Wednesday, February 13, 2013

EVO PIDIÓ VIOLENCIA CERO EN LA FRONTERA

Bolivia pone en marcha un ambicioso plan contra el narcotráfico: helicópteros, cámaras de seguridad, personal de elite.

Efraín Torrejón Flores es el Cónsul de Bolivia en Salvador Mazza. Hace casi dos años que trabaja entre un delicado territorio, en la frontera más caliente de la Argentina y puerta de entrada de la cocaína del segundo productor mundial. La droga debe atravesar nuestro territorio para alcanzar el mar y llegar a los rincones más exclusivos de las grandes urbes de occidente. En Bolivia se pagan 3.600 dólares por un kilo de droga, al tipo de cambio paralelo, en Buenos Aires sale el doble y en Europa más de 40 mil euros. Esta ecuación sembró muerte y mala vida en ese límite que es más fácil de cruzar que la tabla del dos y más difícil de controlar que la teoría de la relatividad de Albert Einstein. “La violencia que se vive en Yacuiba no tiene antecedentes. La población está presa de la situación y pide seguridad”, dijo.
Pero al joven funcionario boliviano le llenan la agenda y las horas cuestiones domésticas, pero terribles. Hace dos semanas, Gendarmería Nacional liberó a una chica boliviana que iba a ser esclavizada para prostituirla en el sur de Buenos Aires. Pero esa misma fuerza de seguridad que le salvó la vida a esa joven también le trae dolores de cabeza a Efraín. “Las zonas de frontera son complicadas todas. Con lo que más problemas tenemos es con el maltrato entre Gendarmería y ciudadanos bolivianos. Las detenciones son un poco duras y hasta llegan al maltrato, pero hay casos denigrantes”, contó el hombre de Chuquisaca.
“¿Ejemplos? A fin de año secuestraron 33 mil dólares, pero al hombre le devolvieron 22 mil, el tráfico de divisas está ahora en auge. Hay muchos casos que no le devuelven la plata. La mayoría de los detenidos no podrían pasar más de 24 horas detenidos, sin embargo es muy común que estén una semana. Desde que estoy tenemos más de 50 casos de bolivianos en la justicia Orán, pero la carga procesal de ese juzgado es muy grande. Pero lo más común en mi trabajo es el maltrato a bagayeros que cruzan mercadería que le es secuestrada y nunca devuelta. Son gente humilde que terminan endeudados porque Gendarmería se queda con las cosas. Lo más feo es ver a bolivianos esclavizando bolivianos para trabajar en la Argentina.
“El presidente diseñó un plan de control de todas las fronteras, pero quiere que Yacuiba sea el ejemplo y la primera en este ambicioso programa. Hay patrullaje aéreo, equipamiento para las fuerzas de seguridad, cámaras de vigilancia, escáner, además de personal de inteligencia, Ejército y lucha anti narcóticos. Las muertes que se vieron en estos últimos tiempos tienen muy mal a la población. Las directivas son claras: violencia cero en las fronteras”, dijo el cónsul a El Tribuno.





Operación en Lima y Puno

POLICÍAS Y AGENTES DE LA FUERZA AÉREA TRAFICABAN COCAÍNA A BOLIVIA

La República de Perú (www.larepublica.pe)

Traficaban cocaína a gran escala. Diez personas, incluidos tres policías y dos miembros de la Fuerza Aérea, fueron detenidas en Lima y Puno por enviar droga a Bolivia a través de la zona de frontera con Desaguadero.
Personal de la Dirección Antidrogas, con intervención de representantes del Ministerio Público, allanó varios inmuebles que eran usados por la banda para acopiar estupefacientes y ocultar dinero mal habido.
La llamada operación 'Rayo', dirigida por los generales Alberto Villalobos Fernández y Víctor Romero Fernández, jefes del Frente Policial Puno y la Dirandro, respectivamente, se inició a las 4.30 de la tarde del lunes, luego de un trabajo de inteligencia de varios meses.
Hasta ayer las fuerzas del orden habían logrado incautar 80 kilos de clorhidrato de cocaína de alta pureza y 30 kg de  PBC-lavada.
También se reportó el decomiso de 40 mil dólares (unos 113.000 soles en efectivo) obtenidos por la venta de droga.
Los policías detenidos son los suboficiales Óscar Peralta Monroy (42), Neptaly Efraín Mendoza Castillo (41) y Uriel Bartolomé Salazar Bardales, de 54 años de edad.
El primero trabajaba en la Unidad de Servicios Especiales  (USE) de Puno. Trascendió que  utilizaba la casa de su primo Clever Peralta Condori, ubicada en el distrito de Desaguadero, para esconder droga.
Mendoza Castillo y Salazar Bardales laboraban en el penal La Capilla de Juliaca, y en la comisaría de Zepita, en Desaguadero, respectivamente.
 Los nombres de los aviadores y civiles detenidos en Lima no fueron revelados. Los allanamientos estuvieron supervisados por los fiscales Ricardo Yampara, Nilton Pariguana, Roger Jara e Isidro Mamani.





EVALÚAN QUE EL PUERTO LOCAL OPERARÁ TAMBIÉN CON CARGAS PROVENIENTES DE BOLIVIA Y EL NOA

El Comercial de Argentina (www.elcomercial.com.ar)

