Monday, October 20, 2025

RODRIGO ATAHUALLPA PAZ PEREIRA ABRE UN NUEVO CICLO EN BOLIVIA TRAS 20 AÑOS DE GOBIERNOS DE IZQUIERDA

Bolivia ha dicho adiós a dos décadas de hegemonía de la izquierda, y el encargado de pasar página es Rodrigo Paz, ganador de las elecciones presidenciales celebradas ayer domingo.

En su discurso, Rodrigo Paz agradeció el saludo de los presidentes de la región que lo saludaron por su triunfo en el balotaje que disputó con Jorge "Tuto" Quiroga y señaló que "Bolivia vuelve a recuperar su paso internacional".

En ese sentido, aseguró que va a "gobernar con las manos extendidas al interior de la patria, pero también hacia el exterior". Sobre el final, cerró con una frase similar a la que utiliza Javier Milei habitualmente, a quien no mencionó entre los agradecimientos por los saludos recibidos. "Viva la patria, carajo", arengó.


 

RODRIGO PAZ, EL PRESIDENTE QUE PROMETE CURAR A BOLIVIA SIN ROMPERLA: “LA IDEOLOGÍA NO DA DE COMER"
 
Su victoria en las presidenciales pone fin a casi veinte años de hegemonía de la izquierda del Movimiento al Socialismo
 
La Razón de España (https://n9.cl/2g3h3)
 
Rodrigo Paz no es un político nuevo, pero se presenta como si lo fuera. Con 58 años y más de dos décadas en la vida pública, el nuevo presidente de Bolivia ha sabido reinventarse en medio del cansancio ciudadano ante la corrupción y la mala gestión. Este domingo, con un 54% de los votos, derrotó al conservador Jorge “Tuto” Quiroga en una segunda vuelta que pone fin a casi veinte años de hegemonía de la izquierda del Movimiento al Socialismo (MAS).
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, Rodrigo nació en Santiago de Compostela, España, durante el exilio de su familia tras la dictadura militar. Creció entre Colombia, Venezuela, Chile y Argentina, y estudió Relaciones Internacionales en Washington. Quizás por eso, su forma de hablar —más calmada, más diplomática— contrasta con el tono encendido al que Bolivia se acostumbró durante la era de Evo Morales.
Su victoria es, en parte, el reflejo de un país cansado. La inflación, la falta de combustible y la caída de las exportaciones de gas han deteriorado la economía y la paciencia de los bolivianos. El MAS, que alguna vez fue sinónimo de esperanza para las mayorías indígenas y populares, se derrumbó en las urnas. Paz supo captar ese voto perdido con una promesa simple: cambiar sin destruir.
“La ideología no da de comer”, dijo la noche del triunfo, ante una multitud que lo escuchaba con una mezcla de alivio y curiosidad. “Lo que da de comer es el trabajo, la seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada”. Su mensaje apunta a un pragmatismo que en Bolivia suena casi revolucionario.
A diferencia de su rival, que proponía recortes drásticos y privatizaciones, Paz ofrece un camino gradual: mantener los subsidios para los más pobres, abrir la economía al capital privado y descentralizar los recursos públicos. Su lema de campaña, “capitalismo para todos”, sonó extraño en un país acostumbrado al lenguaje socialista, pero caló en los sectores que hoy sienten que el Estado ya no alcanza para sostenerlos.
El nuevo presidente también deberá lidiar con un Congreso dividido y un panorama internacional incierto. Ha prometido un acuerdo económico con Estados Unidos por 1.500 millones de dólares para garantizar el suministro de combustibles, una señal de su intención de acercarse a Washington tras años de tensiones.
Paz no es un orador carismático, ni un político de frases memorables. Pero sus aliados aseguran que tiene lo que el país necesita: paciencia y método. Su compañero de fórmula, el capitán Edmand Lara, un policía popular por denunciar casos de corrupción en redes sociales, aportó el costado más populista de la campaña, atrayendo a jóvenes y votantes desencantados del MAS.
Ahora le toca cumplir sus promesas en un país impaciente. “Bolivia vuelve a recuperar paso a paso su lugar en el mundo”, dijo en su discurso, con una convicción serena. Lo cierto es que el nuevo presidente, nacido lejos de su tierra y formado en los pasillos del exilio, carga sobre sus hombros la expectativa de un pueblo que ha probado de todo y sigue buscando un rumbo propio.
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ: “BOLIVIA RESPIRA VIENTOS DE CAMBIO Y RENOVACIÓN PARA SEGUIR ADELANTE”
 
Según el conteo rápido del Tribunal Supremo Electoral, el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Paz sumó el 54,5% de los votos, frente al 45,5% del expresidente conservador Jorge Tuto Quiroga |Por primera vez en 20 años, un candidato del Movimiento al Socialismo de Evo Morales no gobernará el país
 
El País de España (https://n9.cl/ggpz1)
 
