Bolivia
ha dicho adiós a dos décadas de hegemonía de la izquierda, y el encargado de
pasar página es Rodrigo Paz, ganador de las elecciones presidenciales
celebradas ayer domingo.
En
su discurso, Rodrigo Paz agradeció el saludo de los presidentes de la región
que lo saludaron por su triunfo en el balotaje que disputó con Jorge
"Tuto" Quiroga y señaló que "Bolivia vuelve a recuperar su paso
internacional".
En
ese sentido, aseguró que va a "gobernar con las manos extendidas al
interior de la patria, pero también hacia el exterior". Sobre el final,
cerró con una frase similar a la que utiliza Javier Milei habitualmente, a
quien no mencionó entre los agradecimientos por los saludos recibidos.
"Viva la patria, carajo", arengó.
RODRIGO
PAZ, EL PRESIDENTE QUE PROMETE CURAR A BOLIVIA SIN ROMPERLA: “LA IDEOLOGÍA NO
DA DE COMER"
Su
victoria en las presidenciales pone fin a casi veinte años de hegemonía de la
izquierda del Movimiento al Socialismo
La
Razón de España (https://n9.cl/2g3h3)
Rodrigo
Paz no es un político nuevo, pero se presenta como si lo fuera. Con 58 años y
más de dos décadas en la vida pública, el nuevo presidente de Bolivia ha sabido
reinventarse en medio del cansancio ciudadano ante la corrupción y la mala
gestión. Este domingo, con un 54% de los votos, derrotó al conservador Jorge
“Tuto” Quiroga en una segunda vuelta que pone fin a casi veinte años de
hegemonía de la izquierda del Movimiento al Socialismo (MAS).
Hijo
del expresidente Jaime Paz Zamora, Rodrigo nació en Santiago de Compostela,
España, durante el exilio de su familia tras la dictadura militar. Creció entre
Colombia, Venezuela, Chile y Argentina, y estudió Relaciones Internacionales en
Washington. Quizás por eso, su forma de hablar —más calmada, más diplomática—
contrasta con el tono encendido al que Bolivia se acostumbró durante la era de
Evo Morales.
Su
victoria es, en parte, el reflejo de un país cansado. La inflación, la falta de
combustible y la caída de las exportaciones de gas han deteriorado la economía
y la paciencia de los bolivianos. El MAS, que alguna vez fue sinónimo de
esperanza para las mayorías indígenas y populares, se derrumbó en las urnas.
Paz supo captar ese voto perdido con una promesa simple: cambiar sin destruir.
“La
ideología no da de comer”, dijo la noche del triunfo, ante una multitud que lo
escuchaba con una mezcla de alivio y curiosidad. “Lo que da de comer es el
trabajo, la seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada”. Su mensaje
apunta a un pragmatismo que en Bolivia suena casi revolucionario.
A
diferencia de su rival, que proponía recortes drásticos y privatizaciones, Paz
ofrece un camino gradual: mantener los subsidios para los más pobres, abrir la
economía al capital privado y descentralizar los recursos públicos. Su lema de
campaña, “capitalismo para todos”, sonó extraño en un país acostumbrado al
lenguaje socialista, pero caló en los sectores que hoy sienten que el Estado ya
no alcanza para sostenerlos.
El
nuevo presidente también deberá lidiar con un Congreso dividido y un panorama
internacional incierto. Ha prometido un acuerdo económico con Estados Unidos
por 1.500 millones de dólares para garantizar el suministro de combustibles,
una señal de su intención de acercarse a Washington tras años de tensiones.
Paz
no es un orador carismático, ni un político de frases memorables. Pero sus
aliados aseguran que tiene lo que el país necesita: paciencia y método. Su
compañero de fórmula, el capitán Edmand Lara, un policía popular por denunciar
casos de corrupción en redes sociales, aportó el costado más populista de la
campaña, atrayendo a jóvenes y votantes desencantados del MAS.
Ahora
le toca cumplir sus promesas en un país impaciente. “Bolivia vuelve a recuperar
paso a paso su lugar en el mundo”, dijo en su discurso, con una convicción
serena. Lo cierto es que el nuevo presidente, nacido lejos de su tierra y
formado en los pasillos del exilio, carga sobre sus hombros la expectativa de
un pueblo que ha probado de todo y sigue buscando un rumbo propio.
RODRIGO
PAZ: “BOLIVIA RESPIRA VIENTOS DE CAMBIO Y RENOVACIÓN PARA SEGUIR ADELANTE”
Según
el conteo rápido del Tribunal Supremo Electoral, el Partido Demócrata Cristiano
(PDC) de Paz sumó el 54,5% de los votos, frente al 45,5% del expresidente
conservador Jorge Tuto Quiroga |Por primera vez en 20 años, un candidato del
Movimiento al Socialismo de Evo Morales no gobernará el país
El
País de España (https://n9.cl/ggpz1)
Rodrigo
Paz, presidente electo de Bolivia, ha dado su primer discurso tras conocerse su
victoria en el balotaje frente al candidato conservador Jorge Tuto Quiroga.
Desde su sede de campaña en La Paz, la sede de Gobierno, ha dicho que Dios, la
familia y la patria es la base de una visión que, junto con su vicepresidente,
Edman Lara, tienen para el país y todos los bolivianos.
Paz
ha agradecido también al Tribunal Supremo Electoral por la transparencia en la
jornada electoral y los momentos difíciles que tuvo que afrontar ante la
incertidumbre a raíz de distintos factores de inestabilidad que se produjeron a
lo largo de los meses previos a los comicios. "Cuanto más fuerte sea
nuestra democracia, más tranquilidad para el pueblo boliviano. Bolivia respira
vientos de cambio y renovación para seguir adelante. Si bien el trabajo [del
TSE] no ha culminado, hemos confiado en su fortaleza [para cumplir la
tarea]".
