Tuesday, June 07, 2005

POBRES Y RICOS ENFRENTADOS POR LOS HIDROCARBUROS

Ex ministro de Información de Hugo Banzer, Manfredo Kempff, analiza la situación que se abre con la dimisión del gobernante:

MANFREDO KEMPFF: "ESTAS PROTESTAS, ESTA SUBVERSIÓN SON CONTRA LA CLASE POLÍTICA"

Para el diplomático y escritor, el presidente del Senado, Hormando Vaca Díez, es un hombre cuestionado por ser un político tradicional y cruceño. "Mesa ya no podía esperar más" para dimitir, dijo Kempff, quien destacó el rol de las FF.AA. por mantenerse al margen de la crisis.

La Tercera de Chile (www.latercera.cl)

El ex ministro de Información de Hugo Banzer, Manfredo Kempff, destacó el rol de las Fuerzas Armadas bolivianas y lo califica de "inusual", ya que durante todos estos meses de crisis permanente en los que ha oscilado Bolivia los militares se han marginado de tomar algún partido, o directamente el poder, y se han ceñido al pie de la letra a la Constitución. "Es para sorprenderse, ellos (los militares) que siempre han estado en la cresta de la ola cuando ha habido este tipo de problemas".
El también escritor y diplomático boliviano conversó anoche con La Tercera y analizó lo que podría venir y las incertidumbres que se abren con la salida de Carlos Mesa.
¿Por qué Carlos Mesa no esperó a que terminara el diálogo de la Iglesia con todos los sectores para comunicar su renuncia?
El ambiente era irrespirable. Hoy (ayer) ya era imposible estar en La Paz. La situación no eran solamente los enfrentamientos en las calles, donde no hubo un solo muerto, eso es cierto, pero se estaba muriendo el país. Por esto que Mesa se reunió con su gabinete y con miembros de las Fuerzas Armadas y decidió renunciar. Ya no podía esperar más, ya no tenía sentido seguir en la espera.
¿Esta es la renuncia definitiva de Carlos Mesa?
Me da la impresión que sí, porque la vez pasada, en marzo, todavía había en el Parlamento fuerzas que pensaban que él podía permanecer en el gobierno. Creo que ahora las fuerzas parlamentarias van a dar campo a su renuncia.
¿Y quién sucederá a Mesa?
Ese es el problema, porque la sucesión constitucional establece que debería hacerse a través del actual presidente del Senado y del Congreso, que es Hormando Vaca Díez, hombre que es muy cuestionado sobre todo por las que se llaman las fuerzas sociales, que son las que han estado, todo este tremendo barullo por el que hemos estado atravesando.
Entonces, ¿cree que no está claro el tema de la sucesión?
Debería estar claro si se respeta la Constitución, pero si se acepta la renuncia de Carlos Mesa, tendría que venir Hormando Vaca Díez. En su defecto vendría la sucesión al presidente de la Cámara de Diputados. Pero esta situación difícilmente variaría los pedidos clamorosos que se están haciendo en el país porque no habría un cambio efectivo que pueda tranquilizar a la gente, porque todas estas protestas en las calles, esta subversión, son contra la clase política, y a Vaca Díez difícilmente lo aceptarían por ser un político tradicional y porque es cruceño.
¿Pero una convocatoria a elecciones anticipadas podría calmar la situación por unos meses?
Si se convoca a elecciones anticipadas es posible que se logre mayor aceptación. Pero ¿quién lleva adelante esas elecciones? No van a querer que sea ni Vaca Díez ni el presidente de la Cámara de Diputados. Tendría que ser el presidente de la Suprema Corte quien dirigiera unas elecciones anticipadas, porque a él le tocaría ser Presidente de la República. O él podría concluir el período presidencial.



Opinión:

BOLIVIA ENTRE EL GOLPE Y EL CAOS

La Vanguardia de España (wwwd.lavanguardia.es)

Uno puede imaginarse el dilema que están viviendo los altos mandos de las fuerzas armadas de Bolivia. Esos jefes saben que el horno regional no está para bollos golpistas. Un golpe de Estado tradicional los condenaría al aislamiento hemisférico, en virtud de la Carta Democrática. Además, no existe el necesario complemento de militaristas civiles que persigan objetivos políticos compatibles con el rol castrense. Los actores civiles más importantes de la oposición, étnicos o cocaleros, son funcionales a la fragmentación del Estado. Esto es, a la implosión de la estructura que corresponde defender a los militares.
Por eso, están asistiendo como espectadores a un notable espectáculo de vacío de poder. Ven a los bloqueadores de caminos que impiden el funcionamiento del país y paralizan sus conexiones con el vecindario. Ven vándalos sueltos en las calles y a la policía impotente para contenerlos. Ven como el Gobierno norteamericano advierte a sus ciudadanos sobre el riesgo de viajar a Bolivia.
Ven a sus instituciones autobloqueadas respecto a una ayuda de la OEA, porque el secretario general de ésta es chileno. Ven que los políticos no han consensuado un marco normativo para la producción y exportación de la riqueza energética yacente.
Ven a los dirigentes del sudeste exigiendo autonomía para gobernarse. Ven a los dirigentes del noroeste entendiendo esa autonomía como separatismo. Ven que Evo Morales busca la revolución perdida, pero con nuevos actores sociales. Por último, ven como el Gobierno, agotados sus recursos para poder gobernar -inclusive el antichilenismo y la renuncia-, cae en la esquizofrenia política: por un lado, el canciller Juan Ignacio Siles dice que "no se ha producido ninguna alteración que justifique una mediación internacional"; por otro, el presidente Carlos Mesa dice que "el país está viviendo una situación de confrontación de altísimo riesgo"...
En tales circunstancias, las fuerzas armadas están siguiendo el primer reflejo de cualquier institución castrense: replegarse sobre sí mismas para mantener la unidad. Así, la crisis general puede derribar al Estado, pero a los militares no, pues serían los únicos que podrían levantarlo otra vez. Sobre esa base, el 19 de mayo el almirante Luis Aranda, comandante en jefe de las fuerzas armadas, declaró la oposición institucional a cualquier manifestación autonomista al margen de la ley y anunció la decisión de controlar las actitudes desintegradoras.
Una semana después cayó sobre Aranda la realidad más temida: el liderazgo del ejército no estaba controlando a los suyos. Ese día, los tenientes coronel Julio César Galindo y Julio Herrera, en representación de un movimiento militar generacional, lanzaron una proclama por radio y televisión. Exigían la renuncia de Mesa, el cierre del Congreso y la nacionalización de los hidrocarburos.
Eso indica que la crisis está alcanzando a las fuerzas armadas. En el terreno de las hipótesis, las opciones actuales de los altos mandos -fuera de castigar a los dos oficiales rebeldes- son, básicamente, tres:
Primera, exhumar el modelo Bordaberry. Esto implica arrastrar a Mesa a un cogobierno dictatorial, como el que existió en el Uruguay de los años 70.
Segunda, dar el golpe de Estado que exigían los oficiales rebeldes. Esta opción privilegia el optimismo de quienes creen posible mantener unidas a las fuerzas armadas y dar un gobierno al país.
Tercera, mantenerse neutrales para evitar un golpe que consumaría la división. Esta opción privilegia un realismo pesimista, según el cual la alternativa real no es el golpe exitoso o el golpe fracasado, sino el caos o la guerra civil.
Hasta el momento, el ejército pasó a retiro a los dos Julios y sigue en sus cuarteles, pero no está claro que tenga una estrategia para actuar, antes o después del diluvio. Tampoco está claro que ambos coroneles aprovechen su protagonismo en el sistema mediático para cosechar laureles electorales según el modelo venezolano de Hugo Chávez. De ser así, habría que clasificarlos como superoptimistas o superingenuos. El país no va a congelar esta crisis hasta las próximas elecciones.
Otro tema candente está vinculado a la posición geopolítica de Bolivia. Una implosión con fragmentación eventual del país no puede ser indiferente para nadie en el Cono Sur de la región. Los gobiernos respectivos, quiéranlo o no, estarían ante opciones diferenciadas, con percepciones de amenazas y de oportunidades.
Las oportunidades estarían del lado de Brasil y Argentina, colindantes con las provincias más prósperas de Bolivia, que buscan su autonomía. Chile y Perú, por su parte, estarían entre los vecinos en riesgo. Un estallido boliviano los pondría ante un menú de posibilidades negativas. Entre ellas, la avalancha de inmigrantes pauperizados y -en especial para Chile- de actos propios de la amenaza asimétrica. Esto es, riesgos de carácter no militar para su seguridad nacional.
Puede asegurarse que Bolivia, hoy, es el mayor desafío para la OEA y el Gobierno de Estados Unidos, en cuanto actor principal del organismo regional. JOSÉ RODRÍGUEZ ELIZONDO, escritor chileno, profesor de Relaciones Internacionales.



