SHANNON: POPULISMO NO ES MALO
Diario Az Central de Estados Unidos (www.azcentral.com)
Los brotes de populismo que se han visto en la política latinoamericana en años recientes no preocupan a Estados Unidos, sino la gobernabilidad de los pueblos y el ejercicio democrático del poder de quienes sean elegidos popularmente, declaró el subsecretario de Estado Thomas A. Shannon.
Lo que el populismo muestra "es la creciente incorporación de ese tipo de movimientos y actores políticos en la política de la democracia, y eso es bueno", dijo.
Shannon habló sobre el espectro político latinoamericano en una entrevista con The Associated Press el martes en su oficina del Departamento de Estado, a raíz de su viaje a
"El gran reto que todos los países de la región encaran ahora es de gobernabilidad, de cómo los gobiernos elegidos democráticamente pueden gobernar democráticamente, respetar la constitución, el orden procesal, las libertades fundamentales y todavía encontrar medios para atender los drásticos problemas sociales y de desarrollo económico regional", dijo.
En el caso de Morales, dijo Shannon, "hay un gobierno que fue elegido en la primera ronda electoral con el 54% de los votos".
"Ese es un acontecimiento extraordinario", afirmó. "Es un hecho que tenemos que admitir y respetar... y espero que podamos encontrar algunas convergencias de intereses".
Dijo que las tendencias a elegir personalidades como Morales que se estaban viendo en la región "son el producto principalmente de las condiciones políticas nacionales y reflejan lo que ha estado ocurriendo en cada país ... No pienso que pueden ser vinculadas totalmente a acciones de otros países".
Indicó que el populismo puede ser considerado como "parte del producto de una democratización exitosa de las Américas".
"Las fuerzas de izquierda o de derecha que se consideran antisistema, que se oponen a las estructuras del proceso político en los países donde brotan, han reconocido que para tener un papel importante en la política de sus respectivos países tienen que participar en la política electoral".
Shannon, que tiene menos de un año en el cargo, considera que, por ello, "el populismo no necesariamente es malo".
Mencionó que Estados Unidos ha tenido "varios episodios de populismo" a través de su historia, siendo el más notable el protagonizado por Andrew Jackson, elegido en 1829 como séptimo presidente de la nación.
Añadió que los partidos políticos han tenido un papel en el surgimiento del populismo.
"En algunos países, los partidos políticos han tenido cierto éxito en reconocer y evolucionar en la dinámica política", dijo. "Hay partidos políticos fuertes en Chile, en Brasil, en México y otras partes de Latinoamérica".
Pero admitió que en otros países los partidos "no se mantuvieron abiertos en el tiempo hacia una sociedad que se expande y cambia" y carecieron de visión para acoger a los que después crearían movimientos "independientes".
"En el sistema democrático contemporáneo, los partidos políticos no son controladores de la actividad política: son facilitadores, son canales a través de los cuales la sociedad civil tiene acceso a las instituciones formales y el gobierno, y para que ello ocurra, los partidos políticos tienen que evolucionar en el tiempo".
Shannon habló también sobre las versiones que atribuyen el populismo a la aplicación del llamado "Consenso de Washington", un grupo de recetas económicas neoliberales propuesto por los organismos financieros de Washington para las economías emergentes en crisis en los años 80.
Dijo que el "marco conceptual" del consenso --reformas económicas para crear mercados, respeto a los derechos de propiedad, promoción del comercio e integración económica-- "sigue vigente en la dinámica del crecimiento económico en las Américas".
"Habrá un debate intenso de economistas e historiadores sobre quién ha tenido éxito y quién no en la implementación", afirmó. "Pero creo que es importante notar que si se ve en el hemisferio un país con baja inflación, crecimiento económico, creación de empleo, como Chile, Brasil, es porque reconoce la importancia del mercado como fuerza primaria del desarrollo económico".
CLAVES Y DESAFÍOS DEL GOBIERNO DE MORALES
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El líder indígena Evo Morales, que asumirá el domingo la presidencia respaldado por una votación del 53,7%, inédita en cuatro décadas, deberá administrar con sabiduría ese capital político frente a una población sedienta de reformas.
Morales aludió a ellos cuando dijo que ahora corresponde hacer "lo que pide el pueblo", en alusión a sus promesas de campaña, como la nacionalización de los hidrocarburos, o la convocatoria a la asamblea constituyente para julio y, en simultáneo, un referéndum para crear autonomías provinciales, que nunca fue de su total agrado.
