Friday, October 17, 2025

BOLIVIA, ANTE EL RETO DE UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO SIN GAS

Los candidatos presidenciales Jorge Quiroga y Rodrigo Paz tienen el gran reto de ofrecer una salida rápida a la crisis

 
Bolivia fue entre 2012 y 2014 el país sudamericano con las mayores reservas internacionales en relación con su PIB. Hoy, el Banco Mundial pronostica que solo Venezuela tendrá un crecimiento económico más lento que Bolivia en los próximos años. La bonanza de aquellos viejos tiempos se debió a los ingresos por la exportación de gas. Pero las malas políticas y la falta de inversión terminaron por diezmar el recurso. El gran reto para el futuro presidente, que se elegirá este domingo, es encontrar un modelo para aliviar la peor crisis monetaria en 25 años.
Los candidatos Jorge Tuto Quiroga, de Alianza Libre, y Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), coinciden en sustituir las divisas de la exportación de gas por las de otras materias primas, sobre todo del sector agrícola y ganadero. Además, proponen cambiar la ley de hidrocarburos para fomentar la inversión extranjera, en una vuelta al esquema liberal de la década de 1990. El investigador Mirko Orgaz, autor del libro Nacionalización, historia y poder del petróleo (Cima, 2025), dice que ambos aspirantes siguen la línea de hacer socios mayoritarios a las transnacionales: “Echarán todo el proceso de nacionalización por tierra”.
En su libro La guerra del gas, Orgaz relata cómo se generó un malestar social por la manera en que se gestionaba la producción y comercialización del carburante. La revuelta popular sostenía la bandera de “gas para los bolivianos”. Fue justamente Tuto Quiroga, quien ya gobernó Bolivia entre 2001 y 2002, el diseñador del plan para exportar el carburante a Estados Unidos a través de Chile. “Atentaba contra la memoria histórica del pueblo boliviano con Chile y las condiciones económicas eran muy malas. De los 3,40 dólares por barril que pagaban los estadounidenses, apenas llegaba uno a Bolivia”. El descontento estalló cuando, en el segundo gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (2003), se bajaron las tributaciones de las explotadoras extranjeras del 50% al 18%.
Los conflictos dejaron alrededor de 60 muertos, pero se logró la Ley 3058 de 2005, que renegoció con las privadas el excedente de la producción de gas para los bolivianos, expandió el consumo de gas domiciliario y propuso la industrialización hidrocarburífera. Es en este último punto, según Orgaz, que el proyecto nacionalizador se desvirtuó en los siguientes gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS), a pesar de ser una fuerza decisiva en la movilización. “Se cedió el control operativo de los campos a las empresas transnacionales, lo que al final redundó en que las empresas exploten intensamente y no desarrollen nuevos pozos. Entre 2006 y 2019 se invirtió 70% en explotación y 30% en exploración. Ahí se explica esta crisis energética”.
Bolivia pasó de tener 16,8 trillones de pies cúbicos de gas (TCF, en inglés) en 2009 a 4,5 TCF en diciembre de 2023. En 2014, el país recibió por exportación de gas natural 6.011 millones de dólares; en 2024, solo 2.050 millones. Los campos se han secado y, a pesar de que el presidente, Luis Arce, anunció en 2021 un plan de reactivación para perforar nuevos pozos y reactivar otros, el proceso es largo.
Para el economista Ricardo Fernández, es arriesgado apostar todo al gas para aliviar la crisis. “Lo que sí da resultados más seguros es invertir en ‘lo que habilita todo lo demás’, es decir, carreteras, electricidad confiable y buena conexión digital. Eso baja costos para todas las actividades y atrae inversión privada”.
Los bolivianos esperan con urgencia las soluciones del próximo Ejecutivo. El Banco Mundial prevé un decrecimiento del PIB hasta 2027, un escenario totalmente contrario al de años anteriores, cuando en 2021 aumentó más del 6%. Además, el Fondo Monetario Internacional anunció en su último informe que Bolivia será la cuarta economía con más inflación de Latinoamérica, detrás de Venezuela, Argentina y Haití.
Como el ingreso de divisas dependía de la venta del gas, el Gobierno debe apelar ahora a sus reservas internacionales para abastecer el mercado interno, a razón de 60 millones de dólares semanales.
Tuto Quiroga asegura que la salida rápida para conseguir dólares está en la producción agropecuaria, por lo que propone levantar los límites de exportación. “Este es el sector que puede ayudarnos a recuperar. Todo el resto tenemos que cambiarlo. Es el único que está listo para empezar a generar exportaciones desde el primer día”. Sin embargo, para Fernández primero se debe ordenar la logística interna, antes de simplificar las normas: “Caminos transitables todo el año, energía estable y pasos fronterizos ágiles. Sin eso, el productor gasta de más, pierde tiempo y calidad”.
Orgaz concuerda en que el agro no es la salida rápida: “Apenas produce 300 millones de dólares”. Por eso apunta a la producción minera. Bolivia exportó en 2023 cerca de 6.000 millones de dólares en minerales como oro, plata, zinc o estaño. “Lo que nos mantiene con vida en el debate público son los 2.500 millones de dólares que exploran los extractivistas mineros y no aportan nada al Estado. La minería no hay que desarrollarla, ya está ahí”.
La solución a corto plazo de Fernández para obtener divisas también incluye al sector minero, a través de un periodo de tiempo especial en el que estos, al igual que los ganaderos, entreguen dólares a cambio de combustible. “Solo un Impuesto al Valor del Suelo podría obligarlos a cambiar dólares por bolivianos, u obligarlos, por pocas semanas, a recibir combustible a cambio de dólares; ya no se bancarizan ni informan de sus ingresos”. Ninguno de los candidatos ha mencionado alguna de estas alternativas. Sí hablan de una nueva ley de minería, pero para bajar impuestos y otorgar concesiones a privados.
El plan de “salvataje” de Tuto consiste en inyectar 12.000 millones de dólares a través de organismos internacionales. No obstante, la experiencia ha demostrado que estos paquetes, cuando vienen con condiciones muy duras, empeoran la desigualdad. “Pedir dinero de afuera no arregla el problema si ese dinero financia el mismo plan que recorta en seco. Es probable que en uno o dos años ya se haya usado la deuda”, asegura Fernández. Paz, por su parte, habla de usar 3.500 millones que dice están aprobados en la Asamblea y recortar el gasto público.“Para que esto funcione, tiene que usar los recursos en infraestructura civil, que baja costos y genera empleo, y proteger a quienes más sentirán el ajuste”. El País de España (https://n9.cl/cfa8w)
 
 
 
 
 
BOLIVIA Y SU LITIO: RIQUEZA POTENCIAL, INCERTIDUMBRE INDUSTRIAL
 
Una de las mayores reservas de litio del planeta la tiene Bolivia. El recurso es determinante para la transición energética mundial. Sin embargo, la falta de avances tecnológicos, las demoras en la industrialización y la incertidumbre sobre su modelo de explotación mantienen en suspenso la promesa de convertir al país en potencia del "petróleo blanco" del siglo XXI.
 
