BOLIVIA MÁS BLANCA: UN EXPRESIDENTE VS EL HIJO DE UN EXPRESIDENTE
La
crisis boliviana es el reflejo de una izquierda fragmentada. La pugna interna
entre Evo Morales y Luis Arce no solo debilitó al oficialismo, sino que abrió
la puerta al retorno de la derecha. Una lección que no debe ignorarse.La
revolución indigenista de Evo Morales ha muerto. La segunda vuelta es un asunto
entre dos hombres blancos. Más que una regresión es el retorno a una situación
que es normal en los Andes. La sorpresa del domingo 17 de agosto en Bolivia es
el triunfo inesperado de los cristiano-demócratas de centro con Rodrigo Paz,
que pasa a segunda vuelta con 32%, frente al líder de derecha, Jorge ‘Tuto’
Quiroga, con 26% de los votos.
Ambos
líderes pertenecen a la elite política y cultural boliviana y ambos fueron
formados en universidades de EEUU. Sin embargo, el masismo cuenta con 19% de
votos nulos después que el ex presidente Morales llamara a votar en nulo, al
estar impedido de una nueva participación electoral presidencial. De momento
queda claro el triunfo de un cambio de modelo en Bolivia, aunque la cuestión es
el grado de intensidad de dicha transformación.
Una
oposición mayoritaria
Independientemente
a los nombres, el gran vencedor del domingo fue el antimasismo que ocupó los
tres primeros puestos de la primera vuelta (alrededor del 70% de los votos).
Desde cristiano-demócratas a liberales o conservadores, el triunfo de un
movimiento anti-MAS es innegable. Con una mayoría legislativa y un apoyo
popular rotundo las condiciones para un cambio de constitución de Bolivia son
propicias. La subida del precio de los energéticos, la escasez de dólares, la
inflación y el cansancio en torno a una izquierda anquilosada en la década del
2000, lleva a Bolivia por un nuevo camino, el cual todavía está por definir.
El
peso geopolítico de Bolivia es clave en el escenario internacional tejido por
el socialismo del siglo XXI, y es el socio más confiable de Caracas, pero
también es uno de los pocos países que apoya al régimen de La Habana en todos
los foros internacionales. Y, por si fuera poco, es uno de los pocos países de
la región que promueve la denuncia a Israel por genocidio y violación a los
DDHH. Su peso geopolítico es claro al ser un país alineado durante 2 décadas.
Perfiles
Rodrigo
Paz Pereira, hijo del presidente Jaime Paz Zamora, nació en Santiago de
Compostela, España, durante el exilio político de su padre en los años 70.
Comparte con Tuto Quiroga el haber sido ambos formados en universidades de
EEUU. La carrera de Paz pasó por ser diputado del partido que dirigía Quiroga
en 2005, luego alcalde, y después senador. Su tono como opositor ha sido menos
acalorado en la contienda. Algunos analistas estiman su candidatura como
favorita, al vencer en segunda vuelta y que alinearse al centro con suavidad de
una propuesta de cambio incierto lo terminó por acercar a Daniel Noboa de
Ecuador, quien llegó al poder con un plan vago de cambio y ya en el poder se
dispuso a políticas radicales. También se podría estimar ver en Paz una tercera
vía de salvación de la política del MAS, como una especie de ‘caballo de Troya’
de última hora. Cabe recordar que Paz arrasó en votos en El Alto, bastión
masista, y también se debe considerar que 20 años de izquierda hegemónica no se
destejen tan fácilmente en la opinión pública boliviana. De ahí que la gente
eligiese otorgar un voto cristiano-demócrata, pues busca un cambio, pero con
moderación, es decir una transición.
Jorge
‘Tuto’ Quiroga es el rostro de la oposición al masismo hecho institución.
Opositor sempiterno, Tuto fue presidente de Bolivia de 2001 a 2002 a causa de
la enfermedad y posterior deceso de Hugo Banzer. A lo largo del gobierno de
Evo, Tuto emergió como la encarnación de la oposición boliviana. Con un
discurso social-liberal, la suya es una narrativa que no teme considerar a Perú
y a Chile como modelo de desarrollo para Bolivia. Ha apostado por abrir el país
al TLC con China, India y Canadá, y a alejar al Estado del apoyo incondicional
de potencias como Irán, o al eje Caracas-La Habana.
En
su discurso de pase a la segunda vuelta habló de la necesidad de superar las
diferencias alimentadas por el masismo en 20 años de régimen, pero también ha
sido claro en hacer cumplir la ley; esto en referencia a la investigación que
se le sigue al expresidente Morales, por presunto abuso sexual a una menor.
Cabe resaltar que Evo Morales está refugiado en el Chapare, Cochabamba, una
región recóndita de Bolivia donde se encuentra con sus simpatizantes más
acérrimos y que el gobierno no se ha atrevido a ir a apresarlo, a pesar de
existir una orden judicial, esto por temor a un baño de sangre.
Algunos
analistas consideran más viable un triunfo de Paz en segunda vuelta, pero hay
quien opina que la salida cristiano-demócrata podría ser un ‘caballo de Troya’
de la izquierda para una salida ordenada del poder que garantice derechos
colectivos, así como impunidad para la cúpula del régimen, aunque tampoco se
puede descartar de un cambio de timón una vez ganara Paz; algo así como sucedió
con Noboa en Ecuador, y que pasó de un discurso electoral vago, a una política
radical desde el primer día del ejercicio en el Ejecutivo.
Por
otro lado, tampoco se puede desestimar la fuerza de la izquierda que equivale a
un cuarto de la población. Sin embargo, por ahora el problema son los dólares y
el temor al desabastecimiento. Mientras tanto, Caracas y Buenos Aires, así como
Brasil miran con interés el desenlace de esta novela boliviana en el marco del
desarrollo de nuevas alianzas geopolíticas en la región rica en gas y litio.
La
naturaleza del cambio en Bolivia podría definir adónde soplan los vientos en
las próximas elecciones chilenas, así como también, peruanas y colombianas.
Cualquier cambio en el tablero de juego tendrá repercusiones, e incluso podrá
traducirse en un efecto dominó, dónde las fuerzas de izquierda parecen dar un
paso al costado y ser desplazadas por políticas conservadoras y globalizadoras,
o nacionalistas de derecha. Como dijo uno de los fundadores del partido
izquierdista español ‘Podemos’, Juan Carlos Monedero, la debacle boliviana es
el resultado de la división interna dentro de la izquierda y es una lección a
tomar en cuenta. Es la consecuencia de la guerra fratricida entre Morales y
Arce lo que ha llevado al regreso de la derecha. Lima Gris de Perú
(https://n9.cl/bt1fxv)
BOLIVIA:
EL FIN DE UNA ERA
En
opinión de Salvador Cosío Gaona, la caída del MAS no significa el fin de la
izquierda en Bolivia, pero sí la necesidad de una profunda reconfiguración. Las
sociedades cambian, los liderazgos se desgastan y el electorado busca
alternativas
Sendero
del Peje de México (https://n9.cl/p0eun)
En
la historia reciente de América Latina, pocos procesos políticos han sido tan
largos, influyentes y cargados de simbolismo como los casi veinte años de
dominio del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. La dupla Evo
Morales–Luis Arce había logrado, entre luces y sombras, configurar un proyecto
de continuidad que parecía inquebrantable. Sin embargo, los resultados de la
primera vuelta electoral de este 2025 han roto los pronósticos: la izquierda se
ha derrumbado, el oficialismo ha quedado fuera del poder y el país se encamina
a una segunda vuelta inédita en el que dos conservadores, el senador Rodrigo
Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, se disputarán la primera
magistratura el próximo 19 de octubre.
No
se trata solo de un cambio de nombres, sino de un auténtico viraje de época, un
punto de inflexión que obliga a repensar las coordenadas políticas, sociales y
económicas de Bolivia y, en general, de la región.
Resulta
difícil exagerar lo que significó para Bolivia el ascenso de Evo Morales en
2006. El primer presidente indígena del país encarnó la esperanza de los
sectores históricamente marginados: campesinos, comunidades originarias y
trabajadores de las minas y del campo que, por generaciones, habían sido
invisibilizados por las élites. Morales y su proyecto de “revolución
democrática y cultural” rompieron con las estructuras tradicionales, impulsaron
una nueva Constitución, dieron centralidad al Estado en la economía, y se
valieron de la bonanza del gas y los minerales para sostener programas sociales
que, durante un tiempo, redujeron la pobreza y fortalecieron la identidad
nacional.
Pero
el ciclo de bonanza terminó, y con él, también la narrativa de un cambio
perpetuo. A los cuestionamientos por autoritarismo, corrupción y abuso de
poder, se sumó el desgaste natural de un partido que, después de casi dos
décadas en el poder, confundió continuidad con derecho adquirido. Luis Arce,
que llegó como heredero del proyecto, nunca pudo consolidar un liderazgo propio
ni recuperar el carisma de Evo. El MAS se fracturó internamente entre evistas y
arcistas, y el electorado, cansado de las pugnas y la inercia, decidió cerrar
el ciclo.
La
derrota de la izquierda en primera vuelta es, en ese sentido, un hecho
histórico: no solo porque expulsa al MAS del poder, sino porque marca el final
de un modelo político que había dominado con puño de hierro el panorama
nacional.
El
escenario que se abre es igualmente inédito: Bolivia elegirá presidente entre
dos opositores al MAS, ambos ubicados en el espectro conservador, pero con
matices y trayectorias diferentes.
Por
un lado está Rodrigo Paz Pereira, senador y heredero político de Jaime Paz
Zamora, expresidente y figura histórica de la socialdemocracia boliviana.
Rodrigo Paz, aunque se presenta como conservador moderado, busca capitalizar el
voto joven, urbano y cansado de los viejos liderazgos. Su discurso gira en
torno a la modernización del Estado, el respeto a las libertades individuales y
una apertura económica ordenada, con énfasis en la inversión privada y el
fortalecimiento institucional.
En
la otra esquina aparece Jorge “Tuto” Quirogacl, viejo conocido de la política
boliviana y expresidente. Quiroga representa la experiencia, el recuerdo de un
político formado en los años de la transición democrática, con vínculos
internacionales y una visión más ortodoxa en materia económica. Su apuesta es
ara: seguridad jurídica, libre mercado y restablecimiento de relaciones plenas
con Estados Unidos y las grandes potencias.
La
segunda vuelta del 19 de octubre, por tanto, no será entre izquierda y derecha,
sino entre dos derechas con acentos distintos: una más fresca y de recambio
generacional, otra más experimentada y anclada en la tradición.
Explicar
este viraje requiere analizar varios factores:
Cansancio
social y hartazgo político. Veinte años de hegemonía desgastan incluso a los
proyectos más sólidos. La población percibió que el MAS se había convertido en
un aparato burocrático sin frescura ni autocrítica, más preocupado en
perpetuarse que en resolver problemas.
Crisis
económica. El fin del superciclo de materias primas dejó al descubierto la
dependencia boliviana del gas y los minerales. El crecimiento se estancó,
aumentó la deuda, y las políticas sociales dejaron de ser sostenibles. La
narrativa del progreso ya no convenció.
Fracturas
internas. El pleito entre Evo Morales y Luis Arce no solo debilitó al MAS, sino
que mostró la incapacidad del partido para renovarse. Las facciones internas
desgarraron al oficialismo justo en el momento en que más necesitaba unidad.
Cambio
generacional. Una nueva camada de votantes, nacidos ya bajo el ciclo del MAS,
no siente el mismo vínculo emocional con la “revolución democrática y
cultural”. Para ellos, Evo y Arce representan pasado, no futuro.
Influencia
regional. El debilitamiento de los gobiernos de izquierda en la región, sumado
a la consolidación de liderazgos conservadores en países como Argentina,
Paraguay y Ecuador, contribuyó al reacomodo boliviano.
Sea
quien sea el vencedor de la segunda vuelta, Bolivia enfrenta desafíos
mayúsculos:
Reconstrucción
institucional. El MAS debilitó contrapesos, instrumentalizó la justicia y
erosionó la confianza en las instituciones. Recuperar la independencia judicial
y la fortaleza del Estado de derecho será tarea prioritaria.
Reactivación
económica. Bolivia necesita diversificar su economía, atraer inversión y
modernizar su aparato productivo. El gas, que fue motor de la bonanza, ya no
alcanza para sostener el país.
Unidad
social. El nuevo gobierno deberá tender puentes con las comunidades indígenas y
campesinas, que si bien se alejaron del MAS, siguen demandando inclusión y
respeto. La polarización no puede transformarse en exclusión.
Geopolítica
y relaciones exteriores. Tras años de un enfoque más cercano a Rusia, China y
aliados del eje progresista, Bolivia podría reorientar su política hacia
Occidente. Eso puede abrir oportunidades, pero también generar tensiones
internas.
Lo
que ocurre en Bolivia debe leerse en clave latinoamericana. Estamos ante la
confirmación de que los ciclos políticos en la región no son eternos. Así como
la “marea rosa” de gobiernos de izquierda arrasó a principios de siglo, ahora
observamos un corrimiento hacia la derecha, aunque con matices nacionales.
La
caída del MAS no significa el fin de la izquierda en Bolivia, pero sí la
necesidad de una profunda reconfiguración. Las sociedades cambian, los
liderazgos se desgastan, y los electorados buscan alternativas cuando las
promesas dejan de cumplirse.
Lo
interesante es que, a diferencia de otros países donde la alternancia se da
entre bloques claramente diferenciados, Bolivia vivirá un experimento peculiar:
la competencia entre dos figuras conservadoras. Ello puede implicar estabilidad
si logran consensos, pero también el riesgo de una rápida decepción si no se
traducen en soluciones concretas a los problemas de la gente.
Bolivia
se asoma a una nueva etapa de su historia política. El balotaje entre Rodrigo
Paz y Tuto Quiroga no es solo un trámite electoral: es la confirmación de que
el país decidió cerrar un ciclo y abrir otro, con todas las incertidumbres que
ello conlleva.
