Tuesday, August 12, 2025

¿BOLIVIA VUELVE A LOS 90?

Bolivia votará el 17 de agosto, en una elección en la que la izquierda quedaría fuera del balotaje. Con el MAS en estado de descomposición, las encuestas anticipan un enfrentamiento entre la derecha moderada y la derecha radical, sin renovación de los rostros de la política y con la sensación de estar en una elección de hace más de dos décadas. 

Bolivia votará en las elecciones del 17 de agosto en una coyuntura política inédita en los últimos 20 años: el otrora poderoso Movimiento al Socialismo (MAS) enfrenta el proceso electoral dividido en tres facciones y corre el riesgo de quedar en tercer o cuarto lugar. Por primera vez desde fines de la década de 1990, la izquierda no estaría en el balotaje, que se según las encuestas, enfrentará a dos candidatos ubicados a la derecha (más moderada y más radical): el político y empresario liberal-desarrollista Samuel Doria Medina y el ex-presidente Jorge «Tuto» Quiroga, vinculado a las redes radicales de Miami.
Las luchas intestinas que se iniciaron apenas el MAS regresó al gobierno en 2020, tras su derrocamiento un año antes, constituyeron un verdadero proceso de autodestrucción. El MAS está hoy dividido entre arcistas –seguidores del presidente Luis Arce Catacora–, que se quedó con la sigla del MAS mediante la manipulación de la justicia; evistas –adherentes a Evo Morales, inhabilitado electoralmente y recluido en la zona cocalera del Chapare para no ser detenido–; y androniquistas –quienes apoyan la candidatura del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez–.
Eduardo del Castillo, candidato «oficial» del MAS, no llega a 2% de las intenciones de voto. Ajeno al mundo campesino que es el «alma» del MAS, Del Castillo era uno de los hombres fuertes del gobierno de Arce, quien finalmente desistió de competir por una reelección imposible en virtud de su escasa capacidad de gestión y una crisis económica que el país no conocía desde los convulsionados primeros años 2000. Como ministro de Gobierno, Del Castillo fue la cara más visible de la persecución política y judicial contra Evo Morales, líder indiscutido del MAS desde su fundación. El candidato mejor posicionado del espacio del MAS, quien tras su lanzamiento tuvo posibilidades de competir en el balotaje, es Andrónico Rodríguez, ex-delfín de Morales y a quien este eligió como sucesor en el liderazgo de los sindicatos de campesinos cocaleros. Con 36 años, representa a nuevas generaciones de campesinos con estudios universitarios y fluidos vínculos urbano-rurales. Pero la decisión del joven dirigente de postularse a la Presidencia enfureció a Morales, quien llama ahora a anular el voto como un «referéndum» contra el proceso electoral, lo que ha contribuido a que la candidatura de Andrónico se fuera desdibujando.
Luego de meditarlo durante meses –en los que varios presidentes y ex-presidentes como Nicolás Maduro, Raúl Castro y José Luis Rodríguez Zapatero intentaron mediar en la crisis del MAS–, finalmente Andrónico lanzó su candidatura. Antes de hacerlo, se fue alejando de su mentor no participando en los cónclaves evistas y encarnando un discurso autocrítico y renovador, por lo que Morales lo considera hoy un traidor. Pero Andrónico no logró enraizarse en el movimiento campesino –que es la principal base social del MAS– y algunos de sus primeros apoyos provinieron de figuras cuestionadas y percibidas como oportunistas. La elección de su candidata a vicepresidenta tampoco lo ayudó. En teoría, la joven ministra Mariana Prado –considerada en su momento parte del ala alvarista (por el ex-vicepresidente Álvaro García Linera)– complementaba al candidato campesino, con su perfil de tecnócrata urbana y «blanca». Pero su postulación se enfrentó a un caso policial que la afectó de manera indirecta pero persistente. Su ex-pareja cometió un femicidio y ella fue acusada, sobre todo por feministas como María Galindo, de haberlo beneficiado en su declaración judicial. «Mira Andrónico de mierda, si te presentas con la Mariana Prado, te voy a hacer la vida a cuadros lunes, martes, miércoles, jueves, de lunes a lunes, porque la Mariana Prado es una desgraciada que ha defendido un feminicida», lanzó Galindo con su habitual estilo virulento y, en efecto, lanzó una campaña impiadosa contra Prado.
Andrónico Rodríguez consiguió una sigla prestada para postularse por fuera del MAS «arcista», con buenos resultados en las encuestas; pero enfrentado al gobierno del MAS y a Evo Morales, la campaña se le hizo cuesta arriba y amenaza con desinflarse. Solo podría salvarlo, hasta cierto punto, que una parte de la gran cantidad de indecisos y de potenciales votantes nulos o en blanco optara finalmente por un voto útil de izquierda para evitar la debacle. Lo que podía ser una candidatura renovadora fue dinamitada sobre todo por Morales, quien amplió la lista de «traidores» hasta García Linera, su acompañante como vicepresidente y «copiloto» durante 14 años.
En medio de una crisis económica marcada por el agotamiento del modelo nacionalista de izquierda del MAS –reducción de la producción de gas, alta inflación, escasez de combustibles y falta de dólares, que dan también un aire noventista a la actual coyuntura–, la política boliviana parece incapaz de renovarse. Doria Medina fue ministro durante el gobierno de Jaime Paz Zamora, entre 1991 y 1993, y candidato a presidente por su partido, Unidad Nacional, en varias ocasiones. Aunque es vicepresidente del Comité de la Internacional Socialista (IS) para América Latina y el Caribe, ello dice más sobre la «elasticidad» ideológica de la IS que sobre el «socialismo» de Doria Medina, uno de los grandes empresarios bolivianos. El economista amasó su fortuna en la industria del cemento y cuenta con grandes propiedades inmobiliarias y hoteles, y una «pata» en la gastronomía: es el propietario de la franquicia de Burger King y Subway en Bolivia. «No soy de la derecha dura. En Bolivia, soy considerado de centro, entonces tengo la capacidad de hablar con todos. Yo soy más pragmático y creo que Bolivia necesita pragmatismo», dijo en una entrevista de 2024.
Para lograr la Presidencia luego de tantos intentos frustrados, marcados por su falta de carisma personal, ha construido una amplia alianza que incluye desde el ex-alcalde de La Paz Juan del Granado (centroizquierda) hasta el hoy preso ex-gobernador de Santa Cruz Luis Fernando Camacho (derecha), pasando por varios parlamentarios del partido del ex-presidente Carlos Mesa (centro). También cuenta con el apoyo del empresario más rico de Bolivia, Marcelo Claure, quien comparte con Elon Musk la voluntad de incidencia política y la fascinación por el trolleo en las redes sociales. Doria Medina se presenta como el economista que puede resolver la aguda crisis económica luego de una década y media de estabilidad y crecimiento en lo que algunos denominaron el «milagro económico» bajo el gobierno del MAS; un «milagro» que hoy pocos consideran como tal.
El político y empresario subrayó, en una entrevista de Infobae, que su plan de gobierno tiene como objetivo estabilizar el país en los primeros 100 días de gestión. Para eso, el foco estará puesto en resolver el déficit fiscal, que atribuye principalmente a tres factores: las subvenciones a los combustibles, el gasto en empresas públicas ineficientes y el derroche en gastos de la política. Su eslogan es «Cien días, carajo». Confía que, en caso de ganar, llegarán inversiones y los bolivianos sacarán sus dólares del «colchón bank».
Dice que no copió a Javier Milei, cuyo lema es «¡Viva la libertad, carajo!». El empresario sufrió un grave accidente aéreo en 2005 y siempre consideró que su supervivencia era una especie de mensaje. La frase que supuestamente pronunció, «¡Carajo, no me puedo morir!», tras ver que aún estaba con vida, marcaría, con ironía o sin ella, su carrera política. También sobrevivió a un cáncer y a un secuestro por parte de del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) de Perú: fue liberado después de 45 días, tras el pago de más de un millón de dólares.
Su contrincante más cercano es «Tuto» Quiroga, quien se desempeñó como presidente, por sucesión constitucional, entre 2001 y 2002, tras la muerte en 2002 de Hugo Banzer, el ex-dictador de los años 70 que volvió a la Presidencia por la vía democrática en 1997.
En 2005 Quiroga perdió la elección con Evo Morales, quien tras obtener 54% de los votos iniciaba su largo reinado político. Militante de una derecha dura, jugó un papel central en el derrocamiento de Evo en 2019, como uno de los diseñadores de la estrategia que llevó a Jeanine Áñez, hoy presa, al poder. Ha señalado que, en caso de ganar, romperá lazos con Venezuela, Cuba e Irán («No voy a tener relaciones con las tres tiranías trogloditas totalitarias, no voy a tener relaciones con los tres piratas del Caribe»), pero admitió que analizaría la permanencia de Bolivia en el grupo de los BRICS [Brasil, Rusia, la India, China, Sudáfrica], debido al vínculo comercial con la India y China. Su defensa de la democracia, aclaró, se limita a América Latina. «Azerbaiyán, Qatar y demás… China, Vietnam… respeto sus sistemas, no los comparto. No me gusta el sistema de partido único, pero lo respeto».
Cuestionó el Mercado Común del Sur (Mercosur) –«en la parte comercial no me interesa participar porque es entrar en una cárcel comercial»– y anunció que apostaría por un «triángulo sudamericano» para la explotación de litio, junto con Argentina y Chile. Con aires noventistas, dijo que mantendría una «agresiva posición» para buscar tratados de libre comercio con varios países, incluido Estados Unidos. Se diferenció, no obstante, del proteccionismo de Donald Trump. «Los países que suben aranceles no me gustan. Yo voy a reducir aranceles y entiendo perfectamente que mi respuesta habla de un Estados Unidos que ya no está abierto al libre comercio. Y no es problema solo de la actual administración. Por eso, como Chile y Perú, voy a firmar mis propios acuerdos comerciales con Europa, con países de Asia y de la región», respondió en una entrevista de la cadena CNN.
Siguiendo la estela de Milei en Argentina, e incluso tratando de superarla retóricamente, dijo que utilizará «motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentre» para bajar el gasto público.
Doria Medina mide alrededor de 21% en las encuestas y Quiroga se le ha acercado con 20%. Terceros aparecen Rodrigo Paz, hijo del ex-presidente Jaime Paz Zamora, y el alcalde de Cochabamba y ex-candidato presidencial Manfred Reyes Villa. Andrónico Rodríguez aparece cuarto o quinto, con alrededor de 7%. Pero alrededor de 30% declara que votará en blanco, nulo o que aún no decidió el voto, lo que podría alterar los resultados, y hay dudas sobre cómo se votará en el campo.
La cantidad de votos nulos y en blanco marcará también la legitimidad del nuevo gobierno, que se enfrentará a un ajuste en un país marcado por las rebeliones sociales –como lo sabe Quiroga, quien como vicepresidente vivió la Guerra del Agua en Cochabamba en el año 2000–. Morales ha impugnado el proceso electoral y buscará no ser detenido por una acusación de «tráfico de personas agravado», por haber mantenido una relación, según la acusación, con una persona que era menor de edad al momento de iniciar el vínculo. Esa causa, iniciada bajo la presidencia «interina» de Áñez, fue reactivada por el gobierno de Arce para neutralizar a Morales en medio de la guerra interna.
De esta forma, Bolivia se presta a volver a un escenario similar al de los años 90, en el que las sucesivas crisis económicas se combinaban con un sistema político fragmentado que requería de constantes acuerdos parlamentarios y que fue desprestigiándose al transformarse en un mercado de intercambio de cargos. El propio triunfo de Morales en 2005 se presentó como el fin de la denominada «democracia pactada». Ahora, con un Parlamento que se presume será dominado por la derecha, posiblemente esa democracia fragmentada se reedite. Pero el mundo ya no está en los 90, y Bolivia tampoco. Cuando lo entrevisté en 2005, Doria Medina me dijo que «no es cuestión de poner [en la Presidencia] a una persona de poncho o pollera, la solución es llevar adelante cambios en la economía». Podría repetir lo mismo hoy, 20 años después. Pero esos sectores indígenas y populares tienen hoy una relación diferente con el poder, aunque el discurso sobre la regeneración nacional a partir de los pueblos originarios se haya desgastado.
Se abre un signo de interrogación sobre la estabilidad política del futuro gobierno. Y sobre el futuro del MAS: ¿podrá este espacio de base campesina-popular, que en estos años fue políticamente hegemónico, superar su estado de descomposición, desánimo y desconcierto, o se volverá también al escenario de los 90, cuando diversas facciones campesinas y de izquierda gastaban gran parte de sus energías compitiendo entre sí?
Hoy, en una Bolivia que celebró un deslucido Bicentenario, los candidatos que hasta ayer eran «el pasado» dicen que, si ganan el 17 de agosto, quien será «el pasado» será el MAS, y que su crisis es «terminal». Que será el fin de un largo ciclo político.
Nueva Sociedad de España (https://n9.cl/et35k)
 