France 24 (https://n9.cl/ntuum)
 
En el corazón del altiplano boliviano, el Salar de Uyuni —una planicie blanca que se extiende por más de 10.000 km²— guarda una de las mayores promesas energéticas del planeta.
Bolivia junto a Argentina y Chile integran el llamado Triángulo del Litio, una región que concentra alrededor del 65 % de las reservas mundiales de este mineral considerado esencial para la transición hacia una economía libre de combustibles tradicionales.
Actualmente los países compiten por reducir su dependencia de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, respondiendo a las demandas del mercado y a las alertas de la ONU y de organismos científicos sobre el cambio climático y, en este contexto, el litio se ha convertido en el metal más codiciado de la transición energética, fundamental para almacenar y transportar energía limpia en vehículos eléctricos, baterías portátiles y sistemas de energías renovables.
Héctor Córdova, expresidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y exministro de Minería, y hoy analista en la Fundación Jubileo, explica que el proceso de extracción del litio mediante la evaporación en piscinas, consiste en bombear agua salada desde los salares hacia grandes piscinas en las que se deja evaporar, concentrando los minerales y separando sodio, potasio y litio.
"Aunque Bolivia planeó 20 líneas de piscinas, la eficiencia de la tecnología es muy baja: solo recupera entre el 15 y 20 % del litio disponible. La pandemia interrumpió su construcción, dejando menos de la mitad de las piscinas funcionando y a menos del 20 % de su capacidad", explica.
El país cuenta con dos grandes salares en el suroeste: Uyuni en el departamento de Potosí y Coipasa en el departamento de Oruro, además de 19 salares menores.
De acuerdo con Córdova, allí funcionan dos fábricas piloto —una de baterías y otra de material catódico— cuya producción, aunque reducida, permite entrenar personal y definir los parámetros para una futura producción industrial.
Córdova advierte sobre uno de los mayores riesgos que enfrenta Bolivia en la explotación del litio: la volatilidad del mercado internacional y sus efectos directos en la rentabilidad y en el impacto ambiental del sector.
En los últimos dos años, recuerda, el precio del mineral se ha desplomado más de un 80%, al pasar de unos US$70.000 por tonelada a cerca de US$10.000, una caída que pone en evidencia la fragilidad de un mercado aún en formación.
"La volatilidad en los precios del litio y la creciente demanda de baterías para vehículos eléctricos presentan tanto oportunidades como riesgos para la economía boliviana, que debe equilibrar el desarrollo de esta industria con la protección de sus recursos naturales y el bienestar de las comunidades locales", sostiene el experto.
¿Quién decide sobre el litio?
La explotación del litio en Bolivia se encuentra bajo el control de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), la empresa estatal que se encarga de toda la cadena, desde la extracción hasta la comercialización del mineral, así está establecido en la Ley 928 de 2017.
Sin embargo, el Gobierno de Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS), ha impulsado alianzas con empresas extranjeras para impulsar la construcción de plantas y acelerar la producción industrial.
En noviembre del 2024, YLB firmó un contrato con el consorcio chino Hong Kong CBC para construir dos plantas de carbonato de litio de calidad para baterías, con una inversión de 1.030 millones de dólares.
Posteriormente, en septiembre, firmó un acuerdo con la empresa rusa Uranium One Group, filial de la multinacional Rosatom, para instalar una tercera planta industrial destinada a ampliar la capacidad de procesamiento del mineral.
Estos contratos han sido cuestionados no solo por la forma en que se llevaron a cabo las negociaciones y los términos, sino también por la falta de consulta a las comunidades indígenas y campesinas, así como por los posibles impactos ambientales.
Litio en América Latina: ¿oportunidad o amenaza?
En este sentido, Gonzalo Mondaca, ingeniero ambiental e investigador adjunto del Centro de documentación e información Boliviana, CEBID, explica para France 24 que de ejecutarse los contratos firmados con China y Rusia para la extracción directa del litio, EDL, demandarán hasta cinco veces más el volumen de agua dulce que emplea la estatal Yacimientos de Litio Boliviano y 15 veces más de la lluvia que cae en la zona del Salar de Uyuni y sus alrededores.
"La gran demanda de agua, de recursos hídricos que tiene la minería del litio con EDL tiene un impacto muy fuerte, hay dudas sobre la calidad de la evaluación de estas empresas porque sus demandas de agua son mucho más altas que las de proyectos similares en América Latina", señaló.
Científicos del Cono Sur denuncian el viraje "corporativo" de la energía limpia
El investigador argentino Bruno Fornillo, doctor en Ciencias Sociales y en Geopolítica, advierte que el cambio hacia energías limpias no está exento de contradicciones.
"La transición del sector fósil al renovable no está pensada en función del bien humano, sino como una transición energética corporativa que genera impactos irreversibles en los ecosistemas", sostiene el académico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y autor del libro 'Todo sobre el litio'.
Fornillo subraya además la necesidad de una mirada común entre los países del Triángulo del Litio.
"Debería haber una articulación regional con Bolivia y Chile, no solo para coordinar la explotación del recurso, sino también para impulsar una transición socioecológica, justa y popular, que involucre a las comunidades y respete la biodiversidad", enfatiza.
Desde Chile, Antonio Pulgar, abogado y coordinador de Estudios en la ONG Fima, comparte la preocupación por el rumbo que está tomando la industrialización del litio.
"Cuando se habla de transición energética, hay que preguntarse para quién se produce y quiénes se benefician. ¿Seguiremos reproduciendo un modelo de extracción colonial como el que ha marcado la historia de América Latina? ¿Y qué ocurre con los acuerdos de Escazú y Ramsar, que buscan garantizar justicia y protección en los asuntos ambientales?", plantea.
Pulgar, que trabaja junto a la Alianza de humedales Andinos, coincide con el investigador argentino en la falta de una articulación real a nivel regional. Sin embargo, destaca iniciativas que buscan revertir esa tendencia.
“Desde la Alianza de Humedales Andinos, diversas organizaciones socioambientales impulsan la protección y conservación de los ecosistemas altoandinos, así como de los territorios de las comunidades locales, campesinas e indígenas que dependen de ellos en toda Latinoamérica”, resalta.
El litio, eje de una disputa geopolítica global
El litio no solo se mide en toneladas o divisas: se mide en poder. Su peso estratégico crece a medida que las potencias —China, Estados Unidos, Europa y Rusia— compiten por asegurar su acceso y dominio tecnológico.
En medio de ese tablero global, Bolivia, con una de las mayores reservas del mundo y aún dependiente de tecnología extranjera para su explotación, se erige como un jugador clave.
"Las decisiones sobre contratos, inversión extranjera y producción industrial no solo inciden en la economía local, sino que redefinen la posición del país en el mapa político internacional. Quien controle el litio influirá en los mercados y en el rumbo de la transición energética global, y China ya lleva la delantera en la refinación de este mineral", señala el analista Héctor Córdova.
Mauricio Sánchez: "El litio es la apuesta de Bolivia por recuperar su economía"
En vísperas de sus elecciones presidenciales, Bolivia enfrenta un dilema que resume las tensiones del siglo XXI: cómo avanzar hacia un futuro energético más limpio sin ceder soberanía ni marginar a las comunidades que habitan los territorios del litio.
En esa encrucijada, el país no solo decide su propio destino, sino que también encarna los desafíos de un planeta que busca descarbonizarse sin repetir las desigualdades del pasado.
 
 
 
 
 
DE LA BONANZA AL COLAPSO: EL LEGADO DEL MAS EN BOLIVIA
 
Los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce dejan al país casi sin reservas internacionales y con el oro empeñado; sin reservas en hidrocarburos y con la necesidad de importar combustible. El modelo nacional de lucha contra el narcotráfico no ha dado resultado y el país ha sido refugio de cabecillas de organizaciones criminales. La ciudadanía está golpeada y los conflictos están a la vuelta de la esquina.
 
Conecctas Org. (https://n9.cl/t4haz)
 
