La
Confederación Perú-Boliviana fue un estado confederado de vida corta que existió
en América del Sur entre los años 1836 y 1839. Este Estado confederado estaba
conformado por la unión de tres Estados: El Estado Nor-Peruano, el Estado
Sud-Peruano y el estado de Bolivia. Su primer y único jefe de estado, Titulado
Supremo Protector, Fue el Presidente de Bolivia, Mariscal Andrés de Santa Cruz.
Nosotros
también podríamos decir que hay que reconstruir la Confederación
Perú-Boliviana. No estamos en tiempo de invasión, son tiempos de integración”,
dijo Evo Morales, hace poco, a un medio de comunicación de su país,
visiblemente preocupado por los ejercicios militares chilenos que, a decir de
algunos, tuvo como fin intimidar a Perú y Bolivia.
Pero, ¿qué es o
qué fue la Confederación Perú-Boliviana? Fue un Estado constituido por la
coalición igualitaria de tres estados: El Estado Nor-Peruano, el Estado
Sud-Peruano, ambos de efímera existencia, y el estado de Bolivia, esta última
una república, bajo el mando supremo del mariscal boliviano Andrés de Santa
Cruz, uno de los vencedores de la batalla de Ayacucho.
Santa Cruz,
cabe mencionar, asumió el cargo de protector de la Confederación Perú-Boliviana
en 1836, luego de haber sido presidente de la República del Perú (1827) y
mientras era presidente de la República de Bolivia (1829-1839).
“No son tiempos
de dominación, son tiempos de complementación para trabajar conjuntamente”,
agregó Morales, acaso recordando esta unión histórica entre nuestros pueblos,
para luego agregar: “Tal vez algunos conservadores de Chile todavía piensan que
con esta clase de ejercicios de las Fuerzas Armadas van a intimidar a Perú y
Bolivia”.
“Se equivocan”,
aseveró, “con esta clase de actos solo mellan la dignidad del pueblo chileno”.
No obstante, tal vez Evo no quiso recordar que aquella Confederación
Peru-Boliviana tuvo una existencia fugaz (tres años), la misma que culminó merced
a la guerra declarada por los gobiernos de Chile y de la Confederación
Argentina, y por los peruanos contrarios al proyecto de Santa Cruz.
HISTORIA
La Confederación Perú-Boliviana nació de la idea común de Simón Bolívar y Ramón Castilla de crear una gran nación; idea que era coincidente con la de Andrés de Santa Cruz, quien quiso materializarla con la unión, en un solo país, de Perú y Bolivia (esta última, anteriormente conocida como Alto Perú).
La Confederación Perú-Boliviana nació de la idea común de Simón Bolívar y Ramón Castilla de crear una gran nación; idea que era coincidente con la de Andrés de Santa Cruz, quien quiso materializarla con la unión, en un solo país, de Perú y Bolivia (esta última, anteriormente conocida como Alto Perú).
Un propósito,
es menester indicar, que venía germinándose en la mente de varios líderes
políticos influyentes en el Perú de aquella época, como Luna Pizarro, José
María de Pando, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Agustín Gamarra, etc., quienes
también querían, en ese entonces, reintegrar a los dos Perú («Alto» y «Bajo»),
aunque sin determinar si con una “confederación” o con una “fusión”.
Es así que,
hacia 1835, intrigas políticas provocan levantamientos y divisiones en el Perú,
imperando el caos. Algo que desembocó en la toma, por la fuerza, del gobierno
peruano por parte del general de división Felipe Santiago Salaverry, siendo
presidente constitucional Luis José de Orbegoso (este quedó con el control del
sur del país).
Luego de esto,
siguieron meses de incertidumbre y zozobra que culminaron en el pacto que
celebraron Luis José de Orbegoso y el presidente de Bolivia, general Andrés de
Santa Cruz, para unir las dos repúblicas en una confederación.
Entonces se
libraron grandes batallas: Gramadal, Puente de Arequipa, Uchumayo, con
resultados favorables a Salaverry; pero el 7 de febrero de 1836, en la decisiva
batalla de Socabaya, en las inmediaciones de Arequipa, triunfó Santa Cruz. Así,
Salaverry, derrotado, fue sometido a consejo de guerra y condenado a muerte por
insubordinación al presidente constitucional.
Este hecho (la
batalla de Socabaya) fue decisivo para establecer la Confederación
Perú-Boliviana, de la que Santa Cruz fue protector con amplios poderes, en
tanto que el Perú fue dividido en dos estados: el Nor Peruano y el Sur Peruano.
No obstante, al
igual que Orbegoso, Santa Cruz tenía también bastantes opositores y enemigos,
entre los que destacaban Agustín Gamarra y Ramón Castilla, quienes a la sazón
fueron desterrados y coincidieron en Chile. Ellos, junto con muchos otros
peruanos, arrastraron a Chile a una guerra contra la confederación por defender
sus intereses económicos.
Y es que Chile
consideraba que la creación de la Confederación significaba una clara amenaza y
una muestra de las intenciones expansionistas de Santa Cruz, por lo que le
declaró la guerra y formó, junto con tropas peruanas contrarias a Santa Cruz,
un ejército restaurador cuyo objetivo era destruir la confederación.
Este Ejército
invadió territorio del Estado Sur Peruano y se libraron varias batallas, las
que causaron la derrota de Santa Cruz, su retirada a territorio boliviano y el
fin de la Confederación. De esta manera, el 25 de agosto de 1839, Agustín
Gamarra usurpó el Gobierno del Perú, declarando el fin de la Confederación
Perú-Boliviana y la extinción de los estados Nor y Sur Peruanos.
Agustín
Gamarra, cabe indicar, no fue ajeno a la idea de Santa Cruz de crear una gran
nación andina, pero en su cabeza esta idea no podía realizarse mediante una
Confederación en la que claramente era Bolivia la que llevaba el papel
predominante. Es por eso que luchó y bregó hasta el último momento.
Y es que él
consideraba que el territorio boliviano pertenecía al Perú, basándose en la
idea de que antes de la creación de la República de Bolivia, el alto Perú y el
bajo Perú habían sido una sola nación desde las épocas del imperio inca y así
debían continuar. Los Andes de Perú (www.losandes.com.pe)
REFUERZAN EN REGIONES DIFUSIÓN DE POSTURA CHILENA ANTE LA
HAYA
Ex embajadores estarán hoy y mañana en Arica, Antofagasta
y Atacama.
El Mercurio de Chile (www.economiaynegocios.cl)
En tres
regiones del extremo norte del país, Arica y Parinacota, Atacama y Antofagasta,
el Ministerio de Relaciones Exteriores inicia hoy una campaña nacional para
difundir la postura chilena en el litigio que se ve en la Corte Internacional
de Justicia de La Haya luego de la demanda de Bolivia que pretende obligar a
Chile a negociar una salida soberana al mar para ese país.
El programa
considera la participación de ex embajadores en sesiones extraordinarias de
trabajo que realizarán los gobiernos regionales para tratar este tema, además
de reuniones con intendentes, rectores de universidades y delegados del
Ministerio de Relaciones Exteriores asentados en regiones.
Habrá también
charlas en campus de las universidades de Tarapacá, de Antofagasta y de
Atacama, además de encuentros con dirigentes de diversas organizaciones
sociales.
Todo ello
ocurrirá hoy lunes y mañana martes en las ciudades de Arica, Antofagasta y
Copiapó. En todas esas capitales de las regiones de Arica y Parinacota,
Antofagasta y Atacama, respectivamente, se realizará la conferencia denominada
"Chile y la aspiración marítima boliviana: mito y realidad", que
estará a cargo de ex embajadores como Álvaro Zúñiga, Óscar Fuentes y Demetrio
Infante.
La campaña,
coordinada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y que posteriormente se
replicará en el resto del país, se activa a casi cuatro meses de la visita del
canciller Heraldo Muñoz a Arica, donde una de sus principales actividades fue
recorrer el puerto de esa ciudad.
Ese recinto,
ubicado en el centro de la ciudad, mueve la mayor parte del comercio
internacional de Bolivia que se embarca en terminales chilenos, en cumplimiento
del Tratado de 1904 suscrito y ratificado por los congresos de ambos países.
Segunda etapa
La actividad de
difusión comienza también a casi un mes de la visita a la Región de Arica y
Parinacota del ex subsecretario de las Fuerzas Armadas Gabriel Gaspar, actual
embajador en misión especial por la demanda de Bolivia, quien recorrió la
carretera internacional entre Arica y Bolivia, de casi 200 kilómetros, por
donde circulan unos diez mil camiones al mes entre ambos países y con diversas
cargas que son embarcadas en el puerto de Arica.
En la
oportunidad, Gaspar recorrió el complejo fronterizo Chungará, ubicado a cuatro
mil metros de altitud.
Recientemente,
Chile activó una segunda etapa de actividades comunicacionales y de difusión de
su postura ante la demanda de Bolivia en La Haya, que ya incluyó una gira de
parlamentarios a países europeos, como Inglaterra y Alemania, donde se
informaron los argumentos de Chile.
EL DÍA EN QUE BOLIVIA RECHAZÓ UNA SALIDA AL MAR
Demetrio Infante, el último miembro vivo del equipo
chileno que diseñó y negoció el Acuerdo de Charaña, desmiente la versión que
propaga el gobierno de Evo Morales en medio de la demanda ante La Haya, sobre
la oportunidad en que Bolivia estuvo más cerca de obtener una salida al mar.
La Tercera de Chile (www.latercera.com.cl)
Por Francisco
Artaza.- “Eso es mentira”. Demetrio Infante Figueroa no titubea ni un instante
siquiera para negar lo que aparece relatado en el Libro del Mar sobre las
negociaciones de Charaña y que emplea el gobierno boliviano para fundamentar la
demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
El libro, una
versión mejorada de un texto anterior escrito por el actual vocero de la
demanda paceña, Carlos Mesa, es uno de los documentos con mayor número de
ejemplares editados en Bolivia. El Presidente Evo Morales ha entregado copia de
este libro al Papa Francisco, a todos los jefes de Estado con los que se ha
reunido en los últimos dos años, a todos los embajadores extranjeros. Y en Bolivia,
se han repartido ejemplares del libro a todos los estudiantes secundarios y a
todos los funcionarios públicos.
“Es
completamente mentira”, repite Demetrio Infante al repasar las páginas en las
que el libro trata las negociaciones que llevaron adelante los gobiernos
militares encabezados por los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer, entre
1975 y 1976, para entregar un corredor soberano al mar a Bolivia, por el norte
de Arica, a cambio de un canje territorial. La versión boliviana es simple:
Chile se comprometió a ceder un corredor soberano al mar, pero “contrariando
sus compromisos previos, introdujo nuevas condiciones, entre ellas el canje
territorial”. Esto, sumado al rechazo de Chile a la propuesta que hizo Perú de
crear una zona de soberanía trinacional, afirman ahora las autoridades
bolivianas, hicieron fracasar las negociaciones.
El ex embajador
Demetrio Infante, sin embargo, es testigo privilegiado de lo que allí ocurrió y
que hoy forma parte del litigio en La Haya. Y su versión es distinta. Es el
único de los cinco miembros del equipo Charaña, que prepararon la propuesta y
asistieron a las negociaciones, que aún está vivo. Recuerda cada detalle con
precisión y almacena varios documentos, muchos de los cuales le permitieron
hace un par de años escribir el libro Confidencias limeñas, una mezcla entre
autobiografía e historia de las tensas relaciones políticas y diplomáticas
entre Chile y Perú entre mediados de los 70 y comienzos de los 80.
Una experiencia
valiosa que este ex diplomático chileno quisiera aportar ahora que Chile
prepara una contraofensiva a los esfuerzos comunicacionales y diplomáticos
desplegados por Bolivia a nivel internacional para posicionar su demanda
marítima. El nuevo equipo a cargo de la defensa, incluso, está pensando sacar su
propio libro, para dar a conocer la postura y los argumentos históricos que
contradicen la versión boliviana.
Hace casi dos
meses, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Edgardo Riveros, se comunicó
por teléfono con Infante. “A lo mejor te llamamos para pedirte ayuda en algo”,
le dijo. Poco después, fue convocado, junto a otros nueve ex diplomáticos, a un
almuerzo con el canciller Heraldo Muñoz, en el que se les expuso lo que se está
haciendo respecto de la defensa de Chile ante La Haya. Y hace unos días, la
Cancillería le pidió que fuera el 15 de diciembre próximo a Copiapó, a un
encuentro en el que deberá exponer sobre la política exterior de Chile y la
situación vecinal. Otros ex embajadores recorrerán otras regiones explicando lo
mismo.
“Bolivia rechazó
la posibilidad de salir al mar con soberanía. Estaba todo dibujado. En una
ocasión, tras regresar a Santiago desde La Paz, donde había ido a conversar con
el general Banzer, el embajador de Bolivia en Chile, Guillermo Gutiérrez Vea
Murgía, llegó a decirnos: ‘No quiero aparecer como un héroe, pero aquí en mi
maletín tengo el mar para Bolivia”, recuerda Infante. Las imágenes vuelven a la
memoria del ex diplomático con nitidez, pese a los 41 años que han transcurrido
de las conversaciones en las que más se avanzó una fórmula concreta para
resolver la demanda marítima de Bolivia.
Fue en agosto
de 1974, dice Infante, cuando esta historia comenzó a dibujarse. “Me llamó a su
oficina el subsecretario de Relaciones Exteriores Claudio Collados, un capitán
de navío muy habiloso. Al entrar vi que también habían citado a Gastón Illanes,
quien recién había terminado su misión como ministro consejero en Lima.
Collados nos dijo: mira lo que ha pasado, y nos muestra un oficio reservado de
Pinochet, ordenando a la Cancillería hacer todas las gestiones diplomáticas
para neutralizar a Bolivia por seis meses”.
El plazo no era
antojadizo. Los militares chilenos esperaban contar para entonces con nuevos
pertrechos, avanzar en el minado de la frontera norte y la construcción de
trincheras antitanques. Todo para hacer frente a la amenaza de una guerra con
un Perú que, bajo el gobierno del general izquierdista Juan Velasco Alvarado,
buscaba desde el Golpe de Estado del 11 de septiembre del 73 la oportunidad de
tomar revancha de la Guerra del Pacífico.
El Golpe de
Estado también le había abierto a Infante una nueva oportunidad. Enrique
Bernstein, quien se convertiría en el principal asesor político de la
Cancillería en los primeros años del régimen militar, pidió al Congreso que le enviara
en comisión de servicio a un joven abogado, con una maestría en Estados Unidos
en Política Internacional. Infante llegó al servicio exterior como asesor.
Charaña fue su primera misión importante.
En una pequeña
oficina del segundo piso del edificio en el que entonces funcionaba la
Cancillería, Infante e Illanes comenzaron a idear una fórmula. “Cuando nos
pusimos a pensar qué podíamos ofrecer a Bolivia para neutralizar su respaldo a
Perú en una acción bélica contra Chile, vimos la posibilidad de ofrecer becas
estudiantiles, mejorar las condiciones de acceso al tráfico aéreo, mejoras en
el transporte terrestre. Pero ningún gobernante boliviano iba a aceptar
restablecer relaciones con Chile a cambio de eso. Lo único que quedaba era
buscar un mecanismo que le diera una salida soberana a Bolivia al mar”,
recuerda.
Convinieron con
Collados y Bernstein en redactar un informe sobre las eventuales soluciones.
“Abrimos el abanico a todas las posibilidades, incluso a las más descabelladas
e irrealizables”. Así, entregar Arica, internacionalizar el puerto ariqueño,
terminar el Tratado de 1904 para negociar uno nuevo, devolver la provincia de
Antofagasta y varias otras quedaron apenas esbozadas en una línea bajo el
título de “soluciones rechazadas sin necesidad de análisis”. Otras, igualmente
imposibles, fueron estudiadas y detalladas en el ítem de “soluciones rechazadas
después de un análisis”. Por, último, colocaron las “soluciones posibles de
estudiar”. Estas últimas eran pocas, dice Infante: el corredor por el norte de
Arica y el enclave. “Ambas presentaban problemas, pero el corredor tenía menos.
El enclave implicaba, en definitiva, partir el territorio en dos, pues era
obvio que Bolivia exigiría algún tipo de conexión entre su enclave costero y su
territorio, algo que Chile no podía aceptar. Además, estaba el riesgo de que
Bolivia siempre exigiera una mayor extensión”.
El informe que
entregaron tenía unas 80 paginas. “Cuando lo recibió Pinochet gritó ¿quién hizo
esto? Collados no dio nombres, sólo dijo que lo habían preparado en
Cancillería. Pinochet le recriminó: son unos dementes, que se quemen todos los
ejemplares y que nadie vuelva hablar de esto”.
El informe
quedó escondido en un archivo por varios meses, hasta que el propio Pinochet lo
rescató a comienzos de febrero de 1975. “Dónde está ese maldito papel que me
trajeron”, reclamaba Pinochet al subsecretario de Relaciones Exteriores. La
situación con Perú estaba cada vez peor y los militares chilenos estaban cada
vez más convencidos de la posibilidad de un escenario bélico simultáneo con
Perú y Bolivia.
“Pinochet
releyó el informe y se fue en gira al norte. Estando allá, llamó al Presidente
de Bolivia, el general Hugo Banzer, y se pusieron de acuerdo en reunirse en
Charaña”, un pequeño poblado a casi 4.000 metros de altura.
Pocos días
después, en Santiago, se conformó el equipo negociador de Chile: Enrique
Bernstein, Julio Phillipi, Ricardo Rivadeneira, Gastón Illanes y el joven
Demetrio infante.
“Al principio,
no había ni la decisión ni la posibilidad de avanzar de verdad en una propuesta
que diera una salida soberana al mar a Bolivia. Era sólo el esfuerzo por
neutralizar a Bolivia. Pero a los cuatro o cinco meses de conversaciones,
Pinochet y todos nosotros nos convencimos de que era algo conveniente, de que era
la forma de terminar para siempre con un problema. Por eso hicimos todos los
esfuerzos para sacar adelante las negociaciones”.
El canje
territorial se planteó desde un comienzo, asegura Infante. “En las
negociaciones con Bolivia se habló primero de compensación territorial, pero la
palabra nunca nos gustó y estaba generando una reacción adversa en la opinión
pública boliviana. En una reunión en casa de Illanes, a la que asistieron
varios militares, nos pusimos a discutir el tema, cuando de pronto alguien dijo
‘esto del canje es necesario’. Illanes, que acostumbraba a pasearse dando
grandes zancadas, se detuvo en seco: ‘Ahí está hueón, ¡canje, eso es!, no es
compensación”.
En una ocasión,
recuerda, mientras estaban reunidos Bernstein, Phillipi e Infante llegó el
vicealmirante Patricio Carvajal muerto de la risa. “Vengo de hablar con
Pinochet lo del canje territorial. Me dijo que estaba de acuerdo, pero que les
dijera a los bolivianos que incluyeran en el cálculo la tierra y el mar hasta
las 200 millas”, les comentó el canciller. La verdad es que Chile nunca habló
de 200 millas, sino sólo de ceder la faja de mar frente al corredor en la zona
económica exclusiva.
En los oficios
y notas diplomáticas que enviaba el embajador boliviano Vea Murgía a La Paz
figura el canje territorial desde el comienzo de las negociaciones. Incluso,
dice Infante, hay cartas de Banzer, documentos en los que acepta la idea del
cambio de territorios. Algo que, por lo demás, ambos países ya habían hecho en
el pasado. “Cuando se construyó el ferrocarril Arica-La Paz, Chile y Bolivia
canjearon entre 300 o 400 hectáreas de territorio”.
Los miembros
del equipo negociador se involucraron directamente en la búsqueda y medición de
eventuales zonas para canjear. Un experto de Codelco les mencionó las enormes
reservas de cobre que había en un mineral cercano a Chuquicamata (Radomiro
Tomic), pero que no se podían explotar por la falta de agua. Así que les mostró
lugares en el altiplano boliviano donde había agua y que fueron incluidos en
las zonas que se propusieron a Bolivia.
“En Bolivia
inventaron que los chilenos estábamos detrás de oro y cobre, pero nosotros
estábamos detrás del agua”, recuerda Infante.
Para mediados
del 75, sin embargo, Banzer dejó de tener respaldo interno para negociar con Chile.
La oposición a un canje territorial fue sólo la excusa, dice Infante. Lo
cierto, afirma el ex diplomático chileno, es que los ex presidentes bolivianos
que habían apoyado inicialmente las negociaciones del dictador con las
autoridades chilenas, le quitaron el piso y le advirtieron que si aceptaba un
canje territorial sería acusado de traición. Tal vez, sostiene Infante, algunos
ex presidentes bolivianos pensaron que si Banzer lograba una salida soberana al
mar podría haber seguido por siempre en el poder.
“Como en todas
las cosas que se han conversado con Bolivia, estas se caen cuando se les
complican las cosas internamente. Pasó lo mismo con el acuerdo de Silala. Se
negoció por años, se firmó un acta. Pero cuando comenzaron los reclamos en
Bolivia de algunos sectores, el acuerdo se cayó”.
Y en que se
cayeran las negociaciones de Charaña, Perú tuvo también su propia cuota de
responsabilidad. “Perú hizo todos los esfuerzos posibles por impedir que las
negociaciones prosperaran. En La Paz impulsaron y estimularon a sectores para
que se opusieran al canje territorial”.
Para Infante,
el haber involucrado desde el principio a Perú en las tratativas fue el peor
error que cometió Chile y una lección que se debe sacar hacia el futuro. “A
poco andar, Bernstein planteó que ningún país civilizado del mundo negocia con
un vecino modificar las fronteras sin advertirle a otro vecino que podrían
verse modificadas sus fronteras. Todos estuvimos de acuerdo, ninguno de
nosotros reparó en que no era conveniente hacerlo”.
“Nosotros
debimos haber negociado con Bolivia y sólo cuando tuviéramos un acuerdo, haber
ido a Lima a consultarles si estaban o no de acuerdo con lo que establece el
protocolo complementario del Tratado de 1929”, añade.
En vez de decir
si aceptaba o rechazaba la idea de un corredor para Bolivia, Perú sorprendió a
los chilenos enviando una nueva propuesta: crear una zona trinacional y dejar
al puerto de Arica bajo soberanía compartida por los tres países.
Era una
propuesta carente de toda lógica y totalmente inaceptable para Chile. Pero para
sorpresa nuestra, Bolivia la respaldó. Banzer, sabiendo que no tenía apoyo
interno para seguir adelante las negociaciones con Chile, se aprovechó de la
oportunidad que le daba Perú para dejar caer las conversaciones y hacer sentir
que Chile no estaba dispuesto a explorar alternativas”, afirma.
Bolivia nunca
exigió a Perú retirar su propuesta, ni intentó salvar las negociaciones. Desde
su casa en Santiago, a casi cuatro décadas de esos sucesos, Infante, el último
sobreviviente de Charaña, no puede dejar de decir: “Eso es mentira”, mientras
repasa el Libro del Mar que el gobierno de Evo Morales ha estado distribuyendo
a quien quiera recibirlo.
ABERTIS REBOTA EN BOLSA AL COMIENZO DE SU ARBITRAJE CON
BOLIVIA
La Cámara Internacional de Comercio deliberará sobre la
expropiación de tres aeropuertos en febrero de 2013 hasta el próximo viernes.
El Boletín de España (www.elboletin.com)
Abertis encara los primeros compases de la sesión del lunes con alzas próximas al 0,6%. Un porcentaje
equivalente al que se apunta el selectivo Ibex 35 al comienzo de su última
semana con 34 componentes. La firma catalana de infraestructuras arranca hoy el
proceso de arbitraje contra Bolivia
por la expropiación de tres aeropuertos.
Aunque la
cautela se apodera de la cotización de Abertis al comienzo de este proceso ya
anunciado, los analistas destacan que cualquier dictamen mínimamente favorable
para la española supondrá un catalizador considerable para sus acciones. En
este sentido, la presidida por Salvador Alemany ya ha procedido a provisionar
su inversión en los aeródromos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, por lo que
cualquier recuperación sería positiva.
En el caso de Aena, que también participaba al 10%
en la sociedad TBI propietaria de los tres aeropuertos bolivianos, el impacto
de la decisión final de la Cámara Internacional de Comercio sería mínimo. Por
su parte, la catalana reclama impagos así como daños por un importe total
equivalente al 10,7% del beneficio neto ajustado y recurrente estimado para el
conjunto del presente ejercicio 2015.
Las
deliberaciones del tribunal de arbitraje de La Haya se prolongarán, en
principio, hasta el próximo viernes. Desde el Gobierno de Bolivia se ha
reiterado la opción por no afrontar pago alguno por la nacionalización de los
aeródromos. En palabras del ministro de Obras Públicas, Milton Claros, el
objetivo es “que no paguemos nada”, adelantando que además se acusará a la
compañía de haber prestado un servicio “deprimente”.
MOSCÚ
OFRECE SU TECNOLOGÍA A LA PAZ
Rusian Beyond de Moscú (www.es.rbth.com/noticias)
El 8 de
diciembre en la capital boliviana acogió el seminario dedicado a las
nuevas tecnologías nucleares, organizado por la empresa estatal rusa Rosatom.
El encuentro
fue la prolongación de los acuerdos que en octubre de 2015 alcanzaron el
Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia y la Corporación Estatal rusa
Rosatom en el ámbito del uso de la energía atómica con fines pacíficos.
El ministro
de hidrocarburos y energía del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Alberto
Sánchez, inauguró el seminario: “Actualmente, el principal proyecto de
asesoramiento ruso-boliviano en el sector atómico es la creación del Centro de
Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear. Este proyecto revolucionario
permitirá que Bolivia dé un salto en el desarrollo tecnológico del país”.
El embajador
extraordinario y plenipotenciario de la Federación de Rusia en Bolivia, Alexéi
Sazónov, también ofreció un discurso inaugural, en el que destacó que,
actualmente, la energía atómica es un método de generación de energía tan
natural como la energía que producen las fuentes renovables.
“Actualmente,
la aplicación del átomo con fines pacíficos ya no es la caja de Pandora, sino
una oportunidad que la población de cualquier país puede aprovechar para luchar
contra las enfermedades oncológicas, hacer posible el desarrollo de la
agricultura y promover el potencial científico del país”, anunció el embajador
ruso, que también destacó que la fundación del Centro de Investigación y
Desarrollo en Tecnología Nuclear, que contará con la decidida participación de
Rosatom, abrirá una nueva etapa en las relaciones ruso-bolivianas. La ciudad de
El Salto se convertirá en la sede del centro. En el proyecto se invertirán 300
millones de dólares.
UNA
GRAN NOTICIA: BOLIVIA ETIQUETARÁ PRODUCTOS CON TRANSGÉNICOS
Los
productos que contengan componentes transgénicos, van llevar una etiqueta con
un gran triangulo rojo que informará a la población de sus características.
El
Eco de Súnchales de Argentina (www.elecodesunchales.com.ar)
Desde los
Ministerio de Salud y Desarrollo Productivo en conjunto, se anunció que
se alertará de los productos que no estén libres de transgénicos.
El
viceministro de los Derechos del Usuario y el Consumidor, Guillermo Mendoza,
informó que se registrarán los productos que ingresen al país con un etiquetado
en rojo que sirva de alerta.
“Juntamente
con el Ministerio de Producción y el Ministerio de Salud se está haciendo la
lista de qué alimentos transgénicos
existen para que de esa forma los supermercados puedan pedir a sus proveedores
que ya venga con el etiquetado
rojo”, informó en la Red Patria Nueva.
Mendoza
también aclaró que pronto saldrá un decreto supremo que regulará el etiquetado
de los productos con transgénicos.
“Va llevar
una etiqueta con un gran triangulo rojo que va informar a la población de sus
características, y ahí vendrá la libertad de elección de consumir transgénicos,
pero el Estado boliviano no lo recomienda”, explicó.
AV 451 de España (www.audiovisual451.com)
El sábado 12 de diciembre, en un acto celebrado en La Casa Encendida de
Madrid, tuvo lugar la entrega de premios del V Festival Márgenes. Ahora, las 14 películas de la sección oficial pueden verse gratis online
hasta el 31 de diciembre, en la página web oficial del certamen: www.margenes.org. Además,
se podrá ver online, fuera de concurso, ‘Ragazzi’, del argentino Raúl Perrone.
El jurado de
esta quinta edición integrado por: Cecilia Barriga (directora de cine), Vanesa
Fernández (docente e investigadora cinematográfica) y Álex Apóstol (artista),
acordó conceder los siguientes premios: Premio del Jurado a la Mejor Película, patrocinado por Robin Hood Films:
‘El corral y el viento’, de Miguel Hilari (Bolivia, 2014), “Un
relato sutil y emocionante sobre una comunidad al borde del lago Titicaca que
nos lleva a cuestionarnos los límites entre la cultura y la convivencia y que
niñas ya se hacen cargo de su propio futuro”.
El Premio
Exhibición, patrocinado por la red CINEARTE: ‘Tú y yo’, de Oriol Estrada y
Natalia Cabral (República Dominicana, 2014). Mención Especial del Jurado,
patrocinado por Laserfilm y Pequerrecho subtitulación: ‘La maldad’, de Joshua
Gil (México, 2015). Mención Honorífica del Jurado: ‘L’Esma del temps’, de
Alexandra Garcia-Vilà, Marta González y Marta Saleta (España, 2015). Premio de la crítica, otorgado por la
asociación internacional CAMIRA (Cinema and Moving Image Research Assembly):
‘La sombra’, Javier Olivera (Argentina, 2015)
La entrega de
premios marca el punto y seguido de las actividades del Festival Márgenes. Las
cinco películas premiadas, así como las otras nueve obras seleccionadas para la
Sección Oficial podrán verse hasta el 31 de diciembre, en streaming, a
través de la web oficial del certamen: www.margenes.org. Además, entre el 15 y el 19 de diciembre, La Casa Encendida acogerá la muestra:
‘En el barro, una aproximación al cine de José Celestino Campusano’.
Retrospectiva dedicada a uno de los cineastas más atractivos e inclasificables
del panorama cinematográfico actual.
El listado de películas disponibles gratis online hasta el 31 de
diciembre es el siguiente: ‘Alexfilm’, de Pablo
Chavarría (México / 2015 / 60 min.); ‘As cidades e as trocas’, de Luísa Homem y
Pedro Pinho (Portugal / 2014 / 139 min.); ‘El corral y el viento’, de Miguel
Hilari (Bolivia / 2014 / 55 min.); ‘L’Esma del Temps’, de Alexandra
Garcia-Vilà, Marta González y Marta Saleta (España / 2015 / 54 min.); ‘La
extranjera’, de Miguel Ángel Blanca (España / 2015 / 70 min.); ‘La maldad’, de
Joshua Gil (México / 2015 / 74 min.); ‘La sombra’, de Javier Olivera (Argentina
/ 2015 / 72 min.); ‘Microbús’, de Alejandro Small (Perú / 2014 / 44 min.);
‘Navajazo’, de Ricardo Silva (México/ 2014/ 75 min.); ‘Next’, de Elia Urquiza
(España, EEUU / 2015 / 72 min.); ‘Ragazzi’, de Raúl Perrone (Argentina / 2014 /
83 min.), exhibición especial fuera de concurso; ‘Revolução Industrial’, de
Frederico Lobo y Tiago Hespanha (Portugal / 2014 / 72 min.); ‘Rosalía. Una
abeja más de la colmena’, de Víctor Gonca (España / 2015 / 44 min.);
‘Transeúntes’, de Luis Aller (España / 2015 / 101 min.) y ‘Tú y Yo’, de Oriol
Estrada y Natalia Cabral (República Dominicana / 2014 / 85 min.).
El Festival Márgenes está organizado por River Events y cuenta con el apoyo de: ICAA, Ministerio de Cultura, Acción Cultural
Española (AC/E), Camões – Instituto da Cooperação e da Língua, Embajada de
Portugal en España, Embajada Argentina, Embajada Suiza, Instituto Francés,
Matadero, RobinHood Films, Cinearte, Laserfilm, Pequerrecho, La Casa Encendida,
Filmoteca Española, Multistream, La Fuga CL y revista Acine.
Líderes de la COP21 fueron elegidos con astucia
ASÍ SE COCINÓ EL ACUERDO CLIMÁTICO
Tras 20 años de intentos, 195 países firmaron un pacto
que busca evitar un aumento de 2°C, lograr que los más ricos den US$100 mil
millones anuales para la causa y reducir el uso de combustibles fósiles.
El Espectador de Colombia (www.elespectador.com)
Desde Tuvalu,
una pequeña isla en el océano Pacífico que podría quedar sumergida por el
cambio climático, hasta China, el primer emisor mundial de gases efecto
invernadero, la meta quedó establecida: la temperatura media mundial a finales
del siglo no puede aumentar más de 2°C y se deberán hacer esfuerzos para que
sólo sea de 1.5°C.
Aunque el
acuerdo, firmado por 195 naciones en la Cumbre de París contra el cambio
climático, ha sido calificado como histórico por la mayoría, algunos lo han
considerado un contentillo. De hecho, recientemente un grupo de científicos
advirtió que así los países cumplan todos los compromisos llevados a la mesa y
los subsidios a las energías renovables crezcan, la temperatura de la tierra
sobrepasará el límite con 2.7 °C en el 2100. Argumento que fue respaldado por
algunas manifestaciones que recorrieron las calles de París una vez se
conocieron las conclusiones de la COP21.
Sin embargo,
hay algo que no se puede negar: el acuerdo es el resultado de un esfuerzo
diplomático sin precedentes. Una respuesta al fracaso de la cumbre climática de
Copenhague (2009) que esta vez se cocinó bajo la iniciativa del presidente
francés, François Hollande, quien acertó en la elección de los líderes del
acuerdo.
Por la parte
francesa la cuota combinó la presidencia de la COP, a cargo del ministro de
Exteriores francés, Laurent Fabius, con el conocimiento de Laurence Tubiana,
una diplomática que ha estado relacionada con las negociaciones del clima desde
Kioto (1997), y que esta vez lideró la cumbre. En cuanto al aporte internacional,
entre las figuras más destacadas que impulsaron el acuerdo, están Barack Obama,
presidente de Estados Unidos, quien se comprometió a combatir “la mayor amenaza
que pesa sobre las generaciones futuras” y el primer ministro indio, Narendra
Modi, que solicitó apoyo financiero para alumbrar el 20% de su país con
energías renovables.
Esto sin
olvidar que un ingrediente clave para poder llegar al acuerdo, lo aportó la
secretaria de convención de cambio climático de la ONU, Christiana Figueres,
que asumió el puesto seis meses después de Copenhague. De origen costarricense,
Figueres, estuvo rodeada por un bloque de 10 influyentes personalidades que
incluyeron al expresidente de México Felipe Calderón y la exsecretaria de
Estado española de cambio climático, Teresa Ribera, hoy parte de la delegación
francesa.
Un equipo que
partió de la idea que esta era una negociación transparente. Por esto, para
asegurar la fórmula, en la primera semana de negociación Fabius creó un órgano
llamado Comité de París, donde les otorgó a 14 ministros dirigir y liderar las
conversaciones libremente. Escogidos con astucia en esta mesa se reunieron las
delegaciones que podían ofrecer más resistencia, con puntos tan disímiles como
los de Arabia Saudí, Venezuela, Bolivia y Brasil. Una estrategia que logró
neutralizar a quienes se podía inferir que, de otra manera, serían disidentes
del acuerdo.
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