RODRIGO PAZ: “ESPERO QUE BOLIVIA VUELVA AL MUNDO Y QUE EL MUNDO VUELVA A BOLIVIA”
El presidente electo del país andino dice en
entrevista con EL PAÍS que se considera un político de centro. Rodrigo Paz (Santiago de Compostela, 58 años)
será desde el 8 de noviembre el presidente de Bolivia. El domingo, ganó la
segunda vuelta electoral con el 54,6% de los votos, a nueve puntos de distancia
del ultraderechista Jorge Tuto Quiroga. Debe su triunfo, en buena parte, al
voto que antes iba a parar al Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales,
hegemónico durante 20 años y hoy diezmado por las peleas internas y la falta de
proyecto. Paz tiene una ardua tarea por delante. El gas ya no es el maná de divisas
de antaño y el nuevo Gobierno recibe una economía en recesión, un banco central
sin reservas, alta inflación y desabastecimiento de combustibles.
Paz recibe a EL PAÍS a última hora del lunes. Más
temprano, habló con una decena de dirigentes de todo el mundo, entre ellos la
Nobel de la Paz María Corina Machado, respondió preguntas a medio centenar de
periodistas en un hotel del sur de la capital y mantuvo un encuentro con el
presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Pregunta. ¿Cómo se define políticamente?
Respuesta. Soy de centro. Podríamos decir que
somos nacional popular democráticos, con una fuerte vinculación nacional, pero
democrática. Porque hubo momentos en la historia de Bolivia que lo nacional
popular estuvo vinculado a lo cívico-militar.
P. Ha prometido en campaña que resolverá el
problema del desabastecimiento de combustible con ayuda de países limítrofes
¿Por cuánto tiempo tiene garantizado el suministro?
R. Necesitamos tiempo para arrancar con otra
forma de gestionar la economía, de gestionar esto que llamamos Estado tranca.
Será el tiempo suficiente para insertar a Bolivia en función de acuerdos que
tendremos a futuro. Estamos aislados del mundo. Se han ido 60.00 millones de
dólares, que para nosotros es una barbaridad, durante los últimos 20 años y nos
han dejado una deuda de 40.000 millones.
P. ¿Y cómo va a resolver eso? Usted dijo que no
pedirá ayuda del FMI.
R. Primero debemos ordenar la casa. En estas
instituciones, si vas a pedir si tener un mínimo de criterio, te ponen candados
muy complicados. Después de 20 años de una suerte de socialismo del siglo XXI
nuestro eslogan es capitalismo para todos. En Bolivia, la economía formal es
del 15%, el 85% es informal. Los dos bloques coinciden en que no quieren al
Estado. Los formales están ahogados y los informales eran formales que se
fueron a la informalidad. Todos quieren pagar impuestos, importar, exportar, pero
entienden que este Estado, para sostenerse, es muy caro. En Bolivia, el capital
tiene un rol fundamental. En la ciudad de El Alto hay un santo que se llama
Santo capital. Si quieren conocer, como dicen en España, el capitalismo puro y
duro, vayan a El Alto
P. ¿Qué pasa si ese plan genera inestabilidad
social? Resolver el desabastecimiento de los combustibles, por ejemplo, supone
duplicar el precio.
R. Si le preguntas a la inmensa mayoría de los
bolivianos si hoy día quieren mantener el precio sin combustible o un nuevo
precio con combustible, dirán que prefieren lo segundo. El diésel más caro es
el que no se tiene. Si hay un sector vulnerable, lo vamos a proteger.
P. ¿Qué perfil le ha dado al Gabinete?
R. La meritocracia será importante. Va a tener
además un equilibrio, porque somos un país muy diverso. Los nombres serán en
función del compromiso que hemos tenido en campaña.
P. ¿Cómo será su relación con los países vecinos?
R. Vamos a trabajar con aquel que quiera trabajar
con Bolivia. Si algo aprendí de los exilios es que a cada ciudad, a cada país
que llegaba, tenía que ver quién eran mis vecinos. Reconocía quién era el
matón, quién era el más duro y los trataba a todos. El punto es convivir, esa
es una lección que aprendí desde chico. Tengo claro que no vamos a repetir lo
que pasó el 6 de agosto, día del bicentenario de la independencia, sin la
presencia en Bolivia de ningún presidente. Eso es un fracaso geopolítico y geoeconómico.
P. El lunes habló con la Nobel de la Paz María
Corina Machado. ¿Cómo fue esa conversación?
R. Muy bien. Algunos han generado una cierta duda
sobre nuestro proceso y creo que una voz autorizada sobre democracia es Corina
Machado. Lo suyo fue un respaldo no solo a las elecciones, sino de esperanza a
lo que pueda acontecer en el futuro. Parte de mis exilios fueron en Venezuela y
hoy día lo que acontece en Venezuela está claro que no es lo que yo quiera para
mi país.
P. ¿Cómo será la relación con Estados Unidos,
rota durante la gestión del MAS?
R. Vamos a retomar relaciones.
P. ¿Eso incluye el regreso de la agencia
antinarcóticos DEA?
R. Primero es el regreso de la Embajada. Hay una
obsesión con la DEA, sobre todo en la prensa. Antes viene la cooperación y el
trabajo mutuo. El 2008, Bolivia exportaba al mercado americano 500 millones de
dólares desde la ciudad de El Alto y generaba 40.000 empleos. Por una decisión
política de Evo Morales, en 2009, pasamos de 550 millones a 23 millones de
exportaciones. Eso es traición a la patria y tendrá que responder a la
justicia.
P. ¿Pero es consciente de que mucho de sus votos
provinieron del MAS?
R. Muchos bolivianos que votaron por Tuto
Quiroga, por Samuel Doria Medina o Rodrigo Paz antes habían votado por el MAS.
Son votos bolivianos, no masistas.
P. Evo Morales anticipó que resistirá las
políticas neoliberales.
R. No soy neoliberal, que le vaya a hacer su
discurso a las palmeras y que se haga responsable del daño que ha hecho. Espero
que ayude al país a salir adelante, no intentando bloquear. En Bolivia, todo el
mundo tiene derecho a hablar y a protestar, pero no le puede hacer daño a otro
boliviano y ahí el Estado tiene que actuar.
P. En 2030 termina su Gobierno. ¿Qué Bolivia le
quiere dejar a los bolivianos?
R. El futuro es mejor que el pasado. Pero incluso
superando todos los problemas que nos están dejando lo que hayamos podido hacer
no habrá sido suficiente. Espero que Bolivia vuelva al mundo y que el mundo
vuelva a Bolivia. Y quiero generar una economía para la gente. La economía no
es para el Estado ni tampoco para unos cuantos poderosos.
El País de España (https://acortar.link/83EcPM)
EDITORIAL. UNA OPORTUNIDAD PARA BOLIVIA
El triunfo de Rodrigo Paz debe abrir un camino
hacia la estabilidad institucional que supere la dañina confrontación
partidista
El País de España (https://acortar.link/Zar3rc=
El triunfo de Rodrigo Paz en las elecciones
presidenciales de Bolivia abre un nuevo episodio en la historia política del
país andino. Paz asume la presidencia de una nación que, tras casi dos décadas
de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, enfrenta el
desafío de reinventarse y de reconciliarse consigo misma. Su llegada al poder,
clara y contundente, ofrece a un país herido por la fractura política y social
una oportunidad de recomposición nacional, de mirar hacia adelante en lugar de
quedar atrapado en las fracturas del pasado. El reto es enorme, pero también lo
es la esperanza de que Bolivia pueda, por fin, encontrar un camino de
estabilidad y crecimiento después de tantos años de desencuentros.
La victoria de Paz, representante de un espectro
político entre el centro y la derecha, pero sin los tintes radicales de su
contrincante Tuto Quiroga, no significa simplemente un cambio de partido en el
poder. Supone, más bien, la posibilidad de un nuevo equilibrio, de un giro
hacia la moderación y el pragmatismo en un país acostumbrado a la confrontación
ideológica. En lugar de apostar por la revancha, Paz ha insistido en un
discurso de inclusión, en la necesidad de gobernar para todos y tender puentes.
Su promesa económica resume esa aspiración: una economía que premie el
emprendimiento, pero que no abandone a los sectores más vulnerables; un
desarrollo que no dependa solo de la bonanza de los recursos naturales, sino de
la diversificación, la innovación y la apertura.
Bolivia arrastra profundas debilidades
estructurales: la informalidad, la desigualdad, la corrupción y la fragilidad
institucional. La nueva administración deberá enfrentarlas con realismo,
transparencia y sentido de urgencia. El país no puede permitirse más
improvisaciones cortoplacistas. El crecimiento económico no será sostenible si
no se acompaña de una mejora sustancial en la calidad de la democracia y en la
confianza en las instituciones.
Para que este nuevo ciclo tenga éxito, es
esencial que quienes ahora asumen el poder privilegien la estabilidad
institucional. La gobernabilidad no se construye solo con mayorías
parlamentarias, sino también con gestos políticos de inclusión y reconciliación.
Bolivia no necesita ajustes de cuentas ni purgas simbólicas: exige políticas
claras, justicia equilibrada, transparencia y un horizonte que devuelva la fe
en el futuro. La tarea de Paz será gobernar sin sectarismo, sin alimentar
resentimientos.
La oposición tiene también una responsabilidad
ineludible. Desde Quiroga hasta el MAS, todos deben aceptar el veredicto de las
urnas y contribuir a la gobernabilidad. Su papel no es destruir, sino
fiscalizar; no incendiar, sino dialogar; no bloquear, sino construir
alternativas. La democracia se fortalece cuando las diferencias se procesan en
las instituciones, no en las calles ni en las redes sociales. El país necesita
líderes capaces de entender que la confrontación permanente solo posterga las
soluciones.
Bolivia debe asumir que el cambio no puede
basarse en la ruptura total con el pasado, sino en su superación constructiva.
Reformar la economía, fortalecer las instituciones, garantizar los derechos,
reducir la informalidad y ampliar las oportunidades deben ser prioridades
comunes, no banderas partidistas. Para lograrlo, harán falta pragmatismo,
diálogo y visión de Estado. La legitimidad política que Rodrigo Paz ha obtenido
no es un cheque en blanco. Si su Gobierno entiende que el mayor capital que
posee es la confianza de la ciudadanía, Bolivia puede iniciar un ciclo de
estabilidad y esperanza tras años de crispación.
RODRIGO PAZ, PRESIDENTE ELECTO DE BOLIVIA: “LA
ECONOMÍA NO ES PARA EL ESTADO, DEBE SER PARA LA GENTE”
Vencedor del balotaje con el 54,65%, el flamante
mandatario recibió a Clarín.
Asegura que Evo Morales tomó medidas de un
"traidor a la patria", afirma que recibirá una deuda de US$ 40.000
millones y advirtió sobre posibles piquetes.
Evitó hablar de Javier Milei, aunque agradeció su
mensaje en las redes.
El Clarin de Argentina
(https://acortar.link/dZ60Sr)
Durante varias horas del lunes, Rodrigo Paz (58),
presidente electo de Bolivia tras un aplastante triunfo en el primer balotaje
del país, en el que sacó el 54,65% de los votos, apagó su teléfono.
Atestado de notificaciones y llamados, se
comunicó con una decena de presidentes a través de sus colaboradores. Hasta se
reunió con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, que lo invitó al sorteo del
Mundial, donde la selección de Bolivia pelea en el repechaje.
Además, brindó una conferencia de prensa ante
cientos de periodistas en la que adelantó su plan para terminar con la escasez
de combustible, la principal demanda de la población.
En medio de una apretada agenda, Paz Pereira
recibió a Clarín en un hotel de La Paz, donde habló sobre la paciencia de los
bolivianos para tolerar el ajuste, aseguró que algunas decisiones de Evo
Morales son “traición a la patria” y lanzó una advertencia sobre posibles
bloqueos. Evitó hablar de Javier Milei, aunque agradeció su mensaje en las
redes.
Metódico, vestido con camisa y saco oscuro, el
presidente electo se definió como “de centro” y “nacional popular democrático”.
-¿Por cuánto tiempo se aseguró el combustible con
la negociación internacional que reveló?
-Hay que tener suficiente tiempo para arrancar
con otros cambios que hay que llevar adelante en esta forma de gestionar la
economía y de gestionar este Estado, que llamamos “Estado tranca”. Se requiere
desregular. Va a ser el tiempo suficiente, pero está muy ligado a generar
geopolíticamente y geoeconómicamente a Bolivia en un contexto no solo interno,
sino internacional en función de ciertos acuerdos que tenemos a futuro. Se han
despilfarrado 60.000 millones de dólares, que para nosotros es una locura en 20
años y nos dejan una deuda de 40.000 millones de dólares.
-¿Cómo atacará ese problema?
-Echando pa' lante. Primero vamos a ordenar la
casa. En estas instituciones (organismos internacionales), si vas a pedir ayuda
sin tener un mínimo de criterio, normalmente te ponen candados muy complicados.
Nosotros hemos tomado la decisión de ordenar la casa. Hay que acabar con el
“Estado tranca”. En Bolivia, la economía formal representa apenas el 15%,
mientras que el 85% es informal.
-¿Cómo armonizará esos dos mundos?
-Los dos bloques coinciden en algo: no quieren al
Estado, pero lo necesitan en la justa medida. Los formales están ahogados y los
informales eran exformales, que cada vez van más a la informalidad. Quieren ser
formales, pero la formalidad en Bolivia es cara. Buscan una formalidad barata,
quieren participar, pagar impuestos, importar, exportar y ser parte de una
lógica de la economía, pero entienden que este Estado, para sostenerse, es muy
caro. Es una lógica muy especial que ocurre en Bolivia, donde el capital tiene
un rol fundamental.
-¿Cuánto puede durar la paciencia de los
bolivianos si el plan de estabilización genera aumentos de precios o el
combustible aumenta a más del doble?
-Si le preguntas a la inmensa mayoría de los
bolivianos si hoy es más caro el combustible, aunque el precio se mantiene, o
si prefieren tener acceso al combustible, claramente te van a decir:
"Prefiero acceder". Como dice el dicho, el diésel más caro es el que
no tienes. Vamos a proteger al sector vulnerable.
-¿Pudo hablar con Milei? ¿La petrolera Argentina
va a colaborar la necesidad de combustible de Bolivia?
-Nosotros vamos a trabajar con aquel que quiera
trabajar con Bolivia y hemos dado claramente un parámetro. Nuestro continente
es el único que cruza de norte a sur. Y dicho eso, primero te ajustas con los
vecinos. Hoy parte de la necesidad en los cinco países fronterizos con Bolivia
es convivir.