Rodrigo Paz, presidente electo de Bolivia, ha dado su primer discurso tras conocerse su victoria en el balotaje frente al candidato conservador Jorge Tuto Quiroga. Desde su sede de campaña en La Paz, la sede de Gobierno, ha dicho que Dios, la familia y la patria es la base de una visión que, junto con su vicepresidente, Edman Lara, tienen para el país y todos los bolivianos.
Paz ha agradecido también al Tribunal Supremo Electoral por la transparencia en la jornada electoral y los momentos difíciles que tuvo que afrontar ante la incertidumbre a raíz de distintos factores de inestabilidad que se produjeron a lo largo de los meses previos a los comicios. "Cuanto más fuerte sea nuestra democracia, más tranquilidad para el pueblo boliviano. Bolivia respira vientos de cambio y renovación para seguir adelante. Si bien el trabajo [del TSE] no ha culminado, hemos confiado en su fortaleza [para cumplir la tarea]".
Durante su alocución, ha agradecido el gesto de Quiroga y de su candidato a vicepresidente, Juan Pablo Velasco, por la felicitación que les extendieron por su victoria. “No es un mensaje que da a Rodrigo Paz. Es un mensaje al voto nacional. No es Rodrigo el que gana o pierde, es Bolivia quien gana a través del voto democrático”, ha expresado, acompañado de su esposa y sus tres hijos, frente a sus simpatizantes.
También ha hecho hincapié en la importancia del voto y de dejar de lado las ideologías, por lo que ha extendido una invitación al partido de Quiroga y las otras facciones políticas que conformarán el Congreso de diputados y senadores a formar "un solo equipo".
"En la primera vuelta dijimos que extendíamos la mano a quien ganara. En la segunda vuelta, si el pueblo de Bolivia no nos elegía, extendíamos la mano a quien ganara. La ideología no da de comer. Lo que da comer es el derecho al trabajo, instituciones fuertes, el respeto a la propiedad privada, tener certeza en el futuro. Tengan la certidumbre que esté será un Gobierno para gobernar con los mejores hombres y mujeres de la patria", ha afirmado.
Paz también ha destacado que con este proceso democrático, Bolivia comenzará a recuperar, "paso a paso", su presencia internacional. Agradeció a los presidentes de Panamá, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Perú por los mensajes y llamadas de felicitaciones que recibió, así como al Subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, quien a nombre de Donald Trump, también congratuló a Paz por su victoria.
"Una relación estrecha con uno de los gobiernos más importantes del mundo es parte de la solución para todas las gestiones que tenemos por hacer y para empezar un Gobierno con firmeza. Con las manos extendidas al interior del país, desde el Parlamento, el sector privado y todas las organizaciones que tiene la patria, tenemos un mismo objetivo, abrir Bolivia al mundo", complementó Paz.
 
 
 
 
 
UN COMPOSTELANO LLEGA A LA PRESIDENCIA DE BOLIVIA: RODRIGO PAZ DERROTA A LA DERECHA E IZQUIERDA TRADICIONALES
 
El político demócrata cristiano ha puesto fin a dos décadas de hegemonía de la izquierda en el país andino
 
Faro de Vigo, España (https://n9.cl/tfxsil)
 
Santiago de Compostela ha vuelto a aparecer, como por ensalmo, en un capítulo destacado de la historia política latinoamericana. El nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, nació en la capital gallega el 22 de septiembre de 1967, durante el exilio de su familia tras la llegada al poder del general René Barrientos, que obligó a su padre, Jaime Paz Zamora, y a su madre, a abandonar el país.
Cinco décadas después, aquel niño compostelano acaba de lograr una victoria histórica en las elecciones bolivianas, poniendo fin a más de veinte años de predominio de la izquierda representada por el Movimiento al Socialismo (MAS–IPSP) de Evo Morales y Luis Arce.
Según los resultados preliminares, considerados "irreversibles" por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP), Paz —candidato del Partido Demócrata Cristiano— alcanzó el 54% de los votos, nueve puntos por encima del expresidente interino Jorge “Tuto” Quiroga, de la derecha tradicional.
“Se respiran vientos de cambio y renovación”, declaró el nuevo mandatario tras conocerse los resultados. Paz se comprometió a gobernar “con hombres y mujeres que quieran ayudar a la patria”, e insistió en que su gobierno no recortará en sanidad, educación ni políticas sociales, a pesar del ajuste económico que se prevé necesario en un país afectado por la crisis de los hidrocarburos.
Un compostelano en la política boliviana
El nacimiento de Rodrigo Paz en Santiago fue consecuencia directa de un tiempo de exilio y represión. La familia Paz residió en Galicia antes de establecerse en otros países latinoamericanos, y el propio Rodrigo creció entre comunidades bolivianas en el exterior, estudiando en colegios jesuitas. Su infancia estuvo marcada por la persecución política y la violencia: su padre fue el único superviviente de un atentado ordenado por el régimen del dictador Luis García Meza en 1980.
Cuando la democracia regresó a Bolivia, en 1982, los Paz pudieron volver al país. Rodrigo siguió los pasos paternos —Jaime Paz Zamora presidió Bolivia entre 1989 y 1993— y comenzó su trayectoria política en el año 2002. Fue alcalde de Tarija entre 2015 y 2020 y senador por el mismo departamento hasta la actualidad.
Controversia por su origen gallego
Durante la campaña, el origen compostelano del candidato generó mensajes de descrédito en las redes sociales, en las que se le acusaba de no ser “verdaderamente boliviano”. Ante esas críticas, Paz respondió con firmeza y presentó su documento de identidad para demostrar su nacionalidad.
“Me parece cruel que un niño boliviano, que a causa de la situación política no pudo nacer en su patria, sea ahora juzgado por eso. Es un disparate”, aseguró entonces.
La polémica no impidió que su candidatura ganara fuerza, especialmente entre los sectores que buscaban un cambio sin rupturas bruscas.
Un nuevo rumbo para Bolivia
La participación electoral superó el 85%, y los analistas consideran que Paz consiguió canalizar el apoyo de sectores de centro y de derecha moderada, atrayendo también votos del rural occidental, tradicionalmente afín al MAS–IPSP.
El nuevo presidente, de 57 años, tendrá que buscar consensos en el Parlamento, donde no cuenta con mayoría absoluta, y deberá enfrentarse a una economía en crisis, afectada por la falta de divisas y el colapso del modelo extractivista.
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ, EL GALLEGO QUE QUIERE REFUNDAR EL PAÍS SIN ROMPER CON EUROPA
 