 
 
 
 
LIBERALES IMPOSTORES (O FALSOS LIBERALES)
 
En un contexto político latinoamericano marcado por tensiones y contradicciones, la defensa genuina de la libertad exige coherencia y rigor más allá de banderías ideológicas.
 
Mundiario de España (https://n9.cl/xa83k9)
 
Durante años, en prensa escrita y otros espacios de irradiación pública, me empeñé en criticar el autoritarismo de los regímenes del llamado Socialismo del siglo XXI, y en particular el de Bolivia, liderado por los aciagos Evo Morales y Luis Arce. Pero defender las ideas de la libertad no se refiere en absoluto a ser contrario solamente al autoritarismo de izquierdas o a tener un criterio selectivo y convenenciero de discriminación politológica. Defenderlas, militar verdaderamente en el liberalismo, significa no doblegarse ante ninguna arremetida que pueda someter la libertad del individuo, a no ser servil ante ningún tipo de opresión que comprometa la autonomía de la conciencia y el accionar de las personas.
Hace unos días, en una entrevista radial que me hicieron en Radio Fides, expresé que no compartía con aquella idea de Vargas Llosa de que incluso la peor democracia es mejor que la mejor dictadura. Y, ciertamente, no la comparto. Creo que si existiera un dictador virtuoso (moderado, culto, inteligente; en una palabra, un aristócrata), como un José María Linares o un Libertador, la dictadura, institución fundada por los antiguos romanos para que un gobernante tome decisiones rápidas, inteligentes y efectivas sin mayores dificultade, podría ser mejor que una “mala democracia”, si tomamos como “mala democracia” a Venezuela o Nicaragua, ya que sus corruptos regímenes catalogan sus sistemas como democráticos.
Pero Bukele no parece ser ni de lejos un hombre como Bolívar o Linares. De hecho, desde hace tiempo ha ido demostrando acciones autoritarias y concentrando demasiado poder en sus manos. Y no me refiero particularmente a su política de seguridad y eliminación de maras, que a mí particularmente me parece relativamente razonable (o, al menos, no de lo peor que hizo), sino a otros abusos como la mordaza a la prensa crítica, la persecución de líderes o activistas o el sometimiento del poder judicial. Y nada de ello puede ser aplaudido por una persona que defiende la libertad, pese a que el autócrata sea de derechas.
Hablábamos de la institución de la dictadura.  Habrá que añadir que los sabios romanos que la concibieron previeron que la dictadura fuera solo temporaria y de ninguna manera perpetua; debía servir solo en circunstancias de crisis y nunca para socavar la república. Sin embargo, todos sabemos que los dictadorzuelos de nuestro tiempo, como Evo Morales, Ortega o Maduro, entre muchos más, son dictadores disfrazados de demócratas y que lo son no para enfrentar ninguna circunstancia crítica, ni de manera temporal, y tampoco para preservar las bases de la república, como fue la idea en Roma… En realidad, lo son para todo lo contrario.
Resulta que cuando el mundo supo que en el país caribeño se había aprobado la reelección indefinida, muchos autodenominados liberales y libertarios batieron palmas, argumentando débilmente que la perpetuidad del régimen del popular político salvadoreño no sería igual que la de los autócratas socialistas y de izquierdas… Pero ¿no es una suerte de oxímoron ser liberal o libertario, por una parte, y loar las intenciones de perpetuarse en el poder de un caudillo populista como es Bukele, por otra? Ciertamente, lo es. Ahí se desvela la impostura de aquellos que o dicen ser liberales, pero que son de una derecha rancia o intolerante, o sencillamente desconocen la doctrina e ideología de la libertad, expuestas por ilustres hombres de profundo pensamiento político como John Locke o Voltaire.
En 2021, la Corte Suprema de El Salvador, ya controlada por Bukele, “reinterpretó” la Constitución para que el presidente populista repostulara, y en 2024 ganó con una apabullante mayoría: 84.6% de los votos. En julio del presente año el Congreso, con aplastante mayoría bukeliana, aprobó una reforma constitucional para permitir la reelección indefinida… Típica receta de los autoritarismos o las dictaduras que se camuflan como democracias y pésima señal para las verdaderas democracias latinoamericanas. Lo preocupante es, como apuntamos más arriba, que los autoproclamados liberales o demócratas peguen un grito al cielo cuando un izquierdista se perpetúa en el poder, pero callen o incluso aplaudan ese tipo de atropellos al sistema democrático. Mejor, o no tan malo, sería que se declararan como derechistas autoritarios o populistas de derechas, pues al menos así dejarían de pregonar una ideología que desconocen o que, conociéndola, la instrumentalizan a su gusto y conveniencia.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA Y REFLEXIONES PARA EL SALVADOR
 
La recuperación y estabilización del país será tarea difícil. Sin embargo, la posibilidad de corregir rumbo ha creado esperanza por primera vez en muchos años en Bolivia. Ello fue posible por la posición de varias fuerzas políticas ya mencionadas, especialmente la de un pueblo que exigió mantener los componentes básicos de la democracia.
 
