VALERIA DUARTE: “SIN EVO NO SE PUEDE HACER POLÍTICA ACTUALMENTE EN BOLIVIA”
En
entrevista para La Base América Latina, la politóloga boliviana y columnista de
Diario Red América Latina, Valeria Duarte, analizó las recientes elecciones en
Bolivia y el triunfo de Rodrigo Paz
En
entrevista para La Base América Latina, la politóloga boliviana y columnista de
Diario Red América Latina, Valeria Duarte, analizó las recientes elecciones en
Bolivia y el triunfo de Rodrigo Paz, al que considera un punto de inflexión que
“marca el regreso del neoliberalismo al país”, pero también “un rechazo al
proyecto de extrema derecha de Tuto Quiroga”.
Duarte
subrayó que ambas lecturas pueden coexistir: “Paz viene de una familia
tradicional de la élite política boliviana del neoliberalismo (...), lo que
representa volver a esta democracia pactada que tanto caracterizó los 90 y los
inicios de los 2000”. Sin embargo, aclaró que el voto a Paz “no necesariamente
significa afinidad política con él, sino un voto castigo, un voto anti Tuto,
antineoliberal y antiintervención gringa”.
Para
la politóloga, la elección también expresa un mensaje soberano frente a las
injerencias externas: “No olvidemos que Tuto Quiroga anunciaba que si ganaba,
la DEA iba a volver al país y que además iba a pedir apoyo a Estados Unidos”.
En ese sentido, explicó que el respaldo a Paz “también es una traducción de no
retroceder en la construcción del Estado Plurinacional”.
Consultada
sobre la situación del bloque popular, Duarte rechazó la idea de que la
izquierda esté fragmentada: “No se trata solo de disputas internas, sería
quitar agencia al movimiento indígena, social y campesino”. Recordó además que
“más del 20% votó nulo con una posición política anti elecciones ilegítimas”,
lo que considera una expresión clara de fuerza popular.
De
cara al futuro, anticipó que el eje de la izquierda boliviana será “volver a
tomar territorio en base a la rearticulación”, con la mira puesta en las
elecciones subnacionales del próximo marzo. “Se ganaron más de 149 alcaldías,
lo que muestra que hay un bloque vivo y con presencia territorial”, afirmó.
Respecto
al papel de Evo Morales tras la victoria de Paz, Duarte fue contundente: “Evo
Morales se consolidó como el líder fuerte de la izquierda nuevamente”. Añadió
que “sin Evo no se puede hacer política actualmente en Bolivia”, destacando que
su figura sigue siendo “una identidad política del bloque popular”.
Aunque
reconoce la emergencia de nuevos liderazgos en distintas regiones, Duarte cree
que el expresidente seguirá siendo un referente ineludible: “Sin duda él va a
seguir representando a la base fuerte de la izquierda y de las organizaciones
sociales, acompañado de una base popular amplia”. Diario Red de Uruguay
(https://n9.cl/hy2f0)
OPINION.
EVO MORALES, EL AGITADOR ETERNO
Diario
Correo de Perú (https://n9.cl/74vzq)
A
partir de noviembre, Rodrigo Paz asumirá como presidente de Bolivia y es un
hecho que no tendrá una tarea nada fácil, pues después de 20 años “socialismo
del siglo XXI” en manos de Evo Morales y Luis Arce, el flamante mandatario de
centroderecha encontrará un país en recesión, con falta de dinero, inflación,
sin inversión, con más desigualdades y con instituciones tomadas por títeres de
los regímenes de izquierda que han sido un verdadero desastre para todos los
bolivianos.
En
cuanto a su política exterior, el nuevo gobierno tendrá que trabajar
intensamente para lavarle la cara a su país y recuperar su imagen de nación
viable y confiable como destino de inversiones que generen empleo y bienestar,
tras haber sido Bolivia un entusiasta aliado de parias mundiales como Irán,
Rusia, Cuba, Venezuela, Nicaragua y toda la izquierda latinoamericana que solo
sirve para hundir a millones de ciudadanos en la miseria y la falta de
libertades.
Sin
embargo, no tengo duda de que el principal problema que va a tener que afrontar
la nueva administración del presidente Paz será, cómo no, Evo Morales, un
agitador y desestabilizador profesional que no se va a quedar tranquilo. Ya
desde antes del 2006, cuando tomó el poder por primera vez, era conocido por
pretender imponerse a través del bloqueo de carreteras, el palazo y la pedrada,
siempre desde su reducto cocalero del Trópico de Cochabamba.
En
este momento Morales y el fraccionado Movimiento al Socialismo (MAS) son
políticamente unos apestados que dieron vergüenza por los resultados obtenidos
en la primera vuelta, en agosto último. Además, el dirigente cocalero tiene que
responder por gravísimas acusaciones de pedofilia que hasta ahora ha logrado
evadir escondiéndose en su zona de influencia al amparo de una guardia
indígena. Sin embargo, su capacidad de generar problemas a la gobernabilidad,
la democracia y la legalidad, está vigente.
Bolivia
está tratando de salir con dificultad del esperpéntico legado de 20 años de
socialismo y de sus alianzas con tiranías eternas como la de Venezuela y Cuba,
esas que tanto aman nuestros izquierdistas arcaicos que a como dé lugar,
quieren un cambio de Constitución, con la única finalidad de enquistarse en el
poder a punta de reelecciones y de populismo con recursos públicos. Antes de
votar en abril próximo, veamos cómo están nuestros vecinos del altiplano, que
no tienen ni gasolina en los grifos.
NUEVO
ESCENARIO CON PAZ EN BOLIVIA: ¿ES UNA POSIBILIDAD REAL QUE SE REANUDEN LAS
RELACIONES DIPLOMÁTICAS?
El
presidente electo dio una "señal" para retomar el diálogo con Chile,
pero algunos expertos cuestionan que la histórica demanda quede apartada de ese
proceso.
El
Mercurio de Chile (https://n9.cl/ofeou)
"Queremos
que ambos países trabajen de forma más cercana y en beneficio de ambos
pueblos". Esa fue una de las definiciones que hizo el presidente electo de
Bolivia, Rodrigo Paz, respecto a las relaciones con Chile.
La
apertura de Paz se abre como una "buena señal" para las relaciones
diplomáticas y la opción de avanzar en el diálogo en medio de la reclamación
boliviana de un acceso soberano al océano Pacífico, que además, figura en la
Constitución de ese país.
De
hecho, esa reclamación marcó el quiebre de las relaciones diplomáticas con
Chile en 1978.
Aunque
en 2013 Bolivia llevó a Chile a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La
Haya para empujar conversaciones por una salida soberana al Pacífico, en 2018
la instancia internacional determinó que Chile no tiene obligación legal de
negociar.
Ayer,
la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, sostuvo respecto a la elección
de Paz que el Presidente Gabriel Boric lo llamó para felicitarlo, y aseguró que
"nosotros esperamos evidentemente mejorar las relaciones con nuestro par,
porque tenemos muchos temas en común que debemos enfrentar conjuntamente a
través de las relaciones diplomáticas". ¿Es una quimera pensar que Bolivia
y Chile podrían recuperar sus relaciones diplomáticas?
Las
propuestas de Paz
El
presidente electo de Bolivia prometió medidas como descentralización, créditos
accesibles y una reforma económica que busca marcar distancia con el Movimiento
Al Socialismo (MAS), que dominó por dos décadas.
Este
giro a la derecha que implica el futuro gobierno de Paz estará marcado por
hitos como -según prometió-, retomar las relaciones con Estados Unidos. Sin ir
más lejos, el lema de la campaña del presidente electo fue "capitalismo
para todos", es decir, una apertura al mercado. "Vienen tiempos
mejores. Bajar aranceles, bajar impuestos, harto crédito, platita para
todos", dijo Paz en un evento de campaña.
Eso
sí, hay propuestas que han causado algo de inquietud en este lado de la
frontera, como la de legalizar los autos "chutos", es decir,
vehículos robados que ingresan a Bolivia, lo que incluye aquellos provenientes
de territorio chileno. Para algunos, se trata de una medida que sólo
incentivaría el robo de vehículos. Ayer, el ministro del Interior, Álvaro
Elizalde, dijo al respecto que "hay temas específicos de las relaciones
bilaterales que tendrán que ser abordados en su dimensión", recordando que
actualmente no existen relaciones diplomáticas entre ambos países.
¿Es
posible recuperar relaciones diplomáticas?
"Sí,
es una quimera (...) es una posibilidad que yo descartaría casi en un
100%", dice Claudio Coloma Analista Internacional Universidad de Las
Américas (UDLA), respecto a que Chile y Bolivia retomen relaciones
diplomáticas. A juicio del experto, las relaciones diplomáticas entre Chile y
Bolivia no existirían "a menos que Chile y Bolivia se sienten a resolver,
diplomática y políticamente, la situación que envuelve el reclamo boliviano de
una salida al mar con soberanía. Esa ha sido la condición, con costos y
beneficios para la misma Bolivia, que establecen el escenario, y eso no va a
cambiar en Bolivia, independiente del color del gobierno".
Lo
que el experto ve como más factible es que Paz ofrezca "un enfoque más
pragmático hacia las relaciones con Chile, en aras de reactivar la economía y
el comercio exterior boliviano a través del Puerto de Arica, lo que, por
cierto, no depende solamente de buena voluntad". Por su parte, el senador
José Miguel Insulza (PS), integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores
del Senado, comenta que "Chile y Bolivia han tenido relaciones antes y
Chile siempre ha querido mantenerlas. Otra cosa es que Bolivia no ha querido
porque antes pone sus pretensiones de salida al mar, pero claro, eso es un tema
que a mi juicio, no opta que los dos países colaboren en una cantidad de
cosas". "Nadie está pidiendo que Bolivia deje de sus pretensiones o
algo por el estilo, simplemente mantener relaciones diplomáticas facilitaría
muchas otras cosas entre nosotros", subrayó. Eric Latorre, director de
magíster de Gobierno y Administración Pública de U. Autónoma, cree, por su
parte, que "no es una quimera", porque "en la diplomacia y en
las relaciones internacionales, las cosas pueden cambiar, y hay procesos
políticos institucionales que pueden apuntar a re-alineaciones
estratégicas".
De
todos modos, menciona que "sin duda es un proceso que va a ser complejo,
en tanto no depende de la mera voluntad de los gobiernos, sino que también
depende de una serie de acuerdos bastante más complejos. En primer lugar,
debiera haber una manifiesta renuncia política y definitiva de Bolivia de sus
pretensiones marítimas. En ese sentido, Paz ha hecho y ha dado una señal".
