Thursday, December 10, 2009

BOLIVIA: EL GRAN SALTO ADELANTE. EL PRESIDENTE EVO MORALES OBTUVO UN ROTUNDO Y CATEGÓRICO TRIUNFO

La victoria era esperada. Había sido anunciada a partir de las encuestas previas a los comicios presidenciales. El primer presidente indígena que gobernaba en Bolivia, Evo Morales Ayma, habría de revalidar en su cargo en justo reconocimiento a las exitosas ejecutorias de su gobierno en beneficio general de su país, sobre todo de los suyos, los otrora olvidados que constituyen la mayoría del país.
En particular, se habría ganado la adhesión de las grandes mayorías por haber sabido potenciar la refundación del país a partir de la justa valoración de su carácter plurinacional, multicultural y plurisocietal.
Ahora bien, la única duda era la magnitud del favor electoral que habría de cosechar, la cual quedó ampliamente desechada el domingo pasado cuando el mandatario boliviano se alzó con una votación que, según se estima, podría alcanzar el 67 por ciento.
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Según los resultados preliminares, el gobernante Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) habrá logrado, además, 25 de los 36 senadores y 90 de los 130 diputados que integrarán la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, lo que le permitirá dar un gran salto adelante en la construcción del novel Estado democrático, social y comunitario mandatado por la nueva Constitución de febrero de este año. Es la cuarta victoria electoral al hilo del movimiento de movimientos encabezado por el líder indígena y socialista boliviano, cada vez con una cosecha superior de votos.
“Tenemos una gran responsabilidad con Bolivia, con la humanidad. Tener dos tercios en Senadores y en Diputados nos obliga a acelerar el proceso de cambio. Este triunfo es un reconocimiento a los pueblos y gobiernos antiimperialistas”, dijo Morales en la noche del domingo hablando desde el balcón del presidencial Palacio Quemado. Afirmó que con esta aplastante victoria, el pueblo tiene ahora el “poder suficiente” para construir ese Estado socialista y comunitario que establece el nuevo orden constitucional que el propio pueblo se ha dado. Reconoció que gracias a la conciencia democrática del pueblo, se ha podido demostrar que “es posible el cambio con base al voto”.
Por su parte, su compañero de papeleta, el vicepresidente álvaro García Linera, coincidió en que la tarea hacia el futuro es impulsar las estructuras del nuevo Estado. Esto incluye, insistió, tanto la implementación por ese Estado, como principal actor, de una economía plural posneoliberal y la distribución equitativa de la riqueza generada entre todos los sectores sociales. Asimismo, debe proceder a la puesta en marcha del régimen de las autonomías departamentales, indígenas y regionales, así como el fortalecimiento administrativo de los gobiernos municipales.
Puntualizó García Linera: “Es la revolución política más importante de Bolivia, yo diría desde su fundación porque se consagra algo que no se pudo el año de 1825: igualdad de los pueblos, y se consagra algo que no se pudo en los últimos cien años: la desconcentración del poder, el tema autonómico”.
Precisamente, pocos días antes de los comicios García Linera le había dicho a unos periodistas argentinos que de recibir un mandato holgado en las urnas: “Nuestro horizonte es de gran salto industrial, de Estado social protector y el despliegue de la descolonización y la autonomía, será sí más rápido, más contundente y más decidido”. Y abundó: “Este proceso posneoliberal es todo un movimiento histórico” que forma parte de la nueva geopolítica antiimperialista forjada en la América nuestra e insistió en que definitivamente “le va mejor a aquellos gobiernos que aceleran el tránsito posneoliberal. La gente responde, se involucra. No le va tan bien a los gobiernos que toman posturas ambiguas, eso le da pie a la derecha”.
Según una reflexión preelectoral que me compartiera el respetado intelectual boliviano, Oscar Vega Camacho, integrante del influyente grupo “Comuna”, el gobierno de Morales Ayma y García Linera, como expresión del ascenso de los movimientos sociales e indígenas en el país, ha desarrollado la “capacidad de interpelar y desordenar al curso hegemónico neoliberal que llevaba al menos quince años de legitimidad y fuerza” en el país. Se propuso “resignificar y reelaborar el proyecto nacional-popular”, asumiendo “en todas sus consecuencias la heterogeneidad de la sociedad y los principios pluralistas que lo sustentan para transformar el orden estatal en correspondencia y concordancia con una sociedad en movimiento y plural”.De lo que trata el actual proceso de cambio, según el compañero, es potenciar definitivamente “un proyecto de orden estatal que responde a la exigencia de la construcción del núcleo común” que servirá para articular los diversos ámbitos de la vida del país”. Y añade: “Este es un profundo cambio que se vive en la estructura de la autoridad de las instituciones y las leyes, pero que aún debe ser plasmado en la organización y el funcionamiento de las instituciones y en la práctica de las autoridades”. En ello consta el reto del presente más allá de la coyuntura electoral del 6 de diciembre.
“La Constitución, vigente menos de un año, está impregnada de este espíritu y aspira a dar un rumbo para una nueva concepción de lo nacional-popular, por tanto, las elecciones para las nuevas autoridades en el marco de esta nueva Constitución, tanto el 6 de diciembre como el 11 de abril, son tareas fundamentales para consolidar una transición constitucional democrática y, así, proseguir el proceso constituyente que es el objetivo de la sociedad para transformar el Estado para constituir condiciones reales y plenas de vida y para la vida, las lecciones de vivir bien de los pueblos”, concluye Vega Camacho.
La pluralidad de pueblos y ciudadanos que es hoy Bolivia se ha reapropiado soberanamente de su capacidad material para poder, más allá de las contiendas electorales, construirse un nuevo modo de vida, que definen desde sus raíces culturales como el “vivir bien”, la cual responde a una cosmovisión centrada en la construcción de relaciones sociales afectivas y solidarias entre todos los componentes de la sociedad. En esta reapropiación democrática de su capacidad para reconstruir su vida en común radica su más poderoso ejemplo.





Opinión

BOLIVIA EN EL CENTRO

Telégrafo de Ecuador (www.telegrafo.com.ec)

El Che Guevara, al fijar Bolivia como punto de partida para la “revolución continental”, lo hizo por dos consideraciones: por su gran acumulado de experiencias e impulso revolucionario a partir de la insurrección de 1952, y por su condición de área estratégica, pues es canal comunicante entre la región andina y el cono sur. Sobre todo por esta última razón quizás siga siendo un país estratégico en términos geopolíticos. El triunfo electoral de Evo Morales y del Movimiento Al Socialismo (MAS) lo pondría en esa condición. La línea ascendente del viraje “progresista” de la región, que inició con el triunfo para la presidencia de Venezuela de Hugo Chávez en 1999, empezó a mostrar algunas curvas descendentes. La derrota de Torrijos en Panamá, la incapacidad de la Unasur ante el golpe de Estado en Honduras y la instalación de siete bases militares en Colombia, el triunfo en debilidad del Frente Amplio y José Mujica en Uruguay, y el posible desenlace electoral entre la extrema y centro derecha en Chile, estaría en esa dirección. La reelección de Evo en este contexto adquiere una relevancia internacional importante. No solo fortalece el proceso boliviano: también da un fuerte impulso principalmente a los gobiernos de la ALBA.
Pero este triunfo no es un mero impulso a los procesos regionales, además le imprime potencialmente una fuerza social popular radical más hacia la izquierda, poniendo también un desafío. Sin temor a caer en un discurso propagandístico, podemos afirmar que allí el espíritu revolucionario viene desde abajo. Los principales actores que sostienen el proceso son múltiples: grupos profesionales y académicos de clase media, sectores empresariales emergentes, estamentos de militares y policías, y la gran mayoría de las organizaciones sociales y de izquierda y del movimiento indígena campesino. En este espectro y ante los conflictos políticos con la derecha, es la movilización social la que define las salidas o pone límites a las “negociaciones”. Así sucedió en los acuerdos con los autonomistas para hacer viable la consulta popular aprobatoria de la nueva Constitución. En cada uno de esos momentos de crisis son las fuerzas sociales las que empujan al gobierno cada vez más a la izquierda; incluso, y en no pocas veces, a su pesar o su resistencia. Es algo que no se ve en otros países con gobiernos progresistas. En Uruguay y Brasil, por citar unos ejemplos, ante cada arremetida de la derecha, Lula y Tabaré Vásquez respondieron con más moderación de sus políticas y aupando discursos contra la radicalidad de las organizaciones de izquierda. A Mujica se le pondera su pasado guerrillero, que es digno de respeto, pero se presta poca atención a su actual propuesta. El Ecuador no es la excepción; aquí, en el asunto del agua, se pretende retroceder más atrás de donde dejó los diálogos con el movimiento indígena.
El triunfo de Evo Morales muestra en la práctica que la única manera de avanzar y sostenerse en el gobierno es radicalizando el proceso y la manera más adecuada de hacerlo democráticamente es en medio de la movilización social.





Análisis informativo:

¿POR QUÉ MORALES PUDO SER REELEGIDO CON FACILIDAD?

