La
información de que el dólar subía y el peso argentino se devaluaba corrió a la
velocidad de la luz en la ciudad boliviana de Villazón, donde el 80 por ciento
de la actividad económica se basa en el comercio.
Los
vecinos quiaqueños que acuden a los mercados fronteras afuera para conseguir alimentos
más económicos, verduras y otros enseres, se dieron con la novedad de que
directamente no recibían la moneda nacional.
Algunas
casas de cambio ofrecían por 100 pesos argentinos 10 pesos bolivianos; esto
hizo que los compradores desistan y retornen a La Quiaca sin adquirir nada.
El temor
se instaló en esa comunidad boliviana a tal punto de hablar sobre
"catástrofe económica", guiados por las fake news de las redes
sociales, o los medios afines al Gobierno nacional.
La
repercusión fue a tal punto que los diferentes sectores comerciales de Villazón
estaban preocupados de que el peso argentino siga devaluándose.
Sucede
que el domingo, cuando se realizaron las elecciones Paso en Argentina,
numerosas personas aprovecharon que iban a votar y durante la jornada cruzaron
a Villazón para comprar, cuando el tipo de cambio era 100 pesos argentinos
igual a 14.50 bolivianos.
En julio
de 2018 por 100 pesos argentinos en las casas de cambio se obtenía más de 23
pesos bolivianos.
En la
mañana de ayer con los pesos argentinos recibidos, los ciudadanos de Villazón
quisieron comprar en La Quiaca y encontraron al sector comercial quiaqueño con
las puertas cerradas.
Movimiento
en La Quiaca
En
diálogo con El Tribuno de Jujuy comerciantes quiaqueños manifestaron que
"nosotros bajamos las persianas porque los proveedores cortaron la cadena
de distribución, no sabemos a qué precio vendrá la mercadería por la suba del
dólar".
Al tiempo
que añadieron: "Para evitar perder plata al momento de reponer mercadería,
hemos decidido no vender hasta tanto tengamos un panorama más claro de que va a
pasar con la economía. Son las grandes empresas las que están especulando y
quizás haya suba de precios", remarcaron.
Las
calles que conforman la zona comercial de La Quiaca reflejaban un panorama
desolador, similar a la década de los noventa cuando el comercio quiaqueño casi
desapareció. El comercio siempre fue la actividad principal de La Quiaca,
además de la única fuente genuina de trabajo, de la cual dependen cientos de
familias y que a su vez dan trabajo a las del otro lado de la frontera.
La
recesión económica del país y la devaluación del peso argentino hicieron que la
situación sea de incertidumbre para quienes llevan el pan diariamente a sus
hogares dependiendo de lo que vendan. El
Tribuno de Argentina (www.eltribuno.com)
EXPERTA EN VINOS: ALTURA E
HISTORIA SE FUSIONAN EN PROMETEDORA INDUSTRIA BOLIVIANA DE VINOS
Sputnik News
de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)
La altura
sobre el nivel del mar y el carácter familiar y tradicional de los viñedos y
las bodegas son los factores en los que se asienta una prometedora industria
vitivinícola de Bolivia que mira a mercados internacionales exclusivos, dijo a
Sputnik la experta en vinos Laura Decurnex.
"Aunque
es relativamente nueva, la industria de vinos en Bolivia se asienta en una
larga historia que comenzó con la llegada de los colonizadores españoles y la
explotación de la plata en Potosí", declaró a Sputnik la sommelier de
origen argentino radicada ya más de una década en La Paz.
Decurnex
habló sobre las proyecciones y características de la vitivinicultura boliviana, apenas conocida en el extranjero, al
comentar la exitosa muestra Wine Fest
2019, realizada el pasado fin de semana en la capital política del país
y en la que ella fue la experta principal.
La oferta
boliviana de vinos de alta gama, entre los que se destacan los de las
variedades Tannat, Sirah, Malbec y otros, recoge una tradición que se remonta
al siglo XVI, cuando los valles andinos del sur se convirtieron en proveedores
de los vinos que demandaban los europeos que llegaron a la explotación de plata
en Potosí.
Llegado
el ocaso de la minería en el famoso Cerro Rico potosino, la producción vitivinícola se concentró en
los valles de Cinti y Tarija, especialmente en esta última región que
desde hace tres décadas se ha convertido en el epicentro del "boom"
de la actividad en el país.
¿Qué
diferencia pueden ofrecer los vinos bolivianos en un mercado mundial
extremadamente competitivo?, consultó Sputnik a la experta.
Decurnex
señaló que solo Bolivia produce vinos con 100% de uvas de altura, cultivadas a
más de 1.600 metros sobre el nivel del mar.
"El
factor altura, que pone a los viñedos más cerca de los rayos solares, causa que
las uvas tengan piel más gruesa que en otras partes, con una ganancia extra de
sabores y taninos. El resultado es el de unos vinos generalmente más intensos,
de sabores profundos y larga vida", explicó la sommelier.
Otra
característica es el carácter familiar de la mayoría de los viñedos, muchos de
los cuales son de entre dos y cinco hectáreas, vinculados a bodegas que son
poco más que artesanales, catalogables como bodegas boutique.
"Sobre
estas bases, y principalmente por una gran identificación cultural con el vino
en regiones como Tarija y Cinti, los productores bolivianos confirman la verdad
de que la producción de vinos de calidad es una cuestión de pasión por la
excelencia, y los resultados comienzan a ser reconocidos", aseguró.
Pero no
es solo vino, advirtió, pues se destaca el singani, un licor destilado a partir
de vino de uva Moscatel de Alejandría, "pariente del pisco peruano y
chileno pero con una reconocida mayor calidad".
Mientras
los vinos bolivianos ya tienen reconocimiento internacional como "vinos de
altura", el singani también está en pos de consolidar su identidad, tras
su ingreso al mercado estadounidense, dijo.