El
desafío será enorme: transformar el hartazgo en confianza, el desencanto en
esperanza, y demostrar que la democracia boliviana es capaz de renovarse sin
caer en los extremos. El 19 de octubre no solo se elige presidente: se elige
también si Bolivia será capaz de construir un nuevo pacto social, más
incluyente, más plural y más sintonizado con los retos del siglo XXI.
Porque
más allá de nombres y partidos, lo que está en juego es el alma de una nación
que, tras veinte años de hegemonía, busca reescribir su destino.
ADIÓS
AL SOCIALISMO VERSIÓN BOLIVIANA
La
República de Colombia (https://n9.cl/sufej7)
La
república pluriétnica, multicultural y ancestral de Bolivia ha decidido virar
el rumbo. El MAS, partido fundado por Evo Morales, que gobernó durante casi dos
décadas, quedó en ruinas. El centrista Rodrigo Paz Pereira emergió como líder
con 32% de los votos, seguido por el conservador y expresidente Jorge “Tuto”
Quiroga con cerca de 27%. La izquierda prácticamente desapareció: la fórmula
‘evista’ apenas alcanzó un 3% y la izquierda disidente reunida bajo Andrónico
Rodríguez obtuvo un 8%.
Este
resultado simboliza el fin de una hegemonía que, aunque defendida con pasión
por el izquierdismo latinoamericano, dejó tras de sí un modelo agotado,
corroído por profundas fracturas internas y una economía al borde del colapso.
Inflación, escasez de dólares, combustible y descontento popular convergieron
en un rechazo al estatismo que una vez prometió inclusión y prosperidad.
No
hay que olvidar que la piedra fundacional del “milagro” económico del evismo
fue la nacionalización del gas en 2006, celebrada con himnos, banderas y
discursos sobre soberanía. Durante un tiempo, los ingresos extraordinarios
financiaron bonos sociales y dieron la ilusión de prosperidad infinita. Pero,
como suele suceder cuando se confunde la caja con el patrimonio, las
inversiones privadas se evaporaron, la exploración se detuvo y la producción
declinó inexorablemente. Hoy Bolivia, otrora exportador orgulloso, debe
importar combustibles para sobrevivir: una ironía más amarga que el propio gas
natural que ya no produce. Con una inflación de 17% anual, en cualquier país es
difícil vivir sabroso. El nacionalismo energético resultó ser un festín a
crédito, y la factura llegó justo a tiempo para estas elecciones.
La
quiebra, sin embargo, no es solo económica. El liderazgo de Evo Morales
-incluyendo su influencia indirecta desde el exilio y su llamado al voto nulo,
que alcanzó un histórico 19%- sufrió una quiebra moral cuando al líder aymara
de tiernos 57 años se le acusó de pedofilia después de que le pagó favores
políticos a los padres de una niña menor de edad a la cual acabó dejando
embaraza.
Quienes
vivieron el auge del MAS recordarán sus políticas redistributivas y de fuerte
presencia estatal. Sin embargo, esa misma presencia fue pieza clave de su
declive: acumulación de poder, dependencia de recursos volátiles y falta de
inversión privada llevaron al desastre. El socialismo a la boliviana prometía
justicia social, pero terminó profundizando desequilibrios, restringiendo
libertades económicas y perpetuando el caudillismo de un personaje oscuro y
hasta criminal.
La
lección es clara y el sarcasmo indispensable: cuándo uno cree que el socialismo
(o alguna versión del “cambio” romántico) puede eternizarse por decreto,
termina cayendo por su propio peso. Bolivia lo hizo sin dramas. En Venezuela y
en Cuba se mantiene a punta de la más feroz represión. Esperemos que en
Colombia el petrismo salga por la puerta de atrás. El socialismo
latinoamericano, si hace cine, hoy estrenaría una duro drama de época: “Auge y
caída de un modelo fracasado”.
EDITORIAL.
EL GIRO EN BOLIVIA
Lo
que se juega en los próximos meses es, sobre todo, la posibilidad de demostrar
que puede cerrar un ciclo de confrontación.
El
Tiempo de Colombia (https://n9.cl/9xvbv)
Bolivia
vivió un verdadero terremoto político en las urnas el domingo pasado. Tras casi
dos décadas de hegemonía, el Movimiento al Socialismo (MAS) a duras penas pudo
superar el umbral para así conservar su personería jurídica al obtener el 3,16
por ciento de los votos. Es, sin duda, un castigo contundente al legado de Evo
Morales, hoy inhabilitado, con orden de captura y señalado por graves delitos
que lo tienen huyendo de la justicia. Ese voto de rechazo, sin embargo, tiene
explicación también en el hastío frente a un ciclo de poder que terminó
devorándose a sí mismo en medio de fracturas internas, corrupción y una gestión
económica que dejó al país al borde del colapso.
Así
las cosas, la segunda vuelta que disputarán Rodrigo Paz Pereira y Jorge ‘Tuto’
Quiroga no es solo la primera en la historia democrática boliviana: también es
la oportunidad de pasar la página de una confrontación que ha dividido en dos a
la sociedad desde 2006. Aunque la caída del MAS no significa el fin de la
polarización. Evo Morales, refugiado en Cochabamba, aún tiene capacidad de
movilización, y un paso en falso del nuevo gobierno bien podría reavivar la
agitación social.
Con
todo, el mandato de los votantes fue claro: abrir un nuevo capítulo en el que
las disputas no se definan entre lealtades a un caudillo o rechazo visceral a
él, sino en torno a la capacidad de construir consensos mínimos para salir de
una difícil situación. El país afronta una inflación de 24 %, reservas exiguas
y un déficit insostenible. Dadas las circunstancias, gobernar sin mayorías
legislativas exigirá diálogo, realismo y renuncias mutuas.
Lo
que se juega Bolivia en los próximos meses no es solo la definición entre dos
candidatos de centro y derecha. Es, sobre todo, la posibilidad de demostrar que
puede cerrar un ciclo de confrontación estéril y empezar a escribir otro basado
en acuerdos básicos para avanzar hacia mejores días. Lo que sería, además,
lección para la región.
EDITORIAL.
LECCIONES DE BOLIVIA
Bolivia
es una muestra de cómo se puede echar a perder un proyecto político que tuvo
enormes logros en justicia social.
Aporrea
de Venezuela (https://n9.cl/051xe)
Evo
Morales logró sacar a más de 3 millones de bolivianos de la pobreza en sus 13
años de gobierno. Más aún. La pobreza extrema, una de las condiciones sociales
más difíciles de erradicar, bajó del 38 al 15 % y la desigualdad se redujo, según
el coeficiente de Gini, de 0.60 a 0.47. Por ello, Bolivia fue clasificada en el
Informe Mundial de Desarrollo Humano de 2018 como un país
de “desarrollo alto”.
Su
bonanza estaba cimentada en cuatro ejes: la nacionalización de recursos
estratégicos, el estímulo al mercado interno, la inversión pública en
infraestructura y la industrialización del el gas y el litio. A ese crecimiento
económico sostenido se agregaba una transformación política, con una nueva
Constitución que debatió las bases del Estado Plurinacional. Bolivia era
entonces ejemplo a seguir para las izquierdas en América latina.
El
golpe de Estado de 2019 provocó una grave crisis política, social,
institucional y económica, que se vio profundizada por la pandemia. Pero, los
sectores populares que sostuvieron el proceso de cambio lograron una proeza:
recuperarse del golpe y regresar al poder en un año, por la vía democrática.
Sin embargo, algo falló en el plan. La responsabilidad de mantener el proyecto
político fue entregada a Luis Arce, quien había sido Ministro de Economía del
gobierno de Morales. Y Arce arrastró a Bolivia a un precipicio con decisiones
equivocadas, el retroceso del Estado como actor económico central y la obsesión
por quitar a Evo del camino. Hacia el final de su gestión, la combinación de
desabastecimiento, inflación y falta de dólares había provocado una crisis
multidimensional que debilitó la capacidad del Estado para cumplir funciones
redistributivas, estabilizadoras y productivas
Bolivia
vive hoy una crisis energética de magnitudes impensadas, contaba hace dos meses
Adriana Salvatierra en Diario Red. «Desde fines de 2023, el país sufre
constantes olas de escasez de combustibles. En los momentos más críticos, las
personas pasan más de seis horas en fila para conseguir gasolina o diésel,
afectando la producción y el transporte, mientras camiones, maquinarias y buses
pueden esperar hasta tres días para abastecerse». Arce, quien fue electo en
2020 con 55% de los votos, terminó su mandato con apenas 1% de intención de
voto, tuvo que renunciar a la candidatura presidencial y puso en la cuerda
floja la existencia del MAS-IPSP, partido que ganó cinco elecciones
consecutivas desde 2005.
Al
desastre económico y social hay que agregarle otro elemento: Arce hizo todo lo
que pudo para destruir el liderazgo de Evo Morales, como dice Sacha Llorenti en
estas mismas páginas: ”el robo de la sigla del MAS-IPSP, la anulación de toda
posibilidad de participación con otra sigla, la toma violenta de las
organizaciones sociales, la inhabilitación de Evo Morales, el atentado contra
su vida, la persecución y el encarcelamiento de más de cien personas que
protestaron contra la proscripción y, como fue denunciado por Diario Red, pagos
a jueces y vocales el Tribunal Supremo Electoral para sacarlo del tablero
electoral”.
La
primera lección que nos dejan los resultados electorales de Bolivia, entonces,
obliga a pensar en la elección del sucesor de quienes encabezan los grandes
proyectos transformadores. Lo mismo en Ecuador, con Lenin Moreno, que en
Argentina, con Albero Fernández, y ahora en Bolivia, dejar la responsabilidad
de mantener un proyecto político en las manos equivocadas puede llevar el país
a un barranco.
Una
segunda lección tiene que ver con las fracturas en los movimientos populares y
la incapacidad de sus líderes de llegar a acuerdos ante un enemigo común. Así,
Andrónico Rodríguez decidió postularse sin escuchar al bloque popular que pedía
respaldar a Morales y el expresidente decidió acusar traición de Rodríguez,
negando un respaldo que habría puesto la candidatura del joven político en el
campo de batalla.
En
medio de esa refriega entre los candidatos del movimiento popular, nadie vio
venir el crecimiento de Rodrigo Paz, un centroderechista que se presenta como
un outsider, y que, en esta primera vuelta, sorprendió a propios y extraños al
ponerse a la cabeza del proceso. Nadie vio venir, tampoco, el corrimiento del
voto popular de jóvenes que, hartos de la situación económica y la crisis
política, eligieron a la derecha.
BOLIVIA
EN LA ENCRUCIJADA: EL OCASO DEL MAS Y LOS DESAFÍOS DE UNA NUEVA ERA POLÍTICA
Tras
casi 20 años de hegemonía, el Movimiento al Socialismo (MAS) sufrió un colapso
histórico en las urnas. La división entre Evo Morales y Luis Arce, el
agotamiento del modelo económico y el descontento social explican su derrota.
Ahora, Bolivia enfrenta una segunda vuelta entre dos proyectos de derecha,
mientras la izquierda lucha por no desaparecer.
La
Mañana de Uruguay (https://n9.cl/0ck0u9)
El
domingo 18 de agosto de 2025 quedará marcado en la historia boliviana como el
día en que el Movimiento al Socialismo (MAS), la fuerza política que dominó el
país durante casi dos décadas, sufrió su derrota más contundente. Con apenas un
3,14% de los votos en las elecciones presidenciales, el partido que llevó a Evo
Morales y Luis Arce al poder quedó relegado al sexto lugar, superado incluso
por candidaturas marginales. En su lugar, dos figuras de centroderecha, Rodrigo
Paz Pereira (32%) y Jorge Tuto Quiroga (27%), se perfilan como los finalistas
de una segunda vuelta que definirá el rumbo de una nación sumida en una
profunda crisis económica y social.
Este
giro político no es producto de la casualidad, sino la consecuencia de un
proceso de desgaste acelerado que combinó divisiones internas, agotamiento de
un modelo económico y el malestar ciudadano frente a la escasez y la inflación.
Para comprender cómo Bolivia llegó a este punto, es necesario analizar los tres
factores clave que explican la caída del MAS: la fractura irreparable entre sus
líderes históricos, el colapso del “milagro económico” que los sostuvo y el
surgimiento de un electorado que, hastiado, votó por el cambio.
La
autodestrucción del MAS: cuando la pelea por el poder acabó con el proyecto
El
Movimiento al Socialismo no fue derrotado por la oposición; se derrotó a sí
mismo. La ruptura pública entre Evo Morales y Luis Arce, ocurrida en septiembre
de 2023, marcó el principio del fin para un partido que durante años se
presentó como monolítico. Morales, el líder indígena que gobernó Bolivia entre
2006 y 2019, anunció entonces su intención de candidatearse nuevamente,
desafiando abiertamente a Arce, su propio delfín político.
El
conflicto escaló rápidamente. Morales acusó al gobierno de sabotear su
candidatura, mientras Arce –cuyo índice de aprobación ya rozaba el 15%– intentó
consolidar el control del partido mediante alianzas con sectores menos
vinculados al expresidente. La gota que colmó el vaso llegó cuando el Tribunal
Constitucional, en una decisión sin precedentes, inhabilitó a Morales bajo
argumentos legales que sus seguidores calificaron de “persecución política”.
El
resultado fue una diáspora electoral sin retorno. El MAS se partió en tres:
Los
oficialistas, que apoyaron la candidatura testimonial de Eduardo del Castillo
(exministro de Arce) y obtuvieron el peor resultado en la historia del partido
(3.14%).
Los
evistas, que siguieron a Andrónico Rodríguez (8%) pero vieron cómo su llamado a
votar nulo (18%) solo fragmentó más el voto útil.
Los
desencantados, que migraron hacia opciones opositoras buscando soluciones
inmediatas a la crisis.
“El
MAS cometió un error fatal: creyó que su base social lo seguiría ciegamente,
pero subestimó el cansancio de la gente ante sus peleas internas”, explica la
analista política María Fernanda Becerra. “Cuando Morales y Arce se enredaron
en su batalla personal, olvidaron que el verdadero contrato con los bolivianos
era económico, no ideológico”.
