Friday, October 31, 2025

RODRIGO PAZ, ENTRE LA EXPECTATIVA Y EL DESAFÍO DE GOBERNAR

El nuevo presidente boliviano se prepara para asumir el mando de un país con una economía prácticamente paralizada por la pérdida del poder adquisitivo y la falta de confianza.

El resultado de la segunda vuelta electoral en Bolivia, el pasado diecinueve de octubre, podría entenderse como un giro derechista, dentro del típico movimiento pendular entre izquierda y derecha que suele definir el vocabulario político al uso. Con certeza se sabe que hubo elecciones, una segunda vuelta y un presidente electo con el 54,6 % de los votos: Rodrigo Paz Pereira, más allá de los saludos a Estados Unidos y los gestos como no invitar al gobierno de Nicolás Maduro a la toma de posesión.
Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y sobrino-nieto de Víctor Paz Estenssoro, proviene de una de las familias políticas más reconocidas de Bolivia. Fue alcalde de Tarija y senador nacional y, aunque ha construido una trayectoria propia, es difícil no vincularlo con la impronta de su padre, el emblemático “Gallo” Jaime Paz Zamora, fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), partido inscrito en la Internacional Socialista.  A Paz Zamora le tocó marcar distancia y para llegar a la presidencia le convino presentarse como un hombre de centro, que representa a quienes “quieren cambios profundos para salir de la miseria a la que nos llevaron estas peleas ideológicas”. En efecto, ese mensaje resultó ganador, por lo que su victoria expresa una demanda de renovación más que una adhesión ideológica: tanto Estado y tanto mercado como sea necesario, podría ser su lema. Este pragmatismo ha regido su trayectoria política: pasó por el MIR (2002-2006), fue independiente desde 2006 y, más tarde, participó en alianzas con Podemos (2005-2008), Comunidad Ciudadana (2020-2025) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), con el que finalmente ganó la presidencia. Como alguien que toma distintos taxis para llegar a un lugar determinado de antemano, Paz eligió bien su ruta y llegó a su destino.
Así, un candidato que antes de la primera vuelta no alcanzaba ni el 8 % en las encuestas,  se prepara para asumir el mando de un país sin dólares, con reservas internacionales en mínimos históricos, escasez de combustible, subsidios insostenibles, crecimiento del 0,6 % e inflación del 20,8 %.  Se suman un déficit fiscal superior al 9 % del PIB y una economía prácticamente paralizada por la pérdida del poder adquisitivo y la falta de confianza.
El desafío para Paz es enorme, tan grande como su optimismo. Ha asegurado que Bolivia contará con provisión garantizada de combustibles a partir del 8 de noviembre, fecha en que se iniciaría su gobierno. Con la misma convicción que mostró durante la campaña, en su primera rueda de prensa como presidente electo reveló que ha estado dialogando especialmente con Estados Unidos y con otros países amigos para el cumplimiento de este objetivo. Parece empezar con buen augurio: Estados Unidos y ocho países latinoamericanos expresaron su apoyo a un cambio de rumbo en la gestión económica de Bolivia.
Pero, además del respaldo que está recibiendo desde fuera del país, el flamante mandatario necesitará de soporte interno para garantizar la gobernabilidad. Si bien el Partido Demócrata Cristiano (PDC) se constituye como la primera fuerza en el parlamento, no tiene mayoría absoluta, razón por la que deberá construir consensos con los bloques de Alianza Libre, que acompañó a Jorge “Tuto” Quiroga, y el autodefinido como centrista Unidad Nacional, del excandidato Samuel Doria. Ambos bloques aún están definiendo si actuarán como oposición u optarán por integrarse en eventuales coaliciones. El verdadero desafío será transformar esa mayoría relativa en una capacidad efectiva de gobierno, capaz de llevar adelante una agenda tan ambiciosa como arriesgada, con la que Paz tendrá que hacer realidad su propuesta de “Capitalismo para todos”. Este lema de campaña prometía “créditos baratos para los emprendedores, una rebaja de impuestos y de aranceles para la importación de tecnología y vehículos, además de acabar con el ‘Estado tranca’ y otorgar el 50 % del presupuesto general directamente a las nueve regiones bolivianas”. A ello se suma otro tema sensible: el plan para la eliminación gradual del subsidio a los combustibles, una promesa de campaña que probablemente sea una de las más difíciles de implementar, ya que pondrá a prueba su capacidad de diálogo con los sectores sociales que lo llevaron al poder.
Ciertamente, luego de dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo, existe gran expectativa sobre el rumbo que tomará Bolivia en los próximos años. Las tensiones no son menores en un país donde la figura de Evo Morales sigue teniendo fuerte presencia en la política, en los medios y en las redes sociales.  El mismo día de las elecciones, tras conocerse los resultados, el líder cocalero escribió en X: “Paz y Lara ganaron con el voto evista”. Advirtió que el evismo no extendió un cheque en blanco y exige la continuidad del Estado Plurinacional, de las conquistas sociales y del espíritu antineoliberal y antiimperialista.
Cerrando la página del tema electoral, vale la pena destacar que la distribución del voto no giró necesariamente en torno al tema étnico, como suele asumirse que ocurre siempre en Bolivia. De hecho, el analista Carlos Toranzo se refiere a una caída del discurso identitario, al explicar que el país se define en el presente como mayoritariamente urbano y mestizo. En la misma línea, conviene recordar lo que desde hace tiempo ha venido advirtiendo el académico Fernando Untoja: el discurso identitario fue una “herramienta política para imponer un modelo autoritario bajo el pretexto del marxismo indígena”.
Bolivia ha entrado en una nueva etapa política, con un líder de perfil pragmático que ganó en bastiones del MAS, como La Paz y Cochabamba, pero no en Santa Cruz, tradicional adversaria del “evismo” donde Tuto Quiroga obtuvo la mayoría de los votos. Quiroga fue un candidato temido por sus posibles políticas de “shock” neoliberal, como diría la izquierda de los años noventa, lo cual abre signos de interrogación respecto a las futuras alianzas políticas de cara a la influencia de Morales. En este tablero, que la identidad étnica haya dejado de ser el eje dominante del voto favorece que se ponga el foco en otras preocupaciones más vinculadas con la economía y la gestión del Estado. Falta saber todavía si Rodrigo Paz Pereira guardará una postura equidistante hacia políticos completamente opuestos entre sí como Quiroga y Morales, lo que luce poco probable dada la necesidad de alianzas, o si tratará de actuar en función de realidades complejas que exigen un alto grado de consensos y gobernabilidad. Letras Libres de México (https://n9.cl/huyol)
 
 
 
 
 
TRAS 20 AÑOS DE GOBIERNO DEL MAS: LA DERECHA VUELVE AL PODER EN BOLIVIA
 
Izquierda Revolucionaria Net. (https://n9.cl/fuopq)
 