UN EXPERTO ANALIZA LAS RAICES VERDADERAS DE LA CRISIS

“HAY UN PODER RACISTA Y EXCLUYENTE”

Juan Ramón Quintana Taborga dice que “la Argentina debería involucrarse más”, propone un control mayor sobre los recursos energéticos con base regional, alerta contra el potencial de violencia que hay en Santa Cruz, analiza la presencia de EE.UU.

Página 12 de Argentina (www.pagina12web.com.ar)

De paso por Buenos Aires invitado por el Centro de Estudios Brasileños que dirige Mónica Hirst, el experto boliviano Juan Ramón Quintana Taborga, director del Observatorio sobre Democracia y Seguridad, accedió a describir ante Página/12 el cuadro de crisis, que en su opinión supera las posiciones personales de Carlos Mesa, el presidente que ayer presentó su renuncia. Quintana Taborga dijo que no hay solución en Bolivia sin renovación de todas las autoridades, no sólo el Ejecutivo sino el Parlamento. “La solución parece compleja pero es la más apropiada”, afirmó. “Se elegiría en un mismo acto electoral al presidente, al vice, porque no alcanza con elegir solo a los dos, y al nuevo Parlamento, que a la vez funcionaría como Constituyente.”
–Ultimamente lo único que Mesa estaba haciendo era ganar tiempo –dijo Quintana Taborga, que también es el mayor especialista de su país en seguridad y defensa–. El solo imaginaba huidas hacia delante que no eran verdaderas salidas.
–¿Mesa no era la chance de un gobierno de transición?
–Se lo contesto en otros términos. Mesa no era parte de la solución del problema sino parte del problema, y ya habían empezado a ser inútiles sus hechos espectaculares.
–Parecía haber agotado todo.
–Cada hecho se fue volatilizando y por eso Mesa perdió popularidad. En noviembre del 2004 tenía un 81 por ciento de imagen positiva. En enero de este año, 76 por ciento. Y ahora estaba en el 44 por ciento.
–No es baja.
–No, no es baja, pero el problema de Mesa, a pesar de lo que se cree a veces en el exterior, era que él no es un animal político, que es algo que la sociedad boliviana aprecia mucho.
–¿Aprecia que alguien sí sea o que no sea?
–Que sea. Mesa tiene una parte buena: no es parte de la especie política basada tradicionalmente en la lógica clientelar. Aprovechó eso, que es una fortaleza y también una debilidad en términos de poder, y vivió tratando de construir una imagen que apareciera como radicalmente distinta de la imagen de los líderes tradicionales como Gonzalo Sánchez de Lozada, Hugo Banzer o Jaime Paz Zamora. Ha querido, y en mi opinión fracasó, parecerse al mariscal Andrés Santa Cruz, que gobernó en la década de 1830. Santa Cruz fue el icono del presidente que gobierna el Estado a través de un liderazgo mestizo. Creó un proyecto nacional y construyó la Confederación Perú-Boliviana, de la que se presentó como Protector. Bien. Mesa quería combinar a ese Santa Cruz con el Víctor Paz Estenssoro del decreto 21060, que en 1986 marcó el paso del viejo líder al neoliberalismo. Y aunque le parezca increíble, Mesa buscaba también completar su imagen con la del mismo Paz Estenssoro, pero el de 1952.
–El de la revolución democrática.
–Exacto. Mesa es un hombre de una gran confusión ideológica. En los últimos meses estuvo buscando anclaje en otros sectores, pero no se olvide de que era vice de Sánchez de Lozada, un ultraliberal a quien Mesa admiraba muchísimo. Mire, Mesa tiene, o tenía, una idea de sí mismo como la de un líder carismático ilustrado, con una percepción de tutelaje intelectual sobre los sectores populares.
–Fuera de Bolivia un tema obsesivo es la viabilidad de su país. Pero suena muy arrogante plantearles a los vecinos si pueden sobrevivir o no. Prefiero preguntarle cómo pueden empezar a imaginar una salida.
–La veo difícil sin un espacio de debate previo, porque el riesgo es que lleguemos a una Constituyente con el síndrome ecuatoriano. En Ecuador la Constitución fue necesaria, pero está visto que no suficiente para la estabilidad política. Me imagino una salida que establezca reglas de juego mínimas a través de un Consejo Ciudadano despejado de los intereses más directos de los partidos políticos y las pulsiones regionales. Tenemos personalidades. Gente con capital intelectual y ético, con diferentes visiones regionales y étnicas. Porque uno de los graves problemas de Bolivia es que no reconoce la complejidad étnicocultural que tiene. Tiene una lectura occidental, racista y excluyente.
–Pero fue la Bolivia de la revolución del ’52.
–Sí, esa revolución buscó la democratización, pero subsumió los temas étnicos a un proyecto político de mestizaje. Y hoy lo étnico no resuelto es el gran conflicto del Estado.
–¿Por qué no estuvo presente en movimientos populares como el de 1952?
–Porque no tenía visibilidad. El tema fue planteado en el siglo XX por intelectuales como Franz Tamayo, que había nacido en el XIX, y por Fausto Reinaga, más contemporáneo nuestro. Tamayo, en la línea de José Mauro de Vasconcelos, pedía en los ’30 y los ’40 que a los indígenas no se les dieran arados sino tractores.
–¿Lo ubica en un indigenismo de izquierda?
–No, era como un José Carlos Mariátegui de la derecha. Escribió un solo ensayo, Creación de la pedagogía nacional. Era filósofo. Leía a los griegos y a la vez sabía lo que pasaba en los gamonales. Vivió desde pequeño con los indios. Un tipo muy genuino y raro para Bolivia, donde también las dictaduras, como la de 1964, llegaron a proponer un pacto militar-campesino e ignoraron el factor étnico. Y el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Paz Estenssoro tuvo una visión solo campesina de los indígenas. Recién en la década del ’70 hubo una construcción más ligada al indigenismo, el katarismo.
–¿En qué consistía?
–En la reivindicación de Tupac Katari, que se rebeló en Bolivia en 1781 igual que Tupac Amaru en Perú. En el rescate del Colla Suyo, el sur del imperio incaico. Hubo un proyecto katarista que quedó aliado al peor clientelismo del MNR, entre 1978 y 1982. Y la tercera ola de indigenismo, en 1989, se dio con el katarismo reciclado de Víctor Hugo Cárdenas, vicepresidente del otro mandato de Sánchez de Lozada. Fue nefasto. Una doble tradición: por la subalternidad al MNR y por dar la espalda a los propios compañeros de Cárdenas. Fue una encarnación colonial. Malinche. Y legitimó desde una postura indigenista el peor momento de privatizaciones.
–¿Qué representan Felipe Quispe y Evo Morales?
