El tercer
triunfo consecutivo de Evo Morales en Bolivia no ha sorprendido a casi nadie.
Pero -algo impensable hasta hace poco- es que ha irritado o molestado a muy
pocos. Con el 60% de los votos, apenas cuatro puntos menos que hace cinco años,
el líder indigenista ha derrotado a una oposición dividida e incapaz de
presentar una alternativa creíble. Su adversario más votado, el empresario
Samuel Doria, apenas ha alcanzado el 25% de los votos.
La
reivindicación del 'indio'
Así se
autocalificaba Evo Morales en una entrevista con este comentarista, en una
entrevista realizada para el programa EN PORTADA, de Televisión Española, en
2005, cuando todavía no era ni siquiera candidato. Era entonces parlamentario y
líder del MAS (Movimiento al Socialismo), un bloque político articulado en
torno a la convergencia de organizaciones populares de base. Sólo le acreditaba
su experiencia movilizadora como líder sindical de los pequeños productores de
coca. Para sus enemigos, era un peligro, un "tapado de Chávez", un
"agente de las FARC", un peligro para la convivencia nacional, una
vergüenza mundial teñida de coca. "Etiquetas, descalificaciones para que
no gobierne el indio", respondía Evo Morales.
El
"indio" consiguió armar una candidatura, pergeñar un programa y
construir una mayoría social. Ganó las elecciones. Y gobernó. La élite social y
política nunca aceptó de buen grado que un hombre como Evo Morales ocupara el
Palacio Quemado. Ese lugar, sede de la presidencia boliviana, estaba reservada
al criollo. Oligarca o intelectual, pero criollo. Es decir, a la minoría. Más
que el palacio, los 'quemados' eran sus inquilinos: de los 83
presidentes anteriores a Morales, 36 duraron menos de un año, la mayoría
depuestos por un golpe militar.
Los
"indios" eran considerados incapaces. Literalmente. Hasta la
revolución "nacionalista" de 1952, liderada en por Víctor Paz
Estensoro (otro criollo), a los indios ni siquiera se les permitía entrar en el
centro de La Paz, "porque estaban sucios", como recuerdan a los
periodistas extranjeros que se interesan por la historia boliviana.
Hoy en día,
Evo Morales ha conseguido encarnar la dignidad triunfante de esa mayoría
indígena. Sin violencia, sin dictadura. La clave de este éxito reside en su
habilidad para no dejarse atrapar en un discurso redentor. Contrariamente a
Chávez, ha sido pragmático sin apartarse de sus objetivos de redistribución de
recursos. Algunos datos son ilustrativos. El PIB se ha triplicado en estos años
hasta alcanzar los 30.000 millones de dólares en 2013, según el poco sospechoso
Banco Mundial. En similar proporción ha aumentado la renta per cápita (de 1.000
a 2.800 dólares) El crecimiento económico ha mantenido una media del 5% anual
(el 6,8% el año pasado). La discutida nacionalización parcial del sector
energético ha proporcionado al Estado el 80 por ciento de esos recursos naturales,
frente al 20 por ciento en las etapas anteriores, lo que, en términos absolutos
ha supuesto quintuplicar los ingresos por exportaciones (de dos mil a diez
millones de dólares). Las reservas del país alcanzan los 15.000 millones de
dólares, una cifra sin precedentes.
Con este
considerable capital (económico y político), Evo Morales y su dupla asistente
(el vicepresidente Garcia Linares y el pragmático Ministro de Economía, Luis
Alberto Arce), han sabido diseñar un ambicioso programa de redistribución, que
presenta datos incontestables. Bolivia disfruta hoy de pleno empleo y los
salarios más bajos se han elevado notablemente (un 20% sólo en el último año.
La pobreza se ha reducido como en ningún otro país de la región
latinoamericana: de un 60% a un 45% (datos de 2011); en el caso de la 'pobreza
extrema', el descenso ha sido del 37 al 18,7 por ciento. El gasto público se ha
triplicado para sostener unos programas sociales de amplio alcance, que han
beneficiado a una tercera parte de la población. La UNESCO acredita que Bolivia
ha superado el analfabetismo.
Retos
pendientes
Los críticos
-rivales políticos, empresa privada, medios dominados por capital extranjero-
sostienen que este balance innegablemente positivo se ha debido en gran
parte a una coyuntura económica favorable, impulsada por la demanda de materias
primas, y también a las inversiones realizadas en los noventa, que arrojaron
frutos en estos últimos años y, por tanto, no puede atribuirse a un mérito del
actual presidente. Además, advierten de los problemas estructurales que
Morales no ha resuelto y podrían provocar tensiones muy lesivas en poco tiempo
(la llamada "trampa del crecimiento").
Los
escépticos con el 'modelo comunitarista' actual señalan que Bolivia sólo
dispone de diez años de reservas energéticas y el Estado apenas invierte 400
millones de dólares en la exploración de nuevos yacimientos. Necesita, por
tanto, capital extranjero para financiar nuevas exploraciones y el discurso
antiimperialista de Evo Morales no pone fácil su obtención.
También
denuncian los críticos instintos autoritarios del presidente. O su pretendido
proyecto de perpetuarse en el poder, si la mayoría parlamentaria le permite
cambiar la Constitución. De hecho, una interpretación polémica de las leyes le
ha permitido acceder a este mandato por haber adelantado las elecciones en
2009.
Otro reproche
habitual en los primeros años del gobierno del ex-sindicalista cocalero era el
peso de este producto en la economía nacional, debido a la defensa cultural y
emocional que Evo exhibía sin rubor. Cuando el ex-sindicalista expulsó a las
agencias norteamericanas del país, se pronosticó un incremento incontrolado de
la producción de la hoja mágica. En cambio, la producción de coca se ha
reducido en Bolivia en los dos últimos años, según la ONU, debido a los
"esfuerzos del gobierno por erradicar y racionalizar" el tamaño de
las explotaciones, aunque también ha influido el agotamiento de la fertilidad
de las tierras.
Aparte de las
críticas de sectores conservadores o liberales, también se han producido
tensiones en los movimientos populares. Las más ruidosas han sido las protestas
sociales por el aumento del precio de los combustibles (2010) o por el impacto
ecológico de nuevos proyectos industriales. Ante estos desafíos provenientes de
su base social, Morales ha actuado con firmeza, pero también con flexibilidad,
lo que ha desmentido algunos pronósticos de falta de estatura política.
En
definitiva, Morales ha conjurado los augurios y ha conseguido imponerse ahora
en todos los departamentos del este del país (excepto Beni), en esa zona
denominada la "media luna" boliviana, que se resistió a su ascenso
hace ocho años. De ahí que, para celebrar su triunfo este 12 de octubre (fecha
emblemática para un combatiente anticolonialista), Evo proclamara que en
Bolivia "hay luna llena". (www.nuevatribuna.es/opinion)
Editorial
LOS NUEVOS CAUDILLOS DE AMÉRICA LATINA
The New York Times de EEUU (www.nytimes.com)
Evo Morales, el presidente populista de
Bolivia, le dedicó su rotunda reelección el domingo al fallecido presidente
venezolano Hugo Chávez. Las políticas socialistas y la
retórica anti-estadounidense de Chávez han repercutido sobremanera en el
continente, en especial en Bolivia y Ecuador.
La mayoría de
países latinoamericanos convocan elecciones creíbles de manera habitual, aunque
los valores democráticos de la región han sido amenazados en años recientes por
golpes de estado e irregularidades electorales. Sin embargo, la dinámica más
preocupante es que los discípulos de Chávez también parecen estar emulando su
resistencia a ceder el poder.
Morales, quien
fue elegido por primera vez en 2006, habrá tenido la presidencia más larga en
la historia de su nación, cuando este nuevo mandato concluya en 2020. Con un
amplio apoyo popular, una oposición débil y, posiblemente, suficientes aliados
en la rama legislativa, muchos esperan que Morales intente quedarse en el poder
más tiempo, bien sea mediante una reforma constitucional o un referendo. El
líder dijo durante una entrevista reciente que no pretende buscar un nuevo
mandato, pero sus comentarios no fueron categóricos. En Ecuador, el Presidente Rafael Correa le pidió a la Asamblea Nacional que reformara la
Constitución para autorizar la reelección indefinida para todos los cargos
electorales. Diplomáticos y analistas en la región dicen que algunos líderes
centroamericanos podrían tomar acciones similares.
Colombia estuvo
a punto de seguir el mismo rumbo durante el fin del mandato del Presidente
Álvaro Uribe Vélez en 2010. Luego de haber reformado la Constitución en 2006
para obtener un segundo mandato, los aliados del exmandatario intentaron
proporcionarle un tercer período. La Corte Constitucional, sensatamente,
bloqueó la iniciativa.
Es fácil
entender por qué muchos bolivianos quisieran que Morales, el primer presidente
boliviano de origen indígena, permaneciera en el poder. Durante su presidencia,
la economía del país, uno de los menos desarrollados de la región, ha crecido a
buen ritmo. La desigualdad ha disminuido y la pobreza extrema se ha reducido de
manera considerable. También le ha dado un período de relativa estabilidad
política a una nación andina con una turbulenta historia.
Los mandatos
largos, o indefinidos, no son saludables para la región. Genera preocupación
que las democracias más sólidas del continente no expresen su oposición al
respecto. Los líderes latinoamericanos que han permanecido en el poder durante
períodos largos han debilitado instituciones independientes y asumido mayor
control sobre los medios de información. Los mandatos extensos les han
permitido cultivar aliados en entidades electorales y judiciales. También han
podido usar las herramientas del Gobierno para comprar la lealtad de
comunidades que los hacen elegir una y otra vez.
El ejemplo más
alarmante de este fenómeno es Venezuela, donde Chávez y su sucesor, Nicolás
Maduro, han gobernado de manera autoritaria y déspota. La dinámica regional ha
sido nefasta para los intereses de Estados Unidos en la región. En Venezuela,
Bolivia y Ecuador, la nueva generación de caudillos ha tomado una posición
antagónica frente a Washington, limitando la cooperación en temas de
desarrollo, defensa y esfuerzos contra el narcotráfico. Esto ha sido
contraproducente para iniciativas de comercio y cooperación de seguridad.