El pasado domingo 19 de octubre tuvo lugar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Bolivia entre los dos candidatos que presentaba la derecha: Jorge “Tuto” Quiroga y Rodrigo Paz. La victoria fue para Paz, del Partido Demócrata Cristiano, que obtuvo el 54% de los votos. La causa de esta victoria de la derecha, que marca el fin de 20 años de gobierno de la izquierda, radica en la política socialdemócrata, de concesiones continuas a la burguesía y a las multinacionales de los sucesivos Gobiernos del MAS (Movimiento al Socialismo), que le ha enajenado el apoyo de los trabajadores y el pueblo, preparando el camino para la catastrófica derrota electoral de la primera vuelta, donde su candidato no pasó del 3%.
De la revolución a la contrarrevolución democrática
El Gobierno del MAS fue consecuencia directa del levantamiento revolucionario de los años 2003-2005. Fruto de las políticas privatizadoras de diferentes Gobiernos de la derecha, incluido el de “Tuto” Quiroga (que ya gobernó en 2002) y particularmente el de Sánchez de Lozada, se llegó a privatizar hasta el uso del agua de lluvia y se entregaron a las multinacionales norteamericanas los recursos naturales del país. Todo ello tuvo como resultado el empobrecimiento de las masas, que mostraron su hartazgo mediante una explosión social que tumbó al Ejecutivo de Lozada y sacudió los cimientos del régimen capitalista boliviano.
La crisis revolucionaria fue de tal calado y el nivel de conciencia de los trabajadores tan alto que se formaron órganos de autoorganización de la clase obrera, como cabildos abiertos y otros órganos de poder obrero a lo largo y ancho del país. La acción de la movilización fue tan potente que el Parlamento, odiado por los trabajadores, tuvo que huir de la capital, la Paz, hacia Santa Cruz para poder reunirse. Una situación de doble poder se desarrolló a lo largo y ancho del país: los órganos de poder capitalistas: la policía, el ejército, la judicatura, el Parlamento, estuvieron suspendidos en el aire sin que pudieran hacer nada ante la movilización contundente de la clase obrera.
Sin embargo, la ausencia de una estrategia para tomar el poder por parte de la COB (Central Obrera Boliviana), que agrupaba a los sectores más organizados de la clase obrera, y crear un auténtico Estado socialista, extendiendo y unificando los órganos de poder obrero, organizando el nuevo poder entorno a ellos, dio margen a la clase dominante para ganar tiempo y convocar elecciones, tratando de desviar el movimiento de masas hacia el terreno electoral.
Ante la ausencia de una salida revolucionaria por parte de una organización o partido que desarrollase y consolidase el poder obrero, y ante la tesitura electoral, las masas se orientaron a votar al MAS de Evo Morales. Así, su victoria fue al mismo tiempo fruto del levantamiento revolucionario y de las limitaciones políticas del mismo: la falta de un partido revolucionario. La burguesía, y el aparato del Estado, paralizado, incapaz de reprimir, sin control del país, desprestigiados, antes de  perderlo todo tuvieron que aceptar obligados por las circunstancias  un Gobierno de la izquierda sometido a la presión de  las masas.
Balance de 20 años de políticas reformistas
El Gobierno de Rodrigo Paz ha declarado que entre sus planes está abrir Bolivia al capital extranjero, particularmente al norteamericano, y desnacionalizar los hidrocarburos. La nacionalización de los mismos y de la extracción del gas en 2006 por el Gobierno de Evo Morales fue consecuencia directa del levantamiento revolucionario. Sin embargo se realizó otorgando a las multinacionales de diferentes países (Petrobras, Total Energies y Repsol entre otras) la extracción del mismo, sin un control del proceso por parte de la clase trabajadora. Esto ha tenido efectos nefastos que guardan mucha relación con la crisis que sufre actualmente el país.
Sobre la base de los ingresos de la extracción de gas pudieron acometer reformas sociales que ayudaron a consolidar al Ejecutivo, aunque todo ello manteniendo el Estado capitalista y el poder burgués. Esta política reformista  ha conducido a la situación actual en que la nacionalización del gas hecha a medida del capital extranjero, el cual no ve más allá del beneficio a corto plazo, ha terminado provocando la caída de la inversión y el mantenimiento y la explotación de nuevos yacimientos.
Esto unido a la ausencia de ningún plan serio para diversificar la producción desde el Estado y desarrollar fuentes de ingresos y trabajo alternativas ha tenido consecuencias catastróficas para la economía. Entre 2006 y 2019, se invirtió el 70% en explotación y el 30% en mantenimiento y desarrollo de nuevas inversiones. El resultado ha sido una caída dramática de la producción. En 2014 el país recibió por exportación de gas 6011 millones de dólares, en 2024 sólo 2050 millones de dólares.
Bolivia atraviesa desde hace dos años una crisis económica marcada por la escasez de dólares y el surgimiento de un mercado paralelo de divisas que ha provocado un alza en el precio de la canasta familiar. El último dato de la inflación interanual supera las cifras de los últimos 30 años, según el Instituto Nacional Estadística (INE). Y la proyección inflacionaria del Gobierno para este año fue rebasada en los primeros cinco meses. Esto se refleja en el aumento de la miseria y el hambre entre las masas. En octubre del año pasado cerca de 2,2 millones de personas (el 19 % de la población) se encontraba en situación de inseguridad alimentaria aguda, según Naciones Unidas.
Mientras Bolivia, entre 2012 y 2014, era el país latinoamericano con las mayores reservas internacionales en relación al PIB, en la actualidad por la caída del ingreso de la producción gasífera, se ve abocado a una crisis profunda, que ha tenido su reflejo en estas elecciones.
Durante estos años la oligarquía y el imperialismo norteamericano han intentado una y otra vez sacar al MAS del Gobierno para sustituirlo por una fuerza más afín a sus intereses saqueadores. Una y otra vez el movimiento de masas, siguiendo la inercia revolucionaria de los años 2003-2005, lo impidió.
Dos intentos golpistas resonaron con fuerza: el primero, en 2019, acabó con la salida de Evo Morales del país y fue contestado por un levantamiento de masas[1]. La insurrección popular fue descarrilada por la huida de Morales y el llamamiento de los dirigentes del MAS y la COB a abandonar las calles. Sin embargo, el rechazo masivo al Gobierno golpista de Jeanine Áñez continuó, obligando a Áñez a convocar elecciones. En estas las masas dieron un triunfo arrollador al candidato del MAS, Luis Arce, en ese momento apoyado por Evo Morales[2].
Otra tentativa golpista se produjo el 26 de junio del año pasado. El comandante en jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, que hizo su carrera como responsable de los servicios de inteligencia y fue colocado al frente de la cúpula militar por el propio MAS  en 2022 y ratificado por el propio Arce, intentó derrocarle[3]. El golpe fue abortado por temor a la respuesta de las masas. Sectores decisivos de la clase dominante vieron en las elecciones de 2025 una oportunidad mejor para que los candidatos de EEUU pudieran llegar al poder y apostó por esa vía.
 Paz, EEUU y la lucha interimperialista por el litio boliviano
Siguiendo los dictados de Washington, Rodrigo Paz ya ha señalado que echará por tierra todo el proceso de nacionalizaciones que llevó a cabo el MAS,  abriendo la propiedad a las empresas de capital norteamericano. Aunque demagógicamente, durante la campaña electoral, defendió mantener las reformas sociales y habló de beneficiar a los cooperativistas y pequeños propietarios frente a las grandes empresas (lo que le dio ventaja sobre “Tuto” Quiroga), su Gobierno será de ataques a la clase trabajadora y aplicación de la agenda de la oligarquía y el imperialismo.
Utilizando la coartada de la crisis económica, la inflación y la escasez de dólares y combustible y otros insumos, tratará de alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI, con un programa de choque fiscal y venta de empresas al capital norteamericano. Su lema de campaña  “Capitalismo para todos” no fue  más que un engaño para colar sus planes de ajuste fiscal y llenar los bolsillos a los de siempre.
Como era de esperar, la victoria de Paz ha sido vista con satisfacción desde EEUU. Marco Rubio, secretario de Estado de la Administración Trump, señaló en un comunicado que su victoria “marca una oportunidad transformadora para ambas naciones” y que Estados Unidos está dispuesto a “aliarse” con Bolivia.
Bolivia -junto a Argentina- lidera el ranking mundial de recursos de litio, con 23 millones de toneladas cada uno, según los últimos datos del Servicio Geológico de Estados Unidos. Dicho de otro modo, el territorio boliviano posee un cuarto de todo el litio conocido hasta ahora en el planeta, aunque las mayores reservas certificadas con potencial comercial las tiene Chile.
El Gobierno del MAS presidido por Arce firmó este mismo año un acuerdo con China y Rusia para  explotar este valioso mineral por el que se construirán tres plantas con una inversión de 1400 millones de dólares. El objetivo es que cada una de las tres plantas produzca 25.000 toneladas anuales de carbonato de litio con calidad de batería, aspirando a convertirse  en la principal proveedora de esta sustancia de Sudamérica, superando a Chile, que produce 40.000 toneladas y  a Argentina, que exporta 6.000 toneladas anuales.
El Gobierno boliviano empezó con la perforación de 178 pozos de agua en zonas cercanas al salar de Uyuni (hasta 2024 el depósito más grande de litio conocido del mundo), con capital ruso y chino para que funcione la planta piloto de producción de carbonato de litio en la comunidad de Lippi. Sin embargo, las reticencias de las comunidades indígenas por  los efectos medioambientales de la extracción del mineral y la contaminación de las aguas han paralizado el proyecto. En agosto de 2025 una jueza suspendió los contratos con China y Rusia para la extracción del litio. Probablemente la Administración de EE.UU presionará para que las empresas norteamericanas si puedan explotar estos recursos.
La victoria de Paz no es un punto final, sino un nuevo capítulo que va a venir marcado por ataques a los trabajadores y el intento del imperialismo norteamericano de poner la mano encima a los recursos naturales de Bolivia, particularmente al litio. Es por ello que el futuro depara no una estabilización del país sino una lucha feroz entre revolución y contrarrevolución. Las masas retomarán  la lucha de los años 2003-2005 sumada a toda la experiencia acumulada estos años de Gobiernos masistas.
La lección es clara: no hay salida para las masas de la clase trabajadora bajo el capitalismo. La tarea es construir un partido revolucionario en Bolivia que organice la lucha revolucionaria contra la oligarquía y el imperialismo y la lleve esta vez a la victoria.
 
 
 
 
 
QUIÉN ES RODRIGO PAZ, EL HIJO DE EXPRESIDENTE QUE QUIERE SUSTITUIR EL SOCIALISMO EN BOLIVIA POR EL “CAPITALISMO PARA TODOS”
 
La sociedad boliviana optó por un cambio, pero sin rupturas drásticas.
 
