Luego de
reaparecer ante la opinión pública, coordinando con excarcelados del MRTA y
otros extremistas contra el proyecto minero Conga, ahora el ex guerrillero Hugo
Blanco se estaría aliando con miembros del partido político del presidente de
Bolivia, Evo Morales, para impedir nuevas inversiones energéticas.
El
exintegrante del trotzkismo peruano fue visto con partidarios del Movimiento al
Socialismo (MAS) en la provincia cusqueña de Espinar. Según una fotografía
obtenida por LA RAZÓN, éste sería uno de los pasos previos a una nueva revuelta
social.
Horas antes,
Blanco había estado lanzando arengas en contra de su ex socio político Ollanta
Humala y en una postura claramente antiminera. En las imágenes, se le pudo
identificar claramente en pleno centro de la ciudad.
Información
extraoficial señala que se encuentran también en la zona integrantes del
Movimiento al Socialismo (MAS), conocidas fuerzas de choque de Evo Morales. El
marxismo internacional organizado respaldaría ahora a Óscar Mollehuanca,
alcalde provincial de Espinar, y socio político del padre Marco Arana en Tierra
y Libertad.
“Tierra o muerte”
Cabe indicar
que Arana acaba de venir de Europa, luego de captar fondos de las ONG con el
objetivo de “fiscalizar” nuevos proyectos mineros que terminan siendo
boicoteados. Esta acción sería parte de un plan más amplio que cubriría
diversas regiones del país, para que la corriente antiinversión esté a tono con
las revueltas marxistas de Cajamarca.
Hugo Blanco
militó en el Partido Obrero Revolucionario, tras lo cual se integró a los
movimientos campesinos, llegando a tomar las armas contra el gobierno, cuando
tomaban a la fuerza las tierras de los hacendados en 1962.
En 1971 editó
su libro “Tierra o Muerte”, y luego se ha vuelto defensor de la hoja de coca,
amenazada de ser criminalizada. En los últimos meses estuvo en Cajamarca y
Lima, promoviendo marchas y huelgas contra la inversión minera.
La Razón de Perú (www.larazon.com.pe)
AMÉRICA
LATINA: RAFAEL CORREA, EL SUCESOR DE HUGO CHÁVEZ
Infolatam de Argentina
(www.infolatam.com)
La enfermedad de Hugo Chávez ha provocado que se ponga en cuestión no
solo su liderazgo en Venezuela sino el que hasta ahora ha tenido en América
latina. El “socialismo del siglo XXI” tuvo su mayor momento de auge entre
2005 (elección de Evo Morales) y
2009 (golpe de Estado contra Manuel
Zelaya) pero desde entonces no ha conseguido nuevos adherentes en la
región.
Muchos miran,
en estos momentos, hacia Rafael Correa
como el hombre que puede tomar el testigo de Hugo Chávez como líder principal y referente del “socialismo del
siglo XXI” en caso de que la enfermedad del presidente venezolano siga
avanzando.
Correa
reúne las condiciones intelectuales (posee un doctorado en Economía de la
Universidad de Lovaina -Bélgica) y de liderazgo necesarios para
convertirse en ese referente. Es el mejor preparado académicamente (mejor que Evo Morales o Daniel Ortega), tiene
carisma y gran capacidad oratoria y en su país mantiene una solida posición, a
diferencia de lo que le ocurre a Evo
Morales acosado por las protestas sociales.
El Presidente
ecuatoriano, por el momento, rechaza que se le sitúe como líder latinoamericano
“del chavismo sin Chávez” en la región: “esa es otra de las grandes
equivocaciones, créanme que a mí no me interesa liderar absolutamente nada, lo
que me interesa es servir, y ya tengo bastante trabajo con todo lo que tenemos
que hacer en Ecuador”.
El mandatario
atribuye a “inventos de la prensa que Chávez
lo que buscaba era liderar, y si no está Chávez, entonces Correa … Creo
que todos buscamos servir a nuestras patrias pequeñas, Venezuela, Ecuador,
Bolivia, Argentina, y a la patria grande, nuestra Latinoamérica, y ahí
estaremos siempre sirviendo sin que nos interese liderar absolutamente nada”.
Correa y el
“socialismo del siglo XXI”
Pero lo que
es incuestionable es que Rafael Correa
se ha convertido en uno de los que más ha hablado del
concepto “socialismo del siglo XXI”. Ya en 2007, proclamó el
surgimiento de una “América Latina socialista del siglo XXI … Como un milagro
se han derrumbado los gobiernos serviles, las democracias de plastilina, el
modelo neoliberal, y ha empezado a surgir la América Latina altiva, libre,
soberana, justa y socialista del siglo XXI”.
Un socialismo
del siglo XXI que para Rafael Correa
debe tener un claro contenido nacionalista y a la vez
latinoamericanista, con un claro sesgo antiimperialista.
En palabras
de Correa: “¡Cómo ha cambiado
América Latina!, y seguirá cambiando, porque lo que vivimos no es una época de
cambios, sino un cambio de época. El servilismo, el entreguismo están siendo
tirados por nuestros pueblos al basurero de la historia”.
Además, ese
socialsimo del siglo XXI que propugna el correismo es antineoliberal: “la
noche neoliberal está llegando a su fin, el nuevo día ha comenzado” y una alternativa
viable ante las crisis de las economías capitalistas occidentales.
Para Correa, el mundo vive un “cambio
de época“, pues la crisis “es estructural”.
En Ecuador el
socialismo del siglo XXI tiene nombre propio, Revolución Ciudadana que es
definida por Correa como un
“cambio radical, profundo y rápido de las estructuras vigentes. Sobre todo los
cambios en las relaciones de poder, es el gran desafío de América Latina en el
siglo XXI, por lo menos en la primera etapa de este siglo. Y el cambio
definitivo de las relaciones de poder. Éste estaba en unas cuantas manos y unas
cuantas élites que siempre nos han explotado en contubernio con poderes
extranjeros, y debe pasar al poder de las grandes mayorías, lo cual a su vez se
traduce en la calidad de Estado. Pasar de esos Estados burgueses a verdaderos
Estados populares”.
Algunos
analistas como Simón Pachano ha
destacado que detrás del concepto de “socialismo del siglo XXI” que esgrime Correa en realidad no hay nada:
”más allá de la retórica estatista de la nueva Constitución, hasta el
momento no hay señales de grandes transformaciones y de decisiones
trascendentales en la economía. El anunciado socialismo del siglo XXI no
aparece más que en los discursos del Presidente y corre el riesgo de
convertirse en la irónica consigna de un programa de ajuste o, peor aún, en el
anuncio del fin de un experimento cargado de retórica”.
