CRISIS DE COMBUSTIBLE EN SANTA CRUZ DE LA SIERRA FRENA AL MOTOR ECONÓMICO DE BOLIVIA
Largas
filas de vehículos se extienden en todas las estaciones de servicio de las
ciudades de Bolivia en busca de combustible. Estas imágenes se han vuelto
recurrente en todas las urbes, evidenciando la grave escasez de gasolina y
diésel. Las flotas de transporte interdepartamental se vieron fuertemente
afectados, solo el 60 por ciento está operando, mientras que el 40 por ciento
permanecía paralizado en surtidores de la ciudad. Lo mismo sucede con los
micros de transporte urbano.Considerada
el corazón económico de Bolivia, la vibrante ciudad de Santa Cruz de la Sierra,
conocida por su dinamismo comercial que opera incluso de madrugada, se ha visto
paralizada esta semana por una severa escasez de combustibles. Filas
interminables en las estaciones de servicio se han convertido en la tónica
diaria, forzando a transportistas y conductores a una desesperante pausa.
Laura
Vega, conductora de Uber, describe la angustiante situación: "Se hacen
unas colas impresionantes que a veces duran hasta 24 o 48 horas. Uno tiene que
hacer cola para cargar gasolina. Y aparte que la gasolina está llegando mal y
friega los vehículos, muchas veces toca quedarse a dormir en los surtidores, a
esperar que lleguen las cisternas y descarguen." Esta realidad, que se ha
vuelto común, refleja la magnitud del problema que afecta a miles de personas.
Marcelo
Cruz, representante de la Asociación de Transporte Pesado Internacional de
Santa Cruz, reporta una drástica reducción del 60% en la actividad económica
del transporte de carga. La limitada cantidad de combustible disponible es
insuficiente incluso para viajes de media distancia. "Esta cantidad de
combustible no es suficiente para poder realizar, por ejemplo, un viaje
internacional hacia Perú, hacia Chile. Debe llegarse a una ciudad intermedia y
hacer nuevamente filas," explica Cruz, detallando cómo los conductores
deben soportar días de espera en Santa Cruz, para luego repetir el calvario en
otras ciudades como La Paz, Oruro o Cochabamba.
Del
dólar barato a la nacionalización de hidrocarburos
La
raíz de esta escasez es multifactorial, pero un eje central es la falta de
dólares en la economía boliviana. La empresa estatal YPFB, que controla la
cadena de hidrocarburos, ha argumentado atrasos en los pagos a proveedores,
pero el problema es más profundo, según Gary Rodríguez, gerente general del
Instituto Boliviano de Comercio Exterior.
Rodríguez
señala que el mantenimiento de un dólar artificialmente barato durante un largo
período incentivó la sustitución de la producción nacional por importaciones
económicas, siendo los combustibles el principal rubro. "El hecho de que
haya sido el dólar tan barato por tanto tiempo llevó a sustituir la producción
nacional con la importación barata de una cantidad de productos. Pero en lo que
más se concentra la importación es en los combustibles."
A
esto se suma un aumento exponencial en el consumo de diésel y gasolina,
mientras que la producción interna de gas ha ido en declive. La falta de
exploración se atribuye a decisiones tomadas tras la
"nacionalización" de los hidrocarburos en 2006. "Las empresas
transnacionales decidieron invertir en otros países cuando en el año 2006,
entre comillas, se nacionalizaron los recursos de los hidrocarburos. En
realidad, se cambiaron las reglas de juego y eso hizo que la producción de
combustibles declinara en el tiempo," explica Rodríguez. Con el aumento de
las importaciones de combustibles y la disminución de la producción interna, el
gasto de dólares se ha disparado, exacerbando la crisis. (https://n9.cl/m78t2r)
LAS
TRES CRISIS QUE LE DEJA EL SOCIALISMO AL NUEVO PRESIDENTE DE BOLIVIA
La
balanza La salida o estancamiento de las crisis de Bolivia dependerá de lo que
suceda en la segunda vuelta. La última encuesta elaborada por Captura
Consulting para Red Uno, anticipa una jornada reñida en manos del 18,4 % del
electorado que todavía no ha definido su voto. Este grupo está compuesto por 10
% de indecisos, 5,8 % que manifiesta su intención de anular su voto y otro 2,6
% que votaría en blanco.
Panam
Post de Panamá (https://n9.cl/nzm5z)
Nada
bueno dejará el socialismo que ha gobernado en Bolivia durante casi dos décadas
al nuevo presidente del país, que será electo en la segunda vuelta, este 19 de
octubre. Lo único seguro que tienen los candidatos Rodrigo Paz, del Partido
Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge ‘Tuto’ Quiroga de Alianza Libre, es que la
nación tiene tres crisis encima: una inflación que ya alcanzó en septiembre 23
% interanual conjugada con un alto déficit fiscal y una deuda creciente; el
bajo dinamismo productivo que decanta en una escasa inversión extranjera y, por
último, una población afectada no solo por la pobreza sino por el desempleo.
Esa
es la herencia que deja el gobierno de Luis Arce a su reemplazo. Para el
economista Luis Fernando Romero, estas crisis equivalen a un «dragón de tres
cabezas» que amenaza con la alta probabilidad de una recesión económica en los
próximos tres años.
El
camino para evitar caer en ese escario será —para Paz o Quiroga— la búsqueda de
financiamiento externo, considerando que en el primer año del próximo Ejecutivo
se requerirán alrededor de 3000 millones de dólares para la importación de
diésel y gasolina, pagar la deuda externa y cumplir otras obligaciones que se
deriven de operaciones anteriores, como las que se han comprometido con las
reservas de oro.
Ninguno
tiene condiciones para maniobrar de otra forma, frente al panorama que se
avecina. Ello significaría profundizar el caos que ha traído la falta de
carburantes, que ya generaría mayor presión inflacionaria y menos actividades
económicas debido a las restricciones para movilizar las cargas industriales y
agrarias del país.
Déficit
con sello socialista
Este
déficit en Bolivia, el cual roza el 11 % del PIB este año, tiene un largo
historial y fue financiado con deuda y emisión monetaria. La deuda pública, en
tanto, se estima en torno al 90 % del PIB, impulsada por la necesidad de cubrir
gasto estatal, importaciones de combustibles y pagos externos.
A
lo anterior se suma la pérdida del poder adquisitivo que supera el 50 % en un
año y una tasa oficial de desempleo urbano de 3,1% (al segundo de trimestre de
2025) mientras que la la informalidad laboral llega al 80 %, con crecimiento
del subempleo y la precariedad salarial. El caso de la pobreza es atroz. Afecta
al 40,1 % de la población y el 70 % tiene necesidades básicas insatisfechas.
El
estado de la economía de Bolivia es crítico. El país atraviesa una
desaceleración marcada luego de crecer solo 0,73 % el año pasado, resultado que
llevó al Banco Mundial a reajustar sus proyecciones con la estimación de una
recesión económica tras concluir que los indicadores apuntan a un decrecimiento
del PIB real del -0,5 %, -1,1 % y del -1,5 % desde el 2025 al 2027.
Si
bien el ente internacional ya dibujó el panorama, el Instituto Nacional de
Estadística de Bolivia sigue sin publicar el reporte del crecimiento económico.
Ni siquiera el del primer trimestre de 2025 es de conocimiento público.
«Con
seguridad no es una cifra alentadora. Los nuevos gobernantes agarrarán un
hierro caliente, en una coyuntura de crisis y bajos recursos», advierte Romero.
Sin embargo, las esperanzas se ciernen sobre las posibilidades de cambio.
Balotaje
con la última palabra
La
salida o estancamiento de las crisis de Bolivia dependerá de lo que suceda en
la segunda vuelta. La última encuesta elaborada por Captura Consulting para Red
Uno, anticipa una jornada reñida. En su estudio, Quiroga encabeza la intención
de voto con un 42,9 %, mientras que su rival, Rodrigo Paz, alcanza un 38,7 %.
Con una diferencia de apenas 4,2 puntos porcentuales, se mantiene abierto el
resultado y sitúa el proceso dentro del margen de error del estudio, que es de
±2,2 %.
La
balanza está en manos del 18,4 % del electorado que todavía no ha definido su
voto. Este grupo está compuesto por 10 % de indecisos, 5,8 % que manifiesta su
intención de anular su voto y otro 2,6 % que votaría en blanco.
Paz
espera repetir su hazaña de la primera vuelta donde obtuvo el 32,06 % de los
votos y Quiroga fue segundo con 26,70 %, de acuerdo con el cómputo oficial del
Tribunal Supremo Electoral (TSE) de la jornada del pasado 17 de agosto.
BALOTAJE
EN BOLIVIA: ¿QUÉ SE ESPERA TRAS EL RETORNO DE LA EXTREMA DERECHA?
Este
país alberga la mayor reserva mundial de litio, y es precisamente el control
sobre su explotación lo que ha encendido las alarmas de los movimientos
sociales.
Fuser
News de Venezuela (https://n9.cl/lwf5w)
A
días de la inédita segunda vuelta presidencial en Bolivia, la contienda
electoral se reduce a una disputa interna de la derecha neoliberal, que, tras
la derrota del Movimiento al Socialismo (MAS), busca reafirmar su hegemonía y,
sobre todo, poner bajo control extranjero las inmensas reservas de litio del
país andino.
El
balotaje del próximo 19 de octubre enfrenta a Rodrigo Paz Pereira (PDC),
heredero político de la vieja guardia oligárquica, contra Jorge «Tuto» Quiroga
(Alianza Libre), conocido por sus fuertes lazos con Washington y representante
de la derecha tradicional que, lejos de proponer un proyecto soberano, ambos
candidatos cerraron campaña con planes económicos que apuntan a la apertura de
mercado y el desmantelamiento del Estado.
El
contexto no es casual; el escenario de la segunda vuelta, un mecanismo activado
por primera vez desde la reforma constitucional de 2009, es consecuencia
directa de las disputas internas de la dirigencia popular y del avance de la
derecha en las elecciones de agosto, que le permitió obtener además la mayoría
en el Parlamento.