Durante
su alocución, ha agradecido el gesto de Quiroga y de su candidato a
vicepresidente, Juan Pablo Velasco, por la felicitación que les extendieron por
su victoria. “No es un mensaje que da a Rodrigo Paz. Es un mensaje al voto
nacional. No es Rodrigo el que gana o pierde, es Bolivia quien gana a través
del voto democrático”, ha expresado, acompañado de su esposa y sus tres hijos,
frente a sus simpatizantes.
También
ha hecho hincapié en la importancia del voto y de dejar de lado las ideologías,
por lo que ha extendido una invitación al partido de Quiroga y las otras
facciones políticas que conformarán el Congreso de diputados y senadores a
formar "un solo equipo".
"En
la primera vuelta dijimos que extendíamos la mano a quien ganara. En la segunda
vuelta, si el pueblo de Bolivia no nos elegía, extendíamos la mano a quien
ganara. La ideología no da de comer. Lo que da comer es el derecho al trabajo,
instituciones fuertes, el respeto a la propiedad privada, tener certeza en el
futuro. Tengan la certidumbre que esté será un Gobierno para gobernar con los
mejores hombres y mujeres de la patria", ha afirmado.
Paz
también ha destacado que con este proceso democrático, Bolivia comenzará a
recuperar, "paso a paso", su presencia internacional. Agradeció a los
presidentes de Panamá, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Perú por los mensajes y
llamadas de felicitaciones que recibió, así como al Subsecretario de Estado de
Estados Unidos, Christopher Landau, quien a nombre de Donald Trump, también
congratuló a Paz por su victoria.
"Una
relación estrecha con uno de los gobiernos más importantes del mundo es parte
de la solución para todas las gestiones que tenemos por hacer y para empezar un
Gobierno con firmeza. Con las manos extendidas al interior del país, desde el
Parlamento, el sector privado y todas las organizaciones que tiene la patria,
tenemos un mismo objetivo, abrir Bolivia al mundo", complementó Paz.
UN
COMPOSTELANO LLEGA A LA PRESIDENCIA DE BOLIVIA: RODRIGO PAZ DERROTA A LA
DERECHA E IZQUIERDA TRADICIONALES
El
político demócrata cristiano ha puesto fin a dos décadas de hegemonía de la
izquierda en el país andino
Faro
de Vigo, España (https://n9.cl/tfxsil)
Santiago
de Compostela ha vuelto a aparecer, como por ensalmo, en un capítulo destacado
de la historia política latinoamericana. El nuevo presidente de Bolivia,
Rodrigo Paz Pereira, nació en la capital gallega el 22 de septiembre de 1967,
durante el exilio de su familia tras la llegada al poder del general René
Barrientos, que obligó a su padre, Jaime Paz Zamora, y a su madre, a abandonar
el país.
Cinco
décadas después, aquel niño compostelano acaba de lograr una victoria histórica
en las elecciones bolivianas, poniendo fin a más de veinte años de predominio
de la izquierda representada por el Movimiento al Socialismo (MAS–IPSP) de Evo
Morales y Luis Arce.
Según
los resultados preliminares, considerados "irreversibles" por el
Órgano Electoral Plurinacional (OEP), Paz —candidato del Partido Demócrata
Cristiano— alcanzó el 54% de los votos, nueve puntos por encima del
expresidente interino Jorge “Tuto” Quiroga, de la derecha tradicional.
“Se
respiran vientos de cambio y renovación”, declaró el nuevo mandatario tras
conocerse los resultados. Paz se comprometió a gobernar “con hombres y mujeres
que quieran ayudar a la patria”, e insistió en que su gobierno no recortará en
sanidad, educación ni políticas sociales, a pesar del ajuste económico que se
prevé necesario en un país afectado por la crisis de los hidrocarburos.
Un
compostelano en la política boliviana
El
nacimiento de Rodrigo Paz en Santiago fue consecuencia directa de un tiempo de
exilio y represión. La familia Paz residió en Galicia antes de establecerse en
otros países latinoamericanos, y el propio Rodrigo creció entre comunidades
bolivianas en el exterior, estudiando en colegios jesuitas. Su infancia estuvo
marcada por la persecución política y la violencia: su padre fue el único
superviviente de un atentado ordenado por el régimen del dictador Luis García
Meza en 1980.
Cuando
la democracia regresó a Bolivia, en 1982, los Paz pudieron volver al país.
Rodrigo siguió los pasos paternos —Jaime Paz Zamora presidió Bolivia entre 1989
y 1993— y comenzó su trayectoria política en el año 2002. Fue alcalde de Tarija
entre 2015 y 2020 y senador por el mismo departamento hasta la actualidad.
Controversia
por su origen gallego
Durante
la campaña, el origen compostelano del candidato generó mensajes de descrédito
en las redes sociales, en las que se le acusaba de no ser “verdaderamente
boliviano”. Ante esas críticas, Paz respondió con firmeza y presentó su
documento de identidad para demostrar su nacionalidad.
“Me
parece cruel que un niño boliviano, que a causa de la situación política no
pudo nacer en su patria, sea ahora juzgado por eso. Es un disparate”, aseguró
entonces.
La
polémica no impidió que su candidatura ganara fuerza, especialmente entre los
sectores que buscaban un cambio sin rupturas bruscas.
Un
nuevo rumbo para Bolivia
La
participación electoral superó el 85%, y los analistas consideran que Paz
consiguió canalizar el apoyo de sectores de centro y de derecha moderada,
atrayendo también votos del rural occidental, tradicionalmente afín al
MAS–IPSP.