"Tanto
los vinos como los singanis bolivianos tienen el valor agregado de un terruño
en el sentido amplio: tierra, ambiente, clima, cultura, historia", resumió
Decurnex.
Roger
Quiroga, asesor del gobierno municipal de La Paz que patrocinó el Wine Fest
junto con la Asociación Nacional de la Industria Vitivinícola, dijo que este
festival, cuyo lema fue "Bolivia, el secreto mejor guardado", fue
parte de una campaña de promoción de la ciudad como un destino gastronómico.
La Paz
ganó en julio el premio de Mejor Destino Emergente de Sudamérica en la gala
anual de los World Travel Awards - Región Latinoamérica, de los que fue sede.
EL KIRCHNERISTA FERNÁNDEZ TRAS EL
DESPLOME DEL PESO: "YO NO ESTOY GOBERNANDO. QUE MACRI SE PONGA LAS
PILAS"
Macri culpó al kirchnerismo de la
debacle económica del lunes y Fernández fue entre despreciativo y poco prudente
en algunas de las frases que emitió en medio de una maraña de micrófonos y
reporteros que le sumaban angustia a la situación
El Mundo de España
(www.elmundo.es)
Jorge Luis Borges definía al laberinto como "una casa labrada
para confundir a los hombres", y eso es exactamente la Argentina tras las
elecciones del domingo: enrevesados senderos que se cruzan sin conducir a ninguna parte,
pero en los que se puede tropezar con abundantes dosis de mezquindad.
El
laberinto lleva el nombre de PASO
(Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), un engendro político al que
nadie le había advertido semejante potencial destructivo: no deciden nada, sólo definen quiénes
serán candidatos el 27 de octubre, pero esta vez, al darle al peronista Alberto Fernández el 47% y al presidente
Mauricio
Macri apenas el 32%, generaron una formidable licuación del poder
del actual gobierno, una sensación de
"zona liberada" que los especuladores financieros aprovecharon
el lunes de forma demoledora.
Mientras
los ciudadanos seguían atónitos la devaluación
del 23% del peso, el desplome de la
Bolsa y la subida brutal del
riesgo país, los dos grandes protagonistas de la endiablada situación
que dejaron las elecciones no parecieron advertir la gravedad de la situación: Macri culpó al kirchnerismo de la
debacle económica del lunes y Fernández fue entre despreciativo y poco prudente
en algunas de las frases que emitió en medio de una maraña de micrófonos y
reporteros que le sumaban angustia a la situación y le quitaban empaque al
hombre que probablemente gobierne la Argentina.
¿En qué está pensando?, le preguntaron. La respuesta fue impropia del
momento que vive el país. "La
verdad que me estoy preguntando cómo llegar a mi auto", dijo un
Fernández que sostiene que en lo económico "la responsabilidad es del
gobierno" y que no hace falta que Macri lo llame. "Yo no estoy
gobernando, que el presidente se ponga las pilas".
Macri
tenía el lunes la opción de convocar a la oposición y acordar una serie de
puntos para intentar tranquilizar la economía, pero entre los suyos se instaló
la sospecha de que el peronismo quiere
repetir la historia de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, los dos
últimos gobiernos no peronistas, de la Unión Cívica Radical, que no llegaron a
completar su período. Según Clarín, tras sobrevolar el gobierno durante
la mañana del lunes la idea de que lo conveniente era acordar una transición
con el peronismo, uno de los ministros cambió el rumbo por whatsapp.
"Hay que gobernar hasta el final.
Presentarnos gallardamente a las elecciones con nuestras ideas, sin importarnos
el álgebra. Apostar a ganar y salir rápidamente de la idea de la
irreversibilidad del número. Van a buscar canjearnos gobernabilidad por
rendición. Ninguna concesión a esa idea, es un falso dilema. Termina en la
salida anticipada, como les sucedió a Alfonsín y De la Rúa. Quieren vernos salir vomitando sangre.
Para justificar en los próximos meses la catástrofe que ellos mismos van a
generar y para reafirmar la lección histórica de que solo ellos pueden
gobernar".
El
mensaje, que se atribuye a Hernán
Lombardi, ex ministro de De la Rúa y parte del gabinete de Macri, caló
hondo en muchos. Y, horas después, la teoría se vio reforzada con la aparición
de Víctor Hugo Morales, aquel uruguayo que conmovió con el relato del segundo
gol de Diego Maradona a Inglaterra en México 1986 y es ya hace años uno de los
periodistas más enfáticos en su respaldo al kirchnerismo. En su programa en el
canal C5N, Morales se dirigió a Macri con una serie de peligrosas preguntas
retóricas: "¿Va a entregar el
poder, va a seguir en estas condiciones? ¿Se da cuenta usted del estropicio que
ha generado?".
Recuperar
el poder
Más allá
de la atávica pasión del peronismo por recuperar el poder cómo sea y cuánto antes cada vez que
lo pierde, la aparición de Macri el lunes junto a otro peronista, su candidato
a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto,
fue desconcertante. Pareció haber prescindido de cualquier consejo de asesores
y hablar desde las vísceras para redondear un mensaje confuso, negador y poco
empático. Eso sí, algo quedó muy claro: el
caos financiero post elecciones es culpa del kirchnerismo, cuyo probable
regreso a partir del 10 de diciembre el mundo ve con espanto.
"Hoy
estamos más pobres que antes de las PASO. He instruido al equipo económico para
que preparen todas las medidas necesarias para cuidar a todos los argentinos.
La alternativa al gobierno no tiene
credibilidad en el mundo, no tiene la confianza necesaria para que la
gente venga a invertir en el país. El kirchnerismo debería hacer esa
autocrítica".