Paz
Pereira, con su retórica de «capitalismo para todos», promete rebajas de
impuestos y rechaza «mendigar en el exterior», aunque su propuesta de
desarrollo se ancla en la liberación de la inversión extranjera, rememorando el
extractivismo de los noventa. Quiroga, por su parte, promete «traer los
dólares» a costa de la soberanía nacional, anunciando una posible vuelta al
Fondo Monetario Internacional (FMI), un organismo tristemente célebre por
imponer recetas de ajuste y empobrecimiento a los pueblos.
Pero
la verdadera manzana de la discordia es el litio, el «oro blanco» de la
transición energética. Bolivia alberga la mayor reserva mundial de este mineral
estratégico, y es precisamente el control sobre su explotación lo que ha
encendido las alarmas de los movimientos sociales y de los sectores que aún
recuerdan el golpe de Estado de 2019.
Aquel
episodio, que forzó la renuncia de Evo Morales, estuvo teñido de intereses
geopolíticos, con el mismo Elon Musk insinuando una intervención extranjera
para asegurar el suministro. Hoy, tanto Paz Pereira como Quiroga coinciden en
abrir el mercado del litio a las transnacionales, limitando el rol del Estado
en su industrialización, una estrategia que, de concretarse, significaría la
entrega de la llave energética del siglo XXI.
ESCENARIO
POLÍTICO Y ELECTORAL DE BOLIVIA: ¿EL FIN DE LA IZQUIERDA?
Disedentia
de España (https://n9.cl/oi8pe)
El
17 de agosto se celebró la primera vuelta de las elecciones bolivianas. Tras
casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), su candidato
Andrónico Rodríguez sufrió una derrota histórica al obtener apenas el 8% de los
votos. El senador Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC),
lideró los resultados con un 32%, seguido por el expresidente Jorge “Tuto”
Quiroga, de Alianza Libre, con un 27%. En tercer lugar quedó el empresario
liberal Samuel Doria Medina con un 20,2%.
Sin
mayoría absoluta, la segunda vuelta, prevista para el 19 de octubre, definirá
al nuevo presidente. Sin embargo, más allá de los resultados, la pregunta de
fondo persiste: ¿es realmente el fin de la izquierda boliviana o solo una
coreografía política disfrazada de renovación? El año electoral coincide con
las celebraciones del bicentenario de la independencia, aunque Bolivia tiene
poco que festejar. El país llega a esta fecha inmerso en una profunda crisis
económica, institucional y social, fruto de dos décadas de hegemonía del
Movimiento al Socialismo (MAS). Según Carlos Sánchez Berzaín, Bolivia conmemora
“200 años de independencia sin soberanía ni democracia”, atrapada en un sistema
transnacional del socialismo del siglo XXI, caracterizado por el control
judicial y la persecución política. Este ensayo analiza el contexto histórico,
la situación actual y el panorama electoral de Bolivia, un país marcado por la
corrupción, el narcotráfico y la captura institucional que amenazan su
democracia.
El
inicio de la crisis
Para
comprender la actual coyuntura es necesario retroceder al inicio de la crisis
que aún afecta al país. El punto de quiebre se sitúa el 17 de octubre de 2003,
con la llamada Guerra del Gas, un conflicto que derivó en un golpe de estado y
la caída del gobierno de Sánchez de Losada, traicionado por Carlos Mesa, y
marcó el inicio del ascenso del Movimiento al Socialismo. Con Evo Morales al
frente, se empezó una transformación constitucional inspirada en el modelo
venezolano, reemplazando la institucionalidad democrática por el castrochavismo
que consolidó el poder de grupos políticos vinculados al crimen transnacional.
Durante
esos años, el gobierno de Evo Morales aceleró el deterioro del Estado. Su
liderazgo sindicalista desde el Trópico de Cochabamba permitió construir una
estructura de poder basada en los cocaleros, quienes se convirtieron en soporte
político y fuerza represiva. Un episodio relevante fue la Masacre de Cochabamba
en 2007, un acto de violencia protagonizado por los cocaleros, donde un hombre
llamado Christian Urresti perdió la vida. Durante su mandato, Bolivia se
convirtió en el epicentro del narcotráfico regional. Bajo el discurso de la
justicia social y la defensa indígena, se expandió el cultivo de coca —tanto
legal como ilegal— Entre sus logros más notorios está el aumento de un 83% en
los cultivos legales de coca, que pasaron de 12,000 a 22,000 hectáreas, y el
incremento del cultivo de coca ilegal, que aumentó de 3,000 a 50,000 hectáreas.
El denominado Cartel del Chapare involucró a funcionarios, militares y
políticos, como René Sanabria, exjefe de la fuerza antinarcóticos, condenado
por tráfico de drogas, y Juan Ramón Quintana, exministro acusado de vínculos
con redes criminales. De acuerdo con un informe de la UNODC, más del 90% de la
coca del Chapare carece de destino lícito.
Situación
Actual
Bolivia
enfrenta hoy un régimen camuflado de democracia, sin independencia de poderes
ni garantías institucionales. Las estructuras de control creadas por el MAS han
penetrado los espacios judiciales, legislativos y militares, extendiéndose
incluso hacia sectores de oposición y organizaciones civiles. En este contexto,
el crimen organizado y la corrupción estatal se entrelazan, erosionando toda
posibilidad de elecciones libres. El panorama es alarmante: 239 presos
políticos y más de 27.000 exiliados reflejan la profundidad de la crisis. Tal
como apunta Hugo Marcelo Balderrama, el gobierno del MAS, para tapar el
despilfarro de la corrupción, transfirió al sistema dictatorial el ahorro
privado de los bolivianos, imprimió dinero generando una inflación de 40%,
extendió la deuda externa con china llegando a 10 000 millones de dólares
entregándoles recursos naturales a empresas extranjeras que están destrozando
el ecosistema. Los más de veinte años de socialismo empobrecieron drásticamente
al país secuestrando sectores estratégicos bajo el control del Estado sin
generar riqueza. El poder se entregó a grupos ideologizados parasitarios
—especialmente los sindicatos— que, lejos de contribuir al desarrollo, viven a
costa del trabajo ajeno.
Tal
como sostiene Jaime Dunn, el candidato proscrito, la solución para Bolivia no
consiste únicamente en sacar del poder al MAS o resolver la crisis económica,
sino en establecer un plan estructural de reconstrucción institucional. Jaime
Dunn proponía un programa liberal de cambio estructural, enfocado en la
seguridad jurídica, la defensa de la propiedad privada y un capitalismo popular
que incorpore a las comunidades indígenas. Aunque sus ideas evocan ciertos
paralelismos con el discurso de Javier Milei en Argentina, América Latina
debería evitar copiar modelos ajenos. Cada nación tiene sus particularidades
históricas, culturales y geográficas, y Bolivia no es la excepción. Por eso,
cualquier intento de renovación debe adaptarse a su propia realidad y no depender
de imitaciones externas.
Si
se analizan los perfiles de los principales candidatos, se observa que Bolivia
sigue anclada en el pasado. Varios candidatos opositores fueron descalificados
mediante maniobras judiciales, como el caso de Jaime Dunn, proscrito bajo
pretextos económicos para impedir su participación. Dunn fue eliminado del
juego electoral por razones políticas, precisamente porque su popularidad
crecía vertiginosamente, amenazando no solo a la izquierda sino también a la
casta política de los partidos centristas que se protege mutuamente para
conservar sus privilegios. Su exclusión muestra cómo el sistema político
boliviano se blinda a sí mismo, impidiendo la entrada de nuevos liderazgos. A
pesar de la derrota del MAS, su influencia persiste. Parte de su electorado
votó nulo o se refugió en partidos supuestamente opositores infiltrados en
otras fuerzas políticas. No es casual que Evo Morales y Luis Arce hayan
aceptado la derrota con sospechosa serenidad: su poder se ha trasladado, no
desaparecido.
Las
Elecciones generales 2025
Los
resultados del 17 de agosto marcaron un cambio superficial más que una ruptura
real con el socialismo del s. XXI. El MAS, debilitado, conserva influencia a
través de alianzas e infiltraciones dentro de otras fuerzas. Según Sánchez
Berzaín, “en Bolivia, como en Venezuela o Nicaragua, los ciudadanos terminan
eligiendo entre candidatos del régimen y candidatos funcionales al régimen”. Al
no haber mayoría absoluta, la presidencia se disputará entre Rodrigo Paz
Pereira – Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Jorge “Tuto” Quiroga – Alianza
Libre. Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ex miembro del
gobierno de la UDP en los años 80 que dejó al país con una hiperinflación del
27000%. Encabeza una opción populista bajo el programa Agenda 50/50, que
propone redistribuir el poder entre el gobierno central y las autonomías. Según
el programa electoral su propuesta se enfoca en la institucionalidad,
digitalización, transparencia del sector público y políticas sociales
inclusivas para sectores vulnerables —mujeres, ancianos, personas con
discapacidad y colectivo LGBTI. Sin embargo, su discurso progresista oculta la
presencia de figuras vinculadas al MAS, como su candidato a la vicepresidencia,
Edman Lara, apoyado por sectores cocaleros. cuya postulación ha despertado
sospechas de ser un posible trampolín para el regreso de Morales al poder.
Según el líder cocalero, sus seguidores le dijeron: “Somos evistas, pero vamos
a votar por Lara”. A su vez, “Tuto” Quiroga, el exmandatario encabeza una
coalición heterogénea que combina partidos de izquierda y social-liberales. Su
discurso “ni de izquierda ni de derecha” refleja un correctismo político y
pragmatismo ideológico que muchos interpretan como continuidad del statu quo.
Su plan de gobierno gira en torno a siete ejes: recuperación económica,
digitalización, fortalecimiento democrático y reinserción internacional.
Promete alinear su gestión con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la
Agenda autoritaria y progresista 2030. Su pasado político y alianzas lo vinculan
a la misma élite que gobernó las últimas décadas. Así, ambos candidatos
representan diferentes matices del mismo sistema: una oposición funcional,
incapaz de desmantelar el entramado político-criminal consolidado por el MAS.
El
análisis del escenario político boliviano revela una crisis estructural
profunda. La pérdida de independencia de poderes, el control del órgano
electoral, la existencia de cientos de presos políticos y la manipulación
judicial muestran que la democracia sigue secuestrada por una élite que utiliza
las urnas como mecanismo de legitimación, no de alternancia. Las elecciones de
agosto y octubre de 2025 se desarrollan en un contexto sin garantías reales.
