Opinión:
PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA
Diario Yucatán de México (www.yucatan.com.mx)
Mientras en La Habana Evo Morales notificaba previamente a sus mentores, Fidel Castro y Hugo Chávez, la estatización de los hidrocarburos bolivianos, en un hospital de París moría Jean Francois Revel, uno de los más lúcidos críticos de las ideologías totalitarias. Mal fin de semana para la libertad. Al firmar el decreto nacionalizador para poner en manos del gobierno la propiedad y administración de las empresas de energía de Bolivia, Evo Morales condenó a su país a caminar por la ruta conocida del fracaso económico y del aislamiento internacional.
En su discurso a la nación, Evo no ocultó la música de la izquierda dogmática y vetusta. Vendió espejismos, utopías fugaces y frágiles que pronto estallarán en mil pedazos, sin abatir la terrible desigualdad de su pueblo.
Jean Francois Revel sentenciaría enfático la sinrazón profunda de la decisión de Morales y no dudaría en calificarla de un “odio al progreso”. Revel, que como Mario Vargas Llosa transitó de la ilusión comunista al realismo de la libertad, no titubearía en denunciar el aplastamiento de la iniciativa individual y el abrazo a esa visión añorante de un pasado proteccionista, de ese pasado que dice tutelar el beneficio social, pero en realidad reporta puntualmente los dividendos de la medida “nacionalizadora” a los nuevos dueños de los colectivos organizados para lucrar con los recursos naturales. Jean ya hubiera elevado el grito al cielo al ver amenazada la base de una sociedad democrática. La democracia no funciona sin respeto a la división en el ejercicio del poder y sin un ambiente de libertad donde se pueda premiar el esfuerzo personal para construir un patrimonio.
El peligro está latente para Latinoamérica. Los admiradores de Evo no son pocos en México y están en campaña electoral. Algunos de ellos pueden atentar contra el sistema democrático. Aún no tienen el poder para firmar un decreto ordenando la nacionalización de la televisión o la vuelta al control de la banca, pero sin duda la receta de Evo les abre el apetito.
Evo Morales ganó la presidencia de Bolivia legítimamente. Pero ¿qué hizo el líder cocalero antes de ganar la presidencia de su país? ¿Dónde incubó, como las llamaría Revel, esas “tentaciones totalitarias”? La respuesta es muy sencilla: en la revuelta social, en las pedradas, en la barricada y el cierre de carreteras que encabezó, en el pasado no muy lejano, en el desafío a la democracia. Antes de nacionalizar los hidrocarburos, Evo organizó su propio San Salvador Atenco. La revuelta social debilita a las instituciones democráticas, porque éstas no tienen otra que la fuerza cívica. La democracia es un sistema de convivencia en libertad que no soporta el chantaje violento. Los políticos que creen que encarnan la purificación de sus pueblos o la historia y destino de sus naciones se sienten autorizados a imponer, aun con derramamiento de sangre, su credo ideológico.
San Salvador Atenco descubrió la avanzada de los que pueden poner en riesgo la consolidación del régimen democrático al verse desfavorecidos en las últimas encuestas. Desde la esquina perredista ya se entonan los cantos del complot y se desempolvan los gritos del fraude electoral. Leonel Cota de plano ya convocó a sus huestes a movilizarse para “imponer” por propia mano la legalidad en el supuesto triunfo de sus candidatos, porque no confían en el IFE.
Jean Francois Revel termina así uno de los ensayos —La gran mascarada, Taurus, 2000— más combativos contra esas utopías marxistas: “La tentación totalitaria, bajo la máscara del demonio del Bien es una constante del espíritu humano. Siempre ha estado y siempre estará en conflicto con la aspiración a la libertad”. Ése es el dilema a escasos dos meses de la elección: sucumbir a la tentación totalitaria y violenta que se disfraza de bien común, o renovar, con tranquilidad y perseverancia cívica en las urnas, nuestra identidad de ciudadanos libres.
*** Proceso quizá perdió una batalla legal contra Marta Sahagún, pero la guerra por la libertad de escribir la tienen ganada ya, sin objeción y desde hace tiempo, periodistas como Julio Scherer García.— México, D.F. (Apro).
EDITORIAL
EL LABERINTO DE EVO
El País de España (www.elpais.es)
A pesar de la rapidez con que el Gobierno de Evo Morales decretó la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos y de la terca determinación en defenderla ante la delegación española que ha visitado La Paz, no parece que el presidente del país andino y su equipo dispongan de una estrategia económica definida para aprovechar sus recursos energéticos, que hoy consideran "saqueados" por las empresas extranjeras. Naturalmente, el Ejecutivo boliviano tiene muy claro el movimiento confiscatorio inicial, y también que cuenta con el apoyo explícito de los Gobiernos de Venezuela y Cuba. Pero el rimbombante Decreto Supremo deja a la negociación posterior de Bolivia con las compañías petroleras las condiciones de explotación y operación del gas; es decir, está abierto el modelo de gestión de los hidrocarburos del país, porque Bolivia no cuenta con inversión ni tecnología suficientes para manejar sus recursos energéticos. Con el agravante de que una nacionalización fulgurante ha sembrado la inquietud en las empresas y la zozobra entre los inversores internacionales.
En consecuencia, una vez comprobado que cuenta con el apoyo de Chávez y Castro y la más o menos resignada estupefacción de Kirchner y Lula da Silva, las claves de la nacionalización boliviana dependen principalmente de la negociación de factores económicos. Las condiciones marcadas por el Decreto Supremo no ofrecen rentabilidad alguna para Repsol o Petrobras, diga lo que diga el Gobierno de La Paz, que, con cálculos de su propia cosecha, asegura que con el 18% de la producción -el 82% es para el Estado boliviano- pueden obtener márgenes de hasta el 20%. Las empresas tendrán que calcular, antes y durante la negociación de los nuevos contratos, si pueden confiar en que sus próximas inversiones gozarán de mayor seguridad jurídica y económica que las realizadas hasta ahora. Y no hay demasiadas razones para creer en las garantías que pueda ofrecer un Gobierno que ha nacionalizado manu militari unos recursos energéticos gestionados mediante contratos legales y conocidos públicamente. Dicho de otra manera, a las empresas les puede resultar más rentable abandonar sus posiciones en Bolivia que mantenerlas en un régimen de escasa remuneración e inseguridad jurídica. Es verdad que los servicios de Repsol, Petrobras o BP pueden sustituirse por los de otras compañías latinoamericanas. Pero no es fácil reclutar empresas privadas con capacitación probada que operen con márgenes bajos en un marco jurídico inseguro; y presumiblemente, las condiciones inversoras y tecnológicas de las firmas que podrían aceptar serían mucho peores que las actuales, lo cual dañaría los ingresos previstos por Bolivia.
Éstas son las razones por las cuales la decisión de Morales encierra tanto riesgo para el país andino. A pesar de su triunfo inicial -las empresas se avienen a negociar los nuevos contratos en el plazo marcado por el Decreto-, el presidente de Bolivia debería ser consciente de que su posición es casi tan complicada como la de las compañías confiscadas. Está obligado a manejar con sumo cuidado el proceso negociador si no quiere ser víctima de su propio laberinto. Los mensajes de firmeza calman o aplazan dificultades políticas domésticas, pero los problemas económicos y financieros -y Bolivia los tiene muy graves- sólo se resuelven mediante condiciones claras y viables. Morales no parece estar ni por las unas ni por las otras.
Ojo con el mundo
PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA
Diario Yucatán de México (www.yucatan.com.mx)
Mientras en La Habana Evo Morales notificaba previamente a sus mentores, Fidel Castro y Hugo Chávez, la estatización de los hidrocarburos bolivianos, en un hospital de París moría Jean Francois Revel, uno de los más lúcidos críticos de las ideologías totalitarias. Mal fin de semana para la libertad. Al firmar el decreto nacionalizador para poner en manos del gobierno la propiedad y administración de las empresas de energía de Bolivia, Evo Morales condenó a su país a caminar por la ruta conocida del fracaso económico y del aislamiento internacional.