El
fin del “milagro”: cómo el modelo económico del MAS se agotó
Durante
años, el discurso del MAS se sostuvo en un argumento incontestable: bajo su
gobierno, Bolivia había experimentado un “milagro económico”. Entre 2006 y
2019, el país creció a un promedio del 4,8% anual, la pobreza extrema se redujo
a la mitad y las reservas internacionales superaron los 15 mil millones de
dólares. Sin embargo, este éxito dependía de dos pilares que terminaron por
ceder: los altos precios del gas natural y el gasto público sin restricciones.
La
crisis comenzó a hacerse visible en 2020. La pandemia golpeó los ingresos
fiscales, pero el gobierno de Arce insistió en mantener subsidios y controles
de precios. Para 2023, con los precios del gas en mínimos y las reservas en
caída libre, Bolivia enfrentaba un escenario inédito:
Déficit
fiscal del 10,2% del PIB, el más alto de Sudamérica.
Inflación
anual del 25%, solo superada por Argentina y Venezuela.
Escasez
crónica de dólares, con un mercado paralelo donde el tipo de cambio alcanzaba
13,6 bolivianos (frente al oficial de 6,96).
El
momento simbólico llegó en marzo de 2023, cuando imágenes de ciudadanos
haciendo colas interminables frente a bancos –intentando comprar dólares– y
estantes vacíos en supermercados dieron la vuelta al país. “Fue el día en que
los bolivianos entendieron que el modelo ya no daba para más”, señala el
economista Raúl Mayorga. “El Estado ya no podía sostener artificialmente el
consumo, y la gente empezó a sufrir en carne propia el descalabro”.
La
rebelión de las urnas: por qué ganaron Paz y Quiroga
En
este contexto, el ascenso de Rodrigo Paz Pereira –hijo del expresidente Jaime
Paz Zamora (1989-1993)– representa un fenómeno político singular. Un candidato
que no figuraba en las encuestas iniciales logró capitalizar el anhelo de
cambio con un mensaje simple: “Capitalismo para todos”. Su propuesta, aunque
carente de detalles técnicos, resonó en un electorado hastiado del estatismo.
Por
su parte, Tuto Quiroga (expresidente entre 2001-2002) apeló al discurso del
“cambio radical”, prometiendo desmontar lo que llama “20 años de populismo”. Su
experiencia de gobierno y su retórica tecnocrática le valieron el respaldo de
las élites urbanas, aunque también generan recelos en sectores populares que lo
vinculan con el neoliberalismo de los años 90.
Lo
revelador, sin embargo, no es el triunfo de estos candidatos, sino el colapso
de la izquierda en su conjunto. Según una encuesta de Panterra, el 89% de los
bolivianos deseaba un “cambio de rumbo” antes de las elecciones. Y los números
lo confirman: entre el MAS oficialista (3,14%), Andrónico Rodríguez (8%) y
otros grupos minoritarios, las fuerzas progresistas no superaron el 15% del
electorado.
El
difícil camino que espera al ganador
El
19 de octubre, Bolivia no solo elegirá entre Paz y Quiroga; decidirá qué tipo
de capitalismo prefiere para enfrentar la crisis. El primero ofrece un
gradualismo con rostro humano; el segundo, un ajuste más drástico. Pero más
allá de las diferencias, ambos compartirán desafíos inmediatos:
Restablecer
la confianza en el sistema financiero.
Negociar
con el FMI sin desatar protestas sociales.
Diversificar
una economía que ya no puede depender solo del gas.
El
MAS, mientras tanto, enfrenta su hora más oscura. Sin Evo Morales como
candidato y sin los recursos que sostuvieron su hegemonía, deberá reinventarse
o correr el riesgo de quedar como un partido testimonial. Lo que queda claro es
que Bolivia, tras 20 años de experimento socialista, ha elegido mirar hacia
otro lado. La pregunta que queda pendiente es si los nuevos gobernantes estarán
a la altura de las expectativas que ellos mismos han creado.
BOLIVIA:
CIERRE DEL CICLO DEL MAS Y GIRO AL CENTRO POLÍTICO
La
Diaria de Uruguay (https://n9.cl/vfcu1)
El
pasado domingo Bolivia asistió a las urnas para elegir presidente,
vicepresidente y 130 legisladores entre senadores y diputados. Los resultados
sorprendieron porque el ganador, con el 32,1% de los votos, fue Rodrigo Paz,
del Partido Demócrata Cristiano (PDC), a quien ninguna de las más de 18
encuestas daban como líder. Los favoritos Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina
lograron el 26,8% y el 19,8% de los votos, respectivamente. Por su parte,
aunque ya anunciado pero no por eso menos sorpresivo, el MAS pasó de ser un
partido dominante durante casi 20 años a quedarse con el 3,2% de los votos y
obtener un solo diputado.
¿Qué
es lo que ha pasado? ¿Cómo Rodrigo Paz logró ganar la elección? ¿Cómo fue que
la oposición de derecha terminó perdiendo? Durante todo el proceso electoral,
Samuel Doria Medina, de Unidad Nacional, y Tuto Quiroga, de Libre, quienes se
ofrecían como la alternativa al MAS, lideraron todas las encuestas. Esto hizo
que a inicios de este año se generara gran expectativa respecto de una unidad
de la oposición para “hacerle frente al MAS”. Esta iniciativa terminó
fracasando y la imagen de ambos políticos ante la opinión pública se vio
degradada por la disputa por intereses personales, lo que podría haberle
abierto la posibilidad al MAS de mantenerse en el poder.
Ya
en plena campaña, Quiroga y Doria Medina, quienes creyeron en las encuestas y
se convencieron de que irían a la segunda vuelta electoral, empezaron a
atacarse, y en las redes sociales se desató una guerra sucia, con noticias
falsas y calumnias mutuas. Mientras los candidatos mencionados se desgastaban,
Rodrigo Paz estuvo fuera de la disputa y logró desplegar su prédica electoral
sin mayores problemas ni turbulencias. Paz propuso capitalismo para todos, o
“platita para todos”, y prometió más subvenciones y reducción de impuestos y
aranceles. Una propuesta más cercana a la izquierda estatista que a la liberal
de Tuto y Samuel.
En
este sentido, y dada la crisis económica, la mayoría consideró que hacen falta
políticas que reactiven la economía y estabilicen el tipo de cambio; una buena
parte de la clase media y pobre sintió temor ante las propuestas de shock que
agravarían aún más su (precaria) situación económica. Abiertamente, tanto
Quiroga como Doria Medina tomaron como ejemplo a seguir las propuestas
radicales del presidente argentino, Javier Milei. Paz, con una propuesta más
moderada, logró captar la atención de una buena parte del electorado.
Por
otro lado, en esta elección se trató de proyectar renovación. Desde la
izquierda, con Eduardo del Castillo y Andrónico Rodríguez, ambos menores de 40
años y provenientes del tronco del MAS. Pero mientras que a Del Castillo le
jugó en contra el pesado lastre de ser el candidato del mal gobierno de Luis
Arce, a Rodríguez le pesó ser un candidato al que la derecha criticaba por su
cercanía a Evo Morales, al mismo tiempo que Morales lo acusaba de traidor. En
la derecha, mientras tanto, no se podía hablar de renovación ni de ideas
nuevas: tanto Quiroga como Doria Medina son políticos que han sobrevivido al
agotamiento del sistema de partidos previo al ascenso de Evo Morales en 2006 y
que ofrecían una receta, ya probada, como la desestatización y la economía de
mercado.
En
este contexto, quien tenía las de ganar era el binomio del PDC, compuesto por
Rodrigo Paz y Edman Lara. Aunque Paz es un político fogueado con 26 años de
trayectoria, sobre todo como líder subnacional, el excapitán de policía Edman
Lara es un clásico outsider que, con una prédica en redes sociales, logró
colocarse como el adalid de la lucha contra la corrupción. Lara había
denunciado previamente a miembros de la institución del orden por actos de
corrupción y en agosto de 2024 fue dado de baja de forma definitiva de la
Policía boliviana.
De
todos modos, al mirar los datos desde una perspectiva territorial se percibe
que la disputa política en Bolivia tiene un fuerte componente regional. El PDC
–MAS en su momento– ganó en departamentos como Oruro, Potosí y La Paz, más la
populosa ciudad de El Alto, con un promedio superior al 45%. En cambio, Quiroga
y Doria Medina tienen buena votación en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, la
otrora “media luna” donde un partido que viene de occidente siempre tiene
problemas para llegar al electorado.
Rodrigo
Paz y Tuto Quiroga definirán la elección en balotaje el 19 de octubre. El
desafío para Paz radica en avanzar electoralmente sobre el departamento de
Santa Cruz y los espacios urbanos más acomodados. El reto de Quiroga se centra
en convencer a los sectores medios y pobres de las bondades de un modelo
económico de mercado como alternativa al del MAS, pero sin gran afectación a
los sectores de menos ingresos.
BOLIVIA
ENTIERRA EL SOCIALISMO
La
debacle del Movimiento al Socialismo tras veinte años de hegemonía que inició
Evo Morales abre paso a una liberalización profunda
La
Razón de España (https://n9.cl/zzo7fx)
Bolivia
afronta una encrucijada histórica tras veinte años de dominio político del
Movimiento al Socialismo. Dos décadas de estatismo, clientelismo y despilfarro
han desembocado en un escenario económico calamitoso: déficit público de más
del 10% del PIB, inflación interanual del 25% y problemas crecientes de
abastecimiento de alimentos y combustibles. El modelo de Evo Morales y Luis
Arce, que durante años se presentó como un ejemplo de “redistribución
inclusiva”, ha terminado por colapsar bajo el peso de sus propias
contradicciones.
El
derrumbe económico ha ido acompañado de un desplome político. El candidato
oficialista apenas ha obtenido el 3,2% de los votos y un escaño en el Congreso
frente a los 75 que controlaba el MAS hace tan solo unos años. Aunque una parte
del voto radical-populista se ha canalizado hacia la escisión de Andrónico
Rodríguez (8,2% de los votos) y otra se ha expresado en el voto nulo impulsado
por Evo Morales (20% de los sufragios), el bloque de izquierda dura apenas suma
un 30% del electorado, frente al 55%-60% que concentraba en elecciones pasadas.
La implosión de la hegemonía socialista es evidente.
La
oposición no socialista —cuatro fuerzas que juntas controlan el 90% del
Congreso— dispone ahora de la posibilidad de reformar de arriba abajo la
Constitución diseñada por Morales. El futuro presidente, que se decidirá en
segunda vuelta entre Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, deberá enfrentar el desafío
central: reconducir un déficit fiscal insostenible sin asfixiar aún más a una
economía exhausta.
Rodrigo
Paz apuesta por una descentralización fiscal que transfiera competencias y
cargas a provincias y universidades, complementada con una amnistía fiscal y
rebajas arancelarias. Su propuesta contiene elementos positivos
—particularmente la reducción de barreras comerciales— pero también el riesgo
de un ajuste a medias, que simplemente desplace la factura del déficit a otros
niveles de la administración.
Más
radical es el planteamiento de Jorge Quiroga, que plantea un recorte decidido
del gasto público siguiendo la estela de Javier Milei en Argentina, junto con
la salida del MERCOSUR para firmar acuerdos de libre comercio globales y la
privatización de empresas estatales mediante reparto de acciones a los
ciudadanos. Se trataría, en suma, de una estrategia de liberalización mucho más
nítida y transformadora.
Bolivia
tiene, tras dos décadas perdidas, la oportunidad de modernizar su economía
desmontando el entramado intervencionista y clientelar del MAS. Si desperdicia
esta coyuntura, el populismo podría regresar reforzado. Y con él, la condena a
otra larga etapa de estancamiento y atraso.
EL
GIRO DE BOLIVIA: LA SORPRESA MÁS ANUNCIADA DE LA HISTORIA
Quién
es el candidato que disputará la segunda vuelta con Tuto Quiroga. Evo Morales
mostró músculo con el voto nulo pero la izquierda no disputará el ballotage.
Cenital
de Argentina (https://n9.cl/xhtth)
Rodrigo
Paz Pereira se impuso sorpresivamente en la primera vuelta electoral boliviana,
cuadruplicando las cifras con las que aparecía en las diversas encuestas
previas. Nacido en Santiago de Compostela en 1967, Paz Pereira es hijo del
expresidente Jaime Paz Zamora –exiliado en Galicia al calor de los golpes
militares característicos en el siglo XX boliviano, antes de arribar al Palacio
Quemado entre 1989 y 1993–. Hizo campaña con el slogan “capitalismo para
todos”, rechazando la expansión estatal bajo la esfera del MAS y prometiendo
reducir impuestos.
Actualmente
senador, la candidatura de Paz Pereira se hizo viral por su candidato a
vicepresidente, el capitán Edman Lara, un expolicía furor en TikTok. “Las
clases subalternas están con el capitán Lara y los altos mandos están
temblando”, dijo Lara al prometer cambios estructurales en la policía boliviana
si la fórmula es elegida en la segunda vuelta, prevista para el 19 de octubre.
«El problema no es ideológico, es la corrupción. Hay que mirar al frente, es
tiempo de nuevas ideas», propuso el hombre viral, de gira mediática, y con cita
a Nayib Bukele, presidente de El Salvador, cómo su referencia internacional.
En
2023, tras el triunfo de Javier Milei en Argentina, una empresa de servicios
digitales llamada Coolosa le preguntó a más de 4 mil personas quién podría ser
un Milei boliviano. Lara ganó aquella votación con 21.6%, por sobre otras
figuras como Luis Fernando Camacho y María Galindo. Otra curiosidad adicional
es que también figura en ese sondeo, aunque más relegado, el propio candidato a
presidente, Rodrigo Paz Pereira.
El
binomio irá al ballotage con el exmandatario Jorge Tuto Quiroga, que focalizó
su campaña en evitar que Bolivia se convierta en Venezuela, Cuba y Nicaragua, a
las que llamó dictaduras trogloditas. “Va a llegar el amanecer de un largo y
eterno día. El sol de Bolivia va a tener impacto regional”, prometió Quiroga a
NTN 24 en la previa de la primera vuelta. Su candidato a vice, Juan Pablo
Velasco, impuso en la campaña una gorra que copia la estética del presidente
estadounidense Donald Trump, bajo la consigna aggiornada de “Make Bolivia Sexy
Again”.