Con la plena operatividad del puerto de Formosa, se evalúa que además de los cargamentos provenientes del Paraguay y Brasil que ya han sido recepcionados, otros derivados desde Bolivia y el NOA del país, con lo cual ira en franco ascenso toda la dinámica portuaria a partir de la utilización del sistema multimodal de transporte, situando a todo este complejo como “nueva herramienta clave para el desarrollo provincial”.
A través de diferentes segmentos privados y oficiales se puso de relieve en los últimos días la importancia que adquiere el puerto nuevo de Formosa para el desarrollo de la ciudad y la provincia, consolidándose esta situación a partir de la febril actividad que se registra en la estación portuaria con el transporte de arrabio proveniente de Brasil y con destino final acerías radicadas en Bragado, provincia de Buenos Aires.
Aquí se recordó que más de un centenar de camiones ya han pasado por las instalaciones del puerto local en las últimas dos semanas, para el transporte de más de tres toneladas de arrabio que provenientes del Puerto de Corumbá en Brasil tienen como destino final una acería ubicada en la ciudad de Bragado, para su utilización en la industria metalúrgica. Para esta operatoria se eligió el Puerto de Formosa por su competitividad y la posibilidad de la integración con los otros sistemas de transporte que ofrece.
Además, fue señalado que “esta operatoria destaca la intensa dinámica que ha cobrado el puerto de Formosa en un hecho que sumado a la oferta de energía eléctrica, al contar hoy con la línea 500 kv, ubica a la provincia con las mejores posibilidades de ingresar a fases industriales metalúrgicas”.
También se aprecia que “la consolidación del puerto en la ciudad de Formosa, como referente a nivel regional y nacional, comenzó a concretarse luego de completarse la infraestructura de servicios y las instalaciones para que funcionen allí las dependencias de los organismos de los servicios de controles de la navegación y el comercio, lo que lo hizo plenamente operable, de allí que recepcionara el importante cargamento de arrabio en siete barcazas de río. Es de destacar que el puerto cuenta con zona primaria aduanera, destacamento de la Prefectura Naval y oficinas del SENASA”.
De esta manera, se considera que “el puerto de Formosa pasa a tener un rol fundamental dentro de la implementación del sistema multimodal de transportes recreado con la finalidad de hacer más competitivos y eficiente la logística de los productos primarios e industriales de la provincia y de la región, con lo cual la política de la integración comercial regional a partir de la estrategia del estado formoseño es ya una realidad”.
Evolución
Asimismo, fue señalado que “esta operatoria con arrabio fue dentro de una fase inicial, y forma parte de una compra total que hizo el importador por 30 mil toneladas, con lo cual en los próximos meses continuaran arribando nuevos cargamentos, y por ende se mantendrá este importante movimiento, el cual beneficia a obreros locales y a empresas de servicio que operan en la ciudad”.
Otro aspecto subrayado tuvo que ver con el hecho de que estos procedimientos portuarios marcan la evolución que ha adquirido la actividad comercial y el progresivo reconocimiento de los países del Mercosur acerca de la ubicación clave del puerto formoseño que es el primero de la Hidrovía Paraná-Paraguay.
“El Puerto de Formosa además de convertirse en receptor de cargas que provengan de Brasil y Paraguay, se aguardan las de Bolivia y las del Noroeste argentino a partir de la utilización del sistema multimodal de transportes se convierte en el hito del que permanentemente hace referencia el gobernador Gildo Insfrán en el contexto de las políticas de integración enunciadas en el modelo formoseño e impulsadas desde el poder Ejecutivo y desde su gestión como presidente de CRECENEA Litoral”, se significó.
Además se destacó finalmente en esto la integración y complementación de la hidrovía Paraguay – Paraná, la Ruta Nacional 81, la reactivación del Ramal C-25 como obras estructurales para dinamizar la producción regional y permitir un desarrollo equitativo de todo el NOA y NEA Argentino.





CANCILLER DE PARAGUAY RECIBE DEPÓSITO DE ACUERDO REGIONAL
                                                                                                                                                                                          
El canciller José Félix Fernández Estigarribia recibió depósito del "Acuerdo de restitución de vehículos y/o embarcaciones que trasponen ilegalmente las fronteras del Mercosur, Chile y Bolivia".

UPI de España (www.espanol.upi.com/Politica)

El canciller José Félix Fernández Estigarribia recibió depósito del "Acuerdo de restitución de vehículos y/o embarcaciones que trasponen ilegalmente las fronteras del Mercosur, Chile y Bolivia".
Fue de manos del embajador chileno en Paraguay, Christian Maqueira. Aunque el diplomático andino rehusó hablar con la prensa, el Canciller dijo que "es un acto normal de depósito en Asunción, lugar del Mercosur donde debe hacerse, aunque no debe haber caído muy bien en otras latitudes", como muestra de que "Chile no acepta así nomás esa suspensión" que pesa sobre el Paraguay.
Consideró Estigarribia que es "un acto positivo, muestra de la posición chilena que continúa la que tienen en la OEA y la Aladi. Otros países han depositado el Acuerdo, pero en la Secretaría en Montevideo, lo que es irregular". "Este Acuerdo favorece precisamente a Bolivia que devolverá una enorme cantidad de autos a Chile, Paraguay, Perú, Argentina, Uruguay y Brasil, por lo que Chile se apresura pues tienen interés en recibir de vuelta esos automóviles", enfatizó el canciller, al tiempo que reiteró: "Es la normalidad jurídica que debe existir siempre en el Mercosur".





BOLIVIA: UN (POTENCIAL) TERREMOTO POLÍTICO

El inicio de una ruptura de la burocracia sindical con el gobierno de Morales ha suscitado un gran interés político en la vanguardia obrera y juvenil boliviana
                                                                          
La Jornada de Argentina (www.lajornadanet.com/diario)

