Tuesday, October 29, 2019

EN BOLIVIA LA OPOSICIÓN APUESTA A LA VIOLENCIA Y LA CONFRONTACIÓN


Evo Morales realizó un acto en la ciudad de El Alto, uno de los sitios de mayor fortaleza del proceso de cambio que lideriza. Allí llamó a defender la democracia y los votos con movilización. La derecha por su parte realizó un cabildo y anunció que escalará la presión. Bolivia se ha convertido en una gran pulseada de resultado aún incierto.
El Alto, ciudad que se encuentra arriba de La Paz, es uno de los principales territorios de apoyo al proceso de cambio encabezado por el presidente Evo Morales. Allí vive una población de mayoría indígena, en particular Aymara, con fuertes niveles de organización como, por ejemplo, a través de las Juntas Vecinales.
Fue allí donde Evo Morales realizó un acto en la tarde del 28 de octubre donde se congregaron delegaciones de los diferentes movimientos que son parte del proceso político en marcha, como, por ejemplo, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, las Bartolinas Sisas, y mineros y mineras que, horas más temprano, habían protagonizado una movilización en La Paz.
El acto se dio en el contexto de desconocimiento de los resultados electorales del pasado 20 de octubre donde Evo Morales ganó con más de 10% de diferencia sobre el segundo candidato, Carlos Mesa, que no reconoce los números que fueron dados por el Tribunal Supremo Electoral.
Mesa es un hombre fuertemente recordado en El Alto: durante el Gobierno del cual era vicepresidente —el presidente era entonces Gonzalo Sánchez de Lozada— ocurrió la masacre de El Alto donde fueron asesinadas más de 60 personas en una protesta por el gas.
"La justicia tiene que ser para todos, estamos aquí para hacer respetar la justicia", dijo Rodolfo Mansilla, presidente de las Juntas Vecinales de El Alto, recordando los muertos bajo la represión del Gobierno de Sánchez de Lozada y Mesa.
Mansilla tomó la palabra antes de la intervención de Evo Morales, quien estuvo acompañado por el vicepresidente, Álvaro García Linera, representantes de organizaciones, diputados y ministros. El clima en el acto era de festividad por la victoria, así como de la necesidad de defensa activa y pacífica de los votos ante la estrategia de la derecha que busca no reconocer los resultados.
¿Qué plantea exactamente la derecha? Evo Morales realizó esa pregunta desde el escenario, calificando a quienes se movilizan contra el resultado electoral de "pequeños grupos", donde "unos dicen fuera Evo, otros dicen nuevas elecciones", así como algunos piden una segunda vuelta. "Tienen que entender que Evo ganó en primera vuelta con más del 10% de diferencia", afirmó.
El presidente se refirió a las inconsistencias de las denuncias de fraude: "Que traigan pruebas, ¿dónde está el fraude?, vayamos a una auditoria, voto por voto, mesa por mesa, no tengo miedo, revisen".
Ante la complejidad de la situación, que Evo Morales calificó el 23 de octubre como intento de golpe de Estado, y García Linera denunció el lunes 28 como de "apuesta a la violencia y confrontación" por parte de Mesa, el llamado fue a la movilización de los diferentes movimientos y actores para defenderse del intento golpista.
"Vayan a defender la democracia, la Casa Grande del Pueblo —nombre de la sede de Gobierno—, nuestro proceso de cambio, pacíficamente vayan a defender", dijo Evo Morales. Agregó una advertencia: "no debemos caer en las provocaciones de ellos, quieren buscar muertos para echarnos la culpa, para conmocionar el país".   
Mientras Morales terminaba su discurso, la derecha movilizada en La Paz había finalizado su concentración en lo que han llamado los Cabildos. Allí estuvo presente Mesa, quien afirmó ante los presentes: "o me voy preso o me voy a la presidencia", en una ratificación de que continuará sin reconocer los resultados y llamando a mantenerse movilizados en las calles.
La presencia de la oposición movilizada mostró una mayor capacidad de convocatoria en el Cabildo que durante el resto de la jornada. La estrategia de la derecha de aumentar la presión en las calles no ha dado resultado en La Paz, donde quienes se movilizan no logran abarcar mayores zonas de la capital, así como tampoco crecer en cantidad.
En ese contexto se espera que los próximos días continúen con niveles de tensión. El Gobierno, los movimientos que defienden y son parte del proceso, estarán en las calles para defender la victoria de Evo Morales. La derecha hará lo mismo para intentar crear un escenario de desestabilización. La pulseada está en desarrollo. (www.mundo.sputniknews.com)




 



El Presidente Evo Morales dijo a los opositores atrincherados bajo las consignas de desacato, resistencia y desobediencia civil, que tienen que entender que el Movimiento Al Socialismo (MAS) ganó con 47,08% de los votos, más del 10% de diferencia sobre el 36,51% que obtuvo Comunidad Ciudadana (CC) del candidato Carlos Mesa. Agregó que los militantes del MAS “no somos golpistas ni somos racistas; somos pueblos que integramos a todo el pueblo boliviano”.



¿PUEDE HABER UN GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?


Sputnik News de Rusia (www.mundo.sputniknews.com)
                                                         
La derecha boliviana no reconoce la victoria de Evo Morales y anunció nuevas acciones de protesta en una semana que será importante para ver si cuenta con fuerza suficiente para lograr sus objetivos. Sputnik dialogó con Jorge Silva, dirigente del Movimiento al Socialismo, para entender qué puede suceder.
La derecha boliviana sigue sin reconocer la victoria de Evo Morales una semana después de las elecciones presidenciales. Los números a favor del presidente reelecto indican sin embargo una diferencia marcada: 47,07% contra 36,51% del segundo candidato, Carlos Mesa, lo que representa más de 650.000 votos de diferencia. A eso se agrega que el partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS) ganó en 85% de los municipios y consiguió la mayoría en la cámara de diputados y de senadores. 
"Estamos peleando más de 2,8 millones de votos. Es una victoria innegable de Evo Morales, legítima, constitucional, y que hoy corresponde al pueblo defenderla", dice Jorge Silva, quien fue diputado por el MAS y actualmente es concejal por esa misma formación en la ciudad de La Paz, capital de Bolivia.
La defensa de la victoria de Morales comenzó desde que la derecha, quien ya había anunciado que habría fraude, inició acciones de violencia y ya quemó, entre otras cosas, cinco locales del MAS, así como diferentes sedes regionales del Tribunal Supremo Electoral. 
Según Silva, la estrategia del fraude tiene por objetivo "desestabilizar al gobierno" a través de protestas que buscan el enfrentamiento: "Para eso está aplicando vandalismo, racismo, discriminación, con el objetivo final de lograr un golpe de Estado, posicionar a Carlos Mesa como presidente igual que lo han hecho con (Juan) Guaidó en Venezuela".
La dirección de esa estrategia es tanto nacional como internacional. En lo nacional se trata de una nueva fase en el la disputa entre los dos grandes bloques políticos, sociales y económicos.
Uno de los bloques es el de la oposición: "Tiene varias corrientes, en algunos casos de extrema derecha, en otros una derecha moderada, y también gente que tiene un partido simplemente para apostar a algún espacio en la administración pública". Según Silva, sus intereses son los de "defender los intereses del modelo neoliberal que ha estado vigente en Bolivia a partir de 1985 hasta el 2005".
El otro bloque "está conformado por las organizaciones sociales, campesinos, indígenas, fabriles, cooperativistas mineros, transportistas, sectores populares, que están representados por el MAS bajo el liderazgo de Evo Morales". 
En este caso, ese bloque "representa este otro modelo económico, que es el anhelo de un Estado plurinacional, unitario, con autonomías, inclusión, en el cual se está implementando un modelo económico comunitario, social, participativo, donde se privilegia la participación del Estado en el aparato económico".
La disputa entre ambos "va a seguir por el resto del tiempo porque representan a estos dos bloques del colectivo social boliviano". Eso se ha traducido en diferentes momentos de conflicto en los últimos años, como el que sucedió al inicio del mandato de Evo Morales, cuando la derecha levantó la estrategia de separación del oriente del país, conocido como la Media Luna. 
"Parte de los objetivos políticos de la diplomacia norteamericana es la de intentar voltear los gobiernos progresistas, revolucionarios que se han gestado en nuestra región", añade Silva, en relación a la influencia de EEUU en el conflicto.
La situación actual es un nuevo punto de escalada e inflexión en el conflicto. ¿La derecha, con el respaldo norteamericano, tiene la fuerza para lograr su objetivo? El concejal señala que la fuerza de la derecha está centralmente en los denominados Comités Cívicos de Santa Cruz, Sucre y Potosí, con "bloques de choque" como la Unión Juvenil Cruceña. En cuanto a La Paz, las protestas y la violencia "han estado centradas en la zona sur, donde está asentada la población con mayores ingresos económicos".
Silva subraya la dimensión clasista del enfrentamiento, que limita la posibilidad de victoria de la oposición: "Tiene el apoyo de la clase media tradicional, que es racista, discriminadora, más no cuenta con el apoyo de las organizaciones sociales, sectores populares, sectores importantes para determinar estos cambios políticos".
En este contexto se espera un posible aumento de las acciones de movilización y violencia por parte de la derecha. 
"Esta semana es decisiva, vamos a ver cuál es la fuerza y resistencia que tenga la oposición. Creemos que no tienen la fuerza que están pretendiendo mostrar a través del miedo y las redes sociales, confiamos en la madurez democrática y política del pueblo boliviano para no dejarse llevar por estas corrientes políticas".





EVO MORALES ENDURECE SU DISCURSO ANTE LAS MASIVAS MARCHAS EN SU CONTRA: “¡PATRIA O MUERTE!”

La victoria del mandatario ha sido cuestionada tanto por la oposición como por varios países como Estados Unidos, Brasil, Argentina y Colombia, quienes expresaron su preocupación por la situación en el país.

Infobae de Argentina (www.infobae.com)
                                                                                      
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha asegurado este lunes que “no entiende” a aquellos que no reconocen su victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se celebraron en el país hace más de una semana, tildadas de fraudulentas por la oposición. Y endureció su discurso ante las masivas marchas en su contra: “¡Patria o muerte!”, dijo al inicio del mismo.
“Lamento mucho que no reconozcan el triunfo del pueblo boliviano. No son muchos. Unos dicen nuevas elecciones y otros segunda vuelta. No se entiende. Hermanos, tienen que entender que Evo ha ganado en la primera vuelta”, ha afirmado Morales durante un discurso en un acto de celebración por la victoria de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS).
Las manifestaciones comenzaron en el país el mismo 20 de octubre, después de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) suspendiese el recuento de votos, en un momento en el que Morales parecía abocado a una segunda vuelta con el principal candidato opositor, Carlos Mesa. Tras la reanudación del recuento, se confirmó la victoria del presidente en primera ronda.
“No vamos a entrar a la provocación de ellos (...). Quieren buscar muertos para echarme la culpa”, ha indicado el mandatario bolivariano, quien además ha agradecido a la Policía “por no prestarse a eso”, según ha recogido la agencia ANF.
Morales también se ha dirigido a la oposición del país, a quienes ha dicho que “si dicen que hay fraude, que demuestren donde”. El Gobierno boliviano pidió el pasado jueves a la Organización de Estados Americanos (OEA) que realizara una auditoría a las elecciones para garantizar la transparencia de los resultados de esos comicios, petición que fue aceptada por ese organismo.
La victoria de Morales ha sido cuestionada tanto por la oposición como por varios países como Estados Unidos, Brasil, Argentina y Colombia, quienes expresaron su preocupación por la situación en Bolivia.
Sin embargo, el presidente boliviano ha afirmado que el Ministro de Exteriores del país, Diego Pary, ha asegurado que más de 90 países apoyan su victoria en la primera vuelta.
Mesa ha acusado este lunes al Gobierno de Morales de estar intentando responsabilizarlo de los actos de violencia que se están produciendo en el país tras la reelección del mandatario.
Así, Mesa ha defendido que en “ningún caso” ha hecho un llamamiento a “acciones de violencia” en el marco del paro nacional decretado en respuesta al supuesto fraude electoral que permitió la victoria de Morales en primera vuelta “ni en ningún tipo de iniciativa que no sea resistencia pacífica y democrática”.
Morales ha contestado diciendo que “pacíficamente vamos a defender la democracia”. “Aquí, lo que hicieron tanto daño en los tiempos del neoliberalismo no van a volver”, ha añadido.





¿QUÉ SE HA LOGRADO EN MATERIA ECONÓMICA DURANTE EL GOBIERNO DE EVO MORALES EN BOLIVIA?