Grandes
perdedores: Samuel, Claure y Arce
Los
grandes perdedores de la elección fueron Samuel Doria Medina y el gobierno de
Luis Arce Catacora. El empresario cementero- gastronómico- hotelero posó de
outsider en los debates e intentó copiar a Milei con una propuesta titulada
“100 días, carajo”. Contó con el apoyo público de Marcelo Claure, el
multimillonario boliviano dueño del Bolívar, uno de los principales equipos de
fútbol del país (que llegó a las semifinales de la Copa Libertadores 2014 que
ganó San Lorenzo). Claure, cuya fortuna asciende a dos mil millones de dólares,
intentó desde 2024 incidir en la política boliviana con entrevistas en directo
desde EE.UU., donde vive.
Algunos
analistas creen que su apoyo explícito fue uno de los principales errores de
Samuel: quedó claro que el magnate, admirador de Elon Musk, también anhelaba el
litio. «El ciclo del MAS se acabó. Me comprometo a apoyar toda iniciativa que
saque a Bolivia de la crisis. Prometí apoyar al primero y ese candidato es
Rodrigo Paz Pereira», dijo Doria Medina el mismo domingo, aceptando otra
derrota en su extenso historial.
El
candidato de Arce, Eduardo Del Castillo, sacó 52% menos que el actual
presidente en 2020, lo que demuestra estadísticamente el rechazo que la
población boliviana sintió por el gobierno de Lucho, marcado por la escasez de
dólares, la caída en las exportaciones de gas, el desabastecimiento de
combustible y un aumento en los precios de los alimentos. Tampoco el masismo
decantó masivamente por Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y (ex)
ladero de Evo Morales en las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba: el
líder cocalero se sintió traicionado por Andrónico y no acompañó su
candidatura, que se fue diluyendo con el correr de las semanas: sin rumbo
claro, sin asistir a los primeros debates y bastante descafeinado en las
intervenciones públicas. Morales llegó a catalogar al joven politólogo como
“candidato de Lucho Arce, de Marcelo Claure, y del imperio”. Exageró, pero a la
vez lo encapsuló y acorraló.
Evo,
el nulo y la obstrucción de la izquierda en el ballotage
No
habilitado para disputar un nuevo mandato presidencial, Evo definió junto a sus
seguidores la estrategia de voto nulo, consistente en denunciar la
irregularidad de los comicios sin su presencia. “Una elección sin el pueblo.
Una democracia sin la Bolivia profunda. Ojalá la OEA entienda esto. Ojalá la
Misión Europea entienda esto. No quiero pensar que quieran avalar una
proscripción. No dijeron la verdad sobre estas elecciones”, se pronunció sobre
las delegaciones de observación internacional tras votar –custodiado por sus
seguidores– en el Trópico de Cochabamba, bastión donde resiste una orden de
detención.
“Con
el ingreso del voto del campo va a seguir creciendo el voto nulo. El nulo está
en tercer lugar. Con nulo y blanco, en segundo lugar. Si sumamos ausentismo,
blanco y nulo estamos primeros”, dijo Evo el lunes posterior a la elección, a
primera hora, en Radio Kawchasun Coca, su medio en Chapare. Una originalidad
matemática para buscar presentarse aún más vencedor –en la interna lo es– en
una elección donde el masismo fue ampliamente derrotado.
Hay
una particularidad poco explorada en los análisis sobre Morales y la elección
2025. El histórico líder del proceso de cambio boliviano no podía presentarse
como candidato presidencial. Pero sí podía hacerlo, tal como buscaron Andrónico
Rodríguez y hasta dirigentes del arcismo, en las categorías de senador,
diputado y hasta vicepresidente. De haberlo hecho, seguramente, otro hubiera
sido el desenlace.
García
Linera y la interna fraticida
Contundentes
palabras le puso al cuadro electoral el histórico vicepresidente de Evo, leal
hasta en el exilio, Álvaro García Linera. “Un mediocre economista que está por
casualidad como presidente y que creyó que podía desplazar al líder carismático
indígena (Evo) proscribiéndolo electoralmente. Por otro, el líder que, en su
ocaso, ya no puede ganar elecciones, pero sin cuyo apoyo tampoco se gana, y que
se venga ayudando a destruir la economía sin comprender que en esta hecatombe
también se está demoliendo su propia obra”, sintetizó, demoledor sobre la
interna fraticida, García Linera en su columna de opinión en el periódico La
Jornada de México.
Refugiado
en la Argentina durante el inicio del gobierno del Frente de Todos, García
Linera fue advirtiendo a sus compañeros de ruta bolivianos de los peligros que
conllevaba desarrollar una interna a cielo abierto en un gobierno que a su vez
no podía contener el aumento de precios. Ni Evo ni Arce ni Choquehuanca ni
Andrónico Rodríguez parecieron tomar real dimensión de los presagios de
tempestades que hoy ya son diluvio presente. Todos, en mayor o menor medida,
pagarán las consecuencias de la derrota que no es solo electoral, sino también
política.
La
proyección legislativa también es incontrastable para graficar la debacle:
apenas seis diputados y cero senadores (sí, cero) representarán a un bloque
que, elegido mayoritario en 2020, ya se había partido al compás de la disputa
interna.
Lo
que viene
“Gobernará
Paz, y todo el equipo del padre de Paz, el mirismo de los 90. Pero ganó la
elección Lara”, le dice a Cenital en off una fuente que conoce de primera mano
el pasilleo de la política boliviana, con la hipótesis de un posible triunfo de
la revelación electoral. Falta mucho para comprobar eso: Quiroga cuenta con
probados contactos en el escenario internacional que apoyarán al viejo conocido
antes que a un nuevo por conocer. Durán Barba, estratega de Tuto, lo sabe. Pase
lo que pase, Bolivia dejará atrás el ciclo masista por primera vez tras una
elección (lo que no sucedió en 2019, con Morales depuesto por una insurrección
que derivó en un golpe de Estado).
¿Qué
hará el gobierno entrante con la orden de captura que pesa sobre Evo?
¿Ordenarán un mega operativo sobre Chapare que pueda a su vez derivar en mayor
conflicto social con la muy probable resistencia de los partidarios evistas? ¿O
negociarán con el expresidente un salvoconducto a otro país? Todas las
hipótesis están sobre la mesa. Incluido el sueño húmedo de la extrema derecha
boliviana: una extradición del expresidente a Estados Unidos. Antes vendrá la
segunda vuelta. Morales, por ahora, resiste, confiado en que tras el ajuste
venidero (vendrá, concluyen todos) se produzca un revulsivo social que lo lleve
en andas a la Plaza Murillo.
BOLIVIA
Y EL PÉNDULO DE LA HISTORIA
La
victoria de Rodrigo Paz revela la presencia de fuerzas de cambio en América
Latina
Infobae
de Argentina (https://n9.cl/x76ep)
La
victoria de Rodrigo Paz en las elecciones presidenciales celebradas en Bolivia
el 17 de agosto revela la presencia de fuerzas de cambio en América Latina.
Dichas fuerzas vuelan sobre las corrientes del agotamiento de un modelo de
gobernanza que, si bien incitó el entusiasmo de los pueblos, prontamente reveló
su semilla autoritaria y su estulticia económica. Al igual que en Venezuela en
el 2024, cuando el pueblo rechazó de manera contundente el liderazgo chavista,
en Bolivia el 82% del electorado votó en contra del MAS. En ambos casos, el
liderazgo gobernante había sumido a estas dos naciones en la miseria y en la
violencia política, cuyos resultados fueron perder el respeto y el apoyo de la
creciente clase media boliviana y la mermada y empobrecida clase media
venezolana. El hecho devela además el fin de un modelo de gobernanza marcado
por el autoritarismo que, envuelto en banderas de izquierda, destruyó el estado
de derecho y provocó una estruendosa merma en las condiciones de vida de las
familias.
El
comienzo de las etapas de ascenso de los regímenes autoritarios de izquierda
estuvo marcado por el profundo descontento de las clases populares con la
conducta de las élites nacionales durante las dos últimas décadas del siglo XX.
Para las mayorías era insoportable el monopolio del poder ejercido por esas
élites y el continuo deterioro de los servicios públicos. De allí que, una vez
expresado el descontento y llegada a la conclusión de que la alternativa
autoritaria no era una alternativa democrática, se debería haber producido una
movilización cívica que diera lugar al reemplazo. Pero estos gobiernos,
aconsejados por el liderazgo del Foro de Sao Paulo representado por Fidel
Castro y Luiz Inácio Lula da Silva, implantaron la modalidad de gobiernos a perpetuidad
mediante el trastoque de las normas democráticas y, sobre todo, las que
resguardan la soberanía, como es el caso de los procesos electorales. Así se
hicieron con el poder por mucho más tiempo del que las respectivas
constituciones estipulaban y, desde luego, que el soberano de Venezuela o de
Bolivia estaba dispuesto a tolerar. Y se organizó la sociedad civil para
desenmascarar los fraudes y elegir líderes comprometidos con las prácticas
democráticas. Bolivia inició el proceso hace seis años, cuando la sociedad
civil organizada presentó al mundo pruebas del fraude que intentaba cometer el
MAS. Siguió Venezuela en 2024, cuando la sociedad civil liderada por María
Corina Machado demostró al mundo que su candidato Edmundo González había
triunfado en las elecciones presidenciales.
La
instauración de los regímenes autoritarios de izquierda ha sido particularmente
dura en Venezuela, país del cual han salido casi nueve millones de migrantes
obligados a buscar la sobrevivencia fuera de sus fronteras. Esto, por fortuna,
no ha ocurrido en Bolivia, donde —pese a los golpes económicos perpetrados por
las gestiones del MAS— existe una clase media vibrante y comprometida con el
crecimiento económico que ha sabido extraer ventajas del desarrollo del vecino
Perú, país líder en el contexto latinoamericano en materia de estabilidad
económica. También jugó a favor de la democracia la división del propio MAS.
Público y cáustico fue el desacuerdo entre Evo Morales, fundador y sempiterno
presidente del MAS y del país, y Luis Arce, presidente en ejercicio. Ante esta
situación, la dirigencia del MAS urdió un plan realmente absurdo. Presentó
varias candidaturas con miras a diluir el rechazo, fracturar el voto en contra
de su gestión y hacer fraude. De más está decir que el plan solo sirvió para
retratar de manera exacta el nivel de rechazo al gobierno y su partido, así
como para hacer imposible el fraude.
El
desenlace de Bolivia, además de debilitar al MAS hasta la posible extinción,
tiene la ventaja de que abre el paso al poder a una nueva generación. Rodrigo
Paz pertenece a la generación X, es decir, la que sucede a los baby boomers y
precede a los millennials. Se trata de una generación que disfrutó de una era
de paz y estabilidad económica desconocida para la humanidad. Los miembros de
la generación X son independientes y autosuficientes. Al ser hijos de
workaholics, valoran el equilibrio entre la familia y el trabajo. Son
escépticos y pragmáticos. Por tanto, idóneos para adoptar decisiones complejas
en poco tiempo y amoldarse a situaciones cambiantes. Jorge Quiroga, el otro
candidato que calificó para la segunda vuelta, es un baby boomer, con lo cual no
habría cambio generacional si este triunfara en la segunda vuelta.
Cualquiera
que llegue a la presidencia de Bolivia representará una ruptura con el pasado y
una oportunidad de refundar la democracia en un país que ha luchado por ella
desde la época de Víctor Paz Estenssoro, tío abuelo de Rodrigo Paz.
BALOTAJE
EN BOLIVIA: ENTRE LA PEOR CRISIS ECONÓMICA EN DÉCADAS Y UN INMINENTE CAMBIO DE
MODELO
El
panorama de Bolivia tras las presidenciales se torna cada vez más incierto.
Mientras el país afronta el impacto de la peor crisis económica de las últimas
décadas, crece la expectativa por una segunda vuelta en la que los derechistas
Rodrigo Paz y Jorge ‘Tuto’ Quiroga abonan terreno con promesas sobre un cambio
de modelo. ¿Qué caminos plantean luego de 20 años de gobierno del izquierdista
MAS?
France
24 (https://n9.cl/hvyuv)
De
milagro económico a nación en crisis, así se ha reconfigurado el panorama de
Bolivia en un contexto de inflación que no solo aumenta el costo de vida de los
ciudadanos, sino que atiza problemas financieros como la escasez tanto de
combustibles como de dólares y de un producto interno bruto (PIB) que, pese a
los esfuerzos, no logra repuntar.
En
medio de la presión financiera, lo que ocurra en la segunda vuelta electoral de
octubre será decisivo.
Esa
presión ha sido producida, según analistas, como Mario Torrico, profesor e
investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de
México, por "fallas" de manejo que vienen no solo del Gobierno de
Luis Arce, quien está al mando desde noviembre de 2020, sino desde la época de
la Administración de Evo Morales. Eso tras hechos cruciales que apalancaron la
estabilidad económica de la nación, como la exportación de gas a Brasil.
En
un contexto de precariedad económica y urgencia de soluciones, los perfiles
tanto de Rodrigo Paz como de Jorge ‘Tuto’ Quiroga se alzan en un horizonte
marcado por promesas de campaña, las cuales en su mayoría se centran en la
necesidad de un cambio de modelo financiero.
Mientras
que para Quiroga, de 65 años, y quien ocupó la Presidencia boliviana entre los
años 2001 y 2002, en un paso casi fugaz, la vía hacia una transformación apunta
de manera directa a confrontar lo gestado por el izquierdista Movimiento al
Socialismo (MAS), mediante una apuesta por la implementación de drásticos y
profundos recortes en materia presupuestal y de gasto público.
En
contraste, la carta que se está jugando Rodrigo Paz, de 57 años, su principal
rival en las urnas para la cita del próximo 19 de octubre, es la del cierre de
las empresas públicas que cataloga como "no rentables".
