Chile
podría quedarse ciego a nivel satelital en cualquier momento. Su único satélite
Fasat Charlie -cuya garantía quinquenal caducó en diciembre de 2016, y cuya
vida útil debería terminar el próximo año- no sólo no tiene reemplazante a la
vista, sino que además podría dejar de funcionar en cualquier momento.
El
satélite es clave no sólo para temas de defensa, sino también usos civiles como
la agricultura, la minería o el control de desastres naturales como los
incendios del verano pasado. Sin él, Chile depende de otros países -como
Estados Unidos, Israel o China- para cualquiera de estos asuntos.
Una serie
de factores -la falta de una Agencia Chilena del Espacio, su uso dual (civil y
militar), los casos de corrupción en las platas de la Ley Reservada del Cobre,
y la falta de una decisión política, según dos expertos consultados por este
diario, que pidieron el anonimato- se han conjugado para llegar a un punto
muerto en la materia, que tendrá que resolver el próximo gobierno.
El próximo
Presidente deberá decidir si quiere otro satélite óptico -como el actual-, uno
radárico, que a diferencia del anterior tiene la ventaja de funcionar también
de noche o en la neblina, o uno de telecomunicaciones. Lo ideal, dicen los
entendidos, es contar con uno de cada tipo.
En la era
digital Chile requerirá de satélites "para que las telecomunicaciones e
internet sea cada vez más robusta, potente y de mejor calidad o obtener
información a través de fotografías de alta resolución para anticipar o prever
desastres, aprovechar mejor los fenómenos climáticos, tener una visión del
desarrollo de las ciudades, etc.”, ha señalado el senador Guido Girardi,
presidente de la Comisión Desafíos del Futuro de la Cámara Alta, uno de los más
preocupados en este tema.
El
próximo mandatario deberá disponer además si resucita la Agencia Chilena del
Espacio, desaparecida en 2013 tras doce años de existencia, y si se acuerda de
manera transversal una política satelital para las próximas décadas de una vez
por todas.
La importancia
de tener un satélite
¿Cuál es
la importancia de contar con un satélite propio? Chile necesita uno por su
geografía, sismicidad y cobertura comunicacional. Además sus usos son
múltiples, y según los expertos, por cada dólar invertido en política espacial,
el retorno al menos se triplica.
Además un
aparato de este tipo implica la creación de un sistema satelital, que comprende
la formación de especialistas, la adquisición de know-how, transferencia
tecnológica, porque la información no sólo hay que procesarla, sino también
distribuirla.
Reemplazar
el Fasat Charlie no es sólo un tema de costo-beneficio, destaca la rusa Marina
Stepanova, física y académica de la U. de Santiago, sino que está relacionado a
"la política de desarrollo del país".
"Comprar
las imágenes afuera es pan para hoy y hambre para mañana, porque a la larga uno
nunca va a crecer en términos tecnológicos como país. Y todo lo que tiene la
humanidad actualmente es producto de dos cosas: Guerra Fría y la carrera
espacial. ¿Queremos que en 30 ó 50 años Chile sea un mero vendedor de vino,
pescado y cobre, o diversificar su matriz tecnológica?".
"El
proyecto para el reemplazo del satélite FASat-Charlie fue presentado al
Ministerio de Defensa, y se encuentra en su proceso de aprobación", indican
desde la FACH. "El fabricante y valor dependerá de los recursos que se
autoricen para esta inversión tecnológica".
Alta
precisión
Hoy estos
aparatos tienen tal precisión que pueden detectar el ingreso de ganado con
aftosa a través de un paso fronterizo clandestino, que eventualmente podría
causar graves daños a la industria nacional y a la larga causar un alza de
precio en este producto.
La
resolución del Fasat Charlie, por ejemplo, es de 1,5 metros, "lo que
significa, en términos simples, que una persona en Santiago puede ver a otra
que anda en Concepción en un city car", el académico Rolando Hérnandez,
uno de los impulsores del Fasat Charlie y miembro de la Comisión Científico
Técnica de ocho integrantes que asesora al Consejo de Ministros para el Desarrollo
Espacial, que hoy está a cargo del tema.
En el
sector agrícola, en un tiempo de escasez de agua, un satélite puede ayudar a
decidir donde regar y con qué intensidad, algo clave para el sector exportador
en la era de la "agricultura inteligente".
En el
sector minero, un sector estratégico para Chile, son usados para detectar
nuevos yacimientos.
En caso
de un terremoto, un satélite de comunicaciones puede ayudar a impedir que el
país queda incomunicado, como ocurrió en 2010.
Los
incendios del verano pasado, por otra parte, también demostraron la necesidad
de contar con información precisa para evitar pérdidas humanas y económicas.
Sin
embargo, a pesar del esfuerzo de la FACH y algunas universidades, ninguna de
estos usos ha sido suficiente para evitar que Chile se haya quedado atrás en
esta materia. La única excepción es el nanosatélite Suchai, el primer aparato
fabricado íntegramente en Chile y que la Universidad de Chile lanzó en junio
pasado, aunque no tienen comparación: mientras éste pesa un kilo, el Fasat
Charlie alcanza los 130 kilos.
Un apagón
satelital no sólo tiene consecuencias para el sector de defensa. A nivel civil
implica "un costo de la información, la capacidad de manejo de ella
y la velocidad con que uno puede organizar la adquisición de información para
algún evento de urgencia en el país", advierte Hérnandez.
"Desde
el punto de vista país me parece grave, porque además el satélite debió haber
sido parte de un sistema de observación de la Tierra, el cual además debería
haber tenido ya desde hace tiempo atrás una adecuada institucionalidad para
articular y coordinar todas las acciones tendientes a tener información de
utilidad al país".
Finalmente,
"hay decisiones que son de voluntad política, hay una agenda de
prioridades que uno no maneja y que dependen en última instancia de las
autoridades de turno. A los ojos míos, este tema no tiene una prioridad por el
momento, aunque un satélite sea un aporte al desarrollo del país", remata.
Chile se
queda en el pasado
Un
experto señala que en la década de los 90, Chile estaba a la par de Corea del
Sur en la materia, con estudiosos de ambos países especializándose en Europa.
Pero mientras nuestro país no hizo mayores progresos y perdió energía en
proyectos sin resultados hasta hoy, como poner a un astronauta en órbita, Seúl
realizó una fuerte inversión tecnológica lo que, sumado a la creación de una
sólida institucionalidad propia, hoy le permite fabricar sus propios aparatos,
que incluso ha ofrecido a Chile.
Sin
embargo, lo más preocupante es lo que sucede entre los vecinos de nuestra
región, donde Chile también ha retrocedido varios puestos en los últimos 15
años. Si en 2001 Chile era tercero, sólo superado por Brasil y Argentina,
hoy está en sexto puesto, y ha visto cómo pasan a la delantera vecinos como
Perú, Bolivia e incluso Venezuela, advierte el experto.
Hace un
año, por ejemplo, Perú colocó con éxito en el espacio su satélite PerúSAT1,con
el que pasó a liderar la capacidad de observación en Latinoamérica, donde hasta
entonces Chile ocupaba un lugar destacado.
