¿Acaso
Bolivia es el modelo a seguir? En las últimas semanas el país andino ha sido
ampliamente citado por diversos analistas políticos, quienes han retomado el
caso boliviano sobre la elección de jueces como un referente para explicar las
posibles consecuencias de la reforma al poder judicial propuesta por el
presidente Andrés Manuel López Obrador.
En
una entrevista hecha recientemente al periodista andino Rafael Archondo ,
compartió sobre la experiencia en la elección de jueces por voto popular que
contempla a las cúpulas de la Corte Suprema, el Tribunal Constitucional, el
Consejo de la Judicatura y el Tribunal Agroambiental en Bolivia, la cual hasta
el momento es la única en el mundo, ha sido un experimento.
Los
jueces bolivianos se han elegido en dos ocasiones, en 2011 y 2017, con
resultados poco esperanzadores. El resultado en las urnas para la elección de
autoridades judiciales fue de un 60% de votos nulos y en blanco para la
elección de 2011, y para la elección de 2017 los votos blancos y nulos sumaron
el 62%. Un aspecto importante a destacar es que el Tribunal Supremo Electoral
emitió un reglamento para la elección en la que quedaba prohibido todo acto de
campaña.
Como
es de esperarse, en diversos espacios se ha retomado el caso boliviano como si
se tratara de una suerte de espejo que nos permite prever el futuro inmediato
de México. La elección de jueces ciertamente ha traído como consecuencia para
el caso boliviano un realineamiento político con el gobernante en turno, prueba
de ello fue cómo la Corte Suprema Constitucional emitió un veredicto que
determinó que el primer periodo presidencial de Evo Morales (2006-2009) no
contaría como periodo previo, ya que la nueva Constitución política había
entrado en vigor en 2009 y, en consecuencia, se habilitó la posibilidad de que
el presidente pudiera contender en 2014 para un segundo periodo presidencial.
De
igual forma, fue el Tribunal Constitucional Plurinacional el que falló a favor
de la reelección indefinida, lo que le permitió a Morales postularse a las
elecciones de 2019, las cuales fueron señaladas por múltiples irregularidades
y, ante la pérdida de apoyo político, obligaron al entonces presidente electo a
dirimir en noviembre de 2019.
Ciertamente
el caso boliviano da muestras de una amplia concentración de un partido
político dominante y la pérdida de contrapesos a través de los procesos de
selección de jueces desde el Poder Legislativo y ratificados mediante un
proceso de una elección popular que más bien avala lo acordado desde las
cúpulas partidarias en el Congreso boliviano.
A
pesar de ello, es pertinente considerar que México no es una réplica del caso
boliviano. En todo caso, es probable que se trate de un modelo inspirador, pero
el caso mexicano ha sido más audaz, pues a diferencia del presidente andino,
quien impulsó la creación de una nueva Constitución Política en donde se tuvo
que someter a negociar con la oposición la estructura constitucional, el
presidente López Obrador sólo optó por nominar a su régimen como una “Cuarta
Transformación”, sin una refundación constitucional, como si lo hicieran en
Venezuela, Ecuador y Bolivia.
En
ese mismo sentido, es importante considerar que Morales fue ampliamente
criticado por buscar a través de la vía plebiscitaria una ratificación de su
mandato y su popularidad. Durante su gobierno se efectuaron tres referendos
más, los cuales se llevaron a cabo siguiendo la vía legal de la Ley de
Referéndum y Revocación de Mandato. Al someterse a las reglas del juego,
Morales no siempre tuvo la suerte de contar con el apoyo popular, prueba de
ello es que el referendo constitucional 2016, que le permitiría la ratificación
para ser reelecto en 2019, lo perdió con tan sólo dos puntos porcentuales de
diferencia.
Para
el politólogo Mark Clarence Walker, autor del libro The strategic use of
referedums: power, legitimacy and democracy, la estrategia de los presidentes
cuando optan por convocar a referéndums está condicionada por la negociación
entre las élites. En ese sentido es notable cómo hasta ahora la postura del
obradorismo ha evitado el diálogo con la oposición, prueba de ello es que a
diferencia de Morales la postura del presidente López Obrador ha sido evasiva
cuando se trata de someterse a los mecanismos de democracia directa. Con apenas
dos consultas, el presidente ratificó que la vía plebiscitaria no es la mejor
estrategia: tanto en la consulta popular de 2021 y la revocación de mandato de
2022 la participación no rebasó el 10% del electorado nacional. Frente a este
panorama, tanto López Obrador como ahora la actual presidenta electa Claudia
Sheinbaum han optado por la simulación de la consulta a través de ejercicios
organizadas con casas encuestadoras.
Más
que pensar en el caso boliviano como un modelo a seguir, en México se está
revirtiendo la democracia plebiscitaria a través de un modelo de consulta 2.0
que desacredita la vía institucional que implica someterse al control del INE y
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a partir de organizar desde el
partido Morena las consultas para la reforma judicial. Tal pareciera que los
casos andinos son sólo un referente y no la ruta a seguir.
https://acortar.link/A5Oxrv
EL
GOLPE BAJO DE LUIS ARCE EN BOLIVIA
El
Nacional de Venezuela (https://acortar.link/6qPXaw)
¿Dónde
se ha visto que un presidente de un país instruya a su jefe del Ejército que
saque tropas y tanques y rodee el palacio de gobierno para aumentar su
popularidad, pues la crisis económica es insostenible?
Hace
unos días se lanzó en Bolivia una asonada golpista cívico–militar que resultó
ser una comedia de mal gusto parecida a una telenovela de bajo presupuesto.
Dicha
puesta en escena, habría sido un simulacro con el fin de elevar la popularidad
del Presidente Luis Arce. Le salió, sin embargo, el tiro por la culata. Su
popularidad está por los suelos, más aún cuando quiere presentarse como
candidato a las elecciones generales del 2025.
El
«supuesto» golpista, el general de ejército Juan José Zúñiga, llegó con tanques
y tropas fuertemente armadas al palacio de gobierno pidiendo cambios en el
gabinete, restituir la democracia y liberar a los presos políticos. No tocó,
sin embargo, al presidente Luis Arce.
Un
golpe de Estado –que Bolivia ha vivido muchos– es una violenta toma del poder a
través de las armas, coordinado entre varias unidades militares donde lo
primero que hacen es perseguir y arrestar al primer mandatario y su gabinete,
acallar a la prensa y donde suelen haber muchas bajas.
Zúñiga
cuando fue detenido -así como a otros involucrados- confesó que Arce fue quien
le ordenó sacar los tanques a las calles. Consultado por la prensa si eso
significaba un autogolpe, respondió: «Sí, es». Ambos eran amigos cercanos y
solían jugar basquetbol. Estuvieron juntos el fin de semana anterior en el
colegio La Salle.
Arce,
rechazó el intento del excomandante Zúñiga de involucrarlo en el intento de
golpe de Estado y afirmó que «no es un político que va a ganar la popularidad
con la sangre del pueblo». ¿A quién le creemos? Aquí se presenta la situación
de la posverdad.
Los
bolivianos, que hemos sido víctimas de varios golpes de Estado, nos dimos
cuenta de inmediato de que esto era un simulacro de mal gusto. Los beneficiados
fueron las gasolineras, los supermercados y el mercado paralelo del dólar que
subió a casi 9,50 pesos bolivianos por dólar, cuando el oficial está a 6,97.
Los bolivianos quedaron indignados.
La
mano de Venezuela
¿Quién
habría coadyuvado a organizar esta comedia? Probablemente el gobierno
venezolano. Hace unos días llegaron a Bolivia un grupo de 80 ciudadanos. Los
venezolanos son expertos en armar estos show mediáticos. Recordemos que el 2002
hubo una crisis económica en Venezuela y se dio un golpe de Estado que derrocó
al entonces presidente Hugo Chávez. Curiosamente, fue restituido dos días
después. Algo parecido ocurrió con el entonces presidente Rafael Correa del
Ecuador. Todos pertenecientes al ala del socialismo del siglo XXI.
