Wednesday, October 22, 2025

VALERIA DUARTE: “SIN EVO NO SE PUEDE HACER POLÍTICA ACTUALMENTE EN BOLIVIA”

En entrevista para La Base América Latina, la politóloga boliviana y columnista de Diario Red América Latina, Valeria Duarte, analizó las recientes elecciones en Bolivia y el triunfo de Rodrigo Paz

En entrevista para La Base América Latina, la politóloga boliviana y columnista de Diario Red América Latina, Valeria Duarte, analizó las recientes elecciones en Bolivia y el triunfo de Rodrigo Paz, al que considera un punto de inflexión que “marca el regreso del neoliberalismo al país”, pero también “un rechazo al proyecto de extrema derecha de Tuto Quiroga”.
Duarte subrayó que ambas lecturas pueden coexistir: “Paz viene de una familia tradicional de la élite política boliviana del neoliberalismo (...), lo que representa volver a esta democracia pactada que tanto caracterizó los 90 y los inicios de los 2000”. Sin embargo, aclaró que el voto a Paz “no necesariamente significa afinidad política con él, sino un voto castigo, un voto anti Tuto, antineoliberal y antiintervención gringa”.
Para la politóloga, la elección también expresa un mensaje soberano frente a las injerencias externas: “No olvidemos que Tuto Quiroga anunciaba que si ganaba, la DEA iba a volver al país y que además iba a pedir apoyo a Estados Unidos”. En ese sentido, explicó que el respaldo a Paz “también es una traducción de no retroceder en la construcción del Estado Plurinacional”.
Consultada sobre la situación del bloque popular, Duarte rechazó la idea de que la izquierda esté fragmentada: “No se trata solo de disputas internas, sería quitar agencia al movimiento indígena, social y campesino”. Recordó además que “más del 20% votó nulo con una posición política anti elecciones ilegítimas”, lo que considera una expresión clara de fuerza popular.
De cara al futuro, anticipó que el eje de la izquierda boliviana será “volver a tomar territorio en base a la rearticulación”, con la mira puesta en las elecciones subnacionales del próximo marzo. “Se ganaron más de 149 alcaldías, lo que muestra que hay un bloque vivo y con presencia territorial”, afirmó.
Respecto al papel de Evo Morales tras la victoria de Paz, Duarte fue contundente: “Evo Morales se consolidó como el líder fuerte de la izquierda nuevamente”. Añadió que “sin Evo no se puede hacer política actualmente en Bolivia”, destacando que su figura sigue siendo “una identidad política del bloque popular”.
Aunque reconoce la emergencia de nuevos liderazgos en distintas regiones, Duarte cree que el expresidente seguirá siendo un referente ineludible: “Sin duda él va a seguir representando a la base fuerte de la izquierda y de las organizaciones sociales, acompañado de una base popular amplia”. Diario Red de Uruguay (https://n9.cl/hy2f0)
 
 
 
 
 



OPINION. EVO MORALES, EL AGITADOR ETERNO
 
Diario Correo de Perú (https://n9.cl/74vzq)
 
A partir de noviembre, Rodrigo Paz asumirá como presidente de Bolivia y es un hecho que no tendrá una tarea nada fácil, pues después de 20 años “socialismo del siglo XXI” en manos de Evo Morales y Luis Arce, el flamante mandatario de centroderecha encontrará un país en recesión, con falta de dinero, inflación, sin inversión, con más desigualdades y con instituciones tomadas por títeres de los regímenes de izquierda que han sido un verdadero desastre para todos los bolivianos.
En cuanto a su política exterior, el nuevo gobierno tendrá que trabajar intensamente para lavarle la cara a su país y recuperar su imagen de nación viable y confiable como destino de inversiones que generen empleo y bienestar, tras haber sido Bolivia un entusiasta aliado de parias mundiales como Irán, Rusia, Cuba, Venezuela, Nicaragua y toda la izquierda latinoamericana que solo sirve para hundir a millones de ciudadanos en la miseria y la falta de libertades.
Sin embargo, no tengo duda de que el principal problema que va a tener que afrontar la nueva administración del presidente Paz será, cómo no, Evo Morales, un agitador y desestabilizador profesional que no se va a quedar tranquilo. Ya desde antes del 2006, cuando tomó el poder por primera vez, era conocido por pretender imponerse a través del bloqueo de carreteras, el palazo y la pedrada, siempre desde su reducto cocalero del Trópico de Cochabamba.
En este momento Morales y el fraccionado Movimiento al Socialismo (MAS) son políticamente unos apestados que dieron vergüenza por los resultados obtenidos en la primera vuelta, en agosto último. Además, el dirigente cocalero tiene que responder por gravísimas acusaciones de pedofilia que hasta ahora ha logrado evadir escondiéndose en su zona de influencia al amparo de una guardia indígena. Sin embargo, su capacidad de generar problemas a la gobernabilidad, la democracia y la legalidad, está vigente.
Bolivia está tratando de salir con dificultad del esperpéntico legado de 20 años de socialismo y de sus alianzas con tiranías eternas como la de Venezuela y Cuba, esas que tanto aman nuestros izquierdistas arcaicos que a como dé lugar, quieren un cambio de Constitución, con la única finalidad de enquistarse en el poder a punta de reelecciones y de populismo con recursos públicos. Antes de votar en abril próximo, veamos cómo están nuestros vecinos del altiplano, que no tienen ni gasolina en los grifos.
 
 
 
 
 
NUEVO ESCENARIO CON PAZ EN BOLIVIA: ¿ES UNA POSIBILIDAD REAL QUE SE REANUDEN LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS?
 
El presidente electo dio una "señal" para retomar el diálogo con Chile, pero algunos expertos cuestionan que la histórica demanda quede apartada de ese proceso.
 
El Mercurio de Chile (https://n9.cl/ofeou)
 
"Queremos que ambos países trabajen de forma más cercana y en beneficio de ambos pueblos". Esa fue una de las definiciones que hizo el presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, respecto a las relaciones con Chile.
La apertura de Paz se abre como una "buena señal" para las relaciones diplomáticas y la opción de avanzar en el diálogo en medio de la reclamación boliviana de un acceso soberano al océano Pacífico, que además, figura en la Constitución de ese país.
De hecho, esa reclamación marcó el quiebre de las relaciones diplomáticas con Chile en 1978.
Aunque en 2013 Bolivia llevó a Chile a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para empujar conversaciones por una salida soberana al Pacífico, en 2018 la instancia internacional determinó que Chile no tiene obligación legal de negociar.
Ayer, la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, sostuvo respecto a la elección de Paz que el Presidente Gabriel Boric lo llamó para felicitarlo, y aseguró que "nosotros esperamos evidentemente mejorar las relaciones con nuestro par, porque tenemos muchos temas en común que debemos enfrentar conjuntamente a través de las relaciones diplomáticas". ¿Es una quimera pensar que Bolivia y Chile podrían recuperar sus relaciones diplomáticas?
Las propuestas de Paz
El presidente electo de Bolivia prometió medidas como descentralización, créditos accesibles y una reforma económica que busca marcar distancia con el Movimiento Al Socialismo (MAS), que dominó por dos décadas.
Este giro a la derecha que implica el futuro gobierno de Paz estará marcado por hitos como -según prometió-, retomar las relaciones con Estados Unidos. Sin ir más lejos, el lema de la campaña del presidente electo fue "capitalismo para todos", es decir, una apertura al mercado. "Vienen tiempos mejores. Bajar aranceles, bajar impuestos, harto crédito, platita para todos", dijo Paz en un evento de campaña.
Eso sí, hay propuestas que han causado algo de inquietud en este lado de la frontera, como la de legalizar los autos "chutos", es decir, vehículos robados que ingresan a Bolivia, lo que incluye aquellos provenientes de territorio chileno. Para algunos, se trata de una medida que sólo incentivaría el robo de vehículos. Ayer, el ministro del Interior, Álvaro Elizalde, dijo al respecto que "hay temas específicos de las relaciones bilaterales que tendrán que ser abordados en su dimensión", recordando que actualmente no existen relaciones diplomáticas entre ambos países.
¿Es posible recuperar relaciones diplomáticas?
"Sí, es una quimera (...) es una posibilidad que yo descartaría casi en un 100%", dice Claudio Coloma Analista Internacional Universidad de Las Américas (UDLA), respecto a que Chile y Bolivia retomen relaciones diplomáticas. A juicio del experto, las relaciones diplomáticas entre Chile y Bolivia no existirían "a menos que Chile y Bolivia se sienten a resolver, diplomática y políticamente, la situación que envuelve el reclamo boliviano de una salida al mar con soberanía. Esa ha sido la condición, con costos y beneficios para la misma Bolivia, que establecen el escenario, y eso no va a cambiar en Bolivia, independiente del color del gobierno".
Lo que el experto ve como más factible es que Paz ofrezca "un enfoque más pragmático hacia las relaciones con Chile, en aras de reactivar la economía y el comercio exterior boliviano a través del Puerto de Arica, lo que, por cierto, no depende solamente de buena voluntad". Por su parte, el senador José Miguel Insulza (PS), integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, comenta que "Chile y Bolivia han tenido relaciones antes y Chile siempre ha querido mantenerlas. Otra cosa es que Bolivia no ha querido porque antes pone sus pretensiones de salida al mar, pero claro, eso es un tema que a mi juicio, no opta que los dos países colaboren en una cantidad de cosas". "Nadie está pidiendo que Bolivia deje de sus pretensiones o algo por el estilo, simplemente mantener relaciones diplomáticas facilitaría muchas otras cosas entre nosotros", subrayó. Eric Latorre, director de magíster de Gobierno y Administración Pública de U. Autónoma, cree, por su parte, que "no es una quimera", porque "en la diplomacia y en las relaciones internacionales, las cosas pueden cambiar, y hay procesos políticos institucionales que pueden apuntar a re-alineaciones estratégicas".
De todos modos, menciona que "sin duda es un proceso que va a ser complejo, en tanto no depende de la mera voluntad de los gobiernos, sino que también depende de una serie de acuerdos bastante más complejos. En primer lugar, debiera haber una manifiesta renuncia política y definitiva de Bolivia de sus pretensiones marítimas. En ese sentido, Paz ha hecho y ha dado una señal". "Pero, por otra parte, el gran acuerdo que debe haber para restablecer relaciones tiene que ver con un trabajo económico, político, institucional, que permita integrar las fronteras y poder colaborar en materias como la seguridad, el narcotráfico, el tráfico de personas, materias respecto de las cuales hace mucho rato en Chile estamos teniendo problemas muy importantes, porque las fronteras bolivianas son totalmente permeables y con una manifiesta laxitud respecto de la actividad criminal que ocurre hacia Chile", subraya el experto.
Las "señales" desde Chile
Consultado por la "señal" que envió el candidato José Antonio Kast (Republicanos) respecto a restablecer relaciones diplomáticas con Bolivia si es que llegara a la presidencia, Latorre comenta que "Es una señal política interesante. Bolivia cambia un ciclo ciclo político después de veinte años, y lo que está diciendo es: 'bueno, con un Gobierno más de centro derecha estamos dispuestos a negociar, estamos dispuestos a hablar, Chile necesita hablar con Bolivia, necesita negociar con Bolivia'". Y esto, acota Latorre, tiene que ver con un tema de fondo: "que tenemos problemas muy graves en la frontera con Bolivia, desde todo punto de vista, y eso amenaza fuertemente la seguridad de Chile". "Por consiguiente, tener relaciones con Bolivia sería bueno para Chile, es necesario, pero con un montón de condiciones donde Bolivia sea capaz de cumplir y se compromete institucional y políticamente a cumplir, porque de lo contrario, va a ser como el acuerdo que firmamos con Venezuela en su momento, que apuntaba a otras dimensiones, pero que terminó siendo más bien simbólico", subrayó Latorre.
Autos chutos
Para Coloma, la medida relativa a legalizar los autos chutos, es una medida controversial, que tiene dos dimensiones. Por una parte, "es parte de la mirada más pragmática que tiene el presidente electo boliviano, donde legalizarlos es solucionar un problema que escapa a cualquier tipo de posibilidad de establecer juicios o procedimientos penales para devolver esos autos". "Desde la perspectiva chilena este tipo de señales naturalmente que deben ser miradas con mucha cautela, diplomáticamente deberían ser rechazadas o se debería expresar algún tipo de preocupación por ese tipo de medidas a objeto de que no sirvan como estímulo para que siga el contrabando de automóviles", añade.
Así, el experto sostiene que este tipo de anuncios, que son eminentemente dirigidos a la población boliviana -aún cuando hay gremios que ya han expresado resistencias- "deben ir contrarrestados con la preocupación chilena y con las respuestas a nivel diplomático y político que pueda establecer nuestra Cancillería". Por su parte, el senador Insulza cree que el tema relacionado a los autos parecía más bien "insalvable cuando se planteó", porque "daba la impresión de que todos los autos no documentados "serían motivo de alguna especie de perdonazo".
Sin embargo, subraya que "creo que, finalmente, el presidente electo ha aclarado que no se refiere a eso; se refiere a que hay autos que son robados y transportados acá, y hay autos que simplemente son traídos a través de la frontera, incluso de manera generalmente legal; o que los sacan de Chile y llegan a Bolivia y no tienen documentación. "De todos modos, sería un buen punto para para discutir y conversar, y creo que podemos llegar a un acuerdo", plantea el senador.
 