–Quispe tiene un proyecto indiano, una idea más radical de la etnicidad. Moreles tiene, en cambio, una idea de ciudadanía, de Constitución, de indigenismo que quiere un Estado multicultural, sin satanizar a nadie ni plantear un racismo al revés, como a veces llega a hacer Quispe. La propuesta de Morales es recuperar la soberanía y la gestión de los recursos, dotar de identidad indígena a Bolivia y construir una sociedad más integrada y tolerante.
–¿Es posible un cambio radical del sistema de explotación energética en este momento?
–No, no es posible. Lo mejor a lo que podemos aspirar será recuperar la capacidad estatal de controlar el mercado. Lo urgente es reconstruir la habilidad estatal de ejercer el control. Y un contexto interesante sería el regional, con Petrosur a la cabeza. Ahí, con Brasil, la Argentina y Venezuela, tenemos que anclar el nuevo proyecto.
–¿Por qué descarta a Quispe?
–Porque es inviable. El mundo aymara que Quispe representa no es homogéneo, y además carece de proyecto político cuando en Bolivia los problemas son inimaginables. Estoy pensando en Santa Cruz.
–¿Qué nivel de gravedad tiene?
–Enorme. El Comité Cívico de Santa Cruz propone una fórmula híbrida de autonomía y también traduce una aspiración de poder excluyente de los empresarios locales y del negocio agropexportador articulados a empresarios transnacionales. No es un proyecto ingenuo. Representa un plan minoritario, racista y antinacional que no incorpora a los indígenas cuando la mayor parte de la población indígena vive justamente en el mundo amazónico. Es un conflicto latente porque se reeditará un proyecto fallido.
–¿Qué peso tienen los indígenas del Amazonas, de los que se habla muy poco en los análisis sobre Bolivia?
–Podrían ser un puente de un proyecto estatal inclusivo. Porque yo me temo que el potencial de violencia política si ese proyecto no se da tendrá lugar en el Oriente de Bolivia. Allí está surgiendo un vigorosísimo Movimiento de los Sin Tierra, con colonizadores que chocan con los latifundistas. Ese choque lo resuelven a veces los latifundistas con brigadas armadas no estatales. Se convierten en una expresión fascista de la agroindustria, como la Unión Juvenil Cruceñista, que estuvo a punto de matar a indígenas y suele parapetarse en los puentes. Y en esa expresión juegan también tres mafias vinculadas a tres tipos de tráfico: de drogas, de armas y de autos. El 26 por ciento de la mejor tierra en Oriente está en manos de extranjeros, argentinos, brasileños, chilenos y colombianos. Y considere también la inflación de miedo.
–¿Qué es?
–Los medios de comunicación que construyen una subjetividad del miedo anclada en el racismo. Usted no se imagina lo que es escuchar radio en Santa Cruz. Racistas puros.
–¿Cuál es el grado de radicalización de los indios?
–Bajo. La realidad boliviana es invisible también en este punto. El mayor éxito internacional de los neofascistas cruceños es hacer creer que los indígenas tienen una idea radical, violenta y antiempresarial. Eso es mentira.
–Está, sin embargo, el corte de rutas en todo Bolivia.
–Justamente. Es una capacidad de movilización del mundo indígena que no clausura la agroindustria sino que interpela la forma tradicional de acumulación de tierras, que está volviendo a la situación anterior a la de 1952. En el Chaco boliviano muchos de los que entonces se hicieron dueños hoy son peones. Y es la misma zona de concentración de gas y petróleo. Los pueblos indígenas sin tierra se convierten, así, en un problema estructural.
–Veo su análisis como un argumento ético y de justicia. Pero, ¿por qué los indígenas sin tierras serán un problema político?
–Porque la no solución del problema étnico potencia la crisis boliviana. El Estado contiene cada vez menos. Es anómalo. Y es anómico: ninguna regla estatal es obedecido por la sociedad porque el Estado es anómalo. Es un círculo infernal: anomalía, más anomia, y más anomalía que produce más anomia. Lo cual da un constante estado de rebelión indígena –el malón, como lo llaman ustedes– y un divorcio entre la sociedad política y la civil. Eso fue siempre Bolivia. Y nunca terminó bien. Las sublevaciones sin contención posterior del Estado terminaron mal. En las décadas de 1870 y 1880 fueron clausuradas por la Guerra del Pacífico y una era conservadora que duró hasta 1931, cuando se produjo la guerra siguiente, la del Chaco. Hubo una tremenda contrarreforma que despojó a los indígenas de sus mejores tierras. Y después de la Guerra del Chaco el sistema oligárquico duró más de 20 años, hasta 1952. El Estado boliviano es esquizofrénico y racista.
–Racista lo entiendo. ¿Esquizofrénico por qué?
–Porque no reconoce la diversidad étnica. ¡Somos indios! En el censo del 2001 el 62 por ciento se reconoció como de identidad indígena, y en El Alto la cifra llega al 91 por ciento. Y esto se agrava aún más porque la oligarquía boliviana es estatocrática. Y se agrava más por la posiciónnorteamericana. Hablemos de datos. Tres datos externos. Uno, que los Estados Unidos intervinieron en Irak, un país clave para su provisión energética. Están muy metidos en Colombia. Y también en Ecuador. En ese contexto, Bolivia podría ser una puerta abierta al desplazamiento norteamericano hacia el Amazonas y una plataforma bioceánica para Washington. No hablo de bases. Hablo de enclaves, como en Chapare, Yungas y Trinidad. La presencia norteamericana en el Oriente boliviano es cotidiana. Policializó las Fuerzas Armadas y militarizó las fuerzas de seguridad Entrenó a los militares para hacer seguridad interna y combatir al terrorismo y el narcotráfico. El primer contingente de fuerzas entrenadas en los Estados Unidos es colombiano. El segundo es boliviano. El mayor nivel de intervención incluso civil, como reparto de medicamentos, se da en Colombia. El segundo, en Bolivia. Por eso insisto en una base regional de acuerdo no solo para la energía sino para la política.
–¿Cómo funcionó hasta ahora?
–Brasil acaba de enviar a Marco Aurelio García, asesor internacional de Lula, que dijo que privilegiaba la solución política por sobre la energética. Y eso que Petrobras representa el 20 por ciento del producto bruto boliviano. El Ministerio de Defensa de la Argentina se equivocó al ofrecer un plan de evacuación. La Argentina tiene que involucrarse más en gestiones de buenos oficios en Bolivia. El trabajo de reconstrucción del país se hace día a día, pero sin perspectiva de mediano plazo no habrá solución.