ABC de España (https://n9.cl/momhb)
 
Rodrigo Paz Pereira (1967), quien nació en Santiago de Compostela durante el exilio político de sus padres, encarna una biografía transatlántica que hoy da forma a su discurso. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira, el candidato liberal combina raíces gallegas con una trayectoria construida en Bolivia. En la primera vuelta se impuso con el 32% de los votos, dejando fuera a Samuel Medina.
Economista con formación en relaciones internacionales, Paz inició su carrera como diputado por Tarija y fue posteriormente presidente del Concejo Municipal y alcalde de esa ciudad entre 2015 y 2020. Desde 2020 ejerce como senador. Su gestión municipal, centrada en obras públicas y descentralización, lo consolidó como político pragmático, aunque arrastra polémicas como el llamado 'Puente Millonario', una obra altamente cuestionada por su coste. Su propuesta, que define como «capitalismo para todos», busca abrir la economía sin sacrificar la protección social. Sus críticos ven sus propuestas como demasiado evasivas.
Rechaza «ajustes severos» y propone atraer inversión, reducir subsidios de forma gradual y fortalecer la autonomía departamental. «Será un gobierno pragmático, tan diverso como el pueblo boliviano», declaró recientemente. Paz mira a Europa, y especialmente a España, como socios naturales para reconstruir la confianza y recuperar la inversión en servicios. Afirma que el modelo regulatorio europeo debe inspirar una Bolivia moderna y estable. Si vence a Quiroga, asumirá el reto de estabilizar la economía, garantizar combustible y recomponer un país exhausto, apostando por la alternancia política y por un vínculo renovado con el continente donde nació.
 
 
 
 
 
LO QUE DEJA EL SOCIALISMO EN BOLIVIA: EL NUEVO PRESIDENTE HEREDARÁ UN PAÍS EN RECESIÓN, ALTA INFLACIÓN Y ESCASEZ DE DÓLARES Y COMBUSTIBLE
 
M News de Argentina (https://n9.cl/w3mhyo)
 
El presidente electo de Bolivia,Rodrigo Paz Pereira, heredará un país en recesión, con una elevada inflación, falta de liquidez y una grave escasez de combustibles que virtualmente paralizó el transporte y la economía del país.
El fin de 20 años de gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS) llega en medio de una grave crisis económica que condicionará la gestión del nuevo mandatario.
"El nuevo gobierno, apenas asuma, necesitará dólares para responder a las importaciones más urgentes", resumió el economista boliviano Alberto Bonadona.
Además, la tensión social, sumada a la crisis que podría desatar una eventual detención del histórico exmandatario Evo Morales, bajo acusación de trata y una orden policial de arresto incumplida, amenaza con desencadenar una fuerte presión política en el corto plazo.
Paz Pereira ganó el histórico balojate del domingo con más de 54% de los votos sobre el candidato derechista Jorge Tuto Quiroga, de alianza Libre, que obtuvo el 45%.
Las cifras negativas de la economía boliviana son contundentes.
La producción se contrajo 2,4% en el primer semestre del año, según datos oficiales. Además, el Banco Mundial proyecta que la actual recesión se extenderá al menos hasta 2027 con una contracción real del PBI.
 La única alternativa es solicitar un crédito internacional", afirmó el economista.
Bolivia se convirtió en un importador neto de combustible. La escenografía que domina hoy el país está entrelazada por interminables filas de camiones y vehículos que esperan horas para abastecerse de nafta y hasta días para aprovisionarse de gasoil.
En las redes se viralizaron imágenes de decenas de camiones varados en rutas de todo el país. La consecuencia directa es la falta de todo tipo de productos de primera necesidad.
Si el nuevo gobierno de Paz Pereira no logra acuerdos de gobernabilidad en el Congreso que dé vía libre a reformas, el país podría sufrir una devaluación, una crisis de deuda y un estancamiento económico prolongado. Ese sería el caldo de cultivo ideal para protestas sociales masivas impulsadas por Evo Morales, agazapado en su bastión del Chapare.
El analista político boliviano Erick Fajardo dijo que descree que el nuevo gobierno sea de ruptura total tras 20 años de gobiernos del MAS, más allá del discurso de cambio durante la campaña.
Para el politólogo, "lo único que no está en discusión es la permanencia de las visiones progresistas en el poder. Eso no basta para alterar la situación económica crítica de una Bolivia que batalla con el mismo dilema energético de Ecuador (la insostenible subvención de los combustibles) y el mismo entierro de debilidad institucional de la política que Perú".
En ese escenario, Fajardo dijo que "Evo Morales aún decidirá más desde las calles que el próximo presidente boliviano".
"En suma, se abre no un gobierno de cinco años garantizados sino una nueva transición, similar a la conducida por la malhadada y depuesta Jeanine Añez (2019/20) que armonizada a las retóricas de desestabilización en Colombia, Perú y Ecuador, podrían devolver a la escena a un Evo Morales en esteroides", concluyó.
 