Telesur de Venezuela (www.telesurtv.net)

Tras una década de Gobierno, en el país suramericano se resaltan los logros alcanzados en materia económica gracias a la política progresista del líder del Movimiento Al Socialismo (MAS). 
El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue reelecto para un nuevo mandato por los próximos cinco años, en los que tendrá la oportunidad de seguir ampliando la lista de logros que han permitido el avance de su nación desde 2006.
Tras una década de Gobierno del presidente Morales, en el país suramericano se resaltan los logros alcanzados en materia económica, gracias a la política progresista y soberana del líder del Movimiento Al Socialismo (MAS). 
Según los últimos reportes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía boliviana se incrementó un promedio de 4,9 por ciento cada año, por lo que se convirtió en el país surmaericano que más incrementó su Producto Interno Bruto (PIB) durante 2018, con 4,2 por ciento de aumento.
Asimismo, las políticas de Morales han significado una mejoría para los sectores más vulnerables de la nación, reduciendo la pobreza en la nación en un 25 por ciento y la pobreza extrema en 23 por ciento desde 2006.
El mayor acierto del mandatario boliviano reelecto en los últimos comicios, fue el crecimiento inclusivo que permitió el acceso de las personas con menos recursos a oportunidades en sectores como la salud y la educación.
En este sentido, la tasa de analfabetismo pasó del 13,3 por ciento en 2006 al 4,7 por ciento en 2008. Incluso, consiguió un mínimo histórico en 2018, al cerrar en un 2,4 por ciento.
Las políticas el presidente Morales han derivado en consecuciones fructíferar para la nación en estos 13 años gracias a un viraje del modelo socioeconómico, que dejó atrás el sistema capitalista mediante el desarrollo de políticas inclusivas y la conservación de los recursos naturales.





¿BOLIVIA SE NOS MUERE?

Aporrea de Venezuela (www.aporrea.org)
                                                                                      
"La situación de Bolivia podría compararse con el caso de una persona que padece un cáncer. Esta sabe que se enfrenta a la intervención más peligrosa y dolorosa que existe (y la estabilización política y monetaria y otras medidas lo son sin duda). El uso del cáncer en el discurso político alienta el fatalismo y justifica las medidas ‘severas’, además de reforzar considerablemente la noción (ya generalizada) de que enfermedad es mortal de necesidad".
—En 1985, Bolivia pasó a formar parte de la ola democrática que barría en aquellos momentos el mundo en vías de desarrollo. Durante dieciocho de los veintiún años previos, los bolivianos habían estado sometidos a una forma u otra dictadura.
Bolivia afrontó sus históricas elecciones nacionales de 1985 en aquellas volátiles circunstancias, con una inflación anual de hasta el 14.000 %. Las elecciones fueron una contienda entre dos figuras familiares para los bolivianos: un exdictador, Hugo Banzer, Y un expresidente electo, Víctor Paz Estenssoro. La votación fue muy reñida y la decisión final correspondió al Congreso de Bolivia, pero el equipo de Banzer estaba convencido de haber ganado los comicios. Antes incluso de que se anunciaran los resultados definitivos, contrataron los servicios de un casi desconocido economista de treinta años llamado Jeffrey Sachs para que les ayudara a elaborar un plan económico antiinflacionista. Sachs era una estrella emergente del Departamento de Economía de Harvard que acumulaba diversos premios académicos y se había convertido en uno de los profesores titulares más jóvenes de aquella universidad. Unos meses antes, una delegación de políticos bolivianos había visitado Harvard y había visto a Sachs en acción: las bravuconadas de éste les había dejado impresionados. El joven profesor les había dicho que podía dar la vuelta a su crisis inflacionaria en un solo día. Sachs carecía de experiencia en el terreno de la economía del desarrollo, pero, según él mismo admitiría años más tarde, "creía que sabía todo lo que había que saber" sobre inflación.
Esos argumentos "confusos" eran los mismos que habían sido violentamente reprimidos en América Latina hacía una década y que consistían fundamentalmente en el convencimiento de que, para escapar de la pobreza, el continente necesitaba romper con las estructuras de propiedad coloniales mediante políticas intervencionistas como la reforma agraria, las protecciones y las subvenciones al comercio, la nacionalización de los recursos naturales y la gestión cooperativa de los centro de trabajo. Sachs no tenía tiempo para cambios tan estructurales. O sea que, si bien no sabía casi nada sobre Bolivia ni sobre su larga tradición de explotación colonial, ni la represión a la que se habían visto sometidos siempre el pueblo, ni sobre las conquistas que tanto esfuerzo había costado conseguir en la revolución de 1952, estaba convencido de que, además de hiperinflación, Bolivia era víctima del "romanticismo" la falsa ilusión de desarrollismo que una generación anterior de economistas formados en Estados Unidos había intentado erradicar del Cono Sur.
Para empezar, no hay que olvidar el problema obvio de que el presidente Paz no contaba con mandato alguno de los votantes bolivianos para rehacer por completo la arquitectura económica del país. Había concurrido a las elecciones con un programa nacionalista que había abandonado súbitamente por un pacto a puerta cerrada. Años más tarde, el influyente economista liberal John Williamson acuñaría un término para lo que hizo Paz en su momento: lo llamó la "política del vudú" (la mayoría del pueblo lo llaman simplemente "mentir"). Y ése no era, ni mucho menos, el único problema del relato que narraba la supuesta aceptación democrática del programa.
La izquierda boliviana calificaba el decreto de Paz de "pinochetismo económico". Pero para la comunidad empresarial, tanto la de centro de Bolivia como la del extranjero, se trataba precisamente de eso: Bolivia había introducido una terapia de shock de corte pinochetista sin necesidad de un Pinochet y bajo un gobierno de centro de izquierda, nada menos. Como un banquero boliviano comentó con admiración, "Paz ha logrado en el seno de un sistema democrático lo que Pinochet consiguió mediante las bayonetas". El país andino demostró que una terapia desgarradora como aquella seguía necesitando de ataques vergonzosos contra los grupos sociales incomodos y contra las instituciones democráticas. De ese modo, Bolivia proporcionó un modelo de Estado civil llevado adelante, no por soldados de uniforme militar, sino por políticos y economistas trajeados y parapetados tras el escudo oficial de un régimen democrático.
Se prohibieron las asambleas políticas y las manifestaciones, y se hizo obligatorio contar con un permiso estatal para celebrar reuniones. La política opositora fue ilegalizada en la práctica, como lo había durante la dictadura de Banzer. Para despejar las calles, la policía detuvo a 1.500 manifestantes, dispersó las multitudes con gas lacrimógeno y disparos sobre loa huelguistas que, según sus alegaciones, habían atacado a sus agentes. Paz tomó también medidas adicionales para asegurarse de poner definitivamente fin a las protestas. Los líderes de la federación sindical se declaron en huelga de hambre y Paz ordenó a la policía que arrestara a los doscientos dirigentes obreros más destacados, los subiera a bordo de unos aviones y los trasladara a prisiones remotas en la Amazonía. Según Reuters, entre los detenidos se encontraba "la dirección de la Confederación Obrera Boliviana y otros altos dirigentes sindicales". Se trató de un secuestro en masa, con petición de rescate incluída: los prisioneros serían liberados sólo si los sindicatos desconvocaban sus manifestaciones, algo a lo que finalmente accedieron. Filemón Escobar era un minero y un activista obrero y manifestante habitual en aquellos años. En una entrevista explicó, desde Bolivia que "arrancaron a los líderes obreros de las calles y se los llevaron a la selva para que los bichos los devoraran vivos. Para cuando los liberaron, el nuevo plan económico ya estaba plenamente instaurado".
Este estado de sitio extraordinario se mantuvo tres meses. Dado que la totalidad del plan se desplegó en sólo cien días, eso significa que el país estuvo confinado en una especie de celda colectiva durante el período decisivo de aplicación de la terapia de shock. Un año más tarde, cuando el gobierno de Paz procedió a efectuar despidos masivos en las minas de estaño, los sindicatos volvieron a salir a la calle y el ejecutivo respondió con la misma serie de dramáticos acontecimiento: se declaró el estado de sitio y dos aviones de las fuerzas aéreas bolivianas trasladaron a cien de los principales dirigentes sindicales del país a campos de internamiento en las llanuras tropicales de Bolivia. Esta vez, entre los líderes secuestrados se encontraban dos ex-ministros de Trabajo y un ex-senador (algo que recordaba la "prisión VIP" que Pinochet había instalado en el sur de Chile y adonde fue llevado Orlando Letelier).
—Pueblo boliviano, voltee pa’ tras, son las mismas mafias asesinas del 1985.
¡La Lucha sigue!





BOLIVIA EN SU HISTORIA

Finalizado el proceso electoral en Bolivia, algunas referencias bibliográficas para el estudio de la historia del país indígena.

La Haine de Venezuela (www.lahaine.org)
                                                                                                   