"Pero, por otra parte, el gran acuerdo que debe haber para restablecer
relaciones tiene que ver con un trabajo económico, político, institucional, que
permita integrar las fronteras y poder colaborar en materias como la seguridad,
el narcotráfico, el tráfico de personas, materias respecto de las cuales hace
mucho rato en Chile estamos teniendo problemas muy importantes, porque las fronteras
bolivianas son totalmente permeables y con una manifiesta laxitud respecto de
la actividad criminal que ocurre hacia Chile", subraya el experto.
Las
"señales" desde Chile
Consultado
por la "señal" que envió el candidato José Antonio Kast
(Republicanos) respecto a restablecer relaciones diplomáticas con Bolivia si es
que llegara a la presidencia, Latorre comenta que "Es una señal política
interesante. Bolivia cambia un ciclo ciclo político después de veinte años, y
lo que está diciendo es: 'bueno, con un Gobierno más de centro derecha estamos
dispuestos a negociar, estamos dispuestos a hablar, Chile necesita hablar con
Bolivia, necesita negociar con Bolivia'". Y esto, acota Latorre, tiene que
ver con un tema de fondo: "que tenemos problemas muy graves en la frontera
con Bolivia, desde todo punto de vista, y eso amenaza fuertemente la seguridad
de Chile". "Por consiguiente, tener relaciones con Bolivia sería bueno
para Chile, es necesario, pero con un montón de condiciones donde Bolivia sea
capaz de cumplir y se compromete institucional y políticamente a cumplir,
porque de lo contrario, va a ser como el acuerdo que firmamos con Venezuela en
su momento, que apuntaba a otras dimensiones, pero que terminó siendo más bien
simbólico", subrayó Latorre.
Autos
chutos
Para
Coloma, la medida relativa a legalizar los autos chutos, es una medida
controversial, que tiene dos dimensiones. Por una parte, "es parte de la
mirada más pragmática que tiene el presidente electo boliviano, donde
legalizarlos es solucionar un problema que escapa a cualquier tipo de
posibilidad de establecer juicios o procedimientos penales para devolver esos
autos". "Desde la perspectiva chilena este tipo de señales
naturalmente que deben ser miradas con mucha cautela, diplomáticamente deberían
ser rechazadas o se debería expresar algún tipo de preocupación por ese tipo de
medidas a objeto de que no sirvan como estímulo para que siga el contrabando de
automóviles", añade.
Así,
el experto sostiene que este tipo de anuncios, que son eminentemente dirigidos
a la población boliviana -aún cuando hay gremios que ya han expresado
resistencias- "deben ir contrarrestados con la preocupación chilena y con
las respuestas a nivel diplomático y político que pueda establecer nuestra
Cancillería". Por su parte, el senador Insulza cree que el tema
relacionado a los autos parecía más bien "insalvable cuando se
planteó", porque "daba la impresión de que todos los autos no
documentados "serían motivo de alguna especie de perdonazo".
Sin
embargo, subraya que "creo que, finalmente, el presidente electo ha
aclarado que no se refiere a eso; se refiere a que hay autos que son robados y
transportados acá, y hay autos que simplemente son traídos a través de la
frontera, incluso de manera generalmente legal; o que los sacan de Chile y
llegan a Bolivia y no tienen documentación. "De todos modos, sería un buen
punto para para discutir y conversar, y creo que podemos llegar a un
acuerdo", plantea el senador.
CON
PAZ EN LA PRESIDENCIA, BOLIVIA SUMA RESPALDO ORIENTADO A WASHINGTON Y ESPERA
AYUDA EXTERIOR
La
victoria de Rodrigo Paz en Bolivia marca el fin de dos décadas de gobiernos de
izquierda y abre una nueva etapa para un país enfrentado a una fuerte crisis
económica. Parte de la comunidad internacional, en particular Estados Unidos y
países latinoamericanos alineados con la Administración Trump, celebraron el
cambio y ofrecieron respaldo, mientras Paz promete una administración orientada
a estabilizar la economía.
France
24 (https://n9.cl/w32yv3)
Las
elecciones marcaron un hito en Bolivia, poniendo fin a 20 años de gobiernos de
izquierda encabezados por el Movimiento al Socialismo (MAS). Rodrigo Paz, del
Partido Demócrata Cristiano, se impuso en la segunda vuelta de la contienda
presidencial y se prepara para asumir la presidencia el próximo 8 de noviembre.
Su
triunfo fue saludado con entusiasmo por varios países de América Latina, y
sobre todo por Estados Unidos, que espera en este cambio una oportunidad para
apoyar la estabilización económica de un gobierno que se pueda realinear con
Washington.
Sin
embargo, el camino para Paz estará lleno de desafíos: la inflación supera el 18
%, y el país andino sigue enfrentando una crisis de combustible y una escasez
de dólares.
Respaldo
de Washington y países latinoamericanos alineados a Estados Unidos
Los
gobiernos de Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay,
República Dominicana, Trinidad y Tobago, gobiernos principalmente de derecha y
alineados con Washington, felicitaron a Paz por su victoria en las urnas.
En
una declaración conjunta difundida por el Departamento de Estado de Estados
Unidos, los países manifestaron su disposición para apoyar la administración
entrante en su objetivo de estabilizar la economía, impulsar la inversión
internacional y profundizar el compromiso con socios regionales y globales.
Pero
es sobre todo con Estados Unidos que el nuevo mandatario boliviano buscará
reforzar las relaciones bilaterales. La Paz y Washington mantuvieron por años
vínculos tensos bajo el MAS. La Casa Blanca, a través del secretario de Estado
Marco Rubio, señaló que la victoria de Paz abre una "oportunidad
transformadora" para trabajar conjuntamente en temas de inversión,
migración y seguridad. La proximidad con Washington se traduce en una promesa
concreta de apoyo para superar la escasez de combustibles que afecta al país.
¿Qué
desafíos tiene Rodrigo Paz tras ganar la presidencia de Bolivia?
Por
su lado, el presidente español Pedro Sánchez reafirmó su compromiso con
Bolivia, destacando el deseo de fortalecer relaciones basadas en la
cooperación. En contraste con la diplomacia de izquierdas de Evo Morales,
centrada en alianzas con potencias emergentes como China y Rusia, la nueva
administración boliviana (derechista y de carácter liberal) apuesta por
diversificar sus socios y atraer capital extranjero para reactivar la economía.
A
notar que en relación con el Fondo Monetario Internacional, Paz rechazó en
campaña un rescate, dada la fuerte oposición social a la institución. Sin
embargo, inversionistas y agencias estadounidenses como Fitch Ratings tienden a
recomendar un acuerdo sobre un programa del FMI.
Una
crisis profunda
Rodrigo
Paz Pereira recibirá un país en crisis profunda donde la ayuda internacional es
esencial. De aquel "milagro boliviano" bajo el expresidente Evo
Morales (2006-2019) queda muy poco. Con un déficit fiscal cercano al 10% del
PIB y una escasez de divisas que impacta la importación de combustibles, en un
país que compra en mercados internacionales cerca del 70% de sus hidrocarburos,
Bolivia enfrenta su primera recesión en casi medio siglo.
El
líder del equipo económico de Paz, José Gabriel Espinoza, dijo a la agencia AP
que los subsidios directos en efectivo para los sectores más pobres todavía son
financieramente viables, como una forma de amortiguar el impacto de eliminar
las costosas subvenciones a los combustibles del país.
Espinoza
afirmó que el Congreso ya aprobó un préstamo de 3.500 millones de dólares que
se desembolsará en los próximos meses, y que Paz está gestionando otros 600
millones para equilibrar las finanzas durante los primeros 60 días de su
presidencia.
Bolivia
gira a la derecha con Rodrigo Paz: ¿qué viene para el país andino?
Bolivia,
un tradicional exportador de gas natural en la región, disfrutó de la bonanza
económica en la última década gracias a los altos precios de las materias
primas. Tras la llegada de Evo Morales al poder en 2006, el gobierno
nacionalizó la industria de hidrocarburos y Morales utilizó el enorme flujo de
dinero para reducir la pobreza, ampliar la clase media y construir carreteras.
Los
ingresos de Bolivia se triplicaron, aunque el país descuidó su producto
estrella: la industria de hidrocarburos se estancó por falta de inversión y el
país pasó de exportador a importador en 2022, según el Instituto Nacional de
Estadística. El auge de los precios de las materias primas terminó en 2014 y
Bolivia comenzó a comerse sus ahorros, una situación que empeoró tras la
pandemia y dejó al país casi sin reservas.
LO
QUE DEBEN SABER LOS PERUANOS SOBRE EL TRIUNFO DE RODRIGO PAZ Y SU IMPACTO EN LA
REGIÓN
RPP
de Perú (https://n9.cl/n9gmfd)
Rodrigo
Paz, elegido presidente en segunda vuelta el 19 de octubre, pone fin a dos
décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. Su victoria
marca un cambio hacia un gobierno más pragmático y con una visión más abierta
al mundo, especialmente hacia países clave de América Latina, como Perú. ¿Qué
implancias trae consigo este giro político? Expertos lo explican.
El
19 de octubre, el electorado boliviano dio un giro histórico al elegir a
Rodrigo Paz como su nuevo presidente. Con más del 50% de los votos válidos en
la segunda vuelta, Paz, un senador de tendencia centrista, se posicionó como la
opción preferida, marcando el fin de dos décadas de gobiernos liderados por el
Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del expresidente Evo Morales.
Rodrigo
Paz, economista de formación, representa un cambio significativo en el ciclo
político del país, proponiendo una apertura de Bolivia "hacia el
mundo". Su victoria se interpreta como una respuesta al desencanto
ciudadano con el MAS, una fuerza política que, a pesar de su desgaste, seguirá
presente en la escena política nacional, explica la politóloga y excongresista
boliviana Érika Brockmann.
"Hay
que reconocer que la inmensa mayoría de los votantes que favorecieron a Rodrigo
Paz son los desencantados del MAS, es decir, los que han cambiado en términos
de aspiraciones y de expectativas, y que se sienten frustrados con el partido
hegemónico. Pero sí, hay un núcleo duro de de Evo Morales que va a gravitar
desde fuera del sistema y que puede tener sí algún tipo de actuación disruptiva
en el proceso democrático", señaló en diálogo con El Poder en tus Manos de
RPP.
