Tuesday, August 13, 2019

COMERCIOS DE VILLAZÓN NO RECIBEN PESOS ARGENTINOS


La información de que el dólar subía y el peso argentino se devaluaba corrió a la velocidad de la luz en la ciudad boliviana de Villazón, donde el 80 por ciento de la actividad económica se basa en el comercio.
Los vecinos quiaqueños que acuden a los mercados fronteras afuera para conseguir alimentos más económicos, verduras y otros enseres, se dieron con la novedad de que directamente no recibían la moneda nacional.
Algunas casas de cambio ofrecían por 100 pesos argentinos 10 pesos bolivianos; esto hizo que los compradores desistan y retornen a La Quiaca sin adquirir nada.
El temor se instaló en esa comunidad boliviana a tal punto de hablar sobre "catástrofe económica", guiados por las fake news de las redes sociales, o los medios afines al Gobierno nacional.
La repercusión fue a tal punto que los diferentes sectores comerciales de Villazón estaban preocupados de que el peso argentino siga devaluándose.
Sucede que el domingo, cuando se realizaron las elecciones Paso en Argentina, numerosas personas aprovecharon que iban a votar y durante la jornada cruzaron a Villazón para comprar, cuando el tipo de cambio era 100 pesos argentinos igual a 14.50 bolivianos.
En julio de 2018 por 100 pesos argentinos en las casas de cambio se obtenía más de 23 pesos bolivianos.
En la mañana de ayer con los pesos argentinos recibidos, los ciudadanos de Villazón quisieron comprar en La Quiaca y encontraron al sector comercial quiaqueño con las puertas cerradas.
Movimiento en La Quiaca
En diálogo con El Tribuno de Jujuy comerciantes quiaqueños manifestaron que "nosotros bajamos las persianas porque los proveedores cortaron la cadena de distribución, no sabemos a qué precio vendrá la mercadería por la suba del dólar".
Al tiempo que añadieron: "Para evitar perder plata al momento de reponer mercadería, hemos decidido no vender hasta tanto tengamos un panorama más claro de que va a pasar con la economía. Son las grandes empresas las que están especulando y quizás haya suba de precios", remarcaron.
Las calles que conforman la zona comercial de La Quiaca reflejaban un panorama desolador, similar a la década de los noventa cuando el comercio quiaqueño casi desapareció. El comercio siempre fue la actividad principal de La Quiaca, además de la única fuente genuina de trabajo, de la cual dependen cientos de familias y que a su vez dan trabajo a las del otro lado de la frontera.
La recesión económica del país y la devaluación del peso argentino hicieron que la situación sea de incertidumbre para quienes llevan el pan diariamente a sus hogares dependiendo de lo que vendan. El Tribuno de Argentina (www.eltribuno.com)







EXPERTA EN VINOS: ALTURA E HISTORIA SE FUSIONAN EN PROMETEDORA INDUSTRIA BOLIVIANA DE VINOS

Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)
                                                   
La altura sobre el nivel del mar y el carácter familiar y tradicional de los viñedos y las bodegas son los factores en los que se asienta una prometedora industria vitivinícola de Bolivia que mira a mercados internacionales exclusivos, dijo a Sputnik la experta en vinos Laura Decurnex.
"Aunque es relativamente nueva, la industria de vinos en Bolivia se asienta en una larga historia que comenzó con la llegada de los colonizadores españoles y la explotación de la plata en Potosí", declaró a Sputnik la sommelier de origen argentino radicada ya más de una década en La Paz.
Decurnex habló sobre las proyecciones y características de la vitivinicultura boliviana, apenas conocida en el extranjero, al comentar la exitosa muestra Wine Fest 2019, realizada el pasado fin de semana en la capital política del país y en la que ella fue la experta principal.
La oferta boliviana de vinos de alta gama, entre los que se destacan los de las variedades Tannat, Sirah, Malbec y otros, recoge una tradición que se remonta al siglo XVI, cuando los valles andinos del sur se convirtieron en proveedores de los vinos que demandaban los europeos que llegaron a la explotación de plata en Potosí.
Llegado el ocaso de la minería en el famoso Cerro Rico potosino, la producción vitivinícola se concentró en los valles de Cinti y Tarija, especialmente en esta última región que desde hace tres décadas se ha convertido en el epicentro del "boom" de la actividad en el país.
¿Qué diferencia pueden ofrecer los vinos bolivianos en un mercado mundial extremadamente competitivo?, consultó Sputnik a la experta.
Decurnex señaló que solo Bolivia produce vinos con 100% de uvas de altura, cultivadas a más de 1.600 metros sobre el nivel del mar.
"El factor altura, que pone a los viñedos más cerca de los rayos solares, causa que las uvas tengan piel más gruesa que en otras partes, con una ganancia extra de sabores y taninos. El resultado es el de unos vinos generalmente más intensos, de sabores profundos y larga vida", explicó la sommelier.
Otra característica es el carácter familiar de la mayoría de los viñedos, muchos de los cuales son de entre dos y cinco hectáreas, vinculados a bodegas que son poco más que artesanales, catalogables como bodegas boutique.
"Sobre estas bases, y principalmente por una gran identificación cultural con el vino en regiones como Tarija y Cinti, los productores bolivianos confirman la verdad de que la producción de vinos de calidad es una cuestión de pasión por la excelencia, y los resultados comienzan a ser reconocidos", aseguró.
Pero no es solo vino, advirtió, pues se destaca el singani, un licor destilado a partir de vino de uva Moscatel de Alejandría, "pariente del pisco peruano y chileno pero con una reconocida mayor calidad".
Mientras los vinos bolivianos ya tienen reconocimiento internacional como "vinos de altura", el singani también está en pos de consolidar su identidad, tras su ingreso al mercado estadounidense, dijo.
"Tanto los vinos como los singanis bolivianos tienen el valor agregado de un terruño en el sentido amplio: tierra, ambiente, clima, cultura, historia", resumió Decurnex.
Roger Quiroga, asesor del gobierno municipal de La Paz que patrocinó el Wine Fest junto con la Asociación Nacional de la Industria Vitivinícola, dijo que este festival, cuyo lema fue "Bolivia, el secreto mejor guardado", fue parte de una campaña de promoción de la ciudad como un destino gastronómico.
La Paz ganó en julio el premio de Mejor Destino Emergente de Sudamérica en la gala anual de los World Travel Awards - Región Latinoamérica, de los que fue sede.





