Opinión:
LA DIGNIDAD DE LOS BOLIVIANOS Y LOS INTERESES DE LOS ACCIONISTAS DE REPSOL
Rebelión (www.rebelion.org)
Comencé a leer Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, durante un viaje nocturno desde Encarnación hasta Trinidad, en Paraguay. Allí era invierno, hacía frío y, aunque el autobús en el que viajábamos se anunciaba como de gran clase, no consiguieron hacer funcionar la calefacción. Así que me recogí en uno de los escasos asientos con luz de lectura, y a los pocos minutos la falta de mantas parecía la menor de las preocupaciones.
El terrible espectáculo que describe el libro alcanza cotas sobrecogedoras cuando trata el pasado y el presente de Potosí, en Bolivia. Nada brilla ya en las minas que abastecieron de plata las arcas de los poderosos y los banqueros europeos durante siglos y que hizo posible una nueva revolución del metal en Europa; quizás queda algo de estaño, que los españoles desechaban como basura. Como escribe el autor, Bolivia, hoy uno de los países más pobres del mundo, podría jactarse –si ello no resultara patéticamente inútil- de haber nutrido la riqueza de los países más ricos. Ya en pleno siglo veintiuno, después de muchos años desde la primera edición del libro, los indígenas de Potosí siguen masticando coca para matar el hambre y siguen quemándose las tripas con alcohol puro, como describen sus páginas. “Esto vale un potosí”, le decía el Quijote a Sancho; ahora sería lo mismo que decir que no vale nada. Coincidí con Galeano por primera vez en Santo Domingo, pocos días antes de la segunda victoria de Leonel Fernández, y no pude evitar comentarle mi impresión de la lectura mientras caminábamos por las húmedas calles de la capital dominicana. Le creí firmemente cuando me comentó que no encontraba palabras suficientes para describir la impotencia que sentía cada vez que era testigo de las injusticias en las que viven muchos pueblos latinoamericanos.
Una gran parte de América Latina ha sido objeto de saqueos y pillajes desde su “descubrimiento”, y lo sigue siendo en la actualidad. Los procesos de independencia que conformaron las actuales naciones latinoamericanas estuvieron liderados en buena parte por las clases pudientes, los criollos, educados en Europa y poseedores de las haciendas, y lo que querían es adueñarse de todo beneficio y no tener que compartir el trabajo de los otros con la metrópoli. Los pobres siempre han sido los desheredados de estas sociedades y, entre estos pobres, los indios, porque -como he escuchado en varios lugares desde Caracas a Santiago- sólo hay una cosa peor que ser pobre: ser indio. Indígena, diríamos ahora, en ese afán eufemístico por ocultar lo que no nos gusta como quien tapa un desconchado con un cuadro, pero en el fondo es lo mismo; no comen más, ni viven mejor, ni ven un futuro más claro por el uso de uno u otro término.
Pero sí ven su futuro más claro en otras cosas; por ejemplo, en la llegada al poder de personas que sienten cercanas, y que emprenden políticas que creen que les van a favorecer. como la nacionalización de los hidrocarburos. Y es que no les queda mucho más que algunos recursos naturales que no fueron objeto de saqueo en aquel momento porque no se conocía su utilidad, o porque no les dio tiempo. Aun así, lo son ahora por parte de grandes multinacionales, aunque en algunos casos parece que se llegará a tiempo para evitar su total expoliación. La nacionalización de los recursos naturales debería ser la norma habitual en los países pobres, porque se trata de lo poco que les queda. A los bolivianos, por no quedarles no les queda ni mar, porque el trozo que heredaron de la época de la colonia se lo anexionaron los chilenos –cuando si algo le sobra a Chile es justamente costa- en una de las múltiples guerras en las que, impulsadas por los gobernantes criollos, se vio inmerso el país y de las que, por cierto, no ganaron ni una.
Ahora dicen los de REPSOL, y no sólo ellos, que la nacionalización estaba anunciada, que la esperaban, pero que no han sido correctas las formas. ¿Pero de qué formas estamos hablando? ¿Es que acaso una nacionalización a través de un decreto presidencial no sirve en un país donde una familia vive un año con menos de lo que en España cobra un obrero en un mes?. Yo sé a qué formas se están refiriendo, porque he conocido a alguno de esos sujetos que viajan en business class de traje y corbata con un maletín del que no se desprenden, y que se acercan al gobernante de turno susurrándole al oído que tú y yo nos entendemos, y acercándole los fajos lo suficiente para que al menos pueda olerlos. Como cuando llegaban los europeos a América y cambiaban los espejitos por oro. El problema es cuando la dignidad está por encima del egoismo, y el gobernante no está en venta. Los sujetos encorbatados no lo entienden, porque no hablan ese idioma. Para ellos, el término “dignidad” es, como tantas otras cosas, relativo. Por eso no se acaban de creer cómo el mismo señor del jersey a rallas al que le tuvieron que prestar un abrigo cuando emprendió su viaje a Europa sea el mismo que ahora interponga su dignidad a los intereses de las grandes multinacionales. El lenguaje de la dignidad es para los ejecutivos de las multinacionales, como canta Djavan, japonés escrito en braille.
Si de formas se trata, no quiero perderme el pataleo de las multinacionales y sus súbditos cuando la Asamblea constituyente boliviana, dentro de algunos meses, apruebe la constitucionalización de la tenencia pública de los recursos naturales, como soberanamente hicieron los venezolanos en 1999. Entonces sí habrá una forma bien clara: la del poder constituyente del pueblo, que decidirá que si alguien quiere en algún momento vender las riquezas de su suelo deberá consultarles primero. En ese momento, la alternativa no será esperar a que cambie el gobierno, sino plegarse a la necesidad de incrementar la justicia en los tratos comerciales. Claro que siempre queda, como pasó en Venezuela, promover un golpe de Estado. Las multinacionales saben mucho de este procedimiento, llevan años utilizándolo para proteger sus intereses.
Mientras se reconoce la dignidad de esta decisión, habrá que aguantar marea. Entre ella, la de los tertulianos que nos despiertan cada día con pesimistas lamentaciones sobre el futuro de las bolsas y avisos sobre quién se ha creído que es ese cocalero porque, no olvidemos, cocalero es el que cultiva la hoja de coca. Son los mismos que quedaron desconcertados cuando Hugo Chávez ganó el primer referendo revocatorio de la historia contemporánea con casi el 60% de los votos, y que –la ignorancia es atrevida- son capaces de afirmar que en Venezuela no se ven resultados de las políticas sociales del gobierno bolivariano. Entonces, ¿cómo se explicarán en diciembre la reelección de Hugo Chávez en una Venezuela donde, según ellos, hay más pobreza, más injusticia y más violencia? ¿Cómo se explican la victoria de Humala, el éxito de algunos programas de Lula, la popularidad de Kirchner? Son incapaces de darse cuenta que los pueblos latinoamericanos reniegan de consensos como el de Washington, por el que los pobres siguen siendo pobres y los ricos son más ricos. También, en este caso, no hay mayor ciego que el que no quiere ver.
Pues sí, a mí los accionistas de REPSOL no me dan ninguna pena. Y un Gobierno consecuente no se lanzaría a defender con uñas y dientes los intereses de una minoría económica, sino que se preguntaría por qué los precios de la gasolina crecen a ritmos mucho mayores que el del petróleo y mucho antes de que el barril de petróleo que se compra por determinado valor pueda llegar a los surtidores. ¿No tendrá algo que ver el aumento del consumo ante la cercanía de días festivos, o el consenso de precios entre los distribuidores, atentando contra toda normativa de la libre competencia? Ojalá nuestro Gobierno se interese más por estas cuestiones, que afectan a la mayoría de la población, que por los miramientos hacia los accionistas de REPSOL, y es sólo un ejemplo. Porque la dignidad de los bolivianos y los intereses de los accionistas son incompatibles. Y, me van a perdonar si es el caso, pero yo me quedo con la primera. Rubén Martínez DalmauEl autor es profesor de Derecho Constitucional en la Universitat de València
Opinión:
LA NACIONALIZACIÓN Y LOS BOLIVIANOS
La Voz de Galicia de España (www.lavozdegalicia.es)
LA NACIONALIZACIÓN de la explotación de hidrocarburos en Bolivia, decretada por el presidente Evo Morales, tiene muchos aspectos negativos, pero también ofrece alguno positivo. Los muchos aspectos negativos no me interesan. Ya los han destacado todos los políticos, juristas y economistas. Veamos lo que puede haber positivo.
Sería muy positivo para Bolivia que todos los recursos económicos puedan destinarse a crear infraestructuras sociales y administrativas que beneficien a los más necesitados de Bolivia, que son muchos. Sería muy positivo para los bolivianos que los recursos proporcionados por la nacionalización sirvan para elevar el nivel de vida de los ciudadanos. Para que haya más y mejores oportunidades sociales. Para que aumente el número de puestos de trabajo. Para que exista una seguridad social que atienda dignamente a los ciudadanos en todas las enfermedades. Para que se destinen recursos a la escolarización de los lugares remotos, que no haya ningún niño sin atenciones, que todos tengan oportunidades de aumentar su nivel educativo y laboral. Para que las familias tengan viviendas dignas, que se sientan protegidas por el Estado, que cuenten con información suficiente para cada una de sus necesidades, que tengan verdadera libertad de elección para educar a sus hijos en el modelo que consideren adecuado.
Sería muy positivo para Bolivia que esta medida económica y social sirviera para lograr una Administración pública eficaz, competente, con capacidad de gestión y control, con iniciativa de servicio. Una Administración que se preocupara de formar cuadros dirigentes honrados, capacitados, humanos, solidarios. Que contaran con unos altos mandatarios con habilidad suficiente para sacarle toda la rentabilidad posible a los recursos naturales de Bolivia, con empresas propias o con inversiones de otros países. En definitiva, que contaran con un país prestigiado en el que todas las organizaciones y empresas experimentaran la imprescindible seguridad jurídica.
Sería muy positivo para los bolivianos que los grandes capitales provenientes de los recursos propios no se pierdan por los vericuetos administrativos para llegar a las manos de los ricos de toda la vida. Que no se pierdan por los laberintos de las organizaciones políticas que sólo se preocupan de los más necesitados cuando ellos necesitan sus votos. Que no se escurran por los despachos de los altos cargos militares de siempre. Que no acaben en las arcas de las mafias organizadas.
Si Evo consigue estos resultados, su medida será digna de todo tipo de elogios y estatuas. Si después de la nacionalización Bolivia sigue igual, todos nos sentiremos frustrados.
Editorial I
BOLIVIA, POR EL CAMINO EQUIVOCADO
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
La nacionalización de los hidrocarburos dispuesta por el presidente de Bolivia, Evo Morales, tiene que ser comprendida como una medida soberana de un gobierno legítimo, pero también como un paso extremo dado con una honda carga ideológica, que representa una vuelta al estatismo y un retroceso frente al modelo de desarrollo e integración económica vigente en el mundo.
Esta medida, anunciada en el referéndum de 2004 y prometida por Morales durante la campaña electoral, sin embargo, tomó de sorpresa a los gobiernos de Brasil y de la Argentina, y la incertidumbre se apoderó del escenario político y económico de América latina. Brasil es el primer inversor extranjero en ese país en materia de hidrocarburos y el mayor comprador del gas que se extrae de su suelo –la mitad de lo que consume proviene de la nación andina–, y la Argentina es uno de los mayores importadores de ese producto boliviano.