Existen una serie de imágenes recurrentes que relampaguean cuando se hace referencia a la historia de Bolivia. Algunas más lejanas, referidas a los levantamientos y rebeliones indígenas decimonónicas; otras, ya entrado el siglo XX, se condensan en torno a la Revolución del ’52 o a la presencia del Che en aquellas tierras. Más cercanas y cruentas por la proximidad y los potentes registros, sacuden las que aluden a la Guerra del Agua y por el Gas. Ciertamente, también es fuerte el cuadro de un aymara presidente o de más de una chola como representante en el Congreso Nacional en un país históricamente dominado por la minoría “blanca” o criolla. Estas imágenes y poco más, porque como suele ocurrir, más allá del efecto impresionista -muchas veces atravesado por cierto centralismo rioplatense-, poco se conoce de los procesos históricos de los pueblos de Nuestramérica. O, en todo caso, estamos hábidos de un relato mayor que enhebre estos acontecimientos que los contenga y otorgue un sentido general.
El recorte bibliográfico es caprichoso y lejos está de nuestra voluntad sostener el presunto monopolio que quieren ejercer historiadores académicos sobre el pasado. Este breve artículo no pretende más que presentar una serie de producciones referidas a la historia de este país publicados y editados en su gran mayoría en tierra boliviana, y producidos por investigadores/as nativos/as. Desde ya, lo que sigue a continuación no agota el panorama sino que simplemente ponemos a consideración de quienes se interesen por el pasado del país algunas contribuciones que consideramos relevantes.
Inicialmente, podemos organizar los estudios sobre el pasado boliviano de dos maneras: a partir de cierta periodización o atendiendo a los temas y/o problemáticas que los motivan. De toda la bibliografía producida en los últimos 15 años por lo menos, destacan dos preocupaciones: el Estado boliviano y los movimientos sociales, ambos atravesados por la ‘cuestión indígena’ y, en menor medida, por problemáticas referidas al regionalismo boliviano, tal y como desarrollaremos más adelante. Asimismo, dos acontecimientos resultan trágicos en la memoria histórica popular: la derrota frente a Chile y la pérdida de salida al mar y la guerra contra el Paraguay, en torno a los cuáles se construyó históricamente el nacionalismo boliviano. Finalmente, otro de los interrogantes más sostenidos refiere al -nunca alcanzado- desarrollo de la economía.
En cuanto a la periodización, la operación historiográfica coincide en destacar cuatro grandes períodos, atendiendo a las transformaciones político-institucionales: aquel que centra su atención en las culturas originarias del actual territorio boliviano (del 10.000 a.C. al 1540 d.C., aproximadamente); el período colonial, con el triunfo español y el sometimiento de los pueblos originarios (siglos XVI y XVII) y un período de reformas, rebeliones y crisis del orden colonial (1700 a 1825); la independencia y el régimen republicano (1825 a 1952), en el que la periodización encuentra alteraciones, conforme se tenga en cuenta la consolidación del régimen oligárquico, la emergencia del nacionalismo y el estallido revolucionario de 1952. La Bolivia posrevolucionaria, a su vez, pendula entre el militarismo y la democracia.
Entre los trabajos de síntesis histórica, hasta hace unos años sólo se contaba con las sucesivas reediciones del clásico estudio de Herbert Klein (cuya primera edición es de 1982) y a la también reconocida “Historia de Bolivia” de José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos Mesa Gisbert (cuya primera edición es de 1997 y fue sucesivamente actualizada y reeditada). A ellos, se sumó un importante aporte: en 2015 se publicó una colección compuesta por seis tomos, producto de años de investigación historiográfica académica, facturada por un colectivo de investigadorxs provenientes de diversas disciplinas, nucleadxs en la “Coordinadora de Historia”. Tanto la “Historia de Bolivia” de Mesa, Gisbert y Mesa Gisbert como el de la Coordinadora se destacan por extender su estudio a la historia reciente de Bolivia, llegando a tematizar la primera mitad del siglo XXI. Ambos coinciden también en construir una periodización clásica, asentada en los cambios político-institucionales, aunque sus declinaciones interpretativas sean diferentes.
Si la periodización es segmentación del tiempo y construcción de unidades históricas constitutivas de un proceso histórico determinado, consideramos que puede encontrarse una veta potente, en términos de política de la Historia, intervenir y desestabilizar las continuidades expresadas por las periodizaciones tradicionales -estadocéntricas, patriarcales y en muchos casos reaccionarias al protagonismo de las clases populares- a partir de diferentes investigaciones históricas que refieren a los nudos problemáticos anteriormente mencionados. En particular, teniendo en consideración que la historia de las clases populares y de los grupos dominados -sean indios o afrodescendientes, mujeres o identidades disidentes- es la historia de lo discontinuo, debido a que todos los intentos emancipatorios, hasta el momento por lo menos, fueron derrotados, quedaron truncos. Aquí, sólo vamos a detenernos tan sólo en dos o tres vectores populares en la Historia boliviana.
Indianismo
En la introducción a un valioso libro editado en 2007, “Bolivia: memoria, insurgencia y movimientos sociales”, Maristella Svampa decía que “tal como afirman investigadores como Silvia Rivera, Raúl Prada y Luis Tapia, la Bolivia actual es el resultado del cruce y yuxtaposición entre elementos que provienen de la memoria larga (la colonización), la memoria mediana (el Estado nacional-popular de los cincuenta) y la memoria corta (las luchas antineoliberales, a partir de 2000).” Se trata de otro modo de organizar la materialidad histórica, esta vez apelando a un fuerte componente subjetivo como es la “memoria” popular.
De la obra citada, recuperamos justamente dos artículos dedicados a la “memoria larga”, escrito por Álvaro García Linera (“Indianismo y Marxismo. El desencuentro de dos razones revolucionarias”) y Luis Tapia (“Bolivia: ciclos y estructuras de la rebelión”). Pueden ser conjugados para tratar de comprender los avatares del marxismo boliviano y sus encuentros y desencuentros con la tradición indianista o indianismo (el texto de García Linera) como así también el papel de los sindicatos en las luchas obreras e indígenas, abordando también la cuestión nacional-popular, desestimada por el actual vicepresidente de Bolivia. Este mismo debate entre las tradiciones político ideológicas, muy particularmente el indianismo, está profundamente analizado por la propia Svampa en su libro “Debates latinoamericanos” de 2016.
Desde otra perspectiva, original y potente, Silvia Rivera Cusicanqui ha producido un corpus investigativo que merece ser considerado con atención. Aquí, si bien resulta importante, más que destacar su clásico “Oprimidos pero no vencidos. Luchas del campesinado aymara y qhechwa, 1900-1980”, de 1984 consideramos necesario estimular la lectura de sus más recientes obras, ya que allí se encuentran lecturas únicas del proceso histórico de los pueblos originarios de su país a través de lo que ella ha denominado “sociología de la imagen” (2015), como praxis descolonizadora. En este movimiento de fuerte reivindicación del mundo indígena, destaca también su “Ch’ixinakax utxiwa: una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores” (2010).
Menos conocida -en Argentina, por lo menos- es la obra de José Teijeiro, cuyo “La rebelión permanente. Crisis de identidad y persistencia étnico-cultural aymara en Bolivia” (2007) es un aporte fundamental para comprender la centralidad que la dominación colonial tuvo desde el siglo XVI en adelante, y cuyas consecuencias aún son visibles y padecidas por las grandes mayorías de la población. Pero sobre todo, permite explicar las razones de la consecuente reafirmación de la identidad aymara, a pesar de la violencia secular a la que fue sometido el indio.
Otras producciones, ya clásicas y dignas de atención, son las que se encuentran contenidas en la “Biblioteca del Bicentenario de Bolivia” (http://www.bbb.gob.bo), promovidas por el Centro de Investigaciones Sociales de la Vicepresidencia de la Nación, entre las que se pueden encontrar textos como “La revolución india”, de Fausto Reinaga, “La cara india y campesina de nuestra historia”, de Xavier Albó y Josep Barnadas, “Historia de la Rebelión de Túpac Catari”, de María Eugenia del Valle o “Cuando sólo reinasen los indios. La política aymara en la era de la insurgencia”, de Sinclair Thompson y “El Katarismo”, de Javier Hurtado Mercado.
Los movimientos sociales
En lo que respecta a los movimientos sociales, para la historiografía en general el actor fundamental a lo largo del siglo XX fue la clase obrera y sus organizaciones y centrales sindicales. De allí que existe bibliografía dedicada a ella, no sólo en la academia sino también producidas por las organizaciones partidarias de izquierda (por ejemplo, la “Historia del movimiento obrero boliviano”, de Guillermo Lora).
Otra puerta de acceso al pasado del pueblo boliviano es hacerlo considerando la historia de sus organizaciones, aquellas que fue construyendo al calor de la lucha y de los conflictos sociales, económicos y políticos. Como bien afirma García Linera “si algo hubo de derechos ciudadanos durante el siglo XX, en buena parte se debió al ímpetu organizado de los sindicatos.” Esta frase pertenece a la Introducción de “Sociología de los movimientos sociales en Bolivia. Estructura de movilización, repertorios culturales y acción política” (primera edición en 2004), coordinado por García Linera en coautoría con Marxa Chávez León y Patricia Costas Monje.
Se trata de un mapa riquísimo de las organizaciones populares: “bajo distintas formas, comunitaria, gremial, sindical de gran empresa, barrial o étnica, si algo caracteriza a la sociedad boliviana es su recurrente capacidad de construir tejidos de adhesión y movilización colectiva con efecto estatal.” Se trata de la sistematización de la historia de doce centrales o coordinadoras de organizaciones de base, analizadas desde la teoría de los movimientos sociales. Más allá de que aborde las que existían al momento de la elaboración de la investigación, la obra permite retroceder en el tiempo, identificando antecedentes y genealogías.
Particularmente, en relación a la historia de la estructura partidaria bajo la que se presentó Evo Morales, “MAS IPSP. Instrumento político que surge de los movimientos sociales” (2008), presenta la investigación de Marta Harnecker y Federico Fuentes sobre esta organización. Estructurada en dos partes, la primera bucea en los antecedentes y el contexto histórico de surgimiento del partido en 1995, mientras que la narración de la segunda parte está sostenida por testimonios recogidos a partir de entrevistas a informantes clave.
Otra producción relevante es la de Gustavo Rodriguez Ostria (2014) “Capitalismo, modernización y resistencia popular, 1825-1952”. En su investigación analiza históricamente la confrontación entre las tendencias modernizantes desde arriba a las formas tradicionales indígenas, desde abajo, atendiendo al proceso de producción minero, agrario y gomero. Así, indica Raúl Reyes Zárate en el Prólogo, “trata de entender las respuestas laborales anticapitalistas no en la manera del proletariado industrial como las huelgas y las protestas, sino como modalidades de acción preindustriales con la persistencia de rituales y códigos de conducta sumados a tradiciones agrarias propias del mundo andino.” Además, refiere a los sindicatos (entre 1936 a 1952), así como también a la presencia de las mujeres en los movimientos obreros mineros; a las comunidades y pequeños campesinos y sus organizaciones durante la primera mitad del siglo XX hasta la Revolución. Entre sus cualidades, esta investigación es sensible a la perspectiva regional, algo que no puede decirse de muchas obras.
Finalmente, pueden considerarse relevantes para quienes se interesen por la historia reciente de Bolivia, atender a las publicaciones patrocinadas por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, (en particular el OSAL), así como también aquellas editadas por el Centro de Investigaciones sociales (http://www.cis.gob.bo), entre las que encontrarán investigaciones serias y con rigor teórico metodológico referidas a la participación de los movimientos sociales campesino, indígena, de mujeres y obrero en el actual proceso boliviano.
La cuestión del Estado (plurinacional)
Referir a la teorización del Estado en Bolivia es aludir directamente a René Zavaleta Mercado, uno de los más originales exponentes teóricos de izquierdas nuestramericano. Pero más que abrevar en su obra -relativamente conocida y de reciente reedición- existe un conjunto de estudios que durante las últimas dos décadas se ha dedicado al estudio de la naturaleza del Estado-nación y de la sociedad boliviana, contraponiendo el proyecto liberal no ya al nacional-popular, sino a las formas estatales construidas por las comunidades originarias como uno de los nudos problemáticos más fuertes de Bolivia.
Una de las obras que elegimos destacar es la de Luis Tapia (2016) “El momento constitutivo del Estado moderno capitalista en Bolivia” que si bien se presenta como analítico y teórico antes que historiográfico, no puede evitar trabajar con la materialidad histórica para dar cuenta de la etapa de constitución del Estado boliviano durante el siglo XIX para concentrarse luego en el proceso que se abre a mediados de la década de 1930 y culmina con la Revolución de 1952, que a juicio del autor, es el momento en el que se constituye el estado capitalista en Bolivia.
Configuración y horizontes del Estado plurinacional”, de 2014 y compilado por Jorge Viaña, es una obra colectiva que tiene como objetivo la problematización de la constitución del Estado Plurinacional en Bolivia. Partiendo de premisas elaboradas por Zavaleta Mercado, los autores plantean que sólo conociendo las sucesivas crisis orgánicas que atravesó el Estado en Bolivia, puede comprenderse cabalmente los límites y posibilidades que se abren en el presente para la consolidación de un verdadero Estado plurinacional. Para ello, recorren la historia del Estado boliviano desde 1935 (momento al que caracterizan como de “crisis orgánica del Estado oligárquico” hasta la crisis del Estado neoliberal (2000-2003) y consolidación de un nuevo sistema hegemónico.
Finalmente, consideramos el trabajo de Omar Guzmán Boutier (2014), “Modelo político andino en Bolivia”, como un aporte fundamental para pensar la vitalidad del mundo indígena y constatar de qué manera, en Bolivia, no puede haber un estado verdaderamente plurinacional si no permite que las instituciones y autoridades propias de las comunidades puedan ejercer sus funciones, tal y como los propios ayllus lo entienden. Basado en la etnohistoria y en la sociología política, Guzmán Boutier realiza un meticuloso estudio de los principios, valores y organización política y social de los ayllus, a lo largo de diferentes períodos históricos, bajo la dominación colonial, republicana y contemporánea. Lo que el autor propone es que, ante la crisis del sistema de representación democrática occidental, la salida es un sistema mixto que incorpore la democracia directa, tal y como es ejercida hoy en los ayllus andinos.
Hasta aquí, algunas pocas de una ingente cantidad de producciones históricas que se han venido produciendo en Bolivia, en particular a lo largo de los últimos 20 años, sostenidos por el ciclo de crecimiento económico del país. Investigaciones que encuentran cobijo en universidades nacionales y centros de investigación, en las páginas de revistas como “Estudios Bolivianos”, “Tinkazos” e “Historia y Cultura”, entre otras; y bajo sellos editoriales pujantes, algunos de los cuáles cuentan con el patrocinio del Estado – puntualmente, de la Vicepresidencia.
Lecturas historiográficas que posiblemente encuentren su contrapunto en revistas como Willka y Pukara, en portales como Jichha, en las producciones e intervenciones de Mujeres Creando o en las vinculadas al indigenismo que aún encarnan dirigentes como Felipe Quispe. Todo ello no habla sino de la vitalidad y diversidad de un pueblo intérprete de su Historia, de la acontecida y de la que están deseosos por protagonizar, en un futuro abierto y en el que sólo tienen todo por ganar.





CONSIDERA ÓSCAR VIDARTE
                                                                                                                              
“HAY MUCHA INESTABILIDAD EN LATINOAMÉRICA”
                                                                                                    
Al internacionalista le preocupa la situación de Bolivia, debido a que las protestas sociales aumentan y Evo Morales se ha declarado ganador de un cuestionado proceso electoral.

El Expreso de Perú (www.elexpreso.com.pe)
                               