La Prensa Gráfica de El Salvador (https://n9.cl/d1f84c)
 
Este 17 de agosto se celebran elecciones nacionales para presidente, diputados y senadores en Bolivia. Este acto cívico y su entorno, del cual estas elecciones son solo una parte de la democracia boliviana, deberían hacernos reflexionar a los salvadoreños especialmente sobre la necesidad de respetar nuestras leyes y sobre el valor de los diferentes componentes de la democracia.
Bolivia es un país que ha sido gobernado por un mismo partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), por 20 años, basándose mucho en la popularidad de un líder que empezó bien y terminó muy mal, Evo Morales. Un presidente que supo abrir espacios de inclusión y participación a mayorías indígenas y mestizas en la economía, la política y la sociedad.
Pero un presidente que, sobre la base de ese logro inicial y en una época de bonanza económica con buenos precios de sus materias primas, cometió abusos y descarriló el avance democrático y económico nacional. Un presidente popular que cambió, y fue contra lo estipulado en la constitución del país buscando su reelección; primero tratando de respetar el orden legal llamando a un referéndum popular y luego, que la población rechazara la reelección propuesta, ocupando la opinión de una corte que él controlaba, se reeligió en una elección fraudulenta. Los movimientos sociales se manifestaron y obligaron a su renuncia.
Durante los años del MAS, el Estado logra, con esa popularidad de su líder, el control de las instituciones públicas y comienza la corrupción, la identificación del Estado con el partido y el uso del primero para beneficiar al segundo. Bolivia se distancia de sus socios tradicionales internacionales y se alinea más con actores latinoamericanos no democráticos. La empresa privada calla, más por omisión, lo que le tiene un alto costo después, cuando el mal manejo de la economía del régimen y la corrupción hacen difícil su trabajo. Por otro lado, los partidos tradicionales, que poco entregaron a las mayorías durante sus mandatos, se debilitaron.
Aún dentro de ese escenario, muchos de los elementos básicos de una democracia se mantienen. Existe limitada libertad de expresión, aunque la mayoría de los medios escritos y televisivos han sido cooptados u obligados a cerrar; hoy han surgido otras formas a través de las redes sociales, más modernas, que intentan llenar vacíos de información con voces independientes. El debate de ideas se da. El tribunal electoral mantiene independencia y alguna credibilidad por parte de la población. La Fiscalía, aunque cuestionada, ha imputado a Evo Morales por una serie de delitos. El partido de gobierno se fracciona cuando aparecen otros intereses que presentan opciones diferentes y que cuestionan al líder que creía que varios privilegios eran de su exclusividad. Las fuerzas armadas logran mantenerse al margen de los vaivenes políticos, lo que en el mediano plazo es favorable como grupo colegiado.
El mal manejo de la economía por parte del gobierno y la inestabilidad política llevan a situaciones que afectan a la población y la empresa privada severamente. Algunos ejemplos: la moneda nacional, el boliviano, tiene un valor en el mercado negro de la mitad del cambio oficial; existe escasez de muchos productos básicos; colas para obtener gasolina de tres a cinco horas; y un costo de vida muy alto.
Con este escenario de fondo inician las elecciones programadas para este 17 de agosto.
Existen 8 candidatos a presidente, tres de ellos de fracciones del MAS. El TSE no permite a Evo participar como candidato, ratificando el mandato constitucional que no permite la reelección. Se mantiene la posibilidad de una segunda vuelta si ningún candidato logra mayoría, así como la separación de las elecciones municipales para asegurar la no contaminación entre los plebiscitos y una mayor eficiencia electoral.
Todas las encuestas coinciden, solo con pequeñas diferencias entre ellas: probablemente habrá segunda vuelta; dos candidatos de centro puntean con intenciones de voto cercanos al 25% cada uno; los candidatos cercanos al MAS, todos juntos, no superan el 12%. La recuperación y estabilización del país será tarea difícil. Sin embargo, la posibilidad de corregir rumbo ha creado esperanza por primera vez en muchos años en Bolivia. Ello fue posible por la posición de varias fuerzas políticas ya mencionadas, especialmente la de un pueblo que exigió mantener los componentes básicos de la democracia.
 
 
 
 
 
QUIÉNES SON LOS TRES CANDIDATOS QUE PODRÍAN REDEFINIR EL RUMBO POLÍTICO DE BOLIVIA
 
Con propuestas que van desde la apertura económica hasta la “austeridad inteligente”, Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina y Andrónico Rodríguez disputan una elección que podría reconfigurar el mapa político nacional
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/8q44c)
 
Bolivia se prepara para unas elecciones presidenciales en las que ocho candidatos competirán por el cargo, pero tres concentran gran parte de la atención pública y mediática: el ex mandatario Jorge “Tuto” Quiroga, el empresario Samuel Doria Medina y el líder cocalero y actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez. Los comicios se desarrollarán este domingo y, según los últimos sondeos, los dos primeros mantienen una ajustada disputa en el primer lugar de las encuestas.
Jorge “Tuto” Quiroga: el ingeniero convertido en político
Quiroga, de 65 años, nació en Cochabamba y se formó como ingeniero en Texas antes de trabajar en IBM. Su salto a la política llegó en la década de 1990 como vicepresidente del entonces presidente Hugo Banzer, ex dictador militar que regresó al poder por vía democrática.
En 2001, Banzer renunció por motivos de salud y Quiroga asumió el resto del mandato. Desde entonces, ha intentado tres veces llegar nuevamente a la presidencia: en 2005 y 2014 enfrentó sin éxito al entonces mandatario Evo Morales, y en 2020 se retiró de la contienda poco antes de las elecciones debido a su baja intención de voto.
Candidato por la coalición Libre, Quiroga se presenta como un liberal, aunque su rechazo a lo que denomina “20 años perdidos de socialismo” lo ha convertido en una figura popular entre sectores conservadores. Ha prometido un “cambio sísmico” en caso de ser elegido, con medidas como la firma de tratados de libre comercio con Europa y China, la reducción del tamaño del Estado y la privatización de empresas públicas deficitarias. También ha planteado el retorno de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), expulsada del país durante el gobierno de Morales, para combatir el narcotráfico.
Samuel Doria Medina: del cemento a las urnas
El empresario paceño Samuel Doria Medina, de 66 años, hizo fortuna en el negocio del cemento y diversificó su actividad con proyectos inmobiliarios y franquicias internacionales, incluida la de Burger King en Bolivia. También construyó el rascacielos más alto del país.
A pesar de su posición económica, se define como socialdemócrata y afirma que su principal fortaleza es la capacidad de unir a bolivianos de diferentes corrientes políticas. “Vengo de una familia humilde... Mi padre tuvo que dejar la escuela a los 14 años”, declaró en una entrevista reciente.
Ex ministro de Planificación, Doria Medina destaca su experiencia empresarial como una herramienta para reactivar la economía nacional. Propone eliminar subsidios a los combustibles, que representan un gasto anual multimillonario, y cerrar empresas estatales que generan pérdidas. A la vez, promete mantener los programas sociales contra la pobreza para mitigar el impacto de esos recortes.
Andrónico Rodríguez: del sindicato cocalero a la presidencia del Senado
Con 36 años, Rodríguez representa a la nueva generación de políticos del Movimiento al Socialismo (MAS), aunque en esta elección no compite por ese partido. Tras la inhabilitación de Evo Morales para un nuevo mandato, decidió postularse por la Alianza Popular, rompiendo con su antiguo mentor.
Su trayectoria política comenzó en los sindicatos cocaleros del Chapare, donde escaló hasta liderar la mayor federación del país, siguiendo los pasos de Morales. Sin embargo, la ruptura con el ex presidente le ha costado el respaldo de una parte importante del electorado del MAS. Morales, incluso, ha llamado a sus seguidores a anular el voto.
Rodríguez defiende lo que llama “austeridad inteligente” y plantea una gestión eficiente de los recursos públicos. Pese a haber llegado a ocupar el tercer lugar en intención de voto, las encuestas más recientes lo sitúan en la cuarta o quinta posición, reflejando las dificultades para consolidar su apoyo fuera del MAS.
Los comicios bolivianos de este domingo se desarrollarán en un contexto de polarización política y tensiones entre visiones opuestas sobre el modelo económico y el papel del Estado. Quiroga y Doria Medina representan corrientes liberales y de centro-derecha con agendas orientadas a la apertura comercial y la reducción del gasto público, mientras que Rodríguez busca capitalizar su experiencia en el movimiento cocalero y su paso por la presidencia del Senado para ofrecer una opción desde la izquierda, aunque distanciada de Morales.
El resultado de esta contienda podría redefinir el rumbo político y económico de Bolivia, así como las alianzas internas y externas del país en los próximos años.
 
 
 
 
 
EL MAS EN LA CUERDA FLOJA: DOS CANDIDATOS DE DERECHA LIDERAN LAS ENCUESTAS EN BOLIVIA
 
Mientras el país andino atraviesa una grave crisis económica, el MAS podría ver amenazado su potencial electoral por primera vez. Samuel Doria y Jorge Quiroga, dos figuras de la derecha local, se perfilan para el Palacio Quemado.
 