Y a
continuación dejó una reflexión que confirma una frase que circuló este fin de
semana: la Argentina es un país del que
te vas 20 días y cambió todo, pero regresas a los 20 años y no cambió
nada.
"El
viernes estábamos en una situación en el que el el dólar bajaba, se compraban empresas
argentinas y la inflación bajaba.
Y hoy se
da la vuelta todo, el riesgo país sube
350 puntos en una hora, demuestra que hay un problema grave entre el
kirchnerismo y el mundo. El mundo no confía en lo que quiere hacer con la
Argentina otra vez", dijo el presidente, sin querer advertir que tanto lo
del viernes como lo del lunes poco tuvo que ver con la economía real. Fue pura
especulación financiera con fuertes ganancias para los que saben moverse en
esas oscuras aguas.
Macri,
que perdió en 22 de las 24 provincias del país, remató con un optimismo para el
asombro: "La elección en octubre
va a ser una buena oportunidad, el cambio continua, vamos a revertir
esta elección de ayer para ir al balotaje en noviembre". No es lo que
siente el peronismo, cuyos simpatizantes cantan "vamos a volver", en
algunos casos con una llamativa agresividad. Sucedió en el aeropuerto de Buenos
Aires, en el que aterrizó Cristina proveniente de la Patagonia: la furia del "vamos a volver"
preocupó a muchos.
"Nadie
recuerda ya que, sin la protección política de los fueros, la ahora candidata a
vicepresidenta estaría presa. Cualquier otro ciudadano común, en su situación,
lo estaría. El dilema profundo es que eso, hoy, no le importa a casi
nadie", destacó Clarín.
Y
mientras en algunos círculos se difundía la teoría de que el macrismo podría
proponer apoyar al tercero en las elecciones, Roberto Lavagna, para evitar a toda costa el regreso de Kirchner
al poder, desde más allá de las fronteras llegaba un momento esperpéntico. Jair Bolsonaro, el presidente
brasileño, aseguraba en un inflamado discurso que si "los
izquierdistas" del kirchnerismo gobiernan, el estado de Río Grande do Sul
podría ser como el de Roraima, pero en vez de verse colapsado por venezolanos,
se trataría de argentinos "huyendo" de su país para refugiarse en
Brasil.
En Buenos
Aires, con las temperaturas bajando y bajando en el invierno austral, algunos
problemas eran más prosaicos, como el de un cliente que quiso comprar un whisky
en el supermercado chino de la esquina y se encontró con una rotunda negativa: "No sé a qué precio venderlo".
LA DERROTA DE MACRI Y LA
ESPERANZA DE NUESTRA AMÉRICA
Donald Trump jugó en la elección
argentina en forma abierta y descarada, contra todo uso y costumbre. Su intento
por mantener el control del “patio trasero” fracasó ya que los vientos
políticos regionales parecen estar cambiando.
Notas Periodismo de Argentina
(www.notasperiodismopopular.com.ar)
La
derecha regional, subordinada acríticamente a Donald Trump, hace tres años que
insiste con el fin de la “marea rosa”, con el giro político conservador
definitivo de la región, luego del ciclo abierto por las rebeliones populares
de principios de siglo y el NO al ALCA en Mar del Plata, que había habilitado
una coordinación y cooperación política e integración regional inéditas en
Nuestra América.
Sin
embargo, esta lectura era sesgada, parcial, incompleta. Como dijo recientemente
el analista internacional Juan Gabriel Tokatlian, a pesar del apoyo de Trump,
los sectores más conservadores no lograron consolidar una “hegemonía robusta”
en América Latina.
Es cierto
que el triunfo electoral de Mauricio Macri, en noviembre de 2015, fue el inicio
de un vuelco a la derecha. Pocos días después la oposición antichavista lograba
un triunfo inusual en las elecciones legislativas en Venezuela, en febrero de
2016 Evo Morales perdía el referéndum para habilitar su reelección en Bolivia,
Rafael Correa anunciaba que no iría por un nuevo mandato en Ecuador, se
iniciaba el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil y ganaba
sorpresivamente el “No” en el plebiscito sobre los acuerdos de paz con las FARC
en Colombia.
Pero ese
diagnóstico ignoraba otros procesos con resultados contrarios. Los halcones de
Washington no lograron en Venezuela consolidar un golpe de Estado ni una
intervención militar al mando del Pentágono y la CIA; en Colombia, si bien el
uribista Iván Duque ganó las elecciones el año pasado, la novedad fue que
Gustavo Petro logró un resultado inédito en el ballotage, con una opción de
centroizquierda que superó el 40% y que lo deja bien posicionado para el
futuro; y en México, Andrés Manuel López Obrador quebró décadas de hegemonía
del PRI y el PAN en una elección histórica que modificó la correlación de
fuerzas regional.
Claro que
la llegada al poder de Jair Bolsonaro implica una regresión brutal en Brasil y
una subordinación a EE.UU. que casi no registra antecedentes históricos. Pero
ese resultado electoral sólo fue posible porque el ilegítimo Michel Temer y el
partido judicial, acaudillado por el juez Sergio Moro, encarcelaron y
proscribieron escandalosamente al principal candidato, Lula, que encabezaba
todas las encuestas. Su gobierno enfrenta el descrédito internacional,
interminables tensiones internas y una situación económica crítica, que horada
la base de apoyo que supo cosechar hace solo algunos meses.
Por eso la elección argentina era clave. Trump jugó en favor de la
reelección de Macri en forma abierta y descarada, contra todo uso y costumbre.
