BOLIVIA: UN GOBIERNO MARIONETA, EL SUEÑO GEOPOLÍTICO DE ESTADOS UNIDOS
Hace
un par de meses, y enterrado entre el desenfrenado ciclo noticioso al que nos
tiene acostumbrado el mundo, Bolivia tuvo un intento -fallido, casi
cantinflesco- de golpe de estado. Así pues, un grupo de militares se movilizó
en La Paz, liderados por el general Juan José Zúñiga, quien había sido
destituido recientemente por unos comentarios políticos contra el expresidente
Evo Morales. El presidente Luis Arce calificó la acción como un intento de
golpe y pidió la movilización del pueblo para defender la democracia. Tras la
retirada de los militares, Zúñiga fue detenido y éste, acusó a Arce de
orquestar el intento de golpe para aumentar su popularidad.
Al
conocerse la noticia varios presidentes de América Latina condenaron el intento
de golpe y expresaron su apoyo a Arce, sin embargo, la condena de Estados
Unidos a la intentona se retrasó por varias horas; tal vez esperando el
resultado de éste, para luego afirmar que no había ninguna implicación en el
golpe.
Bolivia
tiene una larga tradición de golpes de estado y “suspensiones” de la democracia
-39 intentos, 17 de ellos exitosos desde 1946-, la mayoría en el contexto de la
Guerra fría y el plan Cóndor, plan en el cual Estados Unidos colaboraba y
financiaba a las dictaduras militares de América del sur para eliminar a los
opositores políticos de izquierda y cualquier forma de disidencia. Sin embargo,
tras la caída del muro de Berlín, el Gigante del Norte ha cambiado a otras
estrategias de cambio de régimen más sutiles, por ejemplo, la llamada guerra
híbrida, donde pudiera haber una negación más plausible, como lo son: el
llamado lawfare (instrumentalización del poder judicial para socavar la
credibilidad de figuras políticas), campañas de desinformación, ciberataques, y
la financiación de ONGs y otros grupos civiles avocados a manufacturar las
llamadas revoluciones de colores.
El
alzamiento militar del 2019, que dejó a Evo Morales fuera del poder acusado de
fraude electoral, tiene las características de este último estilo de golpe de
estado a través de técnicas más blandas.
Para
Erica De Bruin (profesora del Hamilton College), fue a todas luces un golpe de
estado, «En la práctica, la diferencia entre un golpe, una revolución y un
levantamiento popular puede ser borrosa. Los golpes de Estado ocurren cada vez
más mediante protestas públicas generalizadas, y es muy difícil que esas
protestas tengan éxito sin el apoyo de una facción de los militares» dijo para
la BBC. Recordemos que, en el 2019, además de las protestas “populares”
(instigadas por estas ONGs compradas) y militares, fue vital para el éxito de
la operación la legitimación de dicho movimiento por parte de la OEA, órgano
que está claramente al servicio de Estados Unidos, lo cual se evidenció al
publicar la OEA un informe aduciendo evidencia de irregularidades en el proceso
electoral.
Hoy
en día, una vez disipado el humo, se reconoce ampliamente y por todas las
fuerzas políticas que no hubo fraude en las elecciones de 2019.
Tendríamos
que preguntarnos qué razones podría tener Estados Unidos para querer un
gobierno favorable a sus intereses en Bolivia. Una pista la encontraremos en un
tweet del hoy dueño de X (otrora Twitter) y Tesla, Elon Musk, que al ser
increpado por el papel de Estados Unidos en el golpe de Bolivia para que él
obtuviera el litio, respondió: “le daremos un golpe a quien queramos,
acéptenlo”.
Bolivia,
junto a Argentina y Chile, está ubicada en el llamado “Triángulo del Litio”, ya
que posee una reserva del 85% del mineral.
Este
metal, conocido como “oro blanco”, es crucial para la fabricación de baterías
de iones de litio utilizadas en vehículos eléctricos (EVs), dispositivos
electrónicos y almacenamiento de energía. Sin embargo, Australia y China
dominan en este momento la producción de Litio, convirtiendo al Triangulo de
Litio en un terreno inexplorado de grandísimo potencial.
En
un mundo que lentamente hace su transición hacia energías limpias, el control
de este comodity (identificado como mineral crítico) es tan estratégico como lo
ha sido el petróleo crudo. El otro gran competidor en el mercado de los EVs es
China, quien, a través de inversión en innovación, aseguramiento de la cadena
de valor de las baterías y acuerdos de transferencia tecnológica, ha logrado
mediante marcas como BYD dominar el mercado, y competir seriamente con los
comparativamente costosos Teslas.
Estados
Unidos no ha tenido otra salida que imponer tarifas que vuelvan incomparables
los vehículos chinos, y presionar a Europa para que haga lo mismo: la fantasía
del libre mercado.
De
aquí que para EE. UU. dominar el Triángulo del Litio sea crucial para frenar el
crecimiento de la industria verde china y potenciar la propia; el primer paso
es pues tener gobiernos amigables que dispongan de un marco legal favorable
para la explotación de la riqueza mineral común. En la Argentina de Milei
(quien ya ha visitado a Musk en 2 ocasiones) fue aprobada la Ley Bases y el
Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI), que facilita a
multinacionales extractivistas occidentales la explotación de minerales
ofreciendo beneficios aduaneros, tributarios y regulatorios; sin tener en
cuenta las posibles graves consecuencias ambientales y sociales, que afectan
las comunidades locales y al medio ambiente.
Mientras
Bolivia siga ejerciendo soberanía sobre sus recursos naturales, seguirá en la
mira de las potencias del Norte Global, pero no dudamos que cualquier crisis
interna (real o manufacturada) sea aprovechada en la guerra híbrida para
perpetuar el saqueo imperialista y la devolución de la economía boliviana a una
era meramente extractivista, en beneficio únicamente de los intereses del
gigante del norte.
(https://acortar.link/yQBPKT)
UNA
PERSPECTIVA INDIANISTA CRITICA DEL ESTADO PLURINACIONAL EN BOLIVIA
Indianismo,
una ideología surgida del pensamiento aymara y quechua, ayudó a llevar al poder
a Evo Morales. ¿Qué es el balance del proyecto de descolonización de su
gobierno?
Nacla
Reporting (https://acortar.link/LuRFkt)
El
22 de enero de 2006, Evo Morales se convirtió en el primer presidente indígena
de Bolivia. Sus lágrimas durante la entrega de la banda presidencial fueron
compartidas por miles de indígenas de todo el país que se sintieron
representados por una figura de origen popular. Sin formación académica y con
una trayectoria basada en la dirigencia sindical entre los productores de coca,
su llegada a la presidencia representaba un acontecimiento sin precedentes en
la historia de Bolivia. Su posesión en el sitio precolombino de Tiwanaku,
rodeado de amautas (líderes espirituales aymaras) y otros líderes indígenas,
transmitió la sensación de que el poder político ya no sería exclusivo de las
élites blanco-mestizas, sino que los pueblos indígenas habían llegado al gobierno
“para quedarse”.