Discurso
latinoamericanista y antiyaquinki
Para
convertirse en líder regional Correa tiene
dos de las características que encumbraron a Hugo Chávez (un mensaje latinoamericanista y antiimperialista).
Además, como Chávez tiene
capacidad oratoria, carisma y un pasado que le avala. Pero carece eso sí de lo
más importante, el petróleo.
El gobierno
chavista habría otorgado 82.000 millones de dólares en subvenciones y ha
subsidiado a más de 40 países entre 2005 y 2011 gracias a unos ingresos
petroleros de los que carece el ecuatoriano.
Rafael Correa fundamenta su liderazgo en una
reacción a las políticas de los años 90, el neoliberalismo privatizador y que
abrió las economías al comercio.
Unas
políticas que tuvieron un cariz regional y una influencia
norteamericana: ”Creo que es tiempo de esperanza en América Latina: “cosas
buenas están ocurriendo en esta América morena, mestiza e indígena: la derrota
política, económica y social del Consenso de Washington. Por fin América
Latina, después de décadas, se atreve a generar pensamiento propio: el
Socialismo del Siglo XXI. Ahora, atrevernos a pensar, atrevernos a proponer, ya
es un paso adelante, un símbolo del cambio que está viviendo la región”.
Por lo tanto,
ve su lucha no solo como ecuatoriana sino en clave latinoamericana pues en
su opinión los gobierno de izquierda en Latinoamérica enfrentan similares retos
y enemigos: “el proceso de cambio en América Latina tienen grandes resistencias
que si no se manifiestan es que no dejaron de existir pero están esperando la
oportunidad para liquidar esos procesos de cambio por todos los medios … su
interés es detener los procesos de cambios”.
Una lucha que
enfrentaría a estos gobiernos no solo con Estados Unidos sino con las elites
nacionales: “son intentos de desestabilización orientados a los gobiernos de
verdadero cambio. Para la oligarquía latinoamericana, para los grupos
norteamericanos más reaccionarios, para los ‘halcones’ norteamericanos, la
democracia en América Latina es buena hasta que ellos digan que hay que
cambiarla. La democracia no les interesa en absoluto, lo que les interesa es
mantener sus privilegios, mantener sus posiciones de poder”.
Y ese problema,
en la visión de Correa, es un
fenómeno regional: “por eso, permanentemente, los países progresistas de la
región, los de verdadero cambio, tenemos que soportar conspiraciones que usted
ha señalado: Venezuela en 2002, Bolivia en 2008, Honduras, exitoso, en 2009,
fracasado en Ecuador, en 2010. Todos golpes de Estado atípicos”.
Este año ha
asumido un especial liderazgo al negarse a acudir a la Cumbre de las Américas
por la no presencia de Cuba (“Un país americano, por capricho de otro país,
excluido de la Cumbre de las Américas, entonces que se llame cualquier otra
cosa, conversatorio con Estados Unidos, pero que no se llame Cumbre de las
Américas”) …
… y su reto
directo a Estados Unidos (“¿Quién es él para convertirse en árbitro del bien y
el mal o decidir qué es dictadura, qué es democracia? íYa basta! Yo creo que la
historia nos ha enseñado bastante sobre la doble moral que ha tenido Estados
Unidos en cuanto a relaciones internacionales”).
Sin petróleo,
la capacidad de proyección del correismo a nivel regional no va a ser sencilla
pero su mensaje por la forma y el fondo tiene capacidad de llegada
Se trata de
un territorio abonado y acostumbrado a los mensajes nacionalistas y
antiimperialista (“nos explotaron demasiado. O sea con el neoliberalismo, y
después con el señor [George W.] Bush. El señor Bush fue el mejor elector en
América Latina, debemos de estarle agradecido. Muchos de los gobiernos
progresistas de la región llegaron al poder gracias a él, en respuesta o en
rechazo a sus políticas… América Latina perdió hasta la dignidad, la
autoestima, a nadie le sorprendía que viniese un burócrata del FMI a decirnos
qué hacer, a revisarnos las cuentas. Ahora, baja un burócrata del avión y por
el mismo avión se va de regreso”).
AMÉRICA LATINA: ¿HACIA DÓNDE VAN LOS GOBIERNOS DE
IZQUIERDA Y PROGRESISTAS?
La Tercera de
España (www.tercerainformacion.es)
El auge de los
movimientos sociales y la elección de gobiernos de izquierda y progresistas,
son dos de los grandes acontecimientos ocurridos en América Latina en las
postrimerías del siglo XX y los albores del XXI. Pese a la aún hoy no resuelta
tensión entre «lo social» y «lo político», es decir, entre las formas de
organización y lucha social, y las formas de organización y lucha política, la
relativa convergencia de ambas fue la que contuvo y desaceleró la avalancha
reaccionaria que azotó a la región en las décadas de 1980 y 1990, festín de la
concentración y transnacionalización de la riqueza y el poder político, con su
correlato de agravamiento de la pobreza, la miseria y la exclusión social.
Cuando en el
mundo se enseñoreaban el desconcierto y el abatimiento provocados por el
colapso de los paradigmas comunista y socialdemócrata europeos, en América
Latina, la irrupción de los nuevos movimientos sociales y la determinación de
un amplio espectro de fuerzas políticas de izquierda de emprender lo que se
conoció como búsqueda de alternativas al capitalismo neoliberal, abrieron
nuevos caminos en sustitución de los que cerraban. Por esos caminos hemos
avanzado desde entonces, pero al adentrarnos en segunda década del siglo XXI,
ya no basta con hablar de «nuevos» movimientos ni de «búsqueda» de
alternativas.
En rigor, los
llamados nuevos movimientos sociales surgen en los años sesenta (¡hace ya más
de cinco décadas!) en los Estados Unidos, Europa Occidental y América Latina,
con características derivadas de la situación de cada región. En la nuestra, su
identificación y reconocimiento generalizado como tales data de los años
ochenta (hace ya más de tres décadas) porque hasta entonces habían estado
entre-mezclados con los movimientos clandestinos e insurgentes surgidos bajo el
influjo de la Revolución Cubana. Ese es el momento en el cual: 1) el cambio en
la situación internacional y regional provoca el declive de la lucha armada, y
relega a las organizaciones sociales y políticas tradicionales a planos
secundarios y hasta marginales; 2) los nuevos movimientos sociales demuestran
ser inmunes al efecto de la crisis terminal del «socialismo real» y el
advenimiento del mundo unipolar; y, 3) se evidencia su condición de
protagonistas principales de la lucha contra el neoliberalismo y contra las más
diversas formas de opresión, explotación y discriminación. En lo referente a
los gobiernos de izquierda y progresistas, a más de trece años de la victoria
de Hugo Chávez en la elección presidencial venezolana de 1998, ya son diez los
existentes en América Latina continental, parte de los cuales está en su tercer
período consecutivo, otra en el segundo y el resto en el primero.