El
nuevo presidente, de 57 años, tendrá que buscar consensos en el Parlamento,
donde no cuenta con mayoría absoluta, y deberá enfrentarse a una economía en
crisis, afectada por la falta de divisas y el colapso del modelo extractivista.
RODRIGO
PAZ, EL GALLEGO QUE QUIERE REFUNDAR EL PAÍS SIN ROMPER CON EUROPA
ABC
de España (https://n9.cl/momhb)
Rodrigo
Paz Pereira (1967), quien nació en Santiago de Compostela durante el exilio
político de sus padres, encarna una biografía transatlántica que hoy da forma a
su discurso. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la
española Carmen Pereira, el candidato liberal combina raíces gallegas con una
trayectoria construida en Bolivia. En la primera vuelta se impuso con el 32% de
los votos, dejando fuera a Samuel Medina.
Economista
con formación en relaciones internacionales, Paz inició su carrera como
diputado por Tarija y fue posteriormente presidente del Concejo Municipal y
alcalde de esa ciudad entre 2015 y 2020. Desde 2020 ejerce como senador. Su
gestión municipal, centrada en obras públicas y descentralización, lo consolidó
como político pragmático, aunque arrastra polémicas como el llamado 'Puente
Millonario', una obra altamente cuestionada por su coste. Su propuesta, que
define como «capitalismo para todos», busca abrir la economía sin sacrificar la
protección social. Sus críticos ven sus propuestas como demasiado evasivas.
Rechaza
«ajustes severos» y propone atraer inversión, reducir subsidios de forma
gradual y fortalecer la autonomía departamental. «Será un gobierno pragmático,
tan diverso como el pueblo boliviano», declaró recientemente. Paz mira a
Europa, y especialmente a España, como socios naturales para reconstruir la
confianza y recuperar la inversión en servicios. Afirma que el modelo
regulatorio europeo debe inspirar una Bolivia moderna y estable. Si vence a
Quiroga, asumirá el reto de estabilizar la economía, garantizar combustible y
recomponer un país exhausto, apostando por la alternancia política y por un
vínculo renovado con el continente donde nació.
LO
QUE DEJA EL SOCIALISMO EN BOLIVIA: EL NUEVO PRESIDENTE HEREDARÁ UN PAÍS EN
RECESIÓN, ALTA INFLACIÓN Y ESCASEZ DE DÓLARES Y COMBUSTIBLE
M
News de Argentina (https://n9.cl/w3mhyo)
El
presidente electo de Bolivia,Rodrigo Paz Pereira, heredará un país en recesión,
con una elevada inflación, falta de liquidez y una grave escasez de
combustibles que virtualmente paralizó el transporte y la economía del país.
El
fin de 20 años de gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS) llega en medio
de una grave crisis económica que condicionará la gestión del nuevo mandatario.
"El
nuevo gobierno, apenas asuma, necesitará dólares para responder a las
importaciones más urgentes", resumió el economista boliviano Alberto
Bonadona.
Además,
la tensión social, sumada a la crisis que podría desatar una eventual detención
del histórico exmandatario Evo Morales, bajo acusación de trata y una orden
policial de arresto incumplida, amenaza con desencadenar una fuerte presión
política en el corto plazo.
Paz
Pereira ganó el histórico balojate del domingo con más de 54% de los votos
sobre el candidato derechista Jorge Tuto Quiroga, de alianza Libre, que obtuvo
el 45%.
Las
cifras negativas de la economía boliviana son contundentes.
La
producción se contrajo 2,4% en el primer semestre del año, según datos
oficiales. Además, el Banco Mundial proyecta que la actual recesión se
extenderá al menos hasta 2027 con una contracción real del PBI.
La única alternativa es solicitar un crédito
internacional", afirmó el economista.
Bolivia
se convirtió en un importador neto de combustible. La escenografía que domina
hoy el país está entrelazada por interminables filas de camiones y vehículos
que esperan horas para abastecerse de nafta y hasta días para aprovisionarse de
gasoil.
En
las redes se viralizaron imágenes de decenas de camiones varados en rutas de
todo el país. La consecuencia directa es la falta de todo tipo de productos de
primera necesidad.
Si
el nuevo gobierno de Paz Pereira no logra acuerdos de gobernabilidad en el
Congreso que dé vía libre a reformas, el país podría sufrir una devaluación,
una crisis de deuda y un estancamiento económico prolongado. Ese sería el caldo
de cultivo ideal para protestas sociales masivas impulsadas por Evo Morales,
agazapado en su bastión del Chapare.
El
analista político boliviano Erick Fajardo dijo que descree que el nuevo
gobierno sea de ruptura total tras 20 años de gobiernos del MAS, más allá del
discurso de cambio durante la campaña.
Para
el politólogo, "lo único que no está en discusión es la permanencia de las
visiones progresistas en el poder. Eso no basta para alterar la situación
económica crítica de una Bolivia que batalla con el mismo dilema energético de
Ecuador (la insostenible subvención de los combustibles) y el mismo entierro de
debilidad institucional de la política que Perú".
En
ese escenario, Fajardo dijo que "Evo Morales aún decidirá más desde las
calles que el próximo presidente boliviano".
"En
suma, se abre no un gobierno de cinco años garantizados sino una nueva
transición, similar a la conducida por la malhadada y depuesta Jeanine Añez
(2019/20) que armonizada a las retóricas de desestabilización en Colombia, Perú
y Ecuador, podrían devolver a la escena a un Evo Morales en esteroides",
concluyó.