La
llegada de Morales y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS) a la
presidencia, fue producto de las luchas de diversos pueblos indígenas por
acceder al poder político dentro del estado republicano. Pero, al mismo tiempo,
fue la culminación de importantes corrientes ideológicas que la precedieron,
específicamente los movimientos indianista y katarista, quienes, desde el
último tercio del pasado siglo, apostaron por disputar el poder político a
partir de principios como la descolonización y la reconstitución de los
pueblos.
Bolivia
ingresó al siglo XXI con grandes movilizaciones indígenas y campesinas contra
los gobiernos denominados neoliberales. En el año 2000, destacan los bloqueos
de caminos, encabezados por Felipe Quispe Huanca, conocido como el Mallku, en
la zona andina, y en Cochabamba la llamada “guerra del agua”. Estas
movilizaciones lideradas por sindicatos agrarios y cocaleros exigieron la
renuncia del entonces presidente Hugo Banzer Suárez, evidenciando la emergencia
de los sectores indígenas en la política boliviana. El culmen de los conflictos
llegó en 2003 con la denominada “guerra del gas” en la ciudad de El Alto, que
fue reprimida por las fuerzas de seguridad. La represión impulsó la unión de
diversos sectores populares, quienes empezaron a plantear la necesidad de
“refundar el Estado”. Esta propuesta desafió las estructuras políticas
conservadoras y dio paso a las formas nativas de hacer política.
Esta
emergencia indígena venía dotada de símbolos y discursos que el movimiento
indianista había promovido desde la década de 1960, cuando empezaron a
cuestionar la historia oficial y denunciar el estado-nación por considerarlo
una continuidad colonial. Entre estos símbolos destacan la bandera wiphala, la
hoja de coca, el retorno a valorar los propios idiomas y la vestimenta, y la
recuperación de líderes históricos como Tupak Katari y Bartolina Sisa. El
principal ideólogo del movimiento indianista, Fausto Reinaga, autor del seminal
libro La Revolución India, publicado en 1970, planteó la idea de “las dos
Bolivias”: una blanca, minoritaria y con poder político, y otra mayoritaria,
indígena, explotada y oprimida. Así, el indianismo contribuyó a construir una
narrativa contra hegemónica frente a la visión dominante de una nación
blanco-mestiza, que pretendía enmascarar su hegemonía bajo corrientes como el
multiculturalismo.
En
este punto se plantean algunas preguntas: ¿Respondió el actual Estado
Plurinacional a los anhelos del movimiento indianista? ¿En qué medida sus
postulados dialogan con la plurinacionalidad del gobierno del MAS? Este texto
busca responder a estas interrogantes mediante la recopilación de voces de
intelectuales y militantes indianistas, quienes evidencian que existen tanto
aproximaciones como discrepancias en relación con la agenda política que estos
plantearon desde finales del siglo pasado.
El
auge del movimiento indianista
En
nuestras reuniones de formación realizadas en la localidad en Warisata en 2014,
Felipe Quispe nos solía decir que el indianismo surge desde el primer contacto
entre el nativo y el europeo, por ejemplo, cuando Atahuallpa, el último Inka,
sintió la amenaza de perder su poder ante el invasor español. El sentimiento de
disputa y liberación ante la amenaza colonial extranjera, son la base del
indianismo. Por esto, para Quispe, había indianismo en el Taki Unquy, el
movimiento político mesiánico indígena andino del siglo XVI que se contraponía
directamente al catolicismo y la colonización española. Había indianismo
también en las rebeliones de Tupak Amaru-Micaela Bastidas, Tupak
Katari-Bartolina Sisa, Pablo Zarate Willka y Laureano Machaca, entre otros,
puesto que estos movimientos resistían el poder colonial.
Sin
embargo, el indianismo, como movimiento político partidario anticolonial, fue
fundado por aymaras y quechuas en la región andina de Bolivia en 1960, a través
del Partido Autóctono Nacional (PAN). Surgió en el contexto de la
post-revolución nacional de 1952, que promovía el mestizaje y la
“campesinización” del sujeto que históricamente había sido denominado como
“indio” desde la época colonial hasta los primeros años de la República. No
estamos de acuerdo con las perspectivas teóricas que asocian a todos los
movimientos andinos bolivianos como “indianismo”. Sabemos que existen
movimientos con propuestas e históricos distintos como el katarismo, el
indianismo tupak-katarista y el indianismo-katarismo, pero es de nuestro
interés abordar, por falta de espacio, solamente el indianismo.
Una
primera característica es que esta corriente recupera la categoría “indio”,
desmarcándose de los términos “indígena” y “campesino”, los cuales, según los
indianistas, eran utilizados para asimilar y civilizar, al mismo tiempo que
encubrían la discriminación y el racismo. Constantino Lima Chávez, uno de los
fundadores del PAN, afirmó en el momento de la fundación del partido: “Ya que
con el término 'indio' nos quieren humillar y es el arma para humillarnos, ese
mismo término 'indio' vamos a utilizar para defendernos de las humillaciones
hasta la victoria final”.
El
indianismo es, por tanto, una ideología política donde el indio piensa un
proyecto de poder bajo sus propios términos y bajo su propio instrumento
político partidario. De ese modo, plantea al indio como sujeto principal de la
revolución en un contexto donde el racismo era estructural en Bolivia.
Posiciona asimismo categorías como “las dos Bolivias”, “Poder Indio” y la
“Revolución India”. Entre sus fundadores y militantes destacados se encuentran,
además de Lima Chávez y su principal escritor y teórico Reinaga, Raymundo
Tambo, Luciano Tapia y Tania Cruz.
De
este primer partido surgieron otros, como el Movimiento Indio Tupak Katari
(MITKA), que logró ganar algunas diputaciones en el parlamento. También surgió
el Partido Indio de Bolivia (PIB) y, a finales de la década de los 70 e inicios
de los 80, las fracciones kataristas como el Movimiento Revolucionario Tupak
Katari (MRTK) y el Movimiento Revolucionario Tupak Katari de Liberación
(MRTKL). Los kataristas reivindicaban el sindicalismo campesino, concibiendo la
descolonización no solo en términos de raza, sino también de clase. En 1993,
esta fracción logró llevar al dirigente aymara, Víctor Hugo Cárdenas, a la
vicepresidencia de Bolivia, en alianza con el empresario Gonzalo Sánchez de
Lozada. Durante esa década, el panorama político se caracterizó por políticas
multiculturales, que para el movimiento indianista fueron políticas
neoliberales que reconocían la diferencia cultural y étnica, pero sin cambiar
la base colonial que mantenía las diferencias sociales. En estas políticas el
indianismo fue perdiendo relevancia frente al ascenso del katarismo.
