Wednesday, October 15, 2025

CRISIS DE COMBUSTIBLE EN SANTA CRUZ DE LA SIERRA FRENA AL MOTOR ECONÓMICO DE BOLIVIA


Largas filas de vehículos se extienden en todas las estaciones de servicio de las ciudades de Bolivia en busca de combustible. Estas imágenes se han vuelto recurrente en todas las urbes, evidenciando la grave escasez de gasolina y diésel. Las flotas de transporte interdepartamental se vieron fuertemente afectados, solo el 60 por ciento está operando, mientras que el 40 por ciento permanecía paralizado en surtidores de la ciudad. Lo mismo sucede con los micros de transporte urbano.

Considerada el corazón económico de Bolivia, la vibrante ciudad de Santa Cruz de la Sierra, conocida por su dinamismo comercial que opera incluso de madrugada, se ha visto paralizada esta semana por una severa escasez de combustibles. Filas interminables en las estaciones de servicio se han convertido en la tónica diaria, forzando a transportistas y conductores a una desesperante pausa.
Laura Vega, conductora de Uber, describe la angustiante situación: "Se hacen unas colas impresionantes que a veces duran hasta 24 o 48 horas. Uno tiene que hacer cola para cargar gasolina. Y aparte que la gasolina está llegando mal y friega los vehículos, muchas veces toca quedarse a dormir en los surtidores, a esperar que lleguen las cisternas y descarguen." Esta realidad, que se ha vuelto común, refleja la magnitud del problema que afecta a miles de personas.
Marcelo Cruz, representante de la Asociación de Transporte Pesado Internacional de Santa Cruz, reporta una drástica reducción del 60% en la actividad económica del transporte de carga. La limitada cantidad de combustible disponible es insuficiente incluso para viajes de media distancia. "Esta cantidad de combustible no es suficiente para poder realizar, por ejemplo, un viaje internacional hacia Perú, hacia Chile. Debe llegarse a una ciudad intermedia y hacer nuevamente filas," explica Cruz, detallando cómo los conductores deben soportar días de espera en Santa Cruz, para luego repetir el calvario en otras ciudades como La Paz, Oruro o Cochabamba.
Del dólar barato a la nacionalización de hidrocarburos
La raíz de esta escasez es multifactorial, pero un eje central es la falta de dólares en la economía boliviana. La empresa estatal YPFB, que controla la cadena de hidrocarburos, ha argumentado atrasos en los pagos a proveedores, pero el problema es más profundo, según Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior.
Rodríguez señala que el mantenimiento de un dólar artificialmente barato durante un largo período incentivó la sustitución de la producción nacional por importaciones económicas, siendo los combustibles el principal rubro. "El hecho de que haya sido el dólar tan barato por tanto tiempo llevó a sustituir la producción nacional con la importación barata de una cantidad de productos. Pero en lo que más se concentra la importación es en los combustibles."
A esto se suma un aumento exponencial en el consumo de diésel y gasolina, mientras que la producción interna de gas ha ido en declive. La falta de exploración se atribuye a decisiones tomadas tras la "nacionalización" de los hidrocarburos en 2006. "Las empresas transnacionales decidieron invertir en otros países cuando en el año 2006, entre comillas, se nacionalizaron los recursos de los hidrocarburos. En realidad, se cambiaron las reglas de juego y eso hizo que la producción de combustibles declinara en el tiempo," explica Rodríguez. Con el aumento de las importaciones de combustibles y la disminución de la producción interna, el gasto de dólares se ha disparado, exacerbando la crisis. (https://n9.cl/m78t2r)
 
 
 
 
 
LAS TRES CRISIS QUE LE DEJA EL SOCIALISMO AL NUEVO PRESIDENTE DE BOLIVIA
 
La balanza La salida o estancamiento de las crisis de Bolivia dependerá de lo que suceda en la segunda vuelta. La última encuesta elaborada por Captura Consulting para Red Uno, anticipa una jornada reñida en manos del 18,4 % del electorado que todavía no ha definido su voto. Este grupo está compuesto por 10 % de indecisos, 5,8 % que manifiesta su intención de anular su voto y otro 2,6 % que votaría en blanco.
 
Panam Post de Panamá (https://n9.cl/nzm5z)
 
Nada bueno dejará el socialismo que ha gobernado en Bolivia durante casi dos décadas al nuevo presidente del país, que será electo en la segunda vuelta, este 19 de octubre. Lo único seguro que tienen los candidatos Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge ‘Tuto’ Quiroga de Alianza Libre, es que la nación tiene tres crisis encima: una inflación que ya alcanzó en septiembre 23 % interanual conjugada con un alto déficit fiscal y una deuda creciente; el bajo dinamismo productivo que decanta en una escasa inversión extranjera y, por último, una población afectada no solo por la pobreza sino por el desempleo.
Esa es la herencia que deja el gobierno de Luis Arce a su reemplazo. Para el economista Luis Fernando Romero, estas crisis equivalen a un «dragón de tres cabezas» que amenaza con la alta probabilidad de una recesión económica en los próximos tres años.
El camino para evitar caer en ese escario será —para Paz o Quiroga— la búsqueda de financiamiento externo, considerando que en el primer año del próximo Ejecutivo se requerirán alrededor de 3000 millones de dólares para la importación de diésel y gasolina, pagar la deuda externa y cumplir otras obligaciones que se deriven de operaciones anteriores, como las que se han comprometido con las reservas de oro.
Ninguno tiene condiciones para maniobrar de otra forma, frente al panorama que se avecina. Ello significaría profundizar el caos que ha traído la falta de carburantes, que ya generaría mayor presión inflacionaria y menos actividades económicas debido a las restricciones para movilizar las cargas industriales y agrarias del país.
Déficit con sello socialista
Este déficit en Bolivia, el cual roza el 11 % del PIB este año, tiene un largo historial y fue financiado con deuda y emisión monetaria. La deuda pública, en tanto, se estima en torno al 90 % del PIB, impulsada por la necesidad de cubrir gasto estatal, importaciones de combustibles y pagos externos.
A lo anterior se suma la pérdida del poder adquisitivo que supera el 50 % en un año y una tasa oficial de desempleo urbano de 3,1% (al segundo de trimestre de 2025) mientras que la la informalidad laboral llega al 80 %, con crecimiento del subempleo y la precariedad salarial. El caso de la pobreza es atroz. Afecta al 40,1 % de la población y el 70 % tiene necesidades básicas insatisfechas.
El estado de la economía de Bolivia es crítico. El país atraviesa una desaceleración marcada luego de crecer solo 0,73 % el año pasado, resultado que llevó al Banco Mundial a reajustar sus proyecciones con la estimación de una recesión económica tras concluir que los indicadores apuntan a un decrecimiento del PIB real del -0,5 %, -1,1 % y del -1,5 % desde el 2025 al 2027.
Si bien el ente internacional ya dibujó el panorama, el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia sigue sin publicar el reporte del crecimiento económico. Ni siquiera el del primer trimestre de 2025 es de conocimiento público.
«Con seguridad no es una cifra alentadora. Los nuevos gobernantes agarrarán un hierro caliente, en una coyuntura de crisis y bajos recursos», advierte Romero. Sin embargo, las esperanzas se ciernen sobre las posibilidades de cambio.
Balotaje con la última palabra
La salida o estancamiento de las crisis de Bolivia dependerá de lo que suceda en la segunda vuelta. La última encuesta elaborada por Captura Consulting para Red Uno, anticipa una jornada reñida. En su estudio, Quiroga encabeza la intención de voto con un 42,9 %, mientras que su rival, Rodrigo Paz, alcanza un 38,7 %. Con una diferencia de apenas 4,2 puntos porcentuales, se mantiene abierto el resultado y sitúa el proceso dentro del margen de error del estudio, que es de ±2,2 %.
La balanza está en manos del 18,4 % del electorado que todavía no ha definido su voto. Este grupo está compuesto por 10 % de indecisos, 5,8 % que manifiesta su intención de anular su voto y otro 2,6 % que votaría en blanco.
Paz espera repetir su hazaña de la primera vuelta donde obtuvo el 32,06 % de los votos y Quiroga fue segundo con 26,70 %, de acuerdo con el cómputo oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de la jornada del pasado 17 de agosto.
 
 
 
 
 
BALOTAJE EN BOLIVIA: ¿QUÉ SE ESPERA TRAS EL RETORNO DE LA EXTREMA DERECHA?
 
Este país alberga la mayor reserva mundial de litio, y es precisamente el control sobre su explotación lo que ha encendido las alarmas de los movimientos sociales.
 
Fuser News de Venezuela (https://n9.cl/lwf5w)
 
A días de la inédita segunda vuelta presidencial en Bolivia, la contienda electoral se reduce a una disputa interna de la derecha neoliberal, que, tras la derrota del Movimiento al Socialismo (MAS), busca reafirmar su hegemonía y, sobre todo, poner bajo control extranjero las inmensas reservas de litio del país andino.
El balotaje del próximo 19 de octubre enfrenta a Rodrigo Paz Pereira (PDC), heredero político de la vieja guardia oligárquica, contra Jorge «Tuto» Quiroga (Alianza Libre), conocido por sus fuertes lazos con Washington y representante de la derecha tradicional que, lejos de proponer un proyecto soberano, ambos candidatos cerraron campaña con planes económicos que apuntan a la apertura de mercado y el desmantelamiento del Estado.
El contexto no es casual; el escenario de la segunda vuelta, un mecanismo activado por primera vez desde la reforma constitucional de 2009, es consecuencia directa de las disputas internas de la dirigencia popular y del avance de la derecha en las elecciones de agosto, que le permitió obtener además la mayoría en el Parlamento.
Paz Pereira, con su retórica de «capitalismo para todos», promete rebajas de impuestos y rechaza «mendigar en el exterior», aunque su propuesta de desarrollo se ancla en la liberación de la inversión extranjera, rememorando el extractivismo de los noventa. Quiroga, por su parte, promete «traer los dólares» a costa de la soberanía nacional, anunciando una posible vuelta al Fondo Monetario Internacional (FMI), un organismo tristemente célebre por imponer recetas de ajuste y empobrecimiento a los pueblos.
Pero la verdadera manzana de la discordia es el litio, el «oro blanco» de la transición energética. Bolivia alberga la mayor reserva mundial de este mineral estratégico, y es precisamente el control sobre su explotación lo que ha encendido las alarmas de los movimientos sociales y de los sectores que aún recuerdan el golpe de Estado de 2019.
Aquel episodio, que forzó la renuncia de Evo Morales, estuvo teñido de intereses geopolíticos, con el mismo Elon Musk insinuando una intervención extranjera para asegurar el suministro. Hoy, tanto Paz Pereira como Quiroga coinciden en abrir el mercado del litio a las transnacionales, limitando el rol del Estado en su industrialización, una estrategia que, de concretarse, significaría la entrega de la llave energética del siglo XXI.
 