Las direcciones de la COB (central obrera boliviana) y de la FSTMB (federación sindical de mineros) convocaron a una conferencia político-sindical en Cochabamba, a mediados de enero pasado, la que fue realizada con la presencia de más de 500 activistas. La conferencia lanzó la convocatoria a la creación del IPT (Instrumento Político de los Trabajadores) en una nueva plenaria nacional, a ser realizada en el distrito minero de Huanuni el próximo 21 de febrero. Ya han sido divulgados una declaración de principios, un “programa de gobierno” y un estatuto orgánico del nuevo partido, elaborados por una Comisión Política de tres miembros. En Bolivia habrá elecciones generales en 2014.
En los últimos años, diversas luchas obreras y campesinas produjeron una radicalización política y ruptura creciente de las masas explotadas con el gobierno del MAS (Evo Morales) y su “capitalismo andino”. Las luchas contra el “gasolinazo”, contra la construcción de una carretera en los territorios indígenas del TIPNIS, favoreciendo los intereses brasileños y multinacionales, la lucha contra el código antiobrero de trabajo, por la nacionalización del complejo minero de Colquiri, las diversas luchas contra el congelamiento salarial (público y privado), así como la huelga de los trabajadores de la salud contra la extensión de la jornada de trabajo, fueron sus episodios más destacados.
Superadas las tentativas de rebeliones derechistas contra el gobierno de Morales, sobre todo en la medialuna cruceña, el gobierno pseudo-indígena del MAS se evidenció crecientemente en el instrumento del gran capital y los terratenientes contra las masas explotadas. La constitución del “Estado Plurinacional”, saludada como revolucionaria por la izquierda del Foro Social Mundial y asemejadas, realizó concesiones de segundo orden, o simplemente cosméticas, a los sectores indígenas y comunitarios, al tiempo que consolidó la inviolabilidad de la propiedad gran capital y de la oligarquía terrateniente. Simultáneamente, el gobierno evista realizó una importante cooptación de las direcciones obreras, populares, indígenas y campesinas, al Estado, subsidios y cargos gubernamental-parlamentarios mediante.
Esa integración entró en crisis con la lucha de clases. Los escándalos de corrupción del gobierno de Morales dieron también relieve al inicio de una importante crisis política. De la combinación de esa crisis “por arriba” con las luchas obreras y populares, y también con el peso excepcional de la tradición de independencia política clasista en el país, surgió el terremoto político que se ha expresado ahora con la propuesta de creación del IPT.
Diversas organizaciones de izquierda revolucionaria han subrayado que la iniciativa del IPT la ha tomado la burocracia dirigente de la COB (Trujillo) y la FSTMB (Pérez), que hasta el momento había mantenido una política de apoyo abierto o velado a Evo Morales. La ruptura con el MAS se debería a que esa burocracia fue marginada en las componendas políticas del gobierno, cada vez más derechizado, y también a la presión de las bases de la COB en favor de una actitud combativa frente al gobierno antiobrero. Dos de las cinco centrales campesinas, que también apoyaron a Morales en los últimos años, proclamaron ahora la ruptura con su gobierno. La verdad es que el IPT, con ese nombre y sigla inclusive, ya estaba en la agenda política de la COB desde antes de las insurrecciones de febrero y octubre de 2003, que dieron inicio a la demolición del ciclo de gobiernos “neoliberales” (Sánchez de Losada, Mesa Gisbert) y de sus políticas privatizantes, entreguistas y represivas, cuando la dirección de la COB fue capturada por el “Bloque Sindical Antineoliberal” (con Jaime Solares como secretario general de la central).
Frente a la emergencia electoral del MAS, esa heterogénea izquierda político-sindical fue incapaz de plantear una alternativa política obrera independiente, disgregándose después entre corrientes integracionistas, economicistas-sindicalistas y sectarias. El planteo actual de que Morales habría “traicionado la agenda de 2003” (identificada con la nacionalización integral de todos los recursos nacionales y la mejora de la condición de vida de los explotados), que parte de la falsa base de que Morales se habría comprometido programáticamente con ella, planteada como base política para el lanzamiento del IPT, revela que éste no parte de un sólido balance de la pérdida de independencia de clase de las organizaciones obreras frente al limitado nacionalismo evista en los últimos años. El documento-programa del IPT endilga, paradójicamente, una política colaboracionista a la dirección cobista y a la izquierda en la revolución de 1952 (que tuvo una política mucho más nacionalista que la de Evo, y que para anular la independencia de la COB tuvo que integrarla directamente al “cogobierno” del país), o sea, apunta acusadoramente con el índice al colaboracionismo clasista de hace seis décadas, para omitir el colaboracionismo mucho más grave del último lustro.
La “declaración de principios” del IPT no parte de una caracterización de la actual crisis capitalista mundial, a la que se refiere pasajera y superficialmente, diluyéndola dentro de un “desastre medioambiental” (un proceso de décadas o, si creemos a Marx y Engels, de los últimos siglos), que no caracteriza específicamente a la actual fase de la crisis del capital, desastre del que serían responsables las “transnacionales capitalistas”. Con el adorno de una referencia constante al “socialismo” y al “anticapitalismo” se desliza así un planteo de naturaleza nacionalista, reafirmado en el punto 9 del documento, que plantea el “rechazo rotundo (sic) a la injerencia extranjera transnacional, a través de sus empresas” (demonizadas no por ser capitalistas, sino por ser extranjeras). El propio capitalismo es caracterizado, con resonancias claramente católicas e “indigenistas”, como teniendo por base la “actitud de carácter individualista... la realización personal egoísta” (lo que puede ser atribuido a cualquier persona en cualquier circunstancia social), no la extracción de plusvalía por el capital mediante la explotación del trabajo asalariado, y la subordinación a ella de todas las formas de opresión social.
El proto-IPT se propone construir “un mundo nuevo y mejor (para) corregir el desequilibrio de la realidad material existente”, y otras formulaciones semejantes, un planteo “redistributivista” opuesto a la lucha contra la explotación capitalista y por la propiedad socialista. Proclama la lucha por la “justicia social” a través de un “Estado gobernado por las mayorías” – todo en nombre, claro, de la “democracia” y la “lucha de clases”, ésta última una concesión retórica a la presencia de un marxista en la Comisión Política redactora (que un “trotskista” se encuentre entre los tres redactores del documento revela solo que la degeneración teórica se extiende a todo el arco ideológico de izquierda). El programa propuesto para el IPT contiene reivindicaciones radicales (no pago de la deuda externa, control del comercio exterior, nacionalización integral de los recursos naturales) pero no es un programa de transición, un sistema de reivindicaciones transitorias orientadas hacia la cuestión del poder (gobierno obrero y campesino). Se autodefine como un “programa mínimo”. En los marcos burgueses, el “radicalismo” de reivindicaciones aisladas es siempre materia de negociación. A la cuestión agraria, expropiación del latifundio, históricamente clave en Bolivia, le es dedicada apenas una línea.
Como ya es un clásico en este tipo de entuertos, del que la trayectoria del PT brasileño dio la muestra acabada, los principios elaborados entre cuatro paredes por la mini comisión política son acompañados por una demagogia “basista” de la peor especie: “el programa no tiene que ser elaborado en un gabinete o laboratorio, tiene que ser consecuencia de un trabajo de campo, consciente y científico, recogido desde las bases-masas-pueblos o nacionalidades, ciudad y campo. Solo después tiene que ser sistematizado técnica y ecdémicamente (sic)”. Esta formulación intelectualoide busca, en lo inmediato, evitar la confrontación clara y democrática de programas divergentes y eventualmente opuestos, que son el producto de la experiencia de la lucha de clases en Bolivia, América Latina y el mundo, y sobre todo preservar el poder burocrático-“científico” de la reducida corte de “sistematizadores” autoproclamados, en nombre de las “bases”. En otras condiciones políticas, el PT llevó este arte del burocratismo basado en la demagogia basista hasta las últimas consecuencias. Es desde ya notable que el escueto “programa mínimo”, que ocupa apenas una página, sea acompañado por un “estatuto orgánico” ultra detallado de... diez páginas, que no analizaremos en detalle.
Jaime Solares, que ahora tiene un cargo de segunda línea en la dirección de la COB, ha criticado a la dirección (de la COB y del proceso pro IPT) pero sin proponer una política y programa alternativos, solo radicalizando la demagogia basista. El POR (Partido Obrero Revolucionario), que mantiene fuerza en el magisterio y es el depositario esclerosado de una parte de la tradición revolucionaria boliviana, ha repetido frente al IPT su política crónicamente sectaria y abstencionista, declarando que no es preciso un nuevo partido porque ya existe el POR, y denunciando todo lo que se encuentra fuera de él (o sea, casi todo) como contrarrevolucionario.
La AMR (organización que se reclama simpatizante o próxima de la CRCI) participa del proceso del IPT criticando su programa, y defendiendo una definición estratégica contra el Estado burgués, por la independencia de clase y el gobierno obrero y campesino (dictadura del proletariado); criticando también el oportunismo pseudo-izquierdista de Solares. Denuncia también la (anti)política del POR como una alianza objetiva con Evo Morales. Ha llamado a formar un bloque obrero independiente en el IPT (“revolucionario, anti-imperialista, democrático y de masas”) buscando agrupar a sectores obreros clasistas de trayectoria conocida (sindicatos fabriles de La Paz, en primer lugar) y a diversas organizaciones de izquierda. Plantea la necesidad de que el IPT presente su propia alternativa electoral ya en 2014, contra los que quieren hacer del IPT una simple amenaza política para presionar al gobierno.
El inicio de una ruptura de la burocracia sindical con el gobierno de Morales ha suscitado un gran interés político en la vanguardia obrera y juvenil boliviana, frente al que los revolucionarios no pueden permanecer ajenos o en actitud abstencionista. La referencia al PT brasileño, constante en el sector oportunista actualmente hegemónico, es una ilusión, pues éste contó con más de dos décadas de desarrollo, en otras condiciones políticas e internacionales, hasta transformarse en alternativa electoral viable para el gran capital y el imperialismo. Actualmente su gobierno sostiene totalmente a Morales y su política, con la que solo tuvo roces (fuertes) cuando éste “rozó” los intereses de la Petrobrás y del capital brasileño en el Altiplano. Bolivia no es Brasil, 2013 no es 1980. Las contradicciones que en el PT tuvieron un cuarto de siglo para expresarse y resolverse (en favor de la dirección burguesa) se plantean en Bolivia con una urgencia que pone la alternativa entre un desarrollo clasista y revolucionario o una completa frustración política en el orden inmediato del día. La política revolucionaria debe estructurarse de acuerdo con esta perspectiva.





