Wednesday, May 12, 2021

EL PUERTO LA PLATA OFRECERÁ UNA SALIDA AL MAR PARA BOLIVIA: LOS DETALLES DEL PROYECTO


Argentina mantiene un compromiso desde 1949 de facilitarle a Bolivia la salida de sus productos a través de nuestras costas. Durante muchos años tuvo lugar en el Puerto Rosario pero recientemente tuvo que dejarlo. Ahora se iniciaron negociaciones para que el país limítrofe cuente con un muelle propio en el Puerto La Plata.
Este martes comenzaron las reuniones formales entre funcionarios de ambas cancillerías, el embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro, y su par en Argentina, Jorge Tapia.
Además participó el presidente del Consorcio de Gestión del Puerto La Plata, José Lojo , y el presidente del Astillero Río Santiago, Pedro Wasiejko.
En diálogo con Info Blanco Sobre Negro, Wasiejko, que hasta hace algunas semanas dirigía el Puerto La Plata, explicó: “Esta reunión la gestionó Ariel Basteiro con el embajador boliviano en nuestro país. El objetivo es trabajar para que Bolivia pueda tener un muelle en el Puerto La Plata”.
Y agregó: “Hay conversaciones con las cancillerías boliviana y argentina. El consorcio presentará una propuesta e información técnica para que las autoridades bolivianas puedan evaluar esta posibilidad”.
Argentina firmó un acuerdo en 1949 por el cual se comprometió a facilitar una salida al mar a Bolivia en algún puerto nacional. Hasta hace unos años tenía a su disposición un muelle en el Puerto de Rosario pero esa concesión se terminó y durante el gobierno de Macri no se renovó.
“Esto representa un cambio estratégico en la política exterior de Bolivia que hasta ahora venía apostando a la defensa de una salida al mar por el Pacífico. El fallo contrario en la Corte Internacional de La Haya hizo que Bolivia comience a ver con otros ojos la salida por la Hidrovía, el Río Paraguay, el Río Paraná y el Río de la Plata”, señaló Wasiejko.
Más allá del compromiso que Argentina debe cumplir, este proyecto implicaría un gran beneficio para el Puerto La Plata que actualmente funciona casi exclusivamente como terminal vinculada a los hidrocarburos.
“Bolivia tiene desarrollos importantes como la exportación del hierro del Mutún hacia China y también tiene necesidad de exportar los commodities agrícolas de la zona de Santa Cruz de la Sierra y otros departamentos del oriente”, señaló el presidente del Astillero Río Santiago.
En caso de avanzar en un acuerdo, Bolivia tendría derecho a uso de una zona portuaria con su respectivo muelle.
“El desarrollo de la infraestructura seguramente quedaría a su cargo. Tendría la posibilidad de mover su carga como cualquier usuario de la zona franca”, adelantó Wasiejko.
Y destacó: “Para el Puerto La Plata también sería importante porque significaría un flujo constante de cargas por volúmenes que pueden ser considerables. Le daría al puerto un movimiento muy positivo además favorecería el desarrollo de la infraestructura, haciendo que el consorcio del Puerto La Plata no dependa solo de la terminal de contenedores. Además se cumpliría con el objetivo de ser un puerto multipropósito y no sólo de hidrocarburos como es actualmente. Estaría manejando cargas a granel por grandes volúmenes”. Info sobre Blanco y Negro de Argentina (https://bit.ly/2RQSnkg)
 
 
 
 
 
LOS AGENTES ENCUBIERTOS QUE INFILTRARON A NARCOS DEL CÁRTEL DE SINALOA QUE OPERABAN EN CHILE
 
Radio Bio Bio de Chile (https://bit.ly/3xZnTgt)
 
En la indagatoria de la fiscalía están codificados como “AER-40” y “AER-73”. El primero se contactaba vía WhatsApp con los mexicanos del Cártel de Sinaloa, Ricardo y Yolanda Salazar Tarriba, manteniendo por casi un año una historia ficticia que los traficantes creyeron por completo y permitió su detención el pasado 10 de marzo en el aeropuerto de Santiago, cuando buscaban huir de Chile. En uno de los contactos, Ricardo le indica al encubierto, para agilizar la salida de la cocaína hacia Holanda: “Qué tal, mira soy el dueño de las cosas, solo queríamos ver eso para pasar los datos allá, porque están preocupados (...) te doy algo de plata para solucionar esto”.
No son los primeros extranjeros de ese país que intentaron asentarse en suelo nacional. En 2019 fueron detenidos Luis Olaiz y Álvaro Ojeda, quienes operaban en Iquique, donde montaron una plantación “indoor” de marihuana, traficaron la “diosa blanca” desde Bolivia e incluso mantuvieron contactos con Perú. El auge del crimen organizado transnacional, está a la vuelta de la esquina. La historia la revela la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.
El agente encubierto de la PDI “AER-40”, fue el encargado de infiltrar a los operadores mexicanos del Cártel de Sinaloa, Yolanda y Ricardo Salazar Tarriba, detenidos el pasado 10 de marzo, cuando intentaban abandonar el país. Lo anterior, luego de un fallido tráfico de cocaína de 665 kilos y que llegaría al puerto de Rotterdam, Holanda.
De acuerdo a los antecedentes que constan en la investigación que lleva la Fiscalía de Alto Hospicio, no fue el único. Su colega “AER-73” trabajó también junto a un informante que durante meses siguieron los pasos de Ricardo Salazar Tarriba, mientras estuvo en Chile en 2020, paseándose por Iquique y Santiago e incluso cuando fue internado en la Clínica Santa María, debido a una intervención quirúrgica.
A raíz del problema de salud, arribó al país su hermana Yolanda, ingresando por el terminal aéreo el 14 de diciembre de 2020. Al poco andar, la ciudadana mexicana fue tomando importancia en las actividades ilícitas que Ricardo no podía realizar.
Luego de comprar un teléfono y un chip, se contactó con “AER-40” vía WhatsApp, diligencia autorizada por el juez de garantía.
Atendido el retraso en el envío de droga a los Países Bajos y para conocer el lugar de acopio de la misma, la mujer le indicó al encubierto, el 18 de enero pasado a las 10.51 a.m.: “Llega muy poca información y como tú sabes pues, es sensible a lo que está pasando y donde está toda esa, estos aparatos, porque pues mucho monto ¿sabes?”.
“AER-40” entiende la queja por la demora, pero Yolanda insiste: “Lo que pasa es que yo he visto solo cosas amables y funcionales contigo, pero Manuel tiene un compromiso porque (tiene) detrás a todos los inversionistas”.
El mismo día, la mexicana retomó la conversación por mensajería con el agente de la PDI, donde le indica que el envío del alcaloide debe partir prontamente hacia el viejo continente.
“Sí, sí, ya es bueno que hagamos eso porque no podemos decir tanto por el teléfono ¿sabes? (…) Hay hartos detalles los tenemos que coordinar mejor sabes (…) necesitamos hablar y ponernos de acuerdo”, escribió Yolanda Salazar.
El encubierto le indica que se encuentra en Iquique, pero que pronto viajará a Santiago para agenciar los trámites de envío.
“Sí, de todas maneras (…) Iquique no nos interesa porque el asunto es que queremos ver las cosas”, le insistió el PDI.
Aduanas
El 30 de enero de este año, de acuerdo a antecedentes de la investigación de la fiscalía, la conversación que inició Yolanda sigue así: “¿Ya estás acá en Viña?, respondiendo AER-40 que se encuentra en Santiago aún, pero que está contactándose con quien guardará y enviará la cocaína desde el puerto de Valparaíso”. Yolanda le indica: “Está bien, estamos esperando, porque ya tengo llamados de otra gente”.
El contacto sería un supuesto funcionario del Servicio Nacional de Aduanas, pero en realidad era “AER-73”, otro infiltrado para desactivar la operación de los mexicanos.
Si hasta ese momento los contactos se hacían con la mujer, Ricardo entra en escena para apurar el envío.
“(…) qué tal, mira soy el dueño de las cosas, solo queríamos ver eso para pasar los datos allá. porque están preocupados(…) te doy algo de plata para solucionar esto”, le propuso al encubierto “AER-40”.
Puesta en escena
Sin embargo, lo que parecía un narconegocio que les arrojaría a los mexicanos millones de dólares, resultó ser una “salida ficta de drogas” desde el terminal porteño. Viajaban con destino a los Países Bajos, creyeron los narcos, 665 kilos de cocaína.
El container con el supuesto alcaloide se trasladó en un barco de la naviera MSC que arribó a Holanda el 5 de marzo del corriente, permitiendo que la fiscalía validara “la línea de transporte (…) e interiorizarse de los planes y forma de operar de la organización”.
El contenedor “fue inspeccionado por las autoridades holandesas (ese) día, generando preocupación en la organización”, detalla el documento.
Ricardo Salazar, de acuerdo a la indagatoria, intentó obtener información y conocer qué ocurrió con la mercancía, pero no lo consiguió. Entonces dio por perdida la carga y comenzó a planear su huida. Por ello le comentó al agente AER-40 “la factibilidad de vuelos y si eso era seguro o no, puesto que de no ser seguro, se podría buscar una alternativa para poder salir, muy probablemente de forma clandestina”.
El comentario aceleró las diligencias. El Ministerio Público solicitó autorización judicial y los hermanos Salazar Tarriba fueron detenidos en el aeropuerto de Santiago el pasado 10 de marzo. Actualmente están privados de libertad y designaron como abogados a Francisca Castro y Francisco Figueroa.
Día de Muertos
No han sido los únicos traficantes mexicanos que han intentado asentarse en Chile para instalar una base de operaciones.
Tal como lo reveló este medio, en 2019 fueron detenidos Luis Olaiz y Álvaro Ojeda, quienes viajaron a Chile desde Guadalajara -donde opera el sanguinario Cártel Jalisco Nueva Generación- para iniciar narcoactividades en Iquique. La PDI la bautizó como “Operación Código Calaca”. En el argot del país del norte, Calaca es la calavera que adorna las calles de México durante la celebración del Día de Muertos.
Olaiz y Ojeda -que se relacionaban con narcos de Perú y Bolivia- instalaron una plantación de marihuana “indoor”, traficaron cocaína, consiguieron armas e incluso buscaron vender drogas de diseño.
Al igual que los operadores del Cártel de Sinaloa, la fiscalía también lo infiltró con agentes de la PDI desde su llegada, según se lee en los informes de vigilancia dados a conocer por la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.
Ambos esperan que se realice en los próximos meses el juicio oral, luego que el organismo perseguidor solicitara como pena 42 años de cárcel.
 
 
 
 
 
¿TIENE REMEDIO EL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA?
 
The New York Times de EEUU (https://nyti.ms/3w11zkA)
 
El populismo está en todas partes, pero América Latina es su paraíso. Cristina Fernández de Kirchner se presentó sin tapaboca en la inauguración del Congreso argentino. López Obrador, en México, dice que no lo usará hasta cuando “no haya corrupción ya”. Las normas se establecen para las mayorías pero los líderes populistas están por encima de ellas. El pueblo debe ver a sus líderes y adorarlos. El “pueblo con la fe en Dios, luchando contra los Caínes”, dice Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
El populismo es una marea creciente. Al regreso del kirchnerismo con Alberto Fernández en Argentina y del nacionalismo mexicano de la Cuarta Transformación obradorista, se suma el de Evo Morales en Bolivia a través de su delfín Luis Arce. La ola sufrió una resaca con la elección del banquero Guillermo Lasso en Ecuador, pero podría seguir avanzando cuando Pedro Castillo, a la izquierda, o Keiko Fujimori, a la derecha, triunfe en Perú en la segunda vuelta en junio. El Grupo de Puebla, donde se reúnen los intelectuales de la izquierda populista, tiene viento en popa y le hace guiños a los primos menos presentables del populismo de izquierda: Venezuela, Nicaragua y Cuba.
¿Es el populismo el código genético del pueblo latinoamericano, el destino de su cultura, insensible a la tragedia venezolana, la decadencia argentina, el totalitarismo cubano, el sultanismo nicaragüense? ¿No pueden los latinoamericanos vivir la política sino como religión? Así creen los populistas.
¿Porque tanto populismo? Y sobre todo: ¿qué es? No hay consenso al respecto. La mejor definición es la más minimalista: el populismo es nostalgia de absoluto, homogeneidad, unanimidad, más allá de su filiación ideológica formal a la derecha o la izquierda. De ahí su impulso totalitario a borrar los límites entre individuo y comunidad, política y religión. Su avance actual es una pésima noticia en una región donde la democracia siempre ha sido endeble.
En el plano político, inclina la cancha, se apodera de las instituciones del Estado para perpetuarse en el poder. En el plano social, incita a la guerra entre ricos y pobres y lucra con el resentimiento y el odio arrojando sal sobre las heridas en lugar de curarlas. En el plano económico, sacrifica la producción a la distribución, el desarrollo a largo plazo a la dádiva inmediata, un futuro viable al consenso en el presente. Ahora que se enfrenta a la escasez y no al boom de las materias primas que años atrás le permitió a los líderes populistas liberalidades, es previsible que ofrezca recompensas morales: retórica maniquea y simbolismo revolucionario a cambio del empobrecimiento, los abusos de poder, los conflictos y las migraciones masivas que genera.
Es que el populismo de América Latina expresa en la era de las masas la visión orgánica del mundo que la forjó en la época colonial dominada por lo sagrado. Su relato repite siempre el mismo patrón: érase una vez un pueblo que vivía en paz y armonía pero cuya unidad se desmoronó a causa de una élite corrupta. No cualquier pueblo, sino el pueblo elegido de los pobres, los últimos, los nadie a la espera de un Mesías que los redima, de una figura paterna —y algunas veces también materna— a la que, por tanto, se le coloca en un pedestal de superioridad moral.
En palabras del politólogo holandés Cas Mudde, la élite se desprendió del pueblo puro amenazando su identidad, contaminando su cultura. Hasta el día que un Hugo Chávez o un Nayib Bukele, llegó a salvarlo y a llevarlo a la tierra prometida. Esa es la cultura hegemónica del populismo y los principios liberales de la ilustración apenas ha arañado su armadura. Su imagen romántica no tiene fundamento en la realidad latinoamericana de hoy.
¿Por qué sorprenderse de que sus líderes se erijan en profetas? Un patrón familiar a monoteísmos y populismos, es una impronta religiosa. Su pueblo es una comunidad de fe, su pureza, la del Edén; la corrupción es el pecado original y la caída a la historia, imperfecta y caduca.
En el humus de la religión antigua crecen sus religiones políticas. El mito del buen salvaje, decía el pensador venezolano Carlos Rangel, alimenta el del buen revolucionario. Por eso, las clases secularizadas tildan a los líderes populistas de demagogos y las masas populares los creen santos.
El momento populista —junto a la crisis que exalta su potencia mesiánica—, se origina en una mezcla de fragmentación social, desintegración cultural y desestabilización moral. Eso fueron el Caracazo en 1989, el estallido del gobierno argentino en 2001, la Operación Lava Jato brasileña en 2014. Todos estos son rasgos típicos de la modernidad, de su crónica descomposición de lazos, identidades y culturas: innovaciones tecnológicas, migraciones, abismos generacionales, nuevas fronteras éticas, modas globales, están presentes en el populismo de hoy.
Así se entienden los ciclos históricos de América Latina. Un rebote populista sigue a cada era cosmopolita y secular. Así fue con Lázaro Cárdenas en México, Getúlio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina después de la era liberal, así con la Revolución cubana y sus émulos después de la ola democrática de posguerra, así desde el fin del Consenso de Washington a nuestros días. A la sociedad abierta y laica, el peronismo opuso el telurismo de la tradición católica; el chavismo, el de los caudillos rurales; el indigenismo boliviano, el etnocentrismo. El populismo no es un ave de paso en América Latina sino un actor protagonista, aunque cambie de nombre y forma.
Hasta aquí los populismos se parecen todos. Expresan, señaló Isaiah Berlin, un afán comunitario. Prometen unificar al pueblo. Pero su pueblo no es el constitucional; es histórico y moral, custodio exclusivo de una identidad. Como tal, es el único pueblo legítimo: gobernaré “con el pueblo”, declaró Nicolás Maduro frente a la derrota en las elecciones parlamentarias de 2015. Parece absurdo, pero no lo es para la lógica populista. Para ella, se trata de la eterna lucha del bien contra el mal, del pueblo de Dios contra el antipueblo. Por eso los populismos transforman la dialéctica política en guerra de religión, donde “nosotros” equivale a virtud y armonía, el pueblo angelical. “Ellos”, en cambio, son el “gusano” deshumanizado del castrismo en Cuba, el “escuálido” del chavismo.
Para sus partidarios, el populismo es la respuesta democrática a la pobreza, la desigualdad, la discriminación y una genuina reacción de los perdedores de la globalización. Como si no fueran taras antiguas, todo se remonta para ellos a las reformas de mercado de la década de 1990: la apertura comercial profundizó la brecha social, las privatizaciones aumentaron el desempleo, la liberalización financiera favoreció el crimen, la globalización de la información exacerbó la “colonización cultural”. El neoliberalismo hoy como el liberalismo antaño son causa de la ola populista, aunque sean también coartada.
Sin embargo, el populismo es más causa que efecto de esas plagas atávicas, parte del problema y no de la solución. Dejemos a un lado el caso brasileño de Jair Bolsonaro, cuya matriz evangélica y de derecha recuerda al populismo nativista y antiestatista de Donald Trump. El sueño de los populismos hispanoamericanos, los más frecuentes, es restaurar el Reino de Dios en la Tierra. Evocan el milenarismo del Antiguo Testamento. Su pueblo mítico es el buen pueblo fiel, su enemigo el mismo que destruyó la cristiandad: el liberalismo, hijo de la Reforma. De ahí el odio hacia Estados Unidos liberal y protestante: “enemigo eterno”, según Castro; “sin alma”, para Eva Perón, con “olor a zufre”, dijo Chávez.
Como ese pasado imaginado de virtud y armonía, los populismos hispanoamericanos son por tanto unanimistas: un pueblo, una nación, un líder. Toleran la división de poderes y el sistema multipartidista si es necesario, pero los pisotean cada vez que pueden, como lo demuestran en semanas recientes López Obrador en México y Nayib Bukele en El Salvador. Son jerárquicos, el orden se crea de arriba abajo, del sacerdote a los fieles o del presidente a sus seguidores. Y corporativos: todos deben ser parte de algo, familia o partido, clan o sindicato, el grupo trasciende al individuo. Su modelo es el Estado confesional que castiga a los herejes y catequiza al pueblo. “Dios está con nosotros” y “nosotros seguimos su plan”, predicaba Hugo Chávez por cadena nacional mientras se apoderaba del Estado pieza a pieza, desde el poder judicial hasta las Fuerzas Armadas. Pronto esta fórmula sería repetida por sus imitadores.
No es todo. Si el dinero socava la pureza del pueblo y si el mercado lo corrompe, se entiende que los populismos combatan la prosperidad más que la escasez, que opongan la santa pobreza a la cultura del crecimiento. Perpetúan así la miseria que dicen combatir. El escape de la pobreza nunca es para todos al mismo tiempo. Algunos lo logran, otros quedan atrapados. Lo importante es que los primeros no quiten la escalera del ascenso social para que los otros que siguen abajo puedan subirla.
Pero los populismos hacen eso, cortan los peldaños de la movilidad social cultivando la prisión identitaria donde domina el conformismo tribal. Un organismo cerrado, autárquico e indiferenciado, así es su pueblo, “el gran señor” de López Obrador, el dueño de “justicia y amor” de las veinte verdades peronistas. Los pobres tendrán así que estar orgullosos de su pobreza, garantía de moralidad e identidad. Ascender a clase media, clase “colonial”, sería traicionar el pueblo. La clase media, encerrada en una tribu excluyente, es, a su vez, la custodia de la virtud: la del “cidadão de bem” de Bolsonaro, por ejemplo.
¿Tiene remedio el populismo? Pasar de “pueblo” a “ciudadano” es un camino complejo. Mucho depende de la sociedad civil, de su capacidad para oponer la legalidad a la arbitrariedad, de desmontar las jaulas corporativas y las redes clientelares, de liberarse del ogro filantrópico, el Estado paternalista descrito por Octavio Paz. La educación y el trabajo son las claves, pero también una cierta dosis de competencia, meritocracia, desburocratización, apertura al mundo: palabras que el populismo odia. ¡Y ya basta con el culto a la pobreza!
 
 
 
 
 
DESCOLONICE EL BOOM DEL LITIO
 
La retórica sobre la independencia energética estadounidense se ha utilizado durante mucho tiempo para pisotear los derechos indígenas. La nueva era de las energías renovables debería ser diferente.
 
The News Republic de EEUU (https://bit.ly/3uKxl5d)
 
La semana pasada, el New York Times informó sobre la próxima apertura de la que será la segunda mina de litio funcional de Estados Unidos, una señal de la entrada oficial de la nación al actual boom del litio , que está siendo impulsado por la transición mundial a los vehículos eléctricos. Resumiendo la lucha por la mina a cielo abierto que la corporación minera Lithium Americas ha propuesto para un sitio en Nevada, el Times señaló la oposición de "miembros de una tribu nativa americana, ganaderos y grupos ambientalistas". La nación tribal es Fort McDermitt Paiute y Shoshone Tribes, cuyo líder del gobierno tribal, Maxine Redstar, dijo al Timesque, como tantas otras naciones indígenas, Lithium Americas no las había consultado adecuadamente antes de la decisión del Departamento del Interior de otorgar un permiso a la empresa. Es una copia al carbón de las operaciones extractivas que libran la tribu Quechan , el Apache de San Carlos , los Sioux de Standing Rock y tantos otros: un nuevo campo de energía ofrece empleos temporalmente y destrucción ambiental para siempre.
Lo que es inusual sobre el artículo de litio del Times es que, a diferencia de la cobertura típica de los medios de comunicación de hace una década que simplemente destacaría una nueva operación de extracción, otorga una cuarta parte de la copia para resaltar las críticas de las tribus Paiute y Shoshone al proceso de consulta y el proyecto. Es una señal de cómo los medios estadounidenses están tratando de centrar los intereses indígenas durante las discusiones sobre la producción de energía nacional. En casi cualquier otra circunstancia, aterrizaría como una instancia bienvenida de información representativa.
Pero cuando da un paso atrás y considera este artículo junto con los innumerables otros publicados en los últimos años, el artículo del Times finalmente sigue una tendencia preocupante tanto en los medios como en el gobierno: actualmente, los derechos soberanos de las naciones indígenas se consideran una prioridad entre muchos, a menudo teniendo que ceder el paso a otros. Estados Unidos todavía está muy lejos de tratar los derechos indígenas como un mandato, una línea dura que no se puede cruzar. Y a medida que el país intenta hacer la transición a un nuevo sistema energético que no matará al planeta, existe un grave peligro de que voluntariamente adopte el camino más familiar.
"La mina, construida en terrenos federales arrendados, podría ayudar a abordar la dependencia casi total de Estados Unidos de fuentes extranjeras de litio". Esa es la segunda oración del artículo del Times : la forma en que el lector está preparado para comprender esta historia mucho antes de que se cite a los ciudadanos de Paiute y Shoshone. El objetivo supuestamente supremo de la energía de origen nacional tiene una larga historia de eclipsar los derechos humanos. Si estuvo presente durante el auge del esquisto de 2008, esa línea, y su ubicación prominente en el artículo, probablemente le resulte familiar.
Al igual que muchos medios, el Times durante el auge del esquisto publicó un flujo constante de artículos que buscaban luchar con Lo que todo significaba: ubicar las preocupaciones ambientales junto con las condiciones materiales de las comunidades económicamente afligidas que necesitaban un empleo estable, y todas escondidas bajo la abrumadora verdad. que la independencia energética estadounidense es la mejor y única forma de avanzar. Los derechos ambientales, espirituales, humanos o soberanos de los pueblos indígenas rara vez obtuvieron un espacio por encima del pliegue, o se les permitió anclar una historia.
Las protestas de Standing Rock por el oleoducto Dakota Access cambiaron esta dinámica: antes de ese rechazo público al oleoducto internacional, el panorama mediático tenía poco uso para presentar una perspectiva indígena en su cobertura climática. Tome estas preguntas y respuestas retóricas que publicó el Times en 2014 sobre los "pros y contras" del oleoducto Keystone XL: a pesar de que el periódico usa la imagen principal de un nativo arrestado por protestar contra el oleoducto, las palabras "tribu", "soberanía" “Consulta tribal” o “indígena” no se imprimieron ni se hicieron referencia a ellos. En cambio, ese hombre, y los Protectores del Agua en todos los medios de comunicación, fueron en su mayoría agrupados bajo la amplia categoría de " ambientalistas ".
Ahora, los nativos ya no son un pensamiento posterior para los escritorios climáticos de los puntos de venta más grandes del país, de ahí piezas como la exploración de litio del Times . Pero los ciudadanos y las naciones tribales tampoco son el centro de atención. Más bien, la industria parece estar en una especie de limbo en el momento actual: las estaciones de noticias, periódicos y revistas más prominentes han decidido que incluir voces indígenas en sus historias vale la pena y es necesario. Pero otorgar poder editorial a los periodistas nativos en sus salas de redacción o centrar los temas y fuentes nativos en sus narrativas producidas todavía parece ser un puente demasiado lejos.
Nosotros, como especie, nos encontramos en una coyuntura crítica en el tiempo, en la que tenemos que decidir colectivamente, uno, si vale la pena salvar este planeta, y dos, si las naciones construidas por prácticas coloniales, extractivas y antiindígenas pueden desaprender efectivamente lo que han aprendido. pasó siglos perfeccionando y codificando.
La administración Biden ha declarado sus amplias intenciones de usar su poder para evitar la crisis climática. Y también ha sido moderadamente impresionante al casar ese compromiso con una promesa adyacente de respetar los derechos y poderes soberanos de las naciones tribales. En el plan de conservación “ 30 por 30 ” que la administración implementó la semana pasada, el documento destacaba con frecuenciala necesidad de que las agencias federales se asocien con las naciones tribales en los planes de manejo de la tierra y los recursos para avanzar. También recordó a todas las agencias federales su deber legal de llevar a cabo procesos de consulta exhaustivos con las tribus afectadas por un desarrollo potencial. Esto se mantiene en gran medida con las declaraciones y directivas que han emitido hasta ahora tanto Biden como la secretaria del Interior, Deb Haaland, ciudadana de Laguna Pueblo y el primer funcionario nativo designado para encabezar un departamento a nivel de gabinete.
Claramente, esto es un progreso. Pero cuando llega el momento de crear soluciones a largo plazo para estos problemas, ni el gobierno federal ni los medios de comunicación nacionales parecen estar dispuestos a reconocer simplemente que existen límites estrictos de soberanía indígena y derechos humanos que no se pueden superar con un “ argumento de interés nacional ”.
Donde la Casa Blanca intervino rápidamente para bloquear Keystone XL, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de la administración ha pateado dos veces el oleoducto Dakota Access, a pesar de que tres naciones tribales se oponen vehementemente al oleoducto cuyas tierras y aguas podría envenenar. Asimismo, la administración aún no ha emitido una posición sobre el tema de la política de consentimiento libre, previo e informado (CLPI), que reforzaría el proceso de consulta actual al otorgar a las naciones tribales más poder para rechazar los proyectos de desarrollo propuestos en sus tierras. Múltiples líderes tribales expresaron la necesidad de CLPI en las llamadas de consulta realizadas con el Interior a principios de esta primavera. Los diputados Raúl Grijalva y Alan Lowenthal enviaron carta, firmada conjuntamente por otros 15 miembros del Congreso, con Haaland y el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, a fines de abril, pidiendo a los secretarios que adopten un marco regulatorio específico para proyectos mineros que comience con la introducción del CLPI.
Las cuestiones indígenas son una prioridad, claramente, pero a menudo de menor importancia. Los medios de comunicación establecidos están mejorando mucho en la inclusión de voces nativas en sus piezas, pero a menudo carecen de ellas en los encabezados y en los puestos de liderazgo. La administración Biden tiene mucho más que decir sobre la soberanía nativa que sus predecesores, pero también desea desesperadamente ganar la reelección en 2024 y superar a China en una carrera por el dominio global de la batería, lo cual podría conducir a esfuerzos de extracción masiva de recursos para para crear puestos de trabajo manuales y potenciar la tecnología renovable. ( Es discutible si este es realmente el mejor camino para luchar contra el cambio climático o ganar la reelección). La secretaria del Departamento de Energía, Jennifer Granholm, dijo lo mismo en el Times.: “China acaba de presentar su próximo plan quinquenal. Quieren ser el lugar al que acudir para las entrañas de las baterías, pero tenemos estos minerales en los Estados Unidos. No nos hemos aprovechado de ellos, para minarlos ”. Y, en última instancia, es la perspectiva de Granholm, no la de los ciudadanos tribales, la que utiliza el Times para enmarcar la cuestión.
El día antes de que el Times publicara su artículo, la Agencia Internacional de Energía detalló inadvertidamente lo que implicarán las futuras luchas por los derechos territoriales indígenas, publicando un informe que encontró que la necesidad global de “minerales críticos” puede multiplicarse por seis en las próximas dos décadas. Eso significa más minas de litio, más minas de cobalto, más minas de cobre y más minas de níquel.
Es cierto que esta administración está atascada en el poco envidiable acto de equilibrio de respetar su relación de nación a nación con casi 600 tribus mientras complace a un electorado que votará felizmente por un oponente que rechaza rotundamente la realidad misma de la crisis climática. Es probable que esa sea la razón por la que la Casa Blanca, al menos por ahora, no parece interesada en cancelar nuevos gasoductos y las plantas de carbón restantes del país (y las ramificaciones de la caca de cerdo) sin antes poder mostrar a los votantes empleos industriales alternativos en energía verde. Para construir esa alternativa, el gobierno federal sin duda buscará aprobar pozos mineros y campos solares en tierras nativas, independientemente de si la nación tribal está de acuerdo o no. Pensar de otra manera es ignorar todo lo que ha sucedido antes: la mina de cobre en Oak Flat , la mina de fosfato debajo de Fort Hall rez, las minas de uranio esparcidas por Navajo Nation, el oleoducto que atraviesa Standing Rock o cualquiera de sus muchos primos .
Este no es un problema exclusivamente estadounidense. Reportando para E360 , la periodista colombiana María Paula Rubiano presentó recientemente el caso de los pueblos Wayúu, cuyas tierras en el desierto de La Guajira ahora están siendo examinadas por el gobierno federal colombiano para un desarrollo masivo de turbinas eólicas. Y como informó mi propia colega Kate Aronoff en 2019, si bien a Estados Unidos le encantaría aprovechar los depósitos en este continente, hasta ahora han sido las comunidades indígenas de Bolivia, Argentina y Chile las que han sufrido en nombre de proporcionar América. con el 93 por ciento de su suministro de litio.
La institución preventiva de medidas como el CLPI o la cancelación del oleoducto Dakota Access probablemente dañaría la viabilidad política a corto plazo del Partido Demócrata. Alienaría a ejecutivos corporativos, representantes laborales y probablemente a una gran cantidad de empresarios nativos. Del mismo modo, escribir una historia que enmarque francamente la mina de litio de Nevada como parte de un patrón perdurable de neocolonialismo probablemente alienaría a los operativos demócratas, los funcionarios de la Casa Blanca y los funcionarios tribales con economías basadas en la extracción. Pero presentar la energía estadounidense sostenible y los derechos indígenas como una opción o una opción es una tontería. Por complejos que sean estos temas, la verdad sobre lo que nos espera en los próximos años es bastante simple...
 
 
 
 
 
QUÉ HACEN ALMAGRO, DUQUE, MACRI Y EL NEOLIBERALISMO DE AMÉRICA LATINA EN MIAMI
 
Sputnik News de Rusia (https://bit.ly/3feDwIk)
 
Pandemia de COVID-19, pocas vacunas, fronteras cerradas. No para los presidentes Iván Duque, de Colombia, y Lenin Moreno, de Ecuador, como tampoco para el exmandatario argentino Mauricio Macri, juntos en EEUU. A ellos y otros referentes de gobiernos neoliberales en América Latina, también se sumó el titular de la OEA, Luis Almagro.
También participó el presidente de Chile, Sebastián Piñera, aunque de manera online. Con un perfil político claramente contrario a los Gobiernos y movimientos progresistas de la región, el Foro en Defensa de la Democracia en las Américas, realizado el 5 de mayo pasado en The Biltmore Hotel, de Miami. Fueron convocados por el Instituto Interamericano para la Democracia (IID), cuyo director ha sido condenado por masacres en Bolivia a principios del siglo.
Se trata de Carlos Sánchez Berzaín, quien fue ministro de Gobierno del expresidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003) durante la denominada Guerra del Gas. En 2003, el conflicto culminó en 67 muertes, mayormente por balas policiales y militares.
En plena pandemia de COVID-19 y sus consecuencias económicas, ¿qué implica esta reunión de la derecha continental?
"Estoy pensando en la participación de Luis Almagro, quien cumplió un rol importante durante el golpe de Estado en Bolivia. También estaba el dueño de Infobae, Daniel Hadad, cuyo portal es uno de los medios en español más leídos en el mundo", resaltó a Sputnik el politólogo argentino Damián Andrada, que vive al este de Bolivia, en Santa Cruz de la Sierra.
¿Qué hay detrás del Foro en Defensa de la Democracia en las Américas?
Sputnik conversó con especialistas latinoamericanos sobre el panorama que se forma a partir del Foro en Defensa de la Democracia, con la participación de presidentes de la región invitados por un antiguo político vinculado a la matanza durante la guerra del Gas en Bolivia.
"Me sorprendió esta presentación en sociedad. Uno observa que hay vínculos entre algunos presidentes a partir de su ideología, pero en esta reunión ciertos sectores tuvieron la intención de mostrarse todos juntos", considera Andrada.
Todas estas figuras, reconocidas en sus respectivos países, hasta ahora habían evitado mostrarse juntas, levantando su reclamo al unísono contra lo que consideran "dictaduras del socialismo del siglo XXI", como expresó el presidente de Ecuador, Lenin Moreno.
Y notó la presencia "de figuras como Sánchez Berzaín, que fue ministro de Sánchez de Lozada durante la llamada guerra del Gas, pero luego no les quedó otra que huir del país, porque asesinaron a decenas de indígenas en octubre de 2003".
Es inédito que líderes de pasado tan sombrío se reúnan públicamente con políticos vigentes, como Macri o Duque, por mencionar a algunos. "Son sectores de la derecha continental y regional cuyos vínculos transcurrían en las sombras. No así, tan explícitamente", dijo Andrada, quien es magister en Ciencia Política y Sociología por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Argentina.
Enumeró que Sánchez Berzaín fue condenado por la Justicia de EEUU, y es prófugo de la Justicia boliviana, debido a su desempeño en las masacres de octubre de 2003, ejercidas principalmente contra el pueblo de la ciudad paceña de El Alto.
Comentó que el IID recibe financiamiento de la Atlas Network, una organización no lucrativa dedicada a evangelizar con el libre mercado. También premió a la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen, "que ha apoyado el golpe en Honduras (en 2018) y que ha tenido en la mira al Gobierno de Evo Morales (2006-2019)".
"Entonces —repuso Andrada— uno observa que este supuesto Instituto para la Democracia al final no termina siendo tan democrático".
La antítesis del Grupo de Puebla
Para el analista Gabriel Villalba, esta reunión procuró convertirse en la antítesis del Grupo de Puebla: "Al foro lo componen los personajes más representativos del neoliberalismo latinoamericano. No en vano lo clausuraron Piñera y Duque, con todo el conflicto social que atraviesan en sus respectivos países".
"Existe un denominador común entre todos estos personajes y es que defienden el neoliberalismo recalcitrante. Ellos creen fervientemente que los valores neoliberales son los valores democráticos", agregó Villalba. Pero "el neoliberalismo está siendo superado en muchas partes del mundo y de América Latina", observó.
Y detalló: "Macri no deja de ser un mal recuerdo para su propia sociedad. Piñera es un personaje que se quiere superar en Chile. Duque es otro nefasto que se quiere superar en Colombia. Ese es el denominador común de esta reunión en Miami".
Villalba consideró que la presencia de Almagro reflejó "que la OEA es el brazo operativo 'diplomático' de EEUU en la región. No en vano la OEA surge en contraposición a la revolución cubana (1959), siembre se ha caracterizado por contrapesar políticas de dominación imperial contra los gobiernos progresistas".
En este escenario ¿cuál es el rol del país que hospedó el foro? "Desde la Doctrina Monroe (1823), EEUU tiene una directriz política para América Latina. No en vano Colombia es el país con mayor cantidad de bases militares norteamericanas en su territorio", evidenció Villalba.
Y agregó: "No en vano EEUU gestó y gestionó el golpe de Estado en Bolivia por el litio, entre otras aristas. No en vano trata de rescatar el modelo neoliberal chileno, ni hace la guerra sucia a Pedro Castillo en Perú, acusándolo de comunista y seguidor de Hugo Chávez".
Si bien este tipo de foro no representa una amenaza para los Gobiernos elegidos democráticamente, "siempre hay que tener los ojos abiertos en esta geopolítica de dominación imperial. Ha pasado en Bolivia y en otras regiones, donde había procesos fuertes que terminaron siendo atacados por la vía judicial o la vía del golpe cívico policial militar", opinó Villalba, quien es abogado, especializado en Geopolítica.
"Sin duda no representa una amenaza fuerte esta reunión. Pero estos personajes están alineados con las directrices que da EEUU. Y Almagro es el títere mayor en torno a esta geopolítica de dominación imperial", sostuvo.
La marca del zorro
Durante sus años operativo en la política boliviana, a Sánchez Berzaín lo apodaban el zorro, por su astucia, comparable a la de este animalito. Pero quedaron lejos esos años, a principios de 2000, cuando mandó a las fuerzas policiales y militares a reprimir a su propio pueblo.
"Sánchez Berzaín es un prófugo de la Justicia boliviana, junto a Sánchez de Lozada. En su momento, como ministro de Defensa y de Gobierno, gestó lo que se denominó en Bolivia 'la guerra del Gas', en la cual el pueblo alteño fue acribillado por policías y militares", recordó Villalba, nacido en La Paz.
Actualmente, el exministro "ha sido reciclado por estas ONG que dicen alentar los valores democráticos. Pero son valores democráticos que impone EEUU a los pueblos latinoamericanos", evaluó.
¿Un Vox en América Latina?
La muestra de unidad de la derecha continental pretende, más bien, dar un mensaje a la población. A pesar de que muchos de ellos ya no están en el poder, todavía son fuertes y algo traman.
"Este tipo de foro busca que las ideas de la extrema derecha, que uno puede ver claramente con Vox en España, vayan cobrando dimensión aquí en América Latina", dijo Andrada. Pero "hay que ver si América Latina es una región en la cual puede florecer la extrema derecha, como ha ocurrido en Europa, donde la extrema derecha ocupa cargos en el Parlamento".
En definitiva, este foro "visibiliza que hay intereses geopolíticos apoyados por think tanks para que las extremas derechas cobren relevancia en la región, en un contexto de desigualdad, de pandemia de COVID-19, con protestas en varios países. Habrá que ver si hay espacio para esta radicalización", consideró Andrada.
 


 
 
 
AGRICULTORES DEL NEVADO ILLIMANI, OBLIGADOS A ADAPTARSE POR EL CAMBIO CLIMÁTICO
 
France 24 de Francia )https://bit.ly/3tFF4jJ)
 
A las faldas del Illimani, el segundo nevado más importante de Bolivia por su altitud, los agricultores dan cuenta de que debido al cambio climático ya nada es como antes: el agua para riego escasea y se raciona por comunidades provocando choques; los cultivos de frutas reemplazan a los de papas por el aumento de la temperatura y también han aparecido plagas, por lo que los campesinos se han visto obligados a usar pesticidas, lo que antes no hacían.
Una visita de France 24 a la comunidad de Khapi, situada a los pies del nevado y a 60 kilómetros de La Paz, constató los cambios que viven los campesinos aymaras en el lugar por las elevadas temperaturas que afectan a la emblemática montaña paceña de la Cordillera de los Andes y cuyo pico más elevado está a 6.460 metros sobre el nivel del mar.
El glaciar del nevado había perdido más del 21,3 % de su superficie y 22 metros de espesor en el período de 1963-2009, según un estudio científico publicado en 2011. Si bien no hay investigaciones nuevas sobre ese retroceso, expertos consideran que la deglaciación ha aumentado, una percepción compartida por las comunidades que viven en el lugar.
Así, a la comunidad de Khapi y a las localidades aledañas como Pinaya, Challarsirca, Cebollullo, Tahuapalca y La Granja –que viven de la microcuenca de Sajhuaya, del Illimani– no les queda más alternativa que adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.
En La Paz, la montaña, una mole de ocho kilómetros de longitud y tres picos por encima de 6.000 metros, es considerada una guardiana de “La Hoyada”, apodo de la ciudad al estar en un cráter.
Las apetecidas manzanas del Illimani
Uno de los campesinos que transformó su agricultura es Gervasio Mamani Condori, de 74 años, que ha pasado del cultivo tradicional de papas al de manzanas y duraznos, que antes solo eran posibles en un valle cercano, pero que ahora cultiva a los pies del Illimani en tal cantidad que el productor es un proveedor habitual en el mercado callejero Rodríguez de La Paz y donde las manzanas de Khapi son populares y demandadas por haber sido bañadas por aguas glaciares.
“Antes no se producían manzanas y duraznos aquí, solo del camino hacia abajo. Ahora ya está produciendo lindas manzanas”, dijo Gervasio, orgulloso de su producción, pero cuyas parcelas no rinden al máximo porque se riegan solo dos veces a la semana con aguas del deshielo debido al racionamiento aplicado por las comunidades bajo amenaza de multas equivalentes a 70 dólares por infracción.
Desde el lugar puede apreciarse el punto del macizo denominado Nido del Cóndor con una fuerte luminosidad que cae sobre la humilde vivienda del agricultor, en cuyo patio se deshidratan manzanas y duraznos cortados que podrá vender luego para hacer refrescos. 
Para regar sus plantaciones, los campesinos desvían un curso de agua que baja desde el Illimani, pero a algunos ya no les llega el flujo y se han visto obligados a trabajar durante la noche para recibir algo cuando los otros agricultores duermen. Según cuenta Gervasio, en las comunidades se considera un robo desviar el agua cuando a uno no le toca el turno.
La falta de agua y el calentamiento también impactó en la familia de Gervasio ya que sus seis hijos, tres varones y tres mujeres, migraron a la sede del Gobierno boliviano. 
“Se han ido a La Paz, forzosamente, porque hemos luchado por agua y no hay mejores sembradíos, ni con qué. La mitad de esta comunidad está en La Paz”, sostuvo Gervasio sobre Khapi, con una población que ronda los dos centenares y está dispersa en las zonas de cultivo.
“No había tanto problema y convivíamos en tranquilidad”
La población de Khapi y de las comunidades aledañas es consciente de los problemas que conlleva el cambio climático y la baja productividad de las tierras y muchos han migrado a La Paz, pero también fuera como Wilder Loza, que trabajó durante seis años como costurero en los talleres de San Pablo, en Brasil, pero ha vuelto para sembrar papa cerca del nevado.
El agricultor recuerda que de niño había suficiente agua para las comunidades, pero ha disminuido provocando disputas entre ellas. “El agua fluía, no había tanto problema y todos convivíamos en tranquilidad. Hoy en día, como hay calentamiento y el Illimani se va deshielando, el agua va bajando poco a poco y las comunidades de abajo ya no tienen agua”, dijo.
Los campesinos de Khapi pueden regar solo los días viernes y sábado y el control está a cargo del sindicato agrario, aunque es una tarea difícil debido a la dispersión.
Además, según cuenta Wilder, los campesinos enfrentan la aparición de plagas propias de climas cálidos que están atacando los árboles frutales y, aunque no quieran, deben usar plaguicidas para curar las “enfermedades”.
Cerca del lugar, Adrián Chura, un joven que trabaja junto a sus padres en unas tierras con verduras, maíz y manzanas, dice que también les preocupa el rendimiento de la tierra porque debido a las plagas están usando “mucho químico” para combatirlas.
Chura es uno de los agricultores que no duerme para poder regar de noche sus tierras porque el agua casi no llega hasta su parcela si los otros campesinos hacen los desvíos aguas arriba.
“De noche ya no dormimos, de día un rato dormimos, pero también hay que trabajar. Así es 'nomas' la vida del campo”, dice Adrián, que piensa migrar hacia La Paz, aunque no de momento porque le preocupa que sus padres vivan solos.
Lo único que les queda hacer es adaptarse”
La experta en recursos hídricos Paola Pacheco, de la ONG Agua Sustentable, que ha colaborado con proyectos para la gestión de ese recurso en Khapi, afirma que “Bolivia es uno de los países que sufre el impacto de los efectos del cambio climático” provocado por el problema global de la emisión de los gases de efecto invernadero desde las naciones industrializadas.
En ese contexto, según Pacheco, a las poblaciones como Khapi y otras de la cuenca del Sajhuaya “lo único que les queda hacer es adaptarse” para tratar de resolver sus problemas, entre ellos la falta de agua para riego y el aumento de plagas que afectan sus cultivos.
Entre las medidas de adaptación que plantean las comunidades, agrega la experta, destaca la necesidad de trabajar de forma articulada con el Gobierno, la academia, la comunidad y los campesinos individualmente para fortalecer instituciones, construir normativas, políticas y diseñar estrategias que hagan foco en los problemas causados por el cambio climático.
Por ejemplo, los campesinos necesitan ayuda para combatir las plagas y corregir el déficit de agua con proyectos de gestión ya que sus costos de producción suben haciendo difícil que compitan incluso con productos importados en los mercados de La Paz. Unas políticas que claman los habitantes de Khapi, pero que de momento no tienen eco. 
 
 
 
 
 
 
 
PERÚ DESCARTA TENER EXCLUSIVIDAD DE BAILE FOLCLÓRICO, TRAS QUEJA DE BOLIVIA
 
Swissinfo de Suiza (https://bit.ly/3uFwYJ6)
 
El ministerio de Cultura de Perú aclaró que la reciente declaración del baile de la morenada como Patrimonio Cultural de la Nación no significa que tenga la exclusividad de esta danza del altiplano, después de que Bolivia se quejó por considerarla propia.
El ministerio peruano señaló este martes, en un comunicado, que la declaratoria "no manifiesta o afirma el derecho de exclusividad, o de denominación de origen de la danza, o de algún personaje propio de nuestro origen altiplánico".
Explicó que la declaratoria se ajusta a la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que considera como tal a los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades reconocen como su patrimonio cultural.
La declaratoria hecha por Perú provocó el rechazo y la protesta de la ministra de Culturas, de Descolonización y Despatriarcalización del Estado Plurinacional de Bolivia, Sabina Orellana, al considerar que esas manifestaciones culturales son de su país.
Sin embargo, la declaración peruana fue promovida por los presidentes de 17 asociaciones de baile de la Morenada, Rey Moreno y Rey Caporal de las ciudades surandinas de Puno y Juliaca, ambas ubicadas en la frontera con Bolivia, indicó el ministerio.
"Se trata de un área cultural transfronteriza cuyos orígenes se remontan a las sociedades prehispánicas y al período virreinal, y que antecede a la constitución y definición territorial de las actuales repúblicas andinas", agregó el ministerio peruano.
En el caso de Perú, la morenada puneña es una expresión coreográfica, de carácter tradicional, propia del altiplano peruano, en la que se destaca la presencia dominante de danzantes ataviados en traje de morenos o sus derivados, reyes morenos y reyes caporales, detalló el comunicado oficial.
La morenada de Puno encarna el espíritu festivo de la ciudad ubicada a las orillas del lago Titicaca y está profundamente vinculada a la Festividad de la Virgen de la Candelaria, que se celebra en febrero de cada año.
El ministerio de Cultura de Perú expresó su seguridad de que continuará trabajando con el Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización de Bolivia para fortalecer sus vínculos culturales.
Desde la sede del gobierno boliviano, el alcalde La Paz, Iván Arias, había calificado como un "atentado internacional", al igual que una "ofensa", la declaración de Patrimonio Cultural de la Nación a la Danza Morenada, Rey Moreno y Rey Caporal de Puno.
"Es una ofensa para los paceños, la Morenada es patrimonio de los paceños que nació en Guaqui que tiene toda su historia muchísimo más antigua de lo que se ha empezado a copiar en ciudades vecinas", declaró Arias el lunes en una conferencia de prensa.
Ese municipio boliviano anunció una movilización para ejercer la defensa de su patrimonio cultural.
 
 
 
 
 
BOLIVIA: GUARDAPARQUES RECLAMAN POR AUMENTO DE CONCESIONES MINERAS EN EL PARQUE NACIONAL MADIDI
 
Mogabay de España (https://bit.ly/3oaerSJ)
 
Desde que en enero de 2021 se produjo el despido de directores y jefes de protección en 18 de las 22 áreas naturales protegidas por el Estado en Bolivia, existe preocupación por el destino que puedan tener estos ecosistemas únicos.
La amenaza que ha encendido las alarmas se resume en dos palabras: actividades extractivas. Se teme que el gobierno pueda autorizar estas operaciones dentro de territorios protegidos y que ello genere daños severos en ecosistemas frágiles y en la biodiversidad que se conserva dentro de ellos.
Según un estudio del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), durante el 2020 el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) de Bolivia recibió 220 trámites para avalar actividades con restricciones en esos territorios. De estas solicitudes, 33 % son para proyectos de energía, 2 % de hidrocarburos y otro 2 % minería.
En el estudio, publicado en marzo de 2021, se mencionan algunos proyectos que están por ejecutarse y otras presiones que continúan. En el caso del Parque Nacional Carrasco, se habla de los impactos tras la instalación de la hidroeléctrica Ivirizú; la próxima construcción de dos centrales hidroeléctricas en el Parque Nacional Tunari también está en la lista de proyectos peligrosos, y la presión constante de las empresas petroleras y sus actividades exploratorias en la Reserva Nacional de flora y fauna de Tariquía no deja de ser considerada una bomba de tiempo.
A este panorama se suman los reclamos de los guardaparques del Parque Nacional Madidi, durante las últimas semanas, quienes han denunciado ante el Sernap el incremento en la entrega de derechos mineros dentro de la zona reservada. ¿Qué peligros amenazan a esta área protegida?
Los peligros en el Madidi
“Están acabando con las áreas naturales protegidas y con los recursos”, dice Jorge Luis Medina, exdirector del Parque Nacional Madidi, quien tuvo que dejar su cargo en diciembre de 2020 cuando empezaron los despidos en las áreas protegidas.
Medina señala que en el Madidi la minería es un problema latente y que en los últimos años se han entregado una gran cantidad de concesiones mineras dentro del área reservada. “La AJAM [Actividad Jurisdiccional Administrativa Minera] no coordina con el Sernap para la entrega de concesiones”, manifiesta.
El jefe de protección del Madidi, Marcos Uzquiano, dijo en una entrevista con Mongabay Latam que entre el 2014 y el 2020 se duplicó la cantidad de derechos mineros solicitados en el Madidi.
Para el año 2014, cuando se elaboró el plan maestro vigente del Madidi, la cantidad de concesiones mineras registradas eran 55, una cifra que se ha disparado hasta llegar a las 94, indica Uzquiniano. Esta información se basa en los datos proporcionados periódicamente por el AJAM y en el trabajo de campo de los mismos guardaparques, datos que se reúnen en un mapa que ha sido elaborado por el Cuerpo de Protección del Madidi.
“Nos llamó la atención el incremento desproporcionado de los derechos mineros en la cuenca alta y media del río Tuichi, y en la parte baja del Beni, incluso nuestro puesto de control en El Bala estaba dentro de una concesión minera”, cuenta Uzquiano, y agrega que en aproximadamente el 22 % de las concesiones entregadas ya se realiza actividad minera con una tendencia a utilizar maquinaria pesada.
Según el análisis hecho por el Cuerpo de Protección del Madidi, 21 de las 94 concesiones están activas, y de estas, 7 cuentan con equipos mecanizados para la extracción de oro, mientras que las otras 14 funcionan de manera artesanal. El resto no presenta actividad.
El mapa también muestra todas las concesiones activas que se encuentran dentro del parque nacional a lo largo del río Tuichi, una fuente de agua que discurre en medio de bosques montanos y húmedos.
“Los daños más graves se dan en el cambio en la estructura de los cauces de los ríos y la contaminación por mercurio”, señala Medina, el exdirector del Madidi, sobre los riesgos que significan la actividad minera dentro del área protegida.
Medina confirma que se han estado entregando concesiones en lugares que “no son de vocación minera dentro del Madidi” y, en algunos casos, en lugares que afectaría a comunidades nativas que viven dentro del área reservada.
El investigador del Cedib, Pablo Villegas, también se refirió a la entrega de concesiones dentro de la zona protegida. “No se debe dar permisos para minería en áreas naturales protegidas y menos en lugares tan importantes como el Madidi”, dijo.
Villegas también menciona lo que está ocurriendo en zonas dentro del Madidi como el río Tuichi, en el que está aumentando la extracción de oro. “Hay ríos como el Tuichi que están contaminados. Antes era un río cristalino en época de lluvia, pero hace un tiempo es turbio, esa turbiedad significa que hay minería en su cuenca alta”, explica.
El investigador de Cedib también indica que el aumento de la minería dentro del Madidi ocasionará deforestación, así como conflictos con las comunidades indígenas, contaminación e incendios forestales.
Villegas también menciona como un peligro el intento del gobierno por reactivar la construcción de las represas El Bala y El Chepete, que afectarían al Madidi y a las comunidades nativas que habitan dentro del parque nacional.
Mongabay Latam se comunicó con AJAM para consultar sobre la situación de los derechos mineros entregados en el Madidi, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta. También ha solicitado la versión del Sernap sobre lo que está ocurriendo en las áreas protegidas de Bolivia, y pese a que ofrecieron dar una entrevista, hasta el momento no ha sido concedida.
El destino de las áreas protegidas
“Hay mucha presión sobre todas las áreas protegidas”, continúa Villegas en referencia a lo que está ocurriendo con las áreas protegidas en Bolivia.
Invasiones como las que enfrenta el Parque Nacional Amboró y la recién creada Área Protegida Municipal del Bajo Paraguá de San Ignacio de Velasco preocupan al investigador. “Están tratando de invadir varias áreas protegidas y territorios indígenas”, agrega Villegas, quien también menciona los riesgos que significan las concesiones de hidrocarburos entregadas en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Aguaragüe.
El investigador explica que los cambios hechos en los últimos años a los planes de manejo de varias áreas protegidas significan un debilitamiento en la protección de las mismas.
En este mismo sentido estarían los despidos masivos que ocurrieron a inicios de año, así como las condiciones que enfrentan los guardaparques, opina Villegas.
Eriberto Ubano, un guardaparque que lleva once años trabajando en el Madidi habla de la difícil situación que enfrentan en su trabajo debido a las deficiencias logísticas y presupuestales así como la inestabilidad en sus contratos laborales.
“Hemos dado a conocer al director ejecutivo del Sernap lo que no se está haciendo bien. La situación que atravesamos no solo es en el Madidi sino también en otras áreas protegidas. Muchos guardaparques que tienen 20 a 25 años de trabajo continúan con contratos eventuales”, manifiesta Urbano.
El guardaparque comenta que la semana pasada han tenido una reunión con representantes del Sernap y del Ministerio del Ambiente y Agua, por lo que esperan que se puedan atender sus reclamos.
Sobre las condiciones de trabajo, Uzquiano agrega  que apenas son 26 guardaparques y dos jefes de protección para cubrir una extensión de 1 895 800 hectáreas. “En la reunión se han establecido puntos clave para buscar soluciones”, señala sobre el encuentro con las autoridades del sector.
Los reclamos sobre la situación de los guardaparques se están presentando también en otras áreas protegidas. A fines de abril renunció Carola Vaca, jefa de protección de Reserva de Biósfera Estación Biológica de Beni, quien antes de su salida presentó una carta al Sernap con una serie de denuncias sobre la situación que se vive en el área protegida de la que formaba parte.
“La estrategia es despedir a todos los que se oponen y que ingrese gente que acepta lo que se le impone. El panorama es negro para las áreas protegidas”, asegura Villegas sobre los reclamos y denuncias que se están presentando alrededor de las zonas de conservación en Bolivia.
 
 
 
 
VINOS DE ALTURA DE BOLIVIA SUEÑAN CON GANAR MERCADOS EN EL MUNDO
 
France 24 de Francia (https://bit.ly/33zCCAP)
 
A casi 2.000 metros sobre el nivel del mar, agricultores bolivianos dan vida a cultivos llegados al país hace cientos de años de la mano de misiones jesuíticas para producir un vino de altura que sueña con encantar a los mercados mundiales.
En el departamento sureño de Tarija están los principales viñedos de Bolivia, rodeados de dos gigantes que se dedican a explotar con éxito internacional el elixir de los dioses, Argentina y Chile.
La uva se produce en Tarija desde los tiempos de la colonia en un clima templado, con un sol a menudo inclemente matizado por leves vientos. En la región hay unas 5.000 hectáreas de cultivos de uva.
Las noches suelen ser frescas también y con una humedad que los especialistas locales consideran como un aditamento particular para el vino boliviano.
Entre viñedos y barriles de maceración de una de las más conocidas empresas del país está el enólogo Nelson Sfarcich, quien saca pecho por el vino boliviano y por la capacidad de producir en la altitud.
"La altura significa que tenemos menos capa de ozono, de filtración de los rayos, por lo cual la incidencia de los rayos ultravioleta es mayor a mayor altura del nivel del mar (...), eso genera una respuesta de la planta", señala.
Como resultado de los efectos de esos rayos, explica, la planta produce un engrosamiento de la piel de la uva y un mayor contenido de resveratrol, un fenol "que se considera que es una protección del sistema cardiovascular".
María José Granier, fundadora de la vinera artesanal Jardín Oculto, afirma que "la altura permite que las viñas puedan entrar en 'dormancia' [tiempo en que la planta detiene su desarrollo] en época de invierno, brotar en época de verano y tener un ciclo reproductivo importante".
- Gustos y sabores -
La producción de vino en Bolivia se sitúa entre los 21 y 23 grados latitud sur y los 1.600 metros y 2.000 metros de altitud, pero en algunas zonas andinas, con clima cálido, se encuentran cultivos hasta casi los 3.000 metros.
Helmut Kohlberg, productor de vinos, explica que en lo que respecta al aroma, "se diferencia mucho" el de altura al del resto, pues genera "una concentración de aromas interesante" y un color particular.
"La maduración de los taninos es muy suave. Y terminamos con uvas que tienen los taninos de semilla muy maduros y muy suaves. Algo que realmente llama mucho la atención", agrega Kohlberg.
Granier explica que los amantes de esta bebida son "gente que le gustan los vinos elegantes, son vinos que no tienen una cantidad de alcohol muy fuerte, sino que tienen aromas y sabores suaves pero potentes al mismo tiempo".
La sommelier independiente Carla Molina García dice a su vez que la conocida uva "Moscatel de Alejandría", que "da vinos dulces, bastante aromáticos" se produce en Bolivia y ofrece a los degustantes un tipo "seco, que es superaromático".
- Nichos de mercado -
La producción de vino es muy pequeña en Bolivia, en comparación con la de sus vecinos Argentina y Chile, pero los productores creen que se pueden ganar determinados nichos de mercado, no en volumen sino en calidad.
Tienen como destino principal el mercado nacional, donde se puede encontrar Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Tannat u Oporto. Y la creciente popularidad de los vinos coincidió con un boom gastronómico de nuevos restaurantes de moda enfocados en los sabores locales, particularmente en La Paz.
Algunos productos, señala la sommelier Molina García, ya han llegado a Estados Unidos y países de Asia.
"No tenemos un espacio. No hay gran potencial de crecimiento. Pero sí en el aspecto de calidad (donde) hay demasiado por hacer todavía", indica. "De aquí a unos años más, ojalá Bolivia realmente sea conocido como un país productor. Pequeño, pero de vinos que realmente destacan".
La historia cuenta que el vino llegó a Bolivia inicios del siglo XVII de la mano de curas jesuitas que tuvieron que cultivar uva para producir la bebida que era usada en las misas. Trajeron las plantas principalmente desde España.
Los religiosos llegaron a la región andina de Potosí, vecina a Tarija, acompañando a una importante migración de españoles y luego de criollos, atraídos por la explotación del oro y la plata.
Potosí, donde se halla el famoso Cerro Rico, tenía hacia 1625 una población de unos 165.000 habitantes, entre las más pobladas del mundo en esos tiempos.

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