Insurgencia Magisterial de Argentina (https://n9.cl/c5v81g)
 
Tras casi 20 años de gobiernos de izquierda, el senador moderado Rodrigo Paz, de 58 años, asumirá el 8 de noviembre la presidencia de Bolivia tras ganar este domingo el balotaje a Jorge Tuto Quiroga con el 54% de los votos.
Llega con la promesa de desregular la economía sin descuidar a los más pobres.
Paz, que se convertirá en el primer presidente opositor al Movimiento al Socialismo (MAS) elegido de manera democrática desde 2005, prometió en campaña un “capitalismo para todos” y terminar con el “Estado tranca”.
Para concretarlo, Paz buscará salir de la dura crisis económica que atraviesa el país por medio de una bajada de impuestos, el fomento al crédito, un esquema de subsidios diferenciados en los precios de los combustibles y la descentralización del presupuesto entre los departamentos y provincias.
Paz es hijo del expresidente de centro-derecha Jaime Paz Zamora, un líder del histórico Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), vicepresidente (1982-1984) y presidente de Bolivia (1989-1993), e integra su tradición política.
A pesar de haber empezado hace más de 20 años en política, habiendo sido diputado, alcalde y senador por Tarija, Paz ha logrado ubicarse como un outsider en una elección que demandaba nombres nuevos en medio de demasiadas caras conocidas.
En ese sentido, la victoria de Paz no se entiende sin el voto de las clases bajas, que en las elecciones anteriores votaron por Evo Morales y Luis Arce, y que en esta elección abandonaron las opciones de la izquierda del MAS.
“Paz ha logrado capturar el voto, tanto rural como urbano, que ha perdido el MAS”, le dice a BBC Mundo Eduardo Gamarra, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Pittsburgh y autor de numerosas publicaciones sobre Bolivia.
De igual manera, Fernando Molina sostiene que la clave de la sorpresa de Paz estuvo en el comportamiento electoral de los “mestizos populares” de distritos como El Alto, una de las ciudades determinantes en el escenario electoral.
“Este sector étnico-racial, que ha conformado una identidad política autónoma gracias al MAS, en esta elección ha decidido romper y votar por Paz, demostrando que representan una mayoría”, explica el autor de “Las 4 crisis: Historia económica contemporánea de Bolivia”.
Entonces, ¿quién es y cuáles son las propuestas del próximo presidente de Bolivia?
Infancia en el exterior
En 1967, el mismo año que el ejército de Bolivia detuvo y ejecutó a Ernesto “Che” Guevara en una pequeña localidad rural de Bolivia, Rodrigo Paz nació en Santiago de Compostela, España.
Era la época del general René Barrientos, quien había encabezado un golpe de Estado para derrocar al gobierno constitucional del presidente Víctor Paz Estenssoro, poniendo fin a la Revolución de 1952.
El padre de Rodrigo Paz, Jaime Paz Zamora, era por aquel entonces dirigente político del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Bolivia estaba sumergida en un largo ciclo de inestabilidad y agitación política.
Tan solo entre 1978 y 1982 el país tuvo nueve gobiernos, siete regímenes militares y solo dos presidentes civiles.
Por esa razón, la familia Paz se vio forzada a abandonar el país y Rodrigo, junto a su hermano Jaime, a crecer saltando de ciudad en ciudad, pasando por países como Colombia, Venezuela, Chile y Argentina.
Paz define aquellos años como un momento en que se dio una “persecución a una juventud y en el que había familias como las nuestras que estaban intentando constituir democracias”, según sostuvo en una entrevista a la prensa local.
En 1982, Bolivia recuperó la democracia, Jaime Paz Zamora asumió su cargo de vicepresidente de Hernán Siles Zuazo, y Rodrigo Paz llegó por primera vez, con 15 años, al país.
En aquel momento, Paz cursó su bachillerato en el prestigioso colegio jesuita de San Ignacio de La Paz.
Al terminar, decidió instalarse en Estados Unidos, en donde estudió Relaciones Internacionales y una maestría en Gestión Política, en la American University, una universidad privada de Washington DC.
El camino de la política
A sus 32 años, casado con María Elena Urquidi Barbery con quien recibía entonces a su primera hija, Rodrigo Paz decidió que se dedicaría a la política electoral.
En las elecciones de 2002, Paz fue elegido diputado por Tarija. Su partido poco tiempo después perdió su personería jurídica al haber alcanzado menos del 2% de los votos.
De esa manera, el partido de Jaime Paz Zamora y de Rodrigo Paz, con más de 35 años de existencia, quedaría disuelto.
En 2010, asumió como concejal y presidente del Consejo Municipal de Tarija para cinco años después ser elegido alcalde de Tarija.
Paz enfrentó imputaciones por presunta corrupción en obras públicas durante su gestión como alcalde, incluyendo sobreprecios y contratos irregulares.
A pesar de que en las elecciones de 2020, Paz se postuló como candidato a senador por Comunidad Ciudadana, la alianza electoral del expresidente de centro Carlos Mesa, esta elección la ganó como candidato del Partido Demócrata Cristiano, con el que este domingo ganó las elecciones.
“El PDC era una sigla muerta que la han recuperado para darles a los antiguos votantes del MAS una oportunidad de mantener cierta identidad política a diferencia de la élite tradicional boliviana”, explica el experto Fernando Molina.
El estilo de Paz ha sido a lo largo de su carrera –y en esta campaña política– moderado y dialogante.
Para el profesor Gamarra, Paz es “cauto y analítico”, un rasgo que lo distancia de quien será su vicepresidente, el capitán Edman Lara, un policía popular por denunciar escándalos de corrupción en sus redes sociales.
“Capitalismo para todos”
Rodrigo Paz camina al centro y alejado de los extremos en un país polarizado.
“Queremos trabajar con todos, producir con todos y crecer con todos. Lo que buscamos es diferenciarnos de los modelos que han polarizado al país en las últimas décadas”, le dijo Paz a Radio Fides.
Desde un discurso moderado, Paz intentó durante la campaña alejarse estratégicamente de las ideologías.
Para el periodista Molina, Paz es un hombre que viene de la herencia de centro-derecha de Jaime Paz, con valores “socialdemócratas, democráticos y pro-capitalistas, pero que no le tienen asco al pueblo”.
Molina también lo define como un “oportunista” en la política, que fue saltando de partido en partido, con el objetivo de alcanzar la presidencia en Bolivia.
En su campaña presentó en lo económico el lema del “capitalismo para todos”, con el que busca reactivar la debilitada economía boliviana, golpeada por la escasez de reservas en el Banco Central, la alta inflación y la devaluación de hecho de su moneda.
“A mí lo que me importa es que la gente coma y pueda trabajar, que el Estado no te joda la vida”, describió Paz ante la prensa local lo que suele definir como un “Estado tranca”.
“Todos los bolivianos salvo alguna excepción son capitalistas, viven del capital y generan negocios con el capital, somos capitalistas, no somos socialistas”, sostuvo Paz ante la prensa local tras los gobiernos socialistas de Evo Morales y Luis Arce.
Paz mencionó en campaña que va a crear un “fondo de estabilización del dólar”.
Para alimentar ese fondo, Paz buscará una mayor bancarización en la economía boliviana en la que, hasta el momento, la informalidad laboral se ubica por encima del 80%, según datos de la Organización Internacional del Trabajo.
Esto implica que existe una gran cantidad de dinero movida por el comercio a pequeña escala por debajo del radar del Estado, no ingresa a los bancos privados y tampoco paga impuestos.
Esto incluye a vendedores ambulantes, pequeños comerciantes y transportistas.
De acuerdo a Paz, el “colchón bank” de los bolivianos –o los dólares que circulan dentro del país sin estar declarados– en los márgenes del sistema bancario rondan los US$9.600 millones.
Para que la economía boliviana recupere esos dólares que al sistema financiero le hacen falta, Bolivia necesita crear facilidades financieras y seguridades jurídicas.
Para eso, Paz prometió bajar impuestos e incentivar créditos.
Descentralizar
A su vez, Paz sostuvo que podría avanzar con un incentivo tributario para que el país recupere unos US$7.000 millones que los bolivianos tienen en el exterior.
Relacionado con el problema de la escasez de combustible, el presidente electo aseguró en campaña que eliminará el subsidio al combustible, pero que mantendrá uno diferenciado a determinados sectores de la sociedad más afectados.
No queda claro si habrá nuevos acuerdos con organismos internacionales de crédito como del Fondo Monetario Internacional, así como proponía el candidato Tuto Quiroga solicitar un préstamo de US$12.000 millones.
Por otro lado, Paz propuso su plan “50-50”, que tiene el objetivo principal de descentralizar el manejo de los recursos públicos y favorecer las autonomías, un valor central en la organización política de Bolivia.
La propuesta establece que las regiones administren el 50% de los recursos estatales y que el mismo porcentaje que genere la recaudación impositiva y la producción se quede en cada región.
Paz asegura que su propuesta de descentralización nace de su experiencia en la alcaldía de Tarija, en donde aprendió del poder de las autonomías locales en el reparto del presupuesto y la toma de decisiones.
“Hoy el Estado central se queda con el 80% de los recursos y manda el 20% a más de 339 municipios, gobernaciones, universidades y entidades descentralizadas. Es una miseria”, dijo Paz en campaña.
Tras ganar las elecciones en un país donde la confianza en las instituciones y en la política se desmorona, ahora Paz enfrentará la crisis económica más severa de los últimos años.
 