Tv Pública de España (https://n9.cl/o93olm)
 
Dos candidatos opositores al gobierno de Arce lideran las encuestas publicadas el domingo en el país andino, que vaticinan una posible segunda vuelta en las eleecciones presidenciales del 17 de agosto.
El MAS, engullido en una interna feroz y responsabilizado por la crisis económica que azota al país, podría quedar sin posibilidades electorales por primera vez en 20 años, y perdería el poder, vaticinan los sondeos.
Según las encuestas, las últimas autorizadas antes de los comicios, el empresario de centroderecha Samuel Doria Medina, que postula por la Alianza Unidad, está a la cabeza de los sondeos de Ipsos-Ciesmori y Captura Consulting, con un 21,2% y 21,6%, respectivamente.
Le sigue de muy cerca el expresidente de derecha Jorge Quiroga, de la coalición Libre, que figura con 20% en ambos estudios.
De confirmarse la tendencia el próximo domingo en la elección, los dos candidatos disputarán un balotaje el 19 de octubre.
Desde 2005, el Movimiento al Socialismo (MAS), de la mano de Evo Morales durante tres mandatos (2006-2019) y luego de Luis Arce (2020-2025), ganó todas sus elecciones en primera vuelta.
Hoy, su candidato, el exministro de gobierno Eduardo del Castillo, aparece en el séptimo lugar entre nueve candidatos.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: “NO VAN A LLEGAR A 25 % TODAS LAS FUERZAS DE IZQUIERDA”
 
El exembajador de Bolivia ante la OEA, Jaime Aparicio Otero, dijo en entrevista con PanAm Post que los bolivianos hoy no ven muchas diferencias entre Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina y se inclinarán a última hora por el que garantice estabilidad y gobernabilidad y mayor fortaleza para desaparecer de la arena política al MAS
 
Panam Post de Panamá (https://n9.cl/z8hdo)
 
Bolivia celebra elecciones el domingo para escoger a su próximo presidente sin Evo Morales y Luis Arce en el tarjetón y con sus candidatos sepultados en los últimos lugares en las encuestas. Jorge ‘Tuto’ Quiroga y Samuel Doria Medina, dos opciones que se mueven entre la centroderecha y el centro, son los aspirantes con mayor apoyo popular, aunque sin conseguir ninguno capitalizar el alto descontento con el actual gobernante y el exmandatario cocalero. De esta manera, los bolivianos le cierran la puerta al socialismo que gobernó el país por casi dos décadas, con la excepción del año que duró el gobierno interino de Jeanine Áñez, quien hoy forma parte de los casi 300 presos políticos en el país.
«En Bolivia no van a llegar ni a 25 % todas las fuerzas de izquierda», dijo el exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA) durante el gobierno de Jeanine Áñez, Jaime Aparicio Otero, en entrevista con PanAm Post en la que agregó que 75 % de los bolivianos se está inclinando en estas elecciones a votar por políticas de corte liberal para así dejar atrás el socialismo que tanto daño hizo al país. ¿Quién será entonces el próximo presidente de Bolivia? El diplomático aclara que entre Quiroga y Doria Medina hay una diferencia ideológica notable: el primero es más liberal y el segundo muy cercano a la socialdemocracia. Sin embargo, destaca que cualquiera de los dos podría ganar, ya que los electores se terminarán inclinando a última hora por el que demuestre mayor capacidad de garantizar estabilidad y gobernabilidad y mayor fortaleza para desaparecer de la arena política al MAS, el partido que ha gobernado el país por casi dos décadas y cuya dirección se disputan Morales y Arce.
«Tanto ‘Tuto’ Quiroga como Samuel Doria Medina como Manfred Reyes Villa y Rodrigo Paz van a tener que llegar a un acuerdo después de la elección porque un gobierno débil, en estas circunstancias, con un Evo Morales muy dispuesto a desestabilizar el país, no va a ser fácil si no hay un acuerdo nacional de estas fuerzas contrarias a la izquierda, y eso es lo que espera la gente (…) Si las encuestas son ciertas y no hay fraude, entre Tuto, Manfred y Samuel podrían tener casi el 72 – 75 % del Congreso, es decir, tendrían la gobernabilidad necesaria para hacer los cambios urgentes que necesita Bolivia».
Aparicio Otero considera que «los intentos de desestabilización de Evo Morales son muy peligrosos». Además, subraya que el exmandatario de Bolivia está apostando al fracaso de los candidatos de izquierda en estas elecciones y por eso está promoviendo el voto nulo para conseguir un espacio que le permita ser el jefe de la oposición. No obstante, señala que en el próximo gobierno se debe reivindicar la justicia encarcelando finalmente a Morales por los graves delitos que se le imputan, incluyendo estupro por abuso de menores de edad, mientras que deben recuperar su libertad los presos políticos entre los que se encuentra la expresidente Jeanine Áñez y el exgobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.
 
 
 
 
           
LAS ÚLTIMAS ENCUESTAS EN BOLIVIA PREVÉN UNA SEGUNDA VUELTA ENTRE DOS CANDIDATOS PRESIDENCIALES DE DERECHA
 
Los analistas señalan que un inédito porcentaje de indecisos podría ocultar un voto a favor del izquierdista Andrónico Rodríguez, cuya popularidad aparece en baja
 
El País de España (https://n9.cl/xkc49)
 
Bolivia comenzó la semana de sus elecciones presidenciales con dos claras conclusiones de las últimas encuestas. La primera es la proyección de una segunda vuelta entre los candidatos de oposición Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga; la segunda, el inédito porcentaje —hasta 30%— que suman los indecisos, los votos en blanco y los nulos, algo poco común a estas alturas de la carrera. Así lo evidencian los tres sondeos de opinión publicados el fin de semana, que además trazan una drástica caída en la intención de voto por Andrónico Rodríguez, antiguo delfín político de Evo Morales, que ha pasado del tercer al cuarto o quinto puesto, según el caso.
De confirmarse estas previsiones, los resultados del domingo 17 de agosto llevarían, por primera vez, a que se dispute una segunda vuelta en Bolivia desde que se introdujo en la Constitución en 2009. El desempate está previsto para el 19 de octubre. Sin embargo, la Asamblea ya estará configurada, de confirmarse los sondeos, con un bloque mayoritario de derecha por primera vez en 20 años.
Los sondeos de opinión en Bolivia han sido históricamente imprecisos. En el proceso electoral de 2020, por ejemplo, subestimaron el apoyo al actual presidente, Luis Arce, con un promedio de casi 13 puntos de diferencia, una de las fallas más grandes en América Latina, de acuerdo con un estudio del Celag.
“Los liderazgos de Doria Medina y Quiroga no son una garantía, podrían simplemente reflejar que todas las encuestas están midiendo el mismo universo urbano y accesible, mientras ignoran las corrientes subterráneas que podrían provocar una sorpresa el día de la elección”, comenta Ricardo Fernández, economista y doctorando en Estadística en la Universidad de Granada.
El voto rural representa alrededor del 30% del electorado y ha sido la base con la que el Movimiento al Socialismo (MAS) cimentó sus dos décadas de gobierno. Para Fernández, los sondeos de opinión cubren de forma deficitaria este sector del sufragio: “Investigaciones señalan que las metodologías telefónicas son estructuralmente incapaces de captar al 15% de la población sin acceso a celular, un segmento con clara inclinación política”.
Las encuestadoras han defendido que, para hacer su muestra más representativa, abandonaron la recolección por teléfono y realizan todas sus entrevistas de forma presencial. “Esto no elimina el riesgo: muchas veces las empresas están obligadas a reemplazar localidades de la muestra original por otras más accesibles. Esto demuestra que el error de subcobertura rural ha mutado: ya no es solo un defecto de diseño, sino un desafío logístico y operativo”, detalla Fernández.
El otro factor que podría sacudir el resultado previsto es el voto que se oculta entre los indecisos y los sufragios en blanco, al que se atribuye haber sido decisivo para la victoria de Arce en 2020.
“Siempre es posible que ese porcentaje de indecisos se concentre en un candidato que sostenga un proyecto político distinto al que ofrecen Samuel y Tuto. En este caso, sería Andrónico. Eso podría hacer variar la elección, todo depende de cuán presente esté en la mente del electorado la polarización”, defiende Óscar Gracia, magíster en Filosofía Política y docente de la Universidad Privada Boliviana. Estos elementos que podrían inclinar la balanza a favor de Rodríguez no eclipsan el descenso que ha experimentado en su popularidad. Comenzó las encuestas afianzado en un tercer puesto, con casi el doble del porcentaje que le atribuyen ahora los últimos sondeos.
Gracia argumenta esta caída con dos puntos. El primero, la incapacidad de Rodríguez para concentrar el apoyo de la izquierda y de los movimientos populares. El segundo, no haber podido escapar de la sombra del MAS —fue presidente del Senado en el actual Gobierno—, partido al que la población culpa de la actual crisis económica e institucional.
“Hay una resignación en las nuevas generaciones con el sistema político. No hay opciones de renovación posibles en la derecha ni en el centro; menos aún en la izquierda”, apunta. Tampoco se puede obviar el descontento que parece haber generado la elección de la exministra de Planificación Mariana Prado como candidata a la vicepresidencia, por no tener vínculos sindicales ni con los movimientos sociales.
La Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari retiró este lunes su apoyo a Rodríguez, a través de declaraciones de su dirigente David Mamani: “Nos alejamos de manera definitiva del pacto popular por no haber respetado la resolución que pedía el cambio de las candidatas Prado y Susana Bejarano [a senadora] por no ser electas orgánicamente a nivel sindical”. Las mismas condiciones exigió, en un comunicado, la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia.
El sector minero fue una de las bases del MAS para mantenerse en el poder, al igual que los cocaleros. Parece que estos últimos tampoco darán su apoyo a Rodríguez, ya que, a pesar de ser vicepresidente de la federación que aglutina a este rubro, su superior era Evo Morales. El expresidente le ha negado su respaldo y empuja más bien a sus votantes a marcar nulo en la papeleta —con porcentajes de hasta el 14% en las últimas encuestas— como un acto de deslegitimación de unas elecciones en las que está inhabilitado para participar.
 
