¿FIN DE EVO MORALES EN BOLIVIA?
El
desenlace de octubre no solo definirá al presidente, sino también si Bolivia
logra cerrar el ciclo del MAS. Morales, debilitado y sin escaños en el Senado,
con un sospechoso silencio, ¿aún recurrirá a la calle? La clave estará en si el
país logra una recuperación económica e institucional o si repite los errores
que en el pasado devolvieron al MAS al poder. El futuro presenta más preguntas
que respuestas.
Bolivia
inicia una nueva etapa tras las elecciones del 17 de agosto. El triunfo de
Rodrigo Paz inquilino del Partido Demócrata Cristiano, con 32% de los votos fue
sorpresivo. Jorge “Tuto” Quiroga alcanzó 27% y disputará la presidencia en la
segunda vuelta de octubre, mientras Samuel Doria Medina, con 20%, quedó tercero
con un caudal electoral decisivo. El perdedor fue el partido de gobierno que
apenas logró 3%, sin representantes en el Senado. Este derrumbe histórico
¿marcará el fracaso del proyecto indigenista que gobernó durante 20 años bajo
Evo Morales y el MAS?
La
comparación con 2019 es inevitable. Aquellas elecciones, anuladas por fraude,
provocaron movilizaciones masivas, la renuncia de Morales y el gobierno
interino de Jeanine Áñez. La transición se quebró por debilidad institucional y
violencia política que permitió el regreso del MAS en 2020. Seis años después,
la oposición ha ganado la primera vuelta y controla el Parlamento. Solo cuatro
partidos estarán presentes en el Senado: el PDC de Paz con 16 senadores, Libre
de Quiroga con 12, Unidad de Doria Medina con 7 y Súmate de Manfred Reyes con
1. El MAS y Andrónico Rodríguez quedaron relegados. No se han publicado
resultados en Diputados, pero solo seis partidos superaron la valla electoral.
Rodrigo
Paz despierta entusiasmo y dudas en el ámbito internacional. Hijo del
expresidente Jaime Paz Zamora, arrastra un apellido asociado a pactos políticos
y estilo pragmático. Su discurso mezcla promesas de apertura económica con
tintes populistas, sin un plan de gobierno claro. Su compañero de fórmula, el
capitán Edman Lara, genera controversias. Exoficial de policía dado de baja
tras denunciar la corrupción, se convirtió en símbolo de lucha contra la
impunidad y conectó con sectores populares en redes sociales. Su irrupción
explica parte del ascenso del binomio, aunque sus posturas ambiguas y
populistas despiertan recelo.
Tuto
Quiroga, expresidente, mantiene una línea más conservadora y liberal en
apariencia progresista. Promete disciplina fiscal, apertura comercial y
acercamiento con Estados Unidos y Europa. Sus propuestas entre liberales y
progresistas tendrán como principal desafío superar la imagen de político
tradicional y conquistar a jóvenes urbanos que buscan renovación.
La
noticia que sorprendió al mundo fue la decisión del Tribunal Supremo de
Justicia ordenando verificar el cumplimiento de los plazos legales en los
procesos abiertos tras la crisis de 2019. Esta medida podría abrir la puerta a
la liberación de Jeanine Áñez, Luis Fernando Camacho, Marco Pumari y otros
opositores que permanecen en prisión preventiva. El gesto es interpretado como
avance para restablecer la institucionalidad, ofreciendo esperanzas para
recuperar el equilibrio de poderes tras años de control partidario.
El
tema central para el próximo gobierno será la crisis económica: inflación,
escasez de reservas internacionales y carencia de combustibles. El gas, alguna
vez motor de exportaciones, requiere inversiones en exploración para reactivar
la producción. Pero el regreso a la institucionalidad exige un pacto político
que garantice gobernabilidad y evite el estancamiento económico.
El
desenlace de octubre no solo definirá al presidente, sino también si Bolivia
logra cerrar el ciclo del MAS. Morales, debilitado y sin escaños en el Senado,
con un sospechoso silencio, ¿aún recurrirá a la calle? La clave estará en si el
país logra una recuperación económica e institucional o si repite los errores
que en el pasado devolvieron al MAS al poder. El futuro presenta más preguntas
que respuestas.
BOLIVIA
DESPIDE AL MAS
Díaz
Villanueva de España (https://n9.cl/51r0n4)
En
las elecciones generales de Bolivia del pasado día 17, el Movimiento al
Socialismo, el partido de Evo Morales, sufrió el mayor revés de su historia al
quedar fuera de la segunda vuelta presidencial programada para el próximo 19 de
octubre. El candidato del MAS, Eduardo del Castillo, obtuvo solo el 3% de los
votos y quedó en sexto lugar. Los contendientes por la presidencia serán
Rodrigo Paz Pereira, un senador centrista que sorprendió con el 32% de los
votos, y Jorge Quiroga, expresidente conservador con el 27%.
El
MAS ha dominado la política boliviana desde 2006, cuando Evo Morales asumió la
presidencia con el 53% de los votos. La revalidó en 2009 y 2014 con resultados
electorales aún mejores. Inspirado por el chavismo venezolano, Morales quiso
emular a su maestro y alineó a Bolivia con regímenes antioccidentales como
Venezuela, Nicaragua, Irán y China. Pero la Constitución de 2009, promovida por
el propio Morales, limitaba los mandatos presidenciales a dos. Emulando a Hugo
Chávez trató de eliminar este límite mediante un referéndum en 2016 que perdió.
Aun así, el Tribunal Constitucional, controlado por él, le permitió presentarse
en 2019. Las elecciones de ese año estuvieron marcadas por el fraude, que
confirmó una auditoría de la OEA. Las protestas obligaron a Morales a marcharse
en noviembre de 2019. Tras ello huyó del país y se estableció en Argentina
apadrinado por Alberto Fernández.
Entretanto,
Jeanine Áñez asumió la presidencia interina. Su gestión, en principio de
transición, se prolongó debido a la irrupción de la pandemia. Áñez terminó
encarcelada por corrupción poco después de las elecciones de 2020 en las que el
MAS regresó al poder con Luis Arce, ex ministro de Morales, que obtuvo el 55%
de los votos. Pero la relación entre Arce y Morales se deterioró rápidamente,
lo que resultó en una fractura interna dentro del MAS. En 2023, el Tribunal
Constitucional anuló la reelección indefinida, inhabilitando de paso a Morales,
que desde su escondite en la provincia de Chapare, donde está refugiado tras
ser acusado de un delito sexual, pidió el voto nulo.
Pero
en el vuelco electoral ha tenido más que ver con la crisis económica que con la
implosión de la izquierda boliviana. El país, que en los primeros años de
Morales se benefició de los altos precios del gas natural, atraviesa desde hace
años una crisis económica que no ha hecho más que empeorar. La producción de
gas se ha reducido a la mitad por simple descuido y falta de inversiones. Del
resto se han encargado los controles económicos, la corrupción y la falta de
seguridad jurídica que se tradujo en el pasado en expropiaciones a empresas
extranjeras, algunas españolas como Abertis o Iberdrola, cuyos activos fueron
expropiados entre 2012 y 2013. Eso ha ahuyentado la inversión ahondando los
problemas económicos. El resultado es una escasez crónica de divisas. Las
reservas del banco central están en mínimos, la inflación ronda el 25%, el
déficit público supera el 10% y los bonos son de alto riesgo. Los bolivianos se
las ven y se las desean para llenar la cesta de la compra cuyo precio crece sin
parar desde hace años.
Los
candidatos que se disputan la segunda vuelta tendrán que implementar reformas
drásticas. Rodrigo Paz promete “capitalismo para todos”, mientras Quiroga aboga
por cambiar “absolutamente todo” tras veinte años perdidos. Ambos capitalizan
el deseo de cambio de la mayor parte de los bolivianos. La izquierda,
entretanto, se enfrenta a una crisis duradera a la que no se le ve final.
EDITORIAL:
COLAPSO ELECTORAL DE LA IZQUIERDA EN BOLIVIA
La
caída de la izquierda hegemónica en Bolivia abre un nuevo periodo para este
país en crisis. El rechazo a su fallido modelo estatista fue claro; lo difícil
será impulsar una nueva ruta de bienestar
La
Nación de Costa Rica (https://n9.cl/eyjy7)
Tras
las elecciones generales celebradas el domingo anterior, una gran incertidumbre
persiste en Bolivia: quién será su próximo presidente. Ninguno de los ocho
candidatos obtuvo la mayoría necesaria en primera ronda y, por ello, los dos
punteros deberán enfrentarse en una segunda vuelta, el 19 de octubre. Sin
embargo, sí quedó de manifiesto una contundente certeza: el enorme retroceso de
la izquierda estatista y, en particular, el colapso del Movimiento al
Socialismo (MAS), su principal partido y fuerza electoral hegemónica durante
casi dos décadas.
Se
abre ahora un nuevo ciclo en la política del país, lleno de expectativas y
esperanzas, pero también de riesgos y desafíos. A pesar del abrumador cambio de
tendencia y el rechazo al modelo intervencionista vigente, el camino por
delante es en extremo complejo. La sociedad padece profundas divisiones; los
focos de conflicto son múltiples; los problemas acumulados, profundos y
heterogéneos, y las medidas necesarias para afrontarlos implicarán sacrificios
antes de generar resultados.
A
lo anterior se añade la sombra del ambicioso y revanchista expresidente Evo
Morales, cuyo llamado a los votos nulos, con 19,29% de apoyo, estuvo apenas
unos puntos decimales por debajo del tercer candidato más votado. No se puede
calificar de un gran éxito, pero sí es un caudal suficiente para mantenerse
como una fuente disruptiva y deslegitimadora, que dificultará aún más la tarea
gubernamental.
En
conjunto, sin embargo, los resultados no admiten dudas sobre el profundo cambio
del electorado y el afán de cambio que lo anima. El centrista Rodrigo Paz
Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), quedó en un cómodo primer
lugar, con 32,14% de los votos. El expresidente derechista Jorge Quiroga
Ramírez, de Alianza Libre, recibió 26,81%, y quien parecía su rival más
cercano, Samuel Doria Medina, de Alianza Unidad (centro-derecha), 19,86%. Será
determinante para incidir en la segunda ronda.
El
candidato del MAS se hundió en un bochornoso sexto lugar, y apenas logró
superar el mínimo del 3% para mantener la divisa partidaria con vida legal. Un
disidente de este partido y actual presidente del Senado se ubicó en el cuarto,
con 8,22%.
Los
resultados para ambas cámaras del legislativo aún pueden sufrir ligeros
cambios, pero reflejan con claridad las tendencias presidenciales y, si bien
apuntan a la fragmentación, esta no será extrema. EL PDC tendrá, al menos, 45
de los 130 representantes y 13 de los 36 senadores; Libre, 37 y 11,
respectivamente, y Unidad, 18 y 6 en cada cámara. Dadas las similitudes
programáticas entre estas tres agrupaciones, es posible que, una vez
constituido el nuevo gobierno, logren entendimientos adecuados para impulsar el
tipo de legislación que imponen los retos nacionales. Sin embargo, su éxito no
está garantizado.
Bolivia
padece una crisis política, económica y social de enormes dimensiones. A ella
se añaden profundas diferencias étnicas y regionales, que afectan la
integralidad del Estado y los entendimientos.
Evo
Morales, como candidato del MAS, llegó a la presidencia en 2006 y se mantuvo en
ella hasta 2019, cuando forzó un cuarto periodo inconstitucional de gobierno,
pero debió abandonar el poder en medio de denuncias de fraude en las elecciones
de entonces y salió al exilio. Las nuevas elecciones celebradas tras un breve
gobierno de facto dieron el triunfo a Luis Arce, su ministro de Hacienda,
ungido como sucesor.
Muy
pronto, sin embargo, las pugnas intestinas por el control del MAS y del
gobierno, entre grupos rivales seguidores de ambos personajes, crearon una gran
inestabilidad, en un trasfondo de descalabro económico. Su génesis fue el
modelo estatista impulsado por Morales. Logró mantenerlo con éxito y, de hecho,
redujo sustancialmente la pobreza, durante una década de bonanza para los
precios internacionales de hidrocarburos, abundantes en el país. Sin embargo,
no hubo reformas para diversificar la economía; la nacionalización de las
empresas del ramo generó amplios recursos iniciales al Estado, pero la falta de
inversiones afectó su capacidad productiva y competitiva.
Conforme
más se reducían los ingresos por las exportaciones de gas, menos sostenibles
resultaron los subsidios –en particular, el consumo de combustibles–, la moneda
comenzó a perder valor, la inflación se disparó, la pobreza dejó de reducirse
y, sin medidas oportunas para frenar estas tendencias, la economía llegó a una
situación virtualmente inmanejable, al menos sin un cambio de esquema.
El
resultado electoral fue, sobre todo, producto del rechazo al modelo fracasado;
también, al virtual canibalismo que se instauró en los ámbitos oficialistas.
La
gran interrogante se abre sobre el futuro. Electoralmente, Paz Pereira, del
PDC, parece tener gran ventaja; además, de llegar a la presidencia, sus
posiciones centristas y una primera pluralidad legislativa harían más factibles
los acuerdos que fomenten la gobernanza. Es lo que los bolivianos merecen, pero
el éxito requerirá mucho trabajo, inteligencia, apertura y sacrificio de todos.
LA
DERECHA CONQUISTA BOLIVIA
Diario
Correo Gallego de España (https://n9.cl/e48r6)
Las
elecciones presidenciales celebradas en Bolivia el pasado domingo, 17 de
agosto, han marcado un antes y un después en la historia de este bello país
sudamericano. Sus gentes han decidido acabar con dos décadas de gobiernos de
izquierdas, y dar un giro inequívoco hacia la derecha. Cabe destacar la alta
participación (el 86,95% del electorado registrado), así como el 19% de votos
nulos promovidos por Evo Morales debido a su inhabilitación para concurrir a
los comicios. Aun así, al no haber alcanzado ninguno de los candidatos más del
40% de los votos (más una ventaja de 10 puntos), los bolivianos volverán a las
urnas para una segunda vuelta el próximo 19 de octubre. El centrista Rodrigo
Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se alzó con la victoria
provisional y el 32,06% de los votos. En segundo lugar quedó Jorge ‘Tuto’
Quiroga Ramírez, representante de la agrupación de centroderecha Alianza Libre,
quien obtuvo el 26,70% de las papeletas. Por su parte, Samuel Doria Medina
ocupó el tercer lugar, con casi el 20% de los votos.
Pero
lo más llamativo fue la estrepitosa derrota del candidato del Movimiento al
Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, que sólo logró cosechar el 3% del apoyo
electoral. Esta brutal caída de la izquierda inaugurada en 2006 por Evo Morales
demuestra que algo se mueve en América Latina; y que el despilfarro, el
clientelismo y el estatismo destruyen los países en los que se asientan.
También las divisiones internas, como la que enfrenta a evistas (Evo Morales) y
arcistas (Luis Arce). Ya lo vimos con Argentina y Ecuador. Y todo parece
indicar que lo acontecido en Bolivia constituye un aviso a navegantes. De
hecho, países como Nicaragua, Venezuela y la propia Cuba ya están poniendo sus
barbas a remojar. Entretanto, Bolivia busca cómo combatir la escasez de divisas,
un déficit público de más del 10% del PIB, una inflación interanual del 25%, y
las carencias alimentarias y de combustible que sufren sus ciudadanos.
Rodrigo
Paz Pereira se presentó como el candidato de la diversificación económica e
industrial. Considera que Bolivia depende demasiado del sector minero y de los
hidrocarburos. Para diversificar la producción, apuesta por la inversión
privada tanto interna como del exterior. Promete ayudas a las pequeñas y
medianas empresas, así como facilidades de crédito. Defiende la transparencia y
la lucha contra la corrupción. Respalda la disciplina fiscal y la
descentralización de la gestión administrativa. Propone reforestaciones masivas
y una mayor sensibilidad medioambiental. Asimismo, apuesta por la obtención de
litio, pero de común acuerdo con las comunidades indígenas en términos de
explotación y reparto de beneficios. De vocación internacionalista, considera esencial
estrechar lazos con Norteamérica y la UE.
Jorge
‘Tuto’ Quiroga alerta contra la excesiva deuda pública y el incremento del
déficit fiscal. Apuesta por nuevos tratados de libre comercio. Y también ve en
la inversión extranjera una vía de financiación y crecimiento para Bolivia.
Cree en el mercado libre. Apoya la explotación del gas y del litio, con
incentivos a las empresas para que contribuyan al crecimiento de las áreas y
zonas implicadas. Promete simplificar la estructura del Estado, así como
acciones para reducir la criminalidad y aumentar la seguridad ciudadana. Aun
sin mostrarse entusiasmado con las cuestiones medioambientales, sí reconoce la
necesidad de aunar industria y sostenibilidad. Desconfía de Mercosur; y ve en
Brasil y en EE.UU. dos socios estratégicos con los que reforzar los vínculos
políticos y económicos de Bolivia.
De
cara al balotaje de octubre
BOLIVIA:
PAZ, TUTO QUIROGA Y EL NEOLIBERALISMO QUE AVANZA
En
materia económica, los candidatos apuntan a reinstalar un modelo neoliberal con
anabólicos libertarios. Uno habla de "capitalismo para todos", el
otro, de "salir de la cárcel del Mercosur".
Página
12 de Argentina (https://n9.cl/jlrsa)
Con
la derecha ya acomodada hacia la segunda vuelta, los presidenciables Rodrigo
Paz y Jorge Tuto Quiroga empiezan a pescar votos en el electorado que no los
eligió. La transición hacia el 19 de octubre cuando se definirá quién gobierna
Bolivia por los próximos cinco años, empezó como se esperaba. En materia
económica, los candidatos apuntan a reinstalar un modelo neoliberal con
anabólicos libertarios. El ganador del primer turno y exalcalde de Tarija,
sintetizó su idea en tres palabras: “Capitalismo para todos”. Su rival declaró
que “quiere salir de la cárcel del Mercosur, porque Brasil es proteccionista”,
además de los países europeos con los que el bloque comercia.
Si
ambos coinciden en terminar con “el milagro” económico boliviano que se gestó
en los veinte años de dominio del MAS, en política hay ciertos matices que los
diferencian. A Paz lo corren por derecha los extremistas de ese arco ideológico
y el expresidente es uno de ellos. Una sola frase define su pensamiento. Del
dictador Hugo Banzer, con quien compartió fórmula presidencial en 1997,
comentó: “Su contribución democrática es innegable”.
Paz,
hijo de Jaime Paz Zamora, perseguido por el régimen de Banzer en los años ’70,
grabó un mensaje por el bicentenario de Bolivia que se cumplió el 6 de agosto
donde recordó el calvario familiar en esa etapa: “Yo tenía tres años cuando
salí exiliado y viví en más de diez países, estudié en más de diez colegios, vi
la muerte de cerca, a hombres y mujeres luchando por la libertad, he visto a
mis padres entrar a la cárcel, ser torturados y cuando tenía trece años iba en
un taxi en Sopocachi (barrio de La Paz) y escuché que se había caído el avión
donde viajaba mi padre y decían que todos habían muerto. Pero el sobrevivió”.
Voto
rechazo al desgaste del MAS
Ese
autorretrato, una secuencia dolorosa y préterita, tal vez explique lo que se
decía en Bolivia en las horas posteriores a la elección. Que Paz recibió votos
de un sector descontento de las bases del MAS que lo ven más digerible a
Quiroga. Álvaro García Linera, el exvice de Morales, declaró en estos días que
“el voto de Paz es el antiguo voto de Evo”. Eso no lo ubica al candidato mejor
posicionado para el balotaje en la centro izquierda, ni mucho menos en la
izquierda. En Bolivia hubo un voto rechazo al desgaste de cuatro gobiernos
consecutivos del Movimiento al Socialismo que fueron de mayor a menor. En el
último de Luis Arce la economía se derrumbó, el gas dejó de ser el commodity
que hacia ingresar divisas como antes, la moneda se devaluó y los conflictos
internos del MAS hicieron el resto.
En
un país donde todo lo que hizo esa fuerza política colosal, que edificó el
estado plurinacional, creó una nueva constitución y elevó los índices de
igualdad al nivel más alto de Latinoamérica, Paz y Quiroga confirmaron que irán
en la dirección contraria. Detrás del primero está Jaime Dunn, ex aspirante
frustrado a la presidencia y economista libertario con el que coincidió en sus
estudios. En un video que puede verse en X, los dos juntos dicen que “el voto
liberal hay que ganarlo” y el candidato demócrata cristiano sugiere que aquel
le redactó el plan económico.
Los
lazos de Dunn con el ideólogo neofascista detrás del presidente argentino,
Javier Milei, reúnen evidencia. Nicolás Laje, en un diálogo poselectoral, lo
felicitó por el programa económico – que también se atribuyó – y definió al
boliviano como “un libertario absoluto”.
Dunn
quiere ser presidente de su país en 2030, aunque por este año se quedó con la
sangre en el ojo. Se postuló el 25 de junio pasado por el partido Nueva
Generación Patriótica (NGP). Pero el Tribunal Supremo Electoral (TSE)
inhabilitó su candidatura el 2 de julio. Adujo que no presentó la documentación
que acreditaba su solvencia fiscal. A ese personaje, Laje lo despidió en el
diálogo que se puede ver en youtube con su frase de cabecera sobre la “batalla
cultural”. Esta vez en Bolivia.
Tuto
Quiroga, que corre de atrás por el resultado del primer turno, suavizó su
discurso de mano dura después de la campaña y aparenta correrse hacia el
centro, aunque es una especie de lobo con piel de cordero. Definió al Mercosur
como una “cárcel”, criticó al Brasil de Lula por su proteccionismo y ya anunció
que correrá presuroso a los brazos del FMI si accede a la presidencia. Como
buen tecnócrata se siente cómodo en su papel de redentor por su llegada al
sector financiero. Aseguró que tiene un plan de salvataje de varios organismos:
consiste en pedir 12.000 millones de dólares con el objetivo de estabilizar la
economía de Bolivia hasta fines de este año. O sea, entrar al círculo poco
virtuoso del endeudamiento.
Evo
y el voto nulo
Dice
que le tiene “alta estima” a su adversario y en política mostró algunas cartas:
lo seduce la liberación de los golpistas de 2019, la expresidenta Jeanine Áñez
y el cruceño Fernando Camacho, los dos detenidos en cárceles del departamento
de La Paz. Cuestionó sus enjuciamientos. En un programa de TV emitido por el
grupo El Deber de Santa Cruz, comparó al dictador Banzer -con quien compartió
fórmula presidencial y lo sucedió por un año para completar su mandato-, con la
figura de Evo. Dijo que este último hizo el camino inverso al presidente de
facto porque “fue elegido en democracia y se convirtió en un dictador”.
A
Morales lo critican de derecha a izquierda. Andrónico Rodríguez, el joven
senador del MAS que se formó en las luchas del Trópico de Cochabamba junto al
histórico líder cocalero, dijo que “el voto nulo perdió”, marcando la
diferencia con su mentor.
En
estos tiempos de redes sociales omnipresentes, el candidato perdedor de Alianza
Popular apeló a ellas para dar su opinión: “Lo único que lograron con la
campaña del voto nulo es promover la victoria de la derecha, además de
confundir, desanimar, dividir y dispersar el voto del movimiento popular. El
voto nulo perdió, pero algunos dirigentes de izquierda festejaron que la
derecha haya ganado. El interés personal prevaleció ante todo, ‘soy yo o nadie’
con una mezquindad a gran escala”.
El
tres veces presidente de Bolivia entre 2006 y 2019, mantiene su posición de que
anular el voto fue un acto de “dignidad” ante lo que consideró su proscripción.
Y que el 19.87% de rechazo a la elección que él promovió, no fue una derrota y
sí una victoria. La imagen de la futura Asamblea Nacional desmiente ese aserto.
La mayoría de la que gozó el MAS en el Parlamento durante veinte años quedó
deshecha y su fuerza reducida a una participación testimonial. Deberá
reiventarse para volver al poder y desmentir a la derecha que ya lo ubica en un
pasado sin retorno.
CAMBIO
DEL MODELO POLÍTICO EN BOLIVIA DEPENDE DE UNA ALIANZA DEMOCRÁTICA EN TRES
SEMANAS
Identificar
el origen del sorpresivo caudal de votos a favor del ganador Rodrigo Paz es
clave para decidir el balotaje y el control legislativo, tras elecciones
Diario
Las Américas de EEUU (https://n9.cl/u8ifm)
-A
cinco días de las históricas elecciones de Bolivia, los resultados resaltantes
no solo son el triunfo sorpresivo del candidato Rodrigo Paz, por el Partido
Demócrata Cristiano (PDC), y la derrota de la izquierda oficialista y de Evo
Morales (MAS), por primera vez en 20 años, en una primera vuelta con
repercusión internacional, el domingo pasado. “Hay dudas en estos momentos
acerca del origen de los votos que lanzaron de pronto a Paz del tercer o cuarto
puesto en las preferencias al primer lugar, a escala nacional y en cinco de los
nueve departamentos. Y es imprescindible que tengamos certeza sobre su
inesperado triunfo para tener claridad sobre el rumbo político”, afirma el
académico y analista Carlos Böhrt.
Aunque
reconoce con estos comicios el inicio de los cambios para la sociedad boliviana
que representan el inicio de un ciclo y de “un periodo de transición”.
Según
dice, se sospecha que hubo migración de sufragios de la izquierda oficialista
hacia el partido democrático de Paz, un dato que no invalida el triunfo
político, pero que obliga a esperar los resultados oficiales en los próximos
cinco días para interpretar con claridad la trascendencia de los comicios Y es
crucial, afirma.
“De
eso puede depender si en realidad las fuerzas democráticas que van al balotaje
son las triunfantes. Si se identifica que la mayoría de los votos que dieron la
sorpresa el domingo vienen del filón del MAS oficialista, entonces hay que
poner en duda el carácter democrático del resultado y la posibilidad de
emprender el cambio del modelo político deseado”, apunta Böhrt.
Y
explica el impacto del fenómeno electoral en la conformación de la bancada de
la Asamblea nacional: “La fuerza que quiere el cambio será más fuerte que la
izquierda en la Asamblea, pero lo que probablemente está en cuestión es que no
se consiga el voto calificado que permitiría cambiar la Constitución”.
Bolivia
complicada
Ante
el escenario, el analista considera que “solo de una alianza democrática” que
debe definirse en las próximas tres semanas para acudir al balotaje,
determinará el voto y el resultado el 19 de octubre próximo. Esto, en medio de
un panorama polarizado que califica de “preocupante” y “complicado”, y que
coincide con el informe de la observación internacional.
El
17 de agosto pasado, casi 8 millones de bolivianos votaron para nuevo
presidente y 166 parlamentarios. Y más de 30% eligió al senador Paz (57) sobre
el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (65), por Libre, entre una lista de ocho
candidatos, entre los cuales el empresario Samuel Doria Medina, de Unidad,
punteó siempre en las encuestas y se situó en primer lugar. Hasta ese día.
Por
la izquierda, el oficialista Eduardo del Castillo y el jefe del Senado,
Andrónico Rodríguez, quedaron rezagados. Mientras el expresidente Evo Morales,
enfrentado al saliente presidente Luis Arce y excompañero de partido, llamaba a
no votar. Está inhabilitado por decisión del Tribunal Constitucional que le
impidió por ley aspirar a la reelección.
Votos
bajo la lupa
Böhrt,
político de larga trayectoria en Bolivia, analiza cifras y detalles de la
elección, “que son muchos”, porque “no está clara todavía la sorpresa que
ninguna encuesta ni fuente percibió”, según dice.
No
descarta la migración de votos de la izquierda oficialista hacia el partido de
Paz, como ha ocurrido en otros procesos electorales.
“Pueden
ser contingentes de votantes que en las tres o cuatro elecciones anteriores
votaron por el oficialismo pero que no son necesariamente dependientes todavía
de esa línea ideológico-política. Es mejor esperar”.
No
obstante, se debe conocer el origen de los representantes legislativos electos
y que por el sistema electoral boliviano corresponderán a los puestos por
Departamentos.
“Hay
una cantidad importantísima de senadores y diputados del PDC que ha pasado a
ser la primera fuerza política. Si la mayoría de esos representantes fueron
nominados por Paz, a partir de académicos, de dirigentes cívicos o de personas
no vinculadas al partido oficialista, entonces su orientación será
institucionalista, democrática”, puntualiza.
¿Estrategia
de la izquierda?
“Pero
si, a la inversa, esos representantes se originan en tiendas que eran del MAS
se tiene otra valoración en la constelación de las fuerzas en la Asamblea
Legislativa”, afirma. Y reitera que con base a los resultados finales se sabrá
con certeza la cantidad de representantes, su identificación en las listas, y
sus antecedentes para conocer su orientación que será, al final, la del
parlamento.
Böhrt
no desecha el escenario de que el traslado de votos se deba a “una suerte de
diseño estratégico” que, si se dio de esa manera, “no fue concebido en Bolivia
con seguridad, y que podría generar que secretamente en la bancada opositora
aparezcan diputados y senadores que sigan la línea de la izquierda boliviana
tradicional”.
Y
completa: “Podríamos estar entonces frente a una presencia todavía
relativamente importante de esa corriente política que no significaría el
triunfo aplastante de las fuerzas tradicionales de la oposición”.
El
analista llama la atención sobre las manifestaciones de “entusiasmo y optimismo
en la decadente fuerza gubernamental” por el triunfo de Paz.
“Esto
no significa que ellos hayan hecho un acuerdo directo con ese candidato y su
pequeña fuerza, ni una estrategia electoral brillante concebida, quien sabe si
en La Habana, en Puebla o en Río”, sostiene, y advierte el deber de ser
cautelosos en esta fase.
“Lo
que los oficialistas festejan es haber logrado obstaculizar, de una u otra
manera, el cambio”, precisa, al referirse a los votos oficialistas que pueda
tener Paz en la Asamblea.
Cambio
político en veremos
“El
panorama es preocupante”, expresa el analista.
“Lo
que parece haberse conseguido con la aparición de Paz, bien sea como estrategia
electoral o movimientos electorales sin diseño deliberado, es desbaratar o al
menos obstaculizar lo que se veía claro al principio cuando Doria y Quiroga
estaban en el primer y segundo lugar: entre las dos fuerzas formaban dos
tercios en el Senado, y con la ayuda de unos cuatro diputados que podían ser de
Paz formaban dos tercios en Diputados”, explica Böhrt.
De
esta manera, se configuraban las condiciones políticas para el cambio del
modelo que, hasta ahora, no hay. “Es un escenario bastante volátil, complejo y
no debemos apresurarnos”.
Alianza
opositora necesaria
Por
eso, Böhrt sostiene que el desafío para las fuerzas de oposición democrática es
conseguir el voto calificado que supera la mayoría simple para poder cambiar la
Constitución y en consecuencia el modelo político.
El
analista asegura que “el peso final que estos partidos adquieran para alcanzar
y modificar el modelo desgastado dependerá de las alianzas y acuerdos que se
den para la segunda vuelta”.
“Un
pacto entre los partidos Libre, de Tuto Quiroga, y Unidad, de Doria, podría
asegurar una mayoría no calificada tanto de senadores como de diputados, pero
el peso sería mayor si a eso se le suman los votos que correspondan a Paz y que
no provengan de la izquierda tradicional”.
Esto,
asegura, facilitaría la toma de decisiones, la aprobación de leyes, de
políticas públicas necesarias en Bolivia donde, afirma contundente, el modelo
político y económico se agotó.
LECCIONES
DESDE BOLIVIA
Diario
Castellanos de Argentina (https://n9.cl/vuy88)
Con
el habitual complejo de superioridad que padecen muchos uruguayos, es poco lo
que se ha comentado el reciente resultado electoral en Bolivia. Sin embargo, es
mucho lo que se puede aprender de lo que sucedió el domingo en el altiplano,
donde el varapalo que sufrió la izquierda anticipa una más que probable ola de
cambios de régimen en el continente. Pero, más importante que eso, confirma el
desastre que genera una y otra vez, el manual socialista que sigue enamorando a
tantos latinoamericanos y uruguayos.
El
titular de las elecciones es lo más conocido. Los dos candidatos que disputarán
la segunda vuelta el 19 de octubre son Rodrigo Paz Pereira y el expresidente
Jorge «Tuto» Quiroga. Dos figuras groseramente definidas como «de derecha» por
las agencias de noticias europeas, lo cual es más que discutible. Lo que no lo
es, que se trata de dos políticos lo más lejos posible del régimen que ha
gobernado el país durante los últimos 20 años, de la mano del MAS, el partido
de Evo Morales.
De
hecho, el gran titular de esta elección es que ese partido prácticamente
desapareció del Parlamento, y su candidato, Eduardo del Castillo, obtuvo apenas
un 3%. No mucho mejor le fue al supuesto líder joven que venía a renovar el
Proyecto de la izquierda boliviana, Andrónico Rodríguez, que obtuvo el 7% de
los votos. Un derrumbe completo.
Al
margen del proceso quedó el expresidente y líder cocalero Evo Morales, que
desde un reducto en el Chapare, rodeado de una menguada y algo ridícula guardia
indígena, llamó a la abstención en las elecciones. Eso porque la Justicia
boliviana, y su propio partido político, no aceptaron su presión para violar la
Constitución y habilitarle un tercer mandato. Una muestra del peor tipo de
caudillismo, que como no le permiten gobernar a él para siempre, llama a
boicotear el proceso democrático.
Morales
se declaró poco menos que ganador de las elecciones porque la abstención que
impulsaba llegó al 16%. Pero si analizamos que la tasa «normal» de abstención
en ese país ha fluctuado entre el 5 y el 12%, vemos que su caudal de apoyo de
todas formas es ínfimo.
¿Por
qué pasó esto? ¿Cómo fue que la izquierda boliviana, esa que hacía derretir a
la intelectualidad progre regional, tuvo este derrumbe? Dos motivos bien
evidentes.
El
primero es la pelea cruenta entre Evo Morales y su delfín Luis Arce. Un
conflicto aldeano y personal, que se reduce al hecho de que Arce no toleró la
prepotencia y desprecio institucional permanente de Morales. Pero la
explicación central no está allí, aunque muchos medios y analistas se centren
en ello.
El
problema es que la economía de Bolivia es un desastre con mayúscula. Vea usted
los síntomas.
Inflación
imparable, la cotización del dólar volando, desabastecimiento de productos
básicos como combustible o pan en un país que produce excedentes masivos de
alimentos y combustibles fósiles. Es particularmente interesante lo que ocurre
con el gas en Bolivia, ya que se trata desde hace dos décadas de la producción
estrella del país y lo que motivó de alguna forma el inicio del proceso
«bolivariano».
Es
recordada la campaña por la nacionalización de ese recurso que impulsó Morales
y que llevó a que tomara los pozos con el ejército de ese país. Dos décadas
después, debido a la falta de inversión y a la fuga de los inversores
extranjeros, la producción se ha derrumbado. Al punto que el país ha debido
suspender exportaciones y el presidente Arce afirmó que es probable que se deba
importar gas para 2029.
¿Le
suena parecido a algo este panorama? Y sí. Es muy similar a lo que ocurrió en
Venezuela con el chavismo, en la Argentina con el kirchnerismo, y en tantos
países de la región donde gobernó la izquierda jurásica, con su receta
antieconómica de subsidiar el regalo de plata, expropiando el fruto de la
explotación de los recursos naturales a quienes invierten. Ya sea el petróleo,
la soja o la carne.
Esta
es la lección que permite sacar el proceso boliviano. Y es que las recetas
socialistas que se basan en despreciar las normas básicas de la economía, en
regalar plata ajena con el argumento de la «justicia social», en generar
estados desproporcionados y polarizar a la sociedad hasta la violencia, sólo
tienen un resultado posible: la ruina del país.
Es
poco probable que los socialistas de aquí y de allá aprendan alguna lección, ya
que lo suyo va más por una fe casi religiosa que por un criterio político. Pero
para la gente «normal» esta es otra muestra del manual perfecto para arruinar a
un país. Y acá, hay que recordarlo, muchos lo siguen impulsando.
ELECCIONES
EN BOLIVIA: FIN DE CICLO Y LECCIONES PARA AMÉRICA LATINA
América
Latina debe mirar el caso boliviano no solo como un cambio de gobierno, sino
como una advertencia ante los riesgos de la concentración de poder, la
debilidad institucional y el abandono de la política como herramienta de
transformación.
Razón
Pública de Colombia (https://n9.cl/rtk7c)
Los
resultados de las elecciones generales del domingo 17 de agosto en Bolivia son
históricos, ya que ponen fin a la hegemonía política del Movimiento al
Socialismo (MAS) y determinan el pase a segunda vuelta de dos candidaturas de
derecha que definirán nuevo presidente el próximo 19 de octubre. Además, estas
elecciones marcan el inicio de una abultada agenda de elecciones en América
Latina que afectarán los equilibrios políticos en la región.
Crisis
y cambio político
En
Bolivia, por primera vez en dos décadas, el MAS no solo perdió la Presidencia,
sino que quedó fuera de la segunda vuelta electoral, con un resultado inferior
al 3% de los votos, y pasó de obtener 75 de las 130 curules para el Congreso
bicameral en 2020, a solo dos en 2025. Este hecho representa el colapso de un
proyecto político que había dominado el escenario nacional desde 2006, al ganar
las últimas elecciones presidenciales con mayoría absoluta. La caída del MAS no
fue producto de una derrota puntual, sino de un desgaste acumulado que combina
una aguda crisis económica, un irreconciliable conflicto interno y una
desconexión creciente con las demandas ciudadanas.
A
pesar de los intentos de deslegitimar la labor del órgano plurinacional
electoral, según el informe preliminar de la OEA y otros observadores
nacionales e internacionales, los comicios transcurrieron con tranquilidad, con
el 89% de participación electoral, y los resultados fueron aceptados por los
competidores y el Gobierno.
La
economía fue el principal tema de campaña. Producto de una deficiente gestión
económica y caída de las reservas de gas, el déficit fiscal fue del 10% y el
Banco Central ha sufrido una fuerte reducción de activos. Además, hay escasez
de combustible y productos básicos, una elevada informalidad laboral e
inflación superior al 25%. Una encuesta reveló que el 88% de las y los
bolivianos consideró que “el país iba por mal camino”.
El
MAS llegó a estas elecciones dividido en facciones irreconciliables y sin
participación de sus principales líderes. El actual presidente, Luis Arce, que
había sido ungido por Evo Morales como su sucesor, está desde hace años en una
encarnizada disputa por el liderazgo del MAS. Arce desistió de presentarse a la
reelección debido a su baja popularidad (menor al 10%), y la justicia impidió
la candidatura de Evo Morales por haber cumplido ya el número de mandatos
constitucionales permitidos. Esta conflictividad debilitó la capacidad
organizativa del movimiento, dispersó su base electoral y generó confusión
entre sus simpatizantes. Como consecuencia, el MAS fue dividido en dos jóvenes
candidaturas: por un lado, el senador Andrónico Rodríguez (bajo otro partido),
y por otro, Eduardo del Castillo, quienes solo acumularon el 8,5% y el 3,2%,
respectivamente. Evo Morales encabezó un boicot y llamó al voto nulo, y esta
opción obtuvo el 18% de los votos. Pero, como hemos experimentado, por ejemplo,
con la oposición de Venezuela en el pasado, los boicots electorales no
favorecen a quienes los impulsan y terminan siendo perjudiciales para los
contrapesos democráticos.
El
resultado electoral abre una nueva etapa en Bolivia de alternancia sin
hegemonía. En una sorpresa mayúscula ya que, a una semana de las elecciones,
las principales encuestas lo ubicaban en cuarto lugar con menos del 10% de
intención de voto, Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano), hijo de
un expresidente, se impuso con el 32%. En segundo lugar quedó el expresidente
Jorge, Tuto, Quiroga (Alianza Libre), que cosechó el 27%. El empresario Samuel
Doria Medina, quien terminó tercero con el 20%, ya oficializó su apoyo a Paz
Pereira, pero quedan semanas de campaña por delante.
El
próximo 19 de octubre Paz y Quiroga definirán en la segunda vuelta electoral.
Ambos representan proyectos distintos, pero comparten un desafío común:
gobernar un país en profunda crisis, con instituciones debilitadas, sin
mayorías legislativas y con una ciudadanía insatisfecha. La transición no será
sencilla y será muy corta —menos de un mes hasta la asunción, el 8 de
noviembre—. El fin de ciclo del MAS no garantiza automáticamente una mejora en
la calidad democrática, que, según el informe de IDEA Internacional sobre el
estado global de la democracia, ha retrocedido en los últimos años en materia
de estado de derecho y representación.
Un
escenario de gobernabilidad novedoso y complejo
El
próximo gobierno boliviano enfrentará un escenario de alta complejidad, y ante
ello requerirá construir gobernabilidad en dos espacios clave: las
instituciones y los territorios.
La
profunda crisis económica limita el margen de maniobra de cualquier
administración entrante, que deberá tomar decisiones rápidas para estabilizar
las finanzas públicas. La ciudadanía, golpeada por el deterioro económico,
espera soluciones urgentes, pero ha validado en las urnas por un cambio de
modelo, ya que tanto Paz Pereira como Tuto Quiroga proponen dejar atrás el
modelo estatista del MAS y virar hacia una economía centrada en el mercado.
A
nivel institucional, Bolivia presenta signos claros de deterioro democrático.
Según Latinobarómetro, los bolivianos poseen el nivel más bajo de confianza en
la justicia, con solo el 13%, mientras el promedio regional es del 28%. En
junio de 2024 hubo un intento de golpe de Estado perpetrado por un grupo de
militares, y está por verse la estrategia que tomará la izquierda fragmentada,
que quedó sin mayor representación política. Por primera vez en décadas, habrá
que conformar un gobierno de coalición, ya que tendrá más de siete bloques con
representación política y ninguno con mayoría absoluta. En este contexto, la
gobernabilidad dependerá de la capacidad del nuevo gobierno para construir
consensos, fortalecer las instituciones y recuperar la legitimidad del sistema
democrático.
A
nivel territorial, hay una marcada división entre regiones, que tienen reclamos
de mayor descentralización y recursos pendientes, y en varias regiones la
agenda que representaba el MAS sigue teniendo arraigo social. Adicionalmente,
el nuevo presidente gozará de una popularidad relativa, efecto artificial de
las segundas vueltas, que estará condicionada inmediatamente al rumbo
económico.
¿Qué
nos dicen estos resultados de las elecciones que se vienen en América Latina?
En
los próximos catorce meses, América Latina y el Caribe tendrán un ajetreado
calendario electoral, con trece elecciones entre presidenciales y legislativas
nacionales. Comenzando por Guyana (1/9/2025), Bolivia segunda vuelta
(19/10/2025), Argentina legislativas (26/10/2025), Chile generales
(16/11/2025), Honduras generales (30/11/2025), Chile segunda vuelta
(14/12/2025), Costa Rica generales (1/2/2026), Colombia legislativas
(8/3/2026), Costa Rica segunda vuelta (5/4/2026), Perú generales (12/4/2026),
Colombia primera vuelta (31/5/2026), Perú segunda vuelta (7/6/2026), y cierra
Colombia segunda vuelta (21/6/2026). De las elecciones de Bolivia podemos
extrapolar ciertas tendencias que pueden afectar estas próximas votaciones
regionales.
1. Fragmentación y crisis de
gobernabilidad. Cada vez hay más candidaturas, menos cohesión y debate
programático, más partidos en los congresos. Esto demanda conciliar apertura y
diálogo con construcción de coaliciones heterogéneas. El desafío de los nuevos
liderazgos es aprender a gobernar con otros, a negociar y a construir
legitimidad desde la pluralidad.
2. Polarización y desinformación. Las
nuevas tecnologías y redes sociales han cambiado la forma de hacer política, al
hacerla más personalista, segmentada y radicalizada. La desinformación se
viraliza con facilidad y la polarización se reproduce en cámaras de eco.
3. Cambios generacionales. Luego de la
pandemia hay un movimiento tectónico del comportamiento electoral, debido a la
entrada masiva de nuevos votantes; en la mayoría de los países superan el 50%
del registro quienes tienden a ser mucho más conservadores y radicales en sus
visiones. Por ejemplo, casi el 50% de los jóvenes (18-25 años) considera
justificable un golpe de Estado ante altos niveles de delincuencia (PNUD 2025).
4. Violencia política. El crimen
organizado está penetrando la política vía financiamiento ilícito o con ataques
contra candidaturas y líderes sociales. Los magnicidios que ocurrieron con
Miguel Uribe Turbay, y antes con Fernando Villavicencio en Ecuador, son
incompatibles con la democracia y requieren acciones decididas.
5. Violencia de género en la esfera
digital. Las redes sociales y la inteligencia artificial han abierto nuevos
mecanismos para la difusión de discursos de odio, discriminación y violencia de
género. Las mujeres políticas, autoridades y periodistas son las principales
víctimas de estas nuevas dinámicas. Un ejemplo de ello han sido los ataques que
ha sufrido recientemente una de las candidatas chilenas a la Presidencia,
Evelyn Mathei, por seguidores de socios de su propio sector político.
6. Conflictividad electoral. En un estudio
reciente en IDEA encontramos que la conflictividad de las elecciones ha ido en
aumento en los últimos cinco años. El 20% de las elecciones han presentado
boicots, irregularidades o judicialización. A ello se suma un nuevo elemento
nocivo que socava la confianza: las denuncias sistemáticas, anticipadas e
infundadas de fraude electoral.
Finalmente,
la calidad democrática importa. Sin instituciones sólidas, sin justicia
independiente y sin medios de comunicación libres, la alternancia puede derivar
en regresión autoritaria o parálisis gubernamental. América Latina debe mirar
el caso boliviano no solo como un cambio de gobierno, sino como una advertencia
ante los riesgos de la concentración de poder, la debilidad institucional y el
abandono de la política como herramienta de transformación.
BOLIVIA,
HACIA UNA SALUDABLE ALTERNANCIA POLÍTICA
El
19 de octubre se definirá el camino a la Presidencia en Bolivia. Sus ciudadanos
deberán elegir entre dos opciones de cambio: un centroderechista y un exponente
de la derecha conservadora más extrema. Más allá del resultado, el cambio de
orientación política será notable y puede dar paso a la conformación de nuevos
frentes que le otorguen al país vecino el comienzo de una saludable alternancia
democrática vedada por un hegemonismo extremo.
Los
Andes de Argentina (https://acortar.link/cBfHcx)
La
reciente primera vuelta electoral determinó que la presidencia de Bolivia se
resuelva, en una segunda elección, entre el senador Rodrigo Paz y el
expresidente Jorge Quiroga. Ambos representan, en mayor o menor medida, a la
derecha política. De esta manera, el resultado del domingo pasado puso punto
final a 20 años de hegemonía política del izquierdista MAS.
El
oficialismo boliviano quedó totalmente relegado en la votación. Entre su propio
candidato y otro representante de la izquierda apenas sumaron 11 por ciento de
votos. El derrumbe fue producto, en gran medida, del rechazo a las
desinteligencias constantes entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, su
sucesor y ex colaborador.
Además,
influyó el hartazgo de la población hacia medidas de la actual gestión que
destruyeron su imagen pública, como la crisis económica surgida a partir de la
escasez de divisas para insistir con una política de subsidios a los
combustibles, por citar uno de los ejemplos más palpables, junto con la elevada
inflación.
Luis
Arce terminó siendo el detonante para el personalismo político encarnado por
Evo Morales. Arce estuvo muchos años acompañando al líder del MAS como ministro
de Economía y Finanzas, desde donde promovió el mercado interno, la estabilidad
cambiaria y la industrialización de los recursos naturales de su país, por
citar una parte de sus aciertos.
Esos
antecedentes se reflejaron en el respaldo popular que tuvo al momento de su
triunfo. Pero también surgía la esperanza de una mejor calidad institucional y
de una estabilidad democrática que con los años de dominio de Evo Morales fue
quedando de lado en el vecino país.
Debe
recordarse que, como Hugo Chávez en Venezuela, Morales saltó a la política como
una salida esperanzadora de la mayoría de la sociedad boliviana ante el
descrédito de la dirigencia tradicional. Luego llegaría la tentación con la
continuidad en el poder para perpetuarse en él; recuérdese su renuncia, en
2019, por fraude en la primera vuelta electoral de entonces y el rechazo del
Tribunal Constitucional de Bolivia, el año pasado, a toda posibilidad de
reelección indefinida que promovió. A ello se deben agregar otras serias
denuncias de índole personal y moral.
Volviendo
a la derrotada gestión del presidente Luis Arce, la lucha de poder librada
contra Morales y los desaciertos de su gobierno, que contrastaron nítidamente
con sus antecedentes ya apuntados, terminaron conduciendo a la hasta ahora
dominante izquierda boliviana a una derrota que la puede dejar relegada por
largo tiempo.
Por
lo tanto, el 19 de octubre se definirá el camino a la Presidencia. Los
bolivianos deberán elegir entre dos opciones de cambio: un centroderechista y
un exponente de la derecha conservadora más extrema. Más allá del resultado, el
cambio de orientación política será notable y puede dar paso a la conformación
de nuevos frentes que le otorguen al país vecino el comienzo de una saludable
alternancia democrática vedada por un hegemonismo extremo.
A
UNA SEMANA DE LAS ELECCIONES EN BOLIVIA
Aporrea
Org. de Venezuela (https://n9.cl/eq21z)
Pretendemos
a una semana de las elecciones en Bolivia, mostrar algunos "análisis"
del porqué gano la derecha opositora en el país andino. Son múltiples las
posibles causas del triunfo antagonista al MAS, pero solo haremos un resumen
breve, de algunos argumentos al respecto, veamos:
A.
Al parecer, la disputa estalló sobre quién sería el candidato presidencial por
el MAS en Bolivia, luego de la salida de Evo Morales; Arce manipuló los
tribunales, que otorgaron a su facción el control legal del MAS, dejando fuera
a Evo e inhabilitándolo. Esta división le costó a Arce su mayoría en el
Congreso, lo que le impidió aprobar políticas económicas. Esto condujo a una
crisis y a la inflación. El colapso económico alejó a los votantes del MAS. Las
comunidades indígenas rurales se mantuvieron en gran medida con Evo, mientras
que la clase media urbana se desplazó hacia la derecha.
B.
La división en las candidaturas de la izquierda boliviana, se ven reflejadas en
la actitud del presidente Luis Arce, Eduardo del Castillo, David Choquehuanca,
Mariana Prado y Andrónico Rodríguez, que está representada por Álvaro García
Linera, y otros que promovieron esa candidatura, pero a la vez la división
interna. Andrónico, se veía como el heredero político natural del liderazgo de
Evo Morales, decidió presentar su candidatura a espaldas y en contra de las
decisiones de las organizaciones sociales. El resultado es una prueba evidente,
e incontrastable, de que su decisión terminó legitimando unas elecciones que
estaban viciadas, por la proscripción del movimiento político más importante de
Bolivia.
C.
Tal parece, que Evo Morales fue el único que planteó la realización de
primarias cerradas o abiertas, o que se realizaran encuestas "a la
mexicana" para la elección o selección del candidato del movimiento
popular. Arce y Rodríguez decidieron descartar esa posibilidad y levantar sus
propuestas electorales sobre lo que suponían eran las cenizas del liderazgo de
Evo Morales. Y se equivocaron.
En
estos tres elementos se puede evidenciar unas posibles causas, de la derrota de
la izquierda en Bolivia. No obstante, no serán las únicas.
Afortunadamente,
una esperanza se vislumbra en el horizonte, luego del gobierno de derecha y sus
medidas neoliberales, que se verán en el corto plazo.
Esta
esperanza se evidencia en el número de votos nulo/blanco, que alcanzó el 21.8%,
impulsado por Evo Morales, quien fue la segunda fuerza política, superando
incluso a Jorge Quiroga.
Recordemos
que, el voto nulo nunca tuvo mucha relevancia en las elecciones pasadas y
promediaban alrededor del 3%. En estas elecciones dieron una gran sorpresa y
una gran lección, llegaron a más del 20 por ciento, de la totalidad de los
votos, sin recursos económicos y bajo el acoso de la mayoría de los medios de
comunicación.
A
su vez, no olvidemos que, la decisión de hacer campaña por el voto nulo, no fue
una decisión individual ni caprichosa de Evo Morales. Fue una conclusión
colectiva que tardó en tomarse, basada en la lógica de que esas elecciones son
ilegítimas, porque se realizaban proscribiendo el mayor movimiento político del
país.
Pese
a la brevedad de la campaña, reiteramos, el voto nulo alcanzó más del 20% de
los votos, cuando el promedio en todos los comicios anteriores se acercaba al
3,5.
Fue
un voto de protesta, un voto disciplinado, un voto que demuestra que las
organizaciones sociales siguen siendo el alma y la esencia de la izquierda
boliviana.
Por
otro lado, en términos generales, si contamos los 400 mil votos que logró
Andrónico y los 160 mil que obtuvo la fórmula oficial del MAS, Evo Morales
hubiera ganado si él hubiera sido candidato. Ganaba la izquierda.
En
síntesis, las elecciones en Bolivia, identifican de manera objetiva dónde se
encuentra el movimiento popular boliviano: con las organizaciones sociales,
indígenas y campesinas, y estas están con Evo.
Para
ir concluyendo, una tarea inmediata del pueblo boliviano es que debe hacer una
denuncia nacional, y ante los organismos internacionales y la comunidad
internacional en su conjunto, que en Bolivia se ha privado del ejercicio de los
derechos políticos a las comunidades indígenas, campesinas, a los trabajadores
y a la ciudadanía popular.
Y
que, al ser privados de ese derecho, la realidad muestra que se ha vulnerado su
derecho a elegir y a ser elegido tal como lo indica la CPE del Estado
Plurinacional de Bolivia en sus artículos 26 y 27.
Evo
Morales no pudo participar en la contienda electoral debido al lawfare (guerra
judicial), que aplicaron contra su persona desde hace bastante tiempo atrás, en
consecuencia, no pudo ejercer el derecho a ser elegido y la ciudadanía si bien
fue a votar, tampoco pudo ejercer su derecho a elegir, porque su candidato no
pudo participar de las elecciones nacionales.
A
su vez, se ha hecho "vox populi" la frase esa del "fracaso"
de la izquierda, después de las elecciones en Bolivia; muy parecidas a las
palabras que a nivel internacional Trump se refiere al fracaso del
"Socialismo". ¿De qué fracaso de la izquierda se puede hablar? De lo
que sí es honesto hablar; no es del fracaso de la izquierda, sino de la
traición de los falsos izquierdistas.
Finalmente,
dejo con ustedes las conclusiones de un debate en Venezuela, por parte de
universitarios de la Universidad del Zulia, quien me lo envío el camarada
Álvaro Barros Melo:
En
Bolivia, más que dolor, siento terror por el triunfo de la derecha tan
retardaría, racista y vende patria como la boliviana. Sin embargo, los pueblos
originarios de Bolivia tienen un acumulado de luchas y resistencia suficiente
para recomponer sus liderazgos y revertir esta situación.
Evo
orientó votar nulo. Cosa que no es usual en Bolivia. Sin embargo, revisando el
porcentaje de Votos Nulos, fue mayor que el del candidato que llegó primero. Si
se le suma a eso lo de los dos candidatos de la izquierda, allí hay una
evidente mayoría. Me atrevo a decir que, dentro de la derrota, Evo es el que
tiene la mayor ventaja para reagrupar y recomponer las fuerzas del Cambio.
Lo
demás es prepararse para resistir la embestida del Imperio e hilar con
paciencia, prudencia y templanza el retorno al poder. La derecha en el poder la
pondrá fácil, porque va con todo con su acostumbrado plan neoliberal, que en
poco tiempo activará nuevamente el movimiento de masas.
Con
lo de Bolivia y Ecuador resurge el debate dentro de la izquierda, sobre la
necesidad de construir el Partido-Movimiento que direccione el proceso de
transformación. Petro en eso la tiene clara y en Colombia, se está en el
proceso de confirmación del Pacto Histórico como Partido.
Proceso
parecido al que transitamos aquí para conformar el PSUV- Polo Patriótico. Y
están ensayando un novedoso sistema de precandidaturas bastante amplio para
escoger al sucesor de Petro y así ensayar un liderazgo más colectivo. Ese es el
reto.
TE
DIGO JUAN, PARA QUE ENTIENDAS PEDRO
El
Sol de México (https://acortar.link/Vt1IlH)
No
fue una sorpresa que el socialismo terminara en Bolivia con las elecciones del
pasado 17 de agosto. Lo inesperado fue la magnitud del colapso del Movimiento
al Socialismo (MAS), que “era el rostro de Evo Morales”.
Los
derechistas Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cristiano y el conservador “Tuto”
Quiroga quedaron en primer y segundo lugar con el 32% y el 27% de los votos,
respectivamente, mientras que el MAS obtuvo solo un 3.7%. Es un golpe tremendo
para la izquierda que pone fin a 20 años de socialismo.
Una
de las causas de este viraje de izquierda a derecha fue la división interna que
existía desde 2019 entre las facciones de Evo Morales y del presidente saliente
Luis Arce. Evo intentó frenar la candidatura de Arce, pero como un “balazo en
el pie”, solo consiguió su propia inhabilitación para contender en las
elecciones por parte del Tribunal Constitucional. El ego y la obsesión por
perpetuarse en la silla presidencial le costaron caro. A modo de “venganza”,
hizo un llamado al voto nulo que alcanzó un 19%.
Esto
significa el inminente colapso del MAS y la entrada a una nueva etapa
democrática desconocida. Al fracaso del MAS se le suma la crisis económica
instaurada durante el gobierno de la izquierda: una elevada inflación anual, la
caída histórica de la exportación de gas natural y la escasez de dólares.
Últimamente,
el péndulo político mundial se mueve hacia la derecha -y extrema derecha- en
varias partes del mundo. El partido de Paz tiene doctrinas sociales cristianas
apegadas a la iglesia. Esto también cansa. No es que la izquierda pierda, a
veces es un “voto de castigo” contra el gobierno en el poder y un rechazo al
establishment. Las personas cansadas de “lo mismo sin resultados” buscan nuevas
opciones políticas para salir del “hoyo” en el que el gobierno “reinante” los
ha metido. Eso genera descontento y derrotas apabullantes.
AMLO
tenía una clara afinidad política e ideológica con su “hermano del alma”, Evo
Morales. Catalogó los eventos de 2019 como un “golpe de estado” e
inmediatamente le dio asilo político, usando una retórica nacionalista y
antineoliberal.
El
“terremoto electoral” en Bolivia marca una crisis de representación del partido
en turno y una posible futura inestabilidad en este país. Para nosotros, este
“triunfo” tiene un fuerte impacto simbólico, sobre todo para Sheinbaum y la 4T:
la pérdida de un aliado clave. También es una advertencia política de que los
virajes políticos ocurren y que lo que estaba “arriba, se va hasta abajo”.
Cuando la ciudadanía se cansa, da “desconocidas”. La política ya no es la misma
de antes, ya no hay recetarios. Lo que sí persiste es la voz del “pueblo”
cuando ya no aguanta mentiras, manipulaciones, crisis y discursos fallidos.
Votemos por resultados, no por discursos y por soluciones reales a problemas
graves. Pareciera que la pobreza extrema disminuyó en México y el gobierno lo
aplaude, pero ¿por qué ahora ir al supermercado y al médico es más caro e
inaccesible? (la canasta básica subió 4.3% este semestre y el gasto promedio de
las familias en salud incremetó 7.4% durante 2024). Alguien aquí miente.
BOLIVIA
ESTRENA CONGRESO SIN PRESENCIA DEL MAS
La
histórica dominación del MAS en el Parlamento llega a su fin. La nueva Asamblea
estará liderada por partidos de oposición y centro-derecha, marcando un cambio
sin precedentes en la política boliviana.
Alta
Voz de Perú (https://n9.cl/omvx4j)
El
Movimiento al Socialismo (MAS), que durante más de diez años mantuvo el control
del Gobierno y del Legislativo, no contará con representantes en la próxima
Asamblea Legislativa. Según los resultados de las elecciones generales del 17
de agosto, que serán oficialmente confirmados por el Tribunal Supremo Electoral
(TSE) este martes 26, el partido azul quedó fuera del Senado y de la Cámara de
Diputados, marcando el inicio de una etapa inédita en la política nacional.
Senado:
sin representación de izquierda
Los
datos preliminares indican que el Senado estará conformado por cuatro fuerzas
políticas: el Partido Demócrata Cristiano (PDC) con 16 senadores, Alianza Libre
con 12, Unidad con 7 y Súmate con 1.
El
analista político Marcelo Silva considera que este resultado supone un cambio
cualitativo:
“Esta
Asamblea será distinta y más representativa. La izquierda, con el MAS,
desaparece del Senado”, señaló.
Cámara
de Diputados: un escenario más variado
En
Diputados se confirmaron 63 escaños uninominales, mientras que las diputaciones
plurinominales se definirán cuando el TSE oficialice los resultados. Los
números preliminares indican que el PDC tendrá 30 diputados, Alianza Libre 20,
Unidad 11 y Alianza Popular 2.
Silva
señala que esta cámara será más compleja:
“La
presidencia de Diputados podría quedar en manos del PDC, pero será crucial
definir quién será el articulador político dentro del esquema de Rodrigo Paz,
porque la Cámara baja requiere acuerdos para tomar decisiones importantes”.
Nuevos
protagonistas
Entre
los legisladores que ingresan destacan figuras como Branko Marinkovic, Soledad
Chapetón, Juan del Granado, Tomasa Yarhui y Ármín Lluta, quienes darán forma al
nuevo mapa político cuando la Asamblea se instale el 8 de noviembre.
Presidencia
de la Asamblea y gobernabilidad
La
presidencia del Parlamento dependerá del resultado de la segunda vuelta
electoral, con Juan Pablo Velasco (Alianza Libre) y Edman Lara (PDC) como
principales candidatos. Silva enfatiza la necesidad de generar consensos:
“El
vicepresidente de la Asamblea debe ser capaz de pactar acuerdos. Si el próximo
gobierno quiere gobernabilidad, tendrá que trabajar con los principales actores
políticos para asegurar los dos tercios necesarios”.
Segunda
vuelta confirmada
El
TSE informó que los resultados oficiales se presentarán este martes a las 10:00
a. m. Dado que no
se alcanzó la diferencia suficiente entre los
dos primeros candidatos, se realizará una segunda
vuelta electoral con el mismo padrón y toda la
logística ya prevista.
Un
cambio histórico en el Congreso
La
ausencia del MAS marca un giro histórico en la política boliviana. Tras 17 años
de mayorías absolutas, el Congreso ahora será liderado por fuerzas de oposición
y centro-derecha, lo que obligará a pactos políticos para garantizar la
gobernabilidad. La instalación oficial del Parlamento coincidirá con la toma de
posesión del próximo gobierno, el 8 de noviembre.
EL
“DUBÁI DEL ORO BLANCO”: EL PAÍS LATINOAMERICANO QUE DISPUTA EL TRONO DEL LITIO
Con
un cuarto de las reservas mundiales, Bolivia se alza como el “Dubái del oro
blanco”, mientras Chile lidera la producción y atrae millones en inversiones.
El litio, esencial para baterías y transición energética, coloca a Sudamérica
en el centro de la geopolítica global de los recursos estratégicos.
Gizmodo
de España (https://acortar.link/Q0UtAg)
América
Latina no solo guarda biodiversidad y culturas milenarias, también es el
epicentro de un recurso que redefine la economía global: el litio. Conocido
como “oro blanco”, este mineral estratégico impulsa la electromovilidad y el
almacenamiento energético. Y entre desiertos de sal y alianzas estatales, la
región se perfila como el tablero de disputa para el futuro energético del
planeta.
Bolivia
ostenta el título simbólico de “Dubái del oro blanco” gracias al Salar de
Uyuni, un desierto de más de 10.500 kilómetros cuadrados que encierra entre el
50% y el 70% de las reservas globales de litio. Sin embargo, el país enfrenta
un dilema histórico: poseer la riqueza, pero carecer de la infraestructura y la
tecnología necesarias para explotarla a gran escala.
A
pesar de la magnitud de sus yacimientos, Bolivia sigue rezagada frente a
productores consolidados como Chile y Australia. Las dificultades técnicas,
sumadas a la falta de inversión privada y logística adecuada, han impedido que
su potencial se traduzca en un liderazgo comercial.
Chile:
líder regional y motor de inversión
Mientras
Bolivia conserva las mayores reservas, Chile se mantiene como el mayor
productor de litio en Sudamérica y el segundo del mundo, detrás de Australia.
En 2023 alcanzó las 271.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) y
proyecta superar las 305.000 en 2025.
El
Salar de Atacama, rico en litio de alta calidad, se ha convertido en el corazón
de esta bonanza. Con la Estrategia Nacional del Litio, el país fomenta
asociaciones público-privadas —como Codelco y SQM— y abre licitaciones en
yacimientos estratégicos, consolidando una política de expansión que busca no
solo aumentar la producción, sino también capturar valor agregado.
El
litio como recurso crítico del siglo XXI
La
relevancia del litio radica en su papel dentro de la transición energética. El
84% del litio producido en 2023 se destinó a baterías y se espera que la cifra
alcance el 89% en 2025, impulsada por el auge de los vehículos eléctricos y las
energías renovables.
No
obstante, el mercado atraviesa una paradoja: mientras la demanda crece, la
sobreoferta ha desplomado los precios en un 78% durante 2023, situando el
carbonato de litio en torno a los 12.000 dólares por tonelada. Este
desequilibrio amenaza con reconfigurar la rentabilidad del sector en el corto
plazo.
Ranking
mundial de producción
El
informe Mineral Commodity Summaries 2025 del Servicio Geológico de Estados
Unidos confirma la jerarquía del mercado: Australia lidera la producción
global, seguida de Chile, China, Zimbabue y Argentina. Entre reservas gigantes
y estrategias divergentes, Sudamérica se mantiene como el epicentro de un
recurso que definirá, en buena medida, el rumbo de la energía mundial en las
próximas décadas.
ERA
CURA Y ABUSÓ DE 30 NIÑOS EN BOLIVIA Y LLEVA 17 AÑOS VIVIENDO OCULTO EN SU CASA
EN URUGUAY
El
exsacerdote Juan José Santana Trinidad fue acusado en Cochabamba, desde donde
huyó en octubre de 2007. Cómo es su vida escondido.
Diario
Panorama de Uruguay (https://n9.cl/yuicm)
El
ex sacerdote uruguayo Juan José San’Anna, denunciado por abusar sexualmente de
30 niños que tenía bajo su cuidado en un internado en Bolivia, lleva 17 años
prófugo de la Justicia de ese país. Pero encontrarlo no es ningún misterio: el
ex cura está en la casa de sus padres en un tranquilo barrio de Salto, un
departamento de Uruguay limítrofe con Argentina.
Así
lo revela una investigación del diario uruguayo El País, que fue al encuentro
del ex sacerdote. Se podría decir que Sant’Anna está en un escondite, pero en
realidad siempre ha estado en el mismo lugar. El tema es que, pese a las
denuncias que tiene en su contra, nadie ha ido a buscarlo.
El
ex cura tiene una vida reservada. Está todo el día encerrado en su casa y, solo
en algunas ocasiones, sale a caminar algunas cuadras cuando está por caer el
sol. En estos 17 años ha recibido a tres periodistas que le han pedido
explicaciones por sus acusaciones. Él ha admitido esas situaciones, aunque
también ha intentado esquivar el tema.
Los
abusos por los que es acusado Sant’Anna ocurrieron en Tapacarí, una localidad
pobre de apenas 23.000 habitantes cercana a Cochabamba. Tiene calles de piedra
y tierra, y casas de barro y madera. Hasta allí llegó el uruguayo en 2005,
cuando tenía 36 años. Dirigía el ala masculina del Internado Ángel Gelmi, que
albergaba a 72 varones de entre 8 y 17 años.
Sant’Anna
tenía las características de un uruguayo promedio: andaba siempre con un mate y
era habilidoso para el fútbol. Tenía un perro que lo acompañaba y se rodeaba de
un grupo de chicos.
Pero
ese cura tenía una cara oculta, que saldría a la luz en noviembre de 2007. El
arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, convocó a una conferencia de prensa en la
que no respondió preguntas. Tenía una noticia dolorosa para comunicar, como
recuerda el artículo de El País. “Uno de nuestros sacerdotes ha cometido abusos
deshonestos contra menores albergados en uno de nuestros internados”, dijo el
obispo.
Salari
pidió perdón y se comprometió a colaborar con la investigación penal. Además,
ofreció ayuda psicológica a las víctimas y anunció el inicio del trámite para
la expulsión del cura de la Iglesia Católica, lo que se concretaría en 2011.
Cuando
Solari dio la conferencia, Sant’Anna ya había escapado.
¿Cuáles
eran los abusos de este cura?
El
sacerdote invitaba a niños y adolescentes de entre seis y 18 años de un
internado rural a ver videos a su cuarto, los encerraba con llave y los sometía
a prácticas sexuales, desde la masturbación hasta el sexo anal. Así surgía de
los testimonios de las víctimas, que fueron consignados en mayo de 2008 por el
diario Opinión de Chile.
Sant’Anna
fue denunciado por delitos de violación, violación inconsistente y abuso
deshonesto. La Justicia boliviana lo declaró rebelde e Interpol lo halló en la
ciudad uruguaya. Pero el cura siempre siguió libre.
Sobre
cómo se destaparon los delitos hay dos versiones. Una indica que una religiosa
del internado lo encontró en una escena comprometedora con uno de los internos.
La otra versión tiene como protagonista a la misma mujer e indica que un
adolescente le narró llorando lo que había vivido. Cualquiera sea la versión
real, la mujer contó.
Deprimido,
Sant’Anna se alojó en una vivienda de la iglesia y le contó a algunos
religiosos que se entregaría si lo ayudaban a sanar lo que consideraba “una
enfermedad”: haber abusado sexualmente a los nueve años. La iglesia comenzó con
una investigación interna y a los 20 días le avisó a la Policía.
Pero
el cura ya había escapado.
En
marzo de 2011 el sacerdote debió dejar los hábitos.
El
encuentro del ex cura
El
ex sacerdote fue encontrado tres veces por periodistas que lo buscaron para
reportajes de investigación.
En
abril de 2010 fue el diario uruguayo La República el que intentó dar con el
sacerdote. “Son ciertas. Es lo que te puedo decir; sabés una cosa, estoy
muerto”, declaró esa vez.
En
2023, en tanto, lo fue a buscar el diario El Deber de Bolivia. El periodista
Erick Ortega le nombró la localidad y el sacerdote bajó la cabeza. Pero luego
se repuso y rechazó hablar del tema. Le contó que para la familia la situación
había representado un “mazazo terrible”. Habían pasado 15 años del episodio.
“Estoy
destrozado. Lo único que te puedo decir es eso. Yo dejé de vivir después de que
pasó eso… no sé, no tengo ni palabras… Yo solo pensé en mi familia, en mis
padres, en tratar de superar esto junto con ellos. Que hay situaciones que se
me escapan de las manos a mí y que no dependen de mí”, señaló.
Sant’Anna
señaló que el caso lo “desbordó por completo”.
El
tercer encuentro fue con la periodista Mariangel Solamita del diario uruguayo
El País, que publicó el último domingo el diálogo. Su reacción fue procurar
callar. “Yo no sé qué decirles… Preferiría no decir nada. Y con todo el tiempo
que ya pasó, con más razón todavía, ¿no?”, respondió.
Sant’Anna
tampoco respondió por qué fue a Bolivia e insistió con lo que quería: “Prefiero
no hablar nada de mí”.
La
periodista le recordó que él admitió en la conversación de 2010 haber cometido
los delitos, pero él respondió que eso no fue “tan así”. Haber visto eso
publicado lo enojó. Cuando le recordaron que está denunciado por abusar de 30
niños y haber huido, el ex sacerdote insistió con que su voluntad era no decir
nada.
“No
voy a hablar de esto. Es muy difícil, es muy doloroso. Lo único que puedo decir
es muy doloroso y sigue siendo muy doloroso. Sería volver a resolver y generar
un dolor”, señaló.
FIEBRE
DE COMPRAS EN LA FRONTERA: ARGENTINOS VIAJAN A BOLIVIA Y PARAGUAY POR PRECIOS
HASTA 70% MÁS BAJOS
Desde
electrodomésticos hasta ropa y alimentos, los valores resultan hasta un 70% más
bajos que en la Argentina y, en muchos casos, con la posibilidad de pagar en
cuotas sin interés y en pesos.
El
Mar Platense de Argentina (https://n9.cl/c0jls)
En
Bermejo (Bolivia), un kilo de carne se consigue a $4.000 y un combo de 12 jeans
a $130.000. En Alberdi (Paraguay), la diferencia es igual de marcada: un aire
acondicionado cuesta $300.000 frente a los $700.000 en la Argentina y un
televisor de 85 pulgadas ronda $1.250.000. Perfumes, sábanas y hasta alimentos
forman parte de las compras masivas de los argentinos que cruzan la frontera
cada semana.
El
fenómeno golpea fuerte al comercio local. “Es imposible competir con Bolivia”,
advirtió Ariel Zablup, presidente de la Cámara de Comercio de Orán, al señalar
que la ciudad perdió 40 negocios en los últimos meses. En Formosa, la cámara
provincial denunció el cierre de 100 comercios y una caída del 70% en las
ventas.
El
contrabando, mientras tanto, se disparó. En barrios como Circuito Cinco
(Formosa) abundan gaseosas y productos paraguayos a precios de remate.
Empresarios locales aseguran que hoy casi todas las bebidas que se consumen en
el noreste argentino provienen de Paraguay.
La
postal se repite en Aguas Blancas y Salvador Mazza, donde colectivos y autos
particulares colapsan los pasos fronterizos en verdaderos tours de compras.
Allí incluso se cobra una tasa municipal de $1.000 por vehículo para ingresar,
a modo de peaje.
Frente
a esta crisis, los comerciantes reclaman un régimen especial que elimine el IVA
a los turistas para evitar la fuga de consumo hacia los países vecinos y exigen
al Plan Güemes reforzar los controles contra el contrabando, que deja al sector
en lo que definen como una “terapia intensiva”.
EL
DORADO LLEGÓ A BOLIVIA PARA IMPULSAR PAGOS CON STABLECOINS
La
app de pagos cripto El Dorado anunció su llegada a Bolivia para impulsar el uso
de stablecoins y ampliar la inclusión financiera.
Coin telegraph Com/news (https://n9.cl/qzsm32)
La
plataforma de pagos P2P de stablecoins El Dorado, anunció su entrada al mercado
económico de Bolivia con el objetivo de ofrecer alternativas digitales frente a
la escasez de dólares y promover la inclusión financiera en la región, según un
comunicado enviado a Cointelegraph en Español.
De
acuerdo a lo informado, la plataforma, que ya está operando en Argentina,
Brasil, Colombia, Panamá, Paraguay y Perú, permitiría comprar y vender USDT en
bolivianos con más de 70 métodos de pago, como Yape, Mercado Pago, Pix o
transferencias bancarias.
También
se explicó que el servicio, de modelo “peer to peer” (P2P), facilitaría el
intercambio directo entre personas, ofreciendo una experiencia accesible para
quienes buscan resguardar el valor de su dinero y participar en la economía
digital. Según la compañía, Bolivia representaría un mercado clave por su
sistema bancario en expansión y la necesidad de alternativas frente a la
volatilidad y las restricciones en el acceso a divisas.
Guillermo
Goncalvez, cofundador y CEO de El Dorado, explicó: “Nuestro compromiso va más
allá de ser una plataforma de intercambio; queremos que cada persona, sin
importar su ubicación o situación financiera, pueda libremente participar en la
economía digital de forma segura”.
A
su vez informaron que, en el primer año de operaciones, El Dorado alcanzó más
de 200.000 usuarios y un millón de transacciones. En 2024 la empresa cerró una
ronda de inversión semilla con el respaldo de Coinbase Ventures y Berkeley
Skydeck, entre otros inversores. Este capital permitió acelerar su expansión y
reforzar su objetivo: convertirse en lo que ellos denominaron la “SuperApp” de
pagos con stablecoins en Latinoamérica, explicaron.
La
compañía también anunció que tiene expectativas de sumar muchos más usuarios
activos en Bolivia antes de finalizar 2025 y consolidarse como plataforma P2P
del país.
Goncalvez
señaló que “el proyecto nació como respuesta a los problemas estructurales de
la región”, y agregó: “apostamos al libre mercado y a crear ecosistemas que
incentiven la competencia y el comercio de monedas entre países. Queremos que
los latinoamericanos tengan más opciones para poder mover su dinero con
libertad”.
Por
último se indicó que la interoperabilidad de la app, que permitiría mover
fondos entre más de 70 servicios de pagos y billeteras digitales en la región,
es una de sus principales fortalezas. Esto facilitaría a los usuarios enviar y
recibir dinero de manera instantánea, reduciendo barreras y ampliando las
oportunidades de inclusión financiera en Latinoamérica, concluyeron.
Aclaración:
La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan
necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La
información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o
recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican
riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación
antes de tomar una decisión de inversión.
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