EL
COSTE DE CORREGIR LA ECONOMÍA DE LOS EXCESOS DEL «CICLO BOLIVARIANO»
Con
Rodrigo Paz, Bolivia busca un arranque de transición socialmente tranquilo tras
veinte años de gobierno de izquierda
ABC
de España (https://n9.cl/w5jjx)
Vienen
tiempos de recortes económicos y los bolivianos han optado por la fórmula que
parece menos dolorosa al elegir a Rodrigo Paz, de centroderecha, como nuevo
presidente del país, con el 54,5% de los votos. Jorge Quiroga, que con un apoyo
del 45,5% perdió su cuarto intento presidencial tras haber dirigido Bolivia en
2001-2002, apostaba, desde la derecha, por soluciones más drásticas.
Está
por ver que Paz pueda darle la vuelta a la grave situación del país, en su peor
crisis en cuarenta años, sin recurrir a medidas avanzadas por su oponente
(llamar a la puerta del Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, puede ser
irremediable), pero de momento se asegura un arranque socialmente tranquilo en
esta transición desde los veinte años del Movimiento al Socialismo (MAS),
formación de izquierda que situó como presidentes a Evo Morales (2006-2019) y
Luis Arce (2020-2025).
A
Paz le toca corregir los excesos del «ciclo bolivariano». Durante los años del
superciclo de las materias primas (desde comienzos de siglo hasta mediados de
la década pasada) los gobiernos del llamado Socialismo del Siglo XXI realizaron
un gran gasto público sin cultivar debidamente las fuentes económicas. Han sido
los gobiernos que han venido detrás los que han tenido que aplicar los recortes
requeridos por el empeoramiento económico: así ocurrió con Macri y ahora Milei
en Argentina; con Moreno, Lasso y ahora Noboa en Ecuador, y algún día tocará
hacer en Venezuela.
A
Macri y a Lasso su moderación no les fue bien, y la tardanza en resultados dio
paso al descontento social. No sabemos lo que ocurrirá con Milei, con políticas
más duras y mejoras más rápidas, pero en una progresión positiva que quizá se
ha encallado. En Bolivia, Rodrigo Paz se estrenará al menos con un apoyo
parlamentario mayor que el tuvieron esos otros presidentes mencionados.
Al
haber ganado la primera vuelta, momento en que también tuvieron lugar las
elecciones legislativas, el Partido Demócrata Cristiano de Paz logró 49
diputados, que con los 26 de Unidad, liderados por el empresario Samuel Doria,
superan la mayoría absoluta en una Cámara Baja de 130 asientos. Doria quedó en
tercer lugar en la primera vuelta presidencial y prometió su apoyo a Paz para
la segunda; ahora ha expresado su compromiso a conformar la mayoría
oficialista. Aunque los 39 diputados de Libre, de Jorge Quiroga, tendrán que
ejercer de oposición, se supone que pueden sumarse también en la aprobación de
ciertos paquetes económicos. Parecida situación ocurre en el Senado, donde el
PDC tiene 16 puestos, Unidad 7 y Libre 12, de un total de 36.
La
izquierda ha sido prácticamente borrada de las dos cámaras (se ha quedado sin
senadores y solo 11 diputados), lo que puede llevar a sectores más extremos a
intentar hacer política desde la calle. Puede ser el caso de la Alianza Popular
de Andrónico Rodríguez, joven pupilo de Morales, quien intenta recoger la
bandera de este, y del propio Morales, que se resiste a entender que su tiempo
político ya pasó. El expresidente promovió el voto nulo en la primera vuelta
presidencial, donde cosechó el 19,8%; en la segunda el voto nulo bajó
ligeramente a 17,1%, demostrando que Morales sigue teniendo adeptos, por más
que claramente insuficientes para encabezar una renovación de la izquierda.
El
triunfo de Rodrigo Paz en las áreas en las que solía vencer el MAS (Quiroga
solo ha vencido en tres de los nueve departamentos, entre ellos el de Santa
Cruz) supone un cierto aval de partida. En La Paz obtuvo el 65% de los votos y
se acercó a esa cifra en Cochabamba, mostrando que ha contado ampliamente con
el voto indígena que en su día alimentó al MAS.
La
retirada o recorte sustancial del subsidio a los carburantes (ayudas estatales
que los bolivianos juzgan obligatorias debido a las reservas de hidrocarburos,
sobre todo de gas, que tiene el país) será la primera piedra de toque del nuevo
gobierno. Se trata de un asunto socialmente muy sensible, como se ha visto en
otros países de la región (ahora ocurre en Ecuador, cuyo gobierno se ve
confrontado por protestas callejeras). Solo en 2024, Bolivia empleó 2.000
millones de dólares (casi el 4% de PIB) a esos subsidios, complicando un cuadro
macroeconómico ya muy negativo.
BOLIVIA
GIRA A LA DERECHA… PERO NO TANTO
La
Nueva Tribuna de España (https://n9.cl/yfvxnk)
El
candidato presidencial de la centroderecha boliviana, Rodrigo Paz, de 58 años,
ha resultado el claro vencedor en la segunda vuelta de las elecciones de este
domingo (19), derrotando a Jorge Tuto Quiroga, candidato de la derecha liberal.
Los resultados aún provisionales, pero irreversibles, le dieron al vencedor en
torno al 54,5 % de los votos, frente al 45,5 % de Quiroga. Estos nueve puntos
de diferencia son un activo importante para el nuevo presidente, que hasta hace
muy poco no figuraba como favorito en ninguna de las quinielas, siendo su
resultado en la primera vuelta, en el mes de agosto, cuando quedó en primer
lugar, la primera gran sorpresa.
Rodrigo
Paz es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), un político
socialdemócrata que entre 1964 y 1982 fue un activo militante contra la
dictadura militar. Durante su exilio vivió un tiempo en Santiago de Compostela,
de donde era originaria su esposa y donde nació el nuevo mandatario, que no
vivió en Bolivia hasta sus quince años.
