Una economía
cuya productividad general no alcanza para competir en el mercado mundial,
depende de commodities: soja, petróleo, gas, cobre. El súper ciclo de estas
mercancías especiales se cerró hace unos pocos años, y lo que durante una larga
década sostuvo experiencias aparentemente exitosas, se desplomó. La Bolivia de
Evo Morales y el Chile de Sebastián Piñera parecían estar exentos de esta
tendencia, hasta ahora. Mientras la riqueza excepcional que proveían los
commodities fluyó generosamente, el poder político, sin importar su signo
ideológico, se mantuvo firmemente asentado en una muy amplia coalición de
fuerzas sociales que reunía incluso a los que se habían enfrentado durante
todos los '90.
Gracias a
ese flujo, Evo construyó un poder muy centralizado y personal a partir de su
base original en la burguesía cocalera, la cooptación de cuanto movimiento
social anduviera suelto, fuera de base étnica o sindical, y de la alianza con
la vieja burguesía "blanca" santacruceña y la emergente burguesía
aymara. A medida que las contradicciones empezaron a acumularse, esa base se
fragmentó y comenzó a reunirse en un polo opositor. En ese mismo momento, Evo
comenzó a preparar un cambio de régimen político que le permitiera perpetuarse.
La reforma constitucional, el plebiscito y, finalmente, la autorización
judicial para presentarse por un cuarto mandato con la excusa de los
"derechos humanos", fueron jalones de lo que tranquilamente podría
llamarse "auto-golpe", coronado con el fraude en las últimas
elecciones.
A partir de
allí, comenzó a gestarse un movimiento popular contrario al fraude
protagonizado por las bases electorales de Mesa, el candidato opositor más
votado (pequeña burguesía y asalariados acomodados urbanos), sectores indígenas,
incluso de las regiones aymaras, molestos por la manipulación masista, la
postergación sine die de muchas demandas y modificaciones cosméticas que no
alteraron demasiado su realidad material, buena parte del movimiento obrero
opositor a Morales, en particular, mineros del sur del país, pero que incluyen
a la dirección de la COB, y, por supuesto, la poderosa burguesía agraria de la
Media Luna, en particular, de Santa Cruz. Fue esta última, a falta de una
dirección popular o de izquierda, la que tomó el comando de las principales
acciones, que provocaron el desgaste político agudo de Morales. El aislamiento
se completa cuando las FFAA "sugieren" su renuncia, en momentos que
esta ya estaba decidida.
Evo no cae víctima de un golpe de Estado sino de una insurrección popular aprovechada por la derecha santacruceña. En esa insurrección participan muchas fuerzas, incluyendo gobiernos extranjeros. Se genera un vacío de poder que es aprovechado por la derecha. Las FF.AA. no participaron del proceso. Su renuncia ya estaba decidida (al punto de que Evo no las acusa del hecho).
Evo no cae víctima de un golpe de Estado sino de una insurrección popular aprovechada por la derecha santacruceña. En esa insurrección participan muchas fuerzas, incluyendo gobiernos extranjeros. Se genera un vacío de poder que es aprovechado por la derecha. Las FF.AA. no participaron del proceso. Su renuncia ya estaba decidida (al punto de que Evo no las acusa del hecho).
El escenario
actual es complejo. El gobierno de Jeanine Áñez es muy débil, concentrado sobre
todo en apoyos santacruceños. No tiene legalidad alguna y el congreso es
controlado por el MAS. Si resiste, por ahora, es por la debilidad paralela del
masismo, cuyas fuerzas se concentran en el sector cocalero de Cochabamba y en
una parte de El Alto. Tiene también seguidores en las FF.AA., desde un grupo de
generales arribistas como Kaliman (a quién el masismo llegó a pedirle que
asumiera la presidencia, derrocando a Áñez, demostrando, otra vez, que la
"sugerencia" no habilita la tesis del "golpe militar"
contra Evo) hasta una base extensa entre los suboficiales. El grupo de oficiales,
mayoritario, de características "profesionalistas", opuestos a los
arribistas como Kaliman, que escalan puestos gracias a sus vínculos con el
masismo, está detrás de Añez y son, por ahora, su única carta a la hora de
reprimir a la oposición masista. La división de las FF.AA. armadas (que se
completa con un grupo de viejos anti-comunistas más cercano ideológicamente a
Camacho) las inhabilita para jugar un papel independiente en la coyuntura,
desmintiendo, una vez más, la tesis del "golpe". Como sea, ambos,
Áñez y el masismo, buscan ahora un acuerdo, que incluya el reconocimiento de la
presidenta, la pronta llamada a elecciones y la posibilidad de la participación
de Evo en las mismas, así como el fin de las represalias contra ex
funcionarios.
Por fuera de
este cuadro queda un desdibujado Mesa y un vasto pero poco articulado conjunto
de "ni con Evo ni con Mesa-Camacho". Entre ellos se encuentra la COB,
los mineros del sur, un sector indigenista de El Alto y muchos pequeños grupos
a lo largo y a lo ancho del país. Está por verse si esta tercera posición puede
articularse y dar batalla. Si no, los viejos aliados (el MAS y la
"derecha" santacruceña) llegarán a un acuerdo y se repartirán el
poder. Ya lo han hecho en el pasado. http://www.telam.com.ar/notas/201911/408918-que-esta-pasando-en-bolivia.html
FRANCISCO SÁNCHEZ: "LA OPOSICIÓN BOLIVIANA
VA A TENER EL PODER DEL ESTADO, NO DEL PAÍS"
El director del Instituto de Iberoamérica de la
Universidad de Salamanca analiza quién es quién en la crisis de Bolivia.
"Bolivia es un país profundamente dividido. Son cientos de años
de fragmentación que no se van a solucionar en un periodo corto de
tiempo"
RTVE de España (www.rtve.es)
El director
del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, Francisco
Sánchez, analiza para RTVE quién es quién en la crisis de Bolivia, que ha
puesto en primer plano a figuras populares y a otras prácticamente desconocidas
hasta el momento, y evalúa las posibilidades de regreso del partido
de Evo Morales,
y del propio expresidente
en el exilio.
Pregunta.-
Hagamos un breve perfil de cada uno de los actores en esta disputa en Bolivia.
En primer lugar, Carlos Mesa.
Respuesta.- Carlos
Mesa es un expresidente de la República de Bolivia. Fue el vicepresidente de
Gonzalo Sánchez de Lozada, asumió después de la guerra del gas y tuvo enfrente
la dura oposición de Evo Morales y su movimiento. En este momento, como vemos,
ha desaparecido del escenario porque su reivindicación era que se repitiesen
las elecciones.
P.- Jeanine
Áñez, que ha asumido la presidencia del país sin el quórum del Congreso…
R.- Jeanine Áñez es
fruto de esta nueva política con nuevos personajes de la política
latinoamericana. Muchos de ellos provienen de la televisión. Son personas
conocidas en la zona, con un perfil conservador. En el caso de Jeanine, era
senadora por el departamento de Beni, y ahora se ha convertido en una actriz
protagonista, aunque, de hecho, es una actriz secundaria en este momento.
P.- Luis
Fernando Camacho, el líder de los movimientos cívicos contrarios a Morales…
R.- Luis
Fernando Camacho es el resultado de esta polarización que vemos en Bolivia,
donde tenemos a dos grandes sectores que se están oponiendo. En escenarios de
polarización siempre aparecen los extremos. Es el caso de Camacho, que es fruto
de la división étnica y regional del país. Como se ha visto, él no engaña: es
un personaje profundamente conservador que reivindica un orden clásico,
asentado en los valores religiosos y en el patriarcalismo.
P.- Del lado
del hasta ahora oficialismo, con la salida de Morales y el resto de altos
cargos, ¿cómo queda su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS)?
R.- El MAS
mantiene su capacidad de movilización. Es un partido que ha logrado penetrar en
la sociedad y tiene fuerza social. Sin embargo, el MAS tiene problemas para dar
continuidad al proyecto más allá de Evo Morales y la prueba es el intento que
hicieron de conseguir la reelección de Evo jugando todas las cartas posibles.
Yo veo que, en el contexto actual, con la cúpula del partido desparecida de la
escena debido a la conflictividad, es muy difícil que, por lo pronto, aparezca
otra figura. A pesar de esto, creo que el MAS seguirá siendo un actor
protagonista en la política boliviana.
P.- ¿Tiene
el MAS un líder alternativo a Evo Morales?
R.- Posiblemente
tengan un candidato que aparezca. Hay varias personas, pero no creo que sea
alguien con la suficiente capacidad para ganar unas elecciones polarizadas,
como van a ser las siguientes.
P.- A partir
de la situación actual, ¿cree usted que la oposición conseguirá consolidarse en
el poder o, por el contrario, que se abre un periodo más o menos prolongado de
inestabilidad?
R.- Creo que la
oposición va a ser capaz de consolidar el control del Estado, pero no del país
y el poder. Bolivia es un país profundamente dividido. Son cientos de años de
división y fragmentación que no se van a solucionar en un periodo corto de
tiempo. El gobierno de Morales ha sido la visibilización de esa Bolivia que no
estaba presente. Lo que vemos con Camacho y su gente es el resurgimiento de
todos esos que se han sentido marginados en el proyecto político que tenía Evo
Morales. Como he dicho, son los extremos los que han entrado en escena, y se
enfrentan. Desde ese punto de vista, ¿cuándo se consolidará el poder? Cuando
nuevamente tengamos un proyecto de integración. Eso, ahora mismo, no existe en
Bolivia, ni tampoco hay ningún actor que lo pueda llevar adelante.
P.- ¿Puede
Evo Morales regresar a Bolivia?
R.- En el
momento en que desaparezcan las causas judiciales que tiene abiertas,
posiblemente sí. También es posible el escenario del martirio. Pensemos en el
caso de Leopoldo López.
Un centro de investigación de EE.UU. desmiente
el documento del organismo
EL FRAUDE DE LA OEA PARA EL GOLPE EN BOLIVIA
Cómo se contruyó el relato que dio base al
derrocamiento y proscripción de Evo Morales. Un documento del prestigioso CEPR,
que tiene dos premios Nobel en su Junta Consultiva, demuele las conclusiones
que alimentaron al discurso golpista.
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
“Declarar es
muy fácil, probar y comprobar es lo difícil”, fue la frase con que Fernando del
Rincón, periodista de CNN, abrió su programa destinado a hablar del “fraude” en
las elecciones bolivianas. Pese a todos sus esfuerzos, él tampoco lo logró.
Declaró mucho y probó poco y nada.
Algo
parecido le pasó a la Organización de Estados Americanos (OEA). Dedicada desde
la noche misma de las elecciones a darle argumentos a la oposición golpista
--sembrando sospechas sobre el recuento de votos y hablando de “un inexplicable
cambio de tendencia”--, se cuidó sin embargo de utilizar la palabra “fraude”,
que no figuró en ninguna de sus declaraciones.
El único que
rompió la consigna fue nada menos que el secretario general del organismo, el
uruguayo Luis Almagro, expulsado del Frente Amplio por impulsar la intervención
militar en Venezuela, quien aseguró el martes en la sesión extraordinaria de la
OEA que “en Bolivia hubo un golpe de Estado el 20 de octubre cuando Evo Morales
cometió fraude electoral”.
Más allá del
uso de la palabra “fraude”, los documentos de la OEA fueron la columna
vertebral sobre la que se construyó el relato que habilitó el golpe de estado
en Bolivia. La validez de sus conclusiones quedó severamente cuestionada cuando
el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) dio a conocer su
trabajo ¿Qué sucedió en el recuento de votos de las elecciones de Bolivia de
2019? El papel de la Misión de Observación Electoral de la OEA , que
demuele las apresuradas conclusiones del documento apadrinado por Almagro.
El CEPR es
un prestigioso centro de investigación con base en Washington, fundado por los
economistas Dean Baker y Mark Weisbrot. Su Junta Consultiva incluye a dos
premios Nobel de Economía como Robert Solow y Joseph Stiglitz.
El relato de
la OEA
Todo el
relato de la OEA se basó en la interrupción por casi 24 horas del escrutinio
provisorio (llamado Transmisión de los Resultados Electorales Preliminares,
TREP) cuando ya estaban cargadas el 83,85% de las actas.
El sistema
electoral boliviano prevé que será declarado ganador el candidato que supere el
50% de los votos o el que, con más del 40%, aventaje por 10 puntos a su inmediato
competidor. Cuando el conteo rápido fue interrumpido, Evo Morales había pasado
el 45,7% del total y le llevaba 7,87% a Carlos Mesa, el otro candidato con
aspiraciones.
Cuando se
retomó el conteo rápido y se llegó al 95,63% de las actas, el resultado fue de
46,86% para el presidente y 36,32 para el opositor, con más de 10 puntos de
diferencia. Finalmente, en el escrutinio oficial, el oficialismo llegó al
47,08%, un 10,5% por encima de Mesa. En otras palabras, Evo había sido
reelegido sin necesidad de recurrir a un ballottage.
El principal
argumento de la OEA para reclamar que se repitan las elecciones fue “el cambio
drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares
[del conteo rápido]”. Sin embargo, sostiene el informe del CEPR, “la misión no
proporcionó evidencia sustentando estas declaraciones que sugieren que el
conteo rápido podría ser incorrecto o ‘difícil de explicar’”.
El conteo
rápido y el oficial
Los
investigadores del Centro estadunidense muestran que la mayor parte de los
señalamientos de la OEA se hacen sobre el escrutinio provisorio y no sobre el
oficial, que se inició poco después y no se interrumpió en ningún momento.
El conteo
rápido se realiza en base a fotografías de las actas y su única función es responder
a la ansiedad de los medios y la población con resultados creíbles a pocas
horas de terminada la votación. (Dicho sea de paso, la propia OEA recomendó que
se haga.) Pero esos resultados no tienen ningún valor legal.
En Bolivia,
el único cómputo vinculante es el oficial, confeccionado por los Tribunales
Electorales en base a las actas verdaderas. Eso explica por qué, en la noche de
las elecciones, grupos coordinados de opositores atacaron, y en varios casos
incendiaron, algunos de los locales donde se llevaba a cabo el recuento
oficial, obligando a trasladar el lugar de trabajo de las autoridades
electorales. Esas “mudanzas” serían utilizadas después por la OEA para
cuestionar el funcionamiento del escrutinio.
El estudio
de CEPR muestra también que, contrariamente a lo sugerido por la oposición, los
dos escrutinios confluyeron en un resultado muy similar. “Al final, el conteo
oficial, que es legalmente vinculante y completamente transparente, coincidió
estrechamente con los resultados del conteo rápido”, explicó Guillaume Long,
uno de los investigadores.
El cambio de
tendencia
Lo que
explica el “cambio de tendencia” que tanto preocupó a la OEA no es otra cosa
que el fuerte contraste entre el voto ciudadano y el voto rural. Las
preferencias en los centros urbanos, donde crece la participación de los
sectores medios y altos, es menos favorable a Evo Morales que en los
territorios campesinos, el área pobre de la que él mismo proviene. Lógicamente,
las actas de las urnas ciudadanas llegan a los centros electorales antes de las
que provienen de los apartados sectores rurales. De allí surge la consistencia
de la tendencia proyectada desde el comienzo mismo del conteo, que muestra la
paulatina y permanente ampliación de la diferencia entre Morales y Mesa, hasta
llegar al 10,5 final.
No conformes
con esas proyecciones, los expertos del CEPR realizaron más de 500 simulaciones
en base a los resultados informados con el 83,85% de las actas, cuando se
interrumpió el conteo rápido, y concluyeron que el triunfo de Evo Morales por
más de 10 puntos no sólo era posible sino altamente probable.
Del fraude a
la inconstitucionalidad
Todos estos
datos explican por qué poco a poco se fue abandonando el argumento del “fraude”
en el escrutinio de los votos, para resucitar con más fuerza la
“inconstitucionalidad” de la participación del Presidente aymara en las
elecciones. Cabe recordar que Evo Morales perdió en 2016 por estrecho margen un
prebliscito sobre la posibilidad de habilitar su candidatura para un nuevo
periodo. Y que finalmente logró en 2017 un fallo del Tribunal Supremo que le
dio luz verde a sus aspiraciones.
Más allá de
las opiniones que merezcan esas dos iniciativas del presidente depuesto,
actualmente no pueden tener la menor relevancia. El fallo que lo habilitó fue aceptado
tanto por la oposición interna, que legalizó las elecciones al presentarse,
como por los organismos internacionales que ahora aparecen al frente del
cuestionamiento, como la OEA, que le dio pleno respaldo en mayo de 2018. “Decir
que Evo Morales no puede participar sería absolutamente discriminatorio”,
proclamó por aquellos días el propio Luis Almagro.
Pero los
vientos cambiaron. Una de las pocas definiciones de la autoproclamada
presidenta provisoria de Bolivia, Jeanine Áñez, fue justamente anunciar su
decisión de anular ese fallo del Tribunal Constitucional.
Si lo hace,
quedaría expuesto el principal objetivo del Golpe: la proscripción de Evo
Morales, de la misma forma que la destitución de Dilma Rousseff y la prisión de
Lula da Silva tuvieron el objetivo de proscribir al primer presidente obrero de
la historia de Brasil.
