La derecha boliviana, con el respaldo de Estados Unidos y los grandes medios occidentales, lanza una ofensiva decisiva para arrebatar el poder en las elecciones del 17 de agosto, poniendo en riesgo 20 años de avances sociales y económicos. Mientras la crisis económica se agudiza y el Movimiento Al Socialismo (MAS) enfrenta una profunda división interna, las élites empresariales y exmandatarios aliados a Washington impulsan una campaña para apropiarse de los ricos recursos naturales del país, especialmente el litio y el gas.
Con candidatos millonarios y ligados al imperio como Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga al frente, la derecha parece tomar la delantera en las encuestas. Sin embargo, la incógnita permanece en las zonas rurales donde el voto indígena podría ser decisivo. La izquierda boliviana, representada por Andrónico Rodríguez, se enfrenta a un desafío histórico para mantener la soberanía y los logros sociales conseguidos, mientras Evo Morales y Luis Arce llaman a la unidad para frenar el avance imperialista en el corazón de América Latina.
La ofensiva
general de la derecha boliviana que cuenta con el apoyo de los medios
hegemónicos occidentales; la crisis económica acentuada en el último
período y la división interna de las fuerzas de izquierda, presentan
un panorama desfavorable para que los movimientos democráticos puedan
en las elecciones del 17 de agosto, retener un gobierno que desde hace 20
años ha trabajado para el pueblo.
El gobierno
estadounidense y las poderosas compañías de la minería, farmacéuticas
y militares de esa nación, apuestan por adueñarse de los ricos yacimientos de litio,
gas y de la biodiversidad del país andino y para eso utilizan a
personajes y millonarios de las élites bolivianas dispuestos a
apropiarse del poder.
Constantes
mensajes sobre la crisis económica y financiera (con señales de ser
provocada desde el exterior); numerosas encuestas realizadas por compañías
occidentales que dan con ventajas a los candidatos de la derecha en
contraste con los de izquierda, así como la división interna del Movimiento
Al Socialismo (MAS) son exaltados por los medios hegemónicos para desalentar
a la población y preparar el escenario con miras a derrocar a las fuerzas
progresistas en las elecciones.
Los
candidatos a los comicios presidenciales son: Andrónico Rodríguez, por
Alianza Popular; Max Jhonny Fernández, por Alianza Fuerza del
Pueblo; Manfred Reyes Villa, por Autonomía para Bolivia Súmate; Jorge
“Tuto” Quiroga, por Alianza Libertad y Democracia; Rodrigo Paz Pereira, por
el Partido Demócrata Cristiano; Carlos Eduardo del Castillo, por el
oficialista MAS y Samuel Doria Medina, por Alianza Unidad.
Según
las últimas encuestas a la cabeza estarían los derechistas Medina (24,5
%), el expresidente Jorge Quiroga (22,9 %) y Rodrigo Paz (7,6
%), seguido por el izquierdista Andrónico Rodríguez con 7,4 %, y
el exmilitar Manfred Reyes Villa (7,2 %).
Como
se conoce, en Bolivia al 25 % de la población no la consideran en las
encuestas por ser un sufragio rural disperso. Esas comunidades que se
reúnen y acuerdan votar por un candidato pero aún no se sabe si lo harán por el
voto nulo como promueve Evo Morales o por Andrónico. O sea, probablemente
el ganador deba contar con la población indígena como ocurrió en 2020 con la
elección de Luis Arce Catacora.
Analicemos
algunas características de los tres principales candidatos de la derecha. Samuel
Doria Medina, es un empresario multimillonario, y exministro que ha intentado
en tres ocasiones ser presidente. Dueño de una cadena de hoteles y de la
franquicia de Burguer King en Bolivia, ansía acercarse estrechamente
con el presidente estadounidense Donald Trump. Prevé la abolición de los
subsidios sociales y el cierre de empresas estatales.
Con
ayuda de Washington controla muchos medios de comunicación para influir en los
electores. Su posible triunfo conllevaría la caída del nivel de vida de la
población, el aumento de la desigualdad, la escalada de las protestas
populares y el empeoramiento de la criminalidad.
Jorge
«Tuto» Quiroga estudió ingeniería industrial en la Universidad Texas,
trabajó para la multinacional IBM y se casó con la estadounidense
Virginia Gillum.
En
1988 regresó a Bolivia y se unió al partido Acción Democrática
Nacionalista fundado por el dictador y expresidente Hugo Banzer. Ocupó
posiciones en el FMI, el Banco Mundial y la Corporación
Andina de Fomento. En 1997 fungió como vicepresidente durante la dictadura
de Banzer. Sucedió a este último como mandatario en agosto de 2001 hasta agosto
de 2002.
Si
obtuviera la presidencia, su gobierno quedaría como un protectorado de Estados
Unidos que controlaría las riquezas naturales bolivianas mientras se
reducirían los programas sociales en la salud, la educación y la cultura.
En
cuanto a Manfred Reyes Villa, excapitán pasó a la vida política unido al
partido creado por Hugo Banzer. Ha ganado varias elecciones como
concejal y alcalde de Cochabamba merced al apoyo de las fuerzas
derechistas y fascistas, y al manejo sucio de los medios de comunicación
que él controla. Un Tribunal boliviano lo declaró culpable de sobornos y en
2016 lo condenó a cinco años de prisión. Para evitar el castigo, el corrupto se
escondió en Estados Unidos para regresar más tarde a La Paz.