A través
del FMI, habilitó 57 mil millones de dólares para financiar una artificial
estabilidad financiera con el objetivo de darle oxígeno a la Casa Rosada hasta
octubre. En EE.UU. el poder Ejecutivo, el Congreso, Wall Street, los
principales think tanks y las corporaciones periodísticas apoyaron
explícitamente al candidato de Juntos por el Cambio, como no se veía desde
1946, cuando el embajador Braden disparó toda su artillería para intentar
evitar el triunfo de Juan Domingo Perón. La Casa Blanca hasta convenció a
Bolsonaro de que viajara en julio a Buenos Aires para inmiscuirse en la
elección de la Argentina. Un papelón diplomático que traerá consecuencias. El
secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, visitó la Argentina hace menos de
un mes, para ratificar este respaldo, con la excusa de una cumbre
antiterrorista.
Sin
embargo, en estas elecciones quedó demostrado que con el apoyo del
establishment financiero y político internacional no alcanza. La palmada en la
espalda de los jefes de las potencias occidentales y de los burócratas del
Fondo son indigeribles para un pueblo indómito como el argentino.
El
caballito de batalla de Macri, “volvimos al mundo”, terminó siendo impotente
frente al desplome económico y la catástrofe social. Casi un boomerang.
Reforzó la correcta percepción de que Macri gobierna para el FMI, para los
grandes bancos y los socios locales de las grandes corporaciones
trasnacionales.
Su última
jugada fue apostar por los tratados de libre comercio, como el alcanzado entre
el Mercosur y la Unión Europea, desventajoso en todo sentido y ahora de
improbable ratificación parlamentaria. En el país donde más se batalló para
derrotar al ALCA, suponer que un acuerdo de este tipo podía rendirle frutos
electorales muestra una vez más su miopía política.
Es que
así como en 2015 el triunfo de Macri empoderó a las derechas regionales y puso
en terapia intensiva a los organismos regionales como la UNASUR y la CELAC, su
debacle electoral del domingo va a potenciar las posibilidades de una victoria
en octubre de Evo Morales en Bolivia y del Frente Amplio en Uruguay.
Los
vientos políticos parecen estar cambiando nuevamente. Como dijo Álvaro García
Linera en noviembre pasado, en el Foro Mundial del Pensamiento Crítico de
CLACSO, “tenemos un neoliberalismo fallido de corto aliento y un mundo incierto.
Se ha agotado el combustible neoliberal, este es un neoliberalismo
zombie”.
Trump
intenta reimponer la “doctrina Monroe” para retener el control de su “patio
trasero” en un contexto de declinación hegemónica y ascenso de China. Macri
venía siendo funcional a la histórica estrategia de EE.UU. de fragmentar a los
países de la región para dominarlos más fácilmente: divide y reinarás.
El ahora
derrotado presidente argentino apoyó la política estadounidense de restaurar el
poder de la decadente Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en
Washington, denunciada hace más de medio siglo por el Che Guevara como el
“ministerio de colonias” de la Casa Blanca. El domingo a la noche, esa posición
claudicante entró en crisis en Argentina.
El
sorprendente resultado electoral en las elecciones del 11 de agosto abre una
oportunidad histórica para recuperar la iniciativa regional de las fuerzas
populares y democráticas: para lograr la libertad de Lula y el fin del
autoritarismo en Brasil, para buscar una salida pacífica y negociada en
Venezuela -pese al boicot de Trump-, para reclamar el fin del bloqueo a Cuba y
para recuperar la UNASUR y la CELAC. Empezó otro capítulo en la histórica
busqueda latinoamericana de construir la patria grande.
LOS ARGENTINOS LE DIERON UNA
"PALIZA" AL NEOLIBERALISMO, AFIRMAN ANALISTAS
Sputnik News de Rusia
(www.mundo.sputniknews.com)
El
contundente resultado en favor de Alberto Fernández en las elecciones primarias
de Argentina puede leerse como un mensaje hacia todos los sectores neoliberales
de la región, coincidieron varios analistas consultados por Sputnik al día
siguiente del histórico resultado.
"La
gran mayoría de los argentinos decidieron castigar fuertemente a un Gobierno
que desde que asumió en 2015 aplicó políticas que tendieron a favorecer a una
pequeña minoría y a golpear las condiciones de vida de la mayoría", dijo a
Sputnik Daniel Filmus, diputado del Frente Para la Victoria y exministro
de Educación.
Filmus
remarcó que el resultado de las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y
Obligatorias), en la que la fórmula integrada por Alberto Fernández y
Cristina Fernández de Kirchner obtuvo un 47% y la de Mauricio Macri
y Miguel Ángel Pichetto un 32%, debe interpretarse como "una
decisión enorme de pueblo argentino de cambiar el rumbo".
Según el
exministro, los argentinos buscan "elegir un Gobierno que favorezca el
desarrollo industrial, que recupere el salario, el trabajo y los intereses de
aquellos sectores que quieren una Argentina productiva, que se desarrolle pero
distribuya los beneficios entre todos y todas".
Para
Filmus, la expresión de los votantes argentinos se enmarca en el rechazo de los
pueblos de la región a las propuestas de derecha.
"Los
gobiernos neoliberales que llegaron a Argentina, Brasil o Chile no tuvieron
ninguna novedad para ofrecer a los pueblos y volvieron a aplicar las políticas
que ya habían fracasado en los noventa. Los resultados están a la vista: los
países se achicaron, la distribución del ingreso fue más regresiva, la
industria quedó destruida", comentó.
El
resultado negativo para Macri fue, según Filmus, "la primera respuesta"
en ese sentido. Pero "seguramente habrá más", pronosticó el diputado
por la Ciudad de Buenos Aires, augurando resultados favorables a las
opciones de izquierda en Bolivia y Uruguay, que también
celebrarán elecciones generales en octubre.
Para el
sociólogo argentino Atilio Borón, el resultado de las PASO es un ejemplo
para las derechas de Argentina y la región.
