AMÉRICA LATINA: PODERÍO DE LAS DERECHAS Y ULTRADERECHAS
Dos
candidatos derechistas definirán el balotaje en Bolivia, donde el proceso
popular se auto-destruyó. Incógnitas ante los comicios presidenciales en Chile.
En el primer semestre de 2026 se votará en Colombia y Perú. Dentro de un año
debería haber elecciones en Brasil, pero para eso falta una eternidad.En
aquella parte de la ciudadanía opositora al gobierno de Javier Milei, y por lo
tanto en las dirigencias y militancias que representan a esos sectores, existe
un ánimo optimista luego de la derrota del oficialismo nacional en las
elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires el 7 de este mes.
Simultáneamente,
el conjunto de América Latina está amenazado por la agresión militar -potencial
o real- de Estados Unidos, como nunca antes desde el fin de la era de las
dictaduras militares pro-estadounidenses que dominaron a la región hasta la
década de los años ‘80 del siglo pasado.
(Argentina
se liberó del yugo dictatorial a fines de 1983, Uruguay en 1985 pero de forma
condicionada bajo la extorsión de las fuerzas armadas golpistas y criminales, y
también en 1985 Brasil inició una larga y engorrosa transición entre el régimen
de facto y un gobierno surgido del voto ciudadano. Chile recién tuvo elecciones
en 1990 pero con militares genocidas y cómplices civiles en altísimos cargos
bélicos, parlamentarios y judiciales, al punto de que el dictador Augusto
Pinochet siguió siendo jefe del Ejército hasta 1998, y aún después ocupó un
cargo de senador vitalicio; renunció recién en 2002, a los 86 años de edad,
cuando consiguió que la Corte Suprema fraguara un “sobreseimiento” en favor
suyo por la condición de “demente incurable” para afrontar las investigaciones
por delitos cometidos durante su gobierno. Crónica de Página 12, nota del
05/07/2002).
La
actual administración norteamericana de Donald Trump lleva a cabo una
estrategia de acoso militar contra Venezuela en particular, y por lo tanto
contra la paz de toda América Latina. Pero además, los intereses de Estados
Unidos en la región están representados por fuerzas políticas y líderes de
derecha y/o ultraderecha, que no ascienden al poder a través de dictaduras
-como en el siglo pasado- sino mediante procesos electorales.
En
los próximos meses del año en curso y posteriormente a lo largo de 2026,
tendrán lugar -si no existieran hechos que alteren los plazos legalmente
establecidos en cada caso- elecciones presidenciales y también legislativas en
distintos países, entre ellos Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Brasil.
Al
cabo de tales votaciones, y asimismo de los comicios parlamentarios argentinos
del 26 de octubre venidero, quedará configurado el mapa político-institucional
del sur del continente en la mitad de la tercera década del siglo.
La
derecha en Bolivia, y en Chile las incógnitas
El
19 de octubre, una semana antes de los comicios legislativos que en nuestro
país marcarán el futuro del mileísmo, deberá realizarse la segunda vuelta
presidencial en Bolivia. El Estado Plurinacional fundado hace 20 años con el
liderazgo de Evo Morales está atravesando una etapa de implosión y
auto-destrucción probablemente sin antecedentes históricos en nuestra región,
al menos cercanos en el tiempo.
El
derrumbe, bajo la presidencia del actual mandatario Luis Arce, de la
prosperidad conseguida por las mayorías sociales durante los gobiernos de Evo a
partir de marzo de 2006 -una revolución democrática, popular, indigenista y
nacionalista que sus impulsores denominaron “Proceso de Cambio”-, en simultáneo
con divisiones feroces y violentas entre los sectores encabezados por Morales y
Arce respectivamente, condujeron a la catástrofe electoral de distintos
candidatos que representaban a todo ese espacio socio-político en la primera
ronda electoral del pasado 17 de agosto.
Así
fue que los dos candidatos que pasaron a la ronda siguiente para definir quién
será el próximo presidente, son representantes de distintas variantes de la
derecha subordinada a Estados Unidos y a las clases dominantes bolivianas: por
un lado Rodrigo Paz Pereira (cuya identidad jurídica lleva el nombre del viejo
“Partido Demócrata Cristiano” pero se trata de un agrupamiento ocasional
generado recientemente para la actual coyuntura electoral), y por otro Jorge
“Tuto” Quiroga (que lleva en su boleta electoral el nombre de Libertad y
Democracia, “Libre”). Ambos competirán en el balotaje dentro de cuatro semanas.
(Tema reseñado en un informe del portal de Telesur, nota del 28/08/25).
Otra
instancia de votación presidencial determinante para la política
latinoamericana se realizará el 16 de noviembre en Chile. Pero la Constitución
del país exige que para definir el resultado en esa ocasión, cualquier
postulante debe superar el 50 % de los votos. Esa posibilidad está descartada
por todas las previsiones razonables, y por lo tanto las dos candidaturas más
votadas competirán en la segunda vuelta prevista para el 14 de diciembre.
Por
primera vez en cinco décadas y media -desde el triunfo en 1970 del líder de
izquierda Salvador Allende, quien proponía la “vía chilena al socialismo” y en
1973 fue derrocado por las fuerzas armadas genocidas y murió mientras resistía
el bombardeo aéreo militar sobre la casa de gobierno llamada “palacio La
Moneda”-, una dirigente proveniente de la izquierda suma chances de lograr un
alto porcentaje de votos pero a la vez tendría condiciones muy difíciles para
ganar el balotaje: se trata de Jeannette Jara, integrante del Partido Comunista
y quien fuera ministra de Trabajo del actual mandatario Gabriel Boric.
Varias
incógnitas atraviesan las perspectivas de la disputa. Hasta el momento los
estudios pre-electorales indican que la representante del progresismo -en ese
país, centroizquierda e izquierda- tendría que enfrentar en segunda vuelta a
un/una candidato/ta de la derecha y la ultraderecha, que en Chile siempre han
unido sus votos para la instancia definitoria.
Los
probables adversarios de Jara en un balotaje podrían ser la ex legisladora y ex
ministra Evelyn Matthei -experimentada dirigente de 71 años e hija de Fernando
Matthei, uno de los jefes de la dictadura (1973/1990) que junto con Pinochet y
otros dos jerarcas genocidas formaron lo que se llamaba “junta militar de
gobierno”-, o en su lugar el ultraderechista José Antonio Kast -quien ganó en
la primera ronda de la elección de 2022 pero después fue derrotado por Boric en
el balotaje-.
Además,
entre un total de ocho candidatos/as se postula asimismo Johannes Kaiser, un
extremista de derecha violento, impune y reivindicador de la dictadura, con un
perfil similar al de Milei. (En un artículo de la cadena informativa pública
francesa “France-24” puede verse un panorama general del proceso electoral en
Chile. Nota del 25/08/25).