En su discurso a la nación, Evo no ocultó la música de la izquierda dogmática y vetusta. Vendió espejismos, utopías fugaces y frágiles que pronto estallarán en mil pedazos, sin abatir la terrible desigualdad de su pueblo.
Jean Francois Revel sentenciaría enfático la sinrazón profunda de la decisión de Morales y no dudaría en calificarla de un “odio al progreso”. Revel, que como Mario Vargas Llosa transitó de la ilusión comunista al realismo de la libertad, no titubearía en denunciar el aplastamiento de la iniciativa individual y el abrazo a esa visión añorante de un pasado proteccionista, de ese pasado que dice tutelar el beneficio social, pero en realidad reporta puntualmente los dividendos de la medida “nacionalizadora” a los nuevos dueños de los colectivos organizados para lucrar con los recursos naturales. Jean ya hubiera elevado el grito al cielo al ver amenazada la base de una sociedad democrática. La democracia no funciona sin respeto a la división en el ejercicio del poder y sin un ambiente de libertad donde se pueda premiar el esfuerzo personal para construir un patrimonio.
El peligro está latente para Latinoamérica. Los admiradores de Evo no son pocos en México y están en campaña electoral. Algunos de ellos pueden atentar contra el sistema democrático. Aún no tienen el poder para firmar un decreto ordenando la nacionalización de la televisión o la vuelta al control de la banca, pero sin duda la receta de Evo les abre el apetito.
Evo Morales ganó la presidencia de Bolivia legítimamente. Pero ¿qué hizo el líder cocalero antes de ganar la presidencia de su país? ¿Dónde incubó, como las llamaría Revel, esas “tentaciones totalitarias”? La respuesta es muy sencilla: en la revuelta social, en las pedradas, en la barricada y el cierre de carreteras que encabezó, en el pasado no muy lejano, en el desafío a la democracia. Antes de nacionalizar los hidrocarburos, Evo organizó su propio San Salvador Atenco. La revuelta social debilita a las instituciones democráticas, porque éstas no tienen otra que la fuerza cívica. La democracia es un sistema de convivencia en libertad que no soporta el chantaje violento. Los políticos que creen que encarnan la purificación de sus pueblos o la historia y destino de sus naciones se sienten autorizados a imponer, aun con derramamiento de sangre, su credo ideológico.
San Salvador Atenco descubrió la avanzada de los que pueden poner en riesgo la consolidación del régimen democrático al verse desfavorecidos en las últimas encuestas. Desde la esquina perredista ya se entonan los cantos del complot y se desempolvan los gritos del fraude electoral. Leonel Cota de plano ya convocó a sus huestes a movilizarse para “imponer” por propia mano la legalidad en el supuesto triunfo de sus candidatos, porque no confían en el IFE.
Jean Francois Revel termina así uno de los ensayos —La gran mascarada, Taurus, 2000— más combativos contra esas utopías marxistas: “La tentación totalitaria, bajo la máscara del demonio del Bien es una constante del espíritu humano. Siempre ha estado y siempre estará en conflicto con la aspiración a la libertad”. Ése es el dilema a escasos dos meses de la elección: sucumbir a la tentación totalitaria y violenta que se disfraza de bien común, o renovar, con tranquilidad y perseverancia cívica en las urnas, nuestra identidad de ciudadanos libres.
*** Proceso quizá perdió una batalla legal contra Marta Sahagún, pero la guerra por la libertad de escribir la tienen ganada ya, sin objeción y desde hace tiempo, periodistas como Julio Scherer García.— México, D.F. (Apro).
EDITORIAL
EL LABERINTO DE EVO
El País de España (www.elpais.es)
A pesar de la rapidez con que el Gobierno de Evo Morales decretó la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos y de la terca determinación en defenderla ante la delegación española que ha visitado La Paz, no parece que el presidente del país andino y su equipo dispongan de una estrategia económica definida para aprovechar sus recursos energéticos, que hoy consideran "saqueados" por las empresas extranjeras. Naturalmente, el Ejecutivo boliviano tiene muy claro el movimiento confiscatorio inicial, y también que cuenta con el apoyo explícito de los Gobiernos de Venezuela y Cuba. Pero el rimbombante Decreto Supremo deja a la negociación posterior de Bolivia con las compañías petroleras las condiciones de explotación y operación del gas; es decir, está abierto el modelo de gestión de los hidrocarburos del país, porque Bolivia no cuenta con inversión ni tecnología suficientes para manejar sus recursos energéticos. Con el agravante de que una nacionalización fulgurante ha sembrado la inquietud en las empresas y la zozobra entre los inversores internacionales.
En consecuencia, una vez comprobado que cuenta con el apoyo de Chávez y Castro y la más o menos resignada estupefacción de Kirchner y Lula da Silva, las claves de la nacionalización boliviana dependen principalmente de la negociación de factores económicos. Las condiciones marcadas por el Decreto Supremo no ofrecen rentabilidad alguna para Repsol o Petrobras, diga lo que diga el Gobierno de La Paz, que, con cálculos de su propia cosecha, asegura que con el 18% de la producción -el 82% es para el Estado boliviano- pueden obtener márgenes de hasta el 20%. Las empresas tendrán que calcular, antes y durante la negociación de los nuevos contratos, si pueden confiar en que sus próximas inversiones gozarán de mayor seguridad jurídica y económica que las realizadas hasta ahora. Y no hay demasiadas razones para creer en las garantías que pueda ofrecer un Gobierno que ha nacionalizado manu militari unos recursos energéticos gestionados mediante contratos legales y conocidos públicamente. Dicho de otra manera, a las empresas les puede resultar más rentable abandonar sus posiciones en Bolivia que mantenerlas en un régimen de escasa remuneración e inseguridad jurídica. Es verdad que los servicios de Repsol, Petrobras o BP pueden sustituirse por los de otras compañías latinoamericanas. Pero no es fácil reclutar empresas privadas con capacitación probada que operen con márgenes bajos en un marco jurídico inseguro; y presumiblemente, las condiciones inversoras y tecnológicas de las firmas que podrían aceptar serían mucho peores que las actuales, lo cual dañaría los ingresos previstos por Bolivia.
Éstas son las razones por las cuales la decisión de Morales encierra tanto riesgo para el país andino. A pesar de su triunfo inicial -las empresas se avienen a negociar los nuevos contratos en el plazo marcado por el Decreto-, el presidente de Bolivia debería ser consciente de que su posición es casi tan complicada como la de las compañías confiscadas. Está obligado a manejar con sumo cuidado el proceso negociador si no quiere ser víctima de su propio laberinto. Los mensajes de firmeza calman o aplazan dificultades políticas domésticas, pero los problemas económicos y financieros -y Bolivia los tiene muy graves- sólo se resuelven mediante condiciones claras y viables. Morales no parece estar ni por las unas ni por las otras.
Ojo con el mundo
EVO CUMPLE LO PROMETIDO
Todo dependerá como Bolivia maneje las negociaciones venideras. El hecho que el Gobierno de La Paz busque más recursos para el bienestar de su población es loable.
La Nación de Argentina (www.lanacion.cl)
Fue una sorpresa total cuando tropas bolivianas fueron desplegadas, el 1 de mayo, frente a las oficinas e instalaciones de las compañías petroleras. Fue una sorpresa táctica, por así decirlo, y en este sentido bastante bien lograda, pues la noticia no se filtró. Pero en un sentido más amplio, estratégico, era pública y notoria la intención de Morales de recuperar para el Estado los yacimientos petro-gasíferos con toda la infraestructura para su explotación. El asunto ya fue discutido durante años. Ya bajo el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, más tarde con el del ex Presidente Carlos Mesa, que incluso convocó a un referéndum con preguntas tan ambiguas que arrojó un NI, es decir ni un sí ni un no.
A lo largo de la campaña electoral, Morales insistió innumerables veces sobre la necesidad de recuperar los recursos naturales “para todos los bolivianos”. Así las cosas, salvo el habitual cinismo de algunos hacia los políticos que dicen una cosa en campaña y hacen otra en el palacio presidencial, no cabía esperar más que lo que acaba de ocurrir.
