Sunday, August 10, 2025

¡ALERTA EN BOLIVIA! LA DERECHA Y EL IMPERIO LANZAN OFENSIVA FINAL PARA TOMAR EL PODER

La derecha boliviana, con el respaldo de Estados Unidos y los grandes medios occidentales, lanza una ofensiva decisiva para arrebatar el poder en las elecciones del 17 de agosto, poniendo en riesgo 20 años de avances sociales y económicos. Mientras la crisis económica se agudiza y el Movimiento Al Socialismo (MAS) enfrenta una profunda división interna, las élites empresariales y exmandatarios aliados a Washington impulsan una campaña para apropiarse de los ricos recursos naturales del país, especialmente el litio y el gas.

Con candidatos millonarios y ligados al imperio como Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga al frente, la derecha parece tomar la delantera en las encuestas. Sin embargo, la incógnita permanece en las zonas rurales donde el voto indígena podría ser decisivo. La izquierda boliviana, representada por Andrónico Rodríguez, se enfrenta a un desafío histórico para mantener la soberanía y los logros sociales conseguidos, mientras Evo Morales y Luis Arce llaman a la unidad para frenar el avance imperialista en el corazón de América Latina.

 

La ofensiva general de la derecha boliviana que cuenta con el apoyo de los medios hegemónicos occidentales; la crisis económica acentuada en el último período y la división interna de las fuerzas de izquierda, presentan un panorama desfavorable para que los movimientos democráticos puedan en las elecciones del 17 de agosto, retener un gobierno que desde hace 20 años ha trabajado para el pueblo.
El gobierno estadounidense y las poderosas compañías de la minería, farmacéuticas y militares de esa nación, apuestan por adueñarse de los ricos yacimientos de litio, gas y de la biodiversidad del país andino y para eso utilizan a personajes y millonarios de las élites bolivianas dispuestos a apropiarse del poder.
Constantes mensajes sobre la crisis económica y financiera (con señales de ser provocada desde el exterior); numerosas encuestas realizadas por compañías occidentales que dan con ventajas a los candidatos de la derecha en contraste con los de izquierda, así como la división interna del Movimiento Al Socialismo (MAS) son exaltados por los medios hegemónicos para desalentar a la población y preparar el escenario con miras a derrocar a las fuerzas progresistas en las elecciones.
Los candidatos a los comicios presidenciales son: Andrónico Rodríguez, por Alianza Popular; Max Jhonny Fernández, por Alianza Fuerza del Pueblo; Manfred Reyes Villa, por Autonomía para Bolivia Súmate; Jorge “Tuto” Quiroga, por Alianza Libertad y Democracia; Rodrigo Paz Pereira, por el Partido Demócrata Cristiano; Carlos Eduardo del Castillo, por el oficialista MAS y Samuel Doria Medina, por Alianza Unidad.
Según las últimas encuestas a la cabeza estarían los derechistas Medina (24,5 %), el expresidente Jorge Quiroga (22,9 %) y Rodrigo Paz (7,6 %), seguido por el izquierdista Andrónico Rodríguez con 7,4 %, y el exmilitar Manfred Reyes Villa (7,2 %).
Como se conoce, en Bolivia al 25 % de la población no la consideran en las encuestas por ser un sufragio rural disperso. Esas comunidades que se reúnen y acuerdan votar por un candidato pero aún no se sabe si lo harán por el voto nulo como promueve Evo Morales o por Andrónico. O sea, probablemente el ganador deba contar con la población indígena como ocurrió en 2020 con la elección de Luis Arce Catacora.
Analicemos algunas características de los tres principales candidatos de la derecha. Samuel Doria Medina, es un empresario multimillonario, y exministro que ha intentado en tres ocasiones ser presidente. Dueño de una cadena de hoteles y de la franquicia de Burguer King en Bolivia, ansía acercarse estrechamente con el presidente estadounidense Donald Trump. Prevé la abolición de los subsidios sociales y el cierre de empresas estatales.
Con ayuda de Washington controla muchos medios de comunicación para influir en los electores. Su posible triunfo conllevaría la caída del nivel de vida de la población, el aumento de la desigualdad, la escalada de las protestas populares y el empeoramiento de la criminalidad.
Jorge «Tuto» Quiroga estudió ingeniería industrial en la Universidad Texas, trabajó para la multinacional IBM y se casó con la estadounidense Virginia Gillum.
En 1988 regresó a Bolivia y se unió al partido Acción Democrática Nacionalista fundado por el dictador y expresidente Hugo Banzer. Ocupó posiciones en el FMI, el Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento. En 1997 fungió como vicepresidente durante la dictadura de Banzer. Sucedió a este último como mandatario en agosto de 2001 hasta agosto de 2002.
Si obtuviera la presidencia, su gobierno quedaría como un protectorado de Estados Unidos que controlaría las riquezas naturales bolivianas mientras se reducirían los programas sociales en la salud, la educación y la cultura.
En cuanto a Manfred Reyes Villa, excapitán pasó a la vida política unido al partido creado por Hugo Banzer. Ha ganado varias elecciones como concejal y alcalde de Cochabamba merced al apoyo de las fuerzas derechistas y fascistas, y al manejo sucio de los medios de comunicación que él controla. Un Tribunal boliviano lo declaró culpable de sobornos y en 2016 lo condenó a cinco años de prisión. Para evitar el castigo, el corrupto se escondió en Estados Unidos para regresar más tarde a La Paz.
Mientras Andrónico Rodríguez, expresidente del Senado, ha sido el designado como la opción de la Izquierda boliviana después de la división del MAS.
Pero innegablemente que el daño mayor para las fuerzas progresistas ha sido la división dentro el Movimiento Al Socialismo (MAS) lo cual acarrea un enorme peligro para las fuerzas democráticas de izquierda y abren las puertas, si no ocurre un cambio, para que la oposición de derecha se alce con la victoria en las elecciones presidenciales.
La obstinada posición del expresidente Evo Morales de presentarse a una tercera elección (pese a que la Constitución lo prohíbe) y sus contradicciones con el actual mandatario Luis Arce ha sido un durísimo golpe para el pueblo boliviano que podría perder, con un posible gobierno de derecha y proestadounidense, todos los beneficios que lograron en los últimos 20 años.
Como dijo el presidente Arce después de renunciar a la candidatura por un nuevo mandato: lo fundamental es la unión de las fuerzas progresistas para derrocar los embates de la derecha.
Esperemos que por el bien del pueblo boliviano y de la unión latinoamericana, las fuerzas de izquierda logren sobreponerse en el año del 200 aniversario de la Independencia de esa nación. El 19 Digital de Cuba (https://n9.cl/oae60)
 
