¿CONTROL SOCIAL O REGULACIÓN DISIMULADA? LECCIONES DEL TRÓPICO DE COCHABAMBA (BOLIVIA) PARA COLOMBIA
Según el último
informe de drogas de Oficina de las Naciones Unidas para el Droga y el Delito
(UNODC), se estima que 20 millones de personas son consumidoras de cocaína en
el mundo, un derivado ilegal de la hoja de coca que se cultiva en Colombia,
Perú y Bolivia. A lo largo de las últimas tres décadas, los porcentajes de
hectáreas cultivadas de coca (principalmente para cocaína) que aporta cada país
a la producción total de la región han cambiado (ver grafica 1). Sin embargo,
la suma de las hectáreas cultivadas se ha mantenido entre las 120.000 y 246.000
hectáreas para satisfacer una demanda global constante. La guerra contra las
drogas no ha logrado disminuir a cero ni la producción ni el consumo.
Según UNODC
(2004), y de acuerdo con las estimaciones de Estados Unidos, en la década de
los noventa la región del Trópico de Cochabamba fue el centro del cultivo de
coca en Bolivia. La producción estaba fuera de control y los esfuerzos de
erradicación mantenían a la población en constante tensión y conflicto con la
Fuerza Pública. Garrote con la erradicación forzada y zanahoria a través de
proyectos de desarrollo alternativo, fueron las estrategias de la política de
drogas boliviana, así como en los demás países de la región (Unlu, 2012). A partir de 1999, según UNDOC (2004), los
niveles de coca del Trópico cayeron por detrás de los de Yungas de La Paz por
la erradicación y los programas de desarrollo alternativo.
Sin embargo, en
el 2004 en la región del Trópico, de donde es oriundo el expresidente Evo
Morales, se hizo el Acuerdo Cato y se dio inicio al control social de la hoja
de coca (Farthing y Ledebur, 2015). En este acuerdo se autorizó a cocaleros
miembros de sindicatos (organizaciones de base agrícolas) catos o parcelas
legales de 1.600 mts2 a cada uno para cultivar coca para el consumo local. En
el 2006, el gobierno de Evo, después de un estudio de demanda, amplió el techo
de producción de coca de la región del Trópico de Cochabamba de 3.200 a 7.000,
lo que equivale al 35% de la producción total hoy permitida de Bolivia. Con
esta ampliación de la superficie cultivada legal en el Trópico, se otorgaron
licencias a quienes no pudieron registrarse cuando se hizo el Acuerdo Cato en
el 2004 y a otras personas que producían coca.
El control
social se entiende como un sistema de regulación con carácter participativo con
al menos cuatro componentes de monitoreo comunitario y estatal: los tres
primeros sobre el cultivo y un último componente sobre el transporte y
comercialización. El primer componente de supervisión está a cargo de los
vecinos que hacen parte de una misma comunidad o sindicato y del monitoreo a
nivel sindical: inspecciones regulares a
los cultivos que el mismo sindicato organiza en conjunto. En un segundo componente de control se
encuentra Unidad de Desarrollo Económico Social del Trópico de Cochabamba
(UDESTRO), institución estatal encargada de la supervisión de la coca y la
medición sistemática del terreno cada dos años. En caso de que el control
sindical y de UDESTRO no resulte efectivo, la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC),
tercer componente, entra al terreno a hacer las correspondientes erradicaciones
de manera concertada y anunciada. El cuarto componente de supervisión está a
cargo de Dirección General de la Hoja de Coca e Industrialización (DIGCOIN),
entidad encargada de vigilar el transporte y comercialización de la coca en el
Trópico de Cochabamba, mediante puestos de control y certificaciones de la
venta de la coca en los mercados legales (principalmente en el municipio de
Sacaba).
Los productores
están carnetizados y con registros biométricos, sus cultivos georreferenciados,
sus tierras tituladas y deben cumplir unos trámites ante la organización y el
gobierno para poder vender la coca en los puntos de venta autorizados. Las
sanciones que imparten los sindicatos, a quienes exceden los límites permitidos
de las plantaciones de coca o a quienes incumplen con los trámites, no
necesariamente son las mismas en todos los sindicatos (Pearson, 2016a). Varían
entre multas o erradicación total o parcial del cato. Esto dependerá de la
negociación entre los dirigentes del control social de los sindicatos y las
autoridades de centrales y federaciones, quienes agrupan a los sindicatos.
A Lin Ostrom le
hubiera encantado este sistema anidado de diferentes instituciones apuntándole
al mismo objetivo: controlar la producción y el mercado de la coca con
sanciones graduales. Se trata de acción colectiva en vivo y en directo. Ahora,
claramente, el sistema no es perfecto y hay muchos problemas: muchos cocaleros
se quedaron sin legalizar su cato y no es claro qué va a pasar con la nueva
generación de cocaleros pues los catos no son heredables; los cultivos se expanden donde no hay control
social como en los parques nacionales (Salazar, 2018); se usan fertilizantes y
pesticidas masivamente para el cultivo (Pearson, 2016b); y hay desviaciones importantes de la hoja de
coca para el narcotráfico (Grisaffi, 2019): la diferencia entre lo permitido y
lo cultivado es clara incluso en los datos agregados (ver grafica 2 y 3).
De hecho, hay
quienes dicen que esto es una regulación disimulada, lo cual no parece mala
idea pues el sistema ha tenido ventajas evidentes: i. reducción de la violencia
estatal y las violaciones de los derechos humanos, asunto que no es menor para
una población que fue estigmatizada y violentada por décadas (Farthing y Kohl,
2012); ii. Un control de la oferta moderado pues si se compara con Colombia,
los cultivos se han mantenido más o menos estables (el aumento reciente en la
región lo atribuyen a la pandemia por falta de erradicación y control de las
autoridades locales y estatales); iii. Aumento y estabilización de los precios
de la coca, que varían según calidad de la hoja (Farthing y Ledebur, 2015).
Cuando hay sobreoferta, baja el precio y entonces se aprieta el control social.
Actualmente no hay mucha diferencia entre lo que paga el mercado legal y el
mercado ilegal. La ventaja del ilegal es que se lo compran en la puerta de la
finca (chaco) de contado, y se ahorran los costos de transporte.
El sistema del
control social y los encargados del monitoreo no se meten con quienes cultivan
por fuera del sistema, pero aun así el control de los cultivos, y en general el
control territorial lo tienen los sindicatos, no los narcos. Por lo tanto, hay
menos violencia que en las regiones cocaleras colombianas. De acuerdo con
Grisaffi (2021), el tráfico de cocaína en el Chapare no presenta los niveles de
violencia que en otros países como Colombia puesto que este comercio forma
parte de un “orden moral local” que prioriza el parentesco, las relaciones
recíprocas y el bienestar de la comunidad.
Un sistema como
este no puede ser trasladado tal cual al caso colombiano pues a nivel nacional
no hay consumo generalizado de la hoja de coca como en Bolivia, donde estiman
que se consumen 20.960 toneladas anuales para pijchar (masticar la hoja de
coca) o para infusiones. Ese mercado, más allá de comunidades indígenas y
ciertos círculos sociales en Colombia, aún está por crearse. En Bolivia,
incluso, está por crearse el mercado de otros productos industrializados que se
podrían hacer con la hoja de coca. Los intentos de industrialización pasada
para producir pasta dental, licor, harina, entre otros productos sin una
demanda creada, han fracaso en el pasado.
Sin embargo, el
caso del control social, aunque es solo la tercera parte de la producción
boliviana, es sin duda relevante para los esfuerzos regionales y, en
particular, para el caso colombiano si estamos hablando de reformar la política
de drogas. Este caso abre los ojos para plantear sistemas de control y
vigilancia con participación comunitaria, étnica y campesina, incluso, para el
mercado legal del cannabis que hoy se discute en Colombia. Pero este caso
también resulta relevante para el mercado de la coca para fines ilícitos si
queremos evitar la mayor expansión de los cultivos, por ejemplo, a zonas
estratégicas en términos ambientales como ocurre actualmente.
Las
organizaciones étnicas y campesinas en Colombia tienen el capital social
necesario y la experiencia en ejercicios similares de monitoreo social (ver 1 y
2) para organizarse y participar, por ejemplo, de un eventual licenciamiento
para regular las parcelas productoras de cannabis para uso recreativo – tema
que ya se está hablando en el Congreso Colombiano con el Proyecto de Ley 108/22
del senador Gustavo Bolívar. Sin la participación comunitaria, la amenaza del
mercado ilegal siempre será mayor. Asimismo, y para el caso de la coca, unos
acuerdos sociales de contención como condición para entrar a nuevos programas
de transformación territorial pueden ser evaluados en lugar de condicionarlos a
erradicación total de los cultivos. Ambos sistemas serían un buen ejercicio
para un eventual mercado regulado de la coca para cocaína, una conversación
para la cual US parece no estar listo todavía, pero toca ir pensando y
diseñando.
El sistema de
control social requiere organizaciones de base que lideren y promuevan
mecanismos comunitarios del manejo del cultivo de coca y cannabis. Para esto,
el Estado debe dar garantías para que las organizaciones étnicas y campesinas
tengan incidencia sobre la formulación de las políticas asociadas a la
regulación de estos cultivos. Más allá del tema de control, en Bolivia como en
Colombia, el cultivo de coca y cannabis son asuntos del sector agrícola. Por lo
tanto, se debe consolidar una institucionalidad dedicada al tema de coca y el
cannabis en el Estado. Por ejemplo, en Colombia una dirección de capacidades
productivas y generación de ingresos en zonas productoras de coca, cannabis y amapola,
en el Viceministerio de Desarrollo rural, es necesaria. Se deben generar mecanismos para garantizar
la efectividad y permanencia de estas instituciones y debe haber inversión
estatal y un fortalecimiento de todos los eslabones de la cadena de producción
de la hoja de coca y del cannabis para su industrialización y para la
generación de un mercado doméstico de usos alternativos.
La nueva
política de drogas necesita un poco más de creatividad para que realmente
implique un cambio. Es necesario replantear la relación con el Estado, asumir
el control del territorio, fortalecer y apoyar las organizaciones comunitarias
para regular estos mercados hoy ilícitos. El cannabis es un primer paso y la
coca debe seguirle, pero si no se hace con participación comunitaria, no
resolveremos los problemas de violencia en los territorios que hoy cultivan
plantas en Colombia declaradas ilícitas. Foro Económico de Latam
(https://bit.ly/3DAz1nJ)
DANIEL JIMÉNEZ,
EXPERTO EN LITIO: «CHILE PERDIÓ LA OPORTUNIDAD DE ESTE BOOM»
Ante la idea de
crear un “cartel del litio” que estudian las cancillerías de Chile, Argentina y
Bolivia, explica el especialista: “Es una práctica anticuada que no ha
funcionado bien en ninguna parte”.
El Líbero de
Chile (https://bit.ly/3fftXNk)
Polémica generó
en Chile cuando -de acuerdo a lo expresado por el subsecretario de Relaciones
Económicas Internacionales José Miguel Ahumada-, se conoció la idea de crear
una suerte de «cartel del litio» entre Chile, Argentina y Bolivia, con el
objetivo de fijar un precio de venta para el mineral.
Este es un proyecto
que estaría dando vueltas desde Argentina, por lo que ya hay quienes han
alertado sobre los riesgos que generaría una estrategia de este tipo.
Además, esta
semana el Gobierno acogió a trámite una solicitud de Codelco, que podría
convertirse en la única firma para explotar litio en el salar de Maricunga.
En un nuevo
Especial Mirada Líbero el socio de iLiMarkets -consultora en el mundo del
litio-, director de Galan Lithium -compañía australiana con un proyecto de
Litio en Argentina-, exvicepresidente comercial de SQM, y consultor en litio de
empresas nacionales y extranjeras Daniel Jiménez, conversó sobre las
implicancias de estas ideas.
«Es una
práctica anticuada que no ha funcionado bien en ninguna parte»
«Tomando la
arista de un cartel con el objetivo de fijar o mantener precios altos, más allá
de que es una práctica anticuada y que no ha funcionado bien en ninguna parte,
hay que considerar que Chile hoy produce el 30% del litio que se extrae en el
mundo, pero dadas las proyecciones que hay en 2030 el país va a hacer un 13%»,
explica el exvicepresidente comercial de SQM.
«Argentina hoy
es un 5%, Bolivia es cero. Entonces estamos hablando de actores vecinos que hoy
son chicos. Hacia 2030 Bolivia probablemente va a seguir siendo chico y
Argentina va a crecer mucho, probablemente del tamaño de Chile en términos de
producción. Pero este cartel, en el mejor de los casos, podría representar un
25% o 30% de la oferta mundial«, sostiene.
Agrega que «hay
actores que son muy grandes. Australia hoy es y va a seguir siendo el mayor
productor en el mundo La capacidad de poder influir en los precios de forma
determinante con un cartel es baja. Por otro lado, en esta asociación de
países, el know how productivo está en Chile, entonces no veo un gran beneficio
de una asociación, para Chile no va a haber mucho aprendizaje«.
«Chile y
Bolivia son los únicos que tienen alguna restricción con respecto al litio»
Daniel Jiménez
dice, además que «el litio es un producto abundante en el mundo, no nos
engañemos. Efectivamente el Salar de Atacama, así como Greenbushes en
Australia, son dos recursos extraordinarios, con otro nivel de costos de
producción respecto a otros recursos promedio en el mundo, pero tienen una
capacidad limitada de producción. A los precios actuales, cualquier recurso de
litio, por malo que sea, es un buen proyecto. Entonces la oferta va a venir».
El experto
explica el hecho de que en el país el litio sea declarado de interés nacional y
no concesible. «Este es un tema que viene de la Guerra Fría (…). Hoy, de los
países relevantes con producción de litio en el mundo, Chile y Bolivia son los
únicos que tienen alguna restricción con respecto al litio».
Desde el punto
de vista económico, agrega: «Las cuentas alegres que se sacan hoy hay que
sacarlas bien. En términos de ventas de ingresos de litio, asumiendo ciertos
precios razonables, va a ser 10 veces mayor la venta de cobre en Chile en 2030
que de litio, de eso estamos hablando. Es una industria pequeña y que va a
tener un ciclo de vida. Las tecnologías no tienen vida de más de 20 años y el
litio ya tiene más de 20 años, y se está trabajando en sustitutos».
Y profundiza:
«Viene el reciclaje y todo el litio que estamos extrayendo hoy se va a
reciclar, va a ser muy fácil la recolección. No tenemos un recurso que se
consuma como el petróleo, es un recurso que, una vez extraído, va a tener
varias vidas. El litio nunca debió haber sido considerado estratégico en
Chile».
«En Chile no ha
habido ningún incentivo para la exploración de litio»
Con respecto a
Codelco, que podría convertirse en la única firma para explotar litio en el
salar de Maricunga, el experto afirma que «es, aparte del Salar de Atacama, la
única empresa que tiene un CEOL, un permiso de contrato especial de operación
de litio en Chile, lo que significa que puede explorar y explotar. Y ese es el
gran problema que tiene Chile. No ha habido ningún incentivo para la
exploración de litio, porque si descubres litio, este no pertenece al dueño de
la concesión minera, y tienes que tratar de conseguir un CEOL».
Distinto es el
caso del país trasandino: «En Argentina hoy hay 30 proyectos de litio, y va
producir más litio que Chile en siete años más, porque este ha sido considerado
un mineral más, por lo que hay incentivos de exploración, inversión y empresas
dispuestas a tomar mucho riesgo… en Chile eso no existe», apunta Jiménez.
«Hay un
componente ideológico importante en esta decisión»
El consultor en
litio añada: «Codelco es una empresa enorme, pero con un perfil de riesgo muy
distinto al que tiene una júnior, que está dispuesta a perder todo e invertir
10 millones de dólares… En las grandes empresas, las velocidades, el desarrollo
es mucho más lento».
«Hay un
componente ideológico importante en esta decisión. Miraría lo que está pasando
en el mundo, con Australia, que se convirtió en el mayor productor de litio,
nos pasó por encima, nos pisoteó, simplemente porque dejó que se desarrollara
esa industria», enfatiza.
Así, sostiene:
«Chile perdió la oportunidad de este boom, porque aunque hoy se hicieran todas
las cosas perfectas, un proyecto de litio demora entre ocho y diez años en
estar en producción».
«Chile tiene
que liberar el litio, la política no puede seguir obsesionada con que es
estratégico, porque no lo es. Y aunque lo fuera, lo tenemos enterrado y no le
podemos sacar valor», afirma.
«Lo que sí
debiese hacer el país -plantea- es facilitar la electromovilidad y el
almacenamiento estacionario de energía con baterías. Existen estas ganas de
hacer baterías, pero no vas a producir baterías en Chile para satisfacer la
demanda en Europa o Estados Unidos, porque tienes que traer el 90% de las
materias primas en Asia».
Una Empresa
Nacional del Litio con «objetivos claros»
Sobre la idea
del Gobierno de crear una Empresa Nacional del Litio, señala: «Cualquier
objetivo que tenga que ver con desarrollo de ciencia y ciencia aplicada va a
ser de valor, ya sea en las tecnologías de extracción de litio, refinación y aguas
abajo también, ahí veo la posibilidad de que el Estado aporte».
Pero precisa:
«El Estado, en ninguna parte del mundo, ha sido muy eficiente en la producción
de bienes, y la idea de una Empresa Nacional del Litio, que no está muy
definida, debe tener ciertos objetivos claros, y no ir por el lado de ser un
productor de litio».
LA CARRERA POR
EL LITIO EN AMÉRICA LATINA ENFRENTA UN CAMINO EMPINADO
Chile,
Argentina y Bolivia poseen casi el 60% de la reserva mundial; aunque atraen
interesados en extraer el recurso, el impacto social y ambiental que provoca su
explotación genera resistencias
El País de
Uruguay (https://bit.ly/3DbEdhs)
El inmenso
rompecabezas de piscinas turquesa contrasta con un desierto de sal que parece
infinito, paisaje recurrente en los confines de Chile, Argentina y Bolivia,
donde el «triángulo del litio» aglutina esperanzas, miedo y desilusión.
Esa árida
triple frontera de Sudamérica atesora en depósitos subterráneos de salmuera el
56% de los recursos mundiales identificados del codiciado metal que da vida a
celulares, computadoras y automóviles.
El llamado «oro
blanco» ha visto su precio dispararse desde US$ 5.700 la tonelada en noviembre
de 2020 a US$ 60.500 en septiembre gracias al boom de los autos eléctricos,
cuando el mundo busca alejarse de los combustibles fósiles.
Pero el lado
oscuro del litio es que cada planta consume millones de litros de agua por día
y las comunidades agrícolas de este rincón de Sudamérica, azotado por la
sequía, temen por su medio de vida.
La ruta del
litio empieza en el norte de Chile. Del salar de Atacama, salió el 26% de la
producción mundial en 2021, según el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS).
La cifra fue
solo superada por Australia, con el 55%, pero extraído de rocas.
En Atacama, los
camiones zigzaguean entre albercas donde la salmuera, una mezcla de agua y sales,
se evapora lentamente antes de ser llevada a una planta química para separar el
litio del líquido.
«Es, por lejos,
el mejor salar del mundo», asegura Juan Carlos Guajardo, director de la
consultora Plusmining.
En Chile se
extrae litio desde 1984, y lo hace más rápido que sus vecinos porque la escasa
lluvia y una radiación solar extrema aceleran la evaporación.
Pero sus leyes
dificultan otorgar concesiones de explotación desde que la dictadura de Augusto
Pinochet (1973-1990) declaró al litio de «interés nuclear» por su uso en la
fabricación de bombas de hidrógeno.
Los derechos
están en manos de la estadounidense Albemarle y la chilena SQM, que pagan
regalías de hasta el 40% de las ventas, además de cifras millonarias a
comunidades aledañas.
Solo en el primer
semestre del año, la recaudación fiscal por el litio llegó a superar la del
cobre, conocido popularmente como el «sueldo de Chile».
Ante semejante
auge, el presidente Gabriel Boric prometió crear una empresa nacional de litio,
pero sin excluir la participación privada.
Más allá de los
acuerdos alcanzados con los pueblos de la región de Atacama, algunos siguen
viendo el litio como amenaza.
Este año, un
estudio en la revista Proceedings of the Royal Society B asoció la minería de
litio a una caída del número de flamencos en Atacama.
En 2013, una
inspección a SQM constató la muerte de un tercio de los algarrobos del predio.
La causa probable, según un estudio posterior, fue la falta de agua.
La empresa
informó haber usado cerca de 400.000 litros por hora este año.
«Queremos
saber, a ciencia cierta, cuál ha sido el real impacto de la extracción de agua
de las napas», reclama Claudia Pérez, residente del valle del río San Pedro y
trabajadora de un programa estatal de apoyo a comunidades indígenas.
No está contra
del litio, pero exige «minimizar el impacto negativo a la gente».
Del otro lado
de la puna andina, la ruta serpentea entre Olaroz, Cauchari y otros salares de
las provincias argentinas de Jujuy, Salta y Catamarca, que albergan el segundo
mayor depósito de litio del mundo.
Con pocas
restricciones para su explotación y regalías de solo 3%, Argentina figura como
cuarto productor mundial con dos minas: la estadounidense Livent tiene una
desde los 90 y la otra, más reciente, es de Allkem Limited, una sociedad de
Australia, Japón y una empresa pública argentina. Entre ambas producen y
exportan unas 40.000 toneladas anuales.
Unos 20
proyectos de firmas estadounidenses, chinas, francesas, surcoreanas y locales
hacen que Argentina, en medio de una grave crisis económica, proyecte extraer
más litio que Chile antes de 2030.
Según Roberto
Salvarezza, presidente de las estatales YPF-Litio e YPF-Tec, la producción se
quintuplicaría hasta las 200.000 toneladas hacia 2025.
«YPF ha mirado
el litio como una oportunidad semejante a Vaca Muerta», sostuvo Salvarezza.
«Tenemos recursos muy importantes, 40% del triángulo del litio», que Argentina
conforma junto a Bolivia y Chile. «Nuestro litio es competitivo, porque tenemos
altas tasas de evaporación y poseemos también bajos niveles de contaminantes»,
resaltó el directivo.
El gobernador
de Jujuy, Gerardo Morales, incluso invitó en abril vía Twitter al líder del
gigante de la electromovilidad Tesla, Elon Musk, a invertir en la provincia
cuando este se quejó del alto precio del litio.
Pero en Salinas
Grandes, desierto entre Salta y Jujuy, los visitantes se topan con un cartel
que dice: «No al litio, sí al agua y a la vida». En 2019, sus pobladores
expulsaron a dos mineras que pretendían instalarse allí.
«No es, como
dicen, que ellos van a salvar al planeta... Nosotros tenemos que dar la vida
para salvar al planeta», sentencia Verónica Chávez, presidenta de la comunidad
indígena kolla Santuario de Tres Pozos, junto a Salinas Grandes.
Hotel Lithium
Unos 300
kilómetros al norte de Jujuy, el salar de Uyuni, en Bolivia, guarda más litio
que ningún otro: un cuarto de los recursos identificados en la Tierra, según
USGS.
Está en Potosí,
región rica en plata y estaño que movió por siglos la economía del imperio
español. Pero hoy, más de la mitad de los potosinos son pobres.
Al inicio de su
mandato, el expresidente Evo Morales (2006-2019) nacionalizó los hidrocarburos
y otros recursos, entre ellos el litio.
«Bolivia va a
poner el precio para todo el mundo», llegó a decir Morales, quien llamó al
resto de la región a seguir su ejemplo y el de México, donde el litio se
nacionalizó en abril.
Sus palabras
trajeron esperanza a Río Grande, un pequeño poblado cercano a la planta de la
estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
Lleno de
optimismo, Donny Alí construyó allí su Hotel Lithium. Pero la prosperidad no
llega y Bolivia aún no produce el metal a escala industrial.
«Nuestras
comunidades están olvidadas. Esperábamos un gran desarrollo tecnológico
industrial y, sobre todo, mejores condiciones de vida. Eso no ha llegado»,
lamenta Alí.
Tras años de
estancamiento, el gobierno se ha abierto a la participación privada, pero no se
sabe cómo se implementará porque la ley la prohíbe.
«Hay quienes
opinan que Bolivia ‘va a perder el tren’ del litio. Yo pienso que eso no va a
suceder», afirma Juan Carlos Zuleta, economista especializado en litio que
dirigió YLB brevemente en 2020.
La pregunta, en
cambio, es «si esa extracción de litio va a beneficiar a los bolivianos».
Mientras tanto,
el hotel Lithium sigue vacío y las comunidades de los salares, en pie de guerra
por el agua.
Ser «la próxima
China»
El año pasado,
un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington,
atribuyó a «climas de inversión desfavorables y condiciones geográficas más
desafiantes» el rezago de Argentina y Bolivia frente a Chile en aprovechar sus
vastos recursos de litio.
Pese a las
diferencias, los tres países tienen como objetivo ir más allá y empezar a
fabricar baterías.
Argentina está
más cerca, con una fábrica estatal piloto que prevé comenzar a operar en
diciembre.
«La batería es
el componente más caro de un coche. Si Argentina empieza a ver la batería como
un elemento importante, es probable que en el momento de conversión del coche
del coche eléctrico pueda ser un proveedor de parte de la cadena de valor de
esa industria automotriz», dijo Salvarezza.
Para Zuleta,
«en Sudamérica están todas las materias primas necesarias para producir
baterías y vehículos eléctricos». El experto agregó que eso «significaría una
posibilidad concreta de convertir a Sudamérica en la próxima China».
EXTRACTIVISMO:
ARGENTINA, BOLIVIA Y CHILE PLANEAN POLÍTICAS COMUNES PARA FIJAR PRECIO DEL LITIO
Se señaló que
el litio ha alcanzado un valor récord, prácticamente en 70,000 dólares la
tonelada, un precio considerado “altísimo”
El Ciudadano de
Chile (https://bit.ly/3zmt1NK)
La Agencia
China Xinhua, destacó que Argentina, Bolivia y Chile estudian la posibilidad de
avanzar en políticas comunes que permitan fijar el precio del litio con impacto
a nivel mundial, en base a reciente reportaje de la agencia estatal de noticias
de Argentina, Télam.
Fuentes
oficiales citadas por ese medio noticioso dijeron que hay una necesidad de los
tres países, que conforman el denominado “Triángulo del Litio”, de avanzar en
“la fijación de precios y en las buenas prácticas de la producción
internacional que contribuyan a impulsar el entramado productivo”.
Télam dijo que
la conformación de una especie de “OPEP (Organización de Países Exportadores de
Petróleo) del litio está en conversaciones avanzadas y será analizada en un
aparte entre los cancilleres y vicecancilleres” de los países mencionados que
visitan Argentina al 39 Período de Sesiones de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), que se desarrolla en Buenos Aires del 24 al
26 de octubre.
Expertos y
funcionarios consultados por Xinhua dijeron que Argentina está trabajando a
nivel oficial, con la participación de al menos dos ministerios, para avanzar
con Bolivia y Chile en una estructuración y en coincidencias regionales
similares a una OPEP del litio.
La OPEP es la
alianza de países petroleros que fija niveles de producción para incidir en los
precios del barril de crudo, y serviría como modelo para un mecanismo similar
entre Argentina, Bolivia y Chile, en el caso del litio.
Las fuentes al
tanto de las negociaciones remarcaron ante esta agencia que el litio ha
alcanzado un valor récord, prácticamente en 70.000 dólares la tonelada, un
precio considerado “altísimo”.
El incremento
de la producción, dijeron las fuentes, va a llevar a un amesetamiento o a una
caída del precio, pero estimaron que igualmente continuará “en precios altos,
más altos de los 6.000 o 7.000 dólares por tonelada de hace algunos años”.
Se ha estimado
que la producción de litio podría aumentar 500% hacia el 2050. El 11 de mayo
del 2020, un informe del Banco Mundial, señaló que la producción de minerales,
como el grafito, el litio y el cobalto, podría “experimentar un aumento de casi
un 500 % de aquí a 2050, para satisfacer la creciente demanda de tecnologías de
energía limpia”, indicaba el informe.
Chile es el
segundo mayor productor de litio a nivel mundial en 2020, alcanzó 124.600t —el
26,5% del total mundial— y se ubicó después de Australia (48,8%) y antes de
China (17,1%), según los últimos datos del servicio geológico Sernageomin.
El extractivismo
es definido como la explotación de grandes volúmenes de recursos naturales, que
se exportan como commodities y generan economías de enclave (localizadas, como
pozos petroleros o minas, o espacialmente extendidas, como el monocultivo de
soja, palma, forestales o salmones).
Resistencia de
las provincias litíferas a que Nación negocie sus recursos
UNA
"OPEP" PARA EL LITIO: CANCILLERÍA NEGÓ NEGÓ LA EXISTENCIA DEL
PROYECTO
“Cualquier
medida o esquema que se quiera diseñar en relación al litio tiene que tener
como principales actores a las provincias”, dijo la secretaria de Minería de
Nación.
Página 12 de
Argentina (https://bit.ly/3f9TlUJ)
La Cancillería
negó que existiesen negociaciones con Chile y Bolivia para la creación de una
Organización de Países Exportadores de Litio (OPEL). La consulta a Cancillería
se hizo desde la Mesa del Litio que conforman las provincias de Catamarca,
Salta y Jujuy.
El rumor de que
la Nación quisiera armar para la comercialización del litio el mismo modelo de
los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), trajo el inmediato repudio de los
gobernadores Raúl Jalil, Gustavo Sáenz y Gerardo Morales, que ven la medida
como una injerencia sobre los recursos que por Constitución les pertenece a las
provincias. Pero también temen que una OPEL desanime la lluvia de inversiones
extranjeras que Catamarca, Salta y Jujuy están recibiendo a partir de la fiebre
del “oro blanco”.
La catamarqueña
Fernanda Ávila, secretaria de Minería de Nación, dijo a Catamarca/12 que
“Cualquier medida o esquema que se quiera diseñar en relación al litio y la
gestión del litio tiene que tener como principales actores a las provincias”.
En este sentido señaló: “La plataforma para discutir estas medidas y las
políticas públicas alrededor del litio ya está diseñada y es la Mesa del
Litio”.
La mira está
puesta en que el Estado pueda garantizar precios justos sin que se incurra en
una transferencia de riquezas de los países productores a las empresas
trasnacionales. El caso reciente de las subfacturaciones a la casa matriz en
Estados Unidos de la minera Livent, radicada desde hace 25 años en Catamarca,
despertó las alarmas y motivó que la AFIP interviniera y fijara este año un
precio testigo para el kg de litio.
En este
sentido, desde la Mesa del Litio afirmaron que se está comenzando una
cooperación internacional para abordar la regulación y comercialización, “pero
con las provincias y AFIP en la mesa”, afirmaron.
Una OPEP para
el Litio
El año pasado
también las provincias repudiaron proyectos presentados en el Congreso de la
Nación para la declaración del litio como recurso estratégico nacional. La
importancia de este mineral en el cambio del paradigma energético mundial está
obligando al Estado a discutir las falencias en la gestión y distribución de la
actividad minera, así como la necesidad de salir de una producción primaria
para crear cadena de valores como la producción de baterías y autos eléctricos.
En este
contexto YPF entró como actor en el mercado litífero en agosto de este año. La
empresa de bandera firmó un convenio con CAMYEN (Catamarca Minera y Energética
Sociedad del Estado) para el desarrollo de un proyecto exploratorio en una
superficie de 20 mil hectáreas ubicadas en Fiambalá.
YPF invertirá
en litio en Catamarca
Las aguas por
ahora están divididas, entre quienes piensan que una OPEL garantizará una
posición fuerte de los países productores ante los grandes capitales mineros, y
aquellos que defienden los recursos como dominio de las provincias y que ven en
el litio una oportunidad para un crecimiento económico siempre postergado de la
región del Noroeste.
MAYOR REGIÓN DE
BOLIVIA, EN PARO Y CERCADA, SIENTE LA ESCASEZ DE COMBUSTIBLES
Swissinfo de
Suiza (https://bit.ly/3SINdk2)
El departamento
de Santa Cruz, motor económico de Bolivia, cumple este jueves la sexta jornada
de paro por el censo 2023, que impulsan sectores cívicos, en medio de la
escasez de combustible y la toma de una planta de la red de gas domiciliario
por parte de sectores afines al oficialismo.
En la mañana de
este jueves un grupo que se identificó como perteneciente a las "juntas
vecinales", contrarias al paro cívico, se apostó fuera de la estación de
red de gas domiciliario para evitar el ingreso de personal.
El conflicto en
Santa Cruz tiene, por un lado, a los sectores cívicos que impulsan el paro
indefinido para que el censo se realice el próximo año y, por otro, a los
grupos afines al Gobierno que aplican un "cerco" para que se levante
la medida de presión.
Milton Soliz,
dirigente de las juntas vecinales, dijo a EFE que los líderes cívicos de Santa
Cruz "están quitando el derecho a seguir trabajando" con el paro,
pero que en contradicción muchas de las empresas que pertenecen a los miembros
de esas instituciones "siguen trabajando".
"Si
queremos parar, paremos todos", añadió.
La red de gas
domiciliario alimenta a un 70 % de la ciudad de Santa Cruz, incluido el sector
industrial que opera en los márgenes de esa urbe con la cría de aves, la
producción de oleaginosas, bebidas, inclusive de medicamentos.
Esta medida se
suma al bloqueo que las organizaciones afines al Gobierno han instalado en la
principal refinería de la región y que ha causado el desabastecimiento de
gasolina y diésel, por lo que varias estaciones de combustible han cerrado.
Esta jornada,
en la que los cívicos permitieron que por unas horas la población fuera a los
mercados a abastecerse, se registraron filas extensas en los pocos surtidores
de combustible que operaron.
Por medio del
"cerco" a Santa Cruz se han bloqueado también cuatro carreteras que
comunican a esta urbe con el resto del país, además, de la obstaculización al
ingreso del vertedero de basura.
El Gobierno
"nuevamente nos ha atacado, ha cercado nuestra ciudad y ha prohibido las
exportaciones", manifestó en un video el presidente del Comité Cívico de
Santa Cruz, Rómulo Calvo.
Pese a esto,
Calvo expresó que después de seis días de paro la población mantiene un ánimo
"inquebrantable".
Por su parte,
la Defensoría del Pueblo alertó que el llamado "cerco" y el paro
"vulneran los derechos humanos" e instó a las partes en conflicto a
"encontrar caminos para un diálogo".
Para este
viernes el Ejecutivo nacional convocó a un "encuentro plurinacional"
para tratar con gobernadores y alcaldes los conflictos relacionados con el
censo.
La
Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), la mayor patronal del
país, urgió este jueves a retomar el diálogo ante la "escalada de
violencia y el descontrol" por "decisiones políticas" que se
están tomando dentro del conflicto por el censo de población y vivienda.
La patronal
boliviana expresó en un comunicado su posición "ante la escalada de
violencia y descontrol generados nuevamente por decisiones políticas que están
conduciendo peligrosamente a un escenario de confrontación entre bolivianos y a
una vulneración generalizada de los derechos y garantías
constitucionales".
Frente a esto,
consideraron necesario "de manera urgente retornar a la senda de la
prudencia, sensatez y diálogo".
Santa Cruz
encabeza la protesta por el censo para que los resultados de la encuesta se
apliquen en 2025, año en el que están programas las elecciones presidenciales.
De la
realización del censo depende una nueva distribución de recursos para las
regiones y la asignación nuevas cuotas de representación política en el
Parlamento.
El Gobierno aún
se mantiene firme en que la encuesta nacional se realice en 2024, basado en
aspectos "técnicos" y de calidad de los resultados, pese a que
inicialmente garantizó que se haría en noviembre de este año.
ACUERDOS
RECÍPROCOS DE AGUA: EL MODELO DE CONSERVACIÓN QUE PROTEGE MILLONES DE HECTÁREAS
DE BOSQUES EN BOLIVIA
Las familias
campesinas que habitan en la cuenca alta se comprometen a conservar sus bosques
productores de agua y a cambio reciben beneficios para desarrollar proyectos
productivos sostenibles y para conectar sus casas al agua potable. El
financiamiento de dichos proyectos, que proviene principalmente de las empresas
de servicio de agua potable a través de un pago mensual que realizan los
usuarios, y también del municipio, ha permitido que el modelo se expanda con
rapidez en Bolivia y que comience a replicarse en Colombia, Perú, Ecuador y
México.
Revista
Mongabay de Indonesia (https://bit.ly/3DEVzVm)
Hace más de 10
años, Bolivia vio nacer un innovador proyecto de conservación en el que, por
primera vez, todos los habitantes de una misma cuenca, tanto los que viven en
las zonas rurales como en las ciudades, trabajarían juntos para proteger los
bosques y el agua que en ellos brota.
El proyecto,
llamado Acuerdos Recíprocos de Agua, buscaba crear conciencia de que la
protección del agua no solo es responsabilidad de quienes habitan junto a las
nacientes de los ríos en lo alto de la montaña o a lo largo de los caudales en
la cuenca media, sino de todo aquel que se beneficia del recurso. Ese
entendimiento permitiría que los habitantes de las ciudades, en la parte baja
de la cuenca, crearan un fondo para reunir recursos económicos y apoyar a los
agricultores río arriba en la labor de proteger las fábricas de agua.
Este programa,
que nació con cinco personas que decidieron poner parte de su territorio en
conservación, para el 2019 ya contaba con 8000 agricultores conservando 350 000
hectáreas en 58 municipios bolivianos. “Esa conservación —asegura un estudio
científico que investigó los resultados del modelo— fue a cambio de 500 000
dólares en proyectos de desarrollo aportados anualmente por 250 000 usuarios de
agua”.
Hoy, “son 24
000 los agricultores que están conservando casi 600 000 hectáreas en alrededor
de 80 municipios en Bolivia”, asegura María Teresa Vargas, directora ejecutiva
de Fundación Natura, organización gestora de los Acuerdos Recíprocos de Agua
(ARA). Además, el modelo se ha convertido en un referente de éxito para la
conservación y ha logrado la creación de 23 áreas protegidas equivalentes a 3.4
millones de hectáreas en Bolivia y se está comenzado a replicar en Colombia,
Perú, Ecuador y México.
¿De qué se
tratan los ARA?
María Binda
Gutiérrez Padilla creció en el campo, en la comunidad Quebrada León, en Santa
Cruz y allí vivió hasta que cumplió los 30. Esa era su edad cuando, hace 14
años, compró un terreno que la llena de orgullo en la comunidad Forestal Alto
Espejo, en el municipio de El Torno.
Por él pasan
vertientes de donde saca el agua que ella y sus animales necesitan para beber.
“Tengo agua, no necesito que alguien me la venda”, dice. También pasa un río
que la agricultora ocupa para regar sus árboles frutales y para bañarse. “A la
hora que yo quiera voy y me baño porque está ahí, al ladito”, cuenta.
A María Binda
Gutiérrez le encanta su terreno “porque es muy bonito”, dice, y “comprarlo fue
una bendición”, asegura con un tono en su voz que revela su sonrisa al otro
lado del teléfono. Por eso cuando su prima le contó que se había suscrito a los
Acuerdos Recíprocos de Agua (ARA) para proteger su bosque, ella no dudó ni un
minuto en hacer lo mismo. Además, “en mi territorio tengo montes delicados y
frágiles y yo no los iba a ocupar”, explica.
El primer
convenio con Fundación Natura lo firmó hace seis años. El acuerdo consistió en
que ella protegería su bosque y a cambio recibiría cuatro cajones de abejas más
todos los implementos necesarios para cosechar la miel. Hoy, ya tiene seis
cajones y de cada uno de ellos obtiene, por cosecha, entre 17 y 20 kilos de
miel. En total, son entre 5000 y 6000 bolivianos anuales (alrededor de 800
dólares) que se suman a las ganancias que María Binda Gutiérrez consigue de la
venta de limones, naranjas y mandarinas que cosecha en su huerto y de los peces
que cría en un par de pozas.
Así como los
cajones de abejas, otros agricultores que se han unido a los ARA han recibido
insumos para desarrollar la fruticultura, principalmente cítricos, y también la
piscicultura. Sin embargo, el proyecto estrella del programa, asegura Vargas,
es el acceso al agua.
“Les decimos
cuidá tu bosque y convertilo en un jardín para vos y para la sociedad y a
cambio de eso nosotros te vamos a conectar con agua limpia en tu casa, vas a
tener un grifo, vas a tener un sistema de agua para tu comunidad”, precisa la
directora ejecutiva de Natura.
Los resultados
de ese acuerdo han sido tan beneficiosos que cada vez son más los agricultores
que se comprometen a conservar su bosque; tanto que incluso científicos se han
interesado en entender cuál es la razón de ese éxito.
Según un
estudio publicado en la revista World Development, “desafortunadamente el sector
de la conservación rara vez ha podido identificar soluciones escalables, y la
mayoría de las intervenciones comprenden proyectos únicos adaptados a
circunstancias locales específicas”. Lo grave de esto es que “a menos que los
conservacionistas puedan desarrollar soluciones replicables, y evaluar
rigurosamente si funcionan más allá de un lugar, simplemente no podrán resolver
la crisis climática”, sostiene la investigación.
Los Acuerdos
Recíprocos de Agua, sin embargo, no solo han logrado sortear esa dificultad,
sostiene el estudio, sino que, además, de acuerdo con los resultados de una
segunda publicación científica, los ARA han demostrado tener “un impacto
positivo en los valores ambientales”. Según precisa la investigación, en los
lugares en donde se implementaron los ARA “aumentó la probabilidad de que las
personas elijan la protección del medio ambiente como un valor que debe
priorizarse para sus hijos”.
¿Qué es lo que
ha marcado la diferencia en este modelo? La clave parece ser la reciprocidad.
“Reciprocidad con mi bosque, con mi vecino, con el que vive en la cuenca media
y con la gente que vive en la cuenca baja que también necesita de este recurso
esencial y que entre todos tenemos la corresponsabilidad de cuidar”, dice
Vargas.
Un
financiamiento basado en la reciprocidad
Para Richard
Estrada, Director Técnico de Natura, el modelo de financiamiento ha sido
fundamental para lograr que el programa no solo sobreviva, sino que también
escale. ¿Cómo funciona? El dinero para financiar los beneficios que los agricultores
reciben por proteger su bosque proviene de un fondo en el cual participa la
entidad prestadora del servicio de agua potable, que en Bolivia son
cooperativas y empresas públicas, a través de un pago que mensualmente los
usuarios hacen y que viene incluido en el recibo de agua. Además, participan
los municipios y Fundación Natura.
Renán Seas,
vicepresidente del consejo de administración de la cooperativa CEAPA, una de
las entidades prestadoras del servicio de agua potable en el municipio de El Torno,
asegura que los usuarios de dicha cooperativa aportan al programa con un
boliviano mensual (0.15 dólares). “Todos somos conscientes de que ese boliviano
está yendo allá arriba, a las fábricas del agua. Se ha generado la conciencia
de hacer ese aporte, porque de lo contrario nuestro suministro de agua, que es
vital para la vida, va a verse afectado”, dice Seas.
El monto, al
ser voluntario, varía dependiendo de la cooperativa. “A veces es porcentual y a
veces es un montón fijo”, explica Estrada. Así, hay cooperativas con 8000 o
9000 usuarios que recaudan cerca de medio millón de bolivianos (unos 72 000
dólares)”, asegura el Director Técnico de Natura.
En cuanto al
aporte del municipio, este contribuye con el 1 % de sus ingresos propios. “De
todos los ingresos por tasas que una alcaldía recauda, impuestos que cobra su
ciudad por las casas y por los autos, el 1 % va al fondo de agua”, explica
Estrada. Además, el municipio también aporta el 0.5 % del presupuesto que
recibe del gobierno central.
Por último, la
participación de Fundación Natura es de tan solo 7000 dólares. La razón de ese
monto radica en que “el convenio con los agricultores es de 10 años, entonces
cuando la fundación sale del esquema, su aporte no equivale ni al 20 %, por lo
que no existe un golpe financiero negativo y le permite al fondo de agua ser
sostenible financieramente”, explica Estrada. Eso, asegura, ya lo han
comprobado. El convenio con El Torno, por ejemplo, ya terminó y “a ellos no les
afectó financieramente nuestra salida”, dice.
De hecho, según
Seas, en el programa “cada vez hay más gente, más comunarios que viven cuenca
arriba. Antes teníamos que ir nosotros a buscarlos para que ellos entren al
sistema, ahora ellos vienen y más bien nos están faltando recursos para seguir
poniendo más predios en conservación”, asegura.
De cómo el
sistema interesó a los políticos
Los resultados
del programa han motivado también a que ciertos municipios decidan poner bajo
protección áreas de mayor tamaño. Actualmente, bajo los Acuerdos Recíprocos de
Agua “se han creado 23 áreas protegidas en 20 municipios, lo que suma más o
menos 3.4 millones de hectáreas de bosques productores de agua”, asegura Vargas.
Además, en esos
casos la fundación ha establecido convenios con los agricultores dueños de los
terrenos que se encuentran en los alrededores de aquellas áreas protegidas,
creando una especie de cinturón de protección. Eso ha permitido que “esas áreas
estén mucho mejor manejadas que las áreas naturales protegidas nacionales que
no tienen presupuesto y que no tienen gente que las defienda. Aquí hay gente
que las defiende y que además está vinculando sus propias áreas de conservación
personales con esta área de conservación mayor que ha creado el gobierno
municipal”, explica Vargas.
Para la
directora ejecutiva de Fundación Natura, el agua ha sido la llave maestra que
ha permitido alcanzar metas que, de lo contrario, no se habrían podido lograr.
“Es muy difícil cuando vives en países tan pobres como los nuestros decirle a
la gente que tiene que conservar porque moralmente es importante, porque es
bueno para el cambio climático, porque es bueno para la sociedad”, dice. El
agua, en cambio, “ha permitido poner a mucha gente alrededor de la mesa y tomar
decisiones sobre qué espacios conservamos y qué hacemos para ese propósito”,
explica Vargas.
Además, “a
favor del agua confluyen las decisiones de los políticos”, sostiene, no solo
porque asegurar el abastecimiento de agua potable es uno de los asuntos que
deben ser atendidos por las autoridades, sino también porque “los gobiernos
municipales van, entregan los incentivos, hacen una gran fiesta y es más voto”,
explica Vargas a quien la experiencia le ha confirmado, según dice, que “la
conservación bien pensada puede arrastrar a mucha población”.
María Binda
Gutiérrez lo sabe muy bien. En 2020, una empresa que buscaba explotar piedra
caliza se le acercó con permiso ambiental y concesión minera en mano
ofreciéndole comprar su terreno. Cuando la respuesta de la agricultora fue “mi
tierra no está a la venta”, la oferta se convirtió en amenaza. “Me dijo que si
no lo vendía, ella me iba a expropiar”, cuenta.
Sin dejarse
amedrentar, Gutiérrez buscó ayuda en los sindicatos agrarios, en la alcaldía de
su municipio, reunió a más agricultores con los que organizó bloqueos en la
carretera, interpuso recursos de protección, hasta que finalmente, en marzo de
este año, el permiso ambiental de la empresa fue revocado. “Para mí es un logro
muy grande”, asegura Gutiérrez, pero está convencida de que no habría sido
posible sin el apoyo de la alcaldía. “Gracias a Dios las autoridades me
defendieron”, dice, y “defendieron el territorio porque en realidad el problema
no era mío, era del municipio porque si explotan en ese lugar se va a cortar el
agua, porque de ahí proviene”, asegura la agricultura.
Para Vargas,
“todo servidor público a nivel local, a nivel intermedio y a nivel nacional
debería estar pensando cómo conservar sus ecosistemas de humedad”, y los
Acuerdos Recíprocos por Agua, asegura, “es una tecnología súper sencilla que
ayuda a los municipios locales en sus programas de adaptación y mitigación al
cambio climático”.
IAN TAYLOR
TRAMITÓ EL DESEMBARQUE DE 5.000 COCHES CON DESTINO A BOLIVIA
Noticias y
Logística de Chile (https://bit.ly/3WdJuO4)
En el puerto de
Iquique, en Chile se han desembarcado más de 5.000 vehículos en procedimientos
agenciados por Ian Taylor, y que tienen a Bolivia como destino.
El más reciente
desembarque fue con la “M/N Morning Calypso” de EUKOR Car Carriers Inc., filial
de Wallenius Wilhelmsen Ocean (WWO) que arribó al puerto con 786 unidades que
irán a Bolivia.
Juan Carlos
Pereira, country manager de Ian Taylor Bolivia, celebró la cifra como una gran
noticia. “Continuamos aportando en satisfacer la demanda interna de vehículos.
Este año ya vamos en más de 5 mil unidades descargadas junto a las navieras que
representamos en este país: Wallenius Wilhelmsen Ocean y EUKOR, filial del
Grupo Wallenius Wilhelmsen. Esperamos seguir por esta senda en este último
tramo del año”.
Hace más de 5
años que Ian Taylor Bolivia, filial de Empresas Taylor, entrega Soluciones
Logísticas integrales a sus clientes en la ciudad de Santa Cruz. Con procesos
innovadores de alta eficiencia operacional y de excelente calidad, brinda
principalmente servicios de flete marítimo para cargas rodantes, Break Bulk,
proyectos y carga a líquida a granel.
TERMINAL PUERTO
ARICA DESTACA IMPORTANTE INVERSIÓN EN SISTEMA DE ROTAINERS PARA EMBARQUES DE
MINERALES
Además,
próximamente implementará sistema de descarga automatizado para camiones
procedentes de Perú y Bolivia
Mundo Marítimo
de Chile (https://bit.ly/3Nmlmoz)
Terminal Puerto
Arica (TPA) es un puerto multipropósitos ubicado en el norte de Chile que
movilizó cerca de tres millones de toneladas en 2021. Respecto a la carga, un
60% corresponde a contenerizada, 30% graneles y un 10% de carga break bulk. Actualmente,
el puerto se encuentra realizando inversiones importantes para automatizar sus
operaciones con un especial enfoque en la sustentabilidad.
TPA tiene dos
características, es multipropósitos y además atiende a tres mercados: el
chileno, el boliviano y el del sur del Perú. El puerto en particular tiene
complementos aduaneros diferentes, por lo que el sistema operativo se ha
adaptado y ha ido mejorando en el transcurso del tiempo, dijo a MundoMarítimo,
Hermann Gratzl, gerente comercial de TPA.
Respecto a las
inversiones que han realizado, Gratzl comenta que resalta el término del
proyecto de profundización, donde el puerto mejoró su calado de 10 metros a
11,4 metros. Asimismo, destaca la futura implementación del sistema de
contenedores rotainers para el embarque de minerales, el cual “viene a
complementar los que realizamos a través de cintas encapsuladas. Es una
tecnología de punta que contó con una inversión bastante importante y comenzará
a funcionar en enero del próximo año”.
Descarga
automatizada de camiones
Además, TPA en
unos meses inaugurará un sistema de descarga automatizado para los camiones que
vienen de Perú y Bolivia con granos “estamos innovando siempre, la carpeta de
proyectos es bastante grande”, afirma Gratzl.
En ese sentido,
el ejecutivo destaca que “nosotros hemos sido reconocidos en Chile tres veces
como una de las empresas que cuenta con un desarrollo e implementación de una
cultura de innovación, estamos siempre buscando soluciones creativas a los
problemas que se nos presentan. Las principales líneas navieras del mundo están
trabajando con nosotros y eso no es casualidad, es porque estamos haciendo un
buen trabajo”.
Por otro lado,
Gratzl explicó que han estudiado los efectos del cambio climático respecto a
las marejadas. Por ello, han buscado tecnologías, optando por una originada en
Países Bajos que ayuda al atraque seguro de las naves bajando aproximadamente
un 30% los días de cierre.
Finalmente, en
el marco de TOC Américas, Gratzl respecto al proyecto del puerto de Chancay,
dijo que “felicito al Estado de Perú por su política de inversiones en los
puertos, es algo digno de igualar. Chancay genera oportunidades para todos los
terminales, pues la competencia es lo que nos hace mejorar. Chancay le va a
poner presión al mercado y en el caso de TPA, que estamos al sur del Perú y
norte de Chile, nos va a motivar a seguir creciendo, invertir y mejorar para
tener un servicio de calidad”..
SOLICITARÁN LA
EXTRADICIÓN POR VÍA DIPLOMÁTICA DE GUSTAVO ROLDÁN DESDE BOLIVIA
Estaba prófugo
luego de chocar a Diego Gabriel Rolando Ríos quien como consecuencia del
impacto falleció. Familiares lo habían ayudado a escapar al país vecino.
El Tribuno de
Argentina (https://bit.ly/3SMB8u1)
La jueza de
Garantías 8, Claudia Puertas, solicitó al Ministerio de Relaciones Exteriores,
Comercio Nacional y Culto, a fin de solicitar se haga efectiva la detención con
fines de extradición por vía diplomática de Gustavo Leandro Roldán.
El hombre se
encuentra demorado conforme al operativo realizado por el CEIP, Cochabamba,
Estado Plurinacional de Bolivia, en las oficinas de Interpol.
Roldán fue
acusado provisoriamente del delito de homicidio culposo agravado por la
conducción imprudente de un vehículo automotor. El hecho ocurrió el 6 de
noviembre de 2016 pasadas las 11 de la noche.
El imputado
conducía una camioneta por avenida Paraguay cuando embistió una motocicleta que
transitaba delante de él. Debido al impacto, Diego Ríos golpeó contra el capot
de la camioneta. El acusado continuó su marcha para darse a la fuga, mientras
que la víctima falleció por politraumatismo, traumatismo encéfalo craneano
grave y traumatismo grave en columna dorsal.
Atento a que el
acusado se había dado a la fuga luego de ocurrido el hecho, la audiencia de
imputación aún no fue concretada por la fiscalía interviniente.
BLOQUEAN PASOS
ILEGALES EN LA FRONTERA NORTE
El Tribuno de
Argentina (https://bit.ly/3FpGVmn)
Hubo una
reunión entre autoridades de La Quiaca y Villazón, también participaron los
carritos de mano de ambas ciudades fronterizas con el objetivo de combatir el
trabajo ilegal.
Acordaron con
la ayuda de maquinaria pesada y el apoyo de Gendarmería Nacional, bloquear con
montículos de tierra los pasos ilegales por donde ingresan y egresan personas.
Los trabajos se
realizaron al final de la calle Jujuy del barrio Santa Clara y en avenida
España norte y Circunvalación donde existen pasos alternos e irregulares al
puente internacional.
Los
trabajadores quiaqueños venían denunciando agresiones, falta de seguridad en el
límite y que personas extranjeras cruzaban la frontera para trabajar
ilegalmente.
La situación se
hizo más tensa, cuando el propio presidente del Sindicato de Carritos de Mano
"1º Mayo", Abel Mamaní de La Quiaca, fue brutalmente agredido por
ciudadanos bolivianos con una llave francesa en la cabeza.
Por lo que
acordaron una reunión en el edificio del Concejo Deliberante quiaqueño, en la
cual participaron los sindicatos de mano de La Quiaca y Villazón; el cónsul de
Bolivia en la ciudad norteña Esteban Coico y la delegada de la Gobernación de
Potosí Elizabeth Alvizu. Además del presidente del Concejo Deliberante, Jorge
Tejerina y demás ediles.
El punto
tratado fue la grave situación en la zona norte de La Quiaca, en el río
internacional.
Desde el lado
boliviano señalaron que los trabajadores legalmente registrados para el cruce
de mercaderías en carritos de mano, cumplen la normativa vigente de hacerlo por
las antiguas vías del exferrocarril Belgrano.
Mientras, del
lado argentino denunciaron que cientos de trabajadores bolivianos cruzan a La
Quiaca ilegalmente, dejan sin fuente laboral a los quiaqueños, y especialmente
trasladan la mercadería por pasos clandestinos.
"Tuvimos
que juntarnos en grupos de diez para defendernos y evitar que nos quiten el
trabajo, nosotros cumplimos con las ordenanzas y respetamos los convenios
existentes. Ellos saben pueden cruzar la mercadería por el lugar habilitado, no
pueden ingresar a La Quiaca, es ilegal", sostuvo Abel Mamaní.
Se adoptó la
decisión en horas de la mañana de ayer de cavar grandes fosas y con montículos
de tierra bloquear los lugares por donde cruzaban los carritos de mano ilegales
del lado boliviano. La labor fue respaldada por efectivos del Escuadrón 21.
El bloqueo no
cayó bien en la sociedad de Villazón, que expresó su malestar por las redes
sociales.
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