Cree que existe riesgo de guerra civil

ANALISTA RICARDO ISRAEL: “CHILE DEBE PREPARARSE PARA UN ESCENARIO CATASTRÓFICO”

Según el cientista, el Gobierno del Presidente Lagos debe ser cauteloso y no pronunciarse sobre la crisis en Bolivia.

Ultimas Noticias de Chile (www.lun.com)

Para el analista internacional Ricardo Israel la crisis en Bolivia es tan grave que puede llevar a la división total entre dos modelos de país. Según su opinión, la renuncia del presidente Carlos Mesa es sólo la punta del iceberg en un clima de completa polarización que puede develar de una vez las dos almas que sostienen a la nación vecina.
“Bolivia, como nunca, sufre el gran riesgo de una división entre la zona altiplánica e indígena, con capital en La Paz, de la región blanca y selvática, cuya ciudad más prominente es Santa Cruz. Ambos sectores tienen proyectos divergentes, lo que puede llevar a la ruptura total”, comenta.
-¿Es posible una guerra civil?
-Depende si se concreta esta división. Si bien las Fuerzas Armadas han actuado por omisión en estos últimos tiempos manteniéndose al margen, existe el riesgo real de que una división del país genere un quiebre entre los uniformados, abriendo la posibilidad de una guerra civil. Hasta ahora han intervenido manifestantes que han tomado carreteras y que en su mayoría están desarmados, pero si intervienen las Fuerzas Armadas la situación podría ser muy compleja.
-¿Qué salida le queda a Bolivia para resolver este panorama?
-Hay tres caminos. El primero es un golpe de Estado, algo muy improbable porque han pasado más de 20 años desde el último hecho de esa naturaleza. El segundo son elecciones anticipadas. Y el tercero puede ser la mediación de una institución como la Iglesia Católica. Por ahora no se puede predecir lo que va a ocurrir.
-¿En qué pie queda Chile?
-Nuestro país debe prepararse para un escenario catastrófico como el cisma boliviano, que traería una importante inmigración hasta Chile. Esta gente vendría escapando de la inestabilidad de un Estado fallido donde las instituciones no se han consolidado.
-¿Debe el Presidente Lagos dar alguna muestra pública de solidaridad a la nación boliviana?
-Por lo pronto, nuestras autoridades deben actuar con cautela y prudencia. Lo aconsejable es no decir nada sobre el conflicto porque lo que puedan declarar va a ser malinterpretado por los movimientos antichilenos.



ARÍSTIDES PROGULAKIS, PERIODISTA DE CANAL 13: “LOS PETARDOS DE DINAMITA PROVOCAN ALARMA”

Ultimas Noticias de Chile (www.lun.com)

“Pégate a la pared” le grita el periodista Arístides Progulakis a su camarógrafo, mientras a poco más de una cuadra un manifestante lanza una suerte de petardo de dinamita contra la policía. La escena ocurre durante el día, mientras que en la noche el reportero de Canal 13 aparece cerca de Carlos Mesa, durante la caótica salida del Palacio de Gobierno tras anunciar su renuncia al cargo.
Progulakis está en la capital boliviana desde el domingo, tras sortear los cortes de caminos. “Cruzamos por una quebrada en la que pasaba sólo un vehículo y gracias a la habilidad del conductor pudimos llegar hasta La Paz”, dice el periodista por teléfono.
Agrega que en la madrugada de hoy existe tranquilidad “porque la gente está descansando. Muchos de los manifestantes son de El Alto y en la noche regresaron a sus casas”.
Sobre los temidos petardos de dinamita advierte que provocan alarma porque el ruido es más fuerte que una bomba lacrimógena o un balazo.



BOLIVIA

POBRES Y RICOS ENFRENTADOS POR LOS HIDROCARBUROS

El Mundo de España (www.elmundo.es)