 
 
 
 
CON PAZ EN LA PRESIDENCIA, BOLIVIA SUMA RESPALDO ORIENTADO A WASHINGTON Y ESPERA AYUDA EXTERIOR
 
La victoria de Rodrigo Paz en Bolivia marca el fin de dos décadas de gobiernos de izquierda y abre una nueva etapa para un país enfrentado a una fuerte crisis económica. Parte de la comunidad internacional, en particular Estados Unidos y países latinoamericanos alineados con la Administración Trump, celebraron el cambio y ofrecieron respaldo, mientras Paz promete una administración orientada a estabilizar la economía.
 
France 24 (https://n9.cl/w32yv3)
 
Las elecciones marcaron un hito en Bolivia, poniendo fin a 20 años de gobiernos de izquierda encabezados por el Movimiento al Socialismo (MAS). Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, se impuso en la segunda vuelta de la contienda presidencial y se prepara para asumir la presidencia el próximo 8 de noviembre.
Su triunfo fue saludado con entusiasmo por varios países de América Latina, y sobre todo por Estados Unidos, que espera en este cambio una oportunidad para apoyar la estabilización económica de un gobierno que se pueda realinear con Washington.
Sin embargo, el camino para Paz estará lleno de desafíos: la inflación supera el 18 %, y el país andino sigue enfrentando una crisis de combustible y una escasez de dólares.
Respaldo de Washington y países latinoamericanos alineados a Estados Unidos
Los gobiernos de Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Trinidad y Tobago, gobiernos principalmente de derecha y alineados con Washington, felicitaron a Paz por su victoria en las urnas.
En una declaración conjunta difundida por el Departamento de Estado de Estados Unidos, los países manifestaron su disposición para apoyar la administración entrante en su objetivo de estabilizar la economía, impulsar la inversión internacional y profundizar el compromiso con socios regionales y globales.
Pero es sobre todo con Estados Unidos que el nuevo mandatario boliviano buscará reforzar las relaciones bilaterales. La Paz y Washington mantuvieron por años vínculos tensos bajo el MAS. La Casa Blanca, a través del secretario de Estado Marco Rubio, señaló que la victoria de Paz abre una "oportunidad transformadora" para trabajar conjuntamente en temas de inversión, migración y seguridad. La proximidad con Washington se traduce en una promesa concreta de apoyo para superar la escasez de combustibles que afecta al país.
¿Qué desafíos tiene Rodrigo Paz tras ganar la presidencia de Bolivia?
Por su lado, el presidente español Pedro Sánchez reafirmó su compromiso con Bolivia, destacando el deseo de fortalecer relaciones basadas en la cooperación. En contraste con la diplomacia de izquierdas de Evo Morales, centrada en alianzas con potencias emergentes como China y Rusia, la nueva administración boliviana (derechista y de carácter liberal) apuesta por diversificar sus socios y atraer capital extranjero para reactivar la economía.
A notar que en relación con el Fondo Monetario Internacional, Paz rechazó en campaña un rescate, dada la fuerte oposición social a la institución. Sin embargo, inversionistas y agencias estadounidenses como Fitch Ratings tienden a recomendar un acuerdo sobre un programa del FMI.
Una crisis profunda
Rodrigo Paz Pereira recibirá un país en crisis profunda donde la ayuda internacional es esencial. De aquel "milagro boliviano" bajo el expresidente Evo Morales (2006-2019) queda muy poco. Con un déficit fiscal cercano al 10% del PIB y una escasez de divisas que impacta la importación de combustibles, en un país que compra en mercados internacionales cerca del 70% de sus hidrocarburos, Bolivia enfrenta su primera recesión en casi medio siglo.
El líder del equipo económico de Paz, José Gabriel Espinoza, dijo a la agencia AP que los subsidios directos en efectivo para los sectores más pobres todavía son financieramente viables, como una forma de amortiguar el impacto de eliminar las costosas subvenciones a los combustibles del país.
Espinoza afirmó que el Congreso ya aprobó un préstamo de 3.500 millones de dólares que se desembolsará en los próximos meses, y que Paz está gestionando otros 600 millones para equilibrar las finanzas durante los primeros 60 días de su presidencia.
Bolivia gira a la derecha con Rodrigo Paz: ¿qué viene para el país andino?
Bolivia, un tradicional exportador de gas natural en la región, disfrutó de la bonanza económica en la última década gracias a los altos precios de las materias primas. Tras la llegada de Evo Morales al poder en 2006, el gobierno nacionalizó la industria de hidrocarburos y Morales utilizó el enorme flujo de dinero para reducir la pobreza, ampliar la clase media y construir carreteras.
Los ingresos de Bolivia se triplicaron, aunque el país descuidó su producto estrella: la industria de hidrocarburos se estancó por falta de inversión y el país pasó de exportador a importador en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística. El auge de los precios de las materias primas terminó en 2014 y Bolivia comenzó a comerse sus ahorros, una situación que empeoró tras la pandemia y dejó al país casi sin reservas.
 
 
 
 
 
LO QUE DEBEN SABER LOS PERUANOS SOBRE EL TRIUNFO DE RODRIGO PAZ Y SU IMPACTO EN LA REGIÓN
 
RPP de Perú (https://n9.cl/n9gmfd)
 