El más afectado por la medida es Brasil, cuya empresa estatal Petrobras tiene inversiones por más de mil millones de dólares en Bolivia. Ejecutivos de la compañía sabían que les esperaba una medida radical, pero ignoraban cuándo y cuán drástica sería. El Presidente Lula reaccionó con su bien ganada reputación de hábil negociador. Dijo, de entrada, que respetaba la medida, pues ella se enmarcaba en los derechos soberanos de Bolivia. Los brasileños han sabido hacer valer su propia soberanía en materias económicas. Pero, a la vez, dijo que defendería con firmeza los intereses de Petrobras. Esto abre un marco que va desde negociaciones directas hasta llegar a la Organización Mundial de Comercio u otros tribunales comerciales. La réplica de Lula calza a la perfección con la de un luchador de judo que evita el choque frontal. No en vano hay un viejo dicho brasileño que reza: “Usted tiene razón, mas la razón que usted tiene es poca y la poca razón que usted tiene me tiene sin cuidado”. Uno puede imaginar que Brasilia podría decir a Bolivia: “Usted tiene soberanía, pero la soberanía que usted tiene...”. Para Lula el asunto es incómodo, pues ya ha recibido una avalancha de críticas por apadrinar a Morales, que ahora arremete sobre los intereses brasileños.
Otras empresas, como la hispano-argentina Repsol-YPF, la segunda en inversiones en el país altiplánico, también reaccionó con cautela, aunque no ocultó su malestar. Uno de sus ejecutivos señaló que se rompían las normas comerciales internacionales. A lo largo del mundo se alzó el coro de grandes empresas que no les importaba lo ocurrido en Bolivia, pero sí les alarma el precedente.
Bolivia es el país más pobre de Sudamérica y cada millón de dólares extra que pueda obtener le vendrá muy bien. Pero si se permite que los bolivianos se salgan con la suya se sentará un precedente que con facilidad podría ser imitado por otros países productores en África y otra latitudes. En rigor, esto de nacionalizar el petróleo no es novedoso. Hace algunas décadas lo hicieron Irán y Arabia Saudita. El Gobierno ruso ha ido, paso a paso, recuperando el gas y el petróleo, que en un momento dado fue privatizado. El problema no es la nacionalización, que es un derecho soberano, sino que el método empleado.Evo Morales ha dado el primer golpe. Está por verse cómo reaccionará su díscola provincia de Santa Cruz, donde se encuentra el grueso del petróleo y el gas. Allí prima un espíritu más favorable a la empresa privada. Más grave aún para ciertos cruceños es la perspectiva de que los indígenas que hoy gobiernan La Paz tendrán mayor poder. Esta es una tendencia que algunos cruceños han combatido con ardor hasta ahora en busca de zafarse de lo que consideran el yugo explotador paceño. Desde la perspectiva regionalista estiman que producen la riqueza para entregarla al poder político del altiplano.
Desde la perspectiva chilena debe haber un suspiro de alivio de que no se construyera el gasoducto que pudo desembocar en un puerto nacional. La nacionalización y el terremoto que plantea en las relaciones regionales hará pasar a segundo plano las reclamaciones marítimas. De hecho, Estado Unidos ya ha dejado ver su malestar por lo que considera la creciente influencia de Hugo Chávez. El hecho que la medida fuera adoptada apenas días después del encuentro de Morales con Fidel Castro y Chávez confirma los temores de Washington sobre la aparición de un nuevo eje adversario en la región.
OPINION
NARICES CRECIDAS
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
El presidente de Bolivia y el de Venezuela, con la seguridad de que este último está detrás de la nacionalización de los hidrocarburos dispuesta en el Altiplano, fueron convocados de urgencia por los presidentes de Brasil y Argentina, alterados –en ese orden– por la decisión del boliviano. Falso. Kirchner y Lula sabían perfectamente que Morales tomaría esa resolución más tarde o más temprano, bien que no la repentización con que obró. Y el encuentro, tal como lo reveló el besamanos de su resultado, fue para regalarles un gesto de preocupación a la tribuna corporativa internacional y a las tribus empresarias argentinas y brasileñas, inquietas –de mínima– por lo que la medida de Bolivia podría significar en proyección política.
Kirchner encabezó el viernes un acto imponente que dio cuenta de la unidad social y del espectro político argentino, contra la instalación de las pasteras al otro lado del río. Junto con la presentación en La Haya, demostró la decisión oficial de no detenerse hasta impedir la continuidad de las obras. Falso. Por lo menos es muy dudoso que el conjunto de la sociedad argentina, por fuera de los habitantes de Gualeguaychú, esté francamente preocupado por la contaminación en esa zona. Y Kirchner y todo el Gobierno y toda persona lúcida tienen asumido que no hay forma probable de que los uruguayos den marcha atrás con un proyecto que preparan hace años, y del que están agarrados del escroto por el contrato que firmaron con finlandeses y españoles. Sólo a un loco, a un demagogo o a un ingenuo sin retorno puede ocurrírseles que habrán de paralizarse fábricas ya avanzadas, en una etapa del capitalismo que en buena medida ya basa su producción en la mano de obra barata que trabaja de manera intensiva para generar en el Tercer Mundo lo que ya no pueden en el primero.
Un grupúsculo de troskos y de izquierda paleolítica resolvió tomar por la fuerza la Universidad Nacional de Buenos Aires. Falso. Toda la comunidad universitaria sabe que la constitución de esa asamblea está viciada de origen por su estructura clientelística y antidemocrática, y aunque el método de lucha es cuestionable, todos saben también que si no fuera por ese método (tanto como en Gualeguaychú) no se hubiera despertado debate alguno. Los medios gracias si “descubren” la importancia de la Universidad pública cuando acaecen estos episodios. Se rasgan las vestiduras por algo que literalmente les importó siempre un pito, y ni siquiera habrían enviado un movilero para cubrir la elección del rector.
Las empresas de hidrocarburos con intereses en la región ven afectados sus negocios de un modo que no preveían. Falso. Ellas también estaban largamente al tanto del anuncio de Evo Morales y mucho más al tanto de las astronómicas ganancias que obtuvieron de un país igual de rico que de empobrecido. La nacionalización, como se encargó de aclararlo el propio Morales, no implica expropiarles ni los equipos ni la operatoria. Seguirán levantado dólares en pala, pero el Estado boliviano no será más un convidado de piedra. Y por eso, a las 48 horas de la noticia que unos cuantos estúpidos presentaron poco menos que como la resucitación comunista continental, las empresas avisaron que se quedan donde están porque aceptan las nuevas reglas de juego. Morales no hizo más que plantear el “empate”, o una situación más equilibrada, entre la impresionante riqueza de su país y la capacidad de exploración y comercialización de los invasores.
Argentina está con los pelos de punta por el aumento del gas que le vende Bolivia. Falso. El país, y más aún Brasil, ya tenían previsto que Morales renegociaría las ridículas tarifas que les pagan a los bolivianos. Los productores de la cuenca sojera admiten por lo bajo que les sobra paño para bancar el incremento del precio gasífero, porque nada amenaza al dinamismo de sus exportaciones. Y todos los sectores industriales involucrados reconocen lo mismo.
Los argentinos no tienen derecho a exigirle al Uruguay un cuidado del medio ambiente que ellos afectan en todo su territorio, contaminando a diestra y siniestra. Que se ocupen del Riachuelo, sin ir más lejos, que es una cloaca a cielo abierto. Falso. No se debe nivelar para abajo. La lucha por mantener o mejorar la calidad de vida no puede quedar sujeta a comparaciones morales entre malos y peores. Sin perjuicio de ese razonamiento prioritario, es cierto que el acto de ayer en Gualeguaychú tuvo componentes patéticos. Había allí gobernadores e intendentes de zonas diezmadas o a diezmar por actores contaminantes e incontrolados de todo tipo: minas, desechos fabriles, basurales infectos, gases tóxicos, aguas servidas. Hay el derecho de cuestionar al gobierno uruguayo, pero hay el deber de echarse una mirada a sí mismos. Un reclamo justo y ser unos caraduras son cosas que conviven tranquilamente. De vez en cuando no viene mal hacer una lista de narices crecidas.