Mientras
Andrónico Rodríguez, expresidente del Senado, ha sido el designado como la
opción de la Izquierda boliviana después de la división del MAS.
Pero
innegablemente que el daño mayor para las fuerzas progresistas ha sido la
división dentro el Movimiento Al Socialismo (MAS) lo cual acarrea un
enorme peligro para las fuerzas democráticas de izquierda y abren las puertas,
si no ocurre un cambio, para que la oposición de derecha se alce con la
victoria en las elecciones presidenciales.
La
obstinada posición del expresidente Evo Morales de presentarse a una
tercera elección (pese a que la Constitución lo prohíbe) y sus contradicciones
con el actual mandatario Luis Arce ha sido un durísimo golpe para el pueblo
boliviano que podría perder, con un posible gobierno de derecha y
proestadounidense, todos los beneficios que lograron en los últimos 20 años.
Como
dijo el presidente Arce después de renunciar a la candidatura por un
nuevo mandato: lo fundamental es la unión de las fuerzas progresistas para
derrocar los embates de la derecha.
Esperemos
que por el bien del pueblo boliviano y de la unión latinoamericana,
las fuerzas de izquierda logren sobreponerse en el año del 200
aniversario de la Independencia de esa nación. El 19 Digital de Cuba
(https://n9.cl/oae60)
EL
DIFÍCIL CAMINO PARA ESCAPAR DE LA CRISIS ECONÓMICA EN BOLIVIA
El
próximo presidente de Bolivia enfrentará la abrumadora tarea de implementar
reformas amargas ante el duro panorama financiero.
El
Tiempo de Colombia (https://n9.cl/w9ckw)
Bolivia
se dirige a un territorio desconocido a medida que se acercan las elecciones
del 17 de agosto. El público se prepara para votar con una inflación
interanual del 24 %, su nivel más alto en más de tres décadas, lo que
convierte la carrera presidencial en una prueba impredecible para el sistema
político y sus instituciones.
Para
los bolivianos es una experiencia completamente nueva ver encuestas que indican
que dos líderes de la oposición de derecha, muy probablemente Samuel
Doria Medina y Jorge Quiroga, podrían avanzar a una segunda vuelta el
19 de octubre. La razón, según sugieren las encuestas, es que las
preocupaciones económicas ahora superan a las políticas para la mayoría de los
bolivianos en medio de una crisis marcada por la escasez de
dólares y de combustible y el aumento de la inflación.
No
importa quién gane las elecciones, el próximo presidente tendrá que implementar
reformas dolorosas. Estas
incluyen reducir un déficit fiscal que ha rondado el 10 % durante años, posiblemente
triplicar los precios internos del combustible y negociar con
prestamistas internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), para
asegurar los dólares necesarios para estabilizar la economía y el comercio
exterior de la nación.
En
un informe del 30 de mayo, el FMI también recomendó “eliminar el
financiamiento monetario de los déficits fiscales”, señalando que el
banco central del país ha financiado el déficit a pesar de las estrictas
condiciones externas y el hecho de que la deuda pública ha aumentado al 95 %
del PIB.
A
principios de siglo y durante su primera década, los altos precios de las
materias primas elevaron muchas economías de América Latina, y Bolivia se
convirtió en el segundo mayor beneficiario del auge, solo detrás de Venezuela.
Sin embargo, el país no fomentó suficiente exploración y los ingresos del
Gobierno por gas se desplomaron; pese a esto, se han mantenido costosos
subsidios.
Los
subsidios a los combustibles han sido una fuente importante de gasto, que
asciende a casi US$ 3.000 millones anuales. Ahora, debido a la crisis
fiscal, el Gobierno importa menos, lo que resulta en una escasez generalizada.
Todos los principales aspirantes presidenciales están de acuerdo en que será
necesario recortar los subsidios a los combustibles: las únicas preguntas son
cuánto, qué tan rápido y qué tan intensamente protestará el público. Los
precios del combustible podrían triplicarse sin subsidios.
Mientras
tanto, el proceso de atracción de nuevas inversiones en el sector del
gas podría llevar años.
La escasez
de dólares estadounidenses ha afectado las importaciones en todos los
ámbitos, empeorando la inflación de los productos básicos, incluidos los
medicamentos. El tipo de cambio fijo mantenido por la administración Arce se ha
vuelto insostenible. Por primera vez en 40 años ha surgido una tasa de dólar en
el mercado negro (ronda los 14 bolivianos).
La
escasez de dólares se ha vuelto tan grave que se ha afianzado un “corralito”
bancario: los depositantes no pueden retirar dólares de sus cuentas y,
en cambio, se les dan bolivianos a la tasa oficial. La devaluación ya es una
realidad en la calle, y una dolorosa devaluación oficial parece casi
inevitable.
Arce
no ha logrado atraer dólares para enderezar el rumbo. Sus esfuerzos para
aprobar contratos de litio que prometen una inversión de 1.400 millones de
dólares de una empresa china y otra rusa, por ejemplo, se han estancado en la
Asamblea Legislativa, debido en gran medida a las divisiones internas del
partido gobernante. La situación no es mejor en el sector minero en general,
las exportaciones de oro generan ingresos mínimos para el Estado, y la planta
de hierro Mutún apenas ha comenzado a operar.