Morales podría
asegurar que Bolivia continúe una trayectoria positiva si sigue invirtiendo en
programas sociales y en infraestructura. Su legado sería más admirable si él, o
los legisladores, decidieran que su nuevo mandato debiera ser el último.
EVO MEJOR QUE NICOLÁS Y CRISTINA
De haber elecciones hoy en Venezuela, Nicolás Maduro
sufriría una derrota abrumadora. También Cristina Fernández sería arrasada en
las urnas por una oposición unificada. Sin embargo, Evo Morales acaba de batir
récords en Bolivia y en la región con el triunfo que le da un tercer mandato.
El País de Uruguay (www.elpais.com.uy)
La razón de
semejante diferencia está en la economía. Venezuela tiene una inflación que
ronda el 60% y un calamitoso desabastecimiento de productos, con la moneda
nacional en constante caída libre. En Argentina, la inflación anual ya alcanza
el 40%, la moneda lleva años debilitándose y, por primera vez en la historia,
el país tiene recesión en tiempo de vacas gordas.
En cambio en
Bolivia el precio del dólar cae, la inflación es baja, las inversiones crecen y
el país accede al crédito internacional a precios irrisorios.
La clave está
en el Ministerio de Economía. Chávez hizo declinar a PDVSA utilizándola para
financiar la construcción de su liderazgo a nivel regional, al tiempo que
ideologizaba hasta el absurdo el manejo de la economía. Y el kirchnerismo
expulsó buenos ministros de Economía como Lavagna, Peirano y Lousteau,
reemplazando el pragmatismo por una paradójica concepción ortodoxa de la
heterodoxia.
Por el
contrario, desde el primer día de su primera gestión, Evo Morales ha mantenido
en el cargo a Luis Arce, un economista muy inteligente y preparado, que ha
manejado responsablemente la multiplicación de los ingresos que el Estado tuvo
a partir de los precios internacionales de los hidrocarburos y la
nacionalización de esa materia prima. Con ese ministro de Economía, el gobierno
pudo administrar grandes planes sociales sin caer en desequilibrios fiscales.
Mientras Maduro
se muestra incapaz de revertir la decadencia económica iniciada por Chávez y
Cristina apuesta la suerte del país a los ideologismos de un keynesiano que
deforma las ideas de Keynes, Evo Morales mantuvo el radicalismo en el discurso
pero sostuvo el pragmatismo de Luis Arce en el Ministerio de Economía, logrando
el superávit de las cuentas públicas que permite el crecimiento sostenido, con
baja inflación.
Nadie hubiera
imaginado años atrás que países ricos de la región pedirían préstamos a
Bolivia. Eso es lo que está ocurriendo en la actualidad, según lo afirmó el
presidente boliviano.
BOLIVIA: UN TRIUNFO CON ALCANCE REGIONAL
Radio U de Chile (www.radio.uchile.cl)
“Patria sí,
colonia no” fueron las palabras que reflejan no sólo el sentimiento de Evo
Morales Ayma tras el arrollador triunfo que lo vuelve a situar al frente de
Palacio Quemado en Bolivia, para el período 2015-2020, sino que la visión de un
país que está sirviendo de modelo político y económico, para un
continente con desafíos de envergadura y lograr así la satisfacción de su
población.
Con un 60% de
los votos, Evo se alzó con el primer lugar en una victoria que nunca
estuvo en duda y que según las propias palabras del reelecto mandatario
boliviano, debatían en estas elecciones dos modelos de desarrollo: la
privatización y la nacionalización. Evo Morales no olvidó a la hora del
triunfo a dos dirigentes de los cuales reconoce una amplia influencia: el
fallecido Comandante Hugo Chávez Frías de Venezuela y Fidel Castro Ruz , veterano
Comandante cubano, cuyo legado permanece inalterable. Además, dedicó la
victoria “a todos los pueblos en América Latina y el mundo, que luchan contra
el capitalismo y contra el imperialismo” señalando con ello que esta elección
tenía alcances más allá de la mediterránea nación andina.
Efectivamente,
la victoria de Evo Morales tiene un alcance regional, pues implica
consolidar procesos de cambio en gran parte de los países latinoamericanos,
donde se están definiendo gobiernos y modelos de desarrollo distintos.
Tal es el caso de Brasil y Uruguay, que resultan fundamentales a la hora de
consolidar, a su vez, procesos de integración tanto en el ámbito
político, energético como económico en esta parte del mundo. Al asumir su
tercer mandato, en enero del 2015, Evo Morales se convertirá en el presidente
que más tiempo ha gobernado en la nación andina desde la creación de Bolivia el
año 1825, consolidando de esta forma la democracia representativa en un país
acostumbrado a asonadas, manejos gubernamentales de la derecha y la expoliación
permanente de sus recursos naturales con la complicidad de la clase política,
económica y empresarial, que antes de Evo y su gobierno solían desviar las
riquezas a una minoría de la población o simplemente en oficinas de multinacionales
ancladas fuera de las fronteras de Bolivia.
El triunfo de
la dupla Evo Morales – Álvaro García Linera consolida un proceso de cambios que
se inició el año 2005 cuando el MAS accede por primera vez a la primera
magistratura de Bolivia, mostrando en estos años, que el famoso desgaste
del cual suelen hablar los analistas políticos no es real cuando quien gobierna
lo hace en virtud del beneficio social. Con medidas tomadas en el ámbito de la
distribución de las riquezas, de reestructurar las relaciones sociales dando
preeminencia a la participación de aquellas capas sociales postergadas durante
décadas, el gobierno masista permitió bajar los índices de pobreza extrema de
un 38 a un 18%, que es el resultado de políticas sociales impulsadas por Evo
con una política macroeconómica fuerte y con proyección, apuntalada por la
riqueza energética puesta al servicio de un proyecto-país.
En ese plano,
el Bono Juancito Pinto, el Bono Juana Azurduy, la denominada Renta Dignidad,
han sido expresiones concretas de un dinero bien utilizado en provecho de
la población, que ha garantizado protección al sector de la tercera edad y
evitando también la deserción escolar, realzando de ese modo la
importancia de la educación en el plano de fortalecer a la población, bajo el
convencimiento que una sociedad con acceso a los medios de comunicación, a los
canales educativos gubernamentales, a la posibilidad de estar inmersos en el
proceso de cambios que vive Bolivia, es un pueblo que daría su apoyo a un
gobierno, que ha cumplido gran parte de las metas propuestas. Ese es un
plus de enorme importancia a la hora del recuento de votos: elevar la dignidad
de una población y otorgar las posibilidades que permitan crecer individual y
socialmente.
Una muestra del
cambio de estas elecciones se observa también en el mapa electoral con un
crecimiento en los porcentajes de adhesión de Evo en ocho de los 9
departamentos de este país. Con un triunfo en el otrora Departamento opositor
(y hasta con acciones destinadas a tratar de desmembrar la nación boliviana)
como es el caso de Santa Cruz donde Evo logró el 50% de los votos, en
comparación al 4% obtenido el año 2005 pero, donde el gobierno debe
observar también, con preocupación, que así como se aumentó en Departamentos
tradicionalmente opositores, también se disminuyó el porcentaje de adhesión en
los departamentos altiplánicos, donde suele radicar el núcleo duro del
apoyo a las políticas del MAS.
Igual
preocupación hay que tener en cuenta, a la hora del análisis más fino,
con una derecha boliviana que sigue manteniendo un apoyo electoral que se
sitúa en el 30%, que no genera más daño por el enorme caudal de votos
conseguido por el MAS y su propia dispersión como oposición pero que es
un llamado de alerta a estudiar de qué manera se logra una sociedad aún más
inclusiva, con sectores que ideológicamente parecen estar atrapados por
un discurso a contrapelo de las propias necesidades del pueblo boliviano.
El periodista y
ex Ministro de Hidrocarburos del primer gobierno de Evo Morales, el analista
Andrés Soliz Rada señala, que con el triunfo de Evo se demuestra una política
social acertada “con la inclusión social del pueblo indo mestizo, la que
completó avances significativos logrados por el MNR con la Reforma Agraria y el
Voto Universal y por CONDEPA… otro de los aciertos de Evo y que avalan el por
qué de su triunfo reside en haber impulsado proyectos estratégicos que los
capitales privados no estaban dispuestos a ejecutar. Es el caso de la
petroquímica, por ejemplo, al que se suma el anuncio de avanzar en la
instalación de un reactor nuclear. Lo anterior ha requerido, como condición
previa, rescatar al Banco Central de manos del FMI, que impedía que nuestras
reservas internacionales sean usadas para desarrollar al país. No menos
importante ha sido su capacidad para derrotar a la Nación Camba, que postulaba
el separatismo, así como al ultra indigenismo de las ONG, que pretendía
disgregarnos en 36 inexistentes naciones”
Lo mencionado
respecto al indigenismo extremo ha sido un elemento tratado con suma
inteligencia por Evo y su gobierno, evitando de esa forma el doble juego de ese
indigenismo a ultranza, que dentro de sus diferencias de cosmovisión se unía en
los fines con la derecha reaccionaria boliviana, que ha buscado, en el plano de
su intereses, fragmentar a Bolivia en una supuesta y artificial Nación Camba
situada en la media luna oriental con los Departamento de Pando, Beni,
Tarija y Santa Cruz (es decir de blancos, en este imaginario
artificioso y racista) y un país Colla (indígena) con los restante cinco
Departamentos en que está dividió el país andino.
Para Soliz Rada
“felizmente, el indigenismo a ultranza ha sido detenido, aunque existen
resabios de enfrentamientos entre pueblos, comunidades, alcaldías, cantones,
cooperativas y núcleos interculturales. Evo habla cada vez con más frecuencia
de unidad nacional y este es el camino que debemos seguir. El reordenamiento de
la justicia pasa por fijar los límites de la justicia comunitaria, en cuyo
nombre aún se habla de chicotazos y se cometen avasallamientos en minas y
propiedades agrarias”. Tarea fundamental, para esta nueva etapa del mandato
dado a Evo Morales y Alvaro García Linera.