Lima no
trepidó en recursos y gastó US$200 para comprar este aparato a EADS, el mismo
consorcio europeo que fabricó el Fasat Charlie por US$72 millones en 2008, hace
casi una década. Su resolución es de 0,7 metros, la mitad que el Fasat Charlie.
Bolivia
gastó US$300 millones por su primer satélite, el Túpac Katari, que lanzó
en 2013, mientras Venezuela envió al espacio en octubre su tercer aparato, el Sucre,
tras otros dos en 2008 y 2012. Ambos países contaron con tecnología china.
Argentina, en tanto, con un largo historial desde 1990, lanzó ya en 2014 un
satélite fabricado íntegramente en el país, mientras Brasil mandó al espacio en
mayo pasado un aparato por US$ 800 millones.
Las
causas del punto muerto
El tiempo
que pasa entre la compra de un nuevo aparato, su fabricación y la puesta en
órbita es de entre dos y tres años. Por lo tanto, si el Fasat Charlie, con un
periodo de garantía de cinco años, fue lanzado en 2011, ya en 2013 se debería
haber pensado en el próximo reemplazo. Pero no fue prioridad de ese gobierno ni
del actual.
Sólo el
Estado Mayor Conjunto activó en 2014 el Proyecto Catalejo para reemplazar el
Fasat Charlie. El mismo "se encuentra en la etapa de aprobación del
Ministerio de Defensa Nacional", según informó la FACH ante una consulta
de este medio.
Lo
concreto es que desde el lanzamiento del Fasat Charlie han pasado seis años, y
ni siquiera hay acuerdo sobre qué aparato comprar -sólo que su nombre sería el
Fasat Delta- y cuando ponerlo en órbita.
¿Pero
cómo se llegó hasta este punto? ¿Por qué Chile acumula tanto retraso? Son
varios los factores, según dos fuentes consultadas al respecto.
Primero,
ha habido una historial de, si quiere calificarse así, malas experiencias. Al
fracaso del primer satélite chileno, el Fasat Alfa, que fue lanzado en 1995
pero que por un problema técnico nunca puso separarse de su satélite madre, se
sumó que su reemplazante, el Fasat Bravo, enviado al espacio en 1998, dejara de
funcionar tres años después por un problema de baterías.
A esto se
suma que con el propio Fasat Charlie no todo ha sido color de rosa, aunque
técnicamente su desempeño ha sido impecable, según destaca Hernández.
Aunque la
cooperación cívico-militar no ha sufrido mayores roces, la FACH es cuestionada
por vender las imágenes que produce el satélite a otras instituciones del
Estado, excepto se trate de situaciones de emergencia. Cada imagen vale unos
US$200, un ítem que ha permitido recaudar a la FACH $700 millones
anuales. La irregularidad de cobros entre entidades estatales incluso fue
denunciada por el gobierno de Piñera en 2014.
Segundo,
falta institucionalidad. En 2001 se creó la Agencia Chilena del Espacio (ACE),
que funcionó como comité asesor de la presidencia, y que sería el encargado
natural de la política satelital del país. Sin embargo, nunca se
constituyó como organismo autónomo ni tampoco pudo fijar una política de
Estado, lo que lo dejó a merced de los vaivenes de los cambios de gobierno. Su
última ubicación fue en el Ministerio de Economía.
De hecho,
por eso mismo dejó de funcionar en 2013, al ser reemplazado por el Consejo de
Ministros para el Desarrollo Digital y Espacial.
Hoy está
a cargo el Consejo de Ministros para el Desarrollo Espacial, que incluye a
Transportes, Interior, Relaciones Exteriores, Defensa, Hacienda, Secretaría
General de la Presidencia, Economía, Fomento y Turismo, Desarrollo Social,
Educación, Agricultura y de Bienes Nacionales.
Cualquiera
se puede imaginar la dificultad en coordinar estas reparticiones en un tema tan
complejo por el espacio exterior. Por eso una idea que ronda en la actualidad
es que la ACE funcione al interior del futuro Ministerio de Ciencias, una
repartición que eventualmente podría constituirse en enero próximo de ser
aprobada en el Congreso.
Como sea,
la ausencia de un ente que centralice la política espacial, ha sido perjudicial
para que el sector civil puje con fuerza en este tema.
Tercero,
el uso dual del satélite -civil y militar- es otro factor que suma complejidad.
No sólo hay una puja al interior de las Fuerzas Armadas -donde el Ejército, la
Armada y la Fach no conciden en el tipo de satélite a adquirir- sino que además
deben consensuar civiles y militares.
Cuatro,
el "Milicogate". Históricamente los satélites ha sido adquiridos
mediante la Ley Reserva del Cobre, de decir, con fondos destinados a fines
militares, y quedado bajo tutela de la FACH, por su expertise como institución
aeronáutica. Pero los casos de corrupción al interior de las Fuerzas Armadas,
con fondos malversados en la misma ley, han dejado en mal pie a los militares
para pujar por una nueva adquisición. Sólo en el periodo 2010-2014 el desfalco
mencionado alcanzó los $5.000 millones de pesos (unos US$7 millones).
Quinto,
el calendario electoral. La incertidumbre sobre el gobierno que reemplazará a
Bachelet -en momentos en que Piñera y Guillier marcan un empate técnico-
imposibilita tomar cualquier decisión. Toda la política satelital realizada
hasta el momento fue impulsada primero por la Concertación y luego por la Nueva
Mayoría. La derecha se limitó a ejecutar el lanzamiento del Fasat Charlie y a
eliminar la ACE.
En
octubre pasado, el senador Girardi visitó el Grupo de Operaciones Espaciales
(GOE) de la FACh, ubicado en la Base Aérea El Bosque de la capital.
Girardi
calificó la visita como “un verdadero privilegio”, lamentó que “estos desafíos
en Chile no sean prioridad” y agregó que “acá veo un inmenso potencial y
capacidad de una Fuerza Aérea que está a nivel de cualquier país desarrollado,
pero del punto de vista de la conciencia y decisiones política totalmente
subutilizada”.
Para el
parlamentario “explorar el espacio será el principal desafío de la humanidad,
ya algunos científicos como Stephen Hawking afirman que debemos continuar
nuestra aventura evolutiva en otros mundos y los centros astronómicos buscan
planetas habitables o con vida y Chile se está quedando en la Edad de Piedra”.
El
legislador afirmó que “el desafío es tener una Agencia Espacial y una política
satelital que no sea marginal sino prioritaria y desarrollar una
infraestructura digital acorde a los desafíos que se nos vienen”.
Nuevo
satélite
Según
todos los cálculos, Chile tendría que estar dispuesto a desembolsar entre
US$130 y US$ 300 millones por el próximo, según el tipo de características que
le interese. Y si bien se podría haber acordado en su momento un reemplazo del
Fasat Charlie con el mismo fabricante, no hubo una decisión política al
respecto.
Todo está
en manos del Consejo de Ministros para el Desarrollo Espacial, dependiente
del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones, y el Ministerio de Defensa
(incluidas las Fuerzas Armadas).