EL KIRCHNERISTA FERNÁNDEZ TRAS EL DESPLOME DEL PESO: "YO NO ESTOY GOBERNANDO. QUE MACRI SE PONGA LAS PILAS"

Macri culpó al kirchnerismo de la debacle económica del lunes y Fernández fue entre despreciativo y poco prudente en algunas de las frases que emitió en medio de una maraña de micrófonos y reporteros que le sumaban angustia a la situación

El Mundo de España (www.elmundo.es)
                                                                                
Jorge Luis Borges definía al laberinto como "una casa labrada para confundir a los hombres", y eso es exactamente la Argentina tras las elecciones del domingo: enrevesados senderos que se cruzan sin conducir a ninguna parte, pero en los que se puede tropezar con abundantes dosis de mezquindad.
El laberinto lleva el nombre de PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), un engendro político al que nadie le había advertido semejante potencial destructivo: no deciden nada, sólo definen quiénes serán candidatos el 27 de octubre, pero esta vez, al darle al peronista Alberto Fernández el 47% y al presidente Mauricio Macri apenas el 32%, generaron una formidable licuación del poder del actual gobierno, una sensación de "zona liberada" que los especuladores financieros aprovecharon el lunes de forma demoledora.
Mientras los ciudadanos seguían atónitos la devaluación del 23% del peso, el desplome de la Bolsa y la subida brutal del riesgo país, los dos grandes protagonistas de la endiablada situación que dejaron las elecciones no parecieron advertir la gravedad de la situación: Macri culpó al kirchnerismo de la debacle económica del lunes y Fernández fue entre despreciativo y poco prudente en algunas de las frases que emitió en medio de una maraña de micrófonos y reporteros que le sumaban angustia a la situación y le quitaban empaque al hombre que probablemente gobierne la Argentina.
¿En qué está pensando?, le preguntaron. La respuesta fue impropia del momento que vive el país. "La verdad que me estoy preguntando cómo llegar a mi auto", dijo un Fernández que sostiene que en lo económico "la responsabilidad es del gobierno" y que no hace falta que Macri lo llame. "Yo no estoy gobernando, que el presidente se ponga las pilas".
Macri tenía el lunes la opción de convocar a la oposición y acordar una serie de puntos para intentar tranquilizar la economía, pero entre los suyos se instaló la sospecha de que el peronismo quiere repetir la historia de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, los dos últimos gobiernos no peronistas, de la Unión Cívica Radical, que no llegaron a completar su período. Según Clarín, tras sobrevolar el gobierno durante la mañana del lunes la idea de que lo conveniente era acordar una transición con el peronismo, uno de los ministros cambió el rumbo por whatsapp.
"Hay que gobernar hasta el final. Presentarnos gallardamente a las elecciones con nuestras ideas, sin importarnos el álgebra. Apostar a ganar y salir rápidamente de la idea de la irreversibilidad del número. Van a buscar canjearnos gobernabilidad por rendición. Ninguna concesión a esa idea, es un falso dilema. Termina en la salida anticipada, como les sucedió a Alfonsín y De la Rúa. Quieren vernos salir vomitando sangre. Para justificar en los próximos meses la catástrofe que ellos mismos van a generar y para reafirmar la lección histórica de que solo ellos pueden gobernar".
El mensaje, que se atribuye a Hernán Lombardi, ex ministro de De la Rúa y parte del gabinete de Macri, caló hondo en muchos. Y, horas después, la teoría se vio reforzada con la aparición de Víctor Hugo Morales, aquel uruguayo que conmovió con el relato del segundo gol de Diego Maradona a Inglaterra en México 1986 y es ya hace años uno de los periodistas más enfáticos en su respaldo al kirchnerismo. En su programa en el canal C5N, Morales se dirigió a Macri con una serie de peligrosas preguntas retóricas: "¿Va a entregar el poder, va a seguir en estas condiciones? ¿Se da cuenta usted del estropicio que ha generado?".
Recuperar el poder
Más allá de la atávica pasión del peronismo por recuperar el poder cómo sea y cuánto antes cada vez que lo pierde, la aparición de Macri el lunes junto a otro peronista, su candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto, fue desconcertante. Pareció haber prescindido de cualquier consejo de asesores y hablar desde las vísceras para redondear un mensaje confuso, negador y poco empático. Eso sí, algo quedó muy claro: el caos financiero post elecciones es culpa del kirchnerismo, cuyo probable regreso a partir del 10 de diciembre el mundo ve con espanto.
"Hoy estamos más pobres que antes de las PASO. He instruido al equipo económico para que preparen todas las medidas necesarias para cuidar a todos los argentinos. La alternativa al gobierno no tiene credibilidad en el mundo, no tiene la confianza necesaria para que la gente venga a invertir en el país. El kirchnerismo debería hacer esa autocrítica".
Y a continuación dejó una reflexión que confirma una frase que circuló este fin de semana: la Argentina es un país del que te vas 20 días y cambió todo, pero regresas a los 20 años y no cambió nada.
"El viernes estábamos en una situación en el que el el dólar bajaba, se compraban empresas argentinas y la inflación bajaba.
Y hoy se da la vuelta todo, el riesgo país sube 350 puntos en una hora, demuestra que hay un problema grave entre el kirchnerismo y el mundo. El mundo no confía en lo que quiere hacer con la Argentina otra vez", dijo el presidente, sin querer advertir que tanto lo del viernes como lo del lunes poco tuvo que ver con la economía real. Fue pura especulación financiera con fuertes ganancias para los que saben moverse en esas oscuras aguas.
Macri, que perdió en 22 de las 24 provincias del país, remató con un optimismo para el asombro: "La elección en octubre va a ser una buena oportunidad, el cambio continua, vamos a revertir esta elección de ayer para ir al balotaje en noviembre". No es lo que siente el peronismo, cuyos simpatizantes cantan "vamos a volver", en algunos casos con una llamativa agresividad. Sucedió en el aeropuerto de Buenos Aires, en el que aterrizó Cristina proveniente de la Patagonia: la furia del "vamos a volver" preocupó a muchos.
"Nadie recuerda ya que, sin la protección política de los fueros, la ahora candidata a vicepresidenta estaría presa. Cualquier otro ciudadano común, en su situación, lo estaría. El dilema profundo es que eso, hoy, no le importa a casi nadie", destacó Clarín.
Y mientras en algunos círculos se difundía la teoría de que el macrismo podría proponer apoyar al tercero en las elecciones, Roberto Lavagna, para evitar a toda costa el regreso de Kirchner al poder, desde más allá de las fronteras llegaba un momento esperpéntico. Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, aseguraba en un inflamado discurso que si "los izquierdistas" del kirchnerismo gobiernan, el estado de Río Grande do Sul podría ser como el de Roraima, pero en vez de verse colapsado por venezolanos, se trataría de argentinos "huyendo" de su país para refugiarse en Brasil.
En Buenos Aires, con las temperaturas bajando y bajando en el invierno austral, algunos problemas eran más prosaicos, como el de un cliente que quiso comprar un whisky en el supermercado chino de la esquina y se encontró con una rotunda negativa: "No sé a qué precio venderlo".





