EL PAPA FRANCISCO: “LATINOAMÉRICA SERÁ VÍCTIMA HASTA QUE NO SE LIBERE DE IMPERIALISMOS EXPLOTADORES”
En
una extensa entrevista con la agencia argentina de noticias ‘Télam’, el
pontífice habla del “sueño de San Martín y Bolívar” y convoca a la unidad
regional.El
papa Francisco hizo una firme defensa del perfil “popular” de la Iglesia
latinoamericana y su papel emancipador en una región que, consideró, “será
víctima hasta que no se termine de liberar de imperialismos explotadores”. En
una entrevista de alto contenido político, concedida en Santa Marta la semana
pasada a la agencia argentina de noticias Télam, el pontífice evitó mencionar a
esos “explotadores” porque, dijo, “son tan obvios que todo el mundo los ve”. E
invitó a América Latina a pensarse “desde la periferia” para cumplir el “sueño
de unidad de San Martín y Bolívar”.
“Me
llamó la atención una conferencia que escuché de Amelia Podetti, una filósofa
que ya falleció, en la que dijo: ‘Europa vio el Universo cuando Magallanes
llegó al Sur’. O sea, desde la periferia más grande, se entendió a sí misma. La
periferia nos hace entender el centro. Podrán estar de acuerdo o no, pero si
vos querés saber lo que siente un pueblo, andá a la periferia. Las periferias
existenciales, no sólo las sociales. Y ahí se muestra el pueblo”, dijo el Papa.
En
esa periferia está América Latina, ese sitio donde “se ve la verdadera
realidad”, según Francisco. La región tiene entonces el desafío de construir
desde allí la unidad y “liberarse de los imperialismos”. “Latinoamérica todavía
está en ese camino lento, de lucha, del sueño de San Martín y Bolívar por la
unidad de la región. El sueño de San Martín y Bolívar es una profecía, ese
encuentro de todo el pueblo latinoamericano más allá de la ideología. Esto es
lo que hay que trabajar para lograr la unidad latinoamericana”, dijo Francisco
a Télam.
Nacido
en Argentina hace 85 años, Francisco se convirtió el 13 de marzo de 2013 en el
primer Papa latinoamericano. Desde entonces no ha vuelto a su país, pero ha
visitado Brasil -su primer viaje al exterior, en julio de aquel mismo año-,
Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, México y Colombia. En todos esos países la
Iglesia Católica está fuerte porque, dijo Francisco, “tiene una historia de
cercanía al pueblo muy grande”: “Es una Iglesia popular, en el sentido real de
la palabra. Es una Iglesia que se desnaturalizó cuando el pueblo no podía
expresarse y terminó siendo una Iglesia de capataces de estancia, con los
agentes pastorales que mandaban”. “La Iglesia latinoamericana tiene aspectos de
sujeción ideológica en algunos casos. Los ha habido y los seguirá habiendo
porque eso es una limitación humana”, agregó el Papa, “pero es una Iglesia que
pudo y puede expresar cada vez mejor su organización popular”.
Francisco
habló durante más de una hora y media y se mostró francamente recuperado de su
artrosis en la rodilla derecha, el mal que lo obligó a suspender una gira
prevista para principios de julio por República Democrática del Congo y Sudán
del Sur. La suspensión disparó los rumores de una posible renuncia. Consultado
por Télam si aún había “Papa para rato”, optó por una respuesta casi de
protocolo: “Que lo diga el de arriba”. Se mostró, sin embargo, muy animado
durante la charla. Habló de la guerra en Ucrania, la necesidad de acercar la
política a los jóvenes y del fin de la pandemia. “No podemos volver a la falsa
seguridad de las estructuras políticas y económicas que teníamos antes [de la
covid-19]. Así como digo que de la crisis no se sale igual, sino que se sale
mejor o peor, también digo que de la crisis no se sale solo. O salimos todos o
no sale ninguno”, dijo Francisco.
El
Papa es consciente del poder de su voz “disonante”, como la definió, pero
también criticó lo que consideró la manipulación mediática de sus palabras. “Si
hablo yo todos dicen “habló el Papa y dijo esto”. Pero también es cierto que te
agarran una frase fuera de contexto y te hacen asegurar lo que no quisiste
decir. Por ejemplo, con la guerra hubo toda una disputa por una declaración que
hice en una revista jesuita: dije “aquí no hay buenos ni malos” y expliqué por
qué. Pero se tomó esa frase sola y dijeron ‘¡el Papa no condena a Putin!’. La
realidad es que el estado de guerra es algo mucho más universal, más serio, y
aquí no hay buenos ni malos. Todos estamos involucrados y eso es lo que tenemos
que aprender”, dijo. Llamó entonces a reconsiderar el concepto de “guerra
justa”, aquella que justifica la reacción la víctima: “Puede haber una guerra
justa, hay derecho a defenderse, pero como se usa hoy día ese concepto hay que
repensarlo. Yo he declarado que el uso y la posesión de armas nucleares es
inmoral. Resolver las cosas con una guerra es decirle no a la capacidad de
diálogo”.
Jorge
Bergoglio cumplirá el año próximo diez años como Papa. “Bergoglio nunca se
imaginó que iba a terminar aquí. Nunca”, dijo. Y recordó cómo fue aquel día de
la elección. “Yo vine al Vaticano con una valijita, con lo puesto y un poquito
más. Más aún: dejé preparados en Buenos Aires los sermones para el Domingo de
Ramos. Pensé: ningún Papa va a asumir el Domingo de Ramos, así que yo el sábado
viajo de vuelta a casa. O sea, nunca me imaginé que iba a estar acá”. “¿Y cómo
miraría Bergoglio al Papa?”, le preguntó Télam. “Yo creo que en el fondo diría
‘¡Pobre tipo! ¡La que te tocó!’. Pero no es tan trágico ser Papa”. El País de
España (https://bit.ly/3AiBzGH)
GARCÍA
LINERA Y EL MITO DEL ESTADO EN AMÉRICA LATINA
La
Izquierda Diario de Argentina (https://bit.ly/3OXqYoG)
En
una reciente entrevista en Página 12 Álvaro García Linera, ex vicepresidente de
Bolivia, dió algunas definiciones sobre la actualidad política internacional a
partir de la Guerra de Ucrania, la situación económica post pandemia y la
crisis en Estados Unidos. Aquí nos queremos detener en algunas de las ideas que
ha planteado allí y en su libro “Para los que vendrán: crítica y revolución en
el siglo XXI” para polemizar con su lectura sobre el Estado en América Latina.
Linera
señala correctamente que frente a la fraseología del “libre mercado” como
organizador económico supranacional, tanto la Guerra de Ucrania como la
intervención económica ante la crisis de ciertos sectores capitalistas para
“rescatarlos” del declive, demuestran la vigencia del Estado capitalista (y
esto lo agregamos nosotros: como garante de los negocios, en última instancia,
de las clases dominantes): “Quién ha salvado los mercados? No el mercado.
¿Quién ha salvado las bolsas de valores? No la bolsa de valores. ¿Quién ha
salvado a las grandes empresas del mundo? No han sido ellas. Ha sido el Estado,
el denostado, maldecido, vapuleado Estado”.
Ante
esta constatación Linera reclama que en el equilibrio entre los poderes
económicos y políticos se le vuelva a reconocer al Estado una centralidad
indispensable para el funcionamiento social: “El Estado sigue siendo el gran
aglutinador de las estructuras sociales de nuestro mundo, no son los mercados.
