Bolivia
votará el 17 de agosto, en una elección en la que la izquierda quedaría fuera
del balotaje. Con el MAS en estado de descomposición, las encuestas anticipan
un enfrentamiento entre la derecha moderada y la derecha radical, sin
renovación de los rostros de la política y con la sensación de estar en una
elección de hace más de dos décadas.
Bolivia
votará en las elecciones del 17 de agosto en una coyuntura política inédita en
los últimos 20 años: el otrora poderoso Movimiento al Socialismo (MAS) enfrenta
el proceso electoral dividido en tres facciones y corre el riesgo de quedar en
tercer o cuarto lugar. Por primera vez desde fines de la década de 1990, la
izquierda no estaría en el balotaje, que se según las encuestas, enfrentará a
dos candidatos ubicados a la derecha (más moderada y más radical): el político
y empresario liberal-desarrollista Samuel Doria Medina y el ex-presidente Jorge
«Tuto» Quiroga, vinculado a las redes radicales de Miami.
Las
luchas intestinas que se iniciaron apenas el MAS regresó al gobierno en 2020,
tras su derrocamiento un año antes, constituyeron un verdadero proceso de
autodestrucción. El MAS está hoy dividido entre arcistas –seguidores del
presidente Luis Arce Catacora–, que se quedó con la sigla del MAS mediante la
manipulación de la justicia; evistas –adherentes a Evo Morales, inhabilitado
electoralmente y recluido en la zona cocalera del Chapare para no ser
detenido–; y androniquistas –quienes apoyan la candidatura del presidente del
Senado, Andrónico Rodríguez–.
Eduardo
del Castillo, candidato «oficial» del MAS, no llega a 2% de las intenciones de
voto. Ajeno al mundo campesino que es el «alma» del MAS, Del Castillo era uno
de los hombres fuertes del gobierno de Arce, quien finalmente desistió de
competir por una reelección imposible en virtud de su escasa capacidad de
gestión y una crisis económica que el país no conocía desde los convulsionados
primeros años 2000. Como ministro de Gobierno, Del Castillo fue la cara más
visible de la persecución política y judicial contra Evo Morales, líder
indiscutido del MAS desde su fundación. El candidato mejor posicionado del
espacio del MAS, quien tras su lanzamiento tuvo posibilidades de competir en el
balotaje, es Andrónico Rodríguez, ex-delfín de Morales y a quien este eligió
como sucesor en el liderazgo de los sindicatos de campesinos cocaleros. Con 36
años, representa a nuevas generaciones de campesinos con estudios
universitarios y fluidos vínculos urbano-rurales. Pero la decisión del joven
dirigente de postularse a la Presidencia enfureció a Morales, quien llama ahora
a anular el voto como un «referéndum» contra el proceso electoral, lo que ha
contribuido a que la candidatura de Andrónico se fuera desdibujando.
Luego
de meditarlo durante meses –en los que varios presidentes y ex-presidentes como
Nicolás Maduro, Raúl Castro y José Luis Rodríguez Zapatero intentaron mediar en
la crisis del MAS–, finalmente Andrónico lanzó su candidatura. Antes de
hacerlo, se fue alejando de su mentor no participando en los cónclaves evistas
y encarnando un discurso autocrítico y renovador, por lo que Morales lo
considera hoy un traidor. Pero Andrónico no logró enraizarse en el movimiento
campesino –que es la principal base social del MAS– y algunos de sus primeros
apoyos provinieron de figuras cuestionadas y percibidas como oportunistas. La
elección de su candidata a vicepresidenta tampoco lo ayudó. En teoría, la joven
ministra Mariana Prado –considerada en su momento parte del ala alvarista (por
el ex-vicepresidente Álvaro García Linera)– complementaba al candidato
campesino, con su perfil de tecnócrata urbana y «blanca». Pero su postulación
se enfrentó a un caso policial que la afectó de manera indirecta pero
persistente. Su ex-pareja cometió un femicidio y ella fue acusada, sobre todo
por feministas como María Galindo, de haberlo beneficiado en su declaración
judicial. «Mira Andrónico de mierda, si te presentas con la Mariana Prado, te
voy a hacer la vida a cuadros lunes, martes, miércoles, jueves, de lunes a
lunes, porque la Mariana Prado es una desgraciada que ha defendido un
feminicida», lanzó Galindo con su habitual estilo virulento y, en efecto, lanzó
una campaña impiadosa contra Prado.
Andrónico
Rodríguez consiguió una sigla prestada para postularse por fuera del MAS
«arcista», con buenos resultados en las encuestas; pero enfrentado al gobierno
del MAS y a Evo Morales, la campaña se le hizo cuesta arriba y amenaza con
desinflarse. Solo podría salvarlo, hasta cierto punto, que una parte de la gran
cantidad de indecisos y de potenciales votantes nulos o en blanco optara
finalmente por un voto útil de izquierda para evitar la debacle. Lo que podía
ser una candidatura renovadora fue dinamitada sobre todo por Morales, quien
amplió la lista de «traidores» hasta García Linera, su acompañante como
vicepresidente y «copiloto» durante 14 años.
En
medio de una crisis económica marcada por el agotamiento del modelo
nacionalista de izquierda del MAS –reducción de la producción de gas, alta
inflación, escasez de combustibles y falta de dólares, que dan también un aire
noventista a la actual coyuntura–, la política boliviana parece incapaz de
renovarse. Doria Medina fue ministro durante el gobierno de Jaime Paz Zamora,
entre 1991 y 1993, y candidato a presidente por su partido, Unidad Nacional, en
varias ocasiones. Aunque es vicepresidente del Comité de la Internacional
Socialista (IS) para América Latina y el Caribe, ello dice más sobre la
«elasticidad» ideológica de la IS que sobre el «socialismo» de Doria Medina,
uno de los grandes empresarios bolivianos. El economista amasó su fortuna en la
industria del cemento y cuenta con grandes propiedades inmobiliarias y hoteles,
y una «pata» en la gastronomía: es el propietario de la franquicia de Burger
King y Subway en Bolivia. «No soy de la derecha dura. En Bolivia, soy
considerado de centro, entonces tengo la capacidad de hablar con todos. Yo soy
más pragmático y creo que Bolivia necesita pragmatismo», dijo en una entrevista
de 2024.
Para
lograr la Presidencia luego de tantos intentos frustrados, marcados por su
falta de carisma personal, ha construido una amplia alianza que incluye desde
el ex-alcalde de La Paz Juan del Granado (centroizquierda) hasta el hoy preso
ex-gobernador de Santa Cruz Luis Fernando Camacho (derecha), pasando por varios
parlamentarios del partido del ex-presidente Carlos Mesa (centro). También
cuenta con el apoyo del empresario más rico de Bolivia, Marcelo Claure, quien
comparte con Elon Musk la voluntad de incidencia política y la fascinación por
el trolleo en las redes sociales. Doria Medina se presenta como el economista
que puede resolver la aguda crisis económica luego de una década y media de
estabilidad y crecimiento en lo que algunos denominaron el «milagro económico»
bajo el gobierno del MAS; un «milagro» que hoy pocos consideran como tal.
El
político y empresario subrayó, en una entrevista de Infobae, que su plan de
gobierno tiene como objetivo estabilizar el país en los primeros 100 días de
gestión. Para eso, el foco estará puesto en resolver el déficit fiscal, que
atribuye principalmente a tres factores: las subvenciones a los combustibles,
el gasto en empresas públicas ineficientes y el derroche en gastos de la
política. Su eslogan es «Cien días, carajo». Confía que, en caso de ganar,
llegarán inversiones y los bolivianos sacarán sus dólares del «colchón bank».
Dice
que no copió a Javier Milei, cuyo lema es «¡Viva la libertad, carajo!». El
empresario sufrió un grave accidente aéreo en 2005 y siempre consideró que su
supervivencia era una especie de mensaje. La frase que supuestamente pronunció,
«¡Carajo, no me puedo morir!», tras ver que aún estaba con vida, marcaría, con
ironía o sin ella, su carrera política. También sobrevivió a un cáncer y a un
secuestro por parte de del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) de
Perú: fue liberado después de 45 días, tras el pago de más de un millón de
dólares.
Su
contrincante más cercano es «Tuto» Quiroga, quien se desempeñó como presidente,
por sucesión constitucional, entre 2001 y 2002, tras la muerte en 2002 de Hugo
Banzer, el ex-dictador de los años 70 que volvió a la Presidencia por la vía
democrática en 1997.
En
2005 Quiroga perdió la elección con Evo Morales, quien tras obtener 54% de los
votos iniciaba su largo reinado político. Militante de una derecha dura, jugó
un papel central en el derrocamiento de Evo en 2019, como uno de los
diseñadores de la estrategia que llevó a Jeanine Áñez, hoy presa, al poder. Ha
señalado que, en caso de ganar, romperá lazos con Venezuela, Cuba e Irán («No
voy a tener relaciones con las tres tiranías trogloditas totalitarias, no voy a
tener relaciones con los tres piratas del Caribe»), pero admitió que analizaría
la permanencia de Bolivia en el grupo de los BRICS [Brasil, Rusia, la India,
China, Sudáfrica], debido al vínculo comercial con la India y China. Su defensa
de la democracia, aclaró, se limita a América Latina. «Azerbaiyán, Qatar y
demás… China, Vietnam… respeto sus sistemas, no los comparto. No me gusta el
sistema de partido único, pero lo respeto».