"El
proyecto para el reemplazo del satélite FASat-Charlie fue presentado al
Ministerio de Defensa, y se encuentra en su proceso de aprobación",
indican desde la FACH. "El fabricante y valor dependerá de los recursos
que se autoricen para esta inversión tecnológica".
Al
Ministerio de Defensa se le presentaron tres alternativas de solución con
diferentes niveles de cumplimiento de las necesidades detectadas, y en
consecuencia con diferentes niveles de inversión, según la FACH.
El
natural reemplazo del FASat-Charlie, como política de Estado, considera un
satélite de observación óptica de la Tierra, pero con mejores prestaciones de
resolución y agilidad, a fin de satisfacer la demanda de usuarios que son más
exigentes en la actualidad, según esta entidad.
También
habrá que resolver el tema de la transferencia tecnológica. Venezuela, por
ejemplo, compró tecnología china, pero acordó que su aparato se fabrique en el
país sudamericano. Después de todo, como destaca Stepanova, los satélites se
venden a diez veces su valor de fabricación. De ahí que vale la pena pensar en
el futuro.
BOLIVIA. EVO NO QUIERE SOLTAR EL BASTÓN DE MANDO
La búsqueda de un cuarto período como presidente puso a
Morales en el foco de la polémica y volvió a dividir al país
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
Por Pablo
Estefanoni.- En Bolivia, las jornadas electorales están regidas por el Auto de
Buen Gobierno que, entre otras cosas, prohíbe la circulación de vehículos. Se
trata de una regulación que tiene por objeto dificultar los traslados para que
la misma persona no vote dos veces. Sin embargo, hoy, con un padrón biométrico,
la medida perdió su sentido original, que era evitar el fraude. Con todo, a la
gente le gusta tener un día en el que los peatones son los dueños de las
ciudades, y el domingo pasado no fue la excepción. Sólo que no se trató de una
elección habitual: esta vez, como en 2011, los bolivianos fueron convocados a
votar jueces para los tribunales Supremo, Constitucional y Agroambiental,
además del Consejo de la Magistratura.
Pocos
sabían a quién votar, ya que la ley no permite hacer campaña a los candidatos a
magistrados. Ese clima resultó propicio para que calara la consigna de la
oposición a Evo Morales, que convocó a la ciudadanía a impugnar el voto como
forma de protesta contra el gobierno. El foco estaba puesto en el virtual
dictamen del Tribunal Constitucional Plurinacional que, en efecto, fue
difundido el 28 de noviembre y habilitó la reelección indefinida de todos los cargos
electivos, incluido el del presidente. Pocos creyeron en la declaración de
Morales, que dijo que el fallo lo tomó por sorpresa: desde el referéndum
vinculante del 21 de febrero de 2016, cuando se consultó precisamente sobre la
posibilidad de una nueva reelección y una estrecha mayoría votó por
"No", la búsqueda de otras vías para la reelección consumió la mayor
parte de las energías oficiales.
El
tribunal encargado de interpretar la Constitución -que sólo permite una
reelección consecutiva- dictaminó, basándose en su interpretación del Pacto de
Costa Rica, que el derecho a "elegir y ser elegido" está por encima
de las restricciones constitucionales de Bolivia. Y que ese derecho fundamental
vale también para el presidente. La oposición consideró el fallo un agravio
mortal al Estado de derecho.
"Evo
Morales, finalmente, ha cruzado el río que separa la democracia del
totalitarismo", escribió el ex presidente Carlos Mesa en una columna en el
periódico Página 7. Pero desde el gobierno insisten en que es "el pueblo"
el que debe saldar la cuestión votando en 2019, cuando Evo irá por su cuarto
mandato. Entretanto, los opositores señalan que ese pueblo ya zanjó la cuestión
en el referéndum. En esta disputa por la voluntad del pueblo transcurre la
política boliviana actual.
"Yo
no estaba tan decidido, pero frente a esta amenaza del Departamento de Estado,
que dice que yo debo renunciar a la candidatura en 2019, ahora estoy decidido y
voy a ser candidato, hermanas y hermanos. Todo por bronca contra los Estados
Unidos", lanzó Morales durante un discurso en la entrega de una escuela en
el departamento de Cochabamba. En el ideario de Evo, más práctico que teórico,
el antiimperialismo que moldeó su pensamiento desde su época de dirigente
campesino cocalero es uno de sus sedimentos más duros.
En
programas de Radio Líder, ubicada en El Alto (4100 metros de altitud) y
opositora a Morales, los llamados de los oyentes hablaban de
"dictadura" y proponían usar el voto nulo en la elección del pasado
domingo para repetir el mensaje del referéndum del 21 de febrero, que para la
oposición representó el "día de la democracia".
Así
resultó: algo más del 50% impugnó el voto, a lo que se sumó casi un 15% de
votos en blanco, lo que relegó el voto a algún candidato a alrededor del 35%,
según el tribunal elegido. Ya en 2011, el voto nulo había conseguido más del
40%. En ese entonces la razón fue el desconocimiento de los candidatos a
jueces; el domingo, ese desconocimiento se repitió, pero se sumó el mensaje
plebiscitario contra la reelección.
Sin
embargo, los porcentajes parecieron conformar a todos: el gobierno esperaba un
escenario peor y, con los datos del conteo provisorio, se sintió en alguna
medida aliviado; la oposición, por su parte, conseguía pasar el techo simbólico
de la mitad más uno.
Pero
precisamente porque todos están contentos es que la batalla política se
mantiene abierta. Evo es un candidato fuerte y, en varios sentidos, un
presidente que está los 365 días del año en campaña. Desde hace doce años se
sostiene en una poderosa intuición política, en el control de un Estado con
recursos económicos y en una economía que, a diferencia de la Venezuela de
Nicolás Maduro, ofrece resultados que son elogiados incluso por los organismos
internacionales del capitalismo global.
La
expansión de restaurantes sofisticados, de la construcción y de autos de alta
gama es sólo uno de los resultados más visibles de esta década en la que la
economía boliviana mantuvo niveles de crecimiento de alrededor del 5% anual.
En las
redes sociales aparecen críticas a la tibieza de los empresarios para enfrentar
la reelección. También quienes hacen negocios en la populosa calle Huyustus de
La Paz, donde la llamada "burguesía chola" puede vender desde plasmas
de 65 pulgadas hasta todo tipo de ropa, parecen aprovechar el boom. El núcleo
del descontento se ubica en las clases medias urbanas, con activa participación
en las redes sociales: desde el referéndum de 2016, los memes comenzaron a ser
una variable no despreciable de la erosión del gobierno, y Morales se volvió
desde entonces un presidente tuitero.
Con un
récord de permanencia en el poder en un país históricamente remiso a las
reelecciones, Evo parece transitar por dos caminos que en principio resultan
inconciliables: el de presidente electo democráticamente por los mecanismos de
la democracia representativa y el de líder de indígenas y campesinos que
"llegaron al poder para quedarse".