Colombia
y Perú en la primera parte del ‘26
Dentro
del primer semestre de 2026 está prevista la realización de comicios
presidenciales en Colombia y Perú, mientras que en la segunda mitad del año se
votará por el futuro mandatario de Brasil.
En
el caso colombiano el proceso comenzará el 8 de marzo con la renovación del
Congreso. Luego, el 31 de mayo tendrá lugar la elección del presidente de la
República. Y si ningún candidato/ta superara esa vez el 50 % de los votos, se
disputará una segunda vuelta el 21 de junio. Hasta ahora los pronósticos son
completamente inciertos.
La
única certeza por el momento es que Gustavo Petro, actual jefe del Estado y el
primero con trayectoria política de izquierda que alcanzó ese lugar en dos
siglos de vida independiente del país, no podrá presentarse a la reelección por
impedimento constitucional.
La
coalición que Petro lideró para ganar en 2022, llamada “Pacto Histórico”,
elegirá candidato/ta en una consulta abierta -sin obligación legal de
realizarla o participar- prevista para el 26 de octubre venidero (misma fecha
de la votación parlamentaria en Argentina). (Ver información y análisis del
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, “Celag-Data”. Reporte del
29/08/25).
En
cuanto al proceso en Perú, la primera instancia de votación presidencial fue
convocada para el 12 de abril del año próximo. En el paía latinoamericano de
mayor fragmentación en su organización político-partidaria e institucional, y
de máxima dispersión de las ofertas electorales, se da por seguro que habrá una
segunda vuelta, la cual está fechada el 12 de abril. Las candidaturas deberán
formalizarse el 14 de marzo. Varios aspirantes están proscriptos y existen todo
tipo de adulteraciones a la limpieza del comicio. (Tema desarrollado en otro
informe de “Celag-Data”. Reporte del 26/04/25).
Hasta
el momento las funciones presidenciales están al mando de Dina Boluarte, quien
ocupó el cargo tras el derrocamiento -dispuesto por vía parlamentaria y forzado
por presiones militares y judiciales- del presidente Pedro Castillo. Fue uno de
los pocos mandatarios peruanos de la última década surgido del voto popular,
pero solo pudo ejercer la presidencia durante un año y medio, antes de ser
destituido por el Congreso, dominado por la derecha y la ultraderecha.
Perú
sigue sometido al capitalismo salvaje extremo -generalmente llamado
“neoliberal”- iniciado hace 35 años por Alberto Fujimori (fallecido en 2024).
Este dirigente primero ganó la elección de 1990, y un año y medio después
instauró una dictadura cívico-militar. En un contexto de terror político y
persecución a opositores, ganó sucesivas reelecciones fraudulentas y gobernó
hasta el año 2000, cuando huyó a Japón (país de sus ancestros). Muchos años
después fue extraditado, sometido a procesos penales y condenado.
Desde
aquella época el país sufre desigualidades sociales cada vez más desesperantes,
violencia criminal especialmente en Lima y otros centros urbanos, continua
inestabilidad política, y una corrupción generalizada en los gobiernos, el
parlamento y el poder judicial.
Brasil:
un año, una eternidad
Dentro
de casi exactamente un año, si no ocurrieran sucesos impredecibles, la opinión
pública continental y mundial estarán pendientes de la elección presidencial en
Brasil. Pero dada la magnitud de la disputa de intereses contenida en ese país
-derivada, a su vez, de la magnitud de su importancia económica, poblacional y
geopolitica-, falta una eternidad hasta llegar a la fecha prevista.
El
calendario de los plazos institucionales define que los comicios deben
realizarse el 4 de octubre de 2026, y en caso de que ningún candidato lograra
el 50 % de los sufragios, los dos más votados pasarán al segundo turno de
votación cuatro semanas más tarde, el 26 del mismo mes.
Sin
embargo (y como se mencionó al principio de este artículo), desde la época de
los regímenes dictatoriales no existía una amenaza tan alevosa de Estados
Unidos contra la paz en el sur continental.
La
condena a prisión, el 11 de este mes, contra el ex presidente ultraderechista
Jair Bolsonaro, potenciaron las decisiones violentas de Donald Trump contra la
soberanía y la convivencia pacífica en Brasil y el resto de la región.
Semanas
antes, el gobierno imperial trumpista había desplegado agresiones armadas y
propaganda de guerra contra Venezuela.
En
estos momentos dramáticos de la historia, los gobiernos y dirigencias políticas
de derecha y ultraderecha en América Latina no están sostenidos unicamente por
las oligarquías de cada país y los poderes extranjeros, todo lo cual genera
condiciones para que puedan ganar elecciones y así dejar de lado la
implantación de las clásicas dictaduras.
Ahora,
además, el poderío militar más gigantesco de toda la historia de la humanidad
avanza contra los pueblos, los territorios y los recursos de la región, siempre
con el objetivo de redoblar la supremacía de las clases dominantes locales, del
capitalismo saqueador trasnacional y de la dominación geopolítica
estadounidense. Diario Contexto de Argentina (https://n9.cl/o5oatd)
A
UN MES DE SEGUNDA VUELTA: BOLIVIA VIVE LA PEOR CRISIS POLÍTICA Y ECONÓMICA DE
SU HISTORIA
Ahora
de Perú (https://n9.cl/wwc1dw)
Bolivia
se prepara para una elección que marcará un antes y un después en su historia
política. El 19 de octubre, Rodrigo Paz Pereira (PDC) y Jorge “Tuto” Quiroga
(Alianza Libre) se medirán en una segunda vuelta presidencial que no solo
definirá quién ocupará la Casa Grande del Pueblo, sino que también simbolizará
el cierre de dos décadas de hegemonía del Movimiento Al Socialismo (MAS).
La
cita electoral ocurre en medio de una de las coyunturas económicas más duras de
los últimos 20 años. La inflación golpea los bolsillos de las familias, los
dólares escasean y el combustible se ha convertido en un bien cada vez más
difícil de conseguir. El desgaste social es evidente: los precios de alimentos
como la carne se han disparado, y una frase se repite con resignación en las
calles: “100 bolivianos ya son como 10, no alcanza para nada”.
Una
economía en jaque
El
país arrastra un déficit fiscal desde 2014 y la caída de las reservas
internacionales —que llegaron a 15.000 millones de dólares en la bonanza y hoy
están prácticamente agotadas— ha limitado la capacidad del Estado para sostener
subsidios y controlar precios.
La
falta de combustible ha afectado al transporte público y privado, encarecido
los fletes y alterado cadenas de suministro. A ello se suma la escasez de
dólares en el sistema financiero, que encarece las importaciones y genera
incertidumbre cambiaria.
La
gestión del presidente Luis Arce, otrora considerado el “arquitecto” del
milagro económico boliviano durante el primer ciclo del MAS, hoy se percibe
como un fracaso. Su aprobación se ha desplomado y sectores de su propio partido
le han dado la espalda.