Un
hito importante viene en 1998, cuando Felipe Quispe asume el cargo de
secretario ejecutivo de la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de
Bolivia (CSUTCB). A través de diversas movilizaciones campesinas inspiradas en
los cercos de Tupak Katari, Quispe vuelve a posicionar las categorías y
postulados indianistas, creando las condiciones para la llegada de Evo Morales
al poder.
El
amanecer del Estado Plurinacional
En
la primera gestión del gobierno de Morales se convocó en 2006 una Asamblea
Constituyente donde los pueblos indígenas formaron parte de la construcción del
nuevo modelo de Estado. Después de dos años de disputas, debates y acuerdos
entre los diferentes sectores sociales del país, la nueva Constitución Política
del Estado fue aprobada por medio de un referéndum el 25 de enero de 2009 y
entró en vigor el 7 de febrero del mismo año. Esta constitución denomina a
Bolivia como un “Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario,
libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y
con autonomías”.
La
nueva constitución establece que la finalidad del nuevo Estado es constituir
una sociedad cimentada en la descolonización. Además, incorpora principios
ético-morales basados en preceptos indígenas, tales como Suma Qamaña (vivir
bien), Ñandereko (buena vida), qhapaj ñan (camino noble), entre otros.
Asimismo, reconoce 36 lenguas indígenas como oficiales del Estado, junto con la
lengua castellana, y se incluye a la bandera indianista wiphala como símbolo
patrio. También se introduce una nueva terminología oficial para referirse a
las poblaciones nativas. Se las llama “Naciones y Pueblos Indígena Originario
Campesinos”, en un intento por unificar los diferentes sectores rurales del
país. Desde la perspectiva del sacerdote e investigador Xavier Albó en su trabajo
“Las flamantes autonomías indígenas bolivianas” (2010), esta unión identitaria
era necesaria, ya que todas ellas, pese a su pasado común, habían asumido con
el tiempo diferentes categorías producto de los distintos procesos sociales y
políticos.
Las
voces críticas de líderes y militantes de organizaciones y colectivos del
indianismo aquí presentados muestran las similitudes y diferencias entre este
movimiento político y el proyecto plurinacional plasmado en la Constitución de
2009. Estos aportes evidencian la continuidad de relaciones coloniales a pesar
del discurso plural que el Estado actual sostiene, dando pistas para pensar
otros horizontes posibles. Sus perspectivas destacan que la historiografía
indianista invita a un análisis crítico que sobrepasa el binarismo clásico de
izquierdas y derechas, centrándose en las necesidades y problemáticas actuales
de las comunidades indígenas.
Luces
y sombras de la plurinacionalidad
En
el movimiento indianista existe la idea común de que el proyecto plurinacional
no representó una salida política para los múltiples problemas sociales de los
pueblos indígenas. Uno de los motivos de esta crítica es que el Estado
Plurinacional no representa una realidad práctica en las comunidades del país.
Por ejemplo, no hubo una “indianización” del sistema de justicia, tal como lo
establece la nueva Constitución, ni tampoco una suerte de cambio significativo
en las políticas públicas orientadas a la educación y la economía. Al respecto,
el sociólogo aymara Pablo Mamani Ramírez, referente en temas de los movimientos
sociales en los Andes bolivianos, señala: “El Estado Plurinacional existe
jurídicamente, pero en la materialidad histórica no, porque no hay una
pluralidad política, una pluralidad institucional, una pluralidad
epistemológica académica”. Esta es una de las problemáticas a la hora de
analizar la plurinacionalidad como política de Estado.
En
las palabras del historiador aymara Pedro Portugal Mollinedo, director del
periódico Pukara, una de las revistas más importantes en la difusión de las
ideologías políticas indígenas: “La plurinacionalidad es como toda idea
política que se prueba en la práctica. Son casi 20 años que se lo ha intentado
probar no solamente en Bolivia, también en Ecuador. Ha sido una propuesta y
ahora cualquiera puede hacer un balance sobre lo que hay de plurinacionalidad
en el país. No hay nada.”. A más de diez años del Estado Plurinacional en
Bolivia y de la continuidad de relaciones coloniales y extractivistas, Portugal
afirma que: “La Constitución Plurinacional no resuelve el problema de la
colonización”.
Además,
señala Portugal que se han construido “muros de silencio” contra las voces de
diputados indígenas del pasado, de personajes históricos y de muchos otros que
ocuparon cargos públicos en el Estado boliviano, como si todo se hubiera
iniciado con Morales. El proyecto plurinacional se nutre de la simbología
indígena, pero promueve una narrativa que reduce su potencial crítico y
transformador. Un estado que proponga construir una sociedad más democrática y
plural no debe silenciar las demandas históricas de sus pueblos, ni pretender
que los proyectos históricos sean utilizados como bandera política partidaria.
Sin
embargo, el MAS instrumentalizó la plurinacionalidad y el discurso de la
descolonización, vaciando sus significados iniciales para convertirlos en una
herramienta política de poder. Al respecto, Elizabeth Huanca Coila, activista
que milita en redes de mujeres andinas y doctorante en Estudio Culturales en la
Universidad Andina Simón Bolívar (Ecuador), se pregunta: “¿En qué momento nos
perdimos? Probablemente en el momento de la etiquetación de la
plurinacionalidad como soporte del indigenismo nada más”. Es decir, el proyecto
plurinacional habría sido construido de fuera para adentro, en base a la
palabra de no indígenas hablando por los indígenas.
Como
apunta Wilmer Machaca Leandro, miembro del grupo indianista Jichha, que destaca
por su trabajo en la socialización en redes sociales de materiales escritos
sobre el contexto andino e historia aymara: “Quiénes más han influido en la
configuración del Estado Plurinacional no han sido los propios actores, no han
sido construcciones que han venido desde abajo, sino que desde arriba. Y creo
que en gran medida las aspiraciones de cómo se iba a imaginar lo indígena o
este reconocimiento de la diversidad ha estado sumamente construida desde
espacios académicos urbanos”.