LA DERROTA DE MACRI Y LA ESPERANZA DE NUESTRA AMÉRICA

Donald Trump jugó en la elección argentina en forma abierta y descarada, contra todo uso y costumbre. Su intento por mantener el control del “patio trasero” fracasó ya que los vientos políticos regionales parecen estar cambiando.

Notas Periodismo de Argentina (www.notasperiodismopopular.com.ar)

La derecha regional, subordinada acríticamente a Donald Trump, hace tres años que insiste con el fin de la “marea rosa”, con el giro político conservador definitivo de la región, luego del ciclo abierto por las rebeliones populares de principios de siglo y el NO al ALCA en Mar del Plata, que había habilitado una coordinación y cooperación política e integración regional inéditas en Nuestra América. 
Sin embargo, esta lectura era sesgada, parcial, incompleta. Como dijo recientemente el analista internacional Juan Gabriel Tokatlian, a pesar del apoyo de Trump, los sectores más conservadores no lograron consolidar una “hegemonía robusta” en América Latina.
Es cierto que el triunfo electoral de Mauricio Macri, en noviembre de 2015, fue el inicio de un vuelco a la derecha. Pocos días después la oposición antichavista lograba un triunfo inusual en las elecciones legislativas en Venezuela, en febrero de 2016 Evo Morales perdía el referéndum para habilitar su reelección en Bolivia, Rafael Correa anunciaba que no iría por un nuevo mandato en Ecuador, se iniciaba el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil y ganaba sorpresivamente el “No” en el plebiscito sobre los acuerdos de paz con las FARC en Colombia.
Pero ese diagnóstico ignoraba otros procesos con resultados contrarios. Los halcones de Washington no lograron en Venezuela consolidar un golpe de Estado ni una intervención militar al mando del Pentágono y la CIA; en Colombia, si bien el uribista Iván Duque ganó las elecciones el año pasado, la novedad fue que Gustavo Petro logró un resultado inédito en el ballotage, con una opción de centroizquierda que superó el 40% y que lo deja bien posicionado para el futuro; y en México, Andrés Manuel López Obrador quebró décadas de hegemonía del PRI y el PAN en una elección histórica que modificó la correlación de fuerzas regional. 
Claro que la llegada al poder de Jair Bolsonaro implica una regresión brutal en Brasil y una subordinación a EE.UU. que casi no registra antecedentes históricos. Pero ese resultado electoral sólo fue posible porque el ilegítimo Michel Temer y el partido judicial, acaudillado por el juez Sergio Moro, encarcelaron y proscribieron escandalosamente al principal candidato, Lula, que encabezaba todas las encuestas. Su gobierno enfrenta el descrédito internacional, interminables tensiones internas y una situación económica crítica, que horada la base de apoyo que supo cosechar hace solo algunos meses. 
Por eso la elección argentina era clave. Trump jugó en favor de la reelección de Macri en forma abierta y descarada, contra todo uso y costumbre.
A través del FMI, habilitó 57 mil millones de dólares para financiar una artificial estabilidad financiera con el objetivo de darle oxígeno a la Casa Rosada hasta octubre. En EE.UU. el poder Ejecutivo, el Congreso, Wall Street, los principales think tanks y las corporaciones periodísticas apoyaron explícitamente al candidato de Juntos por el Cambio, como no se veía desde 1946, cuando el embajador Braden disparó toda su artillería para intentar evitar el triunfo de Juan Domingo Perón. La Casa Blanca hasta convenció a Bolsonaro de que viajara en julio a Buenos Aires para inmiscuirse en la elección de la Argentina. Un papelón diplomático que traerá consecuencias. El secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, visitó la Argentina hace menos de un mes, para ratificar este respaldo, con la excusa de una cumbre antiterrorista. 
Sin embargo, en estas elecciones quedó demostrado que con el apoyo del establishment financiero y político internacional no alcanza. La palmada en la espalda de los jefes de las potencias occidentales y de los burócratas del Fondo son indigeribles para un pueblo indómito como el argentino.
El caballito de batalla de Macri, “volvimos al mundo”, terminó siendo impotente frente al desplome económico y la catástrofe social. Casi un boomerang. Reforzó la correcta percepción de que Macri gobierna para el FMI, para los grandes bancos y los socios locales de las grandes corporaciones trasnacionales.
Su última jugada fue apostar por los tratados de libre comercio, como el alcanzado entre el Mercosur y la Unión Europea, desventajoso en todo sentido y ahora de improbable ratificación parlamentaria. En el país donde más se batalló para derrotar al ALCA, suponer que un acuerdo de este tipo podía rendirle frutos electorales muestra una vez más su miopía política. 
Es que así como en 2015 el triunfo de Macri empoderó a las derechas regionales y puso en terapia intensiva a los organismos regionales como la UNASUR y la CELAC, su debacle electoral del domingo va a potenciar las posibilidades de una victoria en octubre de Evo Morales en Bolivia y del Frente Amplio en Uruguay.
Los vientos políticos parecen estar cambiando nuevamente. Como dijo Álvaro García Linera en noviembre pasado, en el Foro Mundial del Pensamiento Crítico de CLACSO, “tenemos un neoliberalismo fallido de corto aliento y un mundo incierto. Se ha agotado el combustible neoliberal, este es un neoliberalismo zombie”. 
Trump intenta reimponer la “doctrina Monroe” para retener el control de su “patio trasero” en un contexto de declinación hegemónica y ascenso de China. Macri venía siendo funcional a la histórica estrategia de EE.UU. de fragmentar a los países de la región para dominarlos más fácilmente: divide y reinarás. 
El ahora derrotado presidente argentino apoyó la política estadounidense de restaurar el poder de la decadente Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, denunciada hace más de medio siglo por el Che Guevara como el “ministerio de colonias” de la Casa Blanca. El domingo a la noche, esa posición claudicante entró en crisis en Argentina. 
El sorprendente resultado electoral en las elecciones del 11 de agosto abre una oportunidad histórica para recuperar la iniciativa regional de las fuerzas populares y democráticas: para lograr la libertad de Lula y el fin del autoritarismo en Brasil, para buscar una salida pacífica y negociada en Venezuela -pese al boicot de Trump-, para reclamar el fin del bloqueo a Cuba y para recuperar la UNASUR y la CELAC. Empezó otro capítulo en la histórica busqueda latinoamericana de construir la patria grande.





LOS ARGENTINOS LE DIERON UNA "PALIZA" AL NEOLIBERALISMO, AFIRMAN ANALISTAS

Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)