¿Qué
viene como siguiente acto? El gobierno culpará a la oposición del engorroso
aparente montaje y pretenderá acusarla de ser los autores intelectuales del
«supuesto golpe». Y, es probable que comiencen a perseguir a los líderes de la
posición.
Cuando
hubo el vergonzoso fraude electoral de 2019, el Movimiento al Socialismo (MAS),
partido de Evo y Arce, arguyó que hubo un golpe. Jamás lo hubo.
Probablemente
el presidente Arce –con la excusa de lo sucedido– pretendiera cerrar el
Congreso, y gobernar por decreto, o realizar cualquier hecho antidemocrático,
lo cual la oposición no lo permitiría.
Es
urgente investigar y aclarar estos vergonzosos hechos.
EDITORIAL.
REITERADAS CRISIS POLÍTICAS EN BOLIVIA
El
reciente intento de golpe de Estado dejó mil conjeturas sobre sus motivaciones
y puso otra vez en jaque a la democracia del vecino país.
Los
Andes de Argentina (https://acortar.link/F45SaM)
El
reciente intento golpe de Estado ocurrido en Bolivia puso en alerta a los demás
países de la región, cuyas autoridades se expresaron mayoritariamente para
repudiar dicha acción de militares rebeldes.
El
hecho fue realmente curioso y preocupante a la vez, ya que la intentona
golpista duró apenas un par de horas, pero las características de la acción
fueron de una violencia pocas veces vista en el plano institucional, con
uniformados que abrieron la puerta de la sede gubernamental utilizando una
tanqueta del Ejército y luego llegaron a ocupar espacios dentro del edificio.
La
rápida acción del gobierno del presidente Luis Arce, con respaldo de las tres
fuerzas armadas de Bolivia, permitió sofocar la asonada y proceder a la
detención de su principal responsable, el jefe del Ejército en ese momento,
general Juan José Zúñiga. El apoyo obtenido de parte de la amplia mayoría
militar dejó a Arce fortalecido y de ese modo habilitado para nombrar con
rapidez una nueva cúpula militar, poniendo fin a la revuelta. Así, los
amotinados se replegaron y volvieron a sus cuarteles.
De
todos modos, se trató de un episodio que no debería quedar rápidamente en el
olvido. En primer lugar, por el largo historial que tiene Bolivia en cuanto a
insurrecciones militares e intentos de golpes de Estado o derrocamientos. El
último y reciente ejemplo se dio a través de la caída de Evo Morales en el año
2019. Hubo de inmediato un gobierno provisional, dentro del marco democrático,
hasta llegar a la elección popular que estaba ya prevista y que le devolvió el
poder a la izquierda boliviana a través de Luis Arce, ex ministro de Economía
de Evo Morales, con el que, curiosamente, ahora se encuentra fuertemente
enfrentado. Morales, precisamente, fue, de algún modo, quien motivó su propio
derrocamiento por pretender forzar una nueva y controvertida reelección.
Este
panorama ha llevado a que el vecino país sufra un muy pobre equilibrio entre
sus fuerzas políticas, ya que la calidad democrática se torna relativa en
virtud de tantas controversias. Recién como consecuencia de la reciente
revuelta frustrada el presidente Arce obtuvo, además del apoyo de los
militares, un rotundo respaldo de todo el espectro político de Bolivia y de la
comunidad internacional, comenzando por los países de la región.
Por
lo tanto, es importante desde el punto de vista de la política internacional
seguir atentamente la evolución de la crisis boliviana, teniendo en cuenta que
el depuesto jefe del Ejército dijo, una vez frustrado su intento golpista, que
todo había sido un montaje orquestado desde la Presidencia de Bolivia para
levantar la imagen de Arce. Mientras tanto, éste ya había denunciado con
anterioridad la organización de lo que denominó un “golpe blando” para
desestabilizarlo. Nunca quedó en claro si dicho proceso provenía de las Fuerzas
Armadas o de su ahora fuerte rival Evo Morales.
Bolivia
atraviesa una crisis económica y social importante, con protestas que el
gobierno de turno considera inspiradas por Evo Morales, pero que también
reflejan la inquietud de buena parte de la población. Por ello, la clase
política en su conjunto debería exigir una investigación institucional a fondo
de lo que motivó el reciente levantamiento.
BOLIVIA:
¿A QUIÉNES LES CONVIENE EL DISCURSO DEL “AUTO-GOLPE”?
En
el intento de golpe frustrado hubo apoyo interno y externo. A la derecha
boliviana le viene bien la idea del "auto-golpe", mientras se
profundizan las heridas en la interna del MAS.
Grito
del Sur de Argentina (https://acortar.link/372jmf)
Mientras
volvía a casa escuché la noticia sobre un nuevo golpe de Estado en Bolivia.
Sólo se me vino a la mente la imagen del 2019: dolor, sufrimiento y muerte, es
decir el saldo que nos dejó el último golpe.
Pero,
¿qué es lo que sucedió el miércoles 26 de junio en Bolivia?
Para
poner en contexto, algunos días antes Juan José Zuñiga -en aquel momento
comandante general del Ejército Boliviano- realizó declaraciones en contra del
ex presidente Evo Morales: “Ese señor no puede volver a ser presidente de este
país, legalmente está inhabilitado, las Fuerzas Armadas tienen la misión de
hacer cumplir la Constitución Política del Estado”. Por sus declaraciones,
diversos sectores pidieron la destitución, ya que ningún militar activo tiene
la potestad de opinar sobre asuntos que no son de su competencia, solo puede
hacerlo el pueblo a través de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y
Judicial). Por esa razón, se tomaron los dichos de Zuñiga como «sublevación».
El miércoles 26 provocó un intento de golpe ingresando a la Plaza Murillo con
tanques y soldados, sumando el apoyo de otros mandos de bajo rango.
Las
demandas y argumentos en un primer momento fueron “la democracia” y la
liberación de “presos políticos”, tal es el caso de Jeanine Áñez y Fernando
Camacho (involucrados en el golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019).
Claramente Zuñiga no tuvo apoyo policial, mucho menos militar, por lo cual no
logró su propósito. Con esto no descartamos que a los altos mandos de la
policía y el Ejército no se les cuestione; por lo contrario, nuestra historia
así nos enseña: el país vivió entre golpes e intentos, sumando un total de 39.
Como
Zuñiga no logró su objetivo, tuvo que cambiar el relato por un supuesto
«auto-golpe». Es claro que este hecho fue una prueba, un ensayo para medir el
pulso de la población, del gobierno y de los movimientos sociales y sindicales.
En política uno no se manda solo, más en una sublevación, por lo que en el
intento de golpe frustrado hubo apoyo interno y externo.
Interno:
la oligarquía boliviana sería la más beneficiada si el golpe hubiese sido
exitoso, pero el “auto-golpe” no les viene mal porque logran abrir más la
herida de la interna del MAS. Ya que la derecha no tiene un armado político ni
un relato nuevo, gastaron casi todas sus fichas durante el gobierno de facto de
Áñez.
Externo:
Bolivia sigue siendo una mina de tesoros para el imperio del norte (en
decadencia) en especial por sus minerales, como el litio. La jefa del comando
Sur, Laura Richardson, insinuó en reiteradas ocasiones tomar el triángulo de
litio (Argentina, Chile y Bolivia), ya que las corporaciones financieras
necesitan asegurar su control energético global.
América
Latina no está aislada del nuevo orden mundial en disputa: las guerras en Medio
Oriente, la guerra entre Rusia y Ucrania, los avances de la ultraderecha, las
guerras híbridas, es decir formamos parte de un juego perverso de ajedrez en el
que los pueblos del mundo son los que están pagando los costos. Ésta es la
mayor razón para saber que siempre hay apoyo externo por intereses mayores.
Pareciera
que las máximas referencias del MAS-IPSP no lo están viendo, están cegados en
su enfrentamiento, no entienden que el foco mediático del “supuesto auto-golpe”
se encuentra en los medios nacionales e internacionales y las redes virtuales
con un propósito: ampliar más las internas del oficialismo, generar más
conspiraciones y deslealtades entre pares, lograr que la militancia se
desgaste, confundir a la población para que pierda la fe y la credibilidad en
el gobierno nacional, es decir en el MAS-IPSP. Si el Movimiento al Socialismo
llega dividido a las próximas elecciones, esto le dará más chance al reciclado
que pueda armar la derecha boliviana para tomar el poder.
