Thursday, November 20, 2025

EL OCASO DE LA COB, LA CENTRAL OBRERA PERSEGUIDA POR LA DICTADURA Y PILAR DEL MAS EN BOLIVIA

El exdirigente de la Central Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Huarachi fue enviado por seis meses a la cárcel de San Pedro de La Paz con detención preventiva, en el marco del proceso que se le sigue por delitos de enriquecimiento ilícito, uso indebido de influencias y concusión. La imputación contra el exdirigente se apoya en indicios relacionados con un presunto pago irregular de Bs 40.000, que también involucraría a otras exautoridades. 

La Central Obrera Boliviana (COB) ha cerrado una fase histórica de más de 70 años como motor de las luchas sociales en su país con la detención, el martes, de quien fuera su máxima autoridad hasta 2025, Juan Carlos Huarachi, investigado por enriquecimiento ilícito, uso indebido de influencias y concusión. El ahora exsecretario ejecutivo de la organización estuvo rodeado de polémica desde su nombramiento en 2018: era común verlo vestido con su casco de minero cerca de los presidentes de turno, primero Evo Morales, luego Luis Arce y hasta con Jeanine Áñez, con quien negoció una prórroga de su mandato. Las bases de la COB, bandera de la lucha contra la dictadura militar, son conscientes de la degradación que ha sufrido su imagen, proponiendo desde la nueva directiva recuperar la “autonomía sindical”.
Huarachi deberá cumplir seis meses de detención preventiva en la cárcel de San Pedro de La Paz, después de que un juez determinara que existe “probabilidad suficiente” de que abusó de su influencia política para recibir sobornos. La testigo clave es una exfuncionaria del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, quien asegura haber entregado, entre 2022 y 2023, cerca de 6.000 dólares al máximo dirigente de la central. Está representada por Abel Loma, abogado con una larga trayectoria defendiendo denuncias de corrupción gubernamentales.
El jurista asegura que existen inconsistencias en el movimiento financiero bancario de Huarachi, quien percibe un salario de más de 4.000 dólares como asistente de perforista de la empresa estatal minera Huanuni. “El exministro de Medio Ambiente Juan Santos Cruz [detenido desde 2023] le enviaba dinero a Huarachi para conseguir respaldo de la COB y seguir en el cargo. La COB designaba y sugería nombres al presidente”. La trama de corrupción todavía está siendo develada y salpica a otros dirigentes de la central, así como a exfuncionarios públicos.
Todavía se está midiendo el impacto sobre la organización sindical más grande de Bolivia, que nació bajo la consigna de llevar las demandas de sus afiliados a las calles. La COB se fundó el 17 de abril de 1952, días después de la revolución armada que instauró el voto universal en Bolivia, la reforma agraria y la nacionalización de las minas, entonces la principal fuente de ingresos del país.
El hecho histórico es indispensable para entender a la organización, explica el autor de varios libros sobre la historia del movimiento obrero y docente investigador del Instituto de Estudios Sociales y Económicos de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Lorgio Orellana: “Surgió como un órgano de poder, cobijada por milicias de obreros que fungían como poder estatal real, frente al Ejército oficial derrotado durante la insurrección. Después de la revolución, la forma de sindicato obrero se universalizó y fue asimilada por campesinos, estudiantes y maestros; al afiliarse a la COB, reconocían su autoridad moral y su papel de dirección revolucionaria”.
A ello se refiere el nuevo líder, Mario Arguello, electo en octubre pasado, cuando habla de “devolver la central a sus esencias”. La relación estrecha entre el Ejecutivo y la COB, sin embargo, no es exclusiva de los años (2006-2025) del Movimiento Al Socialismo (MAS). El fundador y secretario ejecutivo de la institución por 25 años, Juan Lechín, fue ministro de Minas y después vicepresidente del gobierno que se instauró tras aquella revuelta de 1952. Los regímenes militares que llegaron después al país (1965-1982) tomaron como principal enemigo a los mineros —hasta ahora el brazo de mayor fuerza de la COB— y a Lechín, su máximo representante, lo que le costó un tiempo en la cárcel y un exilio junto a su cúpula directiva.
El retorno a la democracia en la década de 1980 trajo consigo los gobiernos neoliberales (1985-2005) y políticas de privatización, a las que la COB hizo frente organizando revueltas populares. “La descentralización de los procesos de producción redujo el número de obreros concentrados y sindicalizados, debilitando la capacidad de movilización de la COB. Pese a ello, mantuvo cierta autoridad moral y jugó un papel dirigente en procesos insurreccionales como la Guerra del Agua de 2002 y la Guerra del Gas de 2003”, detalla Orellana. Aquel proceso de viraje político concluyó con la asunción al poder de Evo Morales y su partido, el MAS.
Al ser un factor decisivo del cambio, las organizaciones sociales, entre ellas la COB, reclamaron su cuota de poder. Un ejercicio de poder y de desarrollo de vínculos clientelares que, dice Orellana, no es reciente: “La corrupción, subordinación y pasivización de las organizaciones populares ha caracterizado a los gobiernos populistas; ha sido una forma de construcción de legitimidad”. Así, por ejemplo, Pedro Montes, quien fue secretario ejecutivo de la central obrera entre 2006 y 2012, fue luego senador por el MAS entre 2015 y 2020. Pero el caso más controvertido llegaría con Huarachi.
Primero, el dirigente obrero se congració con Morales, respaldando públicamente una tercera reelección, ilegal según la Constitución. La decisión llevó a la crisis social de 2019, y cuando Morales estaba presionado contra las cuerdas, Huarachi se unió a las voces que pedían su renuncia. Después, en la gestión interina de Áñez, negoció un reconocimiento del Ministerio de Trabajo para alargar su mandato, que terminaba en 2020. Finalmente, con la asunción de Arce ese mismo año, se puso de su bando cuando se desató la guerra fratricida contra Morales.
La caída de la COB converge con el giro a la derecha que dio Bolivia hace unas semanas con la nueva presidencia de Rodrigo Paz. Muchos de los altos cargos están volviendo a ser asumidos por las mismas autoridades de la fase neoliberal, el último periodo en el que la central tuvo carácter subversivo. Una ocasión, según los mismos obreros, propicia para iniciar un nuevo ciclo de movilizaciones que recupere la antigua capacidad de cohesionar fabriles, transportistas, mineros y agricultores campesinos. El País de España (https://n9.cl/q9p3l4)
 
 
 
 
 
EL NUEVO EJE DEL SUR: ANTICOMUNISMO, SEGURIDAD Y APERTURA ECONÓMICA
 
El balotaje del 14 de diciembre no decide solo el futuro interno de Chile. Decide también si el país hace parte de la superación definitiva de populismo, aislamiento y proteccionismo que tanto daño hicieron a Sudamérica
 
Panam Post de Panamá (https://n9.cl/harxos)
 
