Monday, August 25, 2025

¿FIN DE EVO MORALES EN BOLIVIA?

El desenlace de octubre no solo definirá al presidente, sino también si Bolivia logra cerrar el ciclo del MAS. Morales, debilitado y sin escaños en el Senado, con un sospechoso silencio, ¿aún recurrirá a la calle? La clave estará en si el país logra una recuperación económica e institucional o si repite los errores que en el pasado devolvieron al MAS al poder. El futuro presenta más preguntas que respuestas.

 
Bolivia inicia una nueva etapa tras las elecciones del 17 de agosto. El triunfo de Rodrigo Paz inquilino del Partido Demócrata Cristiano, con 32% de los votos fue sorpresivo. Jorge “Tuto” Quiroga alcanzó 27% y disputará la presidencia en la segunda vuelta de octubre, mientras Samuel Doria Medina, con 20%, quedó tercero con un caudal electoral decisivo. El perdedor fue el partido de gobierno que apenas logró 3%, sin representantes en el Senado. Este derrumbe histórico ¿marcará el fracaso del proyecto indigenista que gobernó durante 20 años bajo Evo Morales y el MAS?
La comparación con 2019 es inevitable. Aquellas elecciones, anuladas por fraude, provocaron movilizaciones masivas, la renuncia de Morales y el gobierno interino de Jeanine Áñez. La transición se quebró por debilidad institucional y violencia política que permitió el regreso del MAS en 2020. Seis años después, la oposición ha ganado la primera vuelta y controla el Parlamento. Solo cuatro partidos estarán presentes en el Senado: el PDC de Paz con 16 senadores, Libre de Quiroga con 12, Unidad de Doria Medina con 7 y Súmate de Manfred Reyes con 1. El MAS y Andrónico Rodríguez quedaron relegados. No se han publicado resultados en Diputados, pero solo seis partidos superaron la valla electoral.
Rodrigo Paz despierta entusiasmo y dudas en el ámbito internacional. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, arrastra un apellido asociado a pactos políticos y estilo pragmático. Su discurso mezcla promesas de apertura económica con tintes populistas, sin un plan de gobierno claro. Su compañero de fórmula, el capitán Edman Lara, genera controversias. Exoficial de policía dado de baja tras denunciar la corrupción, se convirtió en símbolo de lucha contra la impunidad y conectó con sectores populares en redes sociales. Su irrupción explica parte del ascenso del binomio, aunque sus posturas ambiguas y populistas despiertan recelo.
Tuto Quiroga, expresidente, mantiene una línea más conservadora y liberal en apariencia progresista. Promete disciplina fiscal, apertura comercial y acercamiento con Estados Unidos y Europa. Sus propuestas entre liberales y progresistas tendrán como principal desafío superar la imagen de político tradicional y conquistar a jóvenes urbanos que buscan renovación.
La noticia que sorprendió al mundo fue la decisión del Tribunal Supremo de Justicia ordenando verificar el cumplimiento de los plazos legales en los procesos abiertos tras la crisis de 2019. Esta medida podría abrir la puerta a la liberación de Jeanine Áñez, Luis Fernando Camacho, Marco Pumari y otros opositores que permanecen en prisión preventiva. El gesto es interpretado como avance para restablecer la institucionalidad, ofreciendo esperanzas para recuperar el equilibrio de poderes tras años de control partidario.
El tema central para el próximo gobierno será la crisis económica: inflación, escasez de reservas internacionales y carencia de combustibles. El gas, alguna vez motor de exportaciones, requiere inversiones en exploración para reactivar la producción. Pero el regreso a la institucionalidad exige un pacto político que garantice gobernabilidad y evite el estancamiento económico.
El desenlace de octubre no solo definirá al presidente, sino también si Bolivia logra cerrar el ciclo del MAS. Morales, debilitado y sin escaños en el Senado, con un sospechoso silencio, ¿aún recurrirá a la calle? La clave estará en si el país logra una recuperación económica e institucional o si repite los errores que en el pasado devolvieron al MAS al poder. El futuro presenta más preguntas que respuestas.
 
 
 
 
 
BOLIVIA DESPIDE AL MAS
 
Díaz Villanueva de España (https://n9.cl/51r0n4)
 
En las elecciones generales de Bolivia del pasado día 17, el Movimiento al Socialismo, el partido de Evo Morales, sufrió el mayor revés de su historia al quedar fuera de la segunda vuelta presidencial programada para el próximo 19 de octubre. El candidato del MAS, Eduardo del Castillo, obtuvo solo el 3% de los votos y quedó en sexto lugar. Los contendientes por la presidencia serán Rodrigo Paz Pereira, un senador centrista que sorprendió con el 32% de los votos, y Jorge Quiroga, expresidente conservador con el 27%.
El MAS ha dominado la política boliviana desde 2006, cuando Evo Morales asumió la presidencia con el 53% de los votos. La revalidó en 2009 y 2014 con resultados electorales aún mejores. Inspirado por el chavismo venezolano, Morales quiso emular a su maestro y alineó a Bolivia con regímenes antioccidentales como Venezuela, Nicaragua, Irán y China. Pero la Constitución de 2009, promovida por el propio Morales, limitaba los mandatos presidenciales a dos. Emulando a Hugo Chávez trató de eliminar este límite mediante un referéndum en 2016 que perdió. Aun así, el Tribunal Constitucional, controlado por él, le permitió presentarse en 2019. Las elecciones de ese año estuvieron marcadas por el fraude, que confirmó una auditoría de la OEA. Las protestas obligaron a Morales a marcharse en noviembre de 2019. Tras ello huyó del país y se estableció en Argentina apadrinado por Alberto Fernández.
Entretanto, Jeanine Áñez asumió la presidencia interina. Su gestión, en principio de transición, se prolongó debido a la irrupción de la pandemia. Áñez terminó encarcelada por corrupción poco después de las elecciones de 2020 en las que el MAS regresó al poder con Luis Arce, ex ministro de Morales, que obtuvo el 55% de los votos. Pero la relación entre Arce y Morales se deterioró rápidamente, lo que resultó en una fractura interna dentro del MAS. En 2023, el Tribunal Constitucional anuló la reelección indefinida, inhabilitando de paso a Morales, que desde su escondite en la provincia de Chapare, donde está refugiado tras ser acusado de un delito sexual, pidió el voto nulo.
Pero en el vuelco electoral ha tenido más que ver con la crisis económica que con la implosión de la izquierda boliviana. El país, que en los primeros años de Morales se benefició de los altos precios del gas natural, atraviesa desde hace años una crisis económica que no ha hecho más que empeorar. La producción de gas se ha reducido a la mitad por simple descuido y falta de inversiones. Del resto se han encargado los controles económicos, la corrupción y la falta de seguridad jurídica que se tradujo en el pasado en expropiaciones a empresas extranjeras, algunas españolas como Abertis o Iberdrola, cuyos activos fueron expropiados entre 2012 y 2013. Eso ha ahuyentado la inversión ahondando los problemas económicos. El resultado es una escasez crónica de divisas. Las reservas del banco central están en mínimos, la inflación ronda el 25%, el déficit público supera el 10% y los bonos son de alto riesgo. Los bolivianos se las ven y se las desean para llenar la cesta de la compra cuyo precio crece sin parar desde hace años.
Los candidatos que se disputan la segunda vuelta tendrán que implementar reformas drásticas. Rodrigo Paz promete “capitalismo para todos”, mientras Quiroga aboga por cambiar “absolutamente todo” tras veinte años perdidos. Ambos capitalizan el deseo de cambio de la mayor parte de los bolivianos. La izquierda, entretanto, se enfrenta a una crisis duradera a la que no se le ve final.
 
 
 
 
 
EDITORIAL: COLAPSO ELECTORAL DE LA IZQUIERDA EN BOLIVIA
 
La caída de la izquierda hegemónica en Bolivia abre un nuevo periodo para este país en crisis. El rechazo a su fallido modelo estatista fue claro; lo difícil será impulsar una nueva ruta de bienestar
 
La Nación de Costa Rica (https://n9.cl/eyjy7)
 
