Wednesday, June 04, 2025

LA DEMOCRACIA BOLIVIANA EN PELIGRO. EVO MORALES BUSCA UN GOLPE DE ESTADO


La Cancillería de Bolivia denunció, ante la comunidad internacional, las acciones desestabilizadoras promovidas por sectores sociales afines a Evo Morales para acortar el mandato del presidente Luis Arce e imponer una candidatura “inconstitucional”. Estos grupos, según el documento, han organizado para las próximas horas, “medidas de presión violentas que buscan provocar incertidumbre y malestar a la población boliviana”. “Los bloqueos de caminos y cercos de ciudades han retomado la consigna ya planteada durante el año 2024 de exigir la renuncia del presidente Luis Arce Catacora y de todos los integrantes del gobierno”, indica la Cancillería.



El Presidente Luis Arce acusó a Evo Morales de intentar imponer su candidatura “por ambiciones enfermizas de poder, incluso a costa del derramamiento de sangre” y la violencia generalizada. El pronunciamiento mediante redes sociales surge cuando el ala evista lleva adelante bloqueos de caminos en demanda de “soluciones a la economía” y que se habilite a Morales como candidato para las elecciones generales del 17 de agosto próximo.

Bolivia tendrá en agosto las primeras elecciones de su historia última en las que no se permitirá que todas las corrientes y todos los representantes políticos participen libremente. Esto se consumará usando al sistema judicial para maniatar al poder electoral y será justificado con diferentes pretextos burocráticos.

Serán una elecciones mutiladas y distorsionadas por el miedo y el odio al bloque indígena y popular por parte de las élites sociales, económicas y políticas que fueron desplazadas del poder por la revolución acaudillada por este bloque desde 2006. En alianza espuria con el Gobierno del presidente Luis Arce y el Poder Judicial que este controla, estas élites se están conjurando para impedir que el expresidente Evo Morales ejerza su derecho a representar en las elecciones a una parte considerable de la población, que así podría volver a quedar fuera del juego democrático, como había ocurrido secularmente desde la fundación de Bolivia hasta el gran triunfo popular del 22 de enero de 2006. Esto sería especialmente así si, además, se extendiese la proscripción electoral a Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, líder cocalero quechua y candidato de un partido que ha sido observado judicialmente, por lo que su concurso todavía está en duda.
El objetivo compartido por los partidos de derecha, los comités cívicos y demás fuerzas vivas regionales, el establishment mediático e intelectual y el oficialismo no ha sido otro que impedir que el expresidente Morales tenga una oportunidad de volver al poder. Para lograrlo estas fuerzas han inventado y defendido “por consenso” una sentencia de un Tribunal Constitucional que cambia la tradición política del país y prohíbe las reelecciones discontinuas, mecanismo que siempre estuvo permitido en Bolivia. Como dijeron varios analistas,  fue una “sentencia hecha a medida” para inhabilitar a Morales.
Por otra parte, cada vez que los cocaleros y otros sectores sindicales se movilizaron en contra de este recorte democrático fueron reprimidos por el Gobierno de Arce, en concreto por el ministro de Seguridad, Eduardo del Castillo, que llegó a hacer encarcelar a un centenar de manifestantes campesinos bajo la acusación de “terrorismo”. Hoy, de una manera tristemente simbólica, Del Castillo es el candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), el instrumento político creado por el movimiento indígena y campesino boliviano tras muchos años de esfuerzos, luchas y resistencia, y que le fue robado a Morales hace más o menos un año.
Por otra parte, no se puede esconder que la escisión de este legendario partido de izquierda ha sido catastrófica y suicida, ni que en ella han tenido su cuota de responsabilidad tanto el presidente boliviano, que apostó por la inhabilitación y persecución de su antiguo mentor político, como el propio expresidente por reducir las opciones del bloque popular a una sola, él mismo, sin tomar en cuenta que todo esfuerzo emancipador exige prácticas políticas colectivas, cooperativas e igualitarias, libres del culto a la personalidad.
El movimiento progresista internacional debe comenzar a pronunciarse con claridad sobre la compleja situación boliviana actual. Se debe señalar el menoscabo de la democracia que implica el cambio ad hoc de las leyes electorales para bloquear a candidatos campesinos e indígenas, denunciar la represión estatal contra quienes protestan y bloquean caminos para impedir la proscripción de la izquierda boliviana y, finalmente, el progresismo debe exigir con vehemencia la participación electoral del expresidente Morales, del senador Rodríguez y, por esta vía, de aquellos a quienes estos dos líderes representan, que son los indígenas y trabajadores bolivianos. 
Red de Uruguay (https://n9.cl/3ifro) 
 
 
 
 
 
LOS COCALEROS BLOQUEAN BOLIVIA: “SIN EVO MORALES, NO HAY ELECCIONES”
 
Los sindicatos cortan la carretera que atraviesa el país, en protesta por la exclusión electoral del expresidente
 
El País de España (https://n9.cl/3l3ct)
 
“Sin Evo [Morales] no hay elecciones”. Esta es la consigna de los sindicatos cocaleros del Chapare o “trópico de Cochabamba” que este martes han comenzado a bloquear la carretera que atraviesa Bolivia de oriente a occidente. También hay bloqueos y protestas en otras partes del país. Algunos conflictos, como las marchas de “evistas” alrededor del Tribunal Electoral en La Paz, están vinculados a la demanda del expresidente Morales de participar en las elecciones de agosto. Otras son manifestaciones espontáneas contra la grave crisis económica boliviana. El Gobierno ha anunciado que las acciones buscan derrocar al presidente Luis Arce y “bajar las elecciones”; y advirtió que recurrirá a la fuerza militar si fuese necesario.
La policía está despejando los cortes de ruta con éxito, pero el conflicto apenas ha comenzado. Morales moviliza todas las fuerzas que le quedan para evitar que se concrete la peor perspectiva para él y su grupo político: unas elecciones en las que su foto no esté en la papeleta. O, más grave todavía, unas elecciones en las que la voz indígena y popular sea representada por Andrónico Rodríguez, su antiguo delfín, que luego de esperar mucho tiempo su bendición para convertirse en el candidato alternativo rompió con él y ahora tiene vuelo propio. Ha sido considerado un “traidor” en el Chapare y ha perdido los cargos de dirigente cocalero que ostentaba. En cambio, sigue siendo el presidente del Senado.
La encuesta de la televisora UNITEL, publicada el 1 de junio, destacó a Rodríguez como tercero en el podio y como el izquierdista mejor posicionado, con 14% de la intención de voto. Mientras tanto, el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, no llegaba al 3%. El sondeo también mostró un cambio fundamental en el humor político boliviano: el empresario de centroderecha Samuel Doria Medina ocupaba la punta con 19%, seguido de cerca por el expresidente derechista Jorge Quiroga (18%).
Esta encuesta no tomó en cuenta a Morales porque el exmandatario no logró inscribirse ante el Tribunal Electoral por falta de un partido. Rodríguez tampoco lo tiene, pero sí logró “prestarse” una sigla e inscribirse, aunque de una forma precaria. Su participación se halla en suspenso porque la organización que quiere usar es blanco de varios procesos judiciales en busca de cancelar su personería jurídica. Los voceros de Rodríguez han culpado de las maniobras legales al MAS, que, según ellos, busca beneficiarse de la eliminación de Andrónico Rodríguez y Evo Morales de las candidaturas, para aparecer como el único partido de izquierda en la competencia.
Esta salida casi dejaría a los indígenas bolivianos, que son el 48% de la población, sin candidatos propios. Varios analistas han advertido de que un desenlace así del proceso de inscripciones electorales, que ha sido el más desordenado e impredecible en la historia democrática del país por la constante interferencia de los jueces ordinarios, podría quitarle legitimidad al próximo gobierno.
La situación también es resultado del resquebrajamiento del MAS, que fue el más importante partido del país y que ahora aparece dividido en cuatro grupos políticos distintos, dos registrados y dos (Rodríguez y Morales) sin ellos. Esta es la consecuencia de una guerra fratricida de tres años entre Morales y el presidente Arce, que también determinó una sentencia del Tribunal Constitucional que limita las reelecciones a una continua y establece un máximo de dos periodos seguidos para el presidente. Ningún boliviano que ya haya sido presidente dos veces, como es el caso de Morales, puede aspirar a otra gestión más. El expresidente desconoce este fallo, que considera inconstitucional.
La encuesta también confirmó que la principal preocupación de los bolivianos es la crisis económica, en especial la creciente inflación. El alza de los alimentos es un drama para la mayoría, que además no puede contar con aumentos salariales que le ayuden a paliarla, porque el 80% de la fuerza laboral boliviana es informal. Los micro y pequeños negocios por “cuenta propia” tienen muy poco margen para actualizar los precios de sus productos a fin de mejorar los ingresos de sus propietarios, que deben afrontar la subida de los bienes importados o producidos por las grandes agroindustrias, como el aceite, el arroz, la harina y sobre todo, en este momento, la carne de res.
 