Todos
los principales candidatos están de acuerdo en que para reforzar el suministro
de dólares, el país necesitará obtener préstamos importantes. Los
candidatos de la oposición se centran en el FMI y prestamistas multilaterales
similares, mientras que Andrónico Rodríguez, el principal candidato
izquierdista afiliado al MAS, se inclina por opciones como el Brics.
Cualquier
acuerdo requerirá compensaciones. Los préstamos multilaterales tradicionales
exigirán importantes recortes del gasto, así como medidas para mejorar la
transparencia de las finanzas públicas. También podría llegar a ser
necesario cerrar empresas estatales deficitarias y despedir a varios empleados
públicos, por ejemplo.
Estos
desafíos esperan a quien se convierta en el próximo presidente. Si un candidato
de la oposición gana y la derecha regresa al poder después de dos décadas en el
desierto, las dolorosas medidas de racionalización amenazarán la estabilidad de
la administración. Si el izquierdista Rodríguez prevalece, también puede
enfrentar una mayoría hostil en la nueva legislatura. El camino para salir
de la crisis económica de Bolivia será difícil para cualquier gobierno que tome
forma.
ELECCIONES
EN BOLIVIA: LOS INDECISOS DEFINIRÁN AL PRÓXIMO PRESIDENTE
Recta
final en las elecciones presidenciales de Bolivia con un cerrado porcentaje en
las intenciones de votos. Las encuestas apuntan a un 2% entre los candidatos de
derecha, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga. No obstante, algunos analistas
estiman que los pronósticos podrían cambiar vertiginosamente porque no se sabe
hacia dónde van a dirigir sus votos los simpatizantes de izquierda: un voto
nulo o un voto a favor del candidato Andrónico Rodríguez que lo lanzaría al
segundo o primer lugar.
Radio
Francia Internacional (https://n9.cl/w64kj)
Queda
una semana para las elecciones generales en Bolivia y comienzan los cierres de
campaña de los aspirantes a la Presidencia.
Samuel
Doria Medina (Unidad, centroderecha liberal) y Jorge Quiroga (Libre,
de derecha liberal conservadora) lideran las encuestas, pero no seguro que sean
ellos los que vayan a segunda vuelta ya que el resultado dependerá en gran
parte, vaticinan analistas, de los indecisos, que tradicionalmente han votado
por los candidatos de la izquierda, especialmente del Movimiento al Socialismo
(MAS) que ha dirigido ese país suramericano en los últimos 20 años.
Según
las diferentes encuestas de intención de voto, no hay una orientación clara
para saber si el nuevo presidente de Bolivia será de derecha, de centro o de
izquierda. “Ahorita la moneda está en el aire”, así lo resume la
politóloga Ana Lucía Velasco, experta en psicología electoral.
“El
candidato de izquierda, Andrónico Rodríguez (Alianza Popular), está el tercer o
cuarto lugar según las encuestas. [Rodríguez] comenzó con un 12%. Ha ido
bajando. Ahorita está en un 8%. Mucho de ese porcentaje es de las personas que
votan por la izquierda y que ahora están entre los indecisos”, explicó Velasco.
“Vamos
a descubrir el día de la elección si esas personas se van a decidir por votar
por este candidato, que lo haría subir al primero o segundo lugar, o si van a
decidir votar nulo, como un voto protesta, que es a lo que ha estado llamando
el ex presidente Evo Morales a sus bases, a sus seguidores: no avalar esta
elección en la que él no ha podido participar".
Derechas
La
analista estima que si Andrónico Rodríguez no queda en el primer o segundo
lugar, el balotaje del 19 de octubre se daría entre los candidatos de derecha,
lo que significa que habría un cambio en la dirección del gobierno que ha sido
dirigido por el MAS durante casi dos décadas.
Velasco
detalló que el candidato Doria Medina es el actual el vicepresidente del Comité
de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe (CISALC) y que
su tendencia política “está más en el centro derecha”. “Es un conocido
empresario boliviano que ha trabajado en hotelería, en la construcción, también
en la comida rápida”.
“Jorge
Quiroga está más a la derecha. El ha sido el vicepresidente de Hugo Banzer
Suárez, un antiguo dictador militar, que se volvió a postular cuando ya había
elecciones y que ganó una elección”, explicó la analista y recordó que Quiroga
fue presidente durante un año cuando Banzer Suárez dejó el cargo por cuestiones
de salud.
De
acuerdo con la especialista, estos dos candidatos los separa un mínimo
porcentaje de 2% y no se sabe quién lidera las encuestas. “Todo es posible en
verdad que sea Samuel el que esté en primero o Jorge “Tuto” Quiroga en primero.
La diferencia entre ambos es tan pequeña que tengan que ir a segunda vuelta”.
"Pero
también está el escenario de que el antiguo votante de izquierda decida votar
por Andrónico Rodríguez, y la segunda vuelta sea entre uno de estos dos: entre
Andrónico- Samuel, o entre Andrónico- “Tuto” Quiroga”.
En
Bolivia el voto es obligatorio por lo que se espera que casi 8 millones de
personas salgan a las urnas el domingo 17 de agosto para elegir al presidente,
al vicepresidente y a diputados y senadores.