¿Serían
democráticas unas elecciones con el principal candidato proscripto, aunque
acaba de obtener nada menos que el 47 por ciento de los votos? Los argentinos
están calificados para opinar al respecto, después de todo algo muy parecido se
vivió después del golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón y lo
proscribió por décadas.
Algunos
datos más que interesantes para seguir leyendo
1. Antonio
Costas, el vicepresidente del Tribunal Electoral que con su renuncia abonó
buena parte de las denuncias periodísticas sobre el supuesto “fraude”, aseguró
a los medios que quisieron escucharlo que su disgusto fue con la “innecesaria”
suspensión del conteo rápido. Y reveló que ésta se produjo por una alerta de
ataque informático, pero que el “alboroto” técnico y la “impericia” del
Tribunal, no cambiaron de ninguna manera la veracidad de los resultados.
2. Según la
ley boliviana, una vez que los jurados electorales firman el acta de recuento de
una mesa, el día de las elecciones, los votos físicos ya no tienen valor,
puesto que en ningún caso se ha de volver a contarlos. Si un acta recibe
observaciones, se vuelve a votar en la mesa a la que esta corresponde. Así que
nadie se preocupa demasiado por conservar con cuidado los votos. Eso explica
por qué pasaron al olvido los videos de denuncia, que se viralizaron en las
redes y los medios en la noche de las elecciones, donde jóvenes exaltados
mostraban papeletas y urnas como “prueba” del fraude, mientras sus compañeros
les prendían fuego.
3.
Declaraciones de Evo Morales al diario español El País desde México: “El golpe
de Estado empezó el 21 de octubre, después de las elecciones, con la falsa
acusación de que había fraude. Ahora me doy cuenta de que la denuncia es el
verdadero fraude. Durante dos semanas, se va intensificando y el golpe se
consuma cuando la policía se amotina y pasa a ser golpista. Pedimos un diálogo
con los cuatro partidos que tienen representación parlamentaria. Para evitar
muertos y heridos, yo digo que no haya segunda vuelta sino elecciones y sin Evo
candidato, con nuevos miembros del tribunal electoral. Y siguieron agrediendo.
Hasta que renuncié, no había muertos de bala. Después, van cuatro o cinco.
En la
madrugada del domingo, la OEA ya tenía listo el informe preliminar haciendo ver
que había habido fraude. El compromiso era otro, porque nos habían dicho que no
lo tendrían listo entero hasta el 12 y nos pidieron hasta el 13, es decir,
hasta hoy. Yo pedí que me contactaran con el secretario general, Luis Almagro,
a las tres o cuatro de la mañana, pero no quiso. Hablé con su jefe de Gabinete,
Gonzalo Koncke, le dije que con ese informe iban a incendiar el país, que iba a
haber muertos. Dicen que gané, pero no con claridad, entonces, debería haber
segunda vuelta, pero no, quieren nuevas elecciones. Es una decisión política.
Ahora dicen que hicimos un autogolpe. Luis Almagro espera instrucciones del
Gobierno de Estados Unidos, así se puede entender. Yo tenía cierta esperanza en
la OEA. Le dijimos que hicieran la auditoría, estaba convencido de que no hubo
fraude. Nunca en la vida me ha gustado hacer algo ilegal. El tema de fondo es
que no aceptan el voto indígena. Después del primer informe, el TREP, ganaba
con el 7% pero faltaba el voto rural, el voto indígena. Dije que íbamos a
ganar. Rechazan el voto indígena, es regresar a tiempos del pasado, a tiempos
de la colonia.”
GOLPE EN BOLIVIA, EL ZORRO CUIDANDO LAS GALLINAS
"A lo largo de las últimas 48 horas se han
dado a conocer tres informes que cuestionan en profundidad y detalle el papel
de la OEA en el golpe de estado en curso en Bolivia"
"La OEA -o su secretario general Luis
Almagro- omite que de sus propios informes no se desprende una sola prueba
definitiva que demuestre el fraude"
Cuarto Poder de España (www.cuartopoder.es)
A lo largo
de las últimas 48h se han dado a conocer tres informes que cuestionan en
profundidad y detalle el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA)
en el golpe de estado en curso en Bolivia. A estas alturas del desarrollo de los
acontecimientos y al margen de que se esté a favor o en contra del mismo ya
nadie pone en cuestión que este organismo internacional y en particular su
Secretario General, Luis Almagro, han tenido un papel definitivo en el
desarrollo del mismo.
Efectivamente,
veamos sucintamente cómo se desarrollaron los acontecimientos para entender por
qué esta percepción está tan extendida. En primer lugar es imperativo comenzar
por conocer algunos datos clave sobre la Organización de Estados Americanos
para poner en contexto al actor sujeto de este análisis.
La OEA es
una organización paradójica. Es paradójica porque no es una organización
compuesta por iguales.
El impulso para su constitución -su precursora la Unión Internacional de
Repúblicas Americanas se crea en Washington- y el liderazgo ha correspondido a
EEUU desde su creación. No en vano su composición, que excluye a Cuba, nos dice
más sobre su orientación política que su declaración formal de intenciones:
fortalecer la paz, seguridad y consolidar la democracia y promover los derechos
humanos en América.
Sobre la
cuestión que más polariza la región latinoamericana en este momento, Venezuela,
la OEA ha actuado con contundencia y claridad a favor de una de las partes,
aceptando a un emisario de J. Guaidó en representación del país caribeño en su
máximo órgano de discusión y llegando a proponer en boca de su Secretario
General, Luis Almagro, la solución militar extranjera como una posible
“solución” al conflicto político.
Este es el
actor, invitado como observador al proceso electoral en Bolivia, que el 23 de
octubre, tres días después de cerradas las urnas, y ante las protestas
ejecutadas por una oposición que enarbolaba la bandera del fraude, decide
emitir un informe en el que admitiendo la victoria de Morales, recomienda la
celebración de una segunda vuelta. Textualmente: “En estos momentos, con 96,78%
de las actas computadas en el conteo definitivo, marca una diferencia de 9,48%
entre los binomios más votados. Lo que de mantenerse significaría una segunda
vuelta. En caso de que concluido el cómputo el margen de diferencia sea
superior al 10%, es estadísticamente razonable concluir que será por un
porcentaje ínfimo. Debido al contexto y las problemáticas evidenciadas en este
proceso electoral, continuaría siendo una mejor opción convocar a una segunda
vuelta”.
Es decir, en
aquel momento la OEA se veía obligada a admitir: 1) que no había tenido lugar
un fraude, 2) que al 96,78% la ventaja de Evo Morales era de 9,48% sobre su
inmediato seguidor y 3) que era estadísticamente razonable concluir una
victoria aunque fuera por un porcentaje ínfimo. A poco que se conozca la
distribución geográfica del voto en Bolivia habría podido concluirse que era
más que probable que se diera dicha victoria ya que restaban por computarse
precisamente las actas de las zonas rurales, allí donde Evo Morales ha tenido
porcentaje de apoyo superiores al 70% incluso en el referéndum de 2016 que
perdió.
¿Qué estaba
recomendando la OEA entonces? Sencillamente recomendaba que el gobierno de Evo
Morales se saltara la Constitución boliviana “debido al contexto”. Inaudito,
pero cierto. En lugar de llamar al cumplimiento de la Constitución la OEA
llamaba a desconocerla para favorecer una segunda vuelta que atendiera los
deseos de los que ya en aquel entonces calentaban la placenta del golpe de
estado.
Pero la cosa
no queda aquí. Si hay un acto definitorio en el éxito de la ejecución del golpe
este sin duda es el informe preliminar de la auditoria del proceso electoral
que la OEA publica el 10 de noviembre, en el clímax de la protesta opositora.
Este informe sería instantáneamente amplificado por los medios de comunicación
opositores y por una campaña en redes sociales construida a tal efecto.
El informe,
así como la presentación del mismo del Secretario General de la OEA Luís
Almagro en el Consejo Permanente del organismo, estaba destinado a instalar una
idea: "Evo Morales impulsó un fraude electoral en Bolivia".
El
desarrollo de los acontecimientos que siguieron a la publicación del informe es
conocido: pronunciamiento militar y policial, juramentación de Camacho en el
palacio de Gobierno, asunción de una senadora opositora como Presidenta al
margen del procedimiento constitucional recogido en el artículo 169.1,
prohibición de acceso a los diputados y senadores electos del MAS a las sedes
parlamentarias y, por supuesto, reconocimiento de la nueva Presidenta por parte
de Donald J. Trump y Juan Guaidó.
¿Qué decía y
en qué se basaba para decirlo el informe de la OEA, “Análisis de Integridad
Electoral Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia 20 de
octubre de 2019 - HALLAZGOS PRELIMINARES INFORME A LA SECRETARÍA GENERAL"
?
Veamos con
detalle las tres acusaciones fundamentales a tenor de los análisis realizados
por Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), el Center for
Economic and Policy Research (CEPR) y el realizado por Walter Mebane, del
Institute for Social Research de la Universidad de Michigan:
1) La carga
de datos en el sistema de conteo rápido se paró en el 80%:
El informe
de la OEA denuncia la interrupción del conteo TREP en la jornada del 20-O.
Sobre este aspecto es relevante remitirse al informe electoral realizado por el
CEPR que sobre este asunto recuerda: “El compromiso asumido por el TSE
boliviano fue publicar resultados PROVISORIOS basados en el TREP con al menos
80% de las actas trasmitidas. A las 19.40 horas, momento en que se detuvo la
publicación de resultados se informó con el 83,85% de las actas verificadas.
Este desempeño del TREP es similar a los antecedentes en procesos electorales
bolivianos: En el referéndum constitucional de 2016, el TSE procesó el 81.2% de
los resultados, en las elecciones judiciales de 2017, una Misión de Expertos
Electorales de la OEA elogió el desempeño del sistema de conteo rápido
boliviano por publicar los resultados al 80% a alrededor de las 9:30 p.m.”
Por otro
lado efectivamente, los puntos 1 al 5 del informe de la OEA se refieren a la
infraestructura de procesado y carga de la información. Sin embargo obvia el
informe que esta tarea estaba a cargo de la empresa contratista, Neotec. El
papel de esta empresa es a todas luces crucial y llama la atención que la OEA
omita el análisis de su participación, siendo el eslabón de la cadena
tecnológica que tenía el control, conocimiento, capacidad y acceso a todo el
proceso tecnológico de ejecución del TREP. En este punto la OEA apunta a la
falta de ortodoxia en el procedimiento pero en ningún momento aporta prueba
alguna de que se cometiera fraude. Por cierto, todo sea dicho, Neotec es
propiedad de Marcel Guzmán de Rojas, que no oculta en redes sociales su apoyo a
la oposición a Evo Morales.
Si como de
la lectura de su propio informe se acredita las conclusiones de la OEA en este
primer punto señalan que el TREP adoleció de mala praxis, pero no de fraude,
resulta extraño que no se señale a la empresa contratista como fuente de las
malas prácticas y que no se de como explicación de estas la conclusión más
sencilla y lógica: la empresa -en el mejor de los casos- no estaba capacitada y
tenía la solvencia suficiente para realizar el TREP. También sorprende que el
informe la OEA obvie que -como señala el informe del CEPR- la práctica
habitual, anunciada y acordada entre las partes incluía el compromiso del
conteo TREP solo hasta el 80% y finalmente, más extraño aún resulta que a la
vista de esta evidente incapacidad de la empresa contratista el informe de la
OEA no avale la interrupción del TREP, como medida precautoria ante las
consecuentes dudas sobre la solvencia (por incapacidad técnica) de la
información electoral vertida en dicho sistema.
2) Sobre el
análisis de una supuesta falsificación de firmas
El análisis
de la OEA observa única y exclusivamente 333 actas de las 34.555, y entre estas
objeta 78, es decir un 0,22% del total. Pero, y esta es la clave, estas 333
actas NO son una muestra aleatoria del conjunto de actas sino todo lo contrario,
constituyen una muestra sesgada por su selección: son actas seleccionadas por
la oposición. Nada se dice sobre el proceso de selección de las actas, un
comportamiento del auditor ajeno a los protocolos y manuales de observación de
la propia OEA, que establecen la representatividad como condición sine qua non
de cualquier muestra. Y esto sin entrar a preguntarnos, ¿de donde salen esas
actas que selecciona la oposición?, ¿podrían estar ahí para justificar un
llamado al fraude?.
3) Sobre el
análisis de supuestas tendencias anormales en el TREP
La OEA
apunta en este epígrafe que en la carga final del proceso de conteo las actas
tienen un claro sesgo a favor de Morales, algo que no habría sucedido en la
primera parte del proceso de conteo. Sin embargo cualquier observador conocedor
de la realidad político territorial de Bolivia podría concluir con facilidad
que este dato solo confirmaría lo evidente, a saber, que en las zonas cargadas
a última hora de la noche, las zonas rurales, los apoyos de Morales son muy superiores
-siempre lo han sido- a los recibidos en las zonas cargadas a primera hora de
la noche, las urbanas. Por poner un paralelismo con nuestro país: es como si se
dejaran las actas de Cataluña para el final del conteo y se objetara el cómputo
final por el repunte de ERC respecto a la tendencia en el resto del país.
Sencillamente absurdo.
Efectivamente,
a pesar de que en las zonas rurales de Cochabamba y Oruro que quedaban por
cargarse en el sistema todas las encuestas daban una ventaja superior al 65% en
favor de Morales, la OEA concluye: “En el último 5% del cómputo, 290,402 votos
fueron contabilizados. De estos, Morales ganó 175,670, es decir un 60.5% de los
votos, mientras Mesa obtuvo solamente 69,199 votos es decir un 23,8%. En otras
palabras, en el último 5% de votación, Morales incrementa el promedio de
votación en un 15% comparado con el 95% anterior”, atreviéndose a constatar
valorativamente y sosteniendo la carga de la acusación de fraude en el hecho de
que según ellos: “Este comportamiento es muy inusual”.
Sin embargo,
dada la extrema responsabilidad de la tarea encomendada, la OEA podría y
debería haber proyectado a los colegios que faltaban por escrutarse los
resultados hasta entonces contados en cada zona electoral y de haberlo hecho
habría podido concluir que no solo no era inusual el resultado sino todo lo
contrario, consistente estadísticamente, tal y como ha demostrado el profesor
Mebane del ISR. Si, como efectivamente también ha hecho el CEPR, hubiera
realizado dicha operación, el resultado que habría obtenido es una diferencia
de 10,09%, lo cual es lógico ya que las zonas de mayor peso electoral del
MAS-IPSP eran las que estaban menos avanzadas en el cómputo. Este resultado de
hecho es consistente con el que finalmente se obtuvo del cómputo oficial que
también conocía la OEA. En palabras del CEPR: “Las principales conclusiones del
CEPR son que el recuento de votos oficiales legalmente vinculantes no se detuvo
durante ningún período significativo y la tendencia en los resultados en el recuento
oficial es muy similar a la tendencia en los resultados de la trasmisión rápida
(TREP). Los resultados del TREP no fueron difíciles de justificar ni
“inusuales”, sino que a brecha entre Morales y Mesa se amplió constantemente a
medida que avanzaba el proceso de conteo. Los resultados parciales del conteo
rápido antes de la interrupción predicen un resultado que es extremadamente
cercano a los resultados finales.”
Voy
concluyendo. A la vista de la lectura de las actuaciones, informes y
declaraciones de la OEA en el caso boliviano resulta evidente a los ojos de
cualquier observador imparcial que la OEA -o su secretario general Luís
Almagro- retorció los datos para inducir una deducción falsa, a saber, que el
apoyo a Morales a final de la noche era superior al 10% respecto a su
contrincante por causas fraudulentas y no por un conteo que no había
considerado la dinámica política natural que se da entre el rural y el urbano
en Bolivia. La OEA -o su secretario general Luis Almagro- ocultó que esto no
habría sido posible sin la connivencia de la empresa que cargó los datos del
TREP.
La OEA -o su
secretario general Luis Almagro- omite que de sus propios informes no se
desprende una sola prueba definitiva que demuestre el fraude. La OEA -o su
secretario general Luis Almagro- elude considerar la posibilidad de que se haya
intentando falsear actas para justificar el llamado al fraude. La OEA -o su
secretario general Luis Almagro- evita informar de que el muestreo de las actas
sobre las que se realizó escrutinio de firmas no es un muestreo
estadísticamente representativo y que la muestra se ha escogido obviando los
procedimientos recogidos en sus propios manuales de observación electoral. La
OEA -o su secretario general Luis Almagro- ya sea intencionalmente o por falta de
solvencia y capacidad, obvia en todo su informe la realidad objetiva del país
analizado, y el efecto de distorsión en la carga de datos del ámbito rural y
urbano.
Estos son
los hechos, saquen ustedes sus conclusiones.