LOS PUEBLOS LATINOAMERICANOS DICEN BASTA AL SAQUEO
Diario Liberación de Suecia (www.liberacion.press.se)
América Latina ha dado estos días, como parte y consolidación, de un proceso que apenas ha comenzado, pasos históricos hacia la conquista de su soberanía. La firma del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) en La Habana, por los presidentes de Cuba, Venezuela y Bolivia (sobre el que se da amplia información en esta edición) y la decisión del presidente de Bolivia Evo Morales, de recuperar para el pueblo boliviano los recursos energéticos del país, son acontecimientos históricos. Con ellos se busca poner fin a una sujeción que las potencias imperialistas europeas primero, y EE.UU desde la primera mitad del siglo pasado, con la complicidad de las oligarquías locales, impusieron a los pueblos al sur del río Bravo.
Una historia de agresiones, chantaje, terrorismo, que confiscó los recursos, la soberanía y la dignidad, de todo el continente frustrando sus posibilidades de desarrollo y de una vida digna para sus pueblos. Imposible enumerar una historia exhaustiva de las atrocidades cometidas por las potencias imperialistas contra los pueblos americanos. Pero es oportuno recordar que fueron dos compañías petroleras, la Standard Oil Company y la Royal Dutch Shell, las instigadoras de las llamada Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia entre 1932 y 1935, que se cobró la vida de buena parte de ambos pueblos y dejó a ambos países arruinados.
Y que fue el imperio norteamericano el que en 1954 invadió y destituyó al presidente legítimo de Guatemala, Jacobo Arbenz iniciando un largo periodo de terror contra los pueblos centroamericanos y caribeños que, bajo distintas formas persiste hasta hoy. Basta observar lo que ocurre en Haití, Honduras, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, etc, para comprobar la «obra democratizadora» cumplida por el imperialismo y las oligarquías serviles. Estas y los dictadores de turno constituyeron lo que un presidente norteamericano denominó «nuestros hijos de puta». Un especie que todavía está lejos de extinguirse.
Las Escuelas de las Américas, formarían en la segunda mitad del siglo pasado los «combatientes de la libertad» que en el periodo del 60 hasta mediados de los 80 sembraron de cadáveres y «desaparecidos» el continente. Con la sangre y la memoria de esos muertos se fue tejiendo pacientemente, con otros métodos, la trama que desembocaría en los procesos electorales de los años recientes. Con luces y sombras, avances y retrocesos según la estatura de los que aparecían liderándolos. Pero con un elemento vertebrador: detrás de todos ellos, estaban los pueblos, sin los cuales no hay historia. Conquistaron gobiernos con las reglas de juego que las oligarquías corruptas habían creado, con el apoyo de EE.UU y de la Unión Europea, para perpetuarse, alternándose, en el ejercicio de gobiernos entreguistas. Contra todos los pronósticos, contra el dinero y la propaganda mediática desinformadora en sus manos, ganaron los candidatos del pueblo. Se vio entonces que los «demócratas» no lo eran tanto cuando parcelas del poder, ya que no el poder, pasaban a manos «populistas». Apoyaron intentos golpistas contra los nuevos gobernantes, que el aparato mediático intento «justificar». Los Carlos Andrés Pérez, Julio M. Sanguinetti, Luis Lacalle, Carlos Menen, Sánchez de Lozada y muchos otros fueron arrojados por las urnas al basurero de la historia. Como las golondrinas del poeta «no volverán».
Y cuando los nuevos gobiernos, con la ley en la mano rescatan para los pueblos los recursos naturales que les fueron robados durante tantos años, para con ellos empezar a construir su futuro, gobiernos europeos y personajes como Javier Solana, se muestran entre «consternados» y amenazadores. Y comienzan a hablar de «legalidad internacional» y de «consecuencias» en las relaciones bilaterales. Ninguno de ellos tiene autoridad moral para opinar siquiera, sobre las decisiones de gobiernos legítimos. Y el imperio decadente violador de todo principio ético y humanista utiliza a gobernantes, incluidos algunos que fueron elegidos por sus pueblos, para sobornarlos con «convenios» y separarlos de sus hermanos «díscolos». La manada mediática mercenaria entra en escena con todo su arsenal de mentiras y desinformación. La historia no absolverá a los gobernantes que defrauden a sus pueblos haciendo pactos con un personaje como Bush.
Una acotación final. Este proceso de liberación de América Latina, no hubiera sido posible sin la existencia de Cuba, bastión de dignidad y justicia, sus dirigentes y su revolución heroica, hoy más ejemplo que nunca ante de un sistema capitalista devastador. Una humanidad se ha puesto en marcha. Una marcha heterogénea y difusa, preñada de peligros y sacrificios, que se inscribe en una marcha global que acaba de comenzar también en territorios tan diversos como Nepal y el propio corazón del imperio. No será fácil construir el muro capaz de detenerla.
ADVIERTEN QUE EL “EFECTO EVO MORALES" RETRAERÁ INVERSIONES EN REGIÓN ANDINA
¿CRISIS REGIONAL? • Analista Farid Kahhat opina que la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia no incrementará inversiones en el Perú • Calcula que muchos capitales extranjeros se mostrarán cautelosos y esperarán la elección del nuevo presidente del Perú.
La República de Perú (www.larepublica.com.pe)
El impacto político y económico que la nacionalización de los recursos energéticos de Bolivia produjo en el país vecino hace una semana, generó una serie de ondas expansivas que ya empiezan a alcanzar a toda la región andina, y por ende a nuestro país. Sus efectos, sin embargo, no serían necesariamente positivos para los intereses nacionales, tal y como se conjeturó en los últimos días.
El analista internacional Farid Kahhat aseguró a La República que si bien es cierto que la decisión de Evo Morales ya creó (al menos temporalmente) un clima relativamente poco propicio para nuevas inversiones, ese no sería motivo suficiente para que los inversores retiren la mirada de Bolivia y descubran en nuestro país su nuevo foco abastecedor de gas.
"Las condiciones que pretende imponer el gobierno boliviano hacen menos atractivo invertir en Bolivia, pero en principio no podría decirse que eso vaya a hacer más atractivos mercados colindantes que tengan gas", afirmó.
Una reacción que tiene su explicación en dos circunstancias concretas. Por un lado las reservas del Perú no son tan importantes como las de Bolivia. De hecho hasta la fecha la posibilidad de hallar bolsones de gas similares al de Camisea es solo una conjetura, y se estima que con la cantidad de gas actual el Perú sólo se abastecerá unos 50 años. Un periodo de tiempo mucho menor si el Estado decidiera exportar.
Por otro lado, los expertos señalan que los inversionistas ven los países de la región como un conjunto. Y la imagen inestable que proyecta Bolivia salpicará inevitablemente a los países vecinos.
"Probablemente esto genere una retracción de inversiones en el área andina en cuanto a temas energéticos se refiere", añadió.
Una visión de cautela que según Kahhat se vería reforzada por la naturaleza de los dos candidatos que se disputan la presidencia.
"Ollanta Humala habla de nacionalizar y no de estatizar, pero es el mismo discurso de Evo Morales. Y Alan García tiene antecedentes sombríos, como haber afirmado que no iba a estatizar el sistema financiero e intentado hacerlo dos años después de iniciado su gobierno. Creo que los inversionistas van a esperar un poco a ver qué pasa en esta segunda vuelta antes de decidir si Perú es un buen destino para sus inversiones", explicó Kahhat.
El analista internacional se mostró finalmente escéptico ante los posibles beneficios de una eventual estatización de los hidrocarburos en nuestro país.
"Yo no veo la necesidad, honestamente. Creo que es legítimo, y además se hace en otras partes del mundo, que el Estado peruano dados los precios internacionales busque una mayor participación en los beneficios que genera esta industria", señaló.
Kahhat manifestó que el hecho de una mayor participación del Estado sin necesidad de cambiar la propiedad permitiría que los recursos públicos destinados a comprar o expropiar empresas del sector hidrocarburos fueran destinados a educación y salud.
Venezuela y el gas de la región
Aunque reconoció que aún es pronto para adelantar posibles escenarios, para Farid Kahhat existe una posibilidad preocupante de que, fruto de la estatización de los hidrocarburos en Bolivia, Venezuela llegue a controlar los tres principales yacimientos de gas de Sudamérica.