El Estado es el único actor político en el mundo que ha salido al frente,
cuando todo lo demás se derrumbaba”. Particularmente, señala que si en América
Latina se pudiese aprovechar la coyuntura signada por el auge de las commodities
y por la decadencia de Estados Unidos, podría darse la emergencia de un
“segundo ciclo de gobiernos progresistas”. Y que este ciclo tendría a su favor
la presencia de China en el continente que “no entra al ámbito bélico, pero
expande sus rutas comerciales para garantizar abastecimiento y crecimiento”.
La
conclusión es que ante una situación en la cual “lo viejo no termina de morir”
(y va a tardar muchos años en morir según su lectura) y lo “nuevo que no
termina de nacer”, se erige un abismo marcado por la “desesperanza” y la falta
de horizontes, en donde un Estado fuerte signado por el “progresismo” y la
justicia social, es una protección ante el predominio del “autoritarismo, de la
violencia, del racismo”.
Veamos
por partes los problemas que se derivan de las definiciones de Linera, tomando
en consideración algunas de las elaboraciones publicadas en su libro Para Lxs
Que Vendrán: Crítica Y Revolución en el siglo XXI, editado recientemente por la
Universidad Nacional de General Sarmiento.
Crecimiento
económico y desigualdad en los Estados dependientes de América Latina.
Un
primer problema de lo que plantea Linera es que hace una abstracción (tanto en
la entrevista como en el libro) de la relación entre los Estados y su ubicación
en el capitalismo global. Es decir, no distingue Estados semicoloniales o
dependientes de Estados imperialistas. De ahí que la relación con las potencias
pueda ser meramente “instrumental” sin ponderar las implicancias del
extractivismo primarizador como modelo económico. Según su lectura, América
Latina estaría comenzando a “perder miedo al poderoso” país del norte mientras
se beneficiaría de un “imperialismo pacífico como el Chino”. Esa pérdida de
“miedo” Linera la ve en los reclamos que presentaron varios presidentes a la
cumbre de la OEA. Sin embargo, esa “falta de respeto”, que sin dudas expresa la
decadencia que atraviesa el imperialismo norteamericano, oculta lo esencial que
es la profunda sumisión de muchos de esos países a los mandatos del Fondo
Monetario Internacional dirigido por Estados Unidos.
Pero
más allá de los límites de los gestos para la tribuna, hay una discusión de
fondo ¿Qué modelo alternativo a la dependencia respecto a Estados Unidos
propone Linera? Según su visión “en América Latina hay una buena oportunidad para
enfrentar los efectos de la guerra, en términos económicos y sociales” basada
en algunas reformas que permitan la soberanía alimentaria pero sobre todo
“exportar los excedentes para generar ingresos y regalías”. Esta concepción,
sin embargo, no es nueva. En su libro, cuando teoriza sobre las características
del Estado (en general) sostiene que la intensidad de las transformaciones
sociales dependen de la capacidad soberana de cada gobierno de regular sus
excedentes en tanto, a su vez, “la intensidad de esta distribución social, la
intensidad de esta creación de infraestructura médica, educativa en favor de la
población, depende más de las fluctuaciones de los commodities (como los llaman
los economistas), que de las mercancías que vendemos. Es distinto la soberanía
de un Estado con el precio del petróleo a 185 dólares el barril, que a 60 o a
30 dólares el barril”.
Es
decir, el modelo “redistributivo” de Linera parte y culmina en el carácter
dependiente de los Estados latinoamericanos. Sacando conclusiones
contradictorias (como veremos más adelante) sobre el agotamiento de la primera
oleada de gobiernos pos-neoliberales, Linera se ilusiona con un segundo ciclo
en el cual el alza de las commodities producto de la guerra sea utilizada para
generar ciertas reformas sociales. Resulta significativo que algo similar haya
sostenido el propio Alberto Fernández en la cumbre de la OEA cuando propuso que
el objetivo de los países latinoamericanos era organizar continentalmente la
producción de alimentos y proteínas, y desarrollar “nuestro enorme potencial
energético y de minerales críticos”.
Lo
que ninguno dice sobre este modelo es que mientras América Latina es uno de los
principales productores de materias primas, alimentos y energía del mundo, en
paralelo la pobreza aumentó de 29,8% en 2018 a 33,7% en 2022 y la pobreza
extrema se incrementaría de 10,4% en 2018 a 14,9% este año. Esto implica según
algunos estudios que 7,8 millones de personas entrarían en situación de
inseguridad alimentaria, cifra que se sumaría a los 86,4 que ya se encuentran
en esa situación. A su vez, que en casos como Argentina, el “crecimiento” en
base a las exportaciones no significa ni redistribución ni aumento de la
soberanía. Mientras en este país en los primeros cuatro meses del año el total
de exportaciones fue de U$S 27.681 millones (creciendo 28,5 % respecto del
primer cuatrimestre del año pasado, entre otros motivos por producciones récord
de maíz, trigo y soja), esto no significó ni un crecimiento de las arcas del
banco central (por la fuerte dependencia respecto de las importaciones de
combustible e insumos industriales) ni mucho menos las cifras de pobreza y
pérdida salarial que aumentan en cada medición.
La
explicación de esta contradicción está en la estructura económica dependiente de
los países latinoamericanos. La “soberanía” de la que habla Linera debería
partir de medidas elementales como el control del comercio exterior o la
nacionalización del sistema bancario que se encuentra en la mayoría de los
países de AL en manos privadas. Los grandes terratenientes, las compañías
multinacionales mineras y los especuladores financieros son los principales
beneficiarios del crecimiento de los commodities y mientras su propiedad no sea
afectada lo seguirán siendo. Y se ha visto en el último tiempo que ninguno de
los “nuevos gobiernos progresistas” se ha propuesto dar pasos en este sentido.
En
este sentido, la “alternativa China”, no es más que la continuidad, por otros
medios, de este modelo extractivista exportador, que ha dominado históricamente
a las economías latinoamericanas. Como hemos señalado en esta nota, “los
vínculos cada vez más estrechos con China vienen configurando una relación que
repite los patrones de la dependencia que se hace cada vez más pronunciada”,
consolidando una relación asimétrica (como con otras potencias a lo largo de la
historia), favoreciendo a algunos sectores económicos puntuales con un perfil
económico extractivista y dejando su respectiva huella ambiental como hemos
visto con el caso de las granjas porcinas.
Es
decir, la ilusión de un “Estado fuerte” contrasta con la debilidad estructural
de cualquier Estado dependiente o semi colonial que no destierre sus rasgos de
sometimiento a una u otra potencia capitalista.
Dentro
del Estado todo, fuera nada.
Una
segunda cuestión que está detrás del análisis de Linera es la referida al motor
de los cambios sociales y las “medidas transformadoras” en América Latina. Y en
este aspecto, nuevamente el Estado es el centro de su reflexión pues, según el
ex vicepresidente de Bolivia, cualquier teoría o movimiento político que
pretenda construir poder fuera o contra del Estado está condenada a fracasar ya
que éste sintetiza el monopolio no sólo de la fuerza, sino de la legitimidad en
la acción política y de la dimensión simbólica de las sociedades. Para Linera
el Estado en su carácter aparente (de transformación de lo individual en
universal) debe dar paso a un “Estado integral” (usando “a su modo”, como
veremos la categoría gramsciana) que habilite una integración entre sociedad y
Estado en la cual las transformaciones sociales y las del Estado sean una sola.
El Estado sería entonces un conjunto de instituciones que expresan
“solidificaciones temporales de luchas, de correlaciones de fuerza entre
distintos sectores sociales, y de un estado de esas correlaciones de fuerza”,
lo cual, de por sí, anula la necesidad de una revolución para derrocar a las
clases dominantes en tanto bastaría acumular “suficientes” (nunca está
determinado esto en su teoría) fuerzas en su interior.
A
su vez, la idea del Estado como el espacio por excelencia en el cual se
condensan y se desarrollan las contradicciones sociales (idea que Linera adopta
a su modo del “último” Poulantzas) impide pensar y apostar a desarrollar todo
lo que en el último tiempo ocurrió “fuera del Estado” e incluso “contra el
Estado” en América Latina. Vale señalar en este sentido que enla primera oleada
de gobiernos “progresistas” una de sus tareas centrales fue reconstruir la
autoridad de un Estado deslegitimado y asediado por las movilizaciones
populares y la lucha de clases que atravesó el cambio de siglo en el
continente, cooptando a muchas de las organizaciones que habían estado a la
cabeza de movimientos como la “Guerra del Gas” en Bolivia o el 2001 en
Argentina. Es decir, no se dio un proceso natural de “integración” de las
contradicciones sociales al interior del Estado, sino un “desarme” del carácter
anti estatal y disruptivo de esos movimientos en función de que sus reclamos se
limiten a desarrollarse en los límites impuestos por los gobiernos de turno.
Siguiendo
esta reflexión podríamos decir que en los últimos años hemos visto cómo en
Chile, Ecuador, Colombia, Bolivia o Brasil (con sus desigualdades y
características específicas) se han desarrollado agudos procesos de lucha bajo
la forma de “revueltas”contra los planes de austeridad de los gobiernos y la
pesada herencia del neoliberalismo, que se han desarrollado contra el Estado.
En aquellos, algunas de las formas más creativas de lucha y coordinación
surgieron fuera del Estado y contra la represión llevada adelante por las
fuerzas represivas de ese mismo Estado. Entre los casos más significativos
podemos mencionar la formación de Cabildos Abiertos en Bolivia como mecanismo
de resistencia al golpe de Estado, la coordinación obrera y popular para la
resistencia en Senkata o a un nivel de vanguardia la formación del Comité de
Emergencia y Resguardo de Antofagasta que unió a trabajadores, estudiantes y
vecinos en la lucha contra el gobierno de Piñera.
En
ese marco, el desvío parcial o la derrota momentánea de esos procesos se
explica justamente por la acción de aquellas direcciones que propusieron
“integrarlos” dentro de los márgenes del Estado en los cuales la capacidad
creativa “desde abajo” y la libertad para definir acciones de lucha se
circunscribió a los mecanismos tradicionales de la democracia burguesa: en el
caso de Bolivia en función de la elección del “conciliador” Arce que no ha dado
respuesta a muchas de las demandas de quienes se enfrentaron a las medidas más reaccionarias
del gobierno de Añez; y en el caso de Chile para desarrollar una Asamblea
Constituyente maniatada por la derecha tradicional y hoy “gestionada” por el
gobierno de Boric que ha comenzado a decepcionar a muchos de quienes lo
apoyaron.
En
este sentido resulta interesante cuestionar la acepción que da Linera a la idea
de “Estado Integral” para pensar el modo en que este se cristaliza en las
sociedades actuales. Como señalaJuan Dal Maso, la interpretación del
pensamiento de Gramsci sobre el Estado extendido a la sociedad civil sólo en
términos de “consenso” (integración en un sentido positivo diría Linera) no es
sostenible, en tanto que para Gramsci es “un intento de resolver la
contradicción fundante del Estado burgués entre bourgeois y citoyen, de modo
tal que la distinción entre productor y ciudadano, público y privado sea
reconducida a un reforzamiento del Estado ante la irrupción de las masas, en
lugar de dar lugar a formas de democracia directa que suponen otro Estado en la
que esta distinción sea superada históricamente”. Es decir, lejos de suponer
una resolución de las contradicciones de clase, el Estado Integral penetra en
la sociedad civil para complejizar los mecanismos de dominación y aparentar una
unidad de propósitos “ciudadana” entre las clases en pugna. Esta cuestión
también había sido señalada, a su modo, por Trotsky en referencia a la
estatización de los sindicatos en la etapa imperialista como una combinación de
concesiones a sectores de la clase obrera y represión de sus alas combativas y
radicalizadas, y más recientemente, en la etapa neoliberal, mediante el
surgimiento de burocracias al interior de diversos movimientos de lucha
atravesados por la cuestión de clase (movimiento por tierra, vivienda,
movimiento de mujeres, etc.).
Esta
acepción implica una lectura política opuesta a la de Linera, pues conlleva la
idea de que la clase obrera debe enfrentar a aquellas conducciones burocráticas
que cumplen el papel de “policía política” en sus propias organizaciones. Pero
sobre todo implica,retomando a Marx, que los trabajadores no pueden apropiarse
de un aparato de dominación pensado para la opresión de su propia clase (el
Estado Burgués) para desenvolver su poder, sino que deben crear sus propias
instituciones en función del gobierno de las mayorías. La proyección de ese
Estado surge entonces de la puesta en pie de esos organismos de democracia
directa en los que se pueda realizar verdaderamente (y no aparentemente como en
el Estado que presenta Linera) una unidad entre “producción” y “ciudadanía” o
dicho de otro modo, entre la deliberación política efectiva del gobierno y la
ejecución mediante el dominio de los medios de producción. En el caso de
Gramsci, este papel se puede vincular a los consejos de fábrica que en el caso
ruso se referencian en los Soviets.
Es
decir, la perspectiva de Linera de que el único canalizador de las
transformaciones sociales debe ser el Estado no sólo anula la perspectiva de
una revolución sino que obtura toda posibilidad de que los movimientos de lucha
contra el neoliberalismo y los planes de austeridad que se han desarrollado en
los últimos años puedan desplegarse de forma independiente al Estado, lo cual,
como hemos señalado, ha implicado históricamente o su cooptación o su
desaparición.
Nuevos
horizontes de expectativas.
Antes
de terminar queremos detenernos en un último aspecto que plantea Linera: el
oscuro panorama en el “horizonte de expectativas” causado, en su visión, por la
pandemia y la crisis. Según su lectura, la falta de respuesta sobre “¿A dónde
vamos?” ha generado un “caos cognitivo” y el Estado se ha transformado en un
lugar de “resguardo” ante aquel descalabro, augurando que “en los siguientes 30
o 40 años vamos a tener más Estado, no menos Estado”. Esto sirve a Linera para
oponer una visión “estatalista” frente a la avanzada de proyectos neoliberales
referenciados en la extrema derecha.
Sin
embargo, el propio Linera ha reconocido recientemente en algunas entrevistas
que el surgimiento en América Latina de “populismos de derecha” ha estado
vinculado a los límites de la primera oleada de gobiernos pos-neoliberales para
atacar a los sectores que manejan los resortes económicos de nuestras
sociedades. Y en paralelo, asume que esta “segunda ola” de “gobiernos
progresistas” es mucho más moderada en sus relaciones con el gran capital.
Entonces ¿Por qué creer que en un escenario con “populismos de derecha” más
fortalecidos que a comienzos del siglo XX y que influyen en la “moderación”
política de los “progresismos” se pueden esperar reformas más profundas? ¿Por
qué esperar que en este contexto el “fortalecimiento del Estado” de la mano de
aquellos gobiernos pueda cumplir un rol transformador cuando según el propio
Linera no lo hicieron hasta el final cuando las condiciones fueron más
favorables?
Si
para Linera la fórmula de la hegemonía política que habilita el proceso de
“construcción de la nueva forma estatal” parte de “derrotar el proyecto
dominante e integrar en torno a los nuevos esquemas morales y lógicos
dominantes al resto de la sociedad”, se puede decir que estos proyectos se
desarrollan en dirección contraria: se trata de “pactar” una coexistencia con
los grandes capitales para sostenerse en el poder, adoptando gran parte de la
agenda política y de los “valores y esquemas morales” de la derecha en función
de “competir” con ellos por la representación de los intereses dominantes.
Lo
cierto es que el “horizonte de expectativas” que se han trazado algunos de los
proyectos “progresistas” en el último tiempo se ha limitado a construir
“mayorías electorales”, incorporando a sectores tradicionales del poder, que
han presentado como imposibles hasta las más tímidas reformas económicas o
políticas. A su vez, en pos de sostener estas “mayorías electorales” se ha
profundizado el encorsetamiento de todo tipo de movilización o cuestionamiento
“fuera del Estado”. De este modo, las organizaciones sindicales o movimientos
sociales adheridos a aquellos proyectos, lejos de jugar un rol en transformar
la relación de fuerzas han sido un brazo extendido del Estado en la contención
de todo cuestionamiento a las políticas gubernamentales.
En
este sentido la construcción de un nuevo “horizonte de expectativas” no puede
estar desligada de la lucha contra la resignación y el acotado margen de
transformaciones que promete la “segunda ola de progresismos”. Si toda
aspiración a transformaciones más profundas ha sido acallada en nombre de
sostener aquellas “mayorías electorales” y no dar “paso a la derecha”, la única
manera de elevar la vara respecto a las posibilidades transformadoras hacia el
futuro es romper con aquella dicotomía. No estamos condenados a repetir en
“loop” una secuencia de espiral derechista entre gobiernos “progresistas” cada
vez más corridos a la derecha y gobiernos abiertamente pro-empresariales
incapaces de sostenerse en el poder.
Para
romper ese bucle es necesario trazar un programa realista que dé salida a los
problemas más urgentes, lo cual implica cuestionar el atraso y la dependencia
de las sociedades latinoamericanas y las relaciones de propiedad que le dan origen.
No es posible derrotar a la derecha sin asediar las bases materiales que le dan
sustento, como ha demostrado la reconstrucción de los proyectos derechistas en
torno a los tradicionales centros de poder económico en América Latina. Desde
ya, esta perspectiva implica una lucha abierta con las burocracias sindicales y
políticas que resultan una fuerte contención al movimiento de masas que se ha
planteado salir a las calles en varios países durante los últimos años y que
hoy tiene aspectos de continuidad en las recientes movilizaciones en Ecuador.
El
“socialismo” del que habla Linera en su libro no es más que un cúmulo de
reformas parciales del capitalismo que hoy ni siquiera encuentran asidero en
los “progresismos” realmente existentes. Las verdaderas transformaciones para
romper de raíz la dependencia histórica de América Latina implican una lucha
anticapitalista y socialista que de rienda a las instituciones de lucha
formadas “desde abajo” en función de construir un gobierno de trabajadores en
ruptura con el Estado capitalista que tome en sus manos las demandas del
conjunto de los explotados y oprimidos.
BOLIVIA
BUSCA CONSOLIDAR UNA AGENDA PARA LA INCLUSIÓN FINANCIERA DE MUJERES
La
Vanguardia de España (https://bit.ly/3I4aIQP)
La
inclusión financiera de empresarias y emprendedoras en Bolivia, la detección de
brechas en ese sistema y el acceso igualitario a créditos, entre otros
servicios bancarios, son algunas preocupaciones reflejadas en tres
investigaciones presentadas este jueves en La Paz para consolidar una agenda en
torno a esta problemática.
Las
investigaciones fueron desarrolladas por el Instituto de Estudios Avanzados en
Desarrollo (Inesad) con el apoyo de ONU Mujeres, la Cooperación al Desarrollo
de la Embajada Suiza (Cosude) y las embajadas de Suecia y Canadá.
Estos
estudios se centraron en la situación económica de emprendedoras y empresarias
en Bolivia entre 2010 y 2020, con el objetivo de generar un diálogo entre
varios sectores para avanzar hacia la consolidación de una agenda para la
inclusión financiera de mujeres en el país, según las organizaciones promotoras
de las investigaciones.
"Hemos
visto que las brechas persisten, todavía las mujeres tienen menos acceso al
crédito, todavía tienen menos acceso financiero y a productos financieros",
comentó la jefa de la oficina de ONU Mujeres en Bolivia, Nidya Pesántez.
Con
estas investigaciones y los espacios de diálogo entre distintos actores se
pretende consolidar a "mediano plazo" esta agenda para que "vaya
mejorando" y facilitando el acceso de las mujeres al sistema financiero,
sostuvo Pesántez.
DATOS
Entre
la información más relevante de los tres estudios está que el 95 % de las
firmas en Bolivia son micro, pequeñas y medianas empresas y de ellas, el 70 %
están dirigidas por mujeres, pero pese a ello, aún se identificaron barreras
para acceder a ciertos servicios.
Pesántez
comentó que una de las principales barreras es la "desconfianza"
entre las mujeres y el sistema financiero, pues las primeras desconocen las
normas y facilidades que ofrece ese sector, pero además muchas no cuentan con
el capital financiero o las garantías requeridas, ya que tienen menos
patrimonio propio y les dificulta acceder a créditos.
El
80 % de las mujeres mayores de 20 años en el país no acceden a créditos y la
brecha de acceso en relación con los hombres es del 36 %, de acuerdo a las
indagaciones con base en datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema
Financiero (ASFI).
Además
los créditos dirigidos a mujeres solo representan el 35 % del total de
préstamos otorgados a personas naturales y el 25 % del total de la cartera del
sistema, según las investigaciones.
Asimismo
el 91 % del monto total de la cartera de créditos otorgado a mujeres se
concentra en el área urbana y tan solo el 9 % corresponde al área rural.
Pesántez
remarcó la necesidad de ahondar en la educación financiera para que las mujeres
se capaciten y conozcan cómo funciona ese sistema.
También
es necesario trabajar en el acceso a los servicios financieros digitales que
aún son desconocidos por muchas o que no cuentan con los equipos tecnológicos
para usarlos, como por ejemplo un teléfono móvil.
Según
las investigaciones el 82 % de las emprendedoras y empresarias no han recibido
educación financiera, ni sobre el uso digital, por lo que muchas dependen de
sus hijos para el manejo de dispositivos electrónicos.
RECOMENDACIONES
Entre
las principales recomendaciones para una "inclusión financiera con enfoque
de género" está promover un fondo de garantía para el acceso de
microcréditos a las emprendedoras y generar créditos para el capital de
inversión.
Asimismo
las investigaciones sugieren crear un bono para la obtención de recursos y
sistematizar datos desagregados por sexo sobre la inclusión financiera para
potenciar la "inversión con lente de género", según Pesántez.
En
tanto, la viceministra de Pensiones y Servicios Financieros, Ivette Espinoza,
sostuvo que los estudios están "alejados de la realidad" y que muchas
de las recomendaciones ya se están implementando en el país.
ORGULLO
LGBTIQ EN BOLIVIA: UNA MIRADA DESDE LO INDIO Y MARICA
Mientras
el mes de junio acoge la celebración del Orgullo LGBTIQ+ en varias partes del
mundo, en países como Bolivia circulan narrativas contrahegemónicas desde el
ser indio, cholo y marica.
El
Salto de España (https://bit.ly/3ug1ZoY)
“Para
nosotras lo marica es una enunciación política que tiene que ver con la
resignificación del insulto, es una enunciación política en el sentido de que
lo marica, el maricón, el maraco, todos estos insultos que en algún momento son
peyorativos, son hirientes, te desplazan, te asesinan, hay que revertirle el
significado, hay que resemantizarlo y hay que asumirlo políticamente”, dice
Edgar Soliz Guzmán, activista e integrante del Movimiento Maricas Bolivia.
Lo
gay se instaló en Bolivia en los 90, llegó con el neoliberalismo y lo trajeron
las ONG. “¿Qué había antes de lo gay?”, se pregunta Soliz. Estaba lo “maricón,
marica, mariposon, marulo, chisu, mujercito, trava, una serie de insultos
peyorativos del ardor popular”. Pero también está el entender lo marica desde
lo indio, lo cholo, otros adjetivos despectivos con los que se denigran los
cuerpos que portan las identidades aymaras y quechuas, culturas ancestrales
presentes en la región andina.
“En
algún momento de mi vida, ese indio que odiaba en mi cara, en mi persona, en mi
vida, en algún momento empiezo a politizar esa racialidad y también de ello, de
lo indio, un ejercicio de resistencia”, relata.
Cada
28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, que conmemora
la llamada revuelta de Stonewall de 1969 en Estados Unidos, una serie de
manifestaciones contra la violencia policial que se ejercía con frecuencia
contra la población LGBTIQ+, mayoritariamente racializada. Esta revuelta es
quizás más conocida como la impulsora que forjó el movimiento por los derechos
de las diversidades sexogenéricas en el país del norte y también se constituyó
un hito en todo el mundo.
Sin
embargo, mientras este día o durante todo el mes de junio se organizan
diferentes actividades para reafirmar y visibilizar el sentimiento de orgullo
por las identidades y orientaciones sexuales y de género —históricamente
excluidas y violentadas por un sistema heteronormativo y patriarcal— en otras
partes del mundo, como Bolivia, por el contrario las críticas se tejen en torno
a la mirada eurocéntrica y occidental con la que se narran las experiencias de
estas poblaciones, específicamente las del sur global, en las que de alguna
manera se impone un conocimiento hegemónico que anula otras formas de entender
las subjetividades y la propia sexualidad, por ejemplo de los aymaras y
quechuas. Una forma neocolonial dirían algunos académicos y activistas que
abogan por una propuesta desde lo indio, lo indígena y lo decolonial.
Si
bien no se trata de desvalorizar las luchas del norte, que son igual de
imprescindibles, es importante reconocer, según Soliz, que así como se
impusieron una serie de imaginarios a través de la colonización y se construyó
un tipo de “verdad universal y absoluta” en las sociedades colonizadas, las
normas en torno al deseo y los sentimientos también fueron impuestas y dictadas
a través de un modelo heterosexual dominante.
Por
lo tanto, si la lógica que impera sobre los cuerpos de las personas
sexogenéricas es intrínseca al pensamiento occidental, cómo se están pensando
entonces estas identidades en contextos como la ruralidad, sabiendo que han
naturalizado la norma heterosexual. Pero, además, cómo se están visibilizando
estas realidades, que más allá de pertenecer a las diversidades, también están
luchando por la dignificación de sus identidades indias e indígenas.
A
su vez, tampoco encajan en un movimiento urbano LGBTIQ+ que, como dicen, suele
acabar reproduciendo lógicas globalizadas, racistas y clasistas.
El
entorno rural y los cuerpos que transgreden la “norma”
En
la visión andina prevalece la idea esencialista de un modelo cosmogónico
dualista representado en el concepto chachawarmi, que reduce la comprensión de
las relaciones a las de complementariedad (femenino-masculino), dejando fuera
otras formas de relacionarse más allá de la binaridad.
Esto,
según los expertos, responde a un legado dejado por el discurso evangelizador
colonial, que contradice la amplia literatura y registros que muestran la
existencia de las identidades sexogenéricas en la ancestralidad del mundo
andino.
“La
invasión (española) usó el pretexto de la civilización para borrar y negar el
hecho civilizatorio también de los indios y los indígenas. Y por supuesto esto
iba de la mano del adoctrinamiento religioso, la instalación de la fe católica,
y en ese ejercicio, por supuesto, se borró la heterogeneidad en las culturas
prehispánicas”, dice Soliz, también productor y conductor del programa radial
Nación Marica, una especie de utopía como él lo llama, que sirve de punto de
encuentro para reflexionar sobre temas relacionados con el colonialismo, el
racismo y el clasismo con personas que también están “resistiendo desde su
rostro indio, desde su racialidad, desde su enunciación política como
indígenas, pero también como maricones, como machorras o como travas”.
“Si
entramos a la actualidad del mundo andino aymara-quechua, por supuesto que hay
una fuerte presencia de esa heterosexualidad obligatoria que hasta el día hoy
ha sido asumida como un orden casi natural”, comenta, lo que desencadena una
serie de sanciones sociales y mecanismos de control y disciplinamiento,
incluyendo experiencias de exilio.
Entre
2019 y 2020, Nación Marica realizó un proyecto en algunas regiones rurales en
la ciudad de La Paz, la capital, para conocer si había personas LGBTIQ+ en
estos territorios, que además tienen una alta presencia de iglesias evangélicas
y cristianas. La sorpresa fue descubrir un alto nivel de negación,
invisibilización y con ello mucha violencia, homofobia y transfobia, lo que
puede explicar el devenir de la migración como vía de escape.
Parte
de esta realidad, según el integrante de Nación Marica, tiene que ver con la
constante invisibilización e incluso nulidad de las personas LGBTIQ+ en los
espacios rurales. Una situación que se refuerza también en los medios de
comunicación. “Hay una negación absoluta en la parte rural”, dice Soliz sobre
el olvido y la poca atención a estas poblaciones, en regiones que también están
totalmente desconectadas de celebraciones como el 28 de junio u otras dinámicas
que se dan casi exclusivamente en los espacios urbanos.
“Nosotros
conocemos algunos testimonios de personas que han tenido que salir de su
pueblo, porque había un hostigamiento de pedir cuentas. Por qué eres afeminado,
por qué no juegas fútbol, por qué no has ido al cuartel, por qué, por qué (...)
Entonces en el tema indígena no solamente es la familia, en la comunidad uno
tiene que rendir cuentas, incluso de su sexualidad, a las autoridades
indígenas, a las autoridades políticas, a la familia”, sostiene.
Una
realidad diferente a la de la ciudad, donde, por ejemplo, procesos como la de
“salir del closet [armario]” se desarrollan en un entorno más íntimo,
individual o familiar, y no implican necesariamente una cuestión comunitaria o
colectiva.