 
 
 
 
CRECE LA TENSIÓN EN BOLIVIA ENTRE MORALES Y ARCE
 
Marchas y bloqueos carreteros afines a líder cocalero piden la renuncia del actual presidente
 
Agencia ANSA de Italia (https://n9.cl/4ljcm)
 
Una serie de movilizaciones afines al expresidente de Bolivia Evo Morales se registró hoy en el centro de la ciudad de La Paz, además de bloqueos en varias carreteras del país en demanda de la inscripción el exjefe de Estado como candidato a la Presidencia para las próximas elecciones generales del 17 de agosto, pese a su inhabilitación.
Al respecto, el actual mandatario, Luis Arce, acusó a Morales de mentir cuando dice que los bloqueos carreteros que instruyó es en protesta por la situación económica del país y que en realidad su objetivo es forzar su habilitación para las presidenciales.
"(Evo Morales) miente cuando dice que su acción es por el bienestar de las familias bolivianas.
Miente cuando dice que su protesta es por la economía, contra la inflación y por la canasta básica. Miente cuando dice 'obedecer al pueblo', y eso las bolivianas y bolivianos lo saben".
El jefe del Estado recordó en sus cuentas de las redes sociales que el líder cocalero y su entorno persiguen su renuncia y la de todos los integrantes del Gobierno, y que eso es solamente para habilitar su candidatura por la fuerza.
Morales busca su candidatura para las elecciones con el objetivo de lograr un cuarto mandato, pese a que el Tribunal Constitucional Plurinacional estableció que la reelección solo puede darse una vez, sea de forma continua o discontinua.
Además, el plazo para la inscripción de candidaturas venció el pasado 19 de mayo, y este 6 de junio se conocerá la lista de candidatos habilitados.
"En las últimas horas, Evo Morales ha vuelto a instruir, como en otras oportunidades, un bloqueo de carreteras para cortar las comunicaciones entre regiones e impedir el paso de alimentos, el libre tránsito de las personas y evitar la normalización de la provisión de combustibles, perjudicando la economía de toda la población", afirmó, citado por el portal de noticias Brújula Digital.
Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión política, marcada por las protestas, amenazas de movilización y hasta bloqueos propiciados por sectores evistas, que además reclaman medidas inmediatas frente a la crisis económica, la escasez de combustible y dólares, y el alza de los precios.
Durante la jornada, informó Brújula Digital, al menos 10 policías resultaron heridos durante enfrentamientos con los bloqueadores evistas cuando intentaban restablecer el tránsito en la ruta interdepartamental a la altura de Sipe Sipe, en el departamento (provincia) de Cochabamba.
En tanto, en La Paz, manifestantes marcharon por las principales calles de la ciudad pidiendo la renuncia del presidente, Arce.
"Queremos hacer conocer a la población que estas marchas no se cansan y vamos a seguir hasta las últimas consecuencias, pedimos que renuncie el presidente", afirmó una marchista. La movilización, que no pudo llegar a la Plaza Murillo, donde se encuentra el Congreso nacional y el Palcio Presidencial, culminó sin mayores enfrentamientos.
 
 
 
 
 
TENSIÓN EN BOLIVIA: ARCE DENUNCIA QUE EVO MORALES ESTÁ DISPUESTO A LA VIOLENCIA Y RUPTURA CONSTITUCIONAL POR SU CANDIDATURA
 
El presidente Luis Arce dijo que Evo Morales, “Está dispuesto a llevar a nuestro país al enfrentamiento entre hermanas y hermanos, a la violencia generalizada, al derramamiento de sangre y a la ruptura del orden constitucional por sus ambiciones enfermizas de poder”, advirtió y cuestionó que con su exigencia pretende “obligar a la población y a las autoridades competentes a que se vulnere la Constitución Política del Estado y las sentencias constitucionales vigentes que le impiden otra reelección”
 
ICN Diario de Argentina (https://n9.cl/akapx)
 