Según el analista internacional, si Petrobras y Repsol YPF se retiraran de Bolivia, el país no tendría solvencia para indemnizarlos. Y es en este supuesto que podría entrar a operar en el país la empresa estatal de hidrocarburos de Venezuela; Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA).
Algo similar podría suceder en un eventual gobierno de Ollanta Humala. Este podría decidir (tal y como ya anunció durante su campaña electoral en primera vuelta) rescindir el contrato de concesión de Camisea. De este modo quedaría el camino libre para que llegara al Perú la venezolana PDVSA.
MAS PARTICIPACION ESTATAL QUE PRIVADA EN EL MUNDO DEL PETROLEO
LAS NACIONALIZACIONES QUE SE TAPAN
Desde Arabia Saudita hasta Kuwait y desde Nigeria hasta México, las empresas estatales tienen una alta participación en la explotación petrolera. Una realidad que nunca se menciona cuando se trata de criticar medidas como las del gobierno boliviano con sus hidrocarburos.
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
La nacionalización de los hidrocarburos anunciada por Bolivia despertó críticas furibundas de los economistas liberales que suelen ver “populismo” en todas aquellas decisiones que no son funcionales a las grandes multinacionales. En este caso, la estatización es presentada como una alternativa desgraciada por la que suelen optar reiteradamente los gobiernos latinoamericanos, reproduciendo las prácticas de aquellos alcohólicos en recuperación que no pueden evitar recaer una y otra vez en la adicción que los llevó a la ruina. Sin embargo, el control de los hidrocarburos por parte de los gobiernos nacionales no suele ser la excepción, sino la regla en el mercado internacional.
Empresas estatales operan en los principales campos de extracción, tal es el caso de Saudi-Aramco de Arabia Saudita, NIOC de Irán, KPC de Kuwait, INOR de Irak, Adnoc de los Emiratos Arabes Unidos, NOC de Libia, NNPC de Nigeria, Pdvsa de Venezuela y Pemex de México, por citar sólo algunas. Se estima que esas empresas controlan más del 80 por ciento de las reservas y 40 por ciento de la producción en el orden mundial. En esos países las transnacionales no huyeron despavoridas. Se asociaron con las petroleras estatales o firmaron contratos de locación y en la actualidad obtienen rentas millonarias. Página/12 detalla cómo se organiza el mercado donde el Estado sigue presente.
Arabia Saudita
Es por lejos el mayor proveedor de petróleo mundial. Según el último anuario estadístico de British Petroleum, concentra el 22,1 por ciento de las reservas y el 13,1 por ciento de la producción. En febrero de 1945, el rey Abdulaziz y el presidente norteamericano Roosevelt firmaron un pacto estratégico, que implicó la entrega del monopolio de la explotación y la venta de petróleo, descubierto a fines de la década del ’30, a las multinacionales de Estados Unidos. Standard Oil Company de California encabezó ese proceso tomando el control del consorcio Arabian American Oil Company (Aramco). Sin embargo, en diciembre de 1972 se acordó un proceso gradual de nacionalización que culminó en 1988 con la creación de la Saudi Arabian Oil Company (Saudi Aramco). Desde entonces, las multinacionales sólo operan en sociedad con la compañía estatal, que se queda con la mayoría de las ganancias.
Kuwait
Posee reservas de petróleo estimadas en 99 billones de barriles, el 8,3 por ciento de las reservas mundiales. Ocupa la cuarta posición en el ranking detrás de Arabia Saudita, Irán e Irak. La producción local de petróleo, gas y productos refinados comprende cerca del 50 por ciento del producto bruto interno y más de un 90 por ciento de las exportaciones del país. La industria del petróleo es controlada por el Estado a través de la empresa Kuwait Petroleum Corporation (KPC). La participación de empresas extranjeras se limita a contratos de servicio firmados con British Petroleum, Chevron, Shell y Total en campos ubicados en la frontera con Irak.
Irán
En 1951, el primer ministro Mosaddegh, un militante nacionalista, estatizó la industria petrolera y creó la Compañía Nacional Iraní del Petróleo (NIOC). Dos años después el gobierno fue derrocado a través de un golpe alentado por la CIA y las utilidades petroleras comenzaron a ser compartidas por un consorcio integrado por británicos, norteamericanos, franceses y holandeses. Sin embargo, la situación se revirtió en los ‘70. En la actualidad el Estado controla todos los eslabones de la cadena productiva, limitando las inversiones extranjeras a un 25 por ciento y con la obligación de hacerlas entrando en sociedad con un iraní.
Nigeria
Es el principal productor africano y el undécimo en el ámbito mundial con el 3,2 por ciento, según el anuario estadístico 2005 de British Petroleum. Más del 90 por ciento de los ingresos por exportaciones que genera el país provienen del crudo. Los yacimientos son explotados por las principales compañías transnacionales como Shell, Mobil, Chevron y Elf, pero todas operan en sociedad con la estatal Nigerian National Petroleum Corporation (NNPC), que posee entre el 50 y el 80 por ciento de las acciones. Sólo pueden participar en actividades de comercialización las multinacionales que participan en exploración o explotación de crudo.
Libia
Es la séptima reserva de crudo del mundo. La Compañía de Petróleo Nacional (NOC) controla más del 65 por ciento de la producción. La participación de las empresas extranjeras sólo es posible asociándose con la firma estatal en uniones transitorias de empresas que se reparten la producción. Ese es el caso de Repsol, que en la actualidad es el primer operador en Libia detrás de NOC.
México
El petróleo es monopolizado por el Estado a través de la empresa Pemex. Posee 14,8 billones de barriles (1,2 de las reservas mundiales), pero en los últimos años se han “mapeado” zonas productoras en aguas profundas que podrían ampliar esa cifra. En mayo de 2003 la Cámara de Representantes de Estados Unidos acusó a la compañía de ser un “monopolio ineficiente plagado de corrupción” y propuso condicionar la firma de un acuerdo migratorio para los 4,5 millones de mexicanos que residen “ilegalmente” en Estados Unidos a que México abra Pemex a las inversiones extranjeras. La presión fue rechazada por el gobierno de Vicente Fox, pero a los pocos meses se firmó un “contrato alianza” de explotación de gas natural con Repsol, que aún sigue siendo cuestionado por supuesta violación de las leyes mexicanas.
Venezuela
En la actualidad concentra el 6,5 por ciento de las reservas mundiales de petróleo (quinta posición detrás de los principales productores árabes). El gobierno de Hugo Chávez puso fin recientemente a 32 contratos firmados con una veintena de petroleras transnacionales durante la década del ’90. En su reemplazo se crearon empresas mixtas donde la estatal Petróleos de Venezuela posee como mínimo el 51 por ciento de las acciones, tal como lo establece la Ley de Hidrocarburos de 2001. También se fijó un aumento de las regalías. Las multinacionales (entre las que se encontraban Chevron, Shell, Repsol) tuvieron seis meses para aceptar las nuevas reglas o retirarse del mercado. Todas se quedaron, salvo la italiana Eni y la francesa Total. En ambos casos el Estado se hizo cargo de los campos de extracción.
Situaciones similares se repiten en otros países con niveles de producción significativos como China y Emiratos Arabes. El mapa mundial del petróleo revela que la participación mayoritaria del Estado responde a una decisión estratégica de los países para preservar sus intereses nacionales y no una “acción populista” que pone en riesgo el desarrollo potencial. En este contexto, la supervivencia del modelo de concesión privada vigente en Argentina aparece como una rara excepción.
LA IRA MEDIATICA EN BRASIL SE TRADUCE EN EXALTACION NACIONALISTA
VALE TUDO AL HABLAR DE EVO Y EL GAS
Las elites informativas y empresariales de Brasil radicalizaron sus posturas en contra de la nacionalización de Bolivia.