 
 
 
 
LA TESIS DE PULACAYO Y SU IMPORTANCIA EN LA HISTORIA DE BOLIVIA
 
Desinformémonos Org. (https://n9.cl/fcco5)
 
Como se ha dicho dos programas políticos fundamentales expresaron y alumbraron las prácticas emancipatorias del pueblo boliviano en el siglo XX: la Tesis de Pulacayo (1946) y el Manifiesto de Tiwanaku (1973).
La Tesis de Pulacayo es el documento político más conocido por el proletariado minero y el movimiento popular. Su influencia en el sindicalismo obrero boliviano fue notable durante décadas.
Tiene como objetivos la revolución y dictadura proletarias y aplica la teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky al análisis de la realidad boliviana. Guillermo Lora, autor de la Tesis, reconocerá esta deuda con el gran pensador ruso.
Elaborada en 1946, tras la caída del Gobierno nacionalista del teniente coronel Gualberto Villarroel, la Tesis define con mucho acierto a Bolivia como país capitalista atrasado y economía combinada: “Bolivia es país capitalista atrasado. Dentro de la amalgama de los más diversos estadios de evolución económica, predomina cualitativamente la explotación capitalista, y las otras formaciones económico sociales constituyen herencia de nuestro pasado histórico. De esta evidencia arranca el predominio del proletariado en la política nacional”.
Las ideas de la Tesis condujeron al proletariado a la Revolución Nacional de 1952, proceso “confiscado” por la burguesía nacionalista expresada en el MNR, que se entregará a los intereses del imperialismo.
Entre las reivindicaciones de la Tesis están el salario mínimo vital con escala móvil, el control obrero, la acción directa de masas y la ocupación de las minas, consignas que el proletariado minero incluiría en sus luchas reivindicativas sindicales y políticas a lo largo de las siguientes décadas.
Guillermo Lora sostiene que se trata de un documento político “para subrayar que no se limita a enunciar los problemas particulares del sector o del momento (cosa que también lo hace), sino que formula los intereses generales de la clase, los intereses históricos (la revolución y dictadura proletarias), que emergen del lugar que ocupa aquella en el proceso de producción y del desarrollo de la sociedad capitalista”.
Dice Lora que este programa titulado “Tesis Central de la FSTMB” sienta los principios de la política revolucionaria del proletariado, de la finalidad estratégica de éste, cosa que, de una manera general, lo hace el partido político.
Un elemento central de la Tesis es la visión de Estado que propugna: “La clase obrera no se limitará, como anotan los clásicos del marxismo, a tomar el aparato estatal burgués, sino que lo transformará profundamente y esto desde el primer momento. Desaparecerá la división del Estado en tres poderes, supuestamente independientes e iguales entre sí, y se procederá a fusionar las atribuciones legislativas y ejecutivas en las organizaciones de masas de características soviéticas (creadas por los explotados durante su incorporación a la lucha por la estructuración de la dictadura proletaria), que serán los verdaderos órganos de poder”, afirma Lora.
Esta es una idea central que conecta con la experiencia histórica boliviana y latinoamericana de gobiernos locales y procesos de autoorganización social que concentran los poderes de manera asamblearia.
Otro aspecto medular de la Tesis de Pulacayo es que está vinculada al Programa de Transición y a la relación entre táctica y estrategia, es decir, a las reivindicaciones inmediatas de la lucha sindical por el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, y los objetivos de la conquista del poder político y la construcción del socialismo. “La Tesis de Pulacayo es un programa transitorio, por su método y por las reivindicaciones que incluye, muchas de ellas tomadas del programa de la IV Internacional. Más tarde, el programa del Partido Obrero Revolucionario (1975) será remodelado dentro de tales características. En realidad, lo trascendental y definitivo no es la enumeración de las reivindicaciones transitorias, que pueden ser modificadas e inclusive abandonadas muchas de ellas, sino el método, la concepción de unidad, a través de la política revolucionaria del proletariado, de esa lucha con la que debe entablarse para convertir a esta clase social en gobernante. El método utilizado en el programa sindical boliviano ha sido tomado de Trotsky, lo que, por otra parte, aparece como indiscutible e inocultable”, reconoce Lora.
La Tesis termina su convocatoria anunciando una alianza con todos los sectores proletarios: “Los obreros deben organizar sindicatos campesinos y trabajar en forma conjunta con las comunidades indígenas. Para esto es necesario que los mineros apoyen la lucha de los campesinos contra el latifundio y secunden su actividad revolucionaria con los otros sectores proletarios, estamos obligados a unificarnos, a tal unificación debemos llevar también a los sectores explotados del taller artesanal: oficiales y aprendices”.
Aquí otro elemento central: la articulación de clases para el logro de los objetivos históricos del proceso revolucionario, Lora lo deja establecido, se dará bajo el liderazgo obrero: “Están equivocados los que señalan que la Tesis de Pulacayo propugna la revolución socialista pura y un gobierno obrero aislado de la mayoría nacional. Contrariamente, plantea la necesidad histórica de la alianza obrero-campesina, de las fuerzas motrices de la revolución, partiendo de la solución radical del problema de la tierra. Se trata de una alianza de clases, del proletariado con la mayoría pequeño-burguesa, bajo el liderazgo y la estrategia de aquel” (ibídem).
La Tesis se expresó con intensidad 25 años después con la Asamblea Popular de 1971, el primer soviet en América Latina dirigido por el proletariado, como producto de un trabajo político y programático desarrollado a partir de su aprobación en Pulacayo en 1946, que es el inicio de una larga lucha y afirmación de clase del movimiento obrero en Bolivia, dice Ricardo Zelaya. Sostiene: “Inspirado políticamente por Lora y el Partido Obrero Revolucionario (POR), ante cuyos lineamientos trotskystas se inclinó la mayoría de los partidos de izquierda de aquel entonces, el «soviet» boliviano se proponía avanzar a la estatización de los grandes medios de producción, lo cual lo proyectaba —como señaló repetidas veces el propio Lora— hacia la dictadura del proletariado, en términos casi tan clásicos como los del bolchevismo ruso de 1917” (Zelaya, 2021: 363).
Lora afirma que la Tesis de Pulacayo influyó sobre la izquierda y diversos partidos en Bolivia, y adquiere perennidad mientras el capitalismo no sea sepultado. Sin embargo, dice Zelaya que “El propio Lora advierte en sus últimos escritos, plasmados entre 2005 y 2008, que Bolivia atravesó su proceso de ascenso revolucionario más intenso y decisivo entre los años 1946 y 1971, para luego caer en un dilatado periodo de contrarrevolución profunda que, con altas y bajas, se estaría prolongando aun hasta nuestros días”.
Una explicación de esta situación, entre otras, es que el capitalismo mutó del Estado de bienestar hacia el neoliberalismo y luego hacia el capitalismo financiero mundial, dejando sin piso al proletariado local e internacional.
 
 
 
 
 
¿LOS RESULTADOS ELECTORALES EN ARGENTINA Y BOLIVIA PUEDEN INFLUIR EN EL PROCESO PERUANO DEL 2026?
 
El último domingo, La Libertad Avanza, el partido del presidente argentino, Javier Milei, logró un claro triunfo en las elecciones parlamentarias del país. Una semana antes, Rodrigo Paz ganó la segunda vuelta de los comicios presidenciales de Bolivia. ¿Ambos resultados, que representan un giro hacia el centro y la derecha, pueden influir en lo que ocurra en el proceso electoral peruano del 2026? Los analistas políticos Juan Negri y Enrique Castillo opinan al respecto.
 
El Comercio de Perú (https://n9.cl/6obp2)
 
"Las elecciones en Argentina y Bolivia ofrecen un espejo para pensar el futuro político del Perú en el 2026. En ambos casos, los votantes optaron por respuestas distintas a un mismo malestar: el desencanto con los partidos tradicionales y la fatiga con las élites políticas".
Las elecciones en los países vecinos no suelen tener un impacto directo (pocos en el Perú votarán por un candidato porque los argentinos eligieron a Javier Milei o los bolivianos a Rodrigo Paz), pero sí ofrecen pistas sobre el clima político regional. Son espejos que muestran humores, tendencias y advertencias que pueden anticipar comportamientos del electorado peruano rumbo al proceso del 2026.
Las elecciones recientes en Argentina y Bolivia ofrecen un espejo para pensar el futuro político del Perú en el 2026. En ambos casos, los votantes optaron por respuestas distintas a un mismo malestar: el desencanto con los partidos tradicionales y la fatiga con las élites políticas.
En Argentina, Javier Milei consolidó su poder con un discurso antisistema que promete ordenar las cuentas públicas a cualquier costo. En Bolivia, en cambio, el triunfo de Rodrigo Paz marcó un giro hacia el centro y un rechazo a la polarización que había dominado la política del Movimiento al Socialismo. Dos caminos distintos ante un mismo diagnóstico: la necesidad de renovación. "Diario El Comercio. Todos los derechos reservados."
El Perú llega al 2026 con instituciones más frágiles que las de sus vecinos y sin un liderazgo consolidado. Pero las lecciones regionales son claras. Milei muestra que el desencanto con la dirigencia anterior sigue siendo una fuerza potente, capaz de desarticular el sistema político. Paz demuestra que, tras años de confrontación, una mayoría puede preferir estabilidad y moderación.
De cuál de esos ejemplos se inspire el electorado peruano dependerá el tono de su próxima elección. Si predomina el hartazgo, puede emerger un outsider radical con discurso antipolítico. Si prevalece el miedo al caos, la demanda será por orden y gestión. En ambos casos, el desafío será reconstruir representación en un sistema que hoy parece vivir, más que una transición, un vacío. "Diario El Comercio. Todos los derechos reservados."
 