El presidente de Bolivia, el izquierdista Luis Arce denunció que Evo Morales pretende obligar el registro de su candidatura a las elecciones del 17 de agosto “por las buenas o por las malas”, y está dispuesto en ese afán a llevar a los bolivianos al enfrentamiento, a la violencia generalizada, al derramamiento de sangre y a la ruptura del orden constitucional.
Sin embargo, garantizó la realización de las elecciones generales, programadas para el 17d e agosto próximo.
“Miente cuando dice que su acción es por el bienestar de las familias bolivianas. Miente cuando dice que su protesta es por la economía, contra la inflación y por la canasta básica. Miente cuando dice “obedecer al pueblo”, y eso las bolivianas y bolivianos lo saben”, afirmó en un post en sus redes sociales.
A diferencia del discurso evista, Arce recordó que el mismo Morales y su entorno revelaron en reiteradas ocasiones que “persiguen mi renuncia y la de todos los integrantes del Gobierno, y esto solamente para habilitar su candidatura por la fuerza”.
Sectores afines al también dirigente cocalero empezaron el lunes un bloqueo de caminos indefinido en diferentes puntos, aunque centrados en Cochabamba, exigiendo la dimisión del presidente Arce, con el argumento de la situación económico. Sin embargo, fue el propio Morales que les instruyó “hacerse respetar” en medio de la demanda de inscribir su candidatura.
Morales no cuenta con partido político, porque la organización que lo postulaba, Pan-Bol, perdió su personería jurídica y, por otro lado, feneció el plazo dispuesto por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para el registro de candidaturas. Además, existen sentencias constitucionales que inviabilizan esa aspiración.
“Que quede claro: su fin no es otro que su candidatura inconstitucional y, para ello, está dispuesto a cercar ciudades e impedir el paso de alimentos, como lo hizo antes. Y, de ratificarse su inhabilitación, busca que no se realice las Elecciones Generales del 17 de agosto. Como dicen sus voceros: ‘sin Evo no habrá elecciones’”, advirtió.
El expresidente se atrincheró desde noviembre de 2024 en el Chapare, desde donde promueve las acciones de protestas, por denuncias de haber mantenido una relación con una menor en 2015. En un contacto con una cadena de televisión brasilera dijo estar confiado con la habilitación de su candidatura como resultado de la lucha legal o social.
Arce afirmó que el bloqueo instruido por Morales, como lo hizo en otras ocasiones, corta las comunicaciones entre regiones e impide el paso de alimentos, el libre tránsito de las personas y evita la normalización en la provisión de combustibles, perjudicando la economía de toda la población.
“Está dispuesto a llevar a nuestro país al enfrentamiento entre hermanas y hermanos, a la violencia generalizada, al derramamiento de sangre y a la ruptura del orden constitucional por sus ambiciones enfermizas de poder”, advirtió y cuestionó que con su exigencia pretende “obligar a la población y a las autoridades competentes a que se vulnere la Constitución Política del Estado y las sentencias constitucionales vigentes que le impiden otra reelección”.
En esta jornada hubo violencia en lo puntos de bloqueo. Los movilizados emboscaron a los policías desplazados para desbloquear en Bombeo, carretera Cochabamba-Santa Cruz, con el saldo de 10 policías heridos. En Valle Grande, Santa Cruz, la Policía encontró 100 bombas molotov en momentos en los que se prepara el bloqueo evista.
Arce garantizó la realización de las elecciones generales, programadas para el 17 de agosto próximo.
“Como Gobierno Nacional estamos absolutamente convencidos que debe haber elecciones el 17 de agosto y que se debe respetar la Constitución Política del Estado”, afirmó y recordó que Morales es responsable también del bloqueo de créditos en el Legislativo por más de $us 1.800 millones, según informa la agencia ABI.
“No le bastó con el sabotaje económico y político que propició estos años junto a la derecha, desde la Asamblea Legislativa Plurinacional, inviabilizando la aprobación de créditos y, por lo tanto, negando el flujo normal de dólares hacia nuestro país; además, rechazó la aprobación de leyes sociales en beneficio del pueblo trabajador”, cuestionó.
 
 
 
 
 
SIN PROPUESTAS: LA COMEDIA ELECTORAL EN MEDIO DE LA CRISIS BOLIVIANA
 
Resumen Latinoamericano Org. (https://n9.cl/jp9j8)
 