La victoria del
MAS, es también el premio a una forma de hacer política distinta a la que se
venía haciendo en Bolivia. Es una conquista para las posiciones
latinoamericanistas, donde los esfuerzos de unidad y comunión de
intereses han implicado aunar esfuerzos entre gobiernos con lazos muy fuertes:
Ecuador, Brasil, Venezuela, Uruguay y Argentina. Entre ellos y los organismos
de unión en le plan o político y económico que se han creado, permiten un marco
de actuación conjunta en el plano internacional, que le ha dado otro sello a
nuestro continente y ha signado a esta parte del mundo con otro valor. Ese, es
también uno de los resultados de la victoria de Evo Morales Ayma en las
presidenciales del 12 de octubre.
EDITORIAL:
EVO DE NUEVO
Morales
ha vuelto a ser elegido porque su populismo es muy efectivo.
El
Comercio de Perú (www.elcomercio.pe/opinion)
“Este triunfo
se lo dedico a Fidel Castro
y al difunto Hugo Chávez”,
dijo Evo Morales
desde Palacio Quemado ante una amplia multitud luego de que las encuestas
indicaran que había sido elegido presidente por tercera vez con más del 60% de
los votos.
La
apabullante victoria del señor Morales se explica, en gran parte, por el buen
desempeño económico de Bolivia,
que hoy lidera el crecimiento en América Latina. El reciente éxito económico
del vecino país, no obstante, hay que analizarlo con cuidado. Esta situación se
explica fundamentalmente por un manejo macroeconómico relativamente ordenado y
por el coyuntural aumento del precio internacional del gas que ha disparado el
crecimiento. Dicho aumento ha generado que los ingresos de las exportaciones
crezcan nueve veces y que hoy la venta de gas explique más del 50% de los
ingresos estatales. Ello, además, le ha permitido al gobierno implementar
políticas populistas –como las del difunto Hugo Chávez– que actualmente
subsidian a la tercera parte de bolivianos y que han contribuido a reducir temporalmente
la pobreza.
Lamentablemente,
Evo Morales no ha aprovechado los vientos favorables para implementar reformas
institucionales de fondo que permitan que la inversión florezca y que las
empresas se vuelvan más productivas. Nos referimos, por ejemplo, a derechos de
propiedad más seguros, un sistema judicial honesto que vele por que se cumplan
los contratos, una policía eficiente que brinde seguridad o infraestructura
adecuada. De hecho, de los 144 países evaluados en el Reporte Global de
Competitividad, Bolivia ocupa el puesto 105 en el ránking total, el 133 en
sobornos a las autoridades, el 123 en crimen organizado y el 141 en número de
procedimientos para iniciar un negocio, por solo citar algunas de las varias
categorías en las que obtiene resultados lamentables.
Asimismo, los
programas asistencialistas de Morales que tanta popularidad le han ganado no
son sostenibles en el largo plazo, pues dependen absolutamente de la coyuntura
de los altos precios internacionales y no contribuyen a que los ciudadanos se
vuelvan más productivos y desarrollen medios para generar su propia riqueza.
Todo eso hace
que, si mañana cae el precio del gas natural, la prosperidad boliviana pueda
fácilmente desaparecer. Y, en ese escenario, Evo Morales pasaría a ser parte del
panteón de los líderes populistas a los que les dedicó su triunfo el domingo.
De alguna
manera, la situación de Bolivia se asemeja a la del Perú con el “boom” del
guano. Entre 1850 y 1870, el Perú generó excedentes fiscales por US$ 750
millones –algo sin precedentes en la historia–. Sin embargo, ese excedente fue
utilizado para incrementar la burocracia, equipar al ejército e implementar
proyectos de infraestructura sin ningún tipo de planeamiento, los cuales
generaron un déficit fiscal. Cuando la demanda del guano cayó debido a la
recesión en Europa y a la invención de nuevos fertilizantes, la economía
peruana se vio severamente afectada.
La situación
de Bolivia también se parece a lo que sucedió con Venezuela hace unos años. El
país llanero, en ese entonces en manos de Hugo Chávez, se ufanaba de que
gracias a sus programas sociales había logrado reducir la pobreza
significativamente. El presidente venezolano, a raíz de esto, gozaba de una
difundida popularidad. Esta pasajera prosperidad, no obstante, terminó cuando
las malas políticas económicas se sumaron a un mal manejo de la empresa
petrolera estatal y a que los subsidios se volvieron insostenibles. Hoy la
economía venezolana es de las más desastrosas de la región.
EVO MORALES DEBE ALLANAR EL CAMINO PARA LA PRÓXIMA
GENERACIÓN DE LÍDERES DE BOLIVIA
The Australian de Australia
(www.theaustralian.com.au/news)
Con poco más
del 60 por ciento de los votos, Morales derrotó a una oposición fragmentada. El
dominio de su Movimiento Al Socialismo (MAS - Movimiento al Socialismo) en las
elecciones legislativas fue igualmente impresionante, teniendo 86 de 130
escaños en la Cámara de Diputados y 25 de los 36 escaños en el Senado.
Algunos expertos convencionales ya están preguntando si las victorias de Morales y del MAS son una derrota para la democracia, señalando a la dedicación del presidente socialista de su victoria de Fidel Castro, la memoria de Hugo Chávez y la lucha continua contra el imperialismo. Este tipo de preocupaciones no dan cuenta de lo que realmente se han efectuado en Bolivia y se pierda el verdadero desafío que enfrenta la próxima presidencia de Morales.
Algunos expertos convencionales ya están preguntando si las victorias de Morales y del MAS son una derrota para la democracia, señalando a la dedicación del presidente socialista de su victoria de Fidel Castro, la memoria de Hugo Chávez y la lucha continua contra el imperialismo. Este tipo de preocupaciones no dan cuenta de lo que realmente se han efectuado en Bolivia y se pierda el verdadero desafío que enfrenta la próxima presidencia de Morales.
La regla de oro
para el análisis de la Bolivia contemporánea es mirar a lo que Morales
realmente hace, no lo que anuncia a multitudes entusiastas de sus partidarios.
Mientras que los expertos pueden haber perdido este, el negocio ha tomado
claramente la lección a pecho.
Desde el inicio
del gobierno de Morales, la retórica se ha calentado y hostil a los inversores
extranjeros. Si bien una serie de discursos de nacionalización fueron
particularmente ardiente en el caso de la industria del gas, donde los
militares ocuparon las instalaciones de Petrobras gigantes petroleros de Brasil
el primero de mayo de 2006, la realidad fue menos emocionante.
En efecto,
Morales estaba renegociando los términos de concesión para traer más beneficios
a los bolivianos y al mismo tiempo preservar el beneficio para los inversores
extranjeros. Esto ha sido seguido por intentos activos para asociarse con las
empresas para diversificar la economía de Bolivia, con algunos resultados
notables.
A pesar de
hablar de estilo Chávez de una revolución socialista, los flujos de inversión
extranjera directa en Bolivia se han disparado, pasando de poco más de $ US280
millones en 2006 a $ US1 mil millones en 2012 y US $ 1.75bn año pasado.
Las sugerencias
de que un Morales antidemocrática ha corrompido el sistema político boliviano
para garantizar su victoria son igualmente problemático si nos fijamos en los
logros de su gobierno.
Datos del Banco
Mundial tiene un crecimiento del PIB de Bolivia para el año pasado en el 6,8
por ciento, frente al 5,2 por ciento de los dos años anteriores y un promedio
de 4,5 por ciento a los cinco años antes de eso. Más significativa para la
mayoría pobre en Bolivia, el crecimiento se ha "goteado abajo" y la
tasa de pobreza se ha reducido de 34 por ciento en 2006 al 18 por ciento
actual.
Del mismo modo,
la deuda externa se ha desplomado de 52 por ciento del PIB en 2006 al 17 por
ciento, el mismo nivel bajo se encuentra en los países ricos como Australia.
El espacio
económico ofrecido por estos éxitos ha sido cuidadosamente dirigida a las
políticas sociales inclusivas, como una pensión universal a nombre de cualquier
boliviano que llega a la edad de 58, 50 para las mujeres con tres o más hijos y
un programa de transferencia condicional de efectivo siguiendo el modelo de la
Bolsa de Brasil Familia.
Sin embargo,
Bolivia aún enfrenta serios desafíos. La corrupción sigue siendo un problema
importante. Infraestructura está en un estado lamentable y se necesita profunda
y duradera de la inversión pública para mejorar la educación y la asistencia
sanitaria en todo el país.
Los críticos
también se quejan de la clausura del espacio de debate político y un enfoque
opresivo a las voces de la oposición, que ha sido un problema desde hace más de
30 años. Aún así, la realidad es que, por primera vez, la mayoría de los
bolivianos se sienten incluidos como parte significativa de su país y creen
funcionarios elegidos puede ayudar a mejorar sus vidas.
Es este último
elemento que es la clave del éxito político de Morales y la fuente del mayor
desafío de su presidencia en los próximos cinco años.
Una ola de
protestas de la mayoría indígena del país que derrocó a dos presidentes en tres
años barrió Morales a la victoria en 2006, el centro de su campaña era se
necesitaba una creencia de que las grandes reformas estructurales y de actitud
para incluir a los pobres y los indígenas en la sociedad si la democracia
boliviana tenía una esperanza de sobrevivir.
La última serie
de resultados electorales, respaldada por los fuertes logros económicos y
sociales, sugieren Morales ha puesto en marcha muchos de estos cambios. El
truco ahora está haciendo los avances permanente.
El problema destacado por resultado electoral de esta semana es que la unidad política de Bolivia parece ser una función del carisma personal de Morales, no una reforma de las prácticas de los partidos políticos que antes hicieron la democracia boliviana tan estable como un castillo de naipes.