Las dos
juras presidenciales de 2006 -ante el Congreso y ante las ruinas de Tiwanaku,
con atuendos "ancestrales"- son las dos imágenes del
"desacuerdo" fundante de la presidencia del todavía hoy líder
cocalero boliviano. En la decisión de Morales de ir por otro período hay una
razón, sin duda, prosaica: permanecer en el poder, con sus beneficios
inherentes. Pero también juega con la idea de que su misión es demasiado
trascendente como para quedar sujeta al humor cambiante de mayorías
circunstanciales y estrechas, como la del referéndum. En esta tensión se jugará
el destino del proceso boliviano, que hoy se mueve entre la democracia
pluralista y el forzamiento de las instituciones y el culto a la personalidad.
Los
costos de la reelección por vía judicial (el gobierno no se atrevió a convocar
otro referéndum) serán elevados, tanto en el interior de Bolivia como en el
exterior, donde Morales se construyó como un figura-emblema seguida por
millones de personas alrededor del globo. Uno de ellos es el retorno de la
polarización, que se había debilitado en 2014, cuando Morales ganó incluso en
la esquiva región agroindustrial de Santa Cruz.
Un
socialismo que se apoya en el mercado
Por Pablo
Stefanoni
El ex
ministro de Economía boliviano Luis Arce Catacora dijo alguna vez que el
socialismo debía convivir con la estabilidad macroeconómica. Arce se mantuvo
once años como titular de esa cartera, todo un récord en el país, y salió por
motivos de salud, no de gestión. Desde la campaña por la reelección de 2014, y
para justificar su permanencia en el cargo, el presidente boliviano Evo Morales
se presentó como el garante de la estabilidad más que de la
"revolución".
Grandes
medios internacionales se refirieron a él como un "populista
prudente". Además, elogiaron el crecimiento económico sostenido y su
política fiscal disciplinada. "Bolivia: tres claves del éxito económico
del país que más crece en América del Sur", tituló la BBC un informe
publicado en octubre. Evo siempre quiso ser un indígena modernizador, y hoy por
ejemplo la nueva red de teleféricos manejados por la Empresa Estatal de
Transporte por Cable es una de las nuevas postales paceñas.
Sin duda,
Bolivia sigue dependiendo de sus materias primas (gas, minerales y soja) y
arrastra muchas inequidades históricas. Sin embargo, las reservas monetarias
acumuladas -que llegaron al 50% del PBI- le permitieron un aterrizaje suave. En
estos ocho años de "revolución democrática y cultural" fueron
quedando atrás algunas de las utopías iniciales del "proceso de
cambio", como la del indianismo radical, el anticapitalismo o el
socialismo comunitario. La que se mantiene en pie es la de la inclusión, la de
una foto de familia que incluya verdaderamente a todos los habitantes de
Bolivia. Pero esta utopía transcurre por diferentes vías y algunas de ellas,
paradójicamente, son el mercado, el consumo y la movilidad social ascendente.
Los
cholets (chalets cholos) de El Alto, con su disruptiva estética, o la cantidad
de funcionarios de origen indígena, son caras diversas del mismo proceso.
La
paradoja boliviana reside, quizás, en que el otrora líder cocalero que
bloqueaba las rutas y generaba "caos" fue quien más avanzó, desde el
gobierno, en volver a Bolivia un país más "normal". Pero esa
normalidad podría debilitarse con la perseverancia reeleccionista, un viejo
hábito latinoamericano que pone en jaque los principios de la democracia
republicana.
Violando la Constitución
REELECCIÓN, FENÓMENO ELECTORAL VULNERADO EN PAÍSES DE
LATINOAMÉRICA
Carlos Romero, internacionalista y profesor
universitario, indica que la reelección ha sido un tema trascendental y a
la vez problemático en la historia reciente de América Latina. La
Organización de Estados Americanos solo puede ejercer presión para que se
respete la materia electoral en estos casos
El Universal de Venezuela (www.eluniversal.com)
Bolivia,
Nicaragua y Honduras conviven con fases de tensión política y social en los
últimos años, pues los mandatarios de estos países manipularon el
factor de la reelección controlado por sus Constituciones y cuestionado
por los organismos internacionales, alterando la continuidad democrática.
El escenario se repite generalmente en Latinoamérica y los resultados no
siempre son favorables. Este arbitraje provoca alarma en parte de la
sociedad de un país y suscita un mar de incertidumbre en la misma.
En Ecuador
el panorama es antagónico pero no deja de ser polémico. El presidente Lenin
Moreno, en medio de disputas con el exmandatario Rafael Correa, aprobó
por decreto sin esperar el dictamen de la Corte Constitucional, una consulta
popular para determinar si los ciudadanos optan por suprimir la reelección
indefinida.
Son
numerosos los casos que se han presentado en la región, dónde mandatarios
dispuestos en el poder, buscan establecer imposiciones y alterar puntos clave
en materia electoral. Todos
estos contextos surgen violentando la Constitución de cada uno de
los países que ya establecen esas posibilidades.
Carlos
Romero, internacionalista y profesor universitario, indica que la
reelección ha sido un tema trascendental y a la vez problemático en la historia
reciente de América Latina.
En la
colectividad suele trascender la pregunta de cuál organismo internacional posee
potestad para aclarar estos casos que terminan desafiando la verdadera
democracia e implantando un conflicto político y social por la manera en
que son enmendados los cambios.
La
Organización de Estados Americanos (OEA), instaurada hace casi 70 años y que
busca fomentar en los estados miembros la justicia y paz, se encarga de ejercer
medianamente presión en los países de la región al momento de germinar una
crisis de esta índole. Sin embargo, Romero explica que este organismo garante
“sólo puede condenar este tipo de interpretaciones negativas para la vida
democrática”.
Romero
acentúa que las reelecciones presidenciales son catastróficas, “un ejemplo
notable es como en el segundo mandato de Correa o el cuarto gobierno de Daniel
Ortega en Nicaragua no brotaron resultados positivos como pasó en sus primeros
mandatos”.
“En Honduras
vemos un claro y abierto reto al derecho internacional y al derecho interno del
país por la manipulación que ha hecho el presidente al resultado electoral que
está buscando la reelección” señala Romero en relación a lo que ocurre
actualmente en ese país.
La oposición
de Honduras, encabezada por el candidato Salvador Nasralla y el expresidente
derrocado por también buscar la reelección, Manuel Zelaya, solicitaron un nuevo
escrutinio ante presencia de observadores de la OEA, Unión Europea por
irregularidades en el proceso.
Bolivia no
se aparta de esta insistencia. Hace unos días el presidente Evo Morales
consiguió que el Tribunal Constitucional aprobara un decreto para definir la
reelección indefinida en el país.
Por su
parte, Ecuador refleja “una competencia del dominio de la política en ese
país entre Correa y Moreno”, según el internacionalista.
“Todo esto de una manera u otra afecta el desenvolvimiento de la vida
democrática en la región” puntualiza Romero.
Derecho interno infringido
Los cambios
que puedan hacerse en la Constitución de un país para alterar las
medidas electorales del mismo, y llevar adelante los procesos de
reelección, o dictámenes de un Tribunal Supremo “son de derecho interno, y la
comunidad internacional solo puede presionar más no cambiar el estatuto
electoral porque sería un elemento claro de injerencia”, asegura.
Un personaje
que permanece en el poder de un país bajo el dictamen de la reelección
despliega subversión en algunas partes sociales e “impide la posibilidad de
circulación de las elites y lleva a convertir la política en un tema de
personalismo que le ha hecho mucho daño a América Latina”, afirma Romero.