-¿Tuvo contacto con Milei?
-No. Sí tengo el mensaje y estoy muy agradecido.
-¿Con Lula Da Silva?
-Tampoco. Ha habido una comunicación con el
presidente, pero fue formal.
-¿Cómo fue el diálogo con María Corina Machado?
-Muy bien. Creo en el mensaje que ha dado.
Algunos han generado una cierta duda sobre nuestro proceso, y creo que una voz
autorizada sobre democracia, y más en el contexto sudamericano, es María Corina
Machado. Así que su apoyo no es solo un respaldo a las elecciones, sino también
un mensaje de fe y esperanza sobre lo que pueda acontecer en el futuro, algo
que yo mismo he expresado públicamente, porque parte de mis exilios fueron en
Venezuela. Hoy, lo que ocurre en Venezuela está claro que no es lo que quiero
para mi país. Lo que quiero para Bolivia también es lo que desearía para otras
naciones.
-¿Cuál va a ser la relación con los Estados
Unidos?
-Vamos a retomar relaciones.
-¿Regresará la DEA?
-Primero debe regresar la embajada. Hay una
obsesión con la DEA y sobre todo en la prensa. También se trata de cooperación
y trabajo mutuo. En 2008, Bolivia exportaba al mercado americano 500 millones
de dólares desde la ciudad de El Alto y generaba 40.000 empleos. Por una
decisión política de Evo Morales, en 2009 de 500 millones pasamos a 23
millones, y de 40.000 empleos a 1.000 empleos. Eso es traición a la patria. No
se puede dejar a la gente en la calle, sin trabajo, por un valor ideológico.
Eso conmigo no va.
-¿Evo es un traidor a la patria?
-Eso fue una traición a la patria. Le hacen
problema de otras cosas y él tendrá que responder en la Justicia. Pero sobre
estas decisiones, un presidente no puede desemplear a la gente por voluntad
ideológica. Es poner padres, madres e hijos en la calle. Eso no tiene ningún
sentido. Eso es traición. Entiendo que en un momento difícil de un proceso de
estabilización de la economía, ciertas acciones pueden tener efectos, pero en
un momento de bonanza, de un esfuerzo histórico de Bolivia, con los hidrocarburos
en su mejor momento o —100 dólares el barril, moviendo más de 60.000 millones
de dólares— no te podés dar el lujo de poner 40.000 bolivianos en la calle
porque se te antoja ideológicamente... Eso es traición a la patria.
-Evo Morales dijo que iba a hacer un plan de
resistencia a políticas neoliberales. ¿Cree que le va a complicar la gestión?
-No soy neoliberal, así que le vaya a hacer su
discurso a las palmeras. No hay por dónde. Que se haga responsable del daño que
ha hecho. Y con eso, espero que por conciencia ayude al país a salir adelante,
no intentando bloquear. En tal caso, en Bolivia todo el mundo tiene derecho a
hablar y a protestar, pero no le puede hacer daño a otro boliviano y ahí el
Estado tiene que actuar.
-Habló con María Corina Machado, va a retomar
relaciones con Estados Unidos y también elogió a los BRICS. ¿Se define como un
pragmático?
-He trabajado tres años en la Organización
Mundial de Comercio y muchos de los países que están en el BRICS también son
parte de esta organización. Todo lo que le haga bien a Bolivia, dentro de la
legalidad, vamos a estar a la orden. Mi función t trabajo como servidor
público, primero, es resolver esta crisis actual, pero de aquí en más es
generar en este año del bicentenario, un nuevo proceso donde el boliviano sea
la prioridad.
-¿Cuál es el legado que quiere dejar en Bolivia?
-Yo siempre considero que el futuro es mejor que
el pasado y que, superando todos los problemas que nos dejaron estos 20 años,
está claro que lo que hagamos alcanzará por completo, pero que siempre el
futuro será mejor. Será una pequeña parte donde la gente debe tener esperanza y
fe para seguir superándonos y mejorándonos. Espero que Bolivia tenga la
capacidad ya resolutiva, en estos 5 años, de poder volver al mundo, que el
mundo vuelva a Bolivia y generar una lógica de la economía para la gente. La
economía no es para el Estado, ni para unos cuantos poderosos. La economía debe
ser para la gente.
-¿Qué herencia recibe del gobierno del MAS?
-Entre los 60.000 millones de dólares que se
fueron, y 40.000 millones de dólares de deuda interna y externa, se gastaron
nuestras jubilaciones. Eso también es traición a la patria. No puedes hacerle
eso a una persona que trabajó toda su vida. Sobre sus ahorros, vino un gobierno
y dijo: "Ahora lo vamos a administrar nosotros, porque yo Estado te voy a
proteger". Y esos recursos van y se lo prestaron al propio Estado para
seguir manteniendo un modelo fallido y se gastaron la plata de los jubilados.
Eso no tiene lógica, eso es traicionar la voluntad. En los últimos años
teníamos 15.000 millones dólares en reservas internacionales. Hoy no pasamos de
178, 180 millones de dólares. Y todo lo demás lo respaldan en oro, que ya
también lo tienen hipotecado. Eso es una barbaridad.
EDITORIAL. RODRIGO PAZ ABRE UN NUEVO CICLO
POLÍTICO EN BOLIVIA TRAS LA ERA DEL MAS
Mundiario de España (https://acortar.link/w7ZiwK=
El resultado de las elecciones en Bolivia
representa mucho más que una simple alternancia de poder. La victoria de
Rodrigo Paz, con un 54,5% de los votos frente al conservador Jorge Tuto
Quiroga, abre un nuevo ciclo político en el país andino, marcado por el deseo
de superar los años de confrontación ideológica y la pesada herencia de la
polarización. Después de casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al
Socialismo (MAS) de Evo Morales, el país parece dispuesto a emprender una etapa
de reconstrucción democrática y económica bajo el signo de la moderación.
Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ha
sabido leer el momento histórico. Su campaña se centró en la idea de
reconciliar al país consigo mismo, evitando el lenguaje de la revancha o el
resentimiento. En lugar de prometer rupturas, ofreció puentes. Su discurso, de
tono conciliador y centrado en el pragmatismo, conecta con una ciudadanía
exhausta de la crispación política, de los ciclos de promesas incumplidas y de
los estallidos sociales que han puesto en jaque a la institucionalidad
boliviana.
El nuevo presidente llega al Palacio Quemado con
la legitimidad de una victoria clara y con un mandato que trasciende a su
electorado: gobernar para todos los bolivianos. Pero el desafío que le espera
no es menor. Bolivia enfrenta problemas estructurales profundos: una economía
excesivamente dependiente de los recursos naturales, altos índices de
informalidad, una desigualdad persistente y una corrupción que ha corroído la
confianza ciudadana. Cualquier proyecto de transformación que aspire a perdurar
deberá combinar realismo económico con sensibilidad social, equilibrio político
con sentido de Estado.
Paz ha insistido en que su modelo económico
buscará premiar el emprendimiento sin abandonar a los más vulnerables,
apostando por la diversificación productiva, la innovación tecnológica y la
apertura controlada a la inversión extranjera. En un país donde la riqueza del
gas y los minerales ha marcado el rumbo político durante décadas, esa visión
supone una tentativa de modernización: desplazar la economía rentista hacia un
desarrollo más sostenible y menos dependiente de los ciclos internacionales.
La economía y las instituciones
Sin embargo, el éxito de esta nueva etapa no
dependerá solo de la economía. Bolivia necesita reconstruir la confianza en sus
instituciones, garantizar la independencia del poder judicial, profesionalizar
la administración pública y devolver prestigio a la política como instrumento
de servicio y no de confrontación. En ese terreno, el estilo de liderazgo de
Paz será determinante. Si opta por la inclusión, el diálogo y la transparencia,
podrá consolidar una base de gobernabilidad sólida. Si, por el contrario, cede
a las presiones partidistas o a la tentación del control, corre el riesgo de
reproducir los vicios que prometió erradicar.
La oposición, por su parte, tiene ante sí una
prueba igualmente importante. Ni el MAS, que conserva un peso significativo en
el mapa político, ni el sector conservador derrotado pueden limitarse al papel
de obstrucción o denuncia. Bolivia necesita una oposición responsable, que
fiscalice sin destruir, que proponga sin polarizar. La democracia no se
fortalece con el grito ni con la descalificación, sino con el debate y la
búsqueda de consensos mínimos sobre las grandes prioridades nacionales.
El país llega a este punto con cicatrices
profundas: protestas, crisis poselectorales, fracturas territoriales y étnicas.
El reto de Paz será gobernar sin sectarismo, convencer más que imponer y
demostrar que la moderación también puede ser una forma de liderazgo. La
historia reciente de Bolivia enseña que la estabilidad institucional es frágil
y que los proyectos personalistas acaban devorados por la confrontación. El
nuevo presidente deberá combinar firmeza y empatía, visión y prudencia, si
quiere mantener un rumbo de largo plazo.
La clave de este nuevo ciclo será, en última
instancia, la capacidad de reconciliación. Bolivia no puede seguir prisionera
de su pasado ni de sus viejas heridas. La superación del legado del MAS no pasa
por la negación de sus avances sociales, sino por la corrección de sus excesos
autoritarios. El país debe asumir que el cambio no puede nacer de la ruptura
total, sino de la superación constructiva de sus contradicciones.
Rodrigo Paz tiene ante sí una oportunidad
histórica: demostrar que la moderación, la sensatez y el diálogo son también
motores del cambio. Su victoria no es un cheque en blanco, pero sí un voto de
confianza de una ciudadanía que busca algo más que alternancia: una nueva forma
de entender el poder. Si logra traducir esa expectativa en políticas efectivas
y en un clima político menos crispado, Bolivia podría iniciar por fin una etapa
de estabilidad y esperanza tras años de turbulencias.
El país se asoma a un nuevo tiempo. El éxito de
Paz —y el de Bolivia— dependerá de que ese cambio no se quede en el gesto, sino
que se convierta en un verdadero pacto de futuro.
EDITORIAL. UN NUEVO COMIENZO PARA BOLIVIA
Tan importante como la victoria de Rodrigo Paz es
el fin del régimen del MAS.
El Comercio de Ecuador (https://n9.cl/c30lk)
La segunda vuelta de las elecciones
presidenciales celebrada este domingo en Bolivia tiene una relevancia que
trasciende las fronteras del país altiplánico. Es un hito en la derrota de un
modelo político y económico reñido con la democracia y el Estado de derecho en
Latinoamérica. Nos referimos al llamado “socialismo del siglo XXI”, iniciado
por Hugo Chávez en Venezuela y emulado por Rafael Correa en Ecuador y Evo
Morales en Bolivia, con el auspicio de la dictadura cubana y la complicidad de
Daniel Ortega en Nicaragua. A su manera, los Kirchner en Argentina y Gustavo
Petro en Colombia trataron de acomodarse también a ese paradigma, pero las
constituciones de sus respectivas naciones resistieron los embates autoritarios
que los personajes en cuestión protagonizaron desde el poder.
En realidad, ya en la primera vuelta el
Movimiento al Socialismo (MAS) había sido aparatosamente vencido en las
ánforas, pero solo con este nuevo resultado se cumple lo que hacía falta para
poner en el Palacio Quemado a un demócrata en remplazo de Luis Arce, heredero
de los arrebatos tiránicos de Morales, aunque de un tiempo a esta parte,
enfrentado a él. En el ‘balottage’ de hace dos días compitieron dos candidatos
–Rodrigo Paz y Jorge Quiroga– con algunas diferencias entre sí, pero cuya
semejanza esencial –la radical oposición al oficialismo del MAS– era lo más
importante. Ganó Paz por casi diez puntos porcentuales, una diferencia mayor
que la esperada, y el propio candidato salió a reconocer el triunfo de su
contendor y a calmar los ánimos. Es de esperar que esa actitud se refleje luego
en alguna forma de colaboración de su bancada en el Congreso, pues el reto que
Paz tiene por delante es enorme. Su país, como se sabe, enfrenta una severa
crisis económica, producto de las nacionalizaciones, los subsidios al
combustible y el agotamiento de las reservas internacionales. El Banco Mundial
señala que la recesión que afecta a los bolivianos se extenderá al menos hasta
el 2027, mientras que la inflación interanual ha alcanzado el 23%.
Pero no había manera de acabar con esa situación
sin dar el primer paso y ese paso consistía, por el momento, en dar una clara
señal política de que el autoritarismo y la demagogia no iban más. Y ese es el
claro mensaje que los votantes de nuestro vecino del sur han emitido desde las
urnas este domingo a toda la región. Que esta nueva etapa para Bolivia
signifique para el Perú, también, la oportunidad de construir lazos y tender
puentes entre naciones para trabajar en conjunto. "Diario El Comercio.
Todos los derechos reservados."
ANALISIS. EL PESO DEL POPULISMO EN BOLIVIA
Rodrigo Paz ha ganado las elecciones gracias a
una ambigüedad calculada que le ha permitido recoger el desencanto de las
regiones que antes confiaron en Evo Morales
La Vanguardia de España
(https://acortar.link/FDTceZ)
Bolivia, con la victoria de Rodrigo Paz, pasa
página de dos décadas de la vía socialista que lideró Evo Morales y cerró Luis
Arce en medio de un crisis económica y de inflación galopantes. Pero más que
romper con el pasado, la victoria inesperada del hijo del expresidente Jaime
Paz Zamora vuelve a recordar el peso del populismo y, también del voto
indígena, en un país donde todavía hay mucha desigualdad y un racismo muy
arraigado.
Las encuestas volvieron a equivocarse, como
ocurrió en la primera vuelta electoral. ‘Tuto’ Quiroga lideraba los sondeos,
pero Rodrigo Paz, nacido en Santiago de Compostela por el exilio de su padre,
cimentó su triunfo en las provincias de occidente, las regiones andinas, donde
Evo Morales tenía su vivero de votos años atrás.
No es casualidad. Durante sus mandatos
(2006-2019), Morales se subía casi cada día al avión presidencial para visitar
algún pueblo boliviano y hablar cara a cara con la gente. Con sus propios
medios, Rodrigo Paz empezó a recorrer Bolivia pueblo a pueblo en 2022 para
conocer la realidad de un país diverso, plurinacional según su constitución, y
profundamente dividido entre occidente y oriente, entre las regiones de la
cordillera andina y los llanos agrícolas y ganaderos. Esa división se ha
reflejado en el voto. Paz se ha llevado el occidente y Quiroga ha ganado en los
departamentos de oriente, los territorios donde llegó a florecer un movimiento
independentista cuando Evo Morales se convirtió en el primer jefe de Estado
indígena.