¿Cuáles
son las apuestas de Paz y Quiroga?
A
pesar de que ambos candidatos se refieren a la gestión de lo que será el nuevo
gobierno de la nación andina como una oportunidad para levantar al país de la
"caída económica" y recuperar los que ven como 20 años de pérdidas,
bajo el control de las Administraciones de Morales y de Arce, las apuestas que
plantean para gobernar son diferentes.
Haciendo
énfasis en la experiencia que le dio el haber sido ministro de Finanzas,
Quiroga se enfoca en lo que sería un plan de restauración de la propiedad
privada en el territorio boliviano, así como la ampliación del libre comercio.
Entre tanto, Paz habla de un esquema económico según el cual el gobierno
central se haría cargo solamente de la gestión de la mitad de los fondos
públicos, a través del llamado "modelo 50-50" que contempla una
administración compartida con los gobiernos regionales.
El
resultado de la primera vuelta electoral, en la que ninguno de los candidatos
salió victorioso el 17 de agosto, amplía el plazo para que Paz y Quiroga
fortalezcan sus propuestas.
Más
aún Paz, quien fue quien lideró la primera ronda y que, desde la conjunción de
una trayectoria marcada por amplia experiencia, que va desde haber sido alcalde
y senador, al igual que contar con el apoyo del empresario y candidato Samuel
Doria, quien fue justamente quien quedó en tercera posición en los comicios.
Además, se presenta como una opción más fresca para llegar al mando.
La
propuesta de Paz apunta a la descentralización del gobierno como la llave para
salir de la crisis Y la lucha contra la corrupción y el establecimiento de
medidas tecnológicas que permitan que la distribución de los recursos pueda
darse de manera más transparente se destacan como sus dos cartas
complementarias en la carrera por la Presidencia. Esto aunado al proyecto de
creación de un fondo que impulse la estabilización de la economía boliviana
mediante la incorporación del dominio de activos como las criptomonedas para
atajar la inflación.
De
llegar a ganar en las urnas, lo que Quiroga promete es que sea gestionado el
diseño del llamado "título de propiedad popular", que lo que plantea
es estar valorado en cerca de 1.500 dólares para cada adulto boliviano y que
pueda ser usado como una especie de garantía que lo avale en la solicitud de
eventuales préstamos.
Política
exterior, clave en la carrera por la Presidencia
Las
inclinaciones de Quiroga plantean medidas un tanto más conservadoras, que
reflejan su perfil como líder que también ha hecho parte de labores de
consultoría del Fondo Monetario Internacional (FMI) y que ve en las reformas
judiciales una ruta viable para recobrar la estabilidad de la nación.
En
su caso, tanto la política exterior como la guía económica. inspirada en
modelos como el implementado en Argentina por el mandatario Javier Milei, se
alzan como ejes relevantes, aunque cuestionados desde ya por diversos sectores
de la sociedad boliviana.
Uno
de los temas más controvertidos de esta puja política por el poder ha sido la
visión de los candidatos con respecto a las relaciones diplomáticas entre
Bolivia e Israel.
Mientras
que Quiroga ha sido categórico al declarar que una de sus aspiraciones, de ser
elegido presidente, sería no solo restablecer los lazos con el Gobierno de
Benjamin Netanyahu, sino aumentar las conexiones con Estados Unidos y el
gabinete del líder republicano Donald Trump, Paz se ha reservado más sus
apreciaciones y se ha enfocado en propuestas de corte interno.
El
balotaje y el contexto de un momento electoral crucial
El
enfrentamiento electoral de octubre es visto desde ya como un momento álgido
para la política boliviana, debido a que representa el primer balotaje en la
historia de la nación, y que se dará dado que ni Paz ni Quiroga lograron la
mayoría que establece la ley interna que rige el desarrollo de los comicios.
Se
trata de un nuevo capítulo en el acontecer administrativo de este territorio
andino, después de cerca de dos décadas de control por parte del Movimiento al
Socialismo, en el que tanto Paz como Quiroga y sus respectivas fórmulas; el
expolicía Edman Lara, como candidato a vicepresidente por parte de Paz, y Juan
Pablo Velasco para el caso de Quiroga, se disputarán los roles más importantes
del gobierno de su nación.
Ante
una inflación interanual del 24,8% en julio, que representa la tasa más alta en
ser registrada desde el año 2008, lo que los bolivianos decidan en las urnas en
octubre marcará el rumbo de los próximos años en un territorio en el que ya no
solo escasean los dólares, sino también la gasolina y el pan y frente una
histórica derrota de la izquierda que apunta hacia un inevitable giro político.
STEPHANIE
ALENDA: “EL MAS DESAPARECIÓ CASI DEL MAPA, BOLIVIA VIVE UN CAMBIO DE CICLO”
Tras
las elecciones presidenciales en Bolivia, la académica especialista en las
derechas analizó el paso de dos candidaturas de ese sector a segunda vuelta y
dio su interpretación para el declive del MAS luego de dos décadas en el poder.
Radio
U de Chile (https://n9.cl/jkop8)
Bolivia
se encamina a un balotaje histórico tras los comicios celebrados el domingo,
donde Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y el
expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, de la alianza Libre, se disputarán la
presidencia. La votación significó un duro revés para el Movimiento al
Socialismo (MAS), que quedó relegado a cifras mínimas tras casi 20 años de
dominio político.
En
conversación con Política en Vivo, la socióloga y directora del Núcleo Milenio
Sobre Crisis Políticas de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo
(ANID), Stephanie Alenda, destacó la magnitud del resultado. “El MAS
desapareció casi del mapa, no tiene senadores y, dependiendo del conteo final,
apenas podría alcanzar un diputado. Es realmente un cambio de ciclo que se
auguraba y que ahora se está concretando”, afirmó.
Según
la también directora de investigación de la Facultad de Educación y Ciencias
Sociales de la Universidad Andrés Bello, el perfil de Rodrigo Paz resulta
difícil de encasillar en un eje ideológico rígido. Si bien el PDC ha sostenido
históricamente alianzas con sectores de derecha, también tiene vínculos con la
socialdemocracia a través de Jaime Paz Zamora, padre del actual candidato. Lo
central, subrayó Alenda, es que Paz Pereira se posiciona como un opositor firme
al MAS.
La
académica estuvo en Bolivia durante las elecciones y constató la sorpresa del
triunfo de Paz. “Recorrí varias mesas en La Paz y El Alto y veíamos que
arrasaba. Nadie lo anticipó porque las encuestas fallaron estrepitosamente.
Todas subestimaron su apoyo, que se amplió gracias a su compañero de fórmula,
el capitán Lara”, señaló.
Edman
Lara, un expolicía crítico de la corrupción y popular en TikTok, habría sido
clave para conectar con sectores populares. “Mientras Paz pertenece a la élite
política, Lara aportó un discurso cercano a los votantes de base. Esa
combinación permitió expandir su apoyo más allá de lo esperado”, explicó
Alenda.
Otro
factor relevante fue el respaldo del empresario Samuel Doria Medina, quien
obtuvo cerca del 20% de los votos y de inmediato comprometió su apoyo a Paz
Pereira. “Ese apoyo es contundente. Aunque los votos no se transfieren
automáticamente, la ventaja de Paz sobre Quiroga es significativa. Tendría que
hacerlo muy mal para perder la segunda vuelta”, sostuvo la académica.
Respecto
del 19% de votos nulos y blancos, Alenda advirtió que el fenómeno se relaciona
con el llamado de Evo Morales a boicotear la elección. “El crecimiento del voto
nulo muestra que Evo sigue siendo la figura central de su sector. De hecho, con
ese gesto tuvo más éxito que los candidatos ligados al oficialismo”, analizó.
Para
la directora del Núcleo Milenio CRISPOL, la crisis del MAS no responde a un
único factor, sino a un desgaste acumulado. “Fue un partido hegemónico durante
casi dos décadas, pero terminó atrapado en escándalos de corrupción y en una
incapacidad de renovación. La pérdida de legitimidad fue inevitable”, sostuvo.
En
ese sentido, recordó que el éxito inicial del MAS se apoyó en la bonanza de las
materias primas y en la figura de Evo Morales, capaz de construir un relato a
favor de los pueblos originarios. “Ese ciclo terminó cuando se agotaron los
recursos y la narrativa perdió fuerza. El desenlace de las elecciones en
Bolivia confirma que el país entró en una nueva etapa política”, concluyó.
LA
IZQUIERDA SOMETIDA A EXAMEN ELECTORAL EN SUDAMÉRICA: EN BOLIVIA SALIÓ JALADA
La
primera prueba en las urnas este año para un gobierno izquierdista en nuestra
región acabó en calamidad en Bolivia, con el muy mal desempeño del MAS. Los
regímenes en Chile y Colombia serán los siguientes en someterse a evaluación
El
Comercio de Perú (https://n9.cl/v34sq)
En
los últimos años el hartazgo con cualquier gobierno en Latinoamérica, durante
su último tramo de gestión, no suele distinguir entre derecha e izquierda, y el
timón del país va entonces de un lado a otro del espectro ideológico. No es una
realidad infalible al 100%, pero el voto castigo se ha convertido en una
tendencia que se sucede con más frecuencia. "Diario El Comercio. Todos los
derechos reservados."
Tal
como lo dijera hace un par de años el politólogo Daniel Zovatto, director de
IDEA Internacional, el voto castigo a los oficialismos viene produciendo
importantes reconfiguraciones políticas electorales en América Latina cada vez
que los ciudadanos van a las urnas a votar. El otro aspecto que se confirma es
la necesidad de elegir mandatario en una segunda vuelta. "Diario El
Comercio. Todos los derechos reservados."
En
nuestra región, curiosamente, tres regímenes de izquierda se someten al humor
ciudadano en el corto lapso de menos de un año: Bolivia, Chile y Colombia. En
el vecino del Altiplano, las elecciones del último domingo 17 determinaron que
Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge ‘Tuto’
Quiroga, de la alianza Libre, se enfrenten el 19 de octubre en el balotaje para
definir quién será el sucesor de Luis Arce.
Confirmado
el cambio de ‘color’ político en el estado boliviano, a fines de este año y a
mediados del próximo veremos qué ocurre en los otros dos países vecinos del
Perú. "Diario El Comercio. Todos los derechos reservados."
1
Varapalo
y división en Bolivia
La
izquierda boliviana sufrió una dura sanción ciudadana en la primera vuelta: el
candidato oficialista del Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo,
apenas rebasó el 3% de los votos, y el otro postulante de izquierda, Andrónico
Rodríguez (disidente del MAS), raspó el 8%. Sumados ambos, lejísimos del 55%
cosechado por el mandatario Luis Arce hace 5 años. Según el periodista
boliviano Ricardo Calla, la campaña del exgobernante Evo Morales -peleado con
Arce e inhabilitado para postular- por el voto nulo fue devastadora para la
agrupación oficialista y para Rodríguez, a quien no dejó de atacar.
2
Secuelas
de una debacle
El
descalabro del MAS, en medio de una severa crisis económica acentuada por
episodios de despilfarro y corrupción, no solo parece enterrar el llamado
socialismo del siglo XXI en Bolivia sino que propicia un escenario inédito: por
primera vez la nación altiplánica tendrá una segunda vuelta (figura que recién
se estableció en la Constitución del 2009) y los dos contendores romperán el
alineamiento boliviano con gobiernos como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Igualmente, cualquiera de los dos -Paz (centroderecha) o Quiroga (derecha)-
rebajará notablemente las relaciones con Irán y Rusia, países con los que el
MAS se sintió muy a gusto.
3
Da
la pelea en Chile
La
izquierda chilena está, ciertamente, mucho mejor posicionada que la boliviana.
A tres meses de los comicios, la exministra de Trabajo Jeannette Jara, que
lidera la coalición del presidente Boric, le disputa el primer lugar en las
encuestas a José Antonio Kast, quien perdió la segunda vuelta a fines del 2021
y que intenta llegar al poder por tercera vez en su carrera política. Desde el
2006 -cuando Ricardo Lagos le cedió la banda a Michelle Bachelet- un gobernante
no entrega el mando en Chile a un sucesor de la misma esquina política. La
abogada Jara, que lidera una coalición que va desde el Partido Comunista hasta
la Democracia Cristiana, quiere romper con ello.
4
Muy
temprano en Colombia
Faltan
más de nueve meses para la primera vuelta en Colombia, que será el 31 de mayo
del 2026, pero los despropósitos de Gustavo Petro se la están poniendo difícil
a cualquiera de sus correligionarios. Gustavo Bolívar, Daniel Quintero (el
político que osó izar la bandera colombiana en Santa Rosa de Loreto en medio
del lío armado por el mandatario cafetero) y Carolina Corcho asoman como los
rostros para encabezar la candidatura de la coalición oficialista Pacto
Histórico. De todos modos, los indecisos son todavía muchos en una campaña que
en sus primeros compases se ha sacudido por el asesinato del precandidato
derechista Miguel Uribe Turbay. "Diario El Comercio. Todos los derechos
reservados."
BOLIVIA. EL MAL MENOR Y LA TRAGEDIA MAYOR
Resumen
Latinoamericano Org. (https://n9.cl/zj3cq)
La
historia de Bolivia en temas electorales tiene variadas e inesperadas
anécdotas, como el ”duelo de Titanes” entre Víctor Paz y Hernán Siles; o el
famoso “triple empate” que dio el gobierno al tercero en la elección, hoy una
nueva “sorpresa” sacude el mundillo político y es que un ex alcalde y y un ex
policía, ganaron las elecciones, por encima de los favoritos de las encuestas,
claramente amañadas.
¿Rodrigo
Paz es “otra derecha”? Muchas opiniones, favorables a Paz, señalan que es de
“centro izquierda”, otros que es socialdemócrata, pero si analizamos con
cuidado su programa y muchas de sus declaraciones públicas, no cabe ninguna
duda que pertenece al club neoliberal. Privatizar empresas, achicar el Estado
(“Estado tranca”) y una propuesta de “capitalismo popular” no son propuestas
populares y mucho menos de izquierda.