Rodrigo
Paz fue varias veces diputado y alcalde la ciudad de Tarija. Militó en el MIR,
el partido de su padre, pero en estas elecciones se presentó por el Partido
Cristiano Demócrata, prácticamente resucitado para presentar su candidatura. Su
compañero en la fórmula presidencial, el expolicía Edman Lara, ha sido
importante en la victoria con su imagen de azote de la corrupción. Ambos
lograron este éxito inesperado, con muy pocos medios y con imaginación en el
manejo de las redes sociales.
La
victoria de Paz se puede interpretar a través de la conjunción de dos factores:
de un lado, castigo al MAS, que gobernó durante 20 años y que al final dejó al
país en medio de una severa crisis económica y social; por el otro lado,
rechazo a la derecha más radical, que representa Quiroga, que anunciaba duras
medidas de ajuste. Paz venció en seis de los nueve departamentos en que está
dividido el país, correspondientes a la parte occidental, predominantemente
andina e indígena. Y perdió en lo que se conoce como media luna, que es la más
rica y cuya población es mayoritariamente de origen europeo.
El
nuevo mandatario boliviano promete un capitalismo popular o “capitalismo para
todos”, con facilidades de crédito para las clases populares, simplificación
del sistema tributario y rebaja de impuestos. La escasez de combustible, la
falta de dólares y la inflación serán sus inmediatas preocupaciones. El nuevo
mandatario prometió sacar al país de la crisis, pero sin hacer grandes ajustes.
Mantendrá los programas sociales para los más pobres, al tiempo que alentará el
crecimiento del sector privado. Los subsidios al combustible, que en los
últimos años fueron una parte importante del gasto estatal, pasarán a tener un
esquema de subsidios diferenciados.
El
candidato derrotado, Jorge Tuto Quiroga, había sido presidente entre 2001 y
2002, completando el período de Hugo Bánzer, que dimitió por razones de salud.
Desde entonces presentó su candidatura presidencial en cuatro ocasiones. Tras
esta nueva derrota reconoció el resultado y felicitó inmediatamente a su
adversario.
Un
nuevo ciclo político se abre en Bolivia con Rodrigo Paz, después de 20 años de
hegemonía del MAS (Movimiento al Socialismo), primero con Evo Morales y después
con Luis Arce. El MAS le había cambiado la cara al país e incluso llevó a cabo
una profunda reforma institucional, con una nueva Constitución, que convirtió a
Bolivia en un país plurinacional. La bonanza de las materias primas que
coincidió con los primeros años de Evo Morales en el poder, le permitieron
llevar a cabo una política redistribucionista importante, que resultó en el
surgimiento de una nueva clase media indígena. Pero la crisis económica que no
pudo enfrentar el gobierno masista, más luchas de poder internas, dieron por
resultado una derrota que ha llevado al partido a su virtual desaparición.
Rodrigo
Paz asumirá la presidencia el 8 de noviembre y su mandato tendrá una duración
de cinco años. El nuevo presidente tendrá el 39 % de los escaños
parlamentarios, siendo la primera minoría, pero necesitará alianzas. Contará
con el apoyo de Samuel Doria Medina, un empresario que quedó tercero en la
primera vuelta de agosto y de Manfred Reyes Villa, alcalde de Cochabamba.
LA DERECHA LE ROBA LA DEMOCRACIA A BOLIVIA
Binomio
Paz - Lara gana la segunda vuelta electoral. Bolivia vuelve a estar gobernada
por los mismos grupos de poder que dominaban la escena antes de la irrupción de
los movimientos indígenas en la política formal
Diario
La Red de Uruguay (https://n9.cl/sak31)
Este
19 de octubre, el Estado Plurinacional de Bolivia vivió una jornada electoral
crucial. Por primera vez, el país andino-amazónico acudió a una segunda vuelta
electoral para definir a sus máximas autoridades del Órgano Ejecutivo. La
incertidumbre polìtica que comenzó el 8 de agosto, con la proscripción del
Bloque Popular y de la izquierda, llegó a su fin con el triunfo de Rodrigo Paz
y Edman Lara, quienes alcanzaron el 55% de los votos en el baloaje. Ahora, las
bolivianas y los bolivianos tienen la certeza de que el modelo neoliberal
regresará a sus vidas.
La
jornada electoral transcurrió entre largas filas en las gasolineras por el
desabastecimiento generalizado de combustible, un síntoma de la profunda crisis
económica gestionada de manera ineficaz por el gobierno de Luis Arce. A lo
largo de casi dos años, su administración no solo fue incapaz de resolver el
problema, sino que profundizó la que es considerada la peor crisis económica en
cuatro décadas, avivando así el malestar social. Con estos comicios, culmina un
ciclo de gobierno percibido como una traición por quienes, en 2020, vieron en
Arce al sucesor del MAS IPSP.
El
retorno de la vieja clase política neoliberal
El
resultado electoral representa la restauración de una clase política
neoliberal. Bolivia vuelve a estar gobernada por los mismos grupos de poder que
dominaban la escena antes de la irrupción de los movimientos indígenas en la
política formal. Más allá del candidato victorioso, ambos contendientes en la
segunda vuelta formaban parte de la misma logia que históricamente ha confinado
las decisiones del país a círculos familiares y espacios herméticamente
cerrados. Cuando Tuto Quiroga se desempeñaba como viceministro de Inversión
Pública y Cooperación Internacional, y luego como ministro de Economía, el
padre de Rodrigo Paz, Jaime Paz Zamora, era el presidente del país.
Para
estos sectores, el verdadero triunfo no es el de un candidato, sino el de un
país que “logró” celebrar unos comicios sin el "masismo" en la
contienda; es decir, sin la participación política de las y los indígenas,
términos que para esta élite son una moneda de cambio y no un sujeto poítico.
