban para Estados Unidos y Europa.
Recuerdo cuando Evo entró a la casa presidencial, al Palacio Quemado, ubicado en la pequeña Plaza Murillo. Supongo que los funcionarios que ahí servían, estaban preocupados de que ese indio ensuciara los pisos encerados. Evo quería saber para qué servía cada oficina. Después de ver la suya, preguntó por la que quedaba justo al lado. No se la querían abrir. Que debían pedir autorización a una persona que no era boliviana. O también se debería llamar a una oficina fuera de ahí. Ante la insistencia del nuevo presidente debieron abrirla. Mejor, forzar la puerta, porque llave ningún boliviano tenía. Ni el servicio de seguridad. Es que era la oficina de la embajada de Estados Unidos, más en particular, la del responsable de la CIA. Evo, atrevido, ordenó que llamaran al responsable de la delegación diplomática para que desalojaran la oficina y el palacio. Fue su primer acto de soberanía.
Dos naciones golpearon el orgullo europeo y lo tuvieron que pagar: Haití y Bolivia. Los esclavos negros africanos se rebelaron al finalizar el siglo XVIII. Humillaron al poderoso ejército francés de Napoleón, declararon la independencia de Haití, el primer día de 1804, y declararon el fin de la esclavitud, tres años antes que Inglaterra.
En Bolivia nacieron las más grandes revueltas indígenas contra el dominio español. Y desde el siglo XVII. Tupac Katari y su esposa Bartolina Sisa se levantaron en armas, a fines del siglo siguiente. Los siguieron miles de indígenas. Sitiaron La Paz. Querían acabar con la esclavitud a que estaban sometidos sus hermanos de sangre. Claro, no se llamaba esclavitud porque los reyes españoles y el Vaticano habían decidido, desde el siglo XVI, que los indígenas tenían alma, eran humanos. Lo que no tenían lo negros africanos. Pero como había necesidad de brazos en las minas y campos, se le puso otros nombres a la esclavitud. Luego de muchas batallas, fueron atrapados. Los descuartizaron y exhibieron sus partes por muchas regiones, para que los demás supieran lo que les iba a suceder si seguían de insurgentes. Pero las cenizas quedaron ardiendo, y poco después estallaron las batallas, en todo el continente contra el dominio español. Y europeo, en general.
Desde entonces, las potencias europeas decidieron que los pueblos de esas dos naciones debían pagar su osadía. Su anhelo de libertad. Las condenaron a la miseria.
Bolivia, con sus minas de oro y plata hizo radiantes a las naciones europeas. Robaron tanta plata, a costa de millones de vidas, que se dice que con tal cantidad se hubiera podido construir un puente hasta Sevilla, ciudad a donde llegaban los tesoros robados.
Ana Rosa, una pequeña mujer que guarda una biblioteca de información histórica en su cabeza, me sorprende cuando me cuenta que el militar Cornelio Saavedra tuvo una decidida participación en la Revolución de Mayo, que fue el primer paso para la independencia argentina. Se convirtió en una prominente figura de la política, al punto de llegar a ser el presidente de la Primera Junta de gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Saavedra era un boliviano, nacido en Oyuno, en la actual provincia de Potosí. Un gran detalle que se lo tiene un poco guardado los argentinos.
Hoy, con Evo y Álvaro, Bolivia ha vuelto a ser soberana. La mayoría de su población, la indígena, siente que renace el imperio Inca.





BALANCE DE LAS ELECCIONES EN BOLIVIA Y LA CUESTIÓN BRASILEÑA

Rebelión de España (www.rebelion.org)
                                                              