Rodrigo Paz, elegido presidente en segunda vuelta el 19 de octubre, pone fin a dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. Su victoria marca un cambio hacia un gobierno más pragmático y con una visión más abierta al mundo, especialmente hacia países clave de América Latina, como Perú. ¿Qué implancias trae consigo este giro político? Expertos lo explican.
El 19 de octubre, el electorado boliviano dio un giro histórico al elegir a Rodrigo Paz como su nuevo presidente. Con más del 50% de los votos válidos en la segunda vuelta, Paz, un senador de tendencia centrista, se posicionó como la opción preferida, marcando el fin de dos décadas de gobiernos liderados por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del expresidente Evo Morales.
Rodrigo Paz, economista de formación, representa un cambio significativo en el ciclo político del país, proponiendo una apertura de Bolivia "hacia el mundo". Su victoria se interpreta como una respuesta al desencanto ciudadano con el MAS, una fuerza política que, a pesar de su desgaste, seguirá presente en la escena política nacional, explica la politóloga y excongresista boliviana Érika Brockmann.
"Hay que reconocer que la inmensa mayoría de los votantes que favorecieron a Rodrigo Paz son los desencantados del MAS, es decir, los que han cambiado en términos de aspiraciones y de expectativas, y que se sienten frustrados con el partido hegemónico. Pero sí, hay un núcleo duro de de Evo Morales que va a gravitar desde fuera del sistema y que puede tener sí algún tipo de actuación disruptiva en el proceso democrático", señaló en diálogo con El Poder en tus Manos de RPP.
Retos y tareas urgentes por atender
La nueva gestión asumirá una Bolivia que atraviesa actualmente una grave crisis económica e institucional, por lo que existen necesidades urgentes de la población que Paz deberá priorizar. Así lo explica Brockmann: "Hay un nivel de desafíos que son, primero, de corto plazo como enfrentar la escasez de combustibles, que está afectando seriamente la cadena económica y productiva del país. [Seguido de la] escasez de dólares e inflación que la ciudadanía la siente como una de las prioridades fundamentales, pero es una inflación que está altamente relacionada precisamente a la escasez de dólares y a la crisis energética. Entonces, es un círculo vicioso, eso hay que enfrentarlo en el corto plazo", indicó.
Una vez atendidos los problemas inmediatos, será fundamental que la nueva gestión comience un proceso de reformas en sectores clave como la educación y la minería, que se encuentran "rezagados" respecto a otras economías.
"Abrir nuevamente el Estado a que existan inversiones internacionales, porque la falta de inversiones internacionales ha sido precisamente la razón por la cual el gas se agotó. Vivíamos en un mar de gas, pero ahora estamos bajo la amenaza de una crisis energética inminente dentro de unos tres años. Ya no tenemos los ingresos, pasó el boom de gas y no se hizo ningún tipo de inversión para poder sostener esta propuesta. Estas son reformas económicas e institucionales fundamentales que requerirán algún tipo de apoyo de dos tercios [en el Congreso]", sostiene Brockmann.
El factor encuestas
Paz ganó la presidencia superando al conservador Jorge Tuto Quiroga, con más del 54.4% de los votos válidos, según el conteo preliminar del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia. El electo mandatario no figuraba entre los favoritos en las encuestas al inicio de la campaña, ni en los sondeos previos a la segunda vuelta que, incluso, daban por ganador a su principal rival. ¿A qué responde este aspecto? El internacionalista Ramiro Escobar responde:
"En la primera vuelta, Paz no estaba en el bolo, venía tercero o cuarto [en la preferencia], empezó a subir y las encuestas no lo registraron. Las encuestas arrojaban que los que iban a pasar la segunda vuelta eran Samuel Novia Medina y Jorge Tutto Quiroga. Resulta que pasó Paz y, en la segunda vuelta, las encuestas pronosticaban que Quiroga iba a ganar por unos cuatro puntos. Hay que hacerse la pregunta muy seria de qué tan fiables son las encuestadoras en Bolivia y en general", señala.
De acuerdo con Escobar, Rodrigo Paz representa "la resurrección de algunos partidos, especialmente el Partido Demócrata Cristiano", que no tenía gran representación en Bolivia, pero logró posicionarse al canalizar las demandas ciudadanas.
"Aquí [en Perú], no vemos un caso así, pero no lo descartemos: podría aparecer un personaje que, de pronto, sorprenda, reivindique un partido antiguo venido a menos o a un frente nuevo, haciendo que los votantes encuentren a su personaje", añade.
Perspectivas para América Latina y el Perú
Con la llegada de Rodrigo Paz a la presidencia, se anticipa una transición en la política exterior de Bolivia, que podría tener implicancias significativas para América Latina. Según la politóloga boliviana Érika Brockmann, su propuesta de "apertura total al mundo" se centra en los intereses económicos y en los intercambios mutuos en lugar de relaciones basadas en la ideología.
En cuanto a las relaciones con Perú, se espera que Paz restablezca la estabilidad que se perdió durante el gobierno de Evo Morales, con un enfoque positivo hacia los países vecinos.
"Esto es muy importante cuando pensamos en Perú, en los países del entorno, porque se considera un restablecimiento de relaciones con Chile de manera inmediata. Tuto [Quiroga] hablaba más bien de unas relaciones más condicionadas, pero, a estas alturas, con todo lo que ha sucedido y ha tenido Bolivia respecto al mundo, creo que es importantísimo mirar Brasil, Perú. Ahora con la ubicación estratégica que tiene con el puerto de Chancay, ese es un dato fundamental. Abrir las puertas también a Estados Unidos, que más allá de quien sea su presidente, es un país fundamental", indicó Brockmann.
A su vez, el internacionalista Ramiro Escobar destacó que, a nivel regional, con la llegada de Paz a la Presidencia se prevé un gobierno más centrado y conciliador, lo cual podría mejorar las relaciones entre Bolivia y Perú.
"Para el Perú van a mejorar las relaciones, porque las relaciones con Bolivia en el tiempo de Evo Morales estaban algo perturbadas. Se le acusaba a él de tener injerencia en el país, incluso en algún momento de querer anexarse a Puno, lo que a mí me pareció una exageración. Pero evidentemente sí tiene influencia en el sur del Perú, y creo que ahora con el gobierno de Paz va a herir una época de más estabilidad en las relaciones peruano-bolivianas", indicó.
Se espera que este miércoles 22 de octubre, la autoridad electoral de Bolivia oficialice el cómputo final de los resultados, que desde el fin de semana anticipan a Rodrigo Paz como nuevo presidente del país hasta 2030, tras el fin del mandato de Luis Arce.
           
 
 
 
 
PUERTOS, LITIO, COMERCIO: QUÉ PUEDE GANAR LA ECONOMÍA CHILENA CON EL NUEVO GOBIERNO BOLIVIANO
 
El Demócrata Cristiano Rodrigo Paz promete un giro en materia económica en el vecino país.
 
El Mercurio de Chile (https://n9.cl/aoj95)
 
Rodrigo Paz asumirá la presidencia de Bolivia el ocho de noviembre, tras haber derrotado en la segunda vuelta al exmandatario de ese país Jorge Quiroga, con un contundente resultado: 54,5% a 45,5%.
Con la llegada de Paz, del centrista Partido Demócrata Cristiano, ser esperan varios cambios, luego de más de 20 años de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS).
La nueva autoridad ha prometido "capitalismo para todos"; con fomento de créditos para la producción y el comercio, caídas de impuestos y reducciones arancelarias.
Paz, además, buscará levantar los subsidios al combustible, con la salvedad de los dirigidos a los "sectores vulnerables" del país. La medida es mirada con cautela por parte de los analistas, toda vez que podría generar reticencia en ciertos sectores.
En relación a los recursos naturales, el nuevo mandatario anuncio que transparentaría los acuerdos firmados por la actual administración con Rusia y China, en materia de litio. Sus políticas, que indudablemente implican un giro, son miradas con atención desde Chile. ¿Beneficiarán a nuestro país en alguna medida? ¿Se sentirán los inversionistas locales tentados a poner sus recursos en el vecino país? Los analistas creen que se podrían obtener beneficios, pero aún piensan que hay que mirar la situación con cautela.
Los posibles beneficios para Chile
Pablo Muller académico de la Facultad de administración y negocios de la U. Autónoma, dice que la mirada del nuevo presidente de Bolivia podría traer beneficios económicos relevantes para Chile. "Su enfoque más pragmático y orientado al diálogo abre la posibilidad de reactivar relaciones bilaterales, modernizar acuerdos comerciales y mejorar la conectividad fronteriza. Esto favorecería el intercambio de bienes y servicios, especialmente en sectores como minería, transporte, energía y comercio digital", especifica.
"Además, una mayor cooperación en torno al litio y otros recursos naturales podría generar alianzas estratégicas regionales que impulsen la competitividad chilena", agrega. Juan Ortiz, académico del OCEC UDP, también pone sus fichas en la minería. "Una visión comercial de mayor apertura permitiría que capitales locales tuviesen incentivos para apoyar la exploración minera en Bolivia, dado que dicho país tiene condiciones geológicas aun no explotadas", comenta. En relación a eso, Juan Ignacio Guzmán, CEO de GEM Mining Consulting, asegura que "en la medida en que Bolivia pudiera extender la invitación a inversión en minería, sin duda habría inversionistas nacionales interesados en ir a este país.
Pero para eso se requieren acuerdos y estabilidad tributaria, así como también estabilidad sociopolítica". Pone un énfasis, además, en el factor geopolítico: dice que fortalecer la industria del litio le permitiría a esta región -la del denominado "triángulo" del litio, que incluye a Chile, Argentina y Bolivia- ganar mayor preponderancia, en un momento "clave", con China "controlando bastante la demanda". "Tener un bloque más fuerte por este lado del mundo permitiría de alguna forma aumentar el poder de negociación en el futuro", sostiene.
Juan Pablo Chamon, cientista político y director ejecutivo de Libera Bolivia, percibe beneficios para Chile con la nueva administración que liderará Paz. "El enfoque de Rodrigo Paz es mucho más pragmático: quiere abrir la minería y la energía a inversión privada con reglas claras", indica. "Eso -especifica- puede beneficiar a Chile en tres frentes: facilitar la integración logística por puertos y corredores bioceánicos, promover alianzas tecnológicas en litio, donde Bolivia tiene recursos y Chile experiencia, y generar un entorno más predecible para la inversión regional".
 
 
 
 
 
OPINIÓN. ¿ADÓNDE VA BOLIVIA?
 
El pueblo partidario del MAS fue superior a sus líderes y no eligió el suicidio que representaba el voto nulo que predicó Evo Morales o el “mileísmo a la boliviana" de Jorge "Tuto" Quiroga.
 