“La materia
electoral es factor de derecho interno de un país y no está sujeta al derecho
internacional. No se ha desarrollado a tal punto de pensar que la comunidad
internacional pueda en un momento dado definir para bien o para mal el
tema de la reelección”, concluye Romero.
El analista
político Carlos Alberto Montaner declaró en una ocasión para la cadena CNN
que “una república constitucional no es exactamente una democracia electoral
mayoritaria”. Los mandatarios se ven obligados con la no reelección a hacer lo
mejor posible pues no tendrán una nueva oportunidad para remendar las fallas,
determina el analista.
NICARAGUA Y BOLIVIA: ¿DICTADURAS INSTITUCIONALES?
Si bien el régimen venezolano merece atención
internacional y hace falta presión colectiva para restaurar el orden
democrático allí, también se debería prestar atención a lo que está pasando en
estos otros dos países. Ya han dejado de ser democracias híbridas, y están más
cerca de ser dictaduras institucionales.
Portafolio de Colombia (www.portafolio.co)
Mientras
todos observamos cómo Venezuela se ha convertido en una dictadura, se ha
prestado poca atención a la desaparición en cámara lenta de la democracia en
otros dos países: Nicaragua y Bolivia. Si siguen así, bien podrían estas dos
naciones pasar a ser llamadas ‘dictaduras emergentes’ de América Latina.
La gradual
erosión de las libertades en Nicaragua y Bolivia me vino a la mente cuando
entrevistaba hace pocos días a Sergio Ramírez, el escritor nicaragüense y
exvicepresidente sandinista que muy merecidamente acaba de ganar el codiciado
premio Cervantes de Literatura, considerado por muchos como un premio nobel del
mundo de habla hispana.
Ramírez, a
quien conozco desde sus días en el gobierno sandinista en la década de 1980,
rompió filas con el exlíder sandinista y actual presidente Daniel Ortega a
principios de los años noventa. En 1996, Ramírez se postuló para presidente
como líder de un partido de izquierda democrático que fundó, y luego de perder
esa elección, abandonó la vida política para dedicarse de lleno a la escritura
y el periodismo.
Tras
convertirse en el primer escritor centroamericano en ganar el premio Cervantes,
Ramírez recibió llamadas de felicitación de todo el mundo, y la noticia fue
celebrada por muchos en Nicaragua. Pero no hubo un llamado de felicitación de
Ortega, ni reconocimiento alguno de su gobierno.
Cuando le
pregunté a Ramírez cómo describiría políticamente a Nicaragua, respondió que
“no es una democracia”. También criticó duramente al régimen de Venezuela,
señalando que su presidente, Nicolás Maduro, está tratando de “despoblar el
país de todos los líderes de la oposición” para quedarse con poderes absolutos.
Pero Ramírez
me dijo que, desafortunadamente, “casi nadie se ocupa de lo que ocurre en
Nicaragua”. Nicaragua ha celebrado recientemente elecciones municipales, en las
que el régimen de Ortega ganó fraudulentamente a todos, menos 15 de los 155
municipios en juego, y no hubo protestas internacionales al respecto, dijo.
La
Organización de los Estados Americanos (OEA) respaldó estas elecciones
municipales, a pesar de que fueron supervisadas por “un tribunal electoral sin
ninguna legitimidad”, me dijo Ramírez.
Añadió que
“por eso veo a la OEA como un tanto esquizofrénica: mientras tiene una crítica
muy fuerte para la situación en Venezuela, en Nicaragua lo que hace es venir a
dar una bendición”.
Preguntado
al respecto, un alto funcionario de la OEA me señaló que “mientras las
recientes elecciones municipales en Nicaragua pudieron tener deficiencias, no
fueron fraudulentas”.
De cualquier
manera, hay pocas dudas de que Ortega –que gobernó entre 1985 y 1990 y fue
reelecto en el 2007– ha ido erosionando gradualmente la democracia en
Nicaragua. Siguiendo los pasos de Venezuela, ha cooptado prácticamente todas
las instituciones estatales, incluido el Tribunal Electoral, la Corte Suprema y
el Congreso.
Además, el
régimen izquierdista de Ortega, en una alianza tácita con el partido derechista
del expresidente Arnoldo Alemán, ha inhabilitado a varios partidos de
oposición.
Y gran parte
de la clase empresarial de Nicaragua ha permanecido vergonzosamente callada,
bajo un acuerdo no escrito por el cual Ortega permite que los empresarios hagan
prácticamente lo que quieran, con tal de que no lo critiquen.
Ortega ganó
una muy dudosa reelección presidencial en el 2011, en la cual tenía prohibido
constitucionalmente volver a postularse. Ahora, hay una “concentración del
poder en una sola mano”, me dijo Ramírez.
En Bolivia,
mientras tanto, la situación es parecida. El presidente Evo Morales ocupa el
cargo desde el 2006, y se está postulando para un cuarto mandato consecutivo en
el 2019, a pesar de que la Constitución se lo prohíbe, y de que perdió un
referendo el año pasado que él mismo convocó para cambiar la Constitución y
volver a postularse.
Muchos
políticos de la oposición boliviana han sido expulsados o forzados al exilio, y
según un decreto del 2013, Morales tiene amplios poderes para intervenir grupos
independientes de la sociedad civil. Sin embargo, como en Nicaragua, pocos
fuera del país están prestando atención.
Si bien la
dictadura venezolana merece atención internacional y hace falta presión
colectiva para restaurar el orden democrático allí, también se debería prestar
atención a lo que está pasando en Nicaragua y Bolivia. Ya han dejado de ser
democracias híbridas, y están más cerca de ser dictaduras institucionales.
LOS ERRORES VENEZOLANOS DE LA OPOSICIÓN BOLIVIANA
Perú 21 (www.peru21.pe/opinion)
LA IZQUIERDA AÚN VIVE EN AMÉRICA LATINA
El Diario NTR de México (www.ntrguadalajara.com)
La
izquierda en América Latina enfrenta un mal momento, pero el ciclo progresista
no ha finalizado: puede resurgir con fuerza si mejora y aprende de sus propios
errores. Ésa podría ser la conclusión de una extensa mesa redonda celebrada en
Montevideo y en la que participaron el ex presidente uruguayo José Mujica, su
colega brasileña Dilma Rousseff y el actual vicepresidente de Bolivia, Álvaro
García Linera, además de Estela de Carlotto, presidente de las Abuelas de Plaza
de Mayo.
“Entiendo
que la izquierda en América Latina tiene que luchar por renovar su
pensamiento”, dijo Mujica ante una multitud que colmó el auditorio de la
municipalidad de Montevideo y varias salas contiguas a las que se retransmitió
la mesa redonda por circuito cerrado de televisión.
Como
parte de esa renovación, el ex presidente uruguayo y hoy senador sostuvo que
las fuerzas de izquierda deben preocuparse por la vida cotidiana de la gente, procurando
que cada persona tenga más tiempo para sí misma. Reclamó, por ejemplo, un mejor
diseño urbanístico para que los trabajadores no pierdan horas de su vida en ir
y volver de sus empleos.