BOLIVIA:
LAS ELECCIONES DEL BICENTENARIO Y UNA IZQUIERDA ATOMIZADA
Bolivia conmemora 200 años de vida
republicana en medio de un escenario político cargado de incertidumbres
Diario La Red de Uruguay (https://n9.cl/rdhto)
El tan esperado Bicentenario de
Bolivia llegó en un contexto marcado por la proximidad de las elecciones
nacionales. Un pueblo que forjó su independencia con las luchas anticoloniales
de Túpac Katari y Bartolina Sisa en el siglo XVIII, y que más tarde consolidó
su emancipación con figuras como Bolívar y Sucre, conmemora ahora 200 años de
vida republicana en medio de un escenario político cargado de incertidumbres.
Este aniversario invita a reflexionar
sobre el rumbo del país en los próximos años. En un mundo donde se disputan
nuevas hegemonías y visiones, Bolivia no puede eludir el balance de los
aciertos y desaciertos del Proceso de Cambio. Las elecciones de 2025
funcionarán como un espejo para evaluar los logros y fracasos de esta joven
República. Para entender el momento actual, es clave analizar las últimas
encuestas, las papeletas electorales y las consignas que dominan el debate
público.
Un electorado desencantado
A medida que se acercan los comicios
del 17 de agosto, los datos revelan un electorado cada vez más indeciso o
insatisfecho con las opciones. En los primeros lugares de preferencia figura
una camada de políticos tradicionales, rostros conocidos del neoliberalismo
como Samuel Doria Medina, Jorge "Tuto" Quiroga y Manfred Reyes Villa,
todos actores prominentes de la era del libre mercado y el Estado débil. Sus
propuestas no difieren de las que impulsaron hace dos décadas: liberación, sin
regulación, de exportaciones, fortalecimiento del sector privado, reducción del
Estado y el uso de la fuerza pública ante posibles protestas sociales.
Sin pelos en la lengua, a diferencia
de épocas pasadas, estos actores no ocultan su agenda. Sin tapujos, ni
vergüenza insisten en la necesidad de "ajustes" económicos y
políticos que, lejos de buscar el bien común, no dejan de guiñar el ojo a los
pequeños grupos de poder.
Un
proceso electoral viciado
Por
otro lado, la legitimidad del proceso electoral se ve cuestionada por los
recientes escándalos de sobornos entre altas autoridades del Poder Judicial y
Ejecutivo, destinados a inhabilitar mediante maniobras dolosas la candidatura
de Evo Morales y del partido PANBOL. Lo más grave no es solo la exclusión
arbitraria de un candidato, que ya de por sí significa un golpe a la
democracia, sino la evidencia de que los intereses económicos y el corrompido
poder político manipulan las reglas del juego para favorecer sus intereses.
Asimismo,
una de las cosas que sorprende es el pacto de silencio entre los candidatos en
contienda, que parecen ignorar el peligro de legitimar un sistema donde el
derecho a elegir y sentirse representado queda en entredicho. Ningún aspirante
supera el 23% de intención de voto, pero en una democracia liberal, eso parece
ser lo de menos.
El
derecho a elegir y no solo al voto parecen haber quedado sepultados.
La
“izquierda” que tenemos
Entre
las muchas preguntas que recorren a la población están: ¿Quién representa hoy a
la “izquierda”? ¿Quién encarna al Bloque popular? Ante ello tenemos a unos
cuantos candidatos que son los que compiten por convertirse en la respuesta.
Sin embargo, es importante caracterizar el discurso que sostienen para llevarse
el título.
Sorpresivamente
son los candidatos progresistas o de izquierda quienes se han apropiado de
discursos que antes abanderaba la derecha tradicional como crítica al MÁS-IPSP,
tales como la "renovación generacional" o el "cierre de
ciclo" para identificar su campaña, lo que determinó que se avale la nueva
boleta electoral y las listas de candidatos con las proscripciones existentes.
Mientras
tanto, la derecha, cuasi disciplinada, apuesta sin reparos a los líderes del
siglo pasado para que sean sus candidatos presidenciales, como si esa táctica
solo hubiera funcionado para fortalecer al desmembramiento del bloque
hegemónico.
En
tanto, es oportuno entender que la renovación política no debería reducirse a
la edad o al tiempo en la arena pública, sino a la capacidad de responder a las
demandas históricas de la población. Pero el progresismo parece haber asumido
las reglas del juego conservador, incluso en el lenguaje, sin medir las
consecuencias de la fragmentación interna que se refleja en la mínima
preferencia electoral que no supera el 7%.
Andrónico
Rodríguez, el candidato que aún simboliza lo popular, pero no al Bloque,
enfrenta un desafío mayúsculo, después de haber quebrado con su base orgánica:
reconstruir una base debilitada y navegar entre aliados que no parecen tener la
capacidad de sostenerlo, que no comparten códigos de dinámica política y que ni
siquiera tienen una complicidad de clase. Y en momentos críticos las lealtades
no se miden en votos, sino en la capacidad de resistir juntos las derrotas.
El
Bloque popular y lo popular
Es
fundamental diferenciar entre el Bloque Popular y lo popular, mientras el
primero se estructura como una fuerza organizada que actúa y decide
colectivamente, lo popular no necesariamente requiere de una articulación
formal. El Bloque no es un ente homogéneo; por el contrario, a medida que pasa
el tiempo y mutan las demandas este también presenta un proceso de
transformación. Tras 20 años de Proceso de Cambio, era inevitable que surgieran
tensiones y reconfiguraciones.