Propuestas
en pugna
En
este contexto, los candidatos han planteado recetas distintas: Jorge “Tuto”
Quiroga (Alianza Libre): propone un paquete de emergencia de 12.000 millones de
dólares gestionados con organismos internacionales como el FMI para estabilizar
la economía antes de fin de año. Plantea, además, eliminar gradualmente el
subsidio a los combustibles, manteniéndolo solo para el transporte público.
Asimismo,
Rodrigo Paz Pereira (PDC): apuesta por el plan 50/50, que busca repartir
equitativamente los recursos fiscales entre el gobierno central y los gobiernos
subnacionales, fortaleciendo municipios, gobernaciones y universidades. Ha
prometido que desde el 9 de noviembre, un día después de asumir, todos los
bolivianos tendrán acceso asegurado a combustible.
Las
propuestas reflejan enfoques distintos: uno orientado a la disciplina fiscal
con apoyo externo, y otro a la descentralización y redistribución interna de
los recursos.
BOLIVIA:
RESURGE LA CAZA Y EL TRÁFICO DE JAGUARES
La
Policía Boliviana lamenta que los detenidos en operativos sean liberados por la
Justicia y exige más jueces especializados en el área rural. Según datos
policiales, en Bolivia, un solo colmillo de jaguar puede llegar a costar 4000
dólares en el mercado asiático.
Revista
Mongabay de Indonesia (https://n9.cl/d9aqb)
El
28 de abril pasado un cráneo de jaguar cruzó casi toda Bolivia. Los huesos de
la cabeza del felino salieron de la Chiquitania, en el departamento de Santa
Cruz, y fueron interceptados en la ciudad de El Alto, contigua a La Paz. Un
ciudadano boliviano trasladó el cráneo hasta la frontera con Chile. El
traficante fue detenido y, según informaron varios activistas ambientales,
ofrecía partes del jaguar en redes sociales. En los dos últimos años, los casos
de tráfico de jaguar ascienden a 20, aunque no son datos oficiales y son
procesos enumerados por expertos.
El
traficante se enfrentó a la Justicia un día después de haber sido detenido.
Obtuvo el beneficio de la detención domiciliaria. El cráneo del jaguar tenía
sus colmillos intactos, lo que presume que iba a ser ofertado a buen precio.
Según el director de la Policía Forestal y de Preservación del Medio Ambiente
(POFOMA), coronel Carlos Chispas, el detenido ofrecía en redes sociales el
cráneo del jaguar a 2500 bolivianos (360 dólares).
“Nosotros
realizamos el operativo en la ciudad de El Alto y se aprehendió a esta persona.
Hay personas que se dedican al tráfico ilegal del jaguar para traficar los
colmillos de este animal, que son muy demandados en países de Asia con fines
medicinales u otros usos. Lamentablemente, como en otros casos, la Justicia
decidió que el traficante tenga detención domiciliaria”, afirmó Chispas a
Mongabay Latam.
El
jefe policial detalló que un solo colmillo de jaguar en Asia cuesta 4000
dólares y que en los últimos cuatro años se decomisaron 236 colmillos de este
felino en distintos operativos. Chispas añadió que POFOMA realiza las acciones
para dar con los traficantes, pero que en la Justicia muchas veces no se abren
los procesos legales o son beneficiados con detenciones domiciliarias o incluso
recuperan la libertad.
“Tenemos
medidas cautelares emitidas por el Tribunal Agroambiental, pero aún existen
tareas pendientes en la protección del medio ambiente. Nos faltan jueces
capacitados que puedan analizar adecuadamente estos casos, ya que algunos de
ellos terminan liberando a personas implicadas en delitos como el tráfico de
fauna silvestre”, dijo Chispas.
Por
ejemplo, explicó el jefe policial, un caso reciente que motivó el reclamo
policial fue la liberación de cuatro extranjeros involucrados en el tráfico
ilegal de peces ornamentales en el departamento de Beni, pese a las pruebas
presentadas por el Ministerio Público.
En
el primer semestre de esta gestión, 173 animales silvestres fueron rescatados
en distintos operativos en diferentes regiones de Bolivia, además de 37
animales domésticos encontrados en condiciones de vulnerabilidad, según datos
de POFOMA y de la Fiscalía General. De esos 173, un 20 % son felinos y hay diez
jaguares rescatados.
Rebrote
de asesinatos
Sobre
los casos de tráfico de jaguares vivos, la fiscalía y POFOMA no tienen un dato
concreto, pero según Chispas “pasan los diez” en los dos últimos años. Pero
existe otra problemática que se agrava: según Rodrigo Herrera, director de la
Asociación de Justicia Ambiental de Bolivia, existe un rebrote de asesinatos de
jaguares en diferentes regiones bolivianas.
“No
son cifras oficiales, es información que tenemos sobre los reportes que nos
llegan. Desde la pasada gestión, han rebrotado estos casos de tráfico y caza
del jaguar, siendo alarmante lo que sucedió hace aproximadamente tres semanas,
con cuatro hechos de caza y tráfico de jaguar”, relató Herrera a Mongabay
Latam.
En
los últimos 20 años, el desborde de casos de tráfico y caza del jaguar sucedió
en el periodo entre 2014 y 2019, según datos de la Asociación de Justicia
Ambiental de Bolivia. El delito comenzó a disminuir por las sentencias que se
estaban ejecutando contra los acusados. Durante la pandemia por el Covid-19 la
actividad ilegal bajó, pero desde 2024 nuevamente se dieron a conocer casos de
jaguares asesinados.
Según
Herrera, entre 2024 y septiembre de este año, existen 12 casos conocidos que
implican al menos a 20 jaguares asesinados. “Solo son los casos sobre los que
tenemos certeza, son cifras no oficiales. Es muy preocupante, no habíamos
tenido este rebrote de casos desde hace mucho tiempo”, alertó el activista.
El
experto sostuvo que estos crímenes son consecuencia de la inacción del Estado
para actuar de oficio y procesar a los responsables. Además, también alertó
sobre la oferta de caza silvestre que algunos operadores de turismo estarían
promoviendo, similar al caso de Jorge Néstor Noya, un ciudadano argentino que
ofrecía paquetes turísticos desde su país para llegar a Bolivia a cazar
jaguares, a través de su empresa Caza & Safari, como publicó Mongabay
Latam. El costo de este paquete llegaba a 50 000 dólares.
Según
datos de POFOMA, los lugares donde se registran la caza de jaguares son en el
municipio de Ixiamas, al norte del departamento de La Paz; en el municipio de
Porvenir, en el departamento de Pando; en municipios de Beni; en el Chaco
boliviano; y en la Chiquitania de Santa Cruz.
Por
los últimos casos de este periodo, existen alrededor de 13 personas que están
siendo investigadas por la fiscalía tras denuncias de los activistas. Según
datos de la Asociación de Justicia Ambiental de Bolivia, desde 2014 hasta la
fecha, se registraron 47 casos relacionados con la caza y el tráfico ilegal del
jaguar. De esa cantidad, solo cinco terminaron con sentencia. Ninguno
corresponde al último periodo.