Los resultados de la primera vuelta presidencial en Chile del 16 de noviembre de 2025 han sacudido el tablero político regional. José Antonio Kast, con cerca de 24 % de los votos, se impuso como el candidato más votado de la derecha y avanzó al balotaje del 14 de diciembre frente a la oficialista Jeannette Jara (26,8 %). Este desenlace no es solo un rechazo masivo al gobierno de Gabriel Boric, cuya aprobación apenas supera el 30 %, sino la señal de que Chile está listo para abandonar el aislamiento ideológico y diplomático que marcó los últimos cuatro años.
En Sudamérica emerge un bloque mayoritariamente anticomunista y pragmático: Javier Milei en Argentina, Santiago Peña en Paraguay, Daniel Noboa en Ecuador y el reciente triunfo de Rodrigo Paz en Bolivia. Si Kast llega a La Moneda, Chile completaría este eje ideológico que prioriza el orden público, la seguridad ciudadana, la disciplina fiscal y la apertura comercial, dejando atrás las taras del siglo XXI latinoamericano: populismo redistributivo fallido, proteccionismo asfixiante, tolerancia al crimen organizado, la promoción del narcotráfico y alineamientos internacionales basados en el socialismo más que en intereses regionales comunes.
Bajo el Gobierno de Boric, la política exterior chilena fue de una insignificancia histórica: ausencias, distanciamiento con vecinos por su ideología, y énfasis retórico en causas globales progresistas mientras el país perdía peso en foros como la Alianza del Pacífico. Si algo puede aplaudirse del gobierno saliente es su fuerte posición contra el régimen chavista en Venezuela.
La gran oportunidad está en el Mercosur, hoy convertido en el símbolo perfecto de esas taras que la región desea superar. Con un Arancel Externo Común promedio de 12 – 14 %, cientos de excepciones, barreras no arancelarias permanentes y la obligación de negociar acuerdos internacionales solo por consenso, el bloque se ha estancado durante décadas. Brasil, bajo el Gobierno Lula defiende el modelo proteccionista y estatista; Argentina y Paraguay, por el contrario, exigen cambios estructurales.
Milei ha sido explícito: bajar el AEC a niveles cercanos a  5 – 8 %, eliminar trabas internas, permitir que cada país negocie acuerdos bilaterales sin veto colectivo (por ejemplo, un TLC Argentina – EEUU o Paraguay-China) y transformar el Mercosur en un área de libre comercio real en lugar de una unión aduanera imperfecta. Peña coincide y amenaza con medidas unilaterales si no hay avance. ¿Pero estos países impulsarían el ingreso de Chile y Bolivia para aprovechar el alineamiento e impulsar reformas?
Un Chile gobernado por Kast, crítico histórico de bloques ideologizados y defensor de la Alianza del Pacífico, no creo que se sume al bloque. Sin embargo, podría presionar desde afuera, coordinar posiciones y atraer inversión hacia un “eje liberal-conservador” que incluya también a Ecuador y a Bolivia.
Esta reforma no sería cosmética: significaría cientos de miles de empleos nuevos por mayor exportación, atracción de cadenas globales de valor que hoy evitan la región y, sobre todo, el fin del proteccionismo crónico que asfixió el crecimiento sudamericano durante décadas.
A esto se suma la cooperación en seguridad. El narcotráfico ya no respeta fronteras: rutas bolivianas, puertos chilenos y argentinos, laboratorios paraguayos. Gobiernos con la misma visión de “mano dura”, respeto al Estado de derecho y rechazo a la impunidad ideológica pueden compartir inteligencia en tiempo real, realizar operaciones conjuntas y agilizar extradiciones, algo impensable en los gobiernos del Foro de São Paulo.
El balotaje del 14 de diciembre no decide solo el futuro interno de Chile. Decide también si el país hace parte de la superación definitiva de populismo, aislamiento y proteccionismo que tanto daño hicieron a Sudamérica. Con José Antonio Kast, Chile puede incorporarse en el renacer de una región próspera, segura y conectada al mundo. La oportunidad es ahora.
 
 
 
 
 
GAS A BRASIL: "ES URGENTE QUE LOS PAÍSES QUE TIENEN DUCTOS AMORTIZADOS BAJEN SUS PRETENSIONES DE COSTOS DE TRANSPORTE"
 
El directivo de la petrolera francesa también se refirió a la continuidad de la desregulación del mercado local para poder asegurar la llegada de nuevas inversiones.
 
Revista Mejor Energía de Argentina (https://n9.cl/zq2ka7)
 
El desafío inmediato para que la Argentina logre potenciar su capacidad exportadora de gas natural hacia Brasil y la región se centra en la inversión en infraestructura doméstica y la competitividad de la molécula en el punto de destino. Así lo remarcó Sergio Mengoni, director general de Total Austral y country chair de TotalEnergies en Argentina, la primera empresa que logró a fines del primer cuatrimestre de 2025 exportar gas local a través de Bolivia.
Mengoni fue enfático al señalar la necesidad de una acción "absolutamente clave y de manera urgente" por parte de los países vecinos. El punto central es lograr un esquema de precios que permita a la molécula argentina llegar a Brasil con un costo final viable. “Es absolutamente clave y de manera urgente que los países que tienen ductos ya amortizados bajen sus pretensiones de costo de transporte, para tener un ganar-ganar en toda la cadena”, afirmó en un reciente evento de Forbes.
El ejecutivo apunta, en particular, a la necesidad de que los operadores de los sistemas de ductos de Bolivia y de Brasil bajen los costos de transporte, teniendo en cuenta que se trata de redes largamente amortizadas, y equipararlas a lo que cobran las transportistas argentinas, que resultan hasta cuatro veces menores en similares distancias.
Costos e infraestructura
Para Mengoni, al reducirse el costo operativo del transporte, se permitiría que la tarifa pueda “asignarse a nueva inversión en infraestructura, manteniendo así la competitividad del gas argentino”. La urgencia de esta medida se enmarca en la necesidad de avanzar rápidamente de la actual "fase piloto" a un proyecto que sea "sustentable en el mediano y largo plazo".
TotalEnergies, a través de Total Austral, participa en la ampliación del flujo gasífero regional —hasta hoy reducido a unos pocos meses del año y en volúmenes casi testimoniales—, sobre lo cual Mengoni resaltó que la exportación de gas argentino a Brasil vía Bolivia es una realidad técnica y operativa.
La compañía se consolidó como pionera al trabajar en la viabilidad técnica y regulatoria del proyecto en 2024 y al confirmar la posibilidad de flujo en abril de 2025. El ejecutivo resaltó que, aun con cuestiones pendientes por resolver entre los socios, ya se concretó un segundo paso fundamental: "Hoy estamos transportando gas en firme vía Bolivia hacia Brasil".
Mengoni manifestó su optimismo de cara al futuro de este corredor, al asegurar que, más allá de consideraciones políticas, existe una "nueva oportunidad o una oportunidad adicional" para seguir avanzando. Subrayó que “tanto la Argentina, como Bolivia y Paraguay, tienen un interés común" en que el proyecto se concrete, en un escenario de “competencia sana” regional.
Si bien la exportación regional es una oportunidad clara por la cercanía geográfica, el plan estratégico de la Argentina también apunta a la competitividad en el mercado global, particularmente a través del Gas Natural Licuado (GNL).
Mengoni destacó un paso positivo reciente por parte de la Argentina en términos fiscales al "bajar el precio que permite exportar a un valor más bajo”. Sin embargo, enfatizó que es “clave que bajemos nuestros costos, bajemos nuestra carga fiscal aquí, en Argentina, para llegar competitivos”.
Este esfuerzo no solo es vital para el mercado regional, sino para el mundo, dada la tendencia global de precios. El presidente de TotalEnergies advirtió: "Vemos precios de la energía hacia la baja, mediano plazo, y un panorama de nuevos proyectos al horizonte 2030 que se están desarrollando”. En este contexto, la competitividad en la Argentina debe darse "en toda la cadena" para asegurar la participación del país.
Mengoni citó la experiencia global de TotalEnergies, que se encuentra entre los "tres primeros comercializadores del mundo" y maneja el “diez por ciento del GNL mundial”, participando actualmente en nueve proyectos de construcción. Esta visión de mercado sustenta la necesidad de que la Argentina acelere sus reformas de costos para no quedar rezagada ante la potencial sobreoferta futura.
La región y las exportaciones
En cuanto a la estrategia de exportación, Mengoni consideró que los proyectos regionales por gasoducto y los de GNL no son excluyentes. “Argentina tiene un potencial que estamos estimando de 100 MMm3/d de exportación. Tenemos que trabajar todos juntos para que estos proyectos sean complementarios y que no haya competencia. Cada compañía podrá evaluar los riesgos o no. Nosotros sí consideramos que el mercado regional es una oportunidad: tenemos un mercado al lado nuestro, a nuestras puertas, que ya existe”.
La prioridad fundamental será siempre el abastecimiento del mercado local, que continuará creciendo, pero una vez cubierta la demanda interna, el potencial de los 100 MMm3/d se distribuirá entre Chile, Brasil, los proyectos de GNL, y el aprovechamiento de los líquidos de gas natural.
Por otra parte, Mengoni hizo hincapié en el potencial de crecimiento de Total Austral en la Argentina, destacando su experiencia y diversificación en dos cuencas muy diferentes como son la Cuenca Austral, donde tiene operaciones offshore frente a las costas de Tierra del Fuego, y la Cuenca Neuquina, que aloja casi la totalidad de Vaca Muerta.
La compañía, con casi cincuenta años de presencia, opera cerca de 38 MMm3/d de producción, lo que representa aproximadamente "casi un tercio de lo que es la producción de gas del país". En ese sentido, destacó que un punto fuerte de Total Austral es la diversificación de su cartera, con una producción dividida casi en mitades entre el gas convencional del sur del país y el no convencional neuquino.
Tras la finalización del Proyecto Fénix, la sexta plataforma en Tierra del Fuego en 46 años, Mengoni confirmó que "existe vida después de Fénix", con prospectos y "opciones de desarrollo adicionales hacia el futuro". Sin embargo, resaltó que la realización de proyectos futuros está directamente ligada a las señales económicas y regulatorias que brinde el país a sus casas matrices, en particular citó la normativa que permite a partir del año próximo distribuir dividendos a las casas matrices del exterior sobre los resultados de 2025.
“Va a ser muy importante cómo continúa el país hacia adelante -afirmó-. Uno de los puntos claves para nosotros y para la industria va a ser cómo continúa Argentina con la desregulación del mercado, con la posibilidad a partir del año próximo de distribuir dividendos. El hecho de mandar el mensaje de que podemos traer inversiones, pero también podemos sacar el dinero con total libertad va a ser clave para poder seguir teniendo más Fénix en el futuro”, enfatizó.
En el mismo sentido, Mengoni completó que “es importante continuar con esta desregulación total para que la industria y las inversiones puedan seguir viniendo. Hoy estamos en un momento muy favorable a nivel país, a nivel contexto y con apoyo internacional”.
 