El contundente resultado en favor de Alberto Fernández en las elecciones primarias de Argentina puede leerse como un mensaje hacia todos los sectores neoliberales de la región, coincidieron varios analistas consultados por Sputnik al día siguiente del histórico resultado.
"La gran mayoría de los argentinos decidieron castigar fuertemente a un Gobierno que desde que asumió en 2015 aplicó políticas que tendieron a favorecer a una pequeña minoría y a golpear las condiciones de vida de la mayoría", dijo a Sputnik Daniel Filmus, diputado del Frente Para la Victoria y exministro de Educación.
Filmus remarcó que el resultado de las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), en la que la fórmula integrada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner obtuvo un 47% y la de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto un 32%, debe interpretarse como "una decisión enorme de pueblo argentino de cambiar el rumbo".
Según el exministro, los argentinos buscan "elegir un Gobierno que favorezca el desarrollo industrial, que recupere el salario, el trabajo y los intereses de aquellos sectores que quieren una Argentina productiva, que se desarrolle pero distribuya los beneficios entre todos y todas".
Para Filmus, la expresión de los votantes argentinos se enmarca en el rechazo de los pueblos de la región a las propuestas de derecha.
"Los gobiernos neoliberales que llegaron a Argentina, Brasil o Chile no tuvieron ninguna novedad para ofrecer a los pueblos y volvieron a aplicar las políticas que ya habían fracasado en los noventa. Los resultados están a la vista: los países se achicaron, la distribución del ingreso fue más regresiva, la industria quedó destruida", comentó.
El resultado negativo para Macri fue, según Filmus, "la primera respuesta" en ese sentido. Pero "seguramente habrá más", pronosticó el diputado por la Ciudad de Buenos Aires,  augurando resultados favorables a las opciones de izquierda en Bolivia y Uruguay, que también celebrarán elecciones generales en octubre.
Para el sociólogo argentino Atilio Borón, el resultado de las PASO es un ejemplo para las derechas de Argentina y la región.
"Creo que tienen que mirarse en ese espejo no solo otros Gobiernos neoliberales sino también varios candidatos que quieran poner en marcha programas parecidos a los de Macri. Más vale que se curen en salud", apuntó, en diálogo con Sputnik.
El analista no dudó en calificar la victoria de Fernández como "un terremoto político que sepulta por muchos años la posibilidad de la vuelta de la derecha al Gobierno".
Borón señaló además que la recuperación del peronismo deja "muy preocupados" al Gobierno de EEUU y al Fondo Monetario Internacional (FMI), cercanos al macrismo.
"(Donald) Trump ha sostenido a Macri con fondos y esfuerzos como no lo hizo con ningún otro país. El FMI le dio al Gobierno de Macri el préstamo individual más grande en toda su historia simplemente porque el Gobierno de EEUU ordenó salvar al Gobierno de Macri", repasó.
"Ahora ellos lloran porque pierden un aliado importantísimo en sus planes intervencionistas en Venezuela y de agresión en Cuba", sostuvo.
El analista apuntó además que la magnitud de los resultados, junto con que el presidente brasileño Jair Bolsonaro "está en la cuerda floja", "todos aquellos que hablaron del fin del ciclo progresista en la región tendrían que empezar a tragarse sus palabras".
En conversación con Sputnik, el diputado uruguayo y presidente del Parlasur Daniel Caggiani calificó el resultado de las PASO como una "paliza del pueblo argentino al neoliberalismo".
Según Caggiani, la elección primaria abre la posibilidad de que Argentina tenga "un Gobierno con visión latinoamericanista y con una visión más autónoma en la construcción de desafíos internacionales".
El legislador uruguayo coincidió con Borón en que el resultado deja un mensaje hacia el FMI y EEUU, quienes según él mantenían una relación de "casi sexo explícito" con el Gobierno de Macri. Las PASO, consideró, envían "una señal muy clara de que América Latina quiere ponerse de pie y seguir siendo un continente que pueda tener una inserción internacional autónoma e independiente".





BOLSONARO VATICINA UNA OLA DE REFUGIADOS ARGENTINOS TRAS EL TRIUNFO ELECTORAL DE “ESA GENTECILLA DE IZQUIERDA”
                                                                                                                                            
El presidente de Brasil renueva su apoyo a Mauricio Macri y repudia la victoria electoral del peronista Alberto Fernández en las primarias del domingo

El País de España (www.elpais.com)
                                                                           