 
 
 
 
BOLIVIA ENTRA EN LA RECTA FINAL DE SUS PRESIDENCIALES CON DOS CANDIDATOS DE DERECHA A LA CABEZA
 
A una semana de las elecciones generales en Bolivia, las encuestas proyectan un escenario muy reñido entre dos opositores de derecha: Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge "Tuto" Quiroga. Ambos lideran la intención de voto, pero sin los márgenes necesarios para evitar una segunda vuelta. El elevado porcentaje de indecisos, junto con la crisis económica y las tensiones políticas, marcan un proceso electoral cargado de incertidumbre.
 
France 24 (https://n9.cl/1k2t4)
 
Según los sondeos de Ipsos Ciesmori y Captura Consulting, el empresario Samuel Doria Medina, de la centroderechista Alianza Unidad, lidera con poco más del 21%, seguido de cerca por el expresidente “Tuto” Quiroga, de la coalición Libre, con un 20% en ambos estudios.
Sin embargo, una encuesta previa de Spie SRL, publicada el viernes, otorga a Quiroga un 24,45% y a Doria Medina un 23,64%, confirmando un empate técnico entre ambos candidatos de derecha y una eventual segunda vuelta.
Lo que sí parece ser una verdad consolidada es el hundimiento de la izquierda boliviana, tanto la del expresidente Evo Morales como la del actual mandatario Luis Arce.
El cocalero Andrónico Rodríguez, alfil de Evo, no pasa del 7,2% en ninguna encuesta mientras que el oficialista Eduardo del Castillo, del Movimiento al Socialismo (MAS), aparece relegado con menos del 2%, reflejando el desgaste del partido gobernante.
Un dato relevante es el alto nivel de indecisión y rechazo: los indecisos alcanzan un 13,3% en la encuesta de Ipsos y un 14,4% en la de Captura; y los votos nulos y blancos suman un 19,8% (Ipsos), 15,6% (Captura) y 15,65% (Spie SRL). Este fenómeno, impulsado en parte por la campaña del expresidente Evo Morales a favor del voto nulo, evidencia un electorado desencantado y polarizado.
Cisma en la izquierda puede acabar con hegemonía del MAS
La contienda electoral llega en un momento máximo de crispación política y polarización en Bolivia. Tras casi dos décadas de hegemonía del MAS, primero bajo Evo Morales (2006-2019) y luego con Luis Arce (2020-2025), el partido enfrenta su mayor desafío.
Además, la grave crisis económica, marcada por una inflación interanual del 24,8% en julio, la más alta desde 2008, y la escasez de dólares tras el agotamiento de las reservas internacionales han erosionado la popularidad del oficialismo. La política de subsidios a combustibles, que obliga al Gobierno a importar a alto costo para vender a precios bajos, ha exacerbado la situación, generando descontento generalizado.
El MAS, representado para las próximas elecciones por Eduardo del Castillo, aparece debilitado, mientras que Andrónico Rodríguez, líder cocalero y figura disidente dentro del propio movimiento, no logra capitalizar el voto izquierdista.
La ausencia de Eva Copa, la única candidata mujer, quien se retiró a fines de julio alegando acoso político, refuerza la percepción de un proceso electoral hostil para nuevas voces.
Desde la derecha, la ventaja de Samuel Doria Medina y “Tuto” Quiroga refleja un deseo de cambio tras años de dominio masista, pero también expone la fragmentación de la oposición.
Ambos candidatos han capitalizado el descontento económico, pero la alta indecisión y el voto de protesta liderado por Evo Morales sugieren que el electorado no está plenamente convencido. La falta de una izquierda unificada, dividida entre el oficialismo y disidentes como Rodríguez, debilita aún más al MAS, que enfrenta el riesgo de perder el poder por primera vez en dos décadas.
El factor Evo Morales y el voto nulo
Evo Morales, inhabilitado constitucionalmente para postularse luego de tres mandatos, ha jugado un rol disruptivo. Desde su refugio en el Chapare, donde enfrenta una orden de captura por un caso de trata de menores que él niega, Morales ha promovido activamente el voto nulo como protesta contra el sistema electoral y el Gobierno de Luis Arce.
Las encuestas reflejan que esta estrategia ha calado: el 14,6% de votos nulos en el sondeo de Ipsos y el 10,6% en el de Captura podrían influir en la definición de los resultados, aunque, según la norma electoral, estos votos no cuentan en el cómputo de votos válidos.
La ley electoral boliviana establece que, para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener más del 50% de los votos o al menos un 40% con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo. Con los porcentajes actuales, ni Doria Medina ni Quiroga alcanzarían estos umbrales, haciendo probable una segunda vuelta el 19 de octubre. Este escenario sería inédito en la era del MAS, que siempre se impuso en primera ronda desde 2005.
El próximo domingo, los bolivianos no solo elegirán presidente y vicepresidente, sino también a los parlamentarios de la Asamblea Legislativa para el periodo 2025-2030. Los resultados determinarán si Bolivia transita hacia un nuevo liderazgo de derecha o si el voto nulo y la fragmentación abren la puerta a sorpresas en un proceso marcado por la incertidumbre.
 
 
 
 
 
SAMUEL DORIA, EL MULTIMILLONARIO QUE BUSCA SER PRESIDENTE DE BOLIVIA Y PROMETE SER "TODO LO CONTRARIO" A EVO MORALES
 
Yahoo de España (https://n9.cl/yrmq4)
 
Samuel Doria Medina es un multimillonario, político y exministro boliviano que busca ganar las elecciones en Bolivia. Con 66 años, intentará vencer a los principales candidatos en la lucha por la presidencia. Dueño de franquicias en el país, promete un estilo de política diferente, afirmando ser "todo lo contrario" a Evo Morales.
Siendo el favorito para ganar las elecciones presidenciales, según las últimas encuestas en Bolivia, Samuel Doria Medina buscará, este 17 de agosto, realizar "un cambio de ciclo", según sus propias declaraciones. Con Jorge "Tuto" Quiroga como su principal competidor, promete un modelo económico que enaltezca al país y lleve a cabo una reestructuración total a nivel interno.
¿Cuál es la biografía de Samuel Doria Medina?
Nacido en La Paz en 1958, Samuel Doria Medina orientó su vida hacia la economía, obteniendo un título en esta carrera en la Universidad Católica Boliviana, además de maestrías y doctorados en el extranjero. Fue presidente y principal accionista de SOCOBE (Sociedad Boliviana de Cemento) y también propietario de las franquicias de Burger King y Subway en Bolivia.
Su incursión en la política comenzó en la década de 1990, cuando fue Ministro de Planificación y Coordinación durante la presidencia de Jaime Paz Zamora. Fue reconocido por implementar políticas de privatización y apertura económica para modernizar el Estado boliviano.
Sin embargo, no es la primera vez que postula a la presidencia de Bolivia. En 2005, 2009 y 2014 fue el principal contendiente del Movimiento al Socialismo (MAS) e incluso fundó su propio partido en 2003, el Frente de Unidad Nacional (UN), convirtiéndose en una de las principales fuerzas de la oposición.
¿Cuáles son las propuestas de Samuel Doria Medina?
Bajo el lema de un plan de "100 días", Samuel Doria Medina presenta una serie de propuestas, entre las que destacan abandonar el modelo de economía estatista y aplicar medidas de austeridad para reducir el déficit fiscal. Su principal objetivo, según sus declaraciones, es "detener la hemorragia" económica causada por los gastos del gobierno.
Respecto a la política exterior, Doria Medina propone retirar a Bolivia de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), distanciándose de países como Venezuela, Cuba e Irán. De ganar las elecciones, buscaría fortalecer las relaciones con países del occidente, destacando a Estados Unidos.
Para acabar con la corrupción en el país, promete una reforma del sistema judicial y enjuiciar a los responsables de la crisis y corrupción en Bolivia. Finalmente, para promover la producción y el desarrollo, levantará los obstáculos que frenan a los exportadores y fortalecerá los sectores agropecuario, industrial y turístico mediante la formulación de leyes que generen ingresos para el país.
 
 
 
 
 
LUIS ARCE SE FUGARÍA A VENEZUELA: LOS FACTORES QUE LO EMPUJAN AL EXILIO
 
Huir no es novedad ni para Luis Arce o para Evo Morales, ya que este último dejó La Paz en noviembre de 2019 tras incurrir en fraude electoral, con el propósito de intentar quedarse por cuarta vez consecutiva en la Presidencia. Primero, arribó a México y luego salió de allí para estar bajo condición de asilo político en Argentina, respaldado por el kirchnerismo.
 