El Tiempo de Argentina (https://n9.cl/dl8ur)
 
Bolivia tiene una historia convulsa con momentos de luz y momentos de sombra. En el siglo 21 los gobiernos del MAS, liderados por Evo Morales y Luis Arce, significaron cerca de una década de crecimiento económico con sustentabilidad social. En 2019 el intento de constitucionalizar la reelección indefinida por parte de Evo Morales y el golpe de extrema derecha con Jeanine Añez, impulsado desde Brasil por Jair Bolsonaro, hizo retroceder a Bolivia a los peores años de inestabilidad política, jalonada por golpes militares y veranillos democráticos que caracterizaron en el siglo XX de su historia.
 La victoria electoral del MAS con Luis Arce hace cinco años fue una esperanza frustrada porque la situación interna y mundial habían cambiado. El presidente Arce no supo leer esas mutaciones con amplitud y profundidad. Más grave aún fueron las rencillas personales entre Morales y Arce que llevaron al MAS a su postración reflejada en una votación menor a un dígito en 2025.
El pueblo partidario del MAS fue superior a sus líderes y no eligió el suicidio que representaba el voto nulo que predicó Evo Morales o el “mileísmo a la boliviana” que proponía el extremista de derecha Jorge“tuto” Quiroga. Sabia y masivamente acudió a votar  por un centro creativo que representa Rodrigo Paz Pereyra.
El nuevo presidente, economista de 58 años, nacido en España , uno de los 10 países en que vivieron sus padres escapando de las dictaduras bolivianas tiene estirpe política con capítulos familiares que ya están en la historia,
 Su abuelo Néstor Paz Galarza fue un héroe en las guerras del Chaco. Su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro fue presidente de Bolivia por el MNR en el siglo pasado. Su padre Jaime Paz Zamora fue vicepresidente y presidente de Bolivia en el siglo XX como lider del MIR-
Con conocimiento de la historia y las realidades del mundo, Rodrigo Paz se opuso a la propuesta de su rival Quiroga que proponía pedir un préstamo de 12 mil millones de dólares al FMI, reproduciendo el criminal endeudamiento de Mauricio Macri en Argentina y repetido por Javier Milei, que han hipotecado la vida de varias generaciones de argentinos, convertidos en ciudadanos pobres endeudados en un país inmensamente rico. Bolivia tiene la cuarta parte de la población que la Argentina por lo cual la propuesta del derrotado Jorge Quiroga era  equivalente a la da la dupla Macri-Milei.
En noviembre inicia el mandato de Rodrigo Paz. Hay que desear y esperar que bajo su mandato dejen de existir dos caracterizaciones que el brillante pensador boliviano fallecido René Zavaleta Mercado aplicaba a su amada patria: “Que Bolivia no sufra sino que haga su historia y que desaparezca la paradoja señorial que es la trágica historia de quienes necesitan despreciar lo otro como mecanismo de configuración de su propia identidad”.
 
 
 
 
 
EDITORIAL. RETO DEL PRESIDENTE BOLIVIA RODRIGO PAZ
 
Hoy de Santo Domingo (https://n9.cl/glq4wi)
 
Después de una noche de pesadillas que duró casi 20 años, se ha producido un cambio de gobierno en Bolivia, que se espera sea también un cambio de gestión y de gerencia, para que ese país pueda disfrutar de un sereno y claro amanecer.
El desafío, sin embargo, es grande, pues el virtual presidente electo Rodrigo Paz hereda un país exhausto y un fisco patas arriba. Las cifras no hablan de certezas, sino de grandes desequilibrios que siembran incertidumbre: el déficit fiscal en Bolivia fue de 6.94% del PIB en 2015, pasó a 7.24% en 2016, a 7.86% en 2017, a 8.17% en 2018, a 7.2% en 2019, a 12.72% en 2020, a 9.3% en 2021, a 7.12% en 2022, a 9.7% en 2023 y a 10.6% en 2024.
Así pues, quienes condujeron la política fiscal bebieron del río sin pensar que el cauce se agota. Como resultado, las reservas internacionales de Bolivia, un país con abundantes recursos, sobre todo mineros, pasaron de haber superado los 15,000 millones de dólares en 2014 a quedar reducidas a unos 2,000 millones de dólares millones de dólares en la Reto del presidente Bolivia Rodrigo Paz. Búsqueda nuevo amanecer actualidad, de los cuales solo unos 150 millones son reservas líquidas, es decir, divisas.
Esto ha provocado que en el mercado cambiario no aparezca un dólar ni para comprar un remedio.
Y como siempre ocurre cuando se producen estos desaciertos, la situación le ha pasado factura a la población, atrapada en una hoguera de precios. La tasa de inflación superará con creces el 20% en 2025.
Además, la sociedad paga el precio de una economía estancada. Ahora toca a Paz y a su equipo administrar el exiguo caudal con sabiduría, prudencia y determinación, para convertir el gasto en semilla y no en torrente. Y no podrían hacerlo solos: es una tarea que requiere concertación con fuerzas dispuestas a comprometerse con la estabilidad y el crecimiento. Solo el acuerdo afinaría la melodía del equilibrio.
 
 
 
 
 
OPINION. BOLIVIA RENUEVA SU DEMOCRACIA CON TRANSPARENCIA Y SIN CEDER A LA CAMPAÑA DE DESINFORMACIÓN
 
The Conversatión de EEUU (https://n9.cl/pwhxz)
 
Bolivia acaba de vivir una jornada histórica tras acudir por primera vez a un balotaje. La segunda vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada este 19 de octubre, no solo confirmó el final de un ciclo político que dominó el país durante casi dos décadas, bajo el liderazgo autoritario de Evo Morales, sino también la madurez de su democracia.
Con el 54,53 % de los votos, Rodrigo Paz se impuso al exmandatario Jorge Tuto Quiroga, que obtuvo el 45,74 %, según los resultados preliminares del SIREPE. Un margen de casi diez puntos en un país que se volcó en dejar atrás unas páginas oscuras de su historia reciente y votar al unísono por el cambio, pero de forma moderada y progresiva. Porque el pueblo boliviano escogían entre el cambio tranquilo de Rodrigo Paz y el cambio acelerado de Tuto Quiroga.
Más allá de los resultados, el verdadero acontecimiento fue la serenidad con que Bolivia votó, esperó y aceptó los resultados. El árbitro electoral prometió los primeros datos a las ocho de la noche y los entregó con puntualidad inglesa –o más bien, boliviana–.
La logística del cierre y cómputo, impecable, fue un recordatorio de que las instituciones, cuando funcionan, pueden devolverle dignidad a la política. La transparencia del proceso, su supervisión ciudadana y la apropiación cívica de cada etapa dejan una lección: la democracia boliviana ha madurado.
Un ejemplo para muchos países de la zona
Ese logro no es menor en un contexto regional saturado de sospechas electorales y discursos que minan la confianza pública. De hecho, este proceso electoral estuvo rodeado de desinformación, aunque la respuesta institucional y académica fue ejemplar.
El Observatorio Complutense de Desinformación (OCD) desplegó en Santa Cruz una misión en colaboración con el PNUD, la Universidad Católica Boliviana (UCB) y la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA). Su objetivo: identificar los desórdenes informativos y fortalecer la integridad del proceso. Los hallazgos preliminares del equipo de investigación, con datos de Bolivia Verifica, son elocuentes: de 228 verificaciones de incidentes, 181 provenían de fuentes anónimas; el 82 % resultó falso y el 13 % engañoso.
Gracias al trabajo de estudiantes y profesores, se diseccionó cada pieza de desinformación, y se evaluó su viralidad y alcance. Las plataformas más utilizadas para desinformar fueron TikTok, donde se difundieron el 43 % de los bulos, seguido de Facebook (38,6 %) y WhatsApp (17 %).
El formato audiovisual, con vídeos, gráficos e imágenes, permitió una rápida propagación de narrativas alejadas de la verdad. Se empleó la IA para generar vídeos y audios falsificados en decenas de incidentes. También se recurrió al uso fraudulento de logos de medios de comunicación nacionales reconocidos, como Unitel, Red Uno y El Deber, e internacionales como CNN.
Aparecieron diversos pseudomedios, páginas web creadas a manera de cabeceros informativos, pero cuya misión principal era la de desinformar e incidir en la agenda electoral.
La desinformación buscó influir en la intención de voto, alterar el debate electoral y desestabilizar las instituciones. Las principales difamaciones y calumnias trataban de perjudicar a los candidatos y, en esta segunda vuelta, especialmente a los candidatos a vicepresidentes.
Proliferaron encuestas falsas –inventadas y sin respaldo– o manipuladas –estudios reales, pero adulterados–, que circularon en redes como Facebook y WhatsApp, carentes de un mínimo rigor metodológico.
También se observó un patrón claro: se buscaba erosionar la credibilidad del árbitro electoral. Sin embargo, el árbitro salió fortalecido. “El Tribunal contaba con un 12 % de credibilidad en abril 2024, y hoy tiene 80 %”, nos comentó con entusiasmo Gustavo Ávila, vocal de la institución.
Un referente de transparencia electoral
La tecnología, la observación internacional y el compromiso ciudadano consolidaron un sistema que hoy puede ser citado como referente regional de transparencia electoral. El talante democrático de Tuto Quiroga, que aceptó con rapidez la derrota y felicitó a Rodrigo Paz, contribuyó sobremanera a la confianza institucional en el sistema, máxime ante las denuncias de fraude de algunos de sus simpatizantes.
En lo político, el mensaje es inequívoco. Rodrigo Paz, heredero de una tradición democrática –es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora–, supo leer el malestar de un país en donde, según Ipsos-Ciesmori, un 94 % cree que iba por el camino equivocado.
Paz asentó su victoria en una campaña de largo recorrido tras haber sido diputado, concejal, alcalde de Tarija y senador nacional. Como senador, recorrió toda Bolivia mostrando su talante moderado y dialogante, así como su cercanía con la gente de los nueve departamentos y de todas las clases sociales.
Su campaña, austera y simbólica, captó el voto descontento sin asustarlo, con propuestas de cambios radicales, mientras que Quiroga no logró convencer a los sectores populares de la necesidad de sus políticas más incisivas.
Pero, sin duda, la sorpresa de estas elecciones fue el candidato a la vicepresidencia de Rodrigo Paz, Edgar Lara: expolicía, populista y estrella de TikTok. El rebelde y antiestablishment capitán Lara conectó emocionalmente con las capas populares y se ganó a los simpatizantes del Movimiento al Socialismo (MAS) y de Evo Morales en un país con voto obligatorio.
Los resultados muestran la diversidad de Bolivia, donde el comportamiento electoral difiere entre oriente y occidente, y sobre todo entre Santa Cruz de la Sierra y La Paz. Diferencias que se asientan en modelos distintos, porque las actividades económicas en occidente se desarrollan en función de lo colectivo, mientras que Santa Cruz apuesta por el libre mercado, basado en la iniciativa privada, la eficiencia en tecnología y educación. Quiroga ganó en Santa Cruz con más del 65 %, pero perdió en La Paz y el Alto.
Un país con crisis y escasez
El próximo gobierno no lo tendrá fácil. Hereda un país sumido en un abismo económico, con una crisis de divisas que le impide importar combustible, cuya escasez afecta el transporte y la producción agropecuaria, lo que incrementa la elevada inflación.
La paciencia de la sociedad no es mayor y Rodrigo Paz durante la campaña alentó expectativas inmediatas. Una clave será la gobernabilidad, en el parlamento, la calle y las redes sociales. La incógnita, su compañero de tique: el capitán Lara.
Sin embargo, lo que emerge hoy en Bolivia no es solo un nuevo Gobierno, sino una cultura política más crítica, más vigilante y más exigente con sus instituciones. En tiempos en que la mentira digital y la desconfianza corroen democracias enteras, Bolivia demostró que la transparencia, la puntualidad y la ciudadanía informada siguen siendo los mejores antídotos. Bolivia no solo eligió un presidente: eligió reconstruir su democracia.
 