 
 
 
 
ESCENARIO POLÍTICO Y ELECTORAL DE BOLIVIA: ¿EL FIN DE LA IZQUIERDA?
 
Disedentia de España (https://n9.cl/oi8pe)
 
El 17 de agosto se celebró la primera vuelta de las elecciones bolivianas. Tras casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), su candidato Andrónico Rodríguez sufrió una derrota histórica al obtener apenas el 8% de los votos. El senador Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), lideró los resultados con un 32%, seguido por el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, de Alianza Libre, con un 27%. En tercer lugar quedó el empresario liberal Samuel Doria Medina con un 20,2%.
Sin mayoría absoluta, la segunda vuelta, prevista para el 19 de octubre, definirá al nuevo presidente. Sin embargo, más allá de los resultados, la pregunta de fondo persiste: ¿es realmente el fin de la izquierda boliviana o solo una coreografía política disfrazada de renovación? El año electoral coincide con las celebraciones del bicentenario de la independencia, aunque Bolivia tiene poco que festejar. El país llega a esta fecha inmerso en una profunda crisis económica, institucional y social, fruto de dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS). Según Carlos Sánchez Berzaín, Bolivia conmemora “200 años de independencia sin soberanía ni democracia”, atrapada en un sistema transnacional del socialismo del siglo XXI, caracterizado por el control judicial y la persecución política. Este ensayo analiza el contexto histórico, la situación actual y el panorama electoral de Bolivia, un país marcado por la corrupción, el narcotráfico y la captura institucional que amenazan su democracia.
El inicio de la crisis
Para comprender la actual coyuntura es necesario retroceder al inicio de la crisis que aún afecta al país. El punto de quiebre se sitúa el 17 de octubre de 2003, con la llamada Guerra del Gas, un conflicto que derivó en un golpe de estado y la caída del gobierno de Sánchez de Losada, traicionado por Carlos Mesa, y marcó el inicio del ascenso del Movimiento al Socialismo. Con Evo Morales al frente, se empezó una transformación constitucional inspirada en el modelo venezolano, reemplazando la institucionalidad democrática por el castrochavismo que consolidó el poder de grupos políticos vinculados al crimen transnacional.
Durante esos años, el gobierno de Evo Morales aceleró el deterioro del Estado. Su liderazgo sindicalista desde el Trópico de Cochabamba permitió construir una estructura de poder basada en los cocaleros, quienes se convirtieron en soporte político y fuerza represiva. Un episodio relevante fue la Masacre de Cochabamba en 2007, un acto de violencia protagonizado por los cocaleros, donde un hombre llamado Christian Urresti perdió la vida. Durante su mandato, Bolivia se convirtió en el epicentro del narcotráfico regional. Bajo el discurso de la justicia social y la defensa indígena, se expandió el cultivo de coca —tanto legal como ilegal— Entre sus logros más notorios está el aumento de un 83% en los cultivos legales de coca, que pasaron de 12,000 a 22,000 hectáreas, y el incremento del cultivo de coca ilegal, que aumentó de 3,000 a 50,000 hectáreas. El denominado Cartel del Chapare involucró a funcionarios, militares y políticos, como René Sanabria, exjefe de la fuerza antinarcóticos, condenado por tráfico de drogas, y Juan Ramón Quintana, exministro acusado de vínculos con redes criminales. De acuerdo con un informe de la UNODC, más del 90% de la coca del Chapare carece de destino lícito.
Situación Actual
Bolivia enfrenta hoy un régimen camuflado de democracia, sin independencia de poderes ni garantías institucionales. Las estructuras de control creadas por el MAS han penetrado los espacios judiciales, legislativos y militares, extendiéndose incluso hacia sectores de oposición y organizaciones civiles. En este contexto, el crimen organizado y la corrupción estatal se entrelazan, erosionando toda posibilidad de elecciones libres. El panorama es alarmante: 239 presos políticos y más de 27.000 exiliados reflejan la profundidad de la crisis. Tal como apunta Hugo Marcelo Balderrama, el gobierno del MAS, para tapar el despilfarro de la corrupción, transfirió al sistema dictatorial el ahorro privado de los bolivianos, imprimió dinero generando una inflación de 40%, extendió la deuda externa con china llegando a 10 000 millones de dólares entregándoles recursos naturales a empresas extranjeras que están destrozando el ecosistema. Los más de veinte años de socialismo empobrecieron drásticamente al país secuestrando sectores estratégicos bajo el control del Estado sin generar riqueza. El poder se entregó a grupos ideologizados parasitarios —especialmente los sindicatos— que, lejos de contribuir al desarrollo, viven a costa del trabajo ajeno.
Tal como sostiene Jaime Dunn, el candidato proscrito, la solución para Bolivia no consiste únicamente en sacar del poder al MAS o resolver la crisis económica, sino en establecer un plan estructural de reconstrucción institucional. Jaime Dunn proponía un programa liberal de cambio estructural, enfocado en la seguridad jurídica, la defensa de la propiedad privada y un capitalismo popular que incorpore a las comunidades indígenas. Aunque sus ideas evocan ciertos paralelismos con el discurso de Javier Milei en Argentina, América Latina debería evitar copiar modelos ajenos. Cada nación tiene sus particularidades históricas, culturales y geográficas, y Bolivia no es la excepción. Por eso, cualquier intento de renovación debe adaptarse a su propia realidad y no depender de imitaciones externas.
Si se analizan los perfiles de los principales candidatos, se observa que Bolivia sigue anclada en el pasado. Varios candidatos opositores fueron descalificados mediante maniobras judiciales, como el caso de Jaime Dunn, proscrito bajo pretextos económicos para impedir su participación. Dunn fue eliminado del juego electoral por razones políticas, precisamente porque su popularidad crecía vertiginosamente, amenazando no solo a la izquierda sino también a la casta política de los partidos centristas que se protege mutuamente para conservar sus privilegios. Su exclusión muestra cómo el sistema político boliviano se blinda a sí mismo, impidiendo la entrada de nuevos liderazgos. A pesar de la derrota del MAS, su influencia persiste. Parte de su electorado votó nulo o se refugió en partidos supuestamente opositores infiltrados en otras fuerzas políticas. No es casual que Evo Morales y Luis Arce hayan aceptado la derrota con sospechosa serenidad: su poder se ha trasladado, no desaparecido.
Las Elecciones generales 2025
Los resultados del 17 de agosto marcaron un cambio superficial más que una ruptura real con el socialismo del s. XXI. El MAS, debilitado, conserva influencia a través de alianzas e infiltraciones dentro de otras fuerzas. Según Sánchez Berzaín, “en Bolivia, como en Venezuela o Nicaragua, los ciudadanos terminan eligiendo entre candidatos del régimen y candidatos funcionales al régimen”. Al no haber mayoría absoluta, la presidencia se disputará entre Rodrigo Paz Pereira – Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Jorge “Tuto” Quiroga – Alianza Libre. Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ex miembro del gobierno de la UDP en los años 80 que dejó al país con una hiperinflación del 27000%. Encabeza una opción populista bajo el programa Agenda 50/50, que propone redistribuir el poder entre el gobierno central y las autonomías. Según el programa electoral su propuesta se enfoca en la institucionalidad, digitalización, transparencia del sector público y políticas sociales inclusivas para sectores vulnerables —mujeres, ancianos, personas con discapacidad y colectivo LGBTI. Sin embargo, su discurso progresista oculta la presencia de figuras vinculadas al MAS, como su candidato a la vicepresidencia, Edman Lara, apoyado por sectores cocaleros. cuya postulación ha despertado sospechas de ser un posible trampolín para el regreso de Morales al poder. Según el líder cocalero, sus seguidores le dijeron: “Somos evistas, pero vamos a votar por Lara”. A su vez, “Tuto” Quiroga, el exmandatario encabeza una coalición heterogénea que combina partidos de izquierda y social-liberales. Su discurso “ni de izquierda ni de derecha” refleja un correctismo político y pragmatismo ideológico que muchos interpretan como continuidad del statu quo. Su plan de gobierno gira en torno a siete ejes: recuperación económica, digitalización, fortalecimiento democrático y reinserción internacional. Promete alinear su gestión con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda autoritaria y progresista 2030. Su pasado político y alianzas lo vinculan a la misma élite que gobernó las últimas décadas. Así, ambos candidatos representan diferentes matices del mismo sistema: una oposición funcional, incapaz de desmantelar el entramado político-criminal consolidado por el MAS.
El análisis del escenario político boliviano revela una crisis estructural profunda. La pérdida de independencia de poderes, el control del órgano electoral, la existencia de cientos de presos políticos y la manipulación judicial muestran que la democracia sigue secuestrada por una élite que utiliza las urnas como mecanismo de legitimación, no de alternancia. Las elecciones de agosto y octubre de 2025 se desarrollan en un contexto sin garantías reales. Aunque el MAS haya sufrido un revés electoral, su aparato de poder continúa intacto. Los principales candidatos representan una oposición funcional al sistema, sin capacidad real de desmontar el entramado político-criminal consolidado en los últimos veinte años. La influencia extranjera de países como Cuba, Irán, China y Rusia, junto con el narcotráfico y la corrupción, refuerzan la dependencia del sistema castrochavista. Ante este panorama, la única vía hacia un cambio auténtico pasa por un liderazgo con legitimidad social, voluntad de ruptura y compromiso con la Constitución anterior a 2009, anulando las amnistías políticas y restaurando el Estado de derecho. Mientras tanto, la política boliviana continúa siendo una “fiesta de disfraces”, donde los programas electorales son meros papeles mojados y los partidos cambian de rostro, pero no de esencia: un espejo de una élite sin principios ni impunidad, movida por el dinero y poder.
 