La contundente victoria del peronista Alberto Fernández en las elecciones primarias argentinas este domingo se ha metido en el debate político brasileño. En Twitter el tema estaba entre los más comentados desde se conocieron los resultados, con la izquierda celebrando la victoria como si fuera suya y el lamento de los liberales y conservadores. Argentina y Brasil tienen economías interdependientes y el mercado siguió la tendencia internacional: el dólar subió 1% frente al real (la mayor caída de la moneda brasileña en tres meses) y las acciones negociadas en la Bovespa de São Paulo bajaron otro 2%. La reacción más explosiva y extremada la dio el presidente Jair Bolsonaro, quien siempre ha respaldado públicamente la reelección de Mauricio Macri. Este lunes, dobló la apuesta.
"No se olviden de lo que, más al sur, en Argentina, ha pasado en las elecciones de ayer. La banda de Cristina Kirchner, que es la misma de Dilma Rousseff, de Hugo Chávez, de Fidel Castro, dio señales de vida", ha dicho el jefe de Estado durante un evento en Pelotas, municipio del Estado de Río Grande do Sul, uno de los que hace frontera con Argentina. "Pueblo gaúcho, si esa gentecilla de izquierdas vuelve en Argentina, nuestro Río Grande do Sul podrá convertirse en un nuevo Estado de Roraima", ha añadido, en referencia al estado de norte de Brasil que hace frontera con Venezuela y que ha recibido a cientos de miles de refugiados en los últimos años.
El presidente ultraderechista también ha pedido a sus asesores una evaluación de la derrota de Macri para definir cómo Brasil se va a posicionar, según ha publicado el diario O Globo. Los miembros más radicales de su Gabinete ya defienden, según O Globo, que el gigante sudamericano replantee su participación en el Mercosur, con el cual la Unión Europea acaba de firmar un acuerdo comercial. Los asesores han recordado que Bolsonaro siempre se mostró contrario al bloque sudamericano, pero que revisó su opinión después de que se acercó a Macri.
Miembros más cuidadosos de su gabinete defienden, sin embargo, que se espere el resultado final de las elecciones de octubre y se evite posicionarse de manera precipitada. China es el principal socio comercial de Brasil, pero en tercer lugar está Argentina,  principal comprador de los productos manufacturados brasileños. El secretario de comercio exterior, Lucas Ferraz, admitió públicamente que la reelección de Macri es vista como algo positivo por el ministerio de Economía y facilitará la reforma del Mercosur y su apertura comercial. Si finalmente gana Fernández en las generales de octubre, entonces Brasil podrá abrirse unilateralmente a los mercados internacionales, afirmó el secretario. "Discutiríamos la flexibilización de las normas del bloque, lo que permitiría que Brasil siguiera solo y acabaría con el arancel externo común. Pero no supondría el fin del área de libre comercio", aseguró.
Para el politólogo Fernando Luiz Abrucio, Bolsonaro está creando problemas incluso si gana el candidato de Juntos por el Cambio, algo que parece cada vez más improbable. "Brasil seguirá teniendo una bronca con otra mitad de Argentina. Se trata de un conflicto con un mercado fundamental para nuestras exportaciones", explica el experto. "Puede suponer, por ejemplo, un boicot de parte del país a nuestros productos. Los empleos de la industria automotriz dependen bastante de que nos sigan comprando".
Según Abrucio, las declaraciones de Bolsonaro suponen también un error político, al no separar la política interna y la diplomacia. "Los partidos pueden decir lo que quieran, pero el presidente no puede intervenir en las elecciones de otros países", explica . Asimismo recuerda que el expresidente Lula da Silva también cometió el mismo error, cuando se entrometió en comicios como el de El Salvador o Venezuela. "Pero Lula siempre se ha llevado bien con la Colombia de Uribe, los EE UU de George Bush o el Chile de Sebastián Piñera. Bolsonaro se equivoca a enésima potencia. Alguien le tiene que decir que Argentina funciona al ritmo de la rivalidad River-Boca y que su belicismo puede incluso darle más votos a Alberto Fernández", opina.
El discurso belicista de Bolsonaro supone también un profundo cambio en la propia diplomacia, argumenta Abrucio. Brasil incrementó su poder en Latinoamérica durante los últimos 30 años, desde José Sarney, el primer civil a ocupar la presidencia después de la dictadura militar, hasta Michel Temer. Y lo hizo "respetando a los otros países" y conquistando "un liderazgo" en la región, explica. "Bolsonaro está rompiendo con esa política exterior parsimoniosa, una tradición nuestra".
La izquierda celebra, la derecha se lamenta
Ante el tono belicista de Bolsonaro, los políticos y militantes de izquierda celebraron con entusiasmo la victoria de Fernández, vista por muchos como un éxito contra "el fascismo y las fake news". "La victoria de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en las primarias presidenciales es una luz al final del túnel para el pueblo argentino y para Latinoamérica, y un enorme alivio para todos los que luchamos por la democracia", tuitó la expresidenta Dilma Rousseff. El perfil oficial de Lula da Silva también divulgó un mensaje de felicitaciones para los victoriosos: "Es necesario darle esperanza al pueblo, traer días mejores y cuidar de quienes más lo necesitan. Un fuerte abrazo del amigo Lula". Alberto Fernández le contestó: "Te mando un fuerte abrazo que espero poder darte pronto".