Paz debe afrontar ahora la recuperación de la
economía, la reconciliación nacional y el nuevo alineamiento internacional del
país
‘Tuto’ Quiroga, que prometía el retorno a
políticas neoliberales, era el candidato que quería eliminar cualquier herencia
del ‘masismo’. Presidente entre 2001 y 2002 tras la dimisión de Hugo Banzer,
Quiroga no pertenece a la extrema derecha que ahora se expande por todo el
mundo, como el argentino Milei, pero sí al establishment del poder. Y Bolivia
ha castigado duramente al ‘masismo’ y sus intentos de reformularse, pero
tampoco quería regresar a la situación anterior a Evo Morales.
Rodrigo Paz se ha movido con una ambigüedad
calculada toda la campaña. Era un candidato de centro y derecha que
reivindicaba el espíritu del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) que
fundó su padre y que fue el primer intento de construir un proyecto
socialdemócrata en Bolivia. De ahí su propuesta inespecífica de “capitalismo
para todos” y de renunciar, a priori, a préstamos de organismos internacionales
para enderezar la inestable situación económica del país.
Además, el líder del Partido Demócrata Cristiano
incluyó en su ticket electoral a Edmand Lara, un expolicía populista que ha
prometido una cruzada contra la corrupción. Capitán Lara, como se le conoce,
logró sembrar las sospechas de racismo del candidato a vicepresidente de
Quiroga, Juan Pablo Velasco, y eso puede haber resultado decisivo en el voto en
occidente, de mayoría indígena.
Rodrigo Paz tiene ahora el reto de sanear la
economía sin soliviantar a las clases populares, que históricamente han tenido
una gran capacidad de movilización, pero también el de la reconciliación
nacional y el de un nuevo alineamiento de Bolivia en el panorama internacional.
Evo Morales siempre practicó una política más parecida a la de Lula da Silva en
Brasil que a la de Nicolás Maduro en Venezuela, pero vivió de espaldas a
Estados Unidos y erigió a China en socio preferente, al que entregó buena puerta
de la obra pública de sus mandatos.
OPINION. ELECCIONES EN BOLIVIA: LAS BANDERAS DE
RENDICIÓN
Mientras América Latina repite los errores del
entreguismo neoliberal, Bolivia eligió quién administrará su capitulación ante
Washington.
Pressenza de Italia (https://n9.cl/0vqij)
Hay elecciones que definen el rumbo de un país y
otras que simplemente ratifican su derrota. La segunda vuelta boliviana
pertenece a esta última categoría. La victoria de Rodrigo Paz Pereira no
representa un proyecto distinto al que ofrecía Jorge Quiroga, el candidato de
ultraderecha, sino una velocidad diferente para la misma rendición. Quiroga
proponía la capitulación inmediata con terapia de shock; Paz Pereira promete
negociar una subordinación disfrazada de pragmatismo. Washington observa
satisfecho, pues el litio y las bases militares llegarán ahora con el discurso
de “capitalismo para todos”.
El programa de Quiroga nunca fue viable
políticamente, pero su esencia permanece. Paz Pereira rechazó al FMI en
campaña, pero viajó a Washington a reunirse con el subsecretario de Estado.
Prometió autonomía sin articular cómo estabilizará una economía que necesita
urgentemente 7 mil millones de dólares, y el dólar paralelo ya responde jugando
al subibaja. Hay promesas por cumplir ante una población exhausta, y los
márgenes de maniobra son estrechos. Prometió mantener control estatal del 51%
del litio, pero ¿qué tan sostenible es esa posición cuando Washington presiona
y la crisis aprieta? En la experiencia latinoamericana, quienes intentan servir
a dos amos terminan doblegados. Pedro Castillo, en Perú, fue removido en unos
cuantos meses. Luis Arce enfrentó un bloqueo económico sistemático de la
Asamblea, que ahora se relaciona con el caso Botrading.
El modelo entreguista que la derecha ejecuta
desde 2015 sigue vigente, envuelto en retórica de “capitalismo inclusivo”.
Argentina bajo Mauricio Macri pidió el mayor préstamo de la historia del FMI,
57 mil millones de dólares, y lo dilapidó fugando capitales sin lograr un punto
de crecimiento. Hoy Javier Milei profundiza la dependencia, préstamo a
préstamo, mientras destruye el tejido productivo y celebra un superávit
conseguido con el hambre de los jubilados. La pobreza supera el 50%, pero el
FMI aplaude y Washington bendice. No tardó en felicitar a Paz.
Perú ofrece otro espejo ominoso. Tras el golpe
contra Castillo, las élites entregaron el país a intereses extractivistas
mientras la represión brutal ha causado más de 60 muertos en manifestaciones,
persecución a líderes indígenas, y ampliación de presencia militar
estadounidense. Ecuador siguió el mismo camino, con Daniel Noboa negociando
cooperación militar mientras la violencia del narcotráfico, alimentada por las
políticas del Departamento de Estado, justifica la militarización territorial.
Tras la farsa electoral opera la estrategia
geopolítica de la administración Trump: expandir la presencia militar en
América Latina para controlar la migración, combatir el narcotráfico como
pretexto, y asegurar el acceso a minerales estratégicos mientras previene la
expansión china en su “patio trasero”. Tenemos lo que Washington necesita, el
30% de las reservas mundiales de litio, el recurso que define alianzas del
siglo XXI. China domina el 80% de la cadena global del litio. Estados Unidos
quiere romper ese monopolio y Bolivia es la llave. Quiroga les prometió
cancelar contratos chinos y rusos ofreciéndoles zonas francas, regalías bajas,
y tribunales internacionales que anulen la soberanía. Paz Pereira habla de
diversificación de socios sin explicar cómo sorteará los celos estadounidenses
ante Pekín. Su propuesta es la subordinación negociada, entregarse lento,
sonriendo con “dignidad performativa” mientras firma, y manteniendo la ilusión
de autonomía para consumo interno mientras las corporaciones transnacionales
escriben los contratos reales.
Nuestro momento de debilidad coincide con el
máximo poder potencial en un siglo. El litio genera desesperación global y
Bolivia podría condicionar el acceso con transferencia tecnológica,
industrialización local obligatoria y construcción de capacidades nacionales.
Pero eso requiere visión estratégica, instituciones sólidas y una clase
política que comprenda la magnitud del momento; tres cosas que no tenemos.
En su lugar, hay un presidente electo que deberá
reactivar la economía sin el FMI, estabilizar el dólar sin reservas, atraer
inversión sin entregar soberanía, mantener paz social sin recursos. La
población boliviana, cansada y harta, espera resultados. Se dice que acabó el
tiempo de los movimientos sociales, que ahora las personas votaron por una
solución pacífica. También se manifiestan los eternos fieles del discurso del
fraude electoral. La desesperación es el combustible que alimenta las grandes
entregas y las grandes protestas. La ausencia de movilización puede reflejar
agotamiento, no conformidad, pero es un momento perfecto para imponer
condiciones leoninas. A la vez, la “solución pacífica” quedará postergada
mientras el descontento social impere. Ganó la paradoja: los que querían
entregarse no dejan que sean otros los que se entreguen.
La clase media argentina que rebusca en basureros
votó con esperanza a Macri y con desesperación a Milei. Entre ambos,
destruyeron el país presentando la subordinación como modernización. Los
peruanos que apoyaron el golpe contra Castillo recibieron masacres y entrega
territorial. Los ecuatorianos que eligieron a Noboa obtuvieron militarización y
violencia exponencial.
En Bolivia, después de desperdiciar 60 mil
millones de dólares del gas sin diversificar la economía, nos cantaron la
segunda para repetir con el litio. Paz Pereira no es Quiroga, pero ambos nos
ofrecieron un balotaje con toda la apariencia de una elección norteamericana,
enarbolando banderas de rendición en un contexto donde Washington ha dejado de
pedir permiso y simplemente toma lo que necesita.
Bolivia eligió al reluctante sobre el entusiasta,
al que negocia sobre el que capitula abiertamente. Es una diferencia de forma,
no de fondo. La victoria de Paz Pereira no cambia el baile, solo el tono. Habrá
reuniones, negociaciones, discursos soberanos. Bolivia entregará sus recursos
estratégicos, ¿cuánto recibiremos a cambio?
OPINION. BOLIVIA: LOS DESAFÍOS DEL PRÓXIMO
GOBIERNO DE RODRIGO PAZ
La primera gran prueba será la consolidación de
su base de poder en el legislativo.
Un segundo desafío crucial será la relación con
los poderosos y decisivos movimientos sociales para enfrentar la dura crisis
económica.
El Clarin de Argentina (https://n9.cl/z5m1l)
El candidato de centroizquierda del Partido
Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz, se impuso con el 54% de los votos al
obtener casi diez puntos de ventaja sobre su rival, Jorge Tuto Quiroga. Este
triunfo no solo pone fin a dos décadas de hegemonía del Movimiento al
Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales, sino que también confiere una
sólida legitimidad a la nueva administración. Sin embargo, los retos que se
vislumbran en el ámbito político, para el gobierno de Paz, que asumirá el 9 de
noviembre próximo, son considerables.
La primera gran prueba para Paz será la
consolidación de su base de poder en el legislativo. La principal debilidad
radica en que el Partido Demócrata Cristiano (PDC) funcionó como un
"vientre de alquiler", una estructura instrumental sin arraigo social
o nacional que respaldara la candidatura. Aunque Paz capitalizó el voto del
"núcleo duro" del MAS en varias regiones, no heredó la estructura
partidaria ni la capacidad de movilización de su predecesor. Esta debilidad
partidaria genera dos puntos de fricción.
Dentro de la bancada del PDC podrían emerger
múltiples facciones, cada una buscando cuotas de poder. Las tensiones que ya se
evidenciaron entre Paz y su compañero de fórmula, Edman Lara, durante la
campaña podrían exacerbarse, complicando la gobernanza del Ejecutivo y la
gestión de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
Así mismo, Paz deberá negociar consensos con
otros partidos. Si bien cuenta con el respaldo explícito de Unidad de Samuel
Doria Medina, que se concretó en el balotaje, las relaciones con el partido de
Quiroga, LIBRE, son más tensas. Aunque comparten afinidades ideológicas
(economía de mercado, apertura exterior, respeto a las instituciones), las
secuelas de la agresiva campaña electoral dificultarán una posible alianza. La
mayoría simple en la ALP está asegurada con la alianza del PDC con Unidad, pero
para reformas de mayor calado, como un eventual cambio constitucional, necesita
acercarse y pactar con LIBRE, que posee la llave de los dos tercios.
Un segundo desafío crucial será la relación con
los poderosos y decisivos movimientos sociales. El apoyo de estas
organizaciones a la fórmula del PDC, si bien fue un factor determinante para su
victoria, no garantiza una lealtad incondicional. Con un notable historial de
empoderamiento político, estas organizaciones buscarán proteger sus privilegios
y, si se sienten desfavorecidas, podrían recurrir a movilizaciones que amenacen
la estabilidad social.
Su apoyo será fundamental para legitimar
cualquier ajuste económico y social. El manejo de las tensiones con estos
sectores y la forma en que el nuevo gobierno gestione el legado del
"masismo" serán vitales para mantener la estabilidad del país. En
muchos sentidos estas son fuerzas antisistema que pueden bloquear el gobierno
de Paz.
Los condicionamientos
La capacidad del nuevo gobierno para emprender
cualquier política económica y social está condicionada por la superación de
estos dos desafíos políticos: necesita un legislativo alineado con el Ejecutivo
y una articulación efectiva con los movimientos sociales.
Una vez resueltos los obstáculos políticos, el
siguiente gran desafío es el económico. Paz recibe un país en crisis, con
escasez de dólares, inflación y reservas internacionales en descenso. La
eliminación de los subsidios a los combustibles, una medida crucial para la
sostenibilidad fiscal, podría provocar un grave descontento social. El
precedente de 2010, cuando Evo Morales tuvo que dar marcha atrás a un ajuste
similar por la presión de los movimientos sociales, subraya la delicadeza de
esta situación.
El 19 de octubre no solo marcó el fin de una era
política, sino que también abrió un interrogante crucial: ¿Se encamina Bolivia
hacia una verdadera transformación o hacia una continuación del modelo del MAS
por otros medios?
La respuesta a esta pregunta definirá la
dirección del país en los próximos años. Si el nuevo gobierno de Rodrigo Paz
opta por la primera vía, será indispensable abordar reformas estructurales que
permitan fortalecer las instituciones democrática. Estas reformas incluirían:
la reducción del presidencialismo y generar un sistema de justicia libre de la
influencia política.
Si, por el contrario, el gobierno de Paz se
concentra únicamente en la solución de los problemas económicos más apremiantes
—como la inflación y la escasez de hidrocarburos—, ignorando sus causas
profundas, el modelo del MAS podría persistir. Este modelo se caracteriza por
una economía de base estrecha, sin una industrialización significativa ni una
generación estable de empleo.
Es probable que el MAS, ahora sin mayoría
parlamentaria, ofrezca un margen de maniobra inicial a la nueva administración.
Sin embargo, el panorama político no estará completo hasta las elecciones
subnacionales del próximo año. Solo entonces se definirá con mayor claridad la
nueva correlación de fuerzas en el país. Por ahora, Bolivia da sus primeros
pasos fuera del dominio hegemónico del MAS y de la sombra de Morales.
BOLIVIA EL DÍA DESPUÉS: UNA IZQUIERDA MÁS
DEBILITADA Y CONTINUACIÓN DEL STATUS QUO
Los analistas Juan Fernando Subirana y Carlos
Cordero, en contacto con PanAm Post, descartan a corto plazo la detención de
Evo Morales, para evitar conflictos con la izquierda.
Panam Post de Panama (https://n9.cl/94y9i)
Vienen cambios para Bolivia. Eso no está en
discusión después de los resultados electorales del balotaje presidencial en
Bolivia de este domingo, en el cual triunfó Rodrigo Paz Pereira, abanderado del
Partido Demócrata Cristiano, con el 54,57 % de los votos. Su victoria, sin
duda, deja más debilitada a la izquierda. Sin embargo, todo indica que se
mantendrá el panorama actual en algunos escenarios. Ello significa dejar a un
lado la detención del exmandatario Evo Morales, para evitar a corto plazo,
nuevas revueltas en las calles que desestabilicen a la administración que comienza el próximo 8 de noviembre.
De esa forma leen el panorama del país los
analistas Juan Fernando Subirana y Carlos Cordero, en contacto con PanAm Post,
luego del anuncio de los cómputos del ente comicial que frenaron las
aspiraciones del candidato de Alianza Libre, Jorge «Tuto» Quiroga.