Acerca
de la relación entre el horizonte indianista y el proyecto plurinacional,
Minerva Coronel, historiadora y abogada que viene de una tradición familiar de
luchas andinas, coincide con Machaca y Huanca en enfatizar que no existe
confluencia entre ambos. “Reinaga veía como un peligro el clasificarnos porque
nos iban a convertir en minorías”, comenta Coronel. Reinaga falleció en 1994,
más de una década antes de la llegada al poder del gobierno del MAS, pero
Coronel cita una conversación que tuvo con su sobrina, Hilda Reinaga, sobre la
perspectiva que habría tenido sobre el momento actual. “Él nunca habría estado de acuerdo con el
Estado Plurinacional”, cuenta Coronel de las palabras de Hilda, “justamente por
esta división que hacen de los indios, nos divide en pequeños grupos y, al
final, quién resulta mayoritario es el boliviano, el boliviano criollo, y a los
pueblos aymaras y quechuas nos vuelve minoría’”.
Este
punto es clave, ya que la base del indianismo es el protagonismo directo de los
aymaras y quechuas. En esta misma línea, para Huanca, la diferencia entre la
apuesta indianista y la plurinacional es que la primera “planteaba la
deconstrucción de un sistema y de un modelo colonial”, mientras que, en la
apuesta plurinacional, como ya evidenciamos, se mantuvo estructuralmente un
Estado-nación “monocultural” con sus estructuras coloniales de
administración.
Sin
embargo, algunos consideran que hay convergencias entre las propuestas
indianistas y la plurinacionalidad, específicamente en el ámbito práctico,
aunque con limitaciones. Para Mamani: “Una cosa que el indianismo clásico buscó
fue que un indio sea presidente del Estado boliviano, un Estado de ‘la otra
Bolivia’. Eso fue una búsqueda de los lideres indianistas como un principio
básico de que nosotros nos gobernemos. El indio ha sido Evo, pero un Evo que no
es de la teoría e ideología indianista sino más sindical campesinista, y, a
ratos, colonial. En el sentido figurativo se logró esta coincidencia, pero en
el sentido práctico ideológico no”. Con una opinión parecida, Portugal afirma
que para el indianismo: “Su objetivo histórico era llegar al poder y lo ha
logrado, ha visto un indio gobernar al país, que es Evo Morales. Entonces
muchas de las premisas del indianismo se han cumplido, pero no han sido nada
gloriosas. Lo que se inscribe ahora es un nuevo horizonte para que surjan
nuevas ideas”.
Por
esta línea, el escritor y politólogo aymara Illapa Callisaya Coaquira entiende
la plurinacionalidad como un instrumento de los pueblos y, por tanto, del
indianismo. Según Callisaya, existe una plurinacionalidad no occidental que
mira los intereses de las naciones indias y que no debe ser apropiada por los
intereses de la izquierda. “El horizonte indianista sirve de utopía, es lo que
[Eduardo] Galeano hablaba [cuando decía que] ‘las utopías sirven para seguir
avanzando’”, señala Callisaya. “En nuestro país, fundamentalmente, el
indianismo ha servido de faro para que los pueblos sometidos a distintos tipos
de colonialismo puedan recobrar su ajayu (espíritu), su cualidad identitaria,
su cualidad de nación y no se rumben hacia un horizonte occidental de nación…
Sirve como un referente utópico, pero a veces el sentido que quieren darle los
que administran el Estado ya sea la derecha o la izquierda desvía este
horizonte, direccionando a nuestros pueblos para que aceptemos el modo de vida
occidental, la modernidad, con todas sus taras que esta ha traído.”. Según
Callisaya el problema no es si la plurinacionalidad y el indianismo convergen
como horizontes políticos, sino los intereses de los que se apropian y la
“resemantizan” en otra dirección, una dirección no popular, no indígena y que
mantiene las capas de opresión históricas del Estado boliviano.
A
recuperar la historia
Como
colectivo, coincidimos con la mayoría de las opiniones respecto a la distancia
entre los objetivos del movimiento indianista y el Estado Plurinacional, aun
cuando este último promueva el reconocimiento de los pueblos indígenas y
utilice sus símbolos. El carácter interpelador de las luchas previas a la
llegada de Morales y el MAS han sido paulatinamente acalladas con narrativas
como el vivir bien y la interculturalidad.
En
su diario de la huelga de hambre que se lanzó en contexto de las protestas que
llevaron a la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, La caída de
Goni (2013), Felipe Quispe, indignado por el actuar del gobierno llamado
indígena, señalaba: “los dirigentes que hemos dado una dirección revolucionaria
a la CSUTCB; aquellos que hemos entregado nuestra vida y sangre por la causa
sagrada… realmente lo ocultaron con un velo de silencio y no resaltan los
nombres y apellidos de los autores y actores; solo se habla de Evo y sus
secuaces”.
En
los casi 14 años del gobierno, Morales se constituyó en la salida moderada para
admitir las demandas indígenas, a diferencia del indianismo, que pretendía un
cambio estructural del Estado. Aquí se manifiesta una similitud con el caso
haitiano cuando el antropólogo Michel-Rolph Trouillot en su libro Silenciando
el pasado. El poder y la producción de la Historia (1995), hacía referencia a
la imposibilidad que la historia oficial haitiana tiene de reconocer que la
Revolución de 1791 fue hecha por personas negras. Al negarlo, silencian la
existencia de estas en tanto sujetos históricos. La crítica indianista hace una
denuncia muy parecida en relación con el papel de los indianistas en la
constitución del Estado Plurinacional. El “muro de silencio” construido por la
inteligencia criolla, como señala Pedro Portugal, sigue siendo un tema
pendiente, puesto que al hacerlo se devalarían las inconsistencias del actual
Estado con las agendas que la precedieron y le permitieron llegar al poder.
Este
escenario también plantea la necesidad de repensar y redireccionar el
pensamiento indianista. ¿Es suficiente el principio, el indio en el poder? La
incursión de diferentes sectores y organizaciones indígenas en el aparato
estatal no han cambiado las formas coloniales de administración. Problemas
estructurales como la captación partidaria de organizaciones campesinas e
indígenas, la corrupción, el nepotismo, la burocracia, entre otros, se han
incrementado y esta vez muchos tienen rostros de aymaras y quechuas. El excesivo uso de los símbolos indígenas en
la propaganda del Estado paulatinamente vacía sus significados y reduce la
posibilidad de una alternativa indígena para el cambio. Estos factores sugieren
la urgencia de crear nuevos escenarios de pensamiento y acción política, donde
recuperar la historia y el pensamiento de las ideologías propias puedan ser la
base para la reconstitución de las agendas indígenas contra las políticas
neoliberales, fascistas y anti-indígenas que lamentablemente siguen presentes
en la estructura social y política boliviana.
BOLIVIANOS
“INVADIRÁN” AL PERÚ IGUAL QUE VENEZOLANOS, ALERTAN DESDE EL ALTIPLANO
Grave
crisis económica y ausencia de gas y dólares quebrarán a Bolivia en 2028 y en
2029 se vendrá ola migratoria, afirman
Diario
Ojo de Perú (https://acortar.link/IMNNOd)
Ante
la grave crisis económica y social en Bolivia, que arreciará en los próximos
años con un mayor desabastecimiento de combustible y mayores penurias para la
población, se avecina el éxodo de más de un millón de bolivianos al Perú, en el
marco de una ola migratoria masiva como la que ha venido desde Venezuela a
territorio peruano.