Las elecciones recuperaron su "legitimidad" ante sus ojos al eliminar
al adversario que alguna vez les arrebató el poder para entregárselo a una
Bolivia de "piel cobriza". Ahora pueden avalar los resultados porque el
país ha regresado a una democracia puramente procedimental, donde el acto de
votar se reduce a elegir entre una oferta predefinida, y no a quienes realmente
representan a las mayorías.
Lara,
el espejo de la crisis boliviana
Es
un hecho que el triunfo de Paz y Lara tomó por sorpresa a la mayoría de las y
los analistas. Las encuestas no lograron captar el comportamiento electoral de
quienes en elecciones anteriores votaron nulo, se absturvieron o votaron por un
candidato no tradicional, en esta ocasión le dieron su preferencia al binomio
Paz-Lara. Sumado al voto castigo del un segmento del Bloque Popular, invisible
para los sondeos, fue la clave del resultado.
La
pregunta central es: ¿qué catalizó este apoyo? La respuesta yace en el fenómeno
de la identificación. Edman Lara se consagró como el favorito por su capacidad
de representar el malestar popular como un espejo de la crisis económica
nacional. Si bien el Proceso de Cambio logró históricamente sacar a casi la
mitad de la población de la pobreza, integrando a una nueva y frágil clase
media, esta misma conquista creó una dependencia crítica hacia la estabilidad
económica: un tipo de cambio fijo, precios estables en la canasta familiar y
empleos formales.
Al
enfrentar la crisis económica más aguda en cuarenta años, la figura de Lara, un
expolicía expulsado de su trabajo, comerciante y migrante de los Valles al
Oriente, encarnó de manera perfecta la precarización a la que se enfrentó esta
clase media aspiracional. Él simbolizó la fragilidad de un sector cuyas
demandas mínimas de seguridad económica fueron defraudadas, y se convirtió en
el rostro de su descontento.
Este
escenario explica también la pragmática negociación de un segmento del Bloque
Popular con el nuevo gobierno, un movimiento táctico para no quedar excluido de
la repartición del Estado en un momento crítico.
El
futuro de la resistencia: La disputa por el Estado Plurinacional
El
nuevo gobierno llega con una agenda explícita: desmontar el Estado
Plurinacional y restaurar el modelo republicano, un proyecto que implica
invisibilizar nuevamente la identidad indígena. En coordinación con las
autoridades autoprorrogadas del Tribunal Constitucional Plurinacional, la
derecha boliviana ha manifestado su compromiso de impulsar una Reforma
Constitucional. Con una mayoría legislativa, poseen las atribuciones formales
para modificar los pilares fundamentales del Estado.
Frente
a esta ofensiva, se erige la resistencia para defender los logros del Proceso
de Cambio, entre los que destacan:
• La propia existencia del Estado
Plurinacional.
• La ampliación de los derechos
fundamentales.
• Las políticas de inclusión social y
reconocimiento.
Un
nuevo mapa de poder
El
escenario postelectoral deja varios perdedores. La propuesta abiertamente
clasista y racista de Libre no ganó la presidencia, aunque aseguró una
representación parlamentaria significativa. Por su parte, el Bloque Popular,
una coalición heterogénea que no necesariamente es de izquierda, optó por un
voto anti-tutista y ahora lucha por mantener su cuota de poder dentro del
Estado, demostrando que en tiempos de crisis, las instituciones pueden
convertirse en un botín económico.
El
principal desafío de Rodrigo Paz será materializar sus alianzas con facciones
políticas de occidente de Bolivia en la conformación de su gabinete. Esta no
será solo una negociación por cargos, sino la primera prueba tangible de la
gobernabilidad de un proyecto que, aunque victorioso en las urnas, se enfrenta
a un país profundamente dividido y a la resistencia de quienes defenderán el
legado de la Bolivia plurinacional.
BOLIVIA,
“PRESIDENTE ELECTO” Y AMÉRICA LATINA EN 2025
La
lección que deja el proceso electoral celebrado en Bolivia es que los
movimientos progresistas están perdiendo terreno en la región
El
Universal de México (https://n9.cl/kf16a)
Bolivia
celebró este 19 de octubre de 2025, su segunda vuelta electoral y los
resultados orientan el triunfo del candidato del Partido Demócrata Cristiano de
centro derecha, Rodrigo Paz con el 54%. Paz Pereira es hijo del expresidente
Jaime Paz Zamora (1989-1993). De hecho nació en España mientras su familia se
encontraba exiliada. Paz se enfrentó en esta contienda a Jorge Quiroga, un
político tecnócrata y expresidente de ese país. Bolivia deja casi dos décadas
de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) y se enfila a experimentar un
gobierno con un proyecto diferente.
Si
observamos con más detalle, el escenario electoral latinoamericano se
intensifica aún más si confrontamos lo que sucederá el próximo 16 de noviembre
y 14 de diciembre de darse una segunda vuelta en Chile y el 30 de noviembre en
Honduras.
En
el escenario chileno, son tres los candidatos, quienes se adscriben a la
extrema y centro derecha, enfrentándose a Jeanette Jara, candidata del Partido
Comunista Chileno y quien en las más recientes encuestas le conceden una muy
mínima ventaja respecto de su más cercano competidor, José Antonio Kast, quien
asiste a su segunda candidatura después de que en 2021 fue derrotado por el
actual presidente Gabriel Boric.
En
el escenario hondureño, las encuestas también le conceden una ventaja a Rixi
Moncada, candidata oficialista del Partido Libre, el cual llevó en 2022 a
Xiomara Castro, como primera mujer presidenta en la historia de ese país.