 
 
 
 
EL DIFÍCIL CAMINO PARA ESCAPAR DE LA CRISIS ECONÓMICA EN BOLIVIA
 
El próximo presidente de Bolivia enfrentará la abrumadora tarea de implementar reformas amargas ante el duro panorama financiero.
 
El Tiempo de Colombia (https://n9.cl/w9ckw)
 
Bolivia se dirige a un territorio desconocido a medida que se acercan las elecciones del 17 de agosto. El público se prepara para votar con una inflación interanual del 24 %, su nivel más alto en más de tres décadas, lo que convierte la carrera presidencial en una prueba impredecible para el sistema político y sus instituciones.
Para los bolivianos es una experiencia completamente nueva ver encuestas que indican que dos líderes de la oposición de derecha, muy probablemente Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, podrían avanzar a una segunda vuelta el 19 de octubre. La razón, según sugieren las encuestas, es que las preocupaciones económicas ahora superan a las políticas para la mayoría de los bolivianos en medio de una crisis marcada por la escasez de dólares y de combustible y el aumento de la inflación.
No importa quién gane las elecciones, el próximo presidente tendrá que implementar reformas dolorosas. Estas incluyen reducir un déficit fiscal que ha rondado el 10 % durante años, posiblemente triplicar los precios internos del combustible y negociar con prestamistas internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), para asegurar los dólares necesarios para estabilizar la economía y el comercio exterior de la nación.
En un informe del 30 de mayo, el FMI también recomendó “eliminar el financiamiento monetario de los déficits fiscales”, señalando que el banco central del país ha financiado el déficit a pesar de las estrictas condiciones externas y el hecho de que la deuda pública ha aumentado al 95 % del PIB.
A principios de siglo y durante su primera década, los altos precios de las materias primas elevaron muchas economías de América Latina, y Bolivia se convirtió en el segundo mayor beneficiario del auge, solo detrás de Venezuela. Sin embargo, el país no fomentó suficiente exploración y los ingresos del Gobierno por gas se desplomaron; pese a esto, se han mantenido costosos subsidios.
Los subsidios a los combustibles han sido una fuente importante de gasto, que asciende a casi US$ 3.000 millones anuales. Ahora, debido a la crisis fiscal, el Gobierno importa menos, lo que resulta en una escasez generalizada. Todos los principales aspirantes presidenciales están de acuerdo en que será necesario recortar los subsidios a los combustibles: las únicas preguntas son cuánto, qué tan rápido y qué tan intensamente protestará el público. Los precios del combustible podrían triplicarse sin subsidios.
Mientras tanto, el proceso de atracción de nuevas inversiones en el sector del gas podría llevar años.
La escasez de dólares estadounidenses ha afectado las importaciones en todos los ámbitos, empeorando la inflación de los productos básicos, incluidos los medicamentos. El tipo de cambio fijo mantenido por la administración Arce se ha vuelto insostenible. Por primera vez en 40 años ha surgido una tasa de dólar en el mercado negro (ronda los 14 bolivianos).
La escasez de dólares se ha vuelto tan grave que se ha afianzado un “corralito” bancario: los depositantes no pueden retirar dólares de sus cuentas y, en cambio, se les dan bolivianos a la tasa oficial. La devaluación ya es una realidad en la calle, y una dolorosa devaluación oficial parece casi inevitable.
Arce no ha logrado atraer dólares para enderezar el rumbo. Sus esfuerzos para aprobar contratos de litio que prometen una inversión de 1.400 millones de dólares de una empresa china y otra rusa, por ejemplo, se han estancado en la Asamblea Legislativa, debido en gran medida a las divisiones internas del partido gobernante. La situación no es mejor en el sector minero en general, las exportaciones de oro generan ingresos mínimos para el Estado, y la planta de hierro Mutún apenas ha comenzado a operar.
Todos los principales candidatos están de acuerdo en que para reforzar el suministro de dólares, el país necesitará obtener préstamos importantes. Los candidatos de la oposición se centran en el FMI y prestamistas multilaterales similares, mientras que Andrónico Rodríguez, el principal candidato izquierdista afiliado al MAS, se inclina por opciones como el Brics.
Cualquier acuerdo requerirá compensaciones. Los préstamos multilaterales tradicionales exigirán importantes recortes del gasto, así como medidas para mejorar la transparencia de las finanzas públicas. También podría llegar a ser necesario cerrar empresas estatales deficitarias y despedir a varios empleados públicos, por ejemplo.
Estos desafíos esperan a quien se convierta en el próximo presidente. Si un candidato de la oposición gana y la derecha regresa al poder después de dos décadas en el desierto, las dolorosas medidas de racionalización amenazarán la estabilidad de la administración. Si el izquierdista Rodríguez prevalece, también puede enfrentar una mayoría hostil en la nueva legislatura. El camino para salir de la crisis económica de Bolivia será difícil para cualquier gobierno que tome forma.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: LOS INDECISOS DEFINIRÁN AL PRÓXIMO PRESIDENTE
 