El problema destacado por resultado electoral de esta semana es que la unidad política de Bolivia parece ser una función del carisma personal de Morales, no una reforma de las prácticas de los partidos políticos que antes hicieron la democracia boliviana tan estable como un castillo de naipes.
Por tanto, es
preocupante que Morales ha opinado recientemente que no ve ningún sucesor claro
para sí mismo dentro del MAS. 2009 Constitución de Bolivia establece que un
presidente puede servir sólo dos términos en el cargo, una disposición más alto
tribunal del país renunció para permitir Morales tercer mandato con el
argumento de que su primer mandato presidencial estaba bajo la antigua
constitución.
La pregunta
acuciante de la democracia boliviana ahora es si Morales ahora dedicará
energética seria para fomentar el surgimiento de nuevas voces dentro del MAS y
la política boliviana en general, o si va a seguir el ejemplo de sus amigos en
Cuba y Venezuela y buscar más cambios en el constitución que permite la
reelección perpetua?
El peligro para
Bolivia no es ésta, la más reciente resultado electoral, pero que Morales va a
sucumbir a los impulsos egoístas de la política de buscar la reelección en el
plazo de cinco años en lugar de moverse a asumir el manto de la estadista de
constructor de la nación.
EL OLOR DE LA BOLIVIA DE EVO Y ÁLVARO
Rebelión de España (www.rebelion.org)
“Si el Che nos
escogió para continuar su revolución, será por algo”, me dice un boliviano repleto
de orgullo, en La Paz. Los carros son muchos, demasiados. En particular los del
servicio público. No se entiende cómo no chocan con más regularidad. Los
peatones debemos calcular cómo pasar de un andén al otro sin ser atropellados.
Pero a nadie parece molestar. Solo a los que no somos de aquí. Alguien dijo
alguna vez que era la “Shangai latinoamericana”.
Me paro a
detallar. Miro y miro por varios minutos y compruebo que ya los indígenas, gran
mayoría en este país, no se bajan del andén para darle el paso a un mestizo o
blanco.
Recuerdo hace
dos años cuando vi en el Parlamento a las indígenas con sus polleras y
sombreros. A los obreros con sus humildes, aunque muy limpias, ropas. Me
impactó. Es que la cultura occidental, la “civilizada”, nos enseñó y nos
acostumbró a que a ese recinto solo se va en saco y corbata. Con faldas bien
cortadas y tacones.
Existe menos
pobreza. Lo que quiere decir que ya muy pocos niños y ancianos piden limosna.
Hace pocos años no se tenía tranquilidad para almorzar en un restaurante: ellos
pasaban regularmente a pedir un trozo o dinero. Uno se sentía culpable de tener
con qué comer. Lo normal era que el propietario del lugar los sacara a palos.
Nunca vi otras caritas que no fueran de indígenas. Ellos, los dueños
originarios de estas tierras, habían sido como la basura que estorba, y solo
eran brazos para trabajar, desde que llegaron los españoles en el siglo XVI.
Eso ha ido cambiando a pasos agigantados desde que Evo, el indígena, llegó al
gobierno en enero 2006.
En el ambiente
de la capital y de otras ciudades se siente optimismo. Claro, faltan
hospitales. Y en los que se están construyendo, para atender a la mayoría
faltarán médicos: Sigue siendo elitista la formación médica, como en casi todas
partes del mundo. Desde las primeras luces de este gobierno, empezaron a llegar
miles de médicos cubanos. Se instalaron para sanar en lugares remotos, donde
apenas llegaba el sol y el aire. Miles y miles de bolivianos han descubierto
que existe una isla llamada Cuba, y que esas mujeres y hombres en bata blanca
los tratan como humanos.
Muchos,
bastantes, ni hablar castellano saben, porque es en aimara, quechua o guaraní
que se comunican. Lenguas milenarias, reconocidas hace pocos años.
En La Paz este
gobierno, el del “hermano presidente”, construyó un teleférico, el “amarillo”,
que es el más largo del mundo. Esta semana se inaugura el “verde”, que creo es
más largo que el otro. Para los que viven allá arriba, en el municipio de El
Alto, es una economía de una hora para llegar abajo, a La Paz. Solo cuesta tres
bolivianos todo el trayecto, de casi 20 minutos. Es súper moderno. Al verlo,
cabina tras cabina, parece una invasión de ovnis. Los paceños, los de La Paz,
se sienten orgullosos.
Y ganó Evo
otras elecciones. Todos lo esperaban. Fue la gran fiesta nacional. Lo más
impresionante fue que arrasó en Santa Cruz, el reducto de la oposición, donde
se han fraguado hasta actos terroristas, atentados contra la vida de Evo y
proyectos separatistas. Allá la mayoría son blanquitos. Viendo en la tv los
resultados en esa ciudad, recordé a la reina de belleza de hace tres años, más
o menos. La santacruceña se atrevió a decir, en el concurso de Miss Universo,
que en Bolivia no había indígenas. En esa ciudad y en Sucre, la capital
original del país, la publicidad es realizada con modelos nacionales, de corte
europeo.
En Santa Cruz,
muchos industriales comprendieron que reinvirtiendo en la nación podrían
también ganar. Con Evo se está formando una burguesía nacional, que reivindica
la soberanía. Aliada del proceso de cambio. Ya sus obreros y trabajadoras no
son semi-esclavos y pagan lo justo.
La prensa, la
que más vende aún, la de las elites, la que sigue adorando y esperando que
vuelva Estados Unidos a gobernar con ellos, tiene el mismo discurso que la de
Ecuador y Venezuela. Pienso que sus millonarios propietarios ahorrarían dinero
si unos pocos de sus periodistas se coordinaran para hacer los artículos, de
política nacional e internacional. Sólo habría que cambiar algunos nombres y
datos para ponerlos en el contexto de cada uno de esos países. Es que los
textos son uniformados. El discurso es el mismo. De todas maneras los admiro
por todos los malabarismos que hacen para darle otra explicación a la realidad.
Estuve
revisando lo que proponía la tal oposición. Razón tuvieron los bolivianos en
darle semejante paliza en votos. Bueno, es que no proponían. La base de su
discurso era criticar e inventar contra Evo y Álvaro García Linera, el culto
vicepresidente blanco de corazón mestizo y guerrero. Hablaban de “cambio”, de
“democratizar”, de “servir a las mayorías”. Y uno no sabe si reír o quedarse
dubitativo: pero, si fueron los mismos, o sus compadres, o abuelos o bisabuelos
los que manejaron al país por décadas, casi siglos, como su hacienda. Tuvieron
al país postrado ante el capital extranjero y las decisiones de la embajada
estadounidense. Bolivia era, antes de Evo, el segundo país más pobre del
continente, después de Haití. Mientras las inmensas riquezas que tiene su suelo
se iban para Estados Unidos y Europa.
Recuerdo cuando
Evo entró a la casa presidencial, al Palacio Quemado, ubicado en la pequeña
Plaza Murillo. Supongo que los funcionarios que ahí servían, estaban
preocupados de que ese indio ensuciara los pisos encerados. Evo quería saber
para qué servía cada oficina. Después de ver la suya, preguntó por la que
quedaba justo al lado. No se la querían abrir. Que debían pedir autorización a
una persona que no era boliviana. O también se debería llamar a una oficina
fuera de ahí. Ante la insistencia del nuevo presidente debieron abrirla. Mejor,
forzar la puerta, porque llave ningún boliviano tenía. Ni el servicio de
seguridad. Es que era la oficina de la embajada de Estados Unidos, más en
particular, la del responsable de la CIA. Evo, atrevido, ordenó que llamaran al
responsable de la delegación diplomática para que desalojaran la oficina y el
palacio. Fue su primer acto de soberanía.
Dos naciones
golpearon el orgullo europeo y lo tuvieron que pagar: Haití y Bolivia. Los
esclavos negros africanos se rebelaron al finalizar el siglo XVIII. Humillaron
al poderoso ejército francés de Napoleón, declararon la independencia de Haití,
el primer día de 1804, y declararon el fin de la esclavitud, tres años antes
que Inglaterra.
En Bolivia
nacieron las más grandes revueltas indígenas contra el dominio español. Y desde
el siglo XVII. Tupac Katari y su esposa Bartolina Sisa se levantaron en armas,
a fines del siglo siguiente. Los siguieron miles de indígenas. Sitiaron La Paz.
Querían acabar con la esclavitud a que estaban sometidos sus hermanos de
sangre. Claro, no se llamaba esclavitud porque los reyes españoles y el
Vaticano habían decidido, desde el siglo XVI, que los indígenas tenían alma,
eran humanos. Lo que no tenían lo negros africanos. Pero como había necesidad
de brazos en las minas y campos, se le puso otros nombres a la esclavitud.
Luego de muchas batallas, fueron atrapados. Los descuartizaron y exhibieron sus
partes por muchas regiones, para que los demás supieran lo que les iba a
suceder si seguían de insurgentes. Pero las cenizas quedaron ardiendo, y poco después
estallaron las batallas, en todo el continente contra el dominio español. Y
europeo, en general.
Desde entonces,
las potencias europeas decidieron que los pueblos de esas dos naciones debían
pagar su osadía. Su anhelo de libertad. Las condenaron a la miseria.
Bolivia, con
sus minas de oro y plata hizo radiantes a las naciones europeas. Robaron tanta
plata, a costa de millones de vidas, que se dice que con tal cantidad se
hubiera podido construir un puente hasta Sevilla, ciudad a donde llegaban los tesoros
robados.
Ana Rosa, una
pequeña mujer que guarda una biblioteca de información histórica en su cabeza,
me sorprende cuando me cuenta que el militar Cornelio Saavedra tuvo una
decidida participación en la Revolución de Mayo, que fue el primer paso para la
independencia argentina. Se convirtió en una prominente figura de la política,
al punto de llegar a ser el presidente de la Primera Junta de gobierno de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Saavedra era un boliviano, nacido en
Oyuno, en la actual provincia de Potosí. Un gran detalle que se lo tiene un
poco guardado los argentinos.
Hoy, con Evo y
Álvaro, Bolivia ha vuelto a ser soberana. La mayoría de su población, la
indígena, siente que renace el imperio Inca.