Cada uno imprimió su propio relato al resultado. Los liberales ven la derrota de Macri como la vuelta del populismo. Los seguidores del excandidato Ciro Gomes, de centroizquierda, afirman que la victoria se debe a que Cristina tuvo "la humildad" de ceder su candidatura a una persona más moderada, algo que no hizo Lula da Silva en 2018. A su vez, la ultraderecha ve, como lo hace Bolsonaro, el regreso del socialismo. Al final, la política argentina tiene su papel en la polarizada política brasileña, pero también sirve para que Bolsonaro radicalice el apoyo de su base más fiel.
Para Abrucio, "la gente no está comprendiendo lo que está pasando en Argentina y está intentando interpretarlo según la realidad brasileña". Sin embargo, alerta que Fernández tiene un perfil más de centro y es un político de la vieja guardia, con un perfil muy distinto del kirchnerismo. "Tom Jobim decía que Brasil no es para los principiantes, pero mucho menos lo es Argentina, que lleva 80 años polarizada", explica.





CHILE ADMITE QUE EL TRIUNFO PERONISTA EN ARGENTINA PUEDE IMPACTAR SU ECONOMÍA

El ministro de Hacienda chileno reconoce que el efecto tras el triunfo de Alberto Fernández existe aunque es "muy acotado"

El País de España (www.elpais.com)
                                                                                      
Chile ha reaccionado con prudencia a los resultados de las primarias argentinas. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, hizo un llamado a la calma por la caída de la bolsa y el peso en Argentina. "El efecto para el global de la economía chilena es muy acotado, pero existe", indicó el ministro de Sebastián Piñera, en referencia al "nerviosismo y la volatilidad" del mercado vecino. "Esto tiene algún efecto para nosotros, que tienen que ver fundamentalmente con algunas empresas que están más expuestas a Argentina", agregó el ministro de Hacienda.
Por la mañana, las empresas chilenas expuestas a Argentina tuvieron fuertes descensos en la Bolsa de Comercio de Santiago. El grupo de retail Cencosud lideró las caídas con 6,13, mientras que EnelAm, otra de las empresas que tiene presencia en el país vecino, perdió 4,37%. CCU registró una baja de 2,07%, Latam 1,62%, Andina 1,35% y Falabella 1,18%. Estos movimientos llevaron a que movimientos el IPSA -el principal índice bursátil- arrancara la jornada con una contracción de 0,80%.
Los empresarios, en tanto, reaccionaron con sorpresa. "Es sorprendente que un país quiera volver al tiempo del kirchnerismo", indicó este lunes Bernardo Larraín, presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), federación gremial que reúne a empresas vinculados al sector industrial chileno. "Demuestra que cuando un país está tan sumido en la corrupción y al clientelismo, a un manejo económico poco responsable, un manejo económico gradual no es una buena receta", agregó el dirigente. "El presidente Macri intentó un camino gradual -intentando mantener los equilibrios, entre el desafío económico, de modernizar las instituciones y tratar de mantener el apoyo popular-, pero la apuesta resultó equivocada", agregó el Larraín en entrevista con T13 Radio.
La Moneda ha reaccionado también con cautela. El presidente Sebastián Piñera indicó que "cada país toma sus propias decisiones", aunque reconoció: "En todo caso, lo de Argentina nos va a afectar, nos a impactar". El mandatario se encargó de marcar las diferencias entre ambos países: "La economía chilena y la argentina están en situaciones muy distintas: la economía chilena está creciendo y esperamos que en el segundo semestre fortalezca su crecimiento".
Piñera sale a marcar diferencia porque la oposición hace el paralelo. "Macri se comprometió en campaña a tener un crecimiento sostenido de la economía, al igual que el presidente Piñera, y los resultados están siendo malos, más malos que en Chile. Eso da cuenta de que cuando los presidentes no cumplen con sus promesas tienen malos resultados electorales", indicó Alvaro Elizalde, presidente del Partido Socialista.
El presidente Mauricio Macri es un líder político que tiene semejanzas con Piñera: ambos registran en el pasado exitosas carreras empresariales y también lideraron a los equipos de fútbol profesional más populares de sus respectivos países, como Boca Juniors y Colo Colo.
La sintonía entre ambos es evidente. Tanto, que en 2017 Macri apoyó abiertamente al chileno de cara a las elecciones que lo llevarían por segunda vez a La Moneda. Ya instalado, Piñera fue invitado por el presidente trasandino a la Cumbre del G-20 que el Gobierno argentino organizó en Buenos Aires el pasado mes de noviembre.
El jueves pasado Piñera brindó un tibio apoyo a Macri en la antesala de las elecciones. Consultado por si apoyaba a su par trasandino, el chileno respondió que "no podemos intervenir en las elecciones de otro país y por tanto no voy a hacer un apoyo a un candidato u otro". Sin mencionar su nombre, agregó que a él le gustaría un presidente "que haga una política económica que permita aprovechar el enorme potencial que tiene Argentina". "Y yo pienso que los que me están escuchando saben lo que estoy diciendo".