CAE CAMIÓN CON 9 TONELADAS DE LADRILLO BOLIVIANO
                                                                                                    
Los Andes de Perú (www.losandes.com.pe)

Cerca de 9 toneladas de ladrillos tipo pandereta procedentes del vecino país de Bolivia, han sido decomisadas por el personal de Aduanas Puno, en sorpresivo operativo realizado a la altura del distrito de Chucuito.
Al momento de la intervención, el propietario de la mercancía, identificado como Fredy Calizaya LLatosi, no presentó ninguna documentación respecto a la mercadería, por lo que se dispuso su decomiso.
El vehículo que transportaba ladrillo de contrabando, con placa de rodaje B95-923 fue intervenido en circunstancias que transitaba en la vía Ilave-Puno, procedente de la localidad de Viacha (Bolivia).
La mercadería ilegal, consistente en material de construcción, no solamente evade el impuesto tributario, sino también hace una competencia desleal a los micro y pequeños empresarios que fabrican ladrillos en las ciudades de Puno y Juliaca.




EL SUPREMO DE CHILE RECHAZA POR SEGUNDA VEZ EL AMPARO CONSTITUCIONAL DE LOS TRES SOLDADOS BOLIVIANOS
                                                 
Europa Press de España (www.europapress.es/latam)

El viceministro de Exteriores boliviano, Juan Carlos Alurralde, ha informado este martes de que el Tribunal Supremo de Justicia de Santiago de Chile ha rechazado, por segunda vez, el amparo constitucional presentado por los abogados de los tres soldados bolivianos detenidos en enero mientras realizaban una operación contra el contrabando en la frontera entre ambos países.
"Lamentablemente tenemos que informar de que la decisión ha sido negativa, el Tribunal Supremo de Santiago ha rechazado el amparo (constitucional)", ha declarado Alurralde a la radio Red Patria Nueva.
Los soldados Alex Choque Quispe, Augusto Cárdenas García y José Luis Fernández Choque fueron detenidos por la unidad de Carabineros de Chile el pasado 25 de enero, en un punto de la frontera que separa Bolivia y Chile, en Los Andes por entrar ilegalmente en Chile. Según fuentes oficiales chilenas, los tres militares fueron arrestados cuando llevaban a cabo una operación contra actos ilícitos, en concreto, de contrabando, que es común en esa zona limítrofe.
Con esta detención "se han incumplido los tratados internacionales. Tenemos varios convenios de cooperación jurídica con Chile", destacó la semana pasada el ministro de Exteriores boliviano, David Choquehuanca.
A su vez, ha indicado que uno de los convenios, fue ratificado el 21 de noviembre de 2008 y suscrito por la Policía de Bolivia y los Carabineros de Chile, en el que se establecía "que ambos países deben de cooperar mutuamente en actos delictivos, entre ellos, el contrabando".
Alurralde ha explicado que el Ministerio de Exteriores boliviano esperará la resolución oficial del Tribunal de Justicia para analizar la estrategia que utilizará Bolivia al respecto, de acuerdo con la agencia de noticias ABI. No obstante, ha subrayado que se podría iniciar un "proceso internacional", además de efectuar "el reclamo pertinente" ante organismos internacionales.
"Vamos a analizar cuál ha sido el fundamento de la decisión, pero obviamente esto implica el inicio de un proceso internacional" y "se va hacer un reclamo en todas las instancias pertinentes", ha destacado el viceministro.
A lo largo de este miércoles, se llevará a cabo la vista definitiva para determinar si los tres soldados serán juzgados, según ABI.
Alurralde ha anunciado que Bolivia podría acudir a Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA), Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).





BOLIVIA PEDIRÁ A LA ONU, OEA, UNASUR Y CELAC POR LIBERTAD DE TRES SOLDADOS DETENIDOS EN CHILE

Los militares fueron arrestados al pasar la frontera portando un fusil de asalto. El gobierno boliviano postula que estos estaban persiguiendo contrabandistas de autos.
                                          
La Tercera de Chile (www.latercera.com)