Cuestionó
el Mercado Común del Sur (Mercosur) –«en la parte comercial no me interesa
participar porque es entrar en una cárcel comercial»– y anunció que apostaría
por un «triángulo sudamericano» para la explotación de litio, junto con
Argentina y Chile. Con aires noventistas, dijo que mantendría una «agresiva
posición» para buscar tratados de libre comercio con varios países, incluido
Estados Unidos. Se diferenció, no obstante, del proteccionismo de Donald Trump.
«Los países que suben aranceles no me gustan. Yo voy a reducir aranceles y
entiendo perfectamente que mi respuesta habla de un Estados Unidos que ya no
está abierto al libre comercio. Y no es problema solo de la actual
administración. Por eso, como Chile y Perú, voy a firmar mis propios acuerdos comerciales
con Europa, con países de Asia y de la región», respondió en una entrevista de
la cadena CNN.
Siguiendo
la estela de Milei en Argentina, e incluso tratando de superarla retóricamente,
dijo que utilizará «motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentre» para
bajar el gasto público.
Doria
Medina mide alrededor de 21% en las encuestas y Quiroga se le ha acercado con
20%. Terceros aparecen Rodrigo Paz, hijo del ex-presidente Jaime Paz Zamora, y
el alcalde de Cochabamba y ex-candidato presidencial Manfred Reyes Villa.
Andrónico Rodríguez aparece cuarto o quinto, con alrededor de 7%. Pero
alrededor de 30% declara que votará en blanco, nulo o que aún no decidió el
voto, lo que podría alterar los resultados, y hay dudas sobre cómo se votará en
el campo.
La
cantidad de votos nulos y en blanco marcará también la legitimidad del nuevo
gobierno, que se enfrentará a un ajuste en un país marcado por las rebeliones
sociales –como lo sabe Quiroga, quien como vicepresidente vivió la Guerra del
Agua en Cochabamba en el año 2000–. Morales ha impugnado el proceso electoral y
buscará no ser detenido por una acusación de «tráfico de personas agravado»,
por haber mantenido una relación, según la acusación, con una persona que era
menor de edad al momento de iniciar el vínculo. Esa causa, iniciada bajo la
presidencia «interina» de Áñez, fue reactivada por el gobierno de Arce para
neutralizar a Morales en medio de la guerra interna.
De
esta forma, Bolivia se presta a volver a un escenario similar al de los años
90, en el que las sucesivas crisis económicas se combinaban con un sistema
político fragmentado que requería de constantes acuerdos parlamentarios y que
fue desprestigiándose al transformarse en un mercado de intercambio de cargos.
El propio triunfo de Morales en 2005 se presentó como el fin de la denominada
«democracia pactada». Ahora, con un Parlamento que se presume será dominado por
la derecha, posiblemente esa democracia fragmentada se reedite. Pero el mundo
ya no está en los 90, y Bolivia tampoco. Cuando lo entrevisté en 2005, Doria
Medina me dijo que «no es cuestión de poner [en la Presidencia] a una persona
de poncho o pollera, la solución es llevar adelante cambios en la economía».
Podría repetir lo mismo hoy, 20 años después. Pero esos sectores indígenas y
populares tienen hoy una relación diferente con el poder, aunque el discurso
sobre la regeneración nacional a partir de los pueblos originarios se haya
desgastado.
Se
abre un signo de interrogación sobre la estabilidad política del futuro
gobierno. Y sobre el futuro del MAS: ¿podrá este espacio de base
campesina-popular, que en estos años fue políticamente hegemónico, superar su
estado de descomposición, desánimo y desconcierto, o se volverá también al
escenario de los 90, cuando diversas facciones campesinas y de izquierda
gastaban gran parte de sus energías compitiendo entre sí?
Hoy,
en una Bolivia que celebró un deslucido Bicentenario, los candidatos que hasta
ayer eran «el pasado» dicen que, si ganan el 17 de agosto, quien será «el
pasado» será el MAS, y que su crisis es «terminal». Que será el fin de un largo
ciclo político.
Nueva
Sociedad de España (https://n9.cl/et35k)
LIBERALES
IMPOSTORES (O FALSOS LIBERALES)
En
un contexto político latinoamericano marcado por tensiones y contradicciones,
la defensa genuina de la libertad exige coherencia y rigor más allá de
banderías ideológicas.
Mundiario
de España (https://n9.cl/xa83k9)
Durante
años, en prensa escrita y otros espacios de irradiación pública, me empeñé en
criticar el autoritarismo de los regímenes del llamado Socialismo del siglo
XXI, y en particular el de Bolivia, liderado por los aciagos Evo Morales y Luis
Arce. Pero defender las ideas de la libertad no se refiere en absoluto a ser
contrario solamente al autoritarismo de izquierdas o a tener un criterio
selectivo y convenenciero de discriminación politológica. Defenderlas, militar
verdaderamente en el liberalismo, significa no doblegarse ante ninguna
arremetida que pueda someter la libertad del individuo, a no ser servil ante
ningún tipo de opresión que comprometa la autonomía de la conciencia y el
accionar de las personas.
Hace
unos días, en una entrevista radial que me hicieron en Radio Fides, expresé que
no compartía con aquella idea de Vargas Llosa de que incluso la peor democracia
es mejor que la mejor dictadura. Y, ciertamente, no la comparto. Creo que si
existiera un dictador virtuoso (moderado, culto, inteligente; en una palabra,
un aristócrata), como un José María Linares o un Libertador, la dictadura,
institución fundada por los antiguos romanos para que un gobernante tome
decisiones rápidas, inteligentes y efectivas sin mayores dificultade, podría
ser mejor que una “mala democracia”, si tomamos como “mala democracia” a
Venezuela o Nicaragua, ya que sus corruptos regímenes catalogan sus sistemas
como democráticos.
Pero
Bukele no parece ser ni de lejos un hombre como Bolívar o Linares. De hecho,
desde hace tiempo ha ido demostrando acciones autoritarias y concentrando
demasiado poder en sus manos. Y no me refiero particularmente a su política de
seguridad y eliminación de maras, que a mí particularmente me parece
relativamente razonable (o, al menos, no de lo peor que hizo), sino a otros
abusos como la mordaza a la prensa crítica, la persecución de líderes o
activistas o el sometimiento del poder judicial. Y nada de ello puede ser
aplaudido por una persona que defiende la libertad, pese a que el autócrata sea
de derechas.
Hablábamos
de la institución de la dictadura. Habrá
que añadir que los sabios romanos que la concibieron previeron que la dictadura
fuera solo temporaria y de ninguna manera perpetua; debía servir solo en
circunstancias de crisis y nunca para socavar la república. Sin embargo, todos
sabemos que los dictadorzuelos de nuestro tiempo, como Evo Morales, Ortega o
Maduro, entre muchos más, son dictadores disfrazados de demócratas y que lo son
no para enfrentar ninguna circunstancia crítica, ni de manera temporal, y
tampoco para preservar las bases de la república, como fue la idea en Roma… En
realidad, lo son para todo lo contrario.
Resulta
que cuando el mundo supo que en el país caribeño se había aprobado la
reelección indefinida, muchos autodenominados liberales y libertarios batieron
palmas, argumentando débilmente que la perpetuidad del régimen del popular
político salvadoreño no sería igual que la de los autócratas socialistas y de
izquierdas… Pero ¿no es una suerte de oxímoron ser liberal o libertario, por
una parte, y loar las intenciones de perpetuarse en el poder de un caudillo
populista como es Bukele, por otra? Ciertamente, lo es. Ahí se desvela la
impostura de aquellos que o dicen ser liberales, pero que son de una derecha
rancia o intolerante, o sencillamente desconocen la doctrina e ideología de la
libertad, expuestas por ilustres hombres de profundo pensamiento político como
John Locke o Voltaire.
En
2021, la Corte Suprema de El Salvador, ya controlada por Bukele, “reinterpretó”
la Constitución para que el presidente populista repostulara, y en 2024 ganó
con una apabullante mayoría: 84.6% de los votos. En julio del presente año el
Congreso, con aplastante mayoría bukeliana, aprobó una reforma constitucional
para permitir la reelección indefinida… Típica receta de los autoritarismos o
las dictaduras que se camuflan como democracias y pésima señal para las
verdaderas democracias latinoamericanas. Lo preocupante es, como apuntamos más
arriba, que los autoproclamados liberales o demócratas peguen un grito al cielo
cuando un izquierdista se perpetúa en el poder, pero callen o incluso aplaudan
ese tipo de atropellos al sistema democrático. Mejor, o no tan malo, sería que
se declararan como derechistas autoritarios o populistas de derechas, pues al
menos así dejarían de pregonar una ideología que desconocen o que,
conociéndola, la instrumentalizan a su gusto y conveniencia.
ELECCIONES
EN BOLIVIA Y REFLEXIONES PARA EL SALVADOR
La
recuperación y estabilización del país será tarea difícil. Sin embargo, la
posibilidad de corregir rumbo ha creado esperanza por primera vez en muchos
años en Bolivia. Ello fue posible por la posición de varias fuerzas políticas
ya mencionadas, especialmente la de un pueblo que exigió mantener los
componentes básicos de la democracia.
La
Prensa Gráfica de El Salvador (https://n9.cl/d1f84c)
Este
17 de agosto se celebran elecciones nacionales para presidente, diputados y
senadores en Bolivia. Este acto cívico y su entorno, del cual estas elecciones
son solo una parte de la democracia boliviana, deberían hacernos reflexionar a
los salvadoreños especialmente sobre la necesidad de respetar nuestras leyes y
sobre el valor de los diferentes componentes de la democracia.