La
fractura y traición a lo interno del MAS-IPSP durante el gobierno de Luis Arce
aceleró esta crisis. Sin la capacidad de mantener la hegemonía política que
caracterizó a la época de Evo Morales, el Bloque perdió cohesión y la unidad
dejó de existir.
A
esto se suman las demandas insatisfechas y la frustración por una gestión
económica desastrosa. Hoy, el desafío es reorganizarse en medio de la crisis,
pero los candidatos del progresismo no logran conectar con un electorado, ni
con lo popular y mucho menos con el Bloque que exige resultados, nuevos
horizontes y mejores esperanzas antes que “puentes de diálogo” entre políticos.
Pesares
de derrota
Atribuir
un eventual triunfo de la derecha al voto nulo es reducir a espacios mínimos lo
que sucede en el país. El problema, en realidad, debería analizarse en cuanto a
varias de las limitaciones del Proceso de Cambio, la desarticulación de las
organizaciones, la desinstitucionalización y la falta de propuestas
convincentes. Culpar al electorado es ignorar el desencanto generado por el
gobierno de Arce y eliminar de toda responsabilidad por todos los perjuicios
que llevó al país.
Esta
es una batalla política, no meramente electoral. Entonces no, la posible
derrota no se avecina porque la gente no quiera votar como medida de
resistencia, sino porque mientras la derecha se radicaliza, la izquierda se
desplaza al centro, un espacio que hoy no representa a nadie. El discurso
centrista, bajo el cierre de ciclo, oculta la persecución política contra el
bloque popular y refleja la incapacidad de construir una alternativa que hable
a las mayorías.
La
oposición que viene
Más
del 30% del electorado permanece indeciso, y entre ellos, el voto nulo gana
terreno. Esto no es usual en contextos post Golpe Blandos, donde la izquierda
solía competir unida en las urnas en búsqueda de retomar el poder, ahora las
reglas cambiaron y se presenta una nueva forma de respuesta.
Ante
esto, emerge una nueva articulación desde las bases, distanciada de dirigencias
cooptadas por el gobierno. El voto nulo, aunque simbólico, expresa la falta de
legitimidad del próximo gobierno y podría ser el germen de una oposición
renovada que tiene el reto de construir una agenda a largo plazo.
Recientemente
Pablo Iglesias, politólogo español, planteaba algo interesante: "La
derecha solo acepta la democracia si no altera la correlación de fuerzas".
En Bolivia, la derecha avala estas elecciones porque su principal oponente fue
excluido. La democracia, entonces, no es un ideal, sino un campo de batalla que
sobrepasa lo electoral. El desafío ahora es reconfigurarla, desarmar sus
estructuras viciadas y reconstruirla desde los cimientos.
ELECCIONES
EN BOLIVIA: LAS ENCUESTAS MARCAN CÓMO LA DERECHA SACA PARTIDO DE LA
FRAGMENTACIÓN
A una semana de la votación crece la
chance de que dos liberales sean los que pasen a segunda vuelta. Ningún
candidato llegaría a los 25 puntos. La pelea del progresismo condena a
Andrónico Rodríguez.
El Tiempo de Argentina (https://n9.cl/8qgm1)
La fragmentación irremediable del
campo popular, las causas judiciales y las acusaciones cruzadas rompieron toda
posibilidad de un armado electoral conjunto y abrieron el camino a que la
derecha pueda volver a gobernar en Bolivia, luego de casi 20 años de hegemonía
del Movimiento Al Socialismo, histórico partido fundado por Evo Morales,
interrumpida solo por el golpe de 2019 que puso a Jeanine Yáñez
circunstancialmente en el poder. Las presidenciales del próximo 17 de agosto
presentan al menos a dos candidatos de la derecha liberal empresaria peleando
la punta y si las encuestas se confirman en las urnas, es probable que la
segunda vuelta del 19 de octubre sea entre el exministro de planificación
(1992) Samuel Doria Medina, y el expresidente (2001-2002) e insistente
candidato, Jorge Tuto Quiroga. No conforme con ello, el tercer lugar en
intención de voto, según algunos sondeos, ubicaría al exmilitar y empresario
Manfred Reyes, peleando mano a mano con quien aparece relegado a un posible
cuarto lugar: el joven Andrónico Rodríguez, presidente actual del Senado
y otrora mano derecha de Evo. Rodríguez es, básicamente, el único candidato de
izquierda o progresista con algún caudal posible de votos, ya que el
representante del oficialismo de Luis Arce es el ministro de gobierno, Eduardo
Del Castillo, a quien no puede atribuírsele un carácter revolucionario, ni
popular. Su intención de voto apenas llega a los 2 puntos.
Lo
notable es que ninguno de los candidatos llega a sumar 25 puntos y el voto nulo
ronda los 7.