LA OEA CON EVO, COMO PINOCHET CON ALLENDE
La sucesión de aquellos episodios de la tragedia
chilena parecen reflejarse hoy, con extraña similitud, en el golpe que sufre
Bolivia. Y es que, como Pinochet hiciera con Allende, el presidente Evo
Morales, exiliado en México, ha señalado la traición de la OEA para marcar los
tiempos del golpe.
Salto Diario de España (www.elsaltodiario.com)
Como ha
narrado el jurista valenciano Joan Garcés, asesor personal y amigo de
Salvador Allende, el domingo 9 de septiembre de 1973 el presidente chileno se
reunió con el comandante en jefe del Ejército chileno, Augusto Pinochet, y el
general Orlando Urbina en su residencia de Tomás Moro. Ahí, les anunció que en
las próximas horas convocaría a la ciudadanía a un plebiscito para resolver el
conflicto entre el poder ejecutivo y el legislativo, con el fin también de
apaciguar las tensiones que vivía el país y los rumores de golpe de Estado;
golpe que llevaban promoviendo los Estados Unidos de Nixon y Kissinger desde la
victoria electoral de Allende, como lo demuestra el asesinato del general René
Schneider en 1970.
En aquella
reunión, Pinochet le confesó a Allende que confiaba en que aquel gesto
resolviera la situación y se comprometió a mantener el orden constitucional y
atajar cualquier atisbo de insurrección en el Ejército. Apenas unas horas más
tarde, de regreso en su casa para el cumpleaños de su hija, Pinochet se comprometía
con el golpe que se daría dos días más tarde y sellaba con su firma su
participación en él; golpe al que se dice que aún no estaba ligado. Sin
embargo, otras versiones han mantenido que en la misma reunión con Allende, y
al conocer los planes de la convocatoria para el plebiscito, Pinochet le pidió
al presidente que retrasara el anuncio hasta el martes, ya que el lunes tenía
otros compromisos en su agenda que no podía cambiar, a lo que Allende no puso
inconveniente. Por supuesto, como es conocido, el plebiscito, que debía
anunciarse en un acto público en la Universidad Técnica del Estado, no llegó a
ser convocado: el martes era 11 de septiembre y esa mañana temprano había
comenzado el golpe militar que bombardearía La Moneda y conduciría a Allende a
la muerte.
La sucesión
de aquellos episodios de la tragedia chilena parecen reflejarse hoy, con
extraña similitud, en el golpe que sufre Bolivia. Y es que, como Pinochet
hiciera con Allende, el presidente Evo Morales, exiliado en México, ha señalado
la traición de la OEA para marcar los tiempos del golpe. Así, en rueda de prensa el miércoles 13 de noviembre, indicó que
“la Cancillería [boliviana] acordó con la OEA entregar el informe oficial [de
la auditoría sobre las elecciones] el día 12 y ellos pidieron que fuera el 13.
Sorpresivamente, el domingo nos informó el personal de Luis Almagro que iban a
publicarlo”.
El domingo
10 de noviembre, sorprendido por el movimiento de la OEA, Evo convocaba nuevas
elecciones, sin percatarse de que aquel informe era sólo una etapa más para
desencadenar la intervención del Ejército, con el fin de obligarle a dimitir a
cambio de frenar un baño de sangre. Así, el presidente Evo concluía desde
México que “la OEA tomó una decisión política y no técnica ni jurídica”.
Sin embargo,
ahí no concluyen las sospechas que se ciernen sobre el papel que ha jugado la
OEA en este golpe. Como ha señalado el periodista
mexicano Luis Hernández Navarro en La Jornada:
“La OEA
desempeñó un papel clave en la preparación y legitimación del golpe. Envió a
Bolivia como jefe de la misión al mexicano Arturo Espinosa, un furibundo
enemigo de Evo Morales. El funcionario se vio obligado a renunciar ante su
absoluta falta de imparcialidad. Finalmente, el organismo presentó un informe
preliminar sobre los comicios, basado en una muestra de tan sólo 333 actas, de
un total de 34.555. Allí señala que encontró irregularidades (que van desde una
tachadura hasta una firma) en 23% de esas actas. Sin embargo, no se tentó el
corazón para llamar a realizar nuevas elecciones”.
(Algo que,
cabría añadir, sí hizo el presidente Evo.)
Pero no se
acaban ahí las suspicacias sobre el propio contenido del informe de la OEA y
sus conclusiones. El lunes 11, el bioinformático, docente e investigador
argentino Rodrigo Quiroga publica un elaborado estudio donde detalla una serie
de análisis sobre la posibilidad de manipulación de los resultados electorales
y, por tanto, sobre el presunto fraude en los comicios del pasado 20 de octubre
en Bolivia; fraude sobre el que supuestamente se fundamentan las protestas
detrás del golpe de Estado. Entre la minuciosa información que reúne, Quiroga
destaca que, a partir de su propia investigación, al “mirar la distribución de
votos a cada partido, por mesa, según el porcentaje de participación”:
1. “Los
votos del MAS [el partido del presidente Evo] [ofrecen] una distribución
normal, [que] denota la polarización regional de la elección”.
2. Es cierto
que “hay posibles irregularidades con algunas mesas”, siendo éstas “al menos
588”, correspondiendo a un total de 95.955 votos, las que habría que revisar.
Sin embargo, reemplazando “esas mesas por promedios para cada provincia” se
pone en evidencia que “no hay ningún indicio de fraude masivo”.
3. Quiroga
concluye así que “la victoria de Evo es incuestionable”, pero que “la
diferencia de 10 sí está en duda”.
El mismo 11
de noviembre aparece otro informe del Center for
Economic and Policy Research (CEPR) aún más revelador, cuya
publicación fue acompañada por diversas entrevistas a uno de sus autores en diferentes medios. En el documento se destaca que:
1. Tanto las
averiguaciones como las conclusiones del informe preliminar de OEA son de
dudoso valor, y se explica que la misma OEA recomendó el uso del sistema rápido
de recuento (TREP) y acordó con el Gobierno boliviano detenerlo para informar
de nuevo una vez las actas escrutadas estuviera alrededor del 80%, como así se
hizo, lo que desmonta toda sospecha sobre el cacareado “apagón informático”
durante el recuento. Del mismo modo, se señala que de nuevo la OEA exigió
reanudar el TREP, algo que también se hizo.
4. Además,
el informe indica que, a pesar de que el TREP no tiene validez legal, el
informe de OEA dedica el 90% de su contenido a la fragilidad del sistema
informático del TREP.
5. Se
subraya también que el informe de la OEA, además de no mostrar irregularidades
masivas, expresa que es “difícil de explicar” que en los últimos 5% de los
votos contabilizados Morales sacara un 60%”, mientras para el CEPR ese dato es
razonable, ya que estos votos proceden de regiones con un fuerte apoyo
histórico hacia el MAS.
6. El
documento destaca entre sus conclusiones que “la politización de un proceso
normalmente independiente parece inevitable cuando la OEA saca conclusiones
infundadas sobre la validez de un acto electoral”, y que esto supone “una grave
violación a la confianza pública, algo incluso más peligroso en el contexto de
una polarización política aguda y con la violencia política postelectoral que
ha ocurrido en Bolivia”. Por ello, el CEPR sugiere a la OEA que retire “sus
insostenibles alegaciones” y que tome “medidas para asegurar la neutralidad en
procesos de observación electoral por parte de la OEA en el futuro”.
El 13 de
noviembre, otro informe sale a la luz, esta vez bajo la autoría de Walter
Mebane, profesor de ciencias políticas y estadística y experto internacional en
fraudes electorales, que encuentra irregularidades en 274 mesas.
El profesor
Mebane expone en su análisis que, “aún eliminando todos los votos
“fraudulentos”, el MAS tiene un margen de más del 10% sobre [el partido
opositor] CC”. La conclusión es, por tanto aún más contundente que el estudio
de Quiroga, ya que, como señala éste al compartirlo, Mebane “utiliza una
versión más nueva de los resultados con el 100% de las mesas cargadas”,
mientras Quiroga utilizó una con el 96% que no contaba los votos desde el
extranjero. “Al sumar éstos [últimos], ni siquiera al descontar las mesas
“raras” al MAS, la diferencia cae por debajo del 10%”.
En
definitiva, y de acuerdo con las investigaciones tanto de Rodrigo Quiroga como
de Walter Mebane y el CEPR, queda claro que fue la propia OEA la que primero
recomendó el sistema TREP y los tiempos para detenerlo y reanudarlo; después
promovió los rumores de fraude sobre un recuento sin validez ni legal ni
concluyente; y, por último, una vez desatado el alzamiento
cívico-político-policial, maniobró por medio de engaños para desacreditar la
victoria de Evo sin base técnica alguna, abriendo la puerta al golpe militar
definitivo.
Hay que destacar, a modo de conclusión, que más de un 60% del presupuesto de la OEA corre a cargo de Estados Unidos, que la fundó en 1948 como extensión de la doctrina Monroe y parte del ideario “panamericanista”; eufemismo éste construido para evitar un lenguaje imperialista más explícito. No es la primera vez, ni será la última, que la OEA actúa de acuerdo a los intereses de quien paga y manda en ella, como ya lo hizo y lo sigue haciendo en Cuba o Venezuela. Por eso mismo, no es de extrañar que poco a poco comiencen a destaparse audios y otras pruebas que implican a senadores como Marco Rubio, Bob Menéndez o Ted Cruz, entre otros, en los planes de los golpistas bolivianos, en connivencia con la OEA, contra Evo.
Hay que destacar, a modo de conclusión, que más de un 60% del presupuesto de la OEA corre a cargo de Estados Unidos, que la fundó en 1948 como extensión de la doctrina Monroe y parte del ideario “panamericanista”; eufemismo éste construido para evitar un lenguaje imperialista más explícito. No es la primera vez, ni será la última, que la OEA actúa de acuerdo a los intereses de quien paga y manda en ella, como ya lo hizo y lo sigue haciendo en Cuba o Venezuela. Por eso mismo, no es de extrañar que poco a poco comiencen a destaparse audios y otras pruebas que implican a senadores como Marco Rubio, Bob Menéndez o Ted Cruz, entre otros, en los planes de los golpistas bolivianos, en connivencia con la OEA, contra Evo.
Del mismo
modo que la nacionalización del cobre chileno condenó a Allende ante el capital
depredador de Estados Unidos, Bolivia observa hoy cómo la mayor reserva de
litio del mundo —como ha señalado el historiador Vijay Prashad, fundamental en la transformación
energética global— juega un papel fundamental en la política interna del país y
en la lucha por su soberanía. La OEA ha actuado con Evo como hiciera Pinochet
con Allende: ante el anuncio de un plebiscito o unas elecciones, ha traicionado
su palabra para movilizar las fuerzas golpistas. Se trata, como siempre, de
colocar al frente del país a dirigentes serviles dispuestos a implementar
políticas neoliberales de despojo y entregar los recursos nacionales a cambio
de cualquier mísera prebenda que engorde su vanidad. Sin embargo, a diferencia
de Allende tras el golpe de Chile, Evo sigue vivo gracias a México. Es, por
tanto, de esperar que “mucho más temprano que tarde” el presidente indígena
regresará libre a su país para seguir construyendo una sociedad mejor. La lucha
sigue.
BOLIVIA: EXCANCILLER DE EVO MORALES SE NIEGA A
RENUNCIAR Y ASEGURA NO HUBO FRAUDE EN ELECCIONES
Diego Pary está en Nicaragua desde donde señaló
que continuará “con las tareas que me corresponden de Ministro de Relaciones
Exteriores” de Bolivia, a pesar que la presidente interina Jeanine Áñez lo
reemplazó.
Perú 21 (www.peru21.pe)
El
excanciller de Bolivia,
Diego Pary, afirmó este jueves en Nicaragua que no renuncia a su cargo como
representante del país sudamericano, y negó un fraude en las elecciones
generales del 20 de octubre, que causó una crisis que obligó a la renuncia del
expresidente Evo Morales.
“Por mi
compromiso con la democracia, con el pueblo y la Constitución continuaré con
las tareas que me corresponden de Ministro de Relaciones Exteriores del Estado
Plurinacional de Bolivia del Gobierno Constitucional”, dijo Pary, en su cuenta
en la red social Twitter.
Pary se
confirmó en su cargo a pesar de que ayer la presidenta interina de Bolivia,
Jeanine Áñez, lo reemplazó por la nueva canciller Karen Longaric.
El Gobierno
de Nicaragua, que considera a Pary como el canciller oficial de Bolivia, sostuvo
que la presencia del boliviano en su territorio forma parte de una gira por
varios países.
Este mismo
jueves Pary aseguro a medios del Gobierno de Nicaragua que “no se ha podido
comprobar la existencia de este fraude que ellos mencionan”.
El excanciller
contradijo así una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) al
proceso electoral detectó "serias irregularidades" y recomendó
realizar nuevos comicios.
“Todo lo que
se ha manejado no es más que un argumento más para el Golpe. El tema de la
auditoría de la OEA, si bien nosotros lo aceptamos, lo aceptamos en la
convicción de que la OEA podría haber hecho un trabajo profesional”, agregó.
Evo Morales
y su gabinete de Gobierno ha sostenido que las protestas masivas que dieron
lugar a su renuncia son en realidad un “golpe de Estado”.
Pary
calificó de “quebrantamiento de la democracia”, la interrupción de un Gobierno
que llevaba más de 13 años en el poder, y reclamaba vencedor de unas elecciones
que le garantizarían un cuarto mandato consecutivo.
También
aseguró que la salida de Evo Morales “responde a una lucha de clases”.
“Nosotros tenemos conciencia de que en este momento tenemos un gran respaldo
popular, de los sectores, campesinos, indígenas, obreros, profesionales,
empresarios patriotas están en este momento con nosotros, con el presidente Evo
Morales, están apoyando el retorno del presidente”, agregó.
El
exdiplomático además se refirió a la posición de la Policía Nacional de
Bolivia, que junto a las Fuerzas Armadas pidió la renuncia de Morales.
“El Gobierno
le fue quitando esos espacios y eso molestó a la Policía. La Policía ya tenía
una serie de situaciones de enfrentamiento con el Gobierno nacional, y
aprovechó el mejor momento para apoyar el golpe y poder derrocar a este
Gobierno”, indicó.
Pary se
encuentra en Nicaragua desde ayer miércoles, pero el Gobierno no ha brindado
información sobre la agenda del excanciller.
Actualmente
Nicaragua sufre una sangrienta crisis, que en casi 19 meses ha dejado al menos
328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derecho Humanos, que
responsabiliza al Ejecutivo de la violencia y de crímenes “de lesa humanidad”.
Al igual que
Evo Morales, Ortega recurrió a una interpretación de la Constitución para poder
aspirar a reelecciones sucesivas, y luego ganar la presidencia en dos
ocasiones, bajo acusaciones de fraude.
EL NUEVO GOBIERNO ULTRACONSERVADOR DE BOLIVIA
BUSCA ENTERRAR LA HERENCIA DE MORALES
En el Gabinete interino se sientan políticos
como Arturo Murillo, que anunció "la cacería" de un rival. El titular
de Presidencia trata de rebajar el tono y anuncia un intento de diálogo con el
MAS.
El País de España (www.elpais.com)
La etapa de
sucesión de Evo Morales en Bolivia comienza en medio de una profunda, aparentemente insanable, quiebra política y
social. La recién designada presidenta interina, Jeanine Áñez,
nombró el miércoles un Gabinete, aún incompleto, de nítido corte conservador en
el que destacan férreos opositores al exmandatario. Prometió “pacificar” el
país y convocar elecciones cuanto antes, pero no puso fecha. Arturo Murillo, el
ministro de Gobierno, responsable de las políticas de seguridad, se estrenó,
sin embargo, con una amenaza a un exministro de Morales: “Vamos a ir a la
cacería de Juan Ramón Quintana”.
La
representante del Movimiento Demócrata Social (MDS), que asumió el cargo sin contar con el apoyo de la mayoría del Parlamento,
aseguró en la toma de posesión de sus primeros 11 ministros que el equipo
encargado de la transición “incluye a personas conocedoras y especializadas y
en su mayoría de perfil técnico”. Áñez, que se ha garantizado el control de la
Policía y de los militares con el relevo de la cúpula de las Fuerzas Armadas,
mantuvo que su meta es “recuperar la institucionalidad y el orden democrático”.
“Este va a
ser un mandato de estricto orden provisional”, prometió. “La labor principal de
nuestra gestión de Gobierno será restaurar la paz social, realizar elecciones
libres y transparentes en el plazo más breve posible y traspasar el Gobierno a
quienes los bolivianos elijan con plena legalidad y legitimidad democrática”, agregó.
Ella y todos
los dirigentes que se opusieron a Morales llevan tres días negando que la dimisión del primer presidente indígena del país sea fruto
de un golpe de Estado, aunque su salida se produjo después de un
pronunciamiento del jefe del Ejército, que lanzó la “sugerencia” de que Morales
dejara el cargo. Con todo, desde el Palacio de Gobierno Áñez arremetió contra
el exmandatario, asilado en México, y lo calificó de “caudillo”.