Actualmente la candidata del oficialismo, también lleva una ventaja que
probablemente sostenga hasta el día de la elección, frente a los otros dos
candidatos, Salvador Nasralla, del histórico Partido Liberal, y Nasry Asfura,
conocido como “Tito Asfura”, del Partido Nacional.
La
lección que deja el proceso electoral celebrado en Bolivia es que los
movimientos progresistas están perdiendo terreno en la región. Lo anterior, se
debe en buena medida a los desacuerdos internos y las luchas facciosas, como
sucedió en este caso, en que se enfrentaron Luis Arce con Evo Morales, ambos
pertenecientes al MAS. Esta disputa interna fue uno de los factores que indujo
al triunfo de la derecha en Bolivia.
A
partir de ahora el país andino asumirá nuevos desafíos entre los cuales deberá
ser la defensa de las conquistas logradas en materia social y económica de la
nación pluricultural. Lo cierto es que no se debe olvidar el intervencionismo
histórico de la Casa Blanca, ahora liderada por Donald Trump, que influye en la
fuerza adquirida por las derechas en diversos países latinoamericanos.
Recientemente esto sucede en el mar caribeño, hecho que pone en peligro la
soberanía de las naciones.
No
es la primera vez que Bolivia sorprende a la región con el surgimiento de
movimientos progresistas, pero que luego se desarticulan por desavenencias
internas. Sucedió con la historia del Movimiento al Socialismo que estuvo en el
gobierno por casi dos decenios y antes cuando a partir de 1952 gobernó el
Movimiento Nacional Revolucionario, que se eclipsó luego del golpe de Estado en
1964.
Un
ejemplo de lo anterior nos remite a lo sucedido en Ecuador, aunque bajo
diferentes circunstancias, cuando sucedió el viraje de Lenin Moreno respecto de
Rafael Correa, propiciando el triunfo de Guillermo Laso que allanó el camino
para que Daniel Noboa, hijo del empresario Gustavo Noboa, asumiera el poder que
aún ostenta.
Lo
sucedido en Bolivia, puede ser una buena lección para los movimientos
progresistas en América Latina que en 2026 tendrá una prueba de fuego cuando en
octubre se celebren comicios en Brasil, bajo el gobierno del histórico Lula Da
Silva. El cuadro electoral latinoamericano del año próximo se complementa con
elecciones presidenciales en Costa Rica y en Perú, que aún se encuentra bajo el
interinato presidencial de José Jerí.
BOLIVIA
DECIDIÓ Y LE DIJO NO A LA ULTRADERECHA
Es
importante no confundirse, Paz Pereira y Lara, no son socialistas ni
representan al campo popular, como trataron de etiquetarlos sus oponentes
Diario
La Red de Uruguay (https://n9.cl/gcg64)
En
una inédita segunda vuelta electoral, las bolivianas y los bolivianos, pese a
la crisis social y política, le dijeron no a la extrema derecha, aun cuando se
abre un periodo de incertidumbre sobre el futuro del país y sobre las
posibilidades de recuperación del proceso histórico que construyó y vivió
Bolivia durante las dos últimas décadas.
Rodrigo
Paz Pereira y Edman Lara, fueron elegidos este domingo como presidente y
vicepresidente de Bolivia, para los próximos cinco años, según el anuncio del
Tribunal Electoral, a las 20 horas de este domingo, con una diferencia cercana
al 10% frente a sus oponentes Jorge “Tuto” Quiroga y Juan Pablo Velasco.
Los
resultados de este balotaje, primero en la historia del país, no son
inesperados, sino que reflejan aquello que las tendencias expresadas en la
primera vuelta ya lo mostraban, expresan el rechazo de la mayoría de los
bolivianos (54.5%), al fascismo, el racismo, a la imposición imperial, a la
manipulación mediática, a la guerra sucia como forma de hacer política, a la
mentira y a la impostura, exhibidas sin el menor escrúpulo durante ambas fases
del proceso electoral por el binomio perdedor.
Paz
obtuvo el triunfo en siete de los nueve departamentos. Quiroga únicamente logró
imponerse en dos departamentos (Santa Cruz y Beni) caracterizados por sus
posiciones conservadoras. En todos ellos fue el voto de las zonas periféricas
de las ciudades y del área rural el que se inclinó mayoritariamente por el
ganador de las elecciones. Se trata de una señal clara de que el campo popular
fue quien se expresó en contra de la extrema derecha.
Es
importante no confundirse, Paz Pereira y Lara, no son socialistas ni
representan al campo popular, como trataron de etiquetarlos sus oponentes en la
guerra sucia de la campaña. De acuerdo a su programa de gobierno y sus
propuestas de ajuste económico, representan los intereses de la derecha, una
derecha democrática, tal vez próxima al centro, que con seguridad intentaran
aplicar medidas liberales en la economía del país, no de shock, sino más bien
progresivas.
El
gran desafío para los ganadores de esta elección es sostener la gobernabilidad
sin contar con una mayoría parlamentaria ni una consistente base social que
respalde sus medidas.
"COMO
ES JOVEN SABRÁ ADMINISTRAR": BOLIVIANOS REACCIONAN A LA VICTORIA ELECTORAL
DE RODRIGO PAZ
Radio
Francia Internacional (https://n9.cl/ua5wxw)
Con
la victoria de Rodrigo Paz en Bolivia, acaba una era de dos décadas de
gobiernos de izquierda del Movimiento al Socialismo (MAS). Desde su sede de
campaña en La Paz, el presidente electo saludó a sus partidarios, que salieron
a celebrar en las calles de la capital. Su rival Jorge Tuto Quiroga reconoció
la derrota.