Aunque el MAS haya sufrido un revés electoral, su aparato de poder continúa
intacto. Los principales candidatos representan una oposición funcional al
sistema, sin capacidad real de desmontar el entramado político-criminal
consolidado en los últimos veinte años. La influencia extranjera de países como
Cuba, Irán, China y Rusia, junto con el narcotráfico y la corrupción, refuerzan
la dependencia del sistema castrochavista. Ante este panorama, la única vía
hacia un cambio auténtico pasa por un liderazgo con legitimidad social,
voluntad de ruptura y compromiso con la Constitución anterior a 2009, anulando
las amnistías políticas y restaurando el Estado de derecho. Mientras tanto, la
política boliviana continúa siendo una “fiesta de disfraces”, donde los
programas electorales son meros papeles mojados y los partidos cambian de
rostro, pero no de esencia: un espejo de una élite sin principios ni impunidad,
movida por el dinero y poder.
EL
FIN DE LA IZQUIERDA EN BOLIVIA: UNA BUENA NOTICIA PARA LOS INTERESES NACIONALES
El
Trueno de Paraguay (https://n9.cl/ozp8u)
La
derrota del Movimiento al Socialismo (MAS) en las elecciones bolivianas de 2025
marca un giro histórico en la política regional. Tras casi dos décadas de
hegemonía, el partido de Evo Morales y Luis Arce fue desplazado del poder de
manera contundente: su candidato presidencial no alcanzó el tres por ciento de
los votos, perdió todos los escaños del Senado y quedó con presencia marginal
en la Cámara de Diputados. El colapso político del MAS no es solo un fenómeno
interno; simboliza el final de un modelo que combinó extractivismo, populismo y
vínculos estratégicos con actores extrarregionales como Irán.
Para
Paraguay, la derrota de la izquierda boliviana es una buena noticia. No solo
por cuestiones ideológicas, sino porque desactiva uno de los proyectos de
cooperación militar más inquietantes de los últimos años: el acuerdo firmado
entre Bolivia e Irán en 2023, que abría la posibilidad de transferencia
tecnológica en materia de defensa, provisión de drones de vigilancia y
capacitación militar. Aquel pacto, impulsado por el gobierno de Arce, despertó
alertas en Asunción, Buenos Aires y Brasilia por la introducción de tecnología
militar iraní en el corazón del continente. Aunque oficialmente se presentaba
como un programa de control fronterizo y lucha contra el contrabando, en los
hechos significaba una apertura estratégica hacia un actor extrahemisférico.
El
resultado electoral boliviano desarticula ese respaldo político y reduce la
probabilidad de que se consolide una alianza militar sostenida con Irán. Pero
la política exterior no se borra con los votos: los acuerdos firmados, los
equipos entregados y los entrenamientos iniciados pueden persistir como una
inercia técnica, aun sin legitimidad política. Por eso, mientras Bolivia
redefine sus alianzas, Paraguay debe reforzar las suyas.
Y
lo está haciendo. El gobierno de Santiago Peña ha emprendido la modernización
más ambiciosa de las últimas décadas. En junio de 2025, arribaron cuatro de los
seis aviones A-29 Super Tucano adquiridos a la empresa brasileña Embraer,
financiados por el BNDES, en un contrato de más de cien millones de dólares.
Estas aeronaves, equipadas con sistemas de comunicación cifrada y enlace de
datos, simbolizan el regreso del control efectivo del espacio aéreo nacional.
Las dos unidades restantes llegarán antes de fin de año, y junto con ellas un
programa de entrenamiento avanzado de pilotos y técnicos de mantenimiento bajo
estándares internacionales.
Paralelamente,
el Ejecutivo lanzó un plan de radarización nacional, presentado por el
presidente Peña y el ministro de Defensa Óscar González bajo el lema
“Recuperamos la soberanía aérea del Paraguay”. Los nuevos radares incorporan
inteligencia artificial capaz de distinguir vuelos comerciales, privados o
sospechosos, reduciendo falsas alarmas y mejorando la capacidad de
interdicción. El proyecto involucra cooperación con Brasil, Estados Unidos,
Taiwán e Israel, y busca integrar la información de la Fuerza Aérea, la Armada
y la Policía Nacional en un sistema de mando unificado.
En
el terreno, las operaciones conjuntas de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional se han extendido en el sur del país, mientras la histórica Fuerza de
Tarea Conjunta continúa su labor en el norte. A su vez, el gobierno avanza con
la modernización del centro fronterizo de Puerto Falcón y con inversiones
logísticas en el Chaco dentro del marco del Plan de Seguridad para el
Desarrollo 2023–2028, que vincula defensa, desarrollo y presencia estatal
efectiva.
Sin
embargo, la modernización paraguaya ocurre todavía con recursos limitados.
Según datos del Banco Mundial y de Trading Economics, el gasto militar de
Bolivia en 2024 alcanzó los 655 millones de dólares, frente a los 414 millones
de Paraguay. En proporción al Producto Interno Bruto, Bolivia destina alrededor
del 1,5 %, mientras Paraguay apenas roza el 0,9 %. Aunque la brecha se explica
en parte por diferencias de tamaño económico, revela también que Paraguay
continúa subinvirtiendo en defensa. El contraste es aún más significativo si se
considera que el territorio paraguayo —más expuesto, con fronteras extensas y
porosas— requiere una vigilancia mucho más compleja que la altiplánica.
La
paradoja es evidente: mientras Bolivia, con un modelo político inestable y
economía en crisis, sostiene su gasto militar en ascenso, Paraguay, con
estabilidad institucional y crecimiento sostenido, mantiene niveles de
inversión defensiva propios de un país en tiempos de paz perpetua. Esa
complacencia estratégica es hija de un pensamiento políticamente correcto que
domina parte de la vida pública paraguaya, un discurso que afirma que “la
defensa no es prioridad porque hay otras urgencias sociales”. Es cierto que hay
urgencias sociales, pero ¿puede haber urgencias sociales sin soberanía
territorial? ¿Puede haber escuelas, hospitales y progreso si se ve amenazada la
integridad nacional?
Ese
argumento, repetido por décadas, es un residuo tóxico de una narrativa
autocomplaciente que convirtió al periodo autoritario paraguayo en el chivo
expiatorio de todos los males, olvidando el papel que ese Estado —con todas sus
sombras— tuvo en la modernización institucional, y territorial del país. Es un
pensamiento infantil que olvida que las grandes glorias del Paraguay se
forjaron gracias al sacrificio de sus Fuerzas Armadas en los momentos más
críticos de la historia nacional: en la Guerra de la Triple Alianza
(1864–1870), que preservó la existencia misma del Estado paraguayo, y en la
Guerra del Chaco (1932–1935), donde el coraje, la logística y la inteligencia
estratégica permitieron a un país sin recursos vencer a un adversario superior
en número y armamento.
La
defensa nacional no es un lujo de potencias ni un anacronismo del pasado: es el
fundamento material de la soberanía. Ningún programa social puede sostenerse si
el territorio está en riesgo, ni puede hablarse de progreso sin capacidad de
disuasión. El Chaco paraguayo sigue siendo el centro de gravedad de la
seguridad nacional. Su control efectivo no se garantiza con discursos, sino con
presencia, tecnología, infraestructura y voluntad política. Quien controle el
Chaco, controla la frontera, y quien controla la frontera, asegura el porvenir
de la patria.
El
fin del ciclo del MAS no implica el fin de los desafíos. Bolivia puede haber
perdido a su izquierda, pero no su necesidad de proyectar poder ni su interés
en modernizar su aparato militar. Su gasto en defensa crece más rápido que el
paraguayo y su territorio continúa siendo base de operaciones aéreas y rutas
ilícitas hacia el Atlántico. Paraguay no puede quedar rezagado, ni volver a
confiar su seguridad a la buena voluntad ajena.
En
un mundo donde la guerra ha vuelto a todos los continentes, la defensa debe
volver a ocupar el centro de la agenda nacional. Las Fuerzas Armadas del
Paraguay no son un vestigio de otro tiempo: son la continuidad viva de una
tradición que garantizó la existencia del país. La modernización militar que
hoy impulsa el gobierno debe acompañarse de una transformación doctrinaria y
cultural que recupere el orgullo nacional por la defensa, el respeto por la
disciplina y el sentido histórico de la soberanía.
El
Paraguay moderno no debe renegar de su pasado militar, sino comprender que en
él reside su ejemplo de grandeza. La derrota del MAS abre un respiro
geopolítico, pero el futuro dependerá de nuestra capacidad para actuar con
previsión y coraje. La defensa no puede seguir siendo una nota al pie del
presupuesto: debe volver a ser, como en los días fundacionales, el alma del
proyecto nacional.
PROPUESTAS
DE RODRIGO PAZ Y JORGE QUIROGA PARA REFORZAR LA SEGURIDAD EN BOLIVIA
Las
elecciones bolivianas se decidirán el 19 de octubre en una segunda vuelta en la
que se elegirá presidente: Rodrigo Paz o Jorge Quiroga. Analizamos las
propuestas de ambos candidatos en materia de seguridad.
Seguri
Latam de México (https://n9.cl/0ghlz)
Las
elecciones bolivianas se decidirán el 19 de octubre en una segunda vuelta que
definirá quién gobernará tras más de dos décadas de dominio del partido
Movimiento al Socialismo (MAS). En los últimos sondeos, Jorge Quiroga parte con
ventaja sobre Rodrigo Paz. Ambos candidatos poseen un perfil conservador, lo
cual supondrá un giro ideológico. Y las propuestas de Rodrigo Paz y Jorge
Quiroga en materia de seguridad cobran especial relevancia en un país a cuya
inestabilidad política y social se suma un aumento de la inseguridad ciudadana.
Propuestas
de Rodrigo Paz
Las
propuestas de Rodrigo Paz en seguridad incluyen reformas institucionales,
fortalecimiento policial, transparencia y prevención del delito. Rodrigo Paz
Pereira es candidato por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que se
identifica con valores cristianos, democracia cristiana y centrismo
conservador.