BALANCE DE LAS ELECCIONES EN BOLIVIA Y LA CUESTIÓN
BRASILEÑA
Rebelión de España (www.rebelion.org)
Los resultados
de las elecciones nacionales del pasado 12 de octubre han ratificado las
proyecciones y tendencias de muy amplio respaldo a Evo Morales y que se
difundieron previamente en los círculos sociales, políticos, comunicaciones y
académicos del país, sin embargo los candidatos de la oposición iniciaron un
agrio debate sobre la responsabilidad de no haber participado juntos en la
disputa y los del oficialismo mostraron preocupación por no haber alcanzado los
resultados esperados, sobretodo en la región occidental de Bolivia.
El asunto
central se ubica en la representación de dos tercios de parlamentarios del
Movimiento Al Socialismo (MAS) en la Asamblea Legislativa que le permitiría
llevar adelante sin contratiempos su programa electoral en el marco de
conseguir los resultados planteados en la Agenda Patriótica 2025 y, sobretodo,
abrir la posibilidad de una nueva candidatura presidencial de Evo Morales Ayma.
Sobre lo primero, corresponderá a los movimientos populares, con autotomía y
deliberación, fiscalizar y controlar las acciones y el cumplimiento del
gobierno y sobre lo segundo, será la dinámica política y social, así como la
gestión económica, las que marcarán las perspectivas.
Los cómputos
electorales permiten advertir tres aspectos: primero, la fuerza electoral
adquirida por el MAS en el oriente y el sur bolivianos, con un segundo lugar en
Beni, que le permitió triunfar en ocho de los nueve departamentos del país, y
la reducción de su votación en el occidente; segundo, la diferencia de apoyo
entre los candidatos opositores que marca una clara ventaja de Unidad Demócrata
(UD) con un porcentaje mayor al esperado, lo que lo ubica como “cabeza” de la
oposición; y tercero, el bajo respaldo al Movimiento Sin Miedo (MSM) que lo
lleva, junto al Partido Verde de Bolivia (PVB), al riesgo de perder su
legalidad, en tanto el improvisado Partido Demócrata Cristiano (PDC) ha marcado
testimonio de su existencia.
La disyuntiva de la futura gestión se encuentra en: mantener y sólo cuidar lo avanzado, que sin duda es muy importante pero insuficiente en un proceso de liberación nacional, o profundizar el proceso nacionalista y antiimperialista con el fortalecimiento del capitalismo de Estado y la unidad nacional, la industrialización del gas –que ya se ha iniciado—y de los minerales, el impulso a la producción agraria para alcanzar la autosuficiencia alimentaria y manufacturera y fabril con políticas proteccionistas, la fiscalización de la banca y el latifundio y la recuperación plena de los recursos mineros y gasíferos en manos de las transnacionales, para así superar el modelo primario-exportador.
La disyuntiva de la futura gestión se encuentra en: mantener y sólo cuidar lo avanzado, que sin duda es muy importante pero insuficiente en un proceso de liberación nacional, o profundizar el proceso nacionalista y antiimperialista con el fortalecimiento del capitalismo de Estado y la unidad nacional, la industrialización del gas –que ya se ha iniciado—y de los minerales, el impulso a la producción agraria para alcanzar la autosuficiencia alimentaria y manufacturera y fabril con políticas proteccionistas, la fiscalización de la banca y el latifundio y la recuperación plena de los recursos mineros y gasíferos en manos de las transnacionales, para así superar el modelo primario-exportador.
La posición
antiimperialista y anticolonialista del gobierno del MAS, remarcada por el
presidente Evo Morales en su discurso del 12 de octubre, ratifica la lucha por
la soberanía y la dignidad, la construcción de un futuro común y socialista a
escala latinoamericana y caribeña y la necesidad de fortalecer la Unión de
Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC).
Sin embargo,
corresponde advertir que el proceso de integración y unidad de la Patria
Grande, enfrentando las políticas intervencionistas de Estados Unidos, se ha
debilitado en los últimos años por los vaivenes electorales, las
contradicciones internas en algunos países, la muerte de Hugo Chavez, la
arremetida de las fuerzas conservadoras y neoliberales y las nuevas estrategias
de Washington hacia nuestra región.
Al respecto, la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, el próximo 26 de
octubre, se convierte en el gran termómetro de la política regional. Aecio
Neves, con el respaldo de Marina Silva, representa la posición radicalmente
neoliberal y aliada a la estrategia de Estados Unidos, en tanto que Dilma
Rousseff, que no tuvo la vocación latinoamericanista de Lula Da Silva, permite
mantener algunas esperanzas respecto a una posición independiente y
comunitaria entre los países de nuestra región, en un contexto de crisis del
capitalismo occidental y de surgimiento de marcados bloques geográficos y
políticos en los cinco continentes.
Las relaciones
diplomáticas de Bolivia con Brasil en los últimos años, a pesar de la
importancia de la exportación del gas boliviano, de los ingresos que genera, de
la dependencia de la industria de Sao Paulo de esta fuente de energía y de las
potencialidades de una integración y complementación horizontal, no han sido de
las mejores y si ganara Neves podrían deteriorarse aún más.
Llama la
atención que los Estados brasileños en los que gana Neves se encuentran todos
ellos en la frontera oriental de Bolivia, donde están instalados las grandes
empresas transnacionales y los gamonales terratenientes de la soya de
exportación, aliados de los políticos neoliberales y terratenientes bolivianos,
productores también de soya, y con fuerte influencia sobre estos. Las
elecciones presidenciales en el Uruguay, el mismo 26 de octubre, también son
importantes en la geopolítica regional y en los equilibrios de fuerzas, en
tanto que el próximo año se realizan los comicios en Argentina, con pronóstico
reservado.
EL DESAFÍO DESPUÉS DEL TRIUNFO
América Latina en Movimiento (www.alainet.org/active)
Nadie podría
negar el hecho de que Bolivia se ha vuelto un referente a nivel ya no sólo
regional; lo cual ha permitido que las ideas que emergen del “proceso de
cambio” repercutan de modo positivo en ámbitos hasta académicos. La
descolonización, el vivir bien y el Estado plurinacional son conceptos
ineludibles a la hora de referirse a los nuevos horizontes políticos que han
inaugurado los pueblos de esta parte del planeta; horizontes que llenan ahora
la orfandad utópica que la crisis del primer mundo arrastra como señal de su
propio eclipsamiento civilizatorio. La aparición irreversible de un embrionario
mundo multipolar, muestra la decadencia, ya no sólo del capitalismo, sino del
horizonte cultural y civilizatorio que le dio origen: la modernidad.
La crisis
climática es la denuncia más elocuente a una racionalidad que, en cinco siglos,
ha desatado una multiplicación de crisis globales que arrastra a la humanidad a
un punto de no retorno. La producción y el consumo modernos se hacen
irracionales a la luz de la constatación de la finitud de los recursos
naturales. La naturaleza no es infinita, es sujeto, Madre, en consecuencia, es
un ser vivo y tiene derechos. En ese sentido, el “vivir bien” no es un slogan
sino lo que se deduce de una relación de respeto y equilibrio entre ser humano
y naturaleza: de la vida de la Madre depende la vida de los hijos. Una economía
que, para producir debe constante y sistemáticamente destruir la fuente de
donde emana todo lo que sirve para vivir, es una economía suicida; se vuelve
una economía de la muerte. La forma de vida que patrocina esa economía es sólo
vida para la codicia de algunos (el 1% rico del planeta) pero muerte para
todos, incluida la naturaleza.
Lo que emana de
Bolivia se refuerza políticamente por eventos como el que se vivió en las
pasadas elecciones. Una vez más el compañero-presidente Evo Morales es
depositario de la confianza del pueblo boliviano por una amplia mayoría y será
cabeza estatal hasta el 2020. Pero pasado el triunfo, conviene la reflexión
meditada de lo que se viene; pues si la primera gestión de gobierno estuvo
amenazada por la resistencia fascista conservadora, la segunda se caracterizó
por serias contradicciones que emanaron del propio gobierno y que dieron lugar,
en esta última elección, a una disminución considerable del voto. No se trata
de una “aplastante victoria”, pues los porcentajes bajaron considerablemente en
el occidente del país (donde el MAS pasaba del 70% ahora sólo pasa del 60%), lo
cual merece una detenida mirada de carácter estratégico, pues esta tercera
gestión debiera de resolver las contradicciones que envolvieron la última
gestión estatal.
Es cierto que
Evo representa un parteaguas en la historia de Bolivia, pero ese parteaguas no
es diáfano y es, porque se trata de un proceso, de un transitar no exento de
contradicciones; que no se tratan de las “tensiones creativas” que le gusta
repetir a nuestro vicepresidente sino de contradicciones que manifiestan lo que
René Zavaleta llamaba la “paradoja señorial”. Es decir, las condiciones
objetivas de un proceso revolucionario pueden ser disueltas si las condiciones
subjetivas de, sobre todo, la dirigencia del proceso no están a la altura del
acontecimiento revolucionario. En Bolivia esta paradoja consistió siempre en la
creencia señorialista de que sólo hay patrón mientras haya indios; en términos
izquierdistas esto supuso siempre abrazar el desarrollismo como el verdadero
modelo que nuestros pueblos debían asumir para “modernizarse”.
Se decía (y se
sigue creyendo) que, para alcanzar el socialismo, primero hay que adoptar la
dinámica del capitalismo (desarrollo de los medios de producción, de las
fuerzas productivas, etc.); que el capitalismo sería la etapa desarrollista
necesaria para alcanzar la etapa emancipatoria del socialismo. Pero ese es
precisamente uno de los dogmas que produjeron el fracaso del socialismo del
siglo XX (si algo hay que actualizar en la discusión es precisamente la
discusión de Marx con los narodniki rusos, los llamados populistas (por los
bolcheviques), pues de aquella discusión se colige que el capitalismo no es un
paso necesario y ni siquiera deseable si se trata de producir una economía
socialista).
