Wednesday, August 13, 2025

GABRIEL CAMPERO: “SI LA DERECHA VUELVE AL PODER, BOLIVIA PERDERÁ SU SOBERANÍA”

A días de unas elecciones presidenciales marcadas por la división interna del MAS, la crisis económica y el avance de la oposición, Bolivia también sostiene una activa agenda internacional, con un firme respaldo a Palestina. Gabriel Campero, embajador en Colombia, analiza la pugna política, los retos económicos y el papel del país en el escenario global.

A pocas semanas de las elecciones presidenciales del 17 de agosto, Bolivia vive una profunda convulsión política. El Movimiento al Socialismo (MAS) —partido de gobierno— está fracturado entre quienes apoyan al expresidente Evo Morales y quienes respaldan al actual mandatario, Luis Arce. El clima electoral está tensionado por las encuestas que muestran un empate técnico entre los principales candidatos de la oposición, mientras el oficialismo enfrenta el reto de mantenerse unido. La crisis económica —marcada por la escasez de combustible, el aumento sostenido de la inflación y la presión sobre las reservas internacionales— agrava el escenario.
En medio de esta turbulencia interna, Bolivia mantiene una postura activa en la política internacional: ha enviado ayuda humanitaria a Palestina y forma parte del Grupo de La Haya, que impulsa acciones concretas para exigir el fin  del genocidio en Gaza. Sobre el peso de estos factores en la política nacional, la agenda exterior y la pugna interna por el liderazgo del bloque popular, conversamos con Gabriel Campero, embajador de Bolivia en Colombia.
RAYA: En Bolivia, están a días de  elecciones presidenciales. Me llamó la atención, una entrevista del expresidente Evo Morales que dio a la Radio Nacional de Colombia. En ese espacio hablaba básicamente de Luis Arce como su enemigo. Apenas si mencionó a la derecha, ¿Cómo llegó Bolivia a este punto de fragmentación?
GABRIEL: Solamente para recordar dos cosas. La primera, es que el presidente Arce, fue un presidente que decidió asumir en el peor momento una campaña electoral: en pandemia y en pleno golpe de Estado. Y pese a eso, el bloque popular decidió salir adelante y votar por Luis Arce Catacora, no por Evo Morales. Y eso es algo importante que hay que dejarlo muy claro.
No podemos permitir que se instale en el imaginario internacional la idea de que el boliviano no piensa por sí mismo. Al contrario, cada ciudadano razona y sabe lo que quiere: el retorno de un bloque popular que garantice la redistribución de la riqueza, los bonos sociales, la nacionalización de los hidrocarburos y que evite las privatizaciones. Además, es clave otorgar valor agregado a los recursos bolivianos mediante el programa de industrialización, reducir las importaciones que tanto nos han perjudicado y buscar mecanismos para disminuir el subsidio a los combustibles, como las plantas de biodiésel.
El segundo punto es la renuncia del presidente Arce a su candidatura, un gesto para unir al bloque popular. Su mensaje fue claro: "Retiro mi postulación porque necesitamos unirnos para derrotar a la derecha". De hecho, emitió un comunicado en el que reitera que el gobierno actuará como mediador para asegurar esa unidad de cara a las elecciones. Aquí cabe destacar el desprendimiento del presidente Arce.
Hay poca lectura del momento histórico que se está viviendo por parte de otros actores políticos que son candidatos a la presidencia. Tristemente debo decir que el expresidente Morales no está haciendo una lectura de todo lo que se viene en caso de que retorne la derecha.
Lo que la gente para afuera no sabe es que efectivamente el proceso de cambio en Bolivia es el resultado de una acumulación de luchas históricas que viene desde las dictaduras militares, resistencia al neoliberalismo. Muchos hombres y mujeres dieron su vida en este periodo para que después esto se conglomere y dé el resultado de lo que fue la victoria del año 2006. No es el resultado de la lucha de una persona, como muchos cometieron el error de hacerle creer al expresidente Morales, incurriendo en un error del culto a la personalidad.
RAYA: El expresidente Morales habla de que es perseguido por el actual gobierno del gobierno de su exministro, Luis Arce.
GABRIEL: A nosotros nos llama seriamente la atención de que el expresidente Morales diga que hay lawfare, que se manipula la justicia cuando las pruebas están ahí.
Nosotros decimos: Compañero, tuvimos que haber hecho una lectura autocrítica del periodo pasado ¿Acaso no hay compañeros que son capaces dentro del instrumento político para la continuidad? Y eso fue lo interesante que se dio posterior al golpe, porque cuando Evo nos deja a todos - porque él abandonó, escapó a México - se quedó un pueblo a hacer resistencia. Y de ahí vienen las masacres de Sacaba, de Senkata, que suman más de 30 muertos.
Y luego de eso, la resistencia y la campaña que la asumió Luis Arce de forma muy valiente en pandemia, con un golpe de estado que lo amenazaba constantemente para evitar que pudieran postularse. Nosotros continuamos con Luis Arce, con David Choquehuanca para tratar de llegar nuevamente a recuperar la democracia que se había perdido.
RAYA: Pero quisiera preguntarle también por la situación actual, porque claro estamos en medio de un vecindario que ve surgir figuras como Buekele, Milei, Novoa, y sería muy triste para las fuerzas soberanas de América Latina que Bolivia quedara en manos de alguien así. ¿Qué posibilidades de unidad existen?
GABRIEL: El presidente Arce en los primeros 2 años, después de haber tomado medidas para luchar contra la pandemia, restablecimiento de la economía y todo, empezó a subir en encuestas y se acordó entre el presidente Arce y Evo Morales de que no se hablaba de candidaturas hasta el año 2024.  Evo Morales no cumplió.
Como lo dice el actual candidato Eduardo, hay dos puntos de inflexión dentro de lo que es la ruptura con el bloque del Movimiento al Socialismo y el presidente Arce. Uno, el tema de que el expresidente Morales quería controlar el ejecutivo pese a que él ya no era presidente. El Presidente Arce no le permitió eso, que era imponer directores, ministros, cuestionar toda autoridad. Y como no le gustaban las autoridades que estaban ahí, lógicamente pidió a través de su bancada en la Asamblea Legislativa Plurinacional interpretar, sancionarlos, censurarlos, sin permitirles hacer gestión.
El candidato actual, Eduardo del Castillo, planteó que hubo dos momentos de ruptura. En una primera reunión de todo el pacto de unidad, que es el Bloque Popular, que se reunió con sus organizaciones sociales, en el que participó Evo Morales, dijeron de que habían retornado todos por la democracia. Evo Morales dijo: "No, que la gente había luchado por él", con una visión sesgada de lo que era la lucha social que se hizo para recuperar el proceso de cambio, no a Evo Morales, no a un proyecto individual y ese fue un error.
Por otro lado, lo que planteó fue el tema de que el señor candidato Eduardo del Castillo, le pidieron reuniones a solas con directores que dependían del Ministerio de Gobierno, aspecto que el ministro y actual candidato no accedió. ¿Por qué? Ningún director o autoridad puede reunirse a solas con ningún director del Ministerio de Gobierno.
Y el último punto, que es algo que no nos compete a nosotros como gobierno y hay que dejarlo muy claro, es un tema de la justicia boliviana. Es el tema de que el expresidente Morales tiene procesos de trata y tráfico por tema de situaciones con menores de edad.
Por el caso de trata y tráfico de una menor de edad con la que habría tenido una niña, cuando la muchacha tenía 15 años, aparte de otra investigación que tiene y la están llevando en Argentina por convivir con tres menores de edad.  El expresidente Morales no asistió a declarar tres veces y toda la población nos cuestiona a nosotros por qué a Luis Fernando Camacho (Candidato de la derecha que hizo parte del intento de golpe de estado en 2019) por no declarar tres veces se lo ha metido a la cárcel y qué pasa con el expresidente Morales. El expresidente Morales en algún momento tiene que responder, porque no es que se le está acusando, se le está pidiendo declaración.
RAYA: Morales dice que hay un riesgo económico altísimo en Bolivia, una alta inflación, desabastecimiento y que eso tiene que ver con las malas decisiones económicas que se han tomado en el actual gobierno y que lo obligan a volver a la candidatura. ¿Qué responde sobre eso?
GABRIEL: Sesgado, mal informado y sobre todo muy tendencioso. La situación que se ha generado dentro de Bolivia, es una corresponsabilidad de él por dos cosas.
La primera, que no cuidó la nacionalización de los hidrocarburos. Al expresidente Morales le mintieron desde el año 2014 hasta el año 2019 de que teníamos un mar de gas que no existía. No se hizo exploración hidrocarburífera. Por tanto, ¿qué pasó? Las reservas de gas empezaron a disminuir desde el año 2014 y Bolivia vivía de lo que era el tema de la venta del gas y su exportación. Tuvimos durante ese periodo una temporada que el barril de petróleo llegó hasta cero. En la actualidad, lógicamente, dejamos de percibir las mismas remesas sin disminuir el tema de los bonos sociales, de garantizar todo lo que se había logrado y avanzado.
Desabastecimiento. Lo que ha pasado ha sido que como no se cuidó la nacionalización, no se cuidó la exploración de nuevos pozos, no se garantizó otros mercados y tampoco se hizo una transición energética, lo que nos tocó a nosotros asumir circunstancialmente con el presidente Arce con un gobierno que ya no tenía la misma capacidad de venta y exportación de gas. Nos tocó tener que negociar nuevos precios y contratos con el tema de la exportación del poco gas que ya teníamos hacia el Brasil y lamentablemente se perdió el mercado de Argentina  por decisiones políticas que tenía Javier Milei con el descubrimiento del pozo de Vaca Muerta.
Nosotros teníamos planificado dos plantas de biodiésel y una planta de diésel renovable o de HVO. De las cuales estas dos plantas de diésel y de HVO ya están bien técnicamente acabadas funcionando, funciona una en Santa Cruz, la otra está ya casi a concluirse en la ciudad de El Alto y la de HVO que sería la que más nos brindaría, está igual en conclusión.  ¿Qué ha sido el problema? Con el bloqueo de acceso a divisas que generó una iliquidez,  por el bloqueo de la asamblea a causa del expresidente Morales y la derecha, porque esto es lo triste.
¿Qué gobierno va a aguantar 3 años con una asfixia de que no te permite tener una liquidez y un flujo de circulante interno? Ninguno. En el gobierno del presidente Morales, cuando era el ministro Luis Arce Catacora, su ministro de economía, siempre se funcionó con créditos. La diferencia es que teníamos una bonanza gracias al tema de la exportación del gas que hacíamos a Argentina y a Brasil. Había bonanza, pero ahora estábamos saliendo de una pandemia, de un golpe de estado, reactivación de la economía y qué le tocó al presidente Arce, asumirlo circunstancialmente y además de eso buscar soluciones estructurales, no coyunturales.
RAYA: Quería insistir en el tema de esas derechas de América Latina, principalmente la boliviana que es tan racista. Tengo claro la imagen de unos militantes de derecha pisoteando la wiphala tras el golpe de 2019. ¿Si llegan al gobierno pierden todos?
GABRIEL: Sí. Tanto los que estén con Evo como los que estén al otro lado. Imagina que hay  consignas de campaña de la derecha, y esto no lo entiende el expresidente Morales, consignas de campaña de la derecha,  que si ingresan ellos al poder, al día siguiente Evo Morales lo apresan.
El hombre tiene que entender que su situación no es un capricho del gobierno nacional, es un tema personal y de rendición de cuentas ante la justicia por no asistir a declarar tres veces. Tiene que resolverlo. Y a toda persona le toca, no es un tema de lawfare, no es algo que existe en esa dinámica y él no es consciente de que si retorna la derecha, lo primero que van a hacer va a ser ir por el expresidente Morales, Luis Arce y toda la izquierda como históricamente lo hicieron. Van a proscribir a todo el movimiento popular con sus líderes por los próximos 20 años.
¿Y qué va a pasar? Vamos a perder todos los bonos, se van a privatizar las empresas, nos van a cortar cualquier tipo de negociación que podamos tener con otros bloques que están ahora muy vigentes en este nuevo mundo multipolar con China, con Rusia. Se va a volver a ideologizar las relaciones exteriores. ¿De qué sirve eso?
RAYA: ¿Cuál es el llamado a las otras fuerzas de izquierda en Bolivia?
GABRIEL: Nosotros convocamos a que primero se respete el orden democrático. Hemos tenido  serias amenazas en cuanto al tema de que no van a permitir que se lleve adelante elecciones en paz, tranquilas y ya toca hacer un cambio de gobierno. El presidente Arce es muy consciente de eso, todo se está alistando para entregar al próximo gobierno el 8 de noviembre, sea para el candidato que sea.
El llamamiento es a que escuchen al presidente Arce, que se consolide el bloque popular por más diferencias que hayan tenido. Lamentablemente hay que decirlo, desde el palco nos mira la derecha, el imperialismo viendo cómo nos estamos fracturando, claro. Pero acá lo importante es plantear nuevamente que haya continuidad en el bloque popular porque lo que está en juego no es un tema de una candidatura de una persona, está en juego todo lo construido durante veinte años.
RAYA: Un tema interesante en Bolivia fue la nacionalización de la guerra contra las drogas, en Colombia se discute la posibilidad de que el país sea descertificado por Estados Unidos tras el aumento en los cultivos de hoja de coca. ¿Cómo ha enfrentado Bolivia la guerra contra las drogas?
GABRIEL: Bolivia no tiene USAID, Bolivia no tiene CIA dentro de su territorio nacional. Y ojo: nuestros resultados en la lucha contra las drogas han sido muy exitosos. Hemos nacionalizado la lucha contra las drogas a nivel boliviano, sin necesidad de mecanismos de injerencia que supediten nuestra soberanía.
Hemos demostrado, con resultados concretos, que un pueblo soberano y autodeterminado puede enfrentar este flagelo.
Hay que diferenciar dos cosas. Número uno: la hoja de coca no es cocaína. Por eso, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, estamos llevando una campaña —en trabajo conjunto con la Vicepresidencia del Estado— y agradecemos el apoyo del Gobierno de Colombia en el examen crítico de la hoja de coca para retirarla de la Lista 1 de la Convención de 1961 sobre estupefacientes.
El primer gran error es querer afectar algo que, para nuestra cosmovisión andina y nuestros pueblos ancestrales, es sagrado.
Entonces, cuando desde fuera —como fue el caso que tuvimos antiguamente— hubo injerencia de gobiernos que buscaban erradicar totalmente la hoja de coca, se generó un choque no únicamente de resistencia popular —que ya tiene una larga trayectoria con los productores de hoja de coca—, sino también por la relocalización de los mineros. Grupos mineros formados por los antiguos comunistas en las minas de Potosí, que, con el neoliberalismo, fueron trasladados hacia la zona del trópico, generaron mecanismos de resistencia.
Por tanto, era muy difícil que organismos como la DEA o la USAID eliminaran por completo la erradicación de la hoja de coca. Entonces, ¿qué fue lo primero que se hizo? La nacionalización de la lucha contra las drogas, sin injerencia externa.
RAYA:¿Pero cómo se realiza?
GABRIEL:  En primera instancia, es tener un diálogo con el productor de hoja de coca. Generar, a través de la normativa, que nuestra Constitución reconozca a la sagrada hoja de coca no únicamente como algo sagrado y de cohesión social, sino también como un recurso estratégico. Es así que, en el año 2017, sacamos una Ley de la Coca. Esta ley limita las áreas de producción a dos territorios en Bolivia: el Trópico de Cochabamba (el Chapare) y los Yungas, en La Paz.
En estos dos lugares son los únicos donde se puede producir hoja de coca, hasta un máximo de 22.000 hectáreas —que es lo que tenemos actualmente—. No más. Cualquier otra área de producción fuera de estos dos lugares está sujeta a sanción, para evitar sobreproducción.  Pero hay que hablar con el productor, hay que conversar con él: ¿por qué produce hoja de coca? ¿Cuál es su dinámica?
Comparado con otros tipos de cultivo, la hoja de coca la cosechan cada tres, cuatro meses. En cambio, productos cítricos, frutales, verduras, a veces tienen producciones anualizadas, las cuales no responden a una dinámica de soberanía dentro de lo que se refiere a economías sociales comunitarias para garantizar una subsistencia digna del campesino en esas áreas.
Entonces, claro, se generó una sobreproducción, pero esto, conversándolo y dialogándolo con el campesino, ha sido una forma de garantizar, primero, que no existan espacios de violencia y lucha social entre las fuerzas del orden, el gobierno y los productores; sino una resignificación de la hoja de coca, respeto al productor y también mecanismos de control de la misma hoja de coca en coordinación con ellos. Y ha funcionado, dando resultados más o menos positivos.
RAYA: En Colombia, con DEA y CIA en el territorio, aún pende la amenaza de la descertificación, que implica sanciones por no hacer lo suficiente en ese frente.
GABRIEL: ¿Cuántas bases militares tiene Bolivia? Ni una sola. Bolivia no tiene DEA, no tiene CIA, y sin embargo, los resultados que llevan otros países que tienen estas agencias no han disminuido sus cifras en la lucha contra el narcotráfico. Entonces, esto debe ser un serio llamado de atención para todas las instituciones gubernamentales sobre cuánto beneficia realmente tener estas agencias en los territorios nacionales y cuál es su aporte concreto.
Nosotros, como te decía al inicio, primero: reconocerlo en la Constitución; generar las leyes; diálogo con los productores; limitación de áreas de cultivo; y ahora la industrialización, porque hemos catalogado la hoja de coca como recurso estratégico. Es así que el presidente Arce este año ha lanzado la industria de Cocabol.
Una industria que responde a la necesidad de darle resignificación y revalorización a la hoja de coca a través de su industrialización y comercialización. Estamos produciendo pastas dentales, analgésicos, pastillas, harinas y una serie de productos: todo un catálogo de derivados de la hoja de coca, desde harinas, bebidas energizantes, mates, infusiones... una cantidad de productos que demuestran que cuando se trabaja coordinadamente sin injerencias, se puede avanzar en desestigmatizar la hoja de coca.
Y en eso mismo consiste el examen crítico, porque no podemos abordar una realidad de 1961 con la coyuntura del 2025. Por tanto, hemos convocado a expertos con nueva tecnología, que a través de la OMS están llevando este examen crítico para determinar el grado de beneficios que tiene la hoja de coca en farmacología, medicina, alimentación y nutrición, y así retirar de esa lista a la sagrada hoja de coca, donde fue injustamente incluida.
RAYA:  ¿ Y no hay problemas graves de violencia en relación con mafias o narcotráfico? ¿Cómo ha sido ese tema que de todas formas se mueve por la prohibición?
GABRIEL: Bueno, el tema de las mafias hay que ver dónde se originan, quiénes las financian, cómo funcionan estas dinámicas en los países. La redistribución de la riqueza, una de las políticas implementadas por el gobierno del MAS y continuada por nuestro presidente Luis Arce, garantiza que el campesino, productor, obrero, ciudadano de a pie, pueda tener acceso a mejores condiciones de vida.
Las personas con condiciones de vida óptimas no necesitan ingresar en situaciones de riesgo apoyando actividades ilícitas. Ese es un punto. El segundo punto es el tema de la cooperación entre países para la lucha contra este ilícito.
Hemos tenido buenos resultados. Nuestro candidato por el Movimiento al Socialismo a la presidencia, Eduardo del Castillo, cuando fue ministro de Gobierno, participó en la Cumbre de Drogas de Cali aquí en Colombia hace dos años. Él ya no solo planteaba la nacionalización de la lucha contra el narcotráfico, sino su regionalización, proponiendo un mecanismo de cooperación conjunta para compartir información sobre estos delitos asociados al narcotráfico: bases de datos, sospechosos... Sabemos que el narcotráfico maneja mucho dinero, muchos recursos, y lógicamente busca corromper instituciones.
Esto es muy importante y nosotros mismos estamos en esa lucha. De hecho, la gestión más efectiva contra el narcotráfico la hemos tenido en estos últimos cinco años con el presidente Luis Arce: más de 3.000 laboratorios desmantelados, toneladas de cocaína incautada, avionetas, carros... Se le ha dado un golpe muy duro al narcotráfico en Bolivia, como nunca antes.
RAYA: Bolivia acaba de participar activamente en la reunión del Grupo de La Haya en Bogotá, donde se analizaron medidas concretas de apoyo a Palestina. Durante las discusiones, se señaló que lo ocurrido en Gaza no es un conflicto aislado, sino parte de un proyecto colonial expansivo. Embajador Campero, ¿cómo interpreta esta situación y qué respuesta debería articular América Latina ante este nuevo orden mundial en transformación?
GABRIEL: Con unidad de Latinoamérica. Somos parte de la cultura de la paz y de la integración; siempre hemos visto como hermanos a todos los pueblos latinoamericanos.
Hoy se está configurando un nuevo orden mundial. Quienes antes tenían el monopolio de ese orden —que ya está en debacle— temen perderlo y reaccionan con mecanismos de coerción contra los Estados que buscan independencia y nuevos espacios de negociación política, social y económica. Esto nos obliga a mirar lo que sucede desde una perspectiva más amplia.
El mundo dejó de ser unipolar: ahora es multipolar. Pero como Estado Plurinacional vemos que aún persisten declaraciones y acciones que no son amistosas, sino presiones e injerencias directas. Por eso Bolivia no ha reanudado relaciones con Estados Unidos a nivel de embajadores. Mientras existan esos mecanismos de presión, no puede hablarse de una relación amistosa y pacífica.
Desde hace mucho tiempo mantenemos políticas soberanas, tanto en la lucha contra las drogas como en la cooperación internacional. Revista Raya de (https://n9.cl/czr71)
 
 
 
 
 
BOLIVIA: ¿RETORNO DE LA DERECHA?
 
Celag Org. (https://n9.cl/iqlpa)
 
Este 17 de agosto se llevará adelante la primera vuelta de las elecciones generales en el Estado Plurinacional de Bolivia. Se elegirán: presidente y vicepresidente, 36 Senadores titulares y suplentes, así como 130 Diputados titulares y suplentes. Están habilitadas para votar 7.937.138 personas, de las cuales sólo 369.931 (4,6%) se encuentran en 22 países del exterior. Funcionarán 34.026 mesas electorales en el país con un promedio de 240 votantes por cada una de ellas; fuera del territorio boliviano se establecerán 1.227 mesas, con un promedio de 360 electores para cada una.
Cada elector en territorio boliviano recibirá para la votación una papeleta con dos franjas al momento del sufragio: la franja superior para elegir entre ocho binomios presidenciales vigentes (Eva Copa aparecerá como candidata, pero sus votos serán contabilizados como nulos, ya que declinó su participación). Con la contabilización de votos obtenidos en esta franja por cada partido también se define la elección de senadores y diputados plurinominales mediante el sistema D’Hondt. La franja inferior es para elegir diputados uninominales o especiales indígenas, dependiendo de si se trata de una circunscripción uninominal (63 en todo el territorio nacional) o circunscripción especial indígena (7 en todo el país); en ambos casos, gana aquel candidato que obtenga la mayoría de votos. En el exterior la papeleta tiene sólo la franja de binomios presidenciales.
Según la Ley del Régimen Electoral se requiere el 50% más uno de votos válidos para elegir presidente y vicepresidente en primera vuelta, o el 40% de votos con una diferencia de más de 10% de votos con el segundo. De lo contrario debe llevarse a cabo una segunda vuelta electoral, que para este proceso fue establecida para el 19 de octubre.
Contexto impensado hace algunos años
Este es uno de los procesos electorales más complejos de las últimas décadas por varios motivos.
Las elecciones se llevan adelante en medio de una fuerte crisis democrática, política, institucional y económica. Existe un gran cuestionamiento de la población a todos los órganos del Estado: Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral.
El Ejecutivo es cuestionado principalmente por su muy mal desempeño en el manejo de la economía. Bolivia está hoy entre los tres países de la región con mayor índice de inflación mensual y mayor inflación anualizada; además, hay falta de dólares y combustibles -como gasolina y diésel-. Por otra parte, el Gobierno de Luis Arce se derechizó en su acción política, dividiendo al MAS-IPSP (partido que lo llevó a gobierno en 2020) y ejecutando una persecución judicial contra el líder histórico del partido y del bloque popular: Evo Morales. Ha estigmatizado y penalizado de manera sistemática a las organizaciones sociales y a la protesta social. En resumen, Luis Arce y David Choquehuanca instrumentalizaron el poder del Estado en contra del bloque popular y el liderazgo de Evo Morales. Finalmente, las denuncias de corrupción que comprometen a altos funcionarios del Gobierno y la familia de Luis Arce sellan un rechazo de la mayoría de la población hacia esta gestión, que partió con un apoyo de más del 55% y que hoy está prácticamente pulverizado.
En el caso del Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional, la crisis tiene que ver con el descrédito generado por decisiones jurisdiccionales que, lejos de estar guiadas por la Constitución Política del Estado y las leyes, están guiadas por intereses políticos; en muchos casos, inclusive, corrupción. Por ejemplo, los fallos que imposibilitaron que se renueve la mayoría de los cargos de magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional en las pasadas elecciones judiciales (realizadas el 01/12/24), o las sentencias constitucionales emitidas para bloquear la participación de Evo Morales en las elecciones generales en curso, o los fallos judiciales que limitaron la participación de aquellos partidos políticos que ofrecieron su sigla al expresidente, las decisiones jurisdiccionales que enviaron a la cárcel a más de 300 dirigentes sociales acusados de delitos como terrorismo y otros sin pruebas suficientes. Existen innumerables ejemplos de la instrumentalización de la Justicia en contra del bloque popular, indígena y trabajador boliviano.
En el caso del Órgano Legislativo, la población cuestiona su baja productividad. La fragmentación de todas las bancadas políticas, como MAS-IPSP, Comunidad Ciudadana y Creemos, redujo drásticamente la posibilidad de avanzar en cambios normativos. Esto contrasta fuertemente con los anteriores periodos constitucionales en los que el MAS-IPSP utilizó su mayoría parlamentaria para hacer avanzar la agenda de transformaciones profundas a favor del pueblo boliviano. Aunque en estos cinco años existieron diferencias en la gestión de la Cámara de Diputados y la de Senadores, pues Andrónico Rodríguez lideró la Cámara de Senadores con mayor capacidad para lograr acuerdos, estos procesos legislativos quedaron inconclusos y no dieron suficientes resultados tangibles a la gente. Sólo como ejemplo, en la Legislatura 2018-2019 la Cámara de Diputados aprobó 124 leyes, mientras que en la Legislatura 2022-2023 se aprobaron sólo 51 proyectos de ley.
Incertidumbre, fragmentación y encuestas
Este proceso electoral ha estado marcado también por la incertidumbre y la fragmentación. La fragmentación tanto en la derecha como en la izquierda o bloque popular.
En el campo de la derecha existen al menos seis binomios en carrera encabezados por Samuel Doria Medina (UNIDAD), Jorge Tuto Quiroga (Libertad y Democracia), Manfred Reyes Villa (Autonomía para Bolivia- SUMATE), Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano), Pavel Aracena (Acción Democrática Nacionalista) y Jhonny Fernández (Fuerza del Pueblo). Todos ellos anunciaron en la campaña ajustes económicos de shock (aunque algunos los disfracen de cierta gradualidad), venta y privatización de las empresas estatales, reducción del Estado, préstamos internacionales (incluyendo el FMI), pero ninguno le dice al electorado cómo van a evitar que estas medidas le signifiquen a la población mayor empobrecimiento y desempleo.
La candidatura de Eduardo del Castillo con la sigla del MAS-IPSP no representa al bloque popular y carga con la mala gestión de Luis Arce. Eva Copa, que inicialmente había lanzado su candidatura con su novísimo partido (MORENA), declinó su participación. Andrónico Rodríguez quedaría en la papeleta como representante de una parte menor del bloque popular, sin el respaldo de Evo Morales a su candidatura, ya que el expresidente está convocando al voto nulo como respuesta a un proceso electoral que deja fuera a una parte de la población en el derecho a ser representada. Rodríguez ha desplegado una campaña electoral en medios de comunicación y redes sociales que apela al voto urbano, clase media y de centro político, cuando el voto que puede ganar se encuentra mayoritariamente en área rural y no se deja convencer por los cantos neoliberales de la derecha.
Las encuestas que se presentaron son escasas en comparación con procesos electorales de otros países de la región, como Ecuador, Chile, Argentina o Uruguay. Según las encuestas presentadas públicamente por medios de comunicación, ninguno de los candidatos obtiene un respaldo superior al 25%. Los dos candidatos que tienen mayor preferencia electoral son Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, en un virtual empate y estancados desde el inicio del proceso electoral en torno al 20% cada uno. Si se suman los votos que obtienen los cuatro candidatos de la derecha que sobrepasan el umbral del 3% en las encuestas, tendrían entre 55% y 65%. La candidatura de Andrónico Rodríguez tiene una tendencia a la disminución desde el 14% (en la primera ola de encuestas) hasta el 7% (en la cuarta y última ola). La candidatura de Eduardo del Castillo no supera el 2% en ninguna de las encuestas. Es destacable también que la sumatoria de votos blancos, nulos e indecisos en estas mediciones ha oscilado entre el 27% y el 34%. La sumatoria histórica del voto blanco y nulo en las elecciones desde el 2002 ha estado entre 5% y 7%.
Por todo lo anterior, es muy probable una segunda vuelta electoral. Difícilmente se pueda determinar con la información proporcionada por las encuestadoras cómo se decantaría el voto indeciso y si los votos blanco y nulo son decisiones que no cambiarán el día de la elección- O, o en su defecto, si existe un voto oculto.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: ¿UN CAMBIO DE ERA POLÍTICA CON RUMBO INCIERTO?
 
A pocos días de las elecciones presidenciales, el escenario político boliviano muestra una fragmentación inédita que podría llevar al país a una segunda vuelta electoral por primera vez en su historia. En exclusivo por la Nueva Nueve, el periodista Julio Peñaloza detalló los factores que atraviesa esta contienda y las tensiones entre los principales referentes del Movimiento al Socialismo (MAS).
 
LT 9 de Argentina (https://n9.cl/1rixj)
 
A una semana de los comicios presidenciales en Bolivia, la incertidumbre política crece ante la posibilidad de una segunda vuelta electoral inédita en el país andino. Según explicó en exclusivo por la Nueva Nueve el periodista Julio Peñaloza, “se han llevado adelante como una docena de encuestas manejadas por empresas vinculadas a medios de comunicación hegemónicos”, pero “muchos insisten que son digitadas”, lo que invita a la cautela sobre sus resultados.
Peñaloza señaló que el actual presidente Luis Arce Catacora, representante del Movimiento al Socialismo (MAS), enfrenta una crisis interna producto de la fragmentación de su espacio político. “Evo Morales ha sido el autor de la autodestrucción del MAS”, afirmó y sostuvo que el exmandatario “jamás aceptó de manera consciente, madura, serena un sucesor para la candidatura a la presidencia del MAS”.
Esta fractura se refleja en la división del voto oficialista, entre las candidaturas de Andrónico Rodríguez y Eduardo del Castillo, y el llamado de Morales al voto nulo, lo que “puede ayudar enormemente a que un candidato de derecha llegue finalmente a la presidencia”. En este sentido, Peñaloza advirtió que “por primera vez en la historia electoral de Bolivia se podría llegar a una segunda vuelta”, debido a que “la ley electoral dice que debes tener un diez por ciento de diferencia entre primero y segundo y pasar el 40% para ganar en primera vuelta, cosas que parecen no va a suceder”.
Contexto económico y posible desenlace electoral
Esta crisis se agrava en un contexto económico complejo: “Tenemos dificultades por escasez de dólares, por un problema serio de canasta de alimentos con incrementos considerables y por un problema de abastecimiento regular de carburantes”. Asimismo, señaló que “hubo momentos de desabastecimiento absoluto, con filas larguísimas en las ciudades y kilómetros en las carreteras por la falta de gasolina y diésel”.
Para finalizar, comentó que en caso de que suceda una eventual segunda vuelta, la misma estaría prevista para la segunda semana de octubre, con el nuevo presidente asumiendo en noviembre, un proceso que marcará un punto de inflexión en la política boliviana. “Lo que no tenemos certeza es quiénes van a ser el primero y el segundo”, concluyó Peñaloza, remarcando la incertidumbre que atraviesa la contienda electoral.
 
 
 
 
 
BOLIVIA SE ENCAMINA A UN CAMBIO DE SIGNO POLÍTICO
 
Las internas del MAS condujeron al país a una grave crisis política y socioeconómica que propicia el escenario para la vuelta al poder de los conservadores.
 
Visión Desarrollista Org. (https://n9.cl/0de5c)
 
Hace más de 19 años que en Bolivia gobierna el Movimiento al Socialismo (MAS). Hubo una excepción de la interrupción democrática de un año que encabezó Janine Añez en 2019, actualmente presa. Durante ese período el hombre fuerte del país andino fue el jefe cocalero Evo Morales del MAS, partido que él mismo fundó en 2006, y ostentó la presidencia de Bolivia en tres ocasiones (2006-2009, 2010-2014 y 2014-2019).
En vano intentó obtener un cuarto mandato en el 2019. Primero convocó a un referéndum para poder presentarse a un nuevo período presidencial. Los bolivianos votaron por el «no». Morales alegó que el resultado representaba una proscripción política y con el aval del Tribunal Constitucional pudo ser candidato.
Sin embargo, los comicios fueron declarados fraudulentos con la alegación de un intento de «golpe de Estado» por parte de Morales. Nada de eso existió. En pleno conteo de los votos, el oficialismo detuvo los resultados. Al día siguiente, de manera mágica Morales tenía los diez puntos necesarios para ganar en primera vuelta. La reelección era un hecho. Ante la sospecha de fraude, la reacción de la sociedad fue espontánea. Hubo varias protestas con grados de violencia en las calles y el descontento social era creciente.
Sin salida y ante un evidente vacío de poder, entonces la histórica Confederación Obrera Boliviana pidió la dimisión de Morales. La iniciativa estuvo acompañada por el jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, de buena relación con el presidente. Acorralado Morales aceptó la sugerencia, dimitió y partió al autoexilio rumbo a México y luego hacia Argentina. Desde allí, el jefe cocalero denunció un golpe de Estado a su gobierno.
Previo a las elecciones del 2020, desde el autoexilio, Morales actuó como jefe de campaña de Luis Arce, su ministro de Economía entre el 2006-2019. Con la victoria presidencial en primera vuelta de su delfín, Luis Arce, el MAS retornaba al poder. Pero las internas del partido empezaron a florecer un año antes y fueron una constante durante todo el mandato presidencial de Arce.
La división del MAS fue total entre Arce y Morales, con altos grados de violencia a lo largo y ancho del país, que conllevaron a una crisis institucional y socioeconómica. Arce con la intención de controlar la agenda política del país puso sus ojos en los opositores a los que persiguió como el caso del férreo opositor, Luis Fernando Camacho, exgobernador de Santa Cruz, que fue detenido ilegalmente en su casa y encarcelado acusado de “terrorismo” por la crisis que llevó al derrocamiento de Evo Morales en 2019.
Además, el 26 de junio del 2024, en un episodio que generó varias suspicacias, el jefe del Ejército Juan José Zúñiga tomó el Palacio Quemado. El militar sublevado fue detenido, pero manifestó que todo el movimiento efectuado fue obra de Arce. Rápido de reflejos, Morales acusó a Arce de fingir un «autogolpe».
Candidatura truncada
Morales agitó la idea de ser candidato a la presidencia del país. Esta movida acentuó aún más el enfrentamiento contra Arce. Finalmente, Morales renunció al partido en febrero de este año, y se disponía a competir con un nuevo partido.
Sin embargo, sus intentos fueron en vanos porque la justicia lo imposibilitó a presentarse a las próximas elecciones. La causa es que la reelección presidencial está limitada a dos mandatos sean consecutivos o discontinuos.
Además, Morales actualmente se encuentra prófugo tras ser imputado por el delito de «trata de personas agravado» y pedofilia. Desde su escondite en la provincia del Chapare, el expresidente calienta el clima con amenazas de posibles actos de violencia y llamó a votar en blanco y nulo en las elecciones. También, fogonea el ausentismo. Su postura fue duramente criticada por Arce, que declinó su candidatura a la reelección en mayo pasado.
Ante este escenario encarnizado dentro del MAS, el partido llega dividido en tres facciones a las próximas elecciones presidenciales del próximo domingo 17 de agosto.
¿Cambio de signo político?
En medio de las internas partidarias del oficialismo, el país andino atraviesa una grave crisis política y socioeconómica principalmente por la falta de divisas, destinadas en su mayoría a subsidiar combustible y alimentos, lo que ha afectado al sector productivo sumado a una inflación del casi 25% y una economía estancada hace años.
El contexto caótico que se respira en Bolivia abre la posibilidad de un cambio de signo político. La principal figura de la oposición es Samuel Doria Medina, de 66 años, del Frente de Unidad Nacional (UN), que nuclea a varios partidos de centro con orientación conservadora. Tanto la izquierda como la derecha llegan a estos comicios fragmentada.
Doria Medina, empresario millonario exitoso y exministro de Planificación del presidente Jaime Paz Zamora, va por su cuarto intento de acceder a la Casa Grande del Pueblo. Bajo el lema de su campaña ¡100 días carajo!, Doria Medina propone estabilizar al país en sus primeros cien días de gestión. Sabe de antemano que deberá aplicar un ajuste necesario para contrarrestar el déficit fiscal.
Sin embargo, dentro de su programa apuesta a recuperar los dólares eliminando el mercado negro de divisas, recortar los subsidios a los combustibles para cerrar el agujero fiscal, cerrar empresas públicas que solo generan pérdidas, devolver la autonomía al Banco Central, abrir las puertas al comercio y la inversión extranjera. Además, aspira a descentralizar la gestión del litio, que podría ser una gran fuente riqueza para el país, y apostar por sectores como el agro, el turismo y la tecnología.
Doria Medina lidera las encuestas con una intención de voto del 21,5% seguido por Jorge «Tuto» Quiroga , que fue vicepresidente del general Hugo Banzer dos décadas atrás que lo sucedió en el poder tras su muerte, con el 19,6%. En el tercer lugar se ubica el exmilitar y empresario neoliberal, Manfred Reyes (actual alcalde de Cochabamba) con el 8,3%, en cuarta posición aparece el candidato de Morales, Andrónico Rodríguez con 6,1%, Rodrigo Paz con el 5,8% y Eduardo del Castillo con el 2,1%, apoyado por Arce.
Lo insólito que la campaña que promueve Morales del voto nulo y blanco muestra una intención de voto del 21,7%, que supera a todos los candidatos. Aunque, también, reina la indecisión entre los votantes. Con estos números seguramente habrá segunda vuelta que se celebrará el 20 de octubre. El sistema boliviano exige al menos 50% para ganar en primera vuelta o un mínimo de 40% y una diferencia de diez o más puntos sobre el segundo.
Además, se elige la mitad de la Cámara de Diputados (63 bancas) y la totalidad del Senado compuesto por 36 escaños. Será fundamental ver como queda compuesto el Poder Legislativo esencial para la gobernabilidad del próximo presidente. Y la atención girará si Morales y sus militantes acatarán los resultados probables de una victoria conservadora en paz y sin violencia.
 
 
 
 
 
BOLIVIA SE EMBALA BORDEANDO EL ABISMO HACIA EL BALOTAJE
 
Tras casi 20 años de gobiernos del izquierdista Movimiento al Socialismo, en los que Bolivia vivió un repunte social, económico y democrático sin precedente en su historia, hoy, una agitación política compleja y una incontrolable crisis económica exaltan un proceso electoral que posiblemente, lejos de dar paso a una estabilidad en el país, podría disparar una crisis aun mayor.
           
Semanario Universidad de Costa Rica (https://n9.cl/u5p71)
 
Con una crisis política y económica profunda de razones multifactoriales, Bolivia se aboca a un proceso electoral el próximo domingo 17 de agosto donde 7,9 millones de bolivianos acudirán a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, 36 senadores y 130 diputados.
Los ciudadanos aún depositan su confianza en que el proceso electoral los va a salvar, que un cambio de gobierno mejorará las cosas.
La agencia AFP recoge algunos testimonios en las calles. Carlos Tavera, un socialista jubilado de 65 años, asegura que apoyará al mejor ubicado de la oposición, aún si es de derecha. “Cualquiera es mejor que esto”, asegura. “Ahora no tenemos dólares. Hay filas para la gasolina, para el pan, para todo. En los hospitales no hay medicamentos”, agrega. Pero esa expectativa puede no ser satisfecha y Bolivia carga una gran dosis de malestar que ya no está dispuesta a tragarse.
Tras el trance de 2019
Desde diciembre de 2005, cuando Evo Morales, al frente del Movimiento al Socialismo (MAS), llegó al poder con la mayor votación de la historia y siendo el primer presidente indígena del país, impulsó un gobierno popular que transformó estructuralmente a Bolivia.
Gobernó de forma ininterrumpida, pero tras reiteradas reelecciones hasta 2019, cuando el 10 de noviembre, en un contexto de protestas, presión social y acusaciones de fraude en las elecciones generales del 20 de octubre de ese año decidió abandonar el poder a pedido de la policía y las fuerzas armadas tras varios días de sangrientos disturbios.
Morales denunció que había sido objeto de un golpe de Estado encabezado por Jeanine Áñez y orquestado por diversos intereses internos y externos.
El breve gobierno de Áñez estaba lejos de dar respuestas a las demandas sociales y la Asamblea convocó a nuevas elecciones en las que Morales se abstuvo de participar en favor de su compañero de partido Luis Arce, quien arrasó en las urnas con más del 55% de los votos.
“Por todo lo logrado, por lo que aún falta por construir, los invito a mirar el futuro con esperanza. Que nadie detenga este proceso. No cambiemos el rumbo. Hoy más que nunca necesitamos unidad, madurez y compromiso con Bolivia”, decía el presidente Luis Arce durante la celebración del Bicentenario del país, desde la Casa de la Libertad, en la capital Sucre, donde se firmó el acta de la independencia del país el 6 de agosto de 1825.
Quien ha estado al frente del denominado “milagro económico boliviano” como ministro en los gobiernos de Evo Morales (2006-2019) insiste en que los graves problemas que enfrenta el país son coyunturales.
“El Estado plurinacional sigue atrapado por un sistema republicano, patriarcal, ajeno al pensamiento plural y a la realidad plurinacional contemporánea que esconde la tecnocracia, burocracia, corrupción, modelos extractivistas, proyectos clientelistas y fórmulas patriarcales”, dijo el vicepresidente, David Choquehuanca.
El líder del MAS recordó los procesos de capitalización y privatización, previos a los gobiernos de su partido los cuales definió como “un gran saqueo y traición”, y los momentos de luchas como la “guerra del agua (2000)” y la “guerra del gas (2003)”, que expresaron un descontento popular que cambió el rumbo del país que demostró su validez en dos décadas de mejoría sin precedente en Bolivia.
La pobreza extrema en Bolivia disminuyó del 36,7% al 16,8% entre 2005 y 2015. Del 13,3% de analfabetismo, que indicaba el censo de 2001, al 3,7% en 2008. De 2007 a 2014, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presupuesto asignado a la salud aumentó en un 173%. Durante el gobierno de Morales, Bolivia triplicó su producción interna, redujo la pobreza e incluyó a la población indígena en la redistribución del poder y la riqueza.
Bordeando el abismo
En julio la inflación en Bolivia alcanzó un 25,8% interanual, el pico más alto al menos desde 2008. El gobierno de Arce casi ha agotado sus reservas internacionales de dólares para sostener sus importaciones de combustibles y otros productos básicos que vende subvencionado en el mercado interno. El déficit fiscal es del 10% del producto interno bruto (PIB).
Pero tanto las divisas como el combustible escasean cada día más provocando un malestar cada vez más insoportable en los habitantes.
Según el Gobierno, el año pasado las ventas de hidrocarburos, su principal rubro de exportación que conforma alrededor del 70% de sus ventas al exterior, solo representaron $1.600 millones, mientras que los desembolsos que la administración hizo al exterior, por deuda externa e importaciones, alcanzaron los $5.000 millones.
Un estudio de la boliviana Fundación Jubileo advierte que la pobreza actual sería de 44% si se toma en cuenta la subida del costo de vida, una cifra mucho mayor a la que reporta el gobierno (36%).
La deuda externa de Bolivia representa el 37,2% de sus ingresos nacionales brutos, según el Banco Mundial (BM) y sus principales acreedores son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el BM y China.
“Yo diría que estamos al borde de iniciar un proceso hiperinflacionario”, dice a AFP el economista Napoleón Pacheco, profesor de la estatal Universidad Mayor de San Andrés, pues el Gobierno busca estabilizar la economía a través de la emisión de moneda local. Entre 2023 y 2024, la masa de dinero circulante creció en 20%. La cotización oficial es de 7 pesos bolivianos por dólar, pero en las casas de cambio informales el precio fluctúa entre 13 y 20 bolivianos. Pero, además, no es fácil encontrar dólares.
Revertir, o siquiera contener, la aguda crisis que vive el país sin duda requeriría de medidas de ajuste extremo, que van en contra de la propuesta política del MAS. Pedir a los ciudadanos que confíen en el gobierno y sus decisiones demandaría una cohesión política que nadie tiene en este momento en Bolivia.
Tras dos importantes décadas alejados del poder, los grupos de derecha ven la oportunidad de retomar el control del país y echarse abajo algunas de las reformas profundas del MAS, principalmente con lo que tiene que ver con la apertura a inversiones y la explotación, hasta ahora incipiente, del preciado litio, del que Bolivia cuenta con algunas de las mayores reservas mundiales.
Intenciones de voto
Según las encuestas publicadas el domingo, última fecha en que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) las permite, la intención de voto la encabezan dos figuras de la derecha.
El empresario de centroderecha Samuel Doria Medina, que postula por la Alianza Unidad, está a la cabeza de los sondeos de Ipsos-Ciesmori, y Captura Consulting, con un 21,2% y 21,6%, respectivamente. Le sigue de muy cerca el expresidente de derecha Jorge Quioga, de la coalición Libre, que figura con 20% en ambos estudios, informa AFP.
La principal carta de la izquierda es el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, un sindicalista cocalero alejado del oficialismo. Pero Captura Consulting lo coloca en el cuarto lugar (7,2%), mientras que Ipsos-Ciesmori en el quinto (5,5%).
Mientras una consulta anterior colocaba a Manfred Reyes Villa en cuarto lugar con 8,23 %, en quinto a Rodrigo Paz Pereira (3,23%) y en sexto puesto Eduardo del Castillo (2,29%).
Según los sondeos, ni el izquierdista presidente del Senado, ni Eduardo del Castillo, candidato oficialista, superan los dos dígitos en intención de voto.
Con al menos 35 por ciento del padrón compuesto por indecisos, votos blancos y nulos, según las últimas encuestas, los principales candidatos buscan ansiosos capturar ese segmento.
El politólogo Carlos Cordero, profesor de la Universidad Católica Boliviana, afirmó a la agencia Xinhua que el voto indeciso se ha convertido en “el botín electoral más codiciado” por los aspirantes, con mensajes dirigidos especialmente al electorado urbano y joven, donde persiste la apatía política y la desconfianza en las instituciones.
Mientras, el expresidente Morales llamó a sus seguidores a anular su voto, y hasta un 14,6% de los encuestados por Ipsos-Ciesmori aseguró que planea seguir esa consigna.
Parece seguro que los bolivianos tendrán que ir al balotaje, pues ningún candidato parece con posibilidad de lograr lo que ha hecho el MAS desde 2005 y que la ley exige para ganar en primera ronda: superar el 50% de los votos, o el 40% con, al menos, 10 puntos sobre su rival inmediato.
Lo que sí quedará definido este 17 de agosto es la composición de la Asamblea Legislativa.
Según los sondeos el Senado boliviano estaría dominado por la derecha, aunque ninguno alcance la mayoría por sí solo. De los 36 miembros, el partido de Doria Medina lograría entre 14 y 17 mientras el de Quiroga entre 13 y 16.
La favoritos para el cambio
Los dos candidatos de la derecha, favoritos en las encuestas, suponen un cambio drástico para Bolivia.
Samuel Doria Medina, de la Alianza Unidad, empresario paceño de 66 años que se define como socialdemócrata y participó sin éxito en tres elecciones presidenciales durante los últimos 20 años, representa a un sector empresarial que ansía volver al control del país y no oculta que los ajustes serán severos.
Por décadas hizo fortuna con Soboce, una compañía de cemento que su grupo familiar vendió en 2014 por $300 millones. Ahora es propietario de la franquicia de Burger King en Bolivia e invierte en el rubro hotelero.
“Se va a iniciar una nueva etapa en la que lo más importante va a ser recobrar la estabilidad económica”, para salir del “estatismo y tener una economía capitalista”, dijo Doria Medina en una reciente entrevista con la AFP.
“El subsidio a los combustibles representa alrededor del 4% del PIB, lo cual no es sostenible”, dice José Gabriel Espinoza, eventual ministro de Economía de Doria Medina y admirador confeso del presidente argentino Javier Milei.
Por su parte, Jorge Quiroga propone sin ambages un “un cambio sísmico en Bolivia, el fin de un ciclo nefasto de lo que ha sido el Movimiento Al Socialismo”. Consultado por AFP sobre si sus propuestas implicarían medidas de “shock” que podrían generar conflictos sociales, respondió que Bolivia ya vive una situación crítica por la crisis económica.
Quiroga fue vicepresidente de Hugo Banzer, de 1997 a 2001 y lo sustituyó para finalizar el periodo cuando falleció debido a un cáncer.
Banzer tiene un nefasto pasado, pues dirigió la dictadura militar de 1971 a 1978, tras un golpe de Estado, contra el gobierno de izquierda de Juan José Torres, quien se tuvo que exiliar en Argentina, donde fue asesinado el dos de junio de 1976 .
Esa dictadura boliviana fue parte del denominado Plan Cóndor, orquestado por los servicios de inteligencia y militares de EE.UU. y que consistió en doblegar la historia en Suramérica mediante la instalación de dictaduras militares en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, que, tras golpes de Estado gobernaron aplicando el terrorismo de Estado aplicando represión, tortura, asesinatos, desapariciones, toques de queda, supresión de garantías, detenciones arbitrarias, allanamientos y persecución.
Tras ser derrocado por otro golpe militar, Banzer se mantuvo activo en la política, fue candidato varias veces hasta que logró la presidencia en 1997, con Quiroga como compañero de fórmula.
El pronóstico no pinta bien para Bolivia: un posible congreso muy fragmentado, ajustes urgentes, crisis en las instituciones políticas más allá de lo electorero y un malestar popular exacerbado que se irá condensando hacia una posible segunda ronda entre figuras de la derecha para el 19 de octubre.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: ENCUESTAS PROYECTAN BALOTAJE E INDECISOS RÉCORD
 
Sondeos anticipan segunda vuelta entre Doria Medina y Quiroga, con 30% de indecisos y un MAS debilitado. El voto rural y el sufragio oculto podrían alterar el resultado.
 
La Voz de Argentina (https://n9.cl/mnewu)
 
A cuatro días de las elecciones presidenciales, Bolivia transita el último tramo de campaña con un panorama electoral dominado por dos certezas y una gran incógnita. Las tres encuestas publicadas el último fin de semana proyectan una segunda vuelta entre los opositores Samuel Doria Medina (Alianza Unidad) y Jorge “Tuto” Quiroga (Alianza Libre), y reflejan un inusual 30% de indecisos, votos en blanco y nulos, algo poco habitual a esta altura del empeño de los candidatos en carrera para alcanzar el despacho mayor del Palacio Grande del Pueblo, desde donde conducir los destinos del país andino desde el 8 de noviembre próximo hasta igual fecha de 2030.
De confirmarse este escenario, los comicios del domingo venidero marcarían la primera vez que Bolivia dispute un balotaje desde que la figura fue incorporada a la Constitución en 2009. La eventual segunda vuelta está programada para el 19 de octubre. Paralelamente, las previsiones indican que la Asamblea Legislativa quedaría configurada con un bloque mayoritario de derecha, algo inédito en los últimos 20 años.
Sin embargo, el escepticismo hacia las encuestas sigue presente. El antecedente más reciente es el de 2020, cuando las mediciones subestimaron en casi 13 puntos el apoyo a Luis Arce, una de los mayores giros de sufragantes registrado en Latinoamérica, según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). Para este instituto dedicado a la investigación, estudio y análisis de los fenómenos políticos, económicos y sociales de la región, los liderazgos que encabezan hoy los sondeos podrían no ser un reflejo exacto del voto nacional. Esta organización integrante del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) advierte que “todas las encuestas parecen medir el mismo universo urbano y accesible, dejando fuera corrientes subterráneas que podrían sorprender el día de la elección”.
Tierra adentro
El voto rural, que representa cerca del 30% del padrón, ha sido históricamente la base de apoyo del Movimiento al Socialismo (MAS).
En un reciente informe publicado en El País, de España, el Celag advierte que las metodologías tradicionales, en especial las telefónicas, no logran captar al 15% de la población sin acceso a celular, segmento con inclinación política definida. Aunque las principales consultoras aseguran haber migrado a entrevistas presenciales para mejorar la cobertura, persisten problemas logísticos: reemplazo de localidades de difícil acceso por otras más convenientes, un ajuste que, según la institución, transforma el error de diseño en un desafío operativo.
El otro gran factor que podría alterar las proyecciones es el peso del voto oculto entre los indecisos y los blancos. Analistas políticos traen a la memoria que este nicho de electores fue decisivo en la victoria de Arce en 2020.
Andrónico Rodríguez, considerado hasta hace unos meses el “delfín político” de Evo Morales, muestra una caída abrupta en las encuestas para determinar la intención de voto. De ocupar el tercer lugar con comodidad, hoy oscila entre el cuarto y el quinto puesto.
Encuestadores atribuyen este declive a dos causas: no haber conseguido unificar a la izquierda y los movimientos populares, y la dificultad de desprenderse de la imagen del MAS, partido que muchos responsabilizan de la crisis económica e institucional actual.
Piedra de discordia
A lo antes dicho, se suma el malestar generado por la designación de Mariana Prado como candidata a la vicepresidencia, por carecer de vínculos con sindicatos o movimientos sociales. La decisión provocó que la Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari retirara su apoyo a Rodríguez. “Nos alejamos de manera definitiva del pacto popular por no respetar la resolución que pedía el cambio de las candidatas”, declaró uno de sus máximos dirigentes, David Mamani.
Por su parte, la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia expresó una exigencia similar, y el sector minero –clave en el sostén del MAS– parece haberle dado la espalda. Lo mismo ocurre con los cocaleros, pese a que Rodríguez es vicepresidente de su federación. Su superior, Evo Morales, no sólo le negó el respaldo, sino que instó a sus seguidores a anular el voto como gesto de rechazo a unas elecciones en las que está inhabilitado para competir.
A pocos días de la cita con las urnas, Bolivia se enfrenta a un escenario electoral inédito: una oposición fortalecida, un oficialismo fragmentado y una masa de electores indecisos capaz de definir no solo quiénes pasarán a segunda vuelta, sino también el rumbo político del país durante los próximos cinco años.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: ¿POR QUÉ EL VOTO INDÍGENA-CAMPESINO SERÍA CLAVE PARA DEFINIR LOS RESULTADOS?
 
La crisis política y económica que enfrenta Bolivia ha llevado a que el voto indígena y campesino, cerca del 50% de la población, se constituya como clave para definir el rumbo del país en un contexto global multipolar.
 
RTR Global de Rusia (https://n9.cl/8p69m)
 
Bolivia llega a sus elecciones presidenciales de este 17 de agosto en medio de una encrucijada histórica. Mientras en 2025 se conmemoran los 200 años de independencia, el país atraviesa una crisis política y económica que podría cambiar su rumbo.
En sus dos décadas de liderazgo, el Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) —partido encabezado por Evo Morales, primer presidente indígena de Bolivia (2006-2019), y por Luis Arce desde 2020—, ha impulsado políticas de nacionalización, programas sociales y de industrialización. Sin embargo, actualmente el país enfrenta dificultades de acceso a dólares, la falta de combustibles y el aumento sostenido de los precios, además de un electorado cada vez más dividido y decepcionado de la cultura política.
En medio de esta tensión, la población indígena y campesina, históricamente marginada de la democracia –y que representa cerca de la mitad de Bolivia, e incluye grupos como los quechuas, aymara y guaraní–, aparece de nuevo bajo el foco de atención. Hoy se constituye en una fuerza política y cultural crucial que podría ser clave para definir quién gobernará el país en la próxima década. Ganar su confianza será un desafío para todos los partidos políticos.
Ante este contexto de incertidumbre, con nueve candidatos compitiendo por la presidencia, surge la pregunta: ¿qué opciones electorales tienen los campesinos e indígenas y cuáles son los escenarios más probables?
Dos opciones liberales y una popular
Una de las opciones principales consiste en la continuidad del proceso actual, es decir, la lenta liberalización de la economía. En este primer escenario, el gobierno mantendría el discurso progresista y permitiría que la burocracia profundice su alianza con las clases dominantes —como la minería y la agroindustria— y con corporaciones nacionales y extranjeras (logias y lobbies globalistas), con el objeto de desmantelar el modelo económico estatista a partir de la flexibilización de regulaciones (exportaciones e importaciones, servicios financieros, inversión extranjera y privada en proyectos estratégicos de servicios e infraestructura y explotación de materia prima). Esta línea incluye al MAS-IPSP y grupos cercanos, como el Movimiento de Renovación Nacional (Morena).
Por otro lado, existe un escenario alternativo que implicaría un retorno radical a políticas neoliberales. Esto significa la reducción del tamaño del Estado por la apertura al protagonismo de capitales privados con sus efectos en la aceleración del endeudamiento, la privatización de empresas estatales, servicios y recursos naturales, la flexibilización laboral y el recorte de programas sociales. Este enfoque está representado por partidos como Alianza Unidad (AU), Alianza Libertad y Democracia (ALD), Partido Demócrata Cristiano (PDC), Nueva Generación Patriótica (NGP), Autonomía Para Bolivia-Súmate (APB-SUMATE), Acción Democrática Nacionalista (ADN) y Unidad Cívica Solidaridad (UCS).
Frente a las opciones impulsadas por la élite y clase media, existe una tercera alternativa, la popular. De potencial atención por la clase trabajadora y el campesinado-indígena, esta opción podría conquistar adeptos entre la población. Su objetivo es retomar el modelo de desarrollo nacionalista plurinacional de 2006-2016 —estado fuerte, industrialización y economía mixta— sin el liderazgo de Evo Morales ni del MAS-IPSP, al que algunos sectores de la sociedad boliviana acusan de haber cooptado a las organizaciones sociales y destruir la democracia popular. Andrónico Rodríguez, joven líder cocalero y actual presidente de la Cámara de Senadores, con su Alianza Popular (AP), encabeza esta opción.
La posibilidad popular, todavía en incertidumbre
Este panorama general revela la debilidad política del bloque popular, especialmente del sector indígena y campesino, ya que carece de un liderazgo con base directa en estos grupos sociales. Una encuesta realizada en julio por Ipsos CIESMORI, y citada por la agencia de noticias Reuters, mostró que Rodríguez obtuvo tan solo un 6% de apoyo a nivel nacional en julio, frente al 19% de principios de este año. Eva Copa, otra candidata de ascendencia aymara, uno de los mayores pueblos indígenas en Bolivia, se retiró de la contienda a principios de agosto.
 A la vez, este escenario refleja también el oportunismo de varias agrupaciones de derecha que, coyunturalmente, se acercan a los sectores indígenas y campesinos, creando alianzas y alquilando partidos para participar en la distribución de cuotas de poder. Y eso ocurre pese a que algunos medios revelan la emergencia de una clase media integrada por numerosos indígenas que ejercen diversas profesiones, y cuyos intereses hoy trascienden la política de identidad, según expertos en el país.
La probabilidad electoral de estos tres proyectos de país pasa por superar la consigna de voto nulo definida por otras facciones –de izquierda anarquista y Evo Morales– ante su inhabilitación como candidato a la presidencia. Esta estrategia tiene por objetivo capturar el voto de la clase media, campesina e indígena simpatizantes de Morales y renegadas del MAS-IPSP, y así neutralizar el potencial apoyo a Andrónico Rodríguez.
Entre el ideal constitucional y la realidad estructural
La victoria de Morales en las elecciones de 2006 marcó un momento histórico para los pueblos indígenas, tras siglos de racismo estructural. Hasta mediados de la década de 1950, no podían ingresar a las plazas fuera del Palacio Presidencial. Luego, la Constitución boliviana de 2009 reconoció los derechos colectivos de los pueblos indígenas y estableció el Estado Plurinacional, un modelo pionero en América Latina orientado a reparar desigualdades históricas. Sin embargo, la realidad actual es muy compleja.
A pesar de estos avances constitucionales, las políticas públicas implementadas no han logrado transformar las condiciones de los pueblos indígenas y campesinos en Bolivia. Un caso emblemático fue la situación en la reserva Territorio indígena y parque nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) en 2011. En ese momento, Morales propuso construir una carretera que atravesaría la Amazonía boliviana y los territorios indígenas para unir los sitios de Beni y Cochabamba, lo que generó protestas tanto a favor como en contra, según informaron los medios. En una entrevista con TRT World, Tomasa Yarhui, ministra y parte de la comunidad quechua, quien luego fue candidata a la vicepresidencia, explicó que no hubo una consulta previa con los indígenas para llevar a cabo el proyecto. Y también que Morales vulneró “muchos derechos de las comunidades indígenas debido a ciertos intereses”.
La disputa sobre el proyecto dividió a los movimientos sociales que habían impulsado la presidencia de Morales en 2006, reportaron medios en su momento, revelando las divisiones entre los distintos grupos. Así, expertos argumentan que esto impulsó el debate social sobre una agenda más amplia para las comunidades indígenas, la implementación de la nueva política constitucional y las tensiones por los territorios del país.
Tensiones
En la recta final para las elecciones, este tipo de complejidad se refleja en crecientes tensiones sociales y económicas. La intensificación de la extracción de materias primas en las zonas rurales, junto con la expansión de la economía informal en las ciudades, ha subordinado a las comunidades indígenas y campesinas a la lógica del mercado, la moralidad de la competitividad y la ética individualista del capital.
Varios casos recientes ilustran estas dificultades: el asesinato del líder Francisco Marupa en conflictos por minería ilegal; una explosión mortal en una mina de Sorata, causada por disputas entre cooperativistas; un contrato irregular de arrendamiento de tierras indígenas con el ficticio “Estado de Kailasa”; la popularidad de la vivienda de ricos comerciantes en El Alto, símbolo de éxito económico y mercantilización de la identidad cultural; el debate sobre la propiedad privada en Raqaypampa, primer territorio indígena autónomo; y los incendios forestales en la Chiquitanía, agravados por políticas estatales favorables al agronegocio.
Participación indígena-campesina hoy
En cuanto a la participación política, indígenas y campesinos han logrado avances importantes. En las últimas dos décadas, su experiencia política ha impulsado su consolidación como actores activos y formales del desarrollo. Por ejemplo, en agosto de 2020, en plena pandemia y crisis política por la agitación social desatada en noviembre de 2019 tras lo que Morales denunció como golpe de Estado, la movilización de organizaciones indígenas y campesinas obligó a que el entonces Gobierno de Yanine Áñez convocara a elecciones generales en octubre del mismo año.
En esas mismas elecciones, mediante resolución especial del Tribunal Supremo Electoral, se logró la habilitación de organizaciones de los pueblos indígena originarios y campesinos a postular candidaturas en las circunscripciones especiales sin la intermediación de partidos políticos y agrupaciones ciudadanas.
La participación de indígenas y campesinos se ha convertido en una fuerza de cambio, aunque sigue condicionado por luchas internas, intereses sectoriales y tensiones vinculadas al modelo económico extractivista y comercial.
A partir de esta experiencia, se observa que la mayoría de este sector acudirá a votar motivada por la crisis y evitando apoyar a los partidos tradicionales de derecha. Sin embargo, tampoco hay claridad sobre el respaldo a la opción de Andrónico Rodríguez y su Alianza Popular, a quienes sus críticos, opositores y principalmente los medios tradicionales y emergentes que los apoyan, señalan como un candidato joven e inexperto, sin fuerza política real ni conexión nacional con las bases indígenas y campesinas.
Sin una opción política propia ni participación directa en candidaturas populares, el sector campesino e indígena podría conformar un bloque favorable a la propuesta desarrollista y plurinacional, especialmente frente a una eventual segunda vuelta contra la derecha neoliberal. En caso de que esta última gane, muy factible si logra la unidad de las cuatro candidaturas principales -–Quiroga, Doria Medina, Paz, Reyes Villa– el sector se mantendría en resistencia contra las políticas antipopulares del próximo gobierno.
Frente a la ausencia de alternativas transformadoras en 2025, y con la urgencia de salvar el proyecto plurinacional y sus conquistas de las últimas décadas, el sector popular, particularmente indígenas y campesinos, está llamado a renovar sus programas, partidos y acciones, enfocándose en sus necesidades históricas.
 
 
 
 
 
EDUARDO DEL CASTILLO, LA CARTA DE SALVACIÓN DE LA IZQUIERDA EN BOLIVIA
 
El País de Costa Rica (https://n9.cl/ykjmk)
 
Eduardo del Castillo, un abogado de 37 años, candidato a la presidencia de Bolivia por el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), tiene el desafío de salvar a su partido de la extinción en las elecciones nacionales que se celebran este domingo.
El MAS se enfrenta a una prueba de fuego; las encuestas de intención de voto le dan, en promedio, apenas un dos por ciento, y la normativa boliviana establece que si un partido no obtiene un mínimo del tres por ciento, perderá su personería jurídica.
«Estamos cargando una mochila muy pesada de 20 años de gobierno», admitió Del Castillo, sobre las críticas al MAS por la difícil situación económica que afecta al país, producto de la falta de combustibles y divisas y de una inflación que las autoridades no logran controlar.
Del Castillo nació en 1988 en Santa Cruz de la Sierra (este), región agroindustrial del país, se formó como abogado y actualmente está casado y tiene dos hijas.
En 2020 fue designado como ministro de Gobierno (Interior), por el presidente, Luis Arce, y desde entonces tuvo una activa participación en algunos de los episodios políticos más relevantes del país.
En junio de 2023 fue interpelado y censurado por el Congreso, por la denuncia de una red de robo de vehículos que operaba entre Chile y Bolivia. Pese a las denuncias, que databan de 2022, la banda no fue desarticulada.
La censura parlamentaria implicó su destitución inmediata, pero el presidente Arce lo restituyó en el cargo.
Del Castillo fue quien hizo cumplir la orden de detención contra la presidenta de facto Jeanine Añez (2019-2020) y el gobernador de la provincia de Santa Cruz (este), Luis Fernando Camacho, por el papel que desempeñaron en el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019.
Además, tuvo que hacer frente al intento de golpe de Estado el 26 de junio de 2024 por un grupo de militares de alto rango.
Asimismo, tanto legisladores opositores como afines a Morales lo acusan de proteger al narcotráfico, en especial tras la huida del narcotraficante uruguayo Sebastian Marset, en julio de 2023, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en medio de un operativo de captura de la Policía boliviana.
Morales lo acusa de ser el responsable del atentado que sufrió en octubre de 2024, cuando el vehículo que lo trasladaba fue atacado a tiros.
Del Castillo ha dicho que en dos oportunidades evitó que el exmandatario, acusado de trata y tráfico de personas, fuera detenido, cancelando los operativos para su aprehensión.
Las autoridades concluyeron que un despliegue de ese tipo hubiera causado un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad del Estado y los partidarios del exmandatario, con varias decenas de muertos.
Organismos internacionales de derechos humanos también lo cuestionaron porque incurrió en la práctica de presentar públicamente a los sospechosos de delitos, incluso antes de que los detenidos llegaran a su audiencia cautelar.
En cuanto a su propuesta electoral, Del Castillo presentó el plan «Bolivia Primero», con el que, asegura, se estabilizará la economía del país.
El candidato explicó a la Agencia Sputnik que su propuesta consta de dos partes, el Plan Plata y el Plan Vida.
«El primero significa Programa para tener Liquidez y para la Transformación de la Arquitectura económica y el segundo, Visión Inteligente de Derechos Ambientales. Entre ambos planteamos recuperar la economía y también proteger el medio ambiente de manera eficiente», expresó Del Castillo en respuesta a un cuestionario de esta agencia.
Además, propone dar continuidad a los logros del MAS, como la industrialización, el pago de bonos sociales, la estabilización de la economía y la consolidación del «proceso de cambio» que se inició en 2006.
El postulante oficialista considera que el país necesita una nueva generación de líderes que mantengan las conquistas sociales de las últimas dos décadas.
Del Castillo se muestra optimista, pese a las encuestas, y cree tener posibilidades reales de ganar el 17 de agosto, con el apoyo de las organizaciones sociales y campesinas.
Casi ocho millones de ciudadanos están habilitados para votar este domingo en las elecciones generales en Bolivia.
Si ningún candidato obtiene el 50 por ciento más uno de los votos, habrá una segunda vuelta el 19 de octubre.
Dos candidatos de derecha, Samuel Doria Medina y Jorge «Tuto» Quiroga, se perfilan como los favoritos para pasar a segunda vuelta, según la mayoría de las encuestas de opinión.
Quien resulte electo asumirá el 8 de noviembre, por un periodo de cinco años.
Este domingo también se eligen los 130 diputados y 36 senadores de la Asamblea Legislativa Plurinacional, y nueve representantes ante organismos supraestatales como el Mercosur y el Parlamento Andino.
 
 
 
 
 
MILLONARIO, SOBREVIVIENTE Y POLÍTICO INSISTENTE: DORIA MEDINA SE ACERCA A LA PRESIDENCIA DE BOLIVIA EN SU CUARTO INTENTO
 
CNN DE EEUU (https://n9.cl/ggaxw)
 
Samuel Doria Medina se presenta como un candidato distinto. “Un presidente empresario” que va a tomar “decisiones rápido sin hacer cálculos políticos”, según dijo él mismo en un colorido reel de Instagram, a tono con sus redes sociales, que mantuvo muy activas durante toda la campaña.
Pero, lejos de ser un outsider, su historia evidencia décadas de trayectoria política y una ambición sostenida en el tiempo: ser presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.
Este domingo competirá por cuarta vez en las urnas en su búsqueda de romper con casi 20 años de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) y con un mote que lo persigue como un hechizo: el “kencha”, término que en Bolivia alude a la mala suerte. Ninguna candidatura ganada y una vida al límite.
Tras las derrotas en 2005, 2009 y 2014, y su retiro en 2019 como compañero de fórmula de Jeanine Áñez después de que renunciara a postularse en 2020, el empresario llega a estas elecciones como el candidato de centro, en la lista opositora Alianza Unidad.
En 2014 salió segundo con un 24% de los votos, pero entonces el resultado de Evo Morales fue arrasador con más del 60%, logrando un triunfo en primera vuelta. Hoy, Doria Medina mantiene un caudal de votos similar pero en un escenario completamente distinto.
Doria Medina está entre los favoritos y esta vez el rival que le pisa los talones es el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga con quien inició la campaña siendo aliado, pero finalmente se erige como su principal competidor.
Economista de formación y arquitecto de las privatizaciones en los 90
Nació el 4 de diciembre de 1958 en La Paz, pero creció en Oruro, donde su padre trabajaba como empresario minero. Hoy tiene 66 años, seis hijos y está casado con Nidia Monje, madre de cinco de ellos.
Estudió Administración y Economía en la Universidad Católica Boliviana y luego se formó en el exterior: Economía en la Arizona State University y una maestría en Finanzas Públicas en la London School of Economics y, según su biografía, “siempre estuvo interesado en los asuntos públicos”.
A los 33 años fue nombrado ministro de Planeamiento en el gobierno de Jaime Paz Zamora, entre 1991 y 1993, cargo por el que se lo señala como uno de los grandes arquitectos del proceso de privatizaciones de los noventa.
En 2016, fue acusado en la justicia por supuesto daño económico al Estado, pero en 2020, durante el gobierno de Áñez, el proceso fue cerrado por falta de pruebas. Él sostiene que se trató de una persecución política.
En 2003 fundó su propio partido, el Frente de Unidad Nacional.
Perfil de empresario, el plato fuerte de su campaña
En paralelo a su carrera política, Doria Medina construyó un emporio empresarial que hoy es parte central de su discurso de campaña. En 1987 tomó el control de la cementera SOBOCE y la convirtió en líder del mercado antes de vender su participación en 2014 por 300 millones de dólares.
A través de Bolivian Foods S.A., es dueño de las franquicias de Burger King y Subway en Bolivia y adquirió el icónico Hotel Los Tajibos en Santa Cruz. También impulsó proyectos inmobiliarios como las Green Tower en La Paz y Santa Cruz. “Soy un empresario, no un político profesional”, repite. “Mis obras están ahí”.
Una vida al límite devenida en slogan de campaña
Su eslogan de campaña, “¡100 días, carajo!” -el tiempo en el que promete soluciones concretas a problemas económicos como la escasez del dólar y de combustible- es la reformulación de una frase que lo identifica, poniendo en primer plano su historia personal y dejando, otra vez, fuera de foco su perfil más político.
“Carajo, no me puedo morir”, dijo años atrás al contar que en un accidente aéreo casi pierde la vida y selló su muletilla. Fue en un viaje de La Paz a Sucre en un avión a hélice, cuando la nave se estrelló en el cerro Huaricollo, en el departamento de Oruro. Afortunadamente, nadie murió en el hecho.
En noviembre de 1995, fue secuestrado por el grupo peruano Tupac Amaru, según él mismo contó en distintas ocasiones. “Me han tenido en un cuarto oscuro de dos columnas, varias veces me han puesto una pistola en mi cabeza y me han dicho ‘es su última oración’, pero no era mi hora”, narró años después sobre lo ocurrido. Fueron 45 días de cautiverio y para su liberación se concretó un pago millonario, según confirmó a CNN su equipo de campaña.
Más recientemente, compartió públicamente que fue diagnosticado con cáncer de vejiga, una enfermedad que asegura haber superado.
¿La cuarta será la vencida?
Doria Medina se presenta como un candidato de centro que quiere gobernar para todos y con todos.
Plantea un esquema de eficiencia del Estado a partir del cierre de empresas estatales deficitarias, el impulso del desarrollo de emprendedores y la apertura internacional.
En política exterior, quiere reorientar las alianzas internacionales, priorizando la relación con Estados Unidos por encima de China, Rusia o Irán, y potenciar el litio como recurso clave en la transición energética global.
Después de décadas de intentos y una vida marcada por contrastes extremos, el empresario que fue ministro, sobreviviente y rehén vuelve a ponerse a prueba en las urnas con encuestas a favor y la sombra de un mote difícil de sacudirse.
El resultado dirá si el “kencha” se convierte, por fin, en ganador.
 
 
 
 
 
SIN CHANCE PARA LA IZQUIERDA EN LAS ELECCIONES DE BOLIVIA, EVO MORALES DICE QUE NO SE VA 'A ESCAPAR'
 
Las encuestas anticipan una segunda vuelta entre los candidatos de oposición Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga.
 
El Diario de Cuba (https://n9.cl/7l7fm)
 
A menos de una semana para las elecciones presidenciales en Bolivia, tres encuestas mostraron que los escenarios posibles no dejan esperanzas a la izquierda, sino la confirmación de que las dos décadas de hegemonía del poder por el Movimiento al Socialismo (MAS) están a punto de llegar a su fin.
Una encuesta citada por el diario El País mostró que podría producirse una segunda vuelta el 19 de octubre entre los candidatos de oposición Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga, mientras que otra apunta a hasta un 30% entre indecisos, votos en blanco y nulos.
Los sondeos, publicados el fin de semana, apuntan además a una caída en la intención de voto por Andrónico Rodríguez, candidato de la izquierda, quien habría pasado del tercer al cuarto o quinto puesto para la contienda electoral.
El lunes 11 de agosto, la Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari retiró su apoyo a Rodríguez.
El martes 12, el expresidente Evo Morales dijo que Andrónico Rodríguez supuestamente le ofreció ser su vicepresidente, a lo que habría respondido "no me insulte".
"No me insulte mandando ese mensaje que vamos a dar vicepresidencia. No habrá eso, compañeros, jamás, tengo dignidad", dijo Morales en un mensaje citado por la agencia de noticias EFE.
Rodríguez, actual presidente del Senado de Bolivia, era conocido como el heredero de Morales, ya que ambos son líderes de sindicatos cocaleros en el Trópico de Cochabamba y eran cercanos. Sin embargo, el actual candidato decidió alejarse del expresidente y busca la Presidencia de Bolivia con la alianza Popular.
Morales no pudo inscribirse como candidato para estas elecciones y tiene una inhabilitación constitucional para buscar un cuarto mandato, tras un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional que indica que la reelección presidencial puede ser "por una sola vez de manera continua".
El exmandatario también perdió recientemente el liderazgo de casi 30 años del gubernamental MAS y renunció a su afiliación para crear una nueva agrupación política, denominada Evo Pueblo. Al no tener un partido habilitado para participar, Morales empezó una campaña para llamar al voto nulo.
"Antes me ofrecieron senaduría y ahora vicepresidencia. Si son francos con el pueblo, súmense al voto nulo, si están con el pueblo", añadió Morales en su mensaje.
El expresidente también se alejó del mandatario Luis Arce desde 2021, por una pugna por el control del Gobierno y por la candidatura del MAS.
Arce renunció a buscar la reelección en medio de una crisis económica marcada por la escasez de dólares y combustible, así como por una dura inflación.
El MAS eligió al exministro de Gobierno (Interior) Eduardo del Castillo como candidato. Sin embargo, en las encuestas se encuentra con una intención de voto menor al 3%, lo que pone en riesgo la personería jurídica de la agrupación política.
Andrónico Rodríguez está entre el cuarto y quinto lugar en las últimas encuestas, con alrededor de un 7% de intención de voto, siendo el candidato de izquierda mejor posicionado en los sondeos.
Morales aseguró en entrevista con AFP que seguirá dando "batalla en las calles y caminos" de Bolivia, ante la probable victoria de sus opositores de derecha.
El líder indígena, que gobernó entre 2006 y 2019, desde el año pasado se refugia en Lauca Eñe, un pequeño poblado del Trópico de Cochabamba, para evadir una orden de captura por un caso de presunta trata de una menor cuando era presidente, cargo que él niega.
Según Morales, no saldrá de Bolivia si gana la derecha. "Me voy a defender, no me voy a ir. Dicen: 'Se va a escapar a Cuba'. No me voy a escapar", aseguró.
"Estoy con mi pueblo, no voy a abandonar al pueblo boliviano", afirmó el expresidente, que en 2019 se exilió por un año, tras verse forzado a renunciar en medio de protestas, después de que fuera acusado de cometer un fraude en las elecciones de ese año.
En ese sentido, dio a entender que no dará tregua al próximo Gobierno. Morales encabezó violentas protestas y bloqueos de vías contra Arce, a quien acusó de excluirlo de la carrera electoral en complot con los jueces.
Los bolivianos elegirán al presidente, vicepresidente y legisladores para el próximo quinquenio este domingo.
 
 
 
 
 
“EL VOTO NULO LIDERA LA ELECCIÓN EN BOLIVIA”
 
Ex presidenta del Senado e histórica referente joven del MAS-IPSP, Adriana Salvatierra analizó en una entrevista con El Grito del Sur los comicios presidenciales del domingo 17 de agosto en Bolivia. "Un triunfo de la derecha no significa que el electorado esté dispuesto a perder las conquistas", señaló.
 
Grito del Sur de Argentina (https://n9.cl/mp4tm)
 
Las elecciones presidenciales del domingo 17 de agosto marcan un escenario complejo para los movimientos populares en Bolivia. Con Evo Morales proscripto y una interna destructiva en el MAS-IPSP tras la experiencia fallida del gobierno de Luis Arce, dos opciones de derecha -lideradas por Samuel Doria Medina y Jorge «Tuto» Quiroga- serían las más votadas en las urnas y se enfrentarían en una segunda vuelta. No obstante, tras la caída que sufre Andrónico Rodríguez en las encuestas, crece muy fuertemente la opción del voto nulo enarbolada por el ex presidente Evo Morales.
En una entrevista con El Grito del Sur, la ex presidenta del Senado Adriana Salvatierra analizó lo que podría suceder en estos comicios y cómo la izquierda boliviana llegó a esta situación de retroceso inédita en las últimas dos décadas. «Un triunfo de la derecha no significa que el electorado esté dispuesto a perder las conquistas», señaló.
¿Qué características tiene esta elección presidencial?
Yo creo que tiene dos características. Va a ser la primera vez que Bolivia irá a una segunda vuelta: nunca habíamos experimentado esto a nivel presidencial, sí en elecciones a gobernador. Por ello es un escenario nuevo en términos de construcción de legitimidad. Con la anterior Constitución, ganaba el candidato presidencial con la mayor votación y punto. Luego tuvimos las victorias de Evo Morales, todas por encima del 50%, y no conocimos un presidente que gobierne con un parlamento tan fragmentado. Hay que ver entonces qué legitimidad de origen tendrá este nuevo gobierno y cómo se sostiene en el tiempo. La otra cuestión a tener en cuenta es que el electorado boliviano ha volcado su mirada a posiciones más de derecha, creo que nosotros como proyecto político tenemos que hacer una fuerte autocrítica por ello.
¿Cómo llega la izquierda boliviana a estos comicios teniendo en cuenta la proscripción de Evo Morales?
Dejar fuera la candidatura de Evo Morales fue una perversión de todo el sistema político. Nunca van a poder decir que le ganaron a Evo una elección, lo tuvieron que sacar a él y todo lo que significa como espacio político. Claramente hay un pacto de proscripción política que se institucionalizó con los poderes públicos, económicos y la corporación mediática, articulados también con una decisión del Imperio. Si hubo alguien que tuvo la iniciativa de retirar al embajador de Estados Unidos, antes que cualquier país del ALBA incluso, fue Evo. Creo que también hay una factura de todo eso. La factura de la nacionalización, de quitar los privilegios coloniales y de clase. Ésta es la respuesta de todo el sistema. Hoy estamos atravesados por una discusión interna muy fuerte: es muy difícil la transición de liderazgos y la tensión entre un liderazgo histórico como el de Evo coexistiendo de forma antagónica con el presidente del Estado. Yo no creo, como dice Álvaro García Linera, en el liderazgo social y el liderazgo institucional. Pero sí me parece que el Presidente tenía un conjunto de herramientas políticas, de las cuales hizo uso para intentar competir en términos políticos con Evo. Pero él ganó con el 55% y se va con el 1%. El liderazgo histórico de un país no se disputa solamente desde la presidencia del Estado, sino desde la representación y las ideas que defiendes.
¿Cuál es tu mirada sobre la modalidad del voto nulo?
Nosotros no podemos convocar a la abstención electoral porque en Bolivia el voto es obligatorio. Siendo obligatorio, si tú no vas a votar tienes una sanción económica y se le suma que no puedes hacer uso de tus cuentas bancarias. Entonces hemos llamado a un voto de protesta, que es el voto nulo. Éste expresa la disconformidad con un proceso electoral amañado, donde fueron los jueces quienes han determinado cuál es la papeleta electoral y, en última instancia, eligen al presidente. Frente a tales niveles de condicionamiento, hemos definido el voto nulo que -tal cual marcan los indicadores- está cobrando mayor fuerza en la población. Hoy la cantidad de votos blancos, nulos e indecisos estaría en el orden del 33% y tiene más puntuación que cualquiera de los candidatos que encabezan la intención de voto. Esta cifra casi duplica lo que se había relevado antes de las elecciones de 2020.
¿Qué respondes frente a planteos como el de Andrónico Rodríguez al señalar que el voto nulo sería funcional a la derecha?
Él (Andrónico) ha permitido que se corra el eje del debate hacia opciones de derecha. Cuando tú escuchas sus planteamientos, habla de no más Estado paternalista, mantener las conquistas sociales pero abrirnos al mercado y al mundo en términos económicos. Cuando le preguntaron sobre la situación jurídica de Evo, dijo que iba a mantener la norma y no se pronunció sobre el accionar del Gobierno, que dirigió 13 operaciones judiciales y un intento de aprehensión violento, que hasta ahora no tiene investigación judicial y pudo haber derivado en la muerte de Evo. Hasta hace tres meses defendía a nuestro líder político pero hoy es parte de los que plantean su aprehensión. En términos de cómo abordar la crisis económica, también hemos tenido diferencias ya que ha planteado una reestructuración del aparato público cerrando empresas deficitarias. Lo cierto es que el Andrónico que empezó la campaña no es el mismo que el que la terminó. Andrónico no puede ser la continuidad de nuestro proyecto político, por ello viene con un gran declive en las encuestas.
¿Por qué en Bolivia no emergió una figura nueva de derecha, como es Javier Milei en Argentina, y los principales candidatos son dos viejos representantes del establishment?
Porque así lo decidió el sistema político. Esta papeleta electoral es producto de las decisiones judiciales. Había un precandidato de apellido (Jaime) Dunn, él probablemente se habría pinchado muy rápido pero era casi una emulación de Milei por estas tierras. Que haya una mayor preferencia hacia las opciones de derecha no quiere decir que el electorado esté dispuesto a destruir las conquistas políticas, sociales y económicas. Aquí, como en Argentina, hay un voto que responde a una situación de crisis económica, donde se ha tocado la fibra más sensible del ser humano: el bolsillo. Tú tienes aquí una inflación acumulada que tendría que haber sido del 7,5%, pero hasta ahora la inflación ya fue del 17%. Se calcula que la inflación pueda duplicarse para fin de año. Nuestra generación no conoce esos niveles altos de inflación, no vivíamos esto hace 40 años. En 2024 tuvimos un crecimiento económico de 0,73%, el más bajo de los últimos 25 años.
¿Qué programa tiene la derecha boliviana o a qué reformas apunta en caso de volver al Ejecutivo después de 20 años?
Con este nivel de crisis económica, la derecha ha logrado generar ciertos consensos en torno a dos temas principales. El primero de ellos es la cuestión del déficit fiscal, el cual estaría asociado al elevado gasto público y no a la falta de generación de ingresos por parte del Estado. Hay un repliegue muy importante del Estado en cuanto a la generación de ingresos: allá por 2014-2015 casi el 50% de las exportaciones eran estatales, pero ahora no llegamos ni al 25%. Eso nos genera un problema de falta de dólares y ha derivado en una crisis cambiaria e inflacionaria. El nivel de endeudamiento interno se ha multiplicado seis veces desde el año 2019 hasta la actualidad. El segundo tema es la subvención de los hidrocarburos, tenemos camiones que se pasan varios días esperando diesel y eso trajo un consenso casi total de que se tiene que levantar la subvención. Algunos dicen sólo del diesel, otros dicen del diesel y la gasolina. Hay una especie de consenso social respecto a que eso va a suceder tarde o temprano. El tema es que nadie le dice a la gente cuál va a ser el impacto real de ello, cuando las cosas te cuesten el triple.
En Argentina, el mal gobierno de Alberto Fernández facilitó el camino a la ultraderecha. ¿Cuál es la principal frustración que les deja a ustedes como militantes de las causas populares el gobierno de Luis Arce?
Arce vació el principal capital político que mantuvo al MAS en el gobierno durante 20 años y nos permitió en tiempo récord recuperar democráticamente el poder del Estado y la herramienta para transformar. Evo logró sacar a más de tres millones de bolivianos de la pobreza y ahora Lucho ni siquiera tiene la fortaleza para informar cuál es el porcentaje de reducción de la pobreza este año. Nosotros calculamos que, si no lo ha hecho, es porque entre 2023 y 2025 la pobreza ha tendido a aumentar. Se dilapidó la posibilidad de darle a la gente un futuro seguro, garantizar la alimentación y la seguridad. También se destruyó el MAS como instrumento político. En su disputa con Evo, pasó por encima de las organizaciones sociales y puso policías a resguardar las sedes sindicales, intervino los congresos para poner gente afín a él. Todo eso para nada, porque ahora ni siquiera se puede presentar a elecciones. Posiblemente, a partir de ahora, tengamos que construir un nuevo instrumento político porque hoy la marca del Movimiento al Socialismo es la crisis. Es probable también que el MAS pierda la sigla con la candidatura de Eduardo del Castillo. Tenemos compañeros enfrentados y que se han dicho cosas muy dolorosas, nos va a tomar mucho tiempo sanar estas heridas.
¿Cuáles son tus expectativas para el domingo y lo que suceda post-elecciones?
En este proceso electoral ha existido una construcción para apartar a Evo Morales no sólo como individuo, sino lo que él representa como líder de un espacio político. Va a existir una representación de la izquierda muy débil y eso va a hacer que temas tan importantes como el ajuste fiscal o la subvención de combustibles, o cómo se aborda la crisis económica, van a ser más discutidas en las calles que en los espacios institucionales. Eso va a abrir un nuevo tiempo. Hay que asumir esa conflictividad y encontrar nuevas ideas haciendo un esfuerzo genuino por construirlas.
 
 
 
 
 
DENUNCIAN EN BOLIVIA PLAN GOLPISTA CON PRETEXTO DE “FRAUDE”
 
EL Invasor de Cuba (https://n9.cl/pyu18)
 
El politólogo boliviano Hugo Moldiz denunció que está en marcha un plan golpista de la derecha de cara a las elecciones generales del próximo domingo con el pretexto de un supuesto fraude.
“Hay una estrategia imperial de carácter continental, cuya receta la aplican en gran parte de los países latinoamericanos”, aseguró Moldiz en entrevista concedida a Prensa Latina.
Describió que esa fórmula tiene que ver con posicionar a los candidatos afines a los intereses de Estados Unidos, los de la derecha, como los favoritos, lo cual tiene un segundo objetivo claro: que, ante un eventual crecimiento o victoria del campo popular, inmediatamente se saque la bandera del fraude electoral.
“Ambas tácticas se complementan, advirtió el también exministro de Gobierno (2015), y tienen por objetivo, ciertamente, conquistar territorios, en este caso países, en una estrategia de carácter continental”.
Subrayó que, en el caso de Bolivia, esta plataforma denominada ‘Cuidemos el voto’, que aparece como iniciativa ciudadana, constituye una clara articulación de la ultraderecha venezolana, cubana y boliviana, y detrás está el tristemente célebre ametrallador de El Alto como ministro de Defensa (2003), Carlos Sánchez Berzaín.
“Ante esto, en mi opinión, la izquierda debe tener sensación del peligro, percibir la amenaza, lo cual no está sucediendo, como debemos señalar con absoluta sinceridad”, sostuvo.
Opinó Moldiz que, a los candidatos del bloque popular nacional, solos, no les alcanzan los números.
“Las encuestas los muestran con una presencia electoral muy baja, comentó, yo creo que es mayor la intención de voto de lo que aparece en estos sondeos, pero al mismo tiempo se ve que resulta insuficiente, para tampoco llamarnos al engaño”.
Significó que es cierto que hay un gran número de indecisos, que por una lectura más o menos comparada con elecciones del pasado siempre han existido, y que al final terminaron inclinando su votación a favor del campo popular.
“Cuál es la diferencia ahora -aclaró Moldiz- que ese ciudadano X o Y, hoy tiene un dilema muy grande que no existió en comicios pasados: su espíritu es nacional popular y existen dos fuerzas que tienen su origen en el Movimiento al Socialismo: Andrónico Rodríguez y Eduardo del Castillo”.
Dijo a esta agencia de noticias que «este es un dilema que los candidatos del progresismo deben responder con una sola actitud, la unidad”.
Indicó que, legalmente, son muchas las complicaciones, aunque todavía hay tiempo para lograr una sola alternativa y después, “como se dice, todo se va resolviendo en el camino, desde la renuncia de muchos candidatos de X sigla, con la que se decida a ir, hasta -si se gana-, formar parte del Ejecutivo”.
“Lo más importante es evitar la llegada de la derecha, la amenaza del fascismo, que está en cada una de las fórmulas de la derecha y lo que eso implica”, concluyó el analista político.
Este lunes, el vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia Francisco Vargas rechazó infundadas versiones sobre un presunto fraude electoral con participación de extranjeros y demandó “responsabilidad” de los actores políticos y medios de comunicación.
“Ya nuestro padrón está conformado y las listas impresas hace más de dos semanas. Son siete millones de bolivianos, con nombre, apellido y cédula de identidad, que están habilitados para votar. No lo podrán hacer otras personas de otros países, eso es totalmente falso”, aseguró.
La publicación boliviana Red Uno publicó el 8 del mes en curso declaraciones del presidente del comité cívico Pro Santa Cruz, Stello Cochamanidis, quien denunció la supuesta llegada de al menos 100 ciudadanos venezolanos en vuelos chárter.
Cochamanidis anunció consultas con el TSE, el electoral departamental, Migración y la cartera de Gobierno.
En igual sentido, se pronunciaron la exdiputada nacional de derecha Jimena Costa y el rector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz, Vicente Cuéllar, quien anunció un conteo paralelo al del TSE con 500 máquinas, que será publicado.
 
 
 
 
 
LA PROMESA FALLIDA DEL LITIO EN BOLIVIA Y LAS PROPUESTAS DE LOS CANDIDATOS PARA REACTIVAR UNA INDUSTRIA ESTANCADA
 
A menos de una semana para las elecciones presidenciales en Bolivia, el litio entró en la agenda de campaña. ¿Por qué el país no logra aprovechar una de las mayores reservas de litio del mundo? ¿Se terminó el boom de ese mineral? En diálogo con El Observador USA, los equipos económicos de los principales candidatos detallan sus proyectos.
 
El Observador de Uruguay (https://n9.cl/fgx02)
 
El litio reavivó el sueño boliviano de dar finalmente el gran salto económico. El mineral representa desde hace años la esperanza de que país pase de proveedor de materias primas a exportador de manufacturas. La actual crisis potencia la ambición de reactivar la economía y posicionar a Bolivia como un actor clave en el mercado global del litio.
Sin embargo, después de casi dos décadas de proyectos, cambios de estrategia y millones de dólares invertidos sin retorno, el proceso de explotación de este metal se encuentra completamente estancado. A pocos días de las elecciones presidenciales del 17 de agosto, el litio ocupa el centro de la agenda política, con los candidatos presentando sus propuestas para que, finalmente, ser el país con las mayores reservas de litio rinda sus frutos.
De cara a las próximas elecciones presidenciales, los dos candidatos de la oposición lideran las encuestas. Samuel Doria Medina, de la Alianza Unidad, y Jorge "Tuto" Quiroga, de la Alianza Libre, se encuentran codo a codo en intención de voto. Ambos postulantes ya definieron a sus respectivos equipos afrontar la agenda más candente del país: la económica.
En La Paz, El Observador USA conversó con los elegidos para ser ministros de Economía de los favoritos: Gabriel Espinoza, de Unidad, y Ramiro Cavero, de la Alianza Libre, sobre sus perspectivas respecto a la promesa del litio boliviano.
Bolivia posee una de las mayores reservas de litio del mundo, estimadas en alrededor de 23 millones de toneladas, según los últimos datos del Servicio Geológico de Estados Unidos. La mayor parte de estas reservas se encuentran en Uyuni, en la región andina de Potosí, y en menor proporción en los salares de Pastos Grandes, también en Potosí, y Coipasa, que se extiende entre el departamento de Oruro y Chile.
Pero son diversos los factores que impidieron que Bolivia se convirtiera en la "Arabia Saudita del litio": la falta de tecnología y personal calificado, la polarización política, la falta de transparencia en los procesos, el aislamiento geográfico del país, que no tiene salida al mar, y el rechazo del pueblo boliviano, que teme las consecuencias ambientales y la ausencia de beneficios por la explotación del mineral, entre otros.
El fallido proyecto de litio soberano
El interés por la extracción e industrialización del litio en Bolivia se remonta a casi dos décadas atrás. En el primer gobierno de Evo Morales comenzaron las primeras conversaciones con empresas y actores interesados en participar del negocio. Sin embargo, luego de no haber llegado a ningún acuerdo, en 2010 el mandatario declaró la "soberanía del litio" y apostó por una explotación completamente estatal.
En 2012 se construyeron las primeras piscinas de evaporación de litio para extraer la materia prima y, al mismo tiempo, se creó una planta piloto de cátodos para la producción de baterías. Pero los errores técnicos en el diseño, la construcción y la implementación resultaron en que la inversión de cerca de 1.100 millones de dólares no generara frutos. Omar Alarcón, el último presidente de la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), aseguró que el error estuvo en la concepción del proyecto, ya que las condiciones del salar de Uyuni, que sufre inundaciones durante gran parte del año, no son adecuadas para el sistema de evaporación.
Después de millonarias inversiones públicas que no lograron cumplir con los objetivos establecidos, el gobierno decidió buscar capitales extranjeros, pero los acuerdos comerciales siguieron estancados. En la actualidad, Bolivia es capaz de exportar litio, pero no en el grado necesario para la producción de baterías, y la cantidad que exporta es tan baja que ni siquiera figura en los registros internacionales.
La última medida tomada por el gobierno de Luis Arce fue el envío de un proyecto de ley a la Asamblea Legislativa para que apruebe los acuerdos firmados por YLB con las compañías chinas CBC y Citic Guoan, y con la empresa rusa Uranium One Group, para la producción industrial de carbonato de litio utilizando una tecnología conocida como EDL (Extracción Directa de Litio).
Sin embargo, el plan encontró una fuerte resistencia en el Congreso, donde los opositores denuncian graves irregularidades en el proceso, errores técnicos y falta de transparencia, acusaciones que el gobierno niega. El apuntado es directamente el presidente, con acusaciones de corrupción que alcanzan al hijo de Luis Arce.
Marcelo Arce Mosqueira, hijo del presidente boliviano, llegó a ser blanco de críticas y acusaciones por parte del sector de Evo Morales. El diputado Héctor Arce, del MAS, dijo que el hijo del presidente hizo "negociados en la oscuridad" con el proyecto del litio. Aseguró tener pruebas de que intentó favorecer a algunas empresas.
Tras tensas sesiones en la Asamblea y varias manifestaciones de comunidades indígenas, organizaciones ambientales y habitantes de las zonas donde se encuentra el litio, el tratamiento del plan se paralizó en la Asamblea y los contratos quedaron en suspenso.
El tiempo del litio se escapa
El economista boliviano Jonathan Fortun, del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), considera al litio como una más de las muchas potencialidades que Bolivia ha tenido a lo largo de los años. "El tema con el litio es que cualquier explotación minera, ya sea como materia prima o en procesos de manufactura, requiere dos tipos de inversión: la inversión extranjera directa y los recursos humanos para operar en estas industrias", dijo Fortun en diálogo con El Observador USA.
"Si las cosas se hacen bien desde hoy, con una convocatoria clara para la explotación, un proceso de inversión bien estructurado y con incentivos fiscales, como fue el caso de Vaca Muerta, podría haber una oportunidad para aprovechar el litio. Pero no creo que el retorno de este esfuerzo se vea antes de cuatro o cinco años", afirmó el economista, en referencia al proyecto para explotar el yacimiento de gas y petróleo argentino.
Fortun sostiene que el tiempo corre: en la actualidad solo hay un par de piscinas en funcionamiento, Argentina y Chile avanzan rápidamente en el mercado y el litio ya no está en su mejor momento tecnológicamente. "Creo que el litio es una gran oportunidad, pero no considero que estemos en el momento adecuado y la situación macroeconómica de Bolivia está contra el reloj", explicó.
En julio, la inflación interanual alcanzó un 25%, un nivel no visto desde mediados de los años 80, mientras que las arcas fiscales del país se encuentran en su punto más bajo de la historia y las reservas de dólares casi inexistentes.
La crisis política del país agrava aún más la situación y, según Fortun, aleja a los posibles inversores: el Movimiento al Socialismo (MAS) lleva años sumido en una lucha interna entre Evo Morales y Luis Arce y, luego de casi 20 años de dominio de la izquierda, Bolivia va a elecciones con el partido fracturado y Morales corrido del poder. En este escenario de polarización y dificultades, continúan las protestas y bloqueos de carreteras en regiones clave como el Chapare, bastión cocalero y feudo de Morales, que generaron pérdidas económicas millonarias.
"El tiempo del litio se nos puede escapar de las manos", dijo Arce en febrero. En poco tiempo terminará su gobierno y las posibilidades de que los legisladores aprueben la propuesta de asociación con los inversores rusos y chinos parecen cada vez más escasas. En medio del caos, el sueño de aprovechar la gigantesca riqueza del litio se convirtió, para muchos bolivianos, en una fantasía.
"La única forma de avanzar es con una terapia de choque, algo costoso frente al juego político de Evo Morales. Cualquiera que asuma el poder, sin ser un populista, tendrá que tomar decisiones fuertes en el ámbito fiscal, como reducir el gasto, recortar la burocracia del gobierno, eliminar subsidios a los hidrocarburos y reducir el pegaje del dólar", sostuvo Fortun.
Y agregó: "Algunos acuerdos con China, Rusia o Brasil pueden ayudar un poco, y organizaciones como los BRICS, la CAF y el BID pueden ofrecer algo de apoyo, pero estos son solo parches, van a estar contra la espada y la pared".
Los proyectos de los candidatos
Cavero, que de ganar las próximas elecciones se convertiría en el ministro de Economía del expresidente Quiroga, sostuvo que lo fundamental es "hacer cambios legislativos, sobre todo en las leyes de hidrocarburos, minería y litio, con el objetivo de tener un sistema tributario que sea competitivo y transparente".
El exministro de Planificación de Quiroga aseguró que además "hay que recuperar los acuerdos de protección de inversiones, tanto bilaterales como multilaterales, para atraer inversión extranjera, y poner a funcionar toda nuestra infraestructura de servicio exterior para que nuestras embajadas se conviertan en promotores de los productos de exportación, la inversión y el turismo boliviano".
"Nuestro objetivo con respecto al litio es que las empresas vendan y compitan con la mayor transparencia posible, con un sistema impositivo competitivo que también beneficie a las regiones productoras", dijo Cavero, y agregó: "No podemos seguir con contratos como los que se discutieron en el Congreso, que nadie sabe de dónde salieron, no hubo licitación transparente, no se sabe cuánto se va a pagar. Tiene que ser un proceso claro, con la participación del pueblo, los comités cívicos y los empresarios".
Sumado a esto, Cavero habló de la fabricación de baterías de litio en Bolivia: "Probablemente esto no sea algo inmediato, pero con la enorme cantidad de litio que tenemos, debemos ser capaces de generar una industria de litio en el país".
Y sumó su intención de innovar con un impuesto que varíe en función del precio internacional del litio. "El objetivo es que el Estado reciba lo que le corresponde y que las empresas sigan operando de manera rentable. Este es un sistema más justo y dinámico, que se adapta a las fluctuaciones del mercado, y permitirá a Bolivia aprovechar realmente su potencial en litio", sostuvo.
Por su parte, Gabriel Espinoza, el elegido por Doria Medina, ve tres problemas principales en lo que fue la gestión del litio en Bolivia. Primero, la implementación del mismo modelo que se usó en los hidrocarburos, con una presencia mayoritaria del gobierno en toda la cadena de producción y altas rentas sobre la explotación, con un Government Take cercano al 80%. "A esto se sumaron decisiones técnicas y económicas equivocadas, que quedaron en evidencia con la implementación de la tecnología de evaporación para extraer litio en una región de lluvias intensas, donde todo el proceso que se realizaba durante meses se perdía con la primera lluvia", explicó.
En segundo lugar, Espinoza sostiene que gestionar el litio desde el gobierno central fue un error. "Potosí y Oruro son regiones que, además de ser relativamente pobres, tienen una gran carga por la explotación de recursos naturales, pero los beneficios que quedan son muy pocos. Cuando Morales decide centralizar la explotación del litio y no involucrar a las regiones, surgió una enorme resistencia política", desarrolló.
"Finalmente, Luis Arce complementó esta mala sucesión de decisiones con una gestión opaca en los contratos del litio", dijo.
"Nuestra lógica es muy simple: transparencia total", dijo el coautor de Un Siglo de Economía en Bolivia y exdirector del Banco Central, y agregó: "Necesitamos avanzar con una nueva ley del litio racional, donde se sepan claramente las condiciones que el gobierno impondrá".
Además, sostuvo que su deseo es participar en toda la cadena de valor del litio: "Eso no significa que toda la cadena venga a Bolivia, pero sí podemos hablar de participaciones del gobierno boliviano o de empresas bolivianas en distintos puntos de la cadena, en cualquier parte del mundo", dijo.
"Y, sobre todo, debemos partir de un acuerdo claro con las regiones, con un enfoque en la sostenibilidad medioambiental. Es crucial encontrar un equilibrio para no dañar aún más a las comunidades locales", completó.
 
 
 
 
 
EL CONTRATO CON UNA FIRMA RUSA PARA EXPLOTAR LITIO EN BOLIVIA PASA EL PRIMER FILTRO EN EL LEGISLATIVO
 
Agencia EFE de España (https://n9.cl/50kpy)
 
El contrato que el Gobierno de Luis Arce firmó con la empresa rusa Uranium One Group para la explotación del litio en Bolivia fue aprobado este martes en una comisión de la Cámara de Diputados, en medio de incidentes con parlamentarios opositores y un grupo ciudadano que rechazan el documento al considerarlo desfavorable para el país.
La Comisión de Economía Plural de la Cámara baja aprobó el documento en grande y en detalle mediante dos votaciones secretas o por escrutinio en las que participaron quince diputados.
El presidente de la comisión, el oficialista Hernán Hinojosa, explicó a los medios que ahora el documento pasará al pleno de la Cámara de Diputados para su análisis y si se aprueba en esa instancia, se enviará al Senado.
«No es que la comisión aprueba y ya está, es un procedimiento legislativo que sigue su curso», aseguró Hinojosa, que pertenece a la facción del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) leal al presidente Arce.
El tenso debate
La sesión se desarrolló primero en la sala de la comisión, pero se tuvo que trasladar al hemiciclo central por una vigilia instalada por dirigentes cívicos y diputados opositores de la región andina de Potosí, donde se encuentra el salar de Uyuni, la mayor reserva de litio del país.
El traslado al hemiciclo también se dio porque hubo incidentes violentos, golpes y empujones entre parlamentarios, funcionarios y líderes de Potosí, por lo que la sesión se tuvo que desarrollar con resguardo policial.
El presidente del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), Alberto Pérez, reclamó que los contratos del litio los analice el nuevo Parlamento que resulte elegido en las elecciones generales de este domingo.
La diputada Lissa Claros, de la fuerza opositora Comunidad Ciudadana (CC), protestó porque la aprobación del contrato se hizo «a puertas cerradas» y denunció que hubo una presunta compra de votos.
Los contratos para explotar el litio de Bolivia
El Parlamento está inmerso desde hace meses en una polémica por la aprobación de dos contratos para la explotación de litio, en medio de denuncias de supuestas irregularidades por parte de la oposición y del sector oficialista leal al expresidente Evo Morales (2006-2019), quien está distanciado de Arce.
El Gobierno boliviano firmó en 2023 acuerdos para la implementación de la tecnología de extracción directa de litio (EDL) con las compañías chinas CATL BRUNP & MOC (CBC) y Citic Guoan y en 2024 con Uranium One Group para el diseño y construcción de plantas de carbonato de litio.
En 2024 se formalizaron los acuerdos con CBC y Uranium One Group mediante la firma de contratos que se enviaron al Legislativo para su análisis y aprobación, aunque en febrero se suspendió su tratamiento para socializar el contenido de los documentos, ante reclamos surgidos en Potosí.
El Gobierno asegura que Bolivia posee una de las mayores reservas de litio del mundo, estimadas en unos 23 millones de toneladas, según un estudio estatal.
La mayor parte de estas reservas están en el salar de Uyuni, en Potosí, que tiene una extensión de 10.000 kilómetros cuadrados.
Arce, que concluye su gestión a principios de noviembre, presentó la industrialización del litio como una de las principales apuestas de su Administración y ha asegurado que estos contratos son «favorables» para Bolivia.
 
 
 
 
 
EL BICENTENARIO BOLIVIANO Y VIEYTES
 
Comercio y Justicia de Argentina (https://n9.cl/82mje)
 
El primer grito de independencia de España se dio en Chuquisaca, en el Alto Perú, en mayo de 1809. Los acontecimientos revolucionarios que prosiguieron culminaron en la independencia de Bolivia, cuyo bicentenario se celebró.
Ese aniversario y las próximas elecciones presidenciales bolivianas dan una buena excusa para celebrar también a uno de los habitantes más ilustres, pero también muy olvidado, de la historia boliviana. Se trata de Juan Hipólito Vieytes (1762-1815), escritor y empresario, cuyas ideas avanzadas en su tiempo siguen siéndolo para la Bolivia y América Latina de hoy.
En su libro nuevo, “En busca de la libertad: vida y obra de los próceres liberales de Iberoamérica”, Gabriela Calderón de Burgos felizmente nos resume el pensamiento de Vieytes. Nació en el Virreinato de La Plata, se educó de niño en el Real Colegio de San Carlos en Buenos Aires, en el cual también se educaron varios líderes de la independencia de Argentina, como Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia.
A los 17 años Vieytes se mudó al Alto Perú, donde permaneció durante unos 21 años, volviendo luego a Buenos Aires. Parece que vivió en Chuquisaca, Potosí, Oruro y La Paz, y que su trabajo le involucró en la minería. Esa parte de su vida no está bien documentada pero probablemente fue entonces que, a diferencia de sus compatriotas independistas argentinos, se formó sin haber pasado por una educación formal.
La experiencia y los libros fueron la escuela de Vieytes. Su biblioteca incluía obras del economista liberal Adam Smith, Cicerón, Cervantes, el economista Jean Baptiste Say y la Constitución de Estados Unidos, entre muchos más. Ricardo Rojas indica que, “desde su posición de diputado y secretario de la Asamblea de 1813, abogaría por la supresión de la encomienda, la mita, el yanaconazgo, y toda otra forma de servidumbre y sometimiento de los indios”.
Vieytes fue un creyente firme de los derechos de propiedad como marco institucional, pues “no sólo estimulaban el empleo y la creación de riqueza”, en las palabras de Calderón, sino que “también podían servir como un mecanismo para integrar a las poblaciones indígenas, lo que les garantizaría la igualdad ante la ley y los introduciría en el mundo del comercio”. Por semejante razonamiento, Vieytes se oponía a la esclavitud.
Vieytes creía que el interés personal y el bien público no eran objetivos contrapuestos sino complementarios, pues, dados los incentivos correctos -“la libertad”- la búsqueda individual de la felicidad resultaría en mayor riqueza. Advertía que “la conveniencia general está tan íntimamente unida a la individual que no se puede jamás desatender ésta sin que aquélla se resienta al punto de una convulsión mortal”.
Para Vieytes, el comercio, o lo que hoy llamaríamos la libertad económica, no solo incrementa la riqueza, sino también transforma la moral, mejorándola. “El comercio finalmente es la manantial de las riquezas, la escuela en que se afinan las potencias, y el brete que amenaza la ferocidad, y sujeta a raya el desenfreno vicioso; en donde no hay comercio no florecen las letras, y en donde se desconocen impera la barbarie”, dijo.
A diferencia de otros pensadores de su tiempo, Vieytes también creía en la teoría subjetiva del valor, la cual es determinada por la utilidad del bien y su escasez. No se determinaba por la cantidad de mano de obra que requería su producción, como pensaban muchos, incluso luego los marxistas. El precio de las cosas se determina en el mercado libre y es subjetivo.
“Una nación no es poderosa por el espacio que ocupa en el globo, sino por su población, su trabajo y su industria”, decía Vieytes. La historia económica ha comprobado que no son los recursos naturales los que enriquecen a los países, sino los valores y las instituciones que resguardan la libertad.
 
 
 
 
 
BREVÍSIMA HISTORIA REPUBLICANA DE BOLIVIA
 
Periódico de La Esperanza de España (https://n9.cl/dn1pjx)
 
En un intento por conmemorar el «otro» bicentenario de Bolivia (1825-2025) con ocasión de este último 6 de agosto, y a fin de resumir la historia del país, trataremos de sintetizar la evolución de los acontecimientos más importantes en su vida republicana. Lo haremos en 4 entregas: el primer siglo republicano, el camino hacia el movimientismo, las dictaduras y la democracia, y el indigenismo.
Bolivia se fundó con 5 grandes departamentos, al estilo francés: La Paz, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca en los Andes y valles, y el enorme Santa Cruz en los llanos. Sus primeros dos presidentes fueron los caudillos revolucionarios Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. Durante el gobierno de este último, se perjudicó mucho a la Iglesia Católica casi al estilo de la Desamortización de Mendizábal en España o la disolución de los conventos bajo Enrique VIII en Inglaterra, todo con hábiles trucos retóricos del mariscal de Ayacucho.
Luego de algunos caudillajes militares más y tras haberse erigido el nuevo departamento de Oruro en los Andes e incorporado al país Tarija (disputada con Argentina), llegaría a gobernar el mariscal Andrés de Santa Cruz, quien en la década de 1830 trató de estabilizar Bolivia e incluso unirla otra vez con el vecino país donde se originó el virreinato, logrando la Confederación Perú-Boliviana. Fue en este mismo periodo que el heroico fraile franciscano Andrés Herrero viajaría a Europa para traer varios misioneros que se encarguen de las zonas poco pobladas educando a los indígenas, tras la devastadora guerra secesionista que devastó al mundo católico.
Derrotado el mariscal por las fuerzas chilenas en 1839, se seguirían otros caudillajes militares hasta llegar a José Ballivián, de quien se dice que selló la «independencia» de Bolivia con la batalla de Ingavi (18/11/1841), expulsando definitivamente a las tropas peruanas de Agustín Gamarra. Es en este periodo que se erigió un nuevo departamento: el Beni, cercenándolo del departamento cruceño.
Luego de otros caudillajes, llegó en 1848 un agitador de masas indígenas y despertador de sustos entre los liberales, Manuel Isidoro Belzu, contra quien se registran al menos 42 levantamientos para intentar derrocarlo. De hecho, hasta la mitad del siglo, cuando él gobernaba, se registra un total de 80 revueltas contra los gobiernos bolivianos: parece ser que la república no era la utopía que tanto anhelaban los «padres de la patria».
Tras otro caudillaje militar, llegaría en 1857 José María Linares, un dictador civil que intentó poner orden ante tanta corrupción y caos político. Luego de otro gobierno militar, llegaría en 1864 Mariano Melgarejo, considerado el peor presidente en la historia de Bolivia, por las precipitadas decisiones políticas que tomaba. Luego de otro gobierno militar e intentos de estabilidad civil, llegaría en 1876 Hilarión Daza, bajo cuyo gobierno empezó la Guerra del Pacífico (1879-1883) contra Chile y en alianza con Perú. Este conflicto acabaría quitando a la triste Bolivia su único acceso al mar (el departamento del Litoral).
La decisión de qué hacer con el Pacífico (la paz oficial no llegaría sino hasta 1904) fue la excusa para la conformación de dos partidos: el Constitucional (luego Conservador) y el Liberal, siendo el primero partidario de terminar el conflicto, y el segundo, de continuarlo. Pero además, otro aspecto crucial que dividía a ambos era su amistad con la Iglesia Católica: mientras que los primeros se acercaban al ultramontanismo, los segundos lo hacían al anticlericalismo.
Entre los presidentes conservadores destacan Gregorio Pacheco, Aniceto Arce y el eminente orador y tribuno Mariano Baptista. Fue durante los gobiernos de estos que floreció la reacción católica contra el positivismo y la masonería, reunida en torno a los clérigos Miguel de los Santos Taborga, Juan de Dios Bosque y el venerable Francisco María del Granado. Asimismo, se fomentó la explotación mineral en el sur, gracias a iniciativas empresariales.
El siglo XIX finalizaba con la llegada de varias congregaciones religiosas que harían mucho bien al país, y con un débil presidente conservador cuyo gobierno fue ocasión para una guerra civil que quitó protagonismo a la ciudad de Sucre para dárselo a La Paz. Es así que llega al poder en 1899 el liberal José Manuel Pando.
 
 
 
 
 
DESCUBREN LOGÍSTICA MILLONARIA DEL CONTRABANDO EN LA FRONTERA BOLIVIA-ARGENTINA: COBROS ILEGALES, GOMONES CARGADOS Y 300 VEHÍCULOS DIARIOS
 
En Argentina se desarticuló una red de contrabando que operaba desde la finca "Karina" en Aguas Blancas, Salta, moviendo cerca de 3.000 millones de pesos por año.
 
El Cronista de Argentina (https://n9.cl/p4g31)
 
El Poder Judicial de Argentina desmanteló una organización criminal que operaba desde la finca "Karina" en Aguas Blancas, Salta, generando ganancias extraordinarias mediante un sistema de contrabando que funcionaba a plena luz del día.
Esta red, que movía cerca de 3,000 millones de pesos (AR) por año, había convertido una propiedad rural en un verdadero puerto clandestino sobre el río Bermejo, donde gomones cargados de mercadería cruzaban constantemente entre Bolivia y Argentina sin control.
La investigación, que culminó con la detención de once personas incluyendo una oficial de policía, reveló un esquema criminal de dimensiones impresionantes.
Además, las imágenes captadas por drones mostraron una realidad sorprendente: decenas de vehículos estacionados en la ribera del río mientras embarcaciones inflables transportaban bultos de mercadería en ambas direcciones.
Un sistema de "peajes" ilegales que generaba millones diarios
La organización había implementado un sofisticado sistema de cobros que garantizaba ingresos constantes. En el acceso principal a la finca, ubicada estratégicamente sobre la ruta nacional 50, cada vehículo debía abonar 2.000 pesos para poder ingresar. Una vez en la playa del río Bermejo, se aplicaba una segunda tarifa: 1.000 pesos por cada bulto de mercadería que se cargaba o descargaba de los gomones.
Con un flujo diario promedio de 300 vehículos, cada uno transportando aproximadamente diez bultos de mercadería, la recaudación por estos "peajes" ilegales alcanzaba los 3 millones de pesos argentinos diarios.
Pero las ganancias no terminaban ahí. La organización criminal había instalado seis puestos de comida dentro del predio, cuyos propietarios debían pagar 20.000 pesos argentinos diarios por el permiso de funcionamiento.
Operando seis días a la semana (los domingos permanecía cerrado), el negocio ilegal generaba ingresos totales de 3.720.000 pesos argentinos por día.
Según los cálculos realizados por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y la Dirección General de Aduanas, el movimiento económico anual de esta operación ascendía a 2.975.392.851,56 pesos argentinos.
Una estructura criminal perfectamente organizada
La red de contrabando funcionaba con una estructura jerárquica bien definida y roles específicos para cada integrante. La administración estaba encabezada por José Suárez, quien junto a los hermanos Francisca, Carmen y Jorge Cardozo, y Pedro Rivero, supervisaba todas las operaciones desde el ingreso de vehículos hasta la coordinación con los operadores bolivianos.
El cerebro de la operación desde territorio boliviano era Alfredo Salazar, hermano de Gladis Salazar, quien había adquirido la finca en febrero por 20 millones de pesos argentinos, una suma que no se correspondía con su perfil patrimonial. Esta transacción familiar había sido clave para establecer el control territorial necesario para la operación.
 
 
 
 
LA ARQUITECTURA IMPERIALISTA Y EL ATAQUE CONTRA LA SOBERANÍA: LA DIMENSIÓN GEOPOLÍTICA DE LA “GUERRA CONTRA LAS DROGAS”
 
El Observatorio Lawfare y el Instituto Tricontinental examinan la política exterior de Estados Unidos en materia de drogas, la expansión militar y la dependencia y subordinación a la política de “asistencia antinarcóticos” que implementa hace 50 años en Nuestra América; y analizan el impacto político, social y económico del Plan Colombia como máxima expresión de la política de intervención en la región.
 
The Tri continental.org de Argentina (https://n9.cl/pz4sne)
 
Desde el inicio de su segundo gobierno, Donald Trump ha insistido en responsabilizar al gobierno mexicano de Claudia Scheinbaum por la acción de los carteles de la droga considerados como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. En una política que entremezcla el combate al narcotráfico con la criminalización de los migrantes; la crisis sanitaria del fentanilo con las disputas con China; la imposición de aranceles con las amenazas de intervención militar directa sobre el territorio mexicano; Trump enarbola así, como herramienta de su agresiva política internacional, la guerra contra los carteles.
Ciertamente, ello no es ninguna novedad en la historia del imperialismo estadounidense. En América Latina y el Caribe convivimos desde hace décadas con las consecuencias concretas de la llamada “Guerra contra las Drogas”, desplegada como política estratégica del gobierno de EE. UU. para la región.
Los datos indican que, lejos de solucionar un problema de salud pública en territorio propio y ajeno, la intervención en el continente por parte de las agencias estadounidenses —y en especial su abordaje, marcado en gran medida por la militarización y un enfoque punitivo— ha agravado las situaciones de violencia y supone una amenaza a la soberanía y a los derechos de la mayoría de la población.
Para dar una idea de la magnitud del fenómeno, tras cinco largas décadas de “Guerra contra las Drogas” la propia DEA informaba a mediados de 2023 que las principales organizaciones del narcotráfico tienen presencia y vínculos en casi todo el mundo. Sobre ello, el Administrador Principal Adjunto de la DEA George Papadopoulos, en una presentación realizada por ante el Congreso de EE. UU., y solo refiriéndose a los carteles de Sinaloa y Jalisco, reconoció que “estas organizaciones criminales despiadadas y violentas tienen asociados, facilitadores e intermediarios en los 50 estados de Estados Unidos”. En este sentido, en este cuaderno proponemos abordar el examen y debate sobre la “Guerra contra las Drogas” desde un enfoque geopolítico, desde sus efectos políticos en Nuestra América. La hipótesis que guía las reflexiones aquí reunidas es que este proceso de intervención continental en materia de narcóticos es concebido y ejecutado como parte de un plan integral de dominación política y militar sobre el territorio de América, desde Alaska hasta el Cabo de Hornos. A lo que cabría sumar la Antártida, que ya se ha convertido en un punto central en la agenda de la disputa global.
Es decir, proponemos analizar las políticas antinarcóticos desplegadas por EE. UU. en el marco de la trama de su política exterior, signada por la expansión militar (Luzzani, 2012; Merino, 2021; Transnational Institute, 2009; Verzi Rangel, 2022) y por su declarado interés en los bienes comunes del continente (Richardson, 2023). Para ello nos planteamos una serie de momentos y temas de análisis.
En primer lugar, nos interesa recuperar la dimensión histórica de la llamada “Guerra contra las Drogas”, desde la célebre declaración de Richard Nixon en junio de 1971 hasta la actualidad. Su comprensión como proceso y como política implica un recorrido cronológico y un mapeo de sus principales hitos y experiencias, así como el análisis de las diferentes etapas que pueden identificarse en su desarrollo durante el último medio siglo. Como el resto de las iniciativas de intervención, la “Guerra contra las Drogas” supone asimismo la articulación de diferentes tipos de dispositivos de política exterior: diplomáticos, militares y de seguridad, propagandísticos, de asistencia económica, entre otros. Nos proponemos también una aproximación al estudio de algunas de estas dimensiones.
Por su importancia como caso concreto, la investigación incluye un balance del Plan Colombia, con su impacto político, social y económico en este país y en la región. En ese sentido, nos planteamos profundizar en modos de hacer de la intervención, así como en sus efectos.
Por último, nos proponemos abordar algunos desafíos para los gobiernos de izquierda y progresistas de la región, desde los primeros años del siglo XXI hasta la actualidad. Este último punto cobra relevancia en momentos en que se impulsan iniciativas trascendentes para debatir las consecuencias del paradigma vigente y en particular, como elemento novedoso, las posibilidades de su superación. Este fue el caso por ejemplo, de la Cumbre Latinoamericana y Caribeña sobre Drogas, desarrollada en Cali en septiembre de 2023, que planteó el inicio de un proceso de discusión sobre las causas, consecuencias y posibles alternativas de solución a este problema (García Fernández y Latjman, 2023; Salgado, 2023).
En síntesis, este cuaderno intenta dialogar con una realidad que atraviesa cada día más a las sociedades latinoamericanas y caribeñas, marcadas por cinco décadas de aplicación de las orientaciones militaristas e intervencionistas de EE. UU. sobre el narcotráfico. Se trata así de promover y aportar al debate sobre estas políticas y a su reformulación desde la perspectiva del Sur Global y, en particular, de nuestra América Latina y el Caribe.
En el presente cuaderno, presentamos una cronología de la denominada política de “Guerra contra las Drogas” en la región, debatimos sobre el carácter imperialista de la política de EE. UU. en materia de drogas, analizamos la arquitectura de dependencia y subordinación de la política de “asistencia antinarcóticos”, desarrollamos el plan Colombia como máxima expresión de la política de intervención en la región, y arriesgamos algunos desafíos que balanceamos para las alternativas populares en el continente respecto el problemas de las drogas y el narcotráfico.
Este material forma parte de una investigación en desarrollo, impulsada por varios institutos y centros de pensamiento, en la cual se abordan diferentes dimensiones de análisis. Una de ellas es la dimensión geopolítica. En otros cuadernos se analizan otras dimensiones de similar importancia, como la situación de las y los productores de cultivos cuyo uso es declarado ilícito y la problemática de las drogas en los barrios populares de las grandes ciudades.
Arriba
Cronología: Pasado y presente de la “Guerra contra las Drogas” en América Latina y el Caribe
17 de junio de 1971: Nixon declara la “Guerra (interna) contra las Drogas”
El presidente estadounidense Richard Nixon, en conferencia de prensa, declara al consumo de drogas ilícitas (drug abuse) como “el enemigo público N° 1 del país”. Con un léxico militar, anunció una ofensiva en el combate contra las drogas. Dispuso la creación de una oficina dedicada a la prevención y al combate de las drogas, con un presupuesto inicial de más de 150 millones de dólares.
Este es reconocido como el primer paso en la llamada “Guerra contra las Drogas”, que culminó una serie de medidas que se venían adoptando desde 1968, primero bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson y luego ya bajo la propia Administración Nixon. Esa política se orientaba a perseguir el uso de drogas recreativas, que se había extendido en parte de la juventud estadounidense en el contexto de los movimientos contraculturales desplegados desde fines de la década de 1960, sectores que fueran además uno de los principales cuestionadores de la Guerra de Vietnam y de la escalada militar intervencionista impulsada desde Johnson a Nixon.
1° de julio de 1973: Se crea la DEA
A propuesta del presidente Nixon, el Congreso estadounidense aprueba la creación de la Administración de Control de Drogas (Drug Enforcement Administration, más conocida por sus siglas, DEA). Esta nueva entidad reúne a todas las dependencias antidrogas que ya existían en el Estado nacional y se convierte entonces en la única agencia federal con competencia en materia del control de drogas.
9 de agosto de 1974: Nixon renuncia a la presidencia, asediado por el escándalo del Watergate y las protestas
Finalmente, Richard Nixon debe abandonar la presidencia, luego de las revelaciones del llamado “escándalo Watergate”. Una investigación del Congreso demostró una variedad de actividades ilegales en las que estuvieron involucradas personalidades del gobierno, entre ellos el propio Nixon. Entre los crímenes se encuentran el espionaje y acoso a opositores y a funcionarios considerados sospechosos por intermedio de la acción de los cuerpos de seguridad y los servicios de inteligencia.
Además, el gobierno era cuestionado por los movimientos que luchaban contra la Guerra de Vietnam y en defensa de los derechos civiles (particularmente afrodescendientes). Meses después, el 30 de abril de 1975, se sellaba el fin de la guerra de Vietnam con una derrota histórica para EE. UU.
14 de octubre de 1982: Reagan y la segunda “Guerra contra las Drogas”
En 1982, Ronald Reagan dirige un discurso a la nación referido a la Política Federal sobre Drogas. A través de la radio, el presidente republicano hace hincapié en la gravedad de la epidemia y la describió como “un virus especialmente vicioso de la delincuencia”. La política de Reagan incluye la participación de su esposa Nancy, quien lideró la Campaña Just say no (“Simplemente di no”).
1986: Reagan y las drogas como amenaza a la seguridad nacional
En 1986, el presidente Ronald Reagan había declarado que las drogas eran “una amenaza para la seguridad nacional estadounidense”. Esta definición orientada a la defensa pronto sería vital para la expansión militar de la “Guerra contra las Drogas”.
En 1986, Reagan firma un decreto de proyecto de ley llamado Cruzada Nacional para una América Libre de Drogas, que adquiere un enfoque de “tolerancia cero” en el uso y distribución de estupefacientes.
1986: Escándalo Irán – Contras
Estalla el llamado “escándalo Irán – Contras”, tras el derribo en Nicaragua de un avión que transportaba armas y drogas para los llamados “Contras”, la organización militar sostenida por EE. UU. en su guerra de desgaste contra el Frente Sandinista y el gobierno revolucionario nicaragüense.
A partir de las declaraciones del piloto del avión y, luego, de la investigación llevada adelante por el Congreso estadounidense, queda probado que bajo el gobierno de Ronald Reagan se ejecutó desde 1985 un plan ilegal de venta de armas a Irán. Además, que la contra nicaragüense se financiaba con parte del dinero que la CIA obtenía por las ventas de armas a Irán y por los pagos que le realizaban diferentes cárteles a cambio del permiso de ingresar drogas a EE. UU.
25 de noviembre al 20 de diciembre de 1988: Conferencia de las Naciones Unidas para la adopción de una Convención contra el tráfico ilícito de Estupefacientes y sustancias psicotrópicas
Entre el 25 de noviembre y el 20 de diciembre de 1988 se desarrolla en Viena la Conferencia de las Naciones Unidas que resuelve adoptar una Convención contra el tráfico ilícito de Estupefacientes y sustancias psicotrópicas. Este instrumento se sumó a la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, enmendada por el protocolo de 1972 y a la Convención de 1971 sobre Sustancias psicotrópicas. De acuerdo a la ONU, “estos tres tratados de fiscalización internacional de drogas se refuerzan y complementan entre sí y siguen siendo tratados de referencia en uso en la actualidad”.
1989: Bush lanza su “Guerra contra las Drogas”: el narcoterrorismo y las nuevas amenazas
El 6 de septiembre de 1989, el presidente George Bush realiza un discurso dirigido al pueblo de EE. UU. en el que califica el problema de la droga como “la más grave amenaza interior” para su país y anuncia una serie de medidas para combatir el narcotráfico. Entre ellas, un endurecimiento en la persecución al tráfico: “más prisiones, más cárceles, más cortes, más fiscales” (Bush, G; 6 de septiembre de 1989).  Pero también, como parte de una pretendida estrategia integral, una activa política de “asistencia” en América del Sur. “Nuestra estrategia asigna más de 250 millones de dólares para el próximo año en ayuda militar y policial a los tres países andinos de Colombia, Bolivia y Perú. Esta será la primera parte de un programa quinquenal de 2.000 millones de dólares para contrarrestar a los productores, los traficantes y los contrabandistas”, aseguró el presidente.
Luego del mensaje presidencial, en la misma transmisión oficial, el entonces Senador Joe Biden fue el encargado de la respuesta del Partido Demócrata. Lejos de plantear una visión alternativa, Biden critica la propuesta de Bush por considerar que era demasiado débil y propone crear “una fuerza de ataque internacional” para perseguir  a los narcotraficantes “allí donde viven”. “No debe haber refugio seguro para estos narcoterroristas y deben saberlo”, enfatizó Biden, mostrando un consenso bipartidista en la elección de una estrategia de intervención militar en otros países, bajo el argumento de la persecución a las drogas ilegales.
20 de diciembre de 1989: El gobierno de Bush invade Panamá y apresa a su antiguo aliado Noriega bajo acusaciones de complicidad con el narcotráfico
Las fuerzas militares de EE. UU. lanzaron la llamada Operation Just Cause para derrocar al general Manuel Antonio Noriega, acusado de lavar dinero del narcotráfico en vinculación con el cartel de Medellín y Pablo Escobar. Tras décadas de colaboración con la CIA, Noriega cayó en desgracia y el país fue sometido a bombardeos e invadido por unos 27 mil marines. Como resultado de la invasión estadounidense a Panamá, al menos cientos de personas perdieron la vida, de acuerdo a los cálculos de diferentes instituciones. La Asociación de Familiares estima en cuatro mil el número de víctimas mortales.
En el contexto de la invasión a Panamá, los jefes de  la DEA y el Comando Sur amenazan públicamente con realizar operaciones militares “contra las drogas” en Perú y Bolivia.
1994-1999: Clinton. De los acuerdos de libre comercio a los de seguridad y el Plan Colombia
En el contexto del fin de la Guerra Fría y el intento por recolonizar América Latina y el Caribe a través del ALCA, el gobierno de EE. UU. promueve la liberalización comercial y al mismo tiempo la remilitarización del continente, ahora bajo el supuesto de la existencia de “nuevas amenazas”, entre las cuales el narcotráfico juega un rol central. Esta política alcanza un punto clave con el Plan Colombia (1999), acuerdo firmado entre Clinton y el presidente colombiano Andrés Pastrana, por medio del cual se extiende y profundiza la asistencia económica y la intervención militar en el país sudamericano. Se trata de un programa clave en la estrategia de intervención de EE. UU. en el continente. Por su importancia, un apartado de este trabajo se centra en su abordaje específico.
13 de abril de 1999: Acuerdo entre EE. UU. y Holanda para el uso de bases militares en las colonias de Aruba y Curazao
Las instalaciones también son usadas por aviones de Francia, Reino Unido, Canadá y Holanda con el fin de controlar el Mar Caribe y apoyar a barcos de estos países en la lucha  contra el tráfico marítimo de drogas.
2001: Aprobación y despliegue de la Iniciativa Regional Andina
La Iniciativa Regional Andina es lanzada en mayo de 2001, en los primeros meses de gobierno de George Bush hijo. En los hechos, implica una ampliación del Plan Colombia a otros países del continente, que de todos modos ya contaban con programas similares al menos desde principios de la década de 1990, cuando gobernaba George Bush padre.
En una hoja informativa de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, difundida públicamente el 16 de mayo de 2001 se explicaba con claridad el análisis de EE. UU. y su orientación general para abordar el problema y la oportunidad:
La región andina representa un reto y una oportunidad significativos para la política exterior de Estados Unidos en los próximos años. En la región están en juego importantes intereses nacionales de Estados Unidos. La democracia está bajo presión en todos los países andinos. El desarrollo económico es lento y los avances hacia la liberalización son inconsistentes. Los Andes siguen produciendo prácticamente toda la cocaína del mundo y una cantidad cada vez mayor de heroína, lo que representa una amenaza directa para nuestra salud pública y nuestra seguridad nacional. Todos estos problemas están interrelacionados. Los problemas de la región deben abordarse de forma global para promover los intereses de la política exterior estadounidense en la región.