La
población boliviana tiene un presente que anula su memoria histórica y le
obliga a mirar solamente la coyuntura y en ese estado de vulnerabilidad, los
discursos que identifican a los culpables, es muy efectivo; así el discurso de
un policía víctima del sistema corrupto de su institución y que señala como uno
de los grandes males, es una narrativa fuerte, ¿Quién no sufrió algún tipo de
extorsión por parte de miembros de la policía? Si a esto añadimos además el
angustiante cuadro de inflación económica, que se sufre día a día, tenemos a
disposición la “masa crítica” que de manera consciente o inconsciente se
apropia del discurso y decide su voto por “el mal menor”, que como vivimos en
1985 fue la tragedia mayor, iniciando el ciclo neoliberal.
Con
la misma lógica del “mal menor” se trató de influir para una votación
concentrada de la “izquierda” en Alianza Popular, pese a todos los esfuerzos,
la poca receptividad demostrada a las sugerencias de cambios en la fórmula,
especialmente de la candidata a vicepresidenta y la primera senadora por el
departamento de La Paz, tuvo su efecto. ¿Qué rumbo tomará Andrónico Rodríguez,
luego de esta amarga experiencia? Debemos tomar en cuenta que el paraguas del
partido Tercer Sistema fue el más favorecido y continuará presto a negociar su
sigla en futuros escenarios electorales.
Esperemos
que Samuel Doria Medina haya aprendido la lección y se dedique a sus
“emprendimientos” ya que su larga presencia en el campo político no le ha dado
el rédito buscado, claro que tendrá una bancada respetable, que como sabemos,
cuesta mantenerla unida y casi siempre termina en desbande (caso Comunidad
Ciudadana) cuando no existe un fuerte liderazgo. Es convencimiento nuestro, que
Doria Medina tiene a la política como un hobby, un pasatiempo, que le permite
procesos de distensión en su vida empresarial, por lo que asumimos que seguirá
manteniendo cierta actividad política a través de su presencia en los medios de
comunicación.
Estas
elecciones son calificadas como “la muerte de la izquierda” o el “fin del
masismo”, probablemente si sea el fin del masismo, si es que no ocurre, que por
un mínimo de dignidad la actual directiva del MAS-IPSP, realice un congreso de
unidad incluida la presencia de Morales, caso contrario es casi definitivo el
ver languidecer al que fue “el partido más grande de la historia de Bolivia”.
Respecto a la anunciada muerte de la izquierda, se debe tomar en cuenta que se
entiende por “izquierda”, la superficial mirada del fenómeno político del
MAS-IPSP, encasilla en un cliché, que no corresponde, a una organización
política que nace principalmente con objetivos claros de autodeterminación,
descolonización y un cambio profundo del Estado. Lamentablemente en el
transcurrir del ejercicio del poder político el MAS-IPSP, solamente se dedicó a
gobernar el país y se olvidó de esos principios rectores,
convirtiéndose
en una efectiva maquinaria electoral, relegando las tareas para desmontar los
dispositivos de reproducción del estado colonial-oligárquico, incluso llegando
a pactar con sectores de la burguesía criolla, que fueron bastante favorecidos
con un gobierno “socialista”. Estamos convencidos que los grandes sectores, que
fueron las bases del “Instrumento” nunca se sintieron o asumieron completamente
su condición socialista, sino que se expresaban como sectores oprimidos
culturalmente por una sociedad racista, no otra cosa significó el pedido de
cambio de la candidata a vicepresidenta de la Alianza Popular. La gestión de
gobierno y el intrincado juego de intereses individuales debilitó la relación
orgánica del Pacto de Unidad y con ello la profundización del debate político
ideológico en el seno de los “movimientos sociales” que a la larga se
convirtieron en agencias de empleos o funcionales al gobierno perdiendo toda
iniciativa de clase como ocurrió con la Central Obrera Boliviana (COB).
Estas
elecciones, vistas en perspectiva, nos demuestras los recurrentes errores de
intentos por transformar el país, una y otra vez las pulsaciones
revolucionarias, producto de la acumulación de fuerza social, terminan en
prácticas políticas tradicionales y de esta situación no podemos culpar al
“imperialismo”, la falta de una práctica de autocrítica y la firmeza de
objetivos ha debilitado esa acumulación de potencia revolucionaria, nacida en
los levantamientos Amaru-Kataristas y condensada luego en la CSUTCB y las
“Bartolinas” verdaderos gestores del proceso de cambio, de los objetivos y
también de los extravíos y errores cometidos.
Son
tiempos de acción y reflexión, de reorganización y resistencia, superando las
miserias de proyectos personales. Retornar a los orígenes del Instrumento
Político, es un imperativo, las muertes anunciadas no deben afectar a un cuerpo
que resiste ya casi 500 años y que sabe la ruta de la defensa de la vida.
“HOY
LO ESTAMOS HACIENDO EN BOLIVIA Y QUIERO QUE ESE MISMO BENEFICIO LO TENGAN TODOS
LOS HERMANOS, INCLUYENDO LOS QUE ESTÁN SOMETIDOS POR LOS TRES PIRATAS DEL
CARIBE”, JORGE ‘TUTO’ QUIROGA EN REFERENCIA A VENEZUELA, CUBA Y NICARAGUA
NTN
24 de Argentina (https://n9.cl/jemei)
Bolivia
acudió a las urnas para elegir presidente en medio del descontento social con
la Presidencia de Luis Arce del Movimiento al Socialismo (MAS), grupo político
que gobernó el país durante más de 20 años.
Finalmente,
se dio un resultado no esperado por las encuestadoras que daban a Samuel Doria
Medina, magnate empresarial de centroderecha, como uno de los candidatos con
acceso a segunda vuelta.
Los
dos aspirantes que lograron las votaciones más altas entre sus contrincantes e
irán a una segunda vuelta, la cual está prevista para celebrarse el próximo 19
de octubre, serán Rodrigo Paz, del partido Demócrata Cristiano, y el
expresidente Jorge "Tuto" Quiroga, del Movimiento Libre.
Este
resultado, considerado como un "golpe" a la izquierda tanto en el
país como en toda Latinoamérica, ha sido celebrado por muchos sectores
políticos.
Quiroga
ya conoce lo que es dirigir a Bolivia, fue mandatario de la nación tras la
renuncia de Hugo Banzer por problemas de salud graves. Asumió la presidencia
interina el 1 de julio de 2001 y se juramentó el 7 de agosto, completando el
mandato de cinco años de Banzer.
El
expresidente y ahora candidato Quiroga habló en el programa La Noche de NTN24
sobre la primera vuelta electoral, sus propuestas y el futuro de Bolivia tras
el portazo de los bolivianos al socialismo.
"Bolivia
le dijo basta a dos décadas de gastadera, robadera, saqueo sin misericordia,
autoritarismo y persecución (...) no era el grado de abusos y de dictadura
enquistada que sufren los hermanos de Venezuela o Cuba pero estaban camino a
ello", aseguró.
Asimismo,
Quiroga agregó que su campaña tiene "la capacidad, credibilidad y firmeza
para el programa de estabilidad económica, para esa inflación galopante,
garantizar el suministro de dólares, garantizar que tengamos un puente de
estabilidad", dijo.
"Han
sido 20 años perdidos y derrochar, tenemos que actuar con sentido de
urgencia", mencionó.
Sobre
la rivalidad democrática con Rodrigo Paz, candidato con el que 'Tuto' irá a
balotaje, Quiroga mencionó:
"La
gente va a evaluar todo esto que hizo Rodrigo frente al 'MAS', yo he sido la
persona más consistente al estar al frente cuando Evo Morales era muy popular,
cuando Hugo Chávez se paseaba como Pedro por su casa y pagué el costo",
dijo.
"En
democracia la ventaja es que el día de la votación estás tú solo con la
papeleta, es la consciencia que te dicta cómo votar y la experiencia muestra
que la posición de los dirigentes no influye tanto como se piensa",
aseveró.
Y
reiteró que "hay que seguir trabajando para tener la oportunidad de que
llegue un amanecer" para Bolivia.
Por
otro lado, apuntó contra los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua y aseguró
que espera el fin del socialismo en esas naciones también:
“Hoy
lo estamos haciendo en Bolivia y quiero que ese mismo beneficio lo tengan todos
los hermanos, incluyendo los que están sometidos por los tres piratas del
Caribe”, dijo.
JORGE
"TUTO" QUIROGA DICE QUE "NO HUBO TAL MILAGRO" EN BOLIVIA
SINO UN "SAQUEO DESPIADADO, SIN MISERICORDIA"
CNN
de Estados Unidos (https://n9.cl/64oem)
El
expresidente Jorge “Tuto” Quiroga y candidato presidencial en Bolivia criticó
en una entrevista con CNN la gestión del Movimiento al Socialismo (MAS) de los
últimos veinte años y señaló que que no existió tal “milagro económico” sino un
modelo que dejó al país en una situación crítica.
“Hay
una ansiedad de cambio porque no hubo tal milagro, hubo un saqueo despiadado,
sin misericordia, una gastadera y robadera sin límite”, dijo el candidato de la
alianza Libertad y Democracia (que compite con el nombre Libre) en una
entrevista con el programa Conclusiones, de CNN, tras conocerse los resultados
de la elección.
“La
consecuencia: no hay gas, no hay diésel, no hay empleo. Hay desesperación y
esto ha llevado a que la gente abra los ojos”, dijo.
Quiroga
se enfrentará al candidato del Partido Demócrata Crisitiano, Rodrigo Paz
Pereira, en la segunda vuelta el 19 de octubre.
Ya
con el 100% de los votos computados, Paz Pereira obtuvo el 32,14 %, mientras
que Quiroga alcanzó el 26,81 %, según las cifras del Tribunal Supremo Electoral
(TSE).
Los
resultados de la primera vuelta ya han cambiado el mapa ideológico del país y
la región. Los votantes apuntan a poner fin al gobierno del Movimiento Al
Socialismo (MAS), que había dominado por 20 años y esta vez llegó dividido a la
contienda y no alcanzó la segunda vuelta.
De
acuerdo con el TSE, en esta primera vuelta hubo además 19,38 % de votos nulos
totales y 2,45 % de votos en blanco, que son una incógnita de cara a la segunda
vuelta.
Los
planes de “Tuto” Quiroga
Tras
quedar en segundo lugar, “Tuto” Quiroga se prepara para una nueva contienda
electoral con Rodrigo Paz, quien lideró los comicios con ventaja. De cara a la
segunda vuelta el expresidente asegura que se trata de una oportunidad renovada
para convencer a los votantes.
“Es
una nueva elección. No es segundo tiempo donde partes con el resultado del
primer tiempo”, señaló Quiroga, quien ve las próximas ocho semanas como clave
para “conversar con los votantes” y presentar una alternativa a los bolivianos.
Sobre
el posible respaldo del candidato Samuel Doria, que obtuvo el 20 % de los votos
en la primera vuelta y salió tercero, a Paz, Quiroga dice que “los votos no le
pertenecen a nadie”.
“Los
votos no son propiedad de nadie, ni los de Rodrigo, son expresiones de voluntad
de la gente”, afirmó, e insistió en que la única manera de conquistar el apoyo
ciudadano es “trabajando y mostrando la propuesta”.
Quiroga,
quien ya gobernó Bolivia entre 2001 y 2002 tras la dimisión de Hugo Banzer, ha
expresado su intención de negociar préstamos con el Fondo Monetario
Internacional como vía para estabilizar la economía, en un momento en que
Bolivia enfrenta una inflación interanual cercana al 25 %, escasez de divisas,
volatilidad del dólar paralelo y falta de combustible.
“Tenemos
una propuesta clara, nítida de estabilización económica, de abrir Bolivia a las
inversiones, de hacer acuerdos de libre comercio, descentralizar el país y
hacer una revolución profunda”, dijo el candidato.
“Tuto”
fue parte de la oposición de derecha durante las dos décadas que gobernó el
MAS.
En
ese sentido, destacó que esta elección no solo es sobre candidatos, sino sobre
el futuro institucional del país: “La expectativa era asegurar que el MAS nunca
más esté en el Congreso. Hubo un cambio de la dinámica. Es un hecho que el
Congreso cambió por mucho tiempo y debemos usarlo para cambiar Bolivia para
siempre”.
"DEL
GOBIERNO BOLIVIANO ACTUAL SOLO SE ESPERA TRANSICIÓN PACÍFICA":
ESPECIALISTA
El
analista político, Cesar Rojas Ríos, explica qué pasará tras gobierno de Luis
Arce y por qué cayó la izquierda boliviana.
Milenio
de México (https://n9.cl/anludg)
César
Rojas Ríos, director del suplemento Péndulo Político en Bolivia, dijo que ante
la caída de la izquierda en la primera vuelta de las elecciones en su país,
solo se espera que el gobierno de Luis Arce realice una transición pacífica el
próximo 1 de noviembre.
“Del
gobierno actual ya no se espera nada, salvo que pueda hacer una transición
pacífica y ordenada hacia el nuevo gobierno. Y que, de alguna manera, permita
que la población tenga una cierta normalidad, sobre todo en el abastecimiento
de gas, de diesel y de gasolina. Es toda la expectativa que existe en la
sociedad boliviana frente al desempeño calamitoso del actual gobierno”, dijo en
entrevista para MILENIO Televisión con Samuel Cuervo.
El
periodista del Diario Correo del Sur, sociólogo y especialista en resolución de
conflictos, señaló que la administración de Luis Arce, del partido Movimiento
al Socialismo (MAS):
“Se
ha caracterizado hasta el día de hoy por una serie de crisis y colapsos. Por
eso se ha hecho presente un voto castigo, de desencanto, y esto ha generado un
viraje realmente notable y sorpresivo hacia la derecha”.
En
las elecciones del pasado domingo 17 de agosto, el 82 por ciento de la votación
ha favorecido a sectores, partidos, y figuras de derecha y centro derecha. En
contraste, los dos representantes de izquierda suman entre ambos un 11 por
ciento, explicó Rojas Ríos.