Miles de personas han tomado las calles de las principales ciudades bolivianas durante los últimos meses. La Paz, capital del país, y Santa Cruz, la ciudad más grande y rica de Bolivia, han sido los principales escenarios. Nada tienen en común unos y otros manifestantes, que encarnan las fuertes diferencias sociales. Los primeros quieren más recursos contra la pobreza. Los segundos, desvincularse del lastre de La Paz.
La capital se ha convertido en el teatro de operaciones de los indígenas, que representan el 62% de la población del país y sufren los mayores índices de pobreza. Están dirigidos por una miríada de asociaciones vecinales, sindicatos y el Movimiento al Socialismo (MAS), segundo partido en el Congreso, encabezado por el diputado y líder cocalero Evo Morales. Sin embargo, más que las consignas políticas, están movidos por la discriminación y la falta de oportunidades.
En octubre de 2003 fueron los protagonistas de las movilizaciones en El Alto cuya represión por parte del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada causó decenas de muertos y, poco después, la renuncia del mandatario.
Carlos Mesa asumió el poder con el compromiso de contentar a quienes propiciaron la caída de Sánchez de Lozada al exigir a las multinacionales que explotan los recursos de petróleo y gas mayores pagos al Estado. Pero no todo el país estaba conforme con esta nueva política. El departamento de Santa Cruz veía amenazada su prosperidad y además no compartía las reivindicaciones con los campesinos de El Alto, con los que nada tiene que ver.
Referéndum sobre los hidrocarburos
En julio de 2004 Carlos Mesa decidió dirimir la peliaguda cuestión de los hidrocarburos mediante un referéndum en el que pidió a los bolivianos su opinión sobre la abolición de la Ley de Hidrocarburos de 1989, la refundación de una empresa pública de petróleo, y la exportación del gas, entre otras cuestiones.
Estas medidas obtuvieron la luz verde por parte de los participantes y el Gobierno se puso a trabajar en una nueva Ley de Hidrocarburos que finalmente fue aprobada por el Parlamento el pasado 17 de mayo.
Pero a pesar de cumplir con los supuestos planteados en el referéndum e imponer mayores tasas a las empresas, la nueva regulación no logró contentar a nadie. Las grandes compañías petroleras anunciaron un recorte en las inversiones e incluso han amenazado con denunciar al país por los impuestos que se verán obligadas a pagar. Presionado por las multinacionales, Carlos Mesa delegó en la Cámara la ratificación de la Ley. Y las clases más desfavorecidas del país piden directamente la nacionalización de los hidrocarburos.
Sin embargo, los analistas consideran que tras las reclamaciones del gas y el petróleo existe un deseo de reformas estructurales al modelo político y económico del país.
El MAS pide la reunión de la Asamblea Constituyente para, entre otras cosas, redactar una nueva Carta Magna que tenga en cuenta a los aymaras, los quechuas, los guaraníes y, en definitiva, a todos aquellos ignorados por la vigente, que fue aprobada en 1825.
Departamentos separatistas
Esta reivindicación del MAS viene además azuzada por el deseo de los departamentos más ricos del país de organizar un referéndum autonómico para lograr una mayor independencia respecto a La Paz.
Santa Cruz reunió las firmas suficientes para llamar a consulta esta cuestión e incluso obtuvo el respaldo de otros departamentos como Tarija, Beni y Pando. Tras haber unido sus fuerzas, estas provincias prósperas amenazaron con organizar el referéndum por su cuenta el 12 de agosto si no lo hacía el Parlamento.
Pero las reclamaciones no se acaban ahí. El pasado mes de abril, después de una oleada de protestas que llevó a las calles a miles de cruceños, el Congreso aprobó una ley especial que permitirá designar a los prefectos por voto popular por primera vez en la historia boliviana, cuando tradicionalmente han sido escogidos a dedo por el presidente.
En este escenario, Mesa tiene la intención de agotar su mandato, que concluye el 7 de agosto de 2007. En un intento de alcanzar este objetivo y zanjar las protestas callejeras, el presidente ha tratado de complacer a unos y a otros con el anuncio de la convocatoria de una Asamblea Constituyente y un referéndum de autonomías el próximo día 16 de octubre. Sin embargo, las manifestaciones continúan.



'YO SÍ ASUMIRÍA LA PRESIDENCIA’, DIJO EL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA

El Tiempo de Colombia (www.eltiempo.terra.com.co)

Eduardo Rodríguez Veltzé sería el encargado de tomar el poder para convocar a elecciones anticipadas, según la constitución boliviana.
En un día de confusión y disturbios, Rodríguez le dijo desde Sucre a EL TIEMPO que la posibilidad de que él presida la transición existe.
Se menciona con insistencia que, tras la renuncia del Presidente, también se irían los dirigente del Parlamento para que usted asuma y convoque a elecciones. ¿Esto es así?
Bueno eso es lo que más se menciona. Pero en mi caso, como funcionario público no puedo entrar en una contienda política. Llegado el caso, como represento a la Corte Suprema, si se nos requiere para asumir posiciones ejecutivas y convocar a elecciones, allí estaremos.
Usted participó del diálogo con la Iglesia en dos oportunidades…
Si, estuve el sábado y el domingo.
¿Y se barajó esta posibilidad?
Si, se analizó.
Pero la situación es sumamente compleja, especialmente por lo posición de Morales, que pide que antes de las elecciones se convoque a una Asamblea Constituyente y se nacionalicen los hidrocarburos...
Hay varias demandas sociales, una de ellas es el tema de los hidrocarburos. Creo que sería un proceso de transición hacia un proceso electoral. Ese hipotético gobierno se limitará a garantizar las elecciones, serán los diferentes sectores políticos los que en sus campañas deben hacer sus propuestas, para que eso y otras materias se dirima en las urnas. Una transición de orden electoral debe limitarse a eso.
¿Alguna vez imaginó estar en esta disyuntiva?
No, jamás. Me aflije mucho lo que está pasando con mi país. Si nos toca esperemos estar a la altura de las circunstancias.
¿Es consciente que representa la llave de la posible solución para los problemas de este país?
Pero con la limitante de que lo que tendría que hacer es básicamente llamar a elecciones.
¿Pero estaría de acuerdo en aceptar ‘el gesto patriótico’ que le pide la Iglesia Católica?
...(piensa) Sí.



"ESPERO NADA MÁS CONVOCAR A ELECCIONES": EDUARDO RODRÍGUEZ

El Universal de México (www2.eluniversal.com.mx)

Eduardo Rodríguez Veltzé, presidente de la Corte Suprema de Justicia, es el hombre al que todo Bolivia dirige sus miradas, ras la renuncia del presidente Carlos Mesa. A los 48 años, y con una carrera de abogado administrativo que lo llevó al máximo tribunal del país, durante la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada, podría convertirse en las próximas horas en el presidente de la transición: "El que convoque a las elecciones y nada más", asegura a EL UNIVERSAL y siempre en caso de que la hipótesis que maneja la Iglesia católica se transforme en realidad.
Al menos, varios de los sectores que dialogaron con el cardenal Julio Terrazas en las últimas horas aceptaron que sea Rodríguez la salida para superar esta crisis que puede hacer estallar al país. "Eso es lo que más se menciona. Yo participé durante dos días en las negociaciones de la Iglesia y esa hipótesis se maneja. Pero yo no puedo promocionarme porque soy un funcionario público. Si se nos requiere como Corte Suprema allí estaremos para asumir posiciones ejecutivas y convocar a elecciones", dijo.
Tanto el presidente renunciante Carlos Mesa como el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, aceptaron el nombre de Rodríguez, aunque el dirigente cocalero condicionó el acuerdo a que primero se apruebe la nacionalización de los hidrocarburos y la Asamblea Constituyente.
Para Rodríguez esas "y otras propuestas deberán ser temas de debate en la campaña y se tendrá que dirimir en las urnas", ya que una transición del orden constitucional "se tiene que limitar a eso: a asegurar las elecciones".
¿Usted cree que en el hipotético caso de tener que asumir la presidencia contará con el apoyo de todos los sectores para asegurar esa transición?
No estoy en condiciones de responder eso porque soy un juez de la república abocado a impartir justicia. No hemos estado en promoción pero nosotros estaremos en el puesto que corresponda cuando así lo determine el Congreso. La Corte Suprema, un cuerpo colegiado, está muy interesada en preservar el orden constitucional y el orden democrático.
Algunas fuentes y versiones daban cuenta que ante el proyecto que planteó la Iglesia católica, Rodríguez había rechazado la posibilidad de asumir la presidencia. En esta entrevista lo desmiente: "Yo no me promocioné pero si el Congreso lo decide la Corte no puede decir que no, porque está en juego el futuro del país".
Dice esperar que tanto con él como sin él en el Palacio del Quemado (residencia presidencial), la sanción del "estado de sitio" no sea necesaria. "Prefiero que haya sensatez, principalmente en La Paz para entender que las soluciones no están por el lado de la violencia". También opinó que, si se confirma la hipótesis, "no se podría descartar la ayuda de la comunidad internacional para salir de la crisis, porque siempre los países fueron muy generosos con Bolivia".
Al terminar la entrevista asegura que prefiera "seguir en Sucre (sede del Poder Judicial) y no en La Paz…", pero ante la pregunta de si podría negarse al pedido "de un gesto patriótico" como se lo formuló el cardenal Terrazas el domingo en Santa Cruz de la Sierra, Rodríguez lo pensó primero y respondió: "Sí".