 
 
 
 
ENERGÍA, EL ARMA ESTRATÉGICA DE CHINA PARA DOMINAR LA INVERSIÓN EN LATAM
 
Entre 2014 y 2024, la inversión china en infraestructura energética se concentró en América del Sur, especialmente en Brasil, donde se ejecutaron 17 proyectos con un valor total de 11 mil 28 millones de dólares.
 
Milenio de México (https://n9.cl/bvg1s)
 
En los últimos años, América Latina ha sido un terreno estratégico para las multinacionales chinas, cuyo crecimiento en la región supera al de sus pares occidentales.
A diferencia de las empresas privadas o mixtas de Occidente, la mayoría de estas son controladas por el Estado chino, que posee alrededor del 80por ciento de ellas.
 
“Esto significa que los proyectos realizados por estas empresas no dependen únicamente de la lógica de mercado, sino también de las políticas estratégicas del Estado chino”, explica María Yira Figueroa Olvera, doctora en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Destinos a sectores estratégicos del mercado chino
Figueroa detalló que este respaldo estatal permite a estas compañías ejecutar proyectos de gran escala y con plazos ambiciosos, especialmente en sectores que Beijing considera críticos, como lo son: energía, infraestructura, minería y tecnología.
Según la especialista, los principales destinos son Brasil, Chile, Argentina, Perú, Colombia, Costa Rica, México y Bolivia, pues en ellos, las empresas chinas han encontrado condiciones estratégicas para desarrollar proyectos orientados principalmente a cuatro sectores:
Energías renovables: solar, eólica, fotovoltaica e hidroeléctrica.
Infraestructura: plantas de energía, redes de transmisión, parques industriales.
Minería y tecnología.
Automotriz y autopartes, con el fin de integrar cadenas de suministro hacia China.
Generación de energía renovable
La energía, sin embargo, se ha convertido en el centro de gravedad de su apuesta global.
Entre 2014 y 2024, la inversión china en infraestructura energética se concentró en América del Sur, especialmente en Brasil, donde se ejecutaron 17 proyectos con un valor total de 11 mil 28 millones de dólares; entre ellos, destacan:
La creación de redes de transmisión eléctrica
La construcción de plantas solares en Río de Janeiro y Pará
En México, aunque el monto es menor, la presencia también es significativa: siete proyectos por más de mil 700 millones de dólares en Aguascalientes, Coahuila y Yucatán.
Las obras incluyen parques solares, eólicos e infraestructura para generación renovable, todos orientados a reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
La apuesta china por un futuro eléctrico
Uno de los rasgos más relevantes de las multinacionales chinas, en la región, es su preferencia por las energías renovables.
De acuerdo con Mordor Intelligence, esta elección responde a su estrategia global, toda vez que busca consolidarse como líder en tecnologías limpias, así como a la necesidad urgente de modernización energética que presentan los países latinoamericanos.
"China posee hoy la mayor experiencia mundial en energía solar y eólica, además de ser el mayor productor de paneles fotovoltaicos y turbinas", afirma la especialista.
Esta ventaja tecnológica le permite competir con costos más bajos y plazos más rápidos que muchas empresas occidentales.
La forma en que las empresas chinas ingresan a la región sigue patrones definidos, pues trabajan mediante:
Asociaciones público-privadas
Comparten riesgos con los gobiernos
Participan en concursos públicos para proyectos de factibilidad o explotación.
La analista remarca que también suelen firmar memorandos de entendimiento que establecen compromisos de largo plazo, pues este método de entrada les permite alinearse con los planes nacionales de infraestructura y energía, integrándose directamente en la agenda del país anfitrión.
Este enfoque colaborativo genera beneficios estratégicos: facilita la aprobación y operación de los proyectos al alinearlos con políticas nacionales, reduce los riesgos de inversión gracias al apoyo institucional y fomenta redes de valor que conectan empresas chinas con industrias locales.
Sin embargo, las multinacionales chinas no operan sin competencia, ya que en América Latina enfrentan a jugadores tradicionales como Iberdrola, ENEL, AES Corporation y Hydro-Québec.
Estas empresas occidentales, al ser privadas o mixtas, suelen depender más de la rentabilidad inmediata que de estrategias geopolíticas o de largo plazo.
El análisis de mercado muestra que la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en energía se concentra en seis países que representan el 79 por ciento del total regional:
Brasil
México
Chile
Argentina
Colombia
Ecuador
En estos destinos, las inversiones no sólo buscan generar electricidad, sino crear redes de valor entre empresas locales y chinas.
De acuerdo con el análisis de “Empresas multinacionales de China en América Latina. Condiciones y perspectivas en la industria eléctrica de Brasil y México” se espera que China mantenga y expanda su presencia en América Latina.
Brasil, México y Chile seguirán encabezando el destino de capital, mientras países como Perú, Colombia y Bolivia podrían atraer nuevas inversiones, especialmente en energías limpias y tecnología de infraestructura avanzada.
 
 
 
 
 
EL NUEVO ORO BLANCO: CÓMO SE CONSTRUYÓ LA IDEOLOGÍA DEL LITIO
 
Los nombres del litio (oro blanco, petróleo del siglo XXI, mineral del futuro) permiten captar una serie de narrativas contemporáneas. Así como el Ford T representó toda una época que llevó el nombre de fordismo, el auto eléctrico quizás se vuelva la imagen privilegiada de un mundo signado por el capitalismo verde, la sociedad excluyente y la crisis múltiple.
 
De Política de Argentina (https://n9.cl/gkek6)
 