“La
izquierda tiene que incorporar la lucha por la felicidad humana y no sólo la
lucha por el desarrollo”, sostuvo.
Mujica
coincidió con García Linera en que el progresismo latinoamericano debe superar
fenómenos de corrupción que han minado sus gobiernos.
“No se
puede criticar a los burgueses y vivir como un burgués”, afirmó Mujica sin
señalar a quién se estaba refiriendo, afirmación que provocó una ovación de los
presentes.
García
Linera dijo que caer en la corrupción es una desgracia más grave que perder una
elección, “porque es una derrota moral que a la izquierda le va a demorar
décadas superar”, y sostuvo que los gobiernos izquierdistas deben asumir que un
buen manejo de la economía es ineludible.
“Si la
economía falla, la política falla. Si la economía va bien, la política puede ir
bien”, afirmó.
García
Linera remarcó que en la última década la vida en América Latina mejoró gracias
a los gobiernos progresistas: señaló que los pobres cayeron de 210 a 140
millones, lo que supuso que 70 millones dejaran de preocuparse por su sustento
diario. También remarcó que entre 2000 y 2015 el gasto social continental pasó
del 10 al 15 por ciento del producto interno bruto (PBI).
“Pero hoy
no es un buen momento para la izquierda y hay que decirlo”, manifestó. “Las
cosas no están como hace cinco años, pero no es cierto que el ciclo progresista
se haya acabado. La izquierda tiene que volver a levantar las banderas de la
justicia social y la igualdad”, agregó. “Mientras haya injusticia y desigualdad
en el continente, la izquierda tiene futuro”.
El
discurso menos autocrítico fue el de Rousseff, quien fue presentada una y otra
vez como presidente de Brasil y se declaró víctima de un golpe de estado.
El panel
cerró un congreso continental de la Asociación Latinoamericana de Sociología y
fue organizado en conjunto por esa institución y el Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales (CLACSO).
“Las cosas no están como hace cinco años, pero no es cierto que el ciclo
progresista se haya acabado. La izquierda tiene que volver a levantar”. Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia
DARKO ZUAZO: "MI PAÍS (BOLIVIA) OFRECE
OPORTUNIDADES PARA ESPAÑA"
El Economista de España (www.eleconomista.es)
Darko Zuazo
preside desde 2011 el Banco Mercantil Santa Cruz, la mayor entidad financiera
privada de Bolivia. Ahora, está totalmente volcado en la
construcción de la mayor torre de oficinas del país, un proyecto en
el que colabora la empresa leonesa Tvitec y que quiere ser emblema del papel
activo de su grupo en el despegue económico del país que más crece en
Hispanoamérica.
Para
situarnos, ¿qué peso tiene el Banco Mercantil Santa Cruz en el mapa financiero
de Bolivia?
Desde 2006,
en el que tuvimos un crecimiento importante por adquisiciones, somos el banco
más grande de Bolivia en prácticamente todos los indicadores: activos, pasivos,
oficinas, patrimonio... Tenemos 130 oficinas y alrededor de 700.000 clientes.
¿Cómo prevén
cerrar este ejercicio?
En la historia
del banco siempre ha habido beneficios, a veces más altos y otras veces más
bajos, pero siempre en positivo. Este año vamos a crecer y yo diría que vamos a
lograr un beneficio histórico para el banco.
¿Es Bolivia
un país interesante para las empresas españolas?
Sí. Una de
las cosas que tiene Bolivia es que posee, además de una enorme belleza, muchos
recursos naturales y, al ser un país a veces olvidado, ofrece muchas
oportunidades. Un claro ejemplo es nuestro grupo, que sigue invirtiendo
solamente en Bolivia, no tenemos inversiones en otros países, y hay muchas
oportunidades y mucho por hacer, mucho crecimiento por delante.
Además, el
Gobierno tiene un plan de inversión en marcha de 48.000 millones hasta 2020...
Ya hay
muchas compañías españolas, especialmente en el sector de la construcción, en
el que durante los últimos años ha habido un gran crecimiento de las empresas,
entre ellas las españolas, y el Gobierno va a seguir invirtiendo,
especialmente, en infraestructuras.
En un país
en el que el Estado controla el 45% de la economía, ¿es fácil el negocio
bancario?
El negocio
bancario es complicado en todas las partes del mundo porque viene de la mano de
la salud del país. En momentos de ciclo económico positivo, generalmente a la
banca le va bien, pero cuando hay ciclos negativos es muy duro también y exige
adoptar políticas conservadoras para sobrellevarlos.
El Banco
Mercantil de Santa Cruz ha recibido muchos premios. Estamos hablando de una
entidad de primer nivel...
En
tecnología, en administración es un banco muy sólido. Nosotros somos el banco
más grande, pero dado el tamaño del país, el sistema financiero es mucho más
pequeño que el de otros países.
El pasado
año compraron el Banco Pyme. ¿Habrá nuevas operaciones a la vista?
Las compras
que se han hecho durante los últimos años no vienen de un plan estratégico,
sino de las oportunidades que van llegando. No tenemos plan de seguir
comprando, pero sí de seguir creciendo aunque desde un punto de vista orgánico,
pero siempre mirando oportunidades.
¿Cuál es el
principal reto de la economía boliviana?
El principal
reto hoy por hoy es el precio del petróleo y del gas, que es nuestro principal
producto de exportación y el ingreso más importante para Bolivia. No creo que
el precio del gas vuelva al que tenía cinco o seis años atrás, pero por lo
menos que no baje a los precios a los que estaba hace dos años.
TVITEC VESTIRÁ EL EDIFICIO MÁS EMBLEMÁTICO DE BOLIVIA
El Economista de España (www.eleconomista.es)
Tvitec, la
principal transformadora de vidrio arquitectónico de altas prestaciones de
nuestro país y una de las más importantes de Europa, desarrollará su primer
proyecto en Bolivia.
Se trata del
acristalamiento de una torre de 30 pisos en la localidad de Santa Cruz, la
capital financiera del país, promovido por el mayor grupo bancario privado
boliviano, que se destinará al alquiler de oficinas para grandes compañías
multinacionales.
Una
delegación del Banco Mercantil de Santa Cruz, con su presidente a la cabeza,
Darko Zuazo Batchelder, visitó la pasada semana las instalaciones de la
compañía leonesa para dar a conocer a la prensa boliviana los detalles de un
proyecto que estará concluido en la primavera de 2019 y que pretende
convertirse en uno de los edificios emblemáticos de Bolivia.
La torre,
con un presupuesto de 50 millones de euros, de los que el 20% se dedicarán a
sufragar la fachada y el acristalamiento con vidrio de altas prestaciones de
Tvitec, dispondrá también de helipuerto -el único sobre un edificio en toda
Bolivia-, y marcará el neuvo sky line de la emergente Santa Cruz.
El edificio
formará parte del moderno complejo comercial Las Brisas, que el grupo bancario
inauguró en 2016 en la que es la capital económica del país andino.
Desde que
inició su actividad en 2008, Tvitec no ha parado de incorporar su vidrio de
altas prestaciones a algunos de los edificios más señeros de Europa y América.