Bolivia
es un país que ha sido gobernado por un mismo partido, el Movimiento al
Socialismo (MAS), por 20 años, basándose mucho en la popularidad de un líder
que empezó bien y terminó muy mal, Evo Morales. Un presidente que supo abrir
espacios de inclusión y participación a mayorías indígenas y mestizas en la
economía, la política y la sociedad.
Pero
un presidente que, sobre la base de ese logro inicial y en una época de bonanza
económica con buenos precios de sus materias primas, cometió abusos y
descarriló el avance democrático y económico nacional. Un presidente popular
que cambió, y fue contra lo estipulado en la constitución del país buscando su
reelección; primero tratando de respetar el orden legal llamando a un
referéndum popular y luego, que la población rechazara la reelección propuesta,
ocupando la opinión de una corte que él controlaba, se reeligió en una elección
fraudulenta. Los movimientos sociales se manifestaron y obligaron a su
renuncia.
Durante
los años del MAS, el Estado logra, con esa popularidad de su líder, el control
de las instituciones públicas y comienza la corrupción, la identificación del
Estado con el partido y el uso del primero para beneficiar al segundo. Bolivia
se distancia de sus socios tradicionales internacionales y se alinea más con
actores latinoamericanos no democráticos. La empresa privada calla, más por
omisión, lo que le tiene un alto costo después, cuando el mal manejo de la
economía del régimen y la corrupción hacen difícil su trabajo. Por otro lado,
los partidos tradicionales, que poco entregaron a las mayorías durante sus
mandatos, se debilitaron.
Aún
dentro de ese escenario, muchos de los elementos básicos de una democracia se
mantienen. Existe limitada libertad de expresión, aunque la mayoría de los
medios escritos y televisivos han sido cooptados u obligados a cerrar; hoy han
surgido otras formas a través de las redes sociales, más modernas, que intentan
llenar vacíos de información con voces independientes. El debate de ideas se
da. El tribunal electoral mantiene independencia y alguna credibilidad por
parte de la población. La Fiscalía, aunque cuestionada, ha imputado a Evo
Morales por una serie de delitos. El partido de gobierno se fracciona cuando
aparecen otros intereses que presentan opciones diferentes y que cuestionan al
líder que creía que varios privilegios eran de su exclusividad. Las fuerzas
armadas logran mantenerse al margen de los vaivenes políticos, lo que en el
mediano plazo es favorable como grupo colegiado.
El
mal manejo de la economía por parte del gobierno y la inestabilidad política
llevan a situaciones que afectan a la población y la empresa privada
severamente. Algunos ejemplos: la moneda nacional, el boliviano, tiene un valor
en el mercado negro de la mitad del cambio oficial; existe escasez de muchos
productos básicos; colas para obtener gasolina de tres a cinco horas; y un
costo de vida muy alto.
Con
este escenario de fondo inician las elecciones programadas para este 17 de
agosto.
Existen
8 candidatos a presidente, tres de ellos de fracciones del MAS. El TSE no
permite a Evo participar como candidato, ratificando el mandato constitucional
que no permite la reelección. Se mantiene la posibilidad de una segunda vuelta
si ningún candidato logra mayoría, así como la separación de las elecciones
municipales para asegurar la no contaminación entre los plebiscitos y una mayor
eficiencia electoral.
Todas
las encuestas coinciden, solo con pequeñas diferencias entre ellas:
probablemente habrá segunda vuelta; dos candidatos de centro puntean con
intenciones de voto cercanos al 25% cada uno; los candidatos cercanos al MAS,
todos juntos, no superan el 12%. La recuperación y estabilización del país será
tarea difícil. Sin embargo, la posibilidad de corregir rumbo ha creado
esperanza por primera vez en muchos años en Bolivia. Ello fue posible por la
posición de varias fuerzas políticas ya mencionadas, especialmente la de un
pueblo que exigió mantener los componentes básicos de la democracia.
QUIÉNES
SON LOS TRES CANDIDATOS QUE PODRÍAN REDEFINIR EL RUMBO POLÍTICO DE BOLIVIA
Con
propuestas que van desde la apertura económica hasta la “austeridad
inteligente”, Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina y Andrónico Rodríguez disputan
una elección que podría reconfigurar el mapa político nacional
Infobae
de Argentina (https://n9.cl/8q44c)
Bolivia
se prepara para unas elecciones presidenciales en las que ocho candidatos
competirán por el cargo, pero tres concentran gran parte de la atención pública
y mediática: el ex mandatario Jorge “Tuto” Quiroga, el empresario Samuel Doria
Medina y el líder cocalero y actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez.
Los comicios se desarrollarán este domingo y, según los últimos sondeos, los
dos primeros mantienen una ajustada disputa en el primer lugar de las
encuestas.
Jorge
“Tuto” Quiroga: el ingeniero convertido en político
Quiroga,
de 65 años, nació en Cochabamba y se formó como ingeniero en Texas antes de
trabajar en IBM. Su salto a la política llegó en la década de 1990 como
vicepresidente del entonces presidente Hugo Banzer, ex dictador militar que
regresó al poder por vía democrática.
En
2001, Banzer renunció por motivos de salud y Quiroga asumió el resto del
mandato. Desde entonces, ha intentado tres veces llegar nuevamente a la
presidencia: en 2005 y 2014 enfrentó sin éxito al entonces mandatario Evo
Morales, y en 2020 se retiró de la contienda poco antes de las elecciones
debido a su baja intención de voto.
Candidato
por la coalición Libre, Quiroga se presenta como un liberal, aunque su rechazo
a lo que denomina “20 años perdidos de socialismo” lo ha convertido en una
figura popular entre sectores conservadores. Ha prometido un “cambio sísmico”
en caso de ser elegido, con medidas como la firma de tratados de libre comercio
con Europa y China, la reducción del tamaño del Estado y la privatización de
empresas públicas deficitarias. También ha planteado el retorno de la
Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), expulsada del
país durante el gobierno de Morales, para combatir el narcotráfico.
Samuel
Doria Medina: del cemento a las urnas
El
empresario paceño Samuel Doria Medina, de 66 años, hizo fortuna en el negocio
del cemento y diversificó su actividad con proyectos inmobiliarios y
franquicias internacionales, incluida la de Burger King en Bolivia. También
construyó el rascacielos más alto del país.
A
pesar de su posición económica, se define como socialdemócrata y afirma que su
principal fortaleza es la capacidad de unir a bolivianos de diferentes
corrientes políticas. “Vengo de una familia humilde... Mi padre tuvo que dejar
la escuela a los 14 años”, declaró en una entrevista reciente.
Ex
ministro de Planificación, Doria Medina destaca su experiencia empresarial como
una herramienta para reactivar la economía nacional. Propone eliminar subsidios
a los combustibles, que representan un gasto anual multimillonario, y cerrar
empresas estatales que generan pérdidas. A la vez, promete mantener los
programas sociales contra la pobreza para mitigar el impacto de esos recortes.
Andrónico
Rodríguez: del sindicato cocalero a la presidencia del Senado
Con
36 años, Rodríguez representa a la nueva generación de políticos del Movimiento
al Socialismo (MAS), aunque en esta elección no compite por ese partido. Tras
la inhabilitación de Evo Morales para un nuevo mandato, decidió postularse por
la Alianza Popular, rompiendo con su antiguo mentor.
Su
trayectoria política comenzó en los sindicatos cocaleros del Chapare, donde
escaló hasta liderar la mayor federación del país, siguiendo los pasos de
Morales. Sin embargo, la ruptura con el ex presidente le ha costado el respaldo
de una parte importante del electorado del MAS. Morales, incluso, ha llamado a
sus seguidores a anular el voto.
Rodríguez
defiende lo que llama “austeridad inteligente” y plantea una gestión eficiente
de los recursos públicos. Pese a haber llegado a ocupar el tercer lugar en
intención de voto, las encuestas más recientes lo sitúan en la cuarta o quinta
posición, reflejando las dificultades para consolidar su apoyo fuera del MAS.
Los
comicios bolivianos de este domingo se desarrollarán en un contexto de
polarización política y tensiones entre visiones opuestas sobre el modelo
económico y el papel del Estado. Quiroga y Doria Medina representan corrientes
liberales y de centro-derecha con agendas orientadas a la apertura comercial y
la reducción del gasto público, mientras que Rodríguez busca capitalizar su
experiencia en el movimiento cocalero y su paso por la presidencia del Senado
para ofrecer una opción desde la izquierda, aunque distanciada de Morales.
El
resultado de esta contienda podría redefinir el rumbo político y económico de
Bolivia, así como las alianzas internas y externas del país en los próximos
años.
EL
MAS EN LA CUERDA FLOJA: DOS CANDIDATOS DE DERECHA LIDERAN LAS ENCUESTAS EN
BOLIVIA
Mientras
el país andino atraviesa una grave crisis económica, el MAS podría ver
amenazado su potencial electoral por primera vez. Samuel Doria y Jorge Quiroga,
dos figuras de la derecha local, se perfilan para el Palacio Quemado.
Tv
Pública de España (https://n9.cl/o93olm)
Dos
candidatos opositores al gobierno de Arce lideran las encuestas publicadas el
domingo en el país andino, que vaticinan una posible segunda vuelta en las
eleecciones presidenciales del 17 de agosto.
El
MAS, engullido en una interna feroz y responsabilizado por la crisis económica
que azota al país, podría quedar sin posibilidades electorales por primera vez
en 20 años, y perdería el poder, vaticinan los sondeos.
Según
las encuestas, las últimas autorizadas antes de los comicios, el empresario de
centroderecha Samuel Doria Medina, que postula por la Alianza Unidad, está a la
cabeza de los sondeos de Ipsos-Ciesmori y Captura Consulting, con un 21,2% y
21,6%, respectivamente.