Para el espíritu del capitalismo actual, la magia del litio es simple pero esencial: permite construir unas baterías livianas y a la vez potentes; mucha energía, poca masa, poco volumen. Nada más, y nada menos. Así como internet facilita la circulación infinita de palabras e imágenes, el litio brinda fluidez y movilidad a las cosas. Si internet almacena datos, las baterías almacenan energía. Gracias a su potencia y ligereza, las baterías lograron convertir teléfonos celulares incómodos como un ladrillo en encantadores dispositivos de bolsillo; que las múltiples tareas que permiten las laptops no estén ancladas a una mesa, que podamos ver una película en un avión o bailar sin cables de por medio, o que un dron nos muestre el mundo. Así, no solo reviven artefactos antiguos, sino que crean nuevos. Además, debido a que las baterías optimizan las variables potencia, masa y volumen, es posible fabricar motos, autos, camiones y muchas otras movilidades que no emiten gases de efecto invernadero; e incluso se fantasea con que, ante el agotamiento del combustible fósil, las baterías guarden la escasa pero fundamental energía eléctrica generada por fuentes renovables, como paneles solares o molinos eólicos. Aclaremos que, a diferencia de los hidrocarburos –petróleo, gas o carbón, fáciles de almacenar–, la electricidad debe consumirse o se disipa, por lo que será necesario almacenarla en gran escala, por ejemplo, en baterías de litio masivas.
Los acumuladores de litio alimentan la ilusión contemporánea de que el capitalismo puede ser infinito. Sostienen el afán por mantener la aceleración, la levedad y el goce del consumo, atendiendo a la evidencia de que el combustible fósil se acabará más temprano que tarde y que constituye la principal causa de las emisiones que desatan el calentamiento global. Si la fluidez definiera nuestra época, las baterías de litio serían su garantía concreta, de ahí su esplendor y centralidad ontológica. La tecnología del litio induce a imaginar que hay una salida al ocaso del mundo fósil sin renunciar al sistema hiperconsumista que origina nuestra múltiple crisis global. Por ello, el litio es mucho más que un simple mineral, es también un artefacto ideológico, un modo de concebir el mundo.
Plateado sobre plateado
Los salares altoandinos de la región atacameña de Argentina, Chile y Bolivia –el renombrado «triángulo del litio»– sobresalen por sus yacimientos: representan cerca de 65% del total de los recursos globales y concentran hoy 38% de la oferta mundial. Al litio se lo extrae de la piedra con las nocivas técnicas de la minería a cielo abierto; con este método, Australia es el primer exportador mundial. Sin embargo, cuando se habla de litio, siempre reluce la imagen prístina del salar. Como una decisión ineludible, cada editor elige la misma foto: el salar blanco, el cielo celeste, las piletas de tonos turquesas. Un rasgo de la ideología del litio procede del principal lugar de donde se extrae: el litio surge «milagrosamente» de ese espejo lleno de sal.
Los salares parecerían encarnar una especie de «naturaleza en estado puro». Dentro del salar, se reparten diversas piletas colmadas de salmuera y, en el pasaje de una a otra, gracias a la evaporación del agua, se concentran los minerales y el litio gana pureza. La imagen de esas piletas de evaporación ofrece una atrayente paleta de colores dispuesta para el «arte tecnológico» que lleva al litio precipitado. Estas imágenes remiten y culminan en otra, la de su producto final, ese litio que es como un polvillo blanco similar a la cocaína, aunque en este caso, supuestamente inofensivo. El mundo fósil es negro, el litio es blanco, y no debe haber colores más politizados y racializados que esos dos.
En suma, todo delata tranquilidad, belleza, inocencia, suavidad, una fusión armónica entre tecnología y naturaleza, proyectada al centro de la economía contemporánea. Aunque parezca menor, este punto no lo es: casi de manera natural, asociamos la palabra «litio» a la imagen del salar (así como «diablo» y «rojo» son la misma cosa). Una suerte de ingeniería futurista que ha logrado concentrar un elixir de la tierra para transformarlo en potentes baterías que garantizan un modo de vida. Se trata de una imagen incluso barnizada con el encanto de lo nuevo, ya que el litio no forma parte del conjunto de los minerales históricamente preciosos –no es el oro ni la plata–, ni de los «esenciales» –no es el cobre o el hierro–. En estas visiones, todo se mezcla para que la tecnología y el capital se apropien de la naturaleza, la belleza y el futuro. La imagen del salar hace deseable y agradable la transición energética, la justifica. Lleva el litio al sitial sagrado de la geoingeniería, esto es, la fantasía de que con más tecnología será posible reparar lo que la misma tecnología capitalista destruyó hasta hoy.
La región de Atacama es, en verdad, una unidad sociocultural con una historia en común que preexiste a las divisiones jurídicas políticas de los novísimos Estados-nación. Es un territorio –o ecorregión– conformado por cerros, quebradas y montañas, que fluctúan entre los 2.300 y los 4.500 metros sobre el nivel del mar y se expanden a cada lado de su arteria central, la cordillera de los Andes. Hace más de 12.000 años que está habitada por comunidades altoandinas, las que han inventado una imagen más precisa sobre el papel biológico de los salares, protagonistas del larguísimo ciclo del surgimiento de la vida. Desde su origen estelar, la leyenda de Tunupa –una deidad asociada a los volcanes– cuenta que la extensión blanca interminable del salar de Uyuni, en Bolivia, es leche vertida por esta deidad para alimentar a su hijo cuando comenzaba su peregrinación. Esta imagen, a primera vista fantástica, es más real que la apropiación corporativa de la foto técnica del salar y sus piletas. Incluso, deja en claro el carácter generoso y nutriente de la tierra, mojón en el camino de la trashumancia que garantizaba la supervivencia a partir de los intercambios interecológicos de sal, alimentos y artesanías, desde tiempos inmemoriales.
Un nombre vale mil imágenes
En Latinoamérica, el mundo litífero se anuncia con una grandilocuencia pronunciada: Bolivia posee la mayor reserva; Chile, el mejor salar; Perú, el salar más grande de Sudamérica en piedra; México, el depósito en arcilla más extenso del mundo, mientras que Argentina se imagina el mayor exportador de todos. Titulares que deben ser deconstruidos con paciencia, porque si bien esos rankings alegan la existencia de una «riqueza natural», nada se dice con indicar que un recurso se encuentra bajo el suelo de un supuesto país. Antes bien, se asemejan a grandilocuentes triunfalismos y excitados anuncios típicos de la tradicional subordinación de nuestros países en el concierto de las naciones.
Recientemente, la existencia de esta mercancía clave en la dinámica económica global aspiró a ser el nombre de un paisaje entero. Fue durante 2011, cuando comenzó a esparcirse en nuestra región la idea de que habría un «triángulo del litio»: un nombre geométrico para esa geografía múltiple, que quisiera señalar que allí solo hay litio y no comunidades andinas ni países ni ecología alguna. En su versión celebratoria se habla de la «Arabia Saudita del litio», nombre creado por el Pentágono en 2007, durante la guerra que Estados Unidos libró contra Afganistán a comienzos de siglo. Tras la ocupación, los geólogos estadounidenses exploraron el terreno y descubrieron –ciertamente, con la ayuda de información recolectada por expertos soviéticos en minería durante la ocupación de 1980– importantes reservas de litio en la provincia afgana de Gazni. En 2008, la revista estadounidense Forbes aplicó esa denominación para Chile y, tres años después, su filial argentina caratuló «Arabia Saudita del litio» al sistema de salares de la puna, trasladando aquella imagen gestada para Oriente Medio al centro de Sudamérica. No es un dato aislado que la denominación primera de la abundancia litífera haya sido fruto de la ocupación militar y remita de manera directa al colonialismo, la ocupación y la guerra contemporánea.
Otros nombres han venido a nutrir la narrativa sobre el litio, en general asociados a una visión «eldoradista» de la naturaleza latinoamericana, que sobredimensiona su precio y su valor y hace creer que la región, asentada sobre una mina de oro interminable, se salvaría con solo poseerla. Pero es preciso prestar suma atención, porque proyectar que la riqueza está constituida «en sí» por el litio termina por reforzar el tradicional intercambio desigual de materias primas por productos terminados, como si cada quien tuviera su «riqueza»: litio de un lado, automóviles eléctricos del otro. Al litio también se lo llamó «oro blanco», pero apenas constituye un componente de una batería que almacena energía, no que la genera. El verdadero valor económico de los acumuladores está en el dominio de la tecnología de punta y sus fronteras de innovación, en sus redes de comercialización y en los productos finales, como los automóviles eléctricos. Tampoco es el «petróleo del siglo xxi», puesto que no representa un mercado de una profundidad comparable. Lo cierto es que el crudo es dúctil para múltiples usos, puede transportarse fácilmente –a diferencia del gas o el carbón–, está en la base de la industria energética que motoriza la economía mundial, es la savia de nuestra civilización energívora. Hacia 2010, el precio del litio rondaba los 7.000 dólares estadounidenses la tonelada, y llegó a comercializarse a 90.000 dólares en 2022; sin embargo, a inicios de 2025 giraba en torno de los 11.000 dólares. Comparemos: cuando tuvo su máximo precio histórico, el mercado global del litio fue de 30.800 millones de dólares, pero ese mismo año el mercado del petróleo fue 89 veces mayor: más de dos billones de dólares.