BOLIVIA:
CLAVES DE LA ASONADA MILITAR Y SUS COLETAZOS
La
imagen de los militares entrando por la fuerza al Palacio Quemado recorrieron
el mundo y sembraron confusión en Bolivia.
Bitacora
de Uruguay (https://acortar.link/kSviXU)
El
frustrado putsch de una facción del Ejército, en medio del rechazo nacional e
internacional, se da en el marco de la erosión de la gestión de Luis Arce,
producto, en gran medida, de las guerras intestinas en el Movimiento al
Socialismo (MAS). Pese a su rápido fracaso, la rebelión militar tendrá
consecuencias políticas.
Los
tanques en la plaza Murillo terminaron siendo una especie de farsa que podría
haber derivado en tragedia, en un clima político crecientemente deteriorado por
las disputas en el interior del MAS, hoy fracturado en dos alas: evistas y
arcistas. En la tarde del miércoles 26 de junio el comandante general del
Ejército, Juan José Zúñiga -quien había sido destituido el martes en la noche,
pero que se negaba a reconocer la decisión presidencial-, ocupó esa emblemática
plaza con tanquetas. Utilizó incluso una de ellas para abrir por la fuerza la
puerta del Palacio Quemado, la antigua sede del gobierno hoy compartida con la
aledaña Casa Grande del Pueblo. La confusión sobre las intenciones y las
estrategias en juego reinó durante casi toda la asonada, mientras varios
ministros colocaban muebles para evitar el ingreso de los uniformados.
La
tensión había ido escalando luego de que el general Zúñiga se refiriera a la
imposibilidad del expresidente Evo Morales de volver a presentarse a las
elecciones presidenciales y respondiera a varias de sus acusaciones tildándolo
de "mitómano". En una entrevista con el programa local No mentirás
del 24 de junio, el jefe castrense dijo que "legalmente Evo Morales está
inhabilitado. La CPE [Constitución Política del Estado] dice que no puede ser
más de dos gestiones, y el señor fue reelegido. El Ejército y las Fuerzas
Armadas tienen la misión de hacer respetar y cumplir la CPE. Ese señor no puede
volver a ser presidente de este país".
Zúñiga
se refería a un polémico fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP)
que, en una sentencia sobre otra cuestión, incluyó una forzada interpretación
de la Constitución de 2009 que dejaría afuera de la carrera presidencial al
tres veces presidente. La Constitución señala que sólo son posibles dos
mandatos consecutivos, pero el tribunal "interpretó" que son dos en
total -consecutivos o no-, lo que fue presentado por Morales como un intento de
proscripción política por parte de la "derecha endógena", en el marco
de lo que denominó un "plan negro" para sacarlo del juego político,
orquestado, según él, por los ministros de Justicia, Iván Lima, y Gobierno,
Eduardo del Castillo.
Las
declaraciones amenazantes de Zúñiga, nombrado comandante del Ejército a fines
de 2022 por el presidente Luis Arce Catacora, enervaron al expresidente y al
evismo, que comenzó a hablar de un "autogolpe" en ciernes. "El
tipo de amenazas hechas por el comandante general del Ejército, Juan José
Zúñiga, nunca se dieron en democracia. Si no son desautorizadas por el
comandante en jefe de las Fuerzas Armadas [Luis Arce] se comprobará que lo que
en verdad están organizando es un autogolpe", denunció Morales en su
cuenta de X, desde donde critica a diario al gobierno de Arce, al que considera
un traidor al llamado "Proceso de cambio".
Pero
no fue sólo el expresidente. Las amenazas de Zúñiga violaban los reglamentos
militares y la Constitución, lo que explica la decisión de Arce de destituirlo.
Pero esto fue considerado por el jefe militar como una expresión de
"desprecio" pese a su lealtad al presidente. Este miércoles, según
informó el diario El Deber, fue citado para ser relevado formalmente, pero
llegó a la plaza Murillo con blindados y soldados encapuchados.
Y
el país asistió a un general actuando como "movimiento social", lo
que en los hechos constituye un golpe de Estado, increpando cara a cara al
presidente Arce tras ingresar por la fuerza al Palacio Quemado, mientras los
colaboradores del presidente le gritaban golpista y le exigían a gritos que
retirara a los uniformados.
El
aislamiento de Zúñiga, sin apoyo político ni social, explica posiblemente su
intento de darle un contenido político a su rebelión: dijo que iba a liberar a
"presos políticos" como la expresidenta Jeanine Áñez y el
exgobernador de Santa Cruz Fernando Camacho y que iba a restaurar la
democracia. "Una élite se ha hecho cargo del país, vándalos que han
destruido al país", arengó a las puertas de su vehículo blindado, frente
al Palacio Quemado y el Parlamento.
Su
argumento de que "las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la
democracia, [para] que sea una verdadera democracia, no de unos dueños que ya
están 30 y 40 años en el poder", cayó en saco roto. La reacción interna y
externa fue contundente. Hasta opositores actualmente en prisión como Áñez y
Camacho condenaron la acción militar. También lo hicieron los expresidentes
Carlos Mesa y Jorge Tuto Quiroga. Fuera del país, mandatarios de diversos
signos ideológicos -salvo el argentino Javier Milei, que lo dejó en manos de su
canciller- llamaron a defender las instituciones y condenaron a los sublevados.
Entretanto,
organizaciones matrices como la Central Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB) o la Central Obrera Boliviana (COB), al igual
que Evo Morales, que sigue siendo el líder de los sindicatos de cultivadores de
coca del Chapare en Cochabamba (tiene allí sus oficinas y su emprendimiento de
piscicultura), convocaron a la huelga general, el bloqueo de caminos y una gran
marcha hacia La Paz.
Arce,
por su lado, dio un breve discurso, llamando también a la movilización, en
medio de conatos de enfrentamientos en la plaza Murillo, donde los
manifestantes eran expulsados con gases lacrimógenos. Y se dispuso a nombrar un
nuevo mando militar en las tres fuerzas.
Sin
rebelión en los cuarteles militares ni policiales, la cuerda de Zúñiga para
mantener el levantamiento y lograr quedarse en su puesto por la fuerza se iba
acabando. Involucrado en al menos un caso de desvío de fondos -del pago del
bono Juancito Pinto, en manos de militares- durante el gobierno de Evo Morales,
y sin un gran desempeño en su carrera, este militar era considerado muy cercano
a Arce y parece haber reaccionado de manera impulsiva. Su retirada de la plaza
Murillo se pareció a una desbandada, con manifestantes persiguiendo a los
soldados rezagados.
Tras
ser detenido, junto al vicealmirante Juan Arnez, excomandante de la Armada,
Zúñiga dijo que había actuado por orden del presidente: "El presidente
[Arce] me dijo: 'la situación está muy jodida, es necesario preparar algo para
levantar mi popularidad'". Eso dejó una granada activada para los próximos
días. La idea de un autogolpe stricto sensuparece desmentida por el propio hilo
de los acontecimientos -¿cuál era exactamente el plan?-, que se parecen más a
una sucesión de hechos descarrilados en el marco de una fuerte erosión de la
institucionalidad -y de la gestión del oficialismo-, producto en gran medida
del enfrentamiento en el interior del MAS.
Luego
de su vuelta al poder en diciembre de 2020 de la mano de Arce, el candidato
elegido por Morales desde su exilio en Argentina, las relaciones entre el
expresidente y su ministro de Economía durante más de una década se desgastaron
rápidamente y terminaron en una disputa abierta por el poder. Arce, quien al
parecer se había comprometido a no competir por la reelección en 2025, decidió
luego que sí buscará un segundo mandato; y Evo Morales, que intentó una
reelección tras otra, sin reparar en la letra y el espíritu de la nueva carta
magna, considera que fue destituido por un golpe de Estado en 2019 y que tiene
el derecho de competir nuevamente por la presidencia. Esa disputa tiene
paralizada a la Asamblea Legislativa, en un contexto económico que hoy tiene
poco que ver con los años del auge pre 2019.
