EL PUERTO LA PLATA OFRECERÁ UNA SALIDA AL MAR PARA BOLIVIA: LOS DETALLES DEL PROYECTO
Argentina mantiene un compromiso desde 1949 de facilitarle a
Bolivia la salida de sus productos a través de nuestras costas. Durante muchos
años tuvo lugar en el Puerto Rosario pero recientemente tuvo que dejarlo. Ahora
se iniciaron negociaciones para que el país limítrofe cuente con un muelle
propio en el Puerto La Plata.
Este martes comenzaron las reuniones formales entre
funcionarios de ambas cancillerías, el embajador argentino en Bolivia, Ariel
Basteiro, y su par en Argentina, Jorge Tapia.
Además participó el presidente del Consorcio de Gestión del
Puerto La Plata, José Lojo , y el presidente del Astillero Río Santiago, Pedro
Wasiejko.
En diálogo con Info Blanco Sobre Negro, Wasiejko, que hasta
hace algunas semanas dirigía el Puerto La Plata, explicó: “Esta reunión la
gestionó Ariel Basteiro con el embajador boliviano en nuestro país. El objetivo
es trabajar para que Bolivia pueda tener un muelle en el Puerto La Plata”.
Y agregó: “Hay conversaciones con las cancillerías boliviana
y argentina. El consorcio presentará una propuesta e información técnica para
que las autoridades bolivianas puedan evaluar esta posibilidad”.
Argentina firmó un acuerdo en 1949 por el cual se comprometió
a facilitar una salida al mar a Bolivia en algún puerto nacional. Hasta hace
unos años tenía a su disposición un muelle en el Puerto de Rosario pero esa
concesión se terminó y durante el gobierno de Macri no se renovó.
“Esto representa un cambio estratégico en la política
exterior de Bolivia que hasta ahora venía apostando a la defensa de una salida
al mar por el Pacífico. El fallo contrario en la Corte Internacional de La Haya
hizo que Bolivia comience a ver con otros ojos la salida por la Hidrovía, el
Río Paraguay, el Río Paraná y el Río de la Plata”, señaló Wasiejko.
Más allá del compromiso que Argentina debe cumplir, este
proyecto implicaría un gran beneficio para el Puerto La Plata que actualmente
funciona casi exclusivamente como terminal vinculada a los hidrocarburos.
“Bolivia tiene desarrollos importantes como la exportación
del hierro del Mutún hacia China y también tiene necesidad de exportar los
commodities agrícolas de la zona de Santa Cruz de la Sierra y otros
departamentos del oriente”, señaló el presidente del Astillero Río Santiago.
En caso de avanzar en un acuerdo, Bolivia tendría derecho a
uso de una zona portuaria con su respectivo muelle.
“El desarrollo de la infraestructura seguramente quedaría a
su cargo. Tendría la posibilidad de mover su carga como cualquier usuario de la
zona franca”, adelantó Wasiejko.
Y destacó: “Para el Puerto La Plata también sería importante
porque significaría un flujo constante de cargas por volúmenes que pueden ser
considerables. Le daría al puerto un movimiento muy positivo además favorecería
el desarrollo de la infraestructura, haciendo que el consorcio del Puerto La
Plata no dependa solo de la terminal de contenedores. Además se cumpliría con
el objetivo de ser un puerto multipropósito y no sólo de hidrocarburos como es
actualmente. Estaría manejando cargas a granel por grandes volúmenes”. Info sobre Blanco y Negro de Argentina
(https://bit.ly/2RQSnkg)
LOS AGENTES ENCUBIERTOS QUE INFILTRARON A NARCOS DEL CÁRTEL
DE SINALOA QUE OPERABAN EN CHILE
Radio Bio
Bio de Chile (https://bit.ly/3xZnTgt)
En la indagatoria de la fiscalía están codificados como
“AER-40” y “AER-73”. El primero se contactaba vía WhatsApp con los mexicanos
del Cártel de Sinaloa, Ricardo y Yolanda Salazar Tarriba, manteniendo por casi
un año una historia ficticia que los traficantes creyeron por completo y
permitió su detención el pasado 10 de marzo en el aeropuerto de Santiago,
cuando buscaban huir de Chile. En uno de los contactos, Ricardo le indica al
encubierto, para agilizar la salida de la cocaína hacia Holanda: “Qué tal, mira
soy el dueño de las cosas, solo queríamos ver eso para pasar los datos allá,
porque están preocupados (...) te doy algo de plata para solucionar esto”.
No son los primeros extranjeros de ese país que intentaron
asentarse en suelo nacional. En 2019 fueron detenidos Luis Olaiz y Álvaro
Ojeda, quienes operaban en Iquique, donde montaron una plantación “indoor” de
marihuana, traficaron la “diosa blanca” desde Bolivia e incluso mantuvieron
contactos con Perú. El auge del crimen organizado transnacional, está a la
vuelta de la esquina. La historia la revela la Unidad de Investigación de
Radio Bío Bío.
El agente encubierto de la PDI “AER-40”, fue el encargado de
infiltrar a los operadores mexicanos del Cártel de Sinaloa, Yolanda y Ricardo
Salazar Tarriba, detenidos el pasado 10 de marzo, cuando intentaban abandonar
el país. Lo anterior, luego de un fallido tráfico de cocaína de 665 kilos y que
llegaría al puerto de Rotterdam, Holanda.
De acuerdo a los antecedentes que constan en la
investigación que lleva la Fiscalía de Alto Hospicio, no fue el único. Su
colega “AER-73” trabajó también junto a un informante que durante meses
siguieron los pasos de Ricardo Salazar Tarriba, mientras estuvo en Chile en
2020, paseándose por Iquique y Santiago e incluso cuando fue internado en la Clínica
Santa María, debido a una intervención quirúrgica.
A raíz del problema de salud, arribó al país su hermana
Yolanda, ingresando por el terminal aéreo el 14 de diciembre de 2020. Al poco
andar, la ciudadana mexicana fue tomando importancia en las actividades
ilícitas que Ricardo no podía realizar.
Luego de comprar un teléfono y un chip, se contactó con
“AER-40” vía WhatsApp, diligencia autorizada por el juez de garantía.
Atendido el retraso en el envío de droga a los Países Bajos
y para conocer el lugar de acopio de la misma, la mujer le indicó al
encubierto, el 18 de enero pasado a las 10.51 a.m.: “Llega muy poca información
y como tú sabes pues, es sensible a lo que está pasando y donde está toda esa,
estos aparatos, porque pues mucho monto ¿sabes?”.
“AER-40” entiende la queja por la demora, pero Yolanda
insiste: “Lo que pasa es que yo he visto solo cosas amables y funcionales
contigo, pero Manuel tiene un compromiso porque (tiene) detrás a todos los
inversionistas”.
El mismo día, la mexicana retomó la conversación por
mensajería con el agente de la PDI, donde le indica que el envío del alcaloide
debe partir prontamente hacia el viejo continente.
“Sí, sí, ya es bueno que hagamos eso porque no podemos decir
tanto por el teléfono ¿sabes? (…) Hay hartos detalles los tenemos que coordinar
mejor sabes (…) necesitamos hablar y ponernos de acuerdo”, escribió Yolanda
Salazar.
El encubierto le indica que se encuentra en Iquique, pero
que pronto viajará a Santiago para agenciar los trámites de envío.
“Sí, de todas maneras (…) Iquique no nos interesa porque el
asunto es que queremos ver las cosas”, le insistió el PDI.
Aduanas
El 30 de enero de este año, de acuerdo a antecedentes de la
investigación de la fiscalía, la conversación que inició Yolanda sigue así:
“¿Ya estás acá en Viña?, respondiendo AER-40 que se encuentra en Santiago aún,
pero que está contactándose con quien guardará y enviará la cocaína desde el
puerto de Valparaíso”. Yolanda le indica: “Está bien, estamos esperando, porque
ya tengo llamados de otra gente”.
El contacto sería un supuesto funcionario del Servicio
Nacional de Aduanas, pero en realidad era “AER-73”, otro infiltrado para
desactivar la operación de los mexicanos.
Si hasta ese momento los contactos se hacían con la mujer,
Ricardo entra en escena para apurar el envío.
“(…) qué tal, mira soy el dueño de las cosas, solo queríamos
ver eso para pasar los datos allá. porque están preocupados(…) te doy algo de
plata para solucionar esto”, le propuso al encubierto “AER-40”.
Puesta en escena
Sin embargo, lo que parecía un narconegocio que les
arrojaría a los mexicanos millones de dólares, resultó ser una “salida ficta de
drogas” desde el terminal porteño. Viajaban con destino a los Países Bajos,
creyeron los narcos, 665 kilos de cocaína.
El container con el supuesto alcaloide se trasladó en un
barco de la naviera MSC que arribó a Holanda el 5 de marzo del corriente,
permitiendo que la fiscalía validara “la línea de transporte (…) e
interiorizarse de los planes y forma de operar de la organización”.
El contenedor “fue inspeccionado por las autoridades
holandesas (ese) día, generando preocupación en la organización”, detalla el
documento.
Ricardo Salazar, de acuerdo a la indagatoria, intentó
obtener información y conocer qué ocurrió con la mercancía, pero no lo
consiguió. Entonces dio por perdida la carga y comenzó a planear su huida. Por
ello le comentó al agente AER-40 “la factibilidad de vuelos y si eso era seguro
o no, puesto que de no ser seguro, se podría buscar una alternativa para poder
salir, muy probablemente de forma clandestina”.
El comentario aceleró las diligencias. El Ministerio Público
solicitó autorización judicial y los hermanos Salazar Tarriba fueron detenidos
en el aeropuerto de Santiago el pasado 10 de marzo. Actualmente están privados
de libertad y designaron como abogados a Francisca Castro y Francisco Figueroa.
Día de Muertos
No han sido los únicos traficantes mexicanos que han
intentado asentarse en Chile para instalar una base de operaciones.
Tal como lo reveló este medio, en 2019 fueron detenidos Luis
Olaiz y Álvaro Ojeda, quienes viajaron a Chile desde Guadalajara -donde opera
el sanguinario Cártel Jalisco Nueva Generación- para iniciar narcoactividades
en Iquique. La PDI la bautizó como “Operación Código Calaca”. En el argot del
país del norte, Calaca es la calavera que adorna las calles de México durante
la celebración del Día de Muertos.
Olaiz y Ojeda -que se relacionaban con narcos de Perú y
Bolivia- instalaron una plantación de marihuana “indoor”, traficaron cocaína,
consiguieron armas e incluso buscaron vender drogas de diseño.
Al igual que los operadores del Cártel de Sinaloa, la
fiscalía también lo infiltró con agentes de la PDI desde su llegada, según se
lee en los informes de vigilancia dados a conocer por la Unidad de Investigación
de Radio Bío Bío.
Ambos esperan que se realice en los próximos meses el juicio
oral, luego que el organismo perseguidor solicitara como pena 42 años de
cárcel.
¿TIENE REMEDIO EL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA?
The New
York Times de EEUU (https://nyti.ms/3w11zkA)
El populismo está en todas partes, pero América Latina es su
paraíso. Cristina Fernández de Kirchner se presentó sin tapaboca en
la inauguración del Congreso argentino. López Obrador, en México, dice que no lo usará hasta cuando “no haya corrupción ya”.
Las normas se establecen para las mayorías pero los líderes populistas están
por encima de ellas. El pueblo debe ver a sus líderes y adorarlos. El “pueblo con la fe en Dios, luchando contra los Caínes”,
dice Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
El populismo es una marea creciente. Al regreso del kirchnerismo con Alberto Fernández en
Argentina y del nacionalismo mexicano de la Cuarta Transformación obradorista,
se suma el de Evo Morales en Bolivia a través de su delfín Luis Arce. La ola
sufrió una resaca con la elección del banquero Guillermo Lasso en Ecuador, pero
podría seguir avanzando cuando Pedro Castillo, a la izquierda, o
Keiko Fujimori, a la derecha, triunfe en Perú en la segunda vuelta en junio.
El Grupo de Puebla, donde se reúnen los
intelectuales de la izquierda populista, tiene viento en popa y le hace guiños
a los primos menos presentables del populismo de izquierda: Venezuela,
Nicaragua y Cuba.
¿Es el populismo el código genético del pueblo
latinoamericano, el destino de su cultura, insensible a la tragedia venezolana,
la decadencia argentina, el totalitarismo cubano, el sultanismo nicaragüense? ¿No
pueden los latinoamericanos vivir la política sino como religión? Así creen los
populistas.
¿Porque tanto populismo? Y sobre todo: ¿qué es? No hay
consenso al respecto. La mejor definición es la más minimalista: el populismo
es nostalgia de absoluto, homogeneidad, unanimidad,
más allá de su filiación ideológica formal a la derecha o la izquierda. De ahí
su impulso totalitario a borrar los límites entre individuo y comunidad,
política y religión. Su avance actual es una pésima noticia en una
región donde la democracia siempre ha sido endeble.
En el plano político, inclina la cancha, se
apodera de las instituciones del Estado para perpetuarse en el poder.
En el plano social, incita a la
guerra entre ricos y pobres y lucra con el resentimiento y el odio arrojando
sal sobre las heridas en lugar de curarlas. En el plano económico, sacrifica la
producción a la distribución, el desarrollo a largo plazo a la dádiva
inmediata, un futuro viable al consenso en el presente. Ahora que se
enfrenta a la escasez y no al boom de las
materias primas que años atrás le permitió a los líderes
populistas liberalidades, es previsible que ofrezca recompensas morales:
retórica maniquea y simbolismo revolucionario a cambio del empobrecimiento, los
abusos de poder, los conflictos y las migraciones masivas que genera.
Es que el populismo de América Latina expresa en la era de
las masas la visión orgánica del mundo que la forjó en la época colonial
dominada por lo sagrado. Su relato repite siempre el mismo patrón: érase una
vez un pueblo que vivía en paz y armonía pero cuya unidad se desmoronó a causa
de una élite corrupta. No cualquier pueblo, sino el pueblo elegido de los
pobres, los últimos, los nadie a la espera de un Mesías que los redima, de una
figura paterna —y algunas veces también materna— a la que, por tanto, se le
coloca en un pedestal de superioridad moral.
En palabras del politólogo holandés Cas Mudde, la élite se
desprendió del pueblo puro amenazando su identidad, contaminando su cultura.
Hasta el día que un Hugo
Chávez o un Nayib Bukele, llegó a salvarlo y a llevarlo a
la tierra prometida. Esa es la cultura hegemónica del populismo y los
principios liberales de la ilustración apenas ha arañado su armadura. Su imagen
romántica no tiene fundamento en la realidad latinoamericana de hoy.
¿Por qué sorprenderse de que sus líderes se erijan en
profetas? Un patrón familiar a monoteísmos y populismos, es una impronta
religiosa. Su pueblo es una comunidad de fe, su pureza, la del Edén; la
corrupción es el pecado original y la caída a la historia, imperfecta y caduca.
En el humus de la religión antigua crecen sus religiones
políticas. El mito del buen salvaje, decía el pensador venezolano Carlos
Rangel, alimenta el del buen revolucionario. Por eso, las clases secularizadas
tildan a los líderes populistas de demagogos y las masas populares los creen
santos.
El momento populista —junto a la crisis que exalta su
potencia mesiánica—, se origina en una mezcla de fragmentación social,
desintegración cultural y desestabilización moral. Eso fueron el Caracazo en
1989, el estallido del gobierno argentino en 2001, la Operación Lava Jato
brasileña en 2014. Todos estos son rasgos típicos de la modernidad, de su
crónica descomposición de lazos, identidades y culturas: innovaciones
tecnológicas, migraciones, abismos generacionales, nuevas fronteras éticas,
modas globales, están presentes en el populismo de hoy.
Así se entienden los ciclos históricos de América Latina. Un
rebote populista sigue a cada era cosmopolita y secular. Así fue con Lázaro
Cárdenas en México, Getúlio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina
después de la era liberal, así con la Revolución cubana y sus émulos después de
la ola democrática de posguerra, así desde el fin del Consenso de Washington a
nuestros días. A la sociedad abierta y laica, el peronismo opuso el telurismo
de la tradición católica; el chavismo, el de los caudillos rurales; el
indigenismo boliviano, el etnocentrismo. El populismo no es un ave de paso en
América Latina sino un actor protagonista, aunque cambie de nombre y forma.
Hasta aquí los populismos se parecen todos. Expresan, señaló
Isaiah Berlin, un afán comunitario. Prometen unificar al pueblo. Pero su pueblo
no es el constitucional; es histórico y moral, custodio exclusivo de una
identidad. Como tal, es el único pueblo legítimo: gobernaré “con el pueblo”, declaró Nicolás Maduro
frente a la derrota en las elecciones parlamentarias de 2015. Parece absurdo,
pero no lo es para la lógica populista. Para ella, se trata de la eterna lucha
del bien contra el mal, del pueblo de Dios contra el antipueblo. Por eso los
populismos transforman la dialéctica política en guerra de religión, donde
“nosotros” equivale a virtud y armonía, el pueblo angelical. “Ellos”, en
cambio, son el “gusano” deshumanizado del castrismo en Cuba,
el “escuálido” del chavismo.
Para sus partidarios, el populismo es la respuesta
democrática a la
pobreza, la desigualdad, la discriminación y una genuina reacción de los
perdedores de la globalización. Como si no fueran taras antiguas,
todo se remonta para ellos a las reformas de mercado de la década de 1990: la
apertura comercial profundizó la brecha social, las privatizaciones aumentaron
el desempleo, la liberalización financiera favoreció el crimen, la
globalización de la información exacerbó la “colonización cultural”. El
neoliberalismo hoy como el liberalismo antaño son causa de la ola populista,
aunque sean también coartada.
Sin embargo, el populismo es más causa que efecto de esas
plagas atávicas, parte del problema y no de la solución. Dejemos a un lado el
caso brasileño de Jair Bolsonaro, cuya
matriz evangélica y de derecha recuerda al populismo nativista y antiestatista de Donald Trump. El
sueño de los populismos hispanoamericanos, los más frecuentes, es restaurar el
Reino de Dios en la Tierra. Evocan el milenarismo del Antiguo Testamento.
Su pueblo mítico es el buen pueblo fiel, su enemigo el mismo que destruyó la
cristiandad: el liberalismo, hijo de la Reforma. De ahí el odio hacia Estados
Unidos liberal y protestante: “enemigo eterno”, según Castro; “sin alma”, para
Eva Perón, con “olor a zufre”, dijo Chávez.
Como ese pasado imaginado de virtud y armonía, los
populismos hispanoamericanos son por tanto unanimistas: un pueblo, una nación,
un líder. Toleran la división de poderes y el sistema multipartidista si es
necesario, pero los pisotean cada vez que pueden, como lo demuestran en semanas
recientes López
Obrador en México y Nayib
Bukele en El Salvador. Son jerárquicos, el orden se crea de arriba
abajo, del sacerdote a los fieles o del presidente a sus seguidores. Y
corporativos: todos deben ser parte de algo, familia o partido, clan o
sindicato, el grupo trasciende al individuo. Su modelo es el Estado confesional
que castiga a los herejes y catequiza al pueblo. “Dios está con nosotros” y
“nosotros seguimos su plan”, predicaba Hugo Chávez por cadena nacional mientras
se apoderaba del Estado pieza a pieza, desde el poder judicial hasta las Fuerzas Armadas.
Pronto esta fórmula sería repetida por sus imitadores.
No es todo. Si el dinero socava la pureza del pueblo y si el
mercado lo corrompe, se entiende que los populismos combatan la prosperidad más
que la escasez, que opongan la santa pobreza a la cultura del crecimiento.
Perpetúan así la miseria que dicen combatir. El escape de la pobreza nunca es
para todos al mismo tiempo. Algunos lo logran, otros quedan atrapados. Lo
importante es que los primeros no quiten la escalera del ascenso social para
que los otros que siguen abajo puedan subirla.
Pero los populismos hacen eso, cortan los peldaños de la
movilidad social cultivando la prisión identitaria donde domina el conformismo
tribal. Un organismo cerrado, autárquico e indiferenciado, así es su pueblo,
“el gran señor” de López Obrador, el dueño de “justicia y amor” de las veinte
verdades peronistas. Los pobres tendrán así que estar orgullosos de su pobreza,
garantía de moralidad e identidad. Ascender a clase
media, clase “colonial”, sería traicionar el pueblo. La clase media,
encerrada en una tribu excluyente, es, a su vez, la custodia de la virtud: la
del “cidadão de bem” de Bolsonaro, por ejemplo.
¿Tiene remedio el populismo? Pasar de “pueblo” a “ciudadano”
es un camino complejo. Mucho depende de la sociedad civil, de su capacidad para
oponer la legalidad a la arbitrariedad, de desmontar las jaulas corporativas y
las redes clientelares, de liberarse del ogro filantrópico, el Estado paternalista descrito por
Octavio Paz. La educación y el trabajo son las claves, pero también
una cierta dosis de competencia, meritocracia, desburocratización, apertura al
mundo: palabras que el populismo odia. ¡Y ya basta con el culto a la pobreza!
DESCOLONICE EL BOOM DEL LITIO
La
retórica sobre la independencia energética estadounidense se ha utilizado
durante mucho tiempo para pisotear los derechos indígenas. La nueva era de
las energías renovables debería ser diferente.
The News
Republic de EEUU (https://bit.ly/3uKxl5d)
La semana pasada, el New York Times informó sobre la próxima apertura de la que será la
segunda mina de litio funcional de Estados Unidos, una señal de la entrada
oficial de la nación al actual boom del litio , que está siendo impulsado por la
transición mundial a los vehículos eléctricos. Resumiendo la lucha por
la mina a cielo abierto que la corporación minera Lithium
Americas ha propuesto para un sitio en Nevada, el Times señaló la
oposición de "miembros de una tribu nativa americana, ganaderos y grupos
ambientalistas". La nación tribal es Fort McDermitt Paiute y Shoshone
Tribes, cuyo líder del gobierno tribal, Maxine Redstar, dijo al Timesque,
como tantas otras naciones indígenas, Lithium Americas no las había consultado
adecuadamente antes de la decisión del Departamento del Interior de otorgar un
permiso a la empresa. Es una copia al carbón de las operaciones
extractivas que libran la tribu Quechan , el Apache de San
Carlos , los Sioux de Standing Rock y tantos otros: un nuevo
campo de energía ofrece empleos temporalmente y destrucción ambiental para
siempre.
Lo que es inusual sobre el artículo de
litio del Times es que, a diferencia de la cobertura típica de
los medios de comunicación de hace una década que simplemente destacaría una
nueva operación de extracción, otorga una cuarta parte de la copia para
resaltar las críticas de las tribus Paiute y Shoshone al proceso de consulta y
el proyecto. Es una señal de cómo los medios estadounidenses están
tratando de centrar los intereses indígenas durante las discusiones sobre la
producción de energía nacional. En casi cualquier otra circunstancia,
aterrizaría como una instancia bienvenida de información representativa.
Pero cuando da un paso atrás y considera este artículo junto
con los innumerables otros publicados en los últimos años, el artículo
del Times finalmente sigue una tendencia preocupante tanto en los
medios como en el gobierno: actualmente, los derechos soberanos de las naciones
indígenas se consideran una prioridad entre muchos, a menudo teniendo que ceder
el paso a otros. Estados Unidos todavía está muy lejos de tratar los
derechos indígenas como un mandato, una línea dura que no se puede cruzar. Y
a medida que el país intenta hacer la transición a un nuevo sistema energético
que no matará al planeta, existe un grave peligro de que voluntariamente adopte
el camino más familiar.
"La mina, construida en terrenos federales arrendados,
podría ayudar a abordar la dependencia casi total de Estados Unidos de fuentes
extranjeras de litio". Esa es la segunda oración del artículo
del Times : la forma en que el lector está preparado para comprender
esta historia mucho antes de que se cite a los ciudadanos de Paiute y
Shoshone. El objetivo supuestamente supremo de la energía de origen
nacional tiene una larga historia de eclipsar los derechos humanos. Si
estuvo presente durante el auge del esquisto de 2008, esa línea, y su ubicación
prominente en el artículo, probablemente le resulte familiar.
Al igual que muchos medios, el Times durante el
auge del esquisto publicó un flujo constante de artículos que buscaban luchar con Lo que todo
significaba: ubicar las preocupaciones ambientales junto con las condiciones
materiales de las comunidades económicamente afligidas que necesitaban un
empleo estable, y todas escondidas bajo la abrumadora verdad. que la
independencia energética estadounidense es la mejor y única forma de avanzar. Los
derechos ambientales, espirituales, humanos o soberanos de los pueblos
indígenas rara vez obtuvieron un espacio por encima del pliegue, o se les
permitió anclar una historia.
Las protestas de Standing Rock por el oleoducto Dakota
Access cambiaron esta dinámica: antes de ese rechazo público al oleoducto
internacional, el panorama mediático tenía poco uso para presentar una
perspectiva indígena en su cobertura climática. Tome estas preguntas y respuestas retóricas que publicó el Times en
2014 sobre los "pros y contras" del oleoducto Keystone XL: a pesar de
que el periódico usa la imagen principal de un nativo arrestado por protestar
contra el oleoducto, las palabras "tribu", "soberanía"
“Consulta tribal” o “indígena” no se imprimieron ni se hicieron referencia a
ellos. En cambio, ese hombre, y los Protectores del Agua en todos los
medios de comunicación, fueron en su mayoría agrupados bajo la amplia categoría
de " ambientalistas ".
Ahora, los nativos ya no son un pensamiento posterior para
los escritorios climáticos de los puntos de venta más grandes del país, de ahí
piezas como la exploración de litio del Times . Pero
los ciudadanos y las naciones tribales tampoco son el centro de
atención. Más bien, la industria parece estar en una especie de limbo en
el momento actual: las estaciones de noticias, periódicos y revistas más
prominentes han decidido que incluir voces indígenas en sus historias vale la
pena y es necesario. Pero otorgar poder editorial a los periodistas
nativos en sus salas de redacción o centrar los temas y fuentes nativos en sus
narrativas producidas todavía parece ser un puente demasiado lejos.
Nosotros, como especie, nos encontramos en una coyuntura
crítica en el tiempo, en la que tenemos que decidir colectivamente, uno, si vale
la pena salvar este planeta, y dos, si las naciones construidas por prácticas
coloniales, extractivas y antiindígenas pueden desaprender efectivamente lo que
han aprendido. pasó siglos perfeccionando y codificando.
La administración Biden ha declarado sus amplias intenciones
de usar su poder para evitar la crisis climática. Y también ha sido
moderadamente impresionante al casar ese compromiso con una promesa adyacente
de respetar los derechos y poderes soberanos de las naciones tribales. En
el plan de conservación “ 30 por 30 ” que la administración implementó la semana pasada, el documento destacaba con
frecuenciala necesidad de que las agencias federales se asocien con
las naciones tribales en los planes de manejo de la tierra y los recursos para
avanzar. También recordó a todas las agencias federales su deber legal de
llevar a cabo procesos de consulta exhaustivos con las tribus afectadas por un
desarrollo potencial. Esto se mantiene en gran medida con las
declaraciones y directivas que han emitido hasta ahora tanto Biden como la
secretaria del Interior, Deb Haaland, ciudadana de Laguna Pueblo y el primer
funcionario nativo designado para encabezar un departamento a nivel de
gabinete.
Claramente, esto es un progreso. Pero cuando llega el
momento de crear soluciones a largo plazo para estos problemas, ni el gobierno
federal ni los medios de comunicación nacionales parecen estar dispuestos a
reconocer simplemente que existen límites estrictos de soberanía indígena y
derechos humanos que no se pueden superar con un “ argumento de interés
nacional ”.
Donde la Casa Blanca intervino rápidamente para bloquear
Keystone XL, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de la administración ha pateado dos veces el
oleoducto Dakota Access, a pesar de que tres naciones tribales se oponen
vehementemente al oleoducto cuyas tierras y aguas podría
envenenar. Asimismo, la administración aún no ha emitido una posición
sobre el tema de la política de consentimiento libre, previo e informado
(CLPI), que reforzaría el proceso de consulta actual al otorgar a las naciones
tribales más poder para rechazar los proyectos de desarrollo propuestos en sus
tierras. Múltiples líderes tribales expresaron la necesidad de CLPI en las
llamadas de consulta realizadas con el Interior a principios de esta
primavera. Los diputados Raúl Grijalva y Alan Lowenthal enviaron carta, firmada conjuntamente por otros 15 miembros
del Congreso, con Haaland y el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, a fines
de abril, pidiendo a los secretarios que adopten un marco regulatorio
específico para proyectos mineros que comience con la introducción del CLPI.
Las cuestiones indígenas son una prioridad, claramente, pero
a menudo de menor importancia. Los medios de comunicación establecidos
están mejorando mucho en la inclusión de voces nativas en sus piezas, pero a
menudo carecen de ellas en los encabezados y en los puestos de
liderazgo. La administración Biden tiene mucho más que decir sobre la
soberanía nativa que sus predecesores, pero también desea desesperadamente ganar
la reelección en 2024 y superar a China en una carrera por el dominio global de
la batería, lo cual podría conducir a esfuerzos de extracción masiva de
recursos para para crear puestos de trabajo manuales y potenciar la tecnología
renovable. ( Es discutible si este es realmente el mejor camino
para luchar
contra el cambio
climático o ganar la reelección).
La secretaria del Departamento de Energía, Jennifer Granholm, dijo lo mismo en
el Times.: “China acaba de presentar su próximo plan
quinquenal. Quieren ser el lugar al que acudir para las entrañas de las
baterías, pero tenemos estos minerales en los Estados Unidos. No nos hemos
aprovechado de ellos, para minarlos ”. Y, en última instancia, es la perspectiva
de Granholm, no la de los ciudadanos tribales, la
que utiliza el Times para enmarcar la cuestión.
El día antes de que el Times publicara su
artículo, la Agencia Internacional de Energía detalló inadvertidamente lo que implicarán las
futuras luchas por los derechos territoriales indígenas, publicando un informe
que encontró que la necesidad global de “minerales críticos” puede multiplicarse
por seis en las próximas dos décadas. Eso significa más minas de litio,
más minas de cobalto, más minas de cobre y más minas de níquel.
Es cierto que esta administración está atascada en el poco
envidiable acto de equilibrio de respetar su relación de nación a nación con
casi 600 tribus mientras complace a un electorado que votará felizmente por un
oponente que rechaza rotundamente la realidad misma de la crisis
climática. Es probable que esa sea la razón por la que la Casa Blanca, al
menos por ahora, no parece interesada en cancelar nuevos gasoductos y las
plantas de carbón restantes del país (y las ramificaciones
de la caca de cerdo) sin antes poder mostrar a los votantes empleos
industriales alternativos en energía verde. Para construir esa
alternativa, el gobierno federal sin duda buscará aprobar pozos mineros y
campos solares en tierras nativas, independientemente de si la nación tribal
está de acuerdo o no. Pensar de otra manera es ignorar todo lo que ha
sucedido antes: la mina de cobre en Oak Flat ,
la mina de fosfato debajo de Fort
Hall rez, las minas de uranio esparcidas por Navajo Nation, el oleoducto que atraviesa
Standing Rock o cualquiera de sus muchos
primos .
Este no es un problema exclusivamente
estadounidense. Reportando para E360 , la periodista colombiana
María Paula Rubiano presentó recientemente el caso de los pueblos Wayúu,
cuyas tierras en el desierto de La Guajira ahora están siendo examinadas por el
gobierno federal colombiano para un desarrollo masivo de turbinas
eólicas. Y como informó mi
propia colega Kate Aronoff en 2019, si bien a Estados Unidos le encantaría
aprovechar los depósitos en este continente, hasta ahora han sido las
comunidades indígenas de Bolivia, Argentina y Chile las que han sufrido en
nombre de proporcionar América. con el 93 por ciento de su suministro de litio.
La institución preventiva de medidas como el CLPI o la
cancelación del oleoducto Dakota Access probablemente dañaría la viabilidad
política a corto plazo del Partido Demócrata. Alienaría a ejecutivos
corporativos, representantes laborales y probablemente a una gran cantidad de
empresarios nativos. Del mismo modo, escribir una historia que enmarque
francamente la mina de litio de Nevada como parte de un patrón perdurable de
neocolonialismo probablemente alienaría a los operativos demócratas, los
funcionarios de la Casa Blanca y los funcionarios tribales con economías
basadas en la extracción. Pero presentar la energía estadounidense
sostenible y los derechos indígenas como una opción o una opción es una
tontería. Por complejos que sean estos temas, la verdad sobre lo que nos
espera en los próximos años es bastante simple...
QUÉ HACEN ALMAGRO, DUQUE, MACRI Y EL NEOLIBERALISMO DE
AMÉRICA LATINA EN MIAMI
Sputnik
News de Rusia (https://bit.ly/3feDwIk)
Pandemia de COVID-19, pocas vacunas, fronteras cerradas. No
para los presidentes Iván Duque, de Colombia, y Lenin Moreno, de Ecuador, como
tampoco para el exmandatario argentino Mauricio Macri, juntos en EEUU. A ellos
y otros referentes de gobiernos neoliberales en América Latina, también se sumó
el titular de la OEA, Luis Almagro.
También participó el presidente de Chile, Sebastián Piñera,
aunque de manera online. Con un perfil político claramente contrario a los
Gobiernos y movimientos progresistas de la región, el Foro
en Defensa de la Democracia en las Américas, realizado el 5 de mayo pasado en
The Biltmore Hotel, de Miami. Fueron convocados por el Instituto Interamericano
para la Democracia (IID), cuyo director ha sido condenado por masacres en
Bolivia a principios del siglo.
Se trata de Carlos Sánchez Berzaín, quien fue ministro
de Gobierno del expresidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y
2002-2003) durante la denominada Guerra del Gas. En 2003, el conflicto culminó en 67
muertes, mayormente por balas policiales y militares.
En plena pandemia de COVID-19 y sus consecuencias
económicas, ¿qué implica esta reunión de la derecha continental?
"Estoy pensando en la participación de Luis Almagro, quien cumplió un rol importante durante el golpe
de Estado en Bolivia. También estaba el dueño de Infobae, Daniel Hadad, cuyo
portal es uno de los medios en español más leídos en el mundo", resaltó a
Sputnik el politólogo argentino Damián Andrada, que vive al este de Bolivia, en
Santa Cruz de la Sierra.
¿Qué hay detrás del Foro en Defensa de la Democracia en las
Américas?
Sputnik conversó con especialistas latinoamericanos sobre el
panorama que se forma a partir del Foro en Defensa de la Democracia, con la
participación de presidentes de la región invitados por un antiguo político
vinculado a la matanza durante la guerra del Gas en Bolivia.
"Me sorprendió esta presentación en sociedad. Uno
observa que hay vínculos entre algunos presidentes a partir de su ideología,
pero en esta reunión ciertos sectores tuvieron la intención de mostrarse todos
juntos", considera Andrada.
Todas estas figuras, reconocidas en sus respectivos países,
hasta ahora habían evitado mostrarse juntas, levantando su reclamo al unísono
contra lo que consideran "dictaduras del socialismo del siglo XXI",
como expresó el presidente de Ecuador, Lenin Moreno.
Y notó la presencia "de figuras como Sánchez Berzaín,
que fue ministro de Sánchez de Lozada durante la llamada guerra del Gas, pero
luego no les quedó otra que huir del país, porque asesinaron a decenas de
indígenas en octubre de 2003".
Es inédito que líderes de pasado tan sombrío se reúnan
públicamente con políticos vigentes, como Macri o Duque, por mencionar a
algunos. "Son sectores de la derecha continental y regional cuyos vínculos
transcurrían en las sombras. No así, tan explícitamente", dijo Andrada,
quien es magister en Ciencia Política y Sociología por la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Argentina.
Enumeró que Sánchez Berzaín fue condenado por la
Justicia de EEUU, y es prófugo de la Justicia boliviana, debido a su desempeño
en las masacres de octubre de 2003, ejercidas principalmente contra el pueblo
de la ciudad paceña de El Alto.
Comentó que el IID recibe financiamiento de la Atlas
Network, una organización no lucrativa dedicada a evangelizar con el libre
mercado. También premió a la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen,
"que ha apoyado el golpe en Honduras (en 2018) y que ha tenido en la mira al Gobierno de Evo
Morales (2006-2019)".
"Entonces —repuso Andrada— uno observa que este
supuesto Instituto para la Democracia al final no termina siendo tan
democrático".
La antítesis del Grupo de Puebla
Para el analista Gabriel Villalba, esta reunión procuró
convertirse en la antítesis del Grupo de Puebla: "Al
foro lo componen los personajes más representativos del
neoliberalismo latinoamericano. No en vano lo clausuraron Piñera y Duque, con todo el conflicto
social que atraviesan en sus respectivos países".
"Existe un denominador común entre todos estos
personajes y es que defienden el neoliberalismo recalcitrante. Ellos creen
fervientemente que los valores neoliberales son los valores democráticos",
agregó Villalba. Pero "el neoliberalismo está siendo superado en muchas
partes del mundo y de América Latina", observó.
Y detalló: "Macri no deja de ser un mal recuerdo para
su propia sociedad. Piñera es un personaje que se quiere superar en Chile. Duque
es otro nefasto que se quiere superar en Colombia. Ese es el denominador
común de esta reunión en Miami".
Villalba consideró que la presencia de Almagro reflejó
"que la OEA es el brazo operativo 'diplomático' de EEUU en la región. No
en vano la OEA surge en contraposición a la revolución cubana (1959), siembre
se ha caracterizado por contrapesar políticas de dominación imperial contra los
gobiernos progresistas".
En este escenario ¿cuál es el rol del país que hospedó el
foro? "Desde la Doctrina Monroe (1823), EEUU tiene una directriz política
para América Latina. No en vano Colombia es el país con mayor cantidad de bases
militares norteamericanas en su territorio", evidenció Villalba.
Y agregó: "No en vano EEUU gestó y gestionó el golpe de
Estado en Bolivia por el litio, entre otras aristas. No en vano trata de
rescatar el modelo neoliberal chileno, ni hace la guerra sucia a Pedro
Castillo en Perú, acusándolo de comunista y seguidor de Hugo Chávez".
Si bien este tipo de foro no representa una amenaza para los
Gobiernos elegidos democráticamente, "siempre hay que tener los ojos
abiertos en esta geopolítica de dominación imperial. Ha pasado en Bolivia y en
otras regiones, donde había procesos fuertes que terminaron siendo atacados por
la vía judicial o la vía del golpe cívico policial militar", opinó
Villalba, quien es abogado, especializado en Geopolítica.
"Sin duda no representa una amenaza fuerte esta
reunión. Pero estos personajes están alineados con las directrices que da EEUU.
Y Almagro es el títere mayor en torno a esta geopolítica de dominación
imperial", sostuvo.
La marca del zorro
Durante sus años operativo en la política boliviana, a
Sánchez Berzaín lo apodaban el zorro, por su astucia, comparable a la de este animalito. Pero
quedaron lejos esos años, a principios de 2000, cuando mandó a las fuerzas
policiales y militares a reprimir a su propio pueblo.
"Sánchez Berzaín es un prófugo de la Justicia
boliviana, junto a Sánchez de Lozada. En su momento, como ministro de Defensa y
de Gobierno, gestó lo que se denominó en Bolivia 'la guerra del Gas', en la
cual el pueblo alteño fue acribillado por policías y militares", recordó
Villalba, nacido en La Paz.
Actualmente, el exministro "ha sido reciclado por estas
ONG que dicen alentar los valores democráticos. Pero son valores democráticos
que impone EEUU a los pueblos latinoamericanos", evaluó.
¿Un Vox en América Latina?
La muestra de unidad de la derecha continental pretende, más bien, dar un mensaje a la población. A
pesar de que muchos de ellos ya no están en el poder, todavía son fuertes y
algo traman.
"Este tipo de foro busca que las ideas de la extrema
derecha, que uno puede ver claramente con Vox en España, vayan cobrando
dimensión aquí en América Latina", dijo Andrada. Pero "hay que ver si
América Latina es una región en la cual puede florecer la
extrema derecha, como ha ocurrido en Europa, donde la
extrema derecha ocupa cargos en el Parlamento".
En definitiva, este foro "visibiliza que hay intereses
geopolíticos apoyados por think tanks para que las extremas derechas cobren relevancia en la
región, en un contexto de desigualdad, de pandemia de COVID-19, con protestas en varios
países. Habrá que ver si hay espacio para esta radicalización", consideró
Andrada.
AGRICULTORES DEL NEVADO ILLIMANI, OBLIGADOS A ADAPTARSE POR
EL CAMBIO CLIMÁTICO
France 24
de Francia )https://bit.ly/3tFF4jJ)
A las faldas del Illimani, el segundo nevado más
importante de Bolivia por su altitud, los agricultores dan cuenta de que debido
al cambio climático ya nada es como antes: el agua para riego escasea y se
raciona por comunidades provocando choques; los cultivos de frutas
reemplazan a los de papas por el aumento de la temperatura y también
han aparecido plagas, por lo que los campesinos se han visto obligados a
usar pesticidas, lo que antes no hacían.
Una visita de France 24 a la comunidad de Khapi, situada a
los pies del nevado y a 60 kilómetros de La Paz, constató los cambios que viven
los campesinos aymaras en el lugar por las elevadas temperaturas que afectan a
la emblemática montaña paceña de la Cordillera de los Andes y cuyo pico más
elevado está a 6.460 metros sobre el nivel del mar.
El glaciar del nevado había perdido más del 21,3 % de su
superficie y 22 metros de espesor en el período de 1963-2009, según un estudio
científico publicado en 2011. Si bien no hay investigaciones nuevas sobre ese
retroceso, expertos consideran que la deglaciación ha aumentado, una percepción
compartida por las comunidades que viven en el lugar.
Así, a la comunidad de Khapi y a las localidades aledañas
como Pinaya, Challarsirca, Cebollullo, Tahuapalca y La Granja –que viven de la
microcuenca de Sajhuaya, del Illimani– no les queda más alternativa que
adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.
En La Paz, la montaña, una mole de ocho kilómetros de
longitud y tres picos por encima de 6.000 metros, es considerada una guardiana
de “La Hoyada”, apodo de la ciudad al estar en un cráter.
Las apetecidas manzanas
del Illimani
Uno de los campesinos que transformó su agricultura es
Gervasio Mamani Condori, de 74 años, que ha pasado del cultivo tradicional de
papas al de manzanas y duraznos, que antes solo eran posibles en un valle
cercano, pero que ahora cultiva a los pies del Illimani en tal cantidad que el
productor es un proveedor habitual en el mercado callejero Rodríguez de La
Paz y donde las manzanas de Khapi son populares y demandadas por haber sido
bañadas por aguas glaciares.
“Antes no se producían manzanas y duraznos aquí, solo del
camino hacia abajo. Ahora ya está produciendo lindas manzanas”, dijo Gervasio,
orgulloso de su producción, pero cuyas parcelas no rinden al máximo porque se
riegan solo dos veces a la semana con aguas del deshielo debido al
racionamiento aplicado por las comunidades bajo amenaza de multas equivalentes
a 70 dólares por infracción.
Desde el lugar puede apreciarse el punto del macizo
denominado Nido del Cóndor con una fuerte luminosidad que cae sobre la humilde
vivienda del agricultor, en cuyo patio se deshidratan manzanas y duraznos
cortados que podrá vender luego para hacer refrescos.
Para regar sus plantaciones, los campesinos desvían un curso
de agua que baja desde el Illimani, pero a algunos ya no les llega el flujo y
se han visto obligados a trabajar durante la noche para recibir algo cuando los
otros agricultores duermen. Según cuenta Gervasio, en las comunidades se
considera un robo desviar el agua cuando a uno no le toca el turno.
La falta de agua y el calentamiento también impactó en la
familia de Gervasio ya que sus seis hijos, tres varones y tres mujeres,
migraron a la sede del Gobierno boliviano.
“Se han ido a La Paz, forzosamente, porque hemos luchado por
agua y no hay mejores sembradíos, ni con qué. La mitad de esta comunidad está
en La Paz”, sostuvo Gervasio sobre Khapi, con una población que ronda los dos
centenares y está dispersa en las zonas de cultivo.
“No había
tanto problema y convivíamos en tranquilidad”
La población de Khapi y de las comunidades aledañas
es consciente de los problemas que conlleva el cambio climático y la baja
productividad de las tierras y muchos han migrado a La Paz, pero también fuera
como Wilder Loza, que trabajó durante seis años como costurero en los talleres
de San Pablo, en Brasil, pero ha vuelto para sembrar papa cerca del nevado.
El agricultor recuerda que de niño había suficiente agua
para las comunidades, pero ha disminuido provocando disputas entre ellas. “El
agua fluía, no había tanto problema y todos convivíamos en tranquilidad. Hoy en
día, como hay calentamiento y el Illimani se va deshielando, el agua va bajando
poco a poco y las comunidades de abajo ya no tienen agua”, dijo.
Los campesinos de Khapi pueden regar solo los días viernes y
sábado y el control está a cargo del sindicato agrario, aunque es una tarea
difícil debido a la dispersión.
Además, según cuenta Wilder, los campesinos enfrentan la
aparición de plagas propias de climas cálidos que están atacando los árboles
frutales y, aunque no quieran, deben usar plaguicidas para curar las
“enfermedades”.
Cerca del lugar, Adrián Chura, un joven que trabaja junto a
sus padres en unas tierras con verduras, maíz y manzanas, dice que también les
preocupa el rendimiento de la tierra porque debido a las plagas están usando
“mucho químico” para combatirlas.
Chura es uno de los agricultores que no duerme para poder
regar de noche sus tierras porque el agua casi no llega hasta su parcela si los
otros campesinos hacen los desvíos aguas arriba.
“De noche ya no dormimos, de día un rato dormimos, pero
también hay que trabajar. Así es 'nomas' la vida del campo”, dice Adrián, que
piensa migrar hacia La Paz, aunque no de momento porque le preocupa que
sus padres vivan solos.
“Lo
único que les queda hacer es adaptarse”
La experta en recursos hídricos Paola Pacheco, de la ONG
Agua Sustentable, que ha colaborado con proyectos para la gestión de ese
recurso en Khapi, afirma que “Bolivia es uno de los países que sufre el impacto
de los efectos del cambio climático” provocado por el problema global de la
emisión de los gases de efecto invernadero desde las naciones industrializadas.
En ese contexto, según Pacheco, a las poblaciones como Khapi
y otras de la cuenca del Sajhuaya “lo único que les queda hacer es adaptarse”
para tratar de resolver sus problemas, entre ellos la falta de agua para riego
y el aumento de plagas que afectan sus cultivos.
Entre las medidas de adaptación que plantean las
comunidades, agrega la experta, destaca la necesidad de trabajar de forma
articulada con el Gobierno, la academia, la comunidad y los campesinos
individualmente para fortalecer instituciones, construir normativas, políticas
y diseñar estrategias que hagan foco en los problemas causados por el cambio
climático.
Por ejemplo, los campesinos necesitan ayuda para combatir
las plagas y corregir el déficit de agua con proyectos de gestión ya que sus
costos de producción suben haciendo difícil que compitan incluso con productos
importados en los mercados de La Paz. Unas políticas que claman los habitantes
de Khapi, pero que de momento no tienen eco.
PERÚ DESCARTA TENER EXCLUSIVIDAD DE BAILE FOLCLÓRICO, TRAS
QUEJA DE BOLIVIA
Swissinfo
de Suiza (https://bit.ly/3uFwYJ6)
El ministerio de Cultura de Perú aclaró que la reciente
declaración del baile de la morenada como Patrimonio Cultural de la Nación no
significa que tenga la exclusividad de esta danza del altiplano, después de que
Bolivia se quejó por considerarla propia.
El ministerio peruano señaló este martes, en un comunicado,
que la declaratoria "no manifiesta o afirma el derecho de exclusividad, o
de denominación de origen de la danza, o de algún personaje propio de nuestro
origen altiplánico".
Explicó que la declaratoria se ajusta a la Convención para
la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que considera como tal a
los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las
comunidades reconocen como su patrimonio cultural.
La declaratoria hecha por Perú provocó el rechazo y la
protesta de la ministra de Culturas, de Descolonización y Despatriarcalización
del Estado Plurinacional de Bolivia, Sabina Orellana, al considerar que esas
manifestaciones culturales son de su país.
Sin embargo, la declaración peruana fue promovida por los
presidentes de 17 asociaciones de baile de la Morenada, Rey Moreno y Rey
Caporal de las ciudades surandinas de Puno y Juliaca, ambas ubicadas en la
frontera con Bolivia, indicó el ministerio.
"Se trata de un área cultural transfronteriza cuyos
orígenes se remontan a las sociedades prehispánicas y al período virreinal, y
que antecede a la constitución y definición territorial de las actuales
repúblicas andinas", agregó el ministerio peruano.
En el caso de Perú, la morenada puneña es una expresión
coreográfica, de carácter tradicional, propia del altiplano peruano, en la que
se destaca la presencia dominante de danzantes ataviados en traje de morenos o
sus derivados, reyes morenos y reyes caporales, detalló el comunicado oficial.
La morenada de Puno encarna el espíritu festivo de la ciudad
ubicada a las orillas del lago Titicaca y está profundamente vinculada a la
Festividad de la Virgen de la Candelaria, que se celebra en febrero de cada
año.
El ministerio de Cultura de Perú expresó su seguridad de que
continuará trabajando con el Ministerio de Culturas, Descolonización y
Despatriarcalización de Bolivia para fortalecer sus vínculos culturales.
Desde la sede del gobierno boliviano, el alcalde La Paz,
Iván Arias, había calificado como un "atentado internacional", al
igual que una "ofensa", la declaración de Patrimonio Cultural de la
Nación a la Danza Morenada, Rey Moreno y Rey Caporal de Puno.
"Es una ofensa para los paceños, la Morenada es
patrimonio de los paceños que nació en Guaqui que tiene toda su historia
muchísimo más antigua de lo que se ha empezado a copiar en ciudades
vecinas", declaró Arias el lunes en una conferencia de prensa.
Ese municipio boliviano anunció una movilización para
ejercer la defensa de su patrimonio cultural.
BOLIVIA: GUARDAPARQUES RECLAMAN POR AUMENTO DE CONCESIONES
MINERAS EN EL PARQUE NACIONAL MADIDI
Mogabay
de España (https://bit.ly/3oaerSJ)
Desde que en enero de 2021 se produjo el despido de directores y jefes de
protección en 18 de las 22 áreas naturales protegidas por el Estado en Bolivia, existe preocupación por el destino que puedan tener estos
ecosistemas únicos.
La amenaza que ha encendido las alarmas se resume en dos
palabras: actividades extractivas. Se teme que el gobierno pueda autorizar
estas operaciones dentro de territorios protegidos y que ello genere daños
severos en ecosistemas frágiles y en la biodiversidad que se conserva
dentro de ellos.
Según un estudio del Centro de Documentación e Información
Bolivia (Cedib), durante el 2020 el Servicio Nacional de Áreas Protegidas
(Sernap) de Bolivia recibió 220 trámites para avalar actividades con
restricciones en esos territorios. De estas solicitudes, 33 % son para
proyectos de energía, 2 % de hidrocarburos y otro 2 % minería.
En el estudio, publicado en marzo de 2021, se mencionan
algunos proyectos que están por ejecutarse y otras presiones que continúan. En
el caso del Parque Nacional Carrasco, se habla de los impactos tras la
instalación de la hidroeléctrica Ivirizú; la próxima construcción de dos
centrales hidroeléctricas en el Parque Nacional Tunari también
está en la lista de proyectos peligrosos, y la presión constante de las
empresas petroleras y sus actividades exploratorias en la Reserva Nacional de
flora y fauna de Tariquía no deja de ser considerada una bomba de tiempo.
A este panorama se suman los reclamos de los guardaparques
del Parque Nacional Madidi, durante las últimas semanas, quienes han denunciado
ante el Sernap el incremento en la entrega de derechos mineros dentro de la
zona reservada. ¿Qué peligros amenazan a esta área protegida?
Los peligros en el Madidi
“Están acabando con las áreas naturales protegidas y con los
recursos”, dice Jorge Luis Medina, exdirector del Parque Nacional Madidi, quien
tuvo que dejar su cargo en diciembre de 2020 cuando empezaron los despidos en
las áreas protegidas.
Medina señala que en el Madidi la minería es un problema
latente y que en los últimos años se han entregado una gran cantidad de
concesiones mineras dentro del área reservada. “La AJAM [Actividad
Jurisdiccional Administrativa Minera] no coordina con el Sernap para la entrega
de concesiones”, manifiesta.
El jefe de protección del Madidi, Marcos Uzquiano, dijo en
una entrevista con Mongabay Latam que entre el 2014 y el 2020 se duplicó la
cantidad de derechos mineros solicitados en el Madidi.
Para el año 2014, cuando se elaboró el plan maestro vigente
del Madidi, la cantidad de concesiones mineras registradas eran 55, una cifra
que se ha disparado hasta llegar a las 94, indica Uzquiniano. Esta información
se basa en los datos proporcionados periódicamente por el AJAM y en el trabajo
de campo de los mismos guardaparques, datos que se reúnen en un mapa que ha
sido elaborado por el Cuerpo de
Protección del Madidi.
“Nos llamó la atención el incremento desproporcionado de los
derechos mineros en la cuenca alta y media del río Tuichi, y en la parte baja
del Beni, incluso nuestro puesto de control en El Bala estaba dentro de una
concesión minera”, cuenta Uzquiano, y agrega que en aproximadamente el 22 % de
las concesiones entregadas ya se realiza actividad minera con una tendencia a
utilizar maquinaria pesada.
Según el análisis hecho por el Cuerpo de Protección del
Madidi, 21 de las 94 concesiones están
activas, y de estas, 7 cuentan con equipos
mecanizados para la extracción de oro, mientras que las otras 14 funcionan de
manera artesanal. El resto no presenta actividad.
El mapa también muestra todas las concesiones activas que se
encuentran dentro del parque nacional a lo largo del río Tuichi, una fuente de
agua que discurre en medio de bosques montanos y húmedos.
“Los daños más graves se dan en el cambio en la estructura
de los cauces de los ríos y la contaminación por mercurio”, señala Medina, el
exdirector del Madidi, sobre los riesgos que significan la actividad minera
dentro del área protegida.
Medina confirma que se han estado entregando concesiones en
lugares que “no son de vocación minera dentro del Madidi” y, en algunos casos,
en lugares que afectaría a comunidades nativas que viven dentro del área
reservada.
El investigador del Cedib, Pablo Villegas, también se
refirió a la entrega de concesiones dentro de la zona protegida. “No se debe
dar permisos para minería en áreas naturales protegidas y menos en lugares tan
importantes como el Madidi”, dijo.
Villegas también menciona lo que está ocurriendo en zonas
dentro del Madidi como el río Tuichi, en el que está aumentando la extracción
de oro. “Hay ríos como el Tuichi que están contaminados. Antes era un río
cristalino en época de lluvia, pero hace un tiempo es turbio, esa turbiedad
significa que hay minería en su cuenca alta”, explica.
El investigador de Cedib también indica que el aumento de la
minería dentro del Madidi ocasionará deforestación, así como conflictos con las comunidades indígenas, contaminación e incendios forestales.
Villegas también menciona como un peligro el intento del
gobierno por reactivar la construcción de las represas El Bala y El Chepete,
que afectarían al Madidi y a las comunidades nativas que habitan dentro del
parque nacional.
Mongabay Latam se comunicó con AJAM para consultar sobre la
situación de los derechos mineros entregados en el Madidi, pero hasta el cierre
de esta edición no obtuvo respuesta. También ha solicitado la versión del
Sernap sobre lo que está ocurriendo en las áreas protegidas de Bolivia, y pese
a que ofrecieron dar una entrevista, hasta el momento no ha sido concedida.
El destino de las áreas protegidas
“Hay mucha presión sobre todas las áreas protegidas”,
continúa Villegas en referencia a lo que está ocurriendo con las áreas
protegidas en Bolivia.
Invasiones como las que enfrenta el Parque Nacional Amboró y la recién creada Área
Protegida Municipal del Bajo Paraguá de San Ignacio de Velasco preocupan al investigador. “Están tratando
de invadir varias áreas protegidas y territorios indígenas”, agrega Villegas,
quien también menciona los riesgos que significan las concesiones de
hidrocarburos entregadas en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo
Integrado Aguaragüe.
El investigador explica que los cambios hechos en los
últimos años a los planes de manejo de varias áreas protegidas significan un
debilitamiento en la protección de las mismas.
En este mismo sentido estarían los despidos masivos que
ocurrieron a inicios de año, así como las condiciones que enfrentan los
guardaparques, opina Villegas.
Eriberto Ubano, un guardaparque que lleva once años
trabajando en el Madidi habla de la difícil situación que enfrentan en su
trabajo debido a las deficiencias logísticas y presupuestales así como la
inestabilidad en sus contratos laborales.
“Hemos dado a conocer al director ejecutivo del Sernap lo
que no se está haciendo bien. La situación que atravesamos no solo es en el Madidi
sino también en otras áreas protegidas. Muchos guardaparques que tienen 20 a 25
años de trabajo continúan con contratos eventuales”, manifiesta Urbano.
El guardaparque comenta que la semana pasada han tenido una
reunión con representantes del Sernap y del Ministerio del Ambiente y Agua, por
lo que esperan que se puedan atender sus reclamos.
Sobre las condiciones de trabajo, Uzquiano agrega que
apenas son 26 guardaparques y dos jefes de protección para cubrir una extensión
de 1 895 800 hectáreas. “En la reunión se han establecido puntos clave para
buscar soluciones”, señala sobre el encuentro con las autoridades del sector.
Los reclamos sobre la situación de los guardaparques se están presentando también en otras áreas protegidas. A
fines de abril renunció Carola Vaca, jefa de protección de Reserva de Biósfera
Estación Biológica de Beni, quien antes de su salida presentó una carta al
Sernap con una serie de denuncias sobre la situación que se vive en el área
protegida de la que formaba parte.
“La estrategia es despedir a todos los que se oponen y que
ingrese gente que acepta lo que se le impone. El panorama es negro para las
áreas protegidas”, asegura Villegas sobre los reclamos y denuncias que se están
presentando alrededor de las zonas de conservación en Bolivia.
VINOS DE ALTURA DE BOLIVIA SUEÑAN CON GANAR MERCADOS EN EL
MUNDO
France 24
de Francia (https://bit.ly/33zCCAP)
A casi 2.000 metros sobre el nivel del mar, agricultores
bolivianos dan vida a cultivos llegados al país hace cientos de años de la mano
de misiones jesuíticas para producir un vino de altura que sueña con encantar a
los mercados mundiales.
En el departamento sureño de Tarija están los principales
viñedos de Bolivia, rodeados de dos gigantes que se dedican a explotar con
éxito internacional el elixir de los dioses, Argentina y Chile.
La uva se produce en Tarija desde los tiempos de la colonia
en un clima templado, con un sol a menudo inclemente matizado por leves
vientos. En la región hay unas 5.000 hectáreas de cultivos de uva.
Las noches suelen ser frescas también y con una humedad que
los especialistas locales consideran como un aditamento particular para el vino
boliviano.
Entre viñedos y barriles de maceración de una de las más
conocidas empresas del país está el enólogo Nelson Sfarcich, quien saca pecho
por el vino boliviano y por la capacidad de producir en la altitud.
"La altura significa que tenemos menos capa de ozono,
de filtración de los rayos, por lo cual la incidencia de los rayos ultravioleta
es mayor a mayor altura del nivel del mar (...), eso genera una respuesta de la
planta", señala.
Como resultado de los efectos de esos rayos, explica, la
planta produce un engrosamiento de la piel de la uva y un mayor contenido de
resveratrol, un fenol "que se considera que es una protección del sistema
cardiovascular".
María José Granier, fundadora de la vinera artesanal Jardín
Oculto, afirma que "la altura permite que las viñas puedan entrar en
'dormancia' [tiempo en que la planta detiene su desarrollo] en época de
invierno, brotar en época de verano y tener un ciclo reproductivo
importante".
- Gustos y sabores -
La producción de vino en Bolivia se sitúa entre los 21 y 23
grados latitud sur y los 1.600 metros y 2.000 metros de altitud, pero en
algunas zonas andinas, con clima cálido, se encuentran cultivos hasta casi los
3.000 metros.
Helmut Kohlberg, productor de vinos, explica que en lo que
respecta al aroma, "se diferencia mucho" el de altura al del resto,
pues genera "una concentración de aromas interesante" y un color
particular.
"La maduración de los taninos es muy suave. Y
terminamos con uvas que tienen los taninos de semilla muy maduros y muy suaves.
Algo que realmente llama mucho la atención", agrega Kohlberg.
Granier explica que los amantes de esta bebida son
"gente que le gustan los vinos elegantes, son vinos que no tienen una
cantidad de alcohol muy fuerte, sino que tienen aromas y sabores suaves pero
potentes al mismo tiempo".
La sommelier independiente Carla Molina García dice a su vez
que la conocida uva "Moscatel de Alejandría", que "da vinos
dulces, bastante aromáticos" se produce en Bolivia y ofrece a los
degustantes un tipo "seco, que es superaromático".
- Nichos de mercado -
La producción de vino es muy pequeña en Bolivia, en
comparación con la de sus vecinos Argentina y Chile, pero los productores creen
que se pueden ganar determinados nichos de mercado, no en volumen sino en
calidad.
Tienen como destino principal el mercado nacional, donde se
puede encontrar Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Tannat u Oporto. Y la
creciente popularidad de los vinos coincidió con un boom gastronómico de nuevos
restaurantes de moda enfocados en los sabores locales, particularmente en La
Paz.
Algunos productos, señala la sommelier Molina García, ya han
llegado a Estados Unidos y países de Asia.
"No tenemos un espacio. No hay gran potencial de
crecimiento. Pero sí en el aspecto de calidad (donde) hay demasiado por hacer
todavía", indica. "De aquí a unos años más, ojalá Bolivia realmente
sea conocido como un país productor. Pequeño, pero de vinos que realmente
destacan".
La historia cuenta que el vino llegó a Bolivia inicios del
siglo XVII de la mano de curas jesuitas que tuvieron que cultivar uva para
producir la bebida que era usada en las misas. Trajeron las plantas
principalmente desde España.
Los religiosos llegaron a la región andina de Potosí, vecina
a Tarija, acompañando a una importante migración de españoles y luego de
criollos, atraídos por la explotación del oro y la plata.
Potosí, donde se halla el famoso Cerro Rico, tenía hacia
1625 una población de unos 165.000 habitantes, entre las más pobladas del mundo
en esos tiempos.
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