Recta final en las elecciones presidenciales de Bolivia con un cerrado porcentaje en las intenciones de votos. Las encuestas apuntan a un 2% entre los candidatos de derecha, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga. No obstante, algunos analistas estiman que los pronósticos podrían cambiar vertiginosamente porque no se sabe hacia dónde van a dirigir sus votos los simpatizantes de izquierda: un voto nulo o un voto a favor del candidato Andrónico Rodríguez que lo lanzaría al segundo o primer lugar.
 
Radio Francia Internacional (https://n9.cl/w64kj)
 
Queda una semana para las elecciones generales en Bolivia y comienzan los cierres de campaña de los aspirantes a la Presidencia.
Samuel Doria Medina (Unidad, centroderecha liberal) y Jorge Quiroga (Libre, de derecha liberal conservadora) lideran las encuestas, pero no seguro que sean ellos los que vayan a segunda vuelta ya que el resultado dependerá en gran parte, vaticinan analistas, de los indecisos, que tradicionalmente han votado por los candidatos de la izquierda, especialmente del Movimiento al Socialismo (MAS) que ha dirigido ese país suramericano en los últimos 20 años.
Según las diferentes encuestas de intención de voto, no hay una orientación clara para saber si el nuevo presidente de Bolivia será de derecha, de centro o de izquierda. “Ahorita la moneda está en el aire”, así lo resume la politóloga Ana Lucía Velasco, experta en psicología electoral.
“El candidato de izquierda, Andrónico Rodríguez (Alianza Popular), está el tercer o cuarto lugar según las encuestas. [Rodríguez] comenzó con un 12%. Ha ido bajando. Ahorita está en un 8%. Mucho de ese porcentaje es de las personas que votan por la izquierda y que ahora están entre los indecisos”, explicó Velasco.
“Vamos a descubrir el día de la elección si esas personas se van a decidir por votar por este candidato, que lo haría subir al primero o segundo lugar, o si van a decidir votar nulo, como un voto protesta, que es a lo que ha estado llamando el ex presidente Evo Morales a sus bases, a sus seguidores: no avalar esta elección en la que él no ha podido participar".
Derechas
La analista estima que si Andrónico Rodríguez no queda en el primer o segundo lugar, el balotaje del 19 de octubre se daría entre los candidatos de derecha, lo que significa que habría un cambio en la dirección del gobierno que ha sido dirigido por el MAS durante casi dos décadas.
Velasco detalló que el candidato Doria Medina es el actual el vicepresidente del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe (CISALC) y que su tendencia política “está más en el centro derecha”.  “Es un conocido empresario boliviano que ha trabajado en hotelería, en la construcción, también en la comida rápida”.
“Jorge Quiroga está más a la derecha. El ha sido el vicepresidente de Hugo Banzer Suárez, un antiguo dictador militar, que se volvió a postular cuando ya había elecciones y que ganó una elección”, explicó la analista y recordó que Quiroga fue presidente durante un año cuando Banzer Suárez dejó el cargo por cuestiones de salud.
De acuerdo con la especialista, estos dos candidatos los separa un mínimo porcentaje de 2% y no se sabe quién lidera las encuestas. “Todo es posible en verdad que sea Samuel el que esté en primero o Jorge “Tuto” Quiroga en primero. La diferencia entre ambos es tan pequeña que tengan que ir a segunda vuelta”.
"Pero también está el escenario de que el antiguo votante de izquierda decida votar por Andrónico Rodríguez, y la segunda vuelta sea entre uno de estos dos: entre Andrónico- Samuel, o entre Andrónico- “Tuto” Quiroga”.
En Bolivia el voto es obligatorio por lo que se espera que casi 8 millones de personas salgan a las urnas el domingo 17 de agosto para elegir al presidente, al vicepresidente y a diputados y senadores.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: LAS ELECCIONES DEL BICENTENARIO Y UNA IZQUIERDA ATOMIZADA
 