Le
sigue de muy cerca el expresidente de derecha Jorge Quiroga, de la coalición
Libre, que figura con 20% en ambos estudios.
De
confirmarse la tendencia el próximo domingo en la elección, los dos candidatos
disputarán un balotaje el 19 de octubre.
Desde
2005, el Movimiento al Socialismo (MAS), de la mano de Evo Morales durante tres
mandatos (2006-2019) y luego de Luis Arce (2020-2025), ganó todas sus
elecciones en primera vuelta.
Hoy,
su candidato, el exministro de gobierno Eduardo del Castillo, aparece en el
séptimo lugar entre nueve candidatos.
ELECCIONES
EN BOLIVIA: “NO VAN A LLEGAR A 25 % TODAS LAS FUERZAS DE IZQUIERDA”
El
exembajador de Bolivia ante la OEA, Jaime Aparicio Otero, dijo en entrevista
con PanAm Post que los bolivianos hoy no ven muchas diferencias entre Jorge
Quiroga y Samuel Doria Medina y se inclinarán a última hora por el que
garantice estabilidad y gobernabilidad y mayor fortaleza para desaparecer de la
arena política al MAS
Panam
Post de Panamá (https://n9.cl/z8hdo)
Bolivia
celebra elecciones el domingo para escoger a su próximo presidente sin Evo
Morales y Luis Arce en el tarjetón y con sus candidatos sepultados en los
últimos lugares en las encuestas. Jorge ‘Tuto’ Quiroga y Samuel Doria Medina,
dos opciones que se mueven entre la centroderecha y el centro, son los
aspirantes con mayor apoyo popular, aunque sin conseguir ninguno capitalizar el
alto descontento con el actual gobernante y el exmandatario cocalero. De esta
manera, los bolivianos le cierran la puerta al socialismo que gobernó el país
por casi dos décadas, con la excepción del año que duró el gobierno interino de
Jeanine Áñez, quien hoy forma parte de los casi 300 presos políticos en el
país.
«En
Bolivia no van a llegar ni a 25 % todas las fuerzas de izquierda», dijo el
exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA) durante el
gobierno de Jeanine Áñez, Jaime Aparicio Otero, en entrevista con PanAm Post en
la que agregó que 75 % de los bolivianos se está inclinando en estas elecciones
a votar por políticas de corte liberal para así dejar atrás el socialismo que
tanto daño hizo al país. ¿Quién será entonces el próximo presidente de Bolivia?
El diplomático aclara que entre Quiroga y Doria Medina hay una diferencia
ideológica notable: el primero es más liberal y el segundo muy cercano a la
socialdemocracia. Sin embargo, destaca que cualquiera de los dos podría ganar,
ya que los electores se terminarán inclinando a última hora por el que
demuestre mayor capacidad de garantizar estabilidad y gobernabilidad y mayor
fortaleza para desaparecer de la arena política al MAS, el partido que ha
gobernado el país por casi dos décadas y cuya dirección se disputan Morales y
Arce.
«Tanto
‘Tuto’ Quiroga como Samuel Doria Medina como Manfred Reyes Villa y Rodrigo Paz
van a tener que llegar a un acuerdo después de la elección porque un gobierno
débil, en estas circunstancias, con un Evo Morales muy dispuesto a
desestabilizar el país, no va a ser fácil si no hay un acuerdo nacional de
estas fuerzas contrarias a la izquierda, y eso es lo que espera la gente (…) Si
las encuestas son ciertas y no hay fraude, entre Tuto, Manfred y Samuel podrían
tener casi el 72 – 75 % del Congreso, es decir, tendrían la gobernabilidad
necesaria para hacer los cambios urgentes que necesita Bolivia».
Aparicio
Otero considera que «los intentos de desestabilización de Evo Morales son muy
peligrosos». Además, subraya que el exmandatario de Bolivia está apostando al
fracaso de los candidatos de izquierda en estas elecciones y por eso está
promoviendo el voto nulo para conseguir un espacio que le permita ser el jefe
de la oposición. No obstante, señala que en el próximo gobierno se debe
reivindicar la justicia encarcelando finalmente a Morales por los graves
delitos que se le imputan, incluyendo estupro por abuso de menores de edad,
mientras que deben recuperar su libertad los presos políticos entre los que se
encuentra la expresidente Jeanine Áñez y el exgobernador de Santa Cruz, Luis
Fernando Camacho.
LAS
ÚLTIMAS ENCUESTAS EN BOLIVIA PREVÉN UNA SEGUNDA VUELTA ENTRE DOS CANDIDATOS
PRESIDENCIALES DE DERECHA
Los
analistas señalan que un inédito porcentaje de indecisos podría ocultar un voto
a favor del izquierdista Andrónico Rodríguez, cuya popularidad aparece en baja
El
País de España (https://n9.cl/xkc49)
Bolivia
comenzó la semana de sus elecciones presidenciales con dos claras conclusiones
de las últimas encuestas. La primera es la proyección de una segunda vuelta
entre los candidatos de oposición Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga; la
segunda, el inédito porcentaje —hasta 30%— que suman los indecisos, los votos
en blanco y los nulos, algo poco común a estas alturas de la carrera. Así lo
evidencian los tres sondeos de opinión publicados el fin de semana, que además
trazan una drástica caída en la intención de voto por Andrónico Rodríguez,
antiguo delfín político de Evo Morales, que ha pasado del tercer al cuarto o
quinto puesto, según el caso.
De
confirmarse estas previsiones, los resultados del domingo 17 de agosto
llevarían, por primera vez, a que se dispute una segunda vuelta en Bolivia
desde que se introdujo en la Constitución en 2009. El desempate está previsto
para el 19 de octubre. Sin embargo, la Asamblea ya estará configurada, de
confirmarse los sondeos, con un bloque mayoritario de derecha por primera vez
en 20 años.
Los
sondeos de opinión en Bolivia han sido históricamente imprecisos. En el proceso
electoral de 2020, por ejemplo, subestimaron el apoyo al actual presidente,
Luis Arce, con un promedio de casi 13 puntos de diferencia, una de las fallas
más grandes en América Latina, de acuerdo con un estudio del Celag.
“Los
liderazgos de Doria Medina y Quiroga no son una garantía, podrían simplemente
reflejar que todas las encuestas están midiendo el mismo universo urbano y
accesible, mientras ignoran las corrientes subterráneas que podrían provocar
una sorpresa el día de la elección”, comenta Ricardo Fernández, economista y
doctorando en Estadística en la Universidad de Granada.
El
voto rural representa alrededor del 30% del electorado y ha sido la base con la
que el Movimiento al Socialismo (MAS) cimentó sus dos décadas de gobierno. Para
Fernández, los sondeos de opinión cubren de forma deficitaria este sector del
sufragio: “Investigaciones señalan que las metodologías telefónicas son
estructuralmente incapaces de captar al 15% de la población sin acceso a
celular, un segmento con clara inclinación política”.
Las
encuestadoras han defendido que, para hacer su muestra más representativa,
abandonaron la recolección por teléfono y realizan todas sus entrevistas de
forma presencial. “Esto no elimina el riesgo: muchas veces las empresas están
obligadas a reemplazar localidades de la muestra original por otras más
accesibles. Esto demuestra que el error de subcobertura rural ha mutado: ya no
es solo un defecto de diseño, sino un desafío logístico y operativo”, detalla
Fernández.
El
otro factor que podría sacudir el resultado previsto es el voto que se oculta
entre los indecisos y los sufragios en blanco, al que se atribuye haber sido
decisivo para la victoria de Arce en 2020.
“Siempre
es posible que ese porcentaje de indecisos se concentre en un candidato que
sostenga un proyecto político distinto al que ofrecen Samuel y Tuto. En este
caso, sería Andrónico. Eso podría hacer variar la elección, todo depende de
cuán presente esté en la mente del electorado la polarización”, defiende Óscar
Gracia, magíster en Filosofía Política y docente de la Universidad Privada
Boliviana. Estos elementos que podrían inclinar la balanza a favor de Rodríguez
no eclipsan el descenso que ha experimentado en su popularidad. Comenzó las
encuestas afianzado en un tercer puesto, con casi el doble del porcentaje que
le atribuyen ahora los últimos sondeos.
Gracia
argumenta esta caída con dos puntos. El primero, la incapacidad de Rodríguez
para concentrar el apoyo de la izquierda y de los movimientos populares. El
segundo, no haber podido escapar de la sombra del MAS —fue presidente del
Senado en el actual Gobierno—, partido al que la población culpa de la actual
crisis económica e institucional.
“Hay
una resignación en las nuevas generaciones con el sistema político. No hay
opciones de renovación posibles en la derecha ni en el centro; menos aún en la
izquierda”, apunta. Tampoco se puede obviar el descontento que parece haber
generado la elección de la exministra de Planificación Mariana Prado como
candidata a la vicepresidencia, por no tener vínculos sindicales ni con los
movimientos sociales.
La
Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari retiró este lunes
su apoyo a Rodríguez, a través de declaraciones de su dirigente David Mamani:
“Nos alejamos de manera definitiva del pacto popular por no haber respetado la
resolución que pedía el cambio de las candidatas Prado y Susana Bejarano [a
senadora] por no ser electas orgánicamente a nivel sindical”. Las mismas
condiciones exigió, en un comunicado, la Federación Nacional de Cooperativas
Mineras de Bolivia.