Así
lo advirtió, sobre Bolivia, Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos del vecino
país y socio director de Gas Energy Latin America.
Álvaro
Ríos también señaló que Perú debe mirarse en el espejo de Bolivia para no
incurrir en los mismos errores en el tema de la exploración, explotación y
comercialización del gas natural.
¿Bolivia
sin gas?
En
declaraciones a Infobae, Ríos señaló que Bolivia se quedará sin gas natural
suficiente para atender su demanda interna en 2028 por la “acelerada
declinación de producción de gas natural y líquidos asociados” debido a la
falta de inversiones en exploración en nuevos lotes gasíferos por la estatal
boliviana YPFB, que monopoliza la operación de los yacimientos.
Recalcó
que el “milagro boliviano” de años atrás, con el presidente Evo Morales,
ocurrió porque, tras nacionalizarse el gas en 2006 y elevar el goverment take
(que el Estado toma) al 85 %, Bolivia exportó el recurso a Brasil y Argentina,
lo que le permitió tener muchos dólares para masificar internamente el gas
natural a través de ductos.
¿2028
y 2029?
Sin
inversiones para buscar nuevos lotes de gas, este se está acabando y Ríos
indicó que se calcula que en 2028 Bolivia se quedará sin gas natural suficiente
para atender a su demanda interna que, además, es subsidiada por el Estado. Y
entonces, la crisis económica golpeará como nunca al país y a su población.
“A
partir de 2029 empezará la importación, porque ya no tendrán nada qué ofrecerle
al mundo. Esto, debido a una caída de la producción, debido a políticas
estatistas que ahuyentaron totalmente la exploración privada, donde se
concentran los mayores riesgos. En el Perú, pasará lo mismo que con Venezuela
hace algunos años, y se espera que más de un millón de bolivianos lleguen por
la crisis”, destacó el exviceministro boliviano de Hidrocarburos.
Cuidado,
Perú
Durante
la conferencia “Gas Natural: El fracaso del ‘milagro boliviano’ y su analogía
en el Perú”, organizada por la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH) en
colaboración con el Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), Ríos comentó
recientemente en Lima que la política energética estatista y nacionalista de
Bolivia ha provocado, en los últimos años, una disminución significativa de la
producción de gas natural y líquidos asociados debido a la falta de proyectos
de exploración.
Ríos
recomendó al Gobierno peruano no caer en los mismos errores de Bolivia que
forzaron un “Estado empresario” y, por el contrario, continuar con el modelo de
inversión privada en el sector.
CRISIS
ENERGÉTICA Y FALTA DE DÓLARES EN BOLIVIA ANTICIPAN EL ÉXODO DE MÁS DE 1 MILLÓN
DE BOLIVIANOS AL PERÚ
Bomba
de tiempo. El fin del ‘milagro boliviano’ por la falta de gas natural genera
sus primeros estragos sobre la economía de ambos países. Gobierno de Arce
intenta dilatar una migración masiva, similar a la de Venezuela, hacia el resto
de la región.
Infobae
de Argentina (https://acortar.link/rs7njQ)
La
política energética estatista y nacionalista de Bolivia está provocando
desabastecimientos y serios problemas con la economía de ese país, situación
que anticipa el éxodo de más de 1 millón de bolivianos al Perú y la masiva fuga
de dólares de su territorio, como ocurrió alguna vez con Venezuela, informó la
consultora Gas Energy Latin America. Se calcula que la nación boliviana se
quedará sin gas natural suficiente para atender su demanda interna en 2028.
De
acuerdo al organismo especializado en políticas de distribución y consumo
energético en la región, existe una “acelerada declinación de producción de gas
natural y líquidos asociados”. Esto debido a la falta de inversiones en
exploración en dólares que la estatal boliviana YPFB “no tiene como encarar”.
Como se recuerda, en el país altiplánico esta compañía es la única que opera
los yacimientos de gas.
Las
gráficas mostradas a continuación corresponden a una exposición de la
consultora en un evento organizado por la Sociedad Peruana de Hidrocarburos
(SPH).
“Bolivia
no tiene la posibilidad de traer inversión privada como la tiene Perú. Se
recomienda al Perú no caer en los mismos errores de Bolivia del estado
empresario y continuar con el modelo de inversión privada”, destacó para
Infobae Perú el titular de Gas Energy Latin America, Álvaro Ríos.
Según
explica Ríos, la bonanza del “milagro boliviano” ocurrió porque, luego de
nacionalizar el gas en 2006 y elevar el goverment take (lo que el Estado se
queda) al 85%, Bolivia empezó a exportarlo hacia Brasil y Argentina, con lo
cual generó los ingresos en dólares suficientes para masificar el recurso
internamente a través de ductos.
El
problema llega cuando el gas se empieza a acabar, y ya tienes una población
dependiente de esa energía. Al estar en manos del Estado, el sector
hidrocarburífero de Bolivia no participó en más labores de exploración. La
tormenta perfecta para una economía que basaba gran parte de sus subsidios en
los ingresos por gas natural.
No
hay gas y escasean los dólares en Bolivia
Bolivia
está ahora en medio de una encrucijada y a punto de encender el ducto que
proveía gas a Argentina, pero en sentido contrario para, ahora, comprarles el
recurso. La inflación en ese país llegó al 1,58% en agosto, con una acumulación
anual de 4,61%, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INE).
“A
partir de 2029 empezará la importación, porque ya no tendrán nada qué ofrecerle
al mundo. Esto, debido a una caída de la producción, debido a políticas
estatistas que ahuyentaron totalmente la exploración privada, donde se
concentran los mayores riesgos. En el Perú, pasará lo mismo que con Venezuela
hace algunos años, y se espera que más de 1 millón de bolivianos lleguen por la
crisis”, destacó el también exviceministro boliviano Ríos.
De
la mano de esta situación, se viene también la falta de producción de otros
combustibles en el mercado interno. Así, Gas Energy Latin America sostiene que
Bolivia empezará a importar GLP a partir de 2025 debido a falta de fuentes
propias. Ya se importa el 46% de gasolina y el 81% de diesel.
“En
Bolivia, YPFB controla toda la cadena de valor: upstream (explotación),
midstream (ductos de transporte) y downstream (comercialización). La empresa es
juez y parte y única proveedora de combustibles del mercado. La declinación
comenzó en 2014”, aseveró el especialista.