Las manifestaciones en Bolivia continúan contra la cuestionada victoria de Evo Morales. ¿Cómo observa tal panorama?
Hay un alto nivel de confrontación. Una parte desconoce el resultado y habla de fraude, y otra defiende el triunfo de Morales. ¿Cuál era la mejor solución? Que la Organización de los Estados Americanos (OEA) hubiera dado fe de las elecciones parecía una salida con un tercero imparcial, pero finalmente pasó a segundo plano. El gobierno ya empezó a cuestionar a la OEA e incluso se proclamó ganador, cuando no podían hacerlo hasta que emitieran una opinión. El camino parece desconocido. Estamos en una etapa de enfrentamientos. Morales se verá debilitado porque antes ganó con un 50 % o 60 %, ahora lo hizo con menos. Vienen tiempos complejos para Bolivia.
-En Chile han cambiado al Gabinete Ministerial. ¿La crisis terminará con la renuncia del presidente Sebastián Piñera o un cambio de Constitución?
No sé si desean cambiar la Constitución. Lo que quieren es un nuevo acuerdo social, que se puede dar por muchos caminos, no solo cambiando la Carta Magna. Es decir, el problema es saber si el gobierno de Piñera está en la capacidad de llevar a cabo la refundación de Chile. La población no quiere traerse abajo el modelo económico, sino cambiar algunas tuercas que el gobierno de Pinochet instauró y no se actualizó en los últimos 30 años.
Piñera ha demostrado que no es capaz de llevar este proceso porque está tomando decisiones muy tarde. Las movilizaciones en Valparaíso y Viña del Mar están empoderadas y saben la magnitud que tienen para cuestionar al régimen y lograr sus objetivos.
-El peronismo ha regresado en Argentina, con Alberto Fernández, pese a que el gobierno de Cristina Fernández fue muy criticado. ¿Cuál es su lectura?
Hay varias. La primera es que la sociedad argentina se ha fraccionado en dos, probablemente como un modelo bipartidista porque hay dos grandes frentes, uno liberal y el otro de izquierda populista. El Congreso y las gobernaciones también están divididos, muy equilibrados. El gobierno de [Mauricio] Macri no pudo satisfacer todas las expectativas y tuvo muchos problemas. El peronismo se ha fortalecido.
-¿Hay un giro a la izquierda?
No sé si es un giro. Sucede que hace unos años se habló de un giro a la derecha cuando ganó [Jair] Bolsonaro, Macri y otros. Pero un giro es un cambio fundamental en las estructuras políticas de una región y dos o tres presidentes en la región no representan a todos. No hay grandes cambios. Estamos en una coyuntura que ha coincidido con victorias de líderes políticos. Incluso, en Uruguay es muy probable que pierda la izquierda. En Chile, la protesta no solo es contra Piñera, sino también contra la izquierda. Otro ejemplo, Nicolás Maduro sigue en el poder, pero está bastante golpeado.
-¿Cree que hay inestabilidad en Latinoamérica?
Estamos en escenarios donde se confunden muchas cosas. Se mezcla el alto nivel de institucionalidad, conflictividad, reclamos sociales, debilidad, nivel de ineptitud, también cómo se puede afectar la democracia. Por ejemplo, una salida de Piñera afecta la democracia, por más que renuncie, se rompe la continuidad. La pregunta es: ¿dónde queda la naturaleza democrática? Estamos en una etapa de mucha inestabilidad en América Latina, que tiene diferentes orígenes.
-¿Podría haber un nuevo caso de dictadura, como Venezuela?
Cada caso es particular. Sin embargo, veo con preocupación lo que pueda pasar en Bolivia o Chile, ya que cada uno tiene características propias. Me preocupa Bolivia porque veo un gobierno debilitado, hay una ciudadanía muy envalentonada y puede generar que los avances que hizo Morales se detengan. De un día para otro no se puede llegar al caso de Venezuela. Esto viene por la ruptura de la democracia, las manifestaciones y protestas, e intervención internacional. El panorama es bastante complejo. Morales busca quedarse en el poder, Piñera parece que no puede llevar a cabo las reformas que le reclaman. Hay escenarios donde está en riesgo la estabilidad democrática, la paz social y económica.
CAMBIOS EN EL RÉGIMEN POLÍTICO
Vidarte Arévalo y Luciano Quispe publicaron el libro ‘Cambios en el régimen político’, donde analizan cuatro escenarios peruanos donde se registraron cambios: 1968, 1980, 1992 y el 2000, con el objetivo de explicar los efectos de cada gobierno, sea democrático o autoritario. A este título se le sumarán otros tres tomos, relacionados con los modelos de desarrollo, el fallo de La Haya y el comportamiento de los grupos de poder.
PERFIL
Vidarte egresó de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es magíster en Relaciones Internacionales.
Ha sido docente en diversas universidades de la ciudad, como Universidad de Lima, Pacífico y la Escuela Superior de Guerra Naval.
Es coordinador del Grupo de Investigación de Política Exterior del Perú de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP.






IVAN WITKER: ¿CUÁNDO SE JODIÓ EVO MORALES?

El desenlace electoral tiene explicación básicamente externa y está en las pulsiones distribuidas regionalmente que emanan de los vestigios del ALBA, aquel bloque compuesto por Cuba, Bolivia y Nicaragua (y la Honduras de Zelaya), más una infinidad de pequeñas islas caribeñas.

El Líbero de Chile (www.ellibero.cl/opinión)

Encomiable fue el esfuerzo de Carlos Mesa por intentar vencer en la primera vuelta de la elección presidencial boliviana. Era su única chance real. Sólo una contundente victoria habría llevado a las fuerzas que respaldan a Morales a actuar sobre un terreno pantanoso donde la posibilidad de admitir la derrota era posible. Al no conseguir un resultado arrollador, resulta superfluo discutir si hubo manipulación o un fraude masivo o qué tanto se va a socavar la democracia boliviana o qué tanta indignación provocará en las democracias liberales. Son consideraciones innecesarias. ¿Qué factores hicieron tan sui generis este proceso electoral? ¿Es Evo Morales verdaderamente incombustible?
Esta elección tuvo un pésimo comienzo por el distanciamiento de los bolivianos de la evidente contaminación bolivariana que sufría el proyecto indigenista de Evo. Quizás por eso fue imposible encontrar un sucesor o heredero y la situación derivó en la incertidumbre actual.
Evo mostró desde muy joven un talento innato para la política y el sindicalismo; descubrió que tenía un carisma irresistible para las masas indígenas. Su matrimonio con el bolivarianismo se produjo por la naturaleza de las cosas. Era cosa de tiempo. Por un lado, el mito de Guevara muerto en la selva boliviana perdura en la izquierda del país. Por otro, la auto-percepción de las fuerzas bolivarianas de toda la región, durante los 90, como una especie de grupo de scouts explorando nuevos territorios. Cabe recordar que los indígenas latinoamericanos siempre fueron esquivos a las ideas de Marx y especialmente de Lenin. No se sentían parte del proletariado. A su vez, los partidos comunistas jamás les asignaron un asiento en las posiciones de vanguardia. Fue a fines de los 90 que García Lineras propuso reemplazar el concepto clase obrera por multitud. Fue en esa vorágine que el joven sindicalista hizo su aparición. Fue un regalo del cielo.
A poco andar, ya enteramente cooptado, aprendió las triquiñuelas y artimañas necesarias para sobrevivir y proyectarse. Trajo tranquilidad política a Bolivia y la puso en el imaginario de ayatolás y sultanes. Introdujo en el límbico cerebral de la conciencia primermundista esa imagen de pequeño cuidador de llamas que arriba al poder. Asumió la mediterraneidad como causa nacional activa. Dotó al bolivarianismo de matices y contenidos nuevos. Llegó al extremo de regalarle al papa Francisco un crucifijo estilizado en una hoz y el martillo. Hasta Raúl Castro lo felicitó, asombrado por su ingenio y audacia.
Por eso, el desenlace electoral tiene explicación básicamente externa.
Son las pulsiones distribuidas regionalmente que emanan de los vestigios del ALBA, aquel bloque compuesto por Cuba, Bolivia y Nicaragua (y la Honduras de Zelaya), más una infinidad de pequeñas islas caribeñas. Hasta hace alrededor de un año, se le consideraba literalmente extinto, pues Venezuela ya se había convertido en un volcán, Nicaragua en un avispero y Cuba se estaba hundiendo una profunda crisis económica (y Zelaya, depuesto). Craso error. El colapso del ALBA no significa que haya muerto. Ha seguido supurando dioxinas.
En efecto, se convirtió en un núcleo numantino, entendido a sí mismo como centinela de “las grandes causas de las multitudes”. En esa línea, logró levantar un entramado de redes periféricas preocupadas de la defensa de Lula, de las nuevas sanciones estadounidenses a Cuba y del monitoreo de gobiernos no amigos con el firme propósito de demonizarlos. Ojalá desestabilizarlos. Se propuso lograr a lo largo de la región lo que García Lineras llamó puntos de bifurcación. Y los ha ido consiguiendo. Sin embargo, tales logros no han impedido que el ALBA siga considerando volátil el cuadro regional. Es por estas razones que no pueden darse el lujo de perder Bolivia, un país con riquezas minerales apetecidas por las grandes potencias, con una economía sin signos de crisis graves y con una ubicación geopolítica que el propio Fidel Castro consideraba envidiable.
Deben, además, añadirse otros factores externos. Es muy probable la derrota del Frente Amplio en segunda vuelta en Uruguay y desde el Brasil de Bolsonaro siguen merodeando fuerzas maléficas inabordables.
Al deterioro de Evo contribuyeron también conocidos factores internos, como su comportamiento homofóbico y machista, la corrupción de su entorno, su nula preocupación por el medioambiente y sus nexos con la cara más despótica del bolivarianismo. Aquella que ruboriza y desafecta.
La declinante fidelidad bolivariana cobró expresión hace algunos días en la localidad de Riberalta (al noreste de La Paz), donde un monumento a Hugo Chávez fue derribado en medio de un jolgorio rabioso. Antes de ser tumbado, le cortaron los pies con sierras eléctricas y luego lo destruyeron a machetazos. Imposible mayor simbolismo.
Y como si todo esto fuera poco, en las elecciones irrumpió un político coreano demócrata cristiano que con su tercer lugar confirma algo esperable, que lo indígena ha dejado de ser novedoso.
El sábado 26 de octubre, Evo Morales cumplió 60 años, con una salud aparentemente quebrantada. El 2017 fue a La Habana a extirparse unos tumores cancerosos en la garganta. Más atrás en el tiempo, su amigo Lula, cuando ni sospechaba lo que se vendría, le facilitó una clínica paulista para tratarse de dolencias nunca explicadas.
Ahora, con rostro adusto y caminar lento, entregó los resultados y dio inicio a una etapa nueva de su extraño régimen. Extraño porque para algunos es una simple democracia electoral. Otros más benevolentes, la califican una democracia comunitaria en fase experimental y por eso toleran su escasa transparencia y otras debilidades. Sin embargo, parece más bien un régimen regresivo con trazos del caudillismo del siglo 19. El ALBA ha salvado un eslabón que parecía escapársele.





AMASÚA, AMALLULLA, AMAQUELLA: EVO MORALES, QUÉ PENA

Hoy de Santo Domingo (www.hoy.com.do)
                                                                                             
Desde la independencia de España hasta la llegada de Evo Morales en el 2006, la historia de Bolivia es una historia de inestabilidad política, pobreza económica e injusticia social.
Con una mayoría de población originaria pues, ni siquiera se dio el mestizaje en la magnitud en que tuvo lugar en países como Paraguay, Perú y Ecuador, esta siempre se vio sometida a la supremacía de una minoría blanca
Nunca se le permitió integrarse socialmente, ni mucho menos gobernar su país, sometido a una oligarquía blanca basada en la actividad extractiva, con fuerte apoyo del ejército y la iglesia. Hubo rebeliones impulsadas o con fuerte apoyo de masas indígenas, la principal de las cuales fue la Revolución de 1952, o políticos con arraigo en la población autóctona ganaban elecciones, pero inmediatamente eran derrocados.
De hecho, ni siquiera recuerdo si un gobierno surgido de las urnas pudo gobernar por un período completo hasta 1982, cuando se inicia cierta estabilidad democrática. Y todavía todos los gobernantes pertenecían a la minoría blanca.
Por esa razón, la población boliviana nunca se sintió partícipe ni responsable de la historia de corrupción, inestabilidad, pobreza e injusticia que había protagonizado la minoría y los militares. Ellos seguían transmitiendo a sus hijos, de generación en generación, los preceptos morales que habían guiado el imperio Inca, transmitido después a los predominantes pueblos aymara y quechuas, que se resumían en tres expresiones: Amasúa, amallulla, amaquella.
Constituyen como el libro sagrado de la población autóctona y, en español significan: sea honrado, no sea mentiroso, no sea holgazán. Tales principios morales fueron incluso después establecidos por las Naciones Unidas como normas para una gestión pública transparente y eficiente.
Por eso fue celebrada por gran parte del mundo como una gran esperanza para la política latinoamericana que un hijo legítimo de esa cultura llegara al poder, impulsado por la gran masa de los pueblos indoamericanos, como expectativa de que con ello terminaría la historia de latrocinio, fraude e injusticias. Y no hay dudas de que fue un gran paso.
Creo que es el mejor de los presidentes latinoamericanos del siglo XXI. Hasta hace poco.
De hecho, a mi juicio, él y Pepe Mujica son los únicos que merecen el calificativo de izquierdistas, seguidos a cierta distancia por Rafael Correa, Dilma Rousseff, Michel Bachelet y Cristina de Kichner, aunque esta última al final se vio envuelta en claros casos de corrupción que no tienen nada que envidiarles a los tradicionales políticos de derecha.
Establezco la distinción para evitar confusiones con otros, como Daniel Ortega y Nicolás Maduro, que se hicieron llamar izquierdistas para entronizarse en el poder, tiranizar a sus pueblos y expoliar sus riquezas.
Siempre he sostenido que Venezuela y Bolivia comparten una estructura económica parecida, basada en recursos de la minería: petróleo, hierro, gas natural y otros menores; pero a diferencia de Maduro, que encontró el país más rico de Sudamérica y los convirtió a todos en pobres, Evo encontró el país más pobre de Sudamérica y lo convirtió en clase media, explotó a favor de su pueblo los recursos minerales, redujo dramáticamente la pobreza e inequidad social y modernizó su economía. Es el primer (el único) presidente de Bolivia que le ha conferido estabilidad política, progreso económico y cierta equidad social.
Pero un principio básico de la democracia es la alternabilidad en el mando y, a él le picó el bicho del continuismo. Ya lleva tres períodos en el poder, que terminan a inicios del 2020, y claramente pensando en el cuarto período, convocó un referéndum en febrero del 2016 para ver si le aprobaban reformar la Constitución para seguir. Pero los pueblos se cansan de los gobiernos largos y el referéndum le dijo que no.
Recurrió al Tribunal Constitucional y este “le buscó la vuelta” para permitirle. Nadie cree que esa fue una decisión judicial libre e independiente. Como tampoco ahora la detención del conteo.
Los gobiernos largos prostituyen las instituciones. Además, los gobiernos largos y la corrupción van de la mano: una cosa conduce a la otra. Y ahora, acostumbrado a ganar siempre por mayoría absoluta, por más base social que tenga, por mayores éxitos que haya cosechado, no la ha conseguido y veamos el lio en que está metido. ¿Traición a la biblia de los pueblos autóctonos?