Bolivia conmemora 200 años de vida republicana en medio de un escenario político cargado de incertidumbres 
 
Diario La Red de Uruguay (https://n9.cl/rdhto)
 
El tan esperado Bicentenario de Bolivia llegó en un contexto marcado por la proximidad de las elecciones nacionales. Un pueblo que forjó su independencia con las luchas anticoloniales de Túpac Katari y Bartolina Sisa en el siglo XVIII, y que más tarde consolidó su emancipación con figuras como Bolívar y Sucre, conmemora ahora 200 años de vida republicana en medio de un escenario político cargado de incertidumbres.
Este aniversario invita a reflexionar sobre el rumbo del país en los próximos años. En un mundo donde se disputan nuevas hegemonías y visiones, Bolivia no puede eludir el balance de los aciertos y desaciertos del Proceso de Cambio. Las elecciones de 2025 funcionarán como un espejo para evaluar los logros y fracasos de esta joven República. Para entender el momento actual, es clave analizar las últimas encuestas, las papeletas electorales y las consignas que dominan el debate público.
Un electorado desencantado
A medida que se acercan los comicios del 17 de agosto, los datos revelan un electorado cada vez más indeciso o insatisfecho con las opciones. En los primeros lugares de preferencia figura una camada de políticos tradicionales, rostros conocidos del neoliberalismo como Samuel Doria Medina, Jorge "Tuto" Quiroga y Manfred Reyes Villa, todos actores prominentes de la era del libre mercado y el Estado débil. Sus propuestas no difieren de las que impulsaron hace dos décadas: liberación, sin regulación, de exportaciones, fortalecimiento del sector privado, reducción del Estado y el uso de la fuerza pública ante posibles protestas sociales.
Sin pelos en la lengua, a diferencia de épocas pasadas, estos actores no ocultan su agenda. Sin tapujos, ni vergüenza insisten en la necesidad de "ajustes" económicos y políticos que, lejos de buscar el bien común, no dejan de guiñar el ojo a los pequeños grupos de poder.
Un proceso electoral viciado
Por otro lado, la legitimidad del proceso electoral se ve cuestionada por los recientes escándalos de sobornos entre altas autoridades del Poder Judicial y Ejecutivo, destinados a inhabilitar mediante maniobras dolosas la candidatura de Evo Morales y del partido PANBOL. Lo más grave no es solo la exclusión arbitraria de un candidato, que ya de por sí significa un golpe a la democracia, sino la evidencia de que los intereses económicos y el corrompido poder político manipulan las reglas del juego para favorecer sus intereses.
Asimismo, una de las cosas que sorprende es el pacto de silencio entre los candidatos en contienda, que parecen ignorar el peligro de legitimar un sistema donde el derecho a elegir y sentirse representado queda en entredicho. Ningún aspirante supera el 23% de intención de voto, pero en una democracia liberal, eso parece ser lo de menos.
El derecho a elegir y no solo al voto parecen haber quedado sepultados.
La “izquierda” que tenemos
Entre las muchas preguntas que recorren a la población están: ¿Quién representa hoy a la “izquierda”? ¿Quién encarna al Bloque popular? Ante ello tenemos a unos cuantos candidatos que son los que compiten por convertirse en la respuesta. Sin embargo, es importante caracterizar el discurso que sostienen para llevarse el título.
Sorpresivamente son los candidatos progresistas o de izquierda quienes se han apropiado de discursos que antes abanderaba la derecha tradicional como crítica al MÁS-IPSP, tales como la "renovación generacional" o el "cierre de ciclo" para identificar su campaña, lo que determinó que se avale la nueva boleta electoral y las listas de candidatos con las proscripciones existentes.
Mientras tanto, la derecha, cuasi disciplinada, apuesta sin reparos a los líderes del siglo pasado para que sean sus candidatos presidenciales, como si esa táctica solo hubiera funcionado para fortalecer al desmembramiento del bloque hegemónico.