¿AHORA, QUÉ VIENE?

El Tiempo de Colombia (www.eltiempo.terra.com.co)

Quién quedó ocupando la presidencia?
Aunque anoche anunció su renuncia, Carlos Mesa sigue ocupando el cargo hasta tanto el Parlamento se reúna para decidir su sucesión.
¿Cuándo se reunirá el Congreso?
Estaba previsto que fuera hoy, pero anoche su presidente, Hormando Vaca Diez, dijo que podría demorse.
¿Quién podría ser el sucesor de Mesa?
Según la Constitución, como Mesa accedió a la presidencia en su calidad de vicepresidente tras la renuncia en octubre del 2003 del mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada, el siguiente en la línea de sucesión es el propio Vaca Diez.
¿Y después que pasa?
Depende. Si se diera este escenario, el hoy Presidente del Congreso debería terminar el actual periodo presidencial, en el 2007. Pero diversos sectores piden que tanto él como Mario Cossio, presidente de la Cámara de Diputados, también renuncien.
¿Qué se buscaría con esto?
Que él último en la línea de sucesión, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, tome el poder, para que pueda adelantar las elecciones generales.



CRISIS POLÍTICA DE BOLIVIA GENERA FRUSTRACIÓN EN EMPRESARIOS

El Mercurio de Chile (www.emol.com)

Los empresarios bolivianos "no ven la luz al final del túnel". Con esa sombría frase, el presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Bolivia, Gabriel Dabdoub, sintetiza la decepción de ese sector en una entrevista concedida a "Economía y Negocios" de El Mercurio pocos días antes de la renuncia del Presidente boliviano Carlos Mesa.
Dabdoub sostiene que tras la caída del ex Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, en el año 2003, y su reemplazo por el entonces Vicepresidente, Carlos Mesa (desde ayer ex Mandatario de la vecina nación), la situación no ha mejorado. Además, las demandas sociales, las protestas y las amenazas de grupos radicales siguen en aumento.
También contribuyeron a polarizar el actual escenario que el Congreso aprobara una polémica ley de hidrocarburos y que las inversiones cayeran a niveles históricos.
Evo Morales
El dirigente empresarial también expresa el cansancio de su sector, que debe seguir adelante con sus negocios en medio de fuertes convulsiones políticas y sociales.
"Estamos frustrados porque no contamos con un gobierno eficiente, con autoridad para que nos pueda sacar de la crisis", sostiene Dabdoub.
-¿Está diciendo que la gestión económica es mala?
"No tenemos un plan sustentable. Sí un gran desempleo, porque la demanda interna está contraída".
"El (ahora ex) Presidente nos envuelve con sus discursos de que el país es viable porque ha crecido en sus exportaciones. Pero lo que crece es el gas y no muestra que después de la ley de hidrocarburos las inversiones se van a parar. Además, ha habido un bajón en las exportaciones de productos no tradicionales por los bloqueos en el país".
-¿Qué costos paga el empresario?
"Los bloqueos hacen que no se pueda producir y que no haya continuidad de producción. Bolivia se vuelve un país no creíble y nuestros compradores cambian de proveedor. Cuando hay incertidumbre no sólo el sector internacional deja de invertir en el país, sino también el boliviano. El parque industrial de Santa Cruz tiene una capacidad ociosa que llega casi al 50%".
"Para reactivar el país hay ser claro en la seguridad jurídica. No se han dado señales a la inversión".
-¿Qué salida hay para Bolivia entonces?
"Ir a las urnas".
-Pero Evo Morales sacó el segundo lugar en 2002, ¿no le genera incertidumbre el próximo gobierno?
"Me genera una expectativa. Es una alternativa, ya que todo está enfrascado".
"Los grupos radicales dicen que representan al 60% de la población boliviana, pero el MAS de Evo Morales no llega ni al 12%. Sí hay caras posibles, el ex Presidente Jorge Quiroga".



BUSCAN UN ACUERDO PARA LA SUCESION

CON LA RENUNCIA SOBRE LA MESA

Acorralado por los bloqueos por un lado y por las demandas autonomistas por el otro, Mesa entregó su renuncia al Congreso. Evo Morales reclama elecciones anticipadas.

Página 12 de Argentina (www.pagina12web.com.ar)