EVO MORALES, ASALTO A LAS URNAS

Noticiero Digital de Argentina (www.noticierodigital.com)
                                                   
Lo sucedido es otra demostración para Venezuela que el Castrochavismo no entregará jamás por elecciones el botín en que han convertido los países donde gobiernan.
Estos asaltantes no les importan constituciones, leyes, llamados internacionales, tampoco organismos como la OEA y menos la ONU, – donde controlan con el comunismo internacional las instancias que deberían poner coto a la violación de derechos humanos-Ya se sabe que el narcotráfico es quien manda en esos países y nada les importa. Asesinan opositores y se burlan de los parlamentos. Es una verdadera calamidad.
El 21 de febrero de 2016 fue el primer campanazo dictatorial claro. Morales perdió, de largo a largo, un referéndum que pretendía permitirle presentarse a la reelección cuando está constitucionalmente prohibido. Con un tribunal electoral a lo Lucena se saltó a su antojo la legislación para participar en una campaña donde utilizó todo tipo de ventajismo. La novela parece copiada de Venezuela. Los mismos que cometen el fraude en nuestro país, andan con su espada ladrona y ventajista haciendo añicos la democracia latinoamericana.
No se encuentra explicación alguna como existen todavía planteamientos para salir de la usurpación venezolana electoralmente, con este grupo de pillos, apoyados por rusos y cubanos, que han construido un libreto universal para robarse cualquier elección, a sabiendas que no cuentan con el apoyo popular. En comicios sanos y legales, ni el usurpador venezolano, ni el usurpador boliviano, lograrían más del 15 por ciento de los votos.
El entramado criminal en su vertiente electoral, lógicamente sustenta su apoyo logístico en la vasta red criminal que se dirige desde Venezuela, y que tiene en Bolivia uno de sus tentáculos: la millonaria ruta de la cocaína en el altiplano. La coca del chapare es procesada y trasladada luego al aeropuerto de Chimoré – el aeropuerto más grande de Bolivia- para el respectivo reparto internacional, basado en la estructura gubernamental, que se ha denunciado en muchas oportunidades; en esa pista cocainómana de la terminal aérea, fue presentada la ilegal candidatura de Morales, con un festín financiado por los capos y el bandidaje gubernamental.
Mientras los falsos ecologistas se rasgan las vestiduras en Brasil, callan ante el desastre de la chiquitanía, millones de hectáreas que Evo Morales ordenó quemar para complacer e impulsar el negocio de los grandes cultivadores de coca. Las llamas de Morales desplazaron de sus hogares 82 mil habitantes de la región. Igual sucede a los ecologistas sordos y que voltean para otro lado, ante el desastre ecológico del arco minero en Venezuela.
El crimen de este forastero del castrochavismo contra las nuevas generaciones, es de gigantescas proporciones. En Bolivia no solo se roban votos, sufragan los muertos, se llevan las riquezas y como en Venezuela, cuando el pueblo se pronuncia apagan la luz y modifican las cuentas.
Si los demócratas del mundo siguen permitiendo este arrase criminal, pronto se adueñaran de toda américa Latina. El fraude boliviano evidencia una vez más que estas mafias criminales no van a salir por las buenas.
PD. Quien ahora debe cuidarse en Argentina es el escogido como Presidente títere. Los Kirchner, si no se cuida, le roban la cartera, y si se descuida puede correr la suerte del fiscal Alberto Nisman, para que la señora asuma directamente la presidencia, Para eso está la Cámpora, colectivos terroristas argentinos.





EVO MORALES, ¿PRESIDENTE AUTORITARIO DE BOLIVIA O DICTADOR?

El Siglo de Torreón, México (www.elsiglodetorreon.com.mx)
                                              
Andrés Oppenheimer. Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, Argentina y Colombia han hecho lo correcto al cuestionar la dudosa victoria electoral del 20 de octubre del presidente autoritario de Bolivia, Evo Morales, y exigir una segunda vuelta. Pero deberían hacer mucho más que eso.
Si quieren evitar otra nueva dictadura represiva en América Latina, deberían declarar a Morales un "presidente ilegítimo" si se proclama presidente en enero de 2020 sin someterse a una segunda vuelta. Eso es exactamente lo que hicieron con el dictador venezolano Nicolás Maduro cuando asumió el cargo en enero después de una elección fraudulenta en 2018.
En una larga entrevista telefónica, el principal candidato opositor de Bolivia y expresidente Carlos Mesa, que está exigiendo una segunda vuelta, me dijo que el fraude electoral del 20 de octubre en Bolivia es "similar" al del 2018 en Venezuela. Por lo tanto, la reacción de las democracias de todo el mundo debería ser la misma, agregó.
"Hoy día calificó a Morales como un presidente autoritario, pero que guarda las formas democráticas. Pero si Morales llega a consumar este fraude y logra imponer su posesión del mando el 22 de enero, yo creo que se convierte en un presidente ilegítimo. Se convertiría en un dictador".
De hecho, bajo varios parámetros Morales ya es un dictador. No solo controla prácticamente todos los poderes del Estado, sino que ha cambiado las leyes repetidamente para mantenerse en el poder más allá de los límites constitucionales. Entre otras cosas, Morales violó un referéndum del 21 de febrero de 2016 que él mismo convocó para poder presentarse a un nuevo mandato. Y aunque perdió ese referéndum, se postuló nuevamente.
Ahora, postulándose para un cuarto mandato, Morales esperaba ganar por el margen de 10 puntos legalmente requerido porque competía contra una oposición dividida entre más de media docena de candidatos. Y si eso no funcionaba, recurriría a un fraude, me habían anticipado varios líderes de la oposición antes del 20 de octubre.
Sobre las 8 de la noche el día de la elección, el recuento oficial de las papeletas mostró que, con el 83 por ciento de los votos contados, Morales estaba ganando por un margen del 7 por ciento, muy por debajo del margen de 10 puntos que necesitaba para evitar una segunda vuelta. Morales probablemente perdería una segunda vuelta, porque la mayoría de sus rivales habían prometido apoyar a Mesa.
Pero, inexplicablemente, el sistema de conteo electrónico de votos TREP se cayó alrededor de las 8 de la noche, y permaneció caído las siguientes 23 horas. Cuando se anunciaron nuevos resultados casi un día después, con casi el 95 por ciento de los votos contados, la tendencia oficial de votación había cambiado, y Morales estaba milagrosamente a punto de ser electo en la primera vuelta.
Una misión de observación electoral de 92 expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) que había sido invitada por el Gobierno emitió una declaración denunciando que el cambio repentino en el patrón de votación después de la interrupción de 23 horas era "difícil de explicar", y que los nuevos datos no coincidían con dos conteos rápidos independientes.
La misión electoral de la OEA concluyó que "continuaría siendo la mejor opción convocar a una segunda vuelta". Las democracias más grandes del continente -excepto, vergonzosamente, México- apoyaron la recomendación de la OEA. Cuba y Venezuela inmediatamente celebraron la "heroica victoria" de Morales.
Mesa me dijo que presentará evidencias de un fraude generalizado, que se habría hecho principalmente alterando los resultados cuando se transcribían manualmente de las papeletas escritas a mano a las computadoras.
¿Mi opinión? Bolivia es solo el último ejemplo de una creciente normalización del fraude electoral en América Latina, tras los casos más recientes de Venezuela, Nicaragua y Honduras.
Desafortunadamente, el presidente Trump tiene poca autoridad moral para defender la democracia, luego de su abrazo descarado con dictadores como los de Corea del Norte, Rusia y Turquía.
Pero Estados Unidos, Europa y América Latina deberían prepararse para declarar a Morales como un presidente ilegítimo si toma posesión en enero sin pasar por una segunda vuelta. Porque eso es lo que sería, si es que no lo es ya.





BOLIVIA SITIADA POR LOS PAROS 

Gran parte de la población que no participa de las medidas es rehén de los paros, imposibilitada de asistir al trabajo y a la escuela. 

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)
                                                                              
Las principales ciudades amanecieron paralizadas por bloqueos y una huelga nacional en contra del resultado de las elecciones que determinaron un nuevo mandato presidencial de Evo Morales. El vicepresidente Alvaro García Linera anunció que ya se trabaja en cómo se implementará la auditoría de los votos que es respaldada por la ONU.
La convocatoria al paro fue realizada por sectores que por estos días se congregan en la "Coordinadora Nacional de la Democracia" -CONADE-, recientemente formada por políticos varios y los llamados "comités pro cívicos", que desde hace años congregan a los más acérrimos opositores al gobierno del Movimiento Al Socialismo. En conferencia de prensa brindada esta mañana,  García Linera tildó a la CONADE como "la mayor conspiración contra el voto de los bolivianos".
Desde las cinco de la mañana el "paro cívico" se manifiestó a través de bloqueos en las principales rutas del país y en cientos de esquinas estratégicas de ciudades como La Paz y Santa Cruz. Como si fuera una parábola de la lucha de clases, los actuales bloqueos abrevan en las medidas de fuerza que realizaban en los '70, '80 y '90 mineros, indígenas y cocaleros en una Bolivia hundida en la miseria y el saqueo. Resurgieron en años recientes como forma de protesta de sectores medios y altos en contra de Evo Morales en torno a la consigna "Bolivia dijo no" y consisten en piquetes de media docena de personas con cintas plásticas, palos y escombros en las esquinas.
Por las características geográficas del territorio boliviano, en las ciudades el transporte público utilizado masivamente son los minibuses, y cuando hay bloqueos no hay "minis", con lo cual puede decirse que gran parte de la población que no participa de las medidas es rehén de la situación, con cientos de miles de personas imposibilitadas de asistir a sus lugares de trabajo y niñas y niños sin poder ir a la escuela. También se perjudican el comercio y la actividad bancaria, que si bien están en funcionamiento, han disminuido su flujo.
Las protestas incorporaron desde el viernes pasado la realización de cacerolazos a partir de las 9 de la noche, aunque fueron menguando durante el fin de semana. Y se da por hecho que esta tarde retomen las manifestaciones en forma de revueltas que realizan principalmente grupos de jóvenes. Por otro lado, y en defensa del gobierno, se presume que será multitudinaria la movilización convocada para esta tarde en El Alto por los movimientos sociales, "una celebración festiva" según la calificó García Linera.
Luego de un fin de semana en que el clima político estuvo atravesado por denuncias cruzadas entre oficialismo y oposición, sin avances para destrabar la situación electoral que ha desencadenado la crisis política en el país, García Linera ofició como portavoz del gobierno en conferencia de prensa, denunció los intentos de golpe de Estado, condenó las medidas de fuerza y llamó a la sensatez de los opositores, quienes ya ni siquiera piden la realización de una segunda vuelta sino que van por la impugnación de la primera.
En primer lugar anunció la creación en las próximas 72 horas de una comisión de autoridades electorales para fijar cómo se auditará "el voto a voto" junto a funcionarios de la Organización de Estados Americanos y otros organismos, en base a "la voluntad del gobierno para que se transparente todo el proceso electoral". Luego se abocó a fustigar a la oposición, principalmente al expresidente y candidato que quedó en segundo lugar, Carlos Mesa, por ser el principal instigador local de la actual desestabilización y "el títere político" de "una confabulación perfecta", que la completarían Carlos Sánchez Berzaín -exfuncionario, responsable político de las masacres cometidas durante el gobierno de Sánchez de Lozada y prófugo de la justicia boliviana- y Branko Marinkovic -millonario empresario cruceño y agitador del separatismo y la violencia entre 2006 y 2008-, "el que pone la platita".
"Quien se opone a la auditoria es el señor Carlos Mesa, a qué le tiene miedo, por qué quien perdió las elecciones y denuncia fraude se opone a que se haga el recuento y que organismos internacionales vengan a auditar acta por acta?", cuestionó García Linera. También señaló que el objetivo de Mesa "es volver al voto censitario" y denunció que "pedir la renuncia del presidente Morales, desconocer el voto de las mayorías, incitar a disturbios, intimidar a periodistas, salir en camionetas en pesquisa de collas, quemar instituciones, mandar a apalear campesinos" son actos antidemocráticos. "Carlos Mesa es un mal perdedor que ha instruido desconocer la voluntad popular y está generando mucho sufrimiento a los trabajadores, los campesinos, las amas de casa, es el pueblo el que sufre la violencia", puntualizó.
Además repudió las incitaciones al golpe de Estado promovidas durante días pasados desde Miami por Sánchez Berzaín, a quien definió como "el asesino de El Alto y Warisata"; y de Branko Marinkovic, "el separatista del dinero", de quien evocó sus antecedentes en graves hechos ocurridos en Santa Cruz en 2008 y que planteó que "los obreros migrantes tenían que tramitar un pasaporte especial para trabajar en el Oriente". Ellos, junto "al asesino neoliberal" de Mesa, son quienes "pretenden prender fuego a Bolivia", apuntó el vicepresidente.