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
“Indio nao quer Petrobras.” De tan elocuente, la frase en portugués no necesita traducción al español. Lo llamativo (o prosaico) es que fue así como se tituló un artículo publicado por Veja, la revista de mayor circulación en Brasil, y el “indio” de marras era Evo Morales. Es evidente el sesgo racista del texto aparecido en diciembre luego de que los bolivianos eligieran como presidente a un indígena. Ya por entonces el semanario avizoraba la amenaza que el ex “pastor de llamas” representaba para las inversiones brasileñas a estar por su “discurso populista y nacionalista”. La profecía se hizo realidad la semana pasada cuando la ideología “radical” de Morales lo llevó a nacionalizar los hidrocarburos. Conforme la crisis del gas fue cobrando más intensidad una suerte de desprecio racial y excitación nacionalista fue tomando cuenta de importantes medios de comunicación locales.
En una de las radios más oídas de San Pablo, la Joven Panamericana, el periodista José Neumanne Pinto resumió la crisis en pocas palabras: “esto es guerra” dado que Bolivia “invadió” militarmente instalaciones de la petrolera Petrobras. Seguidamente recomendó al presidente Lula da Silva cortar relaciones con su “compañerito indígena”. En radio Bandeirantes la inflamación patriótica no fue menor. El conductor José Paulo de Andrade consideró que lo de Morales fue una “afrenta” a la “nación” y recomendó una respuesta no sólo diplomática. “Ellos nos invaden” mientras “nosotros” continuamos impasibles, gritó.
El verbo “invasión” es uno de los que más se lee y escucha en los últimos días. “Morales invade Petrobras y nacionaliza el gas” tituló a seis columnas el diario Folha de San Pablo en su sección Dinero, el martes pasado. Dejando las formas diplomáticas de lado el canciller Celso Amorim le preguntó al enésimo reportero que le pidió mano dura: “¿qué es lo que usted quiere, que invada Bolivia y los obligue a pagar el precio que yo deseo? Ese no es nuestro método”.
La cólera mediática, salvo excepciones como la del columnista de Folha Clovis Rossi (“Evo tiene derecho hasta a errar”), fue en línea con el estado de espíritu de la mayor corporación patronal, la Federación de Industriales de San Pablo, Fiesp, que, por lo demás, congrega al grueso de los consumidores de gas boliviano. San Pablo es destinatario del 75 por ciento de los casi 30 millones de m3 de fluido importados cada día. Paulo Skaf, presidente de la Fiesp, calificó a la nacionalización como un “show de pirotecnia y una demostración de populismo”.
El gobierno brasileño montó un dispositivo de doble mano ante el “supremo decreto” de Morales, del que no fue noticiado con antelación. Mientras el presidente Lula da Silva asumió el carril negociador a la estatal Petrobras le cupo ir al choque, amenazando llevar el caso a una corte arbitral de Nueva York. El doble juego diplomático demuestra que el Estado brasileño no está dispuesto a regalar nada a Bolivia. Más: luego de que Lula y Morales dialogaron personalmente y acordaron pactar los precios, Petrobras reforzó la línea confrontativa y emplazó a Bolivia para que resuelva el valor del gas en 45 días.
Pero las elites informativas y empresariales no consienten ningún tipo de diálogo con La Paz. Para ellos es inconcebible que la administración Lula haya reconocido a Bolivia el derecho “soberano” de retomar la propiedad de sus recursos energéticos, algo que Brasil hizo en los años ’30.
Para la Fiesp, al gobierno le falta “firmeza” en la “defensa del interés nacional” y le sobra tolerancia hacia Morales. En el diario Estado de San Pablo opinan igual. “El vejamen de Puerto Iguazú” es el título del editorial principal del sábado que evalúa la cumbre del jueves pasado entre los presidentes Lula, Kirchner, Chávez y Morales. “A Lula sólo le faltó pedir disculpas a Morales (por lo que éste hizo)” observa el diario y remata el “Jefe de Estado escogió el camino de la rendición”.
Aunque no hay un relevamiento sistematizado, es fácil advertir que en la prensa brasileña predomina la idea de que Morales se volvió un personaje antipático, un “cuervo” según un artículo de Folha de San Pablo, que tiende a alcanzar una reprobación similar a la de Hugo Chávez. La foto de Morales montada sobre una garrafa ilustra la tapa de la revista IstoE de esta semana en la que se lee “El hombre que puede parar Brasil. (Morales) Humilló la diplomacia de Lula y trajo de vuelta el fantasma del desabastecimiento de gas”. La revista Veja toca en la misma tecla al decir que la nacionalización fue un “robo”, pero culpa tanto al presidente boliviano como a su colega Chávez, acusándolo de ser quien “tramó” el golpe. En rigor el venezolano, más que Morales, es el bicho de siete cabezas de los formadores de opinión. En ese sentido es reveladora la retórica del principal columnista de la TV Globo, cabeza del principal multimedio brasileño. Arnaldo Jabor confiesa que nada lo eriza tanto como la “demagogia” y el populismo”, atributos que en su opinión encarna Hugo Chávez, al que suele comparar con “un portero de prostíbulo gay”.
AMÉRICA LATINA SE ROMPE EN DISPUTAS
Intereses e ideologías enfrentadas bloquean la deseada integración continental. La actitud de Chávez y el comercio con EE.UU. son los mayores escollos.El último órdago lo ha lanzado Bolivia al nacionalizar sus hidrocarburos En la historia reciente de América Latina, no había habido nunca una situación tan de enfrentamiento entre sus miembros como la actual. La esperada integración continental ha mutado en un cruce de acusaciones y tensiones que se harán manifiestas esta semana cuando los países latinoamericanos se reúnan con la UE.
La Vanguardia de España (www.lavanguardia.es)
América Latina nunca había estado tan dividida. Prácticamente no hay un país que se lleve bien con sus vecinos. La tan cacareada integración continental se ha convertido en un rifirrafe que, como en una familia mal avenida, se enfrenta a toda clase de acusaciones. En la reunión que celebrarán a finales de esta semana en Viena con la Unión Europea, los países de América Latina mostrarán tensiones que no sólo obedecen a diferencias ideológicas, como las que pueden enfrentar a Venezuela con México, Perú y Colombia.
La tensa relación entre dos países cercanos, Uruguay y Argentina, gobernados por presidentes de centroizquierda, demuestra que el problema es más complejo, refleja la existencia de intereses nacionales contradictorios y la ausencia de un serio proyecto de integración. Bolivia y Chile no mantienen relaciones diplomáticas por la exigencia de los gobiernos de La Paz de tener una salida soberana al océano Pacífico.
Sólo 16 meses después del nacimiento de la Comunidad Sudamericana de Naciones, que tenía a la UE como meta que alcanzar, la región está muy enfrentada. La decisión de Perú de presentar en la Organización de Estados Americanos (OEA) una queja contra Venezuela por su intromisión en las elecciones presidenciales muestra fisuras que estremecen alianzas y vecindades. En la mayoría de los casos, Hugo Chávez es el promotor de las divisiones.
El conflicto entre Caracas y Lima se desató tras las acusaciones de que Chávez financia al nacionalista Ollanta Humala, que ganó la primera vuelta con el 30,6% de los votos. La crisis se trasladó a la OEA, donde Perú denunció la "inaceptable injerencia" de Chávez en los asuntos internos del país, en un intercambio de acusaciones en la sesión ordinaria de su Consejo Permanente. El embajador peruano quiso presentar un vídeo sobre las insultantes declaraciones del presidente venezolano. La demanda fue rechazada porque Chávez, gracias al regalo de petróleo, se ha ganado el voto incondicional de los países caribeños.
El desencuentro de Venezuela con Perú se suma a los ocurridos con la República Dominicana, Costa Rica, Colombia, Nicaragua, El Salvador y, especialmente, Chile, por la imprudente declaración de Chávez de solicitar el mar para Bolivia. El incidente más grave se vive con Perú, porque hasta ahora ningún jefe de Estado había amenazado con romper relaciones diplomáticas si algún candidato (refiriéndose a Alan García) gana las elecciones.
Chávez sorprende con donaciones y acuerdos de cooperación con comunidades y países, improvisando apoyos millonarios a candidatos populistas. También el presidente de Nicaragua, Roberto Bolaños, se queja de la financiación por Chávez de la campaña del sandinista Daniel Ortega. Frente a lo pactado en el Caribe insular, donde Venezuela da petróleo en condiciones ventajosas a sus gobiernos, en El Salvador y Nicaragua es para asociaciones de izquierda.