Cordero, quien es profesor de Ciencias Políticas
de la Universidad Mayor de San Andrés de Bolivia, recalcó que «Rodrigo Paz ha
evitado referirse a qué tipo de acciones va a tomar con Evo y Luis Arce tampoco
ha tenido una actitud decidida a pesar de que existen órdenes de arresto». Este
patrón de comportamientos no es casualidad.
La conveniente libertad de Evo Morales
La libertad de Morales es conveniente no solo
para la izquierda en Bolivia, subraya el analista Carlos Cordero. De hecho, en
su opinión, «Evo Morales hasta ahora se mueve con libertad en El Chapare y eso,
de alguna manera, ha ayudado a la tranquilidad del país, porque mientras se
encuentre confinado y tenga presencia por las redes o los medios no es
responsabilidad del Estado su mantenimiento, ni su arresto provoca
movilizaciones ciudadanas».
De hecho, Cordero pronostica que «es posible que
siga el status quo y que Rodrigo privilegie otros escenarios en lugar de
problemas que puedan convulsionar al país».
Por una línea similar esgrime su argumento el
analista económico Juan Fernando Subirana, quien explica que «al final del día
los poderes de la justicia y el Poder Ejecutivo son independientes y Paz ha
dicho que no intervendría, daría vía libre para se pueda concretar el
mandamiento de aprehensión contra el expresidente a la fecha».
¿Y el destino de Arce?, al respecto, Subirana
ahonda sobre su futuro e indica que «al dejar el gobierno, va a dejar el país,
debido al gran cantidad de denuncias de corrupción contra su gobierno y
familiares, para evitar el destino de Evo. Es difícil que se vaya a quedar en
Bolivia y vaya a dictar clases en la universidad pública. Eso es poco probable.
Habrá auditorias».
Neutralidad para gobernar
La neutralidad ante la presión del dirigente
socialista ofrece garantías de menos agitación a Paz. Además, la izquierda en
Bolivia está resistente en las calles. Con sus bloqueos de carreteras, el país
acumula pérdidas que ascienden hasta 5000 millones de dólares. Si se agrega que
el Ejecutivo enfrenta limitaciones financieras para contar con 60 millones de
dólares semanales necesarios para importar combustible, lo más astuto es evitar
la escalada de un conflicto social con la captura de Morales.
Al respecto, Suribana advierte que si bien a
través de los votos, el Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo dos
parlamentarios, la figura de Morales prevalece, porque «la izquierda en Bolivia
ha sido debilitada pero la forma de terminar con ella es con un buen gobierno
de Rodrigo Paz».
De hecho, actualmente el MAS está en una crisis y
es posible que Morales la aproveche para intentar convertirse en líder de la
oposición cuestionando a Rodrigo Paz o llegando a un tipo de acuerdo. En ese
sentido, el expresidente boliviano ya dio su primer paso y atribuyó la victoria
del mandatario y representante del Partido Demócrata Cristiano al voto de los
«evistas».
Nada se descarta en este nuevo gobierno, el cual
se ha promocionado como una propuesta que ofrece diálogo y reconstrucción, con
lo cual se termina un ciclo autoritario en Bolivia de gobiernos que llegaron al
poder mediante elecciones, pero terminaron con opositores encarcelados o en el
exilio y una Asamblea Nacional a favor, que no tenía necesidad de concertación.
Ahora es distinto. La primera vuelta dejó un
parlamento fragmentado y los resultados del balotaje demandan que los partidos
se sienten sin el fantasma de la hegemonía del socialismo, el cual estuvo en el
poder durante casi 20 años, para empujar un modelo económico más orientado al
mercado que permita paliar las crisis por las que hoy atraviesa Bolivia.
DESAPARECE LA IZQUIERDA, BOLIVIA INICIA NUEVA ERA
CON RODRIGO PAZ
Rodrigo Paz asumirá la Presidencia de Bolivia el,
8 de noviembre de 2025, en medio de una crisis económica y energética.
El Comercio de Ecuador (https://n9.cl/igixr)
El ganador de la segunda vuelta presidencial de
Bolivia, el centrista Rodrigo Paz, afirmó este lunes, 20 de octubre de 2025,
que mantiene acercamientos con “países amigos” como Estados Unidos, Brasil,
Argentina, Uruguay y Paraguay. Busca su apoyo en la solución de la crisis de
combustibles que enfrenta el país, una vez asuma la Presidencia el próximo 8 de
noviembre de 2025.
Rodrigo Paz Pereira, enfrentará la crisis
económica del país con un nuevo modelo económico basado en la liberación de
exportaciones
Paz recalcó que en política exterior su
Administración “sí retomará la relación con Estados Unidos“, algo que ya había
adelantado durante la campaña electoral. Las relaciones entre ambos países se
mantienen a nivel de encargados de negocios desde 2008, cuando el entonces
presidente Evo Morales (2006-2019) expulsó al embajador Philip Goldberg.
Rodrigo Paz asumirá la Presidencia de Bolivia el,
8 de noviembre de 2025, en medio de una crisis económica y energética, tras
vencer en la segunda vuelta al exmandatario derechista Jorge Tuto Quiroga,
según informó EFE.
La inflación acumulada del 16,92 % y la falta de
dólares reflejan el agotamiento del modelo implementado por los Gobiernos del
Movimiento al Socialismo (MAS), liderados por Evo Morales, que ahora desaparece
del poder tras casi dos décadas de hegemonía.
El candidato centrista obtuvo el 54,61 % frente
al 45,39 % de Quiroga, según el Sistema de Resultados Electorales Preliminares
(Sirepre), con un 97,86 % de actas computadas.
El organismo electoral destacó que esta tendencia
“parece irreversible” y prevé concluir el cómputo oficial entre miércoles y
jueves.
Quiroga reconoció la derrota y felicitó a Paz,
mientras sus seguidores expresaban dudas sobre la transparencia de los
resultados, que las misiones de observación de la Unión Europea y de la OEA han
valorado positivamente, reconociendo el compromiso del electorado y la labor
del Tribunal Supremo Electoral.
El nuevo Presidente hizo un llamado a la unidad
política y a la cooperación de todas las fuerzas del país, incluyendo al
binomio de Quiroga, para garantizar la gobernabilidad y fortalecer la
democracia.
El desafío de Paz radica en atender con rapidez
la crisis energética y económica, estableciendo coordinación internacional y
política interna, mientras inicia un mandato que marca un giro histórico en la
política boliviana, alejándose de la izquierda que dominó el país durante casi
20 años.
OPINION. BOLIVIA, OTRO PAÍS LATINOAMERICANO QUE
GIRA A LA DERECHA
Diario Jurídico de Argentina
)https://acortar.link/5BiFg0)
El centroderechista Rodrigo Paz fue elegido este
domingo presidente de Bolivia obteniendo la mayoría de los votos en los
comicios de este domingo frente a su contrincante Jorge Tuto Quiroga.
La elección se dio en el contexto de una segunda
vuelta y su victoria se reconoció según el recuento oficial del Tribunal
Supremo Electoral (TSE) de Bolivia. Paz ganó la segunda vuelta con el 54,57 %
de los votos, frente a un 45,43 % del exmandatario conservador. El nivel de
participación ciudadana en la segunda vuelta estuvo entre el 85 y 89 %.
Paz y Quiroga fueron los dos candidatos más
votados en las elecciones generales de agosto, en las que también se renovó al
Parlamento nacional para los próximos 5 años.
Rodrigo Paz Pereira es el candidato por el
Partido Demócrata Cristiano (PDC) junto al expolicía Edman Lara y Jorge Tuto
Quiroga representa a la alianza Libre junto al emprendedor tecnológico Juan
Pablo Velasco.
El próximo 8 de noviembre Bolivia pondrá fin a 20
años de Gobiernos izquierdistas. Quiroga buscaba con estas elecciones volver al
poder en Bolivia. “Tuto”, como es conocido popularmente, integró el elenco
estable de la oposición de derecha durante las dos décadas casi ininterrumpidas
del Movimiento al Socialismo (MAS). A 24
años de haberse convertido en uno de los presidentes más jóvenes de la historia
de Bolivia y luego de tres intentos fallidos Quiroga buscaba retornar a la cima
del Ejecutivo.
“Tuto” antes de cumplir los 32, ya era ministro
de Finanzas en el gobierno de Jaime Paz Zamora (padre de Rodrigo Paz). En los
comicios de 1997, Banzer se consagró como el vicepresidente más joven de la
historia del país. Pero el militar no llegó a terminar su mandato por motivos
de salud y renunció en 2001, con lo que Quiroga juró en el cargo a los 41 años.
Rodrigo Paz Pereira promete ‘abrir Bolivia al
mundo’. El exdiputado, exalcalde, economista de profesión y nacido en España
por el exilio de sus padres, ganó la segunda vuelta con el 54,57% de la
votación.
Paz Pereira, de 58 años, fue la principal
revelación en la primera vuelta realizada en agosto, en la que quedó primero,
pese a que las encuestas preelectorales lo situaron inicialmente con escaso
apoyo.
El presidente electo, heredero político del
expresidente de Bolivia Jaime Paz Zamora, se impuso al exmandatario conservador
Jorge Tuto Quiroga en la histórica segunda vuelta en el país con el impulso del
voto popular y con la promesa de impulsar un «capitalismo para todos».
Paz es economista y tiene estudios en relaciones
internacionales, además de una amplia experiencia en el sector público.
El éxito de Paz en la primera vuelta fue
atribuido por expertos a la conexión que logró con las clases populares en las
áreas rurales y zonas periurbanas. Así, Bolivia cambia de rumbo tras dos
décadas de socialismo. Rodrigo Paz asumirá la presidencia en medio de una
crisis económica sin precedentes: economía al borde del colapso y una población
exhausta tras 20 años de gobiernos socialistas.
OPINION. VIRAJE EN EL ALTIPLANO
El Perú comparte con Bolivia historia, frontera y
desafíos comunes, y la nueva administración podría traducirse en una relación
bilateral más dinámica y constructiva.
Gestión de Perú (https://n9.cl/4yrdu)
Bolivia da un giro. La elección de Rodrigo Paz
Pereira como nuevo presidente marca un cambio de era tras casi dos décadas de
predominio del Movimiento al Socialismo (MAS). No solo supone una renovación
política, sino también una inflexión económica y diplomática con implicancias
que trascenderán sus propias fronteras. Paz asume el poder con la promesa de un
“nuevo modelo económico” y el desafío de rescatar a un país que enfrenta una de
sus peores crisis: una inflación alta (acumulada de 16.92%), una contracción
del PBI de 2.40% en el primer semestre y una escasez de combustibles que golpea
la producción, el transporte y la vida cotidiana de los ciudadanos.
El nuevo mandatario ha prometido un cambio de
enfoque económico. Plantea un modelo más descentralizado y flexible, capaz de
impulsar la inversión privada y el crecimiento productivo. Busca equilibrar el
papel del Estado y del mercado, abriendo espacio a la iniciativa empresarial y
al crédito. En ese sentido, su discurso de “capitalismo para todos” apunta a
tender puentes entre eficiencia y equidad, un reto enorme en un país
acostumbrado al intervencionismo.
En el frente diplomático, Paz ha mencionado un
acercamiento a los Estados Unidos, tras más de dos décadas de distanciamiento.
También buscará abrir una nueva etapa de diálogo con Chile, al tiempo que
prometió transparentar los acuerdos firmados por el Gobierno saliente con Rusia
y China en materia de litio. Si estos gestos se concretan, Bolivia podría
emprender un viraje relevante dentro del mapa político regional y reconfigurar
sus alianzas en torno a la estabilidad, la cooperación energética y la apertura
internacional. Washington, por su parte, ha saludado su victoria como una
oportunidad de transformación, lo que sugiere un escenario de mayor diálogo.
Para la región, el cambio en La Paz representa un
nuevo ciclo de moderación y pragmatismo. Mientras algunas economías enfrentan
tensiones políticas y populismos, Bolivia podría convertirse en un ensayo de
reconstrucción institucional y disciplina económica. La posibilidad de
recuperar la confianza de los mercados, atraer inversión extranjera y
estabilizar su moneda podría servir de ejemplo en una región que busca
reencontrarse con el crecimiento sostenible.
El Perú comparte con Bolivia historia, frontera y
desafíos comunes, y la nueva administración podría traducirse en una relación
bilateral más dinámica y constructiva. Una Bolivia que recupere estabilidad,
diversifique sus alianzas y promueva la integración energética y comercial será
una buena noticia para la región. El reto de Rodrigo Paz no es menor:
reconstruir la confianza interna, ordenar la economía y proyectar un liderazgo
sereno en el continente. Si lo consigue, el altiplano podría volver a ser un punto
de equilibrio en una Sudamérica que necesita menos ideología y más resultados
LA FIESTA DEMOCRÁTICA
Página 12 de Argentina (https://n9.cl/a0zz9)
El resultado de las elecciones del domingo pasado
en Bolivia es, de mínima, desolador. Al menos para una parte de la sociedad.
Atrás quedó aquella época lejanamente cercana en que el Movimiento al
Socialismo, comandado por Evo Morales, tenía el poder absoluto que le permitió
hacer una nueva constitución de gran representación popular, nacionalizar los
hidrocarburos y el resto de los recursos naturales, asegurar la soberanía
alimentaria y mucho más. Y todo por ley que se aprobaba en el congreso donde el
MAS tenía dos tercios de diputados y senadores, que trabajaban todos los días
del año en unas sesiones llamadas “por tiempo y materia”. O sea, hasta
terminar. Se había derrotado a la derecha y sus planes de regalar el país.
Las cifras de desastre de la última elección son
dramáticas, no solo para Bolivia, sino para la región. Bolivia tiene ciento
treinta diputados y treinta y seis senadores. Hoy, esos escaños se los
repartieron entre la derecha y la ultra derecha. El MAS tiene allí un diputado
y ningún senador. Eternamente lejos quedó la idea de que el neoliberalismo
había sido derrotado para siempre, y a este nuevo espectáculo el Movimiento al
Socialismo es poco menos que un colado con una entrada de favor para verlo desde
el gallinero.
Recordaba a Pablo Neruda:
“Nixon, Frei y Pinochet
hasta hoy, hasta este amargo
mes de septiembre
del año 1973,
con Bordaberry, Garrastazú
y Banzer, hienas voraces
de nuestra historia, roedores
de las banderas conquistadas
con tanta sangre y tanto fuego,
encharcados en sus haciendas,
depredadores infernales,
sátrapas mil veces vendidos
y vendedores…”
Y extrañamente no hay sorpresa en que uno de los
candidatos de la segunda vuelta, es nada mas y nada menos que Tuto Quiroga, ex
vicepresidente de Banzer. Tampoco es sorprendente que en Vallegrande -allí
donde mataron al Che- hay todavía gente que no dice “Banzer”, sino “mi general
Banzer”.