Frente
a este panorama, quien estuvo considerado por mucho tiempo el sucesor natural
de Evo enfrenta un camino lleno de obstáculos. Acabó entremedio del fuego
cruzado entre Evo y Arce, intentó tomar un camino independiente, y quedó al
margen de ambos. Ni siquiera tiene el apoyo de las tradicionales organizaciones
campesinas e indígenas. De ocupar el primer lugar en intención de voto en días
en que arrancaba la campaña electoral, cayó al tercero e incluso cuarto. Esto
probablemente se deba a la percepción en el electorado tradicional masista de
que el senador «traicionó» a su mentor. Evo no solo lo desconoce, sino que
llamó directamente a no votar ni Andrónico ni a ninguno de los candidatos. Su
proclama es por el voto nulo. “El pueblo no se equivoca y por eso siento que en
los últimos días empieza a crecer esta propuesta, si Evo no está en la
papeleta, mi voto es nulo”, dijo en el reciente acto de Runasur, un organismo
prohijado por Evo hace menos de un lustro. “Aunque me detengan, ojalá que Lucho
Arce no me mate”, agregó en línea con lo que considera una campaña de
persecución del gobierno en su contra, en la que encuadra el proceso judicial
que se le sigue por supuesto delito de trata.
Ese
encuentro se realizó en el estadio de Ivirgarzama, en el Trópico de Cochabamba,
donde llegaron representantes de Venezuela, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia,
Guatemala, Chile y Brasil. Allí se reflexionó sobre la necesidad de “crear un
movimiento intercontinental” con el objetivo de “defender la vida y la
humanidad”.
Debate
Los
ocho candidatos en pugna se vieron las caras el viernes de la semana pasada en
el debate oficial organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). El
encuentro fue la oportunidad para que los representantes de la derecha usaran a
Andrónico de chivo expiatorio de todos los “fallos”, en su consideración, de
los sucesivos gobiernos del MAS, incluyendo el actual. Le atribuyeron ser “el
tercer hombre” del masismo, representar “lo viejo” de la política pese a sus
jóvenes 36 años, le adjudicaron responsabilidad en las crisis económicas y
hasta de la causa por la que es investigado Evo. “Usted tendrá los reparos, los
criterios, las opiniones en torno al expresidente Evo Morales. Yo estoy acá
para hablar del presente y del futuro y no lo que significa ayer o el pasado
como usted arguye”, contestó Andrónico a Manfred Reyes Villa, en uno de esos
intercambios.
Este
primer debate abordó tres ejes: democracia, justicia y estado de derecho;
derechos humanos y protección; medio ambiente y desarrollo. El segundo
encuentro se llevará a cabo en La Paz el 12 de agosto.
Encuestas
Entre
los sondeos publicados en medios los últimos días, la encuestadora
Ipsos-Ciesmori afirma que el candidato de Alianza Unidad, Doria Medina, suma el
21,5% de intención de voto. A este empresario millonario que ha tenido
escarceos con sectores progresistas, le sigue el expresidente Jorge “Tuto”
Quiroga, por Libertad y Democracia, quien tiene el 19,6% de las preferencias.
En el tercer lugar se ubicaría Manfred Reyes, de Autonomía para Bolivia Súmate,
con el 8,3% y en el cuarto aparece está Andrónico Rodríguez, que se presenta
con el sello Alianza Popular, marcando el 6,1% y perdiendo ante el voto nulo,
que concentra entre el 7 y el 8 por ciento. Detrás de Andrónico las encuestas
ubican a Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, con el 5,8% y
recién en sexto lugar figura el candidato del oficialismo, Eduardo del
Castillo, con el 2,1%. Pavel Aracena, de Libertad y Progreso ADN, y Jhonny
Fernández, de Alianza Fuerza del Pueblo, no llegan a los dos puntos. Los
indecisos se cuentan en el orden del 12 por ciento.
BOLIVIA:
ENTRE EL VOTO NULO Y EL REGRESO DE LA DERECHA AL PODER
Bolivia se encamina a las elecciones
presidenciales del domingo 17 de agosto en un clima de alta tensión política,
que incluye la proscripción del ex mandatario Evo Morales y la posibilidad
cierta de que la derecha regrese al poder luego de la experiencia fallida del
golpe de Estado de 2019.
Grito del Sur de Argentina (https://n9.cl/5rg35)
Luis Arce, quien fuera ministro de
Economía y Finanzas durante 12 años bajo la gestión de Evo Morales, ganó las
elecciones presidenciales con el 55 por ciento de los votos en el año 2020.
Rápidamente se produjo el retorno de Morales tras su exilio en Argentina y
México con el objetivo de recuperar la centralidad que alguna vez tuvo, pero la
disputa interna entre ambos referentes del Movimiento al Socialismo (MAS)
comenzó a recrudecer. El cuestionamiento a algunos integrantes del gabinete
-como el ministro de Gobierno Eduardo del Castillo, hoy candidato
presidencial-, las críticas por el rumbo económico y las aspiraciones
presidenciales de Evo fueron algunos motivos de estas diferencias.
Luego de la pandemia, al igual que en
otros países de la región, la situación económica en Bolivia empeoró. Los
pilares principales del exitoso modelo económico de los gobiernos de Morales
(2006-2019) habían sido la ejecución de políticas distributivas a partir de la
nacionalización de recursos estratégicos como el gas, que se llevaron adelante
en un contexto de baja inflación y estabilidad macroeconómica. Lo cierto es que
la inflación boliviana volvió a ser un problema: a lo largo de este año roza el
17% duplicando así las previsiones gubernamentales. Según los datos oficiales
del INE de 2023, la pobreza en Bolivia alcanzó el 36,5% y la indigencia afectó
al 11,9% de la población, aunque existen estimaciones más elevadas que
difundieron otras instituciones.