 
 
 
EL NUEVO RUMBO POLÍTICO DEL PERÚ Y AMÉRICA LATINA
 
El Montonero de Perú (https://n9.cl/yy73r)
 
América Latina está cambiando de piel. Los vientos que soplan en Ecuador, Bolivia y hasta Brasil anuncian el fin de una etapa y el inicio de otra. Ya no son tiempos de discursos ideológicos ni de revoluciones prometidas. Son tiempos de cansancio. De pueblos que, hartos del caos y la inseguridad, comienzan a mirar con otros ojos a la derecha, no como símbolo de privilegio, sino como promesa de estabilidad.
El continente parece repetir su ciclo histórico: después del fervor populista, llega la necesidad de orden. Lo vimos en Ecuador, donde el discurso progresista perdió conexión con la calle. En Bolivia, el poder absoluto se agrieta. En Brasil, los excesos desgastan la esperanza. Y en Colombia, la desaprobación al gobierno actual revela un patrón: los ciudadanos no quieren más ideología, quieren resultados.
En ese contexto, el Perú se prepara para una elección que podría ser determinante. Tras años de crisis política, escándalos de corrupción y un vacío de liderazgo, los peruanos parecen listos para un cambio de tono. El país vive entre la resignación y la expectativa, pero también entre el miedo y el deseo de reconstrucción. Los extremos, tanto de izquierda como de derecha, han demostrado su ineficacia. Lo que se avecina no es una guerra de banderas, sino una búsqueda de equilibrio.
El filósofo Nassim Nicholas Taleb hablaba del cisne negro como ese evento impredecible que trastoca todo lo que se daba por sentado. En la política peruana, ese cisne podría ser el voto silencioso: ese que no grita en las calles ni aparece en las encuestas, pero que el día de las elecciones redefine el futuro. Tal vez no gane el candidato más mediático ni el más populista, sino el que logre interpretar el agotamiento colectivo y prometa reconstruir con sentido común.
Los peruanos están cansados del espectáculo político. Ya no creen en promesas mesiánicas ni en proyectos refundacionales. Quieren gestión, seguridad, trabajo y dignidad. Y ese deseo, compartido por millones, puede convertirse en el mayor fenómeno electoral del país. Si algo demuestra la experiencia regional es que los pueblos, tarde o temprano, reaccionan. América Latina está dejando atrás la emoción ideológica para volver a la razón práctica.
El próximo proceso electoral podría marcar el inicio de una nueva etapa para el Perú: una en la que el ciudadano no vote por resentimiento, sino por esperanza; no por revancha, sino por futuro. Ese voto silencioso —el del peruano común que madruga, trabaja y ya no espera milagros— podría ser el verdadero cisne negro de nuestra historia política. Porque cuando la paciencia se agota, el cambio deja de ser un discurso y se convierte en una decisión. Y esa decisión, esta vez, podría devolverle al Perú algo que hace tiempo perdió: la confianza en sí mismo.
 
 
 
 
 
SENADOR BOLIVIANO DESTRUYÓ A JOHANNES KAISER POR DICHOS CONTRA BOLIVIA: «SI QUIERE HABLAR DE OTRO PAÍS, POR LO MENOS QUE APRENDA CUÁL ES LA CAPITAL»
 
Refiriéndose al contrabando de autos entre ambos países, el candidato presidencial de extrema derecha amenazó que en caso de ser electo, en Bolivia "no van a volver a rematar nunca más un auto chileno. Si nos vuelven a pasar a humillar de esa manera, les puedo asegurar que en La Paz lo van a pasar muy mal. Y le van a tener que cambiar el nombre a la capital porque La Paz no va a ser", ignorando claramente que la capital boliviana es Sucre y no La Paz.
 
El Ciudadano de Chile (https://n9.cl/0lcoa)
 
El senador boliviano José Manuel Ormachea criticó duramente los dichos del candidato presidencial chileno de extrema derecha, Johannes Kaiser, quien refiriéndose al contrabando de autos entre ambos países, amenazó que en caso de ser electo «no van a volver a rematar nunca más un auto chileno. Si nos vuelven a pasar a humillar de esa manera, les puedo asegurar que en La Paz lo van a pasar muy mal. Y le van a tener que cambiar el nombre a la capital porque La Paz no va a ser».
Lo que claramente no sabe Kaiser, es que la capital constitucional de Bolivia es Sucre y no La Paz, que solo alberga las sedes de los poderes ejecutivo y legislativo.
Esto fue advertido por el recién electo senador Ormachea, quien sentenció, en alusión a Kaiser, que «si quiere hablar de otro país, por lo menos que aprenda cuál es la capital».
«Es importante informarse antes de opinar sobre otros países, cualquier criterio sobre nuestra nación debe partir del respeto y del conocimiento básico de su historia y estructura», señaló el parlamentario boliviano.
 
 
 
 
 
ALICORP: CRISIS EN BOLIVIA GOLPEA RESULTADOS FINANCIEROS DE LA EMPRESA EN EL EXTERIOR
 
Alicorp, la firma peruana de consumo masivo informó que durante el tercer trimestre del año, la situación en Bolivia impactó su división de Negocio Internacional y generó que su Ebitda ajustado cayera en casi 50%.
 
Gestión de Perú (https://n9.cl/c8puvf)
 
Alicorp difundió los resultados financieros correspondientes al tercer trimestre de 2025. Si bien a nivel de ventas consolidadas, en el periodo comprendido entre julio y setiembre de 2025, la compañía alcanzó los S/3,123 millones, es decir 14% superior al resultado registrado al tercer trimestre de 2024 y su utilidad bruta ajustada fue de S/798 millones, 6% mayor que el mismo periodo del año anterior, en el desagregado, el Negocio Internacional se vio impactado por la crisis en Bolivia, generando que su utilidad bruta ajustada cayera en cerca de 50%.
Según indicó la empresa, este indicador financiero ascendió a S/53 millones, 47% menos en comparación al tercer trimestre del 2024. Este resultado refleja, principalmente, el complejo contexto macroeconómico en Bolivia, marcado por alta inflación, limitado acceso a divisa y tipo de cambio volátil.
“Bolivia reflejó una disminución del margen bruto ajustado durante el trimestre, principalmente debido a un incremento en los costos del tipo de cambio producto de un acceso limitado a divisas extranjeras, así como un incremento en la volatilidad del tipo de cambio y una caída de 20.8% en volumen de ventas ante la presencia de contrabando en categorías clave dentro de un contexto de alta inflación”, detalló la empresa.
Asimismo, el EBITDA ajustado totalizó S/ 9.9 millones en el tercer trimestre de 2025, comparado con los S/ 52.3 millones del mismo periodo del año anterior. Este desempeño se debe al decrecimiento en el margen bruto ajustado en medio del retador escenario en el país altiplánico.
“Pese a estos efectos adversos, nos mantenemos enfocados en la eficiente ejecución de nuestra estrategia para navegar la volatilidad en la geografía”, indicaron.
En tanto, la utilidad bruta por tonelada creció 3% en Ecuador y 11% en Otras Geografías. Como resultado, el EBITDA ajustado fue de S/10 millones.
El impacto del Consumo Masivo
El negocio de Consumo Masivo Perú alcanzó una utilidad bruta ajustada de S/395 millones, 2% más en comparación al tercer trimestre de 2024. Estas cifras reflejan la contribución de Refinería del Espino, así como el crecimiento de categorías clave como detergentes y salsas demostrando la relevancia y preferencia de sus consumidores.
Entre las marcas con mayor crecimiento destacan AlaCena y Don Vittorio. El EBITDA ajustado fue de S/207 millones, 6% menos que en el mismo periodo del año anterior como resultado de las inversiones realizadas mediante iniciativas en comunicación y modelo de llegada al mercado.
Asimismo, el negocio B2B (Alicorp Soluciones) alcanzó una utilidad bruta ajustada de S/188 millones lo que representa un aumento de 24% comparado al mismo periodo del año anterior.
Adicionalmente, Alicorp ha venido implementando una serie de iniciativas en su portafolio para continuar desarrollando los segmentos a los que se dirige. En términos de EBITDA ajustado este registró S/124 millones, 26% superior al tercer trimestre de 2024.
Finalmente, el negocio de Vitapro (alimento balanceado para la acuicultura) registró una utilidad bruta ajustada de S/162 millones, lo que representa un crecimiento de 45% respecto al tercer trimestre del 2024. El EBITDA ajustado fue de S/127 millones, 64% mayor que el mismo periodo del año anterior. Dichas cifras expresan la estabilidad del mercado de camarones y peces. En este contexto, el negocio continúa avanzando en la generación de valor compartido con sus clientes tanto de Ecuador como Chile.
 