Como
un festival sonaban las calles de La Paz, en Bolivia, este domingo 19 de
octubre. Los simpatizantes de Rodrigo Paz, vencedor de la segunda vuelta
presidencial, cantaban, bailaban y quemaban pólvora para celebrar el triunfo de
su candidato.
Una
de ellas era Jessica Mendivel, quien lo considera un candidato cercano al
pueblo.
"Como
es joven, va a saber administrar. Estamos alegres, cuando supimos que ganó,
bailamos ahí”, dijo a RFI esta partidaria de Paz.
En
su primera locución, tras conocerse los resultados preliminares que le daban la
victoria, paz prometió unidad y una apertura internacional para Bolivia.
“No
puede ser que un 6 de agosto, en los 200 años de la patria, no haya venido un
solo presidente fronterizo a visitarnos entre hermanos. Es como no ir a visitar
a tu hermano o hermana en su cumpleaños. Esto no puede volver a ocurrir en
Bolivia”, declaró Rodrigo Paz desde su sede de campaña.
"Estamos
frustrados"
A
unas pocas calles se encontraban Jorge Tuto Quiroga y sus seguidores, pero el
ambiente era totalmente otro. “Hoy estamos en lo mismo, con lo mismo del MAS”,
lamentó uno de sus simpatizantes. “Estamos frustrados porque otra vez vivimos
sin democracia en este estado de que está podrido", soltó otro
decepcionado.
Con
una tristeza visible, Quiroga, el candidato a la derecha intentó disipar en su
discurso las acusaciones de fraude y reconoció la victoria de paz.
"He
llamado a Rodrigo Paz Pereira, le he deseado mis felicitaciones. Bolivia no
merecería que por el dolor que tenemos y por la angustia que nos causa la
situación que va a venir, generar más problemas, dejar al país en ascuas”,
declaró a sus seguidores.
La
juramentación de Paz está prevista para el próximo 8 de noviembre. Por su parte
el presidente saliente Luis Arce felicitó al vencedor y aseguró que obrará para
“para trabajar en una transición ordenada”.
MILEI,
KAST Y CABAL CELEBRAN LA NUEVA ETAPA POLÍTICA EN BOLIVIA Y EL FIN DEL
SOCIALISMO: «EL PAÍS ENTIERRA UN MODELO QUE SÓLO HA TRAÍDO POBREZA, DIVISIÓN Y
ATRASO»
La
Gaceta de España (https://n9.cl/nh5smt)
La
histórica victoria de Rodrigo Paz Pereira en las elecciones presidenciales de
Bolivia, con un 54 % de los votos sobre Tuto Quiroga, ha provocado una oleada
de reacciones en toda Iberoamérica. Políticos y líderes del espacio soberanista
saludaron el resultado como el fin de 20 años de socialismo y el inicio de una
nueva etapa de libertad y desarrollo en la región.
El
resultado electoral representa una ruptura con el llamado «socialismo del siglo
XXI«, que dominó Bolivia bajo el liderazgo del Movimiento al Socialismo (MAS) y
sus sucesores. La victoria de Paz —de perfil de centro— es interpretada como
una señal de cambio la región.
El
presidente argentino Javier Milei fue uno de los primeros en reaccionar:
«Felicitaciones al presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, por su
victoria y al pueblo boliviano por su compromiso con la democracia y el deseo
de renovación. Es un día histórico para Bolivia, dejando atrás 20 años del
fracasado modelo del socialismo del siglo XXI que tanto daño le ha hecho a
nuestra región», escribió Milei en X.
El
mandatario argentino celebró el retorno de Bolivia «al mundo libre»,
comprometido con la apertura económica, el combate a la corrupción y el fin del
despilfarro estatal. «Esta jornada democrática refleja el anhelo de libertad y
progreso de la región. Le deseo al presidente electo el mayor de los éxitos.
¡Viva la libertad, carajo!», concluyó.
El
líder chileno y candidato presidencial José Antonio Kast también felicitó a Paz
y destacó el significado geopolítico de su triunfo: «Su victoria y la derrota
del socialismo extremo abren una nueva etapa para Bolivia de libertad y
prosperidad. Si soy elegido presidente, me comprometo a reanudar las relaciones
diplomáticas con Bolivia desde el primer día, dejando atrás las divisiones del
pasado». Kast subrayó que ambos países deben cooperar frente a los desafíos
comunes de inmigración ilegal y narcotráfico, y propuso «una alianza de
progreso entre pueblos hermanos».
El
eurodiputado español de VOX y Patriotas por Europa Hermann Tertsch celebró la
victoria de Paz como «el entierro definitivo del narcosocialismo» que, a su
juicio, ha hundido al país en la miseria. «Candidato centrista ha propuesto el
entierro del narcosocialismo que ha hundido Bolivia en la violencia y el
control de Cuba, FARC, Irán y la cocaína», afirmó en sus redes.
Desde
Colombia, la senadora María Fernanda Cabal felicitó al nuevo presidente y
vinculó el triunfo con el despertar político del continente: «Felicitaciones a
Bolivia por elegir a Rodrigo Paz, un líder de centroderecha que le apuesta a la
libertad y al desarrollo. La región despierta. Muy pronto, José Antonio Kast
también recuperará Chile para los ciudadanos de bien. ¡Latinoamérica se sacude
del socialismo que solo ha traído pobreza, división y atraso!». Cabal reiteró
que su objetivo es «poner en orden la casa» en 2026 y poner fin a la hegemonía
de la extrema izquierda en Colombia.
La
victoria de Rodrigo Paz marca un nuevo hito en el mapa político iberoamericano,
sumando a Bolivia al eje de gobiernos que promueven la libertad económica y el
Estado de derecho frente al avance del autoritarismo socialista.
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