Es conocido que
los procesos históricos, como el tránsito de una formación económico social a
otra, por ejemplo, del feudalismo al capitalismo, tardan siglos y atraviesan
por etapas de avance y retroceso. No está de más recordar los setenta y cuatro
años en la fracasada experiencia de la Unión Soviética. Visto desde esta
perspectiva, las cinco décadas transcurridas desde el nacimiento de los
«nuevos» movimientos sociales, las tres décadas transcurridas desde que se les
reconoce como tales en América Latina, y el poco más de una década transcurrido
desde el inicio de la elección de los gobiernos latinoamericanos de izquierda y
progresistas, son lapsos incomparablemente breves. Pero, desde otra
perspectiva, en esos largos procesos históricos se abren y cierran «ventanas de
oportunidad», cuyo aprovechamiento los acelera y cuyo desperdicio los derrota
o, al menos, los retrasa. Es en esta perspectiva en la que tenemos que
ubicarnos.
Marx afirmaba
que capital que no crece, muere. En forma análoga podemos decir que proceso de
transformación social revolucionaria o de reforma social progresista que no
avanza, muere: abre flancos a la desestabilización del imperialismo y la
derecha local, y fomenta la desmovilización, el voto de castigo y la abstención
de castigo de los sectores populares defraudados. Por eso es que debemos
preguntarnos en qué medida los «nuevos» movimientos sociales, que en los años
sesenta, setenta, ochenta y noventa estuvieron a la altura de las
circunstancias, se han convertido en movimientos social-políticos, es decir,
han logrado desarrollar la vocación y la capacidad de luchar por una
transformación social revolucionaria. Y también, por las mismas razones,
debemos preguntarnos si los actuales gobiernos de izquierda y progresistas
están enrumbados hacia la edificación de sociedades «alternativas» o si serán
un paréntesis que, en definitiva, contribuya al reciclaje de la dominación del
capital. El objetivo de estas preguntas no es calificar o descalificar a una u
otra fuerza política o social-política, o a uno u otro gobierno de izquierda o
progresista, sino recordar una sentencia del siglo XX que no pierde vigencia en
el XXI: sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario.
Como es lógico,
entre la izquierda de épocas anteriores y la actual, hay similitudes y
diferencias. Una similitud es que, como ocurrió de manera periódica en los
siglos XIX y XX, el comienzo de una nueva etapa histórica obliga a la izquierda
a formular nuevos objetivos, programas, estrategias y tácticas. Una diferencia
es que, tanto las corrientes revolucionarias, como las corrientes reformistas
del movimiento obrero y socialista nacido en el siglo XIX, habían elaborado y
debatido sus respectivos proyectos políticos mucho tiempo antes de que la
Revolución Bolchevique en Rusia (1917) y la elección del primer ministro
laborista Ramsey McDonald en Gran Bretaña (1924), llevaran al gobierno, por
primera vez, a representantes de una y otra, mientras que la izquierda
latinoamericana actual llegó al gobierno sin haber elaborado los suyos. La
izquierda latinoamericana llega al gobierno sin descifrar la clave para dar el
salto de la reforma social progresista a la transformación social
revolucionaria, sin la cual quedará atrapada en el mismo círculo vicioso de
reciclaje del capitalismo concentrador y excluyente que la socialdemocracia
europea. Este es el problema pendiente: construir la imprescindible sinergia
entre teoría y praxis revolucionaria.
Los denominados
gobiernos de izquierda y progresistas electos en América Latina desde finales
de la década de 1990, son en realidad gobiernos de coalición en los que
participan fuerzas políticas de izquierda, centroizquierda, centro e incluso de
centroderecha. En algunos, la izquierda es el elemento aglutinador de la
coalición y en otros ocupa una posición secundaria. Cada uno tiene
características particulares, pero es posible ubicar a los más emblemáticos en
dos grupos. Estos son: a) gobiernos electos por el quiebre o debilitamiento
extremo de la institucionalidad democrático neoliberal, como ocurrió en
Venezuela, Bolivia y Ecuador; y, b) gobiernos electos por acumulación política
y adaptación a las reglas de juego de la gobernabilidad democrática,
caracterización aplicable a Brasil y Uruguay. Además, están los casos de
Nicaragua, El Salvador, Paraguay, Argentina y Perú, sobre los cuales el espacio
no nos permite siquiera unas escuetas palabras de referencia.
¿Cómo se
explica la elección de gobiernos de izquierda y progresistas en el mundo
unipolar donde imperan la injerencia y la intervención imperialista?
Se explica por
cuatro razones fundamentales, tres de ellas positivas y una negativa. Las
positivas son:
1. El acumulado
de lucha de las fuerzas populares libradas en la etapa abierta por el triunfo
de la Revolución Cubana, en la cual, aunque no alcanzaron los objetivos máximos
que se habían planteado, demostraron una voluntad y capacidad de combate que
obligó a las clases dominantes a reconocerles los derechos políticos que les
estaban negados.
2. La lucha en
defensa de los derechos humanos que forzó la suspensión del uso de la violencia
más descarnada como mecanismo de dominación.
3. El aumento
de la conciencia, la organización y la movilización social y política
registrado en la lucha contra el neoliberalismo, que sienta las bases para la
participación política y electoral de los sectores antes marginados.
Como
contraparte, la razón negativa es la apuesta del imperialismo norteamericano a
que la unipolaridad le permitiría someter a los países latinoamericanos a los
nuevos mecanismos transnacionales de dominación, motivo por el cual dejó de
oponerse de oficio a todo triunfo electoral de la izquierda, como había hecho
históricamente. A todo lo anterior debe agregarse un factor volátil: el voto de
castigo a las fuerzas políticas de derecha por los efectos socioeconómicos de
la reestructuración neoliberal, es decir, un voto no ideológico, ni político, y
mucho menos cautivo de la izquierda, que ésta puede perder si su ejercicio de
gobierno no satisface las expectativas.
¿Por qué
fuerzas políticas y social-políticas de la izquierda latinoamericana llegan al
gobierno sin siquiera haber esbozado las líneas gruesas de sus proyectos
estratégicos o, aún peor, en algunos casos sacrifican sus proyectos
estratégicos para llegar al gobierno?
Ello es
resultado de cuatro factores que ejercen una influencia determinante en las
condiciones y características de las luchas populares en el subcontinente:
1. El salto de
la concentración nacional a la concentración transnacional de la propiedad, la
producción y el poder político (la llamada globalización), ocurrido en la
década de 1970, tras un proceso de acumulación de premisas finales que se
desarrolla durante la segunda posguerra mundial, que cambia la ubicación de
América Latina en la división internacional del trabajo y modifica la
estructura socioclasista.