DURA DERROTA DEL OFICIALISMO EN ARGENTINA

La tercera de Chile (www.latercera.com)

Ni las previsiones más pesimistas en el oficialismo argentino adelantaron la derrota del domingo pasado frente al kirchnerismo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, las llamadas PASO, que por sus características y falta de competitividad dentro de las propias coaliciones, son una suerte de gran encuesta nacional de cara a los comicios presidenciales de octubre. Y para el gobierno de Mauricio Macri el resultado de esa “consulta” fue devastador. La fórmula presidencial de Alberto Fernández y Cristina Fernández logró un 47,3% de los votos, 15 puntos de diferencia sobre Mauricio Macri y su compañero de fórmula, el peronista Miguel Ángel Pichetto. De haber sido el domingo las elecciones, el kirchnerismo habría derrotado en primera vuelta al candidato de Cambiemos, porque de acuerdo con la ley electoral transandina gana el candidato que obtiene más de 45% de los votos, o más de 40% con una diferencia de 10 puntos sobre su competidor, margen que logró con holgura la fórmula opositora.
La magnitud de la derrota del oficialismo -que se extendió también a la provincia de Buenos Aires donde el exministro de Economía de Cristina Fernández, Axel Kicillof, derrotó por 17 puntos a la actual gobernadora María Eugenia Vidal (49% a 32%), quien aparecía como una de las figuras más populares del oficialismo- hace difícil, si no imposible, que el gobierno pueda revertir ese resultado en octubre, y parece poner fin al giro político que venía experimentando Argentina. La alta participación electoral, cercana al 75%, deja escaso margen al oficialismo para captar el voto de eventuales indecisos, y ni siquiera sumando a la tercera fuerza en disputa, la del exministro Roberto Lavagna, Macri sumaría los votos necesarios para superar a la dupla Fernández-Fernández. Un sector importante del oficialismo transandino apostaba a que el rechazo al kirchnerismo era mayor al malestar que estaba causando la actual crisis económica en la ciudadanía. Pero los resultados del domingo ratifican que el factor económico siempre será determinante en cualquier disputa electoral.
Lo sucedido el domingo es finalmente el resultado de una serie de errores y falencias mostradas por el actual oficialismo transandino tanto en el plano político como económico. Su apuesta inicial por el gradualismo no solo respondió a un mal diagnóstico del país que estaban recibiendo sino que terminó ahondando una crisis a la que se debía hacer frente con decisión cuando aún era posible y se contaba con un alto respaldo ciudadano. La gravedad de los efectos de ese errado balance inicial son aún más evidentes hoy, cuando una mayoría de los argentinos se muestra dispuesta a confiar nuevamente en aquellos que estuvieron en el origen de los problemas que explican la magnitud de la actual crisis. Pero al margen de la autocrítica que el actual gobierno argentino deberá hacer, es claro que se enfrenta ahora a cuatro meses complejos hasta el fin del mandato. Si bien faltan más de 60 días para las elecciones -y es allí donde se decidirá finalmente el rumbo del país-, el resultado del domingo instaló la sensación de una derrota inevitable del oficialismo, lo que no solo plantea serios desafíos de gobernabilidad sino que abre un imprevisible escenario económico a futuro.





RODRÍGUEZ ELIZONDO: «CRISTINA FUE CLIENTA DEL CHAVISMO Y ALBERTO FERNÁNDEZ AÚN IGNORA QUE EN VENEZUELA EXISTE DICTADURA, HAY POCO ESPACIO PARA EL OPTIMISMO»

El abogado y académico analiza el escenario regional tras las primarias argentinas. «Si Alberto Fernández se somete totalmente a Cristina, y el kirchnerismo vuelve a pecar por donde pecó, argentinos y chilenos lo pasaremos muy mal». Sobre la derrota que el domingo sufrió Macri, señala: «No creo que signifique el inicio del hundimiento de la centroderecha de América Latina».