Bolivia atraviesa una tormenta económica y social sin precedentes en décadas. El colapso de las reservas internacionales, la escasez crónica de dólares, la dependencia excesiva de los hidrocarburos, el aumento acelerado de precios en combustibles y alimentos, e incluso bloqueos de carreteras frecuentes han empujado al país a una situación casi insostenible.
“A abril de 2024 las Reservas Internacionales Netas apenas sumaban $us 1.796 millones, de los cuales solo $us 139 millones estaban en divisas líquidas (el resto en oro y otros activos)” (Agencia de Noticias Fides, 2024).
Esta falta de divisas ha dificultado la importación de insumos esenciales, amplificando la inflación y la escasez de bienes básicos. La crisis de combustible —con importaciones de diésel y gasolina restringidas por falta de dólares— ha golpeado el transporte y la producción agrícola, encareciendo aún más los alimentos en los mercados locales. Bolivia se encuentra al borde del abismo económico, con una población que resiente el encarecimiento de la vida y un modelo de desarrollo que muestra señales claras de agotamiento.
Detrás de esta coyuntura hay causas estructurales profundas. Durante años, el país confió en un modelo extractivista rentista (un modelo keynesiano), basado en la exportación de gas natural y otras materias primas, cuyo auge financió más de una década de estabilidad y programas sociales. “Sin embargo, ese “milagro económico” comenzó a agrietarse cuando las reservas de gas se redujeron y los precios internacionales cayeron” (Trigo, 2025). La falta de diversificación productiva dejó a Bolivia vulnerable: al desplomarse los ingresos por gas, también lo hicieron las fuentes de divisas, desatando una crisis financiera. El resultado ha sido una economía estancada, con reservas agotadas y una población enfrentando la inflación más alta en mucho tiempo. Aunque la inflación oficial anual aún es de un dígito, la realidad en los mercados populares es de precios de alimentos y combustibles cada vez más inalcanzables para el ciudadano común. Esta situación de precariedad inédita alimenta la percepción de que el país vive un declive acelerado, generando una “frustración generalizada” entre la gente.
Candidatos “salvadores” sin propuestas concretas
Pese a la gravedad de la crisis, el panorama político rumbo a las elecciones generales de 2025 resulta desolador. Proliferan candidaturas que se promocionan casi en tono mesiánico, prometiendo ser la salvación, pero carecen de planes serios para afrontar los problemas de fondo. De hecho, más del 70% de las organizaciones políticas creadas en las últimas dos décadas desaparecieron tras su primera elección, reflejando la débil institucionalización de los partidos en Bolivia (Sánchez Morales, 2025). Muchos de estos frágiles frentes electorales no son más que trampolines personalistas: plataformas improvisadas para candidatos que se erigen como “salvadores” sin propuestas concretas (Sánchez Morales, 2025). En lugar de debates ideológicos sólidos o programas de gobierno, abundan los slogans vacíos y las promesas populistas inviables (desde gasolina más barata hasta empleos fantasiosos) que subestiman la complejidad de la crisis.
Esta alarmante desconexión entre los candidatos y la realidad del país ha sido señalada por analistas de diversas tendencias. Incluso el presidente Luis Arce –quien hasta hace poco se perfilaba como candidato oficialista– dio un mensaje anual que fue ampliamente criticado por su vacío de soluciones. Su discurso del 22 de enero de 2025 estuvo “lleno de vacíos e insuficiencias, careciendo de propuestas sólidas” para encarar la crisis económica, social y política (Chávez, 2025). En vez de presentar un plan creíble para resolver la escasez de dólares, la inflación o la caída productiva, Arce optó por anuncios genéricos (un “pacto social” ambiguo y la promesa de un Proceso de Cambio 2.0) y por culpar a enemigos externos –la derecha, el “imperialismo”– de todos los males. Como señaló el economista Gonzalo Chávez, fue más un mitin de campaña encubierto que un informe de gestión: un intento de victimización y polarización antes que un ejercicio de autocrítica y solución real (Chávez, 2025).
Del lado de la oposición tradicional, el panorama no es mucho mejor. Tras la convulsión postelectoral de 2019 y la vuelta del MAS al poder en 2020, la oposición de derecha quedó desarticulada y carente de un proyecto claro de país. Persiste un ultrapersonalismo y “autismo” político –como lo describió un columnista– que impide conectar con las necesidades sociales urgentes. Se reciclan las mismas caras de siempre y “sin partidos, sin propuestas, sin militancias”, las fuerzas opositoras bailan alrededor de sus propias egolatrías en vez de aventurarse a construir alternativas programáticas genuinas (Sánchez Morales, 2025). Es decir, mientras el oficialismo encarna un proceso de implosión interna (con la pugna entre “evistas”, “arcistas” “androniquistas” fragmentando el voto popular), la oposición no logra capitalizar el descontento porque tampoco ofrece una visión de cambio estructural que entusiasme a las mayorías. Ambas orillas del espectro político parecen cómodas en la superficialidad: reducen la contienda a ataques personales, promesas fáciles o a revivir viejas consignas, eludiendo el debate de fondo sobre cómo sacar al país de la crisis.
Frustración ciudadana y democracia en entredicho
La consecuencia natural de esta desconexión política es un profundo hartazgo ciudadano. Cada elección renueva la esperanza de encontrar líderes capaces de transformar las desigualdades del país, pero esa ilusión choca una y otra vez con la realidad del caudillismo, la corrupción y la distancia entre gobernantes y gobernados. Lo que debería ser un ejercicio de fortalecimiento democrático termina evidenciando la fragilidad institucional y alimentando el desencanto popular. Muchos bolivianos sienten que, gobierne quien gobierne, no hay un proyecto de país que responda a sus necesidades: el sistema político se ha vuelto una “comedia de enredos” donde todos prometen y nadie cumple, y donde los problemas de siempre (empleo precario, salud y educación deficientes, inseguridad económica) permanecen sin soluciones de fondo.
Este ciclo de promesas vacías y decepciones acumuladas ha derivado en una peligrosa crisis de representación. La población percibe que ni el oficialismo ni la oposición hablan por ella. El Movimiento Al Socialismo (MAS), antaño instrumento aglutinador de indígenas, campesinos y sectores populares, hoy aparece fracturado y sin norte ideológico claro. Retomando a Antonio Gramsci, podríamos decir que “el bloque histórico del MAS sufre una crisis de hegemonía: ya no logra representar los intereses de su base social ni articular un proyecto de futuro creíble” (Machuca, 2024). La ruptura entre el expresidente Evo Morales y el presidente Arce ha dejado un vacío político; ninguna figura consigue encarnar a ese electorado amplio que antes votaba unido en torno al “proceso de cambio”. En las encuestas con miras a 2025, por ejemplo, el joven líder Andrónico Rodríguez –promovido por una facción masista– encabeza la intención de voto con apenas 25%, un porcentaje muy lejos de las mayorías absolutas (50-60%) que el MAS solía obtener en el pasado (Machuca, 2025). Es claro que, dividido, el oficialismo difícilmente podrá ganar en segunda vuelta. Así, el partido que dominó la última década hoy parece haber perdido su capacidad unificadora, confirmando las tesis de Gramsci sobre la erosión de un bloque dominante cuando éste deja de consensuar proyectos comunes.
Del otro lado, la oposición derechista tampoco ofrece una representación convincente. Sus líderes siguen enfrascados en disputas de ego y cálculos cortoplacistas. En palabras de un analista, “persiste el ultrapersonalismo y el autismo político” en esas filas, lo que genera una completa desconexión con las demandas reales de la sociedad (La Razón, 2024). Sin partidos sólidos ni militancias comprometidas, la oposición prefiere explotar la imagen de sus caudillos “sagrados” –sean estos ex mandatarios, cívicos regionales u outsiders de turno– en lugar de aventurarse a construir propuestas coherentes de gobierno. El resultado es un vacío de alternativas: ante la ausencia de narrativas esperanzadoras, muchos ciudadanos caen en la apatía o en la polarización visceral (el “anti-MAS” vs el “anti-derecha”), sin expectativas genuinas de mejora. Elegimos a menudo por afinidad emocional o por rechazo al adversario antes que por evaluar planes de gobierno. Después de votar, la sociedad civil vuelve a la pasividad, dejando de vigilar a las autoridades hasta que estalla la siguiente crisis. Este círculo vicioso de descontrol y desconfianza termina normalizando fenómenos como la corrupción sistemática –donde nepotismo, clientelismo y uso electoral de recursos públicos campean sin castigo (Sánchez Morales, 2025)– y, peor aún, erosionando la fe en la democracia misma.
De hecho, pensadores críticos latinoamericanos como Franz Hinkelammert han advertido que, en nuestra región, el Estado a menudo funciona más como “aparato de opresión” que, como Estado de derecho, dada la parcialidad de la justicia y la corrupción endémica (Machuca, 2024). Bolivia no es la excepción: la captura del sistema judicial para perseguir rivales –practicada tanto por el gobierno de Arce como anteriormente por el entorno de Morales– ha convertido al aparato estatal en instrumento de facción, minando la credibilidad de las instituciones. Cuando amplios sectores perciben que el gobierno solo atiende a sus propios intereses y que la oposición solo busca recuperar el poder para los suyos, la legitimidad de todo el sistema democrático se pone en entredicho. Hoy por hoy, la confianza pública en órganos fundamentales (Tribunal Electoral, justicia, Parlamento) está por los suelos. Según un estudio reciente, menos de 3 de cada 10 bolivianos confían en su órgano electoral y la mayoría ve la política con escepticismo y resignación (Sánchez Morales, 2025). Esta situación es sumamente peligrosa: la deslegitimación democrática puede abrir la puerta a salidas autoritarias o a estallidos de violencia, si la población siente que las vías institucionales ya no sirven para canalizar sus demandas. El divorcio entre dirigentes y ciudadanía –esa “alarmente desconexión” entre gobernantes y gobernados– ha gestado un caldo de cultivo donde germinan la frustración y la desesperanza, dos enemigos mortales de la democracia.
Impacto y Reforma de la Subvención a los Combustibles en Bolivia
La subvención a los combustibles fósiles en Bolivia se ha disparado a niveles insostenibles: en 2024 costó cerca de $us 4.000 millones, el doble que el año anterior (Brújula Digital, 2024), y para 2025 el Gobierno aún proyecta destinar en torno a $us 2.900 millones (alrededor del 10% del presupuesto nacional). Este enorme gasto ha erosionado las finanzas públicas y las reservas del Banco Central. Bolivia importa más del 50% de la gasolina y 86% del diésel que consume (Brújula Digital, 2024); la factura en divisas por combustibles pasó de representar 4% a 9% del PIB (International Monetary Fund, 2024, p. 6), drenando rápidamente las reservas internacionales (a fines de 2024 las líquidas caían a niveles críticos (RT Staff Reporters, 2025)) y agravando el déficit fiscal (hoy en torno al 9% del PIB). En el plano social, si bien la subvención ha mantenido bajos los precios internos (conteniendo la inflación y protegiendo la canasta básica), sus beneficios están mal distribuidos: al ser universal, termina favoreciendo desproporcionadamente a los grandes consumidores de combustible. La agroindustria del oriente –con alto consumo de diésel (3,3 millones de litros diarios solo en ese departamento) y abundante capital transnacional– junto con la minería (p.ej. cooperativas auríferas) se cuentan entre los principales beneficiarios, al punto que el Gobierno ha priorizado su abastecimiento incluso en plena escasez (RT Staff Reporters, 2025). Una parte importante del diésel subvencionado ni siquiera llega al consumidor local, desviándose al contrabando (se estima que el país pierde unos $us 600 millones al año por esta vía) (Buttermann, 2025).