 
 
 
 
ANALISIS. BOLIVIA ELIGIÓ UN CAMBIO MODERADO
 
La victoria de Paz Pereira marca un nuevo rumbo político en Bolivia, alejándose del MAS y apostando por un modelo económico más inclusivo y pragmático.
 
El Litoral de Argentina (https://n9.cl/n3h61)
 
En su obra "El Príncipe", Nicolás Maquiavelo expresa que un gobernante prudente debe adaptarse a nuevas situaciones y problemas, actuando como un zorro para reconocer trampas y como un león cuando debe ahuyentar lobos.
La victoria de Rodrigo Paz Pereira en las elecciones presidenciales de Bolivia pone fin a casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido fundado por Evo Morales que simbolizó el auge de la izquierda indígena en América Latina.
Según los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Paz, un senador centrista de 58 años, se impuso en la segunda vuelta con el 54% de los votos frente al 45% de Jorge "Tuto" Quiroga, un conservador que prometía reformas radicales.
Este balotaje, el primero en la historia boliviana, no solo representa un giro político interno, sino que se inscribe en un patrón regional de "contraolas", evocando las tesis del politólogo Samuel Huntington sobre las "olas de democratización". Cabe aclarar que en el caso de Bolivia debe entenderse "contraola" en sentido metafórico, como un cambio ideológico y no como un retroceso democrático.
Paz, hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), emerge como un outsider moderado en un panorama saturado de figuras que generan polarización.
Su campaña, bajo la alianza Nueva Esperanza Nacional, acentuó un "capitalismo para todos" y la superación de ideologías, prometiendo mantener programas sociales del MAS mientras fomenta el sector privado y reduce la intervención estatal. Su campaña evitó los extremos ideológicos, lo que le permitió captar votos de un electorado cansado de confrontaciones.
En su discurso de victoria, Paz declaró: "La ideología no da de comer, lo que da de comer es el derecho al trabajo, la seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada".
Esta retórica capturó el voto de clases bajas y rurales que tradicionalmente respaldaban al MAS, reflejando un desencanto masivo con la crisis económica actual: inflación del 23,32% en septiembre (según datos del Banco Central de Bolivia), escasez de combustibles y dólares, y el colapso de las exportaciones de gas natural.
El contexto es crítico. Bolivia, bajo Morales y su sucesor Luis Arce, nacionalizó recursos clave como el petróleo y el gas, aliándose con Cuba, Venezuela y Rusia. Además, mantuvo relaciones económicas pragmáticas con Brasil y China para diversificar socios comerciales e inversores.
Según el Banco Mundial, la pobreza extrema en Bolivia se redujo del 38% en 2006 al 15% en 2018, y la mayoría indígena (aymara, quechua, guaraní) ganó visibilidad política y cultural con la Constitución de 2009.
Este modelo, que elevó a la mayoría indígena y redujo la pobreza, evidentemente se agotó por ineficiencia, divisiones internas del MAS y dependencia de commodities. El MAS, que en 2006 irrumpió como un movimiento antiimperialista, se derrumbó en la primera vuelta de agosto de 2025, obteniendo apenas el 3,16% de los votos.
Quiroga, expresidente (2001-2002), propuso privatizaciones y recortes drásticos, evocando las políticas neoliberales de los 90, pero los electores optaron por el enfoque gradual de Paz, quien planea un acuerdo con Estados Unidos por 1.500 millones de dólares para combustibles.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, celebró el potencial de "relaciones más sólidas", señalando un alejamiento del antiamericanismo masista. Este giro boliviano no es aislado. En América Latina, se observa un péndulo ideológico que resuena con el marco analítico de Huntington en su obra "La tercera ola: la democratización a finales del siglo XX" (1991).
Huntington describe olas de democratización globales: la primera (1828-1926), la segunda post Segunda Guerra Mundial (1943-1962), y la tercera desde 1974, que incluyó la transición de dictaduras a democracias en América Latina durante los 80 y 90. Sin embargo, enfatiza las contraolas.
La llegada de Morales en 2006 formó parte de una contraola alineada con la "marea rosa" latinoamericana, que consistió en una alianza geopolítica con los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina, que respondieron a las desigualdades del neoliberalismo y la fallida teoría del derrame de 1990, lo que les confirió una elevada legitimidad inicial.
Huntington advierte que las contraolas surgen de crisis económicas, polarización y fatiga democrática, lo que explica el colapso del MAS. Ahora, la victoria de Paz sugiere una nueva contraola regional hacia la centroderecha.
En Bolivia, este cambio no implica un retorno al autoritarismo, sino que expresa la disconformidad de la ciudadanía con un modelo y la esperanza en un nuevo gobierno que promete tener la fórmula del progreso colectivo. Paz hereda un Congreso fragmentado, obligándolo a coaliciones, y enfrenta advertencias de sindicatos como la Central Obrera Boliviana (COB) contra recortes sociales.
Su plan incluye bajar impuestos, fomentar créditos y descentralizar presupuestos, pero con subsidios diferenciados para vulnerables, evitando el shock de Javier Milei en Argentina. Los retos son inmensos. La economía boliviana, dependiente de materias primas, necesita diversificación y estabilidad monetaria.
Internacionalmente, Bolivia se alejará de alianzas antioccidentales reemplazándolas por relaciones pragmáticas con Estados Unidos y posiblemente con la Unión Europea. Si Paz logra reactivar la economía sin sacrificar conquistas sociales, podría inspirar cambios en vecinos como Perú o Chile, donde la izquierda también enfrenta desgaste.
Pero si falla, el péndulo podría oscilar nuevamente. El fin del MAS no es el fin de la izquierda, sino una invitación a reinventarse como China, en un mundo más pragmático que ideológico. El futuro dirá si Paz es zorro, león, ambos o ninguno.
 
 
 
 
 
OPINION. BOLIVIA: UN VOTO CONTRA LA DERECHA RADICAL
 
Huella de Sur de Argentina (https://n9.cl/wojxdx)
 