 
 
 
 
EL FIN DE LA IZQUIERDA EN BOLIVIA: UNA BUENA NOTICIA PARA LOS INTERESES NACIONALES
 
El Trueno de Paraguay (https://n9.cl/ozp8u)
 
La derrota del Movimiento al Socialismo (MAS) en las elecciones bolivianas de 2025 marca un giro histórico en la política regional. Tras casi dos décadas de hegemonía, el partido de Evo Morales y Luis Arce fue desplazado del poder de manera contundente: su candidato presidencial no alcanzó el tres por ciento de los votos, perdió todos los escaños del Senado y quedó con presencia marginal en la Cámara de Diputados. El colapso político del MAS no es solo un fenómeno interno; simboliza el final de un modelo que combinó extractivismo, populismo y vínculos estratégicos con actores extrarregionales como Irán.
Para Paraguay, la derrota de la izquierda boliviana es una buena noticia. No solo por cuestiones ideológicas, sino porque desactiva uno de los proyectos de cooperación militar más inquietantes de los últimos años: el acuerdo firmado entre Bolivia e Irán en 2023, que abría la posibilidad de transferencia tecnológica en materia de defensa, provisión de drones de vigilancia y capacitación militar. Aquel pacto, impulsado por el gobierno de Arce, despertó alertas en Asunción, Buenos Aires y Brasilia por la introducción de tecnología militar iraní en el corazón del continente. Aunque oficialmente se presentaba como un programa de control fronterizo y lucha contra el contrabando, en los hechos significaba una apertura estratégica hacia un actor extrahemisférico.
El resultado electoral boliviano desarticula ese respaldo político y reduce la probabilidad de que se consolide una alianza militar sostenida con Irán. Pero la política exterior no se borra con los votos: los acuerdos firmados, los equipos entregados y los entrenamientos iniciados pueden persistir como una inercia técnica, aun sin legitimidad política. Por eso, mientras Bolivia redefine sus alianzas, Paraguay debe reforzar las suyas.
Y lo está haciendo. El gobierno de Santiago Peña ha emprendido la modernización más ambiciosa de las últimas décadas. En junio de 2025, arribaron cuatro de los seis aviones A-29 Super Tucano adquiridos a la empresa brasileña Embraer, financiados por el BNDES, en un contrato de más de cien millones de dólares. Estas aeronaves, equipadas con sistemas de comunicación cifrada y enlace de datos, simbolizan el regreso del control efectivo del espacio aéreo nacional. Las dos unidades restantes llegarán antes de fin de año, y junto con ellas un programa de entrenamiento avanzado de pilotos y técnicos de mantenimiento bajo estándares internacionales.
Paralelamente, el Ejecutivo lanzó un plan de radarización nacional, presentado por el presidente Peña y el ministro de Defensa Óscar González bajo el lema “Recuperamos la soberanía aérea del Paraguay”. Los nuevos radares incorporan inteligencia artificial capaz de distinguir vuelos comerciales, privados o sospechosos, reduciendo falsas alarmas y mejorando la capacidad de interdicción. El proyecto involucra cooperación con Brasil, Estados Unidos, Taiwán e Israel, y busca integrar la información de la Fuerza Aérea, la Armada y la Policía Nacional en un sistema de mando unificado.
En el terreno, las operaciones conjuntas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se han extendido en el sur del país, mientras la histórica Fuerza de Tarea Conjunta continúa su labor en el norte. A su vez, el gobierno avanza con la modernización del centro fronterizo de Puerto Falcón y con inversiones logísticas en el Chaco dentro del marco del Plan de Seguridad para el Desarrollo 2023–2028, que vincula defensa, desarrollo y presencia estatal efectiva.
Sin embargo, la modernización paraguaya ocurre todavía con recursos limitados. Según datos del Banco Mundial y de Trading Economics, el gasto militar de Bolivia en 2024 alcanzó los 655 millones de dólares, frente a los 414 millones de Paraguay. En proporción al Producto Interno Bruto, Bolivia destina alrededor del 1,5 %, mientras Paraguay apenas roza el 0,9 %. Aunque la brecha se explica en parte por diferencias de tamaño económico, revela también que Paraguay continúa subinvirtiendo en defensa. El contraste es aún más significativo si se considera que el territorio paraguayo —más expuesto, con fronteras extensas y porosas— requiere una vigilancia mucho más compleja que la altiplánica.
La paradoja es evidente: mientras Bolivia, con un modelo político inestable y economía en crisis, sostiene su gasto militar en ascenso, Paraguay, con estabilidad institucional y crecimiento sostenido, mantiene niveles de inversión defensiva propios de un país en tiempos de paz perpetua. Esa complacencia estratégica es hija de un pensamiento políticamente correcto que domina parte de la vida pública paraguaya, un discurso que afirma que “la defensa no es prioridad porque hay otras urgencias sociales”. Es cierto que hay urgencias sociales, pero ¿puede haber urgencias sociales sin soberanía territorial? ¿Puede haber escuelas, hospitales y progreso si se ve amenazada la integridad nacional?
Ese argumento, repetido por décadas, es un residuo tóxico de una narrativa autocomplaciente que convirtió al periodo autoritario paraguayo en el chivo expiatorio de todos los males, olvidando el papel que ese Estado —con todas sus sombras— tuvo en la modernización institucional, y territorial del país. Es un pensamiento infantil que olvida que las grandes glorias del Paraguay se forjaron gracias al sacrificio de sus Fuerzas Armadas en los momentos más críticos de la historia nacional: en la Guerra de la Triple Alianza (1864–1870), que preservó la existencia misma del Estado paraguayo, y en la Guerra del Chaco (1932–1935), donde el coraje, la logística y la inteligencia estratégica permitieron a un país sin recursos vencer a un adversario superior en número y armamento.
La defensa nacional no es un lujo de potencias ni un anacronismo del pasado: es el fundamento material de la soberanía. Ningún programa social puede sostenerse si el territorio está en riesgo, ni puede hablarse de progreso sin capacidad de disuasión. El Chaco paraguayo sigue siendo el centro de gravedad de la seguridad nacional. Su control efectivo no se garantiza con discursos, sino con presencia, tecnología, infraestructura y voluntad política. Quien controle el Chaco, controla la frontera, y quien controla la frontera, asegura el porvenir de la patria.
El fin del ciclo del MAS no implica el fin de los desafíos. Bolivia puede haber perdido a su izquierda, pero no su necesidad de proyectar poder ni su interés en modernizar su aparato militar. Su gasto en defensa crece más rápido que el paraguayo y su territorio continúa siendo base de operaciones aéreas y rutas ilícitas hacia el Atlántico. Paraguay no puede quedar rezagado, ni volver a confiar su seguridad a la buena voluntad ajena.
En un mundo donde la guerra ha vuelto a todos los continentes, la defensa debe volver a ocupar el centro de la agenda nacional. Las Fuerzas Armadas del Paraguay no son un vestigio de otro tiempo: son la continuidad viva de una tradición que garantizó la existencia del país. La modernización militar que hoy impulsa el gobierno debe acompañarse de una transformación doctrinaria y cultural que recupere el orgullo nacional por la defensa, el respeto por la disciplina y el sentido histórico de la soberanía.
El Paraguay moderno no debe renegar de su pasado militar, sino comprender que en él reside su ejemplo de grandeza. La derrota del MAS abre un respiro geopolítico, pero el futuro dependerá de nuestra capacidad para actuar con previsión y coraje. La defensa no puede seguir siendo una nota al pie del presupuesto: debe volver a ser, como en los días fundacionales, el alma del proyecto nacional.
 
 
 
 
 
PROPUESTAS DE RODRIGO PAZ Y JORGE QUIROGA PARA REFORZAR LA SEGURIDAD EN BOLIVIA
 
Las elecciones bolivianas se decidirán el 19 de octubre en una segunda vuelta en la que se elegirá presidente: Rodrigo Paz o Jorge Quiroga. Analizamos las propuestas de ambos candidatos en materia de seguridad.
 