“Hoy
la gente migra de su comunidad indígena por negocios, oportunidades de estudio,
dinero, etc. Pero también hoy la gente está migrando por el tema de su
sexualidad, porque uno sabe que no va a poder ser o reconocerse como
homosexual, como lesbiana o como trans en su comunidad, que tarde o temprano va
a ser objeto de discriminación”.
Soliz
aprovecha y comparte su experiencia personal en la que, a raíz de la violencia
psicológica y el constante cuestionamiento de su familia sobre su
homosexualidad, se vio obligado a migrar a la ciudad. “Lo que me quedó fue por
supuesto el exilio, fue la migración”, dice, refiriéndose a las luchas que
sobrellevan los disidentes aymaras y quechuas frente a un sistema dominante que
abraza convenientemente cada 28 de junio la causa LGBTIQ+ y al mismo tiempo es
excluyente con aquellos cuerpos que portan identidades que se alejan de lo
establecido como los indios e indígenas.
“Para
nosotros un elemento de resistencia es nombrarnos indios, aymaras, quechuas,
además de maricones en la ciudad, en la urbanidad, porque quieras o no eso
también abre la reflexión en el espacio rural, en el espacio de la comunidad”,
afirma acerca de la importancia de enunciarse desde el lugar del indio, porque
frente a toda opresión “como indios nos sometieron, como indios nos
liberaremos”, dice en alusión a la famosa frase de uno de los más importantes
intelectuales del pensamiento indianista boliviano, Fausto Reinaga.
“Creemos
que si nos nombramos (primeramente) como mestizos, si nos nombramos como
indígenas o como cholos, de algún modo estamos borrando o negando o desplazando
lo indio. Entonces para nosotros lo indio está por delante”, añade.
Las
ciudades, diversidades y la nulidad de lo indio
“Esta
figura de desarraigo de su identidad india, indígena, aymara, quechua y en ese
ejercicio de migración este sujeto o sujeta tiene que enfrentar al racismo de
las ciudades, no solo de las ciudades sino también de un ambiente LGBTIQ+
urbano que se construyen precisamente para el sujeto blanco y para el sujeto
urbano y ahí el cuerpo indio por supuesto es señalado, es discriminado y es
objeto de racismo”, dice el activista.
Si
bien la dureza que caracteriza los vínculos en las ciudades ha hecho que las
discusiones alrededor de las diversidades sexogenéricas no hayan podido
trascender las fronteras rurales, modelos como el neoliberalismo también han
forjado un tipo de lucha urbana LGBTIQ+ que está más conectada con los
intereses globales que con los locales y que se presta a las ambiciones de un
mercado capitalista.
“Siento
que esta cooptación capitalista del mercado y la banalización de esta lucha es
producto del neoliberalismo y del capitalismo, que no ve al sujeto político que
reclama sus derechos o que lucha contra el patriarcado y la homofobia, sino que
ve a un cliente potencial”, resalta.
“En
España, en México, hay zonas exclusivas para gays, entre comillas, pero en
realidad son zonas exclusivas para gays blancos, de clase media alta, con poder
adquisitivo y jóvenes. Y todos los que no entran en esa categoría están
excluidos de esas zonas”, comenta Soliz refiriéndose a la dinámica de una
modernidad capitalista donde no solo se comercializan productos sino también
deseos, sentimientos, luchas e identidades. Un ejemplo es el conveniente
marketing que aplican las empresas para proyectar una imagen más inclusiva y
pro derechos de las personas LGBTIQ+, conocido como el pinkwashing, que aflora
precisamente en fechas como el 28 de junio.
Además
de esto, en Bolivia y en América Latina en general, existe un tipo de habitus
que gravita en torno al sujeto gay y blanco en el que se centra todo el interés
del mercado, invisibilizando la pluralidad de orientaciones e identidades
sexogenéricas. Esto ha llevado a plantear, desde una perspectiva contrahegemónica,
la idea de pluralidad como pauta fundamental para dignificar las realidades de
estas personas como cuerpos diversos sin la imposición jerárquica de ningún
tipo, ni la mirada clasista y racista que denuncian prevalece dentro del
entorno urbano LGBTIQ+.
“Creo
que hay muchas capas de discriminación en el cuerpo indio en el cuerpo aymara,
en el cuerpo quechua, sobre todo en los cuerpos racializados, en esos cuerpos
marrones de rasgos étnicos indios, que incluso tienen dificultades con el
lenguaje, porque hay un habla muy característica de la gente que migra del
campo a la ciudad, porque su idioma de origen es el aymara o es el quechua,
entonces el castellano, por supuesto, como no es la lengua materna, va a ser un
castellano a medias. Y ese sujeto es el racializado y es objeto de
discriminación”, subraya.
A
pesar de que hoy en día en Bolivia existe una mayor apertura en las ciudades
para reflexionar en torno a lo indio, esgrimiendo en algunos casos el discurso
de que toda familia tiene o ha tenido en su seno una madre o abuela de origen
quechua o aymara, el racismo en el país sudamericano sigue siendo uno de los
principales problemas, esto a pesar de ser uno de los países con mayor densidad
de población indígena de la región.
“No
podemos subirnos al ghetto gay blanco, urbano, de ciudad, cuando los de abajo
la están pasando mal. Entonces es muy importante la conciencia de clase, la
identidad india, indígena y chola para construir una suerte de lucha y de
resistencia local (...) Para nosotros lo secundario es la orientación sexual,
lo primero es lo indio, la lucha indígena y el racismo en consecuencia”, dice
Soliz.
El
movimiento urbano LGBTIQ+ y el mes del Orgullo
“Acá
en Bolivia se denomina el mes largo de las diversidades sexuales y de género.
Nosotras tenemos una posición muy crítica al respecto, que tiene que ver con
nuestra propuesta india, decolonial, respecto a la mirada del norte global”,
dice Soliz en cuanto a la discrepancia con las representaciones que se
construyen sobre las diversidades en los espacios urbanos.
Uno
de los cuestionamientos de las resistencias contrahegemónicas al activismo
urbano LGBTIQ+ ha sido, sin duda, la de homogeneizar y naturalizar las demandas
de esta población desde las ciudades, que se ha sido visto como un intento de
blanquear las identidades y reproducir las lógicas racistas y clasistas que han
servido para marginar a otras subjetividades y corporalidades como los indios,
maricas, los cholos o las travas.
A
su vez, el punto de partida es cuestionar por qué una historia del Norte
global, como la revuelta de Stonewall, debe leer una realidad tan ajena como la
boliviana. “¿Acaso no tenemos una propia historia, un propio origen, y ahí
claro, mucho tiene que ver esto con una suerte de neocolonialismo en torno a lo
LGBTIQ+?”, dice Soliz.
En
ese sentido, las ciudades, ya de por sí entornos privilegiados en los que se ha
concentrado el activismo LGBTIQ+, con la atención de los medios de comunicación
y las redes sociales, han sido también territorios de alto riesgo para los
cuerpos disidentes, especialmente para aquellos a través de los cuales el
pinkwashing no se beneficia.
“Por
qué celebramos el 28 de junio si en esta parte del mundo que hoy es
Latinoamérica, el origen de las sexualidades no hegemónicas antecede a la
invasión española. Y lo mismo ocurre en Estados Unidos, ahí están los indios
berdaches, los indios doble espíritu de las comunidades indias”, señala Soliz
al referirse a otras narrativas que desafían el relato oficial y universal que
hoy se ha centrado en Stonewall.