La fórmula Rodrigo Paz Pereira-Edman Lara se impuso en la segunda vuelta de las elecciones bolivianas. Con el Movimiento al Socialismo (MAS) fuera de la segunda vuelta y casi sin presencia en el próximo Parlamento, el voto popular se volcó masivamente a esta opción de centroderecha contra el intento del ex-presidente Jorge «Tuto» Quiroga de regresar al Palacio Quemado.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2025 en Bolivia significó una derrota histórica de la izquierda representada por el Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó en solitario durante los últimos 20 años. No obstante, no se produjo el anunciado giro a la derecha radical. El inédito balotaje, realizado este 19 de octubre -el primero de la democracia boliviana-, dio la victoria a un todavía difuso centro, con inclinación a la derecha, representado por el senador Rodrigo Paz Pereira y el ex-policía Edman Lara, un binomio accidental que con una sigla prestada ganó los comicios con 54,6%, según datos oficiales preliminares. Nadie apostaba a su victoria antes del 17 de agosto.
Paz y Lara derrotaron al candidato de la derecha neoliberal y conservadora, el ex-presidente Jorge «Tuto» Quiroga, a quien no le alcanzó la estrategia del miedo ni una millonaria campaña que incluyó una intensa guerra sucia contra sus adversarios para torcer la voluntad del electorado. En un contexto de fuerte incertidumbre, el nuevo gobierno, que tomará posesión el 8 de noviembre, deberá construir acuerdos de mayoría en la Asamblea Legislativa y gestionar la gobernabilidad en la calle para enfrentar una severa crisis económica y una persistente polarización política, étnica y regional.
La primera vuelta de las elecciones derivó en el fin del ciclo del MAS como partido dominante durante dos décadas. Luego de haber obtenido cuatro victorias sucesivas con mayoría absoluta de votos (en 2005, 2009 y 2014 con Evo Morales, y en 2020 con Luis Arce), el MAS quedó sumido, en muy poco tiempo, en la marginalidad política. La división interna, la disputa por la reelección, la mala gestión de Arce, la inhabilitación de Morales -quien llamó a anular el voto- y, en especial, la fatiga del llamado «proceso de cambio» dejaron al MAS no solo fuera del balotaje, sino también casi sin representación política institucional. Un partido que gobernó con cómodas mayorías -que llegaron a dos tercios del Parlamento- y construyó una inédita hegemonía política terminó abruptamente casi sin presencia en el nuevo Parlamento: el espacio del MAS, que concurrió dividido a las elecciones, contará en conjunto con diez diputados sobre 130 y no tendrá presencia en el Senado. Una derrota en gran medida autoinfligida, que derivó en un «colapso sin pena ni gloria».
Esta vez las urnas se inclinaron por una amplia mayoría a fuerzas políticas y candidaturas en un arco que va del centro a la derecha radical. Había una fuerte demanda de cambio y la izquierda representaba la continuidad.
En la primera vuelta del 17 de agosto, compitieron ocho fuerzas políticas, entre ellas tres facciones provenientes del MAS: la del actual presidente Luis Arce, quien se quedó con la sigla del MAS de manera ilegal, obtuvo 3,2% de votos, apenas suficiente para obtener dos diputados; la del titular del Senado, Andrónico Rodríguez, joven dirigente cocalero que expresaba la renovación del espacio, alcanzó 8,5% y ocho diputados, muy lejos de algunas previsiones que lo situaban en segunda vuelta; y la del ex-presidente Evo Morales, quien al ser inhabilitado de los comicios, lanzó una campaña por el voto nulo y logró un no despreciable 19,9% (frente a un promedio histórico de votos nulos de 3,7%).
Esa división caudillista, junto con el voto castigo a la gestión de Arce y la crisis económica en curso, condujo al descalabro electoral del movimiento político más fuerte de la historia democrática boliviana. Pero el cambio de ciclo político tiene sus matices. Por un lado, los bolivianos votaron contra la opción de la derecha radical que habría alineado al país con el gobierno de Javier Milei y con otras derechas reaccionarias. Por el otro, Paz-Lara ganaron gracias a los ex-votantes del MAS.
La mayor parte de quienes en el pasado reciente votaron por Evo Morales se inclinaron ahora por Paz y esos votos fueron decisivos en su victoria. No fue una adhesión ideológica ni menos aún identitaria, sino de circunstancia. Si bien el capitán Lara -un carismático ex-policía despedido por denunciar la corrupción en la fuerza- sintonizó bien con el mundo plebeyo, el voto popular fue sobre todo un voto contra «Tuto» Quiroga, visto como el peligro mayor. «Paz y Lara ganaron con el voto evista, el voto de los indignados por la proscripción y exclusión electoral», afirmó categórico el ex-presidente Evo Morales en un posteo en la red X, haciendo referencia a su inhabilitación para estas elecciones.
Si en la primera vuelta Morales insistió con su llamado al voto nulo, en el balotaje ya no propició esa consigna, y el voto nulo, de hecho, fue en masa a la candidatura de Paz. Según Morales, este voto obligaría al nuevo presidente a no destruir el Estado Plurinacional ni las conquistas sociales; no aplicar medidas neoliberales ni someterse al «imperialismo»; no criminalizar la protesta y gobernar consultando al pueblo. Una suerte de añoranza de un gobierno del MAS, pero sin el MAS. Por lo pronto, Lara respondió con un guiño en su primera conferencia de prensa como vicepresidente electo: «siempre vamos a respetar el Estado Plurinacional».
El binomio Paz-Lara, además del voto rural, congregó votos de los barrios más populares y periféricos de las ciudades, así como el de provincias: ganó en seis de los nueve departamentos. Tuvo cómodas victorias en La Paz, Cochabamba, Potosí y Oruro (con más de 60% de los votos) y mayorías superiores a 50% en Pando y Chuquisaca. Por su parte, Quiroga ganó en las ciudades capitales, entre las clases medias y en su plaza fuerte de Santa Cruz, región agroindustrial tradicionalmente opuesta al MAS; y con menor porcentaje en el departamento norteño de Beni. Hubo casi empate en el departamento de Tarija, fronterizo con Argentina, tierra donde Rodrigo Paz desarrolló su carrera política y donde vive su padre, el ex-presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993). Esta división territorial es similar a la de las elecciones desde 2005. El binomio Paz-Lara expresó mejor la demanda de cambio, pero sin una restauración oligárquica conservadora.
Este proceso electoral, entonces, deja como saldo inmediato: (a) un nuevo gobierno (débil), que por primera vez desde 2005 no es del MAS, sino de una filiación de centroderecha, y que deberá realizar un incierto ajuste económico; (b) una reconfiguración del campo político, con tres fuerzas minoritarias «que cuentan» en el nuevo escenario (el Partido Demócrata Cristiano [PDC] de Paz, Libre de Quiroga y Unidad del empresario Samuel Doria Medina, el favorito que al final obtuvo el tercer lugar en la primera vuelta); (c) una previsible mutación en el modelo económico, que dejará de ser Estadocéntrico para ladearse más hacia el mercado y la inversión privada; (d) una conversión electoral del campo «nacional popular» que durante dos décadas se identificó en las urnas con el MAS y hoy se inclina por razones pragmáticas por la promesa de «capitalismo para todos» de Paz; y (e) una persistente polarización que plantea preguntas sobre la unidad nacional. Es una transición en la cual la Bolivia popular ha reaccionado de una manera flexible a la implosión del MAS -hasta ahora considerado «su «instrumento político»- mediante pactos con partidos tradicionales que eran habituales antes de la llegada de Morales al poder.
Ahora bien, más allá de los comicios y sus efectos políticos, ¿cuál es el horizonte de esta nueva etapa? Estamos ante la combinación de una imagen de renovación (aunque Rodrigo Paz ha estado en la política y en la función pública desde hace más de dos décadas, no fue una figura central); una agenda de reformas que no podrá dejar de lado la potente economía popular-informal; una impronta de lucha contra la corrupción (en especial, con base en la historia de vida del capitán Lara); una narrativa religiosa y conservadora (Dios y familia por delante); y una interpelación desde la Patria contra la elite excluyente y discriminadora. Está por verse si esto será suficiente para conseguir un gobierno estable.
En ese contexto, el nuevo ciclo a la cabeza del electo presidente Rodrigo Paz debe enfrentar una agenda compleja con diferentes tareas y temporalidades. La más urgente, sin duda, tiene que ver con la crisis económica, expresada en inflación, escaseces (de combustible, de dólares, de medicamentos) y déficit fiscal. Paz prometió que desde el primer día de su mandato se normalizaría la provisión de gasolina y diésel, que hoy provoca interminables filas en los surtidores. No parece fácil si no se cuenta con las divisas suficientes para seguir cubriendo, por un tiempo más, las millonarias subvenciones públicas que ni siquiera Morales logró revertir. En realidad, no está clara la ruta crítica del ajuste, en principio gradual, que ejecutará el nuevo gobierno.
La agenda contra la crisis económica, que pasa también por una necesaria reforma normativa, requerirá de una mayoría parlamentaria. Pero esto no parece muy complicado. La suma aritmética de los asambleístas oficialistas con los de Unidad de Doria Medina, que ya expresaron disponibilidad a colaborar con el nuevo gobierno, le otorgaría al nuevo mandatario mayoría en ambas cámaras. Para lograr dos tercios tendrá que buscar acuerdos con la bancada de «Tuto» Quiroga. Se ahuyenta así el peligro del bloqueo institucional. Quizás lo más complicado sea cuidar la cohesión en la propia bancada del PDC, sigla utilizada por varios candidatos y que alberga diferentes facciones y liderazgos, entre ellos el del nuevo vicepresidente Edman Lara, que tendrá agenda propia y un singular protagonismo. Muy popular en TikTok, se trata de una figura con una personalidad compleja, como pudo verse en varios momentos de tensión con el propio candidato presidencial.
Pero la historia democrática boliviana, sobre todo en la época de la llamada «democracia pactada» durante los años 80 y 90, ha demostrado sobradamente que los pactos parlamentarios, e incluso las coaliciones multipartidistas de gobierno, no bastan para garantizar la gobernabilidad en las calles. En 2003, el presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada tenía el apoyo de varios partidos que sumaban más de dos tercios del Congreso, pero terminó renunciando en medio de la llamada «guerra del gas» y huyendo a Estados Unidos. Por eso, Paz deberá lograr concertaciones amplias con sectores sociales y corporaciones populares, que votaron por su binomio, y con actores territoriales como Santa Cruz, que en su mayoría no lo apoyaron. Esta tarea es más difícil, considerando sobre todo la agenda de ajuste económico, sus costos sociales y previsibles escenarios de conflictividad.
En sus primeras apariciones públicas, en la noche de la elección, Paz y Lara emitieron mensajes de unidad y de reconciliación. «Se acabó la campaña, nuestra bandera es Bolivia», afirmó Lara. «Hoy desde la victoria extendemos la mano para gobernar con todos», invitó Paz. El mensaje enfrenta, empero, un contexto de polarización y fractura. Pese a que el derrotado Quiroga reconoció el resultado y felicitó a Paz, sus adherentes más radicales agitaron rápidamente la denuncia de fraude con arengas divisionistas, discursos de odio, expresiones racistas y acciones violentas, aunque aisladas. Esto iba en la línea de varios tuits de juventud del candidato vicepresidencial de Libre, Juan Pablo Velasco, en los que llamaba a «matar a los collas». Cholos e indios bloquearon, una vez más, las aspiraciones de un sector de la elite percibido como revanchista.
Pero hay otra agenda que, si bien no está en la primera línea de urgencias, tiene carácter estratégico y debe ser asumida más temprano que tarde en este nuevo ciclo: la agenda de reforma político-institucional, empezando por una transformación integral del sistema de administración de justicia, hoy en situación de crisis terminal. Además de la crisis económica que ocupa la preocupación colectiva y fue central en la campaña electoral, hay una suerte de debacle institucional que requiere una serie de reformas, incluido posiblemente un cambio constitucional. Están en agenda, entre otras, reformas sobre la reelección, el hiperpresidencialismo, la fallida elección popular de las altas autoridades judiciales, cuestiones de diseño de los órganos del poder público, la naturaleza del Tribunal Constitucional y la representación política directa de las organizaciones indígenas. Se requieren ajustes también en la organización territorial del Estado y el modelo autonómico, así como en el régimen económico. Por ahora, es saludable que el binomio electo no se haya comprado la falsa e inútil bandera de «volver a la República» en reemplazo del Estado Plurinacional (lo que equivale a la república sin indios ni derechos colectivos), como sí lo hicieron «Tuto» Quiroga y el también derechista Manfred Reyes Villa (quinto en votación en la primera vuelta).
¿Qué sigue luego del balotaje y el consumado giro político, sin partido dominante ni proyecto hegemónico? Si la gestión de gobierno y las políticas públicas por venir se inclinan más hacia lo «nacional popular», Paz y Lara podrían ser un gobierno de cambio con proyección de futuro, y no solo de transición. Tendrán que enfrentar para ello las presiones de las elites, especialmente las de Santa Cruz, y un contexto regional e internacional adverso. Si en cambio se inclinan más hacia una agenda restauradora, es probable que se quiebren desde adentro. Tendrán que rendir cuentas ante quienes los votaron, aunque más no fuera de forma pragmática, precisamente para evitar ese devenir. Por ahora, lo más importante es brindar señales de certidumbre y reconstituir la confianza (en la política y en la economía).
Como sea, más allá del derrotero de este nuevo centroderecha en función de gobierno, queda abierta la enorme tarea de reconstitución de la izquierda plurinacional popular. Para ello se requiere algo que está pendiente desde la coyuntura crítica y la asonada cívica-policial de 2019: autocrítica. También urge, por supuesto, la proyección de nuevos liderazgos y la regeneración de las organizaciones sociales (hoy divididas y sometidas a lógicas de cooptación estatal), junto con un proyecto de futuro: ya no basta con proponer volver a la edad de oro del MAS, cuando la economía crecía al 5% anual y el Banco Central estaba lleno de reservas. No obstante, la implosión del MAS, en medio de feroces luchas internas, posterga por ahora ese proyecto, mientras se va redefiniendo el lugar de Evo Morales, hoy «autoexiliado» en la región cocalera del Chapare, en la política boliviana.
 