Ni siquiera podría decirse que es el «mineral del futuro», porque el nuevo paradigma energético requiere de una amplia diversidad de minerales, algunos especialmente escasos; en todo caso, forma parte de la cantera general que demanda el porvenir energético. Con todo, la tecnología energética de vanguardia requiere asegurar el aprovisionamiento de litio, esencial para la industria más grande que existe –la automotriz–. A su vez, la disputa por la colonización de los bienes comunes juega un papel medular en la geopolítica ecoimperial contemporánea. Razones suficientes para que, de manera paulatina pero con fuerza, haya crecido una suerte de «fiebre del litio».
Desierto
El desierto y el petróleo sellaron su matrimonio divino e imaginario en el golfo Pérsico. La saga continúa. El «triángulo del litio» se emplaza en un desierto –el de Atacama–, y en México otro desierto contiene litio: Sonora. Al gran salar de Uyuni lo llaman «el desierto de sal». Lejos de las ciudades capitales, la región de Atacama no despierta la atención de Buenos Aires, La Paz o Santiago. Sonora tampoco capta la atención de la Ciudad de México. En estos territorios predomina un sol indomable: Atacama es la segunda región que recibe mayor radiación solar –la Antártida es la primera–, con 2.177 megavatios por metro cuadrado, similar a la radiación que recibe Venus, ubicado 61 millones de kilómetros más cerca del Sol. Sonora, por su parte, ostenta el galardón de haber registrado la mayor temperatura del planeta en 2023: 80 ºc, cifra que pulverizaría a cualquier humano. El desierto de Atacama es también un territorio siniestro, esconde los restos de los desaparecidos de la dictadura pinochetista que las mujeres de Calama buscan desde hace años para darles sepultura. Por su parte, eeuu deja morir a quienes encaran el desafío migrante de atravesar el desierto de Sonora para llegar a la tierra prometida. El desierto funciona allí como una dimensión de gobierno, que opera sobre los flujos poblacionales en la frontera más transitada. El desierto, como límite de la civilización, es un lugar a vencer. Puesto que allí no hay nada ni nadie, está a disposición de quienes se aventuren en él sin culpa alguna por remover su amenazante monotonía. Los tesoros están en el desierto, ocultos en los lugares sin habitantes, en espacios perdidos, donde no hay agricultura ni agua, en ese terreno yermo, hay minería bajo tierra. La imagen desértica del desierto no muestra que en él hay biodiversidad, población, ecosistemas, saber, vida. En Atacama, existe un fenómeno conocido como el «desierto florido», semillas que esperan latentes la lluvia para florecer. Hay allí y en Sonora múltiples comunidades indígenas que sí conocen el camino del agua y que un día se toparon con algo llamado Chile y Bolivia, eeuu y México, disputando por fronteras inexistentes.
Cada sociedad tiene su propio desierto, un espacio que convoca imaginarios, miedos y esperanzas semejantes. Para algunas, el desierto es el mar; para otras, el bosque o la selva. Históricamente, el subcontinente sudamericano ha sido –y sigue siendo– un collar de ciudades costeras dispuestas a conquistar el interior selvático, boscoso, desértico o marítimo; espacios prestos para recibir el «don civilizatorio». Una imagen nocturna de Sudamérica –al igual que de todos los continentes del hemisferio sur– muestra que solo brillan las costas. Tal vez, la figura del desierto sea aún más importante que la idea «eldoradista» que alaba y ansía nuestras riquezas; cuando menos, se complementan fluidamente. Postular que predomina una barbarie social arcaica que habita un desierto yermo es legitimar la expoliación y bendecirla. Hasta habría que agradecer que se emplace un pedazo de tecnología, la famosa «inversión» e industriosa labor, aquí donde nada se puede esperar. Las proyecciones de los ricos que alucinan con ir a Marte prefiguran un planeta totalmente desértico, mientras ellos mismos son despreocupados gestores de ese exterminio.
La ideología del auto (eléctrico)
El icónico Ford t simboliza toda una época del capitalismo contemporáneo. A lo largo de la historia, representó el origen de la producción en masa dispuesta para un mercado interno también gigante, asociado a un Estado de Bienestar que favorecía el consumo y la inclusión por la vía del trabajo. Así, se aseguraba la acumulación del capital, en la «edad de oro» del capitalismo. Ese mundo tambaleó hasta casi desaparecer con la crisis de 1973, y el neoliberalismo fue la receta utilizada para ampliar las fronteras de la explotación y restituir los márgenes de ganancia. Hoy, quizás el «auto eléctrico» se vuelva la imagen privilegiada de un mundo signado por el capitalismo verde, la sociedad excluyente y la crisis múltiple.
André Gorz fue pionero en señalar que del automóvil se desprendía una cosmovisión social completa. En sus inicios, era el lujo de una elite que se desplazaba con individual arrogancia, prevaleciendo a costa de los demás. Pronto, la ciudad –y la movilidad en su conjunto– se diseñó para darle lugar al auto, y esto la tornó «hedionda, ruidosa, asfixiante, polvorienta»1. La masificación del automóvil fue también la del petróleo, y la urbanidad terminó por atascarse a causa de la multitud de automóviles circulantes. La Agencia Internacional de Energía (aie) proporciona un dato revelador: entre 2010 y 2018, los automóviles suv de alto consumo (esas camionetas urbanas que imitaron a los vehículos de asalto estadounidenses usados en la Guerra de Iraq) fueron la segunda mayor contribución global a las emisiones de dióxido de carbono, solo superadas por el consumo de energía en el sector industrial. No es casual que la representación privilegiada de las emisiones de gases de efecto invernadero sean los círculos negros que emanan de un caño de escape (de los que, en cambio, carece la movilidad eléctrica). Es ya famosa la caracterización de Pier Paolo Pasolini, para quien el Estado de Bienestar hacía estragos en la Italia de posguerra, la sociedad de consumo como «el verdadero fascismo»: «Burgueses o proletarios, todos son hijos del consumismo, frágiles y desencantados, crueles e insensatos, se dirigen a la deriva, a la nada que los cerca y los cercará. Por siempre»2. Se instalaba lentamente lo que Ulrich Brand y Markus Wissen llamaron el «modo de vida imperial», consumo para todas y todos. Ahora, el auto eléctrico viene a reinstalar la exclusividad originaria del automóvil3.
La tradicional burguesía conservadora y vetusta se volvió intrépida, amante del riesgo y de los excesos; aunque siempre parasitaria, inhibe la narrativa de la transformación socioecológica y dice disfrutar y proteger la naturaleza, una «ideología verde». En efecto, la elite global se tornó tecnologizada y sustentable. El auto eléctrico es un objeto privilegiado por el gusto de esa estirpe, pues expresa la certificación de sus privilegios, el borramiento de que degrada la trama de la vida, y la ilusión de que el tiempo y el espacio no son un límite para ella. En un estudio sobre por qué los consumidores optan por el auto eléctrico, se advertía que así «rechazaban la inercia hegemónica», adoptaban «una visión de futuro», y las respuestas centrales eran: «Los vehículos eléctricos me diferencian de los demás», «Me hacen parecer respetuoso con el ambiente», «Demuestran que soy tecnológicamente avanzado» o «Demuestran que soy una persona socialmente responsable»4.
Los automóviles de la compañía estadounidense Tesla, y su propietario principal, Elon Musk, representan la continuidad y la torsión de la burguesía digital. Sus diseños ofrecen todas las prestaciones de un auto convencional: son veloces, deportivos, tienen la suficiente fuerza como para cargar una pequeña casa rodante y partir a disfrutar de los parques nacionales estadounidenses. A la vez, exhiben líneas suaves, minimalistas y están repletos de pantallas táctiles. El auto eléctrico no produce ruidos molestos ni se presta al exhibicionismo de la aceleración petroadicta, flota en las calles con un silbido continuo y gélido. El lema que se presenta en la página corporativa de Tesla es «El futuro es sustentable». El planeta entero va a existir gracias a ellos: «Estamos construyendo un mundo impulsado por energía solar, que funciona con baterías y se transporta en vehículos eléctricos», en una suerte de economía circular autosuficiente y de libertad total. Es el metabolismo cerrado y excluyente de la ecología de los ricos y su entorno jovial y despreocupado, un ambiente al que bien le cabría la descripción de «sociedad positiva».
¿Por qué lo pulido resulta hoy hermoso? Más allá de su efecto estético, refleja un imperativo social general: encarna la actual sociedad positiva. El mundo del hedonismo y de la positividad, donde no hay herida o culpa. El imperativo táctil, lo agradable, la pulidez del espejo, el verse a sí mismo. La temporalidad de lo bello digital es el presente inmediato sin futuro ni historia. Simplemente está adelante. Solo tolera diferencias consumibles y aprovechables. Sociedad del like, del sí, del entusiasmo capitalista sin vacíos. No daña ni ofrece ninguna resistencia. No hay ningún desgarro, profundidad o muerte. Desaparece la alteridad de lo distinto y extraño5. Pero Tesla no solo produce automóviles curvilíneos y atrayentes, también lanzó un diseño diferente: el Cybertruck, camioneta futurista todo terreno inspirada en el móvil policial de la película Blade Runner. El diseño es novedoso, compuesto de placas lisas y amplias, hiperplanas, con líneas muy marcadas, como láminas superpuestas, filosas. Totalmente despojada de ornamento y curvatura, es puro funcionalismo brutalista, una Bauhaus del capital. Es una fortaleza rodante. Mientras que el auto de calle de Tesla propone el confort interior, en este se expresa la violenta arrogancia. Esa elite domina a la alteridad; antes que un enfrentamiento, produce la expulsión indiferente y rápida de un residuo.