Herrera
añadió que la baja cantidad de sentencias se debe a que los fiscales del sector
rural no están capacitados para realizar una investigación por ese delito
ambiental. Además, a pesar de que el Estado debería actuar de oficio, los
procesos son impulsados por activistas, pero la falta de recursos económicos
para hacer el seguimiento hasta conseguir un fallo se convierte en otro
obstáculo.
Mongabay
Latam buscó conocer la opinión del Ministerio de Ambiente y Agua sobre el
rebrote de asesinatos del jaguar, pero hasta el cierre de esta nota no hubo
respuesta.
Fallo
inédito
El
Tribunal Agroambiental de Bolivia emitió en abril de este año un fallo inédito
y ordenó a diferentes entidades del Estado la protección del jaguar y de su
hábitat. La sentencia exige mayor control en aeropuertos, fronteras y
terminales de buses con el objetivo de frenar el tráfico de fauna silvestre.
Esa sentencia, que está en plena vigencia, dispone medidas de protección para
el jaguar, para su hábitat y para los defensores ambientales.
En
ese fallo, la instancia judicial ordenó al Ministerio de Medio Ambiente y Agua
que en el plazo de seis meses (hasta octubre) concluya la actualización de la
categoría del jaguar en el libro rojo de la fauna silvestre de vertebrados de
Bolivia para que se lo catalogue como especie en peligro o en peligro crítico,
porque actualmente está como una especie vulnerable. También instruyó a esta
cartera de Estado a que implemente planes de manejo participativo para mitigar
los conflictos ambientales, en el plazo de seis meses, con énfasis en el
jaguar.
Marcos
Uzquiano es el presidente de la Asociación Boliviana de Guardaparques y Agentes
de Conservación (Abolac) y considera a los jaguares como su familia. Por su
trabajo, sabe que el felino ya no vive tranquilo. Las mafias internacionales
“le han echado el ojo” y lo buscan en las profundidades de la selva boliviana
para arrancarle sus colmillos después de matarlos a balazos.
Para
Uzquiano, esto tiene una explicación sencilla: en los países asiáticos los
jaguares son apuntados como sustitutos del tigre (Panthera tigris), una especie
que está al borde de la extinción, y es por eso que ahora son traficados para
suplir una demanda.
Desde
hace varios años, Uzquiano recibe información que apunta a que ciudadanos
chinos pagan a los comuneros bolivianos por los colmillos de jaguar. El
guardaparque, junto a su equipo de trabajo, lleva años rastreando este crimen,
decidido a ponerle freno antes de que sigan matando a más felinos.
“La
única alternativa para conservar el jaguar es una mayor fiscalización, una
mayor coordinación a nivel interinstitucional entre los distintos niveles del
Estado y también mayores acciones de prevención y de sensibilización con las
comunidades”, resaltó Uzquiano, quien también afirmó que se necesita “un
fortalecimiento directo al trabajo que hacen los guardaparques para que por lo
menos los jaguares que están dentro de las áreas protegidas puedan ser
protegidos realmente, como debe ser”.
Según
datos de la Dirección General de Biodiversidad, dependiente del Ministerio de
Medio Ambiente y Agua, entre 2014 y 2020, al menos 760 colmillos de jaguar han
sido decomisados en Bolivia en diferentes operativos a personas que habían
comprado o trataban de comercializar estas piezas, aunque no existe información
de decomisos por año.
Las
cifras y datos más actualizados en Bolivia están en el Plan de Acción para la
Conservación del Jaguar 2020-2025, elaborado por el Ministerio de Medio
Ambiente y Agua, en el que se detalla que desde 2014 existe una “caza furtiva”
de jaguares en el país con el fin de vender partes -como los colmillos y piel-
al mercado asiático. Sin embargo, este plan también recoge datos que revelan
que se solicitaron cuerpos enteros de jaguar para elaborar la “pasta de
jaguar”, la cual es utilizada como una alternativa a la “pasta de tigre”, con
fines medicinales en China y otros países de Asia.
BOLIVIA
GOLD STOCKS: CONFLICTO EN LOS AVANCES DEL BANCO CENTRAL
El
Pueblo de Perú (https://n9.cl/iqivy)
Bolivia
enfrenta un creciente debate sobre la administración de sus reservas de oro
después de que el banco central autoriza las ventas de metales para obtener
dólares estadounidenses entre la legal y la transparencia.
El
país posee oficialmente alrededor de 24.1 toneladas de oro, pero solo el 9%,
poco más de 2 toneladas, se almacena en Bolivia. El resto se mantienen en
bancos extranjeros.
Por
ley, el banco central debe mantener al menos 22 toneladas, aunque las
transacciones recientes han causado dudas sobre si se cumple este reclamo.
Rodrigo
Rosa Laserna, ingeniera de sistemas de Bolivia, le dijo a UPI que las medidas
del país reflejan la urgente necesidad de que el gobierno asegure la liquidez.
“El
Banco Central ha aprobado los avances de ventas de más de 17 toneladas en unos
pocos meses. Dicen que la producción futura cubrirá estas tradiciones, pero en
la práctica las acciones actuales están bajo presión”, dijo.
El
ministro de Economía, Marcelo Montenegro ha defendido la estrategia, diciendo
que las acciones no se mantienen en cúpulas naturales, sino que se invierten en
bancos internacionales como el Banco de Acuerdos Internacionales en Suiza y
grandes instituciones comerciales.
“Sería
negligencia mantener el oro almacenado en La Paz cuando puede crear retornos en
el extranjero”, dijo el ministro en una entrevista con la salida boliviana El
Deber.
Sin
embargo, los críticos advierten que el banco central está interpretando la ley
muy relajada. Una ley 2023 puso un mínimo obligatorio de 22 toneladas para
proteger las acciones, pero un cálculo de seis meses podría permitir al país
mantener menos oro de lo que requería la ley.
El
problema se profundiza después de que el banco central aprobó una resolución
que permitió que las reservas caigan temporalmente por debajo del mínimo de 22
toneladas. Los legisladores de la oposición pidieron sobre las inspecciones
borrosas de manchas para verificar cuánto oro hay.
Agregar
a la disputa legal es un problema estructural. Gran parte del oro de Bolivia es
informalmente y se pasa de contrabando en los países vecinos como Perú y Chile.
Los
expertos estiman que entre 20 toneladas y 30 toneladas dejan ilegalmente a
Bolivia cada año. En lugar de vender al Banco Central, muchos productores
prefieren obtener metal en el extranjero, donde se les paga directamente a
dólares estadounidenses. Rodrigo Rosa dijo que este es uno de los problemas más
críticos.
“El
estado requiere que los mineros vendan al banco central en condiciones adversas
para que puedan recurrir al contrabando.