Las esperanzas de los bolivianos en Morales son enormes. El país siguió con entusiasmo y orgullo su reciente gira por ocho países de cuatro continentes, ya que Bolivia, otrora olvidada en su pobreza y en sus avatares políticos, no recuerda haber sido portada en la prensa mundial como lo fue en ese viaje. Sólo solía serlo golpes de estado u otras crisis.
Cuando asuma Morales el domingo, Bolivia habrá tenido seis presidentes desde 2001, todos en democracia, pero en sucesiones que llevaron el sistema al límite.
Poner fin a esa precariedad asoma como la primera de las grandes tareas para Morales, un político izquierdista que creció atizando conflictos, primero como dirigente de los campesinos cultivadores de coca, y después como líder y diputado del Movimiento al Socialismo (MAS).
La consolidación de la democracia, sólo parece tener viabilidad con una "fuerte inclusión social", particularmente de las mayorías indígenas olvidadas o sometidas por un estado de blancos y mestizos, sostiene el sociólogo Henry Oporto.
La debilidad boliviana, más allá del optimismo despertado por Morales difícilmente podrá conjurarse sólo con el entusiasmo, reflejado en el 65% que lo apoya y espera que haga una buena gestión, según una última encuesta.
La crisis económica de 1998-99 liquidó los sueños de crecimiento y, por lo menos en el occidente del país, también echó por tierra la creencia de que la solución era el liberalismo económico aplicado desde 1985.
Morales considera que buena parte de la solución surgirá de la asamblea constituyente que debe ser elegida en julio y que se espera pueda dar más poder a la población indígena, marginada políticamente y aún ahora el sector más pobre del país.
Surgido del sindicalismo cocalero opuesto a la erradicación de la los cultivos de la hoja coca, base de la cocaína, y adscrito luego en la izquierda, para Morales la constituyente parece ser el momento revolucionario que debe seguir a todo fenómeno de masas, como fue su elección.
La búsqueda de un equilibrio entre los afanes revolucionarios y la necesidad de mantener a Bolivia en el concierto de las naciones democráticas y atractivas para la inversión extranjera, parece frenar cada vez más la retórica del líder.
El desafío será mantenerse fiel al discurso progresista, y al mismo tiempo luchar, por ejemplo, contra la producción de cocaína, elaborada con la hoja excedente del centro del país, que Morales ha defendido.
La lucha antidroga parece ser otra clave del gobierno de Morales, quien ha dicho que está dispuesto a un "diálogo respetuoso" con Washington, que otorga a Bolivia 150 millones de dólares anuales para el combate a la droga y proyectos de desarrollo y fortalecimiento institucional.
Tras su victoria, Morales, que ha prometido recuperar la propiedad de los hidrocarburos, buscó tranquilizar a gobiernos y empresarios afirmando que "no habrá ni confiscación, ni expulsión de las petroleras".
Explicar al elector que votó por la nacionalización que ella no será como esperaba, de acuerdo a lo que sugieren las promesas de Morales en Europa, será otro reto de su gestión.
Hay otros elementos que pueden incidir en el escenario. La posible influencia del presidente venezolano Hugo Chávez sobre Morales plantea al líder boliviano otro desafío.
Morales hizo su gira en avión de la petrolera estatal PDVSA facilitado por Chávez, lo que motivo de malestar en medios políticos bolivianos.
También la opinión pública criticó lo que consideró una intromisión en asuntos internos de un diplomático venezolano durante la campaña.
Pero es posible que el reto más complejo para Morales sea la cuestión de las autonomías. Los reclamos por autonomías aumentaron en enero de 2005 en el oriente y el sur del país, donde Morales perdió las elecciones.
El dirigente empresarial Zvonko Matkovic, del departamento oriental de Santa Cruz, el más próspero de Bolivia, ha advertido que existe "una Bolivia viable", la del oriente y sur, y una inviable, "la del occidente, encabezada por Morales".
Las resistencias a Morales en Santa Cruz tienen incluso connotaciones raciales, ya que allí hay mayor cantidad de población de origen europeo, y menos indígenas aymara o quechua.
Según el analista Cayetano Llobet, Morales "deberá consensuar sus políticas con las regiones", y debido a que sólo tres de los nueve gobernadores regionales le son leales, "será difícil que gobierne en toda Bolivia".
En Santa Cruz, algunos piden tener tuición sobre sus impuestos y recursos naturales --incluso se ha hablado de separación y se plantea un estado asociado a Bolivia.
En Tarija algunos dirigentes cívicos advierten que no dejarán que Morales disponga del gas de la zona sin consultar a su población. El 87% de las reservas bolivianas están en esa región.
Según el cientista político Marcelo Varnoux "Morales deberá convivir con los gobiernos departamentales ... que tienen proyectos políticos enfrentados con los del mandatario".