El gobierno boliviano anunció que planteará reclamaciones en la ONU, OEA, Unasur y Celac por la libertad de sus tres soldados detenidos en Chile el 25 de enero al pasar la frontera mientras perseguían a contrabandistas de autos. 
El vicecanciller boliviano, Juan Carlos Alurralde, hizo el anuncio en declaraciones a la radio estatal Patria Nueva, después de lamentar la decisión tomada hoy por la Corte Suprema chilena de confirmar un fallo contrario a la libertad a los conscriptos. 
"Primero se va a recurrir a los medios diplomáticos a través de las Naciones Unidas, de la Organización de Estados Americanos, de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) y la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que son instancias de integración donde se va a hablar del tema", dijo Alurralde. 
"Y si es que esto no se resuelve, en los próximos días, seguramente, ya se diseñará la estrategia de presentación (de una denuncia) ante un tribunal internacional de justicia", agregó. 
El Gobierno de Evo Morales sostiene que los tres soldados rasos pasaron la frontera de forma involuntaria, mientras perseguían a contrabandistas de vehículos que intentaron ingresar a Bolivia. 
El grupo de contrabandistas, según el Gobierno, quiso sobornar a los soldados, dos de 18 y uno de 19 años, para internar siete vehículos sin papeles a Bolivia, pero luego huyeron para hacer una denuncia contra los uniformados ante los Carabineros de Chile. 
Los tres fueron detenidos el 25 de enero en el sector de Colchane, en la región de Tarapacá, 1.987 kilómetros al norte de Santiago, portando un fusil de asalto Fal, de 7,62 milímetros, y trasladados después en helicóptero a la ciudad norteña de Iquique. 
Los soldados bolivianos están recluidos en una cárcel en Alto Hospicio, a 1.800 kilómetros al norte de Santiago, mientras se realizan las investigaciones. 
Autoridades de la policía boliviana están reuniendo en un cuartel cerca de la frontera con Chile medio millar de vehículos robados en ese país, que han sido decomisados en diferentes regiones de Bolivia en el marco de operaciones contra el contrabando. 
Los autos serán entregados en los próximos días a las autoridades de Chile en la frontera para que sean devueltos a sus dueños.





Antes de presentarles esta buena lectura de lo ocurrido, consideramos necesario hacer una pregunta... ¿Es la reivindicación de Bolivia una reivindicación justa? Si lo vemos desde la necesidad de un territorio de generar una economía que le permita independencia y desarrollo -con todo lo manoseado que pueda tener ese concepto-, CLARO QUE SI. Sin embargo creemos necesario hacer un paréntesis en torno a cómo se construyen territoriales en base al Estado-Nación, y de la misma forma, la validación de las reivindicaciones que potencian y profundizan estas formas. Es por eso que, más allá de la reivindicación que levanta una identidad nacional (artificial, como toda construcción de identidad nacional), consideramos necesario ver la reivindicación como lo que es: La demanda de un pueblo construido desde la limítrofe visión territorial de Estado-nación, al igual que la negación de la demanda por parte de la identidad nacional chilena. Como medio, antes que darle mar a Bolivia, preferiríamos eliminar las fronteras existentes entre nuestros países.
                                                                          
Revista Metiendo Ruido de Chile (www.metiendoruido.com)
                                              