Pero no se llora sobre la leche derramada. El
asunto es como se llega a trepar para abajo a esta velocidad. Sin duda que el
golpe afectó, pero para llegar a ese día pasaron cosas como la falta de unidad,
los malos consejos de los consejeros, no creer en la comunicación apostando a
una frase fatal: “la gente sabe, entiende”, dejándole la palabra al enemigo.
Ahí es donde se pierde la batalla de la comunicación, que es la forma de perder
la batalla cultural y ese es el camino fatal para ser derrotado en la batalla
ideológica. Y esto no es teoría. El domingo pasado vimos la prueba irrefutable.
Los pasos siguientes para desarmar el éxito
irrefutable de la voluntad popular fueron las desavenencias al interior del
Movimiento al Socialismo, entre el líder y el ahijado del líder. Las elecciones
posteriores al golpe dejaron un reguero de dudas que había que resolver, pero
la primera era decidir, con Evo Morales proscripto, quién sería el candidato.
No solo era elegir al candidato a presidente, sino también a vice. El resultado
fue el que sabemos. Luis Arce, ex ministro de economía de Evo Morales, acabó
siendo presidente de Bolivia. Y ahí comenzó la fase final del desastre. Morales
se dedicó a corregirlo públicamente desde la campaña e intentó hacer lo mismo
cuando Arce ya había asumido. Y Luis Arce también tiene consejeros, mucho de
ellos que pensaban que era mejor un MAS, o una Bolivia, sin Evo. Las internas
de los grupos acabaron de envenenar el agua de la que tomaron todos.
Nadie pudo nunca convencer al líder del MAS de
hacer un poco de silencio y dejar que Arce hiciera lo que creía que debía
hacer. Entonces Arce puso toda su energía en defenderse de Evo, descuidando lo
importante. Cualquiera que intentara poner un milímetro de sentido común cayó
bajo la furia de los contrincantes. El propio García Linera dijo que “el
compañero Evo y Lucho tiene que sentarse y hablar”. La respuesta de Evo Morales
no se hizo esperar: “desde hoy tengo un nuevo enemigo”.
Las razones de este resultado electoral son casi
infinitas pero puede sintetizarse en dos palabras : internas partidarias. Y
esto ya no importa una vez muerto el difunto, porque ahora lo importante es qué
va a pasar. La derecha tiene el total del congreso, desde donde se podrá abrir
la constitución que tanto costó construir. Esto significa volver a privatizar
los recursos naturales, matar las leyes fundamentales, congelar el crecimiento
de Bolivia y retrotraer veinte años los derechos y las banderas conquistadas,
mas otra suma de calamidades. Lo que los ganadores de las elecciones llaman “la
gran fiesta democrática”.
Cuando hace unos años le comentaba a algunos
compañeros que me preocupaba la situación de Argentina, me dijeron que no había
de que preocuparse, porque “nosotros somos distintos”. Fue cuando recordé a
Borges diciendo que “nuestros pueblos son todos iguales. Incluso en eso de
creerse distintos”.
OPINION. LOS TRES DESAFÍOS CRIMINALES QUE
ENFRENTA EL NUEVO PRESIDENTE DE BOLIVIA
Insight Crime Org. (https://n9.cl/3jb6r?)
Bolivia eligió a un nuevo presidente que asumirá
el poder en medio de una profunda crisis económica, lo que podría limitar la
capacidad del gobierno para enfrentar al crimen organizado y llevar a más
personas a involucrarse en actividades ilegales.
Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano
(PDC), de centroderecha, obtuvo el 54% de los votos y derrotó a su rival Jorge
“Tuto” Quiroga en la segunda vuelta presidencial del 19 de octubre. Paz
prometió fortalecer el control aduanero, poner fin a la minería ilegal y frenar
la corrupción. Su compañero de fórmula, Edman Lara, un carismático excapitán de
policía conocido por denunciar presuntos casos de corrupción en redes sociales,
es ampliamente reconocido por haberle dado a Paz un impulso decisivo en las urnas.
Sin embargo, durante la campaña los temas de
seguridad y crimen organizado quedaron relegados frente a las preocupaciones
económicas. El país atraviesa una crisis severa con agudos desabastecimientos
de alimentos y combustible. La inflación se disparó un 23% este año, y la caída
de las exportaciones golpeó las finanzas públicas, amenazó el valor de la
moneda y llevó a Bolivia al borde del incumplimiento de su deuda.
Esta situación podría empujar a más bolivianos
hacia las economías informales e ilegales y presionar sobre la capacidad del
gobierno para combatir el crimen en un momento en que enfrenta varios desafíos
criminales urgentes.
Auge del narcotráfico atrae a grupos del crimen
organizado transnacional
En los últimos años, el tránsito de cocaína por
Bolivia se ha incrementado, y el país también se ha convertido en un productor
creciente. Las fuerzas de seguridad descubrieron 1.501 laboratorios de droga en
2024, un aumento del 74% respecto a 2023. Además, el cultivo de coca continuó
expandiéndose más allá del límite legal de 22.000 hectáreas, alcanzando las
31.000 hectáreas en 2023, según las últimas estadísticas de la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Bolivia comparte fronteras con cinco países
sudamericanos, lo que la sitúa en el corazón de las rutas regionales del
tráfico de drogas. Aunque carece de grandes organizaciones nacionales de
narcotráfico, hay cada vez más evidencia de que grupos extranjeros se están
instalando para llenar ese vacío.
El departamento oriental de Santa Cruz se ha
convertido en un foco recurrente de violencia vinculada a bandas brasileñas,
incluido el Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) y el
Comando Rojo (Comando Vermelho, CV). Una ola de homicidios relacionados con
drogas dejó 11 muertos en los últimos tres meses, según la policía local.
El departamento está cerca de las zonas
productoras de droga y de la frontera con Brasil, lo que le otorga una
importancia estratégica en las rutas del tráfico de drogas. El rápido
crecimiento económico en la capital regional, Santa Cruz de la Sierra, ha
favorecido al crimen organizado, según la experta boliviana Gabriela Reyes
Rodas.
“Santa Cruz ha crecido tanto económicamente que
estos modos de lavar dinero —conciertos, autos de lujo, etcétera— se
invisibilizan”, dijo Reyes a InSight Crime, y agregó que los traficantes “se
mimetizan entre la gente”.
Varios de ellos, de alto perfil, se sintieron lo
suficientemente seguros como para establecerse en Santa Cruz de la Sierra. El
brasileño más buscado, Sérgio Luiz de Freitas Filho, vivió abiertamente durante
más de una década en un barrio cerrado antes de ser expuesto por el medio
brasileño G1 en septiembre. El uruguayo Sebastián Marset también residió en la
ciudad e incluso compró un equipo de fútbol local antes de huir previo a un
operativo policial. Ambos siguen prófugos.
Paz reconoció que ha habido un aumento en la
cantidad de drogas incautadas mientras transitaban por el país y que esas
incautaciones representan solo una “fracción” del flujo real de narcóticos. Su
plan de gobierno insinúa una mayor cooperación con socios internacionales no
especificados y más inversión en tecnología, aunque no detalla una estrategia
clara para enfrentar a las redes de narcotráfico.
Auge de la minería ilegal
El alza del precio del oro ha alimentado la
minería ilegal en Bolivia, agravando el daño ambiental y creando nuevas
oportunidades para grupos criminales organizados.
Los yacimientos de oro en el país son explotados
casi exclusivamente por cooperativas mineras de pequeña escala que ejercen un
poder político significativo y enfrentan poca supervisión, según una reciente
investigación de InSight Crime. Estas cooperativas suelen exceder los límites
de sus concesiones, lavan oro ilícito y cerca del 85% opera sin licencias
ambientales.
También son grandes consumidoras de mercurio, un
metal tóxico usado para separar el oro de la roca. Entre 2013 y 2023, el valor
oficial de las importaciones de mercurio de Bolivia se multiplicó por diez,
hasta alcanzar los US$4,17 millones, lo que la convierte en el mayor importador
de América Latina, según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC).
El crimen organizado se ha infiltrado
profundamente en la cadena de suministro del mercurio. Una red que
contrabandeaba el metal desde México a Bolivia fue presuntamente abastecida por
el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), según un informe de la Agencia de
Investigación Ambiental (Environmental Investigation Agency, EIA), una
organización sin fines de lucro que investiga delitos ambientales. En julio,
las autoridades de Perú interceptaron un cargamento récord de cuatro toneladas
de mercurio ilegal en tránsito desde México hacia Bolivia.
El programa de gobierno de Paz afirmó que la
minería ilegal debe erradicarse, pero no explicó cómo enfrentará las complejas
redes criminales enquistadas en el sector.
Contrabando en expansión
La crisis económica de Bolivia también ha
favorecido el crecimiento de la ya floreciente economía del contrabando.
Los bienes que se introducen o salen ilegalmente
del país alcanzaron un valor de hasta US$3.500 millones en 2022 —casi el 8% del
Producto Interno Bruto (PIB)—, y el contrabando crece más rápido que la
economía formal, según la Cámara Nacional de Industrias de Bolivia (CNI).
Pequeños grupos de contrabandistas han escalado sus operaciones, sobornado a
militares y agentes fronterizos, e incluso tomado el control de empresas de
transporte para movilizar mayores volúmenes de mercancía.
Las fronteras porosas del país permiten el paso
de una amplia gama de productos, desde cebollas hasta metales preciosos. Al
evadir impuestos y restricciones de importación, los contrabandistas obtienen
ganancias fáciles. Las dificultades económicas les proporcionan mano de obra y
mercados amplios para mercancías baratas del mercado negro.
Durante la campaña, Paz generó alarma en los
países vecinos al insinuar que consideraría legalizar los “chutos”, vehículos
sin matrícula que a menudo son robados en Chile y contrabandeados a Bolivia.
Sin embargo, Reyes señaló que los temores eran exagerados.
La legalización podría ofrecer a la policía “una
forma conveniente de identificar qué autos fueron robados y devolverlos al
cruzar bases de datos en el momento de la legalización”, explicó.
Quizás el riesgo más grave es que el fracaso
continuo para controlar el flujo de bienes en las fronteras podría fortalecer
aún más a los grupos criminales del país, que usan las mismas rutas de
contrabando para mover drogas, precursores químicos y personas.
OPINION. EL SOCIALISMO BOLIVIANO TERMINÓ EN
BANCARROTA
El Trueno de Paraguay (https://n9.cl/xdp9s)
La victoria de Rodrigo Paz en Bolivia marca el
final del modelo boliviano del MAS, esa larga deriva que empezó con Evo Morales
y se prolongó bajo Luis Arce, entre el mito de la soberanía económica y la
realidad del extractivismo más primitivo. Durante casi dos décadas, el
Movimiento al Socialismo se presentó como el experimento regional capaz de
reconciliar justicia social con independencia del mercado, pero terminó como
todos los proyectos que creen poder reemplazar la economía por ideología: con
déficit, inflación, desconfianza y colas en los bancos.
El llamado “modelo productivo social comunitario”
fue en realidad una gigantesca maquinaria de gasto sostenida por una sola
fuente: el gas. Evo Morales predicó el antiimperialismo con retórica encendida,
pero su Estado vivió de venderle gas al mismo sistema capitalista que decía
combatir. Rechazó la inversión privada mientras la usaba, castigó al que
producía, ahuyentó al empresario nacional y expandió un aparato público que se
volvió insostenible. Arce, su heredero, no corrigió nada: continuó la ficción
del control, mantuvo un tipo de cambio fijo mientras se vaciaban las reservas y
prometió estabilidad con dinero prestado. Hoy Bolivia sufre el colapso de ese
modelo, con un Banco Central sin divisas, una economía paralizada por la
escasez de dólares y un país convertido en una enorme economía de
racionamiento.
https://eltrueno.com.py/2025/10/20/el-socialismo-boliviano-termino-en-bancarrota/
El modelo del MAS fracasó por sus propias
contradicciones. Habló contra el capitalismo, pero dependió de él. Reivindicó
la soberanía, pero hipotecó el futuro a los precios internacionales de los
hidrocarburos. Elevó al Estado a la categoría de redentor, y lo convirtió en
parásito. Durante los años del boom, la bonanza del gas financió un populismo
de consumo: subsidios, obras vistosas, gasto sin productividad. Pero cuando el
viento internacional cambió, Bolivia descubrió que no había industria, no había
reservas, no había ahorro ni confianza. El socialismo del siglo XXI se redujo
al viejo guion latinoamericano: crisis cambiaria, déficit crónico, corrupción y
fuga de cerebros.
Rodrigo Paz no ganó por carisma, sino porque la
gente se cansó del catecismo del MAS. Se hartó del discurso contra el mercado,
de los enemigos imaginarios, de la manipulación ideológica que justificó la
pobreza con el pretexto de la pureza moral. El voto que lo llevó al poder fue
un voto de realidad: una sociedad que comprendió que el progreso no se decreta,
que no hay redistribución posible sin producción, que el desarrollo no se logra
combatiendo al capital sino aprendiendo a usarlo. El derrumbe del MAS no es
solo el final de un ciclo político: es el fracaso intelectual de una generación
que quiso hacer economía con consignas.
Mientras Bolivia naufragaba en la retórica del
gas, Paraguay siguió otro camino. Sin petróleo ni milagros, eligió la
estabilidad y la previsibilidad. En lugar de nacionalizar, profesionalizó. En
lugar de estatizar, diversificó. En lugar de imponer un dogma, construyó
confianza. Hoy el país crece de manera sostenida, alcanza el grado de inversión
y exporta no solo materias primas, sino también energía limpia, servicios,
tecnología y agroindustria. Paraguay no necesitó negar el capitalismo: aprendió
a gobernarlo.
Mientras el MAS se desangra entre facciones y
excusas, Paraguay avanza con serenidad. Tiene disciplina fiscal, moneda estable
y un horizonte claro. La estabilidad dejó de ser aburrida para convertirse en
revolucionaria. En un continente donde se glorifica la improvisación, Paraguay
demuestra que el orden también puede transformar. En vez de discursos
incendiarios, entrega resultados. En vez de prometer igualdad con deuda, genera
oportunidades con trabajo. En vez de vivir de la renta, construye futuro.
El contraste no es ideológico, es civilizatorio.
El modelo boliviano del MAS se edificó sobre la nostalgia del Estado
omnipotente; el paraguayo, sobre la confianza en la capacidad de su gente. Uno
se quedó sin reservas; el otro acumuló reputación. Uno se sostuvo en el gas que
se acaba; el otro en la diversificación que empieza. Uno habló de dignidad
mientras empobrecía; el otro eligió el silencio del trabajo y la
previsibilidad.