Panam Post de Panamá (https://n9.cl/x3ghf2)
 
Cuando el presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció en mayo el retiro de su candidatura a la reelección, más de uno se preguntó el porqué de su declinación. Para su exaliado Evo Morales, el actual jefe de Estado planea una fuga Venezuela con el apoyo del régimen de Nicolás Maduro y no lo haría solo. El itinerario incluye al vicepresidente, David Choquehuanca y al titular de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, quien se postula a los comicios del 17 de agosto como abanderado de la izquierdista Alianza Popular.
Para concretar el escape, Morales señaló en una entrevista con radio Kawsachun Coca, que Choquehuanca aterrizó por «sorpresa» en Caracas, con el fin de sostener una visita en Miraflores con la cúpula de la dictadura chavista. Incluso, aseguró que fuentes de la Policía Boliviana y de las Fuerzas Armadas, confirman que viajó «sin ninguna agenda», solo con la pretensión de generar condiciones a favor del escape.
“La única agenda era reunión con altas autoridades. Y todos comentan que, en Bolivia, la Casa Grande del Pueblo, como también en Venezuela, que ha ido a preparar la fuga de Lucho (Arce) y su familia, y algunos corruptos. Lo tienen todo preparado” dijo.
Además, Morales declaró que “compañeros” de la filas socialistas exhortan a resguardar las pistas de los aeropuertos e inmediaciones, para impedir la salida de Arce durante la jornada comicial. El dirigente cocalero insiste en que «el pueblo es tan inteligente, se da cuenta perfectamente”.
Viajar para evadir responsabilidades
Huir no es novedad ni para Arce o para Morales, ya que este último dejó La Paz en noviembre de 2019 tras incurrir en fraude electoral, con el propósito de intentar quedarse por cuarta vez consecutiva en la Presidencia. Primero, arribó a México y luego salió de allí para estar bajo condición de asilo político en Argentina, respaldado por el kirchnerismo. «Me duele abandonar el país por razones políticas”, publicaba en aquel momento en sus redes sociales.
A Arce también se le perdió el rastro después de renunciar al ministerio de Finanzas. En su carta pública alegó “la necesidad de pacificación”, para dejar el puesto con rumbo desconocido. ¿Dónde estuvo escondido hasta que lanzó su candidatura en 2020? Hay pocos registros. Quizá por ello Morales cuela en sus declaraciones que la huida es un «derecho». La lista de mandatarios que apelan a la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 es larga. Los casos de Alan García y de Manuel Zelaya también figuran allí.
Elegir a Venezuela para una fuga es astucia absoluta. Maduro es cercano a Arce, de hecho, fue uno de los primeros en defenderlo en junio del año pasado cuando un grupo de militares, encabezado por el general, Juan José Zúñiga, trató de irrumpir en el palacio de gobierno, conocido como la Casa Grande del Pueblo, para derrocarlo. Dos meses antes, ambos habían estrechado sus vínculos en la XXIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), en Venezuela.
Motivos de peso
Huir de Bolivia para buscar refugio en el chavismo luce ideal para Luis Arce, considerando el complejo contexto judicial que tiene encima. Actualmente, el mandatario está envuelto en numerosos escándalos por corrupción en su administración, los cuales han provocado la destitución de siete ministros.
Sin embargo, los negocios opacos de su entorno familiar han sido la estocada final, luego de trascender que su hijo Rafael Ernesto Arce Mosqueira adquirió un terreno de más de 2100 hectáreas por 3,3 millones de dólares en 2021, cuando tenía 25 años.
El caso es solo la punta de un iceberg en el mandato de Arce, que acumula una inflación interanual de 24 %, sumado a la caída de las reservas internacionales de 15000 millones de dólares a 2000 millones de dólares, una combinación de factores que propicia una de las peores crisis en el país.
Con semejantes números, países con regímenes forajidos y opresores son ideales para pensar en una nueva vida. Más cuando el último ranking elaborado por CB Consultora, una firma especializada en estudios de opinión pública y análisis de escenarios electorales, lo posicionó como el presidente con la desaprobación más alta de la región, al arrojar 76,2 % de imagen negativa y solo un 21,2% de valoración positiva. Con la tendencia Arce quedó por debajo de la presidente de Perú, Dina Boluarte, quien tiene un índice negativo de 73,7 % y Maduro, cuyo rechazo ronda el 66,4 %.
 
 
 
 
 
BOLIVIA, LA HIJA PREDILECTA DE SIMÓN BOLÍVAR
 
En el marco del Bicentenario, Bolivia celebra elecciones presidenciales que invitan a reflexionar sobre su legado histórico en la forja de la Patria Grande latinoamericana.
 
Telesur de Venezuela (https://n9.cl/k8iza)
 
El 6 de agosto de 2025, Bolivia conmemoró su bicentenario de independencia. El Estado Plurinacional rindió homenaje a su historia de resistencia, lucha popular y afirmación soberana. Una trayectoria que, según el Libertador Simón Bolívar, convierte a Bolivia en su “hija predilecta”, como lo expresó en una carta de 1827 dirigida a Antonio José de Sucre. Esta frase el Comandante Hugo Chávez la hizo suya cada vez que se refería al país andino.
Desde los levantamientos indígenas liderados por figuras como Tomás Katari, Túpac Katari y Juana Azurduy, hasta la Revolución Nacional de 1952 encabezada por Víctor Paz Estenssoro con el estruendo de la dinamita minera, Bolivia ha forjado su destino reivindicando a sus pueblos y el control de sus recursos naturales.
En este breve recorrido histórico, resuena la dinamita de los trabajadores de la Central Obrera Boliviana como vanguardia de los levantamientos populares de 1952, dando lugar a la Revolución Nacional que llevó al poder a Víctor Paz Estenssoro. Su gobierno decretó la nacionalización de las minas y el monopolio en la exportación del estaño, la reforma agraria —que distribuyó tierras entre los pueblos originarios—, la prospección de pozos petrolíferos por empresas extranjeras, la institución del voto universal, la reforma educativa y la vinculación caminera con el oriente mediante la carretera Cochabamba-Santa Cruz.
Resulta inevitable mencionar Ñancahuazú y la huella imborrable dejada por Ernesto Che Guevara y los hermanos Inti y Coco Peredo al hablar de Bolivia.
Con la injerencia de la Casa Blanca en toda América Latina, se sucedieron gobiernos militares de corta duración. Entre ellos destacan intentos soberanos como el de Juan José Torres en 1970, quien reanudó relaciones con Cuba y Chile —entonces bajo el gobierno de Salvador Allende—. Torres intentó crear un cogobierno con la Central Obrera Boliviana y expulsó de Bolivia varios organismos estadounidenses, hasta que el 21 de agosto de 1971 el coronel Hugo Banzer Suárez encabezó el golpe que lo derrocó.
En 2006, con la llegada al poder de Evo Morales, se estableció el Estado Plurinacional de Bolivia, marcando un nuevo capítulo mediante el impulso del socialismo comunitario indígena y una política decidida de soberanía sobre los recursos naturales.
Socialismo comunitario
Recuerda Silvya de Alarcón en su trabajo Socialismo Comunitario que en 1988 sale a la luz pública “Las condiciones de la revolución socialista en Bolivia. A propósito de obreros, aymaras y Lenin”, libro escrito por Álvaro García Linera bajo el seudónimo de Qhananchiri.
Afirma de Alarcón: “A diferencia de las tradicionales posiciones de la izquierda nacional que caracterizaban al mundo campesino-originario como pequeña burguesía, en virtud de una lectura mecánica del marxismo, aquí se reivindica su potencial revolucionario sustentado precisamente en el carácter antagónico de la autodeterminación nacional con respecto al dominio del capital y la burguesía. Y no solo como carácter potencial: la historia nos muestra cómo ese campesinado-indígena ha desarrollado una larga lucha por su emancipación.
En su carácter más genérico y esencial, podría pensarse que el socialismo comunitario es la forma que asume la lucha contra el capital teniendo como horizonte y como medio de realización las formas comunitarias“.
Refiriéndose a las condiciones bolivianas, expone: “Si bien el socialismo tiene en la comunidad la forma social que supera las relaciones fundamentales que caracterizan al capitalismo, en Bolivia esa fuerza constructora del futuro encuentra en las comunidades históricamente existentes en el mundo andino una condición de concreción. El socialismo comunitario es posible en Bolivia porque es aquí donde se han desarrollado estructuras comunitarias concretas que aún perviven como fuerzas productivas, a partir de las cuales es posible pensar en la forma comunitaria socialista“.
Un eje estratégico en Sudamérica
La posición geográfica de Bolivia en el centro del continente sudamericano, sumada a sus vastos recursos naturales como el gas, los minerales estratégicos y el litio, posiciona al país como un enclave geopolítico de creciente importancia. La gestión soberana de sus recursos “establece un precedente para otros países en desarrollo”.
La posición geográfica boliviana no solo determina su rol como articulador regional, sino que permite pensar en que se convierta en un punto crucial para el desarrollo de corredores bioceánicos que conectarían el Atlántico con el Pacífico, transformando las dinámicas comerciales sudamericanas.
Litio, minería y energía: apuestas de soberanía
Bolivia posee las mayores reservas de litio del mundo, superando los 10 millones de toneladas. A diferencia de los modelos extractivistas de países vecinos, Bolivia apunta a industrializar toda la cadena productiva. Con una inversión de 900 millones de dólares, el país ha construido plantas piloto y prevé inaugurar la planta industrial de cloruro de potasio este 30 de septiembre de 2025. Asimismo, avanza en la construcción de una planta de carbonato de litio con tecnología china y una industria de baterías en alianza con el grupo alemán ACI Systems, gestionado por la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos.
En minería, Bolivia continúa siendo uno de los principales exportadores mundiales de estaño, tungsteno, antimonio y boro. El gobierno impulsa la instalación de nuevas plantas de fundición y refinación, buscando dejar atrás la histórica dependencia de procesadoras extranjeras.
En cuanto a hidrocarburos, la certificación de 10,7 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas natural y 240,9 millones de barriles de líquidos garantiza la capacidad de exportación por al menos 14 años más, según el informe de la empresa canadiense Sproule International Limited.
Redistribuyendo la riqueza
Según informa la estatal Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), se entregaron 14.587 instalaciones de gas domiciliario a través de 11 actos realizados en distintos departamentos del país, como parte de las 200 obras que entrega el Gobierno Nacional de manera simultánea en el inicio del mes del Bicentenario de Bolivia. Son 72.935 beneficiarios, y las obras (200 obras en homenaje a los 200 años) tuvieron una inversión de aproximadamente 142 millones de bolivianos.
En su compromiso con la soberanía alimentaria, mediante un camión cisterna móvil, YPFB abastece con 150.000 litros de diésel a seis comunidades potosinas productoras de quinua, con el objetivo de que este combustible cubra la demanda de aproximadamente 1.800 tractores durante la época de siembra.
Producto Interno Bruto
El Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia en 2023 alcanzó un nivel histórico de 45.464 millones de dólares estadounidenses, convirtiendo al país andino en la segunda economía con mayor expansión en la región, después de Paraguay.
El PIB per cápita también aumentó a 3.736 dólares estadounidenses, la cifra más alta registrada. En cuanto a la tasa de crecimiento anual, Bolivia ha promediado un 3,70% desde 1991 hasta 2024, con un máximo histórico de 23,12% en el segundo trimestre de 2021 y un mínimo histórico de -24,74% en el segundo trimestre de 2020. En el cuarto trimestre de 2024, el PIB se expandió un 0,73% respecto al mismo período del año anterior.
Sembrando Industrias
El 2025 se perfila como un año crucial para Bolivia, marcado por la consolidación de proyectos estratégicos que reafirman la senda de la industrialización como motor del desarrollo económico, con el objetivo de construir 170 plantas industriales.
Cabe mencionar la inauguración de la Planta de Transformación de Subproductos de Soya en San Julián, Santa Cruz. Esta obra, inaugurada la semana pasada, representa un avance concreto hacia la industrialización del país.
También destaca la primera planta de producción de biodiesel en Santa Cruz, junto al proyecto en curso para una segunda planta en El Alto, programada para entrar en funcionamiento en 2025. Ambas iniciativas buscan reducir la dependencia de los hidrocarburos importados y fomentar la producción nacional.
Otro proyecto clave es el complejo siderúrgico del Mutún, ubicado en Puerto Suárez, que comenzará a producir barras de acero en 2025, lo que permitirá un importante ahorro de divisas y la generación de empleo.
Bicentenario
A dos siglos de su independencia, Bolivia reafirma su vocación de soberanía, integración regional y justicia social. Su participación activa en organismos como el ALBA-TCP fortalece la construcción de la Patria Grande latinoamericana, un ideal aún vigente en la memoria de Bolívar.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, resaltó el espíritu indomable del pueblo boliviano al conmemorar los 200 años de independencia de la nación, evento que no solo recuerda el nacimiento de la República, sino también la resistencia de un pueblo que transformó el sufrimiento en conciencia colectiva.
En su discurso, Arce enfatizó que la historia de la nación se siembra con dignidad y se honra a través de la resistencia. Recordó cómo, en suelo boliviano, “ni las cadenas ni las espadas” pudieron quebrantar el espíritu de las naciones indígenas originarias, de los trabajadores, de los mineros y de todas las mujeres y hombres que lucharon por un futuro mejor.
El mandatario subrayó la importancia de la organización y la movilización en la lucha por la justicia social, instando a todos los bolivianos a unirse en torno a una historia común. “La opresión se transforma en organización, y la explotación en movilización”, declaró, reafirmando que la unidad es fundamental para construir un futuro más justo.
 