Aunque
los precios internacionales del oro siguen siendo altos, las exportaciones
legales de Bolivia disminuyeron por encima del 70% en 2024, según el Instituto
Nacional de Estadísticas.
Los
analistas dicen que la “Ley de Oro” llamada SO alentó el contrabando a pesar
del fortalecimiento de las acciones.
En
la actualidad, el banco central dice que cumplirá con el requisito de 22
toneladas al reponer los mercados nacionales en los próximos meses.
Sin
embargo, con la escorrentía presidencial del 19 de octubre, las preocupaciones
aumentan que el costo real de la estrategia disminuirá en el próximo gobierno.
Candidato
para el candidato presidencial del partido demócrata cristiano Rodrigo Paz
Pereira, el ganador de la primera ronda, dijo que el oro es la herramienta
clave para abordar la crisis financiera de Bolivia, y señala que ahora crea más
de $ 4 mil millones
Ha
sugerido “estandarizar” cooperativas mineras a escala pequeña “en lugar de
atacarlas”, como ahora es el caso porque no pagan impuestos y causan pérdidas
ambientales, creando un banco minero propiedad estatal.
DILEMAS
SOBRE LA AUTOIDENTIFICACIÓN INDÍGENA/INDIA EN BOLIVIA
Según
los resultados del Censo 2024, el 38,7% de la población boliviana se
autoidentifica como indígena. Este dato es objeto de análisis y reflexión por
académicos y activistas.
Argentina
Indymedia Org. (https://n9.cl/mgcqp6)
Recientemente,
Nadia Beller escribió un artículo en el que señala: “El Censo 2024 muestra que
la tesis de un país esencialmente indígena ha perdido base empírica”. No
obstante, la sociología comprende también en sus postulados que la identidad es
un proceso de construcción y dinámica social; es decir, que se construye la
identidad de manea continua, en todo momento y bajo ciertos elementos
influyentes. Un día un ciudadano puede autoidentificarse como mestizo y al
otro, como aymara. Pero en Bolivia, curiosamente cuando existen conflictos
sociales, la identificación del otro se establece ´con el siguiente epíteto:
“indio de mierda”. Asimismo, se enfatiza que Bolivia sería mestiza gracias a
que ha atravesado por un proceso de hibridación y mestizaje. Habría que decir
sobre este elemento que, desde 1952, el proyecto del MNR fue construir una
comunidad imaginada con base en el mestizaje, y el mismo tenía como idea-fuerza
la coerción mediante la educación o las fuerzas armadas con el servicio militar
obligatorio, entre otros. Es decir que la identidad mestiza no fue por obra y
gracia del espíritu santo, sino por ejercicio de coerción desde el Estado.
A
pesar de la mirada ideológica de Beller, es importante analizar los datos de
los Censos pasados. Se observa que el año 2001, el 62% de la población declaró
pertenecer a una nación o pueblo indígena. En 2012, se registró un 41%. Los
recientes resultados contabilizaron un 38,7%. Al parecer existiría una
reducción de identificación. Sin embargo, existe un ascenso en relación a la
Encuesta de Hogares (2018) que registró un 34% y la de 2021, un 26,5%.
Un
elemento sustancial sobre la autoidentificación y la identidad a tomar en
cuenta para hacer el análisis es que ambos conceptos resultan de un proceso de
construcción social, es decir que la población es producto social y de
influencias externas desde la familia, la sociedad y el Estado; esto consiste
en que no solo cuenta cómo uno se autoidentifica, sino también cómo el otro lo
identifica.
Por
otro lado, el Censo tiene como fin obtener información detallada de la
población en un determinado momento. Respecto a la identidad, el Censo busca
obtener cuántas personas se autoidentifican con una nación o pueblo originario,
entre otros.
Pero
¿a qué se deben estos resultados del Censo de Población y Vivienda (2024)?
Existe una suerte de reducción y aumento a la vez. Las principales causas de la
reducción de la autoidentificación con relación al Censo 2001, son las
siguientes:
El
primer elemento es el proceso de migración y urbanización; es decir que, a
partir de la migración de aymaras, quechuas, guaraníes y otras culturas de
segunda y tercera generación a las ciudades, se produjo este fenómeno. La
población en el área urbana registró un crecimiento constante, del 62% en el
2001 al 69,0% en 2024. Por lo que se menciona que el 69% vive en áreas urbanas
y el 31% vive en áreas rurales, es decir 7 de cada 10 bolivianos viven en las
ciudades (INE, 2024). Entonces, la población se incrementó en las ciudades y en
consecuencia de esto, sucedió la reducción en las áreas rurales. De igual
manera, según el Censo 2024, en el área rural, 68,1% se autoidentifica y un 31%
no lo hace. Este dato es llamativo, porque un 31% no se autoidentifica como
indígena, a pesar de vivir en espacios rurales, esto podría deberse a diversas
razones, una de ellas es la influencia del cristianismo.
Por
su parte, en el área urbana, solo 25,6 % se autoidentifica como nación, pueblo
originario y un 74,4% no lo hace. Con estos datos se arguye que en el área
urbana una gran población no se autoidentifica con alguna nación, pueblo
indígena y originario, o campesino. Por lo que se deduce que lo urbano, desde
la construcción de la identidad, estaría en cierta medida alejado de lo
indígena, relacionado muchas veces con lo rural desde la narrativa del MAS.
¿Por
qué se menciona este elemento?, ya que, con la migración, los hijos de aymaras,
quechuas y de otras culturas y naciones originarias, de segunda y tercera
generación a las ciudades y otros departamentos, fueron influidos por las ideas
de modernidad, civilización, deviniendo en una generación que deja de
autoidentificarse, más aún si se urbaniza completamente, dejando en cierta
medida la multilocalidad entre lo urbano y lo rural. Esto para los jóvenes,
hijos de aymaras y quechuas, significa experimentar consumos culturales
urbanos, diferentes a los rurales, haciéndoles creer que ya no son indígenas,
mimetizándose y alineándose con la urbanidad y su enfoque particular. De igual
manera, como ya se mencionó, el proyecto de modernización y mestizaje del MNR
fue determinante, ya que desde el Estado se influyó con las ideas-fuerzas en la
educación, sociedad, economía y política, llegando a generar socialmente una
Etnofagia Estatal sobre las culturas y las naciones originarias.
De
igual manera, el gobierno del MAS formó un relato y discurso indígena rural,
campesino, idealizando a la población popular en un estereotipo: “buen salvaje
que vive en armonía con la naturaleza” y “hace el amor con las piedras”. Los
dirigentes del MAS llegaron incluso a decir: “No tenemos profesionales
indígenas, por eso hemos confiado en los blancos”. Esta narrativa, sin duda,
también contribuyó a la reducción del porcentaje con la autoidentificación, ya
que, de los jóvenes entre 18 y 28 años, solo un 38,7% se autoidentifican con
alguna nación o pueblo originario, mientras que un 62,2% no lo hace. Los
jóvenes están vinculados con las nuevas tecnologías, la inteligencia
artificial, la modernización, las redes sociales virtuales, entre otros. Esta
población no vincula su realidad urbana o rural-urbana con la narrativa del
gobierno del MAS que ha sido idea-fuerza por 19 años. Como si los otros no
estuvieran en el área urbana o se hubieran congelado en el tiempo, en los
museos o en las áreas rurales. Es por eso que desde el indianismo-katarismo de
la nueva generación, se ha cuestionado desde el año 2009 al gobierno del MAS,
indicando que los indios no solo están en el área rural, sino también en áreas
urbanas, otros viven en una multilocalidad entre lo urbano y lo rural, en el
ámbito académico tienen una gran cantidad de profesionales con maestrías y
doctorados, existen médicos, abogados, ingenieros, profesores, policías,
docentes, etc. También, existen qamiris aymaras y quechuas que han acumulado
riqueza por su ética del trabajo en los espacios urbanos.
Un
tercer elemento, que tiene relación con el anterior, es la formulación de las
preguntas y su recepción subjetiva respecto a la autoidentificación en el CENSO
(2024), es decir, la pregunta que se formuló en la boleta Censal 2024, está
bajo la narrativa indigenista y campesinista del MAS, vinculada con el área
rural. La pregunta formal decía: “¿Se autoidentifica con alguna nación, pueblo
indígena, originario campesino o afroboliviano?”
Con
opciones de respuesta:
“Sí
me autoidentifico con alguna nación o pueblo indígena originario campesino o
afroboliviano”.
“No
me autoidentifico con ninguna nación o pueblo indígena originario campesino o
afroboliviano”.
En
caso afirmativo, se debía completar el nombre del pueblo.
La
primera observación, es que la pregunta formal ingresa el concepto campesino,
si bien este se encuentra en la CPE, no es necesario utilizar este concepto de
clase, ya que hace referencia a un término económico, y relacionado al área
rural, cuando los jóvenes y adultos de espacios urbanos escuchan campesino, el
mismo término no está relacionado con su realidad y en consecuencia no se
sienten identificados. La pregunta tiene un tinte ideológico y no está bien
planteada porque persigue una mirada indigenista y campesinista. La pregunta,
en cambio, debería ser:
¿Usted
se identifica con alguna nación, pueblo originario o afroboliviano?, o Usted se
considera como: aymara, quechua, guaraní, chiquitano, ninguno y otros.
La
identidad es una construcción social, entonces es contradictorio realizar la
pregunta sobre la autoidentificación a niños y niñas entre 0 a 11 años, de
hecho son los padres quienes responden la pregunta de la encuesta. Como
resultado en el Censo 2024, estas poblaciones entre 0 a 5 años, una gran
mayoría con 73,9% no se autoidentifican, y la población entre 6 a 11 años, un
70,5% no se autoidentifica con alguna nación o pueblo originario. Es
contradictorio que se formule esta interrogante, porque ellos están en
construcción cotidiana de su identidad social.
Un
cuarto elemento, está relacionado con el ascenso social y el surgimiento de una
clase media imaginada. El surgimiento de los qamiris y de élites económicas
autóctonas de primera y segunda generación que están más arraigados a la
identidad aymara y quechua; sin embargo, en la tercera generación su ascenso
social, capital educativo, y económico se representa como una clase media
imaginada alejada de la identidad aymara-quechua, principalmente influidos por
las ideas modernidad y globalización. También, a efecto del proyecto del
mestizaje del MNR, muchos padres y madres aymaras y quechuas de segunda
generación y tercera generación ya no socializan a los hijos/as en la lengua
aymara, según un encuestador del Censo, comentó que cuando preguntó este
aspecto a los niños y jóvenes sobre la autoidentificación, los mismos padres
aymaras se ponían a responder y decían: “que sus hijos ya no son aymaras,
porque ya no hablan la lengua”. ¿La autoidentificación solo se reduce a la
lengua?
Paralelamente
existió un ascenso respecto a la Encuesta de Hogares que llegó a 34% en 2018 y
26,5% en 2021. Existió de 2021 a 2024 un leve repunte y ascenso del 38,7% de la
población que se autoidentifica como nación o pueblo originario. Es decir que
existe una revitalización de la identidad indígena/india en Bolivia y sus
regiones.
Esto
se debe principalmente a la emergencia de influencers indígenas que se han
apropiado de los espacios virtuales como TikTok, Facebook, Instagram, entre
otros. En especial en TikTok, que es una potente plataforma virtual que ha
transformado la forma de crear y consumir contenido, se ha convertido en una
nueva plaza pública de interacción social y de sociabilidad. Muchos de los
influencers indígenas/indios usan sus lenguas nativas en sus vídeos, existen
más mujeres indígenas/indios que hombres indígenas/indios que tienen mayor
presencia digital. Muchos de los jóvenes influencers manifiestan que TikTok y
otras plataformas les permitió reconectar con la tradición y cultura de sus
padres y abuelos, otros se han dedicado a hacer activismo por su territorio, también
por promover la identidad aymara o quechua, y el uso de la lengua en espacios
urbanos mezclados con un toque de humor generacional y moderno. Entre los más
destacados podemos mencionar a Albertina Sacaca, la Chola Bocona, La Warmi
Rosa, Luz Cruz, Cristian Choquey Nancy Risol. En el caso de La Paz y la región
andina, se encuentran los influencers aymaras como Elías Ajata, Rubén Hilari o
Nayra Qhantatayita, que han realizado un trabajo formidable y militante
respecto al uso de la lengua y la identidad aymara. Un dato que no hay que
pasar por alto, según el Censo 2024, las personas entre 29 a 39 años, existen
un 41,0% que se autoidentifican con alguna nación, pueblo indígena u originario
campesino y un 59% no lo hace. Este dato reafirma la idea de que existe una
mayor cantidad de personas, entre los 29 a 39 años, que se autoidentifican y
que ya se tienen una identidad más sólida y formada, a diferencia de los niños,
adolescentes y jóvenes.
Finalmente,
no se puede afirmar que el país ha dejado de ser esencialmente indígena y que
ha perdido una base empírica, o que solo fue la modernidad occidental y
mestizaje como los factores principales para la reducción de la identidad
indígena. Más por el contrario, existieron varios factores sociales para esta
reducción sobre la autoidentificación respecto al CENSO de 2001 y el de 2012.
No obstante, también existe una revitalización de la identidad
indígena/originaria, respecto a la Encuesta de Hogares 2018 y 2021,
principalmente por la emergencia de influencers indígenas que se han apropiado
de los espacios virtuales como TikTok, Facebook, Instagram, etc.
IQUIQUE,
PUERTA DE LOS “CHUTOS”: EL FLUJO ILEGAL DE AUTOS QUE PONE EN JAQUE A BOLIVIA Y
CHILE
Vilas
Radio de Chile (https://n9.cl/5wwhf)
Cerca
de 120 mil vehículos robados, conocidos en Bolivia como “chutos”, ingresan
anualmente desde el norte de Chile, convirtiendo a la frontera de Tarapacá y
Parinacota en una autopista para el contrabando y el crimen organizado. Los
autos, al carecer de documentación legal, son vendidos clandestinamente a
precios mucho más bajos que los de vehículos importados legalmente, afectando
tanto la seguridad como la economía formal del país vecino.
El
fenómeno, que ha cobrado relevancia tras la polémica propuesta del candidato
presidencial boliviano Rodrigo Paz de legalizar estos vehículos, evidencia un
flujo ilegal constante que impacta a la industria automotriz y al comercio
transfronterizo. Las empresas legales se ven imposibilitadas de competir con
los precios de los autos indocumentados, poniendo en riesgo sus operaciones y
la estabilidad del mercado formal.
Iquique:
la puerta de entrada de los “chutos”
Según
datos del Instituto Boliviano de Estadística (INE), Bolivia contaba en 2024 con
un parque automotor de 2.583.289 unidades, de las cuales 1.235.976 corresponden
a vagonetas, automóviles y camionetas. Entre 2013 y 2024, la Cámara Automotor
Boliviana (CAB) reportó que ingresaron 1.280.113 vehículos indocumentados, con
un promedio anual de más de 120.000 unidades.
Luis
Orlando Encinas, gerente de la CAB, explicó que las cifras se obtuvieron a
partir de datos de la Zona Franca de Iquique (Zofri), la principal puerta de
ingreso para las importaciones hacia Bolivia: “Por la zona de extensión
aduanera que es Tarapacá y Parinacota, que es la frontera en el desierto entre
Chile y Bolivia, entran 120.000 autos por año. En los últimos nueve años se han
reunido alrededor de 1,4 millones de vehículos chutos”.
La
Zofri, según Encinas, maneja ventas anuales cercanas a los US$ 4.000 millones,
de las cuales aproximadamente la mitad de las ventas al exterior se dirige a
Bolivia. “La economía de Iquique vive prácticamente de las compras que hace
Bolivia”, agregó.
Rutas
clandestinas y “chuteros”
Aunque
el ingreso ilegal de autos se da también por Argentina, Perú y Brasil, Chile
representa la ruta principal para los llamados “chuteros”, quienes utilizan
caminos precarios y remotos, evitando controles y trancas.
Los
autos ingresan por los salares de Coipasa y Uyuni, Bella Vista, Llica y
Huayllani en Potosí, así como La Queca, Todos Santos y Pisiga en Oruro, y
cruzan principalmente por sectores fronterizos como Cosapilla (Chile) y Cosapa
(Bolivia), además de San Pedro de Atacama e Hito Cajón.
Gran
parte de estos vehículos nunca circula de manera visible; muchos permanecen
guardados o tapados, a la espera de su nacionalización clandestina. Según
autoridades del Viceministerio de Lucha contra el Contrabando, existen al menos
diez rutas ilegales para el ingreso de autos indocumentados, predominando el
paso desde Chile hacia Bolivia.
Alarma
parlamentaria y tensiones diplomáticas
La
situación ha generado un fuerte rechazo en Chile. El senador José Pilo Durana
(UDI), presidente de la comisión de Seguridad Pública, señaló: “El ingreso
ilegal a Bolivia de alrededor de 120 mil automóviles cada año, muchos de ellos
robados en nuestro propio territorio, refleja cómo esa zona se ha transformado
en un pasadizo para el crimen organizado y el contrabando”.
Durana
emplazó al gobierno chileno a reforzar los controles con más recursos, personal
y tecnología, e instó a las autoridades bolivianas a no normalizar la
situación. En paralelo, otros parlamentarios, como Cristián Araya (Partido
Republicano) y Kenneth Pugh, insistieron en la gravedad del negocio ilícito y
en la necesidad de coordinación internacional para frenar el contrabando.
El
debate se intensificó a raíz de las declaraciones del candidato presidencial
boliviano Rodrigo Paz, quien propuso legalizar los autos “chutos”. La
iniciativa provocó fuertes reacciones en Chile, con parlamentarios calificando
la medida como un “secuestro vehicular de Estado” y advirtiendo sobre las
implicancias en seguridad y economía.
Impacto
económico y social
Más
allá de la frontera, el flujo de autos ilegales afecta directamente a las
comunidades y a la industria formal en Bolivia. Según parlamentarios chilenos,
los “chutos” alimentan redes de crimen organizado, generan competencia desleal
para empresas legales y socavan la confianza en el comercio transfronterizo.
La
diputada Lorena Fries (FA) recalcó que “este es un tipo de delito que abona al
crimen organizado y pone en riesgo la propiedad de los vecinos del norte, que
pueden perder bienes adquiridos con esfuerzo”.
El
ingreso anual de 120 mil autos desde Chile a Bolivia no solo es un fenómeno de
fronteras, sino un problema regional que involucra seguridad, economía y
diplomacia, y que demanda acción coordinada entre ambos países para frenar un
negocio ilegal que crece año tras año.
AUMENTAN
DERRAMES DE HIDROCARBUROS POR TRANSPORTE PERO NO PROHIBEN OPERAR A EMPRESAS
BOLIVIANAS RESPONSABLES
Con
Nuestro Perú (https://n9.cl/xv76i)
Debido
a su grave crisis de abastecimiento de diversos productos, en este caso
hidrocarburos, Bolivia solicitó al Perú autorizar la importación de combustible
peruano a ese país, sin embargo, el ingreso de vehículos cisterna de ese país
ha causado diveros accidentes con los correspondientes derrames que han causado
daño al ambiente, sin que se conozca el importe de las multas ni la
indemnización que se cobre a dichos transportistas, que están causando serios
daños en la regió sur, en especial Moquegua.
Ahora
el Osinergmin, ha decidido aplizar unas medidas de seguridad, las cuales
tendrán poca efectividad mientras se permita el tránsito de los vehículos
bolivianos en nuestro país. Así, la única medida razonable es la prohibición de
entrada al Perú de camiones cisterna bolivianos, debido a las pésimas
condiciones de control de dichos vehículos y sus conductores.
No
se trata de prohibir que Bolivia compre hidrocarburos peruanos, sino que se
prohiba que sean transportados en vehículos bolivianos y sólo debería
autorizarse a camiones cisterna peruanos que lleven el combustible a ese país.
Lamentablemente,
Osinergmin sólo ha activado la aplicación de medidas adicionales de control a
todos los vehículos que realizan dicha actividad. Así, esta institución informa
que en concordancia con las estadísticas internacionales, Osinergmin advierte que
los actos inseguros siguen siendo la causa predominante.
Los
constantes accidentes de tránsito en la carretera Panamericana Sur, como la
reciente volcadura de una cisterna ocurrida en el Km 117 de la Carretera
Interoceánica, distrito de Carumas, en la región Moquegua, y dejó consecuencias
fatales, vienen generando creciente preocupación respecto a la seguridad en el
transporte de hidrocarburos y la necesidad de reforzar las medidas preventivas.
En
ese contexto, el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería
(Osinergmin) ha identificado un alarmante incremento en las emergencias
vinculadas al transporte de combustibles líquidos y gas licuado de petróleo
(GLP) en los últimos años.
Sin
embargo, Osinergmin omite señalar que se trata de la empresa Trans Petróleo
Bolivia S.R.L, la principal empresa responsable de los derrames.
Entre
enero de 2020 y 31 de agosto de 2025, se contabilizaron 1208 incidentes a nivel
nacional, siendo la conducción temeraria, el exceso de velocidad, la fatiga y
las fallas mecánicas las principales causas reportadas que originaron
colisiones, despistes y en algunos casos derrames de producto.
Osinergmin
dice que un hallazgo clave del ente regulador es que los actos inseguros
representan el principal detonante de estas emergencias. De acuerdo con los
datos obtenidos, el 80.5% de las emergencias se atribuye a actos inseguros o
condiciones externas asociadas al comportamiento del conductor, lo que
evidencia la necesidad urgente de fortalecer la seguridad en este segmento del
transporte terrestre.
Ante
esta situación, Osinergmin ha intensificado sus acciones mediante la
incorporación de herramientas tecnológicas innovadoras. Una de las principales
iniciativas es la implementación del Centro de Monitoreo de Transporte de
Hidrocarburos, el cual emplea tecnología satelital (GPS) para realizar el
seguimiento en tiempo real de las unidades cisterna. Este sistema permite
detectar desvíos, detenciones no programadas y operaciones de carga o descarga
no autorizadas, contribuyendo significativamente a la prevención de accidentes
y a la protección de la ciudadanía.
Asimismo,
con el fin de fomentar la participación ciudadana y fortalecer la
fiscalización, se ha puesto a disposición de las autoridades y del público la
aplicación móvil “Verifiquemos Juntos”. Esta herramienta permite consultar si
una cisterna cuenta con autorización para operar, así como reportar posibles
casos de transporte informal, impulsando así la formalización del sector y la
mitigación de riesgos.
Finalmente,
Osinergmin exhorta a todos los actores involucrados —conductores, empresas
transportistas, autoridades locales y regionales— a trabajar de manera
articulada en la prevención de accidentes, a fin de salvaguardar la seguridad
ciudadana y promover un transporte de hidrocarburos seguro, formal y confiable
en todo el territorio nacional.
DE
VACA MUERTA A BRASIL: EL GAS ESTÁ, LA DEMANDA TAMBIÉN... ¿Y EL ACUERDO?
Vaca
Muerta está lista para exportar más gas. Brasil necesita ese recurso. El
potencial está sobre la mesa. Pero el desafío es político, comercial y técnico.
Si no se articulan voluntad, reglas y confianza, la ventana de oportunidad
podría cerrarse tan rápido como se abrió.
El
Economista de Argentina (https://n9.cl/wdg52)
Funcionarios
y ejecutivos de Argentina y Brasil debatieron cómo llevar el gas de Vaca Muerta
al corazón industrial del gigante sudamericano. Abundancia, demanda y precio
competitivo: la fórmula está, pero falta un plan firme.
Con
más de 125 millones de metros cúbicos diarios (MMm³/d) de gas no convencional
en producción y un potencial que podría triplicarse, Vaca Muerta se posiciona
como una fuente energética clave para el Cono Sur.
Pero,
mientras se habla de abundancia, aún no hay una hoja de ruta clara para
exportar volúmenes sostenibles hacia Brasil, el mayor mercado industrial de la
región.
En
el marco de un evento coordinado entre el Instituto Argentino del Petróleo y
del Gas (IAPG) y el Instituto Brasileño de Petróleo, Gas y Biocombustibles
(IBP), se celebró el foro "Los Desafíos de la Integración Gasífera en el
Cono Sur", que unió en tiempo real la AOG Expo 2025 en Buenos Aires con el
Río Pipeline en Brasil.
Empresarios,
reguladores y funcionarios coincidieron en que el gas está disponible, la
demanda existe y hay una oportunidad histórica de integración energética, pero
también advirtieron: sin contratos en firme, reglas claras y precios
competitivos, los caños seguirán vacíos.
Leopoldo
Macchia, vicepresidente Comercial de Tecpetrol, lo dijo sin vueltas:
"Bolivia dejará de exportar gas a Brasil en 2029. Vaca Muerta puede cubrir
ese vacío, pero sin contratos en firme y sin infraestructura adicional, no
llegamos".
Hoy,
la petrolera produce 25 MMm³/d y puede escalar a 40 MMm³/d, según Macchia. Pero
advirtió que el desafío no es técnico sino comercial: "Tenemos gas, pero
hay que garantizar precios competitivos en destino. Y eso exige optimizar el
costo del transporte".
Desde
Transportadora Gas del Norte (TGN), su CEO Daniel Ridelener aportó
contexto:"Hace 5 años no nos creían cuando hablábamos de llegar a Brasil.
Hoy ya enviamos moléculas. El próximo paso son contratos firmes que justifiquen
nuevas inversiones".
Actualmente,
el gas argentino cuesta entre US$ 5 y US$ 5,50 por MMBTU, mientras que la
industria brasileña paga entre US$ 16 y US$ 17. "Ahí está la ventaja
competitiva que debemos capturar", señaló.
Las
alternativas para exportar gas incluyen:
• Paso por Bolivia, usando gasoductos
existentes.
• Uruguaiana-Porto Alegre, desde el
norte argentino.
• Ruta por Paraguay, aún en etapa
conceptual.
Pero
el transporte implica más que mapas: hay entre 3.000 y 5.000 km de caños,
costos logísticos significativos y una estructura de tarifas que debe
rediseñarse.
"Bolivia
cobra hasta 1,9 dólares por MMBTU de transporte. En Argentina, ese costo es de
apenas 0,50. Hay margen para competir, pero hay que escalar", explicó
Ridelener.
Por
su parte, Marcello Gomes Weydt, del Ministerio de Minas y Energía de Brasil,
fue contundente: "Tenemos los ductos. Ahora necesitamos precios
competitivos. Nuestra demanda industrial podría llegar a los 30 MMm³/d".
Sin
embargo, Walter Farioli, de Transportadora Sulbrasileira de Gas (TSB), fue más
escéptico: "Argentina habla de contratos a 20 años, pero este invierno le
faltó gas para su propio consumo. Hay que pensar primero en volumen real y
después en precios".
Farioli
también advirtió que la integración no puede limitarse al estado de Río Grande
do Sul, cuya demanda es de apenas 6 MMm³/d. "Esto debe pensarse a escala
país. No podemos firmar contratos firmes si el panorama político y económico es
incierto", concluyó.
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