Bolivia es hoy el espejo de lo que Paraguay evitó
ser: un país prisionero de su retórica. La región entera asiste al colapso de
un modelo que creyó poder sobrevivir a las leyes de la economía y del tiempo.
El socialismo de Morales y Arce se desmorona entre discursos vacíos y cuentas
impagas. En cambio, Paraguay demuestra que la modernidad puede venir de la
estabilidad, y que el progreso verdadero no necesita mitología, sino dirección.
El modelo boliviano del MAS fue la gran estafa
ideológica de los últimos veinte años: antiimperialista de palabra, rentista de
hecho, socialista de discurso, capitalista de necesidad. Paraguay, sin promesas
mesiánicas, logró lo que sus vecinos aún buscan: orden, previsibilidad y
crecimiento. La historia no recordará las consignas ni los congresos del gas,
sino los resultados. Y hoy el resultado es claro: Bolivia paga el precio de su
ilusión; Paraguay cosecha el fruto de su sensatez.
OPINION. BOLIVIA ELIGE PRESIDENTE A RODRIGO PAZ
EN UN BALOTAJE SIN IZQUIERDA
Diario Red de Uruguay (https://n9.cl/ijgn8)
Rodrigo Paz y Edman Lara han ganado la elección
presidencial boliviana con casi el mismo porcentaje de votos que obtuvo el
actual presidente, Luis Arce, en 2020 (53% y 55%, respectivamente). Han ganado
en los mismos territorios que en el pasado ganó el partido de Arce y de Evo
Morales antes de la guerra fratricida entre ambos, el Movimiento al Socialismo
(MAS), incluidos lugares que eran cerradamente evistas, como la zona cocalera
del Chapare.
El balotaje boliviano estuvo marcado por la
exclusión de la izquierda. La victoria de Paz marca el inicio de una nueva
etapa política, sin el MAS y sin la ideología nacionalista y estatista de este.
Sin embargo, no han dejado de importar las
identidades, que se consolidan como el eje de disputa por el poder… como
siempre termina pasado en Bolivia. Varios analistas han presentado el
enfrentamiento entre Paz y Quiroga como la repetición de una vieja polaridad
nacional: “cholos” versus “caballeros”, sectores populares que solían votar por
el MAS y ahora apoyaron a Paz y sobre todo a Lara, contra las élites y sus
apoyos de clase media.
Por primera vez en dos décadas el país celebró
una elección presidencial sin la participación directa o indirecta de Evo
Morales. Su ausencia marcó un punto de inflexión no solo simbólico, sino
estructural. Ese quiebre interno dejó a la izquierda fuera del balotaje, así
que el eje identitario de la contienda tuvo que encontrar representantes fuera
del MAS, ahora dividido en varias facciones. Se está produciendo una
recomposición compleja, en la que por primera vez las mayorías se alinean
detrás del poder sin la mediación del MAS.
Las razones por las que la izquierda perdió el
poder son múltiples. Por un lado, hay un desgaste natural después de tantos
años de gobierno; también influye el giro del péndulo hacia la derecha que
afecta a muchos países. Pero esto no hubiera llevado a la actual catástrofe sin
el fracaso de los liderazgos. Tanto Evo Morales como Luis Arce han priorizado
sus ambiciones individuales por encima del interés colectivo. La falta de una
transición generacional ordenada, la obstinación por continuar siendo las cabezas
visibles del espacio político y la escasa autocrítica interna han sido factores
decisivos para el debilitamiento del proyecto popular y la fractura de las
lealtades de los movimientos sociales.
El desplazamiento del bloque popular no ha
significado, claro, su desaparición.
La masa
buscó nuevas opciones electorales el 17 de agosto, fecha de la primera vuelta
electoral, y entonces emergió un binomio inesperado: Paz-Lara.
Edman Lara logró ser el representante de la
Bolivia emergente tras la modernización de las últimas décadas: una Bolivia
urbana, chola, preocupada por el trabajo y conectada todo el tiempo a las redes
sociales. Los nuevos bolivianos que produjo el “proceso de cambio” liderado por
Evo.
Las encuestas y el voto oculto
Las encuestas previas realizadas por separado por
la Red UNITEL y la Red UNO anticipaban la victoria de Tuto Quiroga y
proyectaban un escenario polarizado. Ambas mostraban un dato llamativo: la
existencia de un voto de indecisos y escépticos que alcanzaba hasta el 18%.
Esta franja, la menos destacada mediáticamente, fue la que definió el balotaje.
Este fenómeno no es nuevo. En Bolivia, la gente
del bloque popular tiende a esconder su voto. La razón es que, al polarizarse
las campañas y terminar cargándose de tintes racistas, no revelar lo que se
hará sirve para evitar ser discriminado.
Por otro lado, fue clave el descubrimiento de
unos tuits racistas que salieron de la cuenta de X de Juan Pablo Velasco,
candidato a vicepresidente de Quiroga, que activaron clivajes que no estaban
presentes en la campaña: la cuestión indígena, el histórico antagonismo entre
el oriente (Santa Cruz) y el occidente del país (La Paz). Los tuits se
estrellaban contra los “collas”, es decir, los habitantes del occidente del
territorio que la final le dieron la victoria a Paz.
Esta elección no se explicó por el clásico
clivaje izquierda/derecha. Lo que se manifestó fue de nuevo la oposición entre
élite/pueblo, pero no en su versión masista (campo versus ciudad, Estado versus
mercado), sino en términos de la siguiente disyuntiva: la vuelta al orden
conservador con Quiroga o el mantenimiento del pluralismo popular.
Quiroga representaba el regreso al
neoliberalismo. Paz-Lara, en el fondo, no desafían radicalmente al modelo
económico masista; por lo menos hasta ahora solo han planteado ajustarlo para
enfrentar la actual crisis económica.
Un mapa político reconfigurado
Tras las elecciones, no hay una hegemonía clara,
el bloque popular ha demostrado que puede moverse, reconfigurarse y castigar a
quienes lo representan mal, pero su apoyo a Lara es instrumental antes que
orgánico. La izquierda, fragmentada, deberá repensarse, ser autocrítica, ser
capaz de devolverle la confianza a la gente. Si la debacle del MAS no fue
porque a este partido le faltara un proyecto país y ni siquiera por la crisis
económica, sino por las faltas morales dentro del proyecto, las cuales no habían
recibido el suficiente rechazo interno. Que el MAS tuviera acusados por
violencia contra las mujeres terminó siendo inaceptable para la sociedad.
Culpar a poderes externos del fracaso es de una
deshonestidad intelectual notable. La crítica interna no favorece a la derecha; este es un mito.
Edman Lara tuvo un gesto intrigante luego de que
se conocieran los resultados que le daban el cargo de vicepresidente. No se
presentó a lado de Rodrigo Paz que estaba en La Paz mientras él se encontraba
en Santa Cruz, alegando que no había encontrado una conexión aérea adecuada; en
cambio, dio una conferencia solo y llamó a la unidad. El gesto fue interpretado
como una señal de que Lara, una vez más, quiso mostrarse como el dueño de la
victoria y el voto. La previsible competencia entre los dos primero mandatarios
será un elemento a considerar del nuevo gobierno
Rodrigo Paz salió solo horas más tarde, agradeció
a Dios, a la familia, a la patria, al votante y a su compañero de fórmula.
Notablemente emocionado, agradeció también el reconocimiento de su victoria (a
regañadientes) por parte de Jorge Quiroga. Llamó a la unidad del país, prometió
parar la persecución política, respetar la Constitución Política y dijo que sus
asambleístas no responderán a su partido sino al país. Invitó a todos los que
se sintieran convocados a ser parte de su gobierno. Buscando contrastar con los
liderazgos anteriores señalados por ser “autoritarios”, “poco amplios” y que
“no respetan el estado de derecho”.
Evo Morales dio una conferencia de prensa en la
que reconoció la victoria de Paz-Lara, igual que lo hizo Quiroga, con la diferencia de que el primero no estaba
en el balotaje. Denunció un supuesto apoyo del presidente Arce a Quiroga y
señaló que todos los candidatos a los que apoyó su ex ministro de economía
perdieron (mencionó a Eduardo del Castillo, Andrónico Rodríguez y Manfred Reyes
Villa, que quedaron en la primera vuelta). Otra vez se negó a ver las responsabilidades
propias.
Tuto Quiroga, por su lado, admitió los resultados
a regañadientes y dejó ver cierta esperanza en una caída prematura del gobierno
de Paz por su gestión económica, lo mismo que cree el evismo: “En dos años Evo
vuelve en andas”, dijeron.
La división de la derecha no debe hacer perder de
vista que, tras las fuentes electorales, está corriente tendrá más de 2/3 del
Parlamento, un resultado de la división del MAS en la primera vuelta.
El tercero en la elección, Samuel Doria Medina,
apoyó publicamente a Paz; seguramente su bancada acturá en consecuencia. Su
excandidato a vicepresidente, José Luis Lupo, fue anunciado hace pocos días
como parte del equipo económico del nuevo gobierno.
Estamos, entonces, ante una derecha dividida en
un ala más de centro y otra más reaccionaria que se han hecho de todo el campo
de poder, con apoyo popular. Un giro a la derecha en todas las letras.
La victoria de Paz- Lara generó una reacción
parecida a las que hubo contra Morales. Como ciertos sectores sociales altos no
pueden imaginar que sus propuestas tecnocráticas de “mejor gobierno” sean
rechazadas, otra vez, entonces hablan muy rápido de fraude. Ha habido protestas
en los barrios altos, pero se estima que no irán mucho más allá.
Gobernar en un escenario económico adverso
Rodrigo Paz deberá enfrentar un contexto
económico extremadamente complejo. No hay ninguna fórmula que pueda evitar, en
el corto plazo, un impacto del ajuste sobre los sectores más pobres. La bonanza
de otros tiempos ha quedado atrás y la sostenibilidad fiscal se ha vuelto un
desafío urgente.
Paz confía en que podrá administrar de manera
eficiente los créditos externos ya comprometidos y así sostener la provisión
básica de combustibles, que falla seriamente en este momento, y devolver los
dólares a la economía. Bolivia tiene una crisis de su balanza externa, tras la
debacle de su industria del gas.
Para lograr sus planes, Bolivia necesita una
burocracia proba que el nuevo gobierno no tiene. Si este no encuentra una
fuente de financiación, la situación económica se complejizará.
La Bolivia que emerge de estas elecciones es
otra: más fragmentada, más compleja y más plural. El ciclo que se cierra no da
paso a una nueva hegemonía clara, sino a un tiempo de disputas abiertas, donde
la legitimidad no estará garantizada por el pasado, sino por la capacidad de
construir una representación inclusiva y eficaz en medio de la incertidumbre.
LOS DESAFÍOS DEL PRÓXIMO GOBIERNO DE RODRIGO PAZ
El Universal de México (https://n9.cl/xhves)
El candidato de centroizquierda del Partido
Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz, se impuso con el 54% de los votos al
obtener casi diez puntos de ventaja sobre su rival, Jorge Tuto Quiroga. Este
triunfo no solo pone fin a dos décadas de hegemonía del Movimiento al
Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales, sino que también confiere una
sólida legitimidad a la nueva administración. Sin embargo, los retos que se
vislumbran en el ámbito político, para el gobierno de Paz, que asumirá el 9 de
noviembre próximo, son considerables.
La primera gran prueba para Paz será la
consolidación de su base de poder en el legislativo. La principal debilidad
radica en que el Partido Demócrata Cristiano (PDC) funcionó como un
"vientre de alquiler", una estructura instrumental sin arraigo social
o nacional que respaldara la candidatura. Aunque Paz capitalizó el voto del
"núcleo duro" del MAS en varias regiones, no heredó la estructura
partidaria ni la capacidad de movilización de su predecesor. Esta debilidad
partidaria genera dos puntos de fricción.
Dentro de la bancada del PDC podrían emerger
múltiples facciones, cada una buscando cuotas de poder. Las tensiones que ya se
evidenciaron entre Paz y su compañero de fórmula, Edman Lara, durante la
campaña podrían exacerbarse, complicando la gobernanza del Ejecutivo y la
gestión de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
Así mismo, Paz deberá negociar consensos con
otros partidos. Si bien cuenta con el respaldo explícito de Unidad de Samuel
Doria Medina, que se concretó en el balotaje, las relaciones con el partido de
Quiroga, LIBRE, son más tensas. Aunque comparten afinidades ideológicas
(economía de mercado, apertura exterior, respeto a las instituciones), las
secuelas de la agresiva campaña electoral dificultarán una posible alianza. La
mayoría simple en la ALP está asegurada con la alianza del PDC con Unidad, pero
para reformas de mayor calado, como un eventual cambio constitucional, necesita
acercarse y pactar con LIBRE, que posee la llave de los dos tercios.
Un segundo desafío crucial será la relación con
los poderosos y decisivos movimientos sociales. El apoyo de estas
organizaciones a la fórmula del PDC, si bien fue un factor determinante para su
victoria, no garantiza una lealtad incondicional. Con un notable historial de
empoderamiento político, estas organizaciones buscarán proteger sus privilegios
y, si se sienten desfavorecidas, podrían recurrir a movilizaciones que amenacen
la estabilidad social. Su apoyo será fundamental para legitimar cualquier ajuste
económico y social. El manejo de las tensiones con estos sectores y la forma en
que el nuevo gobierno gestione el legado del "masismo" serán vitales
para mantener la estabilidad del país. En muchos sentidos estas son fuerzas
antisistema que pueden bloquear el gobierno de Paz.
La capacidad del nuevo gobierno para emprender
cualquier política económica y social está condicionada por la superación de
estos dos desafíos políticos: necesita un legislativo alineado con el Ejecutivo
y una articulación efectiva con los movimientos sociales.
Una vez resueltos los obstáculos políticos, el
siguiente gran desafío es el económico. Paz recibe un país en crisis, con
escasez de dólares, inflación y reservas internacionales en descenso. La
eliminación de los subsidios a los combustibles, una medida crucial para la
sostenibilidad fiscal, podría provocar un grave descontento social. El
precedente de 2010, cuando Evo Morales tuvo que dar marcha atrás a un ajuste
similar por la presión de los movimientos sociales, subraya la delicadeza de
esta situación.
El 19 de octubre no solo marcó el fin de una era
política, sino que también abrió un interrogante crucial: ¿se encamina Bolivia
hacia una verdadera transformación o hacia una continuación del modelo del MAS
por otros medios?