Las imágenes de un grupo de marinos chilenos entonando canticos xenófobos colocaron nuevamente en discusión las tensiones que cada cierto tiempo enfrentan a los gobiernos de la región. Efectivamente las heridas abiertas por la Guerra de Pacífico (1879-1883) y las inequidades establecidas en los diferentes tratados suscritos con nuestros vecinos alimentan tanto la justa reivindicación (como por ejemplo el derecho de Bolivia a un acceso soberano al mar), como viejos y artificiales rencores. De esta manera, y cada cierto tiempo, situaciones como la protagonizada por los marinos chilenos permiten instalar nuevamente en el escenario público la polémica entre los gobiernos y el aparente encono entre los pueblos.
Pero cabe preguntarse ¿Qué hay detrás de esta cacofonía wagneriana?
No mucho si pensamos en el conflicto armado de tipo interestatal. Lo cañones dejaron de tronar con Bolivia el 26 de mayo de 1880, tras la batalla del Campo de la Alianza; mientras que con Perú el último enfrentamiento militar se registro en el llamado combate de Huamachuco del 10 de julio de 1883. Es decir los combates cesaron hace más de 132 años. No está demás señalar que con Argentina nunca hemos sostenido una guerra formal. Por el contrario, buena parte de los esfuerzos militares que concluyeron con la Independencia de Chile, como las batallas de Chacabuco (12 de febrero de 1817) y Maipú (5 de abril de 1818), tuvieron como principales protagonistas (tanto en la tropa como en la oficialidad) a  militares “cuyanos”. Al punto que el primer Presidente de la República de nuestro país fue un argentino, Manuel Blanco Encalada (1826). Tampoco está demás decir que los llamados “países civilizados”, o de manera más clara, los países de capitalismo avanzado, sostuvieron durante el siglo XX dos guerras que alcanzaron connotaciones mundiales: La primera entre 1914 y 1918 y la segunda entre 1939 y 1945. Sumados ambos conflictos se alcanza la cifra de aproximadamente 80 millones de muertos; el 40% de ellos civiles desarmados. Mientras que los 4 años de la Guerra del Pacífico dejaron como saldo la pérdida de 15.000 vidas entre todos los beligerantes. Los guarismos no admiten comparación y el afán obsesivo de nuestras autoridades por alimentar el rencor entre los pueblos no tiene ninguna justificación. No se trata de olvidar, minimizar o pretender negar la existencia del conflicto; por el contrario no se debe dejar de explicar a nuestros pueblos que la guerra existió y que la motivación fundamental de la misma fue la apropiación de la renta salitrera. Como tampoco se debe dejar de enfatizar que este tipo de enfrentamientos fratricidas no tiene ninguna justificación y nuca más se deben volver a repetir. De esta manera se avanza efectivamente hacia una cultura de la paz que coloque en el centro de la preocupación de los sistemas educativos el respeto por el otro y la búsqueda colectiva de estrategias de desarrollo para nuestros pueblos.
Pero tampoco se debe obviar, como lo hacen sistemáticamente los gobiernos, los medios comunicación de masas y los sistemas educativos, que los ejércitos de nuestros respectivos Estados, formados para defender los intereses de las oligarquías locales y del capital transnacional, han desplegado sistemáticamente la violencia contra sus propios pueblos a lo largo de toda la historia de nuestras repúblicas. Y los efectos demográficos, sociales, culturales y económicos han sido mucho más devastadores que los conflictos interestatales sobre los cuales se centra la atención y la preocupación.
Haciendo un recuento somero se puede establecer que las guerras interoligárquicas por la organización y control del Estado verificadas durante el siglo XIX, se llevaron a cabo reclutando de manera forzosa a campesinos, indígenas y trabajadores. La resistencia frente a este tipo de reclutamiento era generalmente castigada con la ejecución sumaria; a la par que los ejércitos movilizados construían su intendencia expoliando al máximo los recursos de los trabajadores agrícolas.
De la misma manera las manifestaciones más radicales de resistencia de los campesinos e indígenas frente a las compulsiones elitarias, como las montoneras y el bandolerismo, fueron brutalmente reprimidas. Las comunidades campesinas que las protegían eran destruidas, sus habitantes expulsados de sus tierras y los integrantes de las bandas eran ejecutados, siendo sus cuerpos desmembrados y expuestos públicamente para escarmiento de los demás. Así, los emergentes ejércitos de las Repúblicas americanas iniciaron su primer ejercicio formativo, en la práctica histórica de la brutalidad y el genocidio contra sus propios pueblos.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, los gobiernos de las Repúblicas Oligárquicas, fuertemente influidos por el ideario Positivista y en especial por una de sus vertientes, el Darwinismo Social, inauguraron la fase expansiva del capitalismo agrario. Los ejércitos nacionales se desplazaron hacia las zonas de “frontera”: La Patagonia en Argentina, la Araucanía en Chile, la sierra en Perú, las Yungas en Bolivia, los Sertones en Brasil, etc. Las comunidades indígenas y campesinas que los habitaban fueron violentamente despojadas de sus tierras y sus pueblos reducidos a una lógica concentracionaria (las reducciones) o aniquiladas si oponían resistencia. La violencia operó como el principal mecanismo de sometimiento: Quema de rancheríos, asesinatos de hombres, mujeres y niños, desplazamientos masivos de población, etc. El proceso “civilizatorio” y “modernizador”, con el cual el capitalismo se abrió camino en nuestras tierras se hizo a sangre y fuego; y una vez más, los ejércitos nacionales demostraron especial eficacia en el ejercicio de la brutalidad contra sus propios pueblos.
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la fase expansiva del capitalismo industrial a escala global estimuló un incipiente proceso de modernización de las actividades fabriles en la región. Tanto en Buenos Aires, como Córdoba, Rosario, Lima, Santiago y Valparaíso, se experimentó un importante desarrollo de las actividades manufactureras. De la misma manera, la minería del salitre en Chile, del cobre en Perú y del estaño en Bolivia, alcanzaron un notable auge. Así, en torno a los polos industrial y minero se inició el desarrollo y formación de la clase obrera y junto con ella del movimiento de trabajadores. Pero las reivindicaciones obreras de este período fueron también violentamente reprimidas por las fuerzas represivas de los Estados latinoamericanos. Las matanzas de trabajadores han dejado una huella indeleble en la memoria colectiva del movimiento obrero regional: La matanza de la Escuela Domingo Santa María de Iquique (Chile, 1907), La Patagonia Trágica (Argentina, 1920-1921), la masacre de Uncía (Bolivia, 1923), la matanza de Trujillo (Perú, 1931). En todos y cada uno de estos episodios y en otros de similar naturaleza, las tropas regulares de los ejércitos oligárquicos dispararon a mansalva contra trabajadores inermes o mal armados. Los cuerpos de los asesinados eran apilados en tumbas clandestinas, mientras que sus dirigentes eran fusilados sin juicio previo. Tras la matanza los comandantes a cargo de la represión eran regularmente promovidos a jerarquías superiores o distinguidos con medallas por el cumplimiento de sus deberes militares. De esta manera, la impunidad se comenzaba a internalizar como un privilegio de los que defienden el poder en nombre de las clases dominantes.
El ciclo histórico comprendido entre 1930 y 1960 estuvo jalonado en la región (con la excepción de Chile), por una serie de gobiernos militares o autoritarios, que ejercieron la represión cada vez que la estabilidad de sus respectivos gobiernos estuvo amenazada: Es el caso de las dictaduras de Germán Busch y de René Barrientos en Bolivia; Luis Miguel Sánchez y Manuel Odría en Perú; y José Felix de Uriburú y Pedro Eugenio Aramburu en Argentina. En Chile, si bien se mantuvo la estructura formal de una democracia, la represión también arreció cuando los trabajadores se movilizaron. Esto ocurrió habitualmente en el contexto de las huelgas generales convocadas por los trabajadores, como en Santiago en 1946, en abril de 1957 en Santiago y Valparaíso, y en mineral de El salvador en 1966. En esta etapa, el ejercicio de la violencia por parte de las fuerzas represivas del Estado declinó en intensidad, pero no cesó definitivamente.
El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 estimuló ampliamente el desarrollo de las luchas populares en América Latina. Al calor del ejemplo caribeño, miles de trabajadores, campesinos y estudiantes, se movilizaron en pos de la conquista del poder y de la construcción del socialismo. Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas por el ascenso de las luchas populares y revolucionarias. La lucha armada, como expresión superior del desarrollo del movimiento revolucionario, alcanzó su apogeo en esta fase. No obstante, una serie de golpes de Estado, inaugurados en Brasil en 1964 y continuados en Bolivia (1971), Uruguay (1973), Chile (1973), Perú (1975), Ecuador (1976) y Argentina (1976), restablecieron a los militares en el ejercicio directo del poder. Esta vez fundando su liderazgo político en la Doctrina de la Seguridad nacional, que relevaba como principal adversario al “enemigo interno”, es decir al campo popular y a las organizaciones revolucionarias. Este diseño ideológico se operacionalizó a través de la Estrategia de Contrainsurgencia, que sancionaba la aniquilación de dicho “enemigo interno”. A partir de este momento las ejecuciones sumarias, la tortura, las detenciones y desapariciones, el exilio y el confinamiento y la prisión política, se convirtieron en los instrumentos de represión y control más recurridos por los militares y las policías de seguridad. La matanza, en esta fase, se llevó a cabo con mayor sofisticación y saña.
Es por lo anterior que, más allá del carácter chapucero de la manifestación de los marinos chilenos, se hace importante develar la naturaleza represiva de los contingentes militares latinoamericanos. Efectivamente han matado, han fusilado y han degollados (y la verdad sea dicha, han cometido bastantes tropelías más); pero no lo han hecho contra sujetos armados que en igualdad de condiciones están dispuestos a enfrentarlos y repelerlos; han llevado a cabo estas acciones contra personas de sus respectivos pueblos desarmados e inermes. Lo han hecho con saña, alevosía y una gran cobardía. No hay valor ni heroísmo detrás de sus campañas de “pacificación”, sólo felonía y vileza. Es más, enfrentados al juicio de la Historia y ocasionalmente al juicio popular, demuestran cuan bajos son. Algunos, para intentar justificar sus acciones, apelan (al igual que los nazis en Nuremberg, 1946), a la verticalidad del mando (“sólo obedecíamos órdenes”); otros se escudan en su senilidad (“no me acuerdo, ocurrió hace tantos años”); y no faltan los que demandan políticamente el olvido y la impunidad (“hay que olvidar el pasado”). Todos pierden sin pudor el coraje que ostentaban cuando asesinaban trabajadores, violaban mujeres o torturaban a niños. Todos, sin excepción, han demostrado ser valientes para matar, pero cobardes al morir.