En México, Chávez es pieza de confrontación electoral. El candidato del gobernante PAN, Felipe Calderón, acusa a su competidor populista, Andrés Manuel López Obrador, de querer seguir los pasos de Chávez, por lo que denuncia en su propaganda que es un peligro para México. "Acusan a López Obrador de recibir dinero de Venezuela. Corre la fama de que Chávez financia con mano generosa a todos los candidatos del continente que se ponen la camiseta de la izquierda", señaló el escritor Sergio Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua.
En ese marco, se produjo la fisura en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), formada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, después de que Bogotá y Lima firmaran tratados de libre comercio con Washington. Chávez anunció "la muerte" de la CAN, con el argumento de que los tratados con Estados Unidos vulneran el bloque. Venezuela se retiró de la CAN y sus relaciones con México y Perú están congeladas. Más al sur, Uruguay y Argentina atraviesan el peor conflicto de su historia reciente por la instalación de plantas papeleras en un río fronterizo. Los dos países han apelado al Tribunal de La Haya, lo que aumenta las tensiones.
Otra trifulca surgió al decir el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, a sus socios Lula da Silva y Néstor Kirchner y al propio Chávez -todos de izquierda, como él- que el Mercosur ya no sirve, por lo que se retirará de la alianza si se le impide negociar un tratado comercial con EE.UU. La última pelea surje de la decisión del presidente Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos, por lo que envió al ejército a los lugares de extracción. Lula se molestó con la medida porque Petrobrás, la compañía de Brasil, controla el 49% de los yacimientos, al igual que el argentino Kirchner, cuyo país recibe buena parte del gas boliviano. La aparente buena relación que existía entre los gobiernos de izquierda de América Latina, que son mayoría, se transformó en un cruce de acusaciones que evidencia que la unidad era sólo un espejismo y que los dos bloques son irreconciliables. Tras las broncas de las últimas semanas, queda claro que por lo menos hay dos izquierdas en la región. "Una es moderna, de mente abierta, reformista e internacionalista y florece de la izquierda dura del pasado", escribe el ex canciller mexicano Jorge Castañeda en la revista Foreign Affairs.La otra, surgida de líderes como el argentino Perón, el brasileño Vargas o el peruano Haya de la Torre, "nació de la vieja tradición del populismo latinoamericano, nacionalista, estridente y cerrado de miras".
EL ESCENARIO ENERGETICO
VUELVE EL NACIONALISMO PETROLERO
El Clarín de Argentina www.clarin.com)
La nacionalización de los hidrocarburos bolivianos, anunciada el lunes por el presidente boliviano Evo Morales, fue una vívida ilustración de que las políticas populistas, de las que Venezuela es el principal exponente, se están expandiendo. El impacto en los mercados internacionales de energía probablemente sea mínimo, ya que Bolivia produce principalmente gas natural y exporta sólo a dos países, Brasil y Argentina.
Simbólicamente, sin embargo, los soldados en las refinerías y yacimientos son una imagen que puede enfervorizar aun más a Bolivia y otros países exportadores de energía de América Latina y otras regiones.
"Lo que estamos viendo es un avance de la política emotiva", dijo Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica de La Paz. "La nacionalización fue recibida con gran entusiasmo pero tenemos que esperar y ver cómo de se desarrolla el impacto económico de todo esto".
Impulsados por el nacionalismo y por subas de precios del petróleo, muchos países ya tomaron en el pasado medidas para asegurarse un mayor control sobre sus recursos naturales. Arabia Saudita e Irán nacionalizaron sus intereses petroleros décadas atrás. Recientemente, también Rusia reorganizó su sector energético. Pero es en la región andina donde está creciendo el consenso para una mayor estatización del petróleo.
Venezuela, uno de los mayores proveedores de petróleo a los EE.UU., se puso el mes pasado a la cabeza de la tendencia cuando obligó a las petroleras extranjeras a transformar sus actividades en joint ventures en los que el estado tiene mayoría.
En abril, Ecuador sancionó normas que aumentaron la participación del Estado en las copiosas ganancias petroleras. En Perú, el candidato presidencial Ollanta Humala ha reclamado una intervención estatal más agresiva en la minería y el gas.
En Bolivia, el vicepresidente boliviano «álvaro García, dijo el martes que las grandes empresas mineras también tendrán que pagar más impuestos. "No va a haber expropiaciones de empresas, por cierto", declaró a una radio local, "pero vamos a asumir un mayor nivel de control estatal".
El gobierno espera que la nacionalización de su sector energético —Bolivia tiene las segundas reservas de gas natural de América Latina, detrás de Venezuela— aumente su facturación anual en más de 300 millones de dólares, a 780 millones.
"Precedente peligroso"
"No creo que el juego se detenga aquí", dijo en Nueva York Lawrence J. Goldstein, presidente del PIRA Energy Group, apoyado por la industria del petróleo. "Se moverá de los países americanos a los africanos. Es un precedente peligroso".
La decisión de Bolivia pone de relieve los cambios que se vienen operando en el panorama político de la región, principalmente el debilitamiento de la influencia de los EE.UU. y el creciente perfil del Presidente Hugo Chávez, a quien la lluvia de ganancias petroleras le ha dado más poder.
Pero el paso de Bolivia también amenaza con generar un cisma entre la nueva ola de gobernantes de izquierda de la región. El presidente de Brasil, Luis Ignácio da Silva, si bien teóricamente es de izquierda, se ha movido hacia el centro desde su elección en 2002. El paso de Bolivia lo puso ante la necesidad de negociar una salida para su país, que es uno de los mayores inversores en el sector energético boliviano y el principal comprador del gas natural de Bolivia.
La petrolera estatal del Brasil, Petrobras se encuentra entre las pocas empresas energéticas que sentirán el efecto de la decisión boliviana. Otras empresas afectadas son el británico BG Group, la española Repsol-YPF y la francesa Total. La única inversión boliviana de Exxon Mobil, la mayor petrolera estadounidense, es una porción minoritaria en un yacimiento de gas que no está produciendo controlado por Total.
El 82 por ciento
Las empresas dicen que están esperando que se conozcan más detalles y que se pongan en marcha las negociaciones o arbitrajes con el gobierno boliviano, que les ha dado seis meses para acatar las nuevas condiciones o abandonar el negocio.
Para los yacimientos más grandes de gas natural, el decreto le daría al gobierno el 82% entre royalties, impuestos y tenencias, aunque el nivel sería menor para yacimientos más pequeños.
Pero hay detalles específicos que aun no están totalmente aclarados, en particular si la infraestructura o los activos serán expropiados sin compensación. El decreto caracterizó de "traición" las políticas energéticas anteriores, que permitieron a las empresas extranjeras pisar fuerte.
Edward E. Miller, presidente de Gas TransBoliviano S.A., una firma que opera parte de los gasoductos al Brasil, dijo que las empresas del sector todavía están tratando de encontrarles un sentido a esos cambios. "Tenemos a los militares frente a nuestros despachos, pero sólo están asegurándose de que la gente no se lleve nada de las oficinas", dijo Miller en una entrevista telefónica desde Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. "No son agresivos. Sólo impiden que la gente se vaya con computadoras o documentos".
EVO MORALES DENUNCIA UN COMPLOT PARA ROBAR EL DECRETO SOBRE LA NACIONALIZACIÓN DEL GAS
ABC de España (www.abc.es)
El Gabinete que preside Evo Morales tiene intención de nombrar hoy a los directores bolivianos en las empresas petroleras que operan en el país andino El ministro de Planificación boliviano advirtió que con el decreto de nacionalización «deseamos constituirnos en un marcador de precios... por consenso».