CHOLITA-SAN,
LA AIMARA BOLIVIANA QUE PROMUEVE EL ANIME
Efeminista
de España (https://bit.ly/3Ozglc0)
La
vida de la aimara Cristina Mamami dio un giro con la pandemia de la covid-19,
que puso a prueba su fortaleza e hizo que saliera con resiliencia y con una gran
afición por el anime y el manga, animaciones japonesas que ayudan a subsistir a
Cholita-san, apodo que los «otakus» o seguidores de estos dibujos, le
otorgaron.
Mamani
luce con orgullo su tradicional vestimenta de cholita, formado por una blusa,
un bombín y una falda, aunque a veces cambia la manta por un kimono corto
similar al de Shinobu, su personaje favorito de la serie «Demon Slayer: Kimetsu
no Yaiba».
No
duda tampoco en lucir la distintiva capa azul de «Attack on Titan», o joyas de
fantasía de esta famosa serie japonesa, además de saberse de memoria los
nombres de los personajes de moda en el mundo otaku».
«Para
mí, el anime ha sido ejemplo, cultura y valor, eso es lo que he aprendido», ha
contado a Efe en una entrevista en la tienda de accesorios que echó a andar
hace poco más de un año junto a sus hijos Ronald y Brian.
Hija
de agricultores
Nacida
en el cantón Quilloma, en la provincia Pacajes de La Paz, la Cholita-san ha
contado que es hija de agricultores, una actividad que no ha olvidado y que suele
realizar cuando va de visita a su comunidad, o a Qorpa, la tierra natal de su
madre situada también en el Altiplano paceño.
La
incansable mujer es «mamá y papá» de sus hijos y ha hecho de todo para sacar
adelante a su familia, desde la venta ambulante de comida y refrescos hasta el
trabajo del hogar, ha explicado.
Sus
dos «tesoros» le abrieron las puertas al mundo de la animación japonesa, pues
desde pequeños les gustaba ver series o coleccionar algunos objetos.
Y
aunque ha reconocido que «no entendía mucho» sobre esa afición por entonces, no
dudaba en acompañarles a convenciones y eventos de fanáticos del anime.
Mamani
ha recordado divertida algunas anécdotas, como la vez en que tuvieron que
acampar para entrar a un evento y les llovió durante toda la noche. O cuando
quiso confiscar a sus hijos sus cartas de Yu-Gi-Oh! porque pensaba «que era
algo malo».
«Pero
hoy en día yo veo que todos los personajes son un arte, son un ‘cosplay’ que
demuestran de diferente manera un ejemplo, una enseñanza«, ha sostenido.
Pandemia
y giro
La
vida de Mamani cambió por completo cuando enfermó de covid-19 y casi todos sus
ahorros se fueron en tratamientos para curarse.
«Ya
no teníamos nada que comer. Ahí mis dos hijos empezaron a vender canguros
(sudaderas) de anime por la desesperación», ha confesado.
Los
jóvenes apelaron al TikTok para promocionar los productos, pero alguien les
reportó y todo su contenido fue eliminado, lo que hizo que Mamani, aún
convaleciente, decida involucrarse en la iniciativa y también aprender sobre el
anime.
Así
empezó a protagonizar los videos de TikTok y ante la demanda creciente de sus
clientes que preguntaban si tenían algún lugar fijo de venta, decidieron abrir
la tienda Anime Store Bolivia.
De
esa forma también nació la Cholita-san, bautizada así por sus seguidores y
clientes, tal vez extrañados inicialmente «al ver a una mujer de pollera»
promoviendo la cultura de la animación japonesa, ha indicado.
Cholita-san
«otaku»
La
Cholita-san no oculta su afición por el anime y el manga y se ha declarado
«orgullosa de poder apoyar» a sus hijos «y seguir adelante juntos en este
emprendimiento».
Mamani
defiende las enseñanzas que dejan las historietas japonesas que son, a su
juicio, «un ejemplo para todos los jóvenes» y para ella misma.
«Por
ejemplo, yo me identifico con Shinobu, que es del anime Kimetsu no Yaiba,
entonces he visto que es una mujer que lucha» por defender a su familia, ha
explicado.
Su
fanatismo le ha llevado a hacerse un traje completo, es decir, una blusa,
pollera y kimono corto con los colores de que lleva Shinobu, vestimenta que
lució junto a una katana en la reciente marcha por el «Día del orgullo friki»
en La Paz.
Seguir
aprendiendo
Mamani
ha confesado que participar en esa actividad fue como volver a tener quince
años, pues pudo compartir con otros «otakus» y ha valorado que estos jóvenes
prefieran «dedicarse a la lectura» de mangas o a ver anime «que estar en los
bares o con malos amigos».
La
Cholita-san ha lamentado que algunos no entiendan esta afición, que se burlen
de ella o le acusen de querer modificar la vestimenta de las aimaras.
«Quiero
aclararles que esto es un cosplay, es un arte, no es que estoy modificando», ha
sostenido.
Mamani,
que también es dirigente en su comunidad, hace gala de sus conocimientos sobre
el anime cuando recibe a sus clientes en la tienda, a quienes incluso hace
sugerencias sobre qué llevar.
«A
mí me falta aprender mucho, voy a seguir aprendiendo hasta que Dios me dé la
vida. Pero en esto sólo puedo agradecer a mis dos hijos, a mis dos amores tan
grandes que tengo», ha concluido emocionada.
EX
CANCILLER DE PIÑERA SALE EN DEFENSA DE JEANINE ÁÑEZ: PIDE "APOYAR ACCIONES
PARA ENMENDAR ESTA INJUSTICIA"
Teodoro
Ribera (RN) cuestionó el proceso judicial que ha enfrentado la ex presidenta
transitoria de Bolivia, condenada a 10 años de cárcel. "Más que hacer
justicia, se busca a través de ella atemorizar a la oposición y a la sociedad
civil", acusó a través de columna de opinión en un medio boliviano.
Radio
Cooperativa de Chile (https://bit.ly/3uf1ICs)
El
ex canciller Teodoro Ribera (RN) realizó una fuerte crítica a la situación de
la ex presidenta transitoria de Bolivia Jeanine Áñez, condenada a 10 años de
cárcel, asegurando que en este caso hay un "uso autoritario de los
mecanismos legales" y que Chile debe "apoyar cualquier acción que
permita enmendar esta injusticia".
Ribera
cuestionó el proceso judicial enfrentado por la ex senadora altiplánica,
acusando que "más que hacer justicia, se busca a través de ella atemorizar
a la oposición y a la sociedad civil".
"Así,
el proceso contra Áñez demuestra una erosión gradual y sigilosa de las
instituciones democráticas en Bolivia y un uso autoritario de los mecanismos
legales. A pesar de los positivos augurios que anunciaba la presidencia de Luis
Arce, el caso Áñez devuelve la mirada hacia atrás y dificulta la confianza
internacional en la institucionalidad boliviana", puntualizó el también ex
ministro de Justicia.
En
esta línea, profundizó en el medio antes citado que "habiendo Chile y
otros Estados reconocido a Jeanine Áñez como legítima mandataria, es esperable
representar nuestra profunda preocupación por su salud y detención. Para
nuestro país no puede ser indiferente que en nuestro entorno se respeten o no
los derechos humanos".
"No
podemos dejar a un lado y fuera de los temas regionales este caso de
encarcelamiento injusto de una ex presidenta reconocida por la comunidad
internacional. Debemos, como país democrático, apoyar cualquier acción que
permita enmendar esta injusticia, de manera prudente, pero firme",
sentenció Ribera.
En
tanto, el diario La Segunda dio cuenta que en Renovación Nacional (RN)
evaluaban reforzar en el Congreso este llamado realizado por Ribera,
solicitando al Ejecutivo que advierta este problema.
Jeanine
Añez fue condenada a 10 años de cárcel por la justicia boliviana por
incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución cuando
asumió el poder en 2019, en medio de una crisis social y política.
BOLIVIANO
INGRESÓ POR SALTA UNOS MEDICAMENTOS PARA NADA LEGALES
Voces
Críticas de Argentina (https://bit.ly/3NBsFY6)
Un
operativo permitió descubrir a un boliviano que ingresó por Salta unos
medicamentos para nada legales. No obstante, su cometido se vio interrumpido
por intervención de la gendarmería.
Todo
comenzó cuando un ciudadano de nacionalidad boliviana, transitaba por la ruta
34 a bordo de su automóvil. Al llegar a la altura del kilómetro 1.466, detuvo
su marcha en un control de seguridad llevado a cabo por efectivos de
gendarmería. Todavía nadie sabía que llevaba carga ilegal.
Fueron
los efectivos del Escuadrón 54 de Aguaray los que descubrieron que el boliviano
en cuestión había ingresado al país, por Salta, con unos medicamentos para nada
legales.
El
hecho quedó expuesto cuando requisaron el baúl del automóvil, un Citroen C4.
Allí encontraron un total de 32 frascos de medicamentos que no poseían ningún
certificado médico que diagnostique el estado de salud del involucrado o
justifique la aplicación de la medicación.
Según
se supo, el sujeto provenía del Estado Plurinacional de Bolivia con destino la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Había ingresado por la provincia de Salta,
pero no pudo avanzar más.
Acto
seguido, los gendarmes consultaron a sus superiores y por disposición de AFIP y
Aduana, se decomisó la mercadería que tenía origen extranjero. Los remedios no
tenían ni siquiera el aval de la ANMAT.
BRASIL
AVANZA EN CONVERSACIONES PARA RECIBIR GAS DE VACA MUERTA
La
Mañana de Neuquén, Argentina (https://bit.ly/3nwKzRa)
El
presidente Jair Bolsonaro sostuvo que Brasil está en conversaciones avanzadas
con Argentina para traer gas de las reservas de esquisto de Vaca Muerta. "
Estamos bastante avanzados en traer el gas de Vaca Muerta para acá", aseguró
el mandatario en un evento con dirigentes de la industria.
No
es la primera vez que Bolsonaro se refiere a la posibilidad de recibir gas
desde la Cuenca Neuquina. En los primeros días de junio, el presidente de
Brasil afirmó que el acuerdo con Argentina para la exploración de gas de Vaca
Muerta está en pie. Lo hizo en la reunión bilateral improvisada con su par
Alberto Fernández, al margen de la Cumbre de las Américas.
"(Alberto)
Fernández, nuestro acuerdo de gas de Vaca Muerta avanza. Puede estar seguro,
será bueno para nuestros dos países, y no dejaremos de importar gas de
Bolivia", dijo.
Hay
que recordar que el Gobierno brasileño manifestó quejas por el acuerdo de gas
con Bolivia desde que el país vecino cortó el mes pasado el 30% del gas enviado
a Brasil para desviarlo a Argentina, que estaba experimentando problemas de
abastecimiento.
En
ese momento, Bolsonaro llegó a decir que el recorte había sido una colusión
entre el Gobierno boliviano y la gerencia de Petrobras para perjudicarlo.
"Bolivia
cortó el 30% de nuestro gas para entregarlo a Argentina. El gas, si hay que
comprarlo en otro lado, es cinco veces más caro. ¿Quién pagará la cuenta? Es un
negocio que parece orquestado para favorecer a ya saben quién", dijo
Bolsonaro en una conversación con sus seguidores.
El
proyecto entre Brasil y Argentina para Vaca Muerta prevé la construcción de una
red de gasoductos que uniría el yacimiento argentino con el sur de Brasil, en
una propuesta de inversión de 3.700 millones de dólares y conexiones de 1.400
kilómetros.
El
tema ya había sido discutido entre los dos presidentes en 2020, pero chocó con
la intención de Brasil de aumentar su propia producción de gas. El asunto
volvió a ser discutido en el breve encuentro entre Fernández y Bolsonaro
durante la cumbre
ERAN
TRASLADADOS A BOLIVIA: DESARTICULAN BANDA DEDICADA AL ROBO DE VEHÍCULOS EN
IQUIQUE
Radio
Bio Bio de Chile (https://bit.ly/3nrPcfn)
Carabineros
detuvo a cinco personas -tres bolivianos y dos chilenos- que se dedicaban al
robo de vehículos en Iquique, para su posterior traslado a Bolivia. Parte de la
banda cuenta con amplio prontuario policial, que incluye delitos como robo en
lugar no habitado y porte de arma.
Carabineros
desarticuló una banda dedicada al robo de vehículos en Iquique, región de
Tarapacá.
La
organización estaba conformada por cinco personas, quienes sustraían los
automóviles para su posterior traslado a Bolivia.
Tres
de los detenidos son de nacionalidad boliviana. Los otros dos involucrados son
una pareja de chilenos, quienes tienen un amplio prontuario policial.
Entre
los delitos que habían cometido con anterioridad se registran recepción de
vehículos, robo en lugar no habitado, porte de arma, robo con intimidación,
hurto y robo de vehículos motorizados.
Los
efectivos policiales pudieron recuperar tres automóviles de diferentes marcas,
algunos de ellos con sus patentes adulteradas.
De
acuerdo a información de Carabineros, este año se han recuperado 494 vehículos
en la región, muchos de los cuales son trasladados hasta la frontera con
Bolivia.
PUNTOMAQ
ENTRA A FORMAR PARTE DE LA RED DE DISTRIBUCIÓN DE METSO OUTOTEC EN BOLIVIA
Inter
Empresas.net (https://bit.ly/3ug3lA4)
Puntomaq
SA se ha unido a la comunidad de áridos como el último miembro de la red de
distribución de Metso Outotec. Puntomaq representará la gama completa de
equipos fijos y móviles de Metso Outotec, como las trituradoras, cribas y
transportadores móviles Nordtrack y las trituradoras y cribas portátiles NW
Rapid, además de dar soporte y servicios posventa, incluidas las piezas de
repuesto y desgaste de la serie O.
“Metso
Outotec está muy orgullosa de formar parte de la creciente demanda de
soluciones de áridos en Bolivia”, comparte Benjamin Lhorente, jefe de Ventas de
Distribución para México, América Central y del Sur en Metso Outotec. “La base
de clientes de Puntomaq ya muestra interés en nuestra oferta y estamos seguros
de que esta asociación seguirá siendo una combinación exitosa”.
“Tenemos
un mercado de maquinaria pesada que confía en Puntomaq para acceder a productos
premium y soporte técnico”, dice Daniel Subieta, gerente de Puntomaq. “Los
productos y servicios de Metso Outotec complementan nuestra experiencia actual
y nos permitirán expandir nuestro negocio al sector de los áridos”.
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