VISTAZO A LOS RECURSOS GASÍFEROS DE BOLIVIA
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Bolivia tiene reservas comprobadas y potenciales de gas natural de 53,3 billones (correcto: 53,3 trillion en inglés) pies cúbicos de gas natural, sólo inferiores a los 151 billones de pies cúbicos de Venezuela, según
Las empresas extranjeras dicen haber invertido 3.500 millones de dólares para la producción y exploración del gas boliviano desde 1997, pero las nuevas inversiones han quedado mayormente interrumpidas el año pasado debido a la incertidumbre política y a una nueva ley que aumenta los pagos que dichas empresas deben abonar al gobierno.
Evo Morales, el presidente electo de Bolivia, de inclinación izquierdista y cultivador de coca, ha prometido negociar mejores contratos con las empresas extranjeras involucradas en la exploración y producción para que las ganancias beneficien a los pobres. Tomará el mando el domingo 22.
Las compañías incluyen:
_ BG GROUP PLC: British Gas Group es socia en dos grandes yacimientos de gas y tiene ocho zonas de explotación en las que todavía no ha comenzado la producción. La firma dice estar "estratégicamente situada" para suministrar gas al cuantioso mercado brasileño.
_ BP PLC: British Petroleum explora en busca de petróleo y produce por medio de sociedades. Es propietaria de un 30% de Empresa Petrolera Chaco SA, cuyo otro principal accionista es el pueblo boliviano representado por fondos de pensión. Posee el 60% de Pan American Energy, que controla un amplio sector en sociedad con BG y Repsol YPF. BP también suministra combustible de aviación en 15 aeropuertos bolivianos.
_ EXXON MOBIL CORP.: La empresa estadounidense no produce gas en Bolivia, pero posee un 34% de interés en un yacimiento donde Total está produciendo. British Gas tiene un 25% de interés en el mismo sector.
_ PETROLEO BRASILEIRO SA: La empresa petrolera estatal brasileña produce gas y transporta dos tercios de la producción diaria boliviana de gas a Brasil. Petrobras también posee dos refinerías que representan el 95% de la capacidad de refinación del país, una cuarta parte de las gasolineras de Bolivia y una red significativa de conductos de transporte.
_ REPSOL YPF SA: La empresa española-argentina empezó a exportar gas boliviano a
_ TOTAL SA: La compañía francesa produce en cinco gasoductos de los que exporta a
LOS POBRES DE BOLIVIA AGUARDAN A
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SANTA CRUZ DE
La planta que pertenece a la empresa brasileña Petrobras produce gas de cocina, un combustible que la madre soltera nunca ha usado en su choza de metal herrumbrado y tablones toscos, donde ha vivido durante 14 años sin agua corriente ni electricidad.
La compañía petrolera estatal boliviana vendió esta y otra refinería por 100 millones de dólares en los años 90, en una ola de privatizaciones que apuntaba a impulsar la producción y las exportaciones de sus enormes reservas de gas natural. Pero esos acuerdos hicieron poco para beneficiar al 64% de los 8,5 millones de bolivianos que viven en extrema pobreza.
Evo Morales fue elegido con el mayor apoyo popular al de cualquier otro candidato presidencial boliviano en la historia reciente, después de prometer que la gente como Rosado recibiría mayores beneficios por las ganancias del gas natural.
Aun antes de su asunción el 22 de enero, ha estado gestionando mejores acuerdos con las compañías extranjeras que extraen, refinan y exportan el gas boliviano.
Rosado, que gana el equivalente a 50 dólares mensuales como cocinera de un restaurante siete días por semana, cree que no se beneficiará pronto.
Apoya al líder indígena aimará y su Movimiento al Socialismo, pero ha visto ir y venir numerosos presidentes bolivianos pletóricos de promesas, y se pregunta si será capaz de conseguir concesiones significativas de las grandes empresas.
"Si él cambia las cosas y podemos tener una casa mejor y una cocina de gas, fantástico, pero yo lo dudo", dijo Rosado, mientras lavaba la ropa a mano en un neumático de camión ahuecado. "Hay riquezas en la refinería, pero no hay nada aquí".
Y hay firmes indicios de que Morales, admirador del presidente cubano Fidel Castro y su régimen comunista, se da cuenta de que no puede forzar la situación y adueñarse de la suma del poder.
Ha moderado su enérgica retórica de la campaña, cuando acusó a los titanes petroleros internacionales de "saquear" los recursos bolivianos e insinuó vagamente la posibilidad de nacionalizar el gas natural.
En una gira previa a su asunción por Brasil, el mayor cliente del gas natural boliviano, Morales dijo que las compañías que han invertido 3.500 millones de dólares desde 1997 son bienvenidas en Bolivia, pero como socias y no como propietarias.