En tanto, es oportuno entender que la renovación política no debería reducirse a la edad o al tiempo en la arena pública, sino a la capacidad de responder a las demandas históricas de la población. Pero el progresismo parece haber asumido las reglas del juego conservador, incluso en el lenguaje, sin medir las consecuencias de la fragmentación interna que se refleja en la mínima preferencia electoral que no supera el 7%.
Andrónico Rodríguez, el candidato que aún simboliza lo popular, pero no al Bloque, enfrenta un desafío mayúsculo, después de haber quebrado con su base orgánica: reconstruir una base debilitada y navegar entre aliados que no parecen tener la capacidad de sostenerlo, que no comparten códigos de dinámica política y que ni siquiera tienen una complicidad de clase. Y en momentos críticos las lealtades no se miden en votos, sino en la capacidad de resistir juntos las derrotas.
El Bloque popular y lo popular
Es fundamental diferenciar entre el Bloque Popular y lo popular, mientras el primero se estructura como una fuerza organizada que actúa y decide colectivamente, lo popular no necesariamente requiere de una articulación formal. El Bloque no es un ente homogéneo; por el contrario, a medida que pasa el tiempo y mutan las demandas este también presenta un proceso de transformación. Tras 20 años de Proceso de Cambio, era inevitable que surgieran tensiones y reconfiguraciones.
La fractura y traición a lo interno del MAS-IPSP durante el gobierno de Luis Arce aceleró esta crisis. Sin la capacidad de mantener la hegemonía política que caracterizó a la época de Evo Morales, el Bloque perdió cohesión y la unidad dejó de existir.
A esto se suman las demandas insatisfechas y la frustración por una gestión económica desastrosa. Hoy, el desafío es reorganizarse en medio de la crisis, pero los candidatos del progresismo no logran conectar con un electorado, ni con lo popular y mucho menos con el Bloque que exige resultados, nuevos horizontes y mejores esperanzas antes que “puentes de diálogo” entre políticos.
Pesares de derrota
Atribuir un eventual triunfo de la derecha al voto nulo es reducir a espacios mínimos lo que sucede en el país. El problema, en realidad, debería analizarse en cuanto a varias de las limitaciones del Proceso de Cambio, la desarticulación de las organizaciones, la desinstitucionalización y la falta de propuestas convincentes. Culpar al electorado es ignorar el desencanto generado por el gobierno de Arce y eliminar de toda responsabilidad por todos los perjuicios que llevó al país.
Esta es una batalla política, no meramente electoral. Entonces no, la posible derrota no se avecina porque la gente no quiera votar como medida de resistencia, sino porque mientras la derecha se radicaliza, la izquierda se desplaza al centro, un espacio que hoy no representa a nadie. El discurso centrista, bajo el cierre de ciclo, oculta la persecución política contra el bloque popular y refleja la incapacidad de construir una alternativa que hable a las mayorías.
La oposición que viene
Más del 30% del electorado permanece indeciso, y entre ellos, el voto nulo gana terreno. Esto no es usual en contextos post Golpe Blandos, donde la izquierda solía competir unida en las urnas en búsqueda de retomar el poder, ahora las reglas cambiaron y se presenta una nueva forma de respuesta.
Ante esto, emerge una nueva articulación desde las bases, distanciada de dirigencias cooptadas por el gobierno. El voto nulo, aunque simbólico, expresa la falta de legitimidad del próximo gobierno y podría ser el germen de una oposición renovada que tiene el reto de construir una agenda a largo plazo.
Recientemente Pablo Iglesias, politólogo español, planteaba algo interesante: "La derecha solo acepta la democracia si no altera la correlación de fuerzas". En Bolivia, la derecha avala estas elecciones porque su principal oponente fue excluido. La democracia, entonces, no es un ideal, sino un campo de batalla que sobrepasa lo electoral. El desafío ahora es reconfigurarla, desarmar sus estructuras viciadas y reconstruirla desde los cimientos.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: LAS ENCUESTAS MARCAN CÓMO LA DERECHA SACA PARTIDO DE LA FRAGMENTACIÓN
 
A una semana de la votación crece la chance de que dos liberales sean los que pasen a segunda vuelta. Ningún candidato llegaría a los 25 puntos. La pelea del progresismo condena a Andrónico Rodríguez.
 
El Tiempo de Argentina (https://n9.cl/8qgm1)
 
La fragmentación irremediable del campo popular, las causas judiciales y las acusaciones cruzadas rompieron toda posibilidad de un armado electoral conjunto y abrieron el camino a que la derecha pueda volver a gobernar en Bolivia, luego de casi 20 años de hegemonía del Movimiento Al Socialismo, histórico partido fundado por Evo Morales, interrumpida solo por el golpe de 2019 que puso a Jeanine Yáñez circunstancialmente en el poder. Las presidenciales del próximo 17 de agosto presentan al menos a dos candidatos de la derecha liberal empresaria peleando la punta y si las encuestas se confirman en las urnas, es probable que la segunda vuelta del 19 de octubre sea entre el exministro de planificación (1992) Samuel Doria Medina, y el expresidente (2001-2002) e insistente candidato, Jorge Tuto Quiroga. No conforme con ello, el tercer lugar en intención de voto, según algunos sondeos, ubicaría al exmilitar y empresario Manfred Reyes, peleando mano a mano con quien aparece relegado a un posible cuarto lugar:  el joven Andrónico Rodríguez, presidente actual del Senado y otrora mano derecha de Evo. Rodríguez es, básicamente, el único candidato de izquierda o progresista con algún caudal posible de votos, ya que el representante del oficialismo de Luis Arce es el ministro de gobierno, Eduardo Del Castillo, a quien no puede atribuírsele un carácter revolucionario, ni popular. Su intención de voto apenas llega a los 2 puntos.
Lo notable es que ninguno de los candidatos llega a sumar 25 puntos y el voto nulo ronda los 7.
Frente a este panorama, quien estuvo considerado por mucho tiempo el sucesor natural de Evo enfrenta un camino lleno de obstáculos. Acabó entremedio del fuego cruzado entre Evo y Arce, intentó tomar un camino independiente, y quedó al margen de ambos. Ni siquiera tiene el apoyo de las tradicionales organizaciones campesinas e indígenas. De ocupar el primer lugar en intención de voto en días en que arrancaba la campaña electoral, cayó al tercero e incluso cuarto. Esto probablemente se deba a la percepción en el electorado tradicional masista de que el senador «traicionó» a su mentor. Evo no solo lo desconoce, sino que llamó directamente a no votar ni Andrónico ni a ninguno de los candidatos. Su proclama es por el voto nulo. “El pueblo no se equivoca y por eso siento que en los últimos días empieza a crecer esta propuesta, si Evo no está en la papeleta, mi voto es nulo”, dijo en el reciente acto de Runasur, un organismo prohijado por Evo hace menos de un lustro. “Aunque me detengan, ojalá que Lucho Arce no me mate”, agregó en línea con lo que considera una campaña de persecución del gobierno en su contra, en la que encuadra el proceso judicial que se le sigue por supuesto delito de trata.
Ese encuentro se realizó en el estadio de Ivirgarzama, en el Trópico de Cochabamba, donde llegaron representantes de Venezuela, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia, Guatemala, Chile y Brasil. Allí se reflexionó sobre la necesidad de “crear un movimiento intercontinental” con el objetivo de “defender la vida y la humanidad”.
Debate
Los ocho candidatos en pugna se vieron las caras el viernes de la semana pasada en el debate oficial organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). El encuentro fue la oportunidad para que los representantes de la derecha usaran a Andrónico de chivo expiatorio de todos los “fallos”, en su consideración, de los sucesivos gobiernos del MAS, incluyendo el actual. Le atribuyeron ser “el tercer hombre” del masismo, representar “lo viejo” de la política pese a sus jóvenes 36 años, le adjudicaron responsabilidad en las crisis económicas y hasta de la causa por la que es investigado Evo. “Usted tendrá los reparos, los criterios, las opiniones en torno al expresidente Evo Morales. Yo estoy acá para hablar del presente y del futuro y no lo que significa ayer o el pasado como usted arguye”, contestó Andrónico a Manfred Reyes Villa, en uno de esos intercambios.
Este primer debate abordó tres ejes: democracia, justicia y estado de derecho; derechos humanos y protección; medio ambiente y desarrollo. El segundo encuentro se llevará a cabo en La Paz el 12 de agosto.
Encuestas
Entre los sondeos publicados en medios los últimos días, la encuestadora Ipsos-Ciesmori afirma que el candidato de Alianza Unidad, Doria Medina, suma el 21,5% de intención de voto. A este empresario millonario que ha tenido escarceos con sectores progresistas, le sigue el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, por Libertad y Democracia, quien tiene el 19,6% de las preferencias. En el tercer lugar se ubicaría Manfred Reyes, de Autonomía para Bolivia Súmate, con el 8,3% y en el cuarto aparece está Andrónico Rodríguez, que se presenta con el sello Alianza Popular, marcando el 6,1% y perdiendo ante el voto nulo, que concentra entre el 7 y el 8 por ciento. Detrás de Andrónico las encuestas ubican a Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, con el 5,8% y recién en sexto lugar figura el candidato del oficialismo, Eduardo del Castillo, con el 2,1%. Pavel Aracena, de Libertad y Progreso ADN, y Jhonny Fernández, de Alianza Fuerza del Pueblo, no llegan a los dos puntos. Los indecisos se cuentan en el orden del 12 por ciento.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: ENTRE EL VOTO NULO Y EL REGRESO DE LA DERECHA AL PODER
 
Bolivia se encamina a las elecciones presidenciales del domingo 17 de agosto en un clima de alta tensión política, que incluye la proscripción del ex mandatario Evo Morales y la posibilidad cierta de que la derecha regrese al poder luego de la experiencia fallida del golpe de Estado de 2019.
 
Grito del Sur de Argentina (https://n9.cl/5rg35)
 
Luis Arce, quien fuera ministro de Economía y Finanzas durante 12 años bajo la gestión de Evo Morales, ganó las elecciones presidenciales con el 55 por ciento de los votos en el año 2020. Rápidamente se produjo el retorno de Morales tras su exilio en Argentina y México con el objetivo de recuperar la centralidad que alguna vez tuvo, pero la disputa interna entre ambos referentes del Movimiento al Socialismo (MAS) comenzó a recrudecer. El cuestionamiento a algunos integrantes del gabinete -como el ministro de Gobierno Eduardo del Castillo, hoy candidato presidencial-, las críticas por el rumbo económico y las aspiraciones presidenciales de Evo fueron algunos motivos de estas diferencias. 
Luego de la pandemia, al igual que en otros países de la región, la situación económica en Bolivia empeoró. Los pilares principales del exitoso modelo económico de los gobiernos de Morales (2006-2019) habían sido la ejecución de políticas distributivas a partir de la nacionalización de recursos estratégicos como el gas, que se llevaron adelante en un contexto de baja inflación y estabilidad macroeconómica. Lo cierto es que la inflación boliviana volvió a ser un problema: a lo largo de este año roza el 17% duplicando así las previsiones gubernamentales. Según los datos oficiales del INE de 2023, la pobreza en Bolivia alcanzó el 36,5% y la indigencia afectó al 11,9% de la población, aunque existen estimaciones más elevadas que difundieron otras instituciones.
La mayor amenaza para la continuidad de Arce en el gobierno no ha sido la derecha, sino paradójicamente la facción política del MAS encabezada por Evo. Desde septiembre de 2024, una serie de bloqueos de carreteras provocaron desabastecimiento de alimentos básicos y se intensificaron tras un atentado fallido contra el vehículo que transportaba al dirigente cocalero y recibió 14 agujeros de bala. Lejos de defenderlo, el gobierno boliviano lo acusó de disparar antes contra los policías que lo atacaron.
Mientras escala la conflictividad política, en Bolivia también apareció la persecución político-judicial como protagonista. En el marco de una causa por supuesto abuso sexual, la Justicia lanzó una orden de captura contra Evo y el gobierno de Luis Arce respaldó la medida. Paralelamente, el Tribunal Constitucional Plurinacional ratificó la inhabilitación de Morales para postularse a la presidencia.
En ese marco, el ex presidente está llamando al «voto nulo» de cara a los comicios del próximo 17 de agosto. Durante un mensaje difundido con motivo del bicentenario de Bolivia, Morales manifestó que «el voto nulo es una forma de rechazo a una elección deslegitimada y con indicio de nulidad. El voto nulo se convertirá en un referéndum electoral. Es la oportunidad para enfrentar electoralmente los principios que siempre defendimos».
Joven discípulo de Evo pero actualmente distanciado, Andrónico Rodríguez -presidente del Senado y candidato presidencial con apenas 36 años- rechaza el llamado al voto nulo. «Votar nulo o blanco es votar por la derecha, queridos hermanos», dijo durante un reciente acto de campaña. A pesar de que los candidatos de derecha buscan responsabilizar a Andrónico por la crisis económica y el último gobierno del MAS, éste no logra capitalizar el voto «evista» y figura tercero en la mayoría de las encuestas con menos del 10 por ciento de intención de voto.
Por el lado de la derecha, Samuel Doria Medina encabezaría los comicios obteniendo la voluntad de aproximadamente el 25 por ciento de los votantes. Segundo se ubicaría Jorge «Tuto» Quiroga, siguiéndolo de cerca con cerca del 22 por ciento. Ambos son fieles representantes del viejo orden: Doria Medina es un acaudalado empresario que presidió la compañía Bolivian Foods S.A. -que obtuvo el derecho de explotación de Burger King en Bolivia- y actualmente es propietario del edificio Green Tower, el más alto del país; en tanto Quiroga ya fue presidente del país entre agosto de 2001 y agosto de 2002, siendo el líder del partido conservador Acción Democrática Nacionalista (ADN).
Mientras Evo Morales apuesta a que voto nulo sea mayoritario y se imponga en los comicios, de forma tal de impedir la gobernabilidad al próximo presidente, la derecha llega fragmentada aunque esta elección podría funcionar como una especie de interna que ordene los liderazgos para luego repartirse los espacios de poder al interior del Ejecutivo y Legislativo boliviano. Pero todavía falta y eso aún está por verse.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: "RUIDO" POR LA VISITA DE EMPRESARIO ARGENTINO Y EL LITIO
 
El 17 de agosto se elegirá presidente. Evo Morales acusó a Andrónico Rodríguez de haberse reunido con Bulgheroni
 
Diario Pregón de Argentina (https://n9.cl/lvs9i9)
 
A poco más de una semana de las elecciones generales del 17 de agosto, la política boliviana entró en ebullición por una serie de acusaciones y desmentidas en torno a la visita del empresario argentino Marcos Bulgheroni y sus reuniones con candidatos. En el centro de la disputa aparece el litio, el “oro blanco” estratégico para la transición energética, y un tablero electoral que se estrecha.
El expresidente Evo Morales acusó a Andrónico Rodríguez (Alianza Popular) de haberse reunido con Bulgheroni, socio del empresario Marcelo Claure, con el objetivo de “negociar el litio”. “(Marcos) Bulgheroni se ha reunido, ha cenado con Andrónico Rodríguez en Santa Cruz; por debajo están negociando”, afirmó, y se preguntó: “¿Qué tiene que hacer un representante de Marcelo Claure, como Bulgheroni, en el tema del litio?”. Morales sostuvo que el encuentro está “totalmente confirmado” y apuntó a un presunto andamiaje político y mediático detrás de la candidatura de Rodríguez.
El señalado Rodríguez había replicado con ironía frente a versiones similares: “Para completar la película, solo falta que digan que me reuní con Elon Musk y Donald Trump”. En paralelo, Samuel Doria Medina (alianza Unidad) admitió que se reunió con Bulgheroni “hace dos semanas” junto a autoridades departamentales, dijo que el empresario “cree” en sus posibilidades electorales y remarcó que comparte una apertura a la inversión privada si llega al gobierno. Marcelo Claure, por su parte, expresó su apoyo público a la candidatura de Doria Medina.
El ruido político se amplifica por el peso estratégico del litio: Bolivia posee 23 millones de toneladas de reservas —la mayor parte en el Salar de Uyuni— pero aún no consigue traducir ese potencial en una producción a gran escala. El país enfrenta cuellos de botella técnicos y logísticos (infraestructura vial y energética en desarrollo, altos costos por carecer de salida al mar) y tensiones sociales vinculadas a la consulta previa a comunidades. A esto se suma una oferta global elevada que presiona a la baja el precio del mineral, enfriando decisiones de inversión. En la región, Chile y Argentina avanzaron con operaciones de gran escala, mientras Bolivia continúa en fase de plantas piloto.
En el frente social, organizaciones indígenas de Nor Lípez denunciaron la falta de consentimiento previo, libre e informado en contratos impulsados por firmas extranjeras y prohibieron el ingreso de compañías a su territorio, con el anuncio de acciones internacionales. El episodio expone la fricción entre el apuro por captar inversiones y las exigencias comunitarias y ambientales en la zona de mayor interés minero.
QUIÉNES COMPITEN Y CÓMO LLEGAN Una nueva encuesta nacional de EL DEBER / Spie SRL (trabajo de campo del 31/7 al 4/8, 2.500 casos, margen de error ±2,2%) mostró un empate técnico en la cima: Jorge “Tuto” Quiroga: 24,45% Samuel Doria Medina: 23,64% (diferencia de 0,81 puntos, por debajo del margen) El tercer pelotón lo integran Rodrigo Paz (9,10%), Manfred Reyes Villa (8,79%) y Andrónico Rodríguez (8,46%). Más atrás aparecen Jhonny Fernández (2,44%), Eduardo Del Castillo (1,83%), Pavel Aracena (0,33%) y Eva Copa (0,20%). El voto no definido —entre blancos, nulos e indecisos— asciende a 20,75%, un caudal capaz de reconfigurar el tablero en la recta final. La serie histórica del mismo estudio muestra un acortamiento sistemático de la brecha y, en esta última medición, un cruce de tendencias a favor de Quiroga.
LO QUE ESTÁ EN JUEGO La coyuntura electoral y la agenda del litio se retroalimentan. Con una primera vuelta el 17 de agosto y la posibilidad de balotaje en octubre, el desenlace dependerá tanto del comportamiento del electorado indeciso como de la capacidad de los candidatos para ofrecer certezas sobre cómo transformar el potencial litífero en crecimiento concreto sin agravar los conflictos territoriales y ambientales.
 
 
 
 
BOLIVIA SE PREPARA PARA VOTAR, EN UNAS ELECCIONES ATRAVESADAS POR LA INHABILITACIÓN DE EVO MORALES
 
Las posibilidades de una izquierda fragmentada se reducen, mientras crecen las figuras de Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga.
 
Ambito de Argentina (https://n9.cl/mp67u)
 
Bolivia se prepara para votar el próximo 17 de agosto, en donde ocho candidatos podrían ponerle fin a 20 años de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS), envuelto en tensiones internas y con un conflicto abierto entre su exlíder, Evo Morales, y el actual presidente nacional, Luis Arce.
La elección quedó determinada luego de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) determine la inhabilitación del expresidente Evo Morales, envuelto en investigaciones judiciales en su contra. En ese marco, el propio Morales convocó a sus seguidores a anular el voto, abstenerse o bien a votar en blanco, considerando que un potencial boicot podría alcanzar un 32% del electorado.
Hay 7.937.138 ciudadanos bolivianos (369.931 de ellos residen en el exterior del país) habilitados para votar. La clave de la elección girará en torno a la voluntad de tres distritos que concentran más del 70% del electorado: Santa Cruz (2.071.967 votantes), La Paz (2.047.825) y Cochabamba (1.443.013). Existe la posibilidad de una segunda vuelta, dispuesta para el 19 de octubre.
Elecciones en Bolivia 2025: todos los candidatos
Las figuras que lideran las encuestas electorales en Bolivia son dos dirigentes referenciados con la derecha y la centroderecha. En ese sentido, un sondeo de Ipsos-Ciesmori publicado en julio apunta a que el empresario Samuel Doria Medina sería el favorito en las urnas, con el 18,7% de los votos. Sería secundado por el expresidente (2001-2002) Jorge Quiroga, que reuniría el 18,13% de las voluntades.
El favorito de la izquierda, con un 11,83% de respaldo totales según este estudio, sería Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado nacional, quien busca unificar a todos los sectores de su espectro ideológico mostrándose crítico tanto de Evo Morales como de Luis Arce. Menos chances tendría el candidato del vigente presidente boliviano, el exministro Eduardo del Castillo, quien representará al MAS pero no alcanza los dos dígitos de apoyo.
Otro candidato que crece en las encuestas es el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, de perfil conservador. El dirigente cristiano Rodrigo Paz Pereira se ubica quinto entre los sondeos previos, mientras que las otras candidaturas presidenciales corresponden a Jhonny Fernández (Fuerza del Pueblo) y Pavel Aracena Vargas (Libertad y Progreso).
 


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