De la mano de Inbobe, experta en revestimiento de fachadas, la compañía de
Cubillos del Sil participa en muchas de las grandes torres y rascacielos que se
están levantando en Londres o en Nueva York, así como en las obras más
destacadas que se ejecutan en España, como las nuevas sedes del grupo Inditex,
las recién terminadas oficinas centrales del Real Madrid o residenciales de
lujo, como Lagasca 99.
"Este
año estamos trabajando en 50 torres, lo que supondrá producir un millón de
metros cuadrados de vidrio", afirma Javier Prado, fundador y director
general de Tvitec.
Para el
edificio de Santa Cruz, la empresa producirá más de 5.000 piezas de vidrio de
altas prestaciones, que Inbobe instalará con un sistema constructivo que
permitirá regular la entrada selectiva de luz y calor para reducir los costes
de mantenimiento, además de la completa insonorización, según explicó Javier
Seguín, socio director de Inbobe.
La visita de
la delegación empresarial contó también con la presencia del embajador de
España en Bolivia, Enrique Ojeda Vila, quien destacó que este proyecto es
"un buen ejemplo de la interacción de Grupo Santa Cruz, una de las
empresas más fuertes de Hispanoamérica, y una compañía puntera a nivel mundial
como Tvitec".
Una relación
ascendente
Ojeda
destacó la "relación bilateral sólida, fluida y fuerte" entre los dos
países, que en el plano comercial "es especialmente vital y
ascendente" en un contexto favorable marcado porque Bolivia "es el
país que más crece en Hispanoamérica y España en la Unión Europea".
Alberto
Sutil, socio y director comercial de Tvitec, destacó que la torre mercantil Las
Brisas contará con las mismas exigencias de calidad que los edificios más
singulares de Londres, Nueva York o París.
Tvitec
incrementó un 20 por ciento su volumen de negocio durante 2016, año en el que
registró unas ventas de 92 millones de euros. El 70 por ciento de su
facturación procede de los mercados internacionales.
SUIZA QUIERE AYUDAR A BOLIVIA A ENCONTRAR EL MAR
El presidente boliviano Evo Morales llega a Suiza el
jueves. Firmará una declaración de intenciones para apoyar un proyecto
ferroviario transoceánico en el que varias empresas suizas están interesadas.
Le Temps de Suiza (www.letemps.ch/suisse)
El
presidente boliviano, Evo Morales, llega a Suiza el jueves. Se reunirá con la
Presidenta de la Confederación, Doris Leuthard, en una visita de trabajo. En su
presencia, los representantes de los dos ministerios de la infraestructura - el
director de la Oficina Federal de Transportes, Peter Füglistaler para Suiza -
firmarán una declaración de intenciones, un Memorando de Entendimiento (MoU)
para un mega proyecto en el que participan 14 empresas suizas y alemanas: la
construcción de una línea ferroviaria que une el Atlántico con el Pacífico a
través de Brasil, Bolivia y Perú.
Este
proyecto se llama Bioceánico. Es llevado a Suiza por la asociación paraguas de
la industria ferroviaria, Swissrail. Esta es una inversión colosal, estimada
entre $ 12 y $ 15 mil millones, para el desarrollo de una línea de ferrocarril
de 3.700 kilómetros entre los puertos de Santos (Brasil) e Ilo (Perú). Debería
contar con financiamiento del Banco Mundial y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). La suma incluye el trabajo de planificación e
infraestructura, así como la adquisición y mantenimiento de material rodante.
Los actores
alemanes y suizos del proyecto también estarán presentes. Se espera que el
Secretario de Estado de Transportes, Rainer Bomba, y el director de la Verband
der Bahnindustrie in Deutschland (VDB), Ben Möbius, viajen a Berna para la
ocasión. Empresas como Alpiq Infra, Bombardier, Deutsche Bahn Engineering &
Consulting, Molinari Rail, Siemens, Thales y Stadler Rail forman parte del
consorcio germano-suizo. Las empresas asociadas deberían contar con el apoyo
del Seguro suizo contra riesgos de exportación (ASRE) y su equivalente alemán.
La Secretaría de Estado de Asuntos Económicos (Seco) también participa en las
discusiones.
«ME
HE LLEVADO A VICTORIANA A LA TUMBA»
La
Guardia Civil esclarece el asesinato de una boliviana cuyo cuerpo fue hallado
en diciembre de 2015, escondido entre unos matorrales en la rambla de Béjar. El
presunto homicida, su exnovio, huyó a su país natal antes de que se descubriera
el cuerpo, y aún no ha sido detenido.
La
Verdad de España (www.laverdad.es)
El perro se
quedó clavado en el sitio. La mirada fija en un punto. Las fosas nasales
dilatadas. Una de las patas delanteras suspendida en el aire, apenas el esbozo
de un paso que no llegaría a completar. El viento le acercó hasta el hocico los
inconfundibles efluvios de la muerte. Entonces rompió la muestra y se encaminó
con trote alegre hacia sus amos. Un ser muerto, tan muerto como para que la
putrefacción ya se hubiera adueñado de sus restos, no era motivo de interés.
Los dueños
del animal, un ciudadano británico y su hijo, no eran de la misma opinión.
Plantados sobre sus deportivos, con el estupor y el miedo reflejados en sus
rostros, semejaban dos estatuas vivientes, los protagonistas de un cuento
fantástico a quienes acabara de paralizar alguna bruja malvada. Cuando por fin
recuperaron parte del resuello y la sangre volvió a circular por sus venas,
alertaron a las fuerzas de seguridad. «Hay una mujer muerta en la rambla de
Béjar», acertó a chapurrear uno de ellos por el móvil.
Minutos
después, el lugar resplandecía de luces policiales, como una penosa verbena..
El cordón que el cadáver llevaba fuertemente anudado al cuello y las ropas
levantadas sobre su torso eran razones más que suficientes para justificar el
despliegue. Victoriana, resultaba evidente, no había exhalado el alma de buen
grado.
Los agentes
del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil que asumieron la investigación no tardaron
en identificar a la víctima. Las primeras conclusiones de los forenses,
emitidas en el propio escenario del crimen, apuntaban a que la víctima había
sido estrangulada unos cuatro días antes, en torno a la madrugada del 26 de
diciembre de 2015, y en los archivos policiales constaba precisamente la
desaparición de una mujer boliviana en esa misma fecha. Una amiga suya, con la
que compartía domicilio en Lorca, había denunciado en Comisaría que no había
noticias de Victoriana Ríos de Fernández, de 47 años, desde las diez de la
noche del Día de Navidad.
Más tarde, a
requerimiento de los guardias civiles, la chica explicó que después de recibir
una llamada telefónica hacia esa hora, Victoriana se había vestido y había
abandonado el piso de la calle Narciso Yepes en el que tenía arrendada una
habitación. Al día siguiente, la mujer, empleada agrícola, ya no se presentó a
trabajar.
El hecho de
que la mujer hubiera sido estrangulada y su cuerpo arrastrado hasta una zona de
matorrales, sumado a los indicios que señalaban que había sido víctima un
intento -cuando menos- de abuso sexual, habían orientado ya las pesquisas hacia
un varón. El dato de la llamada nocturna al teléfono móvil de Victoriana
apuntaba además a que ella se había marchado con alguien a quien conocía bien.