Retos
y tareas urgentes por atender
La
nueva gestión asumirá una Bolivia que atraviesa actualmente una grave crisis
económica e institucional, por lo que existen necesidades urgentes de la
población que Paz deberá priorizar. Así lo explica Brockmann: "Hay un
nivel de desafíos que son, primero, de corto plazo como enfrentar la escasez de
combustibles, que está afectando seriamente la cadena económica y productiva
del país. [Seguido de la] escasez de dólares e inflación que la ciudadanía la
siente como una de las prioridades fundamentales, pero es una inflación que
está altamente relacionada precisamente a la escasez de dólares y a la crisis
energética. Entonces, es un círculo vicioso, eso hay que enfrentarlo en el
corto plazo", indicó.
Una
vez atendidos los problemas inmediatos, será fundamental que la nueva gestión
comience un proceso de reformas en sectores clave como la educación y la
minería, que se encuentran "rezagados" respecto a otras economías.
"Abrir
nuevamente el Estado a que existan inversiones internacionales, porque la falta
de inversiones internacionales ha sido precisamente la razón por la cual el gas
se agotó. Vivíamos en un mar de gas, pero ahora estamos bajo la amenaza de una
crisis energética inminente dentro de unos tres años. Ya no tenemos los
ingresos, pasó el boom de gas y no se hizo ningún tipo de inversión para poder
sostener esta propuesta. Estas son reformas económicas e institucionales
fundamentales que requerirán algún tipo de apoyo de dos tercios [en el
Congreso]", sostiene Brockmann.
El
factor encuestas
Paz
ganó la presidencia superando al conservador Jorge Tuto Quiroga, con más del
54.4% de los votos válidos, según el conteo preliminar del Tribunal Supremo
Electoral de Bolivia. El electo mandatario no figuraba entre los favoritos en
las encuestas al inicio de la campaña, ni en los sondeos previos a la segunda
vuelta que, incluso, daban por ganador a su principal rival. ¿A qué responde
este aspecto? El internacionalista Ramiro Escobar responde:
"En
la primera vuelta, Paz no estaba en el bolo, venía tercero o cuarto [en la
preferencia], empezó a subir y las encuestas no lo registraron. Las encuestas
arrojaban que los que iban a pasar la segunda vuelta eran Samuel Novia Medina y
Jorge Tutto Quiroga. Resulta que pasó Paz y, en la segunda vuelta, las
encuestas pronosticaban que Quiroga iba a ganar por unos cuatro puntos. Hay que
hacerse la pregunta muy seria de qué tan fiables son las encuestadoras en
Bolivia y en general", señala.
De
acuerdo con Escobar, Rodrigo Paz representa "la resurrección de algunos
partidos, especialmente el Partido Demócrata Cristiano", que no tenía gran
representación en Bolivia, pero logró posicionarse al canalizar las demandas
ciudadanas.
"Aquí
[en Perú], no vemos un caso así, pero no lo descartemos: podría aparecer un
personaje que, de pronto, sorprenda, reivindique un partido antiguo venido a
menos o a un frente nuevo, haciendo que los votantes encuentren a su
personaje", añade.
Perspectivas
para América Latina y el Perú
Con
la llegada de Rodrigo Paz a la presidencia, se anticipa una transición en la
política exterior de Bolivia, que podría tener implicancias significativas para
América Latina. Según la politóloga boliviana Érika Brockmann, su propuesta de
"apertura total al mundo" se centra en los intereses económicos y en
los intercambios mutuos en lugar de relaciones basadas en la ideología.
En
cuanto a las relaciones con Perú, se espera que Paz restablezca la estabilidad
que se perdió durante el gobierno de Evo Morales, con un enfoque positivo hacia
los países vecinos.
"Esto
es muy importante cuando pensamos en Perú, en los países del entorno, porque se
considera un restablecimiento de relaciones con Chile de manera inmediata. Tuto
[Quiroga] hablaba más bien de unas relaciones más condicionadas, pero, a estas
alturas, con todo lo que ha sucedido y ha tenido Bolivia respecto al mundo,
creo que es importantísimo mirar Brasil, Perú. Ahora con la ubicación
estratégica que tiene con el puerto de Chancay, ese es un dato fundamental.
Abrir las puertas también a Estados Unidos, que más allá de quien sea su
presidente, es un país fundamental", indicó Brockmann.
A
su vez, el internacionalista Ramiro Escobar destacó que, a nivel regional, con
la llegada de Paz a la Presidencia se prevé un gobierno más centrado y
conciliador, lo cual podría mejorar las relaciones entre Bolivia y Perú.
"Para
el Perú van a mejorar las relaciones, porque las relaciones con Bolivia en el
tiempo de Evo Morales estaban algo perturbadas. Se le acusaba a él de tener
injerencia en el país, incluso en algún momento de querer anexarse a Puno, lo
que a mí me pareció una exageración. Pero evidentemente sí tiene influencia en
el sur del Perú, y creo que ahora con el gobierno de Paz va a herir una época
de más estabilidad en las relaciones peruano-bolivianas", indicó.
Se
espera que este miércoles 22 de octubre, la autoridad electoral de Bolivia
oficialice el cómputo final de los resultados, que desde el fin de semana
anticipan a Rodrigo Paz como nuevo presidente del país hasta 2030, tras el fin
del mandato de Luis Arce.
PUERTOS,
LITIO, COMERCIO: QUÉ PUEDE GANAR LA ECONOMÍA CHILENA CON EL NUEVO GOBIERNO
BOLIVIANO
El
Demócrata Cristiano Rodrigo Paz promete un giro en materia económica en el
vecino país.
El
Mercurio de Chile (https://n9.cl/aoj95)
Rodrigo
Paz asumirá la presidencia de Bolivia el ocho de noviembre, tras haber
derrotado en la segunda vuelta al exmandatario de ese país Jorge Quiroga, con
un contundente resultado: 54,5% a 45,5%.
Con
la llegada de Paz, del centrista Partido Demócrata Cristiano, ser esperan
varios cambios, luego de más de 20 años de hegemonía del Movimiento al
Socialismo (MAS).
La
nueva autoridad ha prometido "capitalismo para todos"; con fomento de
créditos para la producción y el comercio, caídas de impuestos y reducciones
arancelarias.
Paz,
además, buscará levantar los subsidios al combustible, con la salvedad de los
dirigidos a los "sectores vulnerables" del país. La medida es mirada
con cautela por parte de los analistas, toda vez que podría generar reticencia
en ciertos sectores.
En
relación a los recursos naturales, el nuevo mandatario anuncio que
transparentaría los acuerdos firmados por la actual administración con Rusia y
China, en materia de litio. Sus políticas, que indudablemente implican un giro,
son miradas con atención desde Chile. ¿Beneficiarán a nuestro país en alguna
medida? ¿Se sentirán los inversionistas locales tentados a poner sus recursos
en el vecino país? Los analistas creen que se podrían obtener beneficios, pero
aún piensan que hay que mirar la situación con cautela.
Los
posibles beneficios para Chile
Pablo
Muller académico de la Facultad de administración y negocios de la U. Autónoma,
dice que la mirada del nuevo presidente de Bolivia podría traer beneficios
económicos relevantes para Chile. "Su enfoque más pragmático y orientado
al diálogo abre la posibilidad de reactivar relaciones bilaterales, modernizar
acuerdos comerciales y mejorar la conectividad fronteriza. Esto favorecería el
intercambio de bienes y servicios, especialmente en sectores como minería,
transporte, energía y comercio digital", especifica.
"Además,
una mayor cooperación en torno al litio y otros recursos naturales podría
generar alianzas estratégicas regionales que impulsen la competitividad
chilena", agrega. Juan Ortiz, académico del OCEC UDP, también pone sus
fichas en la minería. "Una visión comercial de mayor apertura permitiría
que capitales locales tuviesen incentivos para apoyar la exploración minera en
Bolivia, dado que dicho país tiene condiciones geológicas aun no
explotadas", comenta. En relación a eso, Juan Ignacio Guzmán, CEO de GEM
Mining Consulting, asegura que "en la medida en que Bolivia pudiera
extender la invitación a inversión en minería, sin duda habría inversionistas
nacionales interesados en ir a este país.
Pero
para eso se requieren acuerdos y estabilidad tributaria, así como también
estabilidad sociopolítica". Pone un énfasis, además, en el factor
geopolítico: dice que fortalecer la industria del litio le permitiría a esta
región -la del denominado "triángulo" del litio, que incluye a Chile,
Argentina y Bolivia- ganar mayor preponderancia, en un momento
"clave", con China "controlando bastante la demanda".
"Tener un bloque más fuerte por este lado del mundo permitiría de alguna
forma aumentar el poder de negociación en el futuro", sostiene.
Juan
Pablo Chamon, cientista político y director ejecutivo de Libera Bolivia,
percibe beneficios para Chile con la nueva administración que liderará Paz.
"El enfoque de Rodrigo Paz es mucho más pragmático: quiere abrir la
minería y la energía a inversión privada con reglas claras", indica.
"Eso -especifica- puede beneficiar a Chile en tres frentes: facilitar la
integración logística por puertos y corredores bioceánicos, promover alianzas
tecnológicas en litio, donde Bolivia tiene recursos y Chile experiencia, y
generar un entorno más predecible para la inversión regional".
OPINIÓN.
¿ADÓNDE VA BOLIVIA?
El
pueblo partidario del MAS fue superior a sus líderes y no eligió el suicidio
que representaba el voto nulo que predicó Evo Morales o el “mileísmo a la
boliviana" de Jorge "Tuto" Quiroga.
El
Tiempo de Argentina (https://n9.cl/dl8ur)
Bolivia
tiene una historia convulsa con momentos de luz y momentos de sombra. En el
siglo 21 los gobiernos del MAS, liderados por Evo Morales y Luis Arce,
significaron cerca de una década de crecimiento económico con sustentabilidad
social. En 2019 el intento de constitucionalizar la reelección indefinida por
parte de Evo Morales y el golpe de extrema derecha con Jeanine Añez, impulsado
desde Brasil por Jair Bolsonaro, hizo retroceder a Bolivia a los peores años de
inestabilidad política, jalonada por golpes militares y veranillos democráticos
que caracterizaron en el siglo XX de su historia.
La victoria electoral del MAS con Luis Arce
hace cinco años fue una esperanza frustrada porque la situación interna y
mundial habían cambiado. El presidente Arce no supo leer esas mutaciones con
amplitud y profundidad. Más grave aún fueron las rencillas personales entre
Morales y Arce que llevaron al MAS a su postración reflejada en una votación
menor a un dígito en 2025.
El
pueblo partidario del MAS fue superior a sus líderes y no eligió el suicidio
que representaba el voto nulo que predicó Evo Morales o el “mileísmo a la
boliviana” que proponía el extremista de derecha Jorge“tuto” Quiroga. Sabia y
masivamente acudió a votar por un centro
creativo que representa Rodrigo Paz Pereyra.