El más
polémico de los halcones de su equipo es Arturo Murillo, senador muy cercano a
Óscar Ortiz, el candidato del MDS en las elecciones del 20 de octubre. Murillo
es ministro de Gobierno y sus primeras palabras fueron una amenaza a los
“sediciosos” y en particular a Juan Ramón Quintana, el exministro de la
Presidencia, a quien las nuevas autoridades consideran el cerebro detrás de las
fuertes movilizaciones en El Alto y de los bloqueos de caminos. “Que comiencen
a correr”, dijo Murillo, que quiere “cazar” a Quintana, porque “es un animal
que se alimenta de la sangre del pueblo”. "Vamos a hacer que la ley caiga
con el más fuerte peso, que se cumpla a cabalidad, vamos a reunirnos con el
señor fiscal general y le vamos a decir que apoye la patria, que apoye al
pueblo de Bolivia", continuó. "Este no va a ser un ministerio de
persecución, para nada, este va a ser un ministerio que va a ayudar a la gente
y va a buscar seguridad, pero aquel que trate de hacer sedición, a partir de
mañana que se cuide".
Este
político de Cochabamba es conocido por sus arremetidas extremas en contra del
Movimiento al Socialismo (MAS) y también en contra de las causas progresistas,
el movimiento feminista o la despenalización del aborto. “Si quieren,
suicídense, pero no maten a otros”, dijo en una ocasión en referencia a las
defensoras de la interrupción del embarazo. Murillo mezcló también sus
intereses privados en las primeras declaraciones y denunció que, durante la
caída del Gobierno, los cocaleros del MAS quemaron el hotel que tiene en el
Chapare, haciendo huir a su hermana y a los hijos menores de esta.
Ante una
cruz y la Biblia
Jerjes
Justiniano, nuevo ministro de la Presidencia, trató este jueves de rebajar el
tono y anunció un intento de diálogo con el Movimiento al Socialismo, cuya
viabilidad aún está en el aire. Para favorecer el clima de negociación con ese
partido, que teme una persecución, prometió que no habrá "caza de
brujas". El MAS, partido de gobierno durante los últimos 14 años, rechazó
apoyar la designación de Áñez, senadora elegida en las filas de la oposición y
vicepresidenta segunda del Senado. Esta asumió la presidencia porque las demás
autoridades de la línea de sucesión previstas en la Constitución habían
dimitido. Sin embargo, la presidenta del Senado, la socialista Adriana
Salvatierra, reivindicó seguir todavía en el cargo porque el Parlamento no
debatió ni ratificó su renuncia.
Áñez tuvo de
su parte el respaldo de los poderes fácticos, empezando por el Ejército y el
Tribunal Constitucional, que interpreta que el trámite de la sucesión no tenía
por qué obtener el visto bueno de la mayoría del Senado.
En su
Gabinete sentará también a Roxana Lizárraga, la nueva ministra de Comunicación,
una periodista que se hizo popular acusando al Gobierno de Morales de vínculos
con el narcotráfico, con Cuba y Venezuela. Comenzó su gestión diciendo que el
Gobierno aplicará “todo el peso de la ley” en contra de quienes lo
desestabilicen, y que los medios aliados del MAS deben “cambiar de línea” editorial.
La nueva
canciller, Karen Longaric, es diplomática de carrera, acérrima crítica de la
política exterior del anterior Ejecutivo. En su discurso de posesión, señaló
que Bolivia estuvo bajo ataque de la “delincuencia internacional” e insistió en
que Morales no fue derrocado por un golpe de Estado.
Más
moderados son los ministros de Economía, Servicios Públicos, Desarrollo Rural y
Medio Ambiente, todos ellos dirigentes de MDS, el partido de la presidenta, que
tiene como líder histórico a Rubén Costas, el gobernador de Santa Cruz.
Luis
Fernando Camacho, el dirigente cívico de esta misma región que lideró la
protesta contra Evo Morales, se ha visto compensado hasta ahora con dos
ministerios, el de la Presidencia y el de Defensa, en los que figuran dos de
sus más estrechos colaboradores. Se espera que Marco Pumari, el líder del
comité cívico de Potosí, la ciudad que destacó por su radicalidad y por aportar
grupos indígenas a la rebelión contra el expresidente, sea favorecido también
con alguna de las carteras que todavía falta designar.
Todos los
ministros juraron ante una gran cruz y una Biblia, en cumplimiento de la
promesa de la “resistencia pacífica a la dictadura” de “devolver a Dios al
Palacio de Gobierno”.
VLADIMIR PUTIN DIJO QUE BOLIVIA ESTÁ “AL BORDE
DEL CAOS” Y QUE HAY UN VACÍO DE PODER: “ME RECUERDA A LIBIA”
Luego de que su gobierno reconociera a Jeanine
Áñez como “líder del país”, el mandatario ruso manifestó en Brasilia su
preocupación por la crisis.
Infobae de Argentina www.infobae.com)
El
presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el jueves que Bolivia está al borde del
caos y que existe un vacío de poder después de que el presidente Evo Morales
renunció bajo presión de opositores y de las Fuerzas Armadas el domingo.
Hablando a
periodistas en Brasilia durante una cumbre de los países BRICS, Putin agregó
que esperaba que quien sea que asuma el poder en Bolivia continúe cooperando
con Moscú.
“No hay
poder en Bolivia. Me recuerda a Libia. No hay una intervención directa desde
fuera, pero el país está al borde de un caos”, afirmó el mandatario ruso ante
la pregunta de un periodista.
“Confiamos
en que, sea quien sea el que llegue al poder en Bolivia, se mantenga el interés
por desarrollar las relaciones con Rusia. Por nuestra parte, estamos dispuestos
a cooperar con las autoridades que recibirán un mandato legítimo del pueblo de
este país”, precisó.
Putin se
refirió también al contexto general de protestas e inestabilidad que atraviesa
América Latina. “Confiamos en que al final triunfe el sentido común y la
comprensión de los intereses de la población, y que la responsabilidad por la
situación de los ciudadanos prevalezca sobre las ambiciones personales,
políticas o partidistas”.
El Gobierno de Rusia había reconocido más temprano a Jeanine Áñez como
“nueva líder” de Bolivia. Lo hizo a través de declaraciones del
vicecanciller Serguéi Riabkov, quien evitó hablar de presidenta y sostuvo que
en Moscú perciben “lo que precedió al cambio de poder como acciones que en
realidad equivalen a un golpe de Estado".
“Nos dimos
cuenta de que, cuando fue nombrada para este cargo, no había quórum pleno en el
Parlamento, por lo que vemos aquí algunos puntos que, por supuesto, tenemos en
cuenta. Pero está claro que será percibida como la líder de Bolivia hasta que
la cuestión de un nuevo presidente se resuelva a través de elecciones”, expresó
Riabkov. Los medios estatales rusos califican la declaración como un
reconocimiento.
Ante un
grupo de periodistas, el diplomático agregó: “Percibimos todo lo que precedió
al cambio de poder como acciones que en realidad equivalen a un golpe de
Estado. Esto nos recuerda una vez más que ciertas fuerzas utilizan métodos que
van más allá de las normas legales para resolver sus propios problemas
políticos".
En las
últimas horas, Colombia y Guatemala reconocieron a Jeanine Áñez como presidenta
interina de Bolivia. La decisión de los Ejecutivos de Iván Duque y Jimmy
Morales se sumó a la de los gobiernos de Estados Unidos, Brasil y Reino Unido.
EVO MORALES: “NO ME ARREPIENTO" DE HABER
QUERIDO UN CUARTO MANDATO
En una entrevista con el diario “El Universal”
de México, donde se encuentra asilado desde que renunció al poder, el
expresidente de Bolivia dice haber sido víctima de una confabulación para
orquestar un “golpe de Estado” fincado en el racismo
El Comercio de Perú (www.elcomercio.pe)
Evo Morales
no se arrepiente de haber buscado tener un cuarto mandato, pues asegura que
esperaba gobernar 20 años, hasta el año 2025, ya que en esa fecha emblemática
del Bicentenario de la fundación de Bolivia habría
completado el ciclo de la transformación política y económica del país.
Asilado en
México desde el martes pasado, Morales considera que no fueron la protesta
social ni los señalamientos de irregularidades electorales los que originaron
su salida de la presidencia y del país, sino una confabulación para orquestar
un “golpe de Estado” fincado en el racismo.
En
entrevista con el diario mexicano “El Universal”, el hoy expresidente rechaza
los señalamientos de fraude electoral y dice que su renuncia al cargo no fue
por cobardía, sino para evitar el derramamiento de sangre en Bolivia; resalta
que hasta el pasado domingo que dimitió no se había registrado ninguna muerte
por herida de bala y que, tres días después, van ya 10 muertos.
El
mandatario obligado a renunciar asegura que está listo para regresar a Bolivia
de inmediato si la Asamblea de su país no acepta la renuncia que presentó el
pasado domingo al cargo. Volvería, sostiene, con el fin de pacificar al país y
organizar nuevas elecciones en las que él está dispuesto a no ser candidato.
Morales
culpa al gobierno de Estados Unidos de estar detrás del “golpe” que lo sacó de
la presidencia y dice que todas las muertes que se originen en Bolivia por la
crisis que generó su salida del poder son responsabilidad de la Organización de
Estados Americanos a la que acusa de haber aportado al “golpe de Estado”.
—Usted ha
sido admirado por haber logrado muchos cambios en Bolivia, por haber tenido un
crecimiento económico muy satisfactorio, por haber llevado un gobierno de
igualdad a su país. Sin embargo, sus críticos señalan como un error el que haya
querido permanecer otro periodo en el poder. ¿Fue un error haber competido para
el nuevo periodo?
Después de
13 años, casi 14 años, ganamos en la primera vuelta, la derecha nos roba el
triunfo. En la primera candidatura a la presidencia en el 2002 [cuando fue
declarado ganador Gonzalo Sánchez de Lozada] no he perdido, me la han robado;
en esta última candidatura tampoco he perdido, me la han robado y ganamos en la
primera vuelta. En el 2002 me expulsaron del Congreso, ahora con este
conflicto, me expulsaron de Bolivia. Cuando me expulsaron del Congreso tenía
apenas cuatro diputados, he vuelto con 27. Ahora que me expulsan de Bolivia por
razones políticas regresaremos con millones y millones: estoy convencido porque
el pueblo está movilizado frente al golpe de Estado.
No me
arrepiento, no, porque ganamos elecciones en la primera vuelta: no como antes,
con más de 50%, 60%, pero también quiero decirles que ahora algunos que votaron
por la derecha o por otros están arrepentidos. Como he permanecido tanto me
acusan de dictadura… pero ahora el pueblo está viendo una dictadura.
El domingo
que renuncié, he renunciado para que no agredieran a mis hermanos, a mis
hermanas… quemaron un día antes de mi renuncia la casa de mi hermana, el día
que estaba renunciando saquearon mi casa: ese es el racismo, han sembrado
racismo, es mal visto ser indígena.
—¿Ve
entonces un golpe de Estado apuntalado en el racismo?
Totalmente
racismo. Acaban de informarme personas cercanas en la nación que la [proclamada
presidenta interina Jeanine Áñez] golpista está gobernando con tanques y
helicópteros, metiendo bala por aquí, por allá, hasta el día domingo ni un
muerto y hasta ayer, 10 muertos, eso es dictadura.
Les hacen
gritar “Evo Cabrón”. Hacen odiar a gente campesina, indígena, originaria, a los
más humildes, odio, racismo; usan la Biblia contra la familia, para mí la
Biblia es algo sagrado que nos da valores; oran para hacer odiar, rezan para
hacer discriminar, usan el Cristo para marginar, para humillar al pueblo.
Yo soy
católico y en nuestra Constitución no hay iglesia de primera o de segunda,
somos un Estado laico; antes solamente era reconocida la religión católica;
ahora no.
Pese a esa
situación usan la Biblia contra el más humilde, aquí se repite la historia de
los tiempos de la Colonia donde algunos obispos llegaron con la Biblia, te
sacaban la Biblia y disparan.
—¿Cuánto
tiempo cree que debió permanecer en Bolivia como presidente para haber
consolidado por completo su modelo?
Yo creo que
habría bastado hasta el Bicentenario (en el 2025), con cinco años más estaba
consolidado el crecimiento económico, la integración de Bolivia y la
universalización de los distintos programas sociales. Esa es la idea de Bolivia
con desarrollo, con igualdad social, con integración, con un tema de
industrialización.
—Y las
fuerzas que mueven ese golpe... ¿usted las identifica, son internas, pero
también con apoyos externos?
Sí, estamos
convencidos de eso; desde el momento en que el [gobierno actual] ha sido
reconocido primero por Estados Unidos y después por Inglaterra. Esto que está
pasando es como en Venezuela, pero ahora en Bolivia.
—¿Ve la mano
de Washington en esto?
Viene desde
ahí, por supuesto.
—Pero la
Organización de Estados Americanos (OEA) asegura que hubo irregularidades en la
elección, que se trató de un fraude. Y usted mismo, al renunciar, podría
pensarse que hay un reconocimiento implícito de que fue una elección fallida.
¿Qué opina de eso?
Yo tenía
todavía confianza en la OEA, pero ahora he visto de cerca cómo no solo aportó
al golpe de Estado: el día domingo en la madrugada hablé con su jefe porque me
informaron que ya había un informe preliminar [sobre los comicios] y eso
alimentó al golpe de Estado.
La OEA es,
en parte, responsable de los muertos que está habiendo en Bolivia. Yo se lo
dije a su representante: “No haga eso, con eso va a incendiar Bolivia” y le
advertí que quería que lo supiera Luis Almagro [secretario general de la OEA].
Yo le dije: contácteme con Luis Almagro, no quiso, solo dijo “voy a consultar”;
no consultó nada y después sacó su informe.
Yo no
pediría que hagan fraude, no haría eso jamás, vengo de las familias más
humildes, las familias indígenas; mis padres me enseñaron valores, me enseñaron
a nunca mentir, no miento; jamás robar.
Quiero que
sepan que cuando era niño mi padre me dijo: “Nunca se roba”, si algún día no
tiene [dinero], mejor diga présteme, y si sabe que no va a poder devolver el
préstamo mejor decir “regáleme, ayúdeme” que robar.
—¿Cuál es su
plan, su estrategia para regresar y continuar con su modelo?
Mi renuncia
está en la Asamblea, si la Asamblea rechaza mi renuncia, qué bueno, y en este
momento me siento capaz para pacificar a Bolivia. La pacificación no va a
llegar con bala, con arma como se está haciendo. La pacificación llega a
Bolivia con diálogo, con la participación de las Naciones Unidas, la Iglesia
católica, con los países voluntarios como mediadores.
—¿Pero su
idea sería regresar a terminar su periodo, a organizar un nuevo proceso
electoral?
Yo acabo mi
mandato, garantizamos las elecciones con un nuevo proceso electoral, pero para
eso primero hay que pacificar Bolivia.
—¿Y sin Evo
como candidato?
Sí. Sabe,
cuando llegué a la presidencia yo dije: 5 años, estaba contento, feliz; he
estado 13 años con nueve meses y 18 días. Récord histórico en Bolivia, primer
presidente indígena sin formación académica, con mucha conciencia social, con
mucho compromiso con la patria.
Nunca quiero
que nuevamente vean niños como Evitos en Bolivia, ese es mi deseo y hemos
logrado mucho: 3 millones de bolivianos han pasado a la clase media en nuestra
gestión, de 10 millones de habitantes que tenemos en Bolivia. ¿Entonces cómo
termina esta obra? Por ahora es terminar mi gestión; después, claro, los
militantes continuarán.
—¿En cuánto
tiempo se ve de regreso en Bolivia?
Depende. Por
mí, si aporta a la pacificación, mañana mismo, porque me duele que haya tantos
muertos, me duele que las fuerzas armadas que he equipado tanto, que ahora
tienen 25 helicópteros, ahora abusan del pueblo, no lo comparto. Les digo a los
nuevos comandantes: no se manchen con la sangre del pueblo, no usen el que
equipo de las fuerzas armadas contra el pueblo, eso es para defender la patria;
se equivocan los generales, los comandantes. Pero sé que son los comandantes y
generales y no la tropa.
—Pero el
tema de la Asamblea pidiendo que regrese, sinceramente se ve complicado. ¿Cree
que le pidan que vuelva?
La bancada
(Movimiento al Socialismo, el partido de Evo) está unida, felicito a la bancada
que está unida. Si rechazan mi renuncia, tengo que volver para estar con el
pueblo, para luchar contra la dictadura, contra el golpe de Estado. Repito, yo
renuncié para que no se ofendieran, pero es peor ahora.
—¿Y
regresaría aun a costa de su seguridad?
Es más
importante estar con el pueblo y quiero estar con mi pueblo. Vengo de esas
bases, de esas grandes luchas, tantas detenciones, torturas, tantos
confinamientos, no tengo miedo. Me da más miedo que con algún pretexto
maltraten a mi gente.
—¿Cuál es su
visión acerca de la manera de gobernar del presidente Andrés Manuel López
Obrador, que en muchos aspectos tiene tintes similares a los que usted impulsó
en Bolivia?