Por
tal motivo, este mes de agosto de 2024 los empresarios bolivianos anexados en
la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), así como
representantes del Estado altiplánico, acordaron gestionar la aprobación del
proyecto de ley del Ministerio de Hidrocarburos y Energías de ese país, el cual
pretende aumentar las inversiones en la exploración y explotación de
hidrocarburos por parte del sector privado, casi un año después de que el
presidente Luis Arce reconociera que “el gas se terminó”.
Crisis
de gas y dólares en Bolivia podría llegar al Perú
Con
el objetivo de evitar una situación similar en el Perú, Gas Energy Latin
America -que opera en Perú, Bolivia y Venezuela- recomendó que se “comience una
tarea exploratoria corrigiendo las fallas propias del sistema nacional con
respecto a la elevada tramitología y conflictividad social existente”.
“Con
el objetivo de que el día de mañana no se convierta en un importador neto de
energía, principalmente, de gas natural, y que impacte en su economía como
acontece en Bolivia”, dijo Ríos.
Perú,
como Bolivia, tienen potencial para seguir explorando, explicó la consultora.
El gas natural es el energético más importante para la descarbonización del
planeta y se debe mantener un ciclo exploratorio continuo.
“Recomendamos
a Perú generar demanda adicional para masificar el país, que debe hacerse con
gasoductos y no con camiones GNL en el mediano a largo plazo, y generar demanda
nacional que a su vez generara nueva inversión en exploración”, finalizó.
BOLIVIA:
POR QUÉ HA DECLARADO EL PAÍS SUDAMERICANO EL ESTADO DE EMERGENCIA NACIONAL?
Bolivia
declaró el estado de emergencia nacional debido a intensos incendios
forestales, según anunció el Ministerio de Defensa del país el sábado. Durante
una conferencia de prensa, el Ministro de Defensa, Edmundo Novillo, explicó que
esta declaración facilitaría la coordinación rápida del apoyo internacional.
News
SX de España (https://acortar.link/MmDEfP)
Bolivia
declaró el estado de emergencia nacional debido a intensos incendios
forestales. Durante una conferencia de prensa, el Ministro de Defensa, Edmundo
Novillo, explicó que esta declaración facilitaría la coordinación rápida del
apoyo internacional. Novillo indicó que esta medida permitiría una asistencia
más ágil y efectiva por parte de las naciones amigas y la cooperación
internacional.
Según
Inpe, la agencia espacial brasileña que rastrea incendios, Bolivia ha
experimentado el mayor número de incendios forestales desde 2010, con al menos
3 millones de hectáreas quemadas este año. América del Sur está atravesando
actualmente su temporada máxima de incendios, que se extiende de agosto a
septiembre, tras una temporada de incendios inusualmente temprana que comenzó
en julio debido a una sequía.
Los
recursos de lucha contra incendios en Bolivia están sobrecargados, lo que ha
llevado al gobierno a buscar ayuda internacional. Voluntarios indígenas
intentaron proteger sus tierras, utilizadas para cultivar alimentos y alimentar
al ganado cerca del bosque de Chiquitano, que se extiende hacia Brasil y
Paraguay, pero algunos tuvieron que evacuar.
Incendios
forestales anuales en Bolivia
Brasil
también ha enfrentado incendios significativos en sus ciudades, y la selva
amazónica está experimentando su peor inicio en dos décadas después de una
sequía récord. A pesar de la resistencia de las comunidades, los incendios han
devastado territorios indígenas y áreas protegidas en la Amazonía boliviana.
Estos incendios han interrumpido las fuentes de alimento, el acceso al agua
potable y han destruido hogares. El problema va más allá del cambio climático
para tocar cuestiones estructurales: las políticas nacionales favorecen las
economías extractivas. Las comunidades son conscientes de que los incendios
serán utilizados como pretexto para invadir sus tierras.
En
2019, Bolivia experimentó sus mayores incendios forestales registrados,
afectando a más de 6.000.000 de hectáreas en el este de Bolivia, principalmente
en el bosque seco de Chiquitano en Santa Cruz. Ese año, hubo un debate
significativo sobre el «paquete de normas incendiarias», un conjunto de leyes y
decretos de 2013 a 2019 que fomentaban la deforestación y facilitaban los
permisos para la agricultura de quema. El «paquete de normas incendiarias» se
considera un factor clave en los incendios forestales anuales del país.
En
2020, los cambios en el Plan de Uso de Suelo de Beni (PLUS) destacaron los
esfuerzos de ciertos sectores para legalizar la deforestación y alterar las
categorías de tierras para expandir la ganadería y la agricultura de
monocultivo. Desde la aprobación del PLUS en Beni, ha habido un aumento en los
puntos calientes en el departamento.
Cambio
climático agravando los incendios forestales en Bolivia
Además,
el cambio climático se ha convertido en una realidad innegable. En octubre, se
registraron temperaturas excepcionalmente altas por el Servicio Nacional de
Meteorología e Hidrología en al menos cinco departamentos. En octubre del año
pasado, alrededor de 105 municipios en Bolivia habían declarado una catástrofe
debido a la falta de lluvias. La combinación de altas temperaturas y sequía
llevó a la pérdida de cultivos agrícolas en las comunidades indígenas y hizo
que los bosques fueran extremadamente susceptibles a los incendios. La técnica
tradicional de quema, que antes era manejable, resultó en incendios sin
precedentes en las provincias de Abel Iturralde y José Ballivián durante este
período.
En
medio de esta crisis climática, es crucial cuestionar las normas y políticas
nacionales que promueven economías extractivas relacionadas con los incendios
forestales. Para 2022, Bolivia era el tercer país con mayor deforestación de
bosques primarios tropicales a nivel mundial. La minería de oro aluvial ha
aumentado en la Amazonía boliviana, lo que ha llevado a la deforestación a
través de actividades ilegales, alteraciones de los cursos de agua y
contaminación por mercurio.
Deforestación
alcanzando niveles alarmantes en Bolivia
Bolivia
a menudo recibe menos atención en comparación con Brasil a pesar de tener una
pérdida anual significativa de bosques. En 2022, Bolivia perdió 245.177
hectáreas de bosque primario, representando el 12,4 % de la deforestación total
de la Amazonía ese año. Los territorios combinados de la Amazonía de Colombia y
Perú, que totalizan aproximadamente 127 millones de hectáreas, representaron
solo el 12,2 %, según el Monitoring of the Andean Amazon Project (MAAP), una
red centrada en el seguimiento de la deforestación en la región.
Más
de la mitad de Bolivia consiste en áreas silvestres amazónicas, extendiéndose
hacia el sur a través de los departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz, y
cubriendo gran parte del área noreste del país. También alcanza el norte de La
Paz y el borde oriental de Cochabamba.