En este punto, es un dato a considerar que la huelga de los mecánicos de Tesla en Suecia –país emblema del capitalismo social– se haya convertido en la más larga de la nación escandinava en 80 años. Los sindicatos pugnan por un convenio colectivo de trabajo, pero se topan con el rechazo constante de la empresa, totalmente a contramano del pacto «capital-trabajo» que fundó el modo de acumulación fordista. Tampoco es casualidad que Tesla haya padecido el atentado de una iniciática guerrilla climática –el Grupo Volcán–, la cual se atribuyó el incendio que paralizó la producción de su planta en Berlín, alegando que «Tesla se come la tierra, los recursos, las personas y la mano de obra, y escupe a cambio todoterrenos, máquinas asesinas y camiones monstruo. Nuestro regalo para el 8 de marzo es cerrar Tesla»6. Es que el supuesto «auto limpio» en realidad es una mina con ruedas. SoS MinErals calcula que, para sustituir el parque automovilístico del Reino Unido por vehículos eléctricos, se necesitarán más de 200.000 toneladas de cobalto, otro tanto de carbonato de litio y más de 2 millones de toneladas de cobre; esto es, el doble de la producción mundial de cobalto, casi el total de la de neodimio, 75% de la de litio y 12% del cobre producidos en 2018.
El auto eléctrico, el Cybertruck, el hedonismo terrestre y el proyecto de conquista del planeta Marte no son experiencias escindidas. Elon Musk asume sin resquemor que la Tierra es el pasado. Lo único que tiene una continuidad histórica es la geoingeniería como desafío de vida. Musk va a concurrir al sepulcro de la Tierra, pero va a sobrevivir, se imagina el verdadero redentor, un salvador cierto. Para Musk, prevalece ese modelo social que rechaza, a cualquier costo, la degeneración y la excrecencia, porque el mundo occidental se volvió temeroso y esquizofrénico. No sin razones, a juzgar por su decadencia.
No limits
Elon Musk es un arquetipo del emprendedor de cúspide, visionario y creador de algo donde no había nada y que, sin embargo, esperaba ser: la comercialización estadounidense del auto eléctrico. Además de estar recurrentemente posicionado como el humano más rico del planeta, de ser dueño de Tesla y de x, también es dueño de Space Exploration Technologies Corp. (Spacex), una empresa que fabrica y brinda servicios aeroespaciales. Spacex ha crecido mucho: en 2021 y 2022 lanzó al espacio la misma cantidad de artefactos que la suma de todas las agencias y empresas restantes. De hecho, el número de lanzamientos espaciales ha aumentado considerablemente: en 2001 fueron 121, mientras que en 2022 alcanzaron los 2.397. A diferencia de las agencias estatales estadounidenses o rusas del siglo pasado, que pregonaban la exploración espacial para engrandecer el interés nacional y humano, ahora las corporaciones privadas son las dueñas y señoras del espacio exterior: «Si el espacio siempre fue capital intensivo, ahora se pretende que sea intensamente capitalista»7.
¿En qué consiste esa perspectiva? La Tierra y lo que suceda en ella no es un límite para Musk. El magnate se muestra en público con una camiseta estampada con la consigna «Occupy Mars»; imagina así un planeta colonizado por un millón de humanos en 2122 y su confesada ambición es morir allí. Esta «utopía oscura» reúne a una comunidad de visionarios ricos e hipertecnológicos que desembarcan en el planeta rojo dispuestos a solucionar los complejos y aventurados problemas que les depare la misión. La clarividencia superior que detentan les permitiría organizarse allí en una «democracia directa» –en palabras de Musk–, libre de la burocracia estatal y su intervencionismo obstaculizante. Una suerte de exasperación individualista, optar por la salvación imposible, individual y de su estirpe, resulta preferible a tornar habitable la Tierra: es un salvoconducto minoritario contra el desastre terrestre, una anticipación autoprotectora. En ese sentido, esa elite de iguales vale más que el planeta y representa el retorno del mundo para pocos.
Para Musk no hay «límites ecológicos». ¿Cómo habría de haberlos si el planeta mismo no es un límite para él? El malogrado funcionario de Donald Trump piensa directamente en el espacio; es más, busca los límites para ir más allá. ¿Cómo no habría de esperar la catástrofe? Ya la vio, ya se prepara. Se trata de inventar lo nuevo, y si es imposible, mejor. Su aspiración es «fundacional»: una tecnoutopía-corporativa del trabajo, la producción y la innovación tecnológica, donde los individuos –humanos o artificiales– trabajan en contextos hipercomplejos sin generar o percibir resistencias, salvo las que impone el entorno. Hay algo de brutal ignorancia y arrogancia en esta escena, una mezcla explosiva. El saludo nazi de Musk en la ceremonia de asunción de Trump a la Presidencia de eeuu no ha hecho más que sellar el destino tecnofascista y final de esta elite. Hoy es nuestro propio planeta el que requiere una modificación radical para tornarlo vivible, es decir, estamos compelidos a considerarlo como si fuera uno del espacio exterior. Bien nos parecemos a ese astronauta que, de un modo milagroso, sobrevive frágilmente dentro de su traje lunar bajo conectores orgánicos e instrumentos hipercomplejos. Más que ir a Marte, ya estamos allí.
Sótano
En un museo contemporáneo se podía apreciar una gran foto de una comunidad selvática ecuatoriana, llena de vida. A lo lejos, se veía a niñas y niños jugando, una mujer lavando ropa plácidamente en el río, en medio de un verde espléndido y tupido. Pero al acercarse al cuadro uno se preguntaba extrañado por su nombre: Km 485. Al examinarlo de cerca, se divisaba un cartel muy pequeño en medio de la selva con esa misma inscripción. Entonces, se caía en la cuenta del sentido y la virtud final de la imagen: por debajo de esa naturaleza floreciente corre un oleoducto, y lo cierto es que la rotura y el derrame de las cañerías hidrocarburíferas han producido grandes desastres ecológicos en Ecuador.
Con el litio se podría crear una representación semejante. El litio se encuentra bajo la costra salina, mezclado con otros minerales en ese líquido viscoso llamado «salmuera». Unas bombas lo succionan constantemente del salar, vaciándolo, al tiempo que succionan también toda el agua dulce del lugar y la que fluye desde los alrededores. Un estudio constató que las pocas lagunas de la Puna argentina se han ido achicando, como si se estuvieran absorbiendo a sí mismas. En una zona extremadamente árida, las vegas, como ramificaciones venosas, son hilos de agua que permiten la vida a su paso; a medida que se agotan, el ecosistema de su entorno también se extingue. La imagen perfecta e impoluta no permite observar que los proyectos litíferos succionan la salmuera que circula bajo la costra salina y las pocas fuentes de agua dulce del lugar. El salar, en realidad, está fragmentado por la infraestructura extractiva. Los ecosistemas de salares y lagunas del Altiplano, de una riqueza inusual, son extremadamente frágiles debido a la escasez de recursos hídricos superficiales. De hecho, el Altiplano recibe la menor cantidad de precipitaciones del planeta, a punto tal que permanecen superficies rocosas sin ser tocadas por el agua durante cientos de años. La técnica evaporítica de extracción predominante consume cantidades muy significativas de agua: 584.000 litros por cada tonelada de litio, cifra que puede ascender, de acuerdo con otros estudios, a 900.000 o 2 millones, y esto desfonda el salar. Se produce así un ciclo rápido de circulación del agua que en nada se relaciona con el ciclo lento de la armonía ecosistémica del lugar. Hay otras técnicas que utilizan menos agua, como la de extracción directa, pero no poseen la maduración, los costos o la escala de la actual8. Asimismo, la técnica evaporítica produce residuos formados por las sales de potasio o sodio, entre otros. Por ejemplo, una explotación de 20.000 toneladas por año genera, luego de una década, residuos que ocupan 11,5 kilómetros cuadrados por un metro de alto. En este sentido, los desequilibrios que conlleva la faena extractiva ponen en riesgo el conjunto de la biósfera local, la habitabilidad para la fauna, la flora, la población, y también para aquellos microorganismos que fueron los primeros en existir en la Tierra y han permitido la oxigenación del planeta.
La desertificación ya es notoria en el norte de Chile, donde las empresas deben desalinizar el agua de mar para continuar con sus explotaciones. En la región de Atacama, Marina Weinberg decidió tomar la tangente y se dedicó a observar los alrededores del salar, lo que llama «los off sites del litio»9. Se trata de las «áreas fuera de lugar», que van desde las rutas de circulación por donde pasan 400 camiones por día (transportando soda cáustica de Turquía o dirigiéndose a eeuu para llevarse el litio), hasta los alrededores residuales y los puertos; sociopaisajes diversos y muy transformados que enmarcan el camino geofísico del litio. En esos patios traseros, «limbos» que han recibido poca atención, mientras uno más se aleja de la imagen instagrameable, más sucio se vuelve el panorama. Son espacios interminables donde se acumulan los residuos y los restos de lo inutilizado: fracciones de mangueras, metal, contenedores, letreros oxidados de «propiedad privada», postes de luz desinstalados, cables, etc. A mayor distancia del salar, las mundialmente famosas piletas comienzan a desvanecerse, reemplazadas por una secuencia de minería de gran tamaño: establecimientos perdidos, viejas centrales eléctricas, instalaciones termales y algunos campamentos empobrecidos que subsisten sobre la gran industria minera. Atacama ve pasar 70 vuelos diarios con trabajadores que harán turnos de siete días continuos, seguidos de siete días de descanso. La historia ya tuvo su desenlace: en la región, perviven restos inertes de ciudades de la época del salitre edificadas por los ingleses a fines del siglo xix. Se trata de una historia de minería y extracción en lugares como Calama, Tocopilla, Mejillones y Antofagasta, donde los trabajadores y sus familias están afectados por el cáncer, la silicosis y otros problemas gastrointestinales y respiratorios; también padecen de agotamiento físico, mientras que la alta toxicidad hace de sus cuerpos «archivos químicos».
La imagen-salar no muestra lo que hay debajo ni lo que hay alrededor. La mirada impoluta del salar oculta la cuenca, el agua dulce, los ecosistemas, la región socioeconómica a la que pertenece, la cultura en la que está inscrito, sus alrededores destruidos y la historia que tiene detrás.
 