Pueblo en Línea de China (www.spanish.peopledaily.com.cn)

Las estadísticas preliminares dadas a conocer en la noche del día 8 por el Tribunal Nacional Electoral de Bolivia confirman que en las elecciones presidenciales realizadas el día 6, el actual presidente Evo Morales ganó más de la mitad de los votos y fue reelegido con éxito, de modo que su mandato durará hasta 2015.
Morales venció a sus rivales en las elecciones presidenciales de 2005 para llegar a ser el primer presidente indígena en la historia de Bolivia. En aquel entonces, sus ventajas no fueron notables. En este país gobernado durante muchos años por las fuerzas derechistas, la subida de un dirigente de la izquierda al Poder fue en sí un hecho digno de atención. En los cuatro años de su mandato, Morales superó gradualmente los desafíos de toda índole de la oposición y ganó con facilidad las elecciones de este año, por las siguientes razones:
Ante todo, Morales nunca ha abandonado a los sectores sociales comunes que siempre le han apoyado incondicionalmente, entre ellos, los indígenas, los campesinos y los trabajadores comunes y corrientes. En su primer mandato, Morales ha realizado la nacionalización de las industrias petrolera y de telecomunicación, recuperando así de manos de los sectores sociales ricos estas ramas de importancia estratégica; ha elaborado políticas para garantizar los derechos e intereses de los ancianos, estudiantes y mujeres; ha reforzado la educación en las regiones pobres y ha reducido la tasa de analfabetismo del país; ha efectuado activamente la lucha anticorrupción y ha castigado duro a los funcionarios de los departamentos petroleros que aceptaron sobornos.
En segundo lugar, para ganar el apoyo en lo político, Morales ha suavizado su política económica renunciando a ciertas medidas políticas radicales y conquistando estratégicamente a la fuerza media, principalmente la clase media urbana. En un país cuyos indígenas representan el 60% de la población, Morales, de sangre indígena, cuenta en sí con el apoyo de la mayoría de los indígenas y, más el conquistado apoyo de la fuerza media, ha podido obtener la mayoría de los votos.
Además, la desintegración de la anterior mayor fuerza opositora permitió la desaparición del más grande rival de Morales. El Partido Socialdemócrata dirigido por el ex presidente Quiroga, que es el más grande partido de oposición, por considerar que sería incapaz de ganar las elecciones, se retiró de la contienda electoral y, entre tanto, las fuerzas de oposición encabezadas por Manfred Reyes Villa, prefecto de Cochabamba, contaba con una fuerza limitada, de modo que no pudo constituir ninguna amenaza para la reelección de Morales.
En enero de este año, Bolivia, a través de un plebiscito, aprobó la nueva Constitución, la cual establece que el presidente tiene un mandato de cinco años y no puede ser reelegido; pero estipula al mismo tiempo que el actual presidente puede participar en las anticipadas elecciones para fin de año. La oposición criticó a Morales indicando que al recurrir al plebiscito para aprobar la nueva Constitución, Morales buscaba en realidad su reelección e intentaba impedir al Congreso Nacional en la aprobación de una nueva Ley Electoral para inmovilizar al presidente. En abril pasado, Morales y los dirigentes de los campesinos y sindicatos llevaron a cabo una huelga de hambre en el Palacio Presidencial, obligando finalmente al Congreso Nacional a aprobar la nueva Ley Electoral, eliminando así los obstáculos para su participación en las elecciones.





Opinión

EL RETO DE EVO MORALES

La Nueva España (www.lne.es)

Si bien la victoria de Evo Morales para la Presidencia de la República de Bolivia estaba cantada, la gran incógnita radicaba en si el MAS rebasaba el 60% de los votos, alcanzando de esta forma los dos tercios de la Cámara, lo que le permitiría controlar la Asamblea Legislativa Plurinacional.
El binomio Evo Morales-Álvaro García Linera no sólo superó el 60% (exactamente alcanzó el 62,5%), sino que controla 110 de los curules (escaños), teniendo de esta forma la mayoría absoluta tanto en el Senado como en el Congreso. Pero estos dos tercios no deben ser una carta blanca para arrollar a las minorías, sino para cambiar con ellas el país. Definitivamente, el MAS dominará el escenario político boliviano durante los próximos cinco años.
La apuesta del centro, representada por el candidato Samuel Doria Medina (Unidad Nacional-UN), ha fracasado (ni siquiera su partido alcanza a tener representación parlamentaria en el Senado). La oposición en torno a Manfred Reyes Villa y Leopoldo Fernández (antiguo prefecto de Pando encarcelado en espera de juicio) reúne en su formación política, Plan para el Progreso de Bolivia- Convergencia Nacional (PPB-CN), a una variopinta selección de líderes regionales pertenecientes al partido político que dominó la segunda parte del siglo XX: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), a activistas de diferentes comités cívicos (el de Santa Cruz en particular) que encabezaron la revuelta autonómica del año 2008, organizando referéndum autonómicos fuera de la legalidad constitucional, y a algunas agrupaciones ciudadanas. Con 50 diputados y senadores, la oposición va a tener que actuar como un bloque inteligente para ser parte de la agenda legislativa y no simple espectadora.
Por su parte, el MAS (ya convertido en partido hegemónico) tiene que «enganchar» a la oposición a la tarea legislativa si no quiere alimentar la polarización que, mermada, se mantiene, a favor de los opositores, en Santa Cruz, Beni y Pando. Evo Morales tiene la gran oportunidad de asumir que es el presidente de todos los bolivianos, no el de los cocaleros o de los aimaras; de aparecer como un presidente de respeto y no de confrontación, tal como fue estos últimos cuatro años. Asimismo, Evo Morales tendrá que lidiar internamente con la diversidad de las corrientes del MAS: desde los más fervientes portavoces del «socialismo del siglo XXI», adscritos al ALBA de Hugo Chávez, hasta sus compañeros de las siete federaciones de cocaleros del Chaparé, de los líderes sindicales de la Central Obrera Boliviana (COB), de las mujeres de la agrupación sindical Bartolina Sisa, de los representantes de la CONAMAQ, de los Ponchos Rojos, etcétera.
El reto al cual se enfrenta el MAS es hoy mayor que nunca. Los legisladores, casi todos sin experiencia parlamentaria, tienen que implementar la constitución política del Estado, aprobada en referéndum el mes de enero pasado. Son 100 leyes: 36 orgánicas, 58 económico-sociales y cinco sobre tierra y territorio, unas de más polémica aplicación que otras, como la ley-marco de autonomías y de descentralización, la ley de regulación de normas y procedimientos de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, la ley del órgano judicial, la ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, etcétera. Otras con carácter más simbólico, como la ley Marcelo Quiroga Santa Cruz para luchar contra la corrupción. Otras, más de convivencia social y de carácter igualitario, como la ley del sistema único de salud, la ley regulatoria del ejercicio de la medicina tradicional, la ley de fomento a la vivienda... Finalmente, leyes de carácter más económico, como, por ejemplo, la ley de distribución de recursos tributarios, la ley de regulación de la inversión extranjera, la ley de promoción y diversificación económica, distribución de los beneficios de la industrialización y comercialización de los recursos naturales, etcétera.
Las dos piedras angulares de la consolidación del nuevo Estado plurinacional con las que Evo Morales no tiene margen de error son los asuntos de los hidrocarburos y de las autonomías. En forma resumida, la agenda energética para el próximo Gobierno es similar a la de 2006: producir más para mantener la exportación al Brasil y ampliarla a la Argentina, y así abastecer el mercado interno. Impulsar la utilización de gas domiciliario, industrial, generación eléctrica y transporte vehicular. Ampliar todo el sistema de oleoductos y gasoductos internos y refinerías para tratar de recuperar la autosuficiencia en derivados de petróleo. Finalmente, iniciar un programa real de industrialización del gas.
Los hidrocarburos. El Gobierno elegido el 2006 recibió el sector con reservas probadas y certificadas de 26,7 TCF (trillones de pies cúbicos) de gas y 465 millones de barriles de petróleo. Al ritmo de producción de esa fecha se tenía petróleo para los próximos 23 años y gas para 53. Ahora no se sabe cuánto gas y petróleo se tiene, y menos, para cuántos años. Desde el 2006 Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) no ha podido, por cuatro veces, contratar una consultora que certifique las reservas. Se empezó 2006 con una producción de 50.000 barriles de petróleo y 40,2 millones de metros cúbicos de gas por día. El mercado interno estaba cómodamente abastecido de gasolinas y gas licuado del petróleo (GLP), y sólo se importaba el 30% del consumo de diésel. A la fecha la producción continúa bajando. En 2010 se tendrá que importar el 50% de consumo de diésel, el 20% de gasolinas y el 20% de la demanda de GLP. El costo estimado de las importaciones llega hoy a los 1.400 de millones de dólares, más adelante depende del precio del petróleo, porque todas ellas están referenciadas a precios internacionales, incluidas las que vienen de Venezuela.
El país esta creciendo, por tanto las importaciones continuarán aumentando. Lo anterior podría haberse solucionado perforando más pozos y aumentando producción, que es lo que menos se ha hecho (96 pozos entre 2002 y 2006; sólo 18 en los cuatro años pasados). Desde 2006 hasta la fecha no se han construido nuevas instalaciones para abastecer la demanda interna. Se ha perdido la autosuficiencia lograda en 1954 con reservas probadas en el subsuelo. Recuperarla necesita por lo menos cinco años y aproximadamente 8.000 millones de dólares de inversión. Los precios del petróleo y del gas desde 2005 se han incrementado espectacularmente. Los ingresos por exportaciones crecieron, pero en ningún momento se reinvirtieron en el sector esos fondos y otros.
Ahora Bolivia es autonómica. Los cinco departamentos que el 2 de julio de 2006 le dijeron «no» al modelo autonómico cambiaron de decisión, y con la misma contundencia con que tres años atrás dijeron «no», el domingo optaron por decir «sí», y nada menos que al 75%, según los resultados en boca de urna. Cochabamba, La Paz, Chuquisaca, Oruro y Potosí se han sumado a Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, que ya se habían pronunciado a favor de un régimen autonómico en 2006. Bolivia es hoy autonómica, tal cual lo plantea la Constitución Política del Estado (CPE) vigente. Las autonomías facultarán a los departamentos para organizar gobiernos autónomos que ejerzan facultades legislativas, reglamentarias, fiscalizadoras y ejecutivas. A partir de este nuevo escenario, resta ahora la aprobación de la ley-marco de autonomías, que corresponderá asumir a la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional.
En los cinco departamentos donde ganó el «sí» se debe proceder a la aprobación de sus respectivos estatutos autonómicos a través de un referéndum. Estos estatutos están muy adelantados en su redacción, anticipándose a las elecciones del 4 de abril de 2010, cuando se votará por primera vez a los gobernadores de los cinco departamentos y a los miembros de las asambleas departamentales. Los otros cuatro departamentos que ya ratificaron sus estatutos en consultas están obligados a adecuarlos a la nueva Constitución vigente (ley de régimen electoral transitorio).
Autonomías regionales y originarias. Pero el 6 de diciembre también se votaba por la autonomía «regional» y la autonomía «originaria» en los departamentos que optaron por estas fórmulas de descentralización. La nueva constitución no sólo prevé un nivel autonómico, sino cuatro niveles de autonomía: el departamental (correspondiente al autonómico español), el regional (mesogobierno), el indígena originario y el municipal. Los cuatro están equiparados con competencias exclusivas, compartidas, concurrentes y privativas. El gran reto de la implementación del modelo autonómico «a la boliviana» radica en el reparto de estas tres modalidades de competencias entre estos cuatro niveles de autonomía evitando duplicaciones, confusiones y desigualdades en el reparto y la gestión de los fondos generados por los recursos naturales que sustentan la financiación del sistema. Tres municipios del departamento de Tarija se pronunciaron con un 79% a favor de crear la región del Gran Chaco. Según la Carta Magna, esta región tiene que conformar su Gobierno autónomo regional, y, aunque no tendrá capacidad legislativa, será autónoma territorialmente, con planificación y gestión pública. La asamblea legislativa departamental será la instancia que tendrá que transferir las competencias a la autonomía regional. Es en el Gran Chaco donde se sitúan las mayores reservas de gas de Bolivia. Es la única autonomía regional constituida por ahora.
También se votaba por la autonomía indígena. Ante la sorpresa general, en dos de los doce municipios donde se votaba por la autonomía indígena se rechazó el modelo. El derecho de libre determinación de los pueblos indígenas originarios campesinos, que se plasma en la posibilidad de gozar de autonomía y autogobierno con relación a sus asuntos internos o locales, y que ha provocado tanta polémica, enfrentamientos y movilizaciones callejeras, así como virulentas manifestaciones de todos los partidos políticos, se encuentra hoy relegado a un menor lugar en la implementación del proyecto autonómico. Como manifestaba el ministro de Autonomías y de Descentralización, Carlos Romero, ante los resultados, «lo que se viene en autonomías es complejo».