La
escasez de dólares y combustibles deja ver un agotamiento del modelo aplicado
desde 2006, cuando Evo Morales fue elegido como el primer presidente indígena
de Bolivia y, en medio de una espectacular épica política, dio inicio a la
"revolución democrática y cultural", que en el plano económico
desplegó un "populismo prudente" muy pendiente de no aumentar el
déficit fiscal y acumular reservas de divisas récord en el Banco Central.
El
propio Arce reconoció hace poco que la situación del diésel era
"patética" y ordenó la militarización del sistema de provisión de
combustibles, con el objetivo de evitar el contrabando a los países vecinos de
diésel subsidiado por el Estado boliviano. La crisis económica afecta muy
especialmente a Arce, quien, sin gran carisma, construyó su legitimidad como el
ministro del "milagro económico". En el plano político, la pinza
entre el Poder Ejecutivo y el Judicial ha debilitado al Poder Legislativo, cuya
mayoría se divide también en arcistas y evistas, y cada bando acusa al otro de
"hacerle el juego a la derecha". También se han prolongado los
mandatos de las autoridades judiciales, lo que es denunciado a diario por los
evistas.
El
presidente del senado, Andrónico Rodríguez, un sindicalista cocalero formado
por Evo Morales como una suerte de sucesor, tuiteó tras el repliegue de los
militares: "De magistrados autoprorrogados a un supuesto golpe o
autogolpe, el pueblo boliviano se hunde en la incertidumbre. Este desorden
institucional, donde las autoridades extienden ilegalmente sus mandatos y se
socavan los principios democráticos, está llevando al país a una situación de
caos y desconfianza, agravando la crisis y amenazando la estabilidad y el
bienestar del país". Los coletazos de la asonada continuarán. Lejos de una
tregua en el espacio masista, la lucha interna se intensificará.
Parte
de la disputa es por las siglas del MAS, un partido de movimientos sociales que
mostró, en 2020, su capacidad de movilización electoral incluso en contextos
difíciles como el que vivió bajo el gobierno de Áñez -y del ministro de
Gobierno Arturo Murillo, luego detenido en Estados Unidos por corrupción-: se
han judicializado los congresos de cada ala, con miras a 2025, año del
bicentenario boliviano.
La
debilidad de la oposición, que quedó asociada al gobierno autoritario,
ineficiente y marcado por la corrupción de Jeanine Áñez, y tiene grandes
dificultades para encontrar nuevas figuras, atiza la "ch'ampa guerra"
entre evistas y arcistas, que piensan el poder como una disputa
"interna". Pero en medio de la volatilidad electoral regional y
global, esta visión entraña un riesgo, incluso si consideramos que la base
electoral alrededor del MAS sigue siendo fuerte y que la experiencia de Áñez
funciona como una "dosis de recuerdo" para los movimientos sociales e
indígenas.
Aún
es pronto para saber cómo impactará el putsch fallido en las relaciones de
fuerza en el interior del espacio del MAS (que hoy ya no existe como partido
unificado). Tras superar el desafío del grupo militar sublevado, Arce se
enfrenta ahora al fuego político cruzado de evistas y opositores, que ya
comenzaron a hablar de "show político" para tratar de devaluar el
capital político que el presidente podría conseguir por el apoyo nacional e
internacional a las instituciones y la vigencia de la democracia, y su decisión
de increpar cara a cara al "general golpista".
EL
PRESIDENTE DE BOLIVIA ALEGA QUE INTENTO DE "GOLPE" FALLIDO SE TRATA
COMPLETAMENTE DE LITIO
La
semana pasada, Bolivia experimentó una breve crisis política cuando soldados
liderados por el Comandante del Ejército General Juan José Zúñiga intentaron un
golpe de estado. El Presidente Arce afirma que el golpe fue un intento genuino
de intereses extranjeros por apoderarse de los vastos recursos de litio de
Bolivia. A pesar de los grandes depósitos de litio en Bolivia, desafíos
técnicos han obstaculizado la producción.
Oil Price Com. (https://acortar.link/StL0Du)
La
semana pasada, se desencadenó una importante crisis política en Bolivia después
de que soldados liderados por el Comandante General del Ejército, el General
Juan José Zúñiga, ocuparan el palacio de gobierno boliviano usando vehículos
blindados, exigiendo "restablecer la democracia y liberar a presos
políticos". El intento de golpe duró solo unas horas, con el presidente
izquierdista Luis Arce instalando rápidamente un nuevo mando que logró retirar
a las tropas. Sin embargo, la autenticidad del golpe ha sido cuestionada, con
el expresidente y ex mentor de Arce, Evo Morales, afirmando que fue
escenificado para fortalecer la posición de Arce. "Lucho mintió y engañó
al pueblo boliviano y al mundo entero con este tipo de golpe o autogolpe",
dijo Morales en un discurso el domingo, refiriéndose a Arce por su apodo.
Arce
ha desestimado estas afirmaciones e insiste en que el golpe fue un intento
genuino de frenar su mandato de 3 años por intereses extranjeros interesados en
la riqueza de litio de Bolivia, repitiendo las afirmaciones previas de Morales
de que las protestas anteriores fueron desencadenadas por el interés de EE. UU.
en el sector del litio de Bolivia.
"Estos
intereses buscan nuestros recursos naturales. Bolivia es la principal reserva
mundial de litio, también tiene tierras raras que son lo que el planeta
necesita hoy," dijo en una reciente entrevista con el periódico español El
País.
Desbloqueando
la vasta riqueza de litio de Bolivia
Bolivia
alberga los mayores depósitos de litio del mundo, representando el 23% de las
reservas globales. El salar de Uyuni del país es el más grande de su tipo con
una estimación de 21 millones de toneladas de litio. Por lo tanto, no sorprende
que varias empresas extranjeras incluyendo la alemana ACI Systems, la rusa
Uranium One Group, el gigante chino de baterías eléctricas CATL y TBEA Group,
el fabricante de acero surcoreano POSCO y la multinacional minera francesa
Eramet hayan mostrado interés en el sector del litio de Bolivia. El productor
indio de materiales para baterías Altmin está trabajando actualmente con el
gobierno boliviano en el desarrollo de la tecnología de materiales de cátodo
para baterías de litio. Sin embargo, la escasez de evidencia concreta
relacionando intereses extranjeros con la agitación política del país, como
afirma Arce, es un hecho. Más bien, los problemas técnicos son en gran medida
la razón por la cual hasta ahora la nación sudamericana no ha logrado unirse a
Chile y Argentina como uno de los principales productores de litio del mundo a
pesar de formar parte del famoso Triángulo del Litio.
Por
ejemplo, Bolivia ha logrado producir magros 1.400 toneladas de litio desde
2018, una cifra eclipsada por las 44.000 toneladas que Chile produjo solo en
2023. Sin embargo, hay un método en esta locura. Los estanques de evaporación
funcionan bastante bien en los salares de los vecinos Chile y Argentina;
desafortunadamente, son menos apropiados para Bolivia, donde el salar tiene
altos niveles de impurezas y debe lidiar con una temporada de lluvias que dura
varios meses. Y ahora el gobierno en La Paz está apostando fuerte en una
tecnología de extracción relativamente nueva y novedosa: la Extracción Directa
de Litio (DLE). El Estado boliviano ha invertido más de $800 millones en DLE en
los últimos dos años, pero ha admitido que los resultados iniciales han sido
decepcionantes. El gobierno también ha firmado una serie de acuerdos de DLE: el
año pasado, el gobierno firmó un acuerdo de $1.4 mil millones con la CBC y CATL
de China para la construcción de dos plantas industriales de DLE con una
capacidad combinada de 25.000 toneladas por año.
Mientras
que las tecnologías de DLE varían, en general son comparables a ablandadores de
agua comunes en los hogares, y tienen como objetivo extraer ~90% de litio en
agua de salmuera en comparación con el 50% utilizando estanques convencionales.