La respuesta a esta pregunta definirá la
dirección del país en los próximos años. Si el nuevo gobierno de Rodrigo Paz
opta por la primera vía, será indispensable abordar reformas estructurales que
permitan fortalecer las instituciones democrática. Estas reformas incluirían:
la reducción del presidencialismo y generar un sistema de justicia libre de la
influencia política.
Si, por el contrario, el gobierno de Paz se
concentra únicamente en la solución de los problemas económicos más apremiantes
—como la inflación y la escasez de hidrocarburos—, ignorando sus causas
profundas, el modelo del MAS podría persistir. Este modelo se caracteriza por
una economía de base estrecha, sin una industrialización significativa ni una
generación estable de empleo.
Es probable que el MAS, ahora sin mayoría
parlamentaria, ofrezca un margen de maniobra inicial a la nueva administración.
Sin embargo, el panorama político no estará completo hasta las elecciones
subnacionales del próximo año. Solo entonces se definirá con mayor claridad la
nueva correlación de fuerzas en el país. Por ahora, Bolivia da sus primeros
pasos fuera del dominio hegemónico del MAS y de la sombra de Morales.
RODRIGO PAZ, ANTE COMPLICADO ACTO DE EQUILIBRIO
EN BOLIVIA
Bolivia optó por la vía democrática para
enfrentar las múltiples crisis que la aquejan, y ha dado un voto de confianza
al presidente electo, Rodrigo Paz. ¿Qué le espera al país con el mandatario
centrista?
DW de Alemania (https://acortar.link/BuHMl1)
"Quiero destacar la participación
democrática de las bolivianas y los bolivianos", dice la politóloga
Daniela Osorio Michel, investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales
y Regionales (GIGA, por sus siglas en inglés).
"A pesar de la grave crisis económica",
prosigue en declaraciones para DW, "la ciudadanía no optó por la protesta
en las calles, sino que decidió expresar su voluntad a través del voto,
depositando su confianza en el proceso electoral democrático. La jornada
electoral se desarrolló en paz, lo cual es fundamental para la estabilidad del
país en esta nueva etapa".
El apoyo de la izquierda
En un histórico balotaje en Bolivia, este 19 de
octubre, el centrista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano
(PDC), fue electo presidente con más del 54 por ciento de los votos.
Tras casi 20 años de Gobiernos del partido
izquierdista MAS, el próximo 8 de noviembre, Paz heredará un país debilitado
por una fuerte crisis económica, marcada por la escasez de combustibles y de
divisas extranjeras.
Las zonas rurales y los sectores populares
votaron en su mayoría por Rodrigo Paz y su vicepresidente, Edman Lara, observa
la Dra. Osorio. Si bien la propuesta del presidente electo logró convencer a
una parte de los votantes que tradicionalmente se identifican con la izquierda,
"también jugó un rol fundamental el partidismo negativo, un voto motivado
más por el rechazo a la alternativa que por un respaldo pleno al binomio
Paz-Lara", agrega.
Estabilización económica
La estabilización económica será el desafío más
urgente del presidente electo, asegura la experta del GIGA: "Su primera
acción debe ser garantizar el suministro de gasolina y diésel, dado que
prometió resolver de manera inmediata el desabastecimiento. Cumplir con este
compromiso será fundamental, para no dañar la confianza ciudadana, que será
indispensable para afrontar las medidas económicas de ajuste que vendrán".
La politóloga boliviana añade que el nuevo
Gobierno deberá asegurar, de forma paralela, la disponibilidad de divisas
extranjeras en el país, "condición necesaria para sostener las
importaciones, estabilizar el tipo de cambio y dar certidumbre a los mercados".
En opinión del periodista Rafael Archondo, doctor
en Investigación Social con especialización en Ciencia Política, otro desafío
inminente consistirá en "encontrar un recurso exportable que reemplace al
gas natural, cuyas reservas están a punto de agotarse".
En diálogo con DW, explica que "Bolivia
exportaba gas a Argentina y todavía lo hace a Brasil. La era del gas está
terminando. El presidente electo necesita encontrar pronto una salida económica
a dicha carencia".
Crisis de institucionalidad
Asimismo, a juicio de Gonzalo Rojas Ortuste,
coordinador del Doctorado Multidisciplinario en Política, Sociedad y Cultura,
de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, otro gran pendiente en
Bolivia es la "institucionalidad, corroída por el prebendalismo y la
corrupción".
La administración de la Justicia, "que fue
absolutamente subordinada al Poder Ejecutivo", sería el ejemplo más
evidente de ello. Sin embargo, también "en el resto de las instituciones
estatales, la negligencia y corrupción son evidentes", apunta en
entrevista con DW.
El académico, doctor en Ciencias del Desarrollo,
insiste en la necesidad de "reordenar la política económica acorde a la
crisis, que la administración saliente no reconoció, porque implicaba reconocer
el fracaso de un modelo económico fuertemente estatista y rentista, disociado
de la realidad en los últimos años".
"Sensibilidad política"
Ante este escenario de múltiples crisis, la
investigadora Daniela Osorio está convencida de que a Paz le espera un delicado
acto de equilibro: "Su Gobierno no solo debe aplicar medidas técnicas de
corrección macroeconómica, sino también demostrar sensibilidad política para
evitar que los ajustes generen una percepción de exclusión o castigo a las
mayorías".
De ahí que "cualquier iniciativa de
estabilización económica deberá ir acompañada de mecanismos de protección
social para los sectores más vulnerables", apunta.
Finalmente, la politóloga destaca que muchas de
las promesas realizadas durante la campaña, como el incremento a los bonos
sociales o la implementación de un nuevo pacto fiscal, no podrán materializarse
en los primeros meses de Gobierno. El presidente electo "deberá comunicar
de manera transparente qué medidas son viables y en qué plazos, para evitar
generar falsas esperanzas que podrían derivar en frustración social",
sostiene.
Alianzas y oposición
Para lograr los cambios profundos y las reformas
constitucionales necesarias, el nuevo Gobierno necesitará contar con un
respaldo de dos tercios del Congreso, explica el periodista boliviano Archondo.
"Eso solo se consigue si Rodrigo Paz y Jorge "Tuto" Quiroga, el
segundo más votado, hacen un acuerdo y forman una coalición. No hay
alternativa", aclara.
El expresidente Evo Morales, por su parte, sería
en cualquier escenario la cabeza de la oposición, prosigue el experto: "El
MAS tiene una fuerza que hoy no sobrepasa el 27 por ciento. Sin embargo, dado
que Evo carece de un partido con registro, ese segmento no está representado en
el Congreso. Será una oposición extraparlamentaria, lo cual permite pensar que
se hará desde las calles. Su rol se irá clarificando a medida que el nuevo
Gobierno enfrente la crisis económica".
LA VICTORIA DE PAZ EN BOLIVIA, ENTRE ESPERANZA Y
RETICENCIA EN MEDIO DE LA CRISIS ECONÓMICA
France 24 de Francia
(https://acortar.link/khph2P)
El triunfo de Rodrigo Paz en la segunda vuelta
presidencial marca un punto de quiebre en la política boliviana: tras casi
veinte años de hegemonía del MAS, el país apuesta por un cambio de rumbo en
medio de una compleja crisis económica. Entre el entusiasmo de quienes ven en
él una oportunidad de renovación y las dudas de sectores que temen un giro
liberal abrupto, Bolivia inicia una nueva etapa cargada de expectativas y
desafíos.
Bolivia giró hacia la derecha liberal, pero con
un tono moderado: el de Rodrigo Paz y Edman Lara, que conquistaron el primer
balotaje de la historia democrática de Bolivia, con el 54,5% de los datos
publicados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). "Ayer fue el día del
voto, desde hoy a trabajar. Hay disposición con [el presidente saliente, Luis]
Arce para esta transición", afirmó el mandatario electo, en una
comparecencia junto a su compañero de fórmula.
La llegada de Rodrigo Paz, hijo del expresidente
Jaime Paz, y Edman Lara representa esperanza para muchos pero se recibe con
reticencia por otros. "Esto es muy decepcionante. 'Tuto' [Jorge Quiroga,
el otro aspirante del balotaje] tenía propuestas más viables. Con esto mis dos
hijas piensan seriamente en irse del país, quizás a Chile o Brasil",
afirma Omar Valeriano, un taxista de La Paz.
Las filas para obtener gasolina o diesel
continúan en varios sectores de La Paz y El Alto, así como en otras ciudades.
Es la realidad actual para muchos ciudadanos, una crisis que el presidente
electo busca enfrentar, según afirmó, con apoyo de "gobiernos amigos"
y empresas extranjeras. Aunque no brindó mayores detalles, Paz confirmó que ha
tenido contactos con el gobierno de Brasil con miras a buscar soluciones al
problema del suministro de hidrocarburos.
Cuando asuma, el nuevo jefe de Estado boliviano
deberá enfrentar un déficit fiscal cercano al 10% del PIB y una escasez de
divisas que impacta la importación de combustibles, en un país que compra en
mercados internacionales cerca del 70% de sus hidrocarburos.
Con cautela y manteniendo la línea de su campaña,
Paz anunció que aprovechará los 20 días previos a su asunción presidencial para
conformar su equipo de gobierno, junto a su vicepresidente.
Este último asumirá la compleja tarea de tejer
alianzas en la Asamblea Plurinacional, donde el Partido Demócrata Cristiano
controla 70 escaños, apenas por debajo de los dos tercios (90 bancas) que se
requieren para aprobar reformas constitucionales. Las propuestas para esas
modificaciones –que no son del todo distantes de las de su rival, el
expresidente conservador Jorge ‘Tuto’ Quiroga– incluyen limitar el periodo
presidencial, reformar la justicia y "reducir el Estado tranca".
Una histórica jornada electoral
Bolivia vivió su primera segunda vuelta en su
historia democrática con un saldo "ejemplar", en palabras del
secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Albert
Ramdin.
Tras algunas reclamaciones de sectores políticos
allegados a la Alianza Libre (movimiento de Jorge 'Tuto' Quiroga) y
desinformación que circuló en redes sociales en la noche del domingo, el
presidente interino del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel,
negó este lunes los señalamientos de un supuesto fraude.
"En el sentir del TSE, ya la palabra fraude
debería ser desterrada de Bolivia, no existe esa posibilidad y no ha existido
la menor posibilidad de que se realice una modificación en las actas o un
cambio que pueda alterar la verdad", afirmó.
En muchos sectores de La Paz, antiguo bastión
electoral del Movimiento al Socialismo (MAS), se vivieron dos caras de un país
que cierra un ciclo político de dos décadas de gobierno del MAS: en el centro,
en la Plaza Obelisco, los seguidores del presidente electo cerraron las calles
para celebrar su victoria.
Del otro lado, algunos gritos de fraude se
escucharon frente al Hotel Europa en donde Quiroga esperaba los resultados
junto a su binomio vicepresidencial Juan Pablo Velasco. Este último declaró a
France 24 que esperan reunirse como bancada después de conocer los cómputos
oficiales el próximo jueves. "Apoyaremos en lo que coincidimos, sin
duda", respondió ante la pregunta de crear posibles alianzas en el
legislativo.
El aspirante a la vicepresidencia felicitó a Paz,
pero se mostró prudente antes de conocer las cifras definitivas. Eso sí,
criticó al Tribunal Supremo Electoral porque "los resultados no fueron
presentados de la manera más elegante" ante reportes de irregularidades
que denunció su agrupación política a France 24.
La jornada electoral transcurrió con normalidad,
más allá de algunos incidentes puntuales. La plataforma ciudadana Cuidemos el
Voto registró problemas localizados con puestos electorales que se abrieron
tarde, ante la dificultad de movilidad, por la imposibilidad de usar carros o
transportes públicos. Asimismo, la Defensoría del Pueblo de Bolivia detectó
irregularidades menores en algunas papeletas electorales.
El mapa electoral, con los resultados
preliminares, muestra que se mantiene una división entre las regiones del
occidente, que principalmente reúnen a antiguos votantes del MAS, y las
regiones del oriente que apoyaron un cambio hacia una liberalización más
radical de la economía.
Regiones en el oeste del país como La Paz, Oruro,
Potosí, Chuquisaca y Cochabamba mantuvieron y ampliaron su apoyo a Rodrigo Paz.
Estas zonas tienen una fuerte identidad indígena y obrera y, aunque reina el
desencanto por el MAS, están reticentes a volver a modelos de derecha como los
que vivió el país en la década de los '90.
El este del país –con áreas como Santa Cruz, Beni
y Pando– se mantuvo conservador, alineado con intereses empresariales, menor
dependencia del Estado y mayor apertura económica.
Evo Morales y su pugna por seguir vigente en la
política boliviana
El expresidente Evo Morales aseguró este lunes
que la victoria del presidente electo Rodrigo Paz y del vicepresidente electo
Edmand Lara se debió al respaldo de sus simpatizantes.
"Paz y Lara ganaron con el voto evista, el
voto de los indignados por la proscripción y la exclusión electoral. Los 1,3
millones de votos nulos definieron la segunda vuelta. Está claro que el voto
fue más contra 'Tuto', el eterno perdedor, hijo del dictador Banzer y aliado de
Jeanine Áñez", escribió Morales en sus redes sociales.
"Esto supone el mayor reto político –según
el análisis de Roberto Laserna, economista y doctor en planificación urbana de
Berkeley–. Evo solo tiene el recurso de la presión y todavía cuenta con una
base social pequeña pero concentrada y muy leal".
El triunfo de Paz no solo pone fin a casi dos
décadas de dominio del partido Movimiento al Socialismo (MAS), sino que también
abre un nuevo ciclo político para el país, caracterizado por un viraje hacia
políticas económicas más abiertas al mercado y una promesa de renovación
institucional. Mientras tanto, los observadores electorales destacaron el
desarrollo pacífico y ordenado de los comicios, lo que refuerza la legitimidad
del proceso.
RODRIGO PAZ, EL NUEVO PRESIDENTE DE BOLIVIA QUE
PODRÍA BENEFICIAR AL GAS DE VACA MUERTA
Se espera una posición más flexible que la del
socialismo, donde se pretendía un peaje muy alto para llevar el gas argentino a
Brasil.
Forbes de Argentina (https://n9.cl/oufx5)
Las elecciones en Bolivia podrían significar un
punto de inflexión en el plan de llevar gas de Vaca Muerta a Brasil. Si bien
Rodrigo Paz, el nuevo presidente electo con el 54,5% de los votos, era el
candidato menos derechista del balotaje, su victoria representa un fuerte
cambio en relación a los últimos 20 años de socialismo.