CRECE LA TENSIÓN EN BOLIVIA: LOS VIOLENTOS ENFRENTAMIENTOS DEJARON AL MENOS 30 HERIDOS
                                                                                                                                                                
Manifestantes opositores que reclaman “fraude” en la elección presidencial realizan una huelga por tiempo indefinido, mientras Evo Morales amenazó con enviar a sus simpatizantes a bloquear las ciudades donde la protesta es fuerte. En las últimas horas se intensificaron los choques entre ambos grupos; la policía reprime con gases lacrimógenos.

Infobae de Argentina (www.infobae.com)

La convulsión social entró a su fase más delicada en Bolivia al producirse la mañana de este lunes enfrentamientos entre seguidores de Evo Morales y ciudadanos que se oponen a un nuevo mandato del Presidente, al considerar que hubo fraude en las elecciones del domingo 20 de octubre. Los choques entre civiles se han registrado en algunas zonas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, que cumple el paro indefinido más largo de su historia, con cese de sus actividades laborales y productivas por sexto día consecutiva. Los choques entre pobladores han provocado unos 30 heridos, uno de ellos de bala.
“Tenemos una treintena de heridos, hay gente herida grave en el hospital que está siendo operada, una herida de bala, otra con arma punzocortante, también tiene heridas graves”, señaló el secretario de Salud de la Gobernación de Santa Cruz, Oscar Urenda. También hubo enfrentamientos en otras ciudades de Bolivia, como La Paz y Cochabamba (centro), con saldo de algunos heridos, según medios locales.
Movimientos allegados al Gobierno, como el Codelcam, decidieron en presencia de Morales el sábado pasado un cerco a las ciudades, que implican un bloqueo de carreteras, que comenzó la noche del domingo. El propio Presidente alertó el fin de semana que se daría el cerco si no había un repliegue de las medidas de protesta en su contra.
En la madrugada del domino hubo enfrentamientos entre los que apoyan a Morales y quienes acatan el paro indefinido, en la ciudad de Montero, a 50 kilómetros al norte de Santa Cruz de la Sierra, con el saldo de varios detenidos y de algunos heridos.
Además, mineros seguidores del mandatario bloquean desde la noche del domingo la ruta que une Cochabamba con Oruro y La Paz. Los vehículos que intentaban avanzar fueron amenazados con dinamita para hacerlos retroceder, según informó El Deber, que reportó al menos seis detonaciones.
Estos grupos afines a Evo bloquearon dos rutas interdepartamentales para intentar afectar a los sectores que protestan en zonas urbanas.
La mañana del lunes amanecieron cerradas dos rutas troncales. La que une a Santa Cruz con Cochabamba y la que vincula a La Paz con Oruro. Por esta medida,el presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, responsabilizó a Evo Morales y dijo que es una medida que afecta a sus propios seguidores de la zona de Chapare. Hizo notar que Santa Cruz garantiza alimentos a todo el país y que la región está abastecida. También aseguró que el transporte público se mantiene firme con el paro indefinido y también los empresarios. Relató que los agropecuarios y los privados le pidieron negar la versión del ministro Carlos Romero de que ellos están con el Gobierno.
Mineros salieron a manifestarse este lunes a favor del Presidente Morales en las calles de la sede de Gobierno. Se ha previsto una celebración de los movimientos cercanos al oficialismo en la tarde en la ciudad de El Alto. Ante la pregunta de un periodista de si esto no es una provocación a los contrarios al MAS, el Vicepresidente dijo que la celebración se hará en la vecina ciudad alteña para evitar que los de la capital paceña reaccionen con enojo.
El vice acusa a Carlos Mesa
“Retroceda, no ensangrente al país. Usted es un hombre perseguido por la sangre. Preséntese en el 2025, gane con votos”, le dijo Alvaro García Linera a Carlos Mesa, en una conferencia de prensa en la que lo acusó de instigar a la violencia y al racismo, apoyándose en fotos y en videos.
El segundo mandatario anunció la conformación de una comisión para apurar la auditoría a las elecciones. No quiso referirse al Tribunal Electoral y cuestionó que Mesa no acepte esta iniciativa. También criticó que se haya cambiado la demanda de ir a una segunda vuelta por la de anular las elecciones y ahora pedir la renuncia de Morales, con lo que se puede concluir,según el Gobierno,que se busca esta semana un golpe de Estado en Bolivia. “Mesa es un mal perdedor. Quiere entrar por la ventana”, expresó.
Minutos antes, el ex presidente Carlos Mesa, que denunció la semana pasada un fraude y que llamó a movilizarse pacíficamente para defender el voto y la democracia, emitió un mensaje en video por las redes sociales en el que afirmó que Bolivia vive horas decisivas y cruciales. “El Gobierno va a generar violencia para cargármela a mí. Estoy solidario con ustedes, firme y sin rendirme”, manifestó.
Evo, “enemigo de Santa Cruz”
Entre tanto, Santa Cruz entró al sexto día de paro y lo hizo el domingo en la noche con una misa en el altar misional en la zona emblemática de El Cristo. Ahí el presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, adelantó que el lunes viajaría a La Paz, donde consideraría con el Consejo Nacional de Defensa de la Democracia ya no solo si se hace una nueva elección, sino si se busca la salida de Morales del poder.
Camacho debía encontrarse al comienzo en la sede de Gobierno, al comienzo de esta segunda semana de convulsión social, con el dirigente del Conade, Waldo Albarracín, y con los comités cívicos. Los tres entes del sur habían decidido el sábado en Potosí un cabildo el martes y marchar a La Paz.
La misma noche de domingo, Camacho pidió a miles de personas reunidas en El Cristo que se declare a Evo Morales, al ministro de Gobierno y al comandante departamental de la Policía “enemigos de Santa Cruz”, lo que fue apoyado por los concurrentes.
La mañana de este lunes, al arribar al aeropuerto de El Alto para reunirse en La Paz, el presidente cívico fue interceptado por un grupo de personas que le gritaron “racista” y le impidieron bajar a la capital paceña para cumplir su cita. Desde el avión, el dirigente cívico adelantó que ha decidido retornar a Santa Cruz al enterarse de enfrentamientos en su región. “Estamos volviendo porque nos enteramos que hay enfrentamientos y no podemos dejar sola a nuestra gente. No es La Paz, es el partido de Gobierno. Seguimos unidos a los boliviamos y vamos a seguir”, dijo en un video, a propósito del incidente en el aeropuerto. Agradeció a los policías que lo protegieron.
En medio de la escalada de violencia entre civiles, la Iglesia condenó el domingo el accionar del Tribunal Electoral en los comicios y planteó la pacificación. El sacerdote que celebró la misa en el altar misional del Cristo respaldó la defensa del voto y de la democracia.
El domingo pasado también hubo dos cabildos en la capital cruceña, contrarios a Evo Morales. Uno fue en la populosa Villa Primero de Mayo y otro en el Plan Tres Mil.





PROTESTAS DE LA OPOSICIÓN Y MARCHAS EN APOYO DE EVO MORALES CONVULSIONAN A BOLIVIA

Una semana después de las elecciones, los opositores se dividen entre los que reclaman una segunda vuelta y quienes piden nuevas elecciones

El País de España (www.elpais.com)

Las protestas a favor y en contra de los resultados de la elección del 20 de octubre en Bolivia han escalado y en todo el país se produjeron choques y amenazas entre seguidores del Gobierno -que bloquean los caminos en el área rural e intentan desbloquear las calles en las áreas urbanas- y opositores que, atrincherados en las ciudades, se esfuerzan para detener las actividades cotidianas de la población. El excandidato Carlos Mesa y el vicepresidente, Álvaro García Linera, se culparon mutuamente de agudizar el conflicto y de causar violencia.
García Linera convocó una conferencia de prensa para acusar a Carlos Mesa de “mal perdedor”, “candidato violento” y hombre “perseguido por los muertos” de su pasado político. Invitó a Mesa a “dejar de ensangrentar a la gente humilde” y mostró videos en los cuales grupos de opositores propinaban golpizas y vejaban a “collas” o inmigrantes de origen indígena en Santa Cruz de la Sierra, el baluarte de la oposición, que se encuentra completamente paralizada por la huelga convocada por la oposición. García Linera también dijo que Mesa no acepta una auditoría internacional de los resultados electorales, porque lo que en el fondo busca es la renuncia de Evo Morales. Por tanto, infirió, el rechazo a las elecciones forma parte de un “golpe de Estado” detrás del que, dijo, está un puñado de opositores exiliados en Estados Unidos y otros países.
Poco antes de la comparecencia de García Linera ante la prensa, Mesa había hecho circular un video advirtiendo de que existe una estrategia gubernamental para hacer intervenir a grupos violentos y responsabilizarlo a él de lo que ocurra. Mesa negó que tenga una intención violenta o golpista, y convocó a continuar las protestas pacíficas en “defensa del voto y de la democracia”.
García Linera aseguró que el Gobierno no está llamando a nadie a movilizarse, sino que busca normalizar la vida cotidiana. Corrigió así al presidente Evo Morales, que el sábado había convocado a “cercar” las ciudades con bloqueos campesinos, “a ver si (estas) aguantan” sin alimentos. García Linera dijo que ese discurso de Morales fue solo un “comentario” de una resolución previa de los sindicatos campesinos, que el Gobierno “lamenta”. En todo caso, los bloqueos de caminos ya comenzaron y seguramente se extenderán en los siguientes días.
Según el oficialismo, si la oposición alega que hubo fraude en las elecciones es porque no quiere reconocer el voto rural. En esta versión, la diferencia que hubo entre los cómputos del día de la votación, los cuales sugerían la necesidad de un desempate, y los cómputos finales, que dieron la victoria a Morales en primera vuelta, se debió a la llegada tardía de los votos del campo, que fueron ampliamente favorables al presidente. “Hay que defender el voto, no es posible que la derecha boliviana desconozca a las áreas rurales, nuestros triunfos siempre han sido con el voto de las áreas rurales”, dijo ayer Morales. Para la oposición, esta diferencia solo se explica por una interferencia fraudulenta de las autoridades electorales.
Algunos analistas consideran que las declaraciones de ambas partes culpándose mutuamente de un posible estallido de violencia buscan descargar anticipadamente las responsabilidades que tendrán por el escalamiento de la confrontación que está siendo causado por la falta de diálogo, la ausencia de una salida visible y los llamamientos a continuar las demostraciones.
Mientras que el Gobierno tiene claro lo que quiere, que es la consolidación de la victoria de Morales, las opiniones opositoras sobre qué podría resolver la crisis son diversas. Unos sectores piden una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, Morales y Mesa. Otros sectores, en cambio, recuerdan que, según la ley, las elecciones fraudulentas tienen que anularse y debe convocarse a otras, eso sí, con un nuevo Tribunal Electoral. Unos y otros opositores esperan que la fuerza de los conflictos termine empujando a Morales del poder, pero este cuenta con el pleno apoyo de las Fuerzas Armadas y está dispuesto a defenderse, ya que no ha dudado en poner a sus adherentes en las calles y caminos, pese al riesgo que esta presencia genera en estos momentos. Nadie parece dispuesto a ceder y ni siquiera a negociar una salida del impasse en el que se encuentra el país.
Fractura social
La Paz se sumó este lunes a las otras ciudades en paro. El método que usaron los opositores para detener las actividades en la sede de los poderes públicos ha sido el bloqueo de calles. Los enfrentamientos se produjeron, sobre todo, en las zonas residenciales de clase media que se encuentran en la “frontera” entre la ciudad y el campo. Miembros de los sindicatos de transporte que trabajan comunicando ambas áreas, y que son de origen popular e indígena, intentaron romper los bloqueos sobre las rutas en las que trabajan. En el barrio de Achumani, los vecinos resistieron y se produjo una pelea campal con piedras y palos. Al final, la Policía controló la situación usando gases lacrimógenos. Hubo varios heridos, aunque ninguno de gravedad. En cambio, un policía golpeado en otra región del país se encuentra en estado de coma.
La huelga es más fuerte en el sureste del país, donde la población blanca es predominante. Como ilustra el caso de La Paz, el cumplimiento de la protesta encuentra más dificultades en las ciudades del noroeste, en las que los sectores indígenas son mayoritarios. Por eso El Alto, ciudad colindante con la sede de Gobierno, históricamente conformada por migrantes rurales, fue elegida por el gobierno para festejar allí su triunfo electoral.





EVO MORALES AGRADECIÓ UN VIDEO DE DIEGO MARADONA MIENTRAS BOLIVIA SUFRE REPRESIÓN Y BLOQUEOS

En medio de las denuncias por fraude en la última elección, el mandatario se proclamó ganador y el ex futbolista argentino le envió un mensaje de felicitación y apoyo.