Seguri Latam de México (https://n9.cl/0ghlz)
 
Las elecciones bolivianas se decidirán el 19 de octubre en una segunda vuelta que definirá quién gobernará tras más de dos décadas de dominio del partido Movimiento al Socialismo (MAS). En los últimos sondeos, Jorge Quiroga parte con ventaja sobre Rodrigo Paz. Ambos candidatos poseen un perfil conservador, lo cual supondrá un giro ideológico. Y las propuestas de Rodrigo Paz y Jorge Quiroga en materia de seguridad cobran especial relevancia en un país a cuya inestabilidad política y social se suma un aumento de la inseguridad ciudadana.
Propuestas de Rodrigo Paz
Las propuestas de Rodrigo Paz en seguridad incluyen reformas institucionales, fortalecimiento policial, transparencia y prevención del delito. Rodrigo Paz Pereira es candidato por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que se identifica con valores cristianos, democracia cristiana y centrismo conservador.
Paz propone profesionalizar la Policía a través de una carrera policial meritocrática, con evaluación de desempeño y sanciones claras, y descentralizar las operaciones policiales para responder mejor a la inseguridad en regiones alejadas. Y también implementar mecanismos de transparencia en el sistema judicial, como el seguimiento público de casos, las audiencias transmitidas y el uso de tecnologías que permitan una mayor trazabilidad en los procesos judiciales.
En materia de prevención, una de las propuestas de Rodrigo Paz es fortalecer los programas comunitarios en zonas vulnerables, especialmente para prevenir la violencia contra mujeres, niñas y niños y los ataques del crimen organizado. Y otra de sus líneas es la colaboración con las autoridades locales para reforzar la seguridad ciudadana.
Propuestas de Jorge Quiroga
Por su parte, Jorge Tuto Quiroga, expresidente de Bolivia (2001-2002), es líder de Alianza Libre, una coalición que agrupa al Movimiento Demócrata Social (MDS), el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) y diversas agrupaciones ciudadanas.
En seguridad, sugiere llevar a cabo reformas judiciales profundas orientadas al fortalecimiento institucional, con penas más severas para los crímenes graves y un control más estricto del uso de la prisión preventiva. Del mismo modo, plantea modernizar la tecnología judicial, digitalizar los procedimientos y aplicar inteligencia artificial (IA) para que la investigación de los delitos sea más eficiente.
En cuanto a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, su plan es reforzar la cooperación internacional, establecer alianzas con organismos de otros países y endurecer las sanciones y la supervisión aduanera. Igualmente, el expresidente considera necesario recuperar la confianza ciudadana combatiendo la corrupción, reforzando el Estado de derecho, evitando influencias políticas en el aparato judicial y garantizando que los casos de corrupción sean procesados con independencia.
Inestabilidad, violencia e inseguridad
En definitiva, las propuestas de Rodrigo Paz y Jorge Quiroga tienen como fin hacer frente a un escenario de inestabilidad caracterizado por la polarización política, un incremento de la conflictividad social, las sospechas de fraude electoral y la existencia de zonas conflictivas en las que se han reportado enfrentamientos entre facciones políticas saldados con víctimas.
Por lo que respecta a la inseguridad, la violencia de género, la delincuencia común y la criminalidad –principalmente en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba– son asuntos que preocupan a los ciudadanos.
 
 
 
 
 
EXPLICATIVO. BOLIVIA Y SU ECONOMÍA EN EL CENTRO DEL BALOTAJE: QUÉ PROPONEN JORGE QUIROGA Y RODRIGO PAZ
 
Pase lo que pase en la segunda vuelta del 19 de octubre, Bolivia experimentará un giro en su política económica. Tras dos décadas de hegemonía del MAS y un modelo basado en el gasto público y los subsidios, la economía enfrenta déficit, reservas en mínimos e inflación al alza. ¿Qué proponen Jorge ‘Tuto’ Quiroga y Rodrigo Paz para estabilizar el país? ¿En qué coinciden y en qué se distancian? Lo analizamos.
 
France 24 de Francia (https://n9.cl/n9-bripyzw)
 
Las filas para conseguir combustible, el dólar paralelo duplicando la cotización oficial y los precios de los alimentos en alza desde 2023 son la postal de una Bolivia que llega a la segunda vuelta presidencial con la economía al límite y las finanzas públicas en cuidados intensivos.
Tras dos décadas de hegemonía del MAS y un modelo sustentado en el gasto público y los subsidios, el país enfrenta su mayor desafío económico: estabilizar las finanzas sin romper el tejido social.
El próximo 19 de octubre, Rodrigo Paz y Jorge Quiroga se medirán en las urnas para recibir un país con una contracción del PIB de 0,5%.
Junto con Haití, Bolivia es una de las dos economías de la región sin crecimiento previsto para 2025 y sin proyección positiva hasta 2027, según el Banco Mundial.
Rodrigo Paz, de 58 años, fue el candidato más votado el 17 de agosto, al obtener el 32,02% de los sufragios.
Su triunfo representó una sorpresa electoral que no anticiparon las encuestas.
Representante del Partido Demócrata Cristiano, promueve un programa de gobierno denominado Agenda 50/50, articulado en tres ejes principales: la descentralización del Estado mediante la reducción de los presupuestos nacionales y el fortalecimiento de los territoriales; “Capitalismo para todos” o “Platita para todos”, un plan de créditos blandos y alivios tributarios para estimular la economía formal; y, finalmente, una reforma judicial acompañada de medidas contra la corrupción.
“Desde un comienzo, (Rodrigo) Paz ha intentado mostrarse como una tercera vía, no distante del centro político del país, alguien que dialoga más con lo social y capitaliza el descontento y la frustración de quien en los últimos 20 años ha votado por el MAS”, señala el estratega político Amauri Chamorro.
Por su parte, Jorge ‘Tuto’ Quiroga propone un programa económico liberal centrado en reducir el tamaño del Estado, atraer inversión extranjera y estabilizar las finanzas públicas.
Quiroga propone un ajuste fiscal con menos ministerios, acudir a un préstamos del Fondo Monetario Internacional por 12.000 millones de dólares para enfrentar la escasez de divisas y una reforma cambiaria con tipo de cambio único.
Promete bajar impuestos, tomar distancia de Mercosur para firmar acuerdos bilaterales, entregar títulos de propiedad sobre el litio a los ciudadanos, y eliminación gradual del subsidio al diésel.
La gran diferencia de su apuesta económica radica en la gradualidad con la que buscan enfrentar la crisis: “La propuesta de Quiroga parece más drástica y la de Paz más gradualista, en parte porque el primero confía en poder movilizar recursos frescos en donaciones y créditos y, el segundo, en renegociar compromisos y contratos”, explica el economista y doctor en planificación urbana de Berkeley, Roberto Laserna.
“Las propuestas económicas se parecen mucho. Ambos coinciden en los ajustes que hay que hacer en cuanto ahorro: cortar los gastos; bajar el déficit fiscal y liberar el cambio de divisas del Banco Central”, resalta el investigador y exministro de Desarrollo Sostenible y Planificación de Bolivia entre 2004 y 2005, Gustavo Pedraza.
Inflación, escasez y déficit: radiografía de la crisis que marca la segunda vuelta
El inédito balotaje, el primero desde que se permitió en la Constitución en 2009, marca el punto final para dos décadas de políticas que mostraron indicadores económicos favorables hasta 2019.
Desde 2006, las cifras macroeconómicas, principalmente la reducción de la pobreza, respaldaron al Movimiento al Socialismo, otrora movimiento liderado por el expresidente Evo Morales: la pobreza extrema pasó del 38% en 2005 al 12,9%; las reservas internacionales netas alcanzaron aumentos históricos; la inflación se registró entre el 3% y el 5% y el desempleo disminuyó por debajo del 5%.
Este modelo económico se sostenía en ingresos extraordinarios provenientes de la extracción de gas. Con la caída de las reservas y la ausencia de nuevas exploraciones desde 2019, el gasto público se mantuvo, generando un déficit fiscal crónico.
La producción de hidrocarburos —principalmente gas— se redujo en más del 50%, según datos oficiales. La situación llevó a una reducción en los volúmenes de exportación y a un impacto económico negativo para el país, incluyendo el incumplimiento de contratos y la necesidad de importar combustibles para cubrir la demanda interna.
A la economía se sumó otro punto de quiebre: tras las elecciones del 20 de octubre de 2019, las denuncias de fraude y el informe de la OEA que señalaba irregularidades detonaron protestas masivas, motines policiales y la renuncia de Evo Morales el 10 de noviembre.
Este colapso institucional alimentó la incertidumbre, provocó fuga de capitales y paralizó la inversión pública.
Desde 2023, la economía boliviana pasó de una desaceleración a una fase crítica, marcada por desequilibrios que golpean el bolsillo de más de 11 millones de ciudadanos.
A partir de 2024, el Banco Central registra un desbalance comercial reflejado en menores exportaciones, mayores importaciones de combustibles y reservas en mínimos históricos, factores que han provocado una escasez estructural de dólares.
“El problema de Bolivia es el excesivo gasto fiscal. La nueva Administración, sea cual sea, deberá frenar ese gasto fiscal y dejar de pedirle prestado al Banco Central”, expresa Antonio Saravia, economista y Director del Centro BB&T para la Investigación sobre el Capitalismo en Mercer University.
Los dólares, el 'lamento boliviano'
En las calles de La Paz, el dólar en el mercado paralelo puede llegar a costar el doble del tipo de cambio oficial a menos de una semana de las elecciones.
Desde 2023, Bolivia enfrenta una marcada escasez de divisas que ha impactado la llegada de capital extranjero, el uso de productos bancarios fuera del país, el envío de remesas y la adquisición de bienes y servicios importados de consumo básico, entre otras afectaciones a sectores dependientes de las importaciones.
Quiroga y Paz han viajado a Washington con propósitos distintos, pero con un mismo mensaje: “Ambos han reconocido, con esos viajes, que sin créditos para mitigar la crisis a corto plazo será muy difícil avanzar con las reformas. La gente necesita combustibles ya, no mañana”, comparte Antonio Saravia.
Las soluciones a esta crisis marcan un punto de divergencia entre las dos opciones del balotaje: Jorge ‘Tuto’ Quiroga presenta una medida choque a lo que él denomina “el drama principal” de la economía a través de negociaciones de créditos con el Fondo Monetario Internacional, el FLAR y el Banco Mundial con la expectativa de obtener 12.000 millones de dólares.
“Rodrigo Paz es más cauto, asegura que no hay necesidad de endeudarse más. Aunque acepta que se recurriría a préstamos mediados por Estados Unidos para comprar a corto plazo diesel y gasolina, pero no ha dado detalles de a qué organismos se acercará”, precisa el investigador y exministro de desarrollo, Gustavo Pedraza.
La distancia que Paz ha tomado del FMI responde, según el economista Antonio Saravia —quien califica la medida como “populista”— y el estratega Amauri Chamorro, a una estrategia para atraer a votantes indecisos.
Muchos de ellos están decepcionados del MAS y optaron por el voto nulo en las elecciones del pasado 17 de agosto, una opción promovida por el expresidente Evo Morales que quedó en tercer lugar con casi el 20% de los sufragios.
Ese porcentaje equivale, aproximadamente, al número de habitantes de El Alto, la segunda ciudad más poblada del país.
Subsidios en combustión
La subvención sobre los hidrocarburos representa al año más de 2.000 millones de dólares en las finanzas públicas de Bolivia.
Según estimaciones del economista Antonio Saravia, reducir el déficit empieza por recortar este subsidio: “Quien no remueva este subsidio a los hidrocarburos, no tiene ningún chance de reducir el déficit fiscal y por lo tanto sanear la macroeconomía”.
Quiroga propone eliminar el subsidio a los hidrocarburos, pero mantener la subvención al transporte público, una eliminación parcialmente más amplia que la que contempla Paz.
La campaña de Rodrigo Paz ha sido ambigua: afirma que recortará el subsidio en más del 60%, limitándolo al transporte y a cadenas logísticas esenciales, mientras que su compañero de fórmula, Edman Lara, niega que ese recorte vaya a ocurrir.
 "En términos económicos, me temo que ambas propuestas quedarán cortas, es decir, no serán suficientes para estabilizar la economía y resolver la crisis, lo que puede generar problemas de gobernabilidad", aclara Roberto Laserna, economista, escritor y doctor en Berkeley en planificación regional y urbana
Otro punto de convergencia entre los dos candidatos está en la apertura de mercado que prometen realizar a la importación de combustibles para generar competencia y “nivelar” los precios.
Asimismo, combatir el contrabando de combustibles que fomenta la escasez de este combustible hacia países limítrofes.
“El litio no es una bala de plata para la crisis”
El litio se ha convertido en un recurso estratégico para Bolivia, no solo por su potencial económico, sino por su papel en la transición energética global.
El país forma parte del llamado 'triángulo del litio', junto a Argentina y Chile, una región que concentra más del 50% de las reservas mundiales de este mineral clave para las baterías eléctricas.
En Bolivia, el salar de Uyuni, en la región de Potosí, alberga una de las mayores reservas de litio del planeta, lo que posiciona al país como un actor potencialmente decisivo en el mercado global de tecnologías limpias.
Los candidatos han hecho propuestas divergentes en torno al 'oro blanco'.
‘Tuto’ Quiroga propone dar títulos de propiedad individual a cada boliviano y crear una alianza estratégica con Chile y Argentina.
En contraste, Paz ha optado por fortalecer el papel de la estatal  la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y fomentar la explotación de otros minerales como el oro, que según sus cálculos, es “10 veces más potente que el litio”.
“El litio no es una bala de plata para la crisis de Bolivia porque existe una ardua competencia con Chile y Argentina. Además de la irrupción del sodio como una alternativa para las baterías. Puede que no sea la esperanza que los bolivianos esperan”, apunta el economista Saravia.
A días del balotaje, la economía boliviana se encuentra en una encrucijada marcada por el agotamiento del modelo basado en hidrocarburos, el peso creciente de los subsidios y una década de déficit fiscal.
Más allá de las promesas de campaña, el próximo gobierno enfrentará el desafío de redefinir el rumbo económico en un contexto de presión externa, demandas sociales crecientes y recursos estratégicos como el litio que aún no logran traducirse en un bienestar generalizado para una población que ya votó por un cambio radical de modelo.
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ AMENAZA CON ENJUICIAR AL PRESIDENTE ARCE EN EL CIERRE DE CAMPAÑA EN BOLIVIA
 