Tras las elecciones generales celebradas el domingo anterior, una gran incertidumbre persiste en Bolivia: quién será su próximo presidente. Ninguno de los ocho candidatos obtuvo la mayoría necesaria en primera ronda y, por ello, los dos punteros deberán enfrentarse en una segunda vuelta, el 19 de octubre. Sin embargo, sí quedó de manifiesto una contundente certeza: el enorme retroceso de la izquierda estatista y, en particular, el colapso del Movimiento al Socialismo (MAS), su principal partido y fuerza electoral hegemónica durante casi dos décadas.
Se abre ahora un nuevo ciclo en la política del país, lleno de expectativas y esperanzas, pero también de riesgos y desafíos. A pesar del abrumador cambio de tendencia y el rechazo al modelo intervencionista vigente, el camino por delante es en extremo complejo. La sociedad padece profundas divisiones; los focos de conflicto son múltiples; los problemas acumulados, profundos y heterogéneos, y las medidas necesarias para afrontarlos implicarán sacrificios antes de generar resultados.
A lo anterior se añade la sombra del ambicioso y revanchista expresidente Evo Morales, cuyo llamado a los votos nulos, con 19,29% de apoyo, estuvo apenas unos puntos decimales por debajo del tercer candidato más votado. No se puede calificar de un gran éxito, pero sí es un caudal suficiente para mantenerse como una fuente disruptiva y deslegitimadora, que dificultará aún más la tarea gubernamental.
En conjunto, sin embargo, los resultados no admiten dudas sobre el profundo cambio del electorado y el afán de cambio que lo anima. El centrista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), quedó en un cómodo primer lugar, con 32,14% de los votos. El expresidente derechista Jorge Quiroga Ramírez, de Alianza Libre, recibió 26,81%, y quien parecía su rival más cercano, Samuel Doria Medina, de Alianza Unidad (centro-derecha), 19,86%. Será determinante para incidir en la segunda ronda.
El candidato del MAS se hundió en un bochornoso sexto lugar, y apenas logró superar el mínimo del 3% para mantener la divisa partidaria con vida legal. Un disidente de este partido y actual presidente del Senado se ubicó en el cuarto, con 8,22%.
Los resultados para ambas cámaras del legislativo aún pueden sufrir ligeros cambios, pero reflejan con claridad las tendencias presidenciales y, si bien apuntan a la fragmentación, esta no será extrema. EL PDC tendrá, al menos, 45 de los 130 representantes y 13 de los 36 senadores; Libre, 37 y 11, respectivamente, y Unidad, 18 y 6 en cada cámara. Dadas las similitudes programáticas entre estas tres agrupaciones, es posible que, una vez constituido el nuevo gobierno, logren entendimientos adecuados para impulsar el tipo de legislación que imponen los retos nacionales. Sin embargo, su éxito no está garantizado.
Bolivia padece una crisis política, económica y social de enormes dimensiones. A ella se añaden profundas diferencias étnicas y regionales, que afectan la integralidad del Estado y los entendimientos.
Evo Morales, como candidato del MAS, llegó a la presidencia en 2006 y se mantuvo en ella hasta 2019, cuando forzó un cuarto periodo inconstitucional de gobierno, pero debió abandonar el poder en medio de denuncias de fraude en las elecciones de entonces y salió al exilio. Las nuevas elecciones celebradas tras un breve gobierno de facto dieron el triunfo a Luis Arce, su ministro de Hacienda, ungido como sucesor.
Muy pronto, sin embargo, las pugnas intestinas por el control del MAS y del gobierno, entre grupos rivales seguidores de ambos personajes, crearon una gran inestabilidad, en un trasfondo de descalabro económico. Su génesis fue el modelo estatista impulsado por Morales. Logró mantenerlo con éxito y, de hecho, redujo sustancialmente la pobreza, durante una década de bonanza para los precios internacionales de hidrocarburos, abundantes en el país. Sin embargo, no hubo reformas para diversificar la economía; la nacionalización de las empresas del ramo generó amplios recursos iniciales al Estado, pero la falta de inversiones afectó su capacidad productiva y competitiva.
Conforme más se reducían los ingresos por las exportaciones de gas, menos sostenibles resultaron los subsidios –en particular, el consumo de combustibles–, la moneda comenzó a perder valor, la inflación se disparó, la pobreza dejó de reducirse y, sin medidas oportunas para frenar estas tendencias, la economía llegó a una situación virtualmente inmanejable, al menos sin un cambio de esquema.
El resultado electoral fue, sobre todo, producto del rechazo al modelo fracasado; también, al virtual canibalismo que se instauró en los ámbitos oficialistas.
La gran interrogante se abre sobre el futuro. Electoralmente, Paz Pereira, del PDC, parece tener gran ventaja; además, de llegar a la presidencia, sus posiciones centristas y una primera pluralidad legislativa harían más factibles los acuerdos que fomenten la gobernanza. Es lo que los bolivianos merecen, pero el éxito requerirá mucho trabajo, inteligencia, apertura y sacrificio de todos.
 
 
 
 
 
LA DERECHA CONQUISTA BOLIVIA
 
Diario Correo Gallego de España (https://n9.cl/e48r6)
 
Las elecciones presidenciales celebradas en Bolivia el pasado domingo, 17 de agosto, han marcado un antes y un después en la historia de este bello país sudamericano. Sus gentes han decidido acabar con dos décadas de gobiernos de izquierdas, y dar un giro inequívoco hacia la derecha. Cabe destacar la alta participación (el 86,95% del electorado registrado), así como el 19% de votos nulos promovidos por Evo Morales debido a su inhabilitación para concurrir a los comicios. Aun así, al no haber alcanzado ninguno de los candidatos más del 40% de los votos (más una ventaja de 10 puntos), los bolivianos volverán a las urnas para una segunda vuelta el próximo 19 de octubre. El centrista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se alzó con la victoria provisional y el 32,06% de los votos. En segundo lugar quedó Jorge ‘Tuto’ Quiroga Ramírez, representante de la agrupación de centroderecha Alianza Libre, quien obtuvo el 26,70% de las papeletas. Por su parte, Samuel Doria Medina ocupó el tercer lugar, con casi el 20% de los votos.
Pero lo más llamativo fue la estrepitosa derrota del candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, que sólo logró cosechar el 3% del apoyo electoral. Esta brutal caída de la izquierda inaugurada en 2006 por Evo Morales demuestra que algo se mueve en América Latina; y que el despilfarro, el clientelismo y el estatismo destruyen los países en los que se asientan. También las divisiones internas, como la que enfrenta a evistas (Evo Morales) y arcistas (Luis Arce). Ya lo vimos con Argentina y Ecuador. Y todo parece indicar que lo acontecido en Bolivia constituye un aviso a navegantes. De hecho, países como Nicaragua, Venezuela y la propia Cuba ya están poniendo sus barbas a remojar. Entretanto, Bolivia busca cómo combatir la escasez de divisas, un déficit público de más del 10% del PIB, una inflación interanual del 25%, y las carencias alimentarias y de combustible que sufren sus ciudadanos.
Rodrigo Paz Pereira se presentó como el candidato de la diversificación económica e industrial. Considera que Bolivia depende demasiado del sector minero y de los hidrocarburos. Para diversificar la producción, apuesta por la inversión privada tanto interna como del exterior. Promete ayudas a las pequeñas y medianas empresas, así como facilidades de crédito. Defiende la transparencia y la lucha contra la corrupción. Respalda la disciplina fiscal y la descentralización de la gestión administrativa. Propone reforestaciones masivas y una mayor sensibilidad medioambiental. Asimismo, apuesta por la obtención de litio, pero de común acuerdo con las comunidades indígenas en términos de explotación y reparto de beneficios. De vocación internacionalista, considera esencial estrechar lazos con Norteamérica y la UE.
Jorge ‘Tuto’ Quiroga alerta contra la excesiva deuda pública y el incremento del déficit fiscal. Apuesta por nuevos tratados de libre comercio. Y también ve en la inversión extranjera una vía de financiación y crecimiento para Bolivia. Cree en el mercado libre. Apoya la explotación del gas y del litio, con incentivos a las empresas para que contribuyan al crecimiento de las áreas y zonas implicadas. Promete simplificar la estructura del Estado, así como acciones para reducir la criminalidad y aumentar la seguridad ciudadana. Aun sin mostrarse entusiasmado con las cuestiones medioambientales, sí reconoce la necesidad de aunar industria y sostenibilidad. Desconfía de Mercosur; y ve en Brasil y en EE.UU. dos socios estratégicos con los que reforzar los vínculos políticos y económicos de Bolivia.
 
 
 
 
 
De cara al balotaje de octubre
 
BOLIVIA: PAZ, TUTO QUIROGA Y EL NEOLIBERALISMO QUE AVANZA
 
En materia económica, los candidatos apuntan a reinstalar un modelo neoliberal con anabólicos libertarios. Uno habla de "capitalismo para todos", el otro, de "salir de la cárcel del Mercosur".
 
Página 12 de Argentina (https://n9.cl/jlrsa)
 
Con la derecha ya acomodada hacia la segunda vuelta, los presidenciables Rodrigo Paz y Jorge Tuto Quiroga empiezan a pescar votos en el electorado que no los eligió. La transición hacia el 19 de octubre cuando se definirá quién gobierna Bolivia por los próximos cinco años, empezó como se esperaba. En materia económica, los candidatos apuntan a reinstalar un modelo neoliberal con anabólicos libertarios. El ganador del primer turno y exalcalde de Tarija, sintetizó su idea en tres palabras: “Capitalismo para todos”. Su rival declaró que “quiere salir de la cárcel del Mercosur, porque Brasil es proteccionista”, además de los países europeos con los que el bloque comercia.
Si ambos coinciden en terminar con “el milagro” económico boliviano que se gestó en los veinte años de dominio del MAS, en política hay ciertos matices que los diferencian. A Paz lo corren por derecha los extremistas de ese arco ideológico y el expresidente es uno de ellos. Una sola frase define su pensamiento. Del dictador Hugo Banzer, con quien compartió fórmula presidencial en 1997, comentó: “Su contribución democrática es innegable”.
Paz, hijo de Jaime Paz Zamora, perseguido por el régimen de Banzer en los años ’70, grabó un mensaje por el bicentenario de Bolivia que se cumplió el 6 de agosto donde recordó el calvario familiar en esa etapa: “Yo tenía tres años cuando salí exiliado y viví en más de diez países, estudié en más de diez colegios, vi la muerte de cerca, a hombres y mujeres luchando por la libertad, he visto a mis padres entrar a la cárcel, ser torturados y cuando tenía trece años iba en un taxi en Sopocachi (barrio de La Paz) y escuché que se había caído el avión donde viajaba mi padre y decían que todos habían muerto. Pero el sobrevivió”.
Voto rechazo al desgaste del MAS
Ese autorretrato, una secuencia dolorosa y préterita, tal vez explique lo que se decía en Bolivia en las horas posteriores a la elección. Que Paz recibió votos de un sector descontento de las bases del MAS que lo ven más digerible a Quiroga. Álvaro García Linera, el exvice de Morales, declaró en estos días que “el voto de Paz es el antiguo voto de Evo”. Eso no lo ubica al candidato mejor posicionado para el balotaje en la centro izquierda, ni mucho menos en la izquierda. En Bolivia hubo un voto rechazo al desgaste de cuatro gobiernos consecutivos del Movimiento al Socialismo que fueron de mayor a menor. En el último de Luis Arce la economía se derrumbó, el gas dejó de ser el commodity que hacia ingresar divisas como antes, la moneda se devaluó y los conflictos internos del MAS hicieron el resto.
En un país donde todo lo que hizo esa fuerza política colosal, que edificó el estado plurinacional, creó una nueva constitución y elevó los índices de igualdad al nivel más alto de Latinoamérica, Paz y Quiroga confirmaron que irán en la dirección contraria. Detrás del primero está Jaime Dunn, ex aspirante frustrado a la presidencia y economista libertario con el que coincidió en sus estudios. En un video que puede verse en X, los dos juntos dicen que “el voto liberal hay que ganarlo” y el candidato demócrata cristiano sugiere que aquel le redactó el plan económico.
Los lazos de Dunn con el ideólogo neofascista detrás del presidente argentino, Javier Milei, reúnen evidencia. Nicolás Laje, en un diálogo poselectoral, lo felicitó por el programa económico – que también se atribuyó – y definió al boliviano como “un libertario absoluto”.
Dunn quiere ser presidente de su país en 2030, aunque por este año se quedó con la sangre en el ojo. Se postuló el 25 de junio pasado por el partido Nueva Generación Patriótica (NGP). Pero el Tribunal Supremo Electoral (TSE) inhabilitó su candidatura el 2 de julio. Adujo que no presentó la documentación que acreditaba su solvencia fiscal. A ese personaje, Laje lo despidió en el diálogo que se puede ver en youtube con su frase de cabecera sobre la “batalla cultural”. Esta vez en Bolivia.
Tuto Quiroga, que corre de atrás por el resultado del primer turno, suavizó su discurso de mano dura después de la campaña y aparenta correrse hacia el centro, aunque es una especie de lobo con piel de cordero. Definió al Mercosur como una “cárcel”, criticó al Brasil de Lula por su proteccionismo y ya anunció que correrá presuroso a los brazos del FMI si accede a la presidencia. Como buen tecnócrata se siente cómodo en su papel de redentor por su llegada al sector financiero. Aseguró que tiene un plan de salvataje de varios organismos: consiste en pedir 12.000 millones de dólares con el objetivo de estabilizar la economía de Bolivia hasta fines de este año. O sea, entrar al círculo poco virtuoso del endeudamiento.
Evo y el voto nulo
Dice que le tiene “alta estima” a su adversario y en política mostró algunas cartas: lo seduce la liberación de los golpistas de 2019, la expresidenta Jeanine Áñez y el cruceño Fernando Camacho, los dos detenidos en cárceles del departamento de La Paz. Cuestionó sus enjuciamientos. En un programa de TV emitido por el grupo El Deber de Santa Cruz, comparó al dictador Banzer -con quien compartió fórmula presidencial y lo sucedió por un año para completar su mandato-, con la figura de Evo. Dijo que este último hizo el camino inverso al presidente de facto porque “fue elegido en democracia y se convirtió en un dictador”.
A Morales lo critican de derecha a izquierda. Andrónico Rodríguez, el joven senador del MAS que se formó en las luchas del Trópico de Cochabamba junto al histórico líder cocalero, dijo que “el voto nulo perdió”, marcando la diferencia con su mentor.
En estos tiempos de redes sociales omnipresentes, el candidato perdedor de Alianza Popular apeló a ellas para dar su opinión: “Lo único que lograron con la campaña del voto nulo es promover la victoria de la derecha, además de confundir, desanimar, dividir y dispersar el voto del movimiento popular. El voto nulo perdió, pero algunos dirigentes de izquierda festejaron que la derecha haya ganado. El interés personal prevaleció ante todo, ‘soy yo o nadie’ con una mezquindad a gran escala”.
El tres veces presidente de Bolivia entre 2006 y 2019, mantiene su posición de que anular el voto fue un acto de “dignidad” ante lo que consideró su proscripción. Y que el 19.87% de rechazo a la elección que él promovió, no fue una derrota y sí una victoria. La imagen de la futura Asamblea Nacional desmiente ese aserto. La mayoría de la que gozó el MAS en el Parlamento durante veinte años quedó deshecha y su fuerza reducida a una participación testimonial. Deberá reiventarse para volver al poder y desmentir a la derecha que ya lo ubica en un pasado sin retorno.
 
 
 
 
 
CAMBIO DEL MODELO POLÍTICO EN BOLIVIA DEPENDE DE UNA ALIANZA DEMOCRÁTICA EN TRES SEMANAS
 
Identificar el origen del sorpresivo caudal de votos a favor del ganador Rodrigo Paz es clave para decidir el balotaje y el control legislativo, tras elecciones
 
Diario Las Américas de EEUU (https://n9.cl/u8ifm)
 
-A cinco días de las históricas elecciones de Bolivia, los resultados resaltantes no solo son el triunfo sorpresivo del candidato Rodrigo Paz, por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), y la derrota de la izquierda oficialista y de Evo Morales (MAS), por primera vez en 20 años, en una primera vuelta con repercusión internacional, el domingo pasado. “Hay dudas en estos momentos acerca del origen de los votos que lanzaron de pronto a Paz del tercer o cuarto puesto en las preferencias al primer lugar, a escala nacional y en cinco de los nueve departamentos. Y es imprescindible que tengamos certeza sobre su inesperado triunfo para tener claridad sobre el rumbo político”, afirma el académico y analista Carlos Böhrt.
Aunque reconoce con estos comicios el inicio de los cambios para la sociedad boliviana que representan el inicio de un ciclo y de “un periodo de transición”.
Según dice, se sospecha que hubo migración de sufragios de la izquierda oficialista hacia el partido democrático de Paz, un dato que no invalida el triunfo político, pero que obliga a esperar los resultados oficiales en los próximos cinco días para interpretar con claridad la trascendencia de los comicios Y es crucial, afirma.
“De eso puede depender si en realidad las fuerzas democráticas que van al balotaje son las triunfantes. Si se identifica que la mayoría de los votos que dieron la sorpresa el domingo vienen del filón del MAS oficialista, entonces hay que poner en duda el carácter democrático del resultado y la posibilidad de emprender el cambio del modelo político deseado”, apunta Böhrt.
Y explica el impacto del fenómeno electoral en la conformación de la bancada de la Asamblea nacional: “La fuerza que quiere el cambio será más fuerte que la izquierda en la Asamblea, pero lo que probablemente está en cuestión es que no se consiga el voto calificado que permitiría cambiar la Constitución”.
Bolivia complicada
Ante el escenario, el analista considera que “solo de una alianza democrática” que debe definirse en las próximas tres semanas para acudir al balotaje, determinará el voto y el resultado el 19 de octubre próximo. Esto, en medio de un panorama polarizado que califica de “preocupante” y “complicado”, y que coincide con el informe de la observación internacional.
El 17 de agosto pasado, casi 8 millones de bolivianos votaron para nuevo presidente y 166 parlamentarios. Y más de 30% eligió al senador Paz (57) sobre el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (65), por Libre, entre una lista de ocho candidatos, entre los cuales el empresario Samuel Doria Medina, de Unidad, punteó siempre en las encuestas y se situó en primer lugar. Hasta ese día.
Por la izquierda, el oficialista Eduardo del Castillo y el jefe del Senado, Andrónico Rodríguez, quedaron rezagados. Mientras el expresidente Evo Morales, enfrentado al saliente presidente Luis Arce y excompañero de partido, llamaba a no votar. Está inhabilitado por decisión del Tribunal Constitucional que le impidió por ley aspirar a la reelección.
Votos bajo la lupa
Böhrt, político de larga trayectoria en Bolivia, analiza cifras y detalles de la elección, “que son muchos”, porque “no está clara todavía la sorpresa que ninguna encuesta ni fuente percibió”, según dice.
No descarta la migración de votos de la izquierda oficialista hacia el partido de Paz, como ha ocurrido en otros procesos electorales.
“Pueden ser contingentes de votantes que en las tres o cuatro elecciones anteriores votaron por el oficialismo pero que no son necesariamente dependientes todavía de esa línea ideológico-política. Es mejor esperar”.
No obstante, se debe conocer el origen de los representantes legislativos electos y que por el sistema electoral boliviano corresponderán a los puestos por Departamentos.
“Hay una cantidad importantísima de senadores y diputados del PDC que ha pasado a ser la primera fuerza política. Si la mayoría de esos representantes fueron nominados por Paz, a partir de académicos, de dirigentes cívicos o de personas no vinculadas al partido oficialista, entonces su orientación será institucionalista, democrática”, puntualiza.
¿Estrategia de la izquierda?
“Pero si, a la inversa, esos representantes se originan en tiendas que eran del MAS se tiene otra valoración en la constelación de las fuerzas en la Asamblea Legislativa”, afirma. Y reitera que con base a los resultados finales se sabrá con certeza la cantidad de representantes, su identificación en las listas, y sus antecedentes para conocer su orientación que será, al final, la del parlamento.
Böhrt no desecha el escenario de que el traslado de votos se deba a “una suerte de diseño estratégico” que, si se dio de esa manera, “no fue concebido en Bolivia con seguridad, y que podría generar que secretamente en la bancada opositora aparezcan diputados y senadores que sigan la línea de la izquierda boliviana tradicional”.
Y completa: “Podríamos estar entonces frente a una presencia todavía relativamente importante de esa corriente política que no significaría el triunfo aplastante de las fuerzas tradicionales de la oposición”.
El analista llama la atención sobre las manifestaciones de “entusiasmo y optimismo en la decadente fuerza gubernamental” por el triunfo de Paz.
“Esto no significa que ellos hayan hecho un acuerdo directo con ese candidato y su pequeña fuerza, ni una estrategia electoral brillante concebida, quien sabe si en La Habana, en Puebla o en Río”, sostiene, y advierte el deber de ser cautelosos en esta fase.
“Lo que los oficialistas festejan es haber logrado obstaculizar, de una u otra manera, el cambio”, precisa, al referirse a los votos oficialistas que pueda tener Paz en la Asamblea.
Cambio político en veremos
“El panorama es preocupante”, expresa el analista.
“Lo que parece haberse conseguido con la aparición de Paz, bien sea como estrategia electoral o movimientos electorales sin diseño deliberado, es desbaratar o al menos obstaculizar lo que se veía claro al principio cuando Doria y Quiroga estaban en el primer y segundo lugar: entre las dos fuerzas formaban dos tercios en el Senado, y con la ayuda de unos cuatro diputados que podían ser de Paz formaban dos tercios en Diputados”, explica Böhrt.
De esta manera, se configuraban las condiciones políticas para el cambio del modelo que, hasta ahora, no hay. “Es un escenario bastante volátil, complejo y no debemos apresurarnos”.
Alianza opositora necesaria
Por eso, Böhrt sostiene que el desafío para las fuerzas de oposición democrática es conseguir el voto calificado que supera la mayoría simple para poder cambiar la Constitución y en consecuencia el modelo político.
El analista asegura que “el peso final que estos partidos adquieran para alcanzar y modificar el modelo desgastado dependerá de las alianzas y acuerdos que se den para la segunda vuelta”.
“Un pacto entre los partidos Libre, de Tuto Quiroga, y Unidad, de Doria, podría asegurar una mayoría no calificada tanto de senadores como de diputados, pero el peso sería mayor si a eso se le suman los votos que correspondan a Paz y que no provengan de la izquierda tradicional”.
Esto, asegura, facilitaría la toma de decisiones, la aprobación de leyes, de políticas públicas necesarias en Bolivia donde, afirma contundente, el modelo político y económico se agotó.
 
 
 
 
 
LECCIONES DESDE BOLIVIA
 
Diario Castellanos de Argentina (https://n9.cl/vuy88)
 
Con el habitual complejo de superioridad que padecen muchos uruguayos, es poco lo que se ha comentado el reciente resultado electoral en Bolivia. Sin embargo, es mucho lo que se puede aprender de lo que sucedió el domingo en el altiplano, donde el varapalo que sufrió la izquierda anticipa una más que probable ola de cambios de régimen en el continente. Pero, más importante que eso, confirma el desastre que genera una y otra vez, el manual socialista que sigue enamorando a tantos latinoamericanos y uruguayos.
El titular de las elecciones es lo más conocido. Los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta el 19 de octubre son Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge «Tuto» Quiroga. Dos figuras groseramente definidas como «de derecha» por las agencias de noticias europeas, lo cual es más que discutible. Lo que no lo es, que se trata de dos políticos lo más lejos posible del régimen que ha gobernado el país durante los últimos 20 años, de la mano del MAS, el partido de Evo Morales.
De hecho, el gran titular de esta elección es que ese partido prácticamente desapareció del Parlamento, y su candidato, Eduardo del Castillo, obtuvo apenas un 3%. No mucho mejor le fue al supuesto líder joven que venía a renovar el Proyecto de la izquierda boliviana, Andrónico Rodríguez, que obtuvo el 7% de los votos. Un derrumbe completo.
Al margen del proceso quedó el expresidente y líder cocalero Evo Morales, que desde un reducto en el Chapare, rodeado de una menguada y algo ridícula guardia indígena, llamó a la abstención en las elecciones. Eso porque la Justicia boliviana, y su propio partido político, no aceptaron su presión para violar la Constitución y habilitarle un tercer mandato. Una muestra del peor tipo de caudillismo, que como no le permiten gobernar a él para siempre, llama a boicotear el proceso democrático.
Morales se declaró poco menos que ganador de las elecciones porque la abstención que impulsaba llegó al 16%. Pero si analizamos que la tasa «normal» de abstención en ese país ha fluctuado entre el 5 y el 12%, vemos que su caudal de apoyo de todas formas es ínfimo.
¿Por qué pasó esto? ¿Cómo fue que la izquierda boliviana, esa que hacía derretir a la intelectualidad progre regional, tuvo este derrumbe? Dos motivos bien evidentes.
El primero es la pelea cruenta entre Evo Morales y su delfín Luis Arce. Un conflicto aldeano y personal, que se reduce al hecho de que Arce no toleró la prepotencia y desprecio institucional permanente de Morales. Pero la explicación central no está allí, aunque muchos medios y analistas se centren en ello.
El problema es que la economía de Bolivia es un desastre con mayúscula. Vea usted los síntomas.
Inflación imparable, la cotización del dólar volando, desabastecimiento de productos básicos como combustible o pan en un país que produce excedentes masivos de alimentos y combustibles fósiles. Es particularmente interesante lo que ocurre con el gas en Bolivia, ya que se trata desde hace dos décadas de la producción estrella del país y lo que motivó de alguna forma el inicio del proceso «bolivariano».
Es recordada la campaña por la nacionalización de ese recurso que impulsó Morales y que llevó a que tomara los pozos con el ejército de ese país. Dos décadas después, debido a la falta de inversión y a la fuga de los inversores extranjeros, la producción se ha derrumbado. Al punto que el país ha debido suspender exportaciones y el presidente Arce afirmó que es probable que se deba importar gas para 2029.
¿Le suena parecido a algo este panorama? Y sí. Es muy similar a lo que ocurrió en Venezuela con el chavismo, en la Argentina con el kirchnerismo, y en tantos países de la región donde gobernó la izquierda jurásica, con su receta antieconómica de subsidiar el regalo de plata, expropiando el fruto de la explotación de los recursos naturales a quienes invierten. Ya sea el petróleo, la soja o la carne.
Esta es la lección que permite sacar el proceso boliviano. Y es que las recetas socialistas que se basan en despreciar las normas básicas de la economía, en regalar plata ajena con el argumento de la «justicia social», en generar estados desproporcionados y polarizar a la sociedad hasta la violencia, sólo tienen un resultado posible: la ruina del país.
Es poco probable que los socialistas de aquí y de allá aprendan alguna lección, ya que lo suyo va más por una fe casi religiosa que por un criterio político. Pero para la gente «normal» esta es otra muestra del manual perfecto para arruinar a un país. Y acá, hay que recordarlo, muchos lo siguen impulsando.
 
 
 
 
 
ELECCIONES EN BOLIVIA: FIN DE CICLO Y LECCIONES PARA AMÉRICA LATINA
 
América Latina debe mirar el caso boliviano no solo como un cambio de gobierno, sino como una advertencia ante los riesgos de la concentración de poder, la debilidad institucional y el abandono de la política como herramienta de transformación.
 
Razón Pública de Colombia (https://n9.cl/rtk7c)
 
Los resultados de las elecciones generales del domingo 17 de agosto en Bolivia son históricos, ya que ponen fin a la hegemonía política del Movimiento al Socialismo (MAS) y determinan el pase a segunda vuelta de dos candidaturas de derecha que definirán nuevo presidente el próximo 19 de octubre. Además, estas elecciones marcan el inicio de una abultada agenda de elecciones en América Latina que afectarán los equilibrios políticos en la región.
Crisis y cambio político
En Bolivia, por primera vez en dos décadas, el MAS no solo perdió la Presidencia, sino que quedó fuera de la segunda vuelta electoral, con un resultado inferior al 3% de los votos, y pasó de obtener 75 de las 130 curules para el Congreso bicameral en 2020, a solo dos en 2025. Este hecho representa el colapso de un proyecto político que había dominado el escenario nacional desde 2006, al ganar las últimas elecciones presidenciales con mayoría absoluta. La caída del MAS no fue producto de una derrota puntual, sino de un desgaste acumulado que combina una aguda crisis económica, un irreconciliable conflicto interno y una desconexión creciente con las demandas ciudadanas.
A pesar de los intentos de deslegitimar la labor del órgano plurinacional electoral, según el informe preliminar de la OEA y otros observadores nacionales e internacionales, los comicios transcurrieron con tranquilidad, con el 89% de participación electoral, y los resultados fueron aceptados por los competidores y el Gobierno.
La economía fue el principal tema de campaña. Producto de una deficiente gestión económica y caída de las reservas de gas, el déficit fiscal fue del 10% y el Banco Central ha sufrido una fuerte reducción de activos. Además, hay escasez de combustible y productos básicos, una elevada informalidad laboral e inflación superior al 25%. Una encuesta reveló que el 88% de las y los bolivianos consideró que “el país iba por mal camino”. 
El MAS llegó a estas elecciones dividido en facciones irreconciliables y sin participación de sus principales líderes. El actual presidente, Luis Arce, que había sido ungido por Evo Morales como su sucesor, está desde hace años en una encarnizada disputa por el liderazgo del MAS. Arce desistió de presentarse a la reelección debido a su baja popularidad (menor al 10%), y la justicia impidió la candidatura de Evo Morales por haber cumplido ya el número de mandatos constitucionales permitidos. Esta conflictividad debilitó la capacidad organizativa del movimiento, dispersó su base electoral y generó confusión entre sus simpatizantes. Como consecuencia, el MAS fue dividido en dos jóvenes candidaturas: por un lado, el senador Andrónico Rodríguez (bajo otro partido), y por otro, Eduardo del Castillo, quienes solo acumularon el 8,5% y el 3,2%, respectivamente. Evo Morales encabezó un boicot y llamó al voto nulo, y esta opción obtuvo el 18% de los votos. Pero, como hemos experimentado, por ejemplo, con la oposición de Venezuela en el pasado, los boicots electorales no favorecen a quienes los impulsan y terminan siendo perjudiciales para los contrapesos democráticos.
El resultado electoral abre una nueva etapa en Bolivia de alternancia sin hegemonía. En una sorpresa mayúscula ya que, a una semana de las elecciones, las principales encuestas lo ubicaban en cuarto lugar con menos del 10% de intención de voto, Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano), hijo de un expresidente, se impuso con el 32%. En segundo lugar quedó el expresidente Jorge, Tuto, Quiroga (Alianza Libre), que cosechó el 27%. El empresario Samuel Doria Medina, quien terminó tercero con el 20%, ya oficializó su apoyo a Paz Pereira, pero quedan semanas de campaña por delante.
El próximo 19 de octubre Paz y Quiroga definirán en la segunda vuelta electoral. Ambos representan proyectos distintos, pero comparten un desafío común: gobernar un país en profunda crisis, con instituciones debilitadas, sin mayorías legislativas y con una ciudadanía insatisfecha. La transición no será sencilla y será muy corta —menos de un mes hasta la asunción, el 8 de noviembre—. El fin de ciclo del MAS no garantiza automáticamente una mejora en la calidad democrática, que, según el informe de IDEA Internacional sobre el estado global de la democracia, ha retrocedido en los últimos años en materia de estado de derecho y representación.
Un escenario de gobernabilidad novedoso y complejo
El próximo gobierno boliviano enfrentará un escenario de alta complejidad, y ante ello requerirá construir gobernabilidad en dos espacios clave: las instituciones y los territorios.
La profunda crisis económica limita el margen de maniobra de cualquier administración entrante, que deberá tomar decisiones rápidas para estabilizar las finanzas públicas. La ciudadanía, golpeada por el deterioro económico, espera soluciones urgentes, pero ha validado en las urnas por un cambio de modelo, ya que tanto Paz Pereira como Tuto Quiroga proponen dejar atrás el modelo estatista del MAS y virar hacia una economía centrada en el mercado.
A nivel institucional, Bolivia presenta signos claros de deterioro democrático. Según Latinobarómetro, los bolivianos poseen el nivel más bajo de confianza en la justicia, con solo el 13%, mientras el promedio regional es del 28%. En junio de 2024 hubo un intento de golpe de Estado perpetrado por un grupo de militares, y está por verse la estrategia que tomará la izquierda fragmentada, que quedó sin mayor representación política. Por primera vez en décadas, habrá que conformar un gobierno de coalición, ya que tendrá más de siete bloques con representación política y ninguno con mayoría absoluta. En este contexto, la gobernabilidad dependerá de la capacidad del nuevo gobierno para construir consensos, fortalecer las instituciones y recuperar la legitimidad del sistema democrático.
A nivel territorial, hay una marcada división entre regiones, que tienen reclamos de mayor descentralización y recursos pendientes, y en varias regiones la agenda que representaba el MAS sigue teniendo arraigo social. Adicionalmente, el nuevo presidente gozará de una popularidad relativa, efecto artificial de las segundas vueltas, que estará condicionada inmediatamente al rumbo económico.
¿Qué nos dicen estos resultados de las elecciones que se vienen en América Latina?
En los próximos catorce meses, América Latina y el Caribe tendrán un ajetreado calendario electoral, con trece elecciones entre presidenciales y legislativas nacionales. Comenzando por Guyana (1/9/2025), Bolivia segunda vuelta (19/10/2025), Argentina legislativas (26/10/2025), Chile generales (16/11/2025), Honduras generales (30/11/2025), Chile segunda vuelta (14/12/2025), Costa Rica generales (1/2/2026), Colombia legislativas (8/3/2026), Costa Rica segunda vuelta (5/4/2026), Perú generales (12/4/2026), Colombia primera vuelta (31/5/2026), Perú segunda vuelta (7/6/2026), y cierra Colombia segunda vuelta (21/6/2026). De las elecciones de Bolivia podemos extrapolar ciertas tendencias que pueden afectar estas próximas votaciones regionales.
1.         Fragmentación y crisis de gobernabilidad. Cada vez hay más candidaturas, menos cohesión y debate programático, más partidos en los congresos. Esto demanda conciliar apertura y diálogo con construcción de coaliciones heterogéneas. El desafío de los nuevos liderazgos es aprender a gobernar con otros, a negociar y a construir legitimidad desde la pluralidad.
2.         Polarización y desinformación. Las nuevas tecnologías y redes sociales han cambiado la forma de hacer política, al hacerla más personalista, segmentada y radicalizada. La desinformación se viraliza con facilidad y la polarización se reproduce en cámaras de eco.
3.         Cambios generacionales. Luego de la pandemia hay un movimiento tectónico del comportamiento electoral, debido a la entrada masiva de nuevos votantes; en la mayoría de los países superan el 50% del registro quienes tienden a ser mucho más conservadores y radicales en sus visiones. Por ejemplo, casi el 50% de los jóvenes (18-25 años) considera justificable un golpe de Estado ante altos niveles de delincuencia (PNUD 2025).
4.         Violencia política. El crimen organizado está penetrando la política vía financiamiento ilícito o con ataques contra candidaturas y líderes sociales. Los magnicidios que ocurrieron con Miguel Uribe Turbay, y antes con Fernando Villavicencio en Ecuador, son incompatibles con la democracia y requieren acciones decididas.
5.         Violencia de género en la esfera digital. Las redes sociales y la inteligencia artificial han abierto nuevos mecanismos para la difusión de discursos de odio, discriminación y violencia de género. Las mujeres políticas, autoridades y periodistas son las principales víctimas de estas nuevas dinámicas. Un ejemplo de ello han sido los ataques que ha sufrido recientemente una de las candidatas chilenas a la Presidencia, Evelyn Mathei, por seguidores de socios de su propio sector político.
6.         Conflictividad electoral. En un estudio reciente en IDEA encontramos que la conflictividad de las elecciones ha ido en aumento en los últimos cinco años. El 20% de las elecciones han presentado boicots, irregularidades o judicialización. A ello se suma un nuevo elemento nocivo que socava la confianza: las denuncias sistemáticas, anticipadas e infundadas de fraude electoral.
Finalmente, la calidad democrática importa. Sin instituciones sólidas, sin justicia independiente y sin medios de comunicación libres, la alternancia puede derivar en regresión autoritaria o parálisis gubernamental. América Latina debe mirar el caso boliviano no solo como un cambio de gobierno, sino como una advertencia ante los riesgos de la concentración de poder, la debilidad institucional y el abandono de la política como herramienta de transformación.
 
 
 
 
BOLIVIA, HACIA UNA SALUDABLE ALTERNANCIA POLÍTICA
 
El 19 de octubre se definirá el camino a la Presidencia en Bolivia. Sus ciudadanos deberán elegir entre dos opciones de cambio: un centroderechista y un exponente de la derecha conservadora más extrema. Más allá del resultado, el cambio de orientación política será notable y puede dar paso a la conformación de nuevos frentes que le otorguen al país vecino el comienzo de una saludable alternancia democrática vedada por un hegemonismo extremo.
 
Los Andes de Argentina (https://acortar.link/cBfHcx)
 
La reciente primera vuelta electoral determinó que la presidencia de Bolivia se resuelva, en una segunda elección, entre el senador Rodrigo Paz y el expresidente Jorge Quiroga. Ambos representan, en mayor o menor medida, a la derecha política. De esta manera, el resultado del domingo pasado puso punto final a 20 años de hegemonía política del izquierdista MAS.
El oficialismo boliviano quedó totalmente relegado en la votación. Entre su propio candidato y otro representante de la izquierda apenas sumaron 11 por ciento de votos. El derrumbe fue producto, en gran medida, del rechazo a las desinteligencias constantes entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, su sucesor y ex colaborador.
Además, influyó el hartazgo de la población hacia medidas de la actual gestión que destruyeron su imagen pública, como la crisis económica surgida a partir de la escasez de divisas para insistir con una política de subsidios a los combustibles, por citar uno de los ejemplos más palpables, junto con la elevada inflación.
Luis Arce terminó siendo el detonante para el personalismo político encarnado por Evo Morales. Arce estuvo muchos años acompañando al líder del MAS como ministro de Economía y Finanzas, desde donde promovió el mercado interno, la estabilidad cambiaria y la industrialización de los recursos naturales de su país, por citar una parte de sus aciertos.
Esos antecedentes se reflejaron en el respaldo popular que tuvo al momento de su triunfo. Pero también surgía la esperanza de una mejor calidad institucional y de una estabilidad democrática que con los años de dominio de Evo Morales fue quedando de lado en el vecino país.
Debe recordarse que, como Hugo Chávez en Venezuela, Morales saltó a la política como una salida esperanzadora de la mayoría de la sociedad boliviana ante el descrédito de la dirigencia tradicional. Luego llegaría la tentación con la continuidad en el poder para perpetuarse en él; recuérdese su renuncia, en 2019, por fraude en la primera vuelta electoral de entonces y el rechazo del Tribunal Constitucional de Bolivia, el año pasado, a toda posibilidad de reelección indefinida que promovió. A ello se deben agregar otras serias denuncias de índole personal y moral.
Volviendo a la derrotada gestión del presidente Luis Arce, la lucha de poder librada contra Morales y los desaciertos de su gobierno, que contrastaron nítidamente con sus antecedentes ya apuntados, terminaron conduciendo a la hasta ahora dominante izquierda boliviana a una derrota que la puede dejar relegada por largo tiempo.
Por lo tanto, el 19 de octubre se definirá el camino a la Presidencia. Los bolivianos deberán elegir entre dos opciones de cambio: un centroderechista y un exponente de la derecha conservadora más extrema. Más allá del resultado, el cambio de orientación política será notable y puede dar paso a la conformación de nuevos frentes que le otorguen al país vecino el comienzo de una saludable alternancia democrática vedada por un hegemonismo extremo.
 
 
 
 
 
A UNA SEMANA DE LAS ELECCIONES EN BOLIVIA
 
Aporrea Org. de Venezuela (https://n9.cl/eq21z)
 
Pretendemos a una semana de las elecciones en Bolivia, mostrar algunos "análisis" del porqué gano la derecha opositora en el país andino. Son múltiples las posibles causas del triunfo antagonista al MAS, pero solo haremos un resumen breve, de algunos argumentos al respecto, veamos:
A. Al parecer, la disputa estalló sobre quién sería el candidato presidencial por el MAS en Bolivia, luego de la salida de Evo Morales; Arce manipuló los tribunales, que otorgaron a su facción el control legal del MAS, dejando fuera a Evo e inhabilitándolo. Esta división le costó a Arce su mayoría en el Congreso, lo que le impidió aprobar políticas económicas. Esto condujo a una crisis y a la inflación. El colapso económico alejó a los votantes del MAS. Las comunidades indígenas rurales se mantuvieron en gran medida con Evo, mientras que la clase media urbana se desplazó hacia la derecha.
B. La división en las candidaturas de la izquierda boliviana, se ven reflejadas en la actitud del presidente Luis Arce, Eduardo del Castillo, David Choquehuanca, Mariana Prado y Andrónico Rodríguez, que está representada por Álvaro García Linera, y otros que promovieron esa candidatura, pero a la vez la división interna. Andrónico, se veía como el heredero político natural del liderazgo de Evo Morales, decidió presentar su candidatura a espaldas y en contra de las decisiones de las organizaciones sociales. El resultado es una prueba evidente, e incontrastable, de que su decisión terminó legitimando unas elecciones que estaban viciadas, por la proscripción del movimiento político más importante de Bolivia.
C. Tal parece, que Evo Morales fue el único que planteó la realización de primarias cerradas o abiertas, o que se realizaran encuestas "a la mexicana" para la elección o selección del candidato del movimiento popular. Arce y Rodríguez decidieron descartar esa posibilidad y levantar sus propuestas electorales sobre lo que suponían eran las cenizas del liderazgo de Evo Morales. Y se equivocaron.
En estos tres elementos se puede evidenciar unas posibles causas, de la derrota de la izquierda en Bolivia. No obstante, no serán las únicas.
Afortunadamente, una esperanza se vislumbra en el horizonte, luego del gobierno de derecha y sus medidas neoliberales, que se verán en el corto plazo.
Esta esperanza se evidencia en el número de votos nulo/blanco, que alcanzó el 21.8%, impulsado por Evo Morales, quien fue la segunda fuerza política, superando incluso a Jorge Quiroga.
Recordemos que, el voto nulo nunca tuvo mucha relevancia en las elecciones pasadas y promediaban alrededor del 3%. En estas elecciones dieron una gran sorpresa y una gran lección, llegaron a más del 20 por ciento, de la totalidad de los votos, sin recursos económicos y bajo el acoso de la mayoría de los medios de comunicación.
A su vez, no olvidemos que, la decisión de hacer campaña por el voto nulo, no fue una decisión individual ni caprichosa de Evo Morales. Fue una conclusión colectiva que tardó en tomarse, basada en la lógica de que esas elecciones son ilegítimas, porque se realizaban proscribiendo el mayor movimiento político del país.
Pese a la brevedad de la campaña, reiteramos, el voto nulo alcanzó más del 20% de los votos, cuando el promedio en todos los comicios anteriores se acercaba al 3,5.
Fue un voto de protesta, un voto disciplinado, un voto que demuestra que las organizaciones sociales siguen siendo el alma y la esencia de la izquierda boliviana.
Por otro lado, en términos generales, si contamos los 400 mil votos que logró Andrónico y los 160 mil que obtuvo la fórmula oficial del MAS, Evo Morales hubiera ganado si él hubiera sido candidato. Ganaba la izquierda.
En síntesis, las elecciones en Bolivia, identifican de manera objetiva dónde se encuentra el movimiento popular boliviano: con las organizaciones sociales, indígenas y campesinas, y estas están con Evo.
Para ir concluyendo, una tarea inmediata del pueblo boliviano es que debe hacer una denuncia nacional, y ante los organismos internacionales y la comunidad internacional en su conjunto, que en Bolivia se ha privado del ejercicio de los derechos políticos a las comunidades indígenas, campesinas, a los trabajadores y a la ciudadanía popular.
Y que, al ser privados de ese derecho, la realidad muestra que se ha vulnerado su derecho a elegir y a ser elegido tal como lo indica la CPE del Estado Plurinacional de Bolivia en sus artículos 26 y 27.
Evo Morales no pudo participar en la contienda electoral debido al lawfare (guerra judicial), que aplicaron contra su persona desde hace bastante tiempo atrás, en consecuencia, no pudo ejercer el derecho a ser elegido y la ciudadanía si bien fue a votar, tampoco pudo ejercer su derecho a elegir, porque su candidato no pudo participar de las elecciones nacionales.
A su vez, se ha hecho "vox populi" la frase esa del "fracaso" de la izquierda, después de las elecciones en Bolivia; muy parecidas a las palabras que a nivel internacional Trump se refiere al fracaso del "Socialismo". ¿De qué fracaso de la izquierda se puede hablar? De lo que sí es honesto hablar; no es del fracaso de la izquierda, sino de la traición de los falsos izquierdistas.
Finalmente, dejo con ustedes las conclusiones de un debate en Venezuela, por parte de universitarios de la Universidad del Zulia, quien me lo envío el camarada Álvaro Barros Melo:
En Bolivia, más que dolor, siento terror por el triunfo de la derecha tan retardaría, racista y vende patria como la boliviana. Sin embargo, los pueblos originarios de Bolivia tienen un acumulado de luchas y resistencia suficiente para recomponer sus liderazgos y revertir esta situación.
Evo orientó votar nulo. Cosa que no es usual en Bolivia. Sin embargo, revisando el porcentaje de Votos Nulos, fue mayor que el del candidato que llegó primero. Si se le suma a eso lo de los dos candidatos de la izquierda, allí hay una evidente mayoría. Me atrevo a decir que, dentro de la derrota, Evo es el que tiene la mayor ventaja para reagrupar y recomponer las fuerzas del Cambio.
Lo demás es prepararse para resistir la embestida del Imperio e hilar con paciencia, prudencia y templanza el retorno al poder. La derecha en el poder la pondrá fácil, porque va con todo con su acostumbrado plan neoliberal, que en poco tiempo activará nuevamente el movimiento de masas.
Con lo de Bolivia y Ecuador resurge el debate dentro de la izquierda, sobre la necesidad de construir el Partido-Movimiento que direccione el proceso de transformación. Petro en eso la tiene clara y en Colombia, se está en el proceso de confirmación del Pacto Histórico como Partido.
Proceso parecido al que transitamos aquí para conformar el PSUV- Polo Patriótico. Y están ensayando un novedoso sistema de precandidaturas bastante amplio para escoger al sucesor de Petro y así ensayar un liderazgo más colectivo. Ese es el reto.
 
 
 
 
TE DIGO JUAN, PARA QUE ENTIENDAS PEDRO
 
El Sol de México (https://acortar.link/Vt1IlH)
 
No fue una sorpresa que el socialismo terminara en Bolivia con las elecciones del pasado 17 de agosto. Lo inesperado fue la magnitud del colapso del Movimiento al Socialismo (MAS), que “era el rostro de Evo Morales”.
Los derechistas Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cristiano y el conservador “Tuto” Quiroga quedaron en primer y segundo lugar con el 32% y el 27% de los votos, respectivamente, mientras que el MAS obtuvo solo un 3.7%. Es un golpe tremendo para la izquierda que pone fin a 20 años de socialismo.
Una de las causas de este viraje de izquierda a derecha fue la división interna que existía desde 2019 entre las facciones de Evo Morales y del presidente saliente Luis Arce. Evo intentó frenar la candidatura de Arce, pero como un “balazo en el pie”, solo consiguió su propia inhabilitación para contender en las elecciones por parte del Tribunal Constitucional. El ego y la obsesión por perpetuarse en la silla presidencial le costaron caro. A modo de “venganza”, hizo un llamado al voto nulo que alcanzó un 19%.
Esto significa el inminente colapso del MAS y la entrada a una nueva etapa democrática desconocida. Al fracaso del MAS se le suma la crisis económica instaurada durante el gobierno de la izquierda: una elevada inflación anual, la caída histórica de la exportación de gas natural y la escasez de dólares.
Últimamente, el péndulo político mundial se mueve hacia la derecha -y extrema derecha- en varias partes del mundo. El partido de Paz tiene doctrinas sociales cristianas apegadas a la iglesia. Esto también cansa. No es que la izquierda pierda, a veces es un “voto de castigo” contra el gobierno en el poder y un rechazo al establishment. Las personas cansadas de “lo mismo sin resultados” buscan nuevas opciones políticas para salir del “hoyo” en el que el gobierno “reinante” los ha metido. Eso genera descontento y derrotas apabullantes.
AMLO tenía una clara afinidad política e ideológica con su “hermano del alma”, Evo Morales. Catalogó los eventos de 2019 como un “golpe de estado” e inmediatamente le dio asilo político, usando una retórica nacionalista y antineoliberal.
El “terremoto electoral” en Bolivia marca una crisis de representación del partido en turno y una posible futura inestabilidad en este país. Para nosotros, este “triunfo” tiene un fuerte impacto simbólico, sobre todo para Sheinbaum y la 4T: la pérdida de un aliado clave. También es una advertencia política de que los virajes políticos ocurren y que lo que estaba “arriba, se va hasta abajo”. Cuando la ciudadanía se cansa, da “desconocidas”. La política ya no es la misma de antes, ya no hay recetarios. Lo que sí persiste es la voz del “pueblo” cuando ya no aguanta mentiras, manipulaciones, crisis y discursos fallidos. Votemos por resultados, no por discursos y por soluciones reales a problemas graves. Pareciera que la pobreza extrema disminuyó en México y el gobierno lo aplaude, pero ¿por qué ahora ir al supermercado y al médico es más caro e inaccesible? (la canasta básica subió 4.3% este semestre y el gasto promedio de las familias en salud incremetó 7.4% durante 2024). Alguien aquí miente.
 
 
 
 
 
BOLIVIA ESTRENA CONGRESO SIN PRESENCIA DEL MAS
 
La histórica dominación del MAS en el Parlamento llega a su fin. La nueva Asamblea estará liderada por partidos de oposición y centro-derecha, marcando un cambio sin precedentes en la política boliviana.
 
Alta Voz de Perú (https://n9.cl/omvx4j)
 
El Movimiento al Socialismo (MAS), que durante más de diez años mantuvo el control del Gobierno y del Legislativo, no contará con representantes en la próxima Asamblea Legislativa. Según los resultados de las elecciones generales del 17 de agosto, que serán oficialmente confirmados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) este martes 26, el partido azul quedó fuera del Senado y de la Cámara de Diputados, marcando el inicio de una etapa inédita en la política nacional.
Senado: sin representación de izquierda
Los datos preliminares indican que el Senado estará conformado por cuatro fuerzas políticas: el Partido Demócrata Cristiano (PDC) con 16 senadores, Alianza Libre con 12, Unidad con 7 y Súmate con 1.
El analista político Marcelo Silva considera que este resultado supone un cambio cualitativo:
“Esta Asamblea será distinta y más representativa. La izquierda, con el MAS, desaparece del Senado”, señaló.
Cámara de Diputados: un escenario más variado
En Diputados se confirmaron 63 escaños uninominales, mientras que las diputaciones plurinominales se definirán cuando el TSE oficialice los resultados. Los números preliminares indican que el PDC tendrá 30 diputados, Alianza Libre 20, Unidad 11 y Alianza Popular 2.
Silva señala que esta cámara será más compleja:
“La presidencia de Diputados podría quedar en manos del PDC, pero será crucial definir quién será el articulador político dentro del esquema de Rodrigo Paz, porque la Cámara baja requiere acuerdos para tomar decisiones importantes”.
Nuevos protagonistas
Entre los legisladores que ingresan destacan figuras como Branko Marinkovic, Soledad Chapetón, Juan del Granado, Tomasa Yarhui y Ármín Lluta, quienes darán forma al nuevo mapa político cuando la Asamblea se instale el 8 de noviembre.
Presidencia de la Asamblea y gobernabilidad
La presidencia del Parlamento dependerá del resultado de la segunda vuelta electoral, con Juan Pablo Velasco (Alianza Libre) y Edman Lara (PDC) como principales candidatos. Silva enfatiza la necesidad de generar consensos:
“El vicepresidente de la Asamblea debe ser capaz de pactar acuerdos. Si el próximo gobierno quiere gobernabilidad, tendrá que trabajar con los principales actores políticos para asegurar los dos tercios necesarios”.
Segunda vuelta confirmada
El TSE informó que los resultados oficiales se presentarán este martes a las 10:00 a.m. Dado que no se alcanzó la diferencia suficiente entre los dos primeros candidatos, se realizará una segunda vuelta electoral con el mismo padrón y toda la logística ya prevista.
Un cambio histórico en el Congreso
La ausencia del MAS marca un giro histórico en la política boliviana. Tras 17 años de mayorías absolutas, el Congreso ahora será liderado por fuerzas de oposición y centro-derecha, lo que obligará a pactos políticos para garantizar la gobernabilidad. La instalación oficial del Parlamento coincidirá con la toma de posesión del próximo gobierno, el 8 de noviembre.
 
 
 
 
 
EL “DUBÁI DEL ORO BLANCO”: EL PAÍS LATINOAMERICANO QUE DISPUTA EL TRONO DEL LITIO
 
Con un cuarto de las reservas mundiales, Bolivia se alza como el “Dubái del oro blanco”, mientras Chile lidera la producción y atrae millones en inversiones. El litio, esencial para baterías y transición energética, coloca a Sudamérica en el centro de la geopolítica global de los recursos estratégicos.
 
Gizmodo de España (https://acortar.link/Q0UtAg)
 
América Latina no solo guarda biodiversidad y culturas milenarias, también es el epicentro de un recurso que redefine la economía global: el litio. Conocido como “oro blanco”, este mineral estratégico impulsa la electromovilidad y el almacenamiento energético. Y entre desiertos de sal y alianzas estatales, la región se perfila como el tablero de disputa para el futuro energético del planeta.
Bolivia ostenta el título simbólico de “Dubái del oro blanco” gracias al Salar de Uyuni, un desierto de más de 10.500 kilómetros cuadrados que encierra entre el 50% y el 70% de las reservas globales de litio. Sin embargo, el país enfrenta un dilema histórico: poseer la riqueza, pero carecer de la infraestructura y la tecnología necesarias para explotarla a gran escala.
A pesar de la magnitud de sus yacimientos, Bolivia sigue rezagada frente a productores consolidados como Chile y Australia. Las dificultades técnicas, sumadas a la falta de inversión privada y logística adecuada, han impedido que su potencial se traduzca en un liderazgo comercial.
Chile: líder regional y motor de inversión
Mientras Bolivia conserva las mayores reservas, Chile se mantiene como el mayor productor de litio en Sudamérica y el segundo del mundo, detrás de Australia. En 2023 alcanzó las 271.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) y proyecta superar las 305.000 en 2025.
El Salar de Atacama, rico en litio de alta calidad, se ha convertido en el corazón de esta bonanza. Con la Estrategia Nacional del Litio, el país fomenta asociaciones público-privadas —como Codelco y SQM— y abre licitaciones en yacimientos estratégicos, consolidando una política de expansión que busca no solo aumentar la producción, sino también capturar valor agregado.
El litio como recurso crítico del siglo XXI
La relevancia del litio radica en su papel dentro de la transición energética. El 84% del litio producido en 2023 se destinó a baterías y se espera que la cifra alcance el 89% en 2025, impulsada por el auge de los vehículos eléctricos y las energías renovables.
No obstante, el mercado atraviesa una paradoja: mientras la demanda crece, la sobreoferta ha desplomado los precios en un 78% durante 2023, situando el carbonato de litio en torno a los 12.000 dólares por tonelada. Este desequilibrio amenaza con reconfigurar la rentabilidad del sector en el corto plazo.
Ranking mundial de producción
El informe Mineral Commodity Summaries 2025 del Servicio Geológico de Estados Unidos confirma la jerarquía del mercado: Australia lidera la producción global, seguida de Chile, China, Zimbabue y Argentina. Entre reservas gigantes y estrategias divergentes, Sudamérica se mantiene como el epicentro de un recurso que definirá, en buena medida, el rumbo de la energía mundial en las próximas décadas.
 
 
 
 
 
ERA CURA Y ABUSÓ DE 30 NIÑOS EN BOLIVIA Y LLEVA 17 AÑOS VIVIENDO OCULTO EN SU CASA EN URUGUAY
 
El exsacerdote Juan José Santana Trinidad fue acusado en Cochabamba, desde donde huyó en octubre de 2007. Cómo es su vida escondido.
 
Diario Panorama de Uruguay (https://n9.cl/yuicm)
 
El ex sacerdote uruguayo Juan José San’Anna, denunciado por abusar sexualmente de 30 niños que tenía bajo su cuidado en un internado en Bolivia, lleva 17 años prófugo de la Justicia de ese país. Pero encontrarlo no es ningún misterio: el ex cura está en la casa de sus padres en un tranquilo barrio de Salto, un departamento de Uruguay limítrofe con Argentina.
Así lo revela una investigación del diario uruguayo El País, que fue al encuentro del ex sacerdote. Se podría decir que Sant’Anna está en un escondite, pero en realidad siempre ha estado en el mismo lugar. El tema es que, pese a las denuncias que tiene en su contra, nadie ha ido a buscarlo.
El ex cura tiene una vida reservada. Está todo el día encerrado en su casa y, solo en algunas ocasiones, sale a caminar algunas cuadras cuando está por caer el sol. En estos 17 años ha recibido a tres periodistas que le han pedido explicaciones por sus acusaciones. Él ha admitido esas situaciones, aunque también ha intentado esquivar el tema.
Los abusos por los que es acusado Sant’Anna ocurrieron en Tapacarí, una localidad pobre de apenas 23.000 habitantes cercana a Cochabamba. Tiene calles de piedra y tierra, y casas de barro y madera. Hasta allí llegó el uruguayo en 2005, cuando tenía 36 años. Dirigía el ala masculina del Internado Ángel Gelmi, que albergaba a 72 varones de entre 8 y 17 años.
Sant’Anna tenía las características de un uruguayo promedio: andaba siempre con un mate y era habilidoso para el fútbol. Tenía un perro que lo acompañaba y se rodeaba de un grupo de chicos.
Pero ese cura tenía una cara oculta, que saldría a la luz en noviembre de 2007. El arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, convocó a una conferencia de prensa en la que no respondió preguntas. Tenía una noticia dolorosa para comunicar, como recuerda el artículo de El País. “Uno de nuestros sacerdotes ha cometido abusos deshonestos contra menores albergados en uno de nuestros internados”, dijo el obispo.
Salari pidió perdón y se comprometió a colaborar con la investigación penal. Además, ofreció ayuda psicológica a las víctimas y anunció el inicio del trámite para la expulsión del cura de la Iglesia Católica, lo que se concretaría en 2011.
Cuando Solari dio la conferencia, Sant’Anna ya había escapado.
¿Cuáles eran los abusos de este cura?
El sacerdote invitaba a niños y adolescentes de entre seis y 18 años de un internado rural a ver videos a su cuarto, los encerraba con llave y los sometía a prácticas sexuales, desde la masturbación hasta el sexo anal. Así surgía de los testimonios de las víctimas, que fueron consignados en mayo de 2008 por el diario Opinión de Chile.
Sant’Anna fue denunciado por delitos de violación, violación inconsistente y abuso deshonesto. La Justicia boliviana lo declaró rebelde e Interpol lo halló en la ciudad uruguaya. Pero el cura siempre siguió libre.
Sobre cómo se destaparon los delitos hay dos versiones. Una indica que una religiosa del internado lo encontró en una escena comprometedora con uno de los internos. La otra versión tiene como protagonista a la misma mujer e indica que un adolescente le narró llorando lo que había vivido. Cualquiera sea la versión real, la mujer contó.
Deprimido, Sant’Anna se alojó en una vivienda de la iglesia y le contó a algunos religiosos que se entregaría si lo ayudaban a sanar lo que consideraba “una enfermedad”: haber abusado sexualmente a los nueve años. La iglesia comenzó con una investigación interna y a los 20 días le avisó a la Policía.
Pero el cura ya había escapado.
En marzo de 2011 el sacerdote debió dejar los hábitos.
El encuentro del ex cura
El ex sacerdote fue encontrado tres veces por periodistas que lo buscaron para reportajes de investigación.
En abril de 2010 fue el diario uruguayo La República el que intentó dar con el sacerdote. “Son ciertas. Es lo que te puedo decir; sabés una cosa, estoy muerto”, declaró esa vez.
En 2023, en tanto, lo fue a buscar el diario El Deber de Bolivia. El periodista Erick Ortega le nombró la localidad y el sacerdote bajó la cabeza. Pero luego se repuso y rechazó hablar del tema. Le contó que para la familia la situación había representado un “mazazo terrible”. Habían pasado 15 años del episodio.
“Estoy destrozado. Lo único que te puedo decir es eso. Yo dejé de vivir después de que pasó eso… no sé, no tengo ni palabras… Yo solo pensé en mi familia, en mis padres, en tratar de superar esto junto con ellos. Que hay situaciones que se me escapan de las manos a mí y que no dependen de mí”, señaló.
Sant’Anna señaló que el caso lo “desbordó por completo”.
El tercer encuentro fue con la periodista Mariangel Solamita del diario uruguayo El País, que publicó el último domingo el diálogo. Su reacción fue procurar callar. “Yo no sé qué decirles… Preferiría no decir nada. Y con todo el tiempo que ya pasó, con más razón todavía, ¿no?”, respondió.
Sant’Anna tampoco respondió por qué fue a Bolivia e insistió con lo que quería: “Prefiero no hablar nada de mí”.
La periodista le recordó que él admitió en la conversación de 2010 haber cometido los delitos, pero él respondió que eso no fue “tan así”. Haber visto eso publicado lo enojó. Cuando le recordaron que está denunciado por abusar de 30 niños y haber huido, el ex sacerdote insistió con que su voluntad era no decir nada.
“No voy a hablar de esto. Es muy difícil, es muy doloroso. Lo único que puedo decir es muy doloroso y sigue siendo muy doloroso. Sería volver a resolver y generar un dolor”, señaló.
 
 
 
 
 
FIEBRE DE COMPRAS EN LA FRONTERA: ARGENTINOS VIAJAN A BOLIVIA Y PARAGUAY POR PRECIOS HASTA 70% MÁS BAJOS
 
Desde electrodomésticos hasta ropa y alimentos, los valores resultan hasta un 70% más bajos que en la Argentina y, en muchos casos, con la posibilidad de pagar en cuotas sin interés y en pesos.
 
El Mar Platense de Argentina (https://n9.cl/c0jls)
 
En Bermejo (Bolivia), un kilo de carne se consigue a $4.000 y un combo de 12 jeans a $130.000. En Alberdi (Paraguay), la diferencia es igual de marcada: un aire acondicionado cuesta $300.000 frente a los $700.000 en la Argentina y un televisor de 85 pulgadas ronda $1.250.000. Perfumes, sábanas y hasta alimentos forman parte de las compras masivas de los argentinos que cruzan la frontera cada semana.
El fenómeno golpea fuerte al comercio local. “Es imposible competir con Bolivia”, advirtió Ariel Zablup, presidente de la Cámara de Comercio de Orán, al señalar que la ciudad perdió 40 negocios en los últimos meses. En Formosa, la cámara provincial denunció el cierre de 100 comercios y una caída del 70% en las ventas.
El contrabando, mientras tanto, se disparó. En barrios como Circuito Cinco (Formosa) abundan gaseosas y productos paraguayos a precios de remate. Empresarios locales aseguran que hoy casi todas las bebidas que se consumen en el noreste argentino provienen de Paraguay.
La postal se repite en Aguas Blancas y Salvador Mazza, donde colectivos y autos particulares colapsan los pasos fronterizos en verdaderos tours de compras. Allí incluso se cobra una tasa municipal de $1.000 por vehículo para ingresar, a modo de peaje.
Frente a esta crisis, los comerciantes reclaman un régimen especial que elimine el IVA a los turistas para evitar la fuga de consumo hacia los países vecinos y exigen al Plan Güemes reforzar los controles contra el contrabando, que deja al sector en lo que definen como una “terapia intensiva”.
 
 
 
 
EL DORADO LLEGÓ A BOLIVIA PARA IMPULSAR PAGOS CON STABLECOINS
 
La app de pagos cripto El Dorado anunció su llegada a Bolivia para impulsar el uso de stablecoins y ampliar la inclusión financiera.
 
Coin telegraph Com/news (https://n9.cl/qzsm32)
 
La plataforma de pagos P2P de stablecoins El Dorado, anunció su entrada al mercado económico de Bolivia con el objetivo de ofrecer alternativas digitales frente a la escasez de dólares y promover la inclusión financiera en la región, según un comunicado enviado a Cointelegraph en Español.
De acuerdo a lo informado, la plataforma, que ya está operando en Argentina, Brasil, Colombia, Panamá, Paraguay y Perú, permitiría comprar y vender USDT en bolivianos con más de 70 métodos de pago, como Yape, Mercado Pago, Pix o transferencias bancarias.
También se explicó que el servicio, de modelo “peer to peer” (P2P), facilitaría el intercambio directo entre personas, ofreciendo una experiencia accesible para quienes buscan resguardar el valor de su dinero y participar en la economía digital. Según la compañía, Bolivia representaría un mercado clave por su sistema bancario en expansión y la necesidad de alternativas frente a la volatilidad y las restricciones en el acceso a divisas.
Guillermo Goncalvez, cofundador y CEO de El Dorado, explicó: “Nuestro compromiso va más allá de ser una plataforma de intercambio; queremos que cada persona, sin importar su ubicación o situación financiera, pueda libremente participar en la economía digital de forma segura”.
A su vez informaron que, en el primer año de operaciones, El Dorado alcanzó más de 200.000 usuarios y un millón de transacciones. En 2024 la empresa cerró una ronda de inversión semilla con el respaldo de Coinbase Ventures y Berkeley Skydeck, entre otros inversores. Este capital permitió acelerar su expansión y reforzar su objetivo: convertirse en lo que ellos denominaron la “SuperApp” de pagos con stablecoins en Latinoamérica, explicaron.
La compañía también anunció que tiene expectativas de sumar muchos más usuarios activos en Bolivia antes de finalizar 2025 y consolidarse como plataforma P2P del país.
Goncalvez señaló que “el proyecto nació como respuesta a los problemas estructurales de la región”, y agregó: “apostamos al libre mercado y a crear ecosistemas que incentiven la competencia y el comercio de monedas entre países. Queremos que los latinoamericanos tengan más opciones para poder mover su dinero con libertad”.
Por último se indicó que la interoperabilidad de la app, que permitiría mover fondos entre más de 70 servicios de pagos y billeteras digitales en la región, es una de sus principales fortalezas. Esto facilitaría a los usuarios enviar y recibir dinero de manera instantánea, reduciendo barreras y ampliando las oportunidades de inclusión financiera en Latinoamérica, concluyeron.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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