La política económica extrema y pendular adoptada por la nación andina a lo largo de su historia ha condenado a su pueblo a vivir en una situación de pobreza estructural y profunda desigualdad social, a pesar de contar con la segunda reserva gasífera del continente. Nada le garantiza hoy que con la nacionalización adoptada esta situación vaya a modificarse radicalmente. Bolivia requiere de millonarias inversiones para explorar y extraer la riqueza subterránea, y con estas medidas extremas aleja incluso a los gobiernos de países mejor predispuestos a apoyarla para salir de la crisis en la que está sumida desde hace décadas. El decreto anunciado por el mandatario del vecino país el domingo último obliga a las empresas transnacionales a entregar de inmediato su producción a la compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. Además, Morales conminó a las empresas extranjeras –a las que acusó de saquear los recursos naturales bolivianos– a firmar en un plazo de 180 días nuevos contratos o abandonar el país.
Al contrario de lo ocurrido en las anteriores estatizaciones de los recursos naturales en la historia de Bolivia, cuando estaban en manos de compañías de capitales norteamericanos, esta vez los intereses mayoritariamente afectados son brasileños y españoles.
El paso dado por el mandatario boliviano se enmarca en el resurgimiento de una corriente que alienta el retorno a viejas prácticas estatistas en América latina, inducida por la influencia cada vez más marcada del presidente populista de Venezuela, Hugo Chávez. No es casual que el anuncio de Morales se haya realizado horas después de la cumbre con el líder venezolano y Fidel Castro, con quienes firmó un tratado de comercio inspirado en la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), contracara del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que impulsan los Estados Unidos.
Morales utilizó la misma metodología del mandatario de Venezuela para ejecutar la medida. Envió a las tropas del ejército a tomar el control de las empresas que explotaban los recursos hidrocarburíferos, como hizo Chávez cuando confiscó plantaciones en su país, luego de considerarlas tierras improductivas en manos privadas. Si cumple con la palabra empeñada, como ocurrió en este caso, el jefe del Estado boliviano también estatizará los recursos mineros y forestales. No se tendrían que perder de vista los enormes costos que se han pagado en el pasado por la adopción de medidas extremas que perseguían resultados mágicos. Bolivia necesita encontrar un camino equilibrado para terminar con la histórica e injusta desigualdad social, y la mejor vía debería ser la incorporación, no la expulsión, de aquellos que con sus inversiones pueden contribuir a su desarrollo.
DESDE BOLIVIA:
UNA NACIONALIZACIÓN PÍRRICA
Para curarse en salud, el Gobierno anunció su decreto de nacionalización junto con una velada amenaza a los posibles críticos: serán los “dinosaurios, conservadores o vende patrias”, dijo el vicepresidente Álvaro García Linera.
La Nación de Chile (www.lanacion.cl)
Fernando Molina Monasterios
En lugar de negociar con las empresas petroleras que actúan en Bolivia, el Gobierno de Evo Morales se lanzó sobre ellas, de una manera claramente antijurídica, pero de una indiscutible eficacia política.
Que el Ejecutivo no negoció su decreto de nacionalización con las petroleras, como sin embargo sospechan algunos miembros de la extrema izquierda, se desprende de la reacción de las autoridades del Brasil, por ejemplo, que calificaron la disposición como “unilateral” y “no amistosa”. El gerente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, se quejó porque el Gobierno boliviano no le adelantó que “el decreto sería tan duro” en ninguna de las reuniones que la petrolera brasileña, la más afectada de todas, sostuvo con él. Por su parte, la española Repsol explicó que su permanencia ulterior en Bolivia tendría el propósito de “defender su patrimonio y los empleos” de los miembros de la empresa.
Para curarse en salud, el Gobierno anunció su decreto de nacionalización junto con una velada amenaza a los posibles críticos: serán los “dinosaurios, conservadores o vende patrias”, dijo el vicepresidente, Álvaro García Linera. Luego, en los primeros debates, un alto dirigente del MAS intentó acallar las tímidas observaciones de la oposición con la misma lógica: se alinean con las empresas o con la nacionalización, conminó. En suma, con nosotros o contra nosotros, porque “nosotros” constituimos la única y exclusiva expresión del interés nacional; porque la nuestra es la única verdad y quienes no la ven son ciegos, se hallan en el error, e incluso merecen calificativos peores: traidores, vende patrias, enemigos del país.
Se trata de una simplificación típica de la política más basta, pero pese a ello de gran peligro. Su intención implícita es impedir toda contradicción a la línea autorizada por el poder. Es una invitación directa a la autocensura. A que las minorías callen, porque, como ha dicho abiertamente el Gobierno, éstas no tienen importancia.
El mensaje es el siguiente: se respeta la libertad de adherirse a la verdad oficial, pero no la libertad de oponerse a ella. Sin embargo, la democracia consiste precisamente en el derecho a disentir, a llevarle la contra a las jerarquías y a las opiniones consagradas.
El razonamiento del Gobierno refleja muy bien su concepción de la política como un medio de implantación de un determinado modelo del mundo, que se considera tan bueno como indiscutible; la política, así, se convierte en un acto de fe, tanto en la capacidad de la sociedad para perfeccionarse, como en la idea de perfección que se tiene por deseable para todos. La “política de la fe”, por su entusiasmo en su propia visión del futuro, es incompatible en diversos grados con el populismo, que por el contrario equivale a la relativización de cualquier creencia. El pluralismo lanza a competir cada certidumbre con todas las otras, con lo que pone a todas en cuestión… El pluralismo es escéptico, y desde el escepticismo es capaz de polemizar incluso contra las ideas más sagradas. Incluso al precio de ser alejado de la feligresía nacional(ista), convertido en Judas, excomulgado de la religión del Estado.
Drástica medida de Evo Morales: la reacción en las calles de La Paz
EL GAS, UN TESORO CASI INACCESIBLE PARA LOS PROPIOS BOLIVIANOS
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
El economista más ortodoxo del mundo industrializado podría quedar perplejo ante una realidad que se erige aquí, a 4000 metros de altura sobre el nivel del mar: Bolivia es el segundo reservorio gasífero más importante de la región, pero apenas el 2% de su población tiene gas natural. La mayoría de los hogares usa garrafa. El dato es vital para adentrarse en el estado de ánimo de esta antigua ciudad, que parece haber revivido hace cinco días, apenas se enteró de la nacionalización de los hidrocarburos, dispuesta por el presidente Evo Morales.
La ilusión boliviana, más cerca de la necesidad que de las ideologías, se sustenta hoy en la posibilidad de despedirse para siempre de la garrafa de 10 kilos, la más utilizada por aquí, que dura 15 días para un familia de cuatro personas. "Si quiere, le apuesto: en dos años tenemos gas natural en La Paz", se entusiasma Carlos Gutiérrez, un sastre de 35 años al que los aires del Altiplano le han dado apariencia longeva. Gutiérrez tiene un puesto de tapicería en la calle, sobre una tarima, y no puede con la aguja: se pincha el dedo, casi bizco, mientras intenta reparar una vieja valija. "Evo está haciendo las cosas bien por su país. Estaban llenándose los bolsillos las petroleras", completa.
Morales tiene en Bolivia una aceptación que ha caído en los últimos meses, pero que nadie ubica por debajo del 65%. Y no es nuevo que la mayoría esté ahora de acuerdo, con matices, con la nacionalización. En julio del año pasado, un referéndum sobre los recursos naturales fue premonitorio: el 80% de los bolivianos votó en favor de recuperar el gas. LA NACION preguntó ayer en el Ministerio de Hidrocarburos cómo era el abastecimiento energético en ese edificio estatal. "A garrafa", contestaron.
Bolivia tiene hoy una pobreza del 60%, cifra que se eleva al 80% en estados como Potosí. Casi el 50% de todas sus exportaciones corresponde a hidrocarburos.
María Alejandra Díaz tiene 25 años, ojos negros y redondos, y es lo que cualquier revista del corazón definiría como belleza latina. "Evo es pésimo, no tiene ni idea de las medidas que toma", objeta, aunque agrega que está de acuerdo con que los hidrocarburos sean bolivianos. "Pero hay que hacerlo gradualmente, hay que pensar también en no afectar a las petroleras". Ya se recibió de licenciada en Administración de Empresas en la Universidad Católica de La Paz y quiere irse a vivir, en dos años, a Buenos Aires, donde su novio, también boliviano, estudia medicina. "No lo voté a Evo", sonríe.
¿Fracasaron en Bolivia el capitalismo y su remanido "efecto derrame"? Los analistas no se atreven a ser tajantes, porque las causas del deterioro son múltiples. En los últimos tres años, la inversión extranjera directa se desplomó de 628 millones de dólares a 200 millones anuales.
Aquí, como está planteado el modelo, son decisivos los capitales extranjeros: sólo Petrobras aporta casi un 20% del PBI boliviano. El país de Morales tiene además una diferencia con la Venezuela chavista: exhibe reservas de gas que son tres veces las de la Argentina, pero las tiene aún debajo de la tierra. Extrae, entonces, cuatro veces menos que nuestro país.
¿Se irán las petroleras? Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica de La Paz, duda un poco cuando se le comenta el principal argumento petrolero contra Morales: no cree, dice, que los inversores tomen la decisión de retirarse.
"Cuando, el año pasado, se subieron al 50% los impuestos, decían lo mismo y no ocurrió", señaló.
Chávez cree, entonces, que todo dependerá de la negociación con las empresas: si se hace bien, habrá un marco jurídico para que se queden. ¿Y las que estaban analizando venir y decidieron no hacerlo por la medida?, insistió LA NACION.
"Depende de cuáles -contestó-. Los venezolanos quieren venir. Esta medida le dio a Evo una unidad nacional y a la propia Bolivia, un nivel de exposición internacional que antes ninguno de los dos tenía." Los yacimientos permanecen custodiados por el ejército. "Estamos trabajando normalmente -dijeron en una petrolera de grandes inversiones-. La compañía va a tomar decisiones en las próximas semanas." Cualquier visitante puede, en esta ciudad, comer un buen almuerzo por apenas dos dólares. Y, aún con garrafas, el consumo de gas es más barato que el de red en Buenos Aires. Una familia de cuatro personas gasta unos seis dólares por mes en abastecerse con garrafas.
¿El secreto? Un subsidio estatal a las empresas. Pero no alcanza: con excepción de Santa Cruz de la Sierra, el área petrolera por excelencia, todos los estados muestran en Bolivia índices de necesidades básicas insatisfechas superiores al 50%. Un ejecutivo argentino que trabaja aquí hace tres años resumió ante LA NACION: "Es entendible el reclamo. Esta gente es pobre y ve pasar el gas".
LAS PREOCUPANTES SEÑALES QUE ENVÍA BOLIVIA
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
José Sergio Gabrieli, presidente de Petrobras, dijo que las "medidas eran unilaterales y para nada amistosas", un comentario bastante fuerte para los brasileños, que son siempre conciliadores. En tanto, Repsol YPF de España, el segundo mayor inversionista, alegó que no se habían realizado las prometidas negociaciones, mientras que el gobierno español expresó que estaba "fuertemente consternado".Ésas son sólo algunas de las reacciones internacionales tras la decisión del Presidente boliviano Evo Morales de nacionalizar el gas natural de su país, cuyas reservas son las mayores de Sudamérica después de las de Venezuela.
Las compañías extranjeras, incluyendo a la francesa Total, BP y BG Group de Inglaterra, además de Petrobras y Repsol, han invertido en total más de US$ 5 mil millones en el país.
Pero hay más en juego. Después de su elección con 54% de los votos en diciembre, Morales ha hablado como un populista revolucionario, pero ha dado signos de pragmatismo. Ha mantenido buenas relaciones con los presidentes socialdemócratas de Brasil y de Chile, y con los líderes populistas Fidel Castro, en Cuba, y Hugo Chávez, en Venezuela.
Pero parece que se alejó de la moderación. Morales visitó La Habana, donde estuvo firmando un "acuerdo comercial popular" junto a Chávez y Castro.