Su
mayor atracción: pueden suministrar litio para baterías de vehículos eléctricos
literalmente en cuestión de horas o días, mucho más rápido que los 12-18 meses
necesarios para filtrarse a través de para poder extraer carbonato de litio de
estanques de evaporación intensivos en agua y minas a cielo abierto.
El
DLE también ofrece la ventaja adicional de ofrecer beneficios
ESG/sostenibilidad: las tecnologías DLE son portátiles, capaces de reciclar
gran parte de su agua fresca y limitar el uso de ácido clorhídrico.
"El
mundo necesita litio abundante y de bajo costo para tener una transición
energética, y el DLE tiene el potencial de cumplir ese objetivo," dijo Ken
Hoffman, co jefe del grupo de investigación de materiales para baterías de
vehículos eléctricos en McKinsey & Co., a Reuters.
El
Servicio Geológico de los Estados Unidos ha proporcionado estimaciones de que
el DLE podría desbloquear el 70% de las reservas globales del metal. Se espera
que los proyectos comerciales de DLE a escala comiencen a funcionar en 2025, y
podrían suministrar el 13% del suministro global de litio para 2030, según
proyecciones de Fastmarkets. Los próximos años serán críticos para el sector
global del litio, ya que la promesa del DLE podría finalmente ver a Bolivia
convertirse en una potencia de litio en un momento en que Argentina está
planeando aumentar drásticamente el suministro. Podemos esperar ver muchos
productores de litio más pequeños cerrar si el Triángulo del Litio alcanza su
máximo potencial.
¿QUÉ
SIGUE PARA BOLIVIA DESPUÉS DEL GOLPE FALLIDO?
The Organizatión for World Peace
(https://acortar.link/NWq3XN)
A
finales de junio, Bolivia experimentó el golpe militar más corto de su
historia. El 26 de junio, el Palacio Presidencial de la capital La Paz fue
asaltado por el general Juan José Zúñiga al frente del ejército boliviano en un
intento de golpe de Estado que duró tres horas. Después de un enfrentamiento
relativamente rápido entre el general Zúñiga y el presidente Luis Arce, el
ejército se fue inesperadamente y no pasó mucho tiempo antes de que el general
Zúñiga fuera arrestado y reemplazado como jefe del ejército.
Un
golpe tan breve y fácilmente derrotado ha hecho que mucha gente cuestione su
legitimidad. Algunos creen, a pesar de las afirmaciones de que nunca
“autorizaría el uso de armas contra el pueblo”, que la persona detrás del golpe
podría ser en realidad el propio presidente Arce. “Bolivia atraviesa múltiples
crisis” (Franklin Pareja), y el presidente Arce y su partido Movimiento Al
Socialismo (MAS) son muy impopulares entre la gente. Con elecciones
presidenciales previstas para el próximo año y una lucha de poder entre el
actual presidente y su predecesor, el ex presidente y líder del MAS, Evo
Morales, “obstaculizando la capacidad del gobierno para hacer cosas que hagan
que la situación [en Bolivia] sea un poco mejor” (Mónica de Bolle), no sería
una sorpresa para muchos que el presidente Arce buscara métodos alternativos
para aumentar su favorabilidad. De hecho, desde su arresto, el general Zúñiga
ha insistido en que el presidente le pidió que diera un golpe de estado para
mejorar su popularidad dentro del país.
Bolivia
es un país que está muy familiarizado con los golpes militares y, organizado o
no, este intento más reciente reavivó los temores de que la historia se repita.
Acciones tan imprudentes para “ganar popularidad” nunca conseguirán el apoyo
del público. Sin embargo, si en realidad se trató de un intento real de tomar
el control del país, entonces se debe hacer más para garantizar que nunca más
se repita otro intento. Por suerte esta vez nadie resultó herido. Sin embargo,
la mayoría de las veces un golpe militar crea un caos que tiene el potencial de
convertirse en conflictos más amplios.
Desde
la independencia del país en 1825, Bolivia ha vivido revoluciones, dictaduras
militares y 190 golpes de estado diferentes. Afortunadamente, Bolivia ha sido
una democracia durante 42 años, pero esta no ha sido una época cómoda, y desde
que el predecesor del presidente Arce, Evo Morales, fue elegido por primera vez
en 2005, el país ha experimentado mucha inestabilidad política. Morales se
postuló para el cargo con promesas de solucionar graves problemas económicos,
que nunca cumplió. En 2019 se postuló para un tercer mandato consecutivo
inconstitucional y, a pesar de ganar las elecciones, los manifestantes salieron
a las calles y el jefe del ejército le pidió que dimitiera. A las pocas semanas
de asumir su mandato, dimitió tras ser derrocado mediante un golpe de estado.
En 2024, regresó y promete derrotar al presidente Arce en las elecciones del
próximo año.
La
amenaza de conflicto en Bolivia ha terminado por ahora, pero el futuro aún es
incierto. Si todos los partidos políticos no hacen el esfuerzo de trabajar
juntos para garantizar la paz, entonces la amenaza de un golpe real y violento
siempre estará a la vuelta de la esquina. Las elecciones del próximo año serán
una prueba extremadamente importante para ver si Bolivia podrá o no ejercer
pacíficamente su derecho al voto.
LA
FRAGILIDAD DEMOCRÁTICA EN AMÉRICA LATINA: LECCIONES DEL FALLIDO GOLPE DE ESTADO
EN BOLIVIA
Tierra
Amarillano de Chile (https://acortar.link/F5mcWa)
El
reciente intento de golpe de estado en Bolivia, liderado por el ex general Juan
José Zúñiga, es un recordatorio preocupante de la vulnerabilidad de las
democracias en América Latina. Este evento no solo resalta las fracturas
internas y los desafíos económicos de Bolivia, sino que también lanza una señal
de alerta sobre la estabilidad y la supervivencia de las democracias en la
región. A la luz de los patrones históricos de inestabilidad política en
Latinoamérica, el intento de golpe en Bolivia puede ser visto como un espejo
que refleja las amenazas latentes para otras democracias de la región,
incluyendo la chilena.
Bolivia
ha sido, históricamente, uno de los países más inestables de América Latina en
términos de golpes de estado. Desde 1950, ha sufrido 23 intentos de golpe, 11
de los cuales fueron exitosos. El más reciente, antes del incidente de 2024,
ocurrió en 2019, cuando el presidente Evo Morales fue depuesto en un contexto
de acusaciones de fraude electoral y presiones militares. Este antecedente
inmediato crea un ambiente propicio para la desestabilización, exacerbado por
el panorama político y social sumamente frágil en Bolivia. El presidente Luis
Arce enfrenta no solo desafíos económicos severos, como la escasez de dólares y
combustible, sino también una fuerte rivalidad interna dentro del MAS, entre
sus seguidores y los leales a Morales. Esta división debilita la capacidad de
gobernar y crea un caldo de cultivo para intentos de desestabilización.
La
respuesta rápida y efectiva del gobierno boliviano, que en cerca de tres horas
logró sofocar el golpe, es un indicio positivo de la cohesión y lealtad de
sectores importantes de las fuerzas armadas al orden constitucional. Sin
embargo, la teoría de que este intento podría haber sido un autogolpe, diseñado
por Arce para consolidar su poder frente a las divisiones internas y la presión
de la oposición, añade una capa de complejidad al análisis. Al margen de las
especulaciones, el hecho es que hubo un intento por socavar la democracia.
El
fenómeno del «espejismo político» o “efecto dominó”, donde los eventos
políticos en un país latinoamericano tienden a replicarse en otros, es
particularmente relevante en este contexto. Ejemplos recientes incluyen
tentativas fallidas como las sucedidas en Venezuela en 2002, Honduras en 2009,
Ecuador en 2010 o Bolivia en 2019. Las democracias en América Latina han
mostrado consistentemente un apoyo limitado en términos de cultura política,
con encuestas reflejando una preferencia creciente por regímenes autoritarios
en tiempos de crisis o baja capacidad de respuesta del sistema político. Este
debilitamiento institucional interno es una tendencia peligrosa que puede
llevar al colapso de las democracias sin necesidad de intervenciones militares
directas, como lo era más propio en el siglo XX. El intento de golpe en Bolivia
es una alarma para la región, evidenciando que las democracias pueden ser
socavadas desde dentro, a través de la erosión de las instituciones
democráticas y la polarización política.
Para
Chile, y para toda América Latina, el evento en Bolivia subraya la necesidad de
fortalecer las instituciones democráticas y promover una cultura política que
valore y proteja la democracia. Chile, con su propia historia de golpes de
estado y una democracia que ha enfrentado sus propias pruebas, debe aprender de
estos eventos para no repetir errores pasados. La solidaridad regional y el
apoyo internacional, como se vio en la condena unánime al golpe en Bolivia,
envía una señal clara a posibles golpistas de que no habrá apoyo ni simpatía
internacional para tales acciones.
El
intento de golpe en Bolivia es un recordatorio de la fragilidad de las
democracias en América Latina. Si bien la respuesta rápida y efectiva del
gobierno boliviano es un signo positivo, la situación resalta la importancia de
mantener un enfoque constante en el fortalecimiento de las instituciones
democráticas. La región debe aprender de este evento y trabajar conjuntamente
para asegurar que las democracias no solo sobrevivan, sino que prosperen en un
entorno global cada vez más complejo y desafiante. La estabilidad democrática
en América Latina depende de nuestra capacidad para resistir las amenazas
internas y externas, y de nuestra voluntad colectiva para proteger y promover
los valores democráticos.
BOLIVIA:
LA CONJURA DE LOS NECIOS
El
Clarín de Chile (https://acortar.link/cfXiaH)
Bochorno
y desazón, no de otra manera se puede conceptualizar el rifirrafe en la
dirigencia del Movimiento al Socialismo boliviano. ¿Golpe-autogolpe? No hay
nada que justifique el cúmulo de acusaciones lanzadas por el ex presidente Evo
Morales. Antes de realizarlas, debió medir sus consecuencias. La deriva
generada es peligrosa, compromete a la ciudadanía y desnuda rencillas de patio
de colegio.
Si
se permite un símil, podríamos definirla como La Conjura de los necios, título
de la novela de John Kennedy Toole. No de otra manera podría interpretarse la
polémica desatada por un sector del MAS contra el gobierno de Luis Arce. Así,
podríamos afirmar, como lo hace el personaje de Toole, Ignatius, que “la
estupidez humana no tiene límites” y que “la mediocridad es el enemigo
silencioso que acecha en cada esquina”.
Los
golpes de Estado son una técnica para hacer saltar por los aires el orden
constitucional imperante. Tal objetivo lo es desde la fundación del Estado
moderno. En América Latina, triunfantes o fracasados, ha contado con la
participación de las fuerzas armadas, única institución capaz de inclinar la
balanza hacia uno y otro lado.
La
razón: poseen un mando centralizado, tienen una jerarquía única, comparten una
disciplina en el cumplimiento de las órdenes y están presentes en todo el
territorio nacional. Y, por si fuera poco, son un poder fáctico cuyo monopolio
en el armamento les confiere un poder único. Tanques, aviones de combate,
misiles.
Tras
el fin de la guerra fría, las fuerzas armadas, protagonistas de excepción en la
historia en el continente, se han situado en un segundo plano. Han preferido
recibir órdenes del Poder Judicial o Legislativo para actuar en un golpe de
Estado. Sin ir más lejos, Bolivia en 2019. Pero en el recuerdo, Honduras en
2009, con la destitución del presidente Manuel Zelaya.
La
técnica del golpe de Estado ha sido la opción preferida por las plutocracias
latinoamericanas para revertir procesos democráticos. La unidad de los
golpistas suele ser el punto de inflexión para lograr el éxito.
Fue
el caso de Chile, donde el derrocamiento del presidente Salvador Allende no fue
posible hasta conseguir la renuncia del general Carlos Prats y desplazar los
generales constitucionalistas con mando en tropa el 11 de septiembre de 1973.
En España, el golpe de Estado de 1936 fracasó, derivando en una guerra civil.
Las fuerzas armadas se dividieron, unos apoyaron el orden constitucional
republicano y otros se sumaron al general golpista Francisco Franco.
En
Bolivia, en este fallido golpe de Estado, las fuerzas armadas no actuaron al
unísono. El plan urdido por el general Juan José Zúñiga, destituido días antes
del cargo de comandante general del Ejército de Bolivia, fue un disparate
estratégica y tácticamente. Iniciar una asonada para, a continuación, lograr el
apoyo del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas no es el mejor de los planes, más
bien asegura su fracaso. Buscar explicaciones al margen de la mala
planificación no tiene pies ni cabeza. Sin un consenso que le preceda, resulta
inviable.
No
es de extrañar que el presidente Luis Arce, para revertir la asonada militar,
decida nombrar a una nueva comandancia en las tres armas de las fuerzas
armadas, dejando en manos de sus generales abortar el push militar encabezado
por el general Juan José Zúñiga.
Los
motivos del golpe se pueden estudiar, pero negar y plantear que se trataba de
un autogolpe, es mentir bajo un manto de verdad superficial. Juan Carlos
Onetti, en El Pozo, reflexiona sobre el significado de la frágil línea que
separa la verdad y la mentira: “Se dice que hay varias maneras de mentir, pero
la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el
alma de los hechos.
Porque
los hechos son siempre vacíos; son recipientes que tomarán la forma del
sentimiento que los llene”. Carlos Fazio, en su columna de La Jornada del
jueves 27 de junio, “Dos horas que conmovieron a Bolivia”, explica los motivos
reales que subyacen a la intentona golpista y facilita su comprensión en medio
de una guerra híbrida en la que Estados Unidos busca hacerse con la propiedad
del litio, las tierras raras y desarticular los acuerdos del gobierno boliviano
alcanzados con China.
No
existen autogolpes en la historia de América Latina llevados a cabo por
gobiernos de izquierda. La única manera de asumir su existencia es avalar las
tesis del intelectual fascista Curzio Malaparte, quien en su ensayo “Técnica
del golpe de Estado” (1931) equipara revoluciones con golpes de Estados,
afirmando que la revolución rusa fue un golpe de Estado comunista. Así habría
golpes de Estado fascistas y comunistas. De tal forma que la Revolución
Mexicana y la cubana se transformarían en golpes de Estado, un absurdo.
Por
consiguiente, aceptar que las acciones del general Juan José Zúñiga fueron una
maniobra orquestada por el gobierno, constituye un absurdo que sólo beneficia a
la plutocracia boliviana, Estados Unidos, el Comando Sur y sus aliados, a
quienes exonera de responsabilidad en su elaboración.
La
versión del autogolpe no se sostiene. La conjura de los necios se rescribe en
Bolivia.
A
UNA SEMANA DEL PRESUNTO INTENTO DE GOLPE, REINA LA CONFUSIÓN Y TEORÍAS
CONSPIRATIVAS EN BOLIVIA
MSN
de España (https://acortar.link/YNOjo5)
Un
plan para dar un golpe de Estado contra el presidente boliviano Luis Arce no
era lo que esperaba el general Tomás Peña y Lillo cuando ingresó a un cuartel
en La Paz el miércoles de la semana pasada.
El
líder de los militares retirados dijo que le sorprendió recibir una llamada del
jefe del ejército, general Juan José Zúñiga, pidiéndole que se presentara para
conversar sobre cómo defender a los soldados encarcelados, pero como era una
reunión muy esperada se apersonó en la sede del Estado Mayor.
Al
llegar encontró a Zúñiga rodeado de oficiales que le pidieron ayuda para
“defender la democracia”. Peña y Lillo se negó, pero los vehículos blindados ya
estaban saliendo del cuartel.
“Vi
salir ya las tanquetas, ya todo estaba armado... pensé que era un simulacro o
que le estaba yendo a dar su parte al presidente. Pero un golpe no”, dijo por
teléfono a The Associated Press el militar, buscado por su participación en el
presunto intento fallido, desde un lugar que no reveló.
Peña
y Lillo recordó que “se había hablado mucho de que Arce le entregaría el
gobierno a Zúñiga” en medio de las recurrentes protestas sociales por la
escasez de combustible y la crisis económica, pero aún así sostuvo que “esto
parecía un circo".
Una
semana después del levantamiento militar abundan las dudas de lo que para Peña
y Lillo “es una tragicomedia” y los habitantes de Bolivia —que ha visto no
menos de 190 golpes de Estado desde su independencia en 1825—, nunca habían
estado tan confundidos.
“Esto
es muy extraño, muy poco creíble”, dijo a AP Marcia Tiñini, una maestra de 58
años en el centro de La Paz. “Yo en un principio creí en el gobierno y sentí
solidaridad, pero ahora no sé qué le puedo decir”, agregó.
Yesenia
Cachi, una estudiante de 22 años, dijo en cambio que apoya a Arce porque cree
que hubo un golpe de Estado fallido. “Que se respete nuestro voto, que se
condene al general Zúñiga. Han querido sacar a nuestro presidente”, señaló.
Al
día siguiente del levantamiento simpatizantes de Arce marcharon en defensa de
la democracia. Sin embargo, en cuestión de horas la conversación se apartó de
los posibles motivos de Zúñiga y de las tensiones que llevaron a la rebelión
fallida para centrarse en si se había tratado o no de un intento de golpe de
Estado.
Antes
de ser encarcelado Zúñiga dijo en la televisión nacional que todo había sido un
elaborado engaño del presidente Arce para mejorar su popularidad y desviar la
atención de la crisis económica y la disputa política que mantiene con el
expresidente Evo Morales (2006-2019) sobre quién será el candidato del partido
gobernante en las elecciones de 2025. El mandatario ha rechazado esas
acusaciones.
Muchos
bolivianos desconcertados intentaban entender el encuentro cara a cara entre
Arce y Zúñiga que transmitían en vivo los canales locales mientras las
tanquetas se mantenían apostadas en la Plaza Murillo, frente a la sede de
gobierno, y uniformados tiraban gases lacrimógenos a los civiles que se habían
acercado al lugar en defensa del mandatario.
“Era
una especie de teatro”, dijo el general retirado Omar Cordero Balderrama. “Es
la primera vez que veo un golpe militar retransmitido en directo por
televisión. Con los golpes todo el mundo sabe que lo primero que se controla
son los medios de comunicación”.
Cuando
Zúñiga y varios vehículos militares se retiraron de la plaza apenas tres horas
después del inicio de los incidentes Arce aseveró que “nadie nos puede quitar
la democracia que hemos ganado en las urnas y en las calles”.
Pero
expertos e historiadores tienen sus dudas.
“Habiendo
tenido mi propia breve experiencia como jefe de Estado puedo decirles que no se
puede tomar un ascensor para bajar 16 pisos y charlar con el tipo que ha movido
tanques hasta las puertas de entrada”, dijo Eduardo Rodríguez Veltzé, un
destacado juez boliviano que ejerció como presidente entre 2005 y 2006.
A
muchos también les pareció extraña la ausencia del jefe de las Fuerzas Armadas,
Gonzalo Vigabriel Sánchez, quien apareció recién en la ceremonia en la que Arce
tomó juramento a los nuevos jefes de las tres fuerzas después de echar a los
anteriores.
“Si
fuera un golpe la presidencia purgaría las Fuerzas Armadas”, dijo Jorge
Santiesteban, un coronel boliviano y experto militar. “Por el contrario, el
presidente premió al comandante en jefe que no hizo nada ante una gran
insurrección cometida por su subordinado” al mantenerlo en el cargo.
También
resultó sospechoso que la rebelión fuera liderada por Zúñiga, un oficial que le
debía su puesto a Arce y que días antes del presunto intento de golpe fue visto
en fotografías en las redes sociales jugando al baloncesto con el mandatario.
Entonces
las acusaciones no probadas de Zúñiga de un presunto autogolpe empezaron a
tomar forma y el expresidente Morales aprovechó la oportunidad para
desacreditar a su rival.
“El
presidente Luis Arce engañó y mintió al pueblo boliviano y al mundo. Es
lamentable que se use un tema tan sensible como la denuncia de un golpe. Frente
a esa realidad, debo pedir disculpas a la comunidad internacional por la alarma
generada", escribió el domingo en X, antes Twitter.
En
un giro irónico, el presidente ultraderechista argentino Javier Milei coincidió
con el izquierdista Morales. La oficina de Milei emitió un duro comunicado en
el que acusó a Arce de inventar el intento de golpe citando información de
inteligencia no revelada.
Al
menos 30 personas han sido detenidas en relación con el presunto golpe y están
acusadas de alzamiento armado, según los fiscales bolivianos. La mayoría está
en prisión preventiva o bajo arresto domiciliario y se enfrentan a penas de
hasta 20 años de cárcel. Algunos oficiales acusados dijeron que no tenían idea
de lo que Zúñiga tenía planeado cuando les ordenó ocupar la Plaza Murillo el 26
de junio. Otros hicieron relatos que alimentaron aún más las teorías
conspirativas.
El
excomandante de la Fuerza Aérea, general Marcelo Zegarra, dijo a los fiscales
que Zúñiga contaba con el apoyo de tres misiones diplomáticas extranjeras en La
Paz: la de Estados Unidos, una parte de la Unión Europea y Libia. Pero el país
del norte de África no tiene sede diplomática en Bolivia y la portavoz de la
Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, negó las versiones de que Estados Unidos
estuviera involucrado.
El
jueves por la noche más de 500 activistas de izquierda y afines a Arce se
apostaron al frente de la embajada de Estados Unidos —el día que ese país
celebra su independencia—y señalaron una “intromisión” en Bolivia.
“Hay
voces aún no confirmadas que (Estados Unidos) ha estado detrás en este intento
de golpe del pasado miércoles", dijo Rafaela Molina una activista de
izquierda, mientras otros manifestantes gritaban “Lucho (Luis Arce) no estás
solo”.
Por
su parte, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, mencionó que escuchó
versiones de que algunos países habrían estado implicados, pero aclaró que esas
afirmaciones se deben corroborar con la investigación en curso.
En
tanto, el general Peña y Lillo dijo que en la reunión con Zúñiga vio en una
pizarra que Israel apoyaba al general rebelde. “No es lógico”, sostuvo.
Según
el ministro Del Castillo, Peña y Lillo era uno de los militares que iban a
integrar el gabinete de un eventual gobierno de facto de Zúñiga.
El
jueves Arce insistió en que se trató de un intento de golpe. "Está
evidenciado. El que no ve eso está alineándose con la derecha”, dijo el
presidente en un acto público.
RECONOCER
A BOLIVIA COMO DICTADURA DEL SISTEMA DE CUBA, VENEZUELA Y NICARAGUA
El
régimen de Luis Arce no tiene legitimidad ni legalidad democrática de ejercicio
Infobae
de Argentina (https://acortar.link/hB1uPY)
Sin
ningún elemento esencial de la democracia, con más de 300 presos políticos, sin
separación e independencia de poderes, sin estado de derecho, con aplicación
del sistema de terrorismo de Estado de las dictaduras de Cuba, Venezuela y
Nicaragua, el gobierno de Bolivia sigue siendo tratado como democracia. Aún
suponiendo legitimidad democrática de origen por las elecciones del año 2020,
el régimen de Luis Arce no tiene legitimidad ni legalidad democrática de
ejercicio y debe ser reconocido como una dictadura del socialismo del siglo 21.
La
Carta Democrática Interamericana en su artículo primero establece que “los
pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación
de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo
social, político y económico de los pueblos de las Américas”.
El
artículo tercero de la misma Carta determina que son “elementos esenciales de
la democracia el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales;
el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la
celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio
universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen
plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia
de los poderes públicos”. Esto significa que la falta de estos elementos señala
la inexistencia de democracia.
Dictadura
es “el régimen político que por la fuerza o violencia, concentra todo el poder
en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y
las libertades individuales”. El concepto de dictadura coincide con la ausencia
de los elementos esenciales de la democracia, pues la concentración del poder
hace desaparecer el estado de derecho, la separación e independencia de los
poderes públicos, el régimen plural de partidos y organizaciones políticas y la
posibilidad de elecciones libres y justas, y la represión de los derechos
humanos libertades individuales resulta su método imprescindible.
Con
este marco conceptual y de derecho internacional mandatorio y vigente, no
resulta discutible el determinar si un gobierno y en consecuencia el país que
administra es una dictadura. Se trata solamente de observar la realidad del
país, la conducta del gobierno, la existencia o inexistencia de elementos
esenciales de la democracia. La determinación de si un país es democracia o
dictadura tiene efectos sustanciales.
Hay
que repetir una evidencia triste para las Américas. En plena vigencia de la
Carta Democrática Interamericana, Cuba la única dictadura de la región se ha
expandido estableciendo su modelo en Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia y
tiene una organización criminal trasnacional llamada socialismo del siglo 21 o
castrochavismo. Ecuador ha recuperado y sigue luchando por su democracia y
Bolivia sigue siendo tratada como democracia cuando los hechos notorios
muestran que es gobernada por un régimen satélite de Cuba y Venezuela, que
tiene más presos políticos que Venezuela y Nicaragua, que obedece en sus
relaciones internacionales los mandatos de Cuba, que está entregando su
territorio y recursos estratégicos a Rusia, China e Irán como parte de la
operación que el socialismo del siglo 21 adelanta y que es un narcoestado.
La
Bolivia en que detentan el poder Luis Arce y Evo Morales se gobierna con una
constitución que ha creado el denominado estado plurinacional, impuesta con
falsificaciones, crímenes y masacres incluso certificadas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Ese texto ha hecho desaparecer la República
de Bolivia, la igualdad de los ciudadanos, la garantía a derechos humanos y el
voto universal, entre otras cosas. Es instrumento de simulación que permite
“elecciones en dictadura” con padrón electoral manipulado, si jueces
imparciales, con presos y exiliados políticos, con oposición funcional…sin
democracia.
Se
pretende democrático el gobierno de Luis Arce por su elección en 2020 luego de
que la renuncia de Evo Morales produjera la formación del gobierno interino de
Jeanine Añez que llevó a Bolivia a elecciones con el mismo padrón electoral
falsificado, con las mismas leyes de la dictadura y respetando la impunidad del
régimen repudiado por el pueblo, condiciones en las que Morales impuso su
candidato que pasó de tener una favorabilidad de voto cercana al 20% a “ganar
las elecciones en primera vuelta con el 55,11%”.
Aún
suponiendo la legitimidad de elección -aunque sin consentirla- el gobierno
actual de Bolivia no tiene legitimidad ni legalidad de ejercicio, porque tiene
más de 300 presos políticos, más de 10.000 exiliados como perseguidos
políticos, opera el mismo sistema de terrorismo de estado de Cuba y Venezuela
bajo dirección y ejecución de esas dictaduras, no ejerce el poder en “estado de
derecho”, todos los poderes del Estado sirven al régimen como lo prueba la
impunidad de Evo Morales y sus cómplices.
Por
interés propio, las democracias de las Américas y del mundo deben revisar la
realidad de Bolivia y reconocerla como una dictadura, ahora integrada a la
amenaza contra la paz y seguridad internacionales por su entreguismo a Rusia,
China e Irán.
REPRESENTANTES
DE LA INDUSTRIA BRASILEÑA VIAJARÁN CON LULA A BOLIVIA EN BUSCA DE GAS MÁS
BARATO
MSN
de España (https://acortar.link/QvcvIH)
Representantes
de la industria brasileña viajarán con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva
a Bolivia la próxima semana, en un intento por obtener gas natural que debería
estar disponible después de la expiración de un acuerdo de suministro a
Argentina, dijeron los representantes a Reuters.
Argentina
tiene un contrato de suministro con la petrolera estatal boliviana YPFB que
expirará en septiembre. Entonces podría estar disponible un volumen de hasta
unos 4 millones de metros cúbicos por día, dijeron los representantes.
"Vamos
a hablar con las autoridades y averiguar qué es posible", dijo a Reuters
Lucien Belmonte, presidente ejecutivo de Abividro, una asociación industrial de
empresas de vidrio.
Todavía
hay una serie de incógnitas, afirmó Belmonte, incluido el precio y si el
volumen estará realmente disponible en octubre.
Bolivia
enfrentó un golpe militar frustrado contra el gobierno la semana pasada, y la
disminución de la producción interna de petróleo y gas del país ha estado en el
centro de sus problemas económicos y políticos.
El
presidente de YPFB, Armin Dorgathen, dijo a Reuters en una entrevista el
domingo que Brasil era uno de los países más interesados en asegurar el
suministro de gas mediante la creación de asociaciones estratégicas con YPFB.
Calificó
la reciente inversión de junio de la firma brasileña Fluxus como
"relativamente grande" y dijo que YPFB estaba "buscando otros
socios brasileños", además de Petrobras, para impulsar la producción, la
exploración e "industrializar" el sector.
Los
representantes brasileños esperan utilizar la visita presidencial para iniciar
conversaciones y eventualmente firmar un acuerdo directamente con YPFB, que
según afirman les permitiría obtener un precio más bajo que si compraran a
través de la petrolera estatal brasileña Petrobras, que tiene un contrato
permanente con YPFB.
La
industria brasileña tiene una demanda de alrededor de 40 millones de metros
cúbicos de gas por día. La industria brasileña ha enfrentado durante mucho
tiempo problemas con los altos precios del gas, que según los representantes
hacen que sus empresas sean menos competitivas.
Bajar
los precios del gas es una prioridad para el ministro de Energía de Brasil,
Alexandre Silveira.
"Estamos
buscando una oportunidad, lo que podría ser una oportunidad, de recuperar
competitividad para la industria", afirmó Belmonte.
FAMILIARES
DE URUGUAYA DETENIDA EN BOLIVIA POR LLEVAR MARIHUANA PIDEN QUE CANCILLERÍA SE
INTERESE "A ALTO NIVEL" PARA AYUDARLA
Observador
de Uruguay (https://acortar.link/XzVn2u)
Los
familiares y amigos de Virginia, la mujer de 27 años que está detenida hace más
de 100 días en Bolivia por llevar siete gramos de marihuana en una valija,
piden a Cancillería que se interese a un "alto nivel" para ayudar a
que la justicia de ese país no vuelva a prorrogar la audiencia en la que se
dictaminará su expulsión del país.
En
una carta abierta al ministerio, a la que accedió El Observador, la familia de
Virginia indicó que el pasado viernes 5 de julio se prorrogó "por un error
judicial" para el jueves 11 de julio la audiencia en la que se iba a
efectivizar el acuerdo abreviado en el que la uruguaya iba a ser condenada por
un delito de consumo, que se pena con la expulsión del país y una multa
económica moderada.
Los
allegados indicaron que la mujer se encuentra "completamente sola y
anímicamente devastada" en la cárcel de Obrajes de La Paz, luego de que el
pasado miércoles liberaran a Silvia, su madre, que había sido sobreseída en
mayo tras ser acusada en principio de un delito de narcotráfico.
"Necesitamos
que el Ministerio de Relaciones Exteriores realice las gestiones de alto nivel
diplomático que corresponden, peticionando humanitariamente que los plazos
procesales se cumplan: no pedimos ningún privilegio ni ningún tratamiento
preferencial, simplemente que se cumplan los plazos", se lee en la carta.
Los
familiares y amigos de la uruguaya marcaron que no pueden "tolerar"
que la audiencia "vuelva a prorrogarse", por lo que piden que
Cancillería "pueda amable y colaborativamente interesarse en alto nivel
por estos aspectos que son puramente administrativos", lo que entienden
puede ayudar a que la mujer vuelva al país "lo más pronto posible".
"No
podemos esperar más. No podemos tolerar otra prórroga injustificada. Solo
queremos que Virginia pueda aceptar su responsabilidad por el delito por el que
fue acusada –que no tiene pena de prisión– y volver a nuestra patria. No la
dejen sola", sentencia la misiva.
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