FIRMA ASEGURA QUE EL CHACO ES UN YACIMIENTO DE CLASE MUNDIAL

Titular de Darmatal SRL dijo que hay documentos que muestran un territorio de 6.300 km de “cuerpo mineralizado”.
                                                       
La Nación de Paraguay (www.lanacion.com.py)

El representante de Darmatal SRL, Carlos Parra, dijo que el hallazgo de la empresa (una gran reserva de metales en Boquerón, Chaco paraguayo) tiene la categoría de yacimiento de clase mundial. “Eso significa que puede haber producción de seis o diez millones de toneladas al año”, manifestó. La firma explora minerales en el Chaco paraguayo.
El directivo de la minera extranjera señaló que para las primeras exploraciones se requerirá un total de 2.500.000 dólares. “Solo espera el decreto del Ejecutivo que autorice la tarea de perforación, el monto de inversión está asegurado”, expresó.
Parra puntualizó que existen documentos que maneja la empresa, los cuales muestran indicios de un “cuerpo mineralizado” a una profundidad importante, en una región que abarca aproximadamente 6.300 kilómetros cuadrados de terreno.
HALLAZGO
La empresa de origen chileno-estadounidense abarca la zona de Boquerón, en la frontera con Bolivia, y descubrió un importante yacimiento de hierro cuando realizaba estudios en busca de petróleo en una zona del Paraguay adyacente a la frontera boliviana.
Al respecto, el viceministro de Minas y Energía, Hugo Cacace, luego de una rueda de prensa en el palacio de Gobierno, informó que hay serios indicios del hallazgo de cobre y níquel en la misma zona de prospección.
MAYOR EN LA REGIÓN
Por su parte, el presidente Federico Franco, días atrás, en una entrevista con la cadena de noticias CNN, destacó que con el descubrimiento de pozos petrolíferos en el Chaco paraguayo, con el hallazgo de la “mina de metales, de hierro, cobre, níquel, más grande que hay en la región, más grande que el Mutún, de Bolivia; esa potencialidad del Chaco, que tiene gas, petróleo y ahora hierro, cobre, la posibilidad real de que tenemos oro, titanio, uranio, hace del Paraguay un verdadero diamante que con un poco de pulida puede ser de aquí a poco de proyecciones fundamentales para el hemisferio sur, América Latina y con proyecciones hacia el Pacífico”.
El Cerro Mutún, provincia de Germán Busch, Santa Cruz, Bolivia, tiene el yacimiento más grande de hierro del mundo al igual que en menor cantidad manganeso. Tiene una superficie aproximada de 75 km2 de área mineralizada. La reserva estimada está entre los 40.205 y 42.000 millones de Tn de hierro.