Editorial II

TODO EL PODER PARA EVO MORALES

El importante triunfo electoral del presidente boliviano le permitirá avasallar a las minorías o gobernar respetándolas

La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)

El Movimiento al Socialismo conducido por Evo Morales logró un triunfo aplastante en las recientes elecciones nacionales bolivianas. Por primera vez en la historia tendrá ahora los dos tercios de ambas Cámaras del Poder Legislativo.
Podrá entonces sancionar a voluntad el centenar de leyes de distinto tipo que requiere la peculiar Constitución Política del Estado promulgada el pasado 7 de febrero. Esto no había ocurrido ni en 2005, cuando Morales llegó a la presidencia de Bolivia, ni en oportunidad de elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente que redactó la nueva Constitución boliviana.
Morales triunfó en todos los departamentos del país, con excepción de Beni, Pando y Santa Cruz, tradicionalmente opositores. En La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba la victoria fue arrasadora. Cabe destacar que también la clase media lo acompañó, una vez más, apostando al futuro que Morales propone.
Pero, además, Morales podrá designar, sin consultas o consensos con terceros de ninguna naturaleza, a los candidatos a integrar los nuevos Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal Supremo de Justicia, Consejo de la Magistratura y Tribunal Agroambiental.
Todos ellos deberán luego triunfar en las respectivas elecciones para ser consagrados en las urnas, como dispone la nueva Carta Magna. Ante la realidad de hoy, éste será apenas un trámite. Particularmente porque Morales designará directamente a quienes integren el nuevo Organo Electoral Plurinacional.
Esto supone el riesgo, grave por cierto, de que Bolivia tenga, de ahora en más, una justicia de corte sectario y no independiente, ni imparcial. Ello sería un lamentable paso atrás, que sólo puede evitarse designando para esos altos tribunales a hombres o mujeres de excelente nivel profesional, por todos respetados y más allá de toda sospecha.
Pero hay muchos que sólo ven en las estructuras democráticas clásicas una superestructura que, dicen, apunta a preservar las cosas y los privilegios de algunos, por lo que creen deben demolerse. Si prevaleciera esta particular visión, en un país en el que existe ya un deterioro institucional muy serio, el peligro es que los jueces bolivianos se transformen en meros agentes del Estado, como en Cuba. Esto supone ciertamente el riesgo de que las libertades personales de todos queden a total merced del partido de gobierno.
Por esto, algunos temores de totalitarismo flotan sobre Bolivia alimentados por las conductas recientes, frecuentemente autoritarias, del gobierno de Evo Morales todo a lo largo de los últimos cuatro años.
Morales, que hizo una campaña electoral en la que los recursos económicos parecieron inagotables y evitó de plano los debates de ideas, tiene ahora una opción de peso: la de conducir a Bolivia a su gusto y paladar (como si hubiera obtenido una carta blanca para edificar lo que le parezca) o procurar avanzar con responsabilidad, intentando obtener en la marcha hacia un futuro que luce diferente el consenso más amplio posible.
En otras palabras, la de avanzar avasallando e ignorando a las minorías o la de hacerlo respetándolas. Este es quizás el desafío más grande para Bolivia después de unas elecciones que indudablemente consolidaron al socialismo en el país.





Opinión

TRAS LA VICTORIA DE MORALES

El Presidente boliviano debe usar su gran triunfo electoral de forma constructiva. La democracia y la estabilidad son la mejor vía para la real inclusión social

La Nación de Costa Rica (www.nacion.com)

Los datos oficiales todavía no han sido divulgados, pero todo indica que el presidente Evo Morales y su Movimiento al Socialismo (MAS) han obtenido una resonante victoria en las elecciones celebradas en Bolivia el pasado domingo.
Las estimaciones más serias coinciden en atribuirle más del 60% de los votos presidenciales, y es muy probable que su partido obtenga una mayoría de dos tercios en la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, compuesta por la Cámara de Diputados, con 130 escaños, y el Senado, con 36. De confirmarse esta posibilidad, tendría total carta blanca para legislar.
Su gran éxito se asentó en las zonas mayoritariamente indígenas, que representan más de la mitad de los 10 millones de habitantes bolivianos. En La Paz, su capital, por ejemplo, parece haber alcanzado el 80% de los sufragios. Pero incluso en el departamento de Santa Cruz, tradicional bastión opositor, se acercó a un virtual empate. Quienes lo adversaban se dividieron entre el excapitán Manfred Reyes Villa, con alrededor del 24%, y el empresario Samuel Doria Medina, con poco más del 10%.
Es decir, Morales ha obtenido un claro mandato y una fuerza política inédita en la historia reciente de Bolivia, para gobernar durante los próximos cinco años, al amparo de la nueva Constitución ratificada mediante referendo en enero. La gran pregunta es qué hará con ese gran poder.
Frente a él tiene dos opciones básicas. Una es utilizar su sólida posición para desarrollar un gobierno conciliador e incluyente, respetuoso de la institucionalidad democrática y promotor del desarrollo económico con estabilidad. Esta sería la mejor estrategia para promover mayor equidad, mejorar, de manera sostenible, las condiciones de vida de la población, impulsar los derechos de los indígenas, generar oportunidades de movilidad social y étnica, reducir los altos niveles de corrupción y fortalecer la unidad de Bolivia como nación. La otra posibilidad sería embriagarse con la masiva cosecha de votos, optar por un gobierno de choque, mantener una retórica y acción conflictivas, manipular las bases democráticas de la Constitución y perpetuarse en el poder.
En este momento, como ha ocurrido en otras oportunidades desde que llegó al poder, en el 2006, las señales y retórica son contradictorias.
Por una parte, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, afirmó que “los dos tercios (en la Asamblea) no significan, como antes, aplanadora (…) el ejercicio tiránico de la Administración Pública”, sino “responsabilidad sobre cómo lograr acuerdos institucionales con los distintos sectores para que esos dos tercios adquieran legitimidad y fortalezcan la democracia”. Pero esta voluntad la puso en entredicho el presidente Morales, al sugerir la posibilidad de buscar la reelección al final de su nuevo período, en el 2015, en contra de lo acordado con la oposición y establecido por la Ley Electoral a principios de año. Esto, por supuesto, ha generado una ola de incertidumbre.
Durante la mayor parte del actual gobierno, Morales topó con la suerte de un fuerte incremento en los precios internacionales de los hidrocarburos, minerales y otros productos de exportación bolivianos. Esto permitió grandes –y necesarias– transferencias a sectores vulnerables de la población, una de las principales razones de su popularidad. Sin embargo, los ingresos ya han comenzado a bajar. La única forma de sostenerlos, y de arraigar una política social responsable, es generando riqueza mediante inversiones y productividad, lo cual solo será posible con estabilidad y apego al Estado de Derecho.
La apuesta a un gobierno sensato, por tanto, no se justifica solo por una elemental lealtad hacia la democracia, sino, también, por un sentido de realidad. La esperanza es que Morales y el MAS lo entiendan y actúen en consecuencia. Sería la mejor retribución a la confianza depositada en ellos. Lo contrario implicaría, en el mejor de los casos, un desperdicio; en el peor, una apuesta definitiva hacia el autoritarismo destructivo.