2. La avalancha
universal del neoliberalismo, de la década de 1980, desarticula las alianzas
sociales y políticas construidas durante el período nacional desarrollista y
establece las bases de la reestructuración de la sociedad y la
refuncionalización del Estado sustentadas en función de la concentración y
transnacionalización de la riqueza.
3. El derrumbe
de la URSS y el bloque europeo oriental de posguerra, entre 1989 y 1991, que le
imprime un impulso extraordinario a la reestructuración neoliberal, provoca el
fin de la bipolaridad estratégica, que actuó como muro de contención de la
injerencia y la intervención imperialista en el Sur durante la posguerra y
tiene un efecto negativo, a corto plazo, para la credibilidad de todo proyecto
social ajeno al neoliberalismo, no solo anticapitalista, sino incluso apenas
discordante con él, efecto que llega a ser devastador para las ideas de la
revolución y el socialismo.
4. La
neoliberalización de la socialdemocracia europea, en sus dos grandes
vertientes, la Tercera Vía británica y la Comisión Progreso Global de la
Internacional Socialista, en la década de 1990, que recicla la doctrina
neoliberal cuando su inducida credibilidad se desploma, la encubre con una
presentación humanista, «light» y «progre».
Téngase en
cuenta que los primeros triunfos de fuerzas de izquierda y progresistas en
elecciones presidenciales latinoamericanas, el de Chávez en Venezuela (1998) y
el de Lula en Brasil (2002), se producen cuando el efecto acumulado de estos
factores está en su apogeo, en particular, es el momento de mayor impacto en
América Latina de las ideas de la Tercera Vía y la Comisión Progreso Global.
Esos factores combinados ejercen una influencia determinante en los gobiernos
de Brasil, Uruguay, Argentina y otros, y una influencia menos evidente, pero
también efectiva, en los de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Tras el
derrumbe de la URSS, el desaparecido dirigente revolucionario salvadoreño
Schafik Hándal empezó a repetir una idea que parece simplona, pero es más
profunda que un sinnúmero de doctas reflexiones: «Habrá socialismo –decía
Schafik– si la gente quiere que haya socialismo». Las preguntas que se derivan
de esta idea son: ¿Quiere que haya socialismo la gente de Venezuela, Bolivia, Ecuador,
los países cuyos procesos políticos se corresponden con la definición de
revolución entendida como acumulación de rupturas sucesivas con el orden
vigente? ¿Quiere que haya socialismo la gente de Brasil, Uruguay, Nicaragua u
otros países latinoamericanos gobernados por fuerzas de izquierda o
progresistas? A estas preguntas tenemos que añadir otras: ¿sabe la gente de
esos países qué es socialismo? ¿Comparten los líderes de esos países nuestro
concepto de socialismo que, al margen de las diferentes condiciones,
características, medios, métodos y vías, implica la abolición de la producción
capitalista y del sistema de relaciones sociales que se erige a partir de ellas
y en función de ellas? ¿Hay en esos procesos fuerzas políticas capaces de
concientizar a la gente para que quiera que haya socialismo? ¿Lo están
haciendo? Todas estas preguntas son cruciales, pero las definitorias son las
dos últimas.
Planteada en
términos teóricos, la idea, en apariencia simplona, de Schafik implica que para
avanzar en dirección al socialismo los procesos de reforma o transformación
social de signo popular que hoy se desarrollan en América Latina necesitan:
teoría revolucionaria; organización revolucionaria; bloque social
revolucionario, basado en la unidad dentro de la diversidad; y solución del
problema del poder, este último entendido como la concentración de la fuerza
imprescindible para producir un cambio efectivo de sistema social. Podemos
hablar de protoformas de esos cuatro elementos en Venezuela, Bolivia y Ecuador,
y quizás en algunos otros gobernados por fuerzas de izquierda y progresistas,
pero en ninguno se puede hablar de formas acabadas.
Nada de esto es
nuevo. De todo ello habla desde hace años y, quizás, hasta de manera
sobredimensionada, porque a esos elementos se atribuye el papel determinante en
la formación de la identidad del futuro socialismo latinoamericano. Sin dudas,
su papel será crucial, pero lo determinante es cómo, cuándo, dónde y en qué
condiciones tendrá lugar el acceso al poder político, sea mediante su conquista
o construcción. Sin estas respuestas, no puede hablarse de Socialismo del Siglo
XXI, Socialismo en el Siglo XXI, Vivir Bien, Buen Vivir, o cualquier noción
similar, más que como una utopía realizable de contornos aún muy difusos.
OLLANTA
HUMALA: EL 'POPULISTA' QUE MIMA A LAS EMPRESAS EXTRANJERAS
Revista Atenea de España
(www.ateneadigital.es/RevistaAtenea/REVISTA)
Tras los
últimos acontecimientos vividos por empresas españolas en Iberoamérica, las
incautaciones argentinas de YPF y la expropiación de una filial de Red
Eléctrica en Bolivia, en el panorama de la región aparece con fuerza un país
como destino de una inversión segura para los intereses españoles. Un país que
hace menos de un año era foco de atención por la posibilidad de que se
convirtiera en un satélite más del área bolivariana impulsada por Hugo Chávez y
que, lejos de ello, se ha consolidado como uno de los países con más
posibilidades de crecer en el futuro: el Perú del antiguo caudillo Ollanta
Humala.
Cuando
Ollanta Humala, hermano de un golpista encarcelado y con unas credenciales bien
reveladoras de su pasado populista, disputó la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales a la hija de Alberto Fujimori, en esta columna escribimos que
Perú debía elegir entre el cáncer o el sida. Así lo decía el propio Mario
Vargas Llosa durante aquellos días.
Sin embargo,
Humala dio muestras de su cintura y su intuición política, él o sus asesores, y
comenzó una carrera contrarreloj para ganarse el voto de la clase urbana del
Perú que temía al fujimorismo pero que odiaba con la misma fuerza la figura de
un hombre que había recibidos fondos de Hugo Chávez para hacer su campaña
electoral. Dicho y hecho: rompió públicamente con los 'bolivarianos', aseguró
que iba a continuar todas las políticas de integración con sus países vecinos
(y no precisamente en el Alba) y garantizó la seguridad de la inversión
extranjera.
Las promesas
de Humala convencieron al propio Premio Nobel hispano peruano, que pidió el
voto para Humala causando incluso una ruptura familiar en el seno de los Vargas
Llosa... Y Humala venció y se convirtió en el presidente del Perú. Sus primeras
medidas, sus nombramientos en el Gobierno, la confirmación de lo que había
prometido, nos llevaron a escribir una segunda columna en la que reconocíamos
lo acertado de su ejecutoria: "Ollanta Humala, más luces que
sombras", fue su título.
Y hoy, con
más de nueve meses de mandato, podemos decir que el Perú de Humala se ha
convertido, gracias a sus aciertos y a los errores de otros como la viuda de
Kirchner o Evo Morales, en uno de los países con más futuro de la región. El
informe "Panorama de Inversión Española en Latinoamérica 2012", de la
IE Business School, detallaba el pasado febrero lo que pensaban las principales
empresas españolas sobre su futuro en la región. Un 89%, debido a la crisis en
Europa y en España, iban a invertir todo lo que pudieran en Iberoamérica. Y
precisamente ese porcentaje creía que Brasil -por su potencias y por los
eventos deportivos internacionales que va a acoger en los próximos años- iba a
ser el más atractivo para la inversión española.
Pero el caso
de Brasil no era una sorpresa. Sin embargo, cuando a esas empresas españolas se
les preguntó cuáles eran los países que en este
2012 iban a
tener una mejor evolución económica e iban a ser más atractivos para la
inversión española, más del 85% de los encuestados señalaron a Colombia y Perú.
Por el contrario, Ecuador, y especialmente Bolivia y Venezuela, eran un año más
los mercados que más dudas suscitaban para el inversor español.
La encuesta
se realizó antes de que se materializara la campaña de Cristina Fernández
contra Repsol y la expropiación en Bolivia de la filial de Red Eléctrica, por
lo que habrá que colegir que si esa misma encuesta se realizara hoy, el Perú de
Ollanta Humala habrá aumentado aún más su atractivo para los empresarios
españoles. Un atractivo, por cierto, que ya tenía en los últimos años del
Gobierno de Alan García, como lo demuestra que la inversión directa española en
Perú en esos años creció de manera exponencial.
Humala,
conocedor de los estragos que la política populista de Kirchner o Morales, como
antes lo fue la de Chávez o Daniel Ortega, estaba creando en los empresarios
extranjeros, el pasado 10 de mayo -ya consumadas las expropiaciones en sus
países vecinos- garantizaba, de visita en Corea del Sur y Japón, "el
respeto de su país a los compromisos con los inversores", y ante los
acontecimientos en Argentina y Bolivia, su ministro de Economía Luis Miguel
Castilla aseguró que "la posición de Perú es claramente la inversa".
Y añadía que su país no pretendería nunca atraer las inversiones de europeos o
asiáticos si no quisiera "respetar los compromisos adoptados ni mantener
la seguridad jurídica".
El ministro
añadió que en su país la inversión local es importante "pero no
suficiente", por lo que buscan más inversión extranjera con un
"atractivo" marco jurídico que, amparado en la Constitución, no
discrimina entre capitales domésticos y extranjeros. Un mensaje nítido de un
populista que ha dejado atrás las veleidades de juventud para gobernar un país
de la manera más sensata posible.
La respuesta
española no se hizo esperar. Aparte de que Humala fue el primer mandatario
iberoamericano que fue recibido por Rajoy en Moncloa como presidente del Gobierno
el pasado enero, enviando así un claro mensaje de apoyo, el secretario de
Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia, decidió
hacer un viaje a Lima tras los acontecimientos en Argentina y Bolivia. Allí,
hace apenas una semana, Gracia destacaba el "marco estable en que se
mueven las inversiones y las empresas españolas en Perú". Y lo que es más
importante y anticipo de lo que puede suceder: se anunció que, debido a la
crisis, España está reajustando toda la ayuda de Cooperación al Desarrollo. Se
centrará fundamentalmente en África e Iberoamérica, y dentro de esta región, en
los países en los que se pueda trabajar. Un aviso a navegantes de que los
ataques a la golpeada 'marca España' no pueden salir gratis. Y al contrario, hay
que beneficiar a los países 'amigos'. Y hoy, el Perú de Ollanta Humala, es uno
de ellos.
LOS
PAÍSES CON MÁS SEGURIDAD JURÍDICA DE AMÉRICA LATINA ACAPARAN LA INVERSIÓN
Brasil,
México, Chile, Colombia y Perú son los principales receptores de capitales
extranjeros
El País de España
(www.elpais.com)
La
nacionalización de una de las
mayores eléctricas de Bolivia y de la
petrolera YPF en Argentina ha hecho saltar todas las alarmas sobre
la seguridad de las inversiones en América Latina. Las expropiaciones sufridas
por las españolas Repsol y Red Eléctrica refuerzan la división entre los
Gobiernos latinoamericanos que apoyan la iniciativa privada y los que quieren
aumentar el control del Estado. Y esa tendencia se traslada a la entrada de
dinero del exterior: Brasil, México, Chile, Colombia y Perú fueron los principales
receptores de inversión extranjera en la región el año pasado, mientras
Argentina, Venezuela y Bolivia se consolidan en un segundo plano.
Movimientos como el de
Cristina Fernández en YPF ahuyentan al capital extranjero. La
inversión total dirigida a América Latina creció un 31% en 2011; en el caso de
Argentina subió solo un 3%, según la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL). Las economías emergentes más abiertas al capital privado y
con mayor seguridad jurídica acapararon el grueso de la inversión: Brasil sigue
al frente (43% del total), seguida de México (13%), Chile (11%) y Colombia
(9%). A Argentina llegó el 5% de los fondos, a Venezuela —que se recuperó de
forma espectacular en 2011, tras años de caídas o subidas modestas— el 3,5% y a
Bolivia, menos del 1%. En proporción al tamaño de la economía, la lista la
encabeza Chile, seguido de Perú, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina, México y
Venezuela. “En general no hay ningún problema para las inversiones en la
región, salvo países concretos, sobre todo Argentina, por su situación
interna”, opina Alfredo Arahuetes, profesor de Economía Internacional de Icade.
Mientras
Chile, Brasil, México y Colombia han buscado atraer inversiones, Bolivia,
Venezuela, Argentina y Ecuador han nacionalizado empresas mineras, de energía y
aerolíneas en los últimos cinco años. El segundo grupo lo paga caro. La prima
de riesgo (la diferencia entre los bonos emitidos en dólares por cada país y
los bonos del Tesoro estadounidense) alcanza 992 puntos básicos en Venezuela,
965 en Argentina y 808 en Ecuador. En el resto de países se mantiene por debajo
de los 200.
“Lo
complicado es el populismo que hay detrás de las decisiones”, explica Silvana
Insignares, profesora de Derecho Internacional de la Universidad del Norte en
Colombia. “Son países contradictorios, como Bolivia, cuyo presidente expropia
la filial de Red Eléctrica el 1 de mayo y horas después se va con el presidente
de Repsol a inaugurar una planta de gas”, añade.
Tanto la
CEPAL como el Fondo Monetario Internacional han rechazado que haya una
tendencia generalizada. “Es una región muy diversa y no podemos decir que lo
que está sucediendo sea una tendencia”, ha asegurado Gerry Rice, portavoz del
Fondo, días después de las expropiaciones en Argentina y Bolivia. “No existe
seguridad jurídica en los países gobernados por movimientos contrarios a la
empresa privada, sobre todo extranjera”, explica Fernando Molina, director de
la revista boliviana Pulso. “Aparte de las nacionalizaciones, se toman
constantes medidas de agresión, como el alza de impuestos, el cambio en las
reglas de financiación, revisión de tarifas… algunas con la intención de
distribuir la riqueza, otras por razones políticas”, añade.
La
expropiación de YPF ha colocado a Argentina, que en 2008 nacionalizó Aerolíneas
Argentinas y los fondos de pensiones, como un país con una seguridad jurídica
cuestionable. “Puede haber más expropiaciones en ese país, pero lo veo difícil
en otros. No metamos a todos en el mismo saco. Venezuela expropia, pero paga”,
cuenta Alfredo Arahuetes. En 2009, Hugo
Chávez nacionalizó la filial del Santander tras acordar un pago de
755 millones de euros. En Bolivia, Morales ha iniciado negociaciones con REE
para fijar una indemnización. Buenos Aires, en cambio, ha dado a entender que
Repsol ya ha sido compensada con los beneficios obtenidos desde 1999.
En la región
hay mucho en juego. Las inversiones españolas superan los 90.000 millones,
concentradas en Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, además de Argentina.
BBVA, Telefónica, Gas Natural Fenosa, Endesa, Repsol y Prisa [editora de este
diarios] son algunas de las principales compañías. Aunque, en teoría, Perú está
con los países seguros, en la prensa latinoamericana se asegura que Telefónica
está en el punto de mira a raíz del vencimiento de licencias.
BOLIVIA
REMUEVE BANDERA A TRES EMBARCACIONES IRANÍES
Terra de Economía de
España (www.economia.terra.com.co/noticias)
Bolivia sacó
de sus registros a tres embarcaciones de Islamic Republic of Iran Shipping
Lines (IRISL), según la actualización más reciente del sitio electrónico del
Gobierno, pero una decena de otros barcos siguen ondeando banderas del país
sudamericano.
IRISL y sus
múltiples subsidiarias fueron sancionadas por Estados Unidos, Naciones Unidas y
la Unión Europea por su supuesto rol en el transporte de equipos militares a
Teherán.
Tres de sus
buques: el Tour, Amin y ISI Olive, fueron abanderados por Bolivia a fines de
marzo después de que Malta los eliminara de sus listas cuando el Tour recogiera
crudo sirio, quebrantando las sanciones internacionales a las exportaciones
petroleras sirias.
Los barcos
mercantes necesitan una bandera nacional para entrar a la mayoría de los
puertos del mundo.
Una nueva
filial de IRISL registrada en las Islas Marshall llamada Auris Marine Company
solicitó y se le otorgaron banderas bolivianas el 26 y 27 de marzo. El registro
corporativo de Auris fue anulado en las Islas Marshall el 27 de marzo, según el
sitio electrónico de las autoridades de la isla micronésica.
Funcionarios
de registro de embarcaciones de Bolivia dijeron a Reuters en abril que
cualquier embarcación que pertenezca a compañías de fachada creadas para
encubrir vínculos con IRISL, o que hayan quebrantado sanciones de la ONU,
serían inhabilitadas.
La Paz
eliminó los buques de Auris Marine Company la semana pasada, pero otros 12
barcos de IRISL registrados por otra filial de fachada recientemente creada
llamada Andulena Corporation seguían en la lista, que fue actualizada por
última vez el 18 de mayo.
Andulena
sigue siendo una entidad corporativa registrada en las islas del Pacífico,
según el sitio electrónico del registro marítimo y corporativo de las Islas
Marshall el domingo.
No se pudo
contactar a funcionarios del registro en La Paz el fin de semana para conocer
sus comentarios.
IRISL
mantiene un complejo juego del gato y el ratón al cambiar frecuentemente los
dueños registrados oficialmente y los nombres de sus buques, en un intento por
esconder su conexión con la firma que según Washington y Bruselas es una red de
suministro para el supuesto programa iraní de armas nucleares.
En diciembre
del 2011, el Tesoro estadounidense identificó a los entonces dueños de tres
embarcaciones -ISIM Amin Limited, ISIM Olive Limited, ISIM Tour Limited- entre
las 10 empresas de fachada de IRISL y su empresa conjunta Irano Hind, también
sancionada por la ONU.
Los tres
buques a los que se les quitó la bandera anclaron cerca del puerto iraní de
Bandar Abass en el Estrecho de Ormuz por más de un mes, según los datos de
seguimiento de barcos de Reuters.
Golpe a la trata de personas
LIBERAN A 25 TRABAJADORES DE UN TALLER TEXTIL CLANDESTINO
En los allanamientos se encontraron armas, drogas y
dinero falso
La Nación de
Argentina (www.lanacion.com)
La muerte por
tuberculosis de una mujer indocumentada no fue el final, sino el punto de
partida de una investigación que permitió desbaratar una banda que se dedicaba
a la trata de personas y liberar a 25 personas que estaban en condición de
esclavitud en talleres textiles del sur de la ciudad de Buenos Aires.
En cinco
allanamientos realizados en talleres clandestinos situados en Villa Lugano y la
villa 20, la Policía Metropolitana detuvo a cinco personas e incautó armas,
drogas, 10.000 pesos y dólares falsos. Además, encontró a 25 personas que eran
explotadas y sometidas a vivir en condiciones degradantes.
Aquella mujer,
boliviana, de 30 años, murió el 17 de noviembre pasado en el hospital Vélez
Sarsfield, al que llegó con un "síndrome de impregnación", la fase
final de la tuberculosis. Tenía fiebre hacía más de un año, sufría sudoración
nocturna, anemia y pesaba 20 kilos menos de lo que debería.
En una
declaración testimonial ante la Fiscalía N° 11, su padre comentó que la joven
trabajaba en un taller textil en Lugano. Entonces, comenzó la investigación
sobre el lugar.
Los detectives
observaron que dos camionetas -una Mercedes-Benz Sprinter y una Hyundai-
ingresaban con frecuencia en el lugar, donde descargaban bolsones con telas.
Desde los
informes médicos
Personal del
área de Delitos y Sumarios de la Policía Metropolitana accedió a un informe del
hospital Santojanni, elaborado a raíz de la muerte por tuberculosis de aquella
mujer y al seguimiento de todas las personas que habían convivido con ella.
Muchas habían trabajado de forma irregular en un taller clandestino.
A partir de
fotografías, contratos inmobiliarios, testimonios de vecinos y el seguimiento
de los vehículos, los investigadores pudieron identificar a dos posibles dueños
de los talleres, de nacionalidad boliviana. Los hombres en cuestión tenían
vinculación con otros cuatro domicilios donde funcionaban talleres textiles.
La Justicia
requirió la declaración del padre de la joven fallecida, pero el hombre ya
había regresado a Bolivia. Luego se supo, a partir de un informe de la
Dirección General de Protección del Trabajo, que el hombre había trabajado, en
agosto de 2010, en uno de los talleres clandestinos ahora implicados en la
causa.
Luego de los
cinco allanamientos realizados en las últimas horas, se comprobó que 25
personas vivían hacinadas allí, eran obligadas a cumplir extensas jornadas
laborales, no contaban con condiciones de higiene básicas y sufrían
restricciones a su libertad ambulatoria.
Además de vivir
en el lugar de trabajo, en los talleres funcionaba un bar en donde los mismos
explotadores les vendían comida y golosinas a sus víctimas. En la causa
interviene el Juzgado Nacional Federal Nº 3, a cargo de Daniel Rafecas. En
todos los procedimientos prestaron colaboración personal de la Dirección
Nacional de Migraciones y del Ministerio de Trabajo de la Nación..
MODELO
DE OEA EN BOLIVIA PLANTEA ESTRATEGIA CONTRA EL HAMBRE
Xinhua de China
(www.spanish.peopledaily.com.cn)
La 30 versión
de la Asamblea Modelo de la Organización de Estados Americanos (MOEA),
realizada con la particiáción de universitarios, propuso en Bolivia combatir el
hambre mediante una estrategia productiva de alimentos, informó hoy el gobierno
boliviano.
El ministro
de Culturas, Pablo Groux, quien clausuró el sábado la Asamblea MOEA, evaluó
este domingo como positivo el encuentro de jóvenes universitarios previo a la
Asamblea General de la OEA que se desarrollará en Bolivia del 3 al 5 de junio
próximo.
En la
declaración central del sábado se reconoció al hambre como un problema actual y
se planteó estimular el desarrollo de un modelo productivo para garantizar la
seguridad alimentaria y nutricional de los pueblos de las Américas, afirmó
Groux ante periodistas.
El encuentro
dio la oportunidad a los jóvenes de escuchar las voces de preocupación sobre el
futuro del mundo y que los gobiernos del mundo y las Américas deben aprender a
prestar mayor atención a los jóvenes porque son quienes ahora dan la guía que
deben seguir los pueblos, destacó el ministro de Culturas.
Los universitarios de los 36 países, 32 de América y cuatro de Europa, que participaron en la Asamblea de la MOEA aprobaron 103 resoluciones, además de la Declaración de Cochabamba referida al tema central del encuentro, Seguridad Alimentaria con Soberanía,.
Los universitarios de los 36 países, 32 de América y cuatro de Europa, que participaron en la Asamblea de la MOEA aprobaron 103 resoluciones, además de la Declaración de Cochabamba referida al tema central del encuentro, Seguridad Alimentaria con Soberanía,.
Estas
resoluciones serán presentadas el 3 de junio ante la 42 Asamblea General de la
OEA para que sean tomadas en cuenta por los cancilleres.
Los más de
500 delegados que representaron a los países miembros del organismo hemisférico
en la simulación de su Asamblea General, completaron su trabajo luego de cuatro
días de intensos debates.
Groux dijo
que las voces de los jóvenes serán escuchadas cuando el documento central sea
entregado a la Asamblea de la OEA.
"Este
paso será importante porque es fundamental que las iniciativas de los
unviersitarios de las Américas sean tomadas en cuenta en el diseño de las
políticas de desarrollo que precisan los pueblos", aseveró.
ALIMENTOS Y
HAMBRE
Para los
jóvenes reunidos en Cochabamba, alimentos y hambre son palabras pilares para
encarar nuevos desafíos en el mundo y la región americana.
"La gran
producción de alimentos accesibles a toda la población permitirá enfrentar
sobriamente al hambre", indicó el ministro Boliviano.
La
declaración central reconoce que el hambre es un problema actual y pide
estimular el desarrollo de un modelo productivo.
"La
Declaración de Cochabamba refleja que la juventud de las Américas tiene
conciencia de que el tema alimentario es vital para el desarrollo de la
naciones y precisa respuestas concretas y oportunas", señaló.
Además, el
documento difundido este domingo a los medios de comunicación plantea que para
lograr el objetivo principal debe orientarse el tratamiento del tema de la
agricultura a través de políticas públicas que permitan dar atención al respeto
de la soberanía y autodeterminación de los pueblos.
También
resalta la importancia de la innovación tecnológica para fortalecer la
producción en el campo, como elemento de conocimiento y progreso para los
Estados miembros de la OEA.
El texto
propone tomar en cuenta el papel fundamental de la cooperación financiera y
técnica entre los países, con la finalidad de apoyar la adaptación de los
métodos de producción agrícola al cambio climático.
El manejo óptimo de la tierra es otro punto fundamental que se planteó en la Asamblea MOEA para asegurar la producción agrícola de cada país, junto a la reducción paulatina del empelo de prácticas y agentes tóxicos para preservar la salud de los habitantes y garantizar su sustentabilidad.
El manejo óptimo de la tierra es otro punto fundamental que se planteó en la Asamblea MOEA para asegurar la producción agrícola de cada país, junto a la reducción paulatina del empelo de prácticas y agentes tóxicos para preservar la salud de los habitantes y garantizar su sustentabilidad.
En la
declaración se reconoce que el acceso al agua es de vital importancia para
generar una producción agrícola de calidad, que suministre las condiciones
básicas y ofrecer una alimentación apropiada.
Añade que es importante generar apoyo y fomento para la agricultura y pesca familiar y artesanal, de pequeña y mediana escala, a través de la promoción y comercialización de mercancías.
Añade que es importante generar apoyo y fomento para la agricultura y pesca familiar y artesanal, de pequeña y mediana escala, a través de la promoción y comercialización de mercancías.
De igual
forma propone erradicar el hambre con la formulación de políticas públicas
sobre alimentación y nutrición, dar prioridad a la disponibilidad y acceso a
los alimentos y planes de desarrollo socioeconómicos en las naciones.
Los
participantes en el encuentro destacaron la importancia de un comercio libre y
justo de alimentos entre los países, pero siempre tomando encuents la
sustentabilidad en la gestión de los recursos naturales.
Asimismo se
solicitó el compromiso de los Estados miembros de la OEA para la adopción de
las medidas necesarias que hagan efectivo el derecho humano a la alimentación,
al cubrir las necesidades básicas nutricionales y garantizar la salud pública y
el goce pleno de una vida digna.
El ministro
de Culturas destacó que la 30 Asamblea del MOEA dio la oportunidad a los
jóvenes de escuchar las voces de preocupación sobre el futuro del mundo.
LA AUTOCRACIA BOLIVIANA
La unidad y el respeto ciudadano prometido por Morales se
transformó en sectarismo y persecución a los enemigos políticos, en
consecuencia el número de exiliados y presos políticos no tiene precedentes.
Martí Noticias
de Cuba (www.martinoticias.com/content)
Un discurso
populista y una política de desestabilización sistemática contra los gobiernos
democráticos, hicieron posible que Evo Morales ganara la presidencia e
impusiera en poco tiempo una dictadura institucional en Bolivia.
El diputado
Morales y ex candidato presidencial, es un líder cocalero que supo asociarse a
factores nacionales que le asistieron en sus planes de conducir a Bolivia a la
ingobernabilidad, pero lo qué le resultó beneficioso, fue su asociación con
Hugo Chávez que le facilitó recursos para mantener los agitadores de oficio que
condujeron al país al caos y la dictadura de los hermanos Castro, que le
transfirió información y conocimiento necesario para lograr sus fines.
Las marchas,
contramarchas y la violencia que promovía Morales colocaron a la nación
al borde del abismo. Una fuerte campaña contra los partidos políticos y las
figuras públicas, erosionaron el control del ejecutivo lo que determinó que el
presidente Gonzalo Sánchez de Lozada renunciara y que su sucesor, Carlos Mesa,
hiciera otro tanto.
Morales no
perdió tiempo, aprovechó el vació de poder y el peligro que enfrentaba el país
de padecer una guerra civil, para presentarse como el salvador de la nación y
ganar las elecciones de diciembre del 2005. El flamante mandatario
apresuradamente se sumó al exclusivo grupo que promueve el Socialismo del Siglo
XXI por medio del despotismo electoral. Propuso y logró la aprobación de una
constitución que permite la reelección consecutiva por una sola vez, no
obstante ya se proyecta reformar la cláusula para que se presente en los
comicios del 2014, como es ya tradicional entre los gobernantes que
integran la Alianza Bolivariana de Las Américas.
La continuidad
en el gobierno junto a una constante campaña de descrédito de los partidos
políticos, de los liderazgos públicos emergentes, amenazas y chantajes a las
clases productivas y el control e intimidación de la prensa, le permite a
Morales disfrutar de más poder que ningún otro mandatario electo en la
historia del país, a la vez que cuenta con la posibilidad de perpetuarse
legalmente en la presidencia sin tener que recurrir a un golpe militar.
La unidad y el
respeto ciudadano prometido por Morales se transformó en sectarismo y
persecución a los enemigos políticos, en consecuencia el número de exiliados y
presos políticos no tiene precedentes. El derecho a disentir es reprimido y el
sistema judicial es una herramienta a disposición del mandatario.
Por otra parte
el presidente al igual que sus pares del ALBA, ha iniciado una campaña de
nacionalismo extremo en la que el enemigo escogido fue Estados Unidos, a la vez
que instrumentó una estrecha alianza con Venezuela, Cuba e Irán.
Las Fuerzas
Armadas han perdido mucho de su independencia. Miembros del Alto Mando Militar
y de la Policía Nacional violaron los artículos 245 y 251, que prohíbe a
militares y policías realizar actividades políticas, cuando asistieron al
último congreso del Movimiento al Socialismo.
Los militares
cuyos predecesores vencieron a las guerrillas invasoras que patrocinó el
gobierno de Cuba, han usado la consigna castrista de Patria o Muerte, una
afrenta a los soldados que murieron combatiendo a Ernesto Guevara.
En la apertura
del congreso partidario Morales fue sincero y dijo: "Los antimperialistas,
los anticapitalistas, los antineoliberales hemos llegado al Palacio no como
inquilinos, llegamos para siempre, y eso hay que debatir ahora en nuestro
congreso".
Sin embargo a
pesar del control político y la ausencia de prácticas democráticas en las
instituciones de la nación y la sociedad, Morales no ha logrado establecer el
control que necesita para perpetuarse en el poder, porque en alguna medida está
recogiendo el fruto de las tempestades que sembró durante los gobiernos que le
precedieron.
Las propuestas
de Morales están sufriendo un serio desgaste, lo que ha motivado que en el
Partido se hayan producido deserciones, entre ellas la de uno de sus
fundadores, el ex líder minero Filemón Escobar.
Amplios sectores de la sociedad critican los niveles de corrupción, la presencia del narcotráfico, los abusos de autoridad, el sectarismo, y hasta numerosas comunidades indígenas manifiestan su rechazo al gobierno, porque este no ha sido capaz de resolver sus problemas. Morales el justiciero, es otro fraude mas del Socialismo del Siglo XXI.
Amplios sectores de la sociedad critican los niveles de corrupción, la presencia del narcotráfico, los abusos de autoridad, el sectarismo, y hasta numerosas comunidades indígenas manifiestan su rechazo al gobierno, porque este no ha sido capaz de resolver sus problemas. Morales el justiciero, es otro fraude mas del Socialismo del Siglo XXI.
BOLIVIA: CAMBIO CLIMÁTICO Y JUSTICIA
Radio Vaticano
de Roma (www.oecumene.radiovaticana.org)
Con la
declaración “Discípulos misioneros guardianes de la Creación”, terminó la XII
Asamblea Nacional de Pastoral Social Cáritas. El pasado 18 de mayo se hizo
público el mensaje en el que los participantes en la asamblea se comprometen a
“ser discípulos misioneros guardianes de la Creación, colocándose en la
vanguardia de la defensa de la vida, la protección del planeta y del ecosistema
que nos sostiene”.
Los
representantes de Pastoral Social Cáritas en Bolivia, se reunieron en Cochabamba
del 16 al 18 de mayo, con el tema: “Cambio climático y justicia” e inspirados
en la Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal Boliviana: “El Universo: Don
de Dios para la Vida”, expresan en su comunicado sus preocupaciones sobre las
tendencias internacionales de mercantilización de los recursos naturales y la
negación de la persona humana. En especial destacan la persistencia de visiones
de desarrollo en Bolivia que se colocan por encima de la protección de los
recursos naturales y los derechos de los pueblos indígenas. El comunicado
expresa que los firmantes asumen el auténtico desarrollo como aquél que
garantiza la vida digna y plena de toda persona desde los principios del
destino universal de los bienes, el bien común, la subsidiariedad y la justicia.
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