 
 
 
OPINION. BOLIVIA Y EL REGRESO DE LA DERECHA
 
Tras casi dos décadas de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el país inicia una nueva etapa encabezada por una opción de derecha, o más bien, de centro-derecha que promete eficiencia, modernización y apertura.
 
Revista Imagen de México (https://n9.cl/qbf9x)
 
El reciente triunfo de Rodrigo Paz Pereira marca un punto de inflexión en la política boliviana y de América Latina. Tras casi dos décadas de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el país inicia una nueva etapa encabezada por una opción de derecha, o más bien, de centro-derecha que promete eficiencia, modernización y apertura. El resultado, sin embargo, no representa un simple cambio de signo ideológico, sino una señal más profunda: una sociedad que busca resultados concretos a problemas cotidianos.
El regreso de la derecha al poder puede ser interpretado como un intento de equilibrio. Muchos bolivianos aspiran a una gestión más técnica, menos polarizada y con mayor atención a la economía productiva. Sin embargo, este viraje también conlleva riesgos. El primero es confundir alternancia con revancha. Gobernar mirando al retrovisor sería un error: desmontar políticas sociales por motivos simbólicos o ideológicos podría reabrir heridas que costaron años cerrar.
Otro riesgo es el de la desconexión social. La derecha boliviana, históricamente asociada a élites urbanas, deberá demostrar que aprendió de su pasado y que puede dialogar con los sectores indígenas, rurales y populares, históricamente rezagados, que hoy conforman el corazón del país. Una política económica orientada al crecimiento solo será sostenible si se mantiene el compromiso con la inclusión y la redistribución.
Tampoco puede ignorarse la fragilidad regional. En una América Latina donde los cambios de ciclo suelen ser bruscos, la prudencia es un valor escaso pero esencial. Si el nuevo gobierno privilegia la estabilidad, el diálogo y la transparencia institucional, podría sentar las bases de una nueva etapa de madurez democrática. Si, en cambio, reproduce viejas prácticas de concentración de poder y exclusión, el péndulo político volverá a girar más rápido de lo esperado.
El nuevo gobierno tiene ante sí la oportunidad de demostrar que el giro político puede traducirse en un proyecto nacional moderno, incluyente y responsable. Las reformas económicas y la atracción de inversión extranjera solo serán sostenibles si se acompañan de políticas que mantengan la cohesión social y el respeto por los logros alcanzados en materia de derechos y participación.
El desafío, en suma, no es ser de derecha o de izquierda, sino gobernar bien. Bolivia necesita una administración que combine responsabilidad fiscal con justicia social, que modernice sin desmantelar, que escuche sin imponer. El electorado no pidió una ruptura, sino una corrección de rumbo. Si el nuevo liderazgo entiende ese mensaje, el país podría iniciar un ciclo político más equilibrado y predecible. Si no, el desencanto volverá a ocupar el espacio que la esperanza deja vacío.
 
 
 
 
 
ANALISIS. BOLIVIA GIRA A LA DERECHA CON RODRIGO PAZ: ¿QUÉ VIENE PARA EL PAÍS ANDINO?
 
Rodrigo Paz ganó las elecciones bolivianas en segunda vuelta y, a partir del 8 de noviembre de 2025, será el presidente de la nación. Su victoria con el Partido Demócrata Cristiano representa una derrota histórica para el MAS –de los expresidentes Evo Morales y Luis Arce– que retuvo el poder durante casi 20 años. ¿Por qué el país decidió girar de la izquierda a la derecha? ¿Qué viene ahora para Bolivia? Lo analizamos en El Debate.
 
France 24 (https://n9.cl/izmal)
 
Un giro que, aunque moderado, marca un hito para la historia de Bolivia: el pasado 19 de octubre, Rodrigo Paz ganó la segunda vuelta presidencial representando al Partido Demócrata Cristiano. Con la consigna de “capitalismo para todos”, Paz, de una corriente de derecha liberal, materializó una histórica derrota para el Movimiento al Socialismo (MAS) de los expresidentes Evo Morales y Luis Arce, que estuvo a cargo de las riendas del país durante casi 20 años.
El ahora presidente electo logró conectar con el voto rural y periurbano mediante un plan de incentivos fiscales y créditos para la producción y el comercio, que busca sacar de la informalidad a la economía de Bolivia. De esta manera, Paz busca acabar con lo que llama el “Estado Tranca”: el centralismo derivado de casi dos décadas de gobiernos de izquierda.
Con todo y eso, no será una tarea fácil. La economía boliviana atraviesa una grave crisis que necesita de cambios urgentes, y la realidad política y social del país está cada vez más polarizada.
¿Por qué el país decidió girar de la izquierda hacia una postura de más centroderecha? ¿Cómo Paz materializará sus promesas de campaña? ¿Qué viene ahora para Bolivia?
Lo analizamos con nuestra enviada especial a La Paz, Ángela Gómez, y nuestros invitados:
         Desde Cochabamba, Alejandra Camargo Tanabe, diputada nacional en Bolivia.
         Desde La Paz, Froilán Fulguera, exdirigente político del Movimiento al Socialismo y exdirigente de la Central Obrera Boliviana y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.
 
 
 
 
 
CHILE Y BOLIVIA: UNA RELACIÓN DE FUTURO
 
U de Chile (https://n9.cl/qen4o)
 
En el marco del fortalecimiento de la cooperación académica entre Chile y Bolivia y el Programa Sur, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile (IEI) convocan a participar en la presente iniciativa destinada a promover el diálogo, la investigación y la reflexión conjunta sobre el futuro de las relaciones bilaterales.
Objetivo
La convocatoria busca reunir reflexiones críticas y propositivas sobre los desafíos y oportunidades de la relación bilateral entre Chile y Bolivia, desde perspectivas diversas: política, económica, social, ambiental, cultural o de integración regional. Los ensayos deben abordar visiones de futuro, identificando ámbitos de colaboración y confianza mutua que fortalezcan el entendimiento entre ambos países en un contexto de transformación regional y global.
Categorías de participación
Estudiantes de pregrado de universidades chilenas y bolivianas.
Académicos/as e investigadores/as del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile (IEI) y de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Categoría abierta a profesionales y egresados interesados en temas de relaciones internacionales y diplomacia regional.
Formato y extensión
Extensión máxima: 3.000 palabras (sin contar bibliografía).
Idioma: español.
Formato: Word o PDF, fuente Times New Roman 12, interlineado 1,5.
Se aceptarán trabajos individuales o en coautoría (máximo dos autores).
Cada ensayo debe incluir título, nombre completo del autor/a, filiación institucional y correo de contacto.
Evaluación y resultados
Los ensayos serán evaluados por un comité académico binacional, compuesto por profesores de ambas instituciones, según los criterios de originalidad, rigor analítico y aporte propositivo.
Los textos seleccionados recibirán:
Beca para un Diploma en línea del IEI, y del Programa Sur.
Invitación (con gastos pagados con un tope máximo) a presentar el ensayo en una sesión académica organizada por el IEI o la UMSA.
Publicación del ensayo en una edición digital conjunta de ambas instituciones y el Programa Sur.
Fechas importantes
Recepción de trabajos: hasta el 10 de diciembre de 2025.
Publicación de resultados: 30 de enero de 2026.
Presentación de los ensayos ganadores: marzo de 2026, en Santiago de Chile y La Paz (presencial o virtual).
Publicación de ensayos ganadores en Cuadernos Internacionales del Instituto de Estudios Internacionales.
Envío y consultas
Los ensayos deben enviarse al correo electrónico: secretariadireccion.iei@u.uchile.cl
Asunto: Convocatoria de Ensayos – Chile y Bolivia: una relación de futuro
Organizan
Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile (IEI–UChile)
Universidad Mayor de San Andrés (UMSA–Bolivia)
 
 
 
 
 
LUIS ARCE DICE QUE JUNTO A SUS HIJOS TOMARÁ ACCIONES POR LAS «CALUMNIAS» DE LEALES A EVO MORALES
 
Agencia EFE de España (https://n9.cl/863n8)
 
El presidente de Bolivia, Luis Arce, dijo este martes que después de dejar el cargo asumirá su defensa por las acusaciones y «calumnias» en su contra, al igual que sus hijos, uno de ellos señalado de negociar contratos del litio y otros dos por acceder a un polémico crédito millonario.
«Pensamos que esas acusaciones se tienen que investigar en las instancias que correspondan. Nosotros nunca hemos metido las manos ahí (en la Justicia), que siga el curso normal y legal», afirmó el mandatario a EFE.
Arce, que entregará el poder el próximo 8 de noviembre al centrista Rodrigo Paz, mencionó que «una vez demostrada la falsedad de esas acusaciones, sin duda ellos tienen todo el derecho de hacer las acciones legales que correspondan, porque se ha manchado la imagen y el apellido nuestro».
Al hijo mayor del presidente, Luis Marcelo Arce Mosqueira, lo acusó el diputado Héctor Arce, del bloque de Evo Morales (2006-2019), por presuntamente fungir como intermediario entre el Estado y las empresas que se disputaban los proyectos de litio sin ser funcionario público, en base a una grabación que publicó.
Las denuncias contra los hijos de Arce
La Fiscalía admitió la denuncia por este caso en octubre de 2023, pero en abril de 2024 la rechazó debido a que el audio no podía considerarse prueba y que Luis Marcelo Arce Mosqueira no era parte de la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
El caso que más llamó la atención se conoció hace un par de meses a través de la plataforma periodística Conectas y relaciona al hijo del mandatario Rafael Ernesto Arce Mosqueira con la compra de un terreno de más de 2.100 hectáreas por 3,3 millones de dólares en 2021, cuando tenía 25 años.
La propiedad está destinada a la producción de maíz y soya en el departamento oriental de Santa Cruz, la mayor región y motor económico del país. Además, se denunció que dicha actividad no respetó la pausa ambiental dictada por el Gobierno en 2024.
Poco después se supo que esa transacción no era la única, ya que Rafael Ernesto, junto a su hermana Camila Arce Mosqueira, de veinte años, consiguieron préstamos por 9,1 millones de dólares en seis transacciones de una misma entidad bancaria en octubre de 2021.
Por este último caso, la Fiscalía reabrió a finales de julio de este año una investigación que había sido cerrada a mediados de 2024.
La ruptura entre Arce y Morales
Al respecto, Arce dijo que el ‘evismo’, como se denomina a los legisladores y seguidores de Morales, decidió «utilizar» a sus hijos como una forma de desgastarlo políticamente «con acusaciones totalmente infundadas, como es el caso del litio».
También señaló que esas denuncias comenzaron a raíz de que en los primeros años de su gestión dejó en firme a Morales que «no se meta» con sus hijos, cuando el exmandatario insinuó que podrían estar involucrados en supuestas irregularidades.
Arce precisó que una vez que las acusaciones contra sus hijos se aclaren y éstos decidan responder jurídicamente a sus denunciantes, él actuará «de la misma manera» con quienes desde el Legislativo lo acusaron de proteger a personas supuestamente ligadas a la corrupción en su Gobierno.
«Van a tener noticias mías también, yo también me voy a defender, pero no de presidente, sino en el llano», aclaró.
Arce y Morales se distanciaron desde finales de 2021 y comenzaron una disputa por el control de las decisiones de Gobierno y del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
 