Infobae de Argentina (www.infobae.com)
                                                                                                            
Este lunes seguidores de Evo Morales se manifestaron violentamente en las calles luego de que el presidente de Bolivia se haya proclamado ganador de las elecciones del domingo 20 de octubre, en medio de denuncias de fraude. Al mismo tiempo, Diego Maradona le envió un mensaje felicitándolo por el resultado electoral.
“Evo, hermano mío, ganaste otra vez. Ahora saben bien que nosotros tenemos el poder del amor y del cariño a la gente. Los demás quieren solamente enriquecerse, nosotros queremos que la gente coma. Te felicito Evo, hermano. Y me acuerdo siempre del “Tren del Alba”, cuando te conocí”, dijo el ex futbolista argentino a través de un video que el mandatario difundió.
El “Tren del Alba” fue la formación a través de la cual en 2005 llegaron a la ciudad de Mar del Plata Maradona y Morales, junto al director de cine Emir Kusturica, en el marco de la IV Cumbre de las Américas realizada aquel año.
Por su parte, en un tuit, Morales le respondió con un afectuoso saludo: “Un sincero agradecimiento al hermano Diego Maradona por su acompañamiento permanente y sus felicitaciones por el triunfo del pueblo boliviano en las elecciones del 20 de octubre. América Latina es la Patria Grande que se construye con dignidad, identidad y solidaridad”.
El cruce de mensajes entre Evo y Maradona se produce en el marco de manifestaciones en zonas urbanas de Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca, Tarija y Potosí, realizadas por quienes denuncian fraude en las elecciones. Además, mineros seguidores del mandatario bloquean desde la noche del domingo la ruta que une Cochabamba con Oruro y La Paz. Los vehículos que intentaban avanzar fueron amenazados con dinamita para hacerlos retroceder, según informó El Deber, que reportó al menos seis detonaciones.
El viernes, el órgano electoral dio los resultados al 100% de los comicios generales que señalan que Morales logra 47,08 por ciento de los votos, frente al 36,51 de Mesa, con una diferencia del 10,57 que le es suficiente para ganar en primera vuelta, con solo un 0,57 décimas de margen. Sin embargo, tanto la oposición como varios países y organismos internacionales denunciaron irregularidades y exigieron al gobierno convocar a un balotaje.
En cuanto a Maradona, su relación con Evo Morales no es una novedad, incluso el presidente boliviano intentó en alguna oportunidad darle el cargo de director técnico del seleccionado nacional, pero finalmente el ex futbolista del Napoli se inclinó por la oferta del club argentino Gimnasia y Esgrima La Plata.
El campeón del Mundial 1986 siempre se ha mostrado en favor de los líderes de izquierda de la región como la ex presidente argentina Cristina Kirchner y el brasileño Lula Da Silva, hoy en prisión. Pero con quien más relación ha tenido en los últimos años ha sido con el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, con quien compartió escenario en la campaña por la reelección de 2018.





BOLIVIA: 'LA SITUACIÓN HA EMPEORADO MUCHO', DICE POLITÓLOGO
                                                            
Una semana después del anuncio de la victoria de Evo Morales en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la oposición, que denuncia un fraude, ya lleva varios días en huelga. Pero los partidarios del presidente saliente también están en las calles para defenderlo.

RFI de Francia (www.rfi.fr/es)
                                                     
En Bolivia, Carlos Mesa volvió a llamar a sus seguidores a salir a la calle encadenando una segunda semana de protestas para denunciar un supuesto fraude en las elecciones. Del otro lado, los partidarios de Evo Morales expresan su apoyo al presidente: este 28 de octubre, cientos de mineros vinieron a desbloquear las calles de La Paz con dinamita.
“Es verdad que la oposición ha intensificado las protestas. Sigue sin aceptar los resultados pero tampoco ha aceptado una auditoría que han ofrecido la OEA y las Naciones Unidas, porque temen que eso vaya a desarmar el proceso de protestas como ocurrió en Venezuela. Entonces la gente sigue en las calles, pero al mismo tiempo el gobierno ha movilizado a sus militantes para tratar de contrarrestar estas protestas, romper los bloqueos, en algunos casos ejerciendo algo de violencia. La situación ha empeorado mucho desde el fin de semana y todo hace prever que durante esta semana podría continuar”, comenta al respecto Roberto Laserna, politólogo e investigador del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES).
El ambiente este lunes era tenso, con insultos, amenazas y a veces incluso violencia entre los dos bandos. “Nosotros, el pueblo, estamos enfadados porque han pisoteado nuestro voto y nuestra opinión. Y francamente, hay que ser desvergonzado para creer que lo aceptaríamos sin decir nada”, dijo un manifestante opositor a la corresponsal de RFI Alice Campaignolle.
¿Golpe de Estado?
“Creo que la derecha no quiere aceptar su derrota. Todo el proceso de votación fue transparente. Lo que quieren es tomar el poder por la fuerza diciendo que son más numerosos. Pero eso no es cierto, somos la mayoría y vamos a defender nuestro voto”, afirmó en cambio un partidario del presidente saliente.
Evo Morales denuncia que distintos sectores sociales se preparan para realizar un golpe de Estado, pero Roberto Laserna estima que si bien “entre la gente de la calle hay la idea de que habría que derribar a Morales, creo que son brotes espontáneos de ciudadanos aislados que no corresponden a la labor que están tratando de organizar los partidos y las organizaciones sociales de oposición”.
“Todavía no hay las condiciones para una salida negociada entonces creo que la tensión va a continuar con un creciente riesgo para la población civil”, concluye el politólogo.
Los partidarios de Evo Morales lo han dicho: si los bloqueos continúan, ellos mismos rodearán las áreas urbanas e impedirán el suministro de alimentos. Unas 30 personas resultaron heridas en estos enfrentamientos.





BOLIVIA Y CHILE VIVEN EL DESCONTENTO
                                                                                                                                                                                                                  
En Bolivia, la reelección de Morales está en entredicho. En Chile, lo que se desplomó fue la imagen del país

El Heraldo de México (www.heraldodemexico.com.mx)

Los problemas en Bolivia y Chile, dos países sudamericanos de tendencias divergentes, que pese a sus diferencias tienen el descontento como común denominador.
En Bolivia, la reelección del presidente Evo Morales está en entredicho. Éticamente cuestionable por la forma en que su candidatura llegó a la boleta y la forma en que se desarrollaron las elecciones, el mandatario moviliza ahora a sus bases para bloquear los intentos de la oposición por presionar con manifestaciones y bloqueos.
Las posibilidades de violencia están presentes, luego de que en un caso que hace recordar un también sonado escándalo electoral en México, en 1988, el sistema de conteo de votos mexicano “se calló, no se cayó”. Ahora el turno correspondió a Bolivia, donde grupos independientes denuncian fraudes en el recuento electoral y los datos introducidos a las computadoras.
En una secuela de otro “ejemplo” mexicano, en las elecciones bolivianas votaron también los muertos. El periodista boliviano Juan Carlos Salazar, dio cuenta de dos casos conocidos por él, personalmente, y aunque no pudo precisar por quien sufragaron, si los consideró como uno de los problemas que aquejaron la proclamada reelección del presidente Morales, beneficiario aparente de los errores descubiertos.
La elección, en todo caso, es avalada por un Tribunal Electoral lleno de leales al propio mandatario, y autorizado a violar la Constitución que él mismo impulsó por una Suprema Corte que –¡oh sorpresa!– tuvo el mismo origen.
La oposición, dividida como se presentó a los comicios, ahora parece impulsada por la irritación y favorecida por lo que parece una imagen de fraude.
Sea cual sea el desenlace, no es un fin agradable para la imagen de alguien que pudo haber pasado a la historia como uno de los mejores, si no el mejor Presidente boliviano y por cualesquier razón decidió transmutarse en otro “hombre fuerte” latinoamericano.
En el vecino Chile lo que se desplomó fue la imagen de “oasis” del país. Las manifestaciones populares alcanzaron ya una intensidad que quien sabe si el gobierno derechista de Sebastián Piñera podrá soportar o a que costo.
La explosiva situación social de Chile había parecido adormilada por años, pero un aumento de cuatro centavos de dólar en el precio del boleto del Metro encendió la cólera de estudiantes y sindicatos. En las dos semanas de protestas populares han muerto 18 personas en confrontaciones con las Fuerzas de Seguridad, más de dos mil resultaron lesionadas y otras tantas detenidas.
En ese sentido, la imagen y la retórica de Piñera no lo ayudan a obtener simpatías y mucho menos a resolver una crisis que le estalló en las manos y hasta hace tres días trataba de sofocar por la fuerza, pero sólo la hizo más grande. Lo cierto es que el largamente contenido descontento chileno hizo erupción y aunque Piñera reculó y ahora trata de tender puentes al cancelar la ley marcial y cambiar de gabinete, las manifestaciones continúan y no parecen tener fin a la vista.





EL NEOLIBERALISMO PERDIÓ UNA BATALLA EN LA ARGENTINA

La Tercera de España (www.tercerainformacion.es)
                                                                                           