Editorial

EL CASO EVO MORALES

La Opinión de Rafaela, Argentina (www.laopinion-rafaela.com.ar)

El recientemente reelecto presidente de Bolivia, Evo Morales, está siguiendo prolijamente el camino de otros mandatarios sudamericanos, es decir, aquellos con los cuales está conformando un bloque bastante consolidado por la predisposición que muestran hacia las metodologías antidemocráticas, sobresaliendo allí el venezolano Hugo Chávez, el ecuatoriano Rafael Correa y el matrimonio de los Kirchner, además de estar incorporando también, despaciosamente, al paraguayo Lugo, y convirtiéndolo cada vez en más peligrosamente numeroso. Habrá que ver qué rumbo toma en tal sentido el uruguayo José Mujica, que también tiene orígenes en ese direccionamiento, aun cuando su país no sea maleable para ese tipo de manejos, pero de todos modos habrá que aguardar para ver en qué dirección se moviliza.
Lo de Morales es realmente curioso, pues aún habiendo llegado a la Presidencia desde sus orígenes indígenas realmente humildes, uno de sus primeros objetivos fue adecuar las disposiciones legales para poder llegar a la reelección, lo cual consiguió el domingo con un contundente respaldo del 60% del electorado, por lo cual no merece ninguna clase de objeciones su victoria. Es en definitiva, lo que quieren los bolivianos, y como tal debe respetarse, sin objeciones, que por otra parte no corresponden.
Lo que sí en cambio puede, y más aún, debe decirse, es que en pocas horas Evo Morales experimentó un cambio notable en sus dichos y comportamientos, pues del discurso moderado utilizado durante la campaña -por lo cual debe suponerse que por esa razón lo votaron los ciudadanos de su país-, en horas apenas se transformó al variar todo su repertorio de argumentaciones, pasando de ser una figura moderadora y tolerante, a un descalificador de todos aquellos que no piensan y actúan como él. Un estilo que indudablemente se ajusta a casi todos los dictadores de la historia: un modo para llegar, otro muy distinto para sostenerse.
Mejor dicho, lo que se suponía podía haber sido un vuelco hacia la moderación, tal como ocurrió durante toda su campaña, fue apenas una variante fugaz de su personalidad para captar votos de otros sectores de la sociedad boliviana, ya que rápidamente retomó su discurso confrontativo, una vez que está instalado como Presidente hasta 2015.
Según Morales, todos los que estuvieron en oposición a él, son "traidores y vendepatria", lo cual lo revela realmente como lo que es en sus modos y formas, pues el fuerte pedido de "reconciliación nacional" que había formulado horas antes, lanzado en el momento del festejo de su triunfo, fue rápidamente pisoteado en sus nuevas declaraciones, que marcan cuáles serán sus formas de gobernar.
Pero este Morales no tiene barreras ni contenciones, pues el día siguiente de haber logrado tan arrollador triunfo, tal vez embalado por la avalancha de sufragios, uno de los temas que mereció su atención fue hablar de la posibilidad de volver a ser reelecto en 2015. Eso sí es en realidad un político previsor, pues está tratando de asegurarse la permanencia nada menos que hasta 2019, al menos de eso está hablando.Y tan preocupante como todas estas declaraciones, aparece el tema de la prensa, pues Morales ya dio claros indicios de tratar de llevar adelante una reforma amplia de la actual situación de los medios de comunicación en Bolivia, pues -según su visión- "hay demasiada libertad de prensa", lo cual lo pinta de cuerpo entero en cuanto a su línea de pensamiento.
De acuerdo con lo que se viene, el presidente boliviano tiene intenciones de regular a los medios de comunicación y poder así controlar a la prensa, tal como se hace o se viene intentando hacerlo en aquellos países vecinos que le son afines, como Venezuela, Ecuador y la Argentina.
Vientos realmente de enorme riesgo soplan por la región con esta avanzada de una línea de acción y pensamiento que poco tiene que ver con la libertad y la democracia.





Editorial

EVO MORALES DEBE LLAMAR AL DIÁLOGO Y LA RECONCILIACIÓN

El presidente Evo Morales obtuvo un rotundo y categórico triunfo en las elecciones del domingo. En su primer discurso, si bien dijo que habrá diálogo con la oposición, por otro lado calificó a sus opositores políticos de “traidores” y “vendepatrias”. Bolivia, el país más pobre de Sudamérica, necesita de todos para salir de su endémica pobreza.

Los Andes de Argentina (www.losandes.com.ar)

El triunfo de Evo Morales en Bolivia fue contundente y no dejó ningún tipo de dudas. Nadie antes que él, en la historia de ese país, se había impuesto por un margen tan amplio de votos y fortaleció su imagen aun en aquellos distritos -integrantes de la denominada “La media luna”- que habían tenido, no hace mucho, actitudes y movimientos separatistas.
Con su triunfo, Morales, el primer presidente indígena de América Latina, contará con mayoría absoluta en el Parlamento y podrá impulsar leyes sin ningún tipo de obstáculos, aspecto que lo enfrenta a un enorme desafío, en razón de que deberá efectuar las reformas necesarias para sacar al país y a sus habitantes de la profunda pobreza y que ha llevado a Bolivia a convertirse en el país más pobre de esta parte del continente. Un cúmulo de complejas razones deben sumarse entre los motivos por los cuales Evo Morales pudo ratificar en forma tan contundente su liderazgo, aunque es muy factible que en la decisión del electorado haya influido esa gran mayoría étnica y pobre que no supo ser escuchada por la minoría poderosa que gobernó ese país durante décadas. Más aún, cada vez se diluyen más las presiones que intentan impulsar desde Santa Cruz de la Sierra, Beni, Pando o Tarija.
De acuerdo con lo señalado por los observadores, Evo Morales tuvo aciertos durante su gobierno, pero también muchos déficits. Entre los primeros aparece un tipo de cambio estable, una inflación controlada, superávit fiscal y niveles récords de exportaciones y reservas internacionales, con un crecimiento promedio del 4,5 por ciento anual. Merced a una administración moderada, atesoró casi 9 mil millones de reservas internacionales, mientras paralelamente implementó políticas sociales y obras regionales.
Entre los mayores problemas, aparece un Poder Judicial descabezado por destituciones, juicios políticos y renuncias, incluyendo a la Corte Suprema y al Tribunal Constitucional y fuertes crisis regionales, esencialmente surgidas de la pelea por la autonomía.
Por otra parte, su alineamiento internacional con el venezolano Hugo Chávez, llevó a Bolivia a involucrarse -al menos desde el discurso- en problemas ajenos al país. Además, Morales no ha descartado para el futuro los referéndum, poniendo como ejemplo lo realizado por Chávez.
En materia económica, el crecimiento boliviano se fundamentó en el gas y el petróleo, con exportaciones que llegaron, en 2001, a 6.836 millones de dólares, pero que descendieron a poco más de 3 mil millones de dólares el año pasado, como consecuencia de la caída en los precios del gas.
Morales derivó gran parte de esos recursos a planes sociales, pero sigue siendo un país sumido en la pobreza, sin atisbos de una necesaria modernización e industrialización, que serán fundamentales en la medida en que los recursos naturales se vayan acabando.
En política interna, durante la campaña electoral anticipó la implementación de una política de shock y que la Asamblea Plurinacional apruebe 100 leyes en forma inmediata, cuando asuma el poder en enero. Entre ellas, aparecen dos bastante controvertidas: una referida a la autonomía y la restante sobre la conformación del Poder Judicial.
A diferencia de su par político uruguayo, José Mujica, quien inmediatamente después de conocerse los resultados de las elecciones convocó a un diálogo abierto y a un trabajo en común con la oposición, Morales tuvo un discurso que desconcierta y preocupa. Porque si bien se mostró abierto al diálogo con los opositores, no tuvo ningún gesto de reconciliación. Los calificó de “traidores” y de “vendepatrias”, con lo que, en lugar de suavizar, no hizo más que profundizar las diferencias y dividir aún más a la sociedad.
Es de esperar que esas palabras hayan sido fruto de una reacción visceral propia de un triunfo previsible, pero sorpresivo en las cifras y que desde el gobierno de Evo Morales se priorice el diálogo y la concordia, dejando de lado cualquier tipo de autoritarismo.
Es lo que necesita un pueblo sufrido y castigado, pero noble en sus intenciones, para salir de esa endémica pobreza que lo afecta desde hace décadas.





