MERCURIO EN LA SANGRE: EL PRECIO DEL ORO PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE LA AMAZONÍA
Decenas
de familias indígenas que viven en los márgenes del río Beni tienen en la
sangre hasta 27 veces más mercurio del recomendable, lo cual les ocasiona
múltiples enfermedades. Las comunidades piden la intervención del Gobierno para
evitar la pérdida de vidas y ecosistemas.
El
parque nacional Madidi, en la Amazonía, es uno de los paraísos que tiene
Bolivia. Pero para las comunidades indígenas que viven allí y alrededores, su
propio hogar se convirtió en un territorio hostil y envenenado, donde los peces
vienen rellenos de mercurio a causa de la explotación ilegal de oro en los
ríos.
Más
de 60 organizaciones sociales y de la sociedad civil local exigieron al
Gobierno de Luis Arce que regularice esta actividad minera, que amenaza los
medios de vida de varios pueblos originarios amazónicos.
En
su pronunciamiento destacaron que desde hace varios años, y cada vez con mayor
intensidad, «cooperativas auríferas, aliadas a ambiciosos intereses privados y
extranjeros explotan oro en la región, actividad que incluye desmontes,
presencia amenazante de personas foráneas, con algunos colaboradores locales,
para explotar el metal con dragas y uso de mercurio», el cual contamina ríos,
aire y tierra, con riesgos para la salud humana y de otras especies.
Recientemente,
un estudio de la Universidad de Cartagena, Colombia, determinó que «las
concentraciones de mercurio en los organismos de los indígenas de la cuenca
amazónica del río Beni, en Bolivia, tienen entre siete y hasta 27 veces más de
lo tolerable por el organismo humano», se lee en el documento de las
organizaciones. El pescado está en la cima de la pirámide alimentaria de las
familias indígenas. Al comer carne contaminada, en varios comunarios
«detectaron pérdida de memoria, temblor en las manos y problemas sensoriales,
sobre todo en aquellas personas con elevada contaminación por mercurio».
Explotación
al margen de la ley
Alex
Villca Limaco es de la comunidad de San José de Uchupiamonas, en el parque
Madidi. En diálogo con Sputnik, aseguró que las cooperativas mineras que
actualmente explotan oro de los ríos amazónicos «son una fachada para el
interés de las grandes transnacionales en esta región».Villca explicó que la
ley 535, de Minería, «prohíbe la alianza de cooperativas mineras con empresas
privadas, ya sean nacionales o transnacionales. Sin embargo eso está
ocurriendo, a la vez se han ido masificando las cooperativas».
En
cambio, pagan el 2,5% de regalías al Estado por los minerales que venden.
«Vemos que los pasivos ambientales no pueden ser compensados con los irrisorios
beneficios que deja la actividad minera», dijo Villca, quien es vocero de la
Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey. La
explotación minera en los ríos amazónicos «no compensa en absoluto los daños
irreversibles que causa esta actividad al contaminar nuestros medios de vida»,
comentó.
Y
agregó: «Muchas poblaciones no tienen acceso al agua potable, por ello se ven
obligados a usar las aguas envenenadas de ríos, arroyos y lagos».Villca
evidenció que se requieren más estudios para conocer el nivel de contaminación
en la cuenca del Beni, ante la sospecha de que hay otros metales pesados,
aparte del mercurio.Además, «áreas que eran usadas para otras alternativas
económicas, como la producción de plátano, de yuca, o de cítricos, han sido
destruidas totalmente por las maquinarias que usan las cooperativas mineras»,
denunció.
La
propuesta del ecoturismo
Tres
décadas atrás, en varias comunidades indígenas de la región comenzaron a
desarrollar emprendimientos de ecoturismo. Recibían turistas de todo el mundo,
a quienes alojaban en cabañas construidas en sus territorios y a quienes
guiaban durante días por la asombrosa selva amazónica.Con mucho esfuerzo
personal, Villca se licenció en Turismo en la Universidad Mayor San Andrés
(UMSA) y creó varios emprendimientos comunitarios, como Chalalán y Madidi
Jungle.
Además,
desde agosto de 2021 está cerrado el aeropuerto de Rurrenabaque, que es la
población desde la cual se parte hacia diversos rumbos amazónicos en el
departamento de Beni y el norte de La Paz.
Ante
la paralización del turismo, «en su desesperación, muchos hermanos están
optando por trabajar en estas cooperativas», contó Villca. Para él, sumar mano
de obra local «es una estrategia de los actores mineros para justificar que el
aprovechamiento de estos recursos es una necesidad de la gente que vive en esos
territorios».De esta manera, «están prácticamente saqueando nuestros recursos
naturales. Y están destruyendo nuestros medios de vida».
El
rol del Estado
Para
Villca, un principio de solución requeriría que el Estado boliviano haga
cumplir las leyes vigentes. «En nuestro país, al menos un 85% de actividad
minera, sobre todo aquella cooperativizada, no cumple con los procedimientos o
las normas vigentes en nuestro país».Y aseguró que «si el Estado boliviano
hiciera cumplir las normas nacionales e internacionales, gran parte de los
actores mineros dejarían de explotar oro, porque no están enmarcados en nuestra
normativa vigente».
También
consideró importante «que el pueblo boliviano conozca esta grave problemática,
porque no es una cuestión que afecta a los pueblos indígenas, sino a todo el
país».
Por
este motivo, el Estado Plurinacional es el segundo mayor importador de mercurio
en el mundo, con 220.000 toneladas anuales. Esta situación motivó que dos
relatores especiales de las Naciones Unidas enviaran una carta al presidente
Arce para recibir más información al respecto.
Otros
problemas en el paraíso
Estas
no son las únicas dificultades y amenazas que enfrentan a diario las
comunidades de los pueblos Esse Ejja, Tacana y Uchupiamona, entre otras. El río
Beni pasa por el estrecho de El Bala, donde años atrás el Gobierno proyectó
construir una represa para una hidroeléctrica, que habría cubierto con agua a
varias comunidades indígenas. Este conflicto, con otros que transcurrían en el
país, motivó la conformación de la Coordinadora Nacional de Defensa de
Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap),
cuyo vocero también es Villca.
«Sufrimos
una presión fuerte de militares navales, quienes nos exigen matricular nuestras
canoas peque-peque. Exigen un pago de cabotaje o derecho de zarpe. Para
nosotros es algo ilógico, que vulnera nuestros derechos, porque los pueblos de
esta región siempre hemos hecho uso de nuestros ríos», contó Villca.»Pareciera
que las fuerzas del orden no reconocen que nuestro país, a partir de 2009,
reconoce fundamentalmente los derechos de los pueblos indígenas y los derechos
de la naturaleza», agregó«
Los
hermanos indígenas esse ejja, tacana, chimán, mosetén y todos los pueblos de la
región somos altamente vulnerables. No tenemos los fondos para que los
militares nos permitan entrar a nuestra propia casa. Además, no corresponde y
es una vulneración a nuestros derechos fundamentales», sostuvo Villca. El
Mercurio Digital de España (https://bit.ly/3wT3StI)
“EL
ESTADO BOLIVIANO NO ESTÁ CONTROLANDO LAS IMPORTACIONES Y EL POSIBLE CONTRABANDO
DE MERCURIO HACIA OTROS PAÍSES”: ÓSCAR CAMPANINI
El 15 de marzo, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos realizó una audiencia para tratar
el problema de la importación en exceso de mercurio en Bolivia y su relación
con el tráfico ilegal de este producto en la región. Mongabay Latam conversó
con Óscar Campanini, director del Centro de Documentación e Información Bolivia
(Cedib) sobre cuáles son los problemas alrededor del mercurio en Bolivia y en
el resto de la región.
Revista Mongabay de
Indonesia (https://bit.ly/36AC0Qy)
Desde
el año 2015 Bolivia empezó a importar grandes cantidades de mercurio, a niveles
que llegan hasta el doble de lo que necesita y utiliza. Desde entonces han
crecido las sospechas de que el país está abasteciendo de mercurio para la
minería ilegal a países como Perú, Brasil y Colombia.
Como
experto en los problemas de las actividades extractivas, agua, medio ambiente y
derechos humanos, Óscar Campanini, actual director del Centro de Documentación
e Información Bolivia (Cedib) se dedicó a investigar qué estaba pasando con
este elemento. La más reciente investigación que lidera en Cedib, en
coordinación con la Universidad de Cartagena en Colombia, aún en proceso, tiene
entre sus primeros resultados cifras alarmantes: de las 350 personas que han
sido evaluadas —entre ellas indígenas Tacana y Uchipiamona— todas superan, en
promedio, siete veces los límites permitidos en sangre.
Campanini
también le ha seguido la pista al mercurio en exceso que ingresa a Bolivia y
sus investigaciones han presentado indicios suficientes del tráfico ilegal
hacia otros países del continente. Es por eso que Cedib, en coordinación con la
Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios
Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (Contiocap), solicitaron, en enero de
este año, una audiencia a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Dicha
audiencia, en la que también participó el Relator Especial sobre Sustancias
Tóxicas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Marcos Orellana, se realizó
el 15 de marzo. En esta entrevista, Campanini habla sobre lo que se debatió en
el evento, el avance del tráfico de mercurio en el continente, los problemas de
la minería ilegal en Bolivia y el Convenio de Minamata.
—El
15 de marzo se realizó la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos sobre la situación de las poblaciones indígenas afectadas por la
contaminación por mercurio en Bolivia. ¿Por qué se solicitó esta audiencia?
—Nosotros
desde la sociedad civil, como Cedib y junto con una red de organizaciones
sociales afectadas por actividades extractivas denominada Contiocap
[Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios
Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia], solicitamos una audiencia para
presentar nuestras preocupaciones respecto a la vulneración de Derechos Humanos
por el mercurio de la minería aurífera en el caso de Bolivia pero, además, por
la situación de la importación de mercurio en el continente en su conjunto. Fue
muy interesante porque estuvo presente el Relator Especial sobre Sustancias
Tóxicas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Marcos Orellana. El año
pasado, Orellana y el Relator Especial de Naciones Unidas sobre Derechos
Indígenas presentaron un carta
manifestando estas preocupaciones hacia el Estado boliviano.
En
la audiencia se pudo reiterar y hacer énfasis sobre estas preocupaciones,
particularmente sobre el rol que estaría jugando Bolivia a nivel del continente
y muy particularmente con Perú. También estuvo presente el Estado boliviano
para responder sobre el tema. Creo que hubo un consenso por parte del propio
Estado, así como de los comisionados, sobre el problema significativo del
mercurio en Bolivia.
—¿Cuáles
son las consecuencias sobre los derechos humanos que está ocasionando el
mercurio?
—La
primera preocupación es la cantidad de mercurio que está importando Bolivia
legalmente. Desde el año 2015 está importando un promedio de 180 toneladas de
mercurio al año, cuando las estimaciones del propio Ministerio de Minería dan
cuenta de que se necesitan solo entre 60 y 90 toneladas. Significa entonces que
el 50 % de lo que se está importando legalmente termina fuera de Bolivia,
aportando a un contrabando ilegal de mercurio. Una de las vulneraciones más
importantes es que el Estado no está controlando estas importaciones legales,
menos aún el comercio, uso y el posible contrabando de mercurio hacia otros
países.
El
segundo punto es el impacto directo que está teniendo sobre la salud de las
personas. Hay estudios del año pasado que dan cuenta que comunidades indígenas
en el río Beni ya tienen un nivel de mercurio en el cuerpo muy alto. En la
audiencia estuvo presente también un experto de la Universidad de Cartagena,
Colombia, que está realizando con nosotros [Cedib] un estudio aquí en Bolivia y
dio datos del monitoreo que se ha realizado en las personas a lo largo de la
cuenca del río Beni y del río Madre de Dios. Hasta el momento hay 350 muestras
y todas superan el límite máximo establecido por la OMS [Organización Mundial
de la Salud] a nivel internacional que es de una parte por millón. Por encima
de ese límite, el mercurio puede generar daño a la salud. De estas 350 muestras
casi todas tenían, en promedio, siete veces más del límite máximo y había casos
de hasta 27 veces más de ese límite. El estudio está aún en proceso, pero este
es un adelanto de información que fue contundente. Esto es algo que está ocurriendo
en la cuenca del río Beni pero seguramente está ocurriendo en toda la Amazonía
boliviana y, por supuesto, en toda la Amazonía a nivel continental. En el
pasado también se han hecho otros estudios.
—¿Qué
resultados han arrojado esos estudios?
—Hay
múltiples estudios desde el año 2000 o incluso desde 1999. Casi todos son
realizados por académicos y se han realizado en diferentes zonas y en
diferentes momentos. En el 2014, el gobierno boliviano sistematizó todos estos
resultados y logró identificar un riesgo potencial por mercurio en diferentes
zonas del país, así como una idea de del grado de contaminación en varias
regiones, particularmente en pueblos indígenas. Sin embargo, esto no llevó a
una mayor acción. Recientemente la red internacional denominada IPEN [Red
Internacional de Eliminación de los Contaminantes Orgánicos Persistentes] ha
elaborado un estudio y, actualmente, el Cedib con la Universidad de Cartagena
está desarrollando el estudio que he comentado.
—¿El
estudio que aún está en proceso se ha hecho en comunidades indígenas?
—Las
350 muestras que se han tomado corresponden a personas de comunidades indígenas
de los pueblos Tacana y Uchipiamona y de centros poblados que están en el punto
medio de la cuenca del río Beni. Es un estudio que abarca principalmente las
comunidades que consumen pescado de este río, porque es la principal vía para
la contaminación de mercurio. El estudio comprende también la cuenca del río
Madre de Dios que compartimos con Perú, pero los resultados de esa cuenca aún
no están concluidos.
—En
la audiencia también se abordaron los compromisos asumidos por el gobierno de
Bolivia como parte del Convenio de Minamata. Uno de ellos es el avance del plan
de acción del gobierno de Bolivia para eliminar gradualmente el uso del
mercurio ¿Qué tanto ha avanzado el país?
—El
convenio de Minamata, al cual está suscrito
Bolivia, establece la obligación de todos los países que son parte de ir
eliminando gradualmente el uso del mercurio y para los países que tienen
actividad minera es importante que se establezca un Plan Nacional de Acción, es
decir, una estrategia que los gobiernos establecen para ir controlando y
disminuyendo el uso, el comercio y los desechos de mercurio. En el caso de
Bolivia esto desafortunadamente no avanza, aún no tiene su Plan Nacional de
Acción.
—¿Qué
debe contemplar este plan?
—Una
de las primeras medidas que se deben tomar es controlar la importación legal de
mercurio en Bolivia, porque está entrando demasiado mercurio, cantidad que
supera lo que lo que el país necesita. Bolivia tiene una responsabilidad con el
país y con el continente, entonces se deberían tomar medidas al respecto, que
no dependen del Plan Nacional de Acción. Desde el 2019 existía una propuesta de
decreto supremo para crear un registro para el control del mercurio que se
importa y saber hacia dónde va y cómo se usa, desafortunadamente, el gobierno
boliviano no la ha aprobado hasta ahora. También es importante el control de la
comercialización del mercurio en Bolivia y ahí pasa por el registro de quiénes
compran, dónde venden, y para qué venden, porque si no hay un control adecuado
este mercurio puede terminar contrabandeado en otros países. Y finalmente está
el cómo se usa y se dispone del mercurio. Obviamente el sector minero es el
principal usuario del mercurio y deberían establecerse mecanismos para un
control mucho más estricto de cómo se almacena, cómo se usa y cómo se desecha.
—¿Actualmente
existen normas que regulan el uso del mercurio?
—En
Bolivia existe una normativa ambiental que establece la obligación de que la
minería aurífera que usa mercurio sí o sí lo recupere a través de ciertos
mecanismos. Esta normativa existe desde 1997, sin embargo, el propio Gobierno
ha reconocido que el 90 % del oro que se extrae en Bolivia no recupera mercurio.
Ahí hay un tema de incumplimiento que el Plan Nacional de Acción debería ver
cómo aborda y cómo se fortalece esta normativa para que realmente se
implemente.
—El
plazo para que se tenga listo este plan está por vencer. ¿Cree que se concrete
a tiempo?
—El
primer argumento del gobierno era que no tenía fondos, lo cual no es cierto
porque el gobierno apoya al sector minero en aspectos que ni siquiera son
necesarios, por ejemplo, ha financiado un edificio entero a una organización de
cooperativas del departamento de Cochabamba por más de 700 mil dólares cuando
este Plan Nacional de Acción cuesta 500 mil dólares. Esto evidencia que el
Gobierno tiene otras prioridades. Si en tres años y medio el gobierno no ha
podido iniciar el Plan Nacional de Acción, pensamos que será muy complejo que
en dos meses pueda concluirlo.
—¿Qué
dijo el gobierno durante la audiencia?
—No
ha podido dar respuestas concretas y quedó en evidencia que el problema del
mercurio es grande, que tiene serios impactos y que el Estado no está
ejecutando las acciones necesarias.
El
tráfico ilegal de mercurio en Latinoamérica
—Usted
ha mencionado que se importan 180 toneladas de mercurio al año, cuando el mismo
gobierno ha dicho que el país solo
necesita entre 60 y 90. ¿Cuáles son los indicios de que el mercurio va a Perú,
Brasil y Colombia?
—Ha
habido varios operativos en Perú para el control de la minería ilegal y también
del mercurio. En algunos de estos operativos hay testimonios de gente detenida
que dice que parte de este mercurio provendría de Bolivia, y hay declaraciones
en medios de comunicación, incluso de autoridades peruanas del Ministerio de
Ambiente de Perú, sobre esta problemática. Además, en nuestro estudio sobre el
comercio del mercurio en Bolivia hemos identificado que al menos cuatro
importadoras bolivianas tienen muy estrecha relación con importadoras o
personas involucradas en la minería en el Perú. También está el cálculo de la
cantidad de oro que extrae Perú versus el mercurio que importa, en donde hay
una diferencia significativa. Las importaciones legales de mercurio en Perú han
disminuido muchísimo, prácticamente se han eliminado, sin embargo, la cantidad
de oro que se extrae en Perú no ha bajado y sigue siendo una cifra importante.
—¿Y
sobre Colombia y Brasil?
—En
el caso de Brasil y de Colombia no existen indicios suficientes, pero se sabe
que en el río Madre de Dios, en la frontera con Brasil, hay un flujo constante
y regular de mercancías y obviamente de contrabando, incluido el oro,
combustibles y otros bienes más. Entonces, es muy probable que también haya un
flujo de mercurio, sin embargo, no existen datos como en el caso de Perú. Sin
embargo, la cantidad de mercurio que aparece como excedente en Bolivia es
significativa, entonces es muy probable que no solo sea a Perú, sino también a
Brasil e incluso hasta Colombia, un país que está implementando el Convenio de
Minamata y tiene un control muy estricto, tal vez tan o hasta más estricto que
Perú respecto de la minería del oro y del comercio de mercurio. Sin embargo, Colombia
tiene una actividad aurífera relevante que usa mercurio, entonces, no se
explica fácilmente de dónde proviene el mercurio que se usa en ese país. Hay
estudios que dan cuenta de que un posible flujo de mercurio de manera ilegal
ocurra a través de las Guyanas y de Venezuela, pero también existe la otra
hipótesis, de que probablemente sea desde Bolivia.
—¿De
dónde proviene el mercurio que importa Bolivia?
El
principal proveedor en los últimos siete años, que es el periodo en el que más
mercurio se ha importado, ha sido México. Sin embargo, no es el único. En los
últimos tres años Bolivia ha diversificado sus fuentes de abastecimiento de
mercurio y han aparecido nuevos países como India, Rusia, Vietnam.
—¿En
Bolivia no existe ningún tipo de control para la importación de mercurio?
—Se
está intentando implementar desde hace un par de años un mecanismo del Convenio
de Minamata que consiste en que el gobierno del país importador debería dar un
consentimiento escrito a las empresas, así como el país que exporta, pero como
esto no ha sido normado, hay una gran cantidad de importadores que no quieren
cumplir este requisito. Entonces lo único que se necesita legalmente en Bolivia
para poder importar es pagar un arancel del 5 %, como lo hacen la mayoría de
las mercancías.
Mercurio
para la minería ilegal de oro
—¿Cuál
es la situación de la minería ilegal en Bolivia?
—En
el caso de Bolivia hay un límite muy difuso entre la legalidad y la ilegalidad.
El sector cooperativista minero aparece como organizaciones con fines sociales,
pero en la práctica se han convertido en pequeñas empresas con grandes
capitales. Bajo el argumento de que tienen un fin social se les ha
flexibilizado muchos requisitos para los trámites y el cumplimiento de muchas
normativas, por ejemplo, para empezar sus actividades muchas cooperativas
arguyen que han iniciado un trámite y que eso sería suficiente para ir
operando.
Por
otro lado, también hay actividades totalmente ilegales pues ni siquiera han
iniciado sus trámites y están realizando actividades mineras en zonas en las
que no se permitirían estas actividades. Actualmente hay un gran debate en
Bolivia respecto de las áreas protegidas y la norma que permite que se realicen
ciertas actividades mineras en ellas. El propio Estado ha sido cómplice al
modificar los planes de manejo de áreas protegidas para viabilizar minería en
varias áreas protegidas. Eso ha ocasionado un descontrol total de la minería
aurífera. Hace unos días hubo una reunión entre la comisión de Medio Ambiente
del Senado y la autoridad jurisdiccional administrativa minera y esta última ha
reconocido que el Estado no tiene capacidad para controlar la minería ilegal y
que incluso hay mineros ilegales que usan armamento.
—¿Entonces
se está agudizando la violencia?
—Nosotros
realizamos un estudio hace cinco años en el río Madre de Dios, cerca a la
frontera con el Brasil y recogimos testimonios de personas que decían que el
contrabando del oro estaba asociado al narcotráfico y al contrabando de
combustible con el lado brasilero. Estos testimonios incluían autoridades
públicas en ese momento. Es un tema complejo en un contexto de demasiada
violencia pero que da cuenta de que podrían existir estos vínculos entre
diferentes actividades ilegales.
—La
semana pasada se realizó la COP 4 del Convenio de Minamata. ¿Qué resultados ha tenido esta reunión y qué
se espera para Bolivia?
—En
el caso del convenio de Minamata hay varias críticas de organizaciones que ven
la problemática del mercurio. Una de ellas es que el Convenio de Minamata no es
lo suficientemente rígido para procurar la disminución del mercurio y ponen
como caso central y principal el de la minería. La minería de oro es uno de los
principales consumidores de mercurio en todo el mundo y para los países que
tienen esta actividad, el Convenio establece un plan nacional de acción, pero
sin suficientes criterios para asegurarse que tenga una acción contundente para
disminuir el mercurio. Desafortunadamente, el caso de Bolivia demuestra que esa
crítica es correcta.
Lo
que me pareció interesante es la declaración de Bali [en Indonesia] contra el
contrabando ilegal de mercurio. Eso es positivo porque demuestra que más allá
del convenio de Minamata hay muchos países que identifican una urgencia por
abordar esta problemática del contrabando ilegal de mercurio. Bolivia tiene un
rol central en el continente americano en este aspecto.
—¿Qué
tan preocupante es el contrabando de mercurio en Latinoamérica?
—Es
un tema sobre el cual no se tiene suficiente información. Como le comenté se
han realizado dos estudios: uno de ellos fue el nuestro respecto al rol de
Bolivia y estos indicios con el Perú y el segundo estudio sobre cómo buena
parte del mercurio que se utiliza en Colombia y en Venezuela provienen de las
Guyanas. En la Comunidad Andina de Naciones se aprobó hace un par de años un
observatorio y una decisión específica sobre el control del comercio ilegal de
mercurio, sin embargo, otra vez los tiempos son muy lentos. Hasta donde tenemos
conocimiento no se ha avanzado en la implementación de este observatorio ni en
la implementación de esta decisión. Se realizan muchas acciones en el papel
pero, en la práctica, estas decisiones no llegan a concretarse.
Reciprocidad sanitaria,
censo a bagayeros y el paso para Los Toldos, entre los temas abordados
EL
EMBAJADOR ARGENTINO EN BOLIVIA CONTESTÓ PREGUNTAS DE LEGISLADORES SALTEÑOS
Ariel Basteiro conversó
con Salta/12 a raíz de una serie de pedidos que realizó la Cámara de Diputados
con respecto a las relaciones de frontera.
Página 12 de Argentina
(https://bit.ly/3r9qOl1)
A
raíz de un pedido que elevaron desde la Cámara de Diputados de Salta a la
Embajada Argentina en Bolivia para avanzar con algunos puntos en los que
consideran se debe profundizar la reciprocidad, el representante nacional,
Ariel Basteiro, aseguró a Salta/12 que en muchos casos ya existen convenios de
reciprocidad y que las relaciones entre los mandatarios Alberto Fernández y
Luis Arce gozan de excelente salud.
El
primer pedido surgió del diputado Bernardo Biella, presidente del Bloque Salta
Independiente, quien el pasado 15 de febrero ya le había expuesto las consultas
a la subsecretaria de Asuntos Nacionales y Legislativos, la embajadora Marina
Cardelli, con motivo de su visita a Salta. A raíz de esa exposición, desde la
Cámara se decidió elevar un documento de trabajo a la Embajada.
Entre
los puntos más destacados, se mencionaba avanzar en la “reciprocidad en la
atención en los hospitales de los ciudadanos argentinos en suelo boliviano”,
para que reciban la misma asistencia “que se brinda de forma gratuita en los
límites del país a cualquier extranjero que así lo requiera”. También,
profundizar y agilizar el comercio exterior con la provincia; establecer
surtidores de combustibles específicos para usuarios radicados en el exterior
del país, con un cupo predeterminado de litros para carga y tarifas
diferenciadas; censar a los trabajadores informales de zona de frontera
vinculados al tráfico de mercaderías, y gestionar pases para que los residentes
de Los Toldos puedan ingresar o salir de su localidad por Bolivia sin tener que
hacer trámites.
Si
bien no había recibido aún el documento, Ariel Basteiro accedió a conversar con
Salta/12 y afirmó que el diálogo es permanente para avanzar en política de
integración regional en las fronteras que unen a Salta con Bolivia. Aclaró que
ya existe desde 2017 un acuerdo bilateral para que en el país vecino se atienda
a argentinos “fundamentalmente en los casos de emergencias”, ya que recordó que
el servicio de Salud en Bolivia “no es gratuita para nadie”, y subrayó que lo
mismo sucede “en gran parte del mundo”. En Bolivia “no tienen un sistema tan
amplio y que garantice el acceso como el nuestro”, agregó.
Pero
aseguró que desde la Embajada intervinieron y siguieron casos puntuales de
urgencia que fueron atendidos “sin mayores inconvenientes”. Aunque también
reconoció que por la falta de infraestructura, muchas veces los argentinos
necesitan atención en zonas alejadas “y no hay servicio o desconocen el
convenio”, y aclaró que siempre que llega algún tipo de información al
respecto, inmediatamente lo solucionan estableciendo contacto con las autoridades
de salud locales.
Comercio
a pequeña escala
Con
respecto a las zonas de frontera y el control del comercio que se genera entre
localidades como Salvador Mazza y Pocitos, o Aguas Blancas y Bermejo, Basteiro
resaltó que desde que “Lucho (Luis) Arce” está en el gobierno “hay una política
muy activa para tratar de combatir el contrabando y realizar controles
fundamentalmente en frontera, algo que antes no era muy frecuente y reinaba la
irregularidad comercial”. Subrayó que hoy la mayoría de esos productos son
comprados del lado argentino “y se paga el IVA en nuestro país”, por lo que el
problema se genera para el fisco boliviano.
“Pero
para eso está Gendarmería y Aduana, a quienes les prestamos toda la
colaboración y son quienes persiguen los hechos irregulares”, declaró. Recordó
que el mercado en pequeña escala está legalizado y pautado para que alguien que
transporta en pequeñas cantidades pueda pasar una o dos veces al día, “es un
mecanismo no de ahora, sino que lleva muchos años”.
Con
respecto a la propuesta que surgió durante la pandemia de establecer pequeñas
ferias para quienes compran y venden de un lado y del otro, y que eso esté
controlado y regulado por la Aduana para permitir el paso, sostuvo que ese
comercio, una vez abiertas las fronteras, ya existe porque “son ciudades
hermanadas históricamente” con una circulación permanente, y que siempre lo que
se compra o vende es en su gran mayoría “para consumo en local”. “El problema
es otro, son los grandes camiones de soja y trigo que trafican sin declarar
nada y sin pagar ni impuestos ni retenciones, eso sí es contrabando”, manifestó
el embajador.
Del
lado argentino hay unas 3.000 personas que se dedican cotidianamente a “pasar”
mercadería de un lado al otro, solo en la zona de Orán y Aguas Blancas, mientras
que en Bermejo la cantidad de bagayeros sería similar. La propuesta de los
legisladores es generar un censo para saber quiénes son y poder acercar
políticas públicas a esa población, algo que desde el mismo sector rechazan por
miedo a persecuciones como las que ya vivieron con Patricia Bullrich cuando era
ministra de Seguridad de la Nación.
Una
de las referentas de ese sector, Elena Reynoso, dijo a este medio que todo ese
tipo de actividades estatales les generan resquemores, “porque después vienen
como la Bullrich a decir que nos quieren pasar al monotributo y esas cosas y lo
único que quieren hacer es prohibirnos trabajar de lo que nos queda”.
De
todas maneras, Reynoso adelantó a Salta/12 que ya están haciendo un censo
propio para avanzar con la creación de una Asociación de Trabajadores de la
Frontera, “para tener identificados a todos los trabajadores, choferes y
pasadores” y de esa manera impedir “que venga cualquiera a quitarnos el trabajo
como pasa muchas veces”.
Precisó
que el trabajo que ellos realizan está autorizado, ya que pasan de día
solamente con los bultos y mercadería permitidas y por zonas controladas como
el puesto 28, “venimos en vehículos y Gendarmería nos revisa como corresponde”.
Pero destacó que debido a las restricciones por la pandemia y a la devaluación
de la moneda argentina, la circulación ha disminuido sustancialmente.
La
representanta de los bagayeros explicó que en toda esa región no hay muchas
salidas laborales, por lo que el bagayeo “es la única fuente que tenemos, la
empresa más grande, la que más trabajo da en toda Orán y Aguas Blancas”.
Por
su parte, el embajador argentino contó que del lado boliviano sí está
planificado realizar un censo de pasadores para este año, así poder generar un mayor
control y fundamentalmente, para que no aumente su número. “La idea es después
avanzar del lado argentino”, especificó, aunque consideró que hay que ser
cuidadosos. Como Reynoso, recordó la visita de Patricia Bullrich por esa zona,
que lo único que generó fue el enojo de los habitantes: “Regularizar su labor a
través de mecanismos como el de hacerlos monotributistas lo veo muy difícil,
pero hay que estudiar alguna manera y consensuarla con ellos”, expresó
Basteiro, a la vez que subrayó que “es una actividad de supervivencia, no
comercial”.
Reconoció
que en Jujuy hay un mayor control y “está mucho más regulado”, pero describió
que está facilitado por las condiciones geográficas, mientras que en Salta “los
pasadores no están sobre la frontera, sino en un punto distante en donde hay un
mínimo control de Gendarmería que regula el paso a lo permitido”.
Deuda
de Salta con Los Toldos
Con
respecto a buscar mecanismos para agilizar el paso de los habitantes de Los
Toldos, que deben ingresar a Bolivia y recorrer más de 100 kilómetros para
llegar a su municipio, explicó que cuando se normalice el tránsito fronterizo,
luego de las disposiciones especiales dispuestas por la pandemia de
coronavirus, se volvería a normalizar la regularidad del tráfico permitido
“donde cada ciudadano contaba con su pase y había hasta autos autorizados para
ir y venir”. Pero aclaró que quien está en deuda es el Estado argentino y
particularmente la provincia de Salta, “que es la que debe garantizarles un
tránsito interno a través de Orán”.
Otro
de los temas que reclaman quienes viajan asiduamente al vecino país tiene que
ver con las complicaciones que se presentan a los argentinos a la hora de
cargar nafta del lado boliviano. Sobre ese punto, los legisladores salteños
pedían establecer surtidores específicos para usuarios radicados en el exterior
del país, con un cupo predeterminado de litros para carga y tarifas
diferenciadas.
Basteiro
detalló que ya existen mecanismos que obligan a los expendedores a vender
combustible, aunque con un precio no subsidiado como el que pagan los
ciudadanos nativos de aquel país. “Es un problema, porque Bolivia tiene
subvencionado para su mercado interno el combustible”, aceptó, y explicó que
esto se debe en parte a que la mayor parte se importa “y sería muy cara para
ellos, por eso en su momento Evo Morales decidió que el Estado enfrente una
parte del precio, pero no puede sostener ese costo para los que no son de
allí”.
De
todas maneras, reiteró que las estaciones de servicio están obligadas a cargar
combustible a extranjeros, aunque al precio sin subsidio, y que “si en alguna
estación alejada sucediera (que se niega la provisión) se puede denunciar”. Por
lo que consideró que pedir un permiso o pase para aquellos que van con más
frecuencia sería prácticamente lo mismo.
FRENAN
"SUPUESTO" CONTRABANDO A BOLIVIA: LLEVABAN 3.600 PACKS DE CERVEZAS,
LECHE Y ACEITE
El Tribuno de Argentina
(https://bit.ly/3tQrBsJ)
Detectaron
en la ruta nacional 34, dos camiones transportando mercaderías de contrabando
valuadas en más de 10 millones de pesos. El procedimiento estuvo a cargo de
efectivos del Escuadrón 54 “Aguaray”, en el kilómetro 1.466. Uno de los
vehículos, un Mercedes Benz con acoplado llevaba un cargamento de insecticidas,
cajas de aceite, leche y bebidas energizantes. Se dirigía desde Jujuy a la
frontera con Bolivia. Mientras que un segundo vehículo, también Mercedes Benz,
con semirremolque, transportaba 3.600 packs de cervezas de diferentes marcas
hacia Salvador Mazza.
En
ambos procedimientos, se tomó contacto con AFIP-DGA delegación Pocitos, quien
dispuso que se proceda a interdictar los camiones con la mercadería, quedando a
resguardados en la sección “Santa Victoria Este”. También se dispuso que las
personas involucradas queden supeditadas a la causa por presunta infracción a
la Ley 22.415, a fines de corroborar la documentación correspondiente.
Una
modalidad que crece
En
el primer semestre del año pasado, la Aduana Nacional de Bolivia decomisó
mercaderías de contrabando valuadas en más de 125 millones de bolivianos (casi
2 mil millones de pesos argentinos o 18 millones de dólares), según informó en
ese momento la presidenta de esa institución, Karina Serrudo. El producto de
contrabando más codiciado en el país vecino es la cerveza que se fabrica en la
Argentina, de diferentes marcas.
En
las denominadas ferias mañaneras que se montan en Yacuiba abundan los fardos de
latas y botellitas de cerveza argentina, que desde ahí se distribuyen a todo el
territorio boliviano. La lata suelta cuesta entre 4 y 5 bolivianos, una
“bicoca” comparado con lo que sale una cerveza boliviana. En los locales se
ofrece, además, todo tipo de productos que se pueden ver en un súper salteño,
por ejemplo.
Más
allá del comercio montado con mercadería argentina, que a pesar de ser ilegal
no tiene demasiados impedimentos para transcurrir a la vista de todos, desde la
Aduana boliviana empezaron a alertar que el contrabando beneficia a
narcotraficantes que lavan dinero con la mercancía ilegal junto a
intermediarios que la distribuyen. Como es un entramado criminal que se
concreta entre dos países, es lógico que lo advertido en Bolivia también deba
tener su contraparte en estas tierras.
SECUESTRARON
A UN HOMBRE Y EXIGÍAN 50.000 DÓLARES
El joven, que se dedicaba
a pasar droga desde Bolivia, fue torturado por una banda de tucumanos ya
detenidos, pero aún no aparece.
El Tribuno de Argentina
(https://bit.ly/3qPf8ng)
Siete
personas fueron detenidas acusadas de integrar una banda que cometió en Tucumán
el narcosecuestro de un hombre de nacionalidad boliviana que actuaba como
"mula" y a quien sus captores torturaron con un taladro para que se
pague un rescate de 50.000 dólares, pero aunque la organización quedó
desarticulada, la víctima aún no apareció.
Todo
se inició el 21 de este mes cuando un ciudadano boliviano de 56 años se
presentó en un Juzgado de Paz de la ciudad jujeña de La Quiaca para denunciar
que su hijo de 33 años había sido secuestrado.
El
hombre fue derivado a la Delegación La Quiaca de la Policía Federal (PFA),
donde radicó formalmente la denuncia.
Allí
explicó que su hijo había partido de su domicilio en la ciudad boliviana de
Cochabamba hacia la provincia de Tucumán, presuntamente para hacer trabajos en
una obra en construcción, pero que al cabo de unos días comenzaron a recibir
vía WhatsApp comunicaciones extorsivas en las que les informaban que lo tenían
secuestrado.
Los
secuestradores se comunicaban con la pareja de la víctima, en Bolivia, y
exigían un rescate de 50.000 dólares por su liberación.
Además,
a modo de "pruebas de vida" y como método de presión a la familia
para que pague el rescate, los secuestradores enviaron mensajes de audio y
videos donde se veía cómo torturaban a golpes con un rebenque y con un taladro
a la víctima.
Al
tratarse de un secuestro extorsivo y con la presunción de que la víctima estaba
cautiva en Tucumán, el caso comenzó a ser investigado por el fiscal federal de
esa provincia José Agustín Chit, quien de inmediato recibió el asesoramiento de
los especialistas de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos
(Ufese), a cargo del fiscal federal Santiago Marquevich.
A
nivel policial convocaron a los detectives de la PFA, que trabajaron con la
policía tucumana. Una fuente explicó que tras las primeras averiguaciones, los
investigadores pudieron determinar que la víctima se dedicaba a traer droga
desde Bolivia, es decir que trabajaba como "mula", y que el suyo era
un "narcosecuestro".
Los
efectivos realizaron amplias tareas de campo y de análisis telefónicos, y
lograron identificar a todos los integrantes de la organización criminal, entre
los que había mujeres, una de las cuales, incluso, fue la que realizó las
comunicaciones extorsivas, todo ello vinculado al tráfico de drogas.
El
fiscal Chit ordenó ocho allanamientos en la ciudad de San Miguel de Tucumán,
que se hicieron el miércoles pasado por la noche, donde se logró la detención
de siete personas, tres hombres de 29, 31 y 32 años y cuatro mujeres, de 26,
32, 34 y 36, varios de los cuales tenían antecedentes penales.
SECUESTRO
EXTORSIVO DE UN CIUDADANO BOLIVIANO
Telefe de Argentina
(https://bit.ly/3IKRmik)
La
Fiscalía Federal N° 2 de Tucumán, a cargo del fiscal Agustín Chit, dio a
conocer que la causa inició el día 21 de marzo a partir de una denuncia
realizada por la familia de la víctima ante la Policía Federal de La Quiaca,
Jujuy.
Según
la denuncia presentada junto con videos y fotos extorsivas, se puso en
conocimiento del secuestro de un hombre mayor de edad y se pedía una alta suma
de dinero en moneda estadounidense como rescate. A partir de allí, se ordenó el
traslado del denunciante hasta esta provincia para garantizar el mayor
conocimiento de las acciones a seguir, cuyo recibimiento y cuidado fue
asegurado por el Ministerio de Desarrollo Social de Tucumán en cabeza de la
Dra. Lorena Málaga y su equipo.
Además,
se dio intervención a la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos
de la Procuración General de la Nación, a cargo del Fiscal Santiago Marquevich
y Auxiliar Fiscal Pedro Rebollo, que junto con el Departamento Antisecuestro
Norte de la Policía Federal Argentina, -cuyo personal policial se trasladó a la
ciudad de Tucumán para trabajar en terreno- trabajaron en la identificación de
los secuestradores.
En
las medidas iniciales de búsqueda de la víctima, se requirió la colaboración de
la Dirección de Género y Trata de Personas de la Policía de Tucumán a fin que
esta releve hospitales y terminales de transporte de pasajeros de esta ciudad.
Para la identificación final de los autores del hecho, se solicitó la
intervención del personal del Departamento de Inteligencia Criminal de la
Policía de Tucumán, que en el transcurso de 12 horas confirmó la ubicación de
los responsables y permitió ordenar, los días 23 y 24 de marzo, ocho
allanamientos en diferentes barrios del Gran San Miguel de Tucumán con un
enorme aporte de recursos (intervención de DIGEDROP, numerosos móviles de 911,
GRUPO GEAM y GOM de motoristas, PATRULLA URBANA con personal femenino y Grupos
de infantería de las 5 Unidades Regionales). La Unidad Regional Tucumán de la
PFA y la División Antidrogas de la PFA también aportó personal al efecto.
El
despliegue interfuerzas requirió del trabajo mancomunado de personal de la
policía federal y la policía provincial y de la fiscalía federal interviniente
que coordinó los procedimientos con el aval posterior del Juzgado Federal n° 2
de Tucumán-
Como
resultado de la investigación y los procedimientos realizados se recabó
cuantiosa evidencia que ubica a los sospechosos en el lugar de cautiverio de la
víctima, su conocimiento y participación en el hecho, como también material
estupefaciente.
A
partir de estos procedimientos se emprendieron nuevas acciones de búsqueda
(rastrillajes, allanamientos y detenciones) que permitieron secuestrar
elementos asociados al cautiverio de la víctima. A la fecha, se continúa con su
búsqueda.
Además,
se dio intervención a INTERPOL al consulado del Estado Plurinacional de Bolivia
en la provincia de Salta, y otros organismos públicos que continúan
interviniendo en la búsqueda de la víctima. Por todo ello, se exhorta a los
miembros de organismos intervinientes y a los medios de comunicación a velar
por el manejo responsable de la información, priorizando el resguardo de la
identidad de la víctima y de sus familiares, como también el desarrollo de la
investigación todavía en curso.
El
uso de información obtenida de manera ilegal de una causa en curso, solo
generará una mayor lesión y preocupación a la familia de la víctima como
también implicará el comienzo de investigaciones que permitan establecer las
responsabilidades funcionales de quienes hagan entrega indebida de información.
¿CUÁNTA
ENERGÍA FALTARÁ EN INVIERNO EN LA ARGENTINA?
El próximo jueves 31,
cuando vencerá el plazo de negociación de la adenda al contrato con Bolivia. El
incremento del precio del gas por la crisis europea llevó al vecino país a
endurecer sus condiciones para firmar un acuerdo con su «nación hermana»,
Argentina.
La Verdad de Argentina
(https://bit.ly/36A31DJ)
El
ingeniero industrial de la UBA y experto en economía del petróleo y el gas
natural, Daniel Gerold, suele expresar que “el núcleo del problema político
argentino, de gobernanza de este país, pasa por la cuestión energética. Que es
un enorme problema de corto plazo a la vez que significa una oportunidad para
el futuro. Pero nadie puede gobernar este país sino entiende cómo manejar los
temas de energía”.
Es
tan sólo una opinión, de un experto, que grafica la importancia decisiva que
tendrá, en los próximos cuatro días, la resolución de la licitación que
realizará el martes 29 la empresa estatal IEASA para adquirir seis barcos de
GNL para la terminal regasificadora de Escobar y otros tres cargamentos para la
planta de Bahía Blanca que se deberán entregar a partir de mediados del mes de
mayo.
El
otro hito, podría señalarse en el calendario para el próximo jueves 31, cuando
vencerá el plazo de negociación de la adenda al contrato con Bolivia. El
incremento del precio del gas por la crisis europea llevó al vecino país a
endurecer sus condiciones para firmar un acuerdo con su «nación hermana»,
Argentina.
Por
lo que, si desglosamos estos dos ítems de la agenda del secretario de Energía
de la Nación, Darío Martínez, que debió apagar un incendio con nafta cuando
hace unas semanas solicitó presupuesto urgente a su superior, el ministro de
Economía, Martín Guzmán, a través de una carta en la que describió un escenario
apocalíptico para los meses más fríos del año con incumplimientos en el
suministro de gas para el sector privado de la economía incluido, nos
encontraremos con que del resultado de estas dos operaciones se decidirán
posibles racionamientos de energía para la industria que tiene en vilo a los
gobernadores Axel Kicillof, de Buenos Aires, Juan Schiaretti de Córdoba y Omar
Perotti de Santa Fe.
El
tema más urgente es la licitación convocada por IEASA, Integración Energética
Argentina Sociedad Anónima es una empresa pública argentina del sector
petrolero y energético, creada el 29 de diciembre de 2004 por la administración
de Néstor Kirchner bajo el nombre de Energía Argentina S.A. (ENARSA), el cual fue cambiado por el actual en
noviembre de 2017, y es dirigida por el abogado santacruceño, Agustín Gerez.
Ya
en el pasado mes de enero, el directorio que conduce Gerez, realizó una compra
para la terminal de Escobar y abonó un precio que hoy sería apreciado como un
regalo. Pagó 27,24 U$D por millón de BTU, unidad de medida de origen inglés
British Thermal Unit (BTU) que mide la capacidad de calor que brinda una estufa
por metros cuadrados.
Con
la invasión de Putin y compañía a Ucrania mediante, el precio del GNL subió por
el ascensor y hoy, los funcionarios de la administración de Alberto Fernández,
estarían dispuestos a convalidar una oferta de 35U$D por millón de BTU, a pesar
que consultores privados piensan que el precio de la subasta será cercano a los
45-48 U$D por millón de BTU.
Para
comprender la importancia en la matriz energética del GNL o gas natural
licuado, gas natural que ha sido procesado para ser transportado en forma
líquida, hay que anotar que se utiliza como insumo de numerosos rubros de la
economía nacional. En la actividad agrícola y en la logística es fundamental y
se torna indispensable para la generación de electricidad a través de energía térmica.
Dos tercios de la electricidad de nuestro país se explican por el método
térmico.
Sin
embargo, no es el precio el mayor de los dolores de cabeza para los
funcionarios del área energética sino la disponibilidad de cargamentos de GNL
que existe en la actualidad.
La
oferta comienza a escasear y se producen cuellos de botella en la cadena de
suministros lo que corporeiza el fantasma conjurado por el empresario Marcos
Bulgheroni de Pan American Energy que presagió, “Argentina planeaba importar
entre 60 y 65 cargamentos de GNL pero, por los precios, estará obligada a
ajustar esos pedidos”. Si bien fuentes oficiales aseguraron a NA que se
necesitarán cerca de 70 barcos de GNL para atender el 20% de la demanda de gas
durante este invierno no pusieron en duda que realizarán las licitaciones que
sean necesarias para cubrir las necesidades residenciales, en primer lugar, e
industriales, en segundo puesto.
Bolivia
siempre estuvo cerca
Las
relaciones carnales con el país andino pueden dejar de ser lo que eran en el
corto plazo. A fin de mes. Porque a pesar de las coincidencias ideológicas
entre los gobiernos de los Fernández y del contador Luis Arce apoyado por Evo
Morales, negocios son negocios, y el gas boliviano fluirá con mayor fuerza
hacia el Brasil presidido por el Presidente de derecha, Jair Bolsonaro.
Bolivia
ya le aseguró a Brasil que reforzará sus exportaciones al gigante sudamericano
con industrias ávidas del fluido y priorizará el abastecimiento local por lo
que los pedidos de mayores ventas que están realizando los funcionarios de la
Cancillería nacional, conducida por Santiago Cafiero, pueden caer en el vacío a
principios del mes próximo.
En
este caso, se repite el mismo problema que existe con los barcos de GNL, la
puja por el precio y el volumen en un contexto de cotizaciones volátiles.
La
cúpula de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB)
ofrecería, tan sólo, 10 millones de metros cúbicos diarios durante los meses
invernales contra los 26 millones que había acordado el extinto presidente
Néstor Kirchner en el año 2006. Más modesta, la administración de Alberto
Fernández negocia por, al menos, 15 millones de metros cúbicos diarios a un
precio que aún es una incógnita.
En
declaraciones recientes el secretario Darío Martínez había asegurado que
“tenemos los fondos para importar gas en invierno, pero a precios racionales”.
El
problema es el calendario porque los funcionarios bolivianos tomarán nota de la
racionalidad de los precios que la Argentina pagará en la subasta de GNL del
martes 29 para continuar negociando, en las jornadas siguientes, una mejora en
el precio del gas que producen y exportan al país. En la temporada invernal
pasada la Argentina pagó u$s7,4 por millón de BTU.
Ahora
bien, no hay que poner el carro delante de los caballos, en el Palacio San
Martín, sede de la Cancillería nacional, explicaron a NA que “…primero se debe
llegar a un acuerdo por los volúmenes a adquirir y luego por el precio. Porque
al factor de la demanda de Brasil hay que agregarle que Bolivia está
produciendo, año tras año, menos gas natural. Y, si bien ahora busca aprovechar
el contexto de precios altos del mercado internacional, el saldo positivo lo
genera por el precio de venta”.
La
Cancillería no llego a prever una invasión de Putin a Ucrania que terminó por
disparar los precios y generar el presente escenario. A su favor se encuentra
que ninguna capital occidental previó esta acción del Kremlin a tiempo.
Por
ello, la estrategia de la administración de Alberto Fernández fue apostar por
un descenso de los precios internacionales durante el verano en el hemisferio
norte. Pero, el comienzo de las hostilidades en el este de Europa, provocó que
los precios se tripliquen y que los funcionarios nacionales dejaran de ser
banca para pasar a ser punto en las negociaciones con Bolivia.
GAS:
ACONSEJAN A BOLIVIA RENEGOCIAR CON BRASIL Y VENDER MÁS A ARGENTINA
Mercopress de Argentina
(https://bit.ly/3iLi8wn)
Si
bien la estatal boliviana YPFB aún no ha informado sobre avances en las
condiciones de pago con Brasil por las ventas de gas o la firma de la sexta
adenda al contrato de exportación con Argentina, los analistas de hidrocarburos
han insistido en la necesidad de redondear estas negociaciones dado el contexto
actual derivado de la invasión rusa a Ucrania.
Bajo
la entonces presidenta Jeanine Áñez, Bolivia firmó en 2020 la octava adenda al
contrato de exportación de gas con Brasil, en medio de la pandemia del
coronavirus y en condiciones de precios que no son tan óptimas como las
actualmente disponibles en el mercado.
El
economista Jaime Balanza señaló que las condiciones establecidas en esta adenda
representan un “daño económico” al país de hasta US$ 100 millones anuales,
debido a una “disminución encubierta” de los precios de exportación del gas a
Brasil.
“Se
bajaron los volúmenes de exportación y se cambió el punto de entrega de gas en
570 kilómetros, que debe pagar Bolivia. Esto genera un daño económico enorme al
Tesoro General de la Nación, a las Gobernaciones, Municipios y a todo el
sistema universitario”, afirmó Balanza, citado por Los Tiempos.
Agregó
que YPFB podría dejar sin efecto esta adenda y así tener más volúmenes para
abastecer el mercado argentino. Sin embargo, dijo que no se debe cerrar por
completo el mercado brasileño, que podría permanecer abierto para envíos
esporádicos del gas remanente.
“Los
volúmenes que deberíamos estar enviando a Argentina ahora están en Brasil
porque fueron enviados a ese mercado, constituyendo el mayor delito económico
contra los intereses del país”, añadió el especialista.
El
analista de hidrocarburos Álvaro Ríos aseguró que un contrato con Brasil no se
puede cancelar unilateralmente, ya que este es el único mercado garantizado
para Bolivia por al menos los próximos 10 años, ya que Argentina dejará de
depender del gas boliviano una vez que desarrolle la infraestructura para
abastecer el norte de este país con los campos de Vaca Muerta.
Sin
embargo, Ríos admitió que era posible negociar mejores condiciones de precios
con Brasil a través del diálogo, ya que ahora las condiciones en el mercado
internacional han cambiado con la guerra en Ucrania. “La fe del Estado está en
cumplir sus contratos, por eso no se pueden cortar”, explicó.
Las
importaciones de gasolina y diésel le han costado a Bolivia alrededor de US$
2.100 millones en 2021, aproximadamente la misma cantidad recaudada por las
exportaciones de gas.
De
persistir la situación actual, Bolivia podría terminar importando mucho más de
lo que exporta.
“Estamos
sufriendo una hemorragia financiera con la importación de combustibles
líquidos. Es importante trabajar para dar una solución”, dijo Balanza a
periodistas.
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