 
 
 
 
EL BOOM DE LAS COMPRAS EN BOLIVIA LLEGA A LA RIOJA: LOS TOURS ORGANIZADOS QUE PARTEN DE LA PROVINCIA PARA APROVECHAR LOS BAJOS PRECIOS
 
La crisis económica en Argentina impulsa un nuevo fenómeno de turismo de compras, con Bolivia como un destino en auge por sus precios hasta 75% más bajos. La Rioja se ha sumado a esta tendencia con la organización de tours grupales que parten de la provincia para adquirir mercadería fronteriza.
 
Portal Web de Argentina (https://n9.cl/glevp)
 
Un nuevo fenómeno de turismo de compras cobró fuerza en los últimos meses, con miles de argentinos cruzando la frontera hacia Bolivia para aprovechar los bajos precios. Si bien la práctica es común en provincias limítrofes, la alta demanda provocó la organización de tours grupales con salidas programadas desde Salta, Jujuy, La Rioja y Catamarca.
Las ciudades fronterizas bolivianas como Bermejo, Yacuiba y Villazón registraron en 2025 un crecimiento notable de visitantes, que encuentran productos con valores entre un 30% y un 75% más baratos que en Argentina. La variedad de artículos es amplia e incluye neumáticos, indumentaria, calzado, pequeños electrodomésticos y tecnología como celulares, notebooks y televisores, entre otros.
Para cruzar la frontera de manera ilegal, muchos viajeros optan por los «bagayeros», personas que trasladan en sus espaldas la mercadería envuelta en tela para eludir los controles policiales. Esta es una actividad ilegal y peligrosa, pero el artículo indica que el flujo no se detiene. Para quienes buscan una experiencia más personalizada sin depender de grandes grupos, existe la posibilidad de tomar taxis. Mariano Rojas, un taxista, comentó en abril de 2025 que cobra $225.000 el viaje ida y vuelta desde Tucumán a Bolivia.
           
 
 
 
 
PEDRO CASTILLO INVOCA A PETRO Y AL PRESIDENTE DE CHILE, BOLIVIA, BRASIL DESDE JUICIO: "DE UNA VEZ VAMOS A LA GUERRA"
 
EL Popular de Perú (https://n9.cl/s0ixv)
 
En la sesión 52 del juicio por el fallido golpe de Estado, el expresidente Pedro Castillo volvió a generar controversia. Desde el penal de Barbadillo, donde cumple prisión preventiva, invocó a mandatarios de la región a unirse en una supuesta “guerra” contra la delincuencia y la corrupción.
"Desde acá invoco a Petro y al presidente de Chile, Bolivia, Brasil, de una vez vamos a la guerra. Pero a la guerra para terminar con la delincuencia, corrupción", declaró ante la sala.
Sus palabras, pronunciadas en un contexto judicial, reavivan el debate sobre su papel político y el peso de sus declaraciones en medio de un proceso penal.
¿Qué dijo Pedro Castillo sobre su inocencia?
El exmandatario no solo lanzó mensajes a líderes internacionales, también volvió a defenderse de las acusaciones.
"Hasta el momento no se me encuentra el delito que se me imputa; simplemente decirles que soy un presidente secuestrado, un presidente que empezó a impulsar el desarrollo de miles de compatriotas", afirmó.
Con estas declaraciones, Castillo insiste en presentarse como víctima de una persecución política, pese a que enfrenta acusaciones graves por presunta organización criminal.
¿Cómo atacó a sus detractores durante la audiencia?
Durante la audiencia, Castillo no dejó pasar la oportunidad de arremeter contra sus opositores. Los calificó como "falsos patriotas con mapa en mano, sin autoridad moral como líderes que vendieron armas a la FARC de Colombia" y recordó que "encontraron droga en el avión presidencial".
Incluso, mientras la jueza Norma Carbajal le pedía concluir su intervención, el exmandatario cuestionó la cercanía de las autoridades con la ciudadanía: "El pueblo no recibe a sus autoridades en una plaza".
¿Qué nuevas denuncias enfrenta Pedro Castillo?
La Fiscalía no solo mantiene abierto el caso por el golpe de Estado. El Ministerio Público, a través del Área Especializada en Enriquecimiento Ilícito y Denuncias Constitucionales, presentó una denuncia constitucional ante el Congreso contra Pedro Castillo por organización criminal, tráfico de influencias y colusión agravada.
De acuerdo con la tesis fiscal, Castillo habría liderado una red delictiva junto a legisladores y funcionarios para intercambiar beneficios a cambio de votos congresales.
¿Quiénes son los congresistas implicados en el caso “Los Niños”?
En la denuncia también figuran congresistas del partido Acción Popular, conocidos como “Los Niños”:
Darwin Espinoza, Jorge Flores, Raúl Doroteo, Elvis Vergara, Juan Mori, Ilich López, Wilson Soto, Silvia Monteza, José Arriola, Pedro Martínez, Luis Aragón, Hilda Portero y Carlos Zeballos.
Además, se incluyen a Karol Paredes y Carlos Alva, señalados por presunta participación en organización criminal. Los delitos atribuidos van desde cohecho pasivo impropio hasta tráfico de influencias.
¿Qué impacto tienen estas declaraciones en el proceso judicial?
Aunque Castillo intenta proyectar un discurso combativo y victimista, sus intervenciones no parecen favorecer su situación legal. Sus llamados a la “guerra” y ataques directos a opositores alimentan el perfil político del caso, pero no despejan las acusaciones de corrupción y abuso de poder que lo rodean.
En medio de un juicio de alto impacto mediático, cada declaración se convierte en un arma de doble filo que podría pesar más en la opinión pública que en la sentencia final.
 