Opinión

CUANDO EL MODELO CATALÁN SE COGE POR LOS PELOS

La Voz de Galicia España (www.lavozdegalicia.es)

En Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), donde me encuentro, quieren tener una autonomía como la de Cataluña. Pero, en vez de recordar que el autogobierno catalán se consiguió en un proceso de consensos sucesivos, que incluyeron la redacción de la Constitución y la extensión del sistema autonómico a toda España, los cruceños están alimentando la confrontación, como si el Estatuto hubiese que arrancarlo a la fuerza, y como si fuese posible asentar la autonomía en medio de una abierta disputa entre el Estado boliviano y las instituciones políticas y representativas de Santa Cruz.
Claro que este escenario de tensión en modo alguno responde a un capricho de las autoridades cruceñas. Porque en Bolivia está en plena discusión un modelo de Estado que, lejos de estar proyectado desde la unidad, oscila entre dos visiones casi irreconciliables: el indigenismo nacionalista de Evo Morales, que sigue predicando un Estado propiedad de las etnias originarias, a las que se les transfieren los recursos mineros y petrolíferos y a las que se convierte en punta de lanza de un control electoral amplio e indefinido; y el reformismo liberal de los cruceños, que, basándose en la riqueza agraria y minera de la Media Luna, quieren crear un Estado y una democracia homologables con las grandes potencias euroamericanas. Contra los primeros pesa la utopía, que no contempla más progreso que la subvención ni más justicia que el reparto de lo que se considera fabulosa riqueza del subsuelo boliviano. Y contra los segundos está la historia reciente de Bolivia, que gobernada y saqueada por élites sin conciencia de nación ni ética política, consiguió generar la desigualdad económica que ahora sustenta el revisionismo filochavista de Evo Morales.
A favor del proyecto indigenista de Morales están los votos, ya que las elecciones del día 6 acaban de confirmar el dominio absoluto del MAS (Movimiento al Socialismo) en las dos cámaras legislativas. Y a favor de los cruceños está la economía, porque ellos producen el 53% del PIB nacional, y porque de sus despensas y minerales depende la vida diaria de los bolivianos. Pero, al menos de momento, va a mandar la política, y todo apunta a que Evo Morales estaba esperando este resultado electoral para lanzarse a una reforma del Estado que, más allá de los hachazos que puede asentarle al sistema de garantías jurisdiccionales y a la seguridad jurídico-mercantil que tanto necesita el país, tiene en el punto de mira la autonomía de Santa Cruz.
Y aquí empiezan las palabras mayores. Porque ya son muchos los expertos que empiezan a pensar que la confrontación que se busca es la militar, y que la democracia boliviana -o lo que queda de ella- está pendiente de un hilo.





Opinión

AHORA SOMOS LA SEGUNDA MAYORÍA EN BOLIVIA

Critica Digital de Argentina (www.criticadigital.com)

Una de las grandes novedades de las elecciones del 6 de diciembre en Bolivia, además del aplastante triunfo de Evo Morales, fue que por primera vez participaron los bolivianos que viven en el exterior. Hace más de una década que la clase política boliviana venía esquivando la reglamentación de la ley, que confirmaba el derecho al voto de los que tuvieron que emigrar. En Bolivia hasta los criminales pueden votar, por eso los emigrantes éramos hasta ahora peor que parias, ciudadanos de cuarta. Fue la nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia aprobada a fines del año la que obligó al Congreso boliviano a reglamentarla.
La oposición y el gobierno acordaron, sin embargo, dar a la diáspora el mínimo de participación posible, con sólo el 6% del padrón.
Para llevar adelante esta tarea, la Corte Nacional Electoral, ahora llamada Órgano del Estado Plurinacional, decidió empadronar sólo a los bolivianos que vivieran en Argentina, España, EE.UU. y Brasil. Para el caso argentino limitó la inscripción a la ciudad de Buenos Aires y el conurbano y a las provincias de Mendoza y Jujuy. En Brasil, sólo en San Pablo; en España, en Barcelona, Madrid y Valencia; en EE.UU., en Maryland, Washington, Virginia y Nueva York. Se podría decir sin temor a equivocarnos que fue un acto discriminatorio.Pero la cosa no termina ahí. Mientras en Bolivia el empadronamiento biométrico comenzó el 1º de agosto, en el extranjero se inició después del 16 de septiembre. En Buenos Aires, que es la plaza más importante, la difusión en los medios de la colectividad apuntaron sólo a la capital, cuando el grueso de los bolivianos viven en el conurbano. De no ser por la patriada de los residentes bolivianos en esos lugares del país, el empradonamiento hubiera sido un fracaso, con un impacto negativo que frenaría el avance en el reconocimiento de nuestros derechos.
Un poco en serio, un poco en broma, se dice que en Argentina vive el departamento más numeroso de Bolivia. Y fue aquí donde Evo consiguió proporcionalmente el respaldo más significativo.
Desde el periódico que dirijo nos tocó realizar una cobertura a nivel nacional de las elecciones y podemos afirmar que no menos del 95 % le dio su voto a Morales. Fue emocionante observar el domingo pasado cómo muchos bolivianos iban a las 4 de la mañana para esperar su turno y emitir el voto. En contraste, hubo una desorganización y un maltrato similar al que la mayoría de los bolivianos vive a diario en este país. Lo cierto es que algunas cosas cambiaron en Bolivia y otras no, pero a pesar de ese abrumador respaldo de los residentes bolivianos en Argentina, el gobierno boliviano todavía no tiene una política definida para atender y aprovechar esa fuerza de la colectividad. Evidentemente nuestra gente le tiene mucha fe a Evo, pero lo cierto es que si antes éramos ciudadanos de cuarta, ahora somos de segunda.





ACABARON CON LA DEMOCRACIA EN BOLIVIA

Diario de las Américas de EEUU (www.diariolasamericas.com)

Por Carlos Sánchez Berzain. Las elecciones del pasado domingo 6 de diciembre en Bolivia marcan el punto de no retorno que liquida la democracia en el país, y otorga al proyecto de Castro y Chávez para América Latina un triunfo vital en su diseño de intervención autoritaria. Fueron las “elecciones de Evo”, con la “constitución de Evo” y para establecer “mayoría absoluta de Evo”.
Los festejos más importantes son sin duda las elites de Caracas y La Habana, mientras que ha comenzado en Bolivia el segundo tiempo del amedrentamiento, la persecución, el crimen y exilio que Evo Morales inflinge al país desde que se inició como dirigente cocalero y que ha intensificado en su gestión presidencial.
Las elecciones generales en Bolivia deberían celebrarse el próximo año, el 2010, para elegir un nuevo presidente porque la legítima Constitución no permitía la re elección. Estas elecciones, las del 2009 son el resultado de varios años de maquinaciones y ruptura constitucional e institucional; del destrozo deliberado del sistema de partidos políticos y la persecución de lideres políticos y sociales; de la criminalización de la actividad política opositora por medio de juicios, exilio, y amenazas; predominio del cohecho, la corrupción, las masacres y la violencia producidas por Evo Morales. Todo ello, con la directa intervención de Venezuela y Cuba para aplicar en Bolivia la franquicia autoritaria del Alba.
La democracia boliviana fue destrozada, progresiva y sostenidamente, desde el derrocamiento del Presidente Sánchez de Lozada en octubre de 2003, que fue viabilizado por la traición del vicepresidente Carlos D. Mesa y constituyó el primer paso estratégico del proyecto autoritario transnacional ejecutado para apoderarse de Bolivia, tras varias décadas del fallido intento guerrillero auspiciado –con el mismo propósito- desde La Habana. Cuando Evo Morales llegó al poder, la intervención cubano-venezolana se hizo directa y la franquicia autoritaria empezó a ejecutarse implacablemente hasta conseguir la sustitución de la Constitución.
La sustitución constitucional (porque no fue reforma), sólo pudo producirse mediante la violación del ordenamiento jurídico boliviano, ya que el texto llevado a referéndum nunca pasó por las manos de los constituyentes. Después de las masacres de Cochabamba y Sucre, y de las confrontaciones y movilizaciones cocaleras, se amañaron juicios de responsabilidades a ex presidentes y ministros. La extorsión y amenazas desde el gobierno fueron habituales.
Bajo esas circunstancias se produjo la entrega espúrea de los votos controlados por Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina, y esos votos posibilitaron que Evo tenga su constitución. Curiosamente, esa constitución fue preparada por el mismo bufete de abogados españoles que redactaron las actuales constituciones de Venezuela y Ecuador.
El proceso electoral de 2009 está marcado por el fraude: un llamado padrón biométrico que facilita la trampa a favor de la candidatura de Evo; una campaña oficialista millonaria; el control de los medios de comunicación y atentados permanentes a la libertad de prensa. El control sindical cocalero evita el desplazamiento de candidatos de oposición; el voto comunitario inducido desde el gobierno constituye la abolición lisa y llana del secreto electoral y somete a presiones indebidas a los votantes.
A estas expresiones de fraude, se les agregan la violencia ejercida contra la autonomía del ciudadano boliviano, las flagelaciones a opositores como al dirigente indígena Marcial Fabricano, y el enjuiciamiento criminal de candidatos contrarios al gobierno, mediante el engendro de conspiraciones contra líderes no sometidos al oficialismo.
Existe una ausencia total de cualquier control de constitucionalidad, ya que el vaciamiento del Tribunal Constitucional ha suprimido esta garantía. Las cortes electorales están amenazadas y subordinadas al gobierno. Producto de este absolutismo jurídico es el encarcelamiento y silenciamiento del Prefecto de Pando y candidato a la vicepresidencia de un frente opositor, como también la impunidad de Evo Morales que ha declarado públicamente que mandará a la cárcel a Manfred Reyes, su principal contrincante electoral.
Según declaraciones del propio Morales, hechas públicas la semana pasada, luego de las elecciones habrá obtenido la mayoría necesaria del senado “para nombrar y controlar la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Constitucional”. Esto es que, después del domingo 6 de diciembre Evo tiene “el poder total”.
Así lo reconoció uno de los fundadores del partido de Evo, el dirigente minero y ex senador Filemón Escobar, quien declaró que luego de estas elecciones, Evo Morales constituirá un “estado estalinista”, que le permitirá eliminar impunemente a todos su opositores.
Ninguno de estos elementos se difunden en el mundo. Si se conocen, no parecen haber llamado la atención sobre esta forma “peculiar de acción política” que ya no se puede llamar democracia.
Sólo voces aisladas se levantan sobre esta situación de Bolivia, que no parece inquietar a nadie desde hace varios años. Mary O’ Grady, desde su columna del Wall Street Journal, constituye una excepción, al haber remarcado que esta elección es el “fin de la democracia boliviana”.
El llamado triunfo de Evo Morales con mas del 61% de votos, no es sino el resultado fraudulento de un iter criminis de varios años que ha terminado el domingo pasado con la liquidación de la democracia en Bolivia y la institución de un poder totalitario. Acabaron con la democracia usando el voto!