La
destrucción en esta parte crucial pero a menudo ignorada de la Amazonía se ha
acelerado significativamente. Entre 2002 y 2023, se perdieron más de 4 millones
de hectáreas de bosque primario—equivalentes al tamaño de Suiza—según Global
Forest Watch. Esto representa una reducción del 10 % en la cobertura de bosque
primario desde principios de la década de 2000.
La
deforestación reciente se debe en gran parte a incendios incontrolados. Estos
incendios causados por el hombre, destinados a despejar tierras para la
agricultura mediante una práctica conocida como «chaqueo», a menudo se
convierten en grandes incendios. Muchos incendios son ilegales y se vuelven
incontrolables, destruyendo grandes áreas de bosque.
Los
trópicos pierden cobertura forestal
Los
trópicos continúan perdiendo bosques primarios a un ritmo preocupante, con una
superficie de cobertura forestal equivalente a la mitad del tamaño de Panamá
desaparecida en 2023, según datos del laboratorio GLAD de la Universidad de
Maryland.
Los
datos revelan que la pérdida de bosque primario el año pasado totalizó 3,7
millones de hectáreas (9,1 millones de acres), según la plataforma Global
Forest Watch (GFW) gestionada por el World Resources Institute (WRI). Esto
representa una disminución del 9 % respecto a 2022, pero se mantiene casi sin
cambios con respecto a las tasas de deforestación de 2019 y 2021. En las dos
últimas décadas, el mundo ha perdido sistemáticamente entre 3 millones y 4
millones de hectáreas (7,4 millones a 9,9 millones de acres) de bosque tropical
cada año.
Esta
tendencia aleja al planeta del objetivo de lograr una deforestación cero para
2030, un objetivo global establecido por 145 países en la cumbre climática
COP26 en Glasgow en 2021.
La
pérdida de bosques, particularmente en las regiones tropicales, contribuye
significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Detener y
revertir la pérdida de bosques para el final de la década se considera crucial
para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la
temperatura media global a 1,5 °C (2,7 °F) por encima de los niveles
preindustriales.
BOLIVIA
EN LLAMAS: ALERTA SANITARIA Y CIELOS CERRADOS POR DEVASTADORES INCENDIOS
La
intensa humareda ha contaminado el aire de manera alarmante, afectando la salud
de millones de bolivianos y obligando a suspender vuelos en varios aeropuertos.
El
Ciudadano Web de Chile (https://acortar.link/0CLNs7)
Los
incendios forestales que azotan a Bolivia han alcanzado niveles críticos,
obligando al gobierno a declarar emergencia nacional y emitir una alerta
sanitaria. La intensa humareda ha contaminado el aire de manera alarmante,
afectando la salud de millones de bolivianos y obligando a suspender vuelos en
varios aeropuertos.
"Adoptamos
esta medida para proteger la salud de la población y reducir los efectos
adversos que afectan principalmente a las personas con enfermedades crónicas,
niñas y niños, mujeres embarazadas y adultos mayores", afirmó el
presidente Luis Arce, quien destacó que los equipos de salud han sido
desplegados a las zonas más afectadas para brindar atención médica.
"Los
altos niveles de contaminación ambiental producto de los incendios registrados
en los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y La Paz" han obligado a
tomar medidas drásticas, según explicó el mandatario. La ministra de Salud,
María Renée Castro, detalló que algunos departamentos han registrado índices de
contaminación "extremadamente malos".
Ante
esta situación, las autoridades sanitarias han recomendado a la población el
uso de mascarillas y evitar actividades al aire libre, especialmente a los
grupos vulnerables. Además, se han suspendido clases en varias regiones para
proteger la salud de los estudiantes.
La
humareda ha provocado la suspensión de vuelos en los principales aeropuertos
del país, incluyendo el de Viru Viru, el más importante de Bolivia. La estatal
Navegación Aérea y Aeropuertos Bolivianos (Naabol) informó que la visibilidad
reducida por el humo ha imposibilitado las operaciones aéreas en varias
ciudades.
Los
incendios, atribuidos en gran medida a los "chaqueos" o quemas
controladas para la preparación de tierras agrícolas, han arrasado con millones
de hectáreas de bosques y pastizales, causando un grave daño al medio ambiente
y a la biodiversidad.
La
situación es crítica y requiere una respuesta coordinada de todos los sectores
de la sociedad. El gobierno ha solicitado ayuda internacional para combatir los
incendios y restaurar los ecosistemas dañados.
PARAGUAY
ESTÁ EN ALERTA MIENTRAS LOS INCENDIOS FORESTALES DE BOLIVIA AVANZAN HACIA LA
FRONTERA
Las
autoridades indicaron que 35 integrantes de los bomberos partieron de Asunción
con rumbo a la zona, ubicada a unas 15 horas por carretera desde la capital
paraguaya. El fuego amenaza con extenderse hacia una reserva natural
Infoabe
de Argentina (https://acortar.link/knMVc1)
El
Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Paraguay permanecía este domingo “en alerta”
ante un incendio que afecta una vasta zona de la región del Chaco (oeste), en
la frontera con Bolivia, y amenaza con extenderse hacia una reserva natural
ubicada en el departamento de Alto Paraguay, informaron fuentes de esa entidad.
Las
llamas han arrasado un área importante de la región de Chovoreca donde están
ubicadas extensas propiedades agrícolas, declaró a EFE el segundo comandante
nacional del cuerpo de bomberos, Ray Mendoza.
El
oficial indicó que el incendio es forestal, por lo que no se reportan hasta
ahora daños materiales ni fallecidos. No obstante, admitió que la fauna ha sido
la más afectada, ya que numerosos animales han muerto o debieron migrar.
El
fuego -advirtió- puede extenderse hasta el área silvestre protegida de Cerro
Chovoreca.
Mendoza
confirmó que 35 integrantes de los bomberos partieron de Asunción con rumbo a
la zona, ubicada a unas 15 horas por carretera desde la capital paraguaya.
El
portavoz señaló que dos unidades que se movilizaban hasta el lugar de la
emergencia chocaron por la escasa visibilidad, lo que dejó a sus ocupantes con
heridas que no revisten gravedad.
Para
acceder al sitio del incendio, las cuadrillas deben llegar primero a la ciudad
de Filadelfia, capital del departamento de Boquerón (ubicada a unos 400
kilómetros de Asunción), y continuar el recorrido por “caminos de tierra”.
Por
su parte, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social informó en su
cuenta en X que dos móviles fueron trasladados desde Boquerón “con equipos de
contingencia”.
Las
unidades están dotadas de medicamentos, insumos y oxígeno para acompañar en las
labores a los funcionarios de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) y los
bomberos.
A
raíz de los incendios activos en distintos puntos del territorio, el Ministerio
de Salud advirtió de que la calidad del aire en el país es “moderada”, por lo
que advirtió sobre los efectos en “grupos susceptibles”.
Entre
otros, alertó sobre síntomas respiratorios, como tos, dificultad para respirar
y conjuntivitis, así como del posible agravamiento de las enfermedades
cardíacas o pulmonares en personas con esas patologías.
Las
autoridades sanitarias recomendaron reducir “el esfuerzo prolongado o intenso
al aire libre” y consultar a los servicios de salud en caso de algún síntoma.
El
Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) contabilizaba
hasta este viernes 169 puntos de calor en todo el país, particularmente en las
zonas de Estero Milagro, Estero Yetyty, Tinfunqué y la reserva de la Biósfera
del Chaco.
Ese
despacho llamó la atención sobre “la quema de pastizales” y aseguró que “nos
afecta a todos”.
El
Gobierno de Bolivia emitió una alerta sanitaria por la contaminación ambiental
ocasionada por los incendios forestales que también afectó este domingo a las
operaciones en algunos aeropuertos en el oriente y el norte amazónico del país.
El
presidente del país, Luis Arce, informó en sus redes sociales sobre esta
decisión tomada “para precautelar la salud de la población boliviana” ante “los
altos niveles de contaminación ambiental producto de los incendios registrados
en los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y La Paz”.
“Adoptamos
esta medida para proteger la salud de la población y reducir los efectos
adversos que afectan principalmente a las personas con enfermedades crónicas,
niñas y niños, mujeres embarazadas y adultos mayores”, sostuvo el gobernante.
Según
Arce, los “Equipos de Respuesta Rápida (del Ministerio de Salud) han sido
oportunamente desplazados a los municipios afectados” para asistir a pobladores
de las zonas afectadas y también a bomberos y voluntarios “que trabajan
incansablemente para mitigar el fuego”, con 6.162 atenciones médicas en Santa
Cruz, Beni y Pando.
En
la víspera, la ministra de Salud, María Renée Castro, explicó que la decisión
responde a que “de manera muy pronta” se pasó a tener una “contaminación
bastante elevada”, incluso con un departamento boliviano que llegó a tener un
índice de contaminación ambiental (ICA) “extremadamente malo”.
Ese
ministerio emitió un instructivo para los Servicios Departamentales de Salud
(Sedes) para un monitoreo diario del ICA que permita tomar acciones acordes con
ese índice y reducir la exposición de la población al aire contaminado.
PIDEN
INTERVENCIÓN DE LA FIFA EN LAS ELIMINATORIAS CONMEBOL: LA GOLEADA DE BOLIVIA A
VENEZUELA DESATÓ CRÍTICAS A LOS ORGANIZADORES
El
próximo partido de Bolivia será contra Chile el martes 10 de septiembre, en el
marco de la fecha 8 de las eliminatorias Conmebol al Mundial 2026.
Revista
Semana de Colombia (https://acortar.link/d8Quzb)
La
reciente victoria de Bolivia sobre Venezuela en las eliminatorias sudamericanas
para el Mundial de la FIFA 2026 ha generado críticas debido a la altitud del
estadio Municipal El Alto, ubicado a más de 4.000 metros sobre el nivel del
mar. Bolivia ganó 4-0, obteniendo su segunda victoria en las eliminatorias,
pero el recinto ha sido cuestionado por su impacto en la salud de los jugadores
rivales.
Y
es que a diferencia del rendimiento mostrado en la última Copa América y las
primeras seis jornadas de las Eliminatorias, el conjunto ‘vinotinto’ dirigido
por el argentino Fernando Batista se mostró en el partido del pasado 5 de
septiembre, desorientado desde el primer minuto de juego en el estadio de El
Alto. Hay quienes aseguran que debido los 4,150 metros, la escuadra venezolana
perdió su racha de cinco partidos sin derrotas. Venezuela sigue en zona de
clasificación, pero quedaron desdibujados luego de su buen paso en el certamen.
De
acuerdo con datos del periodista y estadístico deportivo Mister Chip, este
estadio, localizado exactamente en la ciudad de El Alto, en la provincia de
Murillo del departamento de La Paz, es “el de mayor altitud en la historia de
los 8,503 partidos válidos por las Eliminatorias”, lo cual según él, podría
representar una “ventaja” futbolística para los bolivianos. A su vez, el
estadista español llamó a la FIFA a observar esta localidad.
Sin
embargo, este estadio recibió previamente el visto bueno de la Conmebol. El
seleccionado boliviano dejó los 3,600 metros sobre el nivel del mar del
tradicional estadio Olímpico Hernando Siles de La Paz, para mudarse hacia una
de las ciudades más pobladas del país. Precisamente, el director técnico Óscar
Villegas, que proviene del club Always Ready, equipo que juega como local en
este recinto.
“El
fútbol está hecho de detalles. No quiere decir que con esto (cambio de
estadio), vamos a ganar. En El Alto trataremos de ser lo más intensos posible,
que sepan que están en un campo nuevo que hasta ahora es imbatible”, señaló el
estratega en referencia a que los clubes bolivianos no han perdido allí en
partidos por competiciones internacionales.
Aunque
la Conmebol ha aprobado este escenario para los encuentros internacionales, la
situación ha despertado comentarios sobre la necesidad de que la FIFA
intervenga para revisar las condiciones. El estadio Municipal El Alto, con
capacidad para 24.000 espectadores, también es significativamente más pequeño
que el Hernando Siles, pero su ubicación en una de las ciudades más altas del
mundo y representa un desafío adicional para los equipos visitantes.
Este
escenario ha sido utilizado por equipos bolivianos en torneos internacionales,
como la Copa Libertadores y la Sudamericana, donde también se ha mantenido
invicto.
El
impacto de la altitud en los partidos de fútbol no es nuevo, pero la decisión
de Bolivia de jugar en El Alto ha reavivado el debate sobre la equidad de estas
condiciones extremas en el deporte. La FIFA ha sido llamada por la prensa
internacional y muchos en Venezuela a intervenir para revisar si este estadio
supone una ventaja ‘desleal’ o no para los bolivianos.
Cabe
recordar que según la programación oficial de Conmebol, en este mismo estadio,
las selecciones de Bolivia y Colombia se verán las caras el jueves 10 de
octubre en una nueva jornada de eliminatorias.
El
próximo partido de Bolivia será contra Chile el martes 10 de septiembre, en el
marco de la fecha 8 de las eliminatorias Conmebol al Mundial 2026; pero esta
vez, la escuadra deberá viajar al Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos en
la ciudad de Santiago, habrá que ver cómo será la actuación de los dirigidos
por Villegas que actualmente ocupan la octava posición en este certamen. El
partido será transmitido en varios países, con horarios y canales establecidos
para cada región, incluyendo ESPN y Tigo Sports en Bolivia.
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