Comerciantes, sindicalistas y campesinos quechuas celebran al candidato democristiano antes de la segunda vuelta del 19 de octubre
 
El País de España (https://n9.cl/v9wmu)
 
Al ritmo de cumbia chicha y ocupando la avenida principal de la zona más pobre de Cochabamba, Rodrigo Paz celebró su penúltimo mitin de campaña para la segunda vuelta presidencial del domingo. “Este es el momento del pueblo, no es fácil lo que viene, pero vamos a transformar la patria”, dijo ante la multitud. La elección del lugar no fue fortuita: los seis recintos electorales de los barrios que se ubican a lo largo y alrededor de la larga vía votaron por el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Paz apuntó especialmente contra el actual presidente, Luis Arce, del MAS, al que amenazó con llevar a la cárcel. El candidato obtuvo el primer lugar en los comicios del 17 de agosto, pero no los votos suficientes para evitar una segunda vuelta con Jorge Tuto Quiroga.
Los vecinos que se congregaron en el acto fueron, en su gran mayoría, comerciantes minoristas y cuentapropistas informales, además de trabajadores manuales. Alrededor del 85% de los trabajadores bolivianos forma parte de la economía informal. A esa mayoría apuntó Paz con su discurso: “Ya no habrá contrabando, todo será legal. Bajaremos los aranceles para acabar con ese Estado tranca que no nos permite traer productos, tecnología. Necesitamos créditos a bajos intereses”, defendió, en referencia a lo que ha bautizado como “capitalismo para todos”.
El candidato democristiano ofrece a sus seguidores ingresar al mercado regulado a través de un “perdonazo” tributario, condonando deudas y multas de contribuyentes, además de reducir los aranceles de importación a menos del 10%. El tono propositivo se volvió desafiante cuando habló de sus rivales. Primero apuntó a su adversario en la segunda vuelta: “Yo te digo, Jorge Quiroga, sos un mentiroso porque estás proponiendo cosas irreales al país”. De acuerdo con Paz, la inyección de 12.000 millones de dólares que propone su rival para paliar la actual escasez de divisas en tres meses “no es factible”.
El siguiente en la mira fue el presidente Luis Arce. “No hagas tus maletas porque tienes que responder ante la justicia. Aquí están los senadores que te meterán un juicio”, dijo señalando a los parlamentarios de Cochabamba electos presentes en el escenario. El PDC tendrá mayoría en la Cámara de Senadores (16 de un total de 36), pero no le alcanza para aprobar leyes por sí solo. Desde hace más de un año, largas filas se amontonan en las estaciones de servicio del país. La falta de dólares ha provocado una reducción en la importación de carburantes y desabastecimiento en el mercado interno. “Incompetente, fracasado. Entrega la gasolina y el diésel”, proclamó, seguido de un cántico de “auditoría” coreado por el público.
Al encuentro llegaron campesinos quechuas del valle alto y bajo de Cochabamba, haciendo su entrada con zampoñas y whipalas. El sector indígena, en general, es constantemente interpelado por Paz. Su narrativa se reforzó aún más cuando salieron a la luz tuits racistas del candidato a vicepresidente de Quiroga, Juan Pablo Velasco. “Nos quieren dividir, generar tensiones entre nosotros. No dejemos que se imponga el racismo”.
El aspirante a vicepresidente del PDC, Edman Lara, es quien suele enarbolar con más fuerza una supuesta cercanía con los sectores desfavorecidos. “Van a dejar de sufrir por agua, habrá agua para consumo y riego”, prometió en el mitin. La zona sur de Cochabamba enfrenta un problema crónico de acceso al agua potable, que se ha ido agudizando con el crecimiento urbano desordenado y la falta de infraestructura.
El expolicía se convirtió en fenómeno de TikTok por denunciar en sus transmisiones actos de corrupción entre sus pares, integrantes de una de las instituciones más viciadas del país. “Policía que roba, policía que se va preso”, dijo. También se dirigió al que considera el grueso de sus seguidores: “Falta poco para que los hermanos mineros trabajen con seguridad jurídica, para que los comerciantes tengan su título individual y sean dueños de sus puestos en el mercado, para que los campesinos tengan título de propiedad de sus tierras”.
Junto a las banderas tricolores del PDC flameaban otras azules con amarillo, que representan a la agrupación Nuevas Ideas con Libertad, de Lara. En un principio, el candidato a vice pensaba postularse por su cuenta, pero no pudo superar la larga burocracia para inscribir su partido y terminó siendo amparado por Paz. El apodado capi Lara tampoco se olvidó de Quiroga y aludió a uno de sus diputados, que tuvo que renunciar después de verse envuelto en una polémica por llamar “mascacocas hediondos” a algunos miembros del MAS. “Nuestras tradiciones se respetan, la hoja de coca se respeta. No más racismo”.
Paz está detrás de Quiroga en los sondeos electorales, pero ya dio la sorpresa en la primera vuelta del 17 de agosto, cuando las encuestas apenas le daban un 7% de intención de voto. El candidato, quien también es senador, se jacta de haber entrado a la “Bolivia profunda”, recorriendo ciudades rurales y periferias.
 
 
 
 
 
BOLIVIA SE QUEDA CON SOLO TRES DÍAS DE COMBUSTIBLE POR LA FALTA DE DÓLARES Y EL BLOQUEO POLÍTICO
 
El Gobierno reconoce que la crisis se agrava ante la falta de divisas y la paralización de créditos externos en la Asamblea Legislativa.
 