El
sector minero fue una de las bases del MAS para mantenerse en el poder, al
igual que los cocaleros. Parece que estos últimos tampoco darán su apoyo a
Rodríguez, ya que, a pesar de ser vicepresidente de la federación que aglutina
a este rubro, su superior era Evo Morales. El expresidente le ha negado su
respaldo y empuja más bien a sus votantes a marcar nulo en la papeleta —con
porcentajes de hasta el 14% en las últimas encuestas— como un acto de
deslegitimación de unas elecciones en las que está inhabilitado para
participar.
BOLIVIA
ENTRA EN LA RECTA FINAL DE SUS PRESIDENCIALES CON DOS CANDIDATOS DE DERECHA A
LA CABEZA
A
una semana de las elecciones generales en Bolivia, las encuestas proyectan un
escenario muy reñido entre dos opositores de derecha: Samuel Doria Medina y el
expresidente Jorge "Tuto" Quiroga. Ambos lideran la intención de
voto, pero sin los márgenes necesarios para evitar una segunda vuelta. El
elevado porcentaje de indecisos, junto con la crisis económica y las tensiones
políticas, marcan un proceso electoral cargado de incertidumbre.
France
24 (https://n9.cl/1k2t4)
Según
los sondeos de Ipsos Ciesmori y Captura Consulting, el empresario Samuel Doria
Medina, de la centroderechista Alianza Unidad, lidera con poco más del 21%,
seguido de cerca por el expresidente “Tuto” Quiroga, de la coalición Libre, con
un 20% en ambos estudios.
Sin
embargo, una encuesta previa de Spie SRL, publicada el viernes, otorga a
Quiroga un 24,45% y a Doria Medina un 23,64%, confirmando un empate técnico
entre ambos candidatos de derecha y una eventual segunda vuelta.
Lo
que sí parece ser una verdad consolidada es el hundimiento de la izquierda
boliviana, tanto la del expresidente Evo Morales como la del actual mandatario
Luis Arce.
El
cocalero Andrónico Rodríguez, alfil de Evo, no pasa del 7,2% en ninguna
encuesta mientras que el oficialista Eduardo del Castillo, del Movimiento al
Socialismo (MAS), aparece relegado con menos del 2%, reflejando el desgaste del
partido gobernante.
Un
dato relevante es el alto nivel de indecisión y rechazo: los indecisos alcanzan
un 13,3% en la encuesta de Ipsos y un 14,4% en la de Captura; y los votos nulos
y blancos suman un 19,8% (Ipsos), 15,6% (Captura) y 15,65% (Spie SRL). Este
fenómeno, impulsado en parte por la campaña del expresidente Evo Morales a
favor del voto nulo, evidencia un electorado desencantado y polarizado.
Cisma
en la izquierda puede acabar con hegemonía del MAS
La
contienda electoral llega en un momento máximo de crispación política y
polarización en Bolivia. Tras casi dos décadas de hegemonía del MAS, primero
bajo Evo Morales (2006-2019) y luego con Luis Arce (2020-2025), el partido
enfrenta su mayor desafío.
Además,
la grave crisis económica, marcada por una inflación interanual del 24,8% en
julio, la más alta desde 2008, y la escasez de dólares tras el agotamiento de
las reservas internacionales han erosionado la popularidad del oficialismo. La
política de subsidios a combustibles, que obliga al Gobierno a importar a alto
costo para vender a precios bajos, ha exacerbado la situación, generando
descontento generalizado.
El
MAS, representado para las próximas elecciones por Eduardo del Castillo,
aparece debilitado, mientras que Andrónico Rodríguez, líder cocalero y figura
disidente dentro del propio movimiento, no logra capitalizar el voto
izquierdista.
La
ausencia de Eva Copa, la única candidata mujer, quien se retiró a fines de
julio alegando acoso político, refuerza la percepción de un proceso electoral
hostil para nuevas voces.
Desde
la derecha, la ventaja de Samuel Doria Medina y “Tuto” Quiroga refleja un deseo
de cambio tras años de dominio masista, pero también expone la fragmentación de
la oposición.
Ambos
candidatos han capitalizado el descontento económico, pero la alta indecisión y
el voto de protesta liderado por Evo Morales sugieren que el electorado no está
plenamente convencido. La falta de una izquierda unificada, dividida entre el
oficialismo y disidentes como Rodríguez, debilita aún más al MAS, que enfrenta
el riesgo de perder el poder por primera vez en dos décadas.
El
factor Evo Morales y el voto nulo
Evo
Morales, inhabilitado constitucionalmente para postularse luego de tres
mandatos, ha jugado un rol disruptivo. Desde su refugio en el Chapare, donde
enfrenta una orden de captura por un caso de trata de menores que él niega,
Morales ha promovido activamente el voto nulo como protesta contra el sistema
electoral y el Gobierno de Luis Arce.
Las
encuestas reflejan que esta estrategia ha calado: el 14,6% de votos nulos en el
sondeo de Ipsos y el 10,6% en el de Captura podrían influir en la definición de
los resultados, aunque, según la norma electoral, estos votos no cuentan en el
cómputo de votos válidos.
La
ley electoral boliviana establece que, para ganar en primera vuelta, un
candidato debe obtener más del 50% de los votos o al menos un 40% con una
diferencia de 10 puntos sobre el segundo. Con los porcentajes actuales, ni
Doria Medina ni Quiroga alcanzarían estos umbrales, haciendo probable una
segunda vuelta el 19 de octubre. Este escenario sería inédito en la era del
MAS, que siempre se impuso en primera ronda desde 2005.
El
próximo domingo, los bolivianos no solo elegirán presidente y vicepresidente,
sino también a los parlamentarios de la Asamblea Legislativa para el periodo
2025-2030. Los resultados determinarán si Bolivia transita hacia un nuevo
liderazgo de derecha o si el voto nulo y la fragmentación abren la puerta a
sorpresas en un proceso marcado por la incertidumbre.
SAMUEL
DORIA, EL MULTIMILLONARIO QUE BUSCA SER PRESIDENTE DE BOLIVIA Y PROMETE SER
"TODO LO CONTRARIO" A EVO MORALES
Yahoo
de España (https://n9.cl/yrmq4)
Samuel
Doria Medina es un multimillonario, político y exministro boliviano que busca
ganar las elecciones en Bolivia. Con 66 años, intentará vencer a los
principales candidatos en la lucha por la presidencia. Dueño de franquicias en
el país, promete un estilo de política diferente, afirmando ser "todo lo
contrario" a Evo Morales.
Siendo
el favorito para ganar las elecciones presidenciales, según las últimas
encuestas en Bolivia, Samuel Doria Medina buscará, este 17 de agosto, realizar
"un cambio de ciclo", según sus propias declaraciones. Con Jorge
"Tuto" Quiroga como su principal competidor, promete un modelo
económico que enaltezca al país y lleve a cabo una reestructuración total a
nivel interno.
¿Cuál
es la biografía de Samuel Doria Medina?
Nacido
en La Paz en 1958, Samuel Doria Medina orientó su vida hacia la economía,
obteniendo un título en esta carrera en la Universidad Católica Boliviana,
además de maestrías y doctorados en el extranjero. Fue presidente y principal
accionista de SOCOBE (Sociedad Boliviana de Cemento) y también propietario de
las franquicias de Burger King y Subway en Bolivia.
Su
incursión en la política comenzó en la década de 1990, cuando fue Ministro de
Planificación y Coordinación durante la presidencia de Jaime Paz Zamora. Fue
reconocido por implementar políticas de privatización y apertura económica para
modernizar el Estado boliviano.
Sin
embargo, no es la primera vez que postula a la presidencia de Bolivia. En 2005,
2009 y 2014 fue el principal contendiente del Movimiento al Socialismo (MAS) e
incluso fundó su propio partido en 2003, el Frente de Unidad Nacional (UN),
convirtiéndose en una de las principales fuerzas de la oposición.
¿Cuáles
son las propuestas de Samuel Doria Medina?
Bajo
el lema de un plan de "100 días", Samuel Doria Medina presenta una
serie de propuestas, entre las que destacan abandonar el modelo de economía
estatista y aplicar medidas de austeridad para reducir el déficit fiscal. Su
principal objetivo, según sus declaraciones, es "detener la
hemorragia" económica causada por los gastos del gobierno.
Respecto
a la política exterior, Doria Medina propone retirar a Bolivia de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), distanciándose de
países como Venezuela, Cuba e Irán. De ganar las elecciones, buscaría
fortalecer las relaciones con países del occidente, destacando a Estados
Unidos.
Para
acabar con la corrupción en el país, promete una reforma del sistema judicial y
enjuiciar a los responsables de la crisis y corrupción en Bolivia. Finalmente,
para promover la producción y el desarrollo, levantará los obstáculos que
frenan a los exportadores y fortalecerá los sectores agropecuario, industrial y
turístico mediante la formulación de leyes que generen ingresos para el país.
LUIS
ARCE SE FUGARÍA A VENEZUELA: LOS FACTORES QUE LO EMPUJAN AL EXILIO
Huir
no es novedad ni para Luis Arce o para Evo Morales, ya que este último dejó La
Paz en noviembre de 2019 tras incurrir en fraude electoral, con el propósito de
intentar quedarse por cuarta vez consecutiva en la Presidencia. Primero, arribó
a México y luego salió de allí para estar bajo condición de asilo político en
Argentina, respaldado por el kirchnerismo.
Panam
Post de Panamá (https://n9.cl/x3ghf2)
Cuando
el presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció en mayo el retiro de su
candidatura a la reelección, más de uno se preguntó el porqué de su
declinación. Para su exaliado Evo Morales, el actual jefe de Estado planea una
fuga Venezuela con el apoyo del régimen de Nicolás Maduro y no lo haría solo.