Los resultados de las elecciones nacionales del pasado 12 de octubre han ratificado las proyecciones y tendencias de muy amplio respaldo a Evo Morales y que se difundieron previamente en los círculos sociales, políticos, comunicaciones y académicos del país, sin embargo los candidatos de la oposición iniciaron un agrio debate sobre la responsabilidad de no haber participado juntos en la disputa y los del oficialismo mostraron preocupación por no haber alcanzado los resultados esperados, sobretodo en la región occidental de Bolivia.
El asunto central se ubica en la representación de dos tercios de parlamentarios del Movimiento Al Socialismo (MAS) en la Asamblea Legislativa que le permitiría llevar adelante sin contratiempos su programa electoral en el marco de conseguir los resultados planteados en la Agenda Patriótica 2025 y, sobretodo, abrir la posibilidad de una nueva candidatura presidencial de Evo Morales Ayma. Sobre lo primero, corresponderá a los movimientos populares, con autotomía y deliberación, fiscalizar y controlar las acciones y el cumplimiento del gobierno y sobre lo segundo, será la dinámica política y social, así como la gestión económica, las que marcarán las perspectivas.
Los cómputos electorales permiten advertir tres aspectos: primero, la fuerza electoral adquirida por el MAS en el oriente y el sur bolivianos, con un segundo lugar en Beni, que le permitió triunfar en ocho de los nueve departamentos del país, y la reducción de su votación en el occidente; segundo, la diferencia de apoyo entre los candidatos opositores que marca una clara ventaja de Unidad Demócrata (UD) con un porcentaje mayor al esperado, lo que lo ubica como “cabeza” de la oposición; y tercero, el bajo respaldo al Movimiento Sin Miedo (MSM) que lo lleva, junto al Partido Verde de Bolivia (PVB), al riesgo de perder su legalidad, en tanto el improvisado Partido Demócrata Cristiano (PDC) ha marcado testimonio de su existencia.
 La disyuntiva de la futura gestión se encuentra en: mantener y sólo cuidar lo avanzado, que sin duda es muy importante pero insuficiente en un proceso de liberación nacional, o profundizar el proceso nacionalista y antiimperialista con el fortalecimiento del capitalismo de Estado y la unidad nacional, la industrialización del gas –que ya se ha iniciado—y de los minerales, el impulso a la producción agraria para alcanzar la autosuficiencia alimentaria y manufacturera y fabril con políticas proteccionistas, la fiscalización de la banca y el latifundio y la recuperación plena de los recursos mineros y gasíferos en manos de las transnacionales, para así superar el modelo primario-exportador.
La posición antiimperialista y anticolonialista del gobierno del MAS, remarcada por el presidente Evo Morales en su discurso del 12 de octubre, ratifica la lucha por la soberanía y la dignidad, la construcción de un futuro común y socialista a escala latinoamericana y caribeña y la necesidad de fortalecer la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Sin embargo, corresponde advertir que el proceso de integración y unidad de la Patria Grande, enfrentando las políticas intervencionistas de Estados Unidos, se ha debilitado en los últimos años por los vaivenes electorales, las contradicciones internas en algunos países, la muerte de Hugo Chavez, la arremetida de las fuerzas conservadoras y neoliberales y las nuevas estrategias de Washington hacia nuestra región.
Al respecto, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, el próximo 26 de octubre, se convierte en el gran termómetro de la política regional. Aecio Neves, con el respaldo de Marina Silva, representa la posición radicalmente neoliberal y aliada a la estrategia de Estados Unidos, en tanto que Dilma Rousseff, que no tuvo la vocación latinoamericanista de Lula Da Silva, permite mantener algunas esperanzas  respecto a una posición independiente y comunitaria entre los países de nuestra región, en un contexto de crisis del capitalismo occidental y de surgimiento de marcados bloques geográficos y políticos en los cinco continentes.
Las relaciones diplomáticas de Bolivia con Brasil en los últimos años, a pesar de la importancia de la exportación del gas boliviano, de los ingresos que genera, de la dependencia de la industria de Sao Paulo de esta fuente de energía y de las potencialidades de una integración y complementación horizontal, no han sido de las mejores y si ganara Neves podrían deteriorarse aún más.
Llama la atención que los Estados brasileños en los que gana Neves se encuentran todos ellos en la frontera oriental de Bolivia, donde están instalados las grandes empresas transnacionales y los gamonales terratenientes de la soya de exportación, aliados de los políticos neoliberales y terratenientes bolivianos, productores también de soya, y con fuerte influencia sobre estos. Las elecciones presidenciales en el Uruguay, el mismo 26 de octubre, también son importantes en la geopolítica regional y en los equilibrios de fuerzas, en tanto que el próximo año se realizan los comicios en Argentina, con pronóstico reservado.





EL DESAFÍO DESPUÉS DEL TRIUNFO

América Latina en Movimiento (www.alainet.org/active)
                                                        