El Libero de Chile (www.ellibero.cl)
                                                                          
«La elección de octubre va a ser una buena oportunidad para demostrar que el cambio sigue, vamos a revertir la elección«. Con estas palabras el Presidente de Argentina Mauricio Macri enfrentó a los medios de comunicación un día después de que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) dieran como ganadora a la dupla kirchnerista de Alberto Fernández y Cristina Fernández.
No se trata de un resultado cualquiera, las PASO son el termómetro para las elecciones presidenciales de octubre y la ventaja de 15 puntos porcentuales que tiene el binomio Fernández sobre el actual Presidente y su segundo al mando, Miguel Ángel Pichetto, parecen de momento insalvables.
Un eventual regreso del kirchnerismo podría tener consecuencias también en la región. «Sería un disparo en los pies si solidarizan con Maduro», señala el el abogado, diplomático y académico José Rodríguez Elizoldo. En conversación con El Líbero, el candidato al Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales -quien ya fue postulado en 2009 y 2017-, sostiene que las opciones del Jefe de Estado argentino para revertir la situación en octubre son «iniciar una campaña del terror financiero o pactar bajo cuerda con Alberto Fernández».
-Hace cuatro años Macri también debió enfrentar un panorama tras las PASO que no lo daba como ganador, aunque esta vez el escenario es distinto. ¿Son remontables los 15 puntos de diferencia? ¿Cuáles deben ser los ejes de su campaña para las presidenciales de octubre?
-Podría responder con el dicho chileno: se han visto muertos cargando adobes. Pero ahora la cosa está tan peluda, para Macri, que sus opciones más claras son iniciar una campaña del terror financiero o pactar bajo cuerda con Alberto Fernández. La primera opción debe parecerle tentadora. El fantasmón del kirchnerismo anuncia descalabro. Ya espantó a los mercados e indujo la subida simultánea del dólar. En cuanto a la segunda opción, tendría como base el temor a Cristina en el propio peronismo y la percepción de que Fernández no se resignará a ser un nuevo «tío Cámpora». Lo complejo es que esta jugada requiere demasiada finura y, como dijo sabiamente el Perón anciano, «somos un país politizado, pero sin cultura política».
-¿A qué atribuye la alta votación que obtuvo el kirchnerismo este fin de semana?
-No quiero ser buen analista después del resultado. Pero sucede que en mi revista académica Realidad y Perspectiva publicamos que sorprendía el optimismo de Macri pues «la polarización, iniciada por el gobierno, aplastó a la opción centrista de (Roberto) Lavagna». Y ese es, a mi juicio, el factor principal: la polarización macrismo-kirchnerismo se le disparó al gobierno y, cuando quiso atajarla incluyendo al peronista Pischetto en su boleta, ya era demasiado tarde. Con su «gallito», Macri no dejó espacio ni votos para que Lavagna, el peronista técnico, socavara la candidatura de los Fernández. Dicho en chileno, no supo tener «un cura de Catapilco».
-¿Qué impacto tendría para la región el eventual regreso del kirchnerismo a La Casa Rosada, por ejemplo, respecto a la crisis de Venezuela? Cristina Fernández ha simpatizado con el chavismo.
Si consideramos que Cristina fue simpatizante y cliente del chavismo y Alberto Fernández aún ignora que en Venezuela existe una dictadura… poco espacio hay para el optimismo. Pero, si es cierto que el peronismo no es una ideología total, sino «creencia y folclor» –como dijo el escritor argentino Marcos Aguinis- hay esperanzas de pragmatismo. Partiendo de que ambos conocen el juego y las astucias de la política, no creo que se atrevan a solidarizar con Maduro, a semejanza de Evo Morales y Daniel Ortega. Sería un disparo a los pies propios, que los inhabilitaría para una correcta relación con los países de su órbita democrática y geopolítica.
-El triunfo de Mauricio Macri en 2015 marcó el repunte de la centroderecha en Sudamérica. ¿Cuál es el impacto del triunfo de este domingo para el sector en la región?
-Dada la actual fluidez de las etiquetas ideológicas, no creo que la caída del «derechista» Macri ante los «izquierdistas» Fernández, signifique el inicio del hundimiento de los «centroderechistas» de América Latina. Por lo mismo, no creo que revierta la caída en picada de la ALBA y los chavistas. Por lo demás, si los Fernández reaccionaran como si estuvieran vigentes las viejas dicotomías, iniciarían un juego pierde-pierde: tendrían que ayudar al inayudable Maduro, la relación con Sebastián Piñera perdería fluidez, el uruguayo Tabaré Vasquez no los acompañaría y se embarcarían en una relación muy conflictiva con el Brasil, de Bolsonaro. Por añadidura, sería un RIP para Mercosur.
-En caso de que gane la dupla de Alberto Fernández y Cristina Fernández, ¿cómo se vería afectada la relación con Chile?
-Desde la época de Salvador Allende, nuestra jurisprudencia política dice que no debe haber fronteras ideológicas entre nuestros países. Esto significa que, en tal supuesto, mantendríamos el tipo y los buenos modales. Ayudaría mucho el que, para Cristina, Piñera no está en el infierno de los oligarcas. En su bombástico best seller ella lo considera «muy simpático». Por cierto, otra cosa es con la guitarra económica. Si Alberto se somete totalmente a Cristina –como quiere Kicillof- y el kirchnerismo vuelve a pecar por donde pecó, argentinos y chilenos lo pasaremos muy mal.

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