 
 
 
 
EL COSTE DE CORREGIR LA ECONOMÍA DE LOS EXCESOS DEL «CICLO BOLIVARIANO»
 
Con Rodrigo Paz, Bolivia busca un arranque de transición socialmente tranquilo tras veinte años de gobierno de izquierda
 
ABC de España (https://n9.cl/w5jjx)
 
Vienen tiempos de recortes económicos y los bolivianos han optado por la fórmula que parece menos dolorosa al elegir a Rodrigo Paz, de centroderecha, como nuevo presidente del país, con el 54,5% de los votos. Jorge Quiroga, que con un apoyo del 45,5% perdió su cuarto intento presidencial tras haber dirigido Bolivia en 2001-2002, apostaba, desde la derecha, por soluciones más drásticas.
Está por ver que Paz pueda darle la vuelta a la grave situación del país, en su peor crisis en cuarenta años, sin recurrir a medidas avanzadas por su oponente (llamar a la puerta del Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, puede ser irremediable), pero de momento se asegura un arranque socialmente tranquilo en esta transición desde los veinte años del Movimiento al Socialismo (MAS), formación de izquierda que situó como presidentes a Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025).
A Paz le toca corregir los excesos del «ciclo bolivariano». Durante los años del superciclo de las materias primas (desde comienzos de siglo hasta mediados de la década pasada) los gobiernos del llamado Socialismo del Siglo XXI realizaron un gran gasto público sin cultivar debidamente las fuentes económicas. Han sido los gobiernos que han venido detrás los que han tenido que aplicar los recortes requeridos por el empeoramiento económico: así ocurrió con Macri y ahora Milei en Argentina; con Moreno, Lasso y ahora Noboa en Ecuador, y algún día tocará hacer en Venezuela.
A Macri y a Lasso su moderación no les fue bien, y la tardanza en resultados dio paso al descontento social. No sabemos lo que ocurrirá con Milei, con políticas más duras y mejoras más rápidas, pero en una progresión positiva que quizá se ha encallado. En Bolivia, Rodrigo Paz se estrenará al menos con un apoyo parlamentario mayor que el tuvieron esos otros presidentes mencionados.
Al haber ganado la primera vuelta, momento en que también tuvieron lugar las elecciones legislativas, el Partido Demócrata Cristiano de Paz logró 49 diputados, que con los 26 de Unidad, liderados por el empresario Samuel Doria, superan la mayoría absoluta en una Cámara Baja de 130 asientos. Doria quedó en tercer lugar en la primera vuelta presidencial y prometió su apoyo a Paz para la segunda; ahora ha expresado su compromiso a conformar la mayoría oficialista. Aunque los 39 diputados de Libre, de Jorge Quiroga, tendrán que ejercer de oposición, se supone que pueden sumarse también en la aprobación de ciertos paquetes económicos. Parecida situación ocurre en el Senado, donde el PDC tiene 16 puestos, Unidad 7 y Libre 12, de un total de 36.
La izquierda ha sido prácticamente borrada de las dos cámaras (se ha quedado sin senadores y solo 11 diputados), lo que puede llevar a sectores más extremos a intentar hacer política desde la calle. Puede ser el caso de la Alianza Popular de Andrónico Rodríguez, joven pupilo de Morales, quien intenta recoger la bandera de este, y del propio Morales, que se resiste a entender que su tiempo político ya pasó. El expresidente promovió el voto nulo en la primera vuelta presidencial, donde cosechó el 19,8%; en la segunda el voto nulo bajó ligeramente a 17,1%, demostrando que Morales sigue teniendo adeptos, por más que claramente insuficientes para encabezar una renovación de la izquierda.
El triunfo de Rodrigo Paz en las áreas en las que solía vencer el MAS (Quiroga solo ha vencido en tres de los nueve departamentos, entre ellos el de Santa Cruz) supone un cierto aval de partida. En La Paz obtuvo el 65% de los votos y se acercó a esa cifra en Cochabamba, mostrando que ha contado ampliamente con el voto indígena que en su día alimentó al MAS.
La retirada o recorte sustancial del subsidio a los carburantes (ayudas estatales que los bolivianos juzgan obligatorias debido a las reservas de hidrocarburos, sobre todo de gas, que tiene el país) será la primera piedra de toque del nuevo gobierno. Se trata de un asunto socialmente muy sensible, como se ha visto en otros países de la región (ahora ocurre en Ecuador, cuyo gobierno se ve confrontado por protestas callejeras). Solo en 2024, Bolivia empleó 2.000 millones de dólares (casi el 4% de PIB) a esos subsidios, complicando un cuadro macroeconómico ya muy negativo.
 
 
 
 
 
BOLIVIA GIRA A LA DERECHA… PERO NO TANTO
 
La Nueva Tribuna de España (https://n9.cl/yfvxnk)
 
El candidato presidencial de la centroderecha boliviana, Rodrigo Paz, de 58 años, ha resultado el claro vencedor en la segunda vuelta de las elecciones de este domingo (19), derrotando a Jorge Tuto Quiroga, candidato de la derecha liberal. Los resultados aún provisionales, pero irreversibles, le dieron al vencedor en torno al 54,5 % de los votos, frente al 45,5 % de Quiroga. Estos nueve puntos de diferencia son un activo importante para el nuevo presidente, que hasta hace muy poco no figuraba como favorito en ninguna de las quinielas, siendo su resultado en la primera vuelta, en el mes de agosto, cuando quedó en primer lugar, la primera gran sorpresa.
Rodrigo Paz es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), un político socialdemócrata que entre 1964 y 1982 fue un activo militante contra la dictadura militar. Durante su exilio vivió un tiempo en Santiago de Compostela, de donde era originaria su esposa y donde nació el nuevo mandatario, que no vivió en Bolivia hasta sus quince años.
Rodrigo Paz fue varias veces diputado y alcalde la ciudad de Tarija. Militó en el MIR, el partido de su padre, pero en estas elecciones se presentó por el Partido Cristiano Demócrata, prácticamente resucitado para presentar su candidatura. Su compañero en la fórmula presidencial, el expolicía Edman Lara, ha sido importante en la victoria con su imagen de azote de la corrupción. Ambos lograron este éxito inesperado, con muy pocos medios y con imaginación en el manejo de las redes sociales.
La victoria de Paz se puede interpretar a través de la conjunción de dos factores: de un lado, castigo al MAS, que gobernó durante 20 años y que al final dejó al país en medio de una severa crisis económica y social; por el otro lado, rechazo a la derecha más radical, que representa Quiroga, que anunciaba duras medidas de ajuste. Paz venció en seis de los nueve departamentos en que está dividido el país, correspondientes a la parte occidental, predominantemente andina e indígena. Y perdió en lo que se conoce como media luna, que es la más rica y cuya población es mayoritariamente de origen europeo.
El nuevo mandatario boliviano promete un capitalismo popular o “capitalismo para todos”, con facilidades de crédito para las clases populares, simplificación del sistema tributario y rebaja de impuestos. La escasez de combustible, la falta de dólares y la inflación serán sus inmediatas preocupaciones. El nuevo mandatario prometió sacar al país de la crisis, pero sin hacer grandes ajustes. Mantendrá los programas sociales para los más pobres, al tiempo que alentará el crecimiento del sector privado. Los subsidios al combustible, que en los últimos años fueron una parte importante del gasto estatal, pasarán a tener un esquema de subsidios diferenciados.
El candidato derrotado, Jorge Tuto Quiroga, había sido presidente entre 2001 y 2002, completando el período de Hugo Bánzer, que dimitió por razones de salud. Desde entonces presentó su candidatura presidencial en cuatro ocasiones. Tras esta nueva derrota reconoció el resultado y felicitó inmediatamente a su adversario.
Un nuevo ciclo político se abre en Bolivia con Rodrigo Paz, después de 20 años de hegemonía del MAS (Movimiento al Socialismo), primero con Evo Morales y después con Luis Arce. El MAS le había cambiado la cara al país e incluso llevó a cabo una profunda reforma institucional, con una nueva Constitución, que convirtió a Bolivia en un país plurinacional. La bonanza de las materias primas que coincidió con los primeros años de Evo Morales en el poder, le permitieron llevar a cabo una política redistribucionista importante, que resultó en el surgimiento de una nueva clase media indígena. Pero la crisis económica que no pudo enfrentar el gobierno masista, más luchas de poder internas, dieron por resultado una derrota que ha llevado al partido a su virtual desaparición.
Rodrigo Paz asumirá la presidencia el 8 de noviembre y su mandato tendrá una duración de cinco años. El nuevo presidente tendrá el 39 % de los escaños parlamentarios, siendo la primera minoría, pero necesitará alianzas. Contará con el apoyo de Samuel Doria Medina, un empresario que quedó tercero en la primera vuelta de agosto y de Manfred Reyes Villa, alcalde de Cochabamba.
 
 
 
 
 
 LA DERECHA LE ROBA LA DEMOCRACIA A BOLIVIA
 
Binomio Paz - Lara gana la segunda vuelta electoral. Bolivia vuelve a estar gobernada por los mismos grupos de poder que dominaban la escena antes de la irrupción de los movimientos indígenas en la política formal
 
Diario La Red de Uruguay (https://n9.cl/sak31)
 
Este 19 de octubre, el Estado Plurinacional de Bolivia vivió una jornada electoral crucial. Por primera vez, el país andino-amazónico acudió a una segunda vuelta electoral para definir a sus máximas autoridades del Órgano Ejecutivo. La incertidumbre polìtica que comenzó el 8 de agosto, con la proscripción del Bloque Popular y de la izquierda, llegó a su fin con el triunfo de Rodrigo Paz y Edman Lara, quienes alcanzaron el 55% de los votos en el baloaje. Ahora, las bolivianas y los bolivianos tienen la certeza de que el modelo neoliberal regresará a sus vidas.
La jornada electoral transcurrió entre largas filas en las gasolineras por el desabastecimiento generalizado de combustible, un síntoma de la profunda crisis económica gestionada de manera ineficaz por el gobierno de Luis Arce. A lo largo de casi dos años, su administración no solo fue incapaz de resolver el problema, sino que profundizó la que es considerada la peor crisis económica en cuatro décadas, avivando así el malestar social. Con estos comicios, culmina un ciclo de gobierno percibido como una traición por quienes, en 2020, vieron en Arce al sucesor del MAS IPSP.
El retorno de la vieja clase política neoliberal
El resultado electoral representa la restauración de una clase política neoliberal. Bolivia vuelve a estar gobernada por los mismos grupos de poder que dominaban la escena antes de la irrupción de los movimientos indígenas en la política formal. Más allá del candidato victorioso, ambos contendientes en la segunda vuelta formaban parte de la misma logia que históricamente ha confinado las decisiones del país a círculos familiares y espacios herméticamente cerrados. Cuando Tuto Quiroga se desempeñaba como viceministro de Inversión Pública y Cooperación Internacional, y luego como ministro de Economía, el padre de Rodrigo Paz, Jaime Paz Zamora, era el presidente del país.
Para estos sectores, el verdadero triunfo no es el de un candidato, sino el de un país que “logró” celebrar unos comicios sin el "masismo" en la contienda; es decir, sin la participación política de las y los indígenas, términos que para esta élite son una moneda de cambio y no un sujeto poítico. Las elecciones recuperaron su "legitimidad" ante sus ojos al eliminar al adversario que alguna vez les arrebató el poder para entregárselo a una Bolivia de "piel cobriza". Ahora pueden avalar los resultados porque el país ha regresado a una democracia puramente procedimental, donde el acto de votar se reduce a elegir entre una oferta predefinida, y no a quienes realmente representan a las mayorías.
Lara, el espejo de la crisis boliviana
Es un hecho que el triunfo de Paz y Lara tomó por sorpresa a la mayoría de las y los analistas. Las encuestas no lograron captar el comportamiento electoral de quienes en elecciones anteriores votaron nulo, se absturvieron o votaron por un candidato no tradicional, en esta ocasión le dieron su preferencia al binomio Paz-Lara. Sumado al voto castigo del un segmento del Bloque Popular, invisible para los sondeos, fue la clave del resultado.
La pregunta central es: ¿qué catalizó este apoyo? La respuesta yace en el fenómeno de la identificación. Edman Lara se consagró como el favorito por su capacidad de representar el malestar popular como un espejo de la crisis económica nacional. Si bien el Proceso de Cambio logró históricamente sacar a casi la mitad de la población de la pobreza, integrando a una nueva y frágil clase media, esta misma conquista creó una dependencia crítica hacia la estabilidad económica: un tipo de cambio fijo, precios estables en la canasta familiar y empleos formales.
Al enfrentar la crisis económica más aguda en cuarenta años, la figura de Lara, un expolicía expulsado de su trabajo, comerciante y migrante de los Valles al Oriente, encarnó de manera perfecta la precarización a la que se enfrentó esta clase media aspiracional. Él simbolizó la fragilidad de un sector cuyas demandas mínimas de seguridad económica fueron defraudadas, y se convirtió en el rostro de su descontento.
Este escenario explica también la pragmática negociación de un segmento del Bloque Popular con el nuevo gobierno, un movimiento táctico para no quedar excluido de la repartición del Estado en un momento crítico.
El futuro de la resistencia: La disputa por el Estado Plurinacional
El nuevo gobierno llega con una agenda explícita: desmontar el Estado Plurinacional y restaurar el modelo republicano, un proyecto que implica invisibilizar nuevamente la identidad indígena. En coordinación con las autoridades autoprorrogadas del Tribunal Constitucional Plurinacional, la derecha boliviana ha manifestado su compromiso de impulsar una Reforma Constitucional. Con una mayoría legislativa, poseen las atribuciones formales para modificar los pilares fundamentales del Estado.
Frente a esta ofensiva, se erige la resistencia para defender los logros del Proceso de Cambio, entre los que destacan:
          La propia existencia del Estado Plurinacional.
          La ampliación de los derechos fundamentales.
          Las políticas de inclusión social y reconocimiento.
Un nuevo mapa de poder
El escenario postelectoral deja varios perdedores. La propuesta abiertamente clasista y racista de Libre no ganó la presidencia, aunque aseguró una representación parlamentaria significativa. Por su parte, el Bloque Popular, una coalición heterogénea que no necesariamente es de izquierda, optó por un voto anti-tutista y ahora lucha por mantener su cuota de poder dentro del Estado, demostrando que en tiempos de crisis, las instituciones pueden convertirse en un botín económico.
El principal desafío de Rodrigo Paz será materializar sus alianzas con facciones políticas de occidente de Bolivia en la conformación de su gabinete. Esta no será solo una negociación por cargos, sino la primera prueba tangible de la gobernabilidad de un proyecto que, aunque victorioso en las urnas, se enfrenta a un país profundamente dividido y a la resistencia de quienes defenderán el legado de la Bolivia plurinacional.
 
 
 
 
BOLIVIA, “PRESIDENTE ELECTO” Y AMÉRICA LATINA EN 2025
 
La lección que deja el proceso electoral celebrado en Bolivia es que los movimientos progresistas están perdiendo terreno en la región
 
El Universal de México (https://n9.cl/kf16a)
 