BOLIVIA APROBARÁ CIEN LEYES EN SEIS MESES PARA APLICAR LA NUEVA CONSTITUCIÓN

ABC de España (www.abc.es)

La futura Asamblea Legislativa de Bolivia, que será de mayoría oficialista, aprobará en los primeros seis meses de su mandato unas cien leyes necesarias para desarrollar la nueva Constitución, informaron hoy fuentes del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de
Evo Morales.
"Es urgente que la próxima Asamblea Legislativa Plurinacional, en el máximo tiempo de seis meses, pueda aprobar estas leyes y de esta manera arrancar ya con la transformación institucional en el país", dijo a Efe el portavoz del MAS, Jorge Silva.
Tras la
victoria electoral de Evo Morales y su partido en los comicios del pasado domingo, el reelegido presidente ya anunció que está obligado a "acelerar" el "proceso de cambio" ante el amplio respaldo recibido.
Para preparar la "hoja de ruta" hacia la nueva institucionalidad boliviana, Morales se ha reunido ya esta misma semana con su gabinete, los presidentes de empresas públicas y los movimientos sociales que le apoyan. El próximo sábado lo hará con los diputados y senadores electos del MAS.
Se trata de un centenar de leyes, de las que 39 son de carácter orgánico, "con la finalidad de arrancar el proceso de cambio, toda vez que en el país todavía estamos bajo un sistema institucional de corte neoliberal", apuntó Silva.
Cinco normas esenciales
De forma prioritaria, el oficialismo trabaja en cinco normas esenciales: la Ley del Órgano Electoral Plurinacional (como se llamará la hasta ahora Corte Electoral), la Ley de Régimen Electoral (la actual es transitoria), la Ley del Órgano Judicial y la Ley del Tribunal Constitucional.
Dentro de este grupo también figura la Ley de Autonomías y Descentralización que, según el portavoz del MAS, será como "una segunda Constitución" porque definirá las competencias y atribuciones de los diferentes niveles de autogobierno establecidos en la Carta Magna: departamental, municipal, regional e indígena.
La Asamblea (integrada por Cámara de Diputados y Senado) también verá en los primeros meses de 2010 los proyectos que quedaron bloqueados por la mayoría opositora en la Cámara Alta en el anterior mandato, entre ellas, la Ley de Lucha contra la Corrupción e Investigación de Fortunas.
Dentro de este grupo están además la nueva Ley de Educación de Bolivia y la del Seguro Universal de Salud. El diario boliviano "
La Razón" publica hoy que el próximo Gobierno de Morales tiene previsto plantear en sus primeros días de gestión otro importante bloque de leyes relacionadas con el sector económico y productivo, concretamente, sobre minería, electricidad, hidrocarburos, economía plural, pensiones y empresas públicas.
Jorge Silva explicó que la futura Asamblea Legislativa Plurinacional debe quedar instalada entre el 15 y el 22 de enero de 2010.
La apuesta de Evo para conquistar a la clase media
El 22 de enero es la fecha prevista para la segunda toma de posesión del presidente Evo Morales y de su vicepresidente Álvaro García Linera. Tras la investidura, Morales deberá nombrar a su nuevo Gobierno. De hecho, los actuales ministros preparan ya sus informes de gestión para entregarlos hacia el 20 de enero ya que su mandato concluye el 22.
Mientras tanto, en Bolivia comienzan las especulaciones sobre qué autoridades mantendrán sus cargos y cuáles serán las nuevas caras del Gobierno y las nuevas instituciones bolivianas.
Muchos dan por seguro que la presidenta del Senado será Ana María Romero de Campero, la primera candidata del MAS para la Cámara Alta por el departamento de La Paz y que constituyó la "apuesta" de Evo Morales para "reconquistar" a la clase media.
Para presidir la Cámara de Diputados suena con fuerza el nombre de Héctor Arce, ex ministro de Defensa Legal del Estado y que ha sido cabeza de lista del MAS a la Cámara Baja por La Paz.





CAMBIO CLIMÁTICO-BOLIVIA: GRITOS Y SUSURROS POR LA VIDA

IPS de México (www.ipsnoticias.net)

Las voces bolivianas en la conferencia sobre cambio climático de Copenhague, que debate el futuro de la Tierra, mezclan advertencias y quejas por los daños observados en las cumbres andinas, donde mueren los glaciares, y en las zonas bajas, arrasadas por las inundaciones.
Con más de 10 millones de habitantes distribuidos entre montañas de hasta 6.300 metros de altura sobre el nivel del mar y zonas selváticas y llanuras, Bolivia busca hacer escuchar su voz entre los 30.000 participantes en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-15).
"El rol de Bolivia ha sido importante en la reducción de la deforestación, y últimamente por la postura del gobierno en la demanda de la deuda histórica climática", expresó a IPS la coordinadora de Servicios Ambientales de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN Bolivia), Natalia Calderón.
"No hay que minimizar el rol del país chiquito y el del gobierno, que han sido interesantes en comparación con naciones como Brasil y China, que tienen grandes compromisos en temas económicos", explicó la analista en temas ambientales.
"El papel de Bolivia es interesante en la adaptación al cambio climático", insistió.
Pero la valija de la representación boliviana en Copenhague lleva estadísticas que alarman.
Un estudio realizado por la psicóloga y coordinadora para América Latina del movimiento internacional Acción Climática 350, Daniela Leytón, señala que 13,8 por ciento de los 327 municipios de Bolivia tienen un grado muy alto de vulnerabilidad, mientras 31,2 están con alto grado de sufrir desastres como consecuencia de las modificaciones del clima.
Leytón explicó a IPS que los mayores incidentes registrados en los últimos cinco años se expresaron mediante sequías, heladas, inundaciones e incendios forestales, y los departamentos más afectados fueron La Paz, Beni, Potosí, Tarija y Oruro, que abarcan la mita occidental del país.
Con datos de diferentes instituciones encargadas de programas de emergencia, explica que, entre 2003 y 2006, el número de familias afectadas por las inundaciones pasó de 38.631 a 45.928, mientras en la zona de la cordillera de los Andes las heladas multiplicaron por tres su impacto inicial sobre 2.402 familias hasta 7.851. Las granizadas que en 2003 afectaron a 6.225 familias, duplicaron su efecto de destrucción y golpearon a 11.528 en 2006.
En las ciudades, los deslizamientos de tierra se incrementaron en dicho periodo de tiempo y el número de familias damnificadas subió de 426 a 714.
Basado en estos impactos recientes, el asesor principal de Cambio Climático de la FAN Bolivia, Joerg Seifert-Granzin, proyectó un modelo hacia 2030 y sus resultados son estremecedores.
Seifert-Granzin pronostica que la mayoría de los glaciares de la cordillera Real, que cruza Bolivia de oeste a sur, desaparecerán y anuncia que el lago Titicaca, compartido con Perú y que actualmente posee una extensión de 8.562 kilómetros cuadrados, se fragmentará en tres partes por el agotamiento de sus fuentes de agua. Las ciudades de La Paz y la contigua El Alto soportarán la escasez de agua, lo cual impedirá su crecimiento, mientras que la producción de cultivos en la zona altiplánica bajará por las condiciones climáticas desfavorables, según el estudio.
En el Chaco, al sudeste de La Paz, las extensas zonas cálidas se convertirán en un desierto, anuncia Seifert-Granzin, quien llama a generar modelos de conducta asociados a la defensa del ambiente desde todos los círculos sociales. A favor de esa corriente, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Fan Bolivia y Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) organizan debates y acciones orientadas a generar conciencia entre empresarios y los sectores sociales.
El gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, relató a IPS que esta organización privada, la más importante por los altos volúmenes e ingresos generados por exportaciones en Bolivia, creó una gerencia de responsabilidad social y empresarial para alcanzar una producción con respeto al medio ambiente y prácticas amigables con la naturaleza.
Una de las experiencias que destaca está relacionada con el ciclo productivo del ingenio azucarero Guabirá, localizado en la población cruceña de Montero, donde los residuos de la caña de azúcar son empleados para generar electricidad y luego terminan como abono natural.
El cultivo de grandes extensiones de caña de azúcar retira del aire el dióxido de carbono, uno de los principales gases invernadero, y produce oxígeno, pero aún se requiere el acompañamiento con políticas de Estado, afirma Rodríguez.