«¿Tenía
novio? ¿Algún amigo con quien salía?», interpelaron a la amiga. Y esta les
aportó el nombre de Ignacio, un compatriota con el que había mantenido una
relación afectiva entre noviembre de 2014 y agosto de 2015. «¿Y por qué lo
dejaron?», insistieron los agentes, sabedores de que estaban ante un testimonio
clave para resolver el crimen.
Fue entonces
cuando la mujer les habló de «desavenencias» motivadas por los fuertes celos de
Ignacio. También les relató algunos episodios de malos tratos, el último de
ellos ocurrido apenas unos días atrás, que la mujer nunca se decidió a
denunciar.
Mucho antes
de ponerle la firma al folio de la toma de declaración, los especialistas de
Homicidios ya solo eran capaces de imaginarse a sí mismos leyéndole los
derechos al menda, mientras apretaban unas esposas en torno a sus muñecas. Pero
no iba a resultar tan sencillo. De hecho, a día de hoy aún no ha sido posible.
El
apartamento de la cuarta planta del edificio de la avenida Juan Carlos I en el
que residía Ignacio A.D., en plena milla de oro de la Ciudad del Sol, se había
convertido desde largos meses atrás en una pesadilla para los acomodados
propietarios del residencial, que habrían sobrellevado con mejor ánimo un brote
de paperas que el trasiego generado por el 'piso patera'. Pero a la Guardia
Civil no le preocupaban en ese momento los alquileres y realquileres de
habitaciones y hasta de camas, que se solapaban unos con otros. Tocaron a la
puerta y preguntaron por Ignacio. «Regresó a Bolivia», les informó un
compañero. «Dijo que su padre había enfermado, que estaba muy grave, y pidió
que le prestáramos dinero para el viaje». Entre unos y otros habían conseguido
reunir unos 600 euros, cantidad aún alejada de los 1.000 euros que dijo
necesitar, pero suficientes sin embargo para tomar un autobús a Madrid y
subirse al primer vuelo que salió hacia La Paz.
El pájaro se
había esfumado, y desde luego no había sido por falta de diligencias en las
averiguaciones. Todavía no había sido hallado el cadáver de Victoriana cuando
el presunto asesino ya estaba fuera de España. En esa tesitura, lo que quedaba
era llevar la investigación con la mayor minuciosidad y rigor, ponerle la vela
a la tarta y confiar en que la cooperación internacional hiciera el resto. Que
igual era mucho confiar, aunque no les quedaba otra.
Tenían al
presunto homicida, pero había que situarlo en el lugar del crimen. Y que no
quedara resquicio alguno para la duda.
Para empezar,
resultaba evidente que el sospechoso se había desplazado hasta las proximidades
de la rambla de Béjar en un turismo, pero el asunto ofrecía alguna complejidad
si se tenía en cuenta que Ignacio no disponía de coche. Las gestiones
policiales se orientaron así hacia un amigo que ya le había dejado su coche en
alguna ocasión, pero que se limitó a negar la mayor. De hecho, cerca estuvo de
entorpecer gravemente la investigación al sostener que no tenía trato con el
presunto homicida y que en ningún caso le había prestado su Hyundai Lantra la
noche de autos.
No fue hasta
unos días más tarde cuando confesó. Le animó a hacerlo el hecho de que los
agentes hubieran logrado casar las rodadas que el coche del asesino había
dejado en un camino, curiosamente, con impresiones de dos neumáticos de
distintas marcas, con las gomas que 'calzaba' el Hyundai. «Más vale que
empieces a hacer memoria o te vas a meter en un lío muy serio», vinieron a
advertirle. Una frase, como la de 'abracadabra' o 'ábrete, sésamo' en las
películas de Simbad, que rara vez deja de ser efectiva.
El hombre,
desde luego, recuperó la memoria como por ensalmo. Y no solo admitió que
aquella aciaga noche le dejó el vehículo, sino que Ignacio le telefoneó más
tarde desde una zona descampada, ya que escuchaba soplar el viento, y que al
día siguiente le devolvió el Hyundai cubierto de polvo y con huellas de pisadas
de barro en las alfombrillas.
Los
investigadores no dejaron caer en saco roto los datos aportados con tan
prodigiosa recuperación memorísticas y obtuvieron pruebas en el habitáculo del
coche -principalmente, unos cabellos- que demostraron que Victoriana había
viajado como copiloto. Iba camino de la rambla, se dijeron. Camino de la
muerte.
Las pruebas
contra Ignacio A.D. comenzaban ya a ser abrumadoras, pero no por eso los
funcionarios del Grupo de Homicidios dieron el asunto por cerrado. Buscando y
buscando, hablando con unos y con otros, recabaron el testimonio de un amigo
que admitió que el sospechoso, horas antes de emprender viaje hacia su Bolivia
natal, le había hecho una confesión: «Me he llevado a Victoriana a la tumba».
Además, el
posicionamiento de los repetidores de telefonía móvil situaba al exnovio de la
víctima, aquella misma noche, en la zona de la rambla de Béjar donde se halló
el cadáver. Y por si faltaba algo, las muestras indubitadas de ADN de Ignacio
A.D., obtenidas de su cepillo de dientes -que había dejado olvidado en su piso,
junto a otros efectos- también coincidieron plenamente con algunos restos
obtenidos de las ropas de la mujer asesinada.
El paquete
había quedado perfecto, con su lacito y todo, y ya solo quedaba remitir el
atestado con el resultado de todas las investigaciones al Juzgado de Primera
Instancia e Instrucción número 4 de Lorca, cuyo titular había asumido la
coordinación del asunto desde su origen.
Con tales
evidencias, el juez no tardó en dictar una orden internacional de busca y
captura y en reclamar la colaboración de las autoridades bolivianas, al objeto
de que Ignacio A.D. fuera localizado, detenido y trasladado a España para ser
sometido a juicio.
La Policía
boliviana, con la que la Guardia Civil ha mantenido frecuentes contactos en los
últimos meses, informó de que el sospechoso había retornado a su localidad
natal, Quillacollo, en la provincia de Cochabamba, lo cual hizo concebir
algunas esperanzas de una rápida resolución del caso. Pero las últimas
informaciones sostienen que han perdido su rastro, lo cual no debería ser
extraño en una zona rural y caracterizada por sus extensas plantaciones de
plátano, cítricos y maíz, aunque se ha constatado que no ha abandonado el país,
al menos por vías legales.
Aunque
policialmente el asunto está resuelto, los agentes de la Benemérita que tomaron
parte en las pesquisas no pierden la esperanza de ver un día a Ignacio A.D., de
48 años, sentado en el banquillo, enfrentándose a las pruebas que recabaron sobre
su aparente participación en el crimen. Lo esperan por ellos mismos, por una
cuestión de prurito profesional, pero también por la memoria de Victoriana,
otra de esas mujeres que cayeron abatidas por la violencia machista y que, por
un tiempo, ni siquiera constó en las estadísticas oficiales como víctima de ese
salvaje fenómeno.
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