“El
Movimiento al Socialismo, un partido que en sus inicios obtuvo el 54 por ciento
de apoyo y en la última elección, con la que Luis Arce encumbró la presidencia,
lo hizo con un 55 por ciento, obtuvo un 3.1 por ciento. Es una caída descomunal
y las causas son diversas”, señaló Rojas.
“El
MAS, que ha sido el partido hegemónico durante estos últimos 20 años en la
historia de mi país, con una gran presencia y una mayoría, muy ligado a la
figura de Evo Morales, ahora está completamente al margen. En la Cámara de
Senadores no tiene ningún representante y en la Cámara de Diputados tendrá
apenas un solo diputado”, señaló.
El
especialista señaló a la crisis económica y la desinstitucionalización como las
principales causas de desacuerdo entre la población hacia el gobierno de
izquierda de Arce.
“Bolivia
prácticamente ha dilapidado sus hidrocarburos, y eso nos ha llevado a una
situación económica crítica. Hay escasez en los productos de la canasta básica,
y hay una alza constante y permanente”, dijo.
“En
lo institucional, ha sido un colapso prácticamente generalizado de nuestro
estado, una desinstitucionalización enorme, debido a que el Movimiento al
Socialismo ha utilizado todas las instituciones para reproducir y ejercer su
poder, y no para brindar mejores servicios a la ciudadanía. Además de casos de
corrupción y una pelea intensa entre Evo Morales y el actual presidente Luis
Arce”, agregó.
Por
ello, insistió en que:
“En
lo inmediato, el gobierno sigue adelante y la configuración del parlamento es
la que deviene de las anteriores elecciones, pero en noviembre se produce la
transferencia del gobierno, y asumen los nuevos parlamentarios en los que la
configuración es absolutamente distinta”.
Asimismo,
señaló que esta nueva configuración política tendrá que hacer acuerdos y pactos
en ambas Cámaras para poder “viabilizar las políticas, los cambios y las
reformas que han venido anunciando, porque son ideas que no habían estado
presentes de manera contundente en el periodo pasado”.
EL
INCREÍBLE REFUGIO DE PELÍCULA EN EL QUE EVO MORALES HUYE DE LA JUSTICIA
Los
cocaleros autodenominados "Estado Mayor del Pueblo" defienden al
expresidente día y noche con lanzas de madera.
Libertad
Digital de España (https://n9.cl/d2cuw)
Las
cámaras de Televisión Española pudieron acceder al lugar en el que reside Evo
Morales, días antes del las elecciones, y dejaron unas imágenes sorprendentes
sobre el casi se diría que cinematográfico escondite del líder indigenista,
propio de una fantasía distópica que, de hecho, algunos han comparado en las
redes sociales con escenas de El Planeta de los Simios.
Además,
también llama poderosamente la atención la seguridad que rodea al expresidente
boliviano: para acceder hasta la ubicación de Morales es necesario pasar por
varios controles y contar con una autorización ya que los indígenas han
bloqueado la carretera para entrar al pueblo de Lauca Eñe, según un vídeo de de
RTVE compartido hace unos días..
Allí
campesinos cocaleros autodenominados "Estado Mayor del Pueblo"
funcionan como una suerte de guardia pretoriana que protege día y noche a Evo
Morales con lanzas y escudos rudimentarios. En este refugio de película vive el
exmandatario boliviano desde hace casi un año cuando su coche fue tiroteado.
De
igual manea, el expresidente sigue residiendo allí después de que en mayo de
este año el ministro de Justicia de Bolivia, César Siles, señalase que la orden
de captura por trata de personas "sigue vigente", después de que una
jueza de la Ciudad de Santa Cruz la anulase.
La
Fiscalía de Tarija imputó formalmente a Morales en diciembre de 2024 y como
este se negó a declarar en el marco del caso la fiscal Sandra Gutierrez emitió
una orden de arresto en su contra. El delito que pesa sobre Evo Morales, según
la acusación, es de trata agravada de personas antes unos presuntos hechos que
cometió en 2015 por mantener una relación con una menor de 15 años de la que
después nació una niña.
Más
delitos
El
expresidente se ha visto envuelto en numerosas polémicas y se le acusa de
diversos delitos. Por ejemplo, en junio de 2025 el ministro de Justicia, señaló
que habían interpuesto una denuncia por 8 delitos a Evo Morales, Suseth
Rodríguez y "a quienes resulten autores, coautores, cómplices o
encubridores".
Los
delitos que alega el ministro son, terrorismo, instigación pública a delinquir,
atentados contra la seguridad de los servicios públicos, atentado contra la
seguridad de los transportes, atentado contra la libertad de trabajo,
desobediencia a resoluciones constitucionales, destrucción y deterioro de
bienes del estado, y obstrucción de procesos electorales, según Europa Press.
Caída
en las elecciones
Las
elecciones bolivianas del pasado fin de semana han supuesto también un revés
para el Movimiento al Socialismo (MAS), partido que lideró Evo Morales y con el
que fue presidente. El MAS dejará de gobernar en Bolivia después de casi 20
años debido a que en las elecciones generales de este domingo los candidatos
opositores, el senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge ‘Tuto’
Quiroga se impusieron y disputarán por primera vez en la historia del país una
segunda vuelta, según EFE.
El
MAS tenía como candidato al exministro Eduardo del Castillo y obtuvo algo más
del 3% de los votos mientras que Evo Morales no pudo participar en los comicios
debido a una disposición constitucional que le impide volver a presentarse —ya
que gobernó el país en tres periodos—.
"POR
ENCIMA DE NUESTRAS ASPIRACIONES, ESTÁ EL PAÍS": LUISA ALCALDE LLAMA A LA
UNIDAD EN MORENA TRAS LA DERROTA DE LA IZQUIERDA EN BOLIVIA
La
presidenta nacional del partido llamó “a la resistencia de los pueblos” y a
mantener los “proyectos progresistas” que han sacado a millones de la pobreza
Latinus
de USA (https://n9.cl/lc6yb)
La
presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, atribuyó la reciente
derrota electoral de la izquierda encabezada por Evo Morales en Bolivia a “una
embestida de la derecha a nivel mundial que busca avanzar” y en ese contexto,
hizo un llamado a la unidad dentro de su partido.
“En
nuestro caso, creo que la clave está en varios temas: uno, en mantener la
unidad de nuestro movimiento; en entender que, más allá de las aspiraciones
personales, que son muy válidas, muy por encima de nuestras aspiraciones está
el país y está la transformación, y hay que defenderla”, dijo.
En
conferencia de prensa en Guerrero, la líder morenista llamó “a la resistencia
de los pueblos” y a mantener los “proyectos progresistas” que han sacado a
“millones de la pobreza”, y para ello consideró que se debe contrarrestar “las
mentiras” de los grupos de oposición.
“Todos
los días levantarse con una mentira nueva, y si no es el gobierno espía, es el
gobierno represor, es el 'narcogobierno', y todas esas mentiras y noticias
falsas nosotros las tenemos que desmentir a diario, y tenemos que informarle a
la gente qué es lo que está pasando”, advirtió.
Luisa
Alcalde aseguró que será a través de los comités morenistas que se instalarán
en todo el país para “resistir, informando” ante los señalamientos en contra de
su partido.
“¿Cómo
la vamos a informar? A través de nuestros comités, por eso estamos aquí. Sí,
esto de hacer 6 mil 835 comités (en Guerrero) no es nada más de papel, es
organizar a la gente para que la gente esté informada, nos ayude a informar,
pero también para recoger sus necesidades”, aseguró.
Defiende
a Abelina López
En
la misma rueda de prensa, Luisa María Alcalde defendió la administración de la
alcaldesa Abelina López Rodríguez de presuntos desvíos de recursos, asegurando
que la Auditoria Superior de la Federación (ASF) sólo ha hecho observaciones.
“Aquí
lo que sucede en los municipios es que hay una auditoría y entonces la
auditoría te pide documentación y te dice muy bien de esto, necesito
documentación. Y se dan estas observaciones que hay que atender. Pero no hay
que confundir observaciones con presuntos desvíos, es distinto”, dijo
Alcalde
Luján aseguró que la alcaldesa que gobierna Acapulco desde octubre de 2021
enfrenta “observaciones” sobre el destino de los recursos como lo hace
cualquier alcalde
“Y
creo que es una buena compañera. En todo caso, como todos los presidentes y
presidentas municipales, estas observaciones de la auditoría se tienen que
hacer y en nuestro gobierno, como siempre, debe haber absoluta transparencia en
todo”, aseguró.
Según
informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), los gobiernos
morenistas en Acapulco han recibido diversas observaciones por presuntas
irregularidades.
En
la auditoría correspondiente a 2023 se detectó un probable desvío de 898
millones de pesos del Fondo de Infraestructura Social Municipal (FISMUN).
En
2021, la ASF observó más de 64 millones de pesos en pagos no acreditados
relacionados con la recolección de basura y contratos de obras públicas.
Durante
el periodo comprendido entre 2020 y 2022, también bajo la administración de la
morenista Adela Román Ocampo, la ASF abrió 24 expedientes por más de 560
millones de pesos que aún están pendientes de solventar.
La
alcaldesa Abelina López recurrió al amparo para protegerse de posibles acciones
penales por parte de la Fiscalía de Guerrero. Al mismo tiempo, interpuso una
controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN) para detener de manera indefinida las acciones de la Auditoría Superior
del Estado (ASE) de Guerrero.
EL
DERRUMBE DEL MAS ABRE LA PUERTA A LA DERECHA EN BOLIVIA
Tras
más de dos décadas de hegemonía progresista, la derrota electoral del MAS deja
un país fracturado, una economía en crisis y un futuro marcado por la
incertidumbre.
Spanish Revolution.Net (https://n9.cl/mh4tu)
El
20 de agosto de 2025 marcó un punto de inflexión en la historia reciente de
Bolivia. El Movimiento al Socialismo (MAS) sufrió la peor derrota de su
trayectoria: de los 75 diputados obtenidos en 2020 pasó a apenas uno, y de los
21 senadores, a cero. Una sangría política sin precedentes para una fuerza que
durante casi veinte años fue el motor de los cambios sociales y económicos más
importantes del país.
La
debacle tiene varias raíces. Evo Morales, inhabilitado para competir, llamó al
voto nulo y obtuvo un 19% de papeletas en blanco de protesta. Su delfín,
Eduardo del Castillo, apenas alcanzó un 3,2%. Andrónico Rodríguez, con un 8,2%,
tampoco consiguió aglutinar al desencantado electorado de izquierda. El
resultado: un MAS pulverizado por las luchas internas y la incapacidad de abrir
paso a nuevas figuras que renovaran un proyecto en crisis desde 2016, cuando
Morales decidió ignorar el referéndum que le prohibía volver a presentarse.
El
contraste es brutal: en 2020 Luis Arce había ganado con un 55%. Cinco años
después, el mismo espacio político no pasa del 3%. El derrumbe es tan rápido
como contundente.
El
voto de castigo arrasó con el partido que transformó Bolivia durante dos
décadas, pero que acabó devorado por la soberbia de sus líderes, la corrupción
y las pugnas internas. El resultado muestra un país que ya no confía en su
vieja fuerza de gobierno, pero tampoco en una derecha unificada, sino en
outsiders que prometen orden, ajuste y mano dura.
EL
ASCENSO DE RODRIGO PAZ Y LA DERECHA FRAGMENTADA
La
sorpresa de la noche electoral fue Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata
Cristiano (PDC). Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, exalcalde de Tarija y
político formado en la vieja tradición conservadora, supo presentarse como
renovación. Su estrategia fue recorrer más de 230.000 kilómetros y visitar 220
municipios, apelando directamente al campesinado y a los pueblos originarios,
el histórico núcleo duro del MAS.
Ese
electorado, que durante años fue invisibilizado por las encuestas urbanas, dio
la espalda al partido de Morales y se volcó con Paz. El MAS dejó de ser el
refugio de las cholas y los cholos, que durante los años de bonanza económica
se mezclaron con la élite y reclamaron dignidad. Ahora, desencantados, optaron
por un candidato que en campaña llegó a cerrar sus discursos con un ambiguo
“hasta la victoria siempre, carajo”, una mezcla de guiño a la izquierda y a la
ultraderecha de Milei.
El
segundo gran vencedor fue Jorge “Tuto” Quiroga, el expresidente que representa
la derecha más dura. Se enfrentará a Paz en el primer balotaje presidencial de
la historia de Bolivia, previsto para octubre. Samuel Doria Medina, el
empresario que partía como favorito, terminó tercero con un 19,9% y ya anunció
su apoyo a Paz.
El
futuro inmediato es un Congreso profundamente fragmentado, sin mayorías claras,
y un país que arde en crisis económica: inflación récord, falta de dólares y
combustible, un salario medio de 2.500 bolivianos (300 euros) y alquileres que
consumen más de la mitad del sueldo mínimo.
El
80% del trabajo en Bolivia es informal, y mientras la clase media estatal
sobrevive con sueldos de 4.000 o 5.000 bolivianos, millones de personas en la
economía sumergida ven cómo sus ingresos se diluyen en un mercado cada vez más
inestable.
El
próximo presidente aplicará ajustes impopulares, tendrá que lidiar con un
Congreso dividido y con un pueblo que, acostumbrado a resolver sus disputas en
la calle, no va a aceptar fácilmente una receta de austeridad dictada desde
arriba.
La
imagen es demoledora: el MAS, que en 2006 llegó al poder como el instrumento de
los pueblos indígenas y campesinos, hoy se reduce a cenizas mientras dos
figuras conservadoras disputan el mando. En los taxis de La Paz ya se escucha
que Bolivia necesita “un Milei o un Bukele que ordene las cosas”. Ese es el
clima que se respira.
El
viraje a la derecha en Bolivia no es solo un cambio electoral. Es un síntoma
brutal del desencanto social, de la ruptura de los pactos que sostuvieron al
progresismo latinoamericano y de la llegada de un tiempo en el que la palabra
ajuste empieza a sonar más fuerte que la palabra justicia.