Nadie podría negar el hecho de que Bolivia se ha vuelto un referente a nivel ya no sólo regional; lo cual ha permitido que las ideas que emergen del “proceso de cambio” repercutan de modo positivo en ámbitos hasta académicos. La descolonización, el vivir bien y el Estado plurinacional son conceptos ineludibles a la hora de referirse a los nuevos horizontes políticos que han inaugurado los pueblos de esta parte del planeta; horizontes que llenan ahora la orfandad utópica que la crisis del primer mundo arrastra como señal de su propio eclipsamiento civilizatorio. La aparición irreversible de un embrionario mundo multipolar, muestra la decadencia, ya no sólo del capitalismo, sino del horizonte cultural y civilizatorio que le dio origen: la modernidad.
La crisis climática es la denuncia más elocuente a una racionalidad que, en cinco siglos, ha desatado una multiplicación de crisis globales que arrastra a la humanidad a un punto de no retorno. La producción y el consumo modernos se hacen irracionales a la luz de la constatación de la finitud de los recursos naturales. La naturaleza no es infinita, es sujeto, Madre, en consecuencia, es un ser vivo y tiene derechos. En ese sentido, el “vivir bien” no es un slogan sino lo que se deduce de una relación de respeto y equilibrio entre ser humano y naturaleza: de la vida de la Madre depende la vida de los hijos. Una economía que, para producir debe constante y sistemáticamente destruir la fuente de donde emana todo lo que sirve para vivir, es una economía suicida; se vuelve una economía de la muerte. La forma de vida que patrocina esa economía es sólo vida para la codicia de algunos (el 1% rico del planeta) pero muerte para todos, incluida la naturaleza.
Lo que emana de Bolivia se refuerza políticamente por eventos como el que se vivió en las pasadas elecciones. Una vez más el compañero-presidente Evo Morales es depositario de la confianza del pueblo boliviano por una amplia mayoría y será cabeza estatal hasta el 2020. Pero pasado el triunfo, conviene la reflexión meditada de lo que se viene; pues si la primera gestión de gobierno estuvo amenazada por la resistencia fascista conservadora, la segunda se caracterizó por serias contradicciones que emanaron del propio gobierno y que dieron lugar, en esta última elección, a una disminución considerable del voto. No se trata de una “aplastante victoria”, pues los porcentajes bajaron considerablemente en el occidente del país (donde el MAS pasaba del 70% ahora sólo pasa del 60%), lo cual merece una detenida mirada de carácter estratégico, pues esta tercera gestión debiera de resolver las contradicciones que envolvieron la última gestión estatal.
Es cierto que Evo representa un parteaguas en la historia de Bolivia, pero ese parteaguas no es diáfano y es, porque se trata de un proceso, de un transitar no exento de contradicciones; que no se tratan de las “tensiones creativas” que le gusta repetir a nuestro vicepresidente sino de contradicciones que manifiestan lo que René Zavaleta llamaba la “paradoja señorial”. Es decir, las condiciones objetivas de un proceso revolucionario pueden ser disueltas si las condiciones subjetivas de, sobre todo, la dirigencia del proceso no están a la altura del acontecimiento revolucionario. En Bolivia esta paradoja consistió siempre en la creencia señorialista de que sólo hay patrón mientras haya indios; en términos izquierdistas esto supuso siempre abrazar el desarrollismo como el verdadero modelo que nuestros pueblos debían asumir para “modernizarse”.
Se decía (y se sigue creyendo) que, para alcanzar el socialismo, primero hay que adoptar la dinámica del capitalismo (desarrollo de los medios de producción, de las fuerzas productivas, etc.); que el capitalismo sería la etapa desarrollista necesaria para alcanzar la etapa emancipatoria del socialismo. Pero ese es precisamente uno de los dogmas que produjeron el fracaso del socialismo del siglo XX (si algo hay que actualizar en la discusión es precisamente la discusión de Marx con los narodniki rusos, los llamados populistas (por los bolcheviques), pues de aquella discusión se colige que el capitalismo no es un paso necesario y ni siquiera deseable si se trata de producir una economía socialista).
En ese sentido, “modernizarse” supuso siempre un proceso de asimilación por subsunción. Renunciar a lo que se es para adoptar la forma de vida del dominador; desde el liberalismo hasta el nacionalismo y hasta para los marxistas, lo indio que cargamos es algo que tiene que desaparecer en el tren del progreso y el desarrollo. En esa apuesta no se parte de lo propio sino lo propio es la rémora que impide la “modernización”. Por eso el Estado no objetiva lo propio de la nación sino que se sostiene en ideales, valores y fundamentos ajenos que estructuran un Estado aparente, carente de soberanía propia. Por eso se trata de un Estado colonial; es decir, no es colonial por premoderno sino por querer ser precisamente moderno.
La modernidad nace rebosante de mitos de dominación, uno de ellos es el racismo, que consiste en la clasificación antropológica de la humanidad en torno a la naturalización de las relaciones de dominación. Sólo produciendo la inferiorización del indio puede la subjetividad moderna concebir su superioridad. Este mito constituye la creencia ingénita e irrenunciable de la ciencia y la subjetividad moderna, que la reproducen hasta los revolucionarios marxistas (por eso un proceso de liberación puede devenir en una nueva dominación). El desarrollado se impone, hasta por imperativo moral kantiano, desarrollar al menos desarrollado; si éste se resiste es culpable hasta de la violencia que se le administra por su propio bien.
Se supone que el señor es el desarrollado y el indio no y, si el indio quiere desarrollarse, debe aspirar a ser señor, pero para ser considerado señor debe haber indios, o sea, inferiores. Modernizarse significa entonces dominar, aspirar a ser señor, patrón; pero en un mundo ya establecido en patrones clasificatorios, los señores periféricos sólo lo son a medias, pues su poder es sólo local y, en la medida en que ingresan al mundo moderno y sus prerrogativas, lo hacen en calidad de subordinados. Por eso el desarrollo al que apuestan desarrolla al centro y nunca a la periferia. El proceso de asimilación amputa toda posibilidad de liberación, pues lo único afirmado resulta las ideas y los prejuicios del dominador (traducidos en ideología, tenemos al desarrollo).     