No quiero
tanto comentar. Los que tenemos asilo político o diplomático no tenemos mucho
que comentar. Yo tengo mucho respeto, mucha admiración al presidente López
Obrador. Lo conocí cuando era candidato, hice seguimiento por algunos
periódicos desde Bolivia y no quisiera inmiscuirme en temas internos de nuestra
querida patria como es México.
—Hablemos
entonces en general, hubo un triunfo de la izquierda en Argentina, ha habido
avances en la izquierda de América Latina, el propio presidente López Obrador
es un representante de izquierda. ¿Usted considera que Latinoamérica va hacia
ese camino?
El
resurgimiento de las izquierdas en América Latina, yo tengo mucha esperanza de
que un día tengamos como en los mejores momentos, con [el expresidente
brasileños Luiz Inácio] Lula [da Silva], con [el fallecido exmandatario
venezolano Hugo] Chávez; con [el matrimonio presidencial argentino Néstor y
Cristina] Kirchner; con [el expresidente ecuatoriano Rafael] Correa; con [el
exmandatario uruguayo José] Mujica. Cómo nos hace falta un grupo de líderes de
América Latina, con [el fallecido expresidente cubano] Fidel Castro, que tanto
soñábamos la integración de toda América Latina y el Caribe. Tengo mucha
esperanza de un día llegar como aquellos tiempos con tantos líderes políticos
con mucha definición ideológica.
EVO MORALES NO ADMITIÓ NINGUNA RESPONSABILIDAD EN LA CRISIS EN BOLIVIA
El ex mandatario indígena afirmó que su principal error fue “derrotar a
los opositores” en varias elecciones consecutivas. Además aseguró que nunca
pretendió aferrarse al poder pero que una vez al frente del país comprendió que
su labor dependía “del pueblo”, lo que lo llevó a aceptar sucesivas
candidaturas.
Infobae de Argentina (www.infobae.com)
El ex
gobernante boliviano Evo Morales
reconoció el jueves que pudo cometer “errores”, pero no asumió ninguna
responsabilidad en la crisis que lo llevó a renunciar a la presidencia
tras los polémicos comicios del pasado 20 de octubre, que han convulsionado al
país sudamericano.
“Responsabilidades, nada. Pueden ser errores, somos seres humanos, pero
jamás he pensado hacer daño al pueblo boliviano”, dijo Morales en una
entrevista con la cadena Televisa en México, país al que llegó el martes
como asilado político.
El ex
mandatario indígena afirmó que su principal error fue “derrotar a los opositores” en varias elecciones consecutivas y
que “para nada” habría hecho algo distinto durante sus tres períodos de
gobierno.
Aseguró que nunca pretendió aferrarse al poder pero que
una vez al frente del país comprendió que su labor dependía “del pueblo”,
lo que lo llevó a aceptar sucesivas candidaturas.
“No se trata de eternizarse, por mí en cinco años quería irme a mi casa
(...) ese es mi deseo, pero el pueblo me pide continuar”, afirmó
Morales.
Tras la
renuncia y exilio de Morales, Bolivia
ha quedado al mando de la senadora opositora Jeanine Áñez, que se
proclamó el martes presidenta interina del país y busca pacificarlo tras los
graves disturbios generados luego de las elecciones del mes pasado, plagadas de
irregularidades, según una misión de auditoría de la Organización de los
Estados Americanos (OEA).
Morales explicó que el otro factor clave para insistir con la presidencia
era mantener la “continuidad” de su programa social y económico a mediano y
largo plazo.
Al respecto,
Morales destacó sus logros,
entre ellos la reducción de la pobreza, “que impresiona a todo mundo”, así como
el haber logrado que la economía boliviana sea la de mayor crecimiento en
Sudamérica durante seis de sus 13 años de gestión.
“Mucho depende del programa, un programa del pueblo y no un programa
impuesto por el imperio”,
destacó el ex mandatario.
Insistió
además en que sus “pecados” son el
hecho de ser indígena y el haber implementado programas de apoyo a los
más humildes, los cuales son rechazados por un grupo oligárquico de “familias
racistas, fascistas”, que apuestan además por la privatización de la economía.
“Vuelve el racismo, vuelve el odio, no puedo creer el usar la Biblia
contra la familia”, dijo
Morales sobre el grupo que, según él, forzó su salida del poder.
El ex
mandatario dijo además que “por ahora”
no se ve nuevamente como presidente de Bolivia pues el país está “en la etapa
de recuperar la democracia, de derrotar a la dictadura”.
LOS NUEVE
RESPONSABLES DEL GOLPE EN BOLIVIA
Un golpe de
Estado jamás está constituido por un hecho aislado. No existe un momento
puntual que pueda ser definido como el generador definitivo de una ruptura
democrática. Cualquier golpe es un proceso acumulativo en el que el “marco” es
fundamental para crear las condiciones necesarias y suficientes que garanticen
su efectividad. La erosión de legitimidad del objetivo a derrocar se hace por
múltiples vías que abonan un campo en el que luego las acciones destituyentes
procuran ser presentadas como democráticas.
Telesur de
Venezuela (www.telesurtv.net)
Por
el carácter multidimensional del proceso golpista, nunca podríamos afirmar que
existe un único responsable. Siempre hay muchos actores que participan en esta
tarea, desde quién acaba asumiendo la Presidencia pos golpe hasta aquel que
inicia una campaña de desgaste con una fake news.
En
Bolivia, el golpe de Estado contra la democracia, con el objetivo de deponer a
Evo Morales como presidente, también contó con muchos participes, cada cual en
su justa condición; unos como colaboradores y otros como cómplices; los hubo
más pasivos o más activos; algunos planificaron desde el inicio y otros se
fueron sumando a medida que se fueron desarrollando los acontecimientos.
He
aquí un recuento breve, pero preciso, de quiénes fueron todos los corresponsables
del golpe de Estado en Bolivia, con nombres y apellidos:
1.
El fascismo de los comités cívicos
Especialmente
el de Santa Cruz. Este movimiento político, tan violento como racista, no es
nuevo, sino que viene desde el principio de la gestión de Evo Morales, porque
jamás aceptaron que un representante indígena y campesino fuera quien tuviera
el mandato popular para gobernar el país. Lo intentaron muchas veces, con
muchos representantes diferentes y, esta vez, el turno fue de Luis Fernando Camacho,
quien no se presentó a elecciones, quien no tiene ningún voto, pero decidió que
la violencia y el terror eran las armas para alcanzar el objetivo: derrocar a
Evo y acabar con el Estado de Derecho y orden constitucional del país.
2.
La oposición partidaria que sí se presentó a las elecciones
Fundamentalmente,
Carlos Mesa, principal contrincante de Evo Morales, derrotado en las últimas
elecciones, fue clave en todo este proceso golpista, desconociendo resultados
por anticipado y declarando fraude mucho antes que se produjeran las
elecciones. El mismo día de los comicios salió a anunciar que había segunda
vuelta sin que se culminara el recuento de votos. Luego de las elecciones,
mantuvo constantemente una postura silenciosa, cómplice, ante la violencia desatada
por los comités cívicos, reacomodándose al nuevo eje político golpista sin
exigir que se frenara.
3.
La actual Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA)
Siempre
presente cada vez que existe un proceso de desestabilización antidemocrático.
Esta vez lo hizo de forma directa, participando en el proceso electoral.
Primero, fue con el informe preliminar de la misión electoral, que sin base
alguna, anunció que era “recomendable una segunda vuelta”. Segundo, con un
informe preliminar de la auditoría lleno de debilidades, sesgado y parcial, sin
rigor, y centrado en su mayoría en criticar al sistema provisorio de
transmisión de datos (no vinculante). Y es que a la hora de analizar las actas
oficiales, las reales, únicamente logró demostrar irregularidades en 78 actas
de un total de 34.555, lo que supone el 0,22%. De hecho, la muestra
seleccionada, en sus propias palabras escritas en el informe, no obedece a
criterios estadísticos sino que eligieron los casos allá donde el partido
oficialista había obtenido muchos votos. El informe está plagado de adjetivos y
adverbios con tono valorativo y discrecional (“comportamiento inusual”,
“presumiblemente”) demostrando su incompetencia en cuanto a rigor e
imparcialidad.
4.
El Gobierno de los Estados Unidos
Otro
infaltable: como siempre, tras cada golpe, reaparece precipitadamente
reconociendo al nuevo presidente autoproclamado. Aunque esta vez, desde inicios
de este año, diferentes autoridades del Departamento de Estado -por ejemplo,
Kimberly Breier- ya habían declarado que el proceso electoral boliviano estaba
repleto de irregularidades, usando incluso el término de “potencial fraude”;
además, plantearon más de una vez que se debía de estudiar el desconocimiento
de los resultados que de la cita electoral se desprendieran.
5.
La policía
Es
la segunda vez que lo hace. En el año 2008 se amotinó y desconoció al
presidente Evo, provocando inseguridad ciudadana y desestabilización política y
social. No prosperó en ese entonces, pero ahora lo repitió en un momento de
gran caos y estado de terror provocado por el movimiento fascista en las
calles. Fue un actor clave en la última fase del golpe de Estado.
6.
Las Fuerzas Armadas
Seguramente
este es el actor más difícil de descifrar en este golpe. Actuó en forma muy
particular: hasta el último momento no se pronunció ante la grave situación. En
primer lugar, cuando todo comenzaba a estar al límite, emitieron un comunicado
escueto pero con un párrafo último muy ambiguo. Después, en uno de los momentos
de mayor tensión, se mantuvieron en silencio hasta que, al final, salieron a
pedir la renuncia del presidente Evo. Es muy probable que al interior hubiera
división, y todavía la haya. Las Fuerzas Armadas tuvieron varias horas de
desconcierto, sin querer aprovecharse del vacío institucional de poder
existente, y en ningún momento asumieron el control de las riendas del país.
Sin embargo, esto no les exime de responsabilidad porque se fueron acoplando al
tsunami golpista. A partir de ahora veremos qué ocurre porque la partida aún no
está cerrada en cuanto a su papel en los próximos días y semanas. Hasta el
momento, la autoproclamada presidenta ha cambiado al comandante de las Fuerzas
Armadas, lo cual quiere decir que no se fía del anterior ni de la ascendencia
de éste sobre otros mandos intermedios.
7.
Ciertos medios de comunicación
Jamás
pueden faltar en cada golpe. Son claves para construir el marco de referencia
antes, durante y después. Uno de los principales responsables en esta tarea en
Bolivia es Página Siete. Un ejemplo es suficiente para demostrar cuál fue su
forma de generar el máximo nivel de zozobra: desde la noche de las elecciones
hasta 48 horas después, sostuvo en su portal como entrada principal el
resultado de una encuestadora privada, Viaciencia, que daba sólo 4 puntos a
favor de Evo para instalar la idea del fraude a pesar que ya había sido
publicado oficialmente el cómputo preliminar y definitivo. Este medio siempre
fue el máximo exponente del marco del fraude, antes y después, defendiendo el
desconocimiento de los resultados desde el inicio y saliendo rápidamente a
avalar la transición no democrática. Además, hay otros actores involucrados. No
podemos obviar el rol del “periodista” Carlos Valverde, quién en la previa del
referéndum del 2016, fue responsable de la campaña sucia en base al “caso
Zapata”, orientada a erosionar la imagen de Evo Morales.
8.
Los actores económicos
Los
grandes empresarios del país se enriquecieron mucho en el ciclo largo de
bonanza económica. Es por ello que esta vez no está tan claro que este golpe de
Estado tenga su raíz en su posición en contra del modelo económico boliviano.
El eje explicativo central de este golpe definitivamente reside en el racismo
que posee una clase boliviana que no acepta a lo indígena, esencia de un Estado
Plurinacional. Sin embargo, los grandes grupos económicos del país tampoco
están ajenos a esta cuota de desprecio por todo lo que tenga que ver con lo
indígena. Es por ello que, seguramente, buena parte de los grandes empresarios
del país hayan estado dubitativos entre aceptar la dirección indígena que le
garantiza un proyecto económico estable y altamente rentable para ellos, o
participar en este golpe a favor de dirigentes que sólo saben ser violentos en
las calles.
9.
Los oportunistas de siempre
No
falta el títere de turno que siempre quiere la foto como presidente, aunque sea
en condición de autoproclamado. Esta vez este papel, a lo Guaidó, lo desempeña
la opositora Jeanine Áñez, que obtuvo algo menos de 50.000 votos para alcanzar
su banca de senadora. De todas formas, lo que es seguro es que ella, a pesar
que se auto promulgue y algunos otros lo repitan, jamás será la Presidenta del
país.
BOLIVIA:
“EVO SE TUVO QUE IR PARA QUE NO LO MATEN JUNTO A ÁLVARO GARCÍA LINERA”
El destacado
periodista y director de Resumen Latinoamericano, Carlos Aznárez, dialogó con
RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm), sobre los efectos que traerá el
golpe de estado en Bolivia para los países de la región.
Real Politik
de Argentina (www.realpolitik.com.ar)
Sobre
el asunto, comentó que “lamentablemente ya se veía venir, el gobierno boliviano
venía demostrando que se había hecho la gran hazaña de poner a un país de pie y
sacarlo de ese pozo histórico, convertirlo en una de las economías más
importantes del continente y con grandes posibilidades de seguir evolucionando.
Precisamente por esos avances y por todo lo que incluyó el proceso de inclusión
de los sectores más humildes como los indígenas, como nadie lo había hecho
antes, fueron las razones por la cual el imperialismo puso desde hace bastante
tiempo a Bolivia en la mira de un posible derrocamiento”.
Asimismo,
el cronista comentó que, como en todo proceso popular y revolucionario como el
que impulsó Evo en Bolivia, hay errores: "Pero Evo Morales no se va por
sus errores, se va por sus aciertos. Son cientos de aciertos los que les
revolvieron el estómago a los mandatarios norteamericanos, a estos y a los
anteriores, para determinar que Bolivia tenía que seguir el mismo camino que en
otros procesos progresistas latinoamericanos”.
En
otro aspecto, Carlos recordó que las tierras de Evo tienen uno de los “mayores
niveles de producción de litio, y hoy el litio es oro para muchas empresas
trasnacionales. O sea, hay ambición de quedarse con Bolivia”.
Posteriormente
el periodista se refirió a la intervención de la Organización de Estados
Americanos (OEA), y cuestionó el accionar del gobierno boliviano: “Creo que
pecaron de ingenuidad y le abrieron la puerta a este organismo nefasto, que
jugó el papel de la víbora venenosa. Luis Almagro llegó hace unos meses y
simuló defender la legalidad de los comicios. ‘Se enojó’ con los que ahora dan
el golpe, y ahora apuró la auditoría para dar la luz verde a un golpe policial,
militar, cívico, con la excusa de que hubo fraude, cuando todo el mundo sabe de
que no hubo fraude, se ganó por diez puntos”.
Más
adelante, analizó que “el imperio está viendo que sus políticas de ajuste
neoliberales, capitalistas salvajes, están siendo contestadas con el hartazgo
de los pueblos. En algunos lados, como en Chile, Ecuador, Puerto Rico, Perú,
por la vía de la rebelión popular. Y por otro lado, por la vía de las
elecciones como el caso de Argentina”.
Por
otra parte, Aznárez analizó: “El pueblo boliviano puede llegar a tomar en
sus manos cualquier vía posible para su lucha, incluida la lucha armada. Porque
cuando se cierran las puertas de las maneras que se cierran en Bolivia, donde
el supremacismo trumpeano blanco le corta el pelo a los indígenas como hacían
los conquistadores españoles, los hace arrodillar, los humilla, les pintan la
cabeza de rojo, como hicieron con la alcaldesa de Vinto; entran a la biblioteca
de Álvarez García Linera y le queman 30 mil volúmenes. Esos nos son hermanos
bolivianos, esos son facistas”.
“En
Argentina ganó las elecciones el proyecto nacional y popular", pero de
acuerdo a la visión de Aznárez, “Alberto y Cristina estarán condicionados,
rodeados por Bolivia, Brasil y también por Uruguay. Trump ya lo dijo:
‘Este es un mensaje directo para Venezuela, Nicaragua y Cuba. Dentro de poco va
a agregar a Alberto Fernández”.
"NOS
ESTAMOS LLENANDO DE GUAIDÓS EN AMÉRICA LATINA": ERNESTO SAMPER
El
expresidente colombiano aseguró que la nueva Presidencia interina en Bolivia es
ilegítima, tras un "golpe de Estado" a Evo Morales.
Colombia
Com. (www.colombia.com)
El
expresidente de Colombia y exsecretario general de la Unasur Ernesto Samper
aseguró que en Bolivia hubo "un golpe de Estado" y lamentó que
Latinoamérica se esté "llenando de
Guaidós" al referirse al reconocimiento que hacen gobiernos a
presidentes que no han sido elegidos en las urnas.
"En Bolivia lo que hubo fue un golpe de
Estado",
dijo Samper a periodistas en Bogotá al referirse a lo sucedido con Evo Morales,
quien dejó el poder el domingo en medio de una grave crisis política.