 
 
 
 
LUCY JEMIO, LA GUARDIANA DE LA MEMORIA ORAL DE LOS PUEBLOS ANCESTRALES DE BOLIVIA
 
La muerte de la investigadora invita a recordar su trabajo que, durante casi cuatro décadas, rescató más de 7.000 relatos de alrededor de 100 poblaciones
 
El País de España (https://n9.cl/rcnmz)
 
El azar se cruzó varias veces en la carrera de la boliviana Lucy Jemio. Estudió Literatura, sobre todo porque no tenía contenidos de matemáticas, que tanto aborrecía. Tenía prisa por dejar la universidad y generar ingresos, pero el mismo día que defendió su tesis fue nombrada docente de la materia Taller de Cultura Popular. La llevó allí su interés por el relato oral, despertado por los cuentos que le narraba su madre aimara. Dictó durante casi 40 años una clase que se hizo famosa entre los estudiantes de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), ya que Jemio organizaba viajes al interior del país en busca de narradores de mitos y leyendas prehispánicas. El resultado fue el mayor resguardo documental en la época moderna de la memoria de las naciones que conforman Bolivia.
La muerte de Jemio, el pasado 4 de abril a los 71 años, conmovió al círculo académico, que le dedicó una serie de conferencias de dos días como homenaje en la UMSA. Pero, sobre todo, deja huérfano al Archivo Oral, que la literata y antropóloga creó en 1986 y nutrió con 500 horas de grabación que contienen cerca de 7.000 relatos contados por más de 1.000 narradores de alrededor de 100 poblados. Gracias a esta casi inabarcable fuente, forjada con varias generaciones de sus estudiantes, se lanzó la colección Mitos y cuentos, compuesta por 22 volúmenes que recogen la cosmovisión de culturas ancestrales como la quechua, aimara, chiquitana, mosetén, tacana, esse ejja, chimané, yaminawa o movima, por mencionar algunas.
“Hay una literatura oculta a la par de La Ilíada”, solía decir, como lo recuerdan su familia y antiguos estudiantes. La valoración que dio a las ideas de los pueblos precolombinos tiene que ver con su origen. Sus padres, Tomasa González y Celestino Jemio, migraron desde Santiago de Huata, provincia cercana al lago Titicaca, a la ciudad de La Paz, donde tuvieron cinco hijos: la última fue Lucy. Creció aprendiendo español a la par del aimara, tanto en sus primeros años como cuando se fue a vivir, a los cuatro años, con sus tíos Josefina González y Humberto Villarreal. Después de la prematura muerte del señor Jemio, su esposa quedó sola al cuidado de sus hijos y creyó que su hermana, sin descendencia, podría darle una mejor crianza.
“Mi mamá lo resintió mucho. Fue para algo bueno, pero significó un golpe terrible para una niña de cuatro años (…) Pensaba que le estaban haciendo un favor y no se sentía cómoda pidiendo”, recuerda en un restaurante paceño la mayor de los tres hijos de Lucy Jemio, Dunia Ramírez. Contrapone orgullosa ese contexto adverso con los logros materiales que alcanzó su madre en vida: dejó como herencia una casa en El Alto y otra en el centro paceño. Dio frutos una carrera de investigación que rayó en lo obsesivo. El comienzo fue su tesis de licenciatura, un estudio semiótico sobre la narrativa oral aimara, centrado en el cuento Jamp’atuta (El cuento del sapo).
El enorme vacío intelectual con el que se encontró sobre la literatura en lenguas nativas la motivó a emprender la misión de rescatar lo que para ella no eran solo relatos breves, sino “intermediadores culturales de la imaginación”, que transmiten “sentimientos, valores y mentalidades comunes a muchas culturas”, como escribe en la introducción de uno de sus textos. Con cada generación de estudiantes, se encaminaba en viajes —una semana los más largos, horas los más cortos— a diferentes comunidades del país. Las primeras travesías fueron a los pueblos circundantes del lago Titicaca, luego a las culturas andinas, al occidente del país, y, finalmente, a las naciones de las llamadas tierras bajas, en el Amazonas y el bosque de la Chiquitanía.
“Llegábamos hasta la persona que sabía contar los cuentos, y muchas veces estaban ocupados, trabajando. Les ayudábamos entonces a sembrar, a pelar papa, pero nos contaban los cuentos”, rememora Jemio en una entrevista. Los narradores a veces desconfiaban de los curiosos citadinos pero, al ser interpelados en aimara por Jemio, entraban en confianza. Las grabaciones se hacían donde se encontrara al entrevistado, y las primeras fueron registradas en casetes, por lo que digitalizar y sistematizar los datos sigue siendo una ardua tarea. La titánica labor de escuchar horas y horas de relatos —no siempre registrados en las mejores condiciones— significó una entrega sacrificada.
Vida entregada al trabajo
“Era muy apasionada con lo que hacía y, por tanto, estricta y rigurosa. Tenía una meta clara”, la recuerda Carolina Uria, quien fue su estudiante y la ayudó en los últimos años a ordenar el Archivo Oral. “Pero al mismo tiempo, era muy cariñosa, amable, familiar. Siempre te cuidaba y te ofrecía todo”, continúa. Las jornadas de trabajo se extendían a veces por 12 horas. Jemio había decidido cambiar el orden de las fichas de sistematización: de poblaciones a temáticas. Es decir, las grabaciones se agrupan, por ejemplo, en aquellas que abordan leyendas del zorro, personaje común representado en textiles y cerámicas, que aparece como un ser astuto, falaz y solitario, siempre enfrentando castigo y burla.
Otro elemento común al imaginario de los pueblos de los Andes son las montañas, representadas como dioses. Jemio las llamaba “los grandes organizadores de la tradición oral andina”, jerarquizados de acuerdo a su tamaño, y protectores y proveedores de las comunidades. Mientras que los cuentos de las llamadas tierras bajas “tienen que ver con la vasta fauna y flora de esas tierras que remiten a una primera época, cuando no estaban habitadas por humanos. Los ríos, plantas y animales son los dueños y protectores”, explicaba en una entrevista.
“Sin Lucy, no habría entendido la complejidad de este país”, le atribuye Uria. Recuerda por teléfono los largos días de escuchar y ordenar el Archivo Oral, que exigía extensas horas de trabajo, por lo que Jemio había solicitado un año sabático. La entrega a su labor es una cualidad con la que todos la identifican. El sacrificio con su carrera se vio desde que realizó su tesis mientras criaba sola a su hija Dunia. “Mi padre era dirigente estudiantil en la época de la dictadura militar y se fue a Alemania como asilado político. Me mandaba casetes para que lo escuche, pero nunca envió una pensión”, cuenta Ramírez, de 45 años. Jemio se casó a los 36 años con alguien que conoció en la carrera de Literatura. De ese matrimonio, que duró 27 años, nacieron dos hijos.
“Entregó su vida al Archivo Oral. Era bien caprichosa, estaba mal de la vista y el doctor le había prohibido ver pantallas, pero seguía trabajando. También le dolían las rodillas y daba clases en el quinto piso de la facultad”, la describe su exestudiante y compañera de trabajo, Uria. Días antes de morir a causa de una insuficiencia renal, Jemio pidió que no se olviden de su trabajo, que ahora está siendo inventariado en la UMSA. El legado que deja no es solo una extensa fuente documental, sino una nueva metodología para estudiar la tradición hablada de Bolivia. Cuando desarrollaba su tesis, se percató de que las leyendas y mitos recogidos estaban todos traducidos al español, lo que, creía, tergiversaba el relato y lo alejaba de la visión del mundo de los pueblos.
Consciencia social
Además de incluir el cuento en su idioma original, Jemio anotaba el nombre de los narradores y su edad, que podían ir desde los 9 hasta los 100 años. También ofrecía un contexto para cada mito o leyenda, porque para ella reproducían los aspectos centrales de su cultura. El libro más célebre donde ofrece este análisis es Senderos y mojones. Literatura oral aimara (2007). La sensibilidad por los habitantes milenarios de Bolivia estuvo siempre acompañada de una conciencia social. Cuando fue preguntada sobre la experiencia que más le impactó en sus decenas de viajes, respondió: “La condición social en la que viven; es terrible. Hay poblaciones que viven en condiciones tan adversas, sin lo básico, que te preguntas cómo pueden”.
Antes de cada travesía al interior del país, recomendaba a sus alumnos que tuvieran cuidado con lo que iban a decir y observar. Las zonas rurales de Bolivia han estado históricamente relegadas por la ausencia de servicios como agua o luz eléctrica. Postergar su memoria colectiva a través del tiempo fue, para Jemio, una forma de redención para una población que muchos gobiernos quisieron desconocer y dejar atrás. Afirmaba en una de sus últimas entrevistas: “Nos guste o no, la realidad es que Bolivia es un país con predominancia oral. Y uno de los pueblos con mayor significado demográfico son los aimaras, así que es ineludible querer dejar en el olvido su cultura”.

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