El
nuevo presidente, economista de 58 años, nacido en España , uno de los 10
países en que vivieron sus padres escapando de las dictaduras bolivianas tiene
estirpe política con capítulos familiares que ya están en la historia,
Su abuelo Néstor Paz Galarza fue un héroe en
las guerras del Chaco. Su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro fue presidente de
Bolivia por el MNR en el siglo pasado. Su padre Jaime Paz Zamora fue
vicepresidente y presidente de Bolivia en el siglo XX como lider del MIR-
Con
conocimiento de la historia y las realidades del mundo, Rodrigo Paz se opuso a
la propuesta de su rival Quiroga que proponía pedir un préstamo de 12 mil
millones de dólares al FMI, reproduciendo el criminal endeudamiento de Mauricio
Macri en Argentina y repetido por Javier Milei, que han hipotecado la vida de
varias generaciones de argentinos, convertidos en ciudadanos pobres endeudados
en un país inmensamente rico. Bolivia tiene la cuarta parte de la población que
la Argentina por lo cual la propuesta del derrotado Jorge Quiroga era equivalente a la da la dupla Macri-Milei.
En
noviembre inicia el mandato de Rodrigo Paz. Hay que desear y esperar que bajo
su mandato dejen de existir dos caracterizaciones que el brillante pensador
boliviano fallecido René Zavaleta Mercado aplicaba a su amada patria: “Que
Bolivia no sufra sino que haga su historia y que desaparezca la paradoja
señorial que es la trágica historia de quienes necesitan despreciar lo otro
como mecanismo de configuración de su propia identidad”.
EDITORIAL.
RETO DEL PRESIDENTE BOLIVIA RODRIGO PAZ
Hoy
de Santo Domingo (https://n9.cl/glq4wi)
Después
de una noche de pesadillas que duró casi 20 años, se ha producido un cambio de
gobierno en Bolivia, que se espera sea también un cambio de gestión y de
gerencia, para que ese país pueda disfrutar de un sereno y claro amanecer.
El
desafío, sin embargo, es grande, pues el virtual presidente electo Rodrigo Paz
hereda un país exhausto y un fisco patas arriba. Las cifras no hablan de
certezas, sino de grandes desequilibrios que siembran incertidumbre: el déficit
fiscal en Bolivia fue de 6.94% del PIB en 2015, pasó a 7.24% en 2016, a 7.86%
en 2017, a 8.17% en 2018, a 7.2% en 2019, a 12.72% en 2020, a 9.3% en 2021, a
7.12% en 2022, a 9.7% en 2023 y a 10.6% en 2024.
Así
pues, quienes condujeron la política fiscal bebieron del río sin pensar que el
cauce se agota. Como resultado, las reservas internacionales de Bolivia, un
país con abundantes recursos, sobre todo mineros, pasaron de haber superado los
15,000 millones de dólares en 2014 a quedar reducidas a unos 2,000 millones de
dólares millones de dólares en la Reto del presidente Bolivia Rodrigo Paz.
Búsqueda nuevo amanecer actualidad, de los cuales solo unos 150 millones son
reservas líquidas, es decir, divisas.
Esto
ha provocado que en el mercado cambiario no aparezca un dólar ni para comprar
un remedio.
Y
como siempre ocurre cuando se producen estos desaciertos, la situación le ha
pasado factura a la población, atrapada en una hoguera de precios. La tasa de
inflación superará con creces el 20% en 2025.
Además,
la sociedad paga el precio de una economía estancada. Ahora toca a Paz y a su
equipo administrar el exiguo caudal con sabiduría, prudencia y determinación,
para convertir el gasto en semilla y no en torrente. Y no podrían hacerlo
solos: es una tarea que requiere concertación con fuerzas dispuestas a
comprometerse con la estabilidad y el crecimiento. Solo el acuerdo afinaría la
melodía del equilibrio.
OPINION.
BOLIVIA RENUEVA SU DEMOCRACIA CON TRANSPARENCIA Y SIN CEDER A LA CAMPAÑA DE
DESINFORMACIÓN
The
Conversatión de EEUU (https://n9.cl/pwhxz)
Bolivia
acaba de vivir una jornada histórica tras acudir por primera vez a un balotaje.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada este 19 de
octubre, no solo confirmó el final de un ciclo político que dominó el país
durante casi dos décadas, bajo el liderazgo autoritario de Evo Morales, sino
también la madurez de su democracia.
Con
el 54,53 % de los votos, Rodrigo Paz se impuso al exmandatario Jorge Tuto
Quiroga, que obtuvo el 45,74 %, según los resultados preliminares del SIREPE.
Un margen de casi diez puntos en un país que se volcó en dejar atrás unas
páginas oscuras de su historia reciente y votar al unísono por el cambio, pero
de forma moderada y progresiva. Porque el pueblo boliviano escogían entre el
cambio tranquilo de Rodrigo Paz y el cambio acelerado de Tuto Quiroga.
Más
allá de los resultados, el verdadero acontecimiento fue la serenidad con que
Bolivia votó, esperó y aceptó los resultados. El árbitro electoral prometió los
primeros datos a las ocho de la noche y los entregó con puntualidad inglesa –o
más bien, boliviana–.
La
logística del cierre y cómputo, impecable, fue un recordatorio de que las
instituciones, cuando funcionan, pueden devolverle dignidad a la política. La
transparencia del proceso, su supervisión ciudadana y la apropiación cívica de
cada etapa dejan una lección: la democracia boliviana ha madurado.
Un
ejemplo para muchos países de la zona
Ese
logro no es menor en un contexto regional saturado de sospechas electorales y
discursos que minan la confianza pública. De hecho, este proceso electoral
estuvo rodeado de desinformación, aunque la respuesta institucional y académica
fue ejemplar.
El
Observatorio Complutense de Desinformación (OCD) desplegó en Santa Cruz una
misión en colaboración con el PNUD, la Universidad Católica Boliviana (UCB) y
la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA). Su objetivo:
identificar los desórdenes informativos y fortalecer la integridad del proceso.
Los hallazgos preliminares del equipo de investigación, con datos de Bolivia
Verifica, son elocuentes: de 228 verificaciones de incidentes, 181 provenían de
fuentes anónimas; el 82 % resultó falso y el 13 % engañoso.
Gracias
al trabajo de estudiantes y profesores, se diseccionó cada pieza de
desinformación, y se evaluó su viralidad y alcance. Las plataformas más
utilizadas para desinformar fueron TikTok, donde se difundieron el 43 % de los
bulos, seguido de Facebook (38,6 %) y WhatsApp (17 %).
El
formato audiovisual, con vídeos, gráficos e imágenes, permitió una rápida
propagación de narrativas alejadas de la verdad. Se empleó la IA para generar
vídeos y audios falsificados en decenas de incidentes. También se recurrió al
uso fraudulento de logos de medios de comunicación nacionales reconocidos, como
Unitel, Red Uno y El Deber, e internacionales como CNN.
Aparecieron
diversos pseudomedios, páginas web creadas a manera de cabeceros informativos,
pero cuya misión principal era la de desinformar e incidir en la agenda
electoral.
La
desinformación buscó influir en la intención de voto, alterar el debate
electoral y desestabilizar las instituciones. Las principales difamaciones y
calumnias trataban de perjudicar a los candidatos y, en esta segunda vuelta,
especialmente a los candidatos a vicepresidentes.
Proliferaron
encuestas falsas –inventadas y sin respaldo– o manipuladas –estudios reales,
pero adulterados–, que circularon en redes como Facebook y WhatsApp, carentes
de un mínimo rigor metodológico.
También
se observó un patrón claro: se buscaba erosionar la credibilidad del árbitro
electoral. Sin embargo, el árbitro salió fortalecido. “El Tribunal contaba con
un 12 % de credibilidad en abril 2024, y hoy tiene 80 %”, nos comentó con
entusiasmo Gustavo Ávila, vocal de la institución.
Un
referente de transparencia electoral
La
tecnología, la observación internacional y el compromiso ciudadano consolidaron
un sistema que hoy puede ser citado como referente regional de transparencia
electoral. El talante democrático de Tuto Quiroga, que aceptó con rapidez la
derrota y felicitó a Rodrigo Paz, contribuyó sobremanera a la confianza
institucional en el sistema, máxime ante las denuncias de fraude de algunos de
sus simpatizantes.
En
lo político, el mensaje es inequívoco. Rodrigo Paz, heredero de una tradición
democrática –es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora–, supo leer el malestar
de un país en donde, según Ipsos-Ciesmori, un 94 % cree que iba por el camino
equivocado.
Paz
asentó su victoria en una campaña de largo recorrido tras haber sido diputado,
concejal, alcalde de Tarija y senador nacional. Como senador, recorrió toda
Bolivia mostrando su talante moderado y dialogante, así como su cercanía con la
gente de los nueve departamentos y de todas las clases sociales.
Su
campaña, austera y simbólica, captó el voto descontento sin asustarlo, con
propuestas de cambios radicales, mientras que Quiroga no logró convencer a los
sectores populares de la necesidad de sus políticas más incisivas.
Pero,
sin duda, la sorpresa de estas elecciones fue el candidato a la vicepresidencia
de Rodrigo Paz, Edgar Lara: expolicía, populista y estrella de TikTok. El
rebelde y antiestablishment capitán Lara conectó emocionalmente con las capas
populares y se ganó a los simpatizantes del Movimiento al Socialismo (MAS) y de
Evo Morales en un país con voto obligatorio.
Los
resultados muestran la diversidad de Bolivia, donde el comportamiento electoral
difiere entre oriente y occidente, y sobre todo entre Santa Cruz de la Sierra y
La Paz. Diferencias que se asientan en modelos distintos, porque las
actividades económicas en occidente se desarrollan en función de lo colectivo,
mientras que Santa Cruz apuesta por el libre mercado, basado en la iniciativa
privada, la eficiencia en tecnología y educación. Quiroga ganó en Santa Cruz
con más del 65 %, pero perdió en La Paz y el Alto.
Un
país con crisis y escasez
El
próximo gobierno no lo tendrá fácil. Hereda un país sumido en un abismo
económico, con una crisis de divisas que le impide importar combustible, cuya
escasez afecta el transporte y la producción agropecuaria, lo que incrementa la
elevada inflación.
La
paciencia de la sociedad no es mayor y Rodrigo Paz durante la campaña alentó
expectativas inmediatas. Una clave será la gobernabilidad, en el parlamento, la
calle y las redes sociales. La incógnita, su compañero de tique: el capitán
Lara.