Opinión

LOS DESAFÍOS DE LOS GOBIERNOS
                                                       
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

Parte importante de las izquierdas sudamericanas, especialmente en el Cono Sur, fue duramente afectada por la represión impuesta por las dictaduras de la región en las décadas del ’60, ’70 y parte de los ’80, en Brasil, Bolivia, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. La derrota sufrida por las organizaciones de izquierda en aquel período fue política, organizacional y, en donde recurrieron a la lucha armada, militar. En algunos países, como Argentina y Chile, la represión asumió dimensiones gigantescas dejando miles de muertos, desaparecidos, presos y exiliados.
En los países donde ese proceso fue acompañado por la aplicación de políticas neoliberales se produjeron cambios importantes que afectaron las bases sociales de los sindicatos, movimientos y partidos identificados históricamente con las clases trabajadoras.
Esos cambios tuvieron un fuerte impacto en el papel que las izquierdas desempeñaron en el período de transición a la democracia en algunos países de la región. Las políticas económicas conservadoras ampliaron la pobreza, debilitaron a la clase trabajadora tradicional y sus organizaciones. Al minimizar el rol del Estado en la economía, el recetario del Consenso de Washington debilitaba las nociones de Estado-Nación y soberanía nacional y, en consecuencia, la propia soberanía popular. El debilitamiento de la democracia económica y social debilitó la democracia política.
En Brasil, los militares, aunque represores, autoritarios y oscurantistas, llevaron adelante políticas de desarrollo económico que expandieron la economía aunque profundizaron las desigualdades. Con eso fueron creadas las bases materiales para el surgimiento de importantes movimientos sociales, para un nuevo sindicalismo y para la creación del Partido de los Trabajadores. Ese marco fue distinto en países con economías basadas en el petróleo y la minería como Venezuela, Ecuador y Perú, al igual que Colombia, por décadas escenario de una importante insurgencia rural.
La hegemonía de las ideas neoliberales en el plano económico durante el período de transición a la democracia proyectó personajes funestos como Carlos Menem en Argentina, Collor de Mello en Brasil, Sánchez de Lozada en Bolivia, figuras centrales de un movimiento del que también formaban parte Salinas de Gortari en México y Vargas Llosa o Fujimori en Perú.
La idea de la integración latinoamericana fue sustituida por el proyecto de creación de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos. Las privatizaciones y la desregulación productiva, financiera y del mundo del trabajo se transformaron en palabras clave del pensamiento único que pasó a configurar una nueva propuesta programática de amplia aceptación en sectores conservadores y, sobre todo, en los medios de comunicación.
Es claro que esa ola conservadora fue estimulada por la crisis de los proyectos nacionales-desarrollistas de América latina y, más allá del colapso del modelo soviético, por la deriva de la socialdemocracia europea y por los nuevos rumbos de la economía y la política de China. Acosadas por la nueva derecha y privadas de los valores clásicos que habían seguido durante décadas en el pasado, las izquierdas vivieron un momento de perplejidad que incluso afectó a aquellos sectores que se habían disociado de una herencia ortodoxa y adoptado una postura crítica.
El renacimiento de las izquierdas en la región ocurrió esencialmente a partir de los movimientos sociales, de sus luchas reivindicativas y embates electorales que comenzaron a ser victorias en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Paraguay, y la evolución del proceso político chileno.
La consecuencia de ese renacimiento a partir de las luchas sociales, sin un proyecto político-ideológico común y consistente previo, fue una comprensible (algunos dirán saludable) heterogeneidad y fragmentación programática. Ese fenómeno refleja las particularidades de las tradiciones culturales y políticas nacionales que las dictaduras y las políticas neoliberales no habían logrado anular.
A pesar de esas diferencias, algunos elementos programáticos estuvieron presentes, con distintos enfoques y perspectivas, en las luchas y movimientos de los distintos países: 1) énfasis en las cuestiones sociales (combate a la pobreza, la exclusión y las desigualdades), 2) democratización del Estado y participación social, 3) defensa de la soberanía nacional e 4) integración sudamericana y latinoamericana capaz de garantizar a la región un lugar en un mundo que vivía (y vive) una intensa y acelerada transformación.
En el gobierno, las izquierdas impulsaron el crecimiento, el combate a la pobreza, la reducción de las desigualdades por medio de políticas económicas y sociales. Estas últimas dejaron de tener un carácter “compensatorio”, como en la agenda conservadora, y pasaron a ser el eje estructurante de la nueva política económica. Con diferencias, ligadas a los antecedentes económicos de cada país y las orientaciones adoptadas, la región logró el equilibrio macroeconómico (reducción de las deudas internas y externas, control de la inflación y el incremento de las reservas internacionales). La articulación de esos factores provocó una expansión significativa de la economía regional, mejoras sensibles en la situación social y explican el nuevo rol que pasó a tener América del Sur en la economía global, especialmente cuando estalló la crisis.
Los gobiernos de izquierda fueron sometidos a constantes procesos electorales y estimularon la creciente participación popular. En la región andina –Venezuela, Bolivia y Ecuador, sobre todo– la inestabilidad política anterior, resultante en parte de la obsolescencia de las instituciones, puso a la orden del día la convocatoria de Asambleas Constituyentes para ampliar el espacio público y la base de sustentación gubernamental. Se refundaron las instituciones. En otros países los cambios se hicieron sin grandes rupturas institucionales. La caída de Fernando Lugo en Paraguay fue, en parte, el resultado de la falta de una movilización popular fuerte y del aislamiento del gobierno en el interior de las instituciones heredades del antiguo régimen.
El éxito de los gobiernos democráticos populares de los últimos años tuvo un efecto desintegrador sobre las oposiciones. En la mayoría de los países las fuerzas tradicionales de derecha entraron en crisis. Incapaces de comprender los nuevos fenómenos políticos y sociales de la región, parte importante de las oposiciones asumió posiciones profundamente conservadoras, cuando no golpistas. Descalificaron las políticas económicas y sociales de las izquierdas, llamándolas “populistas” o instrumentos de “cooptación” de amplios sectores sociales que se estarían dejando comprar por “políticas asistencialistas”. A partir de ahí pasaron a descalificar las elecciones como proceso de constitución de los gobiernos democráticos. El pueblo se transformó en la “masa de maniobra populista”. Las derechas reactivaron sus agendas pro-mercado y desarrollaron una fuerte crítica a las políticas externas, especialmente a los procesos de integración sudamericana.
El papel central de la oposición en la mayoría de los países fue ocupado por los medios de comunicación, que sustituyeron a los partidos conservadores. Los éxitos de las experiencias de gobierno de izquierda y de centroizquierda en América del Sur no pueden ocultar, sin embargo, sus límites cuyo examen crítico es fundamental para la continuidad de esas experiencias y, sobre todo, para su profundización.
Si bien es necesario realizar un análisis detallado de cada una de las trayectorias nacionales de la última década, no hay aquí espacio para realizar ese inventario crítico. Confrontaciones exageradas o conciliaciones innecesarias, voluntarismo o pasividad burocrática, centralismo o basismo son algunas de las tendencias conflictivas que pueden observarse en los discursos y la práctica de los gobiernos progresistas sudamericanos.
Falta un relato coherente de los procesos políticos en curso en nuestros países. En su ausencia, la izquierda corre el riesgo de renunciar a cualquier discurso explicativo de su rica experiencia actual, cayendo en un empirismo peligroso, vacío y, a menudo, ocupado por las críticas de la derecha. Otro riesgo es el de otorgarle a ese relato una retórica de izquierda anticuada o la invocación de supuestas tradiciones históricas que remiten a los pueblos originarios o a las luchas de independencia.
Muchas veces esa “invención de tradiciones”, para retomar una expresión de Eric Hobsbawm, aunque justificable, oculta nuestra incapacidad para comprender y explicar la novedad de la experiencia que estamos desarrollando y los problemas que tenemos enfrente. El riesgo implícito en esa postura es el de estar luchando en batallas de guerras pasadas y, por lo tanto, equivocarnos de enemigos.
Esa advertencia sirve no sólo para tratar nuestras experiencias nacionales sino también para definir el horizonte de nuestros proyectos de integración. Esos procesos de integración son más complejos porque involucran a grupos de países con diferentes afinidades político-ideológicas. Baste recordar que en el marco de Unasur están los gobiernos del ALBA, pero también aquellos del Arco del Pacífico, además de aquellos que no siguen ninguna de estas opciones. La complejidad de esas cuestiones y los problemas de relación de fuerza involucrados muestran la necesidad de construir también un relato de la integración sudamericana.
Es necesario superar los tiempos de las Internacionales. Eso no significa abandonar un esfuerzo teórico político de análisis de las experiencias exitosas de reconstrucción de las izquierdas en esta última década. Es necesario establecer un debate calificado que, reconociendo las particularidades de cada experiencia nacional, sea capaz de establecer un ideario común a ser compartido.
Una de las paradojas de la situación actual de nuestro continente es que la derrota política y electoral del conservadurismo no ha sido acompañada por la derrota de muchas de sus ideas, de sus valores, y, sobre todo, de sus medios de difusión. La construcción de una América del Sur posneoliberal pasa por ese movimiento de reconstrucción de las izquierdas en varios países. La crisis de los paradigmas pasados de las izquierdas y los avances de los últimos años muestran que, contra las ideas dominantes, debemos afirmar las políticas económicas de crecimiento, sustentabilidad económica, social y ambiental. Una política económica que apunte a la construcción de una economía poscapitalista. Una reflexión que contribuya a la democratización radical del Estado, para la ampliación del espacio público y la socialización de la política. Tenemos que construir una democracia política fundada en la más amplia participación de hombres y mujeres en la vida política, en una sociedad plural, respetuosa de la ley, de los derechos humanos, capaz de asegurar la libre organización y expresión. Una sociedad solidaria, laica y de paz que socialice los bienes culturales y las oportunidades, que valore su diversidad étnica.
* Asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia de Brasil. Este texto es una reproducción de los pasajes salientes de la exposición “Las izquierdas: la hora de la integración sudamericana”, realizada el 21 de enero de 2013, en el Encuentro con intelectuales sudamericanos “Caminos progresistas para el desarrollo y la integración regional”, organizado por el Instituto Lula de San Pablo.

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