La tensión actual que el gobierno tendría que dilucidar en esta tercera gestión es aquella apuesta decidida que la anterior gestión, sobre todo, se ha encargado de efectivizar a costa de los ideales propios del “proceso de cambio”. Se trata de la tensión (nada creativa) entre el desarrollismo y el “vivir bien”. Si bien nuestro discurso es, ante el mundo, propositivo, éste no deja de ser retórico cuando lo que efectivamente se produce, en los hechos, es, aun en términos post-neoliberales, capitalismo puro; o sea, se puede ser anti-neoliberal y seguir afirmando el capitalismo (incluso se puede afirmar un post-capitalismo sin renunciar a los ideales modernos, como el famoso progreso infinito, presupuesto de un crecimiento ilimitado y un desarrollo infinito, base epistémica de la racionalidad económica que la crisis climática se ha encargado de poner, precisamente, en crisis).
Por ello no es de extrañar que las entidades económico-financieras globales tomen a Bolivia como ejemplo; pues si de lo que se trata es de recomponer el sistema económico mundial y su disposición geopolítica centro-periferia, nada mejor que, precisamente, nuestras economías, como siempre, subvencionen una nueva recomposición de los capitales centrales. El crecimiento, la estabilidad macroeconómica y el PIB sirven para eso. Por eso no es raro que el PIB sea ahora el factor decisivo de la medición de lo que nuestras economías realizan y, sumado a ello, la abusiva tendencia financierista a afirmar que el crecimiento del PIB garantiza el bienestar material de las grandes mayorías; cuando se sabe muy bien que este índice, desde su creación (allá por el 1937, cuando Simon Kuznets presentó al congreso norteamericano un informe sobre “El ingreso nacional: 1929-1935”), se convierte en el criterio para evaluar el comportamiento exclusivamente capitalista de una economía, en términos además macro, sus alzas y bajas y, expresamente, para compararla con las demás, bajo el paradigma desarrollista de la competencia de las economías en torno al mercado.
Esto quiere decir que el PIB, por sus propias prerrogativas, no puede considerarse como medida apropiada para verificar el estado de bienestar de toda una población, sobre todo si es periférica. Hasta Moses Abramovitz se mostraba muy escéptico con la visión de que la tasa de crecimiento del bienestar puede estimarse a partir de los cambios en la tasa de crecimiento del producto; lo mismo que Joseph Stiglitz, para quien el PIB no es un índice adecuado para medir el bienestar. Esto quiere decir que una economía puede crecer según el índice PIB sin que ello signifique que crezca el empleo, se reduzca la desigualdad o desaparezca la pobreza o que ello signifique mayor bienestar.
Un Estado que adopta este tipo de criterios de evaluación de sus logros económicos, destaca haber asumido aquella normalidad de un Estado insensible a las señales de la desigualdad congénita del capitalismo (como reconocía Hegel, la sociedad moderna es posible por la producción sistemática de desigualdad). Por eso el PIB se vuelve un credo para los economistas, ministros y, sobre todo, para los Bancos y para los actores financieros; en el PIB se condensa la visión de las élites, porque éstas defienden sus privilegios, que se reflejan en la estabilidad macroeconómica; la defensa de esa estabilidad se hace dogma para una economía que se piensa como ciencia de los negocios. Que en Bolivia el PIB haya pasado de 9.525 millones de dólares en 2005 a 30.381 en 2013, y el PIB per cápita saltó de 1.010 a 2.757 dólares, manifiesta una medida nominal, no real. Añadamos esto: del PIB per cápita no se deduce un bienestar material general y menos un bienestar espiritual.
Bolivia ha crecido económicamente y los 14.430 millones de dólares en reservas internacionales equivalen al 47 % del PIB, lo cual representa el porcentaje más alto de América Latina y hace de Bolivia el país de mayor crecimiento del continente en este 2014. Pero todos estos logros sólo hacen referencia a una eficiente administración de una economía que se comporta según los patrones establecidos, es decir, según las necesidades y requerimientos de una economía que, para colmo, ha entrado en crisis terminal y, sin embargo, sobrevive por la tendencia de nuestros procesos a seguir manteniéndola a toda costa. Una lectura geopolítica y geofinanciera podría ayudarnos a entender que, de nada sirve nuestro crecimiento, si éste permite la estabilidad del dólar y la consecuente legitimación de su institucionalidad mundial en crisis.
El desacoplamiento financiero del dólar es tarea urgente en un proceso de liberación real. El hecho de que nuestras economías no tienden hacia aquello le da un respiro al primer mundo, que puede recomponer su economía gracias a nuestro sostén, brindándoles además la posibilidad de reponer su poder y restablecer su tablero geopolítico. La liberación es, hoy por hoy, ante todo, financiera. Pero esto no quiere decir solamente su control público sino su democratización bajo un nuevo horizonte de vida; y esto pasa por una transformación de la propia racionalidad que ha articulado los valores y las creencias de la economía como ciencia de los negocios, desde donde se justifica la desigualdad y se promueve una cultura de la producción y del consumo irracionales, en torno siempre a la maximización de la tasa de ganancias.
En ello consiste el crecimiento económico y el desarrollo como fundamento de una sociedad (profundamente insensible a la injusticia) que se constituye bajo la ilusión del progreso infinito. En ese contexto, el proceso boliviano se sitúa en una disyuntiva que es precisamente la disyuntiva que enfrenta la propia humanidad. El precio de recomponer la economía actual es un precio que lo tendría que pagar la propia naturaleza. Por eso se hace urgente un redireccionamiento de las finalidades mismas de la economía. Sólo en ese caso el “vivir bien” deja de ser retórica.
El “vivir bien” no es un modelo. Se trata más bien de un horizonte de sentido, del cual se puede deducir criterios de evaluación de toda acción racional económica; en ese sentido, la acción racional medio-fin o la instrumental, queda supeditada a una racionalidad circular que nace del respeto a la relación simbiótica que establecen naturaleza y ser humano; de ello se colige que ninguna producción puede ni debe destruir la capacidad reproductiva de la naturaleza, que a los costos de extracción de algún recurso debe añadírsele los costos de reproducción que le cuesta a la naturaleza reponer lo que se le ha sacado.
Eso, imposible para la visión empresarial, sólo puede ser acometida por un Estado; de lo cual se colige que toda producción estratégica no puede estimarse según el criterio de la ganancia. La producción, que es producción para la vida, no puede ser evaluada según criterios mercantiles. Lo cual nos conduce a establecer otro tipo de criterios de evaluación de los rendimientos económicos deseables.
Todo esto debiera ser acompañado por un nuevo marco jurídico que proteja a una nueva economía que ya no presuponga la propiedad privada como la objetivación de un sujeto de derechos. Desde la legalidad liberal moderna, ni el carente de propiedad, el pobre, ni la naturaleza son sujetos de derechos (por eso se los puede dominar y explotar sin piedad), por eso esa legalidad es pertinente exclusivamente para el capitalismo; ninguna nueva economía puede desarrollarse si no cuenta con un nuevo marco legal que la haga posible. A una nueva economía comunitaria o para la vida le corresponde una nueva legalidad.
Toda la promoción del crecimiento actual, en términos siempre desarrollistas, genera grandes excedentes y riqueza impactante, eso explica el desiderátum oficialista de enmarcar nuestra economía en los cánones macroeconómicos y asegurar una estabilidad financiera acorde a los requerimientos de la acumulación de capital global (vía transferencia de valor, de la periferia al centro); pero esa riqueza es ilusoria y, en el mediano plazo, dada la crisis climática (como consecuencia de ese tipo de producción de riqueza), nos conducirá inevitablemente a situaciones regresivas de carácter irreversible (que serán más cruentas en nuestros países, dada la vulnerabilidad de nuestras economías). El precio de la acumulación de aquella riqueza, cada vez más impactante, será impagable.
Por ello la economía ya no puede sostenerse según los índices que establece su orientación exclusiva hacia la acumulación de la tasa de ganancia. Incluso siendo fieles al modo inicial de despegue capitalista en el mundo, no sólo la defensa del mercado local (no apertura de fronteras comerciales) es fundamental sino, sobre todo, la producción y el consumo local (no es la agroindustria la que alimenta a la humanidad sino la producción campesina local). Lo que mueve la economía global son las transnacionales y la competencia de éstas en torno a la maximización de sus ganancias es lo que está destruyendo al planeta; el flujo de capital del Sur al Norte, por la arquitectura financiera del dólar, sostiene la insania de esa economía, que no sólo promueve una producción irracional (para seguir ganando) sino también un consumo irracional (para seguir ganando).
El capitalismo se expande por la producción de ese tipo específico de consumo, porque en el consumo se realiza no sólo el capital sino la forma de vida contenida en la mercancía; porque lo que se consume, en última instancia, es la intencionalidad contenida en el producto. La forma de la producción produce no sólo al productor sino al consumidor también. La alienación prototípica de la producción capitalista contiene esa constancia, muy poco advertida por el economicismo marxista. Por eso, no es lo mismo producir para ganar que producir para la vida. En el primer caso nadie gana, pues si todo consiste en ganar, gano para que otros pierdan, mi riqueza es miseria ajena, lo producido ya no satisface ninguna necesidad sino se vuelve mediación para que siga ganando, de ese modo mi producción ya no me humaniza sino me llena de codicia. Un crecimiento ilimitado es la formalización de la pulsión de la codicia hecha forma de vida.
Por eso la derecha es derrotada en las últimas elecciones, porque los propósitos económicos que se plantea la tendencia desarrollista en el gobierno son inobjetables para ella misma. Por eso se quedan sin discurso, porque el indio presidente les ha demostrado que puede administrar sus propias prerrogativas y hasta del mejor modo posible; por eso lo único que pueden argüir es reclamos pueriles de corrupción o autoritarismo (cultura que constata una estructura colonial que la derecha se encargó de impulsar en pleno periodo neoliberal).
La última contienda electoral estuvo, por ello mismo, desprovista de toda lucha ideológica. La discusión política se hace más mediática, lo cual quiere decir que se gasta más en publicidad que en educación, eso explica que nuestros procesos hayan perdido horizonte y perspectiva y se hayan diluido en un pragmatismo utilitarista; por ello no es raro que casi todo consistía en cuánto más ofrece tal o cual candidato. Frente a la insurgencia mediática los gobiernos populares sólo responden reactivamente y ya no propositivamente.
Pero en este periodo de transformación ya no se trata sólo de defender el proceso sino de profundizarlo; pareciera que se ha olvidado que, en un proceso de constitución de un nuevo Estado, la lucha es simbólica y ésta sólo puede ser acometida por la clarificación del horizonte tentativo. La clarificación de este horizonte tentativo que abraza el nuevo Estado tiene que devolverle al propio Estado su carácter político, esto quiere decir su capacidad de generar un nuevo sentido común y la visión operativa de un porvenir común; sólo así puede determinarse como la mediación histórica adecuada para articular a todo un pueblo en voluntad democrática y constituirse como proyecto histórico. La llamada democracia participativa no puede diluirse en lo testimonial sino debe recuperar lo deliberativo de todo ejercicio democrático. Eso es lo que el presidente Evo demandaba cuando afirmaba que la política debe constituirse en “la ciencia de servir al pueblo”.
Esta tercera gestión es decisiva. En ella se advertirá la resolución de la tensión que mencionamos. Para bien o para mal, una de las tendencias se afirmará por sobre la otra. Si la tendencia desarrollista triunfase entonces podríamos hablar de otro ciclo estatal nacionalista que consiste en la promoción de una nueva elite que, a nombre de la nación, se constituye en el sujeto sustitutivo que desplazó definitivamente al pueblo como sujeto histórico. Esta promoción es democrático-revolucionaria en la medida que amplía los márgenes del poder político, pero se trata de una revolución democrático burguesa. Pero si hablamos de una revolución democrático-cultural, entonces lo que debiera anunciarse es una trasformación estructural de carácter trascendental.
En ese sentido, un proceso de despegue industrial no tendría por qué imitar el concepto de industria actual basado, para colmo, en energía fósil. El mismo concepto hegemónico de energía debiera ser trascendido por la recuperación del contenido que prevalece en la producción local de los sistemas de vida aún existentes; el derroche de energía fósil es consecuencia del concepto que de energía comprende el mundo moderno.
En ese sentido, la trampa que comprende el concepto de “adaptación” al cambio climático, descansa en la idea extendida de que la energía se quema (hay que quemar menos pero seguir quemando). Aun cuando la invención de la bombilla eléctrica demuestra lo contrario, una civilización basada en la energía fósil y un poder financiero sostenido en los hidrocarburos, hace imposible un recambio de patrón (sólo la industria petrolera mueve 55 billones de dólares en inversión, por eso no les interesa ningún cambio). El cambio sólo puede provenir del Sur global pobre, pues son países no tan atravesados por el desarrollo y la industrialización imperante. Si nuestros países optaran por remedar la industria actual, en 50 años (que es lo que dura una revolución industrial) no sólo quedaría obsoleta (porque la tendencia inobjetable es hacia energías renovables) sino inoperable, por el agotamiento de los recursos (en gran medida por las tasas de consumo creciente en el primer mundo).
Este panorama hace impostergable la promoción de un nuevo sistema económico y financiero que descanse en un nuevo horizonte de vida, que le brinde a la humanidad la posibilidad de frenar la carrera insensata de un progreso y desarrollo que sólo deja destrucción y miseria a su paso. La apuesta es urgente.
La capacidad de la biosfera de absorber el CO2 está seriamente disminuida, debido sobre todo a un incremento constante de las emisiones de carbono (la concentración de éste en la atmósfera llega al 142% del nivel de la era preindustrial, el de metano llega al 253% y el óxido nitroso al 121%); hay un continuo deshiele de polos y glaciares y la consecuente subida del nivel del mar. Los riesgos de todo aquello se agudizarán cuando el calentamiento global supere 1° y se hará irreversible a partir de los 3°. Esta escenografía resitúa la discusión en torno a las apuestas económicas y nos muestra que el “vivir bien” y los “derechos de la Madre tierra” dejan de ser un slogan romántico del “bon savage” y se convierten en algo digno de tematizar y de realizarse en cuanto política de Estado.
Si la globalización neoliberal consistía en la imposición de un régimen global bajo el imperio de la ley del mercado, donde nuestros Estados cedían su soberanía para ser simples garantes de las decisiones de una burocracia privada transnacional; ahora que se vislumbra un incipiente mundo multipolar, el Sur global no puede desaprovechar esta oportunidad histórica de sepultar un orden unipolar y promover alternativas económicas regionales promovidas por sus Estados, devolviéndoles a sus pueblos la toma democrática de decisiones soberanas para defender y sostener, en el largo plazo, la viabilidad de una economía desacoplada de los intereses de los poderes centrales.
Entonces, lo que se promueva en esta tercera gestión será decisivo para situar o no al “vivir bien” en una panorámica mundial. El Estado plurinacional no es todavía una realidad, pues las estructuras normativas mismas que le sostienen siguen siendo liberales; la constante alusión oficialista a la modernización de las funciones estatales, muestran hasta qué grado se impone todavía la adopción colonial del modelo de Estado moderno.
Su transformación no se garantiza por la yuxtaposición de actores. Tampoco el reconocimiento de las naciones indígenas puede quedar en un reconocimiento meramente culturalista sino que debe hacerse un reconocimiento pleno de derechos políticos; esto es lo que está todavía ausente en las leyes llamadas estratégicas. Los prejuicios señorialistas modernos son todavía el obstáculo del reconocimiento pleno de las naciones componentes de este Estado plurinacional. Cabe recordar que la Liga Iroquesa de los indios de Norteamérica fue el modelo que adoptó la confederación de los Estados Unidos y que manifestó la profunda vocación democrática de las naciones del Nuevo Mundo, pues esa y otras formas democráticas eran comunes a lo largo del continente que invadió Europa.
La democracia, tal cual la concebimos actualmente, no proviene de Europa, pues los europeos eran herederos de tradiciones monárquicas, que impusieron en el Nuevo Mundo, frente a las tradiciones democráticas que ejercían los pueblos de este continente. Del mismo modo, la literatura utópica, desde “Utopía” de Tomas Moro, la “Nueva Atlántida” de Francis Bacon o la “Ciudad del Sol” de Campanella, se basan todas en relatos de cronistas de la Conquista. El mismo sistema federal podría decirse que lo inventaron los indígenas de Norteamérica. Esto supone que el Estado no es una invención moderna y que, de la recuperación de formas estatales despreciadas por el mundo moderno, podría producirse una trasformación inédita, novedosa, propositiva, que haga posible una transición positiva del concepto de Estado-nación moderno, hoy en plena crisis, incluso en Europa, hacia lo que sería el Estado plurinacional trans-moderno.
Lo cual no es simplemente el reconocimiento de la diversidad propia de un Estado sino la ampliación democrática del ámbito de las decisiones políticas. La democracia liberal moderna lidia con individuos, por eso resume la democracia en el voto; una democracia comunitaria afirma la comunidad y la comunidad, por definición intersubjetiva, se sostiene en la deliberación democrática. Por eso no hay nada más democrático que una deliberación comunitaria (la validez democrática es sólo posible en una comunidad de argumentación); sólo en la recuperación de las formas comunitarias de vida, la democracia podría amplificarse y democratizarse a sí misma. Si es que el MAS recupera el sentido de su sigla original, el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, IPSP, tendría que dejar de ser un gobierno de los movimientos sociales (si es que alguna vez lo fue) y pasar a ser el ámbito de deliberación de la soberanía de las naciones que componen este nuevo Estado plurinacional.
Sólo un pueblo soberano podría transferir esa soberanía al Estado, pues el Estado no puede brindarse, desde sí mismo, aquello. Ante la crisis civilizatoria necesitamos recomponer formas de vida que nos enseñen cómo hacer frente a la crisis. Por eso se trata de restaurar lo que como humanidad habíamos perdido, en resumidas cuentas, el sentido de la vida. Siempre se ha creído que las culturas indígenas son las atrasadas, que hay que disolverlas y modernizarlas, pero parece que es al revés, pues ninguna de estas culturas eran tan destructora como la moderna, parece que desde ellas se ve mejor las consecuencias fatales del progreso infinito, parecen ser ellas la brújula para salir de la crisis.
La ratificación del presidente Evo afirma un no retorno de la derecha, lo cual no cancela la derechización de la propia izquierda en el poder. Pues la hegemonía actual cuenta con alianzas preocupantes, desde agroindustriales muy ligados a las transnacionales como Monsanto, hasta sectores empoderados que, ya sea como nueva burguesía agraria (el caso de la quinua o la coca) o cooperativistas privados de la minería, impulsan todos una carrera desarrollista que, hace del gobierno un mero administrador de los intereses particulares de estos grupos de poder, mientras estos le garantizan apoyo y una amplia base de legitimación.
Resta saber si el liderazgo incuestionable del presidente Evo podrá articular y subsumir estratégicamente aquellos intereses al bloque histórico que lo llevó al poder (lo propiamente indígena de lo plurinacional) y reencauzar la política estatal en torno a lo que se constituyó como “proceso de cambio”, es decir, a potenciar aquel máximo de nueva disponibilidad común que se constituyó a partir del horizonte propuesto por el sujeto plurinacional.





BOLIVIA, UN DESTINO QUE CRECE

Clarín de Argentina (www.clarin.com)

El creciente interés de los argentinos por conocer el noroeste del país parece estar beneficiando a Bolivia, porque muchos ahora anexan a su viaje al “Norte” una incursión en ese país, o van especialmente a recorrerlo. Entre enero y agosto, las visitas de argentinos fueron 50% más que en los mismos meses de 2013. Según cifras oficiales, 210 mil residentes argentinos llegaron a Bolivia en los primeros ocho meses del año: 70 mil más que un año antes. Fueron casi tantos como los 221 mil que partieron rumbo a países europeos en el mismo período.
“Bolivia está creciendo en búsquedas y demanda”, comentaron al respecto en Despegar.com, donde Salta aparece para el verano como el segundo destino nacional más buscado. Aunque aclararon que, en sus registros, el crecimiento es parejo al de otras ciudades de América latina.
Bolivia gana terreno. De todos modos, el fenómeno es aún incipiente. Pese al crecimiento de este año, el país sigue siendo el menos visitado entre los limítrofes. En Uruguay, Chile o Brasil, las visitas de turistas argentinos fueron al menos el cuádruple.





LA POLICÍA BRASILEÑA LIBERA A VEINTE BOLIVIANOS QUE TRABAJABAN EN CONDICIONES DE ESCLAVITUD

El Mundo de España (www.elmundo.es)
                                                  
La Policía Civil del estado de Sao Paulo liberó este jueves a veinte bolivianos que estaban en una situación de trabajo análogo a la esclavitud, en el segundo operativo de esas características en menos de una semana en la mayor ciudad brasileña, según informó el Gobierno regional.
El operativo, de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública de Sao Paulo, se realizó en un taller clandestino de confecciones en Cidade Ademar, uno de los barrios más pobres de la zona sur de la capital regional.
La denuncia que condujo al rescate de los bolivianos se originó por un ciudadano de ese país que escapó y pidió ayuda al Consulado de Bolivia en Sao Paulo, organismo diplomático que alertó a las autoridades, detalló la nota.
En la acción fueron detenidos dos bolivianos, aparentemente responsables del taller y en condición migratoria regular, pero que según el comunicado podrán responder ante la Justicia de su país por tráfico de personas.
Además de "jornadas exhaustivas de trabajo", los bolivianos "eran mantenidos en condiciones infrahumanas de vivienda", resaltaron las autoridades brasileñas.
Entre los veinte trabajadores había un menor de edad y otros ocho niños, hijos de los bolivianos, fueron también liberados por las autoridades, una situación que "agrava" la situación de los detenidos, apuntó la Secretaría.
El último domingo, la Policía rescató a un grupo de trece bolivianos en el barrio de Itaquera, zona oriental de la capital paulista, también gracias a una denuncia telefónica de otro boliviano que trabajaba en el lugar y consiguió huir.
En el operativo fue detenido el propietario del local, un boliviano quien como los dos nuevos detenidos tiene sus documentos al día para residir en Brasil.