El presidente Carlos Mesa presentó por tercera vez su renuncia en medio de una crisis política y social que tiene paralizado al país. Y esta vez, la tercera fue la vencida. En un mensaje de veinte minutos, el mandatario pidió disculpas y acusó a “los radicales, que aprovecharon que el presidente apuesta por la paz y el diálogo”. Mesa expresó que prefirió proteger vidas humanas antes de permanecer en el poder. Según la Constitución vigente, si la renuncia es aceptada por el Parlamento –cosa probable a la luz de las primeras repercusiones– debería asumir la presidencia de la república el cuestionado presidente del Congreso Hormando Vaca Díez. Sin embargo, pocos creen que sea viable esta alternativa y se especula con un acuerdo político, en el marco de la actual mediación de la Iglesia, previo a la reunión del Parlamento. Ese acuerdo estaría basado en la asunción del presidente de la Corte Suprema en reemplazo de Mesa, para convocar a elecciones anticipadas.
“A esta altura no se puede seguir insistiendo en que Mesa siga gobernando Bolivia”, declaró el líder del MAS, Evo Morales, anticipando la aceptación de la renuncia presidencial por parte de la bancada del MAS. “Hormando Vaca Díez y Mario Cossío deben renunciar a la sucesión para que el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, convoque a elecciones anticipadas; en caso contrario, el país se encamina a una mayor polarización”, advirtió en relación con los riesgos de un posible intento de Vaca Díez de sentarse en el sillón presidencial. Esta última alternativa es apoyada por el empresariado cruceño, que ve en el senador “uno de ellos” en la batalla por la autonomía regional. El propio Vaca Díez se negó anoche a pronunciarse sobre su futuro mientras condicionaba la reunión del Congreso a que se logre en un marco “sin presiones”, lo que puede terminar en una convocatoria fuera de La Paz, bloqueada por los manifestantes.
“Lo más sensato sería un acuerdo político que incluya también la renovación de todo el Parlamento. No es viable una elección sólo de presidente en el actual contexto de deslegitimación de los congresistas”, le dijo a Página/12 el analista Jorge Lazarte. Los dirigentes alteños enfatizaron durante toda la jornada que más allá de la salida institucional que se elija seguirán movilizados por la nacionalización de los hidrocarburos. De hecho, la renuncia del mandatario no era prioridad para los movimientos sociales, sino más bien de sectores empresariales de Santa Cruz de la Sierra, y es visible en las protestas que el encono principal de los sectores movilizados es con los congresistas.
Ayer, las cinco principales ciudades de Bolivia, incluyendo la sede de gobierno, sumida en la escasez, se encontraban incomunicadas por los bloqueos, en tanto el paro en la ciudad de El Alto se radicalizó aun más en el inicio de su tercera semana. Mientras, la COB y otras organizaciones sociales rechazaron concurrir al diálogo con la Iglesia por considerar que se trata de un intento de “desmovilización”. La Asamblea de la Paceñidad convocó a un paro cívico para hoy “por la recuperación de los hidrocarburos y la Asamblea Constituyente”, cuyo anticipo fue la participación de las juntas vecinales en las marchas de ayer.
Desde la mañana, la hoyada paceña fue nuevamente ocupada por decenas de miles de vecinos y trabajadores, redoblando la demanda en favor de la Asamblea Constituyente y la nacionalización de los hidrocarburos, en la mayor movilización popular desde el arribo al poder de Mesa. En la céntrica Plaza de los Héroes se desarrolló un cabildo popular que decidió continuar las medidas de fuerza, pese a los esfuerzos de la Iglesia por buscar alguna salida a la crisis que mantiene en vilo al país andino. “¿Qué queremos, compañeros?”, preguntaba el dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB), Jaime Solares, a lo que la multitud respondía con un ensordecedor: “¡Nacionalización!”. Posteriormente, el líder alteño Abel Mamani convocó a cercar la Plaza Murillo, lo que desencadenó algunas corridas entre manifestantes y policías. Algunos jóvenes atacaron edificios públicos y privados, como el Hotel Presidente, lo que generó 26 detenidos. Por su parte, como habían anunciado, los cocaleros del Chapare paralizaron la ruta Cochabamba-Santa Cruz en medio de lluvias torrenciales, asfixiando aún más la economía boliviana.
Adicionalmente, unas veinte caravanas partieron desde el Altiplano hacia La Paz transportando a 2000 indígenas aymaras de la radical provincia de Aroma y los cooperativistas mineros llegarán hoy a la urbe alteña. También, el departamento de Santa Cruz de la Sierra quedó prácticamente aislado por los bloqueos en los municipios de Camiri y Yapacaní, y en las comunidades de San Julián y Santa Marta, impidiendo el acceso a los departamentos de Cochabamba, Beni y Tarija.
Las movilizaciones a favor de la nacionalización que tienen como epicentro a la ciudad de El Alto, sumadas a los reclamos autonómicos de Santa Cruz de la Sierra, fueron los elementos que volvieron insostenible la administración Mesa, que buscó aplicar un centrismo que fue fagocitado por la radicalidad de las agendas en pugna: la autonomista oriental –con la finalidad poco velada de controlar los recursos naturales (gas, petróleo y tierras)– y la nacionalizadora del occidente –que incluye una Asamblea Constituyente que “refunde el país”–. De esta forma, el 80 por ciento de popularidad de Mesa terminó en un 40 por ciento que, aunque aún elevada, no le permitió construir una fuerza social efectiva de apoyo a su gestión. Su rechazo a promulgar la ley de hidrocarburos aprobada por el Congreso marcó el principio del fin, que concluyó con la renuncia de ayer. Por la mañana, el líder del MAS se había sumado a los pedidos de adelantamiento de elecciones, lo cual le dio el último “empujoncito” al tambaleante mandatario boliviano y permite especular sobre un posible acuerdo para adelantar las elecciones. Sin embargo, parece difícil que los sectores movilizados levanten inmediatamente sus medidas de fuerza en demanda de nacionalización y Asamblea Constituyente. La COB conformó un Comando Político para continuar la lucha por la nacionalización, consigna que está volviendo a articular al “pueblo” contra la “oligarquía”.
Hoy será un día de reuniones, y es previsible que los sectores movilizados apunten ahora sus cañones a evitar la sucesión constitucional. Paradójicamente fue una guerra del gas la que llevó al poder a Carlos Mesa, y otra guerra del gas la que lo expulsó del Palacio Quemado. Esta vez incruenta por la decisión del mandatario de renunciar al uso de la violencia.



AL BORDE DEL ABISMO

MESA SE VA, PERO NO ES SUFICIENTE. Tras cuatro semanas de violentas protestas, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, presentó anoche su renuncia. Opositores exigen renuncia del Congreso y la inmediata nacionalización de los yacimientos de hidrocarburos.

La República de Perú (www.larepublica.com.pe)

En un dramático mensaje a la nación, Carlos Mesa puso su cargo a disposición del Congreso y pidió a los movimientos sociales que protestan en todo el país, con bloqueos de carreteras y violentas manifestaciones callejeras desde mediados de mayo, que permitan a los parlamentarios reanudar las sesiones en el Legislativo para analizar su salida, que no es irrevocable.
En su discurso trasmitido por todas las cadenas de radio y televisión, el asediado gobernante señaló que Bolivia se encuentra en uno de los momentos “más difíciles” de su historia contemporánea y lamentó que en el país se ha llegado a un punto en el que no se cumple la ley y en el que “unos pocos están imponiendo su criterio” sobre el resto de la población.
El pronunciamiento del mandatario se produjo a las 9 y 30 de la noche después de sostener una reunión con el Alto Mando de las Fuerzas Armadas en el Palacio de Gobierno de La Paz.
No se irá del país
“Creo que en cuanto a mi responsabilidad hasta aquí puedo llegar”, indicó el gobernante tras analizar la situación en la que se encuentra el país, bloqueado por las protestas en las carreteras.
“Mi decisión es presentar mi renuncia al cargo de presidente de la república”, anunció.
Mesa añadió que en sus casi 20 meses al frente del país trató de “definir una agenda que le diera al país un nuevo horizonte”.
“Creí que era indispensable construir un escenario de convivencia después de la violencia y de la intolerancia”, dijo. El mandatario asumió el poder en octubre del 2003 en sustitución de Sánchez de Lozada, tras una violenta convulsión social que se resolvió con un saldo de 60 muertos y 142 heridos. Según Mesa, la dimisión tiene como objetivo lograr que “la sociedad boliviana tome conciencia de que el desprendimiento tiene que ser genuino”. “Esto implica la necesidad de que el Congreso Nacional pueda reunirse” y que lo haga “en el más corto plazo”, dijo, en un claro pedido a los manifestantes que un día más cercaron la Plaza Murillo, donde está el Palacio de Gobierno y el Legislativo.
Además, excluyó su salida del país y sostuvo que su responsabilidad terminara el día en que el Parlamento lo decida. “No estoy dejando mi responsabilidad. Estoy aquí y estaré aquí. No está en mis ideas viajar a Miami o a Washington”, señaló.
Su antecesor, Sánchez de Lozada, huyó a Estados Unidos después de dimitir y se encuentra en ese país desde entonces. Recordó que en su mandato se realizó un referéndum sobre la política energética que derivó en la promulgación de una nueva Ley de Hidrocarburos que aumenta la carga tributaria y la intervención del Estado en el sector.
“Después de esa promulgación, un núcleo determinado ha buscado y está buscando una solución por la vía de los hechos para forzar a un determinado resultado”, anotó en alusión a los sectores movilizados que piden la nacionalización del gas y el petróleo nacionales.
Palabras finales
Por último, manifestó que “respetar la vida, respetar el valor más sagrado de todo ser humano debiera ser nuestro norte fundamental y ha sido mi compromiso con Bolivia”. El renunciante deseó suerte a la Iglesia Católica, que está mediando en el conflicto entre el gobierno, el Congreso, el partido Movimiento al Socialismo (MAS), que conduce Morales, y agrupaciones sociales y sindicales.
Bolivia lleva sumida en un caos civil desde hace un mes. Opositores, campesinos cocaleros, agricultores, mineros, maestros, universitarios y vecinos vienen reclamando la nacionalización de las empresas de hidrocarburos, la convocatoria a una asamblea constituyente, la renuncia de Mesa y la convocatoria a elecciones generales. Según la Constitución, en caso de que el Congreso apruebe la renuncia de Mesa, la sucesión presidencial recae en el presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez, en segundo lugar, en el presidente de los Diputados, Mario Cossío, y en último lugar, en el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, el único de los tres habilitado para convocar a elecciones.
Protestas continúan hoy
Roberto de la Cruz, dirigente de Federación de Juntas Vecinales de El Alto, uno de los foco de protestas que ha cercado varias vías con bloqueos, dijo que el mensaje de Mesa “son lágrimas de cocodrilo y que su renuncia nadie le cree”.
“Renuncia a medias y sigue en Palacio, ¿qué clase de renuncia es esa?”, se preguntó al tiempo de informar que partir del martes se intensificarán los bloqueos para presionar al Congreso, que ha convocado a sesión, “para que acepten la dimisión de Mesa y luego se vayan todos los parlamentarios a su casa”. Por su parte Jaime Solares, secretario de la Central Obrera Boliviana, dijo que el “presidente acaba de renunciar a medias”. Informó que los cortes de carreteras continuarán y que el martes se reunirán los dirigentes para acordar medidas para los próximos días.
Jorge Lazarte, analista político independiente, señaló que a la salida de Mesa deben seguir otras a fin de llegar hasta el presidente de la Corte Suprema para convocar a elecciones presidenciales y legislativas. Indicó que esta salida “es lo mejor lo que le ha podido suceder al país”, porque unas elecciones anticipadas puede darle tranquilidad al país.
Datos
LA POLÉMICA. Las reservas de gas de Bolivia, las segundas más grandes de Sudamérica, se han convertido en un foco de confrontación entre grupos que están a favor y en contra de la globalización económica.
¿QUIÉN PROTESTA? Grupos indígenas, sindicatos, profesores, mineros y cocaleros exigen la nacionalización de la industria boliviana de hidrocarburos, así como la conformación de una asamblea que redacte una nueva constitución en la que se otorgue una mayor representatividad a los indígenas en el Congreso.
CUÁNTOS SON. En La Paz, de 800.000 habitantes, el servicio de transporte público es mínimo, debido a la falta de combustible. Las labores escolares están suspendidas. Bolivia tiene una población de aproximadamente nueve millones de habitantes.
Evo Morales: “Esta es una lucha entre ricos y pobres”
En una entrevista concedida anoche a la cadena CNN en español, el opositor y principal líder de las protestas, Evo Morales, volvió a reforzar su demanda de nacionalizar los hidrocarburos y pidió también “la renuncia de los dos presidentes de la cámara”.
Morales agregó que renunciaría a su liderato del Movimiento al Socialismo si sus partidarios se lo piden. “Esta es una lucha entre ricos y pobres”, dijo Morales, quien negó las acusaciones en su contra de intransigencia.
Morales insistió en que se debe emitir dos decretos. Uno debería instruir a la policía la toma de los campos de gas y petróleo que explotan transnacionales petroleras, para dar paso a una “nacionalización de hecho”, y otro debería constituir un consejo para la asamblea y la creación de autonomías, que reclaman agrupaciones cívicas y empresariales del oriente-sur del país.
La Paz, Cochabamba y Santa Cruz están aisladas del resto del país por bloqueos en las carreteras que están dejando pérdidas de hasta 20 millones de dólares al día. De poco han servido las peticiones de la Iglesia para que se suspendan las medidas de presión mientras se busca una salida a la grave crisis política y social que vive el país.
“No vamos a suspender las protestas hasta que veamos resultados en las negociaciones”, declaró a la prensa Morales en una jornada en la que decenas de miles de ciudadanos colmaron las calles de La Paz para continuar con las protestas.
OEA busca salida a crisis boliviana
La Organización de Estados Americanos busca formas de ayudar a Bolivia a superar la crisis política y social que padece, dijo su secretario general, José Miguel Insulza. “Estamos discutiendo con las autoridades bolivianas qué podemos hacer”, afirmó Insulza, ex ministro del Interior chileno, en un encuentro con periodistas estadounidenses en Fort Lauderdale, Florida, donde desde el domingo sesiona la asamblea general de la OEA. La Paz se encuentra virtualmente paralizada tras cuatro semanas de protestas, paros y bloqueos de rutas en demanda de la nacionalización de los hidrocarburos. En tanto, en los departamentos más prósperos del este boliviano, donde se ubican las reservas de gas y petróleo, los líderes empresariales buscan una autonomía cercana a la secesión. Los países de la OEA discuten en la asamblea, que culmina hoy, cómo evitar crisis en los gobiernos democráticos, y Estados Unidos propuso la creación de un polémico mecanismo para monitorear el respeto a los principios democráticos por parte de los gobiernos electos.

No comments: