El salar de
Uyuni con sus 12.000 kilómetros cuadrados, es el mayor desierto de sal del
mundo. Está situado a unos 3.650 metros de altura en el Departamento de Potosí,
en el Altiplano de Bolivia, sobre la Cordillera de los Andes. El Salar de Uyuni
es la mayor reserva mundial de litio, una materia prima que será fundamental
para la producción de baterías destinadas a abastecer los nuevos modelos de
autos híbridos y los futuros vehículos totalmente eléctricos.
Es
indispensable para el funcionamiento de las baterías de teléfonos celulares,
laptops, relojes, herramientas, incluso carros eléctricos e híbridos. Su
“redescubrimiento” ha fomentado una fiebre de nuevo tipo en el mundo debido a
la alta demanda por parte de las empresas tecnológicas a lo largo del
planeta. Se trata del litio, el metal más liviano, cuyas principales reservas
se encuentran en América Latina (85 %).
El denominado
“oro blanco del siglo XXI” es extraído de dos tipos de fuentes principales:
minerales como el espodumeno, que requiere previamente un trabajo de minería
(trituración, molienda, lixiviación); y de las costras de sal de los salares
donde yace la salmuera, cuya extracción implica menores costos de producción.
Un artículo
de Sptunik rememora que “el litio como recurso estratégico empezó a usarse en
la fabricación de la bomba de hidrógeno o termonuclear, pero luego empezó a ser
utilizado en la industria automotriz para el desarrollo de baterías
eléctricas”.
En los años
90 se usó para las baterías ion-litio en la industria electrónica (telefonía
celular, reproductores de audio, computadoras), y más adelante, en el
desarrollo de los futuros vehículos eléctricos, agrega.
La
publicación especializada británica The Economist estimó que el precio de
importación del litio hacia China (principal mercado de las materias primas
latinoamericanas) se duplicó a finales del 2015 al punto de alcanzar los 13 000
dólares la tonelada. A su vez, el grupo inversionista Goldman Sachs lo
describió como “la nueva gasolina”. Un informe de la consultora Allied Market
Research, citado por RT, prevé que el mercado de baterías de litio genere
ingresos por un total de 46 000 millones de dólares hacia el año 2022.
La atención
se enfocó en el metal luego del anuncio hecho por el empresario Elon Musk
quien dijo que necesitaría “absorber toda la producción de litio del mundo” en
su deseo de fabricar 500 000 autos eléctricos Tesla al año.
EL “ABC” DEL
LITIO
Esta euforia
por el metal es apreciada como la luz al final del túnel del desalentador
panorama económico regional debido, en gran medida, a la guerra de precios del
petróleo en el mercado mundial.
El llamado
“Triángulo del litio” comprende los tres países sudamericanos que concentran la
producción regional: Argentina, Bolivia y Chile (conocido también como el “ABC”
del litio). Es por esa razón que esta zona geográfica fue descrita por la
revista estadounidense Forbes como la “Arabia Saudita del litio”.
Bolivia
alberga en el Salar de Uyuni el mayor yacimiento del mineral. El mismo es un
lago de agua de mar que se secó a lo largo de millones de años.
Está ubicado
en el departamento de Potosí, al Sur de la nación a 3 680 metros sobre el nivel
del mar y tiene una superficie de alrededor de 10 000 kilómetros cuadrados. Dicha
planicie está conformada por aproximadamente 11 capas de sal, cuyo espesor varía
entre los dos y diez metros. El salar se extiende como una enorme plataforma
plana y blanca que asemeja un espejo.
Chile, por su
parte, es dueño de la segunda reserva del mundo en el salar de Atacama y es,
junto con Australia, el principal productor internacional, según
investigaciones del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
Argentina
posee un litio más puro en sus yacimientos del noroeste del país. El depósito
principal en funcionamiento es el salar del Hombre Muerto ubicado en la
provincia de Catamarca. En esta nación el metal estuvo privatizado hasta el
2012 cuando bajo la presidencia de Cristina Fernández se declaró como un “recurso
natural estratégico”.
Uno de los
desafíos que enfrentan estos países es que al no contar con la tecnología
adecuada para procesar el litio hacen alianzas con empresas extranjeras y
muchas veces deben velar por los intereses nacionales.
El pasado de
saqueo de recursos naturales a la que fue sometida América Latina frena muchas
veces la seducción del oro blanco. (www.granma.cu)
EL RÍO SILALA, LA HAYA Y LOS ERRORES DE CHILE EN
CONFLICTO CON BOLIVIA
En el ciclo 'Antofagasta en transformación', el analista
Raúl Sohr, el alcalde Esteban Velásquez y el abogado Daniel Guevara evaluaron
los efectos de la nueva demanda altiplánica.
El Mercurio de Antofagasta (www.mercurioantofagasta.cl)
Un retrato
político del Presidente Evo Morales, su relación con Chile y los efectos del
conflicto por el río Silala o Siloli realizó ayer el periodista y analista
internacional, Raúl Sohr, en el segundo encuentro 2016 del ciclo 'Antofagasta
en transformación', que organiza este Diario, Filzic, la Universidad de
Antofagasta, E-CL, Elecda y Altonorte.
En el debate
-donde surgieron diversas críticas al manejo de las relaciones diplomáticas del
país- también participaron el alcalde de Calama, Esteban Velásquez, y el
abogado doctor en Derecho Internacional, Daniel Guevara, que aportaron una
visión regionalista al análisis del tema (ver recuadros).
Sohr, autor de
los libros "Las guerras que nos esperan" y "Chao,
petróleo", entre otros textos sobre relaciones internacionales, manifestó
que Evo Morales ya ganó políticamente al poner el tema de la mediterraneidad de
Bolivia en el mundo, donde incluso el Papa Francisco ya tuvo palabras que no
gustaron en el país sobre este conflicto, lo mismo que la canciller alemana
Angela Merkel.
Por ello -según
el experto- el tema del Silala resulta anexo, porque el gran objetivo
altiplánico pasa por conseguir una salida al mar, hecho que quedó más al
alcance de los bolivianos cuando Perú llevó a Chile al Tribunal de La Haya y
"donde si bien no perdimos, salimos algo rasguñados".
Ud. mencionó en
su análisis que ha conversado varias veces con el Presidente Evo Morales y por
ello refuta cualquier animosidad contra Chile de su parte, pero el Gobierno no
opina lo mismo…
-Yo insisto que
no tiene ninguna animosidad contra Chile. Y él lo reitera permanentemente que
no tiene pleitos con el pueblo chileno y que sólo tiene pleitos con las
autoridades en relación a los intereses nacionales de Bolivia. En consecuencia,
su postura es 100% política y no tiene ningún sentimiento antichileno.
También lo
caracterizó como una persona muy humilde, pero cuando golpea, golpea fuerte.
¿Esto es aplicable a su estrategia diplomática con Chile?
-Creo que es
muy indígena en su actuar. Siempre aparece en una actitud sumisa, retraída, muy
discreta, pero no hay que engañarse, porque eso no está en absoluto reñido con
su firmeza e incluso con la fuerza que interviene. E interviene fuerte y el
caso de llevar a Chile a La Haya por el tema de la salida al mar y ahora por el
Silala así lo demuestran.
En su
exposición también aseguró que Bolivia ya ganó al llevar a Chile a La Haya,
algo que también cala hondo en el Gobierno.
-Es un triunfo
absoluto de Bolivia. Algo que Chile dijo que era un tema bilateral, zanjado
completamente por tratados, y que fuera aceptado por La Haya, y además abriera
un caso, es una victoria neta para Bolivia.
'el general
sanabria'
¿Entonces
cualquier resultado en La Haya en definitiva habría que atribuirlo a una crisis
de la diplomacia chilena?
-Yo creo que
cometimos un error serio al no tener una posición más firme cuando Perú nos
llevó a La Haya y haber mantenido relaciones comerciales y de todo tipo
absolutamente normales. Chile debió haber marcado su incomodidad y haber
enviado señales que no era posible agredir o tener actitudes hostiles con el
país sin que ello no tuviera consecuencias. Este precedente fue analizado por
Bolivia que vio que Perú logró su objetivo sin que le pasara nada. Entonces
dijeron 'que tenemos que perder si vamos a La Haya'. Y en definitiva pueden
ganar algo, a costo cero.
¿Qué debe hacer
el Gobierno para salir del escenario que enfrenta en sus relaciones con Bolivia
y la demanda por una salida al mar?
-Creo que la
solución que propuso en su momento el exPresidente Ricardo Lagos de ofrecer un
puerto con soberanía administrativa a Bolivia resultaba aceptable para un alto
porcentaje de bolivianos. Si se hubiese perseverado en esa línea, habríamos
logrado un acuerdo en última instancia. Hubo cinco presidentes bolivianos que
dijeron en su minuto 'sí, se puede': Banzer, Quiroga, Meza, Rodríguez y Sánchez
de Losada. No en ese orden de gobierno, pero Chile dialogó con ellos y los
cinco dijeron 'podríamos llegar a un acuerdo', pero ninguno tenía piso político
para hacerlo aprobar.
Sin embargo,
mencionó que hubo un punto de quiebre en las relaciones de Chile y Bolivia en
2011 por el 'caso del general Sanabria'...
-Evo Morales
llegó al poder y hubo entendimientos con la Presidenta Michelle Bachelet que no
alcanzaron -desgraciadamente- a madurar en los cuatros años de su mandato.
Luego vino el gobierno de Sebastián Piñera y el incidente con el general
denominado 'zar antidrogas' en Bolivia, René Sanabria. Este alto oficial de la
policía apareció involucrado con redes internacionales del narcotráfico,
detectadas por el OS-7 de Carabineros. Chile entregó esta información a Estados
Unidos y en definitiva el general fue detenido en Miami, lo que fue considerado
una 'cuchillada por la espalda' por las autoridades altiplánicas, que ya lo
tenían cercado. Fue un quiebre muy dramático, que condicionó después las
relaciones entre ambos países.
Otras críticas
también pasan por lo excluida que aparece la Región de Antofagasta en una
solución del tema Silala.
-No solamente
al norte no le han consultado, en Santiago tampoco nadie sabe mayormente del
conflicto. La tarea pasa por democratizar a todo el país y tener mecanismos de
participación. Aquí se tiene la antigua idea que sólo la Presidenta y el
canciller manejan las relaciones internacionales. Evo habla de la diplomacia de
los pueblos, que deberíamos atender en algún minuto.
ARTESANOS
BOLIVIANOS DENUNCIARON ACTITUD ABUSIVA DE LA FISCALÍA Y ADUANAS
Artesanos
del vecino país llegaron a Puno para participar de la feria de las Alasitas que
se realizará desde el primero de mayo.
RPP
de Perú (www.rpp.pe/peru/puno)
Más de 50
artesanos mayoristas de Bolivia denunciaron que sufrieron abusos por agentes de
aduanas y la Fiscalía durante el traslado de sus productos a la feria de
Alasitas de Puno, porque
se les cobró dinero hasta en tres oportunidades en el trayecto.
Los quejosos
indicaron que el primer cobro se efectuó en el sector de Kasani, en la
provincia de Yunguyo, el segundo antes de llegar al puesto de control de
Ojerani, y el tercero en el mismo puesto aduanero.
Los artesanos
presumen que este cobro es ilegal, pero más les molesta la forma como fueron
tratados indicando que cuando los peruanos van a su país no son maltratados.
BOLIVIA:
DISCAPACIDAD E INSENSIBILIDAD
La
Jornada de México (www.jornada.unam.mx)
Tras recorrer
los 360 kilómetros que separan a Cochabamba de La Paz, en Bolivia, y después de
haber sido dispersados con gases lacrimógenos por las fuerzas del orden para
impedirles el acceso a la Plaza Murillo (plaza de armas), centenares de
miembros de un movimiento minoritario de discapacitados permanecían anoche en
la calle con la exigencia de ser recibidos por el presidente Evo Morales.
Las
principales reivindicaciones del grupo son el incremento del subsidio mensual
que reciben del Estado de 80 a 500 bolivianos (de 11.5 a 72 dólares) y la
creación de mecanismos para un mejor acceso al mercado laboral. El gobierno
afirma que no serán recibidos por el mandatario, porque éste ya giró
instrucciones para que sean atendidos por otros funcionarios, y que las
finanzas públicas no podrían sobrellevar la carga que sumarían los montos
demandados: unos 53 millones de dólares anuales.
La víspera,
los peticionarios rechazaron la invitación que el ministro de Gobierno, Carlos
Romero, formuló a los dirigentes de todas las organizaciones de discapacitados
del país para iniciar una mesa de diálogo, y más tarde la policía respondió con
gases lacrimógenos al intento de los minoritarios –muchos de ellos en sillas de
ruedas o con muletas– de romper el cerco policial establecido alrededor de la
plaza central para impedirles el paso.
Llama la
atención que un gobierno de genuina orientación social, como es el del
Movimiento al Socialismo en Bolivia, no haya sido capaz de operar con mayor
sensibilidad y hasta con más pericia política ante un movimiento que habría
podido ser encauzado de otra forma y que hoy coloca a la presidencia de Morales
Ayma en los titulares desfavorables de una prensa internacional que le es
mayoritariamente adversa. En este escenario los medios tienden a omitir el
hecho de que en La Paz se encuentran grupos de discapacitados procedentes de
los nueve departamentos del país participando en negociaciones con
representantes gubernamentales.
Más allá del
desafortunado episodio boliviano, cabe reflexionar sobre la necesidad de que la
sociedad, por medio de sus instituciones, se comprometa activamente a promover
la equidad entre sus integrantes mediante leyes, acciones y programas
orientados a reducir toda situación de desventaja histórica padecida por los
pertenecientes a los llamados grupos vulnerables y a alentar su plena
incorporación, en pie de igualdad, en todos los ámbitos del quehacer humano.
En México el
crecimiento de las desigualdades sociales que ha tenido lugar en décadas
recientes debiera obligar al establecimiento de una política social integral,
no clientelar ni populista, es decir, basada en derechos y no en dádivas, para
contrarrestar el impacto de la brecha social en los sectores afectados por
ella. Y ello incluye necesariamente garantizar a la población con discapacidad
condiciones mínimas para vivir y para participar en todas las facetas de la vida
social.
LA
FRACTURA GEOPOLÍTICA DE SUDAMÉRICA EMPIEZA EN BRASIL
La
Tercera de España (www.tercerainformacion.es)
Por Rafael
Bautista S. - Si la diplomacia abierta está diseñada para el consumo
informativo (pues algo se tiene que informar), la política exhibida
mediáticamente está concebida para moldear opinión pública. Ninguna tiene, como
misión, orientar y, menos, generar una relación crítica con los hechos
políticos (el nuevo circo romano es virtual); lo que se informa no contiene
nada que no sea lo permitido por la función asignada, es decir, lo que se sabe
es apenas lo que una administración selectiva de información permite saber
(este control, por supuesto, no es del todo perfecto; su éxito es proporcional
al grado de domesticación producida). La interpretación de los hechos políticos
es, de ese modo, circunscrita dentro de los márgenes permisibles que establece
un poder estratégico que sabe la importancia del manejo de la información.
La diplomacia
abierta es un concepto que sintetiza la visión aristocrática de la democracia
moderna: el pueblo no tiene por qué saber lo que realmente está en juego. El
pueblo obedece, no decide. Quienes deciden son los protagonistas de la
diplomacia profunda y son los artífices de la política real. Lo que se ve es
apenas el teatro mediático, la tragicomedia política; pero la trama, el
argumento y el meollo del asunto, no pueden exhibirse, ni siquiera en el propio
desenlace. Porque descubrir esto es revelar los propósitos del nivel profundo y
esto significa desenmascarar al poder detrás del trono.
Hoy en día,
la mediocracia ha monopolizado toda mediación entre individuo y realidad,
haciendo de la opinión pública su patrimonio privado. La información se ha
convertido en un recurso estratégico de control político, haciendo de ésta la
marca registrada de todo fenómeno comunicacional; pero no es la información, en
sí, lo que produce conocimiento, sino la reflexión que tematiza el sentido que
contiene la información; tampoco es el contacto directo con los hechos lo que permite
comprensión sino el tener perspectiva, así como la objetividad no se mide por
la neutralidad sino por los criterios éticos que se asume. Entonces, para tener
una visión clarificada de los acontecimientos, hay que superar el cerco
mediático y desenmarañar los contenidos informativos que propaga la prensa y,
de los cuales, ni ella misma es consciente.
Lo que sucede
en Brasil no puede sopesarse a partir de lo que se exhibe mediáticamente; esa
información sólo produce confusión y no permite entrever lo que realmente está
en juego. Las denuncias de corrupción gubernamental es un teatro montado para
los ingenuos en geopolítica, que es el modo cómo se está definiendo la nueva
reconfiguración global. En ese sentido, la posible destitución de la presidenta
Dilma no está lejos de todo lo que ha venido aconteciendo desde el golpe en
Honduras y Paraguay.
Bajo la nueva
nomenclatura implantada por las guerras de cuarta generación, un golpe de
Estado puede ahora prescindir del uso de la fuerza militar. El “impeachment” es
una nueva modalidad del concepto de “golpe suave”, que se impone el “smart
power” como una forma de reducir las expectativas democráticas de los pueblos,
sin alteración del orden constitucional y promovida por la propia
institucionalidad democrática. Lo que pareciera un contrasentido no es más que
la constatación de una capitulación jurídica que la izquierda continental no ha
sabido tematizar.
Algo que la
visión economicista de la izquierda latinoamericana no entiende es que el
neoliberalismo no es simplemente un modelo económico. No es políticamente que
el neoliberalismo penetra en nuestros Estados sino jurídicamente. La doctrina
del shock nos muestra cómo el dogma neoliberal penetra en nuestras sociedades
pero no nos enseña cómo llega a encarnar en la estructura misma del Estado. Lo
que sucede en Brasil es muestra del modo cómo el régimen normativo de los
Estados es capturado por el concepto de derecho que patrocina la actual
hegemonía financiera del dólar-centrismo.
Algo que el
marxismo standard no ha llegado a aclararse es que el capitalismo es imposible
sin un marco jurídico que haga posible el desarrollo de la lógica del capital.
Marx mismo señalaba que, en realidad, no vemos relaciones económicas sino,
vemos estas relaciones en el espejo de las relaciones jurídicas. Sin un derecho
que justifique y legitime el robo y el despojo (al ser humano y a la
naturaleza) que son, en última instancia, el contenido del concepto de riqueza
moderna, el capitalismo sería imposible.
El régimen
normativo que inaugura el derecho moderno-liberal es lo contenido en la
subjetividad moderna que promueve el capitalismo. Desde Hegel, el derecho
expresa la propiedad, como determinación de la libertad del individuo moderno;
es decir, el derecho moderno es concebido para la defensa de la apropiación de
lo que era común, por eso “lo privado” de la “propiedad privada” es la
“privación” que se hace a los demás de lo que era común. Es un derecho pensado
para los ricos. Si este derecho estructura el régimen normativo de un Estado, entonces
se entiende que ese Estado desarrolle únicamente una política antipopular.
Por eso el
neoliberalismo realiza un desmontaje del carácter nacional de nuestros Estados
y reconfigura nuestras constituciones a merced del nuevo sujeto del derecho
actual: el capital transnacional. Los nuevos tratados comerciales, como la
Alianza del Pacífico (extensión del Trans Pacific Partnership o TPP, y del
Trade In Services Agreement o TISA), son clara muestra de ello, estableciendo
una subordinación de los propios Estados a una legislación global que protege a
las empresas de todo reclamo de soberanía.
Nuestros
gobiernos habían originado una recuperación del carácter nacional de nuestros
Estados, pero sin alteración del régimen normativo que había implantado
previamente el neoliberalismo. Ahora, cuando se había logrado, aunque sea
mínimamente, la estabilidad requerida para impulsar las economías, es desde el
propio sistema constitucional que se produce una recaptura del poder. Otra vez,
la izquierda entrega en bandeja de plata un país a merced de un nuevo asalto
conservador.
Algo que ya
debía ser asunto de evaluación politológica es la empecinada denuncia de
presidencialismo que promovía la derecha continental. Una de las premisas de la
democracia neoliberal, inventada por los think tanks gringos, es la
distribución del poder político, recortando atribuciones constitucionales que
pudiese tener una cabeza –no disciplinada– gubernamental, para desviarlo al
legislativo sobre todo, donde es posible establecer la lógica de los lobbies y,
de ese modo, controlar siempre al ejecutivo. Esa es la democracia gringa, donde
el presidente no ejerce poder, simplemente lo administra; por eso el voto es
irreal, porque el presidente, aunque prometa todo, no puede hacer nada, y el
poder detrás del trono actúa cómodamente desde las cámaras. Por eso, a este
tipo de democracia le incomoda que un presidente pretenda recuperar
atribuciones constitucionales, desde las cuales pueda promover una radical
transformación del Estado.
Es curioso
cómo las acusaciones de corrupción gubernamental siempre aparecieron una vez
que aparecía la predisposición de realizar una “limpieza” estatal. Eso sucede
en Brasil y es hasta titular en el New York Times del 15 de abril: “ella no
robó nada, pero está siendo juzgada por una banda de ladrones”. Esta situación
comienza desde que Dilma, el 2011, efectúa “limpiezas” en organismos públicos.
Algo que es
fundamental en la implantación del neoliberalismo es la generación de una
cultura de corrupción política, pues sólo de ese modo pueden los mismos
connacionales coadyuvar a un desmantelamiento del carácter nacional del Estado.
De ese modo la política se convierte en subsidiaria de la economía: las
empresas financian campañas políticas y compran políticos para influenciar al
propio poder político (el poder de Eduardo Cunha en el Congreso brasileño –el
principal impulsor del “impeachment” contra Dilma–, proviene precisamente del
poder que le brindan los políticos favorecidos del montaje de corrupción que
originó a través de acuerdos con empresas ligadas al financiamiento de campañas
y compra de políticos, a cambio de favores e influencia legislativa para
hacerse de contratos públicos y estatales). El neoliberalismo no sólo promueve
la desregulación bancaria sino también la inmoralidad política. La política se
vuelve administradora del poder recortado que le otorga el poder económico. El
Estado mismo se encuentra, una vez desmantelado, a merced del ingreso que
puedan proporcionarle sectores empresariales.
Estos
sectores se hallan, desde el neoliberalismo, demasiado comprometidos con el
dólar. De modo que sus intereses no encajan en una recuperación del carácter
nacional del Estado. Que Eduardo Cunha sea el aliado principal del
vicepresidente Temer, señala una orquestación congresal que busca algo más que
una simple destitución constitucional. Se trata de algo que sólo puede hurgarse
en la política profunda y que escapa a las consideraciones meramente locales.
Lo que está en juego en Brasil es el destino mismo de Sudamérica; no porque en
Brasil se dirima una fatalidad sino que el desenlace del “impeachment”
establecerá, en lo venidero, el derrotero geopolítico de toda Sudamérica en el
nuevo tablero geopolítico multipolar.
La
destitución de Dilma provocaría la sucesión constitucional, es decir, la
asunción a la presidencia de su vicepresidente Temer, quien es el favorito, en
esta contienda, de los intereses gringos. Temer es la versión brasilera de
Macri, cuya misión inmediata es, y así lo está demostrando, reponer en
Argentina una economía alineada a la hegemonía del dólar. De ese modo se
repondría el proyecto de las elites, que no es otro que un neomonroeismo más
implacable, en una situación global ya no tan halagüeña para USA. No se trata
sólo de destituir a Dilma sino de anular también a Lula, para una re-cooptación
absoluta de la economía del gigante sudamericano. Detrás de todo el teatro
mediático se encuentra la restauración neoliberal en condiciones que ameritan
la urgencia de USA por aislar a Sudamérica de la influencia de China y Rusia y
de toda opción que signifique, para nuestros países, separarse de la hegemonía
gringa.
El factor
geopolítico viene por ese lado. Tanto USA como Rusia ya han venido declarando
su más que seguro abandono, no sólo de Siria sino de todo el Medio Oriente.
Esto supondría no sólo el desentenderse de los conflictos suscitados allí sino
el mudar el propio teatro de conflagración geopolítica global a otra parte del
mundo. USA concentra su poder bélico en el Extremo Oriente, pero su más
actualizado neomonroeismo está concentrando sus esfuerzos en recuperar, lo que
considera su continente, de toda influencia que merme en algo su importancia.
Desde la doctrina Bush, USA ha ido perdiendo presencia en casi todo el mundo;
el propio empecinamiento en Irak y Afganistán le costó, entre otras cosas,
perder su control sobre Sudamérica.
Tanto Ucrania
como Siria han mostrado la fractura de un mundo unipolar y que está propiciando
una nueva guerra fría. Dos bloques antagónicos se enfrentan en todo conflicto
que persigue la reposición de un mundo unipolar: por un lado USA, su brazo
armado (la OTAN), su brazo político (la Unión Europea), y su brazo financiero
(la Banca israelí-anglosajona); por el otro, los BRICS, además del Grupo de
Shanghai, pero sobre todo Rusia y China. Brasil forma parte de los BRICS y, una
unión más estrecha entre Brasil y China, supondría el fin de la hegemonía
gringa en Sudamérica. La restauración neoliberal en Brasil persigue la
desconexión entre estos dos gigantes. Si Brasil corre la misma suerte que
Argentina, entonces el futuro del MERCOSUR, la UNASUR y el ALBA se hallan
seriamente comprometidos y nuestros países, que no pueden vivir al margen de
una integración económica, estarían a merced de los tratados comerciales
promovidos por el capital transnacional. La Alianza del Pacífico ha sido
diseñada para eso, pues dentro de la doctrina Obama, un punto primordial es la
contención de China. Si USA promueve esta contención en la propia área de
influencia de China, con mayor razón en lo que consideran los gringos su
backyard.
Para estos
fines el Council of Foreign Relation o CFR ha diseñado el concepto geopolítico
de “North-America”, donde éste se expande hasta Venezuela, como parte de un
Caribe ampliado (que USA siempre consideró como su Mar Mediterráneo). Este
concepto establece la prioridad de contar con los recursos naturales y
energéticos que proveen las cuencas del Orinoco y del Amazonas, como base
material para garantizar la reposición de la supremacía gringa en el
continente. La anulación geopolítica de Sudamérica es esencial para esta
reposición. Esta fue la claridad que tenía el presidente Chávez (por eso era
urgente su desaparición). Ningún otro presidente, ni siquiera Lula, ha mostrado
consciencia de esta perspectiva geopolítica, necesaria a la hora de ingresar de
modo soberano a una nueva reconfiguración del tablero geopolítico global.
Deshacer una
integración regional sudamericana, de carácter soberano, es fundamental para
debilitar al BRICS, sobre todo a Rusia y China, pues el cordón geoestratégico
de las potencias emergentes tendrían que recluirse al viejo continente, una vez
rota la continuidad que proporcionaban Sudáfrica y Brasil (desde Washington se
orquesta las protestas estudiantiles en Hong Kong, la desestabilización en
Sudáfrica, también las protestas contra la relección de Putin, así como la
confabulación con la familia Saudí y la banca, para bajar el precio del
petróleo e implosionar las economías de Rusia, Irán y Venezuela); desconectar a
Brasil supone aislar a Sudamérica de la expansión del pacífico y no permitir,
bajo ninguna circunstancia, un ingreso en mejores condiciones, de nuestra
región, en la nueva cartografía tripolar (USA-China-Rusia) que no conviene para
nada a la supremacía gringa.
La carencia
de una lectura global de un mundo en transición nos hizo perder la gran
oportunidad de consolidar un proyecto regional cuando el Imperio estaba
distraído en el Medio Oriente. La resistencia de los pueblos de Irak,
Afganistán, Siria, Irán, etc., nos había dado la posibilidad de originar una
primavera democrática en estos lados; pero el exitismo de lo logrado, que no
era sólo merito nuestro, ahora nos descubre en una coyuntura ya no tan
favorable, donde las dos más grandes economías de Sudamérica se van inclinando
por una nueva capitulación mucho más entreguista que las anteriores. La
colonialidad de nuestras elites, tanto económicas como políticas y hasta
culturales, sólo pueden manifestar un ánimo de resignación y, aunque prodiguen
un anti-imperialismo discursivo, esto sólo sirve para el berrinche momentáneo y
la inculpación unilateral hacia afuera (hasta para admitir responsabilidades la
izquierda sólo sabe mirar hacia afuera).
En esta
coyuntura, donde la integración es más difícil y el quedar aislados cancelaría
lo propositivo de nuestras revoluciones, es menester reponer de modo urgente
las prerrogativas que pretendían una integración política y económica, además
de financiera, regional. Nadie se va a salvar solo. La salida de esta emboscada
no puede ser sino conjunta. Las críticas al interior de nuestros procesos no
pueden perder de vista que, lo que está en juego, es la sobrevivencia misma de
nuestros Estados. Si los gobiernos muestran algo de sensatez al respecto,
debieran ser los primeros en ceder su exclusivismo e infalibilidad, para
promover una nueva reconexión horizontal con el carácter popular-democrático
que habían inaugurado nuestros pueblos, sobre todo indígenas. Una nueva
integración no puede reducirse a lo meramente comercial sino que debe
proponerse en los términos geopolíticos de una reposición geoestratégica de la
región, para de ese modo permitirnos un ingreso, en las mejores condiciones, en
el nuevo tablero geopolítico global.
Así como las
políticas que adopta Macri son insostenibles, lo mismo sucedería con Temer en Brasil.
El nuevo tipo de acumulación financiera que orquestan los nuevos tratados
comerciales es decididamente más despiadada y solo puede conseguir los índices
acumulativos que se proponen, despojando todas las conquistas sociales logradas
en este periodo. Como en Argentina, lo que se produciría en Brasil es el caos
(las conquistas sociales, y hasta culturales, han constituido un nuevo sentido
común que será difícil anular). Pero este panorama no ensombrece las
aspiraciones del capital financiero, pues para las finanzas, el caos y la
guerra constituyen siempre oportunidades para generar ganancias espectaculares.
Si USA
desiste del Medio Oriente, pues ya no puede contrarrestar la superioridad
bélica rusa, le resta asegurar su área inmediata de influencia. Y si, para
ello, promueve un concepto geopolítico de ofensiva estratégica, como es el
“North-America” ampliado, entonces la anulación de Sudamérica supondría su
balcanización. Esa es tristemente la constancia de toda reconfiguración
geopolítica: donde no haya integración regional sólo resta su balcanización.
Cuando todo se trata de sobrevivir –hasta de las potencias–, los fuertes no
hallan otra manera de hacerlo sino a costa de los débiles. Y los débiles lo son
porque, en semejante situación, anteponen sus particularidades y no apuestan
por su complementación. En un mundo compartido, nadie es independiente del
todo, ni siquiera los imperios; se es independiente en la medida en que se toma
conciencia del grado de dependencia que se tiene, de modo de aprovechar esa
dependencia (porque no es unilateral) y hacerla recíproca. La independencia es
subjetiva, es decir, es el tipo de relación que establezco, lo que define mi
condición.
Este panorama
es también el que se viene definiendo en las elecciones que se llevaran a cabo
en USA. La favorita del poder financiero y los lobbies es Hilary Clinton (a
quien ya llaman “Killary”) y, si la nueva administración gringa recae en la
parte más conservadora, que ya no es sólo la republicana, entonces la tercera
guerra mundial pasaría a ser una opción inevitable. La visión provinciana
euro-gringo-céntrica de la diplomacia y la política exterior del primer mundo
no concibe un mundo compartido y esa limitante sólo admite la posibilidad de la
guerra.
Toda la
propaganda actual está diseñada para legitimar una situación límite. La
develación de los “panamá papers” es una de las tantas estrategias de la guerra
financiera contra los enemigos del dólar. No en vano, el consorcio que
investiga estas cuentas off-shore es curiosamente patrocinado por la CIA, la
fundación Ford y la fundación Soros. La curiosa selectividad informativa da
muestras de una interesada pesquisa, donde aparecen personajes del “eje del
mal”, para darle más candela al asunto. Otra función más del circo mediático
que, pretendiendo defender la libertad y la legalidad, no hace otra cosa que no
sea recortar aún más la libertad global; porque esta operación no afecta al
sistema financiero, que necesita estos paraísos fiscales para, precisamente,
evadir las leyes estatales; esta operación sólo busca eliminar la competencia y
establecer como únicos paraísos fiscales a aquellos que se encuentran en las
jurisdicciones de USA, Gran Bretaña, Israel y Holanda, de ese modo, tener el
control total de todos los movimientos financieros globales, legales o no.
La
importancia geoeconómica de Sudamérica es clara para las pretensiones del
concepto “North-America”. Para una incorporación de nuestra región, en
condiciones prometedoras, a un mundo multipolar, se requiere una apertura hacia
el pacífico y una conexión estratégica –soberana– con el gigante asiático. De
modo aislado esto no es posible y esto lo saben los gringos, por eso, anulando
a Brasil se anula una apuesta conjunta. Sólo regionalmente se estaría en
condiciones de negociación favorable con alguna potencia, de lo contrario,
cualquier potencia sólo nos subsumiría en su proyecto expansivo.
El concepto
de “North-America” subyace al disciplinamiento del Caribe, que empezó con el
golpe en Honduras, la incorporación del México neoliberal como garante
energético de esta restauración expansiva, la desestabilización de Venezuela,
el golpe en Brasil, la defenestración de Cristina Kirchner (cuando mostró su
entusiasmo de que Argentina formase parte del BRICS) y, hasta podría decirse:
caen como anillo al dedo, la derrota de la izquierda en Perú y el terremoto en
Ecuador (¿habrán estado activas las antenas del proyecto HAARP?). La actual
guerra fría financiera, tiene fines geoestratégicos contra el BRICS; y el
interés por reducir a Sudamérica en el concepto “North-America”, implosionando
sus tres más grandes geoeconomías (Brasil, Argentina y Venezuela), hace
preocupante la situación nuestra en esta encrucijada.
Sudamérica se
encuentra polarizada entre lo que resta del ALBA y el auspicio imperial de la
Alianza del Pacífico. Si Brasil es absorbido por la restauración neoliberal, su
importancia como promotor de una integración regional (cosa que, hay que
decirlo, nunca se propuso de modo decidido) habrá devenido en arrastrar a todos
a la capitulación. El MERCOSUR sería excluido por la Alianza del Pacífico y USA
controlaría de nuevo todo para su propio y exclusivo beneficio (el CAFTA ya
está bajo su control). La fractura geopolítica daría lugar a una situación de
caos y desestabilización regional y una posible balcanización.
Sudamérica
sería el lugar de la definición geopolítica global, donde el supremasismo
gringo fundaría sus pretensiones de restaurar su hegemonía única y la
reposición de un mundo unipolar. Para ello cuenta con la complicidad de las
burguesías locales y todo el sistema financiero mundial, que es capaz de
colapsar cualquier economía vulnerable al patrón dólar. Ahora se comprenderá
por qué era urgente y necesario el funcionamiento del Banco del Sur y la
consolidación de una moneda regional. Sólo con la recuperación de nuestras
reservas internacionales podía haberse dado un impulso decidido a nuestra
independencia económico-financiera regional; esto involucraba la transformación
de todo el marco jurídico imperante (mercado-céntrico y dólar-céntrico), pero
eso fue, precisamente, lo que no fue posible para la perspectiva colonial de
nuestros gobiernos. Puede que sean anti-neoliberales, pero su perspectiva no es
post-capitalista. Por eso todo lo que han logrado se encuentra, ahora, a merced
y el disfrute de una restauración neoliberal.
La
tecnocracia neoliberal, presente en los ministerios del sector económico y
financiero, son el caballo de Troya que no se supo descubrir a tiempo (mientras
Dilma era defenestrada, vía el gigante mediático Globo, por su osadía de
pronunciarse a favor de una independencia cibernética de Brasil, cometía la
imprudencia de confiar a Joaquim Levy –un funcionario del FMI– las arcas de las
finanzas brasileras, no haciendo otras cosa que facilitarle su labor de
sabotaje; lo que le valió después ser nombrado jefe financiero del Banco
Mundial). Como se dio cuenta el presidente Chávez –en el caso de Libia–:
nuestros propios gobiernos fueron los encargados en reafirmar nuestra
dependencia al sistema financiero, causante del actual e inminente colapso
económico global. Por eso el primer mundo, gracias a nuestra dependencia, sigue
estable, a pesar de su aguda crisis financiera. De las guerras
multidimensionales que emprende USA contra el BRICS, las guerras geofinancieras
son las que más éxitos le han deparado; no otra cosa significa el espionaje
cibernético de la National Security Agency a la PETROBRAS y que hizo poner a
Brasil de rodillas cuando develó sus cuentas secretas. También las sanciones
económicas contra países determinados le han sido más efectivas que el poder
militar.
¿Cómo salió
de la recesión del 29 el posterior ganador de la segunda guerra mundial, o sea,
USA? La guerra ha sido siempre, en el mundo moderno, el campo de oportunidades
más apetecido del ámbito financiero. Lo grave en nuestro presente es que una
conflagración global entre potencias, pasa por el uso de armamento nuclear.
Pero hasta aquello entra en los cálculos imperiales a la hora de promover el
desarrollo de bombas atómicas tácticas, que son municiones nucleares de
pequeñas dimensiones, que se cree disminuyen los riesgos del uso de arsenal
nuclear de dimensiones mayores, sin tomar en cuenta la peligrosidad que
significaría la proliferación del uso masivo de estas armas de carácter
táctico.
El concepto
de “North-America” es una clara respuesta a la nueva visión estratégica que
había nacido en la Escuela de Geoestrategia del Brasil, el 2008, y que se
expuso en la llamada “Estrategia Nacional de Defensa”; tomando en cuenta los
ámbitos nuclear, espacial y cibernético y configurando dos áreas estratégicas:
el Atlántico Sur y el Amazonas. Esta estrategia ponía, como es debido, un
interés detenido en los asuntos de seguridad nacional y defensa. Esto, que
debía haber sido promovido por la UNASUR, en sus mejores momentos, ahora parece
sólo constituir una anécdota. Este año, Brasil anunció, por medio de su
ministro de comercio, Armando Monteiro, la aceptación de pagos, por parte de
Irán, en divisas que no sean precisamente el dólar, con el fin de eludir las
sanciones económicas de USA. El sistema financiero global puede aceptar el
comercio sur-sur, pero si esto involucra hacerlo al margen del dólar, entonces
la reacción no se deja esperar.
La
corrupción, el “impeachment”, la destitución de Dilma, etc., son parte del
circo montado para el gran público. Pero lo que se apuesta en ese circo es otra
cosa. El destino de toda Sudamérica está en juego, mientras se incentiva,
también mediáticamente, la desilusión y el desencanto de nuestros procesos (que
van más allá de los avatares de los circunstanciales gobiernos). El desenlace
de lo que suceda en Brasil, marcará la disposición geoestratégica, ya sea de
reclusión o expansión, del BRICS. Si Brasil cae, la supremacía gringa tendrá
una carta estratégica para enfrentar a las potencias emergentes y contará,
Miguel Henrique Otero, director
de El Nacional de Caracas
“EN VENEZUELA, EL CHAVISMO ARRASÓ CON LAS INSTITUCIONES”
Otero no puede pisar su país.
Si volviera a Venezuela lo encarcelarían, perseguido por el gobierno. Es
una de las personas que le cuentan al mundo lo que sucede bajo el régimen de
Nicolás Maduro.
El Clarín de Argentina (www.clarin.com)
En Venezuela
faltan los alimentos y los medicamentos, la inflación es del 400% anual y la
espiral de aumentos se expande hacia una hiperinflación, las muertes debidas a
la inseguridad desde que el Chavismo llegó al poder suman 250 mil. Es una
catástrofe humanitaria. Todo se agrava bajo el manto demagógico de un régimen
populista que se ahoga en su propia
intransigencia. Miguel Henrique Otero, el director de El Nacional de
Caracas no puede pisar su país. Si volviera a Venezuela lo encarcelarían.
Es una de las personas que le cuentan al mundo lo que sucede bajo el régimen de
Nicolás Maduro. Habló con Clarín.
-¿Por qué no puede volver a su país?
-Hace poco mas
de un año en el diario replicamos una información que había sido publicada
originariamente en el ABC de España en donde se informaba que un fiscal general
del Estado de Nueva York había abierto una investigación a Diosdado Cabello (el
número 2 del régimen) relativa a eventuales vínculos con el narcotráfico. Lo
mismo hicieron 80 diarios en todo el continente. Clarín lo publicó por ejemplo.
Todos replicaron la nota del ABC. Diosdado Cabello ante esa noticia decidió
iniciar una demanda por difamación contra todo la Junta Directiva de El
Nacional, también contra periodistas de otros medios venezolanos. Esto fue el
año pasado. Esas medidas implican la prohibición de salir del país, el
congelamiento de los bienes de los imputados, y un régimen de presentación ante
la justicia. Yo decidí quedarme fuera, trabajar denunciando al
gobierno. El gobierno entonces me acusó , me acusa a diario, de traición a
la patria, de querer asesinar a la hija de Diosdado Cabello que es una cantante,
de financiar a los paramilitares, de financiar de manera ilegal a la oposición,
de incitación a la violencia….Al diario se le retacea el papel. Antes teníamos
más de 80 páginas. Ahora salimos con 30 páginas Pero la gente nos sigue más y
más. Tenemos 15 millones de usuarios únicos en Internet. El Nacional va a
sobrevivir a Maduro.
-¿Cómo lo sabe?
-Maduro tiene
sólo un 15% de aprobación. Lo ungieron los Castro, no fue Chavez quien lo
eligió como sucesor. Maduro siempre fue procubano. Diosdado Cabello no. En un
año Maduro viajó 38 veces a Cuba. Todo lo consulta allí. Ahora cuando Cuba se
acerca a los Estados Unidos no lo consultan a Maduro. El se entera por los
diarios. La paradoja es que cada día, Venezuela le regala a Cuba 100 mil
barriles de petróleo diarios. Las paradoja es que antes se los regalaba para
financiar al socialismo, ahora para financiar al capitalismo que se viene.
-¿Diosdado Cabello tiene o no tiene vínculos con el narcotráfico?
-En primer
lugar es irrefutable que un fiscal del Estado de Nueva York pidió
investigarlo. Venezuela, por decisión de Chávez en su momento decidió
establecer una alianza geopolítica con las guerrillas colombianas, la FARC y el
ELN que se sostienen económicamente a través del narcotráfico. Tienen vía libre
para comerciar y traficar droga en territorio venezolano que es un paraíso para
las guerrillas colombianas. Es que hay funcionarios que se han enriquecido
y se enriquecen con ésto. Hay autoridades de las Fuerzas Armadas y del gobierno
que se han vinculado con el negocio. En los últimos 3 años se duplicó la
producción de cocaína en Colombia eso está directamente relacionado con la
puerta que les ha abierto Venezuela para poner en circulación la droga. La
corrupción es una política de Estado. Al país ingresaron durante régimen chavista
y postchavista un billón de dólares por la renta petrolera. No construyeron ni
una carretera ni un hospital. Entre el despilfarro, la mala gestión y la
corrupción ese dinero se perdió. Le doy un solo ejemplo del sistema de la
corrupción: hay mil oficiales de las Fuerzas Armadas en cargos públicos.
Acceden a esos cargos porque son amigos del régimen, y así realizan negocios
con total impunidad. Y todos saben que son corruptos. En Argentina
quedaron instituciones en pie. En Venezuela no hay nada. Arrasaron con las
instituciones. Hay 75 presos políticos en Venezuela.
-¿Es una dictadura?
-Bueno, hay que
distinguir entre dictaduras bananeras y dictaduras posmodernas. Estos
populismos, el de Maduro, el Cristina Kirchner, son dictaduras posmodernas. Son
más sofisticados que las clásicas dictaduras bananeras. El diario El Nacional
fue fundado por mi abuelo y por mi padre en 1943. El periódico atravesó la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez en el país. Allí las cosas eran abiertamente
brutales. O encarcelaban a quien se les ocurría y sin ningún justificación
legal, o simplemente censuraban abiertamente. Había un censor instalado en cada
medio y con crayón rojo tachaba lo que el régimen no quería que se
publicara. Ahora, la dictadura posmoderna, ha montado un aparato de
propaganda para denigrar periodistas, una ley, la ley Resorte la llamamos allí,
que permitió quitar las concesiones a las cadenas de radio y TV independientes
y aplicar un sistema de represión publicitaria y tributaria para los medios. La
ley de Medios en Argentina fue un espejo de la Ley Resorte de Venezuela.
Utilizaron las interminables cadenas de Chávez antes, de Maduro y de Diosdado
Cabello para agredir, para agraviar, para insultar y difamar. Construyeron el
miedo y con ello autocensura. En el 40% del territorio del país no se ven o
escuchan sino emisoras del gobierno. En el resto del país solo se accede a
emisoras oficialistas o autocensuradas. Aparte de El Nacional, que se mantiene
en pie, el gobierno ha comprado a los otros dos diarios importantes; El
Universal y Ultimas Noticias, que son oficialistas. A la vez, el régimen
creó un simulacro de aparato legal para disciplinar disidentes, inventándoles
causas, pero poniendo todo en un marco “jurídico” . Es como la Alemania del
Este antes de la caída del Muro, cuando allí imperaba la Stasi, la policía
secreta del régimen. Sin embargo, la violencia política propiamente dicha
es más verbal que física.
-¿Cómo?
-En todo éste
proceso tremendo se acumulan 100 muertos por razones políticas en
Venezuela.¿Cuántos hubo en Argentina durante la dictadura? ¿O en Chile bajo
Pinochet? ¿O en Colombia? Decenas de miles de muertos. Eso marca una
diferencia hacia el futuro. Es posible una reconciliación. Las polémicas son
feroces pero en general son verbales. Estos son unos bárbaros eh, que quede
claro. Yo no lo niego. Ocurren cosas atroces todo el tiempo, mueren de a miles
por la seguridad, por la falta de medicamentos, por la crisis profundísima,
pero no por enfrentamientos abiertos por razones políticas. De los 250 mil
muertos por la inseguridad, 125 mil son chavistas, y otros 125 mil no lo
son. Todo esto es una pesadilla. Y no solo para Venezuela, las dictaduras
posmodernas han sido una pesadilla para varios países de América
Latina. Sin embargo ahora, los gobiernos de Ecuador, de Bolivia o de
Nicaragua han tratado de disociarse de Maduro. Es que la catástrofe en mi país
es gigantesca. Hoy en día Venezuela tiene un 73% de pobreza. Y no le pueden
echar la culpa a nadie de eso. Hablan de guerra económica desatada por el imperialismo.
¿Cuál es la guerra económica? El Estado compra y distribuye los alimentos. El
Estado domina todo. Es un modelo absolutamente estatista ¿Cuál es la guerra
económica? La guerra es entre ellos.
-¿Entonces que sostiene a Maduro?
El alto mando
militar, y la elite de su partido.
-¿Cuándo piensa volver a Venezuela?
-En pocos meses
vuelvo. Maduro no va a durar mucho.
“ESTA
CRISIS HA ROTO LA REGLA DE QUE EL PETRÓLEO BARATO MEJORA LA ECONOMÍA”
"Ojalá
no existiera la OPEP", afirma Brufau. Su grupo trabaja como si la
organización fuese a desaparecer y los precios del crudo fluyesen libremente
El
País de España (www.economia.elpais.com)
Al presidente
de Repsol le duele el Barça en plena Champions. Por lo demás, Antonio Brufau
(Mollerusa, Lérida, 1948) es un optimista convencido. Así se reconoce varias
veces durante la entrevista. Cree que el acuerdo climático de la Cumbre de
París de diciembre pasado demuestra la intención de 195 países de contribuir a
un planeta más sostenible. Desconfía de los adjetivos “verde” y “limpia” que se
usan para definir la energía; “en boca de los políticos quedan muy bien, pero
son palabras vacías de contenido”, dice, sin embargo sí habla repetidamente de
“energía justa y responsable”. El sector petrolero tiene que conseguir que la
energía “cueste lo que la gente pueda pagar gestionando el futuro en un entorno
de precios bajos”. “A falta de una definición clara de política energética
porque carecemos de gobernanza global en el mundo”, el mix energético no
cambiará mucho en los próximos años, como tampoco lo ha hecho desde 1976,
porque el consumo crecerá conforme aumente la clase media.
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Pregunta.
¿Qué pasará con los precios del petróleo y su volatilidad en el futuro?
Respuesta.
El precio del petróleo es volátil, tiene muchas oscilaciones debido a la oferta
y demanda o por la actuación de la OPEP. ¿Pesa mucho en la economía? Sí, pesa,
pero cada vez menos. Hace 15 años el consumo de energía crecía igual que el
PIB. Hoy la demanda crece menos que el PIB gracias a la eficiencia energética.
P.
Pero seguimos en una crisis provocada en gran parte por el petróleo.
R.
Hay otras variables. Si los precios son bajos, como ahora, hay quien sufre y
quien no. Los que más sufren son los países productores, que cubren sus cuentas
públicas con los ingresos del petróleo. Arabia Saudí el año pasado tuvo un
déficit del 18% del PIB, una barbaridad. Ya no digo otros países de la OPEP.
Esto significa menos capacidad de inversión. Todos están haciendo planes de
reestructuración, con lo que aquellos países que exportaban a los productores
han dejado de exportar. Sufren los países productores y sufre Occidente. El
consumidor último, al tener el precio de la gasolina, el gas natural y la
electricidad más barato, tiene más renta disponible. Y se diría que esto es
bueno porque vamos a consumir más. Pero con inflaciones cercanas a cero o
negativas, la gente no consume porque quizás mañana esté más barato o porque la
decisión racional es emplear ese aumento de renta para reducir deuda. Y, por lo
tanto, baja el petróleo y baja la Bolsa. Esta crisis ha roto el paradigma de
que el petróleo barato es siempre bueno para la economía.
P.
El ciudadano tampoco nota tanto que los precios de los derivados del petróleo
bajen.
R.
Sí se nota. Aunque en la formación del precio de la gasolina o el gasóleo, más
de la mitad son impuestos fijos, que van al Estado. La gente no percibe tanto
las bajadas porque la mitad de lo que paga no tiene nada que ver con el precio
del crudo.
P.
¿Por qué tantos impuestos?
R.
Es una forma de recaudar. Me parece bien que haya impuestos. Tantos a lo mejor
no, pero creo que obligan a la gente a ser más racional en el consumo.
P.
¿Cómo evolucionarán los precios del crudo tras el fracaso de la reciente reunión
de la OPEP?
R.
Ojalá no existiera la OPEP. Es un grupo de países que históricamente ha
utilizado su capacidad de producción para fijar el precio y esto, en reglas de
mercado, significa distorsionarlo. A mí me gusta el mercado puro, que la oferta
y la demanda compitan. Que tres o cuatro países con grandes reservas le digan
al mundo a qué precio tiene que estar el petróleo, distorsiona las reglas del
mercado, lo cual no es bueno, pero está ocurriendo. Prefiero pasar unos tiempos
difíciles para que, en un momento dado, el mercado se imponga.
P.
¿Y cómo se consigue?
R.
Se consigue con lo que pasó en la reunión de Doha el otro día: dejando la
producción libre. El brent ha subido en Bolsa, está a 46 dólares, y
Repsol también. Después del fracaso de Doha, las cosas van por otro sitio. A mí
ahora me gusta más. Que la OPEP produzca lo que pueda, que el precio ya se irá
ajustando. El fracking ha sido la consecuencia de un precio alto del
petróleo. Un avance tecnológico con el que hemos empezado a producir petróleo a
50-60 dólares. Es el mercado. La OPEP, cuya política era extraer el máximo
valor de cada barril a través del control de la producción, ha reaccionado ante
él produciendo más y bajando el precio. En 2015 el mundo consumió 94,5 millones
de barriles al día. Los proveedores deberíamos trabajar para dar respuesta a
esa demanda, pero la política de Arabia Saudí hizo que se produjeran 96
millones de barriles. Cada día sobraban 1,5 millones, que se almacenaban. Los
saudíes han sacado del mercado a quienes empezaban a producir a 50-60 dólares,
que han cerrado o recortado la producción.
P.
¿A cuánto producen los saudíes?
R.
A un coste no superior a los 20 dólares. Pero todo el país depende de los
ingresos del petróleo; es una economía monoproducto, que necesita 70-80 dólares
para cuadrar sus cuentas. Lo mismo que Nigeria o Qatar. Esta política de guerra
de mercado ha hecho que Arabia Saudí produzca sin importarle el precio. ¿Qué va
a pasar este año? Que los menos eficientes, los que producen a 50-60 dólares y
lo hacen con deuda, recortarán sus inversiones. Las grandes petroleras, que
podíamos tener proyectos en Alaska o en el golfo de México, los hemos parado
porque no salen las cuentas. En el corto plazo la producción de los países que
no formamos parte de la OPEP va a caer; está cayendo. Mientras que la OPEP, que
controla el 40% del total, la mantendrá o la incrementará hasta un millón de
barriles para compensar la caída de los no OPEP. La producción de 2016 estará
en torno a 96 millones de barriles. Pero la demanda crece, este trimestre sube
en 1,2 millones de barriles al día, con lo cual es previsible que en el segundo
semestre oferta y demanda empaten y los precios ya sean de mercado. Si la
economía mundial tiene un crecimiento cercano al 4% y la OPEP sigue con la
política actual, a final de año el precio podría estar entre 50 y 60 dólares.
Sería lo razonable.
P.
¿Y se habrá ganado a la OPEP?
R.
La OPEP seguirá allí, pero no manejará los precios, el objetivo que tenía
históricamente. Es muy bueno para el mundo y para las petroleras
independientes. No me interesa nada que el precio esté a 130 dólares. Sino ser
muy eficiente a 50. ¿Cómo reaccionamos a esto las petroleras internacionales?
Evidentemente sufriremos un poco, sí, pero no pasa nada por sufrir un poco
porque estamos aquí para toda la vida.
P.
¿Qué significa sufrir un poco?
R.
Sufrir un poco es replantear todas tus políticas de crecimiento, abandonar
proyectos que tenías previsto hacer pero que, en un escenario de 50-70 dólares,
no justifican una gran inversión. Significa tener que apuntar contablemente hoy
el saneamiento de un proyecto realizado en un escenario distinto porque el
valor presente de la inversión es menor al valor contable. Por eso en 2015
hemos dado pérdidas, pese a ganar 1.800 millones de euros, un récord que pocos
logran, antes del saneamiento. Hay compañías que han perdido 20.000 millones
por esa razón, pero no les importa porque es un apunte contable que el día que
el petróleo vuelva a subir recuperarán. Esto es sufrir un poco. También es
sufrir tener que hacer un ajuste de plantilla. Con la compra de Talisman ya
hemos crecido lo que queríamos crecer los próximos cinco años, ahora hemos de
racionalizar.
P.
Dice que el sector tiene que trabajar con reglas de mercado. Pero a Repsol y al
resto de petroleras se les acusa recurrentemente de expulsar a la competencia
en España, de fijación de precios…
R.
Todas las petroleras internacionales estaban en España y se marcharon porque no
ganaban dinero. No debe ser tan rentable este negocio cuando la única forma de
tener presencia son las estaciones sin empleados. Se ha creado una competencia
con cada vez más estaciones de servicio de grandes superficies o low cost.
Nosotros, por la legislación actual, no podemos abrir más y perdemos cuota de
mercado. Desde la liberalización hemos perdido 8 o 9 puntos. Si sumamos las
estaciones de Repsol, Cepsa y BP, habremos pasado del 64% al 56% del mercado.
En Italia los tres grandes operadores tienen el 53%; en Francia, el 57%; en
Portugal, el 55%. La competencia es la misma que en otros sitios.
P.
¿Entonces qué le pasa a Competencia?
R.
A veces Competencia confunde objetivos. La CNMC no está para interferir en los
precios, cuando el consumidor tiene donde elegir, sino para promover una
competencia real.
P.
¿Es realista su Plan Estratégico 2016-2020, calculado a 50 dólares por barril?
¿Cómo evoluciona?
R.
Estamos superando con mucho lo que teníamos previsto. Los ahorros y sinergias
proyectados para 2016 eran de 867 millones de euros. En el primer trimestre ya
llevamos 530 millones. Porque cuando uno se pone a trabajar a 50 dólares,
espabila. Las desinversiones hechas o firmadas y cambios de activos se acercan
a 3.000 millones de euros hasta marzo, la cifra prevista para los dos primeros
años del plan. Nuestro objetivo es que a 50 dólares el barril en los cinco años
paguemos dividendos, hagamos las inversiones y reduzcamos deuda. Tenemos que
encontrar el break-even sin ningún problema. Se va a conseguir el plan
estratégico. Nuestra estrategia es, al margen de cómo vaya el crudo, trabajar a
50 dólares. Hoy ya estamos a 46. No parece poco prudente esa solución. La forma
de gestionar es prepararse para un escenario donde oferta y demanda jueguen un
rol más importante, asumiendo que la OPEP desaparece o que no interfiere en
nuestras decisiones empresariales.
P.
¿Cómo va la integración de Talisman?
R.
Hay un antes y un después de Talisman en esta casa. Un año antes de Talisman
teníamos Argentina. Hemos cambiado Argentina, con una producción declinante,
precios regulados y falta de seguridad jurídica, para estar en un mundo más
competitivo: Norteamérica, que es casi la mitad de nuestro balance, y el
sureste asiático. Hemos ido a donde está la sabiduría del petróleo: EE UU y
Canadá, quienes han inventado el fracking. Hemos duplicado el tamaño de
la empresa después de la expropiación de Argentina y la calidad de nuestros
barriles es infinitamente superior.
P.
Echando la vista atrás, ¿cómo valora lo ocurrido en Argentina?, ¿volvería allí?
R.
Argentina es un gran país, pero basado en premisas equivocadas. Fue muy rico
energéticamente, sin embargo no gestionó bien su riqueza. Volver a Argentina,
sinceramente, no. La expropiación de YPF nos quitó un gran activo, pero nos
permitió cambiar la estrategia, retener a gente muy cualificada y posicionarnos
mejor en el mundo.
P.
¿Todavía tienen riesgos en algunos países como Venezuela, Libia, Bolivia…?
R.
En este sector la protección al riesgo es la dispersión del riesgo. Los riesgos
se dispersan intentando estar en la mayor parte del mundo y siendo muy
selectivo a la hora de invertir.
P.
Repsol ha rebajado bastante sus inversiones en exploración.
R.
Hasta comprar Talisman nuestro objetivo era crecer. Invertíamos mucho más que
nuestros competidores en la exploración de petróleo y gas y teníamos muchos más
éxitos que ellos.
P.
Acaban de anunciar otro descubrimiento en Brasil.
R.
Y grande, además. Si la industria gastaba dos dólares por barril producido en
exploraciones, nosotros gastábamos nueve porque necesitábamos llenar la cartera
de proyectos y de realidades. Esta industria se mide por las tasas de reemplazo
de reservas. Cuando compramos Talisman pasamos de una producción de 300.000 a
700.000 barriles diarios. Con lo cual hubo que replantear la estrategia de
crecimiento y reducir la exploración a solo lo mejor de lo mejor.
P.
¿Qué proyectos se han visto afectados y cómo está esa media de nueve dólares
por barril?
R.
Ahora está en tres o cuatro dólares por barril. ¿Qué proyectos? Los del golfo
de México los hemos ralentizado, también los de Alaska y Angola. Todo aquello
que es muy caro de desarrollar, no lo haremos. Es lo que ha conseguido la OPEP.
Si tengo que poner en el mercado un barril que me cuesta 70 u 80 dólares en el
golfo de México, me lo pensaré mucho. Porque el dólar que invierto hoy lo veré
dentro de 10 años si tengo éxito. En este escenario hay que ser muy cuidadoso.
Lo que hemos descubierto en Brasil es caro, pero en Brasil la productividad es
altísima y a 40 dólares ganamos dinero. En el golfo de México, no.
P.
¿Cómo ha cambiado el 'fracking' a la industria y a Repsol?
R.
Brutalmente. Hace cinco años EE UU producía 6 millones de barriles y hoy
produce 11 gracias al fracking. Es el país que más ha crecido en esta
actividad, lo cual ha cambiado radicalmente la geopolítica de la energía. De
momento, EE UU y Canadá lo tienen, pocos más. Pero hay muchas posibilidades en
el resto del mundo. China, con grandes recursos de fracking para
producir petróleo y gas no convencional, está empezando y dejará de ser un gran
importador dentro de 10 años. Norteamérica ha revolucionado esta industria. Con
la compra de Talisman, Repsol tiene muchos activos en shale, tanto en
gas como en petróleo.
P.
¿Y siguen trabajando aunque los precios sean bajos?
R.
Hemos bajado el nivel de perforación. Esta es una técnica que permite tomar la
decisión de desinvertir y dejar de perforar inmediatamente. No producirás, pero
no te cuesta nada. Un proyecto en Brasil o en el golfo de México es
mastodóntico, si en el fracking no salen las cuentas, lo paramos y ya
volveremos.
P.
¿Cómo afecta la situación política de España a una empresa global como Repsol?,
¿hay menos inversiones?
R.
A cualquier empresa lo que le va bien es la estabilidad, la certidumbre y la
seguridad de que las decisiones que se están tomando se mantendrán. Esto no
quiere decir que la situación de España sea inestable e incierta. Hay que
formar Gobierno y se formará. Para esto está la democracia. Nosotros no hemos
parado ninguna inversión. Las inversiones tienen procesos de maduración largos.
Nadie desinvierte o no invierte por razones políticas circunstanciales.
P.
¿No afectarán entonces las menores perspectivas de crecimiento, que hasta el
Gobierno ha revisado a la baja, o la bajada de la Bolsa?
R.
Un crecimiento de un 2,7% es un buen crecimiento. El gran problema de este país
es el paro y hay que hacer todo lo posible para que deje de serlo. Pero crecer
el 2,5% y el 3% este año y el que viene es un éxito para el Gobierno anterior y
una responsabilidad mantenerlo para el viene. Soy optimista. En cuanto a la
Bolsa, sin duda ha caído, pero igual que cae se recuperará.
ATILIO BORÓN: “NO HABRÁ UN FIN DE CICLO EN AMÉRICA
LATINA”
La Ventana de Cuba (www.laventana.casa.cult.cu)
Con el
propósito de disertar en torno al proyecto de recolonización en América Latina,
el politólogo argentino Atilio Borón llegó este jueves hasta la Casa de las
Américas –en el contexto de su Aniversario 57 – para impartir una conferencia
magistral y también debatir en torno a los procesos actuales de la región.
Asuntos relacionados con las elecciones en Argentina, el proceso para destituir
a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; la crisis en Venezuela, entre otros
tópicos, estuvieron sobre la mesa.
El también
sociólogo, Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de la Casa de las
Américas en 2004, por su libro Imperio e imperialismo, comenzó su
intervención aludiendo a la decadencia del poderío en Estados Unidos, a la
proliferación en los últimos años de determinados adversarios o competidores
para el sistema estadounidense, “rivales de distintos tipos con los cuáles no
puede lograr una supremacía, como el Estado Islámico, que es una creación de
Estados Unidos, algunos dicen que voluntaria, para otros involuntaria”.
“En medio de ese
escenario, América Latina cobra una importancia extraordinaria. En los años 90
la euforia permitía decir que el imperialismo se expandiría. No obstante, hoy
en día la supremacía no es dominante, pues incluso ha perdido el monopolio en
torno al avance tecnológico en algunas áreas claves. Los centros de desarrollo
tecnológico en Estados Unidos están concurridos por personas que vienen de
China, Malasia, Filipinas. Los becarios asiáticos, a diferencia de los
latinoamericanos, vuelven a su lugar de procedencia en el 95 o 96 por ciento de
los casos.
“Por otra
parte, China se les vino encima cuando no lo esperaban, pensaban que sería un
actor relevante para el 2030, no antes. Luego, Rusia se levantó, en un contexto
donde –quizás por miopía o falta de visión histórica- pensaban que no. En 10
años se recuperó y convirtió en la potencia que siempre ha sido: de gas,
petróleo, agua.
“Ante este
contexto, la premisa para los estadounidenses es recuperar el control de
Latinoamérica, territorio que tiene, por ejemplo, el 45 por ciento del agua del
planeta; mientras que Estados Unidos atraviesa grandes problemas de
desertificación. Tenemos agua, gas, minerales estratégicos, la mitad de la
biodiversidad del planeta Tierra. Y todas las nuevas ciencias necesitan, como
argumento, la biodiversidad. América Latina es ahora mismo el pulmón del
planeta”.
Borón también
se refirió a los principales ejes sobre los cuales se sustenta la política
norteamericana hacia el continente: “Mantener la región al margen de cualquier
influencia externa, América para los americanos, como sostenía la Doctrina
Monroe; e incentivar las discusiones y conflictos entre estos países, sabotear
cualquier proceso de integración. Dos políticas que han mantenido hasta hoy.
“La
recolonización comenzó entonces atacando primero a Venezuela con el propósito
de acabar con el chavismo, foco del proceso inédito de transformación en el
continente. En ese sentido las elecciones en Argentina vinieron a desarticular
el eje Caracas-Buenos Aires, que hasta el momento había convertido a la nación
argentina en el aliado estratégico de la revolución bolivariana. Más tarde
Brasil, Ecuador con la delicada situación luego del terremoto, Bolivia y su
referéndum constitucional del 21 de febrero de 2016.
“A partir de
estos acontecimientos, han aparecido varias publicaciones que hablan de un fin
de ciclo para América Latina. Hay una moneda en el aire, puede caer bien o mal,
pero tengo confianza en que puede resultar satisfactoriamente. Todo indica que
Manuel Zelaya podrá volver a la presidencia de Honduras; Macri no ha podido
hacer grandes cambios en Argentina; Cristina Fernández de Kirchner podría
regresar, siempre desde la autocrítica y no cometiendo los mismos errores; en
Brasil, Dilma tampoco está condenada, podría ganar la pelea; mientras que en
Venezuela podría existir la renovación del chavismo. Se puede dar un cambio,
pero el cambio no implica necesariamente que sea hacia la derecha.
“No habrá un
fin de ciclo en América Latina. Hablar de fin de ciclo supone el término de la
maduración de conciencia política de la región y eso no lo van a lograr.
Debemos avanzar aún más hacia la integración. Estados Unidos no podrá cambiar,
aunque llegue la derecha, que la gente se percató que somos de América Latina.
Cambiaron las creencias populares. La derecha no puede revertir el cambio
cultural que le dio identidad a América Latina”.
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