Las calles se llenaron de cánticos, cada boliche abierto se pobló de multitudes; colectivos, subtes y trenes suburbanos estallaron de muchachas y muchachos eufóricos. Un solo grito, una emoción compartida, una decisión condensada en tres palabras: Vamos a Volver. Fue la noche del 9 de diciembre de 2015, fueron postales del absurdo de una elección perdida, de un movimiento que debía estar en retirada y que, en vez de llorar y dejar el escenario en derrota y con la cola entre las patas, festejaba el inicio de un camino, el del regreso. Menos de cuatro años después, aquel cántico que acompañó el cruce del desierto concretó su objetivo, empujó la victoria y el regreso a la Rosada de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner.
Las plazas volvieron a poblarse de consignas y entusiasmos, y se llenaron aquellas copas de año nuevo que enarbolaron de Ushuaia a La Quiaca el brindis más repetido de la historia argentina “que sea el último con Macri como presidente”. Y lo fue. El gobierno no resistió, apenas logró estirar su agonía a cambio de fundir el país, cayó víctima de la resistencia en las calles de jubiladas y jubilados, maestras y maestros, de las familias estafadas de los servicios y el transporte impagables, y de la más formidable movilización de los movimientos populares, los curas en opción por los pobres, las centrales sindicales, del movimiento de estudiantes de secundaria y universidad, del feminismo y la lucha por el aborto legal seguro y gratuito, de los organismos de derechos humanos, en definitiva de millones que levantan las banderas de cada uno de esos sectores.
El gobierno constitucional que más daño hizo en menos tiempo a las argentinas y los argentinos fue sepultado por los votos de esas personas, de carne, hueso, hambre, enfermedad, desempleo, calle, necesidad, pobreza, miseria… pero con fuerza todavía para mirar con esperanza una alternativa. Eligieron el 11 de agosto y confirmaron su decisión de sacarse de encima el desastre de semejante mochila durante la jornada del 27 de octubre. Volaron por los aires las planillas Excel de los gerentes que no incluyeron a las personas, las medidas de ajuste exigidas por el FMI y hasta “superadas” por Mauricio Macri, discípulo del ahora estallado modelo chileno de desigualdad. Reventó un modelo que prohíbe a los gobiernos que apliquen medidas que beneficien a quienes menos tienen, y exigen que les quiten subsidios y remedios y comida y calor y escuelas y vacaciones y salarios y un techo mínimo y, si pueden, hasta la sonrisa y la dignidad.
Bastón de mando para cada uno
El miércoles 9 de diciembre aquel cálculo de “cuatro personas por metro cuadrado” que se discute ante cada congregación masiva quedó corto. Seis, siete, ocho… por cada metro, una multitud en la tarde noche de la Ciudad de Buenos Aires, en la que Cristina Kirchner se despidió tras doce años y medio de gobierno inclusivo y a tiempo para no “convertirse en calabaza”.
Le deseó a su sucesor que “dentro de cuatro años” pudiese mirar a los ojos a la ciudadanía. Viendo el futuro inminente reclamó a “cada uno de los 42 millones de argentinos” que, si siente que “aquellos en los que confió y depositó su voto, lo traicionaron, tome su bandera y sepa que él es el dirigente de su destino y el constructor de su vida, que esto es lo más grande”. Evaluó que “el empoderamiento popular, el empoderamiento ciudadano, el empoderamiento de las libertades, el empoderamiento de los derechos”, fue “lo más grande” logrado por la gestión iniciada el 25 de mayo de 2003, la que esa noche daba paso a una administración de las corporaciones concentradas, la desigualdad, la represión y el racismo.
Barricada en Comodoro Pro
El martes 12 de abril de 2016 a las 21.48, cuatro meses después, Cristina Kirchner llegó desde El Calafate al aeroparque porteño. Al día siguiente debía presentarse ante los tribunales federales del macrismo, convocada por el juez Claudio Bonadío que, en ese caso, la acusba de vender contratos de dólar a futuro, desde el Banco Central y “en perjuicio de las arcas del Estado”, figura que consideró exenta de “conducta delictual alguna” cuando le tocó analizar las acciones de los funcionarios macristas Mario Quintana y Luis Caputo que, en ese “pase”, engordaron sus fortunas offshore en 8 millones de dólares, tras decidir el 13 de diciembre de 2015 el precio que deberían cobrar por los contratos futuros comprados previo a las elecciones, ante la posibilidad de manejar las botoneras financieras del Estado, como realmente sucedió.
Bajo la lluvia, durante la mañana siguiente, una multitud acompañó a la ex mandataria hasta los edificios judiciales del barrio de Retiro. A pesar de la intención oficialista de destruirla, descalificarla, silenciarla… se instaló de nuevo en la ciudad de la furia, allí donde el Gobierno, sus jueces y los medios dominantes, ya habían sembrado los vientos que levantarían tales tempestades que los obligaría a atarse a los palos mayores de los barcos que, en pocos meses, empezarían a escorar.
En las calles, las empapadas y los empapados retomaron las consignas del regreso y Cristina Kirchner hizo una formulación tan sencilla como definitiva. Ante todo, propuso “un frente ciudadano en el cual no se le pregunte a nadie a quién votó, ni de qué partido es, ni en qué sindicato está, o si es trabajador informal, o formal, jubilado, no jubilado, si paga ganancias o no paga ganancias”. En segundo lugar planteó la directriz más sencilla de todas, la que, en definitiva, decidiría, incluso la victoria que llegaría tres años y medio después: “Que se le pregunte cómo le está yendo, si le está yendo mejor que antes o peor. Entonces ese es el punto de unidad de los argentinos: reclamar por los derechos que les han arrebatado”.
La movilización como herramienta
Las calles jamás fueron abandonadas por las organizaciones de todos los sectores del pueblo argentino, tampoco bajo las represiones articuladas desde el ministerio llamado “de Seguridad”. Las políticas neoliberales hicieron el resto, empujaron el proceso de unidad multisectorial y el frente electoral.
Pocas semanas después del 10 de diciembre de 2015, movimientos y agrupaciones populares expresaron su rechazo hacia las políticas de recorte de derechos impulsados desde la Casa Rosada. Antes de finalizar 2016, Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita, la organización político-social más importante del país, hoy llamado a jugar un papel importante en el desarrollo de políticas vinculadas con la Economía Popular, afirmó que “este modelo capitalista lleva adentro un veneno nuevo, que es el de los movimientos sociales, los poetas sociales que, unidos a la CGT, no vamos a permitir que se consolide”.
Sus consideraciones constituyeron la formalización del salto que fue, desde el triunfo socio sindical de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), hacia el escenario de la construcción político partidaria que en definitiva confluyó, de manera unitaria, en el Frente de Todos.
"Con Cristina no alcanza y sin ella no se puede"
Una simple entrevista radial y una frase sencilla, abrieron el candado de un proceso que, en lo electoral, finalizó a las 18 horas del domingo 27 de octubre: "Con Cristina no alcanza y sin ella no se puede". Probablemente sin conciencia del cataclismo que generaría en el orden político vigente hasta el momento en la tan principal como dispersa oposición al macrismo, quien fuera Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y, durante un año, de CFK, produjo la vuelta de campana a una situación de simpatías y supuestas antipatías populares hacia la ex mandataria que impedía el armado de una estructura electoral con posibilidades en las ya más cercanas elecciones de 2019.
Después de diez años, los Fernández recompusieron su relación, incluso por encima de lo personal, y empezaron a construir las condiciones para que la diáspora justicialista, kirchnerista, evitista, massista, randacista, empezara a trazar los límites de un territorio amplio en el que todos tuvieran lugar para instalar sus fuerzas, con Macri como límite y “unidad hasta que duela”, con espacio para las gobernaciones peronistas y amigas y para las intendencias que jugaron un gran papel en sostén de las poblaciones empobrecidas que cruzaron durante cuatro años el desierto del hambre y pobreza.
Durante aquellos minutos radiales, Fernández sostuvo que “hay que dejar de romper el peronismo”, pidió que las internas resolviesen las postulaciones y que “si hay otros que quieren ser candidatos, los deje competir" y, ya en sintonía con su tocaya nacida en La Plata y radicada en Santa Cruz, definió que "Estamos en un momento en que el presente es más importante que el pasado”.
El sábado 18 de mayo muy temprano, Alberto Fernández reunió a menos de cinco personas alrededor de una mesa con medialunas e infusiones varias y frente a una pantalla televisiva instalada en la sala del departamento que habita en Puerto Madero. De los presentes, sólo él sabía que, a través de un video de 12 minutos y 51 segundos, argentinas, argentinos, y el mundo entero, se enterarían que él sería el candidato a Presidente de la Nación del Frente de Todxs, acompañado en la fórmula por Cristina Fernández de Kirchner, la responsable de la grabación que conmocionó la mañana política, cambió la lógica de construcción del frente multipartidario y multisectorial opositor, arrinconó las posibilidades de reelección de Mauricio Macri y, en definitiva, condujo a la victoria que, no solo lo instalará en la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre, sino que, además, constituye una dura derrota regional para el neoliberalismo.
Victoria
El “Lula libre” siempre presente en el discurso de Alberto y Cristina, la visita al ex presidente de Brasil encarcelado, el reconocimiento inmediato del triunfo de Evo Morales en Bolivia, las reuniones con el uruguayo Pepe Mujica, la inminente reunión con el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, las críticas a Mesías Bolsonaro, la vindicación permanente de las unidades regionales y subregionales despreciadas por el saliente gobierno de Cambiemos, no dejan dudas acerca de la dirección que tendrá la política internacional de la nueva gestión; marcan, incluso, un camino a quien quiera sea el próximo Canciller argentino.
Sin embargo, esos temas quedan para otros análisis, lo mismo que la lógica del voto de la jornada electoral, a la que es difícil encontrarle un patrón, más allá de la diferencia en la captación de sufragios luego de las internas de agosto, en la que Macri logró sumar cuatro veces más que los que recogió Fernández y del necesario análisis de la composición y el decurso de la opinión de los 10 millones y medio de votantes que acompañaron la propuesta oficialista, sin que el deterioro hiciese mella en su decisión y a los que no les importó siquiera las decenas de miles de millones de dólares que se dilapidaron para sostener el “dólar electoral” que, tal vez, constituya una de las razones de por qué no se desgranó aún más el espacio amarillo.
Tampoco este fue el lugar elegido por el cronista para profundizar en el “fenómeno Axel” que, con sus 14 puntos de ventaja sobre la gobernadora María Eugenia Vidal, no solo recuperó para el peronismo el distrito más importante del país sino que hirió de muerte interna a una de las figuras del PRO que apuntaba para iniciar la recuperación partidaria. Su jefe, Horacio Rodríguez Larreta, uno de los dos ganadores de su alianza tendrá una rival menos para afianzarse en esa conducción, ya habló con el presidente electo y reconoció que con él “vamos a poder trabajar bien”, primera flor arrojada al intento de construir un puente, alejarse del modelo de confrontación de Macri y su enemigo público Jaime Durán Barba y, de paso, generar un vínculo que proteja los beneficios presupuestarios de que goza la ciudad con mayor PBI per cápita del subcontinente.
Las multitudes que acompañaron a las fórmulas del Frente de Todxs, continuidad alegre y victoriosa de las y los millones de manifestantes que resistieron las políticas de Macri y el FMI de Donald Trump, hoy festejan. A partir del 10 de diciembre esperarán que arranque un país distinto; en estas horas, festejan haber llegado al final del camino de aquella consigna que decidió que “Vamos a Volver”, cuando Cristina todavía ni se había ido.
Bajo los balcones de la Rosada, las multitudes tendrán que cambiar la consigna, o el tiempo verbal; seguramente no despedirán al presidente saliente con el “Se van, se van y nunca volverán” con que otra muchedumbre organizada, la de 1973, expulsaba a la dictadura de las transnacionales de aquel momento. Es probable que sí quede la enseñanza de que Ellos (con la mayúscula con que Héctor Germán  Oesterheld designaba a los invasores contra los que luchaba El Eternauta), siempre están queriendo volver, por deslucida que quede su imagen en el presente.





EL MAGISTRADO SORIANO FORMA A JUECES EN UN PROYECTO INTERNACIONAL EN BOLIVIA

Rafael Soriano exporta su experiencia en la lucha contra las drogas y el crimen organizado

La Voz de Amería, España (www.lavozdealmeria.com)

El magistrado Rafael Soriano exporta a América Latina su experiencia como instructor en la lucha contra el crimen organizado, la delincuencia económica y la corrupción en la provincia de Almería.
El titular del Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería participa en un programa internacional para la formación de jueces contra el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales en Bolivia. El proyecto está impulsado por la Federación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), con apoyo de la Unión Europea y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Soriano se ha ocupado de capacitar a jueces bolivianos dentro de la Escuela Judicial de ese país, a través de la creación de manuales (primera fase en el mes de mayo) y de clases presenciales (segunda fase en octubre). El magistrado ‘almeriense’ colabora en este proyecto actualmente en las localidades de Cochabamba y Santa Cruz durante dos semanas.
El magistrado es conocido por su papel en algunas de las investigaciones judiciales más importantes de la provincia de Almería como el Caso Titulines (permisos de navegación en 2005), Caso Telvent (querella contra el Ayuntamiento de Almería en 2006), muerte de José Ángel Bru (asesinato en 2008), Operación Hiena (crimen organizado en 2012),  Doble Crimen de Costacabana (tiroteo en 2012), la investigación de la UDEF sobre adjudicaciones del Ayuntamiento de Almería (2018) y el Caso Gabriel Cruz, entre muchos otros.





LA ‘MALDICIÓN’ DE LAS MATERIAS PRIMAS QUE CONDENA A AMÉRICA LATINA

Tras el boom entre el 2000 y el 2014, el colapso de los precios pasó una factura devastadora.

La Vanguardia de España (www.lavanguardia.com)
                                                
Los miles de jóvenes chilenos urbanos que protagonizan las protestas en las calles de Santiago viven muy lejos de las megaminas de cobre en el alto desierto de Atacama. Los indígenas andinos que encabezaban las protestas en Quito no conocen las tierras del petróleo abajo en la Amazonia ecuatoriana. Pero fue el superciclo de las materias primas –el aumento espectacular y luego el desplome de precios– lo que puso en marcha los problemas actuales en América Latina.
Aunque Chile es el país más prudente en su gestión del volátil ciclo de las commodities –creó un fondo contracíclico de estabilización para amortiguar los altibajos del precio del cobre–, su dependencia de la exportación del mineral no deja de ser un obstáculo para cruzar el umbral y ser un país de renta media. “Chile es la democracia de mayor éxito de América Latina, pero tiene tres problemas: una elevada dependencia del cobre, altos niveles de desigualdad y un sistema político corrupto”, resume Patricio Navia, de la Universidad de Nueva York.
La bonanza anterior a la caída de los precios fue el caldo de cultivo de las protestas actuales
Pasa lo mismo en otros países que sufren estallidos sociales en estos momentos, como Ecuador, Bolivia, Argentina y, por supuesto, Venezuela. Todos aprovecharon una fase de precios disparados de las materias primas entre el 2000 y el 2014 para adoptar políticas de redistribución mediante fuertes transferencias fiscales a los más pobres.
Pero el colapso de los precios de materias primas como el petróleo, el cobre, el hierro o la soja pasó una factura devastadora. “El boom de las materias primas ha pasado, y el entorno fiscal es más difícil, y las tasas de pobreza han aumentado ligeramente en algunos países ”, advierte el FMI. Aunque se produjo una ligera recuperación del precio de las materias primas tras el colapso a mediados de esta década, este año el índice de commodities elaborado por el FMI ha caído el 5,5%, y el precio del petroleo y los minerales industriales, un 10%.
Ecuador, al igual que Colombia y, catastróficamente, Venezuela, pasó por una recesión después del colapso del precio del petróleo a partir del 2014, lo que provocó duplicar su deuda. De ahí la decisión de Lenin Moreno de solicitar un rescate al FMI. La prolongada recesión en Brasil tiene sus raíces en la caída de precios de materias primas, principalmente el hierro, la soja y la carne, aunque Brasil tiene una economía mucho mas diversificada que Venezuela.
En Bolivia, aunque se ha logrado la tasa de crecimiento más elevada de la región, la dependencia de las exportaciones de gas a Brasil es un punto débil para el futuro. Es lógico pensar que un previsible deterioro económico agravará aún más las tensiones sociales provocadas por las sospechas de fraude electoral y una percepción de que el presidente Evo Morales quiere perpetuarse en el poder.
Ecuador y Colombia pasaron por una recesión después del colapso del crudo
Pero no sólo es la caída de los precios lo que crea el caldo cultivo de la protesta, sino también la bonanza anterior. En Brasil, las protestas del 2013 que desestabilizaron a Dilma Rousseff ocurrieron en el año de salarios más altos en dos décadas tras años de fuerte crecimiento impulsado por las exportaciones récord de commodites, sobre todo a China.
En Chile, las protestas ocurren a pesar de que la economía ha lidiado mejor que otras con el nuevo ciclo de materias primas, seguramente porque las expectativas han ido subiendo a lo largo de las décadas del boom. El precio del cobre se cuadruplicó en los 2000, pero se desplomó después un 50% en cuatro años y ahora se mantiene en precios inferiores. Este año, según el FMI, ha caído el 9,4% por la recesión manufacturera global y la ralentización de China. Eso sí, la elevada demanda de cobre en la industria del coche eléctrico es un rayo de luz para las exportadoras chilenas.

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