Los mayores titulares de las reservas comprobadas y potenciales de Bolivia incluyen la empresa brasileña estatal Petrobras; BG Group PLC y BP PLC de Gran Bretaña; la francesa Total SA; la española-argentina Repsol YPF SA y Exxon Mobil Corp. de Estados Unidos.
Docenas de otras grandes empresas extranjeras también efectúan trabajos de exploración, perforación y suministro de servicios en Bolivia, incluyendo las estadounidenses Baker Hughes Inc., Schlumberger Ltd. y Halliburton Co., que tiene una cancha de baloncesto dentro de un complejo en Santa Cruz.
Morales también desea inversiones de la compañía petrolera estatal china. Eso podría causar preocupación en Estados Unidos, puesto que el alcance económico chino en Sudamérica se está extendiendo rápidamente por medio de compras de soya, cobre, hierro y acero. Los expertos anticipan que dicho comercio se traducirá en una mayor influencia política.
La expansión de los embarques de gas boliviano requerirá más gasoductos. Una posibilidad es unirse a una propuesta red que vinculará Venezuela con Argentina pasando por Brasil.
Otra posibilidad es llegar a los consumidores de Estados Unidos y el norte de México por un gasoducto por el Océano Pacífico, pero esa idea fue archivada en el 2003 cuando el entonces presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada fue derrocado en un levantamiento que dejó 60 muertos. Morales contribuyó a dirigir esa rebelión, respaldado por indígenas pobres indignados de que el gasoducto pasara por Chile, todavía resentidos por la guerra con ese país en el siglo XIX en el que Bolivia perdió su salida al mar.
Morales insiste en renegociar los contratos del gas natural, pero cada vez suena menos como un agitador. Sus reuniones con presidentes y ejecutivos de negocios en su gira internacional lo convinieron de que "la tarea del gobierno, la tarea del presidente, es hacer buenos negocios para el pueblo boliviano", según dijo.
La compañía petrolera estatal boliviana, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, escasa de fondos, no es capaz de sustituir las empresas extranjeras. Los expertos de la industria petrolera dicen que necesita experiencia técnica y una infusión de miles de millones de dólares para explotar mejor la segunda mayor reserva de gas natural en Latinoamérica detrás de Venezuela.
Y los líderes empresariales bolivianos esperan que las gestiones de Morales _especialmente su promesa de no hacer incautaciones_ permitirán que las empresas energéticas reanuden la exploración y producción que habían quedado paralizadas debido a la inestabilidad política y a una ley boliviana que el año pasado aumentó las regalías y los impuestos.
"Los recursos naturales tienen que beneficiar a los bolivianos, pero también tienen que atraer a los inversionistas", sentenció Gabriel Dabdoub, que dirige
Algunas empresas petroleras están dispuestas a cooperar.
Petrobras aceptará la reducción de los beneficios para seguir exportando gas boliviano y refinando productos petroleros en sus dos refinerías, dijo el presidente de la empresa Sergio Gabrielli. Las instalaciones en Santa Cruz y Cochabamba son responsables por el 95% de la capacidad de refinación de Bolivia.
"Es mejor un lucro menor que un lucro cero", dijo Gabrielli después de reunirse con Morales en Brasilia.
Y el ejecutivo de Repsol Julio Gavito dijo que su empresa comprometerá más recursos si se aclara el ambiente para las inversiones.
Pero Morales no tiene mucho margen de maniobra. Los miembros influyentes del movimiento social que derrocó dos presidentes bolivianos antes de llevarlo al poder insisten en que las empresas extranjeras hagan grandes concesiones.
"Los pobres nunca se beneficiaron suficientemente de las ganancias del gas para que su vida fuera diferente", afirmó Jorge Cortés, coordinador regional en Santa Cruz del Colectivo de Estudios Aplicados al Desarrollo Social.
El vicepresidente electo de Bolivia, Alvaro García Linera, dijo que el país recibía unos 390 millones de dólares cuando la compañía petrolera estatal operaba la industria, y que las empresas extranjeras contribuyeron unos 500 millones de dólares el año pasado.
Pero el grupo de Cortés, que estudia la industria y apoya el desarrollo económico para la mayoría indígena de Bolivia, dice que el aumento no refleja los mayores precios del petróleo ni la mayor producción boliviana. "Ellos están extrayendo más gas, pero el estado está recibiendo menos dinero", afirmó.
Cortés opina que Bolivia debería tomar el control del 51% de su industria gasífera y mantener a las expresas extranjeras como socios minoritarios.
Rosado se pregunta si eso llegará a ocurrir.
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