En ese sentido,
“modernizarse” supuso siempre un proceso de asimilación por subsunción.
Renunciar a lo que se es para adoptar la forma de vida del dominador; desde el
liberalismo hasta el nacionalismo y hasta para los marxistas, lo indio que
cargamos es algo que tiene que desaparecer en el tren del progreso y el
desarrollo. En esa apuesta no se parte de lo propio sino lo propio es la rémora
que impide la “modernización”. Por eso el Estado no objetiva lo propio de la
nación sino que se sostiene en ideales, valores y fundamentos ajenos que
estructuran un Estado aparente, carente de soberanía propia. Por eso se trata
de un Estado colonial; es decir, no es colonial por premoderno sino por querer ser
precisamente moderno.
La modernidad
nace rebosante de mitos de dominación, uno de ellos es el racismo, que consiste
en la clasificación antropológica de la humanidad en torno a la naturalización
de las relaciones de dominación. Sólo produciendo la inferiorización del indio
puede la subjetividad moderna concebir su superioridad. Este mito constituye la
creencia ingénita e irrenunciable de la ciencia y la subjetividad moderna, que
la reproducen hasta los revolucionarios marxistas (por eso un proceso de liberación
puede devenir en una nueva dominación). El desarrollado se impone, hasta por
imperativo moral kantiano, desarrollar al menos desarrollado; si éste se
resiste es culpable hasta de la violencia que se le administra por su propio
bien.
Se supone que el
señor es el desarrollado y el indio no y, si el indio quiere desarrollarse,
debe aspirar a ser señor, pero para ser considerado señor debe haber indios, o
sea, inferiores. Modernizarse significa entonces dominar, aspirar a ser señor,
patrón; pero en un mundo ya establecido en patrones clasificatorios, los
señores periféricos sólo lo son a medias, pues su poder es sólo local y, en la
medida en que ingresan al mundo moderno y sus prerrogativas, lo hacen en
calidad de subordinados. Por eso el desarrollo al que apuestan desarrolla al
centro y nunca a la periferia. El proceso de asimilación amputa toda
posibilidad de liberación, pues lo único afirmado resulta las ideas y los
prejuicios del dominador (traducidos en ideología, tenemos al
desarrollo).
La tensión
actual que el gobierno tendría que dilucidar en esta tercera gestión es aquella
apuesta decidida que la anterior gestión, sobre todo, se ha encargado de
efectivizar a costa de los ideales propios del “proceso de cambio”. Se trata de
la tensión (nada creativa) entre el desarrollismo y el “vivir bien”. Si bien
nuestro discurso es, ante el mundo, propositivo, éste no deja de ser retórico
cuando lo que efectivamente se produce, en los hechos, es, aun en términos
post-neoliberales, capitalismo puro; o sea, se puede ser anti-neoliberal y
seguir afirmando el capitalismo (incluso se puede afirmar un post-capitalismo
sin renunciar a los ideales modernos, como el famoso progreso infinito,
presupuesto de un crecimiento ilimitado y un desarrollo infinito, base epistémica
de la racionalidad económica que la crisis climática se ha encargado de poner,
precisamente, en crisis).
Por ello no es
de extrañar que las entidades económico-financieras globales tomen a Bolivia
como ejemplo; pues si de lo que se trata es de recomponer el sistema económico
mundial y su disposición geopolítica centro-periferia, nada mejor que,
precisamente, nuestras economías, como siempre, subvencionen una nueva
recomposición de los capitales centrales. El crecimiento, la estabilidad
macroeconómica y el PIB sirven para eso. Por eso no es raro que el PIB sea
ahora el factor decisivo de la medición de lo que nuestras economías realizan
y, sumado a ello, la abusiva tendencia financierista a afirmar que el
crecimiento del PIB garantiza el bienestar material de las grandes mayorías;
cuando se sabe muy bien que este índice, desde su creación (allá por el 1937,
cuando Simon Kuznets presentó al congreso norteamericano un informe sobre “El
ingreso nacional: 1929-1935”), se convierte en el criterio para evaluar el
comportamiento exclusivamente capitalista de una economía, en términos además
macro, sus alzas y bajas y, expresamente, para compararla con las demás, bajo
el paradigma desarrollista de la competencia de las economías en torno al
mercado.
Esto quiere
decir que el PIB, por sus propias prerrogativas, no puede considerarse como
medida apropiada para verificar el estado de bienestar de toda una población,
sobre todo si es periférica. Hasta Moses Abramovitz se mostraba muy escéptico
con la visión de que la tasa de crecimiento del bienestar puede estimarse a
partir de los cambios en la tasa de crecimiento del producto; lo mismo que
Joseph Stiglitz, para quien el PIB no es un índice adecuado para medir el
bienestar. Esto quiere decir que una economía puede crecer según el índice PIB
sin que ello signifique que crezca el empleo, se reduzca la desigualdad o
desaparezca la pobreza o que ello signifique mayor bienestar.
Un Estado que
adopta este tipo de criterios de evaluación de sus logros económicos, destaca
haber asumido aquella normalidad de un Estado insensible a las señales de la
desigualdad congénita del capitalismo (como reconocía Hegel, la sociedad
moderna es posible por la producción sistemática de desigualdad). Por eso el
PIB se vuelve un credo para los economistas, ministros y, sobre todo, para los
Bancos y para los actores financieros; en el PIB se condensa la visión de las
élites, porque éstas defienden sus privilegios, que se reflejan en la
estabilidad macroeconómica; la defensa de esa estabilidad se hace dogma para
una economía que se piensa como ciencia de los negocios. Que en Bolivia el PIB
haya pasado de 9.525 millones de dólares en 2005 a 30.381 en 2013, y el PIB per
cápita saltó de 1.010 a 2.757 dólares, manifiesta una medida nominal, no real. Añadamos
esto: del PIB per cápita no se deduce un bienestar material general y menos un
bienestar espiritual.
Bolivia ha
crecido económicamente y los 14.430 millones de dólares en reservas
internacionales equivalen al 47 % del PIB, lo cual representa el porcentaje más
alto de América Latina y hace de Bolivia el país de mayor crecimiento del
continente en este 2014. Pero todos estos logros sólo hacen referencia a una
eficiente administración de una economía que se comporta según los patrones
establecidos, es decir, según las necesidades y requerimientos de una economía
que, para colmo, ha entrado en crisis terminal y, sin embargo, sobrevive por la
tendencia de nuestros procesos a seguir manteniéndola a toda costa. Una lectura
geopolítica y geofinanciera podría ayudarnos a entender que, de nada sirve
nuestro crecimiento, si éste permite la estabilidad del dólar y la consecuente
legitimación de su institucionalidad mundial en crisis.
El
desacoplamiento financiero del dólar es tarea urgente en un proceso de liberación
real. El hecho de que nuestras economías no tienden hacia aquello le da un
respiro al primer mundo, que puede recomponer su economía gracias a nuestro
sostén, brindándoles además la posibilidad de reponer su poder y restablecer su
tablero geopolítico. La liberación es, hoy por hoy, ante todo, financiera. Pero
esto no quiere decir solamente su control público sino su democratización bajo
un nuevo horizonte de vida; y esto pasa por una transformación de la propia
racionalidad que ha articulado los valores y las creencias de la economía como
ciencia de los negocios, desde donde se justifica la desigualdad y se promueve
una cultura de la producción y del consumo irracionales, en torno siempre a la
maximización de la tasa de ganancias.
En ello
consiste el crecimiento económico y el desarrollo como fundamento de una
sociedad (profundamente insensible a la injusticia) que se constituye bajo la
ilusión del progreso infinito. En ese contexto, el proceso boliviano se sitúa
en una disyuntiva que es precisamente la disyuntiva que enfrenta la propia
humanidad. El precio de recomponer la economía actual es un precio que lo
tendría que pagar la propia naturaleza. Por eso se hace urgente un
redireccionamiento de las finalidades mismas de la economía. Sólo en ese caso
el “vivir bien” deja de ser retórica.
El “vivir bien”
no es un modelo. Se trata más bien de un horizonte de sentido, del cual se
puede deducir criterios de evaluación de toda acción racional económica; en ese
sentido, la acción racional medio-fin o la instrumental, queda supeditada a una
racionalidad circular que nace del respeto a la relación simbiótica que
establecen naturaleza y ser humano; de ello se colige que ninguna producción
puede ni debe destruir la capacidad reproductiva de la naturaleza, que a los costos
de extracción de algún recurso debe añadírsele los costos de reproducción que
le cuesta a la naturaleza reponer lo que se le ha sacado.
Eso, imposible
para la visión empresarial, sólo puede ser acometida por un Estado; de lo cual
se colige que toda producción estratégica no puede estimarse según el criterio
de la ganancia. La producción, que es producción para la vida, no puede ser
evaluada según criterios mercantiles. Lo cual nos conduce a establecer otro
tipo de criterios de evaluación de los rendimientos económicos deseables.
Todo esto
debiera ser acompañado por un nuevo marco jurídico que proteja a una nueva
economía que ya no presuponga la propiedad privada como la objetivación de un
sujeto de derechos. Desde la legalidad liberal moderna, ni el carente de
propiedad, el pobre, ni la naturaleza son sujetos de derechos (por eso se los
puede dominar y explotar sin piedad), por eso esa legalidad es pertinente
exclusivamente para el capitalismo; ninguna nueva economía puede desarrollarse
si no cuenta con un nuevo marco legal que la haga posible. A una nueva economía
comunitaria o para la vida le corresponde una nueva legalidad.
Toda la
promoción del crecimiento actual, en términos siempre desarrollistas, genera
grandes excedentes y riqueza impactante, eso explica el desiderátum oficialista
de enmarcar nuestra economía en los cánones macroeconómicos y asegurar una
estabilidad financiera acorde a los requerimientos de la acumulación de capital
global (vía transferencia de valor, de la periferia al centro); pero esa
riqueza es ilusoria y, en el mediano plazo, dada la crisis climática (como
consecuencia de ese tipo de producción de riqueza), nos conducirá
inevitablemente a situaciones regresivas de carácter irreversible (que serán
más cruentas en nuestros países, dada la vulnerabilidad de nuestras economías).