La
mayor amenaza para la continuidad de Arce en el gobierno no ha sido la derecha,
sino paradójicamente la facción política del MAS encabezada por Evo. Desde
septiembre de 2024, una serie de bloqueos de carreteras provocaron
desabastecimiento de alimentos básicos y se intensificaron tras un atentado
fallido contra el vehículo que transportaba al dirigente cocalero y recibió 14
agujeros de bala. Lejos de defenderlo, el gobierno boliviano lo acusó de
disparar antes contra los policías que lo atacaron.
Mientras
escala la conflictividad política, en Bolivia también apareció la persecución
político-judicial como protagonista. En el marco de una causa por supuesto
abuso sexual, la Justicia lanzó una orden de captura contra Evo y el gobierno
de Luis Arce respaldó la medida. Paralelamente, el Tribunal Constitucional
Plurinacional ratificó la inhabilitación de Morales para postularse a la
presidencia.
En
ese marco, el ex presidente está llamando al «voto nulo» de cara a los comicios
del próximo 17 de agosto. Durante un mensaje difundido con motivo del
bicentenario de Bolivia, Morales manifestó que «el voto nulo es una forma de
rechazo a una elección deslegitimada y con indicio de nulidad. El voto nulo se
convertirá en un referéndum electoral. Es la oportunidad para enfrentar
electoralmente los principios que siempre defendimos».
Joven
discípulo de Evo pero actualmente distanciado, Andrónico Rodríguez -presidente
del Senado y candidato presidencial con apenas 36 años- rechaza el llamado al
voto nulo. «Votar nulo o blanco es votar por la derecha, queridos hermanos»,
dijo durante un reciente acto de campaña. A pesar de que los candidatos de
derecha buscan responsabilizar a Andrónico por la crisis económica y el último
gobierno del MAS, éste no logra capitalizar el voto «evista» y figura tercero
en la mayoría de las encuestas con menos del 10 por ciento de intención de
voto.
Por
el lado de la derecha, Samuel Doria Medina encabezaría los comicios obteniendo
la voluntad de aproximadamente el 25 por ciento de los votantes. Segundo se
ubicaría Jorge «Tuto» Quiroga, siguiéndolo de cerca con cerca del 22 por
ciento. Ambos son fieles representantes del viejo orden: Doria Medina es un
acaudalado empresario que presidió la compañía Bolivian Foods S.A. -que obtuvo
el derecho de explotación de Burger King en Bolivia- y actualmente es
propietario del edificio Green Tower, el más alto del país; en tanto Quiroga ya
fue presidente del país entre agosto de 2001 y agosto de 2002, siendo el líder
del partido conservador Acción Democrática Nacionalista (ADN).
Mientras
Evo Morales apuesta a que voto nulo sea mayoritario y se imponga en los
comicios, de forma tal de impedir la gobernabilidad al próximo presidente, la
derecha llega fragmentada aunque esta elección podría funcionar como una
especie de interna que ordene los liderazgos para luego repartirse los espacios
de poder al interior del Ejecutivo y Legislativo boliviano. Pero todavía falta
y eso aún está por verse.
ELECCIONES EN
BOLIVIA: "RUIDO" POR LA VISITA DE EMPRESARIO ARGENTINO Y EL LITIO
El
17 de agosto se elegirá presidente. Evo Morales acusó a Andrónico Rodríguez de
haberse reunido con Bulgheroni
Diario
Pregón de Argentina (https://n9.cl/lvs9i9)
A
poco más de una semana de las elecciones generales del 17 de agosto, la
política boliviana entró en ebullición por una serie de acusaciones y
desmentidas en torno a la visita del empresario argentino Marcos Bulgheroni y
sus reuniones con candidatos. En el centro de la disputa aparece el litio, el
“oro blanco” estratégico para la transición energética, y un tablero electoral
que se estrecha.
El
expresidente Evo Morales acusó a Andrónico Rodríguez (Alianza Popular) de
haberse reunido con Bulgheroni, socio del empresario Marcelo Claure, con el
objetivo de “negociar el litio”. “(Marcos) Bulgheroni se ha reunido, ha cenado
con Andrónico Rodríguez en Santa Cruz; por debajo están negociando”, afirmó, y
se preguntó: “¿Qué tiene que hacer un representante de Marcelo Claure, como
Bulgheroni, en el tema del litio?”. Morales sostuvo que el encuentro está
“totalmente confirmado” y apuntó a un presunto andamiaje político y mediático
detrás de la candidatura de Rodríguez.
El
señalado Rodríguez había replicado con ironía frente a versiones similares:
“Para completar la película, solo falta que digan que me reuní con Elon Musk y
Donald Trump”. En paralelo, Samuel Doria Medina (alianza Unidad) admitió que se
reunió con Bulgheroni “hace dos semanas” junto a autoridades departamentales,
dijo que el empresario “cree” en sus posibilidades electorales y remarcó que
comparte una apertura a la inversión privada si llega al gobierno. Marcelo
Claure, por su parte, expresó su apoyo público a la candidatura de Doria
Medina.