Evo Morales justificó ayer la publicación precipitada del decreto de hidrocarburos por temor a que un grupo de «infiltrados» que, según el presidente boliviano había intentado robarlo, pudiera hacerse con una copia y vendérselo a las compañías petroleras. El mandatario de Bolivia salió de este modo a desmentir la influencia de Hugo Chávez y Fidel Castro, puesto que el anuncio de la nacionalización de la industria del gas se hizo el 1 de mayo, un día después de su regreso de La Habana. Y ni dos días después del anuncio, el dirigente venezolano aterrizaba en La Paz para respaldar la decisión de su homólogo boliviano. La avalancha de críticas desde distintos sectores al modo en que Morales dio a conocer la decisión más polémica de sus cien días de gestión surtió ayer efecto. Morales reveló que, «cuatro días antes» de que diera a conocer públicamente el Decreto Supremo 28.701, bajo el nombre de «Héroes del Chaco», «infiltrados» no identificados intentaron hurtar el documento para vendérselo a Repsol YPF y Petrobras, la compañía estatal de Brasil. Sin mencionarlas expresamente, Morales se refirió a ellas como compradoras dispuestas a pagar para tener el decreto antes de que se diera a conocer.
Antes o después de Viena
Según el presidente boliviano, esta fue la principal razón para «reducir a seis el equipo de quince personas» que se encontraba trabajando con el proyecto. El temor a que los ladrones lograran su objetivo fue definitivo para que Morales aprovechara el 1 de mayo para hacerlo público.
En las declaraciones divulgadas ayer por la Prensa local, el mandatario aseguraba que consultó a su Gabinete sobre las fechas más adecuadas para dar a conocer el documento. Así se barajó la posibilidad de difundirlo «antes o después de la IV Cumbre UE-América Latina-Caribe», que se celebra esta semana en Viena. Después de evaluar todas las posibilidades, afirmó el dirigente andino, se optó por el día del trabajador porque «ya estaba todo preparado» y había que evitar filtraciones.
Sensible a las críticas desde distintos frentes, que aseguran que el borrador del proyecto terminó de definirse en su reciente visita a La Habana, donde obtuvo la luz verde de Fidel Castro y de Hugo Chávez, Morales contraatacó: «Alguna mala lengua y alguna gente enemiga dijo que Evo fue a Cuba a decidir la nacionalización. ¡Qué mentira!».
Morales relató también que durante su regreso de La Habana el domingo 30 de abril comentó con sus más estrechos colaboradores en el avión presidencial que al día siguiente anunciaría la nacionalización. A su llegada a La Paz convocó por sorpresa a su Gobierno en el Palacio Quemado para anticiparles su determinación.Mientras en algunos medios se denunciaba que para la elaboración del decreto, Morales contó con un equipo de consultores venezolanos y cubanos, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, recalcó que «no ha habido ningún asesor extranjero», sólo la inspiración del «presidente y cinco expertos» que trabajaron en ese texto durante dos meses.
El Gobierno de Evo Morales pretende nombrar hoy a los directores bolivianos en las empresas petroleras que operan en el país, según informó la Agencia Boliviana de Información. El ministro de Hidrocarburos, Andrés Solíz Rada, anunció que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) será la encargada de designar a las autoridades que defenderán los intereses de los bolivianos en el marco de la nueva composición accionarial de Andina (filial de Repsol YPF), Chaco y Transredes. La misma agencia apuntó que el abogado e historiador José Luis Roca será nombrado hoy director de Transredes, aunque habrá que esperar para saber quiénes estarán al frente de Andina y Chaco.
Advertencia sobre la corrupción
La Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), mientras tanto, ha pedido al Ejecutivo que la nacionalización de los hidrocarburos beneficie a todos los bolivianos y no derive en «la corrupción y mala administración» del pasado. «La nacionalización incide fuertemente en la vida y el futuro del país. Esta disposición quiere ser el cumplimiento de la voluntad de la población, expresada mayoritariamente en el referéndum vinculante del mes de julio de 2004», afirmó el Episcopado en un comunicado que difundió Europa Press.
Los obispos bolivianos reclaman que se desarrolle «en el marco de la equidad y justicia, evitando la corrupción y mala administración que conocimos en las empresas estatales del pasado» para beneficiar a todos los bolivianos, especialmente a «los más pobres y desprotegidos». El mandatario andino justificó la precipitada divulgación del decreto, un día después de su regreso de La Habana.
EL PP DENUNCIA EL «FRACASO Y LA PASIVIDAD» DE LA POLÍTICA EXTERIOR DEL GOBIERNO
ABC de España (www.abc.es)
El responsable del área de Economía y Empleo del PP, Miguel Arias Cañete, aseguró ayer que «el problema de Bolivia pone de manifiesto que toda la política exterior del Gobierno es un solemne fracaso». Concretó que la política de «alianzas internacionales» que ha buscado José Luis Rodríguez Zapatero con Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales «se están volviendo contra él». Desde el PP se contempla la situación como que el Ejecutivo de Zapatero «ni ha defendido los intereses españoles ni ha hecho nada sabiendo lo que iba a ocurrir». Sobre este último punto, considera que la diplomacia española ha actuado con «pasividad» porque desde que Bolivia anunció sus intenciones de nacionalizar el sector energético «no ha habido una ofensiva diplomática en toda regla para intentar que los intereses españoles se vieran salvaguardados dentro de la nueva definición de política energética de Bolivia». Y como ejemplo de lo que se debería haber hecho puso a Brasil, que está defendiendo sus intereses con firmeza, lo que pone en evidencia la «debilidad internacional» que tiene España, «descartando los aliados más adecuados», y «pagando el precio de su impericia diplomática y de la falta de conocimiento de lo que es una política exterior responsable».
PRESIDENTA CONVINO REUNIÓN EN VIENA CON EVO MORALES
La Nación de Chile (www.lanacion.cl)
La IV Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de Latinoamérica y el Caribe con la Unión Europea, que se celebrará el 11, 12 y 13 de mayo en Viena, Austria, podría ser el escenario para que la Presidenta Michelle Bachelet y su homólogo de Bolivia, Evo Morales, sostengan una cita bilateral.
Así lo señaló el canciller de Bolivia, David Choquehuanca, al comentar que en ese mismo marco Morales se reunirá con el Jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para tratar la situación de la nacionalización de los hidrocarburos en el país andino.
Por otra parte, el ministro Ricardo Lagos Weber desmintió ayer que la Mandataria haya “felicitado” a Morales por la determinación que tomó la semana pasada, como consignaron versiones originadas en La Paz. Más allá de las intenciones de Palacio Quemado, lo cierto es que la Presidenta Bachelet inicia hoy una gira que la llevará a España, Bosnia-Herzegovina y Austria.
La agenda presidencial contempla la estadía de la Jefa de Estado en España entre el 9 y el 11 de mayo, en lo que será su primera visita oficial a ese país desde que asumió el mando en marzo.
En su primer día en España, los reyes ofrecerán una cena en honor de la Mandataria chilena en el Palacio de la Zarzuela, mientras que el martes Bachelet sostendrá un encuentro con el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y con el líder de la oposición, Mariano Rajoy.
Según ha trascendido, Bachelet solicitó la audiencia con el líder del Partido Popular (PP), que se realizará en el Palacio de El Pardo con la presencia del diputado y secretario de Relaciones Internacionales del PP, Jorge Moragas, tras lo cual ofrecerían una rueda de prensa.El miércoles 10, la Presidenta recibirá el Premio Nueva Economía Fórum en reconocimiento a su “carisma de estadista, a sus esfuerzos en pro de un nuevo orden mundial, caracterizado por la incansable búsqueda de la paz, la alianza y el entendimiento entre civilizaciones” y por la “promoción del papel de la mujer en la sociedad, la cohesión y el equilibrio social”.
En su paso por España, Bachelet también se reunirá con intelectuales y artistas en la Casa de América, donde se prevé la asistencia del escritor portugués José Saramago y los cantautores españoles Víctor Manuel y Aná Belén. Bachelet también descubrirá una placa en la casa donde vivió Gabriela Mistral, cuando fue cónsul en España.Bachelet realizará una visita a Bosnia-Herzegovina para reunirse con las tropas chilenas que se encuentran realizando una misión de paz en dicho país. Posteriormente, viajará a Viena para participar el viernes en la IV Cumbre UE-Latinoamérica y el Caribe, en la cual se reunirá con varios mandatarios latinoamericanos, con quienes buscará reafirmar su interés por la integración suramericana. Asuntos de comercio como el acceso a los mercados en condiciones de igualdad, la marcha de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la cooperación energética son algunos de los temas que centrarán el interés de Chile en la cumbre.
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