Sin
embargo, lo que emerge hoy en Bolivia no es solo un nuevo Gobierno, sino una
cultura política más crítica, más vigilante y más exigente con sus
instituciones. En tiempos en que la mentira digital y la desconfianza corroen
democracias enteras, Bolivia demostró que la transparencia, la puntualidad y la
ciudadanía informada siguen siendo los mejores antídotos. Bolivia no solo
eligió un presidente: eligió reconstruir su democracia.
ANALISIS.
BOLIVIA ELIGIÓ UN CAMBIO MODERADO
La
victoria de Paz Pereira marca un nuevo rumbo político en Bolivia, alejándose
del MAS y apostando por un modelo económico más inclusivo y pragmático.
El
Litoral de Argentina (https://n9.cl/n3h61)
En
su obra "El Príncipe", Nicolás Maquiavelo expresa que un gobernante
prudente debe adaptarse a nuevas situaciones y problemas, actuando como un
zorro para reconocer trampas y como un león cuando debe ahuyentar lobos.
La
victoria de Rodrigo Paz Pereira en las elecciones presidenciales de Bolivia
pone fin a casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el
partido fundado por Evo Morales que simbolizó el auge de la izquierda indígena
en América Latina.
Según
los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Paz, un
senador centrista de 58 años, se impuso en la segunda vuelta con el 54% de los
votos frente al 45% de Jorge "Tuto" Quiroga, un conservador que
prometía reformas radicales.
Este
balotaje, el primero en la historia boliviana, no solo representa un giro
político interno, sino que se inscribe en un patrón regional de
"contraolas", evocando las tesis del politólogo Samuel Huntington
sobre las "olas de democratización". Cabe aclarar que en el caso de
Bolivia debe entenderse "contraola" en sentido metafórico, como un
cambio ideológico y no como un retroceso democrático.
Paz,
hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), emerge como un outsider
moderado en un panorama saturado de figuras que generan polarización.
Su
campaña, bajo la alianza Nueva Esperanza Nacional, acentuó un "capitalismo
para todos" y la superación de ideologías, prometiendo mantener programas
sociales del MAS mientras fomenta el sector privado y reduce la intervención
estatal. Su campaña evitó los extremos ideológicos, lo que le permitió captar
votos de un electorado cansado de confrontaciones.
En
su discurso de victoria, Paz declaró: "La ideología no da de comer, lo que
da de comer es el derecho al trabajo, la seguridad jurídica y el respeto a la
propiedad privada".
Esta
retórica capturó el voto de clases bajas y rurales que tradicionalmente
respaldaban al MAS, reflejando un desencanto masivo con la crisis económica
actual: inflación del 23,32% en septiembre (según datos del Banco Central de
Bolivia), escasez de combustibles y dólares, y el colapso de las exportaciones
de gas natural.
El
contexto es crítico. Bolivia, bajo Morales y su sucesor Luis Arce, nacionalizó
recursos clave como el petróleo y el gas, aliándose con Cuba, Venezuela y
Rusia. Además, mantuvo relaciones económicas pragmáticas con Brasil y China
para diversificar socios comerciales e inversores.
Según
el Banco Mundial, la pobreza extrema en Bolivia se redujo del 38% en 2006 al
15% en 2018, y la mayoría indígena (aymara, quechua, guaraní) ganó visibilidad
política y cultural con la Constitución de 2009.
Este
modelo, que elevó a la mayoría indígena y redujo la pobreza, evidentemente se
agotó por ineficiencia, divisiones internas del MAS y dependencia de
commodities. El MAS, que en 2006 irrumpió como un movimiento antiimperialista,
se derrumbó en la primera vuelta de agosto de 2025, obteniendo apenas el 3,16%
de los votos.
Quiroga,
expresidente (2001-2002), propuso privatizaciones y recortes drásticos,
evocando las políticas neoliberales de los 90, pero los electores optaron por
el enfoque gradual de Paz, quien planea un acuerdo con Estados Unidos por 1.500
millones de dólares para combustibles.
El
secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, celebró el potencial de
"relaciones más sólidas", señalando un alejamiento del
antiamericanismo masista. Este giro boliviano no es aislado. En América Latina,
se observa un péndulo ideológico que resuena con el marco analítico de
Huntington en su obra "La tercera ola: la democratización a finales del
siglo XX" (1991).
Huntington
describe olas de democratización globales: la primera (1828-1926), la segunda
post Segunda Guerra Mundial (1943-1962), y la tercera desde 1974, que incluyó
la transición de dictaduras a democracias en América Latina durante los 80 y
90. Sin embargo, enfatiza las contraolas.
La
llegada de Morales en 2006 formó parte de una contraola alineada con la
"marea rosa" latinoamericana, que consistió en una alianza
geopolítica con los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en
Brasil y Néstor Kirchner en Argentina, que respondieron a las desigualdades del
neoliberalismo y la fallida teoría del derrame de 1990, lo que les confirió una
elevada legitimidad inicial.
Huntington
advierte que las contraolas surgen de crisis económicas, polarización y fatiga
democrática, lo que explica el colapso del MAS. Ahora, la victoria de Paz
sugiere una nueva contraola regional hacia la centroderecha.
En
Bolivia, este cambio no implica un retorno al autoritarismo, sino que expresa
la disconformidad de la ciudadanía con un modelo y la esperanza en un nuevo
gobierno que promete tener la fórmula del progreso colectivo. Paz hereda un
Congreso fragmentado, obligándolo a coaliciones, y enfrenta advertencias de
sindicatos como la Central Obrera Boliviana (COB) contra recortes sociales.
Su
plan incluye bajar impuestos, fomentar créditos y descentralizar presupuestos,
pero con subsidios diferenciados para vulnerables, evitando el shock de Javier
Milei en Argentina. Los retos son inmensos. La economía boliviana, dependiente
de materias primas, necesita diversificación y estabilidad monetaria.
Internacionalmente,
Bolivia se alejará de alianzas antioccidentales reemplazándolas por relaciones
pragmáticas con Estados Unidos y posiblemente con la Unión Europea. Si Paz
logra reactivar la economía sin sacrificar conquistas sociales, podría inspirar
cambios en vecinos como Perú o Chile, donde la izquierda también enfrenta
desgaste.
Pero
si falla, el péndulo podría oscilar nuevamente. El fin del MAS no es el fin de
la izquierda, sino una invitación a reinventarse como China, en un mundo más
pragmático que ideológico. El futuro dirá si Paz es zorro, león, ambos o
ninguno.
OPINION.
BOLIVIA: UN VOTO CONTRA LA DERECHA RADICAL
Huella
de Sur de Argentina (https://n9.cl/wojxdx)
La
fórmula Rodrigo Paz Pereira-Edman Lara se impuso en la segunda vuelta de las
elecciones bolivianas. Con el Movimiento al Socialismo (MAS) fuera de la
segunda vuelta y casi sin presencia en el próximo Parlamento, el voto popular
se volcó masivamente a esta opción de centroderecha contra el intento del
ex-presidente Jorge «Tuto» Quiroga de regresar al Palacio Quemado.
La
primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2025 en Bolivia significó
una derrota histórica de la izquierda representada por el Movimiento al
Socialismo (MAS), que gobernó en solitario durante los últimos 20 años. No
obstante, no se produjo el anunciado giro a la derecha radical. El inédito
balotaje, realizado este 19 de octubre -el primero de la democracia boliviana-,
dio la victoria a un todavía difuso centro, con inclinación a la derecha,
representado por el senador Rodrigo Paz Pereira y el ex-policía Edman Lara, un
binomio accidental que con una sigla prestada ganó los comicios con 54,6%,
según datos oficiales preliminares. Nadie apostaba a su victoria antes del 17
de agosto.
Paz
y Lara derrotaron al candidato de la derecha neoliberal y conservadora, el
ex-presidente Jorge «Tuto» Quiroga, a quien no le alcanzó la estrategia del
miedo ni una millonaria campaña que incluyó una intensa guerra sucia contra sus
adversarios para torcer la voluntad del electorado. En un contexto de fuerte
incertidumbre, el nuevo gobierno, que tomará posesión el 8 de noviembre, deberá
construir acuerdos de mayoría en la Asamblea Legislativa y gestionar la
gobernabilidad en la calle para enfrentar una severa crisis económica y una
persistente polarización política, étnica y regional.
La
primera vuelta de las elecciones derivó en el fin del ciclo del MAS como
partido dominante durante dos décadas. Luego de haber obtenido cuatro victorias
sucesivas con mayoría absoluta de votos (en 2005, 2009 y 2014 con Evo Morales,
y en 2020 con Luis Arce), el MAS quedó sumido, en muy poco tiempo, en la
marginalidad política. La división interna, la disputa por la reelección, la
mala gestión de Arce, la inhabilitación de Morales -quien llamó a anular el
voto- y, en especial, la fatiga del llamado «proceso de cambio» dejaron al MAS
no solo fuera del balotaje, sino también casi sin representación política
institucional. Un partido que gobernó con cómodas mayorías -que llegaron a dos
tercios del Parlamento- y construyó una inédita hegemonía política terminó
abruptamente casi sin presencia en el nuevo Parlamento: el espacio del MAS, que
concurrió dividido a las elecciones, contará en conjunto con diez diputados
sobre 130 y no tendrá presencia en el Senado. Una derrota en gran medida
autoinfligida, que derivó en un «colapso sin pena ni gloria».
Esta
vez las urnas se inclinaron por una amplia mayoría a fuerzas políticas y
candidaturas en un arco que va del centro a la derecha radical. Había una
fuerte demanda de cambio y la izquierda representaba la continuidad.
En
la primera vuelta del 17 de agosto, compitieron ocho fuerzas políticas, entre
ellas tres facciones provenientes del MAS: la del actual presidente Luis Arce,
quien se quedó con la sigla del MAS de manera ilegal, obtuvo 3,2% de votos,
apenas suficiente para obtener dos diputados; la del titular del Senado,
Andrónico Rodríguez, joven dirigente cocalero que expresaba la renovación del
espacio, alcanzó 8,5% y ocho diputados, muy lejos de algunas previsiones que lo
situaban en segunda vuelta; y la del ex-presidente Evo Morales, quien al ser
inhabilitado de los comicios, lanzó una campaña por el voto nulo y logró un no
despreciable 19,9% (frente a un promedio histórico de votos nulos de 3,7%).