El
ruido político se amplifica por el peso estratégico del litio: Bolivia posee 23
millones de toneladas de reservas —la mayor parte en el Salar de Uyuni— pero
aún no consigue traducir ese potencial en una producción a gran escala. El país
enfrenta cuellos de botella técnicos y logísticos (infraestructura vial y
energética en desarrollo, altos costos por carecer de salida al mar) y
tensiones sociales vinculadas a la consulta previa a comunidades. A esto se
suma una oferta global elevada que presiona a la baja el precio del mineral,
enfriando decisiones de inversión. En la región, Chile y Argentina avanzaron
con operaciones de gran escala, mientras Bolivia continúa en fase de plantas
piloto.
En
el frente social, organizaciones indígenas de Nor Lípez denunciaron la falta de
consentimiento previo, libre e informado en contratos impulsados por firmas
extranjeras y prohibieron el ingreso de compañías a su territorio, con el
anuncio de acciones internacionales. El episodio expone la fricción entre el
apuro por captar inversiones y las exigencias comunitarias y ambientales en la
zona de mayor interés minero.
QUIÉNES
COMPITEN Y CÓMO LLEGAN Una nueva encuesta nacional de EL DEBER / Spie SRL
(trabajo de campo del 31/7 al 4/8, 2.500 casos, margen de error ±2,2%) mostró
un empate técnico en la cima: Jorge “Tuto” Quiroga: 24,45% Samuel Doria Medina:
23,64% (diferencia de 0,81 puntos, por debajo del margen) El tercer pelotón lo
integran Rodrigo Paz (9,10%), Manfred Reyes Villa (8,79%) y Andrónico Rodríguez
(8,46%). Más atrás aparecen Jhonny Fernández (2,44%), Eduardo Del Castillo
(1,83%), Pavel Aracena (0,33%) y Eva Copa (0,20%). El voto no definido —entre
blancos, nulos e indecisos— asciende a 20,75%, un caudal capaz de reconfigurar
el tablero en la recta final. La serie histórica del mismo estudio muestra un
acortamiento sistemático de la brecha y, en esta última medición, un cruce de
tendencias a favor de Quiroga.
LO
QUE ESTÁ EN JUEGO La coyuntura electoral y la agenda del litio se
retroalimentan. Con una primera vuelta el 17 de agosto y la posibilidad de
balotaje en octubre, el desenlace dependerá tanto del comportamiento del
electorado indeciso como de la capacidad de los candidatos para ofrecer
certezas sobre cómo transformar el potencial litífero en crecimiento concreto
sin agravar los conflictos territoriales y ambientales.
BOLIVIA
SE PREPARA PARA VOTAR, EN UNAS ELECCIONES ATRAVESADAS POR LA INHABILITACIÓN DE
EVO MORALES
Las posibilidades de una izquierda
fragmentada se reducen, mientras crecen las figuras de Samuel Doria Medina y
Jorge Quiroga.
Ambito de Argentina (https://n9.cl/mp67u)
Bolivia se prepara para votar el
próximo 17 de agosto, en donde ocho candidatos podrían ponerle fin a 20
años de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS), envuelto en
tensiones internas y con un conflicto abierto entre su exlíder, Evo Morales, y el
actual presidente nacional, Luis Arce.
La elección quedó determinada luego de
que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) determine la inhabilitación del
expresidente Evo Morales, envuelto en investigaciones judiciales en su
contra. En ese marco, el propio Morales convocó a sus seguidores a anular el
voto, abstenerse o bien a votar en blanco, considerando que un potencial boicot
podría alcanzar un 32% del electorado.
Hay 7.937.138 ciudadanos
bolivianos (369.931 de ellos residen en el exterior del país) habilitados
para votar. La clave de la elección girará en torno a la voluntad de tres
distritos que concentran más del 70% del electorado: Santa Cruz (2.071.967
votantes), La Paz (2.047.825) y Cochabamba (1.443.013).
Existe la posibilidad de una segunda vuelta, dispuesta para el 19 de
octubre.
Elecciones
en Bolivia 2025: todos los candidatos
Las
figuras que lideran las encuestas electorales en Bolivia son dos
dirigentes referenciados con la derecha y la centroderecha. En ese sentido, un
sondeo de Ipsos-Ciesmori publicado en julio apunta a que el empresario Samuel
Doria Medina sería el favorito en las urnas, con el 18,7% de los votos.
Sería secundado por el expresidente (2001-2002) Jorge Quiroga, que
reuniría el 18,13% de las voluntades.
El
favorito de la izquierda, con un 11,83% de respaldo totales según este estudio,
sería Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado nacional, quien
busca unificar a todos los sectores de su espectro ideológico mostrándose
crítico tanto de Evo Morales como de Luis Arce. Menos chances
tendría el candidato del vigente presidente boliviano, el exministro Eduardo
del Castillo, quien representará al MAS pero no alcanza los dos dígitos de
apoyo.
Otro
candidato que crece en las encuestas es el alcalde de Cochabamba, Manfred
Reyes Villa, de perfil conservador. El dirigente cristiano Rodrigo Paz
Pereira se ubica quinto entre los sondeos previos, mientras que las otras
candidaturas presidenciales corresponden a Jhonny Fernández (Fuerza
del Pueblo) y Pavel Aracena Vargas (Libertad y Progreso).
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