¿Cómo salir de este laberinto? Desde una perspectiva crítica, la solución no pasa por un “gasolinazo” neoliberal (que trasladaría de golpe el costo a las mayorías), sino por reorientar la política de subsidios: reemplazar la subvención indiscriminada por subsidios focalizados que protejan a los sectores populares y productivos vulnerables (transporte público, pequeños productores campesinos, etc.), emprender una transición energética que reduzca la dependencia de hidrocarburos importados, y aplicar medidas de justicia redistributiva (por ejemplo, gravar a las empresas que más se han beneficiado del diésel barato) para que el ajuste no recaiga a los de abajo.
Hacia una agenda económica de transformación
Frente a este panorama de crisis estructural y vacío programático, es imperativo replantear el proyecto de país desde una perspectiva crítica. No se trata de inventar promesas demagógicas de campaña, sino de construir una agenda seria de transformaciones económicas que aborde las raíces de nuestros problemas. A continuación, se proponen algunas medidas y enfoques que podrían integrar esa agenda de cambio:
•          Fortalecimiento de la producción nacional e industrialización con valor agregado
Es urgente superar el modelo primario-exportador. Bolivia debe industrializar sus recursos naturales en vez de exportarlos en bruto. Esto implica invertir en plantas de procesamiento de gas, litio, minerales y productos agropecuarios, de modo que el país exporte combustibles procesados, baterías de litio, metales refinados y alimentos elaborados, capturando mayor valor agregado local. Solo así se crearán empleos de calidad y se dejará atrás la dependencia de los vaivenes de las materias primas. Experiencias pasadas enseñan que la industrialización dirigida por el Estado, con planificación estratégica, puede impulsar el desarrollo –tal como sucedió en países asiáticos– siempre y cuando se combata a la par la corrupción y la ineficiencia burocrática. En este sentido, resulta vital una economía con control nacional de los recursos y diversificación productiva.
•          Políticas activas de exportación y equilibrio de la balanza de pagos:
Para resolver la escasez de divisas, el país debe exportar más y depender menos de las importaciones no esenciales. Esto requiere una política exterior económica agresiva: abrir nuevos mercados para productos bolivianos, renegociar acuerdos comerciales desfavorables y apoyar con incentivos fiscales a sectores con potencial exportador (por ejemplo, manufacturas textiles, alimentos orgánicos, turismo comunitario, litio industrializado). Al mismo tiempo, se deben identificar y sustituir importaciones superfluas mediante producción local (lo que fortalece la soberanía económica). Medidas como créditos blandos y asistencia técnica a exportadores, junto con un tipo de cambio competitivo, pueden incrementar el ingreso de dólares de manera sostenible (Machuca, 2024). El objetivo central es lograr un equilibrio en la balanza de pagos, evitando déficits crónicos. Un balance de pagos sano restablecería paulatinamente las reservas internacionales y reduciría la vulnerabilidad externa. Cabe destacar que incentivar ciertas inversiones extranjeras estratégicas –bajo condiciones estrictas de transferencia tecnológica y sociedades público-privadas donde Bolivia conserve mayoría accionaria– podría contribuir también a generar divisas sin ceder soberanía. No obstante, cualquier apertura al capital externo debe supeditarse al proyecto nacional de desarrollo y no al revés.
•          Soberanía alimentaria y revolución agroecológica:
La reciente crisis ha evidenciado la peligrosidad de depender de la importación de alimentos básicos. Es imprescindible avanzar hacia la soberanía alimentaria, apoyando al campesino, cooperativas y pequeños productores para que aumenten la producción de granos, hortalizas, carne y lácteos destinados al consumo interno. El Estado debe proveer semillas, riego, maquinaria y asistencia técnica, promoviendo una agricultura sostenible y climáticamente inteligente. Además de garantizar el abastecimiento interno a precios justos, esto diversifica la economía rural más allá del cultivo de coca o de la soya de exportación. Un país que alimenta a su población sin depender del exterior es un país verdaderamente soberano. Invertir en agricultura y ganadería local no solo reducirá la factura de importaciones, sino que generará empleos rurales, frenará la migración campo-ciudad y mejorará los ingresos de miles de familias campesinas, reduciendo la pobreza en el área rural.
•          Estrategia alternativa para el litio:
El litio es el “oro blanco” del siglo XXI y Bolivia posee las mayores reservas mundiales en el Salar de Uyuni. Sin embargo, hasta ahora su explotación ha sido mínima y marcada por la intermediación de capitales extranjeros en condiciones poco ventajosas. Una alternativa audaz, es vender directamente carbonato de litio a países vecinos como Brasil, sin pasar por corporaciones transnacionales. Un acuerdo bilateral con Brasil –que busca asegurar insumos para su industria de baterías– podría proveer a Bolivia ingresos en divisas considerables de inmediato. Pero a diferencia de los contratos opacos firmados recientemente con empresas de China o Rusia (que han sido incluso suspendidos por la justicia boliviana por falta de transparencia), este acuerdo debe negociarse con total transparencia y soberanía, garantizando que la mayor parte de los beneficios quede en Bolivia.
La venta directa de litio, así como su industrialización local en plantas estatales o mixtas, permitiría que el país retenga un porcentaje mucho mayor de las ganancias. Además, librarse de la tutela tecnológica extranjera en la cadena del litio sentaría un precedente de independencia en un rubro estratégico. En paralelo, Bolivia podría liderar una alianza regional del litio junto a naciones como Argentina, Chile y México, para coordinar precios justos y evitar la depredación foránea de este recurso (una suerte de “OPEP del litio” desde el Sur Global). El litio bien podría ser la palanca para un nuevo modelo de desarrollo, siempre que se administre con visión de futuro y no como un botín político.
•          Reformas institucionales y pacto nacional para el desarrollo:
Ningún plan económico prosperará sin un mínimo de estabilidad política e institucional. La fragmentación del MAS y la falta de una oposición responsable hacen necesario un nuevo pacto nacional. Retomando ideas de Gramsci y Lenin, la izquierda boliviana requeriría reconstruir un bloque histórico amplio, un frente nacional-popular que incluya a movimientos sociales, sectores progresistas e incluso a las bases desencantadas tanto del masismo como de la oposición. Este frente podría impulsar un gobierno de transición o al menos una agenda común para enfrentar la emergencia económica, con el compromiso de rescatar las instituciones del Estado de su partidización. Una reforma profunda del sistema judicial, por ejemplo, es ineludible para restablecer la confianza de la gente (un poder judicial independiente que rompa con su uso como arma política). Del mismo modo, se debe democratizar la toma de decisiones dentro de los partidos: el liderazgo caudillista debe dar paso a mecanismos de deliberación colectiva y renovación dirigencial. Solo con más democracia –tanto en el Estado como al interior de las fuerzas políticas– podrá la sociedad boliviana asumir un rol activo y vigilante para que se ejecuten las transformaciones económicas propuestas. En última instancia, se trata de recuperar la política como herramienta al servicio del bien común, y no como espectáculo o comedia de enredos.
Retomar el horizonte de un cambio real
Bolivia se encuentra en una encrucijada histórica. La crisis múltiple que golpea al país –económica, social, política– ha expuesto las fisuras de un modelo agotado y de un sector dirigencial más preocupado por su supervivencia electoral que por el destino nacional. Una elección sin propuestas reales, donde los candidatos rehúyen debatir soluciones de fondo, amenaza con ser poco más que una comedia electoral estéril que prolongue la agonía de la población y profundice el desencanto con la democracia. Pero esta situación, por grave que sea, también abre una oportunidad: la de pensar y construir un nuevo proyecto de país.
Esa construcción exige beber de nuestras mejores tradiciones de pensamiento crítico –desde el marxismo hasta la filosofía de la liberación de Franz Hinkelammert– y también aprender de los errores del pasado. Implica entender, como advertía Carlos Marx, que las masas organizadas deben luchar con un propósito claro de transformación estructural, evitando desgastarse en acciones aisladas o en disputas mezquinas (Machuca, 2024). Implica reconocer, como señalaba Gramsci, que la crisis consiste justamente en que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer, y que en ese interregno surgen fenómenos morbosos. Hoy Bolivia vive su propio interregno: el viejo modelo económico y político se desmorona, pero lo nuevo aún no cuaja. Llenar ese vacío con esperanza concreta es la tarea de esta generación.
No será fácil. Requerirá unidad en la diversidad –un bloque amplio que anteponga el interés nacional a las rencillas faccionales– y una ciudadanía vigilante que empuje a sus líderes más allá de la comodidad. Requerirá también honestidad intelectual para diagnosticar la crisis sin maquillajes y valentía política para tomar decisiones difíciles (redirigir subsidios, enfrentar oligopolios, revisar pactos fiscales con transnacionales, etc.). Sin duda, habrá resistencias de aquellos que se benefician del orden existente. Pero la alternativa –seguir por el camino de la inercia y la improvisación– solo augura un agravamiento del colapso, con consecuencias impredecibles para la democracia y el tejido social.
En última instancia, lo contrario de la política sin propuestas es la política con principios y proyecto. La Bolivia post-crisis debe aspirar a algo más que a sobrevivir: debe proponerse vivir con dignidad, justicia y autonomía. Convertir la actual frustración en acción colectiva transformadora es el gran desafío. Si se logra articular esa agenda económica de corte popular y soberano, acompañada de profundas reformas institucionales, quizás podamos dejar atrás la tragicomedia electoral y dar paso a un nuevo capítulo histórico donde la esperanza tenga asidero real. Como reza el adagio atribuido a Lenin, “hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas”; Bolivia podría estar adentrándose en esas semanas definitorias. Que nos encuentre, entonces, con propuestas en mano y el pueblo empoderado, listos para convertir la crisis en oportunidad y la resignación en un porvenir diferente. Solo así esta comedia de errores podrá devenir, al fin, en una auténtica transformación social.
Por lo pronto, el escenario pre-electoral sigue dominado por la comedia amarga de un oficialismo dividido, que amenaza con prolongar la inestabilidad en lugar de resolverla. Las próximas semanas dirán si el MAS fracturado encuentra alguna síntesis o si, por el contrario, la crisis de liderazgo termina pavimentando el retorno de aquellos a quienes solía derrotar.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: CRISIS POR ESCASEZ, BLOQUEOS Y ELECCIONES
 
Precios del arroz y el aceite se disparan en mercados, solo 40% del transporte urbano opera y la población enfrenta filas por gasolina y gas
 
Radio Pachamama de Perú (https://shorturl.at/xs1aW)
 
Bolivia amanece hoy con una crisis generalizada, enfrentando escasez de alimentos, alza del dólar y falta de combustible. Esto ha provocado bloqueos masivos de caminos y protestas ciudadanas a nivel nacional.
Según declaraciones de la periodista boliviana Lisbeth Vargas, la población protesta por la exclusión de partidos políticos de izquierda en las elecciones generales 2025-2030 pues decisiones del Tribunal Constitucional y Electoral lo impiden, generando fuerte rechazo.
Los bloqueos de caminos son masivos en varias rutas importantes de Bolivia. Afectando a Copacabana, Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y otras incluso extendiéndose al departamento de Potosí.
En el país hay una grave escasez de alimentos, los productos básicos no se encuentran o tienen precios muy altos en los mercados. Por ejemplo, el aceite cuesta 23 bolivianos el litro.
El arroz alcanza hasta 900 bolivianos el quintal en mercados normales. El pan subvencionado subió a 70 centavos, y el no subvencionado a un boliviano, afectando el bolsillo popular.
El sueldo básico de 2300 bolivianos no alcanza para mantener familias grandes, mientras el dólar subió drásticamente a 20 bolivianos. La moneda boliviana está muy devaluada, según indica Lisbeth Vargas.
La falta de combustible es crítica. Apenas 40% del transporte urbano funciona, el resto hace fila buscando abastecerse. El gobierno acusa desvío a países vecinos del combustible.
Se prohíbe el ingreso de alimentos de países vecinos como Perú, Brasil y Argentina, lo que empeora el desabastecimiento general. La situación recuerda 1986, pero sin importaciones que alivien la crisis.
 
 
 
 
 
BLOQUEOS Y CRISIS ECONÓMICA AGRAVAN LA TENSIÓN EN BOLIVIA
 
Protestas paralizan ciudades clave mientras crece la presión por habilitar la candidatura de Evo Morales.
 
El Líder USA de EEUU (https://n9.cl/0o2dg)
 
Bolivia enfrenta una de las semanas más tensas del año. Desde el lunes, múltiples bloqueos de carreteras y marchas masivas se extienden por diversas regiones del país, afectando el tránsito, el comercio y el suministro de combustibles. Las movilizaciones, que han paralizado ciudades como La Paz y Cochabamba, combinan demandas económicas urgentes con una fuerte presión política en favor de la postulación de Evo Morales a las elecciones presidenciales del 17 de agosto.
Escasez, inflación y descontento popular
Los manifestantes —que incluyen simpatizantes del expresidente Morales, pequeños comerciantes, transportistas y campesinos— denuncian el impacto de la crisis económica: escasez de diésel y gasolina, largas filas en estaciones de servicio, falta de dólares y un aumento sostenido en los precios de alimentos e insumos básicos.
La inflación ha alcanzado niveles alarmantes y, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional, podría rozar el 15.8% en 2025. Mientras tanto, el tipo de cambio en el mercado paralelo ha superado con creces la cotización oficial, y la canasta básica se ha duplicado en algunas regiones.
En este clima, las protestas se han radicalizado. En Cochabamba se reportaron al menos diez puntos de bloqueo, y en La Paz, miles de personas descendieron desde El Alto para exigir soluciones inmediatas a la crisis e incluso la renuncia del presidente Luis Arce.
Presión por la candidatura de Evo Morales
Además de la emergencia económica, un sector importante de los manifestantes exige la habilitación de Evo Morales como candidato presidencial. El Tribunal Supremo Electoral rechazó su postulación tras la pérdida de personería jurídica del partido PAN-Bol, por el cual Morales intentó inscribirse.
Simpatizantes del exmandatario acusan al gobierno de Luis Arce y a la justicia electoral de frenar deliberadamente su participación. En varias protestas se han mostrado pancartas con la frase “Sin Evo no hay elecciones”, mientras líderes cocaleros y sectores sociales afines al expresidente han advertido que las movilizaciones se intensificarán si no se revierte la decisión.
Postura del gobierno y tensión preelectoral
El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, ha calificado las protestas como un intento de desestabilización electoral y afirmó que se tomarán “todas las acciones que la norma prevé” para restablecer el orden. Hasta el momento, la intervención policial ha sido limitada, aunque sí se han reportado incidentes, bloqueos violentos y ataques a periodistas.
Con menos de tres meses para los comicios presidenciales, Bolivia se encuentra en una encrucijada. La combinación de crisis económica, presión política y fragmentación partidaria amenaza con profundizar la inestabilidad y erosionar la confianza en el proceso electoral.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: LAS PROTESTAS SE INTENSIFICAN EN MEDIO DE SU PEOR CRISIS ECONÓMICA
 
La Voz de Argentina (https://n9.cl/ekfxe)
 
Los bolivianos siguen protestando. Durante varios los días ya se registran manifestaciones en el país andino debido a la crisis económica y política que vive Bolivia. Los marchantes justifican sus acciones por la escasez de combustibles y dólares y el aumento en los precios de los alimentos.
De acuerdo con los medios locales, diversos movimientos políticos insisten en que el país se mantenga protestando hasta que el actual presidente, Luis Arce, renuncie. En ese sentido, el periódico Opinión explicó que el sector del transporte -uno de los más fuertes en Bolivia-, anunció bloqueos desde este martes. Sin embargo, algunos dirigentes del eje central del país desestimaron acatar la medida.
Entre tanto, el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, no descartó la presencia de los militares para ejercer el orden ante posibles hechos de violencia en bloqueos que han sido convocados por el expresidente socialista Evo Morales. 
“Nuestra actuación siempre va a hacer en el marco constitucional, estamos obligados a garantizar el orden interno a través de la Policía. Nuestras Fuerzas Armadas también tienen atribuciones y competencias ante una situación de conmoción o una situación que ponga en riesgo la vida de los ciudadanos, la colectividad y el funcionamiento de las instituciones, esto será en un caso extremo”, sostuvo Novillo.
Evo Morales aprovecha la crisis
En medio de la crisis económica y la escasez de combustibles y de dólares en el país suramericano, el Gobierno de Luis Arce acusa a Evo Morales, de aprovechar la situación para afectar las elecciones en el país convocadas para el próximo 17 de agosto. Arce fue el ministro de Economía de Evo por casi 12 años.
El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, acusa a los manifestantes de boicotear el proceso electoral con la finalidad de forzar la candidatura de una persona que está inhabilitada, en referencia a Morales.
 
 
 
 
 
YAPE DE PERÚ CONQUISTA BOLIVIA: LA APP DEL BCP TIENE MÁS DE 3 MILLONES DE USUARIOS Y ES LA FAVORITA DE LOS BOLIVIANOS
 
La aplicación financiera del Banco de Crédito del Perú se ha consolidado como líder en transacciones digitales, revolucionando el acceso a servicios y pagos en el país andino durante el primer trimestre del 2025
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/5dvka)
 
En menos de dos años desde su llegada a Bolivia, Yape —la billetera digital del Banco de Crédito del Perú (BCP)— se ha convertido en la aplicación financiera más usada del país altiplánico. Solo en el primer trimestre del 2025, la app superó los 3 millones de usuarios y ya cuenta con más de 1.35 millones de negocios afiliados, liderando además en el número de transacciones mediante códigos QR a nivel nacional.
La expansión oficial de Yape en Bolivia comenzó en agosto de 2023, cuando reemplazó a la plataforma Soli Pagos, que entonces contaba con una base de 800 mil usuarios. Desde ese momento, la adopción de la app fue acelerada. Su facilidad de uso —que permite registrarse solo con un número celular, sin necesidad de tener una cuenta bancaria— y su política de cero comisiones eliminaron barreras que históricamente dificultaban el acceso a servicios financieros formales en el país.
“Con Yape todo es posible”, fue el mensaje que acompañó su campaña nacional, reforzando la apuesta por la inclusión financiera y una economía digital más accesible para todos.
Un crecimiento récord en comparación con Perú
A diferencia de su país de origen, donde alcanzó los 3 millones de usuarios recién tras dos años de operaciones, en Bolivia Yape llegó a esa cifra en tiempo récord. Actualmente, casi una cuarta parte de los bolivianos ya utiliza esta aplicación, lo que demuestra no solo una estrategia de expansión efectiva, sino también su capacidad de adaptación al contexto boliviano.
Este éxito también ha sido impulsado por una conexión cultural estratégica. En 2025, Yape fue auspiciador oficial del Carnaval de Oruro y del Carnaval de Santa Cruz, dos de las festividades más importantes del país. Gracias a alianzas con la A.C.F.O. y la A.C.C.C., más de 900 mil asistentes accedieron a soluciones de pago sin efectivo, lo que reforzó el vínculo de la marca con la identidad boliviana. Activaciones con danzas folclóricas, sorteos y la presencia del personaje “Yapito” acompañaron esta apuesta por unir innovación y tradición.
Yape en Bolivia ofrece transferencias interbancarias, pagos y cobros por QR, recargas móviles, pago de servicios básicos y notificaciones en tiempo real, todo con estándares de seguridad bancaria y sin comisiones. Esto ha permitido que tanto emprendedores, trabajadores informales y usuarios sin experiencia en banca digital encuentren en la app una solución útil y sencilla para gestionar su dinero, en medio de una complicada situación económica.
En Perú, la aplicación ya cuenta con un ecosistema más amplio, incluyendo remesas, seguros y delivery. La proyección para Bolivia apunta en esa misma dirección: consolidar a Yape como una plataforma financiera integral para millones.
Un futuro digital en construcción
El impacto de Yape en Bolivia va más allá de los números. La app ha transformado la forma en que miles de personas se relacionan con el dinero, rompiendo con la exclusión financiera que afectaba especialmente a sectores rurales y no bancarizados. Su éxito no solo se debe a la tecnología, sino también a su enfoque accesible, culturalmente sensible y sin fricciones para el usuario.
Yape ha dejado claro que no se trata solo de una aplicación: es una herramienta de empoderamiento digital que ya está modelando el futuro financiero del país.
 
 
 
 
 
EL ‘PABLO ESCOBAR URUGUAYO’ NO SOLO INCURSIONÓ EN EL NARCOTRÁFICO, TAMBIÉN TERMINÓ VINCULADO AL FÚTBOL PROFESIONAL
 
Sebastián Marset no solo invirtió dinero en el deporte, sino que utilizó el poder para cumplir sus sueños.
 
Infobae de Argentina (https://n9.cl/jb6tqx)
 
En los últimos meses, uno de los nombres más mencionados por las autoridades en Latinoamérica es el de Sebastián Marset, un narcotraficante del que se desconoce su paradero y ha comenzado a ser llamado el ‘Pablo Escobar uruguayo’.
Sobre Marset, el primer reporte policial en su contra se registró en 2013, cuando fue acusado de recibir un paquete de drogas de Juan Viveros Cartes, tío de un expresidente de Paraguay.
En 2019 se le vinculó con varias empresas que lavaron activos del narcotráfico en la región, motivo por el que su esposa terminó siendo extraditada a España en mayo del 2025.
Actualmente, el uruguayo está en la lista de los fugitivos más buscados por la DEA, que ofrece dos millones de dólares por información que permita la captura de Marset, que presuntamente estaría refugiado en Venezuela.
La comparación Con Escobar incluye su afición por el fútbol
 En Colombia, el narco uruguayo ha sido nombrado porque el fiscal general de Paraguay, Emiliano Rolón, indicó que Marset es investigado por el asesinato de Marcelo Pecci, registrado en mayo de 2022 en Barú.
“Me habla ella de un segundo anillo de participantes intelectuales y lo ubica a este señor Marset, que hoy está en la información como uno de los que podrían ser responsables”, indicó Rolón al respecto.
Además, las comparaciones con Pablo Escobar, por las excentricidades que tuvo durante su auge criminal, han provocado que se encuentren puntos en común, siendo el fútbol uno de ellos.
Cabe recordar que Escobar, junto a otros narcos en los ochenta, invirtieron parte de su capital en el fútbol profesional, llegando al punto de contratar figuras nacionales e internacionales en las instituciones que fueron vinculadas al narcotráfico.
En Paraguay, que durante varios años fue la sede de su emporio criminal, Marset intentó cumplir uno de sus sueños: jugar fútbol de manera profesional. A los 31 años, el uruguayo se convirtió en nuevo jugador del Deportivo Capiatá, en donde recibió la camisa “10″.
Intentando seguir los pasos de su ídolo, David Beckham, Marset era titular en Capiatá, en donde el técnico, Jorge Núñez, reveló que los jugadores tenían conocimiento del criminal que tenían como compañero y hasta le pedían al estratega no sacarlo del equipo para seguir recibiendo los regalos, en dólares, que entregaba el capo a varios de ellos.
En una historia insólita del fútbol sudamericano, Deportivo Capiatá terminó descendiendo a la tercera división y el uruguayo fue señalado como uno de los responsables, puesto que falló un penal en uno de los partidos clave del semestre.
Después de que en Paraguay comenzó a ser identificado por sus crímenes, Marset se radicó en Bolivia, en donde compró a El Torno FC, club vinculado a la liga de Santa Cruz, y utilizó el dorsal ’23′ en honor a Beckham.
En Bolivia también tenían conocimiento del accionar delictivo del uruguayo, que comenzó a ser llamado por sus compañeros como “El rey del sur”, siendo uno de los jugadores titulares en la institución durante el tiempo que estuvo allí.
Al final, El Torno FC terminó pagando las consecuencias por ser cómplice de uno de los criminales más buscados de la región, ya que terminó suspendido por incumplir los estatutos del reglamento de la FIFA.
“Se tomó la determinación de suspender a este club por mala inclusión y legalidad de sus futbolistas. El Consejo Central es responsable de suspender a un miembro que incumpla sus obligaciones derivadas de los estatutos y otros reglamentos de la FIFA”, informó el presidente de la Asociación Cruceña de Fútbol (ACF), Noel Montaño.
 
 
 
 
 
REAPARECIÓ MARSET CON UNA CARTA: “¿POR QUÉ NO SE OCUPAN MEJOR DE LOS PROBLEMAS DEL PAÍS Y SE OLVIDAN DE MÍ?”
 
UY Press de Uruguay (https://n9.cl/1gm4a)
 
Cuando aún está en el candelero la discusión sobre la venia para la designación de Carolina Ache como embajadora en Portugal, el narcotraficante Sebastián Marset –a quien se le otorgó el pasaporte cuando la postulada era subsecretaria de Exteriores- reapareció con una carta dirigida a las autoridades de cada uno de los países que lo buscan.
Sebastián Marset, el narcotraficante a quien se le otorgó el pasaporte llevando a la caída de varias autoridades y que es afanosamente buscado por varios países, reapareció este martes con una carta enviada a Informativo Carve.
La misiva está dedicada "a cada uno de los países" que me "persiguen", según afirma.
Respecto a nuestro país, sostiene que "me fui en el año 2018 y nunca más volví. No entiendo cuál es el deseo sexual que tienen conmigo. ¿Por qué no se ocupan mejor de los problemas del país y se olvidan de mí, que estoy lejos hace siete años?", expresa.
En lo que refiere a Bolivia, Marset asegura que, como dijo "antes", "el narcotráfico es el crecimiento del país". Según el requerido, "el país se sustenta de eso, así que entre fantasmas no nos vamos a pisar las sábanas. Tampoco hay una puta prueba contra mí ni mi familia; se inventaron un caso que estoy tratando de revertir con dinero, que al final de cuentas eso era lo que querían", responde.
Sobre Paraguay, señaló que "también viven del narcotráfico", al tiempo que criticó la extradición de su esposa, Gianina García Troche, que fuera trasladada el pasado 21 de mayo desde España y permanece recluida en una cárcel de máxima seguridad en Paraguay.
"Respeten el narcotráfico, dejen de meterse con mi familia. Tienen a la madre de mis hijos presa, sin ni siquiera una TV en su celda, aislada como si fuera una delincuente peligrosa, y esa mujer no ha cometido ningún tipo de delito en toda su vida, y ustedes lo tienen claro", señaló.
En relación a Estados Unidos, que de forma reciente lo ubicó entre los fugitivos más buscados por la DEA, Marset sentenció: "A esos malditos gringos no les tengo ni un pelo de miedo, les dejo bien claro y ya lo tienen bien claro. (También me quieren inventar un caso.) Yo jamás en mi puta vida ni siquiera he hablado de ustedes; para mí no existen", expresó respecto a Estados Unidos, que a través de la DEA recientemente lo ubicó como uno de los fugitivos más buscados.
Marset también se refirió al juicio en ese país contra Federico Santoro Vasallo, alias "Capitán", sindicado como su testaferro y que se declaró culpable por el lavado de millones de dólares provenientes del narcotráfico.
"Lo que haya hecho el sapo de Federico Santoro mediante cuentas bancarias lo hizo él; ese no era mi trabajo. Si él se convirtió en sapo ahora, que tenga los huevos para asumir que ese era su trabajo. Yo no soy cambista, yo manejo mi rubro bien manejado, y no me meto en los trabajos de otros. Nunca le pregunté ni siquiera cómo bajaba el dinero. Así que, si lo hacía de Estados Unidos, China o Chile, como dicen, a mí me chupa tres huevos. Yo no lo hice, por lo tanto no he cometido ningún delito en los Estados Unidos", señaló.
Sobre el final de la carta, Marset aseguró que "con tiempo y dinero" solucionará "todos" sus problemas. "Y agarrarme no me van a agarrar nunca, porque inteligencia tienen cero. Ustedes necesitan de sapos para capturar, y los míos, los que están a mi lado, son leales. ¡Pueden ofrecer cien millones de dólares si quieren; eso no me da ni un poquito de miedo!", sostuvo.
"Creen que estoy en Venezuela. Bueno, al menos aquí hay un presidente que tiene los huevos bien puestos, y todo el gobierno es un narcogobierno, pero no lo niega ni les da poder a esos gringos. Acá se paran en la línea y se mantienen firmes. No son como los hipócritas paraguayos, que les lamen los huevos a los estadounidenses, pero trafican sin parar", agregó.
"Si en algún momento quieren llegar a un acuerdo conmigo, mis abogados pueden sentarse a escuchar, pero dejen a mi familia en paz. Yo sé que nada es gratis, pero digan la cifra y terminemos con esta farsa", concluyó.
La respuesta del ministro Negro
El ministro del Interior, Carlos Negro, fue tajante al responder a la carta de Sebastián Marset: "Hace décadas" que el narcotráfico y las organizaciones criminales envían mensajes de este tipo a "los sistemas políticos y los Estados", afirmó en declaraciones consignadas por El País. "Hay una disputa de poder entre las grandes organizaciones criminales por la gran disponibilidad de recursos que se manejan", aseguró. 

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