Esa
división caudillista, junto con el voto castigo a la gestión de Arce y la
crisis económica en curso, condujo al descalabro electoral del movimiento
político más fuerte de la historia democrática boliviana. Pero el cambio de
ciclo político tiene sus matices. Por un lado, los bolivianos votaron contra la
opción de la derecha radical que habría alineado al país con el gobierno de
Javier Milei y con otras derechas reaccionarias. Por el otro, Paz-Lara ganaron
gracias a los ex-votantes del MAS.
La
mayor parte de quienes en el pasado reciente votaron por Evo Morales se
inclinaron ahora por Paz y esos votos fueron decisivos en su victoria. No fue
una adhesión ideológica ni menos aún identitaria, sino de circunstancia. Si
bien el capitán Lara -un carismático ex-policía despedido por denunciar la
corrupción en la fuerza- sintonizó bien con el mundo plebeyo, el voto popular
fue sobre todo un voto contra «Tuto» Quiroga, visto como el peligro mayor. «Paz
y Lara ganaron con el voto evista, el voto de los indignados por la
proscripción y exclusión electoral», afirmó categórico el ex-presidente Evo
Morales en un posteo en la red X, haciendo referencia a su inhabilitación para
estas elecciones.
Si
en la primera vuelta Morales insistió con su llamado al voto nulo, en el
balotaje ya no propició esa consigna, y el voto nulo, de hecho, fue en masa a
la candidatura de Paz. Según Morales, este voto obligaría al nuevo presidente a
no destruir el Estado Plurinacional ni las conquistas sociales; no aplicar
medidas neoliberales ni someterse al «imperialismo»; no criminalizar la
protesta y gobernar consultando al pueblo. Una suerte de añoranza de un
gobierno del MAS, pero sin el MAS. Por lo pronto, Lara respondió con un guiño
en su primera conferencia de prensa como vicepresidente electo: «siempre vamos
a respetar el Estado Plurinacional».
El
binomio Paz-Lara, además del voto rural, congregó votos de los barrios más
populares y periféricos de las ciudades, así como el de provincias: ganó en
seis de los nueve departamentos. Tuvo cómodas victorias en La Paz, Cochabamba,
Potosí y Oruro (con más de 60% de los votos) y mayorías superiores a 50% en
Pando y Chuquisaca. Por su parte, Quiroga ganó en las ciudades capitales, entre
las clases medias y en su plaza fuerte de Santa Cruz, región agroindustrial
tradicionalmente opuesta al MAS; y con menor porcentaje en el departamento
norteño de Beni. Hubo casi empate en el departamento de Tarija, fronterizo con
Argentina, tierra donde Rodrigo Paz desarrolló su carrera política y donde vive
su padre, el ex-presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993). Esta división
territorial es similar a la de las elecciones desde 2005. El binomio Paz-Lara
expresó mejor la demanda de cambio, pero sin una restauración oligárquica
conservadora.
Este
proceso electoral, entonces, deja como saldo inmediato: (a) un nuevo gobierno
(débil), que por primera vez desde 2005 no es del MAS, sino de una filiación de
centroderecha, y que deberá realizar un incierto ajuste económico; (b) una
reconfiguración del campo político, con tres fuerzas minoritarias «que cuentan»
en el nuevo escenario (el Partido Demócrata Cristiano [PDC] de Paz, Libre de
Quiroga y Unidad del empresario Samuel Doria Medina, el favorito que al final
obtuvo el tercer lugar en la primera vuelta); (c) una previsible mutación en el
modelo económico, que dejará de ser Estadocéntrico para ladearse más hacia el
mercado y la inversión privada; (d) una conversión electoral del campo
«nacional popular» que durante dos décadas se identificó en las urnas con el
MAS y hoy se inclina por razones pragmáticas por la promesa de «capitalismo
para todos» de Paz; y (e) una persistente polarización que plantea preguntas
sobre la unidad nacional. Es una transición en la cual la Bolivia popular ha
reaccionado de una manera flexible a la implosión del MAS -hasta ahora
considerado «su «instrumento político»- mediante pactos con partidos
tradicionales que eran habituales antes de la llegada de Morales al poder.
Ahora
bien, más allá de los comicios y sus efectos políticos, ¿cuál es el horizonte
de esta nueva etapa? Estamos ante la combinación de una imagen de renovación
(aunque Rodrigo Paz ha estado en la política y en la función pública desde hace
más de dos décadas, no fue una figura central); una agenda de reformas que no
podrá dejar de lado la potente economía popular-informal; una impronta de lucha
contra la corrupción (en especial, con base en la historia de vida del capitán
Lara); una narrativa religiosa y conservadora (Dios y familia por delante); y
una interpelación desde la Patria contra la elite excluyente y discriminadora.
Está por verse si esto será suficiente para conseguir un gobierno estable.
En
ese contexto, el nuevo ciclo a la cabeza del electo presidente Rodrigo Paz debe
enfrentar una agenda compleja con diferentes tareas y temporalidades. La más
urgente, sin duda, tiene que ver con la crisis económica, expresada en
inflación, escaseces (de combustible, de dólares, de medicamentos) y déficit
fiscal. Paz prometió que desde el primer día de su mandato se normalizaría la
provisión de gasolina y diésel, que hoy provoca interminables filas en los
surtidores. No parece fácil si no se cuenta con las divisas suficientes para
seguir cubriendo, por un tiempo más, las millonarias subvenciones públicas que
ni siquiera Morales logró revertir. En realidad, no está clara la ruta crítica
del ajuste, en principio gradual, que ejecutará el nuevo gobierno.
La
agenda contra la crisis económica, que pasa también por una necesaria reforma
normativa, requerirá de una mayoría parlamentaria. Pero esto no parece muy
complicado. La suma aritmética de los asambleístas oficialistas con los de
Unidad de Doria Medina, que ya expresaron disponibilidad a colaborar con el
nuevo gobierno, le otorgaría al nuevo mandatario mayoría en ambas cámaras. Para
lograr dos tercios tendrá que buscar acuerdos con la bancada de «Tuto» Quiroga.
Se ahuyenta así el peligro del bloqueo institucional. Quizás lo más complicado
sea cuidar la cohesión en la propia bancada del PDC, sigla utilizada por varios
candidatos y que alberga diferentes facciones y liderazgos, entre ellos el del
nuevo vicepresidente Edman Lara, que tendrá agenda propia y un singular
protagonismo. Muy popular en TikTok, se trata de una figura con una
personalidad compleja, como pudo verse en varios momentos de tensión con el
propio candidato presidencial.
Pero
la historia democrática boliviana, sobre todo en la época de la llamada
«democracia pactada» durante los años 80 y 90, ha demostrado sobradamente que
los pactos parlamentarios, e incluso las coaliciones multipartidistas de
gobierno, no bastan para garantizar la gobernabilidad en las calles. En 2003,
el presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada tenía el apoyo de varios
partidos que sumaban más de dos tercios del Congreso, pero terminó renunciando
en medio de la llamada «guerra del gas» y huyendo a Estados Unidos. Por eso,
Paz deberá lograr concertaciones amplias con sectores sociales y corporaciones
populares, que votaron por su binomio, y con actores territoriales como Santa
Cruz, que en su mayoría no lo apoyaron. Esta tarea es más difícil, considerando
sobre todo la agenda de ajuste económico, sus costos sociales y previsibles
escenarios de conflictividad.
En
sus primeras apariciones públicas, en la noche de la elección, Paz y Lara
emitieron mensajes de unidad y de reconciliación. «Se acabó la campaña, nuestra
bandera es Bolivia», afirmó Lara. «Hoy desde la victoria extendemos la mano
para gobernar con todos», invitó Paz. El mensaje enfrenta, empero, un contexto
de polarización y fractura. Pese a que el derrotado Quiroga reconoció el
resultado y felicitó a Paz, sus adherentes más radicales agitaron rápidamente
la denuncia de fraude con arengas divisionistas, discursos de odio, expresiones
racistas y acciones violentas, aunque aisladas. Esto iba en la línea de varios
tuits de juventud del candidato vicepresidencial de Libre, Juan Pablo Velasco,
en los que llamaba a «matar a los collas». Cholos e indios bloquearon, una vez
más, las aspiraciones de un sector de la elite percibido como revanchista.
Pero
hay otra agenda que, si bien no está en la primera línea de urgencias, tiene
carácter estratégico y debe ser asumida más temprano que tarde en este nuevo
ciclo: la agenda de reforma político-institucional, empezando por una
transformación integral del sistema de administración de justicia, hoy en
situación de crisis terminal. Además de la crisis económica que ocupa la
preocupación colectiva y fue central en la campaña electoral, hay una suerte de
debacle institucional que requiere una serie de reformas, incluido posiblemente
un cambio constitucional. Están en agenda, entre otras, reformas sobre la
reelección, el hiperpresidencialismo, la fallida elección popular de las altas
autoridades judiciales, cuestiones de diseño de los órganos del poder público,
la naturaleza del Tribunal Constitucional y la representación política directa
de las organizaciones indígenas. Se requieren ajustes también en la
organización territorial del Estado y el modelo autonómico, así como en el
régimen económico. Por ahora, es saludable que el binomio electo no se haya
comprado la falsa e inútil bandera de «volver a la República» en reemplazo del
Estado Plurinacional (lo que equivale a la república sin indios ni derechos
colectivos), como sí lo hicieron «Tuto» Quiroga y el también derechista Manfred
Reyes Villa (quinto en votación en la primera vuelta).
¿Qué
sigue luego del balotaje y el consumado giro político, sin partido dominante ni
proyecto hegemónico? Si la gestión de gobierno y las políticas públicas por
venir se inclinan más hacia lo «nacional popular», Paz y Lara podrían ser un
gobierno de cambio con proyección de futuro, y no solo de transición. Tendrán
que enfrentar para ello las presiones de las elites, especialmente las de Santa
Cruz, y un contexto regional e internacional adverso. Si en cambio se inclinan
más hacia una agenda restauradora, es probable que se quiebren desde adentro.
Tendrán que rendir cuentas ante quienes los votaron, aunque más no fuera de
forma pragmática, precisamente para evitar ese devenir. Por ahora, lo más
importante es brindar señales de certidumbre y reconstituir la confianza (en la
política y en la economía).
Como
sea, más allá del derrotero de este nuevo centroderecha en función de gobierno,
queda abierta la enorme tarea de reconstitución de la izquierda plurinacional
popular. Para ello se requiere algo que está pendiente desde la coyuntura
crítica y la asonada cívica-policial de 2019: autocrítica. También urge, por
supuesto, la proyección de nuevos liderazgos y la regeneración de las
organizaciones sociales (hoy divididas y sometidas a lógicas de cooptación
estatal), junto con un proyecto de futuro: ya no basta con proponer volver a la
edad de oro del MAS, cuando la economía crecía al 5% anual y el Banco Central
estaba lleno de reservas. No obstante, la implosión del MAS, en medio de
feroces luchas internas, posterga por ahora ese proyecto, mientras se va redefiniendo
el lugar de Evo Morales, hoy «autoexiliado» en la región cocalera del Chapare,
en la política boliviana.