 
 
 
 
EL VIDEO DE LA EXTRADICIÓN DEL CIRUJANO PLÁSTICO BOLIVIANO ACUSADO DE VIOLAR A SUS PACIENTES
 
La PFA trasladó al detenido desde Bolivia hacia la Argentina, donde enfrentará a la justicia por los hechos ocurridos en 2019
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/wgd2y9)
 
La Policía Federal Argentina (PFA) concretó la extradición de un cirujano plástico boliviano acusado de abuso sexual con acceso carnal contra varias de sus pacientes, a quienes habría atacado mientras se encontraban bajo los efectos de la anestesia.
El procedimiento fue llevado a cabo por personal de la Dirección General de Cooperación Internacional de la fuerza, que trasladó al detenido desde Bolivia hacia la Argentina, donde enfrentará a la justicia por los hechos ocurridos en 2019.
Según surge de la investigación judicial, el acusado, un ciudadano boliviano de 41 años, ejercía como médico esteticista en un consultorio privado ubicado en la Ciudad de Buenos Aires.
Allí, de acuerdo con los informes del caso, abusaba sexualmente de sus pacientes luego de aplicarles la anestesia que él mismo suministraba antes de realizarles los tratamientos.
Las víctimas, bajo un estado de total vulnerabilidad, eran atacadas en momentos en que se encontraban inconscientes o sin capacidad de reacción.
La causa se inició tras las denuncias presentadas por las pacientes y el análisis de los elementos recolectados durante la investigación. En 2020, el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°17, a cargo de Martín Carlos Del Viso, ordenó la captura internacional del sospechoso. El requerimiento fue remitido a la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones de la PFA, que solicitó la colaboración de Interpol para su localización fuera del país.
A partir de esa orden, el Departamento Interpol Argentina emitió una Notificación Roja, una herramienta de cooperación internacional que permite alertar a las fuerzas policiales de todo el mundo sobre la búsqueda de una persona con pedido de captura vigente. El objetivo era lograr su detención preventiva en el exterior y posterior extradición a territorio argentino.
El intercambio permanente de información entre la PFA, Interpol Bolivia y la Dirección Nacional de Migraciones permitió establecer que el imputado había abandonado la Argentina poco después de iniciarse la investigación y había regresado a su país de origen.
Las diligencias posteriores confirmaron que se encontraba residiendo en Santa Cruz de la Sierra, donde trabajaba en una clínica local.
Durante las tareas de rastreo digital, los investigadores descubrieron que el prófugo utilizaba un perfil público en una reconocida red social para promocionar sus servicios como cirujano plástico, lo que facilitó su identificación.
Con esta información, la Oficina Central Nacional (OCN) de Interpol en La Paz coordinó con las autoridades bolivianas la localización del sospechoso.
En marzo de 2025, la policía de Bolivia informó oficialmente su detención, luego de que se hiciera efectiva la alerta roja internacional. De inmediato, la Dirección de Asistencia Jurídica Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Argentina formalizó el pedido de extradición ante la justicia boliviana.
El trámite fue aceptado en un breve lapso, tras verificarse la vigencia del pedido judicial y la documentación remitida por las autoridades argentinas. Una vez completadas las gestiones diplomáticas y judiciales, se organizó una comisión policial de la PFA que viajó hasta Bolivia para concretar el traslado del acusado.
La entrega del detenido se realizó en cumplimiento de las normas de cooperación judicial internacional entre ambos países. En las últimas horas, el equipo de la Dirección General de Cooperación Internacional regresó a la Argentina junto al ciudadano boliviano, bajo estrictas medidas de custodia.
El operativo finalizó en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini de Ezeiza, donde el implicado fue puesto a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°17. Desde allí, se dispuso su traslado a sede judicial, donde se le notificará formalmente la acusación por abuso sexual con acceso carnal.
La extradición del médico, efectivizada tras más de cuatro años de búsqueda, constituye el cierre de una etapa clave dentro del proceso judicial.
 
 
 
 
 
MILITAR CHILENO ENFRENTA ATAQUE DE MIGRANTES EN FRONTERA CON BOLIVIA
 
Radio Agricultura de Chile (https://n9.cl/apgj7)
 
Durante la madrugada de este jueves, un funcionario del Ejército fue atacado en un punto fronterizo en Colchane, Región de Tarapacá.
El hecho ocurrió cuando seis ciudadanos bolivianos intentaron ingresar por un paso no habilitado, siendo sorprendidos por personal militar.
Según detalló el Ejército de Chile, el uniformado pertenece a la Brigada Motorizada N°24 “Huamachuco” y estaba desplegado en un puesto de observación.
El grupo reaccionó lanzando piedras, hiriendo al funcionario en brazos y piernas, lo que obligó a aplicar protocolos de seguridad.
Al verse amenazado, el militar utilizó una escopeta antidisturbios, lo que provocó que los migrantes retrocedieran y regresaran a territorio boliviano.
El Ejército subrayó que el uso de la escopeta fue realizado según las Reglas de Uso de la Fuerza y con armamento no letal.
 
 
 
 
 
NEXOS DE NARCOS CHILENOS CON EL COMANDO VERMELHO Y GRUPOS BOLIVIANOS PONEN EN ALERTA LA FRONTERA NORTE
 
La mediación de bandas criminales bolivianas entre los narcos chilenos y el Comando Rojo de Brasil -y los 62 pasos no habilitados solo en la Región de Tarapacá-  han encendido las alarmas de las policías y fuerzas militares que patrullan la frontera. Los nexos fueron advertidos en un informe de la Fiscalía sobre crimen organizado.
 
Ex – Ante de Chile (https://n9.cl/90n5p)
 
La Fiscalía Nacional detalló que los nexos de narcos chilenos con el Comando Vermelho (Rojo) de Brasil —que esta semana dejó más de un centenar de muertos en Río de Janeiro durante un masivo operativo policial en las favelas de la ciudad— son a través de grupos criminales bolivianos que ingresan drogas por la frontera norte del país.
          Así lo explicó Ignacio Castillo, jefe de la Unidad Especializada en Crimen Organizado de la Fiscalía Nacional, quien abordó el informe sobre Crimen Organizado publicado este mes por el organismo.
          El reporte consignó que “se identifican organizaciones con vínculos con el Primer Comando da Capital (PCC) y el Comando Vermelho, ambos de Brasil, dedicados al tráfico de cocaína desde Bolivia y Paraguay”.
          Castillo detalló que lo que se identificó son “eventuales vínculos con organizaciones extranjeras que operan en la región y que, en algunas investigaciones —dijo a La Tercera— aparecen relacionadas con estas estructuras; por ejemplo, (con) grupos bolivianos dedicados al tráfico de drogas hacia Chile”.
          Bolivia, según el informe, uno de los principales productores de cocaína a nivel mundial y —de acuerdo con el informe de la fiscalía—, es el principal abastecedor de esa droga a traficanres chilenos y también comparte frontera con Brasil.
          Los cabecillas brasileños del crimen organizado suelen refugiarse en países fronterizos, como Paraguay, después de ofensivas en su contra.
          La Fiscalía entregó la información luego de que este miércoles este medio diera a conocer la mención al Comando Rojo del informe, lo que generó presiones de diputados de oposición para que el Ministerio Público entregara más detalles.
Por qué importa. La gravedad del problema en la frontera se ha traducido incluso en casos participación de efectivos militares chilenos en el tráfico con Bolivia.
          En junio fueron enviados a prisión preventiva siete militares y una civil por su presunta participación en una red de transporte de cocaína boliviana, entre Iquique y Santiago, detectada en la Segunda Brigada Acorazada ‘Cazadores’ del Ejército.
          También se ha descubiero el intercambio de autos robados por drogas con ese país, lo que generó preocupación en La Moneda por el anuncio del hoy presidente electo Rodrigo Paz de legalizar los autos contrabandeados.
          Los contactos con el Comando Rojo de Brasil entregaron también otro antecedente sobre la expansión del crimen organizado en Chile. Además del narcotráfico, han incursionado en la trata de personas y la explotación sexual. Y también ejerce control en zonas urbanas y en las cárceles, corrompiendo funcionarios.
          El informe de la Fiscalía Nacional identificó a 16 bandas de crimen organizado internacional presentes en Chile. Al conocido Tren de Aragua, nacido en la cárcel del Tocorón en Venezuela, se sumaron otras provenientes de ese mismo país, además de Perú, Colombia, Ecuador, República Dominicana y China.
Ojo con. El cultivo de coca en Bolivia tiene raíces precolombinas y relevancia política, ya que el expresidente Evo Morales se inició en este ámbito como dirigente de los cocaleros. En octubre del año pasado se refugió en el Chapare, al este de La Paz, para evitar ser detenido por cargos de trata de menores y estupro, donde recibió la protección de los agricultores.
 