"Creo
que tienen que mirarse en ese espejo no solo otros Gobiernos neoliberales sino
también varios candidatos que quieran poner en marcha programas parecidos a los
de Macri. Más vale que se curen en salud", apuntó, en diálogo con Sputnik.
El
analista no dudó en calificar la victoria de Fernández como "un terremoto político
que sepulta por muchos años la posibilidad de la vuelta de la derecha al
Gobierno".
Borón
señaló además que la recuperación del peronismo deja "muy
preocupados" al Gobierno de EEUU y al Fondo Monetario Internacional (FMI),
cercanos al macrismo.
"(Donald)
Trump ha sostenido a Macri con fondos y esfuerzos como no lo hizo con
ningún otro país. El FMI le dio al Gobierno de Macri el préstamo individual más
grande en toda su historia simplemente porque el Gobierno de EEUU ordenó salvar al Gobierno de Macri", repasó.
"Ahora
ellos lloran porque pierden un aliado importantísimo en sus planes
intervencionistas en Venezuela y de agresión en Cuba", sostuvo.
El
analista apuntó además que la magnitud de los resultados, junto con que el
presidente brasileño Jair Bolsonaro "está en la cuerda floja",
"todos aquellos que hablaron del fin del ciclo progresista en la región
tendrían que empezar a tragarse sus palabras".
En
conversación con Sputnik, el diputado uruguayo y presidente del Parlasur Daniel
Caggiani calificó el resultado de las PASO como una "paliza del
pueblo argentino al neoliberalismo".
Según
Caggiani, la elección primaria abre la posibilidad de que Argentina tenga
"un Gobierno con visión latinoamericanista y con una visión más
autónoma en la construcción de desafíos internacionales".
El
legislador uruguayo coincidió con Borón en que el resultado deja un mensaje
hacia el FMI y EEUU, quienes según él mantenían una relación de "casi sexo
explícito" con el Gobierno de Macri. Las PASO, consideró, envían "una
señal muy clara de que América Latina quiere ponerse de pie y seguir
siendo un continente que pueda tener una inserción internacional autónoma e
independiente".
BOLSONARO VATICINA UNA OLA DE
REFUGIADOS ARGENTINOS TRAS EL TRIUNFO ELECTORAL DE “ESA GENTECILLA DE
IZQUIERDA”
El presidente de Brasil renueva
su apoyo a Mauricio Macri y repudia la victoria electoral del peronista Alberto
Fernández en las primarias del domingo
El País de España
(www.elpais.com)
La
contundente victoria del peronista Alberto Fernández en las elecciones
primarias argentinas este domingo se ha metido en el debate político brasileño.
En Twitter el tema estaba entre los más comentados desde se conocieron los
resultados, con la izquierda celebrando la victoria como si fuera suya y el
lamento de los liberales y conservadores. Argentina y Brasil tienen economías
interdependientes y el mercado siguió la tendencia internacional: el dólar
subió 1% frente al real (la mayor caída de la moneda brasileña en tres meses) y
las acciones negociadas en la Bovespa de São Paulo bajaron otro 2%. La reacción
más explosiva y extremada la dio el presidente Jair
Bolsonaro, quien siempre ha respaldado públicamente la reelección de
Mauricio
Macri. Este lunes, dobló la apuesta.
"No
se olviden de lo que, más al sur, en Argentina, ha pasado en las elecciones de
ayer. La banda de Cristina
Kirchner, que es la misma de Dilma
Rousseff, de Hugo Chávez, de Fidel Castro, dio señales de
vida", ha dicho el jefe de Estado durante un evento en Pelotas, municipio
del Estado de Río Grande do Sul, uno de los que hace frontera con Argentina.
"Pueblo gaúcho, si esa gentecilla de izquierdas vuelve en Argentina,
nuestro Río Grande do Sul podrá convertirse en un nuevo Estado de
Roraima", ha añadido, en referencia al estado de norte de Brasil que hace
frontera con Venezuela y que ha recibido a cientos de miles de refugiados en
los últimos años.
El
presidente ultraderechista también ha pedido a sus asesores una evaluación de
la derrota de Macri para definir cómo Brasil se va a posicionar, según ha
publicado el diario O Globo. Los miembros más radicales de su Gabinete
ya defienden, según O Globo, que el gigante sudamericano replantee su
participación en el Mercosur, con el cual la Unión Europea acaba de firmar un acuerdo
comercial. Los asesores han recordado que Bolsonaro siempre se
mostró contrario al bloque sudamericano, pero que revisó su opinión después de
que se acercó a Macri.
Miembros
más cuidadosos de su gabinete defienden, sin embargo, que se espere el
resultado final de las elecciones de octubre y se evite posicionarse de manera
precipitada. China es el principal socio comercial de Brasil, pero en tercer
lugar está Argentina, principal comprador de los productos manufacturados
brasileños. El secretario de comercio exterior, Lucas Ferraz, admitió
públicamente que la reelección de Macri es vista como algo positivo por el
ministerio de Economía y facilitará la reforma del Mercosur y su apertura
comercial. Si finalmente gana Fernández en las generales de octubre, entonces
Brasil podrá abrirse unilateralmente a los mercados internacionales, afirmó el
secretario. "Discutiríamos la flexibilización de las normas del bloque, lo
que permitiría que Brasil siguiera solo y acabaría con el arancel externo
común. Pero no supondría el fin del área de libre comercio", aseguró.
Para el
politólogo Fernando Luiz Abrucio, Bolsonaro está creando problemas incluso si
gana el candidato de Juntos por el Cambio, algo que parece cada vez más
improbable. "Brasil seguirá teniendo una bronca con otra mitad de
Argentina. Se trata de un conflicto con un mercado fundamental para nuestras
exportaciones", explica el experto. "Puede suponer, por ejemplo, un
boicot de parte del país a nuestros productos. Los empleos de la industria
automotriz dependen bastante de que nos sigan comprando".
Según
Abrucio, las declaraciones de Bolsonaro suponen también un error político, al
no separar la política interna y la diplomacia. "Los partidos pueden decir
lo que quieran, pero el presidente no puede intervenir en las elecciones de
otros países", explica . Asimismo recuerda que el expresidente Lula da
Silva también cometió el mismo error, cuando se entrometió en comicios como el
de El Salvador o Venezuela. "Pero Lula siempre se ha llevado bien con la
Colombia de Uribe, los EE UU de George Bush o el Chile de Sebastián
Piñera. Bolsonaro se equivoca a enésima potencia. Alguien le tiene
que decir que Argentina funciona al ritmo de la rivalidad River-Boca y que su
belicismo puede incluso darle más votos a Alberto Fernández", opina.
El
discurso belicista de Bolsonaro supone también un profundo cambio en la propia
diplomacia, argumenta Abrucio. Brasil incrementó su poder en Latinoamérica
durante los últimos 30 años, desde José Sarney, el primer civil a ocupar la
presidencia después de la dictadura militar, hasta Michel Temer. Y lo hizo
"respetando a los otros países" y conquistando "un
liderazgo" en la región, explica. "Bolsonaro está rompiendo con esa
política exterior parsimoniosa, una tradición nuestra".
La
izquierda celebra, la derecha se lamenta
Ante el
tono belicista de Bolsonaro, los políticos y militantes de izquierda celebraron
con entusiasmo la victoria de Fernández, vista por muchos como un éxito contra
"el fascismo y las fake news". "La victoria de Alberto
Fernández y Cristina Kirchner en las primarias presidenciales es una luz al
final del túnel para el pueblo argentino y para Latinoamérica, y un enorme
alivio para todos los que luchamos por la democracia", tuitó la
expresidenta Dilma Rousseff. El perfil oficial de Lula da Silva también divulgó
un mensaje de felicitaciones para los victoriosos: "Es necesario darle
esperanza al pueblo, traer días mejores y cuidar de quienes más lo necesitan.
Un fuerte abrazo del amigo Lula". Alberto Fernández le contestó: "Te
mando un fuerte abrazo que espero poder darte pronto".
Cada uno
imprimió su propio relato al resultado. Los liberales ven la derrota de Macri
como la vuelta del populismo. Los seguidores del excandidato Ciro Gomes, de
centroizquierda, afirman que la victoria se debe a que Cristina tuvo "la
humildad" de ceder su candidatura a una persona más moderada, algo que no
hizo Lula da Silva en 2018. A su vez, la ultraderecha ve, como lo hace
Bolsonaro, el regreso del socialismo. Al final, la política argentina tiene su
papel en la polarizada política brasileña, pero también sirve para que Bolsonaro
radicalice el apoyo de su base más fiel.
Para
Abrucio, "la gente no está comprendiendo lo que está pasando en Argentina
y está intentando interpretarlo según la realidad brasileña". Sin embargo,
alerta que Fernández tiene un perfil más de centro y es un político de la vieja
guardia, con un perfil muy distinto del kirchnerismo. "Tom Jobim decía que
Brasil no es para los principiantes, pero mucho menos lo es Argentina, que
lleva 80 años polarizada", explica.
CHILE ADMITE QUE EL TRIUNFO
PERONISTA EN ARGENTINA PUEDE IMPACTAR SU ECONOMÍA
El ministro de Hacienda chileno
reconoce que el efecto tras el triunfo de Alberto Fernández existe aunque es
"muy acotado"
El País de España
(www.elpais.com)
Chile ha reaccionado
con prudencia a los resultados de las primarias argentinas. El ministro de
Hacienda, Felipe Larraín, hizo un llamado a la calma por la caída de la bolsa y el peso en Argentina. "El
efecto para el global de la economía chilena es muy acotado, pero existe",
indicó el ministro de Sebastián Piñera, en referencia al "nerviosismo y la
volatilidad" del mercado vecino. "Esto tiene algún efecto para
nosotros, que tienen que ver fundamentalmente con algunas empresas que están
más expuestas a Argentina", agregó el ministro de Hacienda.
Por la mañana,
las empresas chilenas expuestas a Argentina
tuvieron fuertes descensos en la Bolsa de Comercio de Santiago. El grupo de
retail Cencosud lideró las caídas con 6,13, mientras que EnelAm, otra de las empresas
que tiene presencia en el país vecino, perdió 4,37%. CCU registró una baja de
2,07%, Latam 1,62%, Andina 1,35% y Falabella 1,18%. Estos movimientos llevaron
a que movimientos el IPSA -el principal índice bursátil- arrancara la jornada
con una contracción de 0,80%.
Los
empresarios, en tanto, reaccionaron con sorpresa. "Es sorprendente que un
país quiera volver al tiempo del kirchnerismo", indicó este lunes Bernardo
Larraín, presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), federación
gremial que reúne a empresas vinculados al sector industrial chileno.
"Demuestra que cuando un país está tan sumido en la corrupción y al
clientelismo, a un manejo económico poco responsable, un manejo económico
gradual no es una buena receta", agregó el dirigente. "El presidente
Macri intentó un camino gradual -intentando mantener los equilibrios, entre el
desafío económico, de modernizar las instituciones y tratar de mantener el
apoyo popular-, pero la apuesta resultó equivocada", agregó el Larraín en
entrevista con T13 Radio.
La Moneda
ha reaccionado también con cautela. El presidente Sebastián Piñera indicó que
"cada país toma sus propias decisiones", aunque reconoció: "En
todo caso, lo de Argentina nos va a afectar, nos a impactar". El
mandatario se encargó de marcar las diferencias entre ambos países: "La
economía chilena y la argentina están en situaciones muy distintas: la economía
chilena está creciendo y esperamos que en el segundo semestre fortalezca su
crecimiento".
Piñera
sale a marcar diferencia porque la oposición hace el paralelo. "Macri se
comprometió en campaña a tener un crecimiento sostenido de la economía, al
igual que el presidente Piñera, y los resultados están siendo malos, más malos
que en Chile. Eso da cuenta de que cuando los presidentes no cumplen con sus
promesas tienen malos resultados electorales", indicó Alvaro Elizalde,
presidente del Partido Socialista.
El
presidente Mauricio
Macri es un líder político que tiene semejanzas con Piñera: ambos
registran en el pasado exitosas carreras empresariales y también lideraron a
los equipos de fútbol profesional más populares de sus respectivos países, como
Boca Juniors y Colo Colo.
La
sintonía entre ambos es evidente. Tanto, que en 2017 Macri apoyó abiertamente
al chileno de cara a las elecciones que lo llevarían por segunda vez a La
Moneda. Ya instalado, Piñera fue invitado por el presidente trasandino a la
Cumbre del G-20 que el Gobierno argentino organizó en Buenos Aires el pasado
mes de noviembre.
El jueves
pasado Piñera brindó un tibio apoyo a Macri en la antesala de las elecciones.
Consultado por si apoyaba a su par trasandino, el chileno respondió que
"no podemos intervenir en las elecciones de otro país y por tanto no voy a
hacer un apoyo a un candidato u otro". Sin mencionar su nombre, agregó que
a él le gustaría un presidente "que haga una política económica que
permita aprovechar el enorme potencial que tiene Argentina". "Y yo
pienso que los que me están escuchando saben lo que estoy diciendo".
DURA DERROTA DEL OFICIALISMO EN
ARGENTINA
La tercera de Chile
(www.latercera.com)
Ni las
previsiones más pesimistas en el oficialismo argentino adelantaron la derrota
del domingo pasado frente al kirchnerismo en las Primarias Abiertas, Simultáneas
y Obligatorias, las llamadas PASO, que por sus características y falta de
competitividad dentro de las propias coaliciones, son una suerte de gran
encuesta nacional de cara a los comicios presidenciales de octubre. Y para el
gobierno de Mauricio Macri el resultado de esa “consulta” fue devastador. La
fórmula presidencial de Alberto Fernández y Cristina Fernández logró un 47,3%
de los votos, 15 puntos de diferencia sobre Mauricio Macri y su compañero de
fórmula, el peronista Miguel Ángel Pichetto. De haber sido el domingo las
elecciones, el kirchnerismo habría derrotado en primera vuelta al candidato de
Cambiemos, porque de acuerdo con la ley electoral transandina gana el candidato
que obtiene más de 45% de los votos, o más de 40% con una diferencia de 10
puntos sobre su competidor, margen que logró con holgura la fórmula opositora.
La
magnitud de la derrota del oficialismo -que se extendió también a la provincia
de Buenos Aires donde el exministro de Economía de Cristina Fernández, Axel
Kicillof, derrotó por 17 puntos a la actual gobernadora María Eugenia Vidal
(49% a 32%), quien aparecía como una de las figuras más populares del
oficialismo- hace difícil, si no imposible, que el gobierno pueda revertir ese
resultado en octubre, y parece poner fin al giro político que venía
experimentando Argentina. La alta participación electoral, cercana al 75%, deja
escaso margen al oficialismo para captar el voto de eventuales indecisos, y ni
siquiera sumando a la tercera fuerza en disputa, la del exministro Roberto Lavagna,
Macri sumaría los votos necesarios para superar a la dupla Fernández-Fernández.
Un sector importante del oficialismo transandino apostaba a que el rechazo al
kirchnerismo era mayor al malestar que estaba causando la actual crisis
económica en la ciudadanía. Pero los resultados del domingo ratifican que el
factor económico siempre será determinante en cualquier disputa electoral.
Lo
sucedido el domingo es finalmente el resultado de una serie de errores y
falencias mostradas por el actual oficialismo transandino tanto en el plano
político como económico. Su apuesta inicial por el gradualismo no solo
respondió a un mal diagnóstico del país que estaban recibiendo sino que terminó
ahondando una crisis a la que se debía hacer frente con decisión cuando aún era
posible y se contaba con un alto respaldo ciudadano. La gravedad de los efectos
de ese errado balance inicial son aún más evidentes hoy, cuando una mayoría de
los argentinos se muestra dispuesta a confiar nuevamente en aquellos que
estuvieron en el origen de los problemas que explican la magnitud de la actual
crisis. Pero al margen de la autocrítica que el actual gobierno argentino
deberá hacer, es claro que se enfrenta ahora a cuatro meses complejos hasta el
fin del mandato. Si bien faltan más de 60 días para las elecciones -y es allí
donde se decidirá finalmente el rumbo del país-, el resultado del domingo
instaló la sensación de una derrota inevitable del oficialismo, lo que no solo
plantea serios desafíos de gobernabilidad sino que abre un imprevisible
escenario económico a futuro.
RODRÍGUEZ ELIZONDO: «CRISTINA FUE
CLIENTA DEL CHAVISMO Y ALBERTO FERNÁNDEZ AÚN IGNORA QUE EN VENEZUELA EXISTE
DICTADURA, HAY POCO ESPACIO PARA EL OPTIMISMO»
El abogado y académico analiza el
escenario regional tras las primarias argentinas. «Si Alberto Fernández se
somete totalmente a Cristina, y el kirchnerismo vuelve a pecar por donde pecó,
argentinos y chilenos lo pasaremos muy mal». Sobre la derrota que el domingo
sufrió Macri, señala: «No creo que signifique el inicio del hundimiento de la
centroderecha de América Latina».