 
 
 
 
NARCOTRÁFICO EN AMÉRICA LATINA: LOS MAPAS DEL RECORRIDO DE LA DROGA DESDE LA REGIÓN Y EL ROL DE ESTADOS UNIDOS
 
En cuanto al tráfico de drogas desde Sudamérica hacia el mercado estadounidense, la principal preocupación es la cocaína, cuyo origen se concentra en Colombia, Perú y Bolivia.
 
Canal 26 de Argentina (https://n9.cl/s2v1q)
 
El Ejército de Estados Unidos asegura que hundió 15 embarcaciones y mató a 61 personas en aguas del Caribe y del Pacífico a raíz de doce ataques, en una nueva etapa de su guerra contra las drogas. A partir de estos datos escalofriantes, cabe repasar desde qué países de América Latina y a través de qué rutas llega la droga a territorio estadounidense.
En cuanto al tráfico de drogas desde Sudamérica hacia el mercado estadounidense, la principal preocupación es la cocaína, cuyo origen se concentra en Colombia, Perú y Bolivia. Venezuela, por su parte, no figura entre los grandes productores.
Según la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), la gran mayoría de la cocaína en dirección a Norteamérica pasa por el Pacífico, océano al que no tiene acceso Venezuela. Por allí transitó aproximadamente el 74% de los envíos dirigidos a Estados Unidos en 2019, mientras el 16% lo hizo por el Caribe Occidental, donde se registraron la mayor parte de los ataques estadounidenses a presuntas narcolanchas.
Además, en 2019 –las cifras más recientes disponibles- menos del 1% de la cocaína destinada a Estados Unidos se contrabandeó de forma directa, de acuerdo a una base de datos del gobierno estadounidense que incluye incautaciones y contrabando detectados.
Venezuela comparte frontera con Colombia, el mayor productor de cocaína del mundo, y es un punto de partida para estos vuelos. Como ocurre con otras modalidades, una vez que la cocaína llega a México o Centroamérica por aire, en su mayoría es transportada hacia el norte por tierra e ingresa a Estados Unidos a través de la frontera, en muchos casos por puertos oficiales de entrada.
Estos datos, que muestran que Venezuela no es el principal productor de cocaína ni trafica droga en cantidades abundantes a Estados Unidos, aumentan los rumores que indican que Donald Trump pretende un cambio de régimen en el país caribeño.
Los 12 ataques de Estados Unidos contra lanchas en el Caribe y el Pacífico
Bajo el argumento de combatir el narcotráfico, la Administración de Donald Trump escaló su ofensiva contra carteles latinoamericanos que considera terroristas y a quienes declaró un “conflicto armado directo” que justifica sus acciones militares en aguas internacionales.
El aumento de tensiones empezó en agosto con el despliegue de buques del Ejército estadounidense en el Caribe y con Venezuela en el punto de mira, pero ya se extendió a aguas del Pacífico, involucrando a Colombia.
Tanto el Gobierno de Nicolás Maduro como el de Gustavo Petro, ambos acusados por Trump de narcotraficantes, denunciaron los ataques a las lanchas como asesinatos y ejecuciones extrajudiciales. Decenas de ONG, como Amnistía Internacional, también cuestionaron las acciones de Estados Unidos por infringir el derecho internacional.
El país de América Latina que reforzó su gasto militar un 40%
El narcotráfico y tráfico de personas afectó seriamente a México, que tuvo que incrementar a 16.700 millones el presupuesto para solucionar estas problemáticas que dañan con violencia a dicha nación.
Según la ‘BBC’, México es el principal motor del aumento del gasto militar en América Latina y el Caribe. En 2019, el expresidente Andrés Manuel López Obrador creó la Guardia Nacional, una institución de seguridad pública que lucha contra el crimen organizado.
En contexto, hay que tener en cuenta la presión ejercida por su vecino Estados Unidos. Primero, con Joe Biden y ahora con Donald Trump, para solucionar problemas de seguridad, como el narcotráfico y tráfico de personas, que causan inseguridad en las fronteras.
En 2023, el gasto militar mundial superó los2,4 billones de dólares. Alrededor del37,5%de este monto provino de Estados Unidos, por lo que este país se consolida como elmayor inversor militara nivel global. Una parte de su presupuesto fue destinada a la seguridad fronteriza.
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ AFIRMA QUE HA COMENZADO EL “DESMONTAJE” DE LA CORRUPCIÓN DE LOS GOBIERNOS DEL MAS EN BOLIVIA: “ESTAMOS PONIENDO LA CASA EN ORDEN”
 
La Gaceta de España (https://n9.cl/qbtnq)
 
El nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, aseguró este miércoles que ha comenzado el proceso de «desmontaje» de la corrupción sistémica heredada por los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce Catacora, en un contexto en el que recientemente afirmó que las Administraciones del Movimiento al Socialismo (MAS) le costaron al país unos 15.000 millones de dólares (cerca de 13.000 millones de euros).
De acuerdo con el nuevo jefe del Estado boliviano las pesquisas hasta ahora dan cuenta de «deudas no registradas, compras irregulares y desfalcos millonarios en el Estado», en el marco de una «institucionalidad» corrupta» fomentada por la izquierda masista durante cerca de dos décadas.
«No es fácil desmantelar toda la institucionalidad corrupta que nos dejó el MAS durante veinte años, pero lo estamos haciendo», aseveró además Paz Pereira.
De acuerdo con el gobernate sudamericano su administración está trabajando en recuperar un mínimo de mecanismos de control dentro del Estado, así como en la recolección de pruebas concretas de estos hechos de corrupción, con miras a proceder judicialmente contra los responsables de la misma.
 
 
 
 
LA MARROQUINERÍA DE PRÜNE CRECE EN LATINOAMÉRICA CON APERTURAS EN GUATEMALA, BOLIVIA Y CHILE
 
La empresa argentina de marroquinería, bolsos y calzado espera cerrar el ejercicio con un crecimiento superior al 30% gracias a las nuevas tiendas que ha abierto en los últimos meses de la mano de su marca homónima y Mishka.
 