En tanto, el tono del decreto que nacionalizó el gas natural -una de las promesas de la campaña presidencial- es grandilocuente: "El Estado recupera su título, su posesión y el control total y absoluto de estos recursos".
El decreto implementa -aunque va más allá de eso- una ley que fue aprobada el año pasado después de semanas de protestas callejeras que fueron lideradas, entre otros, por Morales, y basándose en un referéndum de 2004, donde se aprobó la nacionalización del gas y del petróleo con 92% de los votos.
La ley requiere que las compañías cedan su producción a YPFB, el ex monopolio estatal de Bolivia, a objeto de que éste establezca un precio y luego lo comercialice.
El decreto es de efecto inmediato y les da a las empresas 180 días para aceptar los nuevos contratos, cuyos términos serán establecidos después de una audición gubernamental.
Bolivia necesita capital y tecnología extranjera para desarrollar su industria del gas. Sin nuevas inversiones podría tener problemas para cumplir con los contratos de exportaciones de gas a Brasil y a Argentina, dice Carlos Alberto López, un consultor de La Paz. Sin embargo, Morales parece estar apostando a que las compañías no se irán.
El gas boliviano significa un 5% del consumo total de energía en Brasil, su principal mercado. Esa dependencia mutua llevaría a un acuerdo menos draconiano en cuanto a los términos.
Una fuente de la industria dice que toda esta ceremonia es "una pantomima" para calmar a los radicales partidarios de Morales, y pronostica que el gobierno ofrecerá a las empresas una división 50/50 en ingresos. Pero esto podría no resultar. Varias compañías podrían ir a arbitraje internacional para implementar sus contratos y en ese caso Morales podría girarse hacia Chávez.
PobrezaLa nacionalización se completa en Sudamérica, y bajo los planes regionales de Chávez es vista como una victoria.
En La Habana, Morales firmó un acuerdo bajo el cual Bolivia se une a Cuba y a Venezuela como el tercer miembro de la Alternativa Bolivariana para América (ALBA, que significa "despertar" en español). Se supone que esta alianza es una alternativa al Acuerdo de Libre Comercio de América, que es apoyado por Estados Unidos.
Hace poco, Morales dijo que sólo en Cuba y Venezuela encontraba apoyo total. Pero bajo acuerdos comerciales preferentes que expiran en diciembre, Bolivia exporta US$ 160 millones al año hacia Estados Unidos. Esas exportaciones significan 100 mil trabajos, muchos de ellos en la industria textil. Evo Morales, en tanto, en su alianza con Chávez y Castro, que son aún más nacionalistas, envía señales preocupantes de que Bolivia podría estar moviéndose hacia un nacionalismo estatal. Si es así, todos los precedentes sugieren que en esos casos, mientras el gobierno se hace más rico, su gente se vuelve más pobre.
Almacenamiento y distribución:
PLANTA DE SENKATA, LA LLAVE DE GAS QUE NO SE PUEDE CERRAR
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
La planta de almacenamiento de gas licuado de petróleo Senkata tuvo un rol estratégico para la política boliviana hace tres años, durante la llamada "Guerra del gas", que se saldó con decenas de muertos.
Cuando las protestas populares que forzaron la renuncia del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (apodado popularmente "Goni") paralizaban a gran parte del país, en octubre de 2003, los manifestantes atacaron esta estratégica planta con dinamita y entraron a la fuerza para impedir que distribuyera gas licuado y diésel a las ciudades de La Paz, El Alto y las provincias circundantes.
"Los paros interrumpieron la distribución con el objeto de que la gente no se quedara en sus casas y saliera a protestar", cuenta a "El Mercurio" el jefe de seguridad de la planta, Adolfo Mendoza.
"La policía, los bomberos y el ejército vinieron a despejar la planta, pero imposible, porque era todo el pueblo", agrega.
La represión dejó, de todas formas, una treintena de muertos en esta zona y enervó aún más los ánimos de los obreros, indígenas y estudiantes, que finalmente lograron expulsar a "Goni" con una amplia movilización popular. El Vicepresidente Carlos Mesa asumió entonces el poder.
Situada en la conflictiva ciudad de El Alto, cuna de la pobreza más "dura" en Bolivia, la filial de la petrolera estatal YPFB encapsula cerca de 20.000 balones diarios de gas para satisfacer las necesidades de la mitad de La Paz y El Alto, epicentros de los movimientos sociales e indigenistas, además de las provincias vecinas.
Senkata cubre una superficie superior a los 45.000 metros cuadrados y en ella trabajan 45 personas almacenando el gas en los balones y 17 administrativos, además de cinco policías permanentes.
El visitante puede observar el árido panorama que rodea a la planta de Senkata, donde la vegetación brilla por su ausencia y donde la pobreza se siente y se respira.
Tras el decreto supremo presidencial del primero de mayo, una pequeña cuadrilla de militares la vigila, pero hasta ahora la mayor amenaza que afrontan es el hastío, porque no ha pasado nada.
Una amenaza
La amenaza que sí existe es que Repsol-YPF, que suministra la otra mitad de gas licuado a La Paz y El Alto, decida cerrar su planta. Pero en Senkata se toman esa eventualidad con la serenidad propia del altiplano. "Nosotros tenemos la capacidad técnica para administrar su planta si la abandonan", dice Fernando Rozas, el encargado de administrar la planta de YPFB.
A partir del decreto, Rozas tiene como misión fiscalizar a la planta contigua de la Compañía Logística de Hidrocarburos de Bolivia (CLHB), un consorcio peruano-alemán fuertemente custodiado por militares en su entrada. Mendoza cuenta que, cuando el Presidente Evo Morales anunció la "nacionalización" de los hidrocarburos, llegó gente de El Alto a sacar los carteles de la compañía y reemplazarlos por los de YPFB, ante la mirada impasible de los militares.
La fiscalización de Rozas a la planta de CLHB durante los seis meses de transición que contempla el decreto presidencial arrojará conclusiones sobre el funcionamiento de la misma y la participación en las ganancias que tendrán los capitalistas privados. "La presencia de soldados en los campos petroleros tiene sólo el propósito de dar espectacularidad a la medida adoptada". FERNANDO MESSMER, dirigente opositor.LAS CRÍTICAS DEL FINANCIAL TIMES
"Morales, ex líder de los campesinos cocaleros, inevitablemente calificó esa medida de histórica. Pero la realidad está lejos de serlo. La nacionalización a manos del Presidente boliviano tiene un elemento de historia repetida como farsa".
"A pesar de utilizar una retórica inflamatoria y contar con las FF.AA. para asegurarse los pozos de petróleo y gas, el plan de Evo Morales parece ser menos una medida de nacionalización y más una toma de capitales para su Tesoro".
"Bolivia posee la segunda mayor reserva de gas de América del Sur y necesita comercializarla, aunque carece de capital y expertos para hacerlo. Alinear inversores como Petrobras de Brasil y Repsol de España, con grandes intereses en Argentina, podría aislar a Bolivia de sus principales mercados".
"(Las nacionalizaciones) son una respuesta a la falta de desarrollo económico, la persistencia de una pobreza que se expande y una fatal atracción hacia el populismo".
"El actual paladín del populismo latino es Hugo Chávez, en quien Morales se modela a sí mismo. Perú enfrenta una batalla presidencial entre dos líderes populistas.
"Aunque invierten algunas de sus ganancias en los pobres, los venezolanos y argentinos son un fracaso. Chile, Uruguay y hasta cierto punto Brasil, todos ellos gobernados por líderes de izquierda, se muestran en mucha mejor forma. Estos últimos han logrado combinar una ortodoxia monetaria, con prudencia fiscal y apertura de mercados, inversión e ideas, al tiempo de implementar políticas sociales".
Carlos Villegas, ministro de Planificación:
LA DIGNIDAD DE LOS BOLIVIANOS Y LOS INTERESES DE LOS ACCIONISTAS DE REPSOL
Rebelión (www.rebelion.org)
Comencé a leer Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, durante un viaje nocturno desde Encarnación hasta Trinidad, en Paraguay. Allí era invierno, hacía frío y, aunque el autobús en el que viajábamos se anunciaba como de gran clase, no consiguieron hacer funcionar la calefacción. Así que me recogí en uno de los escasos asientos con luz de lectura, y a los pocos minutos la falta de mantas parecía la menor de las preocupaciones.
El terrible espectáculo que describe el libro alcanza cotas sobrecogedoras cuando trata el pasado y el presente de Potosí, en Bolivia. Nada brilla ya en las minas que abastecieron de plata las arcas de los poderosos y los banqueros europeos durante siglos y que hizo posible una nueva revolución del metal en Europa; quizás queda algo de estaño, que los españoles desechaban como basura. Como escribe el autor, Bolivia, hoy uno de los países más pobres del mundo, podría jactarse –si ello no resultara patéticamente inútil- de haber nutrido la riqueza de los países más ricos. Ya en pleno siglo veintiuno, después de muchos años desde la primera edición del libro, los indígenas de Potosí siguen masticando coca para matar el hambre y siguen quemándose las tripas con alcohol puro, como describen sus páginas. “Esto vale un potosí”, le decía el Quijote a Sancho; ahora sería lo mismo que decir que no vale nada. Coincidí con Galeano por primera vez en Santo Domingo, pocos días antes de la segunda victoria de Leonel Fernández, y no pude evitar comentarle mi impresión de la lectura mientras caminábamos por las húmedas calles de la capital dominicana. Le creí firmemente cuando me comentó que no encontraba palabras suficientes para describir la impotencia que sentía cada vez que era testigo de las injusticias en las que viven muchos pueblos latinoamericanos.
Una gran parte de América Latina ha sido objeto de saqueos y pillajes desde su “descubrimiento”, y lo sigue siendo en la actualidad. Los procesos de independencia que conformaron las actuales naciones latinoamericanas estuvieron liderados en buena parte por las clases pudientes, los criollos, educados en Europa y poseedores de las haciendas, y lo que querían es adueñarse de todo beneficio y no tener que compartir el trabajo de los otros con la metrópoli. Los pobres siempre han sido los desheredados de estas sociedades y, entre estos pobres, los indios, porque -como he escuchado en varios lugares desde Caracas a Santiago- sólo hay una cosa peor que ser pobre: ser indio. Indígena, diríamos ahora, en ese afán eufemístico por ocultar lo que no nos gusta como quien tapa un desconchado con un cuadro, pero en el fondo es lo mismo; no comen más, ni viven mejor, ni ven un futuro más claro por el uso de uno u otro término.
Pero sí ven su futuro más claro en otras cosas; por ejemplo, en la llegada al poder de personas que sienten cercanas, y que emprenden políticas que creen que les van a favorecer. como la nacionalización de los hidrocarburos. Y es que no les queda mucho más que algunos recursos naturales que no fueron objeto de saqueo en aquel momento porque no se conocía su utilidad, o porque no les dio tiempo. Aun así, lo son ahora por parte de grandes multinacionales, aunque en algunos casos parece que se llegará a tiempo para evitar su total expoliación. La nacionalización de los recursos naturales debería ser la norma habitual en los países pobres, porque se trata de lo poco que les queda. A los bolivianos, por no quedarles no les queda ni mar, porque el trozo que heredaron de la época de la colonia se lo anexionaron los chilenos –cuando si algo le sobra a Chile es justamente costa- en una de las múltiples guerras en las que, impulsadas por los gobernantes criollos, se vio inmerso el país y de las que, por cierto, no ganaron ni una.