El itinerario incluye al vicepresidente, David Choquehuanca y al titular de la
Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, quien se postula a los comicios del
17 de agosto como abanderado de la izquierdista Alianza Popular.
Para
concretar el escape, Morales señaló en una entrevista con radio Kawsachun Coca,
que Choquehuanca aterrizó por «sorpresa» en Caracas, con el fin de sostener una
visita en Miraflores con la cúpula de la dictadura chavista. Incluso, aseguró
que fuentes de la Policía Boliviana y de las Fuerzas Armadas, confirman que
viajó «sin ninguna agenda», solo con la pretensión de generar condiciones a
favor del escape.
“La
única agenda era reunión con altas autoridades. Y todos comentan que, en
Bolivia, la Casa Grande del Pueblo, como también en Venezuela, que ha ido a
preparar la fuga de Lucho (Arce) y su familia, y algunos corruptos. Lo tienen
todo preparado” dijo.
Además,
Morales declaró que “compañeros” de la filas socialistas exhortan a resguardar
las pistas de los aeropuertos e inmediaciones, para impedir la salida de Arce
durante la jornada comicial. El dirigente cocalero insiste en que «el pueblo es
tan inteligente, se da cuenta perfectamente”.
Viajar
para evadir responsabilidades
Huir
no es novedad ni para Arce o para Morales, ya que este último dejó La Paz en
noviembre de 2019 tras incurrir en fraude electoral, con el propósito de
intentar quedarse por cuarta vez consecutiva en la Presidencia. Primero, arribó
a México y luego salió de allí para estar bajo condición de asilo político en
Argentina, respaldado por el kirchnerismo. «Me duele abandonar el país por
razones políticas”, publicaba en aquel momento en sus redes sociales.
A
Arce también se le perdió el rastro después de renunciar al ministerio de
Finanzas. En su carta pública alegó “la necesidad de pacificación”, para dejar
el puesto con rumbo desconocido. ¿Dónde estuvo escondido hasta que lanzó su
candidatura en 2020? Hay pocos registros. Quizá por ello Morales cuela en sus
declaraciones que la huida es un «derecho». La lista de mandatarios que apelan
a la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 es larga. Los casos de Alan
García y de Manuel Zelaya también figuran allí.
Elegir
a Venezuela para una fuga es astucia absoluta. Maduro es cercano a Arce, de
hecho, fue uno de los primeros en defenderlo en junio del año pasado cuando un
grupo de militares, encabezado por el general, Juan José Zúñiga, trató de
irrumpir en el palacio de gobierno, conocido como la Casa Grande del Pueblo,
para derrocarlo. Dos meses antes, ambos habían estrechado sus vínculos en la
XXIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP),
en Venezuela.
Motivos
de peso
Huir
de Bolivia para buscar refugio en el chavismo luce ideal para Luis Arce,
considerando el complejo contexto judicial que tiene encima. Actualmente, el
mandatario está envuelto en numerosos escándalos por corrupción en su
administración, los cuales han provocado la destitución de siete ministros.
Sin
embargo, los negocios opacos de su entorno familiar han sido la estocada final,
luego de trascender que su hijo Rafael Ernesto Arce Mosqueira adquirió un
terreno de más de 2100 hectáreas por 3,3 millones de dólares en 2021, cuando
tenía 25 años.
El
caso es solo la punta de un iceberg en el mandato de Arce, que acumula una
inflación interanual de 24 %, sumado a la caída de las reservas internacionales
de 15000 millones de dólares a 2000 millones de dólares, una combinación de
factores que propicia una de las peores crisis en el país.
Con
semejantes números, países con regímenes forajidos y opresores son ideales para
pensar en una nueva vida. Más cuando el último ranking elaborado por CB
Consultora, una firma especializada en estudios de opinión pública y análisis
de escenarios electorales, lo posicionó como el presidente con la desaprobación
más alta de la región, al arrojar 76,2 % de imagen negativa y solo un 21,2% de
valoración positiva. Con la tendencia Arce quedó por debajo de la presidente de
Perú, Dina Boluarte, quien tiene un índice negativo de 73,7 % y Maduro, cuyo
rechazo ronda el 66,4 %.
BOLIVIA,
LA HIJA PREDILECTA DE SIMÓN BOLÍVAR
En
el marco del Bicentenario, Bolivia celebra elecciones presidenciales que
invitan a reflexionar sobre su legado histórico en la forja de la Patria Grande
latinoamericana.
Telesur
de Venezuela (https://n9.cl/k8iza)
El
6 de agosto de 2025, Bolivia conmemoró su bicentenario de independencia. El
Estado Plurinacional rindió homenaje a su historia de resistencia, lucha
popular y afirmación soberana. Una trayectoria que, según el Libertador Simón
Bolívar, convierte a Bolivia en su “hija predilecta”, como lo expresó en una
carta de 1827 dirigida a Antonio José de Sucre. Esta frase el Comandante Hugo
Chávez la hizo suya cada vez que se refería al país andino.
Desde
los levantamientos indígenas liderados por figuras como Tomás Katari, Túpac
Katari y Juana Azurduy, hasta la Revolución Nacional de 1952 encabezada por
Víctor Paz Estenssoro con el estruendo de la dinamita minera, Bolivia ha
forjado su destino reivindicando a sus pueblos y el control de sus recursos
naturales.
En
este breve recorrido histórico, resuena la dinamita de los trabajadores de la
Central Obrera Boliviana como vanguardia de los levantamientos populares de
1952, dando lugar a la Revolución Nacional que llevó al poder a Víctor Paz
Estenssoro. Su gobierno decretó la nacionalización de las minas y el monopolio
en la exportación del estaño, la reforma agraria —que distribuyó tierras entre
los pueblos originarios—, la prospección de pozos petrolíferos por empresas
extranjeras, la institución del voto universal, la reforma educativa y la
vinculación caminera con el oriente mediante la carretera Cochabamba-Santa
Cruz.
Resulta
inevitable mencionar Ñancahuazú y la huella imborrable dejada por Ernesto Che
Guevara y los hermanos Inti y Coco Peredo al hablar de Bolivia.
Con
la injerencia de la Casa Blanca en toda América Latina, se sucedieron gobiernos
militares de corta duración. Entre ellos destacan intentos soberanos como el de
Juan José Torres en 1970, quien reanudó relaciones con Cuba y Chile —entonces
bajo el gobierno de Salvador Allende—. Torres intentó crear un cogobierno con
la Central Obrera Boliviana y expulsó de Bolivia varios organismos
estadounidenses, hasta que el 21 de agosto de 1971 el coronel Hugo Banzer
Suárez encabezó el golpe que lo derrocó.
En
2006, con la llegada al poder de Evo Morales, se estableció el Estado
Plurinacional de Bolivia, marcando un nuevo capítulo mediante el impulso del
socialismo comunitario indígena y una política decidida de soberanía sobre los
recursos naturales.
Socialismo
comunitario
Recuerda
Silvya de Alarcón en su trabajo Socialismo Comunitario que en 1988 sale a la
luz pública “Las condiciones de la revolución socialista en Bolivia. A
propósito de obreros, aymaras y Lenin”, libro escrito por Álvaro García Linera
bajo el seudónimo de Qhananchiri.
Afirma
de Alarcón: “A diferencia de las tradicionales posiciones de la izquierda
nacional que caracterizaban al mundo campesino-originario como pequeña
burguesía, en virtud de una lectura mecánica del marxismo, aquí se reivindica
su potencial revolucionario sustentado precisamente en el carácter antagónico
de la autodeterminación nacional con respecto al dominio del capital y la
burguesía. Y no solo como carácter potencial: la historia nos muestra cómo ese
campesinado-indígena ha desarrollado una larga lucha por su emancipación.
En
su carácter más genérico y esencial, podría pensarse que el socialismo
comunitario es la forma que asume la lucha contra el capital teniendo como
horizonte y como medio de realización las formas comunitarias“.
Refiriéndose
a las condiciones bolivianas, expone: “Si bien el socialismo tiene en la
comunidad la forma social que supera las relaciones fundamentales que
caracterizan al capitalismo, en Bolivia esa fuerza constructora del futuro
encuentra en las comunidades históricamente existentes en el mundo andino una
condición de concreción. El socialismo comunitario es posible en Bolivia porque
es aquí donde se han desarrollado estructuras comunitarias concretas que aún
perviven como fuerzas productivas, a partir de las cuales es posible pensar en
la forma comunitaria socialista“.
Un
eje estratégico en Sudamérica
La
posición geográfica de Bolivia en el centro del continente sudamericano, sumada
a sus vastos recursos naturales como el gas, los minerales estratégicos y el
litio, posiciona al país como un enclave geopolítico de creciente importancia.
La gestión soberana de sus recursos “establece un precedente para otros países
en desarrollo”.
La
posición geográfica boliviana no solo determina su rol como articulador
regional, sino que permite pensar en que se convierta en un punto crucial para
el desarrollo de corredores bioceánicos que conectarían el Atlántico con el
Pacífico, transformando las dinámicas comerciales sudamericanas.
Litio,
minería y energía: apuestas de soberanía
Bolivia
posee las mayores reservas de litio del mundo, superando los 10 millones de
toneladas. A diferencia de los modelos extractivistas de países vecinos,
Bolivia apunta a industrializar toda la cadena productiva. Con una inversión de
900 millones de dólares, el país ha construido plantas piloto y prevé inaugurar
la planta industrial de cloruro de potasio este 30 de septiembre de 2025.
Asimismo, avanza en la construcción de una planta de carbonato de litio con
tecnología china y una industria de baterías en alianza con el grupo alemán ACI
Systems, gestionado por la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos.