Revista América Economía de EEUU (https://n9.cl/h3eu97)
 
Bolivia enfrenta una de las peores crisis energéticas de los últimos años, con una autonomía de abastecimiento de gasolina de apenas tres días y sin reservas de diésel, según reconoció el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo. La situación, causada por la falta de dólares para importar carburantes, se ha agudizado debido al bloqueo legislativo que impide aprobar créditos internacionales.
El ministro explicó que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) “trabaja al límite”, garantizando únicamente el suministro inmediato gracias a un cargamento recibido esta semana. Sin embargo, la cobertura es insuficiente ante la creciente demanda y el desabastecimiento visible en las principales ciudades del país.
El bloqueo legislativo agrava la falta de divisas
Gallardo atribuyó la crisis a la falta de dólares derivada del bloqueo de créditos externos en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), donde la oposición mantiene paralizados varios proyectos financieros desde hace meses. Sin acceso a esos recursos, el Banco Central y YPFB no pueden pagar las importaciones de carburantes, lo que ha reducido la autonomía del país a mínimos históricos.
El Gobierno calcula que más de 1.600 millones de dólares en créditos internacionales permanecen detenidos en el Parlamento. La falta de liquidez afecta también a otros sectores estratégicos, como la industria y el transporte, que dependen del suministro continuo de combustible.
Una crisis con implicaciones políticas y económicas
La tensión coincide con el clima electoral previo al balotaje del 19 de octubre, en el que se enfrentarán Jorge “Tuto” Quiroga y Rodrigo Paz. Ambos candidatos han incluido la crisis energética entre sus prioridades, aunque con propuestas opuestas: Quiroga apuesta por liberar el mercado de importación y Paz defiende mantener el control estatal bajo una revisión de los subsidios.
Desde 2023, Bolivia arrastra una crisis de divisas originada por la caída de las exportaciones de gas natural a Argentina. La reducción de ingresos en dólares ha limitado la capacidad del país para financiar la importación de combustibles y ha presionado al alza los precios de los alimentos y otros bienes básicos.
Medidas urgentes y perspectivas
El presidente Luis Arce ha anunciado que su Gobierno trabaja en un plan de emergencia para garantizar el abastecimiento del 80% de la demanda interna en las próximas semanas. Entre las medidas figuran la liberación parcial de créditos externos, la importación extraordinaria de carburantes y una eventual flexibilización para que el sector privado pueda participar en la compra de combustibles.
El Ejecutivo asegura que la situación “es transitoria”, pero expertos del sector advierten que, sin un acuerdo político que desbloquee los fondos y sin una reforma estructural del sistema energético, la crisis podría prolongarse durante meses.
Situación actual del abastecimiento de combustibles en Bolivia (octubre 2025)
Indicador        Valor estimado
Autonomía en gasolina         3 días
Autonomía en diésel  0 días
Créditos externos bloqueados           1.600 millones de dólares
Cobertura prevista (plan Arce)          80% de la demanda
Sectores más afectados         Transporte, industria, comercio
Regiones con mayor escasez La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro
El desabastecimiento de carburantes se suma a un contexto de fragilidad económica y polarización política. La solución inmediata dependerá de un acuerdo entre el Ejecutivo y la Asamblea, mientras los bolivianos afrontan el riesgo de una parálisis productiva y una inflación sostenida que amenaza con extenderse hasta finales de año.
 
 
 
 
 
BITCOIN YA VENCIÓ EN ELECCIONES BOLIVIA 2025, GANE QUIEN GANE
 
En el balotaje boliviano, bitcoin y las criptomonedas impulsan agendas presidenciales contra la crisis económica.
 
Cripto Noticias de España (https://n9.cl/fpyy8)
 
A solo cinco días de la segunda vuelta electoral en Bolivia, que se realizará el 19 de octubre, el país sudamericano se encuentra en pleno crecimiento de la adopción de bitcoin (BTC) y criptomonedas. Un movimiento con el que está dejando huellas en el panorama electoral.
Jorge «Tuto» Quiroga, el experimentado exmandatario conservador de la Alianza Libertad y Democracia, y Rodrigo Paz Pereira, el senador del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se disputan el Palacio de Gobierno en un balotaje que promete redefinir el futuro económico de la nación andina.
Pero, pase lo que pase en las urnas, hay un claro vencedor ya coronado y ese es bitcoin. La moneda digital pionera, junto con su ecosistema (incluyendo las stablecoins), ha permeado las propuestas de ambos candidatos. Las criptomonedas han convertido así en un eje transversal de sus visiones para combatir la crisis de divisas, la inflación y la exclusión financiera que actualmente afecta al país.
No es casualidad; es la evidencia de que bitcoin ya no es un nicho especulativo, sino una herramienta imparable de soberanía económica en un contexto en el cual el Estado ha fallado en proveer estabilidad a los ciudadanos.
Esta adopción no surge de la nada. En un país donde las reservas internacionales rozan el límite crítico y el dólar escasea en las calles, ambos aspirantes han incorporado el potencial de bitcoin en sus planes de gobierno, reconociendo su rol en la diversificación económica y la transparencia pública.
Reserva de bitcoin: la propuesta de Quiroga
Quiroga, quien lidera las encuestas con un enfoque liberal, ha sido el más explícito. En una entrevista de julio de 2025 en el podcast «Una Gran Escuela», propuso la creación de una «reserva estratégica de valor de bitcoin» para Bolivia, inspirada en el modelo de El Salvador.
«Sería posible una reserva estratégica de valor de Bitcoin en Bolivia», afirmó, argumentando que el «oro digital» podría diversificar las reservas del Banco Central de Bolivia (BCB), agotadas por políticas del Movimiento al Socialismo (MAS), y proteger contra la devaluación del boliviano.
No obstante, Quiroga no incluye esta propuesta para una reserva de bitcoin para Bolivia en su Plan de Gobierno 2025-2030, aunque bajo el pilar «Bolivia Digital» detalla la regulación del sector de los activos digitales para facilitar transacciones y acceso a dólares. La legislación se cita junto con el uso de la Tecnología de Contabilidad Distribuida (DLT por sus siglas en inglés), mejor conocida como blockchain. El objetivo es registrar todas las operaciones gubernamentales, impulsando centros de datos y minería digital.
Paz Pereira habla de plan fiscal para las criptomonedas
Paz Pereira, por su parte, adopta un tono más tecnocrático en su «Agenda 50/50», un programa centrado en la redistribución fiscal y la estabilización económica. Aunque menos vocal en entrevistas sobre bitcoin específicamente, su plan incluye los activos digitales como pilar para el «sinceramiento patrimonial».
El candidato plantea que bienes no formalizados, como criptoactivos, se declaren para generar recursos que financien un Fondo de Estabilización Cambiaria, unificando el tipo de cambio y aliviando la salida de divisas.
Además, propone DLT para eliminar la discrecionalidad en contrataciones públicas mediante contratos inteligentes. Su idea es un mecanismo que asegura la trazabilidad y combate la corrupción endémica.
En el debate reciente, ambos candidatos coinciden en la necesidad de digitalizar el Estado e incorporar los activos digitales, aunque Paz enfatiza la equidad social en su implementación.
En general, las propuestas, vagas en detalles operativos, reflejan un consenso inédito donde la narrativa en torno a bitcoin y las criptomonedas no gira sobre los riesgos. El énfasis se pone en la posibilidad de establecer una salida práctica a la estanflación boliviana.
Bitcoin, el vencedor invisible de las urnas
Lo cierto es que el verdadero triunfo de bitcoin radica en que trasciende las campañas electorales, y por lo tanto ya es imparable en Bolivia. Con más de 63 comercios aceptando BTC como pago —desde pizzerías en El Alto hasta el innovador ArteFlow en las orillas del Lago Titicaca—, el mapa de adopción se expande como un virus benigno.
Tal como lo ha reportado CriptoNoticias, el uso de la moneda digital resalta en comunidades como Bitcoin Research. Fundada en julio de 2022 por Juan Pablo y Alfredo, esta red de más de 2.000 miembros prioriza la educación inclusiva, llevando la «píldora naranja» —el término bitcoiner para la iniciación en BTC— a rincones remotos como el Salar de Uyuni y Copacabana.
Su sello innovador brilla con iniciativas como la traducción del Libro Blanco de Satoshi Nakamoto al braille, permitiendo que personas con discapacidad visual accedan al conocimiento. También se hacen talleres adaptados que enfatizan la autocustodia.
Próximamente, extenderán estos esfuerzos a comunidades con limitaciones auditivas a través del lenguaje de señas, derribando barreras para una soberanía financiera genuina. Este auge, que multiplicó las operaciones en bitcoin y criptomonedas un 630% en un año, responde a la inestabilidad económica.
Este momentum boliviano es parte de una ola regional más amplia, donde comunidades bitcoin emergen como antídoto al fracaso gubernamental en Latinoamérica. En una región donde el 49% de la población permanece sin acceso bancario, la confianza en gobiernos es raquítica (solo el 36,3%), y la inflación galopa —108% en Argentina en 2024, proyectada al 36% en 2025, superando incluso a Bolivia—, estas redes tejen economías resilientes.
La minería de Bitcoin y USDT emergen como refugio en Bolivia
La transformación del país andino se acelera también con la minería de Bitcoin y el uso de tether (USDT) como salvavidas ante una inflación que roza el 23% y salarios mínimos de BOB 2.750 —equivalentes a menos de 200 dólares— que se han devaluado tres veces su valor real.
Mientras el boliviano oficial cotiza a 6,96 por dólar, en el mercado paralelo alcanza los 16,50, reflejando una depreciación del 137%. En este vacío, mineros locales como Carlos relatan cómo la minería digital se ha vuelto rentable pese a los altos costos energéticos (72 kWh por BOB 100 generados, con márgenes netos de apenas BOB 10), impulsada por la necesidad de protegerse de una devaluación que superó el 50% en 2025.
El auge de la minería de Bitcoin en Bolivia aparece reflejado en el mapa de calor del Hashrate Index para el Q4 de 2025, mostrando al país como «jugador emergente». Su cuota global saltó del 0,08% al 0,29%, un crecimiento de 0,21 puntos que la ubica entre los cinco países con mayor avance absoluto.
Por todo ello, gane Quiroga con su reserva estratégica o Paz con su fondo estabilizador, bitcoin ya ha vencido al infiltrarse en el debate nacional y regional. Es una señal de que Bolivia y Latinoamérica no piden permiso, solo construyen. Ante gobiernos que emiten promesas vacías, las comunidades celebran victorias ajenas como propias, tejiendo un futuro de inclusión y autonomía.
 