El Libero de Chile
(www.ellibero.cl)
«La elección de octubre va a ser una buena
oportunidad para demostrar que el cambio sigue, vamos a revertir la elección«.
Con estas palabras el Presidente de
Argentina Mauricio Macri enfrentó a los medios de comunicación un día
después de que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) dieran
como ganadora a la dupla kirchnerista
de Alberto Fernández y Cristina Fernández.
No se
trata de un resultado cualquiera, las PASO son el termómetro para las
elecciones presidenciales de octubre y la ventaja de 15 puntos porcentuales que
tiene el binomio Fernández sobre el actual Presidente y su segundo al mando,
Miguel Ángel Pichetto, parecen de momento insalvables.
Un
eventual regreso del kirchnerismo podría tener consecuencias también en la
región. «Sería un disparo en los pies si solidarizan con Maduro», señala el el
abogado, diplomático y académico José
Rodríguez Elizoldo. En conversación con El Líbero, el candidato al Premio Nacional de Humanidades y
Ciencias Sociales -quien ya fue postulado en 2009 y 2017-, sostiene que
las opciones del Jefe de Estado argentino para revertir la situación en octubre
son «iniciar una campaña del terror financiero o pactar bajo cuerda con Alberto
Fernández».
-Hace cuatro años Macri también debió enfrentar un
panorama tras las PASO que no lo daba como ganador, aunque esta vez el
escenario es distinto. ¿Son remontables los 15 puntos de diferencia? ¿Cuáles
deben ser los ejes de su campaña para las presidenciales de octubre?
-Podría
responder con el dicho chileno: se han visto muertos cargando adobes. Pero
ahora la cosa está tan peluda, para Macri, que sus opciones más claras son iniciar una campaña del terror financiero o
pactar bajo cuerda con Alberto Fernández. La primera opción debe
parecerle tentadora. El fantasmón del
kirchnerismo anuncia descalabro. Ya espantó a los mercados e indujo la
subida simultánea del dólar. En cuanto a la segunda opción, tendría como base
el temor a Cristina en el propio peronismo y la percepción de que Fernández no
se resignará a ser un nuevo «tío Cámpora». Lo complejo es que esta jugada
requiere demasiada finura y, como dijo sabiamente el Perón anciano, «somos un
país politizado, pero sin cultura política».
-¿A qué atribuye la alta votación que obtuvo el
kirchnerismo este fin de semana?
-No
quiero ser buen analista después del resultado. Pero sucede que en mi revista
académica Realidad y Perspectiva publicamos que sorprendía el optimismo de
Macri pues «la polarización, iniciada por el gobierno, aplastó a la opción
centrista de (Roberto) Lavagna». Y ese es, a mi juicio, el factor principal: la polarización macrismo-kirchnerismo se le
disparó al gobierno y, cuando quiso atajarla incluyendo al peronista Pischetto
en su boleta, ya era demasiado tarde. Con su «gallito», Macri no dejó
espacio ni votos para que Lavagna, el peronista técnico, socavara la
candidatura de los Fernández. Dicho en chileno, no supo tener «un cura de
Catapilco».
-¿Qué impacto tendría para la región el eventual
regreso del kirchnerismo a La Casa Rosada, por ejemplo, respecto a la crisis de
Venezuela? Cristina Fernández ha simpatizado con el chavismo.
–Si consideramos que Cristina fue simpatizante
y cliente del chavismo y Alberto Fernández aún ignora que en Venezuela existe
una dictadura… poco espacio hay para el optimismo. Pero, si es cierto
que el peronismo no es una ideología total, sino «creencia y folclor» –como
dijo el escritor argentino Marcos Aguinis- hay esperanzas de pragmatismo.
Partiendo de que ambos conocen el juego y las astucias de la política, no creo
que se atrevan a solidarizar con Maduro, a semejanza de Evo Morales y Daniel
Ortega. Sería un disparo a los pies propios, que los inhabilitaría para una
correcta relación con los países de su órbita democrática y geopolítica.
-El triunfo de Mauricio Macri en 2015 marcó el
repunte de la centroderecha en Sudamérica. ¿Cuál es el impacto del triunfo de
este domingo para el sector en la región?
-Dada la
actual fluidez de las etiquetas ideológicas, no creo que la caída del
«derechista» Macri ante los «izquierdistas» Fernández, signifique el inicio del
hundimiento de los «centroderechistas» de América Latina. Por lo mismo, no creo que revierta la caída en picada de la
ALBA y los chavistas. Por lo demás, si los Fernández reaccionaran como si estuvieran vigentes las viejas
dicotomías, iniciarían un juego pierde-pierde: tendrían que ayudar al
inayudable Maduro, la relación con Sebastián Piñera perdería fluidez, el
uruguayo Tabaré Vasquez no los acompañaría y se embarcarían en una relación muy
conflictiva con el Brasil, de Bolsonaro. Por añadidura, sería un RIP
para Mercosur.
-En caso de que gane la dupla de Alberto Fernández y
Cristina Fernández, ¿cómo se vería afectada la relación con Chile?
-Desde la
época de Salvador Allende, nuestra jurisprudencia política dice que no debe
haber fronteras ideológicas entre nuestros países. Esto significa que, en tal
supuesto, mantendríamos el tipo y los buenos modales. Ayudaría mucho el que,
para Cristina, Piñera no está en el infierno de los oligarcas. En su bombástico
best seller ella lo considera «muy simpático». Por cierto, otra cosa es con la
guitarra económica. Si Alberto se
somete totalmente a Cristina –como quiere Kicillof- y el kirchnerismo vuelve a
pecar por donde pecó, argentinos y chilenos lo pasaremos muy mal.
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