Bolivia celebró este 19 de octubre de 2025, su segunda vuelta electoral y los resultados orientan el triunfo del candidato del Partido Demócrata Cristiano de centro derecha, Rodrigo Paz con el 54%. Paz Pereira es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993). De hecho nació en España mientras su familia se encontraba exiliada. Paz se enfrentó en esta contienda a Jorge Quiroga, un político tecnócrata y expresidente de ese país. Bolivia deja casi dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) y se enfila a experimentar un gobierno con un proyecto diferente.
Si observamos con más detalle, el escenario electoral latinoamericano se intensifica aún más si confrontamos lo que sucederá el próximo 16 de noviembre y 14 de diciembre de darse una segunda vuelta en Chile y el 30 de noviembre en Honduras.
En el escenario chileno, son tres los candidatos, quienes se adscriben a la extrema y centro derecha, enfrentándose a Jeanette Jara, candidata del Partido Comunista Chileno y quien en las más recientes encuestas le conceden una muy mínima ventaja respecto de su más cercano competidor, José Antonio Kast, quien asiste a su segunda candidatura después de que en 2021 fue derrotado por el actual presidente Gabriel Boric.
En el escenario hondureño, las encuestas también le conceden una ventaja a Rixi Moncada, candidata oficialista del Partido Libre, el cual llevó en 2022 a Xiomara Castro, como primera mujer presidenta en la historia de ese país. Actualmente la candidata del oficialismo, también lleva una ventaja que probablemente sostenga hasta el día de la elección, frente a los otros dos candidatos, Salvador Nasralla, del histórico Partido Liberal, y Nasry Asfura, conocido como “Tito Asfura”, del Partido Nacional.
La lección que deja el proceso electoral celebrado en Bolivia es que los movimientos progresistas están perdiendo terreno en la región. Lo anterior, se debe en buena medida a los desacuerdos internos y las luchas facciosas, como sucedió en este caso, en que se enfrentaron Luis Arce con Evo Morales, ambos pertenecientes al MAS. Esta disputa interna fue uno de los factores que indujo al triunfo de la derecha en Bolivia.
A partir de ahora el país andino asumirá nuevos desafíos entre los cuales deberá ser la defensa de las conquistas logradas en materia social y económica de la nación pluricultural. Lo cierto es que no se debe olvidar el intervencionismo histórico de la Casa Blanca, ahora liderada por Donald Trump, que influye en la fuerza adquirida por las derechas en diversos países latinoamericanos. Recientemente esto sucede en el mar caribeño, hecho que pone en peligro la soberanía de las naciones.
No es la primera vez que Bolivia sorprende a la región con el surgimiento de movimientos progresistas, pero que luego se desarticulan por desavenencias internas. Sucedió con la historia del Movimiento al Socialismo que estuvo en el gobierno por casi dos decenios y antes cuando a partir de 1952 gobernó el Movimiento Nacional Revolucionario, que se eclipsó luego del golpe de Estado en 1964.
Un ejemplo de lo anterior nos remite a lo sucedido en Ecuador, aunque bajo diferentes circunstancias, cuando sucedió el viraje de Lenin Moreno respecto de Rafael Correa, propiciando el triunfo de Guillermo Laso que allanó el camino para que Daniel Noboa, hijo del empresario Gustavo Noboa, asumiera el poder que aún ostenta.
Lo sucedido en Bolivia, puede ser una buena lección para los movimientos progresistas en América Latina que en 2026 tendrá una prueba de fuego cuando en octubre se celebren comicios en Brasil, bajo el gobierno del histórico Lula Da Silva. El cuadro electoral latinoamericano del año próximo se complementa con elecciones presidenciales en Costa Rica y en Perú, que aún se encuentra bajo el interinato presidencial de José Jerí.
 
 
 
 
 
BOLIVIA DECIDIÓ Y LE DIJO NO A LA ULTRADERECHA
 
Es importante no confundirse, Paz Pereira y Lara, no son socialistas ni representan al campo popular, como trataron de etiquetarlos sus oponentes
 
Diario La Red de Uruguay (https://n9.cl/gcg64)
 
En una inédita segunda vuelta electoral, las bolivianas y los bolivianos, pese a la crisis social y política, le dijeron no a la extrema derecha, aun cuando se abre un periodo de incertidumbre sobre el futuro del país y sobre las posibilidades de recuperación del proceso histórico que construyó y vivió Bolivia durante las dos últimas décadas.
Rodrigo Paz Pereira y Edman Lara, fueron elegidos este domingo como presidente y vicepresidente de Bolivia, para los próximos cinco años, según el anuncio del Tribunal Electoral, a las 20 horas de este domingo, con una diferencia cercana al 10% frente a sus oponentes Jorge “Tuto” Quiroga y Juan Pablo Velasco.
Los resultados de este balotaje, primero en la historia del país, no son inesperados, sino que reflejan aquello que las tendencias expresadas en la primera vuelta ya lo mostraban, expresan el rechazo de la mayoría de los bolivianos (54.5%), al fascismo, el racismo, a la imposición imperial, a la manipulación mediática, a la guerra sucia como forma de hacer política, a la mentira y a la impostura, exhibidas sin el menor escrúpulo durante ambas fases del proceso electoral por el binomio perdedor.
Paz obtuvo el triunfo en siete de los nueve departamentos. Quiroga únicamente logró imponerse en dos departamentos (Santa Cruz y Beni) caracterizados por sus posiciones conservadoras. En todos ellos fue el voto de las zonas periféricas de las ciudades y del área rural el que se inclinó mayoritariamente por el ganador de las elecciones. Se trata de una señal clara de que el campo popular fue quien se expresó en contra de la extrema derecha.
Es importante no confundirse, Paz Pereira y Lara, no son socialistas ni representan al campo popular, como trataron de etiquetarlos sus oponentes en la guerra sucia de la campaña. De acuerdo a su programa de gobierno y sus propuestas de ajuste económico, representan los intereses de la derecha, una derecha democrática, tal vez próxima al centro, que con seguridad intentaran aplicar medidas liberales en la economía del país, no de shock, sino más bien progresivas.
El gran desafío para los ganadores de esta elección es sostener la gobernabilidad sin contar con una mayoría parlamentaria ni una consistente base social que respalde sus medidas.
 
 
 
 
 
"COMO ES JOVEN SABRÁ ADMINISTRAR": BOLIVIANOS REACCIONAN A LA VICTORIA ELECTORAL DE RODRIGO PAZ
 
Radio Francia Internacional (https://n9.cl/ua5wxw)
 
Con la victoria de Rodrigo Paz en Bolivia, acaba una era de dos décadas de gobiernos de izquierda del Movimiento al Socialismo (MAS). Desde su sede de campaña en La Paz, el presidente electo saludó a sus partidarios, que salieron a celebrar en las calles de la capital. Su rival Jorge Tuto Quiroga reconoció la derrota.
Como un festival sonaban las calles de La Paz, en Bolivia, este domingo 19 de octubre. Los simpatizantes de Rodrigo Paz, vencedor de la segunda vuelta presidencial, cantaban, bailaban y quemaban pólvora para celebrar el triunfo de su candidato.
Una de ellas era Jessica Mendivel, quien lo considera un candidato cercano al pueblo. 
"Como es joven, va a saber administrar. Estamos alegres, cuando supimos que ganó, bailamos ahí”, dijo a RFI esta partidaria de Paz.
En su primera locución, tras conocerse los resultados preliminares que le daban la victoria, paz prometió unidad y una apertura internacional para Bolivia.
“No puede ser que un 6 de agosto, en los 200 años de la patria, no haya venido un solo presidente fronterizo a visitarnos entre hermanos. Es como no ir a visitar a tu hermano o hermana en su cumpleaños. Esto no puede volver a ocurrir en Bolivia”, declaró Rodrigo Paz desde su sede de campaña.
"Estamos frustrados"
A unas pocas calles se encontraban Jorge Tuto Quiroga y sus seguidores, pero el ambiente era totalmente otro. “Hoy estamos en lo mismo, con lo mismo del MAS”, lamentó uno de sus simpatizantes. “Estamos frustrados porque otra vez vivimos sin democracia en este estado de que está podrido", soltó otro decepcionado.
Con una tristeza visible, Quiroga, el candidato a la derecha intentó disipar en su discurso las acusaciones de fraude y reconoció la victoria de paz. 
"He llamado a Rodrigo Paz Pereira, le he deseado mis felicitaciones. Bolivia no merecería que por el dolor que tenemos y por la angustia que nos causa la situación que va a venir, generar más problemas, dejar al país en ascuas”, declaró a sus seguidores. 
La juramentación de Paz está prevista para el próximo 8 de noviembre. Por su parte el presidente saliente Luis Arce felicitó al vencedor y aseguró que obrará para “para trabajar en una transición ordenada”.
 
 
 
 
 
MILEI, KAST Y CABAL CELEBRAN LA NUEVA ETAPA POLÍTICA EN BOLIVIA Y EL FIN DEL SOCIALISMO: «EL PAÍS ENTIERRA UN MODELO QUE SÓLO HA TRAÍDO POBREZA, DIVISIÓN Y ATRASO»
 
La Gaceta de España (https://n9.cl/nh5smt)
 
La histórica victoria de Rodrigo Paz Pereira en las elecciones presidenciales de Bolivia, con un 54 % de los votos sobre Tuto Quiroga, ha provocado una oleada de reacciones en toda Iberoamérica. Políticos y líderes del espacio soberanista saludaron el resultado como el fin de 20 años de socialismo y el inicio de una nueva etapa de libertad y desarrollo en la región.
El resultado electoral representa una ruptura con el llamado «socialismo del siglo XXI«, que dominó Bolivia bajo el liderazgo del Movimiento al Socialismo (MAS) y sus sucesores. La victoria de Paz —de perfil de centro— es interpretada como una señal de cambio la región.
El presidente argentino Javier Milei fue uno de los primeros en reaccionar: «Felicitaciones al presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, por su victoria y al pueblo boliviano por su compromiso con la democracia y el deseo de renovación. Es un día histórico para Bolivia, dejando atrás 20 años del fracasado modelo del socialismo del siglo XXI que tanto daño le ha hecho a nuestra región», escribió Milei en X.
El mandatario argentino celebró el retorno de Bolivia «al mundo libre», comprometido con la apertura económica, el combate a la corrupción y el fin del despilfarro estatal. «Esta jornada democrática refleja el anhelo de libertad y progreso de la región. Le deseo al presidente electo el mayor de los éxitos. ¡Viva la libertad, carajo!», concluyó.
El líder chileno y candidato presidencial José Antonio Kast también felicitó a Paz y destacó el significado geopolítico de su triunfo: «Su victoria y la derrota del socialismo extremo abren una nueva etapa para Bolivia de libertad y prosperidad. Si soy elegido presidente, me comprometo a reanudar las relaciones diplomáticas con Bolivia desde el primer día, dejando atrás las divisiones del pasado». Kast subrayó que ambos países deben cooperar frente a los desafíos comunes de inmigración ilegal y narcotráfico, y propuso «una alianza de progreso entre pueblos hermanos».
El eurodiputado español de VOX y Patriotas por Europa Hermann Tertsch celebró la victoria de Paz como «el entierro definitivo del narcosocialismo» que, a su juicio, ha hundido al país en la miseria. «Candidato centrista ha propuesto el entierro del narcosocialismo que ha hundido Bolivia en la violencia y el control de Cuba, FARC, Irán y la cocaína», afirmó en sus redes.
Desde Colombia, la senadora María Fernanda Cabal felicitó al nuevo presidente y vinculó el triunfo con el despertar político del continente: «Felicitaciones a Bolivia por elegir a Rodrigo Paz, un líder de centroderecha que le apuesta a la libertad y al desarrollo. La región despierta. Muy pronto, José Antonio Kast también recuperará Chile para los ciudadanos de bien. ¡Latinoamérica se sacude del socialismo que solo ha traído pobreza, división y atraso!». Cabal reiteró que su objetivo es «poner en orden la casa» en 2026 y poner fin a la hegemonía de la extrema izquierda en Colombia.
La victoria de Rodrigo Paz marca un nuevo hito en el mapa político iberoamericano, sumando a Bolivia al eje de gobiernos que promueven la libertad económica y el Estado de derecho frente al avance del autoritarismo socialista.

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