 
 
 
 
BOLIVIA LUCHA PARA RECUPERAR LA HOJA DE COCA DEL ESTIGMA
 
Milenio de México (https://n9.cl/1lqse)
 
La coca, materia prima de la cocaína, ha sido tratada como contrabando durante décadas. En Los Andes la policía arranca las plantas, y Washington ha invertido miles de millones en campañas de erradicación.
Sin embargo, en Bolivia, el cultivo, la venta y el consumo de coca son legales. En una tarde reciente, un funcionario de comunicaciones del gobierno instaló un trípode en la pequeña localidad andina de San José de Pery para filmar a un agricultor mientras preparaba la tierra para la coca.
“Yo me voy a dar la molestia de explicar más o menos cómo se prepara esta herramienta que se llama wallhua —dijo el agricultor Jaime Mamani, de 64 años, mientras levantaba un rastrillo de tres púas—. Acabas de poner la plantita”.
Bolivia busca que ONU flexibilice restricciones
Para muchos, la coca solo es la base de la cocaína, una planta que se cosecha, se mezcla con productos químicos, se transforma en laboratorios clandestinos y se trafica por todo el mundo.
Pero en su forma natural es algo completamente distinto: un estimulante suave que desde hace siglos se mastica, se elabora y se venera en las comunidades andinas.
De hecho, la coca es una parte tan integral de Bolivia, que su gobierno está liderando una campaña con el fin de presionar a las Naciones Unidas para que eliminen la hoja de la lista mundial de drogas más peligrosas.
La ONU clasifica la coca, junto con el fentanilo y la heroína, como “altamente adictiva y susceptible de abuso”. Durante mucho tiempo, Estados Unidos se ha opuesto a cualquier cambio, y ha advertido que facilitaría la expansión de la producción de cocaína.
En Colombia, el mayor productor mundial de cocaína, Washington ha gastado miles de millones en operaciones de erradicación y lucha contra el narcotráfico, a pesar de que la producción sigue aumentando.
Se espera que los resultados de una revisión formal de la ONU estén listos en marzo.
¿Qué implicaría eliminarla de la lista de drogas peligrosas?
Eliminar la hoja de coca de la lista de drogas peligrosas liberaría a los países que han firmado la convención sobre la obligación de penalizar la coca (Bolivia ha quedado exenta de esa norma).
La reclasificación de la coca en una categoría menos restrictiva podría abrir el camino al comercio legal, la investigación científica y el desarrollo industrial.
No hay certeza de que las Naciones Unidas vayan a introducir ningún cambio. Los defensores de esta medida argumentan que la hoja en sí misma no es intrínsecamente dañina y que equipararla con la cocaína criminaliza una piedra angular del patrimonio indígena andino.
El borrador de un informe de la Organización Mundial de la Salud, la agencia de salud pública de la ONU, concluyó que la coca tenía un potencial muy bajo de dependencia y no suponía riesgos importantes para la salud.
Sin embargo, en Bolivia algunos vendedores comercializan hojas de coca mezcladas con estimulantes como la cafeína, llamadas “coca recargada”, y los periodistas locales han documentado los posibles riesgos para la salud de estos productos no registrados.
Los esfuerzos de Bolivia para cambiar el estatus legal de la hoja de coca podrían verse afectados por la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 19 de octubre.
La contienda se libra entre dos candidatos conservadores, y no está claro si alguno de ellos defenderá la coca con la misma firmeza que los gobiernos de izquierda que han liderado el país durante dos décadas.
La coca, como materia de uso tradicional
Los agricultores de las zonas designadas cultivan coca para venderla en los mercados estatales. En Bolivia se produce cocaína, pero su producción es inferior a la de Colombia y Perú; gran parte de la coca del país se cultiva para uso tradicional y legal.
Y la coca está presente en todas partes: se añade a las bolsitas de té de los hoteles de lujo, se vende en quioscos callejeros en sabores como naranja y sandía, la mastican los conductores en los viajes largos e incluso se coloca en recipientes en los escritorios de los funcionarios del gobierno.
Esa omnipresencia es relativamente reciente. La presión para arrancar los cultivos que habían sustentado a las comunidades indígenas durante siglos, como parte de la guerra contra las drogas liderada por Estados Unidos, generó resentimiento y movilización política, lo que contribuyó al ascenso de Evo Morales, líder sindical de los cultivadores de coca que se convirtió en el primer presidente indígena de Bolivia en 2006.
Avances de Evo Morales sobre la hoja de la coca
Morales convirtió la planta en un elemento central de su agenda. Bajo el lema “Coca sí, cocaína no”, su gobierno promovió los usos tradicionales y modernos, como el té de coca, la harina, la pasta de dientes y otros productos, sin dejar de comprometerse a combatir el tráfico de cocaína.
Su gestión consagró la coca como parte del patrimonio cultural de la nación en la Constitución de 2009, subrayando la identidad indígena y la resistencia a las políticas antidroga extranjeras.
En 2012, Bolivia se retiró del acuerdo de las Naciones Unidas sobre drogas, pero se reincorporó al año siguiente después de que la ONU concediera una exención que permitía el uso de la coca dentro de las fronteras bolivianas.
En 2017, Bolivia aprobó una ley que regula el cultivo, el comercio y el consumo, lo que formalizó un mercado interno legal.
“Yo recuerdo cuando era niño era algo muy mal visto —rememora Omar Pintones, de 36 años, coordinador de la agencia gubernamental que supervisa la industria de la coca—.
“Este consumo de la hoja de coca era para la gente de la clase baja. Entonces muchas veces había esa parte de la vergüenza”.
Hoy en día, añade, “mucha gente profesional, abogados, doctores, médicos, gente en las universidades, gente en cualquier rubro del trabajo” consumen hojas de coca.
En San José de Pery, a cinco horas en coche de la capital, La Paz, los residentes se sienten orgullosos de su trabajo con la coca. Los agricultores se levantan a las 3:00 horas para cuidar las plantas, que tardan entre tres y cuatro meses en madurar. Las hojas cosechadas se secan, se empaquetan y se venden a distribuidores que abastecen a minoristas de toda Bolivia.
El gobierno establece un límite de unas 21 mil 800 hectáreas en todo el país para el cultivo legal de coca, con el fin de ayudar a mantener altos los precios para los agricultores locales. La industria genera empleos directos e indirectos para decenas de miles de familias.
Luis Arce, que sucedió a Morales como presidente en 2020, ha llevado el caso de Bolivia ante la Organización Mundial de la Salud para que se elimine la coca de la lista de las drogas más peligrosas.
Un vocero de la agencia dijo que su evaluación sopesaría “los daños frente a los posibles beneficios” de la hoja de coca, al tiempo que determinaría la facilidad con la que se puede convertir en cocaína.
El viceministerio de Coca y Desarrollo Integral, una institución exclusivamente boliviana, supervisa la industria de la coca en el país. Bolivianos vestidos con trajes indígenas tradicionales suelen llenar sus pasillos para renovar sus licencias de coca.
Pintones, que trabaja en esa entidad, dijo que él y muchos de sus empleados provienen de familias dedicadas al cultivo de la coca y presionaron para que se legalizara.
“Yo he comido, he crecido, he vestido, he estudiado, he mantenido también a mi familia gracias a la hoja de coca”, dijo.
“Yo consumo la hoja de coca diariamente acá dentro del trabajo y en mi diario vivir. Y nunca he estado loco o nunca he perdido la conciencia”.
El ministerio colabora con empresas que experimentan con nuevos productos —refrescos, helados, pomadas, jarabes y jabones de coca— y con universidades para estudiar la hoja.
¿Cuáles son los beneficios de la coca?
Los estudios sugieren que la coca puede ayudar a aumentar el estado de alerta y reducir la presión arterial. Las investigaciones también han señalado efectos antioxidantes y antinflamatorios que podrían ayudar a combatir las infecciones.
Si las Naciones Unidas deciden disminuir las restricciones sobre la hoja de coca y otros países avanzan hacia su despenalización, eso podría abrir un mercado para el comercio mundial de productos de coca.
“A nivel de todo el estado, de todo el país, de Bolivia ha generado muchos empleos la hoja coca”, confirmó Mateo Mamani, viceministro de Coca de Bolivia, en una entrevista, y poder exportar la hoja de coca “va a generar buenos ingresos para el Estado”.
Los investigadores de Bolivia están realizando más estudios sobre los derivados de la coca y sus posibles beneficios para la salud.
“Eso queremos que entienda el mundo —aclaró Mamani—. Sí se usa para cosas ilícitas, pero si se le da esa mirada buena a la hoja de coca podemos sacar muchas cosas”.
En Colombia y Perú, el uso tradicional de la coca también está protegido por la Constitución, pero no es tan omnipresente como en Bolivia.
Los partidarios de eliminar la hoja de coca de la lista de la ONU afirman que es factible separar el uso tradicional del tráfico de cocaína porque los mercados legales estrictamente regulados podrían ser vigilados cuidadosamente.
¿Cuál es la postura de EU?
Las autoridades estadunidenses argumentan que, aunque la hoja en sí misma es relativamente inofensiva, sigue siendo la materia prima de la cocaína, y que reconocer o legalizar la coca a nivel internacional podría debilitar los esfuerzos para suprimir su cultivo y dificultar su aplicación.
El gobierno de Donald Trump ha citado el tráfico de cocaína para justificar sus ataques a embarcaciones que, según las autoridades, salen de Venezuela con destino a Estados Unidos.
Pero, incluso si se abriera un mercado internacional de coca, algunos críticos temen que las grandes empresas se lleven la mayor parte de los beneficios y que las comunidades indígenas no se vean beneficiadas.
Sdenka Silva, una socióloga boliviana que ha trabajado con cultivadores de coca, fundó el Museo de la Coca, un pequeño edificio ubicado entre hostales para mochileros en el centro de La Paz que educa a los visitantes sobre los 8 mil años de historia de la planta entre las comunidades indígenas.
Según Silva, cuando la cocaína era legal en muchos países a finales del siglo XIX y principios del XX, Bolivia y Perú obtuvieron pocos beneficios, mientras que Inglaterra y los Países Bajos cultivaban coca en Malasia e Indonesia, donde era más barata (las fuerzas japonesas destruyeron esos cultivos durante la Segunda Guerra Mundial).
Los defensores de la coca tienen esperanzas.
“Esto no debería ser político —aseguró en una entrevista Arce, el presidente saliente, que no se postuló a la reelección—. La hoja de coca no es un estupefaciente”.
 