AGUA PARA BOLIVIA: LAS MULTINACIONALES Y EL DERECHO AL AGUA

El acceso al agua es un derecho humano. Parece simple, pero el manejo sustentable del agua en tiempos de la globalización y del cambio climático es en América Latina una materia pendiente que exige medidas concretas.

Dw World de Alemania (www.dw-world.de)

Debido a la explotación indiscriminada de recursos naturales y al cambio climático, alrededor de un millón y medio de personas en el mundo carecen de agua. Según la ONU, en 2025 la demanda de agua potable será en un 56% mayor que el suministro disponible. Como comparación, un habitante del hemisferio sur consume un promedio de 20 litros de agua por día, mientras un estadounidense supera los 600 litros diarios.
En América Latina, dos problemas amenazan principalmente el derecho al agua. En primer lugar, la actividad de empresas transnacionales proveedoras de agua y la infraestructura sanitaria. Hay un gran desequilibrio entre las altas tarifas al usuario, las ganancias millonarias de las empresas y el estado deplorable del sistema sanitario de la población.
En segundo lugar, la actividad minera indiscriminada de transcionales que desemboca, por un lado, en la sobreexplotación de recursos subterráneos, con la consiguiente destrucción de acuíferos naturales, y también en la contaminación del agua con cianuro por el lavado de minerales como el oro. Esta carrera por el beneficio económico no sólo depreda yacimientos metalíferos, sino que también envenena el agua, el aire y el suelo, haciendo así inaccesible un elemento fundamental para la vida.
El caso Bolivia: la ley “Agua para la Vida”
“En Sudamérica son pocos los países que han incluido en suBildunterschrift:
Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Agua corriente: aún un lujo para muchos. legislación el derecho al agua. Si bien se piensa que es un derecho consagrado, esto no es así. Es por eso que países como Uruguay, Ecuador y Bolivia están trabajando para plasmar el derecho al agua en su constitución”, explica Juan Carlos Alurralde, de la Organización No Gubernamental (ONG) boliviana Agua Sustentable. Según Alurralde, Argentina, Brasil, Colombia y Perú se oponen a ello porque creen que les puede ocasionar problemas con la exigibilidad que se deriva del derecho.
La ley boliviana, impulsada por el gobierno de Evo Morales, se llama “Agua para la Vida”. Su historia comienza con la llamada “Guerra del Agua”, en el año 2000, en plena época neoliberal en América Latina. En ese año, Bolivia había otorgado la concesión para el servicio de la ciudad de Cochabamba a la empresa Aguas de Tunari, subsidiaria de la multinacional estadounidense Bechtel. Con esta concesión, las tarifas para el usuario sufrieron un alza del 300 por ciento en enero de 2000, el llamado “tarifazo”. Una familia de trabajadores con un ingreso promedio, de unos 800 a 1000 pesos bolivianos por mes (unos 150 dólares), tenía que pagar entre un 40 y un 70 por ciento de su sueldo para poder utilizar agua potable.
Esto desembocó en una serie de movilizaciones populares contra la privatización en las que se produjeron enfrentamientos con la policía que tuvieron como saldo cientos de heridos y un muerto. La “Guerra del Agua” boliviana fue una prueba de lo que puede suceder en un futuro no muy lejano, y a gran escala, si no se administra el recurso vital respetando el derecho a la vida en todas sus manifestaciones.
“El gobierno de Hugo Banzer no reconoció el derecho al agua deBildunterschrift:
Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Tanques distribuidores de agua en Bolivia. la población y expropió el líquido entregándoselo a una transnacional”, dice Oscar Campanini, de Agua Sustentable. A partir de ese momento se produce un alto en las políticas del gobierno, apoyadas por organismos internacionales como el Banco Mundial. Más tarde, se introdujeron las llamadas sociedades mixtas, o público-privadas.
“Por medio de una auditoría se descubrió que 200.000 habitantes de El Alto no contaban con servicios de agua potable, a pesar del compromiso contractual de la empresa”, cuenta Campanini. Y eso no era todo. Las inversiones no eran capitales de la empresa, sino de organismos internacionales que facilitaban préstamos que la misma población terminó pagando. La empresa Bechtel inició juicio al Estado boliviano por 25 millones de dólares por lucro cesante, lo cual movilizó a organizaciones internacionales, como la Red Vida (Vigilancia Interamericana para la Defensa y Derecho al Agua), y se logró así que Bechtel se fuera de Bolivia.
“Por eso es tan importante inscribir una ley general de aguas que especifique que las empresas deben adecuarse a lo que dicta la constitución del país”, señala Juan Carlos Alurralde. La ley “Agua para la vida” indica que, en el marco de las empresas mixtas, el estado debe poseer un 51 por ciento o más de las acciones, y la empresa privada un máximo de un 49 por ciento. Esto significa que la empresa será siempre pública. “Bechtel, también presente en Perú, ya anunció juicios al Gobierno de Rafael Correa”, afirma el activista.
“Todo depende de la sociedad civil de los diferentes países”, subraya Alurralde. “El avance de una legislación que proteja y garantice el acceso al agua potable no se podrá frenar”, dice Alurralde. En Colombia, por ejemplo, se están reuniendo firmas para un referendo que permita modificar la constitución e implementar una ley de aguas.
Minería: contaminación de suelos, aire y agua
La minería boliviana tiene, según Oscar Campanini, de la ONG AguaBildunterschrift:
Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: El Alto, Bolivia. Sustentable, un fuerte elemento corporativista. Pero también hay algunas empresas transnacionales que operan en el país, como es el caso de los yacimientos de plata de San Cristóbal, en el departamento de Potosí, transferida recientemente al consorcio japonés Sumimoto, y el proyecto minero del cerro El Mutún, en el departamento de Santa Cruz, uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo, con recursos que superan las 40 mil millones de toneladas.
El principal problema provocado por la minería no es solamente la contaminación, sino también la sobreexplotación de acuíferos. En muchos casos, estas fuentes de agua son depósitos fósiles subterráneos que no se renuevan. Eso hace que la población y los animales no puedan seguir viviendo en la región debido a la falta de agua. “El emprendimiento de San Cristóbal tiene un fuerte impacto en el ecosistema”, dice Oscar Campanini. “Y para la explotación del cerro El Mutún se utilizará una enorme cantidad de recursos hídricos, y se producirá una gran contaminación”, prevé el activista.
“En Bolivia hay una importante experiencia en cuanto a movilización yBildunterschrift:
Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Mina de oro Yanacocha en Cajamarca, Perú. organización social”, señala Campanini. En algunos casos, con las demandas de la población se generan propuestas, proyectos de políticas públicas para ser consideradas por el gobierno y para que alguna vez se las aplique. Pero en ciertos casos, como es el de la minería, las demandas no son lo suficientemente eficientes. El poder de las empresas mineras multinacionales, que mueven inmensas cantidades de dinero, aún es demasiado grande.
“No hablamos del derecho al agua, sino, en un sentido holístico, del Agua para la vida. La naturaleza no tiene voz, por eso, la implementación del derecho al agua significa no sólo el acceso a ese elemento, sino también agua para la alimentación y para el medioambiente”, explica Juan Carlos Alurralde.





MORALES PRETENDE INTERCAMBIAR DEUDA EXTERNA POR "DEUDA ECOLÓGICA"

El Diario Exterior de España (www.eldiarioexterior.com)

El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este martes su propuesta para la Cumbre del Clima que se celebra en Copenhague y a la que acudirá dentro de poco. Su intención es que una supuesta deuda ecológica de los países desarrollados sea compense la deuda externa, que de esta forma no tendría que ser saldada. De hecho, él cree que debería ir más allá. El mandatario sostuvo: "Nuestra propuesta es bien seria. Los países del capitalismo tienen que pagar la deuda ecológica. En vez de que nos cobren la deuda externa más bien ellos tiene que pagar", afirmó en una conferencia de prensa en la ciudad de Cochabamba.
Con un discurso cada vez más radicalizado, Morales dijo que el capitalismo "es el peor enemigo de la humanidad". A esto añadió que está dispuesto a participar en el debate "por la vida" y "sobre la humanidad", según informó la oficial Agencia Bolivariana de Información (ABI). El mandatario dijo que él ha podido comprobar personalmente los efectos del cambio climático en las montañas de su país, que, dijo, están perdiendo "el poncho blanco que tenían antes". A esto añadió "Ahora quien es el culpable, el capitalismo, es el imperialismo, son formas de desarrollo industrial ilimitada, necesitamos industrias, por supuesto, pero hay que limitarlas, ese es el debate".
En otro acto celebrado el mismo día, Morales demostró la alta estima que tiene de sí mismo. Así, sostuvo que los resultados que le dieron la victoria "fortalecen a las democracias de los países vecinos, de Sudamérica y del mundo". Además, sostuvo que "la democracia boliviana es un referente para Latinoamérica y el mundo".