Ahora dicen los de REPSOL, y no sólo ellos, que la nacionalización estaba anunciada, que la esperaban, pero que no han sido correctas las formas. ¿Pero de qué formas estamos hablando? ¿Es que acaso una nacionalización a través de un decreto presidencial no sirve en un país donde una familia vive un año con menos de lo que en España cobra un obrero en un mes?. Yo sé a qué formas se están refiriendo, porque he conocido a alguno de esos sujetos que viajan en business class de traje y corbata con un maletín del que no se desprenden, y que se acercan al gobernante de turno susurrándole al oído que tú y yo nos entendemos, y acercándole los fajos lo suficiente para que al menos pueda olerlos. Como cuando llegaban los europeos a América y cambiaban los espejitos por oro. El problema es cuando la dignidad está por encima del egoismo, y el gobernante no está en venta. Los sujetos encorbatados no lo entienden, porque no hablan ese idioma. Para ellos, el término “dignidad” es, como tantas otras cosas, relativo. Por eso no se acaban de creer cómo el mismo señor del jersey a rallas al que le tuvieron que prestar un abrigo cuando emprendió su viaje a Europa sea el mismo que ahora interponga su dignidad a los intereses de las grandes multinacionales. El lenguaje de la dignidad es para los ejecutivos de las multinacionales, como canta Djavan, japonés escrito en braille.
Si de formas se trata, no quiero perderme el pataleo de las multinacionales y sus súbditos cuando la Asamblea constituyente boliviana, dentro de algunos meses, apruebe la constitucionalización de la tenencia pública de los recursos naturales, como soberanamente hicieron los venezolanos en 1999. Entonces sí habrá una forma bien clara: la del poder constituyente del pueblo, que decidirá que si alguien quiere en algún momento vender las riquezas de su suelo deberá consultarles primero. En ese momento, la alternativa no será esperar a que cambie el gobierno, sino plegarse a la necesidad de incrementar la justicia en los tratos comerciales. Claro que siempre queda, como pasó en Venezuela, promover un golpe de Estado. Las multinacionales saben mucho de este procedimiento, llevan años utilizándolo para proteger sus intereses.
Mientras se reconoce la dignidad de esta decisión, habrá que aguantar marea. Entre ella, la de los tertulianos que nos despiertan cada día con pesimistas lamentaciones sobre el futuro de las bolsas y avisos sobre quién se ha creído que es ese cocalero porque, no olvidemos, cocalero es el que cultiva la hoja de coca. Son los mismos que quedaron desconcertados cuando Hugo Chávez ganó el primer referendo revocatorio de la historia contemporánea con casi el 60% de los votos, y que –la ignorancia es atrevida- son capaces de afirmar que en Venezuela no se ven resultados de las políticas sociales del gobierno bolivariano. Entonces, ¿cómo se explicarán en diciembre la reelección de Hugo Chávez en una Venezuela donde, según ellos, hay más pobreza, más injusticia y más violencia? ¿Cómo se explican la victoria de Humala, el éxito de algunos programas de Lula, la popularidad de Kirchner? Son incapaces de darse cuenta que los pueblos latinoamericanos reniegan de consensos como el de Washington, por el que los pobres siguen siendo pobres y los ricos son más ricos. También, en este caso, no hay mayor ciego que el que no quiere ver.
Pues sí, a mí los accionistas de REPSOL no me dan ninguna pena. Y un Gobierno consecuente no se lanzaría a defender con uñas y dientes los intereses de una minoría económica, sino que se preguntaría por qué los precios de la gasolina crecen a ritmos mucho mayores que el del petróleo y mucho antes de que el barril de petróleo que se compra por determinado valor pueda llegar a los surtidores. ¿No tendrá algo que ver el aumento del consumo ante la cercanía de días festivos, o el consenso de precios entre los distribuidores, atentando contra toda normativa de la libre competencia? Ojalá nuestro Gobierno se interese más por estas cuestiones, que afectan a la mayoría de la población, que por los miramientos hacia los accionistas de REPSOL, y es sólo un ejemplo. Porque la dignidad de los bolivianos y los intereses de los accionistas son incompatibles. Y, me van a perdonar si es el caso, pero yo me quedo con la primera. Rubén Martínez DalmauEl autor es profesor de Derecho Constitucional en la Universitat de València
Opinión:
LA NACIONALIZACIÓN Y LOS BOLIVIANOS
La Voz de Galicia de España (www.lavozdegalicia.es)
LA NACIONALIZACIÓN de la explotación de hidrocarburos en Bolivia, decretada por el presidente Evo Morales, tiene muchos aspectos negativos, pero también ofrece alguno positivo. Los muchos aspectos negativos no me interesan. Ya los han destacado todos los políticos, juristas y economistas. Veamos lo que puede haber positivo.
Sería muy positivo para Bolivia que todos los recursos económicos puedan destinarse a crear infraestructuras sociales y administrativas que beneficien a los más necesitados de Bolivia, que son muchos. Sería muy positivo para los bolivianos que los recursos proporcionados por la nacionalización sirvan para elevar el nivel de vida de los ciudadanos. Para que haya más y mejores oportunidades sociales. Para que aumente el número de puestos de trabajo. Para que exista una seguridad social que atienda dignamente a los ciudadanos en todas las enfermedades. Para que se destinen recursos a la escolarización de los lugares remotos, que no haya ningún niño sin atenciones, que todos tengan oportunidades de aumentar su nivel educativo y laboral. Para que las familias tengan viviendas dignas, que se sientan protegidas por el Estado, que cuenten con información suficiente para cada una de sus necesidades, que tengan verdadera libertad de elección para educar a sus hijos en el modelo que consideren adecuado.
Sería muy positivo para Bolivia que esta medida económica y social sirviera para lograr una Administración pública eficaz, competente, con capacidad de gestión y control, con iniciativa de servicio. Una Administración que se preocupara de formar cuadros dirigentes honrados, capacitados, humanos, solidarios. Que contaran con unos altos mandatarios con habilidad suficiente para sacarle toda la rentabilidad posible a los recursos naturales de Bolivia, con empresas propias o con inversiones de otros países. En definitiva, que contaran con un país prestigiado en el que todas las organizaciones y empresas experimentaran la imprescindible seguridad jurídica.
Sería muy positivo para los bolivianos que los grandes capitales provenientes de los recursos propios no se pierdan por los vericuetos administrativos para llegar a las manos de los ricos de toda la vida. Que no se pierdan por los laberintos de las organizaciones políticas que sólo se preocupan de los más necesitados cuando ellos necesitan sus votos. Que no se escurran por los despachos de los altos cargos militares de siempre. Que no acaben en las arcas de las mafias organizadas.
Si Evo consigue estos resultados, su medida será digna de todo tipo de elogios y estatuas. Si después de la nacionalización Bolivia sigue igual, todos nos sentiremos frustrados.
Editorial I
BOLIVIA, POR EL CAMINO EQUIVOCADO
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
La nacionalización de los hidrocarburos dispuesta por el presidente de Bolivia, Evo Morales, tiene que ser comprendida como una medida soberana de un gobierno legítimo, pero también como un paso extremo dado con una honda carga ideológica, que representa una vuelta al estatismo y un retroceso frente al modelo de desarrollo e integración económica vigente en el mundo.
Esta medida, anunciada en el referéndum de 2004 y prometida por Morales durante la campaña electoral, sin embargo, tomó de sorpresa a los gobiernos de Brasil y de la Argentina, y la incertidumbre se apoderó del escenario político y económico de América latina. Brasil es el primer inversor extranjero en ese país en materia de hidrocarburos y el mayor comprador del gas que se extrae de su suelo –la mitad de lo que consume proviene de la nación andina–, y la Argentina es uno de los mayores importadores de ese producto boliviano.
La política económica extrema y pendular adoptada por la nación andina a lo largo de su historia ha condenado a su pueblo a vivir en una situación de pobreza estructural y profunda desigualdad social, a pesar de contar con la segunda reserva gasífera del continente. Nada le garantiza hoy que con la nacionalización adoptada esta situación vaya a modificarse radicalmente. Bolivia requiere de millonarias inversiones para explorar y extraer la riqueza subterránea, y con estas medidas extremas aleja incluso a los gobiernos de países mejor predispuestos a apoyarla para salir de la crisis en la que está sumida desde hace décadas. El decreto anunciado por el mandatario del vecino país el domingo último obliga a las empresas transnacionales a entregar de inmediato su producción a la compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. Además, Morales conminó a las empresas extranjeras –a las que acusó de saquear los recursos naturales bolivianos– a firmar en un plazo de 180 días nuevos contratos o abandonar el país.
Al contrario de lo ocurrido en las anteriores estatizaciones de los recursos naturales en la historia de Bolivia, cuando estaban en manos de compañías de capitales norteamericanos, esta vez los intereses mayoritariamente afectados son brasileños y españoles.
El paso dado por el mandatario boliviano se enmarca en el resurgimiento de una corriente que alienta el retorno a viejas prácticas estatistas en América latina, inducida por la influencia cada vez más marcada del presidente populista de Venezuela, Hugo Chávez. No es casual que el anuncio de Morales se haya realizado horas después de la cumbre con el líder venezolano y Fidel Castro, con quienes firmó un tratado de comercio inspirado en la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), contracara del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que impulsan los Estados Unidos.
Morales utilizó la misma metodología del mandatario de Venezuela para ejecutar la medida. Envió a las tropas del ejército a tomar el control de las empresas que explotaban los recursos hidrocarburíferos, como hizo Chávez cuando confiscó plantaciones en su país, luego de considerarlas tierras improductivas en manos privadas. Si cumple con la palabra empeñada, como ocurrió en este caso, el jefe del Estado boliviano también estatizará los recursos mineros y forestales. No se tendrían que perder de vista los enormes costos que se han pagado en el pasado por la adopción de medidas extremas que perseguían resultados mágicos. Bolivia necesita encontrar un camino equilibrado para terminar con la histórica e injusta desigualdad social, y la mejor vía debería ser la incorporación, no la expulsión, de aquellos que con sus inversiones pueden contribuir a su desarrollo.
DESDE BOLIVIA:
UNA NACIONALIZACIÓN PÍRRICA
Para curarse en salud, el Gobierno anunció su decreto de nacionalización junto con una velada amenaza a los posibles críticos: serán los “dinosaurios, conservadores o vende patrias”, dijo el vicepresidente Álvaro García Linera.
La Nación de Chile (www.lanacion.cl)
Fernando Molina Monasterios
En lugar de negociar con las empresas petroleras que actúan en Bolivia, el Gobierno de Evo Morales se lanzó sobre ellas, de una manera claramente antijurídica, pero de una indiscutible eficacia política.
Que el Ejecutivo no negoció su decreto de nacionalización con las petroleras, como sin embargo sospechan algunos miembros de la extrema izquierda, se desprende de la reacción de las autoridades del Brasil, por ejemplo, que calificaron la disposición como “unilateral” y “no amistosa”. El gerente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, se quejó porque el Gobierno boliviano no le adelantó que “el decreto sería tan duro” en ninguna de las reuniones que la petrolera brasileña, la más afectada de todas, sostuvo con él. Por su parte, la española Repsol explicó que su permanencia ulterior en Bolivia tendría el propósito de “defender su patrimonio y los empleos” de los miembros de la empresa.
Para curarse en salud, el Gobierno anunció su decreto de nacionalización junto con una velada amenaza a los posibles críticos: serán los “dinosaurios, conservadores o vende patrias”, dijo el vicepresidente, Álvaro García Linera. Luego, en los primeros debates, un alto dirigente del MAS intentó acallar las tímidas observaciones de la oposición con la misma lógica: se alinean con las empresas o con la nacionalización, conminó. En suma, con nosotros o contra nosotros, porque “nosotros” constituimos la única y exclusiva expresión del interés nacional; porque la nuestra es la única verdad y quienes no la ven son ciegos, se hallan en el error, e incluso merecen calificativos peores: traidores, vende patrias, enemigos del país.