En
minería, Bolivia continúa siendo uno de los principales exportadores mundiales
de estaño, tungsteno, antimonio y boro. El gobierno impulsa la instalación de
nuevas plantas de fundición y refinación, buscando dejar atrás la histórica
dependencia de procesadoras extranjeras.
En
cuanto a hidrocarburos, la certificación de 10,7 trillones de pies cúbicos
(TCF) de gas natural y 240,9 millones de barriles de líquidos garantiza la
capacidad de exportación por al menos 14 años más, según el informe de la
empresa canadiense Sproule International Limited.
Redistribuyendo
la riqueza
Según
informa la estatal Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), se
entregaron 14.587 instalaciones de gas domiciliario a través de 11 actos
realizados en distintos departamentos del país, como parte de las 200 obras que
entrega el Gobierno Nacional de manera simultánea en el inicio del mes del
Bicentenario de Bolivia. Son 72.935 beneficiarios, y las obras (200 obras en
homenaje a los 200 años) tuvieron una inversión de aproximadamente 142 millones
de bolivianos.
En
su compromiso con la soberanía alimentaria, mediante un camión cisterna móvil,
YPFB abastece con 150.000 litros de diésel a seis comunidades potosinas
productoras de quinua, con el objetivo de que este combustible cubra la demanda
de aproximadamente 1.800 tractores durante la época de siembra.
Producto
Interno Bruto
El
Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia en 2023 alcanzó un nivel histórico de
45.464 millones de dólares estadounidenses, convirtiendo al país andino en la
segunda economía con mayor expansión en la región, después de Paraguay.
El
PIB per cápita también aumentó a 3.736 dólares estadounidenses, la cifra más
alta registrada. En cuanto a la tasa de crecimiento anual, Bolivia ha
promediado un 3,70% desde 1991 hasta 2024, con un máximo histórico de 23,12% en
el segundo trimestre de 2021 y un mínimo histórico de -24,74% en el segundo
trimestre de 2020. En el cuarto trimestre de 2024, el PIB se expandió un 0,73%
respecto al mismo período del año anterior.
Sembrando
Industrias
El
2025 se perfila como un año crucial para Bolivia, marcado por la consolidación
de proyectos estratégicos que reafirman la senda de la industrialización como
motor del desarrollo económico, con el objetivo de construir 170 plantas
industriales.
Cabe
mencionar la inauguración de la Planta de Transformación de Subproductos de
Soya en San Julián, Santa Cruz. Esta obra, inaugurada la semana pasada,
representa un avance concreto hacia la industrialización del país.
También
destaca la primera planta de producción de biodiesel en Santa Cruz, junto al
proyecto en curso para una segunda planta en El Alto, programada para entrar en
funcionamiento en 2025. Ambas iniciativas buscan reducir la dependencia de los
hidrocarburos importados y fomentar la producción nacional.
Otro
proyecto clave es el complejo siderúrgico del Mutún, ubicado en Puerto Suárez,
que comenzará a producir barras de acero en 2025, lo que permitirá un
importante ahorro de divisas y la generación de empleo.
Bicentenario
A
dos siglos de su independencia, Bolivia reafirma su vocación de soberanía,
integración regional y justicia social. Su participación activa en organismos
como el ALBA-TCP fortalece la construcción de la Patria Grande latinoamericana,
un ideal aún vigente en la memoria de Bolívar.
El
presidente de Bolivia, Luis Arce, resaltó el espíritu indomable del pueblo
boliviano al conmemorar los 200 años de independencia de la nación, evento que
no solo recuerda el nacimiento de la República, sino también la resistencia de
un pueblo que transformó el sufrimiento en conciencia colectiva.
En
su discurso, Arce enfatizó que la historia de la nación se siembra con dignidad
y se honra a través de la resistencia. Recordó cómo, en suelo boliviano, “ni
las cadenas ni las espadas” pudieron quebrantar el espíritu de las naciones
indígenas originarias, de los trabajadores, de los mineros y de todas las
mujeres y hombres que lucharon por un futuro mejor.
El
mandatario subrayó la importancia de la organización y la movilización en la
lucha por la justicia social, instando a todos los bolivianos a unirse en torno
a una historia común. “La opresión se transforma en organización, y la
explotación en movilización”, declaró, reafirmando que la unidad es fundamental
para construir un futuro más justo.
EL
BOOM DE LAS COMPRAS EN BOLIVIA LLEGA A LA RIOJA: LOS TOURS ORGANIZADOS QUE
PARTEN DE LA PROVINCIA PARA APROVECHAR LOS BAJOS PRECIOS
La
crisis económica en Argentina impulsa un nuevo fenómeno de turismo de compras,
con Bolivia como un destino en auge por sus precios hasta 75% más bajos. La
Rioja se ha sumado a esta tendencia con la organización de tours grupales que
parten de la provincia para adquirir mercadería fronteriza.
Portal
Web de Argentina (https://n9.cl/glevp)
Un
nuevo fenómeno de turismo de compras cobró fuerza en los últimos meses, con
miles de argentinos cruzando la frontera hacia Bolivia para aprovechar los
bajos precios. Si bien la práctica es común en provincias limítrofes, la alta
demanda provocó la organización de tours grupales con salidas programadas desde
Salta, Jujuy, La Rioja y Catamarca.
Las
ciudades fronterizas bolivianas como Bermejo, Yacuiba y Villazón registraron en
2025 un crecimiento notable de visitantes, que encuentran productos con valores
entre un 30% y un 75% más baratos que en Argentina. La variedad de artículos es
amplia e incluye neumáticos, indumentaria, calzado, pequeños electrodomésticos
y tecnología como celulares, notebooks y televisores, entre otros.
Para
cruzar la frontera de manera ilegal, muchos viajeros optan por los «bagayeros»,
personas que trasladan en sus espaldas la mercadería envuelta en tela para
eludir los controles policiales. Esta es una actividad ilegal y peligrosa, pero
el artículo indica que el flujo no se detiene. Para quienes buscan una
experiencia más personalizada sin depender de grandes grupos, existe la
posibilidad de tomar taxis. Mariano Rojas, un taxista, comentó en abril de 2025
que cobra $225.000 el viaje ida y vuelta desde Tucumán a Bolivia.
PEDRO
CASTILLO INVOCA A PETRO Y AL PRESIDENTE DE CHILE, BOLIVIA, BRASIL DESDE JUICIO:
"DE UNA VEZ VAMOS A LA GUERRA"
EL
Popular de Perú (https://n9.cl/s0ixv)
En
la sesión 52 del juicio por el fallido golpe de Estado, el expresidente Pedro
Castillo volvió a generar controversia. Desde el penal de Barbadillo, donde
cumple prisión preventiva, invocó a mandatarios de la región a unirse en una
supuesta “guerra” contra la delincuencia y la corrupción.
"Desde
acá invoco a Petro y al presidente de Chile, Bolivia, Brasil, de una vez vamos
a la guerra. Pero a la guerra para terminar con la delincuencia,
corrupción", declaró ante la sala.
Sus
palabras, pronunciadas en un contexto judicial, reavivan el debate sobre su
papel político y el peso de sus declaraciones en medio de un proceso penal.
¿Qué
dijo Pedro Castillo sobre su inocencia?
El
exmandatario no solo lanzó mensajes a líderes internacionales, también volvió a
defenderse de las acusaciones.
"Hasta
el momento no se me encuentra el delito que se me imputa; simplemente decirles
que soy un presidente secuestrado, un presidente que empezó a impulsar el
desarrollo de miles de compatriotas", afirmó.
Con
estas declaraciones, Castillo insiste en presentarse como víctima de una
persecución política, pese a que enfrenta acusaciones graves por presunta
organización criminal.
¿Cómo
atacó a sus detractores durante la audiencia?
Durante
la audiencia, Castillo no dejó pasar la oportunidad de arremeter contra sus
opositores. Los calificó como "falsos patriotas con mapa en mano, sin
autoridad moral como líderes que vendieron armas a la FARC de Colombia" y
recordó que "encontraron droga en el avión presidencial".
Incluso,
mientras la jueza Norma Carbajal le pedía concluir su intervención, el
exmandatario cuestionó la cercanía de las autoridades con la ciudadanía:
"El pueblo no recibe a sus autoridades en una plaza".
¿Qué
nuevas denuncias enfrenta Pedro Castillo?
La
Fiscalía no solo mantiene abierto el caso por el golpe de Estado. El Ministerio
Público, a través del Área Especializada en Enriquecimiento Ilícito y Denuncias
Constitucionales, presentó una denuncia constitucional ante el Congreso contra
Pedro Castillo por organización criminal, tráfico de influencias y colusión
agravada.
De
acuerdo con la tesis fiscal, Castillo habría liderado una red delictiva junto a
legisladores y funcionarios para intercambiar beneficios a cambio de votos
congresales.
¿Quiénes
son los congresistas implicados en el caso “Los Niños”?
En
la denuncia también figuran congresistas del partido Acción Popular, conocidos
como “Los Niños”:
Darwin
Espinoza, Jorge Flores, Raúl Doroteo, Elvis Vergara, Juan Mori, Ilich López,
Wilson Soto, Silvia Monteza, José Arriola, Pedro Martínez, Luis Aragón, Hilda
Portero y Carlos Zeballos.
Además,
se incluyen a Karol Paredes y Carlos Alva, señalados por presunta participación
en organización criminal. Los delitos atribuidos van desde cohecho pasivo
impropio hasta tráfico de influencias.
¿Qué
impacto tienen estas declaraciones en el proceso judicial?