MINEC EXPLORA UN ACUERDO CON BOLIVIA

La Prensa Gráfica de El Salvador (www.laprensagrafica.com)
                                                    
Las autoridades salvadoreñas, a través de los ministerios de Economía y de Relaciones Exteriores, han iniciado los primeros contactos con sus similares de Bolivia con la idea de negociar un Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) con esa nación suramericana.
“Estamos en un punto inicial de comunicaciones con representantes de la cancillería boliviana, de la cancillería de acá y el Ministerio de Economía para establecer un proceso que permita desembocar en un mecanismo de alcance parcial”, manifestó Alfonzo Goitia, asesor del MINEC.
Entre los productos de interés para El Salvador están el gas natural, gas licuado y los minerales. Según Goitia, el comercio entre ambos países es casi inexistente, pero sí se visualiza un potencial. Rigoberto Monge, coordinador de las negociaciones por parte del sector privado, expresó que los exportadores e industriales están dispuestos a abrirse paso en nuevos mercados siempre que estén garantizados los pagos, accesos y el respeto de reglas.
El Salvador acaba de cerrar la negociación de un AAP con Trinidad y Tobago. Además está negociando un acuerdo con Ecuador y esta semana ha iniciado la primera ronda para renegociar un Acuerdo de Alcance Parcial con Venezuela que data de los ochenta.




EVO MORALES, PRESIDENTE DE BOLIVIA, ASEGURA QUE CREÍA QUE EL ÉBOLA ERA "UN BICHO"
                                                                                                                                                                                                         
"Debemos estar preparados contra el ébola. Pensé que era un bicho, había sido un río africano", aseguró el dirigente en una rueda de prensa que dió en la ciudad boliviana de Cochamba. El recién reelegido presidente de Bolivia aseguró este jueves que hasta ahora creía que el ébola, brote vírico que ha matado a más de 4.000 personas, era un insecto.

La Información de España (www.noticias.lainformacion.com)
                                                                             
El recién reelegido presidente de Bolivia, Evo Morales, aseguró este jueves que hasta ahora creía que el ébola, brote vírico que ha matado a más de 4.000 personas en el Oeste de África, era un insecto. El dirigente admitió este viernes que no tenía conocimiento sobre el origen de la enfermedad. "Debemos estar preparados contra el ébola. Pensé que era un bicho, había sido un río africano", aseguró en una rueda de prensa que dió en la ciudad boliviana de Cochamba.
El líder boliviano aseguró no tener conocimiento de que el nombre de la enfermedad procede del río Ébola, afluente del Mongala y del río Congo. El río fluye por la República Democrática del Congo. Se encuentra cerca de donde se descubrió la enfermedad en 1976, donde una expedición europea viajó para investigar las misteriosas muertes en una misión belga en la zona, donde habían muerto varias personas con síntomas de la enfermedad que ahora se conoce como ébola.
Hace una semana, Bolivia registró un caso sospechoso de ébola que obligó a las autoridades a realizar pruebas rápidas a un ciudadano de Sierra Leona. Las pruebas médicas determinaron que el paciente no estaba contagiado con la enfermedad. La enfermedad ha causado ya más de 4.000 muertes en Guinea, Liberia y Sierra Leona, países que viven el brote más mortal de la enfermedad que se ha registrado jamás.





BOLIVIA, COLOMBIA, ECUADOR Y PERÚ APRUEBAN REINGENIERÍA DE COMUNIDAD ANDINA

Radio Onda Azul de Perú (www.radioondaazul.com)
                                                               
En el marco de la XXXVIII Reunión del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, en forma ampliada con los representantes titulares ante la comisión, se alcanzaron importantes acuerdos que logran concretar los resultados de la reingeniería de la Comunidad Andina (CAN).
De esta manera, se definieron los ámbitos de acción priorizados y la nueva estructura de la secretaría general. Estos resultados concretos del proceso de reingeniería, iniciado hace tres años, se alcanzaron durante la Presidencia Pro Témpore del Perú, período que culminó ayer en que se transfirieron las funciones al Estado Plurinacional de Bolivia.
La reunión de Cancilleres y Ministros de Comercio Exterior de los cuatro países de la subregión andina, realizada en la ciudad de Lima el 14 de octubre, aprobó la nueva lista acotada de Comités y Grupos Ad Hoc de la Comunidad Andina, los cuales se reducirán de 101 a 27, los mismos que trabajarán en los ámbitos de acción priorizados.
Además, a partir de la fecha, en la secretaría general operarán las áreas de Acceso a Mercados, Sanidad Agropecuaria, Calidad y Obstáculos Técnicos al Comercio, Integración Física, Transformación Productiva, Servicios e Inversiones, Asuntos Sociales, Propiedad Intelectual y Áreas Especiales.

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