 
 
 
 
BOLIVIA BUSCA ANTE LA OMS CORREGIR EL “ERROR HISTÓRICO” SOBRE LA HOJA DE COCA
 
RFI de Francia (https://n9.cl/1v30p)
 
Bolivia reclama ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) la retirada de la hoja de coca de la lista de estupefacientes altamente adictivos. Ricardo Soberón, director del Centro de Investigación de Drogas y Derechos Humanos en Perú, detalló a RFI las razones para sacar la hoja de coca de esa lista y concentrarse más bien en luchar contra la producción y exportación de la cocaína.
El Comité de Expertos en Farmacodependencia de la OMS está analizando los resultados de dos años de investigaciones sobre la hoja de coca realizadas por un grupo de científicos. Las conclusiones podrían poner fin a lo que el Estado boliviano considera un daño a los derechos, la cultura y la medicina tradicional de su población.
La hoja de coca no produce dependencia”, dijo Juan Carlos Alurralde, secretario general de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Alurralde fue enviado a Ginebra para defender la postura del país frente a la OMS. Desde hace más de seis décadas, la hoja de coca figura en la lista de estupefacientes altamente adictivos de la ONU, al nivel de la cocaína, una clasificación que Bolivia califica de “error histórico”, a raíz de un profundo desconocimiento de los usos ancestrales de esta planta.
“Para los pueblos indígenas quechuas, aymaras y algunos amazónicos, la hoja de coca forma parte fundamental de su existencia colectiva”, dice a RFI Ricardo Soberón, director del Centro de Investigación de Drogas y Derechos Humanos en Perú. Soberón forma parte de un grupo de investigadores que recientemente publicó un artículo en la prestigiosa revista Science, donde se destaca el valor terapéutico y cultural de la hoja de coca. También se denuncia una estigmatización que ignora la ciencia y la identidad indígena.
“La evidencia y los datos indican que, desde todo punto de vista, los ocho millones de ciudadanos indígenas andinos y amazónicos que usan de forma ancestral, desde hace ocho mil años, la hoja de coca no presentan ninguna condición de toxicomanía, adicción, generación de hábito, ni mucho menos”, sostiene Soberón.
El investigador estima en 350.000 hectáreas las plantaciones de hoja de coca en la región andina y amazónica, de las cuales bastarían escasamente 50.000 para abastecer el consumo legal. Esto quiere decir que, actualmente, la gran mayoría de las plantaciones se cultiva con fines ilícitos.
“Una lucha eficaz para evitar el desvío de sustancias ilícitas y una lucha contra el narcotráfico requieren políticas mucho más claras, inteligentes y focalizadas. Eso es lo que se busca al intentar retirar a la hoja de coca de la lista. Dejemos la cocaína en la lista y hagamos que los esfuerzos se dirijan a evitar la producción de cocaína y su exportación ilegal a los países donde se consume. Lo que hoy en día ocurre es consecuencia de políticas interdictivas muy mal diseñadas”, concluye Soberón.
La Comisión de Estupefacientes de la ONU se reunirá en marzo de 2026 para votar sobre la modificación de la lista. De resultar favorable, esto podría abrir nuevas vías de desarrollo comercial y científico, además de suponer un reconocimiento internacional de los derechos de los pueblos indígenas.
 
 
 
 
 
RÍOS ROCA: «NO ES SOLO GAS EN TRÁNSITO A BRASIL, SINO SEGURIDAD DE ABASTECIMIENTO»
 
Un repaso sobre la necesidad de generar condiciones para que se realice la infraestructura que lleva el gas de Vaca Muerta a Bolivia, un país que deberá importar gas a partir de 2028.
 
Río Negro de Argentina (https://n9.cl/rxhw9)
 
Hace unos días, la EPE (Empresa de Pesquisa Energética), que realiza planificación energética en Brasil y que sirve como referencia para pronosticar oferta y demanda y las inversiones en energía que deben realizarse en el vecino país, publicó diversos proyectos de infraestructura como parte del Plan Nacional Integrado de Infraestructura de Gas Natural y Biometano.
Entre ellos destaca, que para llevar gas natural de Argentina a Brasil, recomienda la construcción e interconexión directa a través de Uruguayana, señalando textualmente que el proyecto: “aumenta la seguridad del abastecimiento de gas natural en Brasil al diversificar las fuentes de suministro y al presentarse como una alternativa a las importaciones bolivianas, dadas las incertidumbres sobre la capacidad de Bolivia para exportar gas natural a Brasil en el horizonte de diez años”.
Estimado lector, como usted podrá interpretar, no se recomienda el realizar el tránsito de gas por Bolivia, que tiene una enorme de capacidad ociosa, desde Yacuiba en frontera con Argentina, hasta Mutún en frontera con Brasil. Las implicancias para Bolivia de esta recomendación, aduciendo seguridad de suministro, no son menores, sobre todo considerando la encrucijada energética, económica, social y política en la que nos encontramos.
En un contexto de declinante producción nacional y proximidad de la necesidad de importar de gas natural a partir del 2028, es que el tránsito de gas por Bolivia no se reduce a cobrar una tarifa y generar ingresos, sino a la seguridad de suministro de Bolivia. Así es, necesitamos gas natural para abastecer termoeléctricas, industrias, comercios, domicilios, vehículos a gas y proyectos como el Mutún y la planta de urea en el largo plazo.
Repito, estamos a dos o tres años de comenzar a importar gas natural. Estamos en emergencia para el abastecimiento de líquidos y ya estamos en emergencia para el abastecimiento de gas natural.
Con una visión miope, sin una estrategia de seguridad de suministro y a la cabeza de una empresa manejada por políticos, se ha optado en primer lugar por maximizar las tarifas de tránsito de gas, sin una justificación estratégica ni una metodología tarifaria acorde. La intención de la tarifa establecida fue recaudar lo máximo en recursos en el corto plazo para comprar diésel y gasolina. Incluso, los comentarios de la industria es que se pidieron dineros adelantados por el tránsito de gas para paliar la situación de escasez de dólares que aqueja a YPFB y el BCB.
En la visión siempre exitista de YPFB (pero siempre fracasada como nos demuestra la realidad), el tránsito de gas natural es un “hito, una nueva línea de negocios y anuncia exportaciones en firme desde octubre de 2025 a abril de 2026”. La realidad es que Argentina no tiene capacidad de oferta en firme todo el año, solo se hará hasta abril, por lo tanto, el tránsito de gas no es en firme (24/7) como señalan los ilustrados señores de YPFB.
Vaca Muerta en Argentina, tiene mucho gas, pero su sistema de transporte al norte no está preparado para hacer envíos de gas a través de Bolivia a Brasil con contratos en firme (repito 24/7) y de largo plazo. Para lograrlo, se necesita hacer dantescas inversiones en infraestructura de gasoductos y estaciones de compresión en el norte argentino.
Como hemos anotado, no solo debemos lograr una tarifa adecuada en Bolivia para que el gas llegue a Brasil competitivamente, sino también debemos ser capaces de incentivar que la infraestructura se amplíe en el lado argentino para que también se abastezca el mercado boliviano a como dé lugar. Seguridad de suministro repito.
El próximo gobierno tiene la oportunidad y el desafío de lograr que las inversiones no se realicen por otro lado, en este caso Uruguayana. Por lo tanto, una tarifa competitiva, por ejemplo, cobrar solo el OPEX (Gastos de Operación) para el tránsito de gas conjuntamente con almacenamiento subterráneo, podría lograr el objetivo que incentive a que se expanda la infraestructura en Argentina.
 
 
 
 
 
“NO COME, NI HABLA”: BUSCAN A FAMILIARES DE UNA URUGUAYA QUE APARECIÓ EN BOLIVIA
 
La mujer no sabe cómo llegó a tierras bolivianas y se encuentra hospitalizada. Cancillería y el Ministerio del Interior están al tanto.
 
Portal de Montevideo (https://n9.cl/zze8pc)
 
La Cancillería recibió la información de que una ciudadana uruguaya, llamada Blanca Yeni Alonso Lema, apareció en la localidad de Samaipata (Bolivia). Franca Levin, usuaria de X que reportó la situación, informó que Alonso Lema apareció en “un estado de salud complicado”.
“No come, ni habla. Nadie sabe cómo llegó ni qué le pasó. Está en el hospital del pueblo”, dijo Levin en un posteo en sus redes sociales. Fuentes de Cancillería dijeron que están al tanto de la situación pero hasta el momento no lograron identificar a ningún familiar o allegado a la mujer como para tener más información.
De igual modo, desde Uruguay se está siguiendo de cerca la situación para llegar lo antes posible a una solución. Desde Cancillería están coordinando con la embajada en Bolivia, mientras que el Ministerio del Interior busca rastrear más información de Alonso Lema para buscar amigos o familiares.

No comments: