BOLIVIA APUNTA A EXPLOTAR LA AMAZONIA PARA SALIR DE LA CRISIS DE HIDROCARBUROS
La
urgencia económica empuja al Estado a flexibilizar normas ambientales y de
consulta previa mientras avanza sobre reservas naturales y territorios
indígenas.Bolivia
pasó de ser el “corazón energético” de Sudamérica, como la definieron hace una
década sus autoridades políticas, a tener hoy problemas para abastecer la
demanda interna de gasolina y diésel. La producción de gas se redujo un 45%
entre 2014 y 2023. Al ser un país monoexportador, cuyos ingresos dependen del
precio de la materia prima de turno en el mercado, los dólares comenzaron a
escasear y la inflación se disparó. El Gobierno saliente de Luis Arce, movido
por la urgencia, está reactivando las exploraciones petrolíferas, muchas en la
Amazonia — donde este año ya se comenzaron a perforar dos pozos y se tiene
prevista la construcción de otros dos— para evaluar el potencial de la zona.
Pero el proyecto, según denuncian activistas, consiguió la licencia ambiental
por un ablandamiento de la normativa.
La
mayor parte del petróleo boliviano identificado hasta ahora está en la región
del Chaco, al sudeste del país, entre los departamentos de Tarija y Santa Cruz,
lugares en los que en el pasado hubo confrontaciones con las comunidades que
habitan la zona por el avance extractivista. En los últimos meses, con las
declaraciones del oficialismo - que dejará el Gobierno el 8 de noviembre - los
proyectos anunciados y un reajuste legal ambiental, se confirma que la nueva
frontera hidrocarburífera se dirige al norte amazónico. Así lo advierte el
ingeniero ambiental e investigador del Centro de Investigación y Documentación
de Bolivia (CEDIB), Jorge Campanini: “Lo que más preocupa es que se busca
caracterizar a la cuenca Madre de Dios como una fuente energética”, dice. El
experto se refiere a esta subcuenca del Amazonas, un confluente de ríos del que
dependen más de 10.000 especies de flora y fauna.
La
empresa pública Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) apuesta a
que Madre de Dios le devolverá al país su potencial petrolero. Un informe de la
petrolera estatal señala que podría albergar hasta 4,5 billones de pies cúbicos
de petróleo y 12 de gas. Entre agosto y septiembre, además, se han iniciado las
obras civiles y de perforación de los pozos Tomachi X1 y Tomachi X2, que se
adentrarán a una profundidad de casi 4.000 metros en la cuenca geológica hasta
llegar a la formación rocosa que les da nombre. “Están dentro del bosque
amazónico y del área protegida Manuripi, donde vive el pueblo indígena tacana.
Toda la cuenca estaría en riesgo no solo por la actividad de los pozos en sí,
sino por todas las actividades indirectas que trae, como la apertura de sendas
o la entrada de mineros”, alerta Campanini.
La
Central de Pueblos Indígenas Originarios de la Amazonía de Pando (CIPOAP)
desconocía el proyecto en el momento que fue consultada por este periódico. La
dirigencia prefirió declinar una entrevista. Mientras que la organización de la
comunidad tacana sostuvo ante otros medios que estaban llevando reuniones para
dar a conocer una postura frente al Gobierno acerca de los nuevos pozos de
perforación que operan en un área especial facilitada por YPFB.
De
forma escalonada, mediante decretos supremos y resoluciones ministeriales, el
Estado ha ido otorgando áreas reservadas a YPFB. En 2005, cuando comenzó el
llamado proceso de nacionalización de hidrocarburos, la empresa tenía tuición
sobre 11 áreas, hoy sobre 116. Es decir, pasó de tener bajo su control 3,5
millones de hectáreas a más de 26. La aceleración en la entrega de tierras
tiene que ver con la caída significativa de las reservas de gas y la producción
de hidrocarburos desde al menos 2015, como confesó el mismo presidente Arce en
una reciente rueda de prensa. A ello se suma la drástica reducción de
exportaciones a los principales mercados que eran Argentina y Brasil.
Para
contener esta crisis, se trazó en 2021 el Plan de Reactivación del Upstream. El
documento caracteriza a la Amazonia como una zona de probable intervención y
propone intensificar actividades de exploración y reactivación de campos en
diferentes zonas del país, entre ellas áreas protegidas y territorios
indígenas. También menciona el reimpulso a la exploración en la Reserva
Nacional de Flora y Fauna Tariquía, ubicada en el Chaco, que trajo violentos
enfrentamientos durante 2018 y 2020 entre la Policía y la comunidad, que
reclamaba no haber sido consultada en su totalidad para la intervención, como
figura en la Constitución boliviana. El CEDIB contabilizó nueve reservas
naturales que se ven amenazadas por este plan.
El
recientemente electo presidente Rodrigo Paz no ha mencionado si dará
continuidad al plan Upstream, pero es clara su posición de seguir explorando y
explotando gas. Habla de un “capitalismo energético inteligente”, que incluye
establecer alianzas público-privadas, fomentar inversión extranjera con baja
presión fiscal y riesgo compartido. Los incentivos estarán dirigidos a los que
llama “campos maduros”, yacimientos petroleros que ya alcanzaron su pico de
producción.
Los
pozos Tomachi ya cuentan con licencia ambiental, a pesar de que se necesita el
consentimiento de las comunidades. Si bien está estipulada en la Carta Magna, y
ser parte del discurso simbólico del partido que ha gobernado Bolivia desde
2006, la consulta previa, libre e informada ha sido un problema constante entre
la sociedad civil y el Estado. “Es un trámite administrativo y parte
indispensable del estudio de impacto ambiental para obtener la licencia. Pero
no se hacen en buena fecha, nunca son previas y cuando se contacta a las
comunidades todos los contratos ya están firmados”, denuncia Campanini.
Con
leyes y dilataciones legislativas, el Estado ha tratado de allanar la consulta
previa de acuerdo con sus intereses. Un decreto supremo de 2015 permite que el
trámite se realice una vez iniciados los contratos, introduce la figura de
“acuerdo tácito” y define plazos acotados que limitan la deliberación. Si en 45
días no se logra acuerdo con las comunidades, el Ministerio de Hidrocarburos
toma la decisión “en función del interés nacional”. El antropólogo e
investigador especializado en políticas de recursos naturales, Pablo Villegas,
asegura que estas normativas van en contra de la Constitución y del Convenio
169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, al que Bolivia está adscrita.
“El
169 de la OIT ha sido homologado en la legislación boliviana; los tratados
forman parte del tronco constitucional. Aunque no estén en el texto mismo, son
del más alto nivel. Si consultas a cualquier abogado, traerá la pirámide de
Kelsen, que pone en la base a la Constitución, luego los tratados y después las
leyes y decretos. El problema es que el sector indígena es vulnerable y deja
que se interpongan”, explica Villegas. Asegura, además, que los asesores
jurídicos de las partes afectadas “tranzan” acuerdos informales. “Cuando se
trata de derechos sociales no se puede tranzar. Es una especie de cultura entre
asesores, como si estuvieran ante un caso penal, un crimen o un asalto”.
¿Cómo
subsanar, entonces, el desabastecimiento de gas sin vulnerar derechos
fundamentales? La cuestión se vuelve más determinante al saber que la matriz
energética de Bolivia está dominada por el gas natural, con la sombra de
apagones en el horizonte. “No se debe entrar a un círculo vicioso de
dependencia y apoyarse en el oro, que es con lo que se está compensando para
conseguir ingresos”, apunta Campanini. Villegas, por su parte, cree que se debe
dejar de lado la lógica mercantilista entre el Estado y empresas
transnacionales que no favorece un desarrollo sostenible. Porque, a pesar de
que el Gobierno nacionalizó los hidrocarburos, argumenta, todos los servicios
—desde la limpieza hasta la sísmica— se adquieren a través de privados
internacionales.
La
avanzadilla hacia la Amazonia boliviana ocurre mientras una flotilla con
representantes de pueblos indígenas y de organizaciones de la región se dirige
a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30) para
exigir, entre otras demandas, el fin de la exploración de combustibles fósiles
en la mayor selva tropical del mundo. El respeto a la consulta previa, aquella
que los tacana dicen que se ha vulnerado, es justamente una de las demandas que
llevan hasta Belém, que albergará por primera vez una cumbre del clima. El País
de España (https://n9.cl/92f1b)
DEFORESTACIÓN
EN LA AMAZONÍA BRASILEÑA IMPACTA EN ECOSISTEMAS DE PERÚ Y BOLIVIA TRAS
ALTERACIÓN DE RÍOS VOLADORES
Un
estudio del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) explica que la
deforestación causada en la Amazonía está alterando el tránsito de los ríos
voladores. El Parque Nacional del Manu, en Perú, figura entre los lugares con
mayor vulnerabilidad.
Animal
Político de México (https://n9.cl/e0ph2)
La
selva amazónica entre Perú y Bolivia es la más vulnerable a un posible punto de
inflexión o punto de no retorno, es decir, a la posibilidad de dejar de ser
selva tropical y convertirse en ecosistemas de sabana más secos. Este riesgo se
debe a la alteración que están sufriendo los denominados ríos voladores, un
fenómeno natural del transporte y reciclaje de humedad aérea que se traslada
desde el océano Atlántico hacia el oeste y en ese camino deja caer el agua
sobre los bosques amazónicos.
Así
lo explica un reciente análisis elaborado por el Proyecto de Monitoreo de la
Amazonía Andina (MAAP por sus siglas en inglés), en el que se detalla cómo
actúan los denominados ríos voladores o ríos aéreos. Este transporte del agua
del Atlántico a través de la Amazonía, donde cae para luego ser reciclada a
través de la transpiración de los bosques, se está viendo afectada por la
deforestación y degradación de la Amazonía brasileña. Esto está alterando el
ciclo hídrico en los bosques.
Para
Perú y Bolivia el agua de lluvia que reciben sus bosques proviene de los ríos
voladores. “Los bosques en la Amazonía peruana reciben el 100 % de la lluvia
del océano Atlántico y de esa cantidad, el 50 % depende del reciclaje de esta
lluvia en el bosque”, explica Matt Finer, investigador senior y director
científico del Programa MAAP.
Finer
se refiere al punto de no retorno —tipping point— que según los científicos
Thomas Lovejoy y Carlos Nobre se alcanzará cuando la Amazonia pierda entre el
20 y 25 % de su cobertura forestal. Sin embargo, en el análisis publicado por
MAAP se explica que “hay pocas pruebas de que exista un único punto de
inflexión en todo el sistema; en cambio, algunas zonas específicas de la
Amazonía pueden ser más vulnerables”.
Los
riesgos en Perú y en el Parque Nacional del Manu
“Los
ríos voladores mueven el agua en la Amazonia, hacen llegar la lluvia, levantan
agua de la evapotranspiración de los árboles y lo reciclan en su camino del
este al oeste de la cuenca amazónica. Ese movimiento de agua es fundamental
para estabilizar el clima en la Amazonía y contribuye a la estabilidad
climática global”, explica Corine Vriesendorp, directora de Ciencia en
Conservación Amazónica (ACCA), para destacar por qué son importantes los ríos
voladores.
Vriesendorp
también explica que se trata de un sistema interconectado. “El punto de
inflexión es un proceso a nivel de la cuenca, o sea, tenemos que detener la
deforestación en toda la Amazonía para evitar el punto de inflexión, cuando la
selva húmeda amazónica se seca y se comienza a convertir en sabana”, aclara.
El
informe de MAAP también explica que los ríos aéreos son las vías preferenciales
a largo plazo y a gran escala de los flujos de humedad que impulsan la
gigantesca bomba biótica de humedad que comienza con el líquido transportado
desde el océano Atlántico tropical y ayuda a empujarla hacia el oeste.
El
estudio también señala que este fenómeno tiene “implicaciones transfronterizas,
ya que las acciones que se llevan a cabo en el país del este pueden tener un
impacto en el país del oeste situado a favor del viento de la cascada de
humedad”. Por ejemplo, refiere el estudio que “la deforestación en el este de
Brasil puede afectar negativamente al flujo de humedad que se dirige a
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, incluidas las montañas tropicales andinas”.
Además,
considerando que “el reciclaje de la humedad también continúa más allá de las
fronteras de la Amazonía, también puede haber repercusiones en las zonas
agrícolas del sur de Brasil, Paraguay, norte de Argentina y norte de Colombia”.
Finer
reafirma este hallazgo y asegura que el suroeste de la Amazonía, es decir, el
sur de Perú y el norte de Bolivia, es la parte más vulnerable. “Esta es la
parte de la Amazonia que está más lejos del océano y depende más de este
sistema de reciclaje. Y el Parque Nacional del Manu está en el centro de esta
zona más sensible”.
“Perú
puede tener el Parque Nacional del Manu muy bonito, bien conservado, pero en
10, 20, 50 o 100 años se puede perder el Manu porque no va a tener suficiente
agua. Es una nueva forma de pensar la conservación. Se necesita cuidar los
bosques, pero también coordinar con Brasil para asegurar que la fuente de agua
no se rompa”, asegura Finer.
Vriesendorp
también menciona el riesgo que significa para el Parque Nacional del Manu, y
para todo el sureste de Perú y el norte de Bolivia, una reducción drástica en
la cantidad de lluvia. “Los hábitats que vemos actualmente en el Manu
—incluyendo selva húmeda y bosques de nubes— evolucionaron con las
precipitaciones más altas en la cuenca amazónica. Una reducción en las lluvias
podría ocasionar cambios grandes en esos hábitats y las especies asociadas a
ellos. Es clave tener un monitoreo en tiempo real de la precipitación y el
ciclo de agua en el Parque Nacional del Manu y sus alrededores para entender
qué tan rápido vienen estos cambios”, agrega.
Los
problemas para Bolivia
Marlene
Quintanilla, directora de Investigación y Gestión de conocimiento de la
Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) de Bolivia, menciona que sin el proceso
de los ríos voladores las regiones y países, como Bolivia, alejados de las
costas y del mar, serían mucho más áridos y dependerían únicamente de la
humedad costera. “Gracias a la acción de los árboles amazónicos, que bombean y
liberan agua constantemente, se mantiene el equilibrio hídrico y climático de
gran parte de Sudamérica, sosteniendo ríos, ecosistemas y actividades humanas a
lo largo del continente”.
Quintanilla
también explica que cada árbol en la Amazonía puede bombear hasta mil litros de
agua por día hacia la atmósfera. Por ello, la pérdida de cobertura forestal
debido a la deforestación reduce significativamente la cantidad de humedad
disponible en el aire, afectando el ciclo del agua en toda la región.
Según
Quintanilla, las regiones más afectadas en Bolivia en términos de
disponibilidad de agua y que podrían acercarse a un punto de inflexión son los
Andes, los Valles y la Chiquitanía. “La reducción de la humedad atmosférica
—provocada por la deforestación, las quemas y los incendios en la Amazonía— ha
disminuido la cantidad y regularidad de las lluvias. Sumado al incremento de la
temperatura promedio —alrededor de 1° C en los últimos 20 años— está generando
un estrés hídrico sin precedentes”.
En
la zona andina, este fenómeno se evidencia en la reducción de los glaciares y
la disminución de cuerpos de agua que abastecen a poblaciones y ecosistemas,
agrega la experta de FAN, mientras que en la Chiquitanía, además de la pérdida
de fuentes de agua, la falta de lluvias ha provocado sequías severas, con
pérdidas económicas en la producción agropecuaria y escasez de agua para el
consumo humano. Asimismo, la reducción de lluvias en la Amazonía boliviana está
afectando los ciclos fenológicos de especies como la castaña, el asaí y otros
frutos silvestres, impactando directamente en la seguridad alimentaria y
económica de cientos de comunidades locales.
“Cuando
disminuye la humedad generada por los bosques amazónicos de Brasil —que se
combina con la humedad proveniente del Atlántico—, las lluvias en países como
Bolivia y Perú se debilitan. Esto rompe el equilibrio natural del ciclo
hídrico, ya que los flujos de vapor que normalmente se desplazan hacia el oeste
y alimentan la Amazonía sur peruana y boliviana se ven interrumpidos”, explica
la experta de FAN. “La pérdida de árboles en el este del continente impacta
directamente los procesos de lluvia y disponibilidad de agua en el oeste”,
reafirma Quintanilla.
En
el estudio también se especifica cómo la deforestación en ciertos sectores de
la Amazonía afecta a otras zonas, además de cómo funcionan los flujos de
humedad tanto en la temporada húmeda como en la temporada seca.
Durante
la temporada húmeda —enero y febrero— gran parte del flujo de humedad atraviesa
el bosque primario continuo del norte de la Amazonía, se explica en el estudio.
“La humedad atraviesa predominantemente zonas no deforestadas del norte de
Brasil, Guayana Francesa, Surinam, Guyana, Venezuela, el sureste de Colombia y
el norte de Perú”.
Sin
embargo, durante la estación seca —julio y agosto— y en la estación de
transición —septiembre y octubre— los ríos voladores atraviesan varios frentes
importantes de deforestación en la Amazonía central.
El
informe también señala que durante la estación de transición de seca a húmeda,
el sur de la Amazonía presenta valores generales de evapotranspiración más
bajos. En esta temporada, además, el transporte de humedad hacia el suroeste de
la Amazonía pasa por grandes áreas deforestadas, por tanto, y según estudios
recientes, “los principales patrones de flujo de humedad pueden verse alterados
a escala continental debido a la deforestación”. El resultado podría ser una
reducción del transporte de humedad desde el Atlántico hacia el continente y
“retrasos en el inicio de la temporada húmeda debido a la deforestación en la
Amazonía y al cambio climático”.
“Imagina
miles de kilómetros desde el Atlántico hasta la cordillera de los Andes donde
se generan muchas lluvias” por los ríos voladores, pero “cuando quitas el
bosque en Brasil, se detiene ese motor. Eso es lo que está pasando y es la gran
preocupación”, agrega María Elena Gutiérrez, directora ejecutiva en
Conservación Amazónica (ACCA).
Matt
Finer agrega que es importante cuidar los bosques, pero también coordinar con
Brasil para asegurar que el flujo de agua no se detenga. “Este flujo tiene que
cruzar cuatro o cinco frentes de deforestación en Brasil y también frentes de
fuego causado por los incendios forestales”.
LITIO
EN BOLIVIA: LA ENCRUCIJADA DE LA SOBERANÍA ENERGÉTICA ANTE EL RETORNO DE LA
DERECHA
El
acceso al litio boliviano no solo es relevante para la economía local, sino
también para la competencia internacional.
Fuser
News de Venezuela (https://n9.cl/3wrn1)
En
el vasto Salar de Uyuni se encuentra una de las mayores reservas de litio del
mundo, lo que le otorga a Bolivia la oportunidad histórica de transformar su
economía y alcanzar la soberanía energética del siglo XXI.
Este
mineral, apodado «oro blanco», ha ganado protagonismo en la geopolítica global
debido a su rol esencial en la fabricación de baterías para vehículos
eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía renovable, tecnologías clave
para el futuro de la transición energética.
Sin
embargo, con la elección de Rodrigo Paz como presidente, un giro en la política
económica del país podría poner en peligro el control soberano de este recurso
estratégico. A pocos días de asumir el cargo, Paz ya ha dejado en claro sus
intenciones de abrir el sector a la inversión extranjera, lo que podría alterar
el rumbo del proyecto de industrialización que los gobiernos de Evo Morales y
Luis Arce habían impulsado. Con la promesa de una economía más «abierta» y una
apuesta por las grandes transnacionales, el futuro del litio boliviano podría
depender de las decisiones que tomen estas empresas globales.
Bolivia
posee el 50% de las reservas conocidas de litio del planeta, aproximadamente 21
millones de toneladas, lo que coloca al país en una posición única dentro del
«Triángulo del Litio» junto con Argentina y Chile. Este mineral es considerado
clave para la transición hacia una economía descarbonizada, reemplazando al
petróleo como la materia prima esencial para las tecnologías del futuro.
Según
Héctor Córdova, analista de la Fundación Jubileo, Bolivia enfrenta un dilema
crucial: «La volatilidad de los precios del litio y la creciente demanda
internacional representan tanto oportunidades como riesgos para el país. Sin
embargo, el país debe asegurarse de que la explotación del litio no resulte en
una nueva forma de dependencia, sino en una verdadera industrialización que
beneficie a las y los bolivianos», refiere.
A
pesar de este potencial, el proceso de industrialización del litio en Bolivia
ha sido más complicado de lo previsto. Desde que Evo Morales anunció el plan de
industrialización en 2008, los avances han sido lentos. La Planta Industrial de
Llipi, inaugurada en 2023 con la capacidad de producir 15.000 toneladas
anuales, solo logró procesar 2.000 toneladas en 2024, alcanzando solo el 13% de
su capacidad. Además, problemas estructurales como fallas en la
impermeabilización de las piscinas de evaporación y la ineficiencia en los
procesos de extracción han retrasado aún más el desarrollo del sector.
El
modelo neoliberal de Paz
A
diferencia de los gobiernos del MAS, que apostaron por un modelo de
industrialización controlado por el Estado, Paz ha propuesto abrir el sector a
la inversión transnacional, argumentando que solo de esta forma Bolivia podrá
aprovechar su potencial.
Esta
postura está generando preocupación en varios sectores, especialmente entre
quienes defienden la idea de que el litio debe ser utilizado como un motor para
el desarrollo endógeno del país. Paz, quien representa una facción de la vieja
élite empresarial, ha defendido que «el capitalismo para todos» es el camino
para recuperar la estabilidad económica y atraer las inversiones necesarias
para garantizar el desarrollo del país.
Las
implicaciones geopolíticas
El
acceso al litio boliviano no solo es relevante para la economía local, sino
también para la competencia internacional. Empresas globales como Tesla,
General Motors y BMW, que dependen del litio para sus baterías, como era de
esperarse, han mostrado un interés creciente en asegurarse el suministro de
este recurso de Bolivia, un país que, bajo los gobiernos anteriores, había
favorecido relaciones más estrechas y se respeto con China y Rusia. Con el
cambio de rumbo propuesto por Paz, las grandes potencias occidentales, en
especial Estados Unidos, se frotan las manos ante la inminente toma de posición
del ultraderechista.
CRISIS
DE COMBUSTIBLES EN BOLIVIA IMPACTA EN LA LOGÍSTICA Y EL COMERCIO EXTERIOR
REGIONAL
Mientras
la falta de diésel y gasolina paraliza miles de camiones y afecta al transporte
regional, el nuevo gobierno busca soluciones para estabilizar el suministro y
reactivar el comercio.
Infobae
de Argentina (https://n9.cl/ekvug)
La
crisis de combustibles que atraviesa Bolivia se proyecta como un serio
obstáculo para la logística interna y el comercio exterior en la región. Las
dificultades para acceder al diésel y la gasolina no sólo presionan a los
transportistas locales, sino que también generan efectos que trascienden las
fronteras del país andino.
Según
un reporte de un medio especializado en energía, las operaciones de transporte
internacional en Bolivia se han reducido en alrededor del 70% debido al
desabastecimiento de combustible, especialmente diésel. Otro medio
especializado aseguró que más de 11.000 camiones están paralizados por esta
causa, lo que representa pérdidas estimadas en más de 2 millones de dólares
diarios para el comercio exterior boliviano.
El
problema se explica por varios factores estructurales: en los primeros meses
del año, Bolivia importaba aproximadamente el 85% del diésel y más del 50% de
la gasolina que consumía. Además, la caída de las reservas internacionales
netas (RIN) y la falta de divisas han reducido la capacidad del país para
afrontar importaciones de hidrocarburos.
En
el plano regulatorio, el Senado de Bolivia aprobó recientemente un proyecto de
ley de emergencia que habilita a individuos o empresas a importar gasolina y
diésel durante tres meses, con el objetivo de aliviar la crisis de suministro.
Esta medida temporal busca desatar los cuellos de botella que han afectado al
sector logístico.
Impacto
en la logística y el comercio exterior
Para
el sector de transporte, esta crisis se traduce en atrasos, costos más altos y
capacidad operativa reducida. El efecto inmediato es sobre el transporte de
cargas y de insumos: cuando los camiones no pueden moverse, la cadena logística
presenta fallas que se traducen en menor volumen exportable y mayor volatilidad
en los plazos de entrega.
En
Bolivia, regiones agrícolas clave como Santa Cruz ya sienten el impacto: la
falta de diésel pone en riesgo labores de siembra y cosecha, y por extensión la
producción primaria, que es fundamental tanto para el mercado interno como para
el comercio regional. Esto puede afectar también al comercio internacional con
los países de la región.
Además,
la política de subsidios al combustible del país andino, que mantiene precios
bajos para el consumidor final, ha generado un desincentivo a la producción
interna y a una gestión eficiente de los recursos y puede incrementar el
contrabando hacia países vecinos.
Para
Latinoamérica, los efectos secundarios se perciben en formas diversas:
• Los proveedores de transporte y
logística que operan en la región podrían verse obligados a reorganizar rutas
que atraviesan Bolivia o a asumir costos adicionales.
• El encarecimiento del transporte o la
falta de disponibilidad de flotas puede implicar mayor tiempo de espera para la
exportación o importación de bienes, y en particular para mercancías sensibles
al tiempo como productos agrícolas, insumos industriales o bienes de consumo.
• Las empresas logísticas que operan en
corredores binacionales podrían ver un impacto directo en su planificación, en
los tiempos de entrega y en la competitividad de sus tarifas.
Perspectiva
política y económica
El
presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, ha señalado que está dialogando con
“países amigos” como Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay,
para buscar apoyo en la solución de la crisis de combustibles. En particular,
Paz anunció un viaje próximo a Washington para gestionar cooperación
internacional y reservas de combustible.
El
escenario obliga a Alemania y a otros países a considerar su papel en la
estabilización del suministro energético boliviano, aunque faltan detalles
sobre los acuerdos concretos. En este contexto, Bolivia asume la
responsabilidad de “garantizar la gasolina y el diésel” una vez asuma la nueva
administración.
Claves
para el sector logístico latinoamericano
Para
los operadores logísticos y de comercio exterior en la región, la situación
boliviana exige tomar en cuenta varios factores:
• Revisión de rutas que atraviesan
Bolivia o dependen de su mercado, con alternativas listas en caso de cortes
prolongados.
• Evaluación de contratos de transporte
que puedan verse afectados por aumentos de costo o demoras, para renegociar
términos si fuera necesario.
• Seguimiento de los costos logísticos
incrementados por el repostaje más caro, esperas en estaciones de servicio o
paradas de flotas.
• Monitoreo de los efectos indirectos:
reducción de exportaciones bolivianas puede generar menor demanda de servicios
logísticos, pero también nuevas oportunidades en logística triangular hacia
mercados alternativos.
En
síntesis, la crisis de abastecimiento de combustible en Bolivia no es un asunto
únicamente interno: tiene ramificaciones directas sobre el comercio exterior y
la logística regional, particularmente para quienes operan entre Argentina,
Bolivia y Brasil. En un contexto de estrechez de divisas, subsidios
persistentes e infraestructura logística comprometida, el sector debe anticipar
escenarios adversos y adaptar su planificación para mitigar el impacto.
EL
FRACASO DEL SOCIALISMO EN BOLIVIA
En
este marco, Bolivia, un país que durante dos décadas experimentó el “socialismo
comunitario del siglo XXI”, es un caso muy revelador
El
Heraldo de México (https://n9.cl/1poaj)
Una
y otra vez caen los mitos del socialismo y del comunismo en América Latina,
pero la izquierda radical latinoamericana parece inmune a esta realidad y sigue
soñando con un sistema inspirado en el marxismo-leninismo. Desde esta
trinchera, los representantes de este grupo que se autodenominan “progresistas”
justifican los fracasos y los colapsos de países como Cuba, Nicaragua o
Venezuela, echándole la culpa a las sanciones, a la oposición de derecha
conservadora, a la presión internacional de Estados Unidos e incluso a la Unión
Europea. No quieren ver que los intentos de imitar, tropicalizar o inspirarse
en lo que en su momento dio origen a la Unión Soviética conducen normalmente a
un camino sin salida y al fracaso.
En
este marco, Bolivia, un país que durante dos décadas experimentó el “socialismo
comunitario del siglo XXI”, es un caso muy revelador. Desde las elecciones de
2005, el Movimiento al Socialismo (MAS) se consolidó como el partido dominante,
gozó de amplio margen para implementar el programa que quería, incluidas las
nacionalizaciones, y nunca fue objeto de sanciones. Incluso después de que su
líder, Evo Morales, fue echado del poder, el partido regresó a gobernar.
En
las elecciones generales de agosto de 2025, el MAS sufrió una derrota absoluta,
obteniendo alrededor del 3% para su candidato presidencial, solo dos
diputaciones y quedándose sin representación en el Senado. La victoria de
Rodrigo Paz, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de octubre,
con la idea de un “capitalismo para todos”, contrasta fuertemente con el
“socialismo del siglo XXI” que el MAS preconizó.
¿Cómo
es posible que Bolivia, un país con importantes yacimientos de litio y con
fuertes relaciones económicas con China, esté al borde del colapso económico?
La respuesta combina políticas estatistas y centralizadas equivocadas, una mala
administración del “boom” del litio y un modelo económico dependiente de
subsidios. Muchos no quieren reconocer que los gobiernos del MAS son los
principales responsables del deterioro económico. Se sorprenden al saber que el
gobierno compraba gasolina en el extranjero y la distribuía a precios más
bajos, hasta que faltó dinero para sostener esta operación, condenada desde el
inicio al fracaso. Hoy, en Bolivia hay que hacer filas de varias horas, e
incluso días, para comprar gasolina, la inflación ronda el 30% y el déficit
fiscal es grande.
La
izquierda radical latinoamericana explica la pérdida del poder del MAS
únicamente por la división interna de este movimiento. Incluso la presidenta de
México, Claudia Sheinbaum, que no felicitó al candidato ganador, lamentó la
falta de unidad y afirmó que la cohesión es esencial para los movimientos de
este tipo en América Latina. Ojalá algún día hagan una reflexión más profunda
sobre la inviabilidad económica de las soluciones inspiradas en la ideología
marxista-leninista. Europa del Este lo vivió, lo sufrió y lo pagó dolorosamente
durante varias décadas. El camino no va por ahí.
RODRIGO
PAZ Y EL FIN DEL SOCIALISMO EN BOLIVIA
Publimetro
de México (https://n9.cl/lucsz)
Bolivia
acaba de dar un giro histórico. Tras casi veinte años de gobiernos del
Movimiento al Socialismo (MAS), el país eligió a Rodrigo Paz como su nuevo
presidente. Esta elección refleja el hartazgo de una sociedad cansada de
promesas incumplidas, la inflación y un modelo político que dejó de ofrecer
respuestas reales a las necesidades de la gente.
Durante
años, el MAS nacionalizó recursos y levantó un discurso de soberanía que tuvo
su momento de gloria. Sin embargo, el tiempo y la realidad económica fueron
debilitando esa fórmula. La población empezó a percibir que el Estado
controlaba mucho, pero resolvía poco. En ese escenario, Rodrigo Paz apareció
con un mensaje distinto, centrado en el diálogo, la eficiencia y la apertura
económica con sentido social.
Su
campaña se caracterizó por un tono sereno, sin ataques personales y con
propuestas concretas. Supo unir a sectores que rara vez coinciden; empresarios,
jóvenes, profesionales, comunidades rurales y una clase media que buscaba
estabilidad sin renunciar a la justicia social encontraron en él un punto de
encuentro.
Su
victoria cambia el rumbo de Bolivia y reconfigura también el panorama político
de América del Sur. Durante años, Bolivia fue visto como un bastión del
socialismo latinoamericano. Con Paz al frente, el país se alinea con una nueva
corriente de gobiernos más moderados, que buscan combinar crecimiento con
inclusión.
Un
ejemplo claro de este cambio es su decisión de no invitar a los presidentes de
Cuba, Nicaragua y Venezuela a su toma de posesión, señalando que se trata de
regímenes no democráticos, lo que reafirma su compromiso con una política
exterior firme basada en la democracia y los valores institucionales. Al mismo
tiempo, Paz ha dejado claro que no busca borrar lo que funcionó, sino corregir
lo que dejó de hacerlo.
Bolivia
atraviesa una etapa complicada, con una economía golpeada por la escasez de
divisas, los subsidios costosos y una deuda que limita el presupuesto público.
En este contexto, Paz asume la presidencia con una visión distinta, que apuesta
por el consenso y la cooperación como base del gobierno. Con el respaldo del
Partido Demócrata Cristiano, representa una nueva generación de liderazgo que
busca unir en lugar de dividir y poner el diálogo por encima de la imposición.
En
este nuevo capítulo para Bolivia, es justo reconocer también el papel de Tuto
Quiroga, quien, con altura democrática, contribuyó al fortalecimiento del
debate y al respeto entre las fuerzas políticas. Al tiempo…
DETALLES.
El envío de petróleo mexicano a Cuba es un insulto a la dignidad nacional y a
millones de mexicanos que enfrentan carencias. No es solidaridad, es
complicidad con una dictadura que oprime y censura. Mientras México sufre
escasez, el gobierno decide financiar al régimen cubano con recursos públicos.
Este acto no representa a los mexicanos, sino a un poder que prefiere alimentar
ideologías fracasadas antes que garantizar la calidad de vida en casa.
MOTIVOS
MAS CONTUNDENTES PARA EL TRIUNFO DE RODRIGO PAZ EN BOLIVIA
Al
Momento Net de Republica Dominicana (https://n9.cl/2hkvc)
La
reciente victoria de Rodrigo Paz en Bolivia no fue un golpe de suerte, sino el
resultado de una estrategia sólida, un mensaje coherente y una lectura certera
del agotamiento político de la población.
Bolivia,
después de casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS),
demandaba un cambio real, no solo de siglas, sino de modelo político. Paz supo
interpretar ese sentimiento nacional con precisión quirúrgica.
A
continuación, los 15 factores más decisivos que explican su triunfo:
1. Cansancio del ciclo político anterior.
Tras 20 años del MAS, la sociedad boliviana pedía renovación. Paz representó la
ruptura con el pasado sin radicalismo.
2. Imagen de equilibrio. Su perfil
moderado, ni confrontativo ni populista, atrajo tanto a los votantes del centro
como a los indecisos.
3. Coalición amplia y pragmática. Supo
unir a sectores empresariales, jóvenes urbanos, comunidades rurales
,movimientos y partidos politicos bajo un discurso de progreso.
4. Discurso económico realista. Prometió
estabilidad, inversión y modernización sin los excesos ideológicos que
desgastaron gobiernos anteriores.
5. Desgaste de los extremos. Su principal
oponente, Jorge “Tuto” Quiroga, representaba un tipo de derecha extrema que
aunque está funcionando en otros países, no era adecuada para la realidad
politica de un pais que salía de la izquierda , mientras el MAS perdió conexión
con su base.
6. El voto joven. Su equipo digital logró
conectar con una nueva generación que demanda transparencia y oportunidades.
7. Campaña limpia y emocional. Evitó
ataques personales, apelando a la esperanza, la unidad y el orgullo nacional.
8. Credibilidad personal. Su
trayectoria y su formación académica
sólida proyectaron confianza.
9. Apoyo del votante urbano. Ciudades como
La Paz, Cochabamba y Santa Cruz fueron clave en el resultado.
10. Capacidad de diálogo. Se mostró como el
único capaz de tender puentes entre regiones polarizadas.
11. Mensaje de reconstrucción. Su narrativa
de “reencuentro nacional” resonó en un país cansado de la división política.
12. Gestión de imagen moderna. Su equipo usó
inteligencia artificial y análisis que según nuestros conocimientos del
tema, son muy certeros para lograr los
objetivos.
13. Respaldo internacional silencioso. Sin
declararlo abiertamente, su figura generó confianza en sectores diplomáticos y
empresariales externos.
14. La crisis del liderazgo tradicional. Paz
capitalizó el vacío dejado por figuras políticas históricas, presentándose como
el rostro del futuro.
15. Autenticidad emocional. Su cercanía con
la gente —más que un estilo, una convicción— lo hizo creíble incluso entre
votantes escépticos.
El
triunfo de Rodrigo Paz marca un punto de inflexión no solo para Bolivia, sino
para América Latina. Representa el fin de la política del enfrentamiento
extremo y el inicio de una era de reconstrucción pragmática.
Su
victoria enseña que la gente vota por quien inspira más esperanza,
y que los pueblos, tarde o temprano, apuestan por líderes que los hagan
creer nuevamente en su futuro. Bolivia acaba de abrir un nuevo capítulo, y el
mundo observa con atención.
Es
bueno saber que cada país tiene su realidad política y por esa razón no todas
las acciones que funcionaron en Bolivia podrían también lograr resultados
positivos en nuestro país.
LA
PESADILLA BOLIVIANA
Resumen
Latinoamericano Org. (https://n9.cl/ue6i9)
¿Qué
futuro le espera a la izquierda en Bolivia a partir de ahora? Como dice Aznárez
en su exposición: Sin duda, curar las heridas por esta derrota, hay base
popular suficiente como para armar una estrategia rebelde que sirva para no
permitir que se arrebaten las conquistas.
Lo
que ahora ha ocurrido en Bolivia, aparte de llegar en un momento difícil para
el continente, tiene una larga historia, y obviamente podría haberse evitado.
No
es muy normal que un pueblo que lograra vencer en las calles, en los bloqueos,
poniendo el cuerpo contra policías y militares represores, y que finalmente
derrotaran por la vía electoral al golpismo, hoy tenga que estar nuevamente a
la deriva, aguardando que se descarguen sobre él y sus conquistas, los peores
pronósticos de un gobierno derechista.
Porque,
dicho en otras palabras, en Bolivia no ganó -solamente- la derecha, sino que
fundamentalmente la izquierda -agrupada esencialmente en el Movimiento al
Socialismo- decidió auto derrotarse por la irresponsabilidad
-entre
otras razones- de su máxima dirigencia.
Podría
decirse que toda esta pesadilla comenzó cuando, al poco tiempo de que el hombre
elegido por Evo Morales para asegurar la continuidad del discurso y la
propuesta masista, asumiera el cargo de presidente.
Hay
que hacer memoria para recordar que previamente a la elección, Evo no estuvo de
acuerdo cuando en un plenario de dirigentes en Buenos Aires, donde estaba
exiliado, un importante grupo de delegados le sugirió que la fórmula
presidencial elegida por varios cabildos y asambleas populares era la de
Andrónico Rodríguez y David Choquehuanca.
Sin
embargo, el expresidente que había transformado revolucionariamente la realidad
boliviana tachó a Andrónico y levantó el pulgar por su exministro de Economía,
Luis Arce, acompañado sí por Choquehuanca. Fue este último quien regresó con la
noticia al país y tuvo que convencer a muchos masistas lo que se había
decidido, lo que generó cierto desánimo en muchos militantes.
No
obstante, en ese momento, lo más importante era derrocar a los criminales
golpistas, y fue lo que ocurrió cuando las urnas reventaron de votos para esa
izquierda que anunciaba iba a continuar con todo lo que se había avanzado -más
allá de algunos graves errores- en dos mandatos de gobierno popular y
revolucionario. Recuperando el carácter plurinacional y restaurando todo lo que
el gobierno golpista de Jeanine Añez había destruido.
Tiempo
después, cuando ya Arce estaba instalado en el palacio presidencial, Evo hizo
su regreso triunfante, aclamado por miles de seguidores a lo largo y ancho del
país.
En
ese momento nadie se atrevía a decirlo, pero todo insinuaba que el país tenía
dos dirigencias de peso, una instalada en La Paz, ejerciendo la presidencia, y
otra, mostrando ante las bases que la fuerza de conducción real le pertenecía,
y que, si alguien dudaba de ello, acercamiento ante lo que pintaba como un
doble poder, pero si bien hubo algunos tibios intentos, no tuvieron una
concreción exitosa.
A
partir de ese momento, surgieron los primeros entredichos entre ambos líderes,
sumado al hecho que Arce no supo o no pudo hacerse cargo de una situación que
estaba por encima de esos forcejeos dentro del MAS, y que pasaban por demostrar
que realmente debía gobernar y tratar de hacerlo bien.
Comenzaron
a generarse problemas serios que pudieran resumirse en la incapacidad para
resolver la crisis económica, que se manifestaba en desabastecimiento de
combustible, inflación y escasez de dólares.
También,
desde los sectores populares se planteaban señalamientos por actos de
corrupción, y que en contra de lo proclamado en la campaña electoral se estaba
produciendo un alejamiento de los movimientos sociales. No solo eso, sino que
los criminalizaba cuando se generaban protestas.
Otra
crítica que se repetía era la falta de avance en el desarrollo del litio y el
estrechamiento financiero y legislativo. En este último aspecto, por supuesto
se hizo sentir la presión de la derecha, pero también se alzaron las voces de
algunos diputados del propio MAS.
Sin
duda, al presidente que dejará el gobierno en noviembre le faltó humildad para
sopesar la idea de que si estaba en ese cargo era por voluntad expresa de
Morales, y si bien este pudo haber cometido errores de forma desde que
regresara al país, lo más lógico era que toda discrepancia no podía estar por
encima del enfrentamiento que había que sostener contra el enemigo común, la
derecha oligárquica local y el imperialismo. Ambos, se sabía, no iban a
perdonar el hecho de que les arrebataran un territorio tan codiciado.
Con
el tiempo, las discrepancias internas pasaron a mayores, y mientras el gobierno
tenía un doble discurso, neoliberal y represivo en lo interno y
«antiimperialista» en política exterior, los seguidores de Evo -a la sazón ya
perseguido y criminalizado por la justicia- intentaron forzar la situación
marchando multitudinariamente hacia La Paz, planteando una posibilidad de
diálogo.
La
respuesta arcista fue la que bien podría haber realizado la derecha: gases,
represión en toda línea y detenciones de dirigentes sociales.
El
final de esta enorme división -más por arriba que por las bases- provocó -como
se sabe- en primera vuelta electoral la victoria de dos partidos de derecha.
Evo, desde su proscripción, intentó mostrar simbólicamente que, a través del
voto nulo, la mayoría de los sectores indígenas y populares expresaban su voz
de protesta.
Sin
embargo, cuando lo lógico hubiera sido repetir esa forma tan especial de
disidencia en la segunda vuelta, extrañamente el evismo quedó, por voluntad de
su máximo dirigente, en libertad de votar a Rodrigo Paz. Otra vez, como viene
ocurriendo en varios países, la táctica del «mal menor» logró que Paz se alzara
con el triunfo.
Algunos
aseguran que eso fue pactado entre el presidente electo y el propio Evo, quien
esto escribe cree que no hizo falta. Estaba cantado que eso iba a ocurrir, por
miedo a «lo muy malo».
Y
ahora viene lo peor: quienes creyeron que esa era una forma de cerrarle el paso
a la ultraderecha de Tuto Quiroga, y avalar una «derecha democrática» (que es
como decir que hay un «capitalismo bueno») hoy se dan la cabeza contra la pared
cuando se enteran que en las primeras horas de su victoria, Paz define la línea
a seguir por su gobierno.
Se
abraza con los dos países más ligados al terrorismo de Estado mundial y al
genocidio (en Palestina y otros territorios), como son Estados Unidos e
“Israel”, canta loas a la propiedad privada, justamente en un país donde los
«dueños» de la tierra no la obtuvieron trabajando sino arrebatándoselas a
sangre y fuego a indígenas y campesinos.
También,
el «bueno» de Paz, que en innumerables ocasiones pasadas mostró un perfil
racista y discriminador, no dudó en mostrar sus dientes contra la Venezuela
bolivariana, dialogando como si fueron amigos de toda la vida con la gusana
María Corina Machado, a la que invitó a la asunción de su cargo. Eso y decir
que está de acuerdo con que los milicos de Trump invadan Venezuela y asesinen a
su presidente legítimo, es prácticamente lo mismo.
Con
estas señales Paz se parece mucho a Boric, el «progre» chileno, que entró por
izquierda y a las pocas horas viró a la derecha con todo lo que eso significa
para quienes lo votaron creyendo que llegaba «un hijo de Allende». Por lo
menos, en ese aspecto, Paz no miente lo que siempre ha sido.
¿Qué
futuro le espera a la izquierda a partir de ahora? Sin duda, curar las heridas
por esta derrota, hay base popular suficiente como para armar una estrategia
rebelde que sirva para no permitir que se arrebaten las conquistas obtenidas
con mucha y dura lucha. Hay avances superlativos que no pueden ser mancillados,
como la plurinacionalidad y la exigencia del respeto a las organizaciones
sociales y populares.
Serán
tiempos de resistencia activa, donde más allá de que permanezcan o no, viejas
dirigencias, pueda abrirse el camino, desde abajo, a nuevos y jóvenes
liderazgos.
Ojalá
este duro traspié actual sirva de experiencia no solo para Bolivia sino para
otros pueblos parecidos. Y una enseñanza: sin ideología clara y unidad
organizativa, hasta los más heroicos planteos revolucionarios pueden ser
fácilmente derrotados.
BOLIVIA:
¿PODEMOS CERRAR LA BRECHA?
Bien
vale una pregunta: Bolivia, en nombre del progreso y el futuro de nuestros
hijos, ¿será que podemos cerrar la brecha que arrastramos desde hace décadas?
Panam
Post de Panamá (https://n9.cl/wfjr2)
Cuando
el papa Benedicto XVI dimitió al papado en febrero del 2013, el Facebook, la
red social de moda de esa época, fue invadido de fotos del renunciante Papa
usando un uniforme nazi. La intención era obvia, mostrar al conservador
Benedicto XVI como un fascista y nazi odiador de las minorías, ya que un tiempo
atrás había publicado su genial libro: La dictadura del relativismo, donde
denunciaba, criticaba y cuestionaba muchas de las modas y fetiches ideológicos
que hoy siguen vigentes, por ejemplo, la militancia LGTB y la anti natalidad.
Honestamente,
soy un católico bastante informal, pero también soy alguien que le tiene mucho
cariño a la institución. Así que pasé varios meses explicando que, durante el
régimen nazi, Joseph Alois Ratzinger, nombre secular de Benedicto XVI, era un
niño. A la gente le costaba entender que era un muchacho rodeado de un sistema
totalitario y opresivo, circunstancias que anulan cualquier libertad de
expresión o protesta. Es decir, que Joseph no usó la esvástica por elección
propia, sino por una imposición del Estado y el poder. De hecho, una de las
características del totalitarismo es anular al individuo, su fe, sus afectos y
sus decisiones.
Años
después, llegó a mis manos el libro: Bolivia ¿Estado terrorista? Amenaza a las
Américas, autoría de mi gran amigo, Grover Colque Lucana, la investigación
muestra que muchas de esas prácticas fueron copiadas por el Movimiento Al
Socialismo en Bolivia. Pero hay una que me llamó la atención: forzar a los
jóvenes a usar símbolos del MAS durante todo el tiempo. Básicamente, es una
forma de borrar su identidad, su cultura y su autonomía individual, que vivan,
que coman y que respiren el partido. Mire lo contradictorio del asunto, el MAS
dice defender a los indígenas, pero, en realidad, los esclaviza. Una de las
conclusiones finales del libro es: todos necesitamos liberarnos del masismo,
pero, en especial, aquellos que son forzados a ser militantes.
Por
otra parte, varios estrategas políticos, y muchas personas con sensatez,
afirman que cualquiera que quiera triunfar en la política en Bolivia necesita
acercarse a esos sectores, aunque no les guste. Sin embargo, la respuesta de
los viejos políticos, que por suerte ya se van jubilando, siempre es: no vamos
a perder el tiempo con esa gente. Parece que la arrogancia es la regla de los
señores feudales de la política nacional.
Sin
embargo, toda regla siempre tiene la excepción, pues en las pasadas elecciones,
que tuvieron una segunda vuelta por primera vez en la historia nacional,
Rodrigo Paz generó ese acercamiento a esos sectores. Si bien, es muy posible
que la izquierda internacional tenga sus intereses oscuros, lo cierto es que
Paz hizo algo que nadie se había atrevido a hacer: robarle votos al MAS.
Al
terminar la primera vuelta electoral en agosto, yo escribí un artículo
titulado: Gatopardismo andino-caribeño, en el que expresaba mi preocupación por
un posible acuerdo entre el sistema dictatorial y el PDC de Paz, es hidalgo
reconocer que más que un acuerdo, lo que hay es una estrategia de conquista del
mercado electoral. Que las ofertas de Rodrigo son, en muchos casos, sacadas de
los pelos e irrealizables es cierto, pero hay que aprender la lección: no se
puede hacer política sin los sectores populares.
La
victoria del PDC en la segunda vuelta, en lugar de ser vista como una lección
aprendida, sacó a relucir muchas de las frustraciones de los votantes de Jorge
‘Tuto’ Quiroga, puesto que se vieron publicaciones como: «voy a alimentar
animales en lugar de ayudar a estos indígenas» o «por la gente color cartón se
jodió el país».
Soy
alguien que está totalmente de acuerdo con la libertad de discriminar, de
hecho, el momento de elegir pareja o amigos lo hacemos. Pero una cosa es la
libertad, otra reproducir la lucha de razas que el Socialismo del Siglo XXI
instauró en Bolivia desde hace tres décadas. Por ejemplo, muchos, de los que
hoy protestan furibundamente contra los bonos ofrecidos por el PDC, olvidan un
gran detalle: fue el gobierno de Tuto Quiroga, 2001 – 2002, quien introdujo el
indigenismo. Concretamente, la subjetiva variable: «nación originaria»,
apareció en el CENSO de ese año. Las ONGS usaron esos datos para exigir
asamblea constituyente y políticas públicas con enfoque étnico, con las que
Quiroga estaba muy de acuerdo.
Nelson
Medina, un monje de la orden de los Dominicos, suele decir que una de las
razones para que la izquierda odie el cristianismo es que la Koinonia, eso de
mirar al otro como un complemento y como un hermano, choca de frente con la
dialéctica del opresor/oprimido. Y que una de las razones de los constantes
conflictos de nuestra región, en general, y de nuestra patria, en particular,
es que dejamos que esta visión de la guerra permanente reemplace al mensaje de
armonía del evangelio.
Joel
Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt, premios nobel en economía 2025,
demostraron que las sociedades que más han prosperado son, justamente, aquellas
que han sabido solucionar y sanar sus conflictos. La acumulación de capital,
que es la suma de fondos financieros, talento humano y know how empresarial, se
da en países que han reemplazado la sociedad del conflicto por la sociedad de
la colaboración.
A
modo de cierre, bien vale una pregunta: Bolivia, en nombre del progreso y el
futuro de nuestros hijos, ¿será que podemos cerrar la brecha que arrastramos
desde hace décadas?
¿RODRIGO
PAZ DE CENTRO Y SUS AMIGOS DE DERECHA?
Diario
Red de Uruguay (https://n9.cl/zu3pk)
l
pasado domingo Bolivia ha decidido en el primer balotaje de su historia.
Rodrigo Paz Pereira es el presidente electo y, según las normas del país
sudamericano, gobernará por los próximos 5 años. Con el 55% de los votos y una
diferencia de diez puntos respecto a su oponente, el ultraconservador Jorge
Tuto Quiroga, Paz Pereira se alista para la toma del cargo en la primera
magistratura boliviana este próximo 8 de noviembre. Durante la campaña hacia la
segunda vuelta la alianza entre el corporativismo mediático y el candidato
Quiroga sostuvo la falsedad de que el binomio Paz-Lara está alineado a la
izquierda. Mientras que Paz se define a sí mismo como un político de centro, su
posicionamiento inicial en el ámbito internacional deja claro que Bolivia pasó
a formar parte de los gobiernos de derechas.
La
primera entrevista que otorgó Rodrigo Paz fue con CNN, específicamente al
periodista Fernando Del Rincón. Más allá de lo que la firma mediática
estadunidense representa, en el caso boliviano, Del Rincón es polémico en sí
mismo pues fue señalado en 2019 de operar para la concreción del golpe de
Estado de aquel año. El asunto es que en esa entrevista Rodrigo Paz no dejó
claro el rumbo internacional de la política que llevará adelante su gobierno.
“El pueblo no come ideología”. El presidente electo sostiene que el pueblo no
come ideología y que Bolivia necesita replantearse en el ámbito internacional,
con base en negocios.
Se
les hace fácil a algunos plantear que los izquierdistas se alían en función a
sus ideologías versus los derechistas que ponen por delante los negocios. La
pregunta al respecto vuelve a ser la misma, ¿negocios para quién?
Se
conoció un comunicado de nueve países del continente, encabezados por Estados
Unidos, que celebran los resultados electorales en Bolivia, a tiempo que
respaldan las gestiones venideras de Rodrigo Paz. En la lista de firmantes
están Argentina, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador,
Panamá, Paraguay y Trinidad y Tobago. El documento versa: “Los países
signatarios están preparados para apoyar los esfuerzos de la administración
entrante para estabilizar la economía de Bolivia y abrirla al mundo, fortalecer
sus instituciones democráticas, impulsar el comercio y la inversión
internacional y profundizar su compromiso con socios regionales y globales en
una amplia gama de temas importantes.”
Es
un hecho que estos países hoy tienen gobiernos que se alinean con los intereses
y directrices de Washington. Lo que no queda claro es qué tantos negocios en
favor de las bolivianas y bolivianos puede hacer Rodrigo Paz al menos con
algunos de ellos.
Rodrigo
Paz confía en que Estados Unidos soportará su gestión, particularmente para lo
referido en la escasez de carburantes. En más de una alocución el boliviano
refirió las conversaciones con altas autoridades del país del norte, incluido
el vínculo con el Secretario Marco Rubio. “Sí vamos a reabrir las relaciones
con Estados Unidos”, manifestó, a tiempo de sostener que “todas las
instituciones que ayuden contra lo ilícito estarán en Bolivia”, en respuesta al
posible retorno de la DEA.
De
otro lado, es importante mirar el vecindario sudamericano desde el punto de
vista geográfico. A Bolivia siempre le han importado mucho sus cinco países
limítrofes. Dos de ellos, están dentro de la bolsa anteriormente mencionada:
Argentina de Milei y Paraguay de Peña. Los gobiernos de Boric en Chile y de
Lula en Brasil, que hoy forman parte del esquema de izquierdas de la región
emitieron felicitaciones formales de corte protocolario. Perú, que acaba de
estrenar mandatario, José Jeri, sin legitimidad, también se rigió a protocolos
en su felicitación.
En
sus primeras jornadas como presidente electo, Rodrigo Paz entabló comunicación
con la polémica Nobel, la venezolana María Corina Machado. Su llamada fue
registrada en video y compartida en las redes oficiales del virtual presidente
boliviano. Lo anterior es una evidencia de la relevancia que le dará el próximo
gobierno del país andinoamazónico a la propuesta de paz que se está planteando
desde las potencias. Se especula que Machado estará en Bolivia en noviembre
como invitada a la toma de posesión de Paz.
No
es casual que Paz haya anunciado que los gobiernos de Venezuela, Cuba y
Nicaragua no serán invitados a la toma de posesión en Bolivia el siguiente
noviembre. “Nosotros somos un país democrático, (ellos son) claramente no
democráticos”, dijo Rodrigo al ser preguntado al respecto en una entrevista
Rodrigo
Paz ha conversado entre el domingo y el cierre de esta nota con más de 15
mandatarios del mundo, incluido el rey de España. Sobre México no se ha dicho
mucho, aunque es un hecho conocido que Alito Moreno, el líder del PRI mexicano
es un amigo personal del expresidente de Bolivia y padre de Rodrigo, Jaime Paz
Zamora; Alito acompañó a Paz padre el día domingo en persona, en Bolivia.
Rodrigo
Paz sigue sosteniendo efusivamente que no es derechista, sino que es centrista.
Lo que se dice es muy importante, pero es más importante que exista congruencia
entre lo que se dice y lo que se hace. Al final del día, luego de un tiempo tan
accidentado en Bolivia, es una mejor noticia tener un presidente de centro que
uno de extrema derecha. La expectativa sobre Bolivia, por la potencia que este
país ha significado en la política latinoamericana es alta. Paz tendrá muchos
ojos encima y por ahora lo que se alcanza a ver es que, en el ámbito
internacional, Bolivia está corriéndose a la derecha.
SIMÓN
BOLÍVAR, ¿HABRÁ REGRESADO A BOLIVIA?
Los
bolivianos, por fortuna, parecieran encaminarse a la metodología democrática,
cuya esencia como se sabe radica en la voluntad popular, la cual se ha
expresado con la reciente elección como presidente de Rodrigo Paz
Panam
Post de Panamá (https://n9.cl/z6oxo8)
A
la historia se le concibe como «la narración y exposición de los
acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados». Se hace
mención, asimismo, al término «historiografía», acuñado por el filósofo y poeta
italiano, Tommaso Campanella, para indicar «el arte de escribir correctamente
la historia».
El
destacado político boliviano, Carlos Sánchez Berzain, director/fundador del
Inter-American Institute for Democracy, sostiene que «el 17 de octubre de 2003,
el presidente constitucional de la República de Bolivia Gonzalo Sánchez de
Lozada y su gobierno de coalición fueron derrocados violentamente», lo cual
condujo a un país sin democracia, sin república y sin soberanía y a convertir a
Bolivia en «dictadura y narcoestado». Bolivia no ha escapado, por consiguiente,
de la consuetudinaria metodología del «arbitraje castrense», a cuya fuente en
la jerga latinoamericana se le identifica, también, como «madrugonazo»,
inventiva que ha distorsionado los procesos democráticos, convirtiéndolos,
prácticamente, en «dictaduras».
Los
bolivianos, por fortuna, parecieran encaminarse a la metodología democrática,
cuya esencia como se sabe radica en la voluntad popular, la cual se ha
expresado con la reciente elección como presidente de Rodrigo Paz, hijo, por
cierto, de Víctor Ángel Paz Estenssoro, quien presidiera el país en cuatro
ocasiones. El recién designado plantea «un capitalismo para todos», poner fin a
la «burocracia estatal (que denomina ‘el estado tranca’) y una adecuada
regionalización».
La
victoria de Paz, como leemos, abre un nuevo ciclo político en Bolivia. Accede,
como leemos, a la Presidencia del país con una propuesta de gobierno con la
cual procura alejarse de los extremos. Una de sus consignas «capitalismo para
todos», poner fin al denominado «Estado machiavelico», profundizando en las
autonomías regionales. Estima, asimismo, que la reapertura de las relaciones
con Estados Unidos, suspendidas desde 2008 por Evo Morales, constituirá, sin
dudas, un acercamiento a los organismos multilaterales. El país demanda
equilibrios, escucharnos, consensuar, pero hacerlo con firmeza. Nosotros
representamos lo nacional, popular y democrático. Bolivia es un país diverso,
en el cual la gente entiende que de ideologías no se come, sino trabajando y produciendo.
El socialismo nos deja una inmensa deuda. Pudiera afirmarse, por consiguiente,
que en Bolivia ha renacido la esperanza por una república moderna.
En
un interesante estudio de Zenaida Guánchez de Méndez, titulado «Simón
Rodríguez, la Constitución de 1826 y el Proyecto de Educación Popular»
(Cátedra: Simón Rodríguez. Facultad de Humanidades y Educación, Universidad
Central de Venezuela), se califica al «movimiento de independencia
hispanoamericana» como un ejercicio de la «voluntad política» en aras de la
incorporación, como sucedido desde Grecia hasta nuestros días, de la
racionalidad a las instituciones políticas, en aras de su eficiencia y credibilidad.
Evidencia es, para la académica, el esfuerzo intelectual de Simón Bolívar en
aras de configurar un proyecto institucional lo suficientemente plausible para
Bolivia, sustentado en el racionalismo y las peculiaridades históricas
presentes. La autora hace mención a la necesidad de «un orden constitucional»
conforme al escenario hispanoamericano, que con serias disimilitudes
dificultaban la aplicación de fórmulas constitucionales propias de otras
latitudes, en lo cual se mantienen contestes tanto el Libertador como Simón
Rodríguez y quienes, por tanto, decididos a tomar en cuenta la originalidad de
los pueblos hispanoamericanos.
La
profesora estima como evidencia que ambas personalidades compartían, sin duda
alguna, la necesidad de «instituciones políticas originales», la circunstancia
de que Rodríguez dejó expresado: «¿Dónde iremos a buscar modelos? La América
Española es original, por lo que originales han de ser sus instituciones y su
gobierno y originales, también, los medios de fundar uno y otro. O inventamos o
erramos”. Determinante convicción, sin duda alguna.
Este
ensayo persigue, amigo lector, poner de relieve la gesta de Simón Bolívar para
con Bolivia, país para el cual redactara su primera Constitución. En efecto, se
lee «la Constitución Política de Bolivia de 1826, conocida también como
‘Constitución Bolivariana’, fue el primer texto constitucional que elaborara el
Libertador». Y asimismo sancionado por el Congreso General Constituyente en
fecha 6 de noviembre de 1826. Pero, otra evidencia de la venezolanidad de
entonces revela que fue promulgado por Antonio José de Sucre, el 19 de
noviembre del citado año.
Es
por ello por lo que expresamos nuestra satisfacción por el retorno de Bolivia a
la democracia. No nos atrevemos a afirmar que se trata de una «sincronicidad»,
la ciencia detrás de «las casualidades significativas», y a la cual pareciera
referirse William Blake: «Para ver el mundo en un grano de arena, Y el Cielo en
una flor silvestre, Abarca el infinito en la palma de tu mano Y la eternidad en
una hora». Adicionalmente, permítasenos copiar de que Carl Gustav Jung observó
en las casualidades de hechos altamente improbables, la expresión de un
fenómeno que merecía ser estudiado con rigurosidad.
Preguntémonos,
por consiguiente, para concluir, si con el título que usamos «Simón Bolívar,
¿habrá regresado a Bolivia?», advertimos que pudiéramos estar en una hipótesis
de «sincronicidad». La hipótesis opuesta es la de aquellos que afirman que las
pretendidas similitudes en dos hechos es una mera casualidad.
LECCIÓN
ELECTORAL DE BOLIVIA
"Bolivia
acaba de poner en marcha la institucionalidad que, de continuar, puede alentar
una normalidad democrática para que se diriman pacíficamente los muchos
conflictos que ha tenido el país y que no han dejado de existir, ahí
estarán".
Sin
Embargo de México (https://n9.cl/9q9dv)
El
pasado domingo 19 de octubre terminó en Bolivia la segunda vuelta electoral
(balotaje) mediante la cual se eligió como Presidente de la República a Rodrigo
Paz Pereira del Partido Demócrata Cristiano, de centro-derecha. Atrás quedó
Jorge “Tuto” Quiroga, perdedor por un abrumador 9.32 por ciento. Llama la
atención de inicio que el resultado sea producto de un proceso pacífico, con
números que abonan suficientemente la legitimidad del que llega a suceder a
Luis Arce Catacora, de profesión economista, quien venía ocupando el poder
desde noviembre de 2020. Él en su momento apoyó al caudillo Evo Morales, pero
finalmente tuvieron una ruptura.
La
autoridad electoral supo actuar conforme a la ley, y con seriedad inocultable
entrega resultados válidos y aceptados por una mayoría, aunque se registran
todavía movilizaciones de ciertos actores que no han admitido este desenlace.
El perdedor, “Tuto” Quiroga, acató el veredicto de las urnas y el candidato
elector reconoció a su vez dicho gesto, como debe ser de una elección libre,
competida y prácticamente notable, si contamos lo que ha sucedido en ese país
por cerca de treinta años.
Un
ciclo ha terminado. Se registró una implosión, y el Movimiento al Socialismo
(MAS) que alguna vez fue de Evo Morales, no alcanzó, por sus divisiones
internas y reyertas, ni a ir a la segunda vuelta. En su momento el MAS
proscribió la candidatura de Morales, quien jugó por su cuenta, y eso explica
porqué este invitó a la anulación del voto, aunque sólo en la primera vuelta.
El
MAS, como sigla política, quedó en manos de Luis Arce Catacora, una vez
divorciado de Evo Morales. Se quedó atrás y eso es un hecho significativo para
las lecturas que se intenten sobre la perenne querella boliviana, cargada de
conflictos electorales y golpes de estado militares.
Bolivia
acaba de poner en marcha la institucionalidad que, de continuar, puede alentar
una normalidad democrática para que se diriman pacíficamente los muchos
conflictos que ha tenido el país y que no han dejado de existir, ahí estarán.
Evo
Morales navegó con la bandera del anulismo electoral en la primera vuelta y se
puede afirmar que tiene un peso aproximado del 15 por ciento de los electores.
El
futuro mandatario Rodrigo Paz Pereira es miembro de una familia con linaje en
el ejercicio del poder y tiene parentesco (sobrino-nieto) con el legendario
Víctor Paz Estenssoro y es hijo del expresidente de Bolivia, Jaime Paz Zamora.
La Presidencia en la casa, en la familia.
El
nuevo Presidente llega después de 20 años de gobiernos de izquierda y en medio
de una crisis económica que no se remediará con recetas neoliberales. El nuevo
líder habla de un “capitalismo para todos” y todo mundo quiere saber qué es
eso.
El
triunfo de Paz Pereira no debería tomarse, sin embargo, sólo como una lucha
electoral de las derechas representadas por este y el candidato perdedor,
“Tuto” Quiroga, ni mucho menos representar un aval para desconocer la fuerza de
los sectores sociales de Bolivia, permanentemente movilizados.
Tampoco
debiera considerarse que este triunfo ha de desmantelar la necesidad de
mantener una agenda que acompañe políticas que favorezcan el combate a la
discriminación de grupos campesinos, indígenas rurales, pueblos originarios, y
a la exclusión sistémica en ese país.
Como
resultado de la primera vuelta, se desprende que Rodrigo Paz no obstante tomará
el poder en noviembre con un Congreso donde su partido no cuenta con la
mayoría, y eso le obligará a generar condiciones para la gobernabilidad.
En
México la Presidenta Claudia Sheinbaum lamentó la división del MAS en Bolivia
y, hasta el momento de redactarse esta columna, no se tenía noticia de que
hubiese salido a reconocer públicamente el triunfo de Rodrigo Paz.
Por
lo pronto se impone lo innegable: el poder no es para siempre.
BOLIVIA
SE ABRE A UN FUTURO MUY COMPLEJO
El
Obrero de España (https://n9.cl/394ia)
Miguel
de Cervantes Saavedra supo acuñar aquella famosa expresión “vale un Potosí”
para aludir a las cosas o lugares que fueran reconocidos por su riqueza. Y es
que Potosí, una vieja ciudad boliviana, está rodeada de cerros andinos ricos en
mineral de plata, hecho que en el siglo XVI llegó prontamente a los oídos de
los primeros colonizadores españoles:
La
búsqueda de la plata dio nombre a la región desde su ingreso en el Atlántico
por el Río de la Plata, y de allí el nombre de Argentina derivada del argentum
latino. Tan importante fue esa riqueza que los primeros independentistas
rioplatenses que tenían a Buenos Aires como cabeza del Virreynato del Río de la
Plata, el cual se extendía al norte hasta las actuales Bolivia y Paraguay,
intentaron prontamente asegurarse el control de Potosí para financiar la
incipiente rebelión contra la corona española. Esa operación fracasó por la
férrea defensa de las tropas venidas desde el Perú, hasta la campaña del
Mariscal Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón Bolívar, que proclamó la
independencia de Bolivia y su consecuente separación de los restantes territorios
del antiguo virreynato.
Y
ese destino de Bolivia para extraer minerales como método para subsistir se
mantuvo hasta nuestros días, desde la plata, pasando luego ya en el siglo XX
por la minería del estaño que otrora hiciera ricos a la familia Patiño, hasta
que en años más recientes la explotación de hidrocarburos constituyera una
nueva fuente de prosperidad. Es cierto que el país sumó otras producciones
primarias agrícolas a sus exportaciones, como sucede en tiempo más reciente con
los granos de soja y el hecho histórico de la coca, aunque en este caso ya
elaborada como cocaína y traficada sobre las restricciones legales a todo el
mundo.
Bolivia
acumula ancestrales dicotomías y enfrentamientos entre los intereses
encontrados de los cocacoleros de la región llana y selvática con los mineros
andinos y, en consecuencia, también fuertes confrontaciones políticas entre el
llano y el altiplano, entre los sectores conservadores y otros progresistas y
sus representantes, acumulando largas secuencias de inestabilidad, alternancias
de gobiernos electos y golpes militares, en fin, todo el clásico contexto de
incertidumbre y pobreza de varias regiones de Latinoamérica, con el agregado de
las derrotas en dos grandes guerras, una con Chile en el siglo XIX que le
significó la pérdida de la región de Atacama y con ello la salida al mar (al
Océano Pacífico), y la otra con Paraguay en la primera mitad del siglo XX,
cuando debió ceder casi todo el Chaco Boreal.
Los
años de retraso y subdesarrollo, unidos a las duras condiciones de vida de
mineros y agricultores, propiciaron años de más inestabilidad y rebelión, que
culminaron consagrando presidente a principios de este siglo al dirigente del
Movimiento al Socialismo (MAS) Evo Morales, como líder del sector cocacolero
que prometía una reivindicación de los indígenas y trabajadores postergados. Y
esa política tuvo éxito al principio, apoyándose en el excedente producido por
la renta del petróleo que Bolivia extrajo por importantes inversiones
realizadas por compañías transaccionales, entre las que se destacó la brasileña
Petrobras. En efecto, Brasil se constituyó bien pronto en el principal cliente
boliviano en materia de gas, al tiempo que también se sumaba Argentina, país
que al inicio de la primer década del siglo había agotado buena parte de sus
reservas sin hacer nuevas inversiones.
La
subida de los precios de las commodities al inicio del siglo XXI, casos del
petróleo y el gas, al igual que el de otros productos básicos como la soja,
fueron exportaciones bolivianas que brindaron a Morales una fuente de
beneficios que le permitió protagonizar un período de bonanza económica
general. Pero nacionalizó la explotación de petróleo y, como consecuencia, se
abandonaron las inversiones y la economía entró en caída libre. Luego del
fallido intento de Morales de ir por la tercera reelección con fraude y
posterior desplazamiento por el Congreso, que anuló la votación, Bolivia
ingresó en un ciclo de inestabilidad, depresión e inflación.
Morales
terminó enfrentado con su obligado sucesor dentro del MAS, el ahora presidente
saliente Luis Arce, que poco pudo hacer para remontar la declinación económica,
excepto enfrentarse con el viejo líder que le reclamaba mayor fidelidad. Solo
la prisión de la ex presidenta Jeannine Añez, quien se había hecho cargo de la
transición entre la salida de Morales y la llegada de Arce mediante nuevas
elecciones, pudo ser el tributo del nuevo gobierno al viejo líder.
Posteriores
traspiés judiciales que tuvieron que ver con la vida personal desordenada
(acusaciones varias, la más grave la comisión de estupro con una menor)
terminaron con Morales condenado y refugiado en una finca de la zona selvática,
a la que hasta el momento no accedió la fuerza pública para cumplir con la
orden de detención. Morales, por supuesto, apeló a la moda de los viejos
líderes, sean de derecha o izquierda, de culpar a la persecución política
acusando de lawfare a sus perseguidores.
UN
GOBIERNO DIFÍCIL
La
crisis económica, traducida en creciente inflación, estancamiento y escasez de
combustibles, a pesar de la riqueza del subsuelo boliviano, fueron el signo de
los últimos años en Bolivia. En ese contexto era muy poco lo que la izquierda
podía ofrecer a sus antiguos seguidores, y siguiendo una corriente trasversal
en el continente, se produjo una reacción hacia las derechas, incluso las más
extremas. Esa izquierda boliviana que lidera Morales, impedido de ser candidato
tanto por no poder acceder a otro período como por su condena judicial, con su
partido (MAS) prácticamente desaparecido del mapa electoral en la votación
presidencial del 17 de agosto pasado, donde no llegó al 5% de los votos, cuando
en su momento supo concentrar más de la mitad del electorado, está en un
momento muy complicado.
En
cambio, el centro derecha de Rodrigo Paz Pereira y la ultra derecha de Quiroga,
ex presidente, obtuvieron los dos primeros lugares, con 33% y 27%
respectivamente, y se aseguraron la segunda vuelta para el pasado 19 de
octubre. Finalmente, los propios líderes izquierdistas abogaron por la
moderación, apoyando la propuesta menos conservadora y disruptiva del líder de
la coalición demócrata cristiana, Paz Pereira, un político de larga
experiencia, hijo de un ex presidente boliviano, Jaime Paz Zamora. ambos de
tinte moderado y progresista, siguiendo los pasos de su pariente y anterior
líder, Víctor Paz Estenssoro, histórico fundador del nacionalismo boliviano de
los años 50 y 60.
No
fue solo la moderación de Paz el factor clave para su triunfo en segunda
vuelta, donde llegó al 55% de las preferencias, sino su compañero de lista, el
electo vicepresidente Edmon Lara, un joven policía retirado que fuera separado
de la actividad por sus denuncias de corrupción hacia sus superiores,
continuando en campaña con su promesa de ser una especie de fiscal de la buena
conducta gubernamental y de los compromisos genéricos asumidos con las masas
populares.
Más
todavía Morales eligió a Lara como una especie de sucesor para el gobierno y
éste asumió un rol cuasi independiente de Paz titular del binomio,
protagonizando su propia campaña que supo encender los ánimos de un público
joven y del conjunto de la población, que se mostró cansada de la “vieja
política”, a la manera de lo sucedido en varias democracias del continente y
del plantea en general.
La
división del voto entre las distintas fuerzas políticas, la mayor de ellas de
derecha, con un centro ocupado por el gobierno como primera minoría,
conllevaría a un acercamiento con esos sectores para el logro de un marco de
gobernabilidad mediante acuerdos entre el Ejecutivo y el Legislativo. Pero, del
otro lado, la presencia del electo vicepresidente Lara puede constituir un
elemento agitador de las promesas electorales de orden popular, que obligan a
una actitud más progresista por parte del gobierno, lo que implica una especie
de juego de tijeras muy riesgoso para el experto Paz.
Es
cierto que la ideología histórica de Paz lo identifica con el centro izquierda
y con la socialdemocracia. Pero lo que no ayuda para un comienzo proclive a
satisfacer necesidades postergadas es la situación económica vigente: la base
de las exportaciones está dañada por falta de inversiones en la exploración y
perforación de petróleo y gas, situación tan grave como para determinar una
escasez de combustibles en el mercado interno. La economía está desequilibrada,
los gastos superan las posibilidades de financiamiento y determinan una alta
inflación, y el país no crece.
Paz
debe poner en práctica un ajuste, incluyendo una devaluación para estabilizar
el mercado cambiario, todas medidas impopulares, aunque pueden significar un
aliciente a medio plazo para la producción nacional. Sabedor de estos desafíos,
ha prometido un programa pausado con un ajuste progresivo y no violento, para
lo cual necesita de fuerte apoyo externo de modo de viabilizar ese tránsito
moderado hacia una salida ordenada. Y no ha evitado anunciar que hay diálogos
en esa dirección, sea con gobiernos extranjeros, sea con organismos
internacionales de crédito.
La
prensa regional ha señalado la caída de la izquierda y un triunfo de las
derechas en Bolivia, a la manera de lo sucedido en Argentina, Paraguay y
Ecuador, ola a la que se suma el Perú actual, luego de las caídas de Pedro
Castillo y Dina Boluarte, y la asunción de José Jeri, nombrado por el
Parlamento de su país. En algún sentido los medios se adelantan a Paz, al
señalar que es clave ese apoyo de esas derechas para sostener el gobierno de
Bolivia, luego de largos años de dominación de las izquierdas más extremas. Paz
se ha exhibido amplio y abierto al diálogo, en particular con los dos grandes
del Mercosur, Brasil y Argentina, que en materia política tienen hoy gobiernos
en polos opuestos. La posición del presidente electo es buscar aperturas
comerciales y, por ende, entendimientos políticos de su país con el mundo.
Pero
Paz no tiene un perfil autocrático y de mando represivo como recomiendan los
ultras, máxime en un país como el suyo, donde los sectores campesinos y mineros
suelen ganar la calle y bloquear rutas con facilidad, y no son débiles a la
hora de enfrentar medidas represivas porque, llegado el caso, no suelen ahorrar
sangre. Ese nivel de violencia potencial puede acrecentarse si los restos del
MAS hicieran lo suyo en las calles, es decir, la protesta, y también si el
outsider Lara fuera a adoptar una posición crítica cuasi opositora desde dentro
del gobierno, sea de motu propio, sea por aliento del prófugo Morales.
En
suma, Paz debe caminar por un estrecho desfiladero donde pueda pacificar y
lograr el orden interno, acordar con los grupos de derecha en cuanto se trate
de ordenar la economía, regresar a un mercado que aliente inversiones para
exportar y deshacer el viejo estatismo paralizante, pero también debe cumplir
con los planes sociales existentes que aseguren un mínimo sustento para vastos
sectores populares, sin caer en los excesos de las promesas de Lara.
Y
para eso será clave el apoyo de países vecinos que no deberían exigirle plena
comunión de ideas, sean las de izquierda desde el Brasil o las de derecha desde
Argentina, para una marcha más tranquila. Pero otro factor determinante
debieran constituirlo con sentido favorable los Estados Unidos, que quizás
hubieran preferido a Quiroga como un personaje más afín a los ultras que hoy
dominan en Washington. Pero la realpolitik indica que, si los norteamericanos
desearan efectivamente alejar a la ultraizquierda de esa parte del cono Sur,
resulta clave el éxito de la gestión que iniciará Paz, que por su origen
socialdemócrata puede no ser el mejor conservador, pero si una garantía de
espíritu democrático.
BOLIVIA
REGRESÓ A LA DERECHA TRAS CASI MÁS DE 20 AÑOS GOBERNADO POR EL MAS Y EN MEDIO
DE UNA CRISIS ECONÓMICA
La
República de Perú (https://n9.cl/o32nhg)
Bolivia
vivió un giro histórico. Tras casi dos décadas de predominio del Movimiento al
Socialismo (MAS), la elección presidencial de 2025 marcó el regreso de la
derecha al poder con el triunfo de Rodrigo Paz García, tras imponerse con el
54,5% de los votos al exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga, que obtuvo el 45,5%,
según el conteo rápido del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Paz
Pereira, de 58 años, se prepara para asumir la presidencia de Bolivia con la
difícil tarea de revertir la crisis económica más grave en cuatro décadas. Su
triunfo marca el fin del ciclo socialista iniciado en 2006 por Evo Morales,
etapa caracterizada por la nacionalización de los recursos naturales y la
alineación con potencias como China, Rusia e Irán.
Tras
el anuncio de los resultados, las calles del centro de La Paz estallaron en
celebración, con banderas, música y petardos en apoyo al nuevo mandatario. Sin
embargo, el desafío económico es enorme: el Banco Mundial proyecta recesión
hasta 2027 y la inflación ya alcanzó un 23% interanual en septiembre,
reflejando el difícil escenario que enfrentará el nuevo gobierno.
“Tuto”
Quiroga reconoce derrota ante Paz
El
excandidato Jorge “Tuto” Quiroga reconoció públicamente su derrota en la
segunda vuelta y llamó personalmente a Rodrigo Paz para felicitarlo por su
victoria. En un gesto considerado de madurez democrática, Quiroga destacó que
el país debía cerrar el ciclo de incertidumbre y avanzar hacia una nueva etapa
de gobernabilidad. “Hablé con Rodrigo y lo felicité por el resultado obtenido”,
afirmó el líder de Libre, confirmando así que Paz, del Partido Demócrata
Cristiano (PDC), es el nuevo presidente electo de Bolivia.
Sin
embargo, su decisión no fue bien recibida por las bases del partido. Militantes
y simpatizantes de Libre salieron a las calles en protesta, denunciando
presuntas irregularidades en el conteo de votos y cuestionando el resultado
oficial. Ante el descontento, Quiroga pidió calma y aseguró que su agrupación
continuará revisando las actas observadas. “Seguiremos trabajando en las
revisiones necesarias, pero sin causar más dolor al país”, señaló, intentando
contener el malestar interno mientras Bolivia transita hacia una nueva etapa
política.
Jornada
electoral se vivió sin problemas
Pese
a la inestabilidad económica y el descontento social, la jornada electoral
transcurrió con normalidad en todo el territorio nacional. El presidente del
Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, quien brindó una
evaluación a mitad de la jornada: “Podemos destacar que esta media jornada ha
transcurrido con total normalidad”, sostuvo. Cabe indicar que este panorama
refleja la situación vivida dentro de Bolivia y en los votos realizados en el
extranjero.
El
ministro de Gobierno, Roberto Ríos, informó que el 100 % de los efectivos
policiales fueron desplazados a nivel nacional. “Nuestra Policía Boliviana, en
coordinación constante con la sala plena del Tribunal Supremo Electoral,
presentó el plan de operaciones policiales que denominamos Elecciones en paz”,
señaló. Aproximadamente 40.000 efectivos, entre hombres y mujeres, desempeñaron
diversas labores, mientras que el resto se encargó de tareas de auxilio,
atención de casos y de los servicios habituales.
El
MAS se pronunció en medio de las elecciones
Si
bien el Movimiento al Socialismo (MAS) no participó en esta segunda vuelta,
Luis Arce y Evo Morales, dos de sus figuras más importantes, no dudaron en
pronunciarse respecto a la jornada electoral tras ejercer su derecho a voto.
Arce pidió a los candidatos que "respeten los resultados" y señaló
que "durante el proceso electoral hubo sectores que no querían que se
realizara una segunda vuelta". El todavía presidente boliviano calificó la
jornada como una misión histórica, al ser el primer balotaje del país.
No
obstante, por su parte, el expresidente Morales aclaró que acudió a las urnas
por cumplir con la democracia, pero que no votó por ningún candidato ni
presidente, y criticó las propuestas de ambos para solucionar la crisis
económica que enfrenta Bolivia, marcada por la escasez de combustibles y la
falta de dólares. Además, enfatizó que "nunca pidió apoyo a Estados Unidos
ni al Fondo Monetario Internacional (FMI)".
Para
la politóloga boliviana Natalia Aparicio, este escenario electoral confirma el
“cierre de ciclo del Movimiento al Socialismo como tal”. La especialista
sostiene que “tras casi 20 años de hegemonía, el país asiste a un cambio
estructural, con dos opciones de derecha compitiendo por el poder y, por
primera vez, una segunda vuelta en su historia”. Aparicio considera que el MAS
llega a este punto “profundamente fragmentado, con un evismo que ya no se
identifica con el masismo” y una pérdida de legitimidad en la figura de Luis
Arce.
Una
situación económica complicada en el panorama boliviano
La
situación económica se agrava por una escasez crítica de dólares que limita las
importaciones y eleva el costo de los productos esenciales. La falta de
liquidez ha reducido la capacidad del Estado para financiar sus operaciones, lo
que ha generado tensiones sociales y políticas. A ello se suma la crisis
estructural del sector gasífero, tradicional pilar de la economía nacional. La
estatal YPFB opera al límite, con reservas de gasolina que apenas cubren tres
días de consumo, lo que provoca largas filas en las estaciones de servicio.
A
este escenario se añade la persistencia de un mercado paralelo de divisas,
donde los tipos de cambio se mantienen elevados. La escasez de dólares lleva a
varias empresas a recurrir al uso de criptomonedas para realizar importaciones
de energía. Esta medida afecta sobre todo a las pequeñas y medianas empresas,
que enfrentan mayores costos operativos y dificultades para acceder a insumos
importados. Ante esta crisis, el gobierno saliente busca alcanzar acuerdos con
el Fondo Monetario Internacional (FMI) para estabilizar la economía.
DEFENSA
DE MARSET NIEGA UNA POSIBLE ENTREGA PACÍFICA TRAS REAPARICIÓN DEL
NARCOTRAFICANTE EN VIDEO
Después
de la grabación en la que se lo ve fuertemente armado y rodeado de personas que
exhiben banderas del Primer Comando Capital, su abogado dice que la posibilidad
de negociar ya no está sobre la mesa
Infobae
de Argentina (https://n9.cl/1hf8ea)
El
paradero del narcotraficante uruguayo Sebastián Marset es desconocido desde
hace más de dos años. En julio de 2023 fue encontrado en Bolivia, donde se
escondía en su faceta de jugador de fútbol, pero logró escapar de la Policía.
Desde entonces, el delincuente ha publicado una serie de videos, enviado cartas
y dio una entrevista para la televisión uruguaya, pero nunca se pudo saber
desde dónde estaba hablando. Su última reaparición desde una ubicación
incógnita fue la semana pasada.
Marset
mostró su costado criminal en un video amenazante, en el que aparece con una
metralleta y por varias personas que lo acompañan con el rostro cubierto y
también armados. En la imagen también se ve una bandera del Primer Comando
Capital de Brasil.La amenaza tiene un nombre y apellido: va dirigida al Colla,
un ex socio del narcotraficante que recientemente dijo que Marset estaba en
Bolivia.
Pero,
¿qué es lo que planea Sebastián Marset? Su abogado Santiago Moratorio declaró
al noticiero uruguayo Telenoche de Canal 4 que hoy no existe la posibilidad de
que Marset se entregue. Esta opción había sido manejada por el propio
narcotraficante en julio, en una carta que envió a medios uruguayos.
El
trabajo de Moratorio se limita a la defensa legal de Marset y su familia, y
evitó hacer comentarios sobre el video que Marset hizo circular.
“No
existe una sola posibilidad ni se le pasa por la cabeza en este momento la
entrega a la justicia de forma pacífica. En tiempo atrás sí existió y se trató
de negociar, pero hoy no”, expresó.
“Sebastián
está bien. Está muy expectante por lo que ocurra con el juicio a Gianina
[García Troche] en Paraguay”, señaló su abogado. Moratorio expresó que la
Justicia paraguaya no tiene elementos para condenar a su defendida y agregó
que, a su entender, lo que pretenden las autoridades del país es presionar para
dar con el paradero de Marset.
Gianina
García Troche, la madre de los hijos de Marset, fue extraditada desde España a
Paraguay, donde está procesada por narcotráfico y lavado de activos, y está
relacionada a la megacausa A Ultranza. A la espera del juicio, la mujer está en
prisión. En una declaración desde la cárcel mostró semanas atrás su estrategia:
desmarcarse de Marset.
En
su declaración ante el fiscal, García Troche contó por qué huyó de la Justicia.
“Cuando me sacaron la orden de captura, mi hijo era muy pequeño. Yo tengo
cuatro hijos. En ese momento el más chico tenía un año y estaba amamantando”,
expresó. La mujer explicó que no tenía una alerta de Interpol activa y se
defendió diciendo que no tenía una “causa penal abierta ni requerimiento
judicial internacional formal alguno”.
Fue
en otro momento de la declaración que García Roche se desmarcó de su vínculo
con Marset. “No soy esposa de Sebastián Marset. Soy la madre de sus hijos. No
me casé, conviví con él, pero hoy en día no estoy más con él. Hace un año y
medio que ya no estoy con él. Desde el momento que me entregué en España”,
aseguró.
La
defensa de García Troche buscará lograr un acuerdo abreviado para conseguir una
condena más leve, y poder transitar en prisión domiciliaria con sus cuatro
hijos. “La Justicia no tiene elementos. Se la quiere asociar a la actividad de
su ex pareja, pero no tienen elementos ni evidencia. De todos modos, sí
posiblemente vamos acordar aceptando el delito de lavado de activos si es que
logramos un acuerdo”, manifestó el abogado.
Marset,
en tanto, también se ha referido a García Troche como la madre de sus hijos.
Después de la extradición de la mujer desde España, el narcotraficante envió
una carta a los medios de comunicación en la que criticó las condiciones de
reclusión de la mujer acusada y defendió su inocencia.
En
junio, en una carta que envió a los medios, Marset se había mostrado dispuesto
a acordar. “Si en algún momento quieren llegar a un acuerdo conmigo, mis
abogados pueden sentarse a escuchar, pero dejen a mi familia en paz. Yo sé que
nada es gratis, pero digan la cifra y terminemos con esta farsa”.
LA
POLICÍA DE BOLIVIA NO SABE SI "EL COLLA", AMENAZADO POR SEBASTIÁN
MARSET, ESTÁ CON VIDA
El
Colla denunció días atrás que Marset secuestró a su esposa y le pedía que
entregase su vida a cambio de no lastimar a sus familiares.
Telenoche
de Uruguay (https://n9.cl/fk0pn)
El
hombre amenazado por el narco Sebastián Marset está desaparecido y la Policía
de Bolivia desconoce si está vivo o muerto y mantienen su búsqueda. Erland Ivar
García López, alias “el Colla”, fue uno de los principales socios del
narcotraficante uruguayo, prófugo de la Justicia desde hace varios años.
El
Colla denunció días atrás que Marset secuestró a su esposa y le pedía que
entregase su vida a cambio de no lastimar a sus familiares.
Su
salida mostró la imagen más violenta de Marset, cuando hizo difundir el video
donde le dice que deje de actuar como un soplón.
En
las últimas horas las autoridades policiales de Santa Cruz de Bolivia
declararon que desconocen el paradero del hombre amenazado por Marset y no
tienen confirmación si está vivo o muerto.
El
comandante departamental de la policía de Santa Cruz aclaró que se mantiene la
búsqueda de El Colla, así como el de su mujer, y remarcó que están trabajando
con fuentes protegidas por la delicadeza y peligrosidad de la situación.
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