Paz
propone profesionalizar la Policía a través de una carrera policial
meritocrática, con evaluación de desempeño y sanciones claras, y descentralizar
las operaciones policiales para responder mejor a la inseguridad en regiones
alejadas. Y también implementar mecanismos de transparencia en el sistema
judicial, como el seguimiento público de casos, las audiencias transmitidas y
el uso de tecnologías que permitan una mayor trazabilidad en los procesos
judiciales.
En
materia de prevención, una de las propuestas de Rodrigo Paz es fortalecer los
programas comunitarios en zonas vulnerables, especialmente para prevenir la
violencia contra mujeres, niñas y niños y los ataques del crimen organizado. Y
otra de sus líneas es la colaboración con las autoridades locales para reforzar
la seguridad ciudadana.
Propuestas
de Jorge Quiroga
Por
su parte, Jorge Tuto Quiroga, expresidente de Bolivia (2001-2002), es líder de
Alianza Libre, una coalición que agrupa al Movimiento Demócrata Social (MDS),
el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) y diversas agrupaciones ciudadanas.
En
seguridad, sugiere llevar a cabo reformas judiciales profundas orientadas al
fortalecimiento institucional, con penas más severas para los crímenes graves y
un control más estricto del uso de la prisión preventiva. Del mismo modo,
plantea modernizar la tecnología judicial, digitalizar los procedimientos y
aplicar inteligencia artificial (IA) para que la investigación de los delitos
sea más eficiente.
En
cuanto a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, su plan es
reforzar la cooperación internacional, establecer alianzas con organismos de
otros países y endurecer las sanciones y la supervisión aduanera. Igualmente,
el expresidente considera necesario recuperar la confianza ciudadana
combatiendo la corrupción, reforzando el Estado de derecho, evitando
influencias políticas en el aparato judicial y garantizando que los casos de
corrupción sean procesados con independencia.
Inestabilidad,
violencia e inseguridad
En
definitiva, las propuestas de Rodrigo Paz y Jorge Quiroga tienen como fin hacer
frente a un escenario de inestabilidad caracterizado por la polarización
política, un incremento de la conflictividad social, las sospechas de fraude
electoral y la existencia de zonas conflictivas en las que se han reportado
enfrentamientos entre facciones políticas saldados con víctimas.
Por
lo que respecta a la inseguridad, la violencia de género, la delincuencia común
y la criminalidad –principalmente en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba– son
asuntos que preocupan a los ciudadanos.
EXPLICATIVO.
BOLIVIA Y SU ECONOMÍA EN EL CENTRO DEL BALOTAJE: QUÉ PROPONEN JORGE QUIROGA Y
RODRIGO PAZ
Pase
lo que pase en la segunda vuelta del 19 de octubre, Bolivia experimentará un
giro en su política económica. Tras dos décadas de hegemonía del MAS y un
modelo basado en el gasto público y los subsidios, la economía enfrenta
déficit, reservas en mínimos e inflación al alza. ¿Qué proponen Jorge ‘Tuto’
Quiroga y Rodrigo Paz para estabilizar el país? ¿En qué coinciden y en qué se
distancian? Lo analizamos.
France
24 de Francia (https://n9.cl/n9-bripyzw)
Las
filas para conseguir combustible, el dólar paralelo duplicando la cotización
oficial y los precios de los alimentos en alza desde 2023 son la postal de una
Bolivia que llega a la segunda vuelta presidencial con la economía al límite y
las finanzas públicas en cuidados intensivos.
Tras
dos décadas de hegemonía del MAS y un modelo sustentado en el gasto público y
los subsidios, el país enfrenta su mayor desafío económico: estabilizar las
finanzas sin romper el tejido social.
El
próximo 19 de octubre, Rodrigo Paz y Jorge Quiroga se medirán en las urnas para
recibir un país con una contracción del PIB de 0,5%.
Junto
con Haití, Bolivia es una de las dos economías de la región sin crecimiento
previsto para 2025 y sin proyección positiva hasta 2027, según el Banco
Mundial.
Rodrigo
Paz, de 58 años, fue el candidato más votado el 17 de agosto, al obtener el
32,02% de los sufragios.
Su
triunfo representó una sorpresa electoral que no anticiparon las encuestas.
Representante
del Partido Demócrata Cristiano, promueve un programa de gobierno denominado
Agenda 50/50, articulado en tres ejes principales: la descentralización del
Estado mediante la reducción de los presupuestos nacionales y el
fortalecimiento de los territoriales; “Capitalismo para todos” o “Platita para
todos”, un plan de créditos blandos y alivios tributarios para estimular la
economía formal; y, finalmente, una reforma judicial acompañada de medidas
contra la corrupción.
“Desde
un comienzo, (Rodrigo) Paz ha intentado mostrarse como una tercera vía, no
distante del centro político del país, alguien que dialoga más con lo social y
capitaliza el descontento y la frustración de quien en los últimos 20 años ha
votado por el MAS”, señala el estratega político Amauri Chamorro.
Por
su parte, Jorge ‘Tuto’ Quiroga propone un programa económico liberal centrado
en reducir el tamaño del Estado, atraer inversión extranjera y estabilizar las
finanzas públicas.
Quiroga
propone un ajuste fiscal con menos ministerios, acudir a un préstamos del Fondo
Monetario Internacional por 12.000 millones de dólares para enfrentar la
escasez de divisas y una reforma cambiaria con tipo de cambio único.
Promete
bajar impuestos, tomar distancia de Mercosur para firmar acuerdos bilaterales,
entregar títulos de propiedad sobre el litio a los ciudadanos, y eliminación
gradual del subsidio al diésel.
La
gran diferencia de su apuesta económica radica en la gradualidad con la que
buscan enfrentar la crisis: “La propuesta de Quiroga parece más drástica y la
de Paz más gradualista, en parte porque el primero confía en poder movilizar
recursos frescos en donaciones y créditos y, el segundo, en renegociar
compromisos y contratos”, explica el economista y doctor en planificación
urbana de Berkeley, Roberto Laserna.
“Las
propuestas económicas se parecen mucho. Ambos coinciden en los ajustes que hay
que hacer en cuanto ahorro: cortar los gastos; bajar el déficit fiscal y
liberar el cambio de divisas del Banco Central”, resalta el investigador y
exministro de Desarrollo Sostenible y Planificación de Bolivia entre 2004 y
2005, Gustavo Pedraza.
Inflación,
escasez y déficit: radiografía de la crisis que marca la segunda vuelta
El
inédito balotaje, el primero desde que se permitió en la Constitución en 2009,
marca el punto final para dos décadas de políticas que mostraron indicadores
económicos favorables hasta 2019.
Desde
2006, las cifras macroeconómicas, principalmente la reducción de la pobreza,
respaldaron al Movimiento al Socialismo, otrora movimiento liderado por el
expresidente Evo Morales: la pobreza extrema pasó del 38% en 2005 al 12,9%; las
reservas internacionales netas alcanzaron aumentos históricos; la inflación se
registró entre el 3% y el 5% y el desempleo disminuyó por debajo del 5%.
Este
modelo económico se sostenía en ingresos extraordinarios provenientes de la
extracción de gas. Con la caída de las reservas y la ausencia de nuevas
exploraciones desde 2019, el gasto público se mantuvo, generando un déficit
fiscal crónico.
La
producción de hidrocarburos —principalmente gas— se redujo en más del 50%,
según datos oficiales. La situación llevó a una reducción en los volúmenes de
exportación y a un impacto económico negativo para el país, incluyendo el
incumplimiento de contratos y la necesidad de importar combustibles para cubrir
la demanda interna.
A
la economía se sumó otro punto de quiebre: tras las elecciones del 20 de
octubre de 2019, las denuncias de fraude y el informe de la OEA que señalaba
irregularidades detonaron protestas masivas, motines policiales y la renuncia
de Evo Morales el 10 de noviembre.
Este
colapso institucional alimentó la incertidumbre, provocó fuga de capitales y
paralizó la inversión pública.
Desde
2023, la economía boliviana pasó de una desaceleración a una fase crítica,
marcada por desequilibrios que golpean el bolsillo de más de 11 millones de
ciudadanos.
A
partir de 2024, el Banco Central registra un desbalance comercial reflejado en
menores exportaciones, mayores importaciones de combustibles y reservas en
mínimos históricos, factores que han provocado una escasez estructural de
dólares.
“El
problema de Bolivia es el excesivo gasto fiscal. La nueva Administración, sea
cual sea, deberá frenar ese gasto fiscal y dejar de pedirle prestado al Banco
Central”, expresa Antonio Saravia, economista y Director del Centro BB&T
para la Investigación sobre el Capitalismo en Mercer University.
Los
dólares, el 'lamento boliviano'
En
las calles de La Paz, el dólar en el mercado paralelo puede llegar a costar el
doble del tipo de cambio oficial a menos de una semana de las elecciones.
Desde
2023, Bolivia enfrenta una marcada escasez de divisas que ha impactado la
llegada de capital extranjero, el uso de productos bancarios fuera del país, el
envío de remesas y la adquisición de bienes y servicios importados de consumo
básico, entre otras afectaciones a sectores dependientes de las importaciones.
Quiroga
y Paz han viajado a Washington con propósitos distintos, pero con un mismo
mensaje: “Ambos han reconocido, con esos viajes, que sin créditos para mitigar
la crisis a corto plazo será muy difícil avanzar con las reformas. La gente
necesita combustibles ya, no mañana”, comparte Antonio Saravia.
Las
soluciones a esta crisis marcan un punto de divergencia entre las dos opciones
del balotaje: Jorge ‘Tuto’ Quiroga presenta una medida choque a lo que él
denomina “el drama principal” de la economía a través de negociaciones de
créditos con el Fondo Monetario Internacional, el FLAR y el Banco Mundial con
la expectativa de obtener 12.000 millones de dólares.
“Rodrigo
Paz es más cauto, asegura que no hay necesidad de endeudarse más. Aunque acepta
que se recurriría a préstamos mediados por Estados Unidos para comprar a corto
plazo diesel y gasolina, pero no ha dado detalles de a qué organismos se
acercará”, precisa el investigador y exministro de desarrollo, Gustavo Pedraza.
La
distancia que Paz ha tomado del FMI responde, según el economista Antonio
Saravia —quien califica la medida como “populista”— y el estratega Amauri
Chamorro, a una estrategia para atraer a votantes indecisos.
Muchos
de ellos están decepcionados del MAS y optaron por el voto nulo en las
elecciones del pasado 17 de agosto, una opción promovida por el expresidente
Evo Morales que quedó en tercer lugar con casi el 20 % de los
sufragios.
Ese
porcentaje equivale, aproximadamente, al número de habitantes de El Alto, la
segunda ciudad más poblada del país.
Subsidios
en combustión
La
subvención sobre los hidrocarburos representa al año más de 2.000 millones de
dólares en las finanzas públicas de Bolivia.
Según
estimaciones del economista Antonio Saravia, reducir el déficit empieza por
recortar este subsidio: “Quien no remueva este subsidio a los hidrocarburos, no
tiene ningún chance de reducir el déficit fiscal y por lo tanto sanear la
macroeconomía”.
Quiroga
propone eliminar el subsidio a los hidrocarburos, pero mantener la subvención
al transporte público, una eliminación parcialmente más amplia que la que
contempla Paz.
La
campaña de Rodrigo Paz ha sido ambigua: afirma que recortará el subsidio en más
del 60 %, limitándolo
al transporte y a cadenas logísticas
esenciales, mientras que su compañero de fórmula,
Edman Lara, niega que ese recorte vaya a ocurrir.
"En términos económicos, me temo que
ambas propuestas quedarán cortas, es decir, no serán suficientes para
estabilizar la economía y resolver la crisis, lo que puede generar problemas de
gobernabilidad", aclara Roberto Laserna, economista, escritor y doctor en
Berkeley en planificación regional y urbana
Otro
punto de convergencia entre los dos candidatos está en la apertura de mercado
que prometen realizar a la importación de combustibles para generar competencia
y “nivelar” los precios.
Asimismo,
combatir el contrabando de combustibles que fomenta la escasez de este
combustible hacia países limítrofes.
“El
litio no es una bala de plata para la crisis”
El
litio se ha convertido en un recurso estratégico para Bolivia, no solo por su
potencial económico, sino por su papel en la transición energética global.
El
país forma parte del llamado 'triángulo del litio', junto a Argentina y Chile,
una región que concentra más del 50 % de las reservas mundiales de este
mineral clave para las baterías eléctricas.
En
Bolivia, el salar de Uyuni, en la región de Potosí, alberga una de las mayores
reservas de litio del planeta, lo que posiciona al país como un actor
potencialmente decisivo en el mercado global de tecnologías limpias.
Los
candidatos han hecho propuestas divergentes en torno al 'oro blanco'.
‘Tuto’
Quiroga propone dar títulos de propiedad individual a cada boliviano y crear
una alianza estratégica con Chile y Argentina.
En
contraste, Paz ha optado por fortalecer el papel de la estatal la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos
(YLB) y fomentar la explotación de otros minerales como el oro, que según sus
cálculos, es “10 veces más potente que el litio”.
“El
litio no es una bala de plata para la crisis de Bolivia porque existe una ardua
competencia con Chile y Argentina. Además de la irrupción del sodio como una
alternativa para las baterías. Puede que no sea la esperanza que los bolivianos
esperan”, apunta el economista Saravia.
A
días del balotaje, la economía boliviana se encuentra en una encrucijada
marcada por el agotamiento del modelo basado en hidrocarburos, el peso
creciente de los subsidios y una década de déficit fiscal.
Más
allá de las promesas de campaña, el próximo gobierno enfrentará el desafío de
redefinir el rumbo económico en un contexto de presión externa, demandas
sociales crecientes y recursos estratégicos como el litio que aún no logran
traducirse en un bienestar generalizado para una población que ya votó por un
cambio radical de modelo.
RODRIGO
PAZ AMENAZA CON ENJUICIAR AL PRESIDENTE ARCE EN EL CIERRE DE CAMPAÑA EN BOLIVIA
Comerciantes,
sindicalistas y campesinos quechuas celebran al candidato democristiano antes
de la segunda vuelta del 19 de octubre
El
País de España (https://n9.cl/v9wmu)
Al
ritmo de cumbia chicha y ocupando la avenida principal de la zona más pobre de
Cochabamba, Rodrigo Paz celebró su penúltimo mitin de campaña para la segunda
vuelta presidencial del domingo. “Este es el momento del pueblo, no es fácil lo
que viene, pero vamos a transformar la patria”, dijo ante la multitud. La
elección del lugar no fue fortuita: los seis recintos electorales de los
barrios que se ubican a lo largo y alrededor de la larga vía votaron por el
candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Paz apuntó especialmente
contra el actual presidente, Luis Arce, del MAS, al que amenazó con llevar a la
cárcel. El candidato obtuvo el primer lugar en los comicios del 17 de agosto,
pero no los votos suficientes para evitar una segunda vuelta con Jorge Tuto
Quiroga.
Los
vecinos que se congregaron en el acto fueron, en su gran mayoría, comerciantes
minoristas y cuentapropistas informales, además de trabajadores manuales.
Alrededor del 85% de los trabajadores bolivianos forma parte de la economía
informal. A esa mayoría apuntó Paz con su discurso: “Ya no habrá contrabando,
todo será legal. Bajaremos los aranceles para acabar con ese Estado tranca que
no nos permite traer productos, tecnología. Necesitamos créditos a bajos
intereses”, defendió, en referencia a lo que ha bautizado como “capitalismo
para todos”.
El
candidato democristiano ofrece a sus seguidores ingresar al mercado regulado a
través de un “perdonazo” tributario, condonando deudas y multas de
contribuyentes, además de reducir los aranceles de importación a menos del 10%.
El tono propositivo se volvió desafiante cuando habló de sus rivales. Primero
apuntó a su adversario en la segunda vuelta: “Yo te digo, Jorge Quiroga, sos un
mentiroso porque estás proponiendo cosas irreales al país”. De acuerdo con Paz,
la inyección de 12.000 millones de dólares que propone su rival para paliar la
actual escasez de divisas en tres meses “no es factible”.
El
siguiente en la mira fue el presidente Luis Arce. “No hagas tus maletas porque
tienes que responder ante la justicia. Aquí están los senadores que te meterán
un juicio”, dijo señalando a los parlamentarios de Cochabamba electos presentes
en el escenario. El PDC tendrá mayoría en la Cámara de Senadores (16 de un
total de 36), pero no le alcanza para aprobar leyes por sí solo. Desde hace más
de un año, largas filas se amontonan en las estaciones de servicio del país. La
falta de dólares ha provocado una reducción en la importación de carburantes y
desabastecimiento en el mercado interno. “Incompetente, fracasado. Entrega la
gasolina y el diésel”, proclamó, seguido de un cántico de “auditoría” coreado
por el público.
Al
encuentro llegaron campesinos quechuas del valle alto y bajo de Cochabamba,
haciendo su entrada con zampoñas y whipalas. El sector indígena, en general, es
constantemente interpelado por Paz. Su narrativa se reforzó aún más cuando
salieron a la luz tuits racistas del candidato a vicepresidente de Quiroga,
Juan Pablo Velasco. “Nos quieren dividir, generar tensiones entre nosotros. No
dejemos que se imponga el racismo”.
El
aspirante a vicepresidente del PDC, Edman Lara, es quien suele enarbolar con
más fuerza una supuesta cercanía con los sectores desfavorecidos. “Van a dejar
de sufrir por agua, habrá agua para consumo y riego”, prometió en el mitin. La
zona sur de Cochabamba enfrenta un problema crónico de acceso al agua potable,
que se ha ido agudizando con el crecimiento urbano desordenado y la falta de
infraestructura.
El
expolicía se convirtió en fenómeno de TikTok por denunciar en sus transmisiones
actos de corrupción entre sus pares, integrantes de una de las instituciones
más viciadas del país. “Policía que roba, policía que se va preso”, dijo.
También se dirigió al que considera el grueso de sus seguidores: “Falta poco
para que los hermanos mineros trabajen con seguridad jurídica, para que los
comerciantes tengan su título individual y sean dueños de sus puestos en el
mercado, para que los campesinos tengan título de propiedad de sus tierras”.
Junto
a las banderas tricolores del PDC flameaban otras azules con amarillo, que
representan a la agrupación Nuevas Ideas con Libertad, de Lara. En un
principio, el candidato a vice pensaba postularse por su cuenta, pero no pudo
superar la larga burocracia para inscribir su partido y terminó siendo amparado
por Paz. El apodado capi Lara tampoco se olvidó de Quiroga y aludió a uno de
sus diputados, que tuvo que renunciar después de verse envuelto en una polémica
por llamar “mascacocas hediondos” a algunos miembros del MAS. “Nuestras
tradiciones se respetan, la hoja de coca se respeta. No más racismo”.
Paz
está detrás de Quiroga en los sondeos electorales, pero ya dio la sorpresa en
la primera vuelta del 17 de agosto, cuando las encuestas apenas le daban un 7%
de intención de voto. El candidato, quien también es senador, se jacta de haber
entrado a la “Bolivia profunda”, recorriendo ciudades rurales y periferias.
BOLIVIA
SE QUEDA CON SOLO TRES DÍAS DE COMBUSTIBLE POR LA FALTA DE DÓLARES Y EL BLOQUEO
POLÍTICO
El
Gobierno reconoce que la crisis se agrava ante la falta de divisas y la
paralización de créditos externos en la Asamblea Legislativa.
Revista
América Economía de EEUU (https://n9.cl/h3eu97)
Bolivia
enfrenta una de las peores crisis energéticas de los últimos años, con una
autonomía de abastecimiento de gasolina de apenas tres días y sin reservas de
diésel, según reconoció el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo. La
situación, causada por la falta de dólares para importar carburantes, se ha
agudizado debido al bloqueo legislativo que impide aprobar créditos
internacionales.
El
ministro explicó que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB)
“trabaja al límite”, garantizando únicamente el suministro inmediato gracias a
un cargamento recibido esta semana. Sin embargo, la cobertura es insuficiente
ante la creciente demanda y el desabastecimiento visible en las principales
ciudades del país.
El
bloqueo legislativo agrava la falta de divisas
Gallardo
atribuyó la crisis a la falta de dólares derivada del bloqueo de créditos
externos en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), donde la oposición
mantiene paralizados varios proyectos financieros desde hace meses. Sin acceso
a esos recursos, el Banco Central y YPFB no pueden pagar las importaciones de
carburantes, lo que ha reducido la autonomía del país a mínimos históricos.
El
Gobierno calcula que más de 1.600 millones de dólares en créditos
internacionales permanecen detenidos en el Parlamento. La falta de liquidez
afecta también a otros sectores estratégicos, como la industria y el
transporte, que dependen del suministro continuo de combustible.
Una
crisis con implicaciones políticas y económicas
La
tensión coincide con el clima electoral previo al balotaje del 19 de octubre,
en el que se enfrentarán Jorge “Tuto” Quiroga y Rodrigo Paz. Ambos candidatos
han incluido la crisis energética entre sus prioridades, aunque con propuestas
opuestas: Quiroga apuesta por liberar el mercado de importación y Paz defiende
mantener el control estatal bajo una revisión de los subsidios.
Desde
2023, Bolivia arrastra una crisis de divisas originada por la caída de las
exportaciones de gas natural a Argentina. La reducción de ingresos en dólares
ha limitado la capacidad del país para financiar la importación de combustibles
y ha presionado al alza los precios de los alimentos y otros bienes básicos.
Medidas
urgentes y perspectivas
El
presidente Luis Arce ha anunciado que su Gobierno trabaja en un plan de
emergencia para garantizar el abastecimiento del 80% de la demanda interna en
las próximas semanas. Entre las medidas figuran la liberación parcial de
créditos externos, la importación extraordinaria de carburantes y una eventual
flexibilización para que el sector privado pueda participar en la compra de
combustibles.
El
Ejecutivo asegura que la situación “es transitoria”, pero expertos del sector
advierten que, sin un acuerdo político que desbloquee los fondos y sin una
reforma estructural del sistema energético, la crisis podría prolongarse
durante meses.
Situación
actual del abastecimiento de combustibles en Bolivia (octubre 2025)
Indicador Valor estimado
Autonomía
en gasolina 3 días
Autonomía
en diésel 0 días
Créditos
externos bloqueados 1.600
millones de dólares
Cobertura
prevista (plan Arce) 80% de la
demanda
Sectores
más afectados Transporte,
industria, comercio
Regiones
con mayor escasez La Paz, Cochabamba,
Santa Cruz, Oruro
El
desabastecimiento de carburantes se suma a un contexto de fragilidad económica
y polarización política. La solución inmediata dependerá de un acuerdo entre el
Ejecutivo y la Asamblea, mientras los bolivianos afrontan el riesgo de una
parálisis productiva y una inflación sostenida que amenaza con extenderse hasta
finales de año.
BITCOIN
YA VENCIÓ EN ELECCIONES BOLIVIA 2025, GANE QUIEN GANE
En
el balotaje boliviano, bitcoin y las criptomonedas impulsan agendas
presidenciales contra la crisis económica.
Cripto
Noticias de España (https://n9.cl/fpyy8)
A
solo cinco días de la segunda vuelta electoral en Bolivia, que se realizará el
19 de octubre, el país sudamericano se encuentra en pleno crecimiento de la
adopción de bitcoin (BTC) y criptomonedas. Un movimiento con el que está
dejando huellas en el panorama electoral.
Jorge
«Tuto» Quiroga, el experimentado exmandatario conservador de la Alianza
Libertad y Democracia, y Rodrigo Paz Pereira, el senador del Partido Demócrata
Cristiano (PDC), se disputan el Palacio de Gobierno en un balotaje que promete
redefinir el futuro económico de la nación andina.
Pero,
pase lo que pase en las urnas, hay un claro vencedor ya coronado y ese es
bitcoin. La moneda digital pionera, junto con su ecosistema (incluyendo las
stablecoins), ha permeado las propuestas de ambos candidatos. Las criptomonedas
han convertido así en un eje transversal de sus visiones para combatir la
crisis de divisas, la inflación y la exclusión financiera que actualmente
afecta al país.
No
es casualidad; es la evidencia de que bitcoin ya no es un nicho especulativo,
sino una herramienta imparable de soberanía económica en un contexto en el cual
el Estado ha fallado en proveer estabilidad a los ciudadanos.
Esta
adopción no surge de la nada. En un país donde las reservas internacionales
rozan el límite crítico y el dólar escasea en las calles, ambos aspirantes han
incorporado el potencial de bitcoin en sus planes de gobierno, reconociendo su
rol en la diversificación económica y la transparencia pública.
Reserva
de bitcoin: la propuesta de Quiroga
Quiroga,
quien lidera las encuestas con un enfoque liberal, ha sido el más explícito. En
una entrevista de julio de 2025 en el podcast «Una Gran Escuela», propuso la
creación de una «reserva estratégica de valor de bitcoin» para Bolivia,
inspirada en el modelo de El Salvador.
«Sería
posible una reserva estratégica de valor de Bitcoin en Bolivia», afirmó,
argumentando que el «oro digital» podría diversificar las reservas del Banco
Central de Bolivia (BCB), agotadas por políticas del Movimiento al Socialismo
(MAS), y proteger contra la devaluación del boliviano.
No
obstante, Quiroga no incluye esta propuesta para una reserva de bitcoin para
Bolivia en su Plan de Gobierno 2025-2030, aunque bajo el pilar «Bolivia
Digital» detalla la regulación del sector de los activos digitales para
facilitar transacciones y acceso a dólares. La legislación se cita junto con el
uso de la Tecnología de Contabilidad Distribuida (DLT por sus siglas en
inglés), mejor conocida como blockchain. El objetivo es registrar todas las
operaciones gubernamentales, impulsando centros de datos y minería digital.
Paz
Pereira habla de plan fiscal para las criptomonedas
Paz
Pereira, por su parte, adopta un tono más tecnocrático en su «Agenda 50/50», un
programa centrado en la redistribución fiscal y la estabilización económica.
Aunque menos vocal en entrevistas sobre bitcoin específicamente, su plan
incluye los activos digitales como pilar para el «sinceramiento patrimonial».
El
candidato plantea que bienes no formalizados, como criptoactivos, se declaren
para generar recursos que financien un Fondo de Estabilización Cambiaria,
unificando el tipo de cambio y aliviando la salida de divisas.
Además,
propone DLT para eliminar la discrecionalidad en contrataciones públicas
mediante contratos inteligentes. Su idea es un mecanismo que asegura la
trazabilidad y combate la corrupción endémica.
En
el debate reciente, ambos candidatos coinciden en la necesidad de digitalizar
el Estado e incorporar los activos digitales, aunque Paz enfatiza la equidad
social en su implementación.
En
general, las propuestas, vagas en detalles operativos, reflejan un consenso
inédito donde la narrativa en torno a bitcoin y las criptomonedas no gira sobre
los riesgos. El énfasis se pone en la posibilidad de establecer una salida
práctica a la estanflación boliviana.
Bitcoin,
el vencedor invisible de las urnas
Lo
cierto es que el verdadero triunfo de bitcoin radica en que trasciende las
campañas electorales, y por lo tanto ya es imparable en Bolivia. Con más de 63
comercios aceptando BTC como pago —desde pizzerías en El Alto hasta el
innovador ArteFlow en las orillas del Lago Titicaca—, el mapa de adopción se
expande como un virus benigno.
Tal
como lo ha reportado CriptoNoticias, el uso de la moneda digital resalta en
comunidades como Bitcoin Research. Fundada en julio de 2022 por Juan Pablo y
Alfredo, esta red de más de 2.000 miembros prioriza la educación inclusiva,
llevando la «píldora naranja» —el término bitcoiner para la iniciación en BTC—
a rincones remotos como el Salar de Uyuni y Copacabana.
Su
sello innovador brilla con iniciativas como la traducción del Libro Blanco de
Satoshi Nakamoto al braille, permitiendo que personas con discapacidad visual
accedan al conocimiento. También se hacen talleres adaptados que enfatizan la
autocustodia.
Próximamente,
extenderán estos esfuerzos a comunidades con limitaciones auditivas a través
del lenguaje de señas, derribando barreras para una soberanía financiera
genuina. Este auge, que multiplicó las operaciones en bitcoin y criptomonedas
un 630% en un año, responde a la inestabilidad económica.
Este
momentum boliviano es parte de una ola regional más amplia, donde comunidades
bitcoin emergen como antídoto al fracaso gubernamental en Latinoamérica. En una
región donde el 49% de la población permanece sin acceso bancario, la confianza
en gobiernos es raquítica (solo el 36,3%), y la inflación galopa —108% en
Argentina en 2024, proyectada al 36% en 2025, superando incluso a Bolivia—,
estas redes tejen economías resilientes.
La
minería de Bitcoin y USDT emergen como refugio en Bolivia
La
transformación del país andino se acelera también con la minería de Bitcoin y
el uso de tether (USDT) como salvavidas ante una inflación que roza el 23% y
salarios mínimos de BOB 2.750 —equivalentes a menos de 200 dólares— que se han
devaluado tres veces su valor real.
Mientras
el boliviano oficial cotiza a 6,96 por dólar, en el mercado paralelo alcanza
los 16,50, reflejando una depreciación del 137%. En este vacío, mineros locales
como Carlos relatan cómo la minería digital se ha vuelto rentable pese a los
altos costos energéticos (72 kWh por BOB 100 generados, con márgenes netos de
apenas BOB 10), impulsada por la necesidad de protegerse de una devaluación que
superó el 50% en 2025.
El
auge de la minería de Bitcoin en Bolivia aparece reflejado en el mapa de calor
del Hashrate Index para el Q4 de 2025, mostrando al país como «jugador
emergente». Su cuota global saltó del 0,08% al 0,29%, un crecimiento de 0,21
puntos que la ubica entre los cinco países con mayor avance absoluto.
Por
todo ello, gane Quiroga con su reserva estratégica o Paz con su fondo
estabilizador, bitcoin ya ha vencido al infiltrarse en el debate nacional y
regional. Es una señal de que Bolivia y Latinoamérica no piden permiso, solo
construyen. Ante gobiernos que emiten promesas vacías, las comunidades celebran
victorias ajenas como propias, tejiendo un futuro de inclusión y autonomía.
BOLIVIA
LUCHA PARA RECUPERAR LA HOJA DE COCA DEL ESTIGMA
Milenio
de México (https://n9.cl/1lqse)
La
coca, materia prima de la cocaína, ha sido tratada como contrabando durante
décadas. En Los Andes la policía arranca las plantas, y Washington ha invertido
miles de millones en campañas de erradicación.
Sin
embargo, en Bolivia, el cultivo, la venta y el consumo de coca son legales. En
una tarde reciente, un funcionario de comunicaciones del gobierno instaló un
trípode en la pequeña localidad andina de San José de Pery para filmar a un
agricultor mientras preparaba la tierra para la coca.
“Yo
me voy a dar la molestia de explicar más o menos cómo se prepara esta
herramienta que se llama wallhua —dijo el agricultor Jaime Mamani, de 64 años,
mientras levantaba un rastrillo de tres púas—. Acabas de poner la plantita”.
Bolivia
busca que ONU flexibilice restricciones
Para
muchos, la coca solo es la base de la cocaína, una planta que se cosecha, se
mezcla con productos químicos, se transforma en laboratorios clandestinos y se
trafica por todo el mundo.
Pero
en su forma natural es algo completamente distinto: un estimulante suave que
desde hace siglos se mastica, se elabora y se venera en las comunidades
andinas.
De
hecho, la coca es una parte tan integral de Bolivia, que su gobierno está
liderando una campaña con el fin de presionar a las Naciones Unidas para que
eliminen la hoja de la lista mundial de drogas más peligrosas.
La
ONU clasifica la coca, junto con el fentanilo y la heroína, como “altamente
adictiva y susceptible de abuso”. Durante mucho tiempo, Estados Unidos se ha
opuesto a cualquier cambio, y ha advertido que facilitaría la expansión de la
producción de cocaína.
En
Colombia, el mayor productor mundial de cocaína, Washington ha gastado miles de
millones en operaciones de erradicación y lucha contra el narcotráfico, a pesar
de que la producción sigue aumentando.
Se
espera que los resultados de una revisión formal de la ONU estén listos en
marzo.
¿Qué
implicaría eliminarla de la lista de drogas peligrosas?
Eliminar
la hoja de coca de la lista de drogas peligrosas liberaría a los países que han
firmado la convención sobre la obligación de penalizar la coca (Bolivia ha
quedado exenta de esa norma).
La
reclasificación de la coca en una categoría menos restrictiva podría abrir el
camino al comercio legal, la investigación científica y el desarrollo
industrial.
No
hay certeza de que las Naciones Unidas vayan a introducir ningún cambio. Los
defensores de esta medida argumentan que la hoja en sí misma no es
intrínsecamente dañina y que equipararla con la cocaína criminaliza una piedra
angular del patrimonio indígena andino.
El
borrador de un informe de la Organización Mundial de la Salud, la agencia de
salud pública de la ONU, concluyó que la coca tenía un potencial muy bajo de
dependencia y no suponía riesgos importantes para la salud.
Sin
embargo, en Bolivia algunos vendedores comercializan hojas de coca mezcladas
con estimulantes como la cafeína, llamadas “coca recargada”, y los periodistas
locales han documentado los posibles riesgos para la salud de estos productos
no registrados.
Los
esfuerzos de Bolivia para cambiar el estatus legal de la hoja de coca podrían
verse afectados por la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 19
de octubre.
La
contienda se libra entre dos candidatos conservadores, y no está claro si
alguno de ellos defenderá la coca con la misma firmeza que los gobiernos de
izquierda que han liderado el país durante dos décadas.
La
coca, como materia de uso tradicional
Los
agricultores de las zonas designadas cultivan coca para venderla en los
mercados estatales. En Bolivia se produce cocaína, pero su producción es
inferior a la de Colombia y Perú; gran parte de la coca del país se cultiva
para uso tradicional y legal.
Y
la coca está presente en todas partes: se añade a las bolsitas de té de los
hoteles de lujo, se vende en quioscos callejeros en sabores como naranja y
sandía, la mastican los conductores en los viajes largos e incluso se coloca en
recipientes en los escritorios de los funcionarios del gobierno.
Esa
omnipresencia es relativamente reciente. La presión para arrancar los cultivos
que habían sustentado a las comunidades indígenas durante siglos, como parte de
la guerra contra las drogas liderada por Estados Unidos, generó resentimiento y
movilización política, lo que contribuyó al ascenso de Evo Morales, líder
sindical de los cultivadores de coca que se convirtió en el primer presidente
indígena de Bolivia en 2006.
Avances
de Evo Morales sobre la hoja de la coca
Morales
convirtió la planta en un elemento central de su agenda. Bajo el lema “Coca sí,
cocaína no”, su gobierno promovió los usos tradicionales y modernos, como el té
de coca, la harina, la pasta de dientes y otros productos, sin dejar de
comprometerse a combatir el tráfico de cocaína.
Su
gestión consagró la coca como parte del patrimonio cultural de la nación en la
Constitución de 2009, subrayando la identidad indígena y la resistencia a las
políticas antidroga extranjeras.
En
2012, Bolivia se retiró del acuerdo de las Naciones Unidas sobre drogas, pero
se reincorporó al año siguiente después de que la ONU concediera una exención
que permitía el uso de la coca dentro de las fronteras bolivianas.
En
2017, Bolivia aprobó una ley que regula el cultivo, el comercio y el consumo,
lo que formalizó un mercado interno legal.
“Yo
recuerdo cuando era niño era algo muy mal visto —rememora Omar Pintones, de 36
años, coordinador de la agencia gubernamental que supervisa la industria de la
coca—.
“Este
consumo de la hoja de coca era para la gente de la clase baja. Entonces muchas
veces había esa parte de la vergüenza”.
Hoy
en día, añade, “mucha gente profesional, abogados, doctores, médicos, gente en
las universidades, gente en cualquier rubro del trabajo” consumen hojas de
coca.
En
San José de Pery, a cinco horas en coche de la capital, La Paz, los residentes
se sienten orgullosos de su trabajo con la coca. Los agricultores se levantan a
las 3:00 horas para cuidar las plantas, que tardan entre tres y cuatro meses en
madurar. Las hojas cosechadas se secan, se empaquetan y se venden a
distribuidores que abastecen a minoristas de toda Bolivia.
El
gobierno establece un límite de unas 21 mil 800 hectáreas en todo el país para
el cultivo legal de coca, con el fin de ayudar a mantener altos los precios
para los agricultores locales. La industria genera empleos directos e
indirectos para decenas de miles de familias.
Luis
Arce, que sucedió a Morales como presidente en 2020, ha llevado el caso de
Bolivia ante la Organización Mundial de la Salud para que se elimine la coca de
la lista de las drogas más peligrosas.
Un
vocero de la agencia dijo que su evaluación sopesaría “los daños frente a los
posibles beneficios” de la hoja de coca, al tiempo que determinaría la
facilidad con la que se puede convertir en cocaína.
El
viceministerio de Coca y Desarrollo Integral, una institución exclusivamente
boliviana, supervisa la industria de la coca en el país. Bolivianos vestidos
con trajes indígenas tradicionales suelen llenar sus pasillos para renovar sus
licencias de coca.
Pintones,
que trabaja en esa entidad, dijo que él y muchos de sus empleados provienen de
familias dedicadas al cultivo de la coca y presionaron para que se legalizara.
“Yo
he comido, he crecido, he vestido, he estudiado, he mantenido también a mi
familia gracias a la hoja de coca”, dijo.
“Yo
consumo la hoja de coca diariamente acá dentro del trabajo y en mi diario
vivir. Y nunca he estado loco o nunca he perdido la conciencia”.
El
ministerio colabora con empresas que experimentan con nuevos productos
—refrescos, helados, pomadas, jarabes y jabones de coca— y con universidades
para estudiar la hoja.
¿Cuáles
son los beneficios de la coca?
Los
estudios sugieren que la coca puede ayudar a aumentar el estado de alerta y
reducir la presión arterial. Las investigaciones también han señalado efectos
antioxidantes y antinflamatorios que podrían ayudar a combatir las infecciones.
Si
las Naciones Unidas deciden disminuir las restricciones sobre la hoja de coca y
otros países avanzan hacia su despenalización, eso podría abrir un mercado para
el comercio mundial de productos de coca.
“A
nivel de todo el estado, de todo el país, de Bolivia ha generado muchos empleos
la hoja coca”, confirmó Mateo Mamani, viceministro de Coca de Bolivia, en una
entrevista, y poder exportar la hoja de coca “va a generar buenos ingresos para
el Estado”.
Los
investigadores de Bolivia están realizando más estudios sobre los derivados de
la coca y sus posibles beneficios para la salud.
“Eso
queremos que entienda el mundo —aclaró Mamani—. Sí se usa para cosas ilícitas,
pero si se le da esa mirada buena a la hoja de coca podemos sacar muchas
cosas”.
En
Colombia y Perú, el uso tradicional de la coca también está protegido por la
Constitución, pero no es tan omnipresente como en Bolivia.
Los
partidarios de eliminar la hoja de coca de la lista de la ONU afirman que es
factible separar el uso tradicional del tráfico de cocaína porque los mercados
legales estrictamente regulados podrían ser vigilados cuidadosamente.
¿Cuál
es la postura de EU?
Las
autoridades estadunidenses argumentan que, aunque la hoja en sí misma es
relativamente inofensiva, sigue siendo la materia prima de la cocaína, y que
reconocer o legalizar la coca a nivel internacional podría debilitar los
esfuerzos para suprimir su cultivo y dificultar su aplicación.
El
gobierno de Donald Trump ha citado el tráfico de cocaína para justificar sus
ataques a embarcaciones que, según las autoridades, salen de Venezuela con
destino a Estados Unidos.
Pero,
incluso si se abriera un mercado internacional de coca, algunos críticos temen
que las grandes empresas se lleven la mayor parte de los beneficios y que las
comunidades indígenas no se vean beneficiadas.
Sdenka
Silva, una socióloga boliviana que ha trabajado con cultivadores de coca, fundó
el Museo de la Coca, un pequeño edificio ubicado entre hostales para mochileros
en el centro de La Paz que educa a los visitantes sobre los 8 mil años de
historia de la planta entre las comunidades indígenas.
Según
Silva, cuando la cocaína era legal en muchos países a finales del siglo XIX y
principios del XX, Bolivia y Perú obtuvieron pocos beneficios, mientras que
Inglaterra y los Países Bajos cultivaban coca en Malasia e Indonesia, donde era
más barata (las fuerzas japonesas destruyeron esos cultivos durante la Segunda
Guerra Mundial).
