Monday, April 10, 2006

HUMALA & MORALES & CHÁVEZ Y CÍA.

ALVARO GARCIA LINERA, VICEPRESIDENTE DE Bolivia

“NO ESTAMOS PENSANDO EN SOCIALISMO SINO EN REVOLUCIÓN DEMOCRATIZADORA”

Matemático, viajero, sociólogo autodidacta, con 44 años de edad tiene cinco encima de prisión, varios libros publicados y una vida de búsqueda intelectual. En ese camino exploró “obsesivamente” la idea de Marx de los pueblos “sin historia” y llegó a conclusiones que lo unieron a Evo Morales.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

–¿Cómo fue su trayectoria intelectual?
–Soy una persona que vivió la adolescencia en un período de gran inestabilidad política: elecciones, golpes de Estado, elecciones, más golpes de Estado, en un ambiente cargado de movilizaciones, de proyectos, de debates, de utopías. Estoy hablando de fines de los años ’70 y creo que eso influye en un tipo de acercamiento personal a la política y a las ciencias sociales. En 1979, a los 17 años, viví el primer gran bloqueo indígena de la historia moderna de Bolivia. Era difícil de entender lo que estaba pasando y en ese ambiente busqué la ayuda de las ciencias sociales, de la sociología, de la economía, pero más como autodidacta. Sin embargo, me sentía distante de las organizaciones partidarias, tenía un abordaje un poco intelectualizado de la política. Había comenzado a estudiar matemática porque creía que las ciencias sociales podía aprenderlas solo, y decido continuar mis estudios en México. El contexto centroamericano influye mucho en mi percepción de la política, especialmente la guerrilla salvadoreña, y politizo mis lecturas. Paso de una orientación más filosófica y abstracta del capital, de la dialéctica de Hegel, de Kant, a una mirada más práctica. Entonces comienzan mis lecturas más leninistas, digamos así, para comprender mejor lo de la gestión de lo político. Esto ya es en los años ’80 y, al acabar la carrera, regreso a Bolivia con una posición de mayor involucramiento político.
–¿Cómo influyó el conocimiento de los movimientos insurgentes centroamericanos en su evolución intelectual?
–Había dos elementos importantes: la lucha armada como modo de resolución o de conquista del poder y, en particular, el tema étnico. En Guatemala escucho por primera vez en un debate político el tema de la multiculturalidad. Aun cuando ya era un momento de reflujo, la guerrilla guatemalteca logra incorporar este elemento en el debate a partir de la presencia de los mayas. Esto para mí es en extremo novedoso. Y con esos bagajes regreso a Bolivia, y aquí intentamos (junto a Raquel Gutiérrez, su pareja de entonces) construir una estructura política principalmente obrera porque los mineros eran el eje de la política contestataria en Bolivia, e iniciamos un largo debate, que perdura en alguna medida hasta el día de hoy, contra el trotskismo y el stalinismo, representado por el Partido Obrero Revolucionario y el PC. Luego conocemos a un grupo de líderes indígenas, jóvenes todavía, que venían de las corrientes kataristas e indianistas de los ’70 que denunciaban el “colonialismo interno”.
–Ahí se va produciendo un giro hacia lo étnico-nacional.
–Iniciamos una relectura, o más bien una ampliación de nuestra mirada, desde lo obrero hacia la temática de lo nacional y lo campesino-indígena, más centrado en lo que se denomina “identidades difusas”. Ahí se inicia una etapa –hacia 1986– que se mantiene hasta hoy, de una preocupación en torno de la temática indígena y de la construcción de la nación. Dedico mi tiempo a escribir varios libros, unos polémicos, en debate contra la izquierda tradicional predominante, y otros que anticipaban trabajos con mayor abstracción. Ahí comienza una obsesión, que mantuve durante diez años, de rastrear lo que Marx había dicho sobre el tema y comenzamos a escudriñar sus cuadernos, sus textos sobre los “pueblos sin historia” del ’48, los Grundrïsses, los textos sobre la India y China, y sus cartas a Vera Zasulich, incluso sus manuscritos etnológicos y otros, inéditos sobre América latina, que están en Amsterdam. Viajamos allá a consultarlos. Algunos compañeros me reñían por esto: no veían bien que en momentos de tanta intensidad de la lucha política yo estuviera revisando archivos. Comienza una obsesión, con distintas variantes, a fin de encontrar el hilo conductor sobre esa temática indígena desde el marxismo, y creyendo que era posible que el marxismo pudiera dar cuenta de la fuerza de la dimensión, del contenido y del potencial de la demanda étnica nacional de los pueblos indígenas. Ello implicaba múltiples peleas, en textos menos académicos y más polémicos, con la izquierda boliviana para la cual no había indios sino campesinos. Se trataba de una pelea marginal porque éramos un grupo de personas que no influíamos en ninguna parte, nos dedicábamos a repartir nuestros panfletos, nuestros textitos, nuestros policopiados de 50 páginas en las marchas, en las minas. Pero ahí se inicia una polémica.
–Luego viene el intento de formar el Ejército Guerrillero Túpac Katari y la prisión.
–En los años ’85 y ’86 convergen intelectuales, jóvenes, muy jóvenes, obreros de las minas especialmente en proceso de radicalización y un conglomerado de líderes campesinos e indígenas provenientes de las filas del indianismo katarista. En esta primera etapa, toda la actividad se centra en el trabajo político en las minas, en las asambleas, en producir panfletería, crítica a las posiciones de izquierda tradicional con una consigna clara: “Va a haber una prueba de fuerza, y esa prueba va a dirimir la nueva época”. Esa prueba de fuerza fue en 1986, la Marcha por la Vida de los mineros contra el desmantelamiento de la Corporación Minera de Bolivia. Los obreros salen derrotados políticamente, ni siquiera hay necesidad de una salida militar, se desmorona el movimiento y comienza el desbande.
–¿Y esa derrota abre el camino a una orientación hacia las comunidades indígenas?
–Desde ese momento nos trasladamos con todo ese bloque de intelectuales y mineros a potenciar el trabajo en el campo junto con los indianistas. Se va construyendo un escenario más potente de autodeterminación de las nacionalidades indígenas, especialmente la aymara. Hay un fuerte énfasis en la posibilidad de una sublevación indígena, en la idea de que la emancipación indígena pasa obligatoriamente por una sublevación de comunidades. Quispe teoriza ahí sobre la guerra de los ayllus, tiene la imagen de una toma del poder mediante una sublevación de ayllus y comunidades, es decir, no se estructura un imaginario guerrillero sino un escenario de emancipación de masas. Se inicia un proceso que luego va a dar lugar al EGTK y a ejercicios de formación militar en las comunidades; primero en el Altiplano, con militantes del viejo indianismo de los ’70, luego en Potosí, en el Chapare, en Sucre. Era una dinámica fuerte.
–Luego viene la desarticulación del grupo y la cárcel. ¿Cómo se desarrolla su actividad intelectual posterior desde la prisión?
–Al saber que no iba a contar con muchos libros, que no tendría mi biblioteca disponible, decido dedicarme sólo a unos cuantos libros, a trabajarlos de un modo mucho más profundo. Continúo con parte de mis trabajos teóricos y escribo Forma valor, forma comunidad, que es una lectura enteramente dedicada a El Capital bajo la obsesión de trabajar el tema del valor de uso, el valor de cambio y de las lógicas organizativas de la modernidad para hacer un contrapunto con las lógicas organizativas del mundo andino. Fueron cinco años de encierro. Creo que es mi libro mejor logrado por el tiempo que pude dedicarle, por la paciencia que tuvimos en armar las transcripciones. Fue un curso acelerado de antropología andina, de etnohistoria andina y de economía agraria. Al salir de la cárcel, inmediatamente me incorporé a la academia, incluso retomo el tema del mundo obrero, pero desde una perspectiva más sociológica. De allí saldrán Reproletarización, sobre el mundo obrero fabril en Bolivia y sus cambios organizativos y tecnológicos, y La condición obrera, sobre la nueva minería. Las conclusiones generales son que los obreros no han desaparecido, pero ha habido una modificaciónsustancial de la estructura material de la condición obrera, de la identidad obrera y de la composición política y cultural de la clase obrera. De allí se deriva una explicación de por qué la Central Obrera Boliviana se extingue como movimiento social unificador del país. En los últimos años he desarrollado varios estudios de los movimientos sociales, incorporando teorías más modernas como las de Charles Tilly, Pierre Bourdieu y Norbert Elias.
–Usted pasó de la acción insurgente a la academia, y de ahí osciló entre los medios y la política. ¿Cómo ve el papel del intelectual en un campo universitario como el de América latina, poco institucionalizado y en medio de una nueva oleada de politización social?
–En los años ’90 se instaló la creencia de que había que separar la política de la academia o la idea de un campo académico autónomo, pero eso fue una ilusión. La promesa de un academicismo mucho más sólido, coherente, fundado en bases propias, acabó en un academicismo que servía de legitimador ideológico del proyecto político y económico neoliberal. Cuando revisas desapasionadamente la producción de los años ’90 te das cuenta de la pobreza investigativa, conceptual, de la abundancia de retórica y sentido común de una gran parte de esa producción. Creo que ahora se presenta un nuevo reto para la producción intelectual: la capacidad de construir críticamente categorías, argumentos y razones, y no simplemente panfletería política pero, a la vez, que sepa recoger estas señales y la riqueza de la sociedad, no solamente de los movimientos sociales. Ahí está el gran reto de continuar esta larga trayectoria del intelectual latinoamericano y boliviano que rompe esa falsa asepsia ideológica a lo Vargas Llosa. Sin embargo, no se requiere que frente al intelectual neoliberal cooptado por el discurso estatal surja un intelectual de los movimientos sociales que haga la apología de la acción colectiva sino un intelectual crítico con el poder existente y con las fuerzas emergentes. Parte de eso, sin duda, puede ser utilizado por los movimientos sociales y parte no; les va a doler que reflexionen sobre sus límites, y ahí está el pedazo de autonomía de la reflexión intelectual de no acallar o forzar sus reflexiones a favor de tal o cual.
–¿Es un problema ser a la vez sociólogo crítico y vicepresidente?
–No, al contrario, es una excelente combinación, porque permite analizar con una frialdad siberiana lo que está sucediendo y tus acciones. Y como vicepresidente ves algunas cosas que jamás verías desde tu gabinete de sociólogo.
–Varios medios hablan de “evismo” para referirse a este gobierno.
–El “evismo” plantea una ruptura con respecto a anteriores estrategias de lucha por el poder, es un proyecto de autorrepresentación de los movimientos sociales, de la sociedad plebeya. Es un nuevo horizonte que no nace de la teoría sino que se va implementando en la práctica y puede aportar una interesante veta de análisis a las corrientes neomarxistas. Un segundo elemento que podría definir al “evismo” es un indianismo flexible capaz de convocar a los sectores no indígenas, mestizos, sectores medios urbanos. En términos didácticos podríamos decir que la Revolución Nacional de 1952 despierta al indio a la ciudadanía, pero trata de diluirlo en el mestizaje y le bloquea las posibilidades de desarrollo político. Cincuenta años después, el indio se postula como un sujeto político autónomo que propone un nacionalismo expansivo, una nación con “unidad en la diversidad” como lo ha repetido tantas veces Evo Morales. La experiencia que estamos viviendo en Bolivia replantea todo el debate sobre la lucha por el poder, incluso las propuestas de Antonio Negri. ¿Qué es un gobierno de los movimientos sociales? ¿Es posible? ¿Cómo se operará la relación entre lo político y lo social?
–Usted habló de capitalismo andino.
–Con esa expresión, más bien teórica, hice referencia a que las estructuras materiales de las rebeliones sociales desde el 2000 son las pequeñas economías familiares, tanto en el campo como en la ciudad. Son los pequeños productores los que se han rebelado: campesinos, cocaleros, artesanos, microempresarios, cooperativistas mineros. Y no va a haber revolución socialista en una nación de pequeños productores. El “evismo” visualiza estas múltiples modernidades, el pequeño campesino del Altiplano no va a ser un farmer, pero puede tener tractores o Internet. Siempre lo moderno subsumía lo tradicional, ahora pensamos en una articulación diferente y no subordinada entre estas dos plataformas que van a perdurar en los próximos 50 o 100 años. No estamos pensando en el socialismo para el futuro próximo sino en una profunda revolución democrática descolonizadora.




SECRETARIO GENERAL DE LA OEA SE REUNIRÁ CON EVO MORALES

LA COMPLEJA MISIÓN QUE ESPERA AL EX MINISTRO INSULZA EN BOLIVIA

El cónsul de Bolivia, Roberto Finot, destacó que la invitación oficial del Presidente boliviano “es un reconocimiento del rol relevante que ha desempeñado la OEA en el sentido de instar a las partes para que se sientan a negociar el tema de la salida al mar”.

La Nación de Chile (www.lanacion.cl)

Con la difícil misión de seguir tendiendo puentes entre Chile y Bolivia para enfrentar la cuestión de la mediterraneidad, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y ex ministro del Interior de la administración Lagos, José Miguel Insulza, visitará Bolivia el día 18 de este mes, donde será recibido por el Presidente de la nación altiplánica Evo Morales. El viaje fue confirmado ayer por el cónsul general de Bolivia en Chile, Roberto Finot, que pese a recordar que su país no votó a favor del ex ministro chileno para asumir el máximo cargo en el organismo regional, destacó que la invitación oficial del Presidente boliviano “es un reconocimiento del rol relevante que ha desempeñado la OEA en el sentido de instar a las partes para que se sientan a negociar el tema de la salida al mar”. Pese a que Finot admitió que el problema de la mediterraneidad de Bolivia “es esencialmente bilateral”, tal como han subrayado los gobiernos de Lagos y Bachelet, dijo que también tiene componentes regionales y hemisféricos. En ese sentido, respaldó implícitamente una participación importante de Insulza en las negociaciones que el gobierno de La Paz espera terminen antes de agosto de 2007, cuando concluyan las deliberaciones de la Asamblea Nacional Constituyente que diseñará un nuevo Estado boliviano.
“(La OEA) no va a negociar absolutamente nada, pero puede ser un factor coadyuvante e inclusive desarrollar una labor de asistencia técnica para las negociaciones y los proyectos de interés regional en torno a la salida al mar”, expresó.
Finot aseveró, en esa línea, que hoy se dan las condiciones para avanzar en la solución del conflicto heredado de la Guerra del Pacífico de 1879. “Deberíamos avanzar sin prisa y sin pausas en una forma totalmente transparente y franca, poniendo el tema del acceso soberano de Bolivia al océano Pacifico en la mesa de negociaciones, no en el pasillo o en el momento del café o de la sobremesa”, afirmó.
Un elemento que a juicio del cónsul podría llevar a un solución de las diferencias históricas es que “están coincidiendo los liderazgos y los tiempos políticos tanto en Bolivia como en Chile”, destacando, de paso, que ambos países tengan “gobiernos fuertes y representativos”.
Junto con elogiar la designación de Roberto Ibarra como nuevo cónsul de Chile en La Paz, para el diplomático paceño la solución del problema con Bolivia contribuirá a que nuestro país “consagre su exitosa salida comercial al mundo y pueda asumir el rol de país plataforma para las inversiones y el comercio del Asia-Pacífico con Sudamérica”.




Roberto Finot apuesta a que la OEA, dirigida por el ex ministro chileno, se convierta en una instancia técnica de discusión de la demanda marítima

CÓNSUL DE BOLIVIA CONFIRMA VISITA DE INSULZA A LA PAZ Y DESTACA NOMBRAMIENTO DE IBARRA

La Tercera de Chile (www.latercera.cl)

La visita del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, a Bolivia el 18 de abril, genera expectativas de que el organismo se convierta en una instancia técnica de discusión en caso de que Chile y Bolivia se sienten a conversar alternativas para una salida al mar.
Así lo declaró ayer el cónsul general de Bolivia en Santiago, Roberto Finot. "La OEA no puede hacer otra cosa. No va a negociar absolutamente nada, pero puede ser un factor coadyuvante e inclusive desarrollar una labor de asistencia técnica para las negociaciones y los proyectos de interés regional en torno a la salida al mar", afirmó.
Insulza (en la foto) visitará Bolivia el 18 de abril, donde será recibido por el Presidente Evo Morales en una breve reunión. Luego viajará a Cochabamba. Morales invitó al ex ministro chileno durante las celebraciones del Día del Mar, momento en que también pidió una reunión de emergencia de la OEA sobre el tema, la que finalmente no prosperó.
Finot destacó el rol de Insulza -por quien Bolivia se abstuvo en la votación a secretario general de la OEA- como impulsor de conversaciones con Chile: "Que Insulza sea invitado oficialmente por el gobierno y el Presidente de Bolivia, es un reconocimiento del rol relevante que ha desempeñado la OEA en el sentido de instar a las partes para que se sienten a negociar el tema".
Además, el representante boliviano destacó la designación de Roberto Ibarra como nuevo cónsul de Chile en La Paz. "Es un profesional de muy alto nivel de la Cancillería, que ha estado muy comprometido en todo el trabajo de la agenda sin exclusiones (entre ambos países) como director general de América del Sur".
En declaraciones reproducidas por la agencia Ansa, Finot aseguró que "como nunca antes se dan hoy las condiciones" para que Chile y Bolivia avancen hacia la búsqueda de acuerdos respecto de la demanda marítima de su país. "Deberíamos avanzar sin prisa y sin pausas en una forma totalmente transparente y franca, poniendo el tema del acceso soberano de Bolivia al Océano Pacífico en la mesa de negociaciones, no en el pasillo o en el momento del café o de la sobremesa", afirmó.




"ASISTENCIA TÉCNICA" PRESTARÁ INSULZA EN VIAJE A BOLIVIA

La Estrella de Arica, Chile (www.estrellaarica.cl)

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza "visitará Bolivia el 18 de este mes y el Presidente Evo Morales lo va a recibir, lo que es una muy buena señal", confirmó Roberto Finot, cónsul general de Bolivia en Santiago.
Finot dijo que esta visita "debe verse desde un ángulo totalmente positivo" y recordó que "Bolivia fue el país que manifestó oposición y se abstuvo de votar a favor de su elección como Secretario General de la OEA". En su permanencia en Bolivia, Insulza desarrollará una labor de asistencia técnica para las negociaciones.
"Que Insulza esté desempeñando esa función y que sea invitado oficialmente por el Gobierno y el Presidente de Bolivia es un reconocimiento del rol relevante que ha desempeñado la OEA en el sentido de instar a las partes (Chile y Bolivia) para que se sientan a negociar el tema de la salida al mar", destacó.
Finot opinó que "la OEA no puede hacer otra cosa. No va a negociar absolutamente nada, pero puede ser un factor coadyuvante e inclusive desarrollar una labor de asistencia técnica para las negociaciones y los proyectos de interés regional en torno a la salida al mar".
En ese sentido, admitió que el problema de la mediterraneidad de Bolivia "es esencialmente bilateral, pero tiene un componente trilateral, regional y hemisférico porque la solución de este tema beneficia al conjunto: a Bolivia, a Chile, Cono Sur y a los países de la región".




Opinión

HUMALA & MORALES & CHÁVEZ Y CÍA.

Ninguno de dichos personajes -y otros que hacen ya pinitos en el horizonte- parecen ni tan divertidos ni tan absurdos, sino manifestaciones o avatares necesarios y quizás terminales de una larga y variopinta sucesión de experimentos y/o configuraciones institucionales fallidas que se remontan a principios del siglo XX y, si somos rigurosos, desde mucho antes.

La Tercera de Chile (www.latercera.cl)

Bien pudiéramos enterarnos, esta noche o mañana, que Ollanta Humala es el nuevo presidente de Perú o va a segunda vuelta a disputar ese privilegio. Sin embargo, aunque no se materialice ninguna de ambas alternativas, el solo hecho de haber podido ocurrir habla toneladas del nuevo espíritu -ánimo o desánimo, escoja usted- que cunde en gran parte de la región. Es el ya materializado en Bolivia, ya materializado en Venezuela y materializado también, aunque sin parafernalias indigenistas, sino con impecable corbata y afeitada, en la blanca y radiante Argentina. Aparece también aunque en formas balbuceantes, in vitro, en la política de Paraguay, Ecuador y otros países. Desde la sabiduría convencional se lo llama "populismo", pero el fenómeno va más allá.
En efecto, la tentación de evaluar microscópicamente esos liderazgos -los cuales muestran variados elementos de populismo, indigenismo, nacionalismo, aceptación a regañadientes de la empresa privada, políticas de precios y desprecio a los partidos políticos- y enfocarse sólo en su vocinglero aspecto es grande y es errónea. Al hacerlo así destaca lo menos importante, a saber, lo particular del ascenso de sus dirigentes, lo folclórico de sus discursos y modales, sus pintorescas versiones de la heterodoxia y formas singulares de rechazar el credo neoliberal. Viéndolos de ese modo aparecen como personajes algo ridículos, de farsa, incluso peligrosos.
Una mirada un poco más elevada y más generosa revela más que eso. Vistos de esta otra manera, ninguno de dichos personajes -y otros que hacen ya pinitos en el horizonte- parecen ni tan divertidos ni tan absurdos, sino manifestaciones o avatares necesarios y quizás terminales de una larga y variopinta sucesión de experimentos y/o configuraciones institucionales fallidas que se remontan a principios del siglo XX y en verdad, si somos rigurosos, desde mucho antes.
Mirada desde el fracaso
Desde luego la mirada despectiva hacia los Humalas y los Morales dice menos de estos individuos que de quienes los miran. No es casual que dicha visión venga siempre de las elites u oligarquías latinas tradicionales, tanto de sus comerciantes de mesón como de sus vástagos literarios. Estas elites, normalmente de origen europeo y sin mezcla indígena, nunca más del 10% a 15 % de la población y dueñas monopólicas del privilegio, han sido hasta ahora protagonistas casi exclusivas de la política latinoamericana. Lo consideran un derecho de origen divino. Bajo su mandato han manejado los resortes del poder y hecho fluir la riqueza hacia sus bolsillos. Promovieron, apoyaron, dirigieron y se lucraron de prácticamente toda forma institucional que haya erguido cabeza en latinoamérica; hicieron suyas y tributarias de su interés, directamente o por proxy, las capitanías y virreinatos hispánicos, las repúblicas de opereta dirigidas por militares de sable y mostacho, las parlamentarias y las presidenciales, los estados federales y los centrales, las juntas militares, los nacionalismos, los regímenes de caciques y las democracias protegidas o al aire libre. Ninguna de esas formas hizo crecer a sus países más allá de la débil acumulación que entraña la mera evolución histórica. Ninguna promovió o desarrolló un nivel decente de justicia social. Ninguna libró al subcontinente del subdesarrollo. Es, la de ellos, una mirada desde el fracaso de los proyectos nacionales que urdieron y soñaron los Bolívar y los San Martín, los O'Higgins y los Carrera.
¿El modelo o sus instaladores?
La última de estas experiencias institucionales es el llamado "modelo neoliberal" basado en la libre empresa, ausencia de trabas estatales, política aduanera abierta al mundo, legislación laboral más bien favorable al capital, sindicalismo debilitado o ausente y en lo posible, en la medida de lo posible, democracia. Salvo en Chile, que ha crecido, -aunque con inicua desigualdad- el experimento ha resultado un fracaso en todas partes. Las izquierdas, fieles a su discurso anticapitalista, achacan la culpa al modelo como tal. Sin embargo su queja podría ser correcta sólo si se cumpliera la condición de que efectivamente ese modelo esté operando en toda Latinoamérica. Pero no es el caso. Lo que ha fracasado no es el modelo, sino el intento de aplicarlo. Han faltado la voluntad política, el necesario entramado institucional y legal, la disciplina social, las pericias profesionales. Privatizaciones mal hechas o a medias con fondos derivados a franquicias corporativas, reglas cambiantes cada semana, acuerdos aduaneros torcidos o reinterpretados a cada minuto -véase el caso del Mercosur-, políticas fiscales dilapidadoras y corruptas, etc., difícilmente pueden dar lugar al funcionamiento o siquiera instalación del modelo, de ningún modelo.
El fracaso es pues de sus instaladores. Otra vez, entonces, de las elites que han estado a cargo. La argentina, que ha metido y mete las manos en el cajón; la peruana, que se ha desintegrado política y moralmente; la venezolana, que se apropió los beneficios del oro negro no para dar lugar al desarrollo, sino a un estilo de vida grosero, vulgar y estéril. Y entonces, agotada -o siempre inexistente- la capacidad de dichas elites para poner en pie un sistema viable y agotadas las experiencias golpistas que venían a parchar a sangre y fuego el desperfecto luego de cada intento fallido, ¿qué camino le queda o quedaba a Latinoamérica?
Tercera Vía
Queda, tal vez, el camino de un nuevo Contrato Social que incorpore, como nunca ha sido hecho, a las etnias, los pobres del campo, a los trabajadores. Un contrato Inclusivo, no Exclusivo. Uno de democracia real, NO uno de democracia clientelística. De hecho, es muy posible que el modelo pueda ser instalado no a pesar de estas ruidosas movilizaciones, sino gracias a ellas. Las movilizaciones, cualquiera sea su forma, manifiestan un afán de justicia, igualdad ante la ley y oportunidades por parte de masas aun no incorporadas a los procesos sociales. Tarde o temprano eso da o dará lugar a reformas, nuevas maneras de organización a nivel bajo y medio, nuevas fuerzas que deben tomarse en cuenta. Entrañan, a fin de cuentas, el fin del poder omnímodo de las elites de siempre. Y hacer esto, cortarles las alas a plumíferos que de todos modos nunca volaron, es lo primero si se desea instalar un modelo eficaz.
La modernización en América Latina quizás pase, entonces, paradójicamente, a través de estas aparentes regresiones al nacionalismo, populismo y hasta indigenismo. Son éstas, cualquiera sea su discurso e incluso propósito, las que pueden darle fundamento a un modelo capaz de crecer.
Y hablamos de viabilidad no sólo del modelo neoliberal -lo que ya sería un progreso en comparación con lo que hay- sino, en un futuro próximo, de una nueva forma social y económica que lo supere. Esa "tercera vía" que los "think tanks", pensadores aislados, movimientos globales, ecologistas, etc buscan a tientas en el mundo desarrollado, bien pudiera irónicamente estar siendo entrevisto por estas masas pobres e ignorantes que aparecen en las noticias como la encarnación misma del atraso.




REUNIONES POR LOS TALLERES ILEGALES

LOS ENVIADOS DE EVO

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

Una comisión enviada por el presidente boliviano Evo Morales se reunirá hoy con autoridades del gobierno porteño y nacional para analizar la situación de los trabajadores de ese país que trabajan en condiciones de esclavitud en talleres que no están habilitados en la ciudad de Buenos Aires. Por su lado, la ministra de DD.HH. porteña, Gabriela Cerruti, se presentará en la Legislatura para informar sobre las medidas que tomará el gobierno frente a los problemas planteados por los residentes bolivianos.
Según fuentes oficiales, la comisión de notables está encabezada por el vicecanciller Mauricio Toffler Ocampo y altos funcionarios del gobierno de Morales. Revisarán también las actuaciones que tuvo durante los últimos meses el cónsul boliviano en Buenos Aires, Albaro Gonzales Quint. Además, pedirán a sus pares argentinos que se agilicen los trámites migratorios y los requisitos para realizar actividades comerciales y productivas en general. También se reunirán con dirigentes locales de la comunidad para interiorizarse sobre posibles delitos –algunos vinculados a trata de gentes– que se estarían cometiendo desde Bolivia hacia la Argentina.
Por otro lado, la ministra de Derechos Humanos y Sociales porteña, Gabriela Cerruti, se presentará ante la comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación, que preside el diputado del ARI Facundo Di Felipe. “No se trata de una interpelación –advirtió Di Felipe–. Es fundamental que la ministra nos informe sobre sus planes, lo cual, por supuesto, generará preguntas y, lo que esperamos, un enriquecedor intercambio de ideas.”
La Fundación Pro Tejer, que nuclear a industrias textiles, solicitó modificar la ley de trabajo domiciliario e impulsar la formación de cooperativas para evitar la explotación y tragedias como la ocurrida en la fábrica de Caballito. Los “talleres clandestinos, con mano de obra esclava, no forman parte de la industria textil. Deben ser penalizados y erradicados porque le hacen mucho daño al sector”, manifestó el titular de la fundación, Aldo Karagozian.




CUATRO RELATOS SOBRE EL TRABAJO A DESTAJO EN LOS TALLERES TEXTILES

Son cuatro inmigrantes bolivianos que denunciaron a los talleres explotadores y fueron amenazados de muerte. Un relato duro y real.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

Ellos fueron la avanzada de las denuncias contra los talleres de costura clandestinos. Los cuatro, que mantienen sus apellidos en reserva y sus rostros semiocultos porque han recibido amenazas de muerte, forman parte del grupo de ciudadanos bolivianos –varias decenas– que se rebelaron contra la explotación a la que eran sometidos en la Argentina, la mayoría de las veces por parientes suyos, de su misma nacionalidad. “Si mi propia cuñada, mi familia, me hizo lo que me hizo, qué me podría haber pasado en otro lugar, con desconocidos”, reflexiona Fredy en diálogo con Página/12. María, con los ojos llenos de lágrimas, recuerda cuando la tía de su esposo, dueña del taller donde trabajaba todo el año, sin tener siquiera el descanso dominical, maltrató a uno de sus hijos y a la nena de una compañera. “Les cortó las pestañas al ras, con una tijera, porque habían tocado jugando una de las máquinas. Los chicos se frotaban los ojos enrojecidos e hinchados. Y no quería que los llevara al hospital.”
Historias similares contaron Hensi y Claudia, amenazada de muerte por la dueña del taller donde trabajaba: “Era una mujer gorda, grandota y me quiso pegar. ¡Vea lo flaca que soy yo! Todavía paso cerca de su casa cuando llevo a uno de mis hijos al colegio y tengo miedo, mucho miedo. Y el cónsul de Bolivia (Albaro Gonzales Quint), en vez de ayudarnos, nos mandó a toda la gente encima”. Fredy refuerza la idea: “Nos hicieron responsables a nosotros como si fuera un delito decir la verdad”.
Durante meses, o años en algunos casos, pasaban su vida dentro del taller. “A nosotros nos llevaban dos veces al mes, con los chicos, al Parque Indoamericano (el ex Interama), pero nunca nos dejaban solos. Tenían miedo de que nos quisiéramos escapar”, afirma María.
Los entrevistados confirmaron, a pesar de la desmentida del cónsul boliviano en el país, que para hacer los trámites para conseguir los documentos les cobran “cien dólares y más todavía”. Cuando se les preguntó si creen que es el costo real del trámite, todos dudaron: “Lo que a nosotros nos parece es que son algunos que se hacen los vivos y cobran de más”. La mayoría de los damnificados llegaron de La Paz, convocados por parientes o conocidos bolivianos, que hacían ropa para “coreanos, algún que otro comerciante judío y algún turco; en esos casos, eran ciudadanos argentinos que practicaban esa religión o cuyos padres habían llegado al país de Turquía”. También critican a Estación Latina, una emisora de radio de la comunidad boliviana, que hace propaganda a favor de los talleres. “Te dicen por la radio que una pareja, aunque tenga dos o tres hijos, consigue casa y trabajo. Lo que no dicen es que las reglas te las ponen ellos, los dueños del taller, y te obligan a trabajar desde las siete de la mañana a la una de la madrugada del día siguiente, por un sueldo de 100 o 300 pesos, que te lo pagan de a cinco o diez pesos. Se abusan porque no tenemos documentos y porque necesitamos trabajar.”
María tiene dos hijos y trabajó a destajo, cerca de un año, en un taller de costura que pertenecía a una familiar suya. “Llegué de La Paz, con mi marido y mis hijos. Nos trajo una tía de mi esposo, que nos prometió ganar bien, tener techo, comida, todo.” María vino con su familia y otras tres personas adultas. “No teníamos documentación para cruzar la frontera, pero ella (la tía de su esposo) se encargó de todo porque tenía trato con Migraciones y nos hizo entrar.” Las mujeres pasaron por los controles aduaneros; los hombres tuvieron que “montear”. Cruzaron por una zona montañosa e ingresaron por Tartagal, en Salta, tras dos días de travesía.
La mujer trabajaba como “ayudante de taller”. Tenía que abastecer de materiales a todos y además era la encargada de hacer la comida para todos. Le pagaban 100 pesos mensuales, que recibía con cuentagotas. “Me daba cinco o diez pesos de vez en cuando. Tenía que pedirle siempre.” Uno de sus hijos era lactante. “Me atrasaba en el trabajo porque tenía que darle la teta. Lo tenía abandonado por falta de tiempo. Ella era muy mala, nos trataba mal, especialmente a mí. Me decía que mi hijo era muy ‘chinchoso’, muy molesto y a cada rato me decía que tenía que echarle agua helada para que se callara.” El remordimiento le hace saltar las lágrimas: “Dos veces le tiré agua fría a mi hijo, le hice caso”. María no puede emitir palabra. La paciencia se colmó una tarde, cuando uno de sus hijos y otra niña que vivía en el taller se pusieron a jugar con una de las máquinas. “Yo no vi lo que había pasado, estaba trabajando en otro sitio. Los vi salir de la pieza fregándose los ojos y lloriqueando. Mi hijo era chico, casi no hablaba, pero la otra nena se hizo entender: ‘Nos agarró la tía gorda, nos agarró la tía gorda’, decía.” La dueña del taller, con una tijera, les había cortado las pestañas al ras, como castigo, para que “no vuelvan a tocar nada”. De tanto frotarse los ojos, los chicos los tenían hinchados y rojos. En el taller se trabajaba hasta el sábado al mediodía y se descansaba el domingo. Menos María, que era la cocinera y nunca tenía franco. “Los domingos cocinaba para la tía de mi esposo.”
Fredy vino hace un año y dos meses, con su esposa y tres hijos. “Nos vinimos porque nos lo pintaron bonito. Los paisanos míos bolivianos nos decían que íbamos a ganar bien, que íbamos a estar de lo mejor. Empecé a trabajar en el taller de una cuñada mía, en la avenida Eva Perón, pero me pagó muy mal. Me trató muy mal. No me pagaba y eso que yo trabajaba desde las ocho de la mañana a las 12 de la noche.” Estuvieron unos días en una casa provista por su cuñada, pero los desalojaron por falta de pago. Luego fueron a la casa de una mujer que “tenía a mi esposa esclavizada, porque para pagar el alquiler tenía que limpiar, cocinar. No tenía horario, la llamaban incluso a las dos o tres de la mañana, porque el lugar era como una pensión”. Fredy dejó el trabajo y se peleó con su cuñada.
“Me habían prometido 400 pesos por mes, que después fueron 300 y no me pagaban, me debían un montón de dinero. Lo recibía en gotas. Yo necesitaba hacerme atender en el hospital porque tengo un problema de columna que se agravó trabajando en el taller.” Con él trabajaban otras seis personas. El año que estuvo, una sola vez vio llegar a los inspectores municipales. “A nosotros nos escondieron en la terraza. No sé cómo se las arreglaron para que no los clausuraran, porque el lugar era un desastre.”
A Hensi, de 22 años, lo trajeron “en el carnaval del año pasado”. Se vino con su esposa y con la hija de su mujer. Vinieron por los avisos que aparecieron en una galería de La Paz. “Fuimos a un taller de Flores. Me prometieron que iba a empezar con un sueldo de 400 pesos, pero después me dieron 300 y nunca me lo pagaron completo. A mi mujer le pagaban 300, pero además tenía que cocinar para todos. Todo el viaje desde Bolivia lo hicimos sin comer nada, porque no teníamos ni un peso. Cuando llegó el momento de pagarnos el primer sueldo, nos lo descontaron porque dijeron que nos habían dado de comer en el viaje.”
Claudia vino hace un año y trabajó en un taller sobre Eva Perón. Tiene tres hijos con los que tenía que vivir en el taller, sin moverse de allí. Como el resto de los denunciantes, ahora trabajan en emprendimientos nucleados en el centro comunitario La Alameda. Claudia está en la Cooperativa 20 de Diciembre, donde trabaja ocho horas a lo sumo y cobra más que antes. “En el taller donde estaba me pagaban entre 300 y 400 pesos, pero de a poco. Decían que a ellos (los mayoristas) no les pagaban a tiempo.” El dueño del taller era un boliviano que trabajaba para un comerciante coreano que vendía camisas, blusas, polleras.
En ese lugar trabajó apenas dos meses. “Nos fuimos porque no podíamos salir de la pieza. Los chicos no podían ir al colegio y tampoco podíamos ir al médico porque nos decían que el trabajo se retrasaba.” Ella sabe el nombre completo del dueño y ya lo dijo ante la Justicia. Ahora prefiere guardar silencio porque “ya he recibido amenazas y es por miedo más que todo, que no hablo de eso. Es muy feo todo lo que nos están haciendo por haber dicho la verdad de lo que nos pasó”.




CÓNSUL BOLIVIANO CON LOS DÍAS CONTADOS

El nuevo embajador de Bolivia ya tiene placet y es protagonista en el diálogo entre los dos gobiernos. Viejo aliado de Evo Morales, ya se sabe que va a desplazar al cuestionado cónsul local, criticadísimo por la comunidad y un hombre irritativo para el gobierno de Kirchner.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

El gobierno argentino le dio el placet al nuevo embajador de Bolivia en la Argentina, Roger Ortiz Mercado. Es un cercano colaborador de Evo Morales que ya transmitió a la Casa Rosada que dispondrá la destitución del cargo del cuestionado cónsul boliviano en Buenos Aires, Albaro Gonzales Quint. El funcionario es muy cuestionado entre otras cosas porque se lo vincula con los dueños de talleres que mantenían a sus trabajadores en un régimen servil. En fuentes cercanas al gobierno de Néstor Kirchner cayó mal que Gonzales Quint haya participado de marchas, asambleas e incluso polémicas televisivas en lugar de abocarse, en colaboración con la Cancillería, a buscar una solución a la dramática situación que viven los inmigrantes bolivianos. Desde ayer está en Buenos Aires una delegación de alto nivel del gobierno de La Paz, encabezada por el vicecanciller Mauricio Dorfler e integrada por varios viceministros, y la instrucción del presidente Kirchner es que se avance, junto al gobierno porteño, en encontrar formas de preservar los puestos de trabajo de los bolivianos en la Argentina.
El nuevo embajador de Bolivia es integrante del Movimiento al Socialismo, el partido de Evo Morales, desde 2002. Fue el referente de esa fuerza en el departamento de Santa Cruz, donde el MAS creció de forma espectacular. Se calculaba que allí Morales sacaría el 6 por ciento de los votos y terminó sacando el 33. El diplomático vivió diez años en Argentina, estudió Agronomía en Tandil y Economía en El Salvador. Es un experto en cooperativismo, una de las claves –creen en la Casa Rosada, la Cancillería y el Gobierno de la Ciudad– para sacar adelante la problemática de los talleres textiles en los que trabajan los inmigrantes bolivianos.
Ortiz Mercado tardará todavía unos días –tal vez dos semanas– en asumir su cargo en Buenos Aires, pero la decisión de desplazar a la cabeza del Consulado está tomada. Existen datos concretos de que el Cónsul Gonzales Quint actuó como mediador en cuestiones laborales de trabajadores de los talleres y los dueños, algo que no es de su competencia sino del Ministerio de Trabajo argentino. En su momento, cuando hubo escándalos por el funcionamiento de algunos de los talleres, dijo públicamente que “ya se les dieron las oportunidades de blanquearse a los dueños de los talleres” y en los últimos días pidió que se frenen las clausuras. En la Rosada no gustó para nada que se pusiera del lado de los dueños de los talleres y tampoco que participara de marchas y polémicas televisivas.
Gustavo Vera, uno de los referentes de la comunidad boliviana y líder de La Alameda, un comedor comunitario y agrupamiento de trabajadores textiles, insiste en que cuando ciudadanos bolivianos intentaron denunciar su situación en la comisaría 40, les rechazaron la denuncia y les dijeron que debían hacerla en el Consulado boliviano, donde las cosas terminaban empantanándose. A esto se debe agregar la denuncia de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre que se presentó a la Justicia para señalar que el cónsul está relacionado “con la red que actúa internacionalmente trayendo inmigrantes bolivianos para trabajar en condiciones infrahumanas”. Este encuadre coincide con el del gobierno porteño que encabeza Jorge Telerman. Ministros como Enrique Rodríguez, Diego Gorgal y Gabriela Cerruti señalan que lo que existe es una red de tráfico de personas para hacerlas trabajar casi en forma esclava. Para redondear las acusaciones contra Gonzales Quint, se señala que los trámites para traer a la Argentina los tres documentos necesarios para tramitar la radicación -certificado de nacionalidad, certificado de antecedentes y en algunos casos carta de nacionalidad– se demoraban en forma sospechosa y el costo total rondaba los 100 dólares, una cifra inaccesible para la mayoría de los inmigrantes.Según trascendió en La Paz, Ortiz Mercado viene con expresas instrucciones de Evo Morales, que varias veces habló por teléfono con el presidente Kirchner en los últimos días. La prioridad es producir una masiva legalización de los bolivianos en la Argentina. El gobierno de La Paz lo que menos quiere es un regreso de miles de bolivianos a Bolivia. Crearía un problema social, partiendo del hecho de que sería muy difícil que consiguieran trabajo. Para Bolivia también tienen importancia los fondos que envían los bolivianos radicados en la Argentina a sus familiares en Bolivia.
En los diálogos binacionales se le pidió a la Casa Rosada que no se hable de “esclavitud”, ya que el cuadro de situación no se parece a lo que se conoce como trabajo esclavo, por ejemplo, en Africa. La Paz prefiere que se utilice el término “servidumbre”. También hay preocupación por el término “allanamientos”, que en Bolivia es tomado como sinónimo de detenciones y deportaciones. En esto ya hay un acuerdo con la Casa Rosada: no habrá deportaciones, la estrategia es regularizar la situación de los inmigrantes.
La Paz hizo saber a la Argentina que otra de las prioridades es darle derechos políticos a los bolivianos que están en el país. Hoy en día se calcula que hay dos millones de bolivianos viviendo en Argentina y que no tienen derecho a voto en su país. Hubo varias reuniones con funcionarios argentinos que están asesorando a los bolivianos sobre los métodos y la redacción de leyes para que se instrumente el voto de los bolivianos que viven en el exterior. El presidente Kirchner dialogó varias veces con el canciller Jorge Taiana y está claro que la relación con Bolivia se considera privilegiada. Esto se vio hace un mes con el viaje de la delegación que encabezó el ministro de Salud, Ginés González García, y que terminó trágicamente con la caída de un avión. Permanentemente hay misiones viajando de Buenos Aires a La Paz y de la capital boliviana a la argentina.
Ayer llegó a Buenos Aires una amplia delegación boliviana encabezada por el vicecanciller Dorfler y por los viceministros de Coordinación Política, Derechos Humanos, Justicia, Trabajo, la directora de Migraciones y varios senadores y diputados. Hoy mismo visitarán talleres textiles junto al ministro de la Producción de la Ciudad, Enrique Rodríguez, habrá un encuentro con familiares de las víctimas y muy posiblemente participen de una gran asamblea de residentes bolivianos. Para mañana está previsto el encuentro con el canciller Taiana y después con Telerman y los ministros de la ciudad que están trabajando en el tema.




EL GOBIERNO DE MORALES ANALIZA LA SITUACIÓN DE BOLIVIANOS EN EL PAÍS

Funcionarios de Bolivia se reunirán con autoridades nacionales por las condiciones de los trabajadores de esa nación en la Argentina. Quieren que se investigue el incendio del taller donde murieron seis personas.

Diario Infobae de Argentina (www.infobae.com)

Una delegación del gobierno boliviano que llegó al país el sábado último, iniciará hoy una serie de reuniones con autoridades del gobierno porteño y nacional para analizar la situación de los trabajadores de ese país, que según distintas denuncias trabajan en la Argentina en condiciones de esclavos en talleres que no están habilitados. En tanto, la comunidad boliviana de la Argentina entregó un petitorio a la delegación que envió a Buenos Aires el presidente de Bolivia, Evo Morales, en el que solicitan una "urgente investigación" del incendio del taller textil de Caballito, donde murieron seis personas.
Asimismo, piden la colaboración del país vecino en "la defensa de la fuente laboral".
La delegación boliviana está compuesta por el viceministro de Coordinación Gubernamental, Héctor Arce Zaconada; el viceministro de Trabajo, Miguel Angel Albarracín; el presidente de la comisión de Política Internacional de la Cámara de Diputados, Michiaki Nagatani; el titular del comité de Salud de ese cuerpo legislativo, Santos Tito; y el director nacional de Registro Civil, Javier Hinojosa.
Los representantes de la comunidad boliviana que se reunieron con los funcionarios de ese país manifestaron que "nuestra comunidad está en estado de alerta y paro de actividades por la actitud del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que empezó los allanamientos en forma indiscriminada, creando una gran incertidumbre, afectando a la actividad laboral y dejando trabajadores en situación de calle".
Los trabajadores extranjeros solicitaron "una urgente investigación sobre la trágica muerte de seis compatriotas en un taller textil", y reclamaron "la defensa de la fuente laboral en forma digna para todos los trabajadores" del sector.
"Solicitamos un plazo razonable de seis meses para la extensión de documentos en forma gratuita a hermanos indocumentados de parte del Estado boliviano", agregaron, y pidieron "la contención a todos los trabajadores y niños afectados por la tragedia hasta que se logre su reubicación laboral y habitacional". Según la comunidad boliviana, la delegación de funcionarios de ese país se comprometió con los trabajadores a informar sobre estos reclamos a las autoridades argentinas, con las que se reunirán entre el lunes y el martes próximos.




EL DEBATE SOBRE LOS BOLIVIANOS AUMENTA

El Comercio de Ecuador (www.elcomercio.com)

Una mujer en un colectivo viaja acompañada de un amigo. Cuando cruza por el barrio de Flores, sobre la avenida Rivadavia y Nazca mira una discoteca con los colores de la bandera boliviana. De pronto, sin mediar duda alguna, dice: “les odio a los bolivianos, son unos negros de m…”.
Es una frase aislada, pero quizá compartida en Argentina. Como dijo Carlos Sapere, ex jefe de control de Migraciones, “a lo mejor pedimos a gritos que echen a los bolivianos, pero no queremos que echen al de la esquina porque es un buen tipo”. En un país de etnias que se conjugan, la frase revela el estado de racismo y xenofobia que hay.
En Argentina se calcula que hay 1 500 000 bolivianos radicados legalmente, sin contar a sus hijos nacidos en este país. Y según la Federación Integral de Entidades Bolivianas en Argentina (Fieba) los ilegales no debieran superar los 60 000.
La muerte de seis bolivianos, cuatro de ellos niños, por un incendio el 30 de marzo en un taller textil, reavivó el debate sobre la situación precaria de muchos.
A 24 horas del siniestro, aparecieron las estadísticas y se dijo que 4 000 viven bajo una esclavitud moderna. En Buenos Aires hay 1 600 talleres - 160 clandestinos-, y 15 000 trabajan ilegalmente. Muchos ‘laburan’ 18 o más horas diarias por 300 pesos al mes (100 USD) y otros sólo por comida y vivienda. “Lo que vi me superó: estanterías igual que en Auschwitz. Había habitaciones de 12 metros cuadrados en las que vivían 14 personas. A un costado, el taller. Pagaban 1, 50 por prenda, que en realidad no pagaban nunca porque decían que gastaban más en comida de lo que ganaban en ropa”, contó Sapere. Pedro, de 52 años, cuenta que todos los días “se levanta a las 07:00, empieza el trabajo a las 08:00. A las 13:00 almuerza arroz con papa. A las 14:00 vuelve al trabajo hasta las 22:00, hora de cenar sopa y el descanso”.
Detrás de todo esto pueden estar involucrados argentinos, pues de las prendas requisadas en los más de 50 talleres clausurados, se encontraron prendas de marcas de primera línea, aunque, como lo ratificó el cónsul de Bolivia en Buenos Aires, Álbaro González Quint, algunos bolivianos son los explotadores.
La comunidad boliviana lo desmiente. De hecho, en las varias marchas que vienen realizando, se levantan carteles apuntando a judíos y coreanos como los explotadores, además de pedir mejores pagos, regularización de los documentos, pero sobre todo que se reabran los talleres porque necesitan trabajar. “Esto no es culpa de la colectividad”, asegura Luis Moreira, presidente de la Fieba.
“El taller en donde murieron era de argentinos. Ahora están persiguiendo a talleres bolivianos. Pero nosotros no explotamos a los nuestros. Se los trata como a familiares y comen de la misma olla”, señala. Él justifica el trabajar tantas horas porque “como se paga por prenda, mientras más se hace, mejor se gana, como un taxista”.




Después de la muerte de seis ciudadanos bolivianos en Caballito

BUSCAN TERMINAR CON LA ''MANO DE OBRA ESCLAVA''

El Tribuno de Argentina (www.eltribunosalta.com.ar)

La Fundación Pro Tejer, entidad que reúne a industrias textiles, propuso ayer modificar la ley de trabajo domiciliario e impulsar la creación de cooperativas para terminar con "la mano de obra esclava" en talleres ilegales. "Las autoridades deben instaurar nuevas reglas de juego que faciliten y promuevan el eslabonamiento productivo textil dentro de un marco de formalidad", sostuvo Aldo Karagozian, titular de la Fundación.
En cuanto a la proliferación de talleres textiles ilegales, el empresario sostuvo que "estamos sufriendo las consecuencias provocadas por las políticas neoliberales aplicadas en Argentina en la década del 90".
Agregó que "a través de una apertura ingenua de los mercados, un desprecio por la industria nacional, y promoviendo la proliferación de canales informales de comercialización y falsificación de marcas, se admitió y propició condiciones laborales precarias, de bajos salarios, desocupación y pobreza".
"Esta desgracia nos obliga conjuntamente al Estado y al sector privado a poner todo nuestro empeño en mejorar la calidad y eficacia de las instituciones vigentes", afirmó Karagozian. Consideró que "desde su origen en octubre de 2003, la Fundación Pro Tejer ha pregonado por la reconstrucción del entramado productivo de la cadena de valor textil".
"Del propio flujo de caja, las empresas formales del sector invirtieron 1500 millones de pesos. Se recuperaron más de 200 mil puestos de trabajo directos, y sostenemos que somos un sector estratégico, para la Argentina del presente y del futuro", afirmó el titular de la entidad textil.
Sostuvo que "esos talleres clandestinos con mano de obra esclava no forman parte de la industria textil y deben ser penalizados y erradicados".
"No es casualidad que la Unión Europea, los Estados Unidos y el Brasil hayan cerrado sus mercados textiles a una larga lista de productos Made in China", indicó.
Por su parte, la firma Rever Pass dijo que "cuando hablamos de temas ilegales como indocumentados, esclavitud, piratería de marcas, esta claro que esas son actividades marginales, cuyo desvío del marco legal, por su forma, nos exceden, y están fuera de nuestro alcance y competencia".
"La falsificación de marcas es un tema que nos perjudica sustancialmente", afirmó Pablo Sônne dueño de Rever Pass. Respecto al trabajo en negro, el empresario sostuvo que "es vital la reinserción del trabajador al circuito legal, y para ello se necesita reelaborar la vieja ley 12713 de dadores de trabajo a domicilio".
Asimismo, indicó que "es un momento propicio para efectivizar los cambios de normas, necesarios para sentar las bases de una política de integración, de inserción al mercado laboral oficial, beneficiando tanto a los trabajadores, empresarios, sindicatos y organismos estatales".




EL EMBAJADOR MACEDO AFIRMÓ: “EN BOLIVIA TAMBIÉN HUBO
DENUNCIAS DE EXPLOTACIÓN A JUJEÑOS Y SALTEÑOS”


Diario Jujuy al Día de Argentina (www.jujuyaldia.com.ar)

Horacio Macedo, embajador argentino en Bolivia, afirmó que también hubo denuncias de explotación contra argentinos, particularmente jujeños y salteños. Estas denuncias se dieron en la ciudad de Santa Cruz en un programa televisivo y están siendo investigadas.
Con respecto a las repercusiones en el vecino país sobre la muerte de 6 ciudadanos bolivianos en un incendio en el barrio porteño de Caballito, Macedo dijo que está viajando próximamente a Buenos Aires para acompañar a una delegación de autoridades bolivianas “de manera tal de colaborar para que estas situaciones no se produzcan más”.
El Embajador argentino en Bolivia, afirmó que también hubo denuncias de explotación contra argentinos, particularmente jujeños y salteños. Estas denuncias se dieron en la ciudad de Santa Cruz en un programa televisivo (llamado de “P a P”, conducido por Carlos Valverde) y están siendo investigadas.
Además dijo que se ayudará a los ciudadanos bolivianos para que regularicen sus papeles y que los privilegios que obtengan sean en beneficio propio “y no para los demás”. Aclaró también, que las leyes migratorias argentinas son “sumamente blandas” y benefician absolutamente a la legalidad de los bolivianos y otros extranjeros; por eso pidió que todos los inmigrantes legalicen sus situaciones sin tener miedo.




La dura vida de los inmigrantes en los talleres textiles

LA DISCRIMINACIÓN ES LA RAÍZ DE LOS PROBLEMAS DE LOS BOLIVIANOS

La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)

"Somos parte de la economía argentina, pero no como seres humanos. No tenemos lugar en esta sociedad. Nos discriminan hasta con la mirada, silenciosamente, y nos empujan hacia la marginalidad. Por eso tantos bolivianos no tienen otro recurso que permanecer encerrados en los talleres textiles con sus paisanos. El de la discriminación es el problema mayor, y el desconocimiento de nuestra cultura. Si no se comprende esto, no se comprende qué ocurre con los bolivianos."
Ana María Vargas, pastora luterana, ayuda a sus compatriotas como coordinadora de la Pastoral de Acompañamiento al Inmigrante Boliviano. Ella y varias bolivianas aymaras que accedieron a hablar con LA NACION pintaron un cuadro más complejo y doloroso que el que surgió a primera vista tras la muerte en un taller de seis bolivianos, cuatro de ellos, niños.
Nadie debería ser ajeno a semejante cuadro. Varias prendas de extendido uso están confeccionadas con el sufrimiento de esa gente. Lo llevan en el orillo, junto con la marca.
"Las costuras de la ropa que usamos esconden los sueños de mis paisanos", resume Lilian Camacho, periodista boliviana que vive aquí desde hace unos años.
"Por una campera de jean que una marca vende a 50 pesos, el dueño del taller sólo cobra cinco, y la costurera, 3,50. A veces cobramos un peso o menos por prendas que están a 100 en las vidrieras. Y algunas son de marcas conocidas", dice María, costurera.
Como casi todas las entrevistadas, María pide que no se dé su verdadero nombre, pues ellas también denuncian las coimas de hasta 400 pesos que cobra la Policía Federal a los talleres -hay 1600 en la Capital, con unos 15.000 trabajadores- y los robos permanentes y siempre impunes. Un taller ilegal no existe y sus obreros ilegales tampoco, y mal pueden radicar denuncias.
También denuncian el trato degradante que hasta no hace mucho recibían en Migraciones: "Gritos o un silencio de desprecio cuando escuchan nuestra tonada. Eso hizo que muchos bolivianos se acobardaran y abandonaran los trámites. Por suerte, el trato ha mejorado", cuenta Silvia, también costurera.
Tanto proliferaron los tallercitos legales e ilegales que emplean a bolivianos, que la puja entre talleristas coreanos, bolivianos y argentinos para obtener trabajo de los fabricantes (dueños de las marcas y de la tela, que entregan ya cortada a los talleres) ha empujado hacia abajo los precios en los talleres y los sueldos de sus obreros, en su mayoría, bolivianos quechuas y aymaras indocumentados.
Explotación, no esclavitud
Las mujeres consultadas rechazan la etiqueta de "esclavitud" que usa el periodismo. "Hay explotación laboral, sí, y a veces enorme, pero no creo que haya esclavitud. Hay casos -cuenta Dora, costurera- en que los talleristas bolivianos y coreanos explotan a costureros bolivianos. Rosalía es una boliviana dueña de un taller que no paga a los paisanos que cosen para ella. Se la denunció, pero siempre salió en libertad. Nosotros no llevamos la peor parte. Más explotados son los paisanos que trabajan en la construcción. Ganan poquísimo y no tienen casa ni comida. En cambio, nosotros vivimos y comemos en el taller."
Otra costurera explica que hay una tercera categoría de talleres, además de los legales y los ilegales: "Son los que tienen legal la parte de adelante, con diez obreros, mientras que la parte de atrás, con veinte, es ilegal".
En el extremo inferior de esta cadena están los costureros y costureras; entre ellos, los más indefensos y los que menos ganan son los aprendices.
El sueño de todos, el que los llevó a abandonar sus poblados rurales y cruzar la frontera, fue hacer unos pesos y volver. Por eso, la falta de interés por obtener la residencia legal. Pero pasan los años y el regreso se demora. "Un buen costurero, oficial, puede ganar $ 1200 por mes, aunque el trabajo siempre es a destajo: 10, 12, 14 horas."
Por encima de ellos se encuentran los talleristas. Poseen las máquinas de costura industrial y el local propio o alquilado, que es su vivienda.
Un modo de vida
Sin defender la precariedad o los casos extremos, algunas mujeres rechazan los términos de "promiscuidad" y "hacinamiento". "En nuestros cantones de Bolivia vivimos en comunidad. No somos como ustedes, que mandan a los ancianos al geriátrico. Los viejos y los niños viven con nosotros. Los niños aprenden acompañando a sus padres al campo y trabajando allí. Aquí se repite eso. Además, aquí nuestros hijos de dos y tres años son discriminados en los jardines de infantes por sus compañeros", dice una de ellas.
Un duro aprendizaje, que sigue cuando los niños van de la mano de sus madres por Flores. "Nos gritan: «¡Negra de m...!». Si cruzamos cuando está por cambiar el semáforo, aceleran el auto y hacen como que van a atropellarnos", resume María.
Ni en ella ni en las otras aflora el resentimiento. Y no quieren conmover: cuentan porque uno les pregunta. "Cuando vamos a una inmobiliaria a alquilar, los amigos argentinos nos aconsejan no decir que somos bolivianos, sino tucumanos. Pero no nos alquilan, o nos ofrecen lo peor y más caro."
Daniel Moya realiza una maestría de cine documental y sostiene que no se discrimina al boliviano, sino a quien tiene rasgos indígenas: "Se los discrimina como a los mapuches. Y lo mismo ocurre en Bolivia. Allí, los blancos los discriminan más que aquí". "Y la peor parte la llevan las mujeres", remata Vargas.




OBREROS BOLIVIANOS EN MENDOZA: VIDA PRECARIA, MUCHO TRABAJO Y POCO SUELDO

Diario Los Andes de Argentina (www.losandes.com.ar)

Walter llegó desde Bolivia hace algo más de un año. Pasó varios meses viviendo en la calle, hasta que consiguió un trabajo en la construcción. Mientras el resto de los obreros hace una pausa para refrescarse, él sigue para cobrar algunas horas más. “Se va a hacer millonario”, bromean sus compañeros. En realidad difícilmente lo logre, ya que cobra menos que el resto por el sólo hecho de estar indocumentado. “Vinimos a trabajar, siempre estamos buscando algo, no interesa estar en los papeles porque yo pronto me voy de vuelta”, dice.
El país apareció algo así como espantado por la situación en la que viven las familias bolivianas en Buenos Aires, luego de que se incendiara un taller clandestino. Gran parte de esa realidad se reproduce en Mendoza, aunque con características particulares.
Fabrican los ladrillos, construyen las casas y cultivan las flores que se reparten en la ciudad. Se han convertido en una parte fundamental de la economía mendocina. Pero aunque hacen las tareas más duras y cumplen más horas, cobran hasta un 40 por ciento menos que los “criollos”.
La mayoría llega de manera irregular al país, por lo que viven con un miedo constante a ser expulsados. Así, aceptan condiciones de trabajo que son desfavorables y viven de manera muy precaria. “Les sacan todo para poder entrar al país. Pagan en las fronteras y llegan sin nada. Como son personas muy tranquilas y no conocen sus derechos, nunca se quejan. Yo prefiero estar muerto antes que sufrir como esclavo en vida. Hay muchos abusos”, denuncia Eulalio González.
Vivir en el trabajo
María trabaja agachada durante todo el día. Casi no habla con nadie. Llegó desde Oruro de la mano de un “regenteador” de personal que le prometió una buena paga. Pero aún no sabe ni cuánto va a cobrar por día. “Nos dan comida”, aclara. La mujer vive con sus seis hijos en el mismo lugar donde trabaja, encerrada sólo con algunos trapos y nailons y sin baños. Está en medio del campo y no hay accesos en vehículos. La próxima vez que vuelva a salir de ese lugar será, según comenta, para volver a Bolivia.
Ésa es la situación de la mayoría de los bolivianos que trabajan en el agro, sobre todo los golondrina.
“Aquí los bolivianos hacen el trabajo que nadie quiere y son indispensables”. La frase se repite, pero no en organizaciones sociales, sino entre gerentes y capataces. Es que tanto en la construcción como en el agro, la mano de obra de los inmigrantes es ineludible. Garantizan la cosecha y ayudan a que el auge inmobiliario no se detenga. Hay empresarios que piensan que habría que abrir más la frontera para conseguir mano de obra.
“Los obreros bolivianos son de los mejores. Son prolijos, poco conflictivos y hacen muy bien sus tareas. Gracias a ellos se está sosteniendo el crecimiento de la actividad, porque falta mano de obra”, asegura Jorge Panella, de la Cámara de la Construcción.
La llegada es complicada. En el pabellón internacional de la Terminal hay una fila de personas esperando. Tienen colchones, bolsos de arpillera y algunas otras pertenencias. “Muchas veces me da lástima la forma en la que llegan y se van. Se quedan a dormir en los bancos porque no tienen dónde ir y los sacan al pasto”, contó un empleado de la Terminal. Otro destino de los bolivianos que llegan por primera vez a Mendoza es alguna de las residencias. Allí van los empresarios y capataces para cerrar contratos de trabajo.
Es difícil saber cuántas personas de Bolivia hay en la provincia. Hay quienes aseguran que son entre 80 y 120 mil. Para otros son casi 200 mil. En El Algarrobal, por ejemplo, el 48% de la población es de esa procedencia, según un relevamiento de la fundación Conin.
En esa zona cortar y hornear ladrillos es la principal actividad. Los bolivianos no le sacan el cuerpo y trabajan de sol a sol. “Hay que estar todo el día para hacer unos pesos”, dice Wilson, que vive junto al horno de ladrillo donde trabaja.
Las personas que explotan a los bolivianos no son sólo argentinos. Buena parte de los hornos de ladrillo son manejados también por patrones bolivianos, que abusan de sus paisanos. “Es lo que más duele, ver cómo connacionales se abusan”, dice González.




DIARIO DE VIAJE: Bolivia

EN EL TRÓPICO DE COCHABAMBA

La región, entre la cordillera andina y la amazonia boliviana, es un paraíso del ecoturismo. Los paisajes, los sabores y las excursiones.

El Clarín de Argentina (www.clarin.com)

Desde la cima del cerro San Pedro, el Cristo de la Concordia nos da la bienvenida a la ciudad de Cochabamba, capital del departamento homónimo, en el corazón de Bolivia. A 2.600 metros sobre el nivel del mar y rodeada por la cordillera del Tunari, Cochabamba (en quechua, laguna y planicie) es nuestra puerta de entrada al Trópico de Cochabamba, una región que abarca desde la cordillera andina hasta la amazonia boliviana, en el centro de Bolivia.
En un recorrido de unos 280 km, el paisaje impresiona por los contrastes, desde el ocre de las montañas hasta el verde infinito de la selva. Desde la altura de Wakanki hasta la llanura amazónica de Puerto Villarroel, sobre el río Ichilo.
El dorado de los trigales
Desde Cochabamba (fundada en 1574), hacia el este, por la carretera a Santa Cruz, se ingresa a la provincia de Sacaba, "donde la chicha y el chicharrón nunca se acaban". En Melga aparecen los cultivos de papa, habas y locoto, un ají picante, y casas de adobe. Wakanki (en quechua, "vas a llorar") es el punto más alto (3.800 metros sobre el nivel del mar). En el horizonte brilla el dorado del trigo y la cebada. "Quesillo, habas", ofrecen las cholas en la ruta, vestidas con sus coloridas ropas.
A 60 km de Cochabamba, la laguna de Corani, rodeada de pinos y montañas, es parecida a Villa La Angostura. Más allá, la represa y la central hidroeléctrica de Santa Isabel. Pasando la laguna, comienza el trópico y el verde de una vegetación exuberante.
En el km 130 de la carretera está la salida a Laguna Paraíso, primer emprendimiento turístico comunitario impulsado por el Programa de Apoyo a la Estrategia de Desarrollo Alternativo en el Chapare (PRAEDAC), una iniciativa del gobierno boliviano y la Unión Europea para fomentar el ecoturismo y la sustitución del cultivo de hoja de coca.
Nos da la bienvenida don Filiberto, dirigente de la comunidad Cristal Mayo. "Qan pi kanki" ("Aquí estás"), anuncia el cartel de entrada. Un sendero de piedra con barandas de bambú desemboca en la laguna de aguas verdes. A un costado, en una construcción de caña de bambú, preparan licuados de coco y jugos de piña, papaya y maracuyá.
A pocos km se encuentra el Parque Nacional Carrasco. Con una superficie de 622.600 has, alberga unas 3.000 especies de plantas (se destacan 300 variedades de orquídeas, que florecen en octubre-noviembre) y 383 especies de animales, entre ellos el jaguar y el oso andino o jucumari.
Los guías organizan un recorrido de algo más de dos horas. En ese programa, se destaca la visita a las Cavernas del Repechón, hábitat de murciélagos y pájaros de hábitos nocturnos. En ese parque vivimos una experiencia singular: en una canastilla de hierro con techo de chapa, calzada con roldanas a dos cables de acero, cruzamos el río Erve. Mientras, en la caverna, el sonido ensordecedor de las aves se multiplica.Parques, museos y aventura
Cerca de allí, Villa Tunari ofrece diferentes alternativas de excursiones. El Parque Machía, de 35 has, es un refugio de animales que eran mantenidos en cautiverio. Hay monos araña, capuchinos, parabas, loros, boas. "Capuchiiinosss", grita Nena (una de las 35 voluntarias del refugio), y decenas de monos vienen a buscar su alimento y se trepan a los hombros de los visitantes.
En la localidad de Chipiriri se levanta el parque de recreación ecoturístico La Jungla. Aquí uno revive los juegos de la infancia trepando, lanzándose por un cable carril o hamacándose entre los árboles a 15 metros de altura.
Camino a Puerto Villarroel está el Museo Indígena de Chimoré, donde se venden artesanías de los pueblos yuracarés, yuquis y trinitarios-moxeños.
Puerto Villarroel está recostada sobre el río Ichilo, límite natural entre los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz. Navegamos en un pontón y llegamos a un campo de búfalos. Allí degustamos un asado de ese animal de carne algo dulce y probamos leche recién ordeñada de búfala.
A ambas orillas del río Ichilo se ven plantas de banano, palmito, papaya y cacao. También de cedro y bibosi, un árbol cuyas raíces parecen tentáculos de pulpo, que se utiliza para telas y artesanías. En la zona habitan pueblos indígenas.
De regreso a Tunari, iniciamos una travesía de tres horas por el río Espíritu Santo, en botes de goma, con chalecos y casco: una experiencia a pura adrenalina.
Entre bosques, ríos y montañas, el Trópico de Cochabamba es un escenario ideal para el ecoturismo y el turismo aventura. Y todo en el marco de una geografía que a cada paso deslumbra al viajero.





CAMBIAN LAS REGLAS PARA LAS PETROLERAS

Diario Yucatán de México (www.yucatan.com.mx)

La llegada al poder de gobiernos nacionalistas en América Hispana cambian las reglas de juego en el mercado petrolero, al obligar a las empresas extranjeras a compartir las ganancias extras por el alto precio del crudo.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez obligó a las compañías a crear empresas mixtas con mayoría accionaria del Estado, aumentó las regalías en la reforma de la Ley de Hidrocarburos aprobada en 2001 y les exigió pagar 50% de impuestos sobre la renta (ISR), en vez del 34% que venían pagando. Las autoridades les exigieron también los ISR dejados de pagar a la tasa del 50% entre 2001 y 2004 y establecieron dos impuestos sociales de 3.3% y 1%.
El memorándum de entendimiento para la creación de empresas mixtas entre las privadas y la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), reserva al Estado 63% de acciones en promedio.
La italiana ENI y Total fueron las únicas que no firmaron: Pdvsa asumió esta semana el control de dos campos petroleros controlados por ambas empresas.
Ecuador está a punto de aprobar una ley que establecerá para el Estado una tajada de 50 al 60% de los ingresos extras por el petróleo, principal producto de exportación del país y consecuentemente una de sus principales fuentes de divisas, con un total de 5,396.8 millones de dólares en 2005.
En Argentina, las petroleras sufrieron el año pasado un boicot lanzado por el propio presidente Néstor Kirchner por aumentar sus precios internos. Esso rebajó el precio de los combustibles y un mes después fue imitado por Shell, cuyas ventas habían caído 50% luego que varias decenas de sus 900 estaciones de servicio fueran ocupadas por “piqueteros” instigados o tolerados por Kirchner.
También en Bolivia los gigantes de los hidrocarburos se toparon con una nueva realidad. El presidente Evo Morales precisó que la clave de su estrategia de gobierno era “cómo ejercer el derecho de propiedad sobre el gas”.




POPULISMO NO FRENA INTERÉS DE INVERSIONISTAS EN LA REGIÓN

En otros tiempos, el primer indicio de inestabilidad política en América Latina habría hecho que los inversionistas se agolparan en las puertas de salida. Ahora, hambrientos por los retornos, pasan por alto el riesgo que plantea una ola de populismo radical que se expande por la región.

La Nación de Paraguay (www.lanacion.com.py)

Después de 18 meses felices en los cuales los rendimientos de los bonos cayeron a bajas históricas, los bancos de inversión, incluyendo algunos que se fueron de la región después del derrumbe económico de Argentina en 2001, están de regreso por la venganza. Están compitiendo ferozmente por los negocios corporativos y están entusiasmados con las nuevas oportunidades, como la venta de bonos brasileños o mexicanos denominados en las monedas locales, históricamente débiles, pero ahora estables o apreciándose.
El optimismo fue palpable la semana pasada, cuando se celebró la reunión del Banco Interamericano de Desarrollo en Belo Horizonte, Brasil, donde los banqueros y administradores de fondos estaban a todas luces felices por pasar por alto el ambiente político de la región.
Para los inversionistas de portafolio, países como Bolivia, donde Evo Morales ha confirmado sus planes de nacionalizar la industria del gas, son demasiado pequeños para tomarlos en cuenta.
Hugo Chávez, el líder radical antinorteamericano de Venezuela, puede que esté gastando los ingresos generados por las mayores reservas de petróleo del hemisferio occidental en lo que él llama "socialismo del siglo XXI", mas no tiene importancia, pues la riqueza petrolera del país se considera que esté respaldando su solvencia.
Pero recientemente, el radicalismo se ha estado esparciendo más allá de los Andes. En estos últimos meses, Néstor Kirchner, el presidente radical de Argentina, nacionalizó una empresa extranjera de servicios públicos, impuso controles de precio y despidió a Roberto Lavagna, su ministro de Finanzas partidario del libre mercado. El año pasado, su gobierno negoció un acuerdo para reestructurar la deuda incumplida. Fueron tan draconianos sus términos, que parecía estar garantizada la exclusión del país para nuevos préstamos en los mercados internacionales de capital. Pero nada parece puede aplacar el entusiasmo de los inversionistas.
En Brasil, el presidente izquierdista Luis Inácio Lula da Silva enfrenta elecciones este año y el atractivo de aflojar los controles al gasto pudiera incrementarse, particularmente después que su economía ha crecido solo cerca de 2% al año, desde que fuera electo en 2002.
Y hay otros peligros que parecen estar perdidos en un mercado decidido a no ver señal de debilidad como una oportunidad de compra. La partida de Palocci desató un descenso en el valor del real, pero al final de la semana fue como si nada hubiera pasado. "Todos sienten que tienen que estar aquí", dice un banquero de inversiones. "Es 'sexy'. Es uno de los BRIC", afirma haciendo alusión a Brasil, Rusia, India y China, las cuatro economías de mercado emergente cuyo ascenso se pronostica que cambiará el perfil de la economía mundial".
Advierten sobre peligros en el largo plazo
Las agencias calificadoras han estado mejorando la credibilidad de los países latinoamericanos. Entre los banqueros ahora está extendido el criterio de que Brasil, que estuvo al borde de la quiebra en 2002, pudiera adquirir el grado de inversión dentro de uno o dos años. Esto le permitiría a los principales fondos de pensiones comprar sus activos y reducir más los costos del préstamo.
Walter Molano, de BCO Securities, una correduría de Connecticut, está particularmente confiado. "A menos que haya un cambio importante en la demanda de Asia, no hay necesidad de aligerar o asumir posiciones cortas. Estamos en una nueva era para los mercados emergentes", dijo a sus clientes el mes pasado. "América Latina está encendida. Las condiciones del crédito están mejorando, y esperamos una ronda de mejores calificaciones después de las elecciones presidenciales. Esta es la razón por la cual el capital continúa inundando nuestros activos".
Todo esto genera un entorno propicio para que los líderes de izquierda sean elegidos sobre una plataforma de incremento del gasto social. Los impuestos a las exportaciones y ahorros logrados a partir de costos por préstamo más bajos significa que los gobiernos pueden cumplir sus promesas a los electores sin amenazar la estabilidad macroeconómica.
Con todo, varios analistas encienden luces amarillas para el largo plazo, pues temen que haya una confianza exagerada como ocurrió con el entusiasmo por la tecnología de Internet a finales de los 90. Apoyan sus críticas en la falta de preparación de la mayoría de las economías latinoamericanas para enfrentar un brusco cambio en la fuerte demanda actual de alimentos y materias primas.
Javier Santiso, jefe de economía del desarrollo en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en París, dice que la demanda asiática de materias primas le ofrece a América Latina una "oportunidad histórica", pero que la mayor parte de la región está "sencillamente, cabalgando la ola". Y tiene una advertencia seria: "Más tarde o más temprano la ola se acabará".




ESCASEZ DE ENERGÍA: EL OSCURO DILEMA DE BACHELET

El aumento que se viene en los precios de la electricidad, las bencinas y el petróleo pone en riesgo la popularidad del Gobierno y lo obliga a tomar medidas ya. Hacerlo le significará apoyar proyectos que generarán una dura pugna con los ambientalistas y que pondrán en aprietos a la Mandataria.

El Mercurio de Chile (www.emol.com)

La Presidenta Michelle Bachelet llega a su casa en El Golf a eso de las nueve de la noche. Aprieta el interruptor y respira aliviada. Durante este año, espera, no habrá cortes de luz.
Pero la preocupación de la Mandataria por la falta de energía en Chile va mucho más allá. Y resolverlo será una de las mayores complicaciones de su Gobierno.
Los cortes crecientes de gas desde Argentina, la escasez de lluvias en lo que va del año y los altos valores internacionales de los combustibles, oscurecerán el panorama y generarán un alza en los precios a público, que obligarán a La Moneda a tomar medidas ya.
Pero también, pondrán a la Presidenta en una encrucijada, pues para resolver la escasez de energía tendrá que dar luz verde a nuevos proyectos; entre ellos, algunos hidroeléctricos, que la enemistarán con los ambientalistas y que además, en caso de construirse, entrarán en operaciones recién en el próximo gobierno, cuando Bachelet y sus ministros ya no estén en Palacio.
Aparte del golpe en imagen que de por sí significa un aumento en los precios de las cosas, el conflicto energético de Chile podría afectar también el crecimiento económico y mermar los recursos que la Presidenta necesita para implementar sus ambiciosos programas sociales.
O sea, todo un black out a su popularidad.
Además, le podría generar conflictos con el sector empresarial, que verá encarecidos sus costos para producir y la obligará a intentar buscar acercamientos con sus esquivos colegas latinoamericanos."Es uno de los problemas más serios que enfrentará Chile en estos años", dijo la actual ministra de Defensa y ex encargada del tema energético en el Gobierno de Lagos, Vivianne Blanlot.
Mientras, la ministra de Minería y Energía, Karen Poniachik, prefiere hablar de desafío, pero que requerirá grandes esfuerzos.
Variando a oscuro
Aunque es un hecho que no habrá cortes de luz para la "señora Juanita" -al menos durante los dos primeros años de la era Bachelet-, la escasez de gas argentino y la imposibilidad de compensar su falta a los mismos valores de antaño, gatillará alzas en las cuentas de la electricidad de hasta 25% en el mismo lapso, según el analista, Gabriel Bitrán , aunque otros expertos creen que puede ser de 5%.
En esto coincide Sebastián Bernstein, ex secretario ejecutivo de la CNE y actual socio de la consultora Synex: "Debería haber un encarecimiento en los precios de la energía, porque los cortes de gas se suplirán con generación de energía con petróleo diésel que es más caro (cuesta cinco veces más que el gas) o con swap, que es pagar el gas a precio de combustible", asegura.
Incluso, Poniachik reconoce que en el mediano plazo "subirá el precio de la energía en Chile" por efectos de los valores internacionales del crudo.
Pero también habrá efectos en los valores de la gasolina y diésel, lo que pegará fuerte en los bolsillos de los chilenos.
En el largo plazo, el panorama no se ve más claro.
Según el socio de Electroconsultores, Francisco Aguirre, la demanda energética en Chile se duplicará de aquí al 2015 con un crecimiento anual cercano al 7%. Y lo peor es que en la actualidad no hay proyectos en construcción que aseguren esa energía, por lo que se necesitan medidas "urgentes", dice.
A juicio de los expertos, la puesta en marcha de nuevas centrales hidroeléctricas será la gran solución del Gobierno y la decisión tendrá que tomarla Bachelet ahora, porque construir una central de ese tipo tarda al menos ocho años.
"El gobierno tendrá que despejar ese camino con reglas claras y hacer expeditos los procesos", afirma Bernstein. Y en esto coincide la prestigiosa clasificadora de riesgo Standard & Poor, quien en su último informe sobre energía en Chile llamó a tomar decisiones rápido.
"Mientras más se tarde en diseñar un plan integral en esta materia, más graves serán las consecuencias y sus secuelas para el país", dice.
Pero apoyar centrales hidroeléctricas tendrá fuertes costos para la Presidenta.
"Bachelet tiene más compromiso y sensibilidad con el tema ambiental que los gobiernos anteriores, pero técnicamente la mejor solución es la central hidroeléctrica Aysén. Ella tendrá que invertir buena parte de su capital político en eso y no pocos riesgos", dicen fuentes del entorno de la Mandataria.
Factor verde
En la búsqueda de nuevas fuentes de energía y para amigarse con los ecologistas, la Presidenta Bachelet prometió que de aquí al término de su mandato un 15% del total que requerirá el país será generado con sistemas alternativos no contaminantes, como luz solar o energía eólica.
Y si bien ya hay varios proyectos en carpeta -de hecho, un grupo de inversionistas canadienses estudia poner en marcha un proyecto eólico a gran escala en el país y la ENAP con Iansa, ven desarrollar un sistema de biocombustibles a través del azúcar, trigo o maíz- esto no se logrará, como dijo la Presidenta, dentro de estos cuatro años, aseguran los expertos.
A esto se suma que las posibilidades de conseguir energía en el vecindario son remotas.
Pues, aunque para los expertos una buena iniciativa sería lograr un acuerdo con Bolivia para que venda gas a Chile, es más que difícil lograrlo.
"Hay que explorar esa posibilidad porque ese gas serviría para respaldar las centrales existentes", indica Bernstein. Mientras, Argentina no tiene posibilidades de abastecer a Chile, ya que en el futuro incluso arriesga falta del combustible para su propio consumo interno.
Por eso, algunos expertos incluso aconsejan ver la posibilidad de poner en marcha centrales de energía nuclear, algo que Bachelet descartó en su programa de gobierno.
"Probablemente haya incluso que pensar en alternativas nucleares para fines de la próxima década, lo que exige definiciones en política energética del largo plazo", dice Aguirre.
FACTOR VERDE:
El polémico proyecto Aysén
Unos US$ 4.000 millones planea invertir Endesa en el proyecto hidroeléctrico Aysén.
Éste considera líneas de transmisión y la construcción de cuatro centrales hidroeléctricas en los ríos Baker y Pascua, dos de los más caudalosos del país.
El proyecto -en total generaría una potencia de 2.400 MW que permitirán cubrir nada menos que el 33% del requerimiento energético que Chile tendría hacia 2015- ya generó el rechazo de los ambientalistas y de salmoneros que operan en la zona.
La ex candidata presidencial Sara Larraín dice que rechaza totalmente la construcción de centrales hidroeléctricas en el sur de Chile.
"En ningún caso una prioridad de negocio transnacional puede ir en contra o hipotecar el desarrollo regional, ni de Aysén ni de cualquier otra región... El gobierno no puede sacrificar las prioridades de los habitantes y el desarrollo regional para que Endesa acelere el aprovechamiento de sus derechos de agua para no pagar patentes. O que quiera valorizar la empresa para sacar más ganancias en la OPA por la compañía que se negocia en España", afirma.
En esto coinciden Juan Pablo Orrego; los empresarios Víctor Hugo Pucchi (socio de la salmonera AquaChile y ganadero de la XI Región) y Hernán Echaurren, y el abogado Álvaro Varela, quienes se enfrentaron a los ejecutivos de la empresa española en su junta de accionistas realizada a mediados de marzo. Pese a eso, explicaron fuentes, el Gobierno tendría interés en sacar adelante ese proyecto, que fue respaldado en su momento por el ex ministro de Economía Jorge Rodríguez.
De hecho, Endesa ya pidió al Gobierno los permisos para iniciar los estudios de prefactibilidad del proyecto y, según afirmaron, ya estaría lista la luz verde.
La arremetida ecologista en cualquier caso complica al Gobierno. Ello, porque Chile tiene recursos hídricos para generar 16 mil megawatts de energía a través de este tipo de centrales, pero más de la mitad de ellos están de Puerto Montt al sur.
O sea, para trasladarlos a la zona central habría que hacer tendidos eléctricos que pasen por reservas naturales, como los terrenos de Douglas Tompkins, lo que será duramente rechazado por los ecologistas y el propio magnate.
PLANES:Hágase la luz
Mientras se planifican medidas de largo plazo, el Gobierno decidió acelerar proyectos que entreguen soluciones ahora.
Acelerar la puesta en marcha del proyecto de Gas Natural Licuado (GNL) que maneja la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) y que permitirá acceder a nuevas fuentes de gas a precios competitivos es una de las primeras medidas, pero que tendrá efectos en unos años más.
El plan no entrará en operaciones en 2009, como se había anunciado, sino a mediados de 2008, dijeron fuentes de la compañía.
Además, el Gobierno lanzará una campaña para fomentar el ahorro de energía y a través del Ministerio de Minería y Energía ya inició promociones en el exterior para que nuevas compañías se instalen en Chile.
Dentro del marco de la licitación del suministro para las distribuidoras, como Chilectra, Chilquinta, Emelectric o Saesa, envió antecedentes a embajadas y medios de comunicación especializados para tentar a nuevos actores, mientras el Gobierno incluso está dispuesto a cambiar la fecha del concurso -planificada para agosto- para dar aún más tiempo a las firmas internacionales para que tomen la decisión de venir a Chile a abastecer a las distribuidoras.
Pero el problema de falta de energía no sólo tiene que ver con la electricidad.
Por eso, el Gobierno prepara cambios en el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles para amortiguar los altos valores a público de la gasolina y el diésel. Las medidas se conocerán en julio. Y si bien entre las conversaciones estuvo bajar el impuesto a las bencinas (que hoy es de $188 por litro), Hacienda descartó esa idea.

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