Samper
explicó que cuando la policía se repliega a los cuarteles a pesar de que
existían manifestaciones en las calles y las fuerzas armadas declaren su
neutralidad, "sencillamente le
quitan el respaldo como fuerza pública al presidente".
"El presidente Evo Morales en un acto de
generosidad (lo que hizo) fue renunciar para evitar que hubiera una guerra
civil en Bolivia",
añadió.
El
expresidente de Unasur aseguró que en consecuencia "todo acto derivado de este golpe de Estado tiene que ser
considerado como un acto ilegítimo".
¿Otra
Guaidó?
El
pasado 13 de noviembre, el Gobierno colombiano, encabezado por el presidente
Iván Duque, reconoció a Jeanine
Áñez como presidenta interina de Bolivia, luego de que fuera proclamada
jefa de Estado tras la renuncia de Morales.
"Es el reconocimiento de unos Estados de una presidenta que es otro
Guaidó, nos estamos llenando de Guaidós aquí en América Latina,
presidentes accidentales, todos por el simple reconocimiento de gobiernos de
derecha, ese no es el camino que necesitamos", aseguró.
Las
relaciones entre Colombia y Venezuela han pasado por varios períodos de
tirantez desde la llegada al poder del chavismo en 1999, y este año Iván
Duque fue uno de los primeros mandatarios regionales en reconocer al líder
del Parlamento, Juan Guaidó, como presidente encargado de Venezuela.
Por
ello, Samper enfatizó que "los
presidentes se hacen y se legitiman en las democracias, no en los salones
diplomáticos".
PRENSA EN
ALEMÁN: MORALES PROVOCÓ LAS CONDICIONES PARA UN GOLPE EN BOLIVIA
Así ve la
prensa germanoparlante la crisis en Bolivia. ¿Fue la dimisión de Evo Morales
producto de un golpe de Estado? ¿Qué papel jugó la figura de Luis Fernando
Camacho? ¿Cuán legítima es la toma de posesión de Áñez?
DW de
Alemania (www.dw.com/es)
Bolivia
es un país profundamente dividido, sostiene el rotativo Tages-Anzeiger,
de Alemania: "Al hablar ahora de un golpe de Estado, Morales no se
equivoca. Pero él mismo produjo las condiciones para ese golpe. Es tiempo de
confesárselo a sí mismo y de tranquilizar a sus seguidores para facilitar
una transición pacífica en Bolivia. Sin embargo, y ese es el problema, la
oposición tampoco tiene interés alguno en una situación ordenada. Ya en los
días antes de su dimisión, los opositores rechazaron cualquier tipo de oferta
de diálogo. Que Morales diera vía libre a nuevas elecciones, el domingo
(10.11.2019), no fue suficiente para ellos. El presidente debía irse de
inmediato. No pareció importarle a nadie que así se creara un vacío de poder.
(…). Luego de más de una década de estabilidad política, Bolivia es ahora un
país profundamente dividido.”
Un
verdadero golpe se ve de otro modo, opina el matutino suizo Neue
Zürcher Zeitung: "¿Fue la dimisión de Evo Morales verdaderamente un
golpe? El presidente boliviano renunció el domingo, luego de que el jefe de las
Fuerzas Armadas, el general Williams Kaliman, le sugiriera retirarse del cargo.
(…) Morales y sus seguidores, así como la izquierda latinoamericana,
reaccionaron rápidamente calificando la dimisión de golpe militar. En vista de
la larga serie de golpes de Estado en América Latina, es comprensible que una
intromisión de los militares activara inmediatamente las señales de alarma. En
ese sentido, habría que observar el caso detenidamente y, de ser necesario, exigir
que se tomen medidas en consecuencia. Pero es de resaltar que el argumento del
golpe proviene exclusivamente de la izquierda, y que, justamente desde ese
lado, apenas se escuchen críticas acerca del fraude electoral cometido por Evo
Morales. ¿Es falsa la sospecha de que a la izquierda le preocupa más el
restablecimiento del poder de Morales que el retorno a la democracia de
Bolivia?”
Hombres
prescindibles,
titula el periódico alemán Tageszeitung: "Dos países, dos partidos
de izquierda y dos hombres que parecían imprescindibles (...) o creían que
lo eran. Aunque ambos, el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el expresidente
de Brasil, Lula da Silva, están en situaciones totalmente diferentes. Lula,
cuyo solo encarcelamiento hizo posible la victoria electoral del presidente de
extrema derecha Jair Bolsonaro, acaba de ser liberado de prisión y es celebrado
frenéticamente por sus seguidores. (…) Evo Morales tenía buenas perspectivas de
entrar en la historia, no solo como el primer presidente indígena de Bolivia,
sino también como el que logró enormes progresos en cuanto a estabilidad
económica y proveyó a Bolivia de una buena, progresiva y democrática
Constitución. Pero, al aferrarse al poder, demolió todos sus logros.
A Lula, en Brasil, no se le puede reprochar eso. Sin embargo, el problema
del PT brasilero es que no hay sucesores políticos. Cuanto más se venere
mesiánicamente a Lula, más posibilidades habrá de que llegue un Bolsonaro al
poder. Una izquierda que dependa de una sola persona es fatal, y no tiene nada
que ver con emancipación política. (…) Claro que existen los golpes de Estado
de derecha. Pero la respuesta a ellos solo pueden darla las instituciones
democráticas, no la violación de la Constitución ni el fraude electoral.”
Camacho,
autoritario y timorato, dice el diario alemán Berliner Zeitung:
"Fue una aparición de película. Luis Fernando Camacho, un desconocido para
la mayoría de los bolivianos, voló de la lejana Santa Cruz hacia La Paz. En su
equipaje, como siempre, la Biblia, un rosario y una carta a Evo Morales.
Camacho, de 40 años, fuerte, de camisa arremangada y gorra con visera, quería
entregarle al jefe del Gobierno boliviano una declaración de renuncia. 'Quería
que Morales firmase la carta y se fuera', dijo.
Si
bien Morales nunca recibió esa carta, Camacho logró su objetivo: Morales se ha
ido. Y eso se debe, en parte, también a la presión que ejercieron Camacho y
otros líderes, desconocidos hasta el momento, del llamado 'Comité cívico'.
Camacho, hijo de un empresario, llamó la atención de los bolivianos cuando, en
medio de la crisis poselectoral, le puso un ultimátum de 48 horas al presidente
de Bolivia para que renunciara. (…) Camacho es algo así como la antítesis de
Morales: gritón, muy de derecha, muy católico. Su discurso no es integrador,
sino excluyente. (…) Cuando Carlos Mesa todavía pedía nuevas elecciones,
Camacho, de sobrenombre "Macho”, ya exigía la renuncia de Morales. (…) La
democracia parlamentaria no es el fuerte del líder cruceño. (…) En especial,
destaca siempre su fe religiosa diciendo querer llevar 'de vuelta la
Biblia al palacio presidencial'. La situación en Bolivia no será fácil.”
Adelanta tres
lugares,
titula el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung al
referirse a Jeanine Áñez: "(...) El Congreso boliviano, con su cámara
de diputados y la de senadores, no estaba en condiciones de tomar
resolución alguna, y los representantes del Movimiento al Socialismo (MAS), de
Evo Morales, que cuenta con la mayoría en ambas cámaras, no estaban presentes.
Sin embargo, Jeanine Áñez se creyó en derecho de asumir la presidencia. (...)
Áñez respetó las normas de sucesión democrática, debilitando la acusación de
golpe de Estado, que pesa sobre las Fuerzas Armadas desde la dimisión de
Morales. (...) Sin embargo, su asunción como presidenta conlleva una
imperfección: la Constitución boliviana prescribe que el Congreso debe aprobar
o rechazar la renuncia del presidente y del vicepresidente, lo cual no sucedió
debido a la falta de quórum. Áñez seguirá viéndose confrontada con ese problema,
ya que los diputados y senadores del MAS continuarán alejados de las sesiones
parlamentarias."
Golpe
en Bolivia,
comenta el diario alemán Junge Welt: "También una media revolución
provoca una completa contrarrevolución, incluso cuando en Bolivia no puede
hablarse de una 'revolución socialista'. A Evo Morales tampoco le sirvió de
nada haber renunciado en los últimos meses a una retórica antiimperialista. En
enero incluso viajó a Brasil con motivo de la asunción del poder del fascista
Jair Bolsonaro, y desistió de hacer críticas a los ataques de Bolsonaro a Cuba
y Venezuela. (…) El imperialismo no tiene ningún tipo de agradecimiento para
tales concesiones. Aunque Evo Morales estaba en la cúpula del Gobierno
económicamente más exitoso de la historia de Bolivia, no entregó los recursos
naturales de su país sin miramientos a las grandes multinacionales. El litio es
imprescindible para la fabricación de computadoras, teléfonos móviles y
automóviles eléctricos, y Bolivia posee los mayores yacimientos del mundo de
ese metal.”
BOLIVIA:
GERARDO MORALES FUE ACUSADO DE "PLANIFICAR EL GOLPE" CON IVANKA TRUMP
La diputada
nacional boliviana del MAS Alicia Canqui Condori aseguró que "en Jujuy se
ha reunido la hija de Donald Trump" con el gobernador Gerardo Morales
"para planificar todo este plan que han hecho en Bolivia".
Telefe
Noticias de Argentina (telefenoticias.com.ar)
"Desde
el MAS sabemos que en Jujuy se ha
reunido la hija de Donald Trump para planificar todo este plan que han hecho en
Bolivia. Sabemos que los que han asumido ahora son títeres de Estados Unidos,
que son los que van a mandar y han puesto todo", señaló a Radio
Caput la diputada nacional boliviana del MAS Alicia Canqui Condori.
En
ese sentido, agregó que "el golpe de Estado se da en coordinación de
Estados Unidos, con el Tribunal Constitucional, el Ejército, la Policía y el
Comité Cívico".
La
diputada subrayó que el objetivo del MAS es "legislar, y pacificar el
país".
"Queremos
que se restituya el orden constitucional y trabajar en una ley corta para
convocar a un Tribunal Electoral para ir a elecciones generales", explicó.
"Vamos
a trabajar como corresponde. Nosotros somos electos, no nombrados, no hemos
venido por ningún fraude. Vamos a tomar acciones legales. Ella pretendía cerrar
el Legislativo y mandar a través de decretos. No lo vamos a permitir",
concluyó.
¿FAKE NEWS?
La
senadora nacional por Jujuy Silvia
Giacoppo (Cambiemos) calificó como "mentira gigantesca" y
"fake news" la acusación de la diputada boliviana.
Giacoppo
vinculó la acusación hecha por la diputada nacional boliviana del MAS Alicia
Canqui Condori con "sectores kirchneristas" y advirtió: "No nos
van a quebrar con este nuevo ataque a Jujuy y a Gerardo Morales".
"Lejos
de solidarizarse ante el golpe de Estado y sus terribles consecuencias para los
hermanos bolivianos, lo que hacen estos sectores es crear historias con el
ánimo de obtener provecho interno y profundizar la grieta existente en nuestro
país", afirmó la senadora.
Tras
calificar como "mentira
gigantesca" y "fake news" las acusaciones, la senadora
radical sostuvo que "esta campaña de agravios y mentiras contra Jujuy,
busca quebrar el orden institucional" y consideró que "que queda
claro que lo único que pretenden es quitar del medio todo lo que el
kirchnerismo no puede tolerar".
“SATANÁS,
¡FUERA DE BOLIVIA! ¡AHORA!”
Los comités
cívicos, grupos vecinales que encabezaron las protestas contra Morales,
prosperan en un clima de exaltación religiosa. Su líder es el ultracatólico
Luis Fernando Camacho
El País de
España (www.elpais.com)
Miles
de personas caminan hacia la plaza del Cristo Redentor de Santa Cruz de la
Sierra ataviadas con la bandera de Bolivia. Todos esperan a Luis
Fernando Camacho, el líder del sector más radical de las protestas
contra el Gobierno de
Evo Morales. Es casi la medianoche del pasado martes y se acaba de
levantar el paro que bloqueó la segunda ciudad del país, bastión de la
oposición, durante 21 días. Horas antes, la senadora
derechista Jeanine Áñez se había declarado presidenta sin contar con
el apoyo de la mayoría del Parlamento, aún controlado por el partido del
exmandatario, el Movimiento al Socialismo (MAS). Para los adversarios del líder
indígena, que renunció y está asilado en México, ya estaba todo hecho.
Junto
a la estatua del Cristo, desfilan por el escenario músicos, predicadores y
portavoces de los llamados comités cívicos. Se trata de las organizaciones que
agrupan a gremios y asociaciones de vecinos, especialmente de los departamentos
de Santa Cruz y Potosí, que presumen de haber echado a Morales, quien gobernó
durante casi 14 años. La bandera que envuelve el atril transmite una idea del
clima de la celebración: “Jesús gobierna Bolivia”. De repente, desde la tarima
una voz improvisa un exorcismo. “Ahora atamos a Satanás... Y a todos los
demonios de la brujería los atamos y los enviamos al abismo en esta hora.
Establecemos un nuevo tiempo en los cielos de Bolivia.
Satanás, ¡fuera de Bolivia! ¡Ahora!”.
Camacho,
el presidente del Comité Pro Santa Cruz, llegó poco después acompañado de Marco
Pumari, líder de una asociación equivalente en Potosí. Detrás de ellos hay
grupos de vecinos y representantes locales de colegios profesionales que
paralizaron las calles en un intento de demostrar su fortaleza. En Santa Cruz,
buena parte de la población les hizo caso. La ciudad, que desde las elecciones
del 20 de octubre fue escenario de violentos enfrentamientos entre partidarios
y detractores de Morales, tenía en los últimos días un aspecto fantasmal. En
cada rotonda, en cada cruce, un puesto de control inspeccionaba a los
transeúntes. Casi siempre con mucha educación.
A
la entrada del puente del Urubó, sobre el río Piraí, una decena de personas
aguarda bajo una pequeña carpa. Junto a ellas, un gran cartel con las
fotografías de Morales, su número dos, el exvicepresidente
Álvaro García Linera, ministros y dirigentes del MAS. Cada hora
abren el paso durante diez minutos. “Es para que la gente sepa que un paro es
un paro”, dice Juan Manuel D’Arruda, de 40 años, cocinero. Su objetivo es que
la población tome conciencia. En la conversación intervienen Yhomar De Sanctis,
37 años, ejecutiva de ventas, Vittorio Aloisio, empresarios de 46 y otros
vecinos. “Este es un movimiento pacífico, con familias, estamos aquí parados,
sin trabajar, sin ingresos ni nada”, reivindican.
Son
el espejo de clases medias y acomodadas y sus posiciones contra el Gobierno
derrocado están muy radicalizadas. Hablan de un "plan maquiavélico",
consideran demasiado blanda o diplomática la postura de
la Organización de los Estados Americanos (OEA) que realizó una
auditoría del proceso electoral y recomendó una repetición de los comicios.
"Aquí no es la gente contra la gente, es la gente contra los masistas",
resumen para describir la crisis por la que atraviesa Bolivia en referencia a
los militantes del MAS. Creen que la estrategia de Morales consiste en esperar
el momento oportuno en México y regresar al país. "Todo lo que están
haciendo es una novela de libreto mexicano", dice una de los presentes.
Rechazan, además, que las críticas se centren en Camacho, representante de la
élite, ultraderechista y ultracatólico. "Pumari es indígena y es minero
pero no le nombra porque si no se les cae su discurso sobre el racismo",
afirman.
Al
igual que en el piquete del puente del Urubó, en la sede del Comité Pro Santa
Cruz, fundado hace 59 años, los interlocutores son muy amables. Mientras
Camacho, su líder, seguía en La Paz, donde entró en el Palacio de
Gobierno para depositar una Biblia, el encargado de la institución
es el vicepresidente, el médico Rómulo Calvo. “Hemos estado acostumbrados a
vivir con miedo, primero a las acciones que pudieran ser tomadas en tu contra,
ahora a que vuelva”, opina.
La
fe como arma
Defienden
ser un movimiento transversal, que va más allá de los partidos, que predica la
inclusión de todos. Pero su discurso y el de sus colaboradores, que sigue el
guion de las comparaciones con Cuba y con Venezuela, parece
irreconciliable con el proyecto del MAS, que fue excluido del Gabinete de
transición nombrado por Jeanine Áñez.
Más que adversarios políticos, ellos parecen considerarse sus enemigos. ¿Y por
qué Camacho fue a Palacio con una Biblia en pleno siglo XXI? Responde Mario
Aguilera, otro dirigente del comité: "¿De qué otra manera puedes enfrentar
desarmado, consciente y pacíficamente a un Estado de Gobierno dictatorial? Solo
con fe, el arma más hermosa del ser humano".
No
se conocen con exactitud los planes de Camacho. De momento, su abogado, Jerjes
Justiniano, es el ministro interino de la Presidencia. El pasado martes fue
aclamado al volver de La Paz por miles de seguidores. “Ya somos libres, unidos
lo pudimos lograr”, enfatizó. También hizo un guiño a los indígenas exhibiendo
su bandera, la wiphala. Morales les dio protagonismo, pero en los
últimos años algunas comunidades no ocultaron su malestar con el Gobierno y
acabaron participando en las protestas. Sin embargo, Camacho volvió, entre
aplausos, a su relato: “Esta no es la Cuba de los hermanos Castro ni la
Venezuela de Chávez y Maduro”.
CRISIS EN
BOLIVIA: “EL GRAN ERROR DE MORALES FUE NO DISEÑAR UNA SUCESIÓN. SE PUDO IR POR LA
PUERTA GRANDE”
El
politólogo boliviano Eduardo Gamarra, profesor de Ciencias Políticas y
Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de Florida, señala
que la estrategia de Evo Morales es dirigir a Bolivia desde afuera. “Lo que se
hizo fue un crimen electoral”, dijo a El Comercio
El Comercio
de Perú (www.elcomercio.pe)
La
incertidumbre política en Bolivia continúa. El 22 de enero se acaban las funciones del
actual Congreso, y para esa fecha ya se deben haber realizado las nuevas
elecciones. Entre tanto, la presidenta interina Jeanine Áñez
debe trabajar contra el tiempo para poder liderar una transición que se presume
difícil, en medio de las protestas de los seguidores de Evo Morales.
El
politólogo boliviano Eduardo Gamarra, profesor de Ciencias Políticas y Relaciones
Internacionales de la Universidad Internacional de Florida, explica a este
Diario que la designación de Áñez se hizo dentro de la Constitución y que
Morales está atizando la situación.
¿Cuál
va a ser la estrategia de Evo Morales desde México?
Tanto
Evo Morales como Álvaro García Linera están completamente negados a reconocer
que lo que hicieron en las elecciones en Bolivia fue un crimen electoral, por
el que deberían ser acusados formalmente en el Ministerio Público y procesados.
Así como los exmiembros de la corte electoral están siendo procesados, ellos
también son pasibles a eso por ser los autores intelectuales de este fraude.
Por otro lado, está el Evo que va a México y dice: "A mí me han
discriminado solo porque soy indígena, me hicieron un golpe porque soy
indígena”. Así que yo creo que va a tratar de lograr el gran apoyo
internacional y, a la vez, quiere continuar incendiando Bolivia.
¿Su
estrategia sería regresar como el salvador?
No,
yo creo que su estrategia es quedarse afuera y dirigir. No hay que olvidar que
él sigue siendo el secretario general de las seis federaciones de cocaleros, y
los cocaleros ya le declararon la guerra al Estado boliviano. En la dimensión
política, el MAS -el partido de Morales- no va a permitir que haya quórum en el
Congreso, van a tratar que no se logre hacer nuevas elecciones, van a tratar de
que no se pueda elegir un nuevo tribunal electoral. Es una estrategia
absolutamente destructiva.
El
martes no hubo quórum para sesionar, pero pese a ello la vicepresidenta del Senado
se proclamó presidenta…
No
se proclamó. La Constitución en el artículo 170 dice que, si renuncia el
presidente, se necesita un acto del Congreso; pero si hay una vacancia, el
Congreso no tiene que actuar. Morales y García Linera se fueron del país, Evo
dejó vacante el cargo de presidente y se creó un vacío de poder.
¿Y
la renuncia que él firma?
Deja
de ser legítima cuando él se va del país. Se va del país y ya no es presidente
y hay una vacancia de poder, de acuerdo a la Constitución que él mismo aprobó.
Uno podría interpretar eso como abandono de su trabajo. Cuando hay una vacancia
se va a la línea de sucesión, y en la línea de sucesión le tocaba a Jeanine
Áñez.
No
es una autoproclamación, es una interpretación de la Constitución, que además
tiene la valorización del Tribunal Constitucional. Cuando uno dice que alguien
se autoproclama, convalidaría la tesis de que se hizo un golpe, cuando se ha
seguido el hilo constitucional. Hay una presidenta que está sustituyendo a Evo
Morales hasta el 22 de enero, ese es su único mandato.
¿Cómo
se va a llegar hasta el 22 de enero, la fecha en que terminan las funciones del
Congreso y ya se tiene que proclamar el nuevo gobierno?
El
Congreso solo está hasta el 22 de enero y hay un serio problema, porque tienen
dos tareas fundamentales: elegir a un nuevo Tribunal Electoral, que se hace en
conjunto con el Parlamento, y para lograr eso, el MAS tiene que tener presencia
en él. Segundo, se tiene que dar la convocatoria a elecciones y realizar las
elecciones, porque el 22 de enero no habría ni Congreso ni Poder Ejecutivo.
Hablemos
del tema del racismo. Usted dice que el propio Morales está poniendo en su
discurso que a él lo discriminan por ser indígena, pero por redes sociales se
compartieron antiguos ‘tuits’ de Áñez con palabras peyorativas sobre los
indígenas. En el ambiente hay una sensación de polarización con el tema del
racismo en el medio…
No
sé si esos tuits sean reales. En todo caso, en Bolivia hay una ley antirracismo
que la aprobó el Senado y la cámara baja, y que tiene penas muy fuertes. Si
ella escribió eso alguna vez, sería pasible a sanciones. De las pocas cosas que
yo rescato de Evo Morales es que en las últimas dos décadas Bolivia progresó
muchísimo en el tema del racismo. No es algo que mágicamente se pueda eliminar,
pero la legislación es fuerte al respecto y yo creo que los políticos lo
entendieron mejor que nadie. El que está atizando el tema es el propio Evo
Morales porque él cree que sigue en la Bolivia del 2005, y la Bolivia del 2019
es muy diferente, por lo que él mismo hizo. Ahora hay una administración
pública mucho más indígena y mestiza de la que habíamos tenido en el pasado.
Áñez
también está utilizando un discurso religioso, blandiendo la Biblia…
Para
mí es fundamental el Estado laico porque la separación entre Estado e Iglesia
es un principio básico de un estado democrático y liberal. Pero en toda América
Latina ha surgido con fuerza este movimiento pentecostal, evangélico. En las
pasas elecciones, el candidato coreano Chi Hyun Chung tuvo el 8% del voto y sí
es fundamentalista, presentándose con un discurso antimujer y antigay. Luis
Fernando Camacho, de Santa Cruz, es un cristiano evangélico. Estos movimientos
no católicos están surgiendo con fuerza en el oriente boliviano por la conexión
con el gran movimiento misionero evangélico que hay en Brasil, y que tiene
influencia en toda América Latina.
¿En
las nuevas elecciones que se convoquen Camacho le disputará el lugar a Carlos
Mesa?
Sí,
porque no hay ninguna relación amistosa entre los dos, más bien es una relación
muy competitiva. Yo sí creo que él probablemente sea candidato, pero los
comités cívicos no son partidos, y para ser candidato tiene que estar en un
partido, a menos que forme uno inmediatamente.
¿Cuál
va a ser el futuro político de Evo? ¿Regresará a Bolivia?
Evo
transformó Bolivia, para bien o para mal. Tiene muchos seguidores, el problema
es que ni él ni Alvaro García Linera diseñaron una línea de sucesión en el MAS.
Ese es el gran problema de los caudillos, y ese fue su gran error. Porque Evo
podía haberse ido, pese a la corrupción y el autoritarismo, por la puerta
grande. Si él hubiese elegido a un sucesor y entregaba el mando el 22 de enero,
el MAS hubiera ganado la elección sin ninguna duda frente a esa oposición
totalmente desorganizada.
EL
INDIGENISMO INTENTA REHACERSE TRAS LA MARCHA DE EVO MORALES
Los
partidarios el expresidente se movilizan e insisten en el golpe de Estado.
La
Vanguardia de España (www.lavanguardia.com)
Un
vuelo desde Santa Cruz de la Sierra al aeropuerto de La Paz –ciudad colindante
con El Alto, capital de las comunidades indígenas de etnia aimara y feudo de
Evo Morales– permite comprobar las dos realidades políticas de Bolivia cuatro
días después de la renuncia del ex presidente indígena.
En
Santa Cruz, la ciudad entera –al parecer desde los más pobres hasta los más
ricos– celebra esta semana con banderas nacionales ondeando en cada fiesta
callejera la salida de Morales. Hay un respaldo incondicional al nuevo gobierno
nombrado por la senadora conservadora Jeanine Áñez, expresentadora de
televisión oriunda de la misma ciudad y estrechamente relacionada con el
ultraconservador Luis Fernando Camacho, que lideró las movilizaciones contra
Morales y ha logrado colocar a políticos de su confianza en el nuevo gabinete
boliviano.
Pero
en El Alto –una ciudad de casi un millón de habitantes, 600 metros más alto que
la capital en la cordillera andina y accesible por teleférico– se respira miedo
y rabia. Cientos de indígenas asistieron ayer a mítines convocados
espontáneamente en cada esquina de la ciudad, que hace veinte años era una
barriada de infraviviendas de La Paz y ahora es un municipio con su propia
arquitectura, los llamado cholets –chalés de chola– de arquitectura rococó
diseñados por sus dueños aimara.
“Esta
señora no quiere a los campesinos; toda la gente en su gobierno tiene la cara
blanca”, dijo una aimara que asistía a un mitin en el centro El Alto
refiriéndose a los 11 ministros que integran el nuevo gobierno interino.
Al
mediodía de ayer partió de El Alto una marcha multitudinaria integrada por
miles de hombres aimara con camisetas en apoyo Morales y mujeres vestidas con
faldas pollera y sombreros de alpaca prensada. Bajaron hacia la plaza Murillo,
en el centro de la capital, donde se encuentra el palacio presidencial.
Denunciaban un golpe de Estado y la represión a manos de la policía. Las
marchas que se celebran cada tarde constituyen una protesta y un intento por
corregir la exclusión de esta comunidad, tan importante para la coalición
política de Morales, en la coyuntura actual y la transición hacia elecciones en
dos meses. “Los periodistas están ignorando nuestras protestas y la violencia
contra nosotros en El Alto, no dan información sobre lo que pasa aquí, mientras
la policía ha cerrado los medios locales”, decía otra indígena. Todo indicaba
que la marcha de los campesino pro Morales se enfrentaría una vez mas con los
policías antidisturbios en el centro.
La
policía y el gobierno acusan a los militantes del Movimiento al Socialismo
(MAS) de fomentar violencia y saqueos, pero los aimara denuncian que hay
delincuentes que se cuelan en las filas de las protesta anti golpe. “Son
infiltrados, y si paseas por El Alto verás que los que más han sufrido saqueos
somos nosotros”, dijo José Luis Quispe, uno de los líderes de la comunidad que
se identifican por sus bastones dorados. “Aquí la policía ha prendido fuego a
casas”, añadió. “Nos disparan y nos gasifican y los periodistas no lo ponen en
la televisión”, dijo otra aimara.
Mientras
el pueblo de El Alto descendía hacia La Paz a gritos de “¡Abajo los
golpistas!”, los diputados del partido de Morales intentan recuperar la
iniciativa política tras su inesperada renuncia. El MAS celebró sesiones
paralelas en el Congreso con el fin de permitir la candidatura de Morales a las
elecciones, pese a su exilio en México.
Ayer,
un diputado del partido de Morales fue elegido líder de la Cámara de
Representantes tras escenas confusas en las que a los representantes elegidos
del MAS les fue denegada la entrada en el Congreso por policías anti
disturbios. El jurista español Baltasar Garzón presentó un recurso el martes
ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de
Estados Americanas (OEA), con el fin de permitir que Morales participe en las
próximas elecciones.
Áñez
rechaza la participación del presidente que ganó el 45% de los votos en los
comicios del pasado 20 de octubre (que, según la OEA, fueron fraudulentos).
Áñez basa su rechazo a la candidatura de Morales en la prohibición
constitucional de que un presidente se presente dos veces a la reelección.
Morales convocó un referéndum para permitir su candidatura a la elección de
octubre y, a pesar de que el 51% de los votantes rechazaron su reelección,
siguió adelante con su candidatura.
Áñez
insistió ayer en que el gobierno es de “perfil técnico” y “de carácter
estrictamente provisional”. Pero existe la idea dentro del nuevo Gobierno
integrado por diferentes partidos de la oposición a Morales de que hace falta
recomponer las instituciones democráticas y realizar “un cambio de régimen para
revocar las condiciones que nos habían convertido en un país totalitario”.
Cualquiera que sea la verdad sobre las acusaciones de fraude en las últimas
elecciones, respaldadas decisivamente por la OEA, esta descripción de los
gobiernos de Morales choca con la realidad política y mediática boliviana. Lo cierto
es que los medios de comunicación en Bolivia han sido opositores viscerales a
la agenda de Morales.
Pese
a las radicales diferencias entre el socialismo de Morales y el de Nicolás
Maduro, la identificación de Bolivia durante los 13 años bajo la presidencia
del líder indígena con Venezuela es una constante en el discurso de los líderes
conservadores que se han hecho con el poder en menos de una semana.
A
ninguno de ellos les pareció discutible que una de las primeras medidas
adoptadas por la presidenta interina y sin mandato popular fuera el
reconocimiento de Juan Guaidó como presidente de Venezuela, una medida que
tenderá puentes con Washington por primera vez en décadas. El perfil técnico de
los ministros también es un termino discutible.
José
Luis Parada, el nuevo ministro de Economía, es el exasesor económico de la
ciudad de Santa Cruz, cuyo modelo de crecimiento y expansión inmobiliaria es
más homologable a Miami que a otras ciudades bolivianas.
Los
ataques a la bandera wiphala
Mientras
la caída de Evo Morales se celebra con la bandera tricolor nacional –rojo,
amarillo y verde– en Santa Cruz y otras ciudades, en El Alto las banderas
colgadas de los balcones es la wiphala, una insignia multicolor que representa
a los pueblos indígenas –el 60% de la población de Bolivia– y simboliza la
plurinacionalidad del estado boliviano desde que Morales ganó su primera
elección en el 2006. Entonces, el movimiento indígena, que el expresidente
lideraba, quiso borrar los iconos colonialistas y racistas de la simbología
nacional. Pero desde la renuncia del presidente indígena, se han producido
varias escenas en las que la wiphala ha sido destruida por representantes de lo
que los indígenas califican como un golpe de Estado. Aimaras entrevistadas en
El Alto se mostraron asustadas por las escenas en las que policías de Santa
Cruz han arrancado la wiphala de sus uniformes. “Es nuestra bandera y la
insultan”, dijo una mujer aimara que paseaba delante de puestos en una calle de
El Alto donde se vendían telas con los colores de la wiphala. Áñez, que en el
pasado había rechazado el estado plurinacional encarnado en la constitución
boliviana, apareció ayer flanqueada por las dos banderas.
LÍDER MAYA GUATEMALTECA THELMA CABRERA DENUNCIA
ATROPELLO A PUEBLOS ORIGINARIOS DE BOLIVIA
Sputnik News de Rusia
(www.mundo.sputniknews.com)
La dirigente
del pueblo maya mam Thelma Cabrera, primera candidata indígena a la presidencia
de Guatemala, denunció el atropello contra los derechos de los pueblos
originarios que tiene lugar en Bolivia, donde un golpe cívico forzó la renuncia
del mandatario de la etnia aymara Evo Morales.
"Estamos
en contra del golpe de Estado en Bolivia; es un atropello grande hacia los
pueblos latinoamericanos con el fin de humillarnos, saquearnos y ocultar todos
nuestros derechos", dijo Cabrera en una manifestación organizada por el
Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) frente a la Embajada de Estados Unidos
en Guatemala.
Cabrera fue
la cuarta candidata más votada en las presidenciales de junio pasado, que se
definieron en segunda vuelta entre acusaciones de fraude denunciadas en su
momento por la líder comunitaria y su partido, el Movimiento para la Liberación
de los Pueblos (MLP).
En un video
compartido por el Codeca en su cuenta de la red social Twitter, Cabrera dijo
que lo ocurrido en Bolivia perjudica las autonomías de los pueblos originarios,
les niega su identidad y el derecho a gobernar.
El MLP
condenó en un comunicado a inicios de semana el golpe en Bolivia, el cual
achacó a "sectores ultraconservadores, oligárquicos, religiosos, militares
y políticos" articulados para derrocar al Gobierno de Morales.
Luego de
varias semanas de protestas por un presunto fraude en las elecciones del 20 de
octubre que daban como ganador a Morales, el presidente presentó su
dimisión el pasado 10 de noviembre, tras ser presionado por las
Fuerzas Armadas a renunciar.
Poco antes,
la Organización de los Estados Americanos (OEA) divulgó los resultados de una
auditoría de los comicios que mostró graves irregularidades, tras lo cual
Morales se mostró dispuesto a convocar nuevas elecciones.
El 12 de
noviembre Morales viajó a México en condición de asilado; hasta el 13 de noviembre habían
fallecido 10 personas en las protestas, mientras los heridos se contaban por cientos.
La senadora
opositora Jeanine Áñez, de 52 años, asumió el 12 de noviembre la Presidencia interina de Bolivia,
en una sucesión sin acuerdo parlamentario aunque avalada por el Tribunal
Constitucional, que abrió las puertas a unas elecciones generales a corto
plazo.
"Las
acciones violentas mostradas por medios de comunicación alternativos evidencian
el odio, la discriminación y el racismo hacia los pueblos originarios y su
dirigencia, por parte de grupos violentos y corruptos de la oposición",
agrega el pronunciamiento.
La
organización estimó que los acontecimientos en Bolivia demostraron que EEUU y
las oligarquías locales no cederán espacios para la consolidación de gobiernos
que garanticen los derechos colectivos de los sectores sociales y los pueblos
originarios.
Tanto el
Codeca como el MLP, cuarta fuerza política más votada en las presidenciales de
junio pasado, insisten en la necesidad de convocar en Guatemala un proceso
constituyente popular que sirva de base para construir un Estado Plurinacional
y del Buen Vivir, tal como hizo Bolivia tras la llegada de Morales al
Ejecutivo, en 2006.
BOLIVIA: LA IMPORTANCIA DE LA POLÍTICA MENOR
Cenital de Colombia (www.cenital.com)
El golpe
desbarrancó la ilusión de Evo Morales de iniciar un cuarto mandato. La anterior
solidez ético-ideológica del MAS se desgastó a causa de los sucesivos intentos
de habilitar la reelección y de su vínculo relativo con las organizaciones
sociales. Sin embargo, son estos movimientos (campesinos, indígenas, obreros,
vecinales) quienes hoy tienen la llave para activar la resistencia.
Lo que
existe hoy en Bolivia es un golpe de Estado articulado por el núcleo
conservador de la élite regional, soportado por un tipo específico de
movilización social urbana y respaldado y ultimado por la fuerza
policial-militar. La eficacia y la rapidez con la que se ha consumado el
traspaso de poder habilita conjeturar sobre planificación local y aval
exterior, pero eso es siempre así. Allí donde el peso mediático-judicial no
logra torsionar el juego democrático retorna la militarización de la política,
y marca el tono de hasta dónde están dispuestos a avanzar para zanjar la
balanza de una renovada guerra civil subcontinental, en la que Brasil vuelve a
ser el gendarme privilegiado. Se trata, a su vez, del lugar que ocupará la
región, en un muy complejo tablero de estrategias propias y subordinaciones
exógenas, ante un escenario de más escala atravesado por la tensión entre el
Asia en ascenso y el mundo atlántico declinante.
Hay,
también, un desmoronamiento propio. Sergio Almaraz Paz, uno de los más
destacados intelectuales bolivianos del siglo pasado, escribió que el golpe del
'64 en Bolivia se realizó sobre lo que quedaba de la revolución del '52. Ella
había encumbrado al Movimiento Nacionalista Revolucionario gracias a que los
mineros derrotaron militarmente al ejército oficial, se nacionalizaron entonces
las minas y se aplicó la reforma agraria, pero con el paso del tiempo fue
menguando el empuje inicial. La concesión de intereses a una burguesía
tremendamente débil, el rearme del ejército y Estados Unidos volviendo a ocupar
un lugar destacado -que, como dato no menor, era casi el único comprador de
estaño, casi único producto del país- terminaron por socavar la movilización de
masas. Transcurridos 12 años ya no hubo fuerza social dispuesta a resistir el
avance de la asonada militar. Una diferencia de peso con aquel momento
histórico es la performance económica que puede presentar el evismo, que
indudablemente posee guarismos intachables en casi todos los rubros (lo cual,
también y sobre todo, llama a tomar nota una vez más de los límites de la
asociación entre crecimiento económico, bienestar material y participación
política). Si el tiempo del nacionalismo-popular se agotó en el '64, el tiempo
de un modo de concebir lo nacional-popular parece haberse agotado ahora, pero
no por la vía de la economía.
Es
indiscutible que en 2008 la rebelión de la "media luna" contra Evo
Morales tuvo un calibre tan amplio como la actual protesta de la reacción, con
tómas y control completo de las regiones del "oriente boliviano" e
intentos decididos de propiciar el caos y la guerra civil; y además la
injerencia norteamericana era explícita (habían enviado al antiguo embajador de
la balcánica zona de Kosovo). Sin embargo, ese mismo embajador -Philip
Goldberg- fue expulsado del país y la CONALCAM -dirección conjunta de las
organizaciones sociales-, tuvo una capacidad de respuesta inigualable: sitió
Santa Cruz, derrotó a la élite tarijeña, se militarizó Pando, y el triunfo fue
rotundo. Tras ello, la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia vio luz
y el MAS hizo casi todo bien a la hora de reproducir su dominio: tuvo un peso
mayor en el poder judicial, mas injerencia mediática, e incluyó de manera
subordinada a las élites departamentales díscolas, en una suerte de hegemonía
consumada. Hizo lo que otros gobiernos de la región, por la causa que fuera, no
hicieron. Su contracara fue convertir a la gestión estatal en un bastión y
limar los proyectos más radicales -por caso, menguar fuerte el avance de la
reforma agraria sobre las tierra cruceñas-, ciertamente disruptivos, que
formaban parte de la genética del movimiento societal.
Es cierto
que todas las hegemonías envejecen. El masismo, amarrado a una cultura
originaria y a la visión de la política como servicio al pueblo, había visto
como nadie el caudal de capital político y simbólico que representaba sostener
y ejercer una línea ética sostenida en la gestión de gobierno (paradójicamente,
había percibido que no se trataba solo de economía, y que la mayoría de la
población gusta reconocer valores más nobles, como el esfuerzo y la honradez de
quien comanda). La fisura que generó no atender lo suficiente a la pérdida de
un referéndum que preguntaba por la posibilidad de una nueva reelección del
binomio presidencial, y la esperable indicación de irregularidades en el conteo
electoral último, dieron paso a una caudalosa protesta que no haría más que
crecer, azuzada por las élites relegadas y por las clase medias urbanas que
habían perdido sus signos de distinción, necesarios al carecer de otros. Detonó
entonces una avanzada revanchista que tuvo a Camacho como figura refulgente de
una extraña mezcla de machismo, cristianismo, regionalismo, anticomunismo, y
halló un terreno limpio para avanzar escoltado por blindados. Que la derecha
sea repudiable e impresentable, como es usual, no nos quita señalar que el
evismo trastabilló al interior de su fuente madre de poder y concepto horizonte
clave de la política local, porque la importancia de la democracia
representativa es una línea decisiva que subtiende el hoy con la rebelión
campesina de 1979 cuando ella "se incorporó al acervo político o a la
acumulación hegemónica de las masas".
Sin embargo,
fue el predominio del MAS en la gestión estatal y la desconexión parcial con
organizaciones sociales de peso, navegando entre la dispersión, la tutela y el
accionar de cúpula, lo que nos puede hacer comprender por qué la Confederación
Campesina, los indígenas del Oriente Boliviano, la CONAMAQ aymara, y la Central
Obrera Boliviana no tuvieron los reflejos como para dimensionar lo que estaba
en juego en tan solo un par de días, casi horas. En los hechos, si bien lo que
venía era y es incierto, más bien nefasto, lo anterior no despertó poner el
cuerpo para defenderlo, básicamente porque ya no se concebía automáticamente
como propio. Este punto es central. La respuesta, ciertamente heroica, de la
ciudad de el Alto y de los ponchos rojos aymaras de las comunidades paceñas,
que descendieron al grito de "ahora sí, guerra civil" son el atisbo
de resistencia de última hora. Desde Tupak Katari que en la hoyada paceña se
espera que los aymaras desciendan desde el norte y eso seguirá siendo así,
porque ya no es posible quemar la bandera aymara. Se intuía una masacre, y la
policía no tardó en pedir auxilio a los mandos militares, y eso porque Bolivia
-y también Ecuador-, son países donde es posible pulsear con el ejército palmo
a palmo si hay un bloque popular sólido. Esta vez no se amalgamó, pero tiene
vida propia.
Ciertamente,
además de las miradas que hoy con razón pero con no menos insistencia enfocan
en la figura de Evo Morales, no debemos olvidar que ella misma es fruto de un
ciclo político que cumplió cerca de 20 años: despunta en el año 2000 con la
"guerra del agua", alumbró la exigencia de nacionalización del gas y
asamblea constituyente en la "guerra del gas" y fue la causa directa
de que Evo estuviera en el Palacio Quemado. Significó, también, un cambio en la
composición de poder elitario de Bolivia y, fundamentalmente, una
transformación radical de la cultura política acerca de quienes tienen derecho
a participar y dirigir los destinos del país. Una ruptura que muy difícilmente
tenga vuelta atrás. Son perspectivas que acercan confianza, porque no hay dudas
que los movimientos sociales campesinos, indígenas, obreros y vecinales poseen
una capacidad de organización y de veto político que hoy por hoy permanece
latente, y que si bien pueden verse llamados por los beneficios que pueda
ofrendar el gobierno de turno, ya no van a rendirse a uno que no sea ideológica
y políticamente afín, y menos si no respeta sus intereses. No es una consigna
acerca de la esperanza que debemos depositar en la vida política popular, es
simplemente la evidencia de que la historia de Bolivia está signada por la
protesta de una sociedad civil densa y organizada, la cual no se desestructuró
en los últimos años sino que experimentó lo que significa mandar en el país.
El golpe fue
duro, y es verdad que sus consecuencias parecen perdurables, pese a que
persista un vacío de poder que no será fácil de llenar con un porcentaje
altísimo de la población que votó al evismo, y todo indica que quien venga va a
tratar de hacer pie en el mar. La importancia de las calles, del subsuelo
político, aunque parezca menor, es la novedad protagonista de las
movilizaciones que actualmente sostienen la sinuosa guerra civil sudamericana.
Más allá de la figura del golpe, de la traición, del águila del norte, de los
errores estratégicos, parecería necesario pensar el vínculo entre las
organizaciones de base y el gobierno, la apuesta por la democracia intensa, la
importancia de la sociedad civil movilizada: ella fue el impulso del cambio,
sigue firme en Bolivia y también será quien se anteponga a la dictadura cruenta
que asoma del otro lado.
CAÍDA DE UN TIRANO, GOLPE DE ESTADO, FRAUDE:
¿QUÉ PASÓ EN BOLIVIA?
Radio Francia Internacional (www.rfi.fr/es)
En nuestro
WhatsApp (+ 33 6 45 60 11 26), oyentes denunciaron un golpe de Estado y la
injerencia extranjera mientras que otros celebran la caída de un gobernante
autoritario al que acusan de corrupción y fraude. Análisis de una periodista
boliviana en La Paz y un profesor boliviano en París.
El profesor
Hugo José Suárez y la periodista Guadalupe Cajías argumentan por qué en Bolivia
no hubo un golpe de Estado y estiman que el ex mandatario Evo Morales, asilado
en México, echó a perder una carrera política que había comenzado suscitante
una inmensa esperanza.
"Morales
fue un gran presidente hasta el 2010. Le dio rostro a muchísimos bolivianos y a
muchísimos indígenas en el continente", dice la periodista y escritora
Guadalupe Cajías desde La Paz.
"La
primera gran ruptura fue la represión a los indígenas más pobres en las tierras
bajas dándole prioridad a la construcción de una carretera por encima también
de la madre naturaleza. Luego vinieron grandes casos de corrupción",
agrega.
Por su parte
Hugo José Suárez, sociólogo boliviano, profesor en México en la UNAM, estima
que "lo triste de toda esta historia es que Evo Morales pudo haber sido el
gran padre de la patria, el presidente de la transición de la república al
estado plurinacional. De hecho, en buena parte sí lo fue pero por capricho, por
no poder estar a la altura de la historia, termina con un fraude a las espaldas
por el que tendrá que rendir cuentas a la nación en algún momento",
precisa Suárez, profesor invitado en París, en el Instituto de Altos estudios
de América Latina (IHEAL).
Tuvimos
asimismo informes desde Bolivia de radios asociadas a RFI: Mauricio Rodríguez
de Radio Estrella en Cochabamba y Ronal Corini de Cepra Satelital en La Paz.
También
escuchemos el saludo de Carlos Alberto Pérez director de radio del Instituto
Colimense de Radio y Televisión 98.1 FM en Colima, Mexico, radio asociada a
RFI.
SALVADO POR UNA BIBLIA EN BOLIVIA
Milenio de México (www.milenio.com)
El pequeño
libro de color azul muestra una perforación en la parte superior del lado
izquierdo. Un efectivo de la policía lo llevaba en su bolsillo de la camisa al
participar en un operativo antidisturbios en el municipio de Yapacani, en el
departamento de Santa Cruz en Bolivia. Según informó Óscar Gutiérrez, Director
Especial de Lucha Contra el Crimen, los policías fueron recibidos a balazos y
con gases lacrimógenos por supuestos partidarios del ex presidente Evo Morales.
El elemento
en cuestión portaba chaleco antibalas. Con todo, un proyectil atravesó la protección.
Pero, “El oficial salvó su vida de milagro, gracias a la Biblia que lleva
siempre”, dijo Gutiérrez. He aquí una historia de suyo interesante. La Biblia
le salvó de una muerte física, y es muy probable que el cariño y estima que
tiene por este libro sea resultado de la salvación de su alma. Es un hecho que
tarde o temprano todos moriremos. La Biblia solo habla de dos lugares para
pasar la eternidad: Cielo, o Infierno.
El primero,
un lugar lleno de gozo inagotable por la presencia de Dios mismo. El segundo,
un sitio de fuego inapagable que tortura permanentemente a sus moradores día y
noche; ausente de consuelo y esperanza. La decisión de donde pasaremos la
eternidad la tomamos cada uno mientras estamos en este mundo. Todo se reduce a
lo siguiente: ¿Qué haré con Jesucristo? Rechazarle, es despreciar a Dios mismo,
quien lo envió a rescatarnos mediante su sacrificio en la cruz del Calvario.
Todos somos pecadores, y todos necesitamos un Salvador. Cristo demostró serlo.
Conocía los
pensamientos de quienes estaban a su alrededor, multiplicó panes y peces,
caminó sobre las aguas, sanó leprosos y a toda clase de enfermos; calmó
tempestades, expulsó demonios, resucitó muertos, perdonó pecados. Luego, en
mansedumbre, permitió que le crucificaran. De esta forma tomó nuestro lugar
asumiendo nuestro juicio y castigo, a fin de reconciliarnos con Dios. Al tercer
día resucitó de entre los muertos, y se presentó vivo a sus seguidores. ¿Quién
más ha hecho esto? Por eso, 1ª. Juan 5.12 dice: “El que tiene a Jesucristo,
tiene la vida; el que no tiene a Jesucristo, no tiene la vida”. Invítalo a
morar en tu corazón.
PATRICIA BULLRICH: “EN BOLIVIA LO QUE HAY ES UNA
SITUACIÓN DE ENORME PODREDUMBRE INSTITUCIONAL”
La ministra de Seguridad de la Nación se refirió
al escenario que transita el Estado Plurinacional y descartó que haya tenido
lugar un golpe de Estado contra la administración encabezada por Evo
Morales.
Filo News de Argentina (www.filo.news)
En las
últimas horas se hizo de público conocimiento la falta de libertades que los equipos periodísticos que cubren el
escenario que transita el Estado Plurinacional de Bolivia han transitado.
En esta
línea es que, destacando el monitoreo realizado tras el acoso a diferentes
medios argentinos ubicados en la ciudad de La Paz, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se pronunció al
respecto.
“Tenemos un
convenio con Bolivia y hemos mandado
once miembros de la Gendarmería argentina a cuidar la Embajada. Hemos evacuado
familiares”, partió por señalar, al tiempo que destacó que la
Gendarmería acompañará a los equipos hasta el Aeropuerto y que, de no estar
dadas las condiciones, proveerán de un avión de las Fuerza Aérea.
“Más allá de las situaciones políticas o de
los lugares políticos en los que cada uno puede estar, hay que resguardar la
vida y la libertad. Por suerte tenemos a la Gendarmería para que vayan a
buscar a los periodistas dónde estaban”, continuó.
En esta
línea fue consultada por su percepción acerca de los dichos de la ministra de
Comunicaciones entrante, Roxana
Lizarraga, quien en la jornada de ayer sostuvo que “aquellos periodistas, o
pseudoperiodistas que esten haciendo sedición, se va a actuar conforme a la
ley”.
Al respecto,
Bullrich marcó que “en la Argentina las figuras penales que impliquen a periodistas
en acciones de agravio han sido extirpadas. Me preocupa pero es un momento que como ministra de Seguridad quiero
ocuparme de mi materia”.
“En Bolivia lo que hay es una situación de
enorme podredumbre institucional. Muchos hechos que llevaron a una situación
que es difícil definirla con conceptos tradicionales”, consideró la
titular de la cartera de Seguridad.
En sintonía
a la lectura del espacio político que representa y que se estima presidirá a
partir del 10 de diciembre, Bullrich negó que haya tenido lugar un golpe de
Estado sobre la administración encabezada por Evo Morales.
“El golpe de Estado significa una categoría
donde una fuerza militar toma el poder, acá eso no pasó. Lo que sí pasó es que
nadie respetó un orden institucional y lo que hoy no se vislumbra es una
salida. A mi no me gustó que un militar sugiera la salida de un Presidente. Por
eso no hemos reconocido a un Gobierno nuevo”, cerró.
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