BOLIVIA
Y EL LITIO: EL ESCENARIO MINERO TRAS UNA SEGUNDA VUELTA SIN EL MAS
Las
reservas de 23 millones de toneladas del mineral, la mayoría en el salar de
Uyuni en la región andina de Potosí, fueron apuntadas como 'moneda de cambio'
durante las elecciones presidenciales llevadas a cabo el domingo pasado. En
medio de una profunda crisis económica, el Congreso del país andino aprobó un
contrato para una planta de explotación con una firma rusa que contempla una
inversión de US$ 975 millones.
Revista
Interferencia de Chile (https://n9.cl/atprzi)
El
domingo pasado, Bolivia definió a los dos candidatos que el próximo 19 de
octubre se medirán en la segunda vuelta presidencial: el senador Rodrigo Paz
(Partido Demócrata Cristiano) y el ex mandatario Jorge "Tuto" Quiroga
(Alianza Libre). El trasfondo de estas elecciones era particularmente
importante en este proceso electoral, pues estuvo marcado por la aguda crisis
económica que atraviesa el país y por la fractura interna del oficialismo y en
específico del MAS (Movimiento al Socialismo), el partido gobernante, que
pondrá fin a una hegemonía de 20 años en el poder que inició con de Evo Morales
en 2005 y finalizará con Luis Arce en 2025.
En
ese contexto, una de las incógnitas es que sucederá con la explotación del
litio y los contratos suscritos a ella, particularmente con Rusia y China.
Los
salares de Bolivia albergan los mayores recursos mundiales del metal para
baterías. El país posee un estimado de 21 millones de toneladas de litio, lo
que representa aproximadamente el 38% del total mundial. Sin embargo, la nación
ha luchado durante mucho tiempo para aumentar la producción o desarrollar
reservas comercialmente viables. En 2022, Bolivia produjo solo alrededor de 600
toneladas de carbonato de litio, mientras que los vecinos Chile y Argentina
produjeron aproximadamente el 45% del suministro mundial.
Empresas
rusas y chinas se encuentran entre las pocas que han avanzado con propuestas de
desarrollo, pero existe incertidumbre puesto que los acuerdos no han recibido
la aprobación del poder legislativo, donde el partido gobernante está
fracturado y Arce carece de una mayoría en el Congreso. Algunos inversores
esperan que un cambio político pueda conducir a cambios en el entorno
regulatorio del país y abrir el camino para acceder a los recursos de litio en
gran parte sin explotar.
Hace
unos días, la Comisión de Economía Plural, Producción e Industria de la Cámara
de Diputados aprobó el contrato de asociación suscrito entre Yacimientos de
Litio Bolivianos (YLB) y la empresa rusa Uranium One Group, que prevé la
instalación de un proyecto industrial de producción de carbonato de litio en el
salar de Uyuni, departamento de Potosí.
“Aprobado
el Proyecto de Ley N° 172024 en sus dos estaciones, en grande y en detalle,
remítase al pleno de la Cámara de Diputados para su consideración, conforme al
reglamento”, afirmó Hernán Hinojosa, presidente de esa instancia legislativa,
tras la votación.
El
contrato incluye una inversión superior a los $US 975 millones, destinada a la
construcción de una planta con tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL),
una técnica innovadora que permite obtener litio de forma más eficiente y
sustentable, reduciendo el tiempo de producción y el impacto ambiental.
Propuestas
para la segunda vuelta
En
el caso de Rodrigo Paz, sus principales propuestas tienen que ver con el
fortalecimiento de la autonomía. Es decir, plantea que el Estado central maneje
solo el 50 % de los recursos económicos y que el restante 50 % lo entregue a
las regiones a través de los gobiernos subnacionales y universidades. Con esos
fondos hace planteamientos para mejorar la salud y la educación, de manera que
se corte la dependencia con el Gobierno nacional en tales materias.
En
el sector extractivo, Paz apuesta por un “capitalismo energético inteligente”
que diversifique las fuentes de ingreso: estima que el litio podría generar
hasta 600 millones de dólares anuales y el oro hasta 2.500 millones; propone,
incluso, un banco especializado para cooperativistas auríferos.
Por
su parte, el ex mandatario "Tuto" Quiroga admitió que analizaría la
permanencia de Bolivia en el grupo de los BRICS, enfatizando el vínculo
comercial con India y China. También criticó al Mercosur y adelantó que
apostaría por un “triángulo sudamericano” para la explotación de litio junto a
Argentina y Chile y que mantendría una “agresiva posición” para buscar tratados
de libre comercio con varios países, incluído EE.UU..
Esta
estrategia, según comentó, persigue un fin claro: atraer inversiones y
consecuentemente divisas para estabilizar la economía boliviana, hoy en crisis.
Para ello, explicó, buscaría el apoyo Organismos multilaterales como el Banco
Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI).
"Nuestra
carta de presentación es abrir Bolivia a inversión en litio. Tenemos casi un
tercio del litio del planeta. Yo creo firmemente que Argentina, Chile y Bolivia
podemos hacer la OPEL, la Organización de Países Exportadores de Litio,
exportarlo como materia prima, como alguna vez hicimos con el gas a precios de
mercado. Pero también crear zonas francas donde, a un precio menor, podamos
suministrar el litio para hacer aquí las baterías y hacer de nuestro triángulo
sudamericano de Bolivia, Argentina y Chile una potencia mundial que haga la
manufactura de baterías de litio durante las próximas décadas, dejemos atrás el
extractivismo e ingresemos en la cadena de valor agregado", dijo.
LA
TRANSFORMACIÓN MINERA DE BOLIVIA HACIA UNA ECONOMÍA DE MINERALES TECNOLÓGICOS:
UN ANÁLISIS DEL DECRETO SUPREMO SOBRE MINERALES TECNOLÓGICOS Y TIERRAS RARAS
Abogados
Com.Ar. de Argentina (https://n9.cl/h80bct)
Bolivia
se encuentra en medio de una transición estratégica desde la minería
tradicional hacia la minería tecnológica, con el objetivo de diversificar su
economía e incrementar sus ingresos. Esta transformación, impulsada por el
Decreto Supremo N° 4721, ha dado lugar a la creación del Viceministerio de
Minerales Tecnológicos y Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico.
Los
minerales tecnológicos y las tierras raras, que incluyen uranio, titanio,
niobio, entre otros, son de alta demanda en la industria tecnológica y
representan una oportunidad para Bolivia de diversificar su economía. A raíz
del Decreto, se ha formado la Gerencia de Minerales Tecnológicos, dedicada a
impulsar la industrialización y la sustitución de importaciones.
La
apuesta de Bolivia por la minería tecnológica podría reforzar la industria
nacional, promover la sustitución de importaciones y crear oportunidades de
empleo.
Articulo:
La
apuesta de Bolivia por la minería tecnológica promete reforzar la industria
nacional y crear oportunidades de empleo, sin embargo, también plantea desafíos
en cuanto a la explotación responsable y sostenible de estos recursos. Esta
transición tiene el potencial de redefinir la posición de Bolivia en el mercado
global de minerales tecnológicos y tierras raras.
En
la búsqueda de una diversificación económica y con el objetivo de aumentar los
ingresos generados por la minería, Bolivia está avanzando en su transición de
la minería tradicional hacia la minería tecnológica. Este cambio está enfocado
en la exploración, prospección, explotación y comercialización de minerales
tecnológicos y tierras raras. El Ministerio de Minería y Metalurgia de Bolivia,
institucionalizó esta transición mediante el Decreto Supremo N° 4721, que dio
lugar a la creación del Viceministerio de Minerales Tecnológicos y Desarrollo
Productivo Minero Metalúrgico.
Los
minerales tecnológicos y las tierras raras, que incluyen elementos como uranio,
titanio, niobio, tantalio, torio, itrio, níquel, cobalto, cromo y manganeso,
entre otros tienen una alta demanda en la industria tecnológica y representan
una oportunidad para Bolivia de diversificar su economía. Estos minerales son
fundamentales para el desarrollo de tecnologías emergentes y avanzadas, y la
producción global está dominada por unos pocos países, siendo China el más
prominente.
El
Decreto Supremo N° 4721 condujo a la formación de la Gerencia de Minerales
Tecnológicos, una entidad dependiente de la Corporación Minera de Bolivia
(Comibol), encargada de impulsar la industrialización y la sustitución de
importaciones en el sector. Desde su promulgación, se han desarrollado mapas
geológicos para localizar yacimientos de minerales tecnológicos y tierras
raras, y se han enviado muestras de yacimientos prometedores para su análisis,
revelando resultados significativos. Este cambio en la política minera tiene
profundas implicaciones tanto legales como económicas. A nivel legal, se
traduce en una reestructuración del ministerio responsable de la minería y la
metalurgia. Económicamente, apunta a una diversificación hacia minerales de
mayor valor y demanda creciente, lo que puede tener un impacto significativo en
la economía boliviana. Bolivia ha identificado varios yacimientos de minerales
tecnológicos en todo el país, en regiones como Potosí, Cochabamba y Santa Cruz.
En el Cerro Manomó, en Santa Rosa, se descubrieron importantes yacimientos de
uranio, torio y rodio, este último con un precio diez veces mayor que el oro.
En San Luis, Potosí, se encuentran yacimientos de níquel, cobalto, cromo,
además del proyecto del Mutún con hierro y manganeso, todos ellos insumos clave
para las baterías y cátodos de litio.
La
apuesta de Bolivia por la minería tecnológica podría reforzar la industria
nacional, promover la sustitución de importaciones y crear oportunidades de
empleo. Sin embargo, el país debe abordar los desafíos inherentes a la
explotación de estos recursos de manera efectiva y responsable para garantizar
un crecimiento sostenible y equitativo en el sector. En última instancia, la
transición de Bolivia a la minería tecnológica podría redefinir su papel en el
escenario global de minerales tecnológicos y tierras raras.
BOLIVIA
SE ASOCIA CON FIRMA RUSA PARA OPERAR PLANTA DE LITIO
El
Economista de México (https://n9.cl/fztua7)
En
plenas elecciones presidenciales en Bolivia, la Comisión de Economía Plural de
la Cámara de Diputados del país sudamericano aprobó el contrato de asociación
suscrito entre la estatal Yacimiento de Litio Bolivianos (YLB) y la empresa
rusa Uranium One Group, que contempla el desarrollo, construcción y operación
de una planta de Extracción Directa de Litio (DLE) al sur del Salar de Uyuni.
La
alianza -que aún requiere del visto bueno del pleno de la Cámara-, implica una
inversión por parte de la firma rusa de 975 millones de dólares y apunta a
producir hasta 14,000 toneladas anuales carbonato de litio grado batería por un
periodo de, al menos, 20 años.
Según
informó la estatal boliviana, como resultado del contrato conjunto, se
proyectan ingresos por sobre los 4,000 millones de dólares por regalías,
impuestos y tasas, además de la creación de 1,500 empleos directos e
indirectos.
La
alianza fue suscrita con la firma del gigante euroasiático en septiembre de
2024 y, una vez aprobado el contrato por las autoridades legislativas, se
efectuará el estudio de factibilidad del diseño final del proyecto. Concluida
dicha etapa, se realizará la consulta previa a las comunidades de la zona,
requisito obligatorio para la licencia ambiental.
ALERTA
POR EL INGRESO Y TRÁFICO ILEGAL DE FAUNA DESDE BOLIVIA QUE SE PROMOCIONA POR
LAS REDES
Otro
factor que agrava el escenario y el abordaje de la fauna silvestre, es el
tráfico ilegal de animales desde Bolivia, particularmente en la frontera de
Aguas Blancas – Bermejo, que además es promocionado desde las redes sociales,
un tema también abordado por Nuevo Diario.
Nuevo
Diario de Salta, Argentina (https://n9.cl/q2bk7)
La
abogada animalista proteccionista, Carmen Céspedes Cartagena adelantó al
respecto, que prepara una denuncia con información recopilada sobre el traslado
de cachorros y aves en vehículos privados que ingresan sin ningún tipo de
control sanitario.
“Hay
un riesgo enorme de que entren animales con enfermedades zoonóticas, como la
rabia, que en Bolivia no está controlada. La rabia es mortal tanto para
personas como para animales. No puede ser tomado a la ligera que animales
ingresen en taxis o remises sin control alguno”, advirtió.
La
especialista reclamó asimismo que, así como existen operativos rigurosos en la
frontera para combatir el microtráfico de drogas, debería aplicarse la misma
firmeza para frenar el tráfico de fauna silvestre por el interés sanitario que
representan estas acciones que son recurrentes. “Estamos hablando de un
problema de salud pública además de la pérdida de biodiversidad”, sostuvo.
Legislación
vigente en los municipios
La
Municipalidad de San Ramón de la Nueva Orán anunció la prohibición de la venta,
instalación y exhibición de animales, ya sea de manera permanente o temporal,
dentro de su jurisdicción. La medida alcanza tanto a especies domésticas y
domesticables, como a animales silvestres o salvajes mantenidos en cautiverio.
El objetivo es poner fin a las prácticas de comercialización callejera y
espectáculos con destrezas animales, que suelen derivar en situaciones de
maltrato o explotación. En este marco, el municipio informó que está facultado
para el secuestro o decomiso de los animales y de todos los elementos
vinculados a la infracción. En caso de resistencia por parte de los
infractores, la normativa establece que la Municipalidad o la dependencia
competente podrá solicitar el auxilio de la fuerza pública para garantizar el
cumplimiento efectivo de las medidas. La disposición se enmarca en una
tendencia creciente de distintos municipios que buscan avanzar en la protección
de los animales a nivel local. En ese sentido, Carmen Céspedes Cartagena
recordó que en la ciudad de Metán ya se había implementado en 2019 una
ordenanza pionera que fijó multas de entre 400 y 600 mil pesos para quienes
dañen a animales protegidos. “Esa es una herramienta importante, pero aislada.
Necesitamos políticas provinciales que trasciendan la buena voluntad de algunos
municipios”, sostuvo la letrada
Estas
iniciativas locales son meros paliativos, que necesitan de un acompañamiento
macro de los organismos y funcionarios competentes.
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