BOLIVIA YA NACIONALIZÓ EL LITIO Y NO TODO SALIÓ TAN BIEN. ¿MÉXICO DEBERÍA SEGUIR ESE CAMINO?
En 2010 Bolivia contaba con el
yacimiento de litio más grande del mundo. Las reservas de este mineral en dicho
país son de 21 millones de toneladas. En ese año el presidente era Evo Morales,
que tenía planes de convertir a ese país en uno de los centros energéticos de
Latinoamérica.
Con esos datos decidió nacionalizar
todo el proceso de industrialización de ese mineral. Para lograrlo, Morales
confiaba en un crédito del Banco Central de dicho país que ascendió a los 885
millones de dólares.
10 años después el yacimiento con el
que cuenta México planea ser explotado directamente y con recursos exclusivos
del Estado.
“Si hay un acto de traición a la
patria y no se aprueba que el litio esté en manos de la nación, de todas
maneras vamos nosotros a negar cualquier solicitud de concesión para la
explotación del litio y tenemos facultades para hacerlo”, advirtió Andrés
Manuel López Obrador el 7 de octubre.
El proceso de nacionalización del
litio en Bolivia, de acuerdo con el economista Henry Oporto, carecía de un plan
realista hasta el 2014.
“El gobierno ha hecho mucho ruido,
pero no ha pasado de la retórica grandilocuente. No hay un plan serio. No hay
una industria de los recursos naturales. Eso es un sueño para los bolivianos”,
dijo el experto al periódico El País.
De acuerdo con Jessica Estefanía
Jiménez Montoya, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM),
México podría tomar ejemplo claro de lo que pasó en Bolivia e incluir todo lo
que esta explotación olvidó con el fin de evitar consecuencias ambientales
serias en las regiones cercanas a los yacimientos.
“En el caso de Bolivia su plan
ambiental solo contemplaba qué pasa con la sal que se desecha después de la
extracción de litio. Pero no hubo un estudio sobre el impacto de la
disponibilidad de agua. Es lo que puede suceder aquí en México. Las empresas no
consideran el efecto que tiene que ver con la utilización de químicos nocivos
para la salud humana y de animales, la contaminación de agua, aire y el daño a
los suelos”, explicó.
La nacionalización
En Bolivia, la nacionalización del
litio no se dio sola, formó parte de toda una reforma en el sector energético
que declaró la nacionalización de los hidrocarburos en 2006 y que otorgó al
gobierno andino el “control absoluto” de todos estos recursos.
Después de que entrara en vigor esta
medida, las compañías extranjeras que operaban en Bolivia, como Repsol y
Petrobras, entregaron toda su producción a Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos.
El discurso de Evo Morales, según
dice el periódico español El País, era: “se acabó el saqueo de nuestros
recursos naturales por empresas extranjeras”.
Ahora en 2021, Luis Arce Catacora,
presidente de Bolivia, colocó de nuevo el tema de la nacionalización del litio
como prioridad en su agenda, ya que afirma haber encontrado la fórmula para
cubrir la carencia de recursos para explotar el mineral más cotizado del
planeta.
La agencia EFE explica que la nueva
estrategia incluye el uso de la tecnología de extracción directa. Esto, según
el mismo presidente, les permitirá acelerar la inclusión de este país en el
mercado del litio a nivel global.
El presidente boliviano admitió que
perdieron tiempo y que ahora buscarán recuperarlo. Bolivia creó una empresa
paraestatal llamada Yacimientos de Litio Bolivianos, para enfocar su
explotación, sin embargo, no ha conseguido producir a nivel industrial el litio
que se necesita para exportar, como lo han logrado Chile y Argentina.
“El método desarrollado en Bolivia no
es lo suficientemente bueno para lograr una calidad aceptable -de litio- en el
mercado y han tenido que buscar socios extranjeros para la producción de
hidróxido de litio, cosa que no estaba contemplada al inicio de la
nacionalización”, dijo Martín Obaya, el investigador del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina al diario El País.
¿Qué ha dicho el gobierno mexicano al
respecto? Nada, pero de acuerdo con la investigadora Jiménez Montoya, está muy
a tiempo de regular este mercado y sacar el mejor provecho, tanto en el aspecto
económico como en el ambiental.
De acuerdo con el sitio de noticias
especializado Mining Technology, el yacimiento de México tiene reservas
probadas y probables de 243 millones de toneladas, por lo que sería el depósito
más grande del mundo hasta ahora descubierto. Por eso, la subsecretaría de
Minería, dependiente de la Secretaría de Economía, planea apostar tanto a la
extracción del mineral como a la conformación de una cadena productiva basada
en ella.
“Investigadores especializados en
energía y medio ambiente coinciden en que la autoridad mexicana está a tiempo
de regular la explotación del carbonato de litio para evitar el ya documentado
despojo a comunidades rurales o indígenas y la contaminación generada por la
extracción de otros minerales por parte de empresas nacionales y extranjeras”,
se indica en un documento que publicó la UAM.
Los riesgos para los mantos acuíferos
cercanos a las zonas de explotación de litio también forman parte de las
advertencias que realiza la UAM, ya que pone en riesgo directo la supervivencia
de las comunidades en este territorio.
A pesar de la experiencia en otros
países, ¿el gobierno continuará con sus planes para la explotación del litio
sin tener bases técnicas y científicas que prueben su éxito?
Cuestione Com. de México
(https://bit.ly/3lAM0Og)
POPULISMO RESILIENTE
Mundiario de España (https://bit.ly/3mMnDwl)
Los populismos de izquierda y de
derecha se llegan a tocar y, en consecuencia, comparten los mismos rasgos,
acaso no ya de violencia y brutalidad como sucedía con los totalitarismos, pero
sí de estulticia y vacuidad.
Normalmente, tiende a asociarse el
fenómeno del populismo con las tendencias de izquierda únicamente. Sin embargo,
esa asociación no es tan precisa, pues el populismo, al ser únicamente un
ropaje de formas, un barniz discursivo, un celofán de signos, puede contener en
sí también tendencias o ideas de derecha. Bolivia, por ejemplo, está hoy sumida
en un agujero negro de populismos de izquierda y de derecha. Los primeros están
representados en las masas que aglutina el MAS (integradas por los hijos de
quienes fueron embelesados por el MNR del 52) y otros partidos de izquierda de
menor relevancia cualitativa y cuantitativa. Los segundos, en nuevos
movimientos que, aunque no tan masivos como los primeros, son también
colectivistas, conservadores e intolerantes, a pesar de que creen ser
individualistas, libertarios y apostar por los principios del liberalismo
político. Éstos últimos proceden de la zona oriental de Bolivia
preponderantemente (Luis Fernando Camacho o Johnny Fernández).
Lo cierto es que, así como ocurrió
con los totalitarismos de izquierda y de derecha del siglo XX (comunismo y
fascismo), cuyas similitudes, en ciencia política, se explican mediante la
teoría de la herradura, los populismos de izquierda y de derecha también,
mediante la herradura, se llegan a tocar y, en consecuencia, comparten los
mismos rasgos, acaso no ya de violencia y brutalidad como sucedía con los
totalitarismos, pero sí de estulticia y vacuidad. (No puede negarse que tanto
comunismo como fascismo tuvieron élites intelectuales y una doctrina
relativamente profunda). Aunque lo cierto es que el populismo contemporáneo
también puede presentar algunos signos de autoritarismo y violencia.
Para analizar el populismo de derecha
en Bolivia, tomemos en principio las figuras de Camacho y Fernández, y
diseccionémoslas. Camacho, en realidad, no dista mucho de Evo Morales en cuanto
a actitud práctica, tono discursivo y personalidad. Es, como el líder cocalero
indígena, una persona escasa o directamente carente de lecturas, que abandera
un regionalismo intolerante, que no es dada a la reflexión crítica de la
realidad ni a la mesura, y que apela, en última instancia, al azuzamiento de
las masas como forma de freno violento a las intenciones del adversario. En
estricto sentido, de Morales solo lo distancian su color de piel, su amor por
el oriente y —solo relativamente— su visión económica.
El caso de Fernández es un poco más
particular. El alcalde cruceño se ha puesto en un lugar apartado del
radicalismo camachista (y en realidad de toda la lógica derechista) y del
socialismo autoritario del MAS. Empero, esto no quiere decir que ese
distanciamiento lo sitúe en una racionalidad ejemplar o lo convierta en una
autoridad municipal responsable. Su populismo puede ser leído mediante la
inanidad de su actuación mediática y en redes sociales. El que se grabe videos
haciendo extravagancias risibles, lejos de ser esto motivo para la burla, es un
signo alarmante de que el burgomaestre no hace política (en el sentido
aristotélico del término, y ni siquiera en el maquiavélico), sino que
sencillamente regala pan y circo al pueblo que lo eligió.
Este fenómeno pudo ser ya evidenciado
en el pasado en políticos que no fueron tan importantes por su jerarquía o su
magisterio. Por ejemplo: Rafael Quispe, quien hacía ante las cámaras cosas más
o menos similares a las de Fernández. Y el fenómeno se ve promovido, a su vez,
por otro fenómeno: el de cultura de masas, el cual, a través de los medios de
comunicación, da paso a la sorna antes que al contenido profundo, a la risa
antes que al pensamiento, a la frivolidad antes que a la reflexión.
Por último, el populismo, al igual
que el fenómeno de cultura de masas, también agrieta y finalmente penetra los
círculos de la intelligenstia y de los políticos relativamente razonables, y se
mezcla con las formas, los convencionalismos y las apariencias de lo
políticamente correcto. Hace unos días, por ejemplo, el MIR cumplió 50 años de
vida, y varios líderes de opinión y políticos importantes felicitaron a aquel
partido, sin recordar (o quizás olvidándolo adrede) que aquella organización partidista fue de
las más corruptas de la historia de Bolivia y estuvo envuelta en casos de
narcotráfico y obviando que, pese a su radicalismo izquierdista del inicio,
terminó pactando con Hugo Banzer Suárez y representando los intereses de los
capitalistas y empresarios privados. Esa actitud tibia de querer caer bien a
las masas ingenuas y poco críticas, de estar bien con Dios y con el Diablo,
puede ser interpretada, creo, como un rasgo del populismo. Solo que en esta
ocasión, tristemente, está encarnado en la clase letrada y —al menos en
apariencia— crítica.
El populismo es resiliente; se adapta
a los modos de vida, los cambios y los avatares de la historia. Lo más
alarmante es que incluso puede perforar las murallas de una organización política
que emerge primigeniamente con una mística o un espíritu racional, ético y
responsable. Creo que algo —o mucho— de esto ocurrió con Comunidad Ciudadana.
¿Qué pasó con esta alianza política? Nació con un espíritu de genuino cambio
estatal y renovación ética de las instituciones. Buena parte de la clase
académica y de valores éticos relativamente elevados boliviana se vinculó a tal
tienda política. Al poco tiempo, sin embargo, el populismo se fue abriendo en
sus bases y aun en sus altas esferas. Esa irrupción lamentable se pudo
evidenciar en tres cosas: 1) su decadencia en cuanto a su potencial ideológico,
2) su performance de la última campaña electoral (aunque también es cierto que
el fiasco se debió sencillamente a la pereza) y 3) la calidad de sus parlamentarios,
ya que muchos de ellos tienen fuertes cargas identitarias de género o etnia,
pero una escasa cualidad propositiva. Atendiendo demasiado al clamor de ciertos
sectores progresistas, CC se afincó demasiado en el discurso de la juventud
política y las cuotas identitarias y de género, olvidando que ser joven no es
un valor per se y que ser marginado social no es suficiente para desempeñarse
bien haciendo política.
El populismo estuvo encapsulado hasta
el siglo XX, cuando en 1914, según Eric Hobsbawm, se dio fin a la cultura
burguesa. Lo problemático es que lo más probable es que se reinvente con el
paso del tiempo, valiéndose de actores sociales, culturales y políticos y
haciendo uso de plataformas y soportes de la modernidad y la contemporaneidad.
¿Cómo frenar el populismo? Un
triángulo resume la posible solución: 1) políticos responsables y preparados
con visión a largo plazo, 2) medios de información serios y reflexivos que
eleven gradualmente el nivel cultural de la opinión pública e 3) intelectuales
críticos y sinceros y que denuncien entuertos y canten las realidades incómodas
de la sociedad conservadora y rutinaria, como Gabriel René-Moreno, Alcides
Arguedas o Felipe Mansilla. Tristemente, hoy esos tres elementos existen solo
en pequeñísimas cantidades. @mundiario
WIPHALA
La Constitución de 2008 de Bolivia recuperó la
Wiphala como símbolo de la nación, sin renunciar a la tricolor
Diario de Almería, España (https://bit.ly/3aAkr1o)
Ayer 12 de octubre coloqué una
pequeña enseña wiphala en mi salón; con sus dos cuerpos triangulares,
compuestos por todos los colores y separados por una franja alba diagonal,
llamó la atención de mis hijas, que la agarraron sin contemplaciones para imitarla
en sus cuadernos. El resultado es una gozosa mezcolanza de tonalidades
puerilmente dispuestas. La wiphala no es un símbolo de agresión, solo llama a
la inocencia.
No podemos estar seguros de su
origen, es cierto. Hay quien sostiene con desdén que es un invento europeo, un
artificio. Pero esto importa poco. La Wiphala es un clamor muy real, tanto como
el dolor que los pueblos indígenas de Hispano América llevan soportando cinco
siglos, desde que los europeos decidieron "liberarlos". Juzgar el comportamiento
de los antepasados con los criterios de hoy puede ser estúpido, pero ya en
aquellos tiempos existían los conceptos de piedad, de fraternidad y de
libertad; en la conciencia de seres humanos coetáneos esas palabras ejercieron
ya su mágica función: muchos acusaron y algunas voces nos han llegado.
También existía el Evangelio, con su
discurso de amor fraterno y justicia social, tantas veces celado. Por eso el
Papa Francisco ha pedido perdón por los crímenes cometidos por quienes decían
llevar a Cristo y llevaron solo esclavitud y miedo. La derecha nacionalista lo
acusa ahora de antiespañol, indigenista y otras heterodoxias. Qué extraña idea
de España es esa empeñada en salvar toda crueldad que se obra bajo el pendón de
Su Majestad.
La Constitución de 2008 de Bolivia
recuperó la Wiphala como símbolo de la nación, sin por ello renunciar a la
tricolor ni a la lengua universal que compartimos. El grito indígena por la
dignidad, tantas veces negada, no es una embestida contra nuestra vieja Patria,
como tampoco lo es la disculpa del Papa. Son, por el contrario, actos de
justicia que llaman a la memoria de pueblos largamente humillados. América
despierta poco a poco a la conciencia de sus culturas, de sus riquezas
naturales y su exuberancia ecológica; las tensiones que resultan de ello no
cesan; en Bolivia vimos con desesperación cómo el mundo se cruzaba de brazos
ante un golpe de Estado de viejo cuño; pero Perú ofrece ahora una esperanza.
En el día de toda la hispanidad,
Wiphala ondea para todos los que sufren. Para que los pobres no se resignen,
para que una vez y otra, se levanten y clamen. Hablen la lengua que hablen,
vivan donde vivan.
BOLIVIA: “LAS ORGANIZACIONES
INDÍGENAS SE HAN DEBILITADO PROFUNDAMENTE”
La mitad de los bolivianos se considera indígena.
La Constitución reconoce derechos a 36 nacionalidades. Pero, según expertos, el
Gobierno privilegia a quienes le apoyan. Y más de 60 grupos aún buscan ser
reconocidos.
Telam de Argentina (https://bit.ly/3mNNGDl)
No es por pura presunción lingüística
o política que Bolivia se define como un Estado Plurinacional. De acuerdo con
el último censo nacional (de 2012), más del 49 por ciento de la población
boliviana se autoidentifica como indígena. Se trata, según datos de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), del país con mayor
proporción de población indígena en la región. Y esta población, a la que el
ojo foráneo suele observar como una unidad, no podría ser más diversa en
territorio, lengua, actividades económicas, formas de organización y peso
político.
La Constitución boliviana reconoce 36
“naciones y pueblos indígenas originario campesinos”, con territorio, población
y lengua propios. Dos de ellos, el aymara y el quechua, se consideran
mayoritarios. Y otros 34, como el chiquitano, el guaraní, el mojeño, el
cayubaba o el uru, han sido constitucionalmente reconocidos como minoritarios.
Entre estos, se cuentan también los
afrobolivianos, pero no aparecen los más de 60 grupos poblacionales igualmente
minoritarios, que no han sido reconocidos como naciones, recordaba hace un año
a DW Alex Villca, vocero de la Coordinadora Nacional de Defensa de los
Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia
(CONTIOCAP). El propio Villca se identifica como indígena uchupiamona y su
pueblo reclama reconocimiento, pese a haber perdido su lengua originaria.
Entre Tierras Altas, Valles y Tierras
Bajas
Los bolivianos suelen dividir
didácticamente su territorio en tres regiones, las tres con abundante población indígena, explica a DW Gabriela
Canedo, socióloga y antropóloga de la Universidad Mayor de San Simón, en
Cochabamba. Aunque estas fronteras entre regiones y departamentos no sean
exactas.
En la región andina de Tierras Altas
(mayormente en los departamentos de la Paz, Oruro y Potosí), están concentrados
los pueblos originarios del altiplano. Entre ellos, hay población quechua y
uru-chipaya, pero predomina la población aymara, precisa Canedo. Allí, en
Oruro, nació Evo Morales, primer presidente indígena de Bolivia y aún líder del
gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
En los Valles centrales, en la franja
subandina que incluye a la ecorregión de Los Yungas (departamentos de
Cochabamba, Chuquisaca y Tarija), se han asentado sobre todo campesinos y
cocaleros del grupo indígena quechua. Entre ellos, en el Chapare, emergió el
liderazgo sindicalista de Morales.
Y en las llanuras tropicales de
Tierras Bajas (departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando), se asientan los
pueblos de la Amazonía, el Chaco y el Oriente boliviano (conocido también como
Chiquitanía). Allí, se encuentra “la mayor cantidad de grupos indígenas del
país, unos 30, la mayoría pequeños”, precisa la socióloga y antropóloga de
Cochabamba.
De las "quintillizas" a las
facciones
En estos territorios, operan cinco
organizaciones, las llamadas “quintillizas”, que participaron en la Asamblea
Constituyente que redactó la nueva Constitución de 2009. Entre ellas, cuentan
la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB), en Tierras Bajas, y el
Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Quallasuyu (CONAMAQ), en Tierras Altas.
Y están asimismo la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación
Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSIB) –que agrupa a los
cocaleros, también llamados “colonos” o "colonizadores"-, y la Confederación Nacional de Mujeres
Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa” (CNMCIOB “BS”).
Estas tres últimas han sido
históricamente “incondicionales” de los gobiernos de Evo Morales y el MAS. En
tanto, las dos primeras “han interpelado al Estado debido a conflictos
concretos”, y han sufrido su división en facciones “orgánicas” y facciones oficialistas
paralelas, observa la socióloga y antropóloga Canedo.
Es un secreto a voces que el
incentivo a la división interna de importantes organizaciones indígenas
proviene de los sucesivos gobiernos del MAS, como ha denunciado también antes a
DW Marcial Fabricano, líder indígena mojeño-trinitario, poblador del Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), y candidato a
vicepresidente en 1997.
Dos parteaguas: de la Constitución de
2009 al TIPNIS en 2011
La Constitución de 2009, que declaró el
Estado Plurinacional, reconociendo los derechos fundamentales de los pueblos
indígenas, “fue el producto de un proceso de organización, fortalecimiento y
presencia en unidad de las organizaciones de los pueblos indígenas de Tierras
Altas y Tierras Bajas”, recuerda, por su parte, la politóloga boliviana Moira
Zuazo, investigadora asociada de la Universidad Libre de Berlín.
Ese proceso de 30 años –desde el
restablecimiento de la democracia en 1982, hasta el referendo constitucional de
2009-, se vio sacudido por un nuevo parteaguas en 2011. La represión del
entonces Gobierno de Evo Morales a la marcha indígena contra la construcción de
una carretera a través del TIPNIS, en Tierras Bajas, fue “el final de este
proceso de estructuración de una agenda común”, considera Zuazo. Desde
entonces, asegura y coincide en esto con sus compatriotas Canedo y Fabricano,
“las organizaciones indígenas se han debilitado profundamente”.
Evo Morales “se apropió de luchas
históricas y reivindicaciones ganadas con mucho esfuerzo y sacrificio por
nuestros pueblos a lo largo de la historia republicana”, sentenciaba tajante
Villca, el vocero CONTIOCAP, en su anterior entrevista con DW. Con Morales y el
MAS, "nuestros hermanos aymaras y quechuas han ido ganando un espacio más
visible en la política, que les ha permitido expandir la dominación sobre otros
pueblos indígenas", aseguraba. Aunque tampoco estas poblaciones se hallan
alineadas en bloque al partido en el poder.
Más allá del culto a Evo
En efecto, Evo Morales "es el
líder indígena más conocido, pero no es el único" y el culto a su
personalidad ha invisibilizado, también a nivel internacional, la diversidad de
pueblos y liderazgos indígenas del país, ha advertido la politóloga Zuazo.
Así, por ejemplo, Fabricano fue uno
de los líderes de la icónica Primera Marcha por el Territorio y la Dignidad de
los pueblos indígenas de Tierras Bajas en 1990. Y aquellos 600 kilómetros
recorridos a pie entre Beni y la Paz, permitieron el pionero reconocimiento de
las Tierras Comunitarias de Origen (TCO).
Pero ese avance importante en la
afirmación del derecho territorial indígena aún presenta “profundos vacíos
legales e injusticias hacia nuestros pueblos”, ha lamentado por su parte
Villca. Por eso, el “Tata” Fabricano volvió a marchar hace una década contra la
carretera del TIPNIS: “El 25 de septiembre de 2011 fuimos reprimidos en
Chaparinas, por el simple hecho de
defender el medio ambiente, nuestro territorio”, recordaría con amargura a DW.
Y, seguido por más de un centenar de
indígenas de Tierras Bajas, Fabricano lo ha hecho nuevamente en 2021. A sus 68
años, el cacique mojeño acaba de liderar una oncena marcha indígena: más de 500
kilómetros a pie entre Beni y Santa Cruz, en defensa de sus territorios
ancestrales.
Los pueblos indígenas de Tierras
Bajas demandan protección, entre otros, ante la expansión de los asentamientos
de colonos cocaleros y las quemas de territorios por parte de empresarios
agroindustriales, precisa la socióloga Canedo. Y se refiere a dos fenómenos que
han sido facilitados con leyes tanto por el MAS, como por el corto y polémico
Gobierno de oposición que interrumpió sus mandatos entre 2019 y 2020.
“Situación de profunda vulnerabilidad”
indígena
Pero estas marchas, cada vez más
debilitadas, así como los recientes enfrentamientos entre organizaciones
paralelas de cocaleros, ponen de manifiesto la “situación de profunda
vulnerabilidad” que atraviesan los pueblos indígenas en Bolivia hoy, insiste la
politóloga Zuazo. Y mientras el patrón de división de las organizaciones indígenas
se reproduce en todos los ámbitos, “estamos viendo una lenta convergencia de
actores con intereses divergentes”, alerta.
Hay “enfrentamientos entre civiles,
donde tenemos la impresión de que la Policía no actúa desde una perspectiva de
Estado para el conjunto de los bolivianos, sino que toma partido” por los
afines al Gobierno. En este caso, por los cocaleros del Chapare, que producen
coca excedentaria, “para el mercado ilegal”, en detrimento de los cocaleros de
Los Yungas, que producen, en su mayoría, “para el mercado tradicional del
masticado”, explica.
Y entretanto, el Comité Cívico de
Santa Cruz, bastión de la oposición al MAS, llamó a una huelga general, que se
ha asociado con la reciente marcha indígena de Tierras Bajas, pese a que los
indígenas se defienden también de la amenaza que representan muchos
agroindustriales cruceños, señala, por su parte, Canedo. Pero en esta
"convergencia de intereses divergentes", hace notar Zuazo, son
justamente los partidos políticos opositores y movimientos cívicos como el
cruceño quienes se pronuncian contra la
persecución política que sufren, también, los indígenas enfrentados con el
oficialismo.
“EL 12 DE OCTUBRE DE 1492 EMPEZÓ LA
INVASIÓN. FUE UNA INVASIÓN, UN GENOCIDIO Y UN SAQUEO… QUE CONTINUA”
Entrevista con Fernando Huanacuni, ex canciller de
Bolivia en el último Gobierno de Evo Morales y teórico del Vivir Bien/Buen
Vivir
El País Canario de España (https://bit.ly/30roJX7)
Fernando Huanacuni fue canciller en
el último mandato del presidente Evo Morales, sustituyendo a David
Choquehuanca, actual vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Pero
Huanacuni, hombre de origen aymara, es también conocido por su trabajo teórico
en torno al Sumak Kawsay o Suma Qamaña, que se ha dado en traducir como Buen Vivir
o Vivir Bien. En torno al contenido de su último libro, Vivir Bien/Buen Vivir.
Filosofía, políticas, estrategias y experiencias de los pueblos ancestrales
(2015) hablamos en esta entrevista, realizada a principios de este año en La
Paz, en la sede el colegio infantil donde trabaja. Huanacuni sitúa el origen
del concepto, así como del Abya Yala, en 1992, en sendas reuniones realizadas
por los amautas indígenas del continente, con representantes de Alaska a la
Patagonia y también de África, que se dieron cita en Tiwanaku, Bolivia, a raíz
de que España celebrara el V Centenario de la conquista, y posteriormente en
Teotihuacán, México, dos cunas de pueblos originarios y milenarios.
¿Cómo surge el concepto de Buen Vivir
o Vivir en plenitud, que parece es la traducción más correcta?
No hay la traducción correcta. Porque
en el idioma ancestral, hay palabras que no existen. Es otro paradigma. El
occidental tiene una forma de entender y el paradigma ancestral indígena, tiene
otro, distinto. Lo digo esto no por lectura, sino por afirmación, de
experiencia propia. Mi origen es el aymara, mi idioma materno es el aymara y
pienso en aymara. Entonces, desde los 14 o 15 años me encuentro en este mundo,
desde la década de los ochenta, después del golpe de Estado de Luis García
Mesa, que nos expulsa de nuestros territorios. Empezamos a aprender el idioma
occidental, es decir, el inglés y el español. Ahí nos damos cuenta de que son
dos lógicas distintas, de pensar, de sentir, es una estructuración diferente,
es una concepción totalmente distinta. El
mundo occidental tiene un antropocentrismo arraigado. El antropocentrismo es el
parámetro de pensar, de diálogo y de concebir el mundo. En cambio, en los
pueblos indígenas originarios, y en particular el aymara del cual vengo, es lo
comunitario. Por ejemplo, para mí que uno diga que las montañas hablan o que el
árbol habla es natural, pero en el pensamiento occidental no, porque el arraigo
del antropocentrismo es tan fuerte que niega la existencia alrededor; más aún,
niega alguna interrelación en el sentido de pensar o sentir, ¿no? Eso yo lo
siento. En estos momentos estoy pensando en español, me doy cuenta. Por eso,
cuando queremos traducir el Buen Vivir o el Vivir Bien, o el Suma Qamaña, no se
va a poder traducir. Inicialmente, en Ecuador se tradujo como Buen Vivir y en
Bolivia como Vivir Bien. Entre ellos se armó un pequeño debate, insulso, porque
tampoco ninguno de los dos reflejaba el paradigma. Después se introdujo la Vida
en Plenitud, que más o menos trato de explicar. Tampoco. El Vivir Bien o Buen Vivir,
en realidad el Suma Qamaña en aymara o Sumaq Kawsay en quechua o kwichua, es un
paradigma: emerge de una cosmosivión, es decir, una forma de sentir, de
percibir y de comprender, incluso de proyectar, el mundo, la vida. Es un
paradigma, que no se puede traducir en dos o tres palabras.
¿Cuáles son los principios de ese
paradigma?
Bueno, lo primero es que hay una
lógica: la comunitaria, diferente de la individual. La lógica comunitaria no
solamente describe la relación social humana, sino explica la relación con
todo, por ejemplo, con las montañas. Por eso celebramos ceremonias rituales y
para nosotros es ahí donde también hay una infección de ese abismo que todavía
existe entre lo occidental y lo indígena. Para mí, y para los pueblos
indígenas, hacer una ceremonia es algo profundo, tiene una connotación
trascedente para nuestras vidas. El occidental se aproxima, con un simbolismo y
una expresión folclórica, digamos, como un recuerdo del pasado, una cosa así…
lo conciben. Entonces, nos acompañan, por respeto… Pero no nos acompañan, en
realidad, en el sentimiento. Para nosotros sí es un profundo sentimiento,
hacemos ceremonias en un diálogo con la Pachamama, con los ancestros… para
nosotros hay una connotación profunda del ancestro. Cada día hacemos una reverencia
al ancestro, cada día para nosotros está aquí el ancestro. La experiencia
individual para mí, si bien puedo aportar como, digamos, el libro, con una
sistematización, de donde emerge esa sabiduría es de la práctica cotidiana y
generacional que han tenido nuestros abuelos. Viví con mi abuelo y mi abuela.
Ellos lo vivían plenamente lo que llaman Suma Qamaña, Vivir bien, en sus vidas.
Se resistieron a hablar el español.
Le iba decir eso, que fueron
colonizados, pero que la lengua la han mantenido.
Sí, porque en el idioma está la
lógica. Me doy cuenta de eso. Por eso la gente me dice, ¿cómo no va a haber
gracias en tu idioma? Es que no hay. Es una actitud distinta a la estructura
paradigmática comunitaria: simplemente cumples tu rol. No te tienen por qué dar
las gracias, solo cumples tu rol. En cambio, por cómo se ha estructurado, en el
paradigma individual pareciera que es como hacerle un favor a otro, ¿no? Porque
se piensa, se siente y se concibe diferente el mundo. En cambio, en el nuestro,
no: no esperas un “gracias”, simplemente lo haces, es tu rol. Como lo hace el
sol, la lluvia… se complementan las fuerzas. Entonces, en el idioma está la
lógica: la lógica comunitaria y la forma de concepción. Por eso, nuestra
resistencia, por ejemplo, en el Estado Plurinacional (de Bolivia) de mantener
los idiomas ancestrales. Todos. Los 36 que existen acá, por lo menos
registrados, son oficiales. Hay muchos más. Tenemos tres universidades que,
obviamente, están tratando de reconstituir los pasos iniciales que estamos realizando.
Entonces, el Buen Vivir/Vivir Bien
emerge de la práctica de los abuelos, está ahí. Muchas cosas de las que uno
quiere reconstituir están ahí, en lo cotidiano. Por ejemplo, mi abuela: ¿qué
recomendaba? En aymara, siempre decía: “vas a recordar que para vivir bien hay
que estar bien, hay que caminar bien, es algo continuo”. Estaba ahí la frase,
siempre ha estado ahí la frase, desde niño yo recuerdo. Estaba ahí. Como
también te dice que la lluvia cae, etc. Está ahí, en lo cotidiano. No dice este
es el precepto más alto, no es así. Está en lo cotidiano. Hasta que, en 1992, a
propósito de que España invita a celebrar los 500 años, jijijiji, despiertan al
cóndor, al puma, al jaguar, al águila, al oso… Despiertan y dicen: ¿cómo? ¿Cómo
que celebrar? Más bien deberíamos reflexionar sobre los 500 años.
Los amautas, los guías espirituales,
llaman a una reunión en Tiwanaku. Hay una reunión de amautas, de ancianos, de
líderes y guías espirituales, que se realiza del 17 al 21 de junio del año
1992, aquí en la localidad de Tiwanaku. Ahí, y ya cuento también por
experiencia propia, observamos el diálogo de diferenciar el Buen Vivir del
Vivir Bien, porque el idioma en que nos comunicábamos era el español.
Hablábamos de todo. Algunos pensaban que la reconstitución era una cuestión de
tener más trabajo, tener más oportunidades en el Estado, tener una
infraestructura educativa, más maestros, tener espacios dónde danzar… Es decir,
se decía de todo. Pero los abuelos escucharon y, volvieron a preguntar, después
de que cada joven, cada líder (estaban aquí de México, de África, de muchos
sitios), hubiera hablado: “¿es decir, que ustedes solo quieren incorporarse a
la estructura colonial?”. Los jóvenes de ese tiempo dijeron no. Entonces, ¿por
qué ustedes nos están diciendo esto? Toda una incorporación, además. Es decir,
que en esa estructura vamos a tener “más derechos”, que la reconstitución de
nuestra identidad cultural simplemente es tener más derechos. Entonces, los
abuelos empezaron a diferenciar. Esta lógica, este camino, no es nuestro.
Incorporarnos no nos va a dar la respuesta. Nuestro camino es diferente.
Entonces, ya lo tradujo como una estructura, que tenemos que cambiar. Esa
estructura, que es económica, política, jurídica y social, no es un espacio que
permita recuperar tu camino, tu identidad cultural.
Se habló de cómo podemos transformar,
cómo podemos retornar a nuestro camino. Se habló en diferentes dimensiones y
ahí es donde surge el Estado Plurinacional como una posibilidad de transformar
nuestra estructura colonial. Y el pueblo mapuche preguntó: “¿cómo vamos a
potenciar la estructura? ¿cómo vamos a adecuarnos a una estructura que es
colonial?”. Entonces los abuelos, los amautas, respondieron que no era
potenciar estructuras sino crear un espacio favorable para reconstituir nuestra
identidad cultural. Porque, más allá de eso, está la reconstitución de los
territorios ancestrales, mucho más allá de los Estados. Está en ese camino, en
ese rumbo. Eso va a llevar mucho tiempo.
¿Eso cómo encaja con el capitalismo?
El capitalismo, definitivamente, está
cuestionado. Ahí diferenciamos el Vivir Bien del consumismo, el hecho de creer
que la felicidad está ligado a tener más. Todo se vende. Hasta nuestra cultura
la venden, nuestras danzas, nuestras ceremonias, como con la ayahuasca, todo
está a la venta, jijijiji. Entonces, ¿cómo empezamos a generar esa soberanía,
nuestro propio camino, nuestra identidad cultural, lo que pensaban y sentían
nuestros abuelos? Ahí, emerge el Vivir
Bien, primero como una frase, diferenciada de Buen Vivir.
¿Surge en 1992, en ese contexto?
Para explicar aquí, entre nosotros y
al mundo, empieza a usarse, pero ¿cuál es la diferencia entre Buen Vivir y
Vivir Bien? Puede ser un debate interesante, parece lo mismo, pero poco a poco
se fueron explicando las diferencias. Sirvió mucho y sirve todavía para
explicar los paradigmas. Hay que explicarlo al mundo.
¿Se puede decir que Vivir Bien es la
defensa de lo comunitario, partiendo de su lógica y su idioma?
Claro.
¿Pero sin unos pasos o fases que
cumplir? ¿O eso forma parte de lo que se está teorizando?
Sí existen unos principios, que los
abuelos lo viven cotidianamente. Nosotros, ahora, tal vez por la necesidad de
explicar a este lado (Occidente) tenemos que sistematizarlo. Aquí con los
abuelos es como comer, no se necesita explicación. Aquí hemos sistematizado los
trece principios, desde el comer, caminar, dormir bien, etc., y muchos otros
aspectos, como explicación para los de afuera. Pero los abuelos lo hacen
naturalmente, como que el sol sale por el Este. Es decir, el Vivir Bien o Buen
Vivir, más los Derechos de la Madre Tierra, más el Estado Plurinacional de
Bolivia, etc., empezó a emerger como una propuesta de debate interno, de
diálogo. Los hemos debatido mucho internamente.
Lo llevaron a sus comunidades a
Ecuador, Colombia, México, en todos. Y tuvimos un segundo encuentro, el 21 de
diciembre de 1992, en Teotihuacán, México, pero no solo para el debate, eso es
solo una parte. Se juntaron todos los cetros, las varas (de mando) de cada
comunidad, de comunidades que iban desde Alaska hasta la Patagonia. Se juntaron
las varas, las amarraron, para que el espíritu retorne otra vez a ese camino
del Abya Yala. Ahí surge también ese concepto, Abya Yala. La recuperación…
Todos los pueblos buscamos el término del continente, no había. Cuando decimos
acá el Collasuyo o el Tahuantinsuyo, es solo una franja. No había nada que
nombrara al continente.
¿Cómo surge el término Abya Yala? ¿Es
en la reunión de Teotihuacán?
Sí. En Teotihuacán y en los diálogos
en Mesoamérica.
¿Qué significa Abya Yala?
Tiene varias acepciones, ojo. Tampoco
se puede traducir literalmente. Es multidimensional. Es una palabra de origen
kuna, un pueblo originario (donde ahora están Panamá y Colombia). Cuando los
maestros se ponen a buscar (el nombre para definir al continente), lo
encuentran en el pueblo kuna, durante esos diálogos. Ellos tomaban la palabra y
decían siempre: “En el Abya Yala…” y todos escuchábamos sin saber qué estaban
diciendo. Entonces ellos dicen, porque tienen unas 300 islas en el Caribe: “en
el Kuna Yala”, en el territorio kuna. Y Abya Yala es todo lo que no es el
territorio kuna. Así que desde el Caribe se puede ver todo, centro, norte, el
sur, todo lo que no es territorio kuna, el continente. Entonces, ahí se
recupera primero políticamente y después ya hoy tiene una trascendencia, una
propuesta. Dice: “cuando Abya Yala despierta, América tiembla”. Tiene la
connotación de una articulación desde lo indígena, desde lo comunitario.
En estos momentos históricos que
estamos viviendo, no solo como pervivencia temporal sino como un cambio
paradigmático, de propuesta, al mundo, así lo estamos viendo y sabemos que sí,
en mi comunidad, yo tengo mi comunidad, pero no cambia nada nada al final,
porque alrededor está el deterioro. Ya no es cuestión de un país o de un
continente, sino de un paradigma que está sumergido en el mundo. Así lo vemos y
así lo estamos enfocando. Sabemos también que no es algo que se haga en diez ni
veinte años. Sabemos que va a ser generacional.
¿Se puede decir que el Sumak Qamaña o
Sumak Kawsay está más vinculado al mundo rural que al urbano?
No, en absoluto. Está vinculado a
todo. Es un paradigma. Ahorita, por ejemplo, vivimos aquí, en la ciudad, y eso
no implica que no puedas Vivir Bien. Eso te va a llevar a tu transformación
personal y de lo que está a tu alrededor. Es una transformación comunitaria,
principalmente; no concebimos solo una transformación individual. No existe en
nuestra concepción paradigmática. Es comunitario. No solo reflexionas tú; la
Madre Tierra te habla, estás conectado…
En países como Perú, ha pasado que
mucha gente se avergonzaba, incluso en la actualidad, de hablar en su lengua
materna, ya fuera quechua o aymara. Eso sería incompatible con la práctica del
Vivir Bien, ¿no? ¿O todos practican el Vivir Bien?
El idioma es una puerta, pero no es
todo. Hay otros parámetros, como la ritualidad, las danzas, es una
articulación. Ahora, lo que tú dices… no es que el indígena renunció a su
lengua porque sí. Fue obligado.
¿La Iglesia Católica que tiene que
ver en esta situación?
Pues mucho. Durante la colonia, los
símbolos más visibles son la cruz y la espada, eso está claro. La cruz y la
espada. Hoy día, si está sumergido el paradigma, es a través de estos dos
símbolos. Creer que solo hay una verdad, que el mundo se mide según la visión
occidental, eso es lo que nos ha destrozado.
En países que son muy católicos en
teoría, como Perú o el mismo Bolivia, ¿esto dificulta la realización del Buen
Vivir?
Al final, el centro del Buen Vivir es
espiritual, pero no en los términos de la concepción occidental. Es una forma
de vida y emerge de nuestra concepción sagrada de la vida.
Hablar con las montañas, con los
Apus, con los ríos, con los árboles…
Claro. Esa concepción es una
relación, por eso es que hacemos ofrendas, subimos a la montaña y le danzamos…
los árboles, las aves, las hormigas. Está arraigada profundamente esa
interrelación de respeto. Para los occidentales, solo son objetos.
La espiritualidad es el centro y por
eso la colonia atacó al corazón mismo, con el cristianismo, en sus diferentes
ramas. Detrás del cristianismo hay mucha sangre, no solo aquí, en el mundo.
Aquí llegó la Inquisición. Las grandes cruzadas llegaron aquí, arrasaron
pueblos y ciudades. Por tanto, tratar de preservar una espiritualidad producto
de una concepción, que es una cosmovisión, y vivirla, ha sido dificultoso para
nuestros abuelos, pero lo supieron esconder y después ya nosotros de alguna
manera tratamos de llevarlo adelante. Lo sentimos como una responsabilidad
generacional, no es para escribir libros.
En la actualidad, con un poderoso
capitalismo financiero y la robotización de las sociedades, ¿van a poder
resistir más tiempo, después de más de 500 años? ¿Creen que la gente se va a
asimilar al mundo occidental?
Existe tecnología en el pasado.
Nosotros tenemos tecnología por ejemplo de cultivos, de construcción.
Entendemos que la tecnología que articula lo comunitario, es útil. Pero la
desechable, que es la de hoy día por cuestiones del mercado, destroza nuestra
forma de entenderlo. La tecnología tiene que ser perdurable, que articule el
paradigma comunitario, el encuentro no solo social, sino de vida, con todo. Es
posible porque el ingenio del ser humano tiene esa capacidad. La estructura
política del capitalismo genera una tecnología desechable y eso es lo que
cuestionamos.
El punto real que viene fuerte, a
través de la tecnología, eso lo vivo con mis niños, es el impacto que tiene en
ellos. Pero también veo y siento en el niño la sensibilidad del niño, natural.
No lo digo solo por niños aquí en Bolivia, sino en Portugal, en China… tienen
un respeto natural por lo que está alrededor. Si el sistema educativo siguiera
ese lineamiento natural, tendríamos todo un proceso de reconstitución de lo que
nosotros llamamos Buen Vivir o Vivir Bien.
En armonía con la naturaleza…
Claro. Y relacionarte.
Pero ahí parece que existe una
contradicción con lo realizado por Gobiernos de los presidentes Morales y
Correa, desde el punto de vista de seguir con las industrias extractivas.
El extractivismo surge desde la
colonia, no es una práctica nuestra. Cuando vinieron los europeos, no vinieron
para generar interculturalidad, ni para un encuentro de dos mundos: vinieron
para buscar riquezas. A saquear. Entonces el 12 de octubre de 1492 empezó la
invasión. Fue una invasión, un genocidio y un saqueo… que continua, no ha
parado. Porque ha generado, a través del paradigma, la visión racista, porque
esa es la visión hegemónica. Utiliza el racismo para desmerecer a las culturas
ancestrales, a los pueblos originarios y afrodescendientes. Hay discursos que
han suavizado un poco, pero ahí están Trump, Bolsonaro… Como canciller he visto
un racismo terrible en el Parlamento Europeo, existe. Existe Francia, en Alemania,
en España. Entonces, ese paradigma mantiene también el sistema colonial del
saqueo mental. Hay un monocultivo con eso: el saqueo persiste.
Esos Gobiernos justifican la
concesión de proyectos mineros porque con los ingresos podrían atender las
necesidades de la población más pobre.
Cambiar un paradigma, no es sencillo,
ni migrar de un Estado nación, porque la propuesta que acompaña al Vivir Bien
implica el Estado plurinacional. Así lo hemos diseñado en nuestra estrategia:
el Estado plurinacional. Ahora, por eso nuestro momento político, que nosotros
denominamos proceso de cambio, también es pasar del Estado nación a la
estructura plurinacional. Eso no va a ser sencillo. Tiene sus pasos, incluso,
reitero, generacionales.
Es decir, aunque se haya aprobado una
nueva Constitución en 2009, que enterró a la república colonial y consagra el
Estado Plurinacional, aún no se ha cambiado el paradigma…
Claro, ni siquiera se ha completado
la nueva estructura del Estado Plurinacional, nos mentiríamos a nosotros mismos.
El Estado nación surge desde la Revolución Francesa. Pregunto: ¿se perfeccionó
el Estado nación? Si no, Trump no estaría denunciando que hubo fraude en su
democracia. No se ha perfeccionado. Desde 2009 hasta 2021 son pocos años de
experiencia con el Estado plurinacional. Entonces, no es justificación,
simplemente describo la realidad.
Constitucionalmente tenemos un nuevo
pacto social, constitucional. Nosotros queríamos definirlo como un Pacto de
Vida, pero la visión antropocentrista solamente lo define como Pacto Social, la
nueva Constitución. Pero el Vivir Bien no es solo un Pacto Social; es un Pacto
de Vida.
¿Qué consecuencias implica?
Muchísimas, muchísimas. Por eso es
que el Pacto Social simplemente va a dirimir, a resolver, solamente lo
social-humano. El Pacto de Vida es con todo; con todo: con la montaña, con los
ríos, con los árboles, con las demás formas de existencia. Solo por venta,
aquí, en Bolivia, los caimanes están siendo depredados. Solo por comercio. Y no
hay Ley que… tal vez hay una Ley de protección medioambiental, que no es lo
mismo que un Pacto de Vida. Entonces, podríamos haber tenido una Constitución
política del Estado inédita en el mundo, porque todas las constituciones son
‘pactos sociales humanos’. Podíamos haber tenido un Pacto de Vida que genere,
promueva y cuide esta interrelación que existe en la realidad en la vida. No
solo lo humano necesita protección o una buena administración, sino la vida. Y
quién se da cuenta de esto tiene aún mayor responsabilidad en su deber de tener
una buena administración. Entonces, eso no lo hemos logrado por la limitación
del paradigma de quienes estuvieron presentes en la Asamblea, tanto en Sucre
como en Montecristi (Ecuador). Sí lo querían promover, pero no entendían el
espíritu. Esas limitaciones paradigmáticas no permitieron eso, pero se logró
por lo menos cambiar las constituciones.
La Constitución no es todo. Las
estructuras están en los diferentes niveles de Gobierno: central,
departamental, municipal, provincial, lo que en Ecuador llaman parroquia. No se
ha transformado todavía. Se requiere otra Asamblea Constituyente para una
transformación orgánica y articulada. Porque hasta ahorita son pequeños feudos
los ministerios, los viceministerios, las direcciones, las secretarías, etc.
Son simplemente feudos del sistema anterior, el Estado nación.
¿La misma división
político-administrativa no es una herencia colonial?
Correcto, correcto.
Ustedes se organizaban en ayllus,
¿no?
Claro, claro. Por eso es que nosotros
recién logramos algunos avances. La lucha indígena es por tierra, por
territorios. Eso significa la reconstitución de nuestros territorios
ancestrales, que va más allá de la división político-administrativa… incluso de
Estados.
Fueron los países colonialistas los
que han trazado las fronteras, aquí y en África…
Por ejemplo, los pueblos kichwa o
quechua, que viene desde Colombia, Ecuador, Perú… Los aymaras, hasta el norte
de Argentina y Chile y en el sur del Perú. El pueblo kuna, entre Colombia y
Panamá. El pueblo maya, entre Guatemala, Honduras y México, o los mapuches,
entre Chile y Argentina.
¿Esa contradicción es indisoluble?
Para nada. No hay nada inamovible.
Tal vez simplemente es producto del monocultivo militar del que se vive el
capitalismo, que ha detenido procesos de transformación, naturales, como dicen
los abuelos. Nada es inamovible; estamos trabajando para esa reconstitución de
los territorios ancestrales.
Llama la atención que, en Perú,
rodeado por Ecuador y Bolivia, apenas se hable del Buen Vivir o Vivir Bien,
tampoco en las organizaciones políticas.
La parte del sur del Perú está
inmersa en el debate con Bolivia. Juliaca, Puno, Cusco… hasta Arequipa. Esto
nos permite dialogar y tener una conexión muy directa. Tenemos ese diálogo.
Pero sabemos que, en otras partes como Lima, para nada. Esa es otra historia.
Fue el Virreinato…
Sí, es Virreinato, esa es la palabra
correcta. No se han sumergido en esos debates como nosotros o como en Ecuador.
También en Colombia están sumergido en los espacios académicos y en los
espacios indígenas, un poco permeando la visión de las izquierdas.
Ahora, ¿por qué Ecuador y Bolivia no
caminaron más allá de lo que lo hicieron? Es que está la izquierda. El
pensamiento de la izquierda que todavía no tiene esa visión sobre el
extractivismo. Entonces, el movimiento indígena tiene su paradigma y avanza paso
a paso: la estrategia es migrar del Estado nación al Estado Plurinacional. Pero
después del Estado Plurinacional viene la reconstitución de nuestros
territorios ancestrales. Pero es un paso en la estrategia.
Es decir, Estado Plurinacional,
derechos de la Madre Tierra y reconstitución de los territorios ancestrales…
Nosotros a los territorios los
llamamos ayllus, marka, suyu… incluso la forma de gobernarnos, que es distinto.
En las comunidades no se lucha por el poder, porque ya sabemos a quién le va
tocar cada gestión.
Hay un mallku, ¿no?
Hay un mallku y una mamacta’lla que
asumen con carácter rotatorio, normalmente un año solar, y después asume otra
familia. No hay votación, es por unanimidad. No hay lucha por el poder. En
Bolivia está bastante extendido, ha permeado a los ayllus o al mundo sindical,
como en el Trópico (de Cochabamba).
Puede decirse que en Bolivia convive
una parte de la población que es colonialista, que se representa con la imagen
de Jeanine Áñez con la biblia y la cruz entrando a Palacio de Gobierno después
de un golpe de Estado, y que están en minoría frente a una inmensa mayoría
indígena.
Absolutamente. Describe bien el golpe
de Estado: utilizando los mismos símbolos coloniales de la cruz y la espada.
Y que se avergüenza de lo indio…
Absolutamente. El Estado nación que
se configura con la República es racista: el principio que lo estructura y lo
mueve es el racismo.
Entonces, la lucha es continua
Es permanente, no acaba. Ahora, la
estrategia de este tiempo es el Buen Vivir o Vivir Bien, construcción del
Estado plurinacional, derechos de la Madre Tierra y reconstitución de los
territorios ancestrales y de nuestra identidad cultural.
¿La pandemia de la COVID-19 les da la
razón a ustedes, de alguna manera?
Claro, absolutamente. La pandemia, como
alguien dijo, implicará también una forma de reestructuración de los Estados;
es una forma de dominio. Mira ahorita, por ejemplo, con las vacunas, el
monopolio que hay.
El ser humano tiene debilidades no
solo mentales sino corporales y físicas por la forma de vida que tiene ahora.
Obviamente, el hacinamiento, el destrozo de las formas de vida que son
necesarias no solo en la vida del ser humano, sino de todo, está demostrando la
fragilidad en que se encuentra esta humanidad. Por eso es que, como decía al
principio, la propuesta del Vivir Bien o Buen Vivir ya no solo se vuelve la
lucha de los pueblos indígenas, sino que se propone como una respuesta a la
crisis global, la crisis de vida que tiene Occidente. Les decimos: miren, lo
pueden solucionar con esto.
El abismo al que va la humanidad, a
través del antropocentrismo y del individualismo… Para nosotros está clara la
estrategia de recuperación de nuestra identidad cultural, pero cuando hablamos
de los Derechos de la Madre Tierra es una invitación global para resolver esto.
Sé que puede interpretarlo como
visión occidental, pero ¿cómo encaja el feminismo en el mundo indígena, la
igualdad entre hombres y mujeres en el marco del Buen Vivir? Porque estos son
países muy machistas, como Perú o Ecuador, no sé si Bolivia porque no lo
conozco tanto.
Es machista, Bolivia.
Quizás tenga que ver también con la
influencia de la tradición católica
Es machista, sí. Desde que está el
cristianismo es machista.
¿Pero los indígenas no son machistas?
El principio generador de lo indígena
es la paridad, hombre-mujer. Por eso nuestras autoridades (en las comunidades)
son un hombre y una mujer, el mallku y la mamact’alla. Ahora, en esta gestión,
han sido elegidos un primo y una prima mía en mi comunidad. Eligieron a mi
prima como mamact’alla y su esposo, que es policía, está obligado a
acompañarla, porque no se concibe que una autoridad vaya sola. Desde que le
colocan el poncho, tiene que cumplir. La paridad ha cobrado mayor fuerza con el
Estado Plurinacional. En estos catorce años se ha logrado algo muy grande:
devolver la sonrisa a lo indígena, sentir el orgullo de la identidad cultural.
Tal vez no conocías que antes de 2006 no se podía entrar con nuestras
vestimentas originarias a lugares llamados Palacio de Gobierno, ni a las plazas
públicas. Incluso, en la Ley municipal no está di derogado ni menos abrogado,
una Ley del período republicano (se refiere a antes de 2009), la prohibición de
entrar con vestimenta indígena en esos espacios. Está en el olvido, pero
mantiene ese espíritu de negación de lo indígena.
Cuando en 2006, después de que el 21
de enero el presidente Evo Morales juró como primer presidente indígena de
Bolivia, entró al Congreso, juró y después del discurso entró a Palacio de
Gobierno y también entró la multitud. En un canal muy polémico aquí, Unitel,
colocaron en los rótulos: “trajes elegantes se confundieron con polleras y
ponchos”. Jijijiji.
Es extraño ver en los programas
matutinos de televisión a muchachas blancas y rubias y no ver a mujeres, ni
hombres, indígenas.
Promueven todo el día el estereotipo
del hombre blanco.
A propósito, ¿cuentan ustedes con
medios de comunicación, por ejemplo, comunitarios?
Tenemos varias radios comunitarias,
pero televisiones no. Recién están migrando algunos canales a la tecnología
digital, en redes sociales, pero no tenemos en señal abierta. Las radios están
en todas las comunidades, pero el Gobierno del golpe de Estado derogó y
destrozó algunos de nuestros medios de comunicación. Recién estamos migrando a
la televisión digital, no hemos hecho el apagón analógico, que se tuvo que
hacer en 2014. Esperábamos a que cambiara, pero los propios empresarios
privados lo detuvieron, porque si se cambia, todas las comunidades hubiéramos
tenido la posibilidad. Todas. No se dio y los empresarios privados se
beneficiaron, en desmedro de las comunidades. Así que lo esperamos pronto.
Tenemos una radio emblemática, Kausachum Coca, por ejemplo, que a través de
redes sociales lideró la articulación en defensa de la democracia y la lucha
durante el golpe de Estado.
Porque está claro que para la batalla
cultural que están dando, necesitan medios de comunicación.
Así es. Todos los medios, como has
visto y no necesita explicación, se dedican a la promoción de lo blanco, con
algún “aditamento colateral” de lo indígena por ahí, que más o menos se enmarca
en los rasgos blancos. Existe aún esa hegemonía.
BOLIVIA: EL GOBIERNO EXPRESÓ SU
BENEPLÁCITO POR EL AVANCE DE LA RESTITUCIÓN DE MOMIAS SAGRADAS
Telam de Argentina (https://bit.ly/3DAc81L)
El Estado Plurinacional de Bolivia
expresó su beneplácito por el avance del proceso de restitución a las
comunidades aymara y quechuas de ese país de un grupo de momias sagradas que
integran las colecciones del Museo de La Plata.
"Nos reunimos con el embajador
de Bolivia, Jorge Ramiro Tapia, la presidenta del Instituto Nacional de Asuntos
Indígenas (INAI), Magdalena Odarda, y el responsable de Asuntos Internacionales
del nuestro Instituto, Ignacio Prafil, para evaluar los avances de la
restitución de los restos sagrados y ancestrales al Tiawanacu, en el actual
territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, y el embajador nos transmitió
que todo el gobierno está contento con el proceso de restitución", contó a
Télam el antropólogo del INAI, Fernando Pepe.
El especialista en restituciones se
refirió así al reclamo de una momia de la cultura Tiawanaco, llamada Nayra por
las comunidades, y de las otras momias pertenecientes a estos pueblos que
estaban en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata.
Explicó que "se trató la
restitución de los restos sagrados y ancestrales a Tiawanaco, que ya veníamos
coordinando con el hermano Rubén Vizcarra, vice cónsul de Bolivia de la
delegación La Plata, y se conversó la posibilidad de desarrollar en nuestro
país una Universidad Indígena, que en Bolivia ya hay tres".
"También dialogamos sobre el
intercambio de saberes con respecto a la defensa de nuestros recursos
naturales, en particular el litio y quedamos en armar un equipo integrado por
el INAI y la Embajada para coordinar las acciones necesarias para llevar a cabo
la restitución, dado que el presidente del Estado plurinacional de Bolivia
(Luis Arce) estaría llegando a la ciudad de La Plata el día 30 de octubre
próximo", adelantó Pepe.
El especialista en restituciones de
restos de pueblos originarios destacó que esos procesos "tienen para los
pueblos originarios distintos significados, las más importante es la
reafirmación territorial. Cuando los ancestros y ancestras vuelve afirmamos y
reafirmamos que ese territorio es de ese pueblo".
"Desde lo simbólico la
importancia es para mí mayor, en el sentido que se visibiliza el genocidio,
genocidio que permitió la apropiación de estos cuerpos por los museos, en
muchos casos personas se apropiaron personas vivas que murieron prisioneros de
la Ciencia en los mismos museos. Entonces para que estos genocidios no se
repitan es muy importante visibilizar, concientizar y sensibilizar al
respecto", remarcó.
"Los pueblos originarios nos han
enseñado a resistir desde la llegada de Colón hasta hoy, y si a esto le sumamos
una política pública integral de Memoria, Verdad y Justicia, seremos
invencibles", dijo Pepe.
Pepe enfatizó que en un día como este
martes, 12 de Octubre, "esta fecha es importante para visibilizar y
concientizar porque a pesar de los genocidios que se llevaron a cabo en
nuestros territorios, el genocidio español el más largo y cruel, en nuestro
país el genocidio roquista y finalmente el genocidio de la última dictadura
cívico-militar, que es la continuación de los otros dos".
El mes pasado, frente al Museo
platense se realizó una ceremonia sagrada a cargo del amauta Wari Rimachi
donde, además de visibilizar este reclamo, se le impuso un nombre propio a una
de las momias pedidas, para que ese resto humano deje de ser considerado un
"objeto de colección".
Según explicaron las comunidades en
esa oportunidad, las mujeres sabias tuvieron una visión que les permitió
conocer el nombre que debía llevar esa momia: Nayra (ojo sagrado), por lo que
los restos de esa mujer dejó de llevar el nombre que exhibió en las vitrinas
del museo hasta el 2006, cuando un cartel advertía que se trataba de una
"Momia de la cultura Tiawanaco".
GENERAL BOLIVIANO GARY PRADO: «EVO
BUSCA CREAR TRANSNACIONAL DE LA COCA EN PERÚ»
Oficial en retiro boliviano afirma
que Pedro Castillo se encuentra presionado por los intereses de distintos
grupos de diferentes líneas ideológicas de izquierda.
Expreso de Perú (https://bit.ly/3mOdtvp)
¿Cómo recibió la noticia de la muerte
del terrorista peruano Abimael Guzmán?
Era de prever que esto ocurriese en
cualquier momento ya que llevaba muchos años en la cárcel, además, tenía una
avanzada edad. Él fue condenado a cadena perpetua y tenía que morir en la
cárcel por haber ocasionado más de 60 mil muertes en el Perú durante su mando
de los terroristas de Sendero Luminoso, que se extendió, inclusive, a parte de
Bolivia. Sendero Luminoso también actuó en El Alto de La Paz con secuestros y
extorsiones.
Cuando se ajustició al Che Guevara
nació un mito que hasta el día de hoy es utilizado por la izquierda, ¿considera
que luego de la muerte de Guzmán puede nacer un mito como ocurrió con el
terrorista argentino?
Puede ser, pero con todos los años
que pasaron de Sendero Luminoso y el hecho de haber estado en la cárcel tanto
tiempo su figura ya no da para crear mitos. Simplemente creo que va a quedar en
el recuerdo como un personaje siniestro para la historia del Perú. Era un
psicópata que le gustaba matar al igual que al Che. Estaban contentos cuando
veían sangre, cuando veían muertes. Esa forma de vida no se lleva bien con la
mayoría de nuestra gente que es pacífica.
¿Cómo analiza lo que fue Sendero
Luminoso a nivel regional ya que ocasionó acciones terroristas en Bolivia
también?
En los años 80 una célula de Sendero
Luminoso se infiltró en Bolivia, junto a un grupo de izquierda local, y
realizaron por ejemplo el secuestro de un millonario empresario local de La
Paz, Samuel Doria Medina. Lo tuvieron tres meses secuestrado y cobraron 2
millones de dólares por su rescate. Esa fue una forma de financiar sus
operaciones.
Llamó la atención que unos años
después dos de los integrantes de esa operación, quienes habían sido juzgados y
condenados en la justicia de Perú, formaron parte del gobierno de Evo Morales.
Establecieron una vinculación con Evo
Morales que funcionó hasta cierto punto.
LUIS ARCE SE ACERCA A SU PRIMER AÑO
DE GOBIERNO CON LA TENSIÓN ESCALANDO EN LAS CALLES Y UNA BOLIVIA POLARIZADA
Infobae de Argentina (https://bit.ly/3n6z1Uf)
Al menos una decena de arrestados,
algunos heridos, denuncias de ataques violentos a congresistas opositores y
amenazas de nuevas movilizaciones callejeras de contrarios al Gobierno, así
como también de seguidores del oficialismo, han marcado en los recientes días
la apertura de un periodo de escalada de conflictos y de tensiones en una
Bolivia polarizada, a menos de un mes de cumplirse el primer año de gobierno
del presidente Luis Arce Catacora.
Santa Cruz de la Sierra ha vuelto a
confirmar ser el bastión de las oposiciones en el país, como ocurrió sobre todo
en la fase final de la gestión de Evo Morales, al liderar el primer paro cívico
nacional durante el mandato de Arce. El rechazo al proyecto de ley de ganancias
ilícitas, aprobado inicialmente por la mayoría del MAS en la Cámara de
Diputados, y la protesta contra las persecuciones judiciales de líderes
opositores como el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, el alcalde
de La Paz, Iván Arias, y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, han
sido los disparadores de las movilizaciones callejeras que se han sentido con
mayor fuerza en la capital cruceña y en menor medida en algunas zonas de las
ciudades de La Paz, Cochabamba, Potosí, Tarija y Oruro.
Los conflictos, que comenzaron a
manifestarse desde septiembre pasado, tienen como protagonistas principales al
Comité pro Santa Cruz, la institución más influyente del movimiento cívico
boliviano, al llamado Consejo Nacional de la Democracia (Conade), y,
recientemente, a los productores cocaleros de la zona de Los Yungas,
aglutinados en la organización llamada Apdecoca, a los indígenas de las tierras
bajas del oriente boliviano, a los comerciantes y a los transportistas. También
han surgido amenazas de movilizaciones callejeras por parte de sectores
mineros.
Las leyes “malditas”
El primer paro cívico nacional,
calificado por el Gobierno como “un fracaso”, ha tenido como origen el
malestar, especialmente de los gremialistas o comerciantes bolivianos, que
alertaron de los riesgos de dos leyes elaboradas por el MAS que apuntan a
controlar los bienes de las personas, bajo el argumento de que no deben tener
orígenes dudosos.
Los comerciantes y otros sectores
sociales han calificado ambas normas como “malditas”, ya que temen sean
instrumentalizadas para incautarse de bienes y de propiedades a la sola sospecha
de que son ilícitos, sin cumplir previamente el derecho constitucional al
debido proceso o respetar el principio de inocencia.
Algunas de las organizaciones que
convocaron a un paro nacional movilizado y a marchas de protesta consideran que
estas leyes son copias del modelo venezolano que apunta a un duro control
estatal de los ciudadanos y a la persecución judicial de los adversarios
políticos, con el pretexto de la búsqueda de transparencia y lucha contra la
corrupción.
Ambas normas son cuestionadas por
juristas que consideran que se otorga demasiado poder a la Unidad de
Investigaciones Financieras (UIF), a la Procuraduría y al Ministerio de
Justicia, con fuerte afectación a la privacidad de las personas. Hay artículos
de estas normas que levantan secretos profesionales y financieros, además de
autorizar allanamientos, embargos de bienes y otras acciones, sin contar
siquiera con autorizaciones judiciales.
El rechazo a dos leyes que apuntan a
estas medidas ha provenido principalmente de sectores que han apoyado antes al
gobierno del MAS, como son los gremialistas, los transportistas y, últimamente,
los mineros cooperativistas. Los empresarios también lanzaron el alerta y los
cívicos decidieron respaldar las protestas mediante un paro, al considerar que
el Gobierno apunta a la “venezolanización” de Bolivia.
Incluso hay organizaciones
profesionales, como las de los abogados y los periodistas, que se sumaron a los
cuestionamientos por afectar el secreto profesional. Iglesias y otras entidades
de la sociedad civil también rechazan la nueva normativa.
Ante el creciente malestar, el
Gobierno anunció la suspensión del tratamiento legislativo hasta socializar una
de las normas, pero no pudo frenar el paro y las marchas que se cumplieron este
lunes. Tras concluir sus primeras movilizaciones, los sectores ahora dan un plazo
de 72 horas para que el oficialismo las anule o las derogue, lo que no ha sido
aceptado por el Gobierno. De no ser escuchados, diversas organizaciones
anunciaron que podrían ir a un nuevo paro de 48 horas y tomar otras medidas más
radicales.
Ante las advertencias, el presidente
Luis Arce encabezó este martes en algunas ciudades del país una movilización de
sus seguidores y amenazó con responder y defender en las calles el voto que lo
llevó al poder el año pasado.
En la jornada de paro y de bloqueos
hubo choques entre seguidores del oficialismo y los opositores, con saldo de
algunos heridos y detenidos. Para analistas como Paúl Coca, el conflicto apenas
ha comenzado y la polarización política que hay en Bolivia está llevando a una
polarización social que puede ser peligrosa si no se la frena.
“Esto apenas empieza. Puede llevar a
conflictos mayores. Es una bola de nieve. Han habido problemas de
avasallamientos de tierras e incendios forestales que el Gobierno no ha
resuelto”.
Daniel Valverde, otro analista
político, considera que la sociedad boliviana es en este momento “rehén de los
radicalismos”, perdiendo así la oportunidad de atender temas estratégicos. “El
Gobierno está obligado a realizar una relectura de su posición política. En
marzo pasado dio un giro con su retórica de que en Bolivia hubo un golpe de
Estado, solo con la intención de arrinconar a sus adversarios. Se esperaba
tener una versión distinta del MAS, pero las posiciones son más radicales y la
confrontación alimenta a la oposición que ha empezado a rearticularse y entrar
al juego de medir fuerzas o de una pulseada que no acaba, lo que afecta a la
economía y a la salud. En las últimas semanas el Gobierno ha perdido confianza.
En el imaginario está que con estas leyes nos estamos acercando a Cuba y a
Venezuela, lo que es un elemento movilizador de los opositores, que tampoco
ofrecen un proyecto político. El Gobierno tenía antes el camino expedito, pero,
por sus acciones imprudentes, los sectores opositores se han rearticulado de la
nada”, explicó.
Conflictos sin resolver
Además de la escalada de
movilizaciones contra las leyes “antiganancias ilícitas”, desde hace semanas se
desarrolla un malestar por el resurgimiento de problemas como avasallamientos
de tierras e incendios forestales, lo que originó una marcha de 37 días y 540
kilómetros de pueblos indígenas que reclaman respeto a sus territorios, pero no
han sido atendidos porque el Gobierno los considera cercanos a la derecha y a
los cívicos de Santa Cruz.
Otros focos de malestar tienen origen
en el conflicto de los productores cocaleros de Yungas, tradicionalmente
contrarios al MAS, que intentó inmiscuirse en sus elecciones internas para
controlar la conducción de la organización llamada Apdecoca, con el saldo de
violentos enfrentamientos.
Los cívicos y productores
agropecuarios del oriente boliviano también han protestado contra las tomas de
tierras por seguidores del Gobierno.
A estos conflictos que se han venido
acumulando se sumaron en las últimas semanas advertencias, movilizaciones y
vigilias para evitar las detenciones del gobernador de Santa Cruz, Luis
Fernando Camacho, así como las de otras autoridades elegidas como el alcalde de
La Paz, Iván Arias, y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes, que enfrentan
diversos juicios. Los tres son considerados por el MAS opositores a Luis Arce.
En lo que va del año, también han
quedado detenidas decenas de exautoridades militares y policiales acusadas del
derrocamiento de Evo Morales en 2019.
La oposición ha protestado contra las
condiciones en las que está detenida la expresidenta Jeanine Añez. La semana
pasada la justicia pospuso una audiencia judicial de Luis Fernando Camacho por
el llamado caso “golpe de Estado”, en medio de advertencias de convulsión
social.
El Gobierno considera que los opositores
impulsan la escalada de conflictos para desestabilizar a Luis Arce, a quien sus
adversarios consideran un “títere de Evo Morales”. Por su lado, el expresidente
Morales insiste cona la tesis de que la derecha impulsa “un nuevo golpe de
Estado” en Bolivia, ahora contra Arce, pero asegura que sus seguidores
defenderán su mandato, incluso en las calles.
INCAUTAN 640 KILOS DE COCAÍNA EN EL
MAYOR VALLE COCALERO DE PERÚ
Swissinfo de Suiza (https://bit.ly/2YGLUvt)
Un cargamento de 640 kilos de cocaína
fue incautado por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Perú en el Valle
de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), la principal cuenca cocalera del
país, según informó este martes el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en
un comunicado.
La droga, cuyo valor en el mercado
interno rondaba los 700.000 dólares, se encontraba escondida en dos agujeros en
la selva cercanos a una pista de aterrizaje clandestina, utilizada por
"narcoavionetas" para llevar la cocaína en dirección a Bolivia.
La operación, en la que participaron
conjuntamente militares y policías, se llevó a cabo el 7 de octubre en el
sector de Pichas, dentro de la provincia cusqueña de La Convención, que en los
últimos meses se ha convertido en la zona más frecuentada por las "narcoavionetas".
La cocaína decomisada fue puesta a
disposición de las autoridades competentes para que realicen las
investigaciones con el objetivo de identificar a los responsables de la
elaboración de la droga.
La provincia de La Convención es
parte del VRAEM, donde se encuentran casi la mitad de los 54.655 hectáreas de
cultivos ilícitos de hoja de coca existentes a nivel nacional en Perú, segundo
productor mundial de cocaína después de Colombia.
Del VRAEM proceden aproximadamente el
70 % de las 411 toneladas métricas de cocaína que las autoridades estiman que
Perú exporta cada año al extranjero, principalmente a Estados Unidos, Europa y
Brasil.
CAE NARCO CON “RUTAS” PARA TRAER
DROGA DESDE BOLIVIA
24 Horas de Jujuy, Argentina
(https://bit.ly/3az8rgo)
Gracias a un operativo que se realizó
en el oeste del conurbano bonaerense, un vendedor de cocaína, de 49 años, fue
detenido por los investigadores policiales.
En poder del sospechoso se
incautaron, entre otros elementos, un listado con diversas “rutas” utilizadas
por bandas de narcos para ingresar estupefacientes procedentes de territorio
boliviano.
Los voceros de la Justicia Federal
revelaron a Cronica.com.ar que el sujeto, de 49 años y nacido en Bolivia, fue
capturado por los pesquisas de la Dirección Departamental de Investigaciones
(D.D.I.) de Quilmes.
De acuerdo a lo agregado por los
informantes, los servidores públicos interceptaron al marginal en el cruce de
Olavarría y Los Pinos, en el ámbito de Villa Celina, oportunidad en la que
secuestraron en su poder dos panes de cocaína y además un teléfono celular.
Posteriormente los mencionados
efectivos policiales concretaron un allanamiento en la finca en la que residía
dicho individuo, situada en la esquina de Los Laureles y Los Robles, en esa
misma zona.
A raíz de la requisa en el citado
inmueble, las autoridades hallaron anotaciones respecto a distintos compradores
de sustancias ilegales y también un listado con diferentes “rutas” utilizadas
frecuentemente por grupos de narcos para ingresar cocaína a la región jujeña de
La Quiaca procedente de suelo boliviano.
Se asegura que el hombre apresado en
el expediente se desempeñaba como proveedor de drogas para distintos
“comercializadores minoristas”.
Intervinieron en la causa, que fue
caratulada “Infracción a la ley de drogas N° 23.737”, los funcionarios
pertenecientes al Juzgado Federal N° 2 de los tribunales de Morón.
EL GOLPISMO EN BOLIVIA NO ACABA DE
MORIR
Celag Org. (https://bit.ly/3mNvJ86)
Nada permanece inalterado después de
un golpe de Estado como el que sufrió Bolivia en noviembre de 2019. Es cierto
que se recuperó la institucionalidad democrática en tiempo récord, y también
que hubo un aluvión de votos a favor del MAS. Sin embargo, el espíritu golpista
no acaba de morir.
Existen varias cuestiones de fondo, y
otras varias manifestaciones que emergen. El lunes 11 de octubre, por ejemplo,
tuvo lugar un (alicaído) paro cívico en algunas grandes ciudades en rechazo,
fundamentalmente, a la ley de Legitimación de Ganancias Ilícitas impulsada por
el oficialismo. Esta norma, que busca evitar el lavado de dinero y la evasión
fiscal, generó rechazo entre grandes empresarios, transportistas, iglesias,
comerciantes y opositores políticos aglutinados en torno de Fernando Camacho,
pero también entre pequeños emprendedores incluso afines al MAS que, tras una
campaña exitosa de desinformación desplegada por los grandes medios, piensan
que el Fisco les quitará lo poco que tienen si no dan una factura.
Pero las consignas del paro iban más
allá del rechazo a una medida “confiscatoria y autoritaria”, que justamente
busca alcanzar a los grandes evasores: lo que pretendía la derecha golpista que
lo impulsó era también utilizar ese descontento puntual para que se frene en
las calles lo que denominan “persecución judicial” del Gobierno.
En el fondo de éste y otros
conflictos recientes hay tres propósitos: por un lado, lanzar un ataque
defensivo motivado en la búsqueda de impunidad por la participación y/o
complicidad de muchas de las figuras del golpismo durante el quiebre
institucional y las masacres de 2019. Jeanine Áñez espera su juicio en prisión
preventiva (por el riesgo de fuga públicamente conocido), Fernando Camacho y su
padre han sido citados a declarar, y otros altos responsables han huido de
Bolivia por el temor de ser judicializados. La complejidad del asunto es que,
si la Justicia fuera justa, ni Camacho ni Áñez ni Iván Arias, por citar sólo a
algunos, podrían haberse presentado a elecciones y hoy, como en el caso de los
dos últimos, ejercer cargos legitimados por el voto popular.
El segundo aspecto que moviliza a la
derecha tras el golpe es un intento de reavivar la polarización política en
términos regionales, que había quedado relegada a un lugar importante pero no
protagónico desde el intento de golpe de Estado de 2008. Nuevamente, se está
intentando instalar política y comunicacionalmente la idea de que el Gobierno
del MAS fomenta una grieta entre el Oriente y el Occidente del país mediante la
priorización gubernamental de los intereses de las tierras altas por sobre los
de los habitantes (desde los grandes empresarios hasta las comunidades
indígenas, nunca caras a la derecha) de las tierras bajas. Y detrás de esto se
encuentra el mantra del llamado “modelo cruceño” que sería el impulsor del
desarrollo y la riqueza de los que se valdría el Gobierno para beneficiar a la
otra mitad de Bolivia.
Debilitar al Gobierno, agitando
internas y mostrándolo como inútil y “títere” del expresidente Morales, es el
tercer propósito de todos y cada uno de los conflictos generados por la derecha
(o de los que busca sacar rédito político). A diferencia de anteriores periodos
de gobierno del MAS, cuando la derecha normalmente comenzaba a buscar medir
fuerzas hacia mitad de mandato, sus células civiles y parapoliciales han
despertado más temprano (o quizás nunca se durmieron tras el golpe). Puede
deberse a que el “dictador” Evo no está en el Gobierno, a que la victoria de
2020 no alcanzó las altísimas cifras de comicios anteriores, a que en las
últimas elecciones subnacionales varias de las principales ciudades quedaron en
manos opositoras, al deterioro de la calidad de vida de las personas motivado
por el Gobierno de Áñez y la pandemia, o a que los resortes de una asonada
golpista que fue exitosa en sus inicios sigan casi intactos. En cualquier caso,
es probable que la estrategia de desgaste apunte a un referéndum revocatorio
hacia mitad del mandato de Arce, en 2023.
Afortunadamente, no toda la oposición
es de derecha y antidemocrática, y una parte no desdeñable de ese 55 % que optó
por Arce en las pasadas elecciones claramente otorgó su voto al MAS por el
espanto que le generó una mala gestión de raigambre antidemocrática, neoliberal
y racista. Si hay una novedad que el golpe dejó en Bolivia, al menos por ahora,
es una oposición de carácter plebeyo, no masista, que se niega a tender puentes
institucionales con el golpismo. Esta nueva oposición popular tiene varias
características, entre ellas la de estar encapsulada en algunos distritos,
haber surgido con el soporte de siglas hasta ahora marginales electoralmente, y
tener un pasado cercano al MAS. El desempeño en sus gestiones municipales y
departamentales dirá si este sector se proyecta como opción política hacia el
resto del país o queda, como Camacho, limitada a sus distritos.
Mientras tanto, el Gobierno de Arce
está logrando, en muchos aspectos, alcanzar indicadores previos al golpe, e
incluso superarlos. Recientes cifras del Ministerio de Economía dan cuenta de
los aciertos en materia económica: a junio de 2021, el crecimiento de la
actividad económica era del 8,7 % (un año atrás la variación era de -12,9 %),
principalmente impulsado por la actividad creciente en rubros como la minería,
la construcción y el transporte. El empleo formal creció un 28 % en el último
año y la tasa de desempleo se redujo en 5,1 puntos porcentuales. Todos estos
datos dan cuenta de una política económica de desarrollo inclusivo y soberano
que pudo hacerse efectiva gracias a otros dos factores: la adecuada gestión
sanitaria de la pandemia y la estabilidad política que las urnas definieron
tras la restauración democrática en 2020. Se verá si el golpismo consigue
revertir nuevamente la democracia y el bienestar de los bolivianos y las
bolivianas.
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