Los
defensores de la coca tienen esperanzas.
“Esto
no debería ser político —aseguró en una entrevista Arce, el presidente
saliente, que no se postuló a la reelección—. La hoja de coca no es un
estupefaciente”.
BELARÚS
Y BOLIVIA FORTALECEN RELACIONES BILATERALES EN ENCUENTRO DIPLOMÁTICO
Bermana
de Bielorrusia (https://n9.cl/v5oh4)
El
embajador de Belarús en Venezuela y Bolivia, Dmitri Derevinski, mantuvo el
jueves un encuentro con la ministra de Relaciones Exteriores de Bolivia,
Celinda Sosa Lunda, donde ambas partes analizaron el estado actual y el
potencial de desarrollo de la relación bilateral entre ambos países.
Durante
la reunión, celebrada después de que Derevinski presentara copias de sus cartas
credenciales, se confirmó la coincidencia de posiciones en la evaluación del
orden mundial actual y se subrayó la necesidad de trabajar conjuntamente para
construir un mundo multipolar más justo y equilibrado.
Las
partes expresaron su mutuo interés en intensificar y diversificar los contactos
a todos los niveles, incluido el mecanismo de consultas políticas entre
cancillerías, y en fortalecer de manera sistemática la cooperación constructiva
entre Belarús y Bolivia en áreas de interés común, particularmente en los
ámbitos político, comercial y económico.
CAYÓ
UNA BANDA NARCO BOLIVIANA QUE VIAJABAN HASTA MENDOZA POR LA RIOJA Y SAN JUAN
La
líder narco de 19 años que contrataba mulas para traficar cocaína de Bolivia a
Mendoza, intentó ingresar más de un kilo de cocaína a San Juan. La droga venía
en 99 envoltorios que la mujer que hacía de mula transportaba en su estómago.
Medios
de la Rioja, Argentina (https://n9.cl/qko3x)
Janet
tiene sólo 19 años y en su barrio de Vista Flores, en Tunuyán, la podrían
describir como una tímida joven, que es parte de la comunidad boliviana de la
zona. Al menos esa era su fachada, detrás de eso se escondía el perfil de una
verdadera líder narco.
Nely
(33) era hasta el miércoles 8 de octubre sólo una empleada doméstica que
trabajaba en varias viviendas de la zona de Potosí, en Bolivia.
Lo
que las une a ambas es que la tunuyanina usaba a la empleada doméstica como
mula para traer cocaína desde Bolivia a Mendoza, triangulando todo con oscuros
aguantaderos que tenían montados en San Juan.
El
sábado, la Policía de Narcotráfico de Mendoza las interceptó en un tour de
compras sobre la Ruta 141 en la intersección con la Ruta 20 de Caucete, en la
vecina provincia.
A
través de análisis médicos se corroboró que Nely traía 99 cápsulas de cocaína
en el estómago.
La
carga no era menor, la boliviana traía en total 1,14 kilos de cocaína, una
carga que en el mercado local se comercializa a más de 1.000 dólares por kilo,
lo que actualmente serían $1,4 millones. Ese valor se duplica cuando la droga
se va a estirando en medio de la venta.
Hasta
el lunes ambas estuvieron presas en la Unidad 32 incomunicadas y este martes
estaba previsto que las trasladasen a la cárcel federal.
La
pyme familiar que intentó ingresar 6 kilos de cocaína
La
división de Narcotráfico del Valle de Uco tenía en el radar a Janet desde hace
poco más de 6 meses. Fue luego de que su padre fuera detenido por Gendarmería
Nacional en San Juan transportando drogas.
Él,
que hasta entonces era el jefe de la banda, transportaba 5 kilos de cocaína
camuflada en una rueda de auxilio. Los pesquisas aseguran que también la había
conseguido en Bolivia en donde tendría grandes vínculos con varios carteles.
El
hombre quedó preso en la cárcel de Chimbas y conociendo su perfil, los
pesquisas sabían que intentaría reflotar el negocio que tenía montado.
La
elegida para hacerse cargo de la pyme familiar fue Janet, quien simulaba viajar
a Bolivia para hacer tours de compras y abastecer los dos negocios que tenía su
familia como vidriera. En realidad la joven estaba aceitando los contactos
narcos que su padre había tejido previamente.
Siguiéndole
los pasos los investigadores sabían que Janet volvería de Bolivia en un
colectivo que tenía como destino San Juan. Le montaron un seguimiento desde el
límite de La Rioja hasta que ingresó a San Juan y así identificaron el
colectivo en el que viajaba pero no sabían quién era la acompañante que hacía
de mula para transportar la droga.
Se
bajaron del micro para subirse a un taxi y ahí las atraparon
Detrás
de ese micro, los policías notaron que en el cruce entre las rutas 141 y ruta
20 en Caucete, el colectivo se detuvo y Janet y una acompañante bajaron justo
al lado de un taxi que las esperaba. En ese momento le cayeron encima y las
detuvieron.
Al
revisarlas no se les encontró ninguna sustancia prohibida, pero esos policías
le pidieron autorización al fiscal para realizarles radiografías y corroborar
si no traían la droga en el sistema digestivo o escondida en otras zonas del
cuerpo.
Las
imágenes que se tomaron en el hospital Rawson revelaron que Nely traía 99
envoltorios de cocaína que había tragado recientemente. Tanto que no sólo le
cubrían todo el estómago, sino que tenía también cubierto el esófago.
Era
tan grande la cantidad de envoltorios que tenía, que pesó más de un kilo de
cocaína, que el procedimiento se demoró hasta el sábado, que fue cuando la
mujer terminó de eliminar todos esos paquetitos que se había tragado.
«Lo
que terminamos de desbaratar no era una banda menor porque hay que entender que
intentaron ingresar 6 kilos de cocaína en pocos meses. Lo que presumimos que
tenía como destino una parte para San Juan, otro tanto para el Valle de Uco y
el resto para el Sur de la provincia e incluso para llevarla a Neuquén»,
explicó uno de los policías que trabajó en la investigación del caso.
Allanaron
3 domicilios y una celda del penal de Chimbas
Tras
la detención de la joven narco y la mula que había contratado, los efectivos de
Narcotráfico de Mendoza, que tuvieron colaboración del Departamento de Drogas
Ilegales de San Juan, efectuaron 4 allanamientos casi en simultáneos.
Tres
fueron en Vista Flores, en Tunuyán, en donde la familia tenía su casa y dos
negocios. Allí se secuestró $1.600.000, 100 dólares y 220 pesos bolivianos,
además de 4 celulares que se usarán como pruebas.
En
tanto, los efectivos sanjuaninos allanaron también la celda del padre de Janet,
en el penal de Chimbas.
EL
HALLAZGO DE USD40 MIL EN UNA VALIJA CULMINÓ EN EL SECUESTRO DE 255 KILOS DE
COCAÍNA Y 8 DETENIDOS
Diario
Neuquino de Argentina (https://n9.cl/bns43)
La
Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA)detectó durante controles de equipaje
en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza una valija despachada con destino a
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, que contenía 40.100 dólares, además de dinero
argentino, boliviano y uruguayo. Ese fue el puntapié de una investigación por
narcotráfico y lavado de activos que culminó con 8 detenidos y el secuestro de
255 kilos de cocaína.
El
hallazgo del dinero fue en abril y abrió una investigación que incluyó
vigilancias fijas y móviles, escuchas telefónicas y análisis de comunicaciones.
Con
la información obtenida, los investigadores siguieron el trayecto de una
camioneta sospechosa: creían que transportaba estupefacientes desde Bolivia.
A
la altura de la localidad bonaerense de Exaltación de la Cruz, los oficiales de
la PSA implementaron un control vehicular que derivó en una persecución y
posterior detención de sus dos ocupantes, un verdulero argentino y un
agricultor boliviano, identificados como Condori y Revollo Andia.
En
la caja del vehículo se hallaron dos barriles metálicos de 200 litros cada uno.
Durante la requisa, realizada en la base de la PSA en Ezeiza, se descubrió un
doble compartimiento que ocultaba 245 panes de cocaína recubiertos en nailon.
Las pruebas de campo confirmaron la sustancia, con un peso total de 255,070
kilogramos. También se incautaron 70.910 pesos, tres celulares, cinco pendrives
y documentación de interés.
Estas
tareas permitieron identificar a los miembros de una banda que ingresaba
cocaína desde Bolivia a la Argentina para su distribución: entre sus
integrantes hay un verdulero, un agricultor, comerciantes y vendedores de ambas
nacionalidades.
El
6 de octubre, ya con las piezas de la organización identificadas, la justicia
ordenó 17 allanamientos en simultáneo en domicilios de la Ciudad de Buenos
Aires y los partidos bonaerenses de Lomas de Zamora, Esteban Echeverría y
Exaltación de la Cruz, además de un operativo en un local comercial de la
Capital Federal.
La
droga secuestrada
Los
operativos que culminaron en los arrestos fueron coordinados por la Unidad
Operacional contra el Narcotráfico y Lavado de Dinero del Este (UOCNYDC) y
ordenado por el Juzgado Penal Económico N° 2 del juez Pablo Yadarola.
El
operativo arrojó seis detenidos más y se incautaron $4.174.000, USD100.055, 14
vehículos, un arma de fuego, 97 municiones, 21 teléfonos celulares, cuatro
pendrives, dos notebooks, tres DVR, dos máquinas contadoras de billetes y
documentación de interés.
De
las propiedades allanadas, tanto casas de familia como locales comerciales,
buena parte estaban equipadas para facilitar el traslado y ocultamiento de
dinero y estupefacientes.
Además
de Condori y Revollo Andia, la lista incluyó como detenidos a F. Sipe Franco y
J. Jora Sipe —ambos bolivianos, comerciantes— y a argentinos como G. Pozo
Rosales y M. Rosales Escalera, además de J. Jora Sipe y G. Espinoza Via.
Los
operativos no solo permitieron secuestrar droga y dinero, sino también cortar
la logística de una red que abastecía a varias provincias y que, según los
hallazgos, contaba con mecanismos de lavado de activos perfectamente aceitados.
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