OPINION.
BOLIVIA Y EL REGRESO DE LA DERECHA
Tras
casi dos décadas de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el país
inicia una nueva etapa encabezada por una opción de derecha, o más bien, de
centro-derecha que promete eficiencia, modernización y apertura.
Revista
Imagen de México (https://n9.cl/qbf9x)
El
reciente triunfo de Rodrigo Paz Pereira marca un punto de inflexión en la
política boliviana y de América Latina. Tras casi dos décadas de predominio del
Movimiento al Socialismo (MAS), el país inicia una nueva etapa encabezada por
una opción de derecha, o más bien, de centro-derecha que promete eficiencia,
modernización y apertura. El resultado, sin embargo, no representa un simple
cambio de signo ideológico, sino una señal más profunda: una sociedad que busca
resultados concretos a problemas cotidianos.
El
regreso de la derecha al poder puede ser interpretado como un intento de
equilibrio. Muchos bolivianos aspiran a una gestión más técnica, menos
polarizada y con mayor atención a la economía productiva. Sin embargo, este
viraje también conlleva riesgos. El primero es confundir alternancia con
revancha. Gobernar mirando al retrovisor sería un error: desmontar políticas
sociales por motivos simbólicos o ideológicos podría reabrir heridas que
costaron años cerrar.
Otro
riesgo es el de la desconexión social. La derecha boliviana, históricamente
asociada a élites urbanas, deberá demostrar que aprendió de su pasado y que
puede dialogar con los sectores indígenas, rurales y populares, históricamente
rezagados, que hoy conforman el corazón del país. Una política económica
orientada al crecimiento solo será sostenible si se mantiene el compromiso con
la inclusión y la redistribución.
Tampoco
puede ignorarse la fragilidad regional. En una América Latina donde los cambios
de ciclo suelen ser bruscos, la prudencia es un valor escaso pero esencial. Si
el nuevo gobierno privilegia la estabilidad, el diálogo y la transparencia
institucional, podría sentar las bases de una nueva etapa de madurez
democrática. Si, en cambio, reproduce viejas prácticas de concentración de
poder y exclusión, el péndulo político volverá a girar más rápido de lo
esperado.
El
nuevo gobierno tiene ante sí la oportunidad de demostrar que el giro político
puede traducirse en un proyecto nacional moderno, incluyente y responsable. Las
reformas económicas y la atracción de inversión extranjera solo serán
sostenibles si se acompañan de políticas que mantengan la cohesión social y el
respeto por los logros alcanzados en materia de derechos y participación.
El
desafío, en suma, no es ser de derecha o de izquierda, sino gobernar bien.
Bolivia necesita una administración que combine responsabilidad fiscal con
justicia social, que modernice sin desmantelar, que escuche sin imponer. El
electorado no pidió una ruptura, sino una corrección de rumbo. Si el nuevo
liderazgo entiende ese mensaje, el país podría iniciar un ciclo político más
equilibrado y predecible. Si no, el desencanto volverá a ocupar el espacio que
la esperanza deja vacío.
ANALISIS.
BOLIVIA GIRA A LA DERECHA CON RODRIGO PAZ: ¿QUÉ VIENE PARA EL PAÍS ANDINO?
Rodrigo
Paz ganó las elecciones bolivianas en segunda vuelta y, a partir del 8 de
noviembre de 2025, será el presidente de la nación. Su victoria con el Partido
Demócrata Cristiano representa una derrota histórica para el MAS –de los
expresidentes Evo Morales y Luis Arce– que retuvo el poder durante casi 20
años. ¿Por qué el país decidió girar de la izquierda a la derecha? ¿Qué viene
ahora para Bolivia? Lo analizamos en El Debate.
France
24 (https://n9.cl/izmal)
Un
giro que, aunque moderado, marca un hito para la historia de Bolivia: el pasado
19 de octubre, Rodrigo Paz ganó la segunda vuelta presidencial representando al
Partido Demócrata Cristiano. Con la consigna de “capitalismo para todos”, Paz,
de una corriente de derecha liberal, materializó una histórica derrota para el
Movimiento al Socialismo (MAS) de los expresidentes Evo Morales y Luis Arce,
que estuvo a cargo de las riendas del país durante casi 20 años.
El
ahora presidente electo logró conectar con el voto rural y periurbano mediante
un plan de incentivos fiscales y créditos para la producción y el comercio, que
busca sacar de la informalidad a la economía de Bolivia. De esta manera, Paz
busca acabar con lo que llama el “Estado Tranca”: el centralismo derivado de
casi dos décadas de gobiernos de izquierda.
Con
todo y eso, no será una tarea fácil. La economía boliviana atraviesa una grave
crisis que necesita de cambios urgentes, y la realidad política y social del
país está cada vez más polarizada.
¿Por
qué el país decidió girar de la izquierda hacia una postura de más
centroderecha? ¿Cómo Paz materializará sus promesas de campaña? ¿Qué viene
ahora para Bolivia?
Lo
analizamos con nuestra enviada especial a La Paz, Ángela Gómez, y nuestros
invitados:
Desde Cochabamba, Alejandra Camargo
Tanabe, diputada nacional en Bolivia.
Desde La Paz, Froilán Fulguera,
exdirigente político del Movimiento al Socialismo y exdirigente de la Central
Obrera Boliviana y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.
CHILE
Y BOLIVIA: UNA RELACIÓN DE FUTURO
U
de Chile (https://n9.cl/qen4o)
En
el marco del fortalecimiento de la cooperación académica entre Chile y Bolivia
y el Programa Sur, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y el Instituto de
Estudios Internacionales de la Universidad de Chile (IEI) convocan a participar
en la presente iniciativa destinada a promover el diálogo, la investigación y
la reflexión conjunta sobre el futuro de las relaciones bilaterales.
Objetivo
La
convocatoria busca reunir reflexiones críticas y propositivas sobre los
desafíos y oportunidades de la relación bilateral entre Chile y Bolivia, desde
perspectivas diversas: política, económica, social, ambiental, cultural o de
integración regional. Los ensayos deben abordar visiones de futuro,
identificando ámbitos de colaboración y confianza mutua que fortalezcan el
entendimiento entre ambos países en un contexto de transformación regional y
global.
Categorías
de participación
Estudiantes
de pregrado de universidades chilenas y bolivianas.
Académicos/as
e investigadores/as del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad
de Chile (IEI) y de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
Categoría
abierta a profesionales y egresados interesados en temas de relaciones
internacionales y diplomacia regional.
Formato
y extensión
Extensión
máxima: 3.000 palabras (sin contar bibliografía).
Idioma:
español.
Formato:
Word o PDF, fuente Times New Roman 12, interlineado 1,5.
Se
aceptarán trabajos individuales o en coautoría (máximo dos autores).
Cada
ensayo debe incluir título, nombre completo del autor/a, filiación
institucional y correo de contacto.
Evaluación
y resultados
Los
ensayos serán evaluados por un comité académico binacional, compuesto por
profesores de ambas instituciones, según los criterios de originalidad, rigor
analítico y aporte propositivo.
Los
textos seleccionados recibirán:
Beca
para un Diploma en línea del IEI, y del Programa Sur.
Invitación
(con gastos pagados con un tope máximo) a presentar el ensayo en una sesión
académica organizada por el IEI o la UMSA.
Publicación
del ensayo en una edición digital conjunta de ambas instituciones y el Programa
Sur.
Fechas
importantes
Recepción
de trabajos: hasta el 10 de diciembre de 2025.
Publicación
de resultados: 30 de enero de 2026.
Presentación
de los ensayos ganadores: marzo de 2026, en Santiago de Chile y La Paz
(presencial o virtual).
Publicación
de ensayos ganadores en Cuadernos Internacionales del Instituto de Estudios
Internacionales.
Envío
y consultas
Los
ensayos deben enviarse al correo electrónico:
secretariadireccion.iei@u.uchile.cl
Asunto:
Convocatoria de Ensayos – Chile y Bolivia: una relación de futuro
Organizan
Instituto
de Estudios Internacionales, Universidad de Chile (IEI–UChile)
Universidad
Mayor de San Andrés (UMSA–Bolivia)
LUIS
ARCE DICE QUE JUNTO A SUS HIJOS TOMARÁ ACCIONES POR LAS «CALUMNIAS» DE LEALES A
EVO MORALES
Agencia
EFE de España (https://n9.cl/863n8)
El
presidente de Bolivia, Luis Arce, dijo este martes que después de dejar el
cargo asumirá su defensa por las acusaciones y «calumnias» en su contra, al
igual que sus hijos, uno de ellos señalado de negociar contratos del litio y
otros dos por acceder a un polémico crédito millonario.
«Pensamos
que esas acusaciones se tienen que investigar en las instancias que
correspondan. Nosotros nunca hemos metido las manos ahí (en la Justicia), que
siga el curso normal y legal», afirmó el mandatario a EFE.
Arce,
que entregará el poder el próximo 8 de noviembre al centrista Rodrigo Paz,
mencionó que «una vez demostrada la falsedad de esas acusaciones, sin duda
ellos tienen todo el derecho de hacer las acciones legales que correspondan,
porque se ha manchado la imagen y el apellido nuestro».
Al
hijo mayor del presidente, Luis Marcelo Arce Mosqueira, lo acusó el diputado
Héctor Arce, del bloque de Evo Morales (2006-2019), por presuntamente fungir
como intermediario entre el Estado y las empresas que se disputaban los
proyectos de litio sin ser funcionario público, en base a una grabación que
publicó.
Las
denuncias contra los hijos de Arce
La
Fiscalía admitió la denuncia por este caso en octubre de 2023, pero en abril de
2024 la rechazó debido a que el audio no podía considerarse prueba y que Luis
Marcelo Arce Mosqueira no era parte de la estatal Yacimientos de Litio
Bolivianos (YLB).
El
caso que más llamó la atención se conoció hace un par de meses a través de la
plataforma periodística Conectas y relaciona al hijo del mandatario Rafael
Ernesto Arce Mosqueira con la compra de un terreno de más de 2.100 hectáreas
por 3,3 millones de dólares en 2021, cuando tenía 25 años.