Andres Oppenheimer:

EEUU PODRÍA REVISAR SU ``GUERRA CONTRA LAS DROGAS''

El Nuevo Herald de EEUU (www.elnuevoherald.com)

Si me hubieran preguntado hace 10 años si Estados Unidos cambiaría alguna vez sus políticas antidrogas enfocadas en la intercepción de narcóticos, e incluso tal vez despenalizar el consumo de marihuana en la casa, hubiera respondido: ``Nunca''. En la actualidad, mi respuesta es ``quizás''.
A principios de esta semana, en una tácita admisión de que las políticas antidrogas vigentes no están funcionando, la Cámara de Representantes aprobó unánimemente un proyecto de ley para crear una comisión independiente que se encargaría de revisar si las políticas antidrogas estadounidenses en América Latina durante las últimas tres décadas producen resultados positivos.
La legislación irá ahora al Senado donde, según sus defensores tiene buenas posibilidades de ser aprobada, dado el respaldo bipartidista en la Cámara. El panel de 10 miembros, que se creó según el modelo de la Comisión del 9/11 que hizo recomendaciones al Congreso y a la Casa Blanca tras los ataques terroristas del 2001, tendrá que entregar su informe en 12 meses.
Lo que resulta interesante sobre la planeada comisión independiente es que la idea no surgió de un defensor de la legalización, ni de ningún partidario izquierdista o libertario. El patrocinador del proyecto de ley, el representante Eliot Engel (demócrata por Nueva York), se opone a la despenalización de las drogas para lo que no sea un uso médico, y es un político tan común como cualquier otro miembro del Congreso.
Sin embargo, la frustración de Engel por los resultados de la guerra contra la droga es sintomática del escepticismo cada vez mayor de Washington acerca de las políticas antidrogas del país.
Desde 1980, EEUU ha gastado casi $14,000 millones tratando de detener el contrabando de drogas desde América Latina, dice el proyecto de ley. Aunque el consumo de drogas ha disminuido notablemente como una proporción de la población, todavía hay 25.7 millones de personas que fuman marihuana, 5.3 millones que consumen cocaína, y 453,000 que usan heroína. Entretanto, los sistemas judiciales y penitenciarios estaounidenses están abrumados con encausamientos por cargos relacionados con el consumo de drogas.
Las políticas enfocadas en la prohibición del consumo de drogas no han cambiado el estatus de América Latina como el mayor exportador mundial de cocaína y marihuana, y la violencia relacionada con la droga en la región no ha hecho más que aumentar. Sólo en México, 5,661 personas murieron el año pasado en incidentes violentos vinculados con la droga, más del doble que el total del año anterior.
``Se han gastado miles y miles de millones de dinero de los contribuyentes. A pesar de nuestros esfuerzos, los resultados positivos son escasos y muy lejanos'', dice Engel, que dirige el subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara. ``Evidentemente, llegó el momento de analizar nuestra labor contra las drogas con un enfoque más fresco''.
Entre otras cosas, la comisión estudiará nuevamente los programas antidrogas como el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida para México, Centroamérica y el Caribe.
Engel dijo que la comisión ``enfocará todos los aspectos de nuestra política antidrogas'', si bien dejó en claro en un correo electrónico que me envió que la despenalización de la marihuana no forma parte de sus intenciones para la comisión.
A inicios de este año, los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Ernesto Zedillo, de México, y César Gaviria, de Colombia, firmaron una declaración conjunta donde sugerían que ya era hora de considerar despenallizar la marihuana --según estudios no es más dañina que el alcohol y el tabaco-- y enfocarse en la educación y la prevención para reducir el consumo de drogas.
Si hubiera tenido alguna duda de que el sentimiento del público con respecto a las políticas antidrogas está cambiando en EEUU, una conversación con Manuel Rocha, ex embajador norteamericano en Bolivia, me dejó convencido. Rocha, que era conocido como un severo propulsor de la política antidroga cuando dirigía a las 950 personas que componían el personal de la embajada hasta el 2002, me dijo que respalda la declaración que hicieron Cardoso, Zedillo, y Gaviria.
``Las cosas han cambiado'', me expresó Rocha. ``Tenemos que ser intelectualmente honestos, y llegar a la conclusión de que llegó la hora de cambiar el enfoque de nuestras políticas fallidas''.
Mi opinión es que Washington está a punto de comenzar una discusión libre de tabúes sobre sus políticas antidrogas, algo que era impensable hace algunos años.
Hay tres razones principales para esto: en primer lugar, el enfoque de Estados Unidos en ``la guerra contra las drogas'' de los años 90 ha sido sustituido por la guerra contra el terrorismo tras los sucesos del 11 de septiembre del 2001. En segundo lugar, la crisis económica del 2008 ha hecho que los legisladores revisen cómo se gastan los fondos del gobierno. Y en tercer lugar, la violencia generada por el narcotráfico en México ha causado una ansiedad creciente en los círculos de seguridad nacional de Estados Unidos.
Lo más probable es que la comisión independiente no recomiende la despenalización de la marihuana, pero sí plantee el tema como un debate legítimo. Mientras tanto, el gobierno de Obama anunciará dentro de poco una nueva Estrategia Nacional para el Control de la Droga que se enfocará más en la reducción de la demanda que las medidas anteriores.
De cualquier modo, es obvio que hay un sentimiento cada vez mayor de que la guerra contra las drogas no funciona, y que tenemos que enfocarnos más en los que las consumen, en vez de concentrar nuestras energías en los que las producen.





PERÚ BUSCA RELANZAR RELACIONES CON BOLIVIA DE REELECTO MORALES

Reuters de Londres (www.lta.reuters.com/article)

Perú buscará "desideologizar" las relaciones con Bolivia para relanzar los tratos bilaterales que habían quedado rezagados por entredichos entre los presidentes Alan García y Evo Morales, dijo el miércoles el nuevo embajador de Lima en La Paz, Manuel Rodríguez.
Morales, quien lleva adelante una vasta nacionalización de su economía y es aliado del izquierdista mandatario venezolano Hugo Chávez, logró el domingo una contundente reelección que extenderá su mandato hasta el 2015.
En tanto, el presidente García, un fervoroso promotor de la inversión privada y amigo del libre mercado, dejará su mandato de cinco años en el 2011 sin posibilidad de postular a una reelección porque las leyes electorales locales lo impiden.
"Con Bolivia creo que tenemos distintas políticas económicas, pero lo que debemos hacer es no ideologizar las relaciones, hay que desideologizar las relaciones en toda América Latina, allí vamos a encontrar puntos de contacto muy importantes", dijo Rodríguez a la radioemisora local RPP.
"Hay que relanzar las relaciones del Perú y Bolivia a sus niveles históricos", agregó el diplomático, quien fue canciller de Perú durante el mandato del anterior presidente Alejandro Toledo.
Morales expresó el lunes no tener problemas con su colega García. "Es mi amigo", dijo, aunque reconoció sus diferencias en política económica y de posición en cuanto a pactos de libre comercio, que considera afectan a los pueblos de la región.
Perú se mantuvo sin embajador en La Paz durante 45 días, llamado en consulta luego de que Morales calificara como "genocidio del neoliberalismo" la muerte de 34 policías e indígenas en una protesta en la Amazonía peruana.
Las relaciones entre Bolivia y Perú han pasado por una cadena de roces en los últimos años, debido en principio, a diferencias en torno a la negociación de un acuerdo comercial entre la Comunidad Andina y la Unión Europea (UE).
Entre los roces figuran además la protesta de Bolivia porque Perú concedió asilo a ex ministros bolivianos acusados de genocidio y la denuncia de Lima de negociaciones bajo la mesa entre La Paz y Chile para una salida al mar del país altiplánico.
Chile debe consultar a Perú sobre una eventual cesión de un acceso marítimo a Bolivia, en caso de que ello se produzca por un territorio que fue peruano hasta la "Guerra del Pacífico".
El embajador Rodríguez afirmó que Perú respaldará la aspiración de Bolivia de salida al mar de Pacífico, condición que perdió luego de una guerra con Chile en el siglo XIX, en la que Lima participó como aliado de La Paz.
"Una política de Estado de Perú ha sido de respaldar la justa aspiración de Bolivia para encontrar una solución al problema de su mediterraneidad", dijo el funcionario.
El embajador de Bolivia en Perú, Franz Solano, dijo por su parte que La Paz nunca ha renunciado su aspiración de su salida al mar. "Chile tiene que resarcir la deuda histórica", acotó.
"Hay que restituir estas relaciones peruanas bolivianas porque reitero, no pueden estar alejados porque los dos nos necesitamos", afirmó el diplomático boliviano.

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