El precio de la acumulación de aquella riqueza, cada vez más impactante, será
impagable.
Por ello la
economía ya no puede sostenerse según los índices que establece su orientación
exclusiva hacia la acumulación de la tasa de ganancia. Incluso siendo fieles al
modo inicial de despegue capitalista en el mundo, no sólo la defensa del
mercado local (no apertura de fronteras comerciales) es fundamental sino, sobre
todo, la producción y el consumo local (no es la agroindustria la que alimenta
a la humanidad sino la producción campesina local). Lo que mueve la economía
global son las transnacionales y la competencia de éstas en torno a la
maximización de sus ganancias es lo que está destruyendo al planeta; el flujo de
capital del Sur al Norte, por la arquitectura financiera del dólar, sostiene la
insania de esa economía, que no sólo promueve una producción irracional (para
seguir ganando) sino también un consumo irracional (para seguir ganando).
El capitalismo
se expande por la producción de ese tipo específico de consumo, porque en el
consumo se realiza no sólo el capital sino la forma de vida contenida en la
mercancía; porque lo que se consume, en última instancia, es la intencionalidad
contenida en el producto. La forma de la producción produce no sólo al
productor sino al consumidor también. La alienación prototípica de la
producción capitalista contiene esa constancia, muy poco advertida por el
economicismo marxista. Por eso, no es lo mismo producir para ganar que producir
para la vida. En el primer caso nadie gana, pues si todo consiste en ganar,
gano para que otros pierdan, mi riqueza es miseria ajena, lo producido ya no
satisface ninguna necesidad sino se vuelve mediación para que siga ganando, de
ese modo mi producción ya no me humaniza sino me llena de codicia. Un
crecimiento ilimitado es la formalización de la pulsión de la codicia hecha
forma de vida.
Por eso la
derecha es derrotada en las últimas elecciones, porque los propósitos
económicos que se plantea la tendencia desarrollista en el gobierno son
inobjetables para ella misma. Por eso se quedan sin discurso, porque el indio
presidente les ha demostrado que puede administrar sus propias prerrogativas y
hasta del mejor modo posible; por eso lo único que pueden argüir es reclamos
pueriles de corrupción o autoritarismo (cultura que constata una estructura
colonial que la derecha se encargó de impulsar en pleno periodo neoliberal).
La última
contienda electoral estuvo, por ello mismo, desprovista de toda lucha ideológica.
La discusión política se hace más mediática, lo cual quiere decir que se gasta
más en publicidad que en educación, eso explica que nuestros procesos hayan
perdido horizonte y perspectiva y se hayan diluido en un pragmatismo
utilitarista; por ello no es raro que casi todo consistía en cuánto más ofrece
tal o cual candidato. Frente a la insurgencia mediática los gobiernos populares
sólo responden reactivamente y ya no propositivamente.
Pero en este
periodo de transformación ya no se trata sólo de defender el proceso sino de
profundizarlo; pareciera que se ha olvidado que, en un proceso de constitución
de un nuevo Estado, la lucha es simbólica y ésta sólo puede ser acometida por
la clarificación del horizonte tentativo. La clarificación de este horizonte
tentativo que abraza el nuevo Estado tiene que devolverle al propio Estado su
carácter político, esto quiere decir su capacidad de generar un nuevo sentido
común y la visión operativa de un porvenir común; sólo así puede determinarse
como la mediación histórica adecuada para articular a todo un pueblo en
voluntad democrática y constituirse como proyecto histórico. La llamada
democracia participativa no puede diluirse en lo testimonial sino debe
recuperar lo deliberativo de todo ejercicio democrático. Eso es lo que el
presidente Evo demandaba cuando afirmaba que la política debe constituirse en
“la ciencia de servir al pueblo”.
Esta tercera
gestión es decisiva. En ella se advertirá la resolución de la tensión que
mencionamos. Para bien o para mal, una de las tendencias se afirmará por sobre
la otra. Si la tendencia desarrollista triunfase entonces podríamos hablar de
otro ciclo estatal nacionalista que consiste en la promoción de una nueva elite
que, a nombre de la nación, se constituye en el sujeto sustitutivo que desplazó
definitivamente al pueblo como sujeto histórico. Esta promoción es
democrático-revolucionaria en la medida que amplía los márgenes del poder
político, pero se trata de una revolución democrático burguesa. Pero si
hablamos de una revolución democrático-cultural, entonces lo que debiera
anunciarse es una trasformación estructural de carácter trascendental.
En ese sentido,
un proceso de despegue industrial no tendría por qué imitar el concepto de
industria actual basado, para colmo, en energía fósil. El mismo concepto
hegemónico de energía debiera ser trascendido por la recuperación del contenido
que prevalece en la producción local de los sistemas de vida aún existentes; el
derroche de energía fósil es consecuencia del concepto que de energía comprende
el mundo moderno.
En ese sentido,
la trampa que comprende el concepto de “adaptación” al cambio climático,
descansa en la idea extendida de que la energía se quema (hay que quemar menos
pero seguir quemando). Aun cuando la invención de la bombilla eléctrica
demuestra lo contrario, una civilización basada en la energía fósil y un poder
financiero sostenido en los hidrocarburos, hace imposible un recambio de patrón
(sólo la industria petrolera mueve 55 billones de dólares en inversión, por eso
no les interesa ningún cambio). El cambio sólo puede provenir del Sur global
pobre, pues son países no tan atravesados por el desarrollo y la
industrialización imperante. Si nuestros países optaran por remedar la
industria actual, en 50 años (que es lo que dura una revolución industrial) no
sólo quedaría obsoleta (porque la tendencia inobjetable es hacia energías
renovables) sino inoperable, por el agotamiento de los recursos (en gran medida
por las tasas de consumo creciente en el primer mundo).
Este panorama
hace impostergable la promoción de un nuevo sistema económico y financiero que
descanse en un nuevo horizonte de vida, que le brinde a la humanidad la
posibilidad de frenar la carrera insensata de un progreso y desarrollo que sólo
deja destrucción y miseria a su paso. La apuesta es urgente.
La capacidad de
la biosfera de absorber el CO2 está seriamente disminuida, debido sobre todo a
un incremento constante de las emisiones de carbono (la concentración de éste
en la atmósfera llega al 142% del nivel de la era preindustrial, el de metano
llega al 253% y el óxido nitroso al 121%); hay un continuo deshiele de polos y
glaciares y la consecuente subida del nivel del mar. Los riesgos de todo
aquello se agudizarán cuando el calentamiento global supere 1° y se hará
irreversible a partir de los 3°. Esta escenografía resitúa la discusión en
torno a las apuestas económicas y nos muestra que el “vivir bien” y los
“derechos de la Madre tierra” dejan de ser un slogan romántico del “bon savage”
y se convierten en algo digno de tematizar y de realizarse en cuanto política
de Estado.
Si la
globalización neoliberal consistía en la imposición de un régimen global bajo
el imperio de la ley del mercado, donde nuestros Estados cedían su soberanía
para ser simples garantes de las decisiones de una burocracia privada
transnacional; ahora que se vislumbra un incipiente mundo multipolar, el Sur
global no puede desaprovechar esta oportunidad histórica de sepultar un orden
unipolar y promover alternativas económicas regionales promovidas por sus
Estados, devolviéndoles a sus pueblos la toma democrática de decisiones
soberanas para defender y sostener, en el largo plazo, la viabilidad de una
economía desacoplada de los intereses de los poderes centrales.
Entonces, lo
que se promueva en esta tercera gestión será decisivo para situar o no al
“vivir bien” en una panorámica mundial. El Estado plurinacional no es todavía
una realidad, pues las estructuras normativas mismas que le sostienen siguen
siendo liberales; la constante alusión oficialista a la modernización de las
funciones estatales, muestran hasta qué grado se impone todavía la adopción
colonial del modelo de Estado moderno.
Su
transformación no se garantiza por la yuxtaposición de actores. Tampoco el
reconocimiento de las naciones indígenas puede quedar en un reconocimiento
meramente culturalista sino que debe hacerse un reconocimiento pleno de
derechos políticos; esto es lo que está todavía ausente en las leyes llamadas
estratégicas. Los prejuicios señorialistas modernos son todavía el obstáculo
del reconocimiento pleno de las naciones componentes de este Estado
plurinacional. Cabe recordar que la Liga Iroquesa de los indios de Norteamérica
fue el modelo que adoptó la confederación de los Estados Unidos y que manifestó
la profunda vocación democrática de las naciones del Nuevo Mundo, pues esa y
otras formas democráticas eran comunes a lo largo del continente que invadió
Europa.
La democracia,
tal cual la concebimos actualmente, no proviene de Europa, pues los europeos
eran herederos de tradiciones monárquicas, que impusieron en el Nuevo Mundo,
frente a las tradiciones democráticas que ejercían los pueblos de este
continente. Del mismo modo, la literatura utópica, desde “Utopía” de Tomas
Moro, la “Nueva Atlántida” de Francis Bacon o la “Ciudad del Sol” de
Campanella, se basan todas en relatos de cronistas de la Conquista. El mismo
sistema federal podría decirse que lo inventaron los indígenas de Norteamérica.
Esto supone que el Estado no es una invención moderna y que, de la recuperación
de formas estatales despreciadas por el mundo moderno, podría producirse una
trasformación inédita, novedosa, propositiva, que haga posible una transición
positiva del concepto de Estado-nación moderno, hoy en plena crisis, incluso en
Europa, hacia lo que sería el Estado plurinacional trans-moderno.
Lo cual no es
simplemente el reconocimiento de la diversidad propia de un Estado sino la
ampliación democrática del ámbito de las decisiones políticas. La democracia
liberal moderna lidia con individuos, por eso resume la democracia en el voto;
una democracia comunitaria afirma la comunidad y la comunidad, por definición
intersubjetiva, se sostiene en la deliberación democrática. Por eso no hay nada
más democrático que una deliberación comunitaria (la validez democrática es
sólo posible en una comunidad de argumentación); sólo en la recuperación de las
formas comunitarias de vida, la democracia podría amplificarse y democratizarse
a sí misma. Si es que el MAS recupera el sentido de su sigla original, el
Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, IPSP, tendría que dejar
de ser un gobierno de los movimientos sociales (si es que alguna vez lo fue) y
pasar a ser el ámbito de deliberación de la soberanía de las naciones que
componen este nuevo Estado plurinacional.