Se trata de una simplificación típica de la política más basta, pero pese a ello de gran peligro. Su intención implícita es impedir toda contradicción a la línea autorizada por el poder. Es una invitación directa a la autocensura. A que las minorías callen, porque, como ha dicho abiertamente el Gobierno, éstas no tienen importancia.
El mensaje es el siguiente: se respeta la libertad de adherirse a la verdad oficial, pero no la libertad de oponerse a ella. Sin embargo, la democracia consiste precisamente en el derecho a disentir, a llevarle la contra a las jerarquías y a las opiniones consagradas.
El razonamiento del Gobierno refleja muy bien su concepción de la política como un medio de implantación de un determinado modelo del mundo, que se considera tan bueno como indiscutible; la política, así, se convierte en un acto de fe, tanto en la capacidad de la sociedad para perfeccionarse, como en la idea de perfección que se tiene por deseable para todos. La “política de la fe”, por su entusiasmo en su propia visión del futuro, es incompatible en diversos grados con el populismo, que por el contrario equivale a la relativización de cualquier creencia. El pluralismo lanza a competir cada certidumbre con todas las otras, con lo que pone a todas en cuestión… El pluralismo es escéptico, y desde el escepticismo es capaz de polemizar incluso contra las ideas más sagradas. Incluso al precio de ser alejado de la feligresía nacional(ista), convertido en Judas, excomulgado de la religión del Estado.
Drástica medida de Evo Morales: la reacción en las calles de La Paz
EL GAS, UN TESORO CASI INACCESIBLE PARA LOS PROPIOS BOLIVIANOS
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
El economista más ortodoxo del mundo industrializado podría quedar perplejo ante una realidad que se erige aquí, a 4000 metros de altura sobre el nivel del mar: Bolivia es el segundo reservorio gasífero más importante de la región, pero apenas el 2% de su población tiene gas natural. La mayoría de los hogares usa garrafa. El dato es vital para adentrarse en el estado de ánimo de esta antigua ciudad, que parece haber revivido hace cinco días, apenas se enteró de la nacionalización de los hidrocarburos, dispuesta por el presidente Evo Morales.
La ilusión boliviana, más cerca de la necesidad que de las ideologías, se sustenta hoy en la posibilidad de despedirse para siempre de la garrafa de 10 kilos, la más utilizada por aquí, que dura 15 días para un familia de cuatro personas. "Si quiere, le apuesto: en dos años tenemos gas natural en La Paz", se entusiasma Carlos Gutiérrez, un sastre de 35 años al que los aires del Altiplano le han dado apariencia longeva. Gutiérrez tiene un puesto de tapicería en la calle, sobre una tarima, y no puede con la aguja: se pincha el dedo, casi bizco, mientras intenta reparar una vieja valija. "Evo está haciendo las cosas bien por su país. Estaban llenándose los bolsillos las petroleras", completa.
Morales tiene en Bolivia una aceptación que ha caído en los últimos meses, pero que nadie ubica por debajo del 65%. Y no es nuevo que la mayoría esté ahora de acuerdo, con matices, con la nacionalización. En julio del año pasado, un referéndum sobre los recursos naturales fue premonitorio: el 80% de los bolivianos votó en favor de recuperar el gas. LA NACION preguntó ayer en el Ministerio de Hidrocarburos cómo era el abastecimiento energético en ese edificio estatal. "A garrafa", contestaron.
Bolivia tiene hoy una pobreza del 60%, cifra que se eleva al 80% en estados como Potosí. Casi el 50% de todas sus exportaciones corresponde a hidrocarburos.
María Alejandra Díaz tiene 25 años, ojos negros y redondos, y es lo que cualquier revista del corazón definiría como belleza latina. "Evo es pésimo, no tiene ni idea de las medidas que toma", objeta, aunque agrega que está de acuerdo con que los hidrocarburos sean bolivianos. "Pero hay que hacerlo gradualmente, hay que pensar también en no afectar a las petroleras". Ya se recibió de licenciada en Administración de Empresas en la Universidad Católica de La Paz y quiere irse a vivir, en dos años, a Buenos Aires, donde su novio, también boliviano, estudia medicina. "No lo voté a Evo", sonríe.
¿Fracasaron en Bolivia el capitalismo y su remanido "efecto derrame"? Los analistas no se atreven a ser tajantes, porque las causas del deterioro son múltiples. En los últimos tres años, la inversión extranjera directa se desplomó de 628 millones de dólares a 200 millones anuales.
Aquí, como está planteado el modelo, son decisivos los capitales extranjeros: sólo Petrobras aporta casi un 20% del PBI boliviano. El país de Morales tiene además una diferencia con la Venezuela chavista: exhibe reservas de gas que son tres veces las de la Argentina, pero las tiene aún debajo de la tierra. Extrae, entonces, cuatro veces menos que nuestro país.
¿Se irán las petroleras? Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica de La Paz, duda un poco cuando se le comenta el principal argumento petrolero contra Morales: no cree, dice, que los inversores tomen la decisión de retirarse.
"Cuando, el año pasado, se subieron al 50% los impuestos, decían lo mismo y no ocurrió", señaló.
Chávez cree, entonces, que todo dependerá de la negociación con las empresas: si se hace bien, habrá un marco jurídico para que se queden. ¿Y las que estaban analizando venir y decidieron no hacerlo por la medida?, insistió LA NACION.
"Depende de cuáles -contestó-. Los venezolanos quieren venir. Esta medida le dio a Evo una unidad nacional y a la propia Bolivia, un nivel de exposición internacional que antes ninguno de los dos tenía." Los yacimientos permanecen custodiados por el ejército. "Estamos trabajando normalmente -dijeron en una petrolera de grandes inversiones-. La compañía va a tomar decisiones en las próximas semanas." Cualquier visitante puede, en esta ciudad, comer un buen almuerzo por apenas dos dólares. Y, aún con garrafas, el consumo de gas es más barato que el de red en Buenos Aires. Una familia de cuatro personas gasta unos seis dólares por mes en abastecerse con garrafas.
¿El secreto? Un subsidio estatal a las empresas. Pero no alcanza: con excepción de Santa Cruz de la Sierra, el área petrolera por excelencia, todos los estados muestran en Bolivia índices de necesidades básicas insatisfechas superiores al 50%. Un ejecutivo argentino que trabaja aquí hace tres años resumió ante LA NACION: "Es entendible el reclamo. Esta gente es pobre y ve pasar el gas".
LAS PREOCUPANTES SEÑALES QUE ENVÍA BOLIVIA
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
José Sergio Gabrieli, presidente de Petrobras, dijo que las "medidas eran unilaterales y para nada amistosas", un comentario bastante fuerte para los brasileños, que son siempre conciliadores. En tanto, Repsol YPF de España, el segundo mayor inversionista, alegó que no se habían realizado las prometidas negociaciones, mientras que el gobierno español expresó que estaba "fuertemente consternado".Ésas son sólo algunas de las reacciones internacionales tras la decisión del Presidente boliviano Evo Morales de nacionalizar el gas natural de su país, cuyas reservas son las mayores de Sudamérica después de las de Venezuela.
Las compañías extranjeras, incluyendo a la francesa Total, BP y BG Group de Inglaterra, además de Petrobras y Repsol, han invertido en total más de US$ 5 mil millones en el país.
Pero hay más en juego. Después de su elección con 54% de los votos en diciembre, Morales ha hablado como un populista revolucionario, pero ha dado signos de pragmatismo. Ha mantenido buenas relaciones con los presidentes socialdemócratas de Brasil y de Chile, y con los líderes populistas Fidel Castro, en Cuba, y Hugo Chávez, en Venezuela.
Pero parece que se alejó de la moderación. Morales visitó La Habana, donde estuvo firmando un "acuerdo comercial popular" junto a Chávez y Castro.
En tanto, el tono del decreto que nacionalizó el gas natural -una de las promesas de la campaña presidencial- es grandilocuente: "El Estado recupera su título, su posesión y el control total y absoluto de estos recursos".
El decreto implementa -aunque va más allá de eso- una ley que fue aprobada el año pasado después de semanas de protestas callejeras que fueron lideradas, entre otros, por Morales, y basándose en un referéndum de 2004, donde se aprobó la nacionalización del gas y del petróleo con 92% de los votos.
La ley requiere que las compañías cedan su producción a YPFB, el ex monopolio estatal de Bolivia, a objeto de que éste establezca un precio y luego lo comercialice.
El decreto es de efecto inmediato y les da a las empresas 180 días para aceptar los nuevos contratos, cuyos términos serán establecidos después de una audición gubernamental.
Bolivia necesita capital y tecnología extranjera para desarrollar su industria del gas. Sin nuevas inversiones podría tener problemas para cumplir con los contratos de exportaciones de gas a Brasil y a Argentina, dice Carlos Alberto López, un consultor de La Paz. Sin embargo, Morales parece estar apostando a que las compañías no se irán.
El gas boliviano significa un 5% del consumo total de energía en Brasil, su principal mercado. Esa dependencia mutua llevaría a un acuerdo menos draconiano en cuanto a los términos.
Una fuente de la industria dice que toda esta ceremonia es "una pantomima" para calmar a los radicales partidarios de Morales, y pronostica que el gobierno ofrecerá a las empresas una división 50/50 en ingresos. Pero esto podría no resultar. Varias compañías podrían ir a arbitraje internacional para implementar sus contratos y en ese caso Morales podría girarse hacia Chávez.
PobrezaLa nacionalización se completa en Sudamérica, y bajo los planes regionales de Chávez es vista como una victoria.
En La Habana, Morales firmó un acuerdo bajo el cual Bolivia se une a Cuba y a Venezuela como el tercer miembro de la Alternativa Bolivariana para América (ALBA, que significa "despertar" en español). Se supone que esta alianza es una alternativa al Acuerdo de Libre Comercio de América, que es apoyado por Estados Unidos.
Hace poco, Morales dijo que sólo en Cuba y Venezuela encontraba apoyo total. Pero bajo acuerdos comerciales preferentes que expiran en diciembre, Bolivia exporta US$ 160 millones al año hacia Estados Unidos. Esas exportaciones significan 100 mil trabajos, muchos de ellos en la industria textil. Evo Morales, en tanto, en su alianza con Chávez y Castro, que son aún más nacionalistas, envía señales preocupantes de que Bolivia podría estar moviéndose hacia un nacionalismo estatal. Si es así, todos los precedentes sugieren que en esos casos, mientras el gobierno se hace más rico, su gente se vuelve más pobre.
Almacenamiento y distribución:
PLANTA DE SENKATA, LA LLAVE DE GAS QUE NO SE PUEDE CERRAR
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
La planta de almacenamiento de gas licuado de petróleo Senkata tuvo un rol estratégico para la política boliviana hace tres años, durante la llamada "Guerra del gas", que se saldó con decenas de muertos.
Cuando las protestas populares que forzaron la renuncia del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (apodado popularmente "Goni") paralizaban a gran parte del país, en octubre de 2003, los manifestantes atacaron esta estratégica planta con dinamita y entraron a la fuerza para impedir que distribuyera gas licuado y diésel a las ciudades de La Paz, El Alto y las provincias circundantes.
"Los paros interrumpieron la distribución con el objeto de que la gente no se quedara en sus casas y saliera a protestar", cuenta a "El Mercurio" el jefe de seguridad de la planta, Adolfo Mendoza.
"La policía, los bomberos y el ejército vinieron a despejar la planta, pero imposible, porque era todo el pueblo", agrega.
La represión dejó, de todas formas, una treintena de muertos en esta zona y enervó aún más los ánimos de los obreros, indígenas y estudiantes, que finalmente lograron expulsar a "Goni" con una amplia movilización popular. El Vicepresidente Carlos Mesa asumió entonces el poder.
Situada en la conflictiva ciudad de El Alto, cuna de la pobreza más "dura" en Bolivia, la filial de la petrolera estatal YPFB encapsula cerca de 20.000 balones diarios de gas para satisfacer las necesidades de la mitad de La Paz y El Alto, epicentros de los movimientos sociales e indigenistas, además de las provincias vecinas.
Senkata cubre una superficie superior a los 45.000 metros cuadrados y en ella trabajan 45 personas almacenando el gas en los balones y 17 administrativos, además de cinco policías permanentes.
El visitante puede observar el árido panorama que rodea a la planta de Senkata, donde la vegetación brilla por su ausencia y donde la pobreza se siente y se respira.
Tras el decreto supremo presidencial del primero de mayo, una pequeña cuadrilla de militares la vigila, pero hasta ahora la mayor amenaza que afrontan es el hastío, porque no ha pasado nada.
Una amenaza
La amenaza que sí existe es que Repsol-YPF, que suministra la otra mitad de gas licuado a La Paz y El Alto, decida cerrar su planta. Pero en Senkata se toman esa eventualidad con la serenidad propia del altiplano. "Nosotros tenemos la capacidad técnica para administrar su planta si la abandonan", dice Fernando Rozas, el encargado de administrar la planta de YPFB.
A partir del decreto, Rozas tiene como misión fiscalizar a la planta contigua de la Compañía Logística de Hidrocarburos de Bolivia (CLHB), un consorcio peruano-alemán fuertemente custodiado por militares en su entrada. Mendoza cuenta que, cuando el Presidente Evo Morales anunció la "nacionalización" de los hidrocarburos, llegó gente de El Alto a sacar los carteles de la compañía y reemplazarlos por los de YPFB, ante la mirada impasible de los militares.
La fiscalización de Rozas a la planta de CLHB durante los seis meses de transición que contempla el decreto presidencial arrojará conclusiones sobre el funcionamiento de la misma y la participación en las ganancias que tendrán los capitalistas privados. "La presencia de soldados en los campos petroleros tiene sólo el propósito de dar espectacularidad a la medida adoptada". FERNANDO MESSMER, dirigente opositor.LAS CRÍTICAS DEL FINANCIAL TIMES
"Morales, ex líder de los campesinos cocaleros, inevitablemente calificó esa medida de histórica. Pero la realidad está lejos de serlo. La nacionalización a manos del Presidente boliviano tiene un elemento de historia repetida como farsa".
"A pesar de utilizar una retórica inflamatoria y contar con las FF.AA. para asegurarse los pozos de petróleo y gas, el plan de Evo Morales parece ser menos una medida de nacionalización y más una toma de capitales para su Tesoro".
"Bolivia posee la segunda mayor reserva de gas de América del Sur y necesita comercializarla, aunque carece de capital y expertos para hacerlo. Alinear inversores como Petrobras de Brasil y Repsol de España, con grandes intereses en Argentina, podría aislar a Bolivia de sus principales mercados".
"(Las nacionalizaciones) son una respuesta a la falta de desarrollo económico, la persistencia de una pobreza que se expande y una fatal atracción hacia el populismo".
"El actual paladín del populismo latino es Hugo Chávez, en quien Morales se modela a sí mismo. Perú enfrenta una batalla presidencial entre dos líderes populistas.
"Aunque invierten algunas de sus ganancias en los pobres, los venezolanos y argentinos son un fracaso. Chile, Uruguay y hasta cierto punto Brasil, todos ellos gobernados por líderes de izquierda, se muestran en mucha mejor forma. Estos últimos han logrado combinar una ortodoxia monetaria, con prudencia fiscal y apertura de mercados, inversión e ideas, al tiempo de implementar políticas sociales".
Carlos Villegas, ministro de Planificación:
BOLIVIA NO DESCARTA LA VENTA DIRECTA DE GAS
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
En el programa de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), el actual ministro de Planificación, Carlos Villegas, aparecía como el principal responsable de sustituir el "modelo neoliberal" por una economía mixta. Más allá de si eso se concrete, este economista es probablemente el principal cerebro económico en el gobierno de Evo Morales y su ministerio tiene una importancia similar al de Hacienda en Chile. Claramente su aproximación a la economía va unida a la posición política del gobierno, pero en ningún momento deja de fundamentar con bases técnicas.
"Vivimos en una crisis política-social desde el año 2000. En febrero y octubre de 2003 hubo conflictos muy virulentos en el país por problemas de hidrocarburos. Nosotros, como gobierno, queremos cerrar el círculo", dice, explicando parte de la importancia de "nacionalizar" los hidrocarburos.
Sus comentarios sobre Chile a ratos dan la impresión de que revelará una posición sustancialmente novedosa hacia nuestro país, pero se mantiene en el límite. Ayer, entregó nuevas precisiones al respecto en conversación con este diario.
-Considerando que ahora Bolivia tendrá un mayor control sobre el gas, ¿el gobierno boliviano descarta venderle gas a Chile en forma directa o la política será "gas por mar"?
"Bolivia está en una disposición de negociar todos los temas. Todo, lo del mar, lo del gas, todo. En este momento el gobierno boliviano tiene la cabeza amplia para negociar con los chilenos".
"Tenemos que aprovechar una coyuntura extremadamente excepcional para solucionar nuestros problemas. Pero todavía no hemos escuchado mensajes importantes del gobierno de Chile de tal manera de empezar un proceso de negociación".
-¿Pero se pueden solucionar algunos temas y otros no o el remedio debe ser integral?
"Creo que todos los temas se tienen que solucionar en una solución integral. Pueden haber secuencias temporales, pero lo fundamental es solucionar todos los temas".
-Críticos bolivianos dicen que el decreto presidencial sólo aplica lo apoyado en el referéndum de 2004 que fue plasmado en la Ley de Hidrocarburos de mayo de 2005. ¿Es así?
"Hace las dos cosas, aplica la ley y agrega cosas nuevas".
"Entre las cosas nuevas, el decreto decide recuperar la propiedad pero real, en el subsuelo y en el suelo, de los hidrocarburos. ¿Cómo se asegura en el suelo? Se obliga a todas las empresas a entregar el 100% de la producción a la empresa estatal YPFB. Antes del decreto las empresas tenían total discrecionalidad para usar sus volúmenes de producción y definir precios. Otro elemento, es que el Estado boliviano define ahora los precios para el mercado interno y externo y, además, ahora participa en los procesos de comercialización"."También es una innovación el que el Estado tendrá una participación de 51% en las empresas capitalizadas, y que el Estado participe en las refinerías con el 51% de las acciones, que antes estaban en manos de Petrobras".
-¿Y los impuestos no cambiaron?
"La ley señalaba que las empresas, del valor bruto de la producción, se quedaban con el 50% de lo producido, y el Estado con el otro 50%, dividido en 32% de impuestos directos y 12% en regalías. Todas estaban en eso desde mayo de 2005. Pero ahora las dos campos que producen más de 100 millones de pies cúbicos por día, San Alberto y San Andrés, pagan un 32% extra al Estado, o sea 82% de la producción".
"Esta distribución se debe a que hemos realizado estudios técnicos que revelaron ganancias extraordinarias de estas empresas. Ese 18% les permite recuperar su capital de inversión y de operación y les asegura un 20% de ganancias".
"Pero todas estas proporciones, en estos 180 días de transición, pueden mantenerse, aumentarse o reducirse, dependiendo de nuevas auditorías y negociaciones".
-¿Esta "nacionalización" y las otras anunciadas, tienen como propósito crear un Estado empresario que reemplace al llamado "modelo neoliberal"?
"Hemos definido como gobierno un sector estratégico donde va a participar el Estado, hidrocarburos y minería, pero eso no quiere decir monopolio estatal. En ningún momento estamos volviendo a situaciones de capitalismo de Estado donde habían monopolios absolutos".
-¿A qué se destinarán los nuevos recursos?
"Una parte ya está designada. Del impuesto directo (32%), el 90% va a los departamentos (regiones), municipios y universidades. Con el 32% extra (temporal que aplica el decreto), hemos decidido destinar estos rescursos a la refundación de la empresa estatal (YPFB). Si después de los 180 días hay nuevos ingresos, serán destinados a un Fondo de Desarrollo que solvente la estrategia de desarrollo nacional".
Capitales de nuestro país
El ministro no advierte mayores efectos para los capitales chilenos en ferrocarriles y buses internacionales. Respecto al tema de la futura nacionalización de ferrocarriles, Villegas dice que en la parte occidental del país se negociará para que el Estado compre el 3% de acciones que le faltan para tener el 51%.
"Las reservas (de gas) que dicen ha descubierto Chile no les da la seguridad de autoabastecimiento energético, entonces creo que hay que negociar".
KIRCHNER, LULA, CHAVEZ Y EVO SE REUNIERON Y FIRMARON UN ACUERDO EN IGUAZU
UNA NUEVA MISIÓN PARA LOS MOSQUETEROS
La cumbre fue convocada luego de que Evo Morales resolviera nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia. Luego de una reunión de tres horas a solas, los cuatro presidentes emitieron un comunicado de cinco puntos en el que se garantiza el suministro de gas y se comprometen a invertir para garantizar el desarrollo de Bolivia.
Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
La frase de Luiz Inácio Lula da Silva tuvo el tono de un antes y un después. Pero no era un antes y después épico, rimbombante, sino un reconocimiento implícito de que el clima político de la región era el peor de los últimos años. “Todo lo que fue hablado hasta antes de esta reunión poco vale ahora”, dijo. A su lado lo observaban con gesto serio el anfitrión, Néstor Kirchner, y los dos visitantes que habían llegado juntos, el boliviano Evo Morales y el venezolano Hugo Chávez. El antes al que se refería Lula eran la amenaza de Petrobras de suspender las inversiones en Bolivia tras la nacionalización de hidrocarburos y la respuesta de Morales, quien había acusado a la empresa brasileña de llevar adelante un “chantaje” contra su gobierno. “Lo que vale ahora es lo que está escrito en el papel que tiene Kirchner”, remató Lula.
¿Qué decía ese papel? Sin demasiadas precisiones (mucho menos números concretos), marcaba los cinco puntos que habían hecho posible el acercamiento entre los cuatro mandatarios. El acuerdo había llegado tras tres horas de reunión a puertas cerradas, sólo con la presencia de los presidentes. Los cinco puntos fueron leídos por el propio Kirchner en la conferencia de prensa conjunta que se organizó ayer a la tarde en el primer piso del Iguazú Grand Hotel.
- “Se garantiza el suministro de gas. Y la discusión debe darse en un marco racional y equitativo que viabilice los emprendimientos.”
- “Se profundizarán los diálogos bilaterales para resolver las cuestiones pendientes.”
- “Coincidimos en avanzar en la profundización del Mercosur y la integración latinoamericana, y en avanzar en el proyecto del gasoducto del sur. Hemos invitado formalmente al señor presidente de Bolivia.”
- “Se ratifica la unidad en la región en el diálogo con otros países y regiones, y valoramos el diálogo Mercosur-Unión Europea.”
- “Acordamos en la necesidad de inversiones conjuntas para contribuir al desarrollo de Bolivia.”
Las cinco frases reflejaron los intereses de los cuatro países. Para comprobarlo, bastó con escuchar lo que dijo cada jefe de Estado y algunos integrantes de las delegaciones.
La garantía del suministro y la apelación a la “racionalidad” fueron impuestas por Brasil y Argentina. Eran una referencia al aumento de precios que Bolivia está impulsando para el gas que exporta (sobre ese tema estuvieron hablando los ministros Andrés Soliz Rada, Silas Rondeau y Julio De Vido). La confirmación del megagasoducto del sur fue a pedido de Venezuela: el tema es el eje de la política exterior de Chávez. La coincidencia en que Bolivia precisa inversiones de sus vecinos de la región –una necesidad todavía más urgente tras la firma de TLCs con Washington por parte de Perú y Colombia– fue un claro reconocimiento a los reclamos de La Paz. Por último, el acento en la relación con la Unión Europea lo impuso Lula, quien está preocupado por la imagen de deterioro que está dando el Mercosur. “Tenemos que presentar al mundo un buen entendimiento, un buen diálogo, porque hay inversiones extranjeras en cada país que queremos mantener”, exhortó.
Esta vez la reunión de los cuatro jefes de Estado fue a puertas cerradas, a solas y duró tres horas. El hermetismo era bastante explicable. Tenían muchas cosas para decirse. Lula era el más enojado. El anuncio de la nacionalización de los hidrocarburos lo había molestado mucho, especialmente por dos cosas: porque Morales no le había avisado de la medida ni siquiera quince minutos antes de anunciarla y porque había ordenado a los militares ocupar el principal campo de gas de Petrobras en Bolivia. La imagen de los soldados bolivianos en la entrada de la planta, donde habían colocado una bandera que decía “Nacionalizado”, irritó muchísimo tanto al gobierno como a la prensa brasileña.
Los cuatro presidentes no dejaron trascender detalles de la conversación. Pero se supo que fue una charla por fuera del lenguaje diplomático, por momentos dura. No por casualidad, Kirchner destacó la “autenticidad” con la que se habló, mientras que Chávez describió la reunión como un “diálogo franco, fresco, sincero y humilde”. Acaso por ser los principales antagonistas del debate –la nacionalización enfrenta intereses concretos de ambos países–, Morales y Lula fueron más allá. “Con esta reunión se resuelve cualquier susceptibilidad”, dijo el boliviano. Y el brasileño, en un tono más enfático, reconoció la existencia de un “conflicto”, aunque lo consideró “resultado de la consolidación del sistema democrático en el continente”.
La última frase de Lula era una respuesta directa a la prensa de San Pablo y a ex funcionarios de la Cancillería brasileña, que en los últimos días lo criticaron por haber reconocido que la nacionalización de los hidrocarburos era una “decisión soberana” de Bolivia. “¿Cuál es la solución que proponían esos sectores?”, se preguntó en voz alta Lula durante la conferencia de prensa. Página/12 escuchó cuáles eran las alternativas que proponía la prensa paulista. “Tenemos que volver a la política histórica de Itamaraty. Mirar hacia Estados Unidos y Europa y dejar de poner el acento en Sudamérica”, repetía un corresponsal del diario Valor Económico. “Hay que reclamar ante los tribunales internacionales por los contratos de Petrobras”, se sumaba otro periodista, en línea con los últimos editoriales de Folha y O Globo.
Pero la respuesta de Lula fue ambigua. Dijo que entendía las necesidades económicas de Bolivia pero luego agregó algo que sonó como una reprimenda para Morales. “Somos adultos, responsables, dueños de nuestra nariz”, fue su metáfora. Todos los periodistas –con más ansiedad los brasileños– esperaban que confirmara o desmintiera lo que habían anticipado las autoridades de Petrobras, sobre un inminente descenso de las inversiones en Bolivia. El propio Morales había tocado el tema, aunque en forma algo elusiva. “Hemos escuchado algunas declaraciones sobre que Petrobras no va a invertir”, dijo. Le habían preguntado por su acusación sobre “chantaje” contra la estatal brasileña, realizada antes de partir para Puerto Iguazú. Cuando llegó su turno, Lula no terminó de despejar la intriga. “Las inversiones o no de Petrobras son una decisión de la empresa, va a continuar invirtiendo en el extranjero, incluyendo Bolivia, según lo que acuerde con YPFB (Yacimientos Petroleros Fiscales Bolivianos). Lo que vale para Petrobras es como para cualquier empresa del mundo”, aseguró. Su ambigüedad era una forma diplomática de reconocer que el tema quedó pendiente para la discusión bilateral. Lo mismo sucederá con la española Repsol, cuyo titular estuvo anteayer reunido con Kirchner en la Rosada. Al respecto, Página/12 le preguntó a Chávez si en la charla de los presidentes se había conversado sobre los intereses de Repsol en Bolivia: “No. Eso no se discutió en esta reunión”, contestó. Ese tema quedó pendiente para el próximo encuentro en Viena, donde los países del Mercosur se encontrarán con los jerarcas de la Unión Europea.
LULA CORTA TODA INVERSIÓN DE PETROBRAS EN BOLIVIA Y EVO ACEPTA NEGOCIAR
Las conclusiones de la cumbre se interpretan como una forma de garantizar el suministro de gas a Brasil y Argentina después de la nacionalización hecha por Morales.
ABC de España (www.abc.es)
El anuncio del gigante energético Petrobras, participado en su mayoría por el Estado brasileño, de que cortaba todas sus inversiones en Bolivia tuvo un efecto inmediato en la cumbre de Iguazú entre los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; Argentina, Néstor Kirchner: Venezuela, Hugo Chávez, y Bolivia, Evo Morales. Aunque poco antes de que comenzara la reunión, el mandatario boliviano calificó de «chantaje» la decisión de la petrolera brasileña y su intención de acudir a los tribunales internacionales por la nacionalización de los hidrocarburos, lo cierto es que después de tres horas de reunión, las conversaciones acabaron con la decisión firme de buscar una solución a la crisis del gas de manera que satisfaga a productores y compradores.
En el aspecto formal la cita de los presidentes concluyó con la firma de una declaración que destaca «la voluntad de superar las evidentes diferencias coyunturales y seguir profundizando la integración regional y continental». Del texto parece deducirse la intención de Morales de estar abierto a la negociación con los presidentes de los países más afectados por su decisión.
Anoche, el documento era interpretado como una forma de garantizar el abastecimiento de gas para Brasil y Argentina, tras el terremoto político y económico desatado por la decisión del boliviano Evo Morales, anunciada el lunes pasado, de nacionalizar los hidrocarburos de su país, segunda reserva de gas de Suramérica.
Ayer se desconocía el alcance de los acuerdos sobre los precios del combustible, punto que enfrentó fuertemente al brasileño Lula da Silva con Morales, respaldado a su vez por el venezolano Hugo Chávez. El mandatario brasileño se puso al frente de la defensa de Petrobras, el gigante energético más afectado por la decisión de Morales. Argentina importa mucho menos: unos cinco millones de metros cúbicos, pero que son cruciales para superar la grave crisis de desabastecimiento que vive desde 2001.
Fue precisamente el argentino Néstor Kirchner quien leyó ayer el documento en el complejo hotelero de cinco estrellas donde se reunieron los cuatro presidentes. El hotel está situado a unos 200 metros de la frontera que comparten Argentina, Brasil y Paraguay.
«Los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela reunidos en Puerto Iguazú destacaron que la integración energética es un elemento esencial en la integración regional en beneficio de su pueblo», leyó Kirchner.
Garantizar el abastecimiento
Agregó que «en este contexto, los presidentes coincidieron en la necesidad de preservar y garantizar el abastecimiento de gas favoreciendo un desarrollo equilibrado en los países productores y consumidores; asimismo, destacaron que la discusión sobre los precios del gas debe darse en un marco racional y equitativo que viabilice los emprendimientos».
Clave fue también el hecho de que en el documento quedara explícito que los presidentes «coincidieron en la profundización de los diálogos bilaterales para resolver cuestiones pendientes».
Además, buscando no limitar la reunión a la cuestión energética y a los precios, la declaración puso énfasis también en la «voluntad de trabajar para la profundización de Mercosur y la consolidación de la integración suramericana». El bloque, marcado por las divergencias, es duramente cuestionado -con amenazas de salidas incluidas- por Paraguay y Uruguay, que se quejan de trato asimétrico por parte de los socios mayores, Brasil y Argentina, ahora aliados.
Gasoducto del Sur
Los mandatarios ratificaron además su decisión de avanzar en el proyecto del Gasoducto del Sur. Para Chávez la reunión fue «muy buena, extraordinaria», aunque por la mañana el mandatario había reconocido la existencia de «tensiones» por la decisión de Morales de nacionalizar los hidrocarburos. Sin embargo Chávez matizó sus palabras al decir que confiaba en la «voluntad política de los líderes para superarlas». Y enseguida sentenció que las «tensiones son alentadas desde los Estados Unidos», con cuyo gobierno mantiene un fuerte enfrentamiento.
ZAPATERO INSTÓ CHAVEZ A MEDIAR EN LA CRISIS DEL GAS, DICE EL EMBAJADOR MÉNDEZ
ABC de España (www.abc.es)
El embajador venezolano en Madrid, Arévalo Méndez, aseguró ayer en los Desayunos de Punto Radio que Hugo Chávez está actuando a instancia de otros presidentes, entre ellos José Luis Rodríguez Zapatero, en relación con la situación creada por la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.
Arévalo Méndez negó que el presidente de Venezuela haya influido en la decisión de Evo Morales, o que lo haya hecho el presidente cubano, Fidel Castro, a raíz de la reunión que los tres mandatarios tuvieron recientemente en La Habana. Añadió que Chávez no se presenta como «el líder de la crisis» sino como «el líder de la solución».
El embajador elogió la posición de Zapatero, que ha apostado por el diálogo y la acción diplomática para abordar la situación, ya que en su opinión es mucho más eficaz.
Méndez aseguró también que Zapatero y Chávez se entrevistarán en Viena, adonde ambos tienen previsto acudir el 11 de mayo para participar en la Cumbre de la Unión Europea con los países de América Latina, Caribe y Pacífico.
En esa reunión, indicó el embajador, estará presente, sin duda, la cuestión energética, que quedará incluida en las relaciones bilaterales entre España y Venezuela.
Chávez, que cuando estuvo en España, el pasado mes de octubre, durante la Cumbre Iberoamericana de Salamanca, ofreció a Zapatero alcanzar acuerdos a largo plazo para suministrar gas y petróleo a España, acudirá a la cumbre de Viena con el objetivo de presentar su país a los europeos como un suministrador seguro y prolongado de hidrocarburos.
El régimen venezolano tiene previsto invertir hasta el año 2015 unos 70.000 millones de dólares en proyectos de explotación petrolífera, y cuenta con que unos 20.000 millones de esa cantidad serán inversiones extranjeras. Consciente de las grandes reservas petrolíferas que tiene Venezuela, Chávez quiere con esas inversiones pasar de una producción actual de algo más de tres millones de barriles diarios a los cinco millones.
REPSOL ADVIERTE A BOLIVIA SOBRE LA POSIBILIDAD DE INICIAR UNA DEMANADA
Tras un primer análisis de la situación, Repsol ha remitido al Gobierno de Bolivia su posición frente a la nacionalización de los hidrocarburos decretada el pasado lunes. La petrolera pide que se le aclaren ciertos términos de la medida, como la cesión de la propiedad y la comercialización del gas, y manifiesta 'su voluntad de colaborar' con Bolivia, pero sin renunciar, en modo alguno, a sus derechos, entre ellos, el recurso a un arbitraje.
Diario Cinco Días de España (www.cincodias.com)
La carta remitida el día 2 por el director general de Repsol YPF para Argentina, Brasil y Bolivia, Enrique Locutura, al presidente de la empresa estatal boliviana YPFB, Jorge Alvarado (con copia para el ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz) ha sido un mensaje de colaboración pero, al mismo tiempo, de la voluntad firme de la petrolera española de no renunciar al derecho de protección de sus inversiones.
En representación de Repsol y de sus filiales en Bolivia, Locutura pide, en primer lugar, que el Gobierno de Evo Morales le aclare y concrete el artículo 2 del decreto de nacionalización de los yacimientos y la cadena productiva de los hidrocarburos, que entró en vigor el 1 de mayo y que le indique cómo se instrumentará la norma. Dicho artículo, en su apartado I, establece que las petroleras que actualmente realizan actividades de producción de gas y petróleo en el país 'están obligadas a entregar en propiedad a YPFB toda la producción de hidrocarburos'.
A la vista de que el mismo artículo, en su apartado II, establece que YPFB va a asumir la comercialización de todos los hidrocarburos 'definiendo las condiciones, volúmenes y precios, tanto para el mercado interno, como para la exportación y la industrialización', y con el fin de 'llevar a cabo la necesaria coordinación', Repsol indica que seguirá actuando operativamente como lo ha hecho hasta ahora. Todo ello si no recibe indicación en contra del Gobierno y hasta el momento en que éste defina e instrumente 'los parámetros señalados en el decreto' relativos a la producción y la comercialización.
Arbitraje
En la misiva, en la que han trabajado los servicios jurídicos de la petrolera, ésta reitera en varias ocasiones que todo lo que en ella expresa se hace sin perjuicio de los derechos a los que se puede acoger. En este sentido, el texto expresa que Repsol y sus filiales bolivianas 'se ven obligadas a reservar todos sus derechos y acciones' respecto a la nacionalización decretada por el Gobierno. Y entre ellos se incluyen los que le corresponden al amparo del Acuerdo para la Promoción y la Protección Recíproca de Inversiones entre España y Bolivia, que podría conducir a un proceso de arbitraje ante el Banco Mundial .
En este punto, Enrique Locutura deja claro a YPFB y el Gobierno boliviano que cualquier tipo de colaboración que la compañía española se vea obligada a prestar a las autoridades de Bolivia en relación a las medidas adoptadas 'se llevarán a cabo con el solo propósito de mitigar daños'. Pero, subraya, 'en ningún caso podrán interpretarse como una renuncia de sus derechos'.
Finalmente, la compañía, que comunicó a la CNMV el envío de esta carta, indicó que se reserva también el derecho 'de ampliar en otras comunicaciones al Gobierno de Bolivia nuestras observaciones a las demás disposiciones del Decreto en cuanto afecten los derechos de Repsol YPF y sus subsidiarias'.
Tras el citado decreto, las petroleras extranjeras en Bolivia pasan de un régimen de concesión a otro de prestación de servicios.
Nuevos contratos
En aplicación de la nueva norma, YPFB comenzará la próxima semana la negociación de nuevos contratos con las petroleras, informa Reuters. La empresa estatal boliviana aseguró ayer que ya ha mantenido contactos previos con las empresas afectadas y reconoció que había recibido sendas comunicaciones oficiales de la brasileña Petrobras y de Repsol, en las que expresan su interés en hablar sobre las nuevas condiciones.
El decreto de nacionalización, en línea con el modelo venezolano, da seis meses de plazo a las petroleras para firmar nuevos contratos para operar en el país.
Una delegación española viaja hoy a La Paz y Brasilia
La delegación del Gobierno español que partió ayer hacia La Paz para tratar sobre la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos, se reúne hoy con el presidente del país, Evo Morales. A continuación viajará a Brasilia, donde se entrevistará con un asesor económico del presidente Luis Ignacio Lula da Silva.
La misión está encabezada por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica, Bernardino León y la integran, además, los directores generales de Financiación Internacional del Ministerio de Economía, Ramón Guzmán; de Comercio e Inversiones, Oscar Vía (del Ministerio de Industria) y de Relaciones Económicas Internacionales, María Jesús Figa (Ministerio de Exteriores). El quinto miembro de la delegación es el asesor económico del presidente del Gobierno, Jorge Blázquez.
REPSOL ADVIERTE AL GOBIERNO DE LA PAZ DE QUE SEGUIRÁ OPERANDO COMO HASTA AHORA
ABC de España (www.abc.es)
El director general de Repsol YPF, Enrique Locutura, ha remitido una carta a las autoridades bolivianas en las que expresa la intención de la empresa de continuar operando como como lo viene haciendo, hasta que se hayan definido las nuevas relaciones con la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), para lo cual el decreto de nacionalización de los hidrocarburos da un plazo de 180 días.
Según ha podido saber ABC, la dirección de la compañía hispano-argentina manifiesta al Gobierno de Evo Morales su disposición a cumplir con lo establecido en el decreto, pero solicita que se le indique cómo se va a llevar a la práctica la decisión de que las empresas petroleras quedan obligadas a entregar toda su producción de hidrocarburos a YPFB.
Asimismo, tras recordar que el decreto indica también que YPFB será quien comercialice los hidrocarburos producidos, definiendo las condiciones, volúmenes y precios, Repsol señala que, para llevar a cabo una necesaria coordinación, salvo indicación en contrario por parte de las autoridades bolivianas, continuará operando cómo lo hace actualmente hasta el momento en que se instrumenten los nuevos parámetros.
La carta termina advirtiendo de que cualquier colaboración que Repsol se vea obligada a prestar a las autoridades de Bolivia, tendrá como objetivo únicamente mitigar daños y no podrá ser interpretada como una renuncia a ningún tipo de derecho.
Fuentes de la compañía indicaron ayer a Europa Press que no se había mantenido aún contactos con el Gobierno boliviano.
Por otro lado, Emilio Botín, presidente del Grupo Santander, que abandonó Bolivia en marzo para concentrarse en otros mercados iberoamericanos, calificó la decisión del Ejecutivo de Morales como una «mala noticia» para las inversiones en ese país.
Delegación a Bolivia y Brasil
Mientras, ayer mismo un delegación española encabezada por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, emprendió viaje a Bolivia y Brasil, para tratar con los gobernantes de esos dos países las consecuencias del decreto boliviano.
La delegación, que hizo una escala en Rabat, durante la que León se entrevistó con el ministro delegado de Exteriores marroquí, Taieb Fassi Fihri, está integrada también por los directores generales de Financiación Internacional, Ramón Guzmán; de Comercio e Inversiones, Óscar Vía; y de Relaciones Económicas Internacionales, María Jesús Figa, así como por Jorge Blázquez, asesor de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno.
En España, el presidente del PP, Mariano Rajoy, en declaraciones a Radio Intereconomía, acusó al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de no estar defendiendo los intereses de las empresas españolas, criticó que no se haya llamado a consultas a nuestro embajador en La Paz y dijo que con Morales no hay que «dialogar» sino «exigir que cumpla las leyes y los compromisos». Rajoy anunció que preguntará a Zapatero en la próxima sesión de control al Gobierno sobre las medidas que ha adoptado para que los intereses de las empresas españolas se vean «perjudicados» en Bolivia.
Repsol YPF
SOLBES ABOGA VÍA JUDICIAL PARA DEFENDER LOS DERECHOS DE LA PETROLERA SI NO HAY PACTO POLÍTICO
Diario Cinco Días de España (www.cincodias.com)
El vicepresidente económico, Pedro Solbes, afirmó ayer en Bruselas que España tiene que 'defender sus derechos' en la disputa provocada por la decisión de Bolivia de nacionalizar los hidrocarburos, y abogó por recurrir a vías jurídicas si fracasa la negociación con las autoridades bolivianas, informa Europa Press.
'Yo soy de los que opinan que siempre hay que utilizar todos los elementos de negociación hasta que la negociación se acabe, pero hay que mantener también los márgenes jurídicos de actuación en el caso de que la negociación no lleve a ningún resultado', afirmó Solbes a la entrada de la reunión mensual de los ministros de Economía de la zona euro.
El vicepresidente señaló que las nacionalizaciones decretadas por el Gobierno boliviano suponen la 'ruptura de unos acuerdos internacionales de inversión y de protección de inversiones', equiparables 'en cierta medida' a una 'expropiación'.
Por ello, recalcó que 'España tiene que defender, como otros inversores, sus derechos y sus puntos de vista' e intentar negociar 'un resultado aceptable' para las empresas que han invertido en Bolivia. En el caso de que las negociaciones fracasen, Solbes abogó por recurrir a acciones jurídicas que no precisó.
Encuentro en Viena
José Luis Rodríguez Zapatero aprovechará la cumbre de la Unión Europea y Latinoamérica prevista la semana que viene en Viena para intentar abordar a solas con el presidente boliviano, Evo Morales, la situación creada tras el anuncio de la nacionalización de los hidrocarburos en el país andino.
El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, anunció ayer este propósito de Zapatero, aunque advirtió que la agenda del presidente no está cerrada y, por tanto, está sometida a variaciones. Desde que se conoció este anuncio, informó ayer Moraleda, no se ha producido siquiera un contacto telefónico entre Zapatero y Morales, aunque desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se mantienen abiertos los cauces diplomáticos para seguir la evolución de la situación. En este sentido, señaló que el contacto entre ambos Gobiernos es 'permanente'.
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sí habló con Evo Morales en la madrugada del martes para trasladarle la 'preocupación' de España por una medida que perjudica los intereses de las empresas españolas en Bolivia y, muy en particular, a Repsol YPF. En sintonía con lo que afirmó el pasado miércoles Zapatero, el secretario de Estado de Comunicación señaló ayer que el Gobierno apuesta por la vía del diálogo. Por otro lado, el presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, afirmó ayer que la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia 'es una mala noticia' para el fomento de las inversiones en dicho país.
EL 'NÚMERO DOS' DE EXTERIORES SE ENTREVISTA HOY CON EVO MORALES PARA ABORDAR LA CRISIS
El País de España (www.elpais.es)
El secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León, encabeza la delegación española que hoy se reunirá en La Paz con Evo Morales para buscar una salida negociada tras la decisión del presidente boliviano de nacionalizar los hidrocarburos. Durante la reunión mantenida anoche en Puerto Iguazú, los dirigentes de Bolivia, Argentina, Brasil y Venezuela, acordaron negociar el precio del gas en la región. Morales se comprometió a garantizar el suministro y los países vecinos a invertir más en el desarrollo de Bolivia.
Como compradores del gas boliviano, los gobiernos de Argentina y Brasil querían que Morales les explicase el alcance de las medidas nacionalizadoras y su repercusión en las exportaciones y en los precios. Morales se ha comprometido con sus colegas a garantizar el suministro, mientras que Argentina, Venezuela y Brasil fomentarán inversiones conjuntas para el desarrollo de Bolivia. En una declaración conjunta leída por el presidente argentino, Néstor Kirchner, los cuatro dirigentes han coincidido en "preservar y garantizar el abastecimiento de gas favoreciendo un desarrollo equilibrado de los países productores y consumidores".
Visita oficial del Gobierno español
Mientras tanto, una delegación oficial española se entrevistará hoy con Evo Morales con el objetivo de "clarificar y avanzar en el diálogo" con las autoridades bolivianas para “reiniciar lo que debiera ser una buena relación en todos los campos", según ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. La misión está encabezada por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León.
En declaraciones a la Cadena SER, el ministro boliviano de Planificación, Carlos Villegas, ha indicado el alcance de la nacionalización de los recursos, indicando que el Estado boliviano se quedará con un 82% del negocio, dejando a las empresas un 18%. Hasta ahora, las empresas y el Estado compartían el negocio al 50%. Villegas ha dicho que el Gobierno boliviano “ha realizado un estudio técnico y económico previo y hemos visto que con ese 18%, las empresas recuperan sus costes de inversión y sacan un margen [de beneficio] de cerca del 20%, muy aceptable si lo comparamos con las tasas de beneficio en vigor en el sector petrolero en el mundo”.
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