 
 
 
 
TENSIÓN EN LA REGIÓN: ARGENTINA, PARAGUAY Y BOLIVIA EN “ALERTA” TRAS LA MASACRE EN RÍO DE JANEIRO
 
El operativo policial en Brasil contra el Comando Vermelho generó que los gobiernos de los países vecinos activaran alertas ante el posible desplazamiento de miembros de la organización criminal.
 
El Diario de Argentina (https://n9.cl/t45zz)
 
La operación más sangrienta en años contra el narcotráfico en Brasil desató una ola de alarma en los países limítrofes. Luego de que al menos 132 personas murieran en un megaoperativo policial contra el Comando Vermelho en las favelas de Penha y Alemão, en Río de Janeiro, las autoridades de la Argentina, Paraguay y Bolivia anunciaron medidas extraordinarias de control y vigilancia en sus fronteras.
En Buenos Aires, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, habló de una supuesta “teoría del desbande” y reveló que este miércoles tuvo contacto con sus pares brasileños y paraguayos. Ya había anunciado desde la Casa Rosda una “alerta máxima” en todos los pasos fronterizos con Brasil, aunque no abundó en detalles.
“La lógica es que haya un desbande de 4 o 5 veces más la gente que fue detenida o asesinada o muerta”, dijo Bullrich en A24, pero rápidamente aclaró: “'Nosotros no tenemos ninguna información ni ningún hecho que preocupe a los ciudadanos argentinos”. Anticipó que la medida no afectará a los turistas. En una orden firmada y publicada en la red X, instruyó a las fuerzas de seguridad a utilizar un “manual de reconocimiento de señas” para identificar posibles integrantes de organizaciones narcoterroristas y a reforzar la cooperación con Brasil y Paraguay. Lo que apuntó la funcionaria es que ordenó a los agentes a revisar si hay viajantes con algunas de las señas características de Comando Vermelho, como tatuajes o marcas en la piel.
En Paraguay, el presidente Santiago Peña convocó al Consejo de Defensa Nacional (Codena), que declaró la “alerta” en la zona de la triple frontera y ordenó “acciones conjuntas y comunicación permanente” con los gobiernos de Argentina y Brasil.
El Codena informó que se reforzaron los controles migratorios, el patrullaje y la inteligencia en los departamentos de Amambay, Canindeyú y Alto Paraná, donde operan células vinculadas históricamente al crimen organizado brasileño. “La idea es reforzar todas las comisarías de los departamentos que están vinculados a la frontera de Brasil”, señaló el ministro del Interior, Enrique Riera, quien confirmó la participación de las fuerzas militares en el operativo.
También en Bolivia se encendieron las alarmas. El presidente electo Rodrigo Paz pidió al gobierno saliente de Luis Arce que disponga medidas inmediatas para evitar el ingreso de criminales provenientes de Brasil. “El resguardo de nuestras fronteras y la protección de la ciudadanía boliviana deben ser una prioridad nacional”, expresó en un comunicado.
Bolivia comparte con Brasil una frontera de casi 3.500 kilómetros y en septiembre pasado se conoció que Sérgio Luis de Freitas Filho, alias “Mijão”, uno de los líderes del Primer Comando de la Capital (PCC), había vivido en el país con identidad falsa, un caso que reavivó las sospechas sobre la presencia de redes del narcotráfico brasileño.
La operación que detonó la reacción regional fue lanzada el martes por unos 2.500 agentes en los conjuntos de favelas de Penha y Alemão, zonas empobrecidas del norte de Río de Janeiro donde viven unas 200.000 personas. Según la Defensoría Pública brasileña, al menos 132 personas murieron —entre ellas cuatro policías— y 113 sospechosos fueron detenidos. Se decomisaron 119 armas, 14 artefactos explosivos y toneladas de droga.
Los enfrentamientos se extendieron durante horas y dejaron escenas de guerra urbana: bosques cercanos amanecieron plagados de cuerpos tiroteados, y vecinos denunciaron ejecuciones extrajudiciales y desapariciones. El Gobierno regional de Río solo ha confirmado oficialmente 119 fallecidos.
 
 
 
 
 
EE.UU USA LA LUCHA CONTRA LAS DROGAS PARA EXPANDIR SU PRESENCIA MILITAR EN AMÉRICA LATINA
 
La «guerra contra las drogas» ha permitido a Estados Unidos mantener una huella militar en América Latina —bases, tropas, inteligencia— bajo un velo humanitario. Aunque logra incautaciones, no erradica el problema raíz. Los resultados desmienten que se trate de una la lucha antinarcóticos genuina, y apuntan que se trata más bien de un mecanismo para mantener su hegemonía.
 
Revista Nueva Revolución de España (https://n9.cl/ditrf)
 
Desde finales del siglo XX, Estados Unidos ha posicionado la «guerra contra las drogas» como una prioridad de seguridad nacional. Iniciativas como el Plan Colombia (2000) o la Iniciativa Mérida (2008) se presentan como esfuerzos para combatir el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo asociado. Sin embargo, críticos académicos, organizaciones no gubernamentales y gobiernos latinoamericanos argumentan que este pretexto encubre una estrategia geopolítica para expandir la influencia militar estadounidense en la región.
Orígenes Históricos: De la Doctrina Monroe a la Era Reagan
La intervención estadounidense en América Latina no es nueva. La Doctrina Monroe (1823) ya advertía contra influencias externas en el hemisferio, pero fue en la Guerra Fría cuando se militarizó. En los años 80, bajo Ronald Reagan, la «guerra contra las drogas» se fusionó con la contención del comunismo. La certificación anual de países por el Departamento de Estado (Ley de Asistencia Extranjera de 1961, amendada en 1986) condiciona ayuda económica a logros antidrogas, presionando a naciones como Bolivia, Perú y Colombia.
Un hito fue la creación de la DEA (Drug Enforcement Administration) en 1973, que extendió operaciones encubiertas. En 1989, la invasión de Panamá para capturar a Manuel Noriega —acusado de narcotráfico— resultó en la muerte de cientos de civiles y la instalación de bases estadounidenses. Según el historiador Greg Grandin en Empire’s Workshop (2006), estas acciones priorizaban control territorial sobre erradicación de cultivos.
El Plan Colombia: Laboratorio de intervención
Lanzado en el año 2000 bajo la administración Clinton y expandido por George W. Bush, el Plan Colombia destinó más de 10 mil millones de dólares hasta 2020, según el Congressional Research Service. Oficialmente, financiaba fumigación de coca, entrenamiento policial y desarrollo alternativo. Pero en realidad hubo un aumento de la oresencia militar de EE.UU. Se establecieron siete bases en Colombia. Las tropas estadounidenses rotaban bajo el pretexto de «entrenamiento», alcanzando picos de 800 efectivos en 2005 (datos del Comando Sur – SOUTHCOM).
Esto comportó un uso de equipamiento bélico, como helicópteros Black Hawk, aviones de vigilancia y radares, que se usaron no solo contra narcos, sino en operaciones contrainsurgentes contra las FARC. Un informe de la GAO (Government Accountability Office, 2016) reveló que el 80% de la ayuda era militar, no civil.
Los resultados fueron más que cuestionables. La producción de coca en Colombia aumentó un 50% entre 2000 y 2016 (ONU Oficina contra la Droga y el Delito – UNODC). Críticos como el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) argumentan que el plan desplazó cultivos a Perú y Bolivia, sin reducir el flujo a EE.UU, pero fortaleció el control estadounidense sobre recursos como petróleo en el Putumayo.
El sucesor, Paz Colombia (2016), mantuvo la dinámica con énfasis en posconflicto, pero incluyó drones y ciberoperaciones.
Iniciativa Mérida y Expansión Regional
En 2008, la Iniciativa Mérida extendió el modelo a México y Centroamérica, con 3.5 mil millones de dólares hasta 2023 (Departamento de Estado). Justificada por la violencia cartelera post-2006, se instalaron bases militares y se establecieron operaciones de vigilancia. EE.UU operó centros de fusión de inteligencia en México (como en Ciudad de México) e instaló radares en Honduras y Guatemala. La Base de Soto Cano en Honduras, heredada de los 80, albergó 500 tropas estadounidenses permanentemente (SOUTHCOM, 2022).
Un cable de WikiLeaks (2010) reveló que funcionarios estadounidenses veían la iniciativa como oportunidad para «profundizar la cooperación de seguridad» más allá de drogas.
En Centroamérica, operaciones como Martillo (2012-) involucraron buques de la Marina estadounidense en el Caribe, interceptando no solo drogas sino migrantes. Según Human Rights Watch (2021), esto ha militarizado fronteras, exacerbando violaciones de derechos.
Evidencia Actual: SOUTHCOM y la Doctrina de Seguridad Híbrida
El Comando Sur de EE.UU (SOUTHCOM), con sede en Miami, coordina estas operaciones. Su estrategia 2035 enfatiza «amenazas híbridas» (narcoterrorismo, China, Rusia), usando el pretexto de las drogas para desplegarse por la región. 2500 efectivos sobre el terreno; un centro de inteligencia y 8 bases militares.
En 2024, EE.UU presionó a Ecuador para permitir operaciones navales contra narcosubmarinos, resultando en acuerdos de acceso a puertos (Reuters, 2024). En Venezuela, bajo el pretexto de la lucha contra las drogas, Washington justifica operaciones de vigilancia aérea desde Curazao.
Críticas y consecuencias
La militarización ha causado miles de muertes colaterales (e.g., falsos positivos en Colombia: 6.402 casos, Fiscalía colombiana 2021) y desplazamientos. Gobiernos de izquierda, como Bolivia bajo el mandato de Evo Morales, expulsó a la DEA en el año 2008 acusándola de injerencia y de organizar un golpe de Estado en su contra.
Expertos como Noam Chomsky (Hegemonía o Supervivencia, 2003) y Eva Golinger (The Chavez Code, 2006) ven patrones imperialistas: el uso de la lucha contra las drogas como pretexto para contrarrestar la influencia china en el continente (inversiones en puertos) o rusa (armas a Nicaragua).
EE.UU defiende que con esta lucha ha logrado reducir el suministro (DEA: incautaciones récord 2023), pero UNODC reporta que el 90% de la cocaína llega a EE.UU lo hace vía rutas marítimas controladas por supuestos aliados.
La «guerra contra las drogas» ha permitido a Estados Unidos mantener una huella militar en América Latina —bases, tropas, inteligencia— bajo un velo humanitario. Aunque logra incautaciones, no erradica el problema raíz. Los resultados desmienten que se trate de una la lucha antinarcóticos genuina, y apuntan que se trata más bien de un mecanismo para mantener su hegemonía.
 