 
 
 
 
BELARÚS Y BOLIVIA FORTALECEN RELACIONES BILATERALES EN ENCUENTRO DIPLOMÁTICO
 
Bermana de Bielorrusia (https://n9.cl/v5oh4)
 
El embajador de Belarús en Venezuela y Bolivia, Dmitri Derevinski, mantuvo el jueves un encuentro con la ministra de Relaciones Exteriores de Bolivia, Celinda Sosa Lunda, donde ambas partes analizaron el estado actual y el potencial de desarrollo de la relación bilateral entre ambos países.
Durante la reunión, celebrada después de que Derevinski presentara copias de sus cartas credenciales, se confirmó la coincidencia de posiciones en la evaluación del orden mundial actual y se subrayó la necesidad de trabajar conjuntamente para construir un mundo multipolar más justo y equilibrado.
Las partes expresaron su mutuo interés en intensificar y diversificar los contactos a todos los niveles, incluido el mecanismo de consultas políticas entre cancillerías, y en fortalecer de manera sistemática la cooperación constructiva entre Belarús y Bolivia en áreas de interés común, particularmente en los ámbitos político, comercial y económico.
 
 
 
 
 
CAYÓ UNA BANDA NARCO BOLIVIANA QUE VIAJABAN HASTA MENDOZA POR LA RIOJA Y SAN JUAN
 
La líder narco de 19 años que contrataba mulas para traficar cocaína de Bolivia a Mendoza, intentó ingresar más de un kilo de cocaína a San Juan. La droga venía en 99 envoltorios que la mujer que hacía de mula transportaba en su estómago.
 
Medios de la Rioja, Argentina (https://n9.cl/qko3x)
 
Janet tiene sólo 19 años y en su barrio de Vista Flores, en Tunuyán, la podrían describir como una tímida joven, que es parte de la comunidad boliviana de la zona. Al menos esa era su fachada, detrás de eso se escondía el perfil de una verdadera líder narco.
Nely (33) era hasta el miércoles 8 de octubre sólo una empleada doméstica que trabajaba en varias viviendas de la zona de Potosí, en Bolivia.
Lo que las une a ambas es que la tunuyanina usaba a la empleada doméstica como mula para traer cocaína desde Bolivia a Mendoza, triangulando todo con oscuros aguantaderos que tenían montados en San Juan.
El sábado, la Policía de Narcotráfico de Mendoza las interceptó en un tour de compras sobre la Ruta 141 en la intersección con la Ruta 20 de Caucete, en la vecina provincia.
A través de análisis médicos se corroboró que Nely traía 99 cápsulas de cocaína en el estómago.
La carga no era menor, la boliviana traía en total 1,14 kilos de cocaína, una carga que en el mercado local se comercializa a más de 1.000 dólares por kilo, lo que actualmente serían $1,4 millones. Ese valor se duplica cuando la droga se va a estirando en medio de la venta.
Hasta el lunes ambas estuvieron presas en la Unidad 32 incomunicadas y este martes estaba previsto que las trasladasen a la cárcel federal.
La pyme familiar que intentó ingresar 6 kilos de cocaína
La división de Narcotráfico del Valle de Uco tenía en el radar a Janet desde hace poco más de 6 meses. Fue luego de que su padre fuera detenido por Gendarmería Nacional en San Juan transportando drogas.
Él, que hasta entonces era el jefe de la banda, transportaba 5 kilos de cocaína camuflada en una rueda de auxilio. Los pesquisas aseguran que también la había conseguido en Bolivia en donde tendría grandes vínculos con varios carteles.
El hombre quedó preso en la cárcel de Chimbas y conociendo su perfil, los pesquisas sabían que intentaría reflotar el negocio que tenía montado.
La elegida para hacerse cargo de la pyme familiar fue Janet, quien simulaba viajar a Bolivia para hacer tours de compras y abastecer los dos negocios que tenía su familia como vidriera. En realidad la joven estaba aceitando los contactos narcos que su padre había tejido previamente.
Siguiéndole los pasos los investigadores sabían que Janet volvería de Bolivia en un colectivo que tenía como destino San Juan. Le montaron un seguimiento desde el límite de La Rioja hasta que ingresó a San Juan y así identificaron el colectivo en el que viajaba pero no sabían quién era la acompañante que hacía de mula para transportar la droga.
Se bajaron del micro para subirse a un taxi y ahí las atraparon
Detrás de ese micro, los policías notaron que en el cruce entre las rutas 141 y ruta 20 en Caucete, el colectivo se detuvo y Janet y una acompañante bajaron justo al lado de un taxi que las esperaba. En ese momento le cayeron encima y las detuvieron.
Al revisarlas no se les encontró ninguna sustancia prohibida, pero esos policías le pidieron autorización al fiscal para realizarles radiografías y corroborar si no traían la droga en el sistema digestivo o escondida en otras zonas del cuerpo.
Las imágenes que se tomaron en el hospital Rawson revelaron que Nely traía 99 envoltorios de cocaína que había tragado recientemente. Tanto que no sólo le cubrían todo el estómago, sino que tenía también cubierto el esófago.
Era tan grande la cantidad de envoltorios que tenía, que pesó más de un kilo de cocaína, que el procedimiento se demoró hasta el sábado, que fue cuando la mujer terminó de eliminar todos esos paquetitos que se había tragado.
«Lo que terminamos de desbaratar no era una banda menor porque hay que entender que intentaron ingresar 6 kilos de cocaína en pocos meses. Lo que presumimos que tenía como destino una parte para San Juan, otro tanto para el Valle de Uco y el resto para el Sur de la provincia e incluso para llevarla a Neuquén», explicó uno de los policías que trabajó en la investigación del caso.
Allanaron 3 domicilios y una celda del penal de Chimbas
Tras la detención de la joven narco y la mula que había contratado, los efectivos de Narcotráfico de Mendoza, que tuvieron colaboración del Departamento de Drogas Ilegales de San Juan, efectuaron 4 allanamientos casi en simultáneos.
Tres fueron en Vista Flores, en Tunuyán, en donde la familia tenía su casa y dos negocios. Allí se secuestró $1.600.000, 100 dólares y 220 pesos bolivianos, además de 4 celulares que se usarán como pruebas.
En tanto, los efectivos sanjuaninos allanaron también la celda del padre de Janet, en el penal de Chimbas.
 
 
 
 
 
EL HALLAZGO DE USD40 MIL EN UNA VALIJA CULMINÓ EN EL SECUESTRO DE 255 KILOS DE COCAÍNA Y 8 DETENIDOS
 
Diario Neuquino de Argentina (https://n9.cl/bns43)
 
La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)detectó durante controles de equipaje en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza una valija despachada con destino a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, que contenía 40.100 dólares, además de dinero argentino, boliviano y uruguayo. Ese fue el puntapié de una investigación por narcotráfico y lavado de activos que culminó con 8 detenidos y el secuestro de 255 kilos de cocaína.
El hallazgo del dinero fue en abril y abrió una investigación que incluyó vigilancias fijas y móviles, escuchas telefónicas y análisis de comunicaciones.
Con la información obtenida, los investigadores siguieron el trayecto de una camioneta sospechosa: creían que transportaba estupefacientes desde Bolivia.
A la altura de la localidad bonaerense de Exaltación de la Cruz, los oficiales de la PSA implementaron un control vehicular que derivó en una persecución y posterior detención de sus dos ocupantes, un verdulero argentino y un agricultor boliviano, identificados como Condori y Revollo Andia.
En la caja del vehículo se hallaron dos barriles metálicos de 200 litros cada uno. Durante la requisa, realizada en la base de la PSA en Ezeiza, se descubrió un doble compartimiento que ocultaba 245 panes de cocaína recubiertos en nailon. Las pruebas de campo confirmaron la sustancia, con un peso total de 255,070 kilogramos. También se incautaron 70.910 pesos, tres celulares, cinco pendrives y documentación de interés.
Estas tareas permitieron identificar a los miembros de una banda que ingresaba cocaína desde Bolivia a la Argentina para su distribución: entre sus integrantes hay un verdulero, un agricultor, comerciantes y vendedores de ambas nacionalidades.
El 6 de octubre, ya con las piezas de la organización identificadas, la justicia ordenó 17 allanamientos en simultáneo en domicilios de la Ciudad de Buenos Aires y los partidos bonaerenses de Lomas de Zamora, Esteban Echeverría y Exaltación de la Cruz, además de un operativo en un local comercial de la Capital Federal.
La droga secuestrada
Los operativos que culminaron en los arrestos fueron coordinados por la Unidad Operacional contra el Narcotráfico y Lavado de Dinero del Este (UOCNYDC) y ordenado por el Juzgado Penal Económico N° 2 del juez Pablo Yadarola.
El operativo arrojó seis detenidos más y se incautaron $4.174.000, USD100.055, 14 vehículos, un arma de fuego, 97 municiones, 21 teléfonos celulares, cuatro pendrives, dos notebooks, tres DVR, dos máquinas contadoras de billetes y documentación de interés.
De las propiedades allanadas, tanto casas de familia como locales comerciales, buena parte estaban equipadas para facilitar el traslado y ocultamiento de dinero y estupefacientes.
Además de Condori y Revollo Andia, la lista incluyó como detenidos a F. Sipe Franco y J. Jora Sipe —ambos bolivianos, comerciantes— y a argentinos como G. Pozo Rosales y M. Rosales Escalera, además de J. Jora Sipe y G. Espinoza Via.
Los operativos no solo permitieron secuestrar droga y dinero, sino también cortar la logística de una red que abastecía a varias provincias y que, según los hallazgos, contaba con mecanismos de lavado de activos perfectamente aceitados.

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