Aunque
Castillo intenta proyectar un discurso combativo y victimista, sus
intervenciones no parecen favorecer su situación legal. Sus llamados a la
“guerra” y ataques directos a opositores alimentan el perfil político del caso,
pero no despejan las acusaciones de corrupción y abuso de poder que lo rodean.
En
medio de un juicio de alto impacto mediático, cada declaración se convierte en
un arma de doble filo que podría pesar más en la opinión pública que en la
sentencia final.
LUCY
JEMIO, LA GUARDIANA DE LA MEMORIA ORAL DE LOS PUEBLOS ANCESTRALES DE BOLIVIA
La
muerte de la investigadora invita a recordar su trabajo que, durante casi
cuatro décadas, rescató más de 7.000 relatos de alrededor de 100 poblaciones
El
País de España (https://n9.cl/rcnmz)
El
azar se cruzó varias veces en la carrera de la boliviana Lucy Jemio. Estudió
Literatura, sobre todo porque no tenía contenidos de matemáticas, que tanto
aborrecía. Tenía prisa por dejar la universidad y generar ingresos, pero el
mismo día que defendió su tesis fue nombrada docente de la materia Taller de
Cultura Popular. La llevó allí su interés por el relato oral, despertado por
los cuentos que le narraba su madre aimara. Dictó durante casi 40 años una
clase que se hizo famosa entre los estudiantes de Literatura de la Universidad
Mayor de San Andrés (UMSA), ya que Jemio organizaba viajes al interior del país
en busca de narradores de mitos y leyendas prehispánicas. El resultado fue el
mayor resguardo documental en la época moderna de la memoria de las naciones
que conforman Bolivia.
La
muerte de Jemio, el pasado 4 de abril a los 71 años, conmovió al círculo
académico, que le dedicó una serie de conferencias de dos días como homenaje en
la UMSA. Pero, sobre todo, deja huérfano al Archivo Oral, que la literata y
antropóloga creó en 1986 y nutrió con 500 horas de grabación que contienen
cerca de 7.000 relatos contados por más de 1.000 narradores de alrededor de 100
poblados. Gracias a esta casi inabarcable fuente, forjada con varias
generaciones de sus estudiantes, se lanzó la colección Mitos y cuentos,
compuesta por 22 volúmenes que recogen la cosmovisión de culturas ancestrales
como la quechua, aimara, chiquitana, mosetén, tacana, esse ejja, chimané,
yaminawa o movima, por mencionar algunas.
“Hay
una literatura oculta a la par de La Ilíada”, solía decir, como lo recuerdan su
familia y antiguos estudiantes. La valoración que dio a las ideas de los
pueblos precolombinos tiene que ver con su origen. Sus padres, Tomasa González
y Celestino Jemio, migraron desde Santiago de Huata, provincia cercana al lago
Titicaca, a la ciudad de La Paz, donde tuvieron cinco hijos: la última fue
Lucy. Creció aprendiendo español a la par del aimara, tanto en sus primeros
años como cuando se fue a vivir, a los cuatro años, con sus tíos Josefina
González y Humberto Villarreal. Después de la prematura muerte del señor Jemio,
su esposa quedó sola al cuidado de sus hijos y creyó que su hermana, sin
descendencia, podría darle una mejor crianza.
“Mi
mamá lo resintió mucho. Fue para algo bueno, pero significó un golpe terrible
para una niña de cuatro años (…) Pensaba que le estaban haciendo un favor y no
se sentía cómoda pidiendo”, recuerda en un restaurante paceño la mayor de los
tres hijos de Lucy Jemio, Dunia Ramírez. Contrapone orgullosa ese contexto
adverso con los logros materiales que alcanzó su madre en vida: dejó como
herencia una casa en El Alto y otra en el centro paceño. Dio frutos una carrera
de investigación que rayó en lo obsesivo. El comienzo fue su tesis de
licenciatura, un estudio semiótico sobre la narrativa oral aimara, centrado en
el cuento Jamp’atuta (El cuento del sapo).
El
enorme vacío intelectual con el que se encontró sobre la literatura en lenguas
nativas la motivó a emprender la misión de rescatar lo que para ella no eran
solo relatos breves, sino “intermediadores culturales de la imaginación”, que
transmiten “sentimientos, valores y mentalidades comunes a muchas culturas”,
como escribe en la introducción de uno de sus textos. Con cada generación de
estudiantes, se encaminaba en viajes —una semana los más largos, horas los más
cortos— a diferentes comunidades del país. Las primeras travesías fueron a los
pueblos circundantes del lago Titicaca, luego a las culturas andinas, al
occidente del país, y, finalmente, a las naciones de las llamadas tierras
bajas, en el Amazonas y el bosque de la Chiquitanía.
“Llegábamos
hasta la persona que sabía contar los cuentos, y muchas veces estaban ocupados,
trabajando. Les ayudábamos entonces a sembrar, a pelar papa, pero nos contaban
los cuentos”, rememora Jemio en una entrevista. Los narradores a veces
desconfiaban de los curiosos citadinos pero, al ser interpelados en aimara por
Jemio, entraban en confianza. Las grabaciones se hacían donde se encontrara al
entrevistado, y las primeras fueron registradas en casetes, por lo que
digitalizar y sistematizar los datos sigue siendo una ardua tarea. La titánica
labor de escuchar horas y horas de relatos —no siempre registrados en las
mejores condiciones— significó una entrega sacrificada.
Vida
entregada al trabajo
“Era
muy apasionada con lo que hacía y, por tanto, estricta y rigurosa. Tenía una
meta clara”, la recuerda Carolina Uria, quien fue su estudiante y la ayudó en
los últimos años a ordenar el Archivo Oral. “Pero al mismo tiempo, era muy
cariñosa, amable, familiar. Siempre te cuidaba y te ofrecía todo”, continúa.
Las jornadas de trabajo se extendían a veces por 12 horas. Jemio había decidido
cambiar el orden de las fichas de sistematización: de poblaciones a temáticas.
Es decir, las grabaciones se agrupan, por ejemplo, en aquellas que abordan
leyendas del zorro, personaje común representado en textiles y cerámicas, que
aparece como un ser astuto, falaz y solitario, siempre enfrentando castigo y
burla.
Otro
elemento común al imaginario de los pueblos de los Andes son las montañas,
representadas como dioses. Jemio las llamaba “los grandes organizadores de la
tradición oral andina”, jerarquizados de acuerdo a su tamaño, y protectores y
proveedores de las comunidades. Mientras que los cuentos de las llamadas
tierras bajas “tienen que ver con la vasta fauna y flora de esas tierras que
remiten a una primera época, cuando no estaban habitadas por humanos. Los ríos,
plantas y animales son los dueños y protectores”, explicaba en una entrevista.
“Sin
Lucy, no habría entendido la complejidad de este país”, le atribuye Uria.
Recuerda por teléfono los largos días de escuchar y ordenar el Archivo Oral,
que exigía extensas horas de trabajo, por lo que Jemio había solicitado un año
sabático. La entrega a su labor es una cualidad con la que todos la
identifican. El sacrificio con su carrera se vio desde que realizó su tesis
mientras criaba sola a su hija Dunia. “Mi padre era dirigente estudiantil en la
época de la dictadura militar y se fue a Alemania como asilado político. Me
mandaba casetes para que lo escuche, pero nunca envió una pensión”, cuenta
Ramírez, de 45 años. Jemio se casó a los 36 años con alguien que conoció en la
carrera de Literatura. De ese matrimonio, que duró 27 años, nacieron dos hijos.
“Entregó
su vida al Archivo Oral. Era bien caprichosa, estaba mal de la vista y el
doctor le había prohibido ver pantallas, pero seguía trabajando. También le
dolían las rodillas y daba clases en el quinto piso de la facultad”, la
describe su exestudiante y compañera de trabajo, Uria. Días antes de morir a
causa de una insuficiencia renal, Jemio pidió que no se olviden de su trabajo,
que ahora está siendo inventariado en la UMSA. El legado que deja no es solo
una extensa fuente documental, sino una nueva metodología para estudiar la
tradición hablada de Bolivia. Cuando desarrollaba su tesis, se percató de que
las leyendas y mitos recogidos estaban todos traducidos al español, lo que,
creía, tergiversaba el relato y lo alejaba de la visión del mundo de los pueblos.
Consciencia
social
Además
de incluir el cuento en su idioma original, Jemio anotaba el nombre de los
narradores y su edad, que podían ir desde los 9 hasta los 100 años. También
ofrecía un contexto para cada mito o leyenda, porque para ella reproducían los
aspectos centrales de su cultura. El libro más célebre donde ofrece este
análisis es Senderos y mojones. Literatura oral aimara (2007). La sensibilidad
por los habitantes milenarios de Bolivia estuvo siempre acompañada de una
conciencia social. Cuando fue preguntada sobre la experiencia que más le
impactó en sus decenas de viajes, respondió: “La condición social en la que
viven; es terrible. Hay poblaciones que viven en condiciones tan adversas, sin
lo básico, que te preguntas cómo pueden”.
Antes
de cada travesía al interior del país, recomendaba a sus alumnos que tuvieran
cuidado con lo que iban a decir y observar. Las zonas rurales de Bolivia han
estado históricamente relegadas por la ausencia de servicios como agua o luz
eléctrica. Postergar su memoria colectiva a través del tiempo fue, para Jemio,
una forma de redención para una población que muchos gobiernos quisieron
desconocer y dejar atrás. Afirmaba en una de sus últimas entrevistas: “Nos
guste o no, la realidad es que Bolivia es un país con predominancia oral. Y uno
de los pueblos con mayor significado demográfico son los aimaras, así que es
ineludible querer dejar en el olvido su cultura”.
No comments:
Post a Comment