 
 
 
 
EXPERTOS AVISAN QUE LA ACCIÓN MILITAR DE EEUU CONTRA LOS CÁRTELES PODRÍA DEGENERAR EN UNA GUERRA INTERMINABLE
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/epacl)
 
El grupo de expertos Soufan Group, especializado en política y seguridad internacionales, ha pedido a la Administración Trump que cese inmediatamente sus ataques militares contra la navegación del narcotráfico y cancele cualquier operación en preparación para atacar sus países de origen, como Venezuela, ante el riesgo que representa a futuro: una campaña sin fin contra un enemigo bien organizado y bien armado, capacitado para tomar represalias en suelo norteamericano.
En su evaluación de esta crisis, el Soufan Group destaca el papel predominante que ha adquirido el Ejército en la lucha contra las drogas de la segunda Administración Trump. Hay que recordar que el despliegue de fuerzas militares en suelo extranjero como Colombia o México "no es una novedad". Es más: se trata de operaciones que han contado con el respaldo de administraciones tanto demócratas como republicanas. La diferencia reside en el hecho de que, hasta ahora, "casi en su totalidad", estas iniciativas han tenido un carácter consultivo.
Ahora, el método ha cambiado de forma tan radical que contradice la política instaurada por Trump durante su primer mandato. En 2017, Trump firmó la orden ejecutiva 13773, que declaraba la lucha contra los cárteles y las organizaciones delictivas internacionales como una cuestión sujeta a las decisiones de las agencias contra el crimen de Estados Unidos amparadas en legislación doméstica e internacional (como la Convención contra el Crimen Transnacional Organizado de Naciones Unidas).
Esta orden ya no tiene validez en 2025. Ha sido reemplazada a efectos prácticos por una segunda orden, la 14157, un documento que designa a los cárteles y otras organizaciones criminales como grupos terroristas y se aparta del "carácter metódico" de su predecesora para, en su lugar, "inclinarse por una acción más inmediata y letal". Es una orden con un lenguaje deliberadamente esquivo: nunca hace mención explícita al uso de fuerza militar, la misma que precisamente está empleando estos días.
Los expertos del Soufan Group recuerdan en su informe las graves consecuencias resultantes de emplear al Ejército como sustituto de la acción policial o, dicho de otra forma, de maximizar los recursos ofensivos para conseguir victorias decisivas contra amenazas complejos: datos de inteligencia poco fiables redundan en operaciones militares apresuradas; violaciones de soberanía acompañadas de enormes daños colaterales en forma de víctimas civiles, cuyos éxitos suelen ser puntuales pero van acompañados de la prolongación del conflicto, dada la imposiblidad de abordar las raíces del mismo.
Al equiparar a los cárteles con el nuevo terrorismo de principios del siglo XXI, como llegó a hacer el secretario de Defensa, Pete Hegseth, al comparar a los cárteles con Al Qaeda, Estados Unidos se expone a cometer las mismas equivocaciones vistas en Irak o Afganistán.
EL RIESGO DE ESCALADA
El Soufan Group avisa que estas operaciones podrían acabar degenerando todavía más en una "guerra irregular para la que Estados Unidos no está preparado" porque los cárteles del narcotráfico son un enemigo imposible de subestimar. Por un lado, además de los enormes recursos económicos que tienen a su disposición, buena parte de sus miembros disponen de formación militar o, como mínimo, en combate de guerrillas, lo que se traduce en acceso a artillería pesada y explosivos.
Por otro, y esta circunstancia debería preocupar especialmente a la Administración Trump, "todos estos cárteles se encuentran activos en los principales núcleos urbanos de Estados Unidos e incluso en zonas rurales.
Sumados todos estos factores, el Soufan Group determina que los cárteles estarían capacitados para ejecutar ataques a gran escala contra civiles en suelo estadounidense, por no mencionar su disposición para efectuar asesinatos selectivos contra agentes de las fuerzas de seguridad norteamericanas. De hecho, sobre algunos de ellos el narco ha publicado recompensas de hasta 50.000 euros por cabeza.
Las consecuencias de un conflicto abierto contra los cárteles no terminan ahí. El Soufan Group aventura una serie de repercusiones menos impactantes pero más amplias a nivel internacional, como la interrupción de las cadenas de suministro comerciales con México, el incremento del precio del petróleo debido a su campaña contra Venezuela, el incremento de producción de drogas sintéticas por grupos criminales estadounidenses, a largo plazo, la aparición de escisiones de estos cárteles que podrían, con el tiempo, convertirse en organizaciones más poderosas que sus predecesores. Escenarios para los que el pueblo estadounidense tampoco cuenta con la disposición adecuada, muy en parte por el escaso conocimiento que tienen de la realidad de la lucha contra las drogas.
UNA RESPUESTA CAUTA Y COORDINADA
Buena parte del problema de la guerra de Estados Unidos contra las drogas reside en que el producto que descansa en su epicentro es uno de los más demandados en el país. Cualquier iniciativa destinada a eliminar su suministro debe ir acompañada por otra complementaria para reducir su consumo. La "total eliminación" del primer aspecto, apunta el Soufan Group, el objetivo marcado en la segunda orden ejecutiva de Trump, solo tendrá un "efecto atenuante" porque ahora mismo sigue existiendo una "demanda sostenida de narcóticos en Estados Unidos. "El dinero manda", zanja en este sentido el grupo de expertos.
Otro problema reside en que, en pos de esa "total eliminación" la Administración Trump corre el riesgo de escribir otro "torpe, en ocasiones miope y a veces desastroso" episodio de la historia de la política exterior norteamericana, de ahí que, antes de ejecutar la solución recomendada por el Soufan Group, hace falta actuar "de manera razonada, legal, ética y moral, guiada por unas razonables expectativas en caso de éxito".
La solución que propone el grupo consiste en el retorno al trabajo policial internacional a través de la colaboración entre agencias de seguridad de los países interesados combinado con el respaldo a las instituciones de seguridad de aliados como México. "Los cárteles", aduce el Soufan Group en este sentido, "son un problema del Estado mexicano", pero ello no significa que tenga que combatir en solitario.
"El Ejército de Estados Unidos", incide en este sentido, "está capacitado para desarrollar su cooperación con México aportando datos añadidos de inteligencia, así como logística y equipos, como viene ocurriendo desde hace mucho tiempo"
El caso de Venezuela, un estado hostil, es más delicado y el propio Soufan Group reconoce que la solución es más insatisfactoria: dado que las autoridades venezolanas "no van a cooperar con Estados Unidos para reducir la actividad de los cárteles en su propio suelo", será necesario echar mano de la "cooperación internacional por tierra, mar y aire" para intentar cortar las rutas de suministro, sin recurrir en ningún momento a los ataques unilaterales que ocurren ahora por una mera cuestión ética y moral, dadas las nefastas consecuencias que contempla el grupo de expertos.

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