Sólo un pueblo
soberano podría transferir esa soberanía al Estado, pues el Estado no puede
brindarse, desde sí mismo, aquello. Ante la crisis civilizatoria necesitamos
recomponer formas de vida que nos enseñen cómo hacer frente a la crisis. Por
eso se trata de restaurar lo que como humanidad habíamos perdido, en resumidas
cuentas, el sentido de la vida. Siempre se ha creído que las culturas indígenas
son las atrasadas, que hay que disolverlas y modernizarlas, pero parece que es
al revés, pues ninguna de estas culturas eran tan destructora como la moderna,
parece que desde ellas se ve mejor las consecuencias fatales del progreso
infinito, parecen ser ellas la brújula para salir de la crisis.
La ratificación
del presidente Evo afirma un no retorno de la derecha, lo cual no cancela la
derechización de la propia izquierda en el poder. Pues la hegemonía actual
cuenta con alianzas preocupantes, desde agroindustriales muy ligados a las
transnacionales como Monsanto, hasta sectores empoderados que, ya sea como nueva
burguesía agraria (el caso de la quinua o la coca) o cooperativistas privados
de la minería, impulsan todos una carrera desarrollista que, hace del gobierno
un mero administrador de los intereses particulares de estos grupos de poder,
mientras estos le garantizan apoyo y una amplia base de legitimación.
Resta saber si
el liderazgo incuestionable del presidente Evo podrá articular y subsumir
estratégicamente aquellos intereses al bloque histórico que lo llevó al poder
(lo propiamente indígena de lo plurinacional) y reencauzar la política estatal
en torno a lo que se constituyó como “proceso de cambio”, es decir, a potenciar
aquel máximo de nueva disponibilidad común que se constituyó a partir del
horizonte propuesto por el sujeto plurinacional.
BOLIVIA,
UN DESTINO QUE CRECE
Clarín
de Argentina (www.clarin.com)
El creciente
interés de los argentinos por conocer el noroeste del país parece estar
beneficiando a Bolivia, porque muchos ahora anexan a su viaje al “Norte” una
incursión en ese país, o van especialmente a recorrerlo. Entre enero y agosto,
las visitas de argentinos fueron 50% más que en los mismos meses de 2013. Según
cifras oficiales, 210 mil residentes argentinos llegaron a Bolivia en los
primeros ocho meses del año: 70 mil más que un año antes. Fueron casi tantos
como los 221 mil que partieron rumbo a países europeos en el mismo período.
“Bolivia está
creciendo en búsquedas y demanda”, comentaron al respecto en Despegar.com,
donde Salta aparece para el verano como el segundo destino nacional más
buscado. Aunque aclararon que, en sus registros, el crecimiento es parejo al de
otras ciudades de América latina.
Bolivia gana
terreno. De todos modos, el fenómeno es aún incipiente. Pese al crecimiento de
este año, el país sigue siendo el menos visitado entre los limítrofes. En
Uruguay, Chile o Brasil, las visitas de turistas argentinos fueron al menos el
cuádruple.
LA POLICÍA BRASILEÑA LIBERA A VEINTE BOLIVIANOS QUE
TRABAJABAN EN CONDICIONES DE ESCLAVITUD
El Mundo de España (www.elmundo.es)
La Policía
Civil del estado de Sao Paulo liberó este jueves a veinte bolivianos que
estaban en una situación de trabajo análogo a la esclavitud, en el segundo operativo de esas características
en menos de una semana en la mayor ciudad brasileña, según informó el Gobierno
regional.
El operativo,
de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública de Sao
Paulo, se realizó en un taller
clandestino de confecciones en Cidade Ademar, uno de los barrios más
pobres de la zona sur de la capital regional.
La denuncia que
condujo al rescate de los bolivianos se originó por un ciudadano de ese país
que escapó y pidió ayuda al
Consulado de Bolivia en Sao Paulo, organismo diplomático que alertó a las
autoridades, detalló la nota.
En la acción
fueron detenidos dos bolivianos,
aparentemente responsables del taller y en condición migratoria regular, pero
que según el comunicado podrán responder ante la Justicia de su país por
tráfico de personas.
Además de
"jornadas exhaustivas de trabajo", los bolivianos "eran
mantenidos en condiciones infrahumanas
de vivienda", resaltaron las autoridades brasileñas.
Entre los
veinte trabajadores había un menor de edad y otros ocho niños, hijos de los bolivianos, fueron también liberados por
las autoridades, una situación que "agrava" la situación de los
detenidos, apuntó la Secretaría.
El último
domingo, la Policía rescató a un grupo de trece bolivianos en el barrio de Itaquera, zona oriental de la
capital paulista, también gracias a una denuncia telefónica de otro boliviano que
trabajaba en el lugar y consiguió huir.
En el operativo
fue detenido el propietario del local, un boliviano quien como los dos nuevos
detenidos tiene sus documentos al día para residir en Brasil.
MINEC EXPLORA UN ACUERDO CON BOLIVIA
La Prensa Gráfica de El Salvador
(www.laprensagrafica.com)
Las autoridades
salvadoreñas, a través de los ministerios de Economía y de Relaciones
Exteriores, han iniciado los primeros contactos con sus similares de Bolivia
con la idea de negociar un Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) con esa nación
suramericana.
“Estamos en un
punto inicial de comunicaciones con representantes de la cancillería boliviana,
de la cancillería de acá y el Ministerio de Economía para establecer un proceso
que permita desembocar en un mecanismo de alcance parcial”, manifestó Alfonzo
Goitia, asesor del MINEC.
Entre los
productos de interés para El Salvador están el gas natural, gas licuado y los
minerales. Según Goitia, el comercio entre ambos países es casi inexistente,
pero sí se visualiza un potencial. Rigoberto Monge, coordinador de las
negociaciones por parte del sector privado, expresó que los exportadores e
industriales están dispuestos a abrirse paso en nuevos mercados siempre que
estén garantizados los pagos, accesos y el respeto de reglas.
El Salvador
acaba de cerrar la negociación de un AAP con Trinidad y Tobago. Además está
negociando un acuerdo con Ecuador y esta semana ha iniciado la primera ronda
para renegociar un Acuerdo de Alcance Parcial con Venezuela que data de los
ochenta.
EVO MORALES, PRESIDENTE DE BOLIVIA, ASEGURA QUE CREÍA QUE
EL ÉBOLA ERA "UN BICHO"
"Debemos estar preparados contra el
ébola. Pensé que era un bicho, había sido un río africano", aseguró
el dirigente en una rueda de prensa que dió en la ciudad boliviana de Cochamba. El recién reelegido presidente de
Bolivia aseguró este jueves que hasta ahora creía que el ébola, brote vírico
que ha matado a más de 4.000 personas, era un insecto.
La Información de España (www.noticias.lainformacion.com)
El recién
reelegido presidente de Bolivia, Evo Morales, aseguró este
jueves que hasta ahora creía que el ébola, brote vírico que ha matado a más de
4.000 personas en el Oeste de África, era un insecto. El dirigente admitió este
viernes que no tenía conocimiento sobre el origen de la enfermedad.
"Debemos estar preparados contra el ébola. Pensé que era un bicho, había sido un río africano", aseguró
en una rueda de prensa que dió en la ciudad boliviana de Cochamba.
El líder
boliviano aseguró no tener conocimiento de que el nombre de la enfermedad
procede del río Ébola, afluente del Mongala y del río Congo. El río fluye por
la República
Democrática del Congo. Se encuentra cerca de donde se descubrió la
enfermedad en 1976, donde una
expedición europea viajó para investigar las misteriosas muertes en una misión
belga en la zona, donde habían muerto varias personas con síntomas de la
enfermedad que ahora se conoce como ébola.
Hace una
semana, Bolivia registró un caso sospechoso de ébola que obligó a las
autoridades a realizar pruebas rápidas a un ciudadano de Sierra Leona. Las pruebas
médicas determinaron que el paciente no estaba contagiado con la enfermedad. La
enfermedad ha causado ya más de 4.000 muertes en Guinea, Liberia y Sierra Leona,
países que viven el brote más mortal de la enfermedad que se ha registrado
jamás.
BOLIVIA, COLOMBIA, ECUADOR Y PERÚ APRUEBAN REINGENIERÍA
DE COMUNIDAD ANDINA
Radio Onda Azul de Perú (www.radioondaazul.com)
En el marco de
la XXXVIII Reunión del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, en
forma ampliada con los representantes titulares ante la comisión, se alcanzaron
importantes acuerdos que logran concretar los resultados de la reingeniería de
la Comunidad Andina (CAN).
De esta manera,
se definieron los ámbitos de acción priorizados y la nueva estructura de la
secretaría general. Estos resultados concretos del proceso de reingeniería,
iniciado hace tres años, se alcanzaron durante la Presidencia Pro Témpore del
Perú, período que culminó ayer en que se transfirieron las funciones al Estado
Plurinacional de Bolivia.
La reunión de
Cancilleres y Ministros de Comercio Exterior de los cuatro países de la
subregión andina, realizada en la ciudad de Lima el 14 de octubre, aprobó la
nueva lista acotada de Comités y Grupos Ad Hoc de la Comunidad Andina, los
cuales se reducirán de 101 a 27, los mismos que trabajarán en los ámbitos de
acción priorizados.
Además, a
partir de la fecha, en la secretaría general operarán las áreas de Acceso a
Mercados, Sanidad Agropecuaria, Calidad y Obstáculos Técnicos al Comercio,
Integración Física, Transformación Productiva, Servicios e Inversiones, Asuntos
Sociales, Propiedad Intelectual y Áreas Especiales.
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