El problema para Argentina era que las
administraciones del Movimiento al Socialismo (MAS) pedían un peaje muy costoso
para poder utilizar su sistema de gasoductos y poder llegar a Brasil sin la
necesidad de construir nuevos caños.
A su vez, existía un temor de depender de un
tercer país con un Poder Ejecutivo de tendencia a modificarlas reglas de juego.
Eso podría afectar totalmente la rentabilidad del negocio o incluso podría
llegar a cortar el suministro en el caso de que el país vecino enfrente una
crisis gasífera.
"El MAS de Evo se dilapidó 13 trillones de
pies cúbicos de gas, no repusieron reservas y por este camino vamos a tener que
importar gas de Argentina en 2028. En litio pasó lo mismo, tratamos de
desarrollarlo bajo las reglas del Estado, que invirtió más de 1.100 millones de
dólares en estos años y no produce ni un gramo de litio", afirmó el ex
ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual director de Gas Energy Latin
America, Álvaros Ríos Roca, en diálogo con Forbes.
Fuentes del sector consultadas por este medio
opinaron que se trata de "una buena noticia", aunque prefieren
esperar a ver la nueva administración en funciones y conocer con más detalle la
política energética.
"El partido de Quiroga está más volcado
hacia una apertura parecida a la de Milei con mucho mayor presencia de
inversiones y un achicamiento del Estado. Rodrigo Paz tiene una propuesta menos
agresiva, con oportunidades hacia el sector privado, pero con un rol del Estado
relevante. De todas maneras, en los dos casos se espera un cambio hacia un
modelo más de empresas, inversiones y seguridad jurídica", explicó Ríos
Roca.
Otra de las noticias positivas que destacan en el
ambiente energético es que el Movimiento al Socialismo (MAS) ni siquiera pudo
ingresar senadores a un Congreso que quedará dividido, pero con amplia
tendencia hacia la centro derecha.
Las empresas del sector sostienen que por esta
ruta hay un mercado de al menos 10 MMm3/d de Brasil y una cantidad similar en
el norte argentino ya sea por generación eléctrica, industria minera o
excedentes hacia Chile.
Para eso, se deberá reducir fuertemente el costo
de transporte no solamente en Bolivia, sino también en Brasil y la Argentina.
"Tenemos que avanzar en una integración tarifaria para tener un costo de
transporte competitivo que permita llegar a la puerta de las industrias de San
Pablo a un precio de entre 7 y 10 dólares el millón de BTU", afirmó una
productora.
Una vez que se logren acuerdos respecto al costo
de transporte entre los tres países, Argentina también debería revisar su
política precios mínimos de exportaciones y eliminar las retenciones del 8%,
según opinan en la industria, dos factores que harían imposible llegar a
abastecer el polo industrial brasilero a un valor menor a los 10 dólares.
Concretados esos pasos, las empresas explican que
se deberían firmar contratos a largo plazo para tener la garantía necesaria
para iniciar la construcción de infraestructura que, entre gasoductos,
ampliaciones y plantas compresoras, requerirán una inversión de unos 2.500
millones de dólares.
"El cambio de signo político en Bolivia
implica una mayor apertura hacia capitales privados y se podrían articular
negocios de oportunidad para exportar usando esos caños. Creo que va a haber
más afinidad con las actuales autoridades argentinas. Pero a mediano y largo
plazo, hay que ir a un mercado regional de gas y electricidad que va a
beneficiar a toda la región. Una región integrada nos da oportunidades de
negocios a todos", sostuvo el ex secretario de Energía, Daniel Montamat.
EL ORIGEN GALLEGO DEL NUEVO PRESIDENTE DE
BOLIVIA: NACIDO EN SANTIAGO Y SOBRINO DEL NACIONALISTA BEIRAS
Rodrigo Paz Pereira, candidato del Partido
Demócrata Cristiano (PDC), sigue los pasos de su familia en el ámbito público
Debate de España (https://n9.cl/8u8gz)
Bolivia encara una nueva era con la llegada al
poder de Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), quien se
impuso en la histórica segunda vuelta electoral con el 54,57 % de los votos
frente al 45,43 % que obtuvo el exmandatario Jorge Tuto Quiroga. La elección
supone el fin de dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS),
el partido que fundó y lideró Evo Morales.
El nuevo presidente que promete «capitalismo para
todos» consiguió convencer a los votantes en una jornada marcada por la alta
participación, que rozó el 90 %. Interrumpió como una candidato prácticamente
invisible que, poco a poco, fue ganando los corazones de esos ciudadanos hartos
de las políticas de izquierda.
La política corre por las venas de Rodrigo Paz ya
que proviene de una estirpe familiar dedicada a los asuntos públicos. Es
sobrino nieto del cuatro veces presidente boliviano Víctor Paz y nieto del
general Néstor Paz. Su padre, Jaime Paz Zamora, uno de los principales
dirigentes del histórico Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), ejerció
de presidente del país durante cuatro años en 1989. Por la rama materna no se
queda atrás. Es sobrino político de Xosé Manuel Beiras, histórico dirigente de
la izquierda nacionalista gallega, que se casó con su tía, la pintora 'Aurichu'
Pereira. Pese a mamar desde bien pequeño este amor por la política, poco se le
pegó de la ideología de sus parientes.
ADN gallego
Rodrigo Paz cuenta con ADN gallego. Nació en uno
de los muchos exilios de su padre el 22 de septiembre de 1967 en Santiago de
Compostela, ciudad de origen de su madre, Carmen Pereira. Sus progenitores se
conocieron fruto de la casualidad. Jaime Paz se enamoró perdidamente de la
enfermera santiaguesa a la que conoció en un hospital de Bruselas tras sufrir
un accidente de coche en los años 60.
Con los años se acabaron trasladando a la capital
de Galicia. La estancia de la familia fue breve porque su padre tenía que
mudarse cada dos por tres por razones de seguridad, pero dejó huella en el
nuevo presidente de Bolivia, devoto del Apóstol. También un amor incondicional
por la tierriña a la que regresó en varias ocasiones y con la que se siente muy
conectado.
Ni su hermano, Jaime, ni él tuvieron una infancia
fácil por las continuas amenazas que sufría su familia. Tuvieron que ocultarse
y huir en varias ocasiones, además de ser testigos de varios atentados contra
sus padres. Sin embargo, aquellos años forjaron la identidad del nuevo
presidente de Bolivia.
EL NUEVO PRESIDENTE DE BOLIVIA, RODRIGO PAZ,
RESTABLECE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON EEUU TRAS 17 AÑOS DE RUPTURA
El Español (https://n9.cl/isqrp)
El presidente electo de Ecuador, Rodrigo Paz, ha
anunciado este lunes su intención de restablecer las relaciones diplomáticas
con Estados Unidos después de 17 años de ruptura marcados por los gobiernos del
Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales y Luis Arce.
"Esa relación se va a retomar y las
condiciones de relacionamiento entre naciones pasan por una cooperación de
lucha de aquello que consideramos no es parte de la legalidad", ha
explicado durante su primera rueda de prensa tras la segunda vuelta de las
elecciones presidenciales celebrada este domingo.
Cuando asuma el Gobierno, Paz buscará posicionar
al país ante el mundo tras 20 años de "absoluto fracaso" de gestión
del MAS.
"Creo que vamos a tener una relación fluida
y compromisos de cooperación y de trabajo conjunto para ambas naciones y de
beneficio para ambas naciones", ha dicho.
Por su parte, el secretario de Estado
norteamericano, Marco Rubio, ya ha felicitado a Paz, a quien ofreció una nueva
etapa de cooperación bilateral basada en intereses estratégicos compartidos.
También
han felicitado a Rodrigo Paz mandatarios de países como Perú, Brasil,
Argentina, Paraguay o Chile.
"Capitalismo para todos"
El nuevo presidente electo de Ecuador también ha
anunciado la puesta en marcha de un "nuevo modelo económico" para el
país que consistirá en la liberación de las exportaciones y en la colaboración
con "países amigos" para tratar de resolver la falta de combustible
que azota al país.
Paz plantea para su Gobierno un modelo económico
denominado "50/50", basado en la redistribución fiscal, entre el
nivel central de Estado, las entidades territoriales autonómicas y las
universidades públicas, y busca descentralizar los recursos públicos.
Además retomar las relaciones diplomáticas con
Estados Unidos, Paz también buscará abrir una nueva etapa de diálogo con Chile,
al tiempo que prometió transparencia en los acuerdos firmados por el Gobierno
saliente con Rusia y China en materia de litio.
Otra medida que pondrá en marcha es el
"capitalismo para todos", que consiste en fomentar los créditos
baratos para la producción y el comercio, un solo impuesto por debajo del 10% y
que los aranceles se reduzcan a lo mínimo.
La victoria de Paz en las elecciones marca el fin
de un ciclo político de ideología de izquierda iniciado en 2006 con la llegada
de Evo Morales al poder y continuado por Luis Arce, cuyo mandato concluirá
oficialmente el próximo 8 de noviembre, cuando Paz asuma la Presidencia.
El Gobierno de Arce ha sido duramente criticado
por la crisis que se vive en el país desde principios de 2023 por la falta de
dólares, el desabastecimiento de combustible y una inflación acumulada de
16,92%.
BOLIVIA LISTA PARA RETOMAR RELACIONES CON ISRAEL,
AFIRMAN DESDE JERUSALÉN
El ministro de Exteriores de Israel, Gideon
Sa'ar, habló con el presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz. "El tema
central de la conversación fue el interés común de abrir una nueva página y
renovar las relaciones diplomáticas entre ambos países", dijo Sa'ar
Israel Economico (https://n9.cl/x6xsgb)
El ministro de Exteriores de Israel, Gideon
Sa’ar, se comunicó este lunes con el presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz,
y aseguró que el nuevo gobierno del país latinoamericano reanudará las
relaciones con Jerusalén.
Bolivia rompió lazos con Israel dos veces,
mientras el país era gobernado por la izquierda. Primero en el 2009, tras la
Operación Plomo Fundido en Gaza, y nuevamente en el 2023 tras la guerra que
estalló en Gaza después del ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre de ese
año.
En el medio, las relaciones se renovaron
brevemente en el 2019, durante la presidencia de Jeanine Áñez. Ahora, con el
regreso al poder de la centroderecha de la mano de Paz, se espera que las
relaciones diplomáticas entre ambos países se relancen.
«Conversé con el presidente electo de Bolivia,
Rodrigo Paz, y lo felicité por su impresionante victoria electoral» del domingo
último, escribió el ministro israelí de Exteriores en su cuenta de X (antes
Twitter).
Durante la charla telefónica «mencioné la
historia de las relaciones de Israel y el pueblo judío con Bolivia«. Y, «ahora,
tras dos décadas de relaciones no positivas, llegó el momento de reencauzarlas
a buen camino».
«El tema central de la conversación fue el
interés común de abrir una nueva página y renovar las relaciones diplomáticas
entre ambos países». dijo el ministro. Israel, añadió, ve un «gran potencial»
en las «relaciones entre ambos países en diversos ámbitos».
Sa’ar completó su mensaje anunciando que el
gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu «enviará un representante
oficial a la ceremonia de investidura presidencial» del nuevo mandatario
boliviano.
«Abrir Bolivia al mundo»
En su primer discurso tras la confirmación de su
victoria en la segunda vuelta de las presidenciales, Paz hizo un llamado a la
unidad interna y prometió «abrir Bolivia al mundo».
«Extendemos la mano para gobernar con todos los
hombres y mujeres que aman la patria», dijo Paz.
«Esto no es una cuestión ideológica, porque los
bolivianos sabemos que la ideología no nos alimenta, lo que nos alimenta es el
derecho al trabajo, las instituciones sólidas, el estado de derecho, el respeto
a la propiedad privada y la certeza de nuestro futuro», agregó.
Y, en el frente internacional, el presidente
electo expresó su esperanza de que «Bolivia vuelva a recuperar, paso a paso, su
escenario internacional» después de haberlo perdido «geopolíticamente y
geoeconómicamente».
UN ALBAÑIL DE BOLIVIA QUE TRABAJA EN ESPAÑA,
SOBRE EL DINERO QUE COBRA AL MES POR TRABAJAR EN NUESTRO PAÍS: «ALLÍ GANABA 400
EUROS»
El obrero dejó claro que las condiciones
laborales no difieren demasiado en cuanto a esfuerzo o número de horas
ABC de España (https://n9.cl/vpc13n)
Las diferencias entre países no solo se reflejan
en la moneda o en el idioma, sino en el valor que se le da al trabajo. Dos
personas que desempeñan la misma tarea, con las mismas horas y el mismo
esfuerzo, pueden recibir sueldos que parecen de mundos distintos. En España, el
coste de la vida es alto, pero también lo son los salarios en comparación con
los de buena parte de América Latina. Esa disparidad quedó retratada en un
vídeo publicado por el creador de contenido Adrián G. Martín, quien decidió preguntar
a un albañil boliviano cuánto gana por su trabajo en nuestro país.
El hombre, con total naturalidad, respondió que
su salario mensual ronda los 1.300 euros, una cantidad que, aunque modesta para
el nivel de vida español, triplica lo que recibiría en Bolivia por la misma
jornada. «Allí ganaba 400 euros», explicó el obrero, dejando claro que las
condiciones laborales no difieren demasiado en cuanto a esfuerzo o número de
horas.
Un mismo oficio, dos realidades económicas
El contraste entre ambos países es tan grande que
incluso un empleo manual y físicamente exigente, como el de albañil, puede
significar un salto de vida para quienes emigran. Según datos del portal de
empleo Indeed, el salario medio de un albañil en España se sitúa actualmente en
torno a 1.350 euros netos al mes, aunque puede variar según la experiencia, la
comunidad autónoma o el tipo de obra.
En Bolivia, en cambio, la remuneración media para
el mismo perfil laboral apenas supera los 400 euros mensuales, según las
declaraciones del trabajador. La brecha es enorme, y aunque el nivel de vida
también difiere, la estabilidad y las oportunidades laborales en España
resultan mucho más atractivas para quienes buscan un futuro más seguro.
La construcción, motor de empleo para miles de
inmigrantes
La construcción, además, ha sido tradicionalmente
uno de los sectores que más empleo genera entre la población inmigrante.
Durante las dos últimas décadas, la edificación y la rehabilitación de
viviendas han permitido que miles de extranjeros encuentren un modo estable de
ganarse la vida. Razón por la que más del 20% de los empleados en la
construcción en España son inmigrantes y una gran parte procede de América
Latina.
Por último, cabe destacar que el obrero
entrevistado no se queja del esfuerzo ni de las horas, lo asume como parte de
su rutina. Para él, el cambio ha sido positivo: mismo trabajo, mismas ocho
horas, pero con una compensación más justa.
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