Revista Moda de España (https://n9.cl/teierx)
 
Prüne conquista más mercados. El grupo argentino de marroquinería, bolsos y calzado femenino, dueño también de la marca Mishka, sigue ganando terreno en Latinoamérica con más tiendas y la entrada en nuevos mercados, según ha informado Lucas Farrell, director comercial de la compañía a Modaes.
Recientemente, Prüne desembarcó en Guatemala con su primera tienda en el centro comercial Oakland Place. La empresa también ha iniciado su operación en el país a través del canal online
Sudamérica es el otro punto de expansión principal de Prüne, principalmente Chile, donde planea varias aperturas de cara al ejercicio 2026. Además, la empresa evalúa sumar una tercera tienda en Paraguay.
El crecimiento de la empresa argentina se ha centrado también en la remodelación de sus tiendas, implementando una nueva imagen en sus locales de los centros comerciales Alto Avellaneda y Nordelta Shopping de Buenos Aires o el de Ventura Mall en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.
El grupo también ha dado impulso este año a Mishka, su segunda marca, orientada a un segmento más premium. La firma abrió este año en el centro comercial Parque Arauco, en Chile, sumando su segundo establecimiento en el país.
“Es una de las aperturas más importantes del año y un gran logro poder estar con nuestras dos marcas en el mall Parque Arauco”, apuntan desde la compañía. La empresa ya está presente en el centro comercial con Prüne.
En total, el grupo cuenta con una red de 25 tiendas entre las que están en Argentina, Chile y Uruguay, pero la empresa también tiene presencia en Paraguay o Colombia.
Recientemente, Mishka también creció en su mercado local con la apertura de una nueva tienda en la ciudad de Neuquén, ubicada en el centro comercial Alto Comahue. Con todo, el grupo argentino prevé cerrar el ejercicio 2025 con un crecimiento por encima del 30%, impulsado por las nuevas aperturas.
Fundada en 1999, Prüne es una de las mayores empresas argentinas de bolsos y accesorios. Con sede en Buenos Aires, la compañía está especializada en carteras y complementos de cuero, que con el tiempo fue diversificando con colecciones de calzado y prendas de piel. El grupo también es dueño de Mishka, marca argentina especializada en calzado femenino.
 
 
 
 
 
PUNO NIEGA QUE EL ‘PEPINO’ SEA EXCLUSIVO DE BOLIVIA: “LAMENTAMOS EL DISCURSO DE ODIO DE OBDEFOLK”
 
Henry Flores, vicepresidente del Comité de Salvaguardia, afirmó que las acusaciones desde Bolivia parten de datos tergiversados y obedece a cálculos políticos de Napoleón Gómez
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/hs2z99)
 
En medio de la creciente tensión cultural generada por la inclusión del personaje ‘Pepino’ en la programación de la Festividad Virgen de la Candelaria 2026 en Lima, Henry Flores, vicepresidente del Comité de Salvaguardia, rechazó las acusaciones de “apropiación” promovidas por agrupaciones bolivianas y por polémicas declaraciones de figuras como Napoleón Gómez, de Organización Boliviana de Defensa y Difusión del Folklore (Obdefolk).
Como se recuerda, desde Obdefolk se inició una campaña de reclamos que incluyó el traslado de la protesta a la Embajada de Perú en Bolivia. Exigieron que las agrupaciones folclóricas peruanas no utilicen el personaje ‘Pepino’ como una atribución propia, al señalar que esta figura, emblemática del Carnaval de La Paz, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de Bolivia por el Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización.
Desde la Federación de Folklore de Puno se emitió un primer pronunciamiento. Su presidente, Alexander Quispe, aclaró que en Lima se presentaron los Kusillos de Juli y no el Pepino del carnaval paceño. Instó al representante boliviano a realizar una investigación y apreciación precisa y coherente sobre las actividades de la Candelaria.
En exclusiva para Infobae Perú, Henry Flores, representante de la comisión encargada de proteger, organizar y garantizar la continuidad de la festividad de Candelaria, sostuvo que este tipo de acusaciones—que no son nuevas— continúan un mismo patrón de afirmaciones tergiversadas que buscan sembrar enemistad entre pueblos hermanos. Estas acusasiones se reavivan en cada promoción de la fiesta central de Puno.
Origen del ‘Pepino’
Al respecto, el funcionario peruano exhortó a los representantes de este movimiento a profundizar en el conocimiento de la historia. Sobre el personaje del ‘Pepino’, el vicepresidente del Comité de Salvaguardia de la Festividad de Virgen de la Candelaria explicó que su origen se encuentra en la tradición del carnaval europeo y, solo posteriormente, fue incorporado a las celebraciones locales, donde adoptó adaptaciones y características particulares.
“El carnaval, tal como lo conocemos en esta región, tiene un origen marcadamente italiano, y de allí provienen personajes como Pierrot, Pulcinella, Colombina, los bufones y otras figuras características. Durante la época virreinal, estos personajes fueron introducidos en América y empezaron a adaptarse a los contextos locales”, explicó el regidor municipal de Puno.
En el Perú, por ejemplo, se encuentran personajes similares en carnavales de Cajamarca, Arequipa o Cusco, donde aparecen figuras como el Arlequín o el mismo Pierrot. Lo mismo ocurre en Bolivia. “En cada región estos personajes fueron recibiendo nombres y estilos propios. Acá en Perú lo llamamos Chichip, Chuchico y también Pepino, son variantes locales de ese mismo tronco europeo", menciona y señala que sostener que el Pepino es exclusivo de una región o un país no tiene sustento histórico.
“Lamentamos que haya un discurso de odio por parte del señor Napoleón Gómez, que entendemos está buscando protagonismo. Creo que quiere ser ministro de Cultura de Bolivia y busca lograrlo mediante presión social, porque tampoco se trata de todos los bolivianos, sino de pequeños grupos que están siendo incentivados para ejercer presión sobre sus autoridades y así obtener cargos políticos”, sostuvo.
“Cuando hablamos de cultura, deberíamos hablar de elevar la ética y la moral, pero con este tipo de discursos lo único que se logra es dividirnos, cuando en realidad compartimos un mismo pasado. Somos hermanos al 100% en la historia y no deberíamos estar buscando confrontamientos”, añadió.
Sobre la Festividad de la Candelaria 2026
El vicepresidente del Comité de Salvaguardia de la Festividad de la Virgen de la Candelaria, Henry Flores, informó a Infobae Perú que los preparativos para Candelaria 2026 avanzan con normalidad. La Municipalidad Provincial de Puno coordina los espacios públicos y la Federación Regional de Folklore y Cultura organiza el concurso. En esta edición participarán alrededor de 220 conjuntos de Puno, Juliaca y otras zonas andinas, distribuidos en varias fechas.
Flores explicó que la festividad también se promociona durante todo el año en Lima, donde las bases de los conjuntos realizan pasacalles y presentaciones, además del lanzamiento oficial que se organiza anualmente en la capital.
Sobre el impacto turístico, el representante indicó que la ciudad de Puno suele experimentar un colapso en su infraestructura hotelera y gastronómica debido a la masiva llegada de visitantes nacionales e internacionales, especialmente de Chile, Bolivia, Argentina, Uruguay y países europeos. Otras autoridades locales ya informaron que la ocupación hotelera ha alcanzado prácticamente el límite, aunque faltan tres meses para la fecha central: hoteles, hostales, “hostels” y alojamientos Airbnb están copados o al borde de su máxima capacidad, y las cadenas de cuatro y cinco estrellas no serían la excepción. Incluso, alternativas más económicas o informales han desaparecido ante la fuerte demanda.
Respecto al atractivo de la celebración, destacó que cada danza representa el orgullo local, con relatos, creencias, mitos y símbolos expresados mediante el movimiento y la vestimenta. En la fecha de danzas autóctonas participarán alrededor de 120 grupos previamente seleccionados en sus provincias, mientras que en la fecha de trajes de luces lo harán entre 80 y 90 comparsas, mayoritariamente de Puno. La región posee más de 720 danzas, muchas de las cuales se preservan gracias al trabajo del Comité de Salvaguardia.
Finalmente, Flores señaló que participan agrupaciones de diversas regiones del país y, en menor medida, del extranjero. Además, explicó que algunas comparsas contratan bandas musicales bolivianas debido a la alta demanda, que no logra ser cubierta por Puno, lo que, según afirmó, aporta un dinamismo cultural adicional a la festividad.

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