La
propiedad está destinada a la producción de maíz y soya en el departamento
oriental de Santa Cruz, la mayor región y motor económico del país. Además, se
denunció que dicha actividad no respetó la pausa ambiental dictada por el
Gobierno en 2024.
Poco
después se supo que esa transacción no era la única, ya que Rafael Ernesto,
junto a su hermana Camila Arce Mosqueira, de veinte años, consiguieron
préstamos por 9,1 millones de dólares en seis transacciones de una misma
entidad bancaria en octubre de 2021.
Por
este último caso, la Fiscalía reabrió a finales de julio de este año una
investigación que había sido cerrada a mediados de 2024.
La
ruptura entre Arce y Morales
Al
respecto, Arce dijo que el ‘evismo’, como se denomina a los legisladores y
seguidores de Morales, decidió «utilizar» a sus hijos como una forma de
desgastarlo políticamente «con acusaciones totalmente infundadas, como es el
caso del litio».
También
señaló que esas denuncias comenzaron a raíz de que en los primeros años de su
gestión dejó en firme a Morales que «no se meta» con sus hijos, cuando el
exmandatario insinuó que podrían estar involucrados en supuestas
irregularidades.
Arce
precisó que una vez que las acusaciones contra sus hijos se aclaren y éstos
decidan responder jurídicamente a sus denunciantes, él actuará «de la misma
manera» con quienes desde el Legislativo lo acusaron de proteger a personas
supuestamente ligadas a la corrupción en su Gobierno.
«Van
a tener noticias mías también, yo también me voy a defender, pero no de
presidente, sino en el llano», aclaró.
Arce
y Morales se distanciaron desde finales de 2021 y comenzaron una disputa por el
control de las decisiones de Gobierno y del oficialista Movimiento al
Socialismo (MAS).
BOLIVIA
BUSCA ANTE LA OMS CORREGIR EL “ERROR HISTÓRICO” SOBRE LA HOJA DE COCA
RFI
de Francia (https://n9.cl/1v30p)
Bolivia
reclama ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) la retirada de la hoja
de coca de la lista de estupefacientes altamente adictivos. Ricardo Soberón,
director del Centro de Investigación de Drogas y Derechos Humanos en Perú,
detalló a RFI las razones para sacar la hoja de coca de esa lista y
concentrarse más bien en luchar contra la producción y exportación de la
cocaína.
El
Comité de Expertos en Farmacodependencia de la OMS está analizando los
resultados de dos años de investigaciones sobre la hoja de coca realizadas por
un grupo de científicos. Las conclusiones podrían poner fin a lo que el Estado
boliviano considera un daño a los derechos, la cultura y la medicina
tradicional de su población.
La
hoja de coca no produce dependencia”, dijo Juan Carlos Alurralde, secretario
general de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Alurralde
fue enviado a Ginebra para defender la postura del país frente a la OMS. Desde
hace más de seis décadas, la hoja de coca figura en la lista de estupefacientes
altamente adictivos de la ONU, al nivel de la cocaína, una clasificación que
Bolivia califica de “error histórico”, a raíz de un profundo desconocimiento de
los usos ancestrales de esta planta.
“Para
los pueblos indígenas quechuas, aymaras y algunos amazónicos, la hoja de coca
forma parte fundamental de su existencia colectiva”, dice a RFI Ricardo
Soberón, director del Centro de Investigación de Drogas y Derechos Humanos en
Perú. Soberón forma parte de un grupo de investigadores que recientemente
publicó un artículo en la prestigiosa revista Science, donde se destaca el
valor terapéutico y cultural de la hoja de coca. También se denuncia una
estigmatización que ignora la ciencia y la identidad indígena.
“La
evidencia y los datos indican que, desde todo punto de vista, los ocho millones
de ciudadanos indígenas andinos y amazónicos que usan de forma ancestral, desde
hace ocho mil años, la hoja de coca no presentan ninguna condición de
toxicomanía, adicción, generación de hábito, ni mucho menos”, sostiene Soberón.
El
investigador estima en 350.000 hectáreas las plantaciones de hoja de coca en la
región andina y amazónica, de las cuales bastarían escasamente 50.000 para
abastecer el consumo legal. Esto quiere decir que, actualmente, la gran mayoría
de las plantaciones se cultiva con fines ilícitos.
“Una
lucha eficaz para evitar el desvío de sustancias ilícitas y una lucha contra el
narcotráfico requieren políticas mucho más claras, inteligentes y focalizadas.
Eso es lo que se busca al intentar retirar a la hoja de coca de la lista.
Dejemos la cocaína en la lista y hagamos que los esfuerzos se dirijan a evitar
la producción de cocaína y su exportación ilegal a los países donde se consume.
Lo que hoy en día ocurre es consecuencia de políticas interdictivas muy mal
diseñadas”, concluye Soberón.
La
Comisión de Estupefacientes de la ONU se reunirá en marzo de 2026 para votar
sobre la modificación de la lista. De resultar favorable, esto podría abrir
nuevas vías de desarrollo comercial y científico, además de suponer un
reconocimiento internacional de los derechos de los pueblos indígenas.
RÍOS
ROCA: «NO ES SOLO GAS EN TRÁNSITO A BRASIL, SINO SEGURIDAD DE ABASTECIMIENTO»
Un
repaso sobre la necesidad de generar condiciones para que se realice la
infraestructura que lleva el gas de Vaca Muerta a Bolivia, un país que deberá
importar gas a partir de 2028.
Río
Negro de Argentina (https://n9.cl/rxhw9)
Hace
unos días, la EPE (Empresa de Pesquisa Energética), que realiza planificación
energética en Brasil y que sirve como referencia para pronosticar oferta y
demanda y las inversiones en energía que deben realizarse en el vecino país,
publicó diversos proyectos de infraestructura como parte del Plan Nacional
Integrado de Infraestructura de Gas Natural y Biometano.
Entre
ellos destaca, que para llevar gas natural de Argentina a Brasil, recomienda la
construcción e interconexión directa a través de Uruguayana, señalando
textualmente que el proyecto: “aumenta la seguridad del abastecimiento de gas
natural en Brasil al diversificar las fuentes de suministro y al presentarse
como una alternativa a las importaciones bolivianas, dadas las incertidumbres
sobre la capacidad de Bolivia para exportar gas natural a Brasil en el
horizonte de diez años”.
Estimado
lector, como usted podrá interpretar, no se recomienda el realizar el tránsito
de gas por Bolivia, que tiene una enorme de capacidad ociosa, desde Yacuiba en
frontera con Argentina, hasta Mutún en frontera con Brasil. Las implicancias
para Bolivia de esta recomendación, aduciendo seguridad de suministro, no son
menores, sobre todo considerando la encrucijada energética, económica, social y
política en la que nos encontramos.
En
un contexto de declinante producción nacional y proximidad de la necesidad de
importar de gas natural a partir del 2028, es que el tránsito de gas por
Bolivia no se reduce a cobrar una tarifa y generar ingresos, sino a la
seguridad de suministro de Bolivia. Así es, necesitamos gas natural para
abastecer termoeléctricas, industrias, comercios, domicilios, vehículos a gas y
proyectos como el Mutún y la planta de urea en el largo plazo.
Repito,
estamos a dos o tres años de comenzar a importar gas natural. Estamos en
emergencia para el abastecimiento de líquidos y ya estamos en emergencia para
el abastecimiento de gas natural.
Con
una visión miope, sin una estrategia de seguridad de suministro y a la cabeza
de una empresa manejada por políticos, se ha optado en primer lugar por
maximizar las tarifas de tránsito de gas, sin una justificación estratégica ni
una metodología tarifaria acorde. La intención de la tarifa establecida fue
recaudar lo máximo en recursos en el corto plazo para comprar diésel y
gasolina. Incluso, los comentarios de la industria es que se pidieron dineros
adelantados por el tránsito de gas para paliar la situación de escasez de
dólares que aqueja a YPFB y el BCB.
En
la visión siempre exitista de YPFB (pero siempre fracasada como nos demuestra
la realidad), el tránsito de gas natural es un “hito, una nueva línea de
negocios y anuncia exportaciones en firme desde octubre de 2025 a abril de
2026”. La realidad es que Argentina no tiene capacidad de oferta en firme todo
el año, solo se hará hasta abril, por lo tanto, el tránsito de gas no es en
firme (24/7) como señalan los ilustrados señores de YPFB.
Vaca
Muerta en Argentina, tiene mucho gas, pero su sistema de transporte al norte no
está preparado para hacer envíos de gas a través de Bolivia a Brasil con
contratos en firme (repito 24/7) y de largo plazo. Para lograrlo, se necesita
hacer dantescas inversiones en infraestructura de gasoductos y estaciones de
compresión en el norte argentino.
Como
hemos anotado, no solo debemos lograr una tarifa adecuada en Bolivia para que
el gas llegue a Brasil competitivamente, sino también debemos ser capaces de
incentivar que la infraestructura se amplíe en el lado argentino para que
también se abastezca el mercado boliviano a como dé lugar. Seguridad de
suministro repito.
El
próximo gobierno tiene la oportunidad y el desafío de lograr que las
inversiones no se realicen por otro lado, en este caso Uruguayana. Por lo
tanto, una tarifa competitiva, por ejemplo, cobrar solo el OPEX (Gastos de
Operación) para el tránsito de gas conjuntamente con almacenamiento
subterráneo, podría lograr el objetivo que incentive a que se expanda la
infraestructura en Argentina.
“NO
COME, NI HABLA”: BUSCAN A FAMILIARES DE UNA URUGUAYA QUE APARECIÓ EN BOLIVIA
La
mujer no sabe cómo llegó a tierras bolivianas y se encuentra hospitalizada.
Cancillería y el Ministerio del Interior están al tanto.
Portal
de Montevideo (https://n9.cl/zze8pc)
La
Cancillería recibió la información de que una ciudadana uruguaya, llamada
Blanca Yeni Alonso Lema, apareció en la localidad de Samaipata (Bolivia).
Franca Levin, usuaria de X que reportó la situación, informó que Alonso Lema
apareció en “un estado de salud complicado”.
“No
come, ni habla. Nadie sabe cómo llegó ni qué le pasó. Está en el hospital del
pueblo”, dijo Levin en un posteo en sus redes sociales. Fuentes de Cancillería
dijeron que están al tanto de la situación pero hasta el momento no lograron
identificar a ningún familiar o allegado a la mujer como para tener más
información.
De
igual modo, desde Uruguay se está siguiendo de cerca la situación para llegar
lo antes posible a una solución. Desde Cancillería están coordinando con la
embajada en Bolivia, mientras que el Ministerio del Interior busca rastrear más
información de Alonso Lema para buscar amigos o familiares.
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