La primera vuelta electoral dejó un resultado claro: los bolivianos votaron para poner fin al ciclo político y económico del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales y Luis Arce Catacora. Ambos llegaron al poder en enero de 2006 y se irán el próximo 8 de noviembre, dejando un país sumido en una profunda crisis económica.
Esa crisis se refleja en la falta de dólares en el sistema financiero formal, la escasez de gasolina y diésel, la caída de la renta gasífera, la inflación más alta en casi 40 años y una economía informal que ya representa el 85 % de las actividades productivas.
Evo Morales asumió la Presidencia de Bolivia con el 53,7 % de los votos —por primera vez en la historia un candidato ganaba en primera vuelta—. Luis Arce, su exministro de Economía, ganó las elecciones posteriores a la pandemia de Covid-19 con el 55 % de los votos. Juntos administraron una renta de 63.000 millones de dólares proveniente de la exportación de gas. El país vivía entonces una bonanza. Hoy, en cambio, miles de familias no llegan a fin de mes con el salario mínimo nacional; el dólar se cotiza en el mercado paralelo al doble del valor oficial; la escasez de combustibles paraliza la producción, y el Instituto Nacional de Estadística acaba de informar que Bolivia está en recesión, con un decrecimiento del 2,4 %.
A esta situación se suma la reciente descertificación de Bolivia por el gobierno de Estados Unidos, debido a la falta de esfuerzos suficientes en la lucha contra el narcotráfico. En el territorio nacional se ha detectado la presencia de cabecillas de organizaciones criminales internacionales, como el PCC de Brasil, Sebastián Marset (buscado en al menos cuatro países), el hijo del “Chapo” Guzmán y otros. El MAS incrementó la superficie legal de cultivos de coca, y el país se ha consolidado como el tercer productor mundial de cocaína, proveedor de esta droga a los mercados de Brasil y Europa.
Veinte años después de llegar al poder, de administrar la bonanza económica y concentrar el control político, el MAS —hoy fracturado en tres bloques— fue derrotado en las urnas, obteniendo solo el 11,7 % de los votos, además de un 20 % de votos nulos que se presume fueron de fieles a Evo Morales.
El próximo 8 de noviembre, uno de los dos candidatos opositores asumirá la Presidencia con un desafío monumental: reconstruir la economía, la seguridad y la institucionalidad de Bolivia.
El gobierno de Luis Arce comprometió 8,4 toneladas de oro en contratos a futuro para conseguir dólares en efectivo. Bolivia podría perderlas si no paga en un año el dinero en efectivo que recibió. Se violó la norma que exige mantener 22 toneladas en reserva. Las candidaturas a la Presidencia ven que hay un grave daño a la economía y advierten con consecuencias jurídicas.
En un contexto de escasez de combustibles cada vez más complejo, se acerca la segunda vuelta presidencial en Bolivia. La Alianza Libre de Jorge Quiroga y el Partido Demócrata Cristiano de Rodrigo Paz coinciden en eliminar el subsidio al diésel y mantenerlo para la gasolina. Ahora hay escasez y largas filas para acceder a los carburantes, además de haberse instalado un mercado negro para el diésel.
Tras 20 años de gobierno del Movimiento Al Socialismo, uno de los temas más álgidos para el siguiente mandato presidencial es el narcotráfico. Aumentaron los cultivos de coca, hay presencia de organizaciones criminales extranjeras en el país y subió la violencia por crímenes de ajustes de cuentas, especialmente en el último año.
Los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce dejan al país casi sin reservas internacionales y con el oro empeñado; sin reservas en hidrocarburos y con la necesidad de importar combustible. El modelo nacional de lucha contra el narcotráfico no ha dado resultado y el país ha sido refugio de cabecillas de organizaciones criminales. La ciudadanía está golpeada y los conflictos están a la vuelta de la esquina.
 
 
 
 
 
“RESTAURAR LA REPÚBLICA O SEGUIR BAJO EL SISTEMA DICTATORIAL VIGENTE”: EL DILEMA QUE PLANTEA CARLOS SÁNCHEZ BERZAIN PARA BOLIVIA
 
El director del Interamerican Institute for Democracy afirma que solo una decisión política del nuevo presidente permitirá restablecer la legalidad y la independencia de los poderes del Estado
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/ysvyj)
 
A días de la segunda vuelta presidencial que definirá el rumbo político de Bolivia, el abogado y politólogo Carlos Sánchez Berzain, director del Interamerican Institute for Democracy, afirma que el país vive bajo un sistema que “no reúne ninguno de los elementos esenciales de la democracia” y que solo podrá recuperar la institucionalidad “si el próximo presidente restituye la República y la Constitución de 1994”.
El balotaje del 19 de octubre enfrentará a Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, y al ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga, quienes disputan la conducción de un país en crisis económica y política tras el declive del Movimiento al Socialismo (MAS).
En diálogo con Infobae, el exministro del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado el 17 de octubre de 2003, explicó que aquel hecho fue “el golpe de Estado que destruyó la democracia boliviana” y marca el inicio del actual modelo político. “En 1982 Bolivia recuperó la democracia; en 2003 la perdió. Y ahora, el 19 de octubre, puede volver a encontrarla”, sostiene.
Sánchez Berzain recordó la Bolivia de hace dos décadas como “una potencia gasífera con estabilidad económica, libre mercado y creciente inversión internacional”, en contraste con lo que describe como una “dictadura del socialismo del siglo XXI”. Aseguró que el país se ha convertido en “un narcoestado con más de 300 presos políticos, 28.000 exiliados y un sistema judicial sometido al poder”. Con énfasis, sentencia: “Nada puede ser peor que lo que hay en Bolivia.”
A continuación, extractos de la entrevista con Infobae:
—¿Cómo observa el panorama en Bolivia ante las elecciones de este fin de semana?
—Bolivia llega a esta segunda vuelta en una situación anómala. En 2003 perdió la democracia con el derrocamiento del presidente constitucional Sánchez de Lozada, y este 19 de octubre puede recuperarla. Esa es la verdadera elección: continuar con el sistema dictatorial del Estado Plurinacional o volver a la República de Bolivia. Hace veintidós años, Bolivia era la potencia gasífera de Sudamérica, exportaba gas a Argentina y Brasil, y se preparaba para hacerlo a Estados Unidos y México. Había estabilidad económica, libre mercado y confianza. Todo eso se perdió. Hoy el país vive bajo un sistema que ha destruido sus instituciones.
—Usted propone restituir la Constitución de 1994. ¿Cómo podría concretarse ese proceso?
—El proceso es sencillo. Volver a la República es simplemente la firma de un decreto presidencial del presidente electo. La Constitución del Estado Plurinacional nace de falsificaciones: primero falsificaron una ley, luego otra, y finalmente impusieron una constitución mediante masacres, una de ellas reconocida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En cambio, la Constitución de la República sigue vigente de pleno derecho. Contiene un artículo que declara nulos los actos de quienes usurpan funciones que no les competen. Esa nulidad no necesita juicio ni declaración, porque algo que nace muerto no puede tener efecto jurídico. Por eso el nuevo mandatario tiene que decidir: o sigue siendo parte del sistema dictatorial, o se convierte en el presidente legítimo de la República de Bolivia.
—¿Cómo evitar que esa restitución genere una nueva crisis de legitimidad?
—La crisis ya existe. Bolivia está en una situación anómala desde el golpe de 2003. Lo que propongo no crea una crisis, sino que la resuelve. La Constitución republicana ofrece el marco jurídico para restablecer la legalidad. Solo al devolver vigencia a esa Constitución podrán recomponerse las instituciones democráticas y, con ellas, la economía. No se puede arreglar la economía sin antes recuperar la institucionalidad.
—¿Cómo se podría garantizar la independencia de los poderes públicos?
—Primero, nada será peor que lo que hay. Hoy la justicia está sometida al poder político. Lo que corresponde es restituir el procedimiento republicano: el Congreso debe convocar concursos de méritos, calificar currículos y elegir magistrados en ternas. Es un mecanismo transparente y deliberativo, completamente distinto al modelo del socialismo del siglo XXI que rige en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, donde los jueces dependen del poder y no de la ley. Si aún quedaran magistrados legítimos de la República, deberían ser restituidos. Si no, el Congreso, conforme al procedimiento constitucional, debe nombrar a los nuevos. Es el único camino para devolver independencia a los poderes públicos.
—¿Qué papel puede desempeñar la comunidad internacional en este proceso?
—La elección de este domingo ya está definida. Lo llamativo es que no hay un candidato del régimen. De los ocho postulantes de la primera vuelta, tres eran del sistema y cinco aceptados por él. A varios opositores, como Jaime Dumas, simplemente no se les permitió participar, como ocurrió con María Corina Machado en Venezuela. Por eso es indispensable la observación internacional, para que se respete la voluntad popular y se garantice la transición democrática. Además, la comunidad internacional debe recordar que la Carta Democrática Interamericana obliga a los Estados miembros a mantener los elementos esenciales de la democracia. En Bolivia, ninguno de esos elementos está presente.
—¿Existen responsabilidades pendientes por los hechos de 2003 y los años posteriores?
—Sí, hay responsabilidades graves. Lo primero que debe hacer el nuevo gobierno es anular las amnistías que protegieron a los conspiradores del golpe de 2003 y a los responsables de las masacres posteriores. Carlos Mesa otorgó dos amnistías a quienes derrocaron al presidente, y Evo Morales hizo lo mismo después. La democracia no puede funcionar con amnistías; la justicia debe ser transparente y sin privilegios. Si se restablece la Constitución, deben esclarecerse todas las responsabilidades: las del golpe de Estado, las de la imposición de la Constitución con violencia, las de la corrupción y las del narcotráfico. Solo así podrá haber reconciliación.
—¿Qué modelo internacional puede servir de referencia para Bolivia?
—El caso de Lenín Moreno en Ecuador. Era el vicepresidente de Correa, heredó una dictadura con presos políticos, censura, corrupción y narcoestado. Moreno decidió cambiar: abrió la justicia, restableció la cooperación con la DEA y con Estados Unidos, permitió la independencia judicial y aplicó los principios de la Carta Democrática Interamericana. Sufrió varios intentos de golpe, incluso tuvo que trasladar el gobierno de Quito a Guayaquil, pero persistió y logró desmontar el sistema autoritario. Ese es el ejemplo.
El resultado del 19 de octubre definirá la orientación política e institucional de Bolivia para los próximos años. Para Sánchez Berzain, el país está ante una encrucijada: “No me importa quién gane la elección. Lo importante es que el vencedor restituya la República”. La elección, advierte, trasciende la contienda partidaria y enfrenta a los ciudadanos a la decisión de retomar el modelo republicano o mantener el sistema plurinacional forjado en las dos últimas décadas.
 
 
 
 
 
SUBSIDIOS Y EMPRESAS DEFICITARIAS: PESE AL MASIVO APOYO A LA DERECHA EN BOLIVIA, PERSISTE EL TEMOR AL AJUSTE
 
Dramáticos testimonios de empleados de empresas públicas deficitarias y beneficiarios de los bonos sociales, sobre lo que puede suceder tras la asunción del nuevo gobierno
 
La Nación de Argentina (https://n9.cl/djup23)
 
“Yo, como todos los empleados de las empresas estatales bolivianas, tengo miedo de quedar sin trabajo cuando asuma el nuevo gobierno”, admitió a LA NACION, Bernardino Calle, de 42 años, encargado de la Planta de Procesamiento de Papa de la ciudad de El Alto, una zona de casas bajas, ladrillos sin revocar, a unos 17 kilómetros de La Paz. Muchos economistas dicen que esa planta no produce absolutamente nada, pero parado junto a la reja, Calle se encarga de desmentirlo: “No llegamos a los niveles esperados, pero estamos trabajando”.
En la localidad de Viacha, a 30 kilómetros de La Paz, Jorge Peña de 48 años, padre de 4 hijos, habló con LA NACION de otros de los temores de la población de bajos recursos: perder el bono escolar de ayuda social Juancito Pinto de 200 pesos bolivianos anuales (20 dólares), que le permite equipar a sus hijos de 14 y 8 años para el comienzo del año lectivo. “Gracias a esos bonos, mis hijos de 19 y 24 pudieron completar la escuela secundaria. Hoy tengo mucho miedo. Con mis ingresos de conductor de buses me sería difícil afrontar más gastos”.
En la primera vuelta electoral del 17 de agosto los votantes, que en su gran mayoría trabajan de manera informal y no dependen de un empleo estatal, expresaron con su sufragio el apoyo a la propuesta de ajuste de la derecha y el centroderecha para el balotaje de este domingo, y un rechazo masivo a veinte años de gestión del MAS (que recibió solo el 3 % de los votos).
Estas dos décadas de gobierno de Evo Morales y luego Luis Arce terminan con un Estado que tiene un déficit del 10% del PBI, falta de combustible en las estaciones de servicio, desabastecimiento de alimentos y escasez de dólares para comprar todo lo que Bolivia no produce.
Y la mira del ajuste de los economistas está puesta en dos sectores, las empresas estatales deficitarias y la enorme cantidad de bonos sociales. En un país de 12 millones de habitantes, la tercera parte de la población recibe algún tipo de ayuda social. O sea, cuatro millones de beneficiarios. Por lo que el cierre de empresas y la eliminación de bonos podrían ser el motor de grandes protestas sociales en el próximo gobierno.
Los dos candidatos que quedaron en pugna para este domingo, el derechista Jorge “Tuto” Quiroga, de 65 años, de Alianza Libre (que ya fue presidente entre 2001 y 2002), y el centroderechista Rodrigo Paz Pereira, de 58 años, del Partido Demócrata Cristiano, senador y exalcalde de Tarija, hablan de la necesidad del ajuste.
Pero mientras Quiroga anuncia que si asume el próximo 8 de noviembre aplicará una política de shock con un pedido de ayuda económica al FMI; Paz Pereira prefiere una transición gradual, desconcentrar el Estado con más autonomía de las regiones. En su caso no ha dado muchas definiciones sobre qué piensa hacer con empresas deficitarias y bonos sociales, pero su candidato a vice, el carismático capitán Edman Lara, 40 años, -a quien muchos atribuyen el triunfo de Paz en la primera vuelta- ha dicho que “su” gobierno aumentará el monto de los bonos sociales. La información fue desmentida luego por el equipo económico del partido, pero la idea quedó, y muchos bolivianos dijeron a LA NACION, textualmente: “Este domingo votaré por el capitán Lara [que solo es candidato a vice] porque va a aumentar los bonos sociales”.
La urgencia del ajuste
El diputado Aldo Terrazas, del partido Comunidad Ciudadana del expresidente Carlos Mesa (2003-2005, quien no se presentó como candidato en estas elecciones), presentó semanas atrás un revelador informe sobre el estado de las empresas estatales bolivianas.
Desde la llegada del MAS al poder se crearon 266 empresas estatales con rubros tan amplios como los hidrocarburos hasta ingenios azucareros o procesadoras de alimentos. Pero luego de la inauguración oficial, con visita presidencial incluida, muchas de esas compañías nunca funcionaron aunque siguieron consumiendo presupuesto del Estado. Terrazas estimó la inversión total de estas dos décadas en 33.000 millones de dólares en empresas estatales.
En entrevista con LA NACION, Terrazas dio algunos ejemplos curiosos. “Se ha creado por ejemplo el ingeniero azucarero San Buenaventura en la zona de La Paz, un lugar donde no crece la caña de azúcar. También hay dos fábricas de cemento en Oruro y Potosí en sitios adonde nunca llegó el gas para alimentar los altos hornos, por lo que tampoco pueden funcionar, aunque sigue habiendo allí empleados que cobran sueldos estatales".
Pero entre los “elefantes blancos”, el más conocido es la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos, Emapa, creada en 2007, con el objetivo de que el Estado funcione como intermediario entre el pequeño productor de alimentos, comprándole su producción para luego comercializarla y repartir las ganancias.
“De las 202 empresas que inauguró Arce -contó Terrazas-, por lo menos 60 pertenecen a Emapa. Para darle una idea del escándalo de corrupción que hay detrás de Emapa, le cuento que hace dos semanas este propio gobierno metió preso al gerente de Emapa, Franklin Flores Córdoba, acusándolo de incumplimiento de deberes, conducta antieconómica y enriquecimiento ilícito. Una investigación demostró que en marzo de este año, después de la inauguración oficial, con visita presidencial incluida, muchas fábricas seguían sin operar".
Visita a las plantas
LA NACION visitó dos de las plantas de Emapa, la de Viacha, dedicada al Almacenamiento y Transformación de Cereales, que cuenta con el molino más grande de Bolivia, y la de procesamiento de papas en El Alto.
En Viacha, la técnica química encargada de la planta que prefirió identificarse solo como “Marisol” contó que aunque desde afuera no se ve ningún movimiento, en la planta trabajan 35 personas en el proceso de fabricación de harina y afrecho de trigo, que luego distribuyen a las panificadoras. “Los cuatro silos tienen una capacidad de 41.000 toneladas y hace un rato acaban de salir los camiones con la carga de esta mañana”, aseguró.
De todas maneras, el secretario general de la alcaldía Teófilo Choque, que acompañó a LA NACION hasta la planta, reconoció luego: “Yo jamás vi salir de aquí un camión, y si se fija en el camino de entrada, que es de tierra, verá que no hay huellas de camiones”, señaló.
La moderna planta de procesamiento de papas de El Alto vive una situación similar. Grandes galpones, sin demasiado movimiento. Y sus empleados ven entonces también con temor lo que pueda suceder con sus trabajos a partir del 8 de noviembre cuando asuma el nuevo gobierno.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: DERECHA RECIBE PESADO LASTRE TRAS 20 AÑOS DE GOBIERNOS IZQUIERDISTAS
 
Dos propuestas muy similares de esta tendencia política para sacar adelante un país con la economía en rojo. Expresidente “Tuto” Quiroga lidera intención de voto, pero indecisos pueden dar chance al centrista Rodrigo Paz.
 
El Nuevo Siglo de Colombia (https://n9.cl/97san2)
 
LOS bolivianos oficializan en las urnas este domingo el fin de dos décadas de gobiernos de izquierda iniciados por Evo Morales, fundador del Movimiento al Socialismo (hoy prófugo de la justicia) y que concluirán el 8 de noviembre con el de su otrora aliado Luis Arce. Ante la peor crisis económica en cuatro décadas, los ciudadanos defenestraron al MAS en la primera vuelta el pasado 17 de agosto y mayoritariamente avalaron a dos opciones de derecha: el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga y el senador Rodrigo Paz.
Sin dólares porque el saliente gobierno ha agotado sus reservas para sostener los subsidios que tradicionalmente son el eje de los mandatos de izquierda, escasez de carburantes y una inflación disparada (23% interanual) los bolivianos sienten en su diario vivir los efectos de la aguda crisis económica.
Esta es la dramática realidad con que cierra el ciclo de la izquierda en el poder boliviano, iniciado en 2006 con el presidente indígena aymará y que concluye con Arce. En resumen: de la bonanza propiciada por nacionalización del gas se llegó a una dramática caída dramática de la producción, que prácticamente secó la fuente de divisas.
Ante este escenario, el péndulo político se fue al otro lado y, el balotaje de este domingo es un “duelo de la derecha”. Conscientes del pesado lastre que heredan, una economía en recesión según vaticina el Banco Mundial, Quiroga y Paz han matizado la severidad de los planes a aplicar, especialmente en recortes drásticos a las subvenciones a los combustibles, que son la principal causa del agotamiento de las reservas internacionales, aunque la mantendrán para el transporte público. Pero son conocedores también del costo social que tendría un severo ajuste.
La politóloga Ana Lucía Velasco considera que “con cualquiera de las dos (propuestas), si no dan soluciones rápidas, el costo social y el riesgo" de protestas "van a ser altos", destacando que las personas tienen sus esperanzas invertidas en promesas electorales de difícil cumplimiento.
Pero, lo evidente, es que los bolivianos esperan que con la derecha en el poder la situación de este país, rico en litio (gran fuente de divisas), mejore.
Las últimas encuestas dan una ventaja al expresidente Quiroga de ocho puntos porcentuales sobre el senador Ricardo Paz (hijo del exmandatario Jaime Paz Zamora). Sin embargo, el escenario electoral está abierto ya que las mismas ubican en 20% el número de indecisos que son, a último momento, los que inclinan el fiel de la balanza.
En sus multitudinarios cierres de campaña en La Paz, Quiroga propuso inyectar USD 12.000 millones de dólares a través de préstamos con organismos multilaterales y aseguró que en tres meses regresarán las divisas al sistema financiero, que hoy no puede devolver su dinero a los ahorristas.
"Los dólares, los 'washingtones', vienen de afuera. Si no se hace eso, no hay solución", sostuvo.
Por su parte Paz propuso reestructurar primero los presupuestos del Estado antes de endeudarse más, ya que la deuda externa del país ronda el 30% del PIB.
Estos son los candidatos y sus planes de gobierno: “Liberalizar el país”. Jorge Quiroga fue mandatario 12 meses por un azar, pero ahora este neoliberal y montañista aficionado está cerca de coronar su primera elección presidencial y, de paso, cobrar revancha de Evo Morales, su némesis político. Exingeniero de la multinacional IBM formado en Estados Unidos se define como un defensor a ultranza de la democracia.
Tenía 41 años cuando, en 2001, asumió la jefatura de Estado como vicepresidente de Hugo Banzer, un exmilitar elegido en democracia que debió renunciar por un cáncer terminal.
Tuvieron que pasar 24 años y dos candidaturas fallidas (2005 y 2014) para que Quiroga esté tan cerca de volver a la presidencia.
Si gana el balotaje, asumirá la presidencia a los 65 años. Y lo hará como Jorge "Tuto" Quiroga, el apodo que incorporó legalmente a su documento de identidad.
El candidato se define como un liberal que pondrá fin a 20 años de socialismo, y no solo en Bolivia. "Estoy enfrascado en la lucha por democracia en mi país, en Venezuela, en Cuba", remarca.
De complexión delgada y cara de monaguillo, en sus propias palabras, Quiroga hace gala de su disciplina deportiva. Es una "adicción mental", afirma.
Corre casi a diario y ha escalado tres de los picos nevados más altos de Bolivia, según las imágenes que comparte en redes sociales donde es muy activo.
Orador articulado, también se ha destacado por su mordacidad. Se precia, además, de su agilidad mental con las matemáticas.
Quiroga ha atado su trayectoria a la de su mayor adversario. Ha sido el más férreo opositor de Evo Morales, desde cuando el líder indígena era diputado hasta que se convirtió en presidente (2006-2019).
Con el exmandatario -a quien promete poner preso en cumplimiento de una orden de aprehensión por un caso de presunta trata de personas- no guarda las formas: "SaCoDeFraCo": "SAqueador, COcalero-Chap, DEpravado, FRAudulento y Cobarde", le llama en sus redes sociales
Quiroga exhibe como "medallas de condecoración" la prohibición para entrar a Cuba en 2018 y a Venezuela en 2024, aliados de Morales.
En la recta final de la campaña, Quiroga ha reconocido que duerme y come poco y recarga energía con chocolate.
“Capitalismo para todos”
Heredero de una influyente dinastía política de Bolivia, Rodrigo Paz rehúye el membrete ideológico. Cuando cierra sus mítines, reparte lemas para todos: desde el conservador "dios, familia, patria" hasta el guevarista "hasta la victoria siempre".
Es el candidato que promete cambiar el sistema y a la vez no afectar a nadie.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), tuvo que empezar varias veces de cero porque su familia se veía obligada a viajar de un lado a otro, a menudo perseguida por dictaduras militares.
"En la lucha de mis padres por la democracia, hemos vivido en 10 países diferentes", dijo en reciente entrevista.
Nació en España, país del que también tiene la nacionalidad, y pasó su infancia en Argentina, Chile, Perú, Venezuela y Panamá, entre otros.
Esta faceta de trotamundos la retomó durante su campaña electoral. El economista de 58 años señala que recorrió cientos de municipios de Bolivia en cinco años. "No soy un candidato de hace seis meses", asegura.
Paz no es nuevo en política. Fue diputado, alcalde y ahora es senador por Tarija, un departamento rico en gas y petróleo, del que su familia es oriunda.
En su linaje también aparece su tío, el guerrillero Néstor Paz, que murió de inanición luego de un combate, y su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro, cuatro veces presidente y artífice del voto universal y la reforma agraria.
Propone un "capitalismo para todos". "No tengo por qué definirme, sino ofrecer al país una alternativa", aseguró a CNN cuando le pedían definiciones ideológicas.
Paz llegó al balotaje de manera inesperada, ganador de la primera vuelta. Las encuestas lo situaban entre el tercer y quinto puesto una semana antes de esa elección.
Promete fuertes recortes del gasto público, formalización de la economía y cambios de la Constitución para abrir el país a las inversiones privadas. "Yo espero entrar a gobernar, tomar las decisiones adecuadas. Y no a la reelección, que venga otro", sostiene.
 
 
 
 
 
FUTURO DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA, FRENTE A LA COYUNTURA ELECTORAL ACTUAL
 
El Nuevo Diario de Santo Domingo (https://n9.cl/7v7ul)
 
Desde el nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia en el año 2009, la nación sudamericana ha enfrentado diferentes retos, tanto locales como regionales, encontrándose sumergida en un abismo sin horizontes en temas: políticos, económicos y hasta culturales, convergiendo así en una realidad indecisa en el colectivo social de una sociedad dividida mediante un voto reñido hoy en dos fuerzas políticas. Estos espacios políticos, luego de haber pasado el primer balotaje histórico se enfrentarán en una segunda vuelta electoral el próximo Domingo 19 de octubre, teniendo como bandera principal conquistar el voto indeciso, que ante esta realidad palpable hubo un gran aumento en la abstención en el primer torneo electoral, sin dejar de lado que este 19% que obtuvo el voto nulo, es el núcleo duro afín al expresidente y dirigente cocalero Evo Morales.
A manera de historia, debemos resaltar que, Bolivia, tuvo una reforma constitucional, que dio nacimiento al estado plurinacional. Esta constitución política se forjó en las bases de una propuesta de referéndum, donde el congreso redactó y aprobó una nueva asamblea constituyente, reemplazando así la constitución del año 1967, esta asamblea con la mayoría del Movimiento Al Socialismo (MAS), delegó en la sociedad y los movimientos indígenas funciones para la conformación del estado plurinacional. Las bases que inspiraron la necesidad de una reforma constitucional, fue más por un clamor social, donde podemos recordar el hecho de “La Masacre de Octubre en el año 2003, lo que ocasionó la renuncia y huida del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, los pedidos de la población boliviana se acrecentaron y se transformaron en un clamor nacional, en cuanto a un Referéndum sobre los hidrocarburos y una Asamblea Constituyente; por lo que, le correspondió al presidente Carlos Mesa llevar adelante una reforma de la Constitución, con la promulgación de la Ley 2650, legitimando el mecanismo de la Asamblea Constituyente para poder realizar una reforma total de la Constitución de Bolivia de 1967.
En virtud de estos antecedentes históricos y jurídicos, motivó a que el 22 de enero de 2009, se promulgara la nueva Constitución que incluyó como mecanismos de deliberación y gobierno del pueblo a la Asamblea Constituyente, la Iniciativa Legislativa Ciudadana y el Referendo, lo cual permitía una reforma mucho más importante que en 1995, que solo reconocía a Bolivia como una nación multicultural y pluriétnica.
Bolivia, pese a haber ocupado rankings en posiciones importantes en términos de crecimiento económico, desarrollo sostenible, y estabilidad sociopolítica, mediante algunas estadísticas evaluadas por los diferentes organismos internacionales, hoy enfrenta una realidad paralela y compleja, desde la salida de Evo Morales del poder durante los sucesos y disturbios ocurridos en el 2019. Se recuerda que, hubo una breve transición gubernamental con la llegada de Jeanine Añez Chávez en su calidad de vicepresidenta del congreso nacional, quien más tarde fue encarcelada por delitos de traición a la patria y usurpación de funciones (hoy en libertad condicional). Este suceso a la democracia boliviana tuvo como resultado, la celebración de comicios presidenciales cuyo resultado fue la victoria de Luis Arce, quien fungió como ministro de economía y catalogado como muchos el artífice del milagro económico de Bolivia. Morales y Arce, tuvieron luchas internas en el ámbito de control del MAS, quien no estuvo de acuerdo con la vuelta de Evo Morales al poder, provocando así una división dentro de este espacio político de izquierda.
Los dos candidatos que aspiran a la presidencia son viejos conocidos del electorado. Jorge «Tuto” Quiroga, nacido en 1960, fue ministro de Economía precisamente en el Gobierno del padre de Rodrigo Paz, su rival en el balotaje del domingo.
Después fue vicepresidente y presidente del país, durante el Gobierno de Hugo Banzer. Quiroga es un político experimentado, que se autodefine de derecha. Banzer, su mentor político, fue dictador en el año 71. Después se reinsertó en la política, ganó las elecciones y ‘Tuto’ Quiroga era su vicepresidente. Ese es un dato no menor, porque hay gente en Bolivia que aún se acuerda de la dictadura militar con sus luces y sombras.
«Rodrigo Paz es carismático y tiene experiencia en gestión pública. Ha estado trabajando años por esta candidatura. Más que grandes campañas, ha hecho un trabajo de hormiga. Es de centroizquierda, pero, en realidad, mirando el programa de gobierno, ambos candidatos tienen muchas cosas en común, pero con algunas acepciones distintas.
Mientras que Quiroga quiere cambiar las cosas profundamente y dice que va a ser necesaria una inyección de dinero del FMI, Rodrigo Paz, que también tiene un programa liberal con su eslogan ‘Platita para todos’, dice que Bolivia no necesita dinero de afuera, que él va a resolver sin la injerencia del FMI, que, si no se roba la plata, hay suficiente dinero para dinamizar la economía. Paz, es visto para muchos como el “Caballo de Troya de Evo Morales”.
Por otro lado, está la crisis económica. «Lo más grave y difícil es cortar la subvención a los combustibles, una decisión que el actual Gobierno no ha tomado”, aunque en estos días de suceder eso, podría provocar un estallido social en el país sudamericano. Otro reto es la reconstrucción del Estado de derecho, el fortalecimiento institucional. «Es lo único que va a permitir tener el tiempo para hacer las reformas necesarias y facilitar la gobernabilidad; para ello, el pueblo exige legitimidad en el proceso y también reclama más presencia de efectivos en las calles por el aumento de la inseguridad.
Quién ganará el primer balotaje de la historia de Bolivia es una incógnita. Las encuestas dan por vencedor a Quiroga, pero los sondeos en el país no suelen ser fiables. Algunos califican la situación como de infarto e incertidumbre, puede pasar cualquier cosa; asunto que sigue muy de cerca los Estados Unidos de Norteamérica, quien se vislumbraría como un aliado clave en una presidencia de Tuto Quiroga. Sea quien sea el presidente que inaugure el período posterior a la era del Movimiento al Socialismo (MAS), tras 20 años en el poder en Bolivia, los desafíos son enormes, ya veremos quien resulta vencedor en la fiesta de la democracia programada para el próximo domingo. Ahora, le toca al pueblo boliviano elegir los próximos destinos de la nación.
 
 
 
 
 
BOLIVIA EN VILO: ESTE DOMINGO SE REALIZARÁ EL HISTÓRICO BALOTAJE PRESIDENCIAL QUE DEFINIRÁ SU FUTURO
 
Vilas Radio de Chile (https://n9.cl/vvero)
 
En los días previos al balotaje, la escasez de combustible se convirtió en la preocupación central de los bolivianos. En La Paz, los conductores hacen filas de hasta 12 horas, mientras que en el área rural algunos pasan tres o cuatro días intentando repostar. La falta de diésel paraliza el transporte público y la maquinaria agrícola, afectando la producción y distribución de alimentos.
Según la politóloga Vania Sandoval, de la Universidad Privada de Santa Cruz, “la crisis económica ha desplazado del debate los temas de narcotráfico, los incendios de 12 millones de hectáreas en 2024 y la figura de Evo Morales, porque el desabastecimiento es acuciante”.
La inflación se mantiene elevada, con un incremento estimado de 7,8 % anual, y la escasez de dólares amenaza la importación de bienes esenciales, lo que dificulta la recuperación económica del país.
Quiroga y Paz: duelo de experiencia y carisma
Jorge «Tuto» Quiroga, de 65 años, ex vicepresidente y presidente entre 2001 y 2002, se presenta como el candidato de línea dura y tecnócrata. Su propuesta de gobierno incluye una política económica liberal, reducción de gasto público, acceso a financiamiento internacional y acercamiento a organismos como el FMI para estabilizar la economía. Quiroga y su compañero de fórmula, Juan Pablo Velasco, buscan capitalizar su experiencia en administración y sus contactos internacionales para enfrentar la crisis económica.
Por su parte, Rodrigo Paz, de 47 años, apuesta por un enfoque de centroizquierda con programas de estímulo económico internos, créditos baratos para emprendedores, rebaja de impuestos y fomento de la inversión local. Paz asegura que no solicitará financiamiento externo y busca consolidar un “capitalismo para todos” sin injerencia internacional. Su compañero de fórmula es Edman Lara, excapitán de policía.
Las encuestas de Ipsos Ciesmori muestran a Quiroga con un 44,9 % de intención de voto frente al 36,5 % de Paz, pero los analistas advierten que los sondeos en Bolivia suelen ser poco fiables debido a la fragmentación política y la participación electoral variable.
Desafíos internacionales y apertura a mercados
Analistas coinciden en que el próximo Gobierno deberá adoptar una política exterior más pragmática, abandonando la histórica postura antiimperialista del MAS. Ambos candidatos han prometido fortalecer relaciones con Estados Unidos y Europa, así como con países vecinos como Brasil, Argentina, Perú y Chile, clave para comercio, energía y seguridad.
Andrés Guzmán, experto en política internacional, señala que “la tendencia liberal que proyectan Quiroga y Paz podría significar un cambio rotundo en la relación con organismos internacionales y en la estrategia de inversiones extranjeras en Bolivia”. Quiroga anunció su intención de coordinar políticas regionales sobre litio con Argentina y Chile, mientras Paz ha enfatizado en abrir mercados sin depender de financiamiento externo.
La sombra de Evo Morales
Aunque Morales no se presenta, su influencia permanece. En la primera vuelta, el voto nulo impulsado por su pedido alcanzó 19 % de los sufragios, cerca de un millón de votos. La presión política y la movilización de su base serán factores clave que el futuro presidente deberá gestionar, especialmente en los sectores indígenas y populares, tradicionalmente aliados del MAS.
Retos internos: gobernabilidad y reconstrucción del Estado
Además de la crisis económica, el nuevo Gobierno deberá:
          Restaurar la credibilidad de las instituciones estatales.
          Implementar reformas estructurales para estabilizar la economía.
          Gestionar la deuda y déficit fiscal sin provocar descontento social.
          Mantener la seguridad y controlar el crecimiento del crimen organizado.
Moira Zuazo, investigadora de la Universidad Libre de Berlín, advierte: “La gran pregunta es cómo construir alianzas que devuelvan legitimidad y confianza a la población. Esto será aún más complejo si Quiroga gana con su fuerza parlamentaria limitada”.
Recta final: campañas y cierre electoral
En la recta final de la campaña, Paz recorrió Santa Cruz con actos masivos, reiterando su compromiso con la descentralización y la inversión interna, mientras Quiroga cerró en Cochabamba destacando la modernización tecnológica y la recuperación de divisas. Entre el martes y miércoles, se llevarán a cabo los últimos actos antes del inicio del periodo de reflexión y silencio electoral.
La encrucijada histórica
Este balotaje no solo determinará al próximo presidente, sino que también marcará la transición de Bolivia hacia un modelo más liberal y pragmático tras 20 años de gobierno de izquierda. La atención internacional está puesta en el país andino, consciente de que sus decisiones impactarán la estabilidad política y económica regional.
Con la economía tambaleante, la población agotada por la crisis de combustibles y la incertidumbre sobre la influencia de Morales, el domingo 19 de octubre Bolivia vivirá una de sus jornadas más decisivas y observadas de su historia democrática.
 
 
 
 
 
RODRIGO PAZ Y EDMAN LARA, DOS LIBERALES REFORMISTAS PARA HEREDAR EL PODER EN BOLIVIA
 
Acento de Santo Domingo (https://n9.cl/u12r40)
 
La dupla del Partido Demócrata Cristiano, que busca mostrar equidistancia entre la izquierda y la derecha tradicional, promete una optimización del aparato estatal, una revitalización de la economía y una redistribución del erario en favor de las regiones.
Perfilarse como una opción de "centro" para suceder a la izquierda en el poder ha sido la estrategia de Rodrigo Paz y Edman Lara para revalidar el triunfo electoral del pasado 17 de agosto en Bolivia. Los candidatos del derechista Partido Demócrata Cristiano (PDC) pulverizaron los pronósticos al ser la opción más votada en primera vuelta (32%) por encima de Jorge "Tuto" Quiroga (26% – Alianza Libre) y Samuel Doria Medina, (19% – MAS), dejando a la izquierda sin opciones de aspirar al poder por primera vez en dos décadas.
Rodrigo Paz, un liberal moderado que intenta mostrarse como el equilibrio entre la izquierda del Movimiento al Socialismo (MAS) y la derecha tradicional anti masista, ha contado con un impulso extra para los comicios del 19 de octubre, tras recibir el apoyo de Samuel Doria, tercero en la primera vuelta.
La campaña del Partido Demócrata Cristiano (PDC) tiene como uno de sus pilares lo que Rodrigo Paz denomina la Agenda 50/50, una promesa de descentralización del presupuesto boliviano para que los fondos públicos se distribuyan en partes iguales entre la Administración nacional y los gobiernos regionales. "El 85% presupuesto hoy lo maneja el aparato central", se queja reiteradamente Paz, quien defiende que "eso debe cambiar en favor de las regiones".
Frases como "vamos a reunificar la patria" o "que la economía sea de la gente y no del Estado" refuerzan ese modelo de gobernanza más vinculante con las regiones.
La propuesta redistributiva de Rodrigo Paz está enmarcada en la visión de un "capitalismo para todos" o "platita para todos", en palabras del propio candidato. Este modelo económico se basa en créditos baratos para la producción y el comercio, un impuesto único por debajo del 10% —hoy está en el 13% para personas naturales y 25% para empresas— y una reducción de los aranceles.
En ese contexto, Paz defiende, entre otras cosas, el cierre de empresas públicas deficitarias.
Sobre Evo Morales —el presidente indigenista confinado en Cochabamba en medio de varios procesos con la justicia—, Rodrigo Paz sostiene que "debió haber sido detenido en varias ocasiones".
"Como cualquier otro boliviano y boliviana, va a tener que estar ante la justicia", declaró Paz a CNN. Eso sí, se muestra partidario de que el expresidente se defienda en libertad, tal como lo sostuvo frente al proceso contra Jeanine Áñez, la expresidenta condenada a 10 años de prisión por un caso de golpismo.
 
 
 
 
 
MARCELO SILVA POR ELECCIONES EN BOLIVIA: "MARCA EL FIN DEL MOVIMIENTO AL SOCIALISMO"
 
Radio Bio Bio de Chile (https://n9.cl/to6ds)
 
El politólogo y profesor de la Universidad Mayor de San Andrés, Marcelo Silva, analizó el escenario de las elecciones presidenciales de Bolivia y afirmó que la ciudadanía muestra un cambio evidente en su orientación política.
El académico aseguró que los comicios representan un cambio histórico: “Esta elección ya ha marcado un fin de ciclo, y ese es el ciclo del Movimiento al Socialismo, el que en su primera instancia, fue liderado por Evo Morales”, explicó a Néstor Aburto.
Silva indicó que el proceso no surge únicamente de coyunturas recientes, sino de transformaciones acumuladas en el tiempo. “El país ya ha girado en su matiz ideológico, político y económico”.
El politólogo señaló que este giro se refleja en los discursos de los actores políticos y en las expectativas sociales sobre el rol del Estado, la seguridad y la gestión económica. A su juicio, incluso los sectores tradicionalmente progresistas han adaptado su narrativa a estas nuevas demandas.
Cambios políticos en el Cono Sur
Silva afirmó que el fenómeno no se limita a Bolivia, sino que forma parte de una tendencia regional. Esta responde al desgaste de los modelos previos y a una creciente preferencia por propuestas políticas orientadas al orden y la estabilidad.
En este contexto, el académico explicó que las fuerzas políticas emergentes han aprovechado el malestar ciudadano frente a la crisis económica, la inflación y la escasez de divisas. Según él, estas condiciones fortalecen la opción de la derecha en la segunda vuelta presidencial.
Finalmente, Silva destacó que, independientemente de quién gane, el próximo gobierno deberá estabilizar la economía y mantener relaciones estratégicas con países vecinos y actores internacionales.
 
 
 
 
 
BOLIVIA ¿TRANSICIÓN VOTADA?
 
De Reporteros de México (https://n9.cl/ag25j)
 
La nación andina fue una sorpresa no solo a la opinión pública, sino a la Ciencia Política tras las elecciones del 17 de agosto. Si bien, un ballotage entre la oposición era casi un hecho, los resultados para la Cámara de Diputados y el Senado fueron los que más conmocionaron. El desplome del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales abrió un debate que debe ser analizado en la Ciencia Política, puesto que rompió con el modelo de los partidos hegemónicos.
Partiendo de la clasificación de Giovanni Sartori, un partido hegemónico se caracteriza porque ocupa la mayoría de los espacios de representación. Esto se logra porque el hegemón genera un piso desigual para la competencia de la oposición. Asimismo, el politólogo consideró que para considerar a un país con régimen de partidos hegemónico, este debe ganar cinco elecciones generales consecutivas, lo cual ocurrió desde 2006.
Ahora bien, la oposición no solo excluyó al MAS del ballotage que será entre Jorge Quiroga y Rodrigo Paz. Sino que la división entre el presidente Luis Arce y el caudillo Evo Morales generó una fragmentación que le costó la segunda vuelta. Es importante analizar con cuidado el caso boliviano, puesto que al ser un país al borde de la transición, no es posible determinar el tránsito hacia otro tipo de reǵimen.
Al contrario, transitólogos como O´Donnell, Morlino y Schmitter consideran la transición como el intervalo de tiempo indefinido entre el reǵimen anterior y otra cosa. Bolivia fue catalogada por V-DEM como un régimen híbrido, es decir, una combinación entre autoritarismo en democracia. Esto significa que no es una dictadura como históricamente se le ha denominado.
El país andino sufrió una de las derrotas más estrepitosas en la historia de los partidos hegemónicos. México durante el PRI se consideró un régimen hegemónico, pero sus peores resultados no se dieron durante la alternancia del 2000 sino hasta 2018 y siguen. El Partido Unificado Obrero Polaco perdió la presidencia en 1989 frente a Lech Walesa y un año después, el propio partido votó su disolución.
Bolivia se encuentra entre estos dos ejemplos, puesto que no tienen por ahora la posibilidad de volver al poder y tuvo sus peores resultados. Las votaciones sin duda castigaron al hegemón y lo han reducido en el legislativo, pero eso no confirma su extinción en su totalidad, sino que cuenta con tres gobernadores. Además, el partido continúa con el motor político que es Evo Morales y ha declarado que iniciará un proceso de resistencia.
Esta nación es un caso único porque su fundador aún sobrevive, a pesar de que fue expulsado por la dirigencia cercana a Luis Arce. En la historia de los partidos la institución es un factor importante porque permite que el partido subsista a pesar de la desaparición del líder. A pesar del liderazgo de Morales, ocurrió una alteración en los clivajes, es decir,  la división de votantes por bloques de acuerdo a Lipset y Rokkan.
El votante del MAS no desapareció, ni se esfumó de un día a otro, sino que movió sus intereses hacia otra candidatura, en este caso a la de Rodrigo Paz. En una revisión de los departamentos Paz triunfó en bastiones donde el MAS obtenía la mayoría de votos. Esto no se debió solamente al candidato presidencial, sino a su compañero de fórmula Edman Lara.
Lara canalizó al votante masista, se mostró como un perfil más progresista que ha prometido apoyos sociales, respaldo al campo y ha sido pragmático en su visión de la economía. Asimismo, se ha vuelto viral debido a su interacción con la gente a través de Tik Tok e incluso ha sido desafiante con su compañero de fórmula a quien ha señalado que de no cumplir, está dispuesto a encararlo y reemplazarlo.
Este personaje conectó con los sectores masistas que ante la ruptura entre Morales-Arce optó por otra fórmula que hiciera frente a Jorge Quiroga. Mientras que los electores duros del MAS optaron por el sufragio nulo, lo cual demuestra que hubo una fragmentación. La base social del socialismo continúa existiendo, por ende, no es posible decir que se esfumó o que hay una derrota definitiva.
Al contrario, las instituciones política y anclajes que se eligieron durante el evismo continúan vigentes y pueden activarse en cualquier momento. Si bien, habrá una alternancia en el poder luego de casi dos décadas, esto no es sinónimo de transición. En estos meses ha habido señales de democratización, proceso caracterizado por el respeto a los derechos humanos y políticos. El régimen ha liberado tanto al gobernador de Santa Cruz, Fernando Camacho como a la expresidenta Jeanine Añéz.
Por otro lado, la transición aún es prematura porque el caudillo aún tendría la fuerza para movilizar un amplio sector en caso de que una decisión del presidente genere malestar. Morales es un experto en la movilización social, puesto que encabezó diversas protestas contra los gobiernos de Gonzalo Sánchez y Carlos Meza. El líder aymara no está derrotado e incluso podría fungir como un anclaje, es decir, estructura de poder que se mantiene.
Los anclajes pueden ser legales, sociales y económicos. Los primeros representados por leyes, constituciones y el poder judicial, los cuales hasta el momento son herencia de Morales. Las organizaciones sociales,  centrales campesinas y sindicatos afines a Evo pueden poner en problemas al nuevo gobierno si estos se sienten afectados en sus intereses; y el modelo económico en algunos casos es considerado porque surge durante las reformas al régimen.
En conclusión, la derrota del hegemónico MAS no es decisiva, al contrario, depende de los cambios que implemente quien resulte ganador el 19 de octubre. Sin embargo, la historia latinoamericana ha demostrado que muchos gobernantes post autoritarismo se niegan a tocar las fibras del régimen porque hay varios intereses y deciden gobernar con ellos. La única certeza es que en Bolivia habrá una alternancia en el poder, pero aún es prematuro afirmar que la transición se consolidó.
 
 
 
 
 
NUEVA PELEA EN LA FRONTERA: LA QUEJA DE BAGAYEROS BOLIVIANOS CONTRA GENDARMERÍA
 
Trabajadores bolivianos que trasladan mercadería piden intervención de autoridades y denuncian discriminación frente a carreros argentinos.
 
Que Pasa Salta de Argentina (https://n9.cl/1za61r)
 
Una nueva disputa fronteriza estalló este jueves en Aguas Blancas, donde trabajadores bolivianos dedicados al traslado de mercaderías denunciaron que efectivos de Gendarmería argentina comenzaron a restringir su labor. La medida generó malestar entre los bagayeros, quienes aseguran que la mercadería incautada se entrega a carreros con DNI argentino, mientras a ellos se les niega el ingreso.
"Nos han quitado la mercadería para entregársela a carreros que tienen DNI argentino (...) en Bermejo ellos trabajan normal, nadie les pide documento", expresó una mujer afectada, reflejando la frustración del sector.
Pedro Zárate, representante de los carreros bolivianos, explicó que la restricción se produce a raíz de reclamos de "comisionistas" argentinos, quienes habrían solicitado la intervención de las fuerzas de control del país vecino. Según Zárate, esta situación impide que los ciudadanos bolivianos transporten cargas desde el puerto de chalanas hasta la terminal de Aguas Blancas.
"Es necesario que las autoridades de Bolivia convoquen a una reunión, porque este trabajo se desarrolla en ambos países; en Bermejo ellos ingresan y nadie les prohíbe trabajar", destacó Zárate, haciendo un llamado a la coordinación bilateral.
Por su parte, Adrián Zigarán, interventor de Aguas Blancas, señaló que se registra una "invasión" de bolivianos en territorio argentino, situación que, según su perspectiva, afecta a la economía local. La medida abrió un nuevo conflicto en la frontera, que podría escalar si no se logra un acuerdo entre las autoridades de ambos países.
 
 
 
 
ENTEL REFUERZA LA RED 5G EN BOLIVIA Y CONSOLIDA SU ROL EN LA TRANSFORMACIÓN TECNOLÓGICA
 
La Octava Org. (https://n9.cl/5j2r8c)
 
ENTEL S.A. avanza en la modernización tecnológica de Bolivia con la activación de más de 40 Radio Bases 5G en todo el país, consolidando su liderazgo en innovación en telecomunicaciones. Recientemente, la empresa instaló 24 nuevas estaciones que se suman a las 19 ya existentes, brindando conectividad ultrarrápida en zonas estratégicas de ciudades como La Paz, El Alto, Santa Cruz y Cochabamba, y extendiendo su presencia a los principales centros urbanos de los demás departamentos.
La tecnología 5G de ENTEL ofrece conexiones hasta 20 veces más rápidas que el 4G, facilitando aplicaciones avanzadas en educación, salud, industria y transporte, así como el desarrollo de ciudades inteligentes.
Asimismo, Roy Méndez, Gerente General destacó que este avance coloca a Bolivia a la vanguardia tecnológica, impulsando la competitividad nacional y la inclusión digital para todos los bolivianos.
Con esta expansión, ENTEL prepara el terreno para nuevos paquetes y servicios que aprovecharán al máximo las capacidades del 5G, consolidando la entrada oficial de Bolivia en la era digital de quinta generación y sentando las bases para un futuro más conectado y competitivo.

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