Wednesday, September 29, 2021

EL CERRO RICO DE POTOSÍ Y SU AMENAZA LATENTE PARA MILES DE MINEROS BOLIVIANOS


La explotación del Cerro Rico de Potosí, desde hace cinco siglos, está causando hundimientos en la cima que a su vez amenazan la vida de miles de mineros bolivianos. Los empleados, entre el miedo y la resignación, defienden su necesidad de trabajar a sabiendas del peligro, sin que el Estado ejecute acciones ante un posible desastre.

Gracias al Cerro Rico, descubierto en 1545, Potosí ha pasado a la historia como una ciudad de leyenda porque en la colonia fue la primera productora mundial de plata, el soporte del imperio español y un motor del comercio internacional ya que en el siglo XVII las monedas potosinas eran valoradas como lo es en la actualidad el dólar estadounidense.

Lejos de ese pasado de opulencia, en el que se cruzan la historia y la fantasía, la montaña continúa siendo agujereada y dinamitada por los mineros porque es la forma fácil de obtener los materiales con óxidos de plata acumulados desde la colonia.

Potosí se encuentra a una altura de 4.000 metros sobre el nivel del mar en el suroeste de Bolivia y la cima del cerro a 4.702 metros.

En la bocamina Cristo de Piedra, una de las 5.000 que hay en Cerro Rico, el minero Miguel Delgadillo dice a France 24 que los obreros no tienen otra opción que seguir perforando.

“Existe el miedo, pero qué podemos hacer. Necesitamos llevar el pan del día a nuestra familia. Tengo cuatro hijos”, afirma Delgadillo, de 50 años y trabajador de la empresa Pailaviri, que por jornada suele ganar cerca de 20 dólares por extraer cargas de roca y tierra que contienen plata, zinc, plomo y estaño.

Para protegerse y como es costumbre entre los mineros bolivianos, Miguel realiza cada viernes un rito que incluye masticar hojas de coca y beber alcohol casi puro para invocar la ayuda del 'Tío', que es una imagen hecha en barro del diablo al que consideran dueño de las vetas y del subsuelo.

Según informes policiales, en lo que va del año, al menos una decena de mineros han muerto en el Cerro Rico por derrumbes e intoxicaciones, aunque Miguel cree que son muchos más los fallecidos en los accidentes laborales sin que sean reportados.

“Se está cayendo el Cerro, hay que atajarse (impedirlo)”, dice la anciana quechua Basilia Mamani, de 74 años, que pertenece al sector de las “palliris” o mujeres que rebuscan entre las rocas desechadas los pedazos que aún contienen minerales.

La mujer cuenta que todos los días tiene miedo, pero que ha logrado sobrevivir gracias al cerro: cada tres meses junta una carga de 143 dólares o, si tiene suerte, de 430 dólares, dependiendo de si los minerales hallados son de baja o alta ley.

Ambos defienden sus trabajos, pero están conscientes del peligro y del daño que la minería hace a la morfología cónica del cerro, una imagen emblemática que forma parte del escudo boliviano.

Ascender a la cima es difícil debido al riesgo de los hundimientos y las prohibiciones de los mineros, pero cada tanto se conocen imágenes que muestran los derrumbes.

“El cerro se está hundiendo ante nuestros ojos”

El periodista potosino Juan José Toro es uno de los férreos defensores del patrimonio natural que supone el Cerro Rico y su importancia como ícono turístico e histórico de Bolivia, pero lamenta que la actividad minera esté provocando su derrumbe.

“Estamos viendo los potosinos que el cerro se está hundiendo ante nuestros ojos”, dice Toro a France 24.

La evidencia son las columnas de polvo que con cierta frecuencia se elevan al cielo desde la cúspide y que en el último tiempo han sido captadas por los potosinos y viralizadas en las redes sociales.

 

Según Toro, los hundimientos reconocidos suman una docena, aunque la Comisión de Restauración y Rehabilitación del Cerro Rico de Potosí estableció 19 de los que tres son grandes cráteres con el riesgo de unirse.

Toro denuncia que el Estado “no hace nada” para frenar la explotación de la cima de la montaña, que es “desmedida e irracional”, pero también “ilegal” porque están prohibidas las operaciones por arriba de la cota 4.400 del cerro.

Por ser insistente en sus denuncias en el diario 'El Potosí', del que es director adjunto, Toro fue brutalmente agredido en 2020 por mineros cuando intentaba subir a la cima del cerro con una comisión de defensa patrimonial y este año Reporteros sin Fronteras lo incluyó en un programa para periodistas perseguidos.

Toro sostiene que detrás de la necesidad laboral y económica de los obreros operan “mafias” mineras que están buscando el derrumbe del cerro para poder explotar fácilmente sus minerales.

“No se está diciendo que se vayan todas las cooperativas, sino solamente las que tienen operaciones ilegales en la cúspide. Esas no pasan de diez”, subraya Toro al señalar que el desalojo no alcanzaría a todo el sector sino solo a los operadores ilegales.

En Cerro Rico trabajan cada día cerca de 20.000 mineros en tres turnos para 70 cooperativas, un sector conocido en Bolivia por ser una fuerza de movilización social y política aliada del Gobierno.

Desde el 2014, la UNESCO considera a Potosí como Patrimonio Mundial en Peligro por el descontrol de la minería y las autoridades analizan soluciones que, según Toro, son dilatorias y requieren de gastos millonarios que no pagarían las cooperativas.

"Si no hay una solución, puede ocurrir una catástrofe"

El exministro de minería Epifanio Mamani, que encabeza en Potosí la Comisión de Restauración y Rehabilitación del Cerro Rico, evalúa las salidas al problema, pero es consciente de que el tiempo apremia.

“Si no se da una solución inmediata podría ocurrir una catástrofe donde podrían fallecer muchos operadores mineros y el cerro que ya tiene una deformación considerable en la cúspide se convertiría en un yacimiento explotado a cielo abierto a partir de la cota 4.400”, advierte Mamani. 

El exfuncionario criticó que los mineros provoquen dentro de la montaña la aparición de vacíos horizontales y verticales al sacar los materiales con óxidos de plata que sostienen la morfología del cerro.

Los últimos datos que tiene señalan que en la cúspide trabajan alrededor de 2.000 mineros y que usan “pequeños cartuchos de dinamita” para derrumbar miles de toneladas de roca, dice.

“Es una extracción que tiene costos mínimos y tiene un alto valor económico. Entonces es un negocio redondo para las cooperativas”, agrega el exministro.

La propuesta que analizó con las cooperativas y el ministro de Minería, Ramiro Villavicencio, consiste en reubicar en 90 días a los mineros que trabajan en la cúspide y rellenar con materiales especiales los hundimientos de la zona.

La mitad de los mineros serían reubicados en el mismo cerro y otro tanto en minas adyacentes a la ciudad, un traslado que genera dudas dado el rechazo de otros sectores ante la informalidad laboral y medioambiental con la que trabajan las cooperativas.

Aún así, Mamani confía en que el proyecto puede avanzar a la siguiente tarea, que consistiría en estabilizar el cerro con el relleno de unos materiales resistentes para después –a largo plazo– reconstruir la forma cónica de la montaña.

Se trata de un proyecto con un sinfín de retos, pero los potosinos saben que salvaguardar el cerro es proteger el futuro de la ciudad. France 24 de Francia (https://bit.ly/39JLtTw)

 

 

 

 

 


LUIS ARCE: “LA OEA HA JUGADO UN ROL NEFASTO EN EL GOLPE DE ESTADO DE 2019 EN BOLIVIA”

 

France 24 de Francia (https://bit.ly/3AVcMpL)

 

El presidente de Bolivia, Luis Arce, concedió una entrevista a France 24 en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. El mandatario se refirió al papel que jugaron varias instituciones, como la Organización de Estados Americanos (OEA), en el golpe de Estado de 2019, y cómo esto promovió la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como un organismo que estuviera “a la altura de los desafíos que encara la región”.

El presidente boliviano también habló sobre la situación judicial de la expresidenta interina Jeanine Áñez, asegurando que ella estará en prisión “hasta que la justicia dé su veredicto, pues alguien tiene que responder por los 38 muertos del golpe de Estado”. En cuanto al estado de salud de Áñez, Arce menciona que ella “está siendo monitoreada todos los días, ha recibido visitas de médicos especialistas y se le ha llevado a clínicas especiales” y que “nadie puede afirmar de buenas a primeras que su salud está dañada”.

El mandatario hace énfasis en la posible participación que habrían tenido diversas instituciones y personalidades políticas en el “golpe de Estado de 2019” en Bolivia. Arce acusa de estar involucrados en el “golpe” a los expresidentes Mauricio Macri y Lenín Moreno, a la Unión Europea, al embajador de Brasil e incluso a la Iglesia católica. “¿De qué comunidad estamos hablando? ¿De la que colaboró con el golpe de Estado?” añade el presidente boliviano.

“Evo Morales está cumpliendo las funciones de presidente del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) y Luis Arce está cumpliendo las funciones de presidente del Estado plurinacional”, enfatiza Arce ante los comentarios que aseguran que Morales está detrás de su mandato moviendo los hilos en las decisiones del país.

Con el arribo de los últimos lotes de vacunas contra el Covid-19, Bolivia contaría con el 100% de las dosis completas para los 7,1 millones de personas de su población vacunable, según el ministro de Salud y Deportes Jeyson Auza. El país sudamericano además ha registrado una desescalada de casos nuevos de coronavirus en las últimas semanas. Ante estas cifras el presidente boliviano afirma que su estrategia para la gestión de la pandemia fue “conseguir las pruebas PCR para distribuirlas gratuitamente en todo el país, tomar acciones a tiempo según sus resultados y adquirir las vacunas a través de negociaciones bilaterales con otros gobiernos”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, incluyó a Bolivia en la lista de países que no han “realizado esfuerzos sustanciales" en el último año "para cumplir con sus obligaciones" en la lucha contra el narcotráfico. Luis Arce rechaza estas acusaciones y recuerda que “en el Gobierno de facto fue donde se recrudeció el narcotráfico en el país y una vez el Gobierno democrático entra se inician las tareas de erradicación de la hoja de coca”. También le reprocha a Estados Unidos que en sus informes “nunca reclaman nada sobre narcotráfico al Gobierno de facto, solo apuntan al Gobierno nacional”.

 

 

 

 

 

EL RACISMO: UNA SOMBRA QUE RECORRE BOLIVIA

 

Cuba Periodistas (https://bit.ly/3CU1CCi)

 

En octubre de 2019, la derecha boliviana acusó sin pruebas al Movimiento al Socialismo (MAS) de cometer un fraude monumental en las elecciones generales. Como consecuencia, campesinos, originarios, militantes de ese partido, sufrieron los ataques de hordas racistas que, bajo el argumento de la defensa de la democracia y la libertad, cundieron de pánico las calles, apaleando y amenazando a todos los que por su apariencia vinculaban con el masismo.

La aparición de grupos irregulares, sus vínculos con los líderes de la derecha, y la protección ofrecida por el gobierno de facto de Jeanine Añez, no son un hecho menor y pusieron al descubierto uno de los flagelos que afecta al país: el racismo, que se manifestó como una de las verdaderas causas del golpe de estado al gobierno de Evo Morales.

Sería oportuno entonces preguntarse ¿es el racismo un fenómeno nuevo que ha afectado al país a partir de los acontecimientos del 2019? La respuesta desafortunadamente es no. El racismo y la discriminación constituyeron prácticas habituales desde la etapa colonial en Bolivia, que fueron configurando las estructuras y relaciones de poder, haciendo uso de la violencia y condenando a algunos sectores a la invisibilización.

De acuerdo con la opinión de los investigadores Andrés Calla y Khantuta Muruchi: “En Bolivia el racismo fue silencioso pues no precisó expresarse abiertamente, ya que sus víctimas solían internalizarlo y se situaban mansamente en los espacios que les asigna la estructura. En cambio, para los sectores excluidos mayoritarios, indígenas, campesinos y sectores populares, los cambios significan la posibilidad de acceder y posesionarse en espacios de poder político que hasta ahora les fueron negados”[i].

Es por eso, que el triunfo del MAS y la llegada al gobierno de Evo Morales, el primer presidente indígena en Bolivia, el año 2006, significó un duro golpe que quebró el imaginario de la élite económica-política que hasta ese momento había monopolizado el poder del Estado, tal y como lo resume Álvaro García Linera: “Para la historia racializada del país, fue como si el cielo se hubiera caído, como si los acerados desprecios de inferiorización escalonada con los que la sociedad colonial ordenó el mundo a partir de los colores de piel y apellidos, se convirtieran en polvo ante la insolencia de un campesino entrando al Palacio de Gobierno”[ii].

Es que el racismo, opera en la subjetividad y la representación social de los individuos y es consecuencia de la colonización interna. El odio y desprecio al indio, está asociado también a su estigmatización como un ser inferior, ignorante, representante de la pobreza y el atraso cultural.

La aprobación de la nueva constitución en el año 2009, dio paso al nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia, que reconoció y dignificó la existencia de las 36 etnias que habitan en el país. A partir de entonces, fueron notables los esfuerzos por eliminar la discriminación y el racismo. Uno de los logros más significativos fue la promulgación de la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación en el año 2010, que de acuerdo con lo expresado en su artículo I, “persigue el objetivo de establecer mecanismos y procedimientos para la prevención y sanción de actos de racismo y toda forma de discriminación en el marco de la Constitución Política del Estado y Tratados Internacionales de Derechos Humanos”[iii].

Sin lugar a dudas, el proceso de cambio liderado por Evo Morales influyó positivamente en la autopercepción de los indígenas, originarios y campesinos que, como resultado de las políticas públicas de redistribución de las riquezas, llevada a cabo por el MAS, no sólo salieron de la pobreza extrema, sino que se incorporaron a la vida económica y social como una clase media emergente con la autoestima fortalecida. Por primera vez en la historia de Bolivia, apellidos como Quispe, Mamani, Condori, Pary, Choquehuanca, por solo citar algunos ejemplos figuraron en las listas de altos cargos públicos y políticos.

Sin embargo, la clase media, los comités cívicos, así como políticos conservadores, aun cuando se beneficiaron del indiscutible crecimiento económico del país, durante el proceso de cambio, jamás lo aceptaron y lo percibieron además como una invasión de “sus espacios naturales”. No fue suficiente la normativa legal para desmontar el racismo del imaginario social, se mantuvo como adormecido pero presente, hasta el golpe de estado de 2019.

A propósito de estos acontecimientos, el pasado mes de agosto, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (GIEI), llegó a Bolivia para hacer entrega de un informe sobre la violación de los derechos humanos en el país andino durante el último trimestre de 2019. Entre los problemas estructurales señalados en el capítulo IV del documento se encuentra el racismo y el irrespeto a los símbolos indígenas. Es por eso que de las 36 recomendaciones que hace el GIEI, al menos 6 tienen que ver con el racismo y la discriminación.

Entre ellas destaca: «Que los líderes políticos y sociales se abstengan de utilizar la problemática del racismo para generar discursos de odio, estigmatización o violencia”. En esta misma línea de pensamiento, más adelante en el propio informe se enfatiza que “El clima de polarización ideológica en la población creció en la medida en que los líderes políticos incentivaron o toleraron la violencia que ejercían sus respectivos simpatizantes, a lo que se sumó la ineficaz intervención de las autoridades del Estado»[iv].

Esta afirmación interesante y oportuna nos permite reflexionar sobre el papel de los principales líderes de la derecha que incitaron situaciones de violencia, a lo que resulta necesario añadir el rol desestabilizador y cómplice de los medios de comunicación y redes sociales.

No hay que olvidar que fue Carlos Mesa, el líder de Comunidad Ciudadana, quien el 20 de octubre de 2019, en la noche, cuando aún no se conocían los resultados finales para elegir al presidente del país, anunció una segunda vuelta electoral y llamó a sus seguidores a defender el voto en las calles. Este fue el inicio de una escalada de violencia que devino en la quema de Tribunales Electorales Departamentales y propiedades privadas de diputados y gobernadores del MAS, así como agresiones físicas a campesinos e indígenas en varias ciudades bolivianas.

Estas movilizaciones y luego el establecimiento del gobierno de facto encabezado por la autoproclamada presidenta Jeanine Añez, coinciden con el surgimiento en la región de una derecha radical con rasgos fascistoides que enlaza en varios puntos con un fenómeno que ha ido abriéndose paso en América Latina en los últimos años: el populismo de derecha.

El auge de esta corriente podríamos ubicarla a partir del 2015, unida a la emergencia a escala internacional de fenómenos similares, como el representado por Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Mauricio Macri en Argentina y Lenin Moreno en Ecuador. Este es un populismo que se manifiesta como gestor de la restauración conservadora y de la acción golpista.

Al respecto, las investigadoras Bárzaga y Hernández, destacan: «El discurso populista de derecha en la región, tiene como centro las emociones y como escenario fundamental los medios de comunicación y redes sociales. Todo es válido en la lucha contra el progresismo y otras fuerzas políticas y populares. De acuerdo con la narrativa de los gobiernos de derecha, una victoria electoral de la izquierda es sin dudas un fraude monumental, un mandato extendido y autoritario de la derecha es cuando menos necesario para mantener la democracia y por supuesto un mandato prolongado de la izquierda es una “dictadura corrupta”»[v].

El discurso de los líderes populistas de derecha, en el caso de Bolivia, tiene un profundo sentido racista y de fanatismo religioso, camuflado tras una supuesta lucha contra la corrupción. El golpe de estado al presidente Morales en el año 2019, no fue una acción democrática de las masas enardecidas ante la supuesta corrupción del gobierno del MAS, fue un linchamiento por parte de la derecha contra los indígenas, campesinos y originarios, que se atrevieron a incorporarse a la vida política, económica y social del país a la par de la ya establecida clase media. De esta forma, todo lo relacionado con el MAS, era identificado con la corrupción, el fraude y debía ser eliminado.

Si analizamos el tema desde el punto de vista simbólico, debemos detenernos en la entrada de los golpistas al Palacio Presidencial con la Biblia, el rosario y la bandera tricolor boliviana, cumpliendo la promesa hecha ante el cabildo de Santa Cruz de hacer que Dios regresara al Palacio. A propósito de este hecho, uno de los líderes golpistas Luis Fernando Camacho, el 10 de noviembre de 2019, publicó en sus redes sociales: “¡Dios volvió al palacio y 15 min después empezaron las renuncias de todos los delincuentes de este país! ¡A quienes no creyeron… les digo que Dios existe y ahora va a gobernar Bolivia para todos los bolivianos! Mañana iniciamos procesos a los senadores, diputados, ministros, viceministros y todos los que humillaron a nuestro pueblo… no es odio ni venganza, ¡es justicia! ¡Dios bendiga Bolivia! ¡Dios bendiga nuestra juventud!”.

En una primera lectura de esta declaración de Camacho, se pueden identificar dos elementos preocupantes, que corroboran el efecto negativo de la incitación a la violencia de algunos líderes políticos, señalado por los expertos del GIEI. En primer lugar, la utilización de la religión como bandera, señalando como infieles y herejes a los indígenas y sus creencias tradicionales.

En segundo lugar, la manera en que involucra y convoca a la juventud, específicamente a aquellos que protagonizaron acciones “en defensa de la democracia y la libertad”, antes del golpe de estado de noviembre de 2019, que devinieron en actos violentos y racistas que causaron daños físicos y morales a todos aquellos que identificaban con el Movimiento al Socialismo.

No es posible destacar estos hechos sin mencionar dos organizaciones cuyo accionar antes del golpe y durante el gobierno de facto de Jeanine Añez denota un marcado carácter racista, nos referimos a la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) y la Resistencia Juvenil Cochala (RJC).

El primero de estos grupos, la Unión Juvenil Cruceñista, creada en 1957, es considerada el brazo armado del Comité Cívico de Santa Cruz. Este grupo se autodefine como cívico y autonomista, pero la Federación Internacional de Derechos Humanos lo ha descrito como “grupo paramilitar fascista”.

Los unionistas abiertamente expresan su admiración por grupos como los Ustachas de Croacia y las SS de la Alemania nazi e incluso adoptan frecuentemente en sus reuniones el saludo fascista con el brazo extendido. Sus miembros, menores de treinta años tienen una tendencia violenta y racista, muchos de ellos han sido procesados judicialmente por estos delitos.

La UJC, que casualmente tuvo como vice presidente a Luis Fernando Camacho, el golpista, se destaca por su profundo odio hacia los “indios”, mujeres que visten polleras y cualquier otra persona que no comulgue con sus intereses políticos. Por ese motivo desde la llegada al gobierno de Evo Morales, se declararon abiertamente opositores y protagonizaron acciones violentas y desestabilizadoras, con fines separatistas.

Días antes de las elecciones de 2019, durante el cierre de campaña del Movimiento al Socialismo, en Santa Cruz, miembros de la UJC, agredieron verbal y físicamente a varios de los asistentes. Era el preludio de una ola de violencia en la que los unionistas usurparon funciones de la policía, patrullando la ciudad y violando varios derechos humanos elementales. Sobre este tema el presidente Luis Arce Catacora, refiriéndose a lo señalado por el GIEI, comentó:

“El informe refiere de manera directa la conducta asumida por el Comité Cívico pro Santa Cruz, en el establecimiento de prácticas no amparadas en el derecho a protesta, al extremo de suspender derechos, creando situaciones de excepción, que dependen únicamente de decisiones estatales. Una organización privada no puede limitar y controlar la libre circulación de personas y mucho menos emitir permisos de circulación, arrogándose funciones que no le competen[vi]”.

Todas estas acciones de la Unión Juvenil Cruceñista, contra los militantes y simpatizantes del MAS, contaron con el apoyo de los cívicos de Santa Cruz e inspiraron la aparición de un grupo irregular en Cochabamba; la autodenominada Resistencia Juvenil Cochala (RJC), quienes se autodefinen como una fuerza pacífica, una plataforma ciudadana sin lideres formada para combatir la tiranía y luchar por la democracia en Bolivia.

Pese a que algunos lo catalogan como un grupo espontáneo los hechos demuestran que se trata de una construcción fascista y paramilitar, que se distingue por su profundo odio hacia Evo Morales y su rechazo por los campesinos, indígenas y mujeres de pollera.

Los miembros de la RJC operaban encapuchados, montados en sus motocicletas y portando armas caseras. De esta forma atacaban en grupo a personas vulnerables y aisladas, así consta en un video que circuló en las redes sociales, donde integrantes de la Resistencia golpearon a dos mujeres de pollera.

Agredieron además a la alcaldesa de Vinto en Cochabamba, Patricia Arce, la obligaron a caminar descalza, le arrojaron pintura, la ofendieron, humillaron, maltrataron y le cortaron el cabello, solo por ser miembro del MAS, por ser mujer, por ser indígena.

Una vez instalado el gobierno de facto se comprobó que la Resistencia Juvenil Cochala contaba con el apoyo explícito del gobierno. El ministro Arturo Murillo dijo que la RJC fue «muy útil» durante los días del conflicto. «Los cochabambinos estamos muy agradecidos por toda su labor que realizaron anteriormente. Si quieren ser un grupo de seguridad, pueden presentar sus papeles al ministerio de Gobierno, todo tiene que ser documentado. Necesitamos orden», señaló Murillo en conferencia de prensa[vii].

La impunidad acompañó a estos grupos irregulares durante el gobierno de facto de Jeanine Añez. La Unión Juvenil Cruceñista y la Resistencia Juvenil Cochala continuaron alentando la violencia, la discriminación y la polarización del país.

Esa realidad cambió con el triunfo del MAS en las elecciones generales del 2020, cuando el 55,1% de los bolivianos decidió en las urnas, recuperar la democracia. Sin embargo, aún existen tensiones, que obstaculizan el camino a la unidad del país. La más reciente manifestación de racismo y discriminación tuvo lugar el 24 de septiembre durante los actos conmemorativos por el 211 Aniversario del grito libertario de Santa Cruz.

La celebración transcurrió en un ambiente de tensión, promovida principalmente por el vergonzoso y ofensivo comportamiento de autoridades locales. Es el caso de Rómulo Calvo, presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, quien, como una clara señal de desprecio, dio la espalda a los asambleístas departamentales del Movimiento al Socialismo y como si no fuera suficiente la afrenta, desinfectó con un atomizador de alcohol su entorno, así como las manos de algunos que saludaron a las autoridades del partido de gobierno.

El golpista Luis Fernando Camacho, ahora gobernador de ese departamento, inició su discurso sin saludar al vicepresidente David Choquehuanca, quien se encontraba allí como presidente en ejercicio del Estado Plurinacional. Durante su intervención, utilizó frases provocativas y despectivas contra el Movimiento al Socialismo y sus seguidores. Aprovechó el espacio para acusar a las autoridades del gobierno central de intentar desestabilizar Santa Cruz e impidió el uso de la palabra al presidente en ejercicio al concluir:” Esta es fiesta cruceña y quienes vienen a agredir a Santa Cruz no lo van a hacer. Con mi discurso, el acto se da por cerrado”[viii].

Nuevamente el racismo, la sombra que recorre Bolivia se hizo presente. No fueron solamente las autoridades masistas y algunos líderes de movimientos sociales las víctimas de discriminación y en algunos casos agresiones verbales y físicas. Al final del acto en medio de insultos la Whipala fue retirada, desconociendo y discriminando uno de los símbolos nacionales que representa a los indígenas y originarios.

Estos actos racistas y discriminatorios causan descontento, enfrentamientos y división. Son la expresión del pensamiento de la derecha radical, que continúa saboteando al gobierno del MAS.

Conclusiones

El auge del racismo en Bolivia, como preludio del golpe de estado del 2019, coincide con la presencia del populismo de derecha en el continente americano. Los discursos de los líderes golpistas bolivianos utilizaron la religión como bandera, para esconder sus profundos sentimientos de odio y de racismo.

El papel de líderes políticos de derecha como Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho promovieron la violencia y la actuación de grupos con tendencias fascistas como la Resistencia Juvenil Cochala y la Unión Juvenil Cruceñista que incurrieron en graves violaciones de los derechos humanos, documentadas en el Informe del GIEI. Sus ataques a los indígenas, campesinos y originarios demuestran que aún está latente el racismo en la sociedad boliviana.

Actualmente varios de sus miembros están siendo procesados por la justicia en el marco de las investigaciones del Caso Golpe de Estado. Por su parte, el presidente Luis Arce Catacora, ha anunciado que se trabajará en la desarticulación de estos grupos irregulares. Sin embargo, estas acciones no serán suficientes para eliminar esta sombra que recorre Bolivia. Será necesario continuar la labor iniciada por el gobierno de Evo Morales e insistir en el ámbito educativo y familiar en el fomento del respeto y la igualdad.

Teniendo en cuenta que el racismo fue una de las verdaderas causas del golpe de estado del 2019, cabe decir que urge su eliminación, para garantizar la estabilidad del nuevo gobierno del MAS que a diario debe sortear los intentos golpistas y separatistas de la derecha.

 

 

 

 

 

UN INCIDENTE CON LA BANDERA INDÍGENA AGRAVA LA POLARIZACIÓN POLÍTICA BOLIVIANA

 

Market Research Telecast (https://bit.ly/3ii7XzE)

 

En Bolivia ha estallado un nuevo conflicto en torno a la bandera indígena o ustedes son libres, que el país adoptó como su segunda bandera nacional en 2009. El 24 de septiembre, en la ceremonia de conmemoración del aniversario de Santa Cruz, región boliviana fuertemente opuesta a En el gobierno izquierdista de Luis Arce, dirigentes opositores bajaron la libertad que poco antes había enarbolado el vicepresidente David Choquehuanca, argumentando que es divisivo. Al mismo tiempo, el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, no permitió que Choquehuanca hablara en la ceremonia en nombre del gobierno central. Estos hechos elevaron la polarización política boliviana a su nivel más alto desde las elecciones de octubre de 2020.

El Gabinete de Arce ha abierto un proceso penal contra los autores de los hechos, considerándolos “un nuevo delito contra los libres”. En Bolivia, no respetar adecuadamente los símbolos nacionales es un delito que se castiga con dos años de prisión. Por su parte, el líder cívico de Santa Cruz Rómulo Calvo ha solicitado la dimisión de los dos ministros que hicieron esta acusación por su “temeraria audacia de provocar al pueblo santacrucero”.

“El eres libre se respeta porque es lengua, es historia, es el resumen de toda la lucha de nuestros pueblos originarios y no se borrará por capricho de un grupo de personas. Esa pelea, esa batalla de años hermanos no se borra con la intención, con un gallo viejo paradita ”, dijo Luis Arce luego del incidente. Arce no participó del evento en el que su vicepresidente no pudo hablar por encontrarse fuera del país. Por otro lado, Calvo declaró que el sois libre “No representa al pueblo de Santa Cruz y muchos bolivianos, por el uso político que se le dio a este símbolo utilizado en sometimientos, incendios, enfrentamientos y violencia”.

Camacho fue el principal líder de las protestas que culminaron con la caída del presidente Evo Morales en noviembre de 2019. Este movimiento se identificó con la tradicional bandera boliviana y, en diversas ocasiones, atacó y destruyó wiphalas , consideradas emblemas del Movimiento al Socialismo de Morales (MAS ). Camacho salió en defensa de la bandera indígena multicolor para tratar de evitar que los sectores indígenas del país chocaran con el nuevo gobierno surgido del derrocamiento de Morales. Fue un gesto efímero. El gobierno interino de Jeanine Añez dejó a un lado la libertad del ceremonial oficial y desplegó un discurso de reivindicación de la “república de Bolivia”, que había sido reemplazada por el Estado Plurinacional durante el período de Morales.

Desde su elección como gobernador de la región oriental de Santa Cruz en marzo de este año, Camacho se ha enfrentado intensamente al gobierno de Arce, que tiene su sede principalmente en el oeste del país. Para ello, ha fomentado la tradicional desconfianza de los habitantes de los llanos orientales hacia los montañeses (o “collas”) que migran constantemente a su territorio ancestral. Allí está el polo con mayor dinamismo económico, basado en la industria de la soja y otros productos naturales. Esta migración ha provocado fuertes presiones sobre la tenencia tradicional de la tierra y sobre el medio ambiente. Camacho, la élite de Santa Cruz y los grupos indígenas del lugar piden que la tierra se distribuya solo entre los nativos de Santa Cruz y la preservación de la cultura original frente a la “invasión” de los migrantes de ascendencia aymara y quechua.eres libre como los suyos y han logrado, durante el primer gobierno del MAS, convertirse en la segunda bandera nacional.

A lo largo de los 14 años del gobierno de Evo Morales, la relación con los pueblos indígenas de las regiones del oriente boliviano ha sido complicada y llena de desencuentros. El conflicto clave fue la discrepancia sobre la construcción de una carretera a través de un parque nacional. Morales, interpretando las necesidades de los campesinos quechuas y aymaras, fue un firme partidario de la misma. Los líderes de los guaraníes y otras culturas selváticas se opusieron con no menos firmeza, para evitar la llegada de migrantes occidentales por la carretera. Como resultado, el proyecto se detuvo, pero la relación entre los dos sectores indígenas se vio afectada. Actualmente, la mayoría de los indígenas orientales se alinean con la oposición y los poderes regionales contra el MAS.

 

 

 

 

 

JULIÁN GIL ACLARA SI EVO MORALES FINANCIÓ SU PROYECTO DE ENTREVISTAS

 

Azteca Tv de México (https://bit.ly/3kQIz5F)

 

Julián Gil estuvo envuelto en la polémica por el proyecto de entrevistas en el que está trabajando y en el que figuran personajes de la política y hasta el clero, pero fue la entrevista a Evo Morales la que lo puso en la mira y surgiera la sospecha de que recibió recursos de dicha nación para hacer propaganda a favor del expresidente boliviano.

El actor explicó que se trata de una serie de documentales en los que entrevistará a varios ex presidentes y “ya tenemos solicitud para más de 10 ex presidentes de latinoamérica y “arrancamos con el señor Evo Morales fue el primero que me dio la oportunidad, el próximo, si Dios, quiere va hacer el ex presidente de ¡Uruguay

“Es un proyecto muy bonito donde yo, que no soy periodista, ni  reportero, me voy a sentar  como un ciudadano de las de la calle con un ex presidente para hacerle las preguntas que le puedes hacer tú y yo, y no necesariamente tienen que ser preguntas de política y de indagar cosas. Quiero saber cómo un ser humano llega a ser presidente. Muchas veces, son seres humanos que vienen de barrios muy humildes”, explicó.

“Donde yo fui hacer la entrevista tuve que agarrar avión, carro, motocicleta, en el sitio que fui fue super inhóspito, en medio de la selva de Bolivia”, contó.

Sobre los rumores que Evo financió el proyecto de Julián, dijo: “Es una diputada es la oposición el señor Evo Morales, donde yo vaya, van a hablar, siempre está la oposición, si yo lo hago con el blanco, el de negro va a decir que yo estoy haciendo las cosas mal,  pero la gente empezó a juzgarme sin haber visto entrevista”, agregó.

Adelantó que ya envió una petición de entrevista al Papa para poder incluirlo en este proyecto: “A mí la política no me gusta, la aborrezco. Lo que me gusta es investigar la psicología de un ser humano. Ya se le envió una solicitud al Papa, queremos tomarnos un té con el Papa.

 

 

 

 

 

BOLIVIA ESPERA QUE FORTALECIMIENTO DEL PUERTO DE ILO SEA UN EJE CENTRAL DE SU AGENDA CON PERÚ

 

Portal Portuario de Chile (https://bit.ly/2Y0TjFt)

 

El viceministro de Relaciones Exteriores boliviano, Freddy Mamani, informó que el fortalecimiento del Puerto de Ilo será un eje de la agenda que Perú y Bolivia trabajarán en el gabinete binacional en octubre.

“Uno de los temas precisamente es la agenda bilateral, el tema del intercambio comercial, la exportación de ciertos productos, la interconexión eléctrica, el Puerto de Ilo, transporte internacional terrestre, lucha contra el contrabando, desarrollaremos algunas acciones que tengan que ver con el patrimonio cultural, que tienen que ver con migración, temas consulares”, aseveró en entrevista con Bolivia TV.

Respecto al Puerto de Ilo, el funcionario aseguró que es uno de los temas que necesita una mesa técnica para avanzar en el fortalecimiento de la infraestructura física. El objetivo es mejorar en alternativas a los puertos de Chile.

“Esta es una de las grandes oportunidades. Esperemos que los ministerios del área y las instancias técnicas puedan avanzar en las negociaciones y, fundamentalmente, encontrar el camino como ya se ha planteado en varias ocasiones por el puerto de Ilo, nuestro comercio internacional, y ese es uno de los temas centrales y precisamente en ellos se está trabajando. Se han fijado algunas reuniones técnicas para avanzar en estos y otros temas que se han definido precisamente por nuestros presidentes”, aseguró.

En 2016, los entonces presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, acordaron facilitar el acceso de la carga boliviana al océano Pacífico mediante el fortalecimiento de Ilo.

Ambos países también tienen acuerdos previos para la exportación de gas boliviano mediante el Puerto de Ilo a los mercados de Asia.

El vicecanciller Mamani y el viceministro de Comercio Exterior e Integración, Benjamín Blanco, participaron el lunes de una reunión preparatoria junto a representantes de Perú rumbo al encuentro binacional.

Medio ambiente, recursos hídricos transfronterizos, seguridad y defensa, fortalecimiento institucional, infraestructura para la integración y el desarrollo son otros de los temas de la agenda entre ambos países.

 

 

 

 

 

 

ESTUDIANTES DE BRASIL, PERÚ, BOLIVIA Y MÉXICO ELIGEN A LA UNISIMÓN PARA FORTALECER SUS ESTUDIOS PROFESIONALES

 

La Opinión de Colombia (https://bit.ly/3CVkaSB)

 

La Unisimón sede Cúcuta dio la bienvenida a 23 jóvenes de diferentes Instituciones de Educación Superior (IES) inmersos en el programa de movilidad académica, eje de intercambio cultural y desarrollo para los estudiantes de distintas universidades nacionales e internacionales que deciden realizar parte de sus estudios en otro país, ciudad o Universidad.

Los estudiantes beneficiados se dividen en dos grupos; el primero está conformado por 12 de movilidad internacional, y el segundo, por 11 de movilidad nacional, quienes provienen de las instituciones: Universidad Federal do Tocantins (Brasil); Universidad Señor de Sipán (Perú); Universidad Amazónica de Pando (Bolivia); Universidad Politécnica Metropolitana de Hidalgo (México); Unidad Central del Valle del Cauca, Fundación Estudios Superiores Comfanorte y Universidad Francisco de Paula Santander (Colombia).

La movilidad académica favorece la experiencia de los estudiantes a partir del intercambio cultural, la educación complementaria, el acceso a nuevos sistemas educativos, el fortalecimiento de la investigación, el aprendizaje profesional y la mejora del currículum personal.

En Unisimón, estas iniciativas que se generan continuamente, son lideradas por el Departamento de Internacionalización y Cooperación (DICO) con el apoyo de Bienestar Universitario.

Faber Alberto Peña García, coordinador del DICO resaltó que “para la Unisimón es importante promover la internacionalización, para enriquecer el proceso de formación de los estudiantes desde experiencias académicas y culturales, por lo cual semestre tras semestre se promueven convocatorias para becas, cursos u otras oportunidades a través de convenios con universidades nacionales e internacionales”.

Actualmente, la Universidad Simón Bolívar cuenta con 210 convenios internacionales y 100 nacionales para que los estudiantes locales tengan la oportunidad